inter ve nci one moc ional

Upload: riesgos33

Post on 31-Oct-2015

25 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • NECESIDADES PSICOSOCIALES DE LOS ENFERMOS EN

    TRATAMIENTO PALIATIVO E INTERVENCIN EMOCIONAL

    M. C. Soler Siz. Psicloga Clnica. Hospitales Dr. Moliner y Arnau de Vilanova

    Al comienzo del nuevo milenio, Daniel Callahan public en The New England

    Journal of Medicine un trabajo en el que subraya los dos objetivos de la medicina del

    siglo XXI, a saber, luchar contra las enfermedades y conseguir que los pacientes

    mueran en paz. Lo realmente importante de su aportacin no son los objetivos

    planteados sino que le otorga a ambos la misma categora e importancia, es decir,

    ayudar a morir en paz no tiene menor entidad que vencer o evitar la muerte. Como

    seala Bays (2001), los cuidados paliativos no son slo el ltimo recurso de un grupo

    de `perdedores biolgicos a quienes la medicina no puede salvar; son algo a lo que

    todos los seres humanos tenemos derecho a aspirar.

    La presente ponencia pretende ayudar a que los pacientes mueran en paz o al

    menos a reducir el sufrimiento de aquellos que se enfrentan a su propia muerte. Se

    comentaran las necesidades psicosociales al final de la vida, se presentar un modelo

    para una intervencin en cuidados paliativos considerando los elementos bsicos del

    sufrimiento, se plantearn los principales objetivos de la intervencin emocional y, por

    ltimo, se mostrarn los recursos humanos de atencin especializada en el tema que nos

    ocupa y pertenecientes al rea 5. No se va hablar de los familiares y los propios

    profesionales por motivos de tiempo pero en cualquier abordaje integral debern ser

    tenidos en cuenta.

    NECESIDADES PSICOSOCIALES DE LOS ENFERMOS EN

    TRATAMIENTO PALIATIVO

    A la hora de enfrentarse a la propia muerte hay una serie de circunstancias que

    facilitarn ese momento. Las he denominado necesidades porque evidentemente se

    puede vivir sin ellas pero el bienestar experimentado al final de la vida depender de

    estas condiciones psicosociales.

  • En primer lugar, es necesaria una comunicacin veraz, clara y tranquilizadora que

    permita al enfermo entender lo que le est sucediendo, enfrentar la realidad de la vida

    de forma consciente, participar en la toma de decisiones teraputicas, conservar el

    control sobre su vida, vivir de manera significativa hasta el ltimo instante de su vida y

    compartir sus preocupaciones, miedos y presentimientos con los seres queridos y el

    equipo de profesionales encargado de sus cuidados. Proporcionar la informacin

    solicitada por el enfermo y combatir la conspiracin del silencio reduce el aislamiento y

    la soledad del enfermo (Bays, 2001) y le provee de los elementos necesarios para que

    pueda controlar su situacin y su vida (Sanz,1995).

    En segundo lugar, es importante que exista la posibilidad de expresar los

    pensamientos y emociones experimentados a lo largo de todo el proceso en relacin con

    cualquier aspecto. Esta posibilidad debe existir aunque algunos enfermos, debido a su

    estilo personal previo, no la aprovecharn. El paciente debe saber que estamos abiertos

    y dispuestos a que hable de sus emociones y pensamientos y, por tanto, deberemos

    preguntar por ellos.

    En tercer lugar, hay que preservar la esperanza centrndola en expectativas

    realistas y alcanzables. No esperar nada o esperar un imposible son experiencias

    desvastadoras para el ser humano, por ello, mantener esperanzas realistas es esencial

    para prevenir la indefensin y con ello la depresin. El enfermo sabe que no somos

    dioses y que las ciencias mdicas, a pesar de sus avances, no pueden conseguir curar

    todas las enfermedades pero quiere un buen control de sntomas, gozar de la mxima

    autonoma posible y ser acompaado a lo largo de todo el proceso garantizndose la

    continuidad de sus cuidados.

    En cuarto lugar, resulta importante disponer de un entorno de ayuda sin

    sobreproteccin ya que esta ltima favorece la aparicin del sentimiento de inutilidad o

    de ser una carga, baja autoestima, sensacin de prdida de control e indefensin en el

    paciente y cansancio en el cuidador. Es importante dejar que el enfermo haga todo lo

    que sea capaz de hacer, recurrir a las ayudas tcnicas para incrementar sus posibilidades

    de movilidad o la comodidad de sus seres queridos y suplirle en aquellas cosas que no

    puede realizar.

    En quinto lugar, es necesario promover en el enfermo la percepcin de control

    sobre la situacin (creer que puede hacer algo para cambiarla o influir sobre ella) y

    reducir la incertidumbre respecto a la aparicin de acontecimientos amenazadores. Esta

  • forma de actuar, contribuye a disminuir el malestar emocional e incrementa el

    enfrentamiento activo de la situacin (Bays, 2001).

    En sexto lugar, a lo largo de toda la vida y en particular al emprender la recta

    final, resulta esencial sentirse valorado positivamente por las personas queridas o

    prximas, saberse importante para alguien y amar. A su vez, la autoestima o

    valoracin positiva que de si mismo hace el sujeto est muy relacionada con aquellos

    sentimientos y los logros alcanzados a lo largo de la vida. La persona enfrentada a su

    propia muerte realiza una recapitulacin-revisin de la vida y resulta imprescindible que

    el balance resulte positivo y significativo cerrndose el ciclo vital-biogrfico de manera

    armoniosa y serena (Barbero, 2000).

    En sptimo lugar, la culpabilidad es una emocin tremendamente distorsionadora

    a la hora de enfrentar la muerte y, por ello, es necesario que exista la posibilidad de

    reconciliacin y perdn.

    En octavo lugar, la enfermedad puede amenazar la identidad del sujeto (a veces

    puede resultar difcil reconocerse en un espejo) y en tal caso necesitar ser mirado con

    estima y sin condiciones. Es imprescindible un trato que preserve su dignidad e

    intimidad hasta el ltimo momento de la vida.

    En noveno lugar, resulta desolador interpretar la situacin en la que nos

    encontramos como una sinrazn y, por este motivo, resulta importante ayudar a la

    persona en la ardua pero enriquecedora tarea de encontrar un significado, acorde a su

    sistema de creencias, tanto de su historia pasada como del presente que le ha tocado

    vivir e incluso de la muerte. Slo sugeriremos significados cuando la persona sea

    incapaz de alcanzarlos.

    En dcimo lugar, el tiempo de la enfermedad y el final de la vida se convierten en

    un momento propicio para las grandes preguntas (por ejemplo, por qu a m? o existe

    algo despus de la muerte?). Es importante acompaarle teniendo en cuenta las

    necesidades comentadas anteriormente y respetando las creencias y los valores de la

    persona por distintos que sean a los nuestros. En la lnea de lo comentado en la

    necesidad anterior, lo realmente importante es que la persona encuentre la respuesta a

    esas preguntas de acuerdo a sus creencias. Nuestras sugerencias slo aparecern cuando

    el enfermo sea incapaz de llegar por s mismo a la respuesta a sus interrogantes.

  • SUFRIMIENTO Y MODELO DE INTERVENCIN EN CUIDADOS

    PALIATIVOS

    El sufrimiento requiere dos elementos bsicos. El primero, experimentar o temer

    un dao (fsico o psicosocial) valorado como una amenaza importante para la existencia

    o la integridad orgnica y/o psicosocial (por ejemplo, un len). El segundo, creer que se

    carece de recursos para hacer frente a la amenaza con xito (como no tener una

    escopeta cargada o no saber dispararla aunque se disponga de ella). Ambos elementos

    son necesarios para hablar de sufrimiento as, por amenazadora que sea una situacin, si

    la persona dispone de recursos para hacerle frente y confa en su capacidad para

    ponerlos en marcha no existir sufrimiento.

    Basndose en estos elementos bsicos, Bays, Arranz, Barbero y Barreto (1996)

    han elaborado un modelo integral para una intervencin teraputica paliativa. Consta de

    varios componentes relacionados segn una determinada secuencia. Los elementos son

    la estimulacin, la situacin o el estado (biolgico o psicosocial) experimentado por la

    persona, la valoracin que hace respecto al grado de amenaza y los recursos disponibles

    y, por ltimo, el estado de nimo.

    La secuencia seguida, de acuerdo con este modelo (Bays y cols, 1996; Bays

    2001 y Arranz, Barbero, Barreto y Bays, 2003) es la siguiente. La estimulacin fsica

    y/o psicosocial experimentada por la persona puede ser percibida como una amenaza

    importante para la integridad o la supervivencia biolgica o emocional. En tal caso, el

    sujeto evala sus recursos y si considera que estos son insuficientes o inadecuados se

    siente indefenso y aparece el sufrimiento. Este a su vez amplifica la intensidad o

    presencia de los sntomas o de la situacin amenazadora, incrementndose la sensacin

    de falta de control y con ello de nuevo el sufrimiento. Adems, ste no se da en el vaco

    sino en una persona con un determinado estado de nimo. Si ste ya estaba afectado se

    mantendr de esa forma y potenciar el malestar y si no lo estaba pero persiste el

    sufrimiento prolongadamente probablemente llegar a alterarse (ver figura 1).

    Figura 1: Modelo para la intervencin paliativa (Bays, Arranz, Barbero y

    Barreto, 1996)

  • Percepcin

    sensorial

    desagradable

    Amenaza + Impotencia

    Sufrimiento

    ESTADO DE NIMO

    Percepcin

    psicosocial

    desagradable

    INTERVENCIN EMOCIONAL EN EL ENFERMO EN TRATAMIENTO

    PALIATIVO

    Siguiendo el modelo expuesto, la intervencin pretender reducir el sufrimiento y

    para ello deber disminuir la amenaza, potenciar los recursos y compensar o modificar

    el estado de nimo cuando sea necesario.

    Para alcanzar estos objetivos generales el instrumento bsico es el counselling.

    Consiste en un proceso interactivo que, utilizando estrategias comunicativas, ayuda a

    reflexionar a una persona de forma que pueda llegar a tomar decisiones que considere

    adecuadas para si misma y teniendo en cuenta su estado emocional. Sus pilares son las

    habilidades de comunicacin, el soporte emocional, el modelo de solucin de problemas

    y el autocontrol (Arranz y Cancio, 2000; Barreto, 2000; Arranz, Barbero, Barreto y

    Bays, 2003).

    El counselling puede abarcar el apoyo por malestar especfico, la prevencin

    dirigida a reducir el riesgo de consecuencias patolgicas y el tratamiento de stas

    cuando aparecen.

    La exposicin de los objetivos de la intervencin emocional (Cabodevilla, 2000;

    Cancio, 2000; Schrder y Comas, 2000; Bays, 2001 y Arranz, Barbero, Barreto y

  • Bays, 2003) se ajustar a los elementos bsicos del modelo. Al final del apartado, se

    especificar la diferencia entre la intervencin de primera lnea y la especializada.

    1. Objetivos dirigidos a reducir la amenaza

    Aliviar los sntomas expresados como ms perturbadores para el enfermo. Anticiparse a los sntomas previsibles e indicativos de progresin de la

    enfermedad intentando reducir de esta forma la desesperanza.

    Disminuir el aislamiento arropando al enfermo y utilizando para ello todas las estrategias posibles (como por ejemplo, facilitar las visitas y el descanso de los

    familiares cuando resulte necesaria la hospitalizacin, acompaar al enfermo

    hasta que consiga dormirse y potenciar la comunicacin personal-enfermo-

    familia).

    Indagar y considerar el significado atribuido a los hechos con la finalidad de eliminar las creencias errneas o distorsionadas.

    Disminuir la incertidumbre proporcionando seales de seguridad (como por ejemplo, procurar seguir unas rutinas predecibles en relacin con los cuidados y/

    tratamientos).

    Normalizar las reacciones emocionales de forma que no se sientan bichos raros ni crean que se estn volviendo locos.

    Garantizar la continuidad de los cuidados mediante una buena coordinacin entre los distintos recursos asistenciales haciendo posible la ubicacin del enfermo en el

    mejor lugar teraputico.

    2. Objetivos dirigidos a potenciar los recursos del enfermo

    Informar de los elementos necesarios en el enfrentamiento activo y consciente de la situacin que le ha tocado vivir. Siguiendo una magnfica recomendacin de

    Broggi, hay que sustituir las mentiras piadosas por formas piadosas de decir la

    verdad (citado por Bays, 2001, p. 47).

    Potenciar la mxima autonoma posible. Mejorar la autoestima mediante la aceptacin incondicional del enfermo, el

    reconocimiento y refuerzo de sus valores y logros personales, la higiene diaria y

    el cuidado de su apariencia externa y la comunicacin emocional y afectiva por

  • parte de sus seres queridos. Estas son algunas de las estrategias disponibles pero

    no las nicas.

    Favorecer la expresin de pensamientos y emociones tanto para liberar parte de la tensin experimentada por el enfermo como para indagar las distorsiones

    cognitivas causantes de un sufrimiento innecesario.

    Detectar y reforzar los recursos existentes (como por ejemplo, la red de apoyo social, la realizacin de actividades agradables, la adherencia al tratamiento y la

    resolucin de los problemas planteados por los cuidados o la enfermedad).

    3. Objetivos dirigidos a compensar o modificar el estado de nimo

    Todos los objetivos anteriores. Aumentar la estimulacin positiva con la intencin de contrarrestar los efectos

    negativos o el malestar producido por la situacin de enfermedad avanzada.

    Evitar los ambientes montonos y carentes de estimulacin acercando la vida cotidiana al enfermo.

    Derivar a atencin especializada si la intervencin de primera lnea no consigue corregir la alteracin del estado de nimo.

    La intervencin especializada (psicolgica y/o farmacolgica) deber colaborar en

    la consecucin del mximo bienestar posible del enfermo empleando, para ello,

    tratamientos especializados que introduzcan en el repertorio del sujeto los recursos

    necesarios e inexistentes (por ejemplo, el entrenamiento en tcnicas de autorregulacin,

    la reestructuracin cognitiva y la parada de pensamiento). Tambin utilizar tcnicas

    especficas para modificar o compensar el estado de nimo depresivo, ansioso y/u

    hostil.

    RECURSOS HUMANOS DE INTERVENCIN EMOCIONAL

    ESPECIALIZADA EN EL REA 5

    En el momento actual y para la atencin de los enfermos en tratamiento paliativo,

    el rea 5 cuenta con:

  • Una psicloga que desarrolla su actividad asistencial en los hospitales Dr. Moliner y Arnau de Vilanova.

    Los profesionales pertenecientes al equipo de salud mental distribuidos en la unidad de hospitalizacin del Arnau de Vilanova, en los centros de salud de

    Godella y Paterna (incluido el equipo que atiende al barrio de la Coma) y en los

    centros de especialidades de Liria y Burjasot.

    Por ltimo, el Plan oncolgico de la Comunidad Valenciana establece la futura

    incorporacin de un psiclogo en los hospitales con ms de 250 pacientes oncolgicos

    nuevos al ao.

    BIBLIOGRAFA

    Arranz, P.; Barbero, J.; Barreto, P. y Bays, R. (2003). Intervencin emocional en

    cuidados paliativos. Modelo y protocolos. Barcelona: Ed. Ariel, S.A.

    Arranz, P. y Cancio, H. (2000). Counselling: Habilidades de informacin y

    comunicacin con el paciente oncolgico. En: F. Gil (Ed.), Manual de psico-

    oncologa (pp. 39-56). Madrid: Nova Sidonia Oncologa.

    Barbero, J. (2000). El apoyo espiritual en cuidados paliativos. En: M. Die y E. Lpez,

    Aspectos psicolgicos en cuidados paliativos. La comunicacin con el enfermo y la

    familia (pp. 637-648). Madrid: Ades Ediciones.

    Barreto, P. (2000). El counselling como instrumento teraputico. En: M. Die y E.

    Lpez, Aspectos psicolgicos en cuidados paliativos. La comunicacin con el

    enfermo y la familia (pp. 301-310). Madrid: Ades Ediciones.

    Bays, R. (2001). Psicologa del sufrimiento y de la muerte. Barcelona: Ediciones

    Martnez Roca, S.A.

    Bays, R.; Arranz, P.; Barbero, J. y Barreto, P. (1996). Propuesta de un modelo integral

    para una intervencin teraputica paliativa. Medicina Paliativa, 3, 114-121.

    Cabodevilla, I. (2000). Psicoterapia de apoyo durante la fase terminal. En: M. Die y E.

    Lpez, Aspectos psicolgicos en cuidados paliativos. La comunicacin con el

    enfermo y la familia (pp. 269-287). Madrid: Ades Ediciones.

  • Callahan, D. (2000). Death and the research imperative. The New England Journal of

    Medicine, 342, 654-656.

    Cancio, H. (2000). Tcnicas de intervencin cognitivo-conductuales. En: M. Die y E.

    Lpez, Aspectos psicolgicos en cuidados paliativos. La comunicacin con el

    enfermo y la familia (pp. 289-300). Madrid: Ades Ediciones.

    Generalitat Valenciana (2002). Plan oncolgico de la Comunidad Valenciana.

    Valencia: Generalitat Valenciana. Conselleria de Sanitat.

    Sanz, J. (1995). Comunicacin e informacin. Medicina Clnica, 104, 59-61.

    Schrder, M. y Comas, M.D. (2000). Atencin psicolgica del enfermo oncolgico en

    situacin avanzada/terminal. En: F. Gil (Ed.), Manual de psico-oncologa (pp. 173-

    208). Madrid: Nova Sidonia Oncologa.