la filosofía de aristóteles: la naturaleza

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1 UNIDAD 3:LA FILOSOFIA DE ARISTOTELES:LA NATURALEZA HISTORIA DE LA FILOSOFIA 2º BACHILLERATO Al Liceo se le conoce también como escuela peripatética (de peripatos, paseo) ya que el maestro impartía algunas lecciones paseando. Los tranquilos años pasados en Atenas se vieron alterados a la muerte de Alejandro (323 a.C.) cuando se acusó al maestro de impiedad. Aristóteles abandonó la ciudad y se marchó a Calcis, donde falleció al año siguiente. Conservamos unas 50 obras y tratados de Aristóteles y algunos fragmentos. De Platón nos han llegado las obras destinadas al público, es decir, sus "diálogos", pero no su enseñanza en el interior de la Academia, En el caso de Aristóteles sucede exactamente lo contrario: sus llamadas obras "exotéricas", dirigidas al público exterior, se han perdido, y no quedan sino algunos fragmentos; en cambio nos ha llegado una gran parte de sus obras "esotéricas", es decir, sus cursos en el interior del Liceo. Fue Andrónico de Rodas quien, en el año 60 a.C. hizo la recopilación final de las obras de Aristóteles. Andrónico debió de encontrarse con una gran masa de materiales dispersos, pequeños tratados destinados a los alumnos del Liceo y apuntes de clase. Los publicó así Tratados lógicos: Categorías, Sobre la interpretación, Analíticos primeros, Analíticos segundos, Tópicos, Refutaciones sofísticas. Tratados físicos: Física (8 tratados) Sobre el cielo, Sobre generación y corrupción, Meteorológicos, Sobre el alma, Historia de los animales, Las partes de los animales.. Metafisica: un conjunto de catorce tratados acerca de lo que Aristóteles llamó "Filosofía primera", y que Andrónico situó a continuación de los tratados de física; de ahí su nombre: metá tá physiká (más allá de la fisica). Tratados ética y política: Ética a Eudemo, Ética a Nícómaco, Gran Moral, Política.. Tratados retórica y poética (esta última, incompleta). Aristóteles (384-322) nacido en Estagira ciudad situada en una península de colonias griegas en Macedonia, hijo de Nicómaco, médico del rey macedonio Amintas II, a los 18 años se traslada a Atenas para continuar su formación e ingresan en la Academia de Platón, donde permanece 20 años, hasta el fallecimiento del maestro. Decide entonces abandonar Atenas para vivir en una comunidad platónica organizada en Asso desde donde se marcha a Mitelene. En esta ciudad recibe la llamada de Filipo de Macedonia para educar a su hijo Alejandro. Cuando éste accede al trono macedonio, Aristóteles regresa a Atenas donde fundaría una escuela cercana al templo de Apolo Licio, de donde tomará el nombre , Liceo CRÍTICA A LA TEORÍA PLATÓNICA DE LAS IDEAS Aristóteles, que era meteco en Atenas (por lo que no podía participar directamente en la vida política) y había ingresado en la Academia en el momento en que la teoría de las Ideas estaba sometida a fuerte crítica, estuvo dominado por intereses más bien teóricos: Resolver las deficiencias de la teoría de las Ideas: muy probablemente, Aristóteles concibió su filosofía como el perfeccionamiento definitivo del platonismo. Desarrollar, con una metodología apropiada (la observación), la ciencia empírica, continuando así la tradición científica de los filósofos jonios. El contacto entre Platón y Aristóteles es innegable, y también lo es la influencia que el primero ejerció sobre el segundo. A pesar de ello, fíjate en el fragmento del cuadro La escuela de Atenas. Platón señala hacia arriba; en cambio, Aristóteles apunta hacia abajo. Esta actitud opuesta simboliza las diferentes posiciones, inclinaciones y concepciones entre los dos filósofos. Mientras Platón centra su interés en el abstracto e inmutable mundo ideal, Aristóteles, se ancla en el mundo sensible y palpable que nos rodea. Para Platón, la auténtica realidad es el mundo inmutable y perfecto de las ideas, porque constituyen la "esencia de las cosas". Lo que nos rodea sólo es una "copia" imperfecta y corruptible de éstas. Como discípulo de Platón, Aristóteles se educó en esta concepción de la realidad; aunque pronto le surgieron dudas, que se convirtieron, con el paso del tiempo y la maduración intelectual del pensador, en crítica abierta y rechazo. Algunos inconvenientes que Aristóteles advertía en la teoría platónico son: Intentando explicar este mundo, Platón lo duplica (postula el "Mundo de las Ideas"), con lo cual la dificultad se duplica también: ahora hay que explicar los dos mundos. Sí el mundo sensible y material que nos rodea sólo se explica como una copia imperfecta de las ideas, es lógico suponer que todo lo que existe tiene un modelo perfecto en el mundo ideal. Entonces surge la pregunta: ¿existe una idea de cualquier cosa, de barro, de broza, de maldad, de crimen?, ¿existe la idea de maldad perfecta? Para Aristóteles es inadmisible la existencia de ideas perfectas de todo lo malo y negativo que hay en el mundo. Si todo lo que existe en el mundo es lo que es (un caballo, un hombre, un árbol...) porque participa de la correspondiente "idea" de caballo, hombre o árbol, es natural considerar que la esencia de cada cosa es la idea de la que participa. Ahora bien, ¿cómo es posible que la esencia de una cosa, aquello que la hace ser lo que es, esté separada de esta cosa? Para Aristóteles, la esencia de una cosa, su causa, no puede existir separada de esa misma cosa. Otro grave inconveniente que Aristóteles descubre en la teoría ideal de Platón radica en que ésta no consigue explicar ni dar razones de aquello que es más característico del mundo material y sensible: el movimiento y el cambio. ¿Cómo puede el mundo perfecto, incorruptible, inmutable y eterno ser causa y explicación de un mundo cambiante, imperfecto, donde todo es mortal y provisional?

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Page 1: La filosofía de Aristóteles: la naturaleza

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UNIDAD 3:LA FILOSOFIA DE ARISTOTELES:LA NATURALEZA HISTORIA DE LA FILOSOFIA 2º BACHILLERATO

Al Liceo se le conoce también como escuela peripatética (de peripatos, paseo) ya que el maestro impartía algunas lecciones paseando. Los tranquilos años pasados en Atenas se vieron alterados a la muerte de Alejandro (323 a.C.) cuando se acusó al maestro de impiedad. Aristóteles abandonó la ciudad y se marchó a Calcis, donde falleció al año siguiente. Conservamos unas 50 obras y tratados de Aristóteles y algunos fragmentos. De Platón nos han llegado las obras destinadas al público, es decir, sus "diálogos", pero no su enseñanza en el interior de la Academia, En el caso de Aristóteles sucede exactamente lo contrario: sus llamadas obras "exotéricas", dirigidas al público exterior, se han perdido, y no quedan sino algunos fragmentos; en cambio nos ha llegado una gran parte de sus obras "esotéricas", es decir, sus cursos en el interior del Liceo. Fue Andrónico de Rodas quien, en el año 60 a.C. hizo la recopilación final de las obras de Aristóteles. Andrónico debió de encontrarse con una gran masa de materiales dispersos, pequeños tratados destinados a los alumnos del Liceo y apuntes de clase. Los publicó así Tratados lógicos: Categorías, Sobre la interpretación, Analíticos primeros, Analíticos segundos, Tópicos, Refutaciones sofísticas. Tratados físicos: Física (8 tratados) Sobre el cielo, Sobre generación y corrupción, Meteorológicos, Sobre el alma, Historia de los animales, Las partes de los animales.. Metafisica: un conjunto de catorce tratados acerca de lo que Aristóteles llamó "Filosofía primera", y que Andrónico situó a continuación de los tratados de física; de ahí su nombre: metá tá physiká (más allá de la fisica). Tratados ética y política: Ética a Eudemo, Ética a Nícómaco, Gran Moral, Política.. Tratados retórica y poética (esta última, incompleta).

Aristóteles (384-322) nacido en Estagira ciudad situada en una península de colonias griegas en Macedonia, hijo de Nicómaco, médico del rey macedonio Amintas II, a los 18 años se traslada a Atenas para continuar su formación e ingresan en la Academia de Platón, donde permanece 20 años, hasta el fallecimiento del maestro. Decide entonces abandonar Atenas para vivir en una comunidad platónica organizada en Asso desde donde se marcha a Mitelene. En esta ciudad recibe la llamada de Filipo de Macedonia para educar a su hijo Alejandro. Cuando éste accede al trono macedonio, Aristóteles regresa a Atenas donde fundaría una escuela cercana al templo de Apolo Licio, de donde tomará el nombre , Liceo

CRÍTICA A LA TEORÍA PLATÓNICA DE LAS IDEAS Aristóteles, que era meteco en Atenas (por lo que no podía participar directamente en la vida política) y había ingresado en la Academia en el momento en que la teoría de las Ideas estaba sometida a fuerte crítica, estuvo dominado por intereses más bien teóricos: Resolver las deficiencias de la teoría de las Ideas: muy probablemente, Aristóteles concibió su filosofía como el perfeccionamiento definitivo del platonismo. Desarrollar, con una metodología apropiada (la observación), la ciencia empírica, continuando así la tradición científica de los filósofos jonios.

El contacto entre Platón y Aristóteles es innegable, y también lo es la influencia que el primero ejerció sobre el segundo. A pesar de ello, fíjate en el fragmento del cuadro La escuela de Atenas. Platón señala hacia arriba; en cambio, Aristóteles apunta hacia abajo. Esta actitud opuesta simboliza las diferentes posiciones, inclinaciones y concepciones entre los dos filósofos. Mientras Platón centra su interés en el abstracto e inmutable mundo ideal, Aristóteles, se ancla en el mundo sensible y palpable que nos rodea. Para Platón, la auténtica realidad es el mundo inmutable y perfecto de las ideas, porque constituyen la "esencia de las cosas". Lo que nos rodea sólo es una "copia" imperfecta y corruptible de éstas. Como discípulo de Platón, Aristóteles se educó en esta concepción de la realidad; aunque pronto le surgieron dudas, que se convirtieron, con el paso del tiempo y la maduración intelectual del pensador, en crítica abierta y rechazo. Algunos inconvenientes que Aristóteles advertía en la teoría platónico son: Intentando explicar este mundo, Platón lo duplica (postula el "Mundo de las Ideas"), con lo cual la dificultad se duplica también: ahora hay que explicar los dos mundos. Sí el mundo sensible y material que nos rodea sólo se explica como una copia imperfecta de las ideas, es lógico suponer que todo lo que existe tiene un modelo perfecto en el mundo ideal. Entonces surge la pregunta: ¿existe una idea de cualquier cosa, de barro, de broza, de maldad, de crimen?, ¿existe la idea de maldad perfecta? Para Aristóteles es inadmisible la existencia de ideas perfectas de todo lo malo y negativo que hay en el mundo. Si todo lo que existe en el mundo es lo que es (un caballo, un hombre, un árbol...) porque participa de la correspondiente "idea" de caballo, hombre o árbol, es natural considerar que la esencia de cada cosa es la idea de la que participa. Ahora bien, ¿cómo es posible que la esencia de una cosa, aquello que la hace ser lo que es, esté separada de esta cosa? Para Aristóteles, la esencia de una cosa, su causa, no puede existir separada de esa misma cosa. Otro grave inconveniente que Aristóteles descubre en la teoría ideal de Platón radica en que ésta no consigue explicar ni dar razones de aquello que es más característico del mundo material y sensible: el movimiento y el cambio. ¿Cómo puede el mundo perfecto, incorruptible, inmutable y eterno ser causa y explicación de un mundo cambiante, imperfecto, donde todo es mortal y provisional?

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LOS DISTINTOS GRADOS DE CONOCIMIENTO

A. Conocimiento sensible: Es el que se adquiere a través de las sensaciones, obtenidas por los sentidos externos, organizadas por la memoria; es decir, en este tipo de conocimiento intervienen: sensaciones + memoria. Se caracteriza por ser un conocimiento de lo particular (no de lo universal). Es el grado más bajo del conocimiento, no es todavía conocimiento científico, pero es el conocimiento más inmediato (y por lo tanto el más claro) para el hombre (que lo comparte con algunos animales). Aristóteles denomina a este tipo de conocimiento experiencia (empeiría). B. Conocimiento intelectual: Se caracteriza fundamentalmente por ser conocimiento de lo universal. Es un conocimiento propio del hombre ya que sólo puede ser dado a través del nous (intelecto, entendimiento, mente). Aristóteles distingue varios grados dentro del conocimiento intelectual: Tékhne (arte): es un grado de conocimiento superior a la experiencia. Es ya conocimiento de lo universal, pero no de lo necesario. Ejemplo: conocimiento de experiencia es el que permite saber que el fármaco "x" ha curado a tal individuo y a tal otro; un conocimiento de tipo tékhne es el que permite agrupar a un mismo tipo de trastornos y concebirlos universalmente, y descubrir que una determinada medicina cura ese tipo de trastornos, con lo que obtenemos un saber del tipo "El fármaco X cura a los diabéticos". Este tipo de conocimiento es el propio de las ciencias poéticas Prónesis (prudencia): al igual que la tékhne, es un saber acerca de lo universal pero no necesario; aunque en este caso se trata de un saber acerca de las acciones de la vida humana, acerca de la conducta del hombre. Aristóteles usa la expresión phrónesispara referirse a un tipo concreto de saber: el que atañe a las acciones de la propia vida, a la práxis). Es el saber propio de las ciencias prácticas (ética y política)

Han sido nuestros amigos los que han creado la teoría de las Ideas. Pero hay que seguir el parecer de que para salvar la verdad es preciso sacrificar nuestras preferencias, tanto más cuanto que también nosotros somos filósofos. Se puede amar a los amigos y a la verdad, pero lo más honesto es dar preferencia a la verdad.

Aristóteles: Ética a Nicómaco Sócrates no otorgaba una existencia separada ni a los universales ni a las definiciones. Pero los filósofos que vinieron después los separaron y dieron a esta clase de realidades el nombre de Ideas. Y de este modo llegaron a admitir como ideas todo lo que se afirma universalmente.

Aristóteles; Metafísica

Episteme (ciencia): es un saber acerca de lo universal y necesario. Funciona demostrativamente. Su modo de operar es descrito por la Analítica (lógica), y consiste en que a partir de unos enunciados dados puedan obtenerse unas conclusiones. El esquema de demostración más simple y al que se puede reducir cualquier otro es el silogismo: un silogismo es un esquema de razonamiento tal que a partir de dos enunciados (en los que se conectan dos determinaciones) denominados "premisas" puede obtenerse una "conclusión", que será una "conclusión necesaria". Ejemplo de un silogismo: Ahora bien, el problema es que las premisas tendrán que ser demostradas a su vez a partir de otras, y éstas de otras, etc. Como no puede prolongarse el proceso hasta el infinito, porque entonces nunca conseguiríamos demostrar nada, tiene que haber unos enunciados primeros que estén ya dados sin necesidad de demostración. A estos primeros enunciados o premisas Aristóteles les llama principios (hemos de señalar que Aristóteles define principio como "lo primero desde lo cual algo es, se hace o se conoce"). Como estos principios tienen que estar ya dados se hace necesario un grado superior de saber, el nous.

Premisa 1: Todo animal es mortal Premisa 2: Todo hombre es animal Conclusión: Luego, todo hombre es mortal

Nous (inteligencia, intelecto, entendimiento): el nous es lo que nos permite conocer los principios en una intuición intelectual. Pueden ser: 1) "particulares", es decir, válidos para una sola ciencia; o, 2) "generales", es decir, válidos para todas. Entre los primeros tenemos principios tales como: "Todos los ángulos rectos son iguales entre sí", que es un principio válido para la geometría. Entre los segundos tenemos principios como el principio de no contradicción:«No es posible que proposiciones contradictorias sean verdaderas al mismo tiempo», o el principio de exclusión de tercero: "Toda proposición ha de ser verdadera o falsa, no hay (está excluida) una tercera posibilidad". A los principios generales, es decir, válidos para todas las ciencias o que al menos son válidos para varias ciencias, Aristóteles los denomina axiomas; a los propios de cada ciencia los denomina tesis, que a su vez se dividen en postulados (o hipótesis) y definiciones. Son postulados aquellos tipos de tesis que sostienen algo acerca de la realidad de su objeto (v.g: que existe o que no existe). Son definiciones los tipos de tesis que nos dicen lo que algo es, pero sin sostener nada acerca de su realidad. Sophía (sabiduría): es la forma plena de saber. Resulta de la conjunción de nous y episteme. Consiste en lo siguiente: una vez que hemos conocido los primeros principios a través del nous (sean particulares o generales), se trata de demostrar (véase epísteme) cómo se derivan a partir de ellos de modo necesario todas las verdades propias de esa ciencia, a los que Aristóteles llama teoremas (ha de tenerse en cuenta que a veces Aristóteles llama también episteme a este tipo de saber).

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CLASIFICACION DE LOS DISTINTOS TIPOS DE CIENCIAS Teniendo en cuenta el carácter de universalidad y necesidad que han de tener las ciencias, Aristóteles lleva a cabo la distinta clasificación de éstas: A. Ciencias de lo necesario: también llamadas ciencias teóricas o contemplativas: serían las ciencias en sentido pleno. A ellas pertenecen: Las matemáticas, que tienen como objeto de estudio a la cantidad. La filosofía natural, posteriormente denominada "física": es la ciencia que estudia la naturaleza (physis), que Aristóteles va a caracterizar como "aquello que tiene en sí un principio de movimiento". Filosofía primera, posteriormente denominada "Metafísica". Se puede dividir en dos: (1) "Teología»", que trata de la primera causa del movimiento, de la divinidad. (2) "Ontología" que trata del ser en tanto ser. Además de estas ciencias está la lógica.

B. Ciencias de lo posible: tratan de aquel tipo de objetos que pueden darse o no, que son sólo posibles. Por no tratar de lo necesario, dichas ciencias no lo son estrictamente hablando. Pueden ser de dos clases: Ciencias prácticas: tratan de lo relacionado con la conducta humana, y son dos: la "ética", y la "política". Ciencias poéticas (la expresión viene de poiesís, hacer): tratan de lo relacionado con la producción. La más señalada de este grupo es, claro está, la "poesía", pero también son ciencias poéticas la "gramática", la "retórica", la "arquitectura", la "medicina", la "zapatería", y en general todo arte en lo que tiene de ciencia.

LA LOGICA ARISTOTÉLICA

Aristóteles inaugura una corriente de pensamiento deductivo que conocemos como lógica de predicados, que consiste en partir de unos enunciados llamados premisas para llegar a otro llamado conclusión, que es su consecuencia y de da por necesaria lógica. El esquema más simple de razonamiento es el silogismo, que enlaza sujeto y predicado mediante un término medio. Existen cuatro tipos básicos de silogismo dependiendo de la cantidad de los predicados: universales, particulares, afirmativos y negativos.

A UNIVERSAL AFIRMATIVA E UNIVERSAL NEGATIVA I PARTICULAR AFIRMATIVA O PARTICUAR NEGATIVA

FILOSOFIA DE LA NATURALEZA: FISICA Y METAFISICA Una de las grandes pasiones de Aristóteles fue la observación y el análisis de la naturaleza. La mayor parte de su obra es el resultado de este estudio empírico. Incluso una disciplina tan abstracta como la Metafísica se encuentra unida de forma inseparable a este estudio, pues no se puede entender su explicación de la naturaleza y el cambio sin conocer su concepción de la realidad y del ser. Platón y Aristóteles no utilizan nunca la palabra metafísica. Fue Andrónico de Rodas en el 60 a.C, editor del Corpus aristotelicum, el que tituló Los de después de la física (Metá ta fisicá) al conjunto de libros hoy denominamos metafísica. Estos 14 libros versan, en terminología aristotélica, sobre la filosofía primera o la ciencia universal.

El problema del cambio: Una de las primeras preocupaciones de los filósofos fue encontrar una explicación racional para lo que les rodeaba. Una explicación que les hiciera comprensible y clara la naturaleza. Este interés por la naturaleza pronto se tradujo en una investigación sobre el cambio y el movimiento, verdaderos protagonistas del mundo natural. Desde un principio, los físicos se percataron de que lo que nos rodea es una realidad diversa y múltiple, y que, además, se halla en continua y perpetua transformación: las estaciones se suceden, la noche sigue al día, el sol a la lluvia; lo que antes era verde vivo ahora es amarillo marchito; allí donde había una casa ahora se amontonan escombros; los niños de ayer ahora son ancianos... Los primeros filósofos, entre ellos Heráclito y Parménides, tuvieron que enfrentarse con este confuso e imprevisible mundo, para tratar de otorgarle un orden y un sentido que lo hiciera comprensible. Como recordarás, Heráclito recogía esta constatación de nuestros sentidos y la elevaba a razón universal: todo se halla en perpetuo cambio y transformación; el movimiento es la ley del universo. Parménides, al contrario, cuestionaba en su famoso poema los datos proporcionados por los sentidos y se aferraba a la evidencia lógica: el movimiento es imposible, pues el cambio es el paso del ser al no ser; o a la inversa, del no ser al ser. Ello es del todo inaceptable, ya que el no ser no existe y nada puede surgir de él. Por tanto, nuestros sentidos nos engañan y las transformaciones que vemos son sólo una ilusión. La teoría platónica supone una especie de síntesis de estas dos concepciones opuestas. Por un lado, tenemos el mundo sensible, caracterizado por un proceso constante de transformación (como decía Heráclito); por el otro, tenemos el mundo abstracto y perfecto de las ideas, caracterizado por la incorruptibilidad y eternidad (como afirmaba Parménides). Sin embargo, según Aristóteles, Platón sólo yuxtapuso las dos concepciones, pero no llegó a integrarlas. Por ello, no consideró su respuesta una auténtica explicación de la naturaleza y el cambio. Para ver cuál es la concepción que defiende Aristóteles, deberemos adentrarnos tanto en su "Física" (ciencia del ente móvil) como en la Metafísica, pues para entender su explicación del cambio es preciso primero conocer su concepción de la realidad.

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El ser y las categorías: Aristóteles entiende por categorías los diferentes géneros o modos de ser. Si decimos "Sócrates es un ser humano", "Sócrates mide siete palmos de alto", "Sócrates es un pensador"; en el primer caso, el predicado indica la esencia de la sustancia Sócrates, en el segundo, una cantidad y en el tercero, una cualidad de dicha sustancia. Estos sentidos los denomina Aristóteles categorías (del griego categoría, atribución) y significan los diferentes modos según los cuales un predicado puede ser atribuido a un sujeto. En Aristóteles, las categorías, antes de ser modos de predicación, son modos de ser, modos de la realidad. Las categorías son los "géneros (o modos) que encontramos en la realidad" y éstas según Aristóteles son diez, de las que una primera es la sustancia ("ser que existe en sí") y las nueve restantes son los accidentes ("seres que existen en otros"): CATEGORIAS

Clases de seres: Aristóteles difiende dos clases de seres: naturales y artificiales, son seres naturales aquellos que tienen en sí mismos el principio de movimiento y de reposo; como los animales, las plantas, etc; mientras que los seres artificiales son fruto de la técnica o del arte; es decir, aquellos que poseen un principio extrínseco de movimiento como una cama, una estatua, etc. Estos, además como compuestos de madera, mármol, pertenecen a la naturaleza y se encuentran sometidos a las leyes naturales. Así pues, los objetos artificiales dependen de los objetos naturales ya que sólo gracias a la existencia de seres naturales (minerales, vegetales...) puede haber seres artificiales (mesas, estatuas) La realidad sustancial: La concepción metafísica de la realidad de Aristóteles es muy sencilla. La realidad, aquello que es y existe, es lo que Aristóteles denomina sustancia. Las sustancias no son sino los individuos concretos que nos rodean. A diferencia de Platón, que sólo reconocía como auténtica la realidad ideal y consideraba los objetos sensibles ilusión y engaño, para Aristóteles todo lo que nos rodea: este gato, esta casa, el vecino... son sustancias y constituyen la única y auténtica realidad.

SOCRATES 7 PALMOS PENSADOR DIALOGO

ES JUZGADO MAESTRO

EN EL AGORA AL MEDIODIA

DE PIE POBRE

SUSTANCIA CANTIDAD CUALIDAD ACCION PASION

RELACION LUGAR TIEMPO POSICION ESTADO

Cuando un médico francés dijo que "no hay enfermedades, sino hombres enfermos", no intentaba resumir en una frase brillante toda la doctrina aristotélica del ser. No obstante, lo hizo. La metafísica de Aristóteles es la filosofía normal de todos aquellos cuya tendencia mental natural es ocuparse, de un modo concreto, de una realidad concreta. Como su maestro Platón, Aristóteles está interesado en la realidad: aquello que es. Sólo que, cuando habla de ella, lo que él tiene en la mente es algo muy diferente de una Idea Platónica. Para él, la realidad (ousía) es lo que ve y puede tocar: este hombre, este árbol, este trozo de madera. Cualquiera que sea el nombre que se le pueda dar, la realidad es siempre para él una cosa individual y actualmente existente, esto es, una unidad ontológica precisa que es capaz de subsistir en sí misma y puede ser definida en sí misma: no el hombre en sí mismo, sino este hombre individual al que puedo llamar Pedro o Juan. (..) Ousía, realidad, es aquello que, teniendo en sí mismo todo lo que se requiere para que una cosa sea, puede además otorgar ser a aquellas determinaciones sobreañadidas a las que llamamos sus accidentes. Como tal, todo sujeto actual recibe el título de ''sustancica'' (sub-stans) porque se puede representar imaginativamente como ''estando debajo'' de accidentes, esto es, soportándolos. Aristóteles lo formula de la siguiente manera: "Ser (ousía) en el verdadero, primitivo y estricto sentido de este término, es lo que ni es predicable de un sujeto, ni está presente en un sujeto, es, por ejemplo, un caballo individual o un hombre individual"

Etienne Gilson; El ser y los filósofos

Podemos establecer cuatro caracteres definitorios de la sustancia aristotélica: Lo que no es inherente a otro ni se predica de él

Lo que puede subsistir por sí Lo que es algo determinado

Lo que tiene una unidad intrínseca y no un mero agregado de partes no organizadas Toda sustancia es algo concreto y, por tanto, se encuentra en un lugar y momento determinados: es decir, forma parte del mundo sensible y material. No obstante, no por ello debemos pensar que esta realidad sustancial se identifica con el mundo sensible de Platón. La realidad sustancial constituye una síntesis de los dos mundos platónicos. Veámoslo. El hilemorfismo: Toda sustancia es un compuesto de materia y forma. De todo individuo concreto, por ejemplo, de la mesa sobre la que escribes, se puede distinguir la materia de la que está formada (madera, si es el caso), y la esencia o forma, aquello que la hace ser lo que es, en este caso una mesa y no una silla o una cuchara (entre otras cosas, estar formada por una superficie plana sustentada por cuatro patas).

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En otras palabras, en los individuos concretos, en las sustancias, puedo encontrar dos dimensiones que se corresponden con las dos realidades que postulaba Platón, Por una parte, la materia, componente físico; y por otra, la forma, conjunto de cualidades específicas de una cosa que hacen que sea aquello que es, Estos dos componentes sólo son escindibles teóricamente, en un proceso de abstracción. En la realidad, materia y forma constituyen un compuesto inseparable y no, como mantenía Platón, dos mundos irreconciliables. Esta teoría que defiende la composición material y formal de toda sustancia se denomina hilemorfismo, del griego hylé (materia) y morphé (forma). La materia es el soporte o sustrato de la forma (la madera es el sustrato de la mesa), sin materia no hay sustancia (sin madera, hierro o mármol, no hay mesa). Pero la materia por sí sola tampoco es nada. Sin forma, sin esencia, la madera o el mármol (hablando de una mesa) no constituyen ninguna sustancia: la forma es lo que hará de ella una mesa, una silla o un arca. Potencia y acto: Ya hemos visto cuál es la concepción aristotélica de la realidad. Todo lo que existe, todo lo que es, es una sustancia. No obstante, esas sustancias se transforman, aparecen y desaparecen. El caballo fue primeramente un potro, pero envejecerá y morirá. Lo mismo sucede con el resto de las sustancias: ninguna es inmune al paso del tiempo. Según Parménides, esto era imposible. Lo que es no puede surgir de la nada, ni tampoco puede acabar así. La generación, transformación y destrucción de las cosas es aparente, el ser es perfecto y eterno. Este razonamiento conduce inevitablemente a la negación de la posibilidad de cambio y movimiento. Para Aristóteles, el tratamiento que Parménides hace del ser no es el adecuado y tampoco lo es su negación del cambio natural propio de todas las cosas. Según el Estagirita, el error de Parménides radica en el hecho de no darse cuenta de que existen diversas maneras de ser o no ser. Fijémonos en ello. Una semilla no es un árbol, pero puede llegar a serio. Un árbol no es un armario, pero puede llegar a serio. En otras palabras, todas estas maneras son maneras relativas de no ser. El no ser del ejemplo anterior es un no ser diferente de este otro: una semilla no es una gallina ni llegará a serlo nunca, un árbol no es un niño, ni lo podrá ser. Es una manera absoluta de no ser. Esta distinción entre no ser relativo y no ser absoluto nos lleva a una distinción típicamente aristotélica: potencia y acto. La semilla no es un árbol en acto, pero sí lo es en potencia. El árbol es árbol en acto, pero en potencia puede ser una mesa, un armario, una silla... Veamos la distinción: Potencia: capacidad que posee la materia de una sustancia de asumir o recibir una forma diferente de la que tiene. La madera es en potencia una mesa, un banco, una silla, una cuchara, porque tiene la capacidad de adquirir la forma de todas estas cosas Acto: es la realidad actual de cualquier sustancia y consiste en la forma particular que haya recibido la materia; en otras palabras, siempre es consecuencia de la actualización de una potencia.

Este binomio acto y potencia es lo que hace posible la explicación del fenómeno físico del cambio, es decir, de la adquisición de una nueva forma por parte de la materia. Todo ser está en acto de alguna cosa y tiene diferentes potencias. Esto explica el dinamismo que regula el mundo. ¿Qué es el cambio o el devenir? Para Aristóteles, ''todo cambio consiste en la actualización de una potencia'', en el paso de la potencia al acto. Clases de movimiento: Aristóteles distinguió dos clases o modos de ser; sustancias y accidentes; como ejemplos de sustancias tenemos: Juan, el árbol, esta silla, el libro que leo... y como ejemplos de accidentes: sabio, alto, amarillo, grueso, etc. Atendiendo a estos ejemplos, podemos decir que, con independencia de que sea natural o artificial, se entiende por sustancia aquel ente que existe en sí, y por accidente aquél que existe en otro; Juan, la silla, existen en sí, mientras que sabio, alto, amarillo... sólo pueden existir teniendo lugar en otro.

Esta distinción le permite a Aristóteles diferenciar dos clases de movimientos: sustancial: consiste en el cambio de sustancia, una sustancia desaparece y otra nueva surge en su lugar; por ejemplo, la bellota que se transforma en encina, la silla que al quemarse se convierte en ceniza... Son cambios por generación (a) y corrupción (b) Accidental: cambio en el que permanece la sustancia y varían los accidentes. A este respecto, podemos distinguir tres clases de movimientos accidentales: • cualitativo, si se modifica la cualidad, ejemplo: lo caliente se vuelve frío (c) • cuantitativo, si cambia la cantidad, produciéndose un aumento o disminución (d) • movimiento local, que consiste en la mera variación de lugar (e)

Elementos que intervienen en el movimiento: Si el movimiento consiste en el paso de la potencia al acto, resulta evidente que la nada no puede ser potencia de ningún ser, es decir, de la nada, nada puede surgir; en consecuencia, es necesario que todo movimiento parta de algo y llegue a algo y se realice en algo o, expresado de otro modo, en todo movimiento tenemos varios elementos: Un punto de partida Un sustrato Un punto de llegada

Por ejemplo, si de una cadena de oro hacemos un anillo, ha tenido lugar un movimiento en virtud del cual ha desaparecido la cadena (punto de partida) y ha surgido el anillo (punto de llegada) mientras que el oro ha servido de sustrato de dicho movimiento; el punto de partida y el de llegada son opuestos, pero algo ha permanecido a lo largo del proceso: el oro, pues ''en todo movimiento cambia la forma y permanece la materia''.

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Las cuatro causas: La explicación del cambio se completa con la teoría de las cuatro causas, El concepto de causa que emplea Aristóteles es diferente del que utilizamos en la actualidad. Para el filósofo clásico, ''todo aquello que es necesario para que se produzca un fenómeno'' es su causa. Así pues, aquello de lo que está hecho (materia), aquello que determina la estructura de la materia (forma), aquello que inicia el cambio (causa eficiente) y el objetivo que persigue (finalidad) son considerados sus causas. Veámoslo más claramente con un ejemplo. Las cuatro causas que se pueden atribuir a una escultura de Zeus son: el mármol de la que está hecha (causa material), la idea o modelo con que ha trabajado el artista (causa formal), el artista o productor de la obra (causa eficiente) y el móvil u objeto que ha motivado al artista por ejemplo honrar a los dioses (causa final)

CUATRO CAUSAS

El teleologismo: De las cuatro causas establecidas, la causa final es posiblemente la que implica más repercusiones. Afirmar que todo fenómeno o suceso responde a un objetivo supone defender, en palabras del propio pensador que "la naturaleza no hace nada en vano". Si respondemos a la pregunta "¿por qué llueve?" diciendo "porque el vapor de agua de las nubes se enfría y se condensa formando gotas de agua que caen al suelo", Aristóteles replicaría afirmando que esto no es suficiente, que aún hay más: "llueve porque las plantas y los animales necesitan agua para poder crecer y vivir". Al igual que el hombre actúa en pos de unos objetivos que se autopropone, toda la naturaleza está animada de tendencias hacia fines determinados. Un canal, obra humana, se construye para poder regar; un río, obra natural, también tiene una finalidad parecida. Todo en la naturaleza tiende a un fin: mejorar y perfeccionarse, actualizando sus potencias (el árbol dando fruto, el cachorro creciendo...). Esta concepción teleológica o finalista de la naturaleza será la predominante durante la Antigüedad y la Edad Media.

FORMAL Mármol

MATERIAL Columna

EFICIENTE Escultor FINAL

Decorativa

Quien siga poco a poco esta observación acabará por darse cuenta de que también en las plantas se verifican cosas que tienen una clara orientación teleológica, que las hojas nacen con la finalidad de cubrir y proteger los frutos. Por tanto, si la golondrina construye su nido de una forma natural y teleológica, y la araña hila su propia telaraña también de manera natural y teleológica, e igualmente las plantas hacen crecer las hojas para proteger sus frutos, las raíces no crecen hacia arriba, sino hacia abajo, para buscar alimento, es evidente que existe una teleología y una causa final en los seres que produce la Naturaleza y que existen naturalmente.

Aristóteles, Física.

De la Cosmología a la Teología: Ya hemos visto que la naturaleza está compuesta por sustancias que se hallan en constante movimiento y cambio. Sin embargo, esto no es sino una pequeña muestra de la visión que Aristóteles tenía del Universo. Según él, el Universo es un cosmos finito en el espacio y eterno en cuanto al tiempo, y que se encuentra dividido en dos mundos: el sublunar o terrestre y el supralunar o celeste. Tanto si es rectilíneo como circular, en ambos mundos, el movimiento necesita, según la Física aristotélica, un motor que lo produzca: todo lo que se mueve, se mueve por otro. Ahora bien, en la serie de seres que se mueven y que a su vez, son movidos por otro no podemos proceder al infinito, pues en ese caso quedaría sin justificar el movimiento. Es necesario, llegar a un "primer motor" (a un "ser primero") que posea en sí mismo el movimiento en acto y sea la causa de todo movimiento. Así Aristóteles deduce la existencia de un Primer Motor Inmóvil. Este motor mueve todo el Universo a través de la esfera de las estrellas fijas. El Primer Motor Inmóvil: Esta Sustancia Inmóvil, que es la causa primera del Universo, es acto puro. ¿Cómo si no podría ser inmóvil? Recuerda que hemos dicho que el movimiento consiste en la actualización de una potencia. Por tanto, potencia es sinónimo de movimiento, y el Motor Inmóvil ha de estar exento de él. Asimismo, el primer motor será también forma pura sin materia, pues, como hemos visto, la materia comporta potencialidad y movimiento. El Primer Motor mueve como causa final, y no como causa eficiente, ya que todo el Universo se mueve y transforma por la atracción y el deseo de aproximarse a esta perfección. Este Primer Motor es Dios en el sentido que es causa suprema de Universo, a pesar de que no se pueda identificar con un dios personal y creador del mundo. En definitiva, podemos afirmar que la "Cosmología" nos ha llevado a hablar de la divinidad; es decir, nos ha conducido hasta la "Teología".

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ANTROPOLOGIA Y ETICA: LA BUSQUEDA DE LA FELICIDAD La visión aristotélica de la naturaleza es inseparable de su visión metafísica. Así como la teoría de las ideas era guía y referente de todos los proyectos platónicos, los binomios metafísicos de materia y forma, de acto y potencia, determinarán, en primer lugar, la concepción aristotélica del ser humano, un ser natural compuesto de materia y forma, de cuerpo y alma, y, en segundo lugar, una ética en la que defenderá la aspiración a actualizar las más profundas potencialidades humanas. El hombre, un ser animado: El ser humano, al igual que el resto de los seres vivos, es un ser animado, es decir, tiene alma. La misma palabra "animal" está emparentada con "animado" y "alma". Además, el término alma es la traducción latina del nombre griego psykhe que en un sentido primigenio significaba "aliento", "vida". Alma y vida son dos conceptos cercanos y prácticamente sinónimos. El alma es lo que da vida a la materia o cuerpo, es el principio de vida y, por ello, su posesión distingue a los seres vivientes de los seres inertes. Como uno más de los seres animados, el ser humano está constituido, aunque no sea de manera exclusiva, por un alma. Como Platón, Aristóteles mantiene una postura dualista hacia el hombre. El ser humano es un compuesto de alma y cuerpo, de forma y materia, de acto y potencia. Ahora bien, en contra de la teoría platónica, el dualismo aristotélico no pretende establecer una oposición entre cuerpo y alma como si se tratara de realidades de naturaleza contraria. Alma y cuerpo son, según el Estagirita, complementarios y no opuestos. De la misma forma que materia y forma constituyen toda sustancia, alma y cuerpo forman un individuo separable únicamente en teoría. Así pues, a pesar de que el alma es el principio vital que mueve y da vida al cuerpo, podemos concluir que ésta, para existir, depende tanto del cuerpo como la vista del ojo o la sonrisa de la boca. Poseer alma, como hemos dicho, es propio de todo ser animado: plantas y animales la tienen, al igual que el ser humano, En todos ellos, el alma es principio vital, es decir, es aquello que da vida y energía al cuerpo. Ahora bien, la naturaleza y el rango diferente que ostentan plantas, animales y seres humanos hacen que su alma sea también diferente. Así, nos encontramos con tres tipos de alma o tres funciones que ésta cumple: alma vegetativa (propia de las plantas), alma sensitiva (propia de los animales) y alma intelectiva o racional (exclusiva del ser humano). Cada una de estas funciones anímicas (vegetativa, sensitiva e intelectiva) es característica de una especie (plantas, animales y seres humanos). Sin embargo, no lo es en exclusividad, ya que, por ejemplo, la función superior del alma, la intelectiva, supone las otras dos.

Tipo Función Propia de... Alma

vegetativa Nutritiva: asimilación y aprovechamiento de recursos vitales (conservación de la especie)

Todos los seres vivos, en especial las plantas

Alma sensitiva

Apetitiva: percepción sensible y capacidad de trasladarse, modificar e interactuar en entorno

Todos los animales, incluso el ser humano

Ala racional

Conocimiento, reflexión, deliberación, elección (conocer el mundo y a uno mismo)

El ser humano es exclusividad

Etica o búsqueda de la felicidad: La ética, un saber práctico, trata de la manera como han de organizar su vida los humanos para poder vivir bien y ser felices. En los animales, según Aristóteles, el ethos, "carácter" o "manera de ser", determina su comportamiento y su forma de actuar. El ser humano, en cambio, está dotado de alma racional, puede pensar, reflexionar y decidir más allá del condicionamiento de su ethos. Por ello, la ética tiene sentido: es la encargada de orientar y guiar el comportamiento. Igual que la Física, la Ética aristoélica tiene una importante dimensión teleológica. En sus diferentes acciones, el hombre tiende siempre hacia unos fines concretos que se configuran como bienes; todos los fines y bienes a los que tiende el hombre existen en función de un fin último y de un Bien Supremo. Según Aristóteles, la felicidad (eudaimonia) es el bien supremo, deseable por él mismo y que no se subordina a ningún otro. Pero si nos preguntamos en qué consiste la felicidad, nos damos cuenta de que cada uno encuentra la felicidad en cosas diferentes. A pesar de esto, el bien supremo del hombre sólo podrá consistir en la actividad que es peculiar de él y sólo él sabe desarrollar, así como, en general el bien de cada una de las cosas consiste en la actividad que es peculiar: la actividad del ojo es ver, la del oído es oír, etc... ¿Cuál es la actividad del hombre? No puede ser el simple vivir, puesto que el vivir es propio de los seres vegetales. Tampoco puede ser el sentir, puesto que el sentir es común de todos los animales. Sólo queda, pues, que la actividad peculiar del hombre sea la de la razón y la actividad del alma según la razón. Esta es, pues, la virtud del hombre y aquí deberá buscarse la felicidad. Todos nuestros actos y todas nuestras determinaciones morales tienen siempre por mira algún bien que deseamos conseguir; y por esta razón ha sido exactamente definido el bien cuando se ha dicho que es el objeto de todas nuestras aspiraciones. Pero téngase entendido que esto no impide que haya grandes diferencias entre los fines que uno se propone. A veces estos fines son los actos mismos que se producen; otras, además de los actos, son los resultados que nacen de ellos. En todas las acciones que tienen ciertos fines que las transcienden, los resultados definitivos son más importantes que las acciones mismas. Por otra parte, como existe una multitud de actos diferentes... hay otros tantos fines diferentes... (Ahora bien) en todos nuestras determinaciones hay un fin definitivo que quisiéramos conseguir por sí mismo... y como no podemos remontarnos sin cesar a un nuevo motivo ya que esto equivaldría a perderse en el infinito y hacer todos nuestros deseos perfectamente estériles y vanos, es claro que el fin último de todas nuestras aspiraciones será el bien supremo…(¿Cuál?) es el bien supremo que podemos proseguir en todos los actos de nuestra vida. La palabra que lo designa es aceptada por todo el mundo-, el vulgo como las personas ilustradas llaman a este bien supremo felicidad y, según esta opinión común vivir bien, obrar bien, es sinónimo de ser dichoso.

Aristóteles, Etica a Nicómaco

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Virtudes dianoéticas: Como acabamos de decir, la actividad más específica del hombre será aquella que le proporcione mayor felicidad. Aristóteles la deduce a partir de su concepción antropológica. Aquello que es propio y característico del hombre no es su dimensión vegetativa, ni su dimensión sensitiva, sino su dimensión racional o intelectiva. En la actividad racional, en la actualización de sus potencialidades intelectuales, el hombre encuentra la más completa felicidad. La buena ejercitación de la actividad intelectual o racional, en todos sus aspectos, nos dota de excelencias o eficiencias teóricas que son denominadas virtudes dianoéticas. Dianoético proviene, en griego, de diánoia, que significa "pensamiento" o "razón discursiva". Por ello, las virtudes dianoéticas son todas aquellas que están relacionadas con la capacidad de reflexión y deliberación y, por tanto, con la capacidad para entender cómo es el mundo y saber cómo aplicar aquello que se reconoce como correcto en la elección más acertada. Aristóteles habla de las siguientes virtudes dianoéticas: La prudencia (phrónesis): consiste en la razón práctica o juicio, entendida como la capacidad de aplicar los principios generales a las situaciones cambiantes. En concreto, la prudencia es la virtud que nos hace reconocer cuáles son los medios que nos acercan al bien y, al mismo tiempo, nos indica la manera en que se pueden llevar a la práctica. La prudencia, pues, es necesariamente una manera de ser racional, verdadero y práctico, en relación con los bienes humanos. Aristóteles, Ética a Nicómaco El arte (techné): consiste en capacidad de saber hacer o producir de manera racional. La sabiduría (sofia): consiste en la comprensión teórica de la realidad mediante la razón contemplativo. La ciencia (epistéme): consiste en el conocimiento objetivo de aquello que es universal y necesario y que, por tanto, es demostrable. La inteligencia intuitivo (nous): consiste en la habilidad de captar los principios más generales o axiomas de la ciencia.

Las virtudes dianoéticas o intelectuales son teóricas y tienen un valor por sí mismas; y es precisamente en su ejercicio donde radica el ideal de vida y la posibilidad de máxima felicidad. Una persona que no ejercite estas capacidades deja de realizar la más genuina actividad humana. Por tanto, está como incompleta y es poco probable que pueda ser realmente feliz.

Las virtudes éticas y el término medio: Según Aristóteles, el ser humano es feliz cuando actúa y vive de acuerdo con aquello que le es propio; por tanto, como lo característico y peculiar de los humanos es la racionalidad, el máximo bien y felicidad consistirá en la actividad intelectual. Sin embargo, el ser humano no es solamente intelecto, el ser humano forma parte del reino animal y, como el resto de los animales, tiene necesidades, deseos, etc.

Recordemos que el alma humana no sólo cumple una función racional, también tiene una función sensitiva y vegetativa. Por esta razón, las virtudes que posibilitan al ser humano llevar una vida de acuerdo con el bien no son sólo dianoéticas, también son necesarias las virtudes éticas. Si las virtudes dianoéticas tenían que ver con nuestra manera de reflexionar y conocer, las virtudes éticas están relacionadas con la manera de actuar en el mundo, controlando nuestras pasiones y nuestros deseos. El ser humano actuará correctamente y será virtuoso sí sus deseos y costumbres se encuentran dentro de lo racional, una racionalidad que en cada circunstancia escoge según un término medio óptimo entre dos extremos de conducta, ambos negativos. Ante la variedad de factores y circunstancias, y de la imposibilidad de dictar reglas para cada momento o reglas generales que sean válidas en cualquier situación, la pauta ética más adecuada es buscar siempre el término medio, la moderación en todos los aspectos del comportamiento. Cuando me pregunto qué he de hacer, la respuesta es "evitar tanto el exceso como el defecto". Por ejemplo, una persona poseerá la virtud de la valentía si su comportamiento es un término medio entre la cobardía (incapacidad para hacer frente a situaciones difíciles) y la temeridad (falta de comprensión y evaluación de las dificultades y posibles consecuencias de la acción). La persona que siempre está de juerga no lleva una vida virtuosa, pero tampoco lo hace aquella que no se permite ningún tipo de placer; la templanza o el dominio de uno mismo sería el término medio entre estos dos extremos. Aristóteles continúa aplicando la norma del término medio a un conjunto de virtudes como la amabilidad, la veracidad, el buen humor, la justicia... Consciente de que este término medio dependerá de cada caso y de cada situación, considera que sólo la prudencia y la razón de cada uno garantizan la elección correcta del término medio. La virtud se manifiesta bajo un doble aspecto: uno intelectual, otro moral' la virtud intelectual proviene en su mayor parte de la instrucción o educación de la que ella necesita para darse a conocer y desarrollarse; igualmente exige ella práctica y tiempo, mientras que la virtud moral es hija de los buenos hábitos; de aquí que, gracias a un leve cambio, de la palabra costumbre - "ethos"- viene moral - "ethica"-. El haber comprobado esto nos demuestra claramente que ninguna de las virtudes morales nace naturalmente en nosotros; en efecto, nada puede modificar el hábito que da la naturaleza; por ejemplo, la piedra, que entraña el hábito del peso, no puede contraer el hábito contrario, aunque se le eche al aire un número incalculable de veces; el fuego sube y no podría descender; y lo mismo hay que decir de todos los cuerpos que no pueden modificar sus hábitos originales.[…] Lo que hemos de realizar luego de un estudio previo, lo aprendemos por medio de la práctica; por ejemplo, construyendo se hace uno arquitecto, y tocando la cítara se viene a ser citarista. Igualmente, a fuerza de practicar la justicia, la templanza y la valentía, llegamos a ser justos, sobrios y fuertes. La prueba de ello está en lo que pasa en las ciudades: los legisladores forman a los ciudadanos en la virtud, habituándoles a ello. Aristóteles, Etica a Nicómaco

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LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA Ética y política, tanto en Platón como en Aristóteles, son ámbitos inseparables: la ética conduce a la política y la política marca el ideal ético. Si la ética se ocupa de organizar y orientar el comportamiento individual en pos del bien y la felicidad, la función de la política es organizar la vida y el comportamiento colectivo para asegurar el bien común. En definitiva, ética y política tienen el mismo objetivo: el bienestar y felicidad humanos. No obstante, la ética está subordinada o depende de alguna manera de la política, pues, por un lado, es preferible el bien de la comunidad a la felicidad de un solo individuo y, por otro, el individuo, en tanto que ser social, sólo puede desarrollarse y ser feliz en el marco de la polis o sociedad. Ésta tiene la obligación y el deber de proporcionar las bases y herramientas necesarias para que sus miembros satisfagan sus necesidades e intereses.

El hombre, un animal político: Para Aristóteles, el ser humano es, por su naturaleza y condición, un ser esencialmente político (politikom), es decir, social. Esto significa que es en el seno de la comunidad donde el hombre puede realizarse como tal y desarrollar todas sus posibilidades. Un hombre políticamente desarraigado no podría alcanzar el nivel de una vida auténticamente humana. Aristóteles justifica este carácter social así: La razón por la cual el hombre es, más que la abeja o cualquier animal gregario, un animal social es evidente: la naturaleza, como solemos decir, no hace nada en vano, y el hombre es el único animal que tiene palabra. La voz es signo del dolor y del placer, y por eso la tienen también los demás animales, pues su naturaleza llega hasta tener sensación de dolor y de placer y significársela a otros, pero la palabra es para manifestar lo conveniente y lo dañoso, lo justo y lo injusto, y es exclusivo del hombre, frente a los demás animales, el tener, él sólo, el sentido del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto, etc., y la comunidad de estas cosas es lo que constituye la casa y la ciudad. Aristóteles, Política

Este carácter social de la especie humana hace que las personas necesiten el marco de la ciudad para desarrollarse como tales. El individuo no es como la mano, una parte del cuerpo que pierde su finalidad si se separa de él; una persona ya es, por sí misma, una unidad con sentido. A pesar de ello, ha de convivir con los demás para completarse. El hombre aislado, en soledad, no puede realizarse completamente, pues el ser humano no es una isla (la palabra que en griego designa a un individuo aislado que no se relaciona con los otros es idiótes). El ciudadano: Aristóteles acepta el prejuicio griego según el cual la mujer es "por naturaleza" inferior al hombre porque tiene menos "razón" que éste; admite asimismo el prejuicio según el cual hay hombres que son "esclavos por naturaleza"; se trataría de los hombres en los que el instinto y la sensibilidad predominan sobre la razón: los esclavos serían necesarios, al igual que los animales domésticos: serían indispensables para los servicios relacionados con las necesidades del cuerpo, de las que el hombre libre no debe ocuparse. Ni mujeres ni esclavos pueden considerarse ciudadanos según Aristóteles.

Aristóteles señala además que, para ser "ciudadano" de una ciudad, no basta habitar en su territorio, ni gozar del derecho de iniciar una acción judicial, ni tampoco es suficiente el ser descendiente de ciudadanos. Para ser ciudadano es necesario "participar en los tribunales o en las magistraturas", es preciso "tomar parte en la administración de la justicia y participar en la asamblea que legisla y gobierna la ciudad". En esta definición se refleja más que en ninguna otra la característica peculiar de la polis griega, en la que el ciudadano se sentía como tal sólo si participaba directamente en el gobierno de la cosa pública, en todos sus momentos (creación de las leyes, su aplicación, administración de la justicia). Por consiguiente, ni el colono ni el miembro de una ciudad conquistada podían considerarse ni sentirse ciudadanos en el sentido mencionado. Ni siquiera los trabajadores podían considerarse verdaderos ciudadanos, a pesar de ser hombres libres porque ninguno de ellos disponía "del tiempo necesario para ejercer las funciones que son esenciales a los ojos de Aristóteles". Y así, los ciudadanos de una ciudad son mucho más limitados en número, mientras que todos los demás hombres terminan por ser de alguna forma "medios" que sirven para satisfacer las necesidades de los primeros. Los obreros se diferencian de los esclavos porque, mientras éstos sirven a las necesidades de una sola persona, aquellos sirven a las necesidades públicas; pero no por ello dejan de ser medios. Mientras Aristóteles afirma que "no se pueden considerar ciudadanos todos aquellos sin los cuales no subsistiría la ciudad", la historia ha demostrado que es verdad precisamente lo contrario; pero para ello ha sido necesario que estallaran una serie de revoluciones, y resulta difícil todavía poner en práctica esta verdad que, en el plano teórico, ha sido conquistada definitivamente. Los regímenes políticos: Aristóteles constata que el ser humano se realiza en sociedad, pero es consciente de que no todas las organizaciones sociales favorecen y potencian por igual el desarrollo y la felicidad de sus miembros. Aristóteles, fiel a su talante observador (en el Liceo se llegaron a recoger y analizar 158 constituciones), estudia la realidad política de su tiempo. A raíz de estos estudios, niega la posibilidad de un Estado perfecto, al contrario de lo que había defendido Platón. Cada pueblo vive unas circunstancias geográficas, climáticas, culturales... que hacen imposible establecer un orden general válido para todos. Así, cada comunidad deberá encontrar la organización que se adapte mejor a sus necesidades y recursos. Ahora bien, ciertamente se pueden establecer algunas diferencias entre unos regímenes y otros. Aunque unos regímenes sean mejores que otros, lo que sí está claro para Aristóteles es que lo más importante para que la vida social sea satisfactoria es la estabilidad. Ésta sólo se puede conseguir evitando, como en el comportamiento individual, los extremos. Por ello, Aristóteles defiende que la mejor comunidad será la más moderada, aquélla en la que los ciudadanos no sean ni muy ricos ni muy pobres, es decir, donde la clase mayoritaria sea la clase media. Aristóteles se atreve a profetizar que posiblemente el mejor régimen se encontraría a medio camino entre la oligarquía y la democracia.

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VOCABULA ACCIDENTE: Aquello que le pertenece a una cosa de modo contingente de manera que lo puede perder sin que se modifique su esencia. ACTO: Lo que una cosa actualmente es. Ser en acto quiere decir ser plenamente, ser ya, ser ahora. Así, ejemplo, estoy disfrutando de una comida ahora mismo (en acto), y soy (en acto) un ser humano concreto. ACTO PURO: acto puro es aquel modo de ser en acto que, al mismo tiempo, no es nada en potencia. Toda sustancia física, hecha de materia, puede cambiar. Por eso toda sustancia física, aun siendo algo en acto, es, al mismo tiempo algo en potencia. Sólo Dios (sólo el Primer Motor Inmóvil), por no estar constituido de materia, es acto puro. CATEGORÍAS: para Aristóteles las categorías tienen un sentido lógico y ontológico. Entendidas ontológicamente, las categorías son los distintos modos de entender el ser. Desde un punto de vista lógico son las distintas maneras en que un predicado se dice de un sujeto. CAUSA: Factor o principio del que depende una cosa. ENTE: Lo que es o existe. EPISTEME (ciencia): grado de conocimiento intelectual demostrativo de lo universal y necesario, que parte de unos principios dados para obtener conclusiones. ESENCIA: Lo que tienen los seres concretos de estable e inteligible; aquello que le pertenece a una cosa de modo necesario, lo que hace que algo sea lo que es, no otra cosa. EUDAMONISMO: Teoría ética que identifica el Supremo Bien con la felicidad. FELICIDAD O EUDAIMONÍA: Es el bien supremo del hombre. HILEMORFISMO: Se llama así a la teoría aristotélica que sostiene que todas las sustancias están compuestas de materia (hyle) y forma (morphé). METAFÍSICA: El término no es aristotélico. A lo largo de los siglos se ha usado no sólo para referirse al libro aristotélico de la "filosofía primera", que está a continuación (metá) de la física, sino también para designar una rama de la filosofía. Para Aristóteles, la "filosofía primera" es conjuntamente: ciencia que estudia a Dios y las sustancias suprasensibles; ciencia que estudia el ser en cuanto ser y los primeros principios, ciencia que estudia la sustancia. MOVIMIENTO O CAMBIO: Aristóteles define el movimiento como paso de ser en potencia a ser en acto. Los movimientos pueden ser de cuatro tipos: sustanciales, cualitativos, cuantitativos y locales. Las causas del movimiento pueden ser de cuatro tipos: material y formal (intrínsecas: operan desde el interior del cuerpo que cambia), eficiente y final (extrínsecas: operan desde el exterior del cuerpo que cambia). NATURALEZA (physis): Aristóteles define lo natural como aquello que tiene en sí un principio de movimiento o reposo. Esto es, natural es aquello que llega a ser lo que es por sí mismo. Lo natural se contrapone a lo que es obra de la técnica humana (lo que hoy llamaríamos artificial). Así, un abeto, en tanto que abeto, es un ente natural, pues llega a ser abeto en virtud de su propia naturaleza interna. Una cama hecha de madera es, en tanto cama, un ente no natural.

NOUS (inteligencia, entendimiento): grado de conocimiento intelectual, universal y necesario, que nos permite conocer los principios a través de una intuición intelectual. POTENCIA (ser en): Aristóteles introduce el término potencia (dynamis) para designar a la capacidad que tiene algo para ser otra cosa que todavía no es. Así, la bellota es, en potencia, una encina, el mármol es, en potencia, una estatua, etc. Todo cuerpo material tiene siempre la capacidad, la potencia, de ser algo distinto. Sólo aquello que es forma sin materia (Dios, el Primer Motor Inmóvil) carece de potencia para ser algo distinto de sí mismo. Por eso, sólo Dios es acto puro. PRIMER MOTOR INMÓVIL: Aristóteles denomina así a una sustancia inmóvil, que es acto puro (esto es, no es nada en potencia sino que posee un ser pleno y actual) y forma pura (esto es, carece de materia), que sería la causa final del movimiento del cosmos. A este Primer Motor Inmóvil le denomina también Aristóteles Pensamiento del pensamiento, pues toda su actividad consiste en pensarse a sí mismo. PRONESIS (prudencia): grado de conocimiento acerca de las acciones de la vida; es un conocimiento intelectual universal, pero no necesario, propio de las ciencia prácticas. SOPHIA (sabiduría): forma plena de saber que resulta de la conjunción de la episteme (ciencia) y el nous (entendimiento) que permite derivar todas las verdades de la ciencia. SUSTANCIA: según Aristóteles, todo lo que existe o bien son sustancias o bien accidentes de alguna sustancia. Las sustancias son las cosas individuales y concretas que tienen realidad en sí mismas. Tales como un caballo concreto, un ser humano concreto, un árbol concreto, etc. La sustancia es lo que soporta los accidentes, tales como colores, olores, ser músico, ser en alto. Sustancia viene a ser sinónimo de cosa, entidad. Todas las sustancias -excepto el Primer Motor Inmóvil- se componen de materia prima y forma sustancial. TEKHNE (arte): grado de conocimiento superior a la experiencia; es un conocimiento intelectual universal, pero no necesario, propio de las ciencias poéticas. TELEOLOGÍA: Del griego telos, que significa fin. Concepción de las cosas naturales como tendentes a un fin. TEOLOGÍA: para Aristóteles la Teología es la parte de Metafísica que se ocupa de la primera causa del movimiento o cambio. A esta primera causa del movimiento le llama Primer Motor Inmóvil o Dios (Theos). VIRTUD (arethé): en el mundo griego la virtud es entendida, en general, como una especial capacidad, habilidad, destreza para algo. Con Aristóteles la virtud pasa a ser entendida como una capacidad, destreza, para alcanzar la felicidad. Pero la felicidad consiste en la autorrealización. Esto es, en que el hombre se realice como lo que es, en que desarrolle su propia esencia, su propia naturaleza. Por eso Aristóteles entenderá que la virtud reside, para los hombres, en el hábito (la disposición permanente, la costumbre) de someter su vida a la realización de su propia esencia. Pero la esencia humana consiste en ser un animal racional. Por lo que la virtud consistirá en la costumbre de ejercitar la razón (virtudes intelectuales), o de guiar los deseos, pasiones y apetencias por la razón (virtudes morales).

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SELECCIÓN DE TEXTOS ARISTOTELICOS I) Hay una ciencia que estudia el ser en cuanto ser y los atributos que le corresponden en virtud de su propia naturaleza. Ésta no es la misma que ninguna de las llamadas ciencias particulares; pues ninguna de éstas investiga en general el ser en cuanto ser, sino que, habiendo separado alguna parte suya, estudia los atributos de ésta; por ejemplo, las ciencias matemáticas. Y, puesto que buscamos los principios y las causas supremas, es evidente que serán necesariamente principios y causas de cierta naturaleza en cuanto tal. Por consiguiente, si también los que buscan los elementos de las cosas buscaban estos principios, también los elementos tenían que ser de lo que es en cuanto que es, y no accidentalmente. De ahí que también nosotros debamos comprender las primeras causas de lo que es en cuanto que es. Pero el ser se dice de muchas maneras, aunque por referencia a una sola cosa y a una cierta naturaleza única, y no equívocamente, sino como también todo lo sano se llama así por referencia a la salud (esto, por preservarla; aquello, por producirla; lo otro, por ser digno de salud; lo de más allá, por ser capaz de recibirla); y, similarmente, las cosas se llaman médicas por referencia al arte de la medicina (pues a éste se le llama médico por poseer el arte de la medicina; a lo otro, por estar bien dispuesto por naturaleza para ella; y a lo de más allá, por ser un ejercicio de la medicina) –y encontramos otras cosas llamadas lo que son de maneras similares a éstas. Pues unos se llaman seres porque son substancias; otros, porque son afecciones de una substancia; otros porque son caminos hacia la substancia, o destrucciones o privaciones o cualidades de la substancia, o porque producen o generan la substancia o las cosas llamadas como son por referencia a la substancia, o porque son negaciones de algunas de estas cosas o de la substancia. Por eso también decimos que lo que es, es algo que no es. Pues bien, así como de todo lo sano hay una sola ciencia, igualmente esto sucede también con las demás cosas: pues pertenece a una sola ciencia estudiar no sólo las cosas que son llamadas lo que son, en cierto modo, según una sola palabra. Es, pues, evidente que también pertenece a una sola ciencia estudiar los seres en cuanto seres. Pero en todo caso la ciencia trata fundamentalmente de su objeto primario, aquello de lo que dependen las demás cosas y por lo cual se dicen. Por consiguiente, si esto es la substancia, de las substancias tendrá que tener el filósofo los principios y las causas.

(Aristóteles, Metafísica 1003ª21-b19) CUESTIONES: 1. Explique brevemente el significado general de las expresiones siguientes: “ciencias particulares”, “causas”, “substancia” y “atributos”. (2 puntos) 2. Desarrolle el contenido del texto señalando las razones por las que Aristóteles considera posible una ciencia unitaria del ser en cuanto ser. (3 puntos) 3. Enmarque el contenido del texto en la teoría de la substancia de su autor y en la filosofía aristotélica en general. (3 puntos) 4. Haga un esquema, mapa conceptual o cuadro sinóptico en el que quede reflejada la estructura conceptual y argumentativa del texto. (2 puntos)

II) Entre los seres los hay que existen por naturaleza y los hay que existen por otras causas. Por naturaleza existen los animales y sus partes, las plantas y los cuerpos simples como la tierra, el fuego, el aire y el agua. En efecto, decimos de estos seres y de otros de la misma clase que son por naturaleza. Ahora bien, todos estos seres de que venimos hablando difieren claramente de los que no están constituidos por naturaleza. En efecto, todos los seres naturales poseen en sí mismos un principio (arché) de movimiento y reposo, bien respecto del movimiento local, bien respecto del crecimiento y mengua, bien, en fin, respecto de la alteración. Por el contrario, una cama, un vestido y cualquier otro objeto semejante no tienen tendencia natural alguna al cambio en tanto en cuanto pertenecen a esta clase de seres, es decir, en tanto en cuanto son seres artificiales, si bien la poseen en cuanto resultan ser de piedra, de madera o de una mezcla de tales sustancias. Y es que la naturaleza es un principio (arché) y causo del movimiento y del reposo para aquellos seres en que reside inmediatamente, esencialmente y no de un modo accidental. (Aristóteles, Física) III) ¿Qué tipo de explicación se busca cuando se formula la pregunta ¿por qué? ¿Por qué funcionan las cosas como funcionan? Aquí Aristóteles piensa que muchísimos filósofos han sido demasiado simplistas porque no han advertido de cuántos modos diferentes preguntamos y respondemos a estas preguntas sobre el porqué. Tanto en la Física como en la Metafísica quiere insistir en que no hay solo un tipo de explicación útil sino que hay una lista muy posiblemente abierta. En cualquier caso, cuatro tipos de causas le parecen muy importantes. Pues bien, estas son las famosas “Cuatro Causas”. Creo que es importante decir que estas son cuatro clases de explicación. Se las llama la Causa Material, la Causa Formal, la Causa Eficiente y la Causa Final. Supongamos que tomamos la pregunta, ¿por qué crece un árbol de la manera que lo hace? La explicación material (la Causa Material) dirá que el árbol crece como crece porque está hecho de tales o cuales materiales. Ahora bien, esta clase de explicación es muy útil e interesante pero (...) no puede operar por sí sola, ya que una lista de materiales por sí misma no nos dice qué es la cosa cuyo crecimiento estamos tratando de explicar, qué estructura van a constituir esos materiales. Para esto (Aristóteles) piensa que necesitamos una clase más de explicación, la explicación formal (la llamada Causa Formal). Esta dice que el árbol crece como lo hace porque está estructurado de tal y cual manera, que es su forma (...) Después hay un tercer tipo de explicación, la Causa Eficiente, o explicación eficiente. Ésta dice que el árbol crece como lo hace porque las diversas cosas que hay en su entorno lo empujan hacia afuera de ciertos modos, por ejemplo las sustancias absorbidas de la tierra, etc. Luego la última, que yo creo que ha sido la más mal entendida, es la forma de explicación que llama la Causa Final. Frecuentemente la llamamos la forma teleológica de explicación, porque se refiere a un fin o telos hacia el que se mueve la cosa. Pues bien, ésta dice que el árbol crece a fin de convertirse en una cierta clase de árbol maduro. En otras palabras, en la naturaleza las cosas siempre se están moviendo hacia el florecimiento de su condición adulta. (M.Nussbaum, Aristóteles, en B.Magge, Los grandes filósofos)

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IV) En una situación causal, existen un aspecto material y un aspecto formal. El último se divide, a su vez, en tres partes. En primer lugar está el aspecto formal en el sentido restringido, lo que podría llamarse la configuración. En segundo lugar, tenemos el agente que desencadena el cambio, como la presión en el gatillo hace que se dispare un fusil. En tercer lugar, está el propósito o fin que el cambio trata de conseguir. Estos cuatro aspectos se llaman causa material, formal, eficiente y final, respectivamente. Un sencillo ejemplo hará ver esto con claridad. Consideremos una piedra que está oscilando en el borde de un escalón y que es empujada para hacerla caer definitivamente. La causa material en esta situación es la materia de la piedra misma, La causa formal es la disposición general del terreno, es decir, el escalón y la posición de la piedra en él. La causa eficiente es lo que empuja la piedra. La causa final es la tendencia de la piedra a buscar el nivel más bajo posible, es decir, la fuerza de atracción de la gravedad de la tierra. En cuanto a las causas material y formal, poco hay que decir. Ya no hablamos de ellas como causas. Son condiciones necesarias de una situación causal, en el sentido de que algo ha de haber en alguna parte para que suceda algo (...) La causa eficiente es lo que en la terminología moderna se denomina simplemente la causa. Así, una piedra cae de un escalón porque alguien o algo la ha empujado. En la ciencia física, ésta es la única clase de causalidad reconocida. En conjunto, la tendencia de la ciencia es tratar de establecer explicaciones en función de causas eficientes. La noción de causa final no se admite hoy en la física (...) Decir que una piedra cae porque tiene tendencia a caer no es realmente dar una explicación en absoluto. Pero también aquí nos encontramos con que hay explicaciones en que la terminología de los fines cumple un propósito razonable. En el campo de la ética, por ejemplo, no es asunto trivial apuntar a una meta como la causa de la conducta o la acción de una determinada clase. (Bertrand Russell) V) Puesto que hay evidentemente más de un fin, y elegimos algunos de ellos (...) por lograr algo distinto, claramente no todos los fines son fines completos; pero el bien principal es evidentemente algo completo. Por tanto, si hay sólo un fin completo, éste será lo que andamos buscando, y si hay más de uno, el más completo de ellos será lo que estamos buscando. Pues bien, a aquello que es sí mismo es merecedor de ser buscado lo llamamos más completo que a aquello otro que es merecedor de ser buscado para lograr algo distinto, y también lo que nunca es deseable en virtud de algo distinto es más completo que las cosas que son deseables tanto en sí mismas como para lograr otra cosa distinta, y por consiguiente llamamos completo sin más a aquello que siempre es deseable en sí mismo y nunca para lograr algo distinto. Pues bien, tal cosa se supone que es la eudaimonía, por encima de todo lo demás; pues a ella la elegimos siempre por sí misma y nunca para lograr algo distinto; pero el honor, el placer, la razón, y toda excelencia los elegimos ciertamente por sí mismos (...), pero los elegimos también para lograr la eudaimonía, juzgando que por medio de ellos la alcanzaremos. La eudaimonía, en cambio, nadie la elige para lograr esas cosas, para nada que no sea ella misma. (Aristóteles, Ética a Nicómaco)

VI) Si la felicidad es una actividad ejercida conforme a una capacidad, es razonable que se trate de la capacidad más perfecta de la parte mejor del hombre. Ahora bien, la parte mejor del hombre es la Razón o como quiera que llamemos a aquella parte de nosotros que por naturaleza parece ser la más excelente y principal y poseer la intelección de las cosas bellas y divinas-, pues la Razón es o algo divino o, ciertamente, lo más divino que hay en nosotros. Por tanto, su actividad -según la capacidad que le es propia- será la felicidad completa....Más aún, parece que solamente esta actividad se busca por sí misma pues no tiene ningún resultado fuera del conocimiento mismo, mientras que con otras actividades buscamos más o menos algo aparte de la actividad en sí. ...pero tal vida sería superior a la condición humana: en efecto, no vivirá así en cuanto hombre, sino en cuanto reside en él algo divino,' y cuanto difiere esto del compuesto, otro tanto excede esta actividad de las que se realizan conforme a las demás capacidades. Ahora bien si la Razón es algo divino en relación con el hombre, también la vida conforme a ella es divina en relación con la humana. No hay que tener, como algunos aconsejan sentimientos humanos puesto que somos hombres, ni sentimientos mortales puesto que mortales somos, sino inmortalizarse en cuanto sea posible e intentarlo todo para vivir de acuerdo con lo más excelente que hay en nosotros mismos

(Aristóteles, Etica a Nicómaco) VI) De todo esto resulta, pues, manifiesto que la ciudad es una de las cosas naturales, y que el hombre es, por naturaleza un animal social y que el insocial por naturaleza, y no por casualidad, o es un ser inferior o más que un hombre, como aquel a quien Homero increpa: "sin tribu, sin ley, sin hogar", porque el que es tal por naturaleza es además amante de la guerra, como una pieza aislada en un juego de damas. La razón por la cual el hombre es, más que la abeja o cualquier animal gregario, un animal social es evidente: la naturaleza, como solemos decir, no hace nada en vano, y el hombre es el único animal que tiene palabra. La voz es signo del dolor y del placer, y por eso la tienen también los demás animales, pues su naturaleza llega hasta tener sensación de dolor y de placer y significársela a otros/ pero la palabra es para manifestar lo conveniente y lo dañoso, lo justo y lo injusto, y es exclusivo del hombre, frente a los demás animales, el tener, él sólo, el sentido del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto, etc., y la comunidad de estas cosas es lo que constituye la casa y la ciudad. La ciudad es por naturaleza anterior a la casa y a cada uno de nosotros, porque el todo es necesariamente anterior a la parte ... Todas las cosas se definen por su función y sus facultades, y cuando éstas dejan de ser lo que eran no se debe decir que las cosas son las mismas, sino del mismo nombre. Es evidente, pues, que la ciudad es por naturaleza y es anterior al individuo, porque si el individuo separado no se basta así mismo será semejante a las demás partes en relación con el todo, y el que no puede vivir en sociedad, o no necesita nada por su propia suficiencia, no es miembro de la ciudad, es una bestia o un dios. (Aristóteles, Política)

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