La Ambición, disfrazada de Mujer.

Por Yoli de Mallén

¿Recuerdas, qué fue lo último que compraste y cuándo?

¿Qué fue lo último que dijiste necesitabas adquirir a toda costa: un mejor puesto en el

trabajo, un hombre?

¿A quién no le gusta tener cosas nuevas regularmente, estrenar, lucir?

¿Quién pasa por una tienda, y no puede dejar de llevar algo, aunque luego se de

cuenta que no lo necesitaba, realmente?

¿A quién no le gustaría que le aumentaran el sueldo, todos los meses, para tener más

y más, para gastar o para ahorrar?

¿A quién le gusta ahorrar y guardar dinero, al punto que se molesta con los gastos,

aunque sean necesarios?

¿Quién solo está atenta a la ropa nueva de última moda que acaba de llegar, cartera,

zapato, celular nuevo, lugar de los grandes “especiales”, en fin lo “ULTRA MODERNO

Y ULTIMO” y solo desea poder tenerlo?

Desde que nacemos somos dadas a querer tener cosas para satisfacernos en todas

nuestras áreas: físicas, materiales, emocionales y espirituales.

Queremos la leche materna, el cariño y atención de nuestros padres,

queremos que nos satisfagan de todas nuestra necesidades, que nos atiendan, nos

cuiden, nos protejan, nos acompañen, nos compren y suplan de todos nuestros

antojos.

Así vamos creciendo y nos acostumbramos y hasta exigimos tener

todos nuestros caprichos, los queremos a toda costa, sin entender el daño que nos

puede acarrear toda esta complacencia desmedida en nuestro futuro carácter y

personalidad.

Podemos terminar siendo egoístas, insatisfechas, inseguras, infelices,

iracundas, malgeniosas, exigentes como si fuéramos merecedoras de toda atención

inmediata, malcriadas, necias, rebeldes, amargadas, materialistas, ambiciosas,

codiciosas, etc.

No solo nos hacemos daño, si no que podemos hacerle daño a nuestros

seres queridos a nuestro lado, mucho daño sin ni siquiera darnos cuenta.

¿Somos o hemos sido así?

¿Conocemos alguien así?

*OREMOS*

Empecemos con nuestro tema a discutir y espero en el Señor nos ayude

personalmente y tengamos la fuerza para hacer cambios, si es necesario:

1. ¿Qué es la Ambición?

Ambición no es solamente el deseo de superarse y llegar mucho más lejos a costa de

lo que sea, es también el deseo ardiente de poseer riquezas, fama, poder u honores.

Una persona Ambiciosa podría dañarse a sí misma o a los demás para

conseguir lo que desea.

La Ambición tiene como sinónimo la Avaricia, que es un deseo

desordenado de placeres o posesiones.

También está la Codicia que es el afán excesivo de riquezas, sin necesidad

de querer atesorarlas.

La codicia describe muchos otros tipos de pecados, entre los cuales

incluye: la deslealtad, traición deliberada, especialmente para beneficio personal; la

búsqueda o acumulación de objetos, estafa, robo, y asalto especialmente con violencia.

En Lucas 12:15 el mismo Jesús dijo sobre la avaricia:

12:15 Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no

consiste en la abundancia de los bienes que posee.

Otros sinónimos que podremos mencionar de Ambición, avaricia o codicia son:

Tacañería, Mezquindad, Materialismo y Egoísmo.

2. ¿Hasta dónde te puede llevar la Ambición?

Dice 1 Timoteo 6:9-10

6:9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas

codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y

perdición;

6:10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando

algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.

Veamos a continuación la triste y desgarrante historia de un relato Bíblico donde la

Ambición se disfraza de Mujer…

“Pero antes conozcamos un poco de ella a través de un antiguo historiador judío

llamado Josefo que vivió durante el tiempo de los apóstoles. Este nos narra detalles

sobre la vida de los Herodes, de donde surge nuestra protagonista, nos dice que ellos

de identificaron con el gobierno de Palestina, desde Herodes el Grande (responsable

de la matanza de los niños de Belén), luego Herodes Arquelao, Herodes Antipas, y

Herodes Felipe II, a continuación Herodes Agripa y Agripa II ( ante el cual realizó Pablo

su defensa).

Herodes el Grande fue abuelo de Herodías, ella era hija de Aristóbulo, el cual había

sido asesinado. Herodías contrae matrimonio con su tío Felipe y les nace una hija a la

que Josefo llama Salomé. Debido a sus frecuentes encuentros con Herodes Antipas y

su esposa Areta, se provoca una atracción fatal entre la pareja.

Herodes se siente atraído por la orgullosa belleza y fuerza de su personalidad, y

Herodías no satisfecha con llevar una vida tranquila junto a Felipe, deseaba un puesto

de más categoría, la riqueza y esplendor.

Herodes era también tío suyo, pero era el más grande de los príncipes de la familia y

Herodías era ambiciosa y codiciosa y no deseaba nada menos que la corona de una

reina; por lo que el pecado y el escándalo no significaban nada para ella.

Por tanto se divorció de Felipe y se fue tras Herodes Antipas a Tiberias

Este nuevo matrimonio era ofensivo para los judíos porque era al mismo tiempo ilícito e

incestuoso.

Pero ¿Quién iba a reprender al inmoral y nada escrupuloso Herodes?

Solamente uno como Juan el Bautista.

(Extraído del Libro “MUJERES DE LA BIBLIA” por Frances Vander Velde)

Leamos el relato Bíblico en Marcos 6:17-28

6:17 Porque el mismo Herodes había enviado y prendido a Juan, y le había

encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano;

pues la había tomado por mujer. .

6:18 Porque Juan decía a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano

6:19 Pero Herodías le acechaba, y deseaba matarle, y no podía;

6:20 porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era varón justo y santo, y le

guardaba a salvo; y oyéndole, se quedaba muy perplejo, pero le escuchaba de

buena gana.

6:21 Pero venido un día oportuno, en que Herodes, en la fiesta de su cumpleaños,

daba una cena a sus príncipes y tribunos y a los principales de Galilea,

6:22 entrando la hija de Herodías, danzó, y agradó a Herodes y a los que estaban

con él a la mesa; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras, y yo te lo

daré.

6:23 Y le juró: Todo lo que me pidas te daré, hasta la mitad de mi reino.

6:24 Saliendo ella, dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella le dijo: La cabeza de Juan

el Bautista.

6:25 Entonces ella entró prontamente al rey, y pidió diciendo: Quiero que ahora

mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista.

6:26 Y el rey se entristeció mucho; pero a causa del juramento, y de los que

estaban con él a la mesa, no quiso desecharla.

6:27 Y en seguida el rey, enviando a uno de la guardia, mandó que fuese traída la

cabeza de Juan.

6:28 El guarda fue, le decapitó en la cárcel, y trajo su cabeza en un plato y la dio a

la muchacha, y la muchacha la dio a su madre.

Herodías fue cegada por su ambición y esto la llevó a cometer toda clase de pecados:

Un matrimonio con su tío Felipe por ambición, no por amor pues lo dejó sin

pensarlo, para irse con su cuñado.

Un divorcio a su pacto matrimonial, por interés a una posición y fortuna, aún el

escándalo que provocaría.

Cometió incesto por obtener una corona.

Adulterio.

Una vida amargada, infeliz.

Odio y rencor hacia Juan, por decirle la verdad de su condición.

Rechazó las verdades de Dios y la oportunidad de ser salva.

Fue mal ejemplo para su propia y única hija, Salomé.

Llevó a su hija a provocar lujuria en los ojos de su padrastro, en su baile

sensual, el día que celebraba su fiesta de cumpleaños.

Llegó a cometer el pecado, de mandar a matar decapitado a un inocente a

través de su hija, involucrándola en el asesinato.

A. ¿Pudo ser diferente su actitud?

Pienso que sí.

Veamos que se dice sobre la mujer de Poncio Pilatos, Claudia Prócula y su

encuentro con las verdades de Dios; estando ella en una posición similar a la de

Herodías, y en una misma época.

Mateo 27:17-19

27:17 Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte:

a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo?

27:18 Porque sabía que por envidia le habían entregado.

27:19 Y estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: No

tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en

sueños por causa de él.

Ella reconoció en Jesús al Justo.

Seguramente lo había escuchado.

Pensaba constantemente en él, puesto que se soñaba con él.

No quería que su marido cometiera ninguna falta con un inocente.

Se atrevió a interrumpir a Poncio estando sentado en el tribunal para

avisarle, con tiempo.

B. ¿Cuál fue la gran diferencia entre ambas?

Herodías llevada por su ambición, escaló hasta el más grande puesto, a costa

de lo que fuere, pero rechazó las verdades de Dios, haciéndose culpable de la

muerte de “La voz que clama en el desierto”, Juan el Bautista y con su muerte

perdió toda oportunidad de ser salva.

Mientras que la mujer de Poncio Pilatos puso oído y reconoció quién era Jesús

y le temía, no queriendo que sus seres queridos tuvieran que ver con su muerte.

3. ¿Y qué de la mujer de HOY?

Es normal y común que toda mujer quiera llegar a ser alguien especial,

Es normal que quiera superarse.

Es normal que quiera llegar a ser reconocida y valorada por los que la rodean.

¿Pero… a costa de qué? ¿Cómo va a conseguirlo?

Estamos conformadas de la misa simiente que fueron nuestros primeros

padres, la misma simiente pecaminosa, la tendencia a hacer lo malo.

¿Cuál fue el pecado de Eva?

Codició el fruto y lo vio atractivo para adquirir sabiduría y ser como Dios,

sabiendo el bien y el mal. Su ambición la llevó a la destrucción y separación de

Dios, a ella y a su marido. Fueron apartados de un Dios Santo, por su pecado.

¿Y nosotras somos mejores que ella?

Citaré algunos casos de la vida real que conozco:

La Señora A. – por su ambición de llegar a un puesto más elevado en su trabajo,

fue capaz de mentir y levantar falso testimonio de su compañera a la que envidia

y odia, para sacarla del medio. Ha sido capaz de intimidar su relación con el jefe,

con tal de obtener lo que desea y no se lo den a su amiga.

La joven B.- se ofreció a una aventura sexual con su profesor de la universidad

con tal de obtener una buena nota en la materia y pasarla.

La señorita C. –se compró un vestido de fiesta para una noche especial, y luego

que lo usó fue y lo devolvió para adquirir otra cosa.

Una madre que le diremos D.- llegó a la desobediencia, y se volvió a mirar con

anhelo toda la vida vanidosa que dejaba atrás, convirtiéndose en una estatua de

sal. (La mujer de Lot)

Una joven Sotera que llamaremos E.- fue capaz de seducir al novio de su mejor

amiga y tener relaciones sexuales con él, con tal de conseguirlo para ella al

quedar embarazada.

Una esposa desesperada que la nombraremos F.- llegó a brindarle a su esposo

su sirvienta para que tuviera relaciones sexuales con ella, con tal de que esta

tuviera un hijo que luego le perteneciera. (Sarai, esposa de Abraham)

Una jovencita aun de buena familia conocida como G.- ha entregado su

virginidad a hombres adultos aún casados y novios diferentes, solo con el fin de

obtener joyas, fortuna, placeres y beneficio material.

Una conocida esposa H.- es capaz de llegar al chantaje de una noche de

intimidad con su marido, o negarse solo por obtener un antojo.

Una madre que llamaremos I,- es capaz de vender su vientre para hacerle una

inseminación de un bebé que no le pertenece, solo por adquirir una mejor casa.

Y así podemos continuar con la lista…solo para concluir que TODAS hemos

pecado de Ambición en algún momento de nuestras vidas.

4. ¿Qué debemos recordar sobre la Ambición?

La Ambición o avaricia es considerada como PECADO ante los ojos de

Dios en las Escrituras. Efesios 5:5 dice

“Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que

es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo”.

La Ambición nos ciega y no nos deja oír el consejo ni la reprensión.

La ambición cambia nuestro carácter, nos hace amargadas, inconformes,

insaciables, egoístas.

El pecado de la avaricia nos conduce a otros pecados con mucha

facilidad: envidias, odio, deslealtad, mentiras, robo, violencia, etc.

La Ambición o avaricia no se sacia nunca, necesita más y más.

La Ambición puede ser una actitud interna del corazón, que tarde o

temprano se reflejará y te dañará.

La Codicia es una tentación que se te puede presentar de muchas

maneras aún en un mismo día.

“Una vez escuché decir: que cada ser humano tiene un precio”, esto se

refiere a que cada uno tiene una cifra específica que logra convencerte y

a la cual llegas a ceder.

5. ¿Cómo vamos a poder rechazar el pecado de la Avaricia?

1ro. Debo reconocer e identificar que he sido víctima de practicar el pecado de la

ambición, avaricia y codicia en mi vida. Jeremías 6:13

6:13 Porque desde el más chico de ellos hasta el más grande, cada uno

sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son

engañadores.

2do. Debo reconocer que como cualquier otro pecado esto me separa de Dios,

igual que hizo con Eva. Pues Dios es Santo, sin pecado. Efesios 5:5

5:5 Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es

idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.

3ro. Que necesito el perdón y la limpieza de corazón, para poder estar en paz

con Dios, por tanto debe confesarlo cuanto antes. Proverbios 28:13

28:13 El que encubre sus pecados no prosperará; más el que los confiesa

y se aparta alcanzará misericordia.

4to. Que debo hacerlo a Su forma, no a la mía. 1 Juan 1:9

1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar

nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

Y si no te has convertido todavía…

5to. Que Solo puedes reconciliarte con el Padre y ser salva, recibiendo al

Espíritu de Dios en tu corazón, al reconocer la obra de Cristo en la Cruz a tu

favor, es una decisión personal, una vez y para siempre. Romanos 5:10

5:10 Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la

muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por

su vida.

Es tiempo de decidir qué vas a hacer…

Seguir con el pecado de avaricia y separado de Dios, recordemos la parábola del

hombre rico, en Lucas 12:16, que había producido tantos frutos que iba a derribar sus

graneros para edificarlos mayores, pues tenia seguridad por muchos años; y es cuando

Dios le dijo: “Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto ¿de

quién será?”

En Mateo 16:26 dice:

16:26¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo y perdiere su alma?

¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

¿Sabemos cuándo vienen a pedir nuestra alma? ¿Qué haremos pues?

Y por otro lado, oye lo que Dios dice, en 1 Timoteo 6:17-19

6:17 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza

en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas

las cosas en abundancia para que las disfrutemos.

6:18 Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos;

6:19 atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la

vida eterna.

Concluimos: En el punto 5 dijimos…

Es normal y común que toda mujer quiera llegar a ser alguien especial…

Si te conviertes, puedes pasar de ser una criatura hecha por Dios a ser una Hija de

Dios, conforme a Su Imagen y Su Semejanza, serás ESPECIAL Y UNICA para Dios.

Es normal que toda mujer quiera superarse…

S i te conviertes, puedes pasar de ser una esclava del pecado a ser una Sierva Santa,

apartada para Dios, con la capacidad de no practicar más el pecado, obteniendo la vida

Eterna; no habrá mayor SUPERACION que esta.

Es normal que toda mujer de Hoy, quiera llegar a ser reconocida y valorada por los

que la rodean.

Si te conviertes, puedes reflejar a Cristo en tu vida, dando testimonio y enseñando a

otros el evangelio de salvación, llevando las buenas nuevas a un mundo perdido y en

oscuridad. Que mejor RECONOCIMIENTO que puedas reflejar a Cristo con tu vida.

Es mi deseo final para todas aquí, que se haga realidad lo que dice el Salmo 119:33-36

y Su Palabra nos enseñe, nos guarde, nos de entendimiento y sabiduría para hacer Su

perfecta voluntad de todo corazón, apartándonos de la avaricia.

119:33 Enséñame, oh Jehová, el camino de tus estatutos,

Y lo guardaré hasta el fin.

119:34 Dame entendimiento, y guardaré tu ley,

Y la cumpliré de todo corazón.

119:35 Guíame por la senda de tus mandamientos,

Porque en ella tengo mi voluntad.

119:36 Inclina mi corazón a tus testimonios,

Y no a la avaricia.

¡Que el Señor les bendiga!

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