la conversación y el principio de cooperación. teoría de grice

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Seminario Mayor Filosofado San Agustín Materia: Medios de Comunicación Profesora: Lina Marcela Cedeño Postulantes: Walter Albrecht Javier Daza William Mendieta Miguel Pérez LA CONVERSACIÓN Y EL PRINCIPIO DE COOPERACIÓN La conversación es una realidad, un hecho cotidiano, en el cual nos vemos continuamente involucrados, por medio del cual interactuamos con las personas que nos rodean y que nos va permitiendo hacer comunidad. Esto nos lleva a preguntar cómo es que funciona la conversación, cómo es posible que generalmente cuando conversamos nos entendemos y avanzamos en el intercambio comunicativo como guiados por una dirección invisible que nos marca el norte de la conversación. Ésta pareciera muchas veces ser imprecisa, ambigua, no regida por la lógica, que es precisa, pero aun así las conversaciones mantienen por lo general un sentido, es comprensible y llegan a cumplir con las expectativas de los que se ven involucrados en ella. Es Grice, el que viene a dar su aporte en la comprensión de cómo se logra una conversación con sentido, por lo que él plantea una teoría desde el campo de la pragmática, es decir, de la disciplina que estudia la praxis o usos del lenguaje. La teoría que plantea no es normativa o prescriptita, es decir, que en primera instancia su teoría no tiene el propósito de regir, organizar y dar leyes a la conversación para que esta pueda realizarse, sino que principalmente es descriptiva, pues lo que hace es partir de la conversación (que como dijimos es un hecho cotidiano), explicándola y describiéndola, dando a conocer la lógica propia que se

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Page 1: La conversación y el principio de cooperación. teoría de grice

Seminario Mayor Filosofado San AgustínMateria: Medios de ComunicaciónProfesora: Lina Marcela CedeñoPostulantes: Walter Albrecht Javier Daza William Mendieta Miguel Pérez

LA CONVERSACIÓN Y EL PRINCIPIO DE COOPERACIÓN

La conversación es una realidad, un hecho cotidiano, en el cual nos vemos continuamente involucrados, por medio del cual interactuamos con las personas que nos rodean y que nos va permitiendo hacer comunidad. Esto nos lleva a preguntar cómo es que funciona la conversación, cómo es posible que generalmente cuando conversamos nos entendemos y avanzamos en el intercambio comunicativo como guiados por una dirección invisible que nos marca el norte de la conversación.

Ésta pareciera muchas veces ser imprecisa, ambigua, no regida por la lógica, que es precisa, pero aun así las conversaciones mantienen por lo general un sentido, es comprensible y llegan a cumplir con las expectativas de los que se ven involucrados en ella.

Es Grice, el que viene a dar su aporte en la comprensión de cómo se logra una conversación con sentido, por lo que él plantea una teoría desde el campo de la pragmática, es decir, de la disciplina que estudia la praxis o usos del lenguaje.

La teoría que plantea no es normativa o prescriptita, es decir, que en primera instancia su teoría no tiene el propósito de regir, organizar y dar leyes a la conversación para que esta pueda realizarse, sino que principalmente es descriptiva, pues lo que hace es partir de la conversación (que como dijimos es un hecho cotidiano), explicándola y describiéndola, dando a conocer la lógica propia que se maneja en los intercambios comunicativos, la cual si bien no es la misma lógica tradicional, tiene su propio funcionamiento y precisión, la cual por lo general todos manejamos aunque no lo hagamos necesariamente de una manera conciente.

Esta teoría se basa en lo que Grice llama Principio de cooperación, el cual va acompañado de unas máximas. La conversación no se da de cualquier manera, sin un rumbo, sino que posee un propósito o una dirección que la guía, y para que la conversación pueda darse y realizarse con sentido, los que se involucran en ella tienen que estar dispuestos a cooperar o ayudar al propósito que guía la conversación, esta disposición de cooperar con el propósito es lo que permite que la conversación tenga una lógica y evite que sea una conversación absurda e inconexa, y es ésta la que el autor denomina Principio de cooperación.

El Principio de cooperación, según Grice, es fundamental para describir el desarrollo de una conversación para que esta tenga sentido. Podemos decir que es la piedra angular, que

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es prerrequisito para que pueda darse el intercambio comunicativo, esta debe ser respetada y aceptada por los interlocutores aunque sea tácitamente, pues si no es respetada, el intercambio comunicativo puede no darse o carecer de sentido.

Este principio no se encuentra solo, sino que esta acompañado por unas máximas, las cuales son normas de menor rango que el Principio de Cooperación (que es fundamental), las cuales describen como ha de ser lo que se dice en una conversación para que esta sea más precisa y menos ambigua. Grice expone siguientes máximas: las de cantidad, que su aporte sea todo lo informativo que sea necesario, y que no sea mas informativa de lo que necesita el propósito de la conversación; las de cualidad: intente que su contribución sea verdadera, no diga algo que crea falso, ni diga algo de lo que no tenga pruebas suficientes; la de relación: diga cosas relevantes, es decir, cosas interesantes que se relacionen con lo que se esta hablando; y la de modalidad, que tiene que ver con el modo de decir las cosas: sea claro, por tanto, evite la oscuridad de expresión y la ambigüedad, sea breve y ordenado. En resumidas cuentas estas máximas nos dicen que nuestro aporte o contribución al intercambio comunicativo en el cual nos encontramos sea preciso, verdadero, relevante y claro, con respecto al propósito de la conversación, es decir, aplicando el principio de cooperación.

Pero sucede que muchas veces en las conversaciones pareciera que el Principio de cooperación no es respetado, puesto que en más de una ocasión se falta al cumplimiento de estas máximas, como cuando hacemos una pregunta a alguien y nos responde sin darnos toda la información necesaria que requerimos, por ejemplo, - Javier, ¿con quien va a salir William?, – con un postulante, al hacer esta pregunta, Javier responde con algo que es verdad (va a salir con un postulante) respetando la máxima de cualidad, pero no nos da toda la información que le requerimos, ¿con cual de todos los postulantes?, faltando a la máxima de cantidad; a partir de esto podríamos pensar que Javier no quiere cooperar con el propósito del intercambio comunicativo en el cual se le está involucrando, por lo que no se cumple el Principio de cooperación y por tanto no se logra realizar la conversación.

Es necesario que se cumpla el Principio para que se pueda realizar la conversación, pero ¿necesariamente se deja de cumplir cuando se falta a alguna de las máximas dentro de la conversación? Esto no es tan así, no porque se deje de cumplir una máxima debe dejar de cumplirse el Principio, pero para que se pueda mantener la suposición de que éste sigue siendo respetado por los involucrados en la conversación, debemos reinterpretar lo que se dice, para restituir el cumplimiento del Principio, pues el Principio de cooperación es fundamental para la conversación, por lo que hay que salvaguardarlo a como de lugar, y esto nos lleva interpretar lo que se nos dice, creándose de esta manera una distancia o diferencia entre “lo que se nos dice” y “lo que se nos comunica o se nos quiere comunicar”.

Es aquí donde la conversación pareciera no ser lógica, pues “lo que se comunica” no se deduce necesariamente de “lo que se dice”, pero Grice plantea otro elemento, el cual viene a hacer de puente que cubre esta distancia creada, las implicaturas, las cuales son el contenido implícito que viene en lo que se dice. Estas implicaturas nos permiten restaurar el cumplimiento del Principio de cooperación cuando pareciese que se está dejando de lado

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porque no se están respetando algunas máximas, retomando el ejemplo anterior, decíamos que Javier no quería cooperar porque no nos dio toda la información requerida (teniendo en cuenta lo que se dice), pero las implicaturas reinterpretan esto que se dice, en este caso que se responde, de acuerdo con el Principio, para llegar a lo que se nos comunica, y ¿qué puede estar comunicándonos Javier con su respuesta?, por medio de la implicatura, podríamos pensar que él si desea cooperar (está respetando el Principio de cooperación), pero falta a alguna máxima puesto que no tiene una respuesta precisa, él nos dice sólo lo que sabe, aunque no todo lo que nosotros necesitamos saber, por lo que prefiere faltar a la máxima de cantidad (precisión) antes que faltar a la máxima de cualidad (veracidad), buscando respetar y mantener el Principio de cooperación, Javier quiere cooperar, pero el desconoce toda la información, por lo que no puede cooperar correctamente, lo cual no implica que no desee cooperar.

Grice plantea que existen diferentes tipos de implicaturas: las convencionales, que derivan del significado de las palabras; y las no convencionales, que derivan de la intervención interpuesta de otros principios, estas pueden ser: conversacionales, es decir, que se relacionan con los principios que regulan la conversación, y que son generalizadas (independientes del contexto) o particularizadas (dependientes del contexto en que se dicen), y no conversacionales, en donde los principios que entran en juego son de otra naturaleza.

En las implicaturas conversacionales pueden darse incumplimientos de máximas: una violación encubierta (aparentemente no se viola nada), una supresión abierta (de las máximas y del principio, no hay cooperación), un conflicto o colisión (entre el cumplimiento de diferentes máximas que nos lleva a elegir una sobre otra, como el ejemplo dado anteriormente) y el incumplimiento o violación abierta (de una de las máximas, pero sujeción a las demás).

Las implicaturas conversacionales se generan combinando la información contenida en el enunciado, los factores que configuran el contexto y la situación de emisión, y los principios conversacionales. Y se pueden caracterizar de esta manera: cuando alguien dice “P”, implica conversacionalmente “Q” si se supone que el emisor está observando las máximas o el principio de cooperación y se supone que piensa que “Q”, y que el emisor piense que tanto él como el destinatario saben que es necesario que el emisor piense que “Q” cuando dice “P”. Es decir, cuando yo digo algo puedo estar queriendo dar a entender otra cosa, como al decir tus ojos son hermosos luceros, no por eso lo que quiero expresar, y por ende, lo que estoy pensando cuando digo aquello, es que sus ojos sean de verdad dos luceros o estrellas, cosa que no tiene nada de cierto, sino que al decir eso yo estoy pensando que sus ojos son muy hermosos, que son como una luz que iluminan mi cielo, mi vida, dándome felicidad... Es esto lo que quiero comunicar a la persona a la cual le he dicho aquellas palabras, y al decirlo yo supongo que la otra persona al escucharlo sabrá que yo estoy pensando en lo hermoso de sus ojos y su importancia que tienen para mí, y no de que ellos son dos estrellas, que aunque brillan son distantes. Es necesario para la implicatura que esto se cumpla, que yo al decir una cosa pensando expresar otra, tenga claridad en que la persona a la cual hablo se dará cuenta que yo al decir lo que digo, necesariamente estoy

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pensando en lo otro, y así puede descifrar el contenido implícito de lo que le digo, dándose la lógica propia del intercambio comunicativo, que parte de la base supuesta de que estamos respetando el Principio de cooperación. Si esto no se da así, y el destinatario no deduce a partir de lo que digo, lo que quiero expresar, y comprende equivocadamente, entonces no se da implicatura, como por ejemplo yo digo “tú eres perro” pensando “tú eres muy valiente y fiel”, y el otro al escucharme entiende “eres un desgraciado, tal por cual”, comprendiendo tal frase como una ofensa, puesto que de lo que dije no se sigue necesariamente lo que pretendía comunicar, por tanto no se da la implicatura, pues el contenido implícito que se suponía debía trasmitir no se alcanzo.

Las implicaduras se relacionan con las máximas de tres maneras: hay implicatura pero no se viola aparentemente ninguna máxima, hay implicatura y se debe inferir que se viola una máxima para evitar un conflicto con otra máxima, y hay implicatura porque se viola abiertamente una máxima.

A partir de esto podemos notar que la violación de alguna máxima no necesariamente es una falta al Principio de cooperación, sino que por la implicatura se nos expresa un contenido que no viene deducido necesariamente del enunciado como tal (lo que se dice). Sólo podemos establecer que no se quiere cooperar cuando hay una supresión abierta de todos las máximas y por ende también del principio, como si preguntásemos por ejemplo – Javier, ¿con quien va a salir William? – y a ti qué te importa, en este caso Javier notoriamente se niega a cooperar, por eso no cumple las máximas, no coopera, no ayuda en nada al propósito de la conversación que se está entablando, por lo que podemos decir que de cierta manera se niega a permitir que esa conversación o intercambio comunicativo se establezca, negándose a cooperar, con lo cual no da más posibilidades que desistir de ese intercambio comunicativo.

Las implicaturas poseen algunas propiedades características, las cuales por separado no significa que haya implicatura, pero si se da el conjunto de las propiedades, entonces hay implicatura. Sus características son: cancelabilidad, es decir, son cancelables; no separabilidad, las que no se basan de la violación de las máximas de manera, dependen del contenido expresado y no del modo de expresarlo; no convencionalidad, es decir, no forman parte del significado convencional de las expresiones a las que se ligan; no deducibilidad lógica, no son propiedades lógicamente deducibles o inferibles a partir de lo dicho; y la indeterminación, lo que se implica posee un grado de indeterminación. A estas cinco Sadock agrega otra: las implicaturas son las únicas inferencias reforzables, compatibles con la mención de su contenido sin que se produzca redundancia.

Podemos darnos cuenta que una implicatura no es cualquier cosa, sino que tiene sus propias características y tiene una lógica propia que permite descubrir el contenido implícito de lo que se dice, saltando de esta manera la brecha que se habré muchas veces entre lo que se dice y lo que se comunica, que hacía correr peligro el supuesto cumplimiento del Principio de cooperación por parte de los involucrados, haciendo de puente para salvaguardar este mismo principio.

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También partiendo de todo esto, podemos darnos cuenta que la comunicación tiene su propia lógica que la rige, pero no es algo de lo que tengamos conciencia, aunque nosotros generalmente nos regimos por ella, lo hacemos sin caer en cuanta de lo complicado que pareciese ser el entablar una conversación si tuviésemos conciencia de todas estas normas. Por eso, podemos decir nuevamente, que la teoría de Grice es descriptiva, pues parte de la misma realidad cotidiana, y mediante la aplicación de algunos conceptos (máxima, implicatura...), define algunas normas que busca explicar el intercambio comunicativo teóricamente.

Pero cabe preguntarse otra cosa, ¿esta teoría del Principio de cooperación y sus máximas es aplicable o es valida para cualquier conversación que se realice? La respuesta es no, puesto que podemos deducir de esta teoría que la finalidad de los intercambios comunicativos es el propósito de trasmitir o intercambiar información precisa, sin ambigüedad, de la manera más efectiva posible, pero este propósito es en realidad solo uno de los tantos propósitos para los que nosotros usamos del lenguaje, pero no siempre queremos dar a conocer una información precisa, a veces queremos despertar algún sentimiento en alguna persona, o entablamos una conversación con el propósito de lograr algún interés o beneficio fuera de lo conversado, como por ejemplo, tratar muy bien a la profesora, halagarla, con el fin de que al revisar los ensayos no sea tan dura con nosotros y nos repruebe. Este caso queda por fuera de los descrito por la teoría de Grice, por lo que podemos afirmar que es una teoría reduccionista, pues reduce el uso del lenguaje a uno solo, como ya dijimos, el intercambio de información de la manera más precisa y efectiva posible. Por lo que historias como:

Una zorra que buscaba comida, encontró un gallo bien cebado; éste se puso a salvo rápidamente en un árbol. La zorra se mostró dolida por tanta desconfianza.

-¿Por qué huyes? ¡Solo quería darte un abraso fraternal!- dijo muy ofendida.-¡No soy tan tonto como para creerte!- replicó el gallo.-Pero entonces, ¿no lo sabes?-¿Qué es lo que tengo que saber?-Se ha proclamado la paz universal- afirmó la zorra. Ahora todos somos hermanos. Anda, baja, para que también nosotros podamos darnos el abraso de la paz, porque todavía tengo que ir a dar la paz a otros muchos hermanos con los que antes estaba enemistada. -¡Que bien¡- fingió alegría el gallo. Entonces será mejor esperar a que lleguen aquellos perros de caza: seguramente también quieren darte un abraso de paz.La zorra huyó a toda prisa pero antes se volvió al gallo: -No es que te haya mentido. Pero no estoy segura de que ellos se hayan enterado.Así alejo el peligro el astuto gallo y regresó sano y salvo al gallinero.

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No pueden ser explicadas a partir de esta teoría, pues aquí no se da el Principio de cooperación a partir del cual la zorra y el gallo quieren trasmitirse información precisa, sino que abiertamente usan la conversación con el fin de engañarse y lograr un beneficio que no tiene nada que ver con lo que se conversa... La zorra quiere comerse al gallo, por lo que su aporte a la conversación busca conversar al gallo de que ella viene en son de amistad, para que cuando lo tenga cerca y engañado poder comérselo, en cambio el gallo busca alejar de sí este peligro, por lo que su aporte busca hacer que la zorra desista de su propósito.

Con todo esto podemos decir que la teoría de Grice es reduccionista, por lo que necesita ser ampliada, pero no por esto pierde importancia o relevancia en el campo de la pragmática. Sino que sigue teniendo vigencia, y ha sido usada como base para teorías y estudios más actuales.