la arqueoastronomía en europa: la singularidad del caso

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La Arqueoastronomía en Europa: la singularidad del caso español Archaeoastronomy in Europe: The peculiarity of the Spanish case Juan Antonio BELMONTE A VILÉS Instituto de Astrofísica de Canarias. Vía Lactea s/n. 38200 la Laguna, Tenerife. [email protected] Recibido: 27-11-2008 Aceptado: 09-02-2009 RESUMEN La arqueoastronomía es una disciplina científica relativamente joven en España. A caballo entre las cien- cias sociales y la astronomía, se sirve de las poderosas herramientas de ésta para ponerse al servicio de aquellas a la hora de entender la visión del cosmos de nuestros antepasados. En el presente ensayo ana- lizaremos el estatus de esta disciplina y estudiaremos parte de su epistemología y fundamentos. Finalmen- te, seguiremos de forma breve su evolución histórica en España situándola en el marco más amplio de la arqueoastronomía europea. PALABRAS CLAVE: Ciencias sociales. Arqueoastronomía, situación en España. Historia de la investigación. ABSTRACT Archaeoastronomy is a scientific discipline with a relatively short history in Spain. Straddling social scien- ces and astronomy, it uses the powerful tools of the latter at the service of the former in an attempt to approach the vision of the cosmos of our ancestors. In the present essay, we will analyze the current sta- tus of the discipline and will study part of its foundations and epistemology. Finally, a brief historical sketch of its development in Spain will be presented within the wider framework of European archaeoas- tronomy. KEY WORDS: Social Sciences. Archaeoastronomy in Spain. History of Research. SUMARIO 1. Introducción. 2. Estado de la cuestión. 3. La arqueoastronomía en España. 4. Conclusiones y expectativas de futuro. Complutum, 2009, Vol. 20 Núm. 2: 55-67 ISSN: 1131-6993 55

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La Arqueoastronomía en Europa:la singularidad del caso español

Archaeoastronomy in Europe:The peculiarity of the Spanish case

Juan Antonio BELMONTE AVILÉS

Instituto de Astrofísica de Canarias. Vía Lactea s/n. 38200 la Laguna, [email protected]

Recibido: 27-11-2008Aceptado: 09-02-2009

RESUMEN

La arqueoastronomía es una disciplina científica relativamente joven en España. A caballo entre las cien-cias sociales y la astronomía, se sirve de las poderosas herramientas de ésta para ponerse al servicio deaquellas a la hora de entender la visión del cosmos de nuestros antepasados. En el presente ensayo ana-lizaremos el estatus de esta disciplina y estudiaremos parte de su epistemología y fundamentos. Finalmen-te, seguiremos de forma breve su evolución histórica en España situándola en el marco más amplio de laarqueoastronomía europea.

PALABRAS CLAVE: Ciencias sociales. Arqueoastronomía, situación en España. Historia de la investigación.

ABSTRACT

Archaeoastronomy is a scientific discipline with a relatively short history in Spain. Straddling social scien-ces and astronomy, it uses the powerful tools of the latter at the service of the former in an attempt toapproach the vision of the cosmos of our ancestors. In the present essay, we will analyze the current sta-tus of the discipline and will study part of its foundations and epistemology. Finally, a brief historicalsketch of its development in Spain will be presented within the wider framework of European archaeoas-tronomy.

KEY WORDS: Social Sciences. Archaeoastronomy in Spain. History of Research.

SUMARIO 1. Introducción. 2. Estado de la cuestión. 3. La arqueoastronomía en España. 4. Conclusionesy expectativas de futuro.

Complutum, 2009, Vol. 20 Núm. 2: 55-67 ISSN: 1131-699355

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1. Introducción1

Desde principios de los años noventa, al poco definalizar mi periodo de formación académica conla lectura de mi tesis doctoral, comparto mi tiempode trabajo entre una línea de investigación clásicaen el marco de la astrofísica actual, como es la físi-ca estelar (astrosismología y exoplanetología) y unadisciplina un tanto extraña a caballo entre las cien-cias sociales y la astronomía clásica. Vista con re-celo por los puristas de uno y otro lado (arqueólo-gos y astrónomos), la arqueoastronomía lleva yavarias décadas tratando de abrirse camino en losámbitos académicos y científicos con resultadoscontradictorios, unas veces certeros e indiscutiblesy otros rodeados de una gran polémica, comenzan-do por la propia terminología.

Arqueoastronomía, astroarqueología, astronomíacultural, historia de la astronomía, etnoastrono-mía... En estos últimos años, el mundo científicoen lengua castellana, y por extensión el público es-pecializado, se ha visto invadido por la apariciónde toda una serie de términos, unos ya viejos, otros

más nuevos, con los que de una forma u otra se tra-taba de relacionar a la vieja ciencia de la astrono-mía con diversas ciencias del campo de las común-mente denominadas humanidades (arqueología,historia, etnografía, antropología, historia del arte,historia de las religiones o filosofía, entre otras) o,más propiamente, ciencias sociales.

Así, por ejemplo, los términos arqueoastronomíay astroarqueología se han venido usando indistinta-mente en lengua inglesa durante décadas, por inves-tigadores completamente respetables, para cubrirdiversos aspectos astronómicos de la arqueologíay, como tal, ambos aparecen reflejados en los pri-meros textos aparecidos en lengua castellana. Sinembargo, la creación por Michael Hoskin del su-plemento Archaeoastronomy de la revista Journalfor the History of Astronomy –desafortunadamenteya extinto (ver Figura 1)– ha hecho que desde me-diados de los ochenta sea “arqueoastronomía” eltérmino triunfante.

Desgraciadamente, la confusión en la terminolo-gía ha traído como consecuencia que un términocompletamente válido cuando fue propuesto porHawkins (1973) hace más de 30 años para relacio-nar la orientación de restos arqueológicos con la as-tronomía, como era el de astroarqueología, hayaacabado definiendo aquellas prácticas que relacio-nan los restos arqueológicos de nuestro planeta conlas visitas de supuestos seres extraterrestres, en unarepetición de un fenómeno habitual como es la apro-piación de terminología científica por parte de pseu-docreencias, supercherías y supersticiones, que conel paso de los siglos ha hecho que, por ejemplo, los

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Figura 1.- Portada del suplemento de arqueoastronomía del Journal for the History of Astronomy publicado hasta elaño 2002. Este número de 2001 incluye en portada tres artículos de equipos con investigadores españoles. Derecha:Histograma de las publicaciones de investigadores españoles, o referidas a España, incluidas en los 27 números delsuplemento publicados a lo largo de un cuarto de siglo. Como se puede apreciar, el crecimiento fue exponencial duran-te la última década.

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astrónomos reneguemos de la palabra lógica paradefinirnos, “astrólogos” (ver si no, biólogos, ecólo-gos, antropólogos, enólogos y un largo etcétera de“tratadores de”... estrellas, sería en nuestro caso) enbeneficio de un prosaico “denominadores de estrellas”.

Pero, ¿qué es entonces la arqueoastronomía? Ed-win Krupp, ha propuesto la siguiente definición deltérmino: la arqueoastronomía es el estudio interdis-ciplinario de la astronomía prehistórica, antigua ytradicional en todo el Mundo, en el marco de sucontexto cultural. En este estudio se incluyen tantofuentes escritas como arqueológicas, abarcando lossiguientes tópicos: calendarios; observación prác-tica; cultos y mitos celestes; representación simbó-lica de eventos, conceptos y objetos astronómicos;orientación astronómica de tumbas, templos, santua-rios y centros urbanos; cosmología tradicional y laaplicación ceremonial de tradiciones astronómicas.

Se puede comprobar que la definición es bastan-te amplia y variados los tópicos que abarca. Sin em-bargo, la “arqueoastronomía” definida de esta formadeja de lado dos áreas importantísimas en que la as-tronomía se relaciona de lleno con las ciencias so-ciales, la propia historia de la astronomía y la etno-astronomía. La primera, que tiene ya una larga tra-dición, se ocuparía propiamente del avance históri-co de la astronomía como disciplina científica y dela evolución del pensamiento astronómico desde elpunto de vista de las ciencias experimentales y, co-mo tal, no debiera remontarse mucho más allá de la

Grecia clásica. La etnoastronomía, por su parte, seocuparía del estudio desde el punto de vista astro-nómico de las tradiciones orales de culturas aúnexistentes en la actualidad y, en opinión de algunosinvestigadores, de las fuentes escritas (crónicas deconquista, estudios antropológicos antiguos) de cul-turas extintas, abarcando una serie de tópicos que,en gran parte, coinciden con los de la propia arqueo-astronomía. En realidad, las fronteras entre estastres disciplinas son extremadamente tenues y, dehecho, los cruces de información entre ellas sonmás la norma que la excepción.

Por este motivo, dos de los máximos exponen-tes de la arqueoastronomía europea, Clive Ruggles(1999, 2001) y Stanislaw Iwaniszewski (1997) handefendido desde hace más de una década el uso deun término globalizador, al que se ha dado en lla-mar “astronomía cultural”, que trataría de incluircual quier tipo de estudios o línea de investigaciónen que se relacionase a la astronomía con las cien-cias sociales. De ahí, que la agrupación de especia-listas de mayor prestigio en este campo se denomi-ne “Sociedad Europea de Astronomía Cultural(SEAC)”. Esta sociedad, fundada en 1992 en Es-trasburgo bajo la supervisión del astrónomo CarlosJaschek (Figura 2), ha mantenido reuniones anua-les desde entonces. Más adelante volveremos aanalizar su importante contribución a la arqueoas-tronomía europea en general, y a la española enparticular.

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Figura 2.- La Sociedad Europea para la Astronomía en la Cultura (SEAC) fue fundada a principios de la década delos noventa bajo el patronazgo del Carlos Jaschek, investigador ya fallecido, que lideró desde el Observatorio de Es-trasburgo el desarrollo de esta disciplina en Europa.

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En consecuencia y con la idea dominante enmente, el autor por su parte redefiniría la astrono-mía cultural como aquella disciplina que estudia có-mo los seres humanos, en todo tiempo y lugar, sehan organizado para orientarse en el tiempo y en elespacio de forma satisfactoria a sus necesidades.

2. Estado de la cuestión

Hace poco más de una década que un grupo decientíficos entusiastas del Instituto de Astrofísicade Canarias, pusieron en marcha una línea de traba-jo que fue pionera en la investigación española -noasí a nivel europeo o mundial- y que al poco tiem-po daría sus primeros frutos en un libro, Arqueoas-tronomía Hispana (Figura 3). Sin embargo, muchascosas han cambiado desde entonces en esta discipli-na y una de las más importantes ha sido, sin duda,la sustitución del lenguaje “astronómico” por otromás próximo desde el punto de vista epistemológi-co al de las ciencias sociales.

No nos engañemos, la arqueoastronomía no esuna línea de investigación más dentro de la astrofí-sica moderna, ni sirve a su fin fundamental que ha

de ser el avance del conocimiento físico del Univer-so. Hoy, por el contrario, la arqueoastronomía esuna especialidad que se enmarca de lleno en losestudios antropológicos, al servicio de disciplinascomo la arqueología del paisaje (en el sentido tota-lizador del término paisaje), la historia de las reli-giones o, lo que viene a ser casi lo mismo, la ar-queología del poder. Por tanto, un astrónomo for-mado únicamente y principalmente como físico omatemático, difícilmente podrá encontrar una res-puesta adecuada a la mayor parte de las preguntasque se ha de plantear o será incluso incapaz de lle-gar a planteárselas.

En realidad, el tan cacareado carácter interdisci-plinario de la arqueoastronomía se debe a la nece-sidad de dominar una serie de técnicas difícilmen-te accesibles a los antropólogos, arqueólogos e his-toriadores como son la astronomía de posición o lamecánica celeste cuyas bases epistemológicas o he-rramientas básicas, como la trigonometría esférica,estos especialistas desconocen en la mayoría de loscasos.

Siempre se ha argumentado que la colaboraciónentre arqueólogos y astrónomos es necesaria parallevar adelante una investigación adecuada en el

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Figura 3.- Portada de las dos ediciones de Arqueoastronomía Hispana, el primer intento científico de acercamiento ala arqueoastronomía de nuestro país. Sin embargo, en la primera edición se usó como reclamo una referencia ajena.Afortunadamente, este error fue subsanado en la segunda edición donde el referente es ya netamente hispánico.

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marco de la arqueoastronomía. Sin embargo, nues-tra opinión actual y la de muchos de nuestros cole-gas, después de más de una década de experienciaen el campo, es que lo que en realidad hace falta esun reciclaje casi completo del astrónomo o del an-tropólogo que deberá convertirse en un verdaderoarqueoastrónomo, olvidando muchas de las referen-cias epistemológicas aprendidas en sus largos añosde formación y aprendiendo otras nuevas que le erancompletamente desconocidas. Eso no quita para que,en momentos puntuales, un astrónomo recicladopueda recurrir al consejo de un colega arqueólogoo historiador que pueda ayudarle a responder algu-na cuestión de difícil solución o, por el contrario,que un antropólogo reciclado pueda acudir a un as-trónomo para que le solucione algún problema téc-nico especialmente complicado. Pero, no por ello,todo lo que se estudia en arqueoastronomía ha detener necesariamente el marchamo de interdiscipli-nariedad.

La arqueoastronomía tiene planteado otro pro-blema importante y es el quedar definida en esa es-pecie de tierra de nadie en que ni los astrónomos oastrofísicos la reconocen como propia (aunque esto,afortunadamente empieza a cambiar), ni los arqueó-logos o historiadores acaban de comprender muybien cuál es su utilidad, salvo en casos muy puntua-les, al contrario de lo que ocurre con otras facilida-des de las ciencias experimentales como, por ejem-plo, el uso del C14 en la datación, que son amplia-mente aceptadas. Por este motivo, la arqueoastro-nomía es quizás la única disciplina científica cuyotítulo (el de arqueoastrónomo) pueden arrogarsesin rubor supuestos investigadores de todo tipo queusan y abusan de sus poderosas herramientas físi-cas y matemáticas para proponer teorías históricasabsolutamente descabelladas, para horror de arqueó-logos y antropólogos, y para nuestra desesperaciónal comprobar como nuestros esfuerzos por obtenerun cierto grado de reconocimiento pueden quedaren agua de borrajas por unos pocos miembros des-tacados de lo que los científicos británicos definencomo el lunatic fringe.

La frontera entre lo que es ciencia y lo que no,debería basarse en la aplicación de reglas tan bási-cas como la Navaja de Ockham, la formulación mássencilla del Principio de Economía (ante dos res-puestas posibles a un problema científico, la mássencilla suele ser la verdadera) que, sin embargo,hemos de reconocer que no son de aplicación uni-versal, por lo que los investigadores que trabajamos

en el campo debemos hacer esfuerzos dobles paraque nuestro trabajo sea reconocido. En este sentido,la situación en España ha evolucionado favorable-mente en los últimos años y la respuesta es cada vezmás positiva tanto desde el ámbito astronómico (yano somos bichos tan raros) como desde el de lasciencias sociales cuyos investigadores aprecian ca-da vez más el trabajo realizado.

Conviene pues que entremos en materia e inves-tiguemos el desarrollo de la arqueoastronomía enEspaña, situándolo en el contexto europeo que nospuede ayudar a actuar como marco de referencia.

3. La arqueoastronomía en España

Como comentábamos con anterioridad, la SEACse fundó en 1992 en Estrasburgo y desde ese añose ha venido reuniendo con un marcado carácterperiódico anual en diversos puntos de la geografíaeuropea, celebrando congresos internacionales so-bre la materia y alternando localizaciones en Euro-pa Oriental y Occidental, con algunas excepciones(Smolyan, Bochum, Sibiu, Salamanca, Gdansk,Dublín, La Laguna, Moscú, Estocolmo, Tartu, Lei-cester, Kecskemet, Isili, Rodas, Klaipeda y Granada,respectivamente). La figura 4, panel a, recoge pre-cisamente el número de contribuciones científicaspresentadas en cada una de esas reuniones dondese puede apreciar un ligero crecimiento en fechasrecientes y una mediana de unas 30 contribucionespor congreso, que da una cota inferior al númerode especialistas plenamente activos en el campo enel continente europeo.

Sin embargo, uno de los puntos más destacablesde estas conferencias es el hecho de que de todasellas (salvo una, la de Leicester, publicada en edi-ción conjunta con la siguiente) se han publicado lascorrespondientes memorias, cuyo listado se puedever en la página web de la SEAC (www.archeoas-tronomy.org). Esta colección de volúmenes es sinduda un reflejo fiel de la investigación realizada enEuropa y por investigadores europeos, aunque nonecesariamente en territorio de la propia Europa,en las últimas dos décadas. No existe paralelo a talvolumen de información en ningún otro lugar o enninguna otra sociedad relacionada. No voy a entraren detalles sobre la ciencia desarrollada en estos lar-gos años y recogida en dichas memorias, pues esdifícil singularizar lo que es una labor continuaday el esfuerzo de muchas personas por proporcionar

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a la arqueoastronomía, o a la astronomía cultural, elrango de reconocimiento que se merece.

Sin embargo, ya que ese es el tema de este ensa-yo, voy a particularizar la contribución española aldesarrollo de la sociedad y de la disciplina en gene-ral. La figura 4, panel b, muestra el número de con-tribuciones de investigadores españoles a los con-gresos anuales de la SEAC desde su fundación. Sepuede comprobar que ésta fue mínima, podríamosdecir que testimonial, hasta que en 1994 CarlosJaschek, ya retirado, se traslada a vivir a Salaman-ca y comienza a promocionar los estudios de astro-nomía cultural en nuestro país a través de los en-

cuentros “astronomía y ciencias humanas”. El ter-cero de ellos, en 1996, sería además el cuarto con-greso de la SEAC y el primero de los tres que hastala fecha se han realizado en España, más que enningún otro país europeo. En este encuentro, la asis-tencia española se dispara tanto en el número decontribuciones, como en su porcentaje con respectoal total, que alcanza el 50% (Figura 4, Panel c). Po-demos afirmar sin temor a equivocarnos, que esecongreso fue la puesta de largo de la arqueoastrono-mía española, que a partir de ese momento y con pe-queños altibajos, ha mantenido un perfil más o me-nos estable hasta la actualidad (Figura 4, Panel c).

Si Salamanca fue la puesta de largo, la reuniónde 1999 celebrada en La Laguna, en conjunción conla serie Oxford de congresos internacionales sobrela materia, fue sin duda la consagración de los es-tudios arqueoastronómicos españoles a nivel mun-dial, a pesar de la irreparable pérdida que supuso lamuerte de Carlos Jaschek, Presidente de Honor delcongreso, en abril de ese mismo año, pocas sema-nas antes de su celebración. La figura 5 recoge lasportadas de las memorias de ambos congresos edi-tadas por Jaschek y Atrio Barandela (1997) y porEsteban y Belmonte (2000), respectivamente. Elcongreso realizado en Isili (Cerdeña) en 2005 bajoel título Lights and Shadows in Cultural Astronomy(Zedda y Belmonte 2007) también tuvo un índicealto de participación española con la aparición enescena de nuevos grupos de investigación como elcentrado en la universidad Complutense de Madrid,en torno a las profesoras MªL. Cerdeño y G. Rodrí-guez Caderot, o el de la Universidad de Santiagode Compostela, en torno a M. García Quintela y F.Criado y sus estudios de arqueología del paisaje.

El último esfuerzo de nuestro país al servicio dela arqueoastronomía europea -y mundial- ha sidola organización reciente del congreso “Cosmologyacross Cultures” (Figura 5), correspondiente a laúltima reunión de la SEAC y donde, por primeravez, se ha llevado a cabo un extraño experimentoal juntar en un mismo foro a investigadores proce-dentes de la cosmología contemporánea con aque-llos que estudian anteriores visiones del universo,desde el Paleolítico a la cosmología moderna deNewton o Herschel. El tiempo dirá si se obtiene al-gún provecho de las sinergias que sin duda se hanproducido.

En la reunión de Granada se llevó a cabo tambiénla entrega del Primer Premio “Carlos Jaschek” deAstronomía Cultural (CJAC), instituído en memo-

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Figura 4.- (a) Número de contribuciones totales a los di-versos congresos anuales de la SEAC que sirve para me-dir la salud de la disciplina que, en los últimos años, haexperimentado un nuevo florecimiento. (b) Contribucio-nes españolas a dichos eventos. (c) Porcentaje de contri-buciones españolas. Con una media de un 12±3% decontribuciones (mediana del 9%), estable pero con alti-bajos a lo largo del tiempo, la contribución española esbastante significativa y equiparable a la de países comoReino Unido o Polonia, con una tradición académica enla disciplina mucho más longeva.

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ria de nuestro añorado profesor. Aunque no recaye-se en un investigador español, sí que podemos con-siderar que el premio en gran parte corresponde aEspaña pues le fue otorgado a Michael Hoskin, pro-fesor emérito de la Universidad de Cambridge, quedesde finales de los años 80 y durante dos décadasha pateado nuestra geografía en busca de monu-mentos megalíticos de toda índole en los que llevara cabo estudios arqueoastronómicos. Y lo que esmuy importante, buscando para ello el apoyo de in-vestigadores locales de varias universidades y cen-tros de investigación españoles, y también portu-gueses, entre los que tengo el honor de encontrarme.Fruto de esa labor es, entre otros muchos trabajosya publicados, el libro Tombs, temples and theirorientations: a new perspective on Mediterraneanprehistory (Hoskin 2001), donde se recogen los es-tudios arqueoastronómicos realizados en un millarde dólmenes de la Península Ibérica y en los monu-mentos talayóticos de las Islas Baleares (Figura 6).Llamado a ser un libro de referencia de la discipli-na a nivel mundial, desde luego otorga un protago-nismo singular a las gentes que poblaron nuestropaís en el pasado en lo que al desarrollo tempranode prácticas astronómicas se refiere.

Mi colaboración con M. Hoskin ha permanecidoestable en el tiempo desde aquella primera vez enque trabajamos juntos en los dólmenes de Valenciade Alcántara en el verano de 1994, tras haber tra-ducido y editado sus contribuciones a Arqueoastro-

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Figura 5.- La SEAC se ha reunido en tres ocasiones en España, más que en ningún otro país europeo: en Salamancaen septiembre de 1996, en La Laguna en junio de 1999 y en Granada en septiembre de 2008. Portadas de las memo-rias de los simposios de Salamanca (Jaschek y Atrio Barandela 1997) y La Laguna (Esteban y Belmonte 2000) y elcartel anunciador del congreso de Granada.

Figura 6.- Tumbas, templos y sus orientaciones está lla-mado a ser un libro de referencia básica de la arqueoas-tronomía en Europa Occidental, incluyendo España quedesempeña un papel protagonista en la obra. La obra in-cluye datos de más de 2000 monumentos megalíticosanalizados por el incansable Michael Hoskin, profesoremérito de la Universidad de Cambridge y uno de losmayores responsables del desarrollo y el reconocimien-to académico de la arqueoastronomía en nuestro país.

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Figura 7.- Libros publicados por el autor y algunos de sus colaboradores, en la última década, que reflejan en ciertosentido la evolución de la astronomía cultural en España, incluyendo trabajos de divulgación o análisis más centradosen temas que relacionan la astronomía con la arqueología, la etnografía o la antropología, respectivamente.

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nomía Hispana, y fruto de esa colaboración y res-peto mutuo surgió Reflejo del cosmos: atlas de ar-queoastronomía del Mediterráneo antiguo (Bel-monte y Hoskin 2003; ver Figura 7) donde se reco-ge en gran medida la investigación arqueoastronó-mica realizada a lo largo de la década de los noven-ta del siglo XX en España y su entorno.

Mi interés por la astronomía antigua se remontaa mi juventud, y sólo años de formación académicacompartimentada acabaron convirtiéndome en unastrofísico de la línea dura que estudiaba los espec-tros de frecuencia de las estrellas con el fin de tra-tar de analizar su estructura interna. Afortunada-mente, la casualidad, la libertad de investigaciónque con grandes esfuerzos y a duras penas podemosmantener en España y la suerte de encontrar unoscompañeros de viaje adecuados en mi entorno aca-démico e incluso familiar, en las Islas Canarias, mehan llevado a realizar un viaje de descubrimientoque comenzó en el propio archipiélago a principiosde los noventa, que luego dio el salto a la PenínsulaIbérica y al vecino continente africano para termi-nar, por ahora, en Egipto, pasando en el camino porlas islas del Mediterráneo y más allá, con algún pe-queño escarceo en lugares “algo” más alejados co-mo la Isla de Pascua (Edwards y Belmonte 2004).De todo ese viaje no puedo olvidar a César Esteban-que ha continuado desarrollando su investigaciónsobre el mundo ibérico en solitario (Esteban 2002)-,Mª Antonia Perera, Rosa Schlueter y César Gonzá-lez, entre muchos otros.

Creo que un resumen de dicha actividad puedequedar bien ilustrado con las portadas de cuatro demis libros publicados en la última década (Figura7): el ya mencionado Reflejo del Cosmos, Las Le-yes del Cielo (Belmonte 1999), El Cielo de los Ma-gos (Belmonte y Sanz de Lara 2001), al que tengoun cariño muy especial y Tiempo y religión (Bel-monte 2008) que en el momento de redactar estaslíneas se encuentra en prensa.

Sería absolutamente injusto reducir la investiga-ción en España sobre temas en que la astronomía yla cultura se imbrican de manera profunda en aque-llos investigadores que hemos estado más o menosrelacionados con el círculo cercano a la SEAC, de-jando al margen la larga tradición que existe en Es-paña sobre algunos temas de investigación muy es-pecíficos.

Uno de ellos es, sin duda, los estudios árabes eislámicos en los que el Departamento de Árabe dela Universidad de Barcelona ha sido absolutamen-

te pionero desde hace décadas bajo la dirección, pri-mero de Juan Vernet, y de Julio Samsó en los últi-mos tiempos. Aunque la mayoría de la investigaciónllevada a cabo se centra en el propio desarrollo dela astronomía islámica en su marco y desarrollo pu-ramente científico, también han sido importantes lascontribuciones en que esa relación es mucho máscultural. Voy a mencionar dos ejemplos, ambosproceden de sendas tesis doctorales, que me resul-tan especialmente atractivos por la novedad quesupusieron en su momento en el ambiente científicoespañol y por su oportunidad (Figura 8). El primeroes el trabajo de M. Forcada Nogues (1993) sobrelos anwa (grupos de estrellas usados para estable-cer los tiempos) y la astronomía popular en el Is-lam, de raíces profundamente preislámicas. El se-gundo es el trabajo de M. Rius (2000) sobre la Al-quibla (el muro al que dirigen su oración los mu-sulmanes en las mezquitas) en al-Andalus y al-Ma-grib al-Aqsa, es decir, las regiones más occidenta-les del dominio islámico medieval. Este es un tra-bajo absolutamente pionero sobre arqueoastrono-mía islámica en España si bien bebe y se inspira deforma inteligente en algunos trabajos anterioressobre el tema (King 1995, 1999).

Una última contribución a la disciplina, yo diríaque fundamental, por parte de ese equipo de inves-tigadores ha sido la puesta en marcha en 2001 de larevista Suhayl, nombre propio escueto del Journalfor the History of the Exact and Natural Sciencesin Islamic Civilisation (Figura 8) de la que ya vanpublicados 6 volúmenes bajo la dirección (editors)conjunta de los profesores Vernet y Samsó. Si bienla revista se centra mayormente en el estudio de tex-tos o tratados propiamente científicos, son numero-sos los artículos donde la astronomía es estudiadaen su vertiente cultural.

No son muchos los tratados sobre astronomíasantiguas en general o sobre arqueoastronomía enparticular, que se han publicado en España. Hay al-gunas traducciones de textos ya anticuados (porejemplo, Krupp 1989) o sobre las culturas america-nas que, aunque un poco lejanas, bien pueden sermuy útiles a la hora de hacer un estudio compara-tivo (Aveni 1991; Galindo Trejo 1994; Bauer yDearbron 1998; Šprajc 2001). Afortunadamente,hay alguna contribución excepcional y aislada decolegas de otras disciplinas más cercanas a las cien-cias sociales como, por ejemplo, la Egiptología que,sin embargo, son capaces de hacer el viaje en senti-do inverso al llevado a cabo por el autor y escribir

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un manual estupendo y bastante actualizado comoel que se escribió sobre La astronomía del antiguoEgipto (Lull 2004) e igualmente editar un volumenrecopilatorio reciente de arqueoastronomía (Lull2007).

Desafortunadamente, también nuestras libreríasestán plagadas de volúmenes donde conocidos au-tores del lunatic fringe, que mencionábamos ante-riormente, usan y abusan de la arqueoastronomíapara desarrollar teorías desatinadas, cuando no ab-solutamente delirantes. En un ensayo para una re-vista científica como ésta, no creemos convenientehacer propaganda sobre ellos. Como ya se ha dicho,la arqueoastronomía puede ser en ocasiones unadisciplina sujeta a una gran polémica.

Ya para concluir este breve análisis historiográ-fico, podríamos volver a los orígenes y analizar elcaso de la investigación arqueoastronómica llevadaa cabo en las pirámides de Güímar en Tenerife (Fi-gura 10) por nuestro equipo a principios de los añosnoventa (Belmonte, Esteban y Aparicio 1993); in-vestigación de la que se han servido personajes di-versos en apoyo de sus propias teorías o en detri-mento de las alternativas. La más popular era la queafirmaba que las “pirámides” eran las tumbas de losmenceyes guanches de Güímar que estaban orien-tadas al solsticio de verano como sus homólogasegipcias, mientras que la más delirante proponía unorigen atlante como nudo de conexión entre las pi-

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Figura 8.- El Departament d’Àrab de la Universitat de Barcelona ha venido desempeñando un papel fundamental enlos estudios de la astronomía árabe e islámica en las últimas décadas, con importantes contribuciones en el campo dela etnoastronomía árabe, como el trabajo de M. Forcada (1993, izquierda) o de la arqueoastronomía como la tesis deM. Rius (2000, centro). Su más reciente contribución al campo ha sido la creación en 2000 de la revista Suhayl, espe-cializada en la Historia de las ciencias exactas y naturales en el Islam (derecha).

Figura 9.- Los estudios de astronomía cultural en Espa-ña también han contado con destacadas contribuciones deespecialistas procedentes de las ciencias sociales. En estesentido, el trabajo de Lull (2004) sobre astronomía delEgipto antiguo es un referente de excepcional calidad.

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rámides del viejo y el nuevo mundo. Esta situaciónes un fiel reflejo del conflicto de intereses que a ve-ces enfrenta a científicos, políticos, supuestos in-vestigadores del lunatic fringe y la sociedad en ge-neral cuando se tratan temas sensibles.

4. Conclusiones y expectativas de futuro

Llegados a este punto, creemos que la astrono-mía cultural en general, y la arqueoastronomía enparticular, ha alcanzado ya un grado de madurez yun nivel de reconocimiento muy elevado en Espa-ña, que casi podríamos equiparar al que ya tiene enotros países europeos con reconocida trayectoriaacadémica y científica en este campo. Contamoscon casi una docena de investigadores activos en ladisciplina que publican en revistas internacionales

con árbitro, escriben libros serios (Figura 11) y pre-sentan comunicaciones a congresos internacionalesdonde sus ideas, propuestas y descubrimientos go-zan de plena aceptación.

Sin embargo, pienso que seguimos teniendo unacarencia importante a nivel académico. Actualmen-te, no hay planes de instaurar esta disciplina en losprogramas docentes, ningún curso reglado, ni tansiquiera una asignatura sobre la materia en ningu-no de los estudios de grado o postgrado de nuestropaís, en ninguna de sus universidades. Esto condu-ce a una segunda carencia importante como es laausencia de doctorandos y, en consecuencia, dedoctores o de auténticos especialistas formados enla materia desde la base. En general, la mayoría delos investigadores que trabajamos en el campohemos llegado a él de manera tangencial a partir denuestros intereses personales, que no siempre coin-ciden con nuestra labor docente o investigadora

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Figura 10.- La arqueoastronomía puede ser en ocasionesuna disciplina sujeta a una gran polémica. La investiga-ción arqueoastronómica llevada a cabo en las pirámidesde Güímar, en Tenerife, por nuestro equipo de investigado-res es un fiel reflejo del conflicto de intereses que enfren-ta a científicos, políticos, investigadores del lunatic frin-ge y la sociedad en general cuando se tratan temas sen-sibles. La imagen es la portada del libro Las Pirámidesde Güímar: mito y realidad (Aparicio y Esteban 2005).

Figura 11.- Salida de sol en el solsticio de invierno en eleje del templo de Amón en Karnak (Egipto). Esta imagenserá la contraportada de la contribución española másreciente a la disciplina: In search of cosmic order: selec-ted essays on Egyptian archaeoastronomy (Belmonte yShaltout -editores- 2009); un conjunto de ensayos sobrearqueoastronomía del Egipto antiguo donde han colabo-rado varios astrónomos y egiptólogos profesionales denuestro país.

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habitual y tenemos, o hemos tenido, que realizargrandes esfuerzos para mantenernos activos sin in-terferir con esos otros intereses que, sin ser espu-rios, no nos permiten una dedicación plena. Este esel principal problema que identifico y al que, por

ahora, no hemos sido capaces de encontrar una so-lución aunque, para finalizar siendo positivos, hayciertos vientos favorables que quizás pronto nospermitan alguna que otra sorpresa agradable.

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NOTA

1. Este trabajo y los trabajos propios que aquí se reseñan se han llevado a cabo en el marco de los proyectos P310793 Arqueo-astronomía del IAC, y AYA2004-01010 y AYA2007-60213, Orientatio ad Sidera I y II, del MEC del Gobierno de España.

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