hector

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Todas las religiones sostienen que la vida no acaba

cuando morimos físicamente, sino que de algún modo

nuestra existencia personal se prolonga después de la

muerte, por eso en todas las religiones se han

desarrollado ritos funerarios y diversos modos de

enterramiento.

La creencia básica de las religiones es que las

personas somos algo que mas que nuestro cuerpo

material y que, por tanto, nuestro ser personal va mas

allá de nuestra vida terrena.

El cristianismo entiende la muerte como un paso de esta vida a una

vida eterna e inmortal. para el cristiano , la persona en su individualidad

es sagrada en esta vida y en la futura. En este sentido se afirma la

continuidad entre esta vida y la futura que, en definitiva, forman una

sola vida en modos diferentes de existencia

Desde el punto de vida cristiano, la muerte no es solo el final , sino el

inicio de otro modo de existencia, pero continuando siendo nosotros

mismos , con nuestra propia individualidad .

El cristiano no cree en la reencarnación porque considera que cada

persona es única he irrepetible y, por tanto, no puede reencarnarse en

otro ser.

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Maria es nuestra esperanza, la que nos guía a Jesús. No obliga, nos muestra el camino, respeta nuestra libertad, como hace la estrella, ilumina. Este es el modelo para toda educación, tanto la de los padres con los hijos, la de los miembros de la Iglesia en su apostolado, o como ciudadanos a nivel social y cultural: no se trata sólo de transmitir conocimientos, sino vida, dar luz, ser un referente –estrella- en un mundo de gente que no sabe hacia dónde ir, que necesita maestros. Con qué alegría nos dice un amigo: “quiero contarte esta pena, sólo puedo explicártelo a ti, que me inspiras confianza”. Y estos guías necesitan luz, dar del calor que tienen; Maria nos trae a Jesús que nos quiere dar luz y calor, nos llena de optimismo y esperanza que va más allá de lo que vemos, que a veces puede parecernos algo negro, que nos proyecta hacia lo que no vemos; nos habla de que si Dios se ha hecho Niño, es posible un mundo mejor, en el que reine la alegría. Que siempre hay un punto en lo más profundo del alma –¡la estrella verde!- que emana la luz y el calor de Belén, que nos llena y nunca nos deja sentirnos vacíos, que es fuente inagotable de ilusiones y proyectos. Porque Jesús entra dentro de la Historia, es solidario con todo lo nuestro, y nunca nos sentiremos solos: “Si las estrellas bajan para mirarte, / detrás de cada estrella / camina un ángel”

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El Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.1 Tesalonicenses 4:16-17

El Señor volveráQuienes creen en el Señor Jesús como su Salvador reciben el perdón de sus pecados. Poseen la vida eterna. En virtud de esta gracia han cambiado su manera de vivir. A éstos, el Señor ha hecho una maravillosa promesa: volverá para buscarlos y llevarlos al cielo donde él está actualmente. Varios pasajes de la Biblia nos hablan de este prodigioso acontecimiento: 1 Corintios 15:51-58; 1 Tesalonicenses 4:13-18. El Señor descenderá del cielo. Mediante su divino poder y con voz de mando llamará a los que, desde el principio del mundo, han muerto creyendo en Dios. Los que no hayan creído resucitarán más tarde para ser juzgados y condenados (Apocalipsis 20:5 y 12).Los creyentes que vivan en la tierra el día de su venida serán “transformados” para ser semejantes a los ya resucitados. Luego, todos los “resucitados” y los “transformados” irán al encuentro del Señor en el aire. ¡Será una maravillosa reunión alrededor de él! Él introducirá a sus redimidos en la felicidad de la casa de su Padre. Allí estarán siempre con él, para nuestro gozo, pero también para el Suyo.Esta esperanza alimenta el amor de los creyentes hacia Cristo y aviva su deseo de santificación y consagración a Su persona.

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