john piper la cia de dios en la predicacion

61
8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 1/61

Upload: shalommmm

Post on 07-Apr-2018

250 views

Category:

Documents


8 download

TRANSCRIPT

Page 1: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 1/61

Page 2: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 2/61

~ 2~

 [p 1] 

LASUPREMACÍA

DE DIOS

EN LA

PREDICACIÓN 

Dr. John Piper

Page 3: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 3/61

Page 4: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 4/61

~ 4 ~

 [p 5] 

CONTENIDO

Prefacio 

Parte 1 

Por qué Dios debe ser Supremo cuando Predicamos 

1—La Meta de la Predicación: La Gloria de Dios  

2—La Predicación Fundamental: La Cruz de Cristo  

3—El Don de la Predicación: El Poder del Espíritu Santo  

4—La Gravedad y la Alegría de la Predicación

Parte 2 

Cómo lograr la Supremacía de Dios en la Predicación: 

Guía del Ministerio de Jonathan Edwards  

5—Centrados en Dios: La vida de Edwards  

6—Sometidos a la Dulce Soberanía: La Teología de Edwards  

7—Haced a Dios Supremo: La Predicación de Edwards  

 —Estimula las Afecciones Santas

 —Ilumina la Mente

 —Satura con Escritura

 —Utiliza Analogías e Imágenes

 —Usa Amenazas y Advertencias

 —Ruegua por una Respuesta

 —Escudriña las Obras del Corazón

 —Ríndete al Espíritu Santo en la Oración

 —Sé Quebrantado y Blando de Corazón

 —Sé Intenso

 —Conclusión

Page 5: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 5/61

~ 5~

 [p 7] 

PREÁMBULO

Las gentes están hambrientas de la grandeza de Dios. Pero la mayoría de ellas, en medio deuna vida llena de problemas, no quieren reconocerlo. La majestad de Dios es una cura des-

conocida. Hay en el ambiente muchas recetas populares cuyos beneficios son superficiales y breves. La predicación que no tiene el aroma de la grandeza de Dios podrá entretener porun tiempo, mas no calmará el grito del alma que clama: “Muéstrame tu Gloria.”

Hace años, durante la oración semanal en nuestra iglesia, decidí predicar acerca de la San-tidad de Dios, basándome en Isaías 6. En el primer domingo del año, decidí mostrar la vi-sión de Dios que se encuentra en los primeros cuatro versos de ese capítulo.

“En el año que murió el rey Uzías, vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, ysus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas;con dos cubrían sus rostros, y con dos volaban. Y el uno al otro daban voces, diciendo:

Santo, Santo, Santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de tu gloria. Y los qui-ciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó dehumo.

De modo que prediqué sobre la santidad de Dios, e hice lo mejor que pude para mostrar lamajestad y la gloria de tan grande y santo Dios. No dije ni siquiera una mínima palabraaplicada a las vidas de las personas. La aplicación es esencial en el curso normal de unapredicación, pero aquel día me sentí llevado a hacer   [p 8] una prueba: ¿Acaso el mostrarapasionadamente la grandeza de Dios por sí sola llenaría las necesidades de esta gente?

No me había dado cuenta de que no hacía mucho, antes de este domingo, una pareja joven

de nuestra iglesia había descubierto que uno de sus hijos estaba siendo abusado sexua-lmente por un pariente cercano. El asunto era increíblemente traumático. Ellos estabanallí aquel domingo por la mañana escuchando aquel mensaje. No sé cuantos fieles, aconse-

 jando a los Pastores nos dirían hoy: “Pastor Piper, ¿no se da cuenta de que su gente estásufriendo? ¿No pudiera usted bajar del cielo y ser más práctico? ¿No se da cuenta de laclase de gente que se sienta frente a usted los domingos?” Semanas más tarde supe la his-toria. Un domingo por la tarde después del servicio, el esposo me llamó aparte. “John,” medijo, “estos han sido los meses más duros de nuestras vidas. ¿Y sabe por qué he logradoresistirlos? Fue la visión de la Grandeza de la Santidad de Dios que usted nos dio la prime-ra semana de enero. Ésa ha sido la roca a la que nos hemos aferrado.”

La grandeza y la gloria de Dios son relevantes. No importa si las encuestas salen con unalista de necesidades perceptibles que no incluyan la suprema grandeza de la soberanía delDios de la Gracia. Hay una necesidad mas profunda, y nuestro pueblo está hambriento deDios.

Otra ilustración de lo anterior es la manera cómo la movilización misionera está ocurriendoen nuestra iglesia y la forma cómo en la historia esto ha sucedido  [p 9] vez tras vez. La ju-ventud de hoy no se entusiasma por denominaciones y agencias. En cambio, se entusias-ma por la grandeza de un Dios global y por el incontenible propósito de un rey soberano. El

Page 6: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 6/61

Page 7: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 7/61

~ 7 ~

podrán prevalecer siempre que atesoren los mensajes de un hombre llamado JonathanEdwards.”3 

 [p 11] La recuperación de “La visión universal de un Dios Poderoso” causará gran regocijosobre la tierra en los mensajeros de Dios, y una razón de profundo agradecimiento al Diosque hace todas las cosas nuevas.

El material de la Parte 1, fue inicialmente expuesta como las Conferencias Harold JohnOckenga sobre Predicación, en el Seminario Teológico Gordon Conwell, en febrero de 1988.La esencia de la Parte 2 fue primeramente expuesta como las Conferencias del Centro BillyGraham sobre Predicación, en Wheaton College, en octubre de 1984. Tales privilegios y es-fuerzos fueron una tremenda ganancia para mí más que para cualquier otro. Doy gracias alos administradores de estos Colegios que confiaron en mí, y me permitieron tener un atis-bo del alto llamado del predicador cristiano.

Siempre doy gracias a Dios, que nunca me ha abandonado sin una palabra y un celo parahablarla la mañana de un domingo, todo para Su gloria. Oh, pero yo tengo mis momentos.

Mi familia de cuatro hijos y una esposa estable no es ajena a las penas y las lágrimas. Lascríticas pueden herir al irritable, y el desanimo puede llegar tan profundo como para dejara este predicador mudo. Pero la inconmensurable y soberana gracia de Dios, más allá detoda soledad e inconveniencia, me ha revelado Su Palabra y me ha dado un corazón capazde saborearla y enviarla semana tras semana. Por eso nunca he dejado de amar la predica-ción.

En la misericordia de Dios hay una razón humana para ello. Charles Spurgeon lo sabía, yla mayoría de   [p 12] predicadores felices lo saben. Cierta vez le preguntaron a Spurgeonacerca del secreto de su ministerio. Al cabo de una breve pausa, respondió: “Mi gente ora

por mí.”4 Por eso es que yo he sido revivido una y otra vez en la obra del ministerio. Así escomo La Supremacía de Dios en la Predicación pudo ser escrito. Mi gente ora por mí. A ellosdedico este libro con afecto y gratitud.

Oro porque este libro pueda volver los corazones de los heraldos de Dios, para el cumpli-miento de la gran admonición apostólica:

Si alguno habla ,

hable conforme a las palabras de Dios …

conforme el poder que Dios da  

 para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo ,

a quien pertenecen la gloria y el imperio  

3 Charles Colson, “Introduction,” en Jonathan Edwards, Religious Affections , (Afectos Religiosos), (Portland:Multnomah, 1984), xxiii, xxxiv.

4 Iain Murray, The Forgotten Spurgeon (Spurgeon, El Principe Olivdado), (Edinburgh: Banner of Truth, 1966),36.

Page 8: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 8/61

~ 8~

 por los siglos de los siglos. Amén .

(1 Pedro 4:11)

 John Piper

Page 9: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 9/61

~ 9~

 [p 13] 

PREFACIO

Prefacio a la Edición Revisada (2003)

Más que nunca, creo en la predicación como una parte de la adoración en la iglesia con-

gregada. La predicación es adoración, y pertenece a la vida de adoración regular de la igle-sia, sin importar el tamaño de la iglesia. No se vuelve conversación o “compartir” en la igle-sia pequeña. No se convierte en una inyección estimulante o retintín de campanillas en lamegaiglesia. La predicación es adoración sobre la Palabra de Dios—el texto de la Escritu-ra—con explicación y exultación.

La predicación pertenece a la adoración corporativa de la iglesia, no sólo porque el Nuevo Testamento ordena “predica la Palabra” (keruxon ton logon ) en el contexto de vida corpora-tiva (2 Tim. 3:16–4:2), sino aun más fundamentalmente porque la esencia doble de la ado-ración lo demanda.

Esta esencia doble de la adoración proviene de la manera en que Dios se revela a nosotros. Jonathan Edwards lo describe así:

Dios se glorifica a Sí mismo hacia las criaturas en dos maneras también: 1. Por manifes-tarse a … sus entendimientos. 2. Comunicándose a Sí mismo a sus corazones, y en su re-gocijarse y deleitarse y gozar las manifestaciones que Él hace de Sí mismo … Dios es glorifi- cado no solamente porque Su gloria sea vista, sino también cuando esa gloria es gozada .Cuando [p 14] aquellos que la ven se deleitan en ella, Dios es más glorificado que si ellossolamente la ven. Su gloria es recibida entonces por toda el alma, por ambos, el entendi-miento y el corazón.

Siempre hay dos partes en la verdadera adoración. Hay el ver a Dios y hay el saborear aDios. No los puedes separar. Tienes que verlo a Él, para saborearlo a Él. Y si no lo saboreasa Él cuando le ves, le insultas. En la verdadera adoración, siempre hay entendimiento conla mente y siempre hay sentimiento en el corazón. El entendimiento siempre debe ser elfundamento del sentimiento. Si no, todo lo que tenemos es emocionalismo sin base. Pero elentendimiento de Dios que no motiva sentimiento por Dios se vuelve mero intelectualismoe indiferencia. Por esto la Biblia nos llama continuamente a pensar, a considerar y a medi-tar, por un lado, y a regocijarnos, a temer, a gemir, a deleitarnos, a tener esperanza y a es-tar alegres, por el otro. Ambos, entendimiento y sentimiento, son esenciales para la adora-

ción.La razón que la Palabra de Dios toma la forma de predicación en la adoración es que laverdadera predicación es la clase de discurso que consistentemente une estos dos aspectosde la adoración, tanto en la manera en que es hecha como en el propósito que tiene. Cuan-do Pablo le dice a Timoteo, en 2 Timoteo 4:2, “Predica la Palabra”, el término que utilizapara “predicar” es una palabra que se usa para “pregonar” o “anunciar” o “proclamar” (ke- ruxon ). No es una palabra que se usa para “enseñar” o “explicar”. Es lo que un pregonerodel pueblo hacía:  [p 15] “¡Oigan, oigan, oigan! El Rey tiene una proclamación de buenasnuevas para todos aquellos que juren alianza a su trono. Sea conocido de ustedes que Él

Page 10: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 10/61

~ 10 ~

dará vida eterna a todos los que confíen en y amen a Su Hijo.” Yo llamo a este pregonarexultación. La predicación es una exultación pública sobre la verdad que trae. No es desin-teresada, fría o neutral. No es una mera explicación. Es manifiesta y contagiosamente apa-sionada acerca de lo que dice.

Sin embargo, este pregonar contiene enseñanza. Puedes verlo al mirar de nuevo 2 Timoteo

3:16—La Escritura (que da motivo a la predicación) es útil para enseñar . Y puedes verlo almirar adelante el final de 2 Timoteo 4:2: “Que prediques la Palabra … redarguye, reprende,exhorta con toda paciencia y doctrina (enseñanza).” Así que la predicación es expositiva.Versa sobre la Palabra de Dios. La verdadera predicación no es la opinión u opiniones deun mero hombre. Es la fiel exposición de la Palabra de Dios. Así que, para decirlo en unaoración gramatical: La predicación es exultación expositiva .

En conclusión, entonces, la razón que la predicación sea tan esencial a la adoración corpo-rativa de la iglesia es que es adecuada de manera única para alimentar ambos, entendi- miento y sentimiento . Es adecuada de manera única para despertar el ver a Dios y el sabo- 

rear a Dios. Dios ha ordenado que la Palabra de Dios venga en una forma que enseñe a lamente y toque el corazón.

Quiera Dios usar esta edición revisada de La Supremacía de Dios en la Predicación  parafomentar un movimiento de adoración y vida teocéntricas, centradas en Dios. [p 16] Que lapredicación de nuestras iglesias muestren más y más la verdad de Cristo y el sabor deCristo. Que los púlpitos del país resuenen con exposición de la Palabra de Dios y exulta-ción en la Palabra de Dios.

 John Piper

2003

Page 11: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 11/61

~ 11 ~

 [p 17] 

PRIMERA PARTE

POR QUÉ DIOS DEBERÍA SER SUPREMO EN LA PREDICACIÓN  

1

La Meta de la Predicación 

La Gloria de Dios  

En septiembre de 1966 era yo un novato estudiante de medicina, con estudios superioresen literatura en Wheaton College. Había terminado un curso de verano en química, estabalocamente enamorado de Noel y estaba más enfermo que nunca con mononucleosis. Eldoctor me envió al centro de salud durante las tres semanas más decisivas de mi vida. Fueun período por el cual nunca dejo de dar gracias a Dios.

Por aquellos días, el semestre de otoño comenzó con una Semana de Énfasis Espiritual. Elorador en 1966 era Harold John Ockenga. Fue la primera y última vez que yo le oí predi-car. La radio del colegio WETN transmitió los sermones, y yo los escuché mientras estabaacostado en mi cama, a unos doscientos metros de su púlpito. Bajo la predicación de laPalabra por el Pastor Ockenga la dirección de mi vida fue permanentemente   [p 18] cam-biada. Puedo recordar cómo mi corazón casi explotaba anhelante, conforme escuchaba— deseando conocer y dominar la Palabra de Dios en aquella forma. Por medio de esos men-sajes, Dios me llamó al ministerio de la Palabra, de manera irresistible y (creo) en formairrevocable. Desde entonces, ha sido mi convicción que la evidencia subjetiva del llamadode Dios al ministerio de la Palabra (para citar a Charles Spurgeon) “es un intenso y todo— 

absorbente deseo por la obra.” 1

 Cuando salí del centro de salud, dejé la química orgánica y tomé filosofía como materia se-cundaria, y me propuse obtener la mejor educación bíblica y teológica posible. Veintidósaños más tarde (a esa disertación en 1988) puedo testificar que el Señor no me ha dejadodudar de ese llamado. Está tan claro en mi corazón hoy como nunca antes. Y solamenteme maravillo de la maravillosa providencia de Dios—de salvarme y llamarme como un sir-viente de la Palabra, y luego dejarme hablar, después de dos décadas, bajo la bandera delas Conferencias Harold John Ockenga sobre Predicación, en el Seminario Teológico Gor-don-Conwell.

Éste es para mí un precioso privilegio. Oro porque sea un tributo aceptable al Dr. Ockenga,que nunca me conoció—y por tanto es un testimonio al hecho de que nunca sabremos dela verdadera utilidad de nuestra predicación, hasta que todo el fruto de las ramas del árbolque han brotado de las simientes que hemos sembrado haya madurado a la luz de la eter-nidad.

 [p 19] Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino riega la tierra y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será 

1 Charles H. Spurgeon, Lectures to My Students (Grand Rapids: Zondervan, 1972), 26.

Page 12: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 12/61

~ 12 ~

mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mi vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será  prosperada en aquello para que la envié. (Isaías 55:10–11)

El doctor Ockenga nunca supo lo que su predicación hizo en mi vida, y puede usted tomarnota de que si usted es un predicador, Dios le va a ocultar mucho del fruto que Él produceen su ministerio. Verá lo suficiente para estar seguro de Su bendición, pero no tanto como

para pensar que usted podría vivir sin ello. La meta de Dios es que Él sea exaltado y no elpredicador. Esto nos lleva al tema principal: La Supremacía de Dios en la Predicación. Subosquejo es intencionalmente trinitario:

La Meta de la Predicación: La Gloria de Dios .

La Base de la Predicación: La Cruz de Cristo .

El Don de la Predicación: El Poder del Espíritu Santo .

Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo son el inicio, el medio y el fin en el ministeriode la Predicación. Sobre toda labor ministerial, especialmente la predicación, se destacanlas palabras escritas por el apóstol: “Porque en él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.” (Romanos 11:36)

El predicador escocés James Stewart dijo que los objetivos de una predicación genuina sonpara “despertar la conciencia por medio de la santidad de Dios, para alimentar la mentecon la verdad de Dios, [p 20] para purificar la imaginación por medio de la belleza de Dios,para abrir el corazón al amor de Dios, para consagrar la voluntad al propósito de Dios.”2 En otras palabras, Dios es la meta al predicar, Dios es el fundamento de la predicación—ytodos los demás recursos son dados por el Espíritu Santo.

Mi carga es rogar por la supremacía de Dios en la predicación—que la nota dominante enla predicación sea la libertad de la Gracia soberana de Dios, que el tema unificador sea elcelo que Dios tiene de Su propia Gloria, que el gran propósito de la predicación sea la infi-nita e inagotable realidad de Dios y que la penetrante atmósfera de la predicación sea lasantidad de Dios. Entonces, cuando en la predicación se tocan las cosas ordinarias de lavida—la familia, el ocio, las amistades o las crisis de nuestro diario vivir—Sida, divorcio,adicciones, depresiones, abusos, pobreza, hambre y, lo peor de todo, la gente inconversadel mundo, estas cosas no sólo son consideradas: Son llevadas a la misma presencia deDios.

 John Henry Jowett, quien predicó en Inglaterra y América durante treinta y cuatro años

hasta 1932, pudo ver este gran poder de tales predicadores del siglo IX como Robert Dale, John Newman y Charles Spurgeon. El dice:

“Siempre estuvieron dispuestos a detenerse a ver lo que sucedía en el pueblo, pero siemprevincularon las calles con las alturas, y enviaron sus almas errantes sobre las eternas coli-

 2  James Stewart, Heralds of God  (Grand Rapids: Baker Book House, 1972), 73. Esta cita viene de William Temple, quien la formuló para definir adoración, pero Stewart la tomó prestada como dando “precisamentelos propósitos y fines de la predicación”.

Page 13: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 13/61

~ 13 ~

nas de Dios … Es este tema de la inmensidad, sentido de Su eterna presencia e indicación [p 21] de lo infinito, que considero que debemos de recuperar en nuestras predicaciones.”3 

Casi a finales del siglo XX, la necesidad de recuperación es diez veces mayor.

 Tampoco estoy proponiendo alguna forma de preocupación artística elitista con imponde-

rables filosóficos o intelectuales. Hay cierto tipo de personas que gravitan a los cultos dealta liturgia, porque no toleran el “palmoteo” de la adoración evangélica. Spurgeon fue to-do, menos un intelectual elitista. Casi no ha habido Pastor de mayor agrado popular. Susmensajes, sin embargo, estaban llenos de Dios y la atmósfera estaba cargada con la pre-sencia de tremendas realidades. “Nunca tendremos grandes predicadores” decía, “hastaque tengamos grandes teólogos.”4 

No fue que él se preocupara más por los grandes ideales que por las almas perdidas. Sepreocupaba por lo uno, debido a que amaba lo otro. Lo mismo sucedió con Isaac Watts,que vivió un siglo antes. Samuel Johnson dijo de Watts: “Todo lo que él tomaba en susmanos, debido a su incesante hambre por almas, fue convertido en teología.”5 Lo que quie-

ro decir con el caso de Watts es que él todo lo llevó a una relación con Dios, porque sepreocupaba por las personas.

Hoy día, creo que Johnson opinaría de mucha predicación contemporánea que, “cualquiercosa que el predicador toma en sus manos es, por su constante afán de relevancia, conver-tido en psicología.” Ni las grandes metas de predicación ni el valioso lugar de la [p 22] psi-cología valen nada ante la pérdida del fundamento teológico. Una de las razones por lasque la gente a veces duda del valor que tiene una predicación centrada en Dios es porquenunca han oído una. J. I. Packer cuenta que oyó predicar a D. Martyn Lloyd-Jones en laCapilla de Westminster cada domingo por la noche durante 1948 y 1949. Dice que nunca

antes oyó predicación semejante. Vino a él con la fuerza y el ímpetu de un choque eléctrico.Lloyd-Jones, dijo, le llevó a “la presencia de Dios, más que ningún otro hombre.”6 

¿Es esto lo que la gente de estos días se lleva de la adoración—sentir la presencia de Dios,un toque de Su soberana gracia, una disertación del panorama de Su gloria, el granpropósito de la infinita razón de ser de Dios? ¿Acaso entran durante una hora a la sema-na—que no es un sacrificio—a una atmósfera de la santidad de Dios que deja Su aroma ensus vidas por toda una semana?

Cotton Mather, quien ministró en Nueva Inglaterra hace 300 años, dijo: “En la tarea de unpredicador cristiano, el gran esquema e intención es restaurar el trono y dominio de Dios

en las almas de los hombres.”7 Eso no fue una exhuberancia retórica. Era una conclusión

3 John H. Jowett, The Preacher: His Life and Work (New York: Harper, 1912), 96, 98.

4 Spurgeon, Lectures , 146.

5 Samuel Johnson, Lives of the English Poets (London: Oxford University Press), 2:365.

6 Christopher Catherwood, Five Evangelical Leaders (Wheaton: Harold Shaw, 1985), 170.

7 Cotton Mather, Student and Preacher, or Directions for a Candidate of the Ministry  (London: Hindmarsh,1726), v.

Page 14: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 14/61

~ 14 ~

exegética mesurada y exacta de uno de los más grandes textos bíblicos que conducen a losfundamentos de la Supremacía de Dios en la Predicación. El texto que respalda lo dichopor Mather es Romanos 10:14–15:

“¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel dequien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo [p 23] predicarán

si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anun-cian la paz, de los que anuncian las buenas nuevas!”

Del texto anterior, la predicación puede ser definida como la proclamación de las buenas nuevas por un mensajero enviado por Dios  —(“proclamación”—de la palabra kerussontos enverso 14, “buenas nuevas” de las palabras euangelizomenon agatha , en verso 15; “mensaje- ro enviado de la palabra apostalosin en verso 15).

La pregunta clave es: ¿Qué es lo que el predicador proclama? ¿Cuáles son las buenas nu-evas a que se refiere el texto? Puesto que el verso 16 es una cita del verso 7 de Isaías 52:7,haremos bien en regresar y dejar que Isaías lo defina para nosotros. Oiga lo que Mather

oyó en este verso concerniente al gran designio de la predicación Cristiana.

Cuán hermosos sobre los montes son los pies de

aquel que trae buenas nuevas,

aquel que anuncia la paz,

aquel que trae noticias de bien,

aquel proclama la salvación,

aquel que dice a Sion: Tu Dios reina.

Las buenas nuevas del predicador, la paz y la salvación que él anuncia están grabadas enuna oración: “Tu Dios Reina.” Mather aplica esto con plena justificación al predicador: “Elgran designio … de un predicador cristiano es restaurar el trono y el dominio de Dios enlas almas de los hombres.”

 [p 24] La nota más relevante en la boca de cada profeta-predicador de los días de Isaías, de Jesús o de nuestros días, es “Tu Dios Reina.” Dios es el Rey del universo; tiene derechosabsolutos de Creación sobre este mundo y sobre cada uno de los que en él viven. Rebe-liones y motines, sin embargo, se dan por todos lados, y Su autoridad es menospreciada

por millones. Por eso es que Dios manda predicadores por todo el mundo gritando que Diosreina, que no va permitir que Su gloria sea menospreciada indefinidamente. Que Él va avindicar Su nombre con grande y terrible ira. Pero también son enviados a proclamar que,por el momento, Dios ofrece una total y libre amnistía a los rebeldes que abandonen surebeldía, que clamen por misericordia, que se arrodillen ante Su trono y le juren sujeción yfidelidad para siempre. La amnistía está firmada con la sangre de Su Hijo.

Mather está en lo cierto: El gran esquema del predicador cristiano es restaurar el trono y eldominio de Dios en las almas de los hombres. ¿Pero, por qué? ¿Podremos profundizar

Page 15: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 15/61

~ 15~

más? ¿Qué es lo que motiva el corazón de Dios al demandar someternos a Su autoridad,además de ofrecernos amnistía?

Isaías nos da la respuesta en un texto anterior. Hablando de la misericordia para Israel,Dios dice:

Por amor a mi nombre diferiré mi ira, y para alabanza mía la reprimiré para no destruirte. He aquí te he purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción. Por mí, por amor a mí mismo lo haré, para que no sea mancillado mi nombre, y mi honra no la daré a otro. (Isaías 48:9–11)

 [p 25] En el fondo del soberano ejercicio de misericordia de Dios como rey está Su inaltera-ble pasión por el honor de Su nombre y la demostración de Su gloria.

Así pues, podemos profundizar más el punto de Mather. Tras el compromiso de Dios dereinar como Dios, está el profundo compromiso de que Su gloria un día llenará la tierra.(Num. 14:21; Isa. 11:9; Hab. 2:14; Sal. 57:5; 72:19) Este descubrimiento tiene una tre-

menda implicación en la predicación, porque el profundo propósito de Dios en el mundo esel de llenarlo con la reverberación de Su gloria en la vida de una nueva humanidad, resca-tada de cada pueblo, tribu, lengua y nación. (Apoc. 5:9)8 Mas la gloria de Dios no se reflejaclaramente en los corazones de hombres y mujeres cuando se agachan con desgano ensumisión a Su autoridad o cuando obedecen por temor servil o cuando no hay regocijo enrespuesta a la gloria de su rey.

Las implicaciones para la predicación son claras: Cuando Dios envía emisarios a declarar,“Tu Dios Reina”, Su objetivo no es obligar la sumisión del hombre por un acto de crudaautoridad; Su meta es cautivar nuestras afecciones con irresistibles demostraciones de glo-ria. La única sumisión que refleja completamente el valor y la gloria del rey es la sumisióngozosa. Sumisión a regañadientes ofende al rey. Sin gozo en el súbdito, no hay ningunagloria para el rey.

Esto es lo que Jesús en efecto dijo en Mateo 13:44, “El reino (la norma, el dominio) de loscielos es como un tesoro escondido en un campo, que un hombre encuentra y esconde; en-tonces feliz (su alegre sumisión a aquel [p 26] reino y su deleite en su gloria, su valor) va yvende todo lo que tiene y compra aquel campo.” Cuando el reino es un tesoro, la sumisiónes un placer. Al revés, cuando la sumisión es un placer, el reino es glorificado como un te-soro. Por tanto, si la meta de la predicación es glorificar a Dios, deberá orientarse a unaalegre sumisión a Su reino y no a una sumisión superficial.

Pablo lo dijo en la 2 Corintios 4:5, “Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como el Señor.” Pero más adelante, en el verso 6, basado en la proclama delseñorío de Cristo—bajo la norma y la autoridad del rey Jesús—nos dice que la esencia desu predicación es “la luz del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.” Laúnica sumisión al señorío de Cristo que magnifica plenamente Su valor y refleja Su bellezaes el humilde gozo del alma humana en la gloria de Dios en la faz de Su Hijo.

8 Una defensa exegética extensa de esta declaración es dada en el Apéndice 1 de John Piper, Desiring God  (Portland: Multnomah, 1985).

Page 16: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 16/61

~ 16 ~

La maravilla del evangelio y el descubrimiento más liberador que este pecador ha hecho esque el más profundo deseo de Dios de ser glorificado y mi más profundo anhelo de ser san-tificado, no están en conflicto, sino de hecho encuentran una realización simultánea en eldespliegue de la gloria de Dios y mi deleite en ella.9 Por tanto, la meta al predicar es la glo-ria de Dios reflejada en la gozosa sumisión del corazón humano. Y la supremacía de Diosen la predicación está asegurada por este hecho: Aquel que satisface recibe la gloria; aquelque da el placer es el tesoro.

9 Ésta es la tesis de Desiring God , donde son desarrolladas sus implicaciones para las áreas de la vida distin-tas a la predicación.

Page 17: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 17/61

~ 17 ~

 [p 29] 

2

El Terreno de la Predicación 

La Cruz de Cristo  

Predicación es la proclamación de las buenas nuevas por un mensajero enviado de Dios,las buenas nuevas que:

Dios reina;

Él reina para revelar Su gloria,

Su gloria es revelada plenamente en la gozosa sumisión de Su creación;

Por tanto, no hay conflicto final entre el celo de Dios a ser glorificado y nuestros anhelos desatisfacción, y que algún día la tierra será llena con la gloria del Señor, reflejada y vibrante

en la genuina alabanza candente de la iglesia rescatada, reunida de cada pueblo y lengua ytribu y nación.

La meta de la predicación es la gloria de Dios reflejada en la gozosa sumisión de Su crea-ción.

 [p 30] Pero hay dos obstáculos masivos para lograr esta meta: la justicia de Dios y el orgul-lo del hombre. La justicia de Dios es Su inquebrantable celo por la exaltación de Su gloria.1 El orgullo del hombre es su inquebrantable celo por la exaltación de su propia gloria.

Lo que en Dios es justicia, en el hombre es pecado. Tal es el punto de Génesis 3—el pecado

entró en el mundo por una tentación, y la esencia de esa tentación fue: “Serás como Dios.”El esfuerzo de imitar a Dios en este punto es la esencia de nuestra corrupción.

Nuestros padres cayeron a causa de ello, y en ellos todos hemos caído a causa de lo mis-mo. Ahora es parte de nuestra naturaleza. Tomamos el espejo de la imagen de Dios queestaba destinada a reflejar Su gloria en el mundo, le damos la espalda a la luz y nos ena-moramos de los contornos de nuestra propia sombra oscura, tratando desesperadamentede convencernos (con los avances tecnológicos o habilidades administrativas, hazañasatléticas o logros académicos, logros sexuales o corte de pelo extravagante) que la parte os-cura de la imagen en el suelo frente a nosotros es realmente gloriosa y satisfactoria. Al or-

gulloso amor por nosotros mismos le añadimos, aunque no nos demos cuenta, despreciopor la gloria de Dios.

Conforme nuestro orgullo desprecia la gloria de Dios, Su justicia le obliga a derramar Suira sobre nuestro orgullo.

La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová sólo será exaltado en aquel día.

1 Para una defensa y exposición de esta definición ver John Piper, The Justification of God  (Grand Rapids:Baker Book House, 1983).

Page 18: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 18/61

Page 19: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 19/61

~ 19 ~

la vida y el gozo a sus criaturas. Pero la Biblia [p 33] centrada en Dios se admira al ver queDios detenga el juicio a los pecadores. Una de las implicaciones que esto tiene para lospredicadores es que quien toma las indicaciones de la Biblia y no las indicaciones delmundo siempre tendrá lucha con las realidades espirituales, que muchos de sus oyentes nisiquiera saben que existen ni consideran esenciales. Pero el punto relevante es que el prob-lema fundamental con la predicación, ya sea que alguien centrado y maduro como noso-tros lo sienta o no, es: ¿Cómo puede un predicador proclamar esperanza a los pecadores,en vista de la irreprochable justicia de Dios?

Mas la gloriosa solución a ese problema es la expiación realizada en la cruz, tal como esexpuesta en esta cita parafraseada de Romanos 3:23–26:

-23- Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios (cambiaron la gloria de Dios por la gloria de la criatura—Rom. 1:23) -24- Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, -25- a quien Dios puso como propi- ciación por medio de la fe en su sangre (¡He allí la cruz!), para manifestar su justicia, a cau- 

sa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, -26- con la mira de mani-  festar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que santifica al que es de la  fe en Jesús .

Lo que este admirable pasaje dice es que el problema fundamental de la predicación ha si-do resuelto por la cruz. Sin la cruz, la justicia de Dios nos mostraría únicamente la conde-nación de los pecadores, y la   [p 34] meta de la predicación quedaría abortada—Dios nopodría ser glorificado en la alegría de Sus criaturas pecadoras. Su justicia serviría simple-mente para la destrucción de ellos.

Lo que el texto enseña es que—a pesar de que todos desprecian la gloria de Dios (conforme

a Romanos 3:23) y a pesar de que la justicia de Dios es Su inalterable compromiso de man-tener Su gloria (implicada en 3:25)—sin embargo Dios diseñó la forma de vindicar el valorde Su gloria y al mismo tiempo darle esperanza a los pecadores que desprecian esa gloria.Su diseño fue la muerte de Su Hijo. El altísimo costo de la muerte del Hijo de Dios fue re-querido para reparar la deshonra que mi orgullo ha traído a la gloria de Dios.

Los profetas contemporáneos de la auto—estima que me dicen que la cruz es un testimoniode mi infinito valor, puesto que Dios estuvo dispuesto a pagar tan alto costo para reclu-tarme, tuercen horriblemente el significado de la cruz. La perspectiva bíblica de la cruz estestimonio del infinito valor de la gloria de Dios, así como testimonio de la enormidad de mipecado de orgullo. Lo que debería de asustarnos es que hemos tenido tal desprecio por laexcelencia de Dios, que la muerte misma de Su Hijo es requerida para vindicar tal excelen-cia. La cruz se levanta en testimonio del infinito excelencia de Dios y la infinita afrenta delpecado.

Por tanto, lo que Dios logró en la cruz de Cristo es la orden o base de la predicación. Lapredicación no tendría validez sin la cruz. La meta de la predicación debería contener unacontradicción irresoluble—la [p 35] gloria de un Dios justo magnificada en medio del gozode una gente pecadora. Mas la cruz ha juntado dos lados de la meta de la predicación queparecen estar opuestos sin remedio uno al otro: la vindicación y exaltación de la gloria deDios por un lado y la esperanza y el gozo del hombre pecador por el otro.

Page 20: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 20/61

~ 20 ~

En el capítulo 1 vimos que la predicación es la proclamación de las buenas nuevas del celode Dios de ser glorificado y que nuestro anhelo de satisfacción no se encuentra en conflic-to. Y lo que hemos visto hasta ahora en este capítulo es que la base de la proclamación esla cruz de Cristo. Éste es el evangelio debajo de todas las demás cosas que la predicacióntrata. Sin la cruz, carece de valor la predicación para glorificar la justicia de Dios en el re-gocijo del hombre pecador.

La Cruz como la Base De la Humildad de la Predicación

La cruz es también la base de la humildad de la predicación, debido a que la misma es elpoder de Dios para crucificar el orgullo tanto del predicador como de la congregación. En elNuevo Testamento, la cruz no solamente es un sitio de sustitución objetiva, sino tambiénes un lugar presente de ejecución subjetiva—la ejecución de mi propia confianza y mi amora la alabanza de los hombres. “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.” (Gál. 6:14)

 [p 36] El punto donde Pablo hace más énfasis sobre el poder de la cruz es en relación con

su propia predicación. Dudo que haya un pasaje más importante en toda la Biblia sobre lapredicación que en el primero y segundo capítulos de 1 Corintios, donde Pablo muestraque el mayor obstáculo en Corinto al propósito de la predicación era el orgullo. La genteamaba las habilidades de oratoria, la agudeza del intelecto y los aires filosóficos. Se alinea-ban tras sus maestros favoritos y se ufanaban diciendo: “Yo pertenezco a Pablo” o “Yo per-tenezco a Apolo” o “Yo pertenezco a Cefas.”

La meta de Pablo en esos capítulos está declarada negativamente en 1:29, “a fin de quenadie se jacte en Su presencia” (de Dios), y positivamente en 1:31, “para que como está es-crito: El que se gloríe, gloríese en el Señor.” En otras palabras, Pablo no nos niega la gran

satisfacción que proviene de regocijarse en la gloria y deleitarse en la grandeza. Fuimoscreados precisamente para ese placer. Pero tampoco niega a Dios la gloria y la grandezaque se reflejan a Dios cuando la gente se gloría en Dios y no en el hombre. Sacie sus de-seos de alardear, gloriándose en el Señor.

Los objetivos de Pablo son los mismos objetivos del predicador cristiano—la gloria de Diosen el gozoso gloriarse, dirigido a Dios, de los cristianos. Mas el orgullo se interpone en elcamino. Para quitarlo, Pablo habla del efecto de la cruz en su propia experiencia. Su puntorelevante es que “la palabra de la cruz” (1:18) es el poder de Dios para doblegar el orgullodel hombre—tanto del predicador como del que escucha—y nos [p 37] trae a la grata con-fianza de la misericordia de Dios, y no a la nuestra.

Permítame darle unos pocos ejemplos del texto sobre esto: “Pues no me envió Cristo a bau- tizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo” (1 Cor. 1:17) ¿Por qué hubiera sido vana la cruz si Pablo hubiese llegadocon elocuente oratoria y sabios desplantes filosóficos? Hubiese sido vana porque él hubieraestado cultivando precisamente el gloriarse en el hombre, cosa que la cruz debía crucificar.Esto es lo que quiero decir cuando digo que la cruz es la base de la humildad de la predi-cación.

Page 21: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 21/61

~ 21 ~

Consideremos el mismo punto en 2:1, “Así que hermanos, cuando fui a vosotros paraanunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabra o de sabiduría.” Enotras palabras, evitó la oratoria intelectual ostentosa. ¿Por qué? ¿Cuál fue su propósito demenguar en esta predicación?

El verso 2 lo dice claramente así: “Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna

sino a Jesucristo, y a éste crucificado.”

Creo que lo que quiere decir es que dispuso que su mente fuera tan saturada con el podercrucificante de la cruz al punto que, en todo lo que dijo e hizo, en todas sus predicacioneshubiera el aroma de muerte—muerte del yo, muerte del orgullo, muerte al gloriarse en elhombre. En este aroma de muerte, la vida que las gentes verían sería la vida de Cristo, y elpoder que las gentes verían sería el poder de Dios.

 [p 38] ¿Por qué? ¿Por qué deseaba que las gentes vieran esto y no se fijaran en él? El verso5 nos muestra que “para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres,sino en el poder de Dios.” En otras palabras, que Dios (no el predicador) pueda ser honrado

en la confianza de Su pueblo. Tal es la meta de la predicación.

Concluyo que la cruz de Cristo no solamente provee el fundamento para la validez de lapredicación, capacitándonos para proclamar las buenas nuevas de que un Dios justo pu-ede y será glorificado en la grata sumisión de pecadores; sino que también es el fundamen-to de la predicación humilde. La cruz es un tema pasado de sustitución y una experienciapresente de ejecución.

Exalta la gloria de Dios en la predicación y reprime en el predicador el orgullo del hombre.Es el fundamento de nuestra doctrina y es el fundamento de nuestra conducta.

Pablo llega a decir que a menos que el predicador sea crucificado (1 Cor. 1:17) su predica-ción será nula. Lo que nosotros somos en la predicación es tremendamente crucial para loque decimos. Por esta razón en el capítulo 3 toco el tema del poder capacitador del EspírituSanto, y en el capítulo 4 la seriedad y gozo de de la predicación.

Page 22: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 22/61

~ 22 ~

 [p 39] 

3

El Don de la Predicación 

El Poder del Espíritu Santo  

La supremacía de Dios en la predicación demanda que desplegar y magnificar la gloria deDios sea nuestra meta constante en la predicación, (capítulo 1) y la completa suficiencia dela cruz del Hijo de Dios sea la validación consciente de nuestra predicación y la humilla-ción de nuestro orgullo (capítulo 2) Sin embargo, nada de esto ocurrirá en nosotros solos.La soberana obra del Espíritu Santo deberá ser el poder por el que todo sea hecho.

¡Cuan dependientes somos del Espíritu Santo en la tarea de la predicación! Toda predica-ción genuina comienza con un sentido de desesperación. Te despiertas el domingo por lamañana y puedes percibir el humo del infierno a un lado y la fragante brisa del cielo en elotro. Vas al estudio y miras tu pobre manuscrito, y te arrodillas y clamas: “Dios, ¡esto estan pobre! ¿Quién creo que soy? ¡Qué osadía es pensar que en tres [p 40] horas mis pala-bras serán olor de muerte para muerte y fragancia de vida para vida! (2 Cor. 2:16) Mi Dios,para estas cosas, ¿quién es suficiente?”

Phillips Brooks acostumbraba aconsejar a los jóvenes predicadores con estas palabras:“Nunca permitas sentirte igual a tu trabajo. Si alguna vez sientes ese espíritu creciendo enti, ten miedo.”1 Y una de las razones para temer es porque tu Padre te va a quebrantar y tehumillará. ¿Hay alguna razón para pensar que Dios debería prepararte a ti para el ministe-rio de la predicación en una forma diferente de como preparó a Pablo?

Fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdi- mos la esperanza de conservar la vida. Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de mu- erte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos.  (2 Cor. 1:8–9)

Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne … para que no me enaltezca sobremanera. (2 Cor. 12:7)

Los peligros de la propia confianza y la propia exaltación en el ministerio de la predicaciónson tan insidiosos que Dios nos va a golpear, si tiene que golpearnos, a fin de librarnos denuestra auto—confianza y el uso casual de nuestras técnicas profesionales.

Por eso Pablo predicaba “en debilidad y mucho temor y temblor”—reverente ante la gloriadel Señor,  [p 41] quebrantado en su orgullo original, crucificado con Cristo, evitando lasapariencias elocuentes e intelectuales. ¿Y qué sucedió? ¡Hubo una demostración de Espíri-tu y poder! (2:4)

Sin esta demostración de Espíritu y poder en nuestra predicación, nada de valor duraderose logrará, no importa cuanta gente admire la fuerza de nuestros argumentos y goce nues-

 1 Phillips Brooks, Lectures on Preaching (Grand Rapids: Baker Book House, 1969), 106.

Page 23: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 23/61

~ 23 ~

tras ilustraciones o aprenda de nuestra doctrina. La meta de la predicación es la gloria deDios en la grata sumisión de Su pueblo. ¿Cómo recibirá gloria Dios de una acción que estan patentemente humana?1 Pedro 4:10–11 nos da una tremenda respuesta a esa pregun-ta: “Cada uno conforme al don que ha recibido, minístrelo a los otros, como administradores de la multiforme sabiduría de Dios. Si alguno habla, hable conforme la sabiduría de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorifica- do por Jesucristo, a quien pertenece la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.”  

Pedro dice que cuando se trate de hablar y servir, habla los oráculos de Dios confiando enel poder de Dios, y el resultado será la Gloria de Dios. Al predicar, el que escoge la agenda yda el poder recibe la gloria. De manera que si la meta de la predicación ha de ser logrado,debemos simplemente predicar la Palabra inspirada por el Espíritu de Dios en el poder da-do por el Espíritu de Dios.

Así pues, enfoquémonos en estos dos aspectos de la predicación—los oráculos de Dios queel Espíritu ha [p 42] inspirado y el poder de Dios que ha venido a nosotros por la unción de

Su Espíritu. A menos que aprendamos a confiar en la Palabra del Espíritu y el poder delEspíritu con toda humildad y mansedumbre, no será Dios quien reciba la gloria en nuestrapredicación.

Dependiendo del Don de la Palabra—La Biblia

Oh, ¡Cuánto se necesita decir acerca del uso de la Biblia en la predicación! Depender delEspíritu Santo en este punto significa creer de todo corazón que “ toda Escritura es inspira- da por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”  (2

 Tim. 3:16), creyendo que “nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron inspirados por el Espíritu Santo.” (2 Ped. 1:21), y teniendo

una gran convicción que las palabras de la Escritura “no enseñan con palabras de sabi- duría humana, sino con las del Espíritu” (1 Cor. 2:13). Allí donde la Biblia es estimada comola infalible Palabra de Dios, la predicación puede florecer. Pero donde la Biblia es conside-rada como un mero registro de valioso discernimiento religioso, la predicación muere.

Pero la predicación no florecerá automáticamente ahí donde la Biblia se crea infalible. En-tre los evangélicos de hoy día, hay otras maneras efectivas de socavar el poder y la autori-dad de la predicación bíblica. Hay teorías subjetivas del conocimiento que menosprecian larevelación proposicional. Hay teorías lingüísticas que cultivan una atmósfera exegética deambigüedad. Hay [p 43] una clase de relativismo cultural popular que permite a las perso-nas hacer caso omiso impertinentemente de enseñanza bíblica incómoda.

Allí donde esta clase de cosas se enraízan, la Biblia será silenciada en la iglesia, y la predi-cación se tornará un reflejo de asuntos corrientes y de opiniones religiosas. Seguramenteque no fue eso lo que Pablo quiso decir a Timoteo: “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino,que prediques la palabra …”  

1 Phillips Brooks, Lectures on Preaching (Grand Rapids: Baker Book House, 1969), 106.

Page 24: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 24/61

~ 24 ~

La Palabra. Eh ahí el foco. Toda predicación Cristiana debe ser una exposición y una apli-cación del texto bíblico. Nuestra autoridad como predicadores enviados por Dios crece odisminuye con nuestra alianza manifiesta al texto de la Escritura. Digo “manifiesta”, por-que hay tantos predicadores que alegan estar haciendo una exposición aun cuando no ba-san sus afirmaciones explícitamente—“manifiestamente”—en el texto. Ellos no muestrancon claridad a su audiencia que las afirmaciones de su predicación provienen de palabrasespecíficas, verificables, de la Escritura que la gente puede ver por sí misma.

Uno de los problemas más grandes que tengo con los jóvenes predicadores que soy llamadoa criticar es que ellos dejan de citar el texto bíblico que apoya el punto que señalan. Haceque me pregunte si han sido enseñados que tú debes tomar el tenor de un texto para luegousar tus propias palabras durante treinta minutos. El efecto de tal predicación deja a lasgentes buscando [p 44] a tientas por la Palabra y preguntándose si lo que tú dijiste está enrealidad en la Biblia.

En vez de eso, en esta culta sociedad occidental, necesitamos hacer que las gentes abran

sus Biblias y pongan sus dedos en el texto.2

Luego debemos citar una parte del texto y ex-plicar que significa. Decirles en cual mitad del verso está. Las gentes pierden todo el senti-do del mensaje cuando andan tanteando para encontrar de donde provienen las ideas delPastor. Luego debemos citar otra parte del texto y explicar lo que significa. Nuestra expli-cación va a traer otros pasajes de la Escritura. ¡Cítelos! Nunca diga generalidades como:“Como Jesús dijo en el sermón del Monte.” Durante el curso o al final de la predicación,debemos estimular sus conciencias con aplicaciones penetrantes.

Estamos simplemente aprovechando nuestra autoridad sobre la gente cuando le decimos yno le mostramos el texto, lo cual no honra la Palabra de Dios o la obra del Espíritu Santo.

 Te animo a que dependas del Espíritu Santo, saturando tu predicación con la Palabra que

Él inspiró.

 También debemos depender de la ayuda del Espíritu Santo para interpretar la Palabra.Pablo dijo en 1 Cor. 2:13–14, que él interpreta cosas espirituales a las gentes espirituales(es decir, a quienes tienen el Espíritu) debido a que el hombre natural no recibe las cosasdel Espíritu, “porque son locura para él.”  Se requiere del Espíritu Santo para hacernosdóciles a la Biblia. La labor del Espíritu Santo en el proceso de interpretación no es la deañadir información, sino la de darnos la disciplina para estudiar y la humildad para [p 45] 

aceptar sin tergiversarla la verdad que encontremos. Frecuentemente, un descubrimiento ouna percepción interna necesitada desesperadamente es el don añadido a Su providencial

guianza.

Les invito a ser como John Wesley en este asunto de confiar en la Palabra del Espíritu, laBiblia. Dijo: “¡Oh, dadme ese libro! ¡A cualquier precio, dadme ese libro de Dios! Lo tengo:

2 Por supuesto, la vasta mayoría de las gentes del mundo son iletradas. La más urgente predicación misione-ra no tendrá la misma forma tal como se necesita en la mayoría de los púlpitos de los EE.UU., donde los cris-tianos se sientan con Biblias en la mano. Sin embargo, quiero presentar el caso que aun predicar a genteiletrada debe incluir citar mucha Escritura de memoria y poner en claro que la autoridad del predicador vienede un libro inspirado. Hacer predicación expositiva para culturas iletradas es un desafío que necesita muchaatención.

Page 25: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 25/61

~ 25~

aquí hay el conocimiento suficiente para mí. Permítanme que sea un hombre de un sololibro.”3 

No es el caso que la lectura de otros libros o el conocimiento del mundo contemporáneosean sin importancia, pero el más grande peligro es olvidarse del estudio de la Biblia.Cuando un Pastor sale del seminario, y en el ministerio de la iglesia ya no hay cursos, ni

tareas, ni maestros, solamente están el Pastor, su Biblia y sus libros. Y la mayoría de lospredicadores se quedan cortos de la resolución que Jonathan Edwards tomó cuando anda-ba en sus veinte: “Estudiar las Escrituras regular, constante y frecuentemente, hasta quepueda hallar y plenamente percibir que estoy creciendo en el conocimiento de la misma.”4 

Los predicadores realmente efectivos siempre han estado creciendo en la Palabra de Dios.Su deleite está en la Ley del Señor y en Su Ley meditan día y noche. Spurgeon dijo de JohnBunyan, “Pínchale en cualquier parte y descubrirás que su sangre es bíblica, pues la meraesencia de la Biblia fluye de él. No puede hablar sin citar un texto, porque su alma estállena de la Palabra de Dios.” La nuestra también debería ser así. Eso es lo que quiere decir

confiar en el don de la Palabra del Espíritu. [p 46] Dependiendo del Don del Poder del Espíritu

Hay sin embargo, la experiencia real del poder del Espíritu en el evento de la predicación. 1Pedro 4:11 dice que aquel que sirva debería hacerlo en el poder que Dios suple, para queDios, y no el sirviente, pueda recibir la gloria. Aquel que da el poder adquiere la gloria.¿Cómo predicas de tal manera? Prácticamente, ¿qué significa hacer algo—como la predica-ción—en el poder de otra persona?

Pablo observó esta relación en 1 Corintios 15:10. “He trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo.” En Romanos 15:18 dijo: “Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras.” ¿Cómo debes predicar de manera que la predicación sea unademostración del poder de Dios y no el tuyo propio?

Estoy tratando de aprender la respuesta a esa pregunta en mi propia vida de predicación. Tengo un largo camino que andar antes de que pueda estar satisfecho con mi predicación.No veo la medida del fruto que anhelo. Reavivamiento y despertar no han venido a mi pro-pia congregación con la fuerza y la profundidad que deseo. Lucho con el desánimo ante elpecado en nuestra iglesia y la debilidad de nuestro testimonio en un mundo agonizante.Así que para mí el decir: “Así es como se predica en el poder del Espíritu” es una cosa muy

riesgosa. Sin embargo puedo describir dónde estoy en la búsqueda de esta valiosa e indis-pensable experiencia.

 [p 47] Hay cinco pasos que sigo, tratando de predicar no en mi propia fortaleza sino en lafuerza que Dios suple. Yo las resumo con un acrónimo para poder recordarlas cuando mimente se nubla por el temor y la distracción. El acrónimo es AOCAG. (APTAT, en inglés).

3 Citado en John R. W. Stott, Between Two Worlds (Grand Rapids: Eerdmans, 1932), 32.

4 Sereno Dwight, Memoirs , en S. Dwight, ed., The Works of Jonathan Edwards , (1834; repr. ed., Edinburgh:Banner of Truth, 1974), 1:xxi. De aquí en adelante la edición es citada como Banner .

Page 26: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 26/61

~ 26 ~

Imagínenme en mi silla detrás del púlpito en la Iglesia Bautista Bethlehem. Digamos queson las 10:15 de la mañana del domingo. El ofertorio termina y uno de mis asociados llegaal púlpito a leer el texto para el mensaje de la mañana, antes que yo llegue a predicar. Con-forme comienza a leer, inclino mi cabeza ante el Señor por una última transacción antesdel sagrado momento de la predicación. Casi siempre pongo mi corazón ante el Señor pormedio de AOCAG.5 

1. Admito ante el Señor mi total inutilidad sin Él. Yo afirmo que Juan 15:5 es en aquel in-stante una verdad absoluta para mí: “Fuera de mí no podéis hacer nada.” Declaro a Diosque mi corazón no latiría, mis ojos no verían, mi memoria me fallaría sin Él. Sin Dios, yoestaría plagado de distracciones y centrado en mí mismo. Sin Dios dudaría de Su realidad.No amaría a las personas, ni me sentiría temeroso ante la verdad que estoy pronto a hab-lar. Sin Él la Palabra caería en oídos sordos, porque, ¿quién más puede levantar a los mu-ertos? Sin ti, ¡Oh Dios!, no puedo hacer nada.

2. Por consiguiente Oro por ayuda. Ruego por la inspiración, el poder, la humildad, el

amor, la memoria y la libertad, necesarias para predicar este mensaje para la gloria delnombre de Dios, para el regocijo de Su pueblo y la congregación de sus elegidos. Confío  [p 

48] en la invitación: “Invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás” (Sal-mo 50:15). El inicio de esta oración no tiene por motivo la salvación. La preparación delsermón fue realizada casi en constante súplica de ayuda, y me levanto tres horas y mediaantes del primer servicio, para dedicar dos horas preparando mi corazón a estar prestocomo sea posible, antes de venir a la iglesia. Y durante ese tiempo, yo indago por algunapromesa en la Palabra que servirá de base para el paso siguiente en AOCAG.

3. Confío. No confío meramente de una manera general en las bondades de Dios, sino enuna promesa específica en la que pueda depender para esa hora. Yo encuentro esta con-

fianza específica en alguna Palabra de Dios en particular muy esencial para luchar contralos asaltos de Satanás en aquellos momentos. Recientemente, me fortalecí con el Salmo40:17, “Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mi. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío no te tardes.” Memorizo el verso por la mañana, me lo recito a mí mismoun momento antes de la predicación, lo creo, resisto al diablo y …

4. Actúo confiando que Dios cumplirá Su Palabra. Puedo testificar que, aunque la llenurade la bendición que yo espero ver ha demorado, Dios me ha visitado a mí y a Su pueblouna y otra vez, desplegando Su gloria y la creación de grata sumisión a Su voluntad. Estonos lleva al último paso.

5. Doy Gracias a Dios. Al final del mensaje expreso mi gratitud porque me ha sostenido, yporque la verdad de [p 49] Su Palabra y la compra de Su cruz han sido predicadas en al-guna medida en el poder de Su Espíritu para la gloria de Su nombre.

5 Citado en Murray, Forgotten Spurgeon , (Spurgeon, El Príncipe Olvidado) 34.

Page 27: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 27/61

~ 27 ~

 [p 51] 

4

La Solemnidad y el Regocijo 

De la Predicación  

Hace doscientos cincuenta años, la predicación de Jonathan Edwards provocó un grandespertar en las iglesias. Fue un gran teólogo (hay quienes dicen que nadie como él en lahistoria de la iglesia), un gran hombre de Dios y un gran predicador. No podemos copiarleincondicionalmente, pero, ¡ah!, lo que podemos aprender de este hombre, ¡especialmenteacerca del pesado asunto de la predicación!

Desde cuando era joven fue fervoroso e intenso en todo lo que hizo. Una de sus decisionescolegiales fue: “Resuelto, vivir con todas mis fuerzas mientras viva.”1 Sus predicaciones fu-eron totalmente serias de principio a fin. En vano buscarás una broma en los 1,200 ser-mones que quedan.

En 1744, en un sermón de ordenación dijo: “Si un ministro tiene luz sin calor y entretiene(a sus oyentes) [p 52] con discursos aprendidos, sin el sabor del poder de la piedad o algu-na apariencia de espíritu fervoroso y celo por Dios y el bien de las almas, podrá agradar aoídos con comezón y llenar las mentes de sus gentes con asuntos vanos, pero no será muyprobable que enseñe a sus corazones o salve sus almas.”2 

Edwards tenía una tremenda convicción de la realidad de las glorias del cielo y de los hor-rores del infierno que hizo su predicación completamente intensa. Fue duramente criticadopor su participación en el fervoroso reavivamiento. Clérigos de Boston tales como Charles

Chauncy, le acusaron a él y a otros de agitar demasiada emoción con su espantosa serie-dad acerca de la eternidad. Edwards respondió:

Si alguno de ustedes que es cabeza de familia, viera a uno de sus hijos que está en mediode una casa que está quemándose, y se encuentra ante el inminente peligro de ser consu-mido por las llamas, que sin darse cuenta del peligro rehusara escapar a pesar de queusted ya le hubiera hablado repetidas veces advirtiéndole del peligro, ¿acaso llegaría usteda hablarle de una manera fría e indiferente? ¿No le gritaría, y le advertiría y le mostraría elpeligro, así como su insensatez al demorarse, de la manera más vívida que le fuera posible?¿Acaso la naturaleza misma no enseña esto y le obliga a usted? Si usted continuara sólohablándole de una manera fría, tal como es costumbre hacerlo en una conversación sobre

temas indiferentes, ¿acaso los que le rodean no comenzarán a pensar que usted ha perdidola razón?

  [p 53] Si entonces nosotros que cuidamos de las almas supiéramos lo que es el infierno,visto la condición de los condenados o de alguna manera nos volviéramos sensibles a cuan

1 Jonathan Edwards, “The True Excellency of a Gospel Minister,” Banner , 2:958.

2 Jonathan Edwards, The Great Awakening, ed. C. Goen, The Works of Jonathan Edwards  (New Haven: YaleUniversity Press, 1972), 4:272. De aquí en adelante la edición es citada comoYale .

Page 28: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 28/61

Page 29: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 29/61

~ 29 ~

 wood se refiere a Chalmers como “atado al manuscrito, empleando largas frases.”6 ¿Cuál,pues, era su secreto? James Alexander, quien por ese tiempo enseñaba en Princeton, lepreguntó a John Mason a su regreso de Escocia, por qué Chalmers era tan efectivo, a loque Mason respondió: “Es por su pasión intensa.”7 

Deseo dar tan fuerte convicción como las palabras puedan comunicar que el trabajo de

predicar debe de ser realizado con “pasión intensa.” No corramos el riesgo de una imitaciónmecánica de Edwards y Chalmers y sus padres Puritanos. Hemos caído tanto de sus con-ceptos de predicación, que no podríamos imitarlo si tratáramos. Digo “caído” porque ya seaque se deba leer un manuscrito o que el sermón sea de dos horas de largo y sus oracionescomplejas y pocas historias, el hecho es que la gloria de estos predicadores fue su pasión— una pasión que podemos llamar solemnidad. La mayoría de las personas tienen muy pocaexperiencia de profundos, sinceros, reverentes y poderosos, encuentros con Dios en la pre-dicación, y la única asociación que viene a sus mentes cuando tal noción es mencionada esque el predicador es de mal genio o aburrido o lúgubre o triste o áspero o no amistoso.

Si usted intenta traer un santo silencio sobre la gente en un servicio de adoración, tenga laseguridad que alguien dirá que la atmósfera es no amistosa o fría. Todo lo que muchasgentes pueden imaginar es que la ausencia de parloteo significará la presencia de unaatmósfera [p 56] rígida, rara y no amigable. Debido a que tienen poca o ninguna experien-cia con el profundo regocijo en momentos de solemnidad, ellos buscan la alegría de la úni-ca manera que saben—siendo superficiales, alegres y habladores.

Los Pastores han absorbido esta estrecha opinión de gozo y amistad que ahora se cultivapor toda la tierra, con comportamiento en el púlpito y expresión verbal casual, que haceque sean impensables la pasión intensa de Chalmers y la penetrante solemnidad de lamente de Edwards. El resultado es que los domingos se hacen o dicen predicaciones pla-

gadas de trivialidad, ligereza, descuido, petulancia y un espíritu común de que nada deproporciones eternas e infinitas está siendo hecho o dicho el domingo por la mañana. Sifuera a colocar mi tesis en una frase bien pensada, sería así: La alegría y la solemnidaddeberían de estar entretejidas ambas en la vida y la predicación del Pastor en forma tal desosegar el alma descuidada y endulzar las cargas de los santos. Digo “endulzar” porqueconnota la intensidad del gozo que tengo en mente, y lo distingue de los pequeños y vo-lubles intentos de provocar alegría en una congregación. El amor por la gente no toma a laligera preciosas realidades (de ahí el llamado a la solemnidad), y el amor a las gentes no lespone cargas de obediencia sin proporcionarles la fuerza del gozo para ayudarles a llevarlas(de ahí el llamado al regocijo).

El gozo en predicar es un acto de amor. La gente siempre se admira cuando digo que si unPastor ha de amar verdaderamente a su gente, deberá buscar diligentemente su felicidaden el ministerio de la [p 57] Palabra. La gente ha sido consistentemente enseñada que paraser una persona amorosa debes abandonar la búsqueda de tu propia felicidad. Está bien

6 Andrew W. Blackwood, ed., The Protestant Pulpit (Grand Rapids: Baker Book House, 1977), 311.

7 James W. Alexander, Thoughts on Preaching (Edinburgh: Banner of Truth, 1975), 264.

Page 30: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 30/61

Page 31: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 31/61

~ 31 ~

ranza es una esperanza humilde; su gozo, aun cuando sea inexplicable y lleno de gloria, esun gozo humilde quebrantado …”9 

Hay algo acerca del completo peso de nuestra pecaminosidad y la magnitud de la santidadde Dios y la trascendencia de nuestro llamado, que debería de producir un aroma de hu-milde solemnidad a la alegría de nuestra predicación.

La seriedad en la predicación es apropiada porque la predicación es el medio dispuesto porDios para la conversión de los pecadores, el despertar de la iglesia y para la preservaciónde los santos. Si la predicación falla en su cometido, las consecuencias son infinitamenteterribles. “Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante lasabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” (1 Cor.1:21).

Dios salva a las gentes de la ruina eterna por medio de la predicación. Cuando Pablo pon-dera esto en 2 Corintios 2:15–16, siente el tremendo peso de su responsabilidad: “Porque  para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan y en los que se pierden, a estos 

ciertamente olor de muerte para muerte y a aquellos olor de vida para vida. Y para estas co- sas ¿quién es suficiente?”  

  [p 60] Esto es algo sencillamente estupendo para pensar—que cuando predico, ¡el eternodestino de los pecadores cuelga de la balanza! Si una persona no es hecha apasionada ysolemne por este hecho, la gente aprende inconscientemente que las realidades del cielo ydel infierno no son serias. No puedo evitar pensar que esto es lo que se está comunicandopor el ingenio casual que viene de tantos púlpitos. James Denney dijo: “Ningún hombrepuede dar la impresión de que él mismo es ingenioso y que Cristo es poderoso para sal-var”10 John Henry Jowett dijo: “Nunca alcanzaremos el santuario del alma de un hombre

con las conveniencias de un artista de teatro o de un bufón.”11 Sin embargo, muchos pre-dicadores creen que deben decir algo bonito o ingenioso o chistoso.

Parece que existe un temor de aproximarse a la pasión intensa de Chalmers. Yo he visto unextraño silencio empezar a venir sobre una congregación, y observé al predicador, aparen-temente sin intención, disiparlo rápidamente con una ocurrencia alegre o el uso de un ju-ego de palabras o un chiste.

La risa parece haber sustituido el arrepentimiento como objetivo de algunos predicadores.La risa quiere decir que las gentes se sienten bien. Significa que usted les ha animado.Significa que usted tiene alguna medida de poder. Parece tener todas las señas de éxito en

la comunicación—si la profundidad del pecado y la santidad de Dios y el peligro del infier-no y la necesidad de corazones quebrantados se dejan de lado. Literalmente, me sorpren-den las conferencias en las que los predicadores mencionan la necesidad [p 61] de un rea-vivamiento, y entonces proceden a cultivar una atmósfera en la que nunca se podrá dar.

9 Jonathan Edwards, Religious Affections , ed. John E. Smith, in Yale (1959), 2:339.

10 Citado en Stott, Between Two Worlds , 325.

11 John H. Jowett, The Preacher: His Life and Work (New York: Harper, 1912), 89.

Page 32: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 32/61

~ 32 ~

En meses recientes, leí Disertaciones sobre Reavivamientos de William Sprague y las me-morias de Asahel Nettleton, un poderoso evangelista del Segundo Gran Avivamiento.

Un profundo y constante avivamiento espiritual en estas reuniones de evangelismo fueacompañado por una seriedad dada por el Espíritu entre el pueblo de Dios. Cito parte delas memorias de Nettleton:

Otoño de 1812, South Salem, Connecticut: “Su predicación produjo de inmediato solemni-dad en las mentes de las gentes … La seriedad pronto se extendió por el lugar, y el tema dela religión pronto se tornó en tópico de conversación.” Verano de 1813, North Lyme: “Nohabía seriedad especial cuando comenzó sus labores. Pero pronto una profunda solemni-dad invadió la congregación” Agosto 1814, East Granby: “El efecto de su entrada en el lu-gar fue electrizante. La escuela … se llenó de adoradores temblando. Solemnidad y serie-dad invadieron la comunidad.”12 

La primerísima cosa que Sprague menciona en su capítulo sobre la manera de producir ypromover avivamientos, es la seriedad:

Pregunto a cualquiera de ustedes que haya estado en medio de un avivamiento, si una pro-funda solemnidad no invadió la escena … Y si en tal momento has deseado estar festivo,¿no has [p 62] sentido que no era el lugar para ello?… Fuera más que absurdo pensar enefectuar tal trabajo por cualesquier medios que no estén marcados por la seriedad másprofunda o introducir cualquier cosa adaptada para despertar y halagar las emociones másligeras, cuando todas ellas deben ser sacadas de la mente. Todas las anécdotas, modos deexpresión, gestos y actitudes risibles nunca están tan fuera de lugar como cuando elEspíritu Santo se está moviendo en los corazones de una congregación. Cada una de estascosas es adecuada para alejar con pena al Espíritu Santo, porque contradicen directa-

mente la tarea por la que ha venido—la de convencer a los pecadores de su culpa y reno-varles para arrepentimiento.13 

A pesar de esta realidad histórica, que parece tan obvia por la misma naturaleza de las co-sas, algunos predicadores que lamentan la ausencia de un avivamiento en nuestro día pa-recen estar encerrados en un comportamiento desenvuelto, festivo, frente a un grupo. Al-gunas veces pareciera que la frivolidad es el enemigo más grande de cualquier verdaderotrabajo espiritual que se esté efectuando en los oyentes.

Charles Spurgeon tuvo un profundo y robusto sentido del humor, y podía usarlo congrande efecto. Robertson Nicoll, sin embargo, escribió de Spurgeon tres años después de la

muerte de este gran predicador: “El evangelismo de tipo humorista podrá atraer a las mul-titudes, pero deja a las almas en cenizas y destruye el mero germen de la religión. Muchosque no conocen sus sermones piensan que Mr. Spurgeon fue un   [p 63] predicador graci-

 12 Bennet Tyler and Andrew Bonar, The Life and Labors of Asahel Nettleton  (Edinburh: Banner of Truth,1975), 65, 67, 80.

13 William Sprague, Lectures on Revivals of Religion  (London: Banner of Truth, 1959), 119–120. El resto deeste pasaje, aunque no incluido aquí, es igualmente poderoso.

Page 33: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 33/61

~ 33 ~

oso. De hecho, no hay otro predicador cuyo tono sea más uniformemente apasionado, reve-rente y solemne.”14 

Spurgeon es un excelente ejemplo debido a que creía firmemente en el lugar adecuado delhumor y la risa. Una vez dijo a sus alumnos: “Debemos de conquistar—especialmente al-gunos de nosotros—nuestra tendencia a la frivolidad. Hay una gran diferencia entre la jo-

vialidad, que es una virtud, con la frivolidad común, que es un vicio. Hay frivolidad que notiene suficiente meollo para hacer reír, sino que juguetea con todo, es impertinente, vacía eirreal. Una risa sincera no es más frivolidad que un llanto sincero.”15 

Es una señal de estos tiempos que nosotros los predicadores seamos mucho más adeptosal humor que a las lágrimas. El apóstol Pablo habló de los pecadores en Filipenses 3:18con lágrimas, porque vivían sus vidas “como enemigos de la cruz de Cristo.” Sin esa lamen-tación, nunca habrá el avivamiento que necesitamos, ni renovación espiritual duradera.

Caería sobre una congregación un poderoso espíritu de amor y convicción, si un Pastor,con toda formalidad y solemnidad, pudiera comenzar su sermón de Pascua, no con un

chiste o una bonita historia, sino con las palabras de John Donne: “¿Qué mar proporcio-naría a mis ojos las suficientes lágrimas para derramar, si pensara que de toda esta con-gregación que ahora me mira, yo no fuera a encontrar a uno en la Resurrección, a la dies-tra de Dios?”16 

 [p 64] La solemnidad y la formalidad en la predicación son apropiadas no solamente (comohemos visto) debido a que la predicación es instrumento de Dios para el grave asunto desalvar pecadores y reavivar Su iglesia, sino también porque es el instrumento de Dios parapreservar a los santos. Pablo dijo en 2 Timoteo 2:10, “Por tanto todo lo soporto por amor de las escogidos, para que ellos obtengan la salvación que es en Cristo Jesús para vida eterna.”  

Por consiguiente, la labor a favor de los elegidos no es merengue sobre el pastel de su eter-na seguridad. Es el medio dispuesto por Dios para conservarlos seguros. La eterna seguri-dad es proyecto comunitario (Hebreos 3:12–13), y la predicación es parte del poder asegu-rador de Dios.

Dios llama efectivamente por medio de la Palabra y guarda eficazmente por la Palabra.

Podemos decir que la eterna seguridad es cierta para el cristiano, y sin embargo evitar unaopinión mecánica que disipa la pasión intensa del ministerio semanal de la predicación alos santos. Bíblicamente, Dios utiliza la apasionada aplicación de los medios de gracia paramantener a Su pueblo seguro; uno de tales medios es la predicación de la Palabra de Dios.

El cielo y el infierno son expuestos cada domingo por la mañana, no solamente porqueincrédulos podrían estar presentes, sino también porque nuestras gentes son salvas “sicontinúan en la fe” (Col. 1:23). Pablo relaciona la firmeza de fe con la predicación de la Pa-labra de Dios en el evangelio (Rom. 10:17).

14 Citado en Murray, Forgotten Spurgeon , 38.

15 Spurgeon, Lectures , 212.

16 Citado en Stewart, Heralds of God , 207.

Page 34: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 34/61

~ 34 ~

 [p 65] Seguramente que cada predicador debe decir con toda solemnidad, “¡¿Quién es ca-paz para estas cosas?!”—salvar pecadores, revivir la iglesia, proteger a los santos. Así que

 yo repito mi tesis: La alegría y la solemnidad deben ir entretejidas en la vida y la predica-ción de un Pastor de tal manera que pueda serenar el alma descuidada y endulzar las car-gas de los santos. El amor por las gentes no puede tratar las tremendas realidades con li-gereza (de ahí la solemnidad), y el amor por las gentes no puede cargar a las gentes conobediencia sin alegría (de ahí el regocijo). Siguen siete sugerencias prácticas para cultivarla solemnidad y el regocijo en tu predicación.

Primero. Lucha por una santidad práctica, intensa y gozosa, en cada área de tu vida. Unade las razones es que no puedes ser algo en el púlpito que no eres durante la semana—almenos no por mucho tiempo. No puedes ser totalmente formal en el púlpito y habitual-mente impertinente en la reunión del diaconado y la cena de la iglesia. Tampoco puedesmostrar la gloria de Dios en la alegría de tu predicación si eres hosco, lúgubre y hostil du-rante la semana. No luches por ser cierta clase de predicador. ¡Lucha por ser cierta clasede persona!

Segundo. Haz tu vida—especialmente tu vida de estudio—una vida de constante comunióncon Dios en oración. El aroma de Dios no permanece en una persona que no permanece enla presencia de Dios. Richard Cecil dijo que “el defecto más grande en los ministros Cris-tianos es la falta [p 66] de hábito devocional.”17 Somos llamados al ministerio de la Palabra

 y la oración , porque sin oración, el Dios de nuestros estudios será el Dios que no provocatemor ni inspiración, el de los insípidos juegos académicos humanos.

Estudio provechoso y oración ferviente viven y mueren juntos. B. B. Warfield oyó decir auna persona que diez minutos de rodillas te dará un conocimiento de Dios más verdadero yprofundo, que diez horas sobre tus libros. Su respuesta fue exactamente correcta. “¡Cómo!

¿que diez horas sobre tus libros, de rodillas?”18 Y lo mismo debe ser verdad en la prepara-ción real de nuestros sermones. La norma de Cotton Mather era detenerse al final de cadapárrafo conforme escribía su sermón, para orar y examinarse, y tratar de fijar en su co-razón alguna santa impresión de su tema.19 Sin este espíritu de oración constante, nopodremos mantener la solemnidad y la alegría que permanecen en la vecindad del trono degracia.

Tercero. Lee libros escritos por aquellos que exudan Biblia cuando los pinchas y que sonintensamente apasionados acerca de la verdad que discuten. De hecho, descubrí que eraun consejo transformador de vida cuando un profesor de seminario nos pidió hallar a un

gran evangelista teólogo, y sumergirnos en su vida y sus escritos. Apenas puedo exagerarel efecto que ha tenido en mi vida vivir con Jonathan Edwards mes tras mes, desde misdías de seminario. Y por medio de él encontrar mi camino a los hombres más apasionadosen el   [p 67] mundo—¡Calvino, Lutero, Bunyan, Burroughs, Bridges, Flavel, Owen, Char-

 17 Citado en Charles Bridges, The Christian Ministry (Edinburgh: Banner of Truth, 1967), 214.

18 B. B. Warfield, “The Religious Life of Theological Students,” en Mark Noll, ed., The Princeton Theology  (Grand Rapids: Baker Book House, 1983), 263.

19 Bridges, Christian Ministry , 214.

Page 35: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 35/61

~ 35~

nock, Gurnall, Watson, Sibbes y Ryle! Busca los libros que son apasionados acerca de Di-os, y descubrirás que ellos conocen el camino que conduce al gozo, con mas exactitud quemuchos otros guías contemporáneos.

Cuarto. Dirige tu mente a menudo a la contemplación de la muerte. Es absolutamente in-evitable si el Señor se demora y es absolutamente trascendental. No pensar en sus impli-

caciones para la vida y la predicación es increíblemente ingenuo. Edwards fue el hombreque fue—con profundidad y poder (¡y once hijos creyentes!)—por decisiones como éstas,que tomó en su juventud.

9. Resuelto. En toda ocasión pensar mucho acerca de mi muerte y las circunstancias com-unes que la rodean.

55. Resuelto. Esforzarme al máximo a fin de actuar como pienso que debiera hacerlo si yahubiera visto la felicidad del cielo y los tormentos del infierno.20 

Cada funeral que realizo es una experiencia profundamente grave. Me siento ante el men-

saje y me imagino que yo o mi esposa o mis hijos están en aquel ataúd. La muerte y la en-fermedad poseen una admirable manera de disipar de mi vida la niebla de la frivolidad yreemplazarla con [p 68] la sabiduría de la solemnidad y la alegría que hay en la esperanzadel gozo de la resurrección.

Quinto. Considera la enseñanza bíblica que, como predicador, serás juzgado más estric-tamente. “Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que reci-biremos mayor condenación” (Santiago 3:1). El escritor de Hebreos dice de los Pastores:“Porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta” (13:17). Y Pablolo pone de manera más ominosa en Hechos 20, cuando dice a las gentes que ha estado en-señando en Éfeso: “Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangrede todos, porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios.” Evidentemente, noenseñar el consejo de Dios en su totalidad y con fidelidad puede dejar la sangre de nuestragente en nuestras manos. Si consideramos tales cosas como debiéramos, la gravedad de laresponsabilidad y la alegría de su resultado exitoso moldeará todo lo que hacemos.

Sexto. Considera el ejemplo de Jesús. Él fue tan bondadoso, tierno y gentil, como todohombre justo pudiera ser. No fue malhumorado. Dijeron que Juan el Bautista tenía undemonio, dijeron que Jesús era glotón y bebedor, amigo de colectores de impuestos y peca-dores. Él no fue un aguafiestas psicopático, sino un hombre de dolor y familiarizado con laangustia. Nunca predicó un sermón descuidado y no hay registro [p 69] de alguna palabra

descuidada. Nunca dijo una broma que sepamos y todo su humor fue como una vaina parael apasionado estoque de la verdad. Jesús es el gran ejemplo para los predicadores—lasmultitudes le oyeron gozosos, los niños se sentaron en su regazo, las mujeres fueron trata-das con honra. Sin embargo, nadie en la Biblia habló del infierno más frecuentemente o entérminos más horrendos.

Séptimo. Lucha con toda tu fuerza por conocer a Dios y por humillarte delante de Su po-derosa mano (1 Pedro 5:6). No te conformes con guiar a la gente entre las colinas de Su

20 Dwight, Memoirs , en Banner , 1:xx, xxii.

Page 36: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 36/61

~ 36 ~

gloria. Conviértete en un escalador de montañas sobre los acantilados de la majestad deDios, y permite que la verdad comience a trastornarte, de tal modo que nunca agotes lasalturas de Dios. Cada vez que asciendas sobre el borde de un discernimiento, se extiendedelante de ti, desapareciendo en las nubes, un millar de kilómetros de imponente bellezaen el carácter de Dios. Prepárate a ascender, y pondera el pensamiento que interminablesedades de descubrimiento en el infinito Ser de Dios no serán suficientes para debilitar tualegría en la gloria de Dios u opacar la intensidad de la solemnidad en Su presencia.

Page 37: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 37/61

~ 37 ~

 [p 71] 

SEGUNDA PARTE

CÓMO HACER PARA QUE DIOS SEA SUPREMO EN LA PREDICACIÓN  

Cuando estuve en el Seminario, un sabio profesor me dijo que además de la Biblia, yo de-

bería de escoger algún gran teólogo y dedicarme a lo largo de mi vida a comprender y do-minar su pensamiento—pensar por lo menos un poco más profundamente en la realidad,en vez de tocar las cosas superficialmente. Que con el tiempo llegaría a “conversar” coneste teólogo como si yo fuera un igual y conocer por lo menos un sistema con el cual traerotras ideas hacia un diálogo fructífero. Fue un gran consejo.

El teólogo al cual me he dedicado es Jonathan Edwards. A él le debo más de lo que puedoexplicar. Él ha alimentado mi alma con la belleza de Dios, la santidad y el cielo, aun cuan-do todas las demás puertas me parecían cerradas. Él ha renovado mi esperanza y mi visiónpor mi ministerio en épocas deprimentes. Ha abierto la ventana en el mundo del Espíritu

una y otra vez, cuando todo lo que podía ver eran cortinas de secularismo. Me ha mostradola posibilidad de juntar pensamientos rigurosos acerca de Dios con el cálido afecto de Dios.Él encierra la verdad que la teología [p 72] existe para la doxología. Él podía pasar maña-nas enteras clamando en oración mientras caminaba por los bosques de las afueras deNorthampton. Tenía una pasión por la verdad así como por los pecadores perdidos. Todoeso floreció en el pastorado. Sobre todo, Edwards tuvo pasión por Dios, razón por la que élresulta tan importante si nos hemos de centrar en la supremacía de Dios en la predicación.

 Jonathan Edwards predicó como lo hizo, por la clase de hombre que era y por el Dios quepudo ver. Los siguientes capítulos van a tratar sobre la vida de Edwards, su teología y supredicación.

Page 38: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 38/61

~ 38 ~

 [p 73] 

5

Mantente Centrado en Dios 

La Vida de Edwards  

 Jonathan Edwards nació en 1703 en Windsor Connecticut. Su padre fue un Pastor de lalocalidad, y enseñó latín a su único hijo cuando apenas tenía seis años. A los doce años

 Jonathan fue enviado a Yale. Cinco años después se graduó con altos honores y dio la des-pedida colegial en latín.

Estudió para el ministerio durante dos años en Yale, para luego tomar un breve pastoradoen una iglesia presbiteriana en Nueva York. A principios de 1773, Edwards enseñó en Yaledurante tres años. Luego vino el llamado de la iglesia Congregacional de Northampton,Massachusetts. El abuelo de Edwards, Solomon Stoddard había sido Pastor allí durantemedio siglo. Escogió a Edwards como su discípulo y sucesor. La sociedad comenzó en fe-brero de 1772. Stoddard murió en 1729 y Edwards conservó el pastorado hasta 1750, enuna relación de veintitrés años.

  [p 74]   Tiempo atrás, en 1723 Edwards se había enamorado de una chica de trece añosllamada Sarah Pierrepont que demostró ser exactamente la clase de mujer que podía com-partir su arrobamiento religioso. En la portada de su gramática griega escribió la únicaclase de canto de amor de que era capaz su corazón: “Dicen que hay una jovencita en (NewHaven) que es el amor de aquel Gran Ser que hizo y rige el Universo … A veces ella va delugar en lugar cantando dulcemente, y parece estar siempre llena de alegría y placer quenadie sabe para qué. Ella ama caminar por el campo y el bosque, y parece que siempre hay

alguien invisible conversando con ella.”1 

Cuatro años mas tarde, cinco meses después de la instalación en Northampton, se casa-ron. Tuvieron once hijos (ocho hijas y tres hijos) quienes honraron a su padre y no trajeronreproche a la familia, a pesar de que tuvieron un padre que dedicó por lo menos trece ho-ras diarias al estudio.

Para bien o para mal, Edwards no practicó un pastorado regular entre su gente (650 com-ulgantes en 1735). Acudió, cuando lo llamaron por los enfermos. Frecuentemente predica-ba en reuniones privadas de vecindarios particulares. Catequizaba a los niños. Y animabaa cualquiera bajo convicción espiritual para que viniera por consejo a su estudio. Se juzga-

ba a sí mismo como no dotado para conversar y que podía hacer mayor bien por las almasde los hombres y promover más la causa de Cristo, predicando y escribiendo.2 Al menos,durante los primeros años de su pastorado en Northampton, Edwards predicó dos   [p 75] 

sermones a la semana, uno la mañana del domingo y otro la noche de un día de semana.En esos días, los sermones eran generalmente de una hora, pero podían durar mucho más.

1 Dwight, Memoirs, en Banner , 1:xxxix.

2 Ibid., 1:xxxviii.

Page 39: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 39/61

~ 39 ~

Cuando aún estaba en la Universidad, Edwards había escrito setenta resoluciones. Y he-mos visto algunas de ellas, incluso la que dice: “Resuelto: Vivir con toda mi fuerza mientrasviva.”3 Para él, eso llegó a significar una apasionada devoción al estudio de la divinidad.Mantuvo un régimen extremadamente riguroso de estudio. Dijo que pensaba que “Cristomandó levantarnos temprano cuando salió de la tumba muy temprano.”4 Por eso se levan-taba entre cuatro y cinco de la mañana para entrar a su estudio. Siempre estudiaba plumaen mano, pensado cada inspiración, y registrándola en sus innumerables notas. Hasta ensus viajes prendía pedazos de papel en su saco para recordarse de la inspiración que habíatenido en el camino.

Por la noche, cuando la mayoría de los Pastores están ya sea cansados en el sofá o en elComité de Finanzas, Edwards regresaba a su estudio después de pasar una hora con sushijos después de la cena. Hubo excepciones. El 22 de enero de 1734, escribió en su diario:“Considero que es lo mejor cuando estoy en un buen estado de contemplación divina …que, ordinariamente, no seré interrumpido yendo a cenar, sino que me privo de ésta, antesque cortarla.”5 

Eso podrá sonar poco saludable, especialmente para uno cuyo cuerpo de 1.88 mt. de altu-ra no era muy robusto. Pero Edwards tenía buen cuidado de su dieta [p 76]  y ejercicio. To-do estaba calculado para optimizar su eficiencia y poder en el estudio. Se abstuvo de cual-quier cantidad y clase de alimento que le enfermara o le adormeciera. En el invierno hacíaejercicio cortando leña para el hogar, y en el verano montaba a caballo o caminaba por elcampo.

Referente a estas caminatas por el campo, cierta vez escribió: “A veces en días claros meencuentro particularmente dispuesto a considerar las glorias del mundo que aplicarme alestudio serio de la religión.”6 De modo que también tuvo sus luchas. Pero para Edwards no

era una lucha entre la naturaleza y Dios, sino entre dos experiencias diferentes de Dios.

“Cierta vez conforme me adentré en el bosque por mi salud en 1737, habiéndome bajadodel caballo en un sitio solitario, como ha sido mi costumbre de caminar para contempla-ción divina y oración, tuve una visión, que para mí era extraordinaria, de la gloria del Hijode Dios, como mediador entre Dios y el hombre y su maravillosa, plena, pura y dulce gra-cia, y amor y humildad, de gentil condescendencia … que continuó, tal como puedo juzgar,cerca de una hora; la cual me mantuvo la mayor parte del tiempo inundado de lágrimas ygrandes sollozos.”7 

3 Ibid., 1:xx.

4 Ibid., 1:xxxvi.

5 Ibid.

6 Elisabeth Dodds, Marriage to a Difficult Man: The “Uncommon Union” of Jonathan and Sarah Edwards (Phila-delphia: Westminster, 1971), 22.

7 Jonathan Edwards: Selections , eds., C. H. Faust y T Johnson (New York: Hill and Wang, 1935), 69. De aquíen adelante citado como Selections .

Page 40: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 40/61

~ 40 ~

 Tuvo un amor extraordinario por la gloria de Dios en la naturaleza. Los buenos efectos deeste amor sobre su capacidad para deleitarse en la grandeza de Dios y sobre la imaginaciónde su predicación fueron tremendos.

 [p 77] Edwards cometió algunos desatinos pastorales que encendieron la chispa que even-tualmente resultó en su despido de su iglesia. Por ejemplo, en 1744 implicó a una inocente

 joven pareja en un escándalo sobre obscenidad. Pero lo que terminó con el pastorado deEdwards fue su valiente repudio público de la vieja tradición en Nueva Inglaterra que no serequería la profesión de fe para participar en la Cena del Señor. Su abuelo había por largotiempo defendido la práctica de admitir a la Cena del Señor a gentes que no profesaban lafe o dieran evidencias de haber sido espiritualmente regeneradas. Stoddard vio la Cenacomo una ordenanza convertidora. Edwards llegó a rechazar esto por no ser bíblico y escri-bió un libro para defender su tesis. Pero el viernes 22 de junio de 1750, la decisión de des-pido fue leída, y el 1 de julio Edwards dio su sermón de despedida. Tenía cuarenta y seisaños, y había servido en la iglesia la mitad de su vida.

Durante todos esos años había sido como la chispa humana conectado al divino voltajeque produjo el Gran Avivamiento en Nueva Inglaterra. Hubo algunos períodos de reaviva-miento, especialmente en los años de 1734 a 1735 y de 1740 a 1742. Casi todos los traba-

 jos de Edwards publicados durante sus días en Northampton fueron dedicados a interpre-tar, defender y promover lo que él creyó era la sorprendente obra de Dios y no una merahisteria emocional. Ello nos debería de ayudar a recordar que la predicación de Edwardsgeneralmente tuvo una amplia audiencia, no limitada tan sólo a su parroquia. Siempre tu-vo en mente el reino de Cristo en la tierra y él sabía que su voz hacía eco más allá de Nor-thampton. Algunos de   [p 78] sus trabajos fueron publicados en Inglaterra antes de serpublicados en Boston.

Después de su despido de Northampton, él aceptó un llamado de Stockbridge al oeste deMassachusetts como Pastor de la iglesia y misionero para los indios, donde trabajó hasta1758, cuando llegó a ser Presidente de Princeton.

Esos siete años en el lejano Stockbridge fueron inmensamente productivos para Edwards, y en 1757 se comenzaba a sentir como en casa. Así que el 19 de octubre de 1757, despuésde ser llamado a ocupar la Presidencia de Princeton, Edwards escribió a los miembros deldirectorio de Princeton, para convencerles de que no estaba calificado para el cargo, di-ciendo:

“Tengo un físico, en varios aspectos, peculiarmente infeliz, acompañado de flácidos múscu-los, fluidos insípidos, pegajosos y escasos, y una pobreza de ánimo, con ocasional debilidadinfantil y una pobre manera de hablar, presencia y conducta, con desagradable aburri-miento y rigidez, no muy grato en la conversación, en especial para la dirección de una Un-iversidad.”

Además añadió:

“Soy además deficiente en algunos temas de enseñanza, particularmente en álgebra, y lasaltas matemáticas y de los clásicos griegos; mi conocimiento del griego proviene principal-mente del Nuevo Testamento.” Con razón es de admirar   [p 79] que haya preservado su

Page 41: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 41/61

Page 42: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 42/61

~ 42 ~

 [p 81] 

6

Sométete a Dulce Soberanía 

La teología de Edwards  

Lo que Jonathan Edwards predicó y cómo lo predicó fueron extensiones de su visión deDios. De manera que antes de discutir sus predicaciones necesitamos ver una fracción deesa visión. En 1735 Edwards predicó un sermón sobre el texto “Estad quietos y conocedque yo soy Dios” (Salmo 46:10). De ese texto desarrolló la siguiente doctrina, “Dios no re-quiere que nos sometamos contrariando la razón, mas bien que nos sometamos comoviendo la razón y el fundamento de la sumisión.” De donde la simple consideración que Di- os es Dios muy bien puede ser suficiente para callar toda objeción y oposición contra lassoberanas dispensaciones divinas.”1 

Cuando Jonathan Edwards se serenaba y contemplaba la gran verdad que Dios es Dios , élvio un Majestuoso Ser cuya clara existencia implica infinito poder, infinito conocimiento einfinita santidad. Luego argumentó:

 [p 82] Es realmente evidente por la obra de Dios que su comprensión y poder son infinitos… De modo que siendo de infinita comprensión y poder, tiene que ser perfectamente santo,debido a que la falta de santidad siempre demuestra algún defecto, alguna ceguera. Dondeno hay oscuridad o engaño, no puede haber falta de santidad … Dios, siendo infinito enpoder y conocimiento debe de ser autosuficiente y todo suficiente, de ahí que es imposibleque pueda caer bajo alguna tentación de hacer algo equivocado, porque no tiene motivoalguno para hacerlo … Por tanto Dios es esencialmente santo y nada resulta ser más im-

posible que ese Dios se equivoque.2 

Para Edwards, el infinito poder o absoluta soberanía de Dios era el fundamento de la totalsuficiencia de Dios. Y esta toda suficiencia es el fundamento de Su perfecta santidad, yEdwards dijo en el Tratado Concerniente a las Afecciones Religiosas que la santidad de Diosincluye toda Su excelencia moral. De ahí que la soberanía de Dios para Edwards era tre-mendamente crucial para cualquier otra cosa que creyera acerca de Dios.3 

Cuando tenía veintiséis o veintisiete años, recordaba que nueve años antes se prendó de ladoctrina de la soberanía de Dios y escribió: “Ha habido un maravilloso cambio en mi mentereferente a la doctrina de la soberanía de Dios desde aquel día hasta hoy … En la absoluta

soberanía de Dios … mi mente parece tener certeza, tanto como en cualquier cosa que misojos pueden ver … La doctrina a menudo se me presenta sumamente agradable, brillante ydulce. Soberanía   [p 83] absoluta es la que amo atribuir a Dios … La soberanía de Dios

1 Jonathan Edwards, “The Sole Consideration, that God is God, Sufficient to Still All Objections to his Sove-reignty: en Banner , 2:107. Énfasis de Edwards.

2 Ibid., 2:107–8.

3 Jonathan Edwards, A Treatise Concerning Religious Affections , en Banner, 1:279.

Page 43: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 43/61

~ 43 ~

siempre me ha parecido (una) gran parte de Su gloria. A menudo me ha deleitado aprox-imarme a Dios y adorarle como un soberano Dios.”4 

Conforme Edwards contemplaba a Dios y permanecía extasiado por Su inmensa soberanía,no veía esta realidad aisladamente. Era parte de la gloria de Dios. Era dulce para Edwardsporque era una grande y vital parte de una Persona infinitamente gloriosa a quien amaba

con tremenda pasión.

Dos inferencias siguen de esta visión de Dios. La primera es que la meta de todo lo que Di-os hace es para sostener y desplegar Su gloria. Todas las acciones de Dios fluyen de la ab-undancia, no de la escasez. La mayoría de las acciones humanas son motivadas por la ne-cesidad de llenar un déficit o para suplir alguna falta en nosotros mismos. Dios nunca to-ma medidas para suplir sus insuficiencias. Lo que ejecuta no es para remediar. Como so-berano absoluto y como fuente todo suficiente, todas sus acciones son la sobre abundanciade Su plenitud. Nunca actúa para añadir a Su gloria, sino sólo para mantenerla y desple-garla. (Esto está desarrollado magistralmente en “Disertaciones Concernientes al Fin para el 

Cual Dios Creó el Mundo.” 5

 La otra inferencia de su visión de Dios es que el deber del hombre es deleitarse en la gloriade Dios. Puntualizo la palabra deleite intencionalmente, porque mucha gente de los días deEdwards y hoy dicen que el principal propósito del hombre es el de glorificar a Dios y gozarde [p 84] Él para siempre. Pero comúnmente consideran opcional el deleitarse en el Señor

 y no entienden con Edwards que la verdadera finalidad del hombre es glorificar a Dios de-leitándose en Él por siempre.

Deleite es lo que Edwards llama una “afección” (podríamos llamar emoción). Él escribió Un Tratado Referente a las Afecciones Religiosas para señalar un punto importante: “La verda-

dera religión, en gran parte, consiste en afecciones santas.” Definió afecciones como “elejercicio vigoroso y sensible de la inclinación y la voluntad del alma”6 —cosas como odio,deseo, alegría, deleite, pena, esperanza, temor, gratitud, compasión y celo.

Cuando hablamos de deleitarnos en Dios como nuestro deber, debemos de darnos cuentaque no es una cosa sencilla. Una vigorosa inclinación en el corazón humano siempre de-berá incluir otras inclinaciones. Deleitarse en la gloria de Dios, incluye por ejemplo, odiar  el pecado, temor de no agradar a Dios, esperanza en las promesas de Dios, contentamiento  en la compañía de Dios, deseo de una revelación final del Hijo de Dios, alegrarse en la re-dención que obtuvo,  pena y arrepentimiento por las faltas de amor, gratitud por los inme-recidos beneficios, celo por los propósitos de Dios y hambre por la rectitud. Nuestro deberhacia Dios es que todas nuestras afecciones respondan adecuadamente a Su realidad y asíreflejar Su gloria.

Edwards estaba totalmente convencido de que no hay religión verdadera sin afeccionessantas. “Quien no tiene afección religiosa se encuentra en un estado de muerte [p 85] espi- 4 Selections , 59, 67.

5 Banner , 1:94–121.

6 Edwards, Religious Affections , en Banner , 1:237.

Page 44: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 44/61

~ 44 ~

ritual y se encuentra totalmente destituido de la poderosa influencia resucitadora delEspíritu de Dios.”7 

Pero no solamente esto, no hay verdadera religión (o verdadera santidad) donde no hay perseverancia en afecciones santas. Perseverancia es la marca del elegido y necesaria parala salvación final. “Aquellos que no viven vidas santas descubren por sí mismos que no son

elegidos; los que viven vidas santas han descubierto por sí mismos que son elegidos.”8 

Edwards creyó en la justificación por la fe y pensó mucho acerca de cómo se relaciona conla perseverancia. Pero la gran incógnita, entonces como hoy, era: ¿Qué es la fe? Edwardsdijo dos cosas cruciales. Primero, la fe salvadora incluye “creer la verdad y una disposiciónanuente del corazón.”9 Puesto que la fe es una disposición anuente del corazón, no es algodiferente de las afecciones. La fe es abrazar enteramente la revelación de Jesucristo comonuestro Salvador. Este abrazo es un abrazo de amor: “la fe surge … del principio de amordivino” (Cf. 1 Cor. 13:7; Juan 3:19; 5:42). El amor a Dios es la cosa principal en la fe quesalva. En otras palabras, “la fe surge de un sabor y gusto espiritual de aquello que es exce-

lente y divino.”10

Por tanto, deleitarse en Dios es la raíz de la fe y la fe es una expresiónesencial de nuestro deleite en Dios. Contrario a muchas enseñanzas contemporáneas, la fesalvadora de ninguna manera es una mera decisión de la voluntad separada de las afec-ciones.

Segundo, la fe salvadora es fe perseverante. “Pues Dios respeta la perseverancia como es-tando presente [p 86] en el primer acto (de la fe salvadora). Y se le ve como si fuera propie-dad de aquella fe por la cual el pecador es justificado.”11 En otras palabras, el primer actode la fe salvadora es como una bellota, que tiene dentro de sí el roble creciente de toda lasubsecuente perseverancia que la Biblia dice que es necesaria para la salvación final. Porfe somos justificados de una vez por todas, al momento de nuestra conversión, pero tam-

bién debemos perseverar (y ciertamente perseveraremos) en la santa afección que nos esdada en forma de simiente en nuestra conversión.

Por consiguiente, Edwards dice que “hay igual necesidad de que las personas ejerzan cui-dado y diligencia para perseverar para su salvación, como la hay de su atención y cuidadopara arrepentirse y ser convertidos.”12 Esto tuvo tremendas implicaciones para la formacomo Edwards predicó. Él vio la predicación como una gracia para ayudar a los santos aperseverar, y la perseverancia como indispensable para la salvación final. Por tanto, cadasermón es un “sermón de salvación”—no solamente por su objetivo de convertir pecadores,

7 Ibid., 1:243.

8 Jonathan Edwards, Miscellaneous Remarks Concerning Satisfaction for Sin , en Banner , 2:569.

9 Jonathan Edwards, Miscellaneous Remarks Concerning Faith , en Banner , 2:588.

10 Ibid., 2:578–95. Estas observaciones y muchos razonamientos similares están diseminados a través de loscomentarios de Edwards en esta sección.

11 Jonathan Edwards, Miscellaneous Remarks Concerning Efficacious Grace , en Banner , 2:548.

12 Jonathan Edwards, Miscellaneous Remarks Concerning Perseverance of the Saints , en Banner , 2:596.

Page 45: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 45/61

~ 45 ~

sino también por su objetivo de preservar las santas afecciones de los santos y ayudarlesasí a confirmar su llamado y elección, y ser salvos.

En resumen, entonces, cuando Jonathan Edwards quedaba quieto y conocía que Dios esDios, la visión frente a sus ojos fue de un Dios absolutamente soberano autosuficiente ytodo suficiente, infinito en santidad, y por tanto perfectamente glorioso. Los actos de Dios

nunca son motivados para llenar sus deficiencias (dado que no las tiene), pero está siempremotivado a desplegar [p 87] Su suficiencia (que es infinita). Hace lo que hace por motivo deSu gloria. Nuestro deber y privilegio, por tanto, es ajustarnos a esa meta y reflejar el valorde la gloria de Dios por deleitarnos en ella. Nuestro llamado y nuestro gozo es hacer visiblela gloriosa gracia de Dios por confiar en Él con todo nuestro corazón, todo el tiempo quevivamos.

Page 46: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 46/61

~ 46 ~

 [p 89] 

7

Haz Supremo a Dios 

La Predicación de Edwards  

¿Qué clase de predicación resulta de la visión de Dios de Edwards? ¿Que clase de predica-ción usó Dios para encender el Gran Avivamiento en Nueva Inglaterra durante el ministeriode Edwards en Northampton? Avivamiento espiritual es la soberana obra de Dios, de segu-ro. Mas Él usa medios, especialmente la predicación. “Él de Su voluntad nos hizo nacer por la palabra de verdad” (Santiago 1:18). “Agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” (1 Cor. 1:21).

La esencia de la predicación de Edwards puede ser hallada en diez características que,siendo tan valiosas para nuestros días, las presentaremos como retos relevantes, y no so-lamente como hechos acerca de Edwards. Estas características se pueden sacar de la ma-nera como predicaba y de sus comentarios ocasionales sobre la predicación.

 [p 90] Provoca afecciones santas

Una buena predicación está destinada a provocar “afecciones santas”—aquellas emocionestales como: odio por el pecado, deleite en Dios, esperanza en sus promesas, gratitud por Sumisericordia, deseo de santidad y dulce compasión. La razón es que la falta de afeccionessantas en los cristianos es odiosa. “Las cosas de la religión son tan grandes, que no puedehaber conveniencia en los ejercicios espirituales de nuestros corazones, a su naturaleza eimportancia, a menos que sean vivos y poderosos. En nada es tan indispensable el vigor en

el accionar de nuestras inclinaciones como en la religión, y en nada es la tibieza tan odi-osa.”1 Edwards recalcó en otra parte: “Si la verdadera religión yace en las afecciones ,podemos inferir que tal manera de predicar la palabra … como tiene una tendencia a afec-tar profundamente los corazones de quienes la oyen … debe ser muy deseada.”2 

Por supuesto, los dignos clérigos de Boston vieron un gran peligro al enfocar las emocionesen esa forma. Charles Chauncy por ejemplo, sostuvo que era “un Hecho indiscutible quelas Pasiones, generalmente, han sido solicitadas en estos tiempos, como si la Cosa másimportante en Religión fuera arrojarlas al Disturbio.”3 La respuesta de Edwards fue astuta

 y balanceada:

No pienso que los ministros deban ser culpados por estimular demasiado los afectos de susoyentes, si aquello con lo que son afectados es digno de afección, y sus afecciones no sonestimuladas más allá de la medida de su   [p 91] importancia … Yo debiera pensar en elmodo de mi deber de estimular las afecciones de mis oyentes tanto como me sea posiblehacerlo, siempre que sean afectados con nada más que la verdad y con afectos que no

1 Edwards, Religious Affections , en Banner , 1:238.

2 Ibid., 1:244. Énfasis añadido.

3 Edwards, Selections , xx.

Page 47: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 47/61

~ 47 ~

estén en desacuerdo con la naturaleza de aquello que les afecta. Sé que ha sido la costum-bre despreciar una muy apasionada y conmovedora manera de predicar, y ellos y sólo elloshan sido apreciados como predicadores, los que han mostrado mayor grado de conocimien-to y fortaleza de razón y corrección de método y lenguaje. Mas yo humildemente imaginoque ha sido por falta de entendimiento o considerar correctamente la naturaleza humana,que tal predicación ha sido pensada tener la tendencia más grande de responder a las fina-lidades de la predicación. La experiencia de épocas presentes y pasadas lo confirma abun-dantemente.4 

Probablemente hoy en día, alguien preguntaría a Edwards por qué no hizo de las obras delamor y la justicia su meta, en vez de los afectos del corazón. La respuesta es que él hacedel comportamiento su meta, es decir busca la transformación de la fuente de comporta-miento—las afecciones. Él escogió esta estrategia por dos razones. Una, es que un buenárbol no puede dar malos frutos. La parte más larga de Un Tratado sobre Afecciones Religi- osas está dedicada a probar esta tesis: “Afecciones santas y de gracia son frutos que sonutilizados en la práctica Cristiana”5 Edwards se centró en las afecciones porque ellas son

las fuentes de todas las acciones piadosas. Haz el árbol bueno y la fruta será buena.

  [p 92] La otra razón porque Edwards se propuso agitar afecciones santas es porque“ningún fruto externo es bueno, a menos que proceda de tales ejercicios espirituales.”6 

Actos externos de benevolencia y piedad que no fluyan de las nuevas afecciones dadas porDios al corazón, que se deleita en depender de Dios y buscar Su gloria, son meros legalis-mos y no tienen valor para honrar a Dios. Si das tu cuerpo para ser quemado y no tienesamor, de nada sirve (1 Cor. 13:3).

Por tanto, la buena predicación busca agitar afecciones santas en quienes oyen. Van diri-

gidas al corazón.

Ilumina la Mente

Edwards dijo: “Nuestra gente no necesita tanto tener sus cabezas repletas de conocimiento,sino tener sus corazones tocados, y se encuentran en la más grande necesidad de esa clasede predicación que tiene la más grande tendencia de hacerlo.”7 Pero hay una gran diferen-cia entre la forma como Edwards procuraba mover los corazones de su gente y la maneracomo los predicadores relacionales orientados psicológicamente, tratan hoy de mover a susoyentes.

En 1744, en un sermón de ordenación, Edwards predicó sobre el texto de Juan el Bautista,“Él era antorcha que ardía” (Juan 5:35). Su punto principal era que el predicador debe de

4 Jonathan Edwards, Some Thoughts Concerning the Revival , in Yale 4:387; ver también 4:399.

5 Edwards, Religious Affections , en Banner , 1:314.

6 Ibid., 1:243.

7 Edwards, Concerning the Revival , en Yale , 4:388.

Page 48: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 48/61

~ 48 ~

arder y alumbrar. En el corazón debe haber calor y en la mente luz—y no más calor que el justificado por la luz.

 [p 93] Si un ministro tiene luz sin calor, y entretiene a su auditorio con discursos aprendi-dos, sin un sabor del poder de la santidad o alguna apariencia de espíritu fervoroso y celopor Dios y las almas buenas, él podrá agradar los oídos ávidos y llenar las mentes de su

gente con nociones vacías, pero seguramente no llegará hasta sus corazones o salvará susalmas. Y si por otro lado, es movido por un fiero y excesivo celo y calor vehemente, sin luz,seguramente encenderá igualmente la llama profana de la gente y encenderá sus pasionescorruptas y afecciones, pero nunca los hará mejores ni los conducirá un paso hacia el cie-lo, sino al contrario.8 

Calor y luz, ardiendo y brillando; es crucial llevar luz a la mente porque las afecciones queno surgen de una comprensión mental de la verdad no son afecciones santas. Por ejemplo,dice: “Aquella fe que carece de luz espiritual no es la fe de los hijos de la luz y el día, sinoes una presunción de los hijos de la oscuridad. Por tanto, presionarlos y urgirles a creer

sin una luz espiritual o visión tiende a ayudar grandemente los engaños del príncipe de lastinieblas.”9 

Habla aún más fuerte cuando dice: “Suponiendo que las afecciones espirituales de las per-sonas surjan en verdad de una fuerte persuasión de la verdad de la religión Cristiana, susafecciones no son los mejores a menos que sea una persuasión o convicción razonable.”  Por convicción razonable quiero decir una convicción fundamentada en una evidencia real ,o sobre aquello que sea una buena razón o una base legítima de  [p 94] convicción.”10 Portanto, el buen predicador hará que su propósito sea dar a sus escuchas “buena razón” y“buen fundamento” para las afecciones que está tratando de estimular. Edwards nuncapodrá ser presentado como un ejemplo de alguien que manipulaba las emociones. Él trató

a sus escuchas como criaturas con razón, y trató de mover sus corazones, solamentedándoles a sus mentes la luz de la verdad.

Consecuentemente, él enseñó que “es de mucho provecho para los ministros en sus predi-caciones, esforzarse en explicar clara y llanamente las doctrinas de la religión y desenredarlas dificultades que les caracterizan, confirmándolas con la fuerza de la razón y con argu-mentos, así como observar algún método fácil y claro, y orden en los discursos, para ayu-dar al entendimiento y la memoria.”11 La razón para esto es que la buena predicación bus-ca iluminar la mente de los oyentes con verdades divinas. Fue una maravillosa combina-ción que Dios usó para despertar a Nueva Inglaterra hace 250 años: calor y luz; ardiendo y

brillando; mente y corazón; doctrina profunda y profundo deleite. ¿No podrá Dios usar hoyestos mismos métodos cuando buscamos iluminar la mente e inflamar el corazón?

Satura con Escritura

8 Edwards, “True Excellency,” en Banner , 1:958.

9 Edwards, Religious Affections , en Banner , 1:258.

10 Ibid., 1:289. Énfasis de Edwards.

11 Edwards, Concerning the Revival , en Yale , 4:386.

Page 49: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 49/61

Page 50: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 50/61

~ 50 ~

aprendió conforme escribía y escribió conforme aprendía. En lo que vio por este métodohace que nuestras apresuradas meditaciones de la Escritura se vean muy superficiales.

Leer a Edwards es leer la Biblia a través de los ojos de alguien que la entiende profunda-mente y la siente con todo su corazón. Sus predicaciones estaban saturadas de Escritura.La nuestra también debería estar. Sigamos el consejo de Edwards de “estar bien preparado

en divinidad y bien familiarizado con la Palabra escrita de Dios (y) poderoso en la Escritu-ra.”16 

 [p 97] Usa Analogías e Imágenes

La experiencia y la Escritura nos enseñan que los corazones son mas poderosamente toca-dos, no cuando la mente está entretenida con ideas abstractas, sino cuando está llena deimágenes vívidas de una gran realidad. Edwards, sin lugar a dudas, era un metafísico yfilósofo de la categoría más alta. Él creía en la importancia de la teoría, pero también sabíaque las abstracciones encendían pocas afecciones, y nuevas afecciones eran la meta de lapredicación. Así que Edwards se esforzó en hacer que las glorias de los cielos lucieran irre-

sistiblemente bellas y que los tormentos del infierno lucieran intolerablemente horribles.Las verdades teológicas abstractas tomaron vida en eventos y experiencias.

Sereno Dwight dice que “aquellos que se interesen por los escritos de Edwards no necesi-tan ser informados de que sus obras, aun las más metafísicas, son ricas en ilustraciones oque sus sermones abundan con imágenes de toda clase, adaptadas para hacer una impre-sión poderosa y duradera.”17 

En su más famoso sermón “Pecadores en las Manos de un Dios Airado”, Edwards se refierea la frase “el lagar del furor y de la ira del Dios Todopoderoso (Apoc. 19:15). Dice: “Las pa-labras son excesivamente terribles. Si solamente se hubiera dicho, “la ira de Dios”, las pa-labras implicarían aquello que es infinitamente espantoso: pero es ‘el furor y la ira de Dios’.¡La furia de Dios! ¡El furor de Jehová! ¡Oh, cuán espantoso ha de ser esto! ¿Quién podrádecir o concebir lo que tales expresiones implican?”18 

 [p 98] He allí el reto de Edwards para todo predicador de la Palabra de Dios. ¿Quién podráhallar imágenes y analogías que se aproximen a crear los profundos sentimientos que de-beríamos de tener cuando consideramos realidades como el cielo y el infierno? No nos atre-vamos a criticar las imágenes del infierno de Edwards, a menos que estemos preparadospara criticar la Biblia. En su propia perspectiva y la nuestra (y creo que tenía razón) estabaintentando hallar el lenguaje que se pudiera aproximar a tan espantosa realidad contenida

en frases bíblicas como “el lagar del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.”

Actualmente hacemos todo lo opuesto. Hacemos rodeos al hablar acerca del infierno, ycreamos imágenes tan lejanas de las frases bíblicas como nos sea posible. Hasta ciertopunto, nuestros esfuerzos porque el cielo luzca atractivo y que la gracia sea maravillosa a

16 Edwards, “True Excellency,” en Banner , 2:957.

17 Dwight, Memoirs , en Banner , 1:clxxxviii.

18 Jonathan Edwards, “Sinners in the Hands of an Angry God,” en Banner , 2:10.

Page 51: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 51/61

~ 51~

menudo parecen extremadamente lastimeros. Haríamos bien en dedicarnos con Edwards abuscar imágenes y analogías que produzcan en nuestra gente impresiones comparables ala realidad.

Pero no fueron solamente el cielo y el infierno que lanzaron a Edwards a descubrir ana-logías e imágenes. Él usó la analogía de un cirujano y su bisturí para explicar algunos ti-

pos de predicación. Usó la similitud de un embrión humano con el de un animal para mo-strar que, en la conversión, una nueva vida con todas sus nuevas afecciones puede estarallí, pero aún no mostrarse como plenamente distinto del no regenerado. Presentó el co-razón puro con restos de impurezas como un tanque de licor fermentando tratando de li-brarse de [p 99] todo sedimento. Y vio la santidad en el alma como un jardín de Dios contoda clase de atractivas flores. Sus sermones abundaron de imágenes y analogías parailuminar el entendimiento y dar calor a las afecciones.

Usa Amenazas y Advertencias

Edwards conoció Su infierno, pero conoció Su cielo mucho mejor. Puedo recordar vívida-

mente las noches de invierno mientras me graduaba en la Universidad, cuando mi esposaNoel y yo nos sentábamos en nuestro sofá en Munich, Alemania, leyendo juntos el sermónde Edwards, “El Cielo Es Un Mundo de Amor.” ¡Que visión tan magnífica! Seguramente sila congregación nos viera a los Pastores pintando tales imágenes de gloria, y a continua-ción pintar a Dios de la forma como Edwards lo hizo, habría un avivamiento en las iglesias.

Pero aquellos quienes tienen los corazones más grandes para el cielo tiemblan más profun-damente ante los horrores del infierno. Edwards estaba completamente convencido que elinfierno es real. “Esta doctrina es en verdad fea y horrible, sin embargo “es de Dios.”19 Portanto, estimaba las amenazas de Jesús como estridentes tonos de amor: “Cualquiera que

diga fatuo a su hermano, quedará expuesto al infierno de fuego” (Mat. 5:22). “Es mejor quese pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno” (Mat.5:30). “Teme mas bien a aquel que puede destruir el cuerpo y el alma en el infierno” (Mat.10:28). Edwards no podía mantenerse callado en lo que Jesús fue tan claro. El infierno es-pera a toda persona inconversa. El amor debe prevenirles con las amenazas del Señor.

 [p 100] El uso de las amenazas y advertencias en la predicación para los santos hoy día esraro, al menos por dos razones: Produce culpa y temor, considerados improductivos y enapariencia teológicamente inapropiado, porque los santos están seguros y no necesitan seradvertidos o amenazados. Edwards rechaza ambas razones. Cuando el temor y la culpacorresponden al verdadero estado de las cosas, es razonable y benevolente agitarlas. Y lossantos solamente estarán seguros cuando estén deseosos de atender las advertenciasbíblicas y perseverar hacia la santidad. “Así que, el que piensa estar firme, mire que nocaiga” (1 Cor. 10:12).

Edwards opinaba que Dios ha dispuesto las cosas para la iglesia de tal manera que “cuan-do su amor decae … el temor debe surgir. Ellos necesitan el temor para frenarles del peca-

 19 Citado en John Gerstner, Jonathan Edwards on Heaven and Hell (Grand Rapids: Baker Book House, 1980),44. Este volumen proporciona una excelente introducción a los equilibrados discernimientos de Edwardssobre las glorias del cielo y los horrores del infierno.

Page 52: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 52/61

~ 52~

do (y) para animarles a cuidarse, por el bien de sus almas. Mas Dios ha ordenado quecuando surja el amor … entonces el temor debe desaparecer y ser echado fuera.” 20 

Así que, por un lado Edwards dice: “La ira de Dios y el castigo futuro están destinados pa-ra toda clase de hombres como motivación para … la obediencia no solamente del malo si-no también del bueno.”21 Por otro lado dice que el amor santo y la esperanza son más efec-

tivos para ablandar el corazón y para llenarle de temor al pecado, que el horrible temor delinfierno.22 La predicación acerca del infierno no es un fin en sí. No puedes asustar a nadiepara que entre al cielo. El cielo es para personas que aman la pureza, no para personassimplemente renuentes al dolor. Sin embargo, Edwards dijo que “Algunos hablan como sifuera una  [p 101] cosa irrazonable pensar en asustar a las personas para que entren alcielo; pero creo que es algo razonable asustar a las personas para no ir al infierno—es cosarazonable asustar a una persona para que salga de una casa en fuego.”23 

Por consiguiente, la buena predicación presentará los mensajes bíblicos de advertencia alas congregaciones de los santos como lo hizo Pablo cuando dijo a los Gálatas, “Que los que

practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (Gál. 5:21) o cuando dijo: “No te enso-berbezcas, sino teme” (Rom. 11:20). Pedro añadió: “Si invocáis por Padre a aquel que sinacepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempode vuestra peregrinación” (1 Pedro 1:17). Tales advertencias son los tonos oscuros queayudan a una buena predicación a desplegar con profusos colores las magníficas promesase imágenes del cielo, como lo hizo Pablo cuando dijo a los Efesios que en los tiempos veni-deros Dios “va a mostrar las abundantes riquezas de Su gracia en Su bondad para con no-sotros en Cristo Jesús” (Ef. 2:7).

Ruega por una Respuesta

¿Puede un Calvinista como Edwards realmente pedir a la gente huir del infierno y anhelarel cielo? ¿Acaso la total depravación, incondicional elección e irresistible gracia, no hacental ruego inconsistente?

Edwards aprendió su Calvinismo de la Biblia, y por tanto quedó libre de los muchos er-rores en los que incurrieron otros predicadores de su día. Él no infirió que [p 102] el librealbedrío o la irresistible gracia o la regeneración sobrenatural o la incapacidad de la natu-raleza del ser humano lleven a la conclusión de que el uso de las rogativas era inapropiado.Él dice: Los pecadores … deben ser sinceramente invitados a venir para aceptar a un Sal-vador y rendirle sus corazones, con todos los persuasivos e incitadores argumentos paraellos … que el Evangelio proporciona.”24 

20 Edwards, Religious Affections , en Banner , 1:259. Énfasis de Edwards.

21 Edwards, Perseverance , en Banner , 2:596.

22 Edwards, Religious Affections , en Banner , 1:308.

23 Jonathan Edwards, The Distinguishing Marks of a Work of the Spirit of God , en Yale , 4:248.

24 Edwards, Concerning the Revival , en Yale , 4:391.

Page 53: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 53/61

~ 53~

Recuerdo haber oído a un predicador en la tradición Reformada predicar sobre 1 Cor. 16,que termina con la terrible amenaza: “El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema”  (verso 22). Se refirió a ello de pasada, pero no hubo anhelo o ruego a la gente para amar aCristo y para escapar de la terrible maldición. Me maravilló que esto sucediera. Hay unatradición entre los hiper—calvinistas que dice que el propósito de Dios al salvar a los elegi-dos les da a los predicadores justificación para invitar a Cristo solamente a aquellos quedan evidencia que ya han sido avivados y atraídos por el Espíritu. Esto crea un tipo depredicación que informa, pero no llama al arrepentimiento a los pecadores. Edwards, comoSpurgeon que le siguió, sabía que esto no era auténtico calvinismo, era contrario a las Es-crituras e indigno de la tradición Reformada.

De hecho Edwards escribió “La Libertad de la Voluntad” para demostrar que “El Gobiernomoral de Dios sobre la humanidad, tratándoles como agentes morales, haciéndoles objetode sus mandamientos, consejos, llamados, advertencias, recriminaciones, promesas, ame-nazas, recompensas y castigos, no es inconsistente con una disposición determinante detodos los eventos [p 103] de toda clase, por todo el universo.”25 En otras palabras, tratar de

convencer a nuestros oyentes para obtener una respuesta a nuestra predicación no es con-trario a la elevada doctrina de la soberanía de Dios.

Cuando predicamos, sin lugar a dudas, es Dios quien afecta los resultados que anhelamos.Pero él no aparta los sinceros ruegos para que nuestra gente responda. Porque como Ed-

 wards explica:

No somos meramente pasivos, ni tampoco Dios hace una parte y nosotros hacemos el res-to. Sino Dios lo hace todo y nosotros lo hacemos todo. Dios produce todo y nosotros actu-amos todo. Porque eso es lo que él produce, a saber, nuestros propios actos. Dios es elúnico autor y fuente pertinente, nosotros solamente somos los actores pertinentes. Somos,

en diferentes relaciones, totalmente pasivos y totalmente activos.

En las Escrituras, las mismas cosas están representadas como viniendo de Dios y viniendode nosotros. Se dice que Dios convierte (2 Tim. 2:25) y que los hombres se convierten y sevuelven (Hechos 2:38). Dios hace un corazón nuevo (Eze. 36:26) y nosotros somos manda-dos a hacernos un corazón nuevo (Eze. 18:31). Dios circuncida el corazón (Deut. 30:6) ynosotros somos ordenados a circuncidar nuestros propios corazones (Deut. 10:16). Estascosas son conforme al texto: “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer comoel hacer” (Fil. 2:13).26 

 [p 104] Por esto Edwards rogó a su gente responder a la Palabra de Dios y ser salva. “Aho-ra bien si ustedes tienen alguna clase de prudencia para su propia salvación, y no piensanir al infierno, ¡mejoren este momento! ¡Ahora es el tiempo aceptable! ¡Hoy es el día de sal-vación!… ¡No endurezcan sus corazones en un día como éste!”27 Casi todo sermón tieneuna larga porción llamada “Aplicación” en la que Edwards profundiza en las implicaciones

25 Jonathan Edwards, Freedom of the Will , en Banner , 1:87.

26 Edwards, Efficacious Grace , en Banner , 2:557.

27 Jonathan Edwards, “Pressing into the Kingdom,” en Banner , 1:659.

Page 54: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 54/61

~ 54 ~

de su doctrina y urge por una respuesta. Él no acostumbró lo que hoy es conocido comoun “llamado al altar”, pero ciertamente “llamó” y reconvino y suplicó para que su genterespondiera a Dios.

Así parece que Dios se ha complacido en dar poder vivificador a la predicación que no seretrae de las amorosas amenazas del Señor, y que prodiga a los santos con incomparables

promesas de gracia, y que ruega apasionada y amablemente que nadie oiga en vano la Pa-labra de Dios. Es una tragedia ver a Pastores exponer los hechos y sentarse. La buena pre-dicación trata de convencer a las gentes para que respondan a la Palabra de Dios.

Escudriña las Obras del Corazón

La predicación poderosa es como la cirugía. Bajo la unción del Espíritu Santo, localiza, pe-netra y remueve la infección del pecado. Sereno Dwight, uno de los primeros biógrafos deEdwards, dijo de él: “Su conocimiento del corazón humano y su accionar escasamente hasido igualado por el conocimiento de cualquier predicador sin inspiración.”28 Mi propia ex-periencia como paciente en la mesa de operación de Edwards, confirma este juicio. [p 105] 

Edwards no logró tan profundo conocimiento del alma humana por codearse con los feli-greses de Northampton. Dwight dijo que fuera de Edwards, nunca conoció a otra personaque se retirara tan constantemente del mundo para entregarse a la lectura y la contempla-ción. Posiblemente comenzó con la típica inclinación Puritana hacia la introspección. El 30de julio de 1723, a la edad de diecinueve años, Edwards escribió en su diario: “He decididoesforzarme por disciplinarme en mis deberes, buscando y recordando todas las verdaderasrazones porque no los cumplo y cuidadosamente investigar todos los sutiles subterfugiosde mis pensamientos.”29 Una semana más tarde escribió: “Muy convencido de los extraor-dinarios engaños de corazón y cómo de manera excesiva … el apetito ciega la mente y latrae a completa sujeción.”30 Así que Dwight está en lo cierto cuando afirma que mucha de

la inspiración de Edwards sobre el corazón humano provino de “su íntimo conocimiento desu propio corazón.”31 

Otra cosa que dio a Edwards tan profunda visión interna de las obras del corazón fue lanecesidad de separar el trigo y la paja en las intensas experiencias religiosas de su gentedurante el Gran Avivamiento. El Tratado Referente a las Afecciones Religiosas , que origi-nalmente había sido predicado como sermones en 1742 y 1743, es una devastadora expo-sición de auto—decepción en religión. Escudriña implacablemente la raíz de nuestra de-pravación. Este tipo de examen sustancioso y meticuloso de las experiencias religiosas desu gente le permitió a Edwards tener un maravilloso conocimiento de la interioridad de sus

corazones.

 [p 106] Una tercera causa del conocimiento de Edwards del corazón humano fue su extra-ordinario discernimiento del testimonio de Dios sobre el corazón humano, en la Escritura.

28 Dwight, Memoirs , en Banner , 1:clxxxix.

29 Ibid., 1:xxx.

30 Ibid.

31 Ibid., 1:clxxxix.

Page 55: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 55/61

~ 55~

Por ejemplo, él nota en Gálatas 4:15 que las experiencias religiosas de los Gálatas habíansido tan intensas que se habrían sacado los ojos por Pablo. Pero luego Edwards nota en elverso 11 del mismo capítulo, que Pablo dice que quizá haya “trabajado en vano para voso-tros.” De esto Edwards infiere en forma sagaz que la altura o intensidad de los afectos reli-giosos (disposición de sacarse los ojos) no es una señal segura de ser genuina (puesto quesu trabajo quizá haya sido en vano).32 Años y años de esta clase de estudios le hacen uncirujano de las profundidades del corazón. Produce una predicación que descubre las co-sas secretas del corazón. Y más de una vez ha llevado a un gran avivamiento en la iglesia.

Edwards dijo que cada ministro de la Palabra “debe estar familiarizado con la religión expe-rimental y no ignorar la obra interior del Espíritu de Dios ni las tretas de Satanás.”33 Una yotra vez, cuando leo los sermones de Edwards, tengo la profunda experiencia de sentirmedesnudo. Los secretos de mi corazón son removidos. Las engañosas obras de mi corazónson expuestas. La potencial belleza de nuevas afecciones parece atractiva. Siento que hastaestán echando raíces mientras leo.

Edwards de nuevo compara al predicador con un cirujano: “Culpar a un ministro por dec-larar la verdad y no ministrar consuelo inmediatamente a aquellos que están experimen-tando avivamiento es como culpar a un cirujano cuando ha comenzado a meter [p 107] subisturí, por lo que ha sometido a su paciente a un gran dolor … no detendrá su mano, sinoque continúa metiendo más el bisturí hasta que llega al meollo de la herida. Un médico tancompasivo, que tan pronto como su paciente comienza a acobardarse, retirara su mano …sería como alguien que curara ligeramente la herida, diciendo “Paz, paz, cuando no haypaz.”34 Esta analogía del cirujano y el bisturí es en verdad adecuada para nuestra propiapredicación. No queremos descansar desnudos en la mesa y no queremos ser cortados, pe-ro ¡ah!, ¡qué gozo cuando el cáncer ha sido removido! Por tanto, la buena predicación es

como una buena cirugía, escudriña las obras del corazón humano.Sométete en Oración al Espíritu Santo

En 1735 Edwards predicó el sermón: “El Altísimo, Una Oración para Oír a Dios.” En elmismo dijo: “A Dios le ha placido establecer que la oración anteceda a la concesión de sumisericordia y se agrada en conceder misericordia como resultado de la oración, como siprevaleciera por la oración.”35 La meta de la predicación es totalmente dependiente de lamisericordia de Dios para su cumplimiento. Por tanto el predicador debe de actuar paraponer su predicación bajo la divina influencia de la oración.

De esta manera el Espíritu Santo ayuda al predicador. Sin embargo Edwards no creía quela ayuda venía a la manera de palabras sugeridas a la mente de inmediato. Si eso fuera loúnico que el Espíritu hiciera, un predicador podría ser un diablo y hacer su trabajo. No, [p 

108]  el Espíritu Santo llena el corazón con afecciones santas y el corazón llena la boca.

32 Edwards, Religious Affections , en Banner , 1:246.

33 Edwards, “True Excellency,” en Banner , 2:957.

34 Edwards, Concerning the Revival , en Yale , 4:390–91.

35 Jonathan Edwards, “The Most High, A Prayer-Hearing God,” en Banner , 2:116.

Page 56: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 56/61

~ 56~

“Cuando una persona está sumida en un período de santa y secreta oración, en forma ma-ravillosa le dará material y expresiones … en la predicación.”36 

Edwards aconsejaba a los jóvenes misioneros de su día que ellos, “a fin de ser ardientes ybrillantes luces, deben caminar con Dios y mantenerse cerca de Cristo, para que siempresean encendidos e iluminados por Él. Y deben estar buscando mucho a Dios, conversando

en oración con Él, quien es la fuente de luz y amor.”37 

Al comienzo de su ministerio dijo: “Dediqué mucho de mi tiempo pensando en cosas divi-nas, año tras año, a menudo paseando solo en los bosques y lugares solitarios, para medi-tar, hablar solo, orar, y platicar con Dios; y en tales ocasiones siempre fue mi manera can-tar mis contemplaciones. Yo estaba casi siempre en breves y constantes oraciones fervoro-sas, donde quiera que me encontrara. El orar me parecía tan natural como el hálito por elcual el ardor interno de mi corazón se desahogaba.”38 

Además de las oraciones privadas, Edwards se metió en el más amplio movimiento de ora-ción de sus días, que se propagaban desde Escocia. Escribió una obra con el título descrip-

tivo: Un Humilde Intento de Promover Acuerdos Explícitos y Uniones Visibles del Pueblo de Dios en Oraciones Extraordinarias para el Reavivamiento de la Religión y Engrandecimiento del Reino de Dios.39 La oración secreta del predicador, mas el conjunto de oraciones de lasgentes se juntan [p 109] por la misericordia de Dios, para traer la demostración del Espíri-tu y del poder. La buena predicación nace de la buena oración. Y fluirá con el poder quecausó el Gran Avivamiento cuando es dicha bajo la poderosa influencia del Espíritu Santo,forjada por la oración.

Sé Quebrantado y de Tierno Corazón

La buena predicación proviene de un espíritu de quebrantamiento y ternura. A pesar detoda Su autoridad y poder, Jesús era atractivo debido a que era “manso y humilde de co-razón”, lo que le convertía en un lugar de descanso (Mateo 11:28–29). “Cuando vio las mul- titudes, fue movido a compasión por ellos, debido a que desfallecían y estaban dispersos como ovejas sin pastor” (Mat. 9:36). Hay en el predicador lleno del Espíritu un suave afectoque endulza cada promesa y ablanda con lágrimas cada advertencia y reprensión. “Antes  fuimos tiernos con vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos. Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros, no sólo el evange- lio de Dios, sino también nuestras propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy queri- dos.” (1 Tes. 2:7–8).

Uno de los secretos del poder de Edwards en el púlpito fue la mansedumbre de su “corazónangustiado” con el que podía presentar las cosas más difíciles. Captamos un reflejo de suconducta en sus propias palabras: “Todas los afectos agradables … vienen de corazones

36 Edwards, Concerning the Revival , en Yale, 4:438.

37 Edwards, “True Excellency,” en Banner , 2:960.

38 Edwards, “Personal Narrative,” en Selections , 61.

39 Edwards, An Humble Attempt , en Banner , 2:278–312.

Page 57: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 57/61

~ 57 ~

angustiados. Un verdadero amor Cristiano … es amor de corazón angustiado. Los deseosde los santos, aun los más sinceros, son deseos humildes: su esperanza   [p 110] es unahumilde esperanza, y su gozo, aun cuando es indescriptible y lleno de gloria, es un hu-milde y angustiado gozo, que deja al Cristiano tan pobre en Espíritu, como si fuera unniño, con mayor disposición de tener una conducta totalmente sumisa.”40 

El verdadero poder en el púlpito no es sinónimo de gritos. Oídos duros seguramente no sevan a abrir con gritos estridentes. Edwards estaba persuadido por la Escritura que “losafectos amables, no logran hacer a los hombres osados, desenvueltos, ruidosos y com-odones; sino más bien de hablar tembloroso.”41 El ojo de la divina bendición está sobre elhumilde y tembloroso: “Pero miraré (dice el Señor) a aquel que es pobre y humilde de espíri- tu, y que tiembla a mi palabra” (Isa. 66:21).

Por tanto Edwards dice que los ministros deben cultivar el espíritu tranquilo, como de cor-dero, de Cristo, “el mismo espíritu de perdón ante las injurias, el mismo espíritu de cari-dad, de amor fervoroso y amplia benevolencia, la misma disposición de sentir pena por el

pobre, llorar con los que lloran, ayudar a los hombres en sus calamidades de cuerpo y al-ma, oír y responder al necesitado, consolar al afligido; el mismo espíritu de condescenden-cia para el pobre y para el indigno, suavidad y gentileza hacia el débil, y grande y adecuadoamor por los enemigos.”42 

El espíritu que deseamos ver en la gente deberá estar en nosotros primero. Esto nunca su-cederá hasta que, como Edwards, lleguemos a conocer nuestro propio vacío, incapacidad yterrible pecaminosidad. Edwards vivió en una especie de oscilación espiritual [p 111] entrehumillación por sus pecados y exaltación en su Salvador. Describe su experiencia así: “Amenudo desde cuando he vivido en este pueblo, frecuentemente he tenido patéticas im-ágenes de mis propios pecados y vilezas, hasta el grado de hacerme llorar, a menudo por

un tiempo considerable en voz alta, al punto que me he visto forzado a callarme.”43 No re-sulta difícil imaginar la profunda sinceridad que esta clase de experiencia le dio a la predi-cación de la Palabra de Dios.

Por supuesto uno está en el precipicio del desánimo cuando solamente enfoca el pecado.Ésta no era la meta de Edwards ni su experiencia. Su reacción a la culpa se convirtió enuna experiencia intensamente evangelizadora y liberadora: “Amo pensar en la venida deCristo para recibir salvación de Él, pobre en espíritu y bastante vacío de mí mismo, humil-demente exaltar solamente a Él, cortado de mis propias raíces, a fin de crecer en y de Cris-to; tener a Dios en Cristo sea mi todo en todo.”44 Ésta es la supremacía de Dios en la vida

del predicador, que conduce directamente a la supremacía de Dios en la predicación.

40 Edwards, Religious Affections , en Banner , 1:302.

41 Ibid., 1:308.

42 Jonathan Edwards, “Christ the Example of Ministers,” en Banner, 2:961.

43 Edwards, “Personal Narrative,” 69.

44 Ibid., 67.

Page 58: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 58/61

~ 58~

Definitivamente, la intensidad de Edwards no fue áspera y escandalosa, ni beligerante. Elpoder de Edwards no se debió a una florida retórica o truenos rompe tímpanos. Surgió enmedio de afecciones quebrantadas.

Edwards fue descrito por Thomas Prince como “un predicador de voz suave y moderada, deun modo de hablar natural y sin gesticulaciones o algo que de alguna manera llamara la

atención, excepto su habitual [p 112] solemnidad, luciendo y hablando como ante la pre-sencia de Dios.”45 Él se perfila como un raro testimonio de la verdad de que la predicaciónque hace a Dios Supremo proviene de un espíritu quebrantado y manso.

Sé Intenso

La predicación compelente (exigente) da la impresión de que algo muy grande está en peli-gro. Con la visión de Edwards de la realidad del cielo y del infierno, y la necesidad de per-severar en una vida de afecciones santas y santidad, la eternidad estaba en peligro cadadomingo. Esto lo ubica aparte del promedio de predicadores de hoy. Con nuestro rechazoemocional del infierno, nuestra visión de una fácil conversión y la abundancia de falsa se-

guridad, hemos contribuido a crear una atmósfera en la que la intensidad bíblica de lapredicación es casi imposible.

Edwards creyó tanto en las realidades de las que habló, y anheló tanto que dichas reali-dades agobiara a sus gentes, que cuando George Whitefield predicó estas realidades conpoder en el púlpito de Edwards, Edwards lloró durante todo el servicio. Edwards ya nopodía imaginarse hablar en una fría, casual, indiferente o impertinente manera acerca delas grandes cosas de Dios, como tampoco pudo imaginar a un padre discutir fríamente elcolapso de una casa ardiendo sobre sus hijos (Ver cáp. 4).

Falta de intensidad en la predicación solamente puede indicar que el predicador no cree oque nunca ha sido seriamente cautivado por la realidad de que habla—o que el tema encuestión es insignificante. Éste nunca   [p 113] fue el caso con Edwards, quien siemprepermaneció en continua reverencia ante el peso de la verdad que le tocaba proclamar.

Un contemporáneo de Edwards dijo que su elocuencia era “la capacidad de presentar unaimportante verdad ante su auditorio con argumentos de un tremendo peso y con tal inten-sidad de sentimiento, que el alma entera del orador era lanzada con cada parte de los con-ceptos, expresados de tal modo que toda la congregación quedaba cautivada de principio afin, y dejando imborrables impresiones.”46 

En su introducción al libro Colección Histórica de Temas del Reavivamiento de John Gillies,Horatius Bonat, en 1845, describió la clase de predicadores que había agradado a Diosusar para avivar a su iglesia a lo largo de los siglos:

Como siervos de los misterios de Dios y pastores designados por el Gran Pastor, sintieronla tremenda responsabilidad de juntar y vigilar las almas. Ellos vivieron, trabajaron y pre-dicaron como hombres de cuyos labios dependiera la inmortalidad de millares. Todo lo que

45 Citado en Yale , 4:72.

46 Dwight, Memoirs , en Banner , 1:cxc.

Page 59: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 59/61

~ 59~

hicieron y hablaron llevó el sello de la intensidad y proclamaron a todos con quienes entra-ron en contacto, que el asunto a tratar al que habían sido enviados, era de importanciaeterna … Sus predicaciones parecen haber sido del tipo vigoroso y temerario, que caía so-bre la audiencia con tremendo poder. No era vehemente, ni fiero, ni ruidoso, pues era de-masiado solemne para eso, por ser masivo, pesado, cortante, penetrante y agudo como es-pada de doble filo.47 

  [p 114] Así fue con Jonathan Edwards hace 250 años. Por precepto y como ejemplo, Ed- wards nos invita a “una excesiva y afeccionada manera de predicar acerca de las grandescosas de la religión” y a huir de “un modo de hablar mediocre, opaco e indiferente.” 48 Sinmelodrama o artificios, simplemente debemos hacer notar que la realidad que respaldannuestros mensajes es asombrosa.

Por supuesto, esto asume que hemos visto al Dios de Jonathan Edwards. Si no comparti-mos la grandeza de su visión de Dios, nunca nos acercaremos a la grandeza de su predica-ción. Por otro lado, si Dios en su gracia viera adecuado abrir nuestros ojos a la visión de

Edwards, si nos fuera dado probar la dulce soberanía del Todopoderoso como Edwards lasaboreó, entonces una renovación del púlpito en nuestros días sería posible—en realidadinevitable.

47 Horatius Bonar, “Preface,” in John Gillies, Historical Collections of Accounts of Revival , (1845, repr. ed.,Edinburgh: Banner of Truth, 1981), vi.

48 Edwards, Concerning the Revival , en Yale , 4:386.

Page 60: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 60/61

~ 60 ~

 [p 117] 

Conclusión

La gente está ávida de la grandeza de Dios, y la mayoría no lo sabe. Unos dicen: “¡Dios mío,Dios mío eres tú!; de madrugada te buscaré: Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela; en

tierra seca y árida donde no hay agua” (Salmos 63:1). Pero la mayoría de las personas nodisciernen que han sido creadas para emocionarse ante el panorama del poder y la gloriade Dios. Buscan llenar su vacío de otras maneras. Y aun los que van a la iglesia—¿cuántosde ellos pueden decir cuando salen: “Te he visto en el santuario, y he contemplado tu pod-er y tu gloria” (Salmos 63:2)?

La gloria de Dios es de valor infinito. Es el corazón de lo que los apóstoles predicaron “parailuminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Cor. 4:6). Es lameta de toda acción Cristiana: “Lo que hagáis, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Cor.10:31). Es el centro de toda esperanza cristiana: “Nos gloriamos en la esperanza de la glo-ria de Dios” (Rom. 5:2). Algún día remplazará al sol y a la luna como la luz de la vida: “La

ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella, porque la gloria de Dios lailumina” (Apoc. 21:23). Y aun al presente, antes del gran día, “los cielos cuentan la gloriade Dios” (Salmos 19:1). Cuando la gente descubre el valor de la gloria de Dios—cuando Di-os dice: “Hágase la luz” y abre los ojos de los ciegos—ellos son los que encuentran el tesoroescondido en un campo, y llenos de gozo, van y venden todo lo que tienen para compraraquel campo. Son como Moisés que clamó al Señor: “Te ruego que me muestres tu gloria”(Ex. 33:18).

 [p 118]  Tal es el dolor lastimero de cada ser humano. Solamente unos pocos lo saben. Sonpocos los que diagnostican el anhelo detrás de cada deseo del corazón humano—el anhelo

de ver a Dios. Si la gente pudiera articular el grito silencioso que hay en sus corazones, ¿nodirían: “Una cosa he demandado a Jehová, esta buscaré … contemplar la belleza de Jehová …” (Salmos 27:4)? Pero en vez de eso, la verdad es suprimida con injusticia, y la gente nose interesa por el conocimiento de Dios, y hasta muchos que nombran al Dios de Israel“han cambiado Su gloria por aquello que no aprovecha” (Rom. 1:18, 28; Jer. 2:11).

Los predicadores cristianos, más que todos, deben saber que la gente está hambrienta deDios. Si alguien en todo el mundo debe ser capaz de decir: “Te he buscado en el santuario,admirando tu poder y tu gloria,” es el heraldo de Dios. ¿Quiénes sino los Pastores obser-varán los eriales de la cultura secular y dirán: “Mirad a vuestro Dios”? ¿Quién les pintarála imagen de la grandeza de Dios? ¿Quién les recordará con relatos maravillosos de cuandoDios ha triunfado sobre sus enemigos? ¿Quién va a gritar ante cualquier crisis: “Tu Diosreina”? ¿Quién va a trabajar para encontrar palabras que puedan llevar “el evangelio de lagloria del bendito Dios?

Si Dios no es supremo en nuestra predicación, ¿dónde en el mundo oirá la gente acerca dela supremacía de Dios? Si no extendemos un banquete de la belleza de Dios los domingospor la mañana, ¿acaso nuestra gente no buscará en vano satisfacer su inconsolable anhelocon placeres algodón de azúcar de pasatiempos y narcóticos religiosos? Si la fuente deagua viva no [p 119] fluye de la montaña de la gracia soberana de Dios la mañana de los

Page 61: John Piper La cia de Dios en La Predicacion

8/6/2019 John Piper La cia de Dios en La Predicacion

http://slidepdf.com/reader/full/john-piper-la-cia-de-dios-en-la-predicacion 61/61

~ 61 ~

domingos, ¿acaso la gente no hará por sí mismas cisternas los lunes, cisternas rotas queno pueden contener agua (Jer. 2:13).

Estamos llamados a ser “servidores de los misterios de Dios” (1 Cor. 4:1). Y el gran misterioes “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” (Col. 1:27). Y la gloria es la gloria de Dios. Y“es necesario que los servidores sean hallados fieles”—fieles en magnificar la suprema glo-

ria del único Eterno Dios, no magnificando como un microscopio que hace que las cosaspequeñas se vean grandes, sino como un telescopio que hace que las enormes e inimagi-nables galaxias de gloria sean visibles al ojo humano.

Si amamos a nuestra gente, si amamos a “las otras ovejas” que aún no están en el redil, siamamos el cumplimiento del propósito global de Dios, trabajaremos para “poner la mesade banquete en el desierto.” En todas partes, la gente está hambrienta del gozo de Dios.Porque, como dijo Jonathan Edwards: “El deleite de Dios es la única felicidad con la cualnuestras almas pueden ser satisfechas. Ir al cielo para gozar plenamente a Dios es infini-tamente mejor que las comodidades más placenteras aquí en la tierra. Padres y madres,

esposos y esposas o hijos o la compañía de amistades terrenales, son sólo una sombra,mas Dios es la sustancia. Estos son rayos dispersos, mas Dios es el sol. Estos son sólo ria-chuelos, mas Dios es el océano.”1