la gente de la caña guadua

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La Gente de la Caña Guadua

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Compromiso con el Desarrollo

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Cont

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o Capítulo 1

Una Nueva Esperanza 7

Introducción 7

La gente 10

Fortalecimiento socio-organizativo 13

Capítulo 2

Beneficios de la Caña Guadúa 15

Beneficios ambientales 15

Beneficios económicos 19

Beneficios sociales 20

Capítulo 3

El Proceso 21

Reforestación 22

El manejo 24

Cosecha y comercialización 26

El latillado 27

Centros de acopio 29

Capítulo 4

Complementos para un Desarrollo Integral 35

Iniciativas de ahorro y crédito 36

Salud y educación 40

Capítulo 5

Los Socios 43

Capítulo 6

En el final está el Inicio del Cambio 45

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Introducción

Un tallo alto, fuerte, robusto, de color verde intenso, que surge de una mata pequeña y frágil y que, con el pasar del tiempo, se convierte en una planta tan fuerte como el acero, esa es la caña brava, una variedad de caña guadúa que sólo en muy pocos países existe en estado natural. Porque de las más de 1.200 especies de bambú que es posible encontrar, ésta, la que tenemos en Ecuador es única, sus usos y beneficios son incontables, tanto ecológicos como económicos y sociales.

No obstante, por décadas, la gente del campo no prestó atención a la caña guadúa, olvidaron las aplicaciones que se le podía dar y, más bien, procuraban deshacerse de ella para utilizar las tierras en ganadería o monocultivos. La guadúa era una riqueza que había permanecido oculta a la mirada de nuestros campesinos agricultores. Tanto fue menospreciada que, al tratar de eliminarla, incluso quemándola, disminuyeron, considerablemente, las hectáreas de guaduales nativos en nuestro país.

Esa situación ha dado un giro en los últimos años, a partir del 2002. El Fondo Ecuatoriano de Cooperación para el Desarrollo (FECD), emprendió en tres proyectos que han procurado recuperar

Una Nueva Esperanza

1Capítulo

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las plantaciones existentes de caña guadúa, aquellas manchas, como las llaman, que se pueden observar en la costa –indistintamente en medio de otras especies nativas–, manchas que se niegan a desaparecer y surgen como tallos altos, como si buscaran alcanzar el cielo para que nos demos cuenta de su presencia y para brindarnos vida.

Pero, estas iniciativas no sólo pretenden conservar y trabajar los guaduales nativos –llamados así porque no han sido plantados por el hombre–, sino que ha emprendido en un proceso de reforestación de miles de hectáreas con el cultivo de la llamada caña brava que, a diferencia de la caña mansa, es más fuerte y resistente. Además, una vez establecida, presenta las mismas características de los guaduales nativos y es de excepcional valor para conservar el ambiente, abonar el suelo, evitar deslaves, mantener los caudales de agua, así como para ser utilizada como material para la fabricación de un sinnúmero de bienes y productos: casas, pisos, muebles, artesanías y muchas otras aplicaciones.

La Propuesta

Los proyectos surgieron con el fin de dar respuesta a las necesidades de la gente, que buscaba alternativas para mejorar su situación social y económica, así como para detener el deterioro ambiental, como lo señala Pedro Solórzano “hace cinco años, nosotros como comunidad dijimos basta a esa destrucción y por eso, mire, pasa el tiempo y llega el FECD con este proyecto acá y era lo que necesitábamos”.

De esta manera, la propuesta de los proyectos que impulsa el FECD, tanto en el margen occidental de la cordillera ecuatoriana, como en Manabí, es contribuir al manejo de los recursos naturales, con énfasis, claro está, en la caña guadúa y procurar con ello, además, su revalorización para generar una alternativa de desarrollo y contribuir a la mejora de las condiciones de vida de la gente del campo.

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Para lograr ese fin, los proyectos se estructuraron con los siguientes componentes:

• Fortalecimiento socio-organizativo• Producción• Manejo de los recursos naturales• Iniciativas de ahorro y crédito• Educación y salud

En función de la demanda de las comunidades, se incentiva el componente que mejor se adapte y dé solución a sus requerimientos. De ahí que, si bien los proyectos se desarrollan en su totalidad en cada región, en las comunidades los componentes se acoplan según sea la necesidad y el deseo de éstas en participar. En algunos casos el énfasis fue puesto en los recursos ambientales, en otros en producción, en la formación de iniciativas de ahorro y crédito o en salud.

7.045 familias participan en los proyectos.

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Los proyectos iniciaron hace siete años. El primero proyecto puesto en marcha por el FECD, entre los años 2002 a 2005, fue: Repoblamiento y manejo comunitario de la guadúa en el occidente de Pichincha, y lo coejecutaron Cederena e INBAR. Luego de esta experiencia, que tuvo resultados exitosos, a partir del 2005 el FECD impulsó dos proyectos más:

Guadúa: una alternativa para mitigar la pobreza en el margen occidental de la cordillera ecuatoriana, que se ha desarrollado en las provincias de Santo Domingo de los Tsáchilas, Guayas, Manabí, Los Ríos, El Oro, Azuay, Cañar, Chimborazo, Esmeraldas y Pichincha y ha sido coejecutado por CEDERENA PROLOCAL, Gobiernos Provinciales, Municipales, Juntas Parroquiales y el Ministerio de Ambiente.

El tercero, La Guadúa: una alternativa para el manejo de la microcuenca de los ríos Portoviejo y Chico en Manabí, desarrollado en aquella provincia, ha sido ejecutado por la Unidad Ejecutora del Ilustre Consejo Provincial de Manabí, ADPM, CEDERENA, Municipios y Juntas Parroquiales.

Hasta el momento han participado más de 7.045 familias y se han reforestado más de 4.584 hectáreas de caña guadúa, desde el 2002.

La gente

Tanto en Santo Domingo de los Tsáchilas, Guayas, Manabí y en las provincias donde se desarrollan los proyectos, dos son las características que identifican a la gente de la caña guadúa¬¬: la unión de sus comunidades y la alegría con la que desarrollan su trabajo. Ahora ya tienen una esperanza para quedarse en su propia tierra, evitar migrar y con ello afectar la unión de sus familias. Así lo manifiesta Lucía López, joven reina de la comunidad de Limón Chico, en El Empalme, provincia del Guayas:

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“El proyecto ayuda muchísimo, especialmente en capacitarnos ya, por ejemplo, para no salir de aquí, ya que el trabajo que haríamos en otra parte, lo hacemos aquí, con las capacitaciones que nos dan”.

Así es la gente de Limón Chico, unida y trabajadora, deseosa por prosperar y salir adelante. La caña guadúa se ha convertido para ellos en una alternativa para cumplir con esos objetivos. Les ha permitido –a más de mejorar las tierras de su comunidad, gracias a la capacidad que tiene para revitalizar el ambiente–, tener una fuente de ingresos constante.

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De igual manera sucede en otras comunidades, a lo largo de todas las provincias en las que se desarrollan los proyectos que lleva adelante el FECD. Se puede encontrar gente que trabaja en grupo en las comunidades de Palo Largo, Come Tierra, El Empalme, la Y de la Florida y en tantas otras comunidades, regiones y provincias que participan en estas iniciativas, en donde se percibe el cambio que han tenido respecto a este recurso y, de igual manera, los beneficios que han logrado con su cuidado y cultivo. Miguel Villa lo cuenta de la siguiente forma:“Ahora con el asesoramiento que nos han dado los técnicos del FECD, gracias a esa ayuda, hemos mejorado bastante, nos hemos dado cuenta de que sí ha habido un resultado mejor al que la vendíamos antes. Nosotros hemos mejorado, ahora usted encuentra unos guaduales manejados técnicamente, están arreglados”.

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úaFortalecimiento socio-organizativo

El inicio, las capacitaciones

No siempre hubo tanta unión, hace siete años los promotores tuvieron que reunir a la gente, ingresar a las comunidades y analizar la situación en la que se encontraban las organizaciones que existían. El trabajo fue duro, lo primero que había que generar era confianza, pues los pobladores muchas veces habían sido decepcionados por proyectos ajenos al FECD, que no lograron sostenerse. Ese mal manejo había afectado en gran medida a las organizaciones existentes, se perdió la credibilidad en la gente que proponía crear o ejecutar proyectos de desarrollo, los dirigentes comunales, de igual manera, perdieron credibilidad, y las peleas internas no faltaron. Muchas organizaciones se debilitaron y, otras, quedaron desestructuradas.

Comenzar siempre es difícil y, en este caso en particular, implicaba un reto que los técnicos de las organizaciones apoyadas por el FECD sobrellevaron con éxito, la seriedad con que asumieron su labor logró regenerar aquella confianza perdida, permitió revivir la esperanza

En las áreas de intervención se han desarrollado más de 700 talleres en diversos temas.

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úa y no sólo eso, también se logró generar fuertes lazos de amistad entre los pobladores y los promotores de los proyectos.

Así como existían organizaciones debilitadas, había otras estructuras y también grupos no organizados, pero que tenían deseos de participar. Con todos ellos se trabajó. Poco a poco la gente se fue incorporando; con las capacitaciones, la gente fortalecía sus conocimientos sobre los beneficios de la caña guadúa, cómo cuidarla, cómo y dónde plantarla, cuándo cosechar, cómo asociarse para realizar la comercialización. “Nos enseñaron paso a paso, nunca todo de golpe, gracias a que hay técnicos responsables de las organizaciones que apoya el FECD”, son las palabras del dirigente de Limón Chico, Pedro Solórzano.

De esta manera, los promotores han trabajado mucho en el fomento de la unión de la gente, porque sólo así –y ahora la gente del campo lo sabe–, se es más fuerte, se mejoran las competencias y se puede salir adelante. La metodología tiene su base en el trabajo con grupos y el seguimiento que se realiza se basa en la planificación efectuada, cada semana las comunidades son visitadas por un técnico o promotores locales que brindan capacitación en el tema que corresponda, de acuerdo a lo planificado. Los frutos ya están a la vista.

17’000.000 de plantas producidas

de las cuales 2’031.700

son de caña guadúa.

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La caña guadúa es una planta noble, los beneficios que brinda a la gente que la cultiva son múltiples, tanto en el ámbito ambiental, económico y social. Las comunidades así lo perciben y, ahora, ya han aprendido a valorarla.

Beneficios ambientales Protección de los suelos.- La gran cantidad de raíces que posee la caña, como si fueran

manos, agarran la tierra, se aferran a ella y evitan que el suelo se erosione. Rehidratación del suelo.- La caña guadúa es como una esponja que absorbe el agua

y, en el momento que se la necesita, se puede acceder al líquido que ella contiene. En invierno, cada caña tiene la capacidad de almacenar hasta 25 litros de agua, cuando llega el verano y la tierra se seca por la falta de lluvia, los tallos devuelven el agua que habían retenido.

Protección de las fuentes de agua.- Años atrás, la gente había visto disminuidos sus caudales de agua, en casos extremos, las microcuencas hídricas prácticamente se habían

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Beneficios de la Caña Guadúa

“Sembramos a la orilla del río para mantener el agua que se seca en verano”.

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secado, las mujeres debían caminar hasta dos horas para conseguir algo de agua. Con la puesta en marcha de los proyectos, esta situación se ha revertido, la capacidad de la caña para retener agua y recuperar el suelo ha ayudado, en especial, a las fincas que se ubican dentro de las microcuencas, a que mantengan un caudal permanente de agua.

Captación de CO2.- La caña puede captar entre 100 a 120 toneladas de CO2 por hectárea, propiedad que la convierte en una gran fuente para la purificación del aire.

Refugio para la fauna.- Las plantaciones de caña guadúa y los guaduales naturales son, además, un refugio para las aves, mamíferos, reptiles, anfibios y para la fauna en general.

Abono natural.- Tan noble es la caña guadúa que, hasta lo que desecha, es de utilidad para la tierra pues, la hojarasca, que cae frecuentemente al suelo, al descomponerse se convierte en un excelente abono orgánico.

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Así, la gente cuida que el suelo esté en buenas condiciones, no sólo aprovechan la hojarasca de la caña guadúa que sirve como nutriente para la tierra, sino que elaboran, como es el caso en Limón Chico, un abono orgánico completo, al que denominan compost.

La importancia de conservar el suelo fértil y en buen estado es fundamental, la gente ya sabe que debe evitar los monocultivos que desgastan los suelos. Además, se está dando importantes pasos hacia el cultivo orgánico. Lo que se procura es evitar, en lo posible, el uso de abonos y fertilizantes químicos.

El ingreso familiar neto ha tenido un incremento del 65%

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La Y de la Florida, en Santo Domingo de los Tsáchilas, es una comunidad que se ha beneficiado del aporte ambiental que proporciona el cultivo de la caña. Eduardo Castillo cuenta que “la guadúa nos ayuda a preservar lo que es la humedad, nos ayuda a preservar las cuencas hídricas, las vertientes de agua naturales que con la deforestación se han ido secando. En base al apoyo que hemos tenido del FECD hemos hecho los viveros, hemos sembrado justo donde creíamos conveniente, por ejemplo mi compañero tiene sembrado a la orilla del río para que no se seque en verano”.

“Estamos en este proceso de recuperación del ambiente con la ayuda del FECD, ir descubriendo en el día a día cómo se puede mejorar y rescatar sembrando plantas, lo que es la caña guadúa que tiene infinidad de aplicaciones, atrayendo las lluvias y así mismo purificando el aire y recuperando los suelos”. Tito Villa, comunidad Limón Chico, en El Empalme, provincia del Guayas.

534 hectáreas de manchas naturales de caña guadúa

son manejadas técnicamente.

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Beneficios económicos

Generadora de ingresos.- El cultivo y comercialización de la caña permite generar ingresos para las comunidades. El buen manejo del recurso y la adecuada comercialización han mejorado la productividad por hectárea y han revalorizado el precio de la caña.Cadenas Productivas.- El proceso de cultivo de la caña es ahora una cadena productiva, desde que se la siembra hasta que se la comercializa, genera beneficios para todos los actores que participan en ella. La comercialización tiene, además, un valor agregado: venta de caña preservada, muebles o artesanías.

4.584 hectáreas reforestadas con

caña guadúa.

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Beneficios sociales

La caña guadúa es una planta que, bien manejada, tiene una capacidad de regeneración asombrosa, se puede realizar cortes cada 12 meses. Esta propiedad de rápida regeneración brinda la posibilidad de generar fuentes de empleo, ya que desde que es plantada, las diversas fases que implica su cuidado, manejo, cosecha y comercialización necesitan de mano de obra.

La Fortaleza de los grupos.- En el trabajo que han realizado los proyectos se ha puesto especial atención en fomentar y estructurar las organizaciones comunales.

Capacidades locales.- El trabajo en grupo, para el cultivo de la caña, que se desarrolla en los proyectos que impulsa el FECD, busca fortalecer las capacidades locales. Se enfoca en lo que tiene la gente, lo que sabe hacer y lo que desea hacer.

Traslado generacional de los beneficios de la capacitación.- Los niños reciben un buen ejemplo y enseñanza de sus padres sobre el cuidado de los recursos naturales, que les brinda las condiciones para un futuro mejor.

Equidad de género.- Se incentiva la participación activa de la mujer, tanto en el trabajo, como en la toma de decisiones.

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El ProcesoFrancisco Ibarra Cedeño es un hombre de 57 años, padre de una familia grande, tiene más de ocho nietos, vive en Cañales, en la provincia de Manabí. Francisco Ibarra posee una finca en la que por años ha existido la caña guadúa, sin embargo, no la había aprovechado, ni obtenido de ella todos sus beneficios.

Su situación cambió desde que empezó a formar parte de uno de los proyectos, hace algo más de un año. Ahora su finca tiene, al menos, una nueva hectárea plantada de caña guadúa, que le brinda, además de un paisaje espectacular que ya poseía, un ambiente sano. Cuenta que, con lo que ha aprendido para el buen manejo de la caña espera recibir una buena calidad de agua y no sufrir más sequías.

Don Francisco, a más de los beneficios ambientales que le ha proporcionado la guadúa, se ha beneficiado también de la revalorización de su precio. Él, mediante un adecuado manejo de la caña que tiene en su propiedad, ya ha realizado cosechas y ventas.

“Han venido a conversarnos, a enseñarnos el manejo de la que está hecha. En el manejo me dicen que hay que trabajarla, limpiarla las ramas, buscando la menguante para el corte. Año a año se

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está reponiendo la caña. Los técnicos del FECD son hombres serios, no como hay otras gentes que son avivatos”.

Don Francisco espera continuar con el proceso y mantener el acuerdo con el FECD para lograr la comercialización asociativa, que es el siguiente paso. De esta manera, poco a poco, gente como Francisco Ibarra, en todas las regiones, ha visto una mejora en su situación y se encuentra comprometida con la conservación y el manejo de sus guaduales y plantaciones establecidas.

De igual manera, Mercy Basurto, de la comunidad de Naranjal de Calderón, en la provincia de Manabí, cuenta su experiencia: “El proyecto nos ha servido de mucho, pues en las capacitaciones nos están asesorando, anteriormente, el manejo era lo que daba el agricultor, lo que él sabía, pero ahora ya con estas capacitaciones se está aprendiendo algo técnico. Hay mejor producción y mejor calidad en el producto”.

ReforestaciónUn elemento primordial para la implementación de este cambio en las comunidades ha sido el

850 comunidades han participado en las diversas actividades de los proyectos.

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proceso de reforestación que se ha realizado, el cual ha significado la siembra y entrega de miles de plantas de caña guadúa y de otras especies.

Para llevar a cabo esta labor, la estrategia ha consistido en el establecimiento de viveros en cada zona. Estos funcionan como centros de capacitación en los cuales los agricultores aprenden la propagación de las plantas y luego reproducen lo aprendido en cada una de sus fincas.

Por ejemplo, en El Empalme, provincia del Guayas, los viveros se implementan en fincas, los promotores trabajan con grupos de agricultores para que sean ellos quienes se apropien del proyecto y lo lleven a sus comunidades. En Manabí, en cambio, existen cuatro grandes viveros desde los cuales se distribuyen las plantas reproductoras, a quienes las solicitan.

En los viveros se realiza la preparación de las matas para que, en un par de meses, estén listas para ser plantadas. Este trabajo empieza con la colocación de la planta reproductora, como se la denomina, en pequeñas fundas que le servirán de alojamiento durante tres meses. Pasado ese tiempo, se seleccionan nuevamente las fundas que tengan entre seis o más “hijuelos” y se procede con la labor de deshije, que consiste en separar de la planta reproductora, nuevas plantas, una por una, cuidando que las raíces no sufran daño, para colocarlas en una nueva funda. Entre veinte días a un mes permanecerán a la sombra controlada, luego, se las coloca a la luz del sol para que se desarrollen.“Tengo sembradas como mil matas de caña, están muy bonitas, gracias al proyecto estamos con las plantas adelante”, dice Wilter Mendoza, un beneficiario del vivero en Junín, que tiene sus plantaciones en el sector de Come Tierra y quien sostiene, además, que “atraen el agua y no deja secar el ambiente”.

“La experiencia es muy linda porque me gusta trabajar con las plantas, me gusta ver su proceso de crecimiento” comenta Jessica Cedeño, supervisora del vivero en Junín, en el cual se han entregado, sólo entre octubre del 2008 y junio 2009, más de 45.000 plantas de caña.

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La caña guadúa, señala, es solicitada por los agricultores a quienes, previo a que se les entregue las plantas, participan en talleres técnicos, en los cuales, además, se definen cuántas matas necesitan y cuántas hectáreas serán sembradas. Posterior a la entrega, se da seguimiento al proceso de reforestación.

El manejo La caña guadúa, cuando no ha tenido el cuidado adecuado, luego de ser cortada, tarda varios años en regenerarse, esto era lo que sucedía en las distintas comunidades. Con un ciclo de crecimiento tan largo, no era posible pensar en cultivarla con perspectivas económicas, “no valía la pena”, dice Pedro Gómez, en la comunidad La Y de la Florida, en Santo Domingo.

Al no ver ninguna utilidad, la caña guadúa era considerada como mala hierba, para qué cuidarla si no se obtenían beneficios con ella, era lo que comúnmente se pensaba. No obstante, una vez que la gente tuvo conocimiento de todo lo que ella podía aportar, la perspectiva cambió. Ahora no solo procuran conservarla, sino que han plantado nuevas hectáreas con ella, eso sí, con un manejo técnico que permite obtener los mayores beneficios en el tiempo más corto.

Para Gregorio Villa, la situación es clara en su finca en Limón Chico: “los técnicos nos han venido a asesorar, ya estamos aprendiendo cómo se puede cortar la caña, en qué forma para tener un mejor producto”.

El manejo adecuado de la caña guadúa consiste en la realización de un inventario para saber cuánto y cuándo se debe cortar por cada hectárea, para mejorar la calidad e incrementar el número de los tallos.

“Siempre cuidamos la caña y vemos la que está lista para el comercio, digamos así”, comenta Pedro Solórzano, quien ha sido partícipe de las capacitaciones para realizar las buenas prácticas de manejo.

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Al ser limpiada, la hojarasca que sale de la caña no se la recoge, se la deja en el suelo para que se descomponga, ya que ésta sirve como abono natural. Se ha comprobado que, incluso, suelos inertes han mejorado gracias a esta práctica.

El corte se lo realiza en épocas determinadas y se procura efectuarlo cuando hay cuarto menguante, que es el mejor momento para que el agricultor realice su trabajo. La técnica consiste en cortar por lotes, de manera equilibrada, nunca todo a la vez.

Manuel Villa, familiar de Gregorio, ha comprobado los resultados de un buen manejo, dice que “la caña en poco tiempo se reproducen más; en cambio antes esas cañas duraban entre tres a cinco años en volverse a recuperar”.

El cambio en la forma en que se maneja el cultivo de la caña guadúa es notorio, produjo un incremento de la productividad que mejoró de tres a cuatro veces la producción por hectárea, cada guadual se regenera continuamente.

En el margen occidental de la cordillera ecuatoriana,las plantas producidas en viveros se encuentran ya en el campo.

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Cosecha y comercializaciónEl trabajo con la caña guadúa tiene el potencial para articular a las comunidades. Ahora, la gente también está unida para comercializar, han descubierto que, juntos, pueden hacer frente a los intermediarios, cosechar más y lograr mejores precios.

Hace algunos años atrás, los comerciantes intermediarios solían adquirir la caña guadúa y arrasaban con todas las manchas. A más de pagar precios sumamente bajos, que ni siquiera justificaban el costo de mantener el guadual, acababan con estos, pues, al ser cortados sin ninguna técnica, tardaban años en volver a crecer. El suelo era, entonces, utilizado para otros fines y la desertificación fue otro problema ambiental que apareció.

Pedro Solórzano cuenta esta situación: “ahora hay una diferencia enorme, se podría decir, aquí se desperdiciaba la caña, venían intermediarios a ofrecernos a nosotros tontería por el producto y nos dejaban destruido el guadual”.

Pero, con el buen manejo del cultivo de la caña guadúa y la comercialización asociativa, esta situación ha cambiado. La comercialización ya ha dado sus frutos, como cuenta don Pedro: “al finalizar la temporada estamos viendo que hemos sacado un buen desarrollo para la comunidad. Con la caña guadúa pudimos hacernos a la comercialización entonces, no es que verdaderamente se ganaron millonadas, pero sí a lo que se venía arrastrando en otras ocasiones, eso sí, hemos mejorado nuestra economía”.

“Limón Chico es una comunidad muy unida, para hacer la comercialización nos unimos primeramente cuatro o cinco socios y cortamos una determinada cantidad de cañas y comenzamos el pedido”, son las palabras de Tito Villa.

Para lograr estos beneficios económicos, se ha debido realizar un trabajo previo con el fin de obtener un producto que ofrezca perspectivas para ser vendido. La capacitación ha sido un aspecto fundamental. La gente ha participado en las capacitaciones para la siembra, el cultivo, el buen

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manejo de los recursos naturales, porque ellos saben que sin la capacitación no es posible llegar a buenos resultados y, la comercialización, forma parte también de esta cadena. La caña guadúa, saben en cada comunidad, tiene épocas específicas, en la fase lunar, para ser cosechada. Según el inventario que ahora realizan, saben cuándo y cuánto se ha regenerado, así como, cuándo la guadúa está lista para ser cortada, está hecha como la denominan.

La gente en las comunidades está consciente de los beneficios del cultivo de la caña guadúa, no sólo han asimilado lo aprendido, sino que se han apoderado del proyecto, esto es uno de los grandes logros. Saben cómo trabajar, cuáles son sus fortalezas y sobre todo, cómo seguir adelante, una vez que los proyectos culminen.

El latilladoLa comercialización es realizada por las organizaciones comunitarias con apoyo de socios locales como la Unión de Organizaciones Artesanales de Santo Domingo de los Tsáchilas (UNASD), que acopia las cañas latilladas y las vende a Viviendas Hogar de Cristo, en la ciudad de

La productividad ha alcanzado las 5.500 cañas por

hectárea.

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Guayaquil. La comunidad se une para atender el pedido, realizan el corte de las cañas que se encuentran hechas, luego, en un riel, que tiene aproximadamente cinco metros, colocan, una por una, cada caña. Uno o dos hombres, con gran fuerza empujan un yunque sobre el riel, con el cual golpean la caña contra el otro extremo que tiene varias cuchillas. La fuerza del golpe produce que la caña se fragmente en varias tiras (latillas) que es uno de los productos que serán vendidos.

Pero, previo a la venta, es necesario preparar las latillas, éstas deben, además, ser limpiadas, como llaman a este proceso. La caña guadúa, así, es pelada, para luego, por varios días ser puesta al sol para que se seque. Una vez secas, las latillas se las amarra en pacas de veinte y cinco cada una y, sólo entonces, están listas para ser entregadas.

“La caña la vendíamos al intermediario, era poco lo que nos daban, pero ahora gracias al asesoramiento, gracias a esa ayuda hemos mejorado bastante, nos hemos dado cuenta que sí ha habido una rentabilidad, un incremento, un resultado mejor de lo que la vendíamos antes”. Manuel Villa, Limón Chico.

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La semilla está echada y los agricultores la han sabido cultivar. Saben ahora que sólo con un buen manejo pueden mantener el recurso. Para José Martínez, en Santo Domingo de los Tsáchilas, “lo económico se hizo por medio del latillado, esperamos mantener los cultivos para que vayan mejorando, para seguir vendiendo las latillas, pero no así como hacían que venden por plantaciones y se acaba todo, nosotros vendemos la que está madura y se obtiene mejores resultados. Empezamos a descubrir la comercialización, ahora el precio ha mejorado, ya ahora tenemos con eso fuentes de trabajo”.

Centros de acopioUn complemento necesario que consolida los esfuerzos realizados para la comercialización de la caña guadúa, ha sido el desarrollo e implementación de centros de acopio. Su labor consiste en satisfacer la demanda de caña en la región en la que se encuentran ubicados. En el centro de acopio se atienden los pedidos de guadúa y se realiza la compra directa al productor, con lo que se evitan los abusos de los intermediarios.

Los centros de acopio ayudan al fortalecimiento de la cadena productiva de la caña guadúa pues, a más de acopiar la producción y comercializar la caña guadúa, son espacios desde los cuales también se desarrollan talleres de capacitación, no solo sobre el cultivo y manejo, sino también sobre el uso de la caña para artesanías. “Con los talleres he aprendido a trabajar con el bambú”, dice Galo Holguín, uno de los artesanos que ha participado en estos cursos y que elabora, en el cantón Santa Ana, todo tipo de muebles y artesanías con la caña, como materia prima.

Los centros de acopio están manejados por las asociaciones de productores de las distintas comunidades. Manabí es una de las provincias en donde más avanzado se encuentra este proceso, uno de los tres centros que existen en esta provincia es el que se encuentra en el cantón Santa Ana.

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Mónica Pico, quien ha recibido las capacitaciones impartidas por el proyecto, es la delegada de la Unión de Organizaciones Comunitarias del Cantón Santa Ana, UNOCOMSA, para la administración de este centro. Ella comenta que el objetivo de los centros de acopio es el de proteger a los pequeños productores, para quienes se procura el pago del mejor precio por su producto.

“Tratamos de pagar un buen precio, mejor que los de los compradores de caña”, dice Mónica. Y, en efecto, el precio que se paga por la caña ha mejorado, si antes los intermediarios, en el mejor de los casos, pagaban $45 por balsa (veinticuatro cañas de diez metros cada una) –a más de que cortaban todo y arrasaban con el guadual–, ahora el valor que se paga por balsa de caña en los centros de acopio se encuentra entre los $70 y $75 y, siempre, se toma en cuenta que el corte sea realizado en las condiciones adecuadas.

El monto generado por la comercialización

asociativa asciende a$524.625

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Como el objetivo es que las comunidades obtengan los mayores beneficios por la venta de la guadúa, se ha considerado que mayor ganancia obtiene el pequeño productor cuando se le compra la guadúa por pedazos y no por balsas, porque así aprovechan mejor la caña, pues pueden vender aparte las cañas finas –denominadas palancas o cujes– a las bananeras, quienes las utilizan para sostener las plantas de banano.

“Al centro de acopio les estamos vendiendo. Aquí se ha cortado la más hecha, la semana pasada le vendimos 250 pedazos de seis metros veinte”, dice Marco Domo, productor del cantón Santa Ana, quien es uno de los pequeños productores que se benefician de la labor que realiza UNOCOMSA. Para él, la situación ahora es diferente y, su expectativa, es la de que la caña guadúa continúe revalorizándose. “Con lo que el centro de acopio nos da, el precio sí ha mejorado para lo que estaba aquí, hay que ir cuidando para ver si mejora un poquito más”, comenta Marco. Para ello, los encargados de los centros de acopio cuidan que las comunidades realicen el corte de los guaduales con las técnicas

Las organizaciones comunitarias UNODEC (del cantón 24 de mayo) y UNOCOMSA (en el cantón Santa Ana), han cortado más de 13.578 cañas. UANASD, en Santo Domingo, ha comercializado $43.200. Toda esta producción proviene de un manejo técnico de los guaduales.

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adecuadas, “para conservar los guaduales y hacerlos sostenibles en el tiempo” dice Mónica Pico, a la vez que añade: “yo creo que ahora en adelante vamos a surgir, es un proceso, no nos apresuramos, hay que hacer conciencia con la gente sobre la calidad, de que no hay que vender por vender, ni cortar por cortar”.

Estrategia de los centros de acopioLos centros están ubicados en las zonas de mayor producción de guadúa e implementan una completa estrategia de comercialización, que va desde la realización de capacitaciones a los pequeños productores sobre el correcto manejo de sus guaduales, la realización de inventarios, hasta la búsqueda y apertura de nuevos mercados.

Los técnicos y promotores locales, de los proyectos promovidos por el FECD, que fortalecen la labor de los centros de acopio, realizan, para los productores, planes que les permitan conocer cuánto pueden producir por hectárea de caña y qué beneficios económicos pueden obtener con el tiempo.

En el centro de acopio de Santa Ana, al igual que en los otros centros, cada comunidad se

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encuentra enumerada. “Según la programación realizada, se les va comprando, van rotando, de esta manera todos se benefician”, comenta Mónica.

En Santa Ana, se encuentra muy avanzado el proceso de preservación de la caña guadúa, el cual, a más de otorgarle un mejor acabado, permite afianzar la apertura de nuevos mercados que buscan mayor calidad, así como mejorar el precio de venta de la guadúa y, con ello, mejorar las condiciones de vida de las familias.

En el proceso de preservación, las cañas son depositadas en grandes tanques con distintas sales minerales, que permitirán preservar tanto su exterior como su interior. Luego, pasa a secado bajo sombra, antes de ser utilizadas. “La idea es darle un valor agregado a la guadúa y pagarles un mejor precio a los productores”, sostiene Mónica. Con la realización de este proceso, es posible comercializar las latillas preservadas a $25 el ciento, cuyo valor, sin tratamiento, es de hasta nueve dólares, mientras que los intermediarios compraban a las comunidades en dos dólares.

A fin de mes, el administrador de cada centro se encarga de realizar un informe de las ventas realizadas y hace la entrega al tesorero de la asociación de las utilidades.

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El desarrollo que las comunidades pueden conseguir gracias al cultivo de la guadúa, no podría estar completo si los proyectos no tomaran en cuenta, además, iniciativas para impulsar el ahorro y crédito comunitario, la prevención en salud, el fomento de la educación y la generación de otros ingresos.

El FECD, en alianza con organizaciones locales, gobiernos provinciales y municipales, no ha descuidado estos aspectos básicos para alcanzar un desarrollo integral. La gente participa activamente en los proyectos, ellos han conformado iniciativas de ahorro y crédito con el propósito de tener un banco de la comunidad que facilite el acceso a los préstamos, que son invertidos en la compra de insumos necesarios para sus cultivos o que son utilizados para atender las necesidades de educación de sus niños.

De igual manera, la salud es un aspecto primordial y, gracias a convenios realizados con diferentes organismos como Plan Internacional, en Manabí, el Programa de Acción Médica en Santo Domingo de los Tsáchilas o la Dirección Municipal de aquella provincia, se ha fomentado la capacitación de promotores en salud, gente de la misma comunidad que ahora se encarga de cuidar y vigilar que las enfermedades no lleguen a su pueblo. Son vigilantes que tienen en la prevención, el mejor método de control.

4Capítulo

Complementos para un Desarrollo Integral

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Como un complemento que no podía faltar, está el apoyo a la educación y a la organización de las comunidades a través de la donación de computadoras, actividad que se realiza con el apoyo de las distintas prefecturas.

Iniciativas de ahorro y crédito

“La caja de ahorro es algo que nos ha ayudado a mejorar, a cambiar nuestra vida”

Uno de los grandes problemas que tiene la gente que vive con escasos recursos económicos es el acceso al crédito formal. Considerando aquella realidad, se ha impulsado la creación de iniciativas de ahorro y crédito comunitario. Este componente, dado que cubre una necesidad de los sectores más necesitados, ha sido muy bien recibido en las comunidades. Ahora la gente de los guaduales tiene posibilidades para obtener créditos que son utilizados para actividades productivas o para cubrir sus necesidades básicas en momentos de escases. Es, pues, un sistema que dinamiza a las economías locales.

Dos modalidades han sido implementadas: las Sociedades Populares de Inversión (SPI) y las Cajas de Ahorro Comunales. Las SPI son organizaciones independientes y autónomas y su capital está constituido por contribuciones individuales. La metodología de las SPI ha sido desarrollada por el Centro de Promoción y Empleo para el Sector Informal Urbano, CEPESIU, organización con una amplia experiencia en la implementación de sistemas de crédito comunitario. En esta modalidad, el capital que aportan sus integrantes les da la calidad de socios y propietarios, porque el objetivo es la creación de una empresa que genere beneficios sociales. Los socios tienen, por una parte, el derecho a solicitar créditos y, por otra, participar de las utilidades, que son distribuibles. Por tanto, al realizar sus aportes, tienen el beneficio de una inversión potencialmente rentable.

La segunda modalidad, a diferencia de las SPI, no se maneja como una inversión para los socios.

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Está concebida como un beneficio social que permite a la gente acceder al servicio de préstamos, pero no obtienen utilidades. El fondo de crédito, en la mayor parte de los casos, es aportado por instituciones externas y el patrimonio es de todos, no pertenece a nadie en particular en una proporción específica, a diferencia de las SPI en donde éste es propiedad de los socios y aportantes del capital, en una proporción acorde a los aportes de cada uno.

La aplicación de una u otra modalidad, depende de las características de cada comunidad y de lo que la gente desea realizar.

La gente y la cultura del ahorro

Pequeña, pero con una gran fuerza para buscar el bienestar de su comunidad, así es Ramona Campaña, una señora sumamente activa y emprendedora, quien, a más de ser dirigente comunitaria, es la presidenta de la caja de ahorro Nuevo Futuro, de la comunidad de Palo Largo, cantón Ayacucho, provincia de Manabí.

87 iniciativas de ahorro y crédito implementadas por los proyectos han otorgado 6.813 créditos.

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Doña Ramona comenta que “la gente se siente contenta con esta iniciativa” que ya lleva tres años en su comunidad y que comenzó a otorgar créditos desde enero del 2008. “Era una alternativa nueva para las comunidades y una cosa nueva porque nunca antes había ahorrado la gente. La gente no ahorraba, lo que ganaba, lo consumía”, sostiene doña Ramona, al recordar cómo fueron aquellos inicios.

En Palo Largo funciona una de las 87 iniciativas de ahorro y crédito implementadas en las comunidades de las distintas provincias. Dependiendo de las realidades locales, las comunidades han sido capacitadas o en la formación, estructuración y manejo de las Sociedades Populares de Inversión (SPI) –en las cuales, la participación de las mujeres es del 48% del número total de socios– o en la formación de Cajas de Ahorro y Crédito, en las cuales, el 80% de los socios que las conforman son mujeres. Esto es así, porque ese es el propósito del FECD, incentivar la participación de género.

2.969 familias

rurales han recibido créditos.

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La implementación de estas iniciativas de ahorro y crédito se ha realizado gracias a las alianzas con instituciones financieras locales como Cooperativa Arco Iris, Cooperativa CODACRED y la Cooperativa COPAMAC, así como también con el apoyo de CEDERENA (con metodología del Centro de Promoción y Empleo para el Sector Informal Urbano, CEPESIU), instituciones que han participado y colaborado para fomentar la cultura del ahorro en las comunidades, de acuerdo a sus realidades locales.

El desarrollo de las iniciativas de ahorro y crédito es parte del proyecto de fomento del cultivo de la caña guadúa. Ramona Campaña cuenta que “el proyecto del FECD fue a capacitarnos en cómo la caña era importante, a través de la capacitación nos formamos, ya de ahí llegó el proyecto con las cajas de ahorro, que dieron muy buenos resultados”.

Con las iniciativas de ahorro y crédito –reflexiona doña Ramona– se evita que la gente migre, porque ya tiene cómo sostenerse gracias al ahorro y los créditos para la agricultura. En el inicio, dice: “comenzamos con 19 socias y de ahí la gente se fue sumando”. Ahora la comunidad Palo Largo cuenta con 83 socias activas.

De igual forma, en la comunidad Praderas del Toachi, en Santo Domingo de los Tsáchilas, existen experiencias exitosas “por intermedio del banquito, lo que es la asociación, hemos llegado a tener un carrito financiado. Ahora tenemos mucha más razón para estar juntos”, son las palabras de Eduardo Castillo, encargado de la SPI de su comunidad.

La solidaridad es el principio fundamental con el cual la gente forma parte de estas iniciativas. Gente que, en la comunidad de Palo Largo, empezó con el aporte de 25 centavos, ya tiene ahora un monto acumulado de $10.000, o como en La Bramadora, en el cantón de El Carmen, en Manabí, cuya cartera activa es de $70.500, que son utilizados para cubrir las necesidades de crédito de los habitantes de la comunidad.

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“Decidimos reunirnos y agruparnos, por medio de la oportunidad que nos dio el FECD de comenzar a ahorrar nuestro propio dinero. Entre nosotros mismos nos prestamos y el interés que pagábamos a los chulqueros nos lo ahorramos nosotros y aumentamos el capital”, dice Tamara Mendoza, en la comunidad de Palo Largo, quien, además, forma parte de una exitosa microempresa que se formó gracias a las oportunidades de crédito en la comunidad. En ella participan 35 mujeres de varios sectores, con el fin de que todas las comunidades –de las que ellas provienen–, sean beneficiadas. Producen, harina de plátano, chifles, yogurt, café y dulce de leche.

Dice Tamara “por ejemplo, a nosotras nos presta el dinero la caja de ahorro para la materia prima, para conseguir todo lo que necesitamos y, después, cuando nosotras ya hemos logrado vender el producto, reembolsamos a la caja, así nos mantenemos” y así, como en esta comunidad, estas iniciativas de ahorro y crédito mantienen a muchas otras familias, en las distintas comunidades.

“En todo sentido, las cajas de ahorro nos han ayudado a mejorar las condiciones de vida de las familias”, finaliza Ramona Campaña, con una gran sonrisa de felicidad.

Salud y Educación

Salud.- Una comunidad sin buena salud, no puede salir adelante. Con el fin de prevenir enfermedades, los proyectos, en alianza con organismos como Plan Internacional, o el Programa de Acción Médica, han capacitado a gente de las mismas comunidades como promotores de salud, a la vez que ha dotado a las mismas de botiquines con medicamentos.

Los distintos apoyos en el tema de salud están alineados con las estrategias de los organismos seccionales: Ministerio de Salud, consejos cantonales de salud e iniciativas comunitarias. Sólo en Manabí, las iniciativas impulsadas por el FECD, han permitido apoyar la formación de 148 promotores de salud preventiva y curativa.

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úaLos promotores se encuentran capacitados para brindar primeros auxilios y para reportar casos de enfermedades a los centros de salud. En el tema de salud preventiva han sido capacitados en el control de peso, nutrición infantil, prevención de enfermedades tropicales, uso de hierbas medicinales, entre otros temas.

“Ya puedo tomar perímetro encefálico a los niños, presión arterial a los mayores y temperatura, así, los primeros auxilios”, dice orgulloso de su labor Pedro Gómez, en la comunidad Praderas del Toachi. Educación.- Melisa Monserrate, de 11 años, se divierte con la nueva computadora que llegó a su comunidad, Cajones de Bijagual, en la provincia de Manabí. Ella, junto a sus tres amigos, dibujan casas, gente, globos. Pero no solo están dibujando, pues ellos trazan, de esa manera, las líneas de un futuro mejor, en donde puedan acceder a todos los beneficios que ofrecen las nuevas tecnologías.

En las comunidades se han entragado computadoras para empezar con una nueva era digital.

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úa Para la tecnificación de escuelas rurales, el FECD realizó una alianza con Computer AID International, entidad que dona computadoras re ensambladas, en perfecto estado de funcionamiento. La donación se ejecuta a través de los distintos consejos provinciales del país.

En el tiempo en que se han ejecutado los proyectos, se han donado 500 computadoras a las comunidades participantes y a más de 300 escuelas rurales de las diversas provincias. El propósito es apoyar a la educación de los niños y niñas, así como ayudar a las comunidades para que tengan una herramienta con la cual puedan realizar bases de datos de sus actividades. Es pues, además, un incentivo para la gente que está trabajando en otros proyectos.

Con la computadora, en Cajones se benefician al menos 250 niños, niñas y jóvenes, comenta Nancy Ruiz, quien, también opina que “es una buena opción porque los niños aprenden desde el más pequeñito, hasta el más grande, el manejo de la computadora. Es un buen beneficio para la comunidad porque nunca antes habíamos tenido servicio de

computadora”, además, con ella –dice Nancy– “los niños ya no tienen que ir a otras escuelas fuera del sector, ahora ya pueden estudiar con la computadora aquí”.

Mercy Basurto, de la comunidad Naranjales de Calderón, cuenta su experiencia: “Queremos cerrar esta brecha digital que tenemos y el FECD, con el Consejo Provincial de Manabí, han sido los primeros en aportar para que se dé lo que tanto anhelábamos, nuestro centro de cómputo”.

El precio de la caña guadúa ha mejorado en un

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Así como se practica que la gente se una para crecer, para ser más fuertes, para salir adelante, el FECD ha realizado alianzas con varias instituciones y actores locales con el fin de complementarse, para hacer que los proyectos cobren vida, crezcan, funcionen y generen esa empatía con la gente, que ha logrado los resultados que vemos hoy.

Todas estas instituciones han recibido el apoyo del FECD y han colaborado como un solo brazo para el logro de los objetivos propuestos. Así, hay que nombrar a CEDERENA, cuyo aporte en la coejecución del proyecto ha sido de gran importancia, tanto para el fomento del buen manejo de los cultivos de caña guadúa, como para la implementación de las Sociedades Populares de Inversión.

Las distintas Prefecturas han sido también socios cuya colaboración ha permitido llevar a buen término los objetivos planteados. Cómo no nombrar, entre otros, al Consejo Provincial de Manabí, que con el respaldo del FECD, juntos, han impulsado el plan de reforestación de la Provincia y, en especial, el fomento del cultivo de la caña guadúa. Así también se ha trabajado con los distintos gobiernos locales, entre otras actividades, para la distribución de computadoras en las escuelas rurales.

5Capítulo

Los Socios

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De igual manera, el FECD también ha llevado a cabo alianzas con los municipios de los distintos cantones, así lo ha hecho con el Municipio de Manta, para la comercialización de la caña guadúa. Manta es uno de los polos que más utiliza este material para infraestructura, es posible observar en esta ciudad varias obras públicas, como el malecón, en donde se ha utilizado la caña guadúa como material de construcción con nuevas tecnologías. Esta alianza ha significado un puntal para la comercialización asociativa y los centros de acopio de caña, que tienen en este municipio un socio a quien vender el producto y, de esta manera, continuar adelante con el cultivo de esta planta.

Varias han sido las instituciones con las cuales se han coejecutado los proyectos y que han aportado a que lleguen a feliz término. Estos son los socios con los que se realizaron alianzas:Consejo Provincial de Manabí (CPM), Agencia de Desarrollo de la Provincia de Manabí (ADPM), CEDERENA, INBAR, Prolocal, UNODEC, UNOCOMSA, UOCP, CEMADEC, Gobiernos Provinciales, Juntas Parroquiales, Municipios de Mocache, El Empalme, Santo Domingo, Flavio Alfaro, Jama, Pedernales, Santa Ana, Olmedo, entre otros; Ministerio del Ambiente, Ministerio de Inclusión Económica y Social, Plan Internacional, MAP International, Viviendas Hogar de Cristo, Maquipucuna, Universidad Eloy Alfaro de Manabí, Universidad Técnica de Manabí, Arquitectura Viva, Computer AID International y la Unidad Ejecutora AG086 del Consejo Provincial de Manabí.

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45El FECD, junto con sus socios, por siete años ha desarrollado una labor que ha hecho posible que los proyectos tengan el éxito que se puede observar hoy. La unión ha sido la clave y el apoderamiento el fin para que las comunidades sigan adelante y continúen con el esfuerzo emprendido. Los años pasarán, nueva gente nacerá, una nueva época les espera. La caña guadúa se ha hecho presente para ofrecerles una nueva oportunidad para el progreso de sus comunidades.

6Capítulo

En el final está el Inicio del Cambio

Ramona Campaña ha resumido en pocas palabras el espíritu de los proyectos:

“Lo importante es que la gente se apodere de los proyectos para hacerlos nuestros, porque el día en que la gente

comience a dejar de sentir eso, los proyectos empiezan a debilitarse. Tenemos que apoderarnos de las buenas cosas que llegan y cuidarlas, como un logro de todos nosotros y

para lograr ese desarrollo debemos mantenernos unidos, para tener una sociedad justa y equitativa”.

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La Gente de la Caña GuadúaAgosto del 2009

Esta publicación cuenta con el aporte de:

Creación gráfica: Quinta DimensiónDiseño: Hernán CárdenasTextos: Santiago LarreaFotografía: Archivo FECD Se autoriza la reproducción total o parcial de este documento, mencionando la fuente.Derechos reservados: Fondo Ecuatoriano de Cooperación para el Desarrollo (FECD)

Prolongación de la Av. Granda Centeno, Urb. El Alcázar, Pasaje 2, No. OE7-02PBX: (593-2) 246 8441- 244 9660 - 243 7249. Fax: (593-2) 246 9765Casilla: 17-21-1018 E-mail: [email protected] / Quito-Ecuador