fragmento de menos julia

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Vimos desde lo alto la penumbra del comedor; en medio de ella flotaba un inmenso mantel blanco que parecía un fantasma muerto y acribillado de objetos. Las cuatro muchachas se sentaron en una cabecera y los tres hombres en la otra. Entre los dos bandos había unos metros de mantel en blanco, pues el viejo sirviente acostumbraba a servir toda la mesa desde la época en que habitaba allí la gran familia de mi amigo. Únicamente hablábamos él y yo. En la otra cabecera las muchachas hablaban y se reían sin hacer mucho barullo. Y de este lado mi amigo me decía: -¿Tú no necesitas, a veces, estar en una gran soledad? Yo empecé a tragar aire para un gran suspiro y después dije: -Frente a mi pieza hay dos vecinos con radio; y apenas se despiertan se meten con las radios en mi cuarto. -¿Y por qué los dejas entrar? -No, quiero decir que las encienden con tal volumen que es como si entraran en mi pieza. Yo iba a contar otras cosas; pero mi amigo me interrumpió: -Tú sabrás que cuando yo caminaba por mi quinta y oía chillar una radio, perdía el concepto de los árboles y de mi vida. Esa vejación me cambiaba la idea de todo: mi propia quinta no me parecía mía y muchas veces pensé que yo había nacido en un siglo equivocado. Fragmento de “Menos Julia”. Felisberto Hernández ………………………………………………………………………………………………………………………… Vimos desde lo alto la penumbra del comedor; en medio de ella flotaba un inmenso mantel blanco que parecía un fantasma muerto y acribillado de objetos. Las cuatro muchachas se sentaron en una cabecera y los tres hombres en la otra. Entre los dos bandos había unos metros de mantel en blanco, pues el viejo sirviente acostumbraba a servir toda la mesa desde la época en que habitaba allí la gran familia de mi amigo. Únicamente hablábamos él y yo. En la otra cabecera las muchachas hablaban y se reían sin hacer mucho barullo. Y de este lado mi amigo me decía: -¿Tú no necesitas, a veces, estar en una gran soledad? Yo empecé a tragar aire para un gran suspiro y después dije: -Frente a mi pieza hay dos vecinos con radio; y apenas se despiertan se meten con las radios en mi cuarto. -¿Y por qué los dejas entrar? -No, quiero decir que las encienden con tal volumen que es como si entraran en mi pieza. Yo iba a contar otras cosas; pero mi amigo me interrumpió: -Tú sabrás que cuando yo caminaba por mi quinta y oía chillar una radio, perdía el concepto de los árboles y de mi vida. Esa vejación me cambiaba la idea de todo: mi propia quinta no me parecía mía y muchas veces pensé que yo había nacido en un siglo equivocado. Fragmento de “Menos Julia”. Felisberto Hernández ………………………………………………………………………………………………………………………… Vimos desde lo alto la penumbra del comedor; en medio de ella flotaba un inmenso mantel blanco que parecía un fantasma muerto y acribillado de objetos.

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Fragmento de "Menos Julia", texto de Felisberto Hernández.

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Vimos desde lo alto la penumbra del comedor; en medio de ella flotaba un inmenso mantel blanco que pareca un fantasma muerto y acribillado de objetos. Las cuatro muchachas se sentaron en una cabecera y los tres hombres en la otra. Entre los dos bandos haba unos metros de mantel en blanco, pues el viejo sirviente acostumbraba a servir toda la mesa desde la poca en que habitaba all la gran familia de mi amigo. nicamente hablbamos l y yo. En la otra cabecera las muchachas hablaban y se rean sin hacer mucho barullo. Y de este lado mi amigo me deca:-T no necesitas, a veces, estar en una gran soledad?Yo empec a tragar aire para un gran suspiro y despus dije:-Frente a mi pieza hay dos vecinos con radio; y apenas se despiertan se meten con las radios en mi cuarto.-Y por qu los dejas entrar?-No, quiero decir que las encienden con tal volumen que es como si entraran en mi pieza.Yo iba a contar otras cosas; pero mi amigo me interrumpi:-T sabrs que cuando yo caminaba por mi quinta y oa chillar una radio, perda el concepto de los rboles y de mi vida. Esa vejacin me cambiaba la idea de todo: mi propia quinta no me pareca ma y muchas veces pens que yo haba nacido en un siglo equivocado.

Fragmento de Menos Julia. Felisberto HernndezVimos desde lo alto la penumbra del comedor; en medio de ella flotaba un inmenso mantel blanco que pareca un fantasma muerto y acribillado de objetos. Las cuatro muchachas se sentaron en una cabecera y los tres hombres en la otra. Entre los dos bandos haba unos metros de mantel en blanco, pues el viejo sirviente acostumbraba a servir toda la mesa desde la poca en que habitaba all la gran familia de mi amigo. nicamente hablbamos l y yo. En la otra cabecera las muchachas hablaban y se rean sin hacer mucho barullo. Y de este lado mi amigo me deca:-T no necesitas, a veces, estar en una gran soledad?Yo empec a tragar aire para un gran suspiro y despus dije:-Frente a mi pieza hay dos vecinos con radio; y apenas se despiertan se meten con las radios en mi cuarto.-Y por qu los dejas entrar?-No, quiero decir que las encienden con tal volumen que es como si entraran en mi pieza.Yo iba a contar otras cosas; pero mi amigo me interrumpi:-T sabrs que cuando yo caminaba por mi quinta y oa chillar una radio, perda el concepto de los rboles y de mi vida. Esa vejacin me cambiaba la idea de todo: mi propia quinta no me pareca ma y muchas veces pens que yo haba nacido en un siglo equivocado.

Fragmento de Menos Julia. Felisberto Hernndez

Vimos desde lo alto la penumbra del comedor; en medio de ella flotaba un inmenso mantel blanco que pareca un fantasma muerto y acribillado de objetos. Las cuatro muchachas se sentaron en una cabecera y los tres hombres en la otra. Entre los dos bandos haba unos metros de mantel en blanco, pues el viejo sirviente acostumbraba a servir toda la mesa desde la poca en que habitaba all la gran familia de mi amigo. nicamente hablbamos l y yo. En la otra cabecera las muchachas hablaban y se rean sin hacer mucho barullo. Y de este lado mi amigo me deca:-T no necesitas, a veces, estar en una gran soledad?Yo empec a tragar aire para un gran suspiro y despus dije:-Frente a mi pieza hay dos vecinos con radio; y apenas se despiertan se meten con las radios en mi cuarto.-Y por qu los dejas entrar?-No, quiero decir que las encienden con tal volumen que es como si entraran en mi pieza.Yo iba a contar otras cosas; pero mi amigo me interrumpi:-T sabrs que cuando yo caminaba por mi quinta y oa chillar una radio, perda el concepto de los rboles y de mi vida. Esa vejacin me cambiaba la idea de todo: mi propia quinta no me pareca ma y muchas veces pens que yo haba nacido en un siglo equivocado.

Fragmento de Menos Julia. Felisberto Hernndez