la comunidad como pretexto 7-23

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    P E N S A M I E N T O C R T IC O P E N S A M I E N T O U T P I C O ablo de Marinis, Gabriel Gatti,Ignacio Irazuzta Eds.)189

    LA COMUNIDADCOMO PRETEXTOEn tomo al re)surgimiento delas solidaridades comunitarias

    Luis Enrique AlonsoJos ngel Bergua AmoresJosetxo BeriainMiguel DomnechGabriel GattiAnder Gurrutxaga AbadIgnacio IrazuztaPablo de Marinis

    Jess Izquierdo MartnDaniel MurielCsar OrRamn Ramos TorreSilvia Rodrguez MaesoJos SantiagoAndrs G. SeguelFrancisco Tirado

    N T H R O P O Sn a U N I V E R S I D D U T O N O M M E T R O P O L I T N

    Ca lialtery NID D IZT P L P DiNdn de Ciencias Sociales y Humanidades

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    LA COMUNIDAD como pretexto : En torno al re)surgimiento de lassolidaridades comunitarias / Pablo de Marinis, Gabriel Gatti, IgnacioIrazuzta, editores. Rub Barcelona) : Anthropos Editorial ; Mxico :Universidad Autnoma Metropolitana-Iztapalapa. Div. Ciencias Socialesy Humanidades , 2010446 p. ; 20 cm Pensamiento Crti co / Pensamiento Utpico ; 189)BibliografasISBN 978-84-7658-959-51. Comunidad 2. Comunidad - Aspectos polticos 3. Comunidad - Asectos

    sociales L De Marinis, Pablo, ed. II. Gatti, Gabriel, ed. ILL Irazuzta, Ignacio, ed.IV. Universidad Autnoma Metropolitana - Iztapalapa. Divisin Ciencias Sociales yHumanidades Mxico) V. Coleccin

    Primera edicin: 2010 Pablo de Marinis et alii, 2010Anthropos Editoria l, 2010Edita: Anthropos Editorial, Rub Barcelona)

    www.anthropos-editoriaLcomEn coedicin con la Divisin de Ciencias Sociales y Humanidades.Universidad Autnoma Metropolitana-Iztapalapa, MxicoISBN: 978-84-7658-959-5Depsito legal: B. 16.123-2010Diseo, realizacin y coordinacin: Anthropos EditorialNario, S.L.), Rub. Tel.: 93 697 22 96 Fax: 93 587 26 61Impresin: Novaufilc. Vivaldi, 5. Montcada i ReixacImpreso en Espaa - Printed in SpainTodos los derechos reservados. Esta publicacin no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte,ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperacin de informacin, en ninguna formani por ningn medio, sea mecnico, fotoqumico, electrnico, magntico, electroptico, por foto-copia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.

    LA COMUNIDAD: ENTREEL RESURGIMIENTO DE LO VIEJOY LA EMERGENCIA DE LO NUEVOPablo de MarinisGabriel GattiIgnacio Irazuzta

    Comunidad es un trmino que circula profusamente en laactualidad. Esta palabra tan cargada de sensaciones, es decir,esta palabra-sensacin, suele irrumpir cada vez que se percibeque) tambalean los referentes heredados de las modalidades dela cohabitacin humana, y se impone entonces la definicin deunos nuevos; siempre que haya que caracterizar un espacio aco-tado de sociabilidad para las intervenciones de poder y gobier-no; en cada ocasin en la que se torne imperioso ponerle unnombre a cierta tonalidad y temperatura de los lazos socialesque le dan forma a una determinada colectividad.Quizs no resulte posible hacer un listado de los cultores dela comunidad o de los responsables de su actual reactivacin,dada la vastedad y heterogeneidad de quienes podran integrar-la: desde las personificaciones ms diversas del conocimientoexperto, hasta los activistas de movimientos sociales de las msdispares caractersticas, pasando por acadmicos a la pesca denuevas nuevas?) palabras claves, polticos profesionales enbsqueda de renovadas clientelas, funcionarios de organismosinternacionales preocupados por los elevados costes de las inter-venciones que promueven, etc.Tambin en el pasado la preocupacin por la comunidad fuevariopinta, como lo fueron los significados que se le atribuye-ron. Comunidad fue siempre y a veces incluso simultneamen-te palabra de lucha y de invocacin de lo que es imperiosohacer, de denuncia de lo que falta, escasea o se ha perdido, y deconjuro de los cuantiosos males existentes. Un buen ejemplo deesta polisemia lo constituyen los textos producidos por aquella

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    generacin de socilogos clsicos que estuvo activa hace pocoms de un siglo, a caballo entre los siglos xix y xx. Echandomano al recurso comunitario estos pensadores pretendieronvarias cosas a la vez: ponerle un nombre cientficamente avaladoa ciertas y determinadas modalidades de la vida colectiva, dis-tinguindolas tajantemente de otras; explicar el trnsito, el pasa-je, el proceso histrico que condujo de las sociedades tradiciona-les a las modernas; finalmente, tambin quisieron cifrar en lacomunidad las esperanzas de un futuro en el cual las principalespatologas de la vida moderna pudieran verse superadas. En esto,elaborando conceptos pretendidamente cientficos, sirvindosede la historia y alumbrando al mismo tiempo prcticas polticasde transformacin, puede confirmarse una vez ms lo que soste-namos ms arriba: incluso el mismo tipo de discurso el de lateora social) construy variantes significativamente diferentesdel mismo objeto comunidad.Los usos actuales del concepto, nocin, idea de la comuni-dad no se quedan atrs en lo que hace a la diversidad de signifi-caciones en juego. Justamente hoy, cuando se vuelve generaliza-da la percepcin de que se tambalean todos y cada uno de losfundamentos de lo que somos o hemos sido desde la clase socialhasta el Estado-Nacin, pasando por aquella enorme invencinestratgica que se dio en llamar lo social), precisamente cuan-do emergen nuevas viejas?) modalidades de la accin y la agre-gacin colectivas, la comunidad vuelve a estar al orden del da.Los trabajos que componen este libro se ocupan precisa-mente de todos estos temas, y como no poda ser de otro modo,sern muy diversas las formas de hacerlo, tanto en lo que hacea los referentes tericos que utilizan como al tipo de anlisisemprico que realizan cuando este tipo de anlisis tiene lu-gar), los dispositivos que analizan, el anclaje histrico y de po-ca que promueven, las inscripciones disciplinarias a las que, enmayor o menor medida, respetan, y los estilos de trabajo inte-lectual a los que se abonan.Las primeras versiones de los captulos de este libro fueronpresentadas como ponencias en el seminario internacional Co-munidad, identidad y polticas de gobierno en la sociedad delconocimiento. Coordinado en la organizacin por Gabriel Gat-ti y cuya comisin acadmica integraban los tres compiladoresde este libro, este evento tuvo lugar en Bilbao, entre los das 17 y8

    19 de septiembre de 2008. El soporte institucional y organizati-vo del mismo fue el Centro de Estudios sobre la Identidad Colec-tiva CEIC) y su gente, todos de la Universidad del Pas Vasco.Sin embargo este libro no consiste solamente en las actaspublicadas de un evento acadmico, sino que representa el pun-to de llegada de un trabajo colectivo que tiene ya, por lo menos,un lustro, y que consecuentemente ha pasado por diversas eta-pas. As, en l se han venido entrelazando diversos contextos ins-titucionales el ya mencionado CEIC de la UPV, el Instituto Tec-nolgico de Estudios Superiores de Monterrey y el Instituto deInvestigaciones Gino Germani de la Universidad de Buenos Ai-res), pases Espaa, Mxico y Argentina), personas los tres com-piladores del libro ms sus respectivos equipos y colegas), y losdiversos estilos, temas, formas y ritmos de trabajo intelectualque cada uno movilizaEl trabajo que han ido desarrollando los tres compiladorespara sacar adelante este libro se parece a las comunidades denuevo cuo: mucho de desterritorializado y de virtual. Lo pri-mero ha determinado nuestros trabajos presenciales, asociadosa actividades acadmicas organizadas por uno u otro, a estan-cias de investigacin aqu y all, en Monterrey a veces, BuenosAires otras, Bilbao las ms, encuentros que permitan, cada tan-to, encontrarnos en nuestras ciudades sede o, sobre todo, en lasde los ltimos tres congresos de LASA Latin American StudiesAssociation), comunidad-pretexto que en sus reuniones de Puer-to Rico 2006), Montreal 2007) y Ro de Janeiro 2009), propor-cion ocasiones para trabajar conjuntamente sobre nuestros te-mas comunes expertos, identidad, comunidad...) y, sobre todo,para poder verse y seguir haciendo red. Lo segundo, ms quedesterritorializada, hace de esta pequea comunidad acadmicauna comunidad virtual As es, los tres compiladores de este li-bro, incluso a la hora de redactar esta misma introduccin, hantenido que construir buena parte de sus ideas acudiendo, hastanormalizarlas, a las formas electrnicas de la comunicacin, concorreos muchos...) casi diarios, Skype de tanto en tanto, trabajoa saltos de bytes entre Bilbao, Monterrey y Buenos Aires, a vecesjugando tambin con cibercafs o parrilladas con WiFi de la ciu-dad de Montevideo. Todas esas ciudades marcan los vrtices deun territorio de millones de kilmetros cuadrados de extensinen el que esta pequea comunidad construye sus difusos lmites.

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    Y as hasta el inmediato antecedente de este libro: el semina-rio internacional Comunidad, identidad y polticas de gobier-no en la sociedad del conocimiento de septiembre de 2008. Laidea original, resultado de un largo proceso de maduracin, fuela de organizar un evento en el cual poder poner a discutir entrenosotros y con algunos pocos) otros las lneas de trabajo quehabamos venido llevando en los aos anteriores. De esos ante-cedentes deriv que comunidad-identidad-polticas de gobier-no terminase siendo el trpode conceptual convocante del even-to, recogiendo en un pequeo documento que hoy, sin duda,escribiramos de otra manera lo que haban venido siendonuestras respectivas palabras claves de los ltimos aos. Lue-go vino el proceso de invitacin de los ponentes, siguiendo eldoble criterio de buscar, a la vez, una diversidad de voces, esti-los, pertenencias generacionales e institucionales y niveles deconsagracin en los sistemas acadmicos, y al mismo tiempoun comn inters por las problemticas aludidas, inters de-mostrado ya en trabajos anteriores que conocamos de ellos.Finalmente, conformamos dentro del evento unas mesas tem-ticas que permitieran promover el mejor nivel de interlocuciny de articulacin posibles entre los participantes. Los autoresque concurren en este libro son, a excepcin de Miguel Dom-nech, los que estuvieron en Bilbao en septiembre de 2008. Aellos hay que aadir los nombres de Alfonso Prez Agote, Benja-mn Tejerina y Carlos Frade, activos participantes del encuentroaunque, por diferentes razones, su aporte no se haya traducido

    en textos para este volumen.Las tres intensas jornadas de trabajo del seminario transcu-rrieron, obviamente, tratndose de Bilbao, bien matizadas conbuena comida bilbana y siendo todos castellanoparlantes,sudamericanos o peninsulares con largas charlas de sobre-mesa. Nos interesa tambin aqu comentar que reivindicamoseste formato frente a la modalidad de congreso multitudinarioy masivo, tan recurrente en nuestro medio acadmico. Admiti-mos que estas ltimas tambin tienen sus virtudes, sobre todoa la hora del networking y la acumulacin de capital socialacadmico, pero no suelen ir acompaadas de un intercam-bio conceptual denso, que arroje consecuencias ms all delmismo evento, justamente todo lo que en este caso intentamosgenerar y que esperamos que se logre reflejar en este libro. Esta

    pequea comunidad de sentido se acomoda mejor con el en-cuentro de pequeas dimensiones que en nuestra jerga llama-mos seminario.Comunidad, identidad y polticas de gobierno: como ya sedijo, stas haban sido las tres palabras claves que estuvieron enla base del seminario a partir del cual surgi este libro. En eldocumento preliminar con el cual realizamos el correspondien-te call for papers le otorgamos el mismo peso a las tres. Porrazones acerca de las cuales por el momento slo podemos hipo-tetizar vagamente, tanto en los trabajos presentados como en laspropias discusiones que tuvieron lugar in situ, la comunidad ter-min siendo la vedette del encuentro. Desde luego, y como podrverse claramente ms abajo cuando anticipemos el contenido decada artculo, las dems patas del trpode no han sido del todososlayadas.No hay azar en esto: es evidente que actualmente y, por lomenos, desde hace un par de dcadas), la comunidad se ha con-vertido en una palabra que est a la orden del da, tanto quehasta Zygmunt Bauman se ha desplazado apenas unos metrosde su a esta altura quizs ya algo remanida saga de liquide-ces de los ltimos aos y en 2001 ha publicado un libro quelleva por ttulo, justamente, Comunidad. Incluso situacionesque hace no mucho ms de una dcada nos llevaban a pensar quela categora que est en juego era la de identidad hoy se remitena debates, de tonos y profundidades acadmicas dispares, queen comunidad encuentran su pretexto para pensar en cuestio-nes muy distintas pero en las que se ponen en juego cosas que encomunidad pueden muy bien resumirse: el estar juntos, la soli-daridad social, la pertenencia... As es, comunidad ha ganadohoy el estatuto de envoltorio de preocupaciones muy distintas:identidades tnicas y religiosas, orientaciones sexuales, gustos einclinaciones, aficiones y pautas de consumo, espacialidadesbarriales, regionales, continentales o universales, procedenciasculturales, espacios territoriales, o lo que sea el listado de posi-bles fundamentos comunitarios parece ser, en principio, ilimita-do). Desde luego, existe tambin toda una prolfica retrica dela comunidad presente en polticas pblicas de todo tipo, desdelas que apuntan a prevenir el riesgo delictivo hasta las interven-ciones en el campo educativo, pasando por las del llamado com-bate a la pobreza, por slo dar unos pocos ejemplos. Estn las

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    comunidades tambin presentes en las arengas de las redes mili-tantes de nuevo cuo, desde las macro-comunidades asociadas alos movimientos alterglobalizacin hasta las ms locales de al-gunos nuevos movimientos sociales de impronta urbana y coolProliferan, pues, por un lado, unas comunidades que se inven-tan desde abajo a la hora de organizar sus formas de accincolectiva, horizontales y reivindicativas, y por el otro, hay comu-nidades que se construyen desde arriba como espacialidadesrecortadas y acotadas de poder y gobierno. A veces, unas y otrascoinciden en diversidad de artefactos que llevan por igual el nom-bre de la comunidad. O unas resultan de otras, en cualquiera delos dos sentidos arriba mentados. Adems de eso la globaliza-cin, por un lado, y el pluralismo normativo y cultural, por elotro si se nos permite el uso de estas palabras tan de modacomo vaciadas de significado en el debate actual de las cienciassociales y no slo de ellas), han desencadenado en tiemposms recientes la impresionante emergencia de discursos comu-nitarios de muy variado signo.Como ya hemos comentado, hace ms de un siglo que la socio-loga viene inventando recursos para pensar acerca de todos estosfenmenos. Sin embargo, el nuestro es un mundo otro, distintoal de aquellos clsicos. Cuando aquellos pensadores pensaron todolo que pensaron, y escribieron aquellos textos que afortunada-mente, todava podemos leer para seguir alimentando nuestrasreflexiones de hoy, las ruinas de la vieja comunidad estaban toda-va humeando. Ahora quizs sea la sociedad la que est haciendolo propio. Hablamos entonces de Sociedad en maysculas y ensingular, en el sentido fuerte de sociedad moderna, de conjuntode relaciones sociales de interdependencia, funcionalmente agre-gadas, normativamente ms o menos cohesionaclas, espacial-tem-poralmente acotadas dentro de los limites geogrficos y simbli-cos del Estado Nacional.Desde luego, esta introduccin no podr ni pretender ago-tar todas estas importantes cuestiones, a las que aqu slo sepodr presentar de manera excesivamente comprimida y esque-mtica. Para encontrar elaboraciones ms profuncbs habr, pues,que bucear en los propios artculos que siguen. Slo nos interesaaqu subrayar que, cada uno a su manera, quienes han presenta-do sus contribuciones en aquel evento de septiembre de 2008,han perfilado los artculos que especialmente escribieron para12

    este libro guiados por esta suerte de espritu de poca y re-flexionando desde distintos lugares, algunos sobre esta impre-sionante proliferacin de llammoslos as) motivos comunita-rios, otros sobre el concepto mismo, los dems sobre cuestio-nes en las que el concepto, nocin, idea de comunidad, resuena,aunque no las agota. Se trata, en suma, de textos que acusanrecibo de ese espritu de poca aunque, a la hora de hablar y deescribir, cada uno ha seguido la estrategia que ms adecuada leha parecido, recogiendo todos, eso s, resultados de su respecti-vo work in progress.Comunidad no slo es un trmino tcnico de las discipli-nas sociales y humanas desde tiempos remotos. Tambin es unapalabra que forma parte del repertorio discursivo de la vida coti-diana de los actores sociales legos. Por eso, resulta lgico quehaya muchas maneras de encarar esta faena. Sin nimo de apla-nar la diversidad de sentidos simultneamente implicados encada una de estas bsquedas, y reconociendo el carcter fuerte-mente terico de todas estas intervenciones aun entre aquellosque han presentado resultados de investigaciones empricas, deesas que convencionalmente incluyen trabajo de campo), en-tre los aportes de este libro hubo quienes han analizado sin ro-deos estos procesos de creacin y recreacin de comunidades enterritorialidades espaciales y sociales acotadas, describiendo einterpretando dispositivos concretos de invencin de figuracio-nes con tonalidad comunitaria, y tambin quienes han presenta-do sus resultados de investigacin de un modo mucho ms abs-tracto y genrico, apuntando si se quiere en un sentido msontolgico a esa dimensin fuerte de la vida colectiva implica-da en cualquier forma del ser y el estar juntos.Por otro lado, algunos han optado por bucear en el valiosodesvn de los autores cannicos, fundadores de la discursividadde las ciencias sociales en especial, de la sociologa), mientrasque otros han incursionado en repertorios conceptuales muchoms recientes. En todos los casos, ms all de que la mayora denuestros autores podran reivindicarse como portadores de unamirada sociolgica pues lo cierto es que muchos de nosotroshemos sido formados en esa disciplina), no faltan aqu incursio-nes desde la antropologa, la historiografa, la teora poltica, lafilosofa y los llamados estudios culturales. As, en la mayor par-te de los casos, los textos enfocan problemas de investigacin, y

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    no se declaran muy entusiastas defensores de los rgidos moldesdisciplinarios, sorprendentemente vigentes en las institucionesy corporaciones del mundo de la educacin superior y de la in-vestigacin sobre cosas sociales y humanas. Por todo esto, si bienes cierto que la palabra comunidad sobrevuela todos los tex-tos, en algunos de ellos aparecern adems otras, algunas vete-ranas, por cierto identidad, ciudadana, gobierno, sociedad ci-vil, nacin, etc.), y otras de ms reciente factura reflexividad,experticia, movimientos sociales, biopoltica, etc.).Finalmente, otra dimensin que cabra comentar, todava aun nivel general, es el posicionamiento llammoslo as) valo-rativo que los diferentes autores adoptan respecto a sus obje-tos de anlisis. En algunos casos, se observa cierta celebracinde esta emergencia de comunidades, a las que incluso se lesreconocen potencialidades emancipatorias; en otros casos, sevislumbra cierto disgusto, emparentado con la idea de que lacomunidad sera el caballo de Troya o el dispositivo que encu-bre y vela otras cosas seguramente modalidades heterno-mas de sujecin), o el testimonio de aquello que hemos perdi-do, dejado irremediablemente atrs. Desde luego, tampoco fal-tarn aqu posiciones ms neutrales, limitadas a contar cmosuceden las cosas o qu dijeron otros autores de lo que esascosas son o eran).No sera nada elegante aunque tampoco del todo descabe-llado) presentar en este libro la sucesin de catorce trabajos, unodespus del otro, en el orden alfabtico del apellido de sus auto-res. Dada toda la diversidad de orientaciones que arriba hemoscaracterizado, sa sera una posibilidad perfectamente legtima.Sin embargo, nos hemos atrevido a concebir un ordenamientoen secciones o partes, dentro de las cuales hemos colocado lostextos. Este ordenamiento, como se ver, supone una cierta cla-ve de lectura de los mismos, arbitraria, sin duda; tan es as quecada uno de los textos ha cambiado varias veces de seccin, se-gn lo penssemos desde un lugar u otro. Slo nos resta esperarque los autores se sientan cmodos en la compaa que les hatocado, bajo la rbrica que hemos en cada caso enfatizado.Apostamos por un ordenamiento simple, que agrupa los tra-bajos con arreglo al objetivo que persiguen al acudir al trminocomunidad. As, un primer grupo de trabajos opta por pensardesde la categora comunidad formas sociales emergentes en la

    contemporaneidad; un segundo aborda con ella formas de soli-daridad social de ms larga tradicin, que ahora reaparecen o sereconfiguran; finalmente, un tercero recoge textos que abordanel uso del trmino en un contexto epocal donde por otrasrazones que las actuales la comunidad tambin estaba a laorden del da.

    El primer grupo de trabajos apuesta, como hemos mencio-nado, por pensar partiendo de la categora comunidad formassociales emergentes en la contemporaneidad: cibercomunidadeso comunidades de innovacin, comunidades que no lo son, co-munidades anmicas, necrocomunidades...El texto de Csar Or y Andrs G. Seguel aborda el tema de lacibercomunidad en poblaciones campesinas de Per y Mxico.A travs de una experiencia de campo cruzada y compartida, enel anlisis se pretende dar cuenta de los procesos de reflexividadsocial que estn implicados en cada uno de los casos. Los dispo-sitivos tecnolgicos de comunicacin en cada uno de los lugaresson herramientas o instancias que reactivan narraciones del noso-tros y, en cada caso a su manera, constituyen la comunidad. Enel poblado peruano de Palca, asumen un papel central los exper-tos comuniclogos e ingenieros) dispuestos por el gobierno parala dotacin de recursos informticos en la comunidad; entre loszapatistas de Chiapas, el protagonismo es de los activistas, quie-nes van construyendo la narracin de la comunidad alrededorde la figura de Marcos. En el artculo se pretende hacer confluirel anlisis de dos procesos recprocos: el de la reflexividad entorno a los contenidos culturales de la comunidad y el del usosocial de las tecnologasAnder Gurrutxaga realiza un recorrido por el inconmensura-ble panorama bibliogrfico que refiere de alguna forma a la co-munidad. La apuesta fundamental del artculo es que la comuni-dad alude esencialmente a la tradicin, pero que tambin cubrenecesidades funcionales, arropadas en racionalidades de cortediferente a las afectivas, de todos cuantos precisan de algunaapelacin al nosotros. Desde la perspectiva del autor, la comu-nidad invade todos los escenarios sociales, incluso aquellos quese representan ms lejanos o apartados de la tradicin, como losque construyen las actuales polticas de innovacin. Desde elhogar, como reducto ltimo de la intimidad y de la espirituali-

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    dad contemporneas, hasta el vnculo social ms abstracto, lacomunidad provee un recurso afectivo de identificacin que tien-de a manifestarse en tantos micromundos como escollos nosencontramos para pensar la sociedad como un todo. Por todoello, el texto trata de disuadir de los intentos de buscar la desapa-ricin de la comunidad como ha pretendido, entiende el auto ula ciencia social moderna, y concentrarse en la bsqueda de supresencia, incluso all donde no se la supone.Jos ngel Bergua inicia su recorrido lanzando una defini-cin de comunidad como desierto de sociedad, la que primerosorprende y luego logra iluminar originales reflexiones. Conti-na con una intrincadg exposicin en la que apuesta por unaciencia no clsica, por una sociosofa que sabe que no sabe, cu-yos variados insumos todos muy al borde de la ciencia social ysociolgica) se van exponiendo de a pinceladas, retomando, detanto en tanto, el foco en la problemtica de este libro que, comohemos dicho, ha terminado siendo la comunidad. El relato trans-porta una interrogacin acerca de los alcances y efectos del ten-so matrimonio entre la poltica y las ciencias sociales moder-nas), en los diversos formatos que asumen los sistemas expertos,para luego pasar a dar cuenta de una sucesin de liberacionesque se habran producido histricamente, empezando por in-dividuos, siguiendo por grupos-clases, luego por sub)cultu-ras , y finalmente por situaciones. En este ltimo contexto,para Bergua recobra importancia la nocin de comunidad, ala que entiende como el no ser de la sociedad o del orden ins-

    tituido. Pueblo, gente y multitud, sucesivamente, son tematiza-dos en su cercana y superposicin con comunidad, y son losnombres que el autor le pone a los objetos predilectos de unasociosofia que, sugiriendo una nueva mirada, descarte la cl-sica distincin comunidad/sociedad, se desinterese del rastreode los paradjicos vnculos entre ambos trminos de la misma, ypase a enfocar frontalmente y sin ambages lo social es decir,todo, concluye Bergua).El artculo de Gabriel Gatti, a partir de algunas derivacionesdel trabajo de campo desarrollado en los mundos que se hanconstruido en las ltimas dcadas en Uruguay y en Argentina entorno a la figura del detenido-desaparecido, se acerca a dos for-mas de encarar la comunidad. La primera es la de aquellos queven en ella lo que se esconde en el horizonte de redencin, ree-

    quilibrio y orden al que aspiran como manera de cerrar las heri-das y camuflar las llagas que dej el paso por sus vidas de unacatstrofe descomunal. Comunidad, pues, en este primer senti-do, clsica: que ordena, que armoniza, que equilibra. La segun-da es la de quienes buscan dar forma a un oxmoron: el de unacomunidad construida en territorio inestable y que sea, ella mis-ma, inestable. Esta comunidad abyecta, conformada en espa-cios socialmente invivibles y sociolgicamente invisibles, es laque el autor intuye que toma forma entre los familiares de des-aparecidos de ltima generacin, vstagos bastardos, dice, quetraicionan progenies. A partir de ese caso, su caso, proponealgunas imgenes para pensar y vivir la comunidad cuando lacomunidad es imposible.En el trabajo de Josetxo Beriain la comunidad aparece comoun paisaje de fondo, casi como la condicin de posibilidad deuna figura tan fascinante como tremenda: la del mrtir-suicida.En el argumento de Beriain el mrtir opera como una suerte dearticulador funcional que permite, al modo del chivo expiatorioque supo describir cierta vieja antropologa, trazar diferentesfronteras: de un lado, la que corta los lazos y al tiempo lospermite entre nosotros, comunidad de iguales, y quienes re-presentan lo mejor de nosotros, los puntos fijos exgenos delhecho comunitario que el mrtir, encarnacin de nuestras virtu-des, corporeiza; de otro lado, y quizs ms importante, la fronte-ra entre nosotros y ellos, entre, dice el autor, lo sublime y losiniestro, la Luz y las Tinieblas, el Bien y el Mal. As, en estetrabajo, la comunidad es una emergencia, un efecto, una suertede mecanismo. Pero si es, por eso, casi un universal antropolgi-co, ese mecanismo se activa hoy con una intensidad sorprenden-te: agotados los sueos utpicos de la modernidad, la concien-cia adormecida de la religin se reactiva. El mrtir-suicida esuna de sus expresiones. Roza lo tremendum, pero quizs Dur-kheim y Weber lo puedan explicar.

    El segundo bloque aborda formas de solidaridad social devieja data, que ahora reaparecen o se reconfiguran. As: lo polti-co, la ciudadana, el gobierno, lo tnico, la tradicin... filtradosahora por cambiantes problematizaciones de la comunidad.En el trabajo de Francisco Javier Tirado y Miguel Domnechla comunidad es esperanza de resistencia, espacio de reconstruc-

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    cin del lazo social teido de racionalidad moderna. En ciertasformas de movilizacin social propiamente contemporneasdesde Greenpeace a Yomango, pasando por el movimiento delSoftware Libre o el de Copyleft, y, sobre todo, las variadas orga-nizaciones y colectivos que tienen su centro en la precariedad yla precarizacin la comunidad comparece, dicen los autores,como piedra de toque de formas de organizacin hasta ahorainsospechadas: producen conocimiento, cruzan trabajo y vida,se reapropian de etiquetas nostlgicas la precariedad tomadacomo expresin de la prdia de los datos caractersticos dellazo social moderno) pararesiificarlas reorientndolas enpositivo y organizando desde ellas comunidades de sentido im-previsible. El texto no es, no obstante, una glosa de las virtudescomunitarias de estas agrupaciones sino un intento de funda-mentacin terica de sus caractersticas partiendo de la obra dedos autores italianos contemporneos: Giorgio Agamben y sutrabajo sobre la nocin de biopoltica y Toni Negri y sus desarro-llos sobre la idea de multitud.Luis Enrique Alonso ofrece una reflexin que aborda la co-munidad desde los lastres que pesan en ciertas prcticas polti-cas las de la ONG y las del tercer sector voluntario en particu-lar guiadas por la obsesin por alcanzarla. En efecto, de acuer-do al autor, las reivindicaciones dbiles de aquellos grupos cuyasprcticas se asientan en eso que se ha dado en llamar polticasde renacimiento, se sostienen sobre una racionalidad que esprepoltica y presocial y conducen, en parte gracias a sus conse-cuencias no intencionadas, a una fuerte disolucin de los sujetosfuertes, los que encuentran en el Estado y la ciudadana susficciones constitutivas. El ciudadano total, aquel individuo idealdel ya viejo keynesianismo, ese sujeto compendio de derechosen el plano poltico, en el plano del consumo, en el plano social,se queda, a fuerza de construirle comunidad, sin la que lo fue deveras en sus tiempos gloriosos, la ciudadana. As es, de acuerdo aAlonso, que los fetiches del voluntariado la cooperacin y lasolidaridad esconden bajo su apelacin a lo comunitario elriesgo de destruir los procesos de participacin poltica basa-dos en grandes metarrelatos modernos razn, revolucin, justi-cia social, progreso, etc.).El trabajo de Jess Izquierdo comparte no pocos elementosde fondo con el de Alonso. Como aqul, evoca las solidaridades18

    que dieron forma al sujeto colectivo de la modernidad, pero siAlonso despejaba el trmino comunidad a favor de otros que asu juicio definan mejor la naturaleza del lazo social en aquellasformas colectivas propias del sueo moderno de la ciudadanay dejaba en consecuencia al trmino comunidad en las peli-grosas manos de las reivindicaciones dbiles de formas de soli-daridad engaosas, Izquierdo trabaja en direccin contraria.As es: la comunidad, su aspiracin, no es lo que da al traste conla solidaridad moderna, la de la ciudadana o la sociedad civil; alcontrario, la comunidad es el tipo de vnculo que aquella formade solidaridad, aunque es comunitaria, niega. La sociedad civiles, s, una comunidad autonegada, una comunidad que sin-dolo renuncia a sus propios fundamentos. Curiosa paradoja: lacomunidad de nombre sociedad civil expulsa a la comunidad,que sin embargo es, al infierno de los pecadores. Esa episteme,dice Izquierdo, para la cual la comunidad o bien era una rmo-ra histrica a superar o una utopa minoritaria digna de ser ob-viada, produce, sin embargo, un sinfn de aporas, que pasantodas por la ambigua relacin de la sociedad civil con la comuni-dad: la sociedad civil es una comunidad que produce sujetosanticomunitarios; la ciudadana es una comunidad que se auto-percibe como asociacin de individuos que no se piensan comotales; la sociedad civil es una comunidad que necesita regular elcomportamiento de sus egostas miembros al tiempo que fomentala aspiracin a su propio desvanecimiento como meta-normareguladora del comportamiento de sus integrantes.El artculo de Ignacio Irazuzta indaga en esos espacios so-ciales que llevan impresa la huella del desplazamiento migrato-rio, mbitos de socialidad profundamente marcados por ima-ginarios que viven en la tensin entre la prdida y la recupera-cin de la comunidad, de terminados por las dinmicas deexclusin-inclusin de las naciones-Estado. Exclusin genera-da por el abandono del lugar de origen, y que da pie a solida-ridades fundadas en el desarraigo, e inclusin compulsiva de lasociedad de asentamiento, dada por el ingreso dentro de unorden normativo omnicomprensivo e inconsulto para los re-cin llegados. Es ste un espacio de negociacin de identidadesy, por lo tanto, es un espacio poltico en el que se ejercitan,explcita e implcitamente, polticas de integraciones dobles yparadjicas: son poblaciones que se ven interpeladas por go-

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    bienios de unas y otras sociedades de asentamiento y de ori-gen), y que generan renovados sentidos del desarraigo, recor-dndoles sus races a quienes migran, dando vida a comuni-dades hechas en la interseccin de territorios distantes, pro-piciando socializaciones cruzadas, animando economasnostlgicas, etc. El texto explora tambin en el diseo de buro-cracias aptas para el gobierno de estas poblaciones esquivas,frmulas que deben reinventarse ms all de las demarcacio-nes modernas de la poltica, es decir, trabajando en el filo de lopblico y lo privado y del adentro y el afuera.El artculo de Silvia Rodrguez Maeso se centra en el caso delas comunidades rurales del Per y la actuacin de la Comisinde la Verdad y la Reconciliacin, que surge con posterioridad alconflicto armado que se inicia en el pas en 1980. A partir deestos hechos el texto analiza los procesos de reactivacin co-munitaria desde las narraciones de protagonistas rurales sobresus vivencias del conflicto: un fenmeno complejo de constitu-cin/restauracin de la convivencia mediante un ejercicio dememorias ms o menos autorizadas. De esta forma, se reactivanmecanismos de percepcin del nosotros e imgenes de otros. Elcontexto narrativo se constituye as en un disparador de reflexi-vidades mltiples: la de los propios campesinos y su comunidady la de los cientficos sociales que por lo menos los de vocacinetnogrfica se encuentran envueltos en los entresijos de la pro-duccin de una verdad colectiva. En definitiva, el texto se mueveen ese difcil terreno de las narraciones del nosotros en contex-tos de violencia poltica y analiza la insercin de las voces exper-tas en esos procesos reflexivos.Daniel Muriel realiza un recorrido que se instala, primero, enuna reflexin terica general, de la que surgen algunas pregun-tas que luego se responden, provisoriamente, recurriendo a loshallazgos de una investigacin emprica acerca del patrimoniocultural y, en particular, de sus inventores y gestores. As, la re-manida crisis de los referentes fundamentales de la moderni-dad, sobre cuyos debates se habla al comienzo del artculo,merecer luego una exploracin que se instala en unos territo-rios ms acotados: los dispositivos a travs de los cuales diversasmodalidades del conocimiento experto construyen, inventan,gestionan, el patrimonio. As, las variadas preguntas acerca de loque es nuestro, lo que somos, lo que podramos ser, que brotan

    todas cada vez que se habla del patrimonio, se rozan a su vez conla vieja-nueva pregunta por la comunidad y la identidad.El tercer bloque se apoya en textos clsicos que abordaron eluso del trmino en un contexto donde la comunidad tambin es-taba a la orden del da, a fin de ver si en aquellos trabajos se puede

    encontrar algo de inspiracin para pensar y entender todas lascomplejas y emergentes cosas comunitarias del presente.En efecto, el trabajo de Pablo de Marinis pretende hablar dealgunas) de estas cosas del presente, como la imparable ola decomunitarizacin que impregna actualmente cualquier discur-sividad y cualquier prctica de cualquier actor. Pero l prefieredar un rodeo que apenas servir para desempolvar el pensamientode alguien que hace ms de un siglo convirti a la comunidad enun concepto sociolgico fundamental: Ferdinand Tnnies. Tam-bin advierte este trabajo que en este olvidado clsico no huboslo en juego un esfuerzo tipolgico abstracto y formal, sino tam-bin un ensayo de explicacin gentica-histrica de la transicinde la tradicin a la modernidad y, por cierto, una clave para unautopa poltica comunitaria, aunque post-societal, de cara al por-venir. Son estas tres vertientes de la comunidad en el pensamien-to de Trinies las que se intentan explicar en este texto, que cons-tituye un largo y entreverado pretexto para cerrar finalmente enunas conclusiones que no concluyen demasiado, aunque, quizsen vano, lo intenten.Ramn Ramos Torre, a su vez, afronta la densa y muy filos-fica pregunta por la comunidad en un interjuego de diferentesplanos semnticos, que han estado en el centro del debate acercade ella el ser-uno o lo comn, el monto de carga o donacin queva supuesto para sus partcipes, y la pura socialidad del estar-con . Pudiendo encarar esta faena de formas muy diferentes,Ramos tiene sus buenas razones para hacerlo a travs de unaexploracin sobre dos textos de los ms importantes que escri-bi quien l juzga como un pensador genial de la sociologa:Durkheim juicio en el que, desde luego, estamos de acuerdo). Asu vez, este buceo lo realiza atendiendo a un triple vector: laconceptualizacin analtica, la historizacin evolutiva y la pre-sunta actualidad del pensamiento durkheimiano. Luego de unlargo recorrido a travs de los textos, Ramos cierra su trabajocon una nueva ronda de interrogantes, que saltan desmesurada

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    aunque interesadamente de los tiempos de Durkheim a los nues-tros, replanteando con crudeza la pregunta acerca de las formasmodernas de la solidaridad social y de la efervescencia colectiva,en las que el estar-con puede darse sin necesariamente generarun ser-uno.Finalmente, Jos Santiago se introduce justo donde los con-ceptos de comunidad y religin se superponen, se miden, seacercan, se sacan chispas. Un paseo por los al menos paraalgunas sociologas y algunos socilogos cannicos pensamien-tos de dos clsicos Durkheim y Weber), entre otros varios ilus-tres invitados a su fiesta, lo lleva a discutir la nocin de la na-cin, una de las ms modernas de las comunidades que existie-ron y quizs an existan, aunque ellas no sean, como otros textosde este libro tambin ilustran, de las ms contemporneas queexisten entre las comunidades. Una disquisicin sobre el secre-to, y otra sobre el papel de los objetos, siempre en la tensinentre comunidad y religin, le ponen el cierre al artculo, y loacercan a otros debates, ms que actuales, y a la vez tan lejanosde aquellos republicanismos laicos durkheimianos y de aquellosencendidos pangermanismos weberianos que, sin embargo, annos siguen inspirando para pensar, por ejemplo, acerca de lacomunidad.Hemos decidido que este libro no tenga eplogo o posfacio.No lo habr porque una tarea de recapitulacin de esta ndolesera demasiado tajante para un conjunto de textos que desde elprincipio pretendimos que expusiera el estado de la cuestin enun campo de problemas necesariamente muy abierto. Este libroni lo agota ni pretende agotarlo; apenas explorar y aportar pistaspara futuras vas de indagacin.

    Se impone ahora cerrar este captulo introductorio con agra-decimientos de diversa ndole. Por un lado, a las institucionesque financiaron el seminario de septiembre de 2008 y que hicie-ron en buena medida posible este libro: el Departamento de Edu-cacin, Universidades e Investigacin del Gobierno Vasco y elvicerrectorado del campus de Bizkaia de la Universidad del PasVasco financiaron las propuestas presentadas por Gabriel Gattipara organizar un seminario internacional sobre estas, paramuchos financiadores, peregrinas cuestiones. Adems de stas,contribuyeron en distinto grado la Agencia Nacional de Promo-22

    cin Cientfica y Tecnolgica de Argentina, que subsidia un pro-yecto trianual 2009-2011) titulado Teoras sociolgicas sobrela comunidad PICT-2007-01679), y que tiene por sede de tra-bajo el Instituto de Investigaciones Gino Germani, de la Facul-tad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, bajola direccin de Pablo de Marinis. La Fundacin Ikerbasque hahecho en parte posible la publicacin de este libro a travs delfondo previsto para la estancia de investigacin de Ignacio Ira-zuzta en el Centro de Estudios sobre la Identidad Colectiva de laUniversidad del Pas Vasco.Desde luego, un trabajo largo como ste slo puede realizar-se con el concurso de muchas personas. Para no correr el riesgode olvidar a nadie, nos limitaremos a agradecer, en lo que a laorganizacin del seminario concierne, a los miembros del Cen-tro de Estudios sobre la Identidad Colectiva y, dentro de l, aElsa Santamara y, sobre todo, a Amaia Izaola, que echaron unamano impagable en la logstica del encuentro. Adems de eso, yen lo que a esta publicacin se refiere, Josetxo Beriain supo orien-tarnos sabiamente en el intrincado mundo de las publicacionesde las cosas de la sociologa, que tan bien conoce.Un agradecimiento especial merecen los autores de los ar-tculos que componen este libro. Primero, asumieron su partici-pacin en el seminario con gran seriedad, responsabilidad y buenhumor. Prepararon trabajos originales y mostraron altsima dis-posicin a pensar colectivamente. Luego, tuvieron la necesariapaciencia a la hora de tolerar las presiones que ejercimos sobreellos para que entregasen sus trabajos en tiempo y forma, reali-zando las reelaboraciones y profundizaciones que les solicita-mos, y entregando finalmente versiones impecables tanto desdeel punto de vista conceptual como estilstico.

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