historia de los incas

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Historia de los Incas1.- Antes de los Incas 2. Los emperadores Incas

3. El campesinado inca 4. Casta y organizacin de los Incas 5. La Religin Inca 6. Los Incas despus de la conquista 7. Renacimiento y decadencia de los Incas Glosario

1.- Antes de los IncasHubo algunas civilizaciones anteriores a la inca: la civilizacin de Chavn o la de los Mochicas de Moche (III AC- IX DC), que influenciaron su cultura. Quedan vestigios de la cultura mochica, por ejemplo del armamento: honda, propulsor, rompecabezas de metal, cascos. La cultura mochica se caracteriz por el lujo mobiliario fnebre encontrado en lasexcavaciones. Construyeron pirmides, estuvieron fuertemente organizados mediante una sabia agricultura y una gigantesca red de canales de agua. Al parecer, el pueblo mochica fue gobernado y administrado por dspotas; existen vasos en que aparece un soberano adornado con joyas frente al cual se encuentra un sbdito con la espalda inclinada por el peso de una carga en seal de humildad, costumbre tambin existente entre los incas. Segn Marx, la abundante irrigacin es precursora, o ms bien sntoma, de gobiernos despticos de tipo asitico. Como dijimos, existieron varios pueblos y civilizaciones preincsicas: Chavn, Mochica que terminara por ser la Chim (X-XV DC), Nazca, Tiahuanaco, Huari. Todos fueron gobiernos fuertemente teocrticos, por lo menos a partir de lo que se deduce en el gasto energtico y humano que debe haber costado la construccin de tantos santuarios. Conlos Tiahuanaco llega un perodo expansionista donde el gobierno pasa de ser teocrtico a ser militarista. La ciudad ms grande encontrada fue la de los chimes (descendientes de los mochicas) en el centro del valle del Moche. Existen pruebas de diferencias sociales en su cultura: casas espaciosas de aristcratas y pequeas casas de trabajadores. Adems, los barrios estaban divididos en linajes. Polticamente pertenecan al imperio pero tenan su propia lengua y gobierno (norte de Per). La vida de los chimes estaba definitivamente ligada a la irrigacin y el agua. Los incas los incorporaron a su imperio bajo la amenaza de cortarles las vas de agua. Posean una produccin casi industrial de cermicas y telas de algodn, ambas caractersticas

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predominantes de la cultura inca. El perodo Chim es importante porque corresponde al nacimiento de la civilizacin Inca (1200 DC). Los indgenas del Atlntico, los carios del Brasil, los guaranes del Paraguay ya conocan en la poca de la conquista que tras la cordillera vivan los maestros del metal. Eran frecuentes las avanzadas por la cordillera para ir a saquear los pueblos de los incas; robaban metales: escudos, hachas, lanzas. Al parecer no exista el comercio entre ambas regiones, debido seguramente a limitaciones topogrficas. Existe una cosmogona Inca relatada por Montesinos (1642, monje espaol) que contradice las teoras arqueolgicas establecidas a partir de los hallazgos y las dataciones. Segn Montesinos, hubo 93 emperadores antes de los Incas, en un perodo de cerca de 4000 aos. Como entre los Mayas y los Aztecas, a cada uno de estos cuatro milenios le corresponda un sol, al trmino de los cuales se presentaban grandes cataclismos, pestes, terremotos u otros, durante los cuales los objetos antropomorfizados se rebelaban contra sus poseedores; aquel episodio mtico est representado en un fresco de la poca Mochica. Otro mito conocido es aquel que relata como cuatro hermanos (entre ellos Manco Cpac, el primer emperador) nacieron y salieron de un lago, una quebrada o una cueva. Eran hroes y dioses, capaces de milagros;fueron civilizadores puesto que a su paso fundaron pueblos. Se ha llegado al consenso de que trece emperadores gobernaron y expandieron el imperio inca. Los incas no tuvieron anales pictogrficos (como el de los Aztecas), su sistema de contabilidad lo llevaban por medio de nudos y cordones (Quipu).

2. Los emperadores IncasInca significa jefe, y slo se aplicaba a ellos, no a toda la gente. La palabra Quechua tambin est mal traducida, pues significa tierra de cultivo entre los 1000 y los 3000 m y en ningn caso lo usan para referirse a su lenguaje. El trmino que ellos utilizan para denominar su lenguaje es runa-simi, o lengua de los hombres.

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Yupanqui Pachacuti (1438-1471), tercer emperador inca, fue quien convirti al pueblo inca en Imperio. Al norte vivan los Quechuas, aliados con quienes compartan la lengua. Haba otro pueblo que creca en podero y conquistas: los Chancas, una confederacin de tribus, quienes haban derrotado a los quechuas mientras gobernaba Viracocha, segundo emperador inca. Pesimista ante el peligro, Viracocha decidi protegerse en una ciudad alta con su hijo Urco, a quien haba delegado el poder. Mas otro de sus hijos, Yupanqui, juntando algunos nobles logr vencer sorpresivamente a los Chancas, derrotando a su jefe. Viracocha, celoso, quiso matarlo, pero Yupanqui se proclam Inca con el nuevo nombre de Pachacuti (el transformador). La leyenda cuenta que el ejrcito que form Pachacuti fue enviado por el creador que transform las piedras en guerreros. A Pachacuti solo le faltaba vencer a los collas (o aimares); los venci y adems someti a tributo a todas las comunidades indgenas hasta el mar. Adems de conquistar y pacificar su territorio, Pachacuti gobern, legisl y organiz a su gente. Fue el mejor de los soberanos Incas. El templo del Sol, que simbolizaba la riqueza y el poder de los incas fue reconstruido por l. En 1471 entreg el poder a su hijo tras treinta aos de gobierno, conquista y construccin; su hijo, Topa (Tpac) Yupanqui anexion lo que ahora es el Ecuador a su imperio, subyugando a los temibles Caaris, que luego ayudaran a los espaoles. La ltima campaa de Topa Yupanqui fue la conquista de Chile hasta el Maule. Muri en 1493. Su sucesor fue Huayna Cpac ("joven rico en virtudes"). No tuvo mucho donde expandirse pues se enfrentaba a dos limitaciones casi imposibles: las selvas amaznicas y las araucanas. En cambio, logr conservar la hegemona del imperio, combatiendo algunas insurrecciones como la de Quito. Logr llegar hasta Colombia, apoderndose de un botn de turquesas tras someter a las tribus de las costas del norte del Ecuador. Huayna Cpac muri en 1527 o 28, coincidiendo con la llegada de Pizarro a Tmbez, extraado ante la noticia de la llegada de hombres blancos, y se dice que con el presentimiento de que el final del imperio estaba cerca (leyenda de Viracocha). Cuando Francisco Pizarro volvi al Per, el imperio se debata en una guerra civil; se haba proclamado emperador a Huscar (hijo primognito y legtimo del Inca y la colla, nacido y criado en Cuzco), en Cuzco, hijo de Huayna Cpac y medio hermano de Atahualpa (hijo del inca y de una palla (concubina) proveniente de Quitu, llamada Pacha; criado en Quitu, favorito de su padre HuaynaCpac); la lucha se estableca entre los dos bandos, con Atahualpa como rebelde ante la coronacin de su medio hermano. Pizarro, luchando en la isla de Puna (Guayaquil) contra los incas del sector, estaba enterado de la guerra civil, y al entrar en Tmbez, tambin guerreando, Atahualpa derrotaba a Huscar y se proclamaba emperador de los incas. En realidad Huscar haba sido capturado por uno de sus generales, Quizquiz, mientras Atahualpa (Atabalica) conquistaba y se asentaba en la llanura de Cajamarca

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(Caxalmaca). Pizarro haba tomado partido, en un principio, por Huscar, pero ante su derrota quiso acercarse a Atahualpa y presentarle sus respetos. Extraamente siguieron en direccin al sur, por la ruta del litoral, sin enfrentar ningn obstculo. Llegaron a Cajamarca el 15 de Noviembre de 1532. Ese mismo da, por la tarde, habindose establecido en los edificios pblicos de la gran plaza central de Cajamarca, Pizarro envi como embajador a su hermano Fernando, y Atahualpa prometi devolverles la visita al da siguiente. Extraamente, Atahualpa decidi ir por la noche; mand matar a todos los indios que sintieron temor al ver los caballos; cuando Pizarro se enter de tal adelanto dividi a su gente en dos grupos y envi a un cura a recibirlo. A la llegada de Atahualpa, el cura se le acerc y le extendi la Biblia, dicindole que Dios hablaba por el libro y que deba hacerse todo lo que ordenase en l. Tomando el libro, Atahualpa lo sostuvo a penas unos momentos y lo arroj al suelo. El padre lo levant del suelo y regres donde estaban los barbados espaoles. Entonces el propio gobernador se acerc de a caballo con toda su gente, le puso encima una mano a Atahualpa y lo baj de su trono repleto de oro. Se desencaden entonces una batalla nocturna donde los espaoles capturaron a los jefes y al propio Atahualpa, adems de haber matado a numerosos indios. Atahualpa le prometi enormes cantidades de oro a cambio de su liberacin. Los espaoles esperaron por el oro y la plata y luego lo sentenciaron tan solo a estrangulamiento a cambio de su conversin in extremis, sino habra sido quemado. La actitud de Atahualpa sigue siendo un enigma; aunque est desechada la hiptesis de que los espaoles eran an considerados dioses, pues haban visto que los caballos eran inofensivos y vulnerables mientras no hubiese jinete en ellos, se cree que Atahualpa decidi adelantar su visita esperando que durante la noche los caballos fuesen inutilizables, y dado su mayor nmero de tropas, supona que tendra una fcil victoria en caso de lucha. No se entiende tampoco porqu dej adentrarse tan fcilmente a los espaoles que llegaron a Cajamarca desde Tmbez sin ningn problema. Se piensa que Atahualpa, aunque a sabiendas de que haba apoyado a su hermano Huscar, quera conquistarlo para su favor, y que adems senta gran curiosidad por los barbados hombres blancos. En todo caso, cometi terribles errores; el primero de ellos fue tener contacto con los espaoles en Cajamarca y no en el Cuzco, donde lo apoyara un mayor nmero de tropas (pero quizs sospechara de la fidelidad de aquellas, dado que su hermano tambin tena seguidores all); el segundo fue acercarse l mismo hasta donde Pizarro, y no dejar en cambio, que el espaol se acercase pero con la condicin de llegar sin tropas, so amenaza de batalla; el tercero fue creer ingenuamente que lo liberaran al regalarles el oro y la plata, exaltando an ms con tal acto, la codicia de los atrevidos barbones. Las luchas posteriores, mientras Atahualpa estuvo preso, fueron fciles, aunque sorpresivas para los Incas, puesto que no imaginaban siquiera que los espaoles pudiesen recibir refuerzos por tierra. Pizarro, despus de haber hecho ejecutar a Atahualpa, acusado de usurpacin, fratricidio, idolatra, poligamia y rebelin, llev luto y aparent sentir pesar. La rigidez de la administracin inca qued manifiesta cuando muri Atahualpa; muchos indgenas presos del miedo se volcaron a favor de los espaoles, quienes llegaron al Cuzco con tropas y sirvientes indgenas. La batalla de Cajamarca marca el fin del imperio Inca.

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En menos de un siglo los Incas, con tan solo tres emperadores, haban logrado expandir su imperio desde Colombia hasta Chile, conquistando tierras de las ms difciles: pramos, selvas y desiertos. El historiador se pregunta cual era la finalidad de los incas en su afn imperialista. Segn Garcilazo de la Vega, queran imponer su cultura y su Dios a los pueblos conquistados para extender los beneficios de su civilizacin. Pero segn las crnicas de la poca, los incas eran tan fieros imperialistas porque no queran perder el mpetu conquistador de sus tropas: se emprendieron muchas expediciones slo por mantener la tropa en ascuas. Ciertamente, las conquistas servan para llenar o abastecer las arcas del estado, con las cuales emperadores, incas y familia imperial, podran recibir de mano de sus artesanos lujosos objetos llenos de brillo o tiles pequeos artefactos. Las conquistas tambin proporcionaban sirvientes, los yonas, que aunque no eran considerados esclavos en toda la amplitud del trmino, si se les parecan; proporcionaban tambin nuevas tropas y obreros para las construcciones, de las cuales los incas eran verdaderos apasionados. Es importante recalcar que los incas no conquistaban siempre por la fuerza: antes de partir a la guerra, el inca nunca dej de enviar un embajador a los jefes de la nacin o de la tribu a la que se aprestaba a subyugar, para invitarlos en nombre del sol a reconocer su autoridad, prometiendo tratarlos con honor y colmarlos de regalos. Incluso los mismos cronistas espaoles dan fe de tal procedimiento, relatando como por ejemplo, en el valle de Chincha, sus habitantes fueron regalados en oro y utensilios a cambio nada ms que de la aceptacin general y reconocimiento del inca como seor y protector; al principio el inca no peda ni yonas, ni oro, ni mujeres, tan slo la aceptacin y reconocimiento del hijo del sol. Claro que con aquellos que se resistan eran implacables; teniendo un sistema de cuentas decimal, tanto la administracin como la jerarqua de las tropas lo usaban; estaban perfectamente organizadas, cada cierto tramo del camino existan almacenes, siempre con comida abundante, vestidos y armas. Eran los almacenes del estado. Los soldados se agrupaban mediante el arma que portaban: hondas, dardos, bolas (tres bolas de piedra unidas por cordones); el arco y la flecha solo lo utilizaban las tropas de las tierras calientes de la Amazonia. Para la lucha cuerpo a cuerpo usaban espadas de madera con el borde afilado, mazas con cabeza de piedra o metal con puntas, alabardas de bronce y picas. Protegan su cuerpo con cascos, rodelas y tnicas de algodn concentrado; los mismos espaoles las consideraron ms convenientes que sus armaduras y las usaron para combatir contra ellos. Aunque eran cordiales antes de conquistar, si se les resistan eran muy crueles; las tropas incas, cuando regresaban victoriosas, elevaban sus lanzas mostrando las cabezas derrotadas en sus puntas; algunos cuerpos eran desollados y convertidos en tambores, de manera que el muerto pareca golpear su propio vientre con varillas colocadas en sus manos, o pareca tocar la flauta. Con los crneos hacan copas para beber la chicha o la cerveza de maz; coleccionaban dientes con los que hacan collares, sumndoles los dientes arrancados por sus antepasados guerreros.

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3.- El campesinado IncaLos incas formaron un gran imperio que sin embargo siempre estuvo constituido por pequeas agrupaciones humanas, desde antes de su unificacin incluso. Dichas agrupaciones de campesinos eran denominadas ayllus. Los ayllus se agrupaban entorno a markas, terrenos comunes y particulares en donde pastaba el ganado o se cultivaba la tierra. El ayllu designaba principalmente el nombre de familia, eran agrupaciones patrilineales descendientes de un mismo antepasado comn, y que generalmente tomaba el nombre de un animal pero tambin, en ocasiones, el nombre o la forma de un objeto natural, preferentemente el de una piedra a la entrada del pueblo o cerca de una montaa, una cueva o un lago. Segn algunas fuentes histricas, los pequeos pueblos no tenan gobernadores ms que en caso de guerra con los vecinos. Pero dada la existencia de divisiones entre los pueblos (y ciudades: Cuzco), los de arriba y los de abajo, hanan-saya y hurin-saya, y de la existencia difundida de los curacas, generalmente hombres ancianos que tomaban decisiones, la primera hiptesis parece poco probable. Los curacas eran depuestos o confirmados por los conquistadores incas. Las markas eran distribuidas o redistribuidas anualmente, segn el nmero de integrantes de cada familia. Existan tierras de barbecho que podan ser destinadas a las nuevas parejas; quien se ausentaba no perda su marka, pero los dems pobladores tenan derecho a cultivarla; as mismo, las tierras de las viudas o de los enfermos eran cultivadas por el resto de la comarca. Cada ayllu y cada marka era bastante independiente con respecto al resto y no comerciaban ms que algunos pocos artculos. Aunque deban pagar tributos en especie: artesanas, telas, ropas, a los recaudadores imperiales. Las congregaciones urbanas, las ciudades como el Cuzco eran llamadas llactas, frecuentemente rodeadas por ayllus y markas cercanas. Por eso se hablaba de las llactapachas y de las runapachas, siendo las primeras, tierras del poblado, siempre en las laderas, en la altura, con su centro de convenciones, terreno para fiestas, y tierra de pastoreo para las llamas comunales; las runapachas eran las tierras de las parcelas individuales, con sus propias dependencias, ms extensas que las primeras. Ninguna otra civilizacin antigua produjo ni igual las ms de cuarenta especies vegetales que cultivaban o cosechaban los campesinos del imperio Inca. Dicha abundancia es explicable por el nmero de poblaciones independientes que luego se juntaron, por las varias civilizaciones que precedieron a los Incas y que seleccionaron los vegetales durante centenas de aos, y finalmente, por la gran variedad de pisos climticos tan cercanos unos de otros. La patata, el maz, la qunua, la calabaza, el tomate, el aguacate, el pimiento, las alubias, la mandioca y el algodn son todos originarios de Amrica del sur. Ms impresionante an es saber las dificultades topolgicas que tuvieron que vencer, creando terrazas o sembrando en empinados abismos. Segn Benjamn Carrin los trabajos de cultivo eran cooperativos, todos... ayudaban a todos en la siembra, la deshierba, la cosecha. El producto en cambio, era individual y perteneca al usufructuario de la chacra (huasipungo) y su familia.

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Para lograr obtener buenas cosechas en las tierras altas debieron construir un magnfico sistema de irrigacin para hacer llegar el agua a todas partes; sin la ayuda del hierro ni de mquinas sino simplemente formando inmensas cadenas humanas. Los indios no vacilaban en poner diques a los ros y en corregir sus cauces y hasta desviarlos si era necesario. Las aguas almacenadas en los depsitos de reserva o en cisternas eran distribuidas por medio de esclusas. Solo as lograron hacer frente a los a veces prolongados perodos de sequa, dirigiendo el agua frecuentemente desde el pie de los glaciares. Para abonar la tierra conocan y usaban los enormes yacimientos de guano de ave, que repartan a todos los habitantes del imperio, sin distincin ni exclusin. Las aves marinas proveedoras del guano eran protegidas por estrictas leyes, amenazando de muerte a cualquier habitante que diera muerte a cualquiera de las aves o que osase entrar en las islas cuando ovaban. Los incas no conocieron ni la rueda ni el arado, basaban su fuerza cultivadora nicamente en los hombres. Los habitantes de las altas planicies se sustentaban por la domesticacin de la llama y de la alpaca. Eran poblaciones casi enteramente pastorales pero no por ello de las ms pobres, pues obtenan todo lo necesario a partir de la lana (sobretodo de la alpaca) y de la carne de sus animales. La llama adems les serva como bestia de carga, aunque se rehusa a cargar ms de 25 kilos y se niega a avanzar ms de 15 kilmetros al da, se compensa por su resistencia a los climas y por su frugalidad alimenticia. Los indios Incas situaban sus casas entre el valle y la cima de las montaas, frecuentemente en terrenos pedregosos no aptos para el cultivo; as lograban estar cerca tanto de sus cultivos del valle como de los pastizales de las cimas. A menudo reunan sus casas entorno a las del anciano; protegan con cercas el patio, que impeda que las llamas a las que tenan derecho se les escaparan por las noches. En los valles de los Andes centrales, las casas eran rectangulares, construidas a partir de adobe y paja seca o piedras cubiertas con rastrojo. Parece que no tenan muebles al interior, y dorman directamente en el suelo envueltos en lanas de alpaca. La religin Inca estaba estrechamente vinculada a la tierra y por eso el calendario inca (que los ayllus debieron haber seguido) corresponda con precisin al de las estaciones y los trabajos agrcolas. Los puntos crticos de los tiempos agrcolas eran decididos por los amautas (hombre sabio en ciencias del hombre y de la naturaleza). Los campesinos, a travs de su religin pagana, reverenciaban sobretodo a la Pacha-Mama (madre tierra), y es poco probable que su origen sea Inca sino que ms bien provenga de una tradicin ms antigua, de alguna de las civilizaciones o tribus que vivieron en los Andes americanos.

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Existe una palabra que los campesinos Incas utilizaban para designar todo objeto, fenmeno o ser vivo anormal: huaca. A los dolos y los santuarios tambin se les llamaba huaca; era un nombre genrico. Por eso tambin se les llama en el Per de hoy huaqueros a todos los saqueadores de tumbas. Huaca era un nio con seis dedos, o la pequea piedra del hgado de los animales, cierta montaa, rbol o animal inslito, todo lo que sugiriera la presencia de fuerzas oscuras. Tambin el culto de los antepasados estaba muy difundido, probablemente para mantener la cohesin de cada agrupacin; cada uno tena un kamak, un creador, que haba inventado las leyes del grupo y determinado ciertas costumbres y vestidos particulares que lo distinguan de los dems. As mismo, exista un creador de todos los grupos, Viracocha; decan de l que una vez concluida su obra haba enterrado a todos sus antepasados, en una montaa, una piedra, un lago, una cueva o un rbol; y es por haber salido de aquellos lugares y haberse multiplicado, que los indios hicieron de ellos su huaca, o santuario, en recuerdo del primer hombre de su linaje que all apareci. El pakarina no es solamente el antepasado mtico, es tambin el lugar de su epifana y el sitio en el que fue convertido en piedra. La roca que representaba al antepasado humano o animal se llamaba marcayok, que los espaoles tradujeron como patrn o defensor de la comunidad. El marcayok estaba en la huaca, y los campesinos iban hasta all para hacer sacrificios o para obtener energas revitalizantes que emanaban de tales sitios. El otro objeto de veneracin que le sigue en importancia a las huacas de piedra son los restos fsiles de aquellos antepasados, huesos llamados malquis, a veces huesos de todo el cuerpo que decan eran hijos de los huacas. Los conservaban en lugares apartados del campo, en los machay, que eran sus antiguas sepulturas, cubrindolos con finas telas, los kumbi, o con plumas de diferentes colores. Los muertos eran depositados en cuevas o en bvedas sobre torres o precipicios, por lo general en altura. Eran reverenciados y se les ofrecan sacrificios y ofrendas. Cuando los jesuitas los obligaron a enterrarlos y les preguntaban porque no los enterraban, los indgenas respondan: por piedad y conmiseracin con nuestros muertos, a fin de que no los fatigue el peso de montones de tierra. Todas las familias de los diferentes ayllus posean amuletos, conocidos como conopas o chancas, o tambin con el genrico de huacas. Casi siempre se trataba de piedras, a veces coloreadas, a veces labradas hasta obtener diferentes formas; se supone que protegan los rebaos y las cosechas, por lo que se enterraban en los sitios que ellos queran que se proteja, si protegan las casas de la comunidad, disimulados debajo de alguna piedra, o se llevaban siempre consigo, para proteccin contra enfermedades u otros desastres. As mismo, la Sara-Mama (madre del maz) era reverenciada con conopas que guardaban en graneros o cerca de las cosechas. Los conopas que protegan a la comunidad eran desenterrados de tanto en tanto, o sacados de sus escondites; entonces se les ofrecan plegarias, se esparcan polvos de oro o de plata en ellos, se los sumerga en sangre de vctimas, quemaban plantas aromticas en su honor o se les regaban hojas de coca. Tambin los montones de piedra de los desfiladeros o de los lugares de descanso eran considerados huacas; se trata de los apachetas. Los caminantes nunca dejaban de agregarle una piedra ms al montculo; en seal de homenaje se arrancaban un pelo de las cejas, o un trapo del vestido, o una sandalia, y la arrojaban al montculo. Los indios lo hacan porque tenan la creencia que si no se adoraba la apacheta aquella no los

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dejara pasar al regresar, y que adems el hacerlo se deshacan de la fatiga y recobraban el aliento. Las comarcas contaban tambin con sacerdotes y magos; los primeros eran por lo general ancianos, que ya no eran tiles en el campo pero que sin embargo saban muchas cosas por su edad; vivan de lo que los campesinos ofrecan a los dioses. Los magos eran cierta clase de hombres bien especfica: eran magos aquellos hombres que haban sido alcanzados por un rayo y que haban sobrevivido, pues consideraban que Illapa, el dios del rayo los haba favorecido. Ellos dirigan las ceremonias, predecan el futuro y curaban a los enfermos; tambin eran los encargados de descubrir a los espordicos ladrones que se atrevan a robar. Los campesinos incas, adems de adorar a dioses tutelares, tambin crean en los malos espritus; las hapiuu eran mujeres de senos cados que atraan a los viajeros solitarios para devorarlos; crean en cabezas volantes que se clavaban en la nuca para chuparles la sangre; los anchanchu, seres que se alimentaban de la grasa de quienes sorprendan durante la noche. As mismo, crean que las almas de los muertos no se iban con facilidad, y que ms bien se quedaban extraando a sus seres queridos, como tratando de llevrselos con ellos.

4.- Casta y organizacin de los IncasEl emperador, descendiente directo de Inti, el dios Sol, era el Sepa-Inca; tal era su importancia que cuando muri el ltimo emperador inca el imperio qued muy rpidamente desorganizado. El Sepa-Inca despert gran inters entre los cronistas espaoles por la majestuosidad que siempre lo rodeaba; los ltimos en ver al emperador fueron Hernando de Soto y Hernando Pizarro, embajadores de Pizarro en Cajamarca, siendo sus relatos quizs, la fuente ms fidedigna sobre el modo en que vivan los "faraones sudamericanos". Cuentan que cuando Pizarro lleg a Cajamarca, Atahualpa estaba muy a gusto en una de las piscinas, rodeado de concubinas y dignatarios. Atahualpa recibi a los espaoles tras una tela, sostenida por dos de sus concubinas y a travs de la cual l poda ver sin ser visto; al Sepa-Inca no lo vea cualquiera. Slo cuando Hernando Pizarro dijo que era hermano del apo (jefe de los extranjeros) y tras acercar y hacer cascabelear a su caballo muy cerca de l, es que Atahualpa se dign a recibirlo. Los indios que reaccionaron con miedo ante el caballo fueron mandados a matar esa misma tarde. Entonces Atahualpa bebi chicha en copas de oro con Pizarro, ofrecindole una copa de plata a Soto. Atahualpa luca una banda escarlata amarrada en la frente, la maskapaicha. El emperador se distingua de la nobleza por una especie de tira de tela para el pelo de cuatro colores, el llautu, smbolo de la dignidad imperial que le daba varias vueltas a la cabeza. La nobleza tambin sola usarlos, slo que el llautu que usaban era de un mismo y nico color: negro. Cuando al siguiente da Atahualpa quiso presentarse ante Pizarro, viaj en caravana, como siempre que un emperador inca se trasladaba; delante de l varios indgenas limpiaban el camino de incluso cualquier brizna de paja; le seguan tres escuadrones de sbditos cantando y bailando; luego varios hombres con armadura (madera y tela) y coronas de oro y plata, entre ellos el emperador, montado en una litera enchapada en oro y plata y tapizada de plumas de papagayos. Las procesiones de los emperadores se

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realizaban siempre as, con un ejrcito de arqueros y alabarderos que rodeaban su litera; corredores se adelantaban anunciando la prxima llegada del Sepa-Inca. Tras la litera del emperador, siempre cubierta de cortinas de piedrecillas que impedan las miradas desde fuera, le seguan dos literas llevando dos caciques y multitud de indgenas, muchos de ellos portando coronas de oro o de plata. La multitud que los esperaba diriga su rostro y sus manos hacia el sol para luego dirigirla al hijo del sol, prorrumpiendo en alabanzas tales como: hijo del sol, bueno y amigo de los pobres, o muy grande y muy poderoso seor, hijo del sol, jefe nico, que toda la tierra te obedezca. Durante los diez meses del cautiverio de Atahualpa en Cajamarca los espaoles pudieron darse cuenta de la relacin del emperador con sus sbditos; incluso estando preso, aquel suscitaba en vasallos y dignatarios un profundo respeto con tintes de temor. Cada una de las mujeres de su harn le serva por turno cada ocho o diez das. Slo sus mujeres tenan acceso constante donde el emperador; los caciques y dignatarios podan acercrseles slo cuando eran llamados, debiendo entrar descalzos y con un fardo en la espalda. Cuando el emperador se dispona a comer, le presentaban un sinnmero de platos servidos con las ms variadas preparaciones; el escoga uno de los platos. Todo lo que el Sepa-Inca tocaba se converta en tab; ropas, comida, vasijas, todo era recogido por sus concubinas y entregadas a un noble que deba posteriormente quemarlos. Sus vestidos se distinguan nada ms que por la suavidad de la tela, hecha a partir de pelos de murcilagos y trada de la regin de Tmbez y Puerto Viejo. Su cabeza, como dijimos, se distingua por estar recubierta con el llautu de colores; en los lbulos de sus orejas estaban insertados enormes discos de oro; en su pecho colgaba tambin un disco de oro y en una de sus manos casi siempre sostena un mazo o una lanza de oro. Otro de los smbolos de la realeza era una llama blanca, de la cual se deca era uno de los primeros animales aparecidos despus del diluvio; tambin llevaba colgantes de oro en las orejas y un manto escarlata sobre el lomo; se le ofrecan 15 llamas en sacrificio una vez al ao (en abril); una lanza de madera, la suntur paukur, era otro smbolo de la realeza. Se dice que el Inca contaba con ms de setecientas concubinas a su servicio; pero adems de aquellas, numerosos sirvientes: aguadores, jardineros (chacra-kamayok), custodios de guardarropa, telas, ropas, insignias reales, cocineros, arquitectos, barrenderos, guardianes, proveedores de sal, entre otros. Los puestos de los sirvientes eran muy codiciados entre los indgenas porque adems de tener el honor de vivir en palacio y de estar prximos al hijo del sol, eran puestos hereditarios. Toda falta grave cometida por cualquiera de los sirvientes era castigada castigando las aldeas de donde eran originarios. Debido al principio de pureza de sangre defendido por su cultura, entendido como descendencia del sol, la endogamia se fue estrechando cada vez ms con el tiempo, llegando los ltimos emperadores a procrear con sus hermanas y debiendo escoger tambin como esposas principales (coya) a una de ellas, hermana de padre y madre. En un principio el emperador nada ms escoga entre sus numerosos hijos al que segn su criterio deba portar la maskapaicha (banda imperial escarlata en la frente), pero con el tiempo aparecieron numerosas intrigas en palacio hasta determinarse que el futuro

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sucesor slo podra ser hijo de la coya, y probablemente, con el tiempo, que la coya deba ser necesariamente una hermana; aunque segn la mitologa oficial, la primera emperatriz (Mama-Ocllo-Huaco) ya era hermana de Manco-Cpac. La rivalidad entre hermanos por acceder al trono era tan grande que el colapso del imperio se produjo en buena parte por una pelea entre hermanos, puesto que los nobles que apoyaban a Huscar prefirieron apoyar a los espaoles antes que apoyar a Atahualpa. Los jvenes nobles y los hijos de los curacas (ancianos jefes de las aldeas) estaba a cargo de los amautas, que en la lengua de los Incas significa hombre de espritu. Les enseaban religin, tradicin, costumbres, leyes, poltica, milicia, el uso del quipu (que ayudaba en la historia y la cronologa), y consejos para llevar debidamente una familia. Aunque los muchachos tambin aprendan sus deberes observando y acompaando a sus padres (milicia, administracin,...). A penas el emperador daba alguna seal de debilitamiento por enfermedad, era protegido en su palacio, no permitiendo entrar ms que a sus seres ms queridos y llevndole noticias nicamente de su agrado. Si el hijo del sol mora, se mantena en secreto su muerte durante un mes, a fin de que todos los gobernadores de las provincias fuesen notificados y de que hubiese una transicin de gobierno pacfica. A pesar de todo, fueron escasas las ocasiones en que la ascensin al trono se produjo sin una confrontacin entre hermanos. Los nobles tenan entonces importancia crucial puesto que eran ellos quienes favorecan a uno u otro hijo. El cadver de un inca era conservado en el palacio que l mismo haba mandado construir; su cuerpo era procesado para lograr cierta durabilidad, embalsamados o secados al sol, previa extirpacin de todas sus vsceras. Los ojos eran reemplazados por piezas de oro y las mejillas por corteza de calabaza. Su cuerpo era cubierto con sus mejores vestidos. Los espaoles descubrieron con asombro, mucho antes de que se empezaran a apreciar las momias, como los cabellos e incluso las cejas se conservaban en perfecto estado. Celebraban la muerte del emperador ofreciendo en sacrificio a varios de sus sirvientes y cortesanas, los primeros emborrachados con chicha previamente a su sacrificio por estrangulamiento. Se sabe que las cortesanas de Atahualpa, haciendo caso omiso de las peticiones espaolas, se suicidaron en masa sobre su cuerpo cuando lo vieron muerto. Garcilazo de la Vega pudo ver a cinco incas momificados; lucan sentados a la manera de los indios, con las manos sobre el estmago y con la mirada mirando a tierra; pesaban tan poco que una sla persona las poda levantar sin esfuerzo. Algunos historiadores afirman que los emperadores eran sepultados en el Templo del Sol, rindindoseles homenaje cada cierto tiempo en das festivos; se les llevaba alimento y bebida, y a veces se los trasladaba para que hiciesen visitas, pues crean que los SepaInca iban a visitar a muertos y vivos a sus casas. El Inca, personaje sagrado y semidivino en vida, se converta en un dios al morir, en igualdad casi con las ms grandes deidades del imperio: el Creador, el Sol, el Rayo y la Luna. Por eso tambin, eran dueos de terrenos reales, que la familia de la realeza se encargaba de cultivar. Huscar tuvo grandes problemas con la familia real cuando decidi expropiar las vastsimas tierras de las momias reales, para poner fin a la intrusin de los muertos en los dominios de los vivos. Todos los descendientes del primer emperador del imperio (panakas, linaje descendiente del Inca), Manco-Cpac, tenan derecho a llevar el ttulo de Incas, y por

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ende, a participar en asuntos polticos y econmicos. Los panakas, cada grupo de descendientes de los incas, cuidaban de su antepasado comn momificado, ofrecindole sacrificios y cuidando de los objetos que lo rodeaban. Como el linaje real no alcanzaba en nmero para cubrir las necesidades administrativas del imperio, otorgaron puestos a incas por privilegio, a hombres de ayllus cercanos al Cuzco (entre el valle de Vilcanota y Abancay). Exista un rito de iniciacin entre los jvenes aristcratas, el huarachicoy (huara: taparrabos), efectuados despus de la pubertad y realizado en aras de diferenciarlos de la gente comn. Consista en pruebas mgicas y fsicas de resistencia, subir una montaa en grupo, precedidos por la llama blanca y la lanza real, ser azotados, entre otros. Previo al rito de iniciacin, ancianos guerreros les contaban hazaas y peligros que haban corrido sus antepasados. Suban entonces la montaa donde se encontraba la huaca que deban adorar. El final del rito se celebraba con la entrega de la huaca, la entrega de armas por parte del to principal y un ltimo azote. Tambin entonces se empezaba la perforacin de los lbulos de sus orejas por medio de clavijas de oro cada vez ms grandes, para que con el paso del tiempo pudiesen llevar los discos de oro colgantes, signo de distincin de la nobleza y con el cual el emperador manifestaba su superioridad al llevar el mayor disco de oro. La organizacin del Imperio estaba asentada en una divisin territorial muy clara y explcita: la dividan en tres partes de las cuales la primera era para el sol, la segunda para el rey y la tercera para los del pas. El primer tercio, consagrado al sol y a sus hijos era cultivado para sostener al numeroso clero y a las mltiples fiestas de sacrificio que llevaban a cabo. El segundo tercio, lo utilizaban para solventar los gastos del gobierno y responder ante cualquier emergencia en alguna de las provincias. El tercero era el de las tierras del pueblo, repartidas anualmente en lotes segn el nmero de miembros. Tal divisin de la tierra era realizada tambin cada vez que se conquistaba alguna provincia. La gente normal no tena derecho a enriquecerse, viva en casas modestas, tena derecho a un cercado, algunos animales domsticos, ropa y algunos tiles. El imperio Inca no practic la esclavitud en todo la amplitud del trmino, pero al final del imperio se sabe que varios campesinos eran arrancados de sus comunidades para trabajar las tierras reales. Exista un sistema de tributos no monetario; puesto que en el imperio no circulaba la moneda (ni siquiera en forma rudimentaria como en Mxico y Colombia), los metales no tenan valor ms que para el arte suntuario, y la costumbre y las leyes fomentaban el tributo pagado sobretodo bajo la forma de prestacin de servicios, especies de mingas a gran escala a los cuales estaban bastante acostumbrados, aunque tambin deban ofrecer al emperador, por medio de los recaudadores, telas, utensilios y demases. Como el Imperio no conoca otras civilizaciones, su comercio era escaso y nada ms que interno, y al no intercambiar bienes no le interesaban estos sino los brazos y piernas de sus habitantes: al Imperio le interesaba construir y cultivar la tierra, y era aquello lo que peda a cambio de su proteccin y orden al pueblo Inca. Al conquistar una nueva provincia, se enviaban funcionarios del Inca a delimitar los recursos existentes, humanos y territoriales. Entonces era efectuada la divisin en tres partes iguales, elegidas por el Inca. Ningn bien era confiscado, salvo caso de conquista por la fuerza (las tierras pasaban todas a ser propiedad del Imperio), lo mismo que las

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costumbres locales fueron casi siempre respetadas. Entonces los habitantes de la provincia, adems del cambio en las fronteras de su tierra, deban adaptarse a cultivar las tierras del sol (cuyos frutos eran destinados a cuidar de las momias imperiales) y las tierras del emperador, adems de las propias; deban tambin cultivar las tierras de las viudas y de las familias cuyos padres se encontrasen en campaa o trabajando lejos para el Inca. El rgimen predial en el imperio inca se caracteriz...por la oposicin entre las tierras comunales y las del Inca y las del Sol. Y qued claro pues tras la conquista, los ayllus pedan dolidos la devolucin de sus tierras. Tambin se concedan tierras a la nobleza de cada Ayllu, que pasaban desde ese momento a ser hereditarias e inalienables. Los productos cosechados de la tierra del emperador eran o enviados al Cuzco o almacenados en los graneros a orillas de los caminos, para uso de tropas o funcionarios, en lugares denominados como tambos. En caso de malas cosechas en la zona, estos almacenes provean de productos y alimentos de emergencia a la poblacin. Las minas de plata y oro, al igual que los ros aurferos eran propiedad del Inca, aunque se sabe que los nobles de cada comarca tambin las trabajaban, debiendo enviar un tributo obligatorio al Cuzco (el ombligo del mundo). La coca era cultivada en los valles clidos, frecuentemente por hombres castigados por algn delito, pues consideraban que trabajar en tales sitios era malsano. Los indios no tenan derecho a cazar en ninguna parte, slo podan hacerlo el Inca y sus nobles. Organizaban un ejrcito que inclua a campesinos y salan de caza (chacu), capturando muchsimos animales de una sla vez. Tambin los rebaos de llamas y alpacas eran controlados por el Inca, limitando la propiedad de animales a un mximo de 10 por jefe de familia. Slo los rebaos del Sol eran comparables al del emperador. Los curacas (ancianos nobles) tenan un mayor nmero de animales pero segn los favores concedidos al Inca, quien le otorgaba derecho a tener ms animales. Claro que tambin existan rebaos comunales a quienes esquilaban en fechas fijas, siendo repartida la lana a todos por igual. El Inca, al tener tambin sus propios rebaos, exiga que se tejieran para l las ms finas ropas. Todo adulto casado (hatun-runa) tena obligaciones para con el Inca: obligaciones de trabajo. Por eso cada cierto tiempo, funcionarios del Imperio visitaban las comunidades y reunan a todos los jvenes en la plaza pblica para observar las uniones; no imponan parejas pero si resolvan casos de litigio cuando una muchacha era requerida por ms de un indio, y en tales casos la separacin de cada pareja era muy difcil. Los matrimonios se celebraban segn las costumbres de cada Ayllu. La regla era la monogamia, tan slo los funcionarios imperiales y la casta de los incas tena derecho a la poligamia; aquella era otro de los smbolos de distincin. El estado Inca tomaba en consideracin a la familia y no al individuo, debiendo cada ncleo cumplir con idnticas tareas; de esta manera, una familia numerosa terminaba sus labores ms pronto, y era considerada entre los lugareos como una familia rica; por eso tambin, obligaban a casarse pronto a los muchachos. Adems de cultivar las tierras, cada una de las comunidades deba dar mantenimiento de caminos y sistemas de irrigacin, el cuidado de los Tambos (sitios de alojamiento y almacenamiento) y de los rebaos; cada una deba proveer de dos corredores para tomar el relevo del correo cada vez que fuera necesario. As mismo, todas las nias de 8 a 10 aos de edad eran seleccionadas por funcionarios del Imperio, siendo elegidas las ms

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bellas de entre ellas y llevadas a conventos cerca del Cuzco; all eran aleccionadas en el tejido por mujeres mayores y cuando comenzaba su pubertad eran nuevamente escogidas; las ms bellas eran incorporadas al harn del Inca o designadas para los funcionarios o nobles de la realeza, las dems eran hechas sirvientes, sacerdotizas o reservadas para posteriores sacrificios. El sistema Inca de tributacin era muy respetuoso de los bienes de los aldeanos, y exiga de ellos nada ms que el trabajo aunque fuese un sencillo engao; en efecto, cuando los aldeanos trabajaban en construcciones o incluso en el cultivo de las tierras del sol o del Inca eran alimentados con productos de los mismos graneros; lo mismo cuando deban entregar las telas, ropas, sandalias a los recaudadores: eran fabricaciones hechas con materia prima del Inca o del Sol. En el fondo lo que se respetaba escrupulosamente eran los beneficios obtenidos por cada familia de sus propias tierras o rebaos. Los grandes trabajos, las mingas reales, se celebraban con grandes fiestas donde despus del trabajo se cantaba, danzaba y beba. Al parecer las markas procesaban nada ms que las telas, mientras que los artculos y joyas de metal debieron ser obra de especialistas; se sabe que eran pagados por el propio emperador o por los nobles, siendo dispensados de trabajar en las mingas. La norma de conducta exiga que cualquier funcionario imperial se presentase ante el inca con un obsequio, y como seguramente ninguno de dichos funcionarios los haca, debieron tener cada uno de ellos artesanos particulares. Exista una clase de individuos, los yanas, de condicin poco clara, parecida a la de los artesanos del imperio. Al parecer se trataba de individuos sustrados a la comunidad, o entregados por ella misma para pagar la responsabilidad compartida de un delito; a veces eran tambin delincuentes apresados. El trmino era bastante ambiguo pues por una parte eran tratados como esclavos, y por otra algunos llegaban a tener privilegios considerables si es que tenan alguna cercana con algn seor poderoso (podan incluso llegar a tener concubinas o hasta sus propios yanas). Eran casi siempre sirvientes u obreros especializados, separados para siempre de sus markas, y los yanas privilegiados solo una minora. Se distinguan los yanas artesanos del resto del pueblo por su alto rendimiento; al parecer, cuando un jefe inca se daba cuenta de su eficiencia, lo llevaba hasta el Cuzco para servir al Inca; no sabemos si los indios lo consideraban un honor o una desdicha pero los historiadores afirman que esa era una manera de debilitar permanentemente a las comunidades, extrayendo de ellas a los hombres ms eficientes, y probablemente tambin, ms inteligentes de cada ayllu (tambin sustraan a las nias ms lindas).

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A pesar de la vasta red de caminos al interior del Imperio, el comercio fue siempre reducido. Eran los funcionarios quienes controlaban el flujo de mercadera, llevando artculos donde faltaban y retirndolos de donde sobraban. Hemos dicho que los sobrantes de cada comunidad se guardaban en parte en los graneros de las orillas de los caminos y un resto era llevado peridicamente a la ciudad imperial y los templos del Sol. Es evidente que si los campesinos no tenan derecho al enriquecimiento y si no exista moneda corriente, el comercio no rebasaba el nivel del trueque. A pesar de las limitaciones, existan mercados como el de Jauja donde los campesinos del sector podan intercambiar ciertos bienes, se sabe que en muchas partes se cobraba un peaje en bienes incluso a los funcionarios imperiales y se ha dado noticias de unos pocos mercaderes que viajaban incluso ms all de los lmites del imperio trayendo por ejemplo plumas y hierbas de la selva oriental. En todo caso, lo cierto es que la economa inca (junto a la distribucin de tecnologa: irrigacin, abonos, puentes, caminos) siempre produjo excedentes en cada una de las comunidades, sin los cuales no podra explicarse el mpetu constructor de templos y edificios que tuvieron los incas; excedentes que permitan a cada una de las comunidades vivir sin lujos pero sin nada que les falte (en el momento en que algo les faltaba, haba un flujo desde otra provincia o desde los graneros del estado que satisfacan las necesidades; era una virtud no despreciable del imperio: la seguridad de aprovisionamiento alimenticia e incluso textil de cada uno de los ayllus frente a las inclemencias climticas. Por otra parte, tales excedentes tambin permitan comprar con regalos la sumisin de los gobernadores de las provincias. El sistema administrativo de los incas era muy eficiente; el emperador estaba al tanto de cmo estaba cada una de sus provincias con una o dos semanas de retraso, pero adems tena un sistema de empadronamiento que le permita saber y disponer de los recursos humanos existentes; el empadronamiento se haca por medio de los famosos quipus, sistema de cuerdas de colores y nudos que permitan clasificar y contar objetos, animales u hombres de manera eficiente, basando sus cuentas, y su jerarqua, en el sistema decimal y en los colores; exista una clase de funcionario especialmente dedicada a tales tareas, los empadronadores o quipu-kamayoc (aunque sus atribuciones eran variables: segn la ocasin eran generales, ingenieros, receptores de impuestos, policas, legisladores pero sobretodo jueces). Toda la poblacin masculina entre los 25 y los 40 aos de edad era dividida en grupos de 10, 100, 500, 1000 y 10000 individuos, teniendo cada grupo un jefe, y cada jefe un jefe de mayor jerarqua a quien informar; en la cima jerrquica de cada provincia estaba el gobernador, el tukrikuk, quien informaba, se someta y era designado por el Inca; cada gobernador tena a su cargo aproximadamente a 40 mil tributarios, ms o menos 200 mil personas. Los puestos oficiales crecan en importancia segn la cercana del encargado con el emperador. El imperio estaba dividido en cuatro regiones (el Tahuantin-suyu): Chinchay-suyu, Cunti-suyu, Colla-suyu y Anti-suyu, cada uno de los cuales estaba gobernado por un apo (jefe), hermano o to del emperador. La Chinchaysuyu (o Chincha-suyu, Carrin), corresponda a las tierras calientes, a la tierra de los yungas. Mientras que las restantes tres correspondan a las tierras cordilleranas, de sur a norte, hacia oriente: Colla-suyu, Cunti-suyu y Anti-suyu. La Chincha-Suyu, aunque sometida al Inca, no comparta el culto al sol de los hombres de las alturas; el sol era ms bien su enemigo, el que calentaba las aguas estancadas y secaba las tierras; los yungas ms bien adoraban al

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mar, y tal perspectiva tal vez explique la buena acogida con que recibieron a los blancos hombres barbudos llegados del mar (Carrin). Cada regin estaba dividida en provincias, gobernadas por los tukrikuk (o tucuricuc, Carrin), tambin pertenecientes a la casta de los incas, que vivan en la capital de provincia, fundada por el Inca y denominada por lo general con el prefijo Hatun (grande). Luego eran designados los curacas, a cargo de un nmero variable de ayllus, una de las unidades administrativas del imperio que agrupaba a una centena de hombres (pachaca). Hasta los tukrikuk se requeran familiares del inca, pero del curaca hacia abajo en la jerarqua eran hombres de la propia provincia. Segn el tlimo censo inca el imperio lleg a tener 8 millones de seres humanos; los Incas al parecer tenan mucho gusto por la estadstica ya que no solamente contaban sino que tambin clasificaban a su gente. Una vez al ao, por el mes de Mayo, todos los gobernadores provinciales y los curacas de cierto rango deban presentarse donde el emperador; la fecha coincida con la entrega de tributos, aunque se sabe que al mismo tiempo deban informarle al Inca de su gestin. Cada uno de ellos deba entregarle polvo de oro, plata y piezas de orfebrera en seal de sumisin. Al mismo tiempo el Inca escuchaba las quejas contra sus funcionarios y decida por su suerte. Si haban satisfecho sus deseos, aquellos reciban a cambio, mujeres, tierras y concesiones de la ms diversa ndole, como el tener derecho a usar un parasol, a trasladarse en hamacas, a designarlos yonas o a tener el privilegio de beber en copas de oro o de plata, cosas que nadie se atreva a hacer sin el permiso del Inca. Se regocijaba entonces junto a ellos, entregndoles regalos que otros le haban dado, generalmente obsequios con materiales que l mismo saba que no se encontraban en las respectivas provincias. Pero tambin castigaba a los que segn l merecan castigo. Los hijos de los curacas destinados a sucederlos eran mantenidos como rehenes y podan pagar las faltas de sus padres, aunque tambin se les educaba para ser buenos administradores; lo mismo hacan los faraones y los csares con los hijos de los reyes brbaros. Tambin los gobernadores provinciales tenan embajadores en la ciudad imperial que deban informar de todo cuanto sucediera en sus respectivas regiones. A pesar de la jerarqua tan estrictamente decimal, el emperador enviaba de tanto en tanto a sus tokoyrikok (los que todo vean), integrantes de la casta imperial y encargados de verificar la situacin de la regin donde eran enviados, haciendo preguntas sobre la conducta de los funcionarios y averiguando sobre los crmenes cometidos en la zona. Si la ocasin lo ameritaba se enviaban jueces especiales a castigar a quienes haban cometido faltas. Cuando el Inca visitaba las regiones asuma de inmediato todos los poderes, decidiendo trabajos y ordenando castigar las faltas. Los gobernadores provinciales se rodeaban tambin ellos de consejeros y vigilantes; haba por lo tanto jerarqua y cuadros jerrquicos en el imperio Inca, toda una burocracia bien pagada como en todos las monarquas y los imperios. La justicia se aplicaba segn la constitucin de cada provincia, pues se cree que no haba una constitucin de leyes y castigos para todo el imperio, salvo en lo relativo directamente al Inca. Los crmenes mayores: la rebelin o la tentativa de rebelin, la sospecha de embrujamiento del emperador, el robo a las arcas del estado, el negarse a pagar los tributos o el siquiera acercarse a las vrgenes del sol eran juzgados por

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enviados especiales, y castigados con la muerte precedida de tormentos. Los crmenes y litigios menores estaban a cargo de los jefes de cada localidad, quienes deban resolver pequeas peleas territoriales o las disputas relacionadas con la distribucin de agua; el robo era un delito grave: si alguno se declaraba culpable era apedreado y si reincida era apedreado hasta la muerte (a menos que hubiese robado por necesidad). Sin embargo, todo juicio dictaminado o ejecutado deba ser informado a los respectivos jefes jerrquicos, con lo que el Inca llegaba a estar informado hasta de los ms pequeos detalles de las provincias ms alejadas. Se usaba la tortura para obtener confesiones y en caso fallido se recurra a la adivinacin. A quienes eran encontrados culpables se les dejaba caer una gran piedra en la espalda. La estrategia usada por los incas para evitar actos masivos de rebelda era la deportacin; lo primero que hacan cuando iniciaban la dominacin de un rea recin conquistada era enviar a familias leales, colonos con atribuciones especiales (mitimas), que durante dos aos organizaban la produccin y tomaban legalmente algunos recursos del estado; tras aquellos dos aos la nueva localidad se volva independiente quedando plenamente integrada al imperio. Pero si se sospechaba de rebelda incontrolable se realizaban deportaciones masivas de las aldeas a diferentes regiones leales, y los conquistados perdan toda posibilidad de volver a su zona de origen. La tendencia a considerar el imperio Inca como una brillante y justa civilizacin ha ido siendo desplazada por aquella que la considera como un cruel sistema desptico, dudando incluso de la eficacia de su administracin. Cuando ms se impresionaron los espaoles con los Incas, adems de la inaudita cantidad de metales preciosos hallados, fue cuando pudieron apreciar la excelente red caminera que se distribua por todo el imperio, que llegaba hasta el ro Maule (Chile central) y que incluso dispona de una ruta por valles, montaas y precipicios desde Ecuador hasta Argentina. Canales de agua a lo largo de las rutas, anchas carreteras (que permitan el avanzar de ocho caballos a lo ancho), rutas secundarias empedradas; se ha estimado en 16000 kilmetros a la red de caminos construida por los incas; lo que los investigadores no han entendido hasta ahora es el "paraqu" de rutas tan anchas, slidas y uniformes si solamente estaba destinada a peatones y a llamas. Ven en ello la prodigalidad y hasta el desperdicio de la mayor fuerza del imperio: la fuerza, paciencia y tiempo del Hatun-runa, el campesino andino. Quien conozca la cordillera de los Andes comprender que no era fcil ingenirselas para atravesar empinadas quebradas o torrentosos ros, sobretodo si en muchas zonas no existen ni existan rboles y si los Incas no conocan el arco; fabricaban puentes de cabuya de pajonal que tejan las mujeres y que cada comunidad deba cuidar y reparar constantemente. As mismo, cada 15 o 20 kilmetros de camino (o por cada jornada de camino) exista un Tambo capaz de cobijar a gobernadores o incluso al mismsimo Inca. Cuando los conquistadores se dieron cuenta de la utilidad de tales albergues hicieron una muy completa lista que identificaba a cada uno de ellos. Otro punto crucial a la hora de juzgar la administracin Inca es su servicio de correo, por medio de los chasqui (corredor), que cada comunidad se encargaba de escoger: parta el chasqui con el correo y con un cuerno avisaba de su llegada al siguiente de la comunidad ms prxima de modo que tuviera tiempo de prepararse. El sistema era tan

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eficaz que el emperador poda enterarse de las noticias tradas de Quito (a 5000 Km de Cuzco) en a penas cinco das. Pero los investigadores modernos tienen quizs razn en quitar a la civilizacin Inca la aureola de socialismo, sobretodo cuando se considera que los excedentes de produccin no estaban destinados al conjunto de la poblacin sino tan slo a una casta privilegiada; el colectivismo agrario no exista ms que a nivel de los ayllus y la ayuda a viudas y enfermos jams estuvo a cargo del Estado sino que era una responsabilidad de cada comunidad. El autor enfatiza que el casi perfecto sistema administrativo tiene tambin ejemplos fuera del nuevo mundo, en frica por ejemplo, y que cualquier civilizacin sin escritura podra alcanzarlo con el tiempo. Propone que la civilizacin Inca obtuvo tanta fama de justicia probablemente por las condiciones posteriores a las que sometieron los conquistadores a la poblacin indgena. Pero aunque critique que el sistema de seguridad social, que a mi me parece la virtud ms brillante del imperio, como sostenida por cada comunidad y no por el estado, se olvida que el imperio actuaba con igual celeridad a la hora de ayudar a comunidades enteras que enfrentaban el peligro de malas cosechas o de climas en extremo adversos. En ese sentido el Imperio Inca resalta como una de pocas civilizaciones que no han dejado, por ningn motivo, morir de hambre a ningn integrante de su territorio. Para finalizar con el captulo, vamos a mencionar algunos aspectos de la arquitectura inca. Lo que llama la atencin es el diseo cuadricular de las ciudades incas; tuvieron un modelo de urbanismo bastante parecido al espaol, sobretodo al de Andaluca: callecitas estrechas cruzndose siempre en ngulo recto, casas de un piso a lo ms conformando espacios rectangulares delimitados por murallas, grandes plazas... Aunque lo cierto es que las ciudades incas no eran ms que un conglomerado de villorrios y burgos dispersos entorno a los templos y residencias reales. Por tales motivos es que no se han encontrado rastros de las cabaas del personal subalterno, que con seguridad deben haber sido de adobe. Todas las construcciones incas han tenido una forma bastante simple, como si fueran construcciones a gran escala de las mismas casuchas del campesinado: cuatro paredes, un techo en punta, una puerta y algunos nichos interiores, incluso las construcciones ms sagradas tenan el mismo diseo. Pero la simplicidad de la forma contrasta en cambio con la habilidad nica de los incas para disponer a la perfeccin las piedras que conformaban sus templos y palacios, es decir, lo que las construcciones incas pierden en simpleza lo ganan con los detalles de sus acabados que hasta nuestros das an sorprenden, sobretodo por el tamao de los enormes ladrillos de piedra que en las mejores construcciones encajan a la perfeccin unos con otros, dando a los muros una apariencia lisa. Los materiales provenan por lo general de canteras prximas a los sitios de construccin; utilizaban instrumentos de cobre o bronce para pulir los bloques, que adems eran posteriormente sometidos a desgaste por friccin con arenilla hmeda. La principal caracterstica de su arquitectura es la forma trapezoidal de las puertas, ventanas y nichos, as como la limitacin en altura de todas sus construcciones. Los edificios eran en su mayora todos de un solo piso, salvo los de Machu Pichu que alcanzaban los dos pisos y la excepcin de tres pisos del templo de Viracocha. Pocos espaoles lograron apreciar el Cuzco con todo su esplendor, puesto que fue asolado por terremotos o por incendios; los mismos indgenas se encargaron de destruirlo todo

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cuando comprendieron que estaban derrotados. Pero a partir de unos pocos relatos se pueden extraer observaciones interesantes; segn Pedro Snchez de Hoz, el Cuzco era una ciudad inmensa que ni en ocho das podra recorrerla toda, no viva gente pobre, y las construcciones eran todas magnficas, aunque los caciques no las habitaban en forma permanente; aunque haban tambin casas de adobe, estaban todas muy bien ordenadas; las calles todas pavimentadas y con acequias, aunque demasiado estrechas pues poda andar a lo ancho nada ms que un caballo; parte de la ciudad est en la montaa y la otra en la planicie; hay una gran plaza con cuatro grandes mansiones donde viven los incas, pintadas y con piedra labrada. La ciudad estaba rematada por la fortaleza de Sacsahuaman, que al parecer no tena nada que envidiarle a las pirmides de Egipto. Los bloques eran gigantescos, algunos con ms de cuatro metros de altura, y todos ajustados con sus vecinos a la perfeccin; era una ciudadela fortificada que contena en su interior cisternas, palacetes y arsenales llenos de armas.

5.- La Religin IncaEl Dios Sol, Inti, fue desde los principios el Dios ms reverenciado, a quien se ofreca el mayor nmero de tributos, mujeres y de sacrificios, que como ahora sabemos, iban a parar a la casta de los sacerdotes. Incluso los emperadores le rendan tributo tras conquistar nuevas tierras. En toda regin conquistada se levantaba algn altar en su nombre; frecuentemente la adoracin a Inti y al Sepa-Inca eran confundidas. La religin Inca respetaba las creencias y costumbres de cada comarca, pero tambin exiga que se le rindiese homenaje al Inti, Dios principal, y que se entregaran los debidos tributos. La imposicin del Inti iba de la mano con las conquistas territoriales. El ms famoso de sus templos era el Coricancha, en Cuzco, que brillaba sobretodo por todo el oro con que estaba adornado, aunque su construccin estructural no presentase demasiada refinacin: el plano era idntico al que presentaban las construcciones de las casas familiares. En su jardn se realizaba la fiesta de la siembra, cuando el emperador sembraba simblicamente espigas doradas de maz, que pasaron a formar parte del inventario del rescate de Atahualpa, y que dio origen a algunas leyendas que afirmaban que todo en el jardn era de oro: rboles, hierbas, flores e insectos. Exista sin embargo otro Dios mayor, Viracocha (que significa mar de aceite), el Creador, cuyo culto fue introducido por el emperador Pachacuti tras soar con l antes de la batalla de la conquista de los Chancas. Pachacuti instaur su culto e incluso desplaz a Inti como Dios supremo, adquiriendo Viracocha una importancia sbita tras la ascensin de Pachacuti, quien era su protegido; el emperador hizo que se le ofrecieran tributos y se le rindiese culto, e hizo construir una estatua del tamao de un nio de diez aos con el dedo ndice extendido, como quien ordena. Algunos historiadores han afirmado que la existencia del Dios creador se remonta a la civilizacin Tiahuanaco, pero segn el autor es la representacin de un mismo Dios que se ha venerado en toda Amrica, desde Alaska hasta la Tierra del Fuego: el Dios creador y hroe civilizador. El gran Dios crea todas las cosas, instaura leyes, ensea a los hombres, y luego se retira no sin anunciar su retorno; tal es la constante. Viracocha hizo primero el cielo y la tierra, adems de una humanidad que viva en las tinieblas; castig a esta ltima por alguna falta (no especificada) y la convirti en figuras de piedra. Luego sali del lago Titicaca donde reposaba, y creo Tiahuanaco,

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creando en la piedras gente con jefes para gobernarlas, mujeres embarazadas y nios, ordenndoles que se establecieran en lugares que el mismo haba sealado. Abandonando su funcin creadora, se hizo civilizador, dispuso leyes y ense las artes. Finalmente, cuando todo marchaba bien, recorri los Andes con un misterioso compaero, el Engaador de las mitologas indgenas, timador y estpido que se opone al hroe civilizador (se cuenta que Viracocha, antes de crear todas las cosas, tuvo un hijo muy malo llamado Taguapica, que siempre contradeca a su padre, destruyendo lo construido y secando sus fuentes). Despus de varias andanzas que explicaron muchas cosas naturales, Viracocha extendi su manto sobre el ocano, se pos en l y desapareci en el horizonte buscando el sol poniente. Segn textos escritos por misioneros e indgenas que plasmaron los cantos al Creador, Viracocha era el creador del Sol y de los otros dioses, de los hombres y del alimento. Quizs uno de los textos ms representativos es aquel que logr escribir el indgena Yamqui Pachacuti en el siglo XVII: A Viracocha, poder de todo lo que existe, sea masculino o femenino. / Santo, Seor, Creador de la luz naciente, / Quin eres? Dnde ests? / no podra verte yo? En el mundo de arriba, en el mundo de abajo, / en qu lado del mundo se encuentra tu poderoso trono? / en el ocano celeste o en los mares terrestres, en dnde habitas? Pachamachac, Creador del hombre. / Seor, tus servidores con los ojos manchados desean verte... / El sol, la luna, el da, la noche, el verano, el invierno, no son libres. / Reciben tus rdenes, reciben tus instrucciones. / Vienen hacia quien ya es ponderado... / a dnde y a quienes has enviado el brillante cetro? / Con boca jubilosa, con lengua jubilosa, de da y de noche tu llamars. / Gozoso, t cantars con voz de ruiseor. / Y tal vez para nuestro regocijo, para nuestra buena fortuna, en no importa qu rincn del mundo, el Creador del hombre, el seor todo poderoso te escuchar... / Verdadero en lo alto, verdadero en lo bajo, Seor, modelador del hombre, poder de todo lo que existe, nico creador del hombre, diez veces yo te adoro con mis ojos manchados. / Qu esplendor!.../ Vosotros, ros, cascadas, vosotras aves / dadme vuestra fuerza y cuanto podis, ayudadme a clamar con vuestras gargantas, con vuestros deseos, y nosotros, recordando todo, alegrndonos / seremos dichosos. Y as, llenos, partiremos. La prohibicin de los cultos del Sol y de Viracocha echaron al olvido muchos rastros de msica genuinamente incica, y lo que hoy se conoce como tal no son ms que creaciones musicales posteriores. Despus de Inti y Viracocha, le segua en importancia y veneracin Inti Illapa, el Trueno, el dios del rayo, del granizo y de la lluvia. Recorra los cielos y estaba representado por la Osa Mayor, sentado a veces en las orillas de un ro (la Va Lctea) donde recoga el agua para derramarla luego sobre la tierra. Tambin se le veneraba y erigan monumentos, sobretodo en las cimas de las montaas, con especial atencin durante los perodos de sequa; era acarreado sentado, como se lo haca con el Inca, en un palanqun con incrustaciones de oro. La luna era adorada como hermana y esposa del sol, representada tambin con un disco pero de plata. Los astros nocturnos eran reverenciados por la creencia de dioses que aseguraban la prosperidad de los rebaos; as, la constelacin de Lira era el dios de las Llamas, la de escorpin representaba un felino y las Plyades era la madre. Adems de los tres dioses principales tambin se renda culto, como ya fue mencionado, a innumerables huacas que eran consideradas sagradas; aquellas podan ser tanto grutas,

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montaas, lagos y piedras como templos, tumbas o pilares. Por lo general, todo lugar donde haba pasado o reposado un Inca era declarado huaca, por el mismo, o por la gente de las comunidades. La huaca, fuera lo que fuese, era un objeto sagrado. Tena una fuerza sobrenatural con la que era conveniente conciliarse. Por eso se crea de algunas huacas, grutas por lo general, que eran el origen del granizo o de los temblores de tierra; por eso se le ofrecan holocaustos o telas preciosas. Haban cerca de quinientas huacas en las proximidades del Cuzco. Los incas solan no desprenderse nunca de ciertas figurillas de piedra que representaban algn Dios; se trata de las conopas, hermanas de los incas. Pachacuti llevaba una de Illapa. Los meses de los incas seguan a la Luna por lo que tenan dificultades para hacerlos concordar con el calendario solar, decisivo a la hora de las siembras. Por eso Pachacuti mand construir en Cuzco cuatro torres que segn la poca del ao, anunciaran el momento adecuado para la siembra. Numerosas fiestas alegraban la vida de los incas, por lo general duraban algunos das en cada mes y hasta semanas para las fiestas ms importantes, como para el trmino de grandes trabajos o para la celebracin del Dios Inti; sta ltima coincida con la veneracin al Inca, el Inti de la tierra, durante el solsticio de Invierno austral, en Junio, que los indgenas andinos llamaban Raymi. Durante el festejo el Inca se haca acompaar por sus familiares y esperaba al sol con los pies desnudos; cuando aparecan los primeros rayos todos se postraban; luego el Inca se levantaba con los brazos extendidos y le arrojaba besos; llenaban dos copas con licor de maz y ofreca una de ellas (la derecha) al sol; todos saltaban de jbilo cuando el Inca derramaba la copa en seal de que Inti la haba aceptado. Otra gran fiesta era la de septiembre, llamada Sitowa, en que el pueblo se purificaba y expulsaba todos los males; cuatro grupos de cien guerreros completamente armados empezaban a correr hacia los cuatro puntos cardinales en seal de persecucin; varias leguas ms all plantaban sus lanzas y con ello quedaba establecido que los males no pasaran de ese lugar. El pueblo tambin imitaba tal rito cazando males imaginarios en el aire. Los guerreros luego se baaban ellos y a sus armas en los ros para limpiarse de todo mal. Los habitantes de la ciudad perseguan con las antorchas a los males de la noche, sobrevivientes de los que haban escapado a las lanzas del da. Todos festejaban con cantos y bailes y terminaban la fiesta con un bao en el ro, expulsando a viva voz a todos los males y pidindole a los Dioses un buen ao. Preparaban una pasta de maz (sanko) con la que frotaban sus cuerpos y las entradas y alacenas de sus casas, con la esperanza de expulsar enfermedades y debilidades". Estatuas, templos, fetiches y momias reciban la misma profilaxis. Durante la ceremonia acostumbraban sacrificar llamas blancas que dejaban desangrar para posteriormente mezclar su sangre al sanko. Todos, sacerdotes, mujeres, enfermos y nios coman al menos un pedazo de sanko santificado. El sacerdocio incaico estaba estructurado en base a una jerarqua muy parecida a la real y administrativa; tambin tena un gran jefe, el Viraoma, el gran sacerdote del Sol, generalmente to o hermano del Sepa-Inca. Los sacerdotes que lo ayudaban en sus

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labores eran todos miembros de la nobleza. Cumplan diversas funciones, y al parecer eran llamados segn aquellas: mdicos, adivinos, confesores o inmoladores. Los curacas de las provincias enviaban hombres escogidos para formar parte del sacerdocio, as como tambin mujeres de las ms lindas, enviadas para una seleccin que quizs las conducira hasta donde el Inca. Se trata de las aclla-cuna, mujeres escogidas, las famosas vrgenes del sol. Su destino era variable; si no eran escogidas para formar parte de las concubinas del Inca, o destinadas como regalo al harem de algn noble, eran sacrificadas en el altar de los dioses o destinadas al convento, donde pasaran su vida preparando chicha para las ceremonias, o alimentos especiales, o hilando tejidos muy apreciados, los kumbi, de lana de vicua. Cada convento de las aclla-cuna tena como responsable a una mujer que era considerada como esposa de Inti. El convento de Cuzco constaba con ms de mil quinientas mujeres. Todos los incas, incluida la casta real, eran en muy supersticiosos, tanto era as que las artes adivinatorias eran un recurso judicial cuando no se obtenan las confesiones que aclarasen los casos. Si la lluvia se haca esperar, si una helada maltrataba una cosecha, si el emperador estaba enfermo, todos estos eran signos de que se haca indispensable una confesin y una expiacin para restablecer el equilibrio de la naturaleza. Algunos sacerdotes invocaban a los espritus para encontrar algn objeto perdido, para ver el porvenir o para encontrar algn culpable viendo el pasado. La ms impactante de aquellas consultas era el llamado a los muertos por medio de un brasero; antes, se sacrificaban llamas blancas, objetos de oro o plata o incluso nios. Las consultas realizadas por medio del fuego eran hechas sobretodo para desenmascarar a los traidores. A veces era toda una comunidad que deba ser confesada. Cuando se trataba de pequeas adivinaciones a particulares lean la marcha de las araas, la disposicin de las hojas de coca o el correr de la saliva por sus dedos, o tambin recurran a tiradas de maz interpretando las cosas segn si salan pares o impares; pero cuando se trataba de leer la suerte del imperio recurran a las vsceras animales, soplando por ejemplo por la trquea e inflando los pulmones, de manera a poder leer sobre las venas. Los rebaos y los campos del Inca bastaban con creces para satisfacer las necesidades de los sacrificios, mientras que los particulares que requiriesen reconciliarse deban echar mano a sus propios rebaos. El sol peda llamas blancas, Viracocha las peda pardas e Illapa, animales bicolores. La sangre de dichos animales era recogida en vasijas conteniendo harina, que posteriormente se arrojaba al viento, hacia los cuatro puntos cardinales. Antiguos historiadores como Garcilazo de la Vega, trataron de no darle demasiado nfasis a los sacrificios humanos; pero aunque se sabe no gozaban de los sacrificios como los Aztecas, si recurran frecuentemente a vctimas humanas, que por cierto eran parte del tributo de cada comunidad: frecuentemente nios y mujeres. Los sacrificios humanos se realizaban sobretodo ante grandes acontecimientos como los terremotos, el advenimiento de un nuevo Inca o un eclipse de Sol o de Luna. Los nios a sacrificar deban ser perfectos, cualquier mancha en la piel los descalificaba; se los alimentaba bien antes del sacrificio, y se los vesta esplndidamente. Se los embriagaba con chicha momentos antes y luego eran enterrados vivos. En raras ocasiones se les extraa el corazn (a la manera azteca), y se dibujaba con sangre una lnea de oreja a oreja sobre el

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dolo venerado. Tambin algunas jovencitas eran sacrificadas; se las vesta con lujo y se las preparaba para el sacrificio dicindoles que cumplan con un deber sagrado; se las embriagaba con chicha y luego las estrangulaban o degollaban. El templo de Coricancha tena un fuego perpetuo donde se quemaban alimentos, maderas aromticas y plantas en honor de los dioses, sobretodo cestas con hojas de coca, muy apreciadas por la poblacin por sus propiedades msticas y porque su ingesta era exclusiva del inca y de su familia. Inmensas cantidades de telas eran tambin consumidas por el fuego sagrado, adems de miniaturas en madera ataviadas con finas telas de vicua. Se enterraban figurillas de oro y de plata en los santuarios, y se ofrecan a los dioses conchas llamadas mullu. Las libaciones de los templos se hacan con chicha rociada con los dedos o derramada en tazas frente a los dolos. El mismo inca llenaba con chicha una piedra hueca recubierta de oro.

6.- Los Incas despus de la conquistaTras la muerte de Atahualpa en Cajamarca los indgenas andinos se mantuvieron incomprensiblemente dciles. Hubo que esperar el atrincheramiento de Manco Cpac para que la historia presenciase la primera revuelta inca. En un principio Manco haba sido un importante aliado de Pizarro en la captura de Atahualpa, su medio hermano, luchando en su contra al sumarse al bando de los espaoles; fue entonces nombrado emperador de los Incas ante la venia de Pizarro. Entre 1533 y 1536 asumi tibiamente sus funciones aunque ningn miembro de la nobleza indgena profiriese el respeto que antao tenan por el soberano. Manco, hijo de Huayna Cpac se vio envuelto en las rias entre Pizarro y Almagro, y se le acus de sublevar a los indios. Fue entonces apresado, primero en su palacio y luego en Sacsahuamn. Fue humillado por los guardias, quienes lo escupan y orinaban, y quienes adems haban violado a sus mujeres en su presencia. Lleno de odio, plane su fuga prometiendo oro, con bastante xito puesto que logr refugiarse en el valle del Yucay. All alz a los indios, en su mayora campesinos, y reuni un ejrcito que fuentes espaolas aseguran era de cuarenta mil hombres. Se dirigi al Cuzco con todos ellos, a enfrentar a doscientos espaoles; ya los haban visto sobre las laderas de las montaas aproximndose, pero Manco, fiel a las costumbres guerreras de su pueblo, esper por la luna llena para iniciar el ataque. No dudaron en quemar todas las casas de Cuzco cazando a los espaoles, a quienes trataron de acorralar en la plaza central. Desesperados, los espaoles, que contaban con caballos y arcabuces, lograron apoderarse de la fortaleza de Sacsahuamn. All se atrincheraron y resistieron los embates indgenas. Manco Cpac, que ya saba que los caballos eran la principal fortaleza de los espaoles, se haba preparado de antemano armando con boleadoras a sus guerreros; los indgenas llegaron a capturar algunos caballos, y se dice que Manco mont uno de ellos lanza en mano. Pero quizs fue la tctica usada por el Inca rebelde la que caus su derrota; en vez de darles la estocada final a los espaoles, siti la fortaleza. Lo inslito es que poco a poco los indgenas, que eran ms campesinos que guerreros, se fueron retirando a sus campos de origen pues llegaba el tiempo de la siembra y no queran quedar sin cosecha. Entonces Manco cambi de esquema y se refugi en

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Ollantaytambo, de donde fue desalojado poco tiempo despus. Se aloj un poco ms y se estableci en Vitcos, antigua fortaleza militar en un lugar de difcil acceso. Fue la capital de la disidencia Inca por ms de cuarenta aos. El reducto estaba tan escondido que no fue descubierto hasta 1908, cuando un senador norteamericano (Bingham) emprendi su bsqueda, encontrando a su paso las ruinas de MachuPichu. Manco Capac hostig a los espaoles durante cuarenta aos; restaur la soberana del Inca, aunque con menos fastuosidad. Desde su reducto estaba enterado del acontecer de los espaoles en Cuzco, pues enviaba constantemente fieles espas a investigar o incluso a adquirir armamento, probablemente intercambiado con comerciantes; destrua las cosechas de los propios indios del Cuzco con la esperanza de matar a los espaoles de hambre; interceptaba los correos rompiendo los lazos de comunicacin de la gente de Pizarro con Lima; Pizarro tuvo entonces que fundar Ayacucho, entre las dos ciudades, para no perder la comunicacin. Pero la prolongada rebelda de Manco Cpac y unos pocos nobles resignados a vivir sin tantos placeres fue infructuosa. Durante esos tiempos, Pizarristas y Almagristas seguan en sus batallas de poder; huyendo en direccin a Victos algunos de los hombres de Almagro, quien haba asesinado a Francisco Pizarro, se encontraron con hombres de Manco, quienes en seguida los condujeron donde el emperador rebelde; Manco los acogi muy bien al saber que eran partidarios de Almagro, planeando desde ya su venganza contra la familia de Pizarro. Los espaoles lo encontraron desprevenido y le dieron muerte, aunque ninguno de ellos logr salir con vida de la fortaleza. Los nobles incas coronaron entonces a su hijo Sayri-Tpac como emperador, de diez aos de edad; los espaoles trataron por todos los medios de conquistarlo hacindole ofrecimientos; cuando alcanz la mayora de edad accedi; fue recibido por el virrey y la nobleza inca que permaneca en Cuzco, resignada con la presencia de los espaoles, y se le permiti vivir en cualquiera de los dos palacios asignados. Fue muerto en 1560, en el valle de Yucay, se supone que envenenado. Entonces otro hijo de Manco, Titu-Cusi, siendo sacerdote del sol se hizo proclamar Sepa-Inca, cuando en realidad le corresponda tal puesto a su hermano menor TpacAmaru, quien fuera recluido en el convento de las vrgenes del sol. Titu-Cusi ofreci menor resistencia que su padre; sus guerreros no se dedicaron ms que a robar en las haciendas aledaas y se dice que sus conversaciones con los espaoles transcurrieron siempre con sus pedidos de acceder a los mismos derechos que su hermano. No residi en el Cuzco sino en la misma Victos, y a medida que las conversaciones con los espaoles se multiplicaban accedi a que un par de espaoles entraran en su territorio. Los recibi amenazante, desafiando a los espaoles que subieran a pelear; pero finalmente result una tendencia ambigua de su parte, pues al parecer deseaba la paz en su territorio; a tal punto que se hizo bautizar y acept a dos agustinos en su territorio. Poco tiempo despus cay enfermo y le pidieron a uno de los dos curitas que como eran enviados de Dios que lo curasen. El cura accedi pero fall, por lo que recibi torturas y le dieron muerte. No quedaba ms que el hermano de Titu-Cusi, ya fallecido, para ascender al trono: Tpac-Amaru, quien fue mandado a buscar de donde las vrgenes del Sol. Como los espaoles ya saban como llegar a Victos fue prontamente capturado y decapitado en la plaza de Cuzco. Fue el ltimo emperador inca.

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La conquista espaola se afianz desde entonces con pasos crueles; entre 1561 y 1794 la poblacin indgena de Per y Bolivia se redujo de 1.500.000 hombres a poco ms de 600.000 y aunque no se le puede echar la culpa nicamente a las matanzas o a la esclavitud de las minas y curtiembres, pues la mayora muri por las enfermedades introducidas por el contacto entre continentes, los espaoles fueron sin duda muy crueles. Los relatos que nos llegan no solamente provienen de nobles defensores de los indgenas como Bartolom de las Casas sino tambin de numerosos testimonios de colonos e incluso de soldados. La corona espaola exigi la evangelizacin de los indios pero tambin estableci leyes en su defensa, que sin embargo no fueron obedecidas. La viruela, o incluso simples gripes fueron letales para la poblacin nativa que no tena la sangre inmunizada. Las guerras civiles entre los propios espaoles y la lucha contra Manco Cpac tambin ocasionaron grandes bajas, as como el colapso agrcola que sigui a la conquista, haciendo perecer de hambre a gran cantidad de indios. Se estima que en los treinta aos posteriores a la conquista ms de la mitad de las familias del imperio murieron. El dominio de los espaoles se estableci por el sistema de encomiendas, en el que a un hombre que se haba distinguido para la corona espaola se le asignaba una porcin de territorio americano con algunos villorios que cuidar y administrar, teniendo derecho a exigirles tributo, o en caso de falta de aquellos, utilizar la prestacin de servicios de los indios bajo su dominio. Para evitar los abusos, la corona envi tambin corregidores, encargados de supervigilar la administracin de las encomiendas. A la larga fue peor; los indgenas, adems de pagar tributos a los encomenderos, debieron tambin tributar para los corregidores, y con el tiempo tambin, a los sacerdotes. Los indios peruanos no murieron en guerras pues su rebelda fue escasa y poco duradera, murieron como dijimos, principalmente por enfermedades pero tambin por explotacin excesiva. Los trabajos en las minas de plata de Potos o de mercurio en Huancavelica extenuaron hasta la muerte a numerosos indgenas; se estima que ms de un sptimo de la poblacin de Per trabaj en aquellas dos minas. La conquista tambin rompi con el orden social del imperio. El virrey Francisco de Toledo reorden la distribucin humana del territorio; muchos ayllus desaparecieron y otros poco crecieron en tamao; con ello desapareci la cohesin existente entre los ayllus: quedaron olvidados los dioses tutelares y los antepasados, abolidos los ttulos de propiedad, y privadas de su potestad las antiguas autoridades indgenas, quedando la gran mayora de los indgenas agrupados en aglomeraciones artificiales. Los espaoles se aprovecharon tambin de algunas costumbres incaicas como aquella de la mita, servicio personal que los runas deban al inca. Los mitayos nunca imaginaron que los nuevos seores no respetaran como antao las reglas de de trabajo y retribucin. Cuando les llegaba el turno de subir a la mina, permanecan en ella cinco das y cinco noches seguidas agrupados en equipos de tres hombres, dos de los cuales coman y dorman mientras el otro excavaba y transportaba el mineral...de cada hombre se exiga que entregara veinticinco sacos de cincuenta kilogramos de mineral en doce horas...como no podan satisfacer estas cuotas, pagaban por su cuenta a algunos ayudantes con merma de sus magros salarios...la compra de bujas incumba a los

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obreros...en su mayor parte, los indios, inevitablemente endeudados, se convertan de hecho en esclavos y quedaban atados a la mina. La mita de la mina no fue la nica prestacin; en poco tiempo naci tambin la mita de las curtiembres, que ofreci peores condiciones de trabajo que las minas, a tal punto que muchos preferan trabajar en las minas; las curtiembres reciban delincuentes como mano de obra, y tambin nios, para no tener que pagarles el salario completo; trabajaban ms horas que las reglamentarias, estaban mal alimentados y permanentemente aterrorizados por los guardias de los obrajes. El servicio de correo tambin fue degenerado; los habitantes de los caminos estaban obligados a dar alojamiento y comida a los espaoles, quienes no hacan ms que ultrajarlos durante su estada. Evidentemente, cuando Pizarro conquist los territorios andinos tuvo tambin la misin de evangelizar a los indios. En una primera instancia todo pareca indicar que los indios estaban completamente conversos al cristianismo; como la idea de un Dios todopoderoso no les resultaba para nada extraa, la nobleza inca se someti dcilmente, se dej bautizar y asisti a las misas. Pero a principios del s. XVII los espaoles se fueron dando cuenta que sobretodo el pueblo continuaba siendo igual de pagano, que segua practicando sus danzas y cantos (taquis), que adoraba con cierto disimulo a las huacas y que Inti segua siendo su verdadero Dios. La iglesia, que no tard mucho en asentarse en los Andes, combati entonces enrgicamente todo intento de idolatra, frecuentemente con la crueldad que la caracterizaba desde ya haca un tiempo en Espaa. Envi visitadores con notarios y ayudantes a muchas comunidades con el fin de abolir la idolatra, conseguir confesiones y castigar por medio de sus jueces eclesisticos a todos los herejes. Las visitas se prolongaron hasta entrado el s. XVIII sin conseguir a su pesar resultados exitosos; bajaron los brazos derrotados al darse cuenta que los indios seguan venerando a sus propios dolos, aunque a hurtadillas. Se sabe que la iglesia catlica fue igual de cruel que los corregidores, y que dio numerosas muestras de racismo; a pesar de la ordenanza romana, nunca acept un cura indio en sus iglesias, ni a todo aquel que tuviera sangre indgena recorriendo su cuerpo. Sin dar instruccin religiosa a los indios, si les exigi per contra, su prestacin de servicios. Los pecados eran expiados con un numero fijo de azotes: 300 por bailar o cantar a la manera antigua, 50 por concubinato, 24 por eludir la confesin o la misa. Finalmente, el historiador seala que el saldo no fue completamente negativo; mal que mal, hubo intercambio cultural: vegetales europeos conocieron suelos americanos y viceversa, se introdujo la moneda como bien universal de intercambio y surgieron diversos oficios que en Europa eran hace mucho tiempo conocidos: talleres de orfebrera, de muebles, de vidrio o de telas al estilo Europeo acogieron a numerosos runas.

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7.- Renacimiento y decadencia de los IncasLos espaoles mantuvieron los mismos lmites entre las provincias (huamani), y las fronteras del imperio Inca se mantuvieron intactas bajo el nombre de Per, hasta que una dinasta francesa ocup el virreinato en 1717, con concepciones administrativas ms abstractas como para que la integridad territorial del Per fuese modificada; en tal ao el Ecuador fue anexado a Colombia. Los conquistadores espaoles no solamente mantuvieron las fronteras incas y el sistema de prestaciones sino que tambin respetaron a la nobleza indgena, que mantuvo muchos de sus privilegios hasta entrado el s. XVIII. Tener sangre de Inca era tan ventajoso como tener relaciones de parentesco con la monarqua espaola; incluso la descendencia de los curacas mantuvo muchos de sus privilegios; los gobernadores provinciales del inca mantuvieron tambin sus puestos. De tal modo que el pueblo indgena padeci las exigencias de an ms opresores: los encomenderos, la iglesia y los antiguos nobles incas. Aunque la iglesia al parecer no hizo ms que reemplazar la exigencia de tributos que antao tuvieran los sacerdotes del Sol. As como entre los incas hubo rebeldes, tambin hubo colaboradores; una buena parte de la nobleza no se resisti ante el podero espaol y ms bien, se transform en colaboradora, adquiriendo muy pronto costumbres hispanas, aprendiendo su idioma e imitando todas sus fanfarroneras de clase. El ms famoso de los colaboradores fue Paullu-Inca, quien a pesar de haber sido abofeteado por Pizarro, fue nombrado, gracias a su empecinado servilismo, comendador; se le permiti adems vivir en uno de los palacios de Cuzco, el Colampata. Los jesuitas se encargaron de educar a la niez aristocrtica inca y as, en pocos aos, se podan encontrar indgenas que hablaban latn y espaol, que se vestan a la usanza hispana y algunos tambin, que llegaban a escribir con cierta refinacin. En muy poco tiempo, las nuevas generaciones incas ya despreciaban las supersticiones paganas del bajo pueblo y habanse convertido plenamente al catolicismo. A pesar de que para el s. XVII los indgenas estaban plenamente asimilados a las costumbres catlico hispanas, hubo un cambio en parte de la nobleza indgena, pues de pronto aparecieron actitudes contestatarias ante la humillacin a la que se vea sometida diariamente la poblacin de su raza; hubo una reconsideracin y posterior defensa entre los nobles Incas de todo lo que tuviera relacin con su cultura, quizs exaltados por ese orgullo que nace cuando algo se aleja en el tiempo, enalteciendo slo lo bueno o inventando con frecuencia mitos y leyendas favorecidos por el olvido. Las aristcratas incas se hicieron retratos vestidas con atuendos de la realeza inca, diversos jarrones (queru) fueron pintados con motivos de su cultura, y aparecieron as mismo, narraciones que exaltaban su pasado, aunque muchas de ellas fueron copias de dramas romnticos hispanos adaptados a la Amrica indgena (el drama de Ollantay, por ejemplo), usando la misma mtrica potica que la de la usanza espaola. Tambin algunos eclesisticos espaoles bien instruidos hicieron diversas traducciones a la lengua quechua de clsicos occidentales y sobretodo hispanos.

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Fue en aquella poca de resurgimiento nacionalista indgena, de recuperacin cultural, que se presentaron las primeras revueltas e insurrecciones, algunas de ellas nada ms que espontneas pero otras ms bien planeadas de antemano, sobretodo por curacas de quienes el pueblo indio probablemente pens en un principio que eran unos traidores. Algunas prote