juan isidro jimenes grullon - el mito de los padres de la patria

123

Upload: kanandu008

Post on 13-Sep-2015

71 views

Category:

Documents


35 download

DESCRIPTION

dice el autor en el prólogo del libro: Pude captar, además, que dentro de estos mitos, uno de los que había cobrado mayor categoría de verdad y mayor extensión nacional, era el de los Padres de la Patria.Comprendí entonces que mi deber era romper de inmediatolanzas contra este mito y poner las cosas en su debido lugar.Fue este deber lo que me llevó a la referida polémica, cuyos resultados corresponde al lector juzgar, estudiando también los trabajos de aquéllos que se enfrentaron a.misideas y a cuya aparición el prólogo hace referencias precisas,El contenido de este breve libro tiende, pues, a. brindar pruebas sobre esos mitos.

TRANSCRIPT

  • JUAN ISIDRO JIMENES-GRULLON

    e/mitode/os

    padres de /a patria

    Editora Cultural Dominicana, S.A.Santo Domingo, Repblica Dominicana

  • PORTlCO

    Para estudiar las posibilidades de lavid1l futura de los hombres es neceseiodominar el conocimiento de las realidadesde su vida pasada.

    JosMorti

  • INTRODUCCION

    Este opsculo contiene los artculos que publiqu en larevista AHORA en el ao 1969, .en el curso de unapolmica que sostuve con los seores C. Snchez y Snchezy R. Lugo Lovatn -y luego exclusivamente con elprimero- sobre la trada de los Padres de la Patria.

    Si me he decidido a publicarlo es porque me he sentidoestimulado por la Resolucin No. 3/71 del MovimientoCultural Universitario, de fecha 2 de enero de 1971, en elcual se me otorga el RECONOCIMIENTO GREGORIOURBANO GILBERT por mi labor "en el campo histricodurante el ao 1970", y se me invita Q "continuar yprofundizar (mi) combate sexorable contra los puntes devista ms oscuros y dainos, as como. realizar nUtlV0Saportes al estudio de nuestra historia". A estereconocimiento agrego -como motivo de la publicacin- elconvencimiento de que al estudioso de nuestra historia se leeconomiza trabajo y tiempo ofrecindole- un libro sobrecualquier tema perteneciente a este campo, aun cuando elcontenido de dicho libro haya visto la luz con anterioridaden sucesivas ediciones de peridicos o revistas.

    Tomada ya la decisin, la hice del conocimiento del Dr.J. G. Campillo Prez, miembro electo de la Academia de la

    -5-

  • Historia, quien gentilmente se ofreci a prologar elopsculo. Tan pronto tuve en mis manos el original dedicho prlogo, la decisin cobr en m mayor fuerza, puesme di cuenta de que el prologuista enriqueca copiosamentelos puntos por m tratados, y daba mayores precisiones amuchos de ellos, mediante un anlisis lcido, cimentado enslidas investigaciones del momento histrico cubierto porel tema. Comprend que estaba frente a un trabajoexcepcional, lleno de apreciaciones novedosas, cuya granmayora marginaba todo disentimiento.

    El trabajo acepta mi tesis fundamental, o sea que latrada de los Padres de la Patria constituye un mito.Expresa, adems, desacuerdo con algunas de mis opiniones.Pero casi siempre este desacuerdo se circunscribe a juiciosde valor, como los conceptos de tra~in y proceridad y susrespectivos alcances.

    Llevo aos interesado en la Historiografa Cientficanacional. La primera manifestacin pblica de este intersla ofreci mi libro LA REPUBLICA OOMINICANA(Anlisis de su pasado y su presente), publicado en LaHabana en el 1940, y hoy totalmente agotado. Veinticincoafios despus -y habiendo mi pensamiento evolucionado,mucho ms en lo poltico-econmico-social que en 10filosfico- vi la luz mi libro LA REPUBLICADOMINICANA: UNA FlCCION, que era el .segundoexponente de aquel inters. El primero de estos libros tenauna finalidad esencialmente poltica: explicar, en base alestudio del pasado en todos sus aspectos, la aparicin yconsolidacin de la tirana de Trujillo y ofrecer el caminopara dar al traste con dicha tirana y abrir al pas nuevasperspectivas. El segundo, en cambio, responda a unamotivacip ms general y, en el orden terico; msrevolucionaria: destacar, ba!6ndome en un estudio a fondode las estructuras coloniales, la supervivencia del coloniajeen la era republicana.

    Ambos contienen . algunas ideas a las cuales herenunciado. En el primero hay apreciaciones que respondena la concepcin idealista de la Historia; y en el segundo,pese a que su conjunto revela mi aceptacin de la Ciencia dela Historia, creada por el materialismo histrico, todavaaparecen determinados lastres idealistas.

    Todo ello es comprensible: del nacionalismorevolucionario por el cual propugn en mi juventud, ca en

    -6-

  • un perodo de confusin ideolgica que se tradujo en miadhesin al marxismo reformista, y ha sido despus de la

    . publicacin de dicho segundo libro cuando, gracias a unestudio a fondo de las obras de Marx, Engels y Lenin, fuirpidamente evolucionando hacia el marxismo cientfico yrevolucionario, posicin en la cual hoy me encuentro.

    Pero en las aludidas obras ya hace acto de presenciaalgo importante: el hincapi en el fenmenoeconmico-social y el afn de enfrentarme. a una serie deconceptos falsos y mitos creados por nuestra Historiatradicional, que no es otra cosa sino una narracin de losaconteceres en el campo de la superestructura poltica,narracin en la cual el esfuerzo interpretativo brilla por suausencia o es a menudo substitudo por esquemas propiosde la ideologa dominante en las pocas en que las obrascorrespondientes a dicho tipo de Historia vieron la luz.

    Insatisfecho hoy con aquellas producciones mas y conla orientacin de muchos de los artculos que publiqu en ellargo perodo que partiendo del 1930 llega al 196.8,alientola intencin de escribir un texto consagrado al desarrollo denuestra Formacin Social, desde la poca de laColonizacin hasta el actual momento. Pero mienttas heestado persistiendo en esta intencin y dando los primerospasos a que ella obliga, me fu dando cuenta de que.dada lacorrosiva influencia de la historiografa tradicional sobre lasnuevas generaciones y la aceptacin de sus supuestasverdades por nuestra burguesa -clase duea del poderpoltico- se impona el deber de ir destruyendo por partesla enajenacin producida por dicha influencia. Para mejordecir: consider que era imperioso el tratamiento a fondode hechos particulares, convertidos -sin la debidainvestigacin previa- en leyendas sagradas, y por tantointocables, o en autnticos mitos.

    Pude captar, adems, que dentro ~e estos mitos, uno delos que haba cobrado mayor categona de verdad ,y may?rextensin nacional, era el de los Padres de .Ia Pa~a.Comprend entonces quesn deber era romper de ~mediatolanzas contra este mito y poner las cosas en su debido lugar.

    Fue este deber lo que me llev a la referida polmica,cuyos resultados corresponde al lector juzgar, estudiandotambin los trabajos de aqullos que se enfren~ron a.mISideas y a cuya aparicin el prlogo hace referencias precisas,

    El contenido de este breve libro tiende, pues, a. brindar

    -7-

  • una nueva perspectiva, basada en documentos irrefutables,sobre la actuacin de quienes han estado integrando hastahoy la mencionada trada de los Padres de la Patria. Nuevaperspectiva que implica la destruccin del mito.

    Es ocioso decir que los dems mitos y leyendas debenser tambin destruidos. Espero poder contrbur a ello. Peroes indudable que son las nuevas generaciones las llamadas arealizar esta labor.

    Unas ltimas palabras... Desde el momento en queinici la polmica, trat de mantenerla en un plano dealtura, sin caer en el ataque personal. Desgraciadamente, laactitud agresiva de mis opositores me llev, por momentos,a este campo. Consider -y ello fue tal vez un error- queestaba en el deber de defenderme contra infundios ycalumnias, contraatacando. Si fue un error, pido al lectorlas debidas excusas y tener a la vez presente que en todo serhumano la racionalidad entra a menudo en pugna con laafectividad injustamente herida.

    El Autor.

    -8-

  • PROLOGOUNO OVARIOS PADRES DE LA PATRIA?

    Por el Dr. J. GCampillo Pre1-1-

    Una de las plumas ms fecundas con que cuenta hoyla cultura dominicana es, sin lugar a dudas, la del vigoroso yprolifero intelectual Dr. Juan Isidro Jimnes Grulln, quienaunque mdico de profesin, cultiva con profundidad yconstancia el campo de las ciencias sociales. A tanmanifiesta vocacin se debe que contnuamente podemosdisfrutar de su inquieto pensamiento recogido por la prensaverncula, la cual con frecuencia -casi siempre en serie deartculos- pone en nuestras manos la abundanteproduccin literaria de Jimenes Grulln.

    Combativo por temperamento y revolucionario porconviccin, nos encontramos regularmente con un JimnesGrulln, dispuesto a fundar teoras, sustentar innovacionesy destruir mitos, principalmente en materia de Poltica,Economa, Sociologa e Historia, para lo cual cuenta conuna facilidad asombrosa para escribir, una vasta erudicin yuna formidable dialctica. En estas condiciones es fcilverlo convertido en caballero andante de la polmica, quenos hace pensar en una nueva versin de Don Quijote, en elQuijote que vive cabalgando en una maquinilla de escribir,trasplantando en tiempos modernos el mismo programa deaccin, aquel que tiene suficientes luces y energas

    -9-

  • personales para "desahacer agravios, enderezar entuertos,enmendar sinrazones, mejorar abusos........

    En el campo ele la Historia, Jimenes Grulln es unvaliente veterano en materia de controversias. La msreciente y la ms ruidosa en ese campo es la que hacealgunos meses sostuvo con el Lic. Carlos Snchez ySnchez, notable abogado, de relieve en materia de DerechoInternacional, en unin del Lic. Ramn Lugo Lovata,culto historigrafo, primordialmente sobre las actuacionesdel ilustre prcer Francisco del Rosario Snchez y el juicioque ellas merecen a la posteridad.

    La chispa que encendi esta prolongada comointeresante controversia apareci en la edicin No. 285, 28de Abril de 1969, de la popular revista "Ahora", cuandoJimnes Grulln en su artculo titulado "La traicin a laPatria en nuestra Historia", sostuvo que eran "traidores a lapatria" los que firmaron la resolucin del 8 de Marzo de1844, "empezando por Bobadilla y Snchez", los que sematricularon conSegovia, "como Snchez", y los quesolicitaron el protectorado espaol, "como Mella".

    Aunque la dura crtica estuvo dirigida tanto para Mellacomo para Snchez, considerados en unin de 'Juan PabloDuarte como Padres de la Patria, Jimnes Grulln no tuvorespuesta sobre las imputaciones que hiciera al primero,pero en cambio en cuanto a lasque se referan al segundo, osea Snchez, tuvo, que escribir largo para contestar laardorosa defensa .qe hicieron del Mrtir de, San Juan, yenmancomn, el Le, Snchezy Snchez, su nieto-biznieto, yel Lic. Lugo Lovatn, autor de una voluminosa obratitulada "Snchez".

    As y en forma alternada fueron apareciendo en larevista "Ahora": a) de Snchez y Lugo: contestacin inicial"Discriminacin, Difamacin y Calumnia", No. '287, 12 deMayo de 1969; cinco artculos: "Una leccin de Historia yde Derecho" y una carta adicionar, (1); .b) de Snchz ySnchez sin Lugo: dos artculos "Gaza~s Histricos", dosartculos "Los Tres Duartes", "Al Margen", "Carta\ sobreHistoria" y una carta sobre erra~as,(2); c) de JimnesGrulln: cinco artculos "Respuesta a C. Snchez y Snchezy a R. Lugo Lovatn"; tres artculos "Contra-rplica a C.Snchez y a R. Lugo Lovatn" ; "Un hecho inevitable: larevalorizacin del pasado y sus hombres" (3); d)relacionados directa o indirectamente con la mismapolmica: Osear Gil Daz, dos artculos "Snchez y Mella"

    -10-

  • s son prceres"; Ismael Hemndez: "La Polmica"; formainteresante de hacer historia", "Balance de una Polmica";Victor Garrido: "El Gral. Jos Joaqun Puello no neg suapoyo a la Junta Central Gubernativa"; Mximo CoiscouHenrquez: "Una situacin desconocida en la historiadominicana" ; Prof, Juan Bosch: "Sicologa de las clases enla Repblica Dominicana", artculo No. 12 de la serieampliativa de. la tesis de la "Dictadura con apoyo po~ular";Manuel Jirnnes Ravelo con notas" de Juan I. JimenesPereyra y Emilio Rodrguez Demorizi: "Manuel Jirnnes,prcer de la.Independencia" (4). Tambin en "El Nacionalde Ahora",::el). los albores u de la disputa, por lo menosaparecieron tres cartas de.Jirnenes Grulln y otras tres deSnchez y Snchez sobre el mismo asunto (5). A lo mejorhubo algo ms, pero no lo est en nuestra memoria.

    La revista "Ahora" merece un voto de reconocimientopor abrir tan generosamente sus pginas al campo de laHistoria y a los estudiosos e investigadores de esta ciencia,con ]0 cual est contribuyendo en mucho a la divulgacinde la cultura dominicana. Es muy factible que a travs deesas inquietudes, la Repblica Dominicana pueda llegar unda "a conocerse a s misma" y con la experiencia rica delpasado encuentre las instituciones polticas y sociales quecorrespondan a su verdadera naturaleza. En un mundodonde los hombres que se dedican a la poltica, a losdeportes y a la farndula son objeto de los ms importantestitulares y de las primeras pginas de los peridicos, resaltaen demasa la mertsima . labor de "Ahora" en favor de laHistoria y dems Ciencias Sociales. Gracias a ella pudo elpblico conocer en todos sus detalles la polmica que ahoracomentamos.

    11

    la controversia que inicialmente vers sobre "lastraiciones de Snchez" se extendi hasta el origen y raznde la tradicional trada de los Padres de la Patria, Duarte,Snchez y Mella. Y ella constituye uno de los primerosgrandes "encontronazos" entre la corriente tradicional de lahistoria, simplemente narrativa, y la corriente muy en boga,basada en la interpretacin materialista de la historia.

    Para ser ms concretos, en el caso especfico, ms bienhubo un enfrentamiento entre una tendencia subjetiva,

    -11-

  • personalista, cuyo propsito fundamental. por no decir elnico. es rendir y fomentar el culto a la personalidad(posicin de Snchez y de Lugo) y una tendencia aenriquecer cientficamente nuestra historia (posicin deJimenes Grulln). Una enconada disputa sostenida entre la"interpretacin herca" de la historia, tan difundida entiempos modernos por Carlyle, y en la cual se hace resaltarexageradamente el papel del individuo en detrimento de lascircunstancias culturales. religiosas, sociales y econmicasde mucha mayor amplitud y la "interpretacinsocio-econmica" de la historia, que en cambio sostiene que"no es la conciencia del hombre lo que determina suexistencia, sino al contrario, es su existencia sociai lo quedetermina su conciencia" (6). Porque aunque lasexposiciones de ambas partes giraron primordialmentesobre la figura de Francisco del Rosario Snchez, y de queJimnes Grulln no se dedic a profundizar en lacomposicin socio-econmica del pueblo dominicano enaquella poca, -es indudable que esta polmica viene aresultar un gran paso de avance en el estudio cientfico denuestra historia.

    La ocasin fue muy propicia para que (a) la clsicadimensin longitudinal de la historia narrativa ampliara susenfoques al incorporar la dimensin de profundidad quebrinda la interpretacin socio-econmica; b) la escuelamarxista dominicana, de la cual Jimnes Grulln esmiembro destacado, pudiera lucir en la controversia unarica documentacin histrica, basada en serias, reposadas yhondas investigaciones, superando de este modo, latendencia que se advierte en algunos de nuestroshistoriadores de corte marxista, de fundamentar y sostenertesis de cierta magnitud basadas simplemente en anlisissuperficiales y en lecturas precipitadas e incompletas. Talmanera de actuar hace pensar a muchos, con razn o sinel1a, que en estos casos la meta perseguida es de ndolepoltica y no cientfica. Jimnes Grulln ahora agreg a susmritos en el campo de la Historia, la de buen investigador.

    Lo ms lamentable en todo el asunto fueron los ataquespersonales que menudearon en los escritos iniciales. Enestos momentos pareci a veces que se iba a imponer lavieja escuela subjetiva y personalista en ambos campos yque volveran a resucitarse los antiguos bandos de"sanchstas' y "duartstas" de tan poco inters para elestudio imparcial y cientfico de nuestra historia..

    -12-

  • Felizmente, poco a poco, cesaron los ataques, por lo menosen forma directa contra la personalidad de los propioscontendientes.

    En justicia hay que consignar que el comienzo de esosataques partieron del bando contrario a Jimnes Grulln alinterpretarse las imputaciones de ste a la figura del prcerSnchez como de "ndole familiar" como lo evidencian lascrticas que recibieron a "vuelta de correo" algunosantepasados de Jimnes Grulln como los ex-Presidentes dela Repblica, don Manuel Jimnes y don Juan IsidroJimnes y el inmortal trinitario Juan Isidro Prez de la Paz,una de las figuras ms puras con que cuenta la historiadominicana (7). Por desgracia, Jimnes Grulln recogi elreto en ese aspecto y lanz acusaciones a la tribunacontraria de "colaboracin trujillsta", con 10 cual se armTroya... hasta sacar del descanso eterno a los padres deJimnes Grulln (Jos Manuel Jmnes) y de Snchez ySnchez (Juan Francisco Snchez) (8).

    Merece destacarse el papel moderado de LugoLovatn,no obstante su gran pasin por el prcer Snchez. Tanpronto consider que haba rebatido a Jimnes Grulln losuficientemente en la terrible acusacin lanzada por stecontra el Mrtir de San Juan, Lugo Lovatn abandon el"campo de batalla" explicando en una Nota Final el motivode su participacin en el debate (9).

    IIIEl dominicano desde su niez comienza a familiarse

    entre. otras originales costumbres.con la tradicional doctrinadel nmero tres. As en el hogar aprende la existencia de los"tres Reyes Magos": Gaspar, Melchor y Baltazar; en laiglesia, "las tres divinas personas": Padre, Hijo y EsprituSanto; en la escuela, "los tres Padres de la Patria": Duarte,Snchez y Mella. Luego seguir conociendo: las tresregiones naturales que componen el pas: Cibao, Sur y Este;los tres colores de la bandera nacional: azul, rojo y blanco;las tres divisas del lema nacional: Dios, Patria y Libertad; lastres grandes cordilleras: Septentrional, Central yMeridional; los tres grandes dominios fluviales: Vaque delNorte, Yuna y Vaque del Sur; la base triple de tresmiembros cada uno que constituan la sociedad patritica"La Trinitaria" (10) y muchsimos otros "tres", que bienpuede explicarlos el reputado galeno Dr. Manuel F.

    -73-

  • Pimentel mbert, quien tiene un interesantsimo trabajosobre dicho nmero "tres",

    . En tales circunstancias, resulta un poco extrao quehaya personas que aboguen por la desaparicin de los tresPadres de la Patria, como lo propugn Jimnes Grulln enel curso de la polmica, al considerar a dicha trada como"mito con races espreas" (11). Cierto es, que el tiempo yla investigacin han venido lentamente socavando semejantetrada, al extremo que no resulta aventurado afirmar que latendencia natural que hoy se manifiesta finalizar en un nomuy lejano da con una exterminacin de esa tradicin,Espontneamente, sin deliberacin previa, en crculosoficiales y privados, se va imponiendo, pese a algunos de susdetractores, una figura central y superior, la figura de JuanPablo Duarte.

    En nuestras mltiples conversaciones y contactos conpersonas amantes de los estudios histricos, no importa suedad o escuela, hemos podido apreciar la existencia confuerza de golpeante realidad, sin apasionamientos niprejuicios, de un sentimiento generalizado y abrumador queproclama a Duarte como el nico y verdadero Padre de laPatria. Y no hay que dudar que esa corriente mayoritariasea la causa de que, a medida que pasa el tiempo, se vayanmultiplicando los homenajes y conmemoracionesduartianas, y en cambio, se vayan reduciendo los mismostributos en favor de Snchez y de Mella.

    Tal consenso no es mero capricho, soberbia intil ociega obstinacin. Es el fruto de la investigacin serena y elestudio desapasionado. Cuando se busca el orgen denuestra nacionalidad y el ideal que la sustent, cuando sebusca la f prodigiosa que necesit esa nacionalidad parapoder subsistir en una poca en la cual se dudaba tanto deella, se encuentra uno, qurslo o no, frente a frente, conJuan Pablo Duarte, No es pues aqu donde debe residir lapaternidad de la Patria? Porque de ese mismo pensamientotenaz, de esa misma esperanza invencible, saldran lasposteriores ejecutorias, como fueron la obra inicial del 27de Febrero y las gloriosas acciones reafirmadoras del 19 deMarzo y del 30 de Marzo. Como lo seran con el correr deltiempo, las batallas de Las Carreras, Santom, Beller,Sabana Larga; la Restauracin Nacional, el rechazo de losproyectos anexionistas de Bez y la resistencia a lasocupaciones norteamericanas de 1916-1924 Y de 1965, as.como todos los dems gestos y acciones nacionalistas que

    -14-

  • registra nuestra historia. No importa que haya presenciafsica, porque la presencia fsica desaparece en unas cuantasdcadas de vida terrenal, mientras que la Patria duracenturias y ms centurias. Lo que importa es la proyeccina travs del tiempo del ideal nacionalista, se que mantieneen todo momento la soberana, la independencia y ladignidad de la Repblica. El fundador, el creador de eseideal que mantiene la vigencia y la realidad de la Patria, esindudablemente el Padre.

    Si la presencia de Sanchez y de Mella en la Puerta delConde es uno de los factores ms importantes que se hantomado en cuenta para proclamarlos Padres de la Patria,entonces tendremos que ha habido notoria injusticia conrespecto a otros prceres dominicanos. Entonces Padres de laPatria seran Santana.por el 19 de Marzo, Irnbert y Valeriopor el 30 de Marzo; Bobadilla, Bez y Valencia por haberorganizado polticamente el Estado Dominicano y assucesivamente muchos otros pioneros de los primeros dasde vida republicana. Porque sin todos esos acontecimientosque se sumaron a su causa, el 27 de Febrero hubieraperecido en su cuna.

    En el terreno mortal la primaca de Duarte esreconocida por sus propios contemporneos. En la gloria yen la adversidad. En la gloria: a) Presidente y fundador de lasociedad La Trinitaria, 16 de Julio de 1838; b) jefe delPartido liberal y nacionalista "Duartista" o "filorio" ; e)proclamada la Repblica es inmediatamente solicitadomediante embajada especial para que regrese a la Patria, 2de Marzo de 1844; d) Saludado como Padre de la Patria porel Arzobispo Portes, 15 de Marzo de 1844 ; e) Comandanteen Jefe del Ejrcito propuesto por la oficialidad castrensede Santo Domingo, 31 de Mayo de 1844; f) ProclamadoPresidente de la Repblica por Mella, Julio 1844. En laadversidad: .. a) el ms tenazmente perseguido por elPresidente Herard, Julio 1843; b) sus ideales consideradoscomo "aspiraciones criminales de Juan Pablo Duarte yconsortes", en proclama de Santana, Julio 1844 (12); e)llamado "el anarquista Duarte" y su obra juzgada como"proyecto elaborado de antemano. por el General Duarte ysus partidarios tendiente a sustituir el pabelln dominicanocon la bandera de Colombia", en Proclama del GeneralPedro Santana, 28 de Julio de 1844 (13); d) declarado enprimer lugar, seguido por Mella y Snchez, como "traidor e

    -15-

  • infiel a la Patria y como tal indigno de los empleos y car~osque ejerca", por sentencia de la Junta Central Guber~~t1Va,del 22 de Julio de 1844 (14); e) tachado de Joveninexperto, que lejos de haber servido a su pas, ja.ms hahecho otra cosa que comprometer su segundad ylibertades" por Toms Bobadilla en su discurso inauguraldel Soberano Congreso Constituyente de San Cristbal(15): f) su familia es la nica del grupo trinitario que esdeportada por Santana, 3 Marzo 1845 (16).

    Algunas tradiciones sealan que en Julio de 1843,Snchez pudo escapar de las persecuciones del PresidenteHerard y as quedarse en el pas, porque estando enfermo sesimul su fallecimiento y su sepelio en el cementerio de laIglesia del Carmen de la ciudad de Santo Domingo. Podrahaberse podido aplicar el mismo sistema para esconder aJuan Pablo Duarte? No hubiera la autoridad haitianarealizado una investigacin a fondo del caso, paracerciorarse de la verdad de esa muerte? Creemos que laimportancia de Duarte lo ameritaba y que los invasoreshubieran podido comprobar la falsedad del truco.

    Duarte es lder y apstol, pero jams caudillo. Lder delPartido nacionalista, trinitario o duartista. Apstol de laIndependencia y de la libertad dominicana, Lo nico queno quiso ser fue Caudillo, la postura ms prctica en estosmedios en desarrollo para adquirir el mandu e intervenircon xito en la poltica interna de un pas. Por eso notriunf materialmente ni fu gobernante ni jefe de faccin.Su alta moralidad se lo prohiba. Su combatividad no estabaen la guerra fratricida ni en la lucha de partidos, ni engolpes militares, sino que se mostraba solamente frente alextranjero invasor y a los ahti-dominicanos. Despus detodo, esa actitud era la que corresponda a un Padre, comolo era l, al no intervenir en las reyertas intestinas de sushijos. Pero aunque no fu Caudillo tampoco quiso sersegundn de Santana o de Bez, como lo fueron muchostrinitarios y "comunicados". Prefiri el ostracismo antesque servirle a la lnea entreguista y colonialista de estos dosmandones.

    Jimnes Grulln al enfocar el asunto de la trada yanalizar su falso contenido histrico, ha adelantado envarios aos, el proceso de desintegracin que se advierte

    -16-

  • venir desde hace mucho tiempo .

    IVLa crtica histrica no puede tomar como "vara de

    medir" la vida y el ejemplo de Duarte para sealar laestatura de los dems prohombres de nuestro acontecer. EnDuarte hay un renunciamiento a lo material, una lneainvariable al ideal nacionalista, una postura mstica, queagregan a su figura patricia elementos conduncentes aconsagrar una santidad. Es uno de los libertadores deAmrica ms inmaculados y menos ambiciosos. No ser unnotable intelectual, ni una espada famosa, ni un avezadopoltico, dones que no estarn muy a su alcance. Pero endimensiones morales, en tenacidad, en labor de propaganday de conquista proselitista, tiene mritos sobresalientes quelo hacen en esos campos una estrella de primera magnitud.

    Si tomaramos las medidas duartianas como ha hechoJimnes Grulln para enfocar los procederes de Snchez yde Mella, tenemos que convenir en que habr fallos y cadasen relacin a la lnea vertical que se ha empleado comomo del o, Apa recern entonces las infidencias, lasinconsecuencias, las "traiciones" en el lenguaje agudo yanaltico de Jimnes Grulln. Pero si en cambio,estudaramos a fondo el medio y las circunstancias querodearon a estos hombres, tendremos que ser ms benignosy hasta ms justos, para decir la ltima palabra sobre ellos.

    En un pas donde siempre ha brillado la intolerancia delas ideas polticas opuestas, en una poca donde habatriunfado la idea protectoralista o anexionista, en unosgobiernos en manos de los grandes terratenientes comoSantana y Bez, una clase superior a la de los pequeosburgueses como Duarte, Pina y Prez, slo se podamantener una postura inflexible en el exilio, como lo hizoDuarte,

    Snchez y Mella a travs de sus actuacionesdemostraron no tener las dimensiones idealistas de sumaestro como tampoco cualidades de lderes o dirigentespolticos. Ellos parece que preferan vivir en su patria,cumpliendo con sus deberes de padres de familia y al ladode los suyos, que permanecan en Santo Domingo nocomo los de Duarte, expulsados en Venezuela. En estascircunstancias tuvieron que plegarse a Santana y a Bez paraas poder disfrutar de una re1ativa tranquilidad para susvidas y seguridad para sus haciendas, como para las de sus

    -17-

  • parientes, por lo menos en forma temporal, ya que tambinhubo ms de una ocasin en que tuvieron que tomarforzosamente el camino del destierro. Pero no obstantetales hechos, ambos murieron en "olor de santidad" comodira Alcides Garca Lluberes, dentro de la recuperacinparcial que admite Jimnes Crulln. Ambos murieronofrendando sus vidas a la causa nacionalista, reivindicandosus viejos nombres de patriotas. Snchez en un cadalso,despiadadamente fusilado. Mella, vctima de cruelenfermedad como consecuencia de su participacin en laguerra restauradora. El balance de ambos es positivo, muysuperior a muchos otros de sus contemporneos. Por eso, sino pueden estar en las elevadas alturas de Padres de laPatria, hay que reconocer en ellos proceridad y no aplicarlesel oprobioso calificativo de "traidores", sobre todo en unpas donde se ha acostumbrado emplear el trmino de.. trai dor" para los casos muy extremos de los"vende-patrias", cosa que nunca fueron ninguno de los dosy en un pas donde con frecuencia se "reivindican"malandrines, por su oportunismo poltico.

    Comprendemos los propsitos morales y cientficos delimenes Grulln y sus exigencias para enaltecer los valorespersonales. Pero por el panorama que hemos descrito,preferible es en justicia dejar a Snchez y a Mella en losaltares donde se veneran los eminentes servicios a la Patria.

    v

    En el curso de la polmica, Jimnes Grulln nos vaintercalando la versin ms acertada que se haya producidohasta ahora sobre la gesta del 27 de Febrero; tema que hasido tratado con amplitud y seriedad por historiadores degran talla moral e intelectual, como lo es el DI. VetilioAlfau Durn, toda una autoridad en materia de historiapatria, y como lo fueron los fenecidos escritores einvestigadores, los hermanos Leonidas y Alcides GarcaLluberes. Por eso siempre merecern especial inters cuandose estudie este tema: "El 27 de Febrero ignorado" deAlcides Garca Lluberes (17) y "Apuntaciones en torno al27 de Febrero de 1844", 26 artculos del Dr. Vetilio AlfauDurn (18).

    De tan tiles enseanzas se aprende a comprenderfcilmente que el 27 de Febrero no fu obra exclusiva delPartido trinitario o duartista ni de la accin personal de

    -18-

  • algunos de sus lderes. Tambin que los trinitarios no sonlos nicos "febreristas". Tan gloriosa jornada fu elproducto de una alianza entre el grupo Trinitario oDuartista, representante de la "clase media" (19) y el grupoque se acostumbra llamar "conservador" o tambin

    ,"protectoralista" o "anexionista", integrado por la:"burguesa agro-pecuaria" que en esa poca constitua la"oligarqua poltica" criolla (20). Entre ambos bandos seform un frente comn que encontr para unirse una idea yuna conveniencia similares, o sea liberar la "antigua parteespaola" del dominio haitiano que la sojuzgaba desdehaca veinte y dos aos. Desde luego cada uno con sus miraspropias, los "duartistas" pensando en constituir una nacinlibre e independiente. Los "conservadores" con miras alograr un "divorcio" con Hait para poder estar encondiciones de realizar un ventajoso "matrimonio" en elfuturo con alguna potencia, especialmente europea. Todos,"duartistas" y "conservadores" formaron el frente"Separatista" y todos fueron "Febreristas", si participarondirecta o indirectamente en el pronunciamiento delBaluarte del Conde.

    Como se ha divulgado, esta alianza fue concertada pordos altos representantes de ambos grupos, Mella de uno yBobadilla, del otro. La Manifestacin del 16 de Enero de1844 fu el producto ms inmediato y ms solemne de estaalianza, por eso sus firmas estn encabezadas por BobadilIa,del bando "conservador" y por Mella y Snchez, del bando"trinitario". Sin este pacto y los factores y circunstanciasque concurrieron a principios de 1844 no hubiera sidofactible la Separacin lograda y mucho menos, laIndependencia absoluta originalmente soada, El grupo"trinitario" aport su juventud, su .entusiasmo, su laborproselitista, su ardor, sus muchos "contactos". El grupo"conservador" aport a su vez su prestigio, su experiencia ysu posicin cimera social y econmica. A ella debe agregarseel retorno de los regimientos 31 y 32 Y la presencia delCnsul Saint- Denys.

    Duarte estaba tan consciente de que sin ese gruposocialmente dominante no poda realizar su obra, que ya en1843 haba tratado de conquistarlo, sin ningn resultado,por medio de entrevista con Manuel Joaqun Del Monte,prominente miembro de ese sector. (21). Y por ste yotros hechos, parece ser que Duarte tena en su estrategia

    -19-

  • poltica esta clase de alianzas, pues anteriormente habarealizado una entre su grupo y los reformistas haitianos, conel fn de derrocar a Boyer, cuyo poderoso gobiernoresultaba un obstculo gigantesco para poder echar haciaadelante sus planes patriticos. Por eso pudo a la ca da detan poderoso gobierno y mientras se organizaba el nuevogobierno revolucionario de Charles Herard Riviere, sacar supartido de la penumbra y ganar unas eleccionesmunicipales. Lamentablemente para l este triunfo le costel exilio, desde el cual continu como jefe del movimientonacionalista dominicano, razn por la cual hacia l sedirigan por correspondencia su hermano Vicente Celestinoy Francisco del Rosario Snchez, directivos provisionales dela agrupacin y razn por la cual Ramn Matias Mellapensaba visitarlo personalmente, a 10 mejor para exponerlesus planes de acercamiento con Bobadilla, (22).

    y parecidas alianzasse han repetido a travs de nuestroacontecer, cuando grupos polticos' opuestos se han unidotransitoriamente para desalojar del poder a un "enemigocomn". As tenemos, en tiempos de la GuerraRestauradora, partidarios de Bez y liberales del Cibaoluchando juntos contra los anexionistas santanistas y losinvasores espaoles; en Noviembre de 1873, la "Fusin" deRojos y Azules para derrocar la dictadura de los seis aos deBez; en Octubre de 1903, la "revolucin unionista".de "bolos" y "rabuses" para liquidar al gobierno de los"hurfanos", herederos de Ulises Heureaux, y queencabezaba Alejandro Woss y Gil; en el Verano de 1961 alos "cabezas calientes" del izquierdista "14 de Junio" conlos liberales de la derecha, integraron la "Unin CvicaNacional" para eliminar la "tirana residual trujillista".

    Lamentablemente, al proclamarse el 27 de Febrero laRepblica Dominicana se pusieron en ejecucin las lneastrazadas en el Manifiesto del 16 de Enero, documentorector de la nueva situacin. As en vez de Independenciaabsoluta se habl de Separacin y de Protectorado, seorganiz un gobierno colegiado denominado Junta CentralGubernativa e inmediatamente empezaron a solicitarse los"recursos" que "nos podran facilitar en tal caso, losextranjeros". (23).

    Aunque es casi seguro que Duarte hubiera realizado talalianza porque le era conveniente y necesaria, no hay quedudar que su fervoroso credo nacionalista no hubiera hecho

    -20-

  • tantas concesiones al grupo "conservador" como lo hicieronsus discpulos. en su forzada ausencia. La prueba de talaseveracin se puede encontrar fcilmente en la conductapor l observada en la famosa reunin del 26 de Mayo de1844 y su participacin dirigencial en el golpe del 9 deJunio siguiente. En la primera, para defender con valenta yardor sus puros ideales nacionalistas frente al"entreguismo" y la falta de f en el nuevo Estado quereinaba en el grupo "conservador". En la segunda, paralograr el poder que necesitaba para asegurar y mantener sucredo patritico.

    De acuerdo con la Manifestacin del 16 de Enero, laJunta Central Gubernativa sera un gobierno provisionalcompuesto de once miembros, en los cuales habrarepresentantes de las cuatro Provincias en que se dividira elterritorio nacional: Santo Domingo, Santiago o Cibao, Azuay Seybo. Esta Junta "reasumira en s todos los podereshasta que se forme la Constitucin del Estado". Se tratabapues de un gobierno defacto,no de tipo jurdico, comoerrneamente han afirmado algunos.

    La primera Junta verdaderamente organizada naci ellro. de Marzo de 1844. Para su composicin se escogieroncon preferencia hombres "notables", con apellidos"linajudos", "gentes de primera", de la lite social como loeran Toms BobadilIa y Briones, Flix Mercenario, MarianoEchevarra, Jos Mara Caminero (destacados burcratas),Manuel Mara Valverde, Carlos Moreno de Hoyos yFrancisco Javier Abreu (conocidos profesionales), JosRamn Delorve y Jos Toms Medrano (fuertesterratenientes, el primero de La Vega y el segundo de SanFrancisco de Macors), Manuel Jimnes (propietario debienes urbanos y .rurales) y Ramn Matas Mella (cuyopadre, su suegro y su to Jos Mara eran "mercaderes aldetalle") (24). El ms humilde de todos lo sera Franciscodel Rosario Snchez (defensor pblico), hombre de color.Algunas semanas despus ingresaron.Juan Pablo Duarte (defamilia comerciante) y Jos M. Rarnrez, destacada figurade la sociedad de Azua, lo que parece indicar queocurrieron varias remociones en el seno de la Junta,seguramente como consecuencia de la inestable situacinpoltica de aquellos das. Dos representantes de la clase alta,Bobadilla y Jimnes, fueron escogidos para Presidente yVicepresidente. respectivamente.

    -21-

  • Aunque ignoramos si haba algn estatuto o reglamentoque guiara el funcionamiento interno de la Junta, por sucarcter colegiado hay que deducir que todos susintegrantes eran "Co-mandatarios". No obstante que senombraron Presidentes y hasta Vicepresidentes, es desuponerse que estos cargos eran "posiciones protocolares" yque por s mismos no representaban atribucin de mandopersonal. Ms bien directivos necesarios para la buenamarcha de un organismo colegiado. Ni Bobadilla, niCaminero ni Snchez fueron Presidentes que tuvieron unmando personal o un puesto muy preponderante, porencima de sus compaeros de Gobierno. El nico Presidentede la Junta que tendra poder personal sera Pedro Santana,que-tena adems la calidad.de "Jefe Supremo". Puede seradems que los acuerdos se tomaran en base a la mayora deopiniones y de que las tan discutidas como clebresResoluciones del 8 de Marzo de 1844 (firmada porSnchez) y la deliro. de Junio del mismo ao (firmada porSnchez y Duarte) debieron haber sido aprobadasoriginalmente por mayora de votos. Tal circunstancia hacaobligatoria su aceptacin para el resto de los miembros,aunque fueran disidentes, si dentro de dicho organismo'einaba el sentido disciplinario,

    Desde el 1ro. de Marzo hasta el9 de Junio de 1844, esmuy cierto que el grupo "conservador" disfrut del poder"real" dentro de la Junta y de que esa preeminencia laautorizaba a marcar la trayectoria a seguir por el Gobiernocolegiado. Lderes destacados de esta tendencia lo fueronToms Bobadilla, Jos M. Caminero y Francisco J. Abreu.Ellos contaban fuera de la Junta con el apoyo del poderosoCnsul francs Saint- Denys y del incipiente jerarca militarPedro Santana. La oposicin,nacionalista la dirija Duartesecundado por el radical Manuel M. Valverde y el moderadoFrancisco deCR. Snchez. El resto de la Junta parece queera manejable e inocuo, con buenas dosis de"oportunismo". Por su extraccin social y sus actuaciones,se puede sostener, que su presencia en aquel organismoinclinaba la balanza de las decisiones en favor del grupo"conservador". Varios de ellos "sobrevivieron" a todos loscambios, como es el caso de Jimenes, Mercenario, Medrano,Moreno y Delorve, que formaron parte de la Junta tanto enel perodo "conservador" (10. de Marzo-9 Junio) como elperodo "nacionalista" (9 Junio-16 Julio) y en el perodo

    -22-

  • "santanista" (16 Julio-ti Noviembre). Bobadilla furepuesto en esta ltima etapa, poca en que fueronmiembros Toribio Man, Telsforo Objo, NorbertoLinares, Toribio Lpez Villanueva y Rudecindo Ramrez.

    El poder de los conservadores era tal que pudieronsacar a Valverde, radical nacionalista, a raz de latormentosa reunin del 26 de Mayo. Por eso tuvo que surgirel 9 de Junio para desplazar las cabezas de la corriente"protectoralista" y sustituirlas por nacionalistas de la tallade Pedro Alejandrino Pina y de Juan Isidro Prez, amn derestituir a Manuel Mara Valverde. De este modo elgobierno cambi de manos, de las manos "protectoralistas"a las manos "nacionalistas". Ahora eran cinco"nacionalistas": Duarte, Valverde, Pina, Prez (lnea dura)y Snchez (lnea moderada). Para ello adems haba elapoyo militar de Jos Joaqun Puello.

    Duarte en esta oportunidad, como en otras, demostrtener sentido poltico y no quiso abusar de su calidad deJefe del Partido al permitir la designacin" para laPresidencia de su partidario Francisco del Rosario Snchez.As podra figurar en primer trmino un hombre de suconfianza, que por otra parte: a) luca ms moderado que ly mas conciliatorio con el grupo "conservador" y con elinfluyente Cnsul de Francia; b) era un hombre de color,cuya presencia desvirtuaba cualquier propagandatendenciosa que tratara de hacer aparecer a la revolucinfebrerista con prejuicios raciales e ideas esclavistas. Ademsse podra pensar en la posibilidad de dejar para el jefe ylder del Partido (Duarte) la Presidencia definitiva y legal,cuando se efectuaran las elecciones que estaban previstas.Por primera vez un "duartista", Snchez, sera Presidentede la Junta, pues ella haba -sido ocupada anteriormente por"conservadores" como Bobadilla y Caminero. El 28 deFebrero de 1844, Snchez y Mella encabezaron dosResoluciones de la Junta Gubernativa provisional, pero enninguna aparecen con el ttulo de Presidentes (25). Tendraque venir el lder del Partido, para que uno de suscorreligionarios alcanzara el rango simblico de Presidente ytendra que venir el lder del Partido para algo msimportante, o sea tener el poder efectivo dentro delGobierno, aunque fuera de manera breve. Lamentablementeel otro sector, el "conservador" ms poderoso social yeconmicamente los vencera y desplazara del poder de

    -23-

  • manera definitiva.La Primera Repblica sera manejada por dos grandes

    terratenientes, Pedro Santana y Buenaventura Bez, dueosde hatos, el primero principalmente por matrimonio y elsegundo por herencia a la cual unira cortes de maderas, elprimero casi analfabeto y el otro ilustrado, pero ambos deigual mentalidad colonialista, con los mismos sentimientospolticos y respondiendo a idnticos intereses econmicos.Bez para esos das con sus emisiones de papel monedasera prcticamente un "enemigo" de los negocios de loscomerciantes tabacaleros del Cibao y de los socios de stos,los comerciantes de Saint- Thomas, teniendo los primerosque levantarse en armas y derrocarlo (26). La divisin quese produce entre ellos no ser por diferencias de clases ocapas sociales ni tampoco por discrepancias de ideologaspolticas. A ambos les gustaba gobernar con la Constitucinde Diciembre de 1854, una de las ms "reaccionarias" quehemos tenido en nuestra vida institucional, y a ambos lesencantaba el mando absoluto. Sus diferencias tendrn comobase las ambiciones personales, y si. ellas encuentran apoyoentre los dems, ser por la necesidad de limitar elabsolutismo de Santana, cuyos Consejos militares erangeneradores del terror, pues condenaban a la pena demuerte hasta los propios Ministros como Puello o los ex-Ministros como Pelletier. Para ayudar a fomentar esos dosgrandes bandos, estara a sus ms "completas rdenes" elnatural sentimiento caudillista que ha germinado como florsilvestre en toda la Amrica Latina y como respuestanatural del medio ambiente a un sistema poltico extraopara l, como lo es la democracia representativa.

    Los diez y siete anos ~ la Primera Repblica puedenconsiderarse como un perodo de transicin entre la ideacolonialista y la idea nacional. Tendra que venir la SegundaRepblica, para que la idea nacional se afincara, y para quede las clases humildes pudieran surgir futuros gobernantescomo Lupern, Merio y Heureaux,

    VI

    limenes Grulln propugna un reemplazo de la tradatradicional con un Padre de la Patria para la PrimeraRepblica, Juan Pahlo Duarte y un Padre de la Patria para

    -24-

  • la Segunda Repblica, Gregorio Lupern, A nuestro naturalentender le parece que la Patria naci una sola vez y que suscadas y sus posteriores recuperaciones no deber.interpretarse como nacimientos sino como resurgimientos.Si mantuviramos el criterio de las variasRepblicas, buenadivisin para preparar libros de historia, especialmente losdestinados a textos escolares, tendramos que referirnos a laTercera Repblica surgida en 1924, despus de unaocupacin norteamericana de 8 aos, ms larga que laanexin a Espaa de slo 4, y hasta de la Cuarta Repblicaocurrida despus de la segunda ocupacin norteamericana,o sea la muy reciente de 1965. Y si buscramos Padres de laPatria para la Segunda Repblica, sera justo buscar Padrespara la Tercera y Cuarta Repblicas, ya que en estasjornadas brill en la cabeza de muchos valientes el idealnacionalista.

    Despus de todo tuvimos un Cuarto "Padre de laPatria", el "Padre de la Patria Nueva",colocadoallado delosretratos de Duarte y en sitios de mayor preferencia que losde Snchez y los de Mella. Valdra la pena repetir laaventura, aunque fuera con prceres legtimos? Si vamos asuprimir la trada, para qu hacer una pareja? No sepensara que se est sustituyendo un mito viejo en beneficiode un mito nuevo?

    Cierto es que Lupern estuvo desde muy temprano enla campai'ia libertadora contraria a la Anexin, pero suparticipacin por entonces no fu rectora. No puedeconsiderrsele en esos das como uno de los grandesprecursores, como es el caso del propio Francisco delRosario Snchez o del grupo mocano de Jos Contreras. Elnacimiento de la Restauracin y por ende la cuna de laSegunda .Repblica, han sido fijados en Capotillo y el 16 deAgosto de 1863, que corresponden a la Puerta del Conde yel 27 de Febrero de 1844 respectivamente y en formaparalela. Tampoco Lupern estuvo en Capotillo. Lasdimensiones colosales de este soldado que a la par eracivilista, fueron creciendo en el curso de la guerrarestauradora y luego que sta termin, cuando con el correrdel tiempo alcanz la jefatura del Partido Azul, el PartidoNacional.

    Adems si se aplica a Lupern la misma "vara" que sele ha aplicado a Snchez y a Mella, podramos encontrarlealgunas incosecuencias con el credo liberal que profesaba,

    -25-

  • aunque nmgunas en el aspecto nacionalista en lo cual esexcelso, solo comparable con Duarte.

    No obstante su liderazgo liberal, Lupern derrocprematuramente a Ignacio Mara Gonzlez en 1878 a lostres meses de celebrarse en nuestro acontecer las primeraselecciones libres que registra la historia dominicana, porcierto las ms libres de todos los ngulos, pues fueron obranacional, de los partidos criollos, no producto de ingerencianorteamericana. Lamentablemente todava se sigue el viejopatrn de reconocer como las nicas elecciones libres lascelebradas en este siglo', XX, por intervencin "recomendacin" del gobierno de Estados Unidos.

    y ....si seguimos utilizando la misma "vara de medir",entonces, nos encontraremos, por ejemplo, con el decisivoapoyo prestado por Lupern en 1886 a su todava "leal"lugarteniente Ulises Heureaux en los momentos,en que steluchaba por. imponer sus propsitos continuistas y sueventual tirana, en contradicci6n con el reclamo popular,especialmente de la juventud, de las mujeres y de losintelectuales, que' para evitar la opresi6n que sevislumbraba, sustentaba la candidatura de los civilistasCasimiro N. de Moya y Francisco Gregorio Billini, enrepresentacin de los' ltimos reductos del originalliberalismo azul. El triunfo de Heureaux en esa ocasi6naciaga, constituy6 la liquidacin de una etapa liberalprogresista y el inicio de una temible tirana, quecomprometi6 el crdito y la soberana de la Repblica yresult6 un retroceso fatal en el desarrollo de nuestrasinstituciones polticas. En 1888, dos aos ms tarde, elmaldito emprstito Westendorp se encargara de solidificarel despotismo y de barrer con el ascendiente poltico delpropio Lupern, cuando quiso, ya tarde, restaurar lalibertad.

    La Academia Dominicana de la Historia,probablemente, tarde o temprano, deber decidir sicontinuamos con la leyenda de la trada o s en cambiodebemos abrir paso a la verdaderajusticia hist;ica. '

    -26-

  • BIBLIOGRAFIA

    (1) Revista "Ahora", Eds. 288, 299, 300, 301,302.(2) Revista "Ahora", Eds. 295,305,306,307,308,317.(3) Revista "Ahora", Eds. 294, 295, 296, 297, 298, 311,-312,313,320.

    (4) Revista "Ahora", Ed. 289, 290 (Gil Daz); 306, 317(Hemndez Flores); 316 (Garrido), 298 (Coiscou), 310(Bosch), 301 (Jimenes).(5) El Nacional de Ahora, Jimenes Grulln, Eds. 12, 16,23Junio 1969; Snchez y Snchez, Eds. 14, 19 , 25 Junio1969.

    (6) Ebenstein, William. "Los Ismos Contemporneos", Eds.Ariel, 1961, pags. 18-20.

    (7) Revista "Ahora"> Snchez y Snchez, Lugo Lovatn,"Discriminacin, Difamacin y Calumnia", No. 287, 12 deMayo 1969, pago 69.

    (8) El Nacional de Ahora.- 12 Junio 1969, seccin"Cartas", 14 Junio 1969, seccin "Cartas"; Revista"Ahora": limenes Grulln" Respuesta a C. Snchez ySnchez y R. Lugo Lovatn", 1, Ed. 294, pags. 18 y 19.

    (9) Revista "Ahora", Edicin No. 304,8 Septiembre 1969,Nota Final de Lugo Lovatn, pago 76 Y77.

    (10) Revista "elio", ao XXII, No. 99, Mayo-Junio 1954,pago 97.- Vetillo Alfau Durn: En tomo a La Trinitaria".

    (11) Revista "Ahora", Jimenes Grulln "Raz Esprea delMito de los Padres de la Patria", Ed. 298, 28 Julio 1969,pago 58 y siguientes.

    (12) l.eonidas Garca Lluberes, "Crtica Histrica", Ed.Montalvo, 1964, pago 193.

    (13) Idem anterior.

    -27-

  • (14) Coleccin de Leyes, Decretos y Resoluciones, Ed.1880, Tomo 1, pags, 30-32.

    (15) Coleccin "Centenario", Ed. El Diario, 1944, Tomo 3,pago 15.

    (16) Certamen Literario "Soc, Amantes de la Luz", Ed. ElDiario, Tomo III.- Guido Despradel Batista: "Aporte de laFamilia Duarte-Diez a la Independencia", pago 163-164.

    (17) Reproducido por Revista"Ahora", Ed. 277, 3 Marzo1969, pago 6568.

    (18) Listn Diario, 26 artculos, el primero aparecido, Ed.27 Febrero y el ltimo, Ed. 25 Octubre 1967.

    (19) limenes Grulln, "La Repblica Dominicana, UnaFiccin", Venezuela, pago 45.

    (20) limenes Grulln, ',Que es la Oligarqua", Revista',Ahora", No. 302,25 de Agosto 1969, pags. 45-48.

    (21) Jos Gabriel Garca, "Compendio de la Historia deSanto Domingo", Ed. 1968, Talleres "Ahora", Tomo 11pag.196.

    (22) Emilio Rodrguez Dernorzi, "Juan Isidro Prez, elIlustre Loco", Ed. Montalvo, 1944, pags. 60-61.

    (23) Coleccin de Leyes citada, Manifestacin de lospueblos de la parte Este de la Isla antes Espaola o de SantoDomingo, etc., 16 de Enero 1844, Tomo 1, pags. 712.

    (24) "Homenaje a Mella", Academia Dominicana de laHistoria, Editora El Caribe, ao 1964, pg. 185.

    (25) Coleccin de Leyes citada, Tomo 1, pg. 13 y sgs.

    (26) Manuel Rodrguez Objio, "Gregario Lupern eHistoria de la Restauracin", Ed. El Diario, 1939, Tomo 11,pago 184 y sgs.

    -28-

  • PRIMERA PARTEDOS MUNDOS INTELECTUALES

    Y ETICOS ANTAGONICOS

    Carlos Snchez y Snchez y R. Lugo Lovatn lanzaronrecientemente contra m, a travs de esta Revista (edicindel 12 de mayo retro-prximo), un ataque iracundo, en elartculo intitulado "DISCRIMINACION, DIFAMACION yCALUMNIA". Como tal ataque no fue directamenteprovocado -ya que el trabajo que lo origin no hacamencin de ellos- el hecho me obliga a hacer las siguientespreguntas: Quines son los que me atacan? Merecenacaso una respuesta? A esas dos preguntas contesto deinmediato .

    Hay una diferencia en lo que respecta a la actividadintelectual de los dos atacantes. Ambos pertenecen al igualque yo, a la misma generacin. Snchez y Snchez me llevaunos pocos aos; y si no me equivoco (ya tengo 66) soyms viejo que el otro. Siendo abogado, el primero se dedical Derecho Internacional y, segn me dicen, conoce a fondola materia. Adems, es escritor y ha sido poltico militante.Lugo Lovatn, por el contrario, mostro desde tempranoaficin a la historia, y dedic gran parte de SU vida a escribiruna apologa en dos tomos de Francisco del RosarioSnchez, abuelo del otro. Se inclin ante el trujllato, perono fue -como su compaero en el ataque- uno de losapologistas ms conspicuos de este rgimen. La pluma de

    -29-

  • Snchez y Snchez supera, a mi juicio, la de Lugo Lovatn,mas no creo que pueda afirmarse que ambos brillan en elcampo de las letras.

    Le hace tiempo el libro de Lugo Lovatn. y confiesoque estuve impulsado a arrojarlo al cesto. No encontr ensus pginas el menor asomo de anlisis psicol.gico delpersonaje estudiado, y mucho menos la presencia de unautntico sentido crtico: la obra est consagrada aldesmesurado elogio y la figura a que se refiere aparece ~~nel relieve del hombre perfecto, al cual apenas el autor stuaen su momento histrico. No hay, en efecto,consideraciones -siquiera nfimas- sobre las realdadessocioeconmicas de aquel momento. Pero hay, en cambio,un silencio impresionante sobre lo que arroja sombras sobreel personaje presentado. El ~ibro es, p?r tanto, una bi?grafaliterariamente pedestre, unilateral e ntenconada. SI no loarroj al cesto fue por el valor de algunos documentos quecontiene.

    Lugo Lov:at~n. ha escrito tambin algunos opsculossobr~ temas histoncos, que no merecen, a mi modo de ver.ser CItados. En cuanto a Snchez y Snchez, se me asegura

    qu~ es un buen profesor -contrariamente al otro-o Hehojeado su texto de Derecho internacional, asunto sobre elcual no estoy capacitado para emitir juicio. No obstantepude darme cuenta de que en sus pginas campea u~~en,t~lidad raci~ta. Ha intervenido l, ~dems, en polmicashistricas (l), Impulsado por el ansia de mantener sinmculas las glorias de su abuelo. Tambin se le debenalgunos . ensayos so~re la materia de su dominio, y

    declara~lOnes y .artIculos que ponen de relie!e aquellamentalidad, propIa de gran parte de la burguesa de fines

    d~l siglo XIX y de los inicios del actual. Sin embargo,mn~UI~o de los dos pued~ considerarse un burgusautntico, pues no son cuantiosos sus bienes econmicos.Ms bien son miembros de la alta categora de la cIasemedia, lo que no impide que se hallen vinculadosntimamente con la burguesa y que respondan alpensamiento e intereses de sta. Dicho de otro modo: sonburgues~s por lo que sienten y piensan: no por la posicineconmica,

    Obedeciendo ambos a la concepcin burguesa racista-que en Snchez y Snchez acusa rasgos feudales-, suscabezas son obsoletas: se mantienen en al pasado. Es

    -30-

  • posible que en el campo del Derecho Internacional la deSnchez y Snchez haya incorporado novedades. Pero entodo lo dems se halla en la plenitud de lo ms reaccionariodel siglo XIX, dando a veces la impresin de que afiara elesclavismo. Ciegos ante la evolucin del mundo en la actualcenturia, cada uno construy una torre de marfil en la cualsus pensamientos se estancaron. Torre ideal, ya que,exponentes de la mentalidad burguesa, ambos supieronadaptarse a las realidades circundantes. Al obrar as, LugoLovatn tal vez no cay en desorbitaciones. En Snchez ySnchez, por el contrario, la adaptacin implic una entregatotal y entusiasta a la tirana de Trujillo. Fue, en efecto,uno de los intelectuales ya maduros (2) que ms le sirvi; yms empecinados en el panegrico de ella. Comenz aservirle desde temprano. Y persisti en el servicio hasta elfinal, pese a que tuvo muchas oportunidades para desligarsede ella (3). Mientras Trujillo asesinaba, l le cantaba loas:mientras impulsado por un furor satnico, aquel monstruoviolaba doncellas, destrua hogares y perverta la concienciapblica, l ocupaba importantes cargos y coadyuvaba a lalabor antipatritica del rgimen. Fue en esto ltimo bienlejos; desde su posicin de Presidente de la Cmara deDiputados firm la modificacin del fatdico Convenio queentreg, prcticamente a cambio de nada, nuestra riquezaen bauxita a la Aleoa. Contribuy as a refrendar el regaloque el trujillato hizo a una voraz empresa extranjera, de loque perteneca al patrimonio nacional. "Qu decir de esteacto? No otra cosa sino que fue una positiva traicin a lapatria (4)!

    Pero el caso tiene su explicacin... La brindan laherencia y la mentalidad burguesa. Respecto a la herencia,su influencia es discutible; pero creo que cabe afirmarla.Como me referir exhaustivamente -en otro artculo- alas traiciones de Snchez -sin dejar de sealar sus mritos-,debo hacer ahora mencin de que el padre de Snchez ySnchez; Juan Francisco Snchez, tampoco fue un hombrede lealtad permanentesa la patria (5). Pasando al segundofactor -o sea Ia.mentalidad burguesa- ya en mi libro "LAREPUBLlCA DOMINICANA:' UNA FICCION" -calificadopor mis atacantes, con ~n honra para ,m, de. "crimen delesa patria"-, destaco como la burguesa ha~sld? en tantoclase social, con la "excepcin de aqullos que integraron,durante y despus de la Restauracin, su sector liberal, una

    -31-

  • fuerza.hostil a la nacionalidad y a los intereses populares.Norma fue que casi todos los actos cometidos por lossucesivos gobiernos, tuvieran su respaldo. Este respaldo loencontramos tambin, en los casos de las dictaduras otiranas. La conclusin que se impone es obvia: para elburgus -salvo excepciones- el bien pblico no cuenta. Loque cuentas es la conservacin y ampliacin de su dominiopoltico social, sus riquezas y sus privilegios. Tal ha sido, almenos, la regla histrica. Antes de surgir Ia.burguesa, lomismo aconteci con la aristocracia. Se trata, enconsecuencia, de una actitud .tpica de la.clase dominadora.En la Antiguedad, la aristocracia impuso la esclavitud; yluego, en el Medioevo, la servidumbre. Para nada leimportaba el dolor del pueblo, sobre el cual levantaba susfortunas y poder. Desde el Renacimiento hasta la fecha, laburguesa comenz a ocupar el puesto de la aristocracia. Asu sombra fue surgiendo el proletariado industrial. Y lalucha de clases cobr nuevas expresiones. Colonizadas en elsiglo XVI nuestra Amrica, y en el siglo XVII la Amricadel Norte, dicha.clase social extendi su expansin hacia losContinentes asitico y africano, en la centuria dcimonona.Medante.Ja violencia y la crueldad, someti a la esclavitudo a .la servidumbre a los pueblos conquistados. Su historia,como la de la aristocracia antigua y medieval, es la historiadel crimen y la rapia. No hubo jams el menor escrpulotico en su actuacin.

    Claro est: en nuestra Amrica sa ha sido tambin suhistoria. Lo ha sido, por tanto, entre nosotros. Raros fueronlos casos de burgueses que dieron a esa, his~oria un ment~~.Podra afirmarse que nuestra burguesa hberal se lo dIO.Pero el anlisis del punto demuestra que esta dacin fue,cuando n terica, nfinfo. Pruebas? Pese a laconsagracin de los derechos del hombre y del ciudadano,continu la explotacin econmica de las grandes mayoras,dentro de las viejas estructuras coloniales. Ni siquiera lospocos gobiernos liberales afrontaron -porque respondan ala mentalidad burguesa- el problema de la transformacinde estas estructuras. Es ms: al producirse la tirana deTrujillo, el liberalismo burgus desaparece. Casi todosnuestros burgueses liberales -romnticos se unen a laburguesa conservadora en el apoyo irrestricto al tirano. Alamparo de este ltimo, la clase se extiende: nace, de la clasemedia un sector que he calificado de burguesa de "nuevo

    -32-

  • cuo". En cuanto a Snchez y Snchez, estuvo siempre mscerca de la burguesa tradicional y reflej su pensamiento yactitudes. Al entregarse la clase -casi en su totalidad- a latirana, no poda ser sorpresivo que l tambin se entregara.Tal entrega fue pues, una expresin clasista. Y tuvo -comose dijo- un carcter plenario...No produjo Snchez ySnchez una sola manifestacin, siquiera velada, deoposicin al rgimen. Prefiri la corresponsabilizacinpermanente con sus actuaciones e invertir, a travs deditirambos hiperblicos, el sentido de la realidad existenteen el pas. Insisto en gue al obrar as, obedeci a sumentalidad burguesa Ni l, ni los dems intelectuales de sugeneracin que actuaron del mismo modo -y los degeneraciones ms viejas- pueden tener una justificacinante la historia. Fueron -lo he dicho ms de una vez-mucho ms responsables de aquella era tenebrosa que elpropio tirano amoral e ignaro: mientras ste obedecainstintos, aqullos respondan a una actitud consciente. Hayalgo ms: hoy, el Sr. Snchez y Snchez goza de unajubilacin por sus largos servicios pblicos. Es decir por susservicios a la tirana. Se la di, pese a mi protesta, el primerTriunvirato. Premi ste as una actitud consecuente decolaboracin con el mal.

    Todo lo dicho me hace entrar en la respuesta a lasegunda pregunta Desde los momentos en que mi actuacinfrente al trujillato se hizo pblica y comenc a recibir, ya enel exilio, los ataques de los plumferos o escritoresmercenarios al servicio de aqul, opt por no responderlos.Dijeron de m toda una serie de barbaridades. Y cada vezque las decan, me senta honrado; pues siempre es honrosorecibir las saetas que parten de la inmoralidad y laperversin. Habiendo actuado as en el pasado, mucho penssi deba asumir la misma actitud frente al reciente ataque deLugo Lovatn y Snchez y Snchez, en razn de laconducta pblica de stos, ya sealada. Mevino entonces ala mente que hace varios aos, el ltimo me atac,sirvindose de las columnas del "Listn Diario", y no le dbeligerancia. Pero luego de meditar bastante, llegu a laconclusin de que no deba proceder ahora en la mismaforma. Por qu? Porque los temas tratados por ambos ensu artculo me dan campo para persistir, enriquecindola, lalabor de rectificacin y revalorizacin histrica que heemprendido. Si respondo al ataque es, en consecuencia, porlos asuntos a estudiar y lo que respecto a stos debo decir:

    -33-

  • no por lo que los atacantes representan.Estimo que ellos y yo nos encontramos en posiciones

    totalmente antagnicas, tanto en lo que concierne alenfoque del mundo como a la conducta derivada de esteenfoque. Tpicos representantes de la mentalidad burguesa,han vivido para s, sin preocuparse del drama de las masasoprimidas y explotadas. Como si han ledo algo de filosofano existen pruebas de que hayan profundizado en estamateria, no cabe afirmar que obedezcan a determinadosistema filosfico. Pero como la vida plantea a diarioproblemas de este tipo y consciente o inconscientementesiempre traducimos en nuestros actos una filosofa, bienpuede sostenerse que en ambos, y sobre todo en Snchez ySnchez, el fervor racista se halla en extrao connubio conla tendencia pragmtica y que lo uno y lo otro se levantansobre un autntico escepticismo tico. Quiero sealar conesto ltimo que tal como sus vidas lo demuestran, el bien yla justicia no cuentan, especialmente para el ltimo, comotampoco cuenta para ste -y as lo demostr su firma en lareferida concesin a la Alcoa- la integridad nacional.

    Pues bien: no creo que sea una inmodestia decir quepara m todo eso ha contado. Es lo que le ha dado sentido ami vida. Habiendo nacido en un ambiente burgus, supecomprender a tiempo la funcin histrica negativa de laburguesa en nuestra Amrica, desde el Descubrimientohasta la fecha. Esta comprensin me empuj a actuar enforma contraria a la recomendada por la mentalidad dedicha clase. Abjur, en suma, de esta mentalidad y demuchos hbitos burgueses. A ello contribuyeron misestudios de flosoffa, Vi en el materialismo dialctico laconcepcin ms lgica del devenir csmico y del desarrollobiolgico. Todo esto, y un fervor por la verdad, la libertad yla justicia, me empujaron a enfrentarme a la tirana deTrujillo. La consecuencia fue la crcel; y luego, lossinsabores del exilio. El enfrentamiento -que no tuvotreguas ni desvos- implic la entrega de los mejores aosde mi vida a la lucha por mi pueblo, que era lucha por elbien del hombre. Lo hice -insisto en ello- obedeciendo auna fllosofa que preconiza el humanismo real. Ya en elpas, -despus de 26 aos de ausencia-, pretend,sintindome un socialista reformista, alcanzar el poder yplasmar desde ste mis ideales. Esto me llev a crear elpartido "Social Demcrata" y, ms tarde, a colaborar con el

    -34-

  • primer Triunvirato. Lo uno y 10 otro fueron grandeserrores: la experiencia y estudios ulteriores meconvencieron de que el pas no estaba preparado -ni lo esthoy- para la democracia representativa y que la luchacontra la reaccin en su propia guarida conducaforzosamente al fracaso. Por obra de ello, mi pensamientoevolucion: abandon el marxismo reformista y meconvert en un marxista revolucionario. Esto ltimo explicami solidaridad con la insurreccin de abril del 1965 y todami vida pblica ulterior. Acontece pues, que contrariamentea la norma seguida por la mayora, a medida que han idopasando los aos, me he radicalizado ms y ms.

    Qu se infiere de lo expuesto? Que hay unantagonismo radical entre mis atacantes y yo, en 10 querespecta a la mentalidad y la actuacin. Somos, en suma,dos mundos opuestos. Ellos responden a un pensamientoburgus- por cierto ya anacrnico, en lo que respecta alracismo, en la propia burguesa-, y a la actuacin tpica deesta clase social. Yo, en cambio, respondo a un pensamientorevolucionario. Es ms: mientras Snchez y Snchez vive ala sombra de glorias familiares que estima impolutas, yo soyyo, y me siento libre de ataduras con mis ancestros, cuyosaciertos y errores no tengo reparos en reconocer. As 10har, en un artculo ulterior, con mi bisabuelo, ManuelJimenes. Estimo que si algo valgo o no valgo es por 10 quesoy: no por lo que ellos fueron.

    Existiendo esa divergencia radical de mentalidad yactitudes, no es sorpresivo que el ataque de Lugo Lovatn ySnchez y Snchez se desve frecuentemente del temacentral, tergiverse realidades histricas y caiga a menudo-como habr de demostrarlo- en la virulencia libelesca.Prueba de esto ltimo es que en una de sus notas -la No.5- se me acusa de "perversin mental", y que el artculofinalice negndome, sin la menor argumentacin alrespecto, "calidad para despreciar a nadie". Advierto allector que no me dejar arrastrar a este plano. En elpresente artculo creo haberme circunscrito -y as 10 haren los siguientes - a la mxima objetividad. Cuanto heafirmado sobre la mentalidad y conducta pblica de misatacantes -especialmente de Snchez y Snchez- es hartoconocido y de ello podran brindarse mltiples pruebas.

    Hecha esta necesaria introduccin, entrar a analizarglobalmente, en mi prximo trabajo, el artculo de marras.

    -35-

  • y dedicar el tercero de la serie, sin la menor "furiavesnica" y dentro del mundo de la lgica y la Etica, alestudio de las traiciones y los mritos patriticos deFrancisco del Rosario Snchez.

    (1) "Encuesta acerca de! General Santana, iniciada porel diario "El Caribe", 1957".

    (2) El caso de los intelectuales de la generacin quecreci bajo la tirana de Trujillo y sirvi a sta, es diferente.Fueron vctimas de la enajenacin producida por el mbitocircundante, y muchos supieron liberarse a tiempo de estaenajenacin, cobrando conciencia de la falsedad de susposturas iniciales. No tienen por tanto, la responsabilidad yculpa de los intelectuales ya formados.

    (3) Snchez y Snchez fue varias veces Embajador deltrujillato en diversos pases extranjeros. Es claro quehubiera podido aprovechar la ausencia a que obligaba elcargo, para romper con la tirana.

    (4) "Gaceta oficial" No. 8099, del 9 de marzo de 1957.La modificacin de la concesin encierra privilegiosinauditos para la compaa extranjera, y a cambio de estosprivilegios, la compaa qued comprometida a pagar lairrisoria suma de $0.25 por tonelada de bauxita seca, alEstado. Segn mis noticias, esta concesin monstruosa siguean en vigor.

    (5) Juan Francisco Snchez fue varias veces Ministrobajo los gobiernos entreguistas de Lils, lo que implicaba sucorresponsabilizacin con las actuaciones antipatriticas deeste tirano. Tambin fue Ministro del gobierno entreguistade Morales Languasco. En esta oportunidad, teniendo a sucargo la cartera de Relaciones Exteriores, reclamindirectamente del Embajador nor'eamericano Dawson, eldesembarco de marinos norteamericanos. Tambin hizo estereclamo al Almirante norteamericano Broadford. (Vase, alrespecto, el artculo del Dr. Alcides Garca Lluberes,intitulado "EL OlA HISTORICO. 6 DE DICIEMBRE DE1905", aparecido en el "Listn Diario", edicin del 6 dediciembre de 1965). Luego estuvo al servicio de la primeraintervencin Norteamericana, en un cargo importante.Debo, sin embargo, hacer la siguiente salvedad: si bien elfactor hereditario tienda a explicar la actuacin proditoriade Snchez y Snchez, no puede ser ste acusado deninguna responsabilidad en lo que respecta a las actuacionesde sus antepasados inmediatos.

    -36-

  • ANA1I818 DEL ATAQUE

    El anlisis del artculo de los seores C. Snchez ySnchez y R. Lugo Lovatn ("AHORA", edicin del 12 demayo de 1969) pone de relieve, fundamentalmente: a)notorias tergiversaciones histricas; b) impresionantes fallasde lgica; y e) una fehaciente entrega a la pasin. Pese a quese hallan ntimamente vinculados, voy a separar, para unamejor comprensin por parte del lector, el estudio de cadauno de estos puntos. Pero en lo que al primero se refiere, nohar dicho estudio en forma exhaustiva, ya que loconcerniente a las tergiversaciones respecto a Snchez serobjeto del artculo siguiente.

    a) TERGIVERSACIONES HlSTORICAS.

    Hay en el ataque un manifiesto afn de colocar la figurade Snchez por encima de la de Duarte y de centrar en elprimero la gesta del 27 de febrero de 1844. Dicen losautores: "Si Snchez, el "traidor", no recoge el escudo(subrayado mo) que se le cay de las manos a Duarte alabandonar el pas en 1843, hubiera muerto el movimientoindependentista, tal como lo reconocen muchos de nuestrosautnticos crticos de Historia Patria, entre ellos el

    -37-

  • Presidente del Instituto Duartiano, Dr. Pedro TroncosoSnchez (1). Como hemos dicho antes,sin Snchez no haygloria para Duarte, porque no habra un 27 de febrero; sinste no habra existido la Independencia; sin Independenciano habra Repblica, y por tanto, se hubiera perdido lalabor de la Trinitaria, que habra quedado entonces ennuestros anales como un incidente de tercer orden, y sinTrinitaria no habra gloria para Duarte. Esos hechos no sepueden desmembrar, antojadizamente, porque constituyenuna concatenacin histrica que nadie puede negar nitergiversar".

    La cita adultera, en gran cuanta, la verdad. E implicauna afirmacin desdorosa respecto a Duarte. Es totalmentefalso, en efecto, que a ste se le cayera de las manos, conmotivo de su exilio, el escudo de la Independencia. Desdedicho exilio, sigui luchando por ste y exigi de susfamiliares los mximos sacrificios (2).

    Por otra parte, si bien hay que reconocer que Snchezfue un factor importante en la gesta del 27 de febrero y suspreparativos, de ningn modo puede ser considerado comola figura cimera de dicha gesta. En su "Compendio de laHistoria de Santo Domingo", Jos Gabriel Garca brinda talvez la descripcin ms de.tallada de ella, que ha sidoenriquecida por autores contemporneos (3), y en todosestos trabajos la figura de Snchez apareceen el mismonivelque la de otros conjurados. Su ubicacin en la posicincimera del movimiento fue obra, sobre todo, de su hijoJuan Francisco Snchez y de Amrica Lugo (4). Esteltimo se fundament en lo dicho por el primero, cuya vozera, naturalmente, interesada. Hay algo ms: si se aceptaralo expuesto al respecto por mis atacantes, habra que llegara la conclusin de que no existan lascondicioneshistricaspara el movimiento, que fue producto exclusivo de unhombre. Pensar de este ltimo modo es desconocer todoslos avances recientes en materia de historiografa. Hartosuperada est ya la tesis -sostenida por Carlyle en su obra"Los Hroes">, que hace depender los fenmenoshistricos de la actuacin de determinadas individualidades.En tal superacin han influido el historicismo y,especialmente, la interpretacin marxista de la historia (5).

    Del bsico relato de Jos Gabriel Garca se desprende,por otra parte, que en los mesesanteriores al 27 de febrero,ya la burguesa se haba solidarizado con el movimiento. Y

    -38-

  • siendo esta la clase social de mayor influencia entonces, hayque pensar que fue un factor ms decisivo en su preparacinque la clase media, a la cual perteneca Snchez. Puesto queel funesto Bobadilla, tpico burgus, surgi de inmediatocomo figura seera, convendrfa indagar a fondo hastadnde fue determinante su actuacin en las semanasanteriores a la gesta. Esta y sus preparativos requerandinero, que slo la burguesa podra brindar. Hacer, pues,de Snchez, la figura central del movimiento -su Deux exmachina- es tergiversar la realidad histrica. Pero esto noniega sus mritos de entonces.

    Todava hay algo ms: las actitudes asumidas porSnchez en la Primera Repblica de ningn modo puedenequipararse con las de Duarte. Hay entre ellas -como habrde demostrarlo- casi un abismo. Estudiar a fondo estepunto en el artculo siguiente. Y paso de inmediato a otrotema sobre el cual vertieron bastante tinta mis atacantes: lasnotas del 8 de marzo de 1844 y del Ira. de junio del mismoao, al Cnsul francs Saint-Denys, La primera dicetextualmente, en sus prrafos 50. y 60., lo siguiente:

    50. En las circunstancias actuales, la Francia dar algobierno de Santo Domingo fusiles, municiones de guerra,barcos y el dinero necesario para sostener y organizar suestado de defensa y al mismo tiempo, las tropas quepodran ser necesarias.

    60. El gobierno de Santo Domingo, en recompensa,ceder a la Francia, a perpetuidad, la pennsula de Saman,dentro de los lmites fijados por la naturaleza, y que hacende ella una pensula; esta cesin es una derogacin de laletra del Art. I ro. y se consiente en ella bajo la condicinexpresa de que la esclavitud no existir jams en dichapennsula. A su vez, el prrafo o numeral 40. expresa:

    "El gobierno de Santo Domingo prestar a la Franciatoda la ayuda necesaria en el caso de que tenga que dirigirfuerzas contra la parte occidental o la repblica haitiana".

    Firman el documento: Bobadilla, Caminero, Snchez,Valverde, Mercenario, Echavarra, Moreno y Pujol (6).

    Como se ve, la nota ofrece con carcter permanente aFrancia, la pennsula de Saman y la conversin de laRepblica recin nacida en un trampoln para una futurainvasin francesa de Hait. Propone, pues, la entrega oenajenacin de una parte del territorio y, naturalmente, desus aguas territoriales -lo que inclua a la Baha de Sarnan

    -39-

  • (7), Y a la vez propicia el retorno de Hait a la vida colonial.Si se le da valor al significado de la expresin TRAICION ALA PATRIA, es obvio que al ofrecer dicha entrega oenajenacin, los fumantes de la Nota la cometieron. ComoSnchez la firm, le cabe, pues, el calificativo (8). Y aqu valo importante: contrariamente a lo que sostienen miscontradictores, la nota deliro. de junio no revela estatraicin. Propone tan slo que Francia ocupe"provisionalmente la baha de Saman, mientras por unTratado amplio y explicativo se afianzan definitivamentelos respectivos derechos". En ninguno de sus prrafos dichaNota extiende la oferta -como afirman miscontradictores- "no ya la Pennsula, como lo propuesto enla nota del 8 de marzo citada.sino adems,no ya a la Bahamisma de Sarnan". Puesto que de la pennsula eldocumento no hace mencin; falsean estos seores sucontenido, agregndole lo que no tiene, es decir, la cesinde dicha pennsula. Y lo hacen adrede, con el fin deresponsabilizar tambin a Duarte con el ofrecimiento deentrega de esta ltima. A juicio de ellos. "ambas notasforman un solo cuerpo jurdico", cuando lo cierto es que lopropuesto por la una y la otra es totalmente diferente. Enefecto, no es lo mismo ofrecer a perpetudad la pennsula-y con ella sus aguas territoriales, que forzosamenteincluan la baha- que ofrecer provisionalmente estaltima, con el probable fin de convertirla en la basemartima para la llegada de los subsidios y armamentossolicitados. Siendo, pues, los contenidos de ambas notasontolgicamente diferentes, no cabe, por tanto, sostenerque ellas integraban un "solo cuerpo jurdico" (9).

    Resulta pintoresca la argumentacin que sobre estefalseamiento de la verdad histrica, sus autores ofrecen... Asu juicio, Bobadilla tena "mayora absoluta en la Junta, aligual que en la del 8 de marzo y parece que con esa mayoray disfrazando un poco las cosas, logr pasar la Nota msarriba copiada (la del lo. de junio) lo mismo que hizo el 8de marzo, cuando eludi hablar de protectorado en la Notaenviada al Cnsul Saint-Danys". Es claro que con estasafirmaciones los autores pretenden escamotear el problema,dando a entender -puesto que hablan de un dizfraz, -queSnchez no firm la Nota del 8 de marzo, y que ni l niDuarte firmaron la del lo. de junio. Qu se hace con'escamoteos de este tipo? Desfigurar la historia. Pero eso no

    -40-

  • es todo... Mis atacantes sostienen que la nota del lo. dejunio era ms perjudicial para la Patria que la otra, en virtudde que solicita la "proteccin poltica de Francia", ytienden a confundir o identificar tal proteccin con elprotectorado, realidad poltica -esta ltima- que entraauna "soberana compartida". Pues bien: pedir laproteccin poltica, mxime estando un pas amenazado,no es un acto de traicin. Si lo fuera, tendramos queadmitir que cuando la Unin Sovitica fu invadida porHitler y pidi a las naciones occidentales proteccin yayuda en armas, dinero etc., sus dirigentes la traicionaron.En suma: la diferencia entre ambas Notas, en lo querespecta al contenido de las ofertas y su significacin esradical y no puede ser destruda con argucias, y acrobaciasintelectuales o especulaciones sin sentido.

    Por ltimo, los autores del ataque dan valor de verdad alas afirmaciones que sobre supuestas actividadesantidominicanas de mi bisabuelo, Manuel Jimnez, en Hait,

    ~zoel Sr. Torrente, diplomtico espaol que favoreca lacausa de Bez. Siendo mi bisabuelo antibaecista -como lofu tambin ant-santansta desde el momento en que seprodujo su derrocamiento de la Presidenca-, la acusacin deldiplomtico no puede sorprender. Por lo dems, ningndocumento histrico la fundamenta (lO).

    b) FALLAS DE LOGICA.l. Recoger la recin citada afirmacon de Torrente

    como verdadera entraa una falacia conocida en Lgica conel nombre de ARGUMENTUM AD IGNORANTIA.

    2. En el artculo que sirvi de base a mis atacantespresent como prceres a Duarte, Juan Isidro Prez,Lupern y Merio. Frente a esto, mis crticos expresan queno saben si mi lista es "enunciativa o limitativa". Como hayenunciados "limitativos", lo dicho carece totalmente delgica. Claro est: la lista no es limitativa: en las luchas porla Independencia y la Restauracin se destacaron mltiplesfiguras. de categora procera, que no traicionaron l\.vgo a lapatria. Entre ellas hubo familiares mos que me abstengo demencionar, pues no vivo cobijado por glorias ancestrales.

    3. Acepto que no estoy en "posesin completa denuestros hechos histricos". Pero de ello no se puede inferirque escriba "a la ligera". Pregunto: hay acaso alguien ennuestro pas que tenga esa "posesin completa"? La

    -41-

  • respuesta es obligatoriamente negativa. El conocimientohistrico es el producto de un constante quehacer, que daa da lo enriquece. Y no estimo censurable que alguienafirme -como lo he hecho yo- la relatividad delconocimiento posedo, mxime entre nosotros, donde talquehacer ahora es cuando comienza a tener cimientoscientficos. Lo que saban nuestros historiadores del pasadono acusaba gran riqueza. Sin embargo, difundieron su saberen sus obras, al igual que lo hacen hoy los vivos. Dentro destos, por ventura, algunos ya maduros y los ms jvenes noacusan las fallas de los autores pretritos que, pordesconocimiento de las dems ciencias sociales y otrosfactores -mentalidad, posicin social, etc.- cayeron amenudo en falsas interpretaciones y distorsiones de loshechos. Es ms: cuando se llega a una conclusin lgicaincontrovertible sobre determinada actitud de unprotagonista histrico, y esta conclusin se expresa, laactuacin es consciente y responsable: no a la ligera. Estimohaber obrado as... Si enajenar la nacin, una porcin deesta o des su riqueza es un acto de TRAICION -comotambin lo es el intento de llevar a cabo esos hechos- mecreo en el deber, en aras de la verdad y la lgica, dereconocerlo y decirlo. La historia se levanta sobre la verdad;y no puede ser considerado honesto un historiador que lacalle, falsee o encubra.

    4. Dicen mis atacantes: "Lamentable y originalHistoria, la nuestra, de un pas cuya independencia furealizada por traidores!". Esto es, sencillamente, undisparate. Pues la condicin esencial para la traicin a laPatria es la existencia de sta. Es cierto que al contribuir laburguesa al nacimiento de la Primera Repblica, lo hizoobedeciendo al propsito de -ya creada- anexarla a unapotencia extranjera o lograr el protectorado. Pero es detoda lgica que la traicin -como realidad objetiva- soloseprodujo despus de nacida dicha Primera Repblica. Losautores sostienen, adems, lo siguiente:"Como dijera enclebre frase don Amrico Lugo, 'la independencia de lospueblos no se hace por procuracin'. Es decir: por poder.Nadie puede darle poder a otra persona para que realice unacto semejante. Esa es una falacia y grande-DecaMart: conesperar all en lo hondo del alma no se fundan pueblos". Lacita de Lugo es lgica. Tambin lo son las dos frases

    -42-

  • siguientes. No hay, pues, una falacia en estas. Pues todafalacia es un razonamiento.falso, que parece correcto. En elcaso citado, el anlisis demuestra la correccin.

    5. Puesto que Snchez no recogi "el escudo que se lecay de las manos a Duarte al abandonar este pas en1843", ni existe la menor prueba de que aqul fuera elpersonaje central e imprescindible en la gesta del 27 defebrero, la cadena de razonamientos que siguen a laafirmacin inicial es totalmente invlida. Ahora bien: la citadel Dr. Pedro Troncoso Snchez es una autntica falacia,conocida en lgica como ARGUMENTUMINVERECUNDlAM, o sea de apelacin a la autoridad, eneste caso harto discutible. Adems, aun cuando laIndependencia no se hubiera producido, la labor de laTrinitaria siempre habra brillado como un hecho glorioso,pues no es el triunfo de una empresa, sino su noble yelevado sentido e intencin lo que proporciona la gloria. Sime llevara del razonamiento de los autores, tendra quellegar a la conclusin de Que el martirio de Snchez-culminacin trgica de su fracaso en la invasin- no fueglorioso. Estimo, sin embargo, que lo fue. y que lav engran parte sus manchas.

    . Es absurdo que Snchez, habiendo muerto hace msde un siglo, tenga hoy -como afirman mis crticos-enemigos. Se es amigo o enemigo de un ser vivo.Desaparecido este, el sentimiento, carente ya de objeto, sedisipa. Por 10 que a m respecta, al estudio de la actuacindel discutido personaje y de otros del pasado, solo me llevael amor a la verdad y el rigor cientfico.

    7. En relacin con la Junta que presidi Snchez, todocuanto misatacantes afirman cae en el campo de la puraespeculacin. Lo grave es que traten de presentarlo comoverdadero.

    e) ENTREGA A LA PASlN.El ataque es un producto de la pasin: constantemente

    la revela. Lo prueba el hecho de que los autores incurren,para combatir mis ideas, en la falacia ARGUMENTUM ADHMINEM ofensivo. Me atribuyen una "furia vesnica" yuna "ira analtica" que no s donde encontraron. Llegan adecir que por haber acusado a Snchez de traidor, he cadoen el ridculo y me he puesto en el camino de perder la

    -43-

  • confianza de mis conciudadanos, pues "hay afirmacionespblicas que desacreditan por siempre a quieneslashacen".Dan con ello a entender, partiendo de una posicin sectaria,que solo he dicho mentiras. Pero el peso de la verdadcomienza a caerles encima... Comprendo su actitud: hetocado lo que era para ellos intocable, Y obrando de esemodo, pretenden eludir el problema. Me acusan de"discriminacin prejuiciada", cuando lo que he expuestoson conclusiones racionales y ecunimes, derivadas dehechos. Van ms lejos: me niegan "calidad" -no s si moralo intelectual- para "despreciar a nadie". Peregrinoconcepto del desprecio! Pues no es un deber delhistoriador ubicar, sin aprecio o desprecio, a las figuraspretritas en el sitial que les corresponde? Estimo que esah donde deben encontrarlas las futuras generaciones.

    Insisto en la acusacin de "discriminacin prejuiciada".Como lo demostrar en el artculo siguiente, de ningnmodo puede Snchez aparecer en el nivel patritico y ticoque alcanz Duarte. Por consiguiente, no hay taldscrrmnacn, Hay, sencillamente, un veredicto de lahistoria. Y la historia no tiene prejuicios!

    Segn mis contradictores la firma por Snchez de laNota proditoria del 8 de marzo, y por l y Duarte -entreotros-, de la nota del lo. de junio, respondieron a"movimientos tcticos". Afirmacin inefable de la cualinfieren que calificarlos de traidores a la Patria -cosa queno he hecho en relacin con Duarte, como los autoresmendazmente afirman en su artculo -. "es una formasimplista e infantil de interpretacin histrica, cuando nomalvolaque acusa claramente cierta perversin mental". Elataque, como se ve, es personal, virulento: cae dentro delcampo del libelo. No respondo del mismo modo. Peroestimo necesario insistir en que los autores, con olmpicodesenfado, me presentan acusando tambin a Duarte detraidor. Es claro que en Snchez y Snchez, quien dijo deTrujillo: "Yo lo ' veo... enfrentando a los sndromesdisolventes de nuestra patologa social, levantar la fe en laPatria y sus posibilidades;o venciendo a la ignorancia, crearuna nueva cultura", tal falseamiento de la verdad no puedecausar asombro (11).

    Por ltimo, en todo el ataque hay un empecinadoempeo en echarme en cara las culpas -reales o supuestas-de mi bisabuelo, Manuel Jimenes. No creo que para

    -44-

  • defender la pureza patritica de Snchez, que hecuestionado, haba necesidad de recurrir a este expediente.

    EMPLAZAMIENTO

    Considero que la polmica tiene un enorme intersnacional. Responder, en el artculo venidero, al reto queme hacen mis crticos en relacin con la Matrcula deSegovia. y como es posible que se produzcan evasivas, porparte de ellos, sobre temas que habr de tratar, me voy apermitir hacerles, sucesivamente,diversosemplazamientos.Aqu va el primero: los emplazo ante la opinin pblica aque digan si hay o no hay traicin a la patria en elofrecimiento a una potencia extranjera, para su posesinaperpetuidad, de una porcin del territorio nacional. Elemplazamiento envuelve una cuestin concreta. Requiero,por tanto, que la respuesta sea tambin concreta; en vez deperderse en explicaciones y iustifcaciones, debecircunscribirse a la admisin o la negacin. Al igual queentre la verdad y la mentira, no pueden haber en este caso,trminos medios. Espero esa respuesta...

    NOTAS:

    (1) El aval del Dr. Pedro Troncoso Snchez carece devalor. Es un estudioso de la historia pero obedece a unamentalidad colonialista. Prueba de esto la ofrece suBiografa apologtica de Cceres, bajo cuyo gobierno sefirm la Convencin Dominico-Americana del 1907. Fue unservidor de la tirana de Trujillo, y solo por una de esasanomalas muy corrientes en nuestra vida intelectual ypblica, ocupa la Presidencia del Instituto Duartiano. Suafirmacin ("ESTUDIOS DE HISTORIA POLlTICADOMINICANA", pgina90) en el sentido de que Snchezfue en la Puerta del Conde "el jefe reconocido de todos",carece totalmente de base documental.

    (2) Durante su exilio en Caracas, Duarte solicit laayuda del Presidente Soublette para la causa dominicana. Yla carta en la cual hizo la exigencia relatada por el texto esmuy conocida. Aqu van algunos de sus prrafos: "El nicomedio que encuentro para reunirme con ustedes es el deindependizar la patria; y para lograrlo se necesitan recursos,

    -45-

  • recursos supremos. Es necesario que ustedes, de mancomnconmigo, y nuestro hermano Vicente, ofrenden en aras dela patria lo que a costa del amor y el trabajo de nuestropadre hemos heredado". (Joaqun Balaguer, "El Cristo de laLibertad", pg. 86 Y 97-98). Estos hechos ponen de relieveque a Duarte no se le haba cado de las manos -comoaftrman mis contradictores-, el "escudo" de la anheladapatria.

    (3) Jos Gabriel Garca: 'COMPENDIO DE HISTORIAPATRIA" Edicin de 1968, Tomo 11, pg. 214,218 Y219.Vetilio Alfau Durn: "APUNTACIONES EN TORNO AL27 DE FEBRERO DE 1844" (Serie de 26 artculospublicados en "EL LISTIN DIARIO", desde el 27 defebrero hasta el 25 de octubre de 1967). En el artculo XXel autor recoge la siguiente afirmacin de FHx MaraDelmonte: "Francisco Snchez, arrostrando peligros sincuento, continu los trabajos de la Revolucin salvadora".Pero en el artculo XXI, el autor hace la siguiente cita dePea Batlle: "Lejos Duarte del pas, la concepcin trinitariacomenz a sentir la influencia negativa de Bobadilla, quienlleg a ejercer decidido imperio sobre los acontecimientos",Fracasado el intento de Snchez y Vicente Celestino Duartede producir el movimiento en diciembre del 1843, laburguesa, encabezada por Bobadilla, asume la direccin delos preparativos. Ello explica que al consumarse elpronunciamiento del 27 de febrero, la primera JuntaCentral Gubernativa fuera dirigida por el citado Bobadilla.No hay documento revelador de que Snchez fuera el jefereconocido por todos de dicho pronunciamiento10que deningn modo niega la importancia de su papel antes ydurante la gesta. Tal supremajefatura es, hasta ahora, unaleyenda. Vase, adems, el importantsimo trabajo de AlfauDurn sobre el tema (Revista "Clio" nmero 116) y elartculo del Dr. Alcides Garca: "EL 27 DE FEBREROIGNORADO" (Listn Diario", 27 de febrero de 1934).

    El panegrico de Juan Francisco Snchez a su padreaparece en la obra -citada en el texto- de Lugo Lovatn(Tomo 11, pg. 355 Y siguientes). Fue escrito para uso deAmrico Lugo. En relacin con la apologa de Snchez poreste ltimo, vanse varios artculos del peridico"PATRIA" (1928), Y de la revista "BAHORUCO" (1934).En estos trabajos, el connotado escritor coloca a Snchezmuy por encima de Duarte, contrariando la opinin de

    -46-

  • trinitarios como Jos Mara Serra, Fliz Mara Ruz, PedroAlejandrino Pina y Juan Isidro Prez. Vase al respecto:"CRITICA HISTORICA" , obra de Leonidas GarcaLluberes, pg. 217 Y218). .

    (5) J. Plejanov: "EL PAPEL DEL INDIVIDUO EN LAHISTORIA" .

    (6) "CORRESPONDENCIA DEL CONSUL DEFRANCIA EN SANTO DOMINGO 1844-1846'\ Tomo 1,pg. 55 Y56.

    (7) Para esa poca, las aguas territoriales cubran elalcance de una bala de can. En consecuencia, toda labaha de Saman quedaba sujeta al poder francs.

    (8) En su artculo, Snchez y Snchez y Lugo Lovatnnada dicen sobre este hecho fundamental, a pesar de ser elprimero un internacionalista al parecer afamado.

    (9) Duarte fue un patriota integral y, en consecuencia,no poda consentir en la enajenacin de ninguna parte delterritorio. En carta que le dirigi Juan Isidro Prez el 25 dediciembre de 1g45, se lee lo -siguiente: "Fuiste el nicovocal de la Junta Central Gubernativa que, con unahonradez a toda prueba, se opuso a la enajenacin de lapennsula de Sarnan". "JUAN ISIDRO PEREZ, ELILUSTRE LOCO", por E. ROdrguez Demorizi, pg. 104.

    (lO) Mi bisabuelo, Manuel Jimenes, perteneca a laburguesa. Fue una de las figuras centrales de lospreparativos y de la gesta. del 27 de febrero. Totalmentearruinado, perseguido por Santana, cargado de hijos y en lamayor