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  • 8/18/2019 Jornada Del Campo 99 Web

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    19 de diciembre de 2015 • Número 99

    Directora General: Carmen Lira SaadeDirector Fundador: Carlos Payán Velver

    Suplemento informativo de La Jornada

     TEMA DEL MES

    NUESTRAMÉRICA EN LA ENCRUCIJADAARMANDO BARTRA

    BRASIL

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    19 de diciembre de 20152

    Mis libros son como los beodos; se tambaleande derecha a izquierda, andan y se paran,

    refunfuñan, rugen, ríen a carcajadas,amenazan al cielo, resbalan y caen […]

    Eso del método es mejor tenerlo sin corbata

    ni tirantes, sino un poco a la descuidada,como quien no se ocupa de la vecina de

    enfrente ni del inspector de manzana.

    Joaquín María Machado de Assis

    ¿Por qué ocuparme de un texto litera-rio en el editorial de un suplemento detemas rurales que en este número estádedicado a Brasil? Porque El alienista es

    una novela corta del escritor brasileño JoaquínMaría Machado de Assis, que trata de la difi-cultad de distinguir a los locos de los cuerdospara así poder aislarlos. Y, por extensión, de lorelativa que es la distinción entre nosotros y los“otros”. Todos los “otros”: los desviados, los ex-traños, los salvajes, los indios y, naturalmente,los campesinos…

    *

    En la antigüedad los locos eran expulsados dela ciudad y hubo barcos de locos y torres de lo-cos. Segregación que durante el Renacimientomuda en fascinación. “El hombre descubre enestas formas fantásticas uno de los secretos y lavocación de su naturaleza”, escribe Foucault.

     Yendo má s allá, Erasmo concluye que en to-dos hay locura y que ésta es necesaria. Pero “lalocura cuya voz el Renacimiento ha liberado,y cuya violencia domina, va a ser reducida alsilencio por la época clásica”, concluye el autorde Historia de la locura. Comienza entonces elgran encierro, la internación más policiaca quemédica de los locos en Hospitales Generalesque en verdad son cárceles. Durante el siglo

     XVI II a los insensatos se les enclaustra juntocon los criminales, los viejos desvalidos, losmendigos, las putas y los libertinos… Más queprevención, castigo o terapia es el apartamientode los “otros” por el hecho de serlo.

    Se dice que durante la gran revolución france-sa, Scipión Pinel dejó ir a los locos que estabanencerrados en Bicetre. Lo cierto es que la revo-lución de “los derechos del hombre” emancipaa los lunáticos de sus grilletes físicos... sólo para

    encadenarlos a otros aún más férreos pero me-tafísicos, como los que arrastran los internos enlos Asilos y Retiros creados por Samuel Tuke ypor el propio “liberador” Pinel.

    La violencia del nuevo Manicomio es distinta

    de la violencia de los Hospitales, pues aquí seobliga al loco a adoptar vicariamente la posi-ción del cuerdo y en sus “momentos de lucidez”reconocerse en falta, reconocerse loco. “La te-rapéutica –escribe Foucault- trata de persuadiral loco de su locura”.

    El asilo positivista sustentado en la ciencia es ladura dictadura de la razón sobre la insensatez.Previa definición inapelable de lo que es cordu-ra y lo que es locura, el alienista separa el trigosensato de la insensata cizaña con la frialdadde quien emite un fallo judicial. Porque en unasociedad desencantada que se sustenta en laciencia, el verdadero poder disciplinario resideen quien formula la definición del mal, codifi-ca los síntomas acusatorios y emite el inapelableveredicto…

     Y de la Casa Verde, una residencia de orates deinspiración positivista establecida en el Brasildecimonónico, trata El alienista  de Machadode Assis, un hombre que hace 150 años y enun país remoto, cortesano y esclavista, habíadescubierto con desazón que, aun ahí, en lostiempos de la racionalista modernidad “el or-den de los Estados no tolera ya el desorden delos corazones”.

    Pobre, mulato, autodidacta, epiléptico y tar-tamudo,  Machado de Assis es un alien totalque sin embargo no se resigna a la marginali-dad ni se encierra en su diferencia. Nacido en1839 en una quinta de Río de Janeiro a cuyopersonal pertenecían sus padres, Joaquín Maríalogra educarse, adopta los modos de la “gentede bien” y, venciendo dificultades, se convierteen un escritor a la moda.

     Ya exitoso, sorprende a todos rompiendo losmoldes literarios: romanticismo, indianismo,pintoresquismo. Pero también los ideológicosy morales como el de la ciencia positivista y lapretensión de normalidad de una sociedad quese creía capaz de distinguir sin lugar a dudas lalocura de la cordura. Y de eso trata El alienista. 

     Veamos.

    “La ciencia es mi compromiso", sostiene SimónBacamarte, un médico europeizante formadoen Coimbra y Padua, pero que decide radicaren su natal Itaguaí. Ahí casa con doña Evaris-ta, calculando que por ser fea y antipática no lodistraerá de sus investigaciones en el “área de losíquico” y la “patología cerebral”.

     Y como en el pueblo los locos mansos andanpor la calle y a los furiosos se les tiene en casa,

    el alienista decide que hay que encerrarlos atodos en una residencia que llama la Casa Ver-de, para ahí “estudiar profundamente la locura,sus grados diversos, clasificar sus casos, descu-brir en fin la causa del fenómeno y el remediouniversal”. Simón es un “hombre de ciencia ysólo de ciencia, nada lo consterna fuera de laciencia”.

    Empieza entonces el gran encierro en Itaguaí,pues al demarcar “ definitivamente los límitesde la razón y de la locura” el alienista conclu-ye que “la razón es el perfecto equilibrio detodas las facultades y que fuera de ella todoes insania”. Lo que lo lleva a una inquietanteconclusión: “La locura era hasta ahora una islaperdida en el océano de la razón [pero] empie-zo a sospechar que es un continente”. Y la Casa

     Verde se llena de presuntos alienados; algunos,personas a quienes los lugareños estiman yaprecian.

    “La Casa Verde no es más que una cárcel pri-vada”, dice alguien. “Bastilla de la razón hu-mana”, la llama el poeta local. Y la gente salea la calle a reclamar. Pero el ayuntamiento noquiere intervenir porque “la ciencia no puedeser enmendada por protestas callejeras”.

    “Hay que derrocar al tirano”, proclama alguien. Y con otros se avoca a organizar la rebelión.“Los trescientos que marcharon hacia la Casa

     Verde –dada la diferencia entre París y It aguaí-podían ser comparados con los que tomaron laBastilla”. Los encabeza Porfirio Caetano dasNeves, barbero y desde entonces autonombrado

    “Protector de la villa”. “No pedimos nada –voci-feran los alzados- ordenamos que la Casa Verdesea demolida”.

    Pero, como Pinel en Francia, el Protector deItaguaí considera que una cosa es tomar la Bas-tilla de la Casa Verde y otra cosa es que los locosanden sueltos. Además de que, como muchoscaudillos, el barbero quiere gobernar, tarea enque puede ser muy útil un sitio de reclusión yla complicidad de la ciencia en la función dedefinir quién debe ser segregado y quién no.

    Entonces Porfirio se apersona con Bacamarte yMachado de Assis resume en una escena el sinode casi todas las revoluciones que, diciéndoselibertarias, hacen suyo el sistema disciplinariodel orden anterior.

    “El pueblo, dominado por una legítima indig-nación puede exigir al gobierno cierta prioridaden sus actos; pero éste no los debe practicar almenos íntegramente […] ¿Puede entrar en elánimo del gobierno eliminar la locura? No ¿Y siel gobierno no la puede eliminar, al menos estáapto para discriminarla y reconocerla? Tampo-co. Ello es materia de l a ciencia […] Arbitremosun medio para contener al pueblo. Unámonos yel pueblo sabrá obedecer.”

    La Jornada del Campo, suplemento mensual deLa Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Me-dios, SA de CV; avenida Cuauhtémoc 1236, coloniaSanta Cruz Atoyac, CP 03310, delegación BenitoJuárez, México, Distrito Federal. Teléfono: 9183-0300.Impreso en Imprenta de Medios, SA de CV, avenidaCuitláhuac 3353, colonia Ampliación Cosmopolita,delegación Azcapotzalco, México, DF, teléfono: 5355-6702. Prohibida la reproducción total o parcial delcontenido de esta publicación, por cualquier medio,sin la autorización expresa de los editores. Reservade derechos al uso exclusivo del título La Jornada delCampo número 04-2008-121817381700-107.

    Suplemento informativo de La Jornada 19 de diciembre de 2015 • Número 99 • Año IX

    COMITÉ EDITORIAL

    Armando BartraCoordinador

    Luciano ConcheiroSubcoordinador

    Enrique Pérez S.Lourdes E. RudiñoHernán García Crespo

    CONSEJO EDITORIAL

    Elena Álvarez-Buylla, Gustavo Ampugnani,Cristina Barros, Armando Bartra, EckartBoege, Marco Buenrostro, AlejandroCalvillo, Beatriz Cavallotti, FernandoCelis, Luciano Concheiro Bórquez, SusanaCruickshank, Gisela Espinosa Damián,

    Plutarco Emilio García, Francisco LópezBárcenas, Cati Marielle, Yolanda MassieuTrigo, Brisa Maya, Julio Moguel, Luisa Paré,Enrique Pérez S., Víctor Quintana S., AlfonsoRamírez Cuellar, Jesús Ramírez Cuevas,Héctor Robles, Eduardo Rojo, Lourdes E.Rudiño, Adelita San Vicente Tello, VíctorSuárez, Carlos Toledo, Víctor ManuelToledo, Antonio Turrent y Jorge Villarreal.

    Publicidad Rosibel Cueto FloresCel. 55 2775 8010Tel. (55) 2978 [email protected]

    Diseño Hernán García Crespo 

    BUZÓN DEL CAMPOTe invitamos a que nos envíes tus opiniones, comentarios y dudas a

     [email protected]

    twitter.com/jornadadelcampofacebook.com/La Jornada del Campo

    issuu.com/la_jornada_del_campo

    Fueron coeditoras en este número del suplemento: Andrea SantosBaca, estudiante del doctorado en Economía en la Universidad FederalFluminense, Río de Janeiro (UFF-RJ); Berenice Morales Aguilar, candidata

    a doctora en Antropología Social de la Universidad Estatal de Campinas(Unicamp); Jimena de Garay Hernández, candidata a doctora en SicologíaSocial de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ), y Lívia Moreirade Alcántara, candidata a doctora en Sociología en el Instuto de EstudiosSociales y Polícos de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (IESP/UERJ)

        P    O    R    T    A    D    A  :   I  n    d   i  o   K  a    l  a  p  a    l  o    /   J  u  a  n   F  r  a  n  c   i  s  c  o   C  e  r  e  z  o   T  o  r  r  e  s

    DE LOCOS Y CUERDOS:

    EL ALIENISTADE MACHADO DE ASSIS

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    Diálogo entre el poder emergente y laciencia, la conversación entre el Protector de lavilla y el alienista de la Casa Verde devela contino ideológico e ironía literaria nada menosque la complicidad entre la ciencia positivistay los Estados burgueses posteriores a la revo-lución francesa –incluyendo los emergentes ycontrahechos Estados nación latinoamericanos-en la tarea de mantener el orden, evitar los so-bresaltos y administrar el cambio. Sin olvidar el

    papel que juega en este control social el poderenviscado en las formas de la vida cotidiana, elbiopoder. La inapelable autoridad del juez, elgendarme, el maestro, el médico, el marido y elpadre en lo tocante a diferenciar las conductasadmisibles de las inadmisibles, la normalidad dela perversión, la culpa de la inocencia, la enfer-medad de la salud, la cordura de locura.

    “El orden es la base del gobierno”, anunció elProtector de la villa una vez concluida la rebe-lión. “Cinco días después, el alienista encerróen la Casa Verde a cerca de 50 animadores delnuevo gobierno”. Incluido el Protector.

     Y e l p oder disciplinario que Bacamarte ejerceen Itaguaí se desborda al punto de que en unassemanas el 80 por ciento del pueblo ha sido in -

    ternado. Incontenible crecimiento de la locuraque convence al alienista de que algo está mal:si el equilibrio de las facultades es tan infre-cuente, es que ahí está la perversión: el verda-dero anormal es el equilibrado. Establecido elnuevo paradigma, los subsecuentes inquilinosde la Casa Verde ya no son histéricos, esquizo-frénicos o depresivos, ahora son tolerantes, sin-ceros, magnánimos, rectos…

     Ya teniéndolos en el encierro, y gracias a suseficaces terapias, Bacamarte corrompe a los vir-tuosos y con ello los normaliza. Pero su éxitoabsoluto le resulta dudoso precisamente por serabsoluto. Y en su duda el alienista se descubremodesto. Virtud patológica por la que se encie-rra a sí mismo en la Casa Verde, donde mesesdespués muere.

    Como sabía Erasmo y redescubrió Foucault, la cordura y la locura se entreveran y toda se-paración tajante es dudosa, además de discipli-naria y represiva. Y Machado de Assis es de lamisma idea.

    El tema se repite, por ejemplo, en su novelaMemorias póstumas de Blas Cubas, donde enun apartado que se titula precisamente “Razóncontra locura” nos dice que estas dos condicio-nes se disputan nuestra conciencia:

    “En nuestro caso, hubo casi un pleito a lapuerta de mi cerebro, porque la advenediza[Locura] no quería dejar la casa, y la dueñano cedía en su intención de tomar lo que erasuyo. Por último, ya se contentaba la Locuracon un rinconcillo en el sótano.

    -No señora –replicó la Razón-; estoy can-sada de cederte sótanos…

    -Está bien, déjame aquí algún tiempomás, que ando en la pista de un misterio…

    -¿Qué misterio?

    -De dos –enmendó la Locura-; el de lavida y el de la muerte; sólo te pido unosdiez minutos”.

    Hacia el final del libro, Quincas Borba, filósofoy amigo del protagonista le dice que está loco.

     Y éste, para s alir de dudas, va a consult ar a unalienista. Después de examinarlo, el médico

    concluye que él no está loco… pero que encambio el filósofo sí lo está. Preocupado por lasuerte de su camarada, Blas Cubas le trasmite eldiagnóstico. Para su sorpresa, el pensador no seacongoja. “Quincas Borba no sólo estaba loco,

    sino que sabía que estaba loco… Lo sabía y nose irritaba contra el mal”. Y termina la novela.

    La locura es otredad que estigmatiza. Pero tam-bién lo es la lepra. Los leprosos, como los locos,han sido históricamente segregados y al  freackque es Machado de Assis el asunto le escuece.

    Como reacción al patetismo romántico que antespracticó en sus escritos a la moda, en Don Cas-murro, como en todas sus novelas de madurez, elescritor brasileño trata con distancia y hasta confrialdad el dolor humano. De modo que en laspocas páginas en que aparece Manduca, el prota-gonista muestra incomodidad y desagrado por supresencia, sobre todo cuando al joven leproso sele ocurre morirse precisamente en los momentosen que él pensaba visitar a su amada Capitú.

    Hasta aquí el tratamiento del tema es el previsi-ble. Pero inopinadamente, como acostumbra, elnovelista intercala un apartado que en aparien-cia no viene a cuento, donde relata la acaloradapolémica de Casmurro y Manduca, o -como elmismo dice- de la salud con la enfermedad, entorno al papel de Rusia y de los países aliados en

    la guerra de Crimea. Y en el debate, que de tanapasionado se torna incluso epistolar, las distan-cias se anulan: el leproso sale de la cárcel corpó-rea que lo aísla y el protagonista olvida la repug-nancia que antes sentía y lo trata como su igual.

     Y de reseñar la discusión política, Machado de Assis t ransita, en una sola frase, a la imagen deManduca muerto. Imagen en la que, sintomática-mente, el contenido novelista dirige sus adjetivos

    al lastimoso cobertor y no al cuerpo torturado quecobija. “Si los rusos entraran algún día en Constan-tinopla, esa era la cuestión para mi vecino leproso,debajo de la triste, rota y sucia colcha de retazos”.

    Sin patetismo, sin chantaje moral, el novelistaconstruye la imagen entrañable de un excluidoradical, de un adolescente leproso que escapade su aislamiento por la vía más inesperada dis-cutiendo con un vecino la coyuntura políticaeuropea. Y de la misma manera oblicua, prime-ro asimilándose y luego rompiendo, enfrenta suotredad el mulato, epiléptico y tartamudo quefue Joaquín María Machado de Assis.

    En el curso de sus esfuerzos por asimilarse a lanormalidad, Machado de Assis había descubier-to que la alteridad no sólo sustenta la estigmati-

    zación social, es también parte de la condiciónhumana y como tal hay que admitirla. Así laironía que impregna su obra de madurez, másque a los otros apunta hacia sí mismo, a su propiainconsistencia manifiesta en la energía inverti-da en mimetizarse literaria y socialmente. Y portanto apunta a nosotros sus lectores. Y lo hace enel modo sobrio y abismado de la introspección yno en el distante y adjetivado de la sátira social.

    Teatro de máscaras, la sociedad juega un juegode imposturas. El verdadero rostro no existe y si esque existe, se oculta. Sólo se le sorprende a vecesfugazmente, con el rabillo del ojo y en reveladorasminucias. ¿Cómo traspasar la radical otredad delleproso Manduca? ¿Por habituales palancas del ro-manticismo como la piedad, el amor, o el arte? No.La clave está en otra parte, en las cosas sencillas y

    triviales. El extrañamiento se rompe, por ejemplo,discutiendo con pasión la guerra de Crimea.

    LA CASA VERDE, NOVELA DE

    VARGAS LLOSA.  Dice el Premio

    Nobel peruano que lo que en 1966

    lo llevó a escribir su segunda novela,

    fueron “los recuerdos de una choza

    prosbularia, pintada de verde, que

    coloreaba el arenal de Piura el año

    1946”. Pero lo cierto es que el congal

    peruano es un eco del manicomio

    brasileño. La fascinación que ejercen

    las “otras”, las putas amazónicas

    de las que escribe Vargas Llosa, es

    muy semejante a la que ejercen los

    “otros”, los alienados de Itaguaí de

    los que se ocupa Machado de Assis.

    LAS MALAS VIDAS. Machado de Assis

    se idenca con los pobres, con los mar-

    ginados, con los sufrientes en especial si

    son mujeres. Pero muestra su simpaa

    de manera no panetaria sino irónica y

    distanciada.

    Hija casual de los amores de su madre y

    un sacristán, Plácida es una gura secun -

    daria en Memorias póstumas de Blas Cu-

    bas, sin embargo el novelista dedica un

    breve párrafo a la ofensiva vacuidad de un

    desno que en las deshilachadas orillas

    de la sociedad tantas y tantos comparten.

    Es de suponer que ésta no hablaría aun

    cuando nació; pero si hubiera hablado

    podía haber dicho a los autores de sus

    días: “Aquí estoy. ¿Para qué me llamas-

    teis? Y el sacristán y la sacristana le hu-

    bieran naturalmente contestado: “Te lla-

    mamos para que te quemaras los dedos

    en las cazuelas y los ojos en la costura,

    para comer mal o no comer; andar de

    un lado a otro en la faena, enfermando

    y sanando, con el n de enfermar y sa-

    nar otra vez, triste una veces, desespe-

    rada otras, en ocasiones resignada, pero

    siempre con las manos en las cazuelas y

    los ojos en la costura, hasta acabar un día

    en el lodo o en el hospital; para esto te

    llamamos en un momento de simpaa”.

    CAMPESINOS Y LOCOS. Todos so-

    mos extraños, así sea de clóset. Pero

    los rúscos más. Desde que hay ciu-

    dades se disminuyó a los campesinos

    y el capitalismo los declaró en exn -

    ción. Mientras tanto se les envía al

    rincón –como se hacía antes con losniños que se portan mal- y a la vez se

    les folkloriza. Anacrónicas anomalías,

    los campesinos son exhibibles curio-

    sidades, pero sobre todo son “otros”;

    “otros” inquietantes y por tanto inde-

    seables al igual que los homosexuales,

    los locos, los raros... No es casual que

    haya tantos campesinos e indígenas

    en la cárcel, pues están ahí no porque

    realmente todos sean delincuentes,

    sino porque su rúsca condición los

    hace sospechosos. Seguramente la

    Casa Verde de Bacamarte estaba llena

    de campesinos.

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    19 de diciembre de 20154

    CAPITALISMO DEPENDIENTE Y LUCHA DECLASES EN EL BRASIL DEL SIGLO XXIMarcelo Dias Carcanholo Presidente de la Sociedad Latinoamericana de Economía Política y Pensamiento Crítico (Sepla), profesor de la Universidad FederalFluminense (UFF), miembro del Núcleo Interdisciplinar de Estudios e Investigaciones en Marx y Marxismo (NIEP-UFF) y profesor colaborador de la Escuela Nacional FlorestanFernandes (ENFF-MST) TRADUCCIÓN: A NDREA  S ANTOS B ACA 

    No es raro que la llegada

    al poder del Partido delos Trabajadores (PT)en Brasil, a partir de

    2003, sea interpretada como uncambio radical en las políticasneoliberales que venían siendo im-plementadas desde el inicio de losaños 90’s del siglo pasado. Aunqueesta idea es relativamente comúnen el propio Brasil, tal vez sea en elresto de América Latina que se haarraigado con mayor intensidad.Sin embargo, no es verdad.

    Como toda fuerte mistificación,esta idea también tiene sus basesreales concretas. Entre 2003 y2007, la economía brasileña pre-

    sentó tasas de crecimiento relati-vamente elevadas; sus saldos en labalanza comercial volvieron a serpositivos, en una magnitud tal queincluso sobrepasaron los déficitsestructurales en la balanza de ser-vicios; con ello se logró en variosperiodos saldos positivos en cuen-

    ta corriente y la acumulación, por

    tanto, de importantes reservasinternacionales.

    Por un lado, este crecimientoeconómico ocurrió sin presióninflacionaria, lo que permitió ga-nancias relativas del salario real.Por otro, la fuerte recaudación delgobierno le permitió elevar conalguna consistencia el salario mí-nimo real, sin mayores presionessobre las cuentas de gasto público.Con esos recursos, el Estado bra-sileño pudo incluso implementarpolíticas públicas de transferenciade ingreso que llegaron a tenernotoriedad internacional, comoBolsa Familia. En suma, parecería

    que la economía brasileña vivíauna nueva etapa. Algunos llega-ron a denominar esto como post-neoliberalismo. Pura apariencia.

    En las decisiones macroeconómi-cas, se mantuvo el carácter con-traccionista de la política fiscal y

    de la monetaria. En cuanto a lo

    estructural, los procesos de priva-tización, en las llamadas alianzaspúblico-privadas, y la liberaliza-ción de los mercados (específica-mente los financieros y laborales)se fortalecieron. En general, elneoliberalismo se profundizó.

    Los resultados fueron otros poruna y simple razón. El contextointernacional se modificó. Entre2002 y 2007 la economía mundialcreció aceptablemente bien, y lasprincipales economías fortalecie-ron su importación de productos,lo cual robusteció el patrón expor-tador brasileño. Desde los años90’s del siglo pasado, en función

    del neoliberalismo, ocurrió unfuerte proceso de desindustriali-zación y de reprimarización delas exportaciones, que creciente-mente se basaron en commoditiesagrícolas y minerales. Así se expli-ca el fuerte crecimiento de las ex-portaciones brasileñas, entre 2002

    y 2007, en precios y cantidades, lo

    cual propició un gran aumento dereservas internacionales. Por otrolado, el ascenso en los mercadosde crédito internacionales aumen-tó la entrada de capital externo, atasas bajas de interés, lo cual im-pulsó las reservas internacionales,sobrevaluó el tipo de cambio ycontuvo las presiones inflaciona-rias del crecimiento económico.Todo esto, a su vez, posibilitó lamayor recaudación estatal. No fuela política económica o la estrate-gia de desarrollo lo que se modifi-có. Fue el escenario externo, quese volvió favorable.

    El estallido de la crisis económi-

    ca mundial en 2007 alteró radi-calmente el escenario externofavorable que la economía brasi-leña vivió hasta aquel momento,explicitando todos los problemasestructurales propios del persisten-te neoliberalismo (vulnerabilidadexterna, re-primarización de ex-

    portaciones, desindustrialización,entre otros).

    Inicialmente, intentando mante-ner algún perfume de izquierdao progresista,  el gobierno respon-dió a la crisis con ampliación delcrédito público para consumo ycon exenciones fiscales para lossectores que producían produc-tos dirigidos a ese consumo

    CONSERVACIÓN DE LA NATURALEZA Y VIDAEN EL CAMPO: ¿CAMINOS QUE SE CRUZAN?*Ana Elena Muler e ** Ian Mikael Paulini Paiva Bióloga y maestra en Ecología en Ecosistemas Neotropicales ** Biólogo y colector de semillas forestales nativasTRADUCCIÓN: JIMENA  DE G ARAY  HERNÁNDEZ

    El gran dilema actual delmundo es cómo conser-var la naturaleza, restau-rar áreas degradadas y

    producir alimento para los futurosnueve mil millones de personasde población. ¿Cómo lograremoscumplir todas esas demandas almismo tiempo? En Brasil, la prin-cipal forma de explotación y desa-rrollo económico está en la agricul-tura mecanizada. En ese proceso,intensificamos nuestros sistemasproductivos, reducimos la mano deobra en el campo, generamos creci-miento económico y garantizamosgran parte de la producción mun-dial de commodities agrícolas.

    Sin embargo, esta forma de pro-ducción genera diversos desdo-blamientos   sociales y ecológicosnegativos para la sociedad brasi-leña. La producción de commo-dities  es apoyada en detrimentode la producción de alimentos,y el éxodo rural provocado porla concentración de tierras cau-sa sobrepoblación en las grandesciudades y genera pobreza. La in-tensificación del uso de agrotóxi-cos y el aumento de la conversiónde bosques a zonas agrícolas hancausado diversos problemas de sa-lud en las poblaciones rurales y elagotamiento de recursos naturalesextremadamente valiosos como el

    suelo y el agua. Así, ese sistema noes capaz de atender todas las de-mandas actuales.

    Por otro lado, en el intento de prote-ger áreas biodiversas restantes y fre-nar la expansión de la agricultura,fueron creadas en Brasil legislacio-nes para protección de los recursosnaturales, pero éstas se basan en elmodelo de áreas protegidas funda-das en la idea de belleza y contem-plación, sin interferencia humana,y se materializan con la creaciónde parques nacionales. Con eso, laspoblaciones y comunidades vincu-ladas a estas áreas son criminaliza-das por sus formas tradicionales de

    agricultura, aun cuando es graciasa ellas fundamentalmente que losbosques persisten. Esa cuestión ge-nera innumerables conflictos, puesen alrededor de 80 por ciento delas áreas protegidas en Brasil haypoblaciones.

     A partir de estos ejemplos, pode-mos percibir cómo la forma depensar los espacios de produccióny conservación y las legislacionesderivadas de esa visión contribu-yen a la desagregación de estas ac-tividades, estableciendo así límitesrígidos y muchas veces incoheren-tes en nuestro paisaje.

    Esa desagregación se refleja ní-tidamente en las acciones derestauración forestal y ecológica,apuntadas como solución parala conservación en nuestro país.En su mayoría, tales acciones derestauración se planifican sin laparticipación de los productoresrurales, que son actores estratégi-cos y protagonistas en el desafío derestaurar los paisajes agrícolas. Así,cuando las acciones de restaura-ción son implementadas, muchasveces se muestran como prácticasexógenas a la realidad que vivenlos agricultores, con la utilizaciónde especies estandarizadas y sinaprovechar los conocimientos y

    las demandas locales. Además, laplaneación de la restauración fo-restal está basada en los biomasde Brasil, de forma tal que la he-terogeneidad ambiental y culturalde las diferentes regiones y microhábitats no se incluyen. Como re-sultado, observamos altas tasas demortalidad de especies en las áreasen restauración. Por otro lado,cuando los productores buscanauxilio para elaboración de siste-mas más agregados y complejos,raramente encuentran fuentes deinversión y técnicos capacitadosque contribuyan a la elaboraciónde sistemas con aptitud para pro-ducción y conservación.

    Ese panorama muestra cómo elcampo ha sido gestionado sin laparticipación de las propias co-munidades que lo habitan.    F    O

        T    O  :   I  a  n   M   i    k  a  e    l   P  a   i  v  a

    Restauración forestal de un Área de Preservación Permanente (APP) ubicada al lado de la producción de frijol (monocultivo). Fazenda Taquari, São Paulo

    Sistema agroforestal con especies que generanBarra do Turvo, São Paulo

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    (electrodomésticos y automó-viles, entre otros). Esa respuesta decorto plazo encontró sus límites en

    el sobre-endeudamiento de las fa-milias, que hoy destinan la mayorparte de sus ingresos a pagar deu-das anteriores, y en la fuerte caídade la recaudación del Estado. Estaúltima contribuyó a agudizar la cri-sis en las cuentas públicas, creadaen buena parte por la ayuda que el

    Estado ofreció, motivado por la cri-sis, al mercado financiero. Si, porun lado, ofrece mayores recursos,comprando título con poca acep-tación, por otro, para financiar esaactuación, contrae mayor endeuda-miento con el mismo sector priva-do, a cambio de mayor emisión detítulos públicos.

    El neoliberalismo, sin calificativoso perfumerías, es la forma con laque el capitalismo brasileño estátratando los impactos de la crisiseconómica mundial. El ajustede esta crisis está siendo pagadopor la clase trabajadora, sea concontracción salarial; una mayorprofundización de las reformasestructurales contrarias a los tra-bajadores, o con contracción fiscalcon fuerte reducción de gastos enáreas prioritarias como salud, edu-cación, vivienda, etcétera.

    Si en la época del escenario ex-terno favorable alguna política deconciliación de clase fue impo-

    sible, la radical reversión de eseescenario externo hace explícitoaquello que en el capitalismo esimprescindible estructuralmente:los intereses del capital son contra-rios a los trabajadores, en particu-lar en periodos de fuertes crisis delcapitalismo.

    Sea para la producción dealimentos o para las políticas con-servacionistas, o incluso para larestauración forestal, las comuni-dades se encuentran excluidas deesos procesos y sus conocimientostradicionales y culturales olvida-dos. De esa forma, la pregunta quehacemos es: ¿puede existir unapropuesta de restauración de áreasdegradadas que contribuya con laconservación de los ecosistemasrestantes y, al mismo tiempo, conel uso productivo de áreas por lasfamilias, garantizando la seguri-dad alimentaria y a justicia social?

    Es en este contexto que desta-can los Sistemas Agroforestales(SAFs), que están definidos como“Sistema sustentable de gestiónde tierras, que aumenta el rendi-miento global de la tierra, pues

    combina la producción de culturasde plantas (incluyendo árboles),plantas forestales y/o animales, enun sistema simultáneo o secuen-cial, en la misma unidad de área, yaplica prácticas de gestión que soncompatibles con las prácticas cul-

    turales de la población local”. Esossistemas han sido desarrollados porórganos públicos, comunidades ru-rales, tradicionales y quilombolas (comunidades afro-descendientesconformadas luego de la aboliciónde la esclavitud), así como por lasociedad civil organizada de diver-sas regiones del país, con resulta-dos extremadamente interesantesen lo que se refiere a la producciónde alimentos y materias primas,generación de ingresos y recupera-ción de procesos ecológicos. Unode sus principios está ligado a laautonomía de los agricultores alescoger las especies y los diseñosagroforestales, lo que, a su vez, estárelacionado con el conocimientotransmitido de generación a gene-ración. Además de eso, su comple-jidad demanda más mano de obraen la ejecución, lo que contribuyea generar más puestos de trabajoen el campo, favoreciendo mayordistribución de ingresos y mejo-res opciones de ocupación para lapermanencia de la juventud en elcampo. Sumado a eso, ese sistemarespeta los límites de la naturalezay está construido regionalmente,lo que garantiza las oportunidadesde sobrevivencia y conservación demicro hábitats con especies nati-vas. Siendo así, parece ser el mejorcamino para la resolución de losdesafíos actuales.

    AGRICULTURA CAMPESINA:EL ALIMENTO DE LA RESISTENCIAAdriene Sá y Wilson Silva Movimiento de Pequeños Agricultores (MPA) TRADUCCIÓN: A NDREA  S ANTOS B ACA  

    L

    a desigualdad en elacceso a la tierra enBrasil  se remonta a la

    invasión colonial, conla que se inaugura un sistemaproductivo agroexportador que,guardadas las debidas propor-ciones, perdura hasta los díasactuales. Hecho que hace de lalucha campesina por tierra paraplantar y vivir una marca de lahistoria del país. Ejemplos deesta lucha son la guerra del Con-testado y la resistencia de Pore-catú (1940-1950) en la región surdel país; la Guerrilla de Trombasy Fornoso (1950’s) en el centro-oeste; los conflictos de Corum-biara (1995), Eldorado dos Ca-rajás (1996) y Felisburgo (2004)en el norte y sureste, y también

    las Ligas Camponesas (Campe-sinas) organizadas por el PartidoComunista Brasileño, que lu-charon en defensa del cultivo dela vida en la tierra en casi todo elterritorio nacional (1946-1964).

     A lo largo de la historia estasluchas fueron violentamente re-primidas por las fuerzas del Es-tado y la oligarquía agraria. Enlos años recientes, este cuadrono ha cambiado, la dictaduracivil-militar (1964-1985) creólas condiciones para que la vio-lencia permaneciera aun en elEstado democrático (de 1985 ala fecha), y hoy la consolidación

    del patrón del agronegocio man-tiene el otrora autoritarismo delos coroneles (latifundistas).

    Con los gobiernos desde Gou-lart (1961-1964) hasta Dilma (de2011 a la fecha), se ha mantenidoel amplio financiamiento de laproducción de commodities agrí -colas, transformando los latifun-dios en grandes empresas agríco-las, aliadas a bancos y compañíasextranjeras, con inversiones nosólo en la compra de tierras y ex-plotación de los recursos natura-les, sino también en los diversoseslabones desde la producciónhasta el consumo, donde ejercencontrol. La comida producidapor esta industria, que llega anuestros platos por medio de lasgrandes redes de mercados, esreducida a porciones envenena-das que no nutren ni brotan denuestro trabajo, de nuestra vida.Esta situación demanda resisten-cias amplias contra este modelode explotación.

    En medio de una crisis finan-ciera, el actual gobierno anun-ció en 2015 una “Agenda defuturo”, que plantea recortes yajustes en las políticas sociales.¿Qué futuro se está anuncian-do? ¿Por qué en un contextodonde la estructura de la te-

    nencia de la tierra y de la pro-ducción agrícola comprometenuestra soberanía, el gobiernoprivilegia el financiamientodel agronegocio colocando asu disposición 187 mil millones

    de reales (unos 49 mil 792 mi-llones de dólares), mientras quepara la agricultura familiar sondestinados apenas 28.9 mil mi-llones de reales (unos siete mil705 millones de dólares) para lacosecha del próximo año?

     Además, y no obstante la peque-ña rebanada destinada al sectorque produce 70 por ciento de losalimentos, el gobierno anunciauna serie de ajustes, apostando ala “modernización de la agricul-tura familiar” y a la creación deun estrato medio en el campo.La experiencia con los gobiernosdel Partido de los Trabajadores

    (PT), de 2002 a la fecha, nos hamostrado que la política de crea-ción de nuevas clases medias úni-camente genera una ampliacióndel consumo basado en el endeu-damiento de los trabajadores y lapérdida de derechos sociales.

    Las medidas anunciadas de-claran el incentivo a la produc-ción de alimentos saludables, pero no consideran la elimina-ción de los agrotóxicos y trans-génicos, con lo cual descartanlas formas de organización denuestro trabajo, plantado segúnla forma de nuestras manos,porque el alimento es la fuen-te de nuestra vida. El gobiernotambién se manifiesta sobrelas demandas colocadas por losmovimientos sociales, pero nolas asume, porque aún está alservicio del agronegocio.

    En esta coyuntura necesitamosseguir luchando, hacer quenuestra sangre y sudor puedansembrar los días en que las y lostrabajadores del campo y de laciudad prueben el dulce saborde los frutos cultivados por nues-tra resistencia. Es imperativo se-guir luchando por una reformaagraria amplia, cuyo sinónimono sea el crédito para la comprade tierras; perseguir una política

    agrícola, cuyo objetivo no seasólo el desarrollo de la produc-ción, sino también el desarrollosocial, y continuar defendiendonuestras propias formas de plan-tar, cosechar y alimentar.

     

    En este sentido, los movimientossociales campesinos se organizanpara enfrentar la ofensiva del com-plejo del agronegocio, que incluyetambién a las empresas de agro tó-xicos y semillas transgénicas. Unoejemplo de este tipo de accionesocurrió en 2013, cuando cerca decinco mil campesinos organiza-dos en el Movimiento dos Peque-nos Agricultores (Movimiento delos Pequeños Agricultores) ocupa-ron una unidad de investigaciónde la empresa Monsanto, en lazona rural de Petrolina, en el no-reste de Brasil, denunciando losimpactos sociales y ambientalescausados por la empresa.

    Del 12 al 16 de octubre de esteaño, en Sao Paulo, se celebró elPrimer Congreso Nacional doMovimento dos Pequenos Agri-cultores, que tuvo como tema el“Plano camponês, Aliança campo-nesa e operária por soberania ali-mentar” (Plan campesino, Alianzacampesina y obrera por la sobera-nía alimentaria); allí se reunieronmiles de campesinos y campesi-nas para debatir elementos de launidad campesina y para reafir-mar la alianza entre los trabaja-dores del campo y de la ciudad.Invitamos a todas las trabajadorasy trabajadores a unirse a nosotros yalimentar esta lucha.

    Con los gobiernosdesde Goulart (1961-1964) hasta Dilma (de

    2010 a la fecha), se hamantenido el amplio

    financiamiento dela producción de

    commodities agrícolas,transformando los

    latifundios en grandesempresas agrícolas

        F    O    T    O  :   D  a  n   i  e    l   Z  a  n   i  n   i   H .

        F    O    T    O  :   C  o  o  p  e  r  a    fl  o  r  e  s   t  a

    ción de recursos naturales, sin límites definidos.

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    Victória Grabois Presidenta del Grupo Tortura Nunca Más/Río de Janeiro (GTNM/RJ) TRADUCCIÓN: JIMENA  DE G ARAY  HERNÁNDEZ

    En 1966, el PartidoComunista de Brasil(PCdoB) inició el mo-vimiento armado en la

    región del Araguaia con el obje-tivo de desencadenar una revo-lución para derrotar la dictaduracivil-militar, instituida por lavía de un golpe de Estado desde1964. En dicha región realizaronun trabajo de movilización conla población rural y crearon vín-culos con ésta. Los militantes delPCdoB se instalaron en la regióndel Araguaia, sobre un área deseis mil 500 kilómetros cuadra-dos entre las ciudades de São Do-mingos y São Geraldo, del lado

    izquierdo del río Araguaia, loca-lizado entre los estados de Pará,Goiás y Maranhão.

    En el periodo de 1966 a 1967, des-pués de definir la región donde se-ría iniciada la lucha guerrillera, elPCdoB destacó en la región de losríos Araguaia-Tocantins los prime-ros cuadros que iniciarían los tra-bajos con la población campesina.La dirección partidaria escogióesta región porque ofrecía condi-ciones adecuadas: era una zona demata, de difícil acceso, donde elarmamento pesado del Ejército nollegaría, y los habitantes vivían enextrema pobreza, sobreviviendode la caza, la colecta de la nuezamazónica y del babasú.

     Al inicio de 1972, cerca de 70personas formaban el contingen-te guerrillero. Gran parte de esoshombres y mujeres era oriundadel movimiento estudiantil, enel cual habían participado en im-portantes manifestaciones contrael régimen golpista entre 1967 y1969. Cerca de 70 por ciento delos guerrilleros eran de clase me-dia: estudiantes, médicos, profeso-res, abogados y geólogos. El otro20 por ciento correspondía a cam-pesinos reclutados en la región.Sólo el diez por ciento restanteeran operarios.

    En el inicio de los preparativos dela guerrilla, el partido contaba condos frentes más, en los estados deGoiás y Maranhão.

    Los guerrilleros formaron dentrode la selva tres destacamentos: A, By C. Cada comando poseía 21 com-batientes, divididos en grupos desiete, y en el centro de ese triánguloformado por los tres destacamentosse encontraba la Comisión Militar.

    Los preparativos para la organiza-ción de la guerrilla en un área ruralcorrespondían a la estrategia de gue-rra popular prolongada, inspiradaen la revolución china y en los ma-

    nuales de Mao TseTung. Cerca de40 militantes del PCdoB tuvieronentrenamiento militar en China.

    Según el Informe Arroyo, el 12de abril de 1972 se inició la luchaguerrillera en el Araguaia. Cercade 20 soldados del Ejército ataca-ron el principal punto de apoyo(PA) del destacamento A, entran-do por São Domingos. El 14 deabril, unos 15 soldados atacaron elPA del Pau Preto del destacamentoC, entrando por São Geraldo. Enlos primeros días de abril, algunospolicías ya habían hecho incursio-nes por el área del destacamento Ay C en búsqueda de informacionessobre “los paulistas”, nombre usa-do por la población para referirse alos guerrilleros.

    La primera ofensiva del Ejércitose verificó cuando no se habíaterminado la preparación de lostres destacamentos para la lucha.

     A pesar de que los guerrilleros yaconocían, en parte, la región, lasdeficiencias todavía eran muygrandes: a muchos se les dificulta-ba orientarse en la mata y cazabanmal. No existía una red de infor-mación y comunicación ni orga-nizaciones del PCdoB en las áreasperiféricas y en los estados veci-nos. A pesar de las dificultades,los guerrilleros lograron expulsar a

    las fuerzas represoras de la regióndurante dos incursiones realizadaspor el ejército, en 1972.

    En octubre de 1973, tuvo iniciola tercera y última expedicióncontra la guerrilla. En esta nuevacampaña fueron movilizados, ade-más de los que ya se encontrabanen la zona, cerca de 750 militaresespecíficamente entrenados parael combate directo a los guerrille-ros, y que recibían apoyo de heli-cópteros y aviones. El gobierno dela dictadura asumió directamenteel control de las operaciones, y diola orden de no aprehender ningúnguerrillero, todos debían ser asesi-

    nados. Se estima que en octubrede 1973, había en la región cercade 60 guerrilleros, concentradosen un solo destacamento. Conlas informaciones levantadas conlos agentes infiltrados, los campa-mentos de la guerrilla fueron iden-tificados y pasaron a ser atacadospor pelotones especialmente en-trenados. Además, los habitantesde la región también fueron inti-midados, presos, torturados y hu-millados. Cerca de 700 personasfueron privadas de su libertad y lamayoría fue torturada.

    En función de esas operacionesde aniquilamiento y eliminaciónde la guerrilla, ocurrieron innu-merables detenciones, torturas ymuertes durante las campañas,perpetradas por agentes militares.El Estado también realizó opera-ciones donde aprehendió a diri-gentes y militantes del PCdoB quefueron torturados o ejecutadosen Brasilia, Río de Janeiro y SãoPaulo.

     A lo largo de muchos años, el Esta-do brasileño negó las desaparicio-nes ocurridas entre 1972 y 1975, yse opuso expresamente a proveercualquier tipo de información ydocumentación oficial sobre loshechos y las muertes, así como lalocalización de los cuerpos.

    Las décadas de 1960/70 se revelancomo una época de prisiones, tor-turas y asesinatos, en el contextodictatorial brasileño. En dichoclima de represión generado por elEstado, miles de demócratas fue-ron presos y torturados, decenasde brasileños fueron asesinados enlos cuarteles militares o casas de“terror”, utilizadas por los milita-res como cárceles privadas.

    Las madres de los opositores delrégimen civil-militar, en espe-cial las de los combatientes del

     Arag uaia, iniciaron búsqued assolitarias, clandestinas e indivi-duales, para localizar el paradero

    de sus hijos.

    En 1982, se presentó a la JusticiaFederal una acción de responsabi-lidad de la Unión, en el DistritoFederal, en la cual 22 familiasde desaparecidos políticos en laguerrilla del Araguaia solicitabanel esclarecimiento de las circuns-tancias de las muertes de 25 gue-rrilleros, así como la localizaciónde los restos mortales y las respec-tivas actas de defunción de dichosmilitantes.

    Sin embargo, la sentencia aúnno es ejecutada. Debido al re-traso para obtener una decisiónjudicial, en 1995, los familiaresenviaron una petición a la Comi-sión Interamericana de DerechosHumanos de la Organización delos Estados Americanos (OEA)contra la República Federativa delBrasil, solicitando informaciones

    de la localización de los restosmortales y las circunstancias delos desaparecidos de la guerrilladel Araguaia. Finalmente, el 24de noviembre de 2010 fue dada lasentencia favorable a los familiaresde los guerrilleros desaparecidosdel Araguaia, que hasta hoy no hasido cumplida.

    Los autores de la demanda del Araguaia esperan que el Estadobrasileño cumpla la sentencia pro-ferida por la Corte Interamericana

    y colabore para poner punto finala la impunidad de los crímenes delesa humanidad del pasado, lo quepodrá contribuir con el fortaleci-miento de la administración de lajusticia en Brasil. Asimismo, pre-sionan al Estado para que adoptemedidas concretas para eliminarlos obstáculos que se imponen ala conquista de una justicia ef icaz.Se busca la verdad sobre lo ocurri-do y una satisfacción necesaria alos familiares y a la sociedad brasi-leña como un todo.

    GUERRILLA DEL ARAGUAIA 

    Al inicio de 1972,cerca de 70

    personas formabanel contingente

    guerrillero. Gran

    parte de esos hombresy mujeres era oriundadel movimiento

    estudiantil, en el cualhabían participado

    en importantesmanifestaciones contra

    el régimen golpistaentre 1967 y 1969

    Búsqueda de huesos de la guerrilla en Araguaia

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    LA COMISIÓN CAMPESINA DE LA VERDAD: CONSTRUYENDOLA MEMORIA DE LAS LUCHAS SOCIALES DEL CAMPOFabrícioTeló*, Iby Montenegro de Silva** y Marco Antonio Teixeira*** *Estudiante de doctorado en Desarrollo Agrícola de la Universidad Federal Rural de Río de Janeiro (UFRRJ) **Maestroen Desarrollo Agrícola de la UFRRJ ***Estudiante de doctorado en Sociología del Instituto de Estudios Sociales y Políticos de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (IESP/UERJ) TRADUCCIÓN: A LEJANDRA  ESTEVEZ

    La Comisión Nacionalde la Verdad (CNV)fue creada por el Estadobrasileño en noviem-bre de 2001 y ha tenido efectosimportantes en el debate sobrejusticia de transición en el país,que comprende un conjuntode medidas jurídicas y políticascuyo objetivo es facilitar el pasodesde regímenes arbitrarios, dic-tatoriales o violentos hacia regí-menes democráticos. Luego de

    la instauración del mandato dela CNV, muchas unidades de lafederación han creado comisio-nes de la verdad. También desdela sociedad civil han surgido co-misiones que se unieron a otrosgrupos que participan desde haceaños en las discusiones sobre ver-dad, memoria y justicia.

    Entre las comisiones creadasdespués de la CNV, la ComisiónCampesina de la Verdad (CCV)ha sido la más importante enel debate sobre los problemasdel campo. Surgió a partir dela Declaración del EncuentroNacional Unitario de los Traba-jadores y Trabajadoras y Pueblosdel Campo, de las Aguas y delas Florestas, realizado en 22 deagosto de 2012. Los movimientossociales y las organizaciones quefirmaron el documento se com-prometieron a luchar porque elEstado asuma su responsabilidaden la muerte y desaparición for-zada de campesinos y reconozcalos derechos de reparación a susfamiliares.

    El principal objetivo de la CCVhasta la fecha ha sido producirun informe sobre casos emblemá-ticos de violaciones a los derechos

    humanos en la zona rural de Bra-sil entre 1946 y 1988. El trabajo

    involucra a representantes de mo-vimientos sociales del campo y auna red nacional de investigado-res comprometidos con el tema.

    El informe final fue entregadoa la CNV en diciembre de 2014.Son 452 páginas, con más de 70casos de violaciones de los dere-chos humanos en el campo en to-das las regiones del país. Anexo aeste informe hay una lista de 663campesinos que aparecieron eninvestigaciones de la policía mi-litar o en procesos de la JusticiaMilitar durante el régimen. Oncede ellos fueron asesinados, 34 tor-turados y 132 detenidos. Hay ade-más una segunda lista, con mil196 campesinos y sus partidariosmuertos o desaparecidos entre1961 y 1988.

     Al enumerar estos casos emble-máticos, la Comisión Campe-sina, más allá del relato de lasviolaciones sufridas por los cam-pesinos y sus apoyadores, quierecolaborar para desarrollar una

    interpretación que explique laestructura de la represión en el

    campo. En este esfuerzo, al me-nos tres puntos son fundamenta-les en el informe.

    En primer lugar, la defensa deuna comprensión más amplia delas graves violaciones de los dere-chos humanos durante la dictadu-ra que aquella contenida en la leyde creación de la CNV (Ley nú-mero 12.528, de 18 de noviembrede 2011). Además de las torturas,los asesinatos, el ocultamiento

    de cadáveres y las desaparicionesforzadas –todo ello violacionesgraves-, los campesinos han sidodesalojados, han tenido sus bienesdestruidos, sus derechos laboralesviolados y sus entidades organiza-tivas cerradas, entre otras viola-

    ciones de los derechos. Expandirel entendimiento en este ámbito

    es fundamental para que se reco-nozcan las diversas situaciones derepresión que afectaron a los tra-bajadores en el campo.

    El informe de la CCV tambiénapunta a la necesidad de consi-derar al Estado como partícipeen las violaciones de derechosno solamente cuando se constatasu acción directa, sino tambiéncuando existe colusión, encubri-miento, omisión y “privatización”de su acción (con la participaciónde los terratenientes como brazoprivado de la represión). La CCVespera con esto resaltar la vincu-lación entre agentes públicos y

    privados en la violación de los de-rechos humanos de campesinos ysus partidarios entre 1946 y 1988.

    Por último, se destaca en el in-forme el debate sobre memoria yreparación. La Comisión identi-ficó que hay un proceso políticoy social de “invisibilización” delas luchas y resistencias campe-sinas, acompañado de una nega-ción sistemática de la reparacióna campesinos. Los pocos casosinvestigados por la Comisión de

     Amnistía y la Comisión Especialde Muertos y Desaparecidos –ins-tituidas por el Estado en 1995 y2002, respectivamente- demues-

    tran el “olvido” de los campesinosen el proceso de reparación. LaCCV señala la importancia dereconstruir la memoria campesi-na y la historia desde el punto devista del campesino, reforzandosu protagonismo en la resisten-

    cia a la dictadura. Para, a partirde ello, dar visibilidad pública a

    las violaciones cometidas por losagentes estatales y privados con-tra los hombres y las mujeres delcampo; fortalecer la inserción delcampesino en los debates sobre ladictadura civil-militar y su brazoprivado, el latifundio; construircaminos hacia la justicia y la repa-ración y, por tanto, reducir la im-punidad que marca el campo bra-sileño en el pasado y el presente.

    El informe de la CCV debe servisto como una contribución cen-tral  de los movimientos sociales yde los investigadores para la luchapor la memoria, verdad y justicia. Elesfuerzo de diálogo y cooperaciónentre ellos ha ayudado a traer al de-bate el carácter de la represión en elcampo, y ha denunciado el poco re-

    conocimiento público de los campe-sinos afectados por la represión y subaja inclusión en los instrumentosde justicia de transición. La conti-nuidad de ese debate y la realizaciónde acciones de justicia y reparaciónpermanecen abiertas.

    El principal objetivode la CCV hasta la

    fecha ha sido producirun informe sobre

    casos emblemáticosde violaciones a los

    derechos humanos enla zona rural de Brasil

    entre 1946 y 1988

    Los movimientos socialesy las organizaciones que

    firmaron el documentose comprometieron

    a luchar porque

    el Estado asuma suresponsabilidad en la

    muerte y desapariciónforzada de campesinos

    y reconozca losderechos de reparación

    a sus familiares

        F    O    T    O  :   I    b  y   M  o  n   t  e  n  e  g  r  o    d  e   S   i    l  v  a

        F    O    T    O  :   C  o

      n   t  a  g

    Reunión de la Comisión Campesina de la Verdad. Foto tomada el 6 de mayo de 2013

    Reproducción de la obra Mutirão em Novo Sol, en el Encuentro Unido de los Trabajadores y Trabajadoras de Pueblos del Campo, de Aguas y de la Flora.Foto tomada el 21 de agosto de 2012

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    CAMPAMENTOS SIN TIERRA, BARRACAS YPERSONAS: UN LENGUAJE CONTEMPORÁNEODE DEMANDA SOCIAL COLECTIVA Nashieli Rangel Loera Profesora del Departamento de Antropología del Instituto de Filosofía y Ciencias Humanas e investigadora del Centro de Estudios Rurales,Universidad Estatal de Campinas (IFCH-Unicamp)

    Durante los 12 añosrecientes me he dedi-cado al estudio de ladinámica y las formas

    de acción de uno de los movi-mientos sociales más importantesde América Latina, el Movimentodos Trabalhadores Rurais Sem Te-rra (Movimiento de los Trabajado-res Rurales sin Tierra, MST), quesurgió en el sur de Brasil a finalesde los años 1970 y se consolidócuando terminó la dictadura mi-litar, a mediados de la década de1980. Desde entonces, las ocu-paciones de tierras y el montajede campamentos en los terrenos

    ocupados han sido la marca delMovimiento.

    La dinámica y configuraciónsocial de los Campamentos  sinTierra en el estado de São Pauloes una temática que se inscribe enlas preocupaciones etnográficasy teóricas más amplias sobre lasformas y lenguajes de reivindica-ciones colectivas contemporáneasen Brasil.

    En los campamentos organiza-dos por el MST, la circulación depersonas y objetos materiales einmateriales es fundamental parala reproducción social y física tan-to de los campamentos como delMovimiento. Es esa circulaciónde personas y cosas, así como laconstitución de relaciones de obli-gación y mutualidad, lo que tornala vida posible en estos lugares,donde muchas veces hay que es-perar entre cuatro y cinco años omás para que el Estado brasileñoexpropie los terrenos y genere unproyecto de asentamiento.

    La circulación de personas enlos Campamentos sin Tierra estárelacionada principalmente condos categorías de acampados: losmoradores, que son los que vivendurante la semana en los campa-mentos, y los andorinhas (golon-drinas), que están solamente losfines de semana o a cada 15 díasen los campamentos. Estas catego-rías, así como otras designacionesnativas, son una puerta de entrada

    para la comprensión de los modosde vida. Por medio de ellas es po-sible identificar modos de circula-ción de personas, barracas y otrosbienes materiales e inmaterialesde ese mundo social, que formanparte de los mecanismos socialesque mantienen y dan continuidada los campamentos.

    Para quien no está familiarizadocon la problemática del MST enBrasil, en su mayoría sigue unmismo modelo de organizaciónsocial: Los acampados se instalana la orilla de las tierras que estánsiendo reivindicadas y posterior-

    mente son montadas las denomi-nadas barracas de lona. Este es unelemento de extrema importancia,ya que es el que marca la presen-cia en el campamento y funcionacomo una especie de inscripción(tanto el movimiento que organizael campamento como el Estado to-marán en cuenta como candidatoa la reforma agraria al que man-tenga una barraca en un campa-mento). El hecho de montar una

    barraca e instalar un campamentoes un acto simbólico, es una for-ma de “decir” que esa es la tierrao espacio físico que se pretende,conformando un lenguaje socialde demanda colectiva.

    En los años recientes hubo cam-bios significativos en la organiza-ción social  de los Campamentossin Tierra. Hace diez años, la gen-te debía vivir permanentementeen el campamento para aspirar atener una tierra y hoy es posiblehacerlo por medio del estableci-miento de una barraca.

    Los campamentos se han ido ins-talando en las proximidades de lospequeños poblados al dentro delestado de São Paulo (anteriormen-te se encontraban en localidadesmás dist antes), lo que ha generadola atracción de la población localque vive en esos poblados. Es deesta manera que se establece unabarraca para comenzar a mante-nerlo y circular diariamente o conmás frecuencia por el campamen-

    to. Se entiende que en diferentesescalas, ya sea en esa circulaciónmás extensa en el tiempo y el espa-cio en el mundo de las ocupacio-nes de tierra, o en la circulacióncotidiana de las personas dentrode los campamentos, la ba-

    OCUPACIÓN, CAMPAMENTO Y ASENTAMIENTO:

    EL MST Y LA REFORMA AGRARIA Marcos Paulo Campos Estudiante de doctorado del Instituto de Estudios Sociales y Políticos de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (IESP/UERJ) TRADUCCIÓN: JIMENA  DE G ARAY  HERNÁNDEZ

    El Movimiento de losTrabajadores Ruralessin Tierra (MST) surgeen el contexto de la re-democratización y su formaciónpuede ser comprendida comouna respuesta popular, organiza-da como movimiento social, a lapolítica de modernización de laproducción agrícola impetradapor los militares.

    Según Porto-Gonçalves (2005),el MST se presenta como unasíntesis creativa de experienciasemancipadoras tejidas en la his-toria brasileña reciente. Bajo elrégimen militar ocurrieron dosprocesos fundantes del MST: lamodernización conservadora dela agricultura y la aproximaciónde los elementos de la ideologíasocialista con la teología cristiana.

    El primero se refiere al fenómenoeconómico que profundizó la ex-propiación de los trabajadores delcampo, no más necesarios para losgrandes cultivos debido a la meca-nización de las técnicas agrícolas,y produjo la figura del “sin tierra”a gran escala. El segundo corres-ponde al conjunto de significados

    que forjó la organización políticadel contingente de población ruraldesocupada por el latifundio me-canizado y que, por sus propias ca-racterísticas, tenía dificultad de serrepresentado por el movimientosindical; se trata de la Teología dela Liberación (TdL), una corrienteteológica de las Iglesias cristianas,de orientación progresista, que fo-mentó la acción de la ComisiónPastoral de Tierra (CPT), prin-cipal entidad de apoyo al surgi-miento del MST en el medio ruralbrasileño.

    Para establecer un marco históri-co del surgimiento del MST, Fer-nandes (2000) apunta el encuen-tro ocurrido en Cascavel, en elestado de Paraná, en 1984. Partici-paron en él más de cien trabajado-res rurales venidos de 13 estados,principalmente del sur, sureste ycentro-oeste. La movilización fuerealizada por la CPT y contó conapoyo de obispos y padres católi-cos ligados a la corriente progre-sista, pastores luteranos, sindicatosde trabajadores rurales, intelec-tuales y partidos políticos, sobretodo el Part ido de los Trabajadores(PT). Vale resaltar aquello

    Campamento en el municipio de Marabá Paulis

        F    O    T    O  :   C   i  r  c  u   i   t  o   F  o  r  a    d  o   E   i  x  o

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    rraca se ha convertido en unelemento central para la compren-sión de la dinámica y constituciónsocial de los espacios durante lademanda por la tierra. La barra-ca puede ser vendida, cambiada,prestada, recuperada o cuidada,

    convirtiéndose en un bien valori-zado y disputado en ese mundo so-cial. La barraca también aparececomo objeto central en las conver-saciones, historias y acontecimien-tos narrados sobre el campamentoo las personas. La barraca tam-bién simboliza una posibilidad,una apuesta y es la referencia deun cambio en la vida de la gente.

    Tener una barraca significa sercandidato a la reforma agraria ya un pedazo de tierra, abriendo laposibilidad de un futuro di ferente:La barraca es un devenir.

    La circulación de barracas, ob-jetos y personas nos permitenpercibir diferenciaciones socialesy modos específicos de organi-zación social en el mundo de loscampamentos sin tierra. Final-mente, es posible decir que las ca-tegorías no son fijas sino porosas,por lo que en los campamentos deSão Paulo, hay quien es un pocomorador y un poco golondrina. Poresa razón, se hace fundamental el

    análisis de esa fluidez de la vidasocial, la cual se ve ref lejada en lamaterialidad de las cosas y de lasbarracas, donde se observan agen-cias y relaciones. Cuando habla-mos de barracas estamos hablandotambién de circulación de bienesmateriales e inmateriales comocuidados, atención, favores, afec-tos, parte fundamental de la confi-guración y reproducción social delos campamentos y del MST.

        F    O    T    O

      :   N  a  s    h   i  e    l   i   R  a  n  g  e    l   L  o  e  r  a

    que Fernandes considera lafase de gestación del MST, o seala ocurrencia de diversas luchas

    y enfrentamientos anteriores alencuentro de Cascavel que movi-lizaron contingentes sociales depoblación sin tierra en la luchacontra el latifundio, inclusive an-tes de la formación del MST.

    Después de tres días de debates, seacordó que el MST debía ser cons-truido por los propios trabajadoressin tierra, independientemente dela Iglesia Católica, de los sindica-tos y de los partidos políticos; de-bía estar abierto a toda la familia, yser un movimiento de masas. Fue-ron definidos cuatro objetivos dela lucha del Movimiento, a saber:1. Luchar por la reforma agraria;2. Luchar por una sociedad justa;3. Luchar por el fin del capitalis-mo; y 4. Garantizar que la tierrasea de quien la tr abaja y quien vivade ella. Desde entonces, el MSTactúa en la lucha por la tierra yha sido el responsable del impulsode la cuestión agraria en el debatepúblico y de la realización de lareforma agraria a partir de ocupa-ciones y campamentos. Además, elMovimiento expandió su acción auna escala nacional: está presenteen 22 de las 27 unidades de la fe-deración brasileña.

     Actualmente, las ocupaciones de

    tierras improductivas por familias

    de trabajadores sin tierra organi-

    zadas por el MST son la forma decomunicar al Estado la demandapor reforma agraria. Durante las

    negociaciones, la forma de campa-mento se configuró como el me-dio para mantener a las personasen la tierra reivindicada para des-apropiación. Además, después delposible despojo, son establecidosasentamientos donde la combi-nación de una propiedad común,parcelas familiares y asociacionesconstituye comunidades ruralesbasadas en la vivienda y el trabajo.La acción del MST, así como delos sindicatos y de otros movimien-tos sociales rurales en las décadasrecientes, no se da en dirección ala formación de pequeños produc-tores rurales independientes, sinoen la perspectiva de construir unacomunidad de interconocimien-to, propiedad y trabajo colectivos,asociativista y viable en el mer-cado interno de la agriculturafamiliar. Eso es comprensible, yaque si se observan “la situaciónpresente y pretérita de las familiasasentadas, al margen de la fuerteheterogeneidad entre los proyectosy la precariedad de la infraestruc-tura prevaleciente en buena partede los mismos, podrá fácilmenteser constatada una mejoría ensus condiciones de vida” (Leite,2006). Los asentamientos ruralesson la expresión contemporáneade la reforma agraria en Brasil queno ocurriría sin la lucha social enel campo.

    INSURGENCIA POPULAR Y LA CRISISESTRUCTURAL DEL CAPITALISMO:LA EXPERIENCIA DEL MSTMarildo Menegat Profesor de la Universidad Federal Fluminense, Río de Janeiro (UFF-RJ)TRADUCCIÓN: A NDREA  S ANTOS B ACA 

    Las tentativas de la so-ciología por encua-drar conceptualmentemovimientos socialescomo el Movimiento de los Tra-bajadores Rurales sin Tierra(MST) hace mucho tiempo quemostraron su debilidad. Por unlado, la simple definición de éstecomo un movimiento de cam-pesinos tropieza con dos fenó-menos que deslegitiman el uso,sin mediaciones, de esta catego-ría para clasificar su base social.

    El primer fenómeno se refierea las grandes transformacionesen la división social del trabajoocurridas en las cuatro décadasrecientes, cuando la internacio-nalización impuesta del capitalen la sociedad brasileña trastocócompletamente la frontera entreel campo y la ciudad. El sentidoclásico en que el término cam-pesinado era utilizado aún enlos años 1950 no encuentra máscorrespondencias empíricas enestas nuevas condiciones. Losdiferentes y combinados gradosde asalarización temporal o lasactividades mercantiles ligadasa los servicios, por ejemplo, queestas poblaciones están obliga-das a mantener para sobrevivirhacen del antiguo modo devida, que por este término eraconocido, una mera referenciadel pasado.

    El segundo fenómeno tieneque ver con la propia basesocial militante del MST. Engeneral, a partir de los años1990, principalmente despuésde 1994-95, esta base pasó aagruparse en las periferias urba-nas. ¿Cómo explicar, entonces,que el mayor movimiento decampesinos de América Latinacontemporánea no está formadopredominantemente por campe-

    sinos, a pesar de luchar por unaredistribución de la propiedadde la tierra? Es una paradoja quenos obliga a buscar otras pers-pectivas conceptuales y teóricaspara entender lo que hay de nue-vo en la realidad.

    La hipótesis que presento aquídebe ser explicada a partir dedos movimientos históricos –uno de mediana y otro de cortaduración- de la sociedad brasi-leña. El primero correspondeal agotamiento del proceso de

    modernización del país, quecolapsa en los años 1980 cons-treñido por un endeudamientoexterno impagable sin recurrira infames sacrificios humanos.Desde este periodo, la sociedadbrasileña se equilibra y desmo-rona al mismo tiempo sobreuna asustadora regresión social.La economía no consigue máslos niveles de crecimiento ele-vado de las décadas anteriores.Esta situación de estagnacióneconómica por casi una década(1985-94), con inflación alta,erosionó el esfuerzo anterior deindustrialización. En la medidaque el proceso de desindustria-lización avanzaba, el númerode desempleados se fue trans-formando en una calamidad so-cial. En este mismo proceso, laagricultura y la minería pasarona ocupar cada vez más la centra-lidad que antes era de la indus-tria. ¡Un impresionante procesode re-primarización de una execonomía industrial!

    El segundo movimiento históri-co fue la coyuntura de los años1990, en la que el desempleoen masa, junto con la crecien-te presión ejercida por grandesempresas de reforestación, mi-nería o agronegocio por ocuparlas tierras legalmente en manos

    del Estado, pero ocupadas pordécadas por campesinos despla-zados de otras regiones, obligóel encuentro del MST –que ha-bía sido fundado en 1984 comouna idílica tentativa de retomarlas luchas campesinas de losaños inmediatamente anterioresal golpe militar de 1964- con es-tas masas urbanas desesperadas.Cabe decir que la desesperacióniba unida a un crecimiento ex-ponencial de la violencia urba-na, que llevó el número de ase-sinatos a 27 por cada cien milhabitantes (un cuadro de guerracivil que aún perdura).

    ¿Cómo el MST reunió a esamasa urbana? Por medio deun eficiente trabajo de base enlas periferias, en las que se mo-vilizaban familias enteras pararealizar campamentos y poste-riores ocupaciones de propieda-des agrarias improductivas. Entiempos de barbarie, la vuelta alcampo se convierte en una realalternativa de vida. Desde 1997este proceso creció mucho, alpunto de que el número de fa-milias movilizadas al mismotiempo y en todo el territorionacional llegó en 2002 (víspe-ras de la posesión del presiden-te Luiz Inácio Lula da Silva) a

    230 mil. Si multiplicamos cadafamilia por el número prome-dio de miembros, cinco, resultaque teníamos una masa de unmillón de personas movilizadas.

    Este parece ser un nuevo mo-delo de insurgencia popular, re-sultado del encuentro de masasurbanas desempleadas con losúltimos resquicios del éxodo ru-ral, propio de estos tiempos deregresión a la barbarie, en loscuales la ciudad no es más aquelcentro de atracción, frente a uncampo “atrasado”, sino el ejepropulsor mismo de la barbarie.Esta coalición, sin embargo, fueposteriormente desmovilizadapor las políticas “de emergen-cia” de gestión de la barbarieimplementadas por el gobiernodel Partido de los Trabajadores(PT); las cuales, como el pro-grama Bolsa Familia, busca-ban reducir los impactos de ladesagregación social producidapor la crisis, y aunque pensadascomo medidas temporales deemergencia, tienden a perma-necer vigentes por tiempo inde-finido. Ahora que la crisis mun-dial se profundiza, tal vez estasexperiencias vuelvan a sucedery ello nos exija, esta vez, nuevosreferenciales críticos para pen-sarlas y potenciarlas.

    ero de 2013

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    OCUPACIÓN VITÓRIA: LUCHA Y RESISTENCIA POR LA TIERRA Éder Ferreira Abogado popular miembro de la Asociación Brasileña de Defensa de los Derechos Colectivos (ADC) y juez internacional del Tribunal Permanente de los Pueblos en México (TPP, México)TRADUCCIÓN: A NDREA  S ANTOS B ACA   Y  R  AYMUNDO ESPINOZA 

    La Ocupación Vitória esun asentamiento huma-no que data de febrero de2015, cuando 950 fami-

    lias entraron en un área abandona-da, situada en los márgenes de lacarretera BR-262, en la Ciudad deCampo Florido, región del Trián-gulo Minero, en el estado de Mi-nas Gerais (MG). El área ocupadase sitúa en zona rural en fronteracon la urbana y está constituidapor un conjunto de parcelas conunas 44 hectáreas.

    En el lugar hay cerca de 20 pro -pietarios,  de los cuales la mitad

    no reivindica en tribunales la de-volución de la posesión, ya quequedó abandonada/improductivapor más de 30 años. Dentro de loshabitantes de la Ocupación Vitó-ria están registradas cerca de tresmil 600 personas, lo que equiva-le a poco más de la mitad de lapoblación municipal (de aproxi-madamente siete mil habitantes),incluyendo por lo menos 350 ni-ños y adolescentes, cien ancianos

    y 40 personas con capacidadesdiferentes.

    Otro factor relevante es que lasmayores fuentes de empleo en elmunicipio de Campo Florido-MG son dos ingenios de caña deazúcar, los cuales además de traerfuerza de trabajo de otras ciudadesdel noreste del país, acostumbrandespedir a cerca de mil 500 traba-jadores cada año. Además de esto,el municipio no desarrolla ningu-na política habitacional compati-ble con la demanda de la pobla-ción, lo que fue reconocido por elvice-prefecto de la ciudad, Rufino

    Francisco Vieira.

    La ocupación está involucrada entres acciones judiciales en la Co-marca de Uberba-MG. El juez dela Segunda Corte Civil, FabianoRubinger de Queiroz, determinó,ilegalmente, la reintegración in-mediata de la posesión, con fechaprevista de cumplimiento del des-alojo forzado de las familias el 10de agosto de 2015. La medida es

    ilegal porque no existe en el proce-so prueba de que alguien ejercierapropiedad del área antes de la ocu-pación. Resalta que para el desalo-jo forzado no fue previsto un localpara el alojamiento provisional delas familias, ni almacenes paraguardar sus pertenencias. Ademásde esto, las familias no fueron re-gistradas y no están siendo propor-cionadas las medidas cautelaresnecesarias para garantizar sus de-rechos humanos.

     Algunos ejemplos de la violacióna los derechos fundamentales delos tres mil 600 ocupantes son: la

    negación al acceso al derecho a l avivienda; la privación del acceso alos servicios básicos como salud,asistencia social y saneamiento bá-sico, y el riesgo en que se pone laintegridad física y sicológica de laspersonas, así como la vida de lasfamilias, durante el cumplimientodel interdicto posesorio.

    El 3 de agosto de 2015, el Tribu-nal de Justicia de Minas Gerais

    (TJMG) determinó, medianteun mandamiento judicial dirigi-do al gobernador del estado y alcomandante general de la PolicíaMilitar de MG, que sólo se cum-pliera la orden de desalojo si seconseguía cumplir con todas lasnormas nacionales e internacio-nales de protección a los derechoshumanos.

    Se sabe, además, que los herma-nos Carneiro actúan conjunta-mente en la regularización deáreas abandonadas/sobrantes delos municipios de la región. PedroUmberto Carneiro, representantede la empresa Vale do Sol Empre-endimentos Imobiliários LTD, esel hermano del diputado federalpor el Partido de los Trabajado-res (PT) Adelmo Carneiro Leão.

     Vale decir que Pedro Umberto esel mayor contribuyente de donati-vos a campañas electorales de suhermano. En las más recienteselecciones donó 130 mil reales(34 mil 637 dólares). Según co-mentarios comunes en la regiónde Uberaba-MG, el hijo del di-putado del PT, Carlos Renato deOliveira Carneiro Leão, es oficialtitular de la Notaría de Oficio delRegistro de Títulos y Documentosy Civil de las Personas Jurídicas deUberaba-MG, y ejerce influenciaen el ámbito de los notarios loca-les, situación que le permite obte-ner fácilmente escrituras apócrifasde compra y venta de inmueblesen la región.

    Reconociendo que existen en la re-gión áreas abandonadas por años,políticos locales liderados por Adel-mo Carneiro Leão estimulan laocupación por parte de la poblaciónpobre y, en seguida, intentan accio-nes de reintegración de la posesión,ilegalmente, con fundamento enla propiedad, siendo que los magis-trados locales otorgan incontinenti (inmediatamente) la orden de rein-tegración y reconocen durante lainstrucción la propiedad del área alas empresas de Pedro Umberto Car-neiro y, de esta manera, legitiman lasescrituras falsas y sus registros.

     Así, el Poder Judicial se presentacomo un aparato burocrático alservicio de poderes locales en laregularización de sus conquistas detierra por vías fraudulentas. En estecontexto, se cita la reintegración deposesión determinada por el juez dela Primera Corte Civil de Uberaba,Lúcio Eduardo de Brito, en el casodel “Assentamento Nova Estrela”de Uberaba-MG, y la reintegraciónde posesión en el “Assentamento

     Vitória” de Campo Florido-MG,procesada ante el juez de la Segun-da Corte Civil de Uberaba-MG.

    En el caso de la Ocupación Vitó-ria hay por lo menos otra ilegali-dad. El 23 de junio de 2015, en lasede de la Prefectura Municipalde Campo Florido-MG, inmedia-tamente después de reunirse conlos ocupantes del área en litigio,el prefecto municipal de CampoFlorido, Ademir Ferreira de Me-llo, afirmó que para conseguir elaplazamiento del procedimientode interdicto de posesión, gasta-ría hasta un millón de reales conjueces involucrados en la causa.La explicación de esa afirmaciónse encuentra en el hecho de quealgunos de los pretendidos propie-tarios del área en litigio son here-deros del prefecto: Ademir Ferrei-ra de Mello Junior, Angéica MelloBoldrini y Karina de Mello.

    El Poder Judicial sepresenta como un

    aparato burocráticoal servicio de

    poderes locales en laregularización de sus

    conquistas de tierrapor vías fraudulentas.

      É

    Vista panorámica de la ocupación de tierra abandonada en Campo Florido/MG, a la orilla de la carretera BR-262 y cruce con Avenida JK

    Habitantes de la Ocupación Vitória (Campo Florido/MG), en protesta en la carretera BR-050 el 6 de agosto de 2015

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    LIGA DE CAMPESINOS POBRES: LA REVOLUCIÓNAGRARIA ENFRENTA AL TERRORISMO DE ESTADOJonathan V. Pachecho Rodrigues Estudiante de Economía en la Universidad Federal de Río de Janeiro y miembro del Centro Brasileño de Solidaridad con losPobres (Cebraspo) TRADUCCIÓN: JIMENA  DE G ARAY  HERNÁNDEZ

    En la historia de Brasil hanocurrido diversas revuel-tas campesinas y nuncahan dejado de ser inten-sos los conflictos agrarios. En elInforme anual de 2014 de la Comi-sión Pastoral de la Tierra constan793 quejas de conflictos agrarios,con más de 600 mil personas in-volucradas. Organizaciones cam-pesinas luchan contra la estructuraagraria concentrada en grandespropiedades, lo que ciertamente esla principal causa de que ese tipode conflicto sea constante a lo lar-

    go de tantos años de historia.

     A pesar de que la ley que estableciólos primeros pasos para lo que sellamó “reforma agraria” en Brasil(Ley 4.504, de 1964) permaneceen vigor con algunas alteraciones,y que la Constitución de 1988 re-afirma como deber del Estado des-integrar el latifundio improducti-vo, el país continuó con una de lasmayores concentraciones de tierradel mundo. Datos del Instituto Na-cional de Colonización y Reforma

     Agraria (INCRA) muestran quede toda el área de propiedades detierra registrada en Brasil en el año

    2014, 47.23 por ciento correspondea grandes predios, mientras que elminifundio representa sólo 10.2por ciento del total. Aun después dela elección en 2002 de Lula –quiensiempre defendió la reforma agrariaen sus discursos antes de ser electoy tuvo candidaturas apoyadas porel movimiento campesino másgrande de Brasil, el Movimiento delos Trabajadores Rurales Sin Tie-rra (MST)-, no ha habido avances

    significativos en la repartición delas grandes propiedades. Luiz Iná-cio Lula da Silva asignó tierras ensu gobierno a menos familias quesu antecesor, Fernando HenriqueCardoso. En la administración desu sucesora, Dilma Rousseff, tam-bién del Partido de los Trabajadores(PT), fueron registrados los peoresindicadores relacionados con la re-forma agraria en 20 años.

     Ante un proyecto de reforma agra-ria del Estado que hace más de 50años no democratiza el acceso ala tierra y sólo ha decepcionado aun segmento de la población queesperaba resultados efectivos, di-versas organizaciones campesinaspersisten en la lucha por tierra.

     Algunas centran su actuación enpresionar al Estado para que cum-pla la ley, que dé asentamiento afamilias en las tierras que no ejer-cen su función social.

    La Liga de los Campesinos Po-

    bres (LCP) es una de las prin-cipales organizaciones de lucha por la tierra en Brasil. Sin embar-go, no se enfoca en exigir el cum-plimiento de la reforma agraria,sino que pugna por una “revolu-ción agraria” que reparta todaslas tierras del latifundio. Así comootras organizaciones campesinassufren por la represión del Estadoy por la violencia de grupos arma-dos al servicio de latifundistas, laLCP ha debido enfrentar el ase-sinato de varios de sus líderes, enmedio de la lucha por la tierra ypor la aplicación de su Programa

     Agrario Revolucionario.

    El 22 de octubre de 2014, en Pedrasde Maria da Cruz, estado de MinasGerais, el líder campesino Cleo-mar Rodrigues de Almeida, de 46años, fue asesinado con un tiro deescopeta calibre 12, en una embos-cada cerca del área donde vivía. Élera dirigente de la LCP de MinasGerais y sur de Bahía, otro estado.Cleomar ayudó a realizar el cortepopular (como la LCP le llama alas divisiones entre los campesi-nos de las tierras tomadas del lati-fundio) en decenas de áreas de larevolución agraria, organizó juntocon sus compañeros la producciónde miel de abeja en el área dondevivía y en 2014 contribuyó con lamiel producida por ellos para ayu-

    dar a activistas presos y perseguidospolíticamente en Río de Janeirodurante la Copa del Mundo de laFederación Internacional de Fút-bol Asociación (FIFA).

    La muerte de Cleomar Rodri-gues sigue un guión semejanteal de otros  asesinatos de líderes,donde campesinos se reúnen con

    representantes del Estado para de-nunciar amenazas de latifundistasy pistoleros, cobrar regularizaciónde sus bienes y posteriormente losmatan en emboscadas. Algunosdías antes de su asesinato, el 9 deoctubre, Cleomar participó en una

     Audiencia Pública con el gobierno,el Ministerio Público y el comandode la Policía Militar, denunciandoamenazas realizadas por latifundis-tas y la participación de policías yde un oficial de justicia en inten-tos de expulsar campesinos de lastierras tomadas por la Revolución

     Agraria. No se hizo nada.

    En la ceremonia de funeral de

    Cleomar, una dirigente campesi-na de la LCP tomó la palabra:

    “Él era ejemplo de que no debe-mos tener ilusiones con ese Estadoque negó tierra, que negó agua alos campesinos. Romper cualquierilusión con ese Ministerio Públicoque negó justicia para el compa-ñero. ¿Cuántas veces fue amena-zado? ¿Qué se hizo? ¡Nada! Nin-guna medida fue tomada.”

    En mayo de 2015, campesinos delárea donde Cleomar vivía y traba-jaba inauguraron la Escuela Popu-lar Cleomar Rodrigues de Almei-da. La escuela fue construida porlos propios campesinos y promue-ve la enseñanza desde la fase ini-cial de alfabetización, desarrolla lalectura, escritura, conocimientosmatemáticos y generales. Esa fueuna conquista más de la organiza-ción popular.

     A pesar de las intimidaciones y delterror promovido por los grandespropietarios de tierras, la LCP siguefirme con su objetivo de, indepen-dientemente del Estado, tomar todaslas tierras del latifundio, haciendo laRevolución Agraria en Brasil.

    La Liga de losCampesinos Pobres

    (LCP) es una de

    las principalesorganizaciones de

    lucha por la tierra enBrasil. Sin embargo,

    no se enfoca en exigirel cumplimiento de lareforma agraria, sino

    que pugna por una“revolución agraria”

    que reparta todas lastierras del latifundio

    El 22 de octubre de2014, en Pedras de Maria

    da Cruz, estado deMinas Gerais, el líder

    campesino CleomarRodrigues de Almeida, de

    46 años, fue asesinadocon un tiro de escopeta

    calibre 12, en una

    emboscada cerca delárea donde vivía. Él era

    dirigente de la LCP deMinas Gerais y sur de

    Bahía, otro estado

    Protesta en Pedras de Maria da Cruz contra el asesinato de Cleomar Rodrigues    F    O    T    O  :   J  o  r  n  a    l   O    R  e    b  a   t  e

        F    O    T    O  :   J  o  r  n  a    l   A   N  o  v  a   D  e  m  o  c  r  a  c   i  a

        F    O    T    O  :   J  o  r  n  a    l   A   N  o  v  a   D  e  m  o  c  r  a  c   i  a

    Ceremonia de funeral de Cleomar, en Pedras de Maria da Cruz

    Inauguración de la Escola Popular Cleomar Rodrigues de Almeida

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    DIVERSAS VISIBILIDADES INDÍGENASRaúl Ortiz Contreras Candidato a doctor en Antropología, Universidad Estatal de Campinas (Unicamp)

    Chego e rimo o rap guarani e kaiowaVocê não consegue me olhar.

    E se me olha não consegue mever. Aqui é o rap guarani que está

    chegando pra revolucionar.O tempo nos espera e estamos chegando

    Por isso venha com nós.(Llego y rimo el rap guaraní kaiowá

    Tú no logras mirarme

     y si me miras no logras verme. Aquí traigo el rap guaraní que está

    llegando para revolucionar.El tiempo nos espera y estamos llegando

    Por eso, ven con nosotros)Eju Orendive Brô Mc´s

    La política indigenista es-tatal brasileña, una de lasmás antiguas del conti-nente, ha estado marcadapor una profunda ambivalencia.

    Por un lado, bajo el alero del Serviciode Protección a los Indios y Localiza-ción de Trabajadores Nacionales (SPI)–creado en junio de 1910, y reformadoen 1967 dando lugar a la FundaciónNacional del Indio (Funai), vigente

    hasta hoy–, comenzó a configurarseel trato oficial hacia los indios, acordecon el carácter anticlerical y positivis-ta de la naciente República federativa.Desde esta perspectiva, la condiciónindígena era vista como transitoria y,por lo tanto, se pensaba que sería in-evitable la conversión de los indios en

    proletarios y campesinos comprome-tidos con la nación.

    Por otro lado, la creación de un pro-fundo régimen tutelar idealizadopor el mariscal Cándido Rondón

    (primer director del SPI) comportóefectivas políticas de demarcacióny protección de múltiples territoriosindígenas, otorgándoles importantesespacios de autonomía y resguardocultural, a pesar del vigoroso avan-ce de las expediciones de expansiónnacional. Lo cierto, es que entre1910 y 1967 el SPI logró regularizar54 reservas indígenas, abarcandocasi un total de 300 mil hectáreas.

    La renovación de la agencia indi-genista  hacia finales de la décadade 1960, la creación del Estatuto delIndio en 1973 y el proceso consti-tuyente de 1988, fueron instanciasque permitieron una acción indí-

    gena e indigenista comprometida,aún más, con la demarcación de susterritorios. Con una definición jurí-dica clara de “Tierra Indígena”, losprocesos demarcatorios comenza-ron a ser más eficientes, al punto queen la actualidad las tierras indígenasen Brasil suman 670 áreas, ocupan-

    do una extensión total de 112 millo-nes de hectáreas, equivalente al 13.2por ciento del territorio brasileño(el Instituto Socioambiental, ISA,cuenta con datos pormenorizados).Gran parte de estas tierras indíge-

    nas se encuentran en áreas de con-servación ambiental, especialmenteen la cuenca amazónica. Cuandocontrastamos los datos territorialescon los censales, nos enfrentamos aconclusiones interesantes.

    El Censo de 2010 reveló que en elterritorio brasileño hay en la actua-lidad 896 mil personas que se decla-ran o consideran indígenas, entrelas cuales 572 mil (63.8 por ciento)viven en las áreas rurales y 517 mil(57.7 por ciento) lo hacen en territo-rios indígenas oficialmente recono-cidos. Esto quiere decir que la pobla-ción indígena representa menos del0.4 por ciento de la población brasile-

    ña total. Muchos de estos territoriosfueron demarcados en situacionesde profundos conflictos que involu-craron a indígenas, terratenientes,explotadores ilegales de minas, an-tropólogos, organizaciones no gu-bernamentales, agentes estatales, en-tre otros, siendo quizás los casos más

    emblemáticos las demarcaciones delParque Indígena de Xingú (1961), laTierra Indígena Yanomami (1992) yla Raposa Serra do Sol (2005).

     Y es aquí donde la ambivalenciaentre la protección y la integraciónha generado diferentes maneras derelación entre la sociedad brasileñay su inmensa diversidad étnica. Al

    tiempo que se impregnó una ten-dencia de concebir a las poblacionesindígenas como entidades prístinas,pequeñas, frágiles, inexorables,distantes, nobles e íntimamenterelacionadas con la naturaleza –enla medida que mantenían lo queDarcy Ribeiro llamó en su clásicoLos indios y la civilización” (1982)el ethos tribal-, paralelamente otravisión fue ganando espacio entre le-gisladores, terratenientes, militares,políticos y en parte de la poblaciónbrasileña: que el indígena represen-taría una amenaza en el contextode una nación que constantementese ha autoimaginado encaminadahacia el progreso. Frases populares

    como “índio bom é índio morto” (unbuen indio es un indio muerto)  o“muita terra para pouco índio” (mu-cha tierra para pocos indios) pasa-ron a constituir parte del repertoriofolclórico de visiones intolerantes yetnocidas que en definitiva siemprehan convivido –