Índice de plusvalía
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Faundes Merino, J. J. (2010 ). Índice de Plusvalía. Punto Final N°712 (25 de junio al 8 de julio) , 2.TRANSCRIPT
Índice de Plusvalía
Por Juan Jorge Faundes Merino*
“La cuota de plusvalía es por tanto la proporción exacta del grado de explotación de la
fuerza de trabajo por el capital…” (Carlos Marx, El Capital)
La fórmula del índice de explotación, a pesar de lo sencilla, como el propio Marx la
califica, permanece amordazada en las páginas de El Capital. He hecho el cálculo usando
como datos los de las Cuentas Nacionales del Banco Central y trabajando con los siguientes
supuestos: El PIB, como valor total del producto del proceso de trabajo (incluye empresas
privadas y estatales). El consumo de capital fijo y la variación de existencias, como valor
del capital constante (el consumo de capital fijo es la parte de los medios de producción que
se absorbe o consume durante el proceso de producción; la variación de existencias
representa el valor de las materias primas y materias auxiliares que se transforman o
consumen durante ese mismo proceso). El total de remuneraciones, corresponde al valor del
capital variable. La plusvalía resulta de restar al valor del producto el capital constante y el
capital variable (la homologación de estas categorías del Banco Central no siempre es
absoluta, pero se obtienen resultados bastante exactos)...
Un índice se confecciona fijando un año como base 100. Los valores anuales anteriores o
posteriores pueden ser iguales, mayores o menores a este número base. Para estos efectos,
ya que nos interesa medir el comportamiento de los gobiernos de la Concertación, nuestra
cifra base será el año 1990 y la cuota de plusvalía de ese momento: 172 por ciento. Esto
significa que, como promedio anual, en 1990 la proporción de la plusvalía fue de un 172
por ciento respecto de lo que se pagó en remuneraciones. Es decir, por cada cien pesos que
se pagó como salario o sueldo a los trabajadores, los dueños de los medios de producción se
apropiaron de 172. Medido ello en tiempo necesario para la reposición y reproducción de
su fuerza de trabajo, durante 1990 los trabajadores laboraron 2,9 horas para sí (que eso es el
salario), ocupando un 37 por ciento de la jornada laboral de ocho horas en ello, y laboraron
cinco horas de trabajo excedente para sus patrones, ocupando un 63 por ciento de la fuerza
de trabajo. Marx entiende por trabajo necesario el ocupado para reponer y reproducir la
fuerza de trabajo, que incluye las necesidades del trabajador y de su familia, y por trabajo
excedente, la parte no remunerada de la jornada de trabajo de la que se apropia el
empleador. Es precisamente este tiempo de trabajo excedente el que genera la plusvalía.
Respecto de este índice, Pinochet dejó su gobierno (1989) con 183,8 por ciento de
explotación, marcando nuestro índice 106,9. El tiempo de trabajo necesario era de 2,8 horas
(35 por ciento) y el excedente de 5,2 horas (65 por ciento). Los resultados en el último año
de cada gobierno de la Concertación fueron los siguientes: Aylwin (1993): 94,7 (Índice),
162,8 (cuota de plusvalía), 3 horas de trabajo necesario y 5 horas de trabajo excedente. Se
registró una leve mejoría respecto del último año de Pinochet.
Frei (2000): 64,9 (Índice), 111,7 (cuota de plusvalía), 3,8 horas de trabajo necesario y 4,2
de trabajo excedente. Los indicadores son mejores. Los trabajadores casi recuperan una
hora de trabajo necesario y disminuyen en el mismo tiempo el trabajo excedente. Lagos:
89,4 (Índice), 153,7 (cuota de plusvalía), 3,15 horas de trabajo necesario y 4,85 de trabajo
excedente. Con Lagos el índice de explotación sube 24,5 puntos y el trabajo necesario
vuelve a las proximidades de las tres horas.
Bachelet: 72,2 (Índice), 124,2 (cuota de plusvalía), 3,6 horas de trabajo necesario y 4,4 de
trabajo excedente. Las cifras de la Presidenta Bachelet son provisorias porque las cuentas
nacionales del Banco Central se generan con dos años de desfase. Sin embargo, se observa
una tendencia a la baja en el grado de explotación; los indicadores se acercan a los niveles
del gobierno de Frei. Cabe aclarar que plusvalía no es sinónimo de “ganancias” o
“utilidades”, ya que refleja, en el producto (en lo que se elaboró) el valor generado por la
fuerza de trabajo. Marx llama tasa de ganancia a la plusvalía dividida por el capital total
invertido en el proceso de trabajo (es decir, por la suma de capital constante y de capital
variable). La tasa de ganancia en los últimos años de los citados gobiernos es la siguiente:
Pinochet (135 por ciento), Aylwin (125,2 %), Frei (82,32 por ciento), Lagos (115 por
ciento) y Bachelet (93,5 por ciento). Esta ganancia, según Marx se desglosa en utilidades
del empresario, intereses que se pagan a los bancos, arriendo, etc. “Para nosotros estos
rubros son indiferentes”, dice Marx, “sumándolos obtenemos (la) plusvalía”.
Ningún gobierno concertacionista le hincó el diente en forma. Gobernaron en, por, para y
con el capitalismo. Piñera no lo hará mejor.
Santiago, Junio 25, 2010
* Juan Jorge Faundes Merino (periodista, escritor, Temuco, Chile, 1946) es profesor guía del Seminario de
Titulación “Trabajo” para las carreras de Ciencias Políticas, Sociología y Trabajo Social del área de Ciencias
Sociales de la Universidad de Arte y Ciencias Sociales (UARCIS), de Santiago de Chile.