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15 de febrero de 2014 • Número 77 Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver Suplemento informativo de La Jornada TEMA DEL MES

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15 de febrero de 2014 • Número 77

Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver

Suplemento informativo de La Jornada

TEMA DEL MES

15 de febrero de 20142

La Jornada del Campo, suplemento mensual de La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Me-dios, SA de CV; avenida Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, delegación Benito Juárez, México, Distrito Federal. Teléfono: 9183-0300.Impreso en Imprenta de Medios, SA de CV, avenida Cuitláhuac 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, delegación Azcapotzalco, México, DF, teléfono: 5355-6702. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio, sin la autorización expresa de los editores. Reserva de derechos al uso exclusivo del título La Jornada del Campo número 04-2008-121817381700-107.

Suplemento informativo de La Jornada 15 de febrero de 2014 • Número 77 • Año VII Así me lo platicaron los compañe-

ros y compañeras de la Coopera-tiva Tosepan Titataniske que tra-bajan previniendo la enfermedad.

En la zona de la Sierra Norte de Puebla donde vive la gente organizada en la Coo-perativa, la situación sanitaria es mala por una combinación de factores. En primer lugar, las carencias ancestrales que padece la población; en segundo, los malos hábitos de consumo adquiridos recientemente, y en tercero, las grandes deficiencias del sis-tema de salud pública: una institución ino-perante pues en algunas comunidades hay clínicas pero sin médicos ni medicinas; el viejo hospital de Cuetzalan no se da abasto y el nuevo -que según es de especialidades- atiende pocas, pues los médicos especialis-tas no quieren trabajar en lugares remonta-dos y con bajos sueldos.

Para la Tosepan, cuya estrategia no es con-centrarse en una sola actividad sino tratar de atender los diversos problemas que tiene la gente, el tema de la salud era muy impor-tante y estaba incluido en la estrategia que llaman de Hogar Sustentable, que se ocupa también de la producción de autoabasto, los servicios domésticos y la vivienda. Sin em-bargo no se habían desarrollado acciones es-pecíficas para abordar la cuestión sanitaria.

Por otra parte la Cooperativa Topesepan-tomin, que es de ahorro y préstamo, había establecido un programa de seguros de vida, que al principio era sólo para los gastos de la defunción del socio, pero luego se buscó apalancamiento financiero con otras asegu-radoras y hoy es familiar y puede ser de has-ta cien mil pesos. El programa fue muy bien recibido y en poco tiempo alrededor de la mitad de los socios lo había contratado. Sin embargo, en las asambleas de ahorradores algunos decían: “Eso del seguro está bien. Pero es para cuando me muera. Y ahora que estoy vivo, ¿qué?”.

En 2008 la organización decidió entrar-le de frente al tema de la salud, con un enfoque más preventivo que curativo, es decir buscando evitar las enfermedades mediante un sistema de atención básica. El primer paso fue la formación de un equi-po de promotores y, como es habitual en la Tosepan, se pidió a las comunidades que propusieran candidatos. A los 26 que salie-ron inicialmente los entrevistó el Consejo de la Cooperativa y se les hizo un examen, lo que permitió seleccionar a 18 que tenían el perfil. Llama la atención que todas eran mujeres, en su mayoría jóvenes pero no ado-lescentes, y el 80 por ciento casadas. Para capacitarse, el grupo tomó diversos cursos, entre otros de primeros auxilios con perso-nal de la Cruz Roja, pero también de salud comunitaria, siembra de hierbas medici-nales y elaboración de jarabes, pomadas y otros medicamentos, impartidos por un grupo de mujeres de Minatitlán con expe-

riencia en estos temas. Al final del trabajo de selección y formación, que duró más de dos años, quedaron ocho promotoras capa-citadas y adecuadas para atender a las fami-lias de una organización bilingüe, pues de ellas siete son hablantes de náhuatl y una de totonaco.

En 2011 se seleccionaron seis comunidades, que por concentrar muchos socios de la cooperativa y ser de ubicación estratégica, sus Casas de Salud pueden operar como centros de atención. A cada una de ellas se destinó una promotora con la responsabili-dad de encargarse tanto de esa comunidad como de las de su entorno inmediato. En un primer momento, la promotora recorrió la región visitando a las familias de los socios afiliados, a cada una de las cuales le hizo un diagnóstico y le abrió un expediente.

Al principio se atendía sólo al socio afilia-do pero pronto quedó claro que conservar la salud y prevenir la enfermedad es asunto de todo el núcleo doméstico, de modo que se empezó a afiliar familias enteras. Como se busca que el sistema sea sostenible, se fijó una cuota de cien pesos anuales a las familias de tres miembros o menos, de 200 pesos a las de seis, y así. Además de que las consultas a los no afiliados, los análisis clí-nicos y las medicinas se cobran a precios módicos pero suficientes para que haya recuperación.

Actualmente Tosepanpajti tiene más de tres mil familias asociadas, en alrededor de cien comunidades. Los centros o Casas regiona-les que las atienden están en Zacatipan, Re-yes Ojpan, Nauyojpan, Zinacapan, Jonotla y Nanacatlán, y disponen de lo básico: far-macia en la que se venden medicamentos a socios y no socios, mesa de auscultación, báscula, refrigerador y capacidad para to-mar muestras para análisis clínicos que se envían semanalmente al laboratorio de Cuetzalan. Además, en muchas de las co-munidades periféricas hay puntos de aten-ción con un consultorio, botiquín y huerto de plantas medicinales. En las seis zonas se hacer regularmente giras con servicios de ginecología y odontología. En cuanto al personal, además de la promotora, cada Casa es atendida por un médico. Al princi-pio era solamente uno, que iba una vez por semana, pero ahora ya se cuenta con aten-ción fija en cada Casa, mediante pasantes de las universidades Autónoma Metropoli-tana y de Anáhuac, además de una médico que está contratada.

Dado que prevenir la enfermedad es asun-to de toda la familia, en cada una se nom-bra un Guardián de la Salud (y ¿qué creen? casi todos los elegidos son Guardianas) responsable de darle seguimiento al grupo doméstico. Pero también recibe cursos de capacitación y ayuda a realizar diagnósticos de la situación sanitaria de su comunidad, pues el entorno en que viven las familias es

decisivo para mantener la salud o para per-derla. Las Guardianas de cada comunidad nombran a una representante, y el conjunto de representantes conforma una red respon-sable de realizar participativamente los pla-nes anuales de trabajo del sistema, tanto los de cada comunidad y cada región, como el general. Los planes definen los problemas prioritarios a abordar y les dan seguimiento hasta su solución, además de que conside-ran ejes de atención médica, por ejemplo: prevención de enfermedades infecciosas, manejo de los padecimientos crónico-dege-nerativos y así.

Gracias a los diagnósticos, se descubrió que en la región hay una fuerte incidencia de diabetes e hipertensión, enfermedades que antes eran más urbanas que rurales, pero los malos hábitos han llegado al campo. Con el fin de prevenir a tiempo estos males, con equipo que los propios socios compraron, se hacen regularmente exámenes para detec-ción temprana.

La Tosepan tiene claro que para mane-jar bien el problema sanitario se requiere un sistema de salud pública que la auto organización de la gente no puede suplir en todas sus funciones. Por eso, al princi-pio buscaron realizar acciones y campañas conjuntas con el gobierno que, como dije, tiene instalaciones que no ocupa. Así, con la cooperación del programa, el trabajo de los socios, un apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la participación del gobierno, se habilitó un centro de aten-ción en Reyes Ojpan. El problema fue que cuando estuvo terminado las autoridades los desalojaron dizque porque el local -que en realidad estaba en comodato- pertenecía al Sector Salud. No es que la mula sea arisca, pero es que así no se puede.

También hay en la región experiencia de proyectos de salud operados por la coope-ración internacional. Programas que fueron buenos mientras duraron, pero que termi-naron cuando dejaron de llegar los fondos.

Por esto los serranos buscan que Tose-panpajti no dependa de recursos externos.Ha sido de mucha ayuda que algunas comu-nidades hayan decidido que parte de las uti-lidades que reciben de Tosepantomin como ahorradores, se aporten al sistema de salud. Pero lo más importante es que la gente está pagando a precios módicos los servicios que recibe: las cuotas anuales por familia y el cobro por las consultas abiertas, por los análisis y por las medicinas… Y lo pagan con gusto pues saben que Salud para Todos ofrece un servicio cálido, responsable y de calidad. Además de que es un sistema que ellos mismos han puesto en pie.

No es receta. Cada grupo organizado que quiera trabajar el tema de la salud tendrá que buscar su propio camino. Pero pienso que algo se puede aprender de lo que han hecho los nahuas y totonacos de Tosepanpajti.

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COMITÉ EDITORIAL

Armando Bartra Coordinador

Luciano Concheiro Subcoordinador

Enrique Pérez S.Lourdes E. RudiñoHernán García Crespo

CONSEJO EDITORIAL

Elena Álvarez-Buylla, Gustavo Ampugnani, Cristina Barros, Armando Bartra, Eckart Boege, Marco Buenrostro, Alejandro Calvillo, Beatriz Cavallotti, Fernando Celis, Luciano Concheiro Bórquez, Susana Cruickshank, Gisela Espinosa Damián, Plutarco Emilio García, Francisco López Bárcenas, Cati Marielle, Yolanda Massieu Trigo, Brisa Maya, Julio Moguel, Luisa Paré, Enrique Pérez S., Víctor Quintana S., Alfonso Ramírez Cuellar, Jesús Ramírez Cuevas, Héctor Robles, Eduardo Rojo, Lourdes E. Rudiño, Adelita San Vicente Tello, Víctor Suárez, Carlos Toledo, Víctor Manuel Toledo, Antonio Turrent y Jorge Villarreal.

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Diseño Hernán García Crespo

BUZÓN DEL CAMPOTe invitamos a que nos envíes tus opiniones, comentarios y dudas a

[email protected]/jornadadelcampofacebook.com/La Jornada del Campoissuu.com/la_jornada_del_campo

So a I. Medellín Urquiaga, Mauricio González González y Milton Gabriel Hernández García fueron coeditores en este número del suplemento.

Cuidando la salud en la Sierra de Puebla

Tosepan Pajti (Salud para Todos)

“Lo he visto muy nervioso: en el sur del estado hay problemas con los campesinos que no quieren desocu-par las erras en que se construirá otra presa del sistema hidroeléctri-co. Si las cosas no se arreglan tendrá que ir personalmente. Hoy estuvo hablando de esto con mi mamá. Dijo que como el ejército salió del pueblo no debe disparar contra el pueblo”.…“Tuve que decir que peleé porque cri caron a mi papá debido al asunto de las erras”.…“Regresó mi papá. Me dijo que fue a Xalapa a arreglar un asunto con el gobernador”.…“Hoy es cumpleaños de mi papá. Vendrá el gobernador, el presidente municipal y no sé cuántos más”.

José Emilio Pacheco. El principio del pla-cer. Joaquín Mor z, México, 1973.

Nos estamos quedando solosCuando los testigos de nuestros años se marchan, los de su ge-neración nos vamos quedando solos.

Adicto a la ciudad, como casi to-dos los escritores mexicanos de mi edad, a José Emilio le dolía el campo. Me consta porque estaba con él y con Carlos Monsiváis la tarde de 1963 en que el vesper-tino Últimas Noticias reportó el asesinato de Rubén Jaramillo y compartí su azoro.

Y el campo asoma en alguno de sus cuentos. Apenas apuntada, la participación del padre mili-tar del protagonista en la repre-sión a unos campesinos, es una de las sub tramas de El principio del placer. Han pasado 30 años desde que JEP escribió el texto y la resistencia rural a las presas continúa. Van los fragmentos del cuento que la sugieren. AB

ENCUENTROS DE TERAPIAS Y RITUALIDADES EN LA ENAH

Miguel Ángel Adame

Por medio del trabajo realizado desde 2010 en un Proyecto de Inves- gación Forma va (PIF) de la licenciatura en antropología social de la

Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), profesores par- cipantes -María Antonieta González y Miguel Ángel Adame- y estu-

diantes abren un espacio para intercambiar, exponer, deba r, prac -car, demostrar y vivenciar las “otras terapias” y ritualidades sana vas.

En este proyecto, denominado Taller de Medicinas y Ritualidades Bioenergé cas, Alterna vas y Tradicionales, desde 2011 se han realizado cuatro encuentros y un seminario permanente, que implican conferen-cias, charlas, carpas, talleres, videos, trueques con economía solidaria, demostraciones, ceremonias, músicas y diversas prác cas. Y se han dado encuentros entre académicos y chamanes, curanderos, médicos tradicio-nales y alterna vos, promotores de la salud, brujos, parteras, etcétera.

Dicho espacio ha resultado no sólo en una feria comercial de la salud, sino en un espacio de aprendizaje mutuo y colec vo; provenientes de diferentes lugares, pueblos, tradiciones y saberes, los “especialistas”

y el público asistente (profesores, sanadores, trabajadores y pobla-dores de la ciudad) par cipan de esta construcción de conocimiento, relaciones y redes. Este po de espacios es precisamente lo que se ne-cesita impulsar y promover para revitalizar y expandir con legi midad estas otras concepciones y prác cas médico-salu feras.

FRANCISCO HERNÁNDEZ, PIONERO EN LA COMPILACIÓN Y ANÁLISIS DE PLANTAS DE LA NUEVA ESPAÑAEntre 1571 y 1577 ocurrió en la en-tonces denominada Nueva Espa-ña el primer trabajo con carácter cien fi co realizado en el mundo de la edad moderna. Ese trabajo, con-ducido por Francisco Hernández (1517-1587), oriundo de la localidad toledana de Puebla de Montalbán y quien había sido médico del rey Fe-lipe II, consis ó primero en recorrer los territorios de la Nueva España y preguntar a todos aquellos, espa-ñoles o indios, que supieran algo de las propiedades medicinales de las plantas na vas; después, des-de la Ciudad de México, ordenar lo recopilado y realizar experimentos sobre las propiedades terapéu cas de éstas, y por úl mo redactar una historia natural de la región.

Según señala el si o www.biologia-en-internet.com, en la expedición, que duró tres años par ciparon, junto con Hernández, su hijo mayor Juan, el cosmógrafo Francisco Do-mínguez, varios dibujantes, escri-bientes, algunos curanderos indíge-nas, mozos de mulas y otros.

La empresa fue ordenada por Felipe II y como resultado “a Su Majestad le fueron entregadas plantas vivas, simientes, raíces, herbarios, pieles, plumas, animales disecados, mine-rales, pinturas de animales y vege-tales y 38 volúmenes con textos y dibujos. Hernández quería transcri-bir toda la información que poseía sobre toda la naturaleza que había estudiado y por ello manifestó su disgusto con la idea real, exclusiva-mente prác ca, de redactar un ma-nual de fármacos”, menciona el si o.

En la presentación digital de libro Historia de las plantas de la Nue-va España de Francisco Hernández (edición 1942-1946, por el Ins tu-to de Biología de la UNAM), Ma-ría Hilda Flores Olvera señaló que

Francisco Hernández recopiló más de tres mil plantas y 500 animales. (Este libro fue fragmentario hasta la edición de la UNAM tulada Obras Completas de Francisco Hernández, una serie de siete tomos publicados de 1959 y 1985.)

Según el portal web mencionado, “Hernández dejó sus manuscritos en la biblioteca de El Escorial: cua-tro volúmenes escritos en la n; 11 libros de láminas coloreadas, algu-nas de las cuales colgó el monarca en su habitaciones; varios de herba-rios, y un índice. De los cuatro libros escritos, tres estaban dedicados al mundo vegetal y uno a vegetales y animales. En total había más de tres mil capítulos, dos mil 911 de-dicados a vegetales, 410 a animales y 14 a minerales, y en cada uno de ellos se ocupaba de una especie vegetal, animal o mineral aunque, en algún caso, describió grupos de plantas. Francisco Hernández que-ría que su obra se escribiera en la n, para los hombres de ciencia

europeos, en castellano para sus compatriotas y en náhuatl para los indígenas americanos”.

Hernández falleció antes de que se publicara su obra. En 1580 sus manuscritos fueron entregados al napolitano Nardo Antonio Recchi, médico de cámara de Felipe II para que realizara una selección y reco-pilación. Recchi generó así cuatro libros con un total de 516 capítulos; son los “Cuatro libros sobre temas médicos de la Nueva España, re-cogidos por mandato de Felipe II, rey invicto de las Españas y de las Indias, por Francisco Hernández, primer doctor del Nuevo Mundo, y organizados por el doctor Nardo Antonio Recchi, médico de su mis-ma Majestad”. Aunque esta sinop-sis no se llegó a publicar nunca, fue responsable de la difusión por Eu-ropa del trabajo del naturalista es-pañol, dice el portal web.

“La obra de Hernández fue pos-teriormente depositada en El Es-corial, aunque él se quedó con las copias y borradores de lo que dejó. Desgraciadamente, los originales se quemaron en el incendio que afec-tó a la biblioteca escurialense en 1671”.

Cuando murió Recchi, sus herede-ros vendieron su trabajo a un gran mecenas de la cultura, el príncipe Federico Cesi, uno de los pioneros de la u lización de la sistemá ca vegetal (…) Se redactó entonces el Rerum Medicarum Novae Hispa-niae Thesaurus, o lo que es igual, Tesoro de las cosas medicinales de Nueva España, conocido por el mundo cien fi co, a par r de enton-ces, como “El Hernández”. La obra fue editada entre 1630 y 1651, mu-chos años después de la muerte del médico-naturalista español, acaeci-da en 1587.

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UNA MUY OTRA Y MUY ACTUAL COSMOGONÍAHoracio Almanza Alcalde

Más que la desvalo-rización, una ame-naza mayor que en-frentan los sistemas

médicos indígenas es su valora-ción desde la perspectiva moder-na. La academia los traduce y pu-blica en términos de alta cultura, ya digerida, procesada y magnifi-cada. La perspectiva utilitarista los registra para su aplicación en el mundo del “desarrollo” y las po-líticas públicas. Y las farmacéuti-cas privatizan el conocimiento de los recursos terapéuticos indígenas sometiéndolo al laboratorio y al mercado.

El complejo médico maya-quin-tanarooense es un claro ejemplo de la incompatibilidad de raciona-lidades y de la colonialidad que existe detrás de la cientifización del saber ambiental y médico maya. Esta terapéutica parte de una percepción de mundo mucho más amplia que, lejos de limi-tarse a lo médico, se vincula a la naturaleza en todas sus dimensio-nes. Esferas que ellos no separan, pero sí el mundo occidentalizado: las plantas, el bosque, el agua, el cielo, el cosmos, los seres materia-les e inmateriales que los gobier-nan, así como las relaciones de comunidad.

Agentes del desarrollo y de la ciencia bien pueden trabajar bajo sus normas con la parte material y lógico-conceptual de los proce-sos de curación mayas, pero difí-cilmente podrán entenderla en

su contexto sociocultural. Para el jmeen, o sacerdote maya-peninsu-lar, más que la planta misma, es el “dueño” o espíritu de ésta el que cura y es con éste con quien hay que trabajar. Cada especie vegetal o animal tiene su propio dueño o yumtsil. El dueño del monte, por ejemplo, es el Yum Balam, quien juega el papel de guardián de este espacio. Al final, son éstos quienes ayudan a preservar el orden y son gobernados por Jajal Dios.

Algunos de los especialistas mé-dicos se apoyan sobre todo en un aprendizaje empírico, pero otros como el jmeen se especializan en los campos médico, adivinatorio y ritual y, por lo tanto, son interme-diarios ante las divinidades para la restauración del orden de las for-mas y sistemas de vida. Son esco-gidos por revelación y sólo cuando la canica de cristal llamada sáas-tun aparece ante ellos. Esta será por el resto de su vida la herra-mienta principal de diagnóstico y videncia, utilizada en el plano ritual adecuado. El aprendizaje y curación en “sueños” pone en cuestión la narrativa desarrollista de que el saber médico indígena se está “olvidando” y que hay que registrarlo bajo sistemas de clasifi-cación científicos.

El jmeen y los pobladores en gene-ral son profundos conocedores del monte y de los recursos que ofrece. La disponibilidad de flores, frutos, follaje, resinas y otros materiales está sujeta a los ciclos de la propia

naturaleza, incluyendo horas del día, días de la semana y ciclos lu-nares y solares que ellos bien cono-cen. La atención médica-ritual, por ejemplo, sólo está permitida ciertos días de la semana, y a veces sólo

en los días “santos”. De la misma manera hay hojas y raíces que se re-colectan de acuerdo con los puntos cardinales a los que se dirigen. La importancia de atender a los astros radica en que, como dice don Eras-

mo, “(…) las piedras de la tierra no alumbran el cielo, pero las estrellas del cielo sí alumbran la tierra”. Fun-dida con la biodiversidad del mon-te, se encuentra la gran variedad de seres “de aire” que lo habitan y jue-gan un papel importante tanto en la enfermedad como en la curación. Ricas son las narraciones de aluxes, wayes, dueños, “malos vientos”, cháako’ob, y otros animales habitan-tes del monte que no pertenecen al mundo físico.

La conjugación de estos elemen-tos sólo puede tener lugar en la sociedad que la generó y adaptó bajo sus propias condiciones, ne-cesidades y formas de pensar. En este sentido, el sistema médico maya es comunal y es en ese ámbi-to que se reproduce. A diferencia de la medicina alópata, las recetas no son de aplicación universal. Por el contrario, el sistema es sensible a la singularidad del paciente y del origen de sus problemas, por ejem-plo, plantas “calientes” no pue-den ser suministradas a personas sometidas a condiciones “frías”, como los pescadores mestizos de las islas cercanas.

El sistema médico maya parte de un sistema cognitivo diferente y complejo, y difícilmente se encuen-tra en riesgo de olvidarse. En todo caso la cosmogonía indígena estará en riesgo de desaparecer si desapare-cen las condiciones de vida y cohe-sión comunitaria, algo de lo que la propia lógica moderna y mercanti-lista ya se está encargando.

EL VALOR DE LA MEDICINA TRADICIONAL HOYSindy Hernández Bonilla

Además de compartir as-pectos sociales, cultura-les y recursos naturales, la población mesoame-

ricana presenta similitudes en cuanto a los rezagos sociales de su población, particularmente la que habita en las periferias de zo-nas urbanas y en áreas rurales, así como la indígena. Pobreza, desnu-trición, desempleo, subempleo y exclusión van de la mano. Nues-tros Estados no han sido capaces de voltear su mirada hacia la po-blación más vulnerable y atender los problemas de la mayoría, y el resultado son sociedades cada vez más enfermas, consumidoras y en las que prevalece la desigualdad socioeconómica.

Es contradictorio que países con regiones geográficas ricas en di-versidad biológica y cultural, y que han reconocido ser multicul-turales, no valoren la medicina basada en las plantas medicinales. Al contrario, estos Estados tienden

a la homogenización y hegemonía de las políticas públicas.

En el caso de México, pese a que su Constitución Política recono-ce la medicina tradicional (ba-sada principalmente en el uso de plantas y partes de éstas, recursos simbólicos y culturales con fines terapéuticos), su práctica, uso y valoración es marginal. En una región de la Mixteca oaxaqueña, las comunidades rurales se en-cuentran en desventaja porque la mayoría de los servicios de salud están concentrados en el área ur-bana (ciudad de Tlaxiaco), y sus habitantes carecen del recurso económico para trasladarse. El acceso a los servicios de salud también es restringido o nulo por otras razones: la mayoría de la po-blación no es derechohabiente; el seguro popular es ineficaz; prácti-camente no se cuenta con acceso a los programas de salud guberna-mentales, y se carece de servicios básicos de salud como la red de

agua potable y de saneamiento, lo que provoca persistencia de enfer-medades intestinales.

En la región de Tlaxiaco coexis-ten dos modelos de atención: por un lado el sistema médico hege-mónico constituido por la medi-cina alópata pública y privada; y por otro, el sistema médico tradi-cional. Estos modelos obedecen a dos concepciones culturales distintas, a dos ideas de la salud y la enfermedad. Para los médicos tradicionales, la persona y su cuer-po no sólo tienen una dimensión físico biológica, sino espiritual y anímica, en la que el equilibrio entre el calor y el frío, la energía y la relación con la naturaleza y con las personas es relevante para �estar bien� o gozar de salud. En cambio para la medicina alópata, la salud es la ausencia de enfermedad, que se traduce en todo desequilibrio orgánico y funcional, principal-mente físico.

Lamentablemente, la medicina basada en plantas y los médicos tradicionales carecen de reconoci-miento y son descalificados o des-valorizados por el sistema médico hegemónico. Los médicos tradicio-nales y su medicina se encuentran en una posición subordinada, la cual se expresa en la falta de apoyo eco-nómico para desarrollar su conoci-miento o pagar su valioso trabajo en salud. Tampoco hay infraestructura de servicios o investigación, no sólo en el campo de la salud, sino tam-bién en el campo del conocimiento y conservación de recursos natura-les. Claramente hay un modelo de salud que domina, que pretende tener la verdad y que posee los recur-sos materiales y simbólicos para ha-cer valer su autoridad y ejercer poder y jerarquía sobre el otro.

La importancia de la herbolaria en la Mixteca, pero también en Meso-américa, y de los médicos tradicio-nales que son los depositarios de estos saberes, crea expectativas para

procesos organizativos. Sin embar-go, la escasez de recursos económi-cos, el desinterés de la juventud y la carencia de apoyo gubernamental no permiten ser optimistas. Por ahora, la medicina tradicional her-bolaria tiene la posibilidad de desa-rrollarse y sobrevivir de manera ato-mizada, en cada comunidad donde el médico tradicional, la partera, el huesero, el sobador y los demás di-versos especialistas ejercen su tarea.

La medicina alópata, y la basa-da en las plantas no deben verse como competidoras. El reconoci-miento de la medicina tradicional y de los médicos tradicionales con-tribuye a la construcción de rela-ciones más horizontales en el Esta-do, desde la perspectiva de diálogo intercultural en el terreno médico de la salud. Puede permitir la crea-ción de un modelo distinto de sa-lud, puede ser una estrategia para acercar a la población indígena a los servicios de salud ofrecidos por las instituciones oficiales.

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MEDICINA COMUNITARIACatalina Eibenschutz

La medicina comunitaria tiene que ver con la aten-ción a la salud de y en la comunidad, pero ha sido

objeto de diferentes interpretacio-nes teóricas y prácticas a lo largo de los 60 años recientes.

Se refiere a un tipo de práctica de la atención a la salud muy diversa, según la época y el país donde se aplica, debido, antes que nada, a la comprensión de lo que significa “la comunidad”. Las de-finiciones van desde población/habitantes de un espacio geográ-fico limitado, pasando por una colectividad uniforme y ausente de conflictos, o un proceso social de identificación en la lucha por la salud, hasta la interacción po-sitiva entre los miembros de una sociedad.

Sea cual sea la definición adop-tada, el objetivo en este artículo es señalar las características más importantes de la centralidad de la participación en la medicina comunitaria en México:

-La centralidad de la participación de la comunidad en las decisio-nes, entendida como ejercicio de poder radicado en la comunidad, considera el conocimiento tradi-cional y las prácticas tradicionales como un saber que genera salud, además del llamado saber científi-co que también se usa.

-Está dirigida en su mayoría a po-blaciones rurales, implementada por grupos de la sociedad civil comprometidos con la población en cuestión (aunque durante un tiempo formó parte de la política sanitaria de México, en el Progra-ma Coplamar de los años 70’s). Incorpora no sólo a los profesiona-les de la salud, sino también a los sanadores de la comunidad.

-Se relaciona estrechamente con algunos modelos de atención pri-maria a la salud, pero cada vez difieren más.

Considerar el poder comunitario como elemento principal per-mite descartar aquellas prácticas que niegan la participación real de la comunidad y que entienden como participación la delegación de funciones decididas por la ins-titución, por ejemplo: la limpieza del centro de salud, el cuidado de los jardines o la traducción de len-guas indígenas en su caso.

Para lograr una medicina comuni-taria real, es necesario considerar que el poder no se transfiere, ni se delega, el poder se adquiere y se ejerce. Así, los profesionales de la salud entran en conflicto de poder

con la comunidad, aunque no lo quieran; por ejemplo, la demanda y el interés comunitario por un servicio de 24 horas al día, frente a lo cual está el derecho y el interés de los profesionales por el trabajo de ocho horas.

Estos y otros conflictos tienen que tratarse con un proceso de diálogo y negociación, que resuelva el con-flicto de forma tal que la comuni-dad desarrolle conscientemente su propio poder y el profesional no pierda el suyo. Es decir que los conflictos se resuelvan en espacios de discusión que lleven a consen-sos. Lo mismo puede suceder con la incorporación de los miembros de la comunidad como trabajado-res de la salud y como portadores de un conocimiento válido y útil para la salud, frente a los cuales hay una discriminación por parte de los trabajadores “científicos” que no están preparados para ne-gociar, y frecuentemente el asunto se resuelve con la incorporación de chamanes, parteras y médicos tradicionales que trabajan en el mismo local, pero separados y sin comunicación alguna.

En resumen, desde nuestra pers-pectiva, la medicina comunitaria está apenas en construcción y no hay modelos; requiere compromi-so, creatividad y trabajo colectivo.

Por lo anterior, sugerimos los siguientes elementos para repen-sarla e innovarla:

-Incorporar la perspectiva episte-mológica de la Ecología de saberes planteada por Boaventura de Sou-sa Santos, que consiste en crear espacios de diálogo horizontal en-tre saberes y culturas diversas, que permitan la construcción de nue-vos saberes y nuevas prácticas de la salud; con el objeto de evitar la imposición del modelo médico he-gemónico (entendido como el bio-logicista, hospitalocéntrico y au-toritario) y favorecer el avance de los diferentes saberes y prácticas, al mismo tiempo que se refuerza un comportamiento democrático, también en la atención a la salud.

-Incorporar conceptos sobre el poder que son facilitadores para la participación y el ejercicio de poder, como que el poder no es una cosa, sino una relación social, donde quien parece tener el poder en realidad no lo tiene, y depende de quien aparentemente no tiene poder para ejercerlo.

Sería necesario, en otra colabora-ción, ampliar la conceptualización de poder en el sentido mencionado y ponerlo a discusión en la práctica de la medicina comunitaria.

NUTRICIÓN PARA LA AUTODETERMINACIÓNJulieta Ponce Centro de Orientación Alimentaria www.coa-nutricion.com

Los proyectos basados en el derecho de auto-determinación deben incluir el acceso a los

alimentos sanos, para lograr la máxima nutrición al mínimo costo en cada integrante de la comunidad; esto favorece la au-tonomía individual y la procura-ción de bienestar colectivo. Más que sólo asegurar comida para todos y todas, es lograr el desa-rrollo de capacidades humanas por medio del bien comer de toda la población.

Un proceso autonómico de alimentación y nutrición pue-de surgir motivado por la in-competencia del Estado para garantizar el acceso a alimentos sanos, o como resistencia ante la agresividad devoradora de los monopolios alimentarios. Otras experiencias emergen como modelos de gobierno alternati-vo para la procuración del Buen Vivir-Buen Comer, esto es, de-cidir el uso de los recursos pro-pios y tener el control de todo el proceso alimentario desde la producción hasta el consumo.

Producir el total de alimentos de forma local es casi imposible; sin embargo, existe una delgada línea entre producir para comer y producir para vender. La dife-rencia radica en responder a las necesidades nutricionales de las personas o a las comerciales del mercado.

Existen sólidas evidencias para confirmar los beneficios a la sa-lud al comer alimentos locales en condiciones armónicas con la naturaleza, es decir, el acorta-miento de las cadenas producti-vas conserva la integridad nutri-cional de los alimentos cuando se logran con el menor proce-samiento posible y recorren distancias más cortas. Empero,

si se descuida la calidad alimen-taria de la comida, se pone en riesgo autonomía alimentaria y nutricional porque se retrocede en el florecimiento humano.

La mala nutrición enferma a la autonomía, el consumismo la entierra. Cualquier carencia ali-mentaria afecta las capacidades físicas, mentales y emocionales en las personas. La decisión de comer o no comer es un proceso autonómico por sí mismo, don-de la corporalidad es el territorio afectado por el tipo de comida que ingresa al organismo.

Los niños y las niñas con desnu-trición son enfermizos, crecen menos y tienen aprendizaje bajo con anormalidades en el desa-rrollo. La anemia limita el pen-samiento abstracto y la resolu-ción de problemas en quienes la padecen. Datos oficiales al 2012 reportan 13.6 por ciento de des-nutrición crónica en menores de cinco años y 38 por ciento de ane-mia en niños de entre uno y dos años de edad a escala nacional.

La obesidad y el sobrepeso los padecen uno de cada diez preescolares, 34 de cada cien es-colares y adolescentes y siete de cada diez adultos. La acumula-ción de grasa corporal se relacio-na con diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares; enfermedades incurables, inca-pacitantes y costosas. La obesi-dad se presenta de forma gene-ralizada como resultado de una falla en el sistema global y no de una decisión personal.

El sistema actual descuidó la lactancia. Los bebés amaman-tados tienen menos riesgo de morir o enfermar por diarreas e infecciones. La leche mater-na protege contra la desnutri-ción, obesidad, diabetes, asma

y leucemia, e incluso aumenta las calificaciones del coeficien-te intelectual. En México, sólo 14 por ciento reciben pecho los primeros meses de vida y en zonas rurales bajó de 36 a 18 por ciento en sólo un sexenio; así, las leches industrializadas, yogures, jugos y refrescos se in-corporan a la dieta –por la vía del biberón- antes que el maíz, frijol o las hortalizas. Durante el primer año de vida, el merca-do ya ha marcado territorio en la lengua de millones de futuros consumidores.

El patrón alimentario impuesto por intereses de mercado tiene el paladar secuestrado de quie-nes sucumben a la persuasión publicitaria de sabores globali-zados como el jarabe de fruc-tosa del refresco, el glutamato monosódico del consomé en cubos y las grasas trans de las galletas. El consumo alienado de estas sustancias se transfor-ma en consumismo con daño a la salud, en condiciones de sometimiento donde se inter-cambia capital por mercancía basura que enferma y ensucia el paisaje con los desechos.

Ante la dominación de un mo-delo económico que desampara la producción alimentaria de pequeña escala y privilegia pa-trones de consumo guiados por la invasión publicitaria, surge la necesidad de recuperar el pa-ladar, el cuerpo, el paisaje y la territorialidad.

Si un sistema alimentario asegu-ra condiciones para la lactancia materna y previene la mala nutri-ción con cuidados básicos y co-mida local, se potencia la cons-trucción de pensamiento nuevo como insumo para imaginar otra realidad posible y hacerlo por de-recho es posible.

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DESALIENTO Y FALTA DE POLÍTICAS PÚBLICAS EN LA MEDICINA TRADICIONAL: CARLOS ZOLLALourdes Rudiño

No obstante su riqueza y diversidad de plantas medicinales –con un bagaje de entre cinco

mil y diez mil especies, que lo colocan a la vanguardia en Lati-noamérica y entre los primeros lugares del mundo-, México es un país donde estos recursos curativos se obtienen fundamentalmente por colecta silvestre, y están ca-rentes de políticas públicas que propicien su cultivo, propagación, valoración, uso, investigación, cui-dado y regulación sensata y des-vinculada a intereses comerciales.

Carlos Zolla Luque, coordinador de Investigación y docente en el Programa Universitario México Nación Multicultural (PUMC) de la UNAM, afirma que no suman más de 20 especies nativas medi-cinales cultivadas en México de forma controlada, donde haya es-tabilidad en sus compuestos. Así, el país está mucho menos desarro-llado que otros donde las plantas medicinales se producen en de-terminados hábitats, o cuando son endémicas, en ciclos de colecta y reposición. Y es que, “igual que ocurre con los granos básicos, aquí hay un descuido, una desatención, que va de la indiferencia, la buro-cracia y el poco interés a los inte-reses mezquinos”.

Pero precisa: la medicina tradicio-nal mexicana no es sólo la herbola-ria, es mucho más que eso, y toda la integralidad también está en una condición de desaliento, aun cuando el “sistema real de salud de los mexicanos” demande de mane-ra fundamental a esta medicina.

Explica la integralidad de la medi-cina tradicional: “en primer lugar está el recurso humano: miles de curanderos, hueseros, hierberos,

parteras, rezanderos, graniceros (controladores de tempestades y llu-vias), ensalmadores… que siempre utilizan plantas medicinales; luego están los sistemas de clasificación, entre ellos las enfermedades o las causas de demanda de atención; después los procedimientos y mé-todos diagnósticos y terapéuticos, y por último, los recursos terapéuti-cos materiales o simbólicos”.

Comenta que el PUMC está tra-bajando con totonacos para crear una una escuela de medicina tradi-cional totonaca, “pero los viejos cu-randeros, hueseros nos dicen ‘a los jóvenes ya les interesa menos, les in-teresa más cruzar la frontera y man-dar dólares que ser curanderos’”.

Carlos Zolla dice que el sistema real de salud de los mexicanos im-plica, junto con la medicina alópa-ta pública y privada, a la medicina tradicional, sobre todo la indígena; la doméstica o casera –la cual for-talece a la tradicional en ámbitos urbanos y rurales-; a la homeopáti-ca, y en las décadas recientes y en claro auge, a las llamadas alterna-tivas o complementarias (acupun-

tura, diversas formas de naturismo, hidroterapia, fisioterapia… y algu-nas muy exóticas para el país como el Ayurveda de la India).

Y es que las plantas medicinales son el recurso terapéutico más am-plio, abundante, mejor conocido y más accesible. La antiquísima tra-dición de mercados, de tianguis, que tiene México, permite la dis-ponibilidad de plantas medicina-les en puntos muy alejados de sus áreas de producción: se puede en-contrar damiana de California en Yucatán o plantas del trópico hú-medo en lugares desérticos o semi-desérticos, gracias a los mercados. Además la medicina doméstica o casera representa un pequeño cua-dro básico, “donde usted puede en-contrar algunas mentas, la manza-nilla, el epazote, romero, la canela, el gordolobo, árnica, fenogreco…”.

Carlos Zolla relata que en el pa-sado hubo intentos por fortalecer la medicina tradicional, pero se toparon con serios obstáculos. El Instituto Mexicano para el Estudio de Plantas Medicinales (Imeplan), nacido en 1975, se transformó pos-teriormente en la Unidad de Inves-tigación y Medicina Tradicional del Instituto Mexicano del Segu-ro Social (IMSS), y entonces un médico con autoridad, Bernardo Sepúlveda padre, propuso el plan de saltar -o someter a protocolos diferentes- los esquemas clínico farmacológicos y toxicológicos que se utilizan para la medicina aló-pata, a fin de integrar fácilmente algunas plantas medicinales en cuadros básicos del IMSS. Ello considerando, por la grandísima experiencia del consumo diario de la población, que no eran tóxicas.

Así, se hizo la prueba en 400 uni-dades médicas de IMSS-Coplamar

con hojas de gordolobo mexicano y de guayaba, puestos a competir con medicamentos alópatas para aliviar afecciones de las vías respiratorias y gastrointestinales, respectivamen-te. Los resultados favorecieron a las plantas, pero no se logró avanzar con otras plantas o en la línea de integrar la medicina tradicional en el cuadro básico del IMSS por reticencias de médicos –“¿cómo en mi hospital voy a recetar gordo-lobo?, decían”- pero también por la insuficiente producción dispo-nible para abastecer a las tres mil 25 unidades de IMSS-Coplamar. Además de que no surgió interés de empresarios por invertir para elevar la producción de las plantas.

Por otro lado, ha habido intentos aislados por procesar las plantas medicinales, como ocurre con el la-boratorio Mixin, que ofrece extrac-tos, “pero plantas que claramente tenían un futuro para el desarrollo agroindustrial yacen en el olvido”.

Todo esto, por supuesto, en el marco, de una presencia de las trasnacionales que desde hace muchos años saben que la riqueza de la medicina tradicional puede ser un enorme negocio y no sólo hay una guerra por la información y por las patentes, hay también estrategias de deterioro de ima-gen en nombre de la ciencia; una actitud ambigua de la legislación y de la autoridad sanitaria mexi-cana en la conceptualización y/o reconocimiento de medicamentos herbolarios, remedios herbolarios, tés, medicamento de patente, y hay también un muy escaso pre-supuesto público para apoyar la medicina tradicional.

El experto considera que los fre-nos y desalientos que sufre la me-dicina tradicional tienen que ver

con el hecho de que resulta com-plicada. Por ejemplo, los químicos o farmacólogos están acostumbra-dos a trabajar con principios ac-tivos en la medicina alópata, y la tradicional implica mezclar varias plantas, cada una de ellas “con un montón de compuestos”, y que además hacen sinergia entre ellas.

Asimismo, los frenos tienen que ver con prejuicios y falta de con-fianza en el conocimiento de los pueblos indígenas sobre la medi-cina tradicional, y con el rechazo a lo que Zolla considera ideal, la complementariedad: “la medicina mexicana debe ser con rayos X, es-pectómetros, resonancias magné-ticas, pero también con epazote, gordolobo, sobadas…”.

“Hay un viejo trabajo publicado por la UNAM: el antropólogo fa-llecido Luis Reyes García cuenta el caso de un muchacho al que le pica una víbora, va con el médico, primero hay fracaso pero luego un tratamiento eficaz, antiviperino. Pero el joven está asustando y dice ‘no fue sólo la picadura, sino el terror por la picadura’, y ese trabajo que el hoy laureado doctor Alfredo López Austin recogió en sus libros de texto de medicina náhuatl, dice que no se sintió curado hasta que tuvo el trata-miento del curandero para el susto”.

Por último el entrevistado resalta la riqueza inexplorada de la medicina tradicional. La Biblioteca digital del PUMC, dice, cuenta con unas mil monografías de plantas medi-cinales. Pero hay que ver las obras completas de Francisco Hernán-dez, quien en el siglo XVI colectó, junto con informantes indígenas, tres mil 75 plantas. Esto demuestra que las políticas públicas siguen siendo un gran déficit en la valora-ción de la medicina tradicional.

MAGUEY Y PULQUE PARA CURARBlanca Alejandra Velasco Pegueros ENAH / Colectivo El Tinacal

Desde tiempos inme-moriales, el agave salmiana (maguey pulquero) ha brin-

dado diversos productos y bene-ficios. El pulque y el aguamiel, particularmente, fueron apre-ciados por sus propiedades nu-trimentales y medicinales en las antiguas culturas, saberes que se encuentran documentados en los testimonios de los frailes que llegaron a México, quie-nes, asombrados por los vastos usos que los antiguos mexicanos obtenían de la planta, llama-ron al maguey “el árbol de las maravillas”�.

En la actualidad, varias investi-gaciones científicas realizadas por el Instituto Politécnico Na-cional (IPN) han señalado que el pulque contiene nutrientes como calcio, fósforo, tiamina (vitamina B1), ribof lavina (vi-tamina B2), niacina (vitamina B3), ácido ascórbico (vitamina C) y proteínas, propiedades que hacen que la bebida, consumi-da en ciertas cantidades, sea un remedio para algunas enferme-dades que los tlachiqueros han sabido reconocer: “el pulque es medicina para la artritis, las reumas, los riñones”�, entre otras enfermedades.

El pulque, afirman los tlachi-queros, es diurético y laxante: además, la bebida caliente es re-comendada para enfermedades del sistema respiratorio, y en su temperatura normal el consejo es que lo tomen quienes tienen pro-blemas en los riñones. La miel de maguey, que se obtiene por me-dio de la cocción del aguamiel, es utilizada como remedio para la tos y para fortalecer los pulmones y en general el sistema respirato-rio, además de que es benéfica para los diabéticos.

Los tres tipos de vitaminas que contiene el pulque cumplen dife-

rentes funciones en el organismo: la vitamina B1 ayuda a proteger las células ante altos niveles de glucosa, por lo que consumirla ayuda a prevenir ciertos efectos de la diabetes. En la Sierra Norte de Puebla, la tlachiquera Mar-celina Hernández prepara un té hirviendo el huevo del maguey con algunas plantas de la región, y afirma que si el paciente lo bebe durante las mañanas, antes del desayuno, se curará por completo de la diabetes. De igual mane-ra, consumir un vaso de pulque “fuerte” (muy fermentado) en ayunas es bueno para quienes pa-decen esta enfermedad.

Debido al fósforo y a las vitami-nas que el pulque contiene (fuen-tes importantes de energía para el cuerpo humano) beber un litro de pulque al día, específicamente durante la jornada laboral, brinda fuerza y fortalece el sistema in-munológico: �“Fíjese que a veces tenemos hambre y luego me dice mi esposo ‘le vamos a aventajar para que terminemos antes de co-mer, así ya terminamos antes de comer y ya no seguimos trabajan-do’. Nos tomamos un vaso cada quien o dos vasitos, pues calma el hambre, como si ya comiéramos algo y le echamos ganas y ter-minamos de trabajar para

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LA MEDICINA TRADICIONAL Y LOS RECURSOS GENÉTICOS EN EL CONTEXTO JURÍDICO NACIONALPatricia Tovar Millán Abogada ambientalista especialista en recursos genéticos y bioseguridad [email protected]

Hace días sufrí uno de esos aterradores bron-coespasmos que nos dan a los asmáticos y

acudí a mis servicios médicos ins-titucionales. Mientras esperaba en Urgencias, a mi lado una anciana se quejaba de la falta de atención, y de la inefectividad de los medicamen-tos que, al ser genéricos, carecen de las fórmulas puras de los patentados originales. Me dijo que para la tos, nada como el té de gordolobo y eu-calipto endulzado con miel y pro-póleo; que hiciera nebulizaciones con esa agua y que vería cómo el asma era menos difícil de controlar; a otra persona le recomendó que se aplicara pomada de tepezcohui-te para la quemada que traía en la pierna, que vería como le curaba la piel y no le dejaría huella.

Fue una mañana muy alecciona-dora. Reflexioné que gran parte de los medicamentos patentados han tenido su origen en recursos biológicos y genéticos asociados a conocimientos tradicionales y pensé que estábamos muy lejos de establecer mecanismos de protec-ción y salvaguarda para esos recur-sos y conocimientos.

El uso de remedios de origen vege-tal se remonta a la prehistoria, y es una de las formas más extendidas de medicina, que está presente en prácticamente todas las culturas; la industria farmacéutica actual ha basado en mucho sus investigacio-nes en los conocimientos tradicio-nales para la síntesis y elaboración de fármacos, y el proceso de verifi-cación científica de estas tradicio-nes continúa: constantemente se descubren nuevas aplicaciones.

Muchos de los fármacos que se em-plean —como el opio, la quinina, la aspirina o la digital— replican

sintéticamente o aíslan los princi-pios activos de remedios vegetales tradicionales. Su origen persiste en las etimologías —como el ácido salicílico, así llamado por extraerse de la corteza del sauce (Salix spp), o la digital, de la planta del mismo nombre.

Muy raramente la planta entera tiene un valor medicinal; por lo general los compuestos útiles se concentran en alguna de sus par-tes: hojas, semillas, flores, cortezas y raíces, las cuales se utilizan con relativa frecuencia.

Los modos de aplicación son también muy variados; una for-ma frecuente de empleo es la in-fusión, en que el principio activo se disuelve en agua mediante una cocción más o menos larga. La tisana resultante se bebe; plantas empleadas de este modo incluyen la tila (Tilia platyphyllos), cuyo principio activo es el eugenol; la pasionaria (Passiflora edulis), cu-yos principios activos incluyen el harmol y el harmano, o el mismo café (Coffea arabica), cuya infu-sión contiene cafeína.

Otras plantas se preparan en tintu-ras, se comen, se inhala el humo de su combustión, o se aplican tópicamente como emplastos o ca-taplasmas, todo depende de lo que una comunidad generalmente in-dígena ha observado como eficaz en su manejo empírico.

Según reporta la Biblioteca Di-gital de la Medicina Tradicional Mexicana (http://www.medicina-tradicionalmexicana.unam.mx/medicina/introduccion.php), en 1989-1994 se desarrolló un intenso proceso organizativo de los médi-cos indígenas: muchos de ellos se encuentran hoy nucleados en las

casi 60 agrupaciones que integran el Consejo Nacional de Médicos Indígenas Tradicionales (Co-namyt). Pero muchos permanecen al margen de las organizaciones. En casi todos, es constante una preocupación respecto de cuál será el destino histórico de esta medicina tradicional (y de esta in-formación) y cuál el interés de los jóvenes por perpetuar las profesio-nes y las tradiciones médicas de sus grupos de origen. También se preguntan cuál es la forma de ali-mentar la memoria de los médicos tradicionales (especialmente los analfabetas), y de qué manera se puede mantener vivo un conoci-

miento de naturaleza colectiva, en donde no existe un propietario único y exclusivo y donde la co-munidad deberá determinar cómo ha de protegerse de apropiaciones indebidas o ilegitimas.

Es un hecho que en nuestro país existen patentes y solicitudes de patentes en que están involucra-dos conocimientos tradicionales, y recursos genéticos y biológicos, los cuales pueden provenir de los hábitats (condiciones in situ como colectas científicas o aprovecha-mientos) o de colecciones ex situ, como sería el caso de herbarios o colecciones biológicas.

En México hay diversas auto-ridades que inciden en el uso y aprovechamiento de los cono-cimientos tradicionales y de los recursos genéticos: la Secretaría de Economía, por medio del Ins-tituto Mexicano de a Propiedad Intelectual (IMPI), es la autori-dad que otorga las patentes. Y a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) le corresponde la protección, con-servación, regulación del uso y aprovechamiento sustentable de los recursos naturales renovables y no renovables, de acuerdo con la Ley de la Administración Pú-blica Federal. No existe una regu-lación específica en México para el acceso a los recursos genéticos y los conocimientos tradicionales asociados; existe el Protocolo de Nagoya sobre Acceso y Participa-ción en los Beneficios, que fue fir-mado y ratificado por nuestro país el 16 de mayo de 2012 y que de conformidad con el artículo 133 de nuestra Constitución Política es Ley Suprema de toda la Unión, además de que nuestro país es Parte del Convenio sobre Diver-sidad Biológica, uno de cuyos objetivos es la distribución justa y equitativa de los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos y de los cono-cimientos tradicionales asociados.

Muchas especies medicinales identificadas científicamente proceden de biomas amenazados. Existe una preocupación no des-deñable entre los biólogos acerca del impacto que el crecimiento en el consumo de especies posi-blemente amenazadas produzca sobre la supervivencia de las mis-mas, y el estudio del cultivo soste-nible de esas especies es un reto importante.

La legislación ambiental tiene disposiciones jurídicas que pue-den ayudar a regular de manera inacabada y parcial algunos as-pectos vinculados a la medicina tradicional y a los recursos genéti-cos; es necesario que nuestro país implemente de manera efectiva el Protocolo de Nagoya y que sea efectivo el respeto a los pueblos y las comunidades indígenas en lo que se refiere a sus saberes ances-trales, que prestan un importante servicio a la humanidad en lo que al cuidado de la salud se refiere.

La legislación mencionada es ésta:

-Ley de Propiedad Industrial, artí-culos 15, 16, 19 y 47.

-Ley General del Equilibrio Eco-lógico y Protección al Am-biente (LGEEPA): Regula la colecta científica (artículo 87) y la autorización para utiliza-ción en biotecnología (artí-culo 87 bis), entendiendo por biotecnología, de acuerdo con las definiciones de la Ley, toda aplicación tecnológica que utilice recursos biológicos, or-ganismos vivos o sus derivados para la creación o modifica-ción de productos o procesos para usos específicos.

-Ley General de Vida Silvestre (LGVS) y su Reglamento.

-NOM-126-ECOL-2000: Esta Norma Oficial Mexicana se deriva de la LGVS y estable-ce las especificaciones para la colecta científica de material biológico.

-Ley General de Desarrollo Fores-tal Sustentable (LGDFS) y su Reglamento.

Es mucho lo debe hacerse a fin de proteger y conservar aspec-tos de nuestra cultura nacional, como los saberes ancestrales de la medicina tradicional, y todas las plantas y animales de los cuales nuestro país es depositario, que nos dan en muchos sentidos la identidad de lo que somos y sobre todo el sentido de pertenencia de lo que significa ser mexicano.

que nos vayamos a comer pero ya con el pulque como que asienta el estómago y ya como que no tenemos mucha hambre y aguantamos la lombriz” (Gua-dalupe Alvino, tlachiquera Sie-rra Norte de Puebla).

En Jalisco el pulquero Pedro Contreras exprime las pen-cas del maguey y el jugo que obtiene lo utiliza como reme-dio para curar, en sus propias palabras, llagas internas del organismo. En otros casos, las pencas asadas son utilizadas por algunos tlachiqueros para sanar heridas externas: “La penca asadita es pa’ muchas enfermedades; si usted tiene una úlcera, si tiene un golpe interno, hasta pa´ los riñones,

pa´ todo eso es bueno el mez-cal (maguey pulquero)”.

En cuanto al aguamiel, es re-comendado en casos de ane-mia, pues aumenta la cantidad de glóbulos rojos, además de que es un buen remedio para la gastritis: “(…) el aguamiel y el pulque fuerte para los diabé-ticos siempre lo ocupan; el pul-que fuerte y la aguamiel es para la gastritis (…) como yo les digo el alcohol, el tequila pues sí es muy sabroso pero no lo com-paren con el pulque, porque el pulque les aumenta la sangre, sin embargo el alcohol les reba-ja la sangre, el pulque es sanguí-neo porque aumenta la sangre” (Jesús Ramírez, tlachiquero de Hidalgo).

Ante el avasallamiento de las empresas farmacéuticas y los males y remedios que ella mis-ma ha creado para fomentar su industria, los tlachiqueros, con su conocimiento, nos mues-tran otras formas de sanar por medio e una bebida que cura, nutre y además alegra.

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LAS OTRAS MEDICINAS: TRADICIONALES Y ALTERNATIVASMiguel Ángel Adame Cerón ENAH-INAH

Al “otro tipo” de médicos se les conoce como médicos tradicionales, terapeutas, chamanes, temazcaleros,

parteras, brujos, sanadores o curan-deros, naturistas, homeópatas, acu-punturistas, etcétera. Poseen ciertos conocimientos ancestrales (pero constantemente renovados) y mo-dernos, tanto conceptuales como prácticos o empíricos relacionados con el cuerpo y su sanación.

Algunos de esos “especialistas” tienen lo mismo el poder de curar que –en ciertas ocasiones y bajo de-terminadas circunstancias– de pro-vocar enfermedades o malestar. Su conocimiento se funda en saberes profundos que son resultado de siglos de práctica y de experimentación moderna basada en concepciones y acciones holísticas. De aciertos y errores decantados en el uso de plan-tas, piedras, aromas, sabores, sonidos, energías, vibraciones y colores, con el objetivo de estimular y equilibrar las energías vitales del ser humano y su relación con los medios ambientes.

Se estima que actualmente existen más de dos mil métodos de concep-ción corporal, de sanación y de diag-nóstico/pronóstico médicos alterna-tivos en el mundo, practicados en su gran mayoría por integrantes de cul-turas originarias con una profusa tra-

dición milenaria, aunque también se consideran los métodos desarrollados en los siglos recientes por sociedades y civilizaciones occidentales y mo-dernas. En buena parte, son métodos marginados por el modelo biomédico hegemónico oficial, y contienen al-gunos de ellos elementos esotéricos, religiosos y sagrados. Sin embargo, la mayoría de ellos participan de una vi-sión holista, integral y científica, y se basan en usar ingredientes naturales o elementos que extraen/modifican de la naturaleza conservando sus cua-lidades y fuerzas; buscan fortalecer las propias capacidades corporales de autocuración. Así, su visión del cuer-po, de la enfermedad y de la curación integra los diversos niveles físicos, energéticos, emocionales, mentales, espirituales y sociales.

En México se calcula que más de 700 terapias, técnicas y métodos se

ejercen y practican en clínicas, con-sultorios, centros, hogares, etcétera, a nivel de atención/autoatención, prevención, diagnóstico y sanación. Poco más de la mitad de ellos fue-ron originados a lo largo de nuestra historia (desde la época prehispáni-ca hasta el siglo XXI) y el resto pro-venientes de diversas regiones del planeta (como Sudamérica, Asía, Norteamérica, Europa y África) en los 40 años recientes. Es de llamar la atención el fenómeno de con-fluencias, transacciones, hibridismo y entrecruzamientos de todas ellas.

La gran importancia que estas prác-ticas tienen en la cultura médico-sa-lutífera mexicana se observa en la to-talidad de sus pueblos originarios, e incluso en la sociedad mestiza, cuya característica principal es continuo reacomodo e integración de elemen-tos culturales con diversos orígenes.

Específicamente las maneras tera-péuticas de los grupos originarios o étnicos como nahuas, wixrárikas, yaquis, otomíes, purépechas, tsotsi-les, rarámuris, zapotecos o mayas podrían ser consideradas indígenas por definición, aunque quizá la me-jor forma de advertir sus orígenes, sea por medio de su lengua y de la práctica colectiva de elementos culturales que los caracterizan y al mismo tiempo los diferencian.

Los rituales nahuas de sanación contrastan con la labor de las par-teras tsotsiles de los Altos de Chia-pas, o con los masajes practicados por grupos mayas, a pesar de que el fin último de los tres sea la sanación por medio del manejo y el equili-brio de la energía y sus manifesta-ciones sintomatológicas concentra-das en áreas específicas del cuerpo.

Las prácticas y las personas sana-doras de dichas otras medicinas en México persisten como opción sub-alterna porque tienen funciones tan-to terapéuticas como sociales, que se expanden al campo de lo simbólico, de lo mágico, al vínculo directo con lo divino, lo eterno, con las fuerzas del bien, con el lado luminoso, con Dios o con el universo. Sin embargo no son solamente místicas, como la visión cientificista hegemónica y ofi-cial las quiere descalificar, pues su parafernalia curativa y equilibradora hace uso de elementos materiales, vibracionales, energéticos, morales y cosmovisionarios; así pues, son a un tiempo terapias físicas, sociales y emocionales-espirituales.

Podemos señalar que existe un importante sector que busca este tipo de alternativas paralelas a la es-tructura médica oficial por motivos netamente económicos, sectores altamente vulnerables que por su

misma condición marginal se en-cuentran permanentemente fuera de los servicios formales o cuentan con servicios de salud básicos y de mala calidad que empeoran sus condiciones físicas y remarcan su estatus de pobreza.

Las medicinas tradicionales y alter-nativas cubren un amplio espectro social, práctica extendida cuya acep-tación ha ido fortaleciendo su pre-sencia y profesionalismo, al grado de ser tomada en cuenta por la propia medicina alópata como tema de in-vestigación y análisis. Aunque se han desarrollado junto a ellas prácticas mercantilizantes y charlatanerías.

Todo esto enfatiza la necesidad de construir espacios para la práctica de las legítimas medicinas tradicio-nales y alternativas, donde las tera-pias y las ritualidades sean ofrecidas por quienes dedican su tiempo y esfuerzo a ello, no como producto en busca de ganancias, sino como manifestación concreta de la exis-tencia de la confluencias de esas prácticas holísticas que se basan en el cultivo del binomio cuerpo-es-píritu, cuyo bienestar no radica en uno u otro polo, sino en la infinita gama de posibilidades que se pre-sentan para armonizarlos. Así, cada terapia, cada ritual, representa una posibilidad de lograrlo.

EL BUEN VIVIR Y LA ALEGREMIA: LA SALUD EN NUESTRAS MANOSIliana Amoroz Solaegui Organizaciones Indias por los Derechos Humanos en Oaxaca (OIDHO) / Movimiento de Salud de los Pueblos (MSP)

La mala salud que padece la mayoría de la población en México y en el mundo entero es alarmante; vie-

jas y nuevas enfermedades surgen y resurgen cada día con mayor inten-sidad y en detrimento de la calidad de vida de las personas y los colecti-vos. Sin embargo, esta situación es sólo la punta del iceberg.

Las enfermedades son la máxi-ma manifestación de un proble-ma global y en la mayoría de los casos tienen relación directa con exposiciones múltiples, repetidas y crónicas a agentes estresantes de origen químico, físico, biológico, mental y nutricional que han au-mentado significativamente en el ecosistema humano en las déca-das recientes.

Estos diversos agentes estresantes a los que nos exponemos en forma involuntaria –por las condiciones de vida a las que somos sometidos- y voluntaria –con el estilo de vida que escogemos o al que somos forzados- tienen sin duda una rela-ción estrecha con la justicia social, por tanto es un asunto de derechos humanos y un reto político.

Desde hace más de 4o años en América Latina surgió el paradig-ma de la salud colectiva que, por medio de diversos grupos y perso-nas en diferentes países, se aleja de la medicalización y promueve la salud ofreciendo garantías a los pueblos y colectivos, como alimen-to, trabajo, educación y felicidad. Identifican que en el fondo los de-terminantes de la salud están rela-cionados con la distribución del po-der económico, político y cultural, y que el origen de las desigualdades y de la enfermedad de las poblacio-nes está en los sistemas de opresión patriarcal, capitalista y cultural.

Con el auspicio del Movimiento de Salud de los Pueblos (MSP), en el cual confluyen colectivos y perso-

nas que promueven la defensa de la vida, el buen v ivir y la toma de la salud en nuestras propias manos, en días pasados se dio el encuentro entre una compañera promotora y activista por la salud en Argentina y un grupo de mujeres indígenas que reflexionaron sobre la salud desde el concepto de la alegremia, una propuesta que desde hace más de 15 años impulsa Julio Monsalvo, un médico argentino, y que se ha extendido a diversos países del sur.

¿Qué es la alegremia? La medici-na moderna utiliza la terminación “emia” para indicar valores de sustancias químicas que se han medido en la sangre de las perso-nas, como la glucemia y coleste-rolemia, valores que se han estan-darizado. Su presencia significa enfermedad y su ausencia “norma-lidad”, y por tanto salud. Desde la alegremia se propone que la salud puede ser cada vez más saludable, cuyo indicador es la alegría que fluye por nuestro torrente circula-torio y se transmite en luminosos rostros y estrellas en los ojos.

La alegremia es una manera posi-tiva de ver, de estar y de andar en la vida. En medio de risas, saberes,

pensares y sus haceres del día al día, un grupo de mujeres chatinas de la comunidad de Santa María Mag-dalena Tiltepec, en el municipio de Santos Reyes Nopala, reflexionaron en torno a aquellas cosas que verda-deramente son necesarias para la vida y que no pueden faltarle a las personas ni a los pueblos para vivir saludable y dignamente. Conceptos claves de la alegremia dieron la pau-ta para la reflexión.

Aire, agua, alimentos sanos, abri-go/albergue, amor, arte y apren-dizaje. Las mujeres compartieron la importancia que tienen el aire no contaminado para la vida y los árboles en la generación de éste; el agua como elemento indispen-sable para la vida; los alimentos sanos para dar fuerza cada día; la importancia del abrigo, desde la ropa, hasta los árboles por su som-bra, y de la casa, como un espacio de convivencia con nuestras fami-lias, de protección y de descanso. Sin amor entre las familias y la comunidad no se puede vivir; des-de el arte valoraron las actividades que disfrutan hacer, como trabajar el barro, tejer y bordar. Finalmente en aprendizaje compartieron sobre lo que saben hacer, en especial tra-

bajar el barro, así como los deseos de aprender a hacer nuevas cosas.

La alegremia como propuesta para ejercer el derecho a la salud de los pueblos. Oaxaca es de los primeros estados con mayor mor-talidad materna y desnutrición en niños y niñas; en el municipio de Nopala las mujeres constan-temente carecen de servicios de salud y atención médica, o están expuestas al maltrato y discrimi-nación por parte del personal de salud; Tiltepec es una comunidad históricamente amenazada por ca-cicazgos que controlan la región política, social y económicamen-te, y con serios problemas de con-taminación. La mayor parte del territorio de la región chatina está concesionada para el desarrollo de la minería a cielo abierto.

Sin duda, las A de la esperanza de la alegremia promueven la salud de las personas y los colectivos; im-pulsan a tomar la salud en nuestras propias manos y abrir alternativas, y abonan a la lucha de estas co-munidades por el reconocimiento y ejercicio de los derechos de los pueblos indígenas y por la defensa de la tierra y el territorio.

15 de febrero de 2014 9

PARTERAS EN LA TRADICIÓN NAHUA HIDALGUENSEFernando de Santiago Rivero Sánchez

En la cultura macehua o nahua de la Huasteca hidalguense hay una tradición denominada

pilquiza, la cual se realiza cada vez que nace un bebé. Consiste en un baño con yerbas frescas del monte, así como ofrendar y agra-decer a los entes de la naturaleza y a la tierra por el nacimiento del infante.

El ritual es realizado por una partera y son invitados todos aque-llos que visitaron a la familia del recién nacido y los familiares cer-canos. Primero se hace el baño pu-rificador tanto para el bebé como para la madre; la idea es lograr el perfecto equilibrio en la tempera-tura de ambos ya que durante el parto se libera mucho calor. Lue-go, y ya en presencia de todos los invitados, se ofrece tamal grande o tapataztle el cual se ofrenda a la tierra con copal y alcohol, ver-tiendo este último sobre la tierra; cada uno de los invitados hace este ofrecimiento al tiempo que agradece a la tierra por todos los dones recibidos, y pide por el bien del recién nacido. Una vez ocurri-do esto se reparte el tamal entre los invitados. El ritual ha de con-cluir al momento en que la parte-ra y los padres del bebé siembren una mata de plátano junto con el

ombliguito del infante. De forma resumida en esto consiste una pil-quiza, pero ¿por qué se realiza? El principal objetivo es lograr que el niño entre en armonía con la na-turaleza y con la sociedad que le rodea, lo cual le permitirá tener fuerza vital y salud, en náhuatl chicahualiztli.

La armonía y el perfecto orden de una persona viene dado desde el mismo instante de su nacimiento, una tradición y cultura le arropa

dando sentido a su existencia, como un mapa o unos lentes espe-ciales que orientan sobre cómo ha de ser vivido el mundo. A lo largo de su vida, la persona aprenderá aquello que debe de guiar y nor-mar su existencia, con un eje de normas morales; su accionar esta-rá marcado por tales conocimien-tos, afianzados en sus actitudes hacia los hombres y su entorno. Es así que es posible escuchar entre personas de la comunidad mace-hua que cuando se tala un árbol

es bueno ofrecer una ofrenda al ár-bol y a la tierra, agradeciendo por aquello que ha de ser tomado. Este tipo de ritual se realiza para que no se moleste la tierra y evitar ac-cidentes. También es posible escu-char cómo se ve afectada la salud si no se tiene una correcta relación con la naturaleza; por ejemplo, que no es bueno que una persona que lava en el río deje la piedra donde lavó manchada de jabón, porque puede mancharse su piel. Así pues, donde algunos sólo ven un talador y un árbol o una piedra con jabón, otros ven una relación con la naturaleza, un diálogo de respeto y hasta enfermedad poten-cial, daños que pueden repercutir en su salud o la de su familia si no hay respeto.

Tomando en cuenta lo anterior, cuando hablamos de medicinas otras o tradicionales es de vital importancia reconocer el contex-to donde surgen y la particular importancia que cobran para el pueblo que les da forma. Visto así, es muy factible que la medicina tradicional no entre en conflicto con la moderna, si es que se le permite mantener su carácter de armonizador cultural y se recu-peran los conocimientos médicos que la componen, entre ellos los de la herbolaria.

Sin embargo, políticas de salud, posiblemente “bien intenciona-das”, al no entrar en diálogo con la sociedad y al ser impuestas, se convierten en un instrumento de aculturación antes que de encuen-tro y colaboración para la promo-ción de la salud. Tal el caso en el estado de Hidalgo, donde a fin de evitar la muerte materno infantil se vive una reducción de funcio-nes de las parteras tradicionales, lo que ha llevado a su paulatina disminución. Esto se traduce en cierta forma en un ataque indirec-to a una tradición étnica cultural que va desde el don de ser partera hasta los conocimientos que ellas tienen en sus manos.

Es en ese sentido que cuando esta-mos frente a una serie de políticas gubernamentales que tratan de incidir sobre determinada pobla-ción, es importante recuperar la condición fundamental de diálo-go que debe de resaltar por sobre cualquier otra. En otras palabras, no podemos permitir que una es-tructura gubernamental se sobre-ponga a una sociedad y cultura, por el contrario, las estructuras han de ser instrumentos de servi-cio, lo cual tendrá que repercutir en una mejor condición médica y atención para las comunidades con una tradición médica otra.

ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE: PINA, UNA MUJER HÑAHÑUMelina González Guzmán

Hay un valle ceñido por montes, algunos de roca volcánica. Es un valle reseco y rocoso en donde surgen campos de maíz

y maguey. Es el Valle del Mezquital. Lo atraviesa el río Tula en el poniente del es-tado de Hidalgo. Habitan aquellos suelos los hñahñus, los que hablan con la nariz. Allí hay cuatro cosas que no se borran y se extienden en cada generación como la sombra de sus mezquites: el trabajo en el campo; el talento para crear hermosuras con la palma bien tejida, con la concha de abulón y con los bordados; las voces de pinturas rupestres, y la herbolaria, que sir-ve tanto para curar el hambre como otras dolencias.

Ellos, los otomíes, los hñahñus, saben que la planta no muere si se le corta. La reconocen bien y la hacen doméstica, co-tidiana, herencia familiar. Saben cuándo deben recurrir a una sola planta y cuándo mezclar más de tres. Saben que dura para curar si se hierve y se bebe, si se guarda sahumada, si se muele, si se frota o si se le reza. Dicen que si a la planta curativa no se le honra ni se le tiene fe no cumple los favores. También dicen que se niega a obrar bien cuando interfiere una mano sañosa, como le pasó a una mujer de Tsi hai en Alfajayucan, con su embarazo.

Es de mañana cuando a Pina le viene el do-lor afilado de la primera contracción, su suegra y una cuñada le ven el ceño tan malo que la sacan a caminar. Todavía faltan horas del ma-lestar de la espera para su segundo parto. Del primero tuvo un varón, de eso hace dos años y a Pina ya se le había olvidado cuánto duele. Ahora preferiría cambiar aquellas manos que la sostienen y la amparan por las de su madre. Quisiera sentirse mejor guardada, pero no le toca esa suerte. Son sus hermanos varones quie-nes pueden continuar en el hogar de sus padres, son las esposas de sus hermanos quienes pue-den sentir la calma que ella necesita.

Después de una hora de hacer surco por las laderas, la cuñada suelta el brazo de Pina y la deja sola, se va a alistar lo necesario para el par-to. Pina sigue dando tropezones, parece cacha-nilla. Espera que algo la aquiete, porque si ella se detiene sola le vuelve el dolor y su enorme miedo a él. Por eso da pasos despacito, tanteán-dose, como si fuera la primera vez que cami-nara. Y después de tantos giros sobre el mismo círculo, cuando el sol se va vaciando sobre su trenza negrísima, pierde la cuenta y siente que se cae sobre la barranca. No resbala. Un susto la frena. Es la boquia, la enorme serpiente ne-gra de las faldas de Coatlicue, la de las pinturas rupestres, que llega a proteger con tormentas y prosperidad. Sin embargo un ardor le cruza el tobillo, quemándola de un lado a otro.

Las hñahñus saben curar la mordedura pero temen que a Pina le suba la fiebre y no pueda parir. Después de un emplaste de vindho la llevan al centro de salud donde la atiende un médico joven, risueño y apura-do. Casi ni la ausculta, quita el emplaste, no encuentra ninguna herida y se retira durante horas. Se quedan con ella las otras hñahñus y le van untando tuna del car-dón delgado en el tobillo, ya le han dado a beber flor de vindrí para templarla. Nada más faltaba que pariera, a pesar de que la boquia se había presentado como una ben-dición. Hasta allí, nada malo ocurría aún.

Pasadas las seis de la tarde, el único médi-co y la única enfermera vuelven a obser-varla en un descanso de tantas consultas generales y de las poquitas urgencias que vale la pena atender. Murmuran que ya no hay tiempo para la anestesia raquea. Pina se siente rara con el médico mirán-dola. La enfermera no deja de palomear con su dedo el celular. Cuando nació su primer niño, Pina parió, como toda su casta, en el hogar, en cuclillas. Ahora le disgusta estar recostada entre cortinas, en la cama de un cuartito del hospital. Siente un dolor más picante. Es la episiotomía, el corte que siguen practicando sin consen-timiento, rasgando en los tejidos del pe-riné para facilitar la salida del neonato y

simplificar el trabajo del médico. El parto dura 20 minutos. Apenas recibe a la niña, el médico se va y atrasito, después de sutu-rar, también huye la enfermera.

A las siete de la mañana dan de alta a Pina, se requiere su cama. Camino a su casa, escoltada por mujeres sabias, van dejando un aroma de raíz de huizache y palmilla. Todas van cargadas de reme-dios, una lleva los antibióticos, esa medi-cina que ni van a usar porque la sábila, la opuntia, el órgano y la alcachofa son mejores. Lo malo es la rajada que no para de doler ni sangrar. Pina ni se figura lo que viene, va despacito con su niña, entre rezos y murmullos de las otras hñahñus, le mira y asegura con el pensamiento que a ella le tocará mejor suerte porque sus hi-jos siempre serán los suyos. No te irás, le dice, te aliviarás en mis manos. La imagi-na ya casada, viviendo en la misma casa a la que vienen llegando.

La episiotomía se complicará, el sangrado será apresurado como el hilo del agua don-de corre la boquia. No habrá quien la atien-da, la bendición no llegará a tiempo. Pina resistirá lo más que pueda con la sábila. Al séptimo día morirá. La infección de un cor-te innecesario que requiere consentimiento y cuidados terminará por vencerla.

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HOMEOPATÍA Y ACUPUNTURA, NECESARIAS ANTE CRISIS DE SALUD EN MÉXICO: CRISÓFORO ORDOÑESLourdes Rudiño

Junto con la herbolaria y la quiropraxia, la homeopatía y la acupuntura son recono-cidas por las secretarías de

Salud y Educación Pública en el concepto de medicinas alternati-vas, y hay decisiones de gobierno, incluso con regulación (con nor-mas oficiales mexicanas) tenden-tes a abrirles camino en hospitales y clínicas. Pero aún hay renuen-cias y resistencias que deberán de vencerse poco a poco.

Crisóforo Ordoñes López, director de la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía del Instituto Politéc-nico Nacional (ENMH-IPN) desta-ca que esta escuela, con 118 años de existencia y una de las fundadoras del IPN en 1936, es la única en el mundo que integra la homeopatía y la acupuntura y que las oferta, la primera como licenciatura médica y como especialidad médica y la se-gunda sólo como especialidad.

Gracias a esa trayectoria y a esa característica, fue que en 2011 la ENMH logró que la Secretaría de Salud (SSa) autorizara que médicos homeópatas egresados de la Escue-la pudieran prescribir homeopatía en sus estancias de servicio social.

Asimismo, “el ISSTE muestra mu-cho avance en acupuntura; hay apertura en institutos de salud de los estados; el gobierno del Distri-to Federal tiene un programa de medicina integrativa donde, en un mismo espacio, están acupunturis-tas, médicos homeópatas, médicos que manejan la fitoterapia y los fi-tofármacos, especialistas en gineco-logía, en medicina interna y otras; la Ley de Salud del Distrito Federal considera a estos métodos terapéuti-cos (medicinas alternativas)…”.

Pero, agrega, hay reticencias: hay lugares donde a los egresados de la ENMH les impiden que prescri-

ban homeopatía; el Seguro Social se muestra reacio, etcétera. “Esto es entendible, y sabemos que ten-dremos que avanzar poco a poco”.

Ordoñez López considera que la acupuntura, la homeopatía, la her-bolaria y la quiropraxia están mal conceptualizadas como “medici-nas alternativas”, pues tienen todo un respaldo filosófico y doctrina-rio, “y nosotros las denominamos modelos médico-clínico terapéu-ticos, pues así entran en un con-cepto serio dentro de la medicina y no fuera de ella, no como técnica. No son técnicas, tienen toda una estructura muy completa”.

Explica que en el primer mundo estos métodos terapéuticos están

en auge. “Hay países donde la gen-te se trata más con ellos que con la alopatía”.

“En el caso de México, hay una encuesta hecha por la SSa al inicio de la década del 2000, que indica que 45 por ciento de la población ha utilizado algún método terapéutico diferente a la alopatía. Eso es poco. A lo mejor hoy un 15 por ciento de la población ha utilizado o utiliza la acupuntura y un 20 por ciento lle-ga a utilizar la homeopatía, y sigue siendo bajo. Pero cada día hay más gente que se acerca a estos métodos porque son naturales, muy econó-micos, muy efectivos en muchas patologías y están libres de efectos colaterales. Es muy difícil tener una iatrogenia con ellos”.

De acuerdo con el entrevistado, médico cirujano pero también especialista tanto en homeopatía como en acupuntura, la crisis de salud que vive México, con obesi-dad, diabetes, hipertensión, cáncer y más, y los altos gastos que implica la alopatía, con medicina cada vez más cara, debería llevar a las auto-ridades a impulsar los métodos te-rapéuticos en cuestión. “La Orga-nización Mundial de Salud (OMS) lo ha dicho claramente y ha reco-mendado a los gobiernos que regre-sen a sus métodos tradicionales de tratamiento porque no va a haber dinero que alcance para la cobertu-ra de salud”. Pero también, agrega, “es muy importante la prevención, y allí estamos fallando las escuelas. Yo estoy pugnando para que en la reestructuración de programas de la ENMH se dé énfasis en la pre-vención; el médico debe ser un educador y orientar a los pacientes sobre cómo prevenir enfermedades y cómo preservar la salud”.

Reconoce que la población está ávida por buscar soluciones, y prolifera la oferta de métodos y técnicas a los que acuden: hay en nuestro país unas 120 terapias al-ternativas, y la OMS habla de 250 métodos, algunos sólo técnicas (que no están bien estructuradas), que también se conocen como medicinas blandas porque muy difícilmente provocan efectos co-

laterales. Aquí se cuentan la riso-terapia, el reiki, la aromaterapia, el chi kun, el tai chi, la magnetote-rapia, las flores de Bach, etcétera.

El único riesgo que generan es-tos métodos y técnicas es que el paciente, en particular con en-fermedades serias, como cáncer, se confíe y crea que lo van a cu-rar y pierda tiempo valioso antes de acudir al especialista médico. Asimismo, el hecho de que cual-quiera tome un cursillo y luego se ostente como terapeuta hace que mucha gente desconfíe de quienes actúan con seriedad y de métodos basados en ciencia, como es la acupuntura y la homeopatía.

Crisóforo Quiñones destaca que en la ENMH es requisito indis-pensable contar con formación médica para alcanzar cursar y ob-tener el grado en licenciatura en medicina y homeopatía y la espe-cialidad en la propia homeopatía y acupuntura. Esto es muy estricto.

Y lo dice porque en el país existen instituciones que gradúan a técni-cos en acupuntura, sin estudios de medicina. El entrevistado consi-dera que estos técnicos sólo debie-ran ejercer como auxiliares de mé-dicos; la formación médica, dice, es fundamental “porque vamos a trabajar con seres humanos y de-bemos saber y conocer muy bien lo que es el cuerpo humano en su totalidad, anatómica, fisiológica, patológica, embriológicamente, histológicamente… o sea todo lo que engloba una formación médi-ca para entender mejor esto y no hacer de estas terapéuticas, que son efectivas y muy nobles, una panacea (…) Todo tiene sus lími-tes. Como médico, se puede tener un criterio y decidir en ciertos casos si el paciente debe acudir a otro especialista y no hacerlo per-der tiempo valioso”.

Dr. Crisóforo Ordoñes

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Tetleiczaliztli (el pisoteo de fuego)

UN REMEDIO PARA EL DOLOR DE ESPALDA EN TIEMPOS PREHISPÁNICOSPatrick Johansson K. Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM

La sapiencia de los pueblos nahuas prehispánicos, en lo que concierne a la her-bolaria y a las prácticas

medicinales para curar enfermeda-des y sanar heridas, dejó atónitos a los frailes españoles a mediados del siglo XVI, cuando éstos comenza-ron a interesarse en la cultura de los “vencidos” con el fin de detectar los síntomas de lo que consideraban una enfermedad: el culto a sus dio-ses y los rituales correspondientes.

Los capítulos X y XI del Códice florentino; el Libellus Medici-nalibus Indorum Herbis o Códi-ce badiano; la Historia natural de Nueva España, del doctor Francisco Hernández, proto-médico del rey Felipe II, y la Historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales que sirven en me-dicina…, de Nicolás Monardes, entre otros documentos, son tes-timonios invaluables y pruebas

fehacientes de la pericia de los antiguos mexicanos en materia de medicina.

Ahora bien, si apreciaban en su justo valor la terapéutica indí-gena, los frailes fustigaban las prácticas rituales y los conjuros que la acompañaban. Hermosas metáforas y gestos creaban una densa opacidad simbólica en la que quedaba atrapado el mal que se quería curar. Para los frai-

Reconoce que la

población está ávida

por buscar soluciones,

y prolifera la oferta

de métodos y técnicas

a los que acuden: hay

en nuestro país unas 120

terapias alternativas, y la

OMS habla de 250 métodos

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ALCANZAR LA CURA, VIABLE CON LA ACUPUNTURA: TOMÁS ALCOCERLourdes Rudiño

Cuando llegó la acupun-tura a México, en la década de los 60’s, lo hizo con un sentido no

científico y por ello hubo muchos obstáculos para que universida-des y hospitales la aceptaran. Sin embargo, en las décadas recientes se ha observado la base científica de esta disciplina médica, que implica la colocación de puntos acupunturales en las extremida-des para incidir en el interior del cuerpo e incluso en el cerebro de los pacientes, vía los paquetes de vasos sanguíneos y sus nervios.

Así, ya existe una Norma Oficial Mexicana para la acupuntura, del 7 de mayo de 2002, que fue revisa-da en 2007; de parte de la Secre-taría de Salud (SSa) hay cuadros básicos para que los hospitales que requieren la utilización de acupuntura puedan pedir agujas o electroestimuladores; existen programas oficiales de estudio de esta disciplina para los estudios superiores, y universidades im-portantes han abierto sus puertas para impartir la enseñanza de esta terapéutica. Hay oferta de especialidades en acupuntura en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), en algunas secciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Univer-sidad Autónoma Metropolitana (UAM) y la Universidad del Valle de Ecatepec, además de otras en-tidades privadas como el Instituto Alcocer de Medicina Tradicional China y Acupuntura que da cur-sos y diplomados.

Quien comenta esto es Tomás Al-cocer González, médico cirujano egresado de la UNAM y también graduado en acupuntura y moxi-bustión en el Instituto de Medici-na Tradicional China de Beijing; él dirige el Instituto Alcocer y es presidente de la Unión Nacional

de Asociaciones de Médicos y Técnicos Acupunturistas, AC.

En entrevista, precisa que en el país hay entre tres mil cinco mil estudio-sos de la acupuntura, entre médicos y técnicos, lo cual es insuficiente para las demanda. El hecho de que haya técnicos (sin una base uni-versitaria en medicina) es porque todavía muchos médicos desdeñan erróneamente esta terapéutica; la consideran esotérica o mística.

Tomás Alcocer es traductor de libros de medicina antigua china de hace tres mil años, tiene tradu-cidos completamente el Libro del emperador amarillo (Huang Di Nei Jing) y está por publicar en breve el primero de sus 162 capítu-los. “Llevo más de 20 años en esta traducción, y tan sólo uno de sus capítulos defne de todos los vasos sanguíneos con sus nombres; lo más importante es que habla de dónde inicia la circulación sanguí-nea y dónde termina; es un campo científico que en las facultades de medicina no se enseña, y que brin-da respuestas que los médicos aló-patas desconocen sobre el porqué de las cosas. Si preguntamos a un cardiólogo por qué late el corazón cerca de 180 veces por minuto, no tiene respuesta, y un médico co-mún desconoce por qué se mueve el intestino o por qué tenemos 20 respiraciones por minuto”.

Ocurre que –y esta es una ense-ñanza del Libro del emperador amarillo- “para encontrar esas res-puestas tenemos que estudiar el movimiento solar”, señala: “irnos a los cinco planetas (Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter y Saturno), porque son los que elec-tromagnéticamente jalan nuestras extremidades”. Todo esto, además, tiene que ver con el hecho de que los seres humanos tenemos cinco dedos y cinco grupos de órganos

(cabeza y cuello, tórax, abdomen, pelvis y ubicuos, presentes estos últimos en huesos músculos y piel) y que en los vasos sanguíneos circule sangres y en el sistema ner-vioso circule una energía eléctri-ca. “Querámoslo o no, compren-dámoslo o no, estamos conectados con el cosmos. Y estos hablando de astronomía científica, no de as-trología o de charlatanería”.

Comenta que parte sustantiva de las bases de la acupuntura, pre-sentes en el libro mencionado, habían quedado ocultas porque sus primeras traducciones, al francés o alemán, ocurrieron en la Edad Media, cuando estudiar el cosmos y voltear al cielo esta-ba vedado, pues la religión dice que allá está el paraíso. Y la tra-ducción del chino antiguo al mo-derno fue bloqueada por el interés de los médicos orientales hacia la medicina occidental. La traduc-ción de Tomás Alcocer –que fue

animada por un maestro que tuvo en China, “pues en mis estudios me habían llevado a niveles de co-nocimiento similares a los de sus maestros y quería avanzar más”- ha develado aspectos novedosos respecto de los canales y conexio-nes que permiten, con agujas, encontrar puntos que llegan a los órganos internos de los pacientes, y con ello lograr la cura y no sólo aliviar o atenuar enfermedades graves, como el cáncer, síndromes de Parkinson y de Alzhaimer, o diabetes.

“En ningún país del mundo se te-nía contemplado el recorrido de los paquetes vasculares y nervio-sos; esto fue un descubrimiento mío”.

Lograr la cura. Tomás Alcocer precisa que absolutamente todos los pacientes que se atienden con acupuntura obtienen resultados positivos. “Todo depende del grado de enfermedad con que lleguen, pues muchos vienen con un deterioro grave, como cánce-res con metástasis, y entonces lo que obtenemos es disminución de molestias, de dolores. Pero cuando llegan a tiempo, detene-mos el proceso de la enfermedad y eso ya es una gran ventaja. Si se trata de enfermedades agudas, rápidamente podemos quitar una diarrea, un vómito, un dolor, un cólico renal o de vesícula biliar. En enfermedades crónicas como artritis, o graves como esclerosis múltiple o Parkinson, necesita-mos reparar primeramente los órganos, o en diabetes, necesita-mos un proceso de regeneración celular”.

Explica que en la medicina tra-dicional china hay dos causas de enfermedades, que son: una, la parte climática, porque la tempe-ratura caliente -por ejemplo una

insolación- genera coagulación de la sangre, que es un bloqueo y va a provocar enfermedad, o el frío, que genera congelación y fre-no en la circulación de la sangre en ciertas partes del cuerpo. “Lo único que hacemos es quitar la coagulación para que circule la sangre y se alimenten bien todas las células, o quitar la congelación (vía la moxibustión), para activar la circulación sanguínea y permitir que se nutran los órganos. “Es un principio simple pero real y verda-dero para poder hacer curaciones muy profundas”.

Y dos, la parte anímica. “En nues-tro cuerpo tenemos dos sustancias, adrenalina y acetilcolina. Cuando una persona se enoja, se sueltan es-tas sustancias y pueden desordenar la función de un órgano. Por eso en la ira o bien en la tristeza, estas sustancias se disminuyen y por eso las estructuras funcionan menos (…). El sentimiento es un causante muy importante de enfermedad y sobre todo crónico degenerativa. En general casi todos estos pacien-tes que tenemos de enfermedades graves tienen un antecedente emo-cional muy fuerte”.

Señala que en el Instituto Alco-cer llevan una estadística de la evolución de sus pacientes, don-de se observan algunos casos de cura de cáncer o freno de proce-sos de insuficiencia renal. “Esto lo tenemos perfectamente bien documentado, con muestras de la-boratorio, radiografías, diversos es-tudios, ultrasonografías, resonan-cias magnéticas que identifican un tumor y que después ya queda inactivo. Esta experiencia ha dado prestigio al Instituto e incluso de algunos hospitales nos envían pa-cientes para que les demos el mé-todo terapéutico acupuntural, y lo hacemos con bastantes beneficios y buenas expectativas”.

Dr. Tomás Alcocer

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les, esta parte de la terapia era considerada como diabólica por lo que se perseguía a los médi-cos indígenas (ticitl) considerados brujos o hechiceros.

Hernando Ruiz de Alarcón, her-mano del célebre dramaturgo Juan Ruiz de Alarcón, dejó un testimonio de prácticas médico-rituales de los indígenas nahuas de lo que es hoy el estado de Guerrero en su obra Tratado de las supersticiones de los Naturales de esta Nueva España, escrita en 1626. En su obra, Ruiz de Alarcón transcribió distintos conjuros en la versión original en náhuatl y en su versión en castellano.

Entre las prácticas curativas que refiere, figuran las que busca-ban aliviar los dolores del cuer-po. Un masaje enérgico llamado tepapacholiztli, que consistía en apretar vigorosamente las partes adoloridas bastaba generalmente para aliviar el dolor. Cuando la parte baja de la espalda se veía afectada como consecuencia de un exceso de trabajo o de un enfriamiento y los masajes eran insuficientes, los médicos indíge-nas aplicaban una cura llamada tetleiczaliztli, literalmente “el pisoteo de fuego”, la cual con-sistía en “pisotear” la espalda del doliente.

Primero calentaban una piedra o un comal, luego le pedían al paciente que se extendiera de bruces en el suelo “desnudo todo el cerro”. El médico mojaba un pie “cuyos callos estaban como las rodillas del camello”. Ponía luego el pie mojado sobre la piedra o el comal muy caliente hasta que el calor penetrara en la carne viva. Comprimía luego vigorosamente con la planta ar-diente, y más específicamente con los callos del pie, “los lomos y el espinazo” del paciente, apre-tando continuamente, y profi-riendo las palabras del siguiente conjuro:

Tlacuele, xihualhuia nahui acatl milintica, in tzoncozahuiztica. Tlacuele, xihualhuia, àmo tinech-elehuiz; nican nic-hualhuican nopozolcac (àmo tinech-elehuiz): ica noconpehuiz xoxouhqui coacihuiztli, yayauhqui coaci-huiztli in ye quipopoloznequi in teteo inpiltzin: nimitzpopoloz, nimitztlàtlatiz.

“Ea, ya ven acá tú las cuatro ca-ñas que echan llamas y tienes el cabello rubio: ea ya ven y advier-te no me codicies; aquí traigo mi esponjado calcañar o callo, no te emplees en él, porque contigo, y con él pretendo apartar y quitar de adonde está, el verde dolor el

pardo dolor que ya quiere des-truir al hijo de los dioses, y por el contario yo te tengo de destruir y quemar.”

El rubio cuatro cañas era el fue-go; el esponjado calcañar: el ta-lón hirviendo que comprimía la espalda; el dolor inasible se volvía aprehensible mediante sus co-lores. El curandero afirmaba de manera perentoria su voluntad de hacer salir la dolencia (no aniqui-lar el mal) del cuerpo enfermo.

La sesión duraba hasta que el paciente, sintiéndose aliviado, “canonizaba el milagro de la cura”.

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CUERPOS EN DISPUTA: POLÍTICA COSMOLÓGICA ENTRE MASEUAMEJ DE LA HUASTECAMauricio González González ENAH / ENM-UNAM

En un mundo donde todo lo existente pertenece al fuero de una entidad suprahumana, es decir,

a un “ dueño”, en el que la arqui-tectura del universo se hereda por genealogía cosmológica que sitúa a mujeres y hombres en peldaños que necesariamente requieren del “favor” de aquellos cuya po-tencia es dada por su fuerza vital (chikaualistli), los maseulamej o nahuas de la Huasteca desplie-gan estrategias que hacen de ese mundo indómito uno en el que, bajo cierta diplomacia –y toda una política–, permiten establecer relaciones que favorecen a una co-munidad compuesta por más que sólo humanos.

Y si los sueños y rituales son la vía regia de encuentro con los “due-ños”, éstos se permiten corporei-zar en formas que se nos revelan naturales, como cerros, cuerpos de agua o semillas, pero también como recortes de papel antropo-morfo cuando son invitados a un costumbre, al ritual vernáculo de la Huasteca.

Cuerpos de papel que ofrecen los curanderos y que constituyen las

condiciones de posibilidad para entablar relaciones que permitan intercambios propicios. Así, Tata Félix explica que los recortes son “su ropa, de la Tierra, del Agua, de la Mesa, del Cerro, todos tienen su ropa; por eso los cortan los muñe-cos, pa’ la Cruz, para el Agua para lo que quiera lo ocupa, y también los cortan de los malos”.

Los ejekamej o “malos aires” son una especie de “sombras” o “al-mas” que han perdido su cuerpo, como los muertos, o que habitan este mundo en busca de cuerpos con los cuales interactuar, ha-

ciendo de todo cuerpo vivo un campo en disputa. Si un cuerpo es tomado por un mal aire, éste se corrompe, enferma y puede morir. La curandería nahua –y en toda la Huasteca meridional– es una estrategia que despliega cuerpos sustitutos a los cuales ofrendar, bailar, hacer fiesta e incluso, para los ejekamej, desechar.

Todos estos seres forman parte de un sistema social muy am-plio, mas tienen la particularidad de prescindir de un solo cuerpo, pues son tonalij o “sombras” de gran poder, “son el Gobierno”; conciben a las manifestaciones mundanas y a los propios huma-nos como elementos a su dispo-sición, y dan prioridad (“como nosotros”) al bien comer, razón por la cual la mesa del costumbre y toda ofrenda ensalza alimentos especialmente cocinados y sazo-nados para ellos, “¡porque si no, comen hombres!”.

En la Huasteca la constitución de todo sujeto está supeditada a su to-nalij o “sombra”, a su corazón y su cuerpo. En el primero se conden-san las funciones asignadas para lo que en la Sierra Norte de Puebla

llaman yolo y ekauil, pues el tona-lij se manifiesta como principio de vida fundamental, tal como el yolo, que se encuentra bajo influ-jos de la fuerza vital y que, como el ekauil, puede desprenderse del cuerpo como efecto de un “susto” o en sueños. Cada tonalij posee diferentes grados de fuerza que harán del sujeto un curandero (cuando tiene mucha fuerza), dis-tinguirán a un niño (casi sin fuer-za) o a un enfermo (perdiendo su fuerza).

Los curanderos, gracias al “don” brindado por los “Señores”, cuen-tan con mucha fuerza, lo cual les permite establecer tratamientos con ellos y con los seres contami-nantes sin correr tanto riesgo. Un correlato de ello es su longevidad, como la del querido Tata Jesús Hernández Hernández, de la co-munidad de Huexotitla, en Ixhuat-lán de Madero, Veracruz, quien murió alrededor de los 109 años. Por su parte, los niños son débiles y susceptibles a la enfermedad, pues tienen un tonalij “tierno” que carece de fuerza para enfrentar el arribo de ejekamej, quienes de-rrumban, poseen o despojan a la “sombra” de su par carnal.

Por último, el yolotl o “corazón” entre los maseualmej si bien pue-de referir a esa válvula vital que resuena en el cuerpo de los seres vivos, también es una instancia anímica portadora de cualidades metafísicas, pues además de re-ceptáculo de fuerza vital puede pensar. Quien ejerce sus actos con yolotl no sólo lo hace de for-ma sincera y afectuosa, también lo hace clara y serenamente. En-tre estos pueblos pensar no sólo requiere de buena cabeza, se hace también con el corazón. Lo inte-ligible pasa por una racionalidad que impone una mente con mu-cho corazón.

La etiología de las enfermeda-des que padecen estos pueblos, sus causas, si bien no descartan aquellas propias de la “medici-na de doctor”, la alópata, incluye elementos imposibles de reducir a ese campo, pues lo vivo en la Huasteca responde a una comple-ja espacialidad en que el adentro de un cuerpo es el afuera de un mundo Otro, donde saber hacer cuerpos de papel es saber sostener la vida en su más amplio sentido, una en comunidad con diferentes fuerzas.

LAS ENSEÑANZAS DEL PUEBLO H UASTECOGustavo Omar Meneses Camacho

En 2007 el Instituto Na-cional de Salud Pública (INSP) puso en marcha la estrategia “Atención

integral en salud reproductiva y violencia familiar en nueve comunidades indígenas de mu-nicipios de alta marginación”. La prueba piloto consistió en integrar tres brigadas médicas interculturales en los estados de Chiapas, Puebla y Veracruz, mis-mas que estuvieron conformadas, cada una, por un médico, una en-fermera, una trabajadora social y un antropólogo social.

El objetivo de esta estrategia fue fortalecer la atención en sa-lud sexual y reproductiva y en violencia familiar en población indígena dentro de principios fundamentales como el respeto, la comprensión y la apertura ha-cia concepciones culturales dife-rentes en un marco intercultural dirigido al intercambio y comple-mentariedad de los saberes en re-lación con la salud.

En Veracruz la estrategia logró la conformación de tres comités in-terculturales de salud (CIS), ubi-cados en sendas congregaciones de Tantoyuca, municipio ubicado al norte del estado. Estos comités estuvieron integrados por muje-

res pertenecientes al pueblo indí-gena huasteco, y su participación permitió que la presencia y el tra-bajo de la brigada tuvieran bue-na recepción entre la población. Uno de los temas medulares del proyecto fue informar a hombres y mujeres de la importancia que tiene la prueba del Papanicolaou para la prevención del cáncer cér-vico uterino, padecimiento que ocasiona la muerte prematura de mujeres y afecta principalmente a las que viven en situación de pobreza, siendo que es prevenible casi en un cien por ciento.

Una de las tareas que realizó la brigada fue conocer el procedi-miento de atención de las parte-ras, para lo cual se desarrollaron entrevistas semi estructuradas y se participó en las consultas que és-tas daban a las embarazadas. Una forma particular de consulta fue la que doña María practicaba, con-sistente en contar con la presencia del hombre al momento del parto, pues la embrazada se sentaba en las piernas del señor, quedando li-bre el área en donde el bebé nace.

Doña María contaba: “yo me siento enfrente para recibir al bebé, lo agarro con el trapo y lo limpio y lo pongo en mis pies; luego ya lo amarro su ombligo.

Lo limpio y lo acuesto y ya des-pués se va a quedar la placenta y lo sobo, con mi mano despacio estoy agarrando la tripa, soban-do, sobando, cuando caiga ya no hay problema”. Su experiencia contribuyó a comprender que los servicios de salud distan mucho de la forma como la población indígena resuelve los partos en su comunidad, también ayudó a identificar que la confianza que establece la embarazada con la partera es algo que los servicios de salud no ofrecen antes ni des-pués del parto.

Entre las tareas encomendadas está recuperar el conocimiento de los médicos tradicionales, re-conocidos en las comunidades como curanderos. En recorridos de campo se identificaron 46 plantas medicinales; con ellos se conocieron los síndromes de filia-ción cultural como la “envidia”, “el susto” y el “tlasol”, cada uno de los cuales requiere métodos de atención diferentes.

En el caso de la envidia, se co-noce por medio de la limpia con siete semillas de maíz y agua ben-dita, apoyándose en la oración católica. El susto se le atribuye a una emoción fuerte que alguien ha tenido y que ocasiona que su

sombra quede en el lugar donde vivió la emoción del espanto. Por último, el “tlasol” es considera-do una enfermedad que afecta a los niños del estómago y suce-de cuando se pelean en casa los adultos; el curandero dice que es “el calor del enojo“.

Uno de los hallazgos más impor-tantes fue conocer que el sector salud imponía a la población in-dígena los métodos de planifica-ción familiar, que condicionaba la entrega del apoyo del programa Oportunidades, que obligaba a las mujeres a colocarse el disposi-tivo intrauterino y que la atención médica se limitaba a la entrega de anticonceptivos, lo que visibiliza-ba relaciones asimétricas entre el médico y el paciente.

Este proyecto piloto confirmó que la medicina intercultural im-pulsada desde el gobierno carece de comprensión y apertura al sis-tema cultural de la población indígena, lo que hizo manifiesto que el modelo de intervención debe incorporar la sensibilización del personal institucional con el objeto de comenzar a construir una sociedad más respetuosa de las culturas indígenas, sustento de la diversidad cultural que ca-racteriza al país. FO

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Tata Jesús Hernández Hernández, Huexotitla, Ixhuatlán de Madero, Veracruz

Doña Maria, la partera de Tecomate

Don Juan, el curandero de Zapotal, Tantoyuca

Santos, el partero de Zapotal

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NACER CON PARTERA… NACER EN COMUNIDAD

Ana Prado Murrieta Profesora-investigadora, Academia de Salud Comunitaria, UACM

Cada cultura interpre-ta y da significado a su propia existencia y al mundo que la ro-

dea, pensando y organizando la realidad de una manera única. Ello se aplica a todos los eventos de nuestra vida, entre los que se encuentra el nacimiento, que en este sentido se ve revestido de valores culturales, sociales y afectivos.

En algunos espacios de la ciu-dad y en muchas comunidades, las creencias mitos y tabúes alre-dedor del nacimiento se conju-gan sobre la figura de una mu-jer: la partera. Conocidas como “parteras”, “comadres”, “coma-dronas”, “recibidoras” o “matro-nas”, estas mujeres comparten, viven y guían el nacimiento, trabajando de manera conjunta con la embarazada, la familia y la comunidad.

En Chiapas, las parteras tra-dicionales tienen un papel importante en la disminución de la muerte materno-infantil, ya que en comunidades rurales atienden hasta el 90 por ciento de los partos; son fundamenta-les en la atención de la salud sexual y reproductiva. Sin lugar a duda, su trabajo en la pre-vención de la muerte materno-infantil es de gran relevancia y sobre todo de gran incidencia, aunque poco reconocida por las instancias oficiales de la salud.

Los nacimientos en comunidad se viven todos los días en el mu-nicipio de Tenejapa, Chiapas; las parteras tradicionales se de-nominan balal’alal (idioma tsel-tal), esto es “la que acomoda, acaricia o abriga al niño”. Para estas mujeres, “una partera es la elegida por el Sol para aten-

der y ayudar a la comunidad”. Cumplen la función de madres protectoras, en comunión con lo creado; cantan, invocan y curan, rindiendo culto a los po-deres elementales. Son mujeres indígenas-campesinas y la tierra que habitan es y ha sido explo-tada enormemente como fuente de energéticos y de materias pri-mas. Además, son mujeres que viven y sufren las injusticias al campo y en consecuencia la mi-gración de sus esposos o hijos.

Se considera que las parteras tsel-tales de Tenejapa son poseedoras de un “don o mandato divino”; su intuición las ayuda a crear una relación única e íntima con cada madre y recién nacido. In-tegran a su conocimiento el uso de hierbas, animales, baños de inmersión, baños de sudoración (temazcales) y masajes. Utilizan la mínima intervención y co-nocen las maniobras especiales para trabajar los partos más difí-ciles. Las parteras tradicionales conciben el parto como un even-to natural, como una ceremonia de unión con la tierra. En este rito se utilizan agentes terrenales y sobrenaturales, en donde el ni-vel espiritual tiene una especial importancia. Los seres de las montañas vienen a acompañar a

la mujer para darle fuerza en el momento del parto; el Sol como elemento masculino, la Luna como elemento femenino y la Tierra madre universal, tienen una presencia esencial en el mo-mento del parto.

El nacimiento en comunidad, con la cercanía de la familia,con el acompañamiento de la partera y en contacto con la tie-rra trae a la mujer y al niño una concepción renovada del mun-do, a partir de la cual cada fami-lia recreara valores personales y sociales. El nacimiento queda integrado en la memoria colec-tiva de los participantes como un conjunto de asociaciones de ideas que dan como resulta-do la formación de símbolos de comunidad.

Es así que, con la atención médica institucional, coexis-ten prácticas médicas tradi-cionales, que además de ser una respuesta a los problemas de salud, representan un pro-ceso histórico de resistencia y de construcción de una iden-tidad en un medio rural en constante cambio. Ser partera en Chiapas es vivir en un esta-do permanente de resistencia ante un sistema de salud que pocas veces reconoce su traba-jo, ante un sistema que niega y expropia su conocimiento. Sin embargo el trabajo de las par-teras indígenas y mestizas en el medio rural o urbano conti-nuará con la labor de dar una atención con calidad y calidez, y los esfuerzos de grupos orga-nizados de parteras, médicos tradicionales y organizaciones de la sociedad civil serán de gran relevancia para mantener este saber que ha perdurado y perdurará en el tiempo.

HERBOLARIA DE WIRIKUTA Olivia R. Lara Rodríguez Estudiante de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala

En agosto de 2013 se cele-bró el Cuarto Encuen-tro y Feria Cultural de Parteras y Médicas Tra-

dicionales del Altiplano Potosino, Estación Catorce, Wirikuta. Allí se reunieron personalidades de todo el país y buscaron generar un punto de unión en las prácticas an-cestrales relacionadas con la labor de parto. Los días transcurrieron en un intercambio continuo de sa-beres; las parteras denunciaron el rechazo por parte de las institucio-nes de salud pública de la herbola-ria utilizada en los meses de ges-tación y nos hicieron reflexionar sobre la importancia de modificar las prácticas gíneco obstétricas de los hospitales públicos.

A este encuentro asistieron don Aurelio y don Julián, ejidatarios de Estación Catorce, quienes se han encargado de preservar el co-nocimiento de la flora medicinal.

Estación Catorce forma parte del sitio sagrado natural Wirikuta, declarado Área Natural Protegida en 2001. Wirikuta ofrece una gran riqueza de especies y un alto gra-do de endemismos, así como gran diversidad de ecosistemas. Actual-mente está en la mira de varios sectores de la sociedad, a causa de la concesión de partes de su territo-rio a empresas trasnacionales para explotar minerales, sin considerar los costos ambientales asociados y sin tomar en cuenta que dichos recursos se encuentran enclavados en zonas en las que residen comu-nidades originarias. Wirikuta hoy enfrenta extractivismo.

Detrás de este conflicto está el sentir de los ejidatarios, de los verdaderos guardianes que bus-can cuidar su entorno y las espe-cies vegetales que se encuentran en sus tierras. Este es el caso de don Aurelio y don Julián, quie-nes muestran gran preocupación por la situación actual, lo que les

ha encaminado al estudio de su biodiversidad.

¿Qué es lo que Wirikuta cobija bajo ese suelo en apariencia ári-do y carente de vida? La respues-ta aparece ante los ojos cuando uno recorre los matorrales xeró-fitos. Guiados por don Aurelio, y en compañía de don Julian, las historias que conocen sobre el uso de las plantas medicinales envuelven; sus abuelas las utiliza-ban como remedios de curación para subsistir en este ecosistema. Pero lo más valioso es el goce que se constata en la mirada de don Aurelio al compartir este conoci-miento ancestral.

Al recorrer los caminos de Wi-rikuta podemos observar algunas plantas medicinales como la go-bernadora (Larrea tridentata), que es utilizada principalmente para afecciones de las vías urinarias, como los cálculos renales, dolor de riñón e inflamación de vejiga. Otra planta muy común es sangre de grado (Jatropha dióica); masti-car su raíz limpia y fortalece los dientes y las encías, y su jugo cura padecimientos como la gingivitis y el mal aliento. El estafiate (Arte-misa ludoviciana) es recomendado para el tratamiento del dolor de estómago; corrige la digestión y mejora la circulación de la sangre. La hierba del negro (Sphaeralcea angustifolia) se utiliza para gol-pes, torceduras, para lavar heri-das y contra la caída del cabello. La Hojasen (Flourencia cernua) la utilizan las mujeres cuando no hay presencia de menstruación. Y, por último, el árnica (Trixis angus-tifolia), planta especial para desin-flamar, aliviar dolores musculares y ayudar a desinfectar y cicatrizar heridas internas y externas.

La mayoría de las plantas medi-cinales aparecen en la época de lluvias; es así como el desierto de San Luis Potosí nos muestra su di-versidad y la potencia que guarda al contener plantas con tantas pro-piedades curativas. Sin embargo, la falta de lluvia en Wirikuta se ha vuelto más aguda por la modifica-ción del ecosistema -por deforesta-ción, sobrepastoreo y presión que ejercen algunos malos manejos de la población vinculados al auge minero-. Esto provoca un desequi-librio ecológico.

Hacer un vínculo con estos po-bladores que mantienen vivo el conocimiento ancestral es fun-damental para proteger nuestra diversidad. Es necesario entablar una relación de ayuda mutua, pues ésta es la base de un compro-miso que involucra a todos.

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Se considera que las

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poseedoras de un “don

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intuición las ayuda a

crear una relación

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madre y recién nacido

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CÓMO PROTEGERSE Y CUIDAR LA FUERZA ENTRE TLAPANECOSDanièle Dehouve Directora de Investigaciones en el Centre National de la Recherche Scientifi que (CNRS) y directora de estudios en la Ecole Pratique des Hautes Etudes (EPHE), París.

La Montaña de Guerrero es una región que cuenta con una población nume-rosa hablante de tres len-

guas indígenas, mixteco, náhuatl y tlapaneco. Los tlapanecos, también llamados mepha’a, hablan una len-gua de la familia otomanguë y son más de cien mil individuos.

Entre los tlapanecos, antes de llegar a curarse, hay que tratar de evitar las causas de enfermedad. Esto requiere el respecto de varios rituales. En los hogares tradiciona-les, el jefe de familia es el encar-gado de estos rituales: los realiza durante todo el ciclo de cultivo del maíz (llegada de las lluvias, siembra, bienvenida a los prime-ros frutos, cosecha y puesta en la troje). Al nacer sus hijos, el padre busca el “animal-lugar” de cada uno. Según esta variante local de la relación entre un humano y un ser de la naturaleza que ha recibi-do el nombre de “nahualismo” en el área mesoamericana, la suerte de cada persona está ligada a un animal que, se supone, vive en un lugar preciso del territorio, por ejemplo un jaguar en la cumbre de tal cerro, o una víbora en tal manantial.

Si la enfermedad pega a algún miembro de la familia, el hom-bre realiza personalmente los ri-tuales de curación o, si no tiene

los conocimientos suficientes, busca a un especialista llamado meso. Éste presta sus servicios a cambio de una remuneración en productos (frijol, café, gallina o gua-jolote) o en dinero.

Para empezar la cura, es preciso “adivinar” la cau-sa de la desdicha. Esto se realiza me-diante una “consul-ta”. Existen varias técnicas de adivina-ción y lo importan-te es que el especia-lista conozca una de ellas. La más difundida es la “medición del hue-so” que consiste en “medir” el an-tebrazo con la cuarta de la mano y permite obtener una respuesta por sí o no a una pregunta. Otra es la interrogación de los difuntos, la cual busca la responsabilidad de uno o varios difuntos en la enfer-medad de alguien. Ambos méto-dos se realizan delante de la lum-bre, “en la mesa del fuego”. Unos hombres también han aprendido a leer en las barajas durante alguna estancia fuera de su comarca. El arrojamiento de semillas de maíz y la lectura en el agua represen-tan procedimientos más escasos

en esta región. Estos métodos de adivinación permiten conocer la causa de una desdicha con el fin de remediarla.

Ya conociendo la causa de la en-fermedad, es posible realizar la curación. La técnica más común es la “limpia”; sirve para limpiar al enfermo de la envidia manifesta-da por los demás, o de sus propios sentimientos, como el coraje, que, según se supone, le están perjudi-cando. La “limpia” es una técnica muy difundida en todo el México rural. Consiste en capturar el mal en la nuca y las articulaciones del individuo, con un huevo o un ave

doméstica envuelta con ho-jas. El huevo que ha recogi-do el mal se arroja a lo lejos y se quiebra, mientras que el animal se sacrifica o se deja abandonado en el campo. Otro método común entre los tlapanecos consiste en arrojar las hojas y el huevo en el fuego, donde se queman. Existen otros métodos, como el soplo, con o sin aguardien-te, supuesto para barrer a lo lejos los elementos que afec-tan al enfermo. Durante los días que siguen a la cura, el enfermo y el especialista ob-servarán una penitencia que consiste en abstenerse de re-laciones sexuales y de algu-nos condimentos que tienen

olor fuerte, como la cebolla, la hierbabuena y el limón.

En el caso en que la adivinación haga aparecer que la causa de la enfermedad es un acto de bruje-ría, la cura será más larga y difícil. Habrá que buscar a qué potencia se ha dirigido el brujo –fuego o tierra–, y en qué lugar ha realiza-do ofrendas con finalidades ma-lignas, para poder realizar ahí las ofrendas y los rezos adecuados y convencer a las potencias de ali-viar al enfermo.

Frecuentemente, las enferme-dades se atribuyen a la mala

influencia de un familiar difun-to. Cuando una persona “sueña mucho un difunto” es muy mala señal: empieza a buscar la ayuda de un meso que realice ofrendas a este difunto en la “mesa del fue-go” y pide misas en la iglesia.

Todas estas técnicas rituales giran en torno a la noción de “fuerza”. Se concibe como una capacidad corporal que reside en un aliento, un espíritu, un corazón y una voz calificados de “calientes” y “con-tentos”. Esta “fuerza” es la vida misma, como opuesta a la muerte y todo lo que se refiere a ella –en-fermedades y accidentes.

La tarea del especialista ritual es mantener la fuerza de la gente y restablecerla en caso de enferme-dad. Para esto, tiene que cuidar su propia fuerza, porque sus activida-des de curación lo necesitan y ade-más, lo ponen en peligro. Por eso, el especialista se entrega a menudo a la “penitencia”. Además de la absti-nencia sexual y del ayuno (abstener-se de condimentos y frutas agrias), ésta consiste en bañarse frecuente-mente en el agua fría del río o del manantial, dormir poco y, en cier-tas ocasiones, tragar una mezcla de hojas verdes de tabaco con cal y un-tarse las coyunturas con la misma pasta. La “limpia” complementa este complejo cuya finalidad es la purificación y la protección.

LOS NAHUALES COSTEÑOSNatalia Gabayet Investigadora del proyecto Dinámicas de Lenguas de Culturas del Norte, CNAN-INAH

En los pueblos negros de la Costa de Guerrero y Oaxaca la gente com-parte el destino con un

animal. Hermanados desde tierna edad, gracias a las artes rituales de los nahuales poderosos, han de caminar esta vida juntos. Lo que suceda a uno, el otro lo siente y lo sufre. Crecer bien, es decir prote-gido y convenientemente alimen-tado, será evidente en un cuerpo y en el otro. Dos cuerpos, dos mate-rialidades, una suerte, un destino. La enfermedad de monte es la ex-presión de este vínculo.

Nahuales los hay de todas las espe-cies, de agua y de tierra, pero hay tres que son los que los morenos prefieren, el tigre (jaguar-panthera onca), el alagarto (cocodrilo-cocodrylus acutus) y el onzo león (puma concolor). Estos pueblos de afrodescendientes se formaron culturalmente rodeados de nacio-nes jaguar. Los gobernantes mitad hombre, mitad jaguar, de los mix-tecos esculpidos en las estelas de

Río Grande, Oaxaca, o las batallas de los guerreros tigres de los na-huas de Zitlala, marcaron profun-damente a los recién llegados de tierras lejanas. Tan es así que en su concepción de cuerpo, y las en-tidades que lo habitan, incorpora-ron al jaguar como el animal más común, el más poderoso, el más bello y feroz. Con esta invención cultural de los pueblos negros de la Costa Chica la alteridad indí-gena se introdujo profundamente en la concepción de las almas. Por eso, aunque los negros se dicen buenos católicos, son a un tiem-po diablos y también nahuales poderosos.

Los tonales, animalitos o nahua-les viven en el monte, en esa otra realidad forman ejércitos coman-dados por jefes, los cuales a su vez tienen otros jefes superiores que comandan “su gente”, creando así una especie de gran pirámide. Es-tos jefes son curanderos, los cua-les dirigen su manada para pelear contra sus enemigos, y así proteger

a su grupo, resguardar su territo-rio y finalmente apropiarse de los aguajes y de las presas de caza. De hecho, los curanderos jefes de ma-nada fungen como maestros, por ser fuertes, poderosos y temidos.

Si bien los nahuales crean la fama en ese otro mundo, sus hazañas son un secreto a voces. Los mo-renos lo saben, lo dicen, pero no se condecora, ni se instituye. Los curanderos convierten a los recién nacidos en animalitos, los ponen en una encrucijada de camino y el primer animal que pase ése será; o colocan una cama de cenizas y las huellas hablarán. A veces con sólo levantarlo y lamerlo le comparte su esencia y éste será la misma es-pecie que su convertidor, pues los nahuales no se mezclan, cada es-pecie tiene su grupo, sus costum-bres, sus alimentos.

Las gestas de los ejércitos se re-velan en la salud de los infan-tes, y son los curanderos quienes conocen las enfermedades y los

remedios. Por lo común, los sínto-mas posibilitan el diagnóstico y es posible conocer la travesía del ani-mal que, en medio de los enfren-tamientos, resulta herido. Así, las calenturas, las diarreas, las infec-ciones de la piel, o cualquier do-lencia puede ser reconocida como enfermedad de monte; es decir, como la expresión de los sucesos ocurridos en el mundo de los ani-males. Aquello que sucede en el mundo paralelo al mundo ordina-rio sucede también al interior del cuerpo del enfermo. Un juego en el que el afuera está adentro y el adentro está afuera. Normalmen-te, el veredicto es parco: “Estás ti-rada en el monte. Regresa mañana que te voy a curar, te voy a poner mano”. Es entonces que se realiza el ritual de curación.

Aunque las hierbas, así como los complementos que se utilizan cambian de pueblo en pueblo, de curandero a curandero, el timo-rreal (pasiflora local) y la saliva son los dos elementos constantes,

luego está la pólvora, el ajo, la mostaza, todos ellos ingredien-tes que tienen en común el olor fuerte. Esos ungüentos les dan el olor, y con eso pueden rastrear al animal enfermo en el monte. Es decir que, en el vínculo de espejo con el animal desdoblado desde su interior hacia ese otro espacio, se da una trasmutación material, y al untar el cuerpo del enfermo el olor se trasmite al animal del mon-te. Así, la cuestión fundamental en la curación de la enfermedad de monte es el desdoblamiento del curandero, pues al tiempo que se ocupa del paciente en persona, su cuerpo animal lo busca en el monte.

Finalmente, el curandero expre-sa así sus dos connotaciones: es humano y es animal, un ser doble se revela. Y es por medio de esta enfermedad de monte que se ex-presa esa alteridad indígena, que asimilada por los morenos de la Costa permitió una creación cul-tural propia.

El método de adivinacion por "medida del hueso”, municipio de Acatepec

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¿Qué hace la Unicam-Sur?

LA SALUD RURAL, DE MAL EN PEORSalomón García Jiménez Director general del Instituto Médico Tao de Investigación Acupuntural en México, AC, y colaborador de la Unicam-Sur

Las actuales condiciones de salud en el campo mexicano son muy simi-lares a las de tres déca-

das atrás. Para muestra, Guerre-ro, donde la mayoría de familias campesinas de las zonas serranas y franja costera apenas sobreviven con niveles elementales de servi-cios básicos.

Hay comunidades indígenas de las regiones Costa Chica y Montaña en pobreza extrema y marginación, prácticamente en el abandono, sin el apoyo de los programas guberna-mentales. Algunos pueblos origi-narios se consideran entre los más pobres del mundo, en un país don-de también tenemos a personajes y sátrapas de los más ricos del orbe. Un contraste insultante.

En realidad, a la clase política en el poder no le interesa el bienestar del pueblo; sólo sirve a los intere-ses de una minoría ambiciosa.

Los más pobres entre los pobres sufren desnutrición, enfermeda-des digestivas, respiratorias y otras complicaciones que ponen en pe-ligro la vida. Y es el sector mater-no-infantil el más vulnerable. Da-tos duros muestran que Guerrero es el estado en peores condiciones del país. Está documentado que mueren por causas prevenibles 17 menores de un año de edad por cada mil que nacen, y han ocu-rrido cien defunciones de madres por año en la década reciente. Lo siguen de cerca Oaxaca y Chiapas. En Morelos, los índices de dece-sos son 13 niños y diez mujeres, respectivamente.

Muchísimos pueblos carecen de agua potable y drenaje; no tienen ni un centro de salud con médico, enfermera, buenos medicamentos

y materiales de curación; no se da el adecuado manejo de la basura y existe mucha contaminación. Sus viviendas son vulnerables a las in-clemencias climáticas: techo de as-besto cancerígeno o con materiales que no protegen de la lluvia, piso de tierra, sin fosa séptica, sin un es-cusado salubre, etcétera. Por si fue-ra poco, en septiembre pasado el huracán Manuel dejó un saldo en Guerrero de más de cien muertos y decenas de miles de familias dam-nificadas. Como se ve, el panora-ma de salud es deprimente.

Lo anterior nos sitúa en los más ba-jos niveles de bienestar en México, empezando por lo precario de la alimentación en el campo. Ahora, si le agregamos la devastación de los huracanes y tormentas tropica-les, el deterioro ambiental, las vio-laciones a los derechos humanos, la pérdida de identidad social y cul-tural, el vandalismo e inseguridad en la entidad por la delincuencia organizada, la corrupción y simu-lación de “planes emergentes” por parte del gobierno, el no respeto del voto... ¿A dónde iremos a parar?

Los campesinos que siembran maíz, frijol y calabaza de tempo-ral, apenas cosechan para el au-toconsumo. Los precios de café, maíz, copra, jamaica, ajonjolí, y de plátano, limón y otros frutales están por los suelos. Los pequeños productores agropecuarios están en crisis; en los ejidos y las comu-nidades priva la incertidumbre, la falta de democracia, el desempleo, el saqueo de madera y otros bienes comunales, la extorsión, el abigea-to, la violencia...

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), «La salud es un estado de bienestar físico, men-tal y social, con capacidad de fun-

cionamiento, y no sólo la ausencia de afecciones o enfermedades (...), y en armonía con el medio am-biente». Para la mayoría de habi-tantes pobres en el medio rural, el concepto internacional de salud resulta demasiado teórico.

Analicemos la definición en el con-texto actual: físicamente, cualquier persona del campo padece alguna enfermedad o dolencia; en lo psico-lógico, diariamente hay zozobra por conseguir alimentos o por la insegu-ridad y violencia, y socialmente, no se cuenta con suficientes servicios públicos, el gobierno tiene abando-nado al campo, no hay empleos y se destruye la naturaleza. Entonces, se concluye que dichos pobladores están muy lejos de tener una vida saludable o el dichoso “completo bienestar bio-sico-social”.

La Universidad Campesina del Sur (Unicam-Sur) es un inte-resante proyecto de educación rural alternativa, para impulsar el colectivismo, la autonomía, la solidaridad, la equidad de géne-ro y la democracia. Su enfoque es pedagógico, y su metodología, participativa, contrarios a los que fomentan el Estado y la iniciativa privada, impregnados de discrimi-nación, individualismo y demás antivalores del neoliberalismo.

La Unicam lleva diez años traba-jando las siguientes temáticas: His-toria y cultura, Seguridad humana y salud, Agroecología y participa-ción social, Desarrollo sustentable, Economía solidaria y organización social y Poder local y gobernanza participativa. La dirige Plutarco Emilio García y un equipo de compañeros con larga experien-cia de lucha social. Su eslogan es: “Compartiendo el conocimiento para construir un mundo mejor”.

A esta universidad con sedes itine-rantes asisten campesinas y cam-pesinos y productores, así como di-rectivos y técnicos, todos miembros de organizaciones que impulsan modelos alternativos de desarrollo regional. Foros, cursos, talleres, di-plomados, conferencias, prácticas demostrativas, giras de intercam-bio y fiestas son las modalidades de la acción educativa para que “todos aprendamos de todos”, in-cluidos facilitadores que cumplen con un perfil científico-social.

Las actividades se realizan en las mismas comunidades organizadas en la Unión de Pueblos de Morelos y la Unión de Pueblos de la Zona Oriente de Coyuca de Benítez, Guerrero. Destacan dos campus para el trabajo de capacitación: At-lacholoaya y Monte Grande.

El diplomado en Medicina Tra-dicional tiene el objetivo de in-troducir a los participantes en el conocimiento y la práctica de tera-péuticas ancestrales tanto de Mé-xico como de Oriente, por medio de siete módulos intensivos e inte-rrelacionados: 1) Diagnóstico de la salud y masaje tradicional mexica-no, 2) Shiatsu japonés, 3) Plantas medicinales, 4) Acupuntura contra el dolor, 5) Moxibustión, 6) Salud comunitaria y 7) Nutrición e higie-ne. Ello, para que los diplomantes utilicen eficazmente esta medici-na alternativa como herramienta en la prevención y tratamiento de las enfermedades frecuentes detec-tadas en sus comunidades rurales.

Es decir, al mismo tiempo que se-guir exigiendo las mejoras que se merecen las comunidades, enfren-tar por cuenta propia la problemáti-ca de salud, mediante la formación de verdaderos promotores comuni-tarios, con ideas progresistas y hu-manismo. Retomar los saberes de la medicina tradicional de México y de Oriente, como son los masajes, la acupuntura, la moxibustión y las hierbas curativas y alimentarias, entre otros conocimientos.

El rescate y la reivindicación de la sabiduría popular se hacen ponien-do especial énfasis en la práctica, de modo que las y los participantes inmediatamente después del inter-cambio de experiencias de cada módulo se ponen su filipina blanca y realizan una brigada médica. Al regresar a sus pueblos, ya con las diferentes terapéuticas como herra-mientas, comienzan a atender pa-cientes con seguridad y confianza.

La Unicam incentiva el autodi-dactismo inter-modular entre sus diplomantes y trata de no perder el contacto con los egresados, in-vitándolos a las demás actividades y proyectos.

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Evento: Foro Internacional sobre Alimentación Saludable en las Escuelas.

Organiza: Alianza por la Salud Alimentaria.

Fecha, hora y lugar: Lunes 17 de febrero a las 09:30 horas, en el Gran Hotel de la Ciudad de México (Gran Salón 2), ubicado en Av. 16 de septiembre número 82, a un costado del Zócalo.

Informes: [email protected]

Libro: El maíz en peligro ante los transgénicos: Un análisis integral sobre el caso de México.

Coordinadoras: Elena R. Álvarez-Buylla y Alma Piñeyro Nelson.

Editorial: UNAM / UCCS. Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades. Colección Debate y Refl exión.

Libro: Una teoría sobre el capitalismo global: Producción, clase y Estado en un mundo transnacional.

Autor: William I. Robinson.

Editorial: Siglo XXI Ed itores.

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Puebla

PALABRAS QUE CURAN: LA TERAPÉUTICA NAHUA DE LA SIERRA NEGRA DE PUEBLALaura Romero Departamento de Antropología, UDLAP

Enclavadas en la selva media de la Sierra Ne-gra de Puebla se hallan las comunidades nahuas

de San Sebastián Tlacotepec, el cual es uno de los cien municipios con mayor marginación del país. Es decir, los habitantes de Tlaco-tepec forman parte de los casi dos millones de poblanos en pobreza extrema.

Lo anterior ha ocasionado una ola de migración, definitiva o tempo-ral, a ciudades como Tehuacán o Puebla, en las cuales más que so-lucionar la pobreza vivida en sus lugares de origen deben enfrentar otro tipo de carencias sociales: aquellas que emergen del trabajo en las maquiladoras de mezclilla o las granjas avícolas del Valle de Tehuacán.

Ante esta situación, el paisaje de las comunidades serranas cambia de manera vertiginosa. Sin embar-go, en medio de esta tensión entre lo local y lo global, la cultura in-dígena se reconstituye permanen-temente. Lejos de pensar que hay una pérdida evidente de prácticas “nativas”, lo que vemos es una di-

námica distinta, sobre todo para las nuevas generaciones. Las prác-ticas terapéuticas no están exentas de constantes cambios, por lo cual no deben ser pensadas como joyas de un pasado glorioso, sino más bien como los recursos que por siglos han puesto en marcha los indígenas para buscar la salud.

Los terapeutas nahuas son tam-bién campesinos, albañiles o migrantes. Su práctica se remite, entonces, a su conocimiento sobre el mundo, el entorno geográfico y lo sagrado. Sus objetivos terapéuti-cos cubren desde una enfermedad originada por la pérdida del tonal –una de las dos almas nahuas- hasta problemas laborales. Es de-cir, las estrategias indígenas para curar son recursos dinámicos que se mantienen vigentes justo por su cabal adecuación a la realidad actual que viven sus usuarios. Por lo tanto, lejos están de ser supersti-ciones de pueblos que se niegan a la civilización.

La gama de especialidades im-plica no sólo un conocimiento particular, sino una trayectoria diferente. Así, podemos encon-

trar parteras, hueseros, hierberos, curanderos y brujos. Todos ellos han recibido el conocimiento mediante un sueño, casi siempre durante la infancia. Ahí, un santo, la virgen o Jesucristo solicitan al futuro ritualista acepte el don de curar. Algunos de ellos nacen cu-biertos de un delgado manto que da cuenta de su poder, pues si éste sólo cubre las manos o la cabeza,

será más débil que cuando cubre el cuerpo entero. También habrá diferencias si dicha vestimenta es blanca o negra, pues de ser negra no habrá duda de que el destino del recién nacido será manejar las fuerzas negativas del cosmos. Un cosmos que no puede existir en ausencia del mal, el cual, junto con el bien, es fuerza dinamizado-ra de todo lo existente.

Alrededor de los 30 años de edad, los ritualistas inician su práctica curativa; para entonces habrán tenido que desarrollar un triple saber: soñar, ver y hablar. Soñar y ver son formas específicas de conocimiento que permiten al terapeuta comprender un aspecto de la realidad velado para el lego. La realidad indígena difícilmente separa vigilia y sueño. Así, las ma-nifestaciones sobre el origen de la enfermedad pueden revelarse du-rante el sueño, por lo cual será pre-ciso saber soñar. Mientras, saber ver permite al iniciado conocer la cara oculta de las cosas y decodifi-car las señales que se desvelan en el huevo vertido en un vaso con agua, procedimiento diagnóstico por excelencia.

Saber hablar, por su parte, es la estrategia central del ixtlamatki –“el que sabe”-, pues sólo él pue-de, mediante sus palabras, trans-formar el mundo. Llamar al alma perdida y convertir el huevo y las plantas curativas en poderosos aliados que buscarán a esa alma que se ha desprendido del cuerpo enfermándolo inevitablemente. Convocar a los santos. Solicitar los favores de la Tierra, misma que se niega cada vez más a es-cuchar. Hablando se transforma el mundo y la persona y, enton-ces, la enfermedad cede paso a la salud.

Los terapeutas indígenas –por muchos años los únicos encarga-dos de la salud de sus comunida-des- han tenido que ganarse hoy un lugar frente a un sistema de salud ineficiente pero sumamente excluyente. La práctica curativa nahua forma parte de complejos rituales que no por ello son extra-ños vestigios de épocas pasadas. Su ritualidad nos habla, más bien, de formas complejas, actuales y le-gítimas de conocimiento sobre el cuerpo humano y el cosmos que habitamos.

ENTRE LA EPIDEMIA Y LA ENFERMEDAD: DIABETES EN CLAVE TOTONACA Susana Rebeca Kolb Cadwell Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM

Ixtepec, Puebla. Hospital IMSS Oportunidades. El doctor explica a la paciente, mujer totonaca, que es imprescindible seguir la dieta, realizar ejercicio y tomar sus medi-camentos, si quiere evitar perder un pie, la vista o incluso la vida. La mujer asienta, toma sus prescripcio-nes y sale por la puerta. Ya a solas, el doctor me dice que es probable que ella ignore sus indicaciones. En su opinión, muchos pacientes se niegan a cambiar sus hábitos por-que no entienden la urgencia de las medidas de control para la diabetes.

Fuera del hospital, la rea-lidad es otra. Durante la investigación para mi tesis de maestría entre

los totonacos de Ixtepec, constaté en la angustia de las personas que son sensibles a las palabras de los médicos. Mas, siendo de una cul-tura distinta, los pacientes totona-cos traducen estas palabras desde premisas y experiencias profun-damente diferentes, de modo que la diabetes que se vive y crea en Ixtepec es radicalmente diferente

de aquella que comprenden los médicos.

En Ixtepec, hablar de diabetes es hablar de la historia del lugar y de cada persona. Los totonacos cuentan que la diabetes apareció tras la llegada de la carretera con sus carros cargados de fertilizantes químicos y de pollos repletos de medicinas. Para ellos, estas modi-ficaciones alimenticias dieron pie a la diabetes, más que la llegada de refrescos y comida chatarra.

Sin embargo, en cada caso espe-cífico, la diabetes es causada por tristeza, coraje o susto, enfermeda-des en las cuales el espíritu de la persona queda atrapado fuera del

cuerpo. Doña Esperanza, curan-dera, describe cómo estas emocio-nes provocan que la sangre se acu-mule en el corazón, debilitándose y abriendo la puerta a la diabetes. Doña Amparo comenta: “‘De-bes controlarte’, eso me dicen, pero Dios nos manda cada quién como somos. Yo tengo mucho sentimiento, los sentimientos me hacen daño. Se quedan las amar-guras en el corazón”. No todos son susceptibles a la diabetes, depende de la fuerza con que se nace. Don Miguel explica: “somos personas, somos humanos, pero no todos somos iguales en la sangre. Hay unos que tienen sangre fuerte, y no les pasa nada, y los que están débil, pues como agua, por decir así, sangre-agua, y no aguantan”.

El diagnóstico significa inter-minables citas en el hospital y llevar una dieta diseñada a partir de una noción de valor calórico y regulación de carbohidratos y gra-sas. Para el paciente totonaco esto significa comer menos tortilla, lo que implica renunciar a la fuente

de fuerza que permite al cuerpo trabajar y estar sano. En la tradi-ción mesoamericana, el maíz pro-vee de fuerza vital a los hombres, la cual se transmite por medio del trabajo y tiene implicaciones profundas para la constitución de la vida y persona totonacas. Los hombres reclaman a la nutriólo-ga que tienen que trabajar; doña Filomena cuenta que conoce a alguien que murió por no comer bien y doña Esperanza es sucin-ta: “hay que comer para que esté una sana. ¿Qué nos va a alimen-tar? ¿Pura medicina?”. No seguir la dieta no es cuestión de hábitos, sino de vida o muerte.

En el hospital esta realidad de la diabetes está silenciada. Los pa-cientes se traducen en cifras y ni-veles de glucosa que se envían a vigilancia epidemiológica y los mé-dicos se transforman en portadores de una condena. Esto es síntoma del problema al que se enfrenta el sector salud de lidiar con la epide-mia de diabetes en un país cultu-ralmente diverso. Los totonacos de

Ixtepec no son más que un ejemplo de los diversos estilos de vida y las múltiples formas de pensar y vivir la diabetes. La “Norma Oficial Mexicana Para la prevención, tra-tamiento y control de la diabetes mellitus”, creada en el 2010 para prevenir y controlar esta enferme-dad, subraya la importancia de la educación, pero no da lugar a la di-ferencia ni a un diálogo simétrico, ni admite que diferentes culturas tengan conocimiento propio, dife-rente (y previo) sobre la diabetes.

Es un síntoma inherente al pro-blema. ¿Cómo dar lugar a la di-ferencia en una política de salud nacional que busca detener una epidemia? No lo sé. Quizá la pre-gunta que debería plantearse el Estado no sea cómo hacer efectivo el método de control y tratamiento de la diabetes en diferentes cultu-ras, sino cómo re-pensar la norma misma y sus premisas, abriendo paso a medicinas y formas de crea-tividad otras. Quizá sea una tarea imposible, pero es en lo imposible donde vale la pena pensar. .

Don Miguel. Mazatoepan, Puebla.

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VIDA SALUDABLE: EL BIEN-ESTAR COMO SALUDAldegundo González Álvarez Cooperativa Tosepan Titataniske

En su traducción al espa-ñol, la lengua maseual define a la palabra salud como un estado de felici-

dad o bienestar profundo. Nipaktok (estar bien, estar alegre) nos intro-duce al anhelo de una vida saluda-ble desde la cosmovisión maseual y a la importancia del equilibrio en el propio cuerpo, la interacción considerada con el otro y las prácti-cas respetosas sobre el entorno.

¿Qué elementos intervienen para tener una vida saludable?

1.- Equilibrio en el cuerpo. En nahuat, lo contrario a la salud es tener alguna enfermedad kokolis o chauis y el antónimo de pakilis (felicidad) es tayokoyalis (tristeza). La enfermedad puede tener varias causas. Becauge y el Taller de Tra-dición Oral (2012) documentan dos energías vitales que en equili-brio procuran la salud al cuerpo: frío sesek y caliente totonik. Para contar con una vida saludable, se hace necesario el manejo ade-cuado de estos dos elementos. Los alimentos son una de las mane-ras con la que regulamos nuestro

bienestar, algunos nos brindan calor y otros introducen frio a nuestro organismo; de acuerdo con nuestra naturaleza, debemos de orientar nuestra alimentación para encontrar esa armonía.

A inicios de los 80’s Becauge y el TTO realizaron en la región de Cuetzalan la documentación de

plantas medicinales (maseualxiu-jpajmej). En su primera investiga-ción hallaron 149 plantas medici-nales para curar 63 enfermedades identificadas, las cuales clasificaron en nueve categorías. En la novena categoría incorporaron, además de malestares corporales, las dolencias que tenían carga sobrenatural. En casos muy graves de quebranta-

miento del espíritu se debe seguir un ritual especifico que sólo el mé-dico maseual conoce.

Para el año de 1987 el grupo Youa-lxochit (integrado por un grupo de mujeres que trabajó como parte del TTO) amplió la encuesta a los médicos maseualmej y encontró 102 enfermedades.

2.- Armonía con el otro y con el entorno. Desde la cosmovisión maseual, en similitud con otras culturas y pueblos originarios, la tierra es nuestra madre y en el en-torno coexisten los guardianes que resguardan los elementos como el agua y el fuego. En un taller so-bre salud comunitaria, realizado en el Centro de Formación Kal-taixpetaniloyan en 2013, con par-ticipantes de 59 localidades de la región de Cuetzalan, se hizo un ejercicio que consistía en dibujar una comunidad en donde se in-cluyeran aquellos elementos que nos proveían de salud. Los equipos tuvieron pequeñas variaciones en sus ilustraciones, y entre los ele-mentos coincidentes destacaban la milpa, el cafetal diversificado

(koujtakiloyan), una vivienda or-denada y animales de traspatio, entre otros, pero resaltaba para todos los dibujos la presencia del sol, del agua y de las montañas. Este hecho permite reconocer que para la comunidad maseual el sol es proveedor de salud, tanto como el agua y un entorno biodiverso.

En este sentido, las enfermedades y los males pueden ser colectivos cuando uno de los miembros de la comunidad en desconsideración hacia otro le hace daño o lo las-tima. Atentar contra el equilibrio del entorno es también una mane-ra de poner en riesgo el bien-estar.

De esta manera compartimos un fragmento de la cosmovisión en la región de Cuetzalan, re-saltando aquellos elementos de la naturaleza que para el ser ma-seual resultan vitales para proveer salud, y hacemos hincapié en la importancia que implica vivir en comunidad para tener una vida saludable… porque si bien la ar-monía con el entorno es impor-tante, lo es también la relación con el otro.

“MAL DE OJO” EN LA SIERRA NORTE DE PUEBLALourdes Baez Cubero Subdirección de Etnografía - Museo Nacional de Antropología

Las sociedades de tra-dición indígena han desarrollado en torno a la salud-enfermedad

complejas concepciones sobre la persona, la vida y la muerte. Y lo han hecho también en su relación con la naturaleza, con la cual han mantenido una interacción constante.

Aun en contacto con portadores de culturas diversas, estas socie-dades han configurado modelos autónomos y originales. Aquí des-tacan los sistemas médicos empíri-cos, basados por un lado en el ma-nejo de la herbolaria y por otro en acciones simbólicas sustentadas en procedimientos adivinatorios.

En localidades de tradición indíge-na, la llegada del sistema de salud

del Estado ha sido tardía y presen-ta muchas limitantes para atender adecuadamente las enfermedades, en particular las recurrentes en los años recientes: diabetes, hiperten-sión arterial y cáncer.

En Naupam, municipio nahua de la Sierra Norte de Puebla, si bien hay una aceptación cada vez mayor de la medicina científica, prevalecen muchas de las prácticas tradicionales, existentes desde hace siglos, para el tratamiento de los desequilibrios físicos y espirituales.

Muchos de los problemas de sa-lud son resueltos desde el propio grupo doméstico. En la mayoría de las viviendas hay un pequeño huerto con plantas variadas que las mujeres de la casa identifican y usan como infusiones.

El manejo de plantas medicinales es competencia también de los espe-cialistas rituales, quienes combinan sus terapias: hacen interactuar ac-ciones simbólicas con las hierbas, ya sea bebidas en infusión, maceradas en refino, masticadas, untadas en las coyunturas en forma de cataplasmas y/o en baños en temazcal, por men-cionar las formas más frecuentes en que son prescritas y utilizadas.

Uno de los tipos de enfermedad más comunes es el que provocan aquellas personas que tienen un “corazón fuerte”: el llamado “mal de ojo” (ilehuilistli). Las víctimas más frecuentes son los niños pe-queños por su vulnerabilidad, tanto física como anímica.

No todas las personas tienen la condición de un “corazón fuerte”;

esta circunstancia es fortuita, es lo que los nahuas llaman “suerte” o destino, y que algunos individuos traen desde que nacen pero no se les desarrolla hasta que llegan a la adultez. Son personas que al dirigir su mirada hacia un niño le provocan daño; lo hacen gene-ralmente de manera involuntaria. Así, cualquier adulto debe tener mucho cuidado al estar cerca de niños ajenos, pues sin desearlo puede perjudicarlos en su salud.

Esto es, en apariencia no hay cau-sa del “mal de ojo”, aunque se dice que si alguien halaga a un niño ajeno, puede ocasionarle el daño. Es por medio de la vista, que es muy penetrante, como el “aire” del corazón se interna en el cuer-po de los niños; como éstos son pe-queños, su organismo es aún sus-

ceptible de cualquier afectación, no han madurado y enferman repentinamente.

Los síntomas que se presentan son fiebre alta y sudor, y a con-secuencia de esto, el llanto. Por lo general la terapia es realizada por alguna persona que no necesaria-mente es especialista, sino que puede ser alguien capaz de causar este tipo de daño por tener el “co-razón fuerte”; es decir, la premisa es que quien es capaz de causar mal, es también capaz de elimi-narlo de la víctima. Pero la elimi-nación del daño no la lleva a cabo el responsable, sino se le solicita a alguien que sepa cómo curarlo.

Las hierbas y productos que se uti-lizan son: hinojo, ruda, estafiate, perejil, toronjil, hierba mora, to-mate crudo, tomate asado y peo-nia. Después de lavar esto bien, se junta todo y se mastica hasta sacar el jugo que se revuelve con la sali-va de quien va a realizar la terapia. Esta masa se unta en la frente, pe-cho, vientre, pies, manos y en to-das las coyunturas del cuerpecito del enfermo. Cuando ocurre un “susto”, estas partes se abren por el impacto y por ahí se introducen los “aires” que le causarán mal. Esta terapia debe repetirse duran-te cuatro días, pero si el niño se alivia en la primera ocasión, sólo se hace dos veces.

N.P CATEGORIASNo. CASOS 1980

No. CASOS 1987

1 Malestares específi cos en diferentes partes del cuerpo 18

2 Trauma smos 8

3 Enfermedades de la piel 9

4 Problemas respiratorios 4

5 Problemas diges vos 6

6 Problemas ginecológicos 5 13

7 Enfermedades de los niños 5 23

8 Malestares generales 3

9 Dolencias que enen causas sobrenaturales 5

Fuente: elaborado con datos tomados de Cuerpo y cosmos, 2012.

Partera en ritual, "Lavado de manos", para los padrinos del niño que trajo al mundo. Naupan, Puebla

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MEDICINA TOTONACA PARA PREVENIR ENFERMEDADES DE CUERPO Y ESPÍRITUGabriel Sainos Guzmán Médico tradicional de Ixtepec, Puebla

Muchas curaciones tradicionales se han usado y se usan para la preven-

ción de las enfermedades del cuer-po, por ejemplo: a una muchacha se le da de tomar la primera agua que echan en la olla nueva de

barro para que no sufra a la hora de parir ni presente mucha hemo-rragia durante su menstruación; se lava la olla para tirar la mugre o microbios, y posteriormente se echa agua, la que se da de tomar. De igual forma, a las niñas se les prohíbe comer hígado de gallina

para evitar hemorragias durante su período menstrual.

También se corta la cola de xtan (tlacuache) y se les pega a las niñas en sus caderas y en sus nalgas; al poner su primer huevo una galli-na, se les unta la sangre y deben la-merla para que no sufran mucho y el parto se lleve de manera fácil. A los niños se les da carne de zorrillo para que no les dé tosferina, pues actúa como vacuna contra esa en-fermedad; asimismo, el gas de este animal es un preventivo para los alcohólicos, pero si se le da a un niño pequeño, jamás podrá tomar bebidas embriagantes.

A los varoncitos se les prohíbe ju-gar listones o fajas para que no se encuentren serpientes venenosas cuando vayan al campo; tampo-co deben masticar chiles y se les da de comer kiwi’ wana’ (insecto que come madera) para que les sea fácil partir leña; se les cuelga un gusano llamado sakg wiki’ (gusa-no leñador) para que encuentren rápido la leña y no ocurran acci-dentes. Se les prohíbe a los niños y a las niñas trabajar con sus pies; si lo hacen, nacerán sus hijos con

sus pies. Y no deben comer con los pies extendidos por delante por-que les esperará una víbora en el camino por donde pasen para en-redarse en ellos, lo que provocará que se enfermen de susto y espan-to, lo que propiciará enfermeda-des como la anemia, el raquitismo y la desnutrición.

Para evitar que se infecten, que se inflamen y que duelan los granos, no se debe comer lo que queda es-peso encima del atole y evitar comer grasa de animal, picante y huevos.

Los borrachos, la mujer encinta y su marido no deben acercarse a enfermos de sarampión y de pica-dura de víboras venenosas, pues el acercamiento les podría provocar la muerte.

Para que crezca y no se caiga el cabello, las mujeres deben cortar-lo al final de la primavera e inicio de verano, ya que esas estaciones del año son las más fuertes y es cuando se reproducen y renuevan las plantas y las aves.

Respecto al agua y al manantial, algo que evita que se quede el es-

píritu ahí, es no asistir al medio-día, puesto que es una hora sa-grada en que las mujeres muertas inician su acompañamiento en el parto al padre sol. No se debe ir al agua si se está enojado, de mal gusto o habiendo peleado recien-temente con alguien. Al pasar por un manantial se debe llevar una ofrenda, puede ser una f lor o una planta que haya sido cortada, e ir bien cuidado o cuidada.

En la fogata no se debe jugar, ni pelear con hermanos, con los tizones, ni con las brasas; se debe guardar respeto. Si alguien se espanta allí, se debe hacer la ceremonia para no enfermar o dejar el espíritu, así como, si cae un niño o una niña al sue-lo, se le debe pegar 12 veces y no enfermará.

Si va alguien al río, al monte o a algún otro lugar, se debe llevar tabaco y ajo para evitar acciden-tes causantes de enfermedad y de abandono del espíritu (fragmento del libro Historia de la medicina tradicional totonaca, Conaculta/Navarra Editores, 2012; edición a cargo de Ivonne Yáñez).

CHAPINGO Y LA MEDICINA NATURISTAPedro Mendoza Castelán Director de la Unidad de Medicina Tradicional y Terapeutica Naturista Chapingo www.medicina-chapingo.com

Desde hace tres décadas ha venido creciendo el interés por el poten-cial terapéutico de la

herbolaria y las medicinas tradi-cionales en México; así, diversas instancias de gobierno y acadé-micas y organizaciones indígenas y populares han desarrollado pro-gramas de investigación y meca-nismos para el reconocimiento y la regulación de esta expresión del saber ancestral de los pueblos y de la relación de éstos con la salud y el medio ambiente.

Destaca el programa que impulsó el hoy transformado Instituto Na-cional Indigenista para reconocer a los médicos tradicionales de todo el país; el surgimiento de los hospi-tales rurales de medicina tradicio-nal e institucional que promovió el Instituto Mexicano del Seguro So-cial-Coplamar (IMSS-Coplamar); la creación del Herbario del IMSS en el Centro Médico Nacional Si-glo XXI; la formación del Centro de Investigación Herbolaria del IMSS en Xochitepec, Morelos; la labor del Jardín Botánico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Insti-tuto de Investigaciones Biológicas de la máxima casa de estudios; y

el nacimiento de cátedras, cursos seminarios, talleres y diplomados que han promovido la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Autónoma Metropoli-tana (UAM), entre otros.

También resalta la labor que la Universidad Autónoma Chapin-go (UACh) ha desarrollado por medio de su Departamento de In-vestigación Botánica y Etnobotá-nica en plantas medicinales, y que

hoy se ve enriquecido por el Pro-grama Universitario de Medicina Tradicional y Terapéutica Natu-rista, que impulsa diplomados en medicina tradicional mexicana.

Esta labor de carácter institucional y académico no sería real ni posi-ble sin la activa participación de las organizaciones de médicos tra-dicionales indígenas y de las aso-ciaciones civiles que promueven la medicina tradicional y alternativa.

De lo que hablamos es de al-ternativas de salud; de terapéu-ticas para prevenir y sanar di-versos padecimientos de forma natural y con un profundo sen-tido humano ligado a una cos-movisión que nos relaciona con las partes esenciales del univer-so, expresadas en los cuatro ele-mentos que nos dan la vida -tie-rra, agua, aire y fuego-, en los que la medicina tradicional de México y del mundo tienen su

relación simbólica con los ejes de la curación.

El Programa Universitario de Me-dicina Tradicional y Terapéutica Naturista, próximo a cumplir 15 años, tiene el objetivo principal de “estudiar la medicina tradicio-nal mexicana, desde sus bases eu-ropeas, negras e indígenas hasta la actualidad, con la finalidad de contribuir a dilucidar los princi-pios teóricos y metodológicos para la obtención de conocimientos y su aplicación en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades, y analizar, desde el punto de vista científico, las terapias naturistas, considerando como base funda-mental su aplicación, aceptación y eficacia para los habitantes de México”.

El Programa ofrece más de 30 cursos y diplomados de medi-cina tradicional y alternativa, cada uno con registro ante la au-toridad académica de la UACh, lo que implica que se les da un seguimiento institucional, ade-más de que han sido auditados académicamente. Esto significa que tiene un rigor académico y metodológico suficiente.

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Oaxaca

ARTICULAR LA BIOMEDICINA CON LA MEDICINA TRADICIONALLourdes Rudiño

Expertos e investigadores del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” (INNSZ) realizan des-

de hace más de 20 años un esfuerzo de capacitación de promotores comunitarios para fortalecer las condiciones de salud en poblados pobres, fundamentalmente indí-genas, ubicados en Oaxaca.

Esta tarea, encabezada por el médico Alber-to Ysunza Ogazón, jefe de Estudios Rurales y Experimentales del INNZ, se materializa en el Centro de Capacitación Integral para Promotores Comunitarios (Ceciproc), que nació en 1991 y que actualmente se concen-tra en la región Costa de Oaxaca.

En entrevista, Alberto Ysunza señala que el Ceciproc ha tenido el objetivo de capa-citar gente local para que se encargue de resolver la mayoría de los problemas de salud de las comunidades, lo cual implica desde atender serios problemas de desnu-trición infantil y parasitosis, hasta promo-ver huertos familiares para mejorar la dieta de las personas, impulsar la construcción de sanitarios ecológicos para ahorrar agua y aprovechar las excretas como fertilizante y sustituir estufas de leña dañinas por su generación de humo.

Pero en particular en la atención primaria de la salud, dice que “estamos convencidos de que se puede resolver localmente” y el prin-cipal recurso requerido en las zonas pobres (con alto contenido indígena) es el humano. “Hemos tratado de hacer un matrimonio en-tre esta parte oficial, científica, de la biome-dicina –pues es muy importante introducirla en los sistemas locales de salud- con lo que por muchos años se había considerado pro-ducto de la ignorancia, la medicina tradicio-nal, que es milenaria. Nuestro trabajo consis-te en tratar de identificar ese conocimiento, entenderlo y articularlo, básicamente con una visión preventiva.

“Vemos que hay una variedad impresionan-te de formas de ver el proceso salud-enfer-medad, y también de atención, y cómo este tipo de atenciones diferentes se adaptan a las circunstancias ambientales, ecológicas,

sociales e inclusive de marginación. Encon-tramos que el ‘susto’ se puede atender con hiertbas, con oraciones, con temazcal…”

Y es que el susto o el empacho o que al niño se le cayó la moyera forman parte de “una gama impresionante de enfermeda-des que tienen su razón de ser y su lógica, y que además son reales y pueden llegar a matar, y no son producto de la ignorancia (…) Estos conceptos diferentes de enferme-dad y atención se entienden porque hay una visión muy diferente de la vida, de la salud, de la muerte, de todo esto que forma al ser humano”.

Comenta que en los lugares donde trabaja el Ceciproc tienen temazcal (que es una casa o templo de vapor); el hecho de que no haya desaparecido y que prevalezca indica que tiene una razón real de ser.

El médico señala que esta concepción se enmarca en algo que otros grupos tienen mejor sistematizado. “Hay un grupo de ca-nadienses que hablan de una visión ecosis-témica de la salud, que indica que no hay salud humana si no hay salud del ecosiste-ma, y eso se observa en todas partes, desde la Antártida hasta los países más tropicales; ellos identifican tres elementos de desarro-llo, el económico, el ambiental y el impac-to social en las comunidades. Hoy vemos lo que ocurre con el cambio climático, que está propiciando enfermedades nuevas, mutaciones de virus que antes no había, afectación en los ciclos agrícolas y caída de producción del campo, y todo eso incide negativamente en la salud, en las econo-mías, en las dinámicas sociales (…) o lo que ocurre con la forma desigual en que se desarrollan los mercados, que repercute en una falta de equidad social impresionante, en desaparición de las economías locales, de la autosuficiencia, en emigración, y aho-ra nos quieren todavía meter transgénicos que atentan contra las semillas nativas y contra la milpa y lo que conlleva, quelites, verdolagas, cultura comunitaria. Todo esto afecta la salud, por supuesto”.

El entrevistado dice que ante estos gran-des problemas, “que nos rebasan no sólo a

nosotros sino a nivel de mega economías”, lo que el Ceciproc hace es buscar que la investigación que realiza en pro de la salud de las comunidades repercuta en acciones directas, resolutivas, inmediatas, y “la par-ticipación es muy importante, pero no sólo de científicos y técnicos. Involucramos a todos los que saben: médicos tradicionales, que conocen de plantas; ancianos; líderes, y todos los que tengan que tengan algo que decir a propósito de la comunidad (…) Así como en la biomedicina hay grandes espe-cialidades, en la tradicional, hay hueseros, curanderos, rezanderos…”.

En materia de investigación, comenta que hace unos 15 años los promotores del Ceci-proc hicieron una colecta de hierbas medici-nales y comestibles, y las tienen identificadas con toda su descripción científica y de uso. “Esta es una muestra sólo y la idea es que la gente sepa que hay miles de años de co-nocimiento y potencial y que si bien no va a resolver todos los problemas de nutrición y de salud sí son un recurso”.

Explica que el Ceciproc investiga de qué se enferma la gente en las comunidades donde trabaja. “Vemos mucho alcoholis-mo, y todo lo que genera la introducción del narcotráfico, problemas de drogadic-ción. Uno pensaría que éstos no existen en el medio rural, y no sólo eso, sino que son aún más graves, pues empiezan desde la escuela primaria. En la Costa de Oaxa-ca hay niños que están vendiendo tachas. Esta situación se ha agudizado desde que Estados Unidos limitó la entrada de dro-gas a su territorio luego de los atentados de septiembre de 2001. Asimismo, 80 o 90 por ciento de los adolescentes están te-niendo relaciones sexuales sin protección y hay una gran cantidad de madres solteras con edades de 10 años o incluso menos; es impresionante”.

El médico aclara que habla a título perso-nal y considera muy difícil que la visión que ha desarrollado el Ceciproc en cuan-to a la integración de la biomedicina y la medicina tradicional trascienda y se reco-nozca institucionalmente en el país, pues “como investigadores, estamos sujetos a evaluación sistemática con criterios del modelo médico hegemónico, la biomedi-cina”. No obstante, afirma, “no partimos de cero. Desde hace tiempo, a partir de la entrada de China a las Naciones Uni-das, la Organización Mundial de la Salud reconoce la importancia de la medicina tradicional, cuando antes la rechazaba sistemáticamente.

Alberto Ysunza explica que el Ceciproc es apoyado por recursos de fundaciones, los cuales son cada vez más difíciles de con-seguir. Sin embargo, hay ahora una cir-cunstancia, la reforma fiscal, que hará que el gasto-comprobación de los recursos se dificulte aún más que la propia obtención, y eso implica un verdadero y gravísimo obstáculo para el Ceciproc. Señala que el Centro está en una serie crisis; su perma-nencia está en riesgo.

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Dr. Alberto Ysunza Ogazón

Testimonio

Moisés Sánchez Pérez, promotor del Ceciproc

“Soy promotor de salud. Primero trabajé en mi comunidad, San Francisco Jayacaxtepec (mixe de la Sierra Norte de Oaxaca); ahora trabajo en la Costa como apoyo del equipo del Ceciproc. La gente acude a la medicina tradicional cuando no sana. Le dan al niño esto y lo otro, lo desparasitan y no mejora, y entonces dicen ‘tiene susto’ y la curande-ra o el curandero lo ve y lo cura con ciertas hierbas, o con su misma ropa, porque tienen sus prácticas. En la Sierra Sur, usan un trapo nada más, la prenda íntima del niño o de la niña; con eso llaman al espíritu que se que-dó por allí donde se asustó. En otros luga-res se usa mezcalito, con huevo, con varias cosas, con más elementos. Leen el huevo y diagnostican el problema. Cuando alguien se empacha o está eructando lo que comió, niño o gente grande, el curandero pregunta ‘¿qué comiste?’ y agarra parte de esa comida, la calienta tantito y empieza a escupirle y se la pone en el estómago o en el pecho, y dice: ‘aquí está tu medicina si te hizo daño, y aun-que te haga daño posteriormente lo seguirás comiendo’, y al instante se quita el malestar, y uno se asombra. Uno como ignorante no entiende o no piensa más a fondo las ra-zones. O igual, cuando está el niño empa-chado, hay que buscar la ceniza debajo del comal, la más fina, sacarla, echarle saliva y ponérsela en el ombligo, al ratito el niño co-mienza a sacar aires y ya se curó, cosas raras. A veces no creo, pero cuando lo veo allí está.

“En la Costa hay mucha diversidad de cono-cimiento, allí está la raza negra y muchos de la Sierra Sur, y hay una mezcla: aquellos que curan con barro y los que curan con hierbas, o con piedras, con agua, y cosas así, entonces nos vamos dando cuenta que algunas plantas que sirven para una cosa en una región, en otro lugar sirven para otra cosa y se junta el conocimiento (…) Uno a veces se avergüenza de las curaciones que se hacen, pero cuando llegan los médicos, los biólogos y empiezan a hacer comentarios sobre la medicina tradi-cional, decimos ‘pues no estamos jodidos; si un médico habla de esto, no estábamos tan perdidos. Suena algo allá arriba donde hay conocimiento, donde hay escuela’.

“En la Sierra Norte se instaló una farma-cia comunitaria mixta, donde se invitó a médicos tradicionales, hueseros, parteras, hierberos… y ellos son los que atienden la farmacia y hay tanto alopática como tradi-cional, hierbas, tinturas, pomadas, jabones, lociones, jarabes…”

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15 de febrero de 201420

#QUELLUEVAMAÍZ EN LA MONTAÑAEL 4 DE FEBRERO ALREDEDOR DE DOS MIL FAMILIAS DE LA MONTAÑA DE GUERRERO AFECTADAS POR LA TORMENTA MANUEL

Y HURACÁN INGRID SALIERON A LAS CALLES PARA EXIGIR A LOS GOBIERNOS FEDERAL Y ESTATAL QUE GARANTICEN EL PLENO DERECHO A LA ALIMENTACIÓN Y CUMPLAN CON LOS COMPROMISOS ADQUIRIDOS CON LOS AFECTADOS. LA SITUACIÓN EN LA MONTAÑA ES MUY GRAVE Y “HOY NOS ENCONTRAMOS EN EL UMBRAL DE LA HAMBRUNA”, DIJERON.

DECLARATORIA DE LOS INTEGRANTES DEL CONSEJO DE COMUNIDADES AFECTADAS DE LA REGIÓN MON-

TAÑA DEL ESTADO DE GUERREROTlapa de Comonfort, Guerrero, México, 4 de

febrero de 2014

La conjunción de la tormenta Manuel y el hu-racán Ingrid del pasado mes de sep embre, ha sido uno de los fenómenos meteorológi-cos que más daños ha ocasionado a los pue-blos y las comunidades de varios estados del país, pero en par cular a las de nuestro esta-do de Guerrero, ra fi cadas en la Declaratoria de Desastre Natural que el propio Ejecu vo Federal publicó el 23 de sep embre en el Diario Ofi cial de la Federación, en donde se señaló la situación de emergencia en 56 mu-nicipios de Guerrero, incluyendo los 19 que integran la región de la Montaña.

Los daños sufridos son de consecuen-cias insólitas, muchos de ellos de forma irreparable, como los 40 fallecimientos que han sido registrados tan sólo en la región de la Montaña y que, de acuerdo con la ci-fra de los fallecimientos a nivel nacional a causa del mismo fenómeno, las muertes de hombres, mujeres, niños y niñas hermanos indígenas de la región representarían casi una tercera parte del total nacional y prác- camente la mitad del número de decesos

en el estado.Otra consecuencia incalculable fue que

en muchas comunidades lo perdimos todo: viviendas, siembras, caminos e infraestruc-tura de servicios elementales como atención médica, luz, agua y drenaje, ocasionando cientos de mujeres y hombres desplazados, quienes requerimos de una atención pronta e integral, en especial en Filo de Acatepec, El Tejocote, La Lucerna, Moyotepec, El Tepeyac y San Miguel Amoltepec, donde vivimos en precarios campamentos que hemos improvi-sado a las orillas de los caminos y que hasta la fecha prác camente hemos sido ignora-dos por las autoridades federales, estatales y municipales.

Los deslaves de los cerros ocasionaron el deslizamiento de grandes can dades de piedras, lodo y agua que además de arrasar vi-viendas y caminos, también sepultaron cientos de parcelas con nuestra tradicional “milpa”, en donde estábamos por cosechar maíz, frijol y calabaza, alimentos que en estas fechas se vuelven fundamentales e indispensables para nuestro sostenimiento y sobrevivencia. Sin embargo, a pesar de que estamos en un gra-ve riesgo de hambruna, sólo hemos recibido el abandono y desprecio de las autoridades, quienes han mostrado no sólo su insensibili-dad a nuestra problemá ca, sino también una gran incapacidad para enfrentar la real ame-naza de una crisis alimentaria que sufrimos.

Otra grave consecuencia derivada de la combinación de los daños que nos aque-jan es que nos hemos visto obligados a salir a buscar oportunidades laborales en otros campos, lo que se ve refl ejado en el incre-mento registrado en los ya signifi ca vos y tradicionales fl ujos migratorios de las comu-nidades de la Montaña a campos agrícolas en el norte del país.

Sin embargo, y a pesar de las graves condiciones que estamos enfrentando des-de el pasado mes de sep embre, las muje-res y hombres integrantes de este Consejo nos hemos organizado, no solamente para exigir el respeto de nuestros derechos, sino que también hemos sido consecuentes y to-lerantes con las autoridades competentes, en especial con la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), con quienes se han tenido reuniones de planeación para la atención de emergencia, en las cuales una y otra vez nos han pedido propuestas de todo po: de alimentación, de vivienda, de caminos, de corte integral. Incluso hemos logrado esta-blecer una alianza nacional con la Asociación Nacional de Empresas de Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), para ga-ran zar no sólo la atención a la emergencia, sino también trascender y generar un cam-bio de po estructural en la forma en que

estamos vinculados con nuestros procesos de producción, y hacer valer el derecho a la alimentación que tutelan los ar culos 4º y 27 de la Constitución Política y diversos tratados internacionales que el Estado mexi-cano ha fi rmado.

No obstante, y a pesar de los esfuerzos que hemos realizado por priorizar el diálogo y ser proposi vos, lo que se refl eja en la en-trega a la misma Sedesol de una propuesta concreta de abastecimiento de granos, con perspec va de derechos e interculturalidad, la respuesta de las autoridades sigue siendo la omisión, el desdeño, el abandono y el des-linde de sus obligaciones. Así buscan evadir sus responsabilidades al reiterar en dis n-tas ocasiones que la gente de la Montaña vivimos con hambre y en la pobreza desde siempre, por lo que no podemos demandar nuestro derecho a la alimentación; así como, tampoco reconocen la insufi ciencia y falta de efi ciencia de los programas implementados en algunas de las comunidades.

No se engañen autoridades estatales y federales. Si hoy estamos aquí es porque ustedes han cerrado todas las puertas y han desdeñado nuestras propuestas, algunas de las cuales ustedes mismos nos han solicitado presentar.

Si hoy nos manifestamos de manera libre y en uso de nuestro pleno derecho es porque les queremos recordar que es su res-ponsabilidad garan zar que nuestros dere-chos se hagan efec vos.

El Consejo de Comunidades Damnifi ca-das de la Montaña de Guerrero es un esfuer-zo organiza vo que surgió para dar voz a las comunidades, porque literalmente fuimos excluidas de los programas de atención in-mediata y de reconstrucción.

El Consejo lo integramos autoridades comunitarias, por lo tanto somos represen-tantes directos de los pueblos y portavoz para con las autoridades municipales; por lo que contamos con la representa vidad legal y real de las comunidades, lo que no

puede decirse de autoridades electas como las municipales, que en la región enen un grave défi cit de representa vidad. Así, nos organizamos en el Consejo para impulsar una mayor rendición de cuentas y más am-plios espacios de par cipación ciudadana que permitan integrar a la discusión nuestra visión respecto a las necesidades que tene-mos, con el obje vo de orientar y comple-mentar las acciones del gobierno tras el paso de las tormentas.

El Consejo exige que por lo menos el tres por ciento del fondo de atención de de-sastres que ha sido autorizado para el estado de Guerrero sea asignado, conforme a las ac-ciones propuestas que han sido entregadas a la Sedesol desde el año pasado.

Así nos han reconocido las mismas au-toridades de los dis ntos niveles de gobier-no desde la creación del Consejo, cuando el 23 de sep embre el Consejo sostuvimos una reunión con la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga, además de que mantuvimos interlocución permanente con el subsecretario de Desarrollo Comuni-tario y Par cipación Social de esa dependen-cia federal, Javier Guerrero García y con los equipos opera vos de Sedesol en el estado, durante todo el año pasado.

Finalmente, este Consejo quiere agra-decer al pueblo de México y de otras na-ciones quienes nos han brindado su ayuda solidaria durante todo el proceso de emer-gencia. Sin duda su ayuda ha sido vital para que nuestra problemá ca no se agrave más. Reciban desde estas erras nuestro aprecio y reconocimiento.

También va todo nuestro reconoci-miento a las hermanas y hermanos de la ANEC, porque con núan junto a nosotros y nosotras apoyando y proponiendo salidas a la situación que vivimos. Gracias.

Porque queremos que llueva Maíz en la Montaña de Guerrero.

CONSEJO DE COMUNIDADES AFECTA-DAS EN LA REGIÓN DE LA MONTAÑA

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