historia de los incas, luchas dinásticas y guerra de panacas - luis guzmán palomino

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    Luis Guzmn Palomino

    HISTORIA DE LOS LOS INCAS

    LUCHAS DINSTICAS Y GUERRA DE PANACAS

    Academia de Historia del Per Andino

    Universidad Nacional de Educacin La Cantuta

  • INTRODUCCIN

    Qu pas fue el que en 1532 encontraron aqu los invasores de ultramar y merced a qu pudieron conquistarlo en un tiempo relativamente corto? He ah una pregun-ta interesante, cuya respuesta an no se ha desentraado del todo. Al momento de entrar al Per la hueste de Francisco Pizarro, podan observarse en el imperio in-caico varias contradicciones: Hurin contra Hanan; clero solar contra ejrcito; pa-naka de Pachacuti contra panaka de Tupac Inca Yupanqui; estado imperial contra seores locales; estado imperial contra esclavos yanaconas; estado imperial contra acllas; estado imperial contra campesinado hatunruna; seores locales contra campesinado hatunruna, etc. Es todava difcil sealar cul era entonces la contra-diccin ms importante, pero el hecho de haberse generado en ese tiempo una guerra civil entre los orejones nos lleva a postular como tal la que existi entre los Hurin y los Hanan, indesligable de la contradiccin entre el clero solar y el ejrcito cuya derivacin fue la lucha entre las principales panakas imperiales.

    El proceso subsiguiente de la invasin espaola, cuya respuesta fue la guerra de resistencia incaica, dio cauce a la agudizacin de las otras contradicciones, al sub-levarse contra el Tahuantinsuyo varios seores locales y miles de yanaconas escla-vos en medio de un transtorno total cuyo eplogo fue la destruccin del Tahuantin-suyo y la anexin de su territorio a un imperio extranjero.

    Sobre el tema de las contradicciones en el incario se han publicado importantes apuntes, destacando los de Carlos Nez Anavitarte, Gustavo Valcrcel, Emilio Choy, Antonio Daz Martnez, Pablo Macera, Luis Guillermo Lumbreras, Julio Roldn, Jos de la Riva Agero, Ral Porras Barrenechea, Medardo Purizaga, Efran Morote Best, Julio Valdivia Carrasco, Agustn Barcelli, Waldemar Espinoza Soriano, Alberto Bueno Mendoza, Hernn Amat, Henrique Urbano, Mara Rostworowski, Liliana Regalado, Franklin Pease, Edmundo Guilln Guilln, Victor Hugo Guevara, Humberto Vargas Salgado y Juan Jos Vega, por citar slo a los autores peruanos ms conocidos, cada uno de los cuales ha presentado novedosos enfoques sobre el devenir poltico incaico, que constituye el tema central de nuestro anlisis.

    Mucho se ha hablado ya acerca de la carencia de unidad nacional en el Tahuantin-suyo, explicable si se considera que apenas tena un siglo de existencia al irrumpir en l los invasores espaoles, incidindose en su fragilidad producto de su confor-macin multinacional. Pero el examen efectuado, con algunas excepciones, tiene la deficiencia de ser sincrnico. Adems, el estudio de las contradicciones entre di-nastas y panakas, as como lo relacionado con las clases en pugna, ha sido de algu-na forma soslayado. El modesto trabajo que aqu presentamos, aunque sin abarcar la totalidad del proceso, pretende aportar nuevas luces para la comprensin de tan importante tema.

    Las contradicciones en el Imperio de los Incas no eran de ninguna manera recien-tes, puesto que habiendo existido desde siempre encontraron su mxima expre-sin en la guerra que enfrent a Huscar con Atahuallpa. Para llegar a entenderlas es preciso referirse a todo el devenir histrico incaico, desde sus orgenes. Casi es obvio sealar que tales contradicciones obedecan a claros mviles econmicos. Estuvo en disputa el control de las tierras y de las colectividades humanas que las

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    trabajaban. Las dos facciones dominantes -aristocracia religiosa y aristocracia mili-tar- eran poseedoras de las dos terceras partes de las tierras - las llamadas del Sol y del Inca -, y siempre una de las dos pretendi para s la suma del poder, el acapa-ramiento de toda la riqueza. La otra tercera parte era usufructuada por los seores locales y el campesinado hatunruna, dividida lgicamente de acuerdo a criterios clasistas.

    Sobre la base de la lectura detenida y reflexiva de crnicas, probanzas, memoriales y otros papeles antiguos, y a la luz de la bibliografa moderna que existe sobre el tema, se defienden en estas pginas nuevas hiptesis, que si bien se sustentan con pruebas documentales, de ninguna manera pretenden aparecer como verdades absolutas. Tal es la variedad de versiones que as como cada uno de sus asertos se nutre en fuentes autorizadas, los posibles desmentidos pueden hacerse con testi-monios de similar procedencia. Sin embargo, creemos que el exhaustivo estudio de la poltica incaica a la luz de sus contradicciones es una buena base para exponer con cierta autoridad planteamientos que de otra manera podran parecer irreve-rentes.

    En lo que toca a la guerra entre Huscar y Atahuallpa, no tenemos hasta la fecha un trabajo convincente. Exceptuando aportes significativos en algunos de los autores antes citados, advertimos en la bibliografa que sobre el tema existe crasos errores, conclusiones fciles de ser refutadas, generalizaciones discutibles y, por cierto, chauvinismos absurdos. Todo ello se refleja en los textos de enseanza escolar, donde la peor parte -si cabe esta apreciacin- la ha llevado Atahuallpa. Tal vez el chauvinismo ha sido principal causa de antojadizas interpretaciones, formndose bandos en enconada y estril pugna. El error ha sido general, de autores peruanos, ecuatorianos y de terceros. Y naci con los primeros cronistas, que recogieron ver-siones parcializadas cuando no se parcializaron ellos mismos. Los cronistas tard-os, posiblemente algo ms valiosos, tampoco entendieron el proceso, aunque con-signaron datos sueltos de suma utilidad para la reconstruccin histrica. El gran problema surgi con la publicacin de los Comentarios Reales del Inca Garcilaso de la Vega, no slo porque ofreci una visin idlica de la historia poltica incaica sino porque se parcializ en extremo con Huscar. Por mucho tiempo Garcilaso orient todas las historias peruanas, y oponrsele se consider atentatorio contra el testi-monio "oficial" cuzqueo. Subsiste este prejuicio en cierta medida, pero es slo eso, un prejuicio, pues existieron dos versiones provenientes de las panakas imperiales cuzqueas, y la de Garcilaso no sera precisamente la principal.

    Expliqumonos. Como se sabe, el imperio surgi con Pachacuti, pues antes de l slo existieron reyes del estado regional cuzqueo, desde Manco Cpac hasta Vira-cocha. La vigorosa expansin iniciada con el triunfo sobre los Chancas permiti en corto tiempo la conformacin de un estado panandino sobre un vasto territorio que integrado por muchas naciones fue seoreado por los orejones. Los empera-dores de ese poderoso estado fueron todos descendientes directos de Pachacuti. Quiere esto decir, como se explica con detalle en este libro, que pertenecieron a la gran familia o panaka de Pachacuti, que se consider dadora de emperadores. Pa-chacutinos fueron Tpac Inca Yupanqui, Guayna Cpac y Atahuallpa, no as Hus-car, que perteneci por ascendencia materna a la panaka de Tpac Inca Yupanqui. Visto que todos los hijos de un Inca tenan posibilidades de postular a sucederlo, para diferenciarse entre ellos proclamaron siempre la ascendencia materna. En consecuencia cada prncipe poda pertenecer a dos panakas, la paterna y la mater-na, y en las disputas civiles adquiri mayor importancia esta ltima.

  • Ccacha Pachacuti Inca Yupanqui fue el nombre que adopt Atahuallpa al ser pro-clamado en la localidad de Carangue -extremo septentrional del imperio- nuevo emperador del Tahuantinsuyo, hacia 1529. Simboliz ese nombre su calidad de conductor militar - Ccacha era el dios de la guerra- y su parentesco con la principal panaka imperial. Insurgi en defensa del predominio Hanan pachacutino contra el cual se rebel en el Cuzco su hermano Huscar, prncipe de la panaka de Tpac Inca Yupanqui , quien al ceir la borla adopt ell nombre de Inti Cusi Huallpa, dan-do a entender su relacin con el clero solar, ltimo bastin de los Hurin Cuzco. En la lucha por el poder absoluto todo pareci vlido a los rebeldes, pues Huscar re-neg de sus ancestros Hanan proclamando la restauracin de los Hurin, arrastran-do en este desvaro a su panaka materna. De esa manera a las contradicciones Hurin contra Hanan y clero solar contra ejrcito se sum la pugna mortal entre las principales panakas Hanan, convulsionndose todo el Tahuantinsuyo con una tre-menda guerra civil.

    Haba triunfado Atahuallpa y restableca por la fuerza el "orden" imperial con do-minio de la dinasta Hanan y de la panaka de Pachacuti, cuando hicieron su apari-cin en el imperio los invasores de ultramar. Los menospreci el Inca, que se con-sideraba el monarca ms poderoso del mundo, originando con tal confianza su cap-tura en Cajamarca. Hecho prisionero Atahuallpa remiti rdenes a los generales de su ejrcito, que ocupaban la sierra desde el Mantaro hasta el Cuzco, para que se dispusieran a combatir a los invasores. Al descubrirse sus planes fue ejecutado el 26 de julio de 1533. De inmediato, su ideal fue asumido por los jefes de su ejrcito, que desataron la guerra con holocausto de sus mejores cuadros.

    Las crnicas de ese tiempo recogieron bsicamente los testimonios de los enemi-gos nativos de Atahuallpa, muchos de los cuales se aliaron con los espaoles. Y los sigui el Inca Garcilaso, cuya madre Chimpu Ocllo perteneci a la panaka de Tpac Inca Yupanqui. Surgieron as fbulas de todo tipo en el afn de justificar el asesina-to de Atahuallpa. Recin hacia 1550, Juan de Betanzos, un espaol cuzqueizado, que haba tomado por esposa a la princesa Cusi Rimay de la panaka de Pachacuti -la misma que Guayna Cpac designara para Coya de Atahuallpa-, tuvo a travs de ella acceso a la versin oficial de los emperadores, redactando una crnica ms ajustada a la verdad, y a la lgica.

    Por desgracia, la mayor parte de tan valioso documento permaneci perdida por siglos, dando lugar a que se lucubrasen interpretaciones diversas, casi todas equ-vocas. Slo hace unos aos se encontr el Betanzos indito, cuya publicacin por la doctora Mara del Carmen Martn Rubio en 1987 marc un hito trascendental en la bibliografa sobre los Incas.

    La crnica de Betanzos esclarece mucho de lo que permaneca oscuro y permite la reconstruccin coherente del devenir poltico incaico, obligndonos a una revisin de todo lo antes publicado. De all que ha riesgo de parecer irrespetuosos deman-demos a los historiadores una nueva lectura de las fuentes, a efecto de plantear nuevas cuestiones y enriquecer el anlisis.

    Este trabajo de investigacin ha tenido por especial motivacin el dilogo constan-te con nuestros colegas profesores y con nuestros jvenes estudiantes. Su inten-cin primordial es la de corregir el criterio con el que hasta hoy se ha venido estu-diando la Historia de los Incas, proponiendo un debate esclarecedor con los espe-cialistas en procura de hacer las correcciones pertinentes.

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    CAPITULO I

    Los Hurin Cuzco y el poder del clero solar

    Los Incas Hurin fueron reyes-sacerdotes que tuvieron el Inticancha o templo del Sol como sede de gobierno. Dominaron Un territorio relativamente pequeo, sin mayores afanes expansivos, preocupados bsicamente por consolidar la sujecin de las tribus que originariamente haban poblado el Cuzco. Pactaron alianzas con algunas de ellas, mediante matrimonios, lo que demuestra que la casta de los ore-jones no fue en ese tiempo lo cerrado que sera luego, pues ms de una reina fue de procedencia no incaica. Hubo tribus intransigentes que persistieron en la resisten-cia, como la de los Ayarmacas, para ser finalmente sojuzgadas.

    Pero no slo hubo luchas con tribus ajenas sino que en todo momento se manifes-taron tambin pugnacidades al interior del grupo incaico. Y aunque carecemos de referencias suficientes para afirmar que la contradiccin Hurin-Hanan se dio desde siempre, esto muy bien puede plantearse como hiptesis. Hallamos mencin de tales referencias desde los tiempos borrosos de los hermanos Ayar. Segn la le-yenda, Ayar Manco triunf finalmente sobre Ayar Auca, pero sin aniquilar a la fa-milia derrotada. Hizo ms bien lo contrario, honrndola en recuerdo de un ances-tro comn y dndole cabida en el nuevo reino del Cuzco. Es posible que ello posibi-litase la formacin de dos linajes, uno emparentado con el vencedor y otro con el vencido, gnesis de los Hurin y Hanan Cuzco, respectivamente. Pudo tambin su-ceder que las familias de los tres hermanos vencidos (Ayar Ucho, Ayar Cachi y Ayar Auca) viniesen a integrar desde entonces los llamados ayllus custodios, que tuvie-ron alguna influencia como consejeros del Inca reinante.

    La sucesin de Manco Cpac fue pacfica, pero a la muerte del segundo rey Sinchi Roca se desataron las disputas, enfrentndose los prncipes Cusi Guaman Cari, Manco Sapacca y Lloque Yupanqui . Triunf este ltimo con el apoyo del clero so-lar, que desde un principio se erigi en estamento dominante. Sobre el culto hela-co se forjo la ideologa de la dominacin , proclamndose a los Incas del Sol o Intip Churin. Entonces se habra lucubrado la leyenda del lago Titicaca. Posteriormente las luchas de sucesin adquirieron matices mayores, ya que los regicidios fueron una constante. Lloque Yupanqui propuso que el sucesor se escogiese entre sus hemanos Apo Conde Mayta y Tcac Huincay, provocando as la oposicin de su hijo Mayta Cpac , quien apoyado por su madre la reina Mama Tancar Ichachi , lo hizo envenenar , tomando el poder por la fuerza. Muchos orejones partidarios del rey asesinado, tuvieron que emigrar al oriente para escapar de la muerte ( Mura , 1962 :32 ).

    El nuevo Inca habra tenido un nombre original, cuyo recuerdo no guard la tradi-cin. Se le dio el de Mayta Cpac en alusin a la vida reflexiva que durante un tiem-po le fue caracterstica: Este Mayta Cpac se llmose (as) porque sola decir cuando nio: Ah Mayta Cpac?, como si dijese: Creador, Seor, adnde ests? Ysiempre hac-a estas consideraciones con deseo de conocer al Creador (Santa Cruz Pachacuti, 1927:157). Tal preocupacin metafsica lo distanci un tanto del clero solar, y tambin del clero menor, adorador de las huacas. Pretendi el Inca acabar con stas, pero lo contuvo el temor de perder el apoyo de los sacerdotes del Sol, que las consentan. Con todo, manifest su resistencia a considerar al Sol como deidad principal, repitiendo que su hechura y movimiento eran obra de un dios supremo omnipotente al que llam Pacha Yachchic, en cuyo honor estableci el Cpac Raymi o fiesta para el poderoso seor, dominador y hacedor del mundo. Tal acti-

  • tud, que pareca apuntar al monotesmo, no fue bice para que proliferaran los orculos, mencionndose que hubo uno por cada huaca, lo que habla a las claras de su crecido nmero.

    Nueva crisis sobrevino a la muerte de Mayta Cpac, disputando la sucesinlos prncipes Cpac Yupanqui, Apo Tarco Guaman, Inti Conde Mayta, Orco Guaranca, Queco Aucaylli y Roca Yupanqui, triunfando el primero con la aceptacin del clero. Bien pronto se distanci Cpac Yupanqui de los sacerdotes del Sol. Fue el primero en interesarse por la formacin de un ejrcito regular, inicindose en su tiempo los afanes expansivos. Someti a los cercanos Condesuyos y guerre victoriosamente contra los Yanahuaras, Aymaras, Omasuyos, Cotapampas y Cotaneras, llegando hasta el Pachachaca o Aucapanamayo donde recibi a embajadores de los Que-chuas de Andahuaylas que lo invitaron a pactar una alianza. La acept el Inca, pues de esa manera se pona coto a la expansin de los Chancas, confederacin de tribus que partiendo de su asiento original en las alturas de Huancavelica haba llegado triunfante hasta el ro Vilcas o Colcamayo, lmite de los Pocras.

    Pero en sus aos postreros Cpac Yupanqui renunci a todo afn blico, dedicando atencin a la reforma del culto. Iconoclasta declarado, se volvi contra el clero so-lar, originndose una grave crisis. Desprestigi a orculos y sacerdotes proclaman-do la existencia de un supremo dios omnipotente e invisible, y segn Santa Cruz Pachacuti lleg a decir en pblico: Yo siento que hay otro, el poderoso hacedor de todas las cosas, como lo haba dicho mi padre Mayta Cpac (1927:164). Lo apoy en esa conviccin un pequeo ncleo de sacerdotes progresistas, que inici el culto al dios supremo llamndolo Pacha Cmac y Pacha Yachchic (Mura, 1962:37). Y sabios astrnomos estudiaron detenidamente el movimiento del Sol, apoyando las ideas del Inca. Dice Molina que Cpac Yupanqui, el que mejor entendimiento tuvo entre los Incas, sac por razn natural que una cosa sujeta a movimiento como el Sol, pues nunca para y sin descansar un slo da, no era posible fuera dios, sino algn mensajero enviado por el hacedor a visitar todos los das al mundo. Dems que le pareca ser inconveniente para ser dios, que una nube pequea cuando se le pona delante impidiese sus rayos (1943:19).

    Ante el temor de perder preeminencia el clero solar combati tal concepcin, con-siderndola una blasfemia. Se produjo en consecuencia el rompimiento y la sepa-racin de poderes, abandonando Cpac Yupanqui el Inticancha para instalarse en un palacio que erigi para sede de su gobierno. Acto seguido, deseando acabar con toda la concepcin religiosa tradicionalista destruy las huacas de Uaros, Yanaco-cha, Luricachi de Vilcanota, Caochacota y Yanacota de Langue, Chuytupiya, Tantao-copa y Uaminturpo, con lo cual se hizo de muchos enemigos. Los Hurin tramaron entonces su derrocamiento y se alinearon con ellos los ayllus custodios, presumi-blemente Hanan que hasta entonces haban estado relegados a un segundo plano. Lo cierto es que el Inca fue envenenado por la princesa Cusi Chimpo, representante de esos ayllus custodios (Mura, 1962:38).

    Qu nos lleva a suponer que Cusi Chimpo fuese Hanan? Una simple hiptesis que sugerimos releer antes de ser descartada. En la historia incaica aparece el nombre Cusi muy ligado a la parentela Hanan: Yahuar Huacca, segundo rey Hanan, ci la mascaypacha con el nombre de Titu Cusi Huallpa; Pachacuti, el primer emperador, se llam originalmente Cusi Yupanqui; Guayna Cpac, al igual que Yahuar Huacca asumi el poder adoptando el nombre de Titu Cusi Huallpa; y fue el prncipe Cusi Yupanqui, jefe de la panaka de Pachacuti, el segundo de Atahuallpa, adalid de los

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    Hanan. Incontestablemente, y concdasenos la reiteracin, todos estos personajes fueron Hanan y se llamaron Cusi. Conforme a esto, habran sido tambin Hanan el prncipe Cusi Guaman Ccari, que discuti la sucesin con Lloque Yupanqui, y la princesa Cusi Chimpo, envenenadora de Cpac Yupanqui? Cabe suponerlo, por lo menos en esta ltima, pues consumado el regicidio los ayllus custodios eligieron como rey al Hanan Inca Roca.

    El clero solar, eminentemente Hurin, consinti el cambio de dinasta, probable-mente obteniendo a cambio la promesa de que su preeminencia sera respetada. Y esa suerte de alianza se sell con la sangre de los sacerdotes progresistas que fue-ron casi exterminados. No se borrara empero la idea del dios omnipotente, que a la larga terminara imponindose aunque slo a nivel de una selecta lite incaica.

    CAPITULO II

    Los Hanan Cuzco y el predominio del ejrcito

    El primer rey Hanan Inca Roca gobern en perfecta armona con el clero, dedican-do especial atencin al renacimiento de los cultos tradicionalistas que su infortu-nado padre intentara abolir. Refiere la crnica que Inca Roca no entendi otra cosa que en bailar y holgarse en beber y comer, y mucho ms en la devocin de las huacas y adoratorios (Santa Cruz Pachacuti, 1927: 170). Pero esta afirmacin no es del todo cierta, pues en algn momento mostr el Inca dotes de guerrero, combatiendo con xito a los sublevados Mascas y Condesuyos de Chumbivilcas, sometiendo lue-go Urcos y Quiquijana para aliarse a continuacin con los curacas de Canas y Can-chis tocando los lmites del reino Colla. Con el paso de los aos volvi a sus anti-guas aficiones y con su inercia propici el alzamiento de los Ayarmacas. Cuenta Mura que el Inca muri combatindolos, en los altos cercanos a Ocongate; luego, lo veng el ejrcito, derrotando y exterminando a los sublevados.

    Ci entonces la mascaypacha su hijo Yahuar Huacca quien adopt el nombre de Titu Cusi Huallpa. Inca Roca lo haba propuesto ms por afecto que por mritos, apoyando el clero Hurin su candidatura considerndola inocua a sus intereses. Ma-yores virtudes haba mostrado el prncipe Vica Quirao, notable guerrero, pero fue desplazado, como tambin el prncipe Pahuac Huallpa Mayta, quien debi terciar peligrosamente pues termin asesinado.

    Yahuar Huacca fue una suerte de rey-sacerdote, muy aficionado a las huacas. Le preocup sobremanera lo religioso, presidiendo los cultos no slo en el Cuzco sino tambin en algunas provincias. La coyuntura fue aprovechada por los Chancas, que en este tiempo sometieron a los Quechuas de Andahuaylas, aliados de los Incas a quienes Yahuar Huacca no envi auxilio alguno, quedando el Aucapanamayo o Pa-chachaca como frontera entre ambos estados.

    Se advirti tambin la amenaza Colla por el sureste, ante lo cual Yahuar Huacca orden la concentracin de un ejrcito en el Cuzco. En su apoyo acudieron tropas de las naciones sujetas y con ellas la de los Condesuyos, con un objetivo muy dis-tinto: estndose ya a partir, como hubiesen venido algunos capitanes del Condesuyo con gente de guerra, trataron entre s de matar al Inca, porque si de aquella jornada sala con victoria quedara tan estimado que a todos querra tener por vasallos y criados. Y as, dicen que estando el Inca en sus fiestas algo alegre con el mucho vino que beban, alleg uno de los de la liga que haban tomado el partido ya dicho, y al-zando el brazo descarg en golpe de bastn en la cabeza real; y que el Inca, turbado y

  • con nimo se levant diciendo: Qu hiciste traidor? Y ya los de Condesuyo haban hecho muchas muertes y el mismo Inca se pens guarecer con irse al templo; mas fue en vano pensarlo pues alcanzado de sus enemigos le mataron, haciendo lo mismo de muchas de sus mujeres (Cieza Len, 1880:143 ). Pudo entonces ser tomado del Cuz-co por los Condesuyos se volvieron a sus tierras, entendiendo posiblemente que el ejrcito incaico no tardara en presentarse.

    Producido el vaco del poder se intent terminar con los reyes y crear un nuevo tipo de gobierno. Al respecto , es sumamente interesante una referencia de Herre-ra, quien siguiendo a Cieza anot que en medio de las diferencias no faltaron pare-ceres de que se dejase el gobierno de la monarqua y se rigiesen por algn nmero cierto de los ms sabios hombres (1945: 263). El efmero y desdichado rey Yahuar Huacca no tuvo solemne entierro; varias crnicas citan adems que no dej hijos varones en edad de gobernar. Lo cierto es que un Inca Roca, tal vez su hermano, asumi interinamente el gobierno, mientras los orejones Hurin y Hanan discutan la sucesin.

    Los sacerdotes Hurin, en desventaja tras los ltimos sucesos, presentaron la candi-datura de un hermano de Yahuar Huacca llamado Cpac o Acapaco (este ltimo nombre pudo ser una irreverente variante del primero, si nos atenemos a su signi-ficado), propuesta que no tuvo aprobacin de los Hanan. Estando de lo ms enreve-sada la disputa, una mujer de los Hanan demand la eleccin de Viracocha (Cieza de Len, 1880: 145 ). Y pese a la oposicin de los Hurin, Viracocha, probablemente hermano tambin de Yahuar Huacca, fue proclamado nuevo Inca con el nombre de Hatun Topa Yupanqui.

    Viracocha prest inmediata atencin a los afanes militares, castigando primera-mente a los rebeldes Condesuyos; luego, dejando en el gobierno del Cuzco al Hanan Inca Roca, march por Calca hacia Caitomarca, donde hall seria resistencia. Esta situacin fue aprovechada por los Hurin, que no tardaron en sublevarse dando a entender que impugnaban la eleccin de Viracocha. Cieza relata que como en la ciudad se contase la guerra que tena con los Caitomarca, se levant un tirano her-mano de (Yahuar Huacca) el (Inca) pasado, el cual habiendo estado muy sentido porque el seoro y el mando de la ciudad se haba dado a Viracocha y no a l, aguar-daba tiempo oportuno para procurar de haber el seoro. Y este pensamiento tena porque hallaba favor en alguno de los orejones y principales de los Hurin Cuzco y con la nueva de esta guerra que el Inca tena harto que hacer en la fenecer, animaban a ste para que, sin ms guardar, matase al que en la ciudad por gobernador haba quedado, para se apoderar de ella (1880: 153).

    Al parecer, los sacerdotes del Sol tuvieron parte principal en la trama, pues arte-ramente invitaron al gobernador y sus principales allegados a una celada que se les prepar en el Inticancha. Lo cierto es que all se desat la rebelin, con una verda-dera masacre: los conjurados, en un da sealado, estando en el templo del Sol el gobernador que en el Cuzco (Viracocha) haba dejado, le mataron, con otros muchos de su bando, con gran derramamiento de sangre (Herrera, 1945: 264). En el afn de aniquilar a la panaka de Viracocha, puso Cpac especial empeo en matar a todas las mujeres del Inca, aunque varias de las principales se salvaron pues haban sali-do con l en campaa. Tuvo el rebelde la suficiente gente como para ocupar la ciu-dad sin resistencia, pero no pudo impedir que huyeran algunos Hanan para dar aviso a Viracocha. Por ello cuando quiso ceir la mascaypacha lo abandonaron mu-chos de sus seguidores que ms temor tuvieron a la segura venganza del Inca. As

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    desamparado, Cpac se suicid tomando veneno, y lo mismo hicieron sus mujeres, hijos y otros parientes.

    Lo primero que hizo el Inca llegando al Cuzco fue presentarse en el templo, donde para entonces, posiblemente en el desesperado afn de mostrarse libre de culpa, el sumo sacerdote acababa de efectuar muy rigurosos castigos. No fue eso suficiente para Viracocha quien tras sumaria investigacin orden la muerte de varios Hurin. Se fortaleci an ms su posicin al recibir la solidaridad de varios seores provin-cianos que en tan difcil trance enviaron oportunas embajadas al Cuzco.

    Superada la crisis Viracocha reemprendi sus afanes blicos, partiendo a la con-quista de los Collas. Dej en el Cuzco por gobernador a su hijo Urco, proponindo-lo para la sucesin. Pero no hubo guerra porque los Collas, envueltos a la sazn en una contienda interna, prefirieron pactar alianza con sumisin antes que presentar resistencia armada de impredecible resultado. Viracocha no quiso pasar ms all de Chucuito y emprendi el retorno al Cuzco, donde durante su ausencia Urco hab-a dado muestras de inepcia para el mando. Cieza lo recordara como muy cobarde, lleno de vicios y con muy pocas virtudes, pese a lo cual Viracocha lo confirm como principal candidato a la sucesin, con el apoyo, o bajo la presin, del clero conser-vador. A propsito, el anciano Inca permiti el resurgimiento de este estamento, pues segn anotacin de Mura abundaron en su tiempo los pontfices, hechiceros y adivinos.

    Se adverta a las claras cierta decadencia en la capa dirigente incaica, y ello debi llegar a conocimiento de los Chancas puesto que emprendieron entonces un arro-llador avance desde Andahuaylas. Ni Viracocha ni Urco tuvieron capacidad de re-accin, permitiendo que los Chancas cruzasen sin contratiempo el Apurmac ins-talndose en Vilcaconga. An ms, se cuenta que ante el ultimtum de los jefes Chancas, y tras consultar con los sacerdotes, Viracocha y Urco decidieron la rendi-cin del Cuzco, retirndose a Yucay con sus cortesanos. En la lucha por implantar la formacin imperial andina poco falt para que la historia registrase el adveni-miento del imperio de los Chancas, mas cuando todo pareca encaminado en ese sentido, se produjo el derrocamiento de Viracocha por el ejrcito incaico, que deci-dido a resistir alz como jefe supremo al prncipe Cusi Yupanqui, hijo menor de Viracocha.

    Bien se conoce que Cusi, congregando en torno suyo lo ms selecto de los orejones y captando asimismo el apoyo de los purur aucas -campesinos convertidos en gue-rreros- no slo rechaz a los Chancas en las afueras del Cuzco, sino que los hizo huir hasta ms all de Andahuaylas, derrotndolos en varias batallas sucesivas hasta casi exterminarlos.

    Nunca antes haban tenido los Incas victoria de tanta resonancia y por ello se en-tiende que de regreso al Cuzco Cusi gozase de un recibimiento apotesico sin pre-cedentes. Con indudable apoyo popular el ejrcito emergi como nuevo estamento dominante, exigiendo sus conductores la proclamacin de Cusi como nuevo Inca. Solicit el prncipe a su padre encabezar los festejos triunfales, lo que Viracocha acept casi como una humillacin, pues qued as sellado su derrocamiento. Ante la presin del ejrcito y el pueblo campesino se despoj pblicamente de la mas-caypacha, cindola en las sienes de Cusi a quien proclam Pachacuti Inca Yupan-qui Cpac Intip Churin, nombre con el que quiso significar que lo reconoca como Hijo del Sol y Soberano Transformador, presagiando que con l empezaba un tiem-po nuevo.

  • Interesa a nuestro trabajo sealar que con Pachacuti se inici realmente el predo-minio de los Hanan-Cuzco, que este Inca quiso simbolizar perpetuamente dispo-niendo que en sus honras fnebres o purucaya, y en las de sus sucesores, tuviese lugar un acto ritual de especial significacin. Dej ordenado, cuenta Betanzos, que saliesen dos escuadrones de gente, uno de Hanan-Cuzco, y otro de Hurin-Cuzco y que un escuadrn saliese por una parte de la plaza y el otro por la otra, y que batallasen y se mostrasen vencidos los de la gente de Hurin-Cuzco y vencedores los de Hanan-Cuzco significando las guerras que el seor tuvo en su vida (Betanzos, 1987: 145).

    A la muerte de Pachacuti, su panaka asumi como deber fundamental el preservar la hegemona de los Hanan, y consolidada esta dinasta en el poder, merced a la victoriosa expansin militar, la pugna poltica estallara al interior de la misma en-frentndose las diversas panakas Hanan. Por un buen tiempo, los Hurin se man-tendran a la expectativa, aguardando ansiosamente el momento oportuno para volver a la lucha por el poder. Diremos finalmente que hubo candidato Hurin para suceder a Pachacuti y ese fue Amaro Topa, quien pronto renunci a sus aspiracio-nes para dedicarse a tareas de ndole agrcola. Es pertinente mencionar aqu que los Hurin estuvieron predestinados para servir en el templo o en el campo. Tpac Inca Yupanqui, el sucesor, hubo de sofocar alzamientos que se urdieron entre las estopas de su casa, segn menciona Cabello Valboa (1951: 340). La cita podra dar a entender que su rival fue otro Hanan, pero figurando sacerdotes entre sus adversa-rios no podemos descartar cierta presencia Hurin. En la siguiente sucesin se die-ron tambin disputas internas entre las panakas de Pachacuti y Tpac Inca Yupan-qui, sin que esto niegue la probabilidad de una participacin Hurin.

    Recin gobernando Guayna Cpac, al asumir ste el control personal del clero so-lar, habra de hacerse notoria la renovada insurgencia Hurin. Como se sabe, el clero solar fue el nico estamento en que los Hurin mantuvieron hasta entonces preemi-nencia. Perdindola, lo perdan todo, y en el afn de impedir la consumacin de su tragedia fue que prepararon la rebelin de Huscar.

    CAPITULO III

    La panaka de Pachacuti

    Ninguna historia de los Incas es valedera si obvia o soslaya el estudio de las pana-kas. Esta es una tarea difcil, porque los cronistas no entendieron su importancia y las citaron muy pocas veces. Tampoco los autores modernos se esmeraron por en-tenderlas, incurriendo en crasos errores. Y recientemente, al tornarse casi una obligacin el mencionarlas, ms de una vez se ha cado en las mayores confusiones.

    Citemos un caso. Pocos han entendido el por qu los victoriosos atahuallpistas, al entrar en el Cuzco, arrasaron con la panaka de Tpac Inca Yupanqui. Si los cronis-tas vieron en ello barbarie, la mayora de los autores modernos habl del odio de los quiteos hacia los cuzqueos, creencia que contina arraigada. Otros estudio-sos han querido ver en el hecho cierta insurgencia clasista: militares de origen plebeyo ahogando su resentimiento social en la sangre de nobles orejones cuz-queos. Estas apreciaciones, a nuestro entender, carecen de slido fundamento. Porque el exterminio de la panaka de Tpac Inca Yupanqui tuvo como causa su alineamiento con la rebelin de Huscar, y por ende, su enfrentamiento con la pa-naka de Pachacuti cuyo predominio defendi Atahuallpa.

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    Para mayor ilustracin intentaremos historiar las relaciones que existieron entre esas dos principales panakas desde el tiempo de Pachacuti, haciendo la salvedad de que algunos de nuestros asertos se presentan como hiptesis factibles de ser confirmadas o corregidas con una mayor investigacin. De cualquier forma, cada uno de ellos tiene sustento documental; por ejemplo, cuando llamamos pachacuti-nos, vale decir, miembros de la panaka de Pachacuti, a Yamque Yupanqui, Guaman o Apo Hilaquita, es porque las referencias dejadas por los cronistas u otros infor-mantes tempranos nos permiten sealar dicha procedencia.

    Por otro lado, el historiador a veces debe inferir ciertos hechos por descarte. As por ejemplo, si en las luchas de sucesin desatadas a la muerte de Tpac Inca Yu-panqui, apoyaron a Guayna Cpac los hermanos de Mama Ocllo, integrantes de la panaka de Pachacuti, cabe pensar que su rival principal Cpac Guari fue sostenido por otra panaka, y muy probablemente por la de Tpac Inca Yupanqui que era en ese tiempo la segunda en importancia.

    Definimos panaka como el gran grupo familiar formado por todos los descendien-tes de un Inca. Podan pertenecer a ella miembros de varias generaciones, hijos, nietos , biznietos, etc. El hijo del Inca que lo suceda en el poder automticamente formaba una nueva panaka, lo cual no significaba necesariamente desligarse de sus panakas paterna y materna. Aclaremos esto trayendo a colacin el caso de Guayna Cpac. Perteneci a la panaka de Tpac Inca Yupanqui, por ser hijo de ste. Asi-mismo a la panaka de Pachacuti pues su madre Mama Ocllo fue hija del primer em-perador. Y al ceirse la mascaypacha fund su propia panaka. De manera tal que tuvo tres panakas, privilegiando a la materna, como se ver en esta historia.

    Tuvieron panakas los Incas reyes y los Incas emperadores, siendo lgicamente ms poderosas las de estos ltimos. Sin duda la ms importante fue la de Pachacuti, tanto por su nmero cuanto por lo que signific ese gobernante. Las crnicas cita-ron a las panakas con nombres propios. Prescindimos de utilizarlos, pues no existe uniformidad en la informacin y, lo que es peor, se consignan similares nombres para panakas rivales. Expliqumonos: por datos de Mura, Cobo, Acosta y el Palen-tino, creamos que la panaka de Tpac Inca Yupanqui haba sido el Cpac Ayllu; pero la versin pachacutina recogida por Betanzos corrigi esa generalizada cre-encia: Los descendientes de este Inca Yupanqui -escribi refirindose a Pachacuti- llamaron desde entonces hasta hoy Cpac Ayllu Inca Yupanqui Haguaymin, que dice linaje de reyes descendientes y nietos de Inca Yupanqui, y stos son los ms sublima-dos y tenidos en ms entre los del Cuzco que de otro linaje ninguno (1987: 150). De modo que para no ahondar la confusin nos referiremos a las panakas dndoles los nombres de sus fundadores.

    Aunque sin certeza absoluta, puede sostenerse que las panakas fueron endogmi-cas. Procediendo sus integrantes de una misma panaka por ascendencia paterna y materna fortaleceran sus vnculos. Los jefes de la panaka de Pachacuti, por lo me-nos, respetaron tal norma. Pero el Inca, como fundador de un nuevo linaje, tomaba mujeres de diversas panakas. Y teniendo todos los hijos procreados en esas unio-nes el derecho de disputar la sucesin, se identificaban para el efecto con la panaka materna. Cada panaka promova as candidaturas, apoyando a prncipes prove-nientes de su seno o a los de otra panaka con la que se aliaban. Finalmente, el Inca propona por sucesor al hijo que consideraba ms apto para gobernar y engrande-cer el dominio, preferencia que tena que ser ratificada por todas las panakas. La

  • sucesin, en consecuencia, origin constantes pugnas, recelos, intrigas, conspira-ciones, regicidios, rebeliones y, finalmente, la guerra entre panakas.

    En las postrimeras del incario, relegados del poder los Hurin Cuzco, la pugna se dio entre las propias panakas Hanan Cuzco. Empero, alguna variante produjo Huscar, quien al usurpar el trono reneg de su origen Hanan proclamando la res-tauracin de los Hurin, pese a lo cual mantuvo el apoyo de la panaka de Tpac Inca Yupanqui.

    Conviene precisar con rotundidad que no pertenecieron a las panakas aquellos hijos -a veces cientos- habidos por los Incas en princesas provincianas u otras mu-jeres ajenas a la lite de los orejones cuzqueos; en consecuencia, carecan de de-recho para pretender sucederlo. Al parecer, ese orden sera trastornado con la pre-sencia espaola; no sabemos con absoluta certeza si Manco Inca fue hijo de una princesa cuzquea, pero definitivamente su rival principal, Paullo Topa, fue pro-creado por Guayna Cpac en una noble provinciana. Por tanto, la guerra entre pa-nakas no se habra prolongado ms all de la que enfrent a Huscar con Atahuall-pa, emergiendo luego la contradiccin entre prncipes orejones cuzqueos y prncipes de madre provinciana, tema an no estudiado.

    Pretendemos demostrar que todos los Incas emperadores pertenecieron por naci-miento a la panaka de Pachacuti. Demostraremos asimismo que todos los principa-les miembros de esa panaka tuvieron un rol prominente en el gobierno del impe-rio. El derecho de co-gobernar, o de ser los segundos en el mando, instaurado por Pachacuti, les fue reconocido por Tpac Inca Yupanqui, Guayna Cpac y Atahuallpa, no ocurriendo lo mismo con Huscar a quien nunca aceptaron como Inca.

    La panaka de Pachacuti asumi el importante rol de velar por la preponderancia de los Hanan Cuzco en el poder. De all que Huscar, no encontrando apoyo en ella, proclamase la restauracin de los Hurin Cuzco al desatar la guerra civil. Entre los pachacutinos, adems de la ambicin de poder, existi la acendrada conviccin de que estaban obligados a guardar el orden del estado, sosteniendo a quienes consi-deraban ms aptos para dirigirlo.

    Cre Pachacuti una panaka absolutamente cerrada. Para pertenecer a ella haba que ser noble de sangre cuzquea por ascendencia paterna y materna. Deslig de su panaka a aquellas de sus hijas que, en el afn de cimentar alianzas, entreg co-mo esposas a varios seores provincianos. Y dio a los pachacutinos un distintivo especial, para diferenciarlos de los dems nobles: orden y mand que los de su li-naje y descendientes (fuesen) propiamente orejones de padre y de madre de dentro de la ciudad del Cuzco y mand que trajesen una o dos plumas de halcn por seal en la cabeza para que fuesen conocidos y temidos y acatados por toda la tierra, y que si otra cualquiera persona se lo pusiese la tal pluma o seal, aunque fuese del Cuzco y de los ms principales, muriese por ello (Betanzos 1987: 110). Clara seal de que predestinaba a su panaka para una posicin preeminente.

    Primer jefe de esa panaka fue Yamque Yupanqui, hijo mayor de Pachacuti. Recibi ese nombre en recuerdo del curaca collavino Yamque Pachacuti, destacado lugar-teniente del prncipe Cusi en la guerra contra los Chancas y la lucha contra Urco, el prncipe rival al que habra dado muerte. El cronista Joan Santa Cruz Pachacuti Yamque Salcamaygua, conforme lo acreditan sus apellidos y su procedencia colla-vina, debi estar emparentado con aquel curaca; se entiende as que exagerase al honrarlo, cuando seal que el prncipe Cusi adopt el nombre Pachacuti como

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    una muestra de gratitud hacia su lugarteniente. Ms factible es que el Inca testi-moniara ese reconocimiento dando el nombre de Yamque a su primognito (Santa Cruz Pachacuti, 1927: 180).

    A propsito, mucho se ha discutido y se discute sobre el origen y etimologa del nombre Pachacuti. Creemos que dio a entender algo nuevo, que rompa con un tiempo y lo transformaba. Y es muy probable, como se lee en Betanzos, que fuera el Inca Viracocha quien nombrase as a su hijo Cusi, al cederle la mascaypacha tras el triunfo sobre los Chancas (1987: 83). Bien se sabe que con apoyo de la faccin mili-tar Cusi se hizo del poder, destronando a Viracocha y desconociendo a Urco, prncipe anteriormente propuesto para la sucesin. Emergi considerndose el ms apto para dirigir el estado y anunci una era de transformaciones, desplazan-do el ejrcito al clero como faccin dominante. Viracocha atestigu el inicio del tiempo nuevo y vindose obligado a abdicar dio a Cusi el nombre de Pachacuti Inca Yupanqui Cpac Intip Churin, vale decir, Soberano Transformador del Mundo y Poderoso Hijo del Sol.

    Volviendo a Yamque Yupanqui diremos que destac como excelente guerrero, hbil poltico y sabio administrador, mereciendo que su padre lo propusiera para la sucesin: era a quien l ms quera -dice la crnica- y en quien pensaba dejar el lugar de su persona despus de sus das (Betanzos, 1987: 123). Fue Yamque quien adiestr a sus hermanos menores en la guerra y en el gobierno, muy especialmente a Tpac Yupanqui, con quien hizo las prolongadas campaas del norte. Tales fue-ron sus mritos que regresando de una de esas campaas triunfales, Pachacuti tu-vo a bien reconocerlo como Inca co-reinante, cindole la mascaypacha: tomando Inca Yupanqui la borla que tena encima de su cabeza, psola a su hijo encima de la suya y luego mand a los seores que all presentes estaban que le obedeciesen y aca-tasen como a su tal Cpac y seor que era, y que luego diesen orden para hacer las fiestas y sacrificios y ayunos y ceremonias que ellos en tal caso solan hacer, lo cual se haba de hacer despus de hechos los sacrificios y ceremonias que del triunfo (sobre los Caaris) con que as sus hijos entraban, se hiciese, y luego esto provedo, los seo-res del Cuzco y los dems hermanos de Yamque Yupanqui le dieron obediencia como a tal Cpac y nuevo seor, y esto as hecho luego le fue trada otra borla y atadura de cabeza a Inca Yupanqui (Betanzos, 1987: 126). Las ltimas palabras de la cita dan a entender claramente que Pachacuti no renunci al poder, sino que instaur con Yamque la figura del co-reinado.

    CAPITULO IV

    Tpac Inca Yupanqui y los rebeldes yanayacos

    Tras unos aos de gobierno en el Cuzco Yamque reemprendi las campaas de expansin en el norte, llevando consigo a Tpac Yupanqui. Fue ste uno de los hijos menores de Pachacuti, pues Yamque lo superaba largamente en edad, otorgndole un trato casi paternal. Esto quedara patentizado cuando Yamque es-cogi para esposa principal de Tpac Inca a la princesa Mama Ocllo, hermana de ambos y la hija menor y ms querida del ya anciano Pachacuti. Conviene aqu ano-tar que el hecho de escoger a la piuiguarmi o esposa principal no siempre signifi-caba un matrimonio a breve plazo, pues la prometida poda ser una nia e incluso una recin nacida, como ocurri con la princesa Cusi Rimay predestinada desde su nacimiento para ser la piuiguarmi de Atahuallpa (Betanzos, 1987: 198).

  • Batallaba Yamque en el norte cuando recibi mensaje urgente de Pachacuti, quien creyndose prximo a morir lo llam a su lado. Llegado al Cuzco, Yamque hall an lcido a su padre, preocupado por lo que pudiese sobrevenir a su muerte. Aunque naciente, el imperio era ya extenso, y Pachacuti consider de necesidad ejercer un gobierno vertical y severo. Yamque comparti ese parecer y sugiri que se escogie-se un joven sucesor, pues l no se crea con las fuerzas suficientes para jefaturar el estado. Pachacuti tendra a la sazn ms de setenta aos de edad y su hijo mayor posiblemente pasaba los cincuenta. Respondi el Inca que en tal caso escoga al hijo de Yamque Yupanqui, que llevaba este mismo nombre. Ajeno a toda ambicin, el co-reinante no consinti en ello, y propuso ms bien a Tpac Yupanqui, sealan-do que era quien reuna los mayores mritos.Pachacuti estuvo de acuerdo y el jo-ven prncipe, que haba quedado en Tumipampa, fue convocado al Cuzco.

    Yamque efectu los preparativos para el reconocimiento del sucesor y poco des-pus presidi el solemne acontecimiento. En presencia de Pachacuti, tom la borla que el mismo traa sobre la cabeza y psosela a Tpac Inca Yupanqui encima de la suya, y mand poner la silla de Tpac Inca junto a la de su padre (Betanzos, 1987: 132). Luego, hizo jurar al nuevo Inca que sera obediente al dios Sol y que no pondra sujecin sobre los orejones cuzqueos, oficializando a continuacin su matrimonio con Mama Ocllo. Finalmente, a la cabeza de los dems orejones, pre-sent al nuevo Inca respetuoso acatamiento.

    Ya en agona solicit Pachacuti la ratificacin de Tpac Inca Yupanqui por todas las panakas. Fue tal el cario que tuvo siempre a su hijo mayor, que en su momento postrero lo autoriz incluso para desconocer la designacin y proclamarse nuevo emperador, si lo juzgaba conveniente. Pero Yamque no vari de parecer y muerto su padre ratific pblicamente la eleccin de Tpac Inca Yupanqui, sin hallar visi-ble oposicin.

    Con el consentimiento del nuevo Inca, Yamque retuvo sin embargo su calidad de co-reinante, acatando as la ltima voluntad de su padre, quien le encomend el gobierno de todo el reino mientras viviese, pues su hijo Tpac Inca Yupanqui siempre habra de andar en las guerras (Betanzos, 1987: 137). Conforme a esa preminencia, le correspondi presidir las celebraciones por los triunfos militares, pisando los despojos de las naciones vencidas. Design tambin gobernadores de regiones y provincias, y en fin, administr con sabidura el estado, entendiendo en bien y sus-tentacin de su pueblo (Betanzos, 1987: 137).

    Unos cuantos aos sobrevivi Yamque a su padre. Sintindose enfermo, mientras Tpac Inca guerreaba en Chile, escogi a Sopono Yupanqui, miembro de la panaka pachacutina, para que gobernase interinamente en el Cuzco. E hizo llamar a Tpac Inca, en previsin de cualquier contingencia. Volva triunfante el emperador cuan-do en Muina, a pocas leguas de la capital, fue informado por un chasqui que Yam-que Yupanqui haba expirado. Relata la crnica que Tpac Inca llor mucho la muerte de su fidelsimo hermano y que en seal de pstumo homenaje se quit la mascaypacha, pintndose la cara y vistindose de luto, para ingresar al Cuzco entre plaideros cantares.

    Tuvo Yamque un entierro similar al de Pachacuti y se le erigi una estatua sobre la cual Tpac Inca coloc una mascaypacha honrndolo cual si hubiese sido empera-dor. Pero Yamque no lleg a ser Spac Inca o nico Seor, ya que por propia volun-tad slo quiso ser co-reinante. Por tanto, no fund nueva panaka y sus descendien-

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    tes pertenecieron a la panaka de Pachacuti, sucedindolo como prncipe de la misma el todava nio Yamque Yupanqui, su hijo predilecto.

    Parece ser que desaparecido el co-reinante, Tpac Inca Yupanqui comenz a dis-tanciarse de la panaka de Pachacuti, estableciendo alianza con otras panakas y for-taleciendo la suya propia. Como quiera que fuese, lo cierto es que se produjeron hasta dos serias conspiraciones de orejones cuzqueos en su contra.

    Refiere Cieza que estando el Inca en Tumipampa, donde naci Guayna Cpac, hijo suyo en la colla pachacutina Mama Ocllo, vino nueva de cierto alboroto que haba en el Cuzco entre los mismos orejones, y caus alguna alteracin, recelndose de nove-dades; mas seguido, vino otra nueva cmo estaba llano y asentado y se haban hecho por el gobernador de la ciudad castigos grandes en los que haban causado el alboro-to (1880: 213). Cabello Valboa consign similar informacin: sucedile a Tpac Inca Yupanqui un disgusto y contraste que si con el tiempo no se atajara, pusiera por tierra su vida e imperio; sta fue una secreta rebelin que se encenda entre las mis-mas estopas de su casa (1951: 340). Slo esta ltima referencia, el que los conspi-radores pertenecieran a su casa, puede llevarnos a suponer que fueran pachacuti-mos, especulacin que bien podra explicarnos el origen del distanciamiento cre-ciente entre las panakas de Pachacuti y Tpac Inca Yupanqui.

    Mucho ms grave fue la conspiracin que jefatur tiempo despus Topa Cpac, hermano del Inca y por tanto miembro de la panaka pachacutina. Cuenta Cabello Valboa que Tpac Inca Yupanqui se hallaba en Pacaretampu, presidiendo las fies-tas que se celebraban en honor de Topa Ayar Manco, un hijo suyo que adquira la mayora de edad, cuando fue sorprendido con la nueva de que su hermano Topa Cpac se determinaba alzar en el Cuzco durante aquella ausencia que de l haca (1951: 346). Sin dilacin y en el mayor secreto, volvi el Inca a la capital informn-dose en detalle de la trama. Adems de Topa Cpac, en el proyecto sedicioso esta-ban involucrados varios orejones importantes. La situacin era gravsima y el Inca orden la inmediata captura de los conspiradores.

    Topa Cpac haba destacado por sus dotes como buen administrador en los asun-tos de estado; gozaba del favor de la coya Mama Ocllo y acababa de supervisar la visita general del imperio. En el desarrollo de esta tarea pudo captar pareceres que lo llevaran a proyectar la rebelin contra el Inca. Incluso, capt adherentes entre los seores provincianos, prometindoles un mejor trato en caso de triunfar. Esto es lo que relata Cabello Valboa, aadiendo que siete mil partidarios de Topa Cpac convergieron en un lugar cercano al Cuzco (1951: 347).

    Pero pudo tambin suceder que enemigos inventasen esa trama para desgraciar a Topa Cpac, mencionando que en el Cuzco se haca tratar con mucha pompa y ma-jestad, y como no puede permanecer el secreto del que muchos participan, sucedi que estando Tpac Inca en una fiesta en el pueblo de Pacaretampu, le fue dicho en puridad cmo su hermano Topa Cpac se determina alzar (Cabello Valboa, 1951: 346).

    Sea como fuere, orden el Inca una cruel represin, y Topa Cpac fue decapitado junto con sus consejeros y principales seguidores. Refiere Sarmiento que la sangre corri a raudales, pues los ejecutados sobrepasaron el millar, incluidos varios sa-cerdotes; y que otros seis mil salvaron de morir slo por splicas de Mama Ocllo, condenndoseles a esclavitud perpetua en los latifundios que el Inca haba empe-

  • zado a repartir entre sus favoritos; a dichos esclavos se les llam yanayacos, en recuerdo del lugar (Ro Negro) donde se les concedi perdn (1942: 133).

    Aun concediendo que Topa Cpac perteneciese a la panaka de Pachacuti, nada in-dica que sta, en bloque, participase del proyecto sedicioso. Debi involucrarse slo un grupo, aquel por cuyo perdn abog la coya Mama Ocllo, conjuntamente con orejones de otras panakas y seores provincianos en mayor nmero. Los siete mil conspiradores de que hablaron las crnicas, seguramente fueron guerreros convocados por aqullos.

    CAPITULO V

    Entronizacin de Guayna Cpac y rebeliones de Cpac Guari y Apo Guallpaya

    El distanciamiento de Tpac Inca Yupanqui con la panaka de Pachacuti hizo que en sus aos postreros se opusiese a la candidatura de Guayna Cpac para la sucesin. Recurdese que este prncipe era pachacutino por ascendencia materna, ya que su madre la coya Mama Ocllo fue hija del primer emperador. Era ya anciano Tpac Inca Yupanqui cuando cobr aficin por Chiqui Ocllo, quien le dio por hijo a Cpac Guari, al que seal como pretendiente principal a la sucesin. No hay datos para precisar a qu panaka perteneci Chiqui Ocllo, pero cabe suponer que no fue la pachacutina. Es muy probable que captase el apoyo de otros hijos de Tpac Inca Yupanqui, lo que equivale a sospechar que obtuvo la adhesin de la panaka por ste fundada.

    Bajo la jefatura del prncipe Yamque Yupanqui, la panaka de Pachacuti luch ter-camente por la candidatura de Guayna Cpac a la sucesin, presionando a tal ex-tremo que Tpac Inca Yupanqui corrigi su primer parecer, desconociendo a Cpac Guari. No sabemos si lo hizo de grado o por la fuerza. Lo cierto es que estando en Chinchero, aquejado de grave dolencia que parecile que le llegaba el fin de sus das... mand que se juntasen los seores del Cuzco all do estaba, porque con ellos quera consultar y dar orden en las cosas de su reino... Y luego mand que su hijo Guayna Cpac y su sobrino Yamque Yupanqui fuesen all trados, y pareciendo ante l mand que le trajesen all la borla del estado y dila a su sobrino Yamque Yupanqui, para que por su mano la pusiese en la cabeza a su hijo Guayna Cpac y le nombrase Solo Rey, y luego el muchacho Yamque Yupanqui, primo hermano de Guayna Cpac, tom la borla en sus manos y psola en la cabeza del nuevo seor Guayna Cpac, nombrndole Spac Inca (Betanzos, 1987: 175).

    Ocurri luego la muerte de Tpac Inca Yupanqui, a lo que parece envenenado. El regicidio pudo haber sido perpetrado por Chiqui Ocllo, dolida por la marginacin de su hijo, o por los partidarios de Guayna Cpac, para impedir que el Inca variase su decisin. De una u otra forma, lo cierto es que no tard en desatarse la lucha por el poder, ya que varias panakas se resistieron a aceptar la eleccin de Guayna Cpac. Dice Cieza que no dej de haber alguna turbacin entre los mismos orejones, porque algunos hijos de Tpac Inca habidos en otras mujeres que la coya, quisieron ponerse a pretender la dignidad real (1880: 232).

    De esos varios prncipes opositores fue Cpac Guari el nico nombrado por las crnicas, que, sin embargo, no dejaron referencia ninguna sobre su panaka mater-na. Es probable que perteneciese a una de los Hurin Cuxco. Un indicio para supo-ner ello es el hecho de que Guayna Cpac pactase alianzas con otras panakas Hanan Cuzco en el afn de estabilizarse. Tom por esposa a Cusi Rimay, princesa

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    de la panaka de Tpac Inca Yupanqui; y reconoci como Sumo Sacerdote a Apo Challco Yupanqui, de la panaka de Viracocha. Y otro indicio lo tenemos en el rigor con que luego trat a los Hurin Cuzco, despojndolos de su ltimo reducto de po-der, esto es, la conduccin del siempre influyente clero solar, que Guayna Cpac tomara para s.

    Pero no se descarta que Cpac Guari captase el apoyo de la panaka de Tpac Inca Yupanqui, o por lo menos su neutralidad; porque la contradiccin entre las princi-pales panakas Hanan Cuzco estaba ya en pleno desarrollo.

    Como quiera que fuese, el apoyo visible a Cpac Guari provino de su panaka ma-terna, no precisamente encabezada por su madre, la princesa Chiqui Ocllo, sino por Curi Ocllo, otra princesa que tambin haba sido mujer del extinto emperador. Re-fiere Sarmiento que Curi Ocllo, parienta de Cpac Guari, luego que lleg al Cuzco (procedente de Chinchero), habl con sus parientes y (con los) de Cpac Guari, y les dijo: Seores y parientes: Sabed que Tpac Inca es muerto (y) de que cmo antes en salud haba nombrado por su hijo heredero a Cpac Guari; mas al fin, estando a la muerte, dijo que le sucediese (Guayna Cpac), hijo de Mama Ocllo. No lo debis con-sentir ni pasar por ello. Antes llamad a todos vuestros deudos y amigos y nombrad por Inca a Cpac Guari, vuestro hermano mayor, hijo de Chiqui Ocllo (1942: 139).

    No todos los escuchas de Curi Ocllo aprobaron el alzamiento. Hubo sin duda dela-ciones, pues los pachacutinos fueron puestos en alerta. Mama Ocllo, la reina madre, denunci a Chiqui Ocllo como envenenadora de Tpac Inca Yupanqui, conteniendo con esa grave acusacin las adhesiones que tal vez hubiese captado Cpac Guari. No obstante, persisti ste en su rebelda, reunindose con sus partidarios en las afueras del Cuzco. All lo derrotaron tropas pachacutinas que condujo Guaman Achachi. Eplogo del alzamiento fue la ejecucin de Chiqui Ocllo y Curi Ocllo, en-cerrndose a Cpac Guari de por vida, en Chinchero. Correlato de la severa repre-sin fue el reconocimiento del nuevo emperador por todas las panakas. Y en medio de grandes fiestas Guayna Cpac ci la mascaypacha, adoptando el nombre de Titu Cusi Guallpa.

    En su objetivo de congraciarse con las dems panakas, los pachacutinos consintie-ron el nombramiento de un personaje ajeno a su linaje en el importante cargo de gobernador del Cuzco. Dicho personaje fue Apu Guallpaya, cuya parentela no se menciona en las crnicas, aunque es factible deducir que no perteneci a la panaka de Tpac Inca Yupanqui. Todo indica que Apu Guallpaya supo congraciarse con varias panakas, pues slo as se entiende que pronto se considerase lo suficiente-mente fuerte como para disputar el poder. No teniendo an Guayna Cpac edad suficiente para dirigir las riendas del estado, Apu Guallpaya encontr oportunidad de encumbrarse, desde su posicin de Inca Raptin o regente. Su conspiracin fue consignada en las crnicas de Mura, Santa Cruz Pachacuti, Cabello Valboa, Cieza y Cobo; pero no en la versin pachacutina de Betanzos.

    Teniendo en mente entronizar a un hijo suyo, Apu Guallpaya proyect desatar la rebelin con la muerte del Inca. Logr el apoyo de varios gobernantes de provin-cias, ofreciendo grandes recompensas. Es posible que esos gobernadores rebeldes fuesen prncipes de madre provinciana, sector que haba entrado en contradiccin con los prncipes de las panakas. Sea como fuere, en un lugar cercano a la capital se acopi una considerable cantidad de armas, que ocultas en cestos de coca y aj afluyeron desde diversas regiones. De alguna forma, ello fue descubierto por Gua-man Achachi, a la sazn gobernador del Chinchaysuyo, quien de inmediato convoc

  • a los pachacutinos en el palacio de Cuyos Manco, donde se tomaron acuerdos para hacer frente al peligro.

    Varios portadores de cestos fueron detenidos confirmndose la trama; y sometidos a tormento denunciaron a los conspiradores, que de inmediato fueron puestos en prisin. Pero Apu Guallpaya pudo escapar, y seguido de un buen grupo de partida-rios tom la ruta de Quispicancha, decidido a ultimar al Inca que all descansaba. Este fue prevenido a tiempo por un chasqui y carente de medios de defensa opt por huir utilizando pasajes secretos. Entre tanto, Guaman Achachi haba salido en pos de los rebeldes con escogidas tropas, producindose el encuentro en Quispi-cancha, donde obtuvo un triunfo completo, cogiendo a muchos prisioneros, entre ellos Apu Guallpaya.

    En el Cuzco, la panaka de Pachacuti decidi entonces ejercer un mayor control del poder y Guayna Cpac asumi personalmente el gobierno tomando por consejero a su hermano Auqui Toma Inca, hijo tambin de Mama Ocllo y por tanto pachacutino (Sarmiento, 1942:141). Era imperativo proceder a un castigo ejemplar que escar-mentara a los opositores y el Inca orden el ajusticiamiento de Apu Guallpaya, su hijo y de todos los orejones y gobernadores de provincias involucrados en el alza-miento. Dispuso adems que se efectuaran prolijas investigaciones en todo el im-perio, para as poner coto a los brotes conspirativos. Los rebeldes de segundo or-den, finalmente, fueron condenados a esclavitud perpetua, incrementando el nmero de yanayacos. Actuando severamente, los pachacutinos lograron estabili-zar el gobierno, sucedindose un perodo de tranquilidad durante el cual pudo ya pensarse en consolidar y proseguir las conquistas.

    CAPITULO VI

    Efmera alianza entre los Hanan Cuzco

    Esgrimiendo razones de estado, los pachacutinos celebraron alianza con la panaka de Tpac Inca Yupanqui, unindose as las dos principales familias de orejones. Para sellar esa alianza, Guayna Cpac tom por mujer principal a Cusi Rimay, inte-grante de la panaka de Tpac Inca Yupanqui. Inferimos esto ltimo de los datos consignados por Santa Cruz Pachacuti: Dicen que el Guayna Cpac sale de la casa de Pachacuti Inca Yupanqui, su abuelo, acompaado de los grandes y apocuracas del Collasuyo, y de sus consejeros; y la infanta Cusi Rimay sale de la casa y palacio de Tpac Inca Yupanqui, acompaada de los grandes apocuracas del Chinchaysuyo, Contisuyo y Antisuyo, con todos los auquiconas orejones por su orden (1927: 205). Presidi la ceremonia Apo Challco Yupanqui, miembro de la panaka de Viracocha, lo cual -como ya dijimos- parece indicar que la alianza se quizo hacer efectiva a todas las panakas Hanan Cuzco. Este dato nos seala asimismo, que los Hurin Cuz-co haban ya perdido la direccin del clero, pues Apo Challco Yupanqui era el sumo sacerdote. Pero no lo sera por mucho tiempo, ya que Guayna Cpac -segn detalla-remos ms adelante- no tard en tomar para su panaka el control de todo el poder, incluido el religioso.

    Varios aos permaneci el Inca en el Cuzco, pese a su anhelo de emprender perso-nalmente las guerras de conquista y visitar Tumipampa, su tierra natal. Respet as una especial solicitud de su madre, quien le rog no fuese a Quito ni a Chile hasta que ella fuese muerta (Cieza, 1880: 234). Efectu en ese tiempo obras de carcter administrativo, buscando la adhesin de todas las panakas, cada una de las cuales visit otorgando dones, entre ellos la cesin de tierras acrecentando la propiedad

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    privada. Se adverta as una marcada evolucin hacia el esclavismo de tipo clsico. Privilegi sobre todas a la panaka de Pachacuti y honr con solemnidad la momia de Yamque Yupanqui.

    Haba regresado al Cuzco tras una visita al Collao cuando hall a su madre grave-mente enferma, y ya no se apart de ella hasta que la vio morir. Relata la crnica que fue entonces tanta su pena que nunca sali de su aposento en un mes, llorando l aumentando el amor que a su madre tena (Betanzos, 1987: 189). Dispuso luego que por chasquis y postas se avisase a todas las provincias de su reino cmo su madre era muerta, para que en todas partes la llorasen e hiciesen exequias. Los llantos que hubo en la corte fueron extraordinarios y lastimosos, y duraron ms tiempo con ms solemnidad (Cobo, 1956: 206).

    Reunido el Inca con los miembros de su panaka anunci su decisin de marchar personalmente en busca de aj y coca para las honras fnebres o purucaya de su madre que deberan celebrarse al cabo de un ao. No slo se trataba de conseguir esas especies que tenan singular simbolismo en la purucaya, sino de obtenerlas con esfuerzo; por eso Guayna Cpac anunci que las cogera en tierra de los Cha-chapoyas, cuya conquista no estaba an consolidada. Al momento de partir en-carg el gobierno a su primo Yamque Yupanqui, prncipe de la panaka de Pachacu-ti, y para secundarlo a su to Apo Hilaquita y a su hermano Topa Inca, miembros tambin de ese linaje.

    La campaa en tierra de los Chachapoyas dur tres aos. No obstante la demora, presidi el Inca en el Cuzco la purucaya de Mama Ocllo, que dur dos meses, al ca-bo de los cuales recin tuvo a bien despojarse de las insignias de luto. Ciment lue-go su relacin con los pachacutinos, reconociendo a Yamque Yupanqui como el segundo en el mando o co-reinante, Provoc con ello los recelos de la panaka de Tpac Inca Yupanqui, cuyos integrantes se haban esperanzado en que un hijo de la coya los llevase a la cumbre del poder. Pero Cusi Rimay habra de morir sin dejar hijo varn ninguno (Mura, 1962: 80). Esta frustracin torn otra vez tirantes las relaciones entre ambas panakas, y estall finalmente la crisis al privilegiar el Inca a Atahuallpa, hijo que tuvo en una princesa pachacutina.

    CAPITULO VII

    Atahuallpa, el escogido

    Tuvo Guayna Cpac numerosos hijos en otras tantas mujeres de diversa proceden-cia -los cronistas hablaron de varios cientos-, destacando el hecho de que celebrara con especial regocijo el nacimiento de Atahuallpa, acontecido en el Cuzco hacia el ao 1500. Es posible que as ocurriese porque lo engendr la princesa cuzquea Palla Coca, integrante de la panaka de Pachacuti, parentesco que desde un princi-pio le dio calidad de primer candidato a la sucesin, puesto que con l poda pre-servarse en el imperio el predominio Hanan pachacutino. El tiempo, empero, se encargara de sealar si el prncipe mostraba las aptitudes necesarias para que se confirmase tal preferencia.

    Cuenta Betanzos que regresando Guayna Cpac al Cuzco, tras una visita a los con-tornos, hall nacido a Atahuallpa su hijo, del cual nacimiento se holg mucho, e hzo-le una fiesta solemne a ese nacimiento: y despus que hubo cumplido un ao Atahu-allpa, orden su padre que le trasquilasen, porque hiciesen los seores del Cuzco la fiesta y ofrecimiento que en la cual trasquila era su usanza y costumbre de hacer al

  • tal nacido, y as le trasquilaron y le hicieron una fiesta solemne, y todos los seores y seoras del Cuzco ofrecieron sus dones. En esta trasquila le puso su padre por nom-bre Atahuallpa, porque habrn de saber que tienen de costumbre que cuando les na-ce algn hijo, desde a cuatro das que nacen hacen (una fiesta) en la cual le trasqui-lan, y en aquella trasquila le ofrecen sus deudos, as de padre como de madre, y otros seores y seoras que a aquella fiesta vienen, grandes joyas de oro y plata; y cada cual le ofrece segn su posibilidad, y en esta fiesta le ponen un nombre el cual se nombra mientras es muchacho, y siendo grande y de edad para se ordenar; ordenn-le con sus ceremonias ya dichas, hordanle las orejas y all le ponen el nombre que ha de tener; por donde es conocido de qu linaje es si es del Cuzco, y as se hizo esa fiesta a Atahuallpa (1987: 191).

    No se salud con tanto jbilo el nacimiento de Huscar, que tuvo lugar cuatro aos despus en Muina, pueblo situado a cuatro leguas del Cuzco, seguramente porque l tuvo por madre a la princesa cuzquea Rahua Ocllo, integrante de la panaka de Tpac Inca Yupanqui, segn la mayora de cronistas, y de algn modo emparentada con los Hurin Cuzco, a decir de Betanzos. Como la coya Mama Cusi Rimay no conci-biese hijo varn, el candidato de esta panaka para la sucesin sera lgicamente Huscar.

    Otro testimonio de la estrecha relacin que existi entre Guayna Cpac y la panaka de Pachacuti fue el gran festejo que motiv el nacimiento de Cusi Yupanqui, hijo del prncipe Yamque Yupanqui, a la sazn jefe de esa panaka y segundo en el man-do del imperio, como ya dijramos, y de la princesa Tocto Coca, a la que algunos cronistas citaron como madre de Atahuallpa cuando en realidad fue hermana de aquella. Enterado el Inca del suceso orden que el nio y su madre fuesen encerra-dos cuatro das sin ver el sol, al cabo de los cuales, acompaado de Yamque Yupanqui y de todos los principales orejones, se present en la plaza principal para iniciar las fiestas en su honor, que duraron diez das seguidos, al cual nio en estas fiestas hizo Guayna Cpac grandes mercedes como a su sobrino; y al ao cumplido de su naci-miento, llegado el da de su trasquila, Guayna Cpac y los dems seores le hicieron gran fiesta y le trasquilaron... y levantse Guayna Cpac y fuese para el nio, y to-mando el cuchillo cortle una vedeja de cabellos con l, y como sto hubiese hecho, ofrecile all al nio cierta joya de oro e hzole merced que tuviese cargo del dolo de las batallas, que era cargo que l mismo tena en s, al cual dolo le llaman CCcacha, y asimismo mand que le llamasen a este muchacho, as all como cuando le hiciesen orejn, Cusi Yupanqui. El Yupanqui es apellido de Inca Yupanqui, su bisabuelo de este muchacho; el Cusi dice ventura. Y todo ello quiere decir Ventura Yupanqui; y asimis-mo hicieron los dems seores y seoras, y dndole y ofrecindole sus dones, y as le trasquilaron del todo en la manera que ya habis odo y esto hecho fue la fiesta aca-bada (Betanzos, 1987: 195).

    Cusi Yupanqui habra de ser el segundo en el mando, o co-reinante, de Atahuallpa, as como Yamque Yupanqui II lo fue de Guayna Cpac y Yamque Yupanqui I de Pa-chacuti y Tpac Inca Yupanqui. El haberle dado en custodia el dolo Ccacha tuvo especial significacin, pues lo predestinaba para ser jefe militar. Y as sucedera en efecto, ya que Atahuallpa lo nombrara comandante general del ejrcito a poco de proclamarse Inca tomando el nombre del dolo guerrero y del fundador de la pa-naka: Ccacha Pachacuti Inca Yupanqui (Betanzos, 1987: 221).

    Similar trascendencia tuvo el nacimiento algn tiempo ms tarde de la princesa Cusi Rimay, hija tambin de Yamque Yupanqui y Tocto Coca. Fue Guayna Cpac

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    quien, tal vez por honrarla, le dio ese nombre, que era el mismo de la coya, des-tinndola para que llegado el momento se convirtiese en piuiguarmi de Atahuallpa. Quiso significar con esto que propona desde ya a Atahuallpa para la sucesin, pues slo a un futuro Inca poda sealrsele as mujer principal. Y el hecho de que la escogida fuese pachacutina, por ascendencia paterna y materna, dice a las claras que Guayna Cpac abrig el ferviente anhelo de preservar en el poder de la panaka de Pachacuti. Cuenta la crnica que el Inca hizo una gran fiesta a los cuatro das de nacida la princesa, y luego, al ao cumplido del nacimiento de ella, Guayna Cpac y los dems seores y seoras le hicieron la gran fiesta y trasquilronla y ofrecironle sus dones, y Guayna Cpac dijo en aquella fiesta que l la quera para s y que haba de ser piuiguarmi de Atahuallpa su hijo, diciendo que haba de ser su mujer legtima y principal de su hijo Atahuallpa, y mand que se nombrase esta su sobrina Cusi Ri-may Ocllo, que dice como nosotros decimos doa Habla Ventura, porque tena pensa-do Guayna Cpac hacer una jornada al fin de estas fiestas (Betanzos, 1987: 198).

    Conviene reparar que, de acuerdo a esa cita, la coya no necesariamente deba de ser hermana del Inca, como errneamente se ha supuesto. La nica referencia in-contestable de matrimonio entre hermanos la hallamos en Tpac Inca Yupanqui, quien tuvo por coya a su hermana Mama Ocllo. Nada prueba que Cusi Rimay,la co-ya de Guayna Cpac, fuese su hermana; y definitivamente, paara piuiguarmi de Atahuallpa se predestin a Cusi Rimay, su prima. Pudo haber sido el matrimonio entre hermanos una forma antigua superada a partir de Guayna Cpac; pero es importante recalcar que la revivira Huscar, tomando como esposa, por la fuerza, a la princesa Chuqui Huipa, su hermana de padre y madre.

    Los miembros de la panaka de Tpac Inca Yupanqui vieron con preocupacin el notorio afn de Guayna Cpac por privilegiar a la panaka de Pachacuti, inquietud que se acrecent con el tiempo, al ver que Atahuallpa creca mostrando cualidades para merecer la sucesin. As lo reconoci el propio Inca, quien en cierta oportuni-dad, al ser requerida su opinin por los orejones, reiter su preferencia por el prncipe pachacutino: Llegado que fue Guayna Cpac a la ciudad del Cuzco de vuelta de Cochabamba y visitacin del Collao en la cual ida y vuelta tard cuatro aos, hall a su hijo Atahuallpa que era ya grandecito, y de todos los seores del Cuzco en aquel tiempo era amado. Y como llegase Guayna Cpac de aquella jornada ya algo viejo y viendo los seores del Cuzco que era amigo de ir por el reino a visitar y a guerrear, y que como era viejo sera posible muriese en alguna parte y de alguna enfermedad que no pudiese nombrar seor que sucediese en su lugar despus de sus das, lleg-ronse a l todos juntos, y despus de le haber hecho el acatamiento y ofrecdole los dones que llevaban... dijronle: Solo seor, que vivas muy largos tiempos. Ya sabes que somos mortales y que algn da el Sol tu padre, te llamar y te querr llevar con-sigo. Venimos a te rogar que en la edad que ahora ests nombres al hijo que te pare-ciese por tu sucesor despus de tus das. A los cuales respondi que qu le haban visto en l que le venan a decir aquello, que (cuando) a l le pareciese que l sealar-a por seor a quien le pareciese, que lo gobernara como concurriese. Y luego hizo traer ante l a su hijo Atahuallpa, el cual era tan lindo nio que se holg mucho de lo ver y dijo que le pareca que en las facciones del rostro pareca a su padre Tpac Inca Yupanqui, y despus de esto dijo a los seores: Para qu vens a m con esas pala-bras? Ya que yo me muera fuera de esta ciudad y mis hijos fuesen tan nios que no fuesen para gobernar, entre vosotros no hay seores que puedan mandar el reino hasta que nombrseis el que de mis hijos de mayor capacidad os pareciese, para que mandase y fuese seor? (Betanzos, 1987: 193).

  • Ante tan sabia respuesta enmudecieron por un momento los prejones, para luego demandar del Inca mayor precisin, sin que ste quisiese hablar ms del tema. Hay indicios para sospechar que quienes presionaron una respuesta fueron los rivales de la panaka pachacutina, en el afn de adoptar una poltica acorde con sus inter-eses. La sutil presentacin de Atahuallpa como posible sucesor bast para que en secreto empezaran a germinar las conspiraciones. Y fue entonces que se produjo una alianza entre las panakas Hurin Cuzco y la panaka de Tpac Inca Yupanqui que era de los Hanan Cuzco. Puso sta como condicin que el candidato al supremo poder fuese Huscar, lo que aceptaron los Hurin Cuzco a cambio de recuperar sus posiciones de privilegio. Acto seguido, y siempre en el mayor secreto, los conspira-dores se encargaron de soliviantar los nimos de las unidades Hurin Cuzco que integraban en minora el ejrcito imperial. Y no se descarta que ya entonces se proyectara el motn que aos despus estallara en Tumipampa. Confiado Guayna Cpac en su podero militar, no advirti el gran peligro que dejaba a retaguardia, y se aprest para marchar al norte, convocando al prncipe Atahuallpa para que completara su formacin en los campos de batalla.

    CAPITULO VIII

    Los Hurin contra Guayna Cpac

    Varios indicios llegan a concluir que los sacerdotes del Sol no fueron ajenos a la lucha poltica que se dio por la sucesin de Tpac Inca Yupanqui, alinendose con los rivales del candidato pachacutino. Ello explicara el por qu con la entroniza-cin de Guayna Cpac perdieron la direccin del clero, ya que en el matrimonio del nuevo Inca con Cusi Rimay apareci como Sumo Sacerdote Apo Challco Yupanqui, un Hanan, miembro de la panaka de Viracocha. A los Hurin slo se les permiti el control del clero solar y no por mucho tiempo pues viviendo an Mama Ocllo y tal vez con influencia suya, Guayna Cpac procedi a efectuar radicales reformas reli-giosas. Desconoci al Sol como deidad suprema y asumi en persona la direccin de su culto, procediendo tambin contra los adoradores de huacas. Y proclam la existencia de un dios supremo omnipotente, triunfando as oficialmente una con-cepcin contra la cual haban luchado tenazmente los sacerdotes solares, en salva-guarda de sus intereses materiales. Porque lo que estuvo en disputa no fue cierta-mente si uno u otro dios era el ms poderoso; ello encubri la lucha por controlar las llamadas tierras del Sol, que de este modo pasaron a poder de los Hanan Cuz-co.

    El suceso, cuenta Garcilaso, aconteci durante la celebracin del Inti Raymi: Cuen-tan los indios que un da de los nueve que la fiesta duraba, con nueva libertad de la que solan tener de mirar al Sol, que les era prohibido por parecerles desacato, puso Guayna Cpac los ojos en el Sol o cerca donde el Sol lo permita, y estuvo as algn espacio de tiempo mirndolo. El sumo sacerdote, que era uno de sus tos y estaba a su lado, le dijo: Qu haces, Inca, no sabes que no es lcito hacer eso?. El Inca por en-tonces bajo los ojos, mas desde a poco volvi a alzarlos con la misma libertad y los puso en el Sol. El Sumo Sacerdote replic diciendo: Mira, solo seor, lo que haces, que adems de sernos prohibido el mirar con libertad a nuestro padre el Sol, por ser des-acato, das mal ejemplo a toda tu corte y a todo tu imperio que est cifrado para cele-brar la veneracin y adoracin que a tu padre deben hacer como a solo y supremo seor. Guayna Cpac, volvindose al sacerdote, le dijo: Quiero hacerte dos pregun-tas para responder a lo que me has dicho. Yo soy vuestro seor y seor universal, habra alguno de vosotros tan atrevido que por su gusto me mandase levantar de mi

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    asiento y hacer un largo camino? Respondi el sacerdote: Quin habra tan desati-nado como eso? Replic el Inca: Y habr algn curaca de mis vasallos, por ms rico y poderoso que fuese, que no me obedeciese si yo le mandase ir con la posta de aqu a Chile? Dijo el sacerdote: No, Inca, no habra alguno que no lo obedeciese hasta la muerte todo lo que le mandases. El Inca dijo entonces: Pues yo te digo que este nuestro padre el Sol debe tener otro mayor seor y ms poderoso, el cual le manda hacer este camino que cada da hace sin parar; porque si l fuera el supremo seor, una vez que otra dejara de caminar y descansara por su gusto aunque no tuviese necesidad alguna (Garcilaso, 1960: II, 346).

    Arrogante y soberbio, el clero solar se opuso por ensima vez a esa concepcin, y no pudindolo tolerar ms, el Inca depuso al Hurin Rupaca, sacerdote mayor del Sol, autoproclamndose jefe del culto: Guayna Cpac fue a la casa del Sol, y visitla y tom cuenta a los mayordomos de ella, y provey lo que faltaba y provey a las ma-maconas de las cosas necesarias. Y quit el mayordomo del Sol al que lo tena y tom-lo para s y nombrse Pastor del Sol (Sarmiento, 1942: 141). No se detuvo all su radicalismo pues a continuacin actu contra el clero menor, que en los aos post-reros de su predecesor cobrara inusitada importancia. Al respecto, Gutirrez de Santa Clara refiere que Tpac Inca Yupanqui fue el que ense a hablar a los indios con el demonio, aunque ya de muy atrs lo usaban, y dicen que ste le aadi y per-feccion en muchas cosas, el cual se les apareca muy terrible y feo de catadura, y as le pintan ellos. A los templos llam huacas, en donde cada da sacrificaban muchos nios y esclavos tomados en las guerras... De manera que este Inca fue un gran hechi-cero y a la continua estaba en los templos hablando con los demonios (1904: III, 438). Guayna Cpac estuvo lejos de creer en los orculos y tras demostrar lo falsos que eran orden destruir las huacas donde residan. Dice Guaman Poma que este Inca intent hablar con los dolos y huacas del reino, pero como ninguno de ellos qui-so responder a sus preguntas, lo hizo romper y destruir; ordenando tambin matar a sus sacerdotes (1956: I, 84). Respet nicamente a las huacas ms poderosas, re-presentantes de pueblos importantes cuya adhesin le convena preservar. As, aade el cronista indio, salvaron de la destruccin los dolos mayores de Pariaccac-ca, Uancho Uacollo, Paucarcolla, Puquina, Auzavilca, el Sol y la Luna, siendo stos los nicos que quedaron para ser adorados (Guaman Poma, 1956: I, 84).

    Provoc con tales medidas tremenda conmocin en todas las esferas del clero, y hasta el Sumo Sacerdote no ocult su malestar, solidarizndose con el destituido sacerdote mayor del Sol. Nada bueno poda esperarse de ese inopinado entendi-miento entre sacerdotes Hanan y Hurin, y advirtindolo el Inca no vacil en desti-tuir a Apo Challco Yupanqui, nombrando como nuevo Sumo Sacerdote a Cusi Topa Yupanqui, un orejn miembro de su linaje. De esa manera, la decadencia Hurin co-rri paralela al fortalecimiento de la panaka de Pachacuti, porque de sta escogi Guayna Cpac a los funcionarios que asumieron el control de todos los estamentos de poder, incluido el religioso. Para los Hurin era el comienzo del fin, ya que se les despojaba de la ltima preeminencia que les quedaba. Guayna Cpac se convirti para ellos en mortal enemigo y entendieron que para recuperarse no quedaba sino maquinar su derrocamiento. Los menospreci el Inca, creyendo que no llegaran a tanto y march en campaa al norte, dejando el Cuzco bajo gobierno de orejones pachacutinos. Su prolongada ausencia permitira el resurgimiento del clero tradi-cionalista, pues tanto Apo Challco Yupanqui como Rupaca recuperaran su rol di-rectriz. Y todava ms, acogeran en el templo solar a Huscar, hijo menor del Inca, con la intencin premeditada de convertirlo en caudillo de sus intereses, objetivo que alcanzaran a la perfeccin.

  • CAPITULO IX

    Ni Cara Inca Yupanqui ni Huscar co-reinante

    Guayna Cpac quiso desde siempre viajar a Tumipampa, su tierra natal. Pero tuvie-ron que transcurrir ms de dos dcadas de su gobierno antes de que pudiese cum-plir ese anhelo. Fue su madre la coya Mama Ocllo quien le rog que no efectuase tal viaje ni saliese a Chile hasta que ella hubiese muerto; y ello ocurrira varios aos despus de entronizado Guayna Cpac. Y hubo an de retardarse luego el ansiado viaje pues debieron efectuarse visitas y expediciones militares a otras regiones del imperio; de modo tal que recin hacia 1510, cuando Atahuallpa era ya un adoles-cente, pudo el Inca partir al norte, y no precisamente por realizar su caro deseo sino para contener las sublevaciones que en esa regin haban estallado. Hasta el altiplano collavino , donde se hallaba de visita, le llegaron chasquis noticiando que las guarniciones del norte haban sido aniquiladas por los rebeldes Cayambis, en torno a los cuales se haban coaligado varias de las naciones que algunos aos atrs sojuzgara su padre Tpac Inca Yupanqui. Tal conmocin torn entonces imperati-vo emprender la campaa, y as lo anunci el Inca en Pocona, ordenando un reclu-tamiento general y extraordinario.

    Hecha esa reconstruccin cronolgica no es admisible la versin de que Atahuallpa naci en Carangue, pueblo septentrional de la actual repblica del Ecuador. Se par-te para ello de un aserto por dems discutible, cual es que la campaa al Norte se desat hacia 1500, librndose la memorable batalla de Yahuarcocha en 1502. Se menciona que tras este sangriento triunfo sobre los Carangues, Guayna Cpac tom por mujer a una noble de esta nacin, que poco despus le dio por hijo a Atahuallpa. Y para dar fuerza a esta afirmacin se consigna unas lneas del cronista Lope de Atienza, segn el cual Atahuallpa tuvo por otro nombre el de Cara Inca Yupanqui.

    La reconstruccin histrica de los hechos del gobierno de Guayna Cpac basta para refutar esa tesis. Guayna Cpac asumi el poder hacia 1493 y en slo siete aos -como quiere la versin que refutamos- fue imposible que realizase todos los hechos que le consignan las crnicas como efectuados antes de partir al Norte. Po-demos citar entre ellos, sin contar obras administrativas como la reedificacin del templo solar en el Cuzco, la campaa contra los Chachapoyas, la visita a Cajamarca, la campaa del Sur, la expedicin contra Moxos y Chiriguanos, la prolongada per-manencia en Chile, las luchas contra los Araucanos y la estancia en el Collao. Todo ello no pudo ser realizado en tan pocos aos como para que en 1502 apareciese vencedor de los Carangues. Muy ilustrativo ser recordar aqu que slo en la cam-paa contra los Chachapoyas demor tres aos, inmediatamente despus de la muerte de su madre y antes de honrarla con una solemne purucaya. Y tambin que en la preparacin de la jornada al Norte tard algn tiempo, y que se hizo con esta-cionamientos en Vilcas, Jauja y Cajamarca, mediando una expedicin contra los Guancachupachos, una segunda campaa contra los Chachapoyas, una entrada a los Bracamoros e incursiones en la costa Norte. De lo cual se infiere que Guayna Cpac no pudo partir al Norte antes de 1510, efectuando su entrada en Tumipampa posiblemente unos tres aos despus, para fijar all una sede principal desde la cual emprendi sucesivas campaas al Norte, llegando hasta la tierra de los Pastos con suerte variable y soportando una terca resistencia, que recin doblegara par-cialmente en sus aos postreros, cuando su prolongada ausencia del Cuzco haba ya provocado la insurgencia Hurin en su contra.

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    En tierra de los Carangues y en gran parte de lo que despus se llam regin de Quito, las tropas de Guayna Cpac arrasaron con pueblos enteros, exterminando a los rebeldes ms contumaces y esclavizando a muchos prisioneros de guerra. En algunas partes apenas si quedaron nios, por lo cual se empez a conocer esa re-gin como tierra de los huambracunas. En consecuencia, tampoco es admisible la tesis de que el ejrcito de Atahuallpa se conform fundamentalmente con guerre-ros Carangues y Cayambis. Ello resulta ilgico, si se considera que las represiones eran recientes y que el odio a los Incas estaba latente en los pueblos as sojuzgados. De all que a poco de iniciada la guerra civil se pronunciasen a favor de Huscar varias naciones de esa regin, incluida la de los Caaris, que era la principal, moti-vando que los generales atahuallpistas realizaran terribles represiones. Por lo de-ms, Atahuallpa acept la guerra no para gobernar en Quito o Tumipampa sino para reinar en el Cuzco, su tierra natal. Entonces resulta absolutamente un equvo-co seguir hablando de pugna entre quiteos y cuzqueos, como tambin sostener que la guerra enfrent a dos centros de poder, el tradicional cuzqueo y el naciente tumipampino. Hubo empero un hecho importante que relacion a Atahuallpa con la tierra Carangue. Construy all un imponente palacio, donde cio la mascaypa-cha adoptando el nombre de Ccacha Pachacuti Inca Yupanqui (Betanzos, 1987: 221).

    Refutaremos finalmente la extendida versin sobre que Huscar fue co-reinante de Guayna Cpac y que ste lo propuso para sucederle. Los cronistas, que recogieron el testimonio huascarista, son en esto menos responsables que los modernos histo-riadores que sostienen, por ejemplo, que Huscar tuvo derecho a la sucesin de Guayna Cpac por su condicin de hijo legitimado y adelfogmico y porque reuna condiciones morales y cvicas para el gobierno del Imperio. Respecto a lo primero, bien sabemos que ambas figuras no funcionaron entre los Incas; y sobre lo segun-do, no hay base ninguna que permita afirmarlo.

    Al emprender Guayna Cpac la campaa al norte hacia 1510, Huscar tena no ms de ocho aos, por lo que resulta ilgico sostener que fuese co-reinante de Guayna Cpac y mucho menos decir que haba mostrado condiciones para tal nombra-miento. Huscar, en realidad, nunca fue co-reinante, pues en nombre de Guayna Cpac gobernaron en el Cuzco varios prncipes pachacutinos. Y tampoco fue pro-puesto para suceder a Guayna Cpac, al contrario de lo que sucedi con Atahuallpa.

    CAPITULO X

    Guayna Cpac en campaa

    Cientos de miles de guerreros fueron convocados para la campaa al Norte; y cuen-tan las crnicas que su mobilizacin dur varios meses. Fue igualmente convocado el pueblo campesino, para el abastecimiento de Colcas y el cuidado de los tambos de la ruta. Guayna Cpac dej para el final esta campaa teniendo en mente expan-dir el imperio en esa direccin, consolidando las conquistas que realizara su padre para incursionar luego en territorio de la actual Colombia. De all que partiese al mando del ms poderoso ejrcito hasta entonces reunido, movilizando asimismo un numeroso contingente de mitimaes para cuzqueizar la regin conquistada.

    A propsito, el asentamiento de mitimaes en las zonas de frontera fue uno de los ms importantes logros del gobierno de Guayna Cpac, pues permiti difundir la civilizacin cuzquea en territorios tan distantes como el noroeste argentino y to-da la sierra ecuatoriana, influencia que an hoy puede comprobarse. Ello no obs-

  • tante el dominio no lograra consolidarse ms all de Quito, pues varios seores locales se mostraron reacios a aceptar el nuevo sistema, resistiendo tercamente.

    Fue obligatorio el reclutamiento general y extraordinario en todo el imperio; pero voluntario el llamamiento a los orejones. Se explica as que la panaka de Pachacuti quedara en el Cuzco en desventaja, ya que lo mejor de ella parti en campaa acompaando al Inca. Integr el ejrcito un pequeo contingente Hurin, para cuyo comando design el Inca a los capitanes Michi Naca Mayta y Ancas Calla. El grueso del ejrcito profesional lo formaron tropas Hanan, marchando por comandante general de las mismas el capitn Auqui Toma, hermano de Guayna Cpac por parte de madre y por lo tanto pachacutino, al que la crnica calific como el ms valeroso, de ms nimo y fuerzas que tuvo el Inca (Mura, 1962: 79). Otro comandante Hanan fue Colla Topa, miembro de la panaka de Viracocha (Cobo, 1956: 210). La gran ma-yora de reclutas provino de los distintos suyos del imperio, teniendo jefes de la misma procedencia, aprecindose el inters del Inca por rodearse de tropas colla-vinas, considerndolas valientes y leales.

    Guayna Cpac, que haba tomado para s la direccin del clero, dej a su hermano Titu Atauchi como su representante religioso en el Cuzco. Y para el gobierno civil, conforme mencionan varias crnicas, nombr a sus tos Apo Hilaquita y Guaman Achachi y a sus hermanos Auqui Topa y Sinchi Roca; los dos primeros integrantes de la panaka de Pachacuti, por ser hijos de este Inca; y el tercero, al igual que Auqui Toma, hermnno de Guayna Cpac por parte de madre y por lo tanto tambin pa-chacutino. Esto pone de manifiesto que este linaje qued al frente del gobierno, afirmacin que aparece clara en Betanzos segn el cual Guayna Cpac dej por sus gobernadores hasta que l volviese a su primo hermano Yamque Yupanqui y a Hila-quita su to, hijo menor del Inca Yupanqui y a Topa Inca su hermano (1987: 190). Otros cuatro personajes son citados por Santilln (Cpac Achachic, Cpac Larico, Cpac Yochi y Cpac Gualcaya) los que probablemente quedaron como gobernado-res de los cuatro suyos (1968: 105). Los dos primeros por lo menos, fueron pacha-cutinos (Cabello Valboa, 1951: 336). Ninguna versin digna de crdito habla de que Guayna Cpac dejase a Huscar en calidad de co-reinante.

    Acompaando al Inca partieron la coya Cusi Rimay, que morira en Quito sin dejar hijo varn ninguno (Mura, 1962: 80) y Rahua Ocllo, madre de Huscar, posible-mente la concubina favorita, quien iba embarazada. Para entonces haba ya muerto Palla Coca, la madre de Atahuallpa (Cabello, 1951: 364). ste, como queda dicho, form parte de la expedicin, y como hecho anecdtico debe mencionarse que lle-vaba una oreja rota, a consecuencia de un lance amoroso con cierta doncella. Segn Betanzos, Atahuallpa era en aquel tiempo de trece aos. Huscar, unos cuatro aos menor que l, qued en el Cuzco, donde se hara mayor sin relacin con sus padres concibiendo odio hacia ellos merced a la influencia que sobre l ejercieron los sa-cerdotes Hurin.

    Saliendo el ejrcito de Ccinca, lugar vecino al Cuzco, que sirvi de campamento inicial, hizo una primera pascan