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Fractura expuesta

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Fractura expuesta

Luis Vicente de Aguinaga

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Miembros fundadores de la Alianza de Editoriales MexicanasIndependientes, A.C.

D.R. © 2008. Luis Vicente de Aguinaga

D.R. © 2008. Luis Armenta Malpica, editorGeneral Marcelino García Barragán 1501, I-302Prados del Nilo. C.P. 45500Tlaquepaque, Jalisco. MéxicoTeléfono y fax: (33) 3657 7864Email: [email protected]

ISBN 978-970-96066-?-?

Impreso y hecho en MéxicoPrinted and made in Mexico

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Je ne suis plus de ceux qui donnentMais de ceux-là qu’il faut guérir.

Saint-Denys Garneau

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El mundo encima

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DE CUALQUIER MODO HABREMOS DE MOVERNOS.Aunque ya no salgamos de la cama o la noche,de la espera o del aire.Aunque cerremos puertas y caminos,ojos, cuadernos, heridas y buzones,dejemos la costumbre intermitentede la respiración y del abrazoy el vicio de llamarnos de algún modo.

Suceda en realidad lo que suceda,si opones resistencia,si opones desmemoria,despertarás en otra parte un día,sanarás de tu cuerpo en otro cuerpo,callará tu silencio en otras vocesy habrá de persistircomo un eco tu piel en otros músculos.

De la noche al silencio, del silencio a la tierra,del fruto a la raíz, de la mano al secretomineral de las uñas:aunque ya no salgamos, dejemos la costumbre,aseguremos nudos,miremos por debajo de los ojoso no tengamos ojos,de cualquier modo habremos de movernos.

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THE DAY AFTER

Esa mañana que hoy vivistede las ocho a las doce,del ignorado timbre del reloja la inercia de nada comenzar,del cero al cero,ya estaba calculada en los horariosde un pasado que fue tiempo presente,de un ayer, un anocheque tuvo del ahora y del aquínoticias muy remotas, adelantos,anticipos robados al futuro.

No había manera de cerrar la puertani de abrirla. En el quicio,en su reposo transparente,su edificio de víspera y paciencia,parecían congelarse los ruidos de la calley mantenerse al margen de otro frío,el de adentro, que acaso en las ventanashallaría su forma verdadera,entre la pertinacia de la lluviay la inconstancia del relámpago.

La cama, tres o cuatro libros,una lámpara.

Vivir entre las cosas

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no se distingue de viviral margen de las cosas.Esa mañana que hoy viviste,hoy que ya es tarde,hoy que no abres la puertay sola no se cierra,es el anuncio cuando muchode la mañana de mañana—memoria que vendrá, será presente,será futuro al fin de otra memoria—y en ella suena ese reloj que omitesy se dejan de oír los ruidos de la calle,y aunque tú no lo notesacaba de cargarte la chingada.

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CANCIÓN QUE NO QUIERE SERLO

Por cada vidrio roto y cada rama;porque falló el bastón, y se agrietó el anteojo,y se vaciaron los bolsillos—y no aquí, sino a miles de kilómetros—del penúltimo ser sobre la tierra;porque me fui callando, al puntode no dejar dormir a nadie;porque luego hice ruido, y peor tantito,he aquí que me obligo a dar la caray enseguida me oculto tras la puerta.

Solicitado todo el tiempo,requeridopor el mendigo permanenteque tú eres,por el fiel usurero que tú eres,finjo que no me llamas por mi nombre,me reduzco a no abrir,a no estar,a ponerme la ropa sin tocarla,y hago sonar alarmas irrisoriasque apenas oigo yo,pero nunca se sabe.

Podría ser peor. El punto en que se quiebranlas ramas, los bastones, los cristales

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podría no estar en los cristales, los bastones, las ramasy estar, en cambio, en la piel de mis dedos,en todo lo que tocoy, aun antes de tocarlo, voy manchando,de prisa conduciéndolo a su muerte.

Lo escribieron delante de mi caray terminé aprendiendo a descifrarlo:podría ser peor, y en suma lo va siendo.

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LOS BIENES MATERIALES

Je suis le saint, en prière sur la terrasse...Rimbaud

Ora el santoque soyen la terraza.

Lo confunden los pájaroscon otro animal inexpresable.

Caen las primeras gotasde un aguacero que luego se retracta

y el cielo vuelve a despejarseante los ojos del que soy, orando:dos puños negros le llenan los bolsillos

y alguien bordó mis inicialesen el pañuelo que no encuentro.

Yo ruego no ser élsin demasiadas esperanzasy el rayo es una espada fugitiva.

El cielo está rodeándonos, por cierto.

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Lo que no ha comenzado.Lo que no ha comenzado aúny ya parece interrumpirse.

Lo que seguimos esperando.

(Yo apenas consigo abrir los ojos,incluso teniéndolos abiertos.)

El reloj que no avanza está esperandoy al esperar también está dejándosemorir.

Si acaso mueren los relojes, desde luego.

a

Estoy frente al gorila.Él está frente a mísin pronunciar mi nombre.

Aunque atardezca en el zoológico,si puedo ver el soles porque soy menos que un sol.El sol no puede verme: yo soy su nieblao su silencio.

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Él está frente a mí.Aunque atardece. Aunque no es muchoel sol.

El sol, naturalmente.

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BEST OF

Punto de mí, poquita cosa,monda, morusa, pedacerade una pieza nomáso lo que al cabo sobra de una piezacuando ya no se sabe de dónde la trozaron.

Dedos inservibles, ¿de dóndearrancaron esa pieza? Manosde pie, paradas, hechas bolas,¿hasta dónde gatearonconmigo debajo de las uñas?Tierra de mí. Poquita cosa.

Dedos, insisto, dedos de mis manos,

manos, pedazos, ¿qué me sabenque ya ni de rozón,ya ni de lejos,ya ni en la sombrase atreven a tocarme?

Hueso en el plato, cáscara, morralla.Caries. Raspadura. Hoyo negro.De dónde te sacaron. Buenas tardes.De dónde te sacaron. Buenas noches.Punto de mí. Quién habla. Mucho gusto.

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MEDIAS HORAS

a mi padre

[03:30] No mires el reloj. No busques números.Los minutos, de noche, no se cuentan.El total de sumarlos es un ocho:un ojo sin cerrar y el otro abierto.Dos ruedas que se juntan en la cara.

a

[07:30] No sé cómo se llame.Nada sabe de mí.Llega cantando.Recoge la basura.Se va cantando.

a

[18:30] Horas que duran media hora:una mitad que no es bastante,otra mitad que las excede.Yo paso el tiempo en las que no se cumplen:de tanto no llegar, llega la noche.

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[00:30] Heme aquí por un tiempo.Salud, temporalmente.No me tardo. Ayerestá lloviendo. Tantoque todavía.

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[06:30] Lluvias del este: lluvias de reflejos.Los caminos del rayo se bifurcan,dudan entre la noche y el presente.Asombro del amanecery de haberlo esperado.

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TRASTABILLEO DEL HIJO

(Sin epígrafe de la Escritura, por más que lo precise.)

El hijo culpable vuelve a casa.Apenas lleva en los bolsillos todolo que no se atrevió a perder,a destruir desde su ida. Objetos

casi abandonados, ya lo sabe,pero que no le pesan nuncasiquiera un poco menos: largallave de níquel, breve imagen

de la madre, que junta las pestañassorprendida. Y monedas terminalesque absorberá la mano del taxistacomo la sangre espadas anteriores.

Arrastrando los pies, y arrastrándose,¿quién lo verá franqueando el quicio?

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LA DISYUNTIVA

Entre la soledady estar solo,escojo lo segundo.Lo mismo entre la dichay ser dichoso:lo segundo.Entre los años y los días,lo segundo. Entre mi nombrey tú al decirlo.

Hay quien me ve llegarcon paso lentoy escoger lo segundo,lo que viene detrás, de peor es nada;me ve con piedad intransigente,con lástima implacablede cazador apenado por su presa.Yo recojo los restos,hago con ellos un sombrero, una corbata,y saludo a la usanza cavernícola.

Entre la espera y lo esperado,lo segundo.Entre los puntos y las comas.Entre los yay los todavía.

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PRINCIPIO DEL CAMINO

Tengo cosas guardadas.Tapones y agujeros. Deudas y monedas.Relojes que se pararon en la nochey dos piernas que saben sostenerme.

Todo al alcance de la mano.Todo en la sombra, como violines en su estucheo piedra en su zapato. Y nadie sabecómo fui yo capaz, ni cómo al esconderlome supuse moneda, deuda o minuto suspendido.

Yo no fui la moneda ni la deuda. Fuilas dos piernas y las manos,pero sin moverme. Tuve cosasguardadas. Ya estoy dándolas.

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Día de hoy

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LAS MARQUESINAS VERDES Y LAS ROJAS

y los toldos hollados por un tiempo insalubreconsiguen retener a los paseantesbajo el pretexto de la lluvia.

No es el nombre de la ciudadlo que atarea sus pensamientosni el orden de las calles.Como el azúcar o la tierrala ciudad se disuelve con la lluvia.

Incluso las estatuasbuscan refugio tras el pedestal.Es la sorpresa del relámpagoy una memoria de truenos primitivos,de tigres o campanas,de alcantarillas inminentesen un mundo sin taxis ni edificios.

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DOS COCHES

Entre dos cochesacaso mal estacionados, o bien, o no me importa,paso apenas, ladeándome,y alcanzo el otro lado de la calleal alcanzarte a ti, que me llamabasdesde que no había coches, o calles, o no tendría

por qué importarnos.

Dos coches. Bien o malhabrá quien los encienda, los conduzca,se deje conducir sobre sus ruedasy llegue aquí, diciéndose: “Llegamos”.

Uno y otrollegaron tal vez juntos, juntoshabrán salido de la misma casao se habrán desprendido, hace un millón de años,de un mismo hierro primigenio.Por eso tan reunidos.

Por eso, junto a ti,sin calles, o sí, o ya no me importa,espero que no dejes de llamarme.

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PALOMAS

Levanté la cabezay, al paso de las campanadas,quise contarlas de una en una.

Conté cincuenta y cuatroen cornisas y alféizaresy alambres de la luz.

Ya estaba oscuro,por lo que habría cincuenta másen los rincones, escondidas

o a punto de nacer, en huevosrayados por el humo.Los que venían a misa

ponían sus coches donde fueray en la plaza, cuadrada como siempre,circulaban los ecos apagados

de un tiempo sin palomas, que dormían:de un campanario a solas:de cincuenta silencios o escondites.

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ANIMAL PLANET

a Eduardo Lizalde

La espera del antílope(una tarde, una noche)a cien pasos del río,mientras bajan leonesa deshacer el agua con las fauces,a desmontarla en gotas distanciadas,resume con sedientos lengüetazosel riesgo de la muertey el cansancio vulgar de la sabana.

Sedientos lengüetazos al vacío.

La disyuntiva es una solay puede resolverlaincluso el animal analfabeto,el herbívoro inculto:de lamer, con peligro,unos restos de aguay arder tal vez en el intentoa respetar la cabelleradel felino absorbente,la decisión parece razonabley es jugársela.

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Llega la pausa de los comerciales.Alguien toma el control del aparatoy se arriesga también, a su manera:dos cantantes de modao la incesante guerra en las noticiaslo requieren, exigensu atención bailarina o aguerridamientras el gato finge saciedad,se aleja como el sol en el crepúsculoy el venado en penumbra se reclinapor un poco de agua.

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PROSA DE LAS PLUMAS

a Dolores Castro

Cuántas veces me preguntaron qué pesaba más, unkilo de plumas

o un kilo de plomo, y cuántas yo seguí aferrado aque las plumas

tenían que pesar menos, o más, pero no igual queplomo

ni que piedras: lo que nada pesaba eran las piedraso el plomo, siempre inertes, todo el tiempo piedras,

plomo todo el tiempo,y las plumas, en cambio, pesaban cuerpos vivosy dormían con los pájaros, y despertaban en

almohadascalientes de saliva, y les había salido pelocomo a resucitados, como a enfermos que ya no lo

estuvierantras la noche. No eran ellas el ala, pero igual volabandesde los pájaros del Evangelio, que ignoran lo que

comerán al día siguiente,hasta el canario del vecino, que terminó huyendo

por el patioy dejó, al irse, parte de su dorada cabelleraen el cuenco del agua que bebía: ropa en jirones,piel de serpiente abandonada, cuerpo y hueco

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del pájaro y del aire, de alzarse y escapar, de ser algoy borrarse,

de la cabeza recostada y de la sábana hundida.Eso: el plumaje, o la camisa deshecha, o la piel sin

la serpiente.Tenía que pesar más. Tenía que pesar menos.

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AL IR PASANDO

Sé, sin recordarte, que te conozcode hace siglos.

También túme conoces, y también lo he sabidoyo repentinamente, sin que nadie (ni tú)parezca sospecharlo.

Por eso dudas —no es de sabiosdudar, sino hacerlo con gracia—entre abrazarme, vermepasar nomás o asesinarme.

Toda elección implica ciertos riesgosy en los equívocos de la memoriavuelven al polvo igual el pétalo y la espina.

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HORA DE ADMITIRLO

Un tiempo me gustaron. Más tarde,porque las cosas cambiany hasta lo propio esconde algo imprevisto,di en olvidarempezando por sus nombres.(Un tiempo así

creí saberlo:decimos que se tieneun nombre. Decimoso dicesque por llamarnos de algún modo,por llamarmetú a mípor más que no haga caso, lo dices,lo decimos.)

Un tiempocreí ser otra cosa, y enseguidalo fui sin darme cuenta, y enseguida.

Buen tiempo aquel,y no poco. Lo muchoque pudieron gustarme.

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CALZAR DEL 30

Mis pies miden treinta centímetros y los de mi hermano el mayor treinta y dos.

Ricardo Castillo

Nadie que no calce del 30sabe lo que significa estar solo.Puede constatarse.

A las tiendasllegan diez, quince pares de zapatosde cada una de las otras tallasy sólo un par del 30, y esoporque los pies vienen de a dosy nadie compraría un zapato solosi así se lo vendieran.

Aunque yo sí lo haría.Pagaría siete veces el izquierdoen espera del par,y el derecho, negado siete vecesy siete por setentaimaginado,se me presentaría en el sueñocomo un padre,como un ancestro de talones anchosy empeines desmedidos,

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como el pie y el zapato al mismo tiempo,y me ataría con sus cordonesde la manopara llevarme a donde hubiera gentede pasos y pisadas comprensibles.

Calzar del 30 no da risa.Tampoco es ningún drama.Pero a veces hay directorios telefónicostirados en la callecon datos de otras eraso del armario salen cajasde comercios que fueron liquidadosy uno se ve los pies, los interroga,un poco los levanta con prudenciay vuelve a dar con ellos en el sueloy no adivina cuándo ni en qué sitiohayan servido, hayan sido comunes,hayan cabido en calcetineso hayan roto invaluables corazones.

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RÉCIT DE VIE

(Sujeto a cambios de último minuto.)

Llegué a la edad de llorar con las películas.La edad llegó a mí. Llegué yo al ciney sentí que las luces se apagaban.Llegó a mí la penumbra: todoen orden.

Haber estado aquí. Haber estado como haberlo visto.El sonido se enciende como un velo.Llega y avanza: ritmo nocturno de palpitacioneso en la niñez, también de noche, por ejemplo,angustia de los armarios y los taxis.

La imagen ya es un cuerpo: llegué a míal encenderse. Lamíla misma sangreen distintos cuchillos.

Haber estado. Haberse oídoigual que músicas pasadas,arrimado a las vísperas del sueño.Velo. Veo detrás la penumbra, no la historia.

Todo en orden.

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Aguas arriba

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¿QUÉ RELOJ VA MÁS LENTO?¿El de las noches y los días?¿El de las tumbasy el mundo que sostienen?

Uno frecuenta el paso de las horasigual que la cercanía de sus amigosy la distancia de los otros,los que no tienen cara.

Qué historia de seres inconclusos,de verdades a medias o enteras invenciones.Qué suma de quebrados, de inhabitablescantidades rotas.

¿Qué historia o cifracontiene a los que amo?

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PARÁFRASIS DE NEMER IBN EL BARUD

El ciervo ilesoquiere tal vez que lo disculpeun cazador frustrado.Uno entre muchos.

Dos nubes con forma de animalesdejan el cerro en buscade un cielo como paredes de Altamira.Uno entre muchos.

Entre todos los pájaros del valleuno guarda silencioy espera que yo hable, y está viéndome.Uno entre muchos.

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HECTOR DE SAINT-DENYS GARNEAU

LOS OJOS DESIERTOS

[1]

Figuras ante nuestros ojosFiguras que apenasSurgenY que no dejan todavía la sombraQué deseo las conduceA traspasar la sombraY qué sombra las retiraEvanescentes de nuestra vista

Figuras que se mecenEn los confines de lo visible y que surgenJugando a velarse y develarseVienen a morirse aquí en los bordes de una sonrisa

imaginariaY a envolvernos en el calor de su gravedadMecerse entre lo aparente y el adiósNos abandonan y sus ojos no se habrán dado cuentaPero nosotros habremos caído adentro como en la

noche.

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[2] Voz del viento

La gran voz del vientoUna sola gran voz a lo lejos confusaY que después crece al acercarse, y se convierteEn esta voz, en aquéllaDe este árbol y de aquel otroY prosigue y vuelve a convertirseEn una gran voz a lo lejos confusa.

[3]

Mis párpados al alzarse me dejaron vacíos los ojosMe dejaron abiertos los ojos en una gran soledadY no acudieron las servidoras de mis ojosNo acudieron mis miradas como espigadorasQue fueran por el mundoHaciendo pesados haces de cosasNada traen que pueda poblar mis ojos desiertosY es como si exactamente hubieran permanecido

adentroY que la puerta se hubiera quedado cerrada.

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TRAS EL FESTEJO, EL HERMANO DEL HIJOPRÓDIGO SE RESUELVE A MOSTRAR

QUIÉN ES EL PEOR DE AMBOS

El hijo mayor se hallaba en el campo, ycuando, de vuelta, se acercaba a su casa,oyó la música y los coros. Y llamando auno de los criados, le preguntó qué eraaquello. Él le dijo: “Ha vuelto tu hermano,y tu padre ha mandado matar un becerrocebado, porque le ha recobrado sano”. Élse enojó y no quería entrar, pero su padresalió y le llamó. Él respondió y dijo a supadre: “Hace ya tantos años que te sirvosin jamás haber traspasado tus mandatos,y nunca me diste un cabrito para hacerfiesta con mis amigos, y al venir este hijotuyo, que ha consumido tu fortuna conmeretrices, le matas un becerro cebado”.Él le dijo: “Hijo, tú estás siempre conmigo,y todos mis bienes tuyos son; mas erapreciso hacer fiesta y alegrarse, porque estetu hermano estaba muerto y ha vuelto ala vida, se había perdido y ha sidohallado”.

Lucas, 15:25-32

Suponiendo que te lo diga.Vamos a suponerlo. Que yo te diga:“Soy el peor de tus hijos”.O, a lo mejor, que lo mitigue:

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“Vengo, padre, como el peorde tus hijos”. Como si el peorfuera el otro. Como si yo apenasme le asemejara. Supongamos.¿Ganarías algo con oírmelo?¿Te venderían la gasolina más barata?¿Conseguirías jubilarte por adelantado?¿Te dirías a ti mismo: “Es lo que yoesperaba oír”, y entenderías entoncesque ya no soy el peor, ni casi el peor,pues he mejorado al admitirlo?

Brincos diéramos, padre. Bueno fuera.

Tendrá la culpa esta memoria,si tú quieres. Qué digoesta memoria: este recuerdosolo, del día que temistetener un hijo menos, puesya no estaba por ninguna parte,y me pediste a mí con la miraday un movimiento indigno de la manoque fuera tus dos hijos, y que fuerade preferencia el que perdiste.

¿Tendré la culpa yo, que soyesta memoria? Qué digoesta memoria: este recuerdo,el rastro de la voz —mi propia voz—

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del hijo que dejé de ser,y para qué: para no sertampoco el otro. Qué digoese recuerdo: más bien el de tus ojosmirando a través de los rebaños,cruzando los campos de trabajoy topándose al fin con el hombre que veníay era el hijo perdido y el hermanoque yo no pude ser, que no fui nunca,que se quedó sin mí al estar perdidoy me dejó sin él,que me quedé también sin ambosal irme sin mi cuerpo y al dejarmea solas con tu tierra, padre,solo de ti, solo de todos, a la esperadel día en que volviéramos, del díaen que pudiéramos al fin reconocernos.

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SAMUEL BECKETT

MÚSICA DE LA INDIFERENCIA

[1]

y yo qué haría sin este mundo sin rostro sin preguntasen donde ser no pasa de un instante en donde cada

instantese vuelca en el vacío en el olvido de haber sidosin esta onda en la que al finel cuerpo y la sombra desaparecen juntosy qué haría yo sin este silencio abismo de murmullosjadean rumbo al socorro al amor furiosamentesin este cielo que se elevasobre la polvareda de sus lastres

qué haría yo haría como hice ayer como hago ahoramirar por la ventana si estoy solopara vagar para errar lejos de la vidaen un espacio títeresin voz entre las vocesque se encierran conmigo

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[2] Muerte de A. D.

y aquí estar aquí todavíaurgido contra mi vieja tabla herida lo negrode los días y las noches ciegamente pulverizadosa no estar aquí a no huir y huir y estar aquíy escuchar encorvado la confesión del tiempo que

agonizade haber sido lo que fue haber hecho lo que hizode mí de mi amigo ayer muerto el brillo de sus ojoslos dientes largos jadeándole en la barba devorandola vida de los santos una vida por cada día vividoreviviendo en la noche la oscuridad de sus pecadosmuerto ayer mientras yo vivíay estar bebiendo aquí más alto que la tempestadla culpa del tiempo irredimibleabrazado a un viejo madero testigo de las partidastestigo de los retornos

[3]

música de la indiferenciacorazón tiempo aire fuego arenadel silencio infortunios de amor

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cubran sus voces y queno me escuche yo máscallarme

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BEN GUNN

“Who are you?” I asked.“Ben Gunn,” he answered, and his voice soundedhoarse and awkward, like a rusty lock.“I’m poorBen Gunn, I am, and I haven’t spoke to a Christianthese three years.”

Stevenson, Treasure Island, XV

Ni siquiera nos conocemos: él me observa condesconfianza y yo le devuelvo en silencio un gestoambiguo.

Al atenuarse la oscuridad, finge un súbitomareo y cierra los ojos. No quiere tener despuésque recordarme.

El día se aclara. Los árboles, a punto de alejardefinitivamente a las nubes con sus puños, cambiande pronto y son ya meras estacas, flechas inutilizadaspor la herrumbre.

Juego a responder a las preguntas que no meha hecho, que no puede hacerme. No, así no es micara; no, la voz que estás oyendo no es mi voz. Nisiquiera podríamos conocernos.

Arranca un haz de hierba, remueve la tierra,condena la entrada de los hormigueros. El día seaclara. El día no acaba nunca de aclararse.

Juego a responder también a las preguntasque yo mismo no me hago y que no puedo hacer-

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me. Su lenguaje se reduce apenas a una ciertamanera de sentarse, de ponerse en cuclillas; el mío,entonces, mi lenguaje, ¿qué palabras no alcanza?

Esa voz que se escucha no es la suya. Esamirada no ve desde sus ojos.

(Albada)

a

Los ojos ven, pero no saben verse.

a

Escucha, hoy, la deprecación de un injusto.El árido relato de una sangre, de una víscera

que no esconde ante tu rostro su rostro.He bajado a las aguas, he llegado a las aguas,

y al buscar un pez he visto que son muchedumbre.Así, como son muchedumbre los peces,

como las olas desdoblan su reflejante curvatura,sea legión tu piedad.Una vez me rodearon las olas de la muerte,

olas como de polvo de huesos, y fueron creciendo afuerza de pulverizar mis huesos, y fueron consu-miéndose a gemidos; y el aire

chirriaba igual que si los marinos descubrie-ran que su barco es un féretro.

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Prisión del remolino, y redes. Viraba hacia elnegro, taladraba lo negro el azul antiguo de tus ojos:tú, la muerte, el mar, el

que no tiene nombre.Se conmovió la tierra, se abrió, tembló desde

la cima el fundamento. Y vitu mano,

cubierta de asfixias y de limo.Me desnudaste de la piel del agua, me diste

por abrigo una seda de arena,grava suelta que inunda mis oídos, que se

cierra sobre mis pasos.Y te digo: escucha estas palabras. Por tu mano

salí del huracán y entré al ahogo. Conozco por tuvoz

el nombre de las fieras que me buscan.Conozco por tu voz la muerte, y sé

que tengo en posesión los confines del agua,la cresta de una ola.

(Salmo)

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JACQUES DUPIN

PAUL CELAN

Como habiendo franqueado la estridencia,las rejas,y cerrando los ojos sobre la baldosade ninguna parte,

la palabra, cargada de silencio,resuena por lo bajo. Viene

atravesando el enjambre del desastre:forma un solo cuerpo, él, con la noche.

a

La estrechagarganta del día,en lo abrupto, se alza...

pero él se desprende, ya rescatadopor la nieve su aliento, ahí,como si otra vez el alientoembistiera contra nuevos muros.

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a

El más expuesto, él, en estapendiente, justo en ésta,acaba con las uñas de rozar—por una desviación, palabrasuya— una florque se recoge, que se multiplica...

Pasión, la suya, en el ángulode los caminos: despojada de cuerpohasta romper el sentido, no la flor,por un rosario de rocío.

a

En el corazón un corazón como una piezade escombroenfriada al sol,otra voz desde lejosa otro rostroasignada—

entresacadas piedra y vozrestadas para siempre al númerode las palabras homicidas.

a

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Unísono de la heriday de las plantas amargasen que se anuda y se deslizaun haz de espacio,

su aliento, aliento de la zarza, atrae—

una lámpara sobrecogida Se nos echa

encima con todo lo que ha rotola luz, encantamiento y balbuceo—

atrae, de atrásde las palabras, un cuerpo,un rostro que ha pulido el huracán.

a

Broca, riesgode cada palabra, de cadapalabra revuelta contra sí,tan cerca de lo oscuroque tienta ya su filo y su barrancay su voz hecha casi de silenciobajo la respiración de la quimera.

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Como habiendo franqueado la estridencia,las rejas—no puede callar: cesaríael silencio; atroz,un hueco rumor lo cubriríatodo de nuevo—,escribe aún. No tienetérmino el poemani tiene fin el libro.

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VERSIÓN DE MATSUO BASHO

De viaje, caí enfermo.Entre sueños recorrouna inmensa llanura.

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HUBO LUCIÉRNAGAS.Hubo, en el jardín,luces

y aún quedanalgunas, infrecuentes—una sola.

Números de lo mismo y lo variable.

Fumo ahora en la nochedel jardín que haya sido:quedauna luciérnaga,

como el cigarroque al avanzar la brasay con su propia luzanuncia el fin ya próximo.

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Veneno presentido

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UN PIE SE VA QUEDANDO ATRÁS EN CADA PASO

y la respiración abre insensibles corredoresque la espalda cancela.

No hay pie que sepa estarse donde mismo.

Un pie se va quedando atrás, y retrocede,cuando el otro se planta en huellas por marcaro en escalones que habrán de levantarlo.Por cada pie que avanzaun cuerpo entero decide rezagarse.

Lo que dura un segundoy lo que mide un metroes la doble sustancia de mis pasos.Aprendí a caminar—supongo que aprendí—reduciendo los pasos de otra gente,respirando con segundos más largosque los metros andados por los otros.

Yo soy el pie que retrocedea los pasos más cortos, a caminos posiblesy a zapatos que no calzo todavía.Lo que mide un segundo.Lo que dura un metro.

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LO QUE SUENA EN LAS FLAUTAS

Dónde suenan las flautas, me pregunto.Lo que suena en las flautasdónde suena.

Contemos hasta diez y preguntémonos:dónde suenan los onces, las docenas,

los cuerpos de violines en la sombra;equipos de metales vibratoriosy demás clarinetes o timbales:

dónde suenalo que viene ahuecándolos,adentro,

lo que vuelve a la flautael hueso —el músculo—que rodea y aprieta el nervio indemostrable.

Dejemos de contar. No preguntemoslo que suena en el cielodónde suena:

nubes de irrepetible consistenciaque sin embargo se repiten,

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rachas de viento que las cruzany las desvanecen.

Que nada más las flautas lo adivinen.

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DISCURSO AL BICHO

The insect far and nearJ. J. Cale

No por tenerme cercate volverás más grande,insecto diminutoy asesino.

No por tenerme cercatus antenas darán lugar a brazosni se convertirá tu pata séxtuple y agudaen el pie con que sueñas aplastarme.

Mira la mano que te pongo encima:contengo en ellaun mundo que no quiere sostenermey que puede borrarte de sí mismo,destruyéndote.

Tú me conoces de hace tiempo.Al cerrar las cortinasy al barrer tras los mueblesy al sacar de un cajón el suéter de mi adolescenciayo, por lo menos, he presentido tu ponzoñay he sabido por ti lo que ignoro de otros.

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Mira, insecto: veo pasar a la gentecomo me ves tú a mí, sin observarmepero desconfiando.Yo mismo veo a los niños en la esquinay pienso que me llaman, aunque sé que de lejosme han supuesto más joven, más menudo,y no por estar cercame volveré más grande para ellos.

Conserva tus venenos milimétricos.Deja que yo persista en mi estaturade cazador amenazado.La mano que oscurece tu caminoes en verdad la misma,la mía,con que yo atraigo al mundoy lo rechazo.

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LONG WAY FROM HOME

Si no se puede hacer poemascon sólo una palabra, peorpara el poema. Si

no es posible hacer músicacon una sola nota, peorpara la música. Buddy

Guy (A Tribute toStevie Ray Vaughan) se quedaquieto, así, de pronto, en una

sola nota. El restoes música. El resto —ir,desembocar, articularse,

congeniar: el tránsito,la transición, la transigencia—es música.

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LEY ORGÁNICA

Quiero hablar del ciruelo en que la luzse posa y canta un pájaro tardío.Pero comienzan situaciones.

Juan Gelman

En función de. Por mor de. So pena de.Yo aspiro a decir vuestras,os, anduvisteis, decidiéraislo.Lloraría de gusto si fuera menester,si al despertar pudieradeclararme indispuesto,enviar mi tarjeta de visitay flores con un propio, y presentarmis congratulaciones, mis respetos, mi más dolido

pésame.Pero luego son otras las urgencias.

Por este medio. Puesto que. Dado que.Pero luego comienzan situaciones. El follajese desentiende de las ramas, que nieganal tronco las tres veces de rigor,y la raíz ya está que no se hablacon la savia. Con carácterde irrevocable. Sin más por el momento.Seguro servidor. Atentamente.

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Nadie que venga. Nadie que haya vuelto.Yo aspiro. Yo quisiera. En perjuicio.En atención. En desdoro.Y siguen comenzando situaciones.

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EL BUEN CLIMA

¿Y si hubiera llovidoel día del Sermón de la Montaña?¿Y si las carabelasno hubieran podido desplazarse, por culpa de

ciclones y borrascas,de un lado al otro del Atlántico?¿Si el Profeta, la noche de su ascenso al Paraíso,se hubiera topado con relámpagosque le impidieran llegar al cielo de los justos?

Todo el mundo recuerdaque Napoleón y los terribles alemanespadecieron inviernos catastróficosen la estepa de Rusia. ¿Qué me dicendel cielo y los augurios estupendosque reservaron a los chichimecasla mejor de las bienvenidas en Texcoco?

El curso de la historia, por lo visto,es un asunto de climas favorables.

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CEREMONIA DE LAS VISITACIONES

INTROITO

Vigilancia privada

Vinieron a tocar los intachables.Largo rato a la puerta, requiriéndome.Yo estaba con mis cosas; no ignorabaque vendrían a decirme: “Déjatede cosas”, o bien: “Sigue con tus cosas”.Lo que yo decidiera,pero con ellos vigilándome.

DIES IRAE

Night of the Living Dead (con asonancias)

No puedo asegurarque vengan saliendo de sus tumbas.Nada más lo deduzcoporque a ningún lugar sino a la sepulturaentiendo que pudieran volver en lo inmediato.Y es que ahí, a donde regresamos,es de donde venimos. O eso dicen.

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BENEDICTUS

Corre la voz

Clausurados el cielo y el infierno,el matrimonio de la pulga y el piojo(sujeto en el pasadoa tantas y tan enfadosas postergacionespor falta de pan, por falta de lo que sea)tendrá lugar al finen la cabeza de quien esto escribe.¡Rigurosa etiqueta!¡Bienaventurados los pobres!Prometo no peinarme.Qué sería del planeta sin la pulga.Qué tal si no amara el piojode todo corazón.

COMUNIÓN

Kilómetro cero

Hoy que todos lo saben todo.Que todo sobre mí lo saben todos.Que nadie ignora nada.Que todo el mundo ha formado un mundo entero

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sin mí, que debo a mi vez creerme desahuciado.Que todo está sobre la mesa, en papeles obsesivos.Hoy que todos lo estaban dando todopor sabido (lo lleno, bien repleto; la nada, nadadora)cerré los ojos una eternidadque pareció un minutoy recorrí tu brazo, quién sabesi rozándolo, quién sabesi pensándolo, y del hombro al anilloestuve una vez más en donde nadiesabe nada de mí, ni sabe quién he sido,ni quiere investigarlo.

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REPORTE DE LECTURA

En esto pareció que cobró el día un nuevo resplandor…

Cervantes, Viaje del Parnaso, IV

Me pareció que todo estaba escrito—y, en efecto, lo estaba—cuando al fin me llegaron por correolas actas de un congreso de hispanistas.Escrito hasta las tildesy el tope de las notas bibliográficas,excedido en comillas y títulos voraces,pulido hasta el cupón de suscripcionesy la convocatoria de próximos encuentros,impreso y consumado,todo, pues, era letra, carácter suficiente,abundancia y asfixia,fijeza de los tipos móvilescon visto bueno de la Virgen(sin borradores concebida).

Con el atardecer,el colofón me acompañó a la puertay logré distinguir en sus pocos renglonesel eco de un adiós amenazante:no sé si el brillo de una espadao los preliminares de un ladrido.

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Solitario y sin fuerzas,derrotado al final por decisión unánime,decidí regresarcontra el consejo del instintoy, protegido por la noche,revolví los cajones del índice onomástico,forcé las conclusiones afiladas,comprobé que tu nombreno figuraba entre las referenciasy me sentí capaz de pronunciarloy respiré, y tú respiraste:no todo, entre lo escrito, estaba escrito.

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AS DE CORAZONES

Si estoy cerca de ti, si no estoy,si estoy lejos de ti,si estoy en cualquier partey amargos poderes de la sombra,conocidos y amargos, repentinoslátigos de hielque no semejanlátigos, ni calabozos, ni aceradascuchillas, que no semejanpoderes de la sombra, o que lo soncomo insignias triviales, ya vistasdel horror, del espanto,al fin del tedio,

si formas pueblan tu silencio, te recorren,no dejes que lo cerca, el estar,el no estar te separen, me separende ti, de mí, que apenasllego, ni aquíni en parte alguna.

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Números redondos

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EL TIEMPO ME DETIENE

y sigue avanzando por su cuenta.Entonces lo miro transcurrirdesde una orilla, como se mira un marque fuera distanciándose,volviéndose cosa de remotasllanuras, de inaccesibles

desiertos que arenas corredizasdesgranaran. La nocheme detiene, me congela, y contar sus minutosda igual que reintegrar las manos al polvo del que

vienen,doblar de nuevo un mapa desplegadoy al cabo resignarse a la fe de lo perdido.

Allá, donde se va extraviando lo visible,se ven mis propios ojosextraviándose.

Yo estoy detrás del tiempo, que se aleja.

Donde no se ve nadaestá el mundo, escondido.

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CUESTIÓN DE SIGLOS

Largo es el arte; la vida en cambio cortacomo un cuchillo.

Ángel González

Larga es la muerte. La vida, en cambio, cortalos extremos del cuerpo al que nos aferramos.

Puede tratarse, para ti, de tu cuerpo.Puede tratarse, para él, del suyo.Es tu cuerpo, en mi caso, al que me aferroy doy por ido el mío, por ausente.

Dura siglos la muerte. Llevan siglos muertoslos que al principio vivieron en el mundo.

Puede tratarse, para ti, de siglos remotísimos.Puede tratarse, para él, de siglos terminados.Para mí, cada minuto se termina un sigloque había comenzado, hace un siglo, apenas un

minutodespués del anterior. Un siglo

acaba de cumplirse ahora: miro mi cuerpoy, aunque me acerco al tuyo, no consigo tocarlo.

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HERMANOS

Entre dos cuartos con la luz prendidasiempre hay un corredor de sombra, una escaleray algún reloj que da la horainnecesariamente.

Afuera, el guayabo y la impaciencia de los gatosllenan el patio de sonido y espera.

En el centro del árbolzumba el delgado aviso de un agua no visible.No hace falta oírlo. El agua es la distanciaque separa las pulsaciones de la tierrade la calma del tronco.

Dos cuartos, una luz prendiday otra que acaba de apagarse:la lluvia, en el patio, está creciendo.

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Tu cuarto, el míoy, estricta, entre los dosla pared blanca.

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¿Qué ves en mícuando no estoy mirándotey luego te sorprendo a punto de reírte?

¿Qué ves en mícuando no estás mirándomey ni siquiera me imaginas, absortoen las fugaces palabras que otros dicencallando y, al callar, borrándose?

Las criaturas también guardan silencioen la esquina del techo y las paredes:las arañas, que tejen cada unalos tiempos de una boda irrealizabley la mosca, centella del centímetro.

Si el tiempo se llamara de algún modo,si estuviera escrito,no podríamos leerlo —conocer su nombre—mirando cada quien papeles diferentes,hablando cada quien de cielos diferentesy cada quien revolviendo en la memoriapalabras diferentes: yo las tuyasy tú quizá las mías,fugaces.

Pero al final escucharíamos juntos.

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REFRÁN DE CIEGOS

Alzar la frenteno es mirar todavía.Tú levantas la cara, hueles algoen los principios de la lluviay no estás viendo.Lejos de ti,yo reconozco el mar que se aproximay no estoy viéndolo.

No miramos tampocoal abrir las persianas o los párpadosni al oír que los ojosen verdad son ventanas.Lo que supone todo el mundolo ignoramos nosotros.¿Hay de verdad un rostrodetrás de cada máscara?

En el techo de asbestoresuenan las primeras gotas.El rayo escribe letrasdoradas en el muro, y van borrándose:

formas de un tiempo ciego,resplandores de inminencia y presagio.

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Las manos huecas,las cuencas de los ojosy el agua de alejadas cavidadespresienten el espacio en que no estamos.

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EL ÁNGEL DE SILESIA

Cerveza y generación y catedrales.Tu nombre no aparece entre los nombresdel mundo. De la tierrao el fuego, como una estrella momentánea,se alza: irrumpe contra el rostroque dice contener, quedijera contenerlo. En manuscritosno hallados,

miniaturasde imperios en ruina y mansiones devastadasy torres que desde siempre ha ganado la malezafue desmentido el juramento, sin testigos.Todo soplo es un cuerpo sin testigos.

Palpitación y acceso y migraciones.No existe la palabra que te anuncia:existes tú y eres todas las palabras.Del fuego, de la tierrasombría. Se diría,tras la noche, compuestapor insectos. Tu piel se alzara escrita por insectos.

Arcilla y puente y adivinaciones.Ese otro nombre tuyo, tu rostro, repentino.

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Lo que trae una mano.Lo que una manotrae, lo que reduce, hay otraque lo espera, que se ahuecapor ello y que se vuelvemano al llenarse de su nada.

El paso que no doyme tiene con dos pasos pendientes.

El pez que no sujetome hace andar mares duplicados,caminos que figuro al extender cada piernay luego no recorro, y luego entre mis dedosno está el pez.

Lo que una manoda, lo que una pide,a eso renuncia.

a

Raíz de la ceniza, cuántos ojoshabrían buscado en mí lo que tú hallaste.

Reconoce (lo sé) la hoguera a sus criaturasen el cuerpo sin dudas que ofrecen a la espera,en esa corrección de incorporarse, hospitalarias,cuando un huésped en llamas irrumpe en sus

recuerdos.

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Reharás la travesía de la quietudal vértigo, de un lagodominical al tiempo informe

de la pátina. Vendráscon la resurrección, y ella contigo.

Reconoce tú en mí el aliento que es tu aliento.No ganes para mí otro viático que el tuyo.

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NECKAR, AGOSTO, ROJAS

al río, al mes, a Gonzalo

En todas las ventanas hay un río, y en dondeno hay ventanas. Una

torre y unrío, porque al hombre

no le dicen dos veces que se aferrea sus danzas, sus ópalos, sus miserables

monedas. Cuando apenas se abrenlas horas iniciales de la noche, ya termina

él de oficiar embrujos y exorcismos,ya cierra las hogueras como llaves

de un gas inútil. Yaestá de nuevo con sus símbolos,

seguro, cubierto, a buen resguardo, ausente.

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Las horas iniciales de la nochey el abandono de las piedras y la encina: las piedras,que no llevan trazadoel alzamiento de ninguna torre, la distanciade ningún camino, ésas,solas,se desperdigan bajo un árboly es adrede.

a

Tres o cuatro monedasen el fondo, en ellecho. En un fondo,tal vez, más impreciso: el del mar,

que no es lecho. Treso cuatro, sin huirdel símbolo

como has huido túdel nombre. No todosnos llamamos. Tú,

por lo menos,no te llamas. O podríamos mirarte:un río, un puñode monedas. Todas,en el fondo,

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todas las ventanasson la ventana de una torre.La más altao la única.

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MEDIO AMBIENTE

Las cosas no esperan que las nombren.Cincuenta y nueve minutos de la horales toma decidir que otro minutose harán consistentes y precisas,pero insensibles a cualquier llamado.

Ese minuto es lo que dura el mundo.

Las cosas deciden ser un árbol,un kilo de manzanas, una esponjao la copa de un árbol,media esponja gastada por el uso,seis manzanas dispersaso el cielo dividido por un cable,o el cable suspendido entre dos patios,o el tiempo deshojado entre dos días.Pero no lo deciden por llamarse árbolni están esperando que les digas tiempo.

Las cosas no esperan que las tengas,aunque tú te apoderes de sus nombres.Y si el agua la tocas y le dices airey el aire lo respiras y le dices fuegono habrás, tampoco entonces, tomado la palabra.

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EN LAS ÚLTIMAS

Antes de terminar,déjenme hacer una pregunta clave.Si el pájaro se va, ¿cantan las ramas?

Entiendo que ya estamos en las últimas,que se acaba el papely no habrá tiempo ni para despedidas.Muy bien, pero ¿en qué asuntosirán a involucrarse las lombricescuando ya no haya nadie bajo tierra,más allá del final de nuestros cuerpos?

Dije que nada más una pregunta.¿Cuántas ventanas hay que abrirpara que lo de afuera no esté afuera?Mejor dicho: ¿hasta dóndese tiene que avanzarpara que nada quede lejos?Quiero decir: el pájaro,¿de verdad se distingue de las ramas?¿De verdad serían, sin tierra,lombrices las lombricesy el cuerpo, sin final, el cuerpo?

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TEPIC

Las hijas de mi tío, mis primas,cuando llegaban a Tepic, de viaje,y estando ahí, en Tepic, salían de compraso a pasear por el centroy se cansaban,

pedíanque por favor las llevaran a Tepic,es decir: con mis abuelos,porque habían entendido que Tepic era esa casa,no toda la ciudad, esa ciudadque yo también, sinceramente, desconozcoy que, si tengo suerte, puedo confundircon el jardín, algunos muebles, el perroy mi familia.

Tepic es para mí el nombre de otra cosa,no el nombre de Tepic: una palabraque se desentiende, sin obligaciones,como yo en el verano,

esos veranos,pero que al mismo tiempo está diciendolo que a ninguna otra palabra se le pide:que, al decir lo distante, digatambién lo siempre próximoy que al nombrar la cercaníaresuma una ciudad en una casa.

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Yo estoy —números redondos— a doscientoskilómetros

de la ciudad, la casa y el jardín, y los muebles.Mi abuelo está grabado en una lápida.Con mi abuela platico por teléfonoy hoy mis primas, cuando van a Tepic, no se

confunden.Y no sé lo que sea lo siempre próximo.Y en doscientos kilómetros pasa cualquier cosa,lo mismo si decido recorrerlosque si los dejo para el próximo veranoy me instalo en veranos anteriores.

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ÍNDICE

El mundo encima

De cualquier modo habremos de movernos, 11The Day After, 13Canción que no quiere serlo, 15Los bienes materiales, 17Best Of, 20Medias horas, 21Trastabilleo del hijo, 23La disyuntiva, 24Principio del camino, 25

Día de hoy

Las marquesinas verdes y las rojas, 29Dos coches, 31Palomas, 32Animal Planet, 33Prosa de las plumas, 35Al ir pasando, 37Hora de admitirlo, 38Calzar del 30, 39Récit de vie, 41

Aguas arriba

¿Qué reloj va más lento?, 45Paráfrasis de Nemer Ibn el Barud, 47Hector de Saint-Denys Garneau: “Los ojos desiertos”, 48

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Tras el festejo, el hermano del hijo pródigo..., 50Samuel Beckett: “Música de la indiferencia”, 53Ben Gunn, 56Jacques Dupin: “Paul Celan”, 59Versión de Matsuo Basho, 63Hubo luciérnagas, 65

Veneno presentido

Un pie se va quedando atrás en cada paso, 69Lo que suena en las flautas, 71Discurso al bicho, 73Long Way from Home, 75Ley orgánica, 76El buen clima, 78Ceremonia de las visitaciones, 79Reporte de lectura, 82As de corazones, 84

Números redondos

El tiempo me detiene., 87Cuestión de siglos, 89Hermanos, 90Refrán de ciegos, 92El ángel de Silesia, 94Neckar, agosto, Rojas, 97Medio ambiente, 100En las últimas, 101Tepic, 102

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Fractura expuestade Luis Vicente de Aguinaga

fue impreso en agosto de 2008en los talleres de TySP

La Paz 2077, colonia LafayetteGuadalajara, Jalisco.

Tiraje: 1000 ejemplares.Cuidaron la edición

Luis Armenta Malpica, Claudia Barreda Gaxiolay el autor.

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www.mantiseditores.com

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Luis Vicente de Aguinaga nació en Guadalajara en 1971.Es autor de Noctambulario (1989), Nombre (1990),Piedras hundidas en la piedra (1992), El agua circular, elfuego (1995), La cercanía (2000; segunda edición,español-francés, 2008), Cien tus ojos (2003), Por unavez contra el otoño (2004, Premio Nacional de PoesíaEfraín Huerta), Reducido a polvo (2004, Premio Nacionalde Poesía Aguascalientes) y Trece (2007). Como ensayistaes autor de Rumor de la ciudad al hundirse. Lectura dePaisajes después de la batalla de Juan Goytisolo (2003;versión francesa, 2004), Lámpara de mano. Sobre poemasy poetas (2004), La migración interior. Abecedario de JuanGoytisolo (2005, Premio Nacional de Ensayo Joven JoséVasconcelos), Signos vitales. Verso, prosa y cascarita(2005) y Otro cantar. Invitación a la crítica literaria(2006). Tradujo la obra del poeta Hector de Saint-DenysGarneau en el volumen Todos y cada uno. Poemas (2007).