2.2 la escritura de la historia de los incas

Upload: rjsr910607

Post on 09-Jan-2016

18 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

La Escritura de La Historia de Los Incas

TRANSCRIPT

  • 74

    Mito, historia y utopa. Una reflexin filosfica a propsito del sujeto

    heterogneo andino nuestroamericano.

    Mara del Rayo Ramrez Fierro

    2.2 La escritura de la historia de los Incas

    El descubrimiento del reino del Per y su conquista estuvieron acompaados de la

    fetichizacin de la letra. Desde cartas de viaje, relaciones de los avances en la

    posesin y sujecin de los indios, hasta crnicas e historias de las indias

    occidentales, del Per o de los Incas, se escribieron a partir de los primeros

    contactos.1

    La totalidad de los documentos escritos coloniales, especialmente los

    primeros, rayaron en descripciones mediadas por las categoras europeas tanto

    de las tradiciones grecolatinas como de races hebreas y rabes. La fetichizacin

    del oro alrededor del Per pronto se impone como lugar comn de los discursos

    desde 1525. Es decir, precede su descubrimiento y conquista, y est presente en

    las crnicas hasta bien entrado el siglo XVII. Vale la pena citar a Pedro Pizarro

    familiar agnaticio de los Pizarro2- quien, en 1571 recordando los sucesos del

    pasado, narra que su pariente Francisco Pizarro, al inicio de su empresa,

    1 FRANKLIN PEASE G. Y., en Las crnicas y los Andes (Lima, Fondo de Cultura Econmica, 2. ed.

    2010, 1. ed. 1995) ofrece el estudio histrico ms sistemtico sobre las obras que comnmente se consideran como crnicas de la cultura andina. Brevemente podemos decir que propone una clasificacin operativa de estas obras, como sigue: I. Documentos tempranos; II. Primera dcada (1840-1850); III. El decenio clsico: la nueva historia (1550-1556); IV. Un decenio prolfico (1560-1570); V. Una dcada decisiva: Francisco de Toledo (1570-1580); VI. Despus del decenio toledano; VII. Fines del siglo XVI, comienzos del XVII donde aborda a Juan de Santa Cruz Pachakuti Yamqui, Garcilaso de la Vega y Guamn Poma de Ayala; VIII. Los viajeros como cronistas; y IX. La escritura al servicio de la evangelizacin. Ver del libro citado el captulo I Crnica de la elaboracin de una historia, pgs. 23-70. 2 Las relaciones de parentesco tienen una compleja y larga historia. Dentro del derecho romano,

    antes de que se generalizaran los lazos consanguneos civiles o naturales que dieron lugar a

    las ideas de hijos e hijas legtimos o bastardos parentesco cognaticio-, los lazos familiares se

    establecan por el sometimiento a un paterfamilias parentesco agnaticio-.

  • 75

    peguntando a un indio de Tumbes qu era el Cuzco, ste respondi: una ciudad

    grande do resida el seor de todos ellos, y que haba mucha tierra poblada y

    muchos cntaros de oro y plata y casas chapeadas con planchas de oro, y cierto

    el indio dijo verdad y menos de lo que haba3. La fetichizacin del oro est

    presente tambin en el famoso rescate del Inca Atahuallpa, punto obligado de

    todos los cronistas y define a la economa colonial fundamentalmente minera y sus

    funestas consecuencias para la poblacin andina.4

    No es nuestro objetivo repetir lo que otros investigadores han analizado

    sobre el horizonte epistemolgico de las primeras interpretaciones de la zona

    andina y, particularmente del reino del Per5, sino poner el acento en algunos de

    3 PEDRO PIZARRO, Relacin del descubrimiento y conquista de los reinos del Per, Per, Fondo de

    Cultura Econmica, 2013, p. 42. Conservamos la ortografa del texto citado. Esta edicin se basa en el manuscrito autgrafo del autor, subastado a un particular en 1925, y consta de 38 captulos. Para abundar en los detalles de otras copias versiones- de esta obra ver la nota de El Editor, Ibid., pgs. 11-15. El designar a la regin andina como el Cuzco revela la redaccin tarda de la relacin de Pedro Pizarro. En los primeros documentos Cuzco apareca como nombre propio de una persona. Franklin PEASE dice que en los primeros contactos: Los malentendidos fueron tan frecuentes como los silencios. Los cronistas iniciales aquellos que se hallaron en Cajamarca- identificaban al Inca como el cacique, el seor, el Cuzco. O con los nombres que aprendieron a pronunciar mal y transcribieron peor, tal: Tubaliba, Atabalica, Atabalipa., Las crnicas y los Andes, p. 33. 4 Los primeros cronistas usan continuamente los trminos oro y plata, pero no pudieron

    comprender su uso ritual junto a textiles finamente elaborados, joyera de conchas de mullu -spondilus-, y la bebida de maz fermentado o chicha. 5 Hay abundante bibliografa al respecto. Uno de los tpicos de anlisis es el que relaciona a

    Amrica con el paraso terrenal: ver de JEAN DELUMEAU, Historia del paraso. 1. El jardn de las delicias, [traduccin de Sergio Ugalde Quintana], Mxico, Taurus Minor, 2003; para el rea de Brasil es obligado el libro de SERGIO BUARQUE DE HOLANDA, Visin del paraso. Motivos ednicos en el descubrimiento y colonizacin del Brasil [Prlogo Francisco de Assis Barbosa; cronologa, Arlinda da Rocha Nogueira; bibliografa Rosemarie Erika Horch; traduccin Estela Dos Santos], Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1987; lamentablemente, no tuvimos acceso al libro de Antonio de Len Pinelo, El paraso en el [del] Nuevo Mundo. Comentario apologtico. Historia natural y peregrina de la Yndias occidentales, Islas y Tierra Firme del Mar Ocano. Madrid, 1656. Otros acercamientos histrico filosficos son los de EDMUNDO OGORMAN para quien Amrica fue el resultado de la invencin del pensamiento occidental, ver su obra ya clsica La invencin de Amrica, Mxico, SEP, 1984 (1. ed., FCE, Mxico, 1958). Ver de JUAN A. ORTEGA Y MEDINA Imagologa del bueno y del mal salvaje, Mxico, UNAM, 1987. Los investigadores del mundo andino como Pease, Rostworowski, Urbano, Murra, Zuidema, Arnibar, Cornejo Polar, entre muchos otros, nos previenen del horizonte epistemolgico occidental.

  • 76

    los conceptos occidentales que permitieron configurar el pasado andino e incaico,

    particularmente, en este apartado, en la idea de Historia de los incas.

    Uno de los principales problemas fue engarzar la nueva realidad con la

    visin admitida del pasado occidental. Dicho en otros trminos, se trat de

    demostrar, para la mentalidad de la poca, el origen comn de la humanidad y

    cmo llegaron a Amrica sus habitantes. Recordemos que la nica visin de la

    historia posible se basaba en los preceptos teolgicos judeocristianos: el gnesis,

    Adn y Eva, el diluvio, No y su arca salvadora de la vida animal y humana, la

    torre de Babel, la multiplicidad de lenguas y la dispersin de las tribus, fueron

    tpicos recurrentes. Ellos estn presentes en los diferentes documentos del siglo

    XVI que, como veremos ms adelante, proponen una historia integral que intenta

    dar respuestas a las preguntas surgidas por la sorpresa de las nuevas realidades

    y por la falta de concordancia entre las ideas portadas y la realidad americana;

    ejemplo de ello es la discusin en torno a la habitabilidad de la zona trrida en la

    que, supuestamente, no era posible la vida.

    Mencin especial merecen las obras del dominico Bartolom de Las Casas

    (1474-1566), Apologtica historia sumaria, de cerca de 1600 pginas que termin

    de escribir a los ochenta y cinco aos de edad segn OGorman, entre 1555 y

    1559, y del jesuita Jos de Acosta (1540-1600), Historia natural y moral de las

    Indias, publicada en 1590, que tienen un afn explicativo totalizador del pasado

    andino en el concierto de la historia universal. Por esta razn es que

    procederemos a exponer las ideas sobre la historia en la que insertan el pasado

    inca y andino.

  • 77

    Siguiendo a Franklin Pease, en el siglo XVII tambin se escriben obras que

    continan la perspectiva de incorporar a los Andes dentro de la historia universal

    como las llamadas crnicas conventuales, cuyos autores tuvieron un mayor

    acceso a la bibliografa erudita de su tiempo. Los cronistas de convento, como el

    agustino Antonio de la Calancha, siguieron con la preocupacin historiogrfica

    universalista -y occidentalista- que iniciaba en San Agustn y se prolong hasta

    Hegel y Marx.6

    Qu motiv esta tarea universalista que hunda sus races en el pasado

    hebreo, griego y romano? Desde nuestro punto de vista fue la accin

    evangelizadora de una iglesia que reclamaba para s el derecho de extenderse por

    todo el orbe y un sistema econmico mercantilista que se mundializaba. Para lo

    primero, tanto la antigedad como la continuidad histricas daban legitimidad a

    las situaciones e instituciones del presente, [y] era importante establecer los

    orgenes, cuanto ms remotos mejor, y si era posible entroncarlos con la historia

    bblica, mejor an.7

    Previo al descubrimiento, se realiz en Europa una alegorizacin de los

    mitos grecolatinos. El Humanismo desacraliz sus contenidos mticos profundos y

    los elev a falsas historias: en l se inici una tarea consciente, tendiente a la

    desacralizacin de informaciones de las memorias- previas o exteriores a la

    visin cristiana que progresivamente se haba hecho europea. Se dio comienzo a

    una alegorizacin de los mitos griegos y romanos, que los despoj de su propia

    6 PEASE, op. cit., p. 98.

    7 Id. Estas crnicas conventuales no estaban exentas de los propsitos apologticos no slo de la

    evangelizacin sino de la labor de cada orden religiosa en la regin. Para muestra de lo anterior conviene revisar la obra de Antonio de la Calancha, Cornica moralizada del Orden de nuestro padre San Agustn, de 1638-1639, en la que reclama la administracin espiritual de la rica zona del Postos.

  • 78

    sacralidad y los convirti en alegoras, en historias falsas, pueriles o moralejas.8

    La literatura que retoma los mitos griegos o escandinavos pas a la literatura de

    trovadores o novelas de caballera. No obstante, se asuma la exclusiva sacralidad

    del mundo cristiano que calificaba a esas narraciones como fbulas, producto de

    la fantasa y cuyo estatuto epistemolgico fue negado por la nica verdadera

    historia cuya base tambin estaba est- configurada por narraciones mticas

    sagradas.9

    Los primeros cronistas que subrayan como una de sus fuentes a la tradicin

    oral andina, no consideraron que [e]n realidad lo que la gente andina contaba no

    ingresaba a un ordenamiento histrico sino mtico, y los cronistas, al escribir los

    relatos as recogidos, transformaron los mitos en alegoras10.

    Este recurso retrico va a aparecer continuamente en todos los cronistas

    que, adems, por su asuncin religiosa universalista, le aaden a los mitos

    andinos el carcter de narraciones idoltricas pero, adems, en ellos aparecen

    reiteradamente las descalificaciones de las creencias religiosas de los indios del Per

    como religin falsa, fbulas, opiniones, idolatras, errores supersticiones,

    imaginacin, cuentos, errores, etc. As, en autores como Bartolom de Las

    8 Ibid., p. 107.

    9 Vale la pena citar en este punto a BARTOLOM DE LAS CASAS quien en la Apologtica dice que,

    San Pedro, estando en xtasis, recibi de Dios la revelacin, en la cual vido abierto el cielo y descendir dl hasta la tierra un lienzo grande que tena cuatro asas o ramales, todo lleno de serpientes, lagartos, tigres, leones y de todas bestias fieras de cuatro pies, y de aves de rapia y aves inmundas y sucias, horribles, y luego vino una voz que le dijo: Pedro mata desas bestias y come. Responde Pedro: Gurdeme Dios, Seor, que nunca tal cosa y tan sucia com, como estuviese por la ley antigua prohibido. Respondi la voz: Lo que Dios alimpia, no digas t ser sucio. Y esto fue hecho tres veces y tornse al cielo el lienzo. Entendi Sant Pedro que aquel lienzo de cuatro asas era la universal iglesia que por cuatro partes haba de ser en la gentilidad por los cuatro evangelios dilatada y fundada, y que haban de venir a ella por la fe de la Santsima Trinidad, y henchirse de gentes que antes haban sido sucias por las idolatras,.. Apologtica historia sumaria, T. II [Edicin preparada por Edmundo OGorman], Mxico, UNAM-Instituto de Investigaciones Histricas, 1967, p. 631. Conservo la ortografa de la edicin. El nfasis es mo. 10

    PEASE, op. cit., p. 86.

  • 79

    Casas, Jos de Acosta, Garcilaso de la Vega y Guamn Poma de Ayala, por

    mencionar a algunos de ellos, ste fue un recurso comn.

    Uno de los escollos es responder con qu nociones de historia pensaron

    los cronistas el pasado andino?

    A continuacin abordaremos slo las nociones de historia que operaron en

    dos de los ms reconocidos historiadores y telogos europeos que estuvieron en

    Amrica: Bartolom de Las Casas y Jos de Acosta. Despus expondremos cmo

    resuelven el tema Garcilaso de la Vega y Guaman Poma de Ayala, autores de

    origen andino, el uno mestizo de primera generacin y el otro un indio aculturado,

    que asumen de manera explcita las nociones providencialistas y universalistas

    europeas, pero que, al mismo tiempo expresan elementos de la memoria andina

    del pasado.

    2.2.1 La incorporacin de los indios a la pretendida historia universal:

    Bartolom de Las Casas

    Bartolom de Las Casas en Historia de las Indias, obra originalmente escrita en La

    Espaola y que abarca hasta 1520, asume como punto de partida lo dicho por la

    Biblia: la creacin ex nihilo; el carcter de padres de la humanidad de Adn y Eva;

    la diversidad y origen comn de todas las especies; y establece como disrupcin

    de los primeros tiempos la cada de los primeros padres. Despus de la expulsin

    de Adn y Eva del paraso se inicia la historia de la humanidad. Conviene citar a

    Las Casas:

  • 80

    La cual, primero (la tierra digo) en la primera edad del mundo, del primer

    hombre, y despus del diluvio en la segunda, de las ocho que el arca libr,

    multiplicado o extendido o derramado el linaje humano, cumpliendo el

    segundo natural divino mandado, fue llena y ocupada de sus moradores, y

    tanto sucesivamente que en sus remotas partes de los hombres ms

    frecuentadas, cuanto segn su crecimiento y propagacin ella menos capaz

    por la multitud de la gente y de los ganados se les haca; y por ese camino

    y la longura y diuturnidad [sic] de los tiempos desparciendo y alejando por

    las regiones distantes los linajes y parentelas, no solamente fue causa de

    grandes y muchas y diversas naciones, ms an tambin con el

    cognocimiento de tal manera neg la memoria de los que de pocos nmero

    infinito haba procedido, ya fuesen hechos del todo tan extraos, que ni

    ellos ni sus habitaciones se creyesen ser en el mundo. []

    Pero, a pesar de ellos gracias al esfuerzo humano por sobrevivir generaron

    un trato con el mundo que llev: fue necesario abrirse las puertas que la

    oscuridad del olvido y neblina de la antigedad cerrada tena, descubriendo

    lo ignoto y buscando noticia de lo que no se saba.11

    Reconocemos en el argumento de Las Casa los siguientes momentos: 1) la

    condicin del mundo como creado por Dios que incluye la creacin de los primeros

    padres y el origen comn de todas las criaturas del mundo terrestre y celeste, 2) el

    inicio de la historia propiamente humana derivada de la cada de los primeros

    padres, 3) la dispersin del primer linaje humano, 4) el olvido de los primeros

    tiempos, 5) el trazo providencial del acontecer humano y 6) la natural tendencia

    humana de conocer lo desconocido.

    11

    FRAY BARTOLOM DE LAS CASAS, Historia de las Indias [Edicion de Agustn Millares Carlo y estudio preliminar de Lewis Hanke], FCE, Mxico, 1992 (3. reimp.), p. 24. Conservo la ortografa de la edicin consultada. Conservamos la ortografa de la fuente citada.

  • 81

    Bartolom de las Casas, siguiendo a OGorman, en la Historia de las Indias,

    inserta en la descripcin geogrfica de las Indias occidentales la presentacin de

    los habitantes del nuevo mundo. Para ello, Las Casas se propone un programa

    que lo conducir a la redaccin posterior de la Apologtica; este programa

    consiste en analizar al indio a partir de cinco consideraciones generales mismas

    que, de hecho, lo conducen a considerar al hombre ya no como especie sino

    como ente moral e histrico12. La primera consista en demostrar que hay una

    relacin directa entre la perfeccin del ambiente fsico, la perfeccin corporal y el

    grado de su entendimiento; la segunda, en mostrar las especies de prudencia

    alcanzadas entre los indios; la tercera, el tipo de gobierno que tuvieron; la cuarta,

    las costumbres buenas y malas, que se vinculan con el ejercicio de su voluntad y

    el ejercicio reflexivo de la razn, para distinguir lo ms conveniente; y la quinta,

    mostrar sus ritos, religin y supersticiones.13

    La Apologtica historia sumaria es la obra donde Las Casas expone todo lo

    anterior para un propsito especfico: la demostracin de la capacidad racional del

    indio para autogobernarse, tesis que decantar en la evangelizacin pacfica de

    los indios y la restitucin de sus bienes hurtados por los conquistadores y

    encomenderos. Para ello, Las Casas parte de un fundamento natural (las

    condiciones fsicas que rodean a los indios), a partir del cual se deduce (a priori)

    que tienen las condiciones para gozar de las plenas capacidades intelectivas, para

    mostrar (a posteriori) que por sus obras, efectivamente, as lo han hecho de

    12

    EDMUNDO OGORMAN, Estudio preliminar a Fray Bartolom de Las Casas, Apologtica historia sumaria de, Mxico, UNAM, 1967, p. XXIX. 13

    Ibid., p. XXIX-XXX. Ver el estudio preliminar para abundar en los detalles de la gran digresin que represent este programa durante la redaccin de la Historia de las Indias y cmo se convertir en el hilo conductor de la voluminosa obra del dominico, que termin siendo la Apologtica, de posterior redaccin.

  • 82

    manera independiente los diversos pueblos conocidos previos al descubrimiento

    de las Indias Occidentales. En este ltimo punto, Las Casas parte de las

    consideraciones aristotlicas sobre la prudencia phrnesis- que divide en: a)

    monstica (rgimen racional de s mismo), b) domstica o econmica (rgimen

    racional de la familia) y c) poltica (rgimen racional de la sociedad). La prudencia

    es, para Las Casas, una expresin de la capacidad racional, dispuesta por la

    naturaleza, en los seres humanos; luego entonces, en los indios de Amrica. Si

    bien el dominico se explaya en la Apologtica en informar las maneras en las que

    los distintos indios tienen ms o menos esta capacidad, tambin utiliza la

    comparacin con otras naciones europeas y orientales, ya antiguas, ya

    contemporneas, como mtodo para apuntalar sus observaciones.

    La tesis segn la cual el hombre es, esencialmente, un animal racional, se

    defender a pesar de las condiciones accidentales de grupos pequeos y

    nmadas que, bien guiados, pueden ser elevados a una vida poltica. Esta tesis de

    cuo aristotlico se acompaa con otra fundamental que deviene de la teologa

    judeocristiana: la semejanza sustancial entre Dios y el hombre. Por ello, todas las

    naciones deban compartir una unidad esencial. Este esencialismo ser la base

    del universalismo ontolgico del gnero humano, que se corresponder con el

    universalismo catlico romano.

    La exposicin de la organizacin poltica de los indios, entre ellos de los

    habitantes de los reinos del Per, sigue ms bien un elemento sistemtico que

    propiamente histrico, es decir, con la ingente informacin que tuvo entre sus

    papeles se interes en demostrar que los indios cumplan con las notas

    caractersticas de la vida racional y prudencial sealadas por el Filsofo: por

  • 83

    ejemplo, que eran gregarios, que construyeron ciudades, fortalezas, caminos y

    templos, que tenan labradores, artesanos, guerreros, comerciantes, sacerdotes,

    jueces y gobernantes, que tenan leyes, religin y sacrificios. Todo ello siguiendo

    la ley natural que funda el derecho natural que se expresaba en las leyes positivas

    o costumbres subsumidas en el concepto de derecho de gentes.14 No se trata de

    explicar el desarrollo alcanzado por de los pueblos a lo largo del tiempo, sino de

    exponer cmo los diversos pueblos de las Indias haban, por s solos, alcanzado

    una mejor expresin de su naturaleza humana, digamos, analizada o valorada

    desde el punto de vista sincrnico.15

    Con todo lo anterior, Las Casas ha demostrado la capacidad racional de

    los indios y su capacidad para regirse y para recibir el evangelio16. Esta tesis

    contradictoria se resuelve por el providencialismo de su postura, segn el cual, el

    descubrimiento de las nuevas tierras fue, como ya hemos visto, un designio de la

    Providencia divina para extender el cristianismo bajo el manto de la Iglesia

    romana.17

    14

    Ver de OGORMAN el Estudio preliminar a la Apologtica, quien analiza la estructura y los argumentos de toda la obra, pgs. XXXVI-LV. Hay que sealar de manera particular la ltima parte del libro que es un eplogo donde Las Casas realiza una disquisicin sistemtica sobre las diferentes especies de barbarie y de la manera en que son brbaros los indios. Captulos 264 a 267 de la edicin consultada, dos de cuyas conclusiones apelan a su carencia de letras y su infidelidad. Para la distincin entre derecho natural y derecho positivo o de gentes ver ibid., p. LXIX. 15

    Conviene poner un ejemplo, Las Casas dice que Dos especies de gente eran ms que las otras religiosas y a los dioses ms devota, [], las que vivan en las sierras y las de la costa (Tomo I, 658). 16

    Ibid., p. LV. 17

    Esta contradiccin se expresa, por ejemplo, en el pasaje donde Las Casas, hablando de los tambos o depsitos incas y de las comidas en comn que realizaban los gobernantes con el pueblo bajo dice: Y lo que para reyes gentiles y sin lumbre de fe, y aun para reyes catlicos y buenos cristianos, es cosa de grande ejemplo e imitable, que tenan tanto cuidado de los pobres, que cada vez que los depsitos se renovaban, todo lo que en stos haba de lo viejo, se reparta por los pobres, comenzando de las viudas y hurfanos y otras personas necesitadas. Esta obra y providencia era digna de rey prudentsimo, pisimo y digno de reinar y gozar de sus reinos por muchos aos. Ver BARTOLOM DE LAS CASAS, De las antiguas gentes del Per. Captulos de la

  • 84

    Por lo antes expuesto, para OGorman, ms que una filosofa de la historia,

    lo que realiza Las Casas es propiamente una antropologa filosfica que extiende

    a la vida social y poltica, es decir, a las costumbres e instituciones de los diversos

    pueblos.

    No obstante lo antes dicho, Las Casas aborda el tema de las costumbres

    religiosas de los Incas y distingue tres etapas: a) el tiempo que precedi al

    seoro y reinado de los Reyes Incas guiados por la slo luz natural de la razn

    (500 a 600 aos); b) el seoro de los Incas iniciado por el Inca Pachakuti Inga

    (marcada por una alta actividad en la organizacin social, poltica y religiosa, pero

    hundida en la infidelidad y el culto al sol, cuyo gobierno abarcaba al reino del Per,

    dividido en cuatro provincias y c) la llegada de los espaoles.

    Para cerrar la explicacin de la historia presente en las dos obras referidas

    del dominico, diremos que ella se basa en la concepcin clsica antigua que

    sirvi al cristianismo para montar su propia idea del hombre como criatura de

    origen y destino sobrenaturales18. Esta concepcin tiene como premisa la

    igualdad ontolgica de todo ser humano por lo cual la historia de las costumbres

    termina siendo expresin de esa esencia racional; as, la diferencia entre los

    pueblos consiste en la expresin de los distintos grados alcanzados por el

    Apologtica Historia sumaria antes del ao de 1555 [Director Francisco A. Loayza], Los Pequeos Grandes Libros de Historia Americana, Lima, 1948, p. 26. Esta edicin es una seleccin de pasajes relativos a las gentes del Per que se encuentran a lo largo de la Apologtica. Lamentablemente esta edicin peruana se basa en la seleccin realizada por Marcos Jimnez de la Espada de 1892, en la que no solamente se pierde el propsito central del dominico sino que, adems, no seala la numeracin original de los captulos, lo cual dificulta su ubicacin en la obra completa. Lo anterior desecha la afirmacin de Francisco Loayza de que en las retaceadas publicaciones [de la Apologtica] no se ha alterado en lo ms mnimo el tenor del manuscrito original, pero s se han mutilado los prrafos, omitiendo acpites que favorecan ya la cultura del Gobierno de los Inkas, o ya las virtudes de los sbditos del Imperio. P. IX. En la edicin de OGorman, corresponde al T. I, Libro III, captulo LXIX, p. 362. 18

    OGORMAN, Estudio preliminar a la Apologtica, p. LXII.

  • 85

    entendimiento.19 Si el ser humano, adems de ser un ente racional, tiene un alma

    inmortal con un destino previsto por Dios, los pueblos de las Indias, podran

    incluirse en este plan de realizacin del Dios cristiano, pero que, a falta de luz

    natural, los pueblos que s las tenan, deban encaminar a los otros por esta ruta:

    se era su designio.20

    2.2.2 La historia moral de los incas: Jos de Acosta

    A continuacin expondremos lo que significa el trmino historia para el jesuita

    Jos de Acosta (1540-1600) en su Historia natural y moral de las Indias (1590).

    Dos son los motivos para detenernos en su obra. El primero de ellos consiste en

    la importancia que tuvo en su tiempo al ofrecer una interpretacin integral de las

    dos grandes expresiones civilizatorias con las que se toparon los espaoles,

    azteca e inca dentro de una historia universal y porque, adems, incluye tanto las

    condiciones naturales como las morales; y el segundo porque fue una

    interpretacin que circul ampliamente en sus casi inmediatas traducciones al

    italiano, francs, alemn, ingls, holands y latn.21 Esta obra, lo mismo que la

    Apologtica apenas conocida directamente, ilustra de manera clara la racionalidad

    19

    Ibid., p. LXIV. 20

    Evidentemente aqu se bifurcan las posiciones, segn OGorman, del conocido debate entre Juan Gins de Seplveda y Bartolom de Las Casas. El gran debate no era en torno a la humanidad del indio sino en torno al desarrollo de su capacidad racional para autogobernarse. Las posturas polticas derivadas del debate se bifurcaba entre: a) asumir un aristotelismo renacentista puesto al servicio de los intereses polticos del nacionalismo espaol (Seplveda) o b) asumir un aristotelismo escolstico puesto al servicio de los intereses universalistas de la comunidad cristiana (Las Casas). Ver OGORMAN, ibid., pgs. LXV-LXXVIII. 21

    Ver EDMUNDO OGORMAN, Prlogo a Jos de Acosta, Historia natural y moral de las Indias de Mxico, FCE, 1985 (2. reimp. de la segunda edicin de 1962), p. XLIV. Las fechas de traduccin son: italiana, Venecia, 1596; francesa, Pars, 1598, 1606 y 1661; alemana, Colonia, 1598, Ursel 1605 y Frankfurt 1617; inglesa, Londres, 1604; holandesa, Enchuysen, 1598; latina, Francofurti et Oppenheimii, 1590-1634.

  • 86

    europea de la poca y la manera en que se incorpora en ella la realidad

    americana.

    Siguiendo la interpretacin de Edmundo OGorman, hay que ubicar la obra

    del jesuita en el desarrollo que la Historia tuvo en el pensamiento grecolatino.

    Incluso para poder comprender la designacin de historia natural como

    conocimiento de las condiciones geogrficas y sus recursos, pues nos recuerda el

    filsofo e historiador de las ideas, que el sentido etimolgico griego de la palabra

    historia es, precisamente, inquirir o preguntar sobre algo del mundo natural o

    moral. Pero, hay que aclarar que la distincin entre lo natural y lo moral se basa en

    el sistema de ideas y creencias que representan para Acosta la expresin

    cientfica de la realidad22.

    Pero hay que considerar que a lo largo de los siglos, la tradicin clsica

    concibi a la historia como una narracin escrita capaz de salvar del olvido los

    grandes y admirables hechos y sucesos de los hombres, que el historiador

    presenciaba como testigo de vista o de odas y tambin, en un amplio sentido,

    como las narraciones de sucesos de cosas antiguas23. En la tradicin latina

    Quintiliano nos ofrece una definicin an hoy generalizada: Historia est rei gestae

    22

    Ibid., p. XXVI. Siguiendo los contenidos de los siete libros que conforman esta obra, OGorman propone que el sistema de ideas consiste en dos grandes partes: 1) Obras de naturaleza: (Libro Primero) el cosmos de acuerdo al geocentrismo, el globo terrqueo concebido como un cuerpo dentro del cosmos cerrado y el mundo como ecmene o lugar donde habita el hombre; (Libro Segundo) la ecmene en la zona trrida; (Libro Tercero) la materia del Nuevo Mundo de acuerdo a la teora de los cuatro elementos (tierra, agua, aire y fuego; (Libro Cuarto) los entes del Nuevo mundo de acuerdo a la divisin tripartita de la naturaleza (mineral, vegetal y animal); 2) Obras de libre albedro: (Libro Quinto) el hombre americano como ente espiritual, es decir, como ser dotado de alma inmortal capaz de elegir entre su salvacin o condenacin (religin alcanzada); (Libro Sexto) el ser humano como ente de naturaleza es decir, como animal con un alma nutritiva, sensitiva y racional; (Libro Sptimo) el hombre americano como ente histrico dentro de la historia universal del cristianismo. Para la exposicin detallada, ver el OGORMAN, Prologo de la segunda edicin, 1961, pgs. XXVI-XLVII. 23

    EDMUNDO O GORMAN, Prlogo a la Primera Edicin, ibid., p. CXLII.

  • 87

    expositio y Cicern comprende a la historia en un sentido que vemos aparecer en

    la obra del jesuita: Testis temporum, lux veritatis, vita memoriae, magstrae viate,

    nuncia vetustatis24.

    Para Jos de Acosta el que la historia sea maestra de la vida es importante

    pues con base en ello puede decirle al lector que el conocimiento que ofrece en

    esta obra puede llegar a serle til en la vida. Por ello, [d]el libro del padre Acosta,

    podemos decir, que se trata de una narracin de determinados hechos y sucesos

    del pasado, escrita con el fin de instruir al lector con vista a guiarlo en sus actos25.

    La narracin que dej escrita el padre jesuita abarca los mbitos de la naturaleza y

    la moral. Su obra dividida en 7 libros se dedica a describir las condiciones

    naturales de Amrica y a explicar el origen de sus habitantes a partir de la

    hiptesis de una migracin por algn lugar cercano entre Europa y el nuevo

    mundo. La descripcin de los recursos naturales como los metales y los nuevos

    productos alimenticios permiten comprender que una de las finalidades de la obra

    es darlos a conocer para mejor alabanza de Dios pero tambin para su mejor

    explotacin.26 Y del conocimiento de las costumbres espera el autor que los indios

    sean ayudados a conseguir y permanecer en la gracia de la alta vocacin del

    Santo Evangelio27. Por ello, y de manera explcita, vemos una finalidad

    pragmtica en su ejercicio de interpretacin del pasado andino, aunque sta se

    limitara solamente a un fin evangelizador.

    24

    Id. 25

    Ibid., p. CXLIII. 26

    El fin de este trabajo es, que por la noticia de las obras naturales, se le d alabanza y gloria al Altsimo Dios, JOS DE ACOSTA, Proemio a Historia natural y moral de las Indias, Mxico, FCE, 1985 (2. reimp. de la segunda edicin de 1962), p. 14. 27

    Id.

  • 88

    Siguiendo las ideas de Edmundo OGorman, diremos que en esta obra hay

    al menos tres sentidos de la palabra historia: el primero, en un sentido amplio,

    historia se usa como sinnimo de narracin, discurso o relacin; el segundo, en un

    sentido restringido, historia alude a una narracin de hechos verdaderos y opuesta

    a fbulas y ficciones. As afirma, por ejemplo, que lo que le interesa es saber lo

    que los mismos indios suelen contar de sus principios y origen, no es cosa que

    importa mucho, pues ms parecen sueos los que se refieren, que historias28. No

    obstante, para demarcar el conocimiento del origen mtico de los indios del

    conocimiento de su pasado mundano, ms adelante dir: Y esto baste, cuanto a

    lo que del origen se ofrece tratar, dejando lo dems para cuando se traten sus

    historias ms por extenso29. El tercer sentido del trmino historia en la obra del

    jesuita es para designar su propio objeto de estudio.

    Vale la pena citar en extenso las lneas del libro sptimo en el que expone

    las razones de tener noticia de los hechos de los indios. Dice:

    Cualquiera Historia, siendo verdadera y bien escrita, trae no poco provecho

    al lector. Porque segn dice el Sabio, lo que fu eso es, y lo que ser, es lo

    que fu. Son las cosas humanas entre s muy semejantes, y de los

    sucesos de unos aprenden otros. No hay gente tan brbara que no tenga

    algo bueno que alabar, ni la hay tan poltica y humana que no tenga algo

    que enmendar. Pues cuando la relacin o la historia de los hechos de los

    indios, no tuviese otro fruto ms de este comn de ser historia y relacin de

    cosas, que en efecto de verdad pasaron, merece ser recibida por cosa til,

    y no por ser de indios es de desechar la noticia de sus cosas, como en las

    cosas naturales vemos que no slo de los animales generosos y de las

    plantas insignes y piedras preciosas, escriben los autores, y de piedras y de

    28

    Ibid., Libro primero, captulo 25, p. 63. 29

    Ibid., p. 64

  • 89

    cosas muy ordinarias, porque all tambin hay propriedades [sic] dignas de

    consideracin. As que cuando esto no tuviese ms que ser historia, siendo

    como lo es, y no fbulas y ficciones, no es sujeto indigno de escrebirse [sic]

    y leerse. Mas hay otra muy particular razn, que de ser de gentes poco

    estimadas, se estima en ms lo que en ellas es digno de memoria, y por ser

    en materias diferentes de nuestra Europa, como lo son aquellas naciones,

    sea mayor gusto entender de raz su origen, su modo de proceder, sus

    sucesos prsperos y adversos. Y no slo es gusto sino provecho tambin,

    mayormente para los que los han de tratar, pues la noticia de sus cosas

    convida a que nos den crdito en las nuestras, y ensean en gran parte

    como se deban tratar, y aun quitan mucho del comn y necio desprecio en

    que los de Europa los tienen, no juzgando de estas gentes tengan cosas

    de hombres de razn y prudencia. []30

    De esta extensa cita podemos rescatar algunas ideas fundamentales. En

    primer lugar la idea universal de la naturaleza humana y en cierto sentido a

    histrica: lo que fue, es lo que ser. Citar a la Biblia mediante el Eclesiasts nos

    empuja a considerar que la nocin de historia humana, de hechos o sucesos

    humanos son y sern los mismos, es decir, que no hay nada nuevo bajo el sol.31

    No obstante, frente al eco del sentido bblico de la vanidad de la sabidura, Acosta

    seala dos utilidades prcticas: una moral de los sucesos de unos aprenden

    otros-, otra propiamente poltica mayormente para los que los han de tratar [a

    los indios]-.

    No olvidemos que una de los propsitos de los europeos que trataban con

    los indios era, por un lado, la explotacin de sus recursos humanos y naturales, y

    30

    Jos de Acosta, Libro Sptimo, captulo 1, p. 319. 31

    En el Eclesiasts 1 se dice: Lo que ya se hizo, eso es lo que se har; no se hace nada nuevo bajo el sol. Sagrada biblia [versin directa de las lenguas originales, hebrea y griega, al castellano], Madrid, BAC, 1963, p. 689.

  • 90

    por otro, su evangelizacin, para que ellos fueran ayudados a conseguir y

    permanecer en la gracia de la alta vocacin del Santo Evangelio, en palabras del

    autor.

    Tambin en esta cita queda establecido que la historia natural y moral de

    las Indias que expone Acosta trata de hechos verdaderos y no de fbulas ni

    ficciones, aunque en su historia, las narraciones del pasado andino son reducidas

    a fbulas y ficciones. Dicho de otro modo, su incorporacin en la historia universal

    implic la necesidad de cancelar, como carente de significacin histrica

    verdadera, el sentido peculiar y propio de la vida cultural autctona americana []

    dotndolo de una significacin derivada de una forma de vida histrica ajena (la

    europea), previamente postulada como historia universal o, si se prefiere, como la

    nica verdaderamente significativa.32

    Conviene finalmente exponer que para el jesuita incorporar la historia

    natural y moral de las Indias en el horizonte universal humano, implica el

    reconocimiento de la humanidad de sus habitantes. Para ello es fundamental

    comprender que la distincin del mundo natural respecto del mundo moral radica,

    en principio, en la razn; pero segn OGorman, lo que subyace en el pensamiento

    de Acosta es la tesis segn la cual hay una relacin de grado de perfectibilidad

    que recorre el mundo natural de lo menos perfecto a lo ms perfecto y que coloca

    al ser humano como cspide de la creacin. No obstante, Acosta no sita la

    diferencia entre lo natural y lo moral, poniendo el nfasis en lo racional de la

    naturaleza humana, sino que, recurriendo a la dogmtica, invoca como principio

    32

    OGORMAN, Prlogo a Historia natural y moral, p. LI.

  • 91

    supremo el del libre albedro33. Las obras del libre albedro son, precisamente,

    hechos y costumbres de hombres que implican la cualidad de autodeterminarse

    voluntariamente conforme a la razn. As, la historia moral, erigida sobre la historia

    natural, abarca lo que ahora entendemos como el mundo de la cultura.

    En la Historia natural y moral de las Indias, Acosta reconoce una

    materialidad diferente tanto de la naturaleza como de la humanidad de los

    hombres americanos, en la cual radica su novedad, tesis en la que aparece un eco

    cristianizado del aristotelismo que el jesuita llev a sus ltimas consecuencias sin

    renunciar a desaprobarlo cuando tena razones para hacerlo.34

    Pero, si se puede hablar de una materialidad diferente entre los pueblos de

    las Indias respecto de los de Europa, tambin hay una materialidad que distingue

    a los espacios geogrficos de Amrica Central y Amrica del Sur y, por tanto, a las

    costumbres morales de ambas partes de Amrica. As las costumbres morales

    (dioses, lenguas, escrituras, calendarios, etc.) de los Aztecas y los Incas van a ser

    diferentes, pero dentro de una misma racionalidad poltica general dividida en tres

    33

    Ibid., p. CXVIII. 34

    No es objetivo de esta investigacin discutir el aristotelismo cristianizado de Acosta, que as dicho lo situara como un pensador escolstico, ms propiamente tomista, pero si es necesario decir, siguiendo a OGorman que es el suyo un aristotelismo situado en un contexto en el que se trataba de superar el medievalismo y transitar a la modernidad. Al citar directamente a Aristteles, esto es, sin pasar por la mediacin de la interpretacin tomista, Acosta difiere del filsofo en cuanto a considerar a la zona trrida como extremadamente caliente e inhabitable y rescata de la experiencia emprica la consideracin de que el fro y el calor dependen de la altura de las sierras, los litorales y los valles; por ello puede afirmar no me determino a contradecir a Aristteles si no es en cosa muy cierta. Ver de la Historia natural y moral de las Indias el Libro Segundo, captulo 12, op. cit. p. 82. Para Mara Luisa Rivara de Tuesta, las obras de Acosta revelan sus vastos conocimientos sobre la naturaleza y el hombre indgena que lo acredita como un aventajado cultivador de la ciencia y la antropologa de su tiempo. MARA LUISA RIVARA DE TUESTA, Jos Acosta (1540-1600) en El pensamiento filosfico latinoamericano, del Caribe y latino [1300-2000]. Historia. Corrientes. Temas. Filsofos. [Editado por Enrique Dussel, Eduardo Mendieta y Carmen Bohrquez], CREFAL-Siglo XXI Editores, Mxico, 2009, p. 715. Por ello no puede afirmarse que el pensamiento de Acosta es moderno o evolucionista como queda demostrado segn el anlisis filosfico realizado por Edmundo OGorman. Ver supra, nota 36.

  • 92

    gneros de gobierno, a saber: 1) la barbarie, 2) el gobierno de comunidades y

    behetras, 3) los reinos o monarquas.35

    Acosta incluye la tesis, a modo de conjetura razonada, sobre el origen del

    poblamiento de Amrica gracias a una migracin por la zona norte del globo, en la

    que el nuevo orbe, que llamamos Indias, no est del todo diviso y apartado del

    otro orbe36. Con esta conjetura Acosta no slo se opone a la idea, basada en la

    dogmtica bblica, segn la cual los primeros hombres y los animales americanos

    son descendientes del Arca de No, o de la Atlntida como otros autores

    suponan, sino que se atreve a imaginar que pasaron no tanto navegando por mar

    como caminando por tierra. Y ese camino lo hicieron muy sin pensar mudando

    sitios y tierras su [sic] poco a poco, y unos poblando las ya halladas, otros

    buscando otras de nuevo, vinieron por discurso de tiempo a henchir las tierras de

    Indias de tantas naciones y gentes y lenguas37. Pero, adems, afirma su

    35

    Ibid., p. CXLIX. Aunque en el mismo lugar OGorman propone a partir de ese planteamiento que en Acosta ya hay un concepto de evolucin social pues el jesuita explica la manera en que de la barbarie se pas a un rgimen o gobierno de comunidades y behetras, y por ltimo, por valenta y saber de algunos excelentes hombres result el otro gobierno ms poderoso y prvido de reino y monarqua, aade que el jesuita va a sugerir que hay una cuarta manera de gobierno o de la tirana de Moctezuma y los incas. Veremos aparecer en algunas de las crnicas la identificacin de un tiempo pre-poltico que denominan como behetras. Las behetras, fueron una institucin jurdica medieval espaola de propiedad de la tierra, bsicamente mediada por acuerdos de proteccin entre los labriegos, que ya exista en 1089. Por las diversas quejas de otros poseedores de tierras, Pedro I reuni a las Cortes de Valladolid (1351) para registrar a las behetras en el libro Becerro de las merindades de Castilla o Becerro de las behetras. Como vemos, la caracterizacin de los tiempos previos a los Incas es una extrapolacin de la historia feudal espaola en territorio americano, particularmente del reino de Castilla. Siguiendo a Joan Corominas, la voz behetra procede del bajo latn benefactora. Ignacio Alvarez Borge en El feudalismo castellano y el libro de las Behetras: La merindad de Burgos, (Len-Espaa, Universidad de Len, 1987) aclara que las behetras son parte del dominio seorial existentes entre los siglo IX, X, XI y XII y que el trmino designaba a hombres jurdicamente libres; a partir del siglo XIII las behetras se entendern como tierras habitadas por gentes que podan cambiar ms o menos libremente de seor, p. 21. Para la segunda mitad del siglo XIV, probablemente haban perdido casi ya completamente su significado real, quedando solo como un recuerdo en la memoria colectiva y como una formulacin jurdica en buena medida vaca de contenido, p. 20. 36

    ACOSTA, Libro Primero, captulo 20, p. 55-56. 37

    Ibid., p. 56.

  • 93

    convencimiento de que no ha muchos millares de aos que las habitan hombres,

    y que los primeros que entraron en ellas, ms eran hombres salvajes y cazadores

    que no gente de Repblica y pulida38. Vayamos, pues, al Libro Sexto:

    [] es de saber que se han hallado tres gneros de gobierno y vida en los

    indios. El primero y principal, y mejor, ha sido de reino o monarqua, como

    fue el de los Ingas, y el de Motezuma, aunque stos eran en mucha parte,

    tirnicos. El segundo es de behetras o comunidades, donde se gobiernan

    por consejo de muchos, y son como consejos. [...] El tercer gnero de

    gobierno es totalmente brbaro, y son indios sin ley, ni rey, ni asiento, sino

    que andan en manadas como fieras y salvajes.39

    Es claro, a pesar de incorporar en el Libro Primero lo relativo a las

    migraciones, es decir, dentro de la historia natural propiamente dicha, que el

    jesuita dice que se encontraron sincrnicamente en las Indias los distintos gneros

    de gobierno, y que entre ellos uno, el de la monarqua, era mejor que los otros,

    incluyendo en stos, desde luego, a la tirana.

    Para Jos Alcina Franch, en este pasaje el padre Acosta sostiene un

    evolucionismo cultural semejante al sostenido por Bartolom de las Casas.40 Tesis

    que OGorman no comparte porque para l, las posiciones de Las Casas y la de

    38

    Ibid., Libro Primero, captulo 24, p. 663. 39

    Ibid., Libro Sexto, captulo 19, p. 304-305. 40

    Hay que sealar que Jos Alcina Franch se basa en el anlisis que realiz Las Casas en su Apologtica y que aparece como eplogo de la obra (Eplogo. Especies de barbarie. En qu sentidos son brbaros los indios. Captulos 264-267, Tomo II, pgs. 637-654 de la Apologtica historia sumaria, edicin citada de OGorman) cuyo propsito es presentar los sentidos semnticos del trmino y de qu manera se puede aplicar a los indios. La propuesta del evolucionismo tibio de Las Casas y el supuestamente afirmado por Acosta es cuestionable por dos motivos fundamentales: 1) el sistema de ideas que articulan las obras de los religiosos, anclado an a las tradiciones clsicas (griegas y latinas) y cristianas; y 2) la impropia comparacin de las ideas de Las Casas y Acosta con las del naturalista estadounidense Lewis Henry Morgan (1818-1881) que propone la evolucin de la humanidad en tres estadios: salvajismo, barbarie y civilizacin. Ver de Jos Alcina Franch, Introduccin a Jos de Acosta, Historia natural y moral de las Indias, Madrid, Crnicas de Amrica, 1986, el apartado Evolucionismo cultural, pgs. 26-30.

  • 94

    Acosta se quiebran precisamente en admitir o no, ya no un evolucionismo que era

    impensable para ambos, sino en admitir los grados de perfectibilidad de la

    naturaleza humana.

    Acosta interpreta la organizacin poltica de los incas y de los mexicas

    como reinos o imperios que han cado en formas tirnicas. Como veremos ms

    adelante, esta caracterstica se vuelve fundamental para sustentar -legitimar?-

    tanto la hegemona espaola como la evangelizacin de los habitantes de

    Amrica. Baste sealar aqu que en el jesuita Jos de Acosta ya encontramos una

    explicacin clara y razonada, es decir, no dogmtica, tanto de la existencia de

    Amrica en el horizonte geogrfico del orbe como de sus habitantes en la historia

    universal. Para OGorman el libro VII de la Historia natural y moral de las Indias

    plantea justamente la insercin del hombre americano en el orden histrico.

    Afirmacin, con la historia americana autctona a la vista, de la unidad

    fundamental de la realidad histrica que es, al mismo tiempo, universal y

    cristiana. Pero, hay que agregar, que la monarqua de los incas, que degener en

    formas tirnicas tambin sucumbi, cuando se viol una de las leyes de la

    naturaleza que es el incesto:

    Topa Inga Yupangui, fue el primero que quebrant esta costumbre y se

    cas con Mamaoello, su hermana de parte de su padre, y ste mand que

    solos los seores Ingas pudiesen casar con hermana de padre, y no otros

    ningunos.[], como aquel matrimonio fue ilcito y contra ley natural, as

    orden Dios que en el fruto que de l procedi, que fue Guascar Inga y

    Atahuallpa Inga, se acabase el reino de los ingas.41

    41

    JOS DE ACOSTA, Historia natural y moral de las Indias, Libro Sexto, captulo 18, p. 303-304.

  • 95

    Es decir, la visin providencialista de la historia tambin le permiti explicar

    el fin del reinado de los Incas porque adems de haber violado la ley natural de la

    prohibicin del incesto, la corte ligada a Huscar viendo la lucha entre los

    hermanos hizo un:

    [] gran sacrificio al Viracocha Pachayachachic, que es el creador universal,

    pidindole que pues no podan liberar a su seor, l enviase del cielo gente

    que le sacase de prisin. Estando en gran confianza de este su sacrificio, vino

    nueva cmo cierta gente que vino por el mar, haba desembarcado y preso a

    Atahualpa. Y as por ser tan poca la gente que prendi a Atahualpa en

    Cajamalca, como por haber sucedido esto luego que los indios haban hecho el

    sacrificio referido al Viracocha, los llamaron viracochas, creyendo que era

    gente enviada de Dios, y as se introdujo este nombre hasta el da de hoy, que

    llaman a los espaoles viracochas. Y cierto si hubiramos dado ejemplo que

    era razn, aquello indios haban acertado en decir, que era gente enviada de

    Dios.42

    As, la obra de Acosta es un eslabn en la construccin del relato de la

    ilegitimidad, primero apelando a la fuerza y al incesto, para subrayar despus la

    bastarda de uno de los herederos, basndose en la construccin de un linaje real

    a la europea.

    Pero la visin providencialista del jesuita tambin le permite afirmar que para

    que el evangelio fructificara en el nuevo mundo, la providencia dispuso que se

    organizaran en reinos y que tuvieran una lengua cortesana (el runasimi) que les

    permitiera cohesionar a los pueblos y los territorios para que despus el evangelio

    se pudiese expandir con mnimas dificultades. No as con los pueblos que an

    42

    Ibid., Libro Sexto, captulo 22, p. 310. Conservamos la ortografa de la fuente citada.

  • 96

    estaban en estado de barbarie como los araucanos en Chile y los chichimecas en

    Mxico.43

    Si bien los dos reinos haban llegado a su mximo desarrollo, la divisin interna

    de los peruanos (Huscar y Atahualpa y de mexicas y tlaxcaltecas, tan bien

    dispuesta por la providencia, son parte de esa disposicin universal de la historia

    del cristianismo, lo mismo que el haber estado con gran sujecin los indios a sus

    reyes facilit cambiar de sujecin por un rey y representante de la iglesia romana

    que nunca pisaron el suelo de Amrica. As pues, la servidumbre y sujecin al

    demonio y sus tiranas permitieron que el mal se aprovechase para el bien.44

    Pero, como afirma Waldemar Espinoza, lo que qued fuera de este relato es

    que la disposicin de la providencia no hubiese sido posible sin el enorme

    aprovisionamiento de hombres y mujeres tanto para la guerra como para el

    servicio, animales de carga y para alimento, armas, comida y bebida que naciones

    como la Huanca, ofrecieron a los conquistadores, desde los primeros das de su

    llegada; aprovisionamiento derivado de las contradicciones internas de la

    hegemona religiosa, militar, econmica y poltica de los incas. Pero sta, es otra

    historia.45

    43

    Ibid., Libro Sptimo, captulo 28 y ltimo De la disposicin que la Divina Providencia orden en Indias, para la entrada de la religin cristiana en ellos, p. 373-377. El runasimi fue sistematizado por el dominico Domingo de Santo Toms bautizado como quechua o quichua en 1560 y fue utilizado y extendido en el rea andina por la tarea evangelizadora. 44

    Ibid., p. 375. 45

    WALDEMAR ESPINOZA SORIANO, Los Huancas, aliados de la conquista. Tres informaciones inditas sobre la participacin indgena en la conquista del Per 1558-1560-1561, Huancayo, Universidad Nacional del Centro del Per, 1971. Ver el Estudio preliminar a las informaciones de los tres juicios establecidos por los caciques Felipe Guacrapucar, Francisco Cusichaca y Carlos Apo Alaya en las que presentan las listas de provisiones entregadas a los conquistadores de 1533 a 1554 que tenan registrada en varios manojos de quipus y que, gracias a los intrpretes y los escribas, quedaron registradas en los documentos judiciales. Waldemar Espinoza dice que: El providencialismo surgi el ao mismo de la muerte de Atahualpa. Los espaoles justificaron la Cada del Imperio con argumentos carismticos. En tal sentido, no algunos sino todos los

  • 97

    conquistadores pensaron que Dios lo haba determinado as, para poner fin al despotismo dictatorial de los incas., p. 10-11. La informacin que contienen estas relaciones es de vital importancia para valorar el impacto econmico que represent para la nacin Huanca su alianza con los espaoles y los cambios en la poblacin, la alimentacin y la propiedad andina en las primeras dcadas de la vida colonial. Este tema se retoma en el captulo 5. La escritura como espacio desgarrado.