implicaciones eclesiolÓgicas de la comprensiÓn del

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1 IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL MISTERIO DE LA ENCARNACIÓN, PARA LA VIDA CRISTIANA HOY. APORTES DESDE LA ENCARNACIÓN DEL VERBO DE SAN ATANASIO DE ALEJANDRÍA Y LAS PRIMERAS MORADAS DEL CASTILLO INTERIOR DE SANTA TERESA DE JESÚS Estudiante JUAN ESTEBAN CARMONA VELÁSQUEZ, OCD Director ORLANDO SOLANO PINZÓN PhD Trabajo de pregrado como requisito para optar por el título de profesional en Teología PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE TEOLOGÍA PROGRAMA DE PREGRADO EN TEOLOGÍA BOGOTÁ D.C. 2019

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Page 1: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

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IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL MISTERIO

DE LA ENCARNACIÓN, PARA LA VIDA CRISTIANA HOY. APORTES DESDE

LA ENCARNACIÓN DEL VERBO DE SAN ATANASIO DE ALEJANDRÍA Y LAS

PRIMERAS MORADAS DEL CASTILLO INTERIOR DE SANTA TERESA DE

JESÚS

Estudiante

JUAN ESTEBAN CARMONA VELÁSQUEZ, OCD

Director

ORLANDO SOLANO PINZÓN PhD

Trabajo de pregrado como requisito para optar por el título de profesional en Teología

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE TEOLOGÍA

PROGRAMA DE PREGRADO EN TEOLOGÍA

BOGOTÁ D.C.

2019

Page 2: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

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NOTA DE ACEPTACIÓN

_______________________

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_______________________

_______________________

_______________________

Firma del Presidente del Jurado

___________________________

Firma del Jurado

___________________________

Firma del Jurado

“La Universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por los estudiantes en

sus trabajos de tesis, sólo velará para que no se publique nada contrario al dogma y a la moral

católica y porque las tesis no contengan ataques o polémicas puramente personales; antes

bien, se vea en ellas el anhelo de buscar la verdad y la justicia”.

Reglamento General de la Pontificia Universidad Javeriana, artículo 23 de la Resolución

N° 13 del 6 de junio de 1964.

Page 3: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

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AGRADECIMIENTOS

Con este trabajo deseo dar mis agradecimientos a Dios, principalmente, por la manera en que

me tendió la mano y me hizo sentir su presencia como compañero de camino a lo largo de

mis estudios universitarios. Reconozco y doy fe que sin Él nada puedo. A la Pontificia

Universidad Javeriana agradezco el tiempo y el compromiso que dedicó a mi formación

humana y cristiana durante el pregrado en Teología, un agradecimiento que se extiende a

cada uno de los profesores, profesoras, directivos y compañeros en el aula. Al Semillero de

Hermenéutica y Padres de la Iglesia en cabeza de su tutor Orlando Solano Pinzón, doy las

gracias por hacer que este trabajo fuera posible para que, saliendo a la luz con ayuda de su

dirección, experiencia intelectual y de vida, sea posible iluminar a muchas otras personas.

A la Orden de Carmelitas Descalzos, al provincial, a los formadores y a cada uno de los

frailes les estoy altamente agradecido por mostrarme, con la vida misma en la comunidad,

que tenemos a Dios presente, el cual no se va de nosotros, sino que se ha quedado de una vez

por todas habitando en el interior para ser llevado a todo lugar en cada experiencia y

situación. Es indispensable, además, agradecer a mi familia: mi madre a quien dedico este

logro, mi hermana de quien estoy tan orgulloso, mis cinco sobrinos y mi cuñado, un hombre

de fe que me recuerda siempre el camino. Finalmente, y no menos importante, agradezco a

mi abuela, aquella que me inició en el camino de la fe y hoy se encuentra en los brazos de

Dios en toda su plenitud.

Page 4: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

4

Contenido

INTRODUCCIÓN .................................................................................................................. 6

1. CAPÍTULO 1: ATANASIO DE ALEJANDRÍA Y TERESA DE JESÚS, DOS

RELATOS DE VIDA EN COMUNIÓN DE FE.................................................................. 10

1.1. San Atanasio de Alejandría ....................................................................................... 10

1.1.1. Contexto histórico: Ambiente político, social y eclesial ....................................... 10

1.1.2. Defensa de la ortodoxia ......................................................................................... 12

1.1.3. Evangelización, vida piadosa e influencia civil ..................................................... 13

1.2. Perfil biográfico y vida eclesial de Atanasio de Alejandría ...................................... 15

1.2.1. Primeros años ......................................................................................................... 15

1.2.2. Acercamiento a la vida de Iglesia y participación en el Concilio de Nicea ........... 16

1.2.3. Atanasio, obispo de Alejandría .............................................................................. 17

1.2.4. Acercamiento a las principales obras de Atanasio de Alejandría .......................... 19

1.2.5. Últimos años .......................................................................................................... 20

1.3. Contextualización de la obra La encarnación del Verbo .......................................... 20

1.3.1. Fecha, destinatarios y estructura de la obra ........................................................... 20

1.4. Santa Teresa de Jesús ................................................................................................ 22

1.4.1. Contexto histórico: Ambiente político, eclesial y social ....................................... 22

1.4.2. La ciudad de Ávila ................................................................................................. 24

1.5. Perfil biográfico y vida eclesial de Teresa de Jesús .................................................. 25

1.5.1. Primeros años y juventud ....................................................................................... 25

1.5.2. Ingreso al convento de la Encarnación .................................................................. 27

1.5.3. Reforma teresiana .................................................................................................. 29

1.5.4. Acercamiento a sus obras principales .................................................................... 30

1.5.5. Últimos años .......................................................................................................... 31

1.6. Contextualización de la obra Castillo interior .......................................................... 32

1.6.1. Fecha, destinatarios, estructura general de la obra ................................................ 32

1.6.2. Finalidad y estructura de las Moradas primeras .................................................... 32

2. CAPÍTULO 2: EL OBRAR CONTINUO DE DIOS POR MEDIO DE SU VERBO

HECHO CARNE EN FAVOR DE LA HUMANIDAD ...................................................... 34

2.1. Comprensión de la grandeza y dignidad del ser humano .......................................... 34

2.1.1. Belleza y profundidad del ser humano................................................................... 36

2.2. Noción de pecado ...................................................................................................... 37

Page 5: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

5

2.2.1. De espaldas al proyecto divino y sus consecuencias ............................................. 37

2.2.2. Pecado como oscuridad y tiniebla.......................................................................... 39

2.3. Causas de la encarnación del Verbo .......................................................................... 41

2.3.1. Aniquilación del gobierno de la muerte y la corruptibilidad ................................. 41

2.3.2. Conocimiento del Padre por las obras del Hijo ..................................................... 44

2.4. Vida cristiana ............................................................................................................. 47

2.4.1. Obras y frutos que surgen de la comprensión de las obras del Verbo encarnado .. 47

2.4.2. Estudio de las Escrituras y vivencia de la virtud ................................................... 51

2.4.3. Frutos que nacen del árbol plantado en la fuente de vida ...................................... 53

3. CAPÍTULO 3: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LAS OBRAS LA

ENCARNACIÓN DEL VERBO Y LAS MORADAS PRIMERAS DEL CASTILLO

INTERIOR PARA LA VIDA CRISTIANA HOY............................................................... 58

3.1. Encarnación e Iglesia hoy .......................................................................................... 58

3.2. Implicaciones en diferentes niveles de la eclesiología respecto de la comprensión del

misterio de la encarnación .................................................................................................... 66

3.2.1. Implicaciones en la vida ministerial ...................................................................... 66

3.2.2. Implicaciones en la vida sacramental .................................................................... 70

3.2.3. Implicaciones en la vida consagrada...................................................................... 74

3.2.4. Implicaciones en la vida cristiana .......................................................................... 78

CONCLUSIONES ................................................................................................................ 84

BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................................. 86

Page 6: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

6

INTRODUCCIÓN

El centro de la fe de los cristianos es el acontecimiento de la encarnación: tanto la anunciación

como el nacimiento de Jesús, su vida y ministerio público, su pasión, muerte y resurrección,

han sido anunciadas en todo el mundo. Por un lado, multitudes de personas han creído esta

noticia de salvación y le han creído a Él, a su amor desbordante y a su benevolencia infinita

por la humanidad en medio de la realidad de pecado. Por otro lado, en este punto de la

historia, en medio de altos y bajos en la fe, hombres y mujeres al lograr una comprensión

profunda del misterio de la encarnación, el cual nunca se agota, han buscado por distintos

medios acercar al Padre bajo la guía del Espíritu a muchas personas en su lejanía o crisis de

fe.

En esta línea, el problema que lleva a emprender este trabajo en el área sistemática de la

teología se centra en la crisis de fe que se presenta en la Iglesia, entendida como Pueblo de

Dios1 compuesta por fieles, clérigos y laicos, los cuales llevan el título de cristianos, pero en

muchas ocasiones viven de una manera que muestra la carencia de comprensión en sus

existencias del misterio de la encarnación, en el cual se cimienta su fe.

A este respecto frente a la crisis de fe, la cual interviene en el obrar cristiano, se presentan

riesgos que, como indica el papa Francisco, ponen de relieve las dificultades del mundo

actual inmerso en las diferentes ofertas que clausuran la vida de cada ser humano en los

propios intereses, por lo cual “ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya

no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el

entusiasmo por hacer el bien. Los creyentes también corren ese riesgo cierto y permanente.

Muchos caen en él y se convierten en seres resentidos, quejosos, sin vida”2.

Hay, pues, según lo anterior, una crisis que obedece en gran parte a un desconocimiento de

la fe, especialmente del misterio de la encarnación que dignifica la historia, el ser y el hacer

1 Concilio Vaticano II, “Constitución Dogmática Lumen Gentium sobre la Iglesia” 9-17.

2 Papa Francisco, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium 2.

Page 7: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

7

humano; lo cual hace que, dejando estos efectos a la deriva, se experimente una vida ausente

muchas veces de sentido, de respeto por sí mismo, por el otro e incluso por Dios, al carecer

del amor que envuelve la existencia de quien logra captar dicho misterio encarnatorio. Sobre

esta realidad afirma Francisco: “esa no es la opción de una vida digna y plena, ese no es el

deseo de Dios para nosotros, esa no es la vida en el Espíritu que brota del corazón de Cristo

resucitado”3.

En la misma línea el Concilio Vaticano II al introducir la Constitución pastoral Gaudium et

Spes, afirma que para los discípulos de Cristo “nada hay de verdaderamente humano que no

tenga resonancia en su corazón”4. Es por esta razón que el estado de vida cristiana actual

debe llamar la atención principalmente a quienes hacemos parte de la Iglesia, para tomar

decisiones que contribuyan a la renovación de la vida cristiana según sea nuestro rol dentro

de la misma y, además, como comunidad creyente. Los signos de los tiempos interpretados

a la luz del evangelio5 deben resonar en el cristiano y moverlo a vivir según su fe encarnada

en la historia.

Para abordar el problema ya mencionado, el presente trabajo va a prestar principal atención

a la obra La encarnación del Verbo de San Atanasio de Alejandría en la cual se desarrolla

una postura sobre el misterio de la encarnación en la tradición de la Iglesia, que toca

necesariamente la existencia de la humanidad, llevándola a una transformación que, según

Atanasio, permite que el hombre se haga Dios6. Y una apuesta desde la obra Castillo interior

de santa Teresa de Jesús en las Primeras moradas, en las cuales se muestra la grandeza del

ser humano y la transformación que en él acontece cuando deja que su vida sea no solo

tocada, sino habitada por la presencia de Cristo encarnado.

3 Ibíd.

4 Concilio Vaticano II, “Constitución pastoral Gaudium et Spes sobre la Iglesia en el mundo hoy” 1.

5 Ibíd., 4.

6 Atanasio, La encarnación del Verbo, 139.

Page 8: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

8

Abordar el problema anteriormente descrito desde la referencia a un Padre y a una Doctora

de la Iglesia, obedece a que la teología en pleno siglo XXI continúa siendo consciente, como

señala Juan Pablo II en la Instrucción para el estudio de los Padres de la Iglesia que, “en los

Padres hay algo de especial, de irrepetible y de perennemente válido, que continúa viviendo

y resiste a la fugacidad del tiempo”7, asimismo reconoce en la doctrina de los doctores una

ruta, un camino de vida espiritual y real, que acerca a las personas con su ser más profundo,

es decir, con Dios.

En cuanto al método, debido a que el fuerte de la investigación versa sobre el estudio de un

texto de la antigüedad y otro de la Edad Media en su relación con la experiencia eclesial

actual, se ha considerado oportuno integrar como propuesta el método hermenéutico de Paul

Ricoeur, cuya particularidad se ubica en la perspectiva de una hermenéutica de la apropiación

en la cual el ser del hombre se constituye en referente último del discurso8.

De esta manera, el acercamiento histórico/crítico a las obras La encarnación del Verbo y las

Primeras moradas del Castillo interior, las cuales serán objeto de análisis, permitirá, pues,

situar a san Atanasio y a santa Teresa en su contexto, y determinar el significado que tuvieron

dichas obras en el ambiente en el cual surgieron, además de abonar el terreno para realizar el

ejercicio interpretativo de actualización de las mismas para la vida cristiana hoy.

Como teólogo, la motivación principal de elaborar este trabajo es dar cuenta de los elementos

adquiridos durante la formación teológica, mediante un tema visible y apremiante en la

Iglesia. La forma en la cual vivimos como cristianos en este momento presente de la historia

refleja una crisis de fe real y urgente, la cual debe ser abordada. Así mismo, como cristiano

es también mi responsabilidad crecer en la fe y ayudar a otras personas a que también la

fortalezcan desde esta perspectiva de un Jesús presente y encarnado en la humanidad y en la

historia; el mismo que se encarga de recordar y devolver la dignidad y la vida al ser humano

7 Congregación para la Educación Católica, Instrucción sobre el estudio de los Padres de la Iglesia en la

formación sacerdotal 2. 8 Ricoeur, Del Texto a la acción, 56.

Page 9: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

9

y, así mismo, de enseñarle a vivir como hijo del Padre por la fuerza del Espíritu,

transformándolo desde el interior.

El presente trabajo permitirá al lector adentrarse en el misterio de la encarnación, para

llevarlo a comprender de qué está hecho y a qué está llamado; a reconocer que su propia

existencia, entre debilidades y fortalezas, puede llegar a actuar en y desde Dios. Para lograr

dicho cometido, en el primer capítulo se hará un acercamiento al contexto histórico,

sociocultural y eclesial y, además, al perfil biográfico de san Atanasio y santa Teresa. En el

segundo capítulo se realizará un análisis en clave eclesiológica de las obras La encarnación

del Verbo y las Moradas primeras del Castillo interior respectivamente; en el tercer capítulo,

se identificarán las implicaciones eclesiológicas encontradas a partir de dicho análisis para la

vida cristiana hoy y, finalmente, se brindarán unas conclusiones.

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1. CAPÍTULO 1: ATANASIO DE ALEJANDRÍA Y TERESA DE JESÚS, DOS

RELATOS DE VIDA EN COMUNIÓN DE FE

Cada ser humano en el mundo existe en un tiempo histórico y en contextos particulares que

determinan diversas formas de apropiar la existencia, las cuales pueden marcar un hito en la

historia de un grupo humano. No es esta la excepción de los autores que acompañarán el

presente trabajo, Atanasio de Alejandría y Teresa de Jesús, quienes pertenecen a momentos

históricos y contextos distintos, pero comparten una experiencia de fe en común.

Para dar cuenta del perfil de estos personajes, el presente capítulo hará un acercamiento al

contexto histórico, social, eclesial y biográfico de cada autor, para situarlos y descubrir en

ellos el desarrollo de su vida cristiana en diálogo permanente con la realidad. Además, se

hará mención de sus principales escritos, fijando la atención en las obras que serán objeto de

análisis en el siguiente capítulo.

Para tal efecto, en un primer momento se hará un breve recorrido por el ambiente político,

social y eclesial de la época de cada uno de los personajes; como segundo momento se dará

paso a la descripción del perfil biográfico y la vida eclesial de cada autor; en un tercer

momento se hará una contextualización de las obras objeto de análisis y, finalmente, se

ofrecerá una conclusión.

1.1. San Atanasio de Alejandría

1.1.1. Contexto histórico: Ambiente político, social y eclesial

La Alejandría del siglo IV, de la cual hicieron parte grandes personajes entre ellos Atanasio,

pertenece al imperio Romano. Esto, en el ámbito político, implicaba estar acogido a todo

aquello que cada emperador dispusiese en todos los campos en los cuales tuviera poder, tales

como: la política, la economía, la milicia y la religión. Las diversas luchas por el poder del

imperio romano, para entonces dividido en una tetrarquía, llevaron a varias guerras civiles

Page 11: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

11

hacia finales del siglo III y comienzos del siglo IV9. Con la intención de defender el imperio

y la tranquilidad interior de este, Constantino unificó nuevamente, en un largo proceso de

luchas, el imperio, e hizo varias reformas con miras a mantenerlo consolidado.

Constantino dio continuidad a la política de tolerancia religiosa establecida por Galerio en el

año 311, la cual se vio reflejada en el edicto de Milán del año 31310. Este edicto estableció la

libertad en cuanto a la religión en el imperio y frenó la persecución practicada contra el

cristianismo. Como señala Patiño:

La Iglesia comenzó a tener una posición privilegiada que fue creciendo por las

disposiciones y medidas que Constantino dio durante su gobierno. Son prueba de ello

los cambios en el matrimonio, la lucha de los gladiadores y la supresión de la

crucifixión como pena de muerte.11

La construcción de templos fue otra de las medidas del emperador, quien consideraba la

Iglesia como el Reino de Dios y al imperio como proveniente del orden creado por Dios12.

Si bien era un respiro para el cristianismo la tolerancia y la supresión de la persecución, se

pasó a otro extremo no muy saludable para la vivencia del mensaje evangélico. En palabras

de Patiño “la Iglesia comienza a ser el marco de referencia de la política religiosa del imperio;

ya son los obispos y altos jerarcas eclesiásticos quienes ocupan un puesto de privilegio en las

celebraciones imperiales”13. No se trata aquí de una mera protección o un privilegio sin más

hacia la religión cristiana, en realidad Constantino había encontrado en el cristianismo un

buen aliado14 para mantener la armonía en su imperio.

La intromisión del emperador en la Iglesia y de la Iglesia en las realidades del imperio irá en

aumento. Cabe recordar que fue el emperador y no el papa, quien se atribuyó la autoridad de

9 Patiño, Historia de la Iglesia, 115.

10 Tanner, Breve historia de la Iglesia católica, 44.

11 Patiño, Historia de la Iglesia, 116.

12 Ibíd.

13 Ibíd.

14 Hamman, Guía práctica de los Padres de la Iglesia, 122.

Page 12: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

12

convocar el Concilio Ecuménico de Nicea en el año 325 sin siquiera estar bautizado. Dicha

intromisión política en el gobierno de la Iglesia llegará al punto de amenazar su ortodoxia15.

Si bien hay una época de prosperidad para el cristianismo durante el tiempo de Constantino,

luego se verá afectada por sus sucesores tras su muerte en el año 33716. Muestra del ambiente

problemático que sobrevino luego de Constantino se da en la división del imperio que este

hace entre sus hijos, quienes terminaron en luchas fratricidas en busca de poder17.

1.1.2. Defensa de la ortodoxia

A los grandes doctores del siglo IV, es a quienes les corresponderá luchar fuertemente contra

las frecuentes amenazas a la ortodoxia; así como indica Hamman, buscan ir “contra las

secuelas de la herejía y taponar las fisuras que esta ha producido en la Iglesia”18. Es este el

tiempo en el cual se comienza a formular la fe dado que, mientras Constantino está en el

poder, surge el movimiento arriano con una corriente la cual, según Patiño:

...sostenía que el Hijo de Dios había sido creado, que no era eterno, y por lo tanto no

era Dios verdadero, no era consubstancial con el Padre; en el fondo estaba destruyendo

el misterio de Cristo y de la Trinidad.19

Arrio, quien era sacerdote de la iglesia alejandrina, fue excomulgado por su obispo Alejandro

en un sínodo realizado hacia el 31920. El Obispo de Alejandría dio una alerta por medio de

una carta circular sobre el error profesado por Arrio. Constantino al ver la división que se dio

al interior de las comunidades, quiso buscar la reconciliación entre ambas partes para

mantener la armonía imperial. Es en medio de este contexto en el cual se ubica el primer

concilio ecuménico realizado en Nicea. En este concilio se trató el tema sobre la herejía

arriana siendo Alejandro, el obispo de Alejandría, uno de los grandes abanderados, así como

Atanasio, su secretario, quien pudo haber trabajado tras bambalinas.

15

Ibíd. 16

Patiño, Historia de la Iglesia, 117. 17

Ibíd. 18

Hamman, Guía práctica de los Padres de la Iglesia, 122. 19

Patiño, Historia de la Iglesia, 123. 20

González, Historia del cristianismo, 211.

Page 13: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

13

En ese primer concilio que da inicio a los concilios ecuménicos, se formuló, como afirma

Patiño,

...parte de la fe, se unificó la celebración de la pascua [...], se dieron algunas normas

expresadas en 20 cánones; por su carácter ecuménico influyó en la concepción de la

historia de la Iglesia y de los demás concilios y, por aceptar proclamar el símbolo de la

fe, tiene un carácter dogmático.21

A pesar de haberse condenado la herejía arriana en el concilio de Nicea, no pararon las

dificultades entre quienes apoyaban a Arrio, incluyendo a emperadores como Constancio

quien apoyó la fe arriana y buscó imponerla en el imperio, y quienes trabajaban por cumplir

lo que se había proclamado en Nicea buscando la ortodoxia de la fe22.

1.1.3. Evangelización, vida piadosa e influencia civil

Durante el siglo IV se formaron grandes intelectuales, haciendo de esta época la edad de oro

de los Padres de la Iglesia. Fueron ellos quienes utilizaron los elementos centrales que hacían

parte de la cultura, para ponerlos al servicio del Evangelio23.

El éxito de la evangelización se debió al testimonio de los monjes que llevaron el evangelio

al sector rural gracias al cese de las persecuciones, y a iniciativas de obispos en sus lugares

de pastoreo. De esta realidad da cuenta Patiño cuando pone como ejemplo la experiencia de

Egipto donde, “la acción misionera fue realizada por obispos y monjes; entre los obispos

brilló Atanasio quien desde Alejandría tomó la decisión de evangelizar y convertir el sur de

Egipto”24. Se buscó con la enseñanza cristiana iluminar el espíritu y formar las costumbres

de la sociedad.25 Todo esto aún en medio de las dificultades entre cristianos ortodoxos y pro-

arrianos que se daban de forma continua.

21

Patiño, Historia de la Iglesia, 124. 22

Ibíd. 23

Hamman, Guía práctica de los Padres de la Iglesia, 123. 24

Patiño, Historia de la Iglesia, 132. 25

Hamman, Guía práctica de los Padres de la Iglesia, 123.

Page 14: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

14

La vida social de las personas estaba muy unida a su vida religiosa, en medio de sus

quehaceres se hallaba todo un ambiente de piedad principalmente centrada en Cristo. Según

Patiño:

Junto al cristocentrismo se encuentran varias formas de ascética que hacían parte de la

religiosidad, y se insistía en la oración como conversación con Dios que exigía la vida

beata, una vida de santidad; la ascética estaba centrada no solamente en la invitación al

sacrificio y mortificación personal, sino también a la invitación a la virginidad y la

castidad.26

Asimismo, crecía en el ambiente el culto a los mártires y a los santos. El culto a la Virgen

María fue mayor incluso que el de los apóstoles, mucho antes de las definiciones dogmáticas

mariológicas27.

Desde el edicto de Milán, las funciones propias encargadas a los seglares comenzaron a

disminuir para dejarlas a monjes y clérigos. La distancia entre unos y otros comenzó a ser

notable, pues los clérigos tenían ahora lugares de acceso prohibido para los seglares. El

apostolado en los laicos se sostuvo desde la perspectiva de sacerdocio universal, sobre el cual

trató Juan Crisóstomo en su momento28.

Muchos aspectos vividos en el ámbito civil fueron acogidos por la Iglesia, entre ellos la

legislación civil sobre el matrimonio. Otros, en cambio, fueron rechazados, tales como el

divorcio, las uniones de hecho y el aborto29. La legislación civil con el paso de los años

comenzó a cambiar influenciada por la doctrina cristiana. Frente al ambiente opresor de la

época en el ámbito económico y laboral, Patiño indica que “la Iglesia optó, a veces con

algunas reservas, contra las injusticias cometidas con los dependientes, es decir los esclavos

pero sin prohibir la esclavitud”30. La opresión y la pobreza abundaban en las sociedades del

26

Patiño, Historia de la Iglesia, 164. 27

Ibíd., 165. 28

Para mayor información sobre los temas tratados por Juan Crisóstomo, ver: González, Historia del

cristianismo, 255. 29

Patiño, Historia de la Iglesia, 166-167. 30

Ibíd., 167.

Page 15: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

15

siglo IV. La cultura, por su parte, estaba cambiando dada la visión cristiana del mundo que

había comenzado a respirar el imperio. Ciertamente no fue para nada fácil el tiempo en que

vivió Atanasio.

1.2. Perfil biográfico y vida eclesial de Atanasio de Alejandría

1.2.1. Primeros años

Atanasio nace a finales del siglo III, hay autores que sitúan la fecha de su nacimiento hacia

el año 29531. De su infancia y su familia no se tienen muchos datos, todo lo que se dice acerca

de esta primera etapa es tan solo un acercamiento a lo que pudo ser. Se conoce un poco más

del hombre de Iglesia que del niño o el joven propio de su contexto. Según indica Stead, se

cree probable que Atanasio sea hijo “de padres no cristianos de lengua griega, en

Alejandría”32. Además se considera que Atanasio, al haber nacido en un contexto de luchas

por la unificación del imperio y de persecución a los cristianos, quienes no eran tolerados en

ese momento histórico, tenga algún recuerdo de las persecuciones realizadas entre los años

304-31133.

Respecto a la conversión de Atanasio al cristianismo, Stead afirma que es muy probable que

haya sido en su primera juventud34. Recibió una formación teológica más ligada a los asuntos

eclesiásticos, la cual será de vital importancia para el que será hombre de Iglesia35. En su

formación hubo grandes autores tanto filósofos como cristianos, que fueron aportando a

Atanasio conocimiento y guía en la praxis cristiana; según plantea Stead, “su fuente de

inspiración principal era la Biblia griega; entre los padres griegos acudió a Ignacio,

Atenágoras, Ireneo y Orígenes”36. La formación de Atanasio, más que de una formación

31

Patiño, Los Padres de la Iglesia, 81. 32

Stead, “Atanasio”, en Diccionario patrístico y de la antigüedad cristiana, 260. 33

Ibíd. 34

Ibíd. 35

Patiño, Los Padres de la Iglesia, 81. 36

Stead, “Atanasio”, en Diccionario patrístico y de la antigüedad cristiana, 260.

Page 16: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

16

clásica, proviene de la Iglesia. Hamman afirma al respecto que “fue la Iglesia la que formó a

Atanasio. En ella hizo su carrera. Es su medio vital, su patria, su familia. Él la defenderá con

la intrepidez del hijo que defiende a su madre”37.

1.2.2. Acercamiento a la vida de Iglesia y participación en el Concilio de Nicea

Luego de los ya mencionados edictos de tolerancia firmados en el año 311 por Galerio y en

el año 313 por Constantino y Licinio, se fue consolidando cada vez más el cristianismo como

institución. Había obispos en cada sede principal del imperio que ayudaban a evangelizar de

forma particular los lugares a los cuales pertenecían. Alejandría contaba con su obispo,

Alejandro. Este, como indica Stead, al entrar en contacto con Atanasio “lo hizo primero

lector, luego diácono y secretario episcopal por el 318, cuando empezaba a desarrollarse la

controversia arriana”38.

Dicha controversia se desató debido a los postulados del presbítero Arrio, oriundo de

Alejandría y formado en Antioquía. Este sacerdote se valió de varios medios incluyendo la

homilía y las cartas para enseñar un cristianismo simplificado, en el cual afirmaba que Jesús

no era Dios verdadero, sino el primogénito y más excelso en la creación. Fue excomulgado

por su obispo Alejandro y más tarde por el concilio de Nicea39. Arrio, en palabras de

Guerrero:

Atacaba directamente el núcleo esencial del cristianismo, ya que, si el Verbo no era

Dios, Jesucristo, el Verbo hecho hombre, era incapaz de redimir al hombre privado de

la amistad de Dios a consecuencia del pecado. No habría por tanto encarnación de Dios

ni redención del hombre.40

En el tiempo en que aún Atanasio era diácono y secretario episcopal acompañó al obispo

Alejandro al concilio de Nicea, convocado por el emperador Constantino ante las dificultades

37

Hamman, Guía práctica de los Padres de la Iglesia, 126. 38

Stead, “Atanasio”, en Diccionario patrístico y de la antigüedad cristiana, 260-261. 39

Patiño, Los Padres de la Iglesia, 80. 40

Guerrero, “Introducción”, en La encarnación del Verbo, 9.

Page 17: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

17

con el arrianismo y otros temas propios de la vida de la Iglesia que estaban causando división

en el imperio. El Alejandrino, según afirma Hamman:

Como diácono [...], toma parte en el primer concilio ecuménico, en la victoria de la fe

sobre la herejía de Arrio. Es posible que haya desempeñado un papel doctrinal entre

bastidores. Es y seguirá siendo el hombre de Nicea, hasta el punto de identificarse con

la causa de la ortodoxia.41

El concilio se desarrolló en Nicea con el patrocinio de Constantino, la asistencia a este fue

numerosa y hubo participaciones de diverso talante, desde estudiosos de las diferentes

escuelas del momento, filósofos y hasta personas que, si bien llevaban menos tiempo que

otros en la vida eclesial como Atanasio, pusieron todo el empeño en desarrollar de la mejor

manera esta tarea urgente que requería la Iglesia. Simonetti en la presentación de la apertura

del concilio, afirma:

Adhiriéndose a la invitación de Constantino, que había ofrecido a los que querían la

posibilidad de viajar con los medios del servicio estatal, comenzaron a llegar a Nicea,

en mayo del 325, obispos en gran número, especialmente de las regiones donde la

controversia arriana había estallado [...]. Podemos pensar en un número de alrededor

de 270 obispos participando efectivamente en las sesiones del concilio [...]. En aquellas

discusiones también fueron llevados algunos filósofos paganos a presenciar este nuevo

tipo de evento para ellos, y sobre todo Atanasio, el diácono y futuro sucesor de

Alejandro de Alejandría.42

Es a partir de este periodo de la historia y hasta su muerte, por el cual Atanasio será altamente

recordado a través de los siglos y, aún, hasta el momento presente.

1.2.3. Atanasio, obispo de Alejandría

Para el momento de la muerte de Alejandro en el año 328, ya este obispo había dado muestras

del deseo de que su sucesor fuera Atanasio43. Gran parte del pueblo estuvo de acuerdo y la

consagración episcopal, previniendo cualquier novedad, se realizó de forma apresurada.

Dicho procedimiento informal generó más tarde algunos problemas en los cuales se indicaba

como inválida dicha consagración. Frente a las discusiones, Constantino reconoció el

41

Hamman, Guía práctica de los Padres de la Iglesia, 127. 42

Traducción libre del autor: Simonetti, La crisi ariana nel IV secolo, 78-79. 43

González, Historia del cristianismo, 227.

Page 18: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

18

episcopado de Atanasio en Alejandría y, luego de haber reintegrado a Arrio para mediar

dificultades le pidió a Atanasio que le recibiera, pero este se negó rotundamente44. Dicha

decisión le acarreó el primer destierro de su obispado.

El episcopado de Atanasio estuvo cargado de múltiples problemas. Al inicio “el nuevo obispo

comienza por fortalecer en el corazón de sus fieles la fe de Nicea”45. A partir del año 330

comienza toda una lucha para proteger la ortodoxia definida en el concilio del cual había

hecho parte, como secretario de su obispo Alejandro. Esta labor le traerá un sinnúmero de

acusaciones falsas y persecuciones de parte de los seguidores del arrianismo, clérigos,

disputas teológicas y críticas políticas, pero nunca de su comunidad que le guardaba gran

estima46. Atanasio será, como afirma Cola, “la única voz que se eleva contra el sometimiento

del poder espiritual al poder civil, reivindicando la independencia de la Iglesia”47. A causa

de su firmeza será desterrado de Alejandría en cinco ocasiones48.

El Obispo alejandrino vivirá, según indica Hamman “cuarenta y cinco años de episcopado,

de los que diecisiete ─a intervalos─ vive en el exilio”49. En medio de todo, Atanasio

permanece firme a aquello por lo cual ha luchado inicialmente junto a Alejandro y luego en

su propio episcopado. La lucha que ejerce lo acompañará durante toda su existencia, con el

apoyo del poder civil en sus primeros años y cuando este traicione la ortodoxia, contra él.

Los destierros no menguarán los deseos de salvaguardar la fe; ni aun las intrigas circundantes

ni el exilio lograrán silenciar al Obispo de Alejandría. Su resistencia es incomparable, lo cual

se confirma en que será el imperio en muchas ocasiones quien deba ceder50.

44

Hamman, Guía práctica de los Padres de la Iglesia, 128. 45

Ibíd., 127. 46

González, Historia del cristianismo, 227. 47

Cola, Perfiles de los Padres, 47-48. 48

Hamman, Guía práctica de los Padres de la Iglesia, 127. 49

Cola, Perfiles de los Padres, 47. 50

Hamman, Guía práctica de los Padres de la Iglesia, 122.

Page 19: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

19

1.2.4. Acercamiento a las principales obras de Atanasio de Alejandría

Luego de conocer mejor el contexto en el cual se movió Atanasio y de haber tenido un

acercamiento a su historia particular, es posible entrar a mirar de forma muy general las obras

que de él se conocen, unas escritas antes de ser obispo, otras como epíscopo e incluso en

medio de sus cinco destierros. Afirma Guerrero que “su producción literaria es amplísima.

La mayor parte de sus escritos tiene relación con la defensa de la fe católica, especialmente

con la divinidad del Verbo, proclamada en Nicea”51. Es un escritor capaz de llegar a los más

doctos y, como obispo, a los fieles en procura de su crecimiento en la fe.

Entre los escritos apologéticos y dogmáticos, se encuentran: Oratio contra gentes y De

incarnatione Verbi, de los cuales se dice que es una sola obra en dos volúmenes escrita en

intervalos de tiempo distintos. La fecha de composición de la obra, aunque incierta, se

propone hacia el 318 ya que no hay en ella referencias al arrianismo52. En esta temática se

incluye además la obra Orationes contra Arianos (340-346) considerada la obra dogmática

más importante de Atanasio. Dicha obra está compuesta por tres libros: en los dos primeros

resume la doctrina de Arrio, desmontando sus argumentaciones y señalando la distorsión en

la cual incurre su exégesis y en el tercero afirma la divinidad del Verbo.

Atanasio también tiene escritos histórico-polémicos, tales como la Apología contra los

arrianos (357) escrita luego de regresar de su segundo destierro. Apología al emperador

Constancio (353-357), escrita en lenguaje valiente y digno. Apología por su huida (357) e

Historia de los arrianos (358)53. Atanasio escribió, además, comentarios exegéticos

(Comentarios sobre los salmos, sobre el Eclesiastés y el Cantar de los Cantares y sobre el

Génesis) de los cuales quedan solo fragmentos. De Atanasio se conservan también varias

cartas, por ejemplo, las Cartas festales con las cuales los obispos anunciaban la fecha de la

pascua, y escritos ascéticos entre los cuales se encuentra la Vida de Antonio (357) que

51

Guerrero, “Introducción”, en La encarnación del Verbo, 9. 52

Stead, “Atanasio”, en Diccionario patrístico y de la antigüedad cristiana, 262. 53

Guerrero, “Introducción”, en La encarnación del Verbo, 25.

Page 20: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

20

constituye el documento más importante del monaquismo primitivo54 y con el cual se

inaugura la escritura hagiográfica.

1.2.5. Últimos años

Lo que queda luego de tantas experiencias para el obispo de Alejandría, es una vida vivida

en continua búsqueda de la virtud, motivada por una fe inquebrantable y una acogida

permanente de lo que los santos enseñan. Cola dice al respecto que “este es el camino que

Atanasio ha seguido y que comunica como experiencia personal. [...] Su vida da fe de ello”55.

El amor de Jesús marcó su existencia y por muchos medios buscó grabarlo en los fieles de

Alejandría, sobre todo en los periodos más amplios en los cuales pudo estar en su sede

episcopal sin ser exiliado como lo fue el periodo del 346 al 35656. Desde el año 366 logra

estar en medio de su gente hasta su muerte el 2 de mayo del 37357. Sus últimos años según

Guerrero, “fueron pacíficos, y su vida acabó cargada de gloria, cuando ya otra generación

había tomado la iniciativa en defensa de la verdadera fe”58.

1.3. Contextualización de la obra La encarnación del Verbo

1.3.1. Fecha, destinatarios y estructura de la obra

La encarnación del Verbo de Atanasio hace parte de las primeras obras que escribe el

alejandrino y, muy probablemente, es la segunda parte de un primer escrito llamado Oratio

contra gentes, en el cual condena la idolatría y el politeísmo de la época.

Mucho se ha especulado acerca de la fecha de composición de ambos escritos. Por un lado,

como expresa Stead, están los especialistas que sitúan las obras hacia el año 318 “indicando

54

Ibíd., 25-26. 55

Cola, Perfiles de los Padres, 48-49. 56

Ibíd., 51. 57

Stead, “Atanasio”, en Diccionario patrístico y de la antigüedad cristiana, 262. 58

Guerrero, “Introducción”, en La encarnación del Verbo, 23.

Page 21: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

21

que no hay en ella referencias claras a la controversia arriana; [...] pero dado que las Cartas

festales no mencionan a Arrio antes del año 338 muchos autores prefieren la fecha alrededor

del 336”59.

El destinatario de la obra es mencionado por el mismo Atanasio al comienzo de su escrito,

cuando se refiere al “bienaventurado y verdadero amigo de Cristo”60, antes de presentar el

tema sobre el cual tratará en la obra. Aun así, según Guerrero, los autores creen que se trata

de un personaje figurado: “en realidad los destinatarios son los «creyentes» y los «no

creyentes» o, en la terminología del tiempo, «los nuestros» y los «extraños», o sea, los

«cristianos» y los «judíos y paganos»”61.

La estructura de la obra acoge una introducción, tres bloques temáticos y una conclusión: el

primer numeral está dedicado a la introducción de la obra. En el primer bloque (2-16) el autor

realiza una exposición acerca del misterio de la encarnación, situando la manifestación

visible del Verbo en la perspectiva de la historia de la salvación. En el segundo (17-32)

argumenta que el cuerpo de Cristo es real, humano y se ha servido de él para revelar su

divinidad por medio de milagros y obras, para liberar al hombre de la muerte y restaurar la

incorruptibilidad mediante la resurrección. En el tercer bloque (33-55), el autor se dirige a

los judíos y los paganos con la finalidad de responder a sus objeciones. Por último, concluye

(56-57) llamando al estudio de la Sagrada Escritura y a la práctica de una vida virtuosa como

la de Cristo62.

59

Ibíd. 60

Atanasio, La encarnación del Verbo, 37. 61

Guerrero, “Introducción”, en La encarnación del Verbo, 23. 62

Ibíd., 30-31.

Page 22: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

22

1.4. Santa Teresa de Jesús

1.4.1. Contexto histórico: Ambiente político, eclesial y social

Entre finales del siglo XV y el siglo XVI, en pleno Renacimiento europeo, varias realidades

en el mundo se estaban transformando debido a los diversos cambios y novedades de la

época. Como menciona Sanz, eran tiempos “de la reforma protestante y del Concilio de

Trento [...] de profundas transformaciones geográficas, que ensancharon la percepción del

mundo con el descubrimiento de América y las conquistas europeas en África y Asia”63. En

medio de todas estas realidades, viven personajes que actúan no como simples espectadores,

sino como agentes de cambio, entre ellos: Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Ignacio de

Loyola, Erasmo de Roterdam, Martín Lutero, Bartolomé de las Casas, los reyes Carlos V y

Felipe II, entre muchos otros.

Cultural y socialmente Europa y, en especial España, estaba pasando por un momento de

muchos matices. Sanz hace un recuento de lo que sucedía, por ejemplo, en Castilla, contexto

en el cual se desarrolla la existencia de Teresa de Jesús:

Castilla marcaba en Occidente los caminos de la política, de la cultura e incluso de la

moda. En esos años la «monarquía católica» hispana alcanzó su máximo poderío

económico, militar y político. Es el llamado «siglo de oro» español, en el que las

universidades de Salamanca y Alcalá eran referentes culturales a nivel europeo; las

Bellas Artes conocieron un desarrollo y una creatividad sin precedentes en los pueblos

y ciudades de España, que se llenaron de templos, palacios, hospitales, edificios

públicos y fuentes.64

Ciertamente es una época de mucho crecimiento cultural, de formación intelectual y poder

monárquico.

La Iglesia, por su parte, pasaba por un momento difícil a causa del pensamiento de Lutero,

el cual poco a poco iba llegando a España revolucionando el pensamiento de muchos

creyentes. Según afirma Pacho:

63

Sanz, Inquieta y andariega, 5. 64

Ibíd., 6.

Page 23: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

23

La Junta de Tordesillas de abril de 1521, pidió al Emperador que prohibiera a Lutero.

Ciertamente se trataba de una toma de postura, cuando apenas se tenían ideas claras

sobre lo que sucedía en Alemania, ni se conocía una síntesis de la doctrina de Lutero.65

Desde 1519 hubo intentos de enviar textos luteranos de forma masiva a España. Los textos

impresos eran la forma más adecuada del momento para difundir las nuevas ideas, lo cual

logró en quienes las leían, muchos partidarios del pensamiento de la reforma66. Pacho

presenta una síntesis del luteranismo español, el cual consistía en: “la centralidad de la fe, la

justificación por la fe sola, incapacidad sin ella para las buenas obras, negación del

purgatorio, sufragios, indulgencias, culto de imágenes, la misa y su valor como sacrificio

propiciatorio”67. A partir de estas afirmaciones, muchas fueron las dificultades entre la Iglesia

y Lutero, las cuales terminaron en una completa división.

Además de las dificultades con Lutero, la Iglesia tuvo que tratar de sostener firmes las

relaciones con cada estado y sus príncipes, los cuales por puro beneficio intentaban romper

relaciones con la Iglesia católica para acoger el protestantismo. Sanz comenta al respecto que

el enfrentamiento más largo y doloroso que se vivió en esta época,

...fue el de las guerras de religión entre católicos y protestantes, que devastaron Europa

entre 1524 y 1648. Es verdad que la causa real era normalmente el choque entre las

pretensiones de los príncipes territoriales y las del emperador, así como los intereses

económicos de las potencias europeas. Pero las distintas facciones tomaron posturas a

favor de Roma o de Lutero.68

Eran tiempos complejos para la Iglesia, la cual dentro y fuera vivía reformas y

transformaciones a causa del ambiente que estaba experimentando.

Entre las instancias religiosas del siglo XVI, la Inquisición tendrá gran relevancia. Pacho,

hace un recuento de su presencia y actividad:

Superado el primer momento del establecimiento y comprometida andadura hacia 1521

la inquisición entró en la etapa de desarrollo y consolidación en una fase con dos

65

Pacho, “Protestantismo”, en Diccionario de santa Teresa, 1093. 66

Ibíd. 67

Ibíd., 1094. 68

Sanz, inquieta y andariega, 6.

Page 24: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

24

momentos importantes. El primero desde 1517 a 1569, en el que culmina el proceso de

consolidación. El segundo desde esa fecha a 1621 en el que alcanza su plenitud y

eficiencia más logradas de toda su historia. [...] Fueron bien definidas y delimitadas las

competencias de la misma, no solo las de carácter teológico, sino también moral,

apuntando un flexible y fácil alargamiento de las sospechas contra la fe, apreciadas por

los inquisidores en uso y ejercicio de su «legítimo arbitrio». Otro de los aspectos más

cuidados, con fijaciones legales y prácticas más dura, fue la vigilancia y el control de

escritos.69

1.4.2. La ciudad de Ávila

Luego de ver el contexto general de lo que vivía España, es necesario adentrarse de forma

más puntual en el lugar de nacimiento de Teresa Sánchez de Cepeda y Ahumada, el cual

determinará la forma de ser, pensar y actuar de la Santa abulense.

La ciudad de Ávila, situada en el territorio de la corona de Castilla, contaba hacia finales del

siglo XV con unos 8.000 habitantes, los cuales, en el año en que nace Teresa serán unos 5.000

a causa de la expulsión de judíos, epidemias y dificultades económicas70. Según la

descripción que dan Efrén de la Madre de Dios y Steggink, Ávila “amurallada, pétrea, como

retoño de la montaña, recorta su recia silueta, inconfundible, como una armadura medieval

frente a las muelles ciudades modernas”71. Es considerado un lugar encantador y, entre las

ciudades de Castilla, llega a ser una de las diez ciudades más grandes72.

El comercio y las finanzas comienzan a invadir Ávila en el siglo XVI, uniéndose así al

crecimiento y desarrollo de las demás ciudades europeas. Como afirma Juan Bosco de Jesús,

la ciudad en que vive Teresa “es una de las ciudades más laboriosa de Castilla la vieja [...] su

principal campo de trabajo y producción, con cuantos oficios exigen las técnicas de la época,

es el textil”73.

69

Pacho, “Inquisición”, en Diccionario de santa Teresa, 943-944. 70

Sanz, inquieta y andariega, 6. 71

De la Madre de Dios y Steggink, Santa Teresa y su tiempo, 11. 72

De Jesús, “Ávila, ciudad de”, en Diccionario de santa Teresa, 712. 73

Ibíd.

Page 25: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

25

En cuanto al gobierno de Ávila, son notables quienes administran la ciudad; según indica

Juan Bosco de Jesús, hay “un Concejo constituido por un número de regidores o concejales

que oscilan entre los catorce y los veintitrés”74 y están al tanto de lo que acontece en Ávila.

Los concejales, por su parte, son supervisados en el gobierno por un corregidor de

nombramiento real.

En el ambiente de la ciudad se respira la fe de los abulenses y su religiosidad da muestras

claras de su estilo de vida, para ello Ávila, según Juan Bosco,

...además de su catedral con 140 personas en nómina, cuenta con otros 12 templos

regidos por el clero secular, 9 ermitas, 7 monasterios de religiosos y 7 de religiosas, 15

hospitales de caridad, buen número de cofradías y fundaciones pías animadas de un

marcado carácter asistencial.75

Esta forma religiosa de vida es común a todos los estratos sociales vigentes, sin separación,

incluso, entre lo civil y lo eclesial. Así mismo, la lectura de la época también estaba marcada

por el acento religioso del momento formando a sus lectores en diferentes aspectos de la fe.

De hecho, como indica Sanz, “entre mediados del s. XV y mediados del s. XVI (cuando

empiezan a aparecer los Índices de libros prohibidos), en España se publican cientos de libros

de ascética y mística”76 enseñado la práctica de la virtud y la oración de los cristianos.

1.5. Perfil biográfico y vida eclesial de Teresa de Jesús

1.5.1. Primeros años y juventud

Teresa Sánchez de Cepeda y Ahumada nació en Ávila el 28 de marzo de 1515, según la

información brindada por Efrén de la Madre de Dios y Steggink, un “miércoles de pasión,

año segundo del papa León X, reinando en España Fernando el Católico”77. Le dan aquel

nombre en honor a su abuela materna, Teresa de las cuevas, mujer de gran relevancia para la

74

Ibíd., 713. 75

Ibíd., 714. 76

Sanz, Inquieta y andariega, 8. 77

De la Madre de Dios y Steggink, Santa Teresa y su tiempo, 75.

Page 26: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

26

familia78. Sus padres, don Alonso Sánchez de Cepeda y doña Beatriz de Ahumada, eran

personas de gran virtud como Teresa misma los define; serán ellos quienes durante los

primeros años de vida vayan moldeando el carácter de la niña abulense. Al respecto, ella

misma cuenta:

El tener padres virtuosos y temerosos de Dios me bastara, si yo no fuera tan ruin, con

lo que el señor me favorecía, para ser buena. Era mi padre aficionado a leer buenos

libros y así los tenía de romance para que leyesen sus hijos. Esto, con el cuidado que

mi madre tenía de hacernos rezar y ponernos en ser devotos de nuestra Señora y de

algunos santos, comenzó a despertarme de edad, a mi parecer, de seis o siete años.

Ayudábame no ver en mis padres favor sino para la virtud. Tenían muchas.79

Teresa pasa en Ávila los primeros años de su vida, aun cuando su familia no procedía de allí.

Todos en la familia eran conocidos como los «toledanos» ya que su abuelo, don Juan

Sánchez, comerciante y adinerado, se había trasladado desde Toledo a comienzos del siglo

XVI80, radicándose en la ciudad de Ávila de forma permanente.

La madre de Teresa murió cuando ella apenas entraba en la adolescencia. Este suceso la

marcó de tal manera que necesitó encontrar una nueva mamá que estuviera a su cuidado, ella

lo expresa diciendo: “cuando murió mi madre quedé yo de edad de doce años, poco menos.

Como yo comencé a entender lo que había perdido, afligida fuime a una imagen de nuestra

Señora y le supliqué fuese mi madre, con muchas lágrimas”81. La compañía de su padre, sus

tres hermanas y nueve hermanos, será vital para Teresa. Crecer rodeada de tantas personas y

todas ellas de gran virtud, será de gran ayuda, incluso, en su camino de fe, pues en ellos nada

había que obstaculizara el servicio a Dios82.

La vida espiritual de la niña abulense continúa fortaleciéndose con el paso de los años. El

ejemplo recibido de su familia le ayudará en dicho crecimiento. Como ella lo dice, “hacía

limosna como podía, y podía poco. Procuraba soledad para rezar mis devociones, que eran

78

Rossi, Teresa de Ávila. Biografía de una escritora, 43. 79

Santa Teresa de Jesús, Santa Teresa. Obras completas, 33. 80

Rossi, Teresa de Ávila. Biografía de una escritora, 43. 81

Santa Teresa de Jesús, Santa Teresa. Obras completas, 36. 82

Ibíd., 34.

Page 27: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

27

hartas, en especial el rosario, de que mi madre era muy devota, y así nos hacía serlo”. Estas

eran características propias del ambiente espiritual que vivían algunas familias en Ávila por

aquella época.

En su juventud, Teresa comienza a tener amistad con personas de su edad. Algunas de estas

compañías no fueron las más adecuadas según ella misma afirma, ya que tomó otros rumbos

en cuanto a sus pasatiempos, gustos e intereses que se distanciaban de lo aprendido en el

hogar. Su padre no tardó en tomar determinaciones al respecto, Teresa lo indica diciendo,

“no me parece había tres meses que andaba en estas vanidades, cuando me llevaron a un

monasterio que había en este lugar, adonde se criaban personas semejantes, aunque no tan

ruines en costumbres como yo”83.

En aquel convento Teresa poco a poco va viendo, durante año y medio que estuvo allí, el

ejemplo de las religiosas que cuidaban de ella. Al terminar su formación allí, llegó a pensar

en ser religiosa, aunque no en ese lugar. Como ella lo dice, “tenía yo una grande amiga en

otro monasterio, y esto me era parte para no ser monja, si lo hubiese de ser, sino adonde ella

estaba”84. Fue este el comienzo de un camino en el que venía a su pensamiento el deseo de

ser monja, aún bajo muchos intereses que poco o nada tenían que ver con una vocación

especial.

1.5.2. Ingreso al convento de la Encarnación

Teresa Sánchez tras un tiempo de discernimiento personal y en medio de muchas dudas, salió

muy de mañana el 2 de noviembre de 1535 procurando que su padre, quien estaba en contra

de su decisión de ser monja, no se enterara de su salida para entrar al convento de Carmelitas

de la Encarnación85. Sanz, al referirse a esta experiencia de Teresa afirma que, “ella se hace

monja sin una clara conciencia vocacional [...]. Sin embargo, las lecturas piadosas, el buen

83

Ibíd., 40-41. 84

Ibíd., 43. 85

Rossi, Teresa de Ávila. Biografía de una escritora, 55.

Page 28: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

28

ejemplo de algunas hermanas y su carácter generoso la fueron llevando a tomar muy en serio

su vida”86. En aquel monasterio encontró la paz y la alegría que tanto anhelaba.

En la Encarnación la Carmelita vivirá 27 años en medio de una comunidad monástica

numerosa, cerca de 180 monjas, soportando y superando las fuertes enfermedades que le

sobrevienen mientras se adentra en una fuerte experiencia espiritual87. Álvarez, en la

introducción general a las obras completas de la Santa indica que, “en torno a sus 40 años de

edad, Teresa se siente introducir en una zona de experiencia mística que no solo cambia el

rumbo de su vida, sino que la define y da espesor humano y cristiano a su persona”88.

En este punto de la historia, doña Teresa Sánchez ya tenía un talante espiritual inmenso, el

cual, por más alto que fuera no se apartaba del evangelio y de la contemplación de la vida de

Cristo y, así mismo pide a aquellos para quienes escribe tampoco se aparten de esta diciendo:

“no quiera otro camino, aunque esté en la cumbre de contemplación; por aquí va seguro. Este

Señor nuestro es por quien nos vienen todos los bienes. Él le enseñará. Mirando su vida, es

el mejor dechado”89.

Teresa trataba de llevar una vida monástica muy fiel a la regla primitiva del Carmelo, la cual

pedía soledad, silencio y meditación90, aun cuando en el siglo XVI todavía se practicaba la

mitigación de la regla emitida en una bula por el papa Eugenio IV91, la cual permitía ciertas

excepciones en la regla carmelitana. Para doña Teresa, la situación de vida en la Encarnación

le estaba causando un agotamiento físico y espiritual por ir en contracorriente de lo que se

vivía en la época. A la relajación de la regla se le sumaba todo lo que iba ocurriendo en la

Iglesia a causa del luteranismo. Así lo afirma Daniel de Pablo Maroto, quien indica que

86

Sanz, Inquieta y andariega, 24. 87

Álvarez, “Introducción general” Santa Teresa. Obras completas, 7. 88

Ibíd. 89

Santa Teresa de Jesús, Santa Teresa. Obras completas, 218. 90

Rossi, Teresa de Ávila. Biografía de una escritora, 55. 91

Para mayor información ir a: http://www.santateresadejesus.com/la-reforma/

Page 29: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

29

Teresa “ha sufrido la contestación luterana en el centro de Europa. Y por eso responde con

la vida y con sus escritos a la nueva situación”92.

1.5.3. Reforma teresiana

Una de las primeras determinaciones más fuertes de Teresa frente a la relajación del

monasterio y la reforma luterana es comenzar su camino fundacional del Carmelo Descalzo,

como un lugar donde se viva la regla primitiva, sin la presencia de personas adineradas, como

pasaba en la Encarnación, que terminaran entrometiéndose en la forma de vida de las monjas,

las cuales serían pocas en número, pero determinadas en el seguimiento del Señor. Esta

resolución que comienza como una conversación entre algunas amigas en la Encarnación93,

se torna una realidad luego de la confirmación que recibe Teresa del Señor. Ella lo cuenta

así:

Habiendo un día comulgado, mandóme mucho Su Majestad lo procurase con todas mis

fuerzas, haciéndome grandes promesas de que no se dejaría de hacer el monasterio y

que se serviría mucho en él, y que se llamase San José, y que a la una puerta nos

guardaría él y nuestra Señora la otra, y que Cristo andaría con nosotras, y que sería una

estrella que diese de sí gran resplandor.94

A Partir del momento en que se sabe apoyada por el Señor, Teresa comienza un camino de

reforma al interior de la Iglesia, buscando ir a las fuentes del carisma carmelitano para vivirlo

en cada uno de los monasterios de monjas y conventos de frailes fundados en España. Deja

a partir de ese momento de ser doña Teresa Sánchez, para ser Teresa de Jesús. A su paso son

muchas las dificultades que encontrará, viéndose impedida incluso por la misma Iglesia, lo

cual no terminará siendo obstáculo ya que el Señor le consuela y auxilia de muchas formas

como ella misma lo indica: “Un día después de comulgar, me parece clarísimamente se sentó

cabe mí nuestro Señor y me comenzó a consolar con grandes regalos, y me dijo entre otras

cosas: «[...] No estás sin mí. Pasa la brevedad de la vida»”95.

92

De Pablo, Santa Teresa de Jesús. Doctora para una Iglesia en crisis, 89. 93

Sanz, Inquieta y andariega, 25. 94

Santa Teresa de Jesús, Santa Teresa. Obras completas, 332. 95

Ibíd., 1178.

Page 30: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

30

Aunque Teresa de Jesús contaba con un ímpetu valiente y arriesgado, fuerte y convincente,

sabía que para su tiempo la forma de responder ante la inminente división de la Iglesia

católica y las posturas luteranas era hacer eso que estaba en sus manos, lo cual ella define en

los siguientes términos:

En este tiempo vinieron a mi noticia los daños de Francia y el estrago que habían hecho

estos luteranos y cuánto iba en crecimiento esta desventurada secta. Diome gran fatiga,

y como si yo pudiera algo o fuera algo, lloraba con el Señor y le suplicaba remediase

tanto mal. Parecíame que mil vidas pusiera yo para remedio de un alma de las muchas

que allí se perdían [...]. Determiné a hacer eso poquito que era en mí, que es seguir los

consejos evangélicos con toda la perfección que yo pudiese y procurar que estas

poquitas que están aquí hiciesen lo mismo, confiada en la gran bondad de Dios, que

nunca falta de ayudar a quien por él se determina a dejarlo todo.96

Toda la obra de Teresa tiene una finalidad muy clara, un llamado al ser humano hacia la

interioridad de su ser. Ante un mundo disperso por tesis, grandes escritos y gente ilustrada

que vivía en la dispersión y la superficialidad, la urgencia estaba en abrirle un horizonte

diferente de la comprensión de sí mismo y de Dios al ser humano; Daniel de Pablo Maroto

interpreta toda esta renovación como “una experiencia religiosa que conduce al hombre a su

interioridad, a su núcleo. La Reforma teresiana, entendida como reforma de estructuras, tiene

sentido sólo desde la reforma interior. No hay reforma verdadera sin una transformación del

yo”97. Esta será, pues, la respuesta de Teresa de Jesús a las problemáticas de su tiempo.

1.5.4. Acercamiento a sus obras principales

Los escritos de Teresa tienen diversos tintes, los cuales serán una riqueza incalculable para

sus monjas y frailes principalmente, así como para la Iglesia en general. Entre sus géneros

literarios y niveles doctrinales es posible encontrar: páginas narrativas en las Fundaciones

(1573) e introspectivas en el Libro de la vida (1562-65) y las Relaciones (entre 1560 y 1581);

un libro pedagógico, Camino de perfección (1566) y otro de teología mística, Castillo interior

(1577). Tiene, además textos normativos y jurídicos como el Modo de visitar los conventos

96

Ibid., 453. 97

De Pablo, Santa Teresa de Jesús. Doctora para una Iglesia en crisis, 87.

Page 31: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

31

y las Constituciones de sus Carmelos, y un copioso epistolario hacia diversos personajes de

la época, entre los cuales se incluía el rey Felipe II.

Entre sus escritos se cuentan algunos sin una clara datación, ejemplo de ello se tiene en una

glosa bíblica a versos selectos del Cantar de los Cantares: los Conceptos del amor de Dios;

el Vejamen y la respuesta a un desafío (ambos escritos humorísticos) y un librito de

soliloquios que más tarde será llamado por fray Luis de León, Exclamaciones del alma a

Dios98

1.5.5. Últimos años

Los últimos años de Teresa de Jesús pasarán entre sus escritos, las enfermedades que nunca

se fueron de ella y las diecisiete fundaciones en que entregó su existencia toda desde el año

1562 en adelante. Según explica Álvarez:

Son estos últimos años en que se dilata su horizonte visual y espiritual. No solo gracias

al crucigrama geográfico de sus correrías de fundadora; sino por su renacida

sensibilidad hacia los problemas de Europa y de las Indias occidentales, su vivo interés

por las cosas de la cristiandad y de la Iglesia, su conocimiento de los estratos sociales

de aquella España, amasijo de gloria y de miserias.99

Teresa de Jesús muere en Alba de Tormes, una de sus fundaciones. Una sobrina “asistió

aquella muerte y atestiguó que no fue una muerte fácil y, en cambio, Teresa había deseado

que su muerte fuera como un relámpago del cielo”100. La fecha de su muerte 4 de octubre de

1582, coincidió con la reforma gregoriana del calendario la cual eliminó 10 días de este. El

día siguiente, 15 de octubre, se realizó el sepelio de sus despojos en Alba de Tormes101.

98

La información detallada de sus obras puede verse en: Álvarez, “Introducción general”, en Santa Teresa,

Obras completas, 9-10. 99

Álvarez, “Introducción general”, en Santa Teresa. Obras completas, 7. 100

Rossi, Teresa de Ávila. Biografía de una escritora, 235. 101

Álvarez, “Teresa de Jesús”, en Diccionario de santa Teresa, 596-597.

Page 32: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

32

1.6. Contextualización de la obra Castillo interior

1.6.1. Fecha, destinatarios, estructura general de la obra

El Castillo interior es la obra cumbre de Teresa de Jesús, escrita, como se dijo antes, en el

año 1577. Desde el comienzo ella delimita el tipo de texto que redactará y da muestra de su

autoría diciendo: “Este tratado, llamado Castillo interior escribió Teresa de Jesús, monja de

nuestra Señora del Carmen”102. Además de estos datos iniciales que indican que es un tratado

de teología espiritual, agrega las destinatarias de dicha obra: “a sus hermanas e hijas las

monjas Carmelitas Descalzas”103. Son ellas las principales destinatarias, convirtiéndose

posteriormente en un tratado de sumo interés para teólogos y literatos.

La estructura de la obra cuenta con un prólogo al inicio, en el cual la autora declara el objetivo

del tratado. Después comienza a desarrollar la temática por medio de la simbología de las

siete moradas del castillo interior. Cada morada se dividirá en varios capítulos, excepto la

Morada segunda, la cual cuenta con un solo capítulo y serán, una a una, un camino hacia el

centro del castillo donde Dios habita y espera unirse con el ser humano. Al finalizar las

Moradas séptimas Teresa ofrece una conclusión en la cual expresa el deseo de que por medio

de este tratado se alabe mucho a Dios, en sus palabras: “Por el gran deseo que tengo de ser

alguna parte para ayudaros a servir a este mi Dios y Señor, os pido que en mi nombre, cada

vez que leyereis aquí, alabéis mucho a Su Majestad”104.

1.6.2. Finalidad y estructura de las Moradas primeras

En el contexto general del Castillo interior, las Moradas primeras sientan las bases

antropológicas con que se cuenta para iniciar el proceso de la vida espiritual, el cual, yendo

a lo profundo del ser humano, a su vez le saca de sí para vivir la existencia desde Dios y con

Él. Álvarez sintetiza temáticamente la experiencia de las Moradas primeras como una

102

Santa Teresa de Jesús, Santa Teresa. Obras completas, 659. 103

Ibíd. 104

Ibíd., 859.

Page 33: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

33

“afirmación del hombre y su dignidad; su interioridad espaciosa; dentro el alma capaz de

Dios; y en lo más hondo del alma, el espíritu, sede del Espíritu y la Trinidad”105.

Hay unos objetivos claros dentro del desarrollo de las Moradas primeras que ayudan a

realizar la vida cristiana desde la raíz, lo hondo y lo profundo del ser. El objetivo principal

es entrar al castillo, es decir, convertirse e iniciar una relación, un trato con Dios desde la

oración. Otro objetivo es conocerse a sí mismo y poco a poco ir recobrando una sensibilidad

espiritual106, la cual es vital a la hora de contemplar y actuar en la realidad. Las Moradas

primeras cuentan con dos capítulos, el primero describe la hermosura y dignidad de la

persona en la cual habita Dios y, el segundo, habla del conocimiento propio desde la

fragilidad humana.

A modo de conclusión, el objetivo del presente capítulo fue hacer un acercamiento al

contexto histórico, social y eclesial, así como al perfil biográfico de Atanasio de Alejandría

y Teresa de Jesús. Con dicho acercamiento se mostró cómo desde su época y realidades

propias supieron responder a las vicisitudes y urgencias que históricamente se iban

presentando en cada ámbito señalado, especialmente desde su experiencia eclesial y su vida

cristiana particular de cara al seguimiento de Cristo.

Además de la contextualización, se fijó la atención en las obras que serán objeto de análisis

en el presente trabajo, su estructura y destinatarios. De esta manera es posible dar un paso

más y proceder al análisis de las obras La encarnación del Verbo de Atanasio y las Moradas

primeras del Castillo interior de Teresa de Jesús, lo cual será el objetivo central del capítulo

siguiente.

105

Álvarez, “Las Moradas, Introducción”, en Santa Teresa. Obras completas, 655. 106

Ibíd., 657.

Page 34: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

34

2. CAPÍTULO 2: EL OBRAR CONTINUO DE DIOS POR MEDIO DE SU VERBO

HECHO CARNE EN FAVOR DE LA HUMANIDAD

Toda apuesta eclesiológica se dirige a una comunidad fundamentada en la fe, aquella recibida

como un don gracias a la tradición sostenida por grandes pilares de la Iglesia: hombres y

mujeres que han vivido su discipulado y lo han transmitido mediante su testimonio de vida.

A la vez, es una fe que se mantiene viva por medio del acercamiento personal y comunitario

a las Escrituras, a los sacramentos, al magisterio eclesial y al testimonio cristiano el cual

muchos, incluso hoy, van dejando como legado a generaciones futuras. La comunidad de fe

se mantiene, pues, gracias a la vivencia cristiana que se va configurando por medio de la

compresión que se tenga de Dios.

En el presente capítulo se analizarán las obras La encarnación del Verbo de san Atanasio de

Alejandría y las Moradas primeras del Castillo interior de santa Teresa de Jesús, en función

de las categorías: grandeza y dignidad del ser humano, pecado, causas de la encarnación y

vida cristiana. Para dicho fin, en el primer apartado se analizará la comprensión de la

grandeza y dignidad del ser humano; en el segundo apartado, se rastreará la noción de pecado

presente en las obras. Luego, en un tercer apartado, se examinarán las causas de la

encarnación del Verbo y, como cuarto apartado, se seguirá la pista a lo concerniente a la

apuesta eclesiológica de vida cristiana. Finalmente, se brindará una conclusión.

2.1. Comprensión de la grandeza y dignidad del ser humano

Dentro del amplio tratado de Atanasio sobre la encarnación del Verbo, hay un capítulo inicial

en el cual habla de la creación del universo. La creación para este autor es comprendida como

un paso del «no ser» al «ser». En sus palabras: “A partir de la nada, Dios, mediante su Verbo,

ha creado y traído al ser todo el universo, que antes no existía en absoluto”107. Ante otras

múltiples comprensiones de su época él, desde su comprensión bíblica, señala que Dios por

medio de su verbo ha creado el mundo.

107

Atanasio, La encarnación del Verbo, 43.

Page 35: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

35

Más adelante, en el mismo capítulo, el Defensor de la ortodoxia continúa profundizando el

tema de la creación y, en este caso, de la creación del ser humano a imagen y semejanza de

Dios como lo explicita el libro del Génesis, “dijo Dios: «hagamos al ser humano a nuestra

imagen, como semejanza nuestra (...). Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a

imagen de Dios los creó»” (Gn 1, 26-27). El Alejandrino señala el especial cuidado de Dios

con respecto a la humanidad, diciendo:

...creó todos los seres de la nada mediante nuestro Señor Jesucristo, su propio Verbo.

Entre estos seres, de todos los que existían sobre la tierra, tuvo especial piedad del

género humano, y viéndolo incapaz, según la ley de su propia naturaleza, de subsistir

siempre, le concedió una gracia añadida: no se contentó con crear a los hombres, como

había hecho con todos los animales irracionales que hay sobre la tierra, sino que los

creó a su imagen haciéndolos partícipes del poder de su propio Verbo.108

Desde esta perspectiva es posible ver cómo el ser humano ha sido mirado por Dios con piedad

y, además, viendo su fragilidad, le otorgó lo que Atanasio llama como una sombra del Verbo

que permite a los humanos permanecer en la felicidad109.

Teresa de Jesús frente a esta categoría de imagen y semejanza, afirma dicha condición del

ser humano la cual le es propia desde la creación y hace desprender de ella la dignidad y

hermosura que envuelven a la criatura toda. Ella lo afirma diciendo:

[Dios] mismo dice que nos crió a su imagen y semejanza. Pues si esto es, como lo es,

no hay para qué nos cansar en querer comprender la hermosura de este castillo [que es

el ser humano]; porque puesto que hay la diferencia de él a Dios que del Criador a la

criatura, pues es criatura, basta decir Su Majestad que es hecha a su imagen para que

apenas podamos entender su gran dignidad y hermosura.110

La autora se esfuerza en hacer entender al ser humano de qué está hecho. Si bien reconoce,

como lo hace Atanasio continuamente, la fragilidad del ser humano por ser criatura en

términos teresianos, le basta reconocerse imagen y semejanza de Dios para poner en primer

plano la dignidad y hermosura de la cual está hecha gracias a «Su Majestad».

108

Ibid., 44. 109

Ibíd. 110

Santa Teresa de Jesús, Santa Teresa. Obras completas, 664.

Page 36: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

36

2.1.1. Belleza y profundidad del ser humano

La Reformadora del Carmelo en las Moradas primeras del Castillo interior, sienta las bases

antropológicas de dicha obra, las cuales le servirán como fundamento que dé sustento al

deseo del ser humano de llegar por gracia a la unión con Dios. Frente a las categorías de

belleza y profundidad, será esta obra la que haga un gran aporte.

Desde el comienzo de las Moradas primeras, Teresa presenta al ser humano y su

interioridad111 bajo la metáfora del castillo habitado por Dios:

Estando hoy suplicando a nuestro Señor hablase por mí [...], se me ofreció lo que ahora

diré, para comenzar con algún fundamento: que es considerar nuestra alma como un

castillo todo de un diamante o muy claro cristal, adonde hay muchos aposentos, así

como en el cielo hay muchas moradas. Que si bien lo consideramos hermanas, no es

otra cosa el alma del justo sino un paraíso adonde dice Él tiene sus deleites.112

Si la interioridad del ser humano es el lugar donde mora Dios y donde se deleita, es necesario,

según afirma la Santa, que sea un lugar de tal hermosura y gran capacidad que sea

incomprensible, incluso, para la misma criatura. Ella lo expresa así:

Pues ¿qué tal os parece que será el aposento adonde un Rey tan poderoso, tan sabio,

tan limpio, tan lleno de todos los bienes se deleita? No hallo yo cosa con qué comparar

la gran hermosura de un alma y la gran capacidad; y verdaderamente apenas deben

llegar nuestros entendimientos, por agudos que fuesen, a comprenderla, así como no

pueden llegar a considerar a Dios, pues Él mismo dice que nos crió a su imagen y

semejanza.113

La profundidad de cada hombre o mujer es infinita y diversa, su dimensión es desconocida,

más la certeza de que su centro más profundo e íntimo está habitado es esencial. La forma

mediante la cual Teresa de Jesús se refiere a dicha hondura del ser, da continuidad a la

metáfora del castillo interior, diciendo: “...este castillo tiene muchas moradas, unas en lo alto,

otras embajo, otras a los lados; y en el centro y mitad de todas estas tiene la más principal,

111

Es necesario tener en cuenta que el lenguaje de la época se remitirá más que al cuerpo en su integralidad, al

alma. Aun así, en el lenguaje teresiano no hay carga negativa en esta forma de expresión; en realidad se

encuentra en ella un todo integral, el cual se hace explícito en diversas ocasiones a lo largo de sus escritos. 112

Ibíd., 663. 113

Ibíd., 663-664.

Page 37: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

37

adonde pasan las cosas de mucho secreto entre Dios y el alma”114. De esta manera presenta

a un Dios que no está alejado de la realidad, sino que vive en lo profundo del ser humano

creado a su imagen y semejanza, agraciado y embellecido con su presencia.

El desconocimiento de tal belleza y profundidad de la humanidad creada por Dios deja a las

personas viviendo en lo meramente superficial. Se debe procurar, según indica la Monja

carmelita, conocer la propia hondura y quién habita en lo profundo de esta. Ella lo indica así:

Tornando a nuestro hermoso y deleitoso castillo, hemos de ver cómo podremos entrar

en él. Parece que digo algún disparate [...] más habéis de entender que va mucho de

estar a estar; que hay muchos que se están en la ronda del castillo que es adonde están

los que le guardan, y que no se les da nada de entrar dentro ni saben qué hay en aquel

tan precioso lugar ni quién está dentro ni aun qué piezas tiene.

La finalidad de entrar al castillo interior, es decir, a la profundidad del ser humano, además

de llevar al conocimiento de sí, es poder entrar en relación con Dios que le habita. Esta

hondura tan capaz de Dios, tan hermosa, digna y de tanta grandeza115, como dice Teresa de

Jesús, “capaz es de mucho más que podremos considerar, y a todas partes de ella se comunica

este sol [Dios mismo] que está en este palacio”116.

2.2. Noción de pecado

2.2.1. De espaldas al proyecto divino y sus consecuencias

La categoría «pecado» es desarrollada por ambos autores, Atanasio de Alejandría y Teresa

de Jesús. Si bien cada uno lo presenta de formas diferentes, los dos hablan de una misma

realidad del ser humano que, siendo hecho a imagen y semejanza de Dios, capaz de entrar en

114

Ibíd., 665. 115

La autora, en el segundo capítulo de las Moradas primeras, retoma la categoría de profundidad y le da un

poco más de claridad por medio de un ejemplo. En sus palabras: “tornemos ahora a nuestro castillo de muchas

moradas. No habéis de entender estas moradas una en pos de otra, como cosa en hilada, sino poned los ojos en

el centro, que es la pieza o palacio adonde está el rey, y considerad como un palmito, que para llegar a lo que

es de comer tiene muchas coberturas que de todo lo sabroso cercan. Así acá, enrededor de esta pieza están

muchas, y encima lo mismo. Porque las cosas del alma siempre se han de considerar con plenitud y anchura y

grandeza”. Ibíd., 673. 116

Ibíd.

Page 38: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

38

relación con Él y de ser partícipe de su voluntad, hace elecciones que le llevan lejos de Él y

de su proyecto de amor.

Atanasio de Alejandría en su tratado sobre la encarnación del Verbo, luego del tema sobre la

creación del ser humano, se remite a la caída del hombre, la cual manifiesta un desprecio del

plan divino por parte de este. El hombre hecho, pues, para permanecer en la felicidad, dio la

espalda a Dios y a su voluntad. Como afirma el Obispo de Alejandría:

Dios creó al hombre y quiso que permaneciera en la incorruptibilidad; pero los

hombres, despreciando y dando la espalda al plan de la divinidad, maquinaron y

planearon para sí la maldad [...]. Y no permanecieron como habían nacido, sino que,

como maquinaron, fueron destruidos. Y la muerte les gobierna y les domina.117

El pecado, traducido en dar la espalda a Dios y en el acto de maquinar la maldad, tiene como

consecuencia el paso de la incorruptibilidad, al dominio de la muerte; desdibujando así la

semejanza de Dios en el ser humano. El Defensor de la ortodoxia da mayor claridad al

respecto más adelante en su desarrollo temático cuando afirma que: “el hombre es, por

naturaleza, mortal, puesto que nació de la nada. Pero, gracias a su semejanza con el que

existe, si la hubiera mantenido en la contemplación de Dios hubiera evitado su corrupción

natural y hubiera permanecido incorruptible”118.

La semejanza con el Verbo trae consigo la participación en la vida divina para el ser humano

que permanece en la virtud; dicha vida divina proviene de la gracia del Verbo. Quien da la

espalda a Dios, es decir, quien vive en el pecado, rompe, pues, con aquella vida divina y con

la virtud. Atanasio insiste constantemente:

Dios no solo nos creó de la nada sino que también nos garantizó una vida divina por la

gracia del Verbo. Pero los hombres, dando la espalda a los asuntos eternos y

volviéndose [...] hacia las cosas corruptibles, se hicieron culpables de su corrupción en

la muerte, al ser, como dije anteriormente, corruptibles por naturaleza, aunque habrían

escapado de las consecuencias de su naturaleza, gracias a la participación del Verbo, si

hubieran permanecido virtuosos. Pues gracias a la presencia del Verbo en ellos, ni

siquiera la corrupción propia de la naturaleza les hubiera alcanzado.119

117

Atanasio, La encarnación del Verbo, 46. 118

Ibíd., 47. 119

Ibíd.

Page 39: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

39

El Alejandrino en su obra, afirma que el humano creado por Dios no solo acarreó la muerte

para sí con el pecado, sino que continuó en él y lo acrecentó a un punto inimaginable, hasta

la iniquidad. El pecado, llegado a tal magnitud, estaba destruyendo la obra de Dios. Al

respecto señala que:

Al principio habían descubierto la maldad y se habían acarreado la muerte y la

corrupción; pero más tarde, llegando a la iniquidad y sobrepasando toda transgresión,

no se contentaron con un solo vicio, sino que idearon nuevas maldades y llegaron a ser

insaciables en el pecado[...]. Por estas razones cobraba la muerte más fortaleza, la

corrupción se asentaba entre los hombres y la estirpe humana era destruida; el hombre,

que había nacido racional y a imagen de Dios, se borraba y la obra creada por Dios

estaba pereciendo.120

Tal era la situación del ser humano que ya no prestaba atención a su creador, ahora tenían

por dios a las cosas sensibles, a la creación. El Santo remarca una vez más la acción de dar

la espalda a Dios. Esta vez el autor introduce una palabra que remite a la profundidad, ante

un hombre abocado a lo superficial: “Los hombres volvieron la espalda a la contemplación

de Dios y, como hundidos en un abismo [...], buscaban a Dios en la creación y en las cosas

sensibles, colocando a hombres mortales y a demonios como dioses para sí”121. La palabra

«contemplación» implica no un simple mirar, sino un mirar y remirar atentamente y con

hondura a su creador, con la oportunidad, incluso, de reconocerse a sí mismos en Él.

2.2.2. Pecado como oscuridad y tiniebla

Teresa de Jesús en las Moradas primeras de su obra Castillo interior, comienza hablando

acerca de la belleza dada por gracia al ser humano desde la creación, por ser imagen y

semejanza del creador y por poseer una profundidad y anchura en su ser capaz de Dios. Ella

es enfática al afirmar la dignidad de la humanidad en la cual habita Dios de forma única y

personal. Continúa, luego, en su obra, presentando al ser humano bajo la analogía del castillo,

el cual estando llamado a vivir en la luz que le participa el que es la Luz desde lo profundo

120

Ibíd., 48-49. 121

Ibíd., 67.

Page 40: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

40

de su ser, prefiere la oscuridad y las tinieblas con las cuales la Santa carmelita se refiere al

pecado.

Algo que suma la autora a la noción propia del pecado es que, aun cuando la persona cae en

este, el sol resplandeciente que le habita, es decir, Dios mismo, permanece en su interior; no

se esfuma, sino que sigue resplandeciente desde la hondura interior. La consecuencia

principal en esta analogía es que el pecado, como es oscuridad y tiniebla, no permite que del

castillo de cristal se trasluzca la luz de Dios. Sobre este particular, la Reformadora del

Carmelo señala:

Os quiero decir que consideréis qué será ver este castillo tan resplandeciente y hermoso,

esta perla oriental, este árbol de vida que está plantado en las mismas aguas de la vida,

que es Dios, cuando cae en un pecado: no hay tinieblas más tenebrosas, ni cosa tan

oscura y negra, que no lo esté mucho más. No queráis más saber de que, con estarse el

mismo sol que le daba tanto resplandor y hermosura todavía en el centro del alma, es

como si allí no estuviese para participar de Él, con ser tan capaz para gozar de Su

Majestad como el cristal para resplandecer en él el sol.122

La autora enfatiza continuamente la realidad de pecado del ser humano el cual, al hacerlo

cotidiano, deja de lado y olvida la posibilidad tan inmensa que tiene de comunicarse con Dios

y de gozar de Él. Por su parte, «Su Majestad» permanece en el interior de la persona en medio

de la realidad de pecado sin perder su esplendor y hermosura123, aunque sí se torna como

algo olvidado. Teresa presenta al ser humano criado por Dios como alguien entretenido con

lo superficial. Este, sin mayor conocimiento de su profundidad, presta su atención a lo que

está fuera de sí; en su analogía, es un ser que se desborda hacia lo que se encuentra en el

cerco del castillo de cristal. Ella explica esta situación diciendo:

...ya la costumbre la tiene tal de haber siempre tratado con las sabandijas y bestias que

están en el cerco del castillo, que ya casi está hecha como ellas, y con ser de natural tan

rica y poder tener su conversación no menos que con Dios, no hay remedio.124

122

Santa Teresa de Jesús, Santa Teresa. Obras completas, 669. 123

Respecto a esta afirmación, la autora afirma: “Es de considerar aquí que la fuente y aquel sol resplandeciente

que está en el centro del alma no pierde su resplandor y hermosura que siempre está dentro de ella, y cosa no

puede quitar su hermosura. Más si sobre un cristal que está al sol se pusiese un paño muy negro, claro está que,

aunque el sol dé en él, no hará su claridad operación en el cristal”. Ibíd., 670. 124

Ibíd., 667.

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41

La Monja carmelita, avanzando en las Moradas primeras, se refiere al pecado como un

apartarse de Dios y de la virtud y vuelve a mencionar que el alma, en otras palabras, el ser

humano, queda envuelto en tinieblas. Dice, además, que toda obra hecha fuera de Dios

ningún fruto alcanza debido a que:

...todas las buenas obras que hiciere, estando así en pecado mortal, son de ningún fruto

para alcanzar gloria; porque no procediendo de aquel principio, que es Dios, de donde

nuestra virtud es virtud, y apartándonos de Él, no puede ser agradable a sus ojos, pues,

en fin, el intento de quien hace un pecado mortal no es contentarle, sino hacer placer al

demonio, que como es las mismas tinieblas, así la pobre alma queda hecha una misma

tiniebla.125

Vivir en la tiniebla y en la oscuridad implica apartarse radicalmente de la luz. Esto puede

sonar un tanto obvio, pero es necesario enfatizarlo, ya que la luz de la cual se separa el ser

humano no es cualquier luz que fácilmente se puede oscurecer, sino que es Dios mismo, el

sol resplandeciente, el cual es ocultado por las obras del pecado.

Si en Atanasio se habla del pecado como un «dar la espalda a la contemplación de Dios y a

la virtud», en Teresa de Jesús el pecado se presenta como un «apartarse de Dios quien hace

que la virtud del ser humano lo sea realmente». Ambas posiciones envuelven en la tiniebla y

en la muerte a quienes permanecen en estas actitudes; de ahí que sea necesario preguntarse

con el Alejandrino respecto de una solución definitiva a dicha condición de la humanidad:

“¿De quién había necesidad para tal gracia y reconversión, sino de la palabra de Dios, que en

el principio había creado el universo de la nada?”126.

2.3. Causas de la encarnación del Verbo

2.3.1. Aniquilación del gobierno de la muerte y la corruptibilidad

Presentes en el mundo las consecuencias del pecado, es decir, la muerte, la corrupción y las

tinieblas, estaban deteriorando la creación de Dios y particularmente a la humanidad, la cual

125

Ibíd., 669-670. 126

Atanasio, La encarnación del Verbo, 51.

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42

obrando la maldad y prefiriendo una vida en la oscuridad, se apartó de Dios y dio la espalda

a su voluntad y a vivir una vida divina colmada de felicidad. Ante esta situación, Atanasio

de Alejandría genera una serie de preguntas que buscan aterrizar el obrar de Dios respecto al

deterioro de la humanidad. Ejemplo de ello es el siguiente:

¿Qué debía hacer Dios que es bueno? ¿Dejar que la corrupción prevaleciera sobre ellos

y que la muerte los dominara? [...] Habiéndolos creado y traído a la existencia, sería lo

más absurdo que su obra pereciera, especialmente a la vista del que la creó.127

El obispo de Alejandría sabe que el creador no se queda de brazos cruzados y las Escrituras

constatan su proceder y su actuar, por ejemplo, con la presencia de los profetas, por medio

de los cuales se acercó a su pueblo y le habló al corazón. Dios ha buscado en todas las formas

que su creación no perezca ni sucumba ante el pecado destructor. Su apuesta definitiva la

lleva a cabo con su Verbo ya que, como dice Atanasio, “solo él era capaz de recrear el

universo y solo él era el apropiado para padecer por todos y ser mensajero de todos ante el

Padre”128.

La encarnación del Verbo, como primer argumento que presenta el Defensor de la ortodoxia,

se da para aniquilar el gobierno de la muerte y la corruptibilidad. Dicha presencia del Verbo

en medio de la humanidad no implica que antes no haya estado, lo que cambia

proporcionalmente es la forma en que se manifiesta a la humanidad. El autor lo explicita de

la siguiente manera:

Por esta razón el incorpóreo e incorruptible e inmaterial Verbo de Dios aparece en

nuestra tierra; no es que antes hubiera estado alejado, pues ninguna parte de la creación

estaba vacía de él, ya que el llena todos los seres operando en todos en unión con su

Padre. Pero en su benevolencia con nosotros condescendió en venir y hacerse

manifiesto.129

De lo anterior se deduce que hay una razón muy potente que logra incluso que el Verbo de

Dios se encarne y se manifieste al mundo: el amor que Dios tiene por la humanidad y la

benevolencia con que responde a su pecado. Atanasio tiene claro que el amor antecede todo

127

Ibíd., 50. 128

Ibíd., 51. 129

Ibíd., 53.

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43

tipo de acción divina, de ahí que la predilección de Dios por el hombre a quien creó según su

imagen y semejanza, ni la iniquidad más grande puede aminorarla. En sus palabras: “El

Verbo siendo incorpóreo y Verbo por naturaleza, por el amor a los hombres y por la

benignidad y la bondad de su propio Padre, se nos ha presentado en un cuerpo humano para

nuestra salvación”130.

La salvación es la causa primordial de su venida. Un amor intenso del Padre y del Hijo Verbo,

por medio del cual todo había sido creado, no podía hacer menos que rescatar a la humanidad

de una muerte que, aunque le era propia por su naturaleza caída, no lo era por causa de estar

revestida de la divinidad del Verbo. La humanidad fue, pues, la causa de la encarnación,

como afirma el Santo, el Verbo de Dios vino porque “vio el género racional destruido y que

la muerte reinaba entre ellos con su corrupción”131 por este motivo toma un cuerpo igual al

de los hombres y a través de él obtiene la victoria sobre la muerte. El Obispo de Alejandría

constata que:

Lo que él mismo había creado, era lo que perecía; [...] se compadeció de nuestra raza

y lamentó nuestra debilidad y, sometiéndose a nuestra corrupción, no toleró el dominio

de la muerte, sino que, para que lo creado no se destruyera ni la obra del Padre entre

los hombres resultara en vano, tomó para sí un cuerpo y éste no diferente al nuestro.132

Por la encarnación del Verbo se realiza la obra recreadora y salvífica de la humanidad. Ante

el panorama de muerte el Verbo Hijo devuelve lo perdido a causa del pecado, es decir, la

vida y la incorruptibilidad al ser humano. Por medio de su cuerpo, el Verbo de Dios acogió

la corrupción y la muerte de todos para destruirla y dejar en cambio la resurrección. En

palabras de Atanasio:

Y así, tomando un cuerpo semejante al nuestro, puesto que todos estamos sujetos a la

corrupción de la muerte, lo entregó por todos a la muerte, lo ofreció al Padre, y lo hizo

de una manera benevolente, para que muriendo todos en él se aboliera la ley humana

que hace referencia a la corrupción [...] para que, como los hombres habían vuelto a la

corrupción, él los retornara a la incorruptibilidad y pudiera darles vida en vez de

130

Ibíd., 38. 131

Ibíd., 53. 132

Ibíd., 53-54.

Page 44: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

44

muerte, por la apropiación de su cuerpo, haciendo desaparecer la muerte de ellos, como

una caña en el fuego, por la gracia de la resurrección.133

En medio de las argumentaciones del autor al respecto de la destrucción de la muerte, insiste

que “el salvador no vino a poner fin a su propia muerte, sino a la de los hombres”134. Continúa

aclarando el Alejandrino cómo pudo suceder que, muriendo el Verbo de Dios, acabara con

la corrupción y destruyera el poderío de la muerte que pesaba sobre toda la humanidad a

causa del pecado. Sobre este particular afirma:

Puesto que el Verbo de Dios está sobre todos, consecuentemente, ofreciendo su propio

templo y el instrumento corporal como sustituto por todos, pagaba la deuda con su

muerte; y como el incorruptible Hijo de Dios estaba unido a todos los hombres a través

de un cuerpo semejante a los de todos, revistió en consecuencia a todos los hombres de

incorruptibilidad por la promesa referente a su resurrección.135

Hasta este punto se ha declarado el primer argumento que presenta el autor acerca de la

encarnación del Verbo. Así como fue partícipe en la creación, lo es también en la destrucción

de la muerte y la corrupción de la humanidad, dejándola nuevamente revestida de la

condición divina de él mismo, Verbo de Dios y dador de vida.

2.3.2. Conocimiento del Padre por las obras del Hijo

Ser hechos a imagen y semejanza del creador, además de dar la oportunidad de vivir una vida

divina y de acoger la incorruptibilidad gracias al poder del Verbo participado al ser humano,

permitía a la criatura dotada de razón conocer a aquel que le creó136. La humanidad abocada

a lo superficial terminó dejando de lado a Dios y acogió por dioses a la creación, a hombres

como ellos y a las cosas del mundo. Atanasio de Alejandría, en La encarnación del Verbo,

indica que:

…los hombres, despreciando también la gracia de esta manera concedida, se alejaron

tanto de Dios que no solo perdieron el concepto de Dios, sino que además se forjaron

133

Ibíd., 54-55. 134

Ibíd., 81-82. 135

Ibíd., 55. 136

Dios, afirma Atanasio, “vio que era total el abandono de las criaturas hacia la comprensión y el conocimiento

del hacedor [...]. De ahí que, para que no ocurriera esto, como era bueno, los hizo partícipes de su propia imagen,

nuestro Señor Jesucristo, y los creó a su imagen y semejanza”. Ibíd., 59.

Page 45: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

45

otros en su lugar [...]. Transfirieron a la madera y a las piedras y a la materia toda y a

los hombres la honra de Dios.137

Ante tal situación, el Alejandrino presenta su segundo argumento respecto de la encarnación

del Verbo. No solo se hizo uno con la humanidad como lo explicita el evangelio de Juan: “el

Verbo se hizo carne, y puso su morada entre nosotros” (Jn 1, 14) para vencer la muerte y

acabar con la incorruptibilidad; sino que, afirma el autor, “el Verbo de Dios se presentó en

su propia persona, para que la imagen del Padre pudiera recrear al hombre que existe a su

imagen”138, y así la humanidad recobrara la semejanza perdida a causa de las obras del

pecado.

Por medio de las obras realizadas por el Verbo encarnado en medio de su pueblo, es posible

reconocer el Padre y su actuar, pues “el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que

ve hacer a su padre: lo que hace él, eso también lo hace igualmente el Hijo” (Jn 5, 19). Con

sus obras, el Verbo de Dios encarnado buscó a toda costa atraer a los demás seres humanos

hacia el Padre. Según indica Atanasio:

[El Hijo de Dios] nació y apareció como un hombre, y murió y resucitó, debilitando y

ensombreciendo por medio de sus propias obras las de todos los hombres, para, a

cualquier parte que los hombres fuesen atraídos, sacarlos de ahí y enseñarles su

verdadero padre, tal como él mismo dice: “He venido a salvar y encontrar lo que estaba

perdido” (Lc 19, 10).139

Dichas obras además de atraer a todos hacia el Padre, mostraban a Jesús como el propio

Verbo de Dios. Viéndole hacer lo que nadie hacía, por estar la humanidad volcada a las obras

de las tinieblas, es decir, del pecado, descubrían en él algo diferente, una manera de actuar

distinta, una forma divina de acercarse a la realidad140. El Obispo de Alejandría pone varios

ejemplos que ayudan a comprender la situación:

137

Ibíd., 60. 138

Ibíd., 64. 139

Ibíd., 68. 140

Atanasio aclara que el Hijo de Dios, “no realizó, inmediatamente después de su venida el sacrificio por

todos entregando su cuerpo a la muerte, y haciéndolo resucitar para hacerse por ello invisible, sino que se hizo

visible a través de este, permaneciendo en él y realizando tales obras y dando tales señales que lo hacían conocer

ya no como hombre, sino como el propio Dios Verbo”. Ibíd., 69.

Page 46: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

46

En efecto, dominar a los demonios, y ahuyentarlos no es una obra humana, sino divina.

Y al verle curar las enfermedades a las que está sujeto el género humano, ¿cómo pensar

todavía que es un hombre y no Dios? Purificaba a los leprosos, hacía andar a los cojos,

abría los oídos de los sordos, daba la vista a los ciegos, y, en una palabra, alejaba del

cuerpo de los hombres todos los males y enfermedades y en esas acciones cada cual

podía contemplar su divinidad.141

Hacer que el ser humano volviera su mirada a la providencia de Dios, la cual habían olvidado

y a la que habían dado la espalda, muestra la necesidad de las obras del Verbo de Dios. Ya

que no habían reconocido a Dios por medio de la creación, las obras del Verbo encarnado

lograrían hacer que los seres humanos reconocieran al Padre por medio él, que “es imagen

de Dios invisible” (Col 1, 15). El Santo estima que:

Era perfectamente justo, parece, que el Salvador realizase todas esas cosas, para que

los hombres que habían desconocido su providencia universal y que no habían

reconocido su divinidad a través de la creación, vieran al menos las obras que cumplía

mediante su cuerpo y, a través de él, se hicieran una idea del conocimiento del Padre,

remontando, como he dicho más arriba, de sus obras particulares a su providencia

universal.142

Solo el Hijo de Dios, el Verbo del Padre por medio de quien fueron creadas todas las cosas,

podía restablecer y regenerar a quienes habían sido creados a su imagen y semejanza. Solo

su amor y benevolencia por la humanidad podía llegar incluso a vencer la muerte, así como

a mostrar al padre por medio de sus obras. El Campeón de la ortodoxia es consciente sobre

la necesidad que había de la encarnación y de las obras del Verbo de Dios, es por esta razón

que a lo largo de su tratado argumenta que:

Ningún otro podía recrear a los hombres según su imagen, excepto quien es la imagen

del Padre; ningún otro podía resucitar y hacer inmortal a un ser mortal, excepto quien

es la Vida misma, nuestro Señor Jesucristo y ningún otro podía hacer conocer al Padre

y destruir el culto de los ídolos, excepto el Verbo que ha ordenado el universo y que

sólo él es el Hijo verdadero y unigénito del Padre.143

La compasión del Salvador, concluye Atanasio respecto de los dos argumentos que presenta

sobre la encarnación del Hijo del Padre, se manifestó de dos maneras, la primera, es el haber

141

Ibíd., 73-74. 142

Ibíd., 75. 143

Ibíd., 77.

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47

logrado que desapareciera de los seres humanos la muerte dejándolos renovados y, la

segunda, es que “se revelara por sus obras y se conociera que él era el Hijo de Dios y Verbo

del Padre, el guía y rey del universo”144. De esta manera se ve de forma clara y transparente

la apuesta constante de Dios por su creación y, especialmente, por la humanidad, la cual

desde el principio fue mirada con predilección por su hacedor.

2.4. Vida cristiana

2.4.1. Obras y frutos que surgen de la comprensión de las obras del Verbo encarnado

La encarnación del Verbo ha sido en la historia un acontecimiento central y transformador

de la existencia de quienes se han encontrado con Él. Desde los discípulos que siguieron a

Jesús en vida, luego transmisores de la fe hasta hoy generación tras generación, el encuentro

con el Hijo de Dios ha tocado y ha movido a los seres humanos a obrar según las

características de sus acciones que son, a la vez, las del Padre. La categoría vida cristiana se

traduce en obras y frutos que hombres y mujeres, como Atanasio de Alejandría y Teresa de

Jesús, han realizado y han motivado a hacer a otros, al haberse reconocidos revestidos de la

divinidad del Verbo de Dios y unidos íntimamente a él.

A partir de la resurrección del Hijo de Dios sus obras continúan mostrándole presente en el

mundo, confirmando de esta manera las palabras que, al final del evangelio de Mateo, luego

de la resurrección, dirige a sus discípulos: “he aquí que yo estoy con ustedes todos los días

hasta el fin de los tiempos” (Mt 28, 20).

Las obras del Hijo de Dios marcaron la humanidad en medio de la cual se hizo presente y

dejaron impresiones diversas en las personas que fueron testigos de estas; unas, vieron a

través de sus acciones en favor de los necesitados su divinidad y le siguieron; otras, en

cambio, le tomaron por blasfemo. Después de su muerte y resurrección algunas personas

pensaron que la finalidad de la encarnación del Verbo pudo darse por medio de otras criaturas

144

Ibíd., 69.

Page 48: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

48

de la creación, pero su intención no era tan solo mostrarse a los seres humanos. Respecto de

esta aserción el Alejandrino argumenta que:

El Señor no ha venido a mostrarse, sino a curar y a enseñar a los que sufrían. Para

mostrarse bastaba aparecer e impresionar a los que le veían pero para curar y enseñar

no bastaba simplemente con venir, era necesario hacerse útil a los que estaban en

necesidad y mostrarse de una manera que pudieran soportar los indigentes, para no

turbar a los que tenían necesidad de él con la humanidad sufriente y para no hacer inútil

la aparición de Dios.145

Movido por la compasión, el Verbo de Dios hecho carne actuó en favor de los hombres y

mujeres que de una u otra manera entraron en contacto con él, e incluso con personas que no

tenían buena relación con el pueblo de Israel al que Jesús fue enviado como se indica en el

evangelio de Mateo: “No he sido enviado más que a las ovejas perdidas del pueblo de Israel”

(Mt 15, 24). Y, aun así, por la fe, actúa en favor de la mujer Cananea que sale a su encuentro.

Sobre este particular, Atanasio de Alejandría asevera: “Cristo ha venido, ha iluminado

absolutamente a todos los hombres con su luz y ha impartido la verdadera y divina enseñanza

acerca de su Padre”146.

Es claro para quienes han creído en Jesucristo que sus obras tanto en su vida terrena, así como

luego, a partir de la resurrección, permanecen vigentes. El Hijo de Dios continúa actuando

en la historia, en medio de los seres humanos que se abren a su benevolencia para transformar

sus realidades de muerte y tiniebla, vencidas por él, en una vida traspasada por la divinidad.

Para aquellos que en medio de todo no crean en la resurrección del Verbo y, por tanto,

desestimen su obrar, el obispo de Alejandría argumenta:

¿Cómo se podría todavía dudar y preguntarse si el salvador ha resucitado, si Cristo está

vivo o, más bien, si él mismo es la vida? ¿Es un muerto capaz de penetrar el corazón

de los hombres, de hacerlos renegar de las leyes de sus padres y abrazar la doctrina de

Cristo? Y si no está actuando (pues eso es lo propio de un muerto) ¿cómo puede hacer

cesar a los vivos de su actividad, de modo que el adúltero ya no cometa adulterio, que

145

Ibíd., 120-121. 146

Ibíd., 115.

Page 49: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

49

el homicida no mate más, que el injusto no sea ya arrogante y que el impío sea piadoso

a partir de entonces?147

Quienes desde la fe descubren cerca de sí a Dios vivo y presente por medio de su Verbo

resucitado y se abren a él, toman conciencia de la transformación que opera en sus existencias

al punto de acercarles cada vez más a la semejanza con la cual al principio les habían creado.

Ante las obras del Salvador no queda, pues, ninguna posibilidad de decir que Cristo

permanece muerto, pues, como afirma el Alejandrino, “sus obras son el signo de su

resurrección”148, y, en otro apartado, dice que:

...si es verdad que un muerto no puede hacer nada y que el Salvador opera cada día

tantos prodigios (arrastra a la piedad, persuade a la virtud, enseña la inmortalidad,

conduce al deseo del cielo, revela el conocimiento del Padre, inspira la fuerza contra la

muerte, se muestra a cada uno y destruye la impiedad de los ídolos) [...], ¿de quién se

dirá que es un muerto? ¿De Cristo que realiza todas estas cosas?149

El que ha vencido la muerte y la incorruptibilidad no ha abandonado a la humanidad. Él es,

pues, como lo decía el profeta Isaías para su contexto y lo retoma el evangelista Mateo, el

“Emmanuel, que traducido significa: «el Dios con nosotros».” (Mt 1, 23). Es así, indica el

Santo, “que el Hijo de Dios vivo y activo está actuando cada día y opera la salvación de

todos”150.

De lo dicho acerca del obrar de Cristo tanto en el apartado anterior, como al inicio de este en

el cual se ha presentado la acción del Salvador sobre la humanidad que se abre a él en la fe,

luego de la resurrección, es posible confirmar las implicaciones que su proceder trae para los

seres humanos ya que, como señala el autor, “el cuerpo se ha revestido del Verbo de Dios

incorpóreo; así no teme ya ni la muerte ni la corrupción, puesto que se ha revestido de vida

y en él la corrupción ha desaparecido”151.

147

Ibíd., 96. 148

Ibíd., 98. 149

Ibíd., 97. 150

Ibíd. 151

Ibíd., 124.

Page 50: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

50

La vida cristiana, traducida en obras y frutos de los creyentes, solo comienza a manifestarse

cuando el ser humano se hace consciente de la obra salvífica de Cristo, el Verbo encarnado,

quien por amor y benevolencia “siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser

igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose

semejante a los hombres” (Flp 2, 6-7), para llevarlos de nuevo al Padre y devolverles la

incorruptibilidad. De esta manera, la humanidad creyente y abierta al obrar divino, al ver la

salida de sí de Dios, comienza a constatar la transformación que se opera desde su propio

interior, y sale de sí al encuentro de la comunidad y la realidad toda.

La victoria de Cristo lanza a sus discípulos a enfrentarse incluso a aquello a lo cual antes

temían152. El valor que nace en ellos confirma la acción del resucitado y, la firmeza de la fe

es tal, que son capaces de acoger para sí la muerte antes que rechazar a su Salvador. Sobre

este particular confirma Atanasio que:

Desde que el Salvador ha resucitado su cuerpo, la muerte ya no es temible; todos los

que creen en Cristo la arrojan a los pies como si fuera nada y prefieren morir antes que

renegar de la fe de Cristo. Saben verdaderamente que al morir no perecen, sino que

viven, y que la resurrección les volverá incorruptibles.153

Es por la fe en Cristo que los creyentes ven la realidad de otra manera y los grandes miedos

y obstáculos tienen otra perspectiva y magnitud. Ante realidades ensombrecedoras de la

existencia toman elecciones guiados por aquel que ha sufrido por todos, trocando muerte en

vida, oscuridad en luz. Los creyentes saben, desde la perspectiva del Alejandrino que, “aquel

del que las Escrituras anuncian que sufre por todos, no es simplemente un hombre, sino que

se dice que es la vida de todos, aunque sea por naturaleza semejante a los hombres”154. Esta

nueva condición humana no implica que las personas dejen de sufrir o de vivir instantes de

152

Al respecto indica Atanasio de Alejandría: “Que la muerte haya sido destruida y que la cruz sea una victoria

conseguida sobre ella, que no tenga más fuerza en adelante, sino que haya verdaderamente muerto, he aquí una

prueba considerable y un testimonio evidente de ello: todos los discípulos de Cristo desprecian la muerte, todos

se lanzan contra ella, sin temerla ya, sino por el signo de la cruz y la fe en Cristo la arrojan a los pies como una

cosa muerta”. Ibíd., 91. 153

Ibíd. 154

Ibíd., 108.

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51

tiniebla, lo que sí está claro es que este ya no es su estado de vida permanente ni su elección

fundamental.

Las obras de los cristianos son también traspasadas por la divinidad del Verbo de Dios y es

notable en su actuar cotidiano un nuevo impulso esperanzador, ante un ambiente tosco que

incluso pueda estar marcado por la persecución. Respecto de este asunto, el Obispo de

Alejandría expresa que:

Ciertamente los discípulos de Cristo, no combatiendo ya entre sí, se oponen a los

demonios con sus costumbres y sus acciones virtuosas, los ponen en fuga y se burlan

de su guía, el diablo; en la juventud guardan templanza; en las pruebas, paciencia; en

los sufrimientos, fortaleza; soportan los ultrajes; no temen las expoliaciones y, cosa

admirable, desprecian la muerte y se hacen mártires de Cristo.155

2.4.2. Estudio de las Escrituras y vivencia de la virtud

Hacia la parte final del tratado La encarnación del Verbo, Atanasio insiste en dos aspectos

de la vida cristiana que son de vital relevancia a los «bienaventurados y verdaderos amigos

de Cristo». Uno de ellos es el estudio de las Escrituras y, el otro, la vivencia de la virtud.

Luego de sintetizar lo que realizó a lo largo de su obra, el autor lanza al creyente a dar un

paso más en la comprensión de la fe cristiana y en el acontecimiento de la encarnación del

Verbo de Dios, diciendo:

He aquí pues lo que te expongo brevemente en estas consideraciones, amigo de Cristo,

para una exposición elemental y una delimitación de la fe de Cristo y de su divina

aparición entre nosotros. Pero si aprovechas la oportunidad que te ofrecen y te lanzas

al estudio de las Escrituras, para aplicar verdaderamente allí tu inteligencia, conocerás

por ellas más completa y más claramente la exactitud de lo que hemos dicho.156

Las Escrituras se convierten en el sustento y alimento del creyente donde una y otra vez

puede ir para acrecentar y sostener la experiencia de la fe. El Alejandrino considera que es

155

Ibíd., 137. 156

Ibíd., 143.

Page 52: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

52

en ellas donde se encuentra con exactitud todo el misterio de la encarnación expuesto con

suficiente claridad.

A partir de lo anterior, el obispo de Alejandría continúa ofreciendo medios para que el

«amigo de Cristo» avance en su vida de fe, consciente del amor y la benevolencia divina con

lo cual ha actuado Dios a través de su Verbo y que corresponda, además, con la

transformación personal y comunitaria que se ha iniciado en la comprensión de la salvación

operada por Cristo, diciendo:

Además del estudio del conocimiento verdadero de las Escrituras, es necesaria una vida

recta, un alma pura y la virtud según Cristo, para que la inteligencia, avanzando por el

camino de la virtud, pueda alcanzar y comprender lo que desea, en la medida en que la

naturaleza humana puede comprender al Verbo de Dios. Sin una inteligencia pura y la

imitación de la vida de los santos, no se pueden comprender las palabras de los

santos.157

No se trata aquí tan solo de un acto intelectivo del misterio al acercarse a las Escrituras, sino

de la vivencia de las virtudes y de las obras que permitan reconocer el actuar de Dios en

medio de la humanidad. De esta manera es posible reconocer cómo las obras del Verbo

encarnado que, como ya se dijo en otro lugar son las mismas del Padre, pasan ahora a ser las

obras de los discípulos. El evangelio de Juan lo indica cuando dice: “el que crea en mí, hará

él también las obras que yo hago y hará mayores aún” (Jn 14, 12).

Un elemento que se desprende de la vivencia de la virtud es acercarse a la vida de los santos,

quienes sin duda aportan con su testimonio de palabra y obra a la vida cristiana del creyente.

Atanasio frente a este asunto considera que se requiere: “acercarse a los mismos santos con

la imitación de sus acciones, a fin de que, unido a ellos por la conducta de su vida, comprenda

lo que ha sido revelado por Dios y, unido a ellos, evite el peligro que amenaza a los

pecadores”.158

157

Ibíd., 144. 158

Ibíd., 145.

Page 53: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

53

Lo que propone el Alejandrino con respecto a la imitación de las acciones de los santos no

implica despersonalizarse o vivir, comer y vestir de la forma en que ellos y ellas lo hicieron.

Se trata más bien de imitar la naturaleza divina presente en los santos, los cuales al hacerse

conscientes de ella actuaron según la misma, apropiando para sí el deseo de configuración

con Dios en Cristo Jesús. De esta manera la persona acoge para sí y para los demás el bien,

el amor, la misericordia y la bondad; atributos propios de Dios participados a la humanidad

por medio de la imagen y semejanza con que fue creada.

El Santo deja clara la responsabilidad de aquel que, comprendiendo y creyendo en el misterio

de la encarnación, en Cristo el salvador, deja que su vida sea traspasada por la divinidad y

obra según esta realidad. Queda, pues, esta afirmación del Alejandrino que bien resume la

experiencia encarnatoria, divina y humana, que se actualiza constantemente en el ser humano,

diciendo que el Verbo de Dios: “en efecto, se hace hombre para que lleguemos a ser Dios; se

ha hecho visible en su cuerpo, para que nos hagamos una idea del Padre invisible; ha

soportado los ultrajes de los hombres, a fin de que heredemos la incorruptibilidad”159.

Queda claro después de este recorrido inicial con el Campeón de la ortodoxia, respecto de

las obras de Cristo que motivan el obrar de los cristianos gracias a la participación en la vida

divina, que desde el principio la iniciativa es de Dios y el ser humano un interlocutor de una

comunicación iniciada por su hacedor. La salida de sí de Dios va dirigida a toda la humanidad

creada por él; quien le acoge y vuelve la mirada a su Salvador, descubre una nueva

oportunidad de transformación propia y, a la vez, de salida a los demás seres humanos y a la

creación entera.

2.4.3. Frutos que nacen del árbol plantado en la fuente de vida

Santa Teresa de Jesús pone de manifiesto en su obra Castillo interior, cómo el ser humano

que se encuentra plantado como un árbol en aguas claras, en la fuente viva que es Dios, logra

159

Ibíd., 139.

Page 54: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

54

dar frutos agradables. Su Salvador se convierte en la savia que alimenta, da vida y le lleva a

dar vida y fruto en abundancia. Ella dice en las Moradas primeras que,

Así como de una fuente muy clara lo son todos los arroyicos que salen de ella, como

es un alma que está en gracia, que de aquí le vienen ser sus obras tan agradables a los

ojos de Dios y de los hombres, porque proceden de esta fuente de vida, adonde el alma

está como un árbol plantado en ella, que la frescura y fruto no tuviera si no le procediese

de allí, que esto le sustenta y hace no secarse y que dé buen fruto; así el alma que por

su culpa se aparta de esta fuente y se planta en otra de muy negrísima agua y de muy

mal olor, todo lo que corre de ella es la misma desventura y suciedad.160

Respecto a esta realidad del ser humano que permanece unido a Dios y obra según dicha

unión, el cuarto evangelio presenta a Jesús diciendo a sus discípulos:

Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid;

así tampoco ustedes si no permanecen en mí. Yo soy la vid y ustedes los sarmientos.

El que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto; porque separados de mí no

podéis hacer nada. (Jn 15, 4-5)

La Santa tiene su fundamento en la experiencia evangélica y, muy seguramente, estos versos

del evangelio de Juan pudieron guiar su pensamiento en el cual deja claro el obrar de Dios

en la persona y en la humanidad por medio del Verbo, sin el cual nada pueden los seres

humanos.

Entre las acciones que ve la autora desplegadas en quien se acoge a «Su Majestad» y acepta

el llamado a entrar a su interioridad amplísima, para tener un encuentro profundo con la

Trinidad que le habita, está la vida de oración. Es a partir de este diálogo íntimo que surgen

las obras como frutos de buen sabor. Para la autora es fundamental el diálogo permanente y

consciente de las criaturas con Dios, por esta razón ella entiende que,

...la puerta para entrar en este castillo es la oración y consideración, no digo más mental

que vocal, que como sea oración ha de ser con consideración; porque la que no advierte

con quién habla y lo que pide y quién es quien pide y a quien, no lo llamo yo oración,

aunque mucho menee los labios.161

160

Santa Teresa de Jesús, Santa Teresa. Obras completas, 670. 161

Ibíd., 667.

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55

En cambio, quien no comienza un camino de oración en su vida cristiana termina como

tullido, es decir, con su ser paralizado, el cual le imposibilita para entrar a su interior y aún

más para salir al encuentro de los demás. La Santa, quien se relacionaba constantemente con

personas estudiadas, pudo comprender esta realidad. Ella lo explica así:

Decíame poco ha un gran letrado que son las almas que no tienen oración como un

cuerpo con perlesía o tullido, que aunque tienen pies y manos no los pueden mandar;

que así son, que hay almas tan enfermas y mostradas a estarse en cosas exteriores, que

no hay remedio ni parece que pueden entrar dentro de sí.162

Otro fruto proveniente de la comprensión del Verbo encarnado desde la experiencia vital de

Teresa de Jesús, de un Dios vivo y presente no solo en medio de los seres humanos sino

dentro de ellos es, como también lo afirma Atanasio, considerar la vida virtuosa de los santos

y buscar alcanzar su gozo reconociendo, a la par, la gran capacidad que tiene el ser humano,

gracias al don de Dios, de entrar en comunicación con su Salvador. Al descubrir tanta bondad

y misericordia de parte de su Criador, no puede hacer otra cosa sino amarle163.

Quien reconoce la acción de Dios y la transformación al interior de la persona,

necesariamente exterioriza todo aquello que ha recibido gratuitamente en favor de quienes le

rodean. Teresa de Jesús es enfática cuando, luego de las gracias que recibe del Señor, pone

por obra lo que ella llama los efectos del obrar de Dios en ella. De la misma manera, el

testimonio de los demás también lo toma como un don preciado, el cual le aporta a su

experiencia vital con su Salvador. Ella nos relata uno de estos testimonios en los siguientes

términos:

Decía aquella persona que había sacado dos cosas de la merced que Dios le hizo: la

una, un temor grandísimo de ofenderle, y así siempre le andaba suplicando no la dejase

caer, viendo tan terribles daños; la segunda, un espejo para la humildad, mirando cómo

cosa buena que hagamos no viene su principio de nosotros, sino de esta fuente adonde

está plantado este árbol de nuestras almas, y de este sol que da calor a nuestras obras.164

162

Ibíd. 163

La monja carmelita considera que, “así como no nos hace daño considerar las cosas que hay en el cielo y lo

que gozan los bienaventurados, antes nos alegramos y procuramos alcanzar lo que ellos gozan, tampoco nos

hará ver que es posible en este destierro comunicarse un tan gran Dios con unos gusanos tan llenos de mal olor;

y amar una bondad tan buena y una misericordia tan sin tasa”. Ibíd., 665. 164

Ibíd., 671.

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56

Nuevamente la Reformadora del Carmelo señala que sólo es posible obrar con bondad si

dichas obras dimanan de la unión que se tiene con Dios: “con la virtud de Dios obraremos

muy mejor virtud que muy atadas a nuestra tierra”165. Lejos de él, como se especificaba desde

el evangelio de Juan, nada puede el ser humano.

El conocimiento de sí aparece en el hombre y la mujer como un fruto fundamental de la

relación humana con Dios que les habita y de la relación con los demás seres humanos.

Conocer la propia limitación y la de la humanidad en general, lleva a las personas a crecer

en humildad y, así mismo, al reconocer la grandeza de Dios se descubre la finalidad de la

unión con él, la cual busca engrandecer a todos por igual. La Monja carmelita afirma que,

Es cosa tan importante este conocernos que no querría en ello hubiese jamás relajación,

por subidas que estéis en los cielos; pues mientras estamos en esta tierra no hay cosa

que más nos importe que la humildad [...]. A mi parecer jamás nos acabamos de

conocer si no procuramos conocer a Dios.166

El obrar de Dios en el ser humano puede verse distorsionado por la acción del mal que, desde

la libertad humana, puede ser acogido una y otra vez; por este motivo es necesario tener

siempre los ojos fijos en el Señor. Si antes se mencionaron las obras del pecado como un

alejarse y dar la espalda a Dios y a su voluntad, estar en unión con él implica mirarle,

acogerle, dejarse transformar y actuar según él lo hizo y lo continúa haciendo, a partir del

acontecimiento de la encarnación. Saberse amados hace que los seres humanos se muevan a

amar y, en esto, está su perfección. La Santa abulense explica esta situación de la siguiente

manera:

Lo que aquí pretende el demonio no es poco, que es enfriar la caridad y el amor de unas

con otras, que sería gran daño. Entendamos hijas mías, que la perfección verdadera es

amor de Dios y del prójimo, y mientras con más perfección guardáremos estos dos

mandamientos, seremos más perfectas.167

165

Ibíd., 674. 166

Ibíd. 167

Ibíd., 678.

Page 57: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

57

La perfección del encuentro con Dios está en hacer su voluntad, la cual más que en el hacer

grandes prodigios, está en el amar. Del inmenso amor recibido de Dios surge, pues, la

necesidad de salir de sí y amar tan intensamente como sea posible en el amor desbordante

con el cual el ser humano ha sido amado hasta el extremo.

A modo de conclusión, la finalidad del presente capítulo fue analizar las obras La

encarnación del Verbo de san Atanasio de Alejandría y las Primeras moradas del Castillo

interior de santa Teresa de Jesús a partir de las categorías: grandeza y dignidad del ser

humano, pecado, causas de la encarnación y vida cristiana. Cada una de ellas vistas desde la

apuesta eclesiológica de comprensión del misterio de la encarnación para cada autor;

comprensión que, aún en medio de la distancia en el tiempo histórico de ambos, guarda una

inmensa comunión respecto de lo esencial del misterio en la vivencia del mismo.

Así como la comprensión del acontecimiento encarnatorio tuvo implicaciones para el

contexto puntual de cada autor, en la forma de responder a un Amor capaz de llevar de nuevo

a los hombres y mujeres a Dios, y de salvarles de la muerte y la corrupción participándoles

vida divina, también en el momento presente de la historia continúa siendo vital reconocer

dicho acontecimiento, incluirse en él, acogerlo en la fe y vivir de acuerdo a la transformación

que este opera desde el interior de la persona hasta llegar a su realidad, su historia y contexto

eclesial particular. Esta actualización del sentido de las obras de ambos santos para la realidad

actual será el tema central del siguiente capítulo.

Page 58: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

58

3. CAPÍTULO 3: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LAS OBRAS

LA ENCARNACIÓN DEL VERBO Y LAS MORADAS PRIMERAS DEL

CASTILLO INTERIOR PARA LA VIDA CRISTIANA HOY

Luego de haber recorrido el contexto propio de Atanasio de Alejandría y de Teresa de Jesús,

un hombre y una mujer de épocas diferentes con problemáticas sociales, culturales y

religiosas distintas, a las cuales respondieron con altura y desde su experiencia de fe; y

después de haber analizado las obras La encarnación del Verbo y las Primeras moradas del

Castillo interior respectivamente, es el momento en el cual las vidas y las obras de estos dos

cristianos, permitirán identificar las implicaciones eclesiológicas que se desprenden de ellas

para la vida cristiana hoy.

Para lograr dicho objetivo, en el presente capítulo, teniendo como fundamento el análisis

realizado en clave eclesiológica de las obras ya mencionadas de los autores, en primer lugar

se hará un acercamiento a la relación entre encarnación e Iglesia hoy; en segundo lugar se

identificarán las implicaciones eclesiológicas de la comprensión del misterio de la

encarnación en diversos niveles: ministerial, sacramental, de vida consagrada y de vida

cristiana en general para el tiempo presente y, por último, se ofrecerá una conclusión.

3.1. Encarnación e Iglesia hoy

En el recorrido realizado hasta este punto queda claro que Dios, en la comunicación de su

amor y fidelidad a la humanidad, toma siempre la iniciativa. Aún en los peores momentos de

la historia, en medio de las divisiones más atroces incluso religiosamente hablando, Él no se

ha quedado en silencio. Él sigue hablando e invitando para que el ser humano no le dé más

la espalda y le mire de forma cercana e íntima. No son distantes las palabras del Concilio

Vaticano II en la Constitución dogmática Dei Verbum cuando dice que “Dios invisible,

movido de amor, habla a los hombres como amigos, trata con ellos para invitarlos y recibirlos

en su compañía”168.

168

Concilio Vaticano II, “Constitución dogmática Dei Verbum sobre la divina revelación” 2.

Page 59: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

59

La Palabra del Padre, el Verbo encarnado, sigue hablando y actuando en la Iglesia entera y,

cuando aquí se hace alusión a la Iglesia, se remite al Pueblo de Dios, fieles laicos y clérigos

que han respondido a la comunicación de Dios en Cristo Jesús169. Tanto Atanasio como

Teresa son ejemplo de esta realidad y, con su vida, su fe y obras, han mostrado que el Verbo

encarnado en el mundo y en cada persona permanece vivo y actuante. No se trata pues de

una Palabra cualquiera, sino de aquella que deja certezas profundas en quien la escucha. El

papa Francisco expresa esta realidad, diciendo:

La Palabra que Dios nos dirige en Jesús no es una más entre otras, sino su Palabra

eterna. No hay garantía más grande que Dios nos pueda dar para asegurarnos su amor

[...]. La fe cristiana es, por tanto, fe en el Amor pleno, en su poder eficaz, en su

capacidad de transformar el mundo e iluminar el tiempo.170

La Iglesia toda permanece, pues, en una constante relación con el Verbo encarnado, Cristo.

Es él el fundamento siempre actual de los creyentes, los cuales han tenido ya un encuentro

personal171 que ha transformado su existencia y les ha regalado la gracia de reconocer el

cumplimiento de las promesas de Dios. Si bien el encuentro y la toma de conciencia de la

actuación de Jesús, Palabra del Padre, es un proceso diferente en cada persona, el punto de

llegada es el reconocimiento de su presencia continua en medio de la humanidad. El papa

Benedicto XVI habla a la Iglesia sobre este aspecto y afirma que:

La relación entre Cristo, Palabra del Padre, y la Iglesia no puede ser comprendida como

si fuera solamente un acontecimiento pasado, sino que es una relación vital, en la cual

cada fiel está llamado a entrar personalmente. En efecto, hablamos de la presencia de

la Palabra de Dios entre nosotros: “Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días,

hasta el fin del mundo” (Mt, 28, 10).172

Hay distintas maneras en que la comunidad de creyentes reconoce la presencia de Dios.

Atanasio habló de las obras en que el Verbo del Padre sigue haciéndose manifiesto, Teresa

de Jesús le reconoce viviendo al interior de los seres humanos creados por él. Así mismo en

169

Esta noción de Pueblo de Dios fue tomada principalmente de: Concilio Vaticano II, “Constitución dogmática

Lumen Gentium sobre la Iglesia” 9-17. 170

Francisco, Carta encíclica Lumen Fidei 15. 171

El papa Benedicto XVI respecto del cristianismo, asevera: No se comienza a ser cristiano por una decisión

ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte

a la vida y, con ello, una orientación decisiva”. Benedicto XVI, Carta encíclica Deus Caritas Est 1. 172

Benedicto XVI, Exhortación apostólica postsinodal Verbum Dómini 51.

Page 60: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

60

la Eucaristía la Santa veía la oportunidad para entrar en un diálogo amoroso con «Su

Majestad», lo cual refleja la conciencia de presencia que se tiene en dicho sacramento, ella

lo expresa así: “Estaos vos con Él de buena gana. No perdáis tan buena sazón de negociar

como es la hora después de haber comulgado”173.

La humanidad misma es reflejo del Verbo encarnado, por medio de ella Él continúa

acercando a muchos al Padre. Da de su amor desbordante para que cada persona en el mundo

desborde dicho amor en los demás. Es esta una de las pedagogías que permiten reconocer y

palpar el amor de Dios en la historia. Benedicto XVI deja claras algunas formas en que es

posible descubrir la presencia de Dios en la Iglesia, diciendo:

El Señor tampoco ha estado ausente en la historia sucesiva de la Iglesia: siempre viene

a nuestro encuentro a través de los hombres en los que Él se refleja; mediante su

Palabra, en los Sacramentos, especialmente la Eucaristía. En la liturgia de la Iglesia, en

su oración, en la comunidad viva de los creyentes, experimentamos el amor de Dios,

percibimos su presencia y, de este modo, aprendemos también a reconocerla en nuestra

vida cotidiana.174

La Iglesia es, pues portadora de la gran noticia de un Dios hecho carne que permanece fiel a

su Alianza de amor y que, por tanto, ha introducido el mundo y la historia en su realidad

divina. La Buena Nueva que anunció Jesús175 es la misma que continúa anunciando la Iglesia:

“el Reino de Dios ya está entre vosotros” (Lc 17, 21). Es por esta razón que, al ser

continuadora, debe primero reconocer y vivir al Verbo encarnado para luego poderlo

anunciar.

La Iglesia en sus fieles laicos y clérigos, ha llevado a cabo esta tarea de anuncio generación

tras generación hasta hoy. Cada momento histórico ha sido particular en las formas en que

173

Santa Teresa de Jesús, Santa Teresa. Obras completas, 604. 174

Benedicto XVI, Carta encíclica Deus Caritas Est 17. 175

Pablo VI hizo mención de la misión de Jesús que anuncia con su palabra y con su vida toda, el cumplimiento

de las promesas de Dios: “Proclamar de ciudad en ciudad, sobre todo a los más pobres, el gozoso anuncio del

cumplimiento de las promesas y de la Alianza propuestas por Dios, tal es la misión para la que Jesús se declara

enviado del Padre. Todos los aspectos de su misterio —la misma encarnación, los milagros, las enseñanzas, la

convocación de sus discípulos, el envío de los Doce, la cruz y la resurrección, la continuidad de su presencia en

medio de los suyos— forman parte de su actividad evangelizadora”. Pablo VI, Exhortación apostólica Evangelii

Nuntiandi 6.

Page 61: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

61

esta Buena Nueva ha llegado a las diversas sociedades, lo cual ha permitido que se repiense

no lo fundamental, es decir, la presencia de Cristo Jesús en medio de los hombres y mujeres

de cada época, sino los medios para darla a conocer.

Atanasio de Alejandría, como ejemplo de los medios del anuncio evangélico, utilizó todo lo

que estaba a su alcance antes y después de ser obispo, sobre todo sus escritos, para acercar a

los suyos a Jesús, ya fuera con la ayuda de cartas, defensas de la fe o tratados sobre temas

diversos, escritos desde Alejandría o en alguno de sus cinco destierros. Teresa de Jesús en su

época no se quedó atrás. Aún sin un conocimiento teológico aprendido en la academia, es

capaz de poner por escrito todo lo que le viene por experiencia en su vida cristiana, tanto en

sus obras cotidianas como en su labor fundacional.

Por su parte, en el contexto de la Iglesia contemporánea, Pablo VI es consciente de la

necesidad de acoger nuevas formas para permitir que la encarnación de Jesús siga

perpetuándose y continuando su acción en el mundo. Él lo indica en Evangelii Nuntiandi

cuando afirma que:

Las condiciones de la sociedad nos obligan, por tanto, a revisar métodos, a buscar por

todos los medios el modo de llevar al hombre moderno el mensaje cristiano, en el cual

únicamente podrá hallar la respuesta a sus interrogantes y la fuerza para su empeño de

solidaridad humana.176

En cada uno de los esfuerzos de cada creyente por mostrar ese amor encarnado en la historia,

está la continuación, según sea su vocación y servicio en la Iglesia, de llevar la gran noticia

de liberación que transforma la humanidad e impulsa a vivir en una constante e íntima

relación con Dios177. Si en tiempo de Atanasio los monjes del desierto y los obispos fueron

los encargados de propagar la Buena Nueva y en tiempo de Teresa lo hizo la vida religiosa,

hoy toda la Iglesia está llamada a llevar a Jesús a cada espacio de la cotidianidad. En la misma

176

Ibíd., 3. 177

Pablo VI anota fuertemente este impulso que surge desde el Concilio Vaticano II de renovación al interior

de la Iglesia y, con respecto a la evangelización, dice que: “Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena

Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma

humanidad. “He aquí que hago nuevas todas las cosas” (Ap 21, 5)”. Pablo VI, Exhortación apostólica Evangelii

Nuntiandi 18.

Page 62: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

62

línea el papa Francisco, un gran impulsor de la continuación de la tarea misionera de la Iglesia

encargada por Cristo, sostiene que:

La evangelización es tarea de la Iglesia. Pero este sujeto de la evangelización es más

que una institución orgánica y jerárquica, porque es ante todo un pueblo que peregrina

hacia Dios. Es ciertamente un misterio que hunde sus raíces en la Trinidad, pero tiene

su concreción histórica en un pueblo peregrino y evangelizador.178

La necesidad de la Iglesia de dar a conocer a un Dios encarnado que se desvive por

comunicarse con el ser humano desde su interior, y por recordarle su dignidad y participación

en la vida divina179, no radica en un deseo de tener más personas de su parte o adoctrinar por

adoctrinar, sino en compartir la alegría que ha recibido de saberse profundamente amada por

alguien que es fiel y en buscar la unidad en medio de la diversidad, la cual refleja la dinámica

comunitaria de la Trinidad al interior y en su constante salida de sí del Padre, el Hijo y el

Espíritu Santo.

Sobre este particular, Francisco da cuenta de los efectos de quien se encuentra con Jesús de

la siguiente manera: “La alegría del evangelio llena el corazón y la vida de los que se

encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza,

del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”180. Es

esta la característica primordial de aquel que redirecciona su existencia de la muerte y la

corrupción, a la vida y la incorruptibilidad sobre la cual Atanasio habla de forma persistente.

La fe del cristiano recibida como don debe estar, pues, arraigada no en un Dios abstracto sino

en aquel que la Iglesia proclama a viva voz resucitado y que camina con la humanidad en sus

gozos y sus angustias, en medio de las crisis de fe que subsisten en el mundo entero por la

178

Francisco, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium 111. 179

Las implicaciones de la fe sobrepasan lo poco a lo cual la condición humana está enseñada a esperar,

Francisco explicita que: “Confesar a un Padre que ama infinitamente a cada ser humano implica descubrir que

con ello le confiere una dignidad infinita. Confesar que el Hijo de Dios asumió nuestra carne humana significa

que cada persona humana ha sido elevada al corazón mismo de Dios. Confesar que Jesús dio su sangre por

nosotros nos impide conservar alguna duda acerca del amor sin límites que ennoblece a todo ser humano. [...]

Confesar que el Espíritu Santo actúa en todos implica reconocer que Él procura penetrar toda situación humana

y todos los vínculos sociales”. Ibíd., 178. 180

Ibíd., 1.

Page 63: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

63

persecución, los escándalos de todo tipo dentro y fuera de la Iglesia, y la falta de testimonio

en muchos ambientes. La claridad del presente y la esperanza ante la oscuridad latente, solo

puede venir de quien es la luz y la vida, El Verbo del Padre. En la Carta encíclica Lumen

Fidei el papa Francisco recoge estas características de la fe y argumenta que:

...la característica propia de la luz de la fe es la capacidad de iluminar toda la

existencia del hombre. Porque una luz tan potente no puede provenir de nosotros

mismos: ha de venir de una fuente más primordial, tiene que venir, en definitiva, de

Dios. La fe nace del encuentro con el Dios vivo, que nos llama y nos revela su amor,

un amor que nos precede y en el que nos podemos apoyar para estar seguros y

construir la vida. Transformados por este amor, recibimos ojos nuevos,

experimentamos que en él hay una promesa de plenitud y se nos abre la mirada al

futuro.181

La fe acoge todo tiempo de la historia, no se queda estática, sino que avanza. Es por este

motivo que al mirar la vida y obras de Atanasio y Teresa de Jesús se descubre que, si bien

viven y hablan a un momento puntual, la fe que envuelve su ser y su hacer permanece hasta

hoy viva en cada cristiano que ha recorrido un trayecto del camino, experimenta su presente

y mira con esperanza su futuro. La fe que la Iglesia profesa en el Verbo encarnado la lleva a

tener presente, como bien indica Francisco que:

La fe, que recibimos de Dios como don sobrenatural, se presenta como luz en el

sendero, que orienta nuestro camino en el tiempo. Por una parte, procede del pasado;

es la luz de una memoria fundante, la memoria de la vida de Jesús, donde su amor se

ha manifestado totalmente fiable, capaz de vencer a la muerte. Pero, al mismo tiempo,

como Jesús ha resucitado y nos atrae más allá de la muerte, la fe es la luz que viene

del futuro, que nos desvela vastos horizontes, y nos lleva más allá de nuestro «yo»

aislado, hacia la más amplia comunión.182

La comunión de la que habla el Obispo de Roma tiene una implicación real solo cuando la

Iglesia ha descubierto que su llamado está dado para que, como el Hijo de Dios, se encarne

en la realidad. No puede ser posible que Dios tome la determinación de salir de sí, habitar el

mundo hecho plenamente un hombre, acoger a los necesitados de su amor, devolver a la

humanidad la vida y la incorruptibilidad que había perdido y perdonar la iniquidad de cada

ser humano y que la Iglesia, continuadora de su misión, se guarde para sí y no toque la

181

Francisco, Carta encíclica Lumen Fidei 4. 182

Ibíd.

Page 64: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

64

realidad sedienta de algo más que lo que le ofrecen las comodidades y el consumo del mundo.

La propuesta del Papa es clara, según explica:

En la Palabra de Dios aparece permanentemente este dinamismo de “salida” que Dios

quiere provocar en los creyentes [...]. Hoy, en este “id” de Jesús [Mt 28, 19.20], están

presentes los escenarios y los desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora de

la Iglesia, y todos estamos llamados a esta nueva “salida” misionera. Cada cristiano y

cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos

invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a

todas las periferias que necesitan la luz del evangelio.183

Es en este punto en el cual la vida virtuosa que invitaban a vivir Atanasio y Teresa sale a

relucir. Una Iglesia que se asemeja al Verbo encarnado es capaz de hacer uso de todo lo que

esté a su alcance para «salir» hacia los seres humanos necesitados de un amor que salva y

que se convierte en ungüento para sanar las heridas. Si bien la espiritualidad carmelitana

teresiana invita a la persona a entrar dentro para encontrarse con la Trinidad, el efecto

inmediato de esta acción es un desbordamiento de las riquezas y frutos adquiridos en dicho

encuentro. Francisco afirma que, “el Evangelio invita ante todo a responder al Dios amante

que nos salva, reconociéndolo en los demás y salvándonos de nosotros mismos para buscar

el bien de los demás. Todas las virtudes están al servicio de esta respuesta de amor”184.

La salida a la cual está invitada la Iglesia encarnada no implica ir por la vida sin destino fijo,

sino una contemplación de la existencia que vaya indicando las necesidades y las formas de

encontrar a quienes se sienten perdidos o de dejarse encontrar por quien anda buscando algo

más para sus vidas, lo cual no encuentran en lo superficial y pasajero de la sociedad. A través

de la Iglesia Dios se hace el encontradizo, encarnado en ella, en cada uno de los que le han

creído y le han seguido, se presenta en la realidad de múltiples formas. En la Carta encíclica

Lumen Fidei el Pontífice declaró que:

La fe cristiana es fe en la encarnación del Verbo y en su resurrección en la carne; es fe

en un Dios que se ha hecho tan cercano, que ha entrado en nuestra historia. La fe en el

Hijo de Dios hecho hombre en Jesús de Nazaret no nos separa de la realidad, sino que

nos permite captar su significado profundo, descubrir cuánto ama Dios a este mundo y

183

Francisco, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium 20. 184

Ibíd., 39.

Page 65: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

65

cómo lo orienta incesantemente hacia sí; y esto lleva al cristiano a comprometerse, a

vivir con mayor intensidad todavía el camino sobre la tierra.185

La Iglesia encarnada, es pues, la que es capaz de continuar la misión del Hijo de Dios en

medio de las contradicciones con las cuales se pueda encontrar. Reafirmar su fe en el Dios

cercano tiene necesariamente que sacarla de sus seguridades para abrazar nuevas

oportunidades y horizontes, cada creyente desde el rol que desempeñe en la misma. Francisco

es enfático cuando dice al respecto que:

La Iglesia “en salida” es una Iglesia con las puertas abiertas. Salir hacia los demás para

llegar a las periferias humanas no implica correr hacia el mundo sin rumbo y sin

sentido. Muchas veces es más bien detener el paso, dejar de lado la ansiedad para mirar

a los ojos y escuchar, o renunciar a las urgencias para acompañar al que se quedó al

costado del camino. A veces es como el padre del hijo pródigo, que se queda con las

puertas abiertas para que, cuando regrese, pueda entrar sin dificultad.186

Acercarse con cautela, sin prevenciones y con el ánimo de servir, así como esperar con calma

el regreso de quien sale de la comunidad de fe, da muestras de la mirada amorosa y la manera

de ser de Cristo la cual se va configurando de forma progresiva en los creyentes. Es necesario

que la Iglesia encarnada mire al mundo con los ojos de aquel que pasó por el mismo

“haciendo el bien” (Hch 10, 38). La fe, sin duda, va más allá de mirar a Cristo187, el Papa

explica que: “La fe no solo mira a Jesús, sino que mira desde el punto de vista de Jesús, con

sus ojos: es una participación en su modo de ver”188.

Solo mirando desde Jesús se comprende por qué Atanasio en vez de silenciarse ante los

errores del arrianismo, salió en la defensa de Cristo para que no se distorsionara la realidad

de los cristianos y, así mismo, por qué Teresa frente a la reforma externa de la Iglesia, decide

renovar la vida cristiana al interior de la misma de la mano de aquel que la tomó para sí.

185

Francisco, Carta encíclica Lumen Fidei 18. 186

Francisco, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium 46. 187

Cuando se mira desde Cristo no se abrazan los propios intereses, sino que se busca, como dice Francisco,

“erradicar una mundanidad espiritual que viva de apariencias de religiosidad o amor a la Iglesia. ¿Cuáles son

los intereses? La mundanidad espiritual en todos los casos, no lleva el sello de Cristo encarnado, crucificado y

resucitado, se encierra en grupos elitistas, no sale realmente a buscar a los perdidos ni a las inmensas multitudes

sedientas de Cristo”. Ibíd., 95. 188

Francisco, Carta encíclica Lumen Fidei 18.

Page 66: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

66

Como afirmación final de esta primera parte, la Iglesia requiere en todo momento

reconocerse como Iglesia encarnada que ama como su Salvador, que sale al encuentro y se

hace la encontradiza para quienes buscan al Señor, que quiere contar, vivir y contagiar la

alegría de un Dios cercano que se ha quedado para levantar al caído, animar al triste, perdonar

al pecador y para dar vida recreando y dando esperanza.

De esta manera el amor a Dios y al prójimo se ve en camino de realización, lo cual para

Teresa de Jesús es la plenitud del creyente que une su voluntad a la de Dios. En palabras de

Benedicto XVI, “...el amor al prójimo, enraizado en el amor de Dios, nos debe tener

constantemente comprometidos, personalmente y como comunidad eclesial, local y

universal”189. Solo así, mediante la encarnación, en una entrega constante de la propia

humanidad, el amor puede llegar a la plenitud190, no viviendo ya para sí y desde las propias

fuerzas, sino desde aquel que ha mostrado benevolencia por la creación entera.

3.2. Implicaciones en diferentes niveles de la eclesiología respecto de la comprensión

del misterio de la encarnación

3.2.1. Implicaciones en la vida ministerial

El acercamiento a los ministerios de la comunidad de fe desde la perspectiva encarnatoria de

Cristo y de la Iglesia, permite reconocer la circularidad eclesial en la cual tanto ministros

ordenados como laicos, sirven en conjunto con el propósito de acercar la Trinidad a la

realidad de fe principalmente, así como a la cotidianidad de los creyentes y del mundo.

Todavía en este punto de la historia se hace necesario recordar que, desde el bautismo, el

sacerdocio común sobre el cual trata ampliamente el Concilio Vaticano II, implica que por

medio de obras los cristianos,

...anuncien las maravillas de quien los llamó de las tinieblas a su luz admirable. Por

ello todos los discípulos de Cristo, perseverando en la oración y la alabanza a Dios, han

189

Benedicto XVI, Exhortación apostólica postsinodal Verbum Dómini 103. 190

Francisco, Carta encíclica Lumen Fidei 31.

Page 67: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

67

de ofrecerse a sí mismos como hostia viva, santa y grata a Dios, han de dar testimonio

de Cristo en todo lugar y, a quien se la pida, han de dar también razón de la esperanza

que tienen en la vida eterna.191

La misión de la Iglesia es llevada a cabo mediante seres humanos que han dejado tocar su

existencia por el Verbo encarnado y es esto lo que predican con palabras y con su vida, pues

guardan la seguridad de que son amados por Dios, de que Cristo les ha dado la salvación y

que su amor tiene siempre la última palabra192. Son, pues, hombres y mujeres que han sabido

responder a un llamado particular para ejercer un ministerio puntual ya sea ordenado o

laico193. El Documento de Puebla lo recuerda cuando dice que:

Para el cumplimiento de su misión, la Iglesia cuenta con diversidad de ministerios. Al

lado de los ministerios jerárquicos, la Iglesia reconoce un puesto a ministerios sin orden

sagrado. Por tanto, también los laicos pueden sentirse llamados o ser llamados a

colaborar con sus pastores en el servicio a la comunidad eclesial, para el crecimiento y

vida de ésta, ejerciendo ministerios diversos según la gracia y los carismas que el Señor

quiere concederles.194

Toda tarea y misión de la Iglesia, Pueblo de Dios, va precedida del encuentro ya mencionado

con el Hijo de Dios hecho carne, quien pone en el corazón de cada ser humano el anhelo de

que todo gozo y esperanza, tristeza y angustia de los demás, sea vivido como una realidad

propia195. De ahí que las características de los ministerios eclesiales sean precisamente las

mismas del actuar del Padre, visibilizado en el Hijo por la fuerza del Espíritu Santo. San

Atanasio cuando se refiere al obrar cristiano habla de una búsqueda continua de

configuración con el Salvador, la cual le identifica con esa vida divina en la que está llamado

a permanecer desde el amor. El papa Francisco a este respecto recuerda que,

191

Concilio Vaticano II, “Constitución dogmática Lumen Gentium sobre la Iglesia” 10. 192

Francisco, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium 151. 193

Respecto de los ministerios laicos, Puebla indica que “los ministerios que pueden conferirse a laicos son

aquellos servicios referentes a aspectos realmente importantes de la vida eclesial (v.gr. en el plano de la Palabra,

de la Liturgia o de la conducción de la comunidad), ejercidos por laicos con estabilidad y que han sido

reconocidos públicamente y confiados por quien tiene la responsabilidad en la Iglesia”. Celam, Documento de

Puebla 805. 194

Ibíd., 804. 195

Concilio Vaticano II, “Constitución pastoral Gaudium et Spes sobre la Iglesia en el mundo de hoy” 1.

Page 68: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

68

Tanto los pastores como todos los fieles que acompañen a sus hermanos en la fe o en

un camino de apertura a Dios, [deben] acompañar con misericordia y paciencia las

etapas posibles de crecimiento de las personas que se van construyendo día a día.196

En la manera en que se sirve y se acompaña, se descubre la conciencia que se tenga de la

continua acción de Cristo en medio de la humanidad y del mundo. Para Teresa de Jesús no

fue grato reconocer que había personas que desconocían quién les habitaba y les transformaba

desde el interior; lo cual se notaba en ellas por su forma exterior de obrar. En los ministerios

se tiene, por tanto, una responsabilidad tal que, al ejercerlos, permita a los demás transitar en

el camino que van haciendo con su Redentor. Se entiende, desde esta óptica, la exhortación

del Pontífice a los ministros ordenados, en la cual les recuerda que, “el confesionario no debe

ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor que nos estimula a hacer el

bien”197.

Si bien desde la segunda mitad del siglo pasado el laicado ha tenido un despertar y un campo

de acción mayor, se requiere continuar la labor que tantos pastores han realizado de motivar

a los fieles laicos198 para que se apoderen de su misión como bautizados y se acerquen a los

campos que les son propios desde los ministerios ordinarios y extraordinarios. Vale la pena

afirmar, además, que no se trata solo de un servicio al interior de la Iglesia; muchas veces

este compromiso, como afirma Francisco, “no se refleja en la penetración de los valores

cristianos en el mundo social, político y económico. Se limita muchas veces a las tareas

intraeclesiales sin un compromiso real por la aplicación del Evangelio a la transformación de

la sociedad”199.

La vivencia de los ministerios desde la comprensión de la encarnación del Verbo implica en

cada ser humano que ha abrazado la fe, ser un facilitador de la gracia, desde su vocación

196

Francisco, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium 44. 197

Ibíd. 198

El documento de Puebla recuerda que “los pastores han contribuido sensiblemente a una mayor toma de

conciencia en la acción de los laicos, tanto en su vocación específica secular, como en una participación más

responsable en la vida de la Iglesia, inclusive mediante los diversos ministerios”. Celam, Documento de Puebla

671. 199

Francisco, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium 102.

Page 69: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

69

particular dentro de la Iglesia, y no un controlador de la misma200. Implica, así mismo,

reconocer que no se actúa en nombre propio sino de Cristo, quien se acerca por medio de los

creyentes a todos los hombres y mujeres en el mundo y se hace uno con quien lo recibe201.

A partir de las exhortaciones del Papa a lo largo de su pontificado, la Iglesia en salida y

encarnada en la realidad requiere personas capaces de vivir sus ministerios laicos y

ordenados, a la luz de los signos de los tiempos y de las necesidades identificadas en estos,

sin temor de avanzar a horizontes nuevos que puedan llegar a acoger el Amor del cual se les

da testimonio. Atanasio de Alejandría es ejemplo del creyente que predica y vive como un

ser redimido no obstante los rechazos, los destierros y las confrontaciones. Es preferible,

como asevera el Pontífice, “una Iglesia accidentada, herida, manchada por salir a la calle,

antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias

seguridades”202.

Teresa de Jesús fue una mujer que tomó en serio su tarea como persona creyente. No le bastó

responder con la vida entera a la división del momento en la Iglesia, sino que, con una fe

firme en Jesús humano-divino, llegó a muchas personas de todos los estratos sociales para

enseñarles a hablar con Jesús como con un amigo; para despertarles, con sus escritos, de los

sueños inoperantes ante las dificultades de la época; para llevar a Jesús, ese que ella sabe

presente en su interior, a muchos otros que buscaron de su compañía. Los ministerios

eclesiales ejercidos por los creyentes buscan la manera de visibilizar en el mundo a Dios. En

palabras del papa Francisco:

Si algo debe inquietarnos santamente y preocupar nuestra conciencia, es que tantos

hermanos nuestros vivan sin la fuerza, la luz y el consuelo de la amistad con Jesucristo,

sin una comunidad de fe que los contenga, sin un horizonte de sentido y de vida. Más

200

Ibíd., 47. 201

A este respecto, el papa Benedicto XVI, hablando a los sacerdotes, dice: “...puesto que Cristo mismo es la

Palabra de Dios hecha carne, es «la verdad», la plegaria de Jesús al Padre, «santifícalos en la verdad», quiere

decir en el sentido más profundo: «Hazlos una sola cosa conmigo, Cristo. Sujétalos a mí. Ponlos dentro de mí.

Y, en efecto, en último término hay un único sacerdote de la Nueva Alianza, Jesucristo mismo. Es necesario,

por tanto, que los sacerdotes renueven cada vez más profundamente la conciencia de esta realidad. Benedicto

XVI, Exhortación apostólica postsinodal Verbum Dómini 80. 202

Francisco, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium 49.

Page 70: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

70

que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las

estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces

implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una

multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse: “¡Dadle vosotros de comer!” (Mc

6, 37).203

La vida ministerial existe desde sus principios en las comunidades cristianas como salida de

sí. No se tolera un cristianismo que, reconociendo la acción de Dios que sale al encuentro del

pecador, se guarde para sí. La vida, con sus logros y desaciertos, el ser, el obrar y el pensar

del otro, aún en sus diferencias y con todo el respeto por estas, debe ser prioridad para el

creyente como lo es para el Dios en quien cree. Bien recalca el Obispo de Roma que:

El modo de relacionarnos con los demás que sana en lugar de enfermarnos es una

fraternidad mística, contemplativa, que sabe mirar la grandeza sagrada del prójimo, que

sabe descubrir a Dios en cada ser humano, que sabe tolerar las molestias de la

convivencia aferrándose al amor de Dios, que sabe abrir el corazón al amor divino para

buscar la felicidad de los demás como la busca su padre bueno.204

Los ministerios eclesiales son, en fin, la oportunidad para que cada persona de fe materialice

un amor que le ha precedido, se ha encarnado en su interior y le ha llevado a amar de

diferentes formas según las exigencias de su propio contexto.

3.2.2. Implicaciones en la vida sacramental

En la vida eclesial, los sacramentos acompañan a los hombres y mujeres de fe a lo largo de

su camino por el mundo como otra manera de la presencia constante de Cristo manifestada

en la comunidad. El mismo Jesús encarnado en la Iglesia acoge a los creyentes por medio de

signos visibles que, si bien muchas veces quedan reducidos a meros ritos que no tocan la

existencia, deben llegar a transformar el ser y el hacer de quienes se acercan a ellos con una

confianza plena en la Trinidad que abraza al ser humano, obra en él y dinamiza la vida en sus

diversas etapas.

203

Ibíd. 204

Ibíd., 92.

Page 71: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

71

La vida sacramental a través de la cual actúa Cristo implica fuertemente el ámbito humano-

divino que asume toda la realidad en Dios gracias a la encarnación. Él sale de sí para amar y

acompañar la humanidad de forma permanente y, de forma puntual, en las diversas etapas de

su existencia. El Obispo de Alejandría reflexionó ampliamente cómo el Verbo siendo

incorpóreo tomó un cuerpo semejante al nuestro para amar y recrear la humanidad juntando

así lo humano con lo divino de su ser, asumiendo al ser humano en su totalidad y dejando en

este el acceso a la vida divina. No es distinto aquello que aseveró Atanasio en el siglo IV, a

lo que hoy se continúa diciendo acerca de la vida sacramental de la Iglesia. Sobre este

particular Leonardo Boff indica que,

El elemento divino siempre se encarna en lo humano, lo hace trasparente. El elemento

humano está al servicio del divino, lo torna histórico. De esta forma, más que una

organización, la Iglesia es un organismo vivo; más que una institución de salvación, es

comunidad de salvación.205

En consonancia con lo anterior, la vida hecha sacramento es aquella que es consciente del

paso de Dios y lo refleja con claridad en sus diversas vivencias. Quien se acerca a los

sacramentos y con mayor razón a la Eucaristía, lugar de encuentro con el Redentor, es capaz

de sacar de allí las fuerzas necesarias para su realización y la de la comunidad con la cual

camina hacia el encuentro definitivo y pleno en y con Dios. En la Exhortación apostólica

Evangelii Nuntiandi, Pablo VI explica que:

En Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado, se ofrece la salvación

a todos los hombres, como don de la gracia y de la misericordia de Dios. No una

salvación puramente inmanente, a medida de las necesidades materiales o incluso

espirituales que se agotan en el cuadro de la existencia temporal, sino una salvación

que desborda todos estos límites para realizarse en una comunión con el único absoluto,

Dios, salvación trascendente, escatológica, que comienza en esta vida, pero que tiene

su cumplimiento en la eternidad.206

Los santos, a quienes el Alejandrino pide que se imite en la virtud y semejanza con el Señor,

recuerdan constantemente la importancia de la vida sacramental con dicha mirada

escatológica presente y futura. Para santa Teresa de Jesús, por ejemplo, beber del agua de la

205

Boff, Los sacramentos de la vida y la vida de los sacramentos, 45-46. 206

Pablo VI, Exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi 27.

Page 72: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

72

vida es lo que identifica a quien permanece en Cristo en la tierra y es imagen de lo que será

la eternidad. Ella utiliza este signo del agua como una oportunidad de acceder al misterio de

la filiación divina, de la cual el fruto que nace es para el bien de los demás y no proviene de

otra realidad más que de la unión del ser humano con Dios Trinidad. Este ejemplo es muy

cercano a la experiencia bautismal y a su compromiso eclesial con la comunidad de fe y con

la sociedad en la cual se busca vivir el Reino, con la esperanza de acogerlo en plenitud.

La Iglesia en su unidad es y vive en lo sacramental, de ahí que todo lo que en ella existe lo

es también. Elementos como los ritos, la liturgia y los objetos sagrados; las personas que

constituyen la Iglesia y su actividad en el mundo, los gestos y las palabras, recuerdan a Cristo

y lo hacen presente en los diferentes contextos207. El ser humano requiere de los signos

visibles que propone la Iglesia para entrar en comunión con su hacedor, para dialogar con él

y descubrir en ellos su acción transformadora. La comunidad eclesial y la vida sacramental

se convierten, pues, en medios transmisores de la gracia y, según afirma Boff sobre la Iglesia,

“como portadora de la gracia, como sacramento de Cristo, se hace presente ahí donde Cristo

y su gracia llegan”208, es decir, al mundo entero, a cada hombre y mujer que se abren a la

acción divina.

La participación de los creyentes en los sacramentos debe moverlos a dar la vida como acción

de gracias permanente al Dios cercano que motiva, anima y cuida a quienes redimió. Para

santa Teresa de Jesús es penoso ver cómo un ser humano, luego de experimentar la gracia

dada por Dios, prefiere plantarse en aguas pantanosas que impiden que dé fruto bueno. La

Santa en sus escritos confrontó a manera de oración dicha acción de los cristianos respecto

de las gracias recibidas de Dios. En una ocasión escribió:

¡Oh Redentor mío, que no puede mi corazón llegar aquí sin fatigarse mucho! ¿Qué es

esto ahora de los cristianos? ¿Siempre han de ser los que más os deben los que os

fatiguen? ¿A los que mejores obras hacéis, a los que escogéis para vuestros amigos,

entre los que andáis y os comunicáis por los sacramentos? ¿No están hartos de los

tormentos que por ellos habéis pasado?209

207

Boff, Los sacramentos de la vida y la vida de los sacramentos, 46. 208

Ibíd. 209

Santa Teresa de Jesús, Santa Teresa. Obras completas, 454.

Page 73: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

73

Se requiere, pues, dar el paso de vivir los sacramentos como simples ritos, a hacer de la vida

una experiencia sacramental que dinamice la comunidad. No es otra cosa la que hicieron los

santos y, en este caso, Atanasio y Teresa, en su búsqueda continua de amar y hacer amar al

que proclamaban como Salvador y Redentor del mundo, la Vida del creyente y su única

Verdad. En el bautismo, por ejemplo, más que un requisito o una tradición familiar,

descubrieron un compromiso que no solo se manifestó en el momento de la celebración sino

a lo largo de su existencia, el cual les implicó un crecimiento procesual de la fe, así como del

testimonio y de la evangelización en medio de la sociedad.

En la Eucaristía, “fuente y cumbre de toda la vida cristiana”210 no solo se ofrece el pan y el

vino, sino la vida de cada cristiano en el mundo entero. En este sacramento la vivencia de lo

humano y lo divino se materializa y, por la comunión con el cuerpo y la sangre de Cristo,

cada creyente actualiza el memorial de Cristo y lo hace vida dándole todo un carácter social,

convirtiéndose él mismo en hostia que se comparte y se reparte a los demás211. Desde esta

perspectiva el reflejo de Jesucristo en cada contexto se da mediante la presencia de quien

vive una opción oblativa; ejemplo de esta realidad se puede encontrar en el obispo de

Alejandría quien entregó hasta lo último de sí en la defensa de la fe y en la Santa carmelita,

la cual empleó todo lo que estuviera a su alcance y aún más, en cada uno de los monasterios

que fundó para el bien y el crecimiento de la Iglesia.

En esta misma línea, cabe recordar las palabras de Francisco cuando asevera que: “la

Eucaristía si bien constituye la plenitud de la vida sacramental, no es un premio para los

perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles”212, lo cual implica

también que la autodonación, la salida de sí, no haga acepción de personas a la hora de servir

210

Concilio Vaticano II, “Constitución dogmática Lumen Gentium sobre la Iglesia” 11. 211

A este respecto, Benedicto XVI indica que: “La «mística» del sacramento tiene un carácter social, porque

en la comunión sacramental yo quedo unido al Señor como todos los demás que comulgan. [...] La unión con

Cristo es al mismo tiempo unión con todos los demás a los que él se entrega. No puedo tener a Cristo solo para

mí. [...] La comunión me hace salir de mí mismo para ir hacia Él, y por tanto, también hacia la unidad con todos

los cristianos”. Benedicto XVI, Carta encíclica Deus caritas est 14. 212

Francisco, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium 47.

Page 74: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

74

y de amar, sino que vaya dirigida a todo el que esté necesitado del amor desbordante de Dios.

No se trata aquí de una recepción pasiva del Verbo encarnado, sino de una implicación en su

misma dinámica de entrega213.

La vivencia de la vida sacramental muestra a Jesús presente en el mundo. Dios sigue tocando

la realidad humana del hombre y continúa llamando a la humanidad, por medio de los

sacramentos, a una comunicación personal con Él. Como se expone en la Carta encíclica

Lumen Fidei respecto del Salvador:

Con su encarnación, con su venida entre nosotros, Jesús nos ha tocado y, a través de

los sacramentos, también hoy nos toca; de este modo, transformando nuestro corazón,

nos ha permitido y nos sigue permitiendo reconocerlo y confesarlo como Hijo de Dios.

Con la fe, nosotros podemos tocarlo, y recibir la fuerza de su gracia.214

Cada sacramento hecho vida desde la fe, hace de cada horizonte humano una nueva

posibilidad de dejarse acompañar por Dios a través del Verbo encarnado que sigue amando,

entregándose y ofreciendo vida en abundancia en el mundo. En palabras de Benedicto XVI,

una vez más “en los sacramentos, Jesús dice hoy, aquí y ahora, a cada uno: «yo soy tuyo, me

entrego a ti», para que el hombre pueda recibir y responder, y decir a su vez: «Yo soy

tuyo»”215. En esta unión, resultante de la vida sacramental, el ser humano recibe al Verbo

encarnado y lo encarna, a su vez, en la realidad, mostrándole presente y actuante en todos los

ámbitos.

3.2.3. Implicaciones en la vida consagrada

La vida consagrada en la Iglesia ha perpetuado durante siglos un estilo de vida de seguimiento

de Cristo en pos del Padre, inspirado y guiado por la acción del Espíritu Santo. Si bien las

condiciones de respuesta en cada momento histórico han sido distintas, la finalidad de hacer

en todo la voluntad del Padre desde un camino de configuración con Cristo, según los

consejos evangélicos y en servicio de la sociedad bajo la tutela del Espíritu, permanece. Las

213

Benedicto XVI, Carta encíclica Deus caritas est 13. 214

Francisco, Carta encíclica Lumen Fidei 31. 215

Benedicto XVI, Exhortación apostólica postsinodal Verbum Dómini 51.

Page 75: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

75

raíces más profundas de este estilo de vida están en los ejemplos y enseñanzas de Cristo y a

partir de ellas las comunidades viven su cotidianidad. Según indica Juan Pablo II:

Con la profesión de los consejos evangélicos los rasgos característicos de Jesús —

virgen, pobre y obediente— tienen una típica y permanente «visibilidad» en medio

del mundo, y la mirada de los fieles es atraída hacia el misterio del Reino de Dios que

ya actúa en la historia, pero espera su plena realización en el cielo.216

En Teresa de Jesús es posible reconocer estos elementos clave de la vida consagrada que

apuntan a vivir de acuerdo al sentir de Cristo, el Hijo de Dios en quien la humanidad entera

ha sido hecha hija del mismo Padre. La relación constante de la Santa con el Verbo encarnado

en la oración, la Eucaristía y la vida misma en relación con otras personas, fue permitiendo

que su voluntad, unida a la de Cristo, plantada en Él, la llevara a dar fruto abundante en favor

de las personas que la rodeaban, de su contexto, de la comunidad religiosa a la cual pertenecía

y de la Iglesia entera hasta hoy.

Atanasio de Alejandría, por su parte, es un ejemplo fiel de lo que corresponde vivir dentro

de un estilo de vida en constante búsqueda de configuración con Jesucristo. Es claro que él

no perteneció plenamente a una comunidad religiosa, pero, en cambio, vivió y conoció de

cerca la vida de los monjes del desierto, lo cual imprimió en él una forma de vida

profundamente evangélica y ascética en constante búsqueda de la virtud. A partir de este

ejemplo se hace necesario el discernimiento en la vida consagrada respecto de lo necesario y

lo accesorio en la vivencia de la esta.

En muchas ocasiones los religiosos y religiosas han perdido el norte de su vocación al salir

tras oportunidades, ofertas y realidades que no competen a su estilo de vida, entre ellas el

dinero, la fama, el poder que oprime, los desórdenes afectivos, propuestas espirituales sin

relación con Dios y tantas otras posibilidades que el mundo ofrece. El papa Francisco, a este

respecto, dijo a los consagrados y consagradas en su Visita Apostólica a Colombia: “tenemos

que estar atentos porque la corrupción en los hombres y las mujeres que están en la Iglesia

216

Juan Pablo II, Exhortación apostólica postsinodal Vita consecrata 1.

Page 76: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

76

empieza así, poquito a poquito, luego —nos lo dice Jesús mismo— se enraíza en el corazón

y acaba desalojando a Dios de la propia vida”217.

La invitación del Papa a la vida consagrada, aunque también a todos los cristianos, es clara:

“Salgamos, salgamos a ofrecer a todos la vida de Jesucristo”218. No es otra dádiva la que

ofrece un consagrado o consagrada más que la vida misma en favor de la Buena Nueva que

es Cristo, su Amigo, Amado, Maestro y Señor. Lo que ofrece la vida consagrada es a Jesús

encarnado en cada persona, cada comunidad, cada sociedad, en la historia y en la Iglesia toda.

Quien se decide por una consagración de vida en un carisma particular tiene como tarea

primordial permanecer en Jesús219. Tanto la Monja Carmelita como el Obispo Alejandrino

han hecho realidad esta permanencia vital en quien todo lo pueden. Es precisamente por esta

opción vital que ambos han sido guerreros incansables de sus épocas y de las situaciones

problemáticas que ha habido en ellas. Por una parte, solo quien permanece en Cristo es capaz

de defender la Verdad ante un Concilio, un emperador, obispos y detractores de la doctrina

cristiana, vivir cinco destierros y escribir a los «amigos de Cristo» sobre la fe. Por otra parte,

la única manera de emprender una obra fundacional quitando de en medio todos los

obstáculos presentes y dejar, además, un legado de vida espiritual y oración a la Iglesia siendo

una mujer en el contexto de su época, solo lo logra quien se ha unido a Jesús de tal manera

que ya nada puede afectarla.

Es importante tener claro que la permanencia en Jesús no deja a la persona aislada del mundo

y de sus contextos, siempre la lanzará a vivir desde Jesús todo lo que realice en favor de la

humanidad. A este respecto dice el Obispo de Roma:

Permanecer no significa solamente estar, sino que indica mantener una relación vital,

existencial, de absoluta necesidad; es vivir y crecer en unión fecunda con Jesús, fuente

217

Francisco, Francisco: Visita Apostólica a Colombia. Homilías y discursos, 108. 218

Francisco, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium 49. 219

El papa afirmó en la ciudad de Medellín a los consagrados y consagradas: “Permanecemos en Jesús tocando

la humanidad de Jesús, con la mirada y los sentimientos de Jesús, que contempla la realidad no como juez, sino

como buen samaritano; que reconoce los valores del pueblo con el que camina, así como sus heridas y pecados”.

Francisco, Francisco: Visita Apostólica a Colombia. Homilías y discursos, 111.

Page 77: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

77

de vida eterna. Permanecer en Jesús no puede ser una actitud meramente pasiva o un

simple abandono sin consecuencias en la vida cotidiana, siempre trae una

consecuencia, siempre.220

Anunciar a Jesús vivo y resucitado, presente y encarnado debe ser la alegría de los

consagrados y consagradas. El aliento para llevar a cabo esta tarea surge de la oración, la cual

es una oración que libera, reconcilia, sana, salva y saca de sí al encuentro de quienes requieren

ser liberados, reconciliados, sanados y que anhelan saberse salvados. Así mismo la comunión

y la fraternidad, la autoridad vivida como servicio y la misericordia entre los hermanos y las

hermanas vivenciada al interior de cada comunidad de consagrados221, es la misma que se

testimonia y brinda al exterior de esta. Al respecto Juan Pablo II afirma que:

La Iglesia encomienda a las comunidades de vida consagrada la particular tarea de

fomentar la espiritualidad de la comunión, ante todo en su interior y, además, en la

comunidad eclesial misma y más allá aún de sus confines, entablando o restableciendo

constantemente el diálogo de la caridad, sobre todo allí donde el mundo de hoy está

desgarrado por el odio étnico o las locuras homicidas. Situadas en las diversas

sociedades de nuestro mundo [...], las comunidades de vida consagrada, en las cuales

conviven como hermanos y hermanas personas de diferentes edades, lenguas y

culturas, se presentan como signo de un diálogo siempre posible y de una comunión

capaz de poner en armonía las diversidades.222

Teresa de Jesús, siguiendo esta línea de ideas, pidió a sus monjas que, por muy subidas que

estuvieran en la oración, no se les diera nada perder la devoción por salir en ayuda de una

hermana enferma dado que en ella también podían encontrar a Cristo223. Son estas opciones

concretas las que muestran realmente los efectos que surgen de un verdadero encuentro con

Jesús y de un camino constante de configuración con Él en la consagración personal y

comunitaria.

220

Francisco, Francisco: Visita Apostólica a Colombia. Homilías y discursos, 109. 221

La vida fraterna y común da un testimonio magnífico a la sociedad. El papa Francisco exhorta al respecto y

dice: “A los cristianos de todas las comunidades del mundo, quiero pediros especialmente un testimonio de

comunión fraterna que se vuelva atractivo y resplandeciente. Que todos puedan admirar cómo os cuidáis unos

a otros, cómo os dais aliento mutuamente y cómo os acompañáis: “En esto reconocerán que son mis discípulos,

en el amor que os tengáis unos a otros” (Jn 13, 35)”. Francisco, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium 99. 222

Juan Pablo II, Exhortación apostólica postsinodal Vita consecrata 51. 223

Santa Teresa de Jesús, Santa Teresa. Obras completas, 746-747.

Page 78: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

78

La Congregación para los Institutos de Vida Consagrada cuando habla de la originalidad

evangélica de la cual este estilo de vida quiere ser profecía encarnada, remite a opciones tales

como el servicio y el camino hacia los pobres, la solidaridad con los más pequeños, la

promoción de la dignidad de la persona en toda situación de vida y la colaboración mutua224.

Todas estas son maneras diversas de concreción de la apuesta constante que los consagrados

y consagradas, en coherencia con el sentir de Cristo, debe realizar en favor de los pequeños

del Reino que esperan en la misericordia encarnada del Señor.

La vida consagrada desde esta apuesta encarnatoria es, pues, una actualización constante del

actuar de Jesús, el Verbo hecho carne, en todos los ámbitos de la existencia, en una constante

relación con el Padre y a partir del permanente auxilio del Espíritu Santo, como bien lo

supieron hacer Atanasio y Teresa. Queda, pues, ante las diversas crisis y escándalos que

puedan surgir de la corrupción del camino vocacional, volver la mirada a quien llamó a este

estilo de vida y permanecer en Él, para dar nuevamente los frutos agradables que dan Gloria

a la Trinidad e invitan a los creyentes a responder a la vocación a la cual han sido llamados.

3.2.4. Implicaciones en la vida cristiana

La fe del creyente está puesta en Cristo Jesús, el Verbo encarnado, aquel en quien el Padre

tiene sus complacencias (Mt 3, 17); el único que podía salvar la humanidad, según Atanasio,

de la muerte y la corrupción, capaz de devolver la semejanza con el Padre, la cual le era

propia por don de Dios desde el principio, y la dignidad de hijos de Dios en el Hijo. Gracias

a la encarnación, la humanidad y el mundo están asumidos todos en Dios y Él, por este

grandioso misterio, habita en lo profundo de cada hombre y cada mujer, como bien lo explica

Teresa de Jesús, deleitándose en el castillo interior, en la perla oriental que es cada ser

humano.

224

Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, Para vino nuevo odres nuevos 31.

Page 79: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

79

Saberse hijo de Dios es propio del cristiano. El que se hace consciente de esta realidad por el

don de la fe no puede ya prescindir de este hecho. En la carta encíclica Lumen Fidei el Papa

recuerda que el que cree,

...es transformado en una creatura nueva, recibe un nuevo ser, un ser filial que se hace

hijo en el Hijo. «Abbá, Padre», es la palabra más característica de la experiencia de

Jesús, que se convierte en el núcleo de la experiencia cristiana.225

Quien reconoce dicha filiación da fruto abundante, se descubre transformado interior y

exteriormente al reconocerse acompañado por el Padre, salvado por Él en Cristo Jesús e

iluminado por el don del Espíritu Santo. Las obras del creyente, desde Atanasio, no son

distintas a las del Hijo y, por ende, a las del Padre. El Amor que precede y salva abre el

horizonte de la existencia de cada cristiano y le lleva a dilatar su corazón, a abrazar a la

humanidad hermana y actuar en favor de ella y, en especial, de los más necesitados. El Verbo

encarnado obra, pues, en el ser humano y con el ser humano.

La fe en el Verbo hecho carne se concreta en la comunidad de fe, por este motivo, como

afirma Pablo VI, “quienes acogen con sinceridad la Buena Nueva, mediante tal acogida y la

participación en la fe, se reúnen, pues, en el nombre de Jesús para buscar juntos el reino,

construirlo, vivirlo”226. El encuentro con Jesús, de acuerdo a esta experiencia comunitaria,

no se trata de un intimismo, como ya se ha manifestado a lo largo de este escrito, sino de la

oportunidad de ver con los ojos de Cristo para acudir a cada contexto histórico y a cada

persona, con la certeza de que Dios actúa y se revela de manera continua y diferente en dicha

realidad.

Los cristianos que desde la fe han vivido su compromiso de hijos en el Hijo, en vez de

desligarse de lo cotidiano, de la cultura y de la sociedad, se han lanzado de manera admirable

a anunciar y a poner por obra el amor que habita su ser227. Como ejemplo es posible mirar a

225

Francisco, Carta encíclica Lumen Fidei 19. 226

Pablo VI, Exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi 13. 227

Respecto de la evangelización, Pablo VI afirma que esta “comprende además la predicación de la esperanza

en las promesas hechas por Dios mediante la nueva alianza en Jesucristo; la predicación del amor de Dios para

con nosotros y de nuestro amor hacia Dios; la predicación del amor fraterno para con todos los hombres —

Page 80: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

80

la Santa Carmelita, quien se valió de todo encuentro amistoso, de sus escritos, de los

monasterios carmelitanos que fundó y de su vida espiritual para proclamar a un Dios que

vive y actúa en medio de lo ordinario. A este respecto argumenta Francisco:

La verdadera fe en el Hijo de Dios hecho carne es inseparable del don de sí, de la

pertenencia a la comunidad, del servicio, de la reconciliación con la carne de los otros.

El Hijo de Dios, en su encarnación, nos invitó a la revolución de la ternura.228

En este orden de ideas, la vida cristiana, vista desde la encarnación, brinda unidad en la

Iglesia a los creyentes, cuerpo místico de Cristo, sin despersonalizarlos; al contrario, permite

su propia realización en servicio de los demás229. El anuncio de la Buena Nueva y el

testimonio hacen parte del compromiso adquirido en el bautismo y el alimento con el cual se

van enriqueciendo para dicha tarea eclesial son las Escrituras, aquellas que recomienda

Atanasio para una mayor cercanía y familiaridad con el misterio. El Obispo de Roma se

remite a estas cuando dice que: “la Palabra de Dios escuchada y celebrada, sobre todo en la

Eucaristía, alimenta y refuerza interiormente a los cristianos y los vuelve capaces de un

auténtico testimonio evangélico en la vida cotidiana”230.

El testimonio que han de dar los cristianos, en esta misma línea, implica proclamar a un Dios

benevolente como el que anuncia el Alejandrino, el cual ante el pecado del ser humano que

llega hasta la iniquidad, es capaz de responder con un amor sanador y recreador hasta las

últimas consecuencias. Quien da testimonio se sabe amado y salvado por su Dios231. El

cristiano de palabra y obra no hace otra cosa, según indica Pablo VI que:

capacidad de donación y de perdón, de renuncia, de ayuda al hermano— que, por descender del amor de Dios,

es el núcleo del Evangelio [...]. Predicación, así mismo, y esta se hace cada vez más urgente, de la búsqueda del

mismo Dios a través de la oración, sobre todo de adoración y de acción de gracias”. Ibid., 28. 228

Francisco, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium 88. 229

Francisco, Carta encíclica Lumen Fidei 22. 230

Francisco, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium 174. 231

Según Francisco, “la primera motivación para evangelizar es el amor de Jesús que hemos recibido, esa

experiencia de ser salvados por Él que nos mueve a amarlo siempre más. Pero ¿qué amor es ese que no siente

la necesidad de hablar del ser amado, de mostrarlo, de hacerlo conocer? si no sentimos el intenso deseo de

comunicarlo, necesitamos detenernos en oración para pedirle a Él que vuelva a cautivarnos [...]. ¡Qué dulce es

estar frente a un crucifijo, o de rodillas delante del Santísimo, y simplemente ser ante sus ojos! ¡Cuánto bien

nos hace dejar que Él vuelva a tocar nuestra existencia y nos lance a comunicar su vida nueva!” Ibíd., 264.

Page 81: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

81

Testimoniar que el Padre ha amado al mundo en su Hijo; que en su Verbo Encarnado

ha dado a todas las cosas el ser, y ha llamado a los hombres a la vida eterna. Dios es

Padre, nosotros somo llamados hijos de Dios y en verdad lo somos (1Jn 3, 1) y, por

tanto, somos hermanos los unos de los otros, en Dios.232

En relación con lo anterior, desde el encuentro y el crecimiento mutuo que se genera en la

comunidad de fe y de vida cristiana se logra, pues, ir en contracorriente con el individualismo

que rompe los vínculos familiares, sociales, culturales y eclesiales. El amor de unos con otros

aclamado por santa Teresa233 no hace sino eco del mandato evangélico de Cristo y, en su

práctica, encuentra ella la perfección del ser humano configurado con Aquel que ha amado a

la humanidad hasta el extremo (Jn 13, 1). El amor desbordante de Dios es el que une a los

creyentes y los lleva a superar las propuestas actuales, las cuales tienen por finalidad enfriar

poco a poco la caridad.

Si bien la crisis eclesial de fe por la que pasa la vida cristiana por desconocer muchas veces

a Dios presente en la historia de la humanidad parece no dejar espacio a la esperanza, una

mirada de fe sobre la realidad, según afirma el papa Francisco,

...no puede dejar de reconocer lo que siembra el Espíritu Santo. Sería desconfiar de su

acción libre y generosa pensar que no hay auténticos valores cristianos donde una gran

parte de la población ha recibido el bautismo y expresa su fe y su solidaridad fraterna

de múltiples maneras.234

Es cierto que la Iglesia entera, como cuerpo místico de Cristo, siente dolor a causa del pecado

de sus miembros, pero esta realidad en ningún caso puede perder de vista a multitudes de

creyentes capaces de vivir coherentemente su fe y de llevarla a la práctica desde el amor235.

El seguimiento de Cristo implica valentía a la hora de enfrentar las situaciones adversas a la

fe, por esta razón como discípulos misioneros que anuncian el amor de Dios y su reinado en

232

Pablo VI, Exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi 26. 233

Santa Teresa de Jesús, Santa Teresa. Obras completas, 678-679. 234

Francisco, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium 68. 235

En palabras del Pontífice: “Nuestro dolor y nuestra vergüenza por los pecados de algunos miembros de la

Iglesia, y por los propios, no deben hacer olvidar cuántos cristianos dan la vida por amor”. Ibíd., 76.

Page 82: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

82

la historia, los cristianos deben comprometerse a reflejar este acontecimiento practicando la

justicia, la paz y recordando a todos los seres humanos la gran dignidad que les viene del

Padre, sobre la cual Atanasio de Alejandría trató al hablar de la creación.

En efecto, todos los seres humanos necesitan vivir, recibir y brindar amor. Negarse a esta

realidad paraliza a las personas, las arrincona y las hace vivir en el temor, el egoísmo, la

angustia y la desolación. Bien expresó Benedicto XVI que:

Quien intenta desentenderse del amor se dispone a desentenderse del hombre en cuanto

hombre. Siempre habrá sufrimiento que necesite consuelo y ayuda. Siempre habrá

soledad. Siempre se darán también situaciones de necesidad material en las que es

indispensable una ayuda que muestre un amor concreto al prójimo.236

En total consonancia con lo anterior, el llamado «Himno al amor» de la primer Carta de Pablo

a los Corintios en el capítulo trece, da muestras de la fuerza del amor que en ocasiones ha

sido encasillado en experiencias románticas, las cuales desdibujan un amor que se entrega

también en medio de los defectos y dolencias, de los odios y los rencores. Aquí se trata de

un amor capaz de entregarlo todo sin un interés mayor que el de vivir y de dar a Dios, el

mismo que inspira y mueve al amor; capaz, además, de alegrarse de los triunfos ajenos, de

esperar cuando todo es oscuridad y desesperanza, de buscar la justicia y alegrarse con la

verdad (1 Co 13, 1-13). No se trata, pues, de un amor abstracto sino real y encarnado, el cual

se da o se recibe en medio de lo concreto de la existencia, toca al ser humano y lo transforma.

Respecto de la vida cristiana encarnada en Dios y Él en esta, se hace, pues, oportuno concretar

que no se trata aquí de un Dios que está más allá, alejado de toda oportunidad de

comunicación con la humanidad. Los cristianos y entre ellos san Atanasio y santa Teresa,

anuncian y dan testimonio del amor que se les ha adelantado, sanado, salvado y devuelto la

dignidad y la vida verdadera. El anuncio gozoso de quien sigue a Cristo no lleva a otra actitud

sino a vivir desde el amor, el cual en su práctica y salida de sí va perfeccionando la

configuración personal y comunitaria de los creyentes con su Salvador.

236

Benedicto XVI, Carta encíclica Deus Caritas Est 28.

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83

A manera de conclusión, en el presente capítulo se realizó un acercamiento a la relación entre

encarnación e Iglesia hoy y, posteriormente, se identificaron las implicaciones eclesiológicas

de la comprensión del misterio de la encarnación en diferentes niveles: ministerial,

sacramental, de vida consagrada y de vida cristiana en general para el tiempo presente;

teniendo como base fundamental la vida y obras de san Atanasio de Alejandría y santa Teresa

de Jesús, analizadas en el capítulo precedente.

Page 84: IMPLICACIONES ECLESIOLÓGICAS DE LA COMPRENSIÓN DEL

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CONCLUSIONES

El camino recorrido hasta este punto permite ver la historia personal como el lugar donde

Dios se manifiesta y obra, no sin la ayuda del ser humano creado a su imagen y semejanza.

Creer en un Padre que por medio de su Verbo y la acción del Espíritu crea, recrea y salva es

la condición para que la humanidad en adelante ya no dé la espalda a la divinidad con el

pecado. Más bien le lleva a reconocer el misterio de la encarnación como el don y la salida

de sí del Padre, la cual no tiene otra finalidad sino la de amar hasta el extremo, dar vida en

abundancia y estar presente, de una manera distinta, para el ser humano en el Hijo y el

Espíritu Santo hasta el fin de los tiempos.

El enfoque que se tuvo a lo largo del trabajo fue el punto de vista eclesiológico y de fe tanto

en la vida de san Atanasio, Padre de la Iglesia, como en santa Teresa, Doctora de la Iglesia.

Para ello se abordó el perfil biográfico y los acontecimientos históricos de la época de cada

uno de ellos, además del análisis de sus obras La encarnación del Verbo y las Moradas

primeras del Castillo interior respectivamente. Luego de dicho encuentro e interpretación de

estos dos personajes, se actualizó su vida y mensaje a través de unas implicaciones

eclesiológicas en diferentes niveles, desde la comprensión del misterio de la encarnación, las

cuales son un aporte que ilumina la realidad de fe en la vida cristiana actual.

Por medio de este trabajo fue posible volver a las fuentes de la vida cristiana para descubrir

en ellas, en este caso en el acercamiento a los Padres de la Iglesia y en especial a Atanasio

de Alejandría, una respuesta concreta y valiente a la realidad de fe distorsionada y herida, en

la cual no solo bastaron las palabras sino la vida entera para defender, con estas, la luz de la

Verdad. También se logró, además, un diálogo permanente con la doctrina espiritual y

experiencial de santa Teresa, una de las mujeres más relevantes de la Edad Media y la primera

doctora de la Iglesia, quien con su legado ha sido de gran ayuda para muchas generaciones

en la búsqueda personal y comunitaria del Dios presente al interior y al exterior de la

humanidad.

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El gran aporte que deja este diálogo con las fuentes y la actualización de su mensaje, se refleja

en el trabajo pastoral que a lo largo de su desarrollo se fue dando tanto a nivel personal como

en medio de la comunidad de fe. Cada uno de los aspectos trabajados se han visualizado y

han quedado como propuestas puntuales de una comprensión de Iglesia que, al ejemplo de

Cristo, apuesta por el ser humano integral y por una vivencia de la fe encarnada y cercana en

la práctica de los ministerios de una iglesia en salida, una vida sacramental en la cual Dios

acompaña al ser humano de diferentes formas, una vida consagrada que vive y se configura

con Cristo en su ser y hacer y, también, una vida cristiana en general que responde a la

comunicación con Dios desde el seguimiento y las obras virtuosas.

La contribución personal que me deja este trabajo como ser humano y como persona de fe,

es un horizonte amplio respecto de la vida eclesial, la cual, como miembro de la comunidad

de creyentes, me implica y me invita a vivir el misterio de la encarnación en lo cotidiano,

teniendo como referentes a san Atanasio y santa Teresa, así como a tantas otras personas que

mediante una salida concreta de sí mismos reflejan a Jesús, presente siempre, dondequiera

que estén. Profesionalmente y, en específico, en el pregrado de teología, pude acercarme a

elementos fundamentales de la revelación y la fe que ayudaron a concretar y complementar

el camino recorrido desde la cristología, la antropología teológica, la comunidad trinitaria, la

moral social, la patrología y otros elementos adquiridos en cada curso e investigación de la

carrera.

Quedan, desde esta perspectiva eclesial, otras líneas complementarias de estudio y acción por

profundizar y por plantear, como caminos factibles de la vivencia de la fe. Entre estas líneas

es posible encontrar la resignificación de los signos y símbolos sacramentales, la

participación especial en la comunidad creyente de vocaciones específicas, tal como lo es la

vida matrimonial; una mirada más detallada y puntual a los ministerios específicos dentro y

fuera de la Iglesia y una apuesta mariológica concreta en la vida de fe de los fieles cristianos.

Sin lugar a duda, desde el acontecimiento de la encarnación en perspectiva eclesial pueden

abrirse otros horizontes y cuestiones a estudiar en las formas directas de evangelización y la

necesidad de esta en el mundo actual.

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