gringos en las pampas - inmigrantes y colonos en el campo argentino de julio djenderedjian

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Más lejos de las fronteras, más cerca de las zonas pobladas Por lo demás, para 1855 ya parecía claro que la colonización agrícola con extranjeros no podía circunscribirse sólo en función de ciertos limitados objetivos estratégisoc, llevándola a tierras agrestes, lejanas y poco consolidadas, donde no habría muchas posibilidades de supervivencia. Se trataba de un instrumento cualitativamente distinto de los fortines y las guardias, y así se lo comenzó a entender. Una muestra de estos cambios la tenemos en otra colonia que surgió en estos años, San Juan, instalada en Corrientes. Si bien en un principio la colonia debía instalarse en zonas de frontera, la tierra finalmente otorgada estuvo mucho más cerca del área poblada desde antiguo, con lo que hasta cierto punto podía contar con un mercado en ella. Auguste Brougnes, el empresario que la propuso, firmó el 29 de enero de 1853 un contrato con el gobierno por el que se obligaba a introducir 40.000 trabajadores agrícolas en seis años. Formó así una sociedad con un capital de 540.000 pesos fuertes, una fortuna para la época. Esa cifra debería ser suscripta en su mayor parte por el gobierno correntino, ya que Brougnes s{olo aportaría 40.000 pesos en "barriles de vino". Las condiciones eran bastante rígidas: se convocaba exclusivamente a familias, e incluso cada una de ellas debía contar con una cantidad mínima de cinco personas, de las cuales la mayoría debían ser varones capaces de trabajar, y de edad de diez años como mínimo. La colonia contaría al menos con doscientas familias, mientras que la mitad del terreno que se les otorgaría a cada una de ellas debía dedicarse a determinados cultivos: algodón, tabaco, caña de azúcar, trigo, maíz .., siendo a libre voluntad del colono la disposición del resto. Se dejaba específicamente en claro que , si bien los colonos estarían exentos de cargas fiscales inmobiliarias o personales, deberían sin embargo satisfacer los correspondientes derechos de exportación o importación. Así, esta colonia fué la primera para la cual se trajeron especialmente inmigrantes desde Europa, los cuales comenzaron a llegar hacia enero de 1855. Aquí, como ocurriría luego en Santa Fé o Entre Ríos, el contraste entre lo que esos inmigrantes habían dejado atrás y lo que encontraban no pudo ser más grande. En sus pueblos franceses, alemanes o suizos, los ahora colonos apenas disponían de algunos metros cuadrado de tierra. El caso de los suizos era especialmente patético: situados a menudo en las laderas de los Alpes, desde los valles que se encontraban al pie de esas montañas debían transportar la tierra en caanstos hasta sus parcelas, para reemplazar la que se perdía arrastrada por los aludes. Seis meses al año debían encerrarse en sus casas, a causa de las nieves que tapaban caminos y montañas, impidiendo toda actividad y comunicación. Para trasladarse iban a pie, dado que comprar un caballo era sólo para los ricos. En su nuevo hogar, en cambio, había vastos campos naturales, donde pululaban infinidad de animales; la tierra apenas era pisada cada tanto por dispersos rebaños de vacunbos medio salvajes: los mejores caballos valían apenas unos pocos pesos, el suave clima posibilitaba el trabajo agrícola durante todo el año, y las altas montañas habian sido reemplazadas por ríos anchos como mares. La nueva ubicación, si buen era mas razonable que mandar la colonia al medio de la selva o del desierto, provocó otros problemas. Parte de las tierras estaban en mano de particulares, por lo que no se las pudo entregar a los colonos; desde las

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Colonia San Juan y Colonia Esperanza

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Más lejos de las fronteras, más cerca de las zonas pobladas

Por lo demás, para 1855 ya parecía claro que la colonización agrícola conextranjeros no podía circunscribirse sólo en función de ciertos limitados objetivosestratégisoc, llevándola a tierras agrestes, lejanas y poco consolidadas, donde nohabría muchas posibilidades de supervivencia. Se trataba de un instrumentocualitativamente distinto de los fortines y las guardias, y así se lo comenzó aentender.

Una muestra de estos cambios la tenemos en otra colonia que surgió en estos años,San Juan, instalada en Corrientes. Si bien en un principio la colonia debíainstalarse en zonas de frontera, la tierra finalmente otorgada estuvo mucho máscerca del área poblada desde antiguo, con lo que hasta cierto punto podía contarcon un mercado en ella. Auguste Brougnes, el empresario que la propuso, firmó el29 de enero de 1853 un contrato con el gobierno por el que se obligaba aintroducir 40.000 trabajadores agrícolas en seis años. Formó así una sociedad conun capital de 540.000 pesos fuertes, una fortuna para la época. Esa cifra deberíaser suscripta en su mayor parte por el gobierno correntino, ya que Brougnes s{oloaportaría 40.000 pesos en "barriles de vino". Las condiciones eran bastante rígidas:se convocaba exclusivamente a familias, e incluso cada una de ellas debía contarcon una cantidad mínima de cinco personas, de las cuales la mayoría debían servarones capaces de trabajar, y de edad de diez años como mínimo. La coloniacontaría al menos con doscientas familias, mientras que la mitad del terreno quese les otorgaría a cada una de ellas debía dedicarse a determinados cultivos:algodón, tabaco, caña de azúcar, trigo, maíz .., siendo a libre voluntad del colonola disposición del resto. Se dejaba específicamente en claro que , si bien loscolonos estarían exentos de cargas fiscales inmobiliarias o personales, deberían sinembargo satisfacer los correspondientes derechos de exportación o importación.Así, esta colonia fué la primera para la cual se trajeron especialmente inmigrantesdesde Europa, los cuales comenzaron a llegar hacia enero de 1855. Aquí, comoocurriría luego en Santa Fé o Entre Ríos, el contraste entre lo que esos inmigranteshabían dejado atrás y lo que encontraban no pudo ser más grande. En sus pueblosfranceses, alemanes o suizos, los ahora colonos apenas disponían de algunosmetros cuadrado de tierra. El caso de los suizos era especialmente patético:situados a menudo en las laderas de los Alpes, desde los valles que se encontrabanal pie de esas montañas debían transportar la tierra en caanstos hasta susparcelas, para reemplazar la que se perdía arrastrada por los aludes. Seis meses alaño debían encerrarse en sus casas, a causa de las nieves que tapaban caminos ymontañas, impidiendo toda actividad y comunicación. Para trasladarse iban a pie,dado que comprar un caballo era sólo para los ricos.En su nuevo hogar, en cambio, había vastos campos naturales, donde pululabaninfinidad de animales; la tierra apenas era pisada cada tanto por dispersos rebañosde vacunbos medio salvajes: los mejores caballos valían apenas unos pocos pesos,el suave clima posibilitaba el trabajo agrícola durante todo el año, y las altasmontañas habian sido reemplazadas por ríos anchos como mares.La nueva ubicación, si buen era mas razonable que mandar la colonia al medio dela selva o del desierto, provocó otros problemas. Parte de las tierras estaban enmano de particulares, por lo que no se las pudo entregar a los colonos; desde las

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chacras y las estancias de las cercanías se presionaba a los colonos para queabandonaran sus parcelas y se emplearan como peones, para lo cual se les ofrecíanbuenos salarios. Además, los opositores al gobierno torpedearon el proyecto en laLegislatura; y finalmente la provincia nunca pudo contar con los fondos necesariospara cumplir con los compromisos más básicos que habían asumido. La coloniaterminó fracasando, cosa bastante lógica dados todos esos problemas. En 1865quedaban muy pocas familias instaladas allí.

Pero, más allá de esas circunstancias, parece claro que un emprendimiento de esascaracterísticas sólo hubieran logrado sobrevivir a sus dificultades inicialesmediante una constante inyección de fondos. Muchos colonos provenían deFrancia, mayormente de Burdeos; zona vitivinícola. En Corrientes, en medio de lavegetación tropical, esos conocimientos eran de escasa aplicación. Se trataba deaprender a cultivar: primero toda una serie de productos, que hasta enconces loscolonos solo habían conocido a través de los dibujos de los libros de viajes;segundo, para ellos era necesario dominar toda una serie de técnicas y métodosque eran propios del lugar, y para los cuales servían de muy poco sus largos añosde zapar la tierra en la vieja Europa.

Se pretendía además que los colonos introdujeran entre los supuestamenteatrasados campesinos correntinos, toda una serie de prácticas, técnicas y actitudesante el trabajo que les mostraran la utilidad de evitar pérdidas de tiempo enactividades rutinarias y poco remunerativas. Pero, para ello era imprescindible queesas técnicas y prácticas extranjeras demostraran ser mejores que las locales, loque no era fácil ya que, como es de imaginar, las cosechas de esos laboriososextranjeros expertos en elaborar vino fracasaban una y otra vez. De ese modo,predicar la inutilidad de rezar a San Judas para evitar las plagas, o de dormir lasiesta después del almuerzo, no resultaban muy convincentes si el tiempo adicionalque así se dedicaba al trabajo no rendía frutos apreciables.

Las colonias, entonces, debían ser la base de una nueva realidad rural que nohabría de parecerse ni a la europea, ni a la criolla. La única forma en que estopodría realizarse habría de ser mediante la creación de nuevos métodos agrícolas,que serían una mezcla del conocimiento local y de aportes de los colonos. Paraello, las colonias serían un campo de prueba y ensayo, que duraría cierto tiempo:mientras tanto los colonos tendrían que vivir, y alguien debía pagar por sumantenimiento. En Corrientes, ni el gobierno provincial, ni el empresario Brougneslo hicieron: eso explica el desgranamiento sufrido por la colonia con cus miembrosvarones poniéndose a trabajar como peones y buscando otros medios de vida enuna economía ávida de hombres de trabajo.

Todavía faltaban ajustar muchos detalles para lograr que un emprendimiento deesas características funcionara. Algo más se había aprendido al momento de lafundación de Esperanza, en Santa Fé.El 15 de junio de 1853 se suscribión entre el gobierno de la pcia., Domingo Crespoy el empresario Aarón Castellanos, un primer contrato que daría origen a estacolonia. Castellanos había elaborado sus planes de colonización durante los añosprevios, y había recabado información y apoyo para los mismos tanto entre los

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empresarios y medios locales como europeos. Este contrato era similar al firmadounos meses antes en Corrientes por Brougnes para la colonia San Juan, si bienalgunas de las condiciones más rígidas del mismo habían sido ya matizadas.Todavía a esa fecha continuaba vigente el carácter estratéginco, dado que lospuntos destinados en principio e establecer la colonia fueron "la margen derechadel río Paraná y ambas márgenes del río Salado, desde la altura del pueblo viejo deSan Javier al Norte", esto es, zona por entonces dentro de la frontera indígena. Elmismo Castellanos afirmaría más tarde que esas tierras, en poder de los indios, "yolas iba a conquistar con mis colonias".Afortunbadamente para los colonos, al momento en que llegaron, recién en 1856,esa visión estratégica estaba en retirada. Así se eligión un lugar mucho máscercano a la zona ocupada, aunque todavía fuera de la línea de fronteras. Esanegligencia con respecto a las tierras es un síntona: nadie se preocupó porverfificae que se tratara de n suelo apto para tareas agrícolas. Es un hecho queEsperanza, aún hoy, no se considera situada en tierras de buena aptitud agrícola.

Una ventaja fué que en Santa Fé, no había un sector de poder opuesto a lacolonización. Si bien los gobernadores continuaron siendo derrocados una y otravez, ninguno de ellos se mostró demasiado hostil a la misma, aunque tampocofueron unánimes las muestras de apoyo. En esto quizá haya tenido parte el hechode que Castellanos sólo pidió que el gobierno proveyera tierras, sincomprometerlo en otros gastos, que de cualquier forma hubiera sido utópicoesperar que cumpliera. As{i, el gobierno le entregaría treinta y dos leguascuadradas, o nada menos que 86.400 hect{areas, las cuales, además de formar elterritorio donde instalar las colonias, sería una compensación al empresario por losgastos en que habría de incurrir.Castellanos, por su parte, se comprometía a introducir cien familias en el términode dos años, compuestas al menos de cinco miembros cada una, y con la idea dellegar a establecer cinco colonias, en las que el gobierno adjudicaría veintecuadras cuadradas (treinta y tres hectáreas) a cada familia, que luego de cincoaños pasarían a ser de su proiedad. Se les pagarían los pasajes desde Europa hastaSanta Fe; se les suministrarían semillas e ipmplementos para el trabajo agrícola,todo lo cual constituiría una deuda a pagar en determinada cantidad de años,entregando para ello cada colono la tercera parte de sus cosechas.

Castellanos inció así en Europa una activa propaganda para reclutar colonos. Paraahorrar costos, lo hizo por su cuenta, imprimiendo folletos, distribuyéndolos en lasaldeas sacando avisos en los diarios. Se ganó así el odio de las agenciasorganizadas de emigración, que operaban en el Viejo Continente cobrandosustanciosas comisiones mediante el negocio de elegir, reclutar y trasladarinmigrantes hacia América. Estas agencias eran los únicos operadores legalmenteconstituidos para estos casos; contaban con autorización de los gobiernoseuropeos, debían depositar fianzas de garantía, y se hacían cargo de los riesgosque implicaran los traslados entre ambos continentes, certificando así a loscolonos que no serían víctimas de fraudes. En tanto, a los empresarios quecontrataban sus servicios le ofrecían la puesta en el punto de llegada de loscolonos necesarios, salvándoles de ese modo inconvenientes y complicacionesorganizativas. Las críticas a estas agencias fueron muy pfrecuentes, no sólo por el

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costo de sus servicios, sino sobre todo por aspectos como el escaso cuidado en laselección de emigrantes: más de un "lote" de supuestamente hacendososcampesinos alemanes o suizos, estaba en erealidad compuesto por indigentes,tullidos, delincuentes o locos, reclutados en los albañales de las ciudades, en lascárceles, o en los hospicios .. y con la remisión de los cuales a las feraces eincógnitas tierras americanas, los gobiernos comunales europeos se libraban degastar en su mantenimiento o en su vigilancia. Por lo demás como dijo el médico yviajero Paolo Mantegazza, la mayor o menor moralidad no está relacionada conaspectos mucho más importantes para un colono, como la capacidad de trabajo ola inteligencia, que de cualquier forma "no son elementos que puedan pesarse omedirse, ni ponerse en cat{alogo ...".

La acción de Castellanos se tornó de ese modo tanto más difíficl, por cuanto losagentes de esas compañías le hicieron una guerra cruel. Alegaron por ejemplo queel desconocido país al que se quería llevar colonos estaba en guerra permanente yallí la vida humana era un bien que apenas valía nada, mientras que los EstadosUnidos y otros destinos ya consolidados eran una inversión mucho más segura.Por otro lado, el precio del pasaje al Rio de la Plata era mucho más alto que elcorrespondiente a Norteamérica, destinos a los cuales una menor distancia y mayorfrecuencia de navíos garantizaban no sólo mejor precio y disponibilidad de lugares,sino también más competencia, y por tanto mejores condiciones de viaje. Si bienel empresario se hacía cargo de los mismos, estos constituían una deuda que elcolono debería devolver en un cierto cúmulo de años. La lucha entre Castellanos ylas agencias fué encarnizada: además de expresarse en los periódicos, los agentesllegaron a difundir folletos y hojas sueltas hasta en las iglesias de las aldeas.De modo que Castellanos debió (finalmente) llegar a un acuerdo. De todas eligiólas compañías que le parecieron mas serias: Juan M. Vanderest y Compañía, deDunkerke; C.H. Textor, de Francfort; y Beck y Herzog, de Basilea, a fin de ampliarlo más posible la posibilidad de captar inmigrantes, dado que centrar elreclutamiento en n solo lugar hubiera sido muy riesgoso, habida cuenbta de lo pocoque se conocía el país y las desventajas que la emigración a él tenían con respectoa otros destinos mas brillantes. Pero, dado el alto costo de intermediación,Castellanos ideó un ingeniosos sistema, luego adoptado por otros colonizadores:una vez instaladas felizmente las primeras familias, sus miembros deberíanentregarle cartas, donde certificaran el fiel cumplimiento de las condicionescontratadas, las bondades de la tierra entregada, las posibilidades de progreso, yotra información tendiente a decidir a emigrar a sus amigos, parientes y paisanos.Con esas cartas, nuevamente en Europa, Castellanos podría conformar nuevoscontingentes sin tener que volver a depender de las onerosas agencias deemigración.

Cuando por fin llegaron los colonos, el gobierno santafesino había cambiado detitular, y quien estaba al frente desconoció el contrato firmado por algunos de susantecesores hacia ya el inmenso tiempo, de tres años. Es obvio decir que tampocose había delimitado la tierra elegida, ni deslindado las parcelas a entregar, niprepaado absolutamente nada para recibirlos, por lo que los colonos debierondebatirse en la incertidumbre, mientras empleaban casi un mes en recorrer lasveinte manzanas que por entonces formaban la pintoresca ciudad de Santa Fe.

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Castellanos logró finalmente interesar al nuevo gobernador en el emprendimiento,e incluso éste proveyó algunos elementos, como por ejemplo parte del ganado. Demodo que la colonia logró por fin comenzar su existencia, al principio azarosa ydifícil.

En efcto, las dificultades fueron muchas. Al principio, debieron vivir en carpasimprovisadas, a merced de los elementos. La langosta, un insecto voraz que todolo destruía a su paso, atacó las primeras cosechas durante tres años consecutivos,reduciendo a los colonos a la miseria, y llevándolos a alimentarse con plantassilvestres, e incluso con frutos que produjeron estragos en su salud. Los vacunoscriollos, ariscos y salvajes, resistían los intentos de los colonos por domarlos,frecuentemente lograban escapar, perdiéndose definitivamente, un memorialistaindica que "las calles de la ciudad de Santa Fé se veían invadidas por gran númerode estos pobres colonos mendigando de puerta en puerta y, justo es decirlo, lasfamilias santafesinas socorrían generosamente a estos desgraciados contribuyendoen mucho a aliviar sus padecimientos ..".

Eso no era todo. Al igual que en Corrientes, los colonos se encontraron con unpanorama contradictorio: la miseria que habían dejado en Europa era ahora sóloun recuerdo; la tierra que el gobierno de cualquier modo les hubiera regalado,debía ser redimida mediante el pago de una pesada deuda en concepto de pasajesy adelantos; las cosechas no resultaban como habían previsto. Esto era unatentación a veces irresistible, para abandonar las concesiones y el cumplimiento desus obligaciones.Por todas estas contrariedades, Castellanos renunció finalmente a la empresa,luego de comprender que el emprendimiento iba a exceder no sólo su propiafortuna sino también su capacidad de gestión, su paciencia, e incluso su salud.Buscó así la manera de ser reemplazado, asegurando a la vez de alguna forma elfuturo de los colonos, y tratando de recuperar parte de su inversión. Traspasó lacolonia al gobierno provincial, el cual resignó el cobro de los adelantos efectuados,que correspondían a Castellanos, y redujo de un tercio a un cuarto el porcentajede las cosechas que los colonos habrían de entregar para ir cancelando su deuda,dándoles además mayore plazos para pagarla, condiciones convenientes quedisuadieron a muchos de escapar. En cuanto a Castellanos, solicitó la entrega de almenos parte de las 86.400 hectáreas que se le habían prometido por su viejocontrato de 1853; veintitrés años más tarde, aún no había logrado obtenerlas ..