huerta contra zapata una campaña desigual€¦ · victoriano huerta. bien pudibramos decir que...

46
Arturo Langle Ramírez Huerta contra Zapata Una campaña desigual México Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas 1984 118 p. (Serie Historia Moderna y Contemporánea, 14) ISBN 968-58-2859-8 Formato: PDF Publicado en línea: 01 de agosto de 2016 Disponible en: http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros /huerta/zapata.html DR © 2016, Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Históricas. Se autoriza la reproducción sin fines lucrativos, siempre y cuando no se mutile o altere; se debe citar la fuente completa y su dirección electrónica. De otra forma, requiere permiso previo por escrito de la institución. Dirección: Circuito Mario de la Cueva s/n, Ciudad Universitaria, Coyoacán, 04510, Ciudad de México

Upload: others

Post on 01-May-2020

2 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Arturo Langle Ramírez

Huerta contra Zapata

Una campaña desigual

México

Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas

1984

118 p.

(Serie Historia Moderna y Contemporánea, 14)

ISBN 968-58-2859-8

Formato: PDF

Publicado en línea: 01 de agosto de 2016

Disponible en:

http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

DR © 2016, Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Históricas. Se autoriza la reproducción sin fines lucrativos, siempre y cuando no se mutile o altere; se debe citar la fuente completa y su dirección electrónica. De otra forma, requiere permiso previo por escrito de la institución. Dirección: Circuito Mario de la Cueva s/n, Ciudad Universitaria, Coyoacán, 04510, Ciudad de México

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

brantable de luchar por sus reivindicaciones. Si Victoriano Huerta tenia el respeto de sus soldados y la sumisión que da la disciplina militar, Emiliano Zapata contaba con el cariño de sus tropas que estaban dispuestas a entregar su vida en defensa de sus ideales y con la simpatia del pueblo. A pesar de todo, el balance final arrojó una marcada superioridad en el mando y un indiscutible poderío de combate a favor de los federales. La lucha fue desigual y por eso precisamente es notable la osadía zapatista de no doble- garse y aceptarla a pesar de conocer su debilidad, misma que los obligó a poner en práctica la guerra de guemllas. Sistema que podemos resumir en: ataque sorpresivo, movilidad extrema sin presentar objetivo fijo y rápida retirada.

La marcha de las tropas federales con destino al estado de Mo- relos se efectuó sin tropiezo alguno; el primer parte telegráfico rendido a la Presidencia de la República se recibió a la 7 p.m. de ese mismo día 9 de la estación de Tres Marías, poblado que se localiza más o menos a la distancia media entre Cuernavaca y la ciudad de México. A partir d e ese momento se inició una copiosa y estrecha correspondencia entre Francisco León de la Barra y Victoriano Huerta. Bien pudiBramos decir que alcanzó un carác- ter confidencial y que en vanas ocasiones compmmetió a ambos ante la Secretaria de Guerra y Marina, que era la encargada de dictar las órdenes o por lo menos ser el conducto para darlas a conocer al general en jefe de esa columna. Huerta incurrió en la falta que se conoce como "salvar conductos", o sea, en no tratar los informes o peticiones como se establece en los reglamentos de inferior a superior. Desconocemos si Huerta enviaba copia a la Secretaria de Guerra, ya que en los documentos originales no aparece nota alguna.

Las tropas federales enviadas a esta campaña tenían un mar- cado poder en artillería, cosa explicable ya que Huerta pertenecía a esa arma y la conocía a la perfección y quería darle al cuerpo la mayor fuerza destmctiva. Esto motivó que no fuera posible embarcarla en un solo tren y que poco después de la marcha del primer contingente, partiera el mayor Teodoro Valdivieso con el resto de la columna.

Escasas veinticuatro horas después, ya en Cuernavaca, Huerta rendia parte de novedades a la Presidencia. Indicaba que en el poblado de Santa María había batido a una gavilla de bandidos -siempre calificó así a los zapat is tas causíndoles varias bajas. De su Uegada a la capital del estado decía que al desfilar sus tropas se registraron algunos disparos sobre los soldados del

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

CAMPAÑA MILITAR 19

320. batallón y que según la trayectoria parecía que venían del cuartel general de las fuerzas rurales del cabecilla Juan Andreu Almazán, quien se encontraba en aquellos días en la ciudad de México; agregaba que habia entrado en contacto con el gober- nador para proceder a la investigación correspondiente. León de la Barra le contestó en forma concisa y clara, y lo apoyó por su enérgico proceder. Sobre el tiroteo de Santa María, el general Gildardo Magaña, según parece, indica que se registró en Tres Marías y que ello obligó a los federales a continuar la marcha a pie hasta la ciudad de C u e r n a ~ a c a . ~

Poco después del recibimiento hostil de que fueron objeto los federales en Cuernavaca y del que se decía eran culpables las fuer- zas de Almazán, el general Huerta fue visitado en el hotel en que se alojaba, precisamente por Andreu Almazán y su segundo, Jacobo Harrotian, de quien se aseguraba habia logrado evitar que la bala- cera llegase a mayores. La charla se efectuó en los mejores térmi- nos, aclarándose la postura de Almazán y lo que esmásimportante, dejando todo preparado para otras posibles entrevistas.

Con el establecimiento de las fuerzas federales en Cuernavaca, las quejas de los hacendados en contra de los zapatistas aumenta- ron y con suma frecuencia solicitaban protección o informaban di- rectamente a la Presidencia de la República, la que a su vez trans- cnbía los mensajes al general federal, para que tomara las debidas precauciones a fin de evitar una desagradable sorpresa.

Huerta comprendió desde un principio que el exterminio zapa- tista deseado por el gobierno no era una empresa fácil, ya que la lucha en ningún momento se presentaría a campo abierto, sino por el contrario, con el ataque característico de la guernl1a;sabía queel cainpesino que araba la tierra y que apareiiternente era ajeno a la lucha einpuñaria las armas al menor descuido. Ante esa verdad, el comandante federal buscó no sólo el apoyo y auxilio de las auton- dades estatales y de los hacendados, sino que puso en práctica un servicio de espionaje e información a base del soborno y la infütra- ción de campesinos amigos en las filas insurrectas; la táctica no aportó los resultados apetecidos, ya que esos campesinos fueron leales a sus principios y a su jefe Emiliano Zapata.

El gobernador Juan N. Carreón, inmediatamente después del anibo de la columna, se entrevistó con el general Huerta, entre otras cosas mostró un telegrama firmado por Zapata en el que le hacía responsable de losdesórdenesregistradosno sólo en Cuernava-

Magaña, op . cit . , v. 1, p. 198.

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

20 HUERTA CONTRA ZAPATA: UNA CAMPANA DESIGUAL

ca, sino en todo el estado. Además, se le reprochaba que hubiese solicitado la presencia de los federales y la política calumniadora que había seguido en su contra ante Madero y la Presidencia de la República. Terminaba diciendo aquel telegrama: "La historia juz- gará. Estoy dispuesto a hacer cuanto me sea posible por el bien de mi estado y la tranquilidad pública, demostrando así que ni soy traidor a mi patria ni al supremo gobierno ni al seiíor Mader~ . "~

Sin ehtrar propiamente en campaiia, pero conociendo la dificul- tad que presentaba el exterminio de la gueniila que requería el despliegue de numerosas tropas, Huerta pidió que el efectivo de su columna fuera increment~do y solicitó la presencia del 290. bata- Uón a las órdenes del coronel Aureliano Blanquet. La petición fue aceptada y para el día 13 de agosto se incorporaba el refuerzo.

La charla Huerta-Almazán trajo como consecuencia que este últi- mo marchase a la ciudad de México para intentar entrevistarse con el presidente y aclarar los acontecimientos de Cuemavaca, asimis- mo ampliar la información sobre la situación de los estadosdeGue- mero y Morelos. El general Huerta, para facilitar la audiencia, envió un mensaje d licenciado De la Barra rogándole tuviera a bien reci- birlo.

Con la llegada de las tropas gobiernistas se suspendió el licencia- miento de las fuerzas revolucionarias en el sur, y de hecho, éstas se aprestaron a continuar en pie de lucha. Huerta, según hemos vis- to, llevaba la consigna de exterminio, y contaba con el apoyo de las autoridades estatales y de los principales hacendados; buscó también la ayuda del general Ambrosio Figaeroa, inspector de rura- les en el estado de Guerrero, ya que en el ambiente político nacio- nal era bien conocida su enemistad con Zapata. Sin embargo, Figueroa contestó al comandante federal: "que ni polftica ni militarmente creo conveniente que mis tropas pasen a la frontera de ese estado".1° Aclaraba además que esa zona estaba fuera de su jurisdicción.

La trama de Huerta fracasó y es muy posible que, aparte del a- gumento totalmente válido de Figueroa, en el fondo el jefe guerre- rense haya dudado de la confianza del federal, o bien, compren- dió que buscaban aprovechar su desavenencia con Zapata. Tan es as1 que el día 13 de agosto el gobernador provisional de aquel estado,

9 Telegrama del general Emiliano Zapata al seiíor licenciado Francisco León de la Barra, 12 de agosto de 191 1 (AM).

10 Telegrama del general Victoriano Huerta al presidente de la República, 13 de agosto de 191 1 (AM).

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

CAMPANA MILITAR 2 1

general Francisco Figueroa, hermano de Arnbrosio, envió a Zapata un mensaje que en una de sus partes dice: "Aunque no tengo el gusto de conocerlo espero no desconfiará de mí ni de mis herma- nos que harán lo que yo les aconseje. ¿Es verdad que se batieron con los federales en Tres Marías y qué actitud piensa usted asu- mir?"" Terminaba ofreciéndole como posible ayuda su amistad con el señor Madero, asi como la declaración de que podía ser su mejor amigo. El telegrama fue interceptado por Huerta quien lo transcribió íntegro a De la Barra, haciéndole la observación de que por ese motivo no se debía contar con el estado de Guerrero.

La Presidencia de la República, sin tomar en cuenta en lo más mínimo la protesta zapatista y conociendo con todo detalle lo re- lativo al licenciamiento, giró órdenes precisas de continuar las ope- raciones de guerra, a menos que voluntaria e incondicionalmente las fuerzas zapatistas aceptaran el desarme.

Suspendido el licenciamiento y en marcha la consigna anterior, el estado de Morelos quedó listo como escenario de combate. Nin- guno de los bandos contendientes estaba dispuesto a ceder y sólo faltaba la chispa que encendiera la mecha guerrera.

El descontento zapatista era notorio y público, por lo que el candidato a la Presidencia, Francisco 1. Madero, decidió viajar con destino a Cuemavaca a fm de entrevistarse con Zapata y conven- cerlo de que era necesario se prosiguiera con el licenciamiento de sus tropas; también pretendía hacerle comprender que el general Huerta no tenia órdenes de aniquilarlo, ingenuamente pensaba que las disposiciones se habían mal interpretado.

Con esta idea, Madero y su comitiva abandonaron la ciudad de México la mañana del 13 de agosto y por la tarde hicieron su ami- bo sin novedad a Cuemavaca. Minutos después, intentaban entrar en contacto con Zapata, sin embargo, fue hasta el día siguiente cuando se logró tal objetivo, primero por teléfono y más tarde per- sonalmente.

Madero confiaba que con su sola presencia se solucionaría el problema, y hasta es de creerse que suponía se trataba de un inci- dente de poca importancia. Por otra parte, con el deseo de cumplir con toda felicidad la comisión que él mismo se había asignado y estando de acuerdo con León de la Barra informó a la Presidencia de cada uno de sus actos.

De la conferencia telefónica sostenida con Zapata comunicó que

11 Telegrama del general Victoriano Huerta al presidente de la República, 13 de agosto de 191 1 ( A M )

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

el jefe sureíío estaba dispuesto a continuar con el licenciamiento y que sólo faltaba ultimar detalles; sugería Madero que para facilitar la tarea creía conveniente dejarlo al frente de una reducida columna. Explicaba también que el tiroteo con que fueron recibidas las tro- pas federales ya estaba aclarado y que todo se debió a un impru- dente, mismo que ya se encontraba preso. Terminaba el telegrama diciendo: "El general Huerta me ha causado buena impresión y Ile- vamos muy buenas relaciones." León de la Barra contestó que ce- lebraba la simpatía hacia Huerta. Al referirse a Zapata decía que el dejarlo armado causaría mala impresión en todo el país, pero que era conveniente hacerle saber que las tropas federales serían retira- das inmediatamente después de consumarse el licenciamiento total.12

De la segunda conferencia, es decir, la que sostuvieron personal- mente, Madero informó que Zapata pedia como gobernador para el estado de Morelos al licenciado Ruperto Zavaleta, pero que él había sugerido al general José de la Luz Blanco al darse cuenta que Ambrosio Figueroa no contabacon simpatias en ese estadoy que por consiguiente sería expuesto imponerlo. Por último indicaba que al día siguiente vería otra vez a Zapata. La respuesta de León de la Barra al líder de la Revolución triunfante fue de apoyo para evi- tar un conflicto, sin embargo, sugería y pedia opinión de la perso- nalidad de Ramón Oliveros como posible gobernador."

Cabe aclarar que la entrevista de Madero con los jefes sureños no fue nada fácil, ya que había orden de Zapata que ocupaba la es- tación ferrocanilera de Yecapixtla, de no permitir el paso de nin- gún tren. Fue necesario que Madero se hiciera acompairar por el general Andreu Almazán, y en esa forma entrar en contacto, pri- mero con Eufemio Zapata y más tarde con Emiliano y los otros je- fes; todos aceptaron esperar los resultados de las gestiones del cau- dillo, quien les prometió que las fuerzas federales serían retiradas del estado de Morelos.

El día 15, desde las primeras horas, entraron nuevamente en contacto telegráfico Madero y De la Barra, y esque en realidad el conflicto zapatista podía acarrear graves consecuencias al país. Por otra parte, daba la impresión de que si se actuaba con cordura po- día solucionarse. En esas condiciones Madero pidió autorización plena para continuar con sus gestiones.

A pesar de que ésas pláticas iban por buen camino, en algunas

'2 Véase apéndice número l . l3 Véase apéndicenúmero 1 1 .

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

rancherías se registraron asaltos, y aunque no se puede asegurar que se trataba de zapatistas, los hacendados abmmaron a las a u w ridades con solicitudes de protección. La Presidencia por su pane. no omitía a l jefe federal ningún informe a fin de que estuviera pre- parado para tomar las medidas necesarias. Claro que esos asaltos aunque de segundo orden, impedirían días dcspués las gestiones conciliatorias,

Las pláticas siguieron su curso con toda cordialidad, pero sin arrojar nada positivo, parecía que Zapata lo que buscaba era ganar tiempo. En cuanto a Huerta, mostraba impaciencia por entrar en combate y hacia saber falsamente a la Presidencia que Madero ha- bía fracasado en sus negociaciones con Zapata y que sólo esperaba los haberes de su tropa para proceder con energía, puesto que esa situación no debía prolongarse más. León de la Barra contestó que procediera con toda pmdencia, ya que existían posibilidades de lo- grar el licenciamiento sin derramar sangre.

Muy en contra de la voluntad de Huerta el alto mando federal tuvo que acatar órdenes y esperar resultados de las nuevas con- ferencias, aunque cabe hacer notar que Huerta tenía la certe- 1 za de que fracasarían y s61o iiiediante las armas se lograría la surnisióh.

Ante la presión huertista y el ofreciiiiiento de Madero a los za- patistas, León de la Barra le comunicó a éste que sólo con el desar- ine total e inmediato se iniciaría el retiro de tropas federales, agre- gaba que no era conveniente por ningún motivo dejar armada a columna alguna, iiiáxime que teiiía noticias de coiicentración de fuerzas insunectas en poblados próxinios. Huerta, por su parte. coi1 esa iiiisina fecha 15 de agosto se dirigid a la Presidencia en t&rrniiios impacientes. aclaraba que eran las cinco de la tarde y iio conocía los resultados de las gestiones, pero que estaba seguro de que iio se conseguiría nada satisfactorio. Adeiiiás, solicitaba el eii- vio de una buriia dotación de iiiuniciones. puesto que según 61. se debía iniciar la caiiipaiia de un iiioiiiento a otro.

Parece que el jefe federal no sólo no sinipatizaba con la política de Madero. sino incluso dudaba de sil lealtad algobierno interino. Pero cn este caso. es de iiiciicioiiarse que precisaniente Madero coiiio líder de la causa triuiifante fue el que aceptó la designacióii de León de la Barra. no por siilipatia sino coiiio una medida polí- tica. puesto que De la Barra era bien visto por e1 gobittrtio de Es- tados lliiidos por su drseiiipeiio coiiio secretario de Relaciones Extci-iorcs eii los iiltiinos aiios de 13 gestióii del geiienll Porfirio I>iaz. Así Iidbiliiieiite evitaba Madero posibles diiiciiltades intema-

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

24 HUERTACONTRA ZAPATA: UNA CAMPAÑA DESIGUAL

cionales y además daba cumplimiento a los principios constituciona- les vigentes y por lo mismo, no había objetado tal designación. Con toda seguridad Madero era el más interesado en llegar a la Pre- sidencia con el menor número de problemas. Por consiguiente, buscaría por todos los medios el feliz licenciamiento de las tropas suretias, máxime que también redundaría en su favor al momento de realizarse las elecciones presidenciales, de las que él era el candi- dato más avocado y, sobre todo, más popular.

De todas formas, Huerta, sin entrar en mayor meditación y con el deseo de convencer a De la Barra, le comunicó que Madero le había indicado que marcharía en las primeras horas del día siguien- te con destino a Yautepec, pero que pensaba no era verdad y supo- nía se desplazaría a la ciudad de México; por tal motivo, habla que proceder en cuanto llegasen las municiones solicitadas. Aun sin re- cibir autorización alguna, Huerta preparó la movilización de sus tropas. Ante esa situación incierta, León de la Barracruzaba corres- pondencia tanto con Huerta como con Madero, y en algunas oca- siones, por convenirle así, transcribía mensajes de uno a otro. Con fecha 15 de agosto, contestó al jefe de la Revolución lo concemien- te a la designación de gobernador de aquella entidad e indicaba que si el problema estaba tan sólo en la persona a nombar, ofrecie- ra a Zapata que en cuanto se efectuaraellicenciamiento,se eleguia a la persona que garantizara el bienestar de todos, e incluso le pe- día proporcionara nombres. Hacía notar que transcnbía copia ín- tegra a Huerta para que se pusieran de acuerdo y sin pérdida de tiempo se lo hicieran saber; terminaba elogiándolo por su patriotis- mo y amor a la justicia. Madero le contestó:

Acabo de recibir su interesante mensaje he decidido salir mañana ésa en automóvil para conferenciar con usted [De la Barra] extensamente y seguir pasado mañana para Cuautla. General Huerta opina como yo en todo y también opinamos que no hay ningún mal en que se junten las tropas con Zapata, pues si desgraciadamente se rompieran las hostilidades era preferi- ble que estén todas reunidas para darles un golpe decisivo. Francisco 1. Ma- d e r ~ . ' ~

Considero que Madero antes de escribir estas explosivas declara- ciones debió agotar totalmente los medios pacificas. Cabe en su de- fensa argumentar, que si el reducido grupo de exrevolucionanos

14 Telegrama de Francisco 1. Madero al seiior licenciado Francisco León de la Barra, 15 de agosto de 191 1 (AM).

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

zapatistas, al fracasar las negociaciones, ponían en peligro la paz de la nación, estaban en su derecho de expresar que mejor sería ases- tar el golpe definitivo.

Si la situación era tan tirante que se esperaba que de un momento a otro se rompieran las hostilidades, el general Huerta mejor que nadie lo sabia y lo deseaba, sus disposiciones las daba con todo cuidado y solicitó de la Presidencia que autorizara la movilización de las fuerzas auxiliares del coronel Rojas, pero tal movimiento de tropas se hacía para llamar la atención de Zapata y sorprenderlo en otro frente. La trama estaba bien pensada, pero olvidaba que en todas las rancherías, en todos los rincones del estado, siempre había un campesino dispuesto a prestar ayuda a Zapata.

Todavía en los últimos minutos de ese día 15, se cruzaron el presidente interino y el comandante federal telegramas importantí- simos en los que se le comunicaba a Huerta que estuviera listo para el ataque. La orden podía llegar en cualquier momento por conducto

1

i de la Secretaría de Guerra y Marina, aunque de hecho partiese de la Presidencia. Para esas horas se palpaba, se sentía un enorme pesi- I

mismo respecto al éxito de las gestiones pacifistas intentadas por 1

Madero, y aumentaba con los últimos informes recibidos que Za- pata continuaba la concentración de sus fuerzas. !

El 16 amaneció de una manera agitada, casi pudiéramos decir que se desayunaron las autoridades del gobierno con el parte del general Huerta que decía que a las diez de la mafiana iniciaba las operaciones militares. De inmediato se le comunicó suspendiera to- do movimiento hasta que se realizara IU entrevista De la Barra-Ma- dero. Las pláticas fueron favorables y se i!egó al acuerdo de esperar el resultado de las nuevas gestiones que se plantearon, por lo que fue necesario confirmar la orden al comandante de la columna fe- deral de suspender toda operación que pudiera ser considerada como ofensiva.

Tomando en cuenta lo anterior, parece que Madero logró hacer llegar su pensamiento a De la Barra en el sentido de que valía la pe- na esperar, ya que existía la posibilidad de llegar con Zapata a un acuerdo pacífico. El general Huerta cumplió aparentemente y de buen grado las últimas disposiciones. No obstante, en forma inex- plicable y sin conceder mayor importancia comunicaba la marcha de su columna para la una de la tarde de ese día 16, aunque sin in- dicar destino, pero es de suponerse que se dirigía a Yautepec. Co- mo dato complementario hacía saber que Cuemavaca quedaría res- guardada por un destacamento federal. Horas después manifestaba que sus tropas abandonaban la plaza sin novedad, ahora s í decía:

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

"para tomar sobre el camino de Yautepec su puesto de com- bate".I5

Sólo encontramos una explicación a ese desplazamiento federal, que según hemos consignado se le ordenó a Huerta en varios men- sajes: suspender toda operación que pudiera tomarse como agresión. Sin embargo, sabemos que los movimientos no cesaron desde el momento mismo en que pisó suelo morelense y que de ello daba cuenta a la Presidencia, luego entonces, sólo nos queda suponer que León de la Barra jugaba con dos cartas: la de aparente conven- cimiento hacia lo que informaba y solicitaba el jefe de la Revolu- ción, y otra, la real, la verdadera, en la que actuaba de común acuerdo con el comandante federal. De Huerta tenemos que decir que su informe era elaborado con todo detalle y hasta podemos presumir que inteucionalmente asf lo remitía para justificar su ac- tuación, es decir, para mostrar que lo hacia cumpliendo órdenes superiores.

Huerta tenía en mente al desplazarse a Yautepec cercar a Zapata, pues consideraba que las gestiones de Madero iban a fracasar y de- berían estar en condiciones de imponer a los rebeldes la suprema razón del gobierno. Agregaba que en caso de que las negociaciones de paz fueran satisfactorias regresaría a C~ernavaca.'~

Por lo que respecta a Madero, éste tardó algún tiempo en darse cuenta de lo que verdaderamente acontecía; por supuesto, para es- tas fechas creía todavía en la lealtad del presidente.

Ante esa situación, Emiliano Zapata y su gente mostraban una abierta y justa rebeldía, ya que las promesas de Francisco 1. Made- ro no se realizaban y, en cambio, los federales se acercaban amena- zante~. Conforme a lo que se rumoraba sobre la concentración de zapatistas era cierto, puesto que la desconfianza que había surgido en ambas partes los obligaba a estar a la expectativa."

Ahora bien, si tanto hemos hablado dc los personajes centrales es de consignarse que también influyó mucho la política seguida por los hacendados morelenses. Es de recordarse que sus quejas ve- nían de muchos meses atrás e incluso que la presencia federal pn-

1 5 Telegrama del general Victoriano Huerta al presidente de la República, 16 de agosto de 191 1 ( A M ) .

16 Telegrama del general Victoriano Huerta al presidente de la República, 16 de agosto de 191 1 ( A M ) .

17 Telegrama del general Victoriano Huerta al presidente de la República, 16 de agosto de 191 1 (AM). Otro de los puntos difíciles de comprender es la presencia de un representante artoché militar de la embajada de Estados Uni- dos en la columna huertista.

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

mero fue solicitada y después apoyada por ellos; por eso, desde su llegada Huerta contó con el más decidido apoyo moral y hasta eco- nómico de ese grupo. La identificación llegó a ser tan estrecha que en numerosas ocasiones el jefe federal envió como emisario confi- dencial precisamente a uno de esos Iiacendados.

Ya para esos días Huerta también se encontraba plenamente identificado con el gobernador de Morelos, Juan N. Carreón, y es de creerse que las decisiones militares del propio estado las tomaba el comandante de la columna. Por otra parte, como el desarme lo buscaban por todos los medios, no significó problema alguno para ellos solicitar la deportación de zapatistas a los estados de Yucatán y Sonora. Los viejos sistemas porfirianos eran puestos nuevamente en práctica.

Huerta se extralimitaba en sus funciones, aunque siempre con la aprobación de la Presidencia y ahora además con la del gobernador del estado. Contando con este apoyo decidió que las fuerzas rura- les se anexaran a su columna. Con esa disposición la posible defec- ción de los rurales se eliminaba, y teiiiéndolas a sus órdenes bien podría utilizarlas como refuerzo en caso de necesidad.

Madero, después de informar personalmente al licenciado León de la Barra sobre las gestiones efectuadas, optó por marchar a Cuautla para continuar su política conciliatoria; sin embargo, tuvo que pernoctar en Ozumba, puesto que seguir de noche era arriesga- do. Los ánimos zapatistas estaban caldeados y el avance federal po- día considerarse como una traición a la política en la que élinterne- nia.

El pensamiento de Madero estaba muy cerca de la verdad. Los sureños efectivamente interpretaron su participación como una traición, ya que el citado desplazamiento chocaba rotundamente con las promesas del líder.

Conforme pasaban no los días sino las horas el general Huerta se iba haciendo del poder en el estado, a tal grado que minutos des- pués de haber comunicado a la Presidencia de la República sus buenas relaciones con el gobernador interino, habia obtenido la renuncia de éste. Sin inmutarse telegrafió a León de la Barra indi- cándole que se habia "enterado" de la renuncia del gobernador del estado de Morelos, y sugería "respetuosamente" que antes de cualquier designación debían escuchar al señor Enrique Zepeda, para quien ya se habia solicitado audiencia.

La situación se hacia más critica, más confusa. En el consejo de ministros sc acordó suspender toda operación ofensiva hasta no te- nef el informe completo de las últimas gestiones de Madero, quien

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

había retornado a Cuautla. Es de suponerse que dicho acuerdo contrarió a León de la Barra, ya que en forma indirecta detenía su plan de aniquilamiento, o por lo menos lo retardaba. Otro tanto debe haber acontecido a Huerta. En cambio, las autoridades, que desde la ciudad de México no conocían el juego buscaban a todo trance evitar la lucha.

Cabe recordar que Huerta había establecido una extensa red de espionaje y conocía todos los movimientos de las fuerzas no sólo del estado de Morelos, sino también de las regiones colindantes. Tal conocimiento hizo que el día 17 de agosto pidiera con urgen- cia se le informara si los desplazamientos en Iguala y sus alrededo- res eran conocidos y autorizados por el gobierno. La respuesta afirmativa calmó su desconfianza.

La Secretaría de Guerra y Marina comunicó también ingenua- mente al jefe de la columna la suspensión de operaciones por or- den presidencial. Huerta, actuando fuera de todo principio discipli- nario militar y como si se tratara de un cuerpoindependiente, pidió al seiior presidente le ratificara la orden. Esto nos permite confii- mar nuestra idea de que Huerta sólo cumplía órdenes de León de la Barra y ambos tenían un denominador común: acabar con el zapatismo y desprestigiar a Francisco 1. Madero.

Los acontecimientos registrados hasta los últimos minutos del día 17 orillaron a Emiliano Zapata a enviar el documento siguiente:

Señor Francisco 1. Madero. MBxico, D. F. Causa mucha indignación en pueblo y ejército el amago de las fuerzas fede- rales aue están con intención de ataaue contra nosotros. Si se derrama sangre, no seré yo el responsable, pues usted comprenderá que se trata de asesinar los mismos principios que usted proclamó. La nación entera nos contempla con sus ojos: nosotros moriremos, pero los principios que usted inscribió en sus banderas. en Chihuahua. no morirán:nuestra ~a t r ia . la na- ción entera, los hará revivir si desgraciadamente sucumbieran con nosotros. Yo he querido a todo trance la paz, de nuestro suelo; pero los hacendados "científicos" quieren que el pueblo sea su esclavo, que no ejerza sus dere- chos de sufragio, que haya presión como en los tiempos de la dictadura, y por esta causa intrigan con el supremo gobierno, para que nos asesinen por una petición justa. Si la Revolución no hubiera sido a medias y hubiera se- guido su corriente, hasta realizar el establecimiento de sus principios, no nos veríamos envueltos en este contlicto; sin embargg, tengo fe en que us- ted solucionará este asunto que conmueve al estado y conmoverá al país entero cuando sepa los derechos que defendemos. Yo s6 que he sido fiel partidario de usted y del gobierno. ¿Por qué, pues, por una petición justa mía, del pueblo y del ejército se nos trata de reos de grave delito, cuando

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

no hemos tenido otro que el de haber sido defensores de nuestras liberta- des? Comprendo perfectamente que tanto a usted como al supremo gobier- no los han sorprendido los científicos, calumniándonos. D pueblo está dis- puesto a probar lo contrario de lo que afirman nuestros enemigos. Yo, ni por un momento he dudado de que usted sostendrá los principios por los cuales el pueblo mexicano derramó su sangre y en la cuestión a que este momento me refiero tengo fe y la he tenido siempre, en que usted evitará el derramamiento de sangre que se prepara contra nosotros. El pueblo y el Ejército Libertador, esperan con ansia que usted les resuelva deffitivamen- te los puntos de su petición y los arreglos que haya tenido con el supremo gobierno. Le suplico atentamente me mande su pronta contestación. Ro- testo a usted mi atención y respeto y me reitero su fiel ~ubordinado.'~

Es de dudarse que ese documento tan bien elaborado seaobrade Emiliano Zapata, pero por el hecho de rubricarlo alcanza un valor inestimable, ya que n o sólo en varias ocasiones indica que está se- guro de que se solucionará el problema sin derramamiento de sangre con la intervención del propio Madero, sino también por la forma tan especial como glosa el moviiniento de 1910, del que incluso llega a decir: "Si la revolución no hubiera sido a medias n o nos ve- ríamos envueltos en este conflicto." En la parte final adopta una postura politica con el intento de comprometer más aMadero: "Yo, ni por un momento he dudado de que usted sostendrá los princi- pios por los cuales el pueblo mexicano derramó su sangre."

Madero le contestó a Zapata:

Acabo de recibir su largo e interesante mensaje. Comprendo muy bien los sentimientos que inspiran a ustedes y por eso vine a México a exponer al supremo gobierno la situación, en vista de lo cual se ha acordado solucionar el conflicto en ésta, en forma que estoy seguro será aceptada por ustedes y que les hará saber a mi llegada a ésa. Para lograr mis vehementes deseos, la condición esencial es que ustedes sigan teniendo fe en mi como yo la tengo en ustedes. En pmeba de lo cual voy a ésa a pesar de que han venido noticias de que mi vida peligrará yendo allá. Pero no creo nada de ello, porque tengo confianza en ustedes. Repitole que saldré esta tarde a las 4 p. ni. en tren especial. Calculo llegar entre 7 y 8, si no está la vía intermm- pida.19

En su contestación como se aprecia sólo se concreta a notificar su salida a aquel estado y n o hace mención a ninguno de los cargos; dice además, que iieva la solución del conflicto.

'' Magaña, op. cit., v. 1, p. 216. 1 9 Ibidern,~. i.,'p. 218.

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

De todas formas, el jefe surefío agradeció infinitamente ese co- municado y en nuevo mensaje le decía: "Nosotros tenemos los me- jores deseos para llegar a un arreglo. Esté. usted seguro de encontrar enkr nosotros a los leales partidarios de ~iempre."'~

t l general Zapata también se dirigió al presidente de la Repúbli- ca en los términos siguientes:

Señor: La presencia de las fuerzas federales ha venido a trastornar el orden público. El pueblo se indigna cada vez más con su presencia y amago: rue- go a usted, en bien de la patria, ordene el retiro de las fuerzas federales y yo ha18 la paz en veinticuatro horas. El pueblo tiene entendido que un grupo de hacendados científicos, ha provocado este conflicto; es justo que se atienda a las demandas equitativas del pueblo. Nosotros represen- tamos la causa de 81 y no es posible que se trate de asesinar los principios de la Revolución llevada a cabo por don Francisco 1. Madero. El pueblo quiere que se respeten sus derechos; el pueblo quiere que se le atienda y se le oiga y no es posible que porque hace una petición, se trate de acallarlo con las bayonetas. Si desgraciadamente se derrama sangre, la nación entera nos juzgará, lo mismo que la historia dictará su fallo para juzgar a los cul- pables. Aún es tiempo de que se ente un derramamiento de sangre inútil y espero de su patriotismo que usted lo evitará. Protesto a usted mi aten- ción y profundo respeto y espero su contestación."

Al contestar León de la Barra la petición de Zapata lo hizo otra vez con falta de lealtad, ya que aparentemente disponía la suspen- sión del avance, pero no en forma categórica sino dejando entrever cierta tibieza. Huerta lo comprendió a la perfección y cuando reci- bió esa orden contestó que suspendería toda operación ofensiva y que sólo se concretaría a tomar las posiciones que le convinieran. Contrarios a la política pacificadora de Madero, aquellos dos se en- tendían a las mil maravillas y de hecho continuaban llevando a ca- bo su plan.

Madero, ajeno a esa política, seguía su labor de convencimiento. Su regreso a Cuautla significó gran entusiasmo en la gente del pue-

2 0 Ibidem. 2 1 Ibidem, v. 1, p. 217. Lamentablemente no hemos localizado la contesta-

ción y es más, no sabemos si exista. La petición de Zapataeraenrealidadinsig- nificante, a cambio de lo que ofrecía: "la paz en veinticuatro horas". Claro está que para estas fechas no había confianza en ninguna de las dos partes. Aún así, considero que hubiera valido la pena ordenar el regreso de las tropas federales, máxime que la proximidad de aquellas plazas con la ciudad de Mé- xico, permitía fácilmente dar la contraorden y eliminar el peligro que impli- caba ese riesgo.

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

CAMPAÑA MILITAR 31

blo y una nota de optimismo en las fuerzas zapatistas. Se entrevis- tó con Emiliano y con los delegados de la mayoría de los pueblos de Morelos; en su comunicado a la Presidencia decía que entre los puntos que se trataron estaba la designación de gobernador y, aun- que aceptaban los sureños al ingeniero Eduardo Hay, indicaba que preferían, de ser posible, que fuera el profesor Miguel Salinas, di- rector de Instmcción Pública en ese estado. No se objetaba al te- niente coronel Raúl Madero como jefe de armas. En cuanto al li- cenciamiento se había acordado que se reanudara al dia siguiente, o sea el 19 de ese mes de agosto, siempre y cuando se cumpliera la promesa de retirar a las fuerzas federales.

Con ese motivo suplicaba se girara la orden a Huerta de concen- tarse en Cuemavaca y a la mayor prontitud regresar a la ciudad de México. Por último, indicaba que permanecería en esa población hasta que se efectuaran los mencionados cambios. Cerraba el infor- me en forma optimista, pero ingenuamente decía: "Por tan plau- sible acontecimiento que de un modo firme y definitivo cimienta la paz y la tranquilidad en la República y demuestra evidentemen- te el prestigio y la fuerza de su gobierno, felicito niuy cordialmen- te a usted y sus colaborado re^."^^

Al tener conocimiento De la Barra de cstas últimas gestiones, fe- licitó al señor Madero y le informó que ya se dictaban las órdenes necesarias para guarnecer las plazas liberadas con fuerzas mrales y que lo relativo al nombramiento de gobernador más tarde se lo da- ría a conocer. Sobre el retiro de la columna federal decía que se Uevaria a efecto, pero que por lo pronto conservarían sus posicio- nesZ3 Esto último comprometía la palabra del jefe de la Revolu- ción e incluso ponía en peligro su vida. En otro comunicado De la Barra volvía a felicitar a Madero y con mayor detalle indicaba que al restablecerse el orden las fuerzas federales serían retirada^.'^

Un día después, es decir, el 20 de agosto, Madero informaba orgullosamente a la Presidencia de la República que en esos mo- mentos se iniciaba el licenciamiento zapatista, pero creía conve- niente que para activarlo debía regresar Huerta a Cuernavaca y el general Arnoldo Casso López replegarse en forma considerable, ya que con esos movimientos acabaría el temor y la desconfianza

22 Véase apéndice numero 1 1 1 . 23 Telegrama de Francisco León de la Barra al señor Francisco 1. Madero,

18 de agosto de 191 1 (AM) . 29 Telegrama de Francisco León de la Barra a l señor Francisco 1. Madero,

19 de agosto de 19 1 1 (AM).

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

32 HUERTA CONTRA ZAPATA: UNA CAMPANA DESIGUAL

de los sureños. Agregabaque Huerta y Blanquet también lo habían engañado y le parecía que sólo buscaban un pretexto para provo- car el conflicto. Sobre los partidos zapatistas que cometían des- manes, manifestaba que ya se habían dictado las medidas perti- nentes. Comunicaba además, que ya mandaba "publicar los párrafos de una proclama que pensaba lanzar en la cual reconocen al gobierno de usted, y a mí también como jefe"."

El engaño a que se refería Madero era el avance continuo que había realizado la columna federal, pero cabe indicar que estaba autorizado por el presidente, lo que quiere decir que tanto De la Barra como Huerta le mentían, pero por supuesto la mayor res- ponsabilidad recaia en el primero, ya que desde el punto de vista disciplinario, el general Huerta sólo cumplía órdenes.

A pesar de la labor pacificadora desarrollada por Madero se- guían recibiéndose en la ciudad de México noticias alarmantes de las fechorías cometidas por gmpos zapatistas, sin embargo, el propio Madero declaraba que sin la intervención de Huerta todo se solucionaría, además solicitaba los servicios del general Figueroa para que al frente de una columna de quinientos hom- bres marchara a combatir a las partidas de bandoleros que con el pretexto de los últimos acontecimientos se habian levantado.26

No cabe duda que el optimismo y la bondad de Madero eran fumes, pero no contaba con que ni De la Barra, ni Huerta, ni el mismo Zapata estaban dispuestos a ceder. En éste la justificada desconfianza lo obligaba a estar a la expectativa. Las promesas eran unas. pero la realidad era otra, tan es así que Madero muy molesto indicó a León de la Barra que había recibido noticias telefónicas de que continuaba el avance federal sobre Yautepec e incluso se iniciaba el tiroteo. Pedía por consiguiente que se gi- raran órdenes terminantes a Huerta para el retiro inmediato de sus tropas. También decía que esa actitud lo hacía pensar que el jefe federal estaba de acuerdo con el general Bernardo Reyes para provocar disturbios que estaban muy lejos de tener fines patrióticos. Asimismo, comentaba que Huerta y Blanquet eran los elementos menos apropiados para desempeñar una misión de paz." Es de pensarse que nunca simpatizaron Madero y Huerta, y que desconfiaron el uno del otro. No obstante, es de recor-

2 5 Véase apéndice número iv. 26 Telegrama de Francisco 1. Madero al licenciado Francisco León de I i

Barra, 19 de agosto de 191 1 (AM). 27 Véase apéndice numero v.

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

darse que cuando se conocieron al principio de esta campana llegaron a expresar a De la Barra simpatía mutua, aunque tal cosa era falsa.2s

El mismo día (20 de agosto), Madero se dirigió telegráficamente a Huerta y pedia que en caso de no localizarlo debía entregarse el comunicado al coronel Aureliano Blanquet o en última ins- tancia, al jefe de la columna que marchaba a Yautepec. Enfatizaba que en las órdenes del presidente se indicaba con toda claridad se replegaran las tropas y evitara cualquier ataque a la mencio- nada población, puesto "que está completamente arreglada la cuestión de este estado", de no hacerlo se registraría derramamien- to de sangre. Terminaba diciendo que entenderían razones y que el patriotismo los llevaría a atender sus i n d i c a c i o n e ~ . ~ ~ Es no- torio que para estas fechas Madero ya estaba convencido de que Huerta actuaba por cuenta propia, haciendo caso omiso de las instrucciones de la Presidencia y de la Secretaria de Guerra y Marina. ¡Pero qué lejos estaba en pensar que cumplia fielmente las órdenes de la superioridad!

La aparente tregua seguía su cauce normal, es decir, el general Huerta continuaba movilizando tropas y Zapata seguía con las promesas del licenciamiento. El único que pensaba ingenuamente que estaba a punto de solucionarse el problema era Madero y hasta creía en una tregua verdadera.

En relación a los cargos hechos por el jefe de la Revolución a los generales Huerta y Bernardo Reyes, se le pedia proporcionara ma- yores datos a fin de efectuar ulla cuidadosa averiguación, pues el mismo presidente indicaba que "celoso del buen nombre del ejército y considerando al señor general Huerta como un militar pundonoroso y leal:' deseaba poner en claro esa ~ituación."~ De la Barra defendía a Huerta en forma discreta y acertada para no des- cubrir que estaban de común acuerdo, y por eso, pedía datos y pruebas con la seguridad de que nunca llegarían, o en el último de los casos. de ser presentados, buscar la forma de que jamás salieran a la luz.

Por lo que toca al iiiterca~iibio de notas Madero-De la Barra se- guían cordiales y con la frecuencia que requería el caso. Sobre los últimos acontecinlientos el primero insistía en la necesidad de efec-

28 Véase apéndice número l . 2 9 Véase apéndice número vi. 30 Teleyama de Francisco León de la Barra al señor Francisco 1. Madero,

20 de agosto de 191 1 (AM).

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

tuar en forma simultánea el licenciamiento y el regreso de las tropas federales, pues hacía hincapié en que Huerta desobedecía las órde- nes presidenciales y se aprestaba a atacar Yautepec y Cuautla. De- cía que marchaba con destino al primer poblado con la intención de evitar el choque, pues las fuerzas zapatistas se encontraban ex- citadas. También comentaba que no menguaba en lo más mínimo el decoro del gobierno si las fuerzas de Figueroa ocupaban las plazas en las que se registraran algunos desórdenes. Sobre el inci- dente de que el presidente municipal había sido recibido con dis- paros federales al intentar un acercamiento de paz, decía: "Una columna así no se puede decir que marcha en son de paz, sino en son de guerra y que en vez de desear un arreglo pacífico hace todo lo posible por provocar un c~nflicto."~'

Esta notificación confirma que Madero confiaba en el presiden- te, pero en cambio, sus sospechas de que Huerta actuaba sin con- sentimiento de la superioridad aumentaban, aunque esto último no se podia demostrar por falta de pruebas. Pero lo que sí podia demostrar Madero era que las acciones de Huerta eran de franca provocación.

Ese mismo día 20 de agosto, con diferencia de unos cuantos minutos de las otras notas, Madero, con profundas dudas, se diri- gió valientemente a De la Barra: "Me telegrafía el general Conzález Salas que usted no quiere retirar fuerzas federales de éste hasta que esté pacificado el estado." Luego de referirse a los desmanes za- patistas, indicó que los informes eran exagerados, pero que de todas maneras para evitar cualquier fricción iría en tren especial con destino a Yautepec. Terminaba diciendo: "Considero peligro- so salir del estado, porque temo que fuerzas de Zapata se retiren a la sierra a hacer la guerra de guemllas, pues esto lo principian a desear algunos jefes que temen ser atacados en ésta." Insistía también en que la movilización de las tropas de Figueroa sería la ~olución."~

Sin rodeos Madero le dijo al presidente interino: "Usted no quiere retirar [las] fuerzas." Esto significaba ya que la trama De la Barra-Huerta estaba a punto de descubrirla, pero la habilidad po- lítica de León de la Barra, no sólo salvó a Huerta, sino que lo pre- sentó como un hombre respetuoso de sus compromisos.

De hecho la situación seguía igual de confusa que cuando se iniciaron las gestiones, y si Madero luchaba por lograr su objetivo,

31 Véase apéndice numero vii. 3% Véase apéndice número Vi11

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

también afanosamente trabajaba para ayudarlo su representante el licenciado Cabriel Robles Domínguez, que incluso se había entrevistado con el general Huerta y le habia suplicado que de- tuviese todo movimiento hacia Yautepec, en tanto Madero conti- nuaba los arreglos con Zapata. El comandante federal indicó que desconocía la personalidad del licenciado Robles Domínguez, pero que de todas formas le habia comunicado que los arreglos del camino para el paso de la artillería de campana le llevarían cuaren- ta y ocho horas, mismas que podría utilizar para sus gestiones, pero aclaraba que rompía todo compromiso en caso de agresión.33

A pesar de lo anterior, minutos después, Huerta hacía saber a la Presidencia que era imposible detener la marcha y que de tomar la plaza de Yautepec sin contratiempo como lo esperaba, tendna el honor de c o m ~ n i c a r l o . ~ ~ La falsedad de Huerta se palpa en todo momento y aunque contaba como hemos visto con la anuencia de León de la Barra para esta campaña, es de presumirse que en más de una vez jugó con la palabra de éste y no se diga de Madero a quien llegó a comprometer con peligro de perder la vida en varias ocasiones.

También como emisario del señor Madero, el ingeniero Alfredo Robles Domínguez (hermano del licenciado Cabriel), entró en relaciones con el jefe sureño en momentos muy especiales:

el general Emiliano Zapata se retiró a la Villa de Ayala, y nada menos que en su propio casamiento con la sefiorita Josefa Espejo, se presentó el in- geniero Alfredo Robles Domínguez a seguir tratando lo relativo al tan traído licenciamiento, pero como la presencia de los federales estaba hablando de un modo distinto a lo expresado por el referido ingeniero, por esta circunstancia, fue recibido hoscamente. El general Zapata ya no quiso tratar con él nada que se re f~era con este asunto y por fórmula, lo apersonó con el profesor Edmundo Otiiio Montano, que desde ese momento se incorporó a la revolución del

Las gestiones del ingeniero Robles Dominguez, aunque conti-

33 Telegrama del general Victoriano Huerta al presidente de la República, 20 de agosto de 191 1 (AM).

34 Telegrama del general Victoriano Huerta al presidente de la República, 20 de agosto de 191 1 (AM).

35 Sergio Vaiverde, Apuntes pam la historia de la Revolución y de la poli- tica en el estado de Morelos desde la muerte del gobernador Alarcón. pronun- ciamientos de los genemles Pablo Torres Burgos y Emiliano Zapate mártires, hasta ia restauración de la reacción por Vicente Esnada Cajiga1 impostor, M é - xico, [sin ed.], 1933, p. 95.

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

nuaron con los representantes zapatistas no arrojaron resultados positivos, ya que Zapata prometía licenciar sus tropas pero no lo hacía efectivo. Huerta, por su parte, buscaba afanosamente romper las hostilidades; trabajaba por librar el combate y esa tan llevada marcha a Yautepec era el medio esperado y por esa razón, no obstante haber recibido órdenes de suspender las operaciones por parte de la Secretaria de Guerra y Marina y de la misma Pre- sidencia de la República; él, bajo uno u otro pretexto, continuaba con su idea que lo obsesionaba de aniquilarlos militarmente. Eso, aunado a la tibieza, mejor dicho a la complicidad de De la Barra, le permitió por fin el día 20 de agosto entablar combate en las estnbaciones del cerro "Las Tetillas" contra los zapatistas, a los que derrotó tras una hora con cuarenta minutos, siendo decisiva en la acción la diferencia de armamento. En el parte de guerra, Huerta detalló la acción y terminaba diciendo: "los hechos me demuestran que la única manera de someter a estos bandidos a pesar de sus promesas, es la fuerza de las armas".36

La desigual contienda se habia iniciado y, ahora con cierta justificación, los federales comandados por Huerta y Blanquet proseguían con destino a Yautep c.

En la contestación telegráfica del presidente De la Barra sobre los acontecimientos, se confirma definitivamente el apoyo a la actitud del general federal. Y resulta curioso leer que indicaba a Huerta que entrara en contacto con Madero para tratar lo relativo a la entrega de la plaza de Yautepec3'

En forma sorpresiva y con carácter de muy urgente se le comunicó al general Huerta que en consejo de ministros se habia acordado suspender todo avance a Yautepec, mientras no fuese evacuada por las fuerzas zapatistas, puesto que se había arreglado que dichas fuerzas se concentrarían en Cuautla para efectuar su de- sarme y licenciamiento. También se le informaba que fuerzas exinsurgentes serían desplazadas a esa población a fin de ofrecer mayores

Francisco 1. Madero también recibía copiosa comunicación de la Presidencia, ya que formaba parte del cuadrilátero que represen- taba el problema del sur junto con De la Barra, Huerta y Zapata.

36 Telegrama urgente del general Victoriano Huerta al presidente de k Re- pública, 20 de agosto de 191 1 (AM).

37 Telegrama del licenciado Francisco León de la Barra al general Victona- no Huerta, 20 de agosto de 191 1 (AM).

38 Véase apéndice número ix.

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

CAMPANA MILITAR 3 7

Mayor injusticia recibía por ser el contacto directo con el jefe mo- relense. Y lo peor del caso era que en su calidad de jefe de la Revolución triunfante y como candidato a la Presidencia era im- punemente traicionado. Así, con calificativo de "muy urgente", se le comunicaba a Madero que se habia resuelto suspender el avance federal, pero que permanecerían las tropas en el estado hasta concluir con el licenciamiento sureño, ya que algunos bandoleros tomando el nombre del mismo Zapata estaban co- metiendo depredaciones. Además, le pedían que les hiciera saber que debía efectuarse el citado licenciamiento dentro de un plazo de cuarenta y ocho horas, ya que el gobierno no podía permitir situaciones amenazantes puesto que se les ofrecían toda clase de garantías; pero en caso de resistirse o no efectuarlo en ese lapso, "se concentrarán sobre él todos los elementos tanto del ejército de línea como de auxiliares para someterlo^".^^

Horas de enorme tensión vivieron Madero y Zapata, el primero porque su vida peligraba ante la falta de seriedad de las promesas de la Presidencia y el segundo, porque estaba seguro que lo que se buscaba era el rompimiento aparentemente legal para aniqui- larlo.

A pesar de todo, las pláticas y las comunicaciones siguieron su curso, las felicitaciones y promesas también aparecieron el 2 1 de ese mes de agosto, más o menos en los mismos términos, es decir. sin arrojar algo realmente positivo.

Por lo que se refiere al general Huerta entró en contacto con las fuerzas irregulares. es decir, no pertenecientes al ejército fede- ral, pero que no eran propiamente zapatistas como las de Juan Andreu Almazhn, hasta lograr su adhesión. Por correspondencia telegráfica obtuvo que el citado jefe Almazán fuera recibido por el señor p r e ~ i d e n t e . ~ ~ Victoriano con suma habilidad eliminaba a un posible enemigo y aprovechaba las discrepancias surgidas entre los mismos revolucionarios; estaba seguro que el nuevo emisario proporcionaría valiosos informes. Por separado, comu- nicaba Huerta que de acuerdo con las últimas noticias recibidas de la Presidencia, parecía que estaba por efectuarse el licencia- miento y que por tanto, ya abría el camino para Yautepec, a fin de que Madero le entregara esa población. Terminaba diciendo que habia dado órdenes de no abrir fuego, pero que si esos ban-

39 Véase apéndice número x. 40 Telegrama del general Victoriano Huerta al presidente de la República,

21 de agosto de 191 1 (AM) .

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

didos se atrevieran a disparar, no respetaría lo prometido al seííor Robles Domínguez y ocuparía la plaza?'

La respuesta de León de la Barra es por demás interesante, pues- to que llega a decir: "Dados el tacto y la prudencia de usted estoy seguro de que se habría hecho de las simpatíasde los habitan- tes de esa ciudad y que éstos habrían visto que la misión de usted es de paz."42 Nada tan absurdo y tan fuera de la verdad, pues si contaba con la simpatía de los hacendados no era así con la gente del pueblo que lo consideraba como un invasor, de ahí que Za- pata conociera perfectamente los movimientos federales.

Ese mismo día, con una prontitud sorprendente, Huerta hacía saber a las máximas autoridades que para las once de la maííana habria tomado posesión de Yautepec y que sus tropas llegarían a establecerse al siguiente día. Efectuado el avance y ahora con magníficas posiciones para el deseado combate, Huerta cambió de táctica; indicaba que el gobierno no debía aceptar condiciones ya que los zapatistas estaban altivamente mal aconsejados por los seííores Madero y Robles Domínguez y que debían suspen- derse las negociaciones y salvar cuanto antes la paz y los intereses de la República. Terminaba diciendo que cuidaba que todos sus actos tuvieran por base la prudencia y conveniencia nacional.43

Si la postura del comandante federal era agresiva, la de Madero, en cambio, continuaba por los senderos pacificadores y no pasaba por su mente la idea de que el binomio León de la Barra-Huerta lo traicionaba. Sólo así nos explicamos la ingenua comunicación tempranera del jefe de la Revolución fechada el día 22, en la que decía que en virtud de que el desarme se estaba efectuando sin novedad regresaba a la capital.44

El desarme mencionado no satisfizo en lo más mínimo a Huerta y en esa misma fecha, en extenso documento, refería los últimos acontecimientos así como las medidas tomadas. Entre lo más importante debemos consignar que confirmaba la ocupación de la plaza, así como el convencimiento de los vecinos de la localidad de que su presencia cumplía con los propósitos pacifistas del

4 % Telegrama urgente del general Victoriano Huerta al presidente de la Re- pública, 2 1 de agosto de 191 1 (AM).

42 Telegrama de Francisco León de la Barra al general Victoriano Huerta, 21 de agosto de 191 1 (AM).

43 Véase apéndice número xi. 44 Telegrama del senor Francisco 1. Madero al presidente de la República,

22 de agosto de 191 1 (AMI .

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

CAMPAÑA MILITAR 39

gobierno. A mayor abundancia comunicaba que habia mandado imprimir una proclama que seria leida al pueblo y que además aparecía publicada en alyinos periódicos de aquella entidad. Del ya tan trillado Licenciamiento decia Huerta.

El desarme que está teniendo lugar en Cuautla es ilusorio pues gastando el dinero de la nación he mandado a dicha ciudad a gente de mi con- fnnza para que presencie el acto del licenciamiento el cual es irrisorio porque hay individuos que se presentan con un cuchiüo amarrado con un mecate en el extremo de un palo. Otros presentan fusiles viejos entera- mente inse~bles y la minoría de estas gentes puede ser que entreguen armas útiles. Así pues señor presidente esto no es más que una farsa en grande escala patrocinada por el señor Madero [Y daba como solución perseguir a Zapata] hasta ahorcarlo o echarlo fuera del país. . .

En los párrafos finales, indicaba Huerta que alguno tontamente llegó a sugerirle que pidiera órdenes especiales al señor Madero, pero que como él lo consideraba tan poco juicioso sólo lo mencionaba con carácter informativo. Agregaba que sabia que Madero pasaría al día siguiente por ese punto y por tal motivo comisionó a un ofi- cial a que le presentara sus saludos. Terminaba diciendo que todas las órdenes estaban inspiradas en el "prestigio y I i o n o r n a ~ i o n a l " . ~ ~

El documento está lleno de maldad y de odio. De maldad porque hace cargos tremendos e infundados a Madero. El jefe de la Revolución intentó solucionar el problema sureño bajo la línea pacifista y observó lealtad al gobierno provisional que él habia aceptado. Huerta. por su parte, actuaba como si quisiera acabar con viejas y profundas rencillas. dando como única so- lución el exterminio, sin intentar eii ningún momento compren- der y seguir el cam.ino pacificador que buscaba Madero y menos aún. llegar al fondo del descontento zapatista. Sólo lo relativo al licenciamiento y desarme era verdad; se efectuaba como él decia en forma "irrisoria" y es que para esas fechas como ya se ha dicho, no había confianza ni en uno ni en otro bando, el único que creía en las "gestiones" efectuadas era don Francisco 1. Ma- dero.

La tardanza en la solución del problema del estado de Morelos dio lugar a que se propalaran una serie de rumores en la ciudad de México y, algunos de ellos, en contra del prestigio de Madero. Sus más allegados colaboradores intentaron aclarar la situación y en particular Juan Sánchez Azcona. quien publicó en el pe-

45 Véase apéndice número xii

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

riódico Nueva era vanos artículos en los que pedía al presidente De la Barra que aclarara su postura sobre aquel asunto, ya que Huerta insistía que todo lo hacía por acuerdo superior. La pre- gunta obligada era: ¿Quién mentía? De la Barra o Huerta. Enfa- tizaba por último: "La aclaración de este punto apremiable e indispensable, interesa por igual al seiior Madero, al seiior gene- ral Huerta, al gobierno y al pueblo."46 Le envió Sánchez Azcona a Madero telegráficamente el contenido íntegro del artículo.

Madero, erróneamente, tomó como propio este nuevo proble- ma y en una carta dio contestación a los escritos de Sánchez Azcona con la súplica que se publicaran en el citado periódico. En forma contundente aprobaba y defendía en todos los puntos la política de León de la Barra; al referirse a Huerta decía que el general federal habia mal interpretado las órdenes y que por eso su conducta habia quedado en tela de juicio. Todavía al despedirse de su amigo Sánchez Azcona volvía a ratificar la ca- ballerosidad del presidente interino. Dando muestras de lealtad la transcribió íntegramente a De la Barra.47

Es notorio que para estas fechas Madero no dudaba en lo más mínimo de De la Barra, por esa razón lo defendía pública- mente; con respecto a Huerta anotaba con tibieza que se trataba de una mala interpretación, pero que estaba seguro de que se aclararía. Me atrevo a pensar que la bondad y buena fe del jefe de la Revolución lo hicieron cerrar los ojos ante lo innegable. Sánchez Azcona y muchos más lo vieron tan claro que exigieron una explicación.

Muy ajeno a lo anterior, y sin tener conocimiento de ello, Huer- ta continuaba moviéndose como mejor le convenía e informaba a la Presidencia de todo cuanto acontecía. El día 23, comunicaba que a escasos seis kilómetros de Yautepec, en la hacienda de San Carlos, se encontraba injustificadan;ente una numerosa chusma zapatista cuando debían estar a esas horas en Cuautla licencián- dose. Por tal motivo, se veía obligado a marchar y ocupar la men- cionada ha~ienda.~ '

La política seguida por el general federal era a todas luces sucia, estaba encaminada a desprestigiar a Madero; ya le había hecho cargos tremendos a éste y como si fuera poco ese mismo

46 Véase apéndice número xiii. 47 Véase apéndice número xiv. 4s Telegrama del general Victoriano Huerta al presidente de la República,

23 de agosto de 19 1 1 (AM).

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

CAMPANA MILITAR 4 1

dia comunicaba telegráficamente a la Presidencia que tenía infor- mes fidedignos de que el propio Madero indicaba a los soldados licenciados que n o entregaran sus armas, ya que podían serles útiles para el mes de o c t ~ b i e . ~ ~

Dudamos de la veracidad del telegrania anterior, pero mucho más dudamos que Francisco 1. Madero diera semejantes recomen- daciones. En cambio, tomando en consideraci0n la forma en que se han registrado los acontecimientos, hay muchas posibilidades de que el jefe federal buscara provocar el rompimiento entre Madero y De la Barra.

El avance federal sobre Yautepec hasta su ocupación, así como los movimientos sobre Cuautla y la toma de los poblados de Jona- catepec y Acatlán, acabaron con la escasa credulidad zapatista sobre las gestiones de Madero y con el deseo de éste y del señor presidente de que se efectuara el Iicenciarniento por un camino pacifico.

Las promesas del jefe de la Revolución, que en un principio fueron escuchadas y aceptadas, ahora sonaban huecas y hasta dieron lugar a que se pensara que sólo era un ardid en el que De la Barra y Madero estaban plenamente de acuerdo.

El citado avance a Yautepec, que rompia con todas las prome- sas, puso en peligro la vida de Madero. El general Gildardo Magaña relata un diálogo entre los hermanos Zapata:

Entonces Eufemio se acercó a su hermano y le dijo: "Oye hermano, yo creo que este chaparrito ya traicionó a la causa; está muy tierno para jefe de la Revolución y no va a cumplir con nada; será bueno quebrarlo de atiro ¿Tú que dices?""

En otro párrafo Magaña nos dice:

Convencido el general Zapata de que el señor Madero, a pesar de los esfuer- zos que estaba haciendo para imponerse como jefe de la Revolución tnun- fante no era atendido por De la Barra ni por Huerta, ordenó que se reco- gieran las armas que acababan de entregar quienes se habían licenciado en Cuautla y, dirigiéndose al caudillo de la Revolución, le dijo: Vaya us- ted a México, señor Madero, y déjenos aquí; nosotros nos entenderemos con los fededes. Ya veremos cómo cumple usted cuando suba al po- der.""

49 Véase apéndice número xv. so Magaña, op. cit., v. 1, p . 246 s1 Ibidern,~. 1, p. 247.

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

42 HUERTA CONTRA ZAPATA: U N A CAMPANA DESIGUAL

Tras el fracaso de las gestiones y ante la negativa de Huerta en detener el avance de las tropas, así como la suspensión del Licen- ciamiento por orden de Zapata a sus fuerzas, el seRor Madero decidió marchar a la capital para entrevistarse personalmente con De la Barra y notificar la falta de cumplimiento por parte del jefe federal a las órdenes presidenciales. La manifiesta ingenuidad de Madero aparece otra vez.

A pesar del enredo y de la confusión reinante, De la Barra cerró las comunicaciones de ese día 23 ordenando nuevamente la suspensión de operaciones milita re^.'^ Ello significaba que De la Barra estaba en espera de lo que pudieran arrojar las conferencias realizadas por Madero, quien ya había anunciado su arribo a la ciudad de México para esa misma tarde.

Unas cuantas horas después, y por supuesto ya realizada la plática con Madero, la Secretaría de Guerra comunicó los mo- vimientos de tropas que debían efectuarse, incluyendo a las irre- gulares de Figueroa. El general Casso López debía regresar y esperar en Jonacatepec a las fuerzas irregulares para entregar- les dicha plaza e inmediatamente ocupar Cuautla. En tanto, el coronel Blanquet reforzana Cuernavaca. Ambrosio Figueroa continuana con la ocupación de las diferentes poblaciones que le fueron entregadas, según consta en el siguiente telegrama: "Una vez que llegue Figueroa a las que usted ocupa, se servirá informar, si en su concepto está debidamente pacificado el estado para que retirándose usted con las tropas federales, quede Figueroa, como jefe de todas las fuerzas rurales que guarnecen dicho es- t a d ~ . " ' ~

La Presidencia c o n f m ó por separado esas disposiciones y so- licitó se le hiciera saber todo lo que se considerara importante. En este comunicado se ordenaba la movilización general, men- cionando en particular el destino de cada comandante. En los últimos renglones pedia De la Barra se le comunicaran todas las noticias para conocer la verdadera situación en que se en- contraba el estado. Además, lo pedia en forma personal para evitar que una mala interpretación cambiara el sentido de lo que sucedía. Es de entenderse que con esas disposiciones Figueroa quedaba al frente de la seguridad estatal, sin embargo, no sig- nificaba el retiro de las fuerzas federales, que era precisamente

5 2 Telegrama de Francisco León de la Barra al general Victotiano Huerta, 23 de agosto de 191 1 ( A M ) .

'3 Véase apéndice número xvi.

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

uno de los puntos de discusión y que de hecho detenían el li- cenciamiento de las fuerzas zapatistas.

Ajeno a las acciones de armas parece que el general Huerta publicó un manifiesto al pueblo morelense en el que explicaba su presencia y lo invitaba a efectuar sin contratiempo el men- cionado licenciamiento. La Presidencia aprobó el contenido.54 Lamentablemente desconocemos el texto del mismo.

Los hacendados de la región, que estaban pendientes de lo que acontecía, y que además, conocían la verdadera situación del problema por su estrecha relación no sólo con Huerta, sino con la Presidencia de la República por las entrevistas que logra- ban por mediación del propio jefe federal, y que en numerosas ocasiones los utilizó como informantes personales, se encon- traban muy alarmados, o mejor dicho, atemorizados ante el posible asalto zapatista. De Xochitepic solicitaron los hacenda- dos auxilio al gobernador del estado, quien a su vez lo pidió al gobierno de la República, que ordenó a Huerta la movilización de un pequeño d e s t a c a m e n t ~ . ~ ~

De esas relaciones, Valverde dice:

el gobierno del presidente De la Barra más identificado con los hacen- dados de Morelos, que con el seiior Madero y menos con el general Emi- liana Zapata, aquéi, para destruir las conquistas ácratas de la Revolución, contra las súplicas del seiior Madero, y, los hacendados, por su parte, después de haber provocado este avance de federales, idearon un som- brío proyecto: el exterminio también del general Zapata, por medio de la perfidia, desipio que estaba en todo de acuerdo, con la ética de aquel gobierno nefasto. 56

El día 24 de ese mes de agosto, Huerta comunicó que había preguntado al jefe de mrales, Ambrosio Figueroa, de que si sus tropas ya se movían sobre Jonacatepec, daría órdenes al general Casso López para que le entregara la plaza de acuerdo con las señas convenidas."

Todos los mensajes de esos días habían comunicado la secuen-

54 Telegrama del presidente Francisco León de la Barra al general Victo- riano Huerta, 24 de agosto de 191 1 ( A M ) .

5 5 Telegrama del presidente Francisco León de la Barra al general Victoria- no Huerta, 25 de agosto de 191 1 (AM) .

56 Valverde, op. cit., p. 90. 5 7 Telegrama urgente del presidente de la República al general Victoriano

Huerta, 24 de agostp de 191 1 ( A M ) .

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

44 HUERTA CONTRA ZAPATA: U N A CAMPANA DESIGUAL

cia de movimientos de tropas, pero la carta fechada el 25 de agosto, dirigida por Francisco 1. Madero al presidente interino, Francisco León de la Barra, rompía la postura mesurada del caudillo de la Revolución. En principio, le recordaba que había llegado a ese cargo "no tanto por el ministerio de la ley, sino porque el Par- tido Revolucionario estuvo de acuerdo con usted"; que su ac- tuación había sido positiva y que siempre había contado con su ayuda leal y desinteresada, pero ya que ahora le indicaba "que quería que le dejasen con más libertad", cumplía sus deseos, pero aclaraba: "Le seguiré ayudando con toda lealtad; pero no podré impedir que mis partidarios o mis amigos critiquen los actos de usted y sus ministros, que crean criticables."

Referíase después a las violaciones y anomalías registradas en diversas partes de la República, durante los meses que llevaba el interinato. En particular y notoriamente dolido expresaba Madero su descontento por la política seguida por el general Bernardo Reyes, e indicaba: "Ahora bien, usted sabe las condiciones con las cuales vino Reyes al país, los compromisos que contrajo conmigo, con usted y el modo como se ha portado. Ese general que toda la República considera como hombre funesto, que se considera como la amenaza más temble para nuestras libertades está intrigando activamente en todos los ramos de la administra- ción." Más adelante decia: "está perfectamente comprobado que conspira [Reyes] y que prepara un levantamiento de armas, veo con profunda pena que usted no ha tomado ninguna clase de medidas para impedir esos preparativos bélicos". Ligándolo con el problema de Morelos enfatizaba:

Rodeado de no sé qué influencias, inconscientemente facilita [De la Barra] a Reyes su obra. Para ponerle a usted el ejemplo más saliente me referiré al envio de Huerta a Morelos. Este general es bien conocido en todas partes por sus antecedentes reyistas. Usted ha visto el modo tan indigno como me trató eri Cuernavaca, pues a pesar de que tenia instmcciones de usted de obrar de acuerdo conmigo, no sólo no lo hizo, sino que se budó de mi. Además todos sus actos han tendido a provocar hostilidades en lugar de calmarlas. Pues bien, el nombramiento del general Huerta no fue sugerido por su actual subsecretano de Guerra, que era elindicadoparaeiio, sinopor personas extrañas, puesto que usted hizo la designación directamente.

También se ocupaba de lo relativo a la designación de gober: nador de ese estado. Después de esos cargos, tremendos cargos, se ocupaba de otros acontecimientos de segundo orden. Temi-

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

naba indicando: "Si logro solucionar satisfactoriamente todas las cuestionespendientes, no publicaré esta carta.""

El documento es extraordinario por su contenido y veracidad: es más, hasta se le puede calificar de valiente, ya que ahora si desenmascara el nombramiento de Huerta y la postura presiden- cial, pero a pesar de ello, al final presenta tibieza. Sin embargo, no causó el impacto deseado y De la Barra continuó con su apo- yo a la lucha de exterminio contra el zapatismo.

Claro está que con aquella situación tan confusa el licencia- miento de las tropas revolucionarias casi se había suspendido, e incluso, se corrían rumores de que los que habian entregado sus armas ante las autoridades de Cuautla, habían intentado re- c u p e r a r l a ~ . ~ ~

La alarmante noticia sobre lo de Cuautla 110 sólo se confirmó, sino que se notificó que otro tanto acontecía en los poblados próximos. Ahora bien, la actitud zapatista era justificada: con- tinuaba el avance federal, las promesas del señor Madero sólo habian quedado en eso: "en promesas" y de hecho las negocia- ciones estaban rotas, por tal motivo el compromiso adquirido ya tampoco tenía validez.

Cumpliendo órdenes de la Presidencia de la República, el gene- ral Huerta rendía un informe detallado el día 26 de agosto en el que indicaba que la paz se restablecía en el estado poco a poco; pero confirmaba que el licenciamiento y desarme era ilusorio. Sugería que los coroneles Casso y Blanquet desarmaran a los zapa- tistas que merodeaban los rumbos de Cuautla y Cuernavaca. Otro tanto pedía para los "vagos simpatizadores de Zapata" que se encontraban en Yautepec. Al referirse al problema que acarreaba la movilización de sus fuerzas mencionaba: "dicho conflicto es una quimera, es una mentira pues lo mismo me decían antes de llegar a esta plaza"; concluía la idea anterior diciendo: "Yo ga- rantizo a usted señor presidente que si las tropas federales marchan sobre Cuautla, Zapata y los suyos no volverán a intentar impo- nerse a los propósitos del gobierno de la nación." Terminaba quejándose del procedimiento de dar órdenes a sus subordinados por mediación de la Secretaria de Guerra e indicaba que era falta de confianza; por último decía: "Deseo que este hecho, que me apena profundamente, no sea conocido inás que de usted se-

58 Véase apéndicenfimero xvii 5 9 Telegrama del general Victonano Huerta al presidente de la República,

24 de agosto de 191 1 (AM).

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

flor presidente. Perdón por esta manifestación íntima que hago al jefe de la nación."60

El informe es interesantísimo, si tomamos en cuenta que nos permite ratificar la idea de que las comunicaciones con la citada secretaría eran un simple formulismo, ya que las órdenes salian directamente de la Presidencia, y otro tanto acontecía con los partes rendidos por Huerta. También nos permite constatar de- finitivamente la simpatía y arraigo que tenía Emiliano Zapata en el estado de Morelos.

A pesar de que Huerta tenia unos cuantos días de estar en el es- tado de Morelos, para el 28 conocía la realidad y se preparaba a modificar el plan inicial que como era de suponerse ya no funcio- naba. Así sugería la ocupación y desplazamiento bajo el sistema de avance escalonado, sin perder en ningún momento el contacto con el cuartel general, de ahí que cuidara celosamente la línea del ferrocarril central.

El mismo día, envió a León de la Barra un documento con una serie de consideraciones sobre las noticias que le proporcionaba el gobierno del estado y de las que decía que sólo "tienen algo de verdad", ast como las peticiones del mismo e incluso mencionaba que accedía en algunas de ellas siempre y cuando no perjudicaran el servicio de la República. Como ejemplo, daba una pequefía relación de las guarniciones establecidas. Complementaba el in- forme con la localización de todas sus tropas e insistía en la im- portancia de ocupar Cuautla, ya "que no solamente es necesa- rio sino indispensable la posesión de esa plaza".61

El mismo documento nos da por primera vez el efectivo que in- tegraba la columna federal: "Le doy a usted un abrazo y cerca de tres mil más que por mi conducto le mandan mis subordina- dos." Por la tarde de ese día 28, dirigió Huerta otro telegrama no- tificando el movimiento de sus tropas hacia Cocoyoc e insistiendo en la necesidad de ocupar las principales poblaciones de ese es- t a d ~ . ~ ~

Al día siguiente, con el pretexto de informar sobre los posibles desórdenes por el paso constante de pequefíos grupos de hombres, machacaba otra vez la "indispensable" ocupación de C ~ a u t l a . ~ ~

60 Véase apéndice número XVIII. 61 Véase. apéndice número XIX. 62 Telegrama del general Victoriano Huerta al presidente de la República,

28 de agosto de 191 1 (AMI. 63 Telegrama urgente del general Victoriano Huerta al presidente de la

República, 29 de agosto de 191 1 (AM) .

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

CAMPANA MILITAR 47

Por la tarde, León de la Barra c o n f i a b a a Huerta que, por conducto de la Secretaría de Guerra, se le hacían saber las últimas disposiciones sobre la pacificación del estado, así como la deci- sión de "combatir formalmente el bandidaje". Le agradecía las cartas de información que le enviaba y le indicaba que se pusiera de acuerdo con Figueroa y que desarrollara el plan que considerara conveniente, pero de acuerdo con las instmcciones de la Secre- taría de Guerra. Terminaba pidiendo se le tuviera al tanto de todo lo que acontecía.64

Ya en varias ocasiones se ha dicho que al descontento zapatista, la Presidencia de la República y la Secretaría de Guerra lo consi- deraban "bandidaje", por consiguiente para esta fecha ya no era ninguna novedad, máxime que la tomaron como bandera de jus- tificación en el exterminio de aquel foco rebelde.

Por fin, para el día 30 de agosto, el general Victonano Huerta recibía con carácter de urgente la tan deseada y trabajada orden de ocupar primero Jonacatepec por conducto del brigadier Casso Lbpez y después marchar con los refuerzos requeridos sobre la importante plaza de Cuautla. La jubilosa contestación de Huerta decía en los últimos renglones: "Esta respetable orden del Minis- terio [Secretaría] voy a acatarla permitiéndome tan sólo en cum- plimiento de mi deber ejecutarla con algunas variantes que reclama el buen servicio, sin que dichas variantes cambien el alto pro- pósito del Ministerio.

Ahora sí, el general en jefe de la campaiía en el sur, daba fiel cumplimiento a las órdenes de la Secretaría de Guerra, sin dudar en lo más mínimo de su contenido. La incesante tarea huertista de bombardear telegráficamente a las autoridades sobre la necesidad imprescindible de ocupar Cuautla, Cuernavaca y Jonacatepec, daba los resultados deseados. El sí, se había logrado y se pasaba a la fase realizadora. No bien acababa de recibir el comunicado anterior, cuando ya informaba de desplazamientos hacia diversos puntos, con el fin de obtener la paz del estado, pero desde su personal punto de vista. Para evitar una posible contraorden de- cía: "Mañana tomo posesión de Cuautla y sin llegar yo a dicha población dejándola guarnecida con el 32 batallón retrocederé con mi columna hacia Jojutla en busca de los bandido^."^^

64 Telegrama del presidente Francisco León de la Barra al general Vic- toriano Huerta, 29 de agosto de 191 1 ( A M ) .

6 5 Véase apéndice número xx. 66 Telegrama del general Victoriano Huerta al presidente de la República,

30 de agosto de 191 1 ( A M I .

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

48 HUERTA CONTRA ZAPATA: UNA CAMPANA DESIGUAL

Por aquellos días corrieron rumores de que en Chinameca y en los poblados próximos a ella se estaba reuniendo gente armada con el propósito de atacar a los federales, mismos que fueron confirmados por las autoridades gubernamentales al conocer un manifiesto al "pueblo de Morelos", fumado por Emiliano Za- pata de fecha 27 de agosto. En ese documento mencionaba que su ejército había participado en la lucha maderista contra el dic- tador, que más tarde al momento de las elecciones para diputa- dos de su estado había sido calumniado y por presión de los "científicos" se habían mandado fuerzas federales para el licen- ciamiento de su ejército. "Pedimos el retiro de las fuerzas fede- rales por ser una amenaza para la paz pública y para nuestra so- beranía, e hicimos una petición justa al supremo gobierno y al señor Madero." Agregaba que en respuesta el gobierno los cali- ficaba de bandidos. Terminaba presentando los puntos acordados con Madero: el licenciamiento de su ejército; el retiro de las fuer- zas federales; la seguridad del estado al cuidado de fuerzas insur- gentes; la aceptación como gobernador del ingeniero Eduardo Hay; la designación como jefe de las armas al teniente coronel Raúl Madero; que el sufragio fuera efectivo y por último, que los jefes del Ejército Libertador tendrían toda clase de garantías. Todo esto quiere decir que lo harían responsable de los problemas que aparecieran, de no realizarse sus peticiones. Lógico es suponer que con ese motivo se reunieron numerosas fuerzas en el poblado de Villa de A ~ a l a . ~ ~

A pesar de que las negociaciones con Madero habían sido un fracaso, e incluso, habían provocado el enfriamiento en sus relaciones, en ese escrito se le vitoreaba y defendía.

Confirmado Huerta sobre la concentración de fuerzas zapatis- tas en diversos poblados, procedió a comunicar al presidente: "como yo señor presidente le soy responsable de la paz del esta- do, con su permiso, después de haber ejecutado las últimas órde- nes del Ministerio [Guerra], muevo mi columna dejando guarne- cido Ya~tepec" .~ ' Nosotros bien podemos decir que casi con regocijo fumaba ese telegrama de fecha 30 de agosto. Con esa misma fecha informó otros desplazamientos.

Escasas veinticuatro horas después, notificaba orgullosamenie a la Presidencia de la República y a la Secretaría de Guerra la ocu-

67 Magaña, op. cit., v. 1 , p. 255. 68 Teleg~ama del general Victoriano Huerta al presidente de la República,

30 de agosto de 191 1 ( A M ) .

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

pación de Cuautla a las ocho de la mañana del día 31 con las fuerzas del general Casso L ó p e ~ . ~ ~

No obstante que las autoridades conocieron el contenido exac- to del manifiesto, asi como la concentración de fuerzas. Erniliano Zapata se apresuró a justificar su conducta e hizo saber a la Pre- sidencia que sólo contaba con una pequeña escolta. De la Barra pidió a Huerta que tratara de averiguar el lugar desde donde ha- bía telegrafiado Zapata y le indicaba también que castigara los actos de bandolerismo para lograr la paz del estado.70 Es muy posible que Zapata buscara ganar tiernpo. es decir, detener el avan- ce federal que para esas fechas cra decisivo. mientras él lograba la inayor concentración de su gente. Sólo asi nos explicamos esa surnisicjn en momentos tan críticos.

Por lo que respecta a la Presideiicia de la República. esta estaba de acuerdo en todo lo que Iiabia Iieclio Huerta y su única finali- dad era acabar con el zapatismo.

La correspondencia del mes de agosto se cerró con un coinu- nicado de características especiales. ya que Huerta lo inició con cierta Saiiiiliaridad y roiiipiendo con el formalisino disciplinario militar: "Tengo el gusto dc abrazarlo y desearle todo género de felicidad." Ya en su contenido indicaba detalladamente las dis- posiciones relativas a la tonla de Cuautla y hacia Iiincapié en que acataba las órdenes de la Secretaria de Guerra de no entrar per- sonalmente a dicha plaza."

Traiiscurnó el nies de agosto y la situacióii en este estado lejos de riiejorar Iiabia empeorado. el licencianiiento que en iin prin- cipio parecía un trámite iiieraniente adrniiiistrativo, ahora se ha- bid coiivertido eii uii probleiiia iiacional en el que se encontraban eiivueltos el presidente de la República, Francisco León de la Barra; el jete iiiáxiiiio de la Revolucióii, Fraiicisco 1. Madero, el secreta- rio dc Gobernación. Alberto García Granados; el secretario de la Guerra. José González Salas y e11 foriiia inuy especial el coiiian- daiite de la coluiiina expedicioiiaria. general Victoriano Huerta. y j)or supuesto. Einiliano Zapata con sus tropas.

Eii síntesis. para fines de agosto el estado de Morelos se encon- t u b a coi1 las fuerzas federales qiie ocupaban las principales po-

" Yrclegrania del general Victoriano Huerta al presidente de la República, 31 dc a g ~ s t o dz 191 1 í . l d l ) .

70 Telegrama de Francisco León de la Barra al general Victoriano Huerta, Z I de agosto de I'il l (AM).

'' Véasc apéndice núniero x u l.

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

blaciones (Cuernavaca, Cuautla, Yautepec, etcétera) y que se ex- tendían rápidamente con movimientos tácticos. Además de esta actuación, seguía Madero con una utópica política conciliadora llena de promesas, pero lo que éste no sabía era que había un cúmulo de mentiras tanto de parte de las autoridades gubernamentales co- mo del propio Emiliano Zapata respecto al licenciamiento de sus tropas, y lo más significativo, con la guerra a punto de estallar.

Los preparativos para la contienda se activaron el día lo. de septiembre. El general Huerta buscaba aumentar su poderío y para ello solicitó que las fuerzas irregulares de Cándido Aguilar fueran enviadas a Jonacatepec, a fin de poder contar con las de Casso López que guarnecían esa p~blación. '~

La columna federal marchó con destino al poblado de Villa de Ayala, donde suponían se encontraba establecido el cuartel general zapatista. Las hostilidades se rompieron cerca de las tres de la tarde, escasamente una hora después caía el objetivo en manos gobiernistas y casi en forma simultánea se iniciaba el ata- que en Chinameca. El informe sobre estos acontecimientos Huerta lo concluia: "obrar resueltamente y sin ninguna consideración con todos estos bandidos". La contestación presidencial fue por demás aprobatoria: "Puede usted proceder con libertad".73

Por fin la desigual guerra se había iniciado. Después de ocupar Villa de Ayala, marchó Huerta sobre Tlaltizapán el que ocupó sin mayor problema; dos días más tarde se le incorporó el general Federico Morales tras lograr un recomdo victorioso en su gira por Yautepec. El avance federal era constante y sin encontrar de hecho oposición; los escasos tiroteos si no fueron grandes victorias si permitieron eliminar los obstáculos para el desplazamiento. La guerra de guerrillas puesta en práctica por Zapata no le dio resul- tados satisfactorios; la tremenda diferencia de mando y armamen- to superó en esta vez al conocimiento del terreno.

Sin enemigo al frente, pronto estuvo Huerta en condiciones de anunciar que ya marchaba de gira hacia los límites con el estado de Puebla y que tres columnas se movían en forma paralela por puntos diferentes." Estos últimos acontecimientos aumentaron el enojo del general Zapata, y más todavía, cuando tuvo conoci-

72 Telegrama muy urgente del general Victoriano Huerta al presidente de la República, l o . de septiembre de 191 1 (AM).

73 Telegrama del general Victorimo Huerta al presidente de la República, lo. de septiembre de 191 1 ( A M ) .

74 Telegrama del general Victonano Huerta al presidente de la República, 5 de septiembre de 191 1 ( A M ) .

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

CAMPANA MILITAR 5 1

miento de la designación del general Ambrosio Figueroa como go- bernante provisional de ese estado. La enemistad entre ambos era perfectamente conocida.

De acuerdo con los informes telegráficos de Huerta, sus tropas realizaban satisfactoria y rápidamente la expulsión de las fuerzas zapatistas. Conforme al último comunicado decía que ya se mo- vían hacia la frontera de Puebla, sin embargo, esa tarea de expul- sión estaba muy lejos de la realidad, puesto que muchísimos za- patistas abandonaban las filas por consejo de sus mismos jefes y volvían a sus habituales faenas del campo, aunque sólo en espera de un nuevo llamado.

En plena actividad armada transcurría el mes de septiembre. El día 1 1 el comandante federal comunicaba más o menos con deta- lie la concentración de cuatro columnas en el poblado de Huautla, después de haber ahuyentado hacia territorio poblano a diversos grupos zapatistas. También indicaba que para las primeras horas del día siguiente partirían los generales Morales y Hernández con destino al estado de Puebla en persecución del enemigo: "segui- rán una marcha ofensiva ocupando si es necesario el territorio del estado de Puebla, pues allí está Zapata". El dato, aunque infun- dado, no dejaba de ser muy importante, tan es así que la contes- tación presidencial dice: "Espero saber pronto resultado de ope- raciones militares", es notorio que externa prisa e inquietud por aniquilar ese foco de

A pesar de los preparativos del alto mando, la bien armada columna federal no había tenido oportunidad de mostrar su po- derío ante un enemigo que se esfumó en sus propias barbas, de ahí que las tropas federales realizaran giras en todas direcciones llegando a los límites de los estados de Puebla y Guerrero, en ocasiones cmzándolos en busca del enemigo. Huerta estaba seguro que Zapata y sus principales cabecillas habían abandonado su es- tado natal. Ante la falta de combate ordenó a sus lugartenientes que esas giras las verificaran con todo cuidado a fin de comprobar la salida del "bandido" de Z a ~ a t a . ' ~

Es muy posible que Huerta siempre lo llamara así: primero, para justificar oficialmente la trama urdida con León de la Barra pa- ra aniquilar el zapatismo; segundo, por no simpatizar ni a c e p tar el triunfo de la Revolución y tercero, por no reconocer a

75 Véase apéndice número xx 11.

" Telegrama urgente del general Victonano Huerta ai presidente de la Re- pública, 12 de septiembre de 191 1 ( A M ) .

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

Emiliano Zapata como general, puesto que no procedía de nin- guna escuela de formación, es decir, no era militar de carrera.

La falta de contacto con el enemigo obligó al general Huerta a modificar sus planes, pero sin dejar de movilizar sus tropas. Había puesto en práctica sus conocimientos de estrategia y habia ordenado que un fuerte destacamento ocupara Axochiapan, población cercana a los limites de Puebla y donde habia una es- tación del ferrocarril que conducía a la capital de aquel estado. Con esta disposición, Huerta cubría y aseguraba perfectamente esa posible salida. Aunque la Presidencia estaba al tanto de todos los movimientos, el jefe federal comunicó que enviaba a un oficial de su estado mayor para que personalmente entregara una carta en la que explicaba sus propósitos."

La carta en cuestión contenía todos los últimos desplazamientos hasta en sus más mínimos detalles, e indicaba que con laocupación de Axochiapan se aseguraba la frontera con elestado de Puebla. Con el destacamento de Chinameca y con el que estaba por establecer en Puente de Ixtla se garantizaba la frontera sur; aclaraba que para salvaguardar esas posiciones tendría como cabeza de ope- raciones la población de Jojutla, que era uno de los principales centros ferroviarios del estado de Morelos, lo que le permitía contar con numerosos elementos de guerra. Sobre Zapata mani- festaba que tenía noticias de que junto con Andreu Almazán esta- ba cometiendo atrocidades en Huamuxtitlán, estado de Guerrero, y por eso sólo esperaba el consentimiento del gobierno para mar- char a esa entidad y sugería que se contara con la colaboración militar de las fuerzas de Oaxaca y Puebla para evitar la posible escapatoria de los bandidos.

Huerta complementaba los informes anteriores con la situación en la que se encontraba aquella entidad: "tengo el placer de ma- nifestar a usted que hemos recorrido todo el territorio del estado de Morelos sembrando, si cabe la palabra, la confianza en todas partes y predicando con la palabra, con los fusiles y con los caño- ries del gobierno de la República la armonía, la paz y la confra- ternidad entre todos los hijos de Morelos", más adelante decía: "hemos sido recibidos mal, mal muy mal pero al despedirnos de las diversas rancherías y poblaciones que hemos tocado he tenido el gusto de oír palabras que indican el deseo de que la fuerza federal no se separe del estado". Claro que Huerta alte-

77 Telegrama urgente del general Victoriano Huerta al presidente de la Re- pública, 13 de septiembre de 191 1 ( A M ) .

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

raba en buena parte el sentir popular, pero en lo que se refiere a los hacendados y a la gente más o menos acomodada, el sen- timiento de éstos era que las fuerzas federales quedaran perina- nentemente en el estado. También enfatizaba que su proyecto inicial de ocupar las cabeceras de los seis distritos se habia reali- zado con algunas modificaciones, tras vencer grandes dificultades. Concluía dicieiido que se habia quedado espantado de las atro- cidades cometidas por los zapatistas en Jojutla, donde en plena calle encontró pianos, muebles y otros efectos destrozado^.^^

El informe anterior nos permite comprobar que a raíz del in- cumplimiento de las promesas gubernamentales que se hicieron por boca del señor Francisco 1. Madero, el zapatismo se lanzó abiertamente a la lucha a pesar de conocer su marcada desven- taja, en armas y en estrategia. Zapata ahora contaba con los ser- vicios de Juan Andreu Almazán, el jefe revolucionario que ha- bía sostenido entrevistas cordiales con el general Huerta, e incluso éste le habia manifestado su deseo de incorporarse al ejército federal; pero al no llegar a un acuerdo definitivo con el gobierno, a pesar del interés mostrado por Huerta, Andreu Almazán había vuelto a empuñar las armas.

Zapata, ante el avance firme de los federales, se habia replegado a Tlapa, estado de Guerrero, en compañia de Almazán.

Los movimientos persecutorios de los federales eran constantes en todas direcciones; los comandantes de columna rendían in- formes pormenorizados de las operaciones con la frecuencia que se requería, sin importar la hora; las giras en los estados colin- dantes con Morelos se multiplicaban y la mayoría de los zapatis- tas se veían obligados a evacuarlo, en tanto que otros quedaban confundidos entre la poblacióri civil.

Con estos resultados, el general Huerta comunicó a la Presidencia de la República el feliz desempeño de su misión. Para esas fechas ocupaba Chiautla, Chietla y Atencingo, ante el enojo pasivo de los zapatistas.

El conocimiento del terreno era básico para acelerar los des- plazamientos y elio lo sabia perfectamente el alto mando fede- ral, de ahí que Huerta solicitara la autorización de indultar a algunos individuos que habían sido aprehendidos para utilizar sus servicios como guías de columna.79

78 Véase apéndice número X X i i 1 . 79 Telegrama de Francisco León de la Barra al general Victoriano Huerta,

29 de septiembre de 191 1 (AMI .

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

La confianza ganada por Huerta era indiscutible; bien po- demos decir que tenía carta abierta de acción, aun así, guardan- do las formalidades de atención y respeto, informaba de todo cuanto hacia a León de la Barra y las sugerencias que presentaba sabía de antemano que estaban autorizadas.

Escasos veinticinco días después de iniciada la fase de expulsión, de la guerra de exterminio, el general Huerta rendía oficialmente un informe completísimo fechado el 26 de ese mes de septiembre. Mencionaba en una de sus partes que en un mes de campaila gra- cias a la pericia de sus tropas y a la actividad desarrollada habían sido ocupadas las cabeceras de los seis distritos, así como domi- nadas todas las vías de ferrocaml que se conectaban con el estado de Morelos, mismas que 'estaban guarnecidas por numerosos des- tacamentos. Precisaba: "Las novedades con que tomé posesión completa de todo el estado de Morelos fueron tres combates y un tiroteo, los combates tuvieron lugar en Santa María, cerca de Cuernavaca el primero, el segundo en el paso de Las Tetillas cerca de Yautepec y el tercero en Villa de Ayala residencia de Zapata; el tiroteo tuvo lugar a mi salida de Tejalpa." Hacía sa- ber además, .que las giras fueron en son de paz. Terminaba lo relativo a las acciones militares indicando: "El estado pues, está pacificado" y más adelante como si lo anterior fuera poco decía: "Así pues, mi misión en Morelos ha concluido pero no así la de las tropas." Opinaba que a consecuencia de la exitosa cam- paña los zapatistas se rendirían incondicionalmente y que por ningún motivo debía aceptarse ahora un licenciamiento, sino tan sólo perdonarles la vida. Concluía su informe indicando que le parecía que Almazán era un hombre bueno y pedía para este último alguna concesión, "como por ejemplo darle el mando de algún cuerpo rural en algún estado que no fueran ni Guerrero ni more lo^".^^

El general Huerta se dejó llevar por la nula resistencia bélica de los zapatistas para escribir tales declaraciones, sin embargo, las apariencias eran falsas, Morelos no estaba pacificado y los nú- cleos zapatistas sólo esperaban un mejor momento para reanudar sus actividades. Ahora bien, la presencia de las tropas gobiernis- tas en Morelos tenía en un principio el objeto de facilitar y dar seguridad a las autoridades en su tarea de "licenciamiento" de las fuerzas revolucionarias de aquella región que habían participado en el reciente movimiento maderista y, sólo en caso de no lo-

80 Véase apéndice número xxiv

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

grarlo. hacerlo mediante las armas. Lo cierto es que ni el licen- ciamiento ni el aniquilamiento se habían obtenido, logándose sólo que ambos bandos se odiaran mutuamente; pero los za- patistas además, tenían resentimiento porque consideraban que las tropas del gobierno los combatían injustamente.

En cuanto a la frase de que había cumplido su misión, debe tomarse como una cosa lógica por la forma en que presentaba su informe, aunque también no deja de ser un rasgo de pretensión y orgullo, puesto que afirma que las tropas debían permanecer por más tiempo.

En forma sorpresiva Huerta entró en contacto el día 25 de septiembre con varios jefes zapatistas, para tratar las condiciones de la rendición. En la primera conferencia, entre el teniente coronel Dávila y Almazán, estuvieron presentes otras personas, una de ellas presumía de ser el secretario particular del caudillo sureño. La noticia fue recibida con gran interés en las oficinas de la Presidencia; en el mismo mensaje se informaba que Andreu Al- mazán marchaba hacia la ciudad de México para negociar con el gobierno.

La actuación de Almazán en estos acontecimientos es muy dis- cutible, pero parece que pronto buscó el beneficio personal, es decir, pretendía que se le reconociera como oficial dentro del ejército federal, ya que contaba con el apoyo de Huerta. Éste llegó a opinar que Almazán era un hombre bueno y se le podía hacer una concesión. Aún así, no debe tomársele como traidor a la causa zapatista, ya que durante la campaña maderista se desenvolvió por cuenta propia, y no formaba parte del Ejército Libertador del Sur.

Temeroso el general Huerta de que León de la Barra ofreciera algunas concesiones al zapatismo después de cambiar impresiones con sus principales colaboradores. se aprestó a utilizar todos sus contactos para evitarlo. Así. se dirigió al ingeniero Ignacio de la Barra. hermano del presidente y quien desempeñaba el cargo de director de Obras Públicas. Según parece existía una buena amis- tad entre el ingeniero y el general, ya que en la carta que obra en nuestro poder le escribía con faniiliaridad. Tras explicar a grandes rasgos la campaña le pedía: "De todos modos Nacho yo nie permito suplicar a usted se sirva hacerme el favor si usted lo cree conveniente de acercarse al primer magistrado de la Repúbli- ca y significarle ini Ii~imilde opinión que es que a estos bandi- dos no se les conceda iiiis que aquello que convenga al gobierno, pues según si. Zapata y los suyos sc rinden no por patriotismo

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

56 HUL~;RTA.CONTRA ZAPATA: U N A CAMPANA DESIGUAL

ni adhesión al gobierno, sino por necesidad."" La carta en rea- lidad no presenta novedad alguna, ya que León de la Barra co- nocía perfectamente según hemos visto todo lo que acontecía en aquellos lugares. Pero si nos muestra la habilidad de Huerta para lograr la realización de sus

Resulta curioso que a pesar de que todo había concluido, según informes del propio general Huerta, seguían registrándose constantes movimientos de tropas; sin embargo, cabe indicar que de acuerdo con los telegramas oficiales, esos movimientos eran desplazamientos que se hacían ya por informes o rumores recibidos en el sentido de que grupos de bandidos merodeaban diversos poblados.83

El mes de septiembre concluyó con un interesante mensaje en el que De la Barra felicitaba al general Huerta por la pacifi- cación lograda. Le manifestaba también que el asunto de Al- mazan y otros jefes sería considerado con benevolencia. Ade- más indicaba que el plazo para acogerse al indulto concluía el jueves cinco. Por último, pedía se le rindieran los informes que juzgara conveniente^.'^

Había transcurrido todo el mes de septiembre y casi se cubrían dos meses desde el inicio de la campaña; sin embargo, la situación estaba exactamente igual al primer día: nada de licenciamiento de tropas y el zapatismo continuaba vivo.

Los informes y partes del general Huerta varias veces afirmaron "todo ha concluido", ¿pero a qué se refería? ¿Al hecho de que ya no se combatía y que se dominaba territorialmente el estado, o a la solución del problema? Si era a esto último a lo que se refería, Huerta estaba falseando, ya que Zapata y los suyos, si bien es cierto que casi estaban expulsados de Morelos, no estaban "ani-

81 Véase apéndice número x x v . 8 2 Telegrama urgente del general Victoriano Huerta al presidente de la Re-

pública, 20 de septiembre de 191 1 ( A M I . En lo relativo a las gestiones de Huerta en favor de Almazán, se le notificó al jefe federal que se estaba estu- diando el memorial del exrebelde para resolver lo procedente y que incluso se pensaba en la petición que hizo el propio Almazán de evitar la intervención de Figueroa y Morales en el estado de Guerrero. Pero lo más interesante de aquel comunicado era el aviso de indulto que se concedería a todos los zapa- tistas que dentro de un plazo de cuarenta y ocho horas depusieran las armas, con la garantía de que no serían perseguidos por cuestiones políticas,

83 Telegrama del general Victoriano Huerta al presidente de la República, 30 de septiembre de 191 1 (AM).

84 Telegrama de Francisco León de la Barra al general Victoriano Huerta, 30 de septiembre de 191 1 (AM).

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

quilados" y sólo esperaban un mejor momento para reavivar la insurrección.

El ofrecimiento de indulto hecho por la Presidencia de la Re- pública puede tomarse como resultado de las gestiones efectuadas por la comisión zapatista ante las autoridades gubernamentales, mismas que a pesar de todo siempre manifestaron no transar con los culpables de los desmanes cometidos y que exigian su castigo.

Los hacendados de la región también se alarmaron con aquel posible indulto, es decir, pretendían que no se concediera a los rebeldes gracia alguna, ya que según ellos, se ponían en peligro sus vidas y así lo manifestaron a las autoridades. El comunicado pronto recibió la contestación presidencial, misma que fue trans- crita al general Huerta para su conocimiento. En ella se les pro- metía dar "garantías a vidas y propiedades", castigar a los cul- pables dc los delitos del orden común y se les indicaba que si la rendición era incondicional, se les trataria b e n é v ~ l a m e n t e . ~ ~

La postura del gobierno en lo que se refiere a la ocupación militar de Morelos aparentemente estaba justificada, ya que el licenciamiento no se había realizado. En cuanto a la actitud re- belde del zapatismo en mucho tenían la culpa las propias autori- dades, ya que según hemos visto no apoyaron la política paci- ficadora y conciliatoria del señor Madero; en cambio, autorizaron los avances federales que aumentaron el descontento y de he- cho significaron el rompimiento definitivo. Aun así, el docu- mento anterior deja una puerta falsa. al decir que a los rebeldes engañados se ¡es tratará con beiievoleicia de acuerdo con la ley. Por supuesto que Emiliano Zapata y uemás cabecillas, conocien- do perfectamente el desarrollo de los acontecimientos: no se tragaron cl anzuelo, a pesar de que el plazo del indulto expiraba a las cuarenta y ocho horas.

Estos hechos ya sc registraban en el mes de octubre. Dentro todavía del término concedido para indultarse se registró un com- bate en Chinantla con el resultado acostumbrado; los federales, tras la victoria se lanzaron a la persecución del enemigo que tomó rumbo a Tehuitzingo, aprehendiendo a catorce de ellos en la acción, mismos que fueron entregados a las autoridades de A~at lán . '~

Esas acciones nos permiten comprobar la falsedad del parte en

8 5 Véase apéndice número X X V 1. 86 Telegrama del general Victoriano Huerta al presidente de la República,

4 de octubre de 191 1 (AM).

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

el que indicaba "todo ha concluido" y confirman lo dicho: que los zapatistas sólo estaban en espera de una mejor oportunidad para continuar la lucha.

A pesar de las "facilidades" oficiales para llevar a cabo el indul- to, hubo manifestaciones de los zapatistas pidiendo mayores ga- rantías y la seguridad de que n o habría represalias. Huerta actuó en esta ocasión con la mesura que le aconsejaba el gobierno y con- firmó el ofrecimiento presidencial en todas sus partes.

El día 5 de octubre informaba el general Huerta la primera rendición de importancia: "Almazán ayer vino a este punto y se me presentó manifestándome que él y toda su gente se someten incondicionalmente al gobierno", pero solicitaba se le ampliara el plazo en virtud de encontrarse en el poblado de Zaragoza, esta- d o de G ~ e r r e r o . ~ ~ Es por demás curioso leer "incondicional- mente", ya que bien podemos decir que era precisamente lo con- trario, pues es de recordarse que Huerta habia abogado por él, y hasta habia sugerido que se le diera alguna comisión dentro del gobierno. Luego entonces había algo así como una condición al abrazar el indulto. Tan es así, que la contestación de De la Barra autorizaba conceder la prórroga que creyera pertinente.

El general Victoriano Huerta fue relevado sorpresivamente del mando de la campaña del sur por orden de la Secretaria de Gue- rra y Marina. Quizá dudando de esa disposición, o bien porque siempre tuvo al tanto al presidente de lo que acontecía, le co- municó telegráficamente su marcha a la ciudad de México e indicaba que entregaba el mando al general Arnoldo Casso Ló- pez.88

Todavía el día 6 por la mañana, antes de abandonar el estado de Morelos, Huerta confirmó a las autoridades municipales de Olinalá que por acuerdo presidencial se ampliaba el plazo de in- dulto hasta el día 15 de ese mes de octubre.89

Ya en la capital de la República, el general Huerta solicitó una licencia temporal a fin de elaborar el informe de la campaña que se le habia encomendado en el sur. El citado informe, aunque fue fechado y entregado el día primero de noviembre, es de suponerse

87 Telegrama del general Victoriano Huerta al presidente de la República. 5 de octubre de 191 1 (AMI .

8s Telegrama del general Victoriano Huerta al presidente de la República. 5 de octubre de 191 1 (AMI .

89 Telegrama del general Victoriano Huerta al presidente de La República, 6 de octubre de 191 1 ( A M ) .

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

que estuvo concluido desde el 28 de octubre, ya que con esa fecha solicitó amistosamente a León de la Barra le concediera su licencia absoluta, por no ser "posible ya seguir disfrutando de las prerrogativas que mi empleo como general del ejército me otorga conforme a la ley", a la vez indicaba que pasaría personal- mente a explicarle los motivos de su decisión.90 Por supuesto que la contestación fue afirmativa, con la sola salvedad de que se le concedería en cuanto concluyera su comisión, en este caso, la ela- boración del informe correspondiente a la campaña del sur. De la Barra cerraba el telegrama diciéndole: "sabe que mucho lo estimo".

El documento dice: "Informe rendido a la Secretaria de Guerra y Marina, por el general de brigada Victoriano Huerta, sobre la cam- paña de more lo^."^^ Cubre perfectamente su cometido, ya que se refiere exclusivamente a las acciones militares desde el inomento mismo en que es llamado a hacerse cargo de la columna, hasta en el que fue relevado del mando. Mayor fuerza toma esta idea al comprobarse al final de su lectura que no se mencionan uno solo de los incidentes que tuvo con Madero, ni tampoco con Gabriel Robles Domínguez.

Huerta elaboró el informe con amplitud y en alguna de sus partes hasta en detalle. Tuvo cuidado de utilizar siempre concep- tos de orden militar, como lo muestra: "La campaña de Morelos señor subsecretario, es lo que técnicamznte se llama una campaña de ocupación, y como tal, las dignisimas tropas que tuve la honra de mandar, la llevaron a cabo." Al final indica la conveniencia de que permanezcan las tropas federales en el estado de Morelos hasta lograr la tranquilidad deseada.

El documento tiene mucho de verdad, pero las irregularidades cometidas, aun dentro del orden militar, fueron omitidas. Ahora bien no es de sorprenderse, ya que en todos los cuerpos, y en todas las partes del mundo acontece lo mismo.

La última fase de esta campaña consistió en "actividades de ofi- cina", como constan en el escrito anterior y en las cartas que se cruzaron Huerta y Madero.

Con fecha 28 de octubre, cl general federal envió a Madero una misiva en la que lo exhortaba a que le aclarara lo manifestado días antes, de que había observado "una conducta verdaderamente inexplicable" y que cuando "el señor presidente de la República

90 Telegrama del general Victonano Huerta al presidente de la República, 28 de octubre de 191 1 (AM).

9' Véase apéndice nimero xxv 1 1 .

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

60 HUERTA CONTRA ZAPATA: UNA CAMPANA DESIGUAL

hubo de convencerse" lo retiró del mando. Los cargos, además de tremendos, eran agresivos y es que para estas fechas se habían roto totalmente los escasos lazos de simpatía. Huerta indicaba también enérgicamente que siempre había contado "con la apro- bación incondicional del señor presidente de la República y sin observación alguna de la Secretaría de Guerra", agregaba que ba- tió victoriosamente al enemigo e incluso, llegó a enfatizar que consiguió la pacificación del estado.92 Afirmación errónea, pues no se logró el verdadero objetivo: el licenciamiento de tropas, y menos aún la pacificación, tan es así que los brotes de descontento se continuaron registrando.

Unos cuantos días después, Madero contestó el documento an- terior. Indicaba que gustosamente ampliaría sus declaraciones sobre la "conducta inexplicable" que tanto había ofendido al ge- neral, y decía: "fui personalmente para procurar un arreglo pa- cífico a la cuestión. Llevé una comunicación para usted del seííor subsecretario de Guerra, que le explicaba claramente mi misión y le daba a entender que procurase obrar de acuerdo conmigo, a fin de no entorpecer mis gestiones pacificadoras". Continuaba diciendo que con el deseo de acercarse lo había invitado a comer y que en aquellas ocasiones hasta había obtenido muestras de amistad y adhesión. Por tal motivo, no se explicaba cómo a pesar de las órdenes giradas por la Secretaría de Guerra siguió el avance, e incluso al preguntársele manifestó que era falso y que sólo se trataba de movimientos de práctica. Se refería más adelante Madero, que ya en plenas conferencias con Zapata prosiguieron los desplazamientos federales que llegaron a poner en peligro su vida puesto que dio lugar a que se pensara en una traición. También hacía mención al hecho de que no prestó auxilio a la población de Jojutla cuando fue saqueada, a pesar de contar con elementos ne- cesarios y de encontrarse a escasos kilómetros. Terminaba diciendo que su misión de paz en aquel estado se hubiera logrado si no lo hubiera en torpe cid^.^^

La verdad de todo esto es que Madero nunca pensó en una po- sible traición del presidente interino, Francisco León de la Barra, y tampoco que el general Huerta se prestara al juego, y más aún, que su "fracaso" en Morelos había puesto en peligro su prestigio como presidente electo; fue así que aprovechó este documento para justificar su postura en el problema sureíío.

9' Magaña, op. cit . , v. 1, p. 403. 93 Ibidem, v. i , p. 406.

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html

En cuanto a Huerta, parece ser que conio soldado de carrera buscaba poner a salvo su honor militar, de ahí que dos días des- pués solicitara separarse definitivamente del ejército.

Conocida esta breve campaña, lleganios a la conclusión de que el gobierno interino pensó desde un principio en el exterminio de- finitivo del zapatismo sin importar qué medios se usarían y, ade- más, se utilizó la presencia de Madero en este problema para des- prestigiarlo.

Por último, el resultado del licenciamiento sureño fue un fra- caso, ya que ni con la llegada de las fuerzas gobiernistas ni con la del señor Madero se logró tal objetivo, y lo peor del caso fue que aumentó el odio entre zapatistas y federales. En cuanto a Madero y De la Barra sus relaciones y su aparente admiración y respeto mutuos se diluyeron, aunque por conveniencia política conti- nuaron públicamente en los mismos términos de cordialidad.

DR© 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/huerta/zapata.html