guia de procesos y evaluacion participacion

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PLANIFICAR, EJECUTAR Y EVALUAR LOS PROCESOS DE PARTICIPACIÓN GUÍA PARA INCORPORAR A LA CIUDADANÍA A LAS POLÍTICAS DE LA GENERALITAT

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Guìa para desarrollar proceso de intervención y participaciòn

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  • PLANIFICAR, EJECUTAR Y EVALUAR LOS PROCESOS DE PARTICIPACIN

    GUA PARA INCORPORARA LA CIUDADANA ALAS POLTICASDE LA GENERALITAT

  • Generalitat de CatalunyaDepartamento de Interior, Relaciones Institucionalesy ParticipacinDireccin General de Participacin Ciudadanawww.gencat.cat/direp

    Ejemplares: 1.500Depsito legal:Diseo: OPAC, taller creatiuImpresin:Impreso en papel ecolgico

    Febrero de 2008

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    ndiceIntroduccin

    Por qu queremos la participacin?

    De qu estamos hablando?

    Cules son los objetivos de esta gua?

    Quin la ha hecho y a quin se dirige?

    I. Planificar la participacin

    Los objetivos y los lmites de la participacin

    El proyecto de participacin: compromiso institucional y

    acuerdo social

    Informacin y comunicacin

    II. Desplegar el proceso de participacin

    Quin participa?

    Cmo se participa?

    III. Evaluar los resultados de la participacin

  • Introduccin

    La participacin

    Por qu la queremos?

    De qu estamos hablando?

    La gua

    Cules son sus objetivos?

    Quin la ha hecho y a quin se dirige?

    Marco de referencia

    Reglas del proceso

    PROYECTO

    QUIN PARTICIPA?

    Documento CONCLUSIONES

    CMO SE PARTICIPA?

    Documento IMPACTOS

    PARTICIPACIN DECISIN

    Acuerdo con actores clave

    Comunicacin

    Compromiso interdepartamental

    Informacin

    I. Planificar la participacin

    II. Desplegar el proceso de participacin

    III. Evaluar los resultados de la participacin

    Poblacin objetivoCriteriosAcciones

    EvaluacinSeguimiento

    Lista de comprobacin

    Pautas de funcionamientoPautas de comportamiento

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    Por qu queremosla participacin?

    De qu estamoshablando?

    Cules son los objetivos de esta gua?

    Quin la ha hecho y a quin se dirige?

    POR QU QUEREMOS LA PARTICIPACIN?

    ltimamente son muchas las instituciones y las personas que se han interesado por la participacin, as como tambin han proliferado experiencias concretas que permiten valorar su apli-cacin prctica. La participacin se ha convertido en una moda: todo el mundo habla de ella, aunque no todo el mundo sabe ni cmo llevarla a cabo ni cules son las razones de este creciente inters.

    Hay buenas razones que lo justifican y van ms all de las apuestas polticas de unos y otros. Razones que tienen que ver con la complejidad creciente del mundo que nos rodea y, por lo tanto, con la necesidad de intercambiar conocimientos y recursos para hacerle frente. Hablando es como generamos aprendizaje e innovacin, establecemos complicidades y siner-gias, sumamos esfuerzos para dar respuestas que nos superan individualmente y abrimos la puerta a la creatividad. Muy a me-nudo olvidamos que el dilogo genera inteligencia colectiva, un conocimiento al que no podemos acceder de manera individual y que solamente nos es accesible como grupo.

    Junto a estas razones, sin embargo, tambin hay muchos peli-gros reales. La participacin puede ser una trampa cuando se promueve sin conviccin, cuando no es ms que una etiqueta o cuando se ejecuta sin bastante rigor. No basta con sumarse a la tendencia de participacin, sino que hay que saber muy bien qu se tiene entre manos, qu resultados se pueden esperar y cmo se tiene que desplegar el conjunto del proceso.

  • 7El autor del lenguaje, del pensamiento, de la filosofa, de la ciencia y del arte,

    como tambin de la ley, de los pactos, de los derechos individuales, de la autoridad y

    de la libertad, no es el hombre, sino los hombres. (Barber, Democracia fuerte)

    DE QU ESTAMOS HABLANDO?

    Podramos extendernos mucho en este punto, ya que han pro-liferado las definiciones y las aproximaciones a la participacin. Preferimos, sin embargo, rehuir este debate y limitarnos a defi-nir la participacin ciudadana como el proceso que incorpora a la ciudadana sus posiciones, sus intereses y sus argumentos en la definicin y el despliegue de las polticas pblicas.

    En este sentido, entendemos la participacin como un dilogo argumentado (entre actores sociales e institucionales) y cons-tructivo (afecta a una poltica pblica concreta). As, cuando hablamos de un proceso de participacin, no nos referimos a una conversacin informal, como tampoco a una situacin en la que, simplemente, renunciamos a tomar decisiones y las trasladamos a otro mbito. Hacemos referencia, en cambio, a una manera de tomar decisiones por medio de un dilogo que, como mnimo, tiene que cumplir dos condiciones:

    Tiene que ser argumentado. Un proceso de participacin exi-ge un intercambio razonado de argumentos, expresados con respeto por el otro y con voluntad de colaborar. Este in-tercambio debe ser comprensible y accesible para los ciu-dadanos. Es decir, la participacin tiene que ser pblica en el doble sentido de que debe producirse en un espacio colec-tivo y ser comprensible para el conjunto ms amplio posible de la ciudadana.

    Tiene que ser constructivo. Un proceso de participacin tiene que generar una conclusin concreta. No se trata de con-versar por el placer de hacerlo, sino que deben obtenerse con-clusiones, las cuales, una vez valoradas, tienen que llevarse al campo de la accin, de las polticas. La voluntad de concre-cin y aplicabilidad reclama, tanto a los participantes como a los promotores del proceso, ciertas actitudes y valores: res-peto mutuo, voluntad de colaborar, aceptar los desacuerdos, pero dando preferencia a los espacios de coincidencia.

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    CULES SON LOS OBJETIVOS DE ESTA GUA?

    Esta gua quiere ser una ayuda para todas aquellas personas que creen en la participacin pero necesitan algunas recomen-daciones para no caer en sus trampas. Se trata de un docu-mento abierto: no fija un procedimiento detallado, ya que cada proceso tendr sus peculiaridades, pero dibuja los ejes, los principios, las condiciones y los criterios principales que hacen que un proceso de participacin sea de calidad y produzca re-sultados efectivos.

    Sepretendehacerfrentealasdificultadesdelaprc-tica. El discurso participativo despierta expectativas que ma-las prcticas pueden frustrar. Esta gua tiene que ayudar a desplegar buenas prcticas y asegurar que obtenemos resul-tados concretos, tangibles y satisfactorios.

    Nosetratadehacermsparticipacin,sinodehacerlamejor.El discurso de la participacin ha ido abrindose paso con experiencias concretas. Estas experiencias han sido pio-neras, pero no siempre se han desplegado con el cuidado y la calidad suficientes. Pensamos que la participacin comporta cambios de fondo que exigen hacer las cosas con mucho ri-gor, aunque sea ms lentamente. Preferimos menos partici-pacin, pero hecha con garantas.

    QUIN LA HA HECHO Y A QUIN SE DIRIGE?

    El documento que tiene en las manos es deudor de muchos debates y reflexiones, pero, sobre todo, es el resultado de la experiencia de los ltimos tres aos de la Direccin General de Participacin Ciudadana (DGPC) de la Generalitat de Catalua. Una experiencia que nos ha ayudado a pasar de la teora a la prctica y, adems, nos permite basar nuestras recomendacio-nes en una realidad concreta y tangible en la que hemos inter-venido directamente.

    Se trata, pues, de una gua hecha por el Gobierno de Catalua y que, aunque pueda interesar en otros mbitos, est pensada para ser til al propio Gobierno.

    UnaguadelGobierno.El hecho de ser una gua del Go-bierno implica que se centra en la participacin que este fo-menta para el diseo y el despliegue de sus polticas pbli-cas. La iniciativa, la planificacin y la responsabilidad de los procesos son, por lo tanto, gubernamentales. Eso no quiere decir, ni mucho menos, que la participacin se agote en esta aproximacin, que no haya participacin al margen de la ini-ciativa gubernamental. Afortunadamente, hay otras formas de participacin, pero no son objeto de esta gua.

  • 9UnaguaparaelGobierno. Una de las apuestas estratgi-cas del Gobierno de Catalua pasa por redefinir las relacio-nes con la ciudadana, mostrndose ms abierto y prximo a sus demandas y necesidades. No solo se trata de impulsar nuevas polticas, sino tambin de hacerlo de una manera dife-rente. Nos encontramos, pues, ante la voluntad de incorporar procesos de dilogo y participacin con los ciudadanos y, por lo tanto, tambin con la necesidad de disponer de la meto-dologa para hacerlo adecuadamente. Esta gua se dirige a los distintos departamentos del Gobierno de Catalua para ayudarles a satisfacer esta necesidad.

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    Los objetivos y los lmites de la participacin

    El proyecto departicipacin: compromiso institucional y acuerdosocial

    Informacin ycomunicacin

    Reglas del proceso

    Marco de referencia

    PROYECTO

    Acuerdo con actores clave

    Comunicacin

    Compromisointerdepartamental

    Informacin

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    Ante todo, es evidente que hay que planificar la participacin y concretarla en un proyecto. Este proyecto, por su parte, tiene que satisfacer algunos requisitos mnimos. Debe:

    fijar los objetivos y los lmites del proceso: elmarcoderefe-renciaylasreglasdeljuego;

    definirse de manera compartida: tienequehaberuncom-promisointerdepartamentalyunacuerdoconlosacto-resprincipales;

    darse a conocer: generarinformacinycomunicacin.

    LOS OBJETIVOS Y LOS LMITES DE LA PARTICIPACIN

    Primero, antes de empezar todo proceso de participacin, deberamos dar respuesta a un conjunto de interrogantes, de manera que quedasen claros los objetivos, los contenidos, los lmites y las caractersticas del proceso que se quiere iniciar:

    Por qu se impulsa este proceso? Qu resultados se esperan de l? Qu efectos tendrn sobre la comunidad? Quin participar? Quin promueve el proceso? Cmo funcionar?

    Cuando se invita a la ciudadana a un proceso de participacin, es imprescindible que sepa de qu se quiere hablar y por qu.

    Los ciudadanos suelen tener muchas otras cosas que hacer y, por lo tanto, tienen que valorar como tiles e interesantes los objetivos del proceso y tambin considerar que las reglas de funcionamiento son adecuadas y les ofrecen garantas suficien-tes.

    Desde un punto de vista prctico, la planificacin de un proceso de participacin tiene que empezar con la elaboracin de un marcodereferencia (que fije los contenidos, los objetivos y los lmites del debate) y unasreglasdeljuego (que aclaren las caractersticas y las condiciones del proceso).

    Marcodereferencia.Se trata de un documento de bases a partir del cual se empezar a hablar. Este documento lo ela-bora el promotor del proceso (el departamento responsable, en nuestro caso), aunque este promotor no tiene que asumir necesariamente todos sus contenidos. De hecho, es un do-cumento para ser discutido, enmendado y modificado. Tiene que fijar el permetro del debate, pero no condiciona lo que se produzca dentro de ese permetro.

    - Contenidos. El marco de referencia debe aclarar el tema de debate y, por eso, tiene que presentar un diagnstico, ofrecer datos y opiniones, identificar los aspectos ms re-seables o polmicos, desglosar las diversas vertientes del tema, etc. Si, por ejemplo, queremos abrir un proceso de participacin para elaborar la ley de Infancia, habr que ex-plicar qu mbitos tiene que abarcar, sobre qu aspectos quiere incidir, qu vacos presenta la ley actual o a qu pro-blemas de la infancia quiere dar respuesta.

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    - Lenguaje. Es importante que este documento utilice un lenguaje y un formato comprensibles y apropiados. Com-prensibles, porque no podemos debatir a partir de un do-cumento que solo unos pocos pueden entender. Apropia-dos, porque tiene que facilitar el debate, la incorporacin de nuevas ideas y la rectificacin de las existentes. Es decir, no sirve un anteproyecto de ley, ya que representa un punto demasiado avanzado del proceso.

    - Objetivos. El marco de referencia debe dejar claros los con-tenidos que se debatirn con el objetivo de influir en la ela-boracin de una poltica pblica: una ley, un plan de trabajo, un programa de accin o lo que sea. Tambin es importante aclarar el grado de detalle del proceso. A menudo se ofrece un debate que parece facilitar la intervencin en la concre-cin de un plan de accin, mientras que en la prctica no se consigue salir de abstracciones y generalidades. Estas situaciones generan mucha frustracin entre los participan-tes, y, por lo tanto, es preciso evitarlas definiendo muy bien los objetivos concretos del proceso.

    - Lmites. Cualquier decisin tambin las que son objeto de un proceso de participacin tiene que tomarse en un con-texto en el que hay restricciones legales, econmicas o po-lticas. Nunca se dispone de todo el margen de maniobra, y, por lo tanto, hay que fijar con claridad los lmites del debate: explicitar de qu se quiere hablar, pero tambin de qu no se puede hablar (porque queda fuera de las posibilidades financieras o legales) y de qu no se quiere hablar (porque ya hay decisiones polticas tomadas al respecto). No se tra-

    ta de coartar la libertad de expresin, sino de evitar falsas expectativas.

    - Reglas del juego. Aparte de definir los contenidos del pro-ceso de participacin, tambin hay que explicitar sus for-mas. Los ciudadanos no solo quieren saber de qu tienen que hablar, sino tambin en qu condiciones pueden hacer-lo. En este sentido, las reglas del juego sirven para definir las condiciones de la participacin; es decir, en qu espacios se producir, si ser ms o menos abierta, cunto tiempo se dedicar, qu materiales y qu canales se pondrn a dis-posicin de los participantes, qu recursos se destinarn, etc.

    - Acciones y mtodos. Las reglas tienen que establecer qu acciones se llevarn a cabo para favorecer y canalizar la participacin de la ciudadana: talleres, entrevistas, grupos de discusin, encuestas, pginas web, foros, etc. En el di-seo y la dinamizacin de los diversos espacios de partici-pacin es donde intervienen los mtodos de participacin y donde es imprescindible el asesoramiento profesional que permita adecuarse con xito a los objetivos y las caracte-rsticas de cada proceso. La propia DGPC asesora a los departamentos desde esta ptica metodolgica.

    - Tiempos y ritmos. Al elegir los mtodos intervienen de manera determinante los calendarios con los que trabajan quienes promueven los procesos de participacin. La pol-tica tiene que gestionar los tiempos y los ritmos de sus ac-tuaciones. De manera similar, tambin los distintos actores

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    de la sociedad civil tienen sus tiempos y ritmos. Si dirigimos los espacios de participacin a estos actores, parece lgico que habr que tenerlo en cuenta. Nos encontramos, pues, con la necesidad de articular un delicado equilibrio entre los tiempos de la poltica y de la sociedad. No hay una receta para hacerlo, pero de la capacidad que tengamos para en-contrar este equilibrio depende buena parte del xito del proceso.

    - Recursos. La participacin puede mejorar la eficiencia de las polticas, pero tambin exige que se dediquen los recur-sos necesarios para desplegarla con garantas. Al planificar el proceso de participacin, es imprescindible valorar los recursos econmicos, humanos o de conocimiento que se necesitarn. Cuando no hay coherencia entre los objetivos previstos y los recursos disponibles, el fracaso est asegu-rado. La DGPC tiene recursos propios y conocimientos que pone a disposicin del resto de la Generalitat de Catalua.

    - Rigor en la ejecucin. Finalmente, una vez que se han ex-plicitado las reglas, hay que ser muy riguroso en su eje-cucin. Los procesos de participacin quiz no comporten grandes complejidades tecnolgicas, pero son piezas de-licadas. Despiertan expectativas entre la ciudadana y, por lo tanto, reclaman mucha sensibilidad y mucho cuidado en una ejecucin que fcilmente puede frustrar esas expecta-tivas. Hay, pues, que actuar con rigor, prestar atencin a los detalles, cuidar las formas y ser muy exigente en la calidad de todo el proceso.

    EL PROYECTO DE PARTICIPACIN: COMPROMISO INS-TITUCIONAL Y ACUERDO SOCIAL

    Como acabamos de ver, el proyecto tiene una parte sustantiva (el marco de referencia) y una parte procedimental (las reglas del juego), y de ellas depende el xito del proceso de participa-cin. La bondad del proyecto, sin embargo, tambin depende del grado de acuerdo y compromiso que consiga generar.

    En este sentido, hay como mnimo dos consensos previos que es necesario trabajar antes de iniciar un proceso de participa-cin: (1) con el resto de los departamentos que pueden verse involucrados en l, aunque sea indirectamente, y (2) con los ac-tores que tienen un papel destacado respecto de la poltica que se somete a debate.

    Compromisointerdepartamental.La ciudadana no se ex-presa teniendo en cuenta las fronteras entre unidades admi-nistrativas, sino que aborda los temas de manera integral. Eso obliga a preparar la organizacin promotora de un proceso de participacin con compromisos y espacios transversales de coordinacin. Si las demandas integrales que despierta la participacin ciudadana se limitan a chocar con las lgicas divisorias de la administracin, el proceso solo generar insa-tisfaccin y frustracin.

    - Involucrarlos desde el principio. No puede esperarse que otros departamentos se sientan vinculados al proceso si no se les ha incorporado desde el inicio, invitndolos a incidir en el marco de referencia y discutiendo con ellos las reglas

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    del juego. Si, como afirmamos, se trata de procesos que afectan a distintas partes de la administracin, todas estas partes tienen que intervenir (aunque sea con intensidades variables) desde el principio.

    - Espacios de coordinacin. La administracin ya dispone de multitud de comisiones de coordinacin interdeparta-mental. Los procesos de participacin tienen que limitarse a usar estos espacios y, en funcin de cada caso, articular comisiones tcnicas de seguimiento que permitan a los de-partamentos mantener una relacin fluida y operativa entre s.

    - Liderazgo. La necesidad de coordinacin no exime de la necesidad de liderazgo. Un proceso de participacin re-quiere un departamento que lo lidere. Proponemos tres consideraciones. Primera: es necesario un liderazgo fuerte, pero ejercido no por la jerarqua, sino con capacidad de re-lacin, mediacin, articulacin. Segunda: el liderazgo tiene que personificar los valores del proceso de participacin; es decir, debe ser capaz de reconocer la necesidad de es-cuchar y aprender. Si ya lo sabemos todo, no necesitamos la participacin. Tercera: la DGPC puede dar apoyo, pero el liderazgo debe recaer en los responsables del contenido de la poltica.

    Acuerdoconlosactoresclave.En todo proceso hay unos actores que, por su representatividad o significacin, tienen un papel especialmente relevante. Conviene reconocer esta posicin e incorporarlos ya en las primeras fases del proceso,

    compartiendo con ellos los objetivos del proceso y acordan-do las reglas de funcionamiento.

    - Grupo motor. Una buena manera de hacerlo es invitndolos a formar parte de un grupo o una comisin promotora del proceso. Se trata de unas pocas personas muy significati-vas que lo validan y lo impulsan. La iniciativa sigue siendo institucional, pero, dada la desconfianza que eso genera a menudo, es fundamental obtener legitimidad y apoyo social para el proceso.

    - Comisin social de seguimiento. Una segunda fuente de desconfianza se centra en la capacidad de generar resulta-dos e impactos reales. En este sentido, una vez desplegado el proceso de participacin, puede ser adecuado transfor-mar el grupo motor en una comisin social de seguimiento que vele por la aplicacin efectiva de las conclusiones del proceso.

    INFORMACIN Y COMUNICACIN

    Finalmente, la planificacin del proceso tiene que ir acompaa-da de una estrategia de informacin y comunicacin. Un pro-ceso de participacin se dirige a la gente, y, por lo tanto, esta tiene que saber qu se hace y entender sus contenidos y me-todologa.

    Este es un gran reto, en especial cuando estamos a la distan-cia de un gobierno regional o nacional o de los dos. La parti-

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    cipacin encuentra su hbitat natural en el mbito local, en el que los debates tienen un grado de proximidad suficiente para facilitar el conocimiento y el inters: la ciudadana tiene cosas que decir por ejemplo sobre su plaza y, adems, ganas de hacerlo. No sucede lo mismo cuando queremos debatir sobre la ley de Servicios Sociales, el Plan de Equipamientos Peniten-ciarios o los programas de medidas para gestionar las cuencas hdricas de Catalua.

    Encuantoa la informacin, tiene que ser pedaggica y utilizar un lenguaje accesible a los posibles participantes. La informacin es capital, ya que sin informacin no puede haber participacin seria. Habr que invertir recursos para produ-cirla, diversificarla y hacerla pblica, para lo que se tiene que disear un plan informativo especfico en funcin del alcance que se quiera dar al proceso de participacin.

    Encuantoalacomunicacin,tambin tiene que estar pla-nificada y adaptada para llegar a todos los que tienen que participar en el proceso. Hoy en da, los medios de comunica-cin tienen un papel protagonista tanto en la definicin de la agenda poltica como en la determinacin de las percepcio-nes ciudadanas sobre las actuaciones gubernamentales. En un proceso de participacin, esta influencia puede ser tanto una ayuda como una dificultad, y, por lo tanto, deber dispo-nerse de una estrategia de comunicacin que no solo llegue a todo el mundo, sino que, adems, lo haga con unos conteni-dos y unos mensajes que estimulen la participacin.

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    Quin participa?Poblacin objetivo,criterios, actuaciones

    Cmo se participa?Caractersticas delproceso, actitudesy valores

    QUIN PARTICIPA?

    CMO SE PARTICIPA?

    Poblacin objetivoCriteriosAcciones

    Pautas de funcionamientoPautas de comportamiento

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    Un proceso de participacin, como hemos insistido, es, de he-cho, un dilogo. Primero, hemos explicado de qu queramos hablar y cmo lo haramos, mientras que ahora nos toca poner en marcha los espacios de debate y escuchar las aportaciones de la ciudadana.

    Desde un punto de vista operativo, en este segundo momento tenemos que dar respuesta a dos interrogantes clave: quin participa (y cmo conseguimos que, efectivamente, lo haga) y cmo lo hace (para generar resultados e impactos reales).

    QUIN PARTICIPA?

    Es obvio que, en un proceso de participacin, los participantes son clave. Tambin observamos que, por diversos motivos, a menudo hay ms oferta que demanda de participacin. A los participantes potenciales no siempre les atrae involucrarse en procesos complejos, de resultados inciertos y que les roban tiempo.

    Por lo tanto, ser imprescindible poner en marcha una estrate-gia activa para llegar a los participantes, conseguir que su pre-sencia sea equilibrada y facilitarles espacios en los que puedan hacer aportaciones efectivas. En este sentido, habr que des-plegar acciones tanto para llegar a las diferentes poblaciones objetivo (individuos, grupos y territorios) como para equilibrar los diversos criterios de representatividad, cantidad o diversi-dad.

    Cuando pensamos en lapoblacin a la que dirigimos un pro-ceso de participacin, habr que valorar, en funcin de las caractersticas de cada caso, los esfuerzos que realizamos para llegar a la sociedad civil organizada (por canales ms institucionalizados y conocidos), a las personas a ttulo indi-vidual (con formatos ms abiertos y asequibles) y al territorio (distribuyendo los mecanismos y las actividades de manera adecuada). Cada objetivo requiere actuaciones especficas, y, por lo tanto, ser preciso equilibrarlas en funcin de los objetivos y los recursos de cada proceso.

    Una vez que hemos dirigido la participacin a unos objetivos u otros, necesitamos criterios para valorar su calidad. Tam-poco aqu hay una recomendacin nica, sino que es preciso incorporar una diversidad de criterios y equilibrar su peso en funcin de cada caso. Hay, como mnimo, cuatro criterios que deben tenerse en cuenta: la extensin (cuntos han parti-cipado?), la intensidad (en qu medida se han involucra-do?), la representatividad (en nombre de qu posiciones se expresan?) y la diversidad (estn presentes todas las voces?).

    En el momento de aplicar estos criterios, es til distinguir la parte informativa de la parte deliberativa del proceso: desde la vertiente informativa, la cantidad (extensin) es el criterio principal, mientras que en la parte deliberativa habr que fijarse ms en la calidad (en el sentido de intensidad, representatividad y diversidad).

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    Finalmente, ya lo hemos mencionado, tanto para llegar a la poblacin objetivo como para satisfacer los distintos criterios son necesarias, por un lado, actuaciones proactivas (ir a buscarla, especificando estrategias para llegar a la ciudada-na) y, por otro, iniciativas para diversificar los espacios de dilogo y participacin (cada perfil de participante se encuen-tra ms cmodo en espacios y con instrumentos diferentes: electrnicos, presenciales, ldicos, etc.)

    Para poner en prctica las recomendaciones de los puntos ante-riores, hay dos instrumentos que pueden sernos muy tiles y que la DGPC ofrece a los distintos departamentos de la Generalitat: El mapa de actores: se trata de una recopilacin de los dis-

    tintos actores organizados que hay en un territorio, con las re-ferencias bsicas a su actividad, grado de representatividad, etc. Estos mapas ayudan a difundir el proceso y a garantizar que se invita a todos los que podran intervenir.

    Los sociogramas: ofrecen una visin dinmica del mapa de actor, ya que incorporan un anlisis de las relaciones existen-tes entre los actores que se han localizado. Se trata de una informacin ms cualitativa, ya que ayuda a entender no solo quin hay, sino qu posicin ocupa en el debate que el proce-so de participacin quiere generar.

    CMO SE PARTICIPA?

    Al ejecutar un proceso de participacin, hay que vigilar tanto el diseo y la calidad de sus caractersticas formales como las ac-

    titudes y los valores de los diversos actores ante el proceso. Es-tamos ante un ejercicio democrtico que reclama determinadas pautas tanto de funcionamiento como de comportamiento.

    Pautasdefuncionamiento:lascaractersticasexternasdel proceso

    - Un proceso de participacin siempre cobra forma, como ya habamos mencionado, mediante la secuencia explicarse-escuchar-responder. Para ponerla en prctica, hay que ejecutar acciones comunicativas, y tambin poner en fun-cionamiento canales para recibir aportaciones ciudadanas (pginas web, buzones, encuentros) y ordenar espacios de debate distintos (foros, talleres, grupos de discusin, etc.).

    - Hay muchos mtodos y muchas maneras para hacer que un proceso de participacin funcione, pero hay que evitar las fascinaciones metodolgicas. Demasiado a menudo, ms que hacer participacin hemos puesto en marcha recetas de participacin. Lo que s hay que tener en cuenta son dos momentos bsicos en todo proceso: la fase de apertura (en la que se buscan ideas y aportaciones que enriquez-can y estimulen) y la fase de cierre (en la que se buscan acuerdos y consensos capaces de generar compromisos y concretar resultados). Cada una de estas fases tiene que estar organizada y dinamizada en funcin de sus objetivos.

    - Finalmente, como tambin hemos mencionado, las pautas de funcionamiento tienen que disearse con mucha sen-sibilidad hacia los participantes: cuidando siempre los horarios de las sesiones, los materiales que se distribuyen,

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    las caractersticas de los espacios, la accesibilidad de los sitios de Internet, los complementos ldicos que puedan ofrecerse o las maneras de dinamizar y repartir los turnos de palabra.

    Pautasdecomportamiento:actitudesyvalores

    El xito de un proceso de participacin no solo depende del hecho de que se planifique y se ejecute cuidadosamente, sino tambin de las actitudes y los valores que impregnan el propio proceso. Actitudes y valores que deben aportar los distintos actores y que, adems, deben reflejar un cierto carcter de-mocrtico basado en la voluntad de acordar los desacuerdos y colaborar en el diseo de proyectos colectivos.

    - Equilibrar el hecho de hablar con el de escuchar. Los par-ticipantes tienen que ser capaces tanto de exponer las posi-ciones propias como de aproximarse a las de los dems, de ponerse en su lugar: solo as cobra forma la voluntad nece-saria de construir algo conjuntamente.

    - Equilibrar las razones con las relaciones. En un proceso de participacin se intercambian argumentos (elemento cogniti-vo), pero tambin se establecen relaciones (elemento afecti-vo). Los participantes, por lo tanto, tienen que complementar sus razones con actitudes y comportamientos que faciliten las relaciones con los dems.

    - Equilibrar la reflexin con la accin: Los participantes tie-nen que combinar el carcter reflexivo del proceso con la

    voluntad de pasar a la accin y, por lo tanto, llegar a una conclusin concreta. No se trata de hacer un debate sobre el mundo, sino sobre qu es lo que hay que hacer con el mundo.

    - Acordar las maneras de estar en desacuerdo. El diseo y la dinamizacin del proceso de participacin deben propiciar el respeto mutuo, los espacios de encuentro y la voluntad de cooperar. Tiene que dedicarse atencin no solo a la naturale-za de las distintas posiciones (enfrentadas), sino a la manera como estas posiciones se expresan y se defienden.

    - Liderazgo. Los promotores del proceso no solo tienen que garantizarle apoyo poltico, sino personificar con sus actitu-des y comportamientos los valores de respeto, capacidad de escuchar y voluntad de cooperar que preconizan.

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    Participacin en la toma de decisiones

    Los resultados de laparticipacin: documento de conclusiones ydocumento de impactos

    Dos instrumentos: sistema de evaluacin y comisin social de seguimiento

    Lista de comprobacin: Qu estamos haciendo? Cmo lo hacemos?Con qu resultados?

    DocumentoCONCLUSIONES

    Documento IMPACTOS

    PARTICIPACIN DECISIN

    EvaluacinSeguimiento

    Lista decomprobacin

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    El objetivo de un proceso de participacin no es el proceso en s. Tiene que hacerse con calidad, pero lo fundamental son los resultados y los impactos que genera. La prueba importante que debe superar un proceso de participacin est relacionada con su capacidad para mejorar tanto el contenido como la efi-cacia de las polticas pblicas.

    Un proceso de participacin es unamanera de tomardecisiones en la que:

    la decisin gana legitimidad. Dado que los recursos son es-casos, y, por lo tanto, estamos obligados a tomar decisiones delicadas, la participacin puede incrementar la legitimidad de estas decisiones;

    la decisin representa un proyecto pblico. Dado que la generosidad y el altruismo son limitados, la participacin pue-de favorecer una visin pblica sobre asuntos de inters co-lectivo;

    la decisin genera conocimiento y respeto entre las par-tes. Dada la contradiccin inevitable entre intereses y visio-nes, la participacin puede contribuir a que se tomen decisio-nes con ms comprensin y respeto por los dems;

    la decisin se basa en un conocimiento ms profundo de la realidad. Dadas las dificultades que hay para acceder a un conocimiento completo de un mundo cada vez ms comple-jo y polidrico, la participacin puede ayudar a promover el aprendizaje y una comprensin ms profunda de la realidad.

    Enlaprctica, los resultados del proceso de participacin tie-nen que concretarse en conclusiones (recoger y sistematizar los contenidos de las aportaciones y los debates) e impactos (la capacidad de influir en la decisin que finalmente toman los responsables pblicos).

    Desde luego, la propia credibilidad del proceso depende de la capacidad que haya de mostrar estos resultados, de ensear a la gente que el proceso ha tenido una utilidad tangible. Para conseguirlo, todo proceso de participacin tiene que acabar en dos momentos de retorno: en el primero se muestran las conclusiones, mientras que en el segundo se valoran los im-pactos.

    Primerretorno:El proceso de participacin tiene que de-mostrar a los participantes que se les ha escuchado, se ha tomado nota y se ha trabajado la informacin obtenida. Hay, pues, que elaborar un documento de conclusiones (outputs), distribuirlo extensamente y hacer que los propios participan-tes le den validez.

    Segundo retorno: Los participantes, sin embargo, no solo quieren comprobar que se les ha escuchado, sino tambin cul ha sido la influencia de sus aportaciones, hasta qu punto la decisin final ha incorporado sus ideas y puntos de vista. No es sencillo hacer visibles estos impactos, pero se puede conse-guir por medio de un documento de impactos (outcomes) en el que, en formato de doble columna, se recojan las demandas o las aportaciones ms significativas y, al lado, cmo se han incorporado o una explicacin cuando eso no haya sucedido.

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    La DGPC ha colaborado ya con varios departamentos y ha asumido la tarea de elaborar documentos de conclusiones y de impactos. Los resultados son muy positivos, ya que permi-ten pasar del discurso a la prctica, mostrar a los participantes que, ms all de la retrica participativa, somos capaces de generar resultados tangibles.

    Finalmente, para completar esta ltima fase, es obvio que todo proceso de participacin debera dotarse de lo siguiente:

    Un sistemadeevaluacinque, de manera independiente, valore tanto la calidad del proceso como la adecuacin de sus resultados. Esta evaluacin tiene que utilizar indicado-res de proceso, pero, sobre todo, incorporar las valoraciones que hacen de ellos los distintos actores. La DGPC impulsa la introduccin tanto de mecanismos de evaluacin durante el propio proceso (aprovechando las reuniones para pasar en-cuestas de satisfaccin, cuantificando a los participantes y sus caractersticas, analizando las dinmicas de trabajo, etc.) como a posteriori, es decir, una vez que ya tenemos los resul-tados y puede valorarse tanto su relevancia como su influen-cia.

    Una comisinsocialdeseguimientoque permita, al n-cleo ms activo y representativo de los participantes, velar porque los resultados del proceso se traduzcan en actuacio-nes efectivas. Su formato depender de cada caso, pero su-pone un ejercicio de transparencia y mejora la credibilidad del proceso.

    Listadecomprobacin.Finalmente, sin nimo de convertirlo en receta, proponemos una serie de interrogantes mediante los cuales podemos preguntarnos sobre la calidad de un proce-so de participacin y su capacidad de generar resultados. En funcin de cmo respondamos, cada uno de nosotros podr valorar la labor que se ha hecho.

    Questamoshaciendo?

    - Hemos sido capaces de generar un intercambio de razones y argumentos?

    - Ha sido el conjunto del proceso lo bastante accesible y comprensible para la ciudadana y sus representantes?

    - Se han generado decisiones concretas que permitan visua-lizar los resultados del proceso?

    - Se ha

    Cmolohacemos?

    - Han quedado explicados con la suficiente claridad los ob-jetivos y los contenidos del proceso de participacin? Se han difundido y comunicado de manera adecuada? He-mos llegado a todo el mundo o hemos transmitido una vi-sin sesgada?

  • - Respecto de los participantes, cuntos han sido? Cmo se han involucrado? Son representativos? Hemos recogi-do toda la diversidad de voces y posiciones? Qu hemos hecho para lograrlo?

    - Hemos planificado el proceso y lo hemos ejecutado con cuidado? Estaban claras las reglas de funcionamiento? Se han pactado con los actores principales? Se han des-plegado siguiendo criterios de profesionalidad y calidad? Hemos llevado a cabo todas las actividades previstas? Han producido los resultados esperados?

    - Cmo se han comportado los participantes durante el pro-ceso? Qu tipos de relaciones han establecido entre s? Se han escuchado unos a otros? Han demostrado volun-tad de llegar a acuerdos operativos? El propio diseo del proceso ha contribuido a generar el clima adecuado para entablar un dilogo constructivo? Los promotores del pro-ceso, lo han liderado siguiendo estas premisas?

    Con qu resultados?

    - Cules han sido las conclusiones y qu impacto han teni-do sobre la decisin que finalmente se ha adoptado?

    - Se ha obtenido una decisin ms legtima y, por lo tanto, ms aceptada por las distintas posiciones presentes en el proceso de participacin?

    - Se ha conseguido transformar los intereses particulares legtimos en una posicin pblica, en un proyecto colectivo compartido?

    - Se ha mejorado la capacidad de las diversas partes en el momento de conocerse y reconocerse mutuamente, con respeto y voluntad de cooperar?

    - Se ha generado, mediante el intercambio de razones, una mejora en el conocimiento de la realidad?

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