john piper.- la supremacía de dios en la predicacion

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    [p 1]

    LASUPREMACA

    DE DIOS

    EN LA

    PREDICACINDr. John Piper

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    CONTENIDO

    Prefacio

    Parte 1

    Por qu Dios debe ser Supremo cuando Predicamos

    1La Meta de la Predicacin: La Gloria de Dios

    2La Predicacin Fundamental: La Cruz de Cristo

    3El Don de la Predicacin: El Poder del Espritu Santo

    4La Gravedad y la Alegra de la Predicacin

    Parte 2

    Cmo lograr la Supremaca de Dios en la Predicacin:

    Gua del Ministerio de Jonathan Edwards

    5Centrados en Dios: La vida de Edwards

    6Sometidos a la Dulce Soberana: La Teologa de Edwards

    7Haced a Dios Supremo: La Predicacin de Edwards

    Estimula las Afecciones Santas

    Ilumina la Mente

    Satura con Escritura

    Utiliza Analogas e Imgenes

    Usa Amenazas y Advertencias

    Ruegua por una Respuesta

    Escudria las Obras del Corazn

    Rndete al Espritu Santo en la Oracin

    S Quebrantado y Blando de Corazn

    S Intenso

    Conclusin

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    PREMBULO

    Las gentes estn hambrientas de la grandeza de Dios. Pero la mayora de ellas, en medio duna vida llena de problemas, no quieren reconocerlo. La majestad de Dios es una cura des

    conocida. Hay en el ambiente muchas recetas populares cuyos beneficios son superficialey breves. La predicacin que no tiene el aroma de la grandeza de Dios podr entretener poun tiempo, mas no calmar el grito del alma que clama: Mustrame tu Gloria.

    Hace aos, durante la oracin semanal en nuestra iglesia, decid predicar acerca de la Santidad de Dios, basndome en Isaas 6. En el primer domingo del ao, decid mostrar la visin de Dios que se encuentra en los primeros cuatro versos de ese captulo.

    En el ao que muri el rey Uzas, vi yo al Seor sentado sobre un trono alto y sublime, sus faldas llenaban el templo. Por encima de l haba serafines; cada uno tena seis alascon dos cubran sus rostros, y con dos volaban. Y el uno al otro daban voces, diciendo

    Santo, Santo, Santo, Jehov de los ejrcitos; toda la tierra est llena de tu gloria. Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llen dehumo.

    De modo que prediqu sobre la santidad de Dios, e hice lo mejor que pude para mostrar lmajestad y la gloria de tan grande y santo Dios. No dije ni siquiera una mnima palabraaplicada a las vidas de las personas. La aplicacin es esencial en el curso normal de unapredicacin, pero aquel da me sent llevado a hacer [p 8] una prueba: Acaso el mostraapasionadamente la grandeza de Dios por s sola llenara las necesidades de esta gente?

    No me haba dado cuenta de que no haca mucho, antes de este domingo, una pareja jove

    de nuestra iglesia haba descubierto que uno de sus hijos estaba siendo abusado sexualmente por un pariente cercano. El asunto era increblemente traumtico. Ellos estabanall aquel domingo por la maana escuchando aquel mensaje. No s cuantos fieles, aconse

    jando a los Pastores nos diran hoy: Pastor Piper, no se da cuenta de que su gente estsufriendo? No pudiera usted bajar del cielo y ser ms prctico? No se da cuenta de laclase de gente que se sienta frente a usted los domingos? Semanas ms tarde supe la historia. Un domingo por la tarde despus del servicio, el esposo me llam aparte. John, mdijo, estos han sido los meses ms duros de nuestras vidas. Y sabe por qu he logradoresistirlos? Fue la visin de la Grandeza de la Santidad de Dios que usted nos dio la primera semana de enero. sa ha sido la roca a la que nos hemos aferrado.

    La grandeza y la gloria de Dios son relevantes. No importa si las encuestas salen con unalista de necesidades perceptibles que no incluyan la suprema grandeza de la soberana deDios de la Gracia. Hay una necesidad mas profunda, y nuestro pueblo est hambriento dDios.

    Otra ilustracin de lo anterior es la manera cmo la movilizacin misionera est ocurrienden nuestra iglesia y la forma cmo en la historia esto ha sucedido [p 9] vez tras vez. La juventud de hoy no se entusiasma por denominaciones y agencias. En cambio, se entusiasma por la grandeza de un Dios global y por el incontenible propsito de un rey soberano. E

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    primer gran misionero dijo: Se nos ha dado la gracia y apostolado para despertar la obediencia por la fe, por razn de Su nombre, a todas las naciones. (Romanos 1:5, nfasimarcado) Las misiones existen por razones del amor de Dios. Fluyen por un amor a la gloria de Dios y por el honor de Su reputacin, como la respuesta a una oracin: Santificadsea tu nombre.

    Estoy convencido que la visin de un gran Dios es una pieza clave en la vida de la iglesiatanto en lo pastoral, como en el esfuerzo misionero. Nuestras gentes necesitan or de unDios milagroso. Necesitan or que alguien, por lo menos una vez a la semana, alce su voz magnifique la supremaca de Dios. Ellos necesitan contemplar el completo panorama de laexcelencias de Dios. Robert Murray MCheyne dijo: Dios no bendice a los grandes talentotanto como a la gran semejanza a Jess. Un Ministro santo es una poderosa arma en lamanos de Dios.1En otras palabras, lo que la gente demanda es nuestra santidad personal. Y ciertamente, la santidad personal es nada menos que una vida inmersa en Diosevivir de una filosofa extasiada en Dios.

    Dios mismo es la materia fundamental de nuestra predicacinen Su majestad, verdadsantidad, rectitud, sabidura, fidelidad, soberana y gracia. No quiero decir que no debamopredicar sobre las menudencias de las cosas prcticas como la paternidad, el divorcio,[p10] el Sida, la TV y el sexo. Lo que quiero decir es que cada una de esas cosas deber setrada ante la santa presencia de Dios y dejada descubiertas sus races de piedad o impiedad.

    No es la tarea del predicador cristiano dar plticas morales o psicolgicas para animaacerca de cmo conducirse en el mundo, cosa que cualquier otro puede hacer. Mas lmayora de nuestra gente no tiene en este mundo quien les diga una y otra vez acerca de lsuprema belleza majestuosa de Dios. Trgicamente por eso, muchos estn hambrientos d

    la visin centrada en Dios, del gran predicador Jonathan Edwards.

    Mark Knoll, historiador eclesial, descubri que en los dos siglos y medio pasados desdEdwards, trgicamente los evanglicos norteamericanos no han pensado desde un iniciacerca de la vida como cristianos, porque toda su cultura se los ha impedido. La piedad dEdwards continu en una tradicin de reavivamiento, a su teologa sigui un Calvinismacadmico, mas no hubo sucesores para la visin universal de su Dios poderoso o de suprofunda filosofa teolgica. La desaparicin de la perspectiva de Edwards en la historia dla Cristiandad norteamericana ha sido una tragedia.2

    Charles Colson repite esta conviccin: La iglesia moderna de Occidenteen su mayordesviada, llena de cultos e infectada con gracia baratanecesita or el reto de Edwards Creo que las oraciones y las obras de los que aman y obedecen a Cristo en el mundo

    1 Andrew Bonar, ed., Me moir and Remains of Robert Murray McCheyne(repdr. ed., Grand Rapids: Baker BooHouse, 1978), 258.

    2 Mark Noll, Jonathan Edwards, Moral Philosophy, and the Secularization of American Christian ThoughtReformed Journal(February 1983): 26. nfasis del autor.

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    podrn prevalecer siempre que atesoren los mensajes de un hombre llamado JonathanEdwards.3

    [p 11] La recuperacin de La visin universal de un Dios Poderoso causar gran regocijsobre la tierra en los mensajeros de Dios, y una razn de profundo agradecimiento al Dioque hace todas las cosas nuevas.

    El material de la Parte 1, fue inicialmente expuesta como las Conferencias Harold JohnOckenga sobre Predicacin, en el Seminario Teolgico Gordon Conwell, en febrero de 1988La esencia de la Parte 2 fue primeramente expuesta como las Conferencias del Centro BillGraham sobre Predicacin, en Wheaton College, en octubre de 1984. Tales privilegios y esfuerzos fueron una tremenda ganancia para m ms que para cualquier otro. Doy gracias los administradores de estos Colegios que confiaron en m, y me permitieron tener un atisbo del alto llamado del predicador cristiano.

    Siempre doy gracias a Dios, que nunca me ha abandonado sin una palabra y un celo parhablarla la maana de un domingo, todo para Su gloria. Oh, pero yo tengo mis momentos

    Mi familia de cuatro hijos y una esposa estable no es ajena a las penas y las lgrimas. Lacrticas pueden herir al irritable, y el desanimo puede llegar tan profundo como para dejaa este predicador mudo. Pero la inconmensurable y soberana gracia de Dios, ms all dtoda soledad e inconveniencia, me ha revelado Su Palabra y me ha dado un corazn capade saborearla y enviarla semana tras semana. Por eso nunca he dejado de amar la predicacin.

    En la misericordia de Dios hay una razn humana para ello. Charles Spurgeon lo saba, yla mayora de [p 12] predicadores felices lo saben. Cierta vez le preguntaron a Spurgeonacerca del secreto de su ministerio. Al cabo de una breve pausa, respondi: Mi gente ora

    por m.4Por eso es que yo he sido revivido una y otra vez en la obra del ministerio. As escomo La Supremaca de Dios en la Predicacinpudo ser escrito. Mi gente ora por m. A ellodedico este libro con afecto y gratitud.

    Oro porque este libro pueda volver los corazones de los heraldos de Dios, para el cumplimiento de la gran admonicin apostlica:

    Si alguno habla,

    hable conforme a las palabras de Dios

    conforme el poder que Dios da

    para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo,

    a quien pertenecen la gloria y el imperio

    3 Charles Colson, Introduction, en Jonathan Edwards, Religious Affections, (Afectos Religiosos), (PortlandMultnomah, 1984), xxiii, xxxiv.

    4 Iain Murray, The Forgotten Spurgeon(Spurgeon, El Principe Olivdado), (Edinburgh: Banner of Truth, 196636.

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    por los siglos de los siglos. Amn.

    (1 Pedro 4:11)

    John Piper

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    PREFACIO

    Prefacio a la Edicin Revisada (2003)

    Ms que nunca, creo en la predicacin como una parte de la adoracin en la iglesia con

    gregada. La predicacin es adoracin, y pertenece a la vida de adoracin regular de la iglesia, sin importar el tamao de la iglesia. No se vuelve conversacin o compartir en la iglesia pequea. No se convierte en una inyeccin estimulante o retintn de campanillas en lamegaiglesia. La predicacin es adoracin sobre la Palabra de Diosel texto de la Escrituracon explicacin y exultacin.

    La predicacin pertenece a la adoracin corporativa de la iglesia, no slo porque el NuevoTestamento ordena predica la Palabra (keruxon ton logon) en el contexto de vida corporativa (2 Tim. 3:164:2), sino aun ms fundamentalmente porque la esencia doble de la adoracin lo demanda.

    Esta esencia doble de la adoracin proviene de la manera en que Dios se revela a nosotrosJonathan Edwards lo describe as:

    Dios se glorifica a S mismo hacia las criaturas en dos maneras tambin: 1. Por manifestarse a sus entendimientos. 2. Comunicndose a S mismo a sus corazones, y en su regocijarse y deleitarse y gozar las manifestaciones que l hace de S mismo Dios es glorifcado no solamente porque Su gloria sea vista, sino tambin cuando esa gloria es gozadaCuando[p 14] aquellos que la ven se deleitan en ella, Dios es ms glorificado que si ellosolamente la ven. Su gloria es recibida entonces por toda el alma, por ambos, el entendimiento y el corazn.

    Siempre hay dos partes en la verdadera adoracin. Hay el vera Dios y hay el saborearDios. No los puedes separar. Tienes que verlo a l, para saborearlo a l. Y si no lo saboreasa l cuando le ves, le insultas. En la verdadera adoracin, siempre hay entendimientocola mente y siempre hay sentimientoen el corazn. El entendimiento siempre debe ser efundamento del sentimiento. Si no, todo lo que tenemos es emocionalismo sin base. Pero eentendimiento de Dios que no motiva sentimiento por Dios se vuelve mero intelectualisme indiferencia. Por esto la Biblia nos llama continuamente a pensar, a considerar y a meditar, por un lado, y a regocijarnos, a temer, a gemir, a deleitarnos, a tener esperanza y a estar alegres, por el otro. Ambos, entendimiento y sentimiento, son esenciales para la adora

    cin.

    La razn que la Palabra de Dios toma la forma de predicacin en la adoracin es que laverdadera predicacin es la clase de discurso que consistentemente une estos dos aspectode la adoracin, tanto en la manera en que es hecha como en el propsito que tiene. Cuando Pablo le dice a Timoteo, en 2 Timoteo 4:2, Predica la Palabra, el trmino que utilizapara predicar es una palabra que se usa para pregonar o anunciar o proclamar (keruxon). No es una palabra que se usa para ensear o explicar. Es lo que un pregonerdel pueblo haca:[p 15] Oigan, oigan, oigan! El Rey tiene una proclamacin de buenanuevas para todos aquellos que juren alianza a su trono. Sea conocido de ustedes que

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    dar vida eterna a todos los que confen en y amen a Su Hijo. Yo llamo a este pregonaexultacin.La predicacin es una exultacin pblica sobre la verdad que trae. No es desinteresada, fra o neutral. No es una mera explicacin. Es manifiesta y contagiosamente apasionada acerca de lo que dice.

    Sin embargo, este pregonar contiene enseanza. Puedes verlo al mirar de nuevo 2 Timoteo

    3:16La Escritura (que da motivo a la predicacin) es til para ensear. Y puedes verlo amirar adelante el final de 2 Timoteo 4:2: Que prediques la Palabra redarguye, reprendeexhorta con toda paciencia y doctrina (enseanza). As que la predicacin es expositivaVersa sobre la Palabra de Dios. La verdadera predicacin no es la opinin u opiniones dun mero hombre. Es la fiel exposicin de la Palabra de Dios. As que, para decirlo en unaoracin gramatical: La predicacin es exultacin expositiva.

    En conclusin, entonces, la razn que la predicacin sea tan esencial a la adoracin corporativa de la iglesia es que es adecuada de manera nica para alimentar ambos, entendmientoy sentimiento. Es adecuada de manera nica para despertar el vera Dios y el sabo

    reara Dios. Dios ha ordenado que la Palabra de Dios venga en una forma que ensee a lmente y toque el corazn.

    Quiera Dios usar esta edicin revisada de La Supremaca de Dios en la Predicacinparfomentar un movimiento de adoracin y vida teocntricas, centradas en Dios.[p 16] Que lpredicacin de nuestras iglesias muestren ms y ms la verdad de Cristo y el sabor dCristo. Que los plpitos del pas resuenen con exposicin de la Palabra de Dios y exultacin en la Palabra de Dios.

    John Piper

    2003

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    [p 17]

    PRIMERA PARTE

    POR QU DIOS DEBERA SER SUPREMO EN LA PREDICACIN

    1

    La Meta de la Predicacin

    La Gloria de Dios

    En septiembre de 1966 era yo un novato estudiante de medicina, con estudios superioreen literatura en Wheaton College. Haba terminado un curso de verano en qumica, estabalocamente enamorado de Noel y estaba ms enfermo que nunca con mononucleosis. Edoctor me envi al centro de salud durante las tres semanas ms decisivas de mi vida. Fuun perodo por el cual nunca dejo de dar gracias a Dios.

    Por aquellos das, el semestre de otoo comenz con una Semana de nfasis Espiritual. Eorador en 1966 era Harold John Ockenga. Fue la primera y ltima vez que yo le o predicar. La radio del colegio WETN transmiti los sermones, y yo los escuch mientras estabacostado en mi cama, a unos doscientos metros de su plpito. Bajo la predicacin de lPalabra por el Pastor Ockenga la direccin de mi vida fue permanentemente [p 18] cambiada. Puedo recordar cmo mi corazn casi explotaba anhelante, conforme escuchabadeseando conocer y dominar la Palabra de Dios en aquella forma. Por medio de esos mensajes, Dios me llam al ministerio de la Palabra, de manera irresistible y (creo) en formairrevocable. Desde entonces, ha sido mi conviccin que la evidencia subjetiva del llamadde Dios al ministerio de la Palabra (para citar a Charles Spurgeon) es un intenso y todo

    absorbente deseo por la obra.1

    Cuando sal del centro de salud, dej la qumica orgnica y tom filosofa como materia secundaria, y me propuse obtener la mejor educacin bblica y teolgica posible. Veintidaos ms tarde (a esa disertacin en 1988) puedo testificar que el Seor no me ha dejaddudar de ese llamado. Est tan claro en mi corazn hoy como nunca antes. Y solamentme maravillo de la maravillosa providencia de Diosde salvarme y llamarme como un sirviente de la Palabra, y luego dejarme hablar, despus de dos dcadas, bajo la bandera dlas Conferencias Harold John Ockenga sobre Predicacin, en el Seminario Teolgico Gordon-Conwell.

    ste es para m un precioso privilegio. Oro porque sea un tributo aceptable al Dr. Ockengaque nunca me conociy por tanto es un testimonio al hecho de que nunca sabremos dla verdadera utilidad de nuestra predicacin, hasta que todo el fruto de las ramas del rboque han brotado de las simientes que hemos sembrado haya madurado a la luz de la eternidad.

    [p 19] Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve all, sino riega latierra y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, as ser

    1 Charles H. Spurgeon, Lectures to My Students(Grand Rapids: Zondervan, 1972), 26.

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    mi palabra que sale de mi boca; no volver a mi vaca, sino que har lo que yo quiero, y serprosperada en aquello para que la envi.(Isaas 55:1011)

    El doctor Ockenga nunca supo lo que su predicacin hizo en mi vida, y puede usted tomanota de que si usted es un predicador, Dios le va a ocultar mucho del fruto que l producen su ministerio. Ver lo suficiente para estar seguro de Su bendicin, pero no tanto como

    para pensar que usted podra vivir sin ello. La meta de Dios es que l sea exaltado y no epredicador. Esto nos lleva al tema principal: La Supremaca de Dios en la Predicacin. Subosquejo es intencionalmente trinitario:

    La Meta de la Predicacin: La Gloria de Dios.

    La Base de la Predicacin: La Cruz de Cristo.

    El Don de la Predicacin: El Poder del Espritu Santo.

    Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espritu Santo son el inicio, el medio y el fin en el ministerio

    de la Predicacin. Sobre toda labor ministerial, especialmente la predicacin, se destacalas palabras escritas por el apstol: Porque en l, y por l, y para l, son todas las cosas. Al sea la gloria por los siglos. Amn.(Romanos 11:36)

    El predicador escocs James Stewart dijo que los objetivos de una predicacin genuina sopara despertar la conciencia por medio de la santidad de Dios, para alimentar la mentcon la verdad de Dios,[p 20] para purificar la imaginacin por medio de la belleza de Diospara abrir el corazn al amor de Dios, para consagrar la voluntad al propsito de Dios.En otras palabras, Dios es la meta al predicar, Dios es el fundamento de la predicacinytodos los dems recursos son dados por el Espritu Santo.

    Mi carga es rogar por la supremaca de Dios en la predicacinque la nota dominante ela predicacin sea la libertad de la Gracia soberana de Dios, que el tema unificador sea ecelo que Dios tiene de Su propia Gloria, que el gran propsito de la predicacin sea la infinita e inagotable realidad de Dios y que la penetrante atmsfera de la predicacin sea lsantidad de Dios. Entonces, cuando en la predicacin se tocan las cosas ordinarias de lvidala familia, el ocio, las amistades o las crisis de nuestro diario vivirSida, divorcioadicciones, depresiones, abusos, pobreza, hambre y, lo peor de todo, la gente inconversdel mundo, estas cosas no slo son consideradas: Son llevadas a la misma presencia dDios.

    John Henry Jowett, quien predic en Inglaterra y Amrica durante treinta y cuatro aohasta 1932, pudo ver este gran poder de tales predicadores del siglo IX como Robert Dale

    John Newman y Charles Spurgeon. El dice:

    Siempre estuvieron dispuestos a detenerse a ver lo que suceda en el pueblo, pero siemprvincularon las calles con las alturas, y enviaron sus almas errantes sobre las eternas coli

    2James Stewart, Heralds of God (Grand Rapids: Baker Book House, 1972), 73. Esta cita viene de WilliamTemple, quien la formul para definir adoracin, pero Stewart la tom prestada como dando precisamenlos propsitos y fines de la predicacin.

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    nas de Dios Es este tema de la inmensidad, sentido de Su eterna presencia e indicaci[p 21] de lo infinito, que considero que debemos de recuperar en nuestras predicaciones.3

    Casi a finales del siglo XX, la necesidad de recuperacin es diez veces mayor.

    Tampoco estoy proponiendo alguna forma de preocupacin artstica elitista con imponde

    rables filosficos o intelectuales. Hay cierto tipo de personas que gravitan a los cultos dalta liturgia, porque no toleran el palmoteo de la adoracin evanglica. Spurgeon fue todo, menos un intelectual elitista. Casi no ha habido Pastor de mayor agrado popular. Sumensajes, sin embargo, estaban llenos de Dios y la atmsfera estaba cargada con la presencia de tremendas realidades. Nunca tendremos grandes predicadores deca, hastque tengamos grandes telogos.4

    No fue que l se preocupara ms por los grandes ideales que por las almas perdidas. Spreocupaba por lo uno, debido a que amaba lo otro. Lo mismo sucedi con Isaac Wattsque vivi un siglo antes. Samuel Johnson dijo de Watts: Todo lo que l tomaba en sumanos, debido a su incesante hambre por almas, fue convertido en teologa.5Lo que quie

    ro decir con el caso de Watts es que l todo lo llev a una relacin con Dios, porque sepreocupaba por las personas.

    Hoy da, creo que Johnson opinara de mucha predicacin contempornea que, cualquiecosa que el predicador toma en sus manos es, por su constante afn de relevancia, convertido en psicologa. Ni las grandes metas de predicacin ni el valioso lugar de la[p 22] psicologa valen nada ante la prdida del fundamento teolgico. Una de las razones por laque la gente a veces duda del valor que tiene una predicacin centrada en Dios es porquenunca han odo una. J. I. Packer cuenta que oy predicar a D. Martyn Lloyd-Jones en laCapilla de Westminster cada domingo por la noche durante 1948 y 1949. Dice que nunc

    antes oy predicacin semejante. Vino a l con la fuerza y el mpetu de un choque elctricoLloyd-Jones, dijo, le llev a la presencia de Dios, ms que ningn otro hombre.6

    Es esto lo que la gente de estos das se lleva de la adoracinsentir la presencia de Diosun toque de Su soberana gracia, una disertacin del panorama de Su gloria, el granpropsito de la infinita razn de ser de Dios? Acaso entran durante una hora a la semanaque no es un sacrificioa una atmsfera de la santidad de Dios que deja Su aroma ensus vidas por toda una semana?

    Cotton Mather, quien ministr en Nueva Inglaterra hace 300 aos, dijo: En la tarea de unpredicador cristiano, el gran esquema e intencin es restaurar el trono y dominio de Dio

    en las almas de los hombres.7Eso no fue una exhuberancia retrica. Era una conclusin

    3John H. Jowett, The Preacher: His Life and Work(New York: Harper, 1912), 96, 98.

    4 Spurgeon, Lectures, 146.

    5 Samuel Johnson, Lives of the English Poets(London: Oxford University Press), 2:365.

    6 Christopher Catherwood, Five Evangelical Leaders(Wheaton: Harold Shaw, 1985), 170.

    7 Cotton Mather, Student and Preacher, or Directions for a Candidate of the Ministry (London: Hindmarsh1726), v.

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    exegtica mesurada y exacta de uno de los ms grandes textos bblicos que conducen a lofundamentos de la Supremaca de Dios en la Predicacin. El texto que respalda lo dichpor Mather es Romanos 10:1415:

    Cmo, pues, invocarn a aquel en el cual no han credo? Y cmo creern en aquel dequien no han odo? Y cmo oirn sin haber quien les predique? Y cmo[p 23] predicar

    si no fueren enviados? Como est escrito: Cun hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian las buenas nuevas!

    Del texto anterior, la predicacin puede ser definida como la proclamacin de las buenanuevas por un mensajero enviado por Dios(proclamacinde la palabra kerussontosenverso 14, buenas nuevas de las palabras euangelizomenon agatha, en verso 15; mensajero enviadode la palabra apostalosinen verso 15).

    La pregunta clave es: Qu es lo que el predicador proclama? Cules son las buenas nuevas a que se refiere el texto? Puesto que el verso 16 es una cita del verso 7 de Isaas 52:7haremos bien en regresar y dejar que Isaas lo defina para nosotros. Oiga lo que Mathe

    oy en este verso concerniente al gran designio de la predicacin Cristiana.

    Cun hermosos sobre los montes son los pies de

    aquel que trae buenas nuevas,

    aquel que anuncia la paz,

    aquel que trae noticias de bien,

    aquel proclama la salvacin,

    aquel que dice a Sion: Tu Dios reina.

    Las buenas nuevas del predicador, la paz y la salvacin que l anuncia estn grabadas euna oracin: Tu Dios Reina. Mather aplica esto con plena justificacin al predicador: Egran designio de un predicador cristiano es restaurar el trono y el dominio de Dios enlas almas de los hombres.

    [p 24] La nota ms relevante en la boca de cada profeta-predicador de los das de Isaas, dJess o de nuestros das, es Tu Dios Reina. Dios es el Rey del universo; tiene derechoabsolutos de Creacin sobre este mundo y sobre cada uno de los que en l viven. Rebeliones y motines, sin embargo, se dan por todos lados, y Su autoridad es menospreciada

    por millones. Por eso es que Dios manda predicadores por todo el mundo gritando que Dioreina, que no va permitir que Su gloria sea menospreciada indefinidamente. Que l va vindicar Su nombre con grande y terrible ira. Pero tambin son enviados a proclamar quepor el momento, Dios ofrece una total y libre amnista a los rebeldes que abandonen surebelda, que clamen por misericordia, que se arrodillen ante Su trono y le juren sujecin fidelidad para siempre. La amnista est firmada con la sangre de Su Hijo.

    Mather est en lo cierto: El gran esquema del predicador cristiano es restaurar el trono y edominio de Dios en las almas de los hombres. Pero, por qu? Podremos profundiza

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    ms? Qu es lo que motiva el corazn de Dios al demandar someternos a Su autoridadadems de ofrecernos amnista?

    Isaas nos da la respuesta en un texto anterior. Hablando de la misericordia para IsraelDios dice:

    Por amor a mi nombre diferir mi ira, y para alabanza ma la reprimir para no destruirte. Haqu te he purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de afliccin. Por m, poamor a m mismo lo har, para que no sea mancillado mi nombre, y mi honra no la dar aotro.(Isaas 48:911)

    [p 25] En el fondo del soberano ejercicio de misericordia de Dios como rey est Su inalterable pasin por el honor de Su nombre y la demostracin de Su gloria.

    As pues, podemos profundizar ms el punto de Mather. Tras el compromiso de Dios dreinar como Dios, est el profundo compromiso de que Su gloria un da llenar la tierra(Num. 14:21; Isa. 11:9; Hab. 2:14; Sal. 57:5; 72:19) Este descubrimiento tiene una tre

    menda implicacin en la predicacin, porque el profundo propsito de Dios en el mundo eel de llenarlo con la reverberacin de Su gloria en la vida de una nueva humanidad, rescatada de cada pueblo, tribu, lengua y nacin. (Apoc. 5:9)8Mas la gloria de Dios no se reflejclaramente en los corazones de hombres y mujeres cuando se agachan con desgano ensumisin a Su autoridad o cuando obedecen por temor servil o cuando no hay regocijo enrespuesta a la gloria de su rey.

    Las implicaciones para la predicacin son claras: Cuando Dios enva emisarios a declararTu Dios Reina, Su objetivo no es obligar la sumisin del hombre por un acto de crudaautoridad; Su meta es cautivar nuestras afecciones con irresistibles demostraciones de glo

    ria. La nica sumisin que refleja completamente el valor y la gloria del rey es la sumisingozosa. Sumisin a regaadientes ofende al rey. Sin gozo en el sbdito, no hay ningunagloria para el rey.

    Esto es lo que Jess en efecto dijo en Mateo 13:44, El reino (la norma, el dominio) de locielos es como un tesoro escondido en un campo, que un hombre encuentra y esconde; entonces feliz (su alegre sumisin a aquel[p 26] reino y su deleite en su gloria, su valor) va vende todo lo que tiene y compra aquel campo. Cuando el reino es un tesoro, la sumisines un placer. Al revs, cuando la sumisin es un placer, el reino es glorificado como un tesoro. Por tanto, si la meta de la predicacin es glorificar a Dios, deber orientarse a unalegre sumisin a Su reino y no a una sumisin superficial.

    Pablo lo dijo en la 2 Corintios 4:5, Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino Jesucristo como el Seor. Pero ms adelante, en el verso 6, basado en la proclama deseoro de Cristobajo la norma y la autoridad del rey Jessnos dice que la esencia dsu predicacin es la luz del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Lanica sumisin al seoro de Cristo que magnifica plenamente Su valor y refleja Su bellezes el humilde gozo del alma humana en la gloria de Dios en la faz de Su Hijo.

    8 Una defensa exegtica extensa de esta declaracin es dada en el Apndice 1 de John Piper, Desiring Go(Portland: Multnomah, 1985).

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    La maravilla del evangelio y el descubrimiento ms liberador que este pecador ha hecho eque el ms profundo deseo de Dios de ser glorificado y mi ms profundo anhelo de ser santificado, no estn en conflicto, sino de hecho encuentran una realizacin simultnea en edespliegue de la gloria de Dios y mi deleite en ella.9Por tanto, la meta al predicar es la gloria de Dios reflejada en la gozosa sumisin del corazn humano. Y la supremaca de Dioen la predicacin est asegurada por este hecho: Aquel que satisface recibe la gloria; aqueque da el placer es el tesoro.

    9 sta es la tesis de Desiring God, donde son desarrolladas sus implicaciones para las reas de la vida distintas a la predicacin.

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    [p 29]

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    El Terreno de la Predicacin

    La Cruz de Cristo

    Predicacin es la proclamacin de las buenas nuevas por un mensajero enviado de Dioslas buenas nuevas que:

    Dios reina;

    l reina para revelar Su gloria,

    Su gloria es revelada plenamente en la gozosa sumisin de Su creacin;

    Por tanto, no hay conflicto final entre el celo de Dios a ser glorificado y nuestros anhelos dsatisfaccin, y que algn da la tierra ser llena con la gloria del Seor, reflejada y vibranten la genuina alabanza candente de la iglesia rescatada, reunida de cada pueblo y lengua tribu y nacin.

    La meta de la predicacin es la gloria de Dios reflejada en la gozosa sumisin de Su creacin.

    [p 30] Pero hay dos obstculos masivos para lograr esta meta: la justicia de Dios y el orgullo del hombre. La justicia de Dios es Su inquebrantable celo por la exaltacin de Su gloriaEl orgullo del hombre es su inquebrantable celo por la exaltacin de su propia gloria.

    Lo que en Dios es justicia, en el hombre es pecado. Tal es el punto de Gnesis 3el pecad

    entr en el mundo por una tentacin, y la esencia de esa tentacin fue: Sers como Dios.El esfuerzo de imitar a Dios en este punto es la esencia de nuestra corrupcin.

    Nuestros padres cayeron a causa de ello, y en ellos todos hemos cado a causa de lo mismo. Ahora es parte de nuestra naturaleza. Tomamos el espejo de la imagen de Dios questaba destinada a reflejar Su gloria en el mundo, le damos la espalda a la luz y nos enamoramos de los contornos de nuestra propia sombra oscura, tratando desesperadamentde convencernos (con los avances tecnolgicos o habilidades administrativas, hazaaatlticas o logros acadmicos, logros sexuales o corte de pelo extravagante) que la parte oscura de la imagen en el suelo frente a nosotros es realmente gloriosa y satisfactoria. Al or

    gulloso amor por nosotros mismos le aadimos, aunque no nos demos cuenta, desprecipor la gloria de Dios.

    Conforme nuestro orgullo desprecia la gloria de Dios, Su justicia le obliga a derramar Suira sobre nuestro orgullo.

    La altivez de los ojos del hombre ser abatida, y la soberbia de los hombres ser humilladay Jehov slo ser exaltado en aquel da.

    1 Para una defensa y exposicin de esta definicin ver John Piper, The Justification of God (Grand RapidsBaker Book House, 1983).

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    [p 31] Porque cmo ser humillado mi nombre?

    Mi gloria no la dar a otro.

    Los ojos del altivo sern humillados

    Y el Santo Dios se muestra santo en justicia.

    La destruccin acordada

    Rebosar justicia.

    (Isa.2:11; 48:11; 5:15, 16; 10:22)

    La meta de la predicacin es la gloria de Dios en una dulce sumisin de Su creacin. Hapor tanto un obstculo a esta predicacin en Dios y hay otro obstculo en el hombre. Eorgullo del hombre no se deleita en la gloria de Dios, mientras que la justicia de Dios notolera que Su gloria sea menospreciada.

    Dnde pues, hay esperanza de que la predicacin logre su objetivoque Dios sea glorificado en aquellos que estn satisfechos de Dios? Podr la justicia de Dios en su oposicina los pecadores, ser aplacada algn da? Podr el orgullo de los hombres algn da rompesu propia vanidad y complacerse en la gloria de Dios? Hay base para tal esperanza? Hacampo para una predicacin vlida y llena de esperanza?

    S, lo hay. En la cruz de Cristo, Dios se ha propuesto vencer ambos obstculos a la predicacin. Vence el obstculo objetivo externo de la justa oposicin de Dios al orgullo human

    y vence el obstculo subjetivo interno de nuestra orgullosa oposicin a la gloria de Dios. Ahacerlo as, la cruz se torna la base de la validez objetiva de la predicacin y la base de l

    humildad subjetiva de la predicacin.

    [p 32]Tomemos estos temas, uno a la vez, y veamos la evidencia bblica.

    La Cruz como la Base de la Validez de la Predicacin

    El problema fundamental al predicar es cmo puede el predicador proclamar esperanza los pecadores en vista de la irreprensible justicia de Dios. Por supuesto que el hombre nove este asunto como un problema serio. Nunca lo ha hecho.

    R. C. Sproul toc este punto en un sermn basado en Lucas 13:15 titulado La Admiracin Mal Ubicada. Unas personas vinieron a Jess y le dijeron que Pilatos haba mezcladla sangre de algunos Galileos con la de los sacrificios, y Jess respondi con sorprendentepalabras no sentimentales diciendo: Pensis que estos galileos, porque padecieron talecosas, eran ms pecadores que todos los galileos? Os digo: No; antes si no os arrepentstodos pereceris igualmente. En otras palabras, Jess les dijo Se admiran ustedes dque unos pocos Galileos fueron matados por Pilatos? De lo que se deberan de admirar eque a todos ustedes no los hayan matado, y que algn da lo sern, si no se arrepienten.

    Sproul sealaba que ah est la vieja manera de ver el problema del hombre carnal en surelacin con Dios, y la manera como la Biblia ve el problema de la relacin del hombre conDios. Los hombres, razonando humanamente, se sorprenden de que Dios tenga que quita

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    la vida y el gozo a sus criaturas. Pero la Biblia[p 33] centrada en Dios se admira al ver quDios detenga el juicio a los pecadores. Una de las implicaciones que esto tiene para lopredicadores es que quien toma las indicaciones de la Biblia y no las indicaciones demundo siempre tendr lucha con las realidades espirituales, que muchos de sus oyentes nsiquiera saben que existen ni consideran esenciales. Pero el punto relevante es que el problema fundamental con la predicacin, ya sea que alguien centrado y maduro como nosotros lo sienta o no, es: Cmo puede un predicador proclamar esperanza a los pecadoresen vista de la irreprochable justicia de Dios?

    Mas la gloriosa solucin a ese problema es la expiacin realizada en la cruz, tal como eexpuesta en esta cita parafraseada de Romanos 3:2326:

    -23- Por cuanto todos pecaron, y estn destituidos de la gloria de Dios (cambiaron la gloriade Diospor la gloria de la criaturaRom. 1:23) -24- Siendo justificados gratuitamente posu gracia, mediante la redencin que es en Cristo Jess, -25- a quien Dios puso como propiciacin por medio de la fe en su sangre(He all la cruz!),para manifestar su justicia, a cau

    sa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, -26- con la mira de manfestar en este tiempo su justicia, a fin de que l sea el justo, y el que santifica al que es de lfe en Jess.

    Lo que este admirable pasaje dice es que el problema fundamental de la predicacin ha sido resuelto por la cruz. Sin la cruz, la justicia de Dios nos mostrara nicamente la condenacin de los pecadores, y la [p 34] meta de la predicacin quedara abortadaDios npodra ser glorificado en la alegra de Sus criaturas pecadoras. Su justicia servira simplemente para la destruccin de ellos.

    Lo que el texto ensea es quea pesar de que todos desprecian la gloria de Dios (conforme

    a Romanos 3:23) y a pesar de que la justicia de Dios es Su inalterable compromiso de mantener Su gloria (implicada en 3:25)sin embargo Dios dise la forma de vindicar el valode Su gloria y al mismo tiempo darle esperanza a los pecadores que desprecian esa gloriaSu diseo fue la muerte de Su Hijo. El altsimo costo de la muerte del Hijo de Dios fue requerido para reparar la deshonra que mi orgullo ha trado a la gloria de Dios.

    Los profetas contemporneos de la autoestima que me dicen que la cruz es un testimonide mi infinito valor, puesto que Dios estuvo dispuesto a pagar tan alto costo para reclutarme, tuercen horriblemente el significado de la cruz. La perspectiva bblica de la cruz etestimonio del infinito valor de la gloria de Dios, as como testimonio de la enormidad de m

    pecado de orgullo. Lo que debera de asustarnos es que hemos tenido tal desprecio por laexcelencia de Dios, que la muerte misma de Su Hijo es requerida para vindicar tal excelencia. La cruz se levanta en testimonio del infinito excelencia de Dios y la infinita afrenta depecado.

    Por tanto, lo que Dios logr en la cruz de Cristo es la orden o base de la predicacin. Lpredicacin no tendra validez sin la cruz. La meta de la predicacin debera contener uncontradiccin irresolublela[p 35] gloria de un Dios justo magnificada en medio del gozde una gente pecadora. Mas la cruz ha juntado dos lados de la meta de la predicacin quparecen estar opuestos sin remedio uno al otro: la vindicacin y exaltacin de la gloria dDios por un lado y la esperanza y el gozo del hombre pecador por el otro.

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    En el captulo 1 vimos que la predicacin es la proclamacin de las buenas nuevas del celde Dios de ser glorificado y que nuestro anhelo de satisfaccin no se encuentra en conflicto. Y lo que hemos visto hasta ahora en este captulo es que la base de la proclamacin ela cruz de Cristo. ste es el evangelio debajo de todas las dems cosas que la predicacintrata. Sin la cruz, carece de valor la predicacin para glorificar la justicia de Dios en el regocijo del hombre pecador.

    La Cruz como la Base De la Humildad de la Predicacin

    La cruz es tambin la base de la humildad de la predicacin, debido a que la misma es epoder de Dios para crucificar el orgullo tanto del predicador como de la congregacin. En eNuevo Testamento, la cruz no solamente es un sitio de sustitucin objetiva, sino tambines un lugar presente de ejecucin subjetivala ejecucin de mi propia confianza y mi amoa la alabanza de los hombres. Pero lejos est de m gloriarme, sino en la cruz de nuestrSeor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a m, y yo al mundo.(Gl. 6:14)

    [p 36] El punto donde Pablo hace ms nfasis sobre el poder de la cruz es en relacin con

    su propia predicacin. Dudo que haya un pasaje ms importante en toda la Biblia sobre lpredicacin que en el primero y segundo captulos de 1 Corintios, donde Pablo muestraque el mayor obstculo en Corinto al propsito de la predicacin era el orgullo. La genteamaba las habilidades de oratoria, la agudeza del intelecto y los aires filosficos. Se alineaban tras sus maestros favoritos y se ufanaban diciendo: Yo pertenezco a Pablo o Yo pertenezco a Apolo o Yo pertenezco a Cefas.

    La meta de Pablo en esos captulos est declarada negativamente en 1:29, a fin de quenadie se jacte en Su presencia (de Dios), y positivamente en 1:31, para que como est escrito: El que se glore, glorese en el Seor. En otras palabras, Pablo no nos niega la gran

    satisfaccin que proviene de regocijarse en la gloria y deleitarse en la grandeza. Fuimocreados precisamente para ese placer. Pero tampoco niega a Dios la gloria y la grandezque se reflejan a Dios cuando la gente se glora en Dios y no en el hombre. Sacie sus deseos de alardear, glorindose en el Seor.

    Los objetivos de Pablo son los mismos objetivos del predicador cristianola gloria de Dioen el gozoso gloriarse, dirigido a Dios, de los cristianos. Mas el orgullo se interpone en ecamino. Para quitarlo, Pablo habla del efecto de la cruz en su propia experiencia. Su puntrelevante es que la palabra de la cruz (1:18) es el poder de Dios para doblegar el orgullodel hombretanto del predicador como del que escuchay nos[p 37] trae a la grata con

    fianza de la misericordia de Dios, y no a la nuestra.Permtame darle unos pocos ejemplos del texto sobre esto: Pues no me envi Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabidura de palabras, para que no se haga vanala cruz de Cristo(1 Cor. 1:17) Por qu hubiera sido vana la cruz si Pablo hubiese llegadocon elocuente oratoria y sabios desplantes filosficos? Hubiese sido vana porque l hubierestado cultivando precisamente el gloriarse en el hombre, cosa que la cruz deba crucificarEsto es lo que quiero decir cuando digo que la cruz es la base de la humildad de la predicacin.

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    Consideremos el mismo punto en 2:1, As que hermanos, cuando fui a vosotros paraanunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabra o de sabidura. Enotras palabras, evit la oratoria intelectual ostentosa. Por qu? Cul fue su propsito dmenguar en esta predicacin?

    El verso 2 lo dice claramente as: Pues me propuse no saber entre vosotros cosa algun

    sino a Jesucristo, y a ste crucificado.

    Creo que lo que quiere decir es que dispuso que su mente fuera tan saturada con el podecrucificante de la cruz al punto que, en todo lo que dijo e hizo, en todas sus predicacionehubiera el aroma de muertemuerte del yo, muerte del orgullo, muerte al gloriarse en ehombre. En este aroma de muerte, la vida que las gentes veran sera la vida de Cristo, y epoder que las gentes veran sera el poder de Dios.

    [p 38] Por qu? Por qu deseaba que las gentes vieran esto y no se fijaran en l? El vers5 nos muestra que para que vuestra fe no est fundada en la sabidura de los hombressino en el poder de Dios. En otras palabras, que Dios (no el predicador) pueda ser honrad

    en la confianza de Su pueblo. Tal es la meta de la predicacin.

    Concluyo que la cruz de Cristo no solamente provee el fundamento para la validez de lapredicacin, capacitndonos para proclamar las buenas nuevas de que un Dios justo puede y ser glorificado en la grata sumisin de pecadores; sino que tambin es el fundamento de la predicacin humilde. La cruz es un tema pasado de sustitucin y una experiencipresente de ejecucin.

    Exalta la gloria de Dios en la predicacin y reprime en el predicador el orgullo del hombreEs el fundamento de nuestra doctrina y es el fundamento de nuestra conducta.

    Pablo llega a decir que a menos que el predicador sea crucificado (1 Cor. 1:17) su predicacin ser nula. Lo que nosotros somos en la predicacin es tremendamente crucial para loque decimos. Por esta razn en el captulo 3 toco el tema del poder capacitador del EspritSanto, y en el captulo 4 la seriedad y gozo de de la predicacin.

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    El Don de la Predicacin

    El Poder del Espritu Santo

    La supremaca de Dios en la predicacin demanda que desplegar y magnificar la gloria dDios sea nuestra meta constante en la predicacin, (captulo 1) y la completa suficiencia dla cruz del Hijo de Dios sea la validacin consciente de nuestra predicacin y la humillacin de nuestro orgullo (captulo 2) Sin embargo, nada de esto ocurrir en nosotros solosLa soberana obra del Espritu Santo deber ser el poder por el que todo sea hecho.

    Cuan dependientes somos del Espritu Santo en la tarea de la predicacin! Toda predicacin genuina comienza con un sentido de desesperacin. Te despiertas el domingo por lmaana y puedes percibir el humo del infierno a un lado y la fragante brisa del cielo en e

    otro. Vas al estudio y miras tu pobre manuscrito, y te arrodillas y clamas: Dios, esto etan pobre! Quin creo que soy? Qu osada es pensar que en tres[p 40] horas mis palabras sern olor de muerte para muerte y fragancia de vida para vida! (2 Cor. 2:16) Mi Diospara estas cosas, quin es suficiente?

    Phillips Brooks acostumbraba aconsejar a los jvenes predicadores con estas palabrasNunca permitas sentirte igual a tu trabajo. Si alguna vez sientes ese espritu creciendo enti, ten miedo.1Y una de las razones para temer es porque tu Padre te va a quebrantar y thumillar. Hay alguna razn para pensar que Dios debera prepararte a ti para el ministerio de la predicacin en una forma diferente de como prepar a Pablo?

    Fuimos abrumados sobremanera ms all de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdmos la esperanza de conservar la vida. Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confisemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos(2 Cor. 1:89)

    Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dadun aguijn en mi carne para que no me enaltezca sobremanera.(2 Cor. 12:7)

    Los peligros de la propia confianza y la propia exaltacin en el ministerio de la predicacinson tan insidiosos que Dios nos va a golpear, si tiene que golpearnos, a fin de librarnos dnuestra autoconfianza y el uso casual de nuestras tcnicas profesionales.

    Por eso Pablo predicaba en debilidad y mucho temor y temblorreverente ante la gloriadel Seor,[p 41] quebrantado en su orgullo original, crucificado con Cristo, evitando laapariencias elocuentes e intelectuales. Y qu sucedi? Hubo una demostracin de Espritu y poder! (2:4)

    Sin esta demostracin de Espritu y poder en nuestra predicacin, nada de valor duraderse lograr, no importa cuanta gente admire la fuerza de nuestros argumentos y goce nues

    1 Phillips Brooks, Lectures on Preaching(Grand Rapids: Baker Book House, 1969), 106.

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    tras ilustraciones o aprenda de nuestra doctrina. La meta de la predicacin es la gloria dDios en la grata sumisin de Su pueblo. Cmo recibir gloria Dios de una accin que estan patentemente humana?1Pedro 4:1011 nos da una tremenda respuesta a esa pregunta: Cada uno conforme al don que ha recibido, minstrelo a los otros, como administradorede la multiforme sabidura de Dios. Si alguno habla, hable conforme la sabidura de Dios; salguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenece la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amn.

    Pedro dice que cuando se trate de hablar y servir, habla los orculos de Dios confiando enel poderde Dios, y el resultado ser la Gloria de Dios. Al predicar, el que escoge la agenda da el poder recibe la gloria. De manera que si la meta de la predicacin ha de ser logradodebemos simplemente predicar la Palabra inspirada por el Espritu de Dios en el poder dado por el Espritu de Dios.

    As pues, enfoqumonos en estos dos aspectos de la predicacinlos orculos de Dios quel Espritu ha[p 42] inspirado y el poder de Dios que ha venido a nosotros por la uncin d

    Su Espritu. A menos que aprendamos a confiar en la Palabra del Espritu y el poder deEspritu con toda humildad y mansedumbre, no ser Dios quien reciba la gloria en nuestrpredicacin.

    Dependiendo del Don de la PalabraLa Biblia

    Oh, Cunto se necesita decir acerca del uso de la Biblia en la predicacin! Depender deEspritu Santo en este punto significa creer de todo corazn que toda Escritura es inspirada por Dios, y til para ensear, para redargir, para corregir, para instruir en justicia (

    Tim. 3:16), creyendo que nunca la profeca fue trada por voluntad humana, sino que losantos hombres de Dios hablaron inspirados por el Espritu Santo.(2 Ped. 1:21), y teniend

    una gran conviccin que las palabras de la Escritura no ensean con palabras de sabdura humana, sino con las del Espritu(1 Cor. 2:13). All donde la Biblia es estimada comla infalible Palabra de Dios, la predicacin puede florecer. Pero donde la Biblia es considerada como un mero registro de valioso discernimiento religioso, la predicacin muere.

    Pero la predicacin no florecer automticamente ah donde la Biblia se crea infalible. Entre los evanglicos de hoy da, hay otras maneras efectivas de socavar el poder y la autoridad de la predicacin bblica. Hay teoras subjetivas del conocimiento que menosprecian lrevelacin proposicional. Hay teoras lingsticas que cultivan una atmsfera exegtica dambigedad. Hay[p 43] una clase de relativismo cultural popular que permite a las perso

    nas hacer caso omiso impertinentemente de enseanza bblica incmoda.All donde esta clase de cosas se enrazan, la Biblia ser silenciada en la iglesia, y la predicacin se tornar un reflejo de asuntos corrientes y de opiniones religiosas. Seguramentque no fue eso lo que Pablo quiso decir a Timoteo: Te encarezco delante de Dios y deSeor Jesucristo, que juzgar a los vivos y a los muertos en su manifestacin y en su reinoque prediques la palabra

    1 Phillips Brooks, Lectures on Preaching(Grand Rapids: Baker Book House, 1969), 106.

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    La Palabra. Eh ah el foco. Toda predicacin Cristiana debe ser una exposicin y una aplicacin del texto bblico. Nuestra autoridad como predicadores enviados por Dios crece disminuye con nuestra alianza manifiesta al texto de la Escritura. Digo manifiesta, porque hay tantos predicadores que alegan estar haciendo una exposicin aun cuando no basan sus afirmaciones explcitamentemanifiestamenteen el texto. Ellos no muestracon claridad a su audiencia que las afirmaciones de su predicacin provienen de palabraespecficas, verificables, de la Escritura que la gente puede ver por s misma.

    Uno de los problemas ms grandes que tengo con los jvenes predicadores que soy llamada criticar es que ellos dejan de citar el texto bblico que apoya el punto que sealan. Haceque me pregunte si han sido enseados que t debes tomar el tenor de un texto para luegusar tus propias palabras durante treinta minutos. El efecto de tal predicacin deja a lagentes buscando[p 44] a tientas por la Palabra y preguntndose si lo que t dijiste est enrealidad en la Biblia.

    En vez de eso, en esta culta sociedad occidental, necesitamos hacer que las gentes abran

    sus Biblias y pongan sus dedos en el texto.2

    Luego debemos citar una parte del texto y explicar que significa. Decirles en cual mitad del verso est. Las gentes pierden todo el sentido del mensaje cuando andan tanteando para encontrar de donde provienen las ideas dePastor. Luego debemos citar otra parte del texto y explicar lo que significa. Nuestra explicacin va a traer otros pasajes de la Escritura. Ctelos! Nunca diga generalidades comoComo Jess dijo en el sermn del Monte. Durante el curso o al final de la predicacindebemos estimular sus conciencias con aplicaciones penetrantes.

    Estamos simplemente aprovechando nuestra autoridad sobre la gente cuando le decimos no le mostramos el texto, lo cual no honra la Palabra de Dios o la obra del Espritu Santo

    Te animo a que dependas del Espritu Santo, saturando tu predicacin con la Palabra qu

    l inspir.

    Tambin debemos depender de la ayuda del Espritu Santo para interpretar la PalabraPablo dijo en 1 Cor. 2:1314, que l interpreta cosas espirituales a las gentes espirituales(es decir, a quienes tienen el Espritu) debido a que el hombre natural no recibe las cosadel Espritu, porque son locura para l. Se requiere del Espritu Santo para hacernodciles a la Biblia. La labor del Espritu Santo en el proceso de interpretacin no es la deaadir informacin, sino la de darnos la disciplina para estudiar y la humildad para[p 45aceptar sin tergiversarla la verdad que encontremos. Frecuentemente, un descubrimiento una percepcin interna necesitada desesperadamente es el don aadido a Su providencia

    guianza.

    Les invito a ser como John Wesley en este asunto de confiar en la Palabra del Espritu, lBiblia. Dijo: Oh, dadme ese libro! A cualquier precio, dadme ese libro de Dios! Lo tengo

    2 Por supuesto, la vasta mayora de las gentes del mundo son iletradas. La ms urgente predicacin misionera no tendr la misma forma tal como se necesita en la mayora de los plpitos de los EE.UU., donde los critianos se sientan con Biblias en la mano. Sin embargo, quiero presentar el caso que aun predicar a gentiletrada debe incluir citar mucha Escritura de memoria y poner en claro que la autoridad del predicador viende un libro inspirado. Hacer predicacin expositiva para culturas iletradas es un desafo que necesita muchatencin.

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    aqu hay el conocimiento suficiente para m. Permtanme que sea un hombre de un sollibro.3

    No es el caso que la lectura de otros libros o el conocimiento del mundo contempornesean sin importancia, pero el ms grande peligro es olvidarse del estudio de la BibliaCuando un Pastor sale del seminario, y en el ministerio de la iglesia ya no hay cursos, n

    tareas, ni maestros, solamente estn el Pastor, su Biblia y sus libros. Y la mayora de lopredicadores se quedan cortos de la resolucin que Jonathan Edwards tom cuando andaba en sus veinte: Estudiar las Escrituras regular, constante y frecuentemente, hasta qupueda hallar y plenamente percibir que estoy creciendo en el conocimiento de la misma.4

    Los predicadores realmente efectivos siempre han estado creciendo en la Palabra de DiosSu deleite est en la Ley del Seor y en Su Ley meditan da y noche. Spurgeon dijo de JohnBunyan, Pnchale en cualquier parte y descubrirs que su sangre es bblica, pues la meresencia de la Biblia fluye de l. No puede hablar sin citar un texto, porque su alma estllena de la Palabra de Dios. La nuestra tambin debera ser as. Eso es lo que quiere deci

    confiar en el don de la Palabra del Espritu.[p 46] Dependiendo del Don del Poder del Espritu

    Hay sin embargo, la experiencia real del poder del Espritu en el evento de la predicacin. Pedro 4:11 dice que aquel que sirva debera hacerlo en el poder que Dios suple, para queDios, y no el sirviente, pueda recibir la gloria. Aquel que da el poder adquiere la gloriaCmo predicas de tal manera? Prcticamente, qu significa hacer algocomo la predicacinen el poder de otra persona?

    Pablo observ esta relacin en 1 Corintios 15:10. He trabajado ms que todos ellos; per

    no yo, sino la gracia de Dios que est conmigo.En Romanos 15:18 dijo: Porque no osarhablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de m para la obediencia de los gentiles, cola palabra y con las obras.Cmo debes predicar de manera que la predicacin sea unademostracin del poder de Dios y no el tuyo propio?

    Estoy tratando de aprender la respuesta a esa pregunta en mi propia vida de predicacinTengo un largo camino que andar antes de que pueda estar satisfecho con mi predicacinNo veo la medida del fruto que anhelo. Reavivamiento y despertar no han venido a mi propia congregacin con la fuerza y la profundidad que deseo. Lucho con el desnimo ante epecado en nuestra iglesia y la debilidad de nuestro testimonio en un mundo agonizanteAs que para m el decir: As es como se predica en el poder del Espritu es una cosa mu

    riesgosa. Sin embargo puedo describir dnde estoy en la bsqueda de esta valiosa e indispensable experiencia.

    [p 47] Hay cinco pasos que sigo, tratando de predicar no en mi propia fortaleza sino en lafuerza que Dios suple. Yo las resumo con un acrnimo para poder recordarlas cuando mmente se nubla por el temor y la distraccin. El acrnimo es AOCAG.(APTAT, en ingls).

    3 Citado en John R. W. Stott, Between Two Worlds(Grand Rapids: Eerdmans, 1932), 32.

    4 Sereno Dwight, Memoirs, en S. Dwight, ed., The Works of Jonathan Edwards, (1834; repr. ed., EdinburghBanner of Truth, 1974), 1:xxi. De aqu en adelante la edicin es citada comoBanner.

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    Imagnenme en mi silla detrs del plpito en la Iglesia Bautista Bethlehem. Digamos quson las 10:15 de la maana del domingo. El ofertorio termina y uno de mis asociados llegal plpito a leer el texto para el mensaje de la maana, antes que yo llegue a predicar. Conforme comienza a leer, inclino mi cabeza ante el Seor por una ltima transaccin antedel sagrado momento de la predicacin. Casi siempre pongo mi corazn ante el Seor pomedio de AOCAG.5

    1. Admitoante el Seor mi total inutilidad sin l. Yo afirmo que Juan 15:5 es en aquel instante una verdad absoluta para m: Fuera de m no podis hacer nada.Declaro a Dioque mi corazn no latira, mis ojos no veran, mi memoria me fallara sin l. Sin Dios, yoestara plagado de distracciones y centrado en m mismo. Sin Dios dudara de Su realidadNo amara a las personas, ni me sentira temeroso ante la verdad que estoy pronto a hablar. Sin l la Palabra caera en odos sordos, porque, quin ms puede levantar a los muertos? Sin ti, Oh Dios!, no puedo hacer nada.

    2. Por consiguiente Oro por ayuda. Ruego por la inspiracin, el poder, la humildad, e

    amor, la memoria y la libertad, necesarias para predicar este mensaje para la gloria denombre de Dios, para el regocijo de Su pueblo y la congregacin de sus elegidos. Confo [p48] en la invitacin: Invcame en el da de la angustia; te librar, y t me honrars (Salmo 50:15). El inicio de esta oracin no tiene por motivo la salvacin. La preparacin desermn fue realizada casi en constante splica de ayuda, y me levanto tres horas y mediantes del primer servicio, para dedicar dos horas preparando mi corazn a estar prestcomo sea posible, antes de venir a la iglesia. Y durante ese tiempo, yo indago por algunapromesa en la Palabra que servir de base para el paso siguiente en AOCAG.

    3. Confo.No confo meramente de una manera general en las bondades de Dios, sino enuna promesa especfica en la que pueda depender para esa hora. Yo encuentro esta con

    fianza especfica en alguna Palabra de Dios en particular muy esencial para luchar contrlos asaltos de Satans en aquellos momentos. Recientemente, me fortalec con el Salm40:17, Aunque afligido yo y necesitado, Jehov pensar en mi. Mi ayuda y mi libertadoeres t; Dios mo no te tardes.Memorizo el verso por la maana, me lo recito a m mismoun momento antes de la predicacin, lo creo, resisto al diablo y

    4. Actoconfiando que Dios cumplir Su Palabra. Puedo testificar que, aunque la llenurade la bendicin que yo espero ver ha demorado, Dios me ha visitado a m y a Su pueblouna y otra vez, desplegando Su gloria y la creacin de grata sumisin a Su voluntad. Estnos lleva al ltimo paso.

    5. Doy Graciasa Dios. Al final del mensaje expreso mi gratitud porque me ha sostenido, yporque la verdad de[p 49] Su Palabra y la compra de Su cruz han sido predicadas en alguna medida en el poder de Su Espritu para la gloria de Su nombre.

    5 Citado en Murray, Forgotten Spurgeon, (Spurgeon, El Prncipe Olvidado) 34.

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    La Solemnidad y el Regocijo

    De la Predicacin

    Hace doscientos cincuenta aos, la predicacin de Jonathan Edwards provoc un gradespertar en las iglesias. Fue un gran telogo (hay quienes dicen que nadie como l en lahistoria de la iglesia), un gran hombre de Dios y un gran predicador. No podemos copiarlincondicionalmente, pero, ah!, lo que podemos aprender de este hombre, especialmentacerca del pesado asunto de la predicacin!

    Desde cuando era joven fue fervoroso e intenso en todo lo que hizo. Una de sus decisionecolegiales fue: Resuelto, vivir con todas mis fuerzas mientras viva.1Sus predicaciones fueron totalmente serias de principio a fin. En vano buscars una broma en los 1,200 ser

    mones que quedan.En 1744, en un sermn de ordenacin dijo: Si un ministro tiene luz sin calor y entretien(a sus oyentes)[p 52] con discursos aprendidos, sin el sabor del poder de la piedad o alguna apariencia de espritu fervoroso y celo por Dios y el bien de las almas, podr agradar aodos con comezn y llenar las mentes de sus gentes con asuntos vanos, pero no ser muprobable que ensee a sus corazones o salve sus almas.2

    Edwards tena una tremenda conviccin de la realidad de las glorias del cielo y de los horrores del infierno que hizo su predicacin completamente intensa. Fue duramente criticadpor su participacin en el fervoroso reavivamiento. Clrigos de Boston tales como Charle

    Chauncy, le acusaron a l y a otros de agitar demasiada emocin con su espantosa seriedad acerca de la eternidad. Edwards respondi:

    Si alguno de ustedes que es cabeza de familia, viera a uno de sus hijos que est en medide una casa que est quemndose, y se encuentra ante el inminente peligro de ser consumido por las llamas, que sin darse cuenta del peligro rehusara escapar a pesar de quusted ya le hubiera hablado repetidas veces advirtindole del peligro, acaso llegara usteda hablarle de una manera fra e indiferente? No le gritara, y le advertira y le mostrara epeligro, as como su insensatez al demorarse, de la manera ms vvida que le fuera posibleAcaso la naturaleza misma no ensea esto y le obliga a usted? Si usted continuara slohablndole de una manera fra, tal como es costumbre hacerlo en una conversacin sobrtemas indiferentes, acaso los que le rodean no comenzarn a pensar que usted ha perdidla razn?

    [p 53] Si entonces nosotros que cuidamos de las almas supiramos lo que es el infiernovisto la condicin de los condenados o de alguna manera nos volviramos sensibles a cua

    1Jonathan Edwards, The True Excellency of a Gospel Minister, Banner, 2:958.

    2Jonathan Edwards, The Great Awakening, ed. C. Goen, The Works of Jonathan Edwards (New Haven: YalUniversity Press, 1972), 4:272. De aqu en adelante la edicin es citada comoYale.

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    terrible era su caso y viramos a nuestros oyentes en inminente peligro, y que ellos npercibieran el peligro sera moralmente imposible evitar que nosotros expusisemos consinceridad ante ellos lo espantoso de esa calamidad a la que estn expuestos y advertirles que huyan de ella, y aun gritarles desaforadamente.3

    De los testimonios de sus contemporneos, sabemos que los sermones de Edwards era

    tremendamente poderosos en su efecto sobre las gentes de su congregacin de Northampton. No es porque l fuera algo as como un orador dramtico como lo fue George Whitefield. En los das del despertamiento an escribi totalmente sus sermones y los ley conpocas gesticulaciones.

    Entonces, dnde estaba su poder? Sereno Dwight, quien recopil sus memorias, atribusu xito en parte a la profunda y penetrante solemnidad de su mente. En todo momentotuvo una solemne conciencia de la presencia de Dios. Esto era visible en su apariencia y susemblante. Ello tena, obviamente, una influencia controladora sobre todas sus preparaciones para el plpito, y era ms manifiesta en todos sus servicios pblicos. Sus efectos e

    la audiencia eran inmediatos e irresistibles.No tena estudiadas variaciones de la voz, ni fuertes nfasis. Escasamente gesticulaba o s

    [p 54] mova, y no haca ningn intento, por la elegancia de su estilo o la belleza de susilustraciones, por satisfacer el gusto y fascinar la imaginacin. Pero si usted considera laelocuencia como el poder de presentar una verdad importante ante una audiencia, con unabrumador peso de argumentacin y con tal intensidad de sentimientos que el alma enterdel disertante es llevada en cada parte de la concepcin y su entrega, de modo que la solemne atencin de toda la congregacin est cautiva de principio a fin y se dejan impresiones que no pueden ser borradas, Mr. Edwards fue el hombre ms elocuente que hodo.4

    Intensidad de sentimientos, argumentos de peso, mente penetrante, sabor de piedadespritu fervoroso, celo por Diostales son las seas de la solemnidad de una predicacin. Si hay algo que podamos aprender de Edwards es tomar nuestro llamamiento en serio, no menospreciando la Palabra de Dios y la accin de predicar.

    En Escocia, cien aos despus de Edwards, un Pastor hipcrita llamado Thomas Chalmerfue convertido en su pequea parroquia de Kilmany. Se convirti en un poderoso evangelizador para las misiones mundiales, desde su pastorado en Glasgow y desde su atril de lUniversidad de San Andrs y ms tarde en Edimburgo. Su fama y poder en el plpito fu

    eron en Escocia en su tiempo.Sin embargo, de acuerdo a James Stewart, Chalmers predicaba con un desconcertantacento provincial,[p 55] con una casi falta total de gestos dramticos, ceido firmemental texto, con su dedo siguiendo las lneas del manuscrito conforme lea.5Andrew Black

    3 Dwight, Memoirs, in Banner, 1:clxxxix.

    4 Ibid., 1:cxc.

    5 Stewart, Heralds of God, 102.

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    wood se refiere a Chalmers como atado al manuscrito, empleando largas frases.6Cupues, era su secreto? James Alexander, quien por ese tiempo enseaba en Princeton, lpregunt a John Mason a su regreso de Escocia, por qu Chalmers era tan efectivo, a lque Mason respondi: Es por su pasin intensa.7

    Deseo dar tan fuerte conviccin como las palabras puedan comunicar que el trabajo d

    predicar debe de ser realizado con pasin intensa. No corramos el riesgo de una imitacimecnica de Edwards y Chalmers y sus padres Puritanos. Hemos cado tanto de sus conceptos de predicacin, que no podramos imitarlo si tratramos. Digo cado porque ya seque se deba leer un manuscrito o que el sermn sea de dos horas de largo y sus oracionecomplejas y pocas historias, el hecho es que la gloria de estos predicadores fue su pasinuna pasin que podemos llamar solemnidad. La mayora de las personas tienen muy pocaexperiencia de profundos, sinceros, reverentes y poderosos, encuentros con Dios en la predicacin, y la nica asociacin que viene a sus mentes cuando tal nocin es mencionada eque el predicador es de mal genio o aburrido o lgubre o triste o spero o no amistoso.

    Si usted intenta traer un santo silencio sobre la gente en un servicio de adoracin, tenga lseguridad que alguien dir que la atmsfera es no amistosa o fra. Todo lo que muchagentes pueden imaginar es que la ausencia de parloteo significar la presencia de unatmsfera[p 56] rgida, rara y no amigable. Debido a que tienen poca o ninguna experiencia con el profundo regocijo en momentos de solemnidad, ellos buscan la alegra de la nica manera que sabensiendo superficiales, alegres y habladores.

    Los Pastores han absorbido esta estrecha opinin de gozo y amistad que ahora se cultivpor toda la tierra, con comportamiento en el plpito y expresin verbal casual, que hacque sean impensables la pasin intensa de Chalmers y la penetrante solemnidad de lamente de Edwards. El resultado es que los domingos se hacen o dicen predicaciones pla

    gadas de trivialidad, ligereza, descuido, petulancia y un espritu comn de que nada dproporciones eternas e infinitas est siendo hecho o dicho el domingo por la maana. Sfuera a colocar mi tesis en una frase bien pensada, sera as: La alegra y la solemnidadeberan de estar entretejidas ambas en la vida y la predicacin del Pastor en forma tal dsosegar el alma descuidada y endulzar las cargas de los santos. Digo endulzar porquconnota la intensidad del gozo que tengo en mente, y lo distingue de los pequeos y volubles intentos de provocar alegra en una congregacin. El amor por la gente no toma a lligera preciosas realidades (de ah el llamado a la solemnidad), y el amor a las gentes no lepone cargas de obediencia sin proporcionarles la fuerza del gozo para ayudarles a llevarla(de ah el llamado al regocijo).

    El gozo en predicar es un acto de amor. La gente siempre se admira cuando digo que si unPastor ha de amar verdaderamente a su gente, deber buscar diligentemente su felicidaden el ministerio de la[p 57] Palabra. La gente ha sido consistentemente enseada que parser una persona amorosa debes abandonar la bsqueda de tu propia felicidad. Est bien

    6 Andrew W. Blackwood, ed., The Protestant Pulpit(Grand Rapids: Baker Book House, 1977), 311.

    7James W. Alexander, Thoughts on Preaching(Edinburgh: Banner of Truth, 1975), 264.

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    ranza es una esperanza humilde; su gozo, aun cuando sea inexplicable y lleno de gloria, eun gozo humilde quebrantado 9

    Hay algo acerca del completo peso de nuestra pecaminosidad y la magnitud de la santidadde Dios y la trascendencia de nuestro llamado, que debera de producir un aroma de humilde solemnidad a la alegra de nuestra predicacin.

    La seriedad en la predicacin es apropiada porque la predicacin es el medio dispuesto poDios para la conversin de los pecadores, el despertar de la iglesia y para la preservacinde los santos. Si la predicacin falla en su cometido, las consecuencias son infinitamentterribles. Pues ya que en la sabidura de Dios, el mundo no conoci a Dios mediante lsabidura, agrad a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicacin (1 Cor1:21).

    Dios salva a las gentes de la ruina eterna por medio de la predicacin. Cuando Pablo pondera esto en 2 Corintios 2:1516, siente el tremendo peso de su responsabilidad: Porqupara Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan y en los que se pierden, a esto

    ciertamente olor de muerte para muerte y a aquellos olor de vida para vida. Y para estas cosas quin es suficiente?

    [p 60] Esto es algo sencillamente estupendo para pensarque cuando predico, el eterndestino de los pecadores cuelga de la balanza! Si una persona no es hecha apasionada ysolemne por este hecho, la gente aprende inconscientemente que las realidades del cielo ydel infierno no son serias. No puedo evitar pensar que esto es lo que se est comunicandopor el ingenio casual que viene de tantos plpitos. James Denney dijo: Ningn hombrpuede dar la impresin de que l mismo es ingenioso y que Cristo es poderoso para salvar10John Henry Jowett dijo: Nunca alcanzaremos el santuario del alma de un hombr

    con las conveniencias de un artista de teatro o de un bufn.11Sin embargo, muchos predicadores creen que deben decir algo bonito o ingenioso o chistoso.

    Parece que existe un temor de aproximarse a la pasin intensa de Chalmers. Yo he visto unextrao silencio empezar a venir sobre una congregacin, y observ al predicador, aparentemente sin intencin, disiparlo rpidamente con una ocurrencia alegre o el uso de un juego de palabras o un chiste.

    La risa parece haber sustituido el arrepentimiento como objetivo de algunos predicadoresLa risa quiere decir que las gentes se sienten bien. Significa que usted les ha animadoSignifica que usted tiene alguna medida de poder. Parece tener todas las seas de xito en

    la comunicacinsi la profundidad del pecado y la santidad de Dios y el peligro del infierno y la necesidad de corazones quebrantados se dejan de lado. Literalmente, me sorprenden las conferencias en las que los predicadores mencionan la necesidad[p 61] de un reavivamiento, y entonces proceden a cultivar una atmsfera en la que nunca se podr dar

    9Jonathan Edwards, Religious Affections, ed. John E. Smith, in Yale(1959), 2:339.

    10 Citado en Stott, Between Two Worlds, 325.

    11John H. Jowett, The Preacher: His Life and Work(New York: Harper, 1912), 89.

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    En meses recientes, le Disertaciones sobre Reavivamientosde William Sprague y las memorias de Asahel Nettleton, un poderoso evangelista del Segundo Gran Avivamiento.

    Un profundo y constante avivamiento espiritual en estas reuniones de evangelismo fuacompaado por una seriedad dada por el Espritu entre el pueblo de Dios. Cito parte dlas memorias de Nettleton:

    Otoo de 1812, South Salem, Connecticut: Su predicacin produjo de inmediato solemnidad en las mentes de las gentes La seriedad pronto se extendi por el lugar, y el tema dla religin pronto se torn en tpico de conversacin. Verano de 1813, North Lyme: Nhaba seriedad especial cuando comenz sus labores. Pero pronto una profunda solemnidad invadi la congregacin Agosto 1814, East Granby: El efecto de su entrada en el lugar fue electrizante. La escuela se llen de adoradores temblando. Solemnidad y seriedad invadieron la comunidad.12

    La primersima cosa que Sprague menciona en su captulo sobre la manera de producir ypromover avivamientos, es la seriedad:

    Pregunto a cualquiera de ustedes que haya estado en medio de un avivamiento, si una profunda solemnidad no invadi la escena Y si en tal momento has deseado estar festivono has[p 62] sentido que no era el lugar para ello? Fuera ms que absurdo pensar enefectuar tal trabajo por cualesquier medios que no estn marcados por la seriedad mprofunda o introducir cualquier cosa adaptada para despertar y halagar las emociones mligeras, cuando todas ellas deben ser sacadas de la mente. Todas las ancdotas, modos dexpresin, gestos y actitudes risibles nunca estn tan fuera de lugar como cuando eEspritu Santo se est moviendo en los corazones de una congregacin. Cada una de estacosas es adecuada para alejar con pena al Espritu Santo, porque contradicen directa

    mente la tarea por la que ha venidola de convencer a los pecadores de su culpa y renovarles para arrepentimiento.13

    A pesar de esta realidad histrica, que parece tan obvia por la misma naturaleza de las cosas, algunos predicadores que lamentan la ausencia de un avivamiento en nuestro da parecen estar encerrados en un comportamiento desenvuelto, festivo, frente a un grupo. Algunas veces pareciera que la frivolidad es el enemigo ms grande de cualquier verdaderotrabajo espiritual que se est efectuando en los oyentes.

    Charles Spurgeon tuvo un profundo y robusto sentido del humor, y poda usarlo congrande efecto. Robertson Nicoll, sin embargo, escribi de Spurgeon tres aos despus de l

    muerte de este gran predicador: El evangelismo de tipo humorista podr atraer a las multitudes, pero deja a las almas en cenizas y destruye el mero germen de la religin. Muchoque no conocen sus sermones piensan que Mr. Spurgeon fue un [p 63] predicador graci

    12 Bennet Tyler and Andrew Bonar, The Life and Labors of Asahel Nettleton (Edinburh: Banner of Truth1975), 65, 67, 80.

    13 William Sprague, Lectures on Revivals of Religion (London: Banner of Truth, 1959), 119120. El resto deste pasaje, aunque no incluido aqu, es igualmente poderoso.

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    oso. De hecho, no hay otro predicador cuyo tono sea ms uniformemente apasionado, reverente y solemne.14

    Spurgeon es un excelente ejemplo debido a que crea firmemente en el lugar adecuado dehumor y la risa. Una vez dijo a sus alumnos: Debemos de conquistarespecialmente algunos de nosotrosnuestra tendencia a la frivolidad. Hay una gran diferencia entre la jo

    vialidad, que es una virtud, con la frivolidad comn, que es un vicio. Hay frivolidad que ntiene suficiente meollo para hacer rer, sino que juguetea con todo, es impertinente, vaca irreal. Una risa sincera no es ms frivolidad que un llanto sincero.15

    Es una seal de estos tiempos que nosotros los predicadores seamos mucho ms adeptoal humor que a las lgrimas. El apstol Pablo habl de los pecadores en Filipenses 3:1con lgrimas, porque vivan sus vidas como enemigos de la cruz de Cristo. Sin esa lamentacin, nunca habr el avivamiento que necesitamos, ni renovacin espiritual duradera.

    Caera sobre una congregacin un poderoso espritu de amor y conviccin, si un Pastorcon toda formalidad y solemnidad, pudiera comenzar su sermn de Pascua, no con u

    chiste o una bonita historia, sino con las palabras de John Donne: Qu mar proporcionara a mis ojos las suficientes lgrimas para derramar, si pensara que de toda esta congregacin que ahora me mira, yo no fuera a encontrar a uno en la Resurreccin, a la diestra de Dios?16

    [p 64] La solemnidad y la formalidad en la predicacin son apropiadas no solamente (comhemos visto) debido a que la predicacin es instrumento de Dios para el grave asunto desalvar pecadores y reavivar Su iglesia, sino tambin porque es el instrumento de Dios parpreservar a los santos. Pablo dijo en 2 Timoteo 2:10, Por tanto todo lo soporto por amor dlas escogidos, para que ellos obtengan la salvacin que es en Cristo Jess para vida eterna.

    Por consiguiente, la labor a favor de los elegidos no es merengue sobre el pastel de su eterna seguridad. Es el medio dispuesto por Dios para conservarlos seguros. La eterna seguridad es proyecto comunitario (Hebreos 3:1213), y la predicacin es parte del poder asegurador de Dios.

    Dios llama efectivamente por medio de la Palabra y guarda eficazmente por la Palabra.

    Podemos decir que la eterna seguridad es cierta para el cristiano, y sin embargo evitar unopinin mecnica que disipa la pasin intensa del ministerio semanal de la predicacin alos santos. Bblicamente, Dios utiliza la apasionada aplicacin de los medios de gracia parmantener a Su pueblo seguro; uno de tales medios es la predicacin de la Palabra de Dios.

    El cielo y el infierno son expuestos cada domingo por la maana, no solamente porquincrdulos podran estar presentes, sino tambin porque nuestras gentes son salvas scontinan en la fe (Col. 1:23). Pablo relaciona la firmeza de fe con la predicacin de la Palabra de Dios en el evangelio (Rom. 10:17).

    14 Citado en Murray, Forgotten Spurgeon, 38.

    15 Spurgeon, Lectures, 212.

    16 Citado en Stewart, Heralds of God, 207.

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    [p 65] Seguramente que cada predicador debe decir con toda solemnidad, Quin es capaz para estas cosas?!salvar pecadores, revivir la iglesia, proteger a los santos. As qu

    yo repito mi tesis: La alegra y la solemnidad deben ir entretejidas en la vida y la predicacin de un Pastor de tal manera que pueda serenar el alma descuidada y endulzar las cargas de los santos. El amor por las gentes no puede tratar las tremendas realidades con ligereza (de ah la solemnidad), y el amor por las gentes no puede cargar a las gentes conobediencia sin alegra (de ah el regocijo). Siguen siete sugerencias prcticas para cultivala solemnidad y el regocijo en tu predicacin.

    Primero.Lucha por una santidad prctica, intensa y gozosa, en cada rea de tu vida. Unade las razones es que no puedes ser algo en el plpito que no eres durante la semanaamenos no por mucho tiempo. No puedes ser totalmente formal en el plpito y habitualmente impertinente en la reunin del diaconado y la cena de la iglesia. Tampoco puedemostrar la gloria de Dios en la alegra de tu predicacin si eres hosco, lgubre y hostil durante la semana. No luches por ser cierta clase de predicador. Lucha por ser cierta clasde persona!

    Segundo.Haz tu vidaespecialmente tu vida de estudiouna vida de constante comunicon Dios en oracin. El aroma de Dios no permanece en una persona que no permanece ela presencia de Dios. Richard Cecil dijo que el defecto ms grande en los ministros Cristianos es la falta[p 66] de hbito devocional.17Somos llamados al ministerio de la Palabr

    y la oracin, porque sin oracin, el Dios de nuestros estudios ser el Dios que no provoctemor ni inspiracin, el de los inspidos juegos acadmicos humanos.

    Estudio provechoso y oracin ferviente viven y mueren juntos. B. B. Warfield oy decir una persona que diez minutos de rodillas te dar un conocimiento de Dios ms verdadero profundo, que diez horas sobre tus libros. Su respuesta fue exactamente correcta. Cmo

    que diez horas sobre tus libros, de rodillas?18Y lo mismo debe ser verdad en la preparacin real de nuestros sermones. La norma de Cotton Mather era detenerse al final de cadprrafo conforme escriba su sermn, para orar y examinarse, y tratar de fijar en su corazn alguna santa impresin de su tema.19 Sin este espritu de oracin constante, npodremos mantener la solemnidad y la alegra que permanecen en la vecindad del trono dgracia.

    Tercero.Lee libros escritos por aquellos que exudan Biblia cuando los pinchas y que sonintensamente apasionados acerca de la verdad que discuten. De hecho, descubr que eraun consejo transformador de vida cuando un profesor de seminario nos pidi hallar a un

    gran evangelista telogo, y sumergirnos en su vida y sus escritos. Apenas puedo exagerael efecto que ha tenido en mi vida vivir con Jonathan Edwards mes tras mes, desde misdas de seminario. Y por medio de l encontrar mi camino a los hombres ms apasionadoen el [p 67] mundoCalvino, Lutero, Bunyan, Burroughs, Bridges, Flavel, Owen, Char

    17 Citado en Charles Bridges, The Christian Ministry(Edinburgh: Banner of Truth, 1967), 214.

    18 B. B. Warfield, The Religious Life of Theological Students, en Mark Noll, ed., The Princeton Theolog(Grand Rapids: Baker Book House, 1983), 263.

    19 Bridges, Christian Ministry, 214.

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    nock, Gurnall, Watson, Sibbes y Ryle! Busca los libros que son apasionados acerca de Dios, y descubrirs que ellos conocen el camino que conduce al gozo, con mas exactitud quemuchos otros guas contemporneos.

    Cuarto.Dirige tu mente a menudo a la contemplacin de la muerte. Es absolutamente inevitable si el Seor se demora y es absolutamente trascendental. No pensar en sus impli

    caciones para la vida y la predicacin es increblemente ingenuo. Edwards fue el hombrque fuecon profundidad y poder (y once hijos creyentes!)por decisiones como stasque tom en su juventud.

    9. Resuelto.En toda ocasin pensar mucho acerca de mi muerte y las circunstancias comunes que la rodean.

    55. Resuelto.Esforzarme al mximo a fin de actuar como pienso que debiera hacerlo si yahubiera visto la felicidad del cielo y los tormentos del infierno.20

    Cada funeral que realizo es una experiencia profundamente grave. Me siento ante el men

    saje y me imagino que yo o mi esposa o mis hijos estn en aquel atad. La muerte y la enfermedad poseen una admirable manera de disipar de mi vida la niebla de la frivolidad reemplazarla con[p 68] la sabidura de la solemnidad y la alegra que hay en la esperanzdel gozo de la resurreccin.

    Quinto.Considera la enseanza bblica que, como predicador, sers juzgado ms estrictamente. Hermanos mos, no os hagis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenacin (Santiago 3:1). El escritor de Hebreos dice de los PastoresPorque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta (13:17). Y Pabllo pone de manera ms ominosa en Hechos 20, cuando dice a las gentes que ha estado en

    seando en feso: Por tanto, yo os protesto en el da de hoy, que estoy limpio de la sangrde todos, porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios. Evidentemente, noensear el consejo de Dios en su totalidad y con fidelidad puede dejar la sangre de nuestrgente en nuestras manos. Si consideramos tales cosas como debiramos, la gravedad de lresponsabilidad y la alegra de su resultado exitoso moldear todo lo que hacemos.

    Sexto.Considera el ejemplo de Jess. l fue tan bondadoso, tierno y gentil, como todhombre justo pudiera ser. No fue malhumorado. Dijeron que Juan el Bautista tena undemonio, dijeron que Jess era glotn y bebedor, amigo de colectores de impuestos y pecadores. l no fue un aguafiestas psicoptico, sino un hombre de dolor y familiarizado con langustia. Nunca predic un sermn descuidado y no hay registro[p 69] de alguna palabr

    descuidada. Nunca dijo una broma que sepamos y todo su humor fue como una vaina parel apasionado estoque de la verdad. Jess es el gran ejemplo para los predicadoreslasmultitudes le oyeron gozosos, los nios se sentaron en su regazo, las mujeres fueron tratadas con honra. Sin embargo, nadie en la Biblia habl del infierno ms frecuentemente o etrminos ms horrendos.

    Sptimo.Lucha con toda tu fuerza por conocer a Dios y por humillarte delante de Su poderosa mano (1 Pedro 5:6). No te conformes con guiar a la gente entre las colinas de Su

    20 Dwight, Memoirs, en Banner, 1:xx, xxii.

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    gloria. Convirtete en un escalador de montaas sobre los acantilados de la majestad dDios, y permite que la verdad comience a trastornarte, de tal modo que nunca agotes laalturas de Dios. Cada vez que asciendas sobre el borde de un discernimiento, se extienddelante de ti, desapareciendo en las nubes, un millar de kilmetros de imponente bellezaen el carcter de Dios. Preprate a ascender, y pondera el pensamiento que interminableedades de descubrimiento en el infinito Ser de Dios no sern suficientes para debilitar tualegra en la gloria de Dios u opacar la intensidad de la solemnidad en Su presencia.

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    SEGUNDA PARTE

    CMO HACER PARA QUE DIOS SEA SUPREMO EN LA PREDICACIN

    Cuando estuve en el Seminario, un sabio profesor me dijo que adems de la Biblia, yo de

    bera de escoger algn gran telogo y dedicarme a lo largo de mi vida a comprender y dominar su pensamientopensar por lo menos un poco ms profundamente en la realidaden vez de tocar las cosas superficialmente. Que con el tiempo llegara a conversar coeste telogo como si yo fuera un igual y conocer por lo menos un sistema con el cual traeotras ideas hacia un dilogo fructfero. Fue un gran consejo.

    El telogo al cual me he dedicado es Jonathan Edwards. A l le debo ms de lo que puedoexplicar. l ha alimentado mi alma con la belleza de Dios, la santidad y el cielo, aun cuando todas las dems puertas me parecan cerradas. l ha renovado mi esperanza y mi visipor mi ministerio en pocas deprimentes. Ha abierto la ventana en el mundo del Espritu

    una y otra vez, cuando todo lo que poda ver eran cortinas de secularismo. Me ha mostradla posibilidad de juntar pensamientos rigurosos acerca de Dios con el clido afecto de Diosl encierra la verdad que la teologa[p 72] existe para la doxologa. l poda pasar maanas enteras clamando en oracin mientras caminaba por los bosques de las afueras dNorthampton. Tena una pasin por la verdad as como por los pecadores perdidos. Todeso floreci en el pastorado. Sobre todo, Edwards tuvo pasin por Dios, razn por la que resulta tan importante si nos hemos de centrar en la supremaca de Dios en la predicacin

    Jonathan Edwards predic como lo hizo, por la clase de hombre que era y por el Dios qupudo ver. Los siguientes captulos van a tratar sobre la vida de Edwards, su teologa y su

    predicacin.

  • 5/28/2018 J