john lynch - resumen - las revoluciones hispanoamericanas - 1808-1826
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John Lynch – Las Revoluciones Hispanoamericanas - 1808-1826
Capítulo II – REVOLUCION EN EL RÍO DE LA PLATA
Para iniciar la explicación del proceso revolucionario, Lynch hace referencia al
sistema colonial, el cual descansaba en un equilibrio de grupos de poder en el cual la
administración concentraba el poder político, que se reforzaba con el poder
“pedagógico” de la iglesia; pero el poder económico, el de los propietarios rurales y
urbanos era liderado por una porción mayor de criollos.
Iniciado lo que se conoce como despotismo ilustrado, reformas borbónicas de por
medio, ampliando el control estatal a expensas del sector privado y recortando el poder
a la iglesia minó las bases de su poder y genero entre los “nativos” un creciente
descontento.
Particularmente en el Río de la Plata se dio, además, iniciado el siglo XIX,
particularmente en 1806, una invasión de una fuerza expedicionaria británica que el 27
de junio ocupó Buenos Aires. Mientras tanto el actual virrey, marqués de Sobremonte
escapaba al interior con el tesoro real.
Con una amplia mayoría de “clases bajas” surgió un rudimentario cuerpo de milicias
que, comandadas por Santiago Liniers, logro el armisticio británico para el 12 de agosto
de ese año.
Un año después, el 3 de febrero, otra expedición avanzó hacia el Río de la Plata, pero
esta vez tomaron Montevideo, y desde allí avanzaron hacia Buenos Aires, comandado
por el general Whitelocke, pero debió de rendirse ante las fuerzas organizadas por
Martín de Álzaga, debiendo abandonar incluso Montevideo tras su derrota.
En estos episodios los criollos se dieron cuenta no solo de su poder y fuerza, si no que
adquirieron identidad y pudieron percibir la debilidad de la corona española.
Convirtiose la milicia criolla en un nuevo núcleo de poder.
En 1808 llegarían a la ribera del plata las noticias de los sucesos europeos, en los que
Fernando VII y su padre Carlos III se vieron obligados a dejar la corona al hermano de
Napoleón, José Bonaparte. Entre 1808 y 1810 se pasará del “juntísimo” en España al
“Concejo de regencia”, oportunidad aprovechada por los patriotas porteños para
desconocer dicha institución, defendida por el entonces virrey llegado en 1809: Baltasar
Hidalgo de Cisneros, y volcarse al autogobierno. Con su capacidad militar, y sus ideas
“Ilustradas”, enfocadas en la liberalización económica, y favorables al comercio libre,
del cual ya habían sido beneficiarios por contrabando o bien en situaciones
excepcionales.
Los sucesos que van entre el 18-19 de mayo y el 25 en Buenos Aires son harto
conocidos. Atribuyéndose la “retroversión del poder a la ciudadanía” la junta de mayo
destituyo al virrey Cisneros y sus funcionarios exiliándolos hacia las islas Canarias.
Aplastada la “contrarrevolución” al mando de Liniers en Córdoba las expediciones
“porteñas” buscaron hacerse del total del territorio del recién desintegrado Virreinato
del Río de la Plata, aunque dicha pretensión fue desconocida en el Paraguay, la Banda
Oriental y el Alto Perú, resistencia “española” o tradicional primero y separatista
después.
Los acontecimientos hicieron que se creara un nuevo ejecutivo conocido como
“Triunvirato”, en 1811, depuestos luego por los recién llegados: José de San Martín y
Carlos de Alvear en 1812, instalándose un segundo triunviro. Una vez que llego San
Martín a hacerse cargo del “derrotado” ejército del norte el último triunvirato fue
depuesto y organizado otro poder ejecutivo conocido como “el Directorio”, tomando el
cargo Gervasio Antonio de Posadas en enero de 1814.
Sin embargo, las provincias comenzaban a hacer camino propio: en 1815 Sante Fe y
Córdoba anunciaron su independencia de Buenos Aires; y en la Banda Oriental Artigas
gobernaba a sus anchas. Obviamente esta disputa de poder con la fracción porteña tenia
bases económicas, ya que la política económica de puerto único defendida por Buenos
Aires era incompatible con los intereses del interior e incluso el litoral, si bien este
beneficio de la apertura comercial.
Celebrado el Congreso de Tucumán, declarada la independencia de España y
cualquier otra potencia en un contexto desfavorable se sanciona una constitución de
corte unitario en 1819 por ese congreso, con ausencia de las provincias bajo influencia
de Artigas y para el 1° de febrero del año siguiente el “Directorio”, por entonces a cargo
de Rondeau sufrió una aplastante derrota en Cepeda a manos de los caudillos del litoral
López y Ramírez generándose un vacío de poder en Buenos Aires e iniciándose un
periodo donde las provincias se lanzarán hacia el “autogobierno” y se iniciará un lapso
de “guerras civiles” que no culminaran del todo hasta 1852, cuando comienza a
organizarse formalmente el estado Argentino.
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Capítulo III – REVOLUCIÓN CONTRA EL RÍO DE LA PLATA
Independencia de Uruguay: El éxito de Uruguay, Paraguay y Bolivia en declara su
independencia en parte fue producto de su aislamiento tras los ríos, desiertos y
montañas.
Respecto de la Banda Oriental, en el periodo de la colonia la más rica reserva de
ganado del Río de la Plata, que a partir de la expansión ganadera dio origen a una
poderosa aristocracia terrateniente, estancias trabajadas entre gauchos y esclavos. Con
dicha expansión llegaron también comerciantes. En un enclave fundamental del bastión
español desde el punto de vista estratégico, político y comercial. Montevideo disfrutaba
de comercio directo con España y de comercio intercolonial con los vecinos.
Este enclave desde sus orígenes había sido objeto de rivalidad política con la clase
dirigente del puerto de Buenos Aires. Podemos mencionar como ejemplo el intento de
Santiago de Liniers en deponer a Elío.
José Gervasio Artigas, un caudillo criollo se unió al movimiento de independencia en
Buenos Aires en 1811, se hizo de una pequeña fuerza y emprendió la revolución en la
Banda Oriental, logrando una importante victoria en Las Piedritas. Pero sin consultarle a
Artigas, Montevideo y Buenos Aires firmaban un armisticio ante el avance Portugués.
Luego de dicho pacto el Caudillo militar emprenderá el famoso “éxodo de los
orientales” junto a su ejército y seguidores hacia Entre Ríos. En una maniobra conjunta,
en 1813, artiguistas y porteños lograron poner sitio a Montevideo. Artigas levantó el
sitio al no aceptarse sus diputados para el congreso constituyente, empero Buenos Aires
lograba la rendición de la ciudad y la entregaba al caudillo, quien se hizo cargo en 1815
en lo que paso a llamarse la “Patria Vieja”, y conformo la Liga Federal integrada por
Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y Córdoba; para oponerse al centralismo porteño.
Artigas había incorporado parte de la provincia de Misiones, reclamada por Portugal,
quienes las invadieron en 1816 con una fuerza al mando de Lecór y lo forzó a rendir
Montevideo en enero de 1817; Para 1820 además Ramírez y López ponían a raya al
centralismo porteño tras vencerlos en Cepeda el 1° de febrero, opacándose la figura de
Artigas, quien murió en el exilio en Paraguay 30 años después.
En 1821 el Congreso Oriental voto la incorporación de la Banda Oriental como Estado
Cisplatino del Brasil bajo el gobierno del propio Lecór. Entonces una expedición
conducida por Juan Antonio Lavalleja y sus “33 orientales” dio el primer golpe, que
acompañó luego Buenos Aires, declaración de guerra de por medio.
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En este contexto, Fructuoso Rivera, otro ex oficial de Artigas conquista la brasilera
Misiones. Mediación británica de por medio, iniciada en 1826, concluida en 1828
acordando ambas partes hacer de la Banda Oriental un estado autárquico. Para 1830,
Uruguay ya tenía su constitución, aunque lejos de los ideales populistas de Artigas.
Paraguay, la Dictadura Imperial: Paraguay, como Uruguay, repudió la autoridad de
Buenos Aires, primero para apoyar a España, y luego para afirmar su propia
independencia.
De hecho Paraguay se convirtió en un estado soberano desde 1811 con una dictadura
seudo populista a cargo del doctor José Gaspar de Francia.
La economía era de base de subsistencia con algunos productos exportables como ya
yerba mate. La clase dominante era una clase rural; además existía en estos territorios
una dependencia colonial respecto de Buenos Aires, mayor que la Banda Oriental.
Iniciada la revolución en Bs. As., en 1810, el 24 de julio se celebro un cabildo abierto
en el Paraguay, donde se juro obediencia al Concejo de Regencia. En Paraguarí (9 de
enero de 1811) y Tacuarí (9 de marzo) los paraguayos vencieron a las fuerzas enviadas
por los revolucionarios a cargo de Belgrano.
A partir de aquí la clase dominante criolla adhirió a la revolución a partir del 14 de
mayo de 1811 y promulgaron una declaración de independencia el 17 de mayo (no solo
de España si no también de Buenos Aires y cualquier otra potencia). El 9 de junio
depusieron a Velasco y dominaron el congreso general que se celebro en Asunción del
1° al 20 de junio.
Entre 1813 y 1816 el doctor Francia presiono desde su lugar de influencia hasta
convertirse en “Dictador Supremo de la República”, por cinco años primero y luego de
forma “perpetua” en el cargo, el cual ejerció hasta 1840. Logrado esto se disolvió el
congreso, que ya no tenía razón de ser.
Su cúpula de funcionarios tenían escasos márgenes de decisión; la iglesia quedo
subyugada a su régimen, como mero instrumento de control; el ejército pasó a ser una
especia de “guarda pretoriana” sin liderazgo que pudiera oponérsele. Además, se
entorpeció todo medio de comunicación con el exterior, no se publicaron ni periódicos
ni libros, y la gente necesitaba permisos para viajar de un lugar a otro del país.
El aislamiento fue originalmente un mecanismo de defensa contra Buenos Aires. Los
paraguayos exigían libertad de navegación del los ríos del delta del plata y buscaban
acceso sin restricción al mar. Desde Buenos Aires, como desde otras provincias del
litoral se procedió a cobrar impuestos y hacer extracciones a las exportaciones y barcos
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del paraguay. Para terminar con esta situación Francia tomo una doble determinación:
autarquía económica y uso de otros mercados. Esta autosuficiencia respondía también a
una economía controlada por el estado, controlando las estancias privadas, y también
creando establecimientos estatales. Estas “estancias de la patria” se convirtieron en
eficientes unidades de producción, especializándose en la ganadería, cortando con la
dependencia paraguaya.
En dicho proceso Paraguay perdió irreversiblemente valiosos mercados como Chile y
Perú, en donde había sido el principal abastecedor de yerba mate y tabaco. Logró a
través del puerto Itapú un comercio con Brasil, pero de poca relevancia, reducido a un
escaso “trueque”.
La guerra de guerrillas en el alto Perú: El Alto Perú revestía una vital importancia
para Buenos Aires, por los sendos recursos auríferos que concentraba, quedando
marcado como uno de los principales objetivos de los revolucionarios porteños.
El particular territorio montañoso del Alto Perú llevó a que cada aldea contara con su
grupo guerrillero y su pequeño caudillo, que convertía a su localidad en una zona menor
de insurrección, una republiqueta. Estos grupos impidieron un control efectivo español
del Alto Perú hasta 1816, hasta que se montó una gran expedición.
Los montoneros eran una mezcla de inconformistas, aventureros y delincuentes, en
cuyas guerras privadas buscaban hacerse de un frondoso botín. Estos criollos además se
aliaban a los indios, usándolos generalmente como cuerpo de servicios. De hecho ellos
continuaron el sistema tributario y los trabajos forzados a esta “casta”.
La primera de las expediciones libertadoras llegó con un resplandor glorioso.
Habiendo acabado con el núcleo realista de Córdoba y llevado la revolución a Salta y
Tucumán, pasó en octubre de 1810 al Alto Perú. En Suipacha, en 7 de noviembre se
logro una importante victoria, con la dirección de las acciones a cargo de Antonio
Gonzáles Balcarce. Dicha acción llevo la revolución a Chuquisaca, Oruro, La Paz y
Cochabamba.
Quien quedo a cargo de la ciudad de Charcas, para desgracia de la causa
revolucionaria fue Juan José Castelli, quien nombró funcionarios y remodelo la
administración del lugar, sin tener en cuenta los intereses locales. Entre tanto, las
fuerzas auxiliares estaban enloquecidas, saqueando el país.
La victoria fue efímera, pues los realistas se recuperaron rápidamente y lograron
derrotar a los patriotas en Huaqui, el 20 de junio de 1811. Luego intentaron llegar hasta
Salta en febrero de 1813, siendo derrotados. Animados por la victoria, los patriotas
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intentaron otra incursión en el Alto Perú ese mismo año, a cargo del general Belgrano,
siendo derrotados en dos ocasiones por los realistas, al mando de Joaquín de la Pezuela.
Luego los realistas intentarán avanzar hacia Salta, siendo derrotados por el recién
nombrado San Martín.
La tercera incursión al Alto Perú por el norte estuvo a cargo del general José Rondeau,
realizada en 1815, pero esta expedición sería desbaratada en Sipe Sipe, el 29 de
noviembre. El victorioso general Pezuela, luego de esta batalla fue recompensado con el
cargo de virrey.
Esta derrota de los patriotas del río de la pata se explica por varias causas. Primero el
hecho de aliarse con el sector de los indios para sumar fuerzas hacia contar con una
fuerza poco fiel, difícil de fiar. A su vez, esta alianza termino por llevar a la fracción
nativa criolla a adherir a la causa realista, temerosos de perder el satu quo, aportaron
dinero y armas a sus amos. Incluso después de Sipe Sipe, esta fracción conservadora va
a ser reacia hacia los guerrilleros de las republiquetas, en una actitud abiertamente
realista.
Capítulo IV – CHILE, LIBERTADO Y LIBERTADOR
En este contexto, por el momento la preocupación de Chile es ganar lo suficiente
como para pagar las crecientes importaciones.
Su sociedad, que contaba con un sector de propietarios rurales que era dominante,
carecía de una clase empresarial que se le opusiera. Se sumaban al grupo dominante
unos pocos comerciantes y propietarios mineros.
Esta clase dominante descansaba sobre los brazos de los “inquilinos”, trabajadores en
relación de dependencia semi-servil, que se encontraban en una situación peor que los
esclavos.
Tras las nuevas imposiciones impositivas de la corona surgió una creciente
disconformidad que iba perfilando la “identidad chilena”. Chile, sometido a los
intereses de Perú, en una situación de satélite, gobernado entre 1808-1810 por el militar
español Carrasco, logro prácticamente su emancipación de esta tutela hacia 1810,
cuando se convocó a un cabildo abierto en 18 de septiembre y se estableció una junta de
gobierno.
Existían dos tendencias dentro de este grupo de “insurgentes”, una era reformista, la
otra revolucionaria. Bernardo de O´higgins adhería a esta última, tras caer bajo la
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influencia de Francisco de Miranda en su estadía en Inglaterra. Éste fue al congreso
nacional en Santiago como diputado de Los Ángeles.
Así entre 1810 y 1814 esta “Patria Vieja” era una incipiente nación sin una
declaración formal de independencia. Para 1812 un joven, veterano de la guerra en la
península, José Miguel Carrera, logró dar un “golpe de estado” en noviembre y deportar
a Rozas y los “revolucionarios”.
En este contexto de divisiones fronteras adentro, el virrey José Fernando de Abascal
en una serie de expediciones entre 1813 y 1814, logra derrotar a los insurgentes con las
tropas realistas, comandadas por Mariano Osorio, logrando una victoria decisiva en
Rancagua en octubre de 1814. Lo que siguió fue una política de represión, continuada
en 1815 por Francisco Casimiro Marcó del Pont quien sucedió a Osorio como
gobernador.
San Martín y el ejército de los Andes: En 1814 San Martín solicitó el gobierno de
Cuyo, y a principios de septiembre puso su cuartel general en Mendoza. Había dejado el
ejército del norte, ahora iba a crear el ejército de los Andes.
Sus relaciones con O´higgins eran ya buenas, convirtiéndose este ultimo en
colaborador íntimo del general del ejército de los Andes. E iba a ser recompensado
luego de la expedición con el mando político de Chile.
Desde el 9 de enero de 1817, el ejército libertador empezó a salir de Mendoza. Una
vez en Chile penetró rápidamente en la región central hacia Santiago, derrotó a los
realistas en las llanuras de Chacabuco, el 12 de febrero de ese año, y entró en la capital.
Bajo el mando del general Osorio, los realistas derrotaron a San Martín en Cancha
Rayada en marzo de 1818, pero el glorioso general se recompuso rápidamente en el
combate de las llanuras del Maipo, asegurando Chile a la causa revolucionaria. Y
Bernardo de O´higgins era ahora su director supremo.
De O´higgins a Portales: O´higgins era aficionado de “las luces” y así lo
demostraría. Lo primero que se dedico a hacer fue a eliminar a los realistas, confiscando
sus tierras y el 12 de febrero de 1818 hizo pública la Proclamación de Independencia.
Su política con tendencia igualitaria alarmó a la aristocracia, al igual que a la iglesia.
Pero, su debilidad básica era que no contaba con una base de poder para su dominio. Así
sus relaciones con el senado también se deterioraron. Fue así que en 1822 decidió
suspender dicha cámara.
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Ante la revolución inminente encabezada por Freire desde Concepción, avanzando
hacia la capital, y el apoyo de Coquimbo en el norte, para 1823 Bernardo de O´higgins
abdico de su cargo y se exilió en el Perú.
Con Freire a cargo de Chile se logro terminar la guerra de independencia de este país,
tras una victoria en Chiloé. Pero la constitución de Juan Egaña no logro adeptos por
“conservadora absolutista y pretenciosa” debiéndose producir otra carta en 1828, mas
moderada y quedó a cargo de Chile Antonio Pinto.
Pero todo el movimiento liberal se opacó por “la anarquía de los años entre 1824-
1829”. Estos liberales eran combatidos por un grupo conservador compuestos por la
aristocracia rural tradicional (pelucones), los estaqueros (se les había arrebatado el
monopolio del tabaco), liderados por Diego Portales y los O´higginistas. A su vez las
filas liberales comenzaron a dividirse.
Tras alzamientos y sublevaciones, en abril de 1830, en la batalla de Lircay se termino
la guerra civil y nueva constitución de por medio (1833) surgió un nuevo orden. Esta
constitución protegía la propiedad y los privilegios.
Los Beneficiarios: Establecida la libertad de comercio, una vez O´higgins en el
poder, y a pesar de los altos aranceles aduaneros, Chile cayó bajo la órbita británica,
siendo utilizado como almacén de reserva, para abastecer a su rival vecino. También el
capital mercantil británico fue de importancia en la financiación de la minería de cobre
chilena. Además, como fue común a la América hispánica en general, se contrató un
empréstito en Londres.
Se logró abolir la esclavitud, pero existieron formas peores de dominación como el
inquilinaje, siendo los inquilinos una fuerza de trabajo cautiva y ligada a su amo.
Capítulo V – PERÚ, LA REVOLUCIÓN AMBIGUA
Realistas y Reformistas: En vísperas de la revolución, Perú contaba con una gran
cantidad de indios (casi 60% del total) concentrados en la región andina que practicaban
agricultura de subsistencia y servían de mano de obra para minas, obrajes y haciendas.
La cantidad de esclavos era mínima al igual que la clase dominante criollo-hispanica
que triplicaba el número de esclavos con un 13%. Imperaban en el Perú los valores
señoriales.
La clase dominante que dominaba la tierra, los cargos públicos y el comercio era
conservadora y no estaba dispuesta a ceder sus privilegios en aras de la independencia.
Dentro de esta casta existía una fracción de liberales, que bregaba por reformas políticas
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e igualdad para los criollos dentro del armazón colonial, que aparecieron en escena en
época de los desgraciados sucesos de la corona (1808 - 1810).
Su economía era poco significante, salvo por las poco productivas explotaciones de
plata con que contaba. El virrey Abascal se horrorizaba ante el pedido de libertad de
comercio que se le peticionaba. Éste era extremadamente conservador y mostró su
descontento ante el avance constitucionalista en la metrópoli, de 1812, y con él a las
medidas que tuvo que implementar.
La rebelión de Pumacahua: En el Perú, dos rebeliones hicieron que la colonia se
estremeciera hasta los cimientos. La primera, iniciada en 1780, tras la implementación
de las “reformas borbónicas”, dirigida por el famoso Tupac Amaru. Esta rebelión fue de
carácter indigenista y reformista, por lo cual los criollos rápidamente se pasaron de
bando temerosos de perder sus privilegios.
En 1814, por un breve tiempo coincidió el movimiento indio con el criollo, en el
Cuzco, y Pumahuaca rompía así con el gobierno colonial, aportando sus huestes al líder
criollo José Angulo. Tras una serie de victorias la fracción realista preparó la
contraofensiva al mando del general Juan Ramírez logrando doblegar a Pumahuaca para
enero de 1815, ejecutado éste, al igual que todos los líderes criollos de la revuelta.
Así se aseguro una sólida base realista y en 1816, el virrey Abascal fue reemplazado
en el cargo por Joaquín de Pezuela.
Pezuela fue sorprendido por la expedición de San Martín que le arrebató chile,
complicando su situación, complicándose aún más hacia 1820 tras el motín del ejército
español reclamando la restauración de la constitución.
San Martín y la expedición libertadora: Era 1820 y San Martín estaba preparado
para culminar su empresa. Para esto creo una costosa, pero importante armada naval, a
expensas de Chile, comandada por el británico Thomas Cochrane, quien logro
importantes victorias para el bando revolucionario y mantuvo el dominio marítimo del
Pacífico, a pesar de no simpatizar con la estrategia del libertador.
San Martín creía que una fuerza extranjera no podía realmente liberar Perú y que
debía ser realizada en lo posible por los nativos. Su estrategia era bloquear Lima por
tierra y por mar y evitar así la necesidad de un asalto directo.
La cercanía de la expedición libertadora tuvo sus efectos, y un creciente número de
municipios se separaron del dominio colonial. Para 1821 la totalidad del norte de Perú
había declarado la independencia y comenzó a aportar hombres y recursos a la causa.
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Por esos años gobernaba el reducto realista el virrey La Serna, quien evacuó la capital
el 6 de julio de 1821 y seis días después entro San Martín a la ciudad. El 28 de julio se
declaró la independencia en cabildo abierto y el poder pasó a San Martín, pasando a ser
éste su “protector supremo”.
Al ser expulsados los españoles se les confiscaron sus posesiones. Entre 1821 y 1824
los revolucionarios contaron con la ayuda “indirecta” de las irregulares fuerzas de los
montoneros, de objetivos difusos, pero que ayudaron a entorpecer la avanzada y
reorganización realista. Pero aún el interior estaba dominado por los peninsulares.
Dada la escasez de recursos con que se contaba para continuar la expedición, San
Martín se dirigió a Guayaquil, donde se encontraba Simón Bolívar, para lograr su
cooperación en el tramo final de la emancipación del sur, sin concretar acuerdo.
A su regreso, conspiración por medio, dimitió su cargo y, frustrado, se preparó para el
exilio.
En febrero de 1823 el ejército peruano reemplazó a la junta por José de la Riva
Agüero, incapaces de gobernar o ganar la guerra, los españoles recuperaron Lima en
junio de ese año.
Capítulo VI – VENEZUELA, LA REVOLUCIÓN VIOLENTA
De la colonia a la República: Venezuela estaba formada en parte por plantaciones, en
parte por ranchos. La población y la producción estaban concentradas en los valles de la
costa y en los llanos del sur. Dispersos entre las grandes llanuras del interior y las orillas
del lago Maracaibo, miles de cabezas de ganado vacuno, caballos, ovejas y mulas
formaban una de las riquezas permanentes del país. Se dedicaban a varios cultivos, pero
el principal para la economía era el cacao, producido en la zona costera. Contaba con
grandes latifundios trabajados por esclavos. Una clásica economía colonial con baja
productividad y bajo consumo.
La aristocracia venezolana era contraria a la revolución, por temor a perder su recurso
humano servil, el sector de blancos era una minoría de no más del 25%, divididos entre
“blancos de la orilla”, pobres, y “blancos des cacaos”, terratenientes; mientras que
negros y pardos eran mayoría en el total.
Los pardos, marcados por el estigma de su origen trabajaban en la ciudad como
artesanos o asalariados y en el campo o practicaban agricultura de subsistencia o eran
peones de los “señores”. Ante el avance en status y derechos de estos últimos, los
criollos expresaban sus quejas, temiendo una guerra de castas.
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Hasta los últimos años del régimen colonial la aristocracia criolla aceptó el dominio
español para garantizar el orden, la ley y la jerarquía. Pero, gradualmente, entre 1797 y
1810 su lealtad se fue erosionando.
En 1808, anoticiados de la conquista francesa de España, los criollos pidieron
establecer una junta, a lo que las autoridades respondieron aprisionando o exiliando sus
principales actores, cortando el movimiento.
Tras el cambio de rumbo histórico entre 1808 y 1810, Venezuela entró en acción el 19
de abril de 1810. Revolucionarios criollos depusieron administración y audiencia y
convirtieron al cabildo en núcleo de un nuevo gobierno, la “Junta Conservadora de los
Derechos de Fernando VII”.
Se decretó la libertad de comercio, se libero de impuesto los productos esenciales y en
marzo de 1811 se reunió un congreso nacional. Se declaró la independencia el 5 de
julio, nacía así la primera república venezolana, destinada a durar solo un año.
Mientras tanto, el arzobispo de Caracas instruía al clero a que predicaran a los
esclavos de la zona costera sobre las ventajas del gobierno español. Así las filas realistas
se acrecentaban, logrando un centro de oposición realista en Coro, Maracaibo y
Guayana.
Para marzo de 1811 un terremoto sacudió Venezuela y en seguida avanzaría sobre
Coro el capitán Domingo Monteverde, con refuerzos desde Puerto Rico. Mientras los
realistas avanzaban, Miranda capituló el 25 de julio de 1812. Arrestado en La Guaira
por los furiosos revolucionarios, fue capturado luego por los españoles.
Guerra a muerte: Monteverde asentó su dominio sobre los criollos de la clase alta,
el clero realista y sus compatriotas canarios. Al mismo tiempo, pardos y esclavos se
dieron cuenta de que su situación se iba a mantener igual.
Ante las fallas de la “primer república” se levantó Simón Bolívar, miembro de la
aristocracia criolla, y en su “manifiesto de Cartagena” expuso sus ideas: libertad,
igualdad legal, unidad y centralización.
Sus servicios militares en Nueva Granada le proporcionaron crédito en el congreso, y
le permitieron conseguir una base en la frontera y reclutar un ejército de invasión. Así
entre mayo y agosto de 1813, en una serie de operaciones relámpago libertó Mérida y
Trujillo entre otras, hasta entras en Caracas el 6 de agosto, quedando un reducto realista
en Maracaibo y Guayana.
A principios de 1814 se había establecido la segunda república, pero ese mismo año
comenzó con una amarga derrota, de la cual José Tomas Bobes, en el sur, era el artífice,
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al mando de los temerarios llaneros, derrotando a Morillo y Bolívar en la batalla de La
Puerta, entrando en Caracas hacia el 16 de julio.
La Revolución vive: Era febrero de 1815, cuando salió de Cádiz una fuerza
expedicionaria al mando de Pablo Morillo, quien logró completar esta reconquista para
octubre de 1816.
Mientras tanto, Simón Bolívar, Buscaba cooperación de Jamaica y la conseguía. Y,
expedición fallida mediante, en su segunda entrada desembarcó en Barcelona en
diciembre de 1816 y se dirigió hacia el sur por Guyana en una nueva estrategia: poner
su base en la Hinterland, entre las grandes llanuras del Orinoco.
Entre tanto, un líder militar pardo, Piar, ya había comenzado la expulsión de los
realistas de Guayana, cuando se le unió Bolívar en abril de 1817. Tras una conspiración
del general pardo, fue éste condenado y fusilado.
En diciembre de 1817 Bolívar dejó Angostura y se dirigió a las llanuras del Apuré,
donde se encontró con Páez, líder natural de los bravos llaneros, de quienes antes había
sido líder el temerario Boves. Empero estos dos sufrieron varias derrotas en manos
realistas, debiendo regresar al sur del Orinoco.
En Angostura, Bolívar organizó la república y planifico la liberación. Se celebró
congreso en febrero de 1819 y se esbozó constitución, que consagro al mismo general
como presidente de la república.
Desde agosto de 1818 bolívar se había dedicado a la liberación de Nueva Granada, y
en marzo de 1819, ya electo presidente, dejo una vez más Angostura para ir por Apure.
En mayo, junto a Santander, se dispuso a cruzar los Andes. Estos libertaron Nueva
Granada, quedando a cargo Santander de la zona recién liberada y retornó a Venezuela.
Posteriormente, en congreso ambas regiones quedarían unidas en la república de
Colombia. Entre tanto Morillo conservaba Caracas y las tierras altas costeras.
El 28 de enero Maracaibo se subleva contra España y en Carabobo el 24 de junio de
1821, las fuerzas conjuntas de Mariño, Páez y Bolívar daban el golpe final.
Bolívar entró en Caracas el 29 de junio y partió luego a Bogotá en agosto para
continuar la revolución en el sur.
Nuevos Amos, Viejas estructuras: La guerra de liberación dejó a Venezuela
convertida en una tierra baldía. El consumo bélico redujo el ganado y las fuerza de
trabajo. La huida de la mano de obra agravó la situación, y hubo una gran fuga de
capitales. Los ingresos aduaneros se vieron reducidos por el contrabando con las
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Antillas. El déficit del gobierno en 1825 era de nueve millones de pesos, ese año se
vivió de un empréstito británico.
Al abrirse al comercio extranjero se incrementó su dependencia y se perpetuó su
subdesarrollo.
Las grandes haciendas pasaron a manos de los criollos, constituyéndose una nueva
oligarquía. El intento de repartir tierras entre los soldados revolucionarios quedó
truncado por el congreso, que en vez de tierras les dio bonos, comprados por sus
oficiales y especuladores civiles, dejándolos sin recompensa.
Así, la victoria de 1821 dio lugar a una nueva clase latifundista, sin modificar
significativamente la estructura social. Latifundistas en la cumbre, esclavos en la vase,
emulando la antigua colonia.
Los negros no vieron modificada su situación, tampoco el grueso de los pardos,
mayoría entre la población.
Capítulo VII – LIBERACIÓN, UN NUEVO ESCENARIO EN COLOMBIA
Los agravios de una colonia: Nueva Granada, como en general en Hispanoamérica,
era una sociedad señorial. Desde temprano las grandes fincas de criollos echaron raíces
en desmedro de los nativos. Sin embargo, por sobre los intereses de éstos estaban los de
una aristocracia de funcionarios, comerciantes y profesionales, a diferencia de Chile,
Perú o Venezuela.
Estas fincas eran trabajadas por mano de obra asalariada y unos pocos esclavos, en un
contexto de escasez de mano de obra. También había una “clase media” de pequeños
hacendados que competían con aristócratas y resguardos indios por la posesión de la
tierra.
El conjunto de regiones de Nueva Granada se hallaban aisladas entre sí por montañas,
selvas, ríos, además de la escasa comunicación. El 60% de los habitantes se hallaba el
los centros urbanos de del cinturón oriental. Estas regiones tenían autosuficiencia
alimentaria y estaban especializadas en alguna producción: manufacturas en el oriente,
plata y oro en el Cauca y Antioquia, ganadería en el Alto Magdalena y zonas
cordilleranas y agricultura comercial en varias regiones. Siendo mas importante el
comercio interno que el exterior.
El oro se utilizaba para las importaciones, monopolio exclusivo de la élite colonial.
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Su economía era frágil, demasiado lejos de los mercados de venta para desarrollar una
agricultura comercial. Para compensar esto, Quito se convirtió en el mayor centro textil
de las Américas.
Un grupo de revolucionarios como Pedro Fermín Vargas y Antonio Nariño entre otros
serían un núcleo de oposición hacia España, más peligroso que las protestas de
comuneros de 1780.
Antonio Nariño, en 1793 tradujo al español la Declaración de los Derechos del
Hombre francesa, declarado traidor, fue confiscada su biblioteca y condenado al exilio
hasta 1803.
Como el, muchos criollos comenzaron a desencantarse del gobierno español. Y
culpaban a las restricciones de éstos del estado de atraso, miseria y pobreza en que se
encontraban. Además estaban deseosos de conseguir poder político y cargos públicos,
siendo objeto de discriminación. Empero, deseaban mantener al margen a las demás
castas.
Liberación de Nueva Granada, conquista de Quito: El movimiento de
independencia se inició en Quito. El 19 de agosto de 1809 los criollos se rebelaron
contra el conde Ruz de Castilla, derribaron la audiencia y formaron junta de gobierno.
Eran estos criollos aristócratas y letrados y su éxito fue producto de su control sobre la
milicia local.
El virrey Abascal tomó cartas en el asunto, tomando pronto Quito y deteniendo a los
rebeldes, devolvió sus cargos a los antiguos funcionarios. Se comenzó así con el reinado
del terror.
Pero el 22 de septiembre se formo nueva junta, un congreso promulgo Constitución
para Quito en febrero de 1812, pero, esta vez, el general Toribio Montes doblegó a éstos
en noviembre y se necesito de varios años y de ayuda externa para poder lograr la
buscada emancipación. Pero se sembró la semilla de la insurrección, destinada a
germinar cuando se dieran las condiciones. En Bogotá, por ejemplo, se declaro la
independencia en julio de 1813 hasta que Nariño fue derrotado por los realistas
pastusos, en mayo de 1814 y fue llevado cautivo a Cádiz hasta 1820.
Bolívar ya había combatido en Nueva Granada y ahora necesitaba de ésta para poder
recuperar Venezuela. Pero derrotado debió marcharse a Jamaica pues Morillo y sus
expedicionarios, desde Santa Marta, avanzaron y aplastaron a los insurgentes para mayo
de 1816. Muchos de los patriotas fueron muertos.
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Pero en la cumbre de la contrarrevolución, la independencia volvió a nacer, existiendo
dos focos rebeldes en la misma nueva granada.
Para 1818 Bolívar presionaba desde Venezuela, debilitando a Morillo. Con Santander
ahora en Casanare, el libertador del norte se dispuso a invadir Nueva Granada, dando un
golpe de muerte a los realistas en Boyacá el 7 de agosto de 1819, presionando sobre la
capital, reduciendo la influencia realista sólo a Cartagena y Cúcuta.
Bolívar era ahora presidente de la gran Colombia y dejó Nueva Granada en manos de
Santander en carácter de vicepresidente. En 1821 se reunió congreso para darle
constitución a la unión, y fue vicepresidente interino, para presidir dicho congreso,
Nariño, nombrado por Bolívar. Constituyéndose un estado fuertemente centralista.
En Guayaquil, mientras tanto, se derribo a las autoridades españolas e inmediatamente
Bolívar envió al fiel José de Sucre a apoyar dicha insurgencia. Éste, en abril de 1822,
reforzado con las fuerzas de Santa Cruz, atravesó la cordillera y se aproximó a Quito. Y
en las vertientes del monte Pichincha derrotó a los españoles en mayo, incorporandose
Guayaquil y Quito a la gran Colombia.
En este contexto fue que se dio la entrevista del libertador del sur, San Martín, con el
libertador del norte, Simón Bolívar.
Colombia, ¿una nación o tres?: Santander dirigió su país en una moderada
revolución liberal, sujeto a presiones federalistas como conservadoras. Cuando regreso
Bolívar en 1826, se encontró con un considerable desorden, que intentó mitigar, luego
debió partir a Venezuela, donde Páez se había sublevado y crecían las divisiones a favor
del federalismo.
Las grandes distancias que separaban estas regiones, las cadenas montañosas, las
pobres comunicaciones y la heterogénea población de estas: pardos en Venezuela,
mestizos en Nueva Granada e indios en Ecuador, cooperaron para entorpecer la
unión política.
Así, José Antonio Páez y sus llaneros busco la independencia para Venezuela en una
revuelta, en abril de 1826. Pero Bolívar logro doblegarlo en enero de 1827, y gobernó él
mismo Venezuela, debiendo posteriormente regresar a Bogotá.
Para 1829 se separaba Venezuela, y en mayo de 1930 haría lo mismo Ecuador,
quedando Colombia reducida a la región de Nueva Granada.
La sociedad liberal: La guerra y la revolución sumaron mas cargas a una ya débil
economía. Y si Nueva Granada no sufrió de ser el campo de las operaciones militares
como Venezuela, se le impuso el abastecimiento de ambos bandos.
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El capital extranjero comenzó a afluir hacia el sector minero, y la economía se vio
obstaculizada por las escasas comunicaciones. No se modificó el sistema de haciendas,
malgastándose recursos, y las industrias manufactureras de Nueva Granada y Ecuador
se vieron asediadas por la competencia británica. Así crecieron las importaciones,
financiadas con metálico, sostén de dicha economía.
El nuevo estado era liberal, pero su sociedad continuó siendo señorial. La abolición de
los resguardos indios y las posesiones comunales, intentando incorporar dicha población
al capitalismo no hizo más que agravar la situación.
Capítulo VIII – ELÚLTIMO VIRREY, LA ÚLTIMA VICTORIA
Perú, la república mal dispuesta: Perú en 1823 era el problema principal de la
revolución americana: Los criollos no se habían comprometido con ninguna causa. Su
nacionalismo se expresó primero contra los americanos. Bolívar ofreció su ayuda pero
fue rechazada.
En marzo de 1823 Bolívar envió a Sucre al Perú, pero, aislado, en junio una fuerza
realista tomó Lima. El congreso, que marcho al Callao, depuso a Riva Agüero, por
entonces a cargo del ejecutivo, y colocó en el mando supremo a Sucre, desatándose una
escisión en el movimiento.
Bolívar fue personalmente a Lima y se hizo cargo de la situación en septiembre de ese
año. Perú, por entonces, presentaba un estado lamentable: ocupado por fuerzas chilenas,
argentinas, peruanas y colombianas, con una flota casi rebelde y un gran ejército
realista.
Riva Agüero abrió negociación con los realistas, y sus tropas se le sublevaron. El
ejército chileno y argentino se amotinó en el Callao en febrero de 1824 y le abrió las
puertas a los realistas, volviendo a ocupar Lima.
Simón Bolívar entonces se rearmo en el norte, ayudado por Sucre. Entre tanto, los
ayudó la desorganización de los realistas. Y más aún ante la separación de Olañeta en el
Alto Perú, haciendo régimen aparte, siendo atacado por el general correligionario
Valdés, diezmando la fuerza realista, mientras los patriotas se rearmaban.
Era mayo de 1824 y el ejército revolucionario se puso en marcha. El 6 de agosto
redujeron a Canterac en la meseta de Junín. Bolívar partió a la costa, dejando encargado
del lugar a Sucre, y desde allí libertó Lima en diciembre. Mientras, los realistas y el
virrey La Serna atacaban a Sucre, enfrentándose en Ayacucho el 8 de diciembre.
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Después de Ayacucho, la campaña de liberación consistió en ir aceptando las
rendiciones de las distintas guarniciones restantes, capitulando Callao hacia enero de
1826.
La agricultura fue una de las víctimas más devastadas de la guerra. La producción
minera también se vio preocupantemente reducida debido a falta de recursos,
comunicación y mano de obra.
La brecha de importaciones, abierto el comercio libre, se saldo en principio con
créditos extranjeros.
Como en América en general, la revolución benefició a unos pocos. La esclavitud no
fue abolida, aunque reducida, sobreviviendo en la agricultura costera y servicio
doméstico. Los indios fueros usados como auxiliares o bestias de cargas, a demás de ser
despojados de sus recursos, en ambos bandos.
Bolivia, la independencia en busca de una nación: El Alto Perú había sido dejado
abandonado a su suerte. En poder realista, y con apoyo de la aristocracia alto peruana, la
revolución, parecía, no iba a ser fruto espontáneo de su pueblo.
La separación de Olañeta de las fuerzas realistas, ese 1824, terminó definiendo la
victoria de la revolución, al diezmar la fuerza realista.
Este se autoproclamó monarca absoluto y disolvió el sistema constitucional español.
Nombro al criollaje en los cargos públicos, ganándolos para su causa; pero, en seguida
el pueblo alto peruano se vio forzado a cambiar el rumbo, ante la inminente victoria de
Bolívar y Sucre.
Vencido Olañeta, Sucre quedó a cargo provisionalmente de la región, hasta que un
congreso decidiera su forma de gobierno. Una asamblea “representativa” se reunió en
Chuquisaca el 10 de julio de 1825. La asamblea declaró su independencia el 6 de agosto
y adoptó el nombre de Bolívar, mas tarde cambiado a Bolivia. Bolívar, desde Lima
redactó su constitución, que estipulaba un ejecutivo unipersonal, con perpetuidad en el
cargo y posibilidad de preparar su sucesor. A cargo de la función quedó Sucre, aunque
aceptó quedarse en el mando por 2 años. Iniciando un régimen cuasi absolutista
ilustrado.
La minería intentó ser explotada desde Londres, sin frutos, debido a la crisis
financiera que se desataría a posteriori. Bolivia contaba además con la imposibilidad de
salir hacia el mar por su cuenta, por no tener salida.
Se abolieron mitas y servicios personales, mejorando algo la situación de los indios.
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“La América es ingobernable”: El nacionalismo peruano, tan pasivo hacia los
peninsulares, lo fue diferente e incluso hostil hacia sus vecinos.
Pronto se separarían como estados independientes, también, Venezuela y Perú de
Colombia.
Capítulo IX – MÉXICO, LA CONSUMACIÓN
Plata y Sociedad: La revolución mexicana se diferencia del resto de América por sus
características particulares, puesto que se inició como una protesta social desde abajo y
además, España tenía particular interés en su colonia más rentable, que le aportaba dos
tercios de la totalidad de sus rentas.
Desde 1789 se había extendido en comercio libre, y se habían amasado unas buenas
fortunas privadas. Otro pilar de la economía mexicana era la hacienda, las más de las
veces sujetas al diezmo, hipotecas y anualidades eclesiásticas, además de los impuestos.
El problema del monopolio de la tierra se vio agravado por el aumento de población.
Teniendo sus dueños a mano a los campesinos, como consumidores así como
trabajadores. Hasta 1810, se vivieron años malos, en que surgió el vandalismo, clima
que fue percibido por el más cercano al pueblo, el bajo clero.
La primera revolución en México se explica por esta situación de miseria y hambre
que llevó a la desesperación a las masas indias, que no tenían nada que perder. Mientras
que los blancos que eran minoría, en una rígida estratificación social al estilo señorial,
si. La metrópoli se encargo de copar los cargos más altos con funcionarios de la
península, entre el clero y la judicatura. Además dominaban algunas minas, el comercio
y propiedades.
La mayoría de los criollos, sin embargo, estaban lejos de pertenecer a la elite,
ocupando cargos medios, siendo abogados, pequeños comerciantes o minifundistas.
El cabildo era monopolizado por los criollos y a partir de1790 creció la agitación
política junto con las disconformidades.
Los indios y mestizos llegaban a casi el 70% de la población, y estaban sometidos
mediante el tributo, además de ser la cantera de mano de obra.
La iglesia mexicana contaba con gran cantidad de recursos, que volcaba a la economía
de ligar; y en ocasión de la guerra con Gran Bretaña, en 1804, España echó mano a los
mismos. Tras el repudio a la medida, ésta se suspendió, pero los funcionarios
recaudadores de los fondos se quedaron con su comisión, de todos modos.
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Tras la postura de cabildo de hacerse de la soberanía mientras Fernando VII se
encontraba apresado, fue pronto saboteada por los peninsulares que dieron un golpe el
15 de septiembre de 1808, exiliando y apresando revolucionarios e iniciando una
política dura.
En Dolores, en el Bajío, un párroco de una pobre iglesia, Miguel Hidalgo y Costilla,
se pondría al frente de la primera revolución mexicana, iniciada desde sus bases.
Lanzado el grito de dolores, logro extender el movimiento, sobre todo con apoyo
indígena. Mientras tanto, José Antonio Torres, en el oeste, tomó Guadalajara y se sumó
a la insurrección, el 26 de noviembre. Desde Ciudad de México, se sumo con aporte
logístico una serie de profesionales.
La intención de Hidalgo era la reforma agraria. Su ejército además recurrió al pillaje
para mantener leales a los suyos. Pero, lejos del Bajío, Hidalgo no contaba con apoyo.
Además, se granjeó e repudio del clero y criollos por igual, temerosos de perder sus
privilegios.
En el norte, el militar español, Félix María Calleja, junto a un gran número de criollos,
logro contener a los rebeldes en los límites de Guanajuato, Michoacán y Guadalajara; y
el 11 de enero de 1811 logró derrotarlos en el Puente de Calderón, capturando y
ejecutando a los principales.
Así, la dirección de la revolución social paso a manos de José María Morelos, otro
cura rural, que había sido alumno de Hidalgo. Este operaría desde la costa sur. Y en
noviembre de 1812 logró ocupar Oaxaca. La estrategia de Morelos era diferente, con un
pequeño ejército de base, que en caso de necesidad recurría a las hordas como fuerza de
apoyo. Propugnaba un reformismo y nacionalismo de base religioso que fue
característico. Su objetivo mediato sería destruir el régimen colonial.
La declaración de independencia fue formalmente hecha el 6 de noviembre de 1813,
para entonces ya estaba Venegas como virrey, sustituyendo a Calleja. Tras 8 meses de
asedio logra tomar Acapulco ese mismo año, pero, después de la derrota de Valladolid
cambiaría el rumbo de los acontecimientos.
Morelos fue capturado y llevado a la capital. Condenado por herejía y traición y
fusilado el 22 de diciembre de 1815.
Después de su derrota, la causa de la independencia retrocedió, tanto por la política
represiva, como por la amnistía.
Momento en que comienza la criollización del poder, pues ellos recuperaron la ciudad.
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La revolución conservadora: El primero de enero de 1820 hubo una revuelta liberal
en la península, debiendo Fernando VII restaurar la constitución, y las Cortes.
El 27 de mayo, en México se hizo lo mismo por obra del virrey Juan Luis de Apodaca.
Estas nuevas Cortes fueron más radicales que las de 1812-1814. La iglesia fie el
primer objetivo, expulsando jesuitas y expropiando propiedades. Además en septiembre
de ese 1820, se abolió el fuero militar, perdiendo el apoyo de la fuerza.
Estos grupos de intereses encontraron un líder: Agustín de Iturbide, católico,
terrateniente y militar.
Este realista, que había combatido contra la insurgencia, ideó el “plan de iguala”, que,
básicamente, garantizaba la estructura social existente, estableciendo tres garantías: “la
religión, la independencia y la unión”. Su enemigo Guerrero se sumó al plan y reforzó a
Iturbide.
El 28 de septiembre, de 1821, el ejército trigarante ocupó Ciudad de México y
estableció gobierno provisional. Y la adhesión de la iglesia a la causa fue la garantía que
precisaba. Ese día, una junta de militares y clérigos firmó la declaración de
independencia del “imperio mexicano”. Así, a pesar de contar con la oposición de
borbonistas y republicanos, logro imponerse como emperador constitucional, como
Agustín I. En 1822 disolvió el congreso que lo coronara.
Santa Anna, que intentó liberar la última reducción realista en Veracruz, tras su
derrota fue cesado por Iturbide.
Una alianza de generales desconformes con el emperador redujo la influencia de éste a
la Ciudad de México, obligándolo a abdicar en marzo de 1823.
Estas fuerzas convocaron una asamblea constituyente, que elaboró una carta que
representaba los intereses principales.
Guadalupe Victoria, símbolo de la resistencia al orden colonial, fue elegido primer
presidente constitucional. Éste buscó consenso incluyendo al conservador Lucas
Alaman y al liberal federalista Miguel Ramos Arzipe. Con créditos londresinos
consiguió cierta estabilidad hasta 1827.
“El mismo fraile en diversa mula”: México fue gravemente dañado por la guerra de
independencia. Murió el 10% de su población, la producción minera descendió, junto a
la agricultura, la “industria” y el comercio.
Lo primero fue la libertad de comercio, arribando extrajeros a comerciar, pagados en
gran parte en metálico.
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La “industria” no podía competir. En 1827 se intentó frenar la situación con aumento
de impuestos sobre importaciones, pero ya era tarde.
Faltos de capital, recurrieron a Inglaterra, para financiar las explotaciones mineras,
presionados por Lucas Alaman, con escasos resultados.
La sociedad, mantuvo su forma, “el mismo fraile en diversa mula”. El sistema agrario
continuó inclinándose en favor de los terratenientes monopolistas. Y sus campesinos,
dependientes. Lo único rescatable, la pronta abolición de la esclavitud, “de hecho”.
Se suprimió el tributo indio, pero se condiciono la medida dado los intereses
latifundistas.
Centroamérica, la independencia por defecto: Las provincias del sur habían llegado
a la independencia por un camino menos violento. Sujeta a excesivos impuestos, con
mercaderías compitiendo con su artesanado, la política borbónica las había perjudicado.
El derrumbe del precio del añil, principal producto exportable de la colonia, por la
competencia y las guerras. Por esta caída se vieron también afectadas las actividades
subsidiarias. Con la consolidación de los fondos eclesiásticos, en 1804, la economía
quedó despojada de capital.
En este contexto, los criollos se encontraban descontentos, y culpaban a comerciantes
y metrópoli por igual, por la complicada situación económica.
José de Bustamante, militar y presidente de la audiencia de Guatemala, de 1811 a
1817, no estaba dispuesto a abandonar la causa realista, e inició una política represiva.
Destituido por Fernando VII, se fue desplazando la autoridad política cada vez mas
hacia los guatemaltecos entre 1819-1821.
Las autoridades españolas seguían contando con el apoyo de la iglesia y los intereses
regionales, pero no alcanzo, y los hondureños se sublevaron, luego fue Nicaragua y
también Costa Rica. Dada la limitada fuerza militar de los peninsulares, no se pudo
iniciar la famosa “contrarrevolución” a la que estábamos acostumbrados a ver.
Tras el arribo de la noticia de la victoria de Iturbide en México, en septiembre de
1821, los distintos cabildos comenzaron a declarar su independencia, tanto de España
como de sus vecinas.
Por otro lado, algunos de los cabildos se unieron a México hacia 1822. Dicha unión
vio su fin con el derrumbamiento de Iturbide, en marzo de 1823. Ese mismo año, en
julio, salvadoreños y guatemaltecos formaron gobierno, y declararon la independencia,
en congreso. Para 1824 Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador se
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unieron en una federación, las “Provincias Unidas del Centro de América”, con efímera
duración. Separándose estas a la brevedad.
Capítulo X – EL BALANCE
Después de obtener la independencia, l creación de estados nuevos precedió a la
formación de naciones. Los hispanoamericanos tenían ahora su propio pasado heroico,
su propio honor militar, sus propios mitos revolucionarios.
Por su emancipación, trabaron relaciones con otras naciones diversas, proceso que los
hizo más conscientes de su propia nacionalidad. El nacionalismo económico estaba
prácticamente ausente en la actitud de entonces, y por esto resulto más fácil inundar los
mercados de manufacturas inglesas, perdiendo el sector de comerciantes locales, al no
poder competir.
Las guerras de independencia destruyeron vidas, propiedades, se fugó la mano de obra
y el capital. Sumado esto a la escasez de recursos de los recientes e incipientes estados,
es evidente que el crecimiento económico se vio estancado y retrasado.
Además en el seno de los recientemente formados estados se dieron conflictos
respecto de su organización, tendiendo entre centralismo y federalismo,
conservadurismo y liberalismo, etc. Desatándose cruentas guerras civiles. En general,
los promotores de las exportaciones primarias y las importaciones baratas ganaros la
pulseada.
Sin reforma agraria no había posibilidad de elevar el status general de miseria, y así
también obstaculizaron el desarrollo industrial.
Siguió siendo la hacienda la principal institución de la economía. Y sobre ella se
erigió una nueva elite terrateniente, haciéndose dueños de las propiedades de la iglesia,
el estado y los realistas.
El nuevo nacionalismo estaba desprovisto de contenido social. Los esclavos negros y
peones recibieron pocos beneficios de la emancipación. Los indios sufrieron la misma
suerte, generalmente apartados. Así una estrecha cima en la escala social, descansó
sobre estas densas capas sociales, en la base.
Hasta cierto punto, liberalismo y conservadurismo representaban ideales diferentes,
grupos urbanos contra los rurales, los valores empresariales contra los aristocráticos, la
provincia contra la capital, etc.
Mediante la proliferación de gobiernos y legislaturas, las clases dominantes
controlaron cargos públicos y favores políticos. Pronto se enfrentó dicha administración
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ante a realidad de enfrentar gran cantidad de gastos para mantener una burocracia en
crecimiento, sostener las milicias, el diezmo, etc.
Los militares no tenían una fuente independiente de ingresos. Por lo tanto, se sentían
tentados a dominar el estado y controlar la distribución de los recursos, como se
evidenciará más adelante en el tiempo.
Como obstáculos la hacienda, el corporativismo, los fueros militares y eclesiásticos, y
el “separatismo”, y luego los caudillos, obraron en contra a la correcta organización
estatal.
Fueron los caudillos, quienes lograron en algunas regiones cierta estabilidad, por su
fuerza y popularidad, más que las cartas magnas que dieron origen a los estados.
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