jesucristo y los milagros del nuevo testamento (armando h. toledo)

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La Biblia está tachonada de milagros: desde la Creación hasta la parusía, desde Moisés en la zarza ardiente a Daniel en el foso de los leones, desde el nacimiento virginal a la resurrección, los eventos milagrosos llenan las páginas de las Sagradas Escrituras Judeo-cristianas. En esta lección, haremos un análisis de los milagros de Jesús, y descubriremos que, lejos de tratarse de trucos de ilusionismo basados en la ignorancia popular y realizados por la voluntad caprichosa de Jesús o de la gente que los pedía, se trataban más bien de eventos de naturaleza sobrenatural con mensajes y propósitos muy específicos. Finalmente, veremos que, en su descripción de las obras poderosas de Jesús, los Evangelios ponen al descubierto a un hombre de profundos sentimientos e inigualable compasión, muy interesado en el bienestar de sus contemporáneos.

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Page 1: Jesucristo y los milagros del Nuevo Testamento (Armando H. Toledo)

Historia y singularidades cristianas Teoría sobre los milagros

Jesucristo y los milagros del Nuevo Testamento Armando H. Toledo _____________________________________________________________________________________________________________________

I. INTRODUCCIÓN

A. La Biblia está tachonada de milagros: desde la Creación hasta la parusía, desde Moisés en la zarza ardiente a Daniel en el foso de los leones, desde el nacimiento virginal a la resurrección, los eventos milagrosos llenan las páginas de las Sagradas Escrituras Judeo-cristianas.

B. Para el creyente, los milagros son la maravillosa confirmación de la existencia, poder y

mensaje de Dios; sin embargo, para quien no cree los milagros son piedra de tropiezo: es la prueba de que, después de todo, la religión es solamente un lote de cuentos de hadas para gente ingenua y básicamente ignorante.

C. Los cristianos no negamos que ocurran eventos desusados y hechos supranormales que caen

en la definición bíblica de milagro. Aunque la palabra “milagro” no aparece en los idiomas originales en que fue escrita la Biblia (hebreo y griego), sin embargo hay tres palabras que las Sagradas Escrituras asocian con nuestro concepto actual de “milagro”; son: poder, señal y maravilla.

D. En esta lección, haremos un análisis de los milagros de Jesús y descubriremos que, lejos de

tratarse de trucos de ilusionismo basados en la ignorancia popular y realizados por la voluntad caprichosa de Jesús o de la gente que los pedía, se trataban más bien de eventos de naturaleza sobrenatural con mensajes y propósitos muy específicos.

E. Finalmente, veremos que, en su descripción de las obras poderosas de Jesús, los Evangelios

ponen al descubierto a un hombre de profundos sentimientos e inigualable compasión, muy interesado en el bienestar de sus contemporáneos.

II. DETRACTORES DE JESÚS Y SUS MILAGROS

A. En nuestra clase pasada, vimos que hoy en día muchas personas abrigan serias dudas sobre la posibilidad e historicidad de los milagros. En la era del telescopio y el microscopio, de la exploración espacial y la ingeniería genética, parece quedar poco lugar para las narraciones de portentos y prodigios divinos.

1. Hay quienes consideran que los relatos de los milagros son producto de la

imaginación, simples alegorías o simples estrategias publicitarias para difundir el cristianismo.

2. Para otros, los milagros son un descarado fraude. En ocasiones se acusa al propio

Jesús de ser el artífice del engaño. 3. Justino Mártir, filósofo del siglo II, decía que los detractores de Jesús “tuvieron el

atrevimiento de decir que era un mago y seductor del pueblo.”

Currícula de La Universidad Libre para Cristo

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4. Algunos más alegan que Cristo, “el autor de estos milagros, no fue en realidad un profeta judío, sino un mago, un iniciado de los templos paganos.”

B. Quizás les parezca que esas dudas esconden la razón primordial por la que cierta gente se

resiste a creer en los milagros. Sencillamente les resulta difícil―por no decir imposible―admitir la intervención de una fuerza sobrenatural.

C. Pero no todos los incrédulos se apresuran a afirmar categóricamente que los milagros son

imposibles, pues han aprendido ciertas lecciones a partir de la historia.

1. Según el Diccionario Enciclopédico Santillana, un milagro es un “hecho que no se puede explicar por las leyes conocidas de la naturaleza.”

2. En base a esta definición, los viajes espaciales, las comunicaciones inalámbricas y la

navegación por satélite habrían sido verdaderos “milagros” para la mayoría de los que vivían hace solo un siglo.

3. No es prudente afirmar de manera categórica que los milagros son imposibles

únicamente porque no podemos justificarlos a partir de los conocimientos con que hoy contamos.

D. Enseguida, analizaremos algunas de las pruebas que aportan las Escrituras sobre los milagros

atribuidos a Jesucristo. Descubriremos cosas muy importantes e interesantes, y determinaremos por nosotros mismos si los milagros de Jesús son una ficción o una realidad.

III. LOS MILAGROS DE JESUCRISTO

A. Los detalles de los milagros atribuidos a Jesús de Nazaret nos han llegado a través de las páginas de los cuatro Evangelios. Aunque en ellos se contabilizan unos 35 milagros, la cifra total se desconoce.1

B. Tal vez les sorprenda saber que en los relatos bíblicos de la vida terrenal del Señor Jesús

nunca se utiliza la palabra griega habitual para “milagro”.2 Enseguida estudiaremos los tres términos bíblicos griegos que se han traducido como “milagro” en nuestras versiones bíblicas en español.

1. δύναµις (palabra que alude al origen sobrenatural del milagro)

a. Es un término que a veces se traduce como “milagro”. Se pronuncia DÝ.NA.MIS y significa literalmente “poder” (Lucas 8:46) y también puede verterse como “habilidad” u “obras poderosas” (Mateo 11:20; 25:15). De esta palabra se origina nuestra moderna palabra “dinamita”.

b. W. E. Vine dice que DÝ.NA.MIS significa “…poder, habilidad inherente,

trabajo de origen y carácter sobrenatural, tal como no puede ser producido por agentes y medios naturales”.3

c. El vocablo DÝ.NA.MIS destaca el acto poderoso efectuado y, más

particularmente, el poder mediante el cual se realizó. Dicho acto se manifiesta como una expresión del poder divino en acción.

1 Mateo 14:14, por ejemplo, dice que Jesús “vio a tanta gene, tuvo compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos”, pero no específica el número de enfermos que sanó. 2 La palabra “milagro”, en realidad proviene de la antigua palabra miraglo, que por metátesis se escribe milagro, y viene del latín miraculum, que significa “maravilla”, y que a su vez se origina de la voz verbal latina mirari, es decir, “maravillarse”, “admirar”, “mirar asombrado”. 3 W. E. Vine (1966): An Expository Dictionary of New Testament Words. Pág. 75.

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2. τερας (Palabra que alude al impacto emocional del milagro)

a. Se pronuncia TÉ.RAS, y suele traducirse como “prodigios” o “portentos” (Juan 4:48; Hechos 2:19). Esta expresión recalca el efecto que produce en las emociones de los testigos.

b. Se dice que, a menudo, la muchedumbre y los discípulos quedaban atónitos

ante las obras poderosas de Jesús (Marcos 2:12; 4:41; 6:51; Lucas 9:43). c. W. E. Vine dice que TÉ.RAS se refiere a “algo extraño que hace que el

testigo se maraville; siempre se usa en plural, siempre se traduce como ‘maravillas’ y generalmente sigue a SE.MÉI.ON, ‘señales’.”.4

3. σηµειον (Palabra que alude al mensaje revelacional del milagro)

a. Robert Deffinbaugh dice que se pronuncia SE.MÉI.ON y significa “señal”. Añade que esta palabra “se centra en el significado más profundo del milagro. Las señales son milagros que transmiten verdades acerca de nuestro Señor Jesús.”

b. W. E. Vine dice que SE.MÉI.ON hace alusión a las obras con las que Dios

“señaló” o “marcó” a Jesucristo para acreditarlo como el genuino Mesías

esperado por los judíos (Mateo 12:38-42). c. 1 Corintios 1:22 (“Los judíos piden señales milagrosas…”) indica que los

apóstoles se toparon con la misma demanda que los judíos hacían a Jesús para legitimar su autoridad y reclamos mesiánicos.

IV. LOS MILAGROS COMO PRUEBAS DE AUTENTICIDAD MESIÁNICA A. LEER LUCAS 9:37-43.

1. Según se aprecia en el caso del muchacho de quien Jesús expulsó un demonio, ¿se dio este milagro como truco de ilusionismo previamente montado y destinado a entretener al público?

2. ¿De qué se quedaban asombradas las personas? (v. 43)

B. Si aceptamos que Dios existe, ¿creen ustedes que tales obras poderosas serían imposibles para

un Dios todopoderoso? ¿Qué se dice del poder y la fuerza de Dios? (Isaías 40:26). C. Tales obras poderosas y asombrosas demostraron lo que Jesús afirmaba de sí mismo: que era

el Hijo de Dios, el Mesías prometido (Juan 2:23). 1. Según el apóstol Pedro, ¿qué papel desempeñaron los milagros en la

acreditación de Jesús como el Mesías? (Hechos 2:22).

2. Según el mismo Pedro, ¿cómo podía la gente estar segura de que Jesús era realmente el Mesías que contaba con la total aprobación de Dios? (Hechos 10:37-38).

D. Los milagros de Jesús estaban estrechamente relacionados con su mensaje y su identidad.

1. Marcos 1:21-28 nos muestra cómo reaccionó la muchedumbre tanto a las enseñanzas de él como a uno de sus milagros. Las obras poderosas de Jesús y su mensaje atestiguan que era el Mesías prometido.

4 Ibid. Pág. 228

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2. ¿Cómo contestó Jesús cuando las autoridades religiosas judías cuestionaron su papel

y su autoridad? (Juan 5:36). V. LOS MILAGROS COMO FENÓMENOS AUTÉNTICOS

¿Qué nos garantiza que los milagros de Jesús fueron verdaderamente reales? Analizaremos enseguida algunas de las pruebas de autenticidad que poseen. A. Al realizar milagros, Jesús nunca llamó la atención sobre sí mismo. Se aseguró de que el

Padre recibiera los méritos y las alabanzas por cada milagro. Antes de sanar al ciego nato, ¿en qué hizo hincapié? (Juan 9:1-3).

B. A diferencia de los magos, curanderos e ilusionistas de ayer y hoy, Jesús nunca empleó la

hipnosis o alguna otra técnica de sugestión de masas. Tampoco usó trucos, escenarios montados, conjuros especiales, ni rituales ambientadores. Tampoco recurrió a supersticiones ni al uso de reliquias.

1. Noten en Mateo 20:29-34 la sencillez y contundencia con la que sanó a dos ciegos. 2. ¿Hubo algún ritual preparado, alguna ceremonia solemne o algún despliegue

publicitario previo? 3. ¿Realizó estos prodigios ante los ojos de algunos escogidos de élite? ¿Empleó juegos

de luces, montajes, accesorios, vestimenta especial o música para ambientar? ¿Cuál fue el requisito para poder experimentar un milagro sanador de parte de Jesús? (Marcos 5:27, 34)

C. Aunque en algunas ocasiones, Jesús reconocía la fe de quienes se beneficiaron de sus

milagros, la falta de fe de la persona no le impedía realizar el milagro.

1. Observen lo que al respecto sucedió en la ciudad galilea de Capernaum (Mateo 8:16). 2. El objetivo de sus milagros era cubrir auténticas necesidades físicas de la gente, no

satisfacer su mera curiosidad (Marcos 10:46-52; Lucas 28:3). Además, Jesús nunca realizó milagros para beneficiarse a sí mismo de ningún modo (Mateo 4:2-4; 10:8).

VI. REFLEXIÓN FINAL

La palabra “milagro”, tal como la define el Diccionario Internacional Webster, es un “efecto o evento extraordinario en el mundo físico que sobrepasa todos los poderes humanos o naturales conocidos, y que es atribuido a alguna causa sobrenatural”. La palabra “milagro” es, a decir de Manfred Barthel, “una palabra que despierta reacciones contradictorias en el lector de la Biblia”.

Algunos cristianos profesantes dan por veraces los relatos bíblicos acerca de los milagros realizados por el Señor Jesucristo u otros siervos de Dios de tiempos precristianos. Otros que afirman ser cristianos, incluso algunos clérigos, dudan de que los milagros mencionados en la Biblia sean verídicos. Tomemos como ejemplo el incidente de la zarza ardiente registrado en Éxodo 3:1-5. Barthel (1992) explica que algunos teólogos alemanes no lo consideran un relato literal de un milagro. Más bien, hablan de la “conciencia encendida de Moisés, de la espina que tenía clavada en el corazón”. Y agrega que lo interpretan “como un símbolo de un proceso interior, y presentan las llamas como flores que se abren bajo el sol de la presencia divina”.5

Puede que esta explicación no nos satisfaga en absoluto, pero entonces, ¿qué debemos creer? ¿Es realista creer que los milagros sucedieron alguna vez? ¿Puede decirse que ocurren el día de hoy?

“Los milagros realmente existen. Si no lo cree, pregúntele a los ángeles”, decía un adhesivo pegado en la defensa trasero de un automóvil. Cuando lo leí, no estuve inmediatamente seguro del significado del mensaje: ¿indicaba que el conductor creía en los milagros, o solo se trataba de una forma irónica de decir que no creía ni en los milagros ni en los ángeles?

Nadie puede negar que la Biblia exponga eventos excepcionales que apuntan a que en tiempos antiguos una fuerza sobrenatural irrumpió varias veces en la historia humana, muchas veces con propósitos muy

5 Barthel, Manfred (1992): What the Bible Really Says. Pág. 117.

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específicos. Esa fuerza―el poder de Dios―es la causa de actos humana-y-naturalmente imposibles (o al menos improbables). De Dios leemos: “Tú, con gran despliegue de poder, y con milagros, prodigios y gran terror, sacaste de Egipto a tu pueblo” (Jeremías 32:21). Imagínense: la nación más poderosa de su época fue humillada mediante diez plagas sobrenaturalmente causadas, entre ellas la muerte de sus primogénitos. Esos fueron verdaderos milagros que produjeron “gran terror” en la gente que los experimentó.

Siglos después, los cuatro evangelistas describieron más de 30 milagros de Jesús. De hecho, los textos indican que realizó más hazañas sobrenaturales de las que ellos pudieron narrar. ¿Inventaron las historias o todo fue verdad? (Mateo 9:35; Lucas 9:11). Si la Biblia es lo que afirma ser, la Palabra de Verdad de Dios, entonces contamos con una base sólida para creer en los milagros que se mencionan en ella.

El análisis que hemos hecho de los milagros de Jesús quedaría incompleto si tan solo nos limitamos a examinar los argumentos lógicos que prueban su autenticidad. En su descripción de las obras poderosas de Jesús, los Evangelios pintan una imagen de nuestro Señor y Dios como la de un hombre de profundos sentimientos e inigualable compasión, muy interesado en el bienestar de sus contemporáneos.

Analicemos la ocasión en la que un leproso, desamparado, se acercó a Jesús con una súplica: “Si quieres, puedes limpiarme”. Movido a compasión, Jesús extendió la mano y tocó al hombre, diciéndole: “Sí quiero. ¡Queda limpio!” Al instante se le quitó la lepra y quedó sano (Marcos 1:40-42). En ocasiones como esta, Jesús demostraba que era la empatía lo que lo impulsaba a dejar fluir a través suyo el poder divino del Espíritu para realizar milagros.

¿Recuerdan lo que ocurrió cuando tropezó con una procesión funeraria que salía de la ciudad de Naín? El difunto era un joven, el hijo único de una viuda. Jesús “se compadeció de ella y le dijo: No llores”. Acto seguido le devolvió la vida a su hijo (Lucas 7:11-15).

A la comunidad internacional de estudiantes de la UCLi nos alegra saber que Jesucristo no era ni hechicero, ni mago o ilusionista protagonista de algún espectáculo de masas, sino el Hijo Unigénito que vino del seno de Dios a visitarnos, no solo para vivir con nosotros nuestros dolores y necesidades sino para compadecerse y brindarnos ayuda. Los milagros del Señor Jesús son más que historia pretérita; es historia actual, pues “Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos” (Hebreos 13:8).

“Por una fe inteligente…” © 2010. The UCLi International Ministries