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LA AUTOBIOGRAFÍA EN LOS PROCESOS DE FORMACIÓN EN TALLERES DE ESCRITURA CREATIVA DIEGO ORTIZ VALBUENA UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN MAESTRÍA EN COMUNICACIÓN – EDUCACIÓN MARZO 2017

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LA AUTOBIOGRAFÍA EN LOS PROCESOS DE FORMACIÓN EN TALLERES

DE ESCRITURA CREATIVA

DIEGO ORTIZ VALBUENA

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN

MAESTRÍA EN COMUNICACIÓN – EDUCACIÓN

MARZO 2017

LA AUTOBIOGRAFÍA EN LOS PROCESOS DE FORMACIÓN EN TALLERES

DE ESCRITURA CREATIVA

AUTOR: DIEGO ORTIZ VALBUENA

DIRECTOR: HERNÁN JAVIER RIVEROS

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN

MAESTRÍA EN COMUNICACIÓN – EDUCACIÓN

MARZO 2017

NOTA DE ACEPTACIÓN

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FIRMA DEL JURADO:

____________________________________

FIRMA DEL JURADO:

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AGRADECIMIENTOS

A Luna Enciso por la claridad de sus ideas y su invaluable apoyo

durante esta etapa académica. A Alejandro Martínez por su presión y su

apoyo moral. A Miguel Ángel Pérez por su sabiduría y conocimiento. A

todos aquellos que algo dejaron y que algo se llevaron.

A mi familia por su paciencia. A los que se fueron y a los que se

quedaron.

5

TABLA DE CONTENIDO PÁG.

RESUMEN…………………………………………………………….………………7

INTRODUCCIÓN………...……..……………………………………………..….....9

1. LA AUTOBIOGRAFÍA………………….…………………………………….....11

1.1 Las palabras: Un caso desde la literatura………………………………….………12

1.2 La necesidad de la escritura. ¿En dónde?.................................................................14

1.3 El texto autobiográfico………………………………………………………..……15

1.4 El pacto autobiográfico…………………………………………………….………17

1.5 La autobiografía en tercera persona…………...……………………………………23

1.6 El pacto autobiográfico (bis)……………………………………………….………28

1.7 Enseñar a la gente a escribir su vida………………………………………….….…31

2. LOS TALLERES DE ESCRITURA CREATIVA Y EL OFICIO DEL

ESCRITOR.............................................................................................................34

2.1 Los talleres de escritura creativa en el Distrito……………………………….…...34

2.2 La escritura creativa, la voluntad y el oficio del escritor…………………….…....39

3. ANÁLISIS: EL TEXTO AUTOBIOGRÁFICO EN EL TALLER DE

ESCRITURA CREATIVA. UN ESTUDIO DE CASO………………….…….44

3.1 Metodología………………….…………………………………………….…..….44

3.2 Descripción………………………………….……………………………….........46

3.3 La sesión de autobiografía……………..……………………………………....….47

6

3.4 Matriz de análisis………………………………………………………….….………48

3.4.1 Análisis de los textos producidos………………………………………….……….49

3.5 Aportes del texto autobiográfico al taller de escritura creativa…………..…………..57

3.6. Otros directores de talleres locales hablan de la autobiografía………………...……57

3.7. Hallazgos……………………………………………………………………….……64

4 CONCLUSIONES………………………………………..…………………….…....75

ANEXOS………………………………………………………………………….……..78

BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………….103

7

RESUMEN

Los talleres de escritura creativa subvencionados por el distrito datan del año 2008

cuando la Red Nacional de Talleres de Escritura Creativa RELATA propuso, en el marco

del Plan para las Artes, talleres gratuitos abiertos al público con el fin de fomentar la

escritura y la industria cultural. En 2013 el Instituto Distrital de las Artes IDARTES

expandió esta idea creando la Red de Talleres de Escritura Local, para que existiera un

taller por localidad en Bogotá. RELATA ha propuesto unos fundamentos y bases para la

realización de estos talleres pero desde entonces no han aparecido documentos que discutan

estas estrategias. Lo que se discutirá en el presente documento es la posibilidad de

incorporar el género autobiográfico en la formación de nuevos escritores en el marco de los

talleres distritales. Se propone una mirada más literaria y comunicativa, y menos

terapéutica o historiográfica, en la que dicho género funcionaría como medio propicio entre

las experiencias individuales de los participantes (memoria, contexto, intersubjetividades) y

las herramientas técnicas que brindan los talleres (técnicas narrativas, construcción de

personajes, etc.) con el fin de incentivar estilos personales en la escritura creativa.

Palabras Clave: Autobiografía; Enseñanza no formal; Identidad; Escritura Creativa;

Estilo.

ABSTRACT

The creative writing workshops subsidized by the district date back to 2008 where the

National Network of Creative Writing Workshops proposed within the framework of the

8

Plan for the Arts free workshops open to the public in order to encourage writing and the

cultural industry. In 2013 the IDARTES District Arts Institute expanded this idea by

creating the Network of Local Writing Workshops, so that there would be a workshop per

locality in Bogotá. RELATA has proposed some foundations and bases for the realization

of these workshops but since then there have not appeared documents that discuss these

strategies. What will be discussed in the document is the possibility of incorporating the

autobiographical genre into the formation of new writers within the framework of the

district workshops. It is proposed a more literary and communicative, less therapeutic or

historiographic view, in which the genre would function as an appropriate medium between

the participants' individual experiences (memory, context, intersubjectivities) and the

technical tools provided by the workshops (narrative techniques , Construction of

characters, etc.) in order to encourage personal styles in creative writing.

Key words: Autobiography; Non-formal teaching; Identity; Creative writing; Style.

9

INTRODUCCIÓN

Los talleres de escritura creativa en Bogotá tienen tradición e historia, más desde el

ámbito de las propuestas particulares que desde la institucionalidad. De estos últimos, el

que más resalta es el Taller de Escritores de la Universidad Central, con más de 20 años de

existencia. A partir de 2008, y sustentado en el Plan Nacional para las Artes (2006-2010)

presentado por el Ministerio de Cultura, la Red Nacional de Talleres de Escritura Creativa

(RELATA) propuso la realización de Talleres Distritales en los géneros de cuento, novela y

crónica, talleres que aún se mantienen. Desde 2013, el Instituto Distrital de las Artes

IDARTES a través de la Gerencia de Literatura inició lo que se ha llamado la Red Local de

Talleres de Escrituras Creativas, ofreciendo un taller por localidad para personas

interesadas en acercarse a la creación literaria. Las propuestas metodológicas al interior de

los talleres locales dependen de las propuestas que realizan cada uno de los directores de

taller, sustentadas en principio en la Guía para talleres de escritura creativa, presentado por

RELATA en 2010.

Ante el panorama de no haber nuevas propuestas o revisiones metodológicas

propuestas con anterioridad para estos espacios públicos, la presente investigación quiere

hacer un aporte teórico y metodológico sustentándose en el texto autobiográfico, además de

hacer reflexiones sobre las posibilidades y límites de trabajar este tipo de texto en un taller

de escritura creativa.

10

En el capítulo 1 se hará una revisión teórica sobre la autobiografía en el campo de la

literatura, dejando por fuera revisiones de orden psicológica, sociológica e histórica. Esto

así dado que el trabajo que se pretende llevar a cabo con la literatura es para la creación

estética de obras en el marco de un taller de escritura creativa. Así pues, se revisarán las

propuestas de Phillip Lejeune y Geroges May como principales expositores de la

autobiografía en occidente. De esta revisión se extraerán las principales categorías de

análisis para esta investigación. Se hará ampliación de las mismas revisando el texto Las

palabras, de Jean Paul Sartre y del filósofo colombiano Fernando González.

Para el capítulo 2 se presentarán las políticas públicas que le dan sustento a los

talleres de escritura creativa como posibilidad de formación gratuita para personas

interesadas en este campo, así como para incentivar la generación de industria cultural en la

ciudad y el país. Además, se hará revisión de la propuesta metodológica que realiza

RELATA para la conformación de estos espacios.

Finalmente, en el capítulo 3 se presentará la investigación realizada partiendo del

estudio de caso del taller de la localidad de Tunjuelito, llevado a cabo en el segundo

semestre de 2016. Se analizará la propuesta metodológica, así como la realización de la

sesión correspondiente a la autobiografía, se revisarán los textos generados y lecturas

posteriores de los participantes. Se complementará este estudio con entrevistas a otros

directores de talleres locales para el año 2016, respecto de los objetivos y finalidades de

estos espacios y la posibilidad o no de trabajar metodológicamente con el texto

autobiográfico a partir de sus experiencias.

11

1. LA AUTOBIOGRAFÍA

“todo el mundo lleva dentro de sí una especie de borrador,

perpetuamente retocado,

de la historia de su vida”

Phillip Lejeune.

En el presente capítulo se presentarán diversas reflexiones y posturas teóricas en

torno a la autobiografía como tipología textual y como género. Estas reflexiones estarán

encaminadas a determinar qué aportes significativos puede brindar el insertar este tipo de

texto dentro de procesos formativos en escritura creativa. No se pretende hacer una revisión

exhaustiva de las muchas posturas teóricas que existen al respecto sobre la autobiografía

sino ir a autores pertinentes quienes pueden aportar una mirada que es de importancia para

la presente investigación, a saber, los límites de la autobiografía en temas como verdad y

ficción.

El filósofo colombiano Fernando González señala en Los negroides (1936/2014)

que “la cultura consiste en desnudarse, en abandonar lo simulado, lo ajeno, lo que nos viene

de fuera, y en auto-expresarse”. Esta auto-expresión es la búsqueda de quitarse de encima

las opiniones de los demás para que “cada uno viva su experiencia y consuma sus instintos”

(González, 18). ¿Es posible que la autobiografía sea el espacio textual en el que se pueda

dar esa auto-expresión? ¿Es necesario o pertinente que exista un tipo textual o un espacio

de auto-expresión dentro de un proceso de formación en escritura creativa?

12

1.1. Las palabras: Un caso desde la literatura

Jean-Paul Sartre en su libro Las palabras presenta su experiencia con la lectura y la

escritura. En el segundo apartado, Escribir, el autor cuenta la historia de cómo empezó a

escribir historias. En un principio, dice Sartre, se dedicaba a hacer una copia de las historias

infantiles que leía, con un mínimo cambio en el nombre de los personajes, todo por la

necesidad de realizar las imágenes que aparecían en su cabeza. Posteriormente, el autor

vuelca todas sus lecturas, buenas y malas, en su escritura y actúa en él una especie de

“distanciación” respecto del héroe de sus historias: es la posibilidad de ser él sin que fuera

él. En este acto de distanciación, Sartre descubre que puede escribirlo todo, es decir, puede

imaginarlo todo, y es así como comienza a explorar las remotas posibilidades de acciones

en la escritura, influenciado por las historias de espanto y un tanto metafísicas que

aparecían publicadas en los diarios, a propósito de los psíquicos, los fantasmas y las

médiums. A pesar del miedo que le generaba estas lecturas, las imita por la fascinación de

que son sus creaciones. Entre más monstruos creaba, entre más terroríficos y perversos, el

autor se reconoce en ellos ante el aburrimiento de vivir.

Al “descubrir” la vocación del joven Jean-Paul, la familia lo apoya tímidamente y

su abuelo señala que puede que haya vocación pero parece que no hay talento. Esa

dificultad no será impedimento para que continúe escribiendo, pues Sartre afirma que la

escritura fácil no existe, ya que “se habla en la propia lengua y se escribe en lengua

extranjera” (Sartre, 1982: 111). Con todos estos miedos, Sartre afronta la pérdida de la

inocencia o la imposibilidad de continuar escribiendo sus novelas por la angustia de la

impotencia, por la niebla de la duda (Sartre, 1982:112).

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Una idea lo sacó de ese mar de dudas: se percató de que era necesario. Fueron

muchos años de apoyo el que le dieron y mucho el que pasó hasta que publicó su primera

obra, así que ese mundo que le había dado sustento estaba esperando sus libros. Así pues, la

idea de vocación y talento se transformó en que él era escritor por Naturaleza: de

nacimiento y para siempre. Pero una nueva duda lo asaltó: ¿para qué? Parecer ser que lo

necesitan para nada, pues todo mostraba que Francia se dirigía hacia la perfección, con la

República establecida, con el apoyo incondicional a los republicanos tanto de los

pequeñoburgueses como del campesinado.

En el camino de búsqueda del sentido de la escritura, Sartre creerá por un tiempo en

la obra de arte como producto metafísico, heredando los sueños y rencores de la tradición:

de los Goncourt, de Flaubert, de Gautier. Más adelante, al superar este concepto, Sartre

encontrará que el texto es de “substancia incorruptible”, es invariable, cada vez que lo abre

no cambia, dándole la posibilidad de la supervivencia más allá de su existencia. Aun así,

niega y reniega del talento y en ese acto de condenarse ante lo superior es que evitará su

singularidad como escritor, será insignificante y a la vez venerado por sus obras futuras.

Ahora, lo que necesitaba era conseguir sus propios suplicios para hacerse mártir. Pero lo

que encuentra es la narración de su fantasía como escritor, el gozo triste del

reconocimiento, el ser leído.

14

1.2. La necesidad de la escritura. ¿En dónde?

Gracias a este texto de Sartre se puede hacer un primer acercamiento al proceso de

escritura desde la reflexión que permite el texto autobiográfico. En Las palabras, Sartre

expone su experiencia particular con el ejercicio escritural y presenta entre otras ideas la de

necesidad. Esta idea se mencionará con frecuencia durante este documento pues, al no tener

carácter de obligatoriedad, los espacios no formales para la formación en escrituras

creativas, se presupone una motivación personal en el momento en que alguien se interesa

por estos espacios. Ahora bien, la escritura en general se ha masificado gracias a cambios

en el sistema educativo, a la ampliación de cobertura de medios de comunicación, accesos a

nuevas tecnologías; en fin, a todo un proceso de alfabetización en el que hoy más que

nunca en la Historia se lee y se escribe. La pregunta que surge es: ¿para qué?

Esta necesidad escritural puede que sea latente en muchos de nosotros pero hoy en

día no es fácil satisfacerla, más cuando la confrontación viene de espacios hipermedia en

donde la escritura es apenas uno de muchos otros aspectos. Aun así, en la última década y

gracias a ciertas decisiones políticas (que se expondrán en el capítulo 2) se le ha brindado a

la ciudadanía espacios no formales para buscar medios de satisfacción de esta necesidad, y

de paso fomentar la industria cultural. ¿Qué elementos de la autobiografía pueden aportar

en la satisfacción de esta necesidad? Cabe recordar que una de las virtudes de la

autobiografía en la contemporaneidad es que “se pasa de la concepción de la autobiografía

como historia verdadera de un sujeto sobre sí mismo a un extremo totalmente opuesto,

donde la autobiografía es simplemente un acto de lenguaje […] de repente, la autobiografía

15

ya no es la narración de la verdad, sino la simulación, la máscara, la impostura. Así,

autobiografía y ficción, en lugar de oponerse se solapan” (Klein, 2007: 44).

1.3. El texto autobiográfico

Se puede afirmar que si la necesidad de la escritura debe ser satisfecha, el primer

camino es el de la propia vida. Si se considera que “la autobiografía es una biografía escrita

por aquel o aquellos que son sus protagonistas” (May, 1982: 13), se puede colegir que este

tipo textual puede ser el indicado para dar rienda suelta a la escritura. Pero, ¿qué más puede

aportar este tipo de texto a la satisfacción de la necesidad?

Siguiendo las palabras de Georges May (1982), la historia de la palabra

autobiografía es relativamente reciente, pues aparece en inglés hacia 1800 y en alemán,

gracias a Friedrich Schlegel en 1789. Más allá de señalar y discutir que es una creación del

pensamiento occidental, con algunas excepciones del Lejano Oriente, May reflexiona sobre

si este es apenas un neologismo que siguió a la publicación póstuma de las Confesiones de

Jean Jaques Rousseau (May, 1982). Lo que May resalta es la conciencia que se generó

posterior a la publicación de las Confesiones de escritores que querían seguir una tradición

escritural que terminó denominándose autobiografía, y que, retomando las palabras de Jean

Rousset, hay que evitar ceder a la ilusión retrospectiva, es decir, clasificar textos anteriores

en un concepto posterior (May, 1982).

En la revisión de textos que Georges May hace para encontrar los elementos

comunes que se puedan reunir en un corpus autobiográfico, más allá de los temperamentos

o los abordajes temáticos, lo que encuentra como común a todas es que “la autobiografía es

16

una obra de la madurez, o de la vejez, y […] que sus autores son conocidos por muchos

antes de la publicación de la historia de sus vidas” (May, 1982: 33). Estos dos aspectos son

de relevancia para la propuesta que acá se genera, ya que, aunque bien puede haber

personas que cumplan con los criterios que plantea May para escribir una autobiografía,

también habrá personas que no estén en rango de “edad autobiográfica” ni que aún sean

reconocidos por una obra. Aunque la escritura del texto autobiográfico en el marco de un

espacio de escritura creativa no pretende ponerlo como fin de dicho espacio, sino como lo

que es para este caso: un ejercicio escritural, puede que éste se acople como una

herramienta de gran valor.

¿Cómo se puede comprender esta necesidad de escritura? Si se contempla que “toda

autobiografía proviene en parte de la necesidad de unidad, puesto que la empresa de hacer

un libro de una vida y de hablar de la multiplicidad de su pasado desde la unicidad del

presente constituye la prueba misma de esta unidad” (May, 1982: 69), de seguro se puede

interpretar como una de las formas de necesidad escritural la de hacer de la vida de quien se

forma como escritor una unidad, una continuidad entre lo que era, lo que es y lo que puede

ser. Lo que puede suceder en principio es que para construir dicha unicidad es necesario

que quien escribe se aleje de sí mismo, tome distancia de sí, como si observara a otro, para

poder hablar de sí. May propone que “el empleo de la tercera persona no es más que uno de

los procedimientos visibles puestos en marcha […] a fin de crear una distancia entre el

objeto y el sujeto, entre el personaje contado y el que cuenta” (May, 1982: 74). Pero más

adelante se verá que este procedimiento no es necesariamente infalible. En este punto se

entra en un territorio que bien puede generar confusión y es que parece que se ponen en el

17

mismo plano tanto problemas gramaticales como de identidad. Este aspecto se discutirá en

el siguiente apartado.

1.4. El pacto autobiográfico

Para analizar y exponer la importancia y necesidad del texto autobiográfico y qué

posibilidad de diferenciación se puede dar entre sujeto gramatical e identidad, se revisará

cuatro textos del autor francés Phillipe Lejeune: El pacto autobiográfico (1973), La

autobiografía en tercera persona (1977), El pacto autobiográfico (bis) (1982) y Enseñar a

la gente a escribir su vida (1986), recopilados en el libro El pacto autobiográfico y otros

estudios (1994), texto del cual se extraerán las referencias pertinentes.

La relevancia de este autor estriba en su ejercicio reflexivo comprometido al darle

un lugar al texto autobiográfico dentro del sistema de los géneros, a la vez que una

constante reescritura de sus propias posturas, como podremos ver en los textos El pacto

autobiográfico y El pacto autobiográfico (bis), donde en el segundo aclara y amplía las

propuestas realizadas en el primero.

El trabajo de Lejeune en El pacto autobiográfico parte de la recopilación de textos

que para él estaban dentro de la categoría de autobiográficos de la Francia del siglo XIX.

En esa tarea de buscar una teoría que pudiera englobar la totalidad de los textos fue

descubriendo la imposibilidad de esta tarea y más bien encontrando las muchas

posibilidades de escritura de un texto autobiográfico y sus fronteras difusas con la novela

autobiográfica, el poema autobiográfico y otros géneros que, al parecer, están más en la

orilla de la ficción.

18

Aunque Lejeune hallara posturas opuestas, como la de Avrom Fleishman, quien

afirmaba que “la autobiografía no puede ser distinguida como género por sus rasgos

formales, por su registro lingüístico o por sus efectos en los lectores” (Lejeune, 1994:10),

no le impidió acercarse a esta tipología textual, de mayor reconocimiento en Estados

Unidos que en Europa, y tratar de establecer sus características generales. Para ello, partió

de una definición que, en palabras del autor, era más de corte normativo que propositivo:

“Relato retrospectivo en prosa que una persona real hace de su propia existencia,

poniendo énfasis en su vida individual y, en particular, en la historia de su personalidad”

(Lejeune, 1994:50). Esta definición, más elaborada que la que nos ofrece May, puede que

sea más restrictiva, pero para evitar el tono restrictivo de esta apuesta de acercamiento al

texto autobiográfico, Lejeune aclara que:

El texto debe ser fundamentalmente una narración, pero sabemos el lugar que

ocupa el discurso en la narración autobiográfica; la perspectiva debe ser

fundamentalmente retrospectiva, pero eso no excluye secciones de autorretrato, un

diario de la obra o del presente contemporáneo a la redacción, y construcciones

temporales muy complejas; el tema debe ser fundamentalmente la vida individual, la

génesis de la personalidad; pero la crónica y la historia social o política pueden

ocupar algún lugar (Lejeune, 1994:51).

Salvando los aspectos formales y temáticos alrededor de esta tipología textual,

Lejeune propondrá un aspecto que tiene que cumplirse en todo texto autobiográfico y sobre

lo que partirá para profundizar en su investigación, a saber, que “para que haya

autobiografía (y, en general, literatura íntima) es necesario que coincidan la identidad del

19

autor, la del narrador y la del personaje” (Lejeune, 1994:52). La perspectiva analítica de

Lejeune en El pacto autobiográfico es de corte lingüístico, de ahí que la manera como

puede coincidir, en primera instancia, la identidad del autor con la del narrador es a través

del uso de la primera persona gramatical. En este punto Lejeune cita a Genette para señalar

que no hay necesidad de que haya uso de primera persona para que se pueda dar dicha

identidad (Lejeune, 1994:53). Es por ello que es necesario introducir al autor para generar

la siguiente ecuación:

autor = narrador y autor = personaje, de donde se deduce que narrador = personaje.

Lo que soluciona Lejeune con esta ecuación es que pueden existir autobiografías en

tercera persona, como La educación de Henry Adams, en la que el narrador es en tercera

persona y el personaje es Henry Adams. Sobre el uso de la tercera persona Lejeune nos dice

que

El hablar de uno mismo en tercera persona puede implicar un inmenso orgullo

(caso de los Comentarios de César, o de algunos textos del general de Gaulle), o

cierta forma de humildad (caso de ciertas autobiografías religiosas antiguas, en las

que el autobiógrafo se llama a sí mismo “siervo del Señor”). En ambos casos el

narrador asume, frente al personaje que él ha sido en el pasado, la distancia de la

mirada de la historia o la de la mirada de Dios, es decir, de la eternidad, e introduce

en su narración una trascendencia con la cual, en última instancia, se

identifica.(Lejeune, 1994:53)

20

Con esta reflexión sobre el sujeto gramatical Lejeune señala que bien se use la

primera, segunda o tercera persona gramatical, desde que haya identidad entre el narrador y

el personaje principal (esto es, que la relación sea directa o evidente), el texto resultante

será autobiográfico, mientras que si no existe o no es evidente dicha relación el texto

resultante será de corte biográfico (Lejeune, 1994:55). La pregunta que se hace, respecto de

la forma tradicional de la escritura autobiográfica, a saber, el uso de la primera persona, es

¿quién es “yo” cuando es enunciado dentro de una autobiografía? Esta pregunta la formula

para diferenciar entre autobiografía y novela autobiográfica. El primer camino de solución

que propone Lejeune es el del nombre propio: “En el nombre propio es donde persona y

discurso se articulan antes mismo de articularse en la primera persona, como lo muestra el

orden de la adquisición del lenguaje por los niños” (Lejeune, 1994:59). El ejemplo, de corte

psicológico, señala que los niños hablan de sí en tercera persona antes de usar la primera

persona. Ante las relaciones de identidad propuestas anteriormente por Lejeune, en el

momento en que la autobiografía es firmada por el autor, es él quien será responsable de la

enunciación de todo el texto escrito (Lejeune, 1994). Así pues, Lejeune llega a proponer

que “la autobiografía (narración que cuenta la vida del autor) supone que existe una

identidad de nombre entre el autor (tal como figura, con su nombre, en la cubierta), el

narrador de la narración y el personaje de quien se habla” (Lejeune, 1994:61). Cabe señalar

que estas relaciones, además de evidenciarse de una u otra forma en el texto, pasan por los

criterios e interpretaciones del lector, sobre todo para los casos en que se pueden presentar

ambigüedades, como el uso de seudónimos o de nombres ficticios. Sobre esta última dirá

que los clasificará como novela autobiográfica en tanto que son “todos los textos de ficción

en los cuales el lector puede tener razones para sospechar, a partir de parecidos que cree

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percibir, que se da una identidad entre el autor y el personaje, mientras que el autor ha

preferido negar esa identidad o, al menos, no afirmarla” (Lejeune, 1994:63). Tiene que

existir o darse un contrato establecido entre el autor y el lector desde el cual Lejeune afirma

que éste hará un trabajo sobre el texto en el que, de ser ficción, es decir, que la identidad no

se afirma, buscará parecidos con el autor, mientras que si es autobiografía, es decir, que sí

se afirma la identidad, lo que buscará es a encontrar diferencias del tipo de errores,

discrepancias, etc. (Lejeune, 1994).

Es pertinente esta diferenciación ya que, en la visión normativa de Lejeune, para

quien no hay gradaciones en la autobiografía, la diferencia entre texto de ficción y

autobiografía vendría dado por el nombre propio del autor, tanto textual como referencial

en el texto. El cumplimiento de esta norma es lo que Lejeune llamará pacto autobiográfico:

“La identidad se define a partir de tres términos: autor, narrador y personaje. El narrador y

el personaje son las figuras a las cuales remiten, dentro del texto, el sujeto de la enunciación

y el sujeto del enunciado; el autor, representado por su nombre, es así el referente al que

remite, por el pacto autobiográfico, el sujeto de la enunciación” (Lejeune, 1994:75).

El otro pacto que Lejeune considera es indispensable para el texto autobiográfico es

el pacto referencial, a propósito de la cercanía y confusión entre la autobiografía, la novela

autobiográfica y la biografía. El problema que Lejeune señala con respecto de esta última

es el aspecto historizante que parece debería tener la autobiografía. Así pues, la biografía y

la autobiografía son textos que, contrario a los ficcionales, brindan información sobre el

mundo real, se refieren a éste, y por tanto pueden ser textos que se someten a la

verificación:

22

La fórmula ya no sería “Yo, el abajo firmante” sino “Yo juro decir la verdad,

toda la verdad, y nada más que la verdad”. El juramento raramente toma forma tan

abrupta y total: es una prueba suplementaria de la honestidad el restringirla a lo

posible (la verdad tal como se me aparece, en la medida en que la puedo conocer,

etc., dejando margen para los inevitables olvidos, errores, deformaciones

involuntarias, etc.) y el indicar explícitamente el campo al que se aplica el juramento

(la verdad sobre tal aspecto de mi vida, sin comprometerme en ningún otro aspecto)

(Lejeune, 1994:76).

Al no ser un juramento abrupto, el texto autobiográfico pretenderá, como

enunciado, parecerse a lo real: “En la autobiografía resulta indispensable que el pacto

referencial sea establecido y sea mantenido: pero no es necesario que el resultado sea del

orden del parecido estricto” (Lejeune, 1994:77). Es así que Lejeune configura la mayor

diferencia entre biografía y autobiografía: “en la biografía, el parecido debe sostener la

identidad, mientras que en la autobiografía la identidad sostiene el parecido”. (Lejeune,

1994:79). Al sostenerse la autobiografía en la identidad, Lejeune afirma que el sujeto del

enunciado no se puede separar del sujeto de la enunciación, y por lo tanto el parecido,

evaluado desde el criterio de verdad, “no puede ser el ser-en-sí del pasado (si tal cosa

existe), sino el ser-para-sí, manifestado en el presente de la enunciación” (Lejeune,

1994:80). Esto quiere decir que en dado caso que el narrador mienta, omita u olvide datos o

información de la historia del personaje, dicha enunciación permanecerá auténtica, gracias

al uso de la primera persona gramatical.

23

Lejeune sintetiza el abordaje del texto autobiográfico hasta este punto de la

siguiente manera:

La problemática de la autobiografía que he propuesto aquí no está basada en

una relación, establecida desde afuera, entre lo extratextual y el texto, pues tal

relación sólo podría versar sobre el parecido y no probaría nada. Tampoco está

fundada en un análisis interno del funcionamiento del texto, de la estructura o de los

aspectos del texto publicado, sino sobre un análisis, en el aspecto global de la

publicación, del contrato implícito o explícito propuesto por el autor al lector,

contrato que determina el modo de lectura del texto y que engendra los efectos que,

atribuidos al texto, nos parece que lo definen como autobiográfico. (Lejeune,

1994:86)

Al final de El pacto autobiográfico, Lejeune sugiere que la autobiografía tiene un

doble aspecto sobre la manera como es escrita pero también como es leída, en relación con

dicho contrato que se establece entre el autor y el lector. De ahí que sostenga que esta

relación varía históricamente y no se pueda generar, según él, una teoría científica de la

autobiografía.

1.5. La autobiografía en tercera persona

Lejeune en La autobiografía en tercera persona reflexiona sobre el uso de los

pronombres personales en la construcción de una autobiografía, en especial la tercera

persona gramatical, ya enunciada en su trabajo anterior. El primer elemento que señala, a

propósito de la obra de Bertolt Brercht es lo que expresa y cómo lo hace: “Les sirve a la vez

24

para expresar sus problemas de identidad y para seducir a sus lectores” (Lejeune, 1994:90).

Aunque no profundiza en el aspecto de seducción es de importancia pensando esta tipología

textual en el marco de un espacio de formación. Lejeune de nuevo señala que es el contrato

de lectura que se genere entre el autor y el lector el que definirá el género del texto y las

relaciones de identidad en los pronombres personales: “Puedo elegir por ejemplo: la

ficción, cuya lectura es independiente de lo que el lector sabe del autor; la ficción

autobiográfica, donde el lector está invitado a una lectura ambigua; la autobiografía, donde

lectura referencial y modo de comunicación se combinan” (Lejeune, 1994:91). Para el caso

de la tercera persona o “no-persona”, partiendo de la teoría de la enunciación de

Benveniste, Lejeune afirma que

El autor habla de sí mismo como si fuera otro el que hablara, o como si

hablara de otro. Este como si concierne únicamente a la enunciación: el enunciado

sigue estando sometido a las reglas estrictas y propias del contrato autobiográfico.

Mientras que si utilizara la misma presentación gramatical en una ficción

autobiográfica, el mismo enunciado sería tomado dentro de la perspectiva de un pacto

fantasmal (“esto tiene sentido con relación a mí pero no es yo”) (Lejeune, 1994:92).

Para que no se rompa el pacto autobiográfico o para que no se dé el pacto fanstamal

del que habla Lejeune, lo importante, como ya se ha mencionado anteriormente, es el

nombre propio: “El nombre es el garante de la unidad de nuestra multiplicidad: establece

una asociación de nuestra complejidad con el momento y de nuestro cambio con el tiempo.

El sujeto de la enunciación y el del enunciado son claramente “el mismo”, ya que llevan el

mismo nombre” (Lejeune, 93). Lo que acá sucederá es, en palabras de Lejeune, un

25

desdoblamiento, que no es más que al hablar de “él” es hablar de sí mismo. Pero, y

siguiendo las ideas de Benveniste, Lejeune afirma que en este proceso de desdoblamiento

sucede un doble desplazamiento, a) respecto de la enunciación, el deíctico pasa de la

enunciación al enunciador: “el que escribe estas palabras”, y b) el sujeto del enunciado (“el

individuo” según Benveniste) está representado en el sujeto de la enunciación, es decir, se

entiende que la persona de la cual se habla es la misma que la que habla (Lejeune,

1994:93). Lo que para Lejeune no queda claro es quién es ese “individuo” establecido por

Benveniste. Acá surge, para el autor, el problema de la identidad en el texto autobiográfico,

y su propuesta se decanta por el camino de la lingüística generando, nuevamente, dos

posturas, 1) desde el léxico, donde el problema ya está resuelto porque, como se dijo

anteriormente, el garante de identidad es el nombre propio y 2) desde la enunciación

funciona gracias al corte o separación entre el emisor y el destinatario, y la enunciación y el

enunciado (Lejeune, 1994:94).

El aporte que brinda la tercera persona a la autobiografía, según Lejeune, es que “las

figuras de la tercera persona suministran una serie de soluciones en las que precisamente el

distanciamiento se pone de manifiesto, pero siempre para expresar una articulación (una

tensión) entre la identidad y la diferencia” (Lejeune, 97). Cabe recordar que Lejeune

insistió en El pacto autobiográfico sobre la imposibilidad de generar una teoría cerrada de

eta tipología textual, y así mismo sus límites no son totalmente definitivos ni claros,

permitiéndole a la autobiografía moverse constantemente entre la historia y el discurso

(Lejeune, 95).

26

Retomando el problema de la identidad, para Lejeune lo que se logra, o se espera,

en un texto autobiográfico es elaborar un punto de vista sobre sí mismo, y si se llegaran a

dar diferencias entre las perspectivas del narrador y la del personaje, finalmente el elemento

estable es la marca del autor, es decir, el nombre propio. Lo que se puede permitir el autor

es crear, gracias a la ficción, simulacros “ya que si intentamos meter el punto de vista de

otro en la autobiografía de uno, [y] sólo podrá ser de forma imaginaria, reconstruyendo al

otro como a un personaje de novela; […] la autobiografía se hace partiendo de la idea que

otro puede hacerse de uno mismo” (Lejeune, 1994:113). Lejeune, a partir de la idea de

simulacro, reflexiona que “la mayoría de los juegos a los cuales se entregan los

autobiógrafos contemporáneos son un tímido eco de las investigaciones de los novelistas

modernos sobre la voz narrativa y la focalización (Lejeune, 1994:98). Es claro que en la

época en que Lejeune está trabajando su teoría de la autobiografía, la influencia de la

narratología está en boga. Estos juegos a los que se refiere Lejeune los llama “ficciones

ficticias”, que no son más que el autobiógrafo imaginando a un otro contando su propia

historia. En este juego, a pesar de la cercanía con la frontera con la ficción se sigue estando

en el lugar de la autobiografía, pues esa es la estructura o pacto sobre el que se funda. En

caso de que el autor elija como opción narrar toda su autobiografía en tercera persona,

Lejeune nos recuerda que puede llegar a ser chocante y que el lector deberá recordar en el

pacto en que se encuentra, pues las únicas marcas o referencias estarán en el título o la

portada del libro.

El autor, a propósito de estos juegos, se formula una pregunta que es de gran

relevancia para la presente investigación y es: “¿Realmente uno puede hablar de sí mismo

27

como si fuera otro, asomarse a la ventana para verse pasar por la calle?” (Lejeune,

1994:111). En principio, esta estrategia la asocia con un narcisismo extremo por parte del

autor, pues sería un desdoblamiento en el que el narrador presentaría de manera ostentosa al

personaje que no es otro que el autor. Pero, contrario a este caso, nos presenta otro que

señala como eficiente y productivo para esta tipología textual: “Rousseau intentó realmente

lo imposible, explotó todo lo que pudo aquello que otros hacen sin creer demasiado en ello.

Por un lado meterse dentro de los demás para comprender cómo le ven a uno, por otro

ponerse fuera de sí mismo para verse como si fuera otro” (Lejeune, 1994:117). Este es el

caso de una ficción ficticia lograda, según Lejeune. El éxito de este juego lo presenta a

través de dos estrategias: el testigo ficticio y el diálogo ficticio.

La estrategia del testigo ficticio es imaginar que alguien cercano, un familiar, cuenta

la propia vida del autor. Lejeune cita como caso de esta estrategia la Autobiografía de Alice

Toklas de Gertrude Stein. El juego novelesco (de ficción) consiste en afirmar desde el

inicio que, ante la falta de tiempo de Alice de escribir su autobiografía, le confiere esta

labor a Stein. Al final del texto, la autora nos recordará de nuevo este elemento que es el

que permite que el pacto autobiográfico se cumpla. El enorme valor ficcional es lograr

construir un narrador que pueda sostener la totalidad de la narración.

Por su parte, la estrategia del diálogo ficticio, antes que construir un punto de vista

sobre sí mismo, lo que se desea, según Lejeune, es destruirlo. El caso que trae a colación es

el texto Rousseau juez de Jean-Jacques, de Rousseau:

28

nos propone un diálogo entre dos personajes ficticios, uno, llamado

“Rousseau”, que admira los libros de Jean-Jacques Rousseau, no conoce al hombre,

pero le cuesta trabajo creer todas las cosas malas que dice de él el segundo personaje,

llamado “le Français”, que, por el contrario, no ha leído los libros del autor (Lejeune,

1994:116).

En este caso lo que pretende Rousseau, en palabras de Lejeune, es alcanzar una

reconstrucción lo más fiel que el otro tiene de sí mismo. No tiene la pretensión de

caricaturizar al otro. Gracias a estas dos estrategias es que Lejeune termina afirmando en La

autobiografía en tercera persona que los límites entre la ficción y la autobiografía no son

tan evidentes como creyó en un principio.

1.6. El pacto autobiográfico (bis)

En el texto El pacto autobiográfico (bis), Lejeune realiza una reflexión crítica sobre

El pacto autobiográfico, señalando los elementos que parecen haber quedado indicados

como normativos, como es la definición qué él mismo ha elaborado, partiendo de

elementos lexicográficos: “la definición era un punto de partida para hacer una

deconstrucción analítica de los factores que entran en la percepción del género. Pero,

aislada de su contexto, citada como una “autoridad”, podía parecer sectaria y dogmática”

(Lejeune, 125). La ventaja que señala Lejeune de haber partido su trabajo con la definición

es que le permitió, no tanto establecer unos límites como hallar un centro desde donde

partir su análisis.

29

Otro de los aspectos que señala que no desarrolló en El pacto autobiográfico es la

posibilidad (o imposibilidad en su momento) de una autobiografía anónima, precisamente

por haber tomado de manera normativa la definición desde la cual partió su análisis. Lo que

en El pacto (bis) hace es una reconstrucción del concepto “autobiografía”, que no hizo en

su primer estudio. Más allá de reparar en el proceso de recuperación de sentido de la

palabra, cabe señalar que ya desde 1876 en el diccionario Larousse se señala la no

necesidad de la exactitud: “La autobiografía abre un amplio camino a la fantasía, y el que la

escribe en absoluto está obligado a ser exacto en los hechos, como en las Memorias, o para

ser totalmente sincero, como en las confesiones” (Lejeune, 129). El enorme valor del

trabajo de Lejeune, que se reconoce como importante para la presente investigación es que,

más allá de los problemas de definición de dicho concepto, donde además reconoce que

para la investigación lo normativo es una frontera y no su límite, es la razón por la que

eligió dicha palabra:

En efecto, elegí la palabra autobiografía para designar ampliamente cualquier

texto regido por un pacto autobiográfico, donde un autor propone al lector un

discurso sobre sí mismo, pero también una realización particular de ese discurso,

aquella en la que encuentra la respuesta a la cuestión de “¿quién soy?” a través de un

relato que dice “cómo he llegado a serlo” (Lejeune, 130).

Parte de los problemas que señala Lejeune respecto de su postura normativa fue el

haber elegido como eje de la autobiografía la confesión. En este texto descubre y señala que

lo que ha hecho es valorar el todo por una de sus partes (Lejeune, 132) y que a través de los

diversos análisis que presentó posteriores a la definición, le han permitido aceptar que la

30

autobiografía tiene más de multiforme y diverso que de limitado y establecido: “el relato

autobiográfico, en el sentido estricto de la palabra, tiende a asimilar progresivamente las

técnicas que están presentes en el campo de la ficción” (Lejeune, 137).

Otro aspecto de dicha normatividad fue el uso de la palabra “contrato” para hablar

de la relación entre el texto y el lector. Al referir el pacto autobiográfico como sustentado

en un contrato (que además estaba señalado al inicio del texto autobiográfico), no permitía

la multiplicidad de lecturas que bien puede tener todo texto, según la perspectiva del lector.

Dentro de esta multiplicidad, ya no del lector sino del texto, lo que también negó en su

momento Lejeune fue la ambigüedad del texto:

El nombre del personaje puede ser a la vez igual al nombre del autor y

diferente: iniciales iguales, nombres diferentes (Jules Vallés/Jacques Vingtras);

nombres iguales, apellidos diferentes (aunque sólo sea una letra: Lucien

Bodard/Lucien Bonnard), etc. Un libro puede ser presentado como una novela, en el

subtítulo, y como autobiografía, en el ruego de inserción (Lejeune, 135).

Es evidente que las fronteras entre la autobiografía y la ficción se van diluyendo y

una pregunta que se formula Lejeune es hasta qué punto el lector debe considerar el nombre

propio del autor como real o ficticio. La solución que propone es el “estilo”. Cabe anotar

que Lejeune parte de un problema de apreciación y valoración y fue el haber reparado más

en el contrato que en otros elementos: “Aparentemente he sobrevalorado el contrato, y

subestimado los tres aspectos siguientes: el contenido mismo del texto (un relato

biográfico, recapitulando una vida), las técnicas narrativas (en particular las distintas voces

31

y puntos de vista) y el estilo” (Lejeune, 136). Para Lejeune, el estilo es “todo aquello que

enturbia la transparencia del lenguaje escrito, lo aleja del “grado cero” y de la

“verosimilitud”, y muestra un trabajo de elaboración —se trate de una parodia, de juegos

sobre los significantes o de versificación” (Lejeune, 137). Se puede afirmar que es el estilo

el que media en la frontera entre la autobiografía como texto encaminado a la verdad y la

ficción, o también que el estilo es el que le permite a la autobiografía intersecarse con otros

campos en pro de su crecimiento como tipología textual. En El pacto autobiográfico,

Lejeune había afirmado que la autobiografía debía ser un texto en prosa, pero acá

contempla la posibilidad del verso como otra de las formas que la autobiografía puede

adoptar.

Finalmente, más allá de los problemas formales que fue reelaborando en este texto,

lo más importante es que Lejeune descubre que ha caído en una especie de ideología

autobiográfica, en donde, entre otras cosas, afirma que el yo es una construcción terminada,

de quien podemos decir toda la verdad y que tenemos una existencia individual y autónoma

(Lejeune, 141). Todo lo anterior no evita ni interfiere en la existencia de la autobiografía.

1.7 Enseñar a la gente a escribir su vida

En 1986 Lejeune publicó un texto llamado Enseñar a la gente a escribir su vida. En

este texto el autor hizo una labor de revisión de manuales y textos que recomendaban o

tenían como método la escritura autobiográfica, sobre todo en Estados Unidos y

comparando con publicaciones de Gran Bretaña y Francia. De este apartado es pertinente

señalar que para Lejeune, la escritura autobiográfica no se logra únicamente a través de un

32

manual, sino que es necesaria la participación de otro: “el libro difícilmente puede suplir la

relación con el otro, necesaria para el proceso” (Lejeune, 429). Como se ha visto

anteriormente, para logar una mayor vitalidad y versatilidad a dicho texto, es necesario

acudir a las voces de otros para lograr diferentes puntos de vista.

Respecto de quienes hacen la labor de enseñar la escritura autobiográfica, es

pertinente señalar que Lejeune afirma que la autobiografía no es un fin sino un medio pues

“su propósito no es enseñar a la gente a escribir su vida, sino simplemente a vivir, tomando

conciencia de su pasado” (Lejeune, 422). Esta perspectiva hay que tenerla en cuenta en el

momento de hablar de los espacios no formales para la formación en escritura creativa.

Para terminar, es valioso el apunte de Lejeune respecto del uso de textos

autobiográficos en espacios formativos:

“Los grandes autores que se propone a los alumnos para que imiten, nunca

empezaron escribiendo su autobiografía: siempre tuvieron, además de la experiencia

de la propia vida, la de otras formas de escritura […] Se aprenden mejor los recursos

estilísticos, dentro de un espacio de juego y de libertad, cuando no se está limitado

por la obligación de decir la “verdad” (?). Al menos es lo que deduzco de mi

experiencia personal: he llegado a la escritura autobiográfica después de haber escrito

por placer, cualquier cosa” (Lejeune, 433).

Este es otro aspecto muy importante a la hora de pensar el texto autobiográfico en el

marco de un espacio de formación para escritura creativa, donde se trabaja con diferentes

33

tipologías textuales y múltiples temáticas, aprovechando además las experiencias de vida de

quienes participan.

34

2. LOS TALLERES DE ESCRITURA CREATIVA Y EL OFICIO

DEL ESCRITOR

En este capítulo se hará una revisión y análisis de los planteamientos y propuestas

presentadas en las políticas públicas sobre los talleres de escritura creativa en Bogotá. En el

marco de la reflexión académica, es pertinente hacer un acercamiento, indagación y así

generar propuestas para el espacio de lo público en el ámbito de la cultura. Aunque de larga

tradición histórica, los talleres de escritura creativa para el caso de Bogotá, en términos de

política pública, se remontan al año 2008. El inicio de esta reflexión y propuesta parte de

establecer la finalidad de estos espacios no formales en lo que tiene que ver con los

conceptos sobre lo que es un escritor o escritor en formación. Para ello, se partirá de la

revisión del Plan Nacional para las Artes (2006-2010) y los posteriores documentos

realizados por la Red Nacional de Talleres de Escritura Creativa (RENATA). Esta revisión

se hace con el fin de establecer los alcances que una propuesta académica puede lograr en

materia de política pública cultural y el impacto que pueda generar en los beneficiarios.

2.1 Los talleres de escritura creativa en el Distrito

Es pertinente, para efectos de esta investigación, partir del contexto en que surge el

apoyo del Ministerio de Cultura a propuestas de espacios de creación artística en aras de

brindarle a la ciudadanía la posibilidad de desarrollar intereses artísticos en sus diversas

áreas (danza, plásticas, literatura, etc.). La más reciente política pública es el Plan Nacional

35

para las Artes 2006-2010, publicado por el Ministerio de Cultura de Colombia. Este

documento presenta un diagnóstico en el sector de las artes respecto de los espacios

formales y no formales de creación artística; enuncia las bases desde donde se promueve

dicho plan dentro del marco legislativo; finalmente, la presentación del plan como tal. Al

inicio de este documento se señala que,

“teniendo en cuenta que en el nuevo siglo se hace apremiante el recurso a las

manifestaciones simbólicas como instrumento de cohesión, inclusión social y

promoción de valores éticos, el Plan para las Artes se propone como una instancia

de fortalecimiento de las condiciones que generan posibilidades a estas

manifestaciones, en particular a las expresiones artísticas y las distintas prácticas

que conforman el campo artístico” (Ministerio de Cultura).

Es claro que el Ministerio de Cultura no propone las artes como un fin en sí mismas

sino como un medio a través del cual se genera tejido social promoviendo y propiciando

tanto la participación como la colaboración entre la ciudadanía. Este elemento es de

relevancia ya que determinará los objetivos para cada una de las áreas a cubrirse por dicho

plan. Cabe señalar que el Plan Nacional para las Artes tiene entre sus fines el de “hacer

competitivo el sector [de las artes] y promover la calidad desde los procesos mismos de

formación, la acreditación de saberes y la ampliación del campo laboral” (RENATA,

2010).

El interés de fondo del Ministerio de Cultura es el de promover la

profesionalización de las artes para que sea un campo productivo a nivel nacional. De igual

36

manera, el documento expresa que “el derecho al conocimiento, expresión y creación

artísticos también implica superar una perspectiva difusionista de la cultura, con su

correlativa reducción del ciudadano a la condición de receptor-consumidor, para

potencializar su condición de productor-creador” (Ministerio de Cultura). Este aspecto es

importante para la posterior consolidación de los talleres de escritura creativa en lo que

refiere al área de literatura.

Es importante resaltar que este documento señala “la falta de articulación entre los

Ministerios de Educación y de Cultura” en tanto que “omite el potencial que el impulso a

la formación en procesos de creación artística brindaría al ejercicio de la creatividad

abriendo caminos de experimentación, de ruptura y riesgo creativos, de

complementariedad en el cruce de lenguajes y fronteras” (Ministerio de Cultura). Es claro

que para cuando se redacta dicho documento no se han instaurado tanto la Maestría en

Escrituras Creativas de la Universidad Nacional de Colombia (2007), como la

especialización en Escrituras Creativas de la Universidad Central (2008), espacios que bien

pueden entrecruzar visiones y fronteras de los dos ministerios citados.

Lo que sí es cierto, y que es un enorme vacío en términos de información estatal, es

que “no se cuenta con un sistema de información que permita tener un inventario de los

centros que imparten educación artística no formal” (Ministerio de Cultura). Esta tarea la

asume desde el área de literatura la Red Nacional de Talleres de Escrituras (RENATA) y

dentro de la revisión realizada se mencionan los casos del grupo La Cueva de Ramón

Vinyes en Barranquilla, fundado hacia la década del cincuenta del siglo XX; el taller de

Eutiquio Leal en la Universidad Autónoma; el taller de la Biblioteca Pública Piloto de

37

Medellín, fundado en 1978; y el taller de escritores de la Universidad Central fundado en

1981, dirigido por Isaías Peña (RENATA, 2009). A pesar de estar vinculados algunos de

estos talleres con instituciones universitarias, se consideran no formales ya que la

participación en estos espacios no entrega ninguna titulación. Lo que se resalta es el apoyo

institucional a estos espacios no formales para la formación de nuevos escritores. No es

alentador el panorama que ofrece inicialmente el Plan para las Artes ya que afirma que “en

este panorama es débil la formación artística en buena parte de las regiones del país, tanto a

nivel de formación para la creación y producción como formación de formadores”

(Ministerio de Cultura).

La Red Nacional de Talleres de Escritura Creativa – RENATA (hoy RELATA),

programa del área de Literatura de la Dirección de Artes del Ministerio de Cultura, publicó

en 2009 una cartilla donde presenta los avances que este Plan ha generado en materia de

formación para la creación literaria. Entre los principales aspectos señala el tener para dicha

fecha 47 talleres asociados a RENATA en 26 departamentos, con un número de 2.404

asistentes a dichos talleres y 24 antologías publicadas (RENATA, 2009). El aspecto que ha

quedado en vilo es la formación de formadores ya que hasta la fecha no existe un espacio

formal o no formal donde se den títulos de tallerista, director de taller de escritura creativa

o similares. La cartilla afirma que los talleres pueden servir de espacio para formador de

formadores para ser multiplicador de estos espacios, pero en relación a este punto no se ha

encontrado documentación.

Esta cartilla, además, presenta cuáles son los objetivos de RENATA en el marco del

Plan para las Artes: “diseñar e implementar estrategias para estimular la lectura crítica y la

38

cualificación de la producción literaria en las diversas regiones de Colombia, impulsando

además la integración, circulación y divulgación de nuevos autores” (RENATA, 2009).

Con estos objetivos en mente, en el año 2008 se presentan en Bogotá los Talleres Distritales

de Escritura Creativa en los géneros de cuento, novela, crónica, poesía y teatro. Para el

componente de formación, RENATA se propone pautas para el fortalecimiento de los

talleres, así como contribuir “a su consolidación como espacios de encuentro y producción

permanente, y exploración colectiva del oficio del escritor” (RENATA, 2009). Sin entrar en

detalles de conceptos ni definiciones, esta cartilla nos presenta por primera vez el concepto

que tiene RENATA sobre el escritor: es un sujeto que se construye ejecutando un oficio.

Cabe resaltar que contrapone la idea de oficio a la de profesión, insistiendo en que el oficio

se puede llevar a cabo de manera individual pero también de forma colectiva en espacios no

formales como son los talleres de escritura creativa, mientras que la profesión de escritor

quedaría en manos de instituciones educativas universitarias que cuenten con espacios y

programas académicos tales como las carreras y posgrados en escritura creativa.

En 2010 RENATA publica la Guía para talleres de escritura creativa, basada en la

investigación que realizó María Villa Largacha (2009) para el Área de Literatura de la

Dirección de Artes del Ministerio de Cultura de Colombia. En esta guía se condensan las

reflexiones a partir de las primeras experiencias de los talleres adscritos a la Red en todo el

país, y en especial las experiencias de Bogotá. En la presentación del libro, la entonces

ministra de cultura Paula Marcela Moreno afirma que “un taller de escritura creativa es un

laboratorio de país, un espacio de interacción y diálogo donde se encuentran la lectura

crítica de textos literarios y la escritura particular y auténtica de cada uno de sus

39

participantes. Allí se discuten lo que otros han aprendido del oficio de escribir” (RENATA,

2010). Se puede inferir que la idea de oficio se ubica indistintamente en el escritor y en la

escritura. En esta guía se presenta como objetivo general de RENATA el mismo que se

presentó en la cartilla publicada en 2009 donde se insiste en el “oficio del escritor”.

Se propone como objetivo principal de los talleres “el adentrarse en los procesos de

creación y asumirlos como prioritarios […] poniéndolos en función de la práctica del oficio

mismo de la escritura” (RENATA, 2010). Y páginas más adelante afirma esta guía que “los

talleres RENATA no aspiran a formar automáticamente escritores, pero trabajan bajo la

conciencia de que los escritores en formación pueden enriquecer mucho su oficio a partir de

espacios colectivos de formación” (RENATA, 2010). ¿Es fundamental diferenciar el oficio

del escritor del oficio del escribir? Por ahora es mejor seguir indagando en los conceptos

que tiene RENATA sobre lo que es ser escritor en formación. Respecto del taller como

espacio de formación, es un gran paso para la creación literaria en tanto que se propone una

posibilidad colectiva de un trabajo que siempre ha sido valorado como individual. En tanto

que política pública, es un espacio de democratización de la palabra escrita.

2.2. La escritura creativa, la voluntad y el oficio del escritor

Uno de los conceptos que es pertinente aclarar es el de escritura creativa, y la Guía

nos presenta una definición que fue resultado de sesiones de trabajo del comité de

RENATA en 2008:

“La escritura creativa se plantea como la voluntad de expresar una realidad,

una emoción, un mundo propio a partir del lenguaje. El deseo y la voluntad

40

aparecen como imprescindibles en esta búsqueda de expresión personal, de

exploración de la realidad a través de una voz propia que expresa los intereses

estéticos del autor, el estilo personal de su escritura y la sensibilidad que manifiesta

en la elección de sus temas” (RENATA, 2010)

Para alcanzar estos objetivos, la Guía propone unos aspectos a través de los cuales

lograr la enseñanza de la escritura creativa:

El manejo de la lengua escrita

De la idea germinal a la construcción de un relato

Una voz propia

La relación con el lector

Análisis de textos

De estos puntos se resaltará “la relación con el lector”. En este punto la guía señala

que el trabajo colectivo permite tener lectores de primera mano que pueden aportar a

diferentes aspectos del texto del participante leído y de ahí se desprende que las

correcciones sucederán más de parte de los colegas que del director del taller (RENATA,

2010). El lector que hay que empezar a involucrar en esta dinámica es el autor como lector

de su propio texto. Lo que queda por establecer sería la forma en que el autor se desprende

de su texto para poder hacer una lectura lo más objetiva posible en aras de reflexionar sobre

su oficio escritural, siguiendo las palabras del Ministerio de Cultura.

Es claro que en los talleres de escritura creativa quien participa y es seleccionado

tiene el deseo de ampliar sus fronteras y conocimientos respecto de la escritura y los

41

conocimientos en literatura y antepone la voluntad de continuar un camino que es

demarcado por la herencia literaria y los conocimientos formales escriturales. Ahora bien,

esa búsqueda de la expresión personal que plantea esta guía bien se pueden alcanzar a

través de los intereses estéticos o la selección de temas de cada autor, pero ¿cómo hacer

consciente para el participante al taller de estos dos aspectos?

El aspecto de “voluntad” es de especial relevancia ya que la escritura creativa se

está planteando como un oficio o un ejercicio de libre elección, que además puede ser

trabajado en un espacio para ello, bien sea formal o no formal. También se resalta el

aspecto subjetivo de dicha escritura al enunciar tanto “una realidad” como “una emoción”,

es decir, la búsqueda de una expresión particular de un mundo circundante pero también de

construcciones emocionales y afectivas individuales. De ahí que “el mundo propio” al que

refiere esta definición bien podría prescindir y resaltar esa apropiación del lenguaje para

hablar y crear a partir de lo circundante y de lo emotivo.

Es claro que para RENATA un elemento importante de la escritura creativa es “un

dominio del lenguaje escrito”, esto a través del manejo y apropiación de “herramientas

disponibles para la construcción de relatos”, siempre buscando ir más allá de un taller de

redacción o lectoescritura, pues a lo que se incita es a “agudizar la mirada de los

participantes sobre su realidad y potenciar la capacidad de dotarla de sentido

resignificándola” (RENATA, 2010). Se puede apreciar que para RENATA el elemento de

realidad es de suma importancia para el ejercicio de la escritura creativa. Hay que ver cuál

es la relación que se establece entre la realidad y la palabra.

42

La Guía insiste en que RENATA no es únicamente una entidad difusora y

transmisora de la cultura sino que pretende fortalecer procesos de creación. En este orden

de ideas, conciben la cultura como “dinámica, […] multiforme, en permanente cambio y

resignificación” (RENATA, 2010). Dentro de dicho dinamismo, la memoria juega un papel

importante en tanto que es “un acto de creación de sentido y un diálogo en el tiempo entre

grupos y entre individuos” (RENATA, 2010). En esta conjunción de elementos (cultura y

memoria), RENATA lo que propone con la escritura creativa es “preservar las narrativas y

cualificar la formación artística” (RENATA, 2010). Cabe resaltar que la preservación del

capital cultural, pero sobre todo su renovación, son objetivos principales de la presente

propuesta en tanto que ampliación del capital simbólico de la sociedad.

El objetivo principal de la Guía es la planeación de un taller de escritura creativa, a

partir de la recopilación de experiencias de los años anteriores a su publicación, donde se

generaron pautas esenciales que todo taller enmarcado en la Red RENATA no puede

prescindir. Dentro de estos elementos hay que señalar que el taller no es “un lugar del que

dependa el escritor para mantener una producción activa, sino constituir un primer espacio

de investigación y formación que fortalezca la confianza en sus propias capacidades y

proyectos, afiance hábitos de escritura y ofrezca herramientas para un trabajo autónomo y

personal” (RENATA, 2010). Aunque la escritura creativa tal como la entiende RENATA

parte de la voluntad de quien escribe, considera que hay que reforzarla a través de la

confianza en las capacidades, junto con la adquisición de herramientas.

Parte de esta búsqueda es el trabajo colectivo, sobre todo en la confrontación con

otros lectores. Un aspecto de la propuesta de los talleres se basa en que las discusiones y

43

revisiones se generen más desde los participantes que desde el mismo director del taller. En

este aspecto se puede reflexionar que se puede motivar a que cada participante sea su

propio lector crítico de sus producciones. También se puede aprovechar los procesos de

reescritura y edición, más allá de los aspectos formales de la escritura (ortografía, sintaxis,

etc.), que sea un momento también para que el escritor en formación pueda reflexionar y

ser crítico en su escritura pero también desde su escritura.

44

3. ANÁLISIS: EL TEXTO AUTOBIOGRÁFICO EN EL TALLER

DE ESCRITURA CREATIVA. UN ESTUDIO DE CASO

En el presente capítulo se presentarán los respectivos análisis cualitativos a los

textos generados en la sesión de la autobiografía en el taller de escritura creativa elegido

para esta investigación, se revisarán las reflexiones hechas por los participantes que

entregaron los textos y otros que estuvieron en la sesión sobre esta tipología textual y se

generarán reflexiones finales sobre la pertinencia del texto autobiográfico para la formación

de nuevos escritores en talleres de escritura creativa.

3.1. Metodología

La metodología seleccionada para la presente investigación fue la investigación-

acción. Elliott, el principal representante de la investigación-acción desde un enfoque

interpretativo, define la investigación-acción como “un estudio de una situación social con

el fin de mejorar la calidad de la acción dentro de la misma” (Hernández, 2010).

Se consideró esta metodología ya que “la finalidad de la investigación-acción es

resolver problemas cotidianos e inmediatos y mejorar prácticas concretas. Su propósito

fundamental se centra en aportar información que guíe la toma de decisiones para

programas, procesos y reformas estructurales” (Hernández, 2010: 509). Aunque la

45

propuesta metodológica del taller se realiza antes de su ejecución, son de gran importancia

los aportes que realicen los participantes para mejorar en un siguiente taller las prácticas de

formación para nuevos escritores. Es así que “la investigación-acción construye el

conocimiento por medio de la práctica” (Sandín, 2003 en Hernández, 2010).

Los objetivos que se establecen dentro un estudio basado en acción-investigación se

pueden sintetizar en: 1. La investigación-acción envuelve la transformación y mejora de

una realidad (social, educativa, administrativa, etc.). 2. Parte de problemas prácticos y

vinculados con un ambiente o entorno. 3. Implica la total colaboración de los participantes

en la detección de necesidades y en la implementación de los resultados del estudio

(Hernández, 2010). Es pertinente aclarar que las mejoras a las prácticas en un taller de

escritura creativa no suceden en el mismo ciclo, sino que son proyectadas para ciclos

posteriores. Por otra parte, aunque los participantes de un ciclo del taller participen y

propongan mejoras y soluciones, no son ellos sino quienes participen de un siguiente ciclo

quienes se podrían beneficiar de dichas soluciones o cambios. Esto no permite la

realización de un seguimiento estandarizado pues la población cambia con cada taller.

Habría que hacer un estudio longitudinal para hacer un seguimiento a través de varios

ciclos del taller de escritura creativa y comparar resultados.

Las tres fases esenciales de los diseños de investigación-acción (Stringer, 1999 en

Hernández, 2010) aplicadas en la presente investigación fueron: observar (realización de

bitácoras de las sesiones y recolección de datos e información de los participantes del

taller), pensar (analizar e interpretar los textos resultantes de la sesión y lo manifestado por

46

los participantes) y actuar (generar reflexión y propuesta sobre el texto autobiográfico en el

taller de escritura creativa).

3.2. Descripción

El estudio de caso que se ha elegido para el presente estudio es el taller de escritura

creativa de la localidad de Tunjuelito, enmarcado en la Red de Talleres Locales del

Instituto Distrital de las Artes IDARTES, llevado a cabo entre el 31 de julio y el 12 de

noviembre de 2016.

La cantidad de personas inscritas al taller fue de 35, pero el número de asistentes

siempre fluctúa, no siendo nunca menor a 17. Fueron 16 sesiones ejecutadas los días

sábados con una intensidad de cuatro horas. Cabe aclarar que los diseños metodológicos de

cada uno de los talleres ofrecidos por IDARTES por localidad (19 en total) son

independientes, es decir, cada uno de los directores de taller ofrece un trabajo metodológico

personal dependiendo de las directrices propuestas por la Gerencia de Literatura de

IDARTES. Estas directrices apuntan a hacer un trabajo en narrativa y poesía, pero sin

determinar contenidos, autores, desarrollos metodológicos, etc.

Para el caso referido a esta investigación, el taller se diseñó de la siguiente manera:

A. Un primer momento (8 sesiones) en las cuales se trabajaron

elementos básicos de narrativa y poesía indistintamente.

47

B. Un segundo momento (7 sesiones) en las que se trabajó a partir de

géneros narrativos, a saber: epístola, autobiografía, cuento, novela, crónica, teatro y

ensayo literario.

C. La sesión final fue dedicada a la lectura de textos resultantes durante

todo el proceso.

En cada una de las sesiones se hizo una lectura literaria (que es elegida por el

director del taller) y un ejercicio de escritura. Parte de la propuesta particular del taller de

Tunjuelito fue la de asumir la idea de taller como tal, es decir, partir de los textos

producidos por los participantes como materia prima del taller, realizados desde la primera

sesión. Aunque se realizan ejercicios escriturales por sesión, hay un trabajo global de un

proyecto escritural que consiste en entregar al final del taller mínimo un texto terminado en

las condiciones del género sobre el que haya sido hecho. Los ejercicios por sesión

pretenden alimentar este proyecto, además de permitir apropiación del elemento que se

trabaje en la escritura misma.

Para la sesión de autobiografía, asistieron 17 participantes. Aunque durante la sesión

todos realizan el ejercicio solicitado, solo dos hicieron entrega del mismo vía correo

electrónico.

3.3. La sesión de autobiografía

Durante la semana previa a la sesión, se les envió a los participantes dos textos

autobiográficos extraídos de La autobiografía en la literatura colombiana (1996): León de

48

Greiff y Porfirio Barba Jacob. Estos textos se seleccionaron por su forma ecléctica respecto

del género tratado: un poema (De Greiff) y un texto en tono expositivo-argumentativo

(Barba Jacob). Durante la sesión, se hace una corta discusión sobre las características

escriturales de estos textos, de lo que los participantes conocen sobre el género y si tienen

otras referencias. A continuación se les propone el ejercicio escritural que consistió en que

escribieran un texto de máximo dos páginas en el que cuenten un evento relevante, claro en

la memoria, vital, de sus vidas. Se les deja como opcional que lo escriban en primera o

tercera persona gramatical y que elijan si es en prosa o verso. La totalidad de los

participantes eligen la prosa para la realización del ejercicio.

Los textos seleccionados para analizar en la presente investigación fueron dos,

enviados por correo electrónico en la semana posterior a la realización de la sesión sobre la

autobiografía.

3.4. Matriz de análisis

Para hacer un primer abordaje de los textos seleccionados se partirá de la siguiente

matriz, de realización propia a partir de las categorías elegidas:

PERSONA

GRAMATICAL

NOMBRE

PROPIO

IDENTIDAD PERCEPCIÓN

LECTOR

TEXTO X

49

Persona gramatical: En este aspecto se establecerá cuál persona gramatical eligió

el/la autor/a.

Nombre propio: Se revisará si el texto está firmado o no por el/la autor/a o si el

nombre aparece en algún momento del texto.

Identidad: Se busca si es evidente o clara la relación autor-narrador-personaje en el

texto realizado.

Percepción lector: A partir de la lectura en voz alta realizada en la sesión y a partir

de la opinión de los demás participantes se establece si es o no autobiografía.

Es pertinente recordar en este punto que más allá del cumplimiento o satisfacción de

estas categorías y su ubicación o no dentro del texto autobiográfico lo que es relevante para

el presente estudio es como cada uno de esos elementos aporta para la construcción de un

sujeto-escritor en proceso de formación. Es de relevancia cómo cada una de estas categorías

influye o no en dicho proceso.

3.4.1. Análisis de los textos producidos.

A continuación se realizará el análisis de los textos producidos y entregados

posteriormente a la sesión dedicada a la autobiografía en el taller de escritura señalado

anteriormente.

50

Tabla 1

Análisis texto 1

PERSONA

GRAMATICAL

NOMBRE

PROPIO

IDENTIDAD PERCEPCIÓN

LECTOR

TEXTO 1 El texto no tiene una

definición clara de

persona gramatical,

pues comienza con

la primera persona

del singular,

pasando por la

primera persona del

plural, mezclada con

la tercera persona

del plural.

El texto no está

firmado por la

autora y en el

interior del

mismo

tampoco

aparece

referencia

alguna de

autoría. Ahora

bien, al haber

sido realizado

y leído en la

sesión, puede

que se haya

obviado este

aspecto.

En el marco del

taller y de la

sesión se puede

hacer evidente

la relación

autor-narrador-

personaje,

además porque

la autora a

medida que leía

el texto hacía

aclaraciones

sobre lo escrito.

Pero

ciñéndonos al

texto

exclusivamente,

La impresión

que deja este

texto es que

parece ser una

recopilación de

sucesos poco

desarrollados.

El uso de la

tercera persona

gramatical

genera la

percepción de

hablar de una

realidad

contextual mas

no de una

personal (de la

51

al no haber

firma, esa

relación se

rompe y el

texto bien

puede quedar

como cuento o

anécdota

anónima sobre

una época en

particular de la

realidad.

autora).

Una

apreciación que

difiere es que

los datos

contextuales le

dan

verosimilitud al

texto.

Elaboración propia.

Por la naturaleza del texto, la autora no genera un proceso de distanciación respecto

del mundo que le rodea. Al contrario, hace referencias directas al mundo en el que vive

tales como “Nací en el año en que John Kennedy, vino a Colombia” o “Los niños podían

alquilar en tiendas especializadas, los famosos comics”. A pesar de no darse dicha

distanciación, la autora genera reflexión y opinión sobre dicho mundo de manera

espontánea: “Pasó casi medio siglo para que se diera el milagro de disponer de una

biblioteca real en este sector, de la dizque, Atenas suramericana”. El análisis no buscar dar

cuenta de la pretensión de verdad de estos enunciados ni de la validez de los juicios, sino

52

observar que bien puede funcionar como contexto de la situación real narrada pero también

puede funcionar como elaboración contextual ficcional, si el interés es de orden narrativo

literario.

El ejercicio autobiográfico se propuso sin temáticas ni restricciones, de ahí que se

pueda inferir que la autora ha determinado voluntariamente referir a ciertos momentos que

ha considerado importantes en la rememoración de aspectos de su vida, como lo son el año

de la visita de Kennedy, la lectura de comics en espacios comunitarios o el ingreso a la

universidad. Es evidente que no hay una línea cronológica consecutiva sino que son

momentos que pueden ser decisorios en el trabajo con la memoria. Al ser varios los

momentos y no haber tratamiento narrativo en profundidad de la mayoría de ellos, puede

que el efecto sea el que precisamente reportaron los lectores y quienes escucharon el texto,

a saber, no encontrar un elemento autobiográfico como tal. Parece ser que no basta con que

haya un yo que narra y unos elementos contextuales.

Otro aspecto que puede pesar mucho es la ausencia de nombre-firma en el texto.

Aun cuando fue leído en voz alta por la misma autora, en cuyo momento se asumió como

autobiográfico, al ser leído en ausencia de ella, esta relación no es evidente y por lo tanto el

texto puede o no asumirse como autobiográfico. El pacto autobiográfico acá se rompe, y al

no quedar establecido, el pacto con el lector queda a su libre albedrío de interpretación.

Al analizar en detenimiento el uso de varias formas gramaticales dentro del texto, se

puede hallar que el cambio constante no permite asumirlo como autobiográfico pero

tampoco cabe dentro del narrativo literario, a partir de lo manifestado por lectores del texto.

53

Aunque es un defecto formal del texto, este aspecto permite establecer que tanto para un

texto autobiográfico como para la creación de un texto narrativo literario deben quedar

claras las reglas de construcción del narrador para el lector.

Respecto de la categoría de identidad en este texto, la única manera que se sostiene

es mientras que la autora hace lectura en voz alta de su texto. En el momento de su ausencia

y al leer dicho texto por otras personas el carácter autobiográfico se pierde o es poco claro.

Asumir que la autobiografía se sostiene únicamente por la referencia a hechos que bien

pueden o no ser verídicos, dejando de lado el nombre del autor, o de un personaje a quien

referir estas acciones, hace que el texto quede en el plano de la anécdota.

La percepción de quienes leyeron este texto en ausencia de la autora y fuera del

contexto del taller fue de dificultad a la hora de clasificación del texto. Esto es importante

ya que el objetivo de trabajar con el texto autobiográfico es la de tenerlo como medio o

herramienta para la apropiación de los elementos principales de toda construcción narrativa

con pretensiones literarias, sin dejar de lado la de construir un texto autobiográfico como

tal. Parece ser que ha predominado la idea de las referencias de sucesos y hechos que

pueden ser verificables en tanto que sucesos históricos (el presidente Kennedy en Bogotá,

las formas comunitarias del uso del televisor, etc), pero en ausencia de una construcción de

estos hechos sobre el personaje-narrador del texto. Aunque es de valorar que el texto

autobiográfico ha permitido la reconstrucción de la memoria individual y colectiva a través

de los hechos narrados, para que este texto sea claro en su finalidad para el lector debe

haber una elaboración posterior de esa reconstrucción, a través de la construcción del

personaje, sin olvidar el pacto autobiográfico.

54

Tabla 2

Análisis texto 2

PERSONA

GRAMATICAL

NOMBRE

PROPIO

IDENTIDAD PERCEPCIÓN

LECTOR

TEXTO 2 Segunda persona del

singular.

El texto tiene

dos marcas

particulares: al

final tiene la

firma de la

autora, pero

además tiene

un epígrafe que

refuerza a

quién va

dirigido el

texto.

A pesar de

estar escrito en

segunda

persona, se

puede

establecer la

relación ya que

tiene la firma y

se aclara a

quién va

dirigido el

texto. La autora

eligió el

modelo de carta

pero queda

claro que se

dirige hacia sí

A pesar de

haber elegido la

forma de carta

y la segunda

persona

gramatical, la

impresión

dejada por el

texto fue más

clara. Tanto el

epígrafe como

la firma

reafirmaron su

condición

autobiográfica.

55

misma y que lo

que expresa es

parte de su vida

y su realidad.

Elaboración propia.

En este texto tampoco se evidencia distanciación, ya que la autora hace referencia a

experiencias puntuales de su vida personal, recuerdos donde es la protagonista, aun cuando

la construcción gramatical elegida fue la de la segunda persona en singular. Se infiere, así

como el anterior texto, que al haberse propuesto sin tema y como único objetivo el dar

cuenta de algún fragmento de vida de quien escribe, se asume que dicha decisión ha sido

voluntariamente, centrándose en un aspecto en particular, a saber, la el uso de la bicicleta

en la infancia.

Tanto en el momento de lectura del texto en la sesión como posteriormente en

ausencia de la autora, no hubo duda de su naturaleza autobiográfica, ya que el texto tiene

dos marcas que permiten que se dé tanto el pacto autobiográfico como el pacto con el

lector. Internamente, el epígrafe y la firma, y externamente, gracias a esas mismas marcas,

los lectores no dudaron de dicha naturaleza.

Cabe señalar que un lector manifestó que “El carácter autobiográfico lo dan las

marcas textuales de la estructura de la carta, a pesar de que la narración se produzca en

segunda persona” (Anexo 3), dando cuenta que el uso de la segunda persona gramatical no

56

interfirió en la aprehensión del texto como autobiográfico, evidenciando que este elemento

no es determinante, siempre y cuando se cumplan con los pactos.

Es importante resaltar que el uso de la segunda persona gramatical en este texto,

además, le aporta un elemento narrativo literario que bien puede hacer del texto un texto

narrativo creativo con fines ya no autobiográficos sino eminentemente literarios. Su uso

constante, sumado la construcción y ampliación de los momentos referidos, puede permitir

que, en un siguiente momento y con otro tratamiento (trabajo del lenguaje, descripciones,

elipsis, etc.) pueda ser un cuento literario. Bien se puede asumir el narrador de este texto

como un testigo ficticio, lo que denota la apropiación de herramientas narrativas en la

construcción textual, encaminadas al establecimiento de un estilo de escritura personal. Hay

que recordar que el contenido del texto, las técnicas narrativas y el estilo son aspectos que

Lejeune considera importantes para la construcción de un texto que se debate como

autobiográfico y ficcional.

En este texto evidenciamos una clara construcción identitaria al interior del texto, al

tener las marcas de la firma, del epígrafe y reforzado con la segunda persona gramatical.

Esta construcción permite que el texto no sea ambiguo en su naturaleza, que no necesite de

la presencia de la autora para ser asumido como autobiográfico y que pueda ser un texto del

que se puede partir para hacer una siguiente reelaboración hacia un texto de carácter

ficcional. No se afirma que en este punto el texto esté siendo evaluado por su relación entre

vedad y ficción, pues recordando a Lejeune, estos límites son borrosos y será la intención

del autor y el pacto con el lector lo que irán determinando la manera como puede ser

recibido este texto.

57

Es importante señalar que en las percepciones recibidas sobre la lectura de este texto

en ausencia de la autora, un lector manifestó dificultad a la hora de determinar si era un

texto autobiográfico o no: “Esto puede tener su explicación si se tiene en cuenta que la

narración se realiza en segunda persona, razón por la cual se puede creer que se está

hablando de otro. Esta segunda personal le da un tono más impersonal al relato y hace creer

que hay una distancia entre el escritor y la persona del relato” (Anexo 3). Esta reflexión es

de gran importancia ya que el lector asume que el uso de la segunda persona gramatical lo

que construye es otro que no puede ser sí mismo. Este aspecto se puede revisar y retomar

en las sesiones de construcción de narradores y de personajes, en las que, desde la

literatura, se pueda evidenciar que, usando la segunda persona gramatical, también se

pueden hacer autorreferencias, construcciones autobiográficas y altamente personales,

como bien lo deja ver este texto. Además, siguiendo a Lejeune, es claro que esta reflexión

la hace en tanto que el concepto de autobiografía se ciñe más al uso de la primera persona

gramatical del singular. Es la forma en que se espera que esté escrita. Pero al revisar las

percepciones de los dos lectores restantes podemos encontrar que hubo una lectura más

amplia, al señalar los marcadores (firma y epígrafe) e incluso un lector señala que aunque

está en segunda persona eso no afecta en la comprensión de la tipología del texto.

3.5. Aportes del texto autobiográfico al taller de escritura creativa

Trabajar con el texto autobiográfico como una de las posibilidades textuales dentro

de un taller de escritura creativa abre la posibilidad de combinar dos elementos que

58

metodológicamente no se han propuesto por la ausencia de una herramienta para ello: la

experiencia de vida (verdad) y el texto narrativo (ficción). Es claro que para RELATA la

experiencia de vida de quien participa en un taller es materia prima para la escritura

creativa, pero en su propuesta no hay una claridad metodológica con la que se maximice el

aprovechamiento de este sustrato. La posibilidad acá presentada es el texto autobiográfico

por su doble naturaleza de relación con la realidad (verdad) y con la ficción.

En el taller de escritura investigado y analizado, se propusieron ejercicios de

escritura desde la primera sesión, enfatizando en la idea de taller, es decir, trabajar con

material producido por los mismos participantes. Algunos de esos ejercicios estaban

diseñados con temáticas y contenidos establecidos: el primer recuerdo, listas de palabras,

describir espacios conocidos o familiares. Había otro tipo de ejercicios donde había mayor

determinación de contenido por parte de los participantes: la carta, la crónica, la

autobiografía. A medida que se abre el marco de posibilidades de contenido de los

ejercicios, los participantes expresan dificultad en la realización de los mismos, pues

cuando se dan las condiciones, su realización es más rápida, pero al pedirles que indaguen

más en sus experiencias de vida y en sus estados emocionales, la escritura se torna

dificultosa. Tanto los ejercicios de la carta como la autobiografía demandan del participante

que hable mucho de sí mismo, de sus relaciones con otros, de sus estados emocionales, de

vivencias y experiencias determinantes y que tengan cierto nivel de claridad en la memoria.

La autobiografía como tipología textual permite, ante todo, tres cosas: primero, poner en

práctica los elementos técnicos de la escritura creativa, como son la construcción de

personajes y narradores, el uso de descripciones de personas y espacios, figuras literarias,

59

etc.; segundo, aprovechar la experiencia vital como sustrato para los escritos realizados; y

tercero, la apropiación y conformación de un estilo escritural, entendido en dos de las tres

acepciones de Murry (2014): como peculiaridad personal y como técnica de exposición. En

principio, parece que esto se puede alcanzar trabajando otros géneros literarios, como el

cuento por ejemplo, pero acá se da un fenómeno muy particular y es el de la dificultad de

alcanzar la distanciación que ha referido Sartre.

No necesariamente hablar de lo que no somos o de los lugares que no conocemos

nos facilitará el camino de formación como escritores y se evita mucho la experiencia vital

por considerarse una exposición innecesaria en un espacio donde se van a adquirir

herramientas técnicas básicas para la escritura creativa literaria. La posibilidad que brinda

el texto autobiográfico es la de poner sobre el papel la vida misma (no en su completud sino

en su fragmentación) y tomar distancia de ella, como si fuera un otro, en aras de la

creación literaria y de la adquisición de estilo. La ganancia en este caso es la vitalidad de lo

narrado, la posibilidad de ahondar en detalles hasta donde lo permita la memoria y la

emotividad asociada a esos recuerdos. Estos son elementos que no se pueden enseñar (en

tanto que contenido) en un taller de escritura creativa (y en ningún espacio académico

formal o informal de manera explícita). Pero sí se le puede brindar una oportunidad, una

posibilidad, al participante de un taller de escritura, de hacerse consciente del material

narrativo que tiene entre manos, generar distanciamiento respecto de éste y abrir el camino

para la creación de una obra con estilo propio. Seguramente los talleres de escritura creativa

no producen escritores, pero sí fomentan la sensibilidad sobre el mundo circundante y el

interior. Quizás esto pueda redundar en el tipo de obra que aquel participante quiera escribir

60

en su momento. No hay que olvidar que este también es un camino de apropiación del

capital cultural social, en donde no se espera que el participante sea simplemente un actor

pasivo en este contexto sino que, por el contrario, se haga partícipe con sus propuestas

escriturales.

3.6. Otros directores de talleres locales hablan de la autobiografía

En la labor de tener una perspectiva más amplia sobre la importancia y uso del texto

autobiográfico en los talleres de escritura creativa, se entrevistó a tres directores de talleres

locales del año 2016: Alejandro Martínez Murcia, Rodolfo Ramírez Soto y Óscar Godoy

Barbosa. La entrevista estructurada buscó dar cuenta de las visiones y perspectivas

personales sobre la posibilidad de trabajar este tipo de texto como parte de una propuesta

metodológica para la formación en escritura creativa.

Para Martínez (Anexo 4), director tallerista de la localidad San Cristóbal, el trabajo

con el texto autobiográfico “más que pertinente es fundamental. Si el escritor no es capaz

de contarse, le será muy difícil crear una literatura que esté comprometida con su entorno y

que sea capaz de transmitir todo un sentir y una vivencia de un grupo de personas. Si no es

capaz de contarse, las personas que lo rodean difícilmente podrán leerlo más allá de las

meras letras”. Se evidencia la importancia para Martínez de la cercanía de la escritura al

entorno y el contexto en que se crea y en que puede ser leído. Aunque la postura de la

lectura como compromiso con un contexto local y sociohistórico puede ser debatible, cabe

resaltar que en el marco de formación de un taller de escritura creativa puede ser de

61

especial relevancia. Martínez afirma, a propósito de la relación realidad-ficción, que

“intento que el escritor (aprendiz, participante) entienda su realidad y su memoria como una

distorsión que, al ser contada, es ficción para los demás”. Esta afirmación evoca la postura

de Lejeune más que todo en El pacto (bis), en donde es precisamente por dicho pacto que la

recepción del texto puede asumirse como ficción a partir de las pautas que se generen

dentro del taller de escritura creativa.

Por su parte, Ramírez Soto (Anexo 5), director tallerista de la localidad Santa Fe,

afirma que trabaja con este tipo de textos pues “me resultan interesantes en tanto que ponen

a los asistentes al taller en relación con su propio punto de vista. Yo particularmente los

utilizo como un primer paso para el desarrollo de un texto que nace de lo vivido y

trasciende a la reflexión de lo que allí se aprendió. Me preocupa que el texto autobiográfico

se quede en la simple entrada de diario, o se aleje de la reflexión que lo haga universal pues

es bien sabido que lo que le interesa a uno no necesariamente nos interesa a todos”. Es de

rescatar la afirmación sobre lo particular y lo general. Los talleres locales de escritura

creativa no buscan la creación de textos que terminen siendo expresiones subjetivas

aisladas de lo literario, sino precisamente que cada creación apunte hacia la intensión

artística. De ahí que es el texto autobiográfico una herramienta, más no un fin en sí mismo

dentro de los talleres. Es un medio para pasar de la experiencia particular hacia la

posibilidad de creación universal. Esta visión de Ramírez es coherente con su visión de lo

que es o debe ser un escritor: “Ser escritor es una manera de ser en el mundo. Esta manera

de ser implica, en primera instancia, afinar los sentidos y la sensibilidad para percibir esos

detalles insignificantes de nuestra cotidianidad en los cuales podemos descubrir un nuevo

62

conocimiento al respecto de este entorno en el que habitamos. En segunda instancia, se

debe trabajar con ese nuevo conocimiento para encontrar la forma que nos permita no solo

transmitirlo a los demás sino además resguardarlo de la caducidad que recubre todo lo

humano”. Se puede inferir, sin sobreinterpretar, que esa “manera de ser en el mundo” es la

posibilidad de hacer de lo particular algo general o universal en busca de un principio

loable: el resguardo del conocimiento de lo efímero. Con los textos recogidos de los

participantes, se evidenció que hay bastante conocimiento transmitido por tradición o

experimentado de manera subjetiva que es susceptible de caer en el olvido y que se

recupera precisamente en el ejercicio del texto autobiográfico al interior del taller. Pero esta

recuperación no es, en sí misma, objetivo de un taller. Como bien afirma Ramírez, hay que

hacer algo más con dicha recuperación.

Finalmente, Godoy (Anexo 6), director tallerista de la localidad de Teusaquillo,

considera que “la autobiografía […] es una fuente posible para encontrar temas de escritura.

Es la que primero tenemos a mano, pues es la que mejor conocemos, en la que nos sentimos

más cómodos”. Para efectos metodológicos y formativos en el taller de escritura, es de

gran pertinencia tener estas herramientas a la mano con el fin de estimular y motivar la

creación. En los talleres se dan casos de participantes que afirman no tener nada que contar.

La recuperación de la memoria, las vivencias, las experiencias contextuales, en últimas,

todos esos momentos autobiográficos pueden alimentar en primera instancia los ejercicios.

Como lo señala Godoy, “en esa medida, es una fuente de mucha riqueza que se puede

proponer a los estudiantes dentro de los ejercicios iniciales del taller, como motivación y

como posibilidad de exploración creativa”. Eso sí, hay que resaltar las dificultades a las

63

que se enfrenta tanto el director de taller como el mismo participante a la hora de

enfrentarse con este tipo de texto. Godoy afirma que “el texto autobiográfico, en contraste,

no siempre es fácil para los estudiantes. Suele despertar reservas el hecho de escribir y

compartir con el grupo textos que acaban siendo muy íntimos y personales. En el cuento o

la novela el autor se puede camuflar dentro de la ficción. En el texto autobiográfico puede

sentirse expuesto, y eso no siempre es fácil”. En el taller en el que se realizó esta

investigación, dos fueron los factores para que los participantes realizaran el ejercicio

escritural del texto autobiográfico de manera satisfactoria: primero, este ejercicio se realizó

después de las sesiones de fundamentación, más allá de la mitad del taller; segundo, en las

semanas que habían pasado se había establecido cierto nivel de confianza entre los

participantes. Si a esto se le suma que el director del taller y el codirector (los talleres de

Tunjuelito y de San Cristóbal fueron los únicos que tuvieron dos directores de taller)

hicieron lectura de sus respectivos textos autobiográficos (realizados previamente a la

sesión), es importante resaltar lo que señala Godoy, la dificultad por el sentimiento de

exposición. Para el caso investigado, se trabajaron primero textos de orden ficcional

(minificciones), distantes (descripciones de espacios lejanos), para posteriormente acercar a

los participantes a la escritura íntima. Ahora bien, como termina diciendo Godoy, “desde

otro punto de vista, el texto autobiográfico puede ser de gran riqueza y utilidad para los

escritores en formación, pues le permite mirarse a sí mismos en el oficio, ponerse en

perspectiva”. Este aspecto que enuncia Godoy, “mirarse a sí mismos en el oficio”, es, pues,

la finalidad de proponer una metodología alrededor del texto autobiográfico para los

talleres de escritura creativa. Si el participante se refleja en un texto que habla de sí mismo,

y donde además pone a prueba sus conocimientos formales de la escritura narrativa, y con

64

todo ello reflexiona sobre su quehacer, su oficio y su estilo, el aporte que se le brinda a los

participantes de estos espacios de enseñanza no formal puede redundar en una mejor

apropiación de las herramientas técnicas y la puesta en escena de unos temas personales

que pueden transformarse posteriormente en obra literaria.

3.7. Hallazgos

a. La claridad en la persona gramatical del texto influye en la definición del mismo

por parte de los lectores.

A partir de la comparación de los textos entregados en la sesión de autobiografía, se

evidenció que construir un texto en el que hay un uso variado e indiscriminado de personas

gramaticales deriva en el hecho de no haber buena construcción de un narrador al interior

del texto, lo que conlleva que no haya claridad para los lectores sobre el tipo de texto al que

se está enfrentando. Esta afirmación puede no necesariamente ser una generalidad para

todos los textos narrativos, pero para el caso de la autobiografía, y bien como lo expresan

tanto Lejeune como May, el pacto autobiográfico debe mantenerse para: 1. Delimitar las

posibilidades narrativas del texto creado y 2. Cumplir con la fórmula autor-narrador-

personaje. Cabe recordar, en palabras de Lejeune, que no hay necesidad de que haya uso

de primera persona para que se pueda dar dicha identidad, aunque es necesario introducir al

autor para generar la ecuación:

autor = narrador y autor = personaje, de donde se deduce que narrador = personaje.

65

Es importante señalar que, desde que haya identidad entre el narrador y el personaje

principal (esto es, que la relación sea directa o evidente), el texto resultante será

autobiográfico. El cambio constante de narrador dentro del texto no permite la

conformación de dicha identidad textual, pues dificulta señalar quién cuenta la historia.

Aun así, hay lectores que consideran que al usarse la primera persona, pero tener claro de

antemano el tipo de ejercicio que se realiza, se puede identificar como texto personal: “la

primera persona permite que el lector identifique el texto como un relato personal, una

historia que el protagonista está contando mediante la cual pretende dar a conocer una parte

de su vida, cómo creció y cuáles decisiones lo llevaron a ser quien es” (Anexo 3).

Efectivamente lo que este lector afirma es cierto, pero no define al texto como

autobiográfico. Es particularidad de la primera persona que se genere un tono personal,

individual de lo narrado pero puede funcionar tanto para una novela o un cuento como para

una autobiografía. Ahora bien, puede que falte profundizar sobre las construcciones de

narradores y sus posibilidades y diferencias a la hora de construir textos sobre la verdad

(como las crónicas periodísticas) y sobre la ficción (como un cuento).

Es pertinente recordar que la finalidad del taller de escritura creativa no es el de

trabajar un único género (pues en sus principios están el trabajar tanto narrativa como

poesía), de ahí que el texto autobiográfico no es fin sino medio. Para llegar a la elaboración

de textos puntuales (cuento, poesía, crónica, etc.), se pasa por sesiones de fundamentación.

El principio metodológico del taller analizado es que en el texto autobiográfico (entre otros

pero especialmente en este) en el que se pone a prueba la apropiación de estos elementos

fundamentales. Sobre este presupuesto, y al revisar los textos recibidos, mientras que en un

66

texto (Anexo 1) su uso parece no haber sido planeado o diseñado, en el otro (Anexo 2)

puede inferirse una elección consciente del autor. Lo que acá se resalta es que el texto

autobiográfico dentro del taller permite ver cómo se hacen diferentes apropiaciones de los

elementos fundamentales por parte de los participantes, y en el caso particular, cómo

construyen sus narradores a la hora de contar sus propias vidas. Los lectores afirman tener

más claridad con el texto 2 que con el texto 1. ¿Qué pudo suceder? Para poder ahondar en

este resultado habría que ver los desarrollos individuales del proceso de ambas autoras en

las sesiones anteriores del taller, reparando especialmente en las de fundamentación y los

ejercicios que allí se hayan realizado. El momento de retroalimentación es de gran

importancia, y aunque es opcional dentro del taller, es recomendable que se pueda realizar,

en lo posible en persona, ya que existe la opción de retroalimentación vía correo electrónico

o plataformas virtuales.

Cabe señalar que en el taller se aborda como temática la construcción de narrador, y

estos resultados apuntan en varias direcciones, sobre la metodología y contenidos de esa

sesión, sobre los ejercicios escriturales que se realizan, el trabajo teórico y los ejemplos que

se usan y la forma en que se realiza la retroalimentación para la apropiación de estos

conocimientos. Es de gran importancia, entonces, señalar las diferencias de construcción de

narradores con fines de verdad y con fines de ficción, en los que en ambos puede haber

elementos de construcción estética.

67

b. La identidad textual de la autobiografía sólo se da si es posible establecer la

relación autor-narrador-personaje.

Partiendo de las reflexiones del hallazgo anterior, se puede afirmar que desde que

haya identidad entre el narrador y el personaje principal el texto resultante será

autobiográfico, mientras que si no existe o no es evidente dicha relación el texto resultante

será de corte biográfico (o de otro género). Suponiendo que la estrategia de construcción de

narrador es la primera persona gramatical, la pregunta que surge en este punto es ¿quién es

“yo” cuando es enunciado dentro de una autobiografía? Una de las soluciones que propone

Lejeune es el del nombre propio. No basta con que el autor haga lectura en voz alta del

texto para poder hacer la relación autor-narrador-personaje. Es pertinente y necesario que

esté expreso en el texto, para cuando el autor se haga ausencia. Esta es la dificultad que

presenta el Texto 1 y el acierto del Texto 2. Curiosamente, en el texto 2, al hacer uso de la

segunda persona gramatical, surge una doble pregunta: ¿Quién es “tú” y quién narra? Se

señala la curiosidad pues, aunque es una estrategia más compleja, no interfiere en el hecho

de considerarlo como autobiografía. En este caso, la segunda persona se refuerza con la

firma en el texto. De ahí la importancia de un contrato que se establezca entre el autor y el

lector desde donde éste hará un trabajo sobre el texto en el que, de ser ficción, es decir, que

la identidad no se afirma, buscará parecidos con el autor, mientras que si es autobiografía,

es decir, que sí se afirma la identidad, lo que buscará es a encontrar diferencias del tipo de

errores, discrepancias, etc.

Los efectos de los textos producidos y revisados en esta investigación señalaron

que: El Texto 1 al no lograr el contrato por la ausencia de la autora (la firma), se cuestionó

68

por parte de los lectores en cuanto la exactitud o profundidad de las situaciones descritas:

“Los sucesos quedan apenas señalados y da la impresión de ser más una entrevista. Si bien

trata de contar sentimientos que le produjo una situación y expone las razones que le

llevaron a tomar la decisión de no ejercer la carrera, todo queda apenas señalado, aunque es

en esta parte de la historia en la que el personaje logra ser más introspectivo” (Anexo 3).

Los lectores señalaron como posibles dichas acciones narradas con sucesos de vida de la

autora y se le reclamó un mayor trabajo de detalle en cuanto a descripciones, ampliaciones

de los sucesos y sus interrelaciones.

El Texto 2, al cumplir con el pacto, no generó mayores discrepancias de fondo en

cuanto la autora eligió un único suceso (la bicicleta) para construir la situación. Sí fue

cuestionado sobre la selección de la segunda persona gramatical, de donde se señaló que

podría no ser texto autobiográfico pues el narrador podría estar haciendo referencia de otro

que bien podía no ser la autora: “En el caso del segundo texto, este carácter autobiográfico

se hace más difícil de identificar. Esto puede tener su explicación si se tiene en cuenta que

la narración se realiza en segunda persona, razón por la cual se puede creer que se está

hablando de otro. Esta segunda personal le da un tono más impersonal al relato y hace creer

que hay una distancia entre el escritor y la persona del relato” (Anexo 3). A pesar de esta

dificultad señalada, el mismo lector aporta a la discusión afirmando que “considero que es

un texto autobiográfico puesto que al inicio del relato nos presenta un paratexto –para mí-

con el cual el escritor busca hacer referencia a sí mismo, reconocer que quien esta descrito

en ese texto es él mismo” (Anexo 3). El conocimiento al que refiere este lector no fue dado

en el taller, sino que hace parte del acervo de quien lee. Pero es precisamente importante

69

por eso mismo, es decir, aporta un conocimiento que bien puede trabajarse dentro del

espacio de un taller de escritura: lo paratextual, no como un contenido “obligatorio” pero sí

como parte de un trabajo más amplio sobre las diversas posibilidades de escritura y lectura

de todo texto.

Hay que recordar que para Lejeune lo que se logra, o se espera, en un texto

autobiográfico es elaborar un punto de vista sobre sí mismo, y si se llegaran a dar

diferencias entre las perspectivas del narrador y la del personaje, finalmente el elemento

estable es la marca del autor, es decir, el nombre propio. Estos elementos pueden aportar

bastante en la creación de obra de los escritores-en formación, pues les puede permitir

diferenciar y discernir sobre lo que significa un narrador dentro de un texto ficcional

literario y las múltiples posibilidades que tiene para manejar y manipular a gusto y

necesidad la relación entre ficción y verdad a la hora de crear textos narrativos. Muchas

veces en estos espacios se tiene a asumir que quien cuenta toda historia es el autor mismo,

anulando la posibilidad de un narrador como constructo ficcional. Esto deviene en una

lectura literaria de obras con un filtro de verdad-realidad con el que se minimiza la

posibilidad de apreciación estética por la necesidad de buscar las relaciones del texto con el

mundo real.

Finalmente, respecto de este tema, la identidad textual hace que cada participante

firme sus textos y que se haga responsable de sus propias palabras. Aunque el anonimato es

una posibilidad dentro del taller, a medida que avanza se insiste en que se apropie de la

historia que cuenta, del léxico, de las posibilidades semánticas y sintácticas, en últimas, que

sea consciente de la construcción de un estilo personal.

70

c. El texto autobiográfico brinda elementos para la construcción de la verosimilitud

en textos narrativos.

Partiendo de lo afirmado por Sartre en Las palabras, en donde dice que vuelca todas

sus lecturas, buenas y malas, en su escritura y actúa en él una especie de “distanciación”

respecto del héroe de sus historias, es decir, la posibilidad de ser él sin que fuera él, Sartre

descubre que puede escribirlo todo, puede imaginarlo todo, y es así como comienza a

explorar las remotas posibilidades de acciones en la escritura. En efecto, en el ejercicio del

texto autobiográfico, seguramente por su naturaleza, no sucede este acto de distanciación

pero puede que abone terreno para que se lleve a cabo en tipologías narrativas de orden

ficcional. Una posibilidad tiene que ver con la elección de la tercera persona gramatical,

para lograr lo que May llama distancia, pues para construir dicha posibilidad es necesario

que quien escribe se aleje de sí mismo, tome distancia de sí, como si observara a otro, para

poder hablar de sí, a fin de crear una distancia entre el objeto y el sujeto, entre el personaje

contado y el que cuenta. Este aspecto es de enorme relevancia para la formación de nuevos

escritores que quieren explorar la creación estética, sin importar el género al que se

inclinen. Esa distancia-distanciación le permitirá transformar sus textos personales,

íntimos, individuales, hacia creaciones estéticas que apunten a alimentar culturalmente el

mundo de la Literatura. Este es precisamente el temor de uno de los directores de taller a la

hora de trabajar este tipo de texto: “Me preocupa que el texto autobiográfico se quede en la

simple entrada de diario, o se aleje de la reflexión que lo haga universal pues es bien sabido

que lo que le interesa a uno no necesariamente nos interesa a todos” (Anexo 5). Es un

71

miedo pertinente, pero que bien se puede resolver persiguiendo como objetivo la ya

mencionada distancia-distanciación.

Un camino para la elaboración de la verosimilitud en un texto (hay que recordar que

toda reflexión apunta a la mejora metodológica para un taller de escritura creativa) es poder

lograr dos momentos importantes en el acto creativo: 1. La recuperación de la memoria

como acto que permite crear descripciones vívidas, en tanto imagen como sentimiento, y 2.

Tomar distancia de dichos recuerdos y sentimientos para trabajarlos como material de

creación estética, a partir de los conocimientos adquiridos en las sesiones de

fundamentación teórica y técnica y de ahí emprender el camino de creación estética de

obra. Este segundo paso se puede lograr pensando en la construcción de una obra o de

tipologías textuales precisas que demandan del escritor-en formación habilidades de orden

teórico y práctico para poder apropiarse de éstas y crear algo que lo lleve más allá de sí

mismo.

Cabe recordar que, para efectos metodológicos del taller, la distancia entre el sujeto

que narra y el objeto narrado debe desligarse progresivamente. La experiencia particular del

taller analizado e investigado es que se puede partir de aspectos íntimos de los participantes

(primeros recuerdos, vivencias trascendentales para la memoria, personas cercanas)

mientras que se trabajan los elementos fundamentales teóricos y técnicos de la escritura

creativa, y que a medida que se llega al trabajo con los géneros literarios narrativos (e

incluso la poesía), todo lo puesto en escena de cada participante y llevado a texto en

ejercicios formales, se puede transformar en algo del orden de lo general, de lo universal,

precisamente alejándose de esa historia como suya. Es como escribiendo un sí mismo como

72

otro. Este puede ser un aporte esencial para la construcción de un estilo personal de cada

participante a los talleres. Se ha insistido en esta investigación que el estilo no es un tema

que se pueda enseñar como contenido sino que se puede analizar en textos de escritores con

obra reconocida. Pero no se niega la posibilidad de aportar a dicha construcción a través de

estos elementos anteriormente mencionados.

d. El taller de escritura creativa se alimenta del texto autobiográfico para la

construcción del estilo personal de los participantes.

En el camino de búsqueda del sentido de la escritura, Sartre creerá por un tiempo en

la obra de arte como producto metafísico, heredando los sueños y rencores de la tradición:

de los Goncourt, de Flaubert, de Gautier. Al superar este concepto, Sartre encontrará que el

texto es de “substancia incorruptible”, es invariable, cada vez que lo abre no cambia,

dándole la posibilidad de la supervivencia más allá de su existencia. Aun así, niega y

reniega del talento y en ese acto de condenarse ante lo superior es que evitará su

singularidad como escritor, será insignificante y a la vez venerado por sus obras futuras. Lo

que encuentra es la narración de su fantasía como escritor, el gozo triste del

reconocimiento, el ser leído. Es de gran valor la autobiografía de Sarte en su doble

dimensión: como texto revelador de una forma personal de comprensión del acto de la

lectura y de la escritura, pero también como la forma en que es posible presentar una vida

(parte de ella, realmente) anudada a reflexiones, vivencias, experiencias, relaciones con

otros, sin abandonar el objetivo que se ha propuesto: una visión crítica y con tono estético

sobre el doble acto de lectura-escritura en el proceso de creación.

73

Por otra parte, y recuperando las palabras de Lejeune, se puede afirmar que el estilo

media en la frontera entre la autobiografía como texto encaminado a la verdad y la ficción,

o también que el estilo es el que le permite a la autobiografía intersecarse con otros campos

en pro de su crecimiento como tipología textual. El estilo es otro de esos temas que se

escapa a las metodologías de cualquier taller de escritura creativa, en tanto que mucho de

ello depende exclusivamente del participante-escritor en formación. Pero si se tiene en

cuenta la afirmación de Lejeune, se puede observar que integrar el texto autobiográfico en

una serie de temáticas, de ejercicios, de propuestas metodológicas donde no sea trabajado

como fin sino como medio, surge la claridad sobre qué tipo de medio. El texto

autobiográfico, gracias a su versatilidad y posibilidades escriturales, puede transformarse en

texto ficcional, narrativo, literario (y no es que la autobiografía no lo sea pero dicha

discusión ya quedó abordada en el capítulo 2), gracias al estilo de quien escribe, entendido

tanto como peculiaridad personal así como técnica de exposición.

Dentro de una propuesta metodológica y un trabajo técnico en un taller de escritura

creativa, el estilo bien puede ser la selección de recuerdos, de vivencias, los detalles

contextuales, las relaciones con otros, la selección de palabras, la intensión, el carácter que

se le imprima al lenguaje, así como elementos de tipo formales como la selección de

personajes, de narrador, focalización, descripciones, recursos literarios, etc. No se pretende

afirmar que el estilo es reductible a puros elementos formales, pero sí se insiste en la

importancia de su constitución a partir de dichos elementos y que habrá, por supuesto, una

gran fracción que son las decisiones y voluntades del participante-escritor en formación,

pero para efectos de lo que es un taller, puede ser valioso generar estrategias con las que se

74

pueda reparar en estos aspectos y hacer caer en cuenta a los participantes que el estilo es,

también, trabajo consigo mismo y con las palabras.

75

4. CONCLUSIONES

Pensar el texto autobiográfico en el marco de un taller de escritura creativa es, ante

todo, la posibilidad de ver cómo se ponen en juego los elementos previos adquiridos en el

taller. Al no ser una finalidad en sí, sino un medio en el que se ponen en juego elementos

previos adquiridos y particularidades del texto, si llega a tener fallas de forma y fondo

puede evidenciar carencias en los elementos de fundamentación que pueden ser revisados

para siguientes versiones del taller. Por el contrario, si el texto autobiográfico es logrados

satisfactoriamente puede que esté revelando o evidenciando la construcción del estilo

escritural del autor.

Si bien el estilo de un autor puede ser un aspecto al que se puede llegar a través de

la lectura de una obra amplia y profundamente analizada, es un tema que, aunque propuesto

metodológicamente en la misma Guía… de RELATA, parece no haber claridad en la

posibilidad de trabajar este aspecto como parte de un contenido o una metodología en un

taller de escritura creativa. El texto autobiográfico bien puede ser un medio, un camino para

llegar al trabajo sobre el estilo del escritor-en formación. Esta propuesta da cuenta de que el

estilo puede conformarse en la unión de elementos individuales subjetivos, tales como los

recuerdos, las experiencias individuales y sociales contextuales, las emociones asociadas a

dichas experiencias, unidos aspectos formales de la escritura creativa como la construcción

de narradores y personajes, el recurso de la focalización, etopeya, descripciones de espacios

y lugares, manejo temporal interno y externo, etc. Lo acá novedoso es la posibilidad de

acercar estos dos aspectos (lo individual y lo técnico) en un mismo tipo de texto, en el que

76

ambas se ponen en juego con una doble pretensión: tener o no éxito en la escritura de una

autobiografía, y ser material para un posterior texto narrativo eminentemente ficcional.

La principal dificultad que acá se evidencia es que el cambio y la revisión

metodológica que suceda en el taller de escritura no se puede aplicar para el que esté en

curso, por las dinámicas de tiempos del mismo. Es un proceso que se torna lento, en el que

las modificaciones que se implementen se podrán poner de nuevo en práctica seis meses o

un año después. Para eso es necesario proponer estudios longitudinales con varios talleres

para ver las posibles diferencias a la hora de la ejecución metodológica.

Otra dificultad que se presenta a la hora de hacer este tipo de investigaciones en los

talleres de escritura creativa es la recopilación de los ejercicios de escritura realizados para

su posterior análisis, sobre todo los que tienen que ver con contenidos muy personales

(epistolar, autobiografía), ya que los participantes bien pueden realizar el ejercicio in situ y

hacer lectura del mismo en voz alta, poniendo en comunidad lo escrito, pero en un siguiente

proceso, más del 70% de los participantes no hacen entrega (vía correo electrónico o

personal) de los ejercicios. Dependiendo del nivel de intimidad que se exprese en los textos,

varía el porcentaje de entrega de los ejercicios. Es evidente que esta situación dificulta la

posibilidad de tener mayor información sobre las variaciones de creación de texto

autobiográfico realizado en los talleres de escritura, reduciendo el material a interpretar y

analizar. Para investigaciones posteriores se recomienda hacer grabaciones (video o audio)

de las lecturas en voz alta de los textos producidos para trabajarlo como insumo a la hora de

los análisis respectivos.

77

Esta investigación está relacionada con los campos de Comunicación, Educación y

cultura, en tanto que reflexiona un espacio público en el que se ponen en juego formas de

construcción simbólicas partiendo de la cotidianidad y apuntando a la construcción de

industria cultural y de apropiación estética de un universo literario para la formación de

nuevas sensibilidades.

La relación de esta investigación con el campo de Comunicación, literatura y

educación está precisamente en la de reflexionar espacios de educación no formal, avalados

institucionalmente y respaldados a nivel local y nacional, en los que se están generando

diversos procesos comunicacionales con fines de apropiación cultural, producción de

conocimiento, realización de sensibilidades y núcleos de comunidades de escritura. En

estos talleres, además, se pone en juego la mediación comunicativa de la vida social, se

señala el carácter mediático de las interacciones simbólicas cotidianas a través de la

literatura, y se aprovechan los escenarios urbanos como espacios de redimensionamiento a

partir de la escritura creativa. En estos procesos es pertinente señalar que se asume la

literatura no como algo dado, aun cuando hay revisión sobre el canon y posibles rutas

alternas, sino en construcción, a propósito del objetivo de los talleres como política pública

tomando como referencia el Plan Nacional para las Artes. Los talleres de escritura creativa

no son espacios de recepción pasiva de la herencia cultural sino apropiación y re-creación

hacia nuevas formas de expresión subjetiva con pretensión de universalidad.

78

ANEXOS1

ANEXO 1

TEXTO 1

Autobiografía

Nací en el año en que John Kennedy, vino a Colombia. En los primeros años de la

televisión en nuestro país, cuando en lugar de una pantalla para cada persona, había un

aparato para toda la familia. En los estratos altos, en la sala de la casa. En los barrios

populares, como era mi caso, había uno que otro televisor, por lo que se improvisaban salas

de TV en las casas de los vecinos más pudientes y la gente pagaba para ver las telenovelas.

Sentados en bancas largas, hechas con de tablones de madera y ladrillos, muchos

colombianos, que gozaban del privilegiado servicio de energía eléctrica, vieron a Neil

Armstrong pisar la superficie lunar, a Pambelé ganarse el título mundial Walter Junior de

boxeo, y fueron testigos, a través de la pantalla, de cómo en Bogotá trasteaban un edificio

sin desbaratarlo.

La literatura en estos barrios también tenía un carácter comunitario. Los niños podían

alquilar en tiendas especializadas, los famosos comics. Así conocimos y disfrutamos las

historietas de Mickey Mouse, El Pato Donald, La Pequeña Lulú, Memin. Pero no solo los

1 Los anexos se dejaron tal cual fueron entregados por los respectivos autores. No se hizo corrección de

estilo, en pro de la fidelidad de la información y la forma.

79

niños dependíamos de ese generoso negocio, también los jóvenes y los adultos encontraban

allí material para alimentar su intelecto con historias de enmascarados que practicaban

lucha libre, o las románticas fotonovelas de Corín Tellado. Las “cuenterias”, como las

llamábamos fueron nuestra primera idea de biblioteca. Pasó casi medio siglo para que se

diera el milagro de disponer de una biblioteca real en este sector, de la dizque, Atenas

suramericana. Quizás esa larguísima espera, es la que explica porque La Biblioteca El

Tunal, como fue su nombre original, tiene índices tan altos de consulta y visitas, con

respecto a las demás de la red de bibliotecas públicas de Bogotá.

Yo por mi parte mientras, nuestras eficientes autoridades trabajaban para mejorar la

educación, hice lo propio. Por razones personales, decidí estudiar psicología, cuando salí

del colegio. Ingrese a la Universidad Nacional de Colombia, la cual cerraron a los quince

días de haber iniciado clases; por culpa de la toma de la Embajada de Republica

Dominicana, por parte del M19. A partir de este momento, se abrió ante mis ojos un

amplísimo campo de conocimientos, que vendrían a sumarse, al plan de estudios oficial de

la carrera y que finalmente serian fundamentales en la transformación que como profesional

y como persona, brindó la universidad a mi vida. Sinceramente no creo que hubiera sido la

misma persona que soy, de no haber tenido la oportunidad de pasar por esta institución.

Fueron muchas las confrontaciones personales que tuve que asumir en esos años. Primero

con respecto a la elección de la psicología como profesión. Me sentí como bicho raro el día

que supe que casi todos mis compañeros, buscaban ayudar a la comunidad a partir de su

formación, mientras que yo, solo quería saber por qué la gente hacia cosas que yo no

entendía. Me sentí muy egoísta.

80

Más tarde vino la confrontación con respecto, al ejercicio profesional. Nunca encontré la

forma de convertir el conocimiento adquirido, en mercancía. Así que seguí amando la

psicología y practicándola, pero tuve que andar otros caminos para ganarme la vida. Como

ya tenía dos hijos, había que actuar rápido, y me deje llevar por un legado ancestral y me

convertí en artesana. Aprendí muchas técnicas de decoración de madera y de cerámica y

monte mi propio taller y almacén, al que me dedique por más o menos quince años. Creo

que ese negocio fue el responsable de que mis hijos escogieran carreras que tienen que ver

con la creación artística (ella, artes plásticas; él, diseño industrial).

Como la vida está hecha de ciclos que se abren y se cierran, que empiezan y terminan, al

cabo de los años, cambie las pinturas y pinceles, por hilos, lanas, agujas, telas, y retome

(con el acompañamiento de una gran amiga) las enseñanzas de mi madre, con respecto al

tejido y al bordado.

Hoy en día, voy por la vida enredando cuentos y tejiendo palabras que abriguen mis sueños.

81

ANEXO 2

TEXTO 2

RUPTURA

Para mí

Tu único temor era que los pantalones de bota campana se enredaran en los pedales. Te

fascinaba sentir la fuerza del viento en la cara y dejarte llevar en caída libre por el impulso

en las calles empinadas.

Tu cabello largo y lacio como el de una virgen de pueblo, se desordenaba luego de horas y

horas de correr en tu bicicleta rosa. Pasabas por entre los buses tentando a la suerte y

esquivando huecos y perros como las anguilas esquivan la red del pescador.

Las vecinas te criticaban porque montabas en falda o en pantaloncitos calientes y llevaban

quejas a tu madre. Aparte de un regaño, no pasaba nada. Te preparaba agua de panela

helada con limón para que te refrescaras. Eras la única adolescente del barrio que usaba en

ese tiempo su bicicleta para relacionarse con los muchachos.

Luego de muchos recorridos y circuitos de barrio en los días festivos, donde los premios

eran patrocinados por los comerciantes; luego de acompañar a tu hermano en las salidas o

en las llegadas de las etapas de las Clásicas programadas por la liga de Bogotá; luego de

muchos ires y venires entre El Tunal y el parque de San Cristóbal, ya embarazada de tu hijo

mayor, finalmente la dejaste de lado.

82

Y lo hiciste porque después de haber corrido alocadamente desde muy niña sin ningún

temor, tu hijo logró hacerte sentir lo importante de tu seguridad. Te hizo sentir que tus

suaves pechos y tus manos y tu cuerpo eran su vida. Y lo interiorizaste.

La cicla estaba muy trajinada; ya tenía muchos descascaramientos, las ruedas estaban casi

lisas, la cadena traqueaba y a veces se soltaba, el freno delantero no funcionaba bien. La

dejaste en el jardín y tu padre la llenó de enredaderas y de macetas de crisantemos blancos.

Cuando se separaron y vendieron la casa, la dejó en ese jardín que ya no era suyo.

Patricia Vega.

83

ANEXO 3

PERCEPCIONES DE LOS LECTORES SOBRE LOS TEXTOS

LECTOR 1

Bueno, del taller recuerdo la aclaración en cuanto a que no es necesario contar toda la vida

del autor, para que sea un texto autobiográfico. Es decir, que se puede narrar una o varias

vivencias del autor. En ese orden de ideas, se podría decir que si son autobiográficos, pues

los autores están narrando una experiencia ya sea en torno a un objeto (una bicicleta) o a

una acción (estudiar una carrera).

En el texto 1, se muestra más una secuencia de sucesos, acciones y vivencias del autor, pero

siento que se concentra mucho más en contextualizar, en describir el tiempo, la época y le

quita peso a su historia.

Ahora, en lo personal, siento que les faltan cositas para que sea autobiográfico. Por un lado,

los textos dejan entrever un montón de cosas de la vida como tal. Pero no las cuentan: las

enuncian. Y aunque no creo que eso esté mal, pienso que el lector puede, o no, imaginar

esos sucesos de maneras muy variadas, distintas y no sé qué tan pertinente sea eso para un

texto autobiográfico.

Además, creería (tal vez me equivoque) que para que no sea un texto narrativo común sino

uno autobiográfico, debería “mostrar” una experiencia significativa, trascendental. Y puede

84

que estos textos pretendan eso, pero no se siente mucho. No encuentro el porqué eso define

al autor, no es claro si esas acciones marcaron o no, la vida del mismo.

LECTOR 2

Considero que ambos son textos autobiográficos teniendo en cuenta que dan a conocer

situaciones de la vida real entera o parcial de una persona, con la característica especial de

que esa persona descrita es el mismo escritor. Es decir, es una narración personal e

individual, en la que hacemos un recuento de nuestra vida señalando los hechos que

consideramos relevantes, tal como lo hacen los escritores de los dos textos propuestos.

Estos hechos son reales y en ciertas ocasiones están acompañados de datos que solo la

persona que los vive conoce con cierta certeza.

En el texto 1, se evidencia este carácter autobiográfico en el tono de la narración: la primera

persona permite que el lector identifique el texto como un relato personal, una historia que

el protagonista está contando mediante la cual pretende dar a conocer una parte de su vida,

cómo creció y cuáles decisiones lo llevaron a ser quien es. Además, los datos históricos y

ubicación geográfica que se van tejiendo con los demás hechos, logran que el texto alcance

verosimilitud, que sea creíble.

En el caso del segundo texto, este carácter autobiográfico se hace más difícil de identificar.

Esto puede tener su explicación si se tiene en cuenta que la narración se realiza en segunda

persona, razón por la cual se puede creer que se está hablando de otro. Esta segunda

personal le da un tono más impersonal al relato y hace creer que hay una distancia entre el

85

escritor y la persona del relato. A pesar de ello, considero que es un texto autobiográfico

puesto que al inicio del relato nos presenta un paratexto –para mí- con el cual el escritor

busca hacer referencia a sí mismo, reconocer que quien esta descrito en ese texto es él

mismo. Además, al igual que en el texto anterior, encontramos referencias geográficas

reales que le dan verosimilitud a la historia.

LECTOR 3

Como se señaló en el taller, la narración autobiográfica cobra más sentido al señalar

sucesos que de alguna forma transforman la mirada sobre cómo concibe su vida una

persona, es decir, narrar la experiencia. Esto se pierde un poco al empezar a contar la

historia cronológicamente y señalando un hecho que no expresa la mayor significancia

respecto de la historia personal: “Nací en el año en que John Kennedy, vino a Colombia”.

No se sabe si esto es agradable o desagradable para el personaje o que consecuencias tuvo

este hecho en su vida. Tal vez es importante, pero no me parece que aporte a la

autobiografía, parece un dato suelto, solo una manera de no nombrar el año de nacimiento,

fecha que, por supuesto, nadie recuerda y, como se dijo en el taller, sería preferible contar

cómo se enteró de que tal fecha coincidió con la llegada de Kennedy, por ejemplo.

La referencia a la tv, a pesar de ser contada en tercera persona, refleja una experiencia sobre

el impacto que tuvo este medio de comunicación en la manera de actuar y de relacionarse

de la gente que rodea al personaje. También cuenta como el hecho de tener televisión y

energía eléctrica configura un estatus social y económico que no es el del personaje.

86

Luego pasa a hablar de su experiencia con la literatura. Nombra los comics que ha leído y

hace una especie de crítica frente al escaso acceso a la información y la imagen de Bogotá

como “la Atenas sudamericana”. Se puede decir que la biblioteca El tunal es importante

para la protagonista porque le da la oportunidad a mucha gente de acercarse a la literatura y

la información, pero tal mención me parece demasiado general para creer que es algo

memorable.

Luego pasa a contar porque eligió su carrera y no la ejerció, los conflictos que esta elección

le suscitó y los otros oficios que decidió practicar para subsistir. En este momento nos

enteramos que ya tenía dos hijos y que su elección influyó en la elección de la carrera de

ellos. Si la pretensión era contar la historia de forma cronológica, este fragmento

desconcierta y también queda en el aire.

Por último, termina con una reflexión algo retórica de lo que es la vida para ella y de cómo

retomó las enseñanzas de su madre. La última línea da entender que escribe y que esta

actividad le gusta por la relación con los anteriores oficios creativos que ha tenido.

Bien, todo en esta autobiografía parece andar sospechosamente bien. Parece que habla

alguien que está satisfecho con lo que ha sido su vida. Todo se enuncia de forma muy

general, lo que impide saber lo que el personaje siente y piensa respecto de lo que le ha

sucedido. Los sucesos quedan apenas señalados y da la impresión de ser más una entrevista.

Si bien trata de contar sentimientos que le produjo una situación y expone las razones que

le llevaron a tomar la decisión de no ejercer la carrera, todo queda apenas señalado, aunque

es en esta parte de la historia en la que el personaje logra ser más introspectivo.

87

Pienso que el hecho de que sea una autobiografía no significa que se tenga que limitar a

hablar de lo que el autor hizo o pensó de sí mismo. Falta ver qué personas tuvieron que ver

con tales acciones y pensamientos. Esto también queda ligeramente señalado, apenas

nombra algunas personas.

El ejercicio logra exponer momentos relevantes para la vida del autor, quien tendrá la tarea

de profundizar en ellos o decidir qué tan decisivos fueron en su vida y por qué.

En cuanto a lo literario, el ejercicio contribuye al autor en la medida en que ayuda a señalar

los temas y las ideas que este puede llegar a desarrollar en una creación artística. También

pone a prueba su capacidad de generar un ambiente, una escena, de describir y de construir

personajes a partir de sus experiencias e intereses. Se puede decir que la autobiografía se

puede tomar como estrategia narrativa de carácter ficcional que hace verosímil al personaje

por el carácter subjetivo que puede tomar en la narración, ya que se asume que al decir lo

que piensa y siente, actúa o no en consecuencia.

[En el texto 2] El carácter autobiográfico lo dan las marcas textuales de la estructura de la

carta, a pesar de que la narración se produzca en segunda persona. El autor construye una

historia alrededor del elemento de la bicicleta, objeto que puede ser alegórico respecto de lo

que significa la juventud y la libertad para el autor, pues son cualidades que la protagonista

fue perdiendo a cambio del temor y el cuidado que debía sentir por ella al quedar

embarazada. De ahí el título Ruptura que significa más que el abandono de la bicicleta. Es

el cambio de vida, la transición que implica ser madre y ser mujer, y dejar atrás la niñez, la

juventud.

88

Este ejercicio logra generar un ambiente de intimidad y de culpa. La segunda persona

parece estar reclamándole a la autora por dejar que esta ruptura pasara, por olvidarse de ella

y dedicarse a otros. La forma epistolar también sugiere una relación personal y por tanto

biográfica, aunque siento que faltaría un motivo para enviar la carta, aunque bien se puede

decir que es implícito.

En cuanto a lo literario me parece un buen cuento, una historia redonda, con una acción

decisiva que viene a ser el giro del relato, mantiene una línea argumental. Podría usarse

como monólogo interior y/o parte de un diario como estrategia de narración.

89

ANEXO 4

ENTREVISTA A ALEJANDRO MARTÍNEZ MURCIA

1. Para usted, ¿qué es ser escritor? Aprovechar las particularidades del lenguaje para

expresar una posición frente al mundo.

2. ¿Cómo maneja usted la relación entre realidad y ficción en los talleres de escritura?

Intento que el escritor (aprendiz, participante) entienda su realidad y su memoria

como una distorsión que, al ser contada, es ficción para los demás.

3. En su experiencia como director tallerista de IDARTES en años anteriores, ¿cuál es

el oficio del escritor en formación? El de contar la intimidad de sus espacios, su

barrio, su familia, su calle. Construir sociedad a partir de un tejido muy fino, en el

que cada hilo es una descripción, un personaje, una anécdota.

4. ¿Qué herramientas o conocimientos formales considera son importantes para la

formación de nuevos escritores? Los que se adquieren a través de la lectura de

literatura. Vocabulario, ortografía y gramática.

5. ¿Cómo se integran los intereses individuales y subjetivos de los asistentes con la

propuesta metodológica del taller? Tanto el director y su programa, como los

asistentes y sus intereses se encuentran en la posibilidad de crear nuevas historias y

contar, arrobados en la cobija de “lo ficcional” su propia vida y su realidad.

6. ¿Considera usted viable o pertinente el trabajo del texto autobiográfico en estos

espacios de formación de nuevos escritores? Más que pertinente es fundamental. Si

el escritor no es capaz de contarse, le será muy difícil crear una literatura que esté

comprometida con su entorno y que sea capaz de transmitir todo un sentir y una

90

vivencia de un grupo de personas. Si no es capaz de contarse, las personas que lo

rodean difícilmente podrán leerlo más allá de las meras letras.

91

ANEXO 5

ENTREVISTA A RODOLFO RAMÍREZ SOTO

1. Para usted, ¿qué es ser escritor? Ser escritor es una manera de ser en el mundo. Esta

manera de ser implica, en primera instancia, afinar los sentidos y la sensibilidad

para percibir esos detalles insignificantes de nuestra cotidianidad en los cuales

podemos descubrir un nuevo conocimiento al respecto de este entorno en el que

habitamos. En segunda instancia, se debe trabajar con ese nuevo conocimiento para

encontrar la forma que nos permita no solo transmitirlo a los demás sino además

resguardarlo de la caducidad que recubre todo lo humano.

2. ¿Cómo maneja usted la relación entre realidad y ficción en los talleres de escritura?

Siguiendo la vieja dicotomía establecida, entre otros, por Calderón de la Barca: la

vida es sueño. Es decir, haciendo notar que así como en nuestros sueños lo que

hacemos en mayor medida es trabajar con nuevas maneras de relacionar los

elementos de lo que conocemos como “la realidad”, lo que encontramos en la

literatura es una manera de soñar despiertos.

3. En su experiencia como director tallerista de IDARTES en años anteriores, ¿cuál es

el oficio del escritor en formación? El escritor siempre está en formación pues este

afinar los sentidos es una tarea eterna y exigente. En pocas palabras, la tarea del

escritor (siempre en formación) es el constante cultivarse. Procurarse siempre los

medios que le permitan desarrollar su conocimiento.

4. ¿Qué herramientas o conocimientos formales considera son importantes para la

formación de nuevos escritores? Quizá el más importante es aprender a leer de

manera reflexiva. Los demás elementos que pueden resultar útiles para un escritor

92

de nada valen, o se ven seriamente deteriorados, sin este tipo de lectura que quizá

podamos dividir en tres niveles: lectura del mundo, del trabajo de otros y del trabajo

propio.

5. ¿Cómo se integran los intereses individuales y subjetivos de los asistentes con la

propuesta metodológica del taller? Son el campo de trabajo del taller, si ser escritor

es una manera de ser en el mundo, lo que se trata en el taller es que cada persona

descubra cuáles son los aspectos del mundo que llaman su atención y qué palabras

encuentra para trasmitirlos a los demás. Si todos viéramos lo mismo del mundo no

tendría mucho sentido el taller. Tampoco la literatura.

6. ¿Considera usted viable o pertinente el trabajo del texto autobiográfico en estos

espacios de formación de nuevos escritores? Este tipo de textos me resultan

interesantes en tanto que ponen a los asistentes al taller en relación con su propio

punto de vista. Yo particularmente los utilizo como un primer paso para el

desarrollo de un texto que nace de lo vivido y trasciende a la reflexión de lo que allí

se aprendió. Me preocupa que el texto autobiográfico se quede en la simple entrada

de diario, o se aleje de la reflexión que lo haga universal pues es bien sabido que lo

que le interesa a uno no necesariamente nos interesa a todos.

93

ANEXO 6

ENTREVISTA A OSCAR GODOY BARBOSA

1. Para usted, ¿qué es ser escritor?

Si vamos a lo básico, podemos decir que escritor es aquel que escribe, que ejerce el

oficio de escribir. En esta noción amplia, no interesa tanto lo que escriba, sino la

consagración a la escritura. Ser escritor es un oficio de tiempo completo, 24 horas

cada día en los que, si no se está ante la hoja en blanco o la pantalla del computador,

sí se está pensando, maquinando, armando historias, buscando temas, escudriñando

el entorno, escuchando a los otros, leyendo, viendo películas, observando la

realidad, adquiriendo insumos en su vida cotidiana para alimentar la escritura. No

en vano se afirma que ser escritor es un asunto de tripas. Es algo que se lleva en el

ADN, una forma de vida en la que la escritura es tan importante, parodiando al

maestro Isaías Peña Gutiérrez, como la respiración. En esta perspectiva, la noción

de escritor no se restringe únicamente al que escribe literatura (narrativa, poesía,

ensayo). El periodista apasionado de su oficio, el cronista, el estudioso de cualquier

campo del saber que refiere por escrito sus hallazgos, puede también considerarse

escritor cuando alcanza ese nivel de compromiso con su oficio.

2. ¿Cómo maneja usted la relación entre realidad y ficción en los talleres de escritura?

Cuando los talleres son de cuento o novela no es difícil trazar la frontera entre

ficción y realidad. Por principio, cualquier historia trasladada a un cuento o una

novela es una ficción, en la medida en que ha sido dispuesta dentro de un artefacto

ficticio, con el uso de recursos como un narrador, unos personajes, una estructura

94

narrativa, etc. Así la historia original provenga de la realidad, así el autor se incluya

como personaje o como narrador, el solo hecho de constituir una pieza artística

autónoma, con sus propias reglas y coordenadas, ya lo convierte en ficción. Esto es

lo que trato de dejar claro en los estudiantes, que muchas veces tienen lo

autobiográfico como primera fuente para crear. Procuro dejarles claro que si lo que

quieren es escribir sobre la realidad pueden acudir a géneros como la crónica, el

testimonio, la biografía, etc., cuya regla esencial de juego es el apego absoluto a los

hechos realmente acontecidos. Estos géneros utilizan las mismas herramientas de la

ficción literaria, pero las ponen al servicio de la realidad. En contraste, si quieren

hacer ficción a partir de la realidad, están en el terreno de la literatura, donde como

autores pueden subvertir, jugar, re-crear esos hechos reales en función del efecto

estético específico que quieren lograr.

3. En su experiencia como director tallerista de IDARTES en años anteriores, ¿cuál es

el oficio del escritor en formación?

Los estudiantes de estos talleres llegan ante todo con una inmensa curiosidad.

Algunos llegan ya con una trayectoria en este campo, con publicaciones y premios,

pero otros llegan por primera vez, motivados por conocer un terreno que saben que

les atrae pero no saben muy bien por qué. De alguna manera tienen la intuición de

que en la escritura pueden encontrar respuestas a múltiples inquietudes personales, a

secretas aspiraciones de ser reconocidos por lo que escriben, pero llegan también

con la idea de explorar este campo, encontrar a un grupo con el cual intercambiar

experiencias, hacer leer sus textos y sentirse acompañados en un oficio que creían

solitario. En todo esto podría encontrarse el oficio del escritor en formación. Ante

95

todo, debe ser alguien que quiere y se preocupa por conocer el arte literario, abierto

a todo, curioso, con predisposición para explorar, para leer mucho, no como lector

pasivo sino todo lo contrario, alguien que quiere conocer y apropiar la técnica

narrativa. Su oficio, como el de todo escritor, parte de reconocer la herencia, lo que

se escribió antes de él, para empezar a escribir lo suyo, con la ayuda de los temas y

lecturas que se conocen en el taller.

4. ¿Qué herramientas o conocimientos formales considera son importantes para la

formación de nuevos escritores?

El primero y más importante, el lenguaje, con todas sus posibilidades expresivas. La

capacidad de observación. La curiosidad. Realizar un recorrido amplio y diverso por

autores y literaturas de todas las épocas y todos los continentes, con mirada de

escritor, es decir, la mirada que interroga al texto, que lo escudriña, que identifica

sus particularidades y les saca provecho en su propia escritura. Y en el terreno

formal, las herramientas básicas de la escritura narrativa, tales como el narrador, los

personajes, la descripción, la narración, el diálogo, las estructuras narrativas, etc.

5. ¿Cómo se integran los intereses individuales y subjetivos de los asistentes con la

propuesta metodológica del taller?

De una manera bastante natural. Las personas llegan al taller a buscar respuestas

sobre aquello que los inquieta de la creación literaria. Si eso es lo que encuentran en

las sesiones de clase, se integran sin ninguna dificultad a la dinámica de lecturas y

ejercicios de escritura que propone el tallerista.

6. ¿Considera usted viable o pertinente el trabajo del texto autobiográfico en estos

espacios de formación de nuevos escritores?

96

La autobiografía, como anoté más atrás, es una fuente posible para encontrar temas

de escritura. Es la que primero tenemos a mano, pues es la que mejor conocemos, en

la que nos sentimos más cómodos. En esa medida, es una fuente de mucha riqueza

que se puede proponer a los estudiantes dentro de los ejercicios iniciales del taller,

como motivación y como posibilidad de exploración creativa. El texto

autobiográfico, en contraste, no siempre es fácil para los estudiantes. Suele

despertar reservas el hecho de escribir y compartir con el grupo textos que acaban

siendo muy íntimos y personales. En el cuento o la novela el autor se puede

camuflar dentro de la ficción. En el texto autobiográfico puede sentirse expuesto, y

eso no siempre es fácil. Desde otro punto de vista, el texto autobiográfico puede ser

de gran riqueza y utilidad para los escritores en formación, pues le permite mirarse a

sí mismos en el oficio, ponerse en perspectiva.

97

ANEXO 7

CUESTIONARIO POSTALLER AUTORA 1

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

MAESTRÍA COMUNICACIÓN EDUCACIÓN

LÍNEA DE INVESTIGACIÓN EN LITERATURA

Diego Ortiz Valbuena

CUESTIONARIO 1

El presente cuestionario se aplica a las personas que entregaron los textos autobiográficos

posteriormente a dicha sesión. Las preguntas acá formuladas buscan ampliar la percepción

y valoración de trabajar con esta tipología textual en el contexto del taller de escritura

creativa.

1. ¿Había realizado antes un texto autobiográfico? Si la respuesta es afirmativa por

favor indicar en qué contexto (curso, clase).

Sí había escrito un texto de carácter autobiográfico. Tenía escrita una parte y luego vi que

una Fundación Psiquiátrica española, invitaba a escribir textos enfocados a la aceptación

por parte de las familias, de sus pacientes mentales.

2. ¿Cuáles fueron las dificultades que afrontó a la hora de realizar el texto

autobiográfico en el taller de escritura creativa?

98

Los recuerdos causan profundo dolor y por lo general los seres humanos buscamos enterrar

los momentos difíciles y traumáticos en el subconsciente. Cuando los hacemos, aflorar las

sensaciones de desconsuelo, de rabia y de dolor, tienden a dejarnos en estado de shock.

Hacer catarsis a través de éstos textos, es solo para valientes. Se queda uno sin energía y el

llanto se desata.

3. ¿Qué enseñanza le dejó la realización de este tipo de texto en el marco del taller de

escritura creativa?

Las historias de vida de cada ser humano son insospechadas. Cada uno ha vivido momentos

de felicidad y de dolor profundos que van forjando la personalidad y nos permiten afrontar

las dificultades del diario vivir. En algunas ocasiones no podemos hacerlo y es entonces

cuando la mente comienza a flaquear, cuando la realidad y la no realidad se mezclan y

podemos perdernos de nosotros mismos. Es cuando nos deshojamos como los crisantemos

blancos en los días de viento.

4. ¿Por qué cree usted que es importante realizar un ejercicio de escritura con esta

tipología textual en un taller de escritura creativa?

Es una bella manera de reconocernos a nosotros mismos en las palabras que salen de

nuestras manos, en los recuerdos que tejemos con el hilo invisible del recuerdo. Es traer el

pasado y ponerlo sobre la mesa, para entender cuáles cartas fueron bien jugadas y cuáles de

ellas nos hicieron perder la partida.

99

ANEXO 8

CUESTIONARIO POSTALLER AUTORA 2

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

MAESTRÍA COMUNICACIÓN EDUCACIÓN

LÍNEA DE INVESTIGACIÓN EN LITERATURA

Diego Ortiz Valbuena

CUESTIONARIO 1

El presente cuestionario se aplica a las personas que entregaron los textos autobiográficos

posteriormente a dicha sesión. Las preguntas acá formuladas buscan ampliar la percepción

y valoración de trabajar con esta tipología textual en el contexto del taller de escritura

creativa.

5. ¿Había realizado antes un texto autobiográfico? Si la respuesta es afirmativa por

favor indicar en qué contexto (curso, clase).

No sé si valga. En un taller de poesía de la biblioteca, hicimos el ejercicio de escribir sobre

un acontecimiento doloroso o violento que tuviera que ver con nuestra historia y la historia

de nuestro país. Resulto esto (basado en un día de terror que viví):

16 de mayo (1984)

100

La aletargada siesta, en el Jardín de Freud y en la Playa

Fue interrumpida por el traquetear de armas.

Una nube de hombres de negro invadió la Plaza Che,

El atronador sonido de sus motos anunció la muerte.

Apocalípticos jinetes persiguieron, golpearon, dispararon.

La sorprendida manada corrió aterrorizada,

Buscando un refugio, una salida.

Para muchos no hubo escapatoria.

Cayeron heridos de muerte, con sus libros como única defensa.

Algunos fueron amortajados con botas y camuflados

Y dejados a la vista, para escarmiento, o como evidencia.

Otros desaparecidos para siempre,

Tras la puerta lapidaria de una tanqueta.

Al final del día, se ordenó por decreto,

Acallar la voz y la memoria:

Un año de cierre.

101

Un año para blanquear paredes y borrar recuerdos.

Un año de silencio.

El decreto en parte se cumplió.

Sepultaron los muertos, pintaron las paredes,

Los prados enrojecidos recuperaron su verdor natural

Pero, en los árboles, de vez en cuando,

Brotan hojas blancas con letras rojas. Hojas de libros

Que se niegan a olvidar una historia escrita con sangre.

Sangre terca y rebelde, que aun late bajo la grama

6. ¿Cuáles fueron las dificultades que afrontó a la hora de realizar el texto

autobiográfico en el taller de escritura creativa?

Primero escoger el tema que en cierta forma serviría como hilo conductor, en mi caso la

música. Luego entre tantos sucesos vividos y tantos temas musicales que me gustan creo

que no logré hilvanar mucho mi historia y me falto profundizar en aspectos que

seguramente harían interesante el texto. Creo que vale la pena revisar y corregir.

102

7. ¿Qué enseñanza le dejó la realización de este tipo de texto en el marco del taller de

escritura creativa?

Cuando se habla de autobiografía, uno piensa en todos los sucesos que conforman la vida

de una persona, y mucho más si se trata de uno mismo. Pero aprendí que se debe ser preciso

en la selección de aquellos que resalten o definan mejor al personaje y nos permitan

construir un texto ameno e interesante.

Aprendí, como dice Enrique Vila-Matas en la presentación del libro Los mejores cuentos,

de Sergio Pitol “Una lección que venía a decirme que los personajes reales pueden llegar

a convertirse en cuentos”.

8. ¿Por qué cree usted que es importante realizar un ejercicio de escritura con esta

tipología textual en un taller de escritura creativa

Creo que hablar desde lo personal le otorga al texto fluidez, credibilidad, naturalidad, lo

que puede convertirlo en algo más atractivo para el lector.

Tal vez en eso radicó el gusto que encontré en este taller. Había tomado otros, pero siempre

con la intención de aprender sobre literatura (porque lo mío es leer no escribir). Sin

embargo al trabajar este tipo de textos fui capaz de aventurarme a realizar los ejercicios

propuestos y así no hayan sido muy afortunados, descubrí que todos podemos llegar a ser

buenos narradores. En conclusión esta tipología textual en un taller de escritura creativa

permite al tallerista adquirir confianza en sí mismo, a la vez que aprehende las herramientas

que pueden hacer de él un buen escritor.

103

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106

La Universidad Distrital Francisco José de Caldas no se hará responsable de las

ideas expuestas por los graduandos en el trabajo de grado.

Artículo 117, Capítulo 5

Acuerdo 029