guía romana córdoba

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C;1»0 "L 4,./ 'WA' c.rf le.:. ;;/ {E rrJk \ ltto> f ÚJ. re.. LACORDUBA ROMANA SfNTE515 HISTÓRICQ-ARQUEOlÓCICA Frente la Corduból prerromana -localizada como ya se ha dicho en las alruras del actuar Par- que CNz Conde- surge, en la prirT"lefa mitad del siglo ti a.e. (sigue discutiéndo5e si la fundación por parte del general Claudio Marcelo tiene lugar en 169 O en 152 a.C.l, un nuevo asentamiento rorn<I- no, favorecido por la importante situación estTaté- ga del lugar -exacbmente donde el Guadalquivir de ser navegable, constituyendo a la vez una importante plataforma de penetración hada el iote-- fiar en 1lemp05 de conquista- y los recursos pro- pios de la zona -básicamente, la mineña, la agri- cultura y el comerciO-; dur.¡nte algún tiempo con- vive con el iodígen.¡, pero progresivamente ir.i CiI- pltlllizando el poblamrento de la zona hasu provo- ar el abioOOoo definitivo de loqIJéI. El nuevo núcleo urb.ano, que en un principio ocupa sólo la cima de la colina todavía hoy centro de la ciud.Jd moderna, detenta QSi desde su funda- ción la capitalidad de la ¡xoviocia Hispania Vlte- ri«, si bien hemos de reconocer que arqueoló- gicamente es esca.sa. la información disponible con relación a la eupa republicana (218-45 a.c.). tarde. con motivo de las guerras civiles libradas enl1e César y los hijos de Pompeyo -gueHils que marGln el fin de la República romana, a mediados del siglo l a.c.-, Córdoba toma. el partido de los pompeyanos, motivo por el que es asediada y destruida, siendo 20.000 de sus habitantes pasados por las armas de los cesarianos y entrando tras ello en una lógica recesión. Recesión que conoce su final al ganar el favor de Augusto, quien inSlala en ella, mediante la cOffespondienle deductio, a gran parte de los vete- ranos que le habían acompañado en las guerras del norte asign.1ndoles lotes suficientes de tierra, a la vez que cOflcediendo a la ciudad el más importan- te honor que nunca hubiefa podido soñar -sobre todo teniendo en cuenta sus antecedentes políticos, contrarios a César, mentor político, padre adoptivo y principal referente gentilicio de OCtavio-: la con- firmación como Colonia y su elevación al rango de Patricia. A partir de lo cual la antigua _simplemente Cordubd., agradecida y enriquecida. se convierte a lo largo del siglo l d.C. en \lefdadera émula de Roma,

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Descripción arqueológica monumentos romanos ciudad de Córdoba

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Page 1: Guía romana Córdoba

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LACORDUBAROMANA

SfNTE515 HISTÓRICQ-ARQUEOlÓCICAFrente ~ la Corduból prerromana -localizada

como ya se ha dicho en las alruras del actuar Par­que CNz Conde- surge, en la prirT"lefa mitad delsiglo ti a.e. (sigue discutiéndo5e si la fundación porparte del general Claudio Marcelo tiene lugar en169 O en 152 a.C.l, un nuevo asentamiento rorn<I­

no, favorecido por la importante situación estTaté­ga del lugar -exacbmente donde el Guadalquivir~ de ser navegable, constituyendo a la vez unaimportante plataforma de penetración hada el iote-­fiar en 1lemp05 de conquista- y los recursos pro­pios de la zona -básicamente, la mineña, la agri­cultura y el comerciO-; dur.¡nte algún tiempo con­vive con el iodígen.¡, pero progresivamente ir.i CiI­

pltlllizando el poblamrento de la zona hasu provo­ar el abioOOoo definitivo de loqIJéI.

El nuevo núcleo urb.ano, que en un principioocupa sólo la cima de la colina todavía hoy centrode la ciud.Jd moderna, detenta QSi desde su funda­ción la capitalidad de la ¡xoviocia Hispania Vlte­ri«, si bien hemos de reconocer que arqueoló­gicamente es esca.sa. la información disponible conrelación a la eupa republicana (218-45 a.c.). ~starde. con motivo de las guerras civiles libradas enl1eCésar y los hijos de Pompeyo -gueHils que marGlnel fin de la República romana, a mediados del siglol a.c.-, Córdoba toma. el partido de los pompeyanos,motivo por el que es asediada y destruida, siendo20.000 de sus habitantes pasados por las armas delos cesarianos y entrando tras ello en una lógicarecesión. Recesión que conoce su final al ganar elfavor de Augusto, quien inSlala en ella, mediante lacOffespondienle deductio, a gran parte de los vete­ranos que le habían acompañado en las guerras delnorte asign.1ndoles lotes suficientes de tierra, a lavez que cOflcediendo a la ciudad el más importan­te honor que nunca hubiefa podido soñar -sobretodo teniendo en cuenta sus antecedentes políticos,contrarios a César, mentor político, padre adoptivoy principal referente gentilicio de OCtavio-: la con­firmación como Colonia y su elevación al rango dePatricia.

A partir de lo cual la antigua _simplementeCordubd., agradecida y enriquecida. se convierte alo largo del siglo l d.C. en \lefdadera émula de Roma,

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••••LA COROUEMII:OMANA _

itinenrio Rtlmilflo

\. Mezquita C...draJ: <estOS <U ép. visigoda: dos milillriMdc ~Í4A~P''''' 2. E..cud. de ArteOnm:l.lico: mosaico ($iglQ IV d.C.l. 3. Callej. de L:> Hoguera (resl.u",nt'): inscripciónh.oncnn•. 4. Alclut: pmlngo y mOf;l.i(COI romanOl. 5. Camino Vociad. Almodóvar: Tum­b. Grand. (siglo 1d.C.). 6. CalI.úit1ÚJl: tambores d. columna (<'p. republicana). 7. Pucod. L:. Victori. 49: mural!. (tp. repubJia.na). 8. ",",,,. d. caUego¡: monumenlOS funerariosromano•. 9. Ceradilla: p.úm,,,, Ma",.",";, lO. f..¡,aci6n de AUlobU$t$: ,ramos de dosac:uo:<!UCWl'. 11. R1VA.:,.....,.... I"'''''fUJ (c..,.nqucde decanución de .gUIIl· 12. Rondo.<k 10rITtjues 2I(BlIlco): muruu (tp. rqroblicln.). 13. Roncb de JosTcjares 22 (Banco): mosaicoromano.

14. C.Ue Rqcs útólioos: mosaico rom.no (,iglos Il o III d.C.l. 15. Dip.uacj6n: mosaicoll(liglOllll o III d.C.); b'JKi.ptrio; <um!» (siglo [d.C.). 16. Pl= d.tu Doblu: .Icmen/osd.ltemplo de La calleO.ud;" Mar«lo. 17. Conscj<eríadc H:K~d:a; copia dces.otlla del ¡:"nim

AJj«tIim. 18. Calle aaudío Moredo: r<:SIOS de templo (culoo imperial): Ayuntamiento:muros de comenciÓl1 de la plaza del templo. 19. Calleja d.1.a.I Siete R.evuelw: Casa de 101Cab.olleros de s.nt~: ClllIleles rom:anos y vQ:tgoo::io$. 20. I'\.au de Stnea: est1tlU togada.21. Plua de Jerónimo Pi= Mwe:o Arqueol6&ico y Etnológico. 22. Calles Rq Hercdia yCorlCepeión: illlCripción tOftUIUI. 23. Iglesia de Santa. 0..1"1.: res<0I de b.uIIlCIpoJ~24 Puente Romano.

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Page 3: Guía romana Córdoba

PIu.a de Iu Doblu. Bua Yco!UmIUde! t....plo de la ca1I< Oaudio........

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••••LA COROUBA ROMANA ~ _

ampliando su recinto urbano hasta el río y acome­\lendosu r.ipida monumentalización urbanística con­forme a modelos ilTlpOlUdos de la Urbs, aunque fi·nanciada fundamentalmente püf ricos evergtlas lo­cales -entre ellos, los MarU (dueños de las minas deSierra Morena) o los Anrldei (Iamilia a la que pene­nec~ Sénec~ son sólo algunos de los más conoci­dos-o Una monumentaliueión que supone laremodelaciórl del antiguo foro, ampliándoselo a<\e.más" imitación del romano Forum AugU!iti; la pues­ti en funclOl'lélmienlO de otros nuevos -.JSi, el llama­do Foro Provincial, en los Altos de Santa Ao.J, o elcentro portUiltio inmediato al río, en las proximida.des del actual A1dur de los Reyes Cristianos-; lareorgOlniución de la red viaria -incluida la cons­trueeión del que qUlú fue el prin'lel" puente de pie­dra, base del que nos ha 1Iegadc>--; la dotación a laCiudad de los más modernos servicios e infraes­tructuras, asi' como de nuevos edifICios p.ilril espec­táculos 4ealro, anfiteatro y cil'{;o-; y el <lCOOdicio­namtento de $Y prilllel" acueducto, que .seguraríapara siempte el abastecimiento de agua. comple­mentado años más tarde pot al menos otros dos queconvet1irfan a la nueva Colonia Patrici;, en una delJis ciudades mejor abast~idas del OCcidenre ro­

="".En directa conexión con lo anterior, y como algo

lógICO vistos los antecedenles que explican la ínti­ma relación de la ciudad con AugUSlO, se desarro­lla en ella casi de inmediato el cullo al Emperador.Así lo documentan las recienles investigaciones rea­lizadas por A. Venlura en el enlorno del teatro de laciudad, los estudios de ¡. A. Garriguel. sobre la plás-

CaIl~ Encarnaci6n, esqui.... c:oJleRey Hemlia. Inocripci6n ho...,..¡f"",~n la '1'" lO mencioN .....0 de loo~.. '1"" .....iciparon <1l lac.onsuucci6n del teatro roen.."...

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••••LACOROU8.... ll:QMANA _

tica mayor y, sobre todo, el conjunto monumentaldel que el templo hoy conservado en la calle Claudioo\'\arcelo no Constituye sino 5(J manifestación m.isvisible. Un conjunto que habría de convertirse en()(r() foro m.is de los existentes en la¡:iudad, enten­dido en el sentido de .plaza ~Iica centralizadorade actividades oficiales_, pero que en origen fueconcebido básicamente como homenaje de la ciu­dad al Emperador y su familia, dedicándoselo pre­cisamente a su culto_

Este proceso de ennoblecimiento urbano, biencomprobado a través de la arqueologia, se ve acom­pañado también por un importante desarrollo delhábitat pnvado; surgen así numerosas domus einsuf~, agrupadas en barrios -de los cuales cono­cemos al menos un l'icus hisp;lnus (probablementellamado asi porque sus habitantes fUt'filn descen­dientes de aquellos ,indígenas selectos> que Romallama a cofundar la nueva ciudad) y un vicus!orensis-, que, unidas a nulTlt'fOSOS jardines. esta·tuas y otros elementos de decoración urbana, de­bieron proporcionar a la ciudad un aspecto cosmo­pohta, digno de su categoría administrativa-<amocapital del conventlls cordubensís y de la prOI/;n.cia 8.1Clica- y que poco o nada debió conservar desus antecedentes hispanos, convirtiéndose de inme­diato en una imitación de la propia Roma. A ellohay que añadir la monumentalidad de su paisajefunerario, que en nada tenía que envidiar al quepor entonces acompañaba en Roma al viajero a 10largo de las primeras millas de las vías que abando­naban la ciudad. Un aspecto que el romano cuidó

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••••LA CORDUIM ROMANA _

extremadamente como derivación de sus creenciasreligiosas y su propia concepción del mundo deultratumba, y que en Córdoba ha sido muy maltr;l­lado aun cuando 1<15 investigaciones de los últimosaños están coosiguiendo en buena medida devol­verlo a la luz.

se confOfma con IOdo ello la imagen de una ciu­dad que permanecerá ya más o menos inalteudahasta las primeras crisis del siglo 1II. Por estas fe..chas, el esplendo!" mooumental que la había carac­terizado durante los dos siglos precedentes empie­za a decaer: no se construyen nuevos edificios pú­blicos ni se impcwtiln materiales en la cantidad ycaridad aplicadas con anterioridad. Entrillo en crisislos talleres escultóricos yde decoración ,¡rqultect6.na; se siguen habitando las mismas UQS de SI­glos precedentes; comienzan las reutilizaciones dealgunos espacios, públicoso privados; retrayéndosede este modo la ciudad a los límites interiores desus murallas, al tiempo que probablemente pierdela capitalidad de la provincia.

Este panorama de inicial decadencia, sólo mati·zada por la aparición de grandes vilbe en el entor­no subutbilno, es srn emba'80 el que conoce la cons­trueción de uno de los edif'G*os más consptCIJOS detoda la hist~ de úxduba: el ".útium del empe­rador Milximlano Hercúleo, erigido con IT'l(l(IYO desu estancia cordubense en las posl1imerías del sigloUI d,C. En él, magníficamente estudiado por R. Hi­dalgo y su eqUIPO, aunque por desgracia destruidocasi en su totalidad por la mala gestiÓn de una da­se política que no acaba de entender la coexisten­cia posible entre patrimonio y progreso, se ensayannuevas fórmulas arquitectónicas al servicio del po­der imperi.ll; fórmulas que triunfarán en el resto delImperio, conVirtiéndose en uno de los elementosmás característIcos de la baja romanidad. Pero trase1.abandono-quese produce en apen.¡s unos años­su tdebor.. norte es reutilizada como basnica cris­tiana -tal vez la de $.an Acisclo-, generándose entorno a ésta una importante necrópolis que se man­tendrá en uso induso durante la etapa islámica,acogiendo a miembros de la comunidad moz,inJ>e.

Se coostituye así el yacimiento de Cercadilla enelemplo paradigrnáticode la evolución que experi­menta el mundo funerario cordubense tras e/triun­fo de la inhumación sobre la cremación a partIr defil"lales del siglo 11 d.C., básicamente como conse­cuencia de la expansión del cristianismo, A partirde este momento el paisaje funerario de la ciudadse modifica de forma sustancial, reorganizándose

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••••LA CORDUBA.Il:OMANA _

en tornoa centros dcculto-oosílicas-quecon ciertafrecuencia acogen las reliquias de mártires cristia­nos -martyria- y penetrando mcluso en el recintoamurallado. Desaparecen, pues, los grandes monu­mentos en beneficio de una .in!eriofiz.ación. del ri­tual que~ a tener en las CriptaS, pero sobre todoen los sarcófagos, de plomo o marmóreos~ úl­timos con frecuente decoración escultórica inspira­da en temas del Nuevo Testamento--, su expresiónarqueológica más atradiva,

DVG

El TERRITORIO DE LA CIUDADDada so gran diversidad geográfica, étnica y ClJI­

tur,}l, las provincias conqui~s por Roma exigie­ron desde un principio subdiVISiones tefrltoriales yadministrativas con el fin de f,}cilitar su gestIÓn. Así,la Bética quedó organizada en cuatro Conven/lIS,convirtiéndose COf"duba en capital de dicha provin­cia y del Conventus CorduiJensis: centro de controldel terrilOfio, proltimo a los más importantes cami­nos y ví.1s de comunicación, en el que se centrali­zaban todo tIPO de funciones políticas, econórrll­cas, rellgjos¡S, militares y sociales.

LJ red de comunicaciones juega papel funda­mental en el des.1rrollo de este Sistema, ya que SIrvede nexo de unión entre las capitales conventuales,lo que permite la gestación de un entramado viario

eo"".ruoción hiddulic:o en la a.m... -=inal del Ctt.dn.dillo.

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••••LA CORDUBA ROMANA _

bastante complelo destinado a garantizar la estabi­lidad política y la CIrculación ecoo6mica. Dichoenlramado se convierte en uno de los ejesvettebradores del poblamiento en esta época, co­nectando los núcleos urbanos con las zonas ruralesdema~~I que los grandes enclaves se crean entorno a las vías más importantes -via A.ugusta,úxduba-Etrlffiu (de la que se conservan abundan­tes restos de pavimento de guijarros en la loma delos Escalones) y Cort!ubd-Malac;¡..., al tiempo quepoblados de menor entidad se consolidan cerca decaminos secundarios. En este contexto tamblén des­tacan los puentes, Indudablemenle relacionados condichas vías, entre los que nos nan llegado algunosejemplos como el que atraviesa el arroyo dePeaoche, a la salida de la ciudad por el norte, o elpuenle sobre el arroyo Buen Agua.

Inlegraron el Conveotus Cordubensís diez ciu­dades, Incluida ConJuba, así como numerosos nú­cleos UrWllOS de diStIntas eategorias y un elevadonúmero de vi/w que atestiguan la gr;tn intensidaddel poblamiento rural durante la etapa hisp.1no­rrom¡na. A pesar de la d~idad de asentamientos,éstos sIguen siempre unos patrones regulares, esta­bleclb'ldose cerca de cursos de agua, en lugares deriquezo! agrícola o minera yen zonas de importan_cia viaria Por w parte, las ..ilfM' -destinadas tantoa la explotación agrícola como al descanso y re­creo de ws proplelarios, aunque siempre de indu­dable caroiaer agropecuario- se establecen habi­tualmente en elevaciones del terreno proviSlas deuna blJena parlCH'ámica, en zonas de suelo fértil oen lugares cercanos a ríos o manantiales. El laboreoy el expolio sistem.itico hilO provocado w destruc­ción generalizada; entre las m.is conocidas ar­queológicamente podemos destacar la situada enel Cortijo de la Valenzoneja o la villa de Encinarejode Córdoba.

Este tipo de asentamientos requería una serie deinfraestructuras relacionadas con las tareas agríco­las; tal es el ca!l0 de los silos, de los que se handocumentado un buen número sobre tOOo en el áreade la Campiña. En una colina situada en el COl1ijoNuevo de la Silera se conservan diez silos subterr.i­neos de planta circular con forma de pozo, cons­truidos con hiladas de ladrillos. la gran capacidadque presentan denota la importancia que la explo­tación agraria a la que están asociados llegó a al­canzar durante la época que nos ocupa, sirviendoposiblemente de despensa de 13S poblaciones cer­canas, o indU!l0 de la propia Corduba.

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••••LA CORDUBA ROMANA _

Otro elemenlO de indudable valor para el desa­rrollo de las actividades relacionadas con la ecooo­mía rura,] fue el abastecimIento de agua; de acuer­do con ello, los asent.lmientos más alejados de loscursos fluviales se vieron en la necesidad decaptar­la excavando pozos, construyendo cisternas o re­curriendo a otro tipo de conducciones. Un ejemplode obra hidráulica muy frecuente en época romanaes la cisterna, generalmente de forma rectangular ocuadrangular, realizada en opus cacnlftJliciumy re­vestida de opus signinum. Algunas conservadas enel temfoáum de Corduba son la del Cortijo deCalatravilla ;>róxima a un pequeño asentamientolocalizado en el Cerro de la Plata-, que presenta unorificio de desagüe y cinco pequeños contrafuer­tes, la del Cortijo de Quintos, o el depósito situadoen la carretera vecinal del Cuadradillo.

Por último, se conoce la existencia de necrópo­lis asociadas a algunas de estas villae que, sin em­bargo, no han podido ser objeto de estudio. Así,sólo contamos con las noticias de algunos hallaz­gos aislados, como la lápida con inscripción fune­raria atestiguada en el Cortijo de Vdlarrealejo.

RMF. RLG, MCRyAVR

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Page 6: Guía romana Córdoba

••••LACORDUfJARQMAN" -

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El u~rritorio de la Corduba romana

l. Albero. del Cortijo d~ Quintos.2. Silos del Cortijo Nuevo de la SiJ~r.t.

3. Albc= del úrl'l) de la Plaa.4. Puent~ sobre d arroyo de Pedroche.5. I'ucnlC sobre el arlOyo de ~k:J.

6. Puente Mocho $Ob", el Gua<.Wmdlal0.7. V¡lll del Cortijo de la Valenzoncja.8. Au:gw.9. Albc,ra. del CañilQ de Mula Ruil..10. AlbcfCll al sur de la urbanización fJ P,;UJí=:a.

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Page 7: Guía romana Córdoba

••••LA CORDUBA ROMAN.... _ ••••LA COROUlMll:QMANA _

Cordubafw

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LA CORDUB.A REPUBLICANAEl territorio escogido para la fundación de

Cordubaen el siglo 11 a.c. acoge la mm que ma)'Ofactividad concenlRi de l. Córdoha actual; abara,a gr¡¡¡ndes r¡¡¡sgos, lo que entendemos por el centrocomercial: un sector totalmente edificado que ofre­ce limitadas posibilidades al avance de la investI­gación por la vía de la exUVilCión .uqueol6giCil.Este hecho, unido ¡¡[lamentable estado en que de­bíó quedar la ciudad al ser bruulmente asediada ydestruida por César tras la batalla de Munda en 45a.c., liene corno consecuencia la pr~etica inexis­tencia de restos arqueológicos conservados, asicomo la imposibilidad de diseñar un itinerario aroqueológico centrado en la etapa republicana.

Aun así, el testimonio de las fuentes escritas ylos resultados de varias intervenciones arqueológi.cas realizadas en el solar urWllO han permitidocier­ti! reconsuucción histÓrica -00 exenta toda ...!.. denumerosos interrogantes.- que ayuda a vislumbrarla imagen de una dudad que pronto p,¡¡sarfa a sercapital de la provincia Bilefia.

A falta de datos arqueológicos que constaten unasentamiento o campamento militar anterior a lacreación de la ciudad I'OO}olna como nOcleo de po­blación estable, debemos seguir interpretando eltextO de Estrabón en el sentido de que COfduba ha·bía sido fuodada por el gerte'"al (cónsul tres veces)M. Oaudio Marceloen el segundo tefCio del siglo 11a.C.la fecha exaCtil oscila entre las que aportan lasfuentes literolnascomcidiendo con dos estancias delcónsul en Hispania, en 169-168 y 152-151 a.c.,pero decantarse por una de ellas supone un comopromiso arriesgado atendiendo al estado aaual dela investigación arqueológica.

En cambio, la localización y delimitación deCordubaes un hecho S1Jficientemente verificado pordatos objetivos extraídos de excavaciones realiza­das en las últimas décadas del siglo XX. la funda­ción de la ciudad romana se lleva a cabo sobre unasuperficie esencialmente llana protegida, salvo porel lado norte, por acusadas laderas y por los caucesde varios arroyos que la separaban del vecino asen­tamiento indígena de Colina de los Quemados, si·tuado a unos 750 m al sureste; convirtiéndose deinmediato en una importante base logístIca romanadestinada, entre otras funciones políticas y econó­micas, a garantizar estratégicamente el control delas comunlcaCIOOCS del Valle del GuadalqUIvir.

Tal como ya se ha señalado, la vida del hábltatindígena coexiste con la ciudad romana por lo me-

nos hasta los albores del siglo I a.c., si bien mien­tras la nueva ciud.ld romana se consolida y crece,el a~t.lm.enlo Indígena de Colina de los Quema­dos ilgooin, no llegándose nunca a producir launiÓn física entre ambos núcleos por razones~rlCasy estratégicas claras.

En cuanto a la ordenación de la dudad, todop,¡¡rece indicar que COfduba se planificó siguiendoel esquema propio del urbamsmo romano, caraae­rizado éste por el trazado de una red viaria a menu·do r1luy regular. Generalmente, la superficie de unaser"tamiento de esta época queda definida por doseler1lentos esendales: una consistente murallaperimetral y un eje cruciforme conformado por doscalles principales, el decumiJnus muimus y elkardo, con una orientación este-oeste y norte·surres~ivamente. Sendas vías desembocaban poraml;los extremos en las puertas que haCÍan penetra·ble el recinto amurallado, se cruzaban ef1 el centrode la ciudad y generaban en este punto el lugar másemblerNtico y monumental de la misma: el foro.Por li!timo, decumani y kiJrdines menores ar1icula­ban la ciudad en manzanas o jnsu/~ destinadas ala cOnstrucción de viVIendas o reservadas para laconfIguración de ouos espacios públicos.

Sin embargo, ni los asentamientos romanos tl"anen gt!Oetal tan matematlcos ni sus etes princip,¡¡1es secru~n exacumente en el centro geométrico deca<b uno de ellos; en realidad, se cortaban donderesultaba t'I'lCOfItrarse el lugar más adecuado para tbi­car el foro, O Incluso no llegaban a cortarse literal­mer1fe 5in ir mh le,os, este último parece ser el casode Ccxduba. dotada de una trama urbana ciertamentehofTlogénea, aunque con la peculiaridad de no dis­poner sus puertas este y oeste afrontadas a ambosextrEmos del decumanlJ$ rruximus, sino situadas endecllmani adyacentes.

Varias excavaciones realizadas en el sector me­ridiOnal de Corduba permiten definir una tempranamo(Iumentalización de la ciudad en el tránsito delsiglo 11 al I a.c. Con anterioridad a esta nueva eta­pa, las edificaciones presentan una técnica cons·tructiva de raigambre indígena muy p,¡¡recida a laempleada en Colina de los Quemados; a p,¡¡r1ir deeste momento, en cambio, comienzan a documen­tarse sólidos muros de sillares de caJcarenita dondeantC\ se alzaban paredes de adobe, y encontramospavimentos de losas, e IOcluso los primeros mosai·cos, que cormenzan a sustlluir a los modestos sue­los de tierra batida o a los austeros empedrados.Asifllismo, las primitiVas techumbres de madera o

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Page 8: Guía romana Córdoba

• •••LA CDRDUlfA R()MA,'lA _ ••••LA COROU8~ R()r,\.iANA _

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lAS MURAUASAl igual que la pumi!iva Corduba tartesi¡¡ y

lurdet.1.rw., la fundación romana debió estar provis­UI de murallas desde un momento inicial, en co­rrespondenc:i.a con el papel estmégico que lugó enlas pl'i~ etaP'ts de la presencia romilna en elValle del Guadalquivir.

Tanto el trazado como las car.¡,cterísticas de estaprimitiva fortificación, que debió convertirse en re­fefenle urbano de primer orden, son conocidos porlos trabajos arqueológicos efectuados en los últi·mos años, que permiten fecharla a lo largo del se­gundo cuar10 del siglo 11 a.C Aun cuando enmas­carada en su alzado por las continuas refecciooesde las épocas imperial, islámiCa y cristiana, el tra­zado de esta muralla republicana es, en su mayorpar1e, bien conocido, configurando un polrgono detendencia hexagonal de unos 2.650 m de períme­trO Y47 ha de SUperfICie. Así, en el lado occidentalmuestra un recorrido sensIblemente rectilrneo quese adapt1 al cu~ de un arroyo, el del Moro, queactúa romo foso, y de la topografía, que desciendesuavemente hacia el suroeste lo mismo cabe decirde los lados noroeste y norte, sensiblemente llanos,sin duda los topogrjficamente más desprotegidosde todo el perímetro por COOSllluir el punto de con­tadO de los escarpes con la planicie de la terrazafluvial. Aquí encontramos, ante la muralla, un fosoartificial de 15 m de anchura y 4 de profundidad.

El contacto entre los lienzos septentrional yoriental presenta algunos problemas derivados delhecho de que el tramo de muralla documentado enel número 4 de la P1aza de Colón presente unac~noIogia avanzada, amortizando un sector ocupadopor una domus. Aun cuando cabrían varias expli.caciones altemalivas para esta anomalía. la rmsplilUSible podría encontralW en la propia topogra­fía del terreno, que en este punto presenta una ~u·

entramado vegetal cornllenun ¡ ser reemplazadaspor el USO de le¡as. y las paredes de algu~s vivien­das aparecen revestidas con decOfitCiones de estu­co pintado al fresco con vivos colores.

Por estas fechas Corduba era ya capital de laUlterior y residencia del gobernadof romano. Talcircunstancia ellplica su monumenlali~aci6n y quelos autores lalinos nos transmitan la impresión deuna ciudad importante y próspera.

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Page 9: Guía romana Córdoba

• •••LA COROUBA ROMANA _ •••• LA COROUlM ROMANA _

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la de cimenlaCión construida coo mampostería. laanchura de este lienzo exterior O5Cila entre los 2 Ylos 3 m según los puntos. En el interior se disponeun ilgget o terraplén compacto de cantos rodados,mampostería y arcilla, con una anchura de unos 6m, contenido por otro muro más bajo y estrecho(entre 0,60 y 1,20 m), de edilicia diversa, probable­mente como consecuencia de las frecuentes repa_raciones expenmerlladas. En varios puntos se handocumentado torres, en dos casos semicirculares, yen uno tercero, cuadrangular. Aun cuando al me­nos una de las torres semicirculares es claramentecontemporánea del lienzo de muralla fundacional,en el caso de la cuadrangular se plantean serias du­das, pudiendo corresponder la misma a una refor­ma posterior.

La más importante de estas reformas se produjo,como ya hemos apuntado, tras la refundaciónaugustea de la ciudad, que supuso la demoliciónde todo el lienzo meridional de la vieja muralla re­publicana que, convenientemente reparada., conti·nuará enmarcando el pomcrium republicano porlos restantes lados. Mucho se ha discutido sobre latraza y datación de la muralla correspondiente aeste sector meridional, que recientes estudios ar­queológicos han permitido fijar. Así, en los ladosoriental y occidental se sitúa corno base de los tra­mos de muralla aún conservados en las calles SanFernando y Cairoán, en tanto que en el lado meri­dional varios tramos han sido documentados en lase:o:cavaciones realizad.ls en el Alcázar cristiano y

s.ada pendiente en dirección a donde, en éJx>ca me­dieval, se ubicaría la denominada Puerta del Rin­cón, lo que aconsejaría dar un ligero quiebro haciael sureste a este tramo norte de la murallafundacional. Por lo que respecta allieozo oriental,discurre a la mitad de la ladera que por este ladolkIimltaba la dudad, estiIndo documentada su tra­z.¡ en vilrias exc.avaciones.

No ocurre lo mi§lT'lO con el lienzo meridional,que habría de se!" desmantelado tras la refundaciónaugustea con el fin de permitir la ampliación de 1¡¡ciudad hKia el río. En este sectof la murall.J estJescasamenledocumenrada fijándose su traza aproxt..mada en función de cnterios indirectos, como lamayor O menor presencia de contextos republica­nos. la topOgrafía o la propia configuración uro.­nístiC<l, tanto republiana como de la époa impe­riill. u unión del lienzo meridional con el occiden­tal se producía a la ¡[rora del inmueble número 49del Paseo de la VICtOria. donde un.a reciente exca·vación ha documentado el punto de ;nflexión de lamural\<1 derivado de la ref«tio y ampliación delviejO recinto republicano a posterior¡ de larefundación augusteil de la ciudad.

la ITKJr.llla romana fundacional estaba configu­rada por un muro exterior de g.r<l00es sillares decaicarerllta aparl!}<ldos a soga y tizón en hiladas al­ternas, por lo general dispuestos sobre una banque-

lo ",unn. de la c...... republi<ana JOb", la fotorpfioobca de la riucbd.

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38 39

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• •••lA CORDUBA ROMANA _ ••••LA COROUBA ROMANA _

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en el Paseo de la Ribera. En cuanto a la cronología.tanto el tramo adyacente a la actual Puerta deAlmodóvar como el excavado en las inmediacio­nes de la Puerta del Puente arrojan una fecha pro­pia de la época del emperador Tiberio.

LA RED VIARIAPor limitaciones de espacio no podemos ofrecer

una descripción detallada del entramado viario ro­mano en el entorno de Corduoo, aunque sí convie­ne recordar su articulación. Se organiza sobre eleje trazado por la lIia Augusta, que a muy grandesrasgos coincide con 1.. Carretera Nacional IV. Estavía principal está reforzada por dos rutas auxiliares,que discurren paralelas a las dos riberas del 8aeti~

la vía Corduba-Hjspalis (Sevilla) por la margen de­recha del Guadalquivir, y la vía Corduba-Castulo(linares), esta última fuera dellérmino municipal.Ambas son rutas de apoyo a la vía fluvial que cons­tituye el propio río. la red se completa por dos do­bles ejes: el primero al sur"cooformado por una víade primer orden, la Corduba-Malac<I, y otra secun­daria, la COI'duba-/Iiberris (Granada); y el segundoal norte, integrado por una vía principal, la Corduba­Emerila (Mérida), y otra secundaria, la Epora(Montoro)-50lia (íEI Guijo/). Esta ordenación ofre­ce además una articulación radial en tomo a la cual,y mediante vías transversales de enlace, se estable­ce una trama secundaria cuya misión sería la dedrenar hacia las vías principales, y de éstas a la víafluvial, la producción minera de la sierra y la agrí­cola de la Campiña. Un esquema viario que se man­tiene inalterado y en buen uso durante toda la épo­ca romana, constituyendo la base de la red viariaposterior.

Sin embargo, son muy escasos los restosdeobfasde fábrica, puentes o calzadas, cooservados en elentorno de Córdoba. Por ello, para la reconstruc­ción de este entramado viario se vienen utilizandofundamentalmente las noticias aportadas por lasruentes documentales y epigráficas romanas, entrelas cuales cabe destacar los hitos o mojones cono­cidos como miliarios; son éstos unos bloques de

LA art;ruLtrión tÚ fa mi piedra en forma de cipo (paralelepípedos), o de fus­villri" d~ Corduba u te (cilíndricos), en los que apareo::e inscrita la dis­organirA sobrt el tjt tancia a la siguiente ciudad en millas romanas (de

trazad" p"r '" aquí el nombre de miliarios). OCasionalmente otre­via Auguna. cen información sobre el nombre del emperadorque

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-

erigió la via, el tipo de obra o el nombfe de la vía.En lo que se refiere a los puentes, en el término

municipal de Córdoba se conservan varios de laépoca romana, entre ellos:

Puente sobre el Guadalquivir. Omitimos su des­cripción puesto que actualmente no conserva visi­ble ningún elemento romano. No obstante, convie­ne detenerse en algunas cuestiones sobre su crono­logía. la cita más antigua sobre el puente es de 45a.e. (BelJum Hispaniense S, 1), pero aunque es con­siderado del siglo 11 a.e. por algunos autores, suconstrucción en arcadas de sillería coincidiría conla primera ordenación de la viaAugusta (en los añosiniciales del siglo I d.e.). A pesar de ello no pode­mos descartar la existencia previa de un pontón demadera.

El aspecto actual del puente es producto de nu­merosas refecfiones. En la época emiral se reformaen 719-720 y 794, pero la reconstrucción más im­portante fue la realizada en 971 por el carifa al­Hakam U{descrita por Ibn Hayyan en el Muqtabas).Experimenta nuevas reformas en 1362, y entre 1421y 1684: así, en 1460 se reo::oofigura su extremo iz­quierdo para evitar el camino que pasaba bajo laCalahorra. Finalmente, en 1876 se efeo::túa una nue­va reparación general que incluye el recalzado delos estribos. En cualquier caso, estas reíormas notransforman ni la fisonomía general de la obra ni suesquema original.

Puente sobre el arroyo de Pedroche. Está situado

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Page 11: Guía romana Córdoba

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sobre la via Corduba-Emerira, a l.lI salid;¡ de la ciu­dad, siendo, Junto con el deVilla del Rio, el puenteromano mejor conservado de la provincia. Es unpuente de tres arcos, el central de mayor luz. y detablero a doble vertiente. Conserva casi loda l,¡ obraromana, las pilas, los estribos Y la rosca de dovel«jeengatillado en el arco centr.ll. Experimentó refor·milS ii11pOlU.ntes en la época árabe, como Jo de­muestra el dovelaje de los iI/COS menores. En so fá­bric.a se aprecian numerosas reformas modernas ycontemporáneas. la última recoo:strueción se reali­zó en 1995, Y,jl ella debemos su aspecto aetu.al.uobr.l origin.lll es contempor;inea del puente de Villadel Río, con el que comparte un esquemamodul..toriO idénhCO; ambos fueron consrruidos enépoca de Augusto, momento de La primera orgam­zación viaria en la Bética.

Puente Mocho sobre el GuadalmeUato. Se hall,)en la via AugusQ, en el lugar de la milla décima(mansio ~ Decumo). Es un puente de diez arcos_guales de medio punto y rasante pbOil. En UOil delu pilas conserva un aliviadero, o arco de aligera­miento. propio de las obras pontoneras auguReas.Apesar de las numerosas reformas que enmascaransu fábfia. ~ sido considérado como puente roma­no por la mayor p;arte de los investigaOOre5.

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Page 12: Guía romana Córdoba

• ••• LA COROUBA ROMANA _ •••• LA CORDUBA. ROMANA _

El Kardo MarimUJtÚbUJ un,," un P¿rri(DIt'Il IJU JDs ltUrIU..

~+tuÚri4"MCorduba Jni • 78¡." J D/'M'tI i..Ir....1I7W

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no resulta extraño al urbanismo itálico de la época." partir de estOS eles principales se articulaba

una red viaria con una diSJXISiCión que en sus lí­neas generales no debió diferir grandemente de laconocida para la etapa imperial. Aun cuando por elmomento no se haya documentado ninguna callede la ciudad fundacional, el hecho de que la orien­tación de las estruC!Uras republicanas sea sensible­mente idéntica a la de las imperiales, y que en nin­gún caso se k.lya comprobado que las cloacas de laposterior Cokx!iil Patnci.lcortaran o se superpt1S1e­fOIn a estructuras republicanilS, permite inferir que,salvo algunas minlmas modificaciones, el diseñoinicial se mantllVO en el lra.l:ado viario, en la articu­lación y la modulación de las insufa~, y en lafuncionalidad de los espacios m.tis significatIVOSdenltO del programa urbano fuodacional.

Es probable que la primera pavimenlaCión formalde algunils alles cordobesas, con losas de arenisca,asi como la Instalaciórl de una red de cloacas, cons­uuidas en sillería y con cubierta adintelada, no sep«XIujeran hasta la primefa mitad del siglo I a.c.

Ui Información arqueológica de que disponemosno nos permite aquilatar con precisión fas conse­cuencias que la lOffiiI y saqueo de la ciudad por l.lstropas cesarianils debió tener sobre la red viaria ysus infraestructuras. Aun cuando es posible que endiversos sectores de la ciudad las destrucciones fue..riln cuantiosas, el hecho de que el pomerium semantuviera Incólume, sumado a la permanencIa dela red viaria y de la propia articulación de espaciospúbliCOS y privados, apuntan a relalivi.l:ar las con­secuencias catastróficas de los sucesos de 4S a.e. ya afirmar la continuidad esencial entre la ciudadrepublicana y la result.lnle de la refundaciónaugustea.

Como primera consecuencia de esta refundacioonos encontraríamos con la transformación del viejopomerium ampli.tindose los limites urbanos hastaalcanzar la orilla del Guadalquivir, con un incre­mento de aproximadamente) 1 ha que elevan a 78el espacio intramuros disponible, a,ccesible median·te al menos ocho puertas.

/\preciamos también esta nueva fase de monu­mentalización en las calles, que ahora se dotan deuna pavimentación mediante grandes losas irregu­lares de pudinga y de un eficiente sistema de eva­cuación de aguas residuales." este respecto resultaparadigmático el Kardo Milximl.lS, cuya anchura seamplía hasta los 22 m, unas dimensiones muy im­portantes para una ciudad provincial occidental, y

El TRAZADO URBANOlas evidencias arqueológicas disponibles para la

liaza urbana de la CorcJuw romana fundacionalapuntan a una articulación de Jardines y decum,¡¡n;prkticamentecardinal, con una mínima desviaciónnoreste que debía corresponderse en sus líneasmaestras con la del viario conocido para la épocaimperial. El principal eje norte-sur estaba constitui­do JXlfel K.JrdoMaximus, que unía la puerta queseabría en e1ltenzo septentrional de la mUr.lI1,¡ (la ro­nacida posr:eriormeote como de Osario) con la sr·tuada en el paño morarlo meridional, en el puntoen que ComenLlba el escilrpe hacia el río. El traza­do de eRe eje se 005 presenta l1'1lJY condiCiOnadopor la existenci.a de una vaguada natural que se~vedlÓ para dTenar todo el sector central y septen­trional de b ciudad.

En cuanto 011 Decumanus Maximus, su jer.ar­quiz.¡¡ción resulld menos evidente, siendo probableque ya desde la fundación CorrJuba presentase lapeculiar!d<Jd de no disponer las puertaS afrontadasa ambos extrenlO5 del mismo, sino que cada una deéstas se situara en decumani adyacentes. De acuer­do con este p1ante,¡mien19, la puerta oriental, co­nocida en La época medieval como Puerta de Romao de Hierro, se abría en el primer decum,¡¡nus al surdel Foro, en tanto que la occidental (conocida comoPuerta de 'Ami, en la época islámica y como deGallegos Iras la conquista cristianallo hacía en elsegundo decum.:Jnus si se considera un esquema que

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• ••• LA CORDUBA. ROMANA _ ••••LA CORDUBA.ROMA.'lA _

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baJO el que se disponen dos grandes CIoaCilS concubierta a dos aguas y 1,5 le 1 m. Esta arteria debiócontar con pórticos en sus aceras, de modo similaral documentado en el lado norte del decutmnuseJolCilyado en el número 13 de la calle Ramírez delas üsa.s Deza, en el propio decununusde la Pue!"­la de G;¡¡11egos o. ya extramuros, en una de las ca·1IE5 del vicuf septentrional.

El !r.lZado viario de este sector meridional hapodido ser filado recient.emeflte. Afr.lnC3 de ti! pri­mitiva puerta meridional republicana, desde dondeel Kardo Maximus se bifurca en dos ramales. El pn­mero se y;¡~ndoa la topografía con una orien­tación iniCial NE-SO para, una vez salvada la pen­dIente, i1doptar una orienlaCión NQ-SE que sirvede e¡e a la delimitaciÓn (fimitatio) de manzanas (deunos 70 le 35 m) en la n'layot parte de la cit.ldddnueva. El segundo. coincidente con la trua de laKtual calle Rey Herediil. genera. con su Ol'lenta­ción NQ-SE. una _diagonal. respecto a la trilza,¡n­terior y delimita en el ¡,ngulo suroriental un barrioen el que ~bría de edificarse el teatro.

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PriDc:ipala dotnen'oo ..,*-loticoo de La c.I<t,,¡.~. c.omi=n>o dd oi¡lo 11I d.C(\o.J enoca indican 1.. nccr6poI'" '1 ..........mbread.:u loo nn).

FOROS Y PlAZASla proliferación de pluas en la ciudad rot'I'Idm de

CCJfdubi ralJfic.la Importancia del desarrollo ulbanoalanzado eJ1la época imperial; los centros püblicosde la época {administrativos, religiosos. judiciales}es­tablec~n SUS funclOr'leS en edificios aledaños al Forode la Coklnia. Sinllendo las plazas para muy distinlOSfines tal como especifICamos a continuación.

El foro de la Colonia. Situado en la confluencia delas calles Góngora y Cruz Conde, a unos 4 mde pro­/urxl!dad de la coca -aual de suelo. Aun cuando nose conoce con detalle el aspectO del Foro republica­no, rec.entes exca.v;l(lOr'IeS abogan por la idea de ima­gInar este espaciO como una plaLI alargada y porti­uda, con pavimento de tierra batida. En uno de susJfI8\Ilos {quin bato los ClmlenlOS de la acIuiIl iglesiade San MIgue/) pudo haJlane ellemp40 principal dela Colonia. reserándose I.s funciones administratl­vas, Judiciales y comerciales a edifICios erigidos freo­le al miSmO 1empIo, potrO que iguatmente nos son des­conocidos.

SeR, en la époc.il augustea cuando la ZOlla experi_mente un cambio radia.l de imagen. Punto de parti.da es el sellado de ~ esrructuras forenses republic...nas balO la nueva plaza eJ110sada (La que hoy día secorxx:e debato de algunos solares de la ciudad). Ta·liado en 1;15 misrNS los,;¡,s del pavImento se halla la­brado un Glnal de desagfle, que cOlTería alrededor deLa plau y conduciría el agua a 1;15 cloacas enc.a¡gadasde evacuarla. Hacia este período augusteo, cenlradoalrededor del cambio de era, podemos imaginar esteForo sin la unidad que en la época anterior le otorga­ba el pórtiCO, dado que éste sólo ha sido atestiguadopor el lado norte; en el sur alternarían un gran muro yuna escalinata que conducirían a edificios con fun­ciones que, por el momento, nos resulta imposibleadivinar.

El ForlJm Adieclum. En la segunda década de nues­!T.a era, en coincidencia con las postrimerías del prin­Cipado deAugusto Olos primeros años óel deTiberio,asistimos a un fenómeno que no dudamos en califi­car de extraordinario: es ahora cuando se comienza alevantar un nuevo FOfO al sur del que hemos comen­tado, delerminado Wsicamenle por las crecientes fle<o

cesidades civiles, administrativas y religiosas de laColonia (que esti ampliando su extensión a más deldoble de la primitiva). A lo que es pr('(:i50 añadir unaimportante finalidad propagandística, relacionada conel culto a la dinastia entonces reinante.

Este nuevo complejo se configura como una granplau. pavimentaoda con tosas de Glliu (de dimensio-

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•••• LA CORDUBA ROMANA _ •••• LA CORDUBA ROMANA _

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Calle Mo",ria(Col~jo d. Abopdoo).Columnadel l<mplo delF"",,,,~,,,,

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emblemático de la construcción. El período de vidade este complejo llega a finales del siglo 111 o iniciosdel IV, en cuya segunda mitad se detecta unareutilización de material y la pérdida de función de laocupación originaria debidoa la construcción de nue·vas estructuras de carácter doméstico. la tipologfa delconjurlto permite atribuirle funciones de representa­ción y honores relacionados COrl el culto imperial anivel provincial.

Además de estas plazas, en la Corduba romana seha venido aceptando tradicionalmente otro espaciopúblico a la altura de los Altos de Santa Ana, en cuyoentorno se ha documentado un número considerablede pedestales de estatuas dedicados por nam;nes~o­vindales, así como algunos retratos de miembros dela familia imperial, en panicular de la dinastfa julio­claudia. Sin embargo, los investigadores tienden últi­mamente a descartar esta posibilidad, decantándosemás bien por la ubicación en esta zona de un temploa Diana, que estaría rodeado poi" un pórtico.

la única plaza hasta ahora constatada en la mitadsur de la ciudad se abría directamente al rfo, en ellugar en donde hoy se alzan la pequeña Plaza delPuente y el Triunfo de San Rafael. los trabajos de JuanFrancisco Murillo y la Gerencia Municipal de Urb.a­nismo del Ayuntamiento de Córdoba han demostradola existencia en esta zona de un espacio porticado,construido en torno a mediados del siglo 1d.C., conedificios dedicados presumiblemente a funciones por­tuarias y fjscales; el contacto entre la plaza y el río seefectuaría a través de un arco triple del que descen­derían unas escaleras hasta la orilla fluvial.

CaJJ. Br:w.l;., l.> Portilh.Pavimento delFon> dc lo. Colonia.

nes más reducidas que las delForo de la Colonia) y (Janquea~

da por un pórtico; presidida,imponente, un templo de di­mensiones colosales frente alque se ubicaría un ara que se­guiría muy de cerca el modeloromano del Ara Pacis. No me­nos impresionante sería la or­namentación escultórica, mag­níficameole representada por laestatua Ioricata de la colecciónTienda.

Será en los siglos III-N cuan­do se observe un proceso detransformación de estos espa­cios de representación, consis­tente en la col matación de al­gunas zonas de la plaza yen laconstrucción de muros directa­

mente sobre las losas para la erección de edificiosque reaprovechan piezas originarias del foro. Así ocu­rre también en el Forum Adiectum, donde se consta­ta el mj$ffiO fenómeno de destrucción ydesmonte tantodel podium del edificio como del pavimento de laplaza, además de capas de vertidos que colmatan estazona. los estudios de ornamentación escultÓl'ica con­firman esta cronologfa, dado que incluso para media­dos del siglo 111 se documenta la presencia en estazona de esculturas y pedestales.

El conjunto de culto imperial provincial. la terce­ra plaza que comentar se sitúa al este de la ciudad yengloba el conjunto formado poi" el tempJo de la ca­lle C1audio Marcelo, los pórticos que lo rodeaban yelcirco dispuesto a su flanco, en una cota inferior. Estaplaza monumental -para cuya construcción se derri­bó parte del lienzo oriental de la muralla- se articulasobre una plataforma rectangular de 80 por 60 m, por­ticada por sus lados norte, sur yoeste. En su centro seedificó un impresionante templo hexástilo yseudoperíptero de 32 por 16 m de planta y m.h de 1Sde altura. las cronologías del conjunto deben fijarseen las postrimerías del principado del emperadorC1aud;o. Debe destacarse en este complejo el enor­me rlúmero de elementos arquitectónicos aparecidosen las excavaciones que darian al conjunto Url aspec­to magnífico, constituyendo el mármol el elemento

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Page 15: Guía romana Córdoba

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lOS TEMPLOSlos romanos hicieron suya buena parte de la

mitologra gnega. pero no tuvieron incorwefllerlleen ir iocOl'pOrando adem.is los dioses propios delos lugares que conquistaban. Esta circunstanciamotivó que el conjunto de dioses y diosas a los queconsagr..ron sus C1Jhos fue amplísimo, aunque evi­derllemente unos gozaron de mayor predilecciónque otros. A los dioses nacionales, con culto públi.co en los templos, se unían los dioses del hogar,que alejaban a los malhechores y la mala suerte,SIendo honr.tdos cada dril en las osas en pequeñasupillas construidas al efecto. A este panorama seañadió a partir de las primeras décadas del ImperIOel culto oflC~r al emperador difunto, que se COI'ISOI­

graba como auténtico protector del Esudo Y queascendr¡¡ a la categoríil divina par¡1 hacer perennesu poder y justifICar así el de sus sucesores.

El culto onda! a cualquier divinidad se desarro­llaba en los templos, generalmente una gigantescah.ilbltaeíóo o ceI~ con cubierta a dos aguas. rodea­da de columnas y con un pórtico que servía ade­más de entrada. l.l «I~ acogía la estatua de La di·vlnldad a la que se consagraba dicho recinto sagra­do, quedando 5lJ acceso reservado a los sacerdo­tes. los fieles asistían desde el exterior a ras cere­monias celebradas en el altar o ar;¡¡ sItuado delantedel templo, donde se sacrificaban animales en ho­nor a la divinidad.

En Córdoba no se conoce casi nada, por ahora,de los varios templos que debieron existiren la épo­ca romana. Buena parte de los testimonios proce­den de epígrafes o inscripciones y estatuas, comolas de Ceres, Cibeles, Minerva., Tutela, Diana, Apolo,Hércules o Vesta, entre otros. En este sentido, el fre­cuente mantenimiento del valor sagrado de eslosespaCIOS, muchas veces reconvertidos en iglesias,unido a determinados datos arqueológicos, hacesuponer que debajo de las actuales iglesias de SanMiguel y de Santa Victoria pudieran haber existidosendos templos, aunque se desconoce la divinidada la que habrían estado consagrados.

El único testimonio arqueoJógico de este tipohoy viSible en la ciudad es el templo situado en lacalle C1audio Marcelo, junto al actual Ayuntamien_lO. Su eslado dificulta su interpretación, ya que seconsefVa sólo a nivel de cimentación, aunque al­gunos de sus elementos arquitectónicos hayan sidorestituidos. No se dispone de datos concluyentesal respecto, pero al pilrecerestuvodedicado al cultode los emperadores divinizados y fonnó parte de

un gran complejO arqUitectónico -el Foro Provin­cial- que incluyó entre otros elementos un pórtiCOa modo de plaza que lo circundaba por sus ladosnorte, oeste y sur; y un circo, dispuesto al este,frente a su fachada principal y paralelo a la viaAUSustl,. donde se desarrollaban las carreras decarros.

El templo se construyó sobre una terraza arufi­c~l, para lo que fue necesario disponer un conjun­to de contrafuertes en abanico, denominadosanl&tdes, que sirvieron para contener el empujede l.a tle!T.a que se empleó para nive4r. Estos con­trafuertes se apoyaban sobre un gran muro, hoy Ii­ger.amente lr.ansformado, que todavía puede verseen ~ c.alle úpttulares, y que separaba la gran pla­lafOfffia que contenía el templo de la situada a unnivel Inferior, por la que se accedía al circo. EstevilSlO conjunto se comenzó a Construir baJO el aus­picio del emperador C1audio {41-54 d.C.l, comple­l.indose dufilnte la égida del emperador Domiciano(81-96d.C.l.

Hoy podemos admirar ¡Jlguoas de las columnasde rnSrmoI por las que se accedía al templo y partedel altar slluado delante de ellas. T,unbién se con­5erYilIn los contrafuertes o antérides y algunos ele­menlos marmóreos del remate de las columnas. Asi­mIsmo, y debajO de algunos edificios adyacentes,incluido el propio Ayuntamiento, pueden observar­se las cimentaciones de los pórticos que enmarcabanill templo por tres de sus lados. Contando con estaspoderosas cimentaciones podernos imaginarnos lamagnificencia de este notabilísimo ejemplo de lostemplos romanos de Hispania, teniendo en cuentaque su ubicación, sobr~[evada con respeclO a 5lJ

entOfno, permItía 5lJ visión desde muy lejos, caosti­tuyendo un daro ejemplo de propaganda imperialy contribuyendo a crear una determinada imagende la ciudad apreciada por [os visilantes que acce­dían por la via Augusta.

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Page 16: Guía romana Córdoba

•••••LA CORDUBA ROMANA _

••••LA CORDUBA ROMANA _

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Reconmucción infogrifia dell=plo de <u.ll" irnf"'rL.l.

52

LAS TERMASLas termas más antiguas que se conocen hasta el

momento en el mundo son las halladas en la ciu­dad india de Mohenjo-Daro, de fecha anterior a2000 a.e.; con ello damos por sobreentendido quela construcción de edificios o estancias dedicadasal aseo y baño público o privado tiene orígenes ex­tremadamente antiguos. La limpieza con agua seha asociado desde la antigüedad a prácticas reli­giosas, como las abluciones en la religión musul­mana e hindú Oal bautismo en la católica, al tiem­po que numerosas civilizaciones han consideradoel aseo personal casi una práctica saludable y pla­centera que han transmitido como tradición a otrasculturas hasta llegar al mundo occidental.

Las termas más primitivas eran dependencias delos gimnasios y sólo disponian de agua fría, perohacia finales del siglo Va.e. se empiezan a conver­tir en complejas instalaciones que ofrecen bañosde vapor y piscin;;¡s mixtas de agua caliente, tem­plada y fría. En Grecia y Roma el baño era como unritual de cuidados corporales que incluía ejercicio,masajes y una sucesión de baños a diferentes temoperaluras, además de la gran función que cumplíanestas instalaciones respecto al ocio, la política y lasrelaciones sociales.

la disposición de las dependencias para el bañoera muy similar, tanto en Grecia como en Roma yen muchos otros lugares. Alrededor de un patio lla­mado palestra, donde se practicaba ejercicio, seen­contraba el apodyterium o vestuario, el caldariumo piscina de agua caliente, ellaconicum o baño devapor, el tepid4rium o piscina de agua templada, yel frigidarium o piscina fría. El agua se traía desdelas fuentes mediante acueductos. Para calentar elinterior de todas las estancias se utilizaba una serie

úlle Conccpci6n.E.ocaIcn <le aoccso ala pdci"" de Lu t.~.

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••••LA CORDU!M ROMANA _ •••• LA COROUS... RQMANA _

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de conductos de agua caliente bajo los suelos, quese cubrran con mosaicos decorativos. EsIOS grandescomple¡os conLiban además, en ocasiones, con bi·bliotecas, tiendas, jardines y otras instalaciones.

Hasta el momento, en Córdoba no disponemosde termas excavadas en extensión, que permitanrecrear un aspecto tan importante de la vida coti­diana en lil ciudad romana.. S. de los Santos Generdocumentó en los años 50 del siglo XX un intere­sanie COl'T'IPIejo a La a.ltur.l de la calle Cruz Conde,cercano por tanto ..1Foro de la Co'onia. que por sumigníflCa decoración arquileCtónica y musivaria seha venido identifiundo tradicionalmente -si bienno eXiste seguridad ¡¡I respecto- con un edificiotermal. [)eoI mismo modo, en la c.aIIeAmparo, juntoal ángulo suroriental de l.a ciudad, fue recuperadahace unos olIños una répliCa de [illt!rodiLi iJgKhacUde DotdaISCIS de 8ltinia,. hoy en el MuseoArqueoló­gioo, que pudo formar parte de la decoración de unninfeo o unas termas dadas sus grandes dimensio­nes, ~ndose por tanto que format'¡) parte dela decoración de un hAbitat domésIico, poes ade­más era usual que las construcciones relacionadascon agua se ornamentasen con ~iflCaCiones

de divinidades, como por e,emplo las ninfas. final­mente, conocemos a través de algunas referenciasliterarias el hallazgo de una piscina natatOl"ia, muyrica y luJOSa, probablemente termal, en la Plaza del

"'''''''.En cualquIer caso, la única información fidedig-na de que disponemos sobre e->te tipo de instalacio­nes proviene de los re->tos todavía inéditos recien­temente exhumados en la calle Concepción, bas­tante próximos a la porta urbica noroccideolal, hoyPuerta de Gallegos; una ubicación id6oea, si tene­mos en cuenta que estos complejos solian situarsecerca de una vla pc:iblica importante, no lejos deuna puerta de salida de la ciudad y próximos al cen­tro político y de negocios que era el foro. se tralade una piscina incompleta o natalio-de 13 por 5,80m de ancho y de 1,20 de profundidad-, probable­mente a cielo abierto, cuyo extremo este se intro­duce en el solar contiguo. y dos muros (sur y norte)formados por sillares de calcaren ita construidos enopus quadratum que discurren paralelos y en lamisma dirección de la piscina SE-NO y que rema­tan en golas, por lo que harían de primer peldañode acceso a la piscina, seguidos de tres peldañosmás en piedra de mina o caliza micrítica que tam­bién se usarfan de grada para servir de asiento a losbañistas.

El materIal de construcción empleado en losmuros de la piscina es de opus aementicium conrevestImiento de opus signinum, observándose 011­gu nas reparaciones. la piscina, asi como el suelo ysus paredes, estarían revestidos con placas de már­mol, la INYOl"ia importadas de África, Italia, Greciao Turquía. En el lado SUI de la misma se halló unorificiO semicircular que coincide con un ít'¡)gmen­to de oJO de buey de piedra violácea. que podríaco~a un surtidor de agua. Es probable queen el ángulo este del interior de la piscina existierauna escalinata de acceso para introducirse en elagu¡o Según un estudiO preliminar del material ha­llado, se estima que el edifICiO posiblemente fueraconstn.lldo en la primera mItad del siglo I d.C.

En la Ktuahdad, las termas de la calle Concep­ClÓl'l se encuentran en proceso de Integración in srtu.

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••••LA CORDU8¡A, ROMANA _

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EOlflClOS DE ESPECTÁCULOSlos espectáculos (Iudi) en el mundo romano te­

nían un profundo significado religioso, de maneraque fofmaban parte de los festejos celebrados enhonor de alguna divinidad o para conmemorar al.gún acontecimIento CÍvico imponante (eleccionesde magIstrados, ¡¡nivers.anos del emper.tdor, etc.J.los habia de !fes tipos: ludi SC<Ienici, o representa­ciones tealfales; n)(mera, o luchas de gladiadores,y Judi circenses, o carreras de carros. Para acogerrales manifestaciones festivas se crearon edirlCKKespecíficos, capotees de albergar cómodamente aun giln número de espectadores coo las mejorescondiCiones de visd>did.ld y acústJca: teatros, anfi­teatros y circos.

los teatros eran edifICios compue5tOS de un gra­derío de pbnta §emicircular en pendiente (c;neif),ocupado por los epectadores, que quedab<l cena­do por un edifICIO escénico alargado (saetWJ, don­de tenía lugar l. representación.

Por SU parte, los anfite.Jtros se componían de ungr.¡detlo en fOlma elíptica que rodeaba por com­pleto un espacio descubierto y con pavimento re­rrizo (arena) donde tenían lugar las luchas entregladiadores; muy parecido, pues, a un.;¡, plaza detoros De hecho, algunos anfiteatros romanos delsur de Francia se utilizan todavía hoy para la tauro­ma<jl.Jla.

Por ültlmo, los circos etan auténticos hipódro­mos. Consistían en Urld larga pista (entre 300 y 400m de longitud) dividida en dos partes pot un para­peto ($pIna), alrededor del cual corrían los carroscompitiendo en una serie de vueltas. En un extre­mo se ubicaban los _boxeso o cuadras de salida deplanta rectilínea (carceres), mientras que el ladoopuestO adoptaba una forma semicircular para fa­cilitar los virajes. las gradas se disponían alrededorde la pista y separadas de ésta rnt!dianle un altopodio.

No todas las ciudades pudieron disponer de ta­les edificios de espectáculos. muy costosos de edi­ficar. En cualquier caso, tales tipologías arquitectó­nicas caracterizan a la ciudad típicamente romanay son frecuentes en las más importantes urbes delImperio.

Para el caso de Ctxduba, hemos de esperar a laépoca augustea para encontrar las causas que moti.varon la erección de edificios de espect:iculos per_manentes a lo largo del siglo I d.e.: teatro, anfitea­tro y circo. PcIpel determinante jugó sin duda, pa.r.aello, la elevación de estalUS a Colonia de ciudada-

nos romanos, de cognomen Patricia, que lasacuñaciones documentan con anterioridad a 14 a.e.sería entonces cuando la /ex c%niae imJXlOdría alos máxm'lOS magistrados (duunviros) la obligaciónde establecer un calendario festivo, similar al de lapropia Roma, con fechas fijas dedicadas a ludi omunera reglamentarios, al tiempo que regtJlaria otrosaspectos relaciOnados con tales celebraciones: gas­lOS, distrlbución de localidades pot clases sociales,divinidades a las que se dedicasen los juegos, etc./!. esus necesidades _est.1tuLariaso se añadirfan lasde carkter urbanístico, habida cuenta el papel queteatros, anfiteatros y circos desernpenaron en cuan­to que símbolos de urbanidad roman.;¡,. Y, por Ültl­mo, las necesidades derivadas de ser capital admi·nlstrativa de la provincid 8deflca y sede del cultoimperial prOVIncial. como lo demuestr.J la inscrip­ción del flamen l. lumus Pau/inus, ~¡en, a finalesdel siglo 11 d.C., conmemoró su elección par,} elalto úl'80 sacerdotal con la donación evergética deesL1tuas pot valof de 400.000 sestercios Y la c~brxión de munera (glddiatoria), ludi (saenicrJ Ycircenses (Ol wn, 221).

la ubIcación de dos de estos edificiOs de espec.tilculos (teatro y circo) es segura en el estado~Ide la JnvestigiKión. No ocurre lo mismo en lo querespecta al anfiteatro, ya que si investigaciooes an­teriores, a partir del análisis del parcelario urbano,lo Situaban al SE del teatro, recientes excavaciones,todavía en curso, indican que se localizaba fuerade las murallas. Por ello se analizarán a continua­ción los edificIOS conocidos koy día, es decir el tea­tro y el circo de la Colonia Patrici,}.

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El TEATRODe los edificios de espectáculos con que contó

la Colonia Patricia en la época imperial (teatro, an­fiteatro y circol, es sin duda el teatro el que koy porhoy mejor conocemos, al tiempo que se nos mues­tra como el más destacable por la magnificencia desu arquitectura y la riqueza de su ornamentación.Identificados por vez primera sus restos en 1994,las recientes campanas de excavación de 1999-2002han descubierto aproximadamente un 30 por 100de su superficie, así como buena parte del entornourbanístico monumental en que se insertaba. Dis­ponemos pues de elementos de juicio suficientescomo para recrear en su totalidad la cavea, mien­tfas que desconocemos por completo el edificio

Úllac:oloniKim~• wnoáJ_ .....tut".4M(duunvil"Ol) 1. 1IbIi,.nJ,.

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Page 19: Guía romana Córdoba

••••lACOROU8Jlr,ll:QMANA _ ••••LA. COI?OUBA ROMANA _

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escénico (scJlen<l). Es por tanto un y.cimienlo_vivo_, que segulrJ mvestigandose en el futuro; y~s aún .1 eocontra~ exactamente deNjo de lasede del Museo ArqueológICO ProvinciaL

El teatro romano de CCYduba se localiza en losalrededores de la actual Plaza de Jerónimo P~ez;

espado urbano que constituye la fosilización de laorchestra. La calle.., de trazado semicircular, ofre­ce un diámetro de 124,23 m (= 420 pies romanos),lo que convierte al patriciense en el mayor tealrode los conocidos en H;spania: apenas 6 m menorque el Teatro de Marcello en Roma (129,8 mI. Nose han localizado todavía las inscripclOfleS conme­morativas de la ¡Oiuguración del edifICiO, perootraslápidas que compoofan su ambiente epigráfico (al­t;lres, reservas de asientos de gradas, pedestaleshonoríficos, etc.}pelTTllten dator\o con segundad enépoca auguslea (OL IPI7. 253). probablemente conanterioridad a 5 d.C. (OL Ul17. 225). Tales inscrip­ciOnes documentan además la presencia en el edi­ficio de las más notables familias locales de la épo­ca (Annaei. Mercellones Persinii. Mari;. Numisii,etc.), en lo que opinamos pudo ser un proyecto di­rectamente auspiciado por el Princeps.

El teatro estuvo en uso durante casi trescientosaños hasta que, en el tercer cuarto del siglo 111 d.C.,un terrernol:o lo dañó seriamente. Las excavacioneshan documentado derrumbes y amplias grietas prO­vocadas por el seísmo, que afectan al graderío de la;m.l al'e.l e incluso al terreno geológico sobre elque ésta se apoya. De entooees .manca un lentoproceso de expolIO que abarcaría toda la Antigüe­dad Tardía. comenzJindose por s.JqUear los elemen­tos .lrquitect6nicos y ornamentales marmóreos a lolargo del SIglo IV d.C. Posteriormente {siglo V dC.lel edificio se convirtió en cantera. siendo despoj.l­do de los sillares de piedra calcarenil.a que compo­ní.ln las potentes substroctionesde opus quMintumde la media y sumlTld C.lye~ hasta sus mismos ci­mientos. Por último, está documentado un hornode cal con el que se .reciclaron_ muchas gradasmarmóreas durante el siglo VI d.C. Después, el es­pacio se urbaniza y adquiere un carácter residen­cial que ha perdurado desde la Alta Edad Mediahasta nuestros dias.

Li!. cave.l se orienta hacia el !>Ureste y se asientasobre un desniYi!1 natural correspondiente a la te­rraza cuaternaria del río GuadalquivIr. El entornodel edificiO se urbanizó al mismo tIempO con unconlunto de p1aus atenaudas, pavimentadas congrandes losas de pledr¡ cakarenita y COrTlUOICWS

entre sí mediante escalinatas, siendo las rnfis cerc.¡- El~",. Mi ,m",.nas a la e.lve" de planl.a cu.....ilínea (gndus). Tales u.rr.J.j'rra."~terrazas, artICuladas en cinco niveles, bordean por nc~ lf'Ucompleto la fachada del teatro, con una disposi- """'""" C'tImpJ+'ciÓll simétrica al este y al oeste de la cave.l. En la "üpun 1Hknfstiat,s ~

dellOffiinada Terraza Superior 1 Oriental se han do- ,..."tlUlrU>, "'cUriacumentado los restos de un recinto que albergaba "1'..I1&lInOl-un altar monumental. El conjunto ofrece un aspec-to escenográfico que recuerda complejos religiososhelenísticos o santuarios laciales republicanos.

El subsuelo, de naturaleza arcillosa, no permitiólabrar en él las gradas, por lo que el edificio. a pe­Silr de insertarse en UIU pendIente, debió ser alu­do sobre su1J5tructÑJrlft, comosi de un llano se tra­taSe. Solamente la im;l C.l~.l se apoya sobre el tI!­rreno. tsle fue recortado me<hante una galerfa anu­lar de circulación de la que parten cinco vomitOl"Yradiales hacia la OI"chestra, pe dividen el graderíoen seIS cunei esp.iloados 30 cada uno. El lerreno,una vez recortado de esta manera.. fue .forrado_con paramentos de opus quadratum para confor­mar una especie de .caJetones- macizos que, co­ronados por una cama de opus c"ementicium en

El ....<10 roca-> de c...w.. .. d <ejido ..n.o- ..........(T~ J. A. Camiao rJ Moli_ deli..........· M. A. w-a.)

Page 20: Guía romana Córdoba

•••• LA CORDUBA ROMANA _••••LA COROUBA RQMA.NA _

fonna de plano inclinado, sostenían [as gradas. &­las destacan por su morfología y materia pflma: 10­

das son piezas de mánnol blanco labr.ldas en for­ma de cuña. Dentro del ámbilO de excavación seconservan dos (¡l<lis de gradas in Sltu penenecientesa la I~ ave", así como las _camas. de tres filasmjs. Este tipo de griKia encuentra su p.ilr.llelo en unedificio par~(ligmJtico: el Coliseo de Roma.

Media y summa caveae se levantan sobre subs­ttVCt~ que COrIstan en planta de tres galeriasabovedadas de circulación, anulares y concénlrius,ubi~s a diferente illtura: la ya mencionada gale­rf.¡¡ inferIOr, ex<:avilda en el terreno; una galería in­lermedlol, Sin acceso directo al graderío y destina­da, fundamenu[mente, al dren.ajede~ freátiu:s;y el ambul;K1O de fachada., en el que se abren las~ de acceso desde la Terraza Medi.J. Lu tresgaledas aparecen tr.tbadas entre sí por potentesmuros radiales de opus quadt<ltum. Estos muros ra­diales enmarcan cajas de escaleras que, debidaJnen.te cubiertas por bóvedas inclinadas, permiten la ro­munic.ción entre Sillerías, o bien constituyenlo'omiton.. que desembocan en la c.lt'e.l, o bien as­cienden a la summa grad;JfiOne y su porlicus. Estasuperposición de ambuQcr¡, perimeuales se corres­ponde con la superposición de órdenes en la facha-

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EnJoo,.., de ruu...ció..uqui.crn>nico cIc La ~._ dd

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ycorin.io (O cIc la &.duda(oqoln A. V... ,u...,

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da, articulada mediante el 7heatermot;v.En la Terraza Media se abre el mayor número de

puertas de ingreso. Constituye, por tanto, el puntode viSU principal de la rachada. donde se observaun Theaferm(J(iv canóniCo auroque de aspecto !OS­

co: tres arcadas superpuesw enmarcadas por óróe­nes fICtICios decorativos (dórico, Jónico y corintio),sostenidos por pequeñas pilastras (40 cm de anchu­ral y labrados en los sillares de piedra calc.arenitaque componen el alzado. Cada orden mide, desdela ba~ n.asul.a cornisa. alrededor de 6 m de altura.

El proyecto teórico de esta fachada consta de 47arcos, espaciados en 3,75- en cada orden. Tal pro­yecto se vio modificado por la configuraciónaterTauda del entorno, que limita y articula al miS­mo tiempo los accesos a lra1Iés de las arcadas abier­tas de los órdenes dónco y jóniCO. Por el contrario,los arcos del nivel superior corintio serían ciegos,pues tal orden consrituye el muro de fondo de laf'O'1kus in $UfJJlfUvarúl~.Las 47 puertas inter­nas del ambulacro perimetral con acceso desde laTerraza Media conducen, de martera diferenciada,a los distintos tnae1J~n.a (discrimin.a onJ;num).

En lo que se refiere al graderío, a partir de loselementos 5UpI!rst:ltes cabe restItuir una on::he5tra deunos 35 m de dIámetro, dentro de la cual se ubiea·rlan los asienlos de la prrx-dria; tras ella, y separadapor biJ¡t~us y pra«iooio, una ima caVN que cons­ta con seguridad de 6 cuMi y 14 fi las de gradas. lamedia caVf''' conSUría de 20 filas de gradas, dividi­das mediante sc"¡,,,iae y vomitaría alternos en 12cunei, Más arriba es posible restituir una summagracbtione sobre podio con 6 filas de gradas. Porúltimo, la cavea se cierra con un pórlico de corona·ción -del que se han recuperado fustes, capiteles ycornisas marmóreos--, tal vez ocupado por matrooeo,a juzgar por las inscripciones de reserva de asientocon nombres femeninos recuperadas en su períme­tro. El graderío así organizado tendría una capaci­dad para unos 10.000 a 15.000 espectadores.

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• •••LA CORDUB,., l/:OMANA _

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••••LA COROU8A ROMANA ~

R«m>cilm del inte,i", de la <,.,"".(~n A. Venturo; infognRa: Baclcground 3D Sl)

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Page 22: Guía romana Córdoba

•••• LA COROU8.... Il:OMANA _•••• LA COROUBA ROMANA _

¡'llmpnJ""Colonia Ploma... u..<;io

1.....10 !'aulino, hijo.;kPub/io. do la tribu

Sap, pon<ific>e, IbmcnpcrpmIO. duunvUo de

101 colonoI IX la Colo­nia Patricia. lhmcn ckIa~ ama.

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coombatc sbdurorio 1dcx~uQona

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EL CIRCOQue la Corduba romana debió contar, al menos

hasta el siglo IV, con un circo entre sus edificiOsdesttn<ldos a espectjcutos, es una consecuenciaobvia que se desprende de su propia condición decapiL11 de la Bética y sede del culto imperial en laprovincia; pero, además, desde hace tiempo cono­cernos algunos documentos indirectos que permi.ten ratiftear I,¡ existencia de un edifICio de tales ca·ractef'fstias en la ciudad:

Una inscripción de finales del siglo 11 Ocomien­zos del 111 d.C. 5egún la cual L./umus P.wlinus, pon­lífice. flamen perpetuo, duoviro de la ciudad ynamen de la provincia Bética. celebró espectácu_los gt~iatorios y IeiIIr.lIes Ydedicó a la ciudad ros­losas estatuas Of&'l"izando tanüén Juegos circenses.

Un mos.liCO fechado en la primer¡, mitad del si­glo lit d.C., recuperado en 1927 en el solar de laactual Diputación de Córdoba. En el campo deco­rativo de este pavimento se incorporó un gran me­dallón cenlr;]l con la representación de un aurigavencedor. Aun cwndo podría trata~ de un simplemotivo de repertorio. también podría estar refleJan­00 la celebración en la ciudad de carreras de carros-1ógiumenle en el circo-. a las que habria Sloo es­pecialmente aficionaoo el dueño de La rJomus.

Sm embargo, sólo a finales del Siglo XX ha podi­00 la investigación arqueológica localizar el lugardonde se emplazaba esIe edifICio. En efecto, al diade hoy contamos con una serie de datos que nosinforman de la ellistencia de un circo a Ievilnte dela ciudad. las estructuras localizadas en el huertodel Palacio de Orive entre 1992 y 1999 coincidenplenamente con los muros de sustentación de lasgradas de un gran circo, del que ha que<faoo com·pletamente documentada la sección del graderfoseptentrional; a todo ello que hay que unir otrosdatos indirectos, como ona inscripción, conserva.da hoy dia en el patio de la iglesia de san Pedro,cuyo lugar de hallazgo -la Plaza de la Correrleta­aparece reflejado en los más antiguos manuscritosepigráficos como prope hippodromum, o sea _cer_ca de o junto al hipódromo., o con el propio to­pónimo de la Corredera aplicado a Jos terrenos si·tuados inmediatamente a los pies del templo y queaún hoy conserva la plaza erigida en el siglo XVII,que hace referencia a un lugar destinado a carrerasde caoollos desde la época medievaL

COl'leClado físicamente con el templo de la calleClaudio Marcelo, el circo conformaría con el mis­mo un complejo de culto imperial, que seguramen-

~ Iba de C6rdobo ... lo que K6abd0 ... áerM:IolOll"'l ,si _ r...t.aúticoo aú imporua,a marion c1ciom. I Casa.~&eO'-' 2 c.u..;.s...... GaIápaf;o. ] TampIo .. la .... a-dOo MUDdo. ~ PIaao. dr lo Co<ndna. S Colo Su

PobIo (...~,~ dr H>eno o dr Il..-... 7 Tnado .... lo~.-aL

te hiZO las veces de Foro Provincial de La ciudad enla épxa altoimperiaJ. Su esquema general, aunquediferente en cuanto a la orientación del gran edifi­cio de espea.kulos ecuestres, posiblemente debi­00 a la topagrafia de la zona.. es idéntico al queaparece en ()(rOS lugares del Imperio y, en la propiaHispania, en Tarraco. La secuencia estratigráfICa noshabla de una edificación que estuvo en uso entremediados del siglo I d.C. y mediados del JI d.C.,iniciándose SlJ construcción 0010 la égida de NerÓllen coincidencia con el desplazamiento de la viaAugusta hacia el norte. la finalización de las obras-y la consecuente consagración oficial del comple­jo- puede datarse, probablemente, en tiempos deDomiciano, cuando se lecha un nuevo acueductodiseñado para aoostecer a este sector de la ciudad.

Tras su abandono, sobre sus muros saqueadosparcialmente se disponen una serie de rellenos conmaterial cerámico que pueden fecharse entre 160 y17S d.C. Es decir que el edificio se encontraba des­truido hasta los niveles de cimentación ya en el últi­mocuarto de! siglo 11 d.C. Sin embargo, tal como yaha sido señalado, algunas inscripciones recupera­das en la ciudad nos hablan de evergetas que sufra­gan Juegos circenses en la Colonia Patricia a finalesdel siglo 11 o principiOS del 111 d.C., momento en elque este Circo oriental ya no está en activo. Este he­cho nos 1Olorma de la elllstencia de un segundo cir·co en la Colonia Patricia que sustituyó al oriental, ycuyo uso no debió coincidir nunca con aquel pri·

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,• ••• LA COROUSA ROMANA _ ._. LA CORDUBA RQMA."IA~ _

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p,.¡nripaln np4ri1H'rJifirilHpúb/it'rU.

lA ORNAMENTACIÓN ESCULTÓRICA URBANAla decoración escultórica desempeñó un papel

furldamental en las ciudades romanas, 00 sólo comonecesario complemenlode las formas arquitectóni­cas sll'lO también ~ialmente a partir de la eta·pa Imperial- como elemento transmisor de la ideo­logía política y religiosa imperante. POl' ello, la can­tidad de esculturas que existía en cualquier pobla.ción dellmperiodecierta entidad era inmensa, tantocomo su variedad. En efecto, las había en IxJlto re·dondoo relieve; de tamaño colosal, Similar al natu·ralo muy reducido; elaboradas en metal (oro, platay, sobre todo, bronce) o en piedra (mármol blancoo de color, calizaos locales, elc.l; de calidad exlraor·dlnari., o manifiestamente infima; y de ~rnb4to ofi­cial o pl"lvado.

Córdoba --() me,or, CoIonid Pdtricja CorcJuI»-,COl'OO capital que fue de I.l rica provincia BaetlCadurante más de lres siglos, debtó contar con un au­téntICO universo de esculturas, distribuidas porsus principales ~ciOS y edifICios públicos (esta­

tuas hoooríficas de individuos particulares o em-

,.

mero, siendo uno la continuación del otro. DebIe­ron '>el" problemas estructurales los que p"()'I()Qrofl

el abandono del circo oriental. y de la ffiagOllud delos mismos es daro testimonio el monumento quenunca se reparó, optándose por construir uno nue­vo, lo que facilitó el rápido aproVi!Chamiento desus materiales constructivos; de ahí su lamentableestado de conservación. Por el momento se desccrnoce el emplazamiento exacto de ese segundo cir­CO, que, como en otras capitales provinciales, ha­bría estado en uso hasta el siglo IV d.C.

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""1*"........ cideuat de c.I-i.,....,.

Hip6usis do: .-.n0ci6n do: la pb.a... del.~ de adlO impaiaI rdd cUco o. CJ-i,o~ (\oo IllÍlnerof ,.,.,.¡_ • lo fcun. anterior).

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Page 24: Guía romana Córdoba

••••LA COROUlM ROMANA _ ••••LA CORDUlM ROMANA _

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peradores. i~geoesde culto, relieves esta¡¡¡lesl, vi­viendas suntUOS.llS (pequeilos elementos ~men­tales, estaluillas dIVersas, retratos de antepasados,etc.) y mooumenlos funerarios (estat1.Jas, bustos, re­lieves, sarcófagos). la mayor parte de estas escullu­ras -fundamentalmente las realizadas en melal- hadesaparecido para siempre. si bien ras piezas con­servadas ofrecen una idea aproximada de la cuan­tía, calidad y diversidad de la ornamentaciónescultórica que se desplegó por la ciudad. lamen­tablemerlte, se desconocen con frecuencia el lugary ras cirCunstancias de los hallazgos. Sin embargo,en otr~ ocasiones ~s afortunadas si disponemosde~ infOfTTlaCión, de considerable valor desde elIXJnIO de vista arqueológico. por cuanto suele ayu­dar a 1;1 correcta interpreración tanto de las pfOpii15esculrurascomo de los espo.cios queomamenlaroo.

Entre 105 sectores de la Córdoba actual que hanproporcionado lesumOfllOS escultóriCOS pertene­cientes a la etapa romélllol destaca, por ejemplo. lacéntrica zona compteodida entre las calles Croz

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conde. Góngord Y Motería, donde se ubiaroo elForo de la Colonia y un gran complejo arquitectó­nico anexo al mismo, de muy reciente descubri­miento, denommado por C. Márquez ForumAdiectum. De la calle Ángel de Saavedra y sus in­mediaciones procede, asimismo, una serie consi.derable de esculturas, sobre todo estatuas femeni­nas ycabezas-retratos imperiales. Aquí se situó otroespacio público de Coloma Patricia, de funcio­nalidad y limites discutidos. Pero también fuera delantiguo recinto amurallado romano se han halladoimportantes restos escultóricos, muchos de los cua­les debieron de emplazarse en suntuosos monomen.lOS funerarios.

Un elevado porcenta¡e de las esculturas roma­nas kxa.hzadas hasta la fecha en Córdoba puedecontemplarse en el Museo Arqueológico yEtnológico de la ciudad. Muchas otras, en c.lmbio,seconservan en proptedades particulares. Un ~em­plo muy notable de estas últm-.as es la colosal esta­tua loricata de la colección de Enrique Tienda, ubiocada en el inmueble número 4 de la c.llle Morerfa.

Descubierta en 1892 en ese mismo solar, estadescomunal figura de mármol blanco alcanza ac­tualmente una altura de 1,90 m pese a faltarle lacabeza, el cuello y la mitad de las piernas. RE!pfe­senta a un per~:maje masculino con atuendo mili­tar de tip:l heroico (túnica corta, hasta las rodillas,coraza anatómica sin protectores inguinales y man­tol en actitud de avanzar impetuosamente. la cali·dad delmarmol yde la labra -en especial e1trab,¡jode los motivos que decoran la coraza (dos grifosenfrent<tdos y separados por un tallo de acanto, ade­mAs de otroseJementos vegetales}... es excepcional,lo que entre otros aspectos indica claramente la im­portancia de la pieza y la c.ltegoría del escultor quela elaboró. Desde que en 1%1 fuese registrada porA. CarCÍa y Bellido, se han llevado a cabo variosintentos de datación e interpretación de la escultu­ra. En la actualidad, la propuest;¡ que cuenta conmayor aceptación es la del arqueólogo alemán W.Trillimich, quien ve en elta una representación deEnc..s en el momento de su huida de Troya, fechán·dola en época del emperador Claudio (41·54 d.(.)en función de su estilo. No debe descartarse, sinembargo, una cronología algo anterior. De cualquierm.a~, la estatua Iorkala de la coIecciórl Tiendaevidencia que en uno de los espacios públicos deColoma Pdlricia -en concreto, el mencionadoforum Adiectum- se imItó, al menos en parte, laornamentación escultÓfica del Foro de Augusto en

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-..ú6rU:1J tkl Foro tUA...,psto tri RomA.

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70

••••LA CORDUEM ROMANA _

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(posteriormente Aqua Vetus), y que nuestl'¡] investi­gación ha permitido identificar con los del conoci·do acueducto de valdepuentes, hasta ahora tellldopor califal.

Esta conducción transportó a la ciudad entre20.000 y ]S.OOO m' de agua al día. captados en losmanantiales de Sierra Morena al NO de Córdoba(.ArrOyO Be¡arano, Caño del Escarabita yVeneros deVallehermosol, tras un recorrido mayoritariamentesubterráneode 18,6 km. La obra seejeruta en !Odasu traza con opus caementidum revestido en SU

Interior con opus ugninum; mocfológicamente con·siste en una caja de sección rectangular de 90 x 64an de luz. delimita~ por paredes de ]5-40 cm deespesor Y cubierta por una bóveda corrida de me­dio cañón de]O cm de tadio intemo. la particula­ridad técnica más resembIe del acueducto es el sis­tema de pozos de resallO empleado para reducir lavelocidad de 1~ aguas en zonas de abrupta pen­dienle natural, h4biéndose conservado un 1(lb1 de40 de estos poZOS O spinm;ty.

Our.inte el impeno deTiberio, un miembro de la~nstocracia local, el duoviro lucius ComeIius, edi­fICó con su propta dinero (de sua pecunia) el con­lunlo de fuenles públicas (lacus sjficeos) decOtadascon surlidores·masc~ronesbronCÍneos (efigies

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Truado de loo acu.eduaoo romanoo de COrdoba (en ro;o d aaocduao de ValdcpuentOf" enIDUróIl el cId...-oro de Pedroche, r en uuI d de la Emci6a de .....tobuoa).

••••LA CORDUBAROMANA _

lAG

Roma, hecho const."lt.1do lambién en las otras doscapItales provinciales hispanas (Mérida yTarragona).

Otro boef1 ejemplo de la plástica p.atriciense lle­gada hasta I1OS()(JOS, pero no deposirada en el Mu­seo ArqueológiCO de Córdoba, es la eslalUil de pro­cedenciol desconocida que desde hace varias déca­das preside, sobre un pedestal moderno, la PInade Séneca. Al igual que la pien anterior, se trata deuna representación masculina realizada en mJ.rmoIblanco, aunque en esta ocasión su tl:maño es con­siderablemente menor (mide 1.54 m de altura) einferior, asimismo, su calidad. Además, el persona_je apirece en actitud relajilda y vistiendo la ~.pesado manto de lana que los ciudadilnos y magis­trados romanos llevaban encima de la wnia a modode indumeotilfia oficial en la vida civil. las estatuastogadas. muy frecuentes en la mitad occidental delImperio durante los siglos 1-11 d.C., se elabor.ronpor lo genet'il1 en serie; de ahí que frecuentementesus abezas -esto es. los elementos que verdadera­mente permitían identificar a cada individuo distin­guido COfl una figura de estas característius- se es­culpieran ap.arte, como sucede en este caso. li!funcionaltebd de estas imágenes podía ser lanlahonorífica como funer<1lria. Teniendo en cuenta elmodelo de toga que lleva, OJmplia y ceñida al cuer­po. y la manera en que se tra!>.ajaron los plieguesprinCIpales de la misma, la estatua de la Plaza deSéneca se fecha a mediados del siglo 1d.C. A Il'¡]vésde ella, y gracias también a su emplazamiento, sepuede obtener aún una leve evocación del pasadoromano ele Córdoba.

El AHASTEClMIENTO DE AGUA: FUENTES yACUEDUOOS

Es posible seguir las etapas del crecimiento urba.no de la Corduba romana a través del análisis de lasestrategias seguidas para ~u abastecimiento de agua.La riqueza de acuíferos subterráneos en su solar, aescasa profundidad y debajo de terrenos blandos ar-

úm tiprincipado cillosos, permitió el abastecimiento público y do­tit Augusto méstico mediante pozos durante toda la época re­

(27 ...C-U ti.C) publicana. Pero coo el prirlCipado de Augusto (27Ir IIbri""" a.C.-14 d.C.) se abrió un importante período de

i"'~""onftpt:rlotiJ> monumentalización que irlCidió notablemente en lastÚ ",oll..",,,,uliuui,,,, infraestructuras hidráulicas. Se traza entonces la red

'1'" inriJij .m"btr",,,,ft de calles y cloacas y se coostruye el primer acue­m las injramrwnmu dueto que, gracias a los testimonios epigráficos (C1l

hiJl'Ji../kAS. 11'17,217), sabemos quese denominó Aqua Augusta

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••••LA CORDUBA ROMANA _

a1reneas) (Cllll l l7, 218). Un cálculo del posible re­parto del caudal transportado por el acuedudo deValclepuentes a partir de los textos de Vilruvio yFrontino peflTllle plantear la existencia de un cen­tenar de estas fuentes en la Córdoba del siglo Id.C.,.uícomo el abastecimiento simultáneo de numero­sas CasJs (unas 200) y otros edificios públICos.

No obstante, el cre<:unento urbano a lo largo deeste siglo. así como el período de monumenla­lización que acaece a eorntenzosde la época navia,relacionado con la Implantación del culto imperialprovine;,)l y el enriquecimiento de l.ls éhtes localesgracias a la explotación agricola Intensiva del agel'cordu1Jensis, determmarán la construcción en la ca.pital de la provmciiJ Baetica de un segundo granacueducto durante el principado del emperadorOomiciano. Sabemos, gracias de nuevo a la epigrafía(OL Ifll7, 219), que se denominó Aqua NovaDomifiana Augusta, y hemos identificado sus res­tos con los citados en el siglo XVlIl por f. Ruano enel arroyo de Pedroche, al noreste de la ciudad. To­davfa se conservan restos de cuatro rama les de cap­lacióo de agua de diferentes arroyos y mamntialesexistentes en esIe sector de la sierra, con un recooi­do total de 13,2 km. se trala de c.an¡,!es rectangula­res consuuidos en opus cMmerJticium. sm revesti.

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••••LACOROUfM ROMA!'.A _

mIento intemo de opus sisninum ni resto alguno de CordUbafiu-lI_ M ""cubiert.:l. con unas dnnenslOOes de luz de 60 l( 45 ~-ftn'

cm. Como particularidades técnicas mAs caraete- .~M "p"'"

rístlcas cabe cilar la traza completamente supern- Hispania J1I1'IUIU' '"

cial y el sistema empleado para salvar los el(iglJOS ip«-.im~ .............desniveles provocados por los cauces de arroyosque alraviesa, consistenle en un muro corrido dehormigón ubicado en el lecho, a modo de presa,que debió sostener una pequeña arcuatio no con·servada en la actualidad. A 3 km de la ciudad, losramales se unían en una únlc.a caja de 90 l( 60 cmde luz, que llegaba a la Colonia Patricia sostenIdapor un muro de sos¡én o wbstructio de cera de 6m de .Itura. los 20.000 nY de agua al día que esIi-mamas transportó el Aqva Nova, añadidos a los35.000 aportados por el Aqoa Vetus {o Augusu},convirtIerOn a Corduba en una de las ciudades me-JO' abastecidas de agua en Hispan;iI durante la~imperial romana.

Aun asi, entre los SIglos 11 y 1II d.C. se construyetodavía un tercer acueducto coro el objetivo de ab,¡s­tecer de agua a una zona residencial urbanizadapreviamente a poniente, fuera del perímetro amu­rallado, y quizá también a ciertos edificios públicosalU e~istentes, enlre los que pudo enconlrarse elpalacio del emperador Ma~imiano Hercúleo (con­junto arqueológiCO de Cercadirra). Desconocemosel nombre original lalino con el que fue bautizadala obra en la época romana a falla de teslimonioseptgráficos explícitos, pero ciertos textos literarios¡rabes penniten deducir queentre los siglos Vlll Y Xla conducción se denominaba fontis ilureile~uetvso _acueducto que abastecía a la fuen..te dorada., en ambientes moz;irabes o Iatinopar­lantes.

Debe profundizarse todavía en el eslodio delCilput ilquile y dellrazado completo de la conduc-ción. De hecho, sólo se ha investigado IOtensiva-mente un tramo de unos 100m de longitud descu·blerto durante las obras de construcción de la nue-va Estación de Autobuses de Córdoba. Consisle enun cana! elaborado con opus cacmenticium revesti-do en su interior por una capa de estuco blancoImpermeabilizantequeconforma los típicos boceles En_1M sigf.n VIIf:J X.en forma de cuarto de círculo en las juntas del fon- un tnur~unoJI

do y las paredes. ísta.s mIden unos 40 cm de espe- 4Du1miNIlHt fonw luraesor y delimitan una luz de sección rectangular de aqtaXduetw.~90cm de altura por 45 deancnura.la traza del con- IJ'U~."'fi--U'dueto era originariamente superfICial, cubriéndose J-tUib. nr ....binlU'fel c.anal con grandes losas rectangulares de pi«lra ~.ukarenlla. Presenta notables Slmilitudescon el Aqu.1 1.tliN,.w.t4

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Page 27: Guía romana Córdoba

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'O!I!'!)Jl' ¡¡p u9Pe¡u¡¡wn::>opel e!',JOW!IS3¡ "l'iiIs 'SM:lp!})fl'5;" 5OI11IilIlJ Sl!$O~nu sns 00) leJ~leJ t!sa181 elt?!qn ilS apvop 'eJ~r el ap o!JJeq Jelndod la "" 0p!Il'J¡)<I¡e) opl!qeJ l<lfl Sl'1J·e!I!<¡OWu) S<lpe~!doxl SIlI e eau"Jod~luO:)f..e~ 'leAd!pawof-eq -e:xxl;l-el-epa! alu-emp -ent-e J-eJl;tIl-eJOO op-eJn-el'i¡jJ alu;M1J-e"!Sil:)ns <mj l-eu-e:lla 9H 1ap-eu·-e!lS!J:) e¡s!nbuo:JaJ -el s-eJl A'u9p:JajilJ e,p!pap Sille!j¡j]1!W !iO!ll!lsaA!i01 OlUa!Wp.-eI. OWS!W la "'" asopu~"",;;oo;UO) 'ewefl'l e!!nblauJ -el ap (e,r¡1fW} sauol::>fllqe apselleS s-el -e -e:l!JPJIj U9P1!lOP er Jll!WJad eJl'd -enJ¡ ns o(npUOOilJ "",!nb '11 we'fI·H-1'1 -ej!ID I"'JOCI opl!Jn-el'i¡jJ .....' OUI!UJOJ opnpam-e O!a!" la 'L96 "'" 'olla'I1·;)·p X0lll!s lap sopl!!paw I!lselj se)!Iq('ld Sillu¡¡Oj a¡ul!!p;;ow I!:)!W~IS! eqnlJno el ap Silll!l-uapp:x> SilI-eqeJJ-e SOl!' enlle ap "":JalS-eq-e "'F' U9punj ns OP""'!tdwn:) 'OlJe~osn ua OMlUI!W ;;00; leu!') la ¡¡ob JI!./lSOI.I.Jap OP!l!WJad I!'l nlll9l()i"l(1bJe "9pell-!lsaAU! el .....bolS<lnd 'pep!l-eoopollnj epm:>ilp-e,( z"'F'!IOS ns Je:)!J!leJ e aua!" anb'e)""!uallu! ;¡,p tJqO 1!lS<l3p odwa!J 13 U3 U9pl!mpJ3d el 'Jl!llnl opunllas u;;o A

·SOWS!W SOl3p U9p-eN3SUO:) 3p op-elSil aluat3:)x<lla >Od OUJO:) (ill!óXlwn¡diJl!/n/s!) 'u;'!lI!;' 'wn/Josf"'IP wnl/iJ/sl!;' 'sn;,iJds) op!::mpaJ 11!!,edS<l Ol!qw~un UiJ SOSJa/I!p SQJlII!!óOlk!P 3p "9p-eU3JO?::lUOO -el JOÓ Olue¡ 'sou-eWOJ sopnpan,eSO! iIp Il!sauallolu3!w-euopun¡ t3 J3pUilJdwo' -eJl'd iJlql'lOU OJd~fil un jse ;Mn¡!!-suo:> -eqopJ9J 3p samqo}/l'(3p U9p-ets) -el iJp J-elos la "'" QI.Ia!qn:lS;;op olunfuoo13 "-eIj:Jall!ll!ls-e1j SOP':x>uo:l -eueWOJ e)sau-elOOj 3p solu3W313 ap O!JO~ 13 uaO:)!U(l J-eldw3f3 ''iOOoUpuclJq S<l:Ji/t;, SOlSil apoun J-eJ3dn:JaJ op!pod -elj;;oo; osnpul·OU!llJQJ~3p 0P3ds3J 3}Sile S<luOpepu3wo:Ja.l SI!l Of>U3!nll!s 'owold 3p s-e.u;;oqn¡ !>-elUO:) Z3JI ns I! UI!)JI!1:JaUO' iJrlb 3:lUOJq;;OP sa:Ji/¡>;' sopu;;oo; Ut)J-e!-e:)U3;;OPUOP 'op-el3p w, 91 f.. Jelnl!ueJpen, znl iIp SO!'!J!JO sop Ul!(lI!S;;oo; Joua)u. PlO:) I!un t ¡., Ol-SilIldo OW3JIXiJ 1'" JOd il<lb S'eJlUiJo!w '-ePVSD -e\;l<l'llbad tun 3lue!p;;ow apnpan:>t 13enllts;;op QW;lJIXiJ un JOd ·,w S-'~ ap l'p1!W!xo.tdt pepl:>edn tun uo:> 'JOu3lul nsuiJ OWOld ap OP!IS3JIiJJ ¡., SilJl'II!S uo:) OP!IlJlSUO) O)!q(l:> o¡n)f1diJ:JaJ un ti,) alSls-00;) ·saJOf)!wnsuo:) Sil\lla""l!p SOI3JlU3 OJuat.U3la oplllb) IliIp Jel,de) "9!:>nqlllSlpel e ejpó»OJd as sal-en, SOl ap J!IJl'd -e 'iIJq!lO?::l ;;orql'lOU al' OWOld ap S<lJOUell!sop u;;o Sl'ptQnlua U9!'i¡jJd l' s-eppnpoo:l J;¡<; e utQtSl'd Sl'nie Sl'1 ilpuop "9J!S apn;;oql':> o UJtlfJOSf"'fP wnl/;;o/sv 1;;0 OPeAJaSUO, J;;oqelj la 'Jellnl J<IW!Jd u3 ·¡>a,mvS!¡~ I!I l' appa¡s-eq-e l')Jq-e1j Olu;;owow no¡ U3 .....b 'sasnqo¡n'l ap U9p-e¡S3 l'1ap o!eq;;op op-eN3SUO) ol:lnpan:>l' lilp sope:>tlSilp JiIS U3:JaJauJ SO¡:>ads-e SO(]

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Page 28: Guía romana Córdoba

•••• LA CORDUB,o, ROMANA _ ••••LA CORDUBA ROMANA _

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EL PUERTO FLUVIALDiversos autores han planteado, con ma)'Of o

menot acierto, wg~ntes hipótesis acerca de laubKaci60 del más que previsible puerto í1uvial conque contlrí.a Colonia Patricia. La navegabilidad del~t'lis ha sido confirmada por autores clásicos comoEstrabón, Phnio y Pomponio Mela, quienes presen·tan al Guad¡lquivir como analizador y via de sali·da de merancías y personas direcumenle haciaRorN; desde Cades (Odiz) hasta Hispalis (5evilb)y de aquí hasta úslulo (linares), en un recorridodonde la preseoci.. de diques, estuarios Y nberasreforZildaS facilitarí¡m la navegación y por consi­guiente el trilnsporte de variado género. Concreta­mente, la navegación desde Cordubd a llipd (Alcaládel Río, Sevilla) se reaJiZMia mediantepequeñasem­barcaciOoes: sapNt', rolles,. fyntJes (únicas atesti­guadas a través del registro arqueológico), tal veznaves codica~ ybalsas de dendrophori. E5tos bar­cos se encargarlan de la conducción de las 1I1E!f.

candas desde y entre los muelles, a donde 11ega­rfan por medio de recu.as de bueyes o mulos; trans­porte mucho más costoso y lento.

la gran cantidad de recursos con que conlaba elcom~tltusde Córdoba proporcionaría un flujo co­merciallmportante, tanto exportador como impor_tador, cuyos principales productos, aceite, cereal yvino, generarian durante el periodo de prosperidadaugustea el surgimiento de mercados interiores queestarían en manos de merY:<ltores, negotiatexes ypublicani. Siendo CorrJuba capital de provincia eslógico pensar que gran parte de las relaciones co­merciales que se realizaran entre los Ifmites delconventus cordubensis acontecieran en el desco­nocido puerto cordobés; que estaría regido proba­blemente por un dispensator porrus, cuyas funcio­nC'S asignadas comprenderían el ordenamiento delembarcadero y de los luga'res de anclaje y el con­trol de entradas y salidas.

Junto a los funcionarios públicos, las compañíascapitalistas privadas se encargarían del cobro O re­caudación de los portoria (impuestos sobre el trans­porte de mercancías y personas, terrestres y/o mari­timos, que debían pagarse al atravesar determina­dos puertos o fronteras). Estas sociedades depublican; tendrian su oficina recaudatoria enCorduba, y a cargo de ella estaría un pro-magis/ro,que contaría además con personal subordinado:manceps, tabellari y portitore.

Los intercambios comerCÍales de las mercancías,es decir li compra-venta, podian realil'.:arse de va-

riadis formas: la venLl de t<Xlo el producto a unmismo precio independientemente de la cantid.ld,la venLl por ánforas, metreta, modio, libra, etc., YlavenLl de mercancías por unidad buscando la per­fecc/Órl del COrlttato. El portus sería, pues, un am­plio merado cerrado, más que un almacén. Y eslógiCO pensar que en una ciudad como Corduba,capilal provincl3l, existier"a un espacio concebidocomo lugar de almacenamiento de ánforas, cerea­les deslmados a la 'InllOfJ,il y mercancí'lS de natura­len variadil. Algunas de estas mercaderías serianpuestas en venla por 1," mismas sociedades que l.lsreatxbran, ya que de esta venta emanarían partede sus benefICios. Por tanto, se triltaríil iI la~ deun puerto comercial en el cual tendríiln cabidahorre~ stiftionjj y Iilbemae, sedes de corporacIO­nes de los más variados ofICios. Pero también debe­mos concebir este foro como un lugar con la Uiplefunción clásica .....eligios.a, poIitica y comerciill- enlOrfIO al cwl se des,¡,nollaría parte de la vida urba,na de C%nl3 Patricia.

Tradicionalmente, las eslructuras portuariascordubenses vienen siendo ubicadas en la margenderecha del rio, en el lugar que con posterioridadocupar{¡ la mussara islámica. No obstante, aun sien­do probable la exIstencia en este punto de un cm­barcadero de madera relacionado con el arrecifeislámICO que mencionan 1," fuentes, pensamos queeste centro uifuncional se ubicaría en realidad enel entorno de la Mel'.:quila-eatedral, constituyendoun foro porticado con una clara salida por la Puertadel Puente.

SRP

LOS V/CI DE CÓRDOBACon este peculiar nombre latino -vicus en sin­

gulir, vid en plural-los romanos designaban habi­tualmente a los barrios situados fuera del recintoamurallado.

En la Antigüedad, debido a los múltiples conflic·tos y guerras era necesario rodear a la poblacióncon una muralla que la defendiera de posibles ata­ques. La época romana no fue una excepción paraCor-duba, pero el crecimiento de la población obli­gó a ampliar este recinto amurallado. No obstante,y conseguido un placentero período de pal'.:, la po­blación Siguió extendiéndose incluso fuera de lamuralla, generalmente hacia barrios que se dispo­nían alrededor de las principales vías o caminos desalida de la ciudad.

Ell"u1't4 tk Cordllba

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ÚI riutiaJ. r41 tomonl"¡'" ctmubiJ¡¡ tn tiinurior tÚ '" m"r../la,U txtimiÚfutr..,,,u.

o..Wk dd mosaico q... d«:onba <1 ...010 dd do...,.;",rio.

se extendió ampliamente extramuros; primero deforma un tanto desordenada, para con posteriori­dad dotarse de todos los servicios con los que con­taban 105 barrios del interior de la muralla. Así, seinstalaron tuberías de agua potable, fuentes y cloa­cas para evacuar los residuos, acerados en las ca­lles y pórticos para protegerse del sol. El resultadoes que la ciudad, tal como estaba concebida en elinterior de la muralla, acabó extendiéndose fuerade ella.

No contamos por el momento sino con datosaislados sobre estos vici; uno de los mejor conoci­dos es el vicus occidental, cuyos restos mezcladoscon los máusoleos del entorno de la Puerta de Ga­llegos o de los jardines de la Victoria son visibleshoy día. En este lugar se dispusieron casas que res­petaron los dos grandes monumentos funerarios allílocalizados y que se construyeron a lo largo de lavía Corduba-Hispaíis, hoy magníficamente conser·vada. De alguna conocemos incluso el nombre desu propietario, escrito sobre uno de los mosaicosque de<:oraron sus pavimentos: es el caso deTha/assius.

Hacia el norte, o vkus septentrional, se exten­dió otro barrio cuyos restos no son visibles, aunquelas distintas intervenciones arqueológicas han puestotambién de manifiesto \a existencia de espléndidas

•••• LA CORDUBA ROMANA _

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De forma habitual, las principales vías de comu­nicación estaban ordenadas en las ciudades roma­nas siguiendo los puntos cardinales, al ¡gu.. 1que elurbanismo de buena parte del caserío. Ya sabemosque en Corduba se disponía al este la via Augusta,siguiendo el trazado de la actual calle San Pablo;hacia el norte, por los aledaños de la actual Plazade Colón, la vía que comunicaba con la sierra, yhacia el oeste, casi siguiendo el recorrido de la ac­tual Avenida de Medína al·Zahra, la via que comu­nicaba con Hispaliso Sevilla. Hacia el sur, la salidade la ciudad se efectuaba a través del puente, queprolongabá la via Augusta hasta Gades (Cádiz), aun­que en esta ocasión no tenemos noticia de que exis­tiera ningún barrio romano al otro lado del río. Sinembargo, en los otros tres suburbia mencionados sísabemos por los datos arqueológicos que se cons­truyeron barrios.

Dado que ¡os romanos solían disponer las ne­cr6polis o cementerios extramuros, estos vici seconstruyeron en buena medida sobre tumbas, anu­ladas al efecto, provocando a la vez que los ente­rramientos se alejaran de las murallas durante elperíodo de ocupación de tales .urbanizaciones~.

lo cierto, en cualquier caso, es que a partir de fina­les del siglo I d.C. o principios del JI d.C. la ciudad

Vut:> del dormí",rio d. un.> de 1... casas dd """" oriental de ~"Í4. p"rririJ,(A...,nida de: la VOCloria).

Los vid K c'mst'ruJ"O"ni buma mtJitÚ sobrl

rumhlU. Iln"Ú1dJu "iifmo.

•••• LA CORDUBA ROMANA~ _

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1

••••LA CORDV8A ROMANA, _

casas con pavlmenlO5 mUSIVQ5 en unaextensa zona:calles la~, fr<1y luis de Grana<b, Reyes ú­tólicos o Ronda di! los Tejares. Uno de estos mo­soicos puede obsefvarse inlegrado en el numero 17de la calle Reyes Católicos; otro lanlo puede decir­se del mosaico inslalado en la Avenida Ronda detos Tejares número 22, que representa a dosamorcillos abrazados.

Por último, del Yiws oriental ha sido excavadarecientemente una calle a la allura de Maese Luis,conservándose además algunos restos constructivosen los sótanos de la Plaza de la Corredera, en con­creto un gran estaoqoe con el suelo conformadopor pequeños ladrillos dispuestos en lorma de espi­ga y un pozo de agua. De aquí procede tarOOién elmagnífICo conjunto de mosaicos que I'loy día pue­de admirarse en el Alcázar de los Reyes Cristianos.

Estos rid~recenen buena medida a lo lar­go del siglo 111 d.C., siendo ocupado de lluevo su es­pado pol' enterramIentos y actividades industriales.

MMAySVC

LAS INSTALACIONES INOUSTRIAlESEntendemos por actividades industriales en el

marco de la Antigüedad aquellos trabajos encami­nados a la transformación de materias primas parala obtención de productos que en mvchas ocasio­nes l'ueron de primera necesidad. moc.ivo por el cualestas labores se desarrollaron 00 sók> en la ciudad.sino también en pequeños enclaves rurales. Desta­can en este sentIdo las relaci<:lna<bs con el sectoralimenticio: el.lboración de salazones, aceite. etcé­te..-a.

Por regla general, estas tareas estaban encami­nadas a abasteCer a un grupo lInport.ante de pobla­ción, pero también podían tener carácter familiar,con la dedIcacIón a ellas de algunos espacios de lacasa. En el caso de una producción dirigida a am­plios sectores de población debemos pensar en unae)(igencia considerable de medios. espacio y ma­terias primas, condicionantes que obligaban a la

Lo irut.Wui4.. tk 1M Instalación de los talleres en espacios abiertos, le­uJkrn~ lúNlM. iftffll jos de los ciOOadanos a los que pudieran molesLilr

m~ .hinuu, el ruido o los olores; es decir extramuros de la ciu-~IMf,¡,sá""""'" dad. Úl.e seria el caso de una pequeña instalación

• ¡,. 'P",...&nm fabril dedicada al trabajo de los metales en el S('C­

.....uswr ¿ nsiM, tOl" occidenLlI de la ciudad {actual Paseo de la VIC­1M "".-n.. ts tI«ir tonal. a tenor de los restos de escorias. tortas de

amuor.",. M J. n..J.J. fundición e incluso útiles (piCOS, pIQUetaS) recupe-

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••••LA CORDUMROMANA _

H...- do otrimica haIlod<> .. b _ d.l Plü PvciaJ R...k, al -u r o:nn-oodo b ciudad..

rados; no obstante, parece claro que se realizó untrabajo a pequeña escala dada la escasa relevanciade las estruduras excavadas, siendo uno de [os fac­tores decisivos en su ubicación la pro)(imldad deun arroyo que la abastecía.

En el área septentrional de la ciudad, en un so­lar adyacente al Palacio de la Merced, se han docu­mentado actividades relacionadas con la fundiciónde cobre a juzgar por la gran cantidad de escoriasrecuperadas. pertenecleflles presumiblement.e a unaoffici~que realizaría útiles en este metal. De modoSimilar, en la Avenida Gran caplLin aparecieron res­tos de un posible horno de fuodióón de plomo.

Otro testimonio de instalaciones relacionadascon e[ trabajo del metal es la existencia de grandescisternas de decantación ubicadas también en elárea suburbana; encontrarnos algunas de ellas enel arroyo de San Cristóbal, pró)(imo al Hospital delos Morales, o en fas inmediaciones de San Jeróni·mo deValparaíso y de MedlOa Azahara. Se observaasf cómo estas actividades se desarrollan preferen­temente al norte de la ciudad. lo que podría estarindicando la existencia de un posible barrio indus­trial, de caráder metalúrgICO. siluado a 10 largo delcamino del Prelorio. favorecido por la antigua víaromana que comunicaba con las explotaciones mi•neras de Sierra. Morena. Y de hecho sabemos de laubicación en esta zona de diversos talleres rel.cio­nados con las sociedades de publiani que explo-

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••••v. COROUBA ROMAN.... _ •••• LA CQRDUB!o ROMANA _

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faban dichas minas, algunos de cuyos miembros fue­ron ef1terrados, además, en ras cercanías.

En el interior de las murallas localizamos lam­blén actividades relacionadas con el trabajo delmetal: asr, en la Ronda de lsasa, en unoa zona inme­diata al río, se encontraron tortas medlicas para sufundición en gran cantidad.

Otra industria blell conocida y de primera nece­sidad 50Il los talleres cerámicos, que no sólo abas­¡«en a la pobl.JCión de un producto destinado al<imbtto familiar (vajillas u otros recipientes domés­lieas). SIno que también satisfacen a la propia in­dustria con la elaboración de envases y recipientes,neces¡rios pilr.l e/lr.msporte y el comercio. l.ll COI'­ta vida de los recipientes cerimiCos y sus diversosusos propiciaron una fabricación asi induwial.~favoreció la prolifef'aCión de pequeños talleres tan­tO en el marco de la ciudad como en el medio rora!.

Testimonios de (j&lina~ exltamuros son losvertederos y hornos exColvados en los terrenos de laRN, o el vertedero de la calle Avellono. Cerano alrlo se ha localiz,¡¡do también un vertedero delucernas en el solar que hoy es el notel Hesperia.Por último, intramuros de la ciudad se hJ, reconoci­do un posible taller de lucernas en la calle Munda atenor de los numerosos fragmentos hallados.

Extramuros se ubican también pequeñas instala­ciones destinadas a la elaboración de aceite. Asten el yacimiento de Cerc.adilla, y en relación con lavilla altoimperial que precede al gran complejopalatinO, se han documentado algunas estructurasvinculadas a dicha actividad; tal es el caso de unposible torcularium. Junto a la nbera del río Gua­dalquiVir, en el actual Cortijo de la Reina, se halla­ron dos homosdedicados a la producción de .infOfasolearias en la época imperial. En el sector nororiental(calle Aceituno) se han 1000alizado piletas que a pe­sar de no tener cone)(ión directa con la elaboracióndel aceite sí al menos deben 5ef interpretadas enrelación con la actividad agrícola. También se haconstatado intramuros de la ciudad una posible ins­talación para el tran5¡Xlrte y elaboración del aceite,interpretada de esta manera a partir del hallazgo deun gran número de .in/oras y tapaderas junto a unpavimento con una acusada pendiente que hizopensar a los excavadores en su posible identifica­ción con un labu/alum.

Otros trabajos que merecen nuestra ateoción sonlos relatiVOS al hueso; de hecho, un gran número defragmentos a partir de los cuales se elaboraron agu­ias y alfileres se documentaron en la denominada

excavación de la Casa Carbonell, sede hoy de laempresa municlpalVimc~.Otro posible taller hasido señalado en la calle saravia.

Finalmente, la eXIstencia de un taller dedicado ala fabricación de teselas marmóreas a partir de Josmateriales reutilizados tras la destrucción del teatrode la Colonia ha sido comprobada en las recientesexuvaciones del comple¡o, que también propor­cionaron información sobre otro taller dedicado ala manufactura del hueso.

BGA-ly svC

ARQUITECTURA DOMBTlCAEl particular planteamiento urbanístico de la ciu­

dad deC~, que ocupa el mismo solar desdeS4J fuooación, unido a laslimitaeiones de la investi­gación arqueológica que en ella se viene desarro­llando -en especial desde mediados del Siglo XX­son causa, aún hoy, de un desconocimiento Gis!total del urbanismo y de la arquitectura domésticosde la~a romana, y por consigutente de su evo­lución precisa en el ttempo.los~s recientes avan­ces de la Investigación asignan a la primera funda­ción romana una considerable S4Jperficie: 47,6 ha,estructurada aparentemente en illSUbe de dos .lcf'usque, es de suponer, no se edificarían en su totali­cbd hasta los inicios del siglo 1a.c. -no olvidemosque la vieja ciudad mdígena sigue ocupada al me­nos hasta esta misma fecha-, peroque facilitan des­de el inicio la organización de las viviendas con­forme la orientación marcada por kardines ydecum;mi, en una trama de clara tendenciaortogonal que habría de romper la ampliaciónaugustea, con la que el núcleo urbano llega a casilas 79 ha.

Hasta el día de hoy, la pr~ctica totalidad de lasviviendas documentadas en solar urbano asignablesa la etapa lardorrepublicana -las rn.is antiguas demediados o de la segunda mitad del siglo 11 a.c.,caso de las excavadas en las inmediaciones deltem­plo de la calle Claudio Marcelo, dispuestas comoes habitual conf()(me a un trazado ortodAmico car­dinal_ se apoyan sobre cimientos de canlos roda­dos, con alzados de adobe y/o tapial, pavimentosde tierra o grava y cubiertas de carácter vegetal. ala manera indígena; iocorporando en inicio comoúmcos elementos de clara filiación romana sus re-

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__.LA CORDUBA. R()f..iANA _ ••••LACORDUBA.ROMANA _

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pertorios materiales (básic;¡mente, cerilmicas) ypin­tura parleLill basada en colores planos, sobre lodorojo y negro.

Es ésIe un panorama que a partir cuando menosde inicios del siglo 1a.e. se ve enriquecido por eluso del opus quadr<ltum de calcarenita en los mu­ros y de tegulae en las techumbres, asf como poralgur1'OS pavimentos de opus signinum con decora­ción de teselas blancas de caliza o cuarcita y de<:o­raciones pariet1les pintadas mucho mils coloristas,iniciándose con ello un primer proceso demonumentalización urbana. En este sentido, con­viene quizá recordar la famosa, m.ilnida y proba_blemente sobrevalorad<! alusión de algunas fuentesantiguas {Valefio Máximo IX,l,S; SoIlustio, Historias11,70; P1uurco, Semxio22) a toque parece ser unavivleflda monumental de peristilo -aun cuando nocabe descartar que pudiera lr.lt.l~ de una instal..­ci6n creada ex profe5o, con objeto de recibir dig­namente a Q. Cecilio Metelo en 74 a.c.-, adorna­da con esculturas y tapices Ol"lentales, lUJOS insos­pechados para una ciudad de provincias todavía ensu inidal desarrollo; lo que responderfa a esque­mas, arquitectónicos e ideológicos, de clara filia_ción helenística. En estos primeros momentos -pre­vios a la constnK:ción de los diversos acueductosque abastecer.in a la ciudad-, las casas toman ro­davía el agua de JXlzos.

Es posible que ¡lgunas de estas primeras vivien­das respondieran al esquema IÍpiamente it,ihco deatrium; no obst.1nte, si hemos de juzgar por la in­formación que proporclOlla la arqueología, el mo-­delo que se impone desde los años finales del sigloI a.e. es el de la casa de peristilo, o patiocolumnado,del que contamos con numerosos ejemplos cordu­benses a lo largo de toda la etapa imperial, conoci­dos de forma directa por lJaberse conservado partede sus estr\Kl.uras (ejemplo, la ya desaparecidadomus de Calus y Prim:eps, en la calle alancoaelmonte), o bien indirectamente a través de la de­coración arquitectónica, musivaria o parietal, ade­m.is de otros elementos de la priva/a Juxuria comoestatuas-fuente, oscilla o hermae.

Estas domus-<uyos vertidos eran evacuados a lascloacas pübJicas mediante canales cuya morfologíaperdura casi a lo largo de toda la etapa imperial- seabrían por lo general a c;alles de hasta 10, e incluso15, m de anchura, perfectamente pavimentadas ysane.ldas y con gran frecuencia portic.adas, tal comoha podldocomprobarseen divenos puntos de la ciu­dad;;adem.h de contar en ocasiones con NfM;a pri-

v;ados, con los que quid abría identifICar e/luJOSOy controvertido conjunto documentado en la calleCruz Conde, de gran riqueza musivaria. que Santos(,ener pretendiÓ de la época republicana yA. Ventu­ra ha fechado ya en la época altoimperial.

Algunas de estas estructuras nos han llegado enun SOfprendente estado de conservación, como porejemplo en el caso de la vivienda documentada enla calle Ramirez de las Casas Deza, debajo del Pa­lacio de los Clstejón: un peristilo con decoraciónpariet<ll pintada y columnas de piedra caliza y capi­teles de orden toscano remontables quid a momen­tos tardorrepublianos; o la integrada en el Pdl;aciode los Herruzo, en la calle San Fernando, que ~presenta un ejemplo bastante SlgnificalJYO de lo ca­nónlC;ils que llegaron a ser este tipo de casas en el.imbito cordubense durante los siglos centrales delImperio, dotiIdas por lo generdl de un estdnque ceo­tral con surtidores y/o l.abn de divena morfología.Pero quid el hallazgo más importante ha tenidolugar con motivo de una intervención arqueológiCClde urgencia practiCClda en el patio del Colegio desanta Victoria, exactamente en el límite entre la ciu­dad vieja y Id ampliación augustea, bajo la direc­ción de J. R. Carrillo y E. Castro, todavía inédita.Como elemento singular aquí. hay que citar elviridilrium, revestido de losas marmóreas, así comovarias de las esculturas que rodearon el entorno delperistIlo, trasladando también al .imbito privado lapresencia del m.irmol como elemento de auto­rrepresentación,!dn CdraaeríSl.ica del ámbito públi­CO desde inicios del siglo I

Por otra PJrte, y como~ importante, a par­tir cuando menos de la époc;a fl;avia. y en interesan­le coincidencia con la construcción del nuevo.Kue­duetoAqlk1 NOViJ Domrli<lna, l.as estructur.lS domés.­has -habitualmente de cierto lujo y monurnen­talidad- exceden la linea de l;as murallas, integra­das en bdrrios (vio) de nueva construcción que anu­lan en parte el uso funerario de tales suburbia. Estosvid se mantienen ocupados en su mayor parte has­ta la época tardorromana, cuando las sucesivas cri­sis que afectan a la ciudad generan una fuerte con·Iracción del núcloo urbano volviendo las .ireas ex­tramuros a sef utilizadas como necrópolis; al,iem·po que en la segunda mitad del siglo IV son gana­dos para uso doméstico -modesto, reaprovechandomateriales de construcciones Yd existentes- dlgunosde los espacios que en etapas .Interiores habí;an con­centrado la vida púbhc;a de la ciudad. Tales son elesp.¡cio monumental todavía indeterminado de Al-

-"'­t!StI'WtM1'~ _!Mil

1kt1llÚ'" ""Mf7rnu/nou t!S~tÚro~MI·¡J...

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•••• LA CORDUSA.ll:OMANA _

s"lHmllS* Lr CtÍstnon. lOS de santa Ana o el entorno delremplo de la callenr,lnr_ i"mJi.14 Claudia Marcelo, esle ultimo directamente relacio­

~,,1NtUtJ".-w nado, en su concepción y desarrollo, con el cultovübe winl'¡"7J4I. al Emperador.

A excepción del Paldtium Milximiimi (Joc.alizadoen Cerca<liIla), no contamos por el momento condatos daros sobre viviendas que incoq>oren [as nue­vas fórmulas arquireclÓl"licas empleadas como forom<lS de expresión características de las élitesb,¡JOimpenales, lo que unido iI la crisis edilicia queafecta a la cif..d¡d permite deducir la reutilizacióngeneraliz,J(ia en esta época de I.ls doows anteri0n5,como de l'Iecho ya venía OC\Jtriendo desde el siglo Id.C. Mientras, las más modestas experimentan UN:

eonslliel"i1ble degradación, limitándose enOC~a la simple <xupación de pórticos o calles.

Por ültllTlO, SOibemos de la exiSlenCia en el entor­no Inmediato cordubense de varias vilfiJe suburba·nas, quid indu.das en las nobmssimae cafissi­mM!qUe possessiOnes Cordubensium citadas en al­gún texto (8ellum Alexandrinum 59). la más anlj.gua de la que letlef1'1OS constlncia arqueolósica esla Iocal.zada debajo del Pillatium Maxjmianj, quese remot1ta al siglo I d.C. Pero por lo general esletipo de Insl;llaciones conocen su momento de máxi­mo esplendor durante l.l crisis urbana de los ühJ­mos siglos imperi.lles -que comporta incluso unciertodespo-blamlento de la ciudad-, reproducien­do habitualmente los mismos esquemas ya vistosP.lra la domus, dorados en ocasiones de gran lujo ymagnificencia.

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,••••LA CORDU8A ROMANA _

C&J _ M pmslilo~ ftl ~ sóbno del Pa.do M 105~... c..póo

En ~ s6Uno dori antIgUO Pal.cio M losMa~ dori úrpOo, hoy~oeru a ¡, f~iri.l Herrum, con ¡,en~ pnnapal por la aUe SJ,n Fernando, $e

~n jn siW eIenwntos penellecieutes a una asa M peristilo entre los cp>e:se indU)Wl1os mosa.icos, con deconciónpl~ia, ~l YfigInda (faunamanna en la fuente. aben M Medusa Ylipa f.,neruna}, cp>e:pa~alp\as de las eRanci<rs.

Se ....1óI M una ......, organ,nda en lOmO a un plbO columnado con uneRanq.Je ceneral en el cp>e:, en una segunda !ase, se dispondria una fuenle conwrtl<b" con lal vez una pb'goIa encima. No creemcos cp>e: exl$tlln daD paraKl5tener que se !Jala de un ftJpI<MLm,. y por consiguiente una asa de atrium,frente a lo sostenodo por algl.ll>05 investipdotes cp>e:, en cero ooden de CO$a5, seinchnan por distinguir dosf~ una~ a finales del siglo tIl y otr1l de finaledel 11, o comienzO$ del tll, ~ndo se construye la fuente Yse p;lvlmenlóln lashabitxiones. En ~ eslóIdo acnul de nuestros ConocimienlOS es imposi~ esta­blece la función de los divenos esp<>cios, a excepción, claro estL del peristJlo yla fuenle cenlral.

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•••• LA CORDUS,o, ROMANA _

Cua roma"" d~ peristilo~~ en el sólano de Lo denominada CasaúslrjÓfl, en'" Qlle bmí,u de I;ls ÚIs;lS ~z.¡¡

A semej..n~a de lo que ocurre en el ¡lntJguo PaI;lCio de los Marqueses ~Carpoo, en el ~nodeoua vivien<!.J H'iIorial cordolJes,¡¡, s¡ruada en la ~¡na delas Cillle TOffes Cabtefa y R,¡¡m;,ez de l,ls Caws DeZól, se han mante,udo hastanues¡ros dias ewuctu,as que fomI¡¡ron ~"e de otra de las domu$ de peristilo dela Cordul» ~na. ~

Estas estJUCtt¡,as, ~cavadas pol' ~muel de 105 Sanl~ en la década de los SOdd pas.ado siglo, se pueden identificar como uno de los lados de un peristilo, conun se<:lor de UrlQ de los pasillos columnados y el interior del palio dolado demosaico y canal petimetral de mármol, asl <;QI11Q dos o más habitaciones dedifícil identificOlclón, con paredes de tapial y <k>coraciÓrl parietal pintada.

U," ~ná.li5i5 p<eliminar de los capiteleos 10000arlOS que"oro..n el patio porticadapodna ",d,c¡u que estamos ante una cas,¡¡ de com;enlOS del siglo Ia.c., lo que laconvertirfa en uno de los ejemplos hispanos más antigOO'S de~ tipo de vivief\.dio. Del mismo modo. 5U posible rel~ción ron I~ des<:npc:iÓI1 qU(! las fuentes ~ntes

citildlls nos tr~nsm'ten del recibim,ento que la ciudad tributó ~ Melelo pro en 74~.c.. debe umbibl Soefcl.IeStiona(b ~nte I~ posibilidad de que pudiera lr~tarse deestrul:lur~s ef¡mer~s qu.e hubiesen ~lber8"do ludi sc~enici.

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•••• lA CORDUBA, ROMANA ~ _

Estructuras pmenecientes ~ u~ O v.oÑ!l dornus tulll~ en ~ palio~talcid C'*Iio de '»nu VldoriilU~ reciente tIla'o/KiOO en el Colegio de S;¡nuV~ tu puesto ~I descu­

bteno Vllrin estruc;tut~5 pertenecientes ~ u~ o dos asn roma~5. de~augu5te~ o julio-<I~udio lempr~n~. Algu~s de eUn. construid~s en ofHIS1fUMIr~'- o tlIpi~1 y decor~ con pinWr~. lWJri~n de ser ,nt~ en !.Jnuoev~ oomtNa:iOO.

Uno de los elementos que abundan el el ariaer domésuco de 105 espK>os~ tli ~ irTlpOrUnte conjunto de piezasesa.o~que tuln~-te.~n~I respeaoOUlrD~. dos de ellos tfl mqnffico t5Udo deconserv.ción. ~~lindos en INnnol bbnro y tfl un lNrmol del norte de Áfriu~B'~1Io ~nbCO poi" su color ~rillo.~ oonoIogl4I pare« poderllevllrse ~ !.J segunda mlUd del SIglo I de.

No es posible. poi" ~ rnornenlD, identifiat la fund6n de l.1l; distJl'lOlS tliW'I(:l.i:S

de esas domus. .Junqut~ un espacio de plde dimensiones <::otl'IIW­blTltllQdo posteriormente, paviment.1do ron suelo hidriulial. y un opus J«1j/emuy SImple~ de~ de colore~ Ypis.~~

tlit paYimenlo~ c;omuuyó. ~ comienzos del siSlo ni de.. UI'U fueru~!.Jr que~~ UI'U pfrJol.I poi" medóo de OWlrOcoI~ de nWmoI. Se nude un bpo~_ ir'lU5Ual pan el que podemos se\i!.Jr un ~1eIo. no id&Ibco.tfl Ost,~. Su estr\ICtuf;lI centr.l.1 t5I.i re.alizada en otn de ~"Iostr~ conmorI!fO de ul.~~enlucida ypi~ pero l.1l;~ i.-- le~'

huronre~ndoelementos de deccnción ~"".walrna. concm¡menteOWlrD~dec~ de nWmoI de ooIor -.erde de b tSb lJlt801 de EubN. elI~cipoll,no. l.lI decorKi6n indiu. prec.iWnente. que le 1IW1 de l.1l; pbc::Isde ~mienlode UNS pl\.1.stns pertene<::ientJe5 ~ un pórtico monurnenul que.pese ~ ~ 1.1 legislKIÓrl elustente que ptob¡bi~ tlIj~nlemente este topo de~1iu<:1QtItli,fueron usa<bs sin ptedad p.u~ oonsuuir 1.1 fuente.

bte sectOr de la ci~ fue abal"ldoNdo ~ fi~1es del SIglo III d.C., lNs omenos en OOIncidenc:i~con el seísmo que~~l te~l1O romano.

JRCy EOl

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Page 35: Guía romana Córdoba

1•••• LACORDUSA ROMANA _ •••• LA CORDUBAROMANA-----------

T.J ....fij.JM t.Jnumti-t. Ur ck W

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NECRÓPOliS Y TUMBASComo es habltual, y tal como fijaba la denomi.

~da Ley de ¡as Doce Tab/di, promulgada ya en elsiglo Va.c.. los cordubenses enterraron a sus muer­tos a las afueras de la ciudad, inmediatamente ex­tramuros. Sin embargo, por el momento descono­cemos las áreas funerarias correspondientes a losdos primeros s;glos de ocupación romana. auncuando no cabe descartar que se ubicaran entre lafundación republicana y el río. quedandosubsumidas posteriormente bajo la ampliaciónaugustea y 00y día debajo del c.asco histÓfico deCórdoba; una circunstancia que habría impedidoen buena med~ 5lI documentación, ilUr.qoe he­mm de reconocer que los escasos sobres de esr¡,zona excavados hasta los niveles de base no hanproporcionado restos funerarios.

No ocurre asi en los siglos inmediatos: tr,¡s larefundación de 101 ciudad en tiempos de Augusto,la nueva CoIonjil PatriCiillnici.l, como ya sabemos,un importante proceso de mooumentaliución ur­bana similar al conocIdo en otras muchas Ciudadesdel Imperio. En sus wburbia, éste acaba plasmoin­<lose en viae sepulchrales de fuene carga ideológi­ca y visual, conformadas mediante la sucesiÓn moisO menos continua de tumbas monumentales erigi­das como garanTía ~sonal y/o familiar de memo­,ia, al tiempo que cOllStituyen lugares periectos parala autorrepresentaciÓrl y la búsqueda de la singula­ridacf. tanlO de los estamentos que encabezaban lasociedad desde el punto de vista de -su pureza desangre. o del de las éhtes provinciales, como, muypronto, de la nuevo! clase emergente de los libertos,bolsada de forma exclusiva en su poder económi­co. Los más rOClentes trahatos arqueol6glCos hanpodidodemosu¡¡r la coexIStencia en estos espaciossuburbanos, en los momentos iniciales del Impe­rio, de enterramientos y centros de actividades no­civas (fundiciones. escoriales, alfares. vertederos),que como es (,icil supollef se ubicaban en el exte­rior de la ciudad para evitar molestias a sus habi­tantes. Una circunstancia que justificaría la diSCon­tinuidad de tumbas y monumentos funerarios enlas zonas mois cercanas al recinto amurallado, sibien favorecerla el continuo trasiego de gentes yactivi&des, garantizando la memoria de los qoeseexponían a w vista mediante tumbOls o epígrafesmás o menos llamatiVOS.

.... lgunas referencias dispersas en la literatura aluso, la epigrafia, y sobre todo 1,)$ ¡¡pon.1CtOneS denumerosas intervenciones arqueológicas de urgen-

ciO! practicadaS de forma reciente en la ciudad-oo~e correctas desde el punto de vista metodo­lógiCO. Ymucho menos bien interpreudas (lo queresulta dificil de paliar, dado que la proictica tolall­dad de los restos ha sido destroidah permiten plan­tear para las épocas tardorrepublicana y altoimpe­rial una proictica funeraria hasta ahora inédita en lacapital de Baerica: la disposición en terrenos inme·diatos a la ciudad, junto a vías de troinsito o de uSOespecíficamente funerario, a las que dan fachada,de recintos de obra; en su mayoría, tumbas de ca­ricter coleclivodestlnadas a familias enteras, o biena asociaciones fullefarias tcolkgía (u~tida). Engeneral, coosisten en estf\ICtUras ¡¡ cielo abiefto,construidas con cimientos de untos rodados yal­zados de 0Id0/:les, mamposteríO! o sillares, en cuyointenor se disponen las cremaciones dlrea,¡meoteen tierr¡¡ Sin un orden prefijado, aunque sei\aliz¡¡·d¡¡s ¡¡I exterior medi¡¡nte sisterNS que varian segunlas necrópolis. No suelen presentar puertas de K­ceso, por lo que era necesario saltar los muros paraacceder a ellas, acciÓrl que se vería bastante com­plicada cuando se realizaba también in si/u la cre­mación de los cadoiveres. Permanecieron en usodu­¡ante varias generaciones, por lo que pudieron aco­ger enterramientos de diversas épocas, que en ne­crópolis como las de Ostia pasan a ocupar los alza­dos de los propios muros, donde se abrirían Ioculidiseñados ex profeso para disponer los contenedo­res funerarios.

Por otra pane, y aunque por desgracia sólo noshan llegado restos muy fragmentados, dispersos ydescontextualizados de I~s formas arqultect6niasmonumentales que ocuparon las necrÓpoliscordubenses, comenumos a. detectar a.lgunastendencias. En algunos usos -así, los altares fune­,¡¡riOS Iocaliudos baJO la actual Facultad de Cien·cias del Trabato y en la Avenida de la Victoria, jun.to a la Puerta de Gallegos; ambos de escala verd¡¡­deramente monumental, en panicular el primero­manifiestan procesos culturales similares a los ob­servados en otras zonas de Hispania o de la 8ética:en otros, ofrecen gran singularidad, vinculablesquizoi con influjos norteafricanos. Tal ocurre con lascámaras de opus quadra/umy cerramientos pétreos,de cronologia por lo general muy alta (finales delSiglo 1¡¡.C.-iniciOS del I d.C.). Se hallan en el inte­rior de recintos funerarios y rematarían enmonumentade morlologia indeterminada, utilizan­do con frecuencia urnas cerámicas de tradic'ón in­digena y combioando a veces cremación e ¡nhu-

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Page 36: Guía romana Córdoba

• •••LACOROUBAROMANA _ ••••tA CORDUBA.RQMANA-----------

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rmcióo. De este último tiPO se pueden viSitar en laciudad tres ejemplos, conselVaOOs JunIo a la Puertade sevilla, en el último sótano del Palacio de laMerced (sede actual de la DiputaCión de Córdoba)yen un aparcamiento de la calle La Bodega núme­ro 10, Tanto unos como ()(rOS se disponen en rela­ción con las más importantes vías.

Destacan igualmente los dos grandes monumen­to§ circulares constnllOOs junIo a la porU urbicafIOfOCCidental, flanqueando el ;ltQnque de la víaMi HispaJis, que por $U localización y morfologíadebieron penenec« Sin docb a alguN de las gran·des familias locales. con miembros prob.¡I~ledel ordo equestet', que h.lbrían querido mostrar asítanto su virtuscomo su pieus. Erigidos sobre podioescalonado, con cuerpo interiOf de opus caemen­licium y (emate en túmulo delimitado por cipos endisposición almenada, su rrascendencia es, pues,enorme a la hora de entender la adscripción de lasélites cordobesas al programa ideológico imperiala inicios del siglo 1d.C.; sin olvidar por supuesto elcompollelltede~,vanidadypres­

lIg¡<>. En este sentido, es evidente~ los dos edifi­cios conforman usi una segunda~monumen­Ial por la que lodo Iranseúnte debía necesariamen­te pasar antes de entrar en la ciudad, o al abando­narla en dirección este.

A este paisaje es preciso sumar otros modelosarqUitectónicos de carticter monumental todavíapoco definidos -en forma de Ihofoso edico/a (iden­tificados siempre a partir de fragmentos de decora­ción arqUItectónica recuperados fuera de contex­to}- o apenas representados -ctJ/Re (algunas fue..ron reutilizadas en las inmediaciones de/temp\ode1.1 calle Oaudio oMarcelo); o rnetJS<le funerarias enforma deSlgma, tardías y todavía inéditas, localiz;¡­das reclefllemente en la calle Luuno--. Pero, t.1m­

biéfl, diversas figuraciones escultóricas masculinasy femeninas, de uso funerario, que en conjunto de­finen un ambiente claramenle similar al de las mtisimporuntes y normativas ciudades romanas de Oc­cidente; con base siempreen modelos de fuerte tra­dición ittilica. elegidos por esas mismas élites comoelemento de propaganda y memoria sin reparar engastos y buSC3ndo su mejor 10000lización y la máxi­ma monumentalidad

La expansión uroana que supone la construc­ción de nuevos vid coo Inmedi3tez il extramurossupondrti la destrucción de numerosos enlerra­mientos anteriores, generando una importante so­luct6n de continuidad en las vías sepulcrales, al

tiempo que la inhumación --acompañada de gran­des sarcófagos, de pl0r00 o marmóreos. paganos ocristianos, de los que el Museo Arqueológico corodobés conserva los mejores ejemplares hispanos-­comienza a imponerse en perjuicio de la crema­ciórl, que hast.l finales del siglo 11 d.C. había sido elrito mayoritario. en buena medida mediado el triun­fodel cristianismo. Sin embargo, La cootr.lcci6n queexperimenta I.J ciud.Jd en los últimos siglos delImperio provocan el despobl.Jmiento y ~ndonogeneralizm de estos nuevos barrios, f.JVOfKiéfl­dose de nuevo su uso como ne<:rópolis. En este sen­tido, el importante papel de elementos agluti.nadores de las prktials funerarias y los cultas reli­giosos que pasan a desempeñar basnicas y martyriaimprimirti cierto orden al inédito paisaje funerariode la dudad, dotando al entorno suburbano inme­diato de la última Corduba -ya perdido definitiva­mente su rango de Colonia Palfió¡r.de un auténti­co anillo de nuevos focos de atracción, entre loscuales ocupa lugar de honor el viejo Pa/atlum/ottaxjmi.Jn;, parci.Jlmente reutilizm y reconvertidoal culto cristIano, seguramente iId 5.1nctos.

Dve

Tumloo e..-.k del Canúoo v..;o ....~ ea _ ""f"_m.....1O acnoaI,

;""10 a I.a Puau .... SMIlo.

Page 37: Guía romana Córdoba

• •••LA COROUBA.ROMANA _ ••••LA COROUBA ROMANA _

DVe

U T~ Grande" úmino V...¡o., Almodóv;u"Fue~ con motivo de ¡'s ellClvaQones~ por f",;que Ro.

mero de Torn!$ en los ¡fIo5 lO del !ligio xx. junIO il conocido como Ú1m,noV~ deAlrnodóvat, coincidMlt en lineas generales con IJ,~l ",11e AnlOOioMiurol, en 1.. Necrópolis Ocdd"n~1 Se 1J1legr.a~ en tlMI yf.l sepulcral caracteri.zada por la monumenUllidad de las wmbas dispuestas a 50S mJrgenes, en todoslos caSO$ destnJidas Iras su excav.lCión COll excepción de 1.. denominada Tu!l'lWGrande, reconstruida hoy con SU 0fMJS ~iflum original junl(l a ti Puerta deSevilla, dondepuedt ViSlUlrsoeSin~a~penmnecec~. Se con­servi de e1¡' l,¡¡ árnJ,ri fulM!nl~que presentiI planUl deleOdeno;i. <:wcbngularcon unos 3,70 m de '- por unos" de iltUI1IIIWII, ilJ~. mienl;r.as Interior­menw: dr«e 1,90 x 2,22 m, con un.II .,lturiI de 1.8S. Cubleft¡, por~ demedio uflón, se OiICcede i e1Lio por un.lI pot<tiI mn;¡~en arco de medio punlOque~e fue cerr.d.l medi"nle gr.mdes bloques~ como se ha~oo.do de ~ra ~ienle en el sepulcro conservado en I.i aHe la~ número 10, uSi idéntico en dimmsiooes y f~..., y, como iquélla,di5pfX'Sla también en el interior de un recinlO.

la cámara ¡,fa rematada por un monumento de tipolagra indeterminada cu­yas dimensione<;, i juzgar por Ja infonnaciOO que nos l1ansmíte el excavador,serfan de 3,SO m ele ancho -<oincidentel por tanto 6"'SSO Il'l(l(i:) con la fachitdJprincipal del enlerram.ento- por 2,53 de profund~de Iiorma que 5610~ ha­bñ.I~~ los dos ten:ios anteriore de la árna¡a, seguwnente por~dar el reAo embulldo en tierra. Su dtSpOSKión~ la cnptl ~ habñ.I re.Jlizadode ,¡cuerdo con los Slgu.enre ~105: un primer enlosm de~ o menos30 cm deKJnado a proteger la bóI.-eocb por el ateior reÑlado en un,¡ rnoIdur.lobtncb; un cuerpo ele sillare;¡popdos directllmetll1e sobre las losas, justo en elarranque de la moldura, y un relleno interior de opus afttIt1Jticium al menos en20 cm, de!.tinado till V('~ a 5E1\Iir de pavimento. Por el momento ignoramos quéaspecto pudieron ofrecer tumba y recinto a fa vía princip<ll, pero todo p<lreceindicar que respoode con exactitud a un modelo bien conocido en Roma yotrasciudades de Italia para momentos Ulrdorrepublicanos o altoimperialel <aso dePOfTlllep- en los que el monumento propiamente dicho ~ retrooae integr~fldo.~ en un conjuflUl mucho más complejo del que el muro que lo rod9 form¡

p.¡rte SUItllnci.1. Muros que, en r.alÓn di! todo lo~ sol,an ser re.,ti­~ bajos y sin nlngUn bpo de adorno pclr.ll no entorpecer, lino fNll.llr, lacontemplación del monumento cenrral, pero que tilmbob> podian concebirsecomo palie inregrante del propio monumento.

....._.................m b """........n(¡......, tO.

El monumento de la calle La~ número 10Fue excavado en la última dkilIcb del ligio XX. conserv~ndosl: a.ctualmente

en el ap3rcamlet"lto de un ed,ficio. Por ell'l'lOf'flen1lO no tenernos comtancia deque~ integrara en una vía lí,meraf1Jl en sentido estnao, al no h.abersoe documen­~ ningUr¡ 0lr0~ de sernejilInIes araaerísbcas en el enlOmO. queform¡ pa~ de la Necrópolis Septenoional.

El sepulcro. construido, al pI que el del Camino VI@]O de A1modcm.r, ensilleri. tallada en ptedn local, no pudo ser b:cavado en su perfmetro ex1er1()rpor quedar ernbo.rlido en el corte. Se conserva de tl la cimara, que pn!5erltaplanta rectangular, de 2, 10 JI; 1,90 m x 2,10 de altura y que fue estucada Y pmta·da (en blanco, con decoración inde!erminada en rojo), si b,en tal aspecto no fueadecuadamente registrado con mot¡YO de la intervención afqueológica que iaeJ(humó, conserv~ndose hoy sólo algunos restos minúsculos sobre los p<l.ramen­lDli in!el"iore. Como en el caso anterior, ~ accedía a ella mediante UN~

rernauda por un arco di! medio punto que fue sellada con ..."nos Illiare aun In

SIN~ que podria ser inte<preQdo como un inllujo fIOfte.amul'lO-, cuboib>dosee/ espa.cio ilUrior con un,¡ b60Wa de medio aIIón. Un~ de 33,7 an. dealtura y 37 de anchur.a ~ dispone en la~ de su lado meridIOnal. a derecha dela enlrada.~deposl~ soI:we tl un eoterramienul di! cremación consu correpondiente ajlW que pudo ser recuperado casl en su lDlalidad. desta­cando entre SUlI cornpooentes la urna ci~"'i, de trnlición Indlgena. Ynumero­SO$ ..."sos cer~mlCQS, además de apliques de arquetas y un espejo de bronce,caracteristicamente femenino. Al fondo, un murelede sillares de 51 cm dealturay 31 de gl'QSOr reserva un espacio de 57 de anchura para una inhumación queseguramente se encuentra todavía en e/lugar, por cuanl(l no llegó a ser 9U'iiIda.TerO~ail una tumba monumental en la que ~ habrfan ¡nctiUdo al me­nos dos enteTanwenIOS, unodl! cremación y0lJ0 de onhurnaci6n.~ simul\i­neo de arrOos nlOS que no reultil l!llXnño en b siglos in~1es del~ Yque cuenta con~Iebcercanos -amo la prop&a morioiosía de laIU~ enla neoópolll romana de úrmona.

No disponernos por clessracia de inlormación que permitil supone!" a la ci­mar.a algún lipo de remate monumental -no descartillble, en cualqulel" C.I5O-,

pero si sabemos que la tumba ~ ;rl5Cnbía en un rednto, e1.borado tambil!n engr.aOOes sillares, del que nos ha llegado su arr.anque. Comoen el caso ~nterlor, lacronología puede oscilar entre los ",[timos iilosdel siglo I a.e. y los pwneros delI d.e.

El monumenlO lO! encuentra hoy integrado en los aparcamientos del nUmero10 de la calle La Bodega. donde puede ser visl~ IraS conlXtilr pteviarMnlecon alguno de los ...ecinos.-

ln~ de la tumba.(Infi>&n&: J. L v.q...,w,.)

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Page 38: Guía romana Córdoba

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un UOl '~IU;lWlf~lel rpt'Ull !RJDsif ti 3lur!~ ndlD ti 11 fl~'" ¡M: ~ "P-Q() '5OUfJaUr!j sa¡;¡onbutq SOl e ÁU9!)fl~ q r 0JlPU!t"'P Jf$ fl'ob opnd;w'tuod A '(lUI1ljr;¡p UD OS l{ Ol "(8)~tp~ ap J!JI!" un op'~!IjiM:otp!p~~~... PP fWOqI'O!J aJqOS OIUnuJOd ptp..fJUOl utJI ap~ t:owapod '9"0'0> Ol~~ le 0"'Qqa¡ Ol tq

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P fR~ .mI!e~ P aJqOS r,ml,e rppou uoo~~ ON' .~~u! P u.a _!JIIS SOl ur~ anb uD) opql!I~",~'qWO~~tR

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Olund O!~ "P OOJe ap fWJOj u.a JO!JaJ,,", la el:Je\j flQ~IUtw ~ iIIlb op!JJO;);)J"p Ol't JOd 1I1Ollr "p w )o6't "p 0ll!sfd un "p ""eJl e .IO!J~IX~ 01u!Ja11a 0lpS3p

rqwnl 111 11~'" as "n!t'JlJal304 ;uqwrll!eJ alJilllJ ilp '.tw,)IU!I~·opt'U!llJOU,;lf>OO!II"P ~1f)S;) "P!W'Jtd "P fWJOj UOl-rplPUn41!Á 'Ao\t- rprPlU!~ tUa!qn)nm ~a.úluuooanb'w 06'0 l{ (1 'L ap '(SOlUil!WWóllUOl SOl o P ~!Jfd rpltqnm ~tr!'Jf4an¡ ¡w\I) P fR'~ 111) Jl)l.Q.U'"~~ OIund O!~ ap OOJ1IiQUr!~~ 'w S6'0 x Vl'l "P(~Á a¡sa) s..ooA!W sop SOl "!J~fJUqd ap~ soo¡anbad AJl urf"ll'P soz!JCI so4ro \!Ullfl :rno ap flurld ua~~ 'JO!I'IlU! ni' fR ~ld fl'ob Al~~ anb"'t<p¿r!l f1·a~ fJJ!nqt.QUO:l "9!)U!I~ l!ÁlDr'~"9'l'JO:J

r~ fP!11K ap~ Wl ap fUn opuranburlJ "IINuf.l"fW OfUg P rJl.ltd apuop"P 'O!JftO ap flJarId~ fl ap~ P ua rprz'lfX>l 'pq:NlP !J ap a¡Jl)N

fl>iInd fl f Olr!p;!WU! !sr? o,B;,W.tJd ap JI"8nI un 9droo 'Ifluawnuow J3l)fJ

·D ap 3lU;lW!JnB;,s 'JojJOdIl'!i O!)~!~ un uro tJóllf.>W \!Un alUf!~ tq~)anb Afl~nbf aJqf ""b l' 'lf'....I1'W OWS!W I"P QJ1I1I!' sapurñl JOCI opfl!W'I"PW 06')0" "ilp OIU!~J un A '-w (»r'O t OUJOl ua 'iM.WOj!un a¡Uflseq JQSOJI "panhunt- ~"!P Anw 0lnP9W ap ol!lr) wnl!Jtn"b milo ua l\'P!n.mUO) 'Pl'P!P-ullpIdapog')o SOIln.ood rpt'\¡"'J apw 0('( SOlIn ap '1lJ!UJp fl tll~ apU~as 'rqopJ9:> ap U9!:>flOOIO q ap ap;I'5 r U9!)f)drpr rn; !Jrd~~ !J "P Oprlf.d~ U9!"'t"POW'l' !J ap OJIllOW UlD lO[~ PP OL SOI,lf SOl fR~

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pepop 'tI;lJl JO!"'lXot la ua urqe:>!qniX'~ 10'! ~ OWOJ'~ 'S'tA!:x>U s;;op'l'P!"!~ ;lJI SCUlu;lJ ¡, SOl\lOl!WW<llIY ¡¡P SOUi!qlnqllS 3Il.lilWtlt!pilUlU! sopedsa l~~""'lSU'XOti '~I~;lJI~ rJ;lJI SOI~nuow SOl ¡¡p oso ~ Oit "'ilqwna.uroo owro '~ew~ ;¡p e<ptUdwo:>~ ·~S 11' 'l"lllC)l~!I sns ¡¡p S<l.Il

"'" llr!u;lu¡nuow ~W~"'"' un "'P fl¡up,tx»s SIl¡nm I"'P oIrg ~r.1 ~ 11,}

oinll'tl.! P lOd ld.zn/ r~ VJO UCO NOl nA UOl.mutO 9MPP ~U)iI9OS""(t66CJ 'UdllOJ~ HPOOS q ¡¡p lOo">q r osl'd "p~ ,",JI rp~ at'bU9!~ eun ap ';II\lOlIl'~mod un~'~()I,L5OlU poR'wyr 5OUI1Irr~olUll'tll p uco~ U~ VikJ1W U9':lVOo' ~"JÚIO ."... q r ~I ~:J05l'1p!p "p I!UpWO INn;¡p "~lQ q JfWJ!JUCO rr~~OI"'~ t¡iotoooD;lJI '-euvow eUillS"P~) pJ'tlOtdg;¡p ep.e8J~ v;JU!W l!Jye'llwo:;l- (..tE 'l/,1l10l WtlIOUrRVSr~poSti ;¡P OO!PilU' " el!

'~'I 'SfHI~al SIl/mol." SIUItW e opP¡.U;:l~ rJJqet¡ fqWnl ti "'ml~J\·V"':xleprillurld SIS3lt;'d!1l ti w:tp JiK a.p 'tJ80,OOOJ) ¡., u9P~JCÚ<lIU! ns r muen:> u3

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Page 39: Guía romana Córdoba

••••LA CORDU8A. ROMANA _

Los ITl(lf'Mlmentos funerarios~ la PuetU de wHqosTanto las dill1l!flsiooes -asi 12 m de diámetro- como l'J tlpologia, de clara

procedencia ¡tiliea. hacen de los monumentos funerarios de la Puerta de Galle­gos el ejemplo más importante de arquitectura funeraria de la Cordub;¡ romana.

Para w cor~ comprensión no se puede S05layar ~ ambiente u,b,aroo en elquE' se ubICan, y.. que se levantln fuefoo de las mul'illlas il ambos lados de una viaroma~ en COI'ICJ'elO l¡¡ que un(<I CotdtlIu e H~¡;J{SeYiI~ por la nwgen defe·ch.l. del ~lqujy¡" pa'o"mmQd,¡¡ al menos dede el reinado de dMio. DKh,¡

..la~ el Decum;ItIUlI Mi.o'/#Ill4o lo que impla la exiAenc:i.1. de una puer­lól monumenlóll -donde mis urde se~ I.i conocicb como f"ue1.¡o de G,¡11e­gos-, e incluso de un~ que pemutirí.l SlIIvar el arroyo quE'~ comofoso n¡,tural de la ciudad romana.

Estos monumentos se lullan SItuados sobn! recinlO5 funenonos y<o existentes,que se monumentllliun en fpoca de i\ugUSlO, C\Wldo se COf1SlJII)'e un primeredifICio Jemej;lnte a un cumulo compueslD por un ustrinumy UlU:romo de <lepo­sición funen';iI ~rada del antenor por Un muro t>.jo, de manera semejante iI

lo que se obsefva en otras cilldades de la Bética. YiI en época del emperadorTiberio, ese procesode monumenlilliución ilkanu su culmeo precisamente conla erecci6n de los dos edificios cilfndricos iI los que hilcemos referencia. El situa­do más al Jl(lfle, que presenlil un mejor est<ldo de c()I'lSol!l'VKióo, se eomtruyó~ndo el fI'lterr.lmiento ..ntenor, lo que nos 'nclil\;1l ..~ fI'l un.J relKiónfamiliJlr, mM:llIRS que el sitwdo ..1sur parece h¡ber sido concebido como unentemlrnoetllO coI«tivo y hmiliJlr según se deduce de W lNyore dimensi0nt5de"~ funoerW.

En lo que respt<U .. tlIles rnonumenros,~ VMlO5 los~ que deben

""'""~Su tipologr.., dedirectll filiKión ¡Úlica,. SinfW3~ tuOOS fI'l b ..rq.,lIttctu-"" funtrllri.. h~. El .balO' de~ tIpO de ed,ficios se explica por" 'mpor_tanc;a simbólica que negó .. alnnür un monumento Slm,lar, aunque de dimen­siones colosales y mucho rNS complejo arquittctónicalTM1rlte: el rrnlttSOIto delpropio emperador Augusto.

••••LA CORDUBA ROMANA-----------

EsIe 'enómenO del .poder de r..s imágeneS. tI'l~ auguMell se relKioN~ con UI\;1l cutSb6n de tipo socoo6ógoco. )'11 que ele bpO de edifM::1OS~ce pn!5ef1tar UI\;1l directll relxión con uno de los~ Importante seaote de lasocoecbd 1OfN...... ti ardo rqutslff.

La ubiución privilegiada de bs lUnV:w. muy cera de uN vI;¡, IonNndopa<tt asr de la "rrnlgtn de la ciudad., abunda a~n mis fI'llaespecial impo;wunc..que debemos conferirles en el marco de la SOCIedad cor~. .

Las técnicas COO'!itl\.OCtlvas t'ITlpleadas, por cuanto coexIsten elemento:s .uad,­cionales., como en el uso del opus q....dr..lum, y el empleo de .Ia p~ra demina., con inf1O'V3cÍOflts prlXe<Stnles de I..s nuevas C()n'lfI'ltes de" arqulttctu""rorN.na tlles como ti uso del opu:s~Ikium Yb marmoriüción fI'l la deco-

'Kión. bLos monumentos funef<l,iO$, hoy reconstruidos p;¡rcial~nle y ,en

ITlIJSeiOlindos. pueden serv~ fI'l grupo ns conctrW su visrtlI fI'l ti AyunU­

nUerco de Cór'doba

JRC. jfM Y DRL

Page 40: Guía romana Córdoba

•••• LA CORDUlMRQMANA _

El CENTRO DE INTERPRETAClÓ DEL MUNDOFUNERARIO DE LA PUERTA DE GALLEGOS

Instalado en uno de los dos monumentos fune­rarios circulares excavados a finales de los años 90del siglo pasado en las inmediaciones de la Puertade Gallegos, surge en el marco del convenio de co­laboraciÓll entre la Gerencia Municipal de Urba­nismo y la Univer~dad de Córdoba, financiado ysostenido por aquélla. DOlado en principio de unaexposición permanente basada fundamentalmenteen paneles explicativos sobre la concepción roma·na del mundo de ultratumba y las más recientes no­vedades sobre el mundo funerario cordubense-fe­forudos por una emotiva selección de textos-, elcentro cuenw con el alicleflte principal de su ubi­c~ión. en el Interior de un monumento funet"ariO eInmediato a otro SImilar que ha sido reconstruido Ypuede también "iSllal1e, conformando ambos, Ji!flanquear la vi.. AugUSU en las inmediaciones de laciudad, casi una segunc:b puerta urbana que noshabla del enorme sentido de la vanidad y, por su­puesto, de la gran trascendencia social de la familiaque mandó constrUirlos.

En un futuro cercano las instaladones serán do­tadas de una muestra tipológica de enterramientosromanos, así como de algunas inscripciones y ele­mentos de ajuar acompañados de los más moder­nos medios audiovisuales, que permitirán al visi­tanle acceder sin dificultad al conocimiento de laciud.ld romana y a la evolución y .paisaJe. de susesp,¡¡cios funerarios, incorporando planunetría de­tallada, fotosrafí.a, vídeo y realidad virtual en arasde una f;kil consulta; y, de modo muy particular,una clara comprensión de la realidad arqueol6gicacordobesa y de $U potencialidad como recursosociocultural y económico. Quedará conformadaasí por primera vez en Córdoba, aprovechando unesp,¡¡cio arqueológico ganado para la ciudad, unapequeña exposición monográfica acompañada depiezas selectas, paneles y elementos interactivos,que pasará definitivamente al aceNO cullUral de laciudad. Contribuyendo, de forma determinante, ala divulgaciÓll del pasado romano COfdubense altiempo que a la mayOf concienciación social encuestiones de patrimonio arqueológico y, en con­secuencia, a disminuir el grado cotidiano de destruc·ción que en una ciudad corno ésta sufre su extraordi­naria y por desgracia ada día más limitacb riquezaarqueológica.

Para una mayor profundización en el tema, ellector interesado dispone de unil monografía

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•••••LA CORDUBA R(),\¡tANA _

especialmente editada ¡¡I efecto por el grupo de in­vestigación que actualmente centra su labor en lasnecrópolis romanas de Córdoba: Funus Cardu­benS;um. Costumbres (unet"drias de la C6«Ioba ro­mana; libro cuidadísimo, de entendimiento asequi­ble, muy bien ilustrado y destinado a un amplio es­pectro de público, que permite un conocimientosintético pero riguroso del mundo funerario de laCorduba romana, entendida siempre en el marcomás amplio del Mediterráneo y a partir de modelosde alta divulgaciÓll ensayados en el seminario deArqueología de la UniverSidad de Córdoba conmotivo del bimilenano de Séneca. Esta monogra­fía, estructurada en capítulos muy breYeS reforu­dos por una selección de textos específicos sobre laconcepción de la muerte en Roma, un glosario yuna relación de las equivalencias iconográficas máscamones, viene a cubrir una importante lagum enla bibliografía cienuTICiI. en aSl.eUano relacionadacon fSle tema; pero nuestra intención h.a sido la dehacet"la también atractiva para un público muchomás amplio y menos experto, que se siente Igual­mente interesado en el mundo funerario de la épo­ca romana, al que no dudamos efl recomendársela.

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Page 41: Guía romana Córdoba

•••• LA COROUBÁ ROMANA _ •••• LA CORDUBA ROMANA _

VIS'" aba d~l ~m"nlod. Ceradilb ames de l~ con.<ttu0ci6n de lon~ estación d.ferroeacril (1992).

seorganizaba el tránsito hacia el resto del complejo.En la cabecera de la plaza semicircular, y coin­

cidiendo con el eje del monumento, se dispone lagran sala de representación, el espacio de mayorrelevancia y dimensión de lodo el conjunto, don­de se celebrarían los actos de carácter oficial queacogiera el palacio. Inmediatamente al norte de esteaula de recepción se encuentran las termas, con·formadas por un pequeno establecimiento reserva­do al Emperador y a sus más allegados. Posible­mente aula y termas estaban comunicadas de for­ma directa, para permitir que el Emperador pudie­ra retirarse a la intimidad (ras la conclusión de losactos públicos.

En torno al pórtico semicircular, a ambos ladosde la gran sala de audiencia imperial, se disponenolras dos salas de similares características pero demenores dimensiones_ De ellas, [a localizada en laplaya de vías de la estación de ferrocarril se enconotiaba arrasada a nivel de cimientos cuando se ini·ciaron las excavaciones, mientras que su gemela,situada al norte y visitable en la actualidad, conser·va parte de su alzado y los pavimentos constituidospor mosaicos decorados con motivos geométricosy vegetales. La función de estas construcciones se­ría la de servir de sala de audiencia para importan·tes cargos de la corte imperial (comita/us) o para

Recreaci6n infográfico del inl<'rio. deI.ula basilical e<nlral, (R. Hidalgo-llael<grn<>nd Sl;p<oyKto: Ci,,¿,.JD "'.......... M '" !JJtÑA.)

El PALATlUM IMPERIAL DE CERCADlllA(PALA TlUM MAXIMIANI)

las distintas campañas de excavación arqueoló­gica que de forma ininterrumpida se vienen reali.zando en la zona arqueológica de Cercadilla desde1991 han permitido documentar, entre otros mu­chos elementos, un fastuoso complejO arquitectó­nico construido entre los últimos años del siglo 111d.C. y los inicios del IV (293-305 d.C.}.

El complejo de Cercadilla, aunque inscrito en eltrazado urbanístico de la Córdoba actual, se sitúaen una zona periférica. En relación con el recintoamurallado de la ciudad romana se encuentra ex­tramuros, ubicado a &00 m del ángulo noroeste dela muralla y a &50 de la puerta más cercana. Auncuando el palacio se encuentra fuera del recintoamurallado, lo cierto es que de ninguna manera selo puede considerar de carácter rural, sino que másbien se da el caso contrario: forma parte de la pro­pia ciudad, constituyendo el gran hito urbano quetransformó la imagen de la Corduba de la épocabajoimperial.

El monumento alcanza más de 400 m de longitudpor 200 de anchura, presentando un original dise­ño. se organiza alrededor de un cript0p6rtico de tra­zado semicircular, constituido por una galeríasemisubterránea de 4 m de altura y 4,5 de anchura,que permite la creación de una gran terraza hori­zontal en torno a la cual se aglutinan los distintosedificios que componen el conjunto. Sobre el crip­topórtico discurría un pasillo porticado, desde el que

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••••LA CORDUBA ROMANA~ _ ••••LA CORDUB~ ROMANA _

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funcionarios relacionados con la administración deHispanid. Algo similar ocurre con las salaspoliabsidadas situadas en los extremos del pórticosemicircular que cierran el trazado, cuya funciónsería acoger a otros Funcionarios o servicios, ads­crilos también a la Corte o a las funciones propiasdel palacio.

Este importante conjunto, erigido sobre una vi·Ila suburbana de la época romana altoimperial,constituye sin duda un caso único entre los múlti­ples legados de la arquitectura romana que hastanosotros han llegado, pues no se conoce ningúnedificio igual en lodo el Imperio. Tanto la originali.dad y caraderrsticas formales del diseño como latécnica edilicia empleada para su materializaciónson indicios fehacientes de la presencia de un ar·quitecto for:ineo, gestor de la obra, muy familiari­zado con la arquitectura imperial tetr:irquica, quienno sólo apor1ó un singular diseño arquitectónico,sino que para su ejecución impuso incluso una téc­nica edilicia concreta (opus vWatum mixlum), di­rectamente relacionada con la que se estaba apli­cando en la gran arquitectura del momento, a laque sin lugar a dudas estaba habituado y tambiénvinculado.

la información con que adualmente contarnos,tras un decenio de excavaciones e investigaciónarqueológica en Cercadilla, permite plantear que el

monumento constituyó originariamente el palacioy la sede del emperador Maximiano Hercúleo, alque acogió durante su estancia en HiSp<Jnia entre296 y 297 d.c' con motivo de la campaña pacifi­cadora que inmediatamente después le conduciríaal nor1e de África. Es éste un momento en el que elImperio romano experimenta una impor1ante trans­formación política a cargo de Diocleciano y de losemperadores correinantes: la Tetrarquía, una de cu­yas actuaciones principales, para revitalizar la uni­dad del Imperio, fue la descentralización de las se­des imperiales, trasladándolas desde Roma -resi­dencia oficial del Emperador hasta ese momento­hasta zonas periféricas. Sorprendentemente. hastael hallazgo del fJóJlatium de Córdoba no se conocíaningún palacio imperial telrárquico en la mitad oc­cidental del Imperio, que en este momento se en·contraba bajo control directo del emperador Maxi­miaoo, siendo los más próximos los de Milán (lta­Iia) y Tréveris (Alemania). En este contexto, el mo­numento cordobés habría constituido, en último tér­mino, el palacio construido por Maximiaoo Hercú­leo en el extremo occidental de sus dominios, apro­vechando la que había sido capital de Baetica du­rante varios siglos. a fin de materializar en un edifi­cio emblemático su control efectivo sobre el OCci­dente romano.

la presencia de un edificio de tales característi­cas en Córdoba implica que, en contra de lo quehasta ahora sesuponía, la ciudad desempeñaba aúnen ese momento un importante papel en el controlpolítico de la Península Ibérica e incluso de par1edel Imperio. Por olro lado, su singular diseño y con­cepción lo coovier1en en un elemento indispensa­ble para conocer la arquitectura bajoimperial y losprincipios que, poco más wde, darían lugar a laformación de la arquitectura bizantina.

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Page 43: Guía romana Córdoba

• ••• LA COROUB~ ROMAN.... _

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DE PALACIO IMPERIAL A IGLESIA CRISTIANA:LAS TRANSfORMACIONES DEL PALACIO DECERCADllLA

Al menos a partirde mediados del siglo VI, partedel COOJunlO pariltioo de Cercadilla fue reutilizadocomo centro de culto y necrópolis cristianos, en loque prob¡blemenle constituyó la basilia de SanAcisclo, vlI'Icula<b ill inicio del culto il los ~rtires

cristianos en Córdoba. supuesl:oqueAcisdo fueunode los ~rtires ~s renombrados de la ciudad,muerto durante J.,s~iones felrarqulCilS.

Esta reocu~i60 aistian.a se centra concrefa­mente en tomo al aula lriabsidada oone, de plantilrnuySlmitar a La de las b.J:s,1ic.J5 paleocristianas. Paraello se (filrrslorma su estructura interna, originaria­mente org.nizada en tres /'IiM¡'S transYef'SaIes, me­diante una nueva diviSión en tres Ioogirudinilles. Noobstante, la reutiliución del conjunto no se restrin­ge al aula ci~ sino que afe<u t.lmbién il (l(rOSedifICIOS del palacIO, necho éste comprensible siat~ a los numerosos tesrimonios que nacenreferencIa a la exi51encia en $.an Acisdo de un Im­portante cenobio, al que acudían cri5tial'M)S de muydistintas procedencias para recibir formación.

En este sentido, las excavaciones en Cercadillanan proporcionado Importante información sobrelos primeros obIspos de Córdoba gracias al hallaz­go de dos elementos, ambos de carácter epigráfico,recuperados en la sala triabsidada. El primero deellos, la Uplda del obispo lampadlo, se encOnlrabareutilizada cubriendo uno de los enterramientos si­tuados en torno a la cabecera del aula. Del obispo

~ lampadio no contábamos con noticia al­guna nasta ahora, por lo que el nallazgo de estal.ipida I'M)S proporciona un Importante documentopara completar el conocimiento de los primeros-yrÑ5 oscuros- momenlos del episcopado cordobés,conocido especialmente por las referencias a losobispos cordobeses recogidas en los concilios porellos 5U5Critos. A partir de la fecha de la muerte y dela referencia al tiempo durante el que ejerció comoobispo, sabemos que lampadio ocupó la c.itedracordobesa entre 532 y 549, completándose así par­te del lIacío existente entre el obispo Esteban (?),finales del siglo v, y Agaplus, que suscribe el 111Concilio de Toledo en 589.

No menos interés presenta otro documento ar­queológico referente a la presencia episcopal enCercadilla: el anil1o-sello del obispo sansón. se tra­ta de un anillo de plata en el que se engarza unapiedra de azabacke de forma elíptica. El engarceesl.i decorado en loroo a la piedra con pequeñasesferas de plata. mientras que en los puntos de unióncon el anillo se incluyen tres esferas de mayor tama­ño. Sobre la piedra se halla una inscripción -inver­tida para funcionar como sello- en la que se puedeleer: Samson I ep(i)s(co)p(u}s (sansón obispo). Deacuerdo con la información disponible, esle persa­naje 00 puede ser identificado con los dos abadesmozárabes del mismo nombre que conocemos porfuentes lilerarias y eplgr.ificas, de modo que 005encootramos ante un nuevo sansón, que llegó enesle caso a alcanzar el episcopado y que con toda

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••••LA CORDUBA ROMANA ~ _ ••••LA CORDUB,o, ROMANA _

En ~l mtlmnlto tÚ laconstrl«tión tÚ la

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probabilidad ocupó la cátedra cordobesa en la épo­ca tardoantigua.

A modo de colofón, y como reflejo de la impor­tancia que llega a adquirir el ¡><lIado, y con él elcentro de culto cristiano que lo reutiliza, es posibledetectar su influencia en numerosos edificios pos_teriores, entre ellos la mezquita Aljama de Córdo­ba. Dos son los aspectos que permiten interre­lacionar uno y aIro monumento: la técnica cons­tructiva aplicada en la construcción de 1.. arqueríade la Mezquita y la reutilización de materiales ar­quitectÓflieos de época romana para confeccionarparte de la columnata que sustenta esa misma ar­quería.

En lo concerniente a la primera cuestión, la do­ble arquería superpuesta de la Mezquita cordobesaestá confeccionada mediante la alternancra dedovelas de piedra y ladrillo que proporcionan aledificio su imagen más característica. Tradicional­mente se ha considerado que tanto la presencia dearcos superpuestos como el empleo de la alternan­cia de ladrillos y piedra en el dovelaje de los arcos,estarían inspirados en modelos romanos a imitacióndel opus viltalum mixlum. En el estado actual de lacuestión, parece lógico pensar que esta original téc·

Ani1l.....,uodd ooupo Suu<ln.

nica constructiva islámica tuviera su modelo en elpalacio tetrárquico, todo él construido mediantedicho opus, y no en otros edificios más alejados enel espacio y en el tiempo. Por otro lado, a favor deesta propuesta se debe tener en cuenta también queen el momento de la construcción de la primigeniaMezquita (785-787), buena parte del palacio semantenía en pie y en uso, constituyendo probable­mente el más importante centro cultual de la Cór­doba de la Antigüedad Tardía.

En lo que se refiere a la reutilización de mate­rial, es bien sabido que en la Mezquita mayor cons­truida por Abdal·Rahman I se reutilizaron colum·nas de edificios anteriores, en las que, mientras quelos fustes mantienen cierta homogeneidad, los ca­piteles ofrecen mayor variedad, formal y croonológica, siendo la)lto de la época romana comode la visigoda. Al igual que ocurre con la técnicaedilicia: en este otro caso el hallazgo del palaciotetrárquico puede también aportar nuevas respues­tas, pues es muy probable que parte de dicha deco­ración arquitectónica procediera en realidad del sa­queo del conjunto palatino.

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Page 45: Guía romana Córdoba

••••LA CORDUBA.ll:QMANA _ ••••LA COROUBA ROMANA _

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y <ú martyria.

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LA CRISTIANIZACiÓN DE LA TOPOGRAFIAURBANA: HASILlCAS y MARTYRIA

El cristIanismo y su implantación sao sin dudaelementos imprescindibles para conocer la Ctxdubaba¡oimperial y tardClanligua. la nueva religión fuebten acogida entre los habitantes de la ciudad, es­pecialmente entre la clase social más privileg¡;K!a,de fuene tradición hispanorromana. pero en el pro­ceso de difusión yconsolidación de esta nueva reli­gión destacó por encima de todos 1.l figura del obfs..po Osio de Córdoba. que se implicó personalmen­te contra la persecución de Diocleciano. A r¡¡íz deesta penecución proliferaron los mártires Ioc.ales,comosanAcisclo, Soln Zoiloy los Tres Coronas (falJ5oto, jen;¡ro y Man:ial).

la cnstJanización de la ciudad se materialiu enamblOS del ritu<ll, de los usos y de los espacios fu­nerarios. En esre §eIltido, a partir de los siglos JII-Nse impond~ la inhumación como forma exclusivade entenarT1lento, frente al prclgTeSivo abandono del.u frictius crematorias. Será también a partir delsiglo IV cuando las familias cordobesas más KOlTl()­

dadas Importen ricos sarcófagos de mármol de ÍCe>nogrdlfía cristiana, corno por ejemplo el magnífICOelempldlr procedente de la huerta de Sdln Rafilel (dlC­tualmente expuesto en el !'.ttio 11 del Museo Arqueo.lógiCO de la ciudad). los numerosos fragmentossarcofágicos de simIlar temática que fueronreuti lizados posteriOrmente en los jardines de MedinaAzahara, o aquellos otros que hoy se encuentran dis­persos en distintas colecciones privadas.

Pero el cristianismo introduce además importan­tes transformaciones en la topografía funeraria ur­bana. las necrópolis se ubican aun extramuros; sinembargo, ya no se organizan a lo largo de las víasde comunicación, sino que se distribuyen alrede­dor de nuevos centros de c,ulto. es decir de basíli.cas suburbanas y de martyria, de los que tenemosbuenos ejemplos en Mérida o Tarragona. Sin em­bargo, p.lra el caso de Córdoba apenas contamoscon testimonios arqueológicos conservados in silU.las noticias sobre Su existencia y localización nosllegan a través de fuentes escritas, como las de sanEulogio o el Calendario de Córdoba de Recemundo,de las nOlas de eruditos locales y del ingente mate­rial arquitectónico decorativo recuperado a lo lar­go de los dos últimos siglos en contextos funera­rios. Situación que contrasta con la de la provincia:en algunos municipios como fuente Obejuna oEspiel, si se conservan las plantas de construCCie>nes cristianas a nivel de cimientos; y en Germo

(Esplel) se han documentado junto a la basnica unanecr6polis cristiana del siglo VII. epigrafes funera­riOS y elementos arquitectónicos.

Por el contrario, la información de que dispone­mos para Córdoba Capital resulta muy desigual, yenfunción del nivel actual de conocimientos podemosdlstmguir iglesias con advocación. corno la de SdlnFélix, ubiuda tradiciOnalmente deba¡o de la actualIglesia de Siln Andrés; la de los Tres Coronas, en laactual tglesia de Siln Pedro. donde se descubre en elsiglo XVI una CrIpta funeraria de los siglos VI-VII;Siln Acisclo. recientemente identifi~ por R. Hi·dalgo con la reutilización cristiana del Pa/atiumMdximi.1ni; Sdln VICente. en la Mezquita Catedral; ysanta Catalina, en el Convento de Sdlnta CIa..... Enlos tres últimos casos, se trata de edificios ocupadosen el SIglo VI Yde los únicos que conservamos restosalqUeOlóglCOS vlSltables in slW, con excepción deSant¡ Cla..... en proceso de rehabilitaei6n. Otra es­troCtura de libre ~ce!oO es una piscina, o posiblebaptistl!rio. integrada en el primer sótano de la Di­putación Provincial.

Conocemos otras basílicas con advocación,como las de San Ginés, San Zoilo y Santa Eulalia deMérida. pero no es fácil fijar su situadón exacta enla CIudad. Además, la tradición local señala variasIglesIas Intramuros, una en las inmediaciones de 1,jSTendillas y otra en la calle Buen Pastor. Finalmente.basados en el gran volumen de piezas arquitect61'11­as halladas en contextos funerarios cordubenses,presupooemos la exisfencia de edifICios de cultocristiano en algunas otras zonas de la ciudad, comoHuerta RipoU (Campo de la Verdad>. CortijO deChinales (Ciudad Jardín), Avenida del Aeropuertonúmero 10, o Tablero Bajo, entre otras. Muchas deestas piezas se encuentran hoy día conservadas enedinciOs ploÍblicos, como el Convento de Capuchi­nas, el Asilo del Buen !'.tstor, el Museo de BellasArtes (Plaza del Potro) y el Museo de San Vicente(.Mezquita-Catedral); en colecciones privadas, comola de Romero de Torres y la de Tienda; y en el Mu­seo Arqueológico y Etnológico de Córdoba(MAECOL que alberga en sus fondos y en exposi­ción (Sala VI) una importante y rica colecciónvisigoda.

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En ¿, ,,In;'" J" s.n PttIr.11 .kscubrr no ftnpXVI1l1Ur enpu /wnn,"", M*nps VI·VII.

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lWilia Y Museo de Su! Y'""lt. Muquibl últdra!U mezqurlil A1~ de~ fue conslJ\IG sobre loo b.sI1~ cmb.1o..... de

SoonVlCefft,~le;~ por~ edificio:¡ que i6lo «lO'IOCe­mos de Iomv lI"IVy p.vciJIl 01 JMno. de ~ rnI!rVeOl:ione~ Así, ronmotivo de loos aavaclCJne5~m los .liños lO del siglo lO( en el p<ioo de,lJxJ .a1·(Qhtrwn ~ »mue! de los $MICoIlocallzó un~ y vWos muros quei~ COfT'O pilte de un~ vrsrgodo y, de hecho, m uno de los dosúnM;OS bocl!Ul5 .. INIlO alueb que nos ~ Iepdo Sot identJflU 4 ~nlil de unedirlcio b.isilial de ,11 menos~ ""vescol~ y con ubecer.J triabsKbd,¡.Estos~ fuen:Jn ¡nletpr~ como poll1e de ........ ~i1ia ~goda de 1.. 5egU1\­

~ m'~ Del SIglo VI. Por su pirlt, F~i)l HemSndez,. en W eJ(uvacione'l P<"~

Ioalinr el ,lm,l\;lr de Hislwn " inlefVino piln:iJ,lmente un edificio de pl¡Intilb.isihal, documenlilndo un.a lene de t5lrUCtUtas con la mIsma orient<tción quelas del p<iIlO, loder'nis de otn) IlTlpOfUntl! conjunto con una onentación complet.I_mente dl~te (NE-SO). FfliK Hemlindez COIl5ideró que estas últim;¡s no con·""hin con ningún elemento c;¡¡r~fsIu;o de un ed,rlCio litúrgico, pilleocrisllaoo oyisigodo. Pedro Marllllu «lIllpir3 con LlIS documentadas en el Convento de San·liI el,rOl, e intl!fprela el COIllunto como edificio litúrgico del siglo v, remodeladoel el VI Y~ormado en~ visigoda las estructuras del orarorio, construidasen sillería y opus villafum mixfum con ladrillos inscritos, conservan ITl()S3ÍCos ypavimentos de opus lirniffllm. En la actualidad no es visible ninguno de los,estosdescritos, se conserv;¡n Integr;ldos en el subsuelo y son parcialmente accesibles,aunque de forma muy restringIda •

Por el contrario, Sr pueden aprecia/se sin dificultad g,an cantidad de elemen­lOS arquitectónicos reutilizados en los oralorios de Abd a/-Rahman I y Abd a/­Rahman 11. Entre éstos hay que destacar un numeroso conjunto de cimacÍO'S ycapiteles, que tOdavla hoy cumplen con la función arquitectónica para la quefueron labrados.

Muchos de los restos paleocri$lianos y visigodos acumulados durante los añosde intervención en el subsuelo de la MezquIta se exponen hoy al público en la zonasuroeste del oratorlo de Abd a/-Rdhman 111, en el propio edificio, conformando loque se ha dado en llama, Museo de San Vicente. En él se puede -.el" un interesantí.simo conjunto de pieus arqunectóniQs, entre las cuales destacan un fragmentodel fret1te mayor de un sarcófago criul3no, fechado en el siglo IV, una plao-nichocon ve.-a y crilmÓn, una pos,ble p.la bautismal, un tenante o pie de allat unapIeza catalogada como posible mesa de altar y dos plac~ias, todo ello fecha­do el el ~glo VI.

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I'bnlO de la Basilic:o. ck San... Co.taIina, ~n d eo.......1O de Son... Oan, '"cÚ" laCIIIOI_i6n l'D1iud.. en 1995 por Pedro Mo.rliI,

(Dibujo: J. M. IkrmDda.)

bs>1ica di, SanLl CaLllinaFue Ioalizadoo en 1995 por Pedro Marlil en el sola. del anliguo Convento de

Santa Clara. Sltu.ado en la calle Rey Heredia núme<o 20, permaneciendo por elmomento oculta a los ojos del públi<:o hasta que se complete la rehabilitacióncompleta. del ed,ficio.

los restos~ penenecen a una iglesia con cabecera orienQda hacyel este, posiblemente tr.ms1Clada, de planta <eaangular con una CM grJe&1 irIS­O1ta. Conserva dos .mgniffCOS mos.a.icos del siglo VI: uno, SI~ en la úmaralateral izqulefda del sanctuMium con sinus0ide5 opuestas, YconSÍ~ cns­t<an05 en sos circulos centriole5 (ceas de panes, cr~~ gn¡na<U. aves y delfi.nesl. muy SimIlar al C<lOSefVado en la baSl1ia de SanVocente baJOel subsuelo dela Mezquitl; el otro, siNado el el uncrualium,. pteenU dos lados recungularesdecof'Mbs con estrellas de seis puntas o husos tangentleS, Yun espacIO c;entr;lJliso, el~ a la mesa de altar

La ig\etQ esti lechada en el51glo VI. Ysu pbnca puede~ a al¡uno5qempIos del~ de Iúria y ltIveN. Experimen(Ó Importanlle5 remodetadone5en el '110 VII, que reorpnizarQtl la zon.a del altar, donde se~ la zon.a delos anceIes y ie .moduce un ¡xu:o encañado.

En el mrsmo edlrfC.io, en una de~ coIUll1f1,a5 del patio de una afMf8WI mez­"""ta. ie COI'lsefY.1I un capolel~ de on:Jen cotifMio Yhojas lisas.

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••••LA COROUBA ROMANA _

"O$i~ baptisterio de b Dipulxión de Cór~lOCllliudo en el primer sóUno doo.I P.tbc;io de la~, Soede...::twl de b

[);puUción Provinci.Jol, a UI'IOI construeó6n hid,s",liao Cuyil pLint<o OIpOl<eCe divi­dilb en dos cuerpos independientes. El princ~1 presenu~ lomw ~ngub,

~brpdl. c1e4,35 pot 3,25 my 1,55 de ~JI\l~YCU\!f'IUl con dosesaJens btel'~~

en los Ims~ qo.>t d;ln KetsO ~I eJNoCio inlerior. El otro,~ a lazona centrill del cuerpo princip.lll, presentil una pLintl en lomw de arco per;l1t3do.u totaJicbcI de la obno eJ de GpUf ~ticiUfl\,~idoen el ¡fUriot con unmortero de a.1 ImpemIe~il¡Ulnte (opus 5irnj~y con ~ngulos rerNtados enmedio bocel. Todas esln oracteristias son propias de\"5 obnos hidr;iulic.ls ro­~J\ilS, i1Unque esus técnicas constructivas pervive<! en el mondo t.1rdol'rOlTlOlnoy visigodo.

Marcos Pous inte<pret6 ti conjunto como un posible baptisterio (o edificiodedicado al rilO del bautismo p<l( inmersión). En realidad, los únicos elementoscon que contamos para ~.tl¡nr est¡l afirmación son ws lécnic.as constructivas yla presencia de las dos escalerils enfrentadn en elc~ principal (ciraaerísti.CiI propia de este tipo de td¡ficios). Pero la preenci.l del esp.1cio c;rt\llar noresponde a ningún fTlOde.lo conocido de baptist"'fio En cualquier caso, abe laposibihdad de que se lrale de una obta I'(ltllaJ\il -ul vez de a.rkter ~I-,~ al uso de bapllsteoo en el siglo VI.~ w excl!lenle conseovxióny fk,l ~ceso. ,..,

••••LACOROUBAROMA."lA _

u Cole«ión R<lI'Mro M TormIEl origen de l.lI Colección Rometo de Torres se mnonlOl al último tercio del

sIglo XIX. ligada a la faceta humamsta M su funodadc:w, Rafael Rometo Barros.quien progresiVilmente fue adquiriendo pleus me<!ianle cOlTlpf~ y donacionesde amigos. Es uno de los conjuntos patrimoniales m~s interesantes de la ciudad,intcgr.ado 00 sólo fJ'Of objetos de car~cter arqueológico, sioo tambiéfl fJ'Of unaimport~nte plnacotec~, que incluye además gr~bados, dibufos. fotografi~s, etc.l~ sección de a.queologia conSlituye un¡¡ parte fundamenul de la cl)/ecci6n:inici.. lmente ocupaba un ja.din interior de l.lI vivienda familia. (utiguo Hospitalde 1... Caridad), y en la actu~Iidad estj depositada en los fondos del Museo deBellas Artes de Córdoba. el clUl adminiSln su gell6n.

Conforman el conlunto unas 160 piezas de todn las fpous, desde elCalcolfbco ha5la l.lI ipoa medieVilJ, desGcando una loba íbbiu alTWmarbndoa _ c.achono5. pnxmen.e del Cerro de los Molimllos (8aeNJ y bbrada encaliu" que se ecpone en una de las salas del propio Museo de 8elbsArte. Ore ¡,etapa~ (siglos VI.vlll d.CJ conserva neos c.aptfela ornamerodos,. ladri­llos con ,nM:ripción. un pa<teluz de rNnnol decorado. espec;txuIares pbcasdeconti'nS (enue ellas uN de mirmol bIilnco decorada en dos C1r.... con unacomposICión de círculos ~nleSJ y algunos epígra~ funer....os.

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Este palacio ocupaba una gran man­zana con una superficie aproximada de8.000 m2

, delimitada por un camino ypor una ancha calle, estando articuladopor al menos tres grandes patios alrededorde los que se disponían grandes salonesde recepción y otras dependencias. Enel ángulo noroccidental del complejo selocalizan varias habitaciones alredeOO­de patios de reducidas dimensiones queparecen configurar un sector de caráctereminentemente privado, comunicadosde modo directo con un baño. El extremooccidental del conjunto está ocupadopor unos posibles almacenes y por unpatio rectangular bordeado por pilares,de funcionalidad por el momentoimprecisa. Al norte del palacio, yseparado de él por un camino, se disp:xleun cementerio, en tanto que al este, sury oeste se extiende el caserío de unarrabal. A apenas 200 m al sureste fueronexcavadas una mezquita y una granexplanada (ésta podría corresponder aun zoco).

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5.

ADDENDAla intensidad con la que se suceden

ras investigaciones arqueológicas ennuestra ciudad conlleva, inevitablemente,que una Guía arqueológica nunca puedaconsiderarse concluida. Así, apenascerrada la presente edición, dosimportantes novedades vienen a com­plementar el repertorio de grandesedificios públicos y complejos monu­mentales del pasado romano e islámicode Córdoba. Además, en este caso, comoprueba tangible de la nueva etapa en lacoexistencia de la ciudad con supatrimooio arqueológico, así como de ladecidida voluntad de los gobiernos localy regional por la conservactón de estosbienes para su uso y disfrute por partede la sociedad, podemos felicitarnos porel proyecto de ConvertIrlOS en dos de losprimeros parques arqueológicos con losque, en los próximos años, contaráCÓ<doba.

la primera de estas novedades estáconstituida por el anfiteatro romano, decuya existencia teníamos constancia através de documentación epigráfica;sobresale aquí un conjunto de inscrip­ciones funerarias de gladiadores queconforman una de las series máscompletas de todo el Imperio. Desde elsiglo XVI, la tradición historiográficac(l(dobesa venía localizando el anfiteatroextramuros de la ciudad, en el antiguoConvento de San Pablo, inmediatamenteal sur de la entrada de la via Augusta aCórdoba. Sin embargo, las excavacionesrealizadas a comienzos de los años 90del siglo XX en la zona llevaron arechazar definitivamente esta ubicaciÓfl,verificando en este punto el empla­zamiento de un circo.

Como alternativa, una bien funda­mentada hipótesis de Ángel Ventura,

El anfiuatrotk Colonia Puridl.,construido nI Ipoclljdio..d.ftudia al'lll=u/a,~tuvo tll /ISO hasrnfillAks tkl siglo /Jio los primn'tJJaMJ tkl lv.

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apoyada en determinadas parti­cularidades del parcelario actual, habíapropuesto localizar el anfiteatro pa­triciense inmediatamente al sur del teatroy en eje con él, de acuerdo con unesquema también presente en Aosta oen Mérida.

Sin embargo, la realidad manda y hasido una vez más la arqueología decampo la que ha permitido verificar, demodo incontrovertible, la ubicación delanfiteatro de Colonia Patricia en losterrenos que ocupó la antigua Facultadde Veterinaria, extramuros y apenas a200 m de la antigua Puerta de Gallegos,entre dos vías a lo largo de las cuales sedesarrollaron importantes necrópolis.

Aun cuando nuestro conocimientodel monumento es muy incompleto, yse encuentran en proceso de análisis ypublicación los resultados de la primeracampaña de excavaciones, contamos yacon algunas certezas. la primera es eltipo de anfiteatro con el que nosenfrentamos, encuadrable en la serieprevia a la definición canónica quesupondrá el Anfifeatrum Flavium oColiseo de Roma. Este tipo, que tieneuno de sus me,ores ejemplos conservadosen los anfiteatros de Pompeya y deMérida, se caracteriza por su plantamaciza, con grandes estructuras comoapoyo conformadas por muros de silleríadispuestos radialmente respecto a loscentros de la elipse, y que contienenrellenos constructivos sobre los que sesuperpone directamente el graderío. Enel caso cordobés se ha documentado unasección completa del graderío desde elpodium, o muro de delimitación de laarena, hasta la lírlea de fachada, así comoun ambulacrum (corredor perimetral) yun vomitorium (corredor transversal). Aesta sección obtenida en los terrenosocupados por la antigua Facultad deVeterinaria se unen diversas estructurasexcavadas en un solar situado en laesquina de la avenida de Medina Azaharacon la calle Albéniz, lo que permite

calcular un eje mayor para nuestroanfiteatro de más de 178 m.

Construido en época julio-claudiaavanzada, el anfiteatro de Colonia Patri­cia estuvo en uso hasta finales del siglo111 o los primeros años dcllV, momentoa partir del cual conoce una fase deabandono y de expolio de diversos desus sectores, si bien se documenta unareadaptación de parte de sus estructurasdurante la tardoantigüedad. En épocaislámica continuará el expolio deledificio, utilizado como cantera demateriales constructivos, si bien parte desu antigua traza se mantendrá fosilizadaen las casas del arrabal que se lesuperpuso.

la segunda gran novedad arqueo­lógica producida en los últImos mesesestá representada por un gran edificioislámico que se está excavando en losterrenos conocidos como El Fontanar, apoco más de 1.000 m al suroeste de laMedina. En esta zona debió existirdurante la Antigüedad Tardía un centrode culto cristiano, a juzgar por el materialarquitectónico que aparece reutilizadoen las construcciones islámicas. En unmomento aún impreciso del siglo IX seconfiguró un gran edificio, presu~

miblemente de carácter residencial, quedebió formar parte de una de lasnumerosas almunias que la aristocraciacordobesa poseía en las inmediacionesde la capital de al-Anda/us.

Este auténtico palacio experimentóvarias transformaciones durante los siglosIX Y X hasta su abandono y expolio acomienzos del XI. Situada junto al caminoconocido como de Las Abejorreras, quepartía de una puerta situada en el ángulosuroccidental de la Medina, esta granpropiedad se verfa afectada por eldesarrollo urbano experimentado porQurtuba en el siglo X, de modo queacabaría siendo parcelada y urbanizadasubsistiendo únicamente la antigua zonaresidencial, ahora englobada en uno delos arrabales de la ciudad.

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