la conciencia en fagothey
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CAPITULO 4
LA CONCIENCIA
Significado de la moralidad
Significado de la conciencia
Clases de conciencia
Siguiendo el juicio de la conciencia Obedece
siempre a una conciencia cierta Nunca
actes con una conciencia dudosa Formando
nuestra propia conciencia El curso moralmente ms seguro Una obligacin dudosa
PROBLEMA
Hasta qu punto un individuo es responsable de
sus actos, esto nadie ms que l lo sabe. Otros le
juzgan, pero no pueden ver ms que los aspectos
externos. El individuo sabe cundo ha sido juzgado
mal por los dems, y slo puede saberlo comparando
su juicio con el suyo y pronunciando un juicio final
sobre estos dos juicios. Esta forma de conocimiento
reflexivo, de percepcin de la propia
responsabilidad, se confunde a menudo con la
conciencia, pero es ms propiamente una forma de
estado consciente.
El individuo juzga no slo si es o no responsable
y en qu medida de sus actos, sino tambin si estos
actos son buenos o malos. Como ya dijimos al
principio, la tica descansa en un hecho de
experiencia esto es: en la conviccin del individuo
de que algunos actos son buenos y deben realizarse,
en tanto que otros son malos y no deben hacerse, y
otros ms son indiferentes y pueden hacerse o dejar
de hacerse. El que tales juicios sean correctos o no,
esto es otra cuestin, pero el hecho es que los
individuos as los formulan. La facultad de hacerla
se llama conciencia.
Puesto que hasta aqu hemos tratado de aspectos
tan subjetivos de el acto humano como son la
voluntariedad y la responsabilidad; y puesto que la
moralidad se presenta primero a nuestra experiencia
como un juicio reflexivo personal sobre nuestros
actos, mucho antes de que hayamos identificado los
principios en los que dichos juicios deberan
apoyarse, ser indi-
cado que continuemos con los aspectos subjetivos de
la moral antes de pasar los objetivos. Todos los
individuos, cualquiera que sea su sistema de moral,
formulan juicios de conciencia. El estudio de la
conciencia est, o debera estar, fuera del dominio de
la controversia y sin embargo, es cuando tratamos de
encontrar una base objetiva para la conciencia y sus
juicios que los sistemas ticos empiecen a divergir.
Pero ms all de todos los sistemas ticos, y comn a
todos ellos, se encuentra la exigencia de que el
individuo sea sincero consigo mismo y que haga el
bien tal como lo ve. Necesitamos examinar los
siguientes puntos:
1. Qu es moralidad? 2. Qu es conciencia? 3. Cmo se forma el juicio de la conciencia? 4. Hemos de seguir siempre los dictados de la
conciencia?
5. Podemos acaso actuar con una conciencia dudosa?
6. Cmo pueden resolverse las dudas de la conciencia?
SIGNIFICADO DE LA MORALIDAD
La moralidad es la calidad de los actos humanos
en cuya virtud los designamos como buenos o malos,
como acertados o errneos. Se trata de un trmino
comn relativo a la bondad o la maldad de un acto
humano, sin especificar a cul de los dos se refiera.
El opuesto de lo moral es propiamente lo no moral,
trminos que indican que el acto no tiene significado
moral en absoluto, que simplemente no se refiere a la
moral. La palabra amoral se utiliza tambin en este
sentido, pero se aplica con mayor frecuencia a
personas faltas de un sentido de responsabilidad
moral. Puesto que la palabra inmoral significado
moralmente malo, indica un acto que posee una
calidad moral definida (un acto malo). Si se lo opone
claramente a lo inmoral, el trmino moral significa
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Significado de la conciencia
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moralmente bueno. As, pues, moral e inmoral son
contradictorios, porque toda cosa tiene o no tiene
alguna referencia con la moral; moral e inmoral son
contrarios, por cuanto marcan los extremos del bien
y del mal en el campo de la moral, excluyendo lo
moralmente neutro o insignificante.
Al juzgar la moralidad de un acto humano
podemos tomar en cuenta las peculiaridades
subjetivas del agente y considerar el acto como
condicionado por su conocimiento y su consen-
timiento, por sus antecedentes, su preparacin, sus
prejuicios. su estabilidad emocional y otros rasgos
personales. Preguntamos si dicha persona individual
obr bien o mal en el caso particular considerado, y
si dicho acto particular fue bueno o malo para l. La
moralidad considerada en esta forma es una
moralidad subjetiva, y est condicionada por el
hecho de que el acto concuerde con la conciencia
propia del agente o discrepe de ella.
Pero podemos tambin hacer caso omiso de
dichas condiciones abstractas, las que, aunque
siempre presentes en todo acto individual, slo
pueden ser conocidas directamente por la conciencia
personal del actor. Podemos considerar
simplemente la clase de acto realizado y las
circunstancias externas manifiestas para todo
observador. No preguntamos si dicho individuo est
dispensado o no de responsabilidad por el acto, a
causa de su ignorancia, de su pasin o de cualquier
otro modificador de la responsabilidad, sino s una
persona normal cualquiera, en plena posesin de sus
facultades, est autorizada o no a querer
deliberadamente aquella clase. de acto. Estamos
juzgando el carcter objetivo del acto realizado, y no
el estado subjetivo del actor. La moralidad
considerada en esta forma es moralidad objetiva.
Si preguntamos, "es el asesinato malo?" "Es la
sinceridad buena?" Estamos pregun tanda por la
moralidad objetiva. Pero si preguntamos, "se dio
este individuo perfectamente cuenta de lo que haCa
al matar a aquel hombre?" "Se propona aquel
individuo decir la verdad cuando solt aquella
observacin?" Estamos preguntando por la
moralidad subjetiva.
La moralidad en su integridad incluye los
aspectos tanto subjetivo 'como objetivo. No tiene
caso preguntar cul sea ms importante. En efecto, a
menos que los actos posean una bondad o maldad
propias, con las que el juicio de la conciencia
debera estar de acuerdo, el juicio de cualquiera es
tan bueno como el de
cualquier otro, y la tica se convierte en una mera
relacin de opiniones. La tica en cuanto estudio
pone el acento en la moralidad objetiva. Pero es el
caso que cada uno ha de vivir su propia vida, ha de
rendir cuentas de sus actos tales como los vio, y se le
tiene como bueno o como malo segn su sinceridad
en cuanto a seguir su conciencia, inclusive si sus
juicios morales fueron objetivamente errneos. En
este sentido la moralidad subjetiva es principal.
SIGNIFICADO DE LA CONCIENCIA
En la idea popular, la conciencia se concibe a
menudo como una "voz interior"; algunas veces
como la ''voz de Dios", que nos dice lo que hay que
hacer o evitar. Pero esto no es ms que una metfora.
Si la conciencia habla con una voz, sta es nuestra
propia voz. Sin duda, la mayora de las p~rsonas
experimentan una reaccin del subconsciente basada
en el medio ambiente y la educacin de su niez; una
tendencia a aprobar o desaprobar las cosas por las
que nos ensefiaron aprobacin o desaprob acin en la
niez. Semejantes posesiones previas
proporcionarn a menudo apreciaciones morales
correctas, si hemos sido bien educados. Un resultado
de semejantes experiencias psicolgicas tempranas
podr ser acaso un vago sentimiento inidentificable,
un sentido de malestar e inclusive de "culpa", al
apartamos del patrn establecido, aunque el
sentimiento se reconozca como absurdo. Esto no es
lo que se entiende por conciencia en el sentido
tradicional. No se identifica tampoco con el "super
ego" de Freud, aunque existe cierta relacin entre
ambas cosas.
La conciencia no es una facultad especial distinta
del intelecto, ya que, en otro caso, nuestro juicio
acerca de la bondad o la maldad de nuestros actos
individuales no sera intelectual, si no irracional, esto
es, producto de algn instinto ciego. La conducta de
esta clase no sera digna de aquel cuya caracterstica
principal es la inteligencia. La conciencia, pues, no
es ms que el propio intelecto en una funcin
especial, esto es, en la funcin de juzgar acerca de la
bondad o la maldad de nuestros propios actos
individuales. .
La conciencia es una funcin del intelecto
prctico. No trata de cuestiones tericas de lo bueno
o lo malo en general, tales como, "por qu es malo
mentir? " "Por qu hay que hacer justicia?" Sino de
la pregunta prctica: "qu
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La conciencia es lo que debo hacer aqu y ahora, en esta situacin
concreta?" "Si realizo el acto en el que estoy
pensando, mentir acaso, o ser acaso injusto?" Se
trata del mismo intelecto prctico con el que juzgo lo
que debo hacer o evitar en los dems asuntos de la
vida: cmo he de llevar mis negocios, invertir mi
dinero, proteger mi salud, disefiar mi casa, mi
fbrica o mi granja, educar a mi familia. Lo mismo
que los dems juicios humanos, la conciencia puede
equivocarse y formar juicios morales errneos. y en
forma anloga a como el individuo puede cometer
errores en aquellas otras esferas de la actividad
humana, as puede cometer tambin errores en su
conducta per~onal. Pero, al efectuar cualquier juicio
prctico de dicha clase, el individuo no tiene ms
gua que su intelecto.
Por consiguiente, la conciencia puede definirse
como el juicio prctico de la razn acerca de un acto
individual como bueno y debiendo ejecutarse, o
como malo y debiendo evitarse. El trmino
conciencia se aplica a las siguientes tres cosas:
l. Al intelecto en cuanto facultad de formar juicios acerca de los actos individuales
buenos o malos
2. Al proceso de razonamiento que sigue el intelecto para llegar a semejante juicio
3. Al juicio mismo, que es la conclusin del proceso discursivo
El proceso del razonamiento empleado para
llegar a un juicio de conciencia es el mismo que el de
cualquier razonamiento deductivo lgico. El
razonamiento deductivo implica una premisa mayor,
o principio general, una premisa menor, o aplicacin
de principio a un caso particular, y una conclusin,
que resulta necesariamente de las dos premisas.
La premisa mayor empleada en formar un juicio
de conciencia es un principio moral general. Los
autores medievales se sirven de la palabra sindresis
para designar el hbito de los principios morales
generales, el hbito de poseer semejantes principios
formados en la mente y dispuestos para uso como
base de la conducta individual. Lo que los amplios
principios metafsicos de contradiccin, razn
suficiente y otros por el estilo son con respecto a~
razonamiento terico, los principios de sindresis,
tales como "haz el bien y evita el mal", 'respeta los
derechos de los dems" y "haz como quisieras que
hicieran contigo", lo son con respecto al
razonamiento moral prctico. La premisa mayor
podr ser un principio de sindresis o una conclusin
derivada de ella, pero
tenida por el individuo como regla general de
conducta. La premisa menor, por su parte, pone el
acto particular, a realizar aqu y ahora, bajo el
alcance general enunciado en la mayor. La
conclusin que sigue lgicamente es el juicio mismo
de conciencia:
EJEMPLOS:
Las mentiras no estn permitidas. Esta explicacin de mi conducta es una mentira. Luego esta explicacin de mi conducta no est permitida.
Los errores peligrosos han de corregirse.
El error que acabo de cometer es peligroso.
Luego el error que acabo de cometer ha de ser
corregido.
Aquello que no pertenece a nadie puede guardarse. El
objeto que acabo de encontrar no pertenece a nadie. Luego el objeto que acabo de encontrar puede guardarse.
Con frecuencia extraemos las conclusiones de
conciencia tan rpidamente que no nos damos cuenta
de su forma silogstica. Pero, si reflexionamos sobre
el proceso del razonamiento que acabamos de
realizar, percibiremos fcilmente su carcter
silogstico. Por regla general, adopta la forma
abreviada de un entimema: "debo hacer esto? No;
esto sera una mentira"; "debo corregir este error?
S; porque podra perjudicar a alguien"; "puedo
guardar esto? Por supuesto; no es propiedad de
nadie". Algunos de los principios que intervienen
(las premisas mayores) podrn ser tan simples, que
nunca los hayamos formulado expresamente, pese a
que hemos estado operando con ellos por espacio de
mos.
CLASES DE CONCIENCIA
La conciencia puede ser una gua de acciones
futuras, inducindonos a hacerlas o evitarlas, o un
juez de nuestras acciones pasadas, fuente de nuestra
autoaprobacin o de nuestro remordimiento. La
primera se designa como conciencia antecedente, y
la segunda como conciencia consecuente. Para los
fines de la tica, la conciencia antecedente es ms
importante. Sus actos son principalmente cuatro:
ordenar o prohibir, cuando el acto deba hacerse o
deba evitarse; persuadir o permitir, cuando se
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Siguiendo el juicio de la conciencia
39 trata del mejor o peor curso, sin obligacin alguna
estricta.
Puesto que el juicio de conciencia es un juicio
del intelecto y que el intelecto puede equivocarse,
ya sea adoptando falsas premisas o extrayendo una
conclusin ilgica, la conciencia, podr ser tambin
correcta o errnea. La conciencia correcta juzga
como bueno aquello que es realmente bueno o
como malo aquello que realmente es malo. Aqu las
moralidades subjetiva y objetiva concuerdan. La
conciencia errnea juzga como bueno aquello que
en realidad es malo, y como malo aquello que en
realidl!.d es bueno. Todo error implica ignorancia,
porque una persona no puede hacer un juicio falso
en su mente a menos que le falte el conocimiento de
la verdad. La ignorancia implcita en el error es ya
sea vencible o invencible, y as, pues, hablamos
tambin del error como vencible o invencible. Por
consiguiente, tenemos una conciencia
venciblemente errnea si el error puede superarse y
el juicio corregirse, o una conciencia
invenciblemente errnea, si el error no puede
superarse y el juicio no puede corregirse, al menos
por los medios que de cualquier hombre normal
cabra esperar que fueran a utilizarse.
La conciencia podr ser tambin cierta o
dudosa. La conciencia cierta juzga sin temor a que
lo opuesto pueda ser verdad. En tanto que la
conciencia dudosa o vacila en hacer un juicio
cualquiera en absoluto, o hace el juicio, pero con
sospechas de que lo opuesto pueda ser cierto. Si no
formula juicio alguno, el intelecto permanece en
suspenso, porque no ve motivos en ninguno de los
dos lados, o los ve iguales en ambos lados. Si el
intelecto juzga con miedo del opuesto, asiente a uno
de los lados, pero su juicio no es ms que una
opinin probable. Hay diversos grados de
probabilidad, que van desde la ligera sospecha hasta
los bordes de la certeza.
El hecho de que la gente difiera en cuanto a su
sensibilidad a los valores morales confiere
caractersticas habituales a sus juicios de con-
ciencia. Hablamos de conciencias estrictas o
relajadas, blandas o duras, agudas o embotadas,
delicadas o burdas, segn que propendan a percibir
o pasar' por alto los valores morales. La conciencia
perpleja pertenece a aquel que no logra decidirse y
permanece en un estado de ansiedad indecisa,
especialmente si cree que har mal con cualquiera
de las alternativas que elija. La conciencia
escrupulosa atormenta a su poseedor volviendo a
suscitar una y otra vez dudas que ya fueron
eliminadas anteriormente,
encontrando nuevas fuentes de culpa en actos
antiguos que sera preferible ignorar y persiguiendo
una especie de certidumbre en el estado de nimo
que est ms all de nuestro poder en este mundo. La
escrupulosidad podr constituir acaso una forma
grave de autotortura espiritual, llegando a la
ansiedad neurtica, que constituye un estado ms
bien psicolgico que tico. La persona necesita
aprender no la distincin entre lo bueno y lo malo,
que sabr acaso perfectamente bien, sino cmo dejar
de atormentarse con miedos infundados, o cmo
poner fin a su insensato autoexamen y enfrentarse a
la vida con un espritu ms confiado.
SIGUIENDO EL JUICIO DE LA CONCIENCIA
Habiendo visto lo que es la conciencia y las
formas principales que adopta, tenemos que
examinar ahora nuestra responsabilidad al hacer lo
que la conciencia aprueba o desaprueba. Existen dos.
normas principales, cada una de las cuales implica
un problema, a saber:
l. Obedece siempre a una conciencia cierta.
2. No actes nunca con una conciencia dudosa.
OBEDECE SIEMPRE A UNA CONCIENCIA
CIERTA
Obsrvese la diferencia del significado entre las
conciencias cierta y correcta. El trmino correcto
describe la verdad objetiva del juicio de la persona,
esto es, que su conciencia representa el estado real de
las cosas. El trmino cierto describe el estado
subjetivo de la persona que juzga: la fuerza con que
mantiene su asentimiento y el grado en que ha
excluido el temor de lo opuesto. La clase de
certidumbre a la que aqu se alude es una
certidumbre subjetiva, que puede existir juntamente
con error objetivo. De aqu que resulten dos
posibilidades:
1. Una conciencia cierta y correcta
2. Una conciencia cierta, pero errnea l. La conciencia cierta y correcta no presenta
dificultad, y nuestra obligacin es clara. La persona
juzga la conducta que le es exigida aqu y ahora. Su
juicio es correcto y ella est segura de su correccin.
Qu grado de certidumbre se requiere?
Basta que la conciencia est prudencialmente cierta.
La incertidumbre prudencial no es abso-
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La conciencia luta, sino relativa. Excluye todo temor prudente de
que lo opuesto pueda ser cierto, pero no excluye los
temores imprudentes basados en meras
posibilidades. Las razones son suficientemente
fuertes para satisfacer a un individuo normalmente
prudente en un asunto importante, de modo que se
sienta seguro en la prctica, pese a que exista una
probabilidad terica de que est equivocado. Ha
adoptado toda precaucin razonable, pero no puede
asegurarse contra contingencias raras y caprichos de
la naturaleza. Cuando se trata de accin, de algo que
deba hacerse aqu y ahora, pero implicando conse-
cuencias futuras algunas de las cuales dependen de la
voluntad de otras personas, la posibilidad absoluta de
error no puede excluirse por completo, pero se la
puede reducir de tal modo con todo, que ningn
individuo prudente, libre de ansiedad neurtica, se
vera disuadido de actuar por temor de aquella. As,
pues, despus de investigar el caso, un individuo
prudente puede decir que est cierto de que su
empresa comercial es segura, de que este criminal es
culpable, de que este empleado es honrado. Puesto
que excluye todo temor razonable de error, la
certidumbre prudente es mucho ms que una alta
probabilidad, que no excluye dicho temor razonable.
Sin duda, cabra definir la certidumbre de modo tan
estricto que slo significara certidumbre absoluta;
pero el que tal hace no hace ms, en realidad, que
discutir acerca de las palabras y ha de encontrar otro
trmino para indicar lo que hemos estado des-
cribiendo en lenguaje corriente.
2. Qu ocurre cuando uno tiene una conciencia
errnea? Si el error es vencible, ha de corregirse. La
persona sabe que puede estar equivocada, est en
condiciones de corregir el error posible y est
obligada a hacerlo antes de actuar. Cmo puede
formarse una conciencia venciblemente errnea? Un
individuo podr tener acaso una opinin probable
que descuida verificar, pese a 'que est en
condiciones de hacerlo, o podr haber juzgado en
una ocasin ciertamente pero errneamente, y
empezar ahora a dudar de si su juicio fue o no
correcto. Mientras no se dio cuenta de su error, su
conciencia era invenciblemente errnea, y el error se
ha hecho vencible nicamente porque ya no sigue
estando subjetivamente cierto y ha empezado a
dudar. Una conciencia venciblemente errnea es,
por consiguiente, otro nombre por una conciencia
que o fue dudosa desde el principio o estuvo
subjetivamente cierta, aunque equivocada, en un
momento dado, y se
ha convertido ahora en una conciencia dudosa. Una
conciencia cierta pero venciblemente errnea es
imposible.
Si el error es invencible, parecemos encontramos
ante un dilema. Por una parte, no parece correcto que
una persona deba seguir un juicio errneo, en tanto
que, por otra parte, aquella no sabe que est en el
error y no tiene medio alguno de corregirlo.
Resolvemos el dilema aparente recordando que la
conciencia es una gua subjetiva de la conducta; que
error invencible e ignorancia son inevitables; que
cualquier cosa mal hecha no lo es voluntariamente y,
por consiguiente, no le es imputable al agente. La
persona que acta con una conciencia
invenciblemente errnea podr hacer algo que sea
objetivamente errneo, pero, puesto que no lo
reconoce como tal, aquello no es mal
subjetivamente. La persona est libre de
responsabilidad moral, a causa de la ignorancia
invencible acerca de su error.
Por consiguiente, una conciencia cierta ha de
obedecerse, no slo cuando es correcta, sino tambin
cuando es invenciblemente errnea. La conciencia
es la nica gua que el individuo posee para la
ejecucin de actos concretos aqu y ahora, pero es el
caso que la conciencia invenciblemente errnea no
puede distinguirse de la conciencia correcta. Por
consiguien te, si no estuviramos obligados a seguir
una conciencia cierta pero invencible mente errnea,
nos veramos forzados a la conclusin absurda de
que no estaramos obligados a seguir una conciencia
cierta y correcta.
La voluntad necesita que el intelecto le presente
lo bueno. Tanto si el juicio del intelecto es correcto
como no, el acto de voluntad es bueno si consiente a
lo bueno que le ha sido presentado por el intelecto y
es malo si consiente a lo que el intelecto juzga como
malo. Si un individuo est firmemente convencido
de que su acto es justo, est escogiendo lo bueno en
la medida en que puede, y si est firmemente
convencido de que su acto es malo, est escogiendo
lo que piensa ser malo, tanto si lo es, efectivamente,
como no. No es responsable del error, pues, pero s
de su acto.
NUNCA ACTUES CON UNA CONCIENCIA
DUDOSA
El individuo que acta con una conciencia cierta
pero invenciblemente errnea esta evitando el mal
moral en la medida en que puede. No es culpa suya
si su juicio est equivocado y
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Formando nuestra propia conciencia
41 no tiene razn alguna para creer que lo est. Pero no
puede decirse lo mismo de aquel que acta con una
conciencia dudosa. En efecto, tiene razones para
creer que el acto que se propone realizar podra ser
malo, pero est decidido a seguir adelante, con todo,
y a realizarlo de todos modos. Sin duda, no est
seguro de que har mal, pero no quiere adoptar los
medios para evitar su mala accin posible. El
individuo en cuestin no se preocupa de lo que est
bien o mal, y si su acto resulta ser objetivamente
bueno, es slo por accidente. Por consiguiente,
nunca debemos actuar con la conciencia dudosa.
Qu es, pues, lo que debera hacer la persona
que tiene una conciencia dudosa? Su primera
obligacin est en tratar de resolver la duda. Ha de
discurrir sobre la cuestin para ver si puede llegar a
alguna conclusin cierta. Ha de indagar y buscar
consejo, inclusive de expertos si la materia es lo
bastante importante para ello. Ha de indagar los
hechos del problema y cerciorarse de los mismos, si
es posible. Ha de servirse de todos los medios que
las personas prudentes suelen usar, en relacin con
la importancia del problema. Antes de decidirse
acerca de un curso de accin importante, los
hombres de negocios y los profesionales se toman
muchas molestias para investigar un caso, reunir
todos los datos y buscar consejo experto, adems de
reflexionar cuidadosamente sobre el asunto ellos
mismos. La misma seriedad se requiere en las
cuestiones morales.
Y qu ocurre si la duda no puede resol verse?
Podr ocurrir que la informacin buscada no pueda
conseguirse, ya sea porque los hechos no estn
registrados o porque los registros se hayan perdidos;
porque la leyes obscura, o las opiniones de los
expertos difieren, o porque la cuestin no admite
dilacin para ms indagacin. Si no debemos actuar
nunca con una conciencia dudosa, qu podemos
hacer en la duda? Podr parecer que la respuesta sea
fcil: no hacer nada. Pero es el caso que con
frecuencia esto de nada sirve, porque las omisiones
pueden ser voluntarias y la duda podr referirse
acaso a la cuestin precisamente de si estamos o no
autorizados a abstenemos de actuar en dicho caso.
La respuesta a la dificultad est en que toda
conciencia dudosa puede convertirse, en la prctica
real, en una conciencia cierta, y en que nadie
necesita permanecer jams en la duda acerca de lo
que deba hacer. Si el mtodo directo de indagacin
e investigacin descrito ha
sido utilizado y se ha revelado como ineficaz,
recurrimos al mtodo indirecto de formar nuestra
conciencia mediante el uso de principios reflexivos.
Obsrvese que' no se nos brinda la eleccin entre
servimos del mtodo directo o indirecto. Debemos
utilizar el mtodo directo primero, y nicamente si
ste no da resultado podemos pasar al mtodo
indirecto.
FORMANDO NUESTRA PROPIA CONCIENCIA
La persona que duda y ha agotado el mtodo
directo sin llegar a un conocimiento tiene, en
realidad, una duda doble:
l. Cul es la verdad real en el asunto con-siderado?
2. Qu est uno obligado a hacer en seme- jante situacin?
La primera es la duda terica o especulativa, y esta
es la cuestin que no puede responderse, porque el
mtodo directo fue utilizado y no dio resultado. La
segunda es la duda prctica u operativa, y es de sta
sola que sostenemos que puede resolverse en todo
caso.
Aunque muchas dudas sean tericamente
invencibles, toda duda es prcticamente ven cible.
Una persona puede llegar a estar cierta de lo que est
obligada a hacer, acerca de cmo se espera que acte,
y de cul conducta le es exigida, mientras
permanece, con todo, en un estado de duda terica no
resuelta. As, pues, aunque la bondad o la maldad del
acto no est resuelta en lo abstracto, el individuo
adquiere la certidumbre, con todo, de lo que en
dichas circunstancias est obligado y autorizado a
hacer y, por consiguiente, acta con una con ciencia
cierta. En otros trminos, encuentra la clase de
conducta que es ciertamente correcta y buena para la
persona que duda. Este proceso de resolver una duda
prctica sin tocar la duda terica se designa como
formacin de nuestra conciencia.
El proceso de formar nuestra conciencia propia
se realiza mediante el uso de principios reflexivos,
as llamados porque la mente se sirve de ellos al
reflexionar sobre el estado de duda e ignorancia en el
que ahora se encuentra. No hay ms que dos cursos
posibles, a saber: "asegurarse" y "seguir el camino
ms fcil". Puesto que estos dos cursos de accin
suelen ser casi siempre opuestos, podemos por
ventura tomar el que nos guste en cada caso? No. En
efecto ya que en cundo debamos tomar uno o
cundo debamos tomar otro descansa preci-
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La conciencia samente la formacin de una conciencia correcta.
EL CURSO MORALMENTE MAS SEGURO
Por curso moralmente ms seguro entendemos
aquel que con mayor seguridad conserva el bien
moral y con mayor segridad evita la accin mala.
Con frecuencia, dicho curso es fsicamente ms
peligroso. En algunas ocasiones, ninguna de las dos
alternativas se presenta como ms segura, sino que
la obligacin se presenta en ambos lados como
igual, y entonces podemos adoptar el curso que
queramos.
Uno eJt siempre autorizado a elegir el curso
moralmente ms seguro. Si un individuo no est
obligado ciertamente a actuar, pero duda si est o no
autorizado a hacerlo, el curso moralmente ms
seguro est en omitir el acto; as, pues, si dudo
acerca de si este dinero me pertenece justamente o
no, puedo simplemente rechazarlo. Si un individuo
est ciertamente autorizado para realizar un acto,
pero duda acerca de si est o no obligado a
realizarlo, el curso moralmente ms seguro es el de
realizar el acto; as, pues, si dudo acerca de si he
pagado o no una factura, puedo ofrecer el dinero y
correr el riesgo de pagar dos veces.
Algunas veces estamos obligados a seguir el
curso moralmente ms seguro. Debemos hacerlo,
cuando existe un fin de obte,ncin segura, con
nuestro mejor esfuerzo, y la duda se refiere
simplemente a la eficacia de los medios para
alcanzarlo. Aqu la obligacin indudable de
conseguir el fin implica la obligacin de utilizar
medios ciertamente eficaces. Un mdico podr no
utilizar un remedio dudoso con su paciente, si tiene
otro medio seguro a su disposicin. Un abogado
podr decidir no defender a este cliente con
argumentos dbiles si los tiene ms slidos para
presentar. Un cazador podr no disparar en la
maleza si duda acerca de si aquello que se mueve es
un hombre o un animal. Un comerciante podr no
pagar una deuda ciertamente existente con moneda
probablemente falsificada, ni anunciar como de
primera clase artculos probablemente deteriorados.
Semejantes casos slo tratan de cuestiones de hecho. La obligacin de la persona es aqu cierta y ella ha
de servirse de los medios que la satisfagan,
ciertamente.
Pero hay otros casos en que la obligacin misma
es la cosa acerca de la que se duda. Aqu nos
encontramos ante una cuestin distinta. El curso
moralmente ms seguro, aunque siempre
permisible, es a menudo costoso e incmodo y, en
algunos casos, heroico. Por deseo de hacer la cosa
mejor, lo seguimos a menudo sin objecin, pero, si
estuviramos obligados a seguirlo en todos los casos
de duda, la vida se hara intolerablemente difcil.
Para estar seguros moralmente, habramos de ceder
ante toda reclamacin dudosa de otros, que no tienen
mejor derecho alguno, y convertimos as en vctimas
de todo estafador e impostor de conciencia menos
dedicada que la nuestra. Semejantes dificultades se
evitan mediante el uso del segundo principio
reflexivo, esto es: una obligacin dudosa no liga.
UNA OBLIGACION DUDOSA
El principio de que una obligacin dudosa no
liga slo es aplicable cuando dudo si estoy o no
ligado por una obligacin, cuando mi duda de
conciencia se refiere a la legalidad o ilegalidad, al
carcter permisible o prohibido de un acto que estoy
pensando realizar. Se aplica tanto a la ley moral
como a las leyes humanas. Puedo servirme de este
principio en ambas situaciones siguien te s:
l. Dudo acerca de si la obligacin existe o no 2. Dudo acerca de si la obligacin se aplica o no
a mi caso.
Por ejemplo: podr dudar acerca de si las leyes
de caza me prohiben o no dispararle al venado en mi
granja; acerca de si la fruta que cuelga del rbol de
mi vecino de mi lado de la cerca le pertenece a l o
me pertenece a m; acerca de si estoy lo bastante
enfermo para estar dispensado o no de ir al trabajo;
acerca de si el dao que caus fue puramente
accidental o debido a mi descuido. Sin duda, hay
contenidas aqu cuestiones de hecho que no pueden
resolverse, pero todas ellas plantean cuestiones de
legalidad o permisibilidad de actos, a saber: estoy
autorizado a cazar venado, a recoger la fruta, a
permanecer en la casa ausentndome del trabajo, a
negarme a reparar un dao? Existe ley alguna,
aplicable a mi caso, que ciertamente me prohiba? Si
el mtodo directo no proporciona prueba alguna,
entonces estoy moralmente justificado en hacer
dichas cosas con fundamento en el principio de que
una obligacin dudosa no liga.
La razn subyacente a este principio es que la
promulgacin forma parte esencial de la ley y una
ley dudosa no ha sido suficientemente promulgada,
porque no ha sido dado suficien-
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Conclusin
43 temente a conocer a la persona que est a punto de
actuar aqu y ahora. La ley impone una obligacin,
que por regla general es gravosa, y aquel que quiera
imponer una obligacin a otro o restringir su
libertad, ha de probar que tiene el derecho de
hacerlo. Se presume que el individuo es libre hasta
tanto que est cierto de estar restringido y ~ por
consiguiente, una restriccin o una ley que existe en
forma dudosa pierden su fuerza de obligar.
Hemos de poner cuidado en distinguir estos
casos de aquellos que caen bajo el otro principio. Si
la obligacin misma es la cosa sujeta a duda, no
estoy obligado. Si la obligacin es cierta y
nicamente mis medios de llevarla a cabo son
dudosos, podr no utilizar medios dudosos si los hay
ciertos. No podr hacer rodar cantos rodados colina
abajo, con la mera esperanza de que no alcanzarn a
nadie en la carretera que pasa por abajo, pero puede
hacer transportar cantos rodados fuera de una finca
que slo probablemente es ma. No podr dejar por
all alimentos envenenados contando con la
probabilidad de que nadie tratar de comerlos, pero
puedo manufacturar veneno claramente etiquetado
si semejante manufactura slo est probablemente
prohibida por la ley. En el primero de los casos, no
existe duda alguna acerca de mi obligacin: no estoy
autorizado a poner innecesariamente en peligro
vidas humanas. Podr ocurrir que no resulte dao
alguno de ello, pero los actos son ciertamente
peligrosos, y ha de elegirse el curso moralmente ms
seguro. En el segundo caso, la ley misma acerca de
no apoderarse uno de la propiedad de otros o de no
manufacturar determinados productos es solamente
de aplicacin dudosa a mi caso, y puedo sacar
provecho de la duda en mi favor, porque una
obligacin dudosa no liga.
Cun dudosos han de ser una ley o un deber
para perder su fuerza de obligar? Han de ser la
existencia o la aplicacin de la ley o del deber ms
dudosos que su no existencia o su no aplicacin, o
igualmente dudosos, o bastar acaso cualquier duda
para eximimos de la obligacin? Semejantes
cuestiones se discutieron acaloradamente durante
los siglos xvii y xviii, ms por los telogos morales
que por los ticos filosficos. El punto de vista que
sobrevivi como el ms firme en teora y el nico
operante en la prctica se designa como pro-
babilismo. No requiere una ponderacin de
probabilidades de uno y otro lados del caso, sino
simplemente que sea slidamente probable
que el derecho o el deber no existen o no se aplican a
mi caso, para que yo est libre de su obligacin. La
probabilidad slida significa que las razones contra
la existencia o la aplicacin de la obligacin no sean
frvolas o ficticias, sino vlidas o de peso, aunque
puedan serlo menos que las razones en favor de la
obligacin. Ninguna proposicin puede estar cierta
de si hay o no razones vlidas y de peso contra ella.
Si esto no es cierto, es dudoso, y si es dudoso, no
obliga. Enumerar todas las razones de los dos lados y
ponderar sus mritos relativos constituye a menudo
una tarea desesperada que desconcierta a los mejores
expertos. El individuo corriente no tiene ni tiempo ni
conocimientos o capacidad para semejante
comparacin. En la prctica, las decisiones han de
adoptarse prontamente y serlo, con todo, con cierta
conciencia. La teora del probabilismo permite
hacerla as.
CONCLUSION
La cuestin entera de formar nuestra propia
conciencia parece implicar una gran cantidad de
sutilezas, como si estuviramos cercenando la
obligacin moral hasta sus trminos ms tenues. No
es acaso esto contrario a la simplisidad y la
sinceridad espontneas? En respuesta, lo primero que
hay que observar es que podemos seguir siempre el
curso moralmente ms seguro. Pero, en tica, no
estudiamos slo aquello que es mejor, ms noble y
ms heroico, sino tambin, exactamente aquello que
el hombre est estrictamente obligado a hacer. Un
individuo generoso no regatear acerca de obras
buenas, pero el individuo ilustrado querr saber
cundo est cumpliendo un deber estricto y cundo
est siendo generoso.
Una distincin moral precisa es particularmente
necesaria para juzgar la conducta de los dems. En
nuestras vidas personales, podremos disponemos
acaso a prescindir de nuestros derechos estrictos y a
ir ms all de lo que el deber nos impone, pero no
tenemos derecho alguno de imponer a otros la
obligacin de hacerla as. La lnea miltrofe entre lo
que est bien y lo que est mal es difcil de trazar.
Resulta disparatado querer seguirla demasiado cerca,
pero no tenemos derecho con todo de acusar a otra
persona de obrar mal si no ha realizado mal alguno.
Esta es la razn de que hubiramos de detallar estos
principios tan cuidadosamente.
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La conciencia
RESUMEN
La moralidad signzfica el carcter bueno o malo de los actos humanos. Es objetiva o subjetiva, segn
que pase por alto las peculiaridades personales del
agente o las tome en consideracin. La norma de la
moralidad subjetiva es la conciencia.
La conciencia no es una facultad especial, sino
una funcin del intelecto prctico que juzga el acto
concreto de la persona individual en cuanto
moralmente bueno o malo. El razonamiento
utilizado por el intelecto es un silogismo deductivo,
del que la premisa mayor es un principio moral
aceptado. la menor una aplicacin del principio al
caso considerado, y la conclusin es el juicio de la
conciencia.
La conciencia antecedente es una gua para actos
futuros, y la conciencia consecuente es un juicio de
actos pasados. La conciencia correcta juzga lo
bueno como bueno y lo malo como malo, en tanto
que la conciencia errnea juzga lo bueno como malo
o lo malo como bueno. La conciencia cierta juzga
sin temor de lo opuesto, en tanto que la conciencia
dudosa o no formula juicio alguno, o juzga con
temor de lo opuesto. La conciencia es estricta o
relajada, segn que tienda a percibir o a pasar por
alto los valores morales.
Obedece siempre a la conciencia cierta, aun si
es invenciblemente errnea. Una conciencia cierta y
correta no es ms que la percepcin clara y propia
de nuestro deber moral. La certeza prudencial, esto
es, la exclusin de todo temor prudente de lo
opuesto, es todo lo que puede operarse en materia
moral. Una conciencia cierta pero errnea ha de
seguirse tambin, porque el agente no puede
distinguida de la conciencia correcta y no tiene otra
gua
alguna; el acto es subjetivamente correcto, aunque
sea objetivamente errneo.
No actes nunca con una conciencia dudosa.
Hacerla as equivale a realizar un acto tanto si est
bien como no, negndose el agente a adoptar los
medios de evitar el mal.
La persona que duda ha de utilizar primero el
mtodo directo de indagacin e investigacin para
disipar la duda. Si esto no da resultado, puede
utilizarse el mtodo indirecto de formar nuestra
conciencia, que consiste no en resolver la duda
terica (cul es la verdad real? ), sino solamente la
duda prctica (cmo debe obrar en este caso la
persona que duda?). La duda prctica puede
resolverse siempre utilizando uno de dos principios
reflexivos, a saber:
1. El curso moralmente ms seguro es pre-ferible. Esto siempre est permitido, pero resulta a
menudo costoso. Debe utilizarse si el caso no se
refiere a la existencia o la aplicacin de una
obligacin, si no a la eficacia de los medios
empleados para un determinado fin que ha de
alcanzarse ciertamente.
2. La obligacin dudosa no liga. Este principio
slo puede utilizarse cuando se trata de la obligacin
misma, cuando la existencia o la aplicacin de una
obligacin son objeto de duda. Una ley dudosa no
est suficientemente promulgada y por consiguiente,
no posee fuerza de obligar, porque la promulgacin
es uno de los elementos esenciales de la ley
El probabilismo sostiene que para obligar, la
obligacin ha de ser cierta, y ninguna obligacin
puede serio si hay contra ella razones slidamente
probables, independientemente de cun fuerte pueda
ser la probabilidad. Resulta prcticamente imposible
apreciar los grados de probabilidad de cada lado,
pero el probabilismo hace semejante comparacin
innecesaria.
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PREGUNTAS PARA EXAMEN
1. Hasta qu punto coincide el trmino "conciencia", tal como se lo define y
explica aqu, con el trmino "conciencia", tal como se enfiende en el lenguaje
corriente actual?
2. No debera acaso el individuo estar ms seguro de su conducta moral que de
cualquier otro tipo de actividad que emprende? Por qu, pues, bastara la
seguridad prudencial para un juicio de conciencia?
3. Ningn nmero de probabilidades afiade nada a una incertidumbre. Cmo
puede, pues, una persona estar segura, mediante el empleo de probabilidades o
de un sistema de probabilismo, acerca de la clase de conducta que se le exige?
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Resumen
4. Las personas que nunca han odo hablar del mtodo de formar conciencias han de resolver, de todos modos, sus dudas de conciencia, y han de hacerlo sin
dicho concurso. No tratan acaso los filsofos simplemente de hacer la vida
ms compleja de lo que necesita ser?
S. Muestra acaso el presente captulo uw punto de vista legalista de la moral, un vida conforme a leyes y normas que cohibe toda espontaneidad generosa en la
dedicacin de la persona a lo que es justo y bueno?
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LECTURAS
Santo Toms, Sl{mma Theologica, I. q. 79, rr. 12-13, sobre la sindrisis y la conciencia, 1-11, q. 19, rr. 5-6, sobre la conciencia errnea; De Veritate, .traducido al ingls bajo el ttulo de Truth, vol. 11, q. 16, sobre la sindrisis, y q. 17 sobre la conciencia. La materia de este captulo no estaba desarrollada muy a fondo en los tiempos de Santo Toms, aunque lo que dice contiene el germen de las especulaciones fu turas.
Cardinal Newman, el tratado de su Grammar of Assent, pgs. 105-112, merece ser ledo.
Eric D' Arcy, Conscience and Its Right to Freedom, se recomienda en su conjunto, en tanto que las partes 1 y 11 resultan apropiadas a este lugar.
Un enfoque personalista moderno del tema se encuentra en Ignace Lepp, The Authentic Morality, y en Louis Monden, Sin, Liberty, and Law. El tratamiento es psicolgico y un poco teolgico en ambos, pero lo ponen en el lenguaje de la filosofa fenomenolgica y existencial presentes.
Martin Heidegger tiene un extenso tratado de la conciencia en Being and Time, desde su propio punto de vista.
Las obras de los psicoanalistas y de los behavioristas sobre la conciencia tienen poco que decir acerca de su aspecto tico.
Austin Fagothey, Right and Reason-an Anthology, con tiene Conscience and Its Right to Freedom, de Eric D'Arcy, pgs. 3-19,49-71.