feminismo senda no transitada por la ilustración

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  • 8/19/2019 Feminismo Senda No Transitada Por La Ilustración

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    NOTASY DISCUSIONESEl feminismo: senda no transitada de la IlustraciónCELIA AMORÓS Universidad ComplutenseFeminismo: Cenicienta y Pepito Grillo caciones del género-sexo femenino -lade la Ilustración mitad, por si hay que recordarlo, de esae s p e c ie c u y a c o n c ie n c ia to ta l i z a d o ra c aEn los debates contemporáneos acerca racteriza a la Ilustración, como es Sade la Ilustración se suele ignorar el pen- bido, de un modo paradigmático-, ensamiento feminista como fenómeno re- qué medida la matriz ilustrada desarrolevante a la hora de contrastar sus lo- lla o no de modo coherente sus propiasgros y sus «asignaturas pendientes». posibilidades emancipatorias, qué peSin embargo, la pertinencia del feminis- culiaridades revisten sus conceptualimo e n e s ta p o lé mic a p u e d e s e r s e ñ a la - z a c io n e s d i fe re n c ia le s c u a n d o s o n a p l ida desde un triple punto de vista. En cadas para «trampear» la universalidadprimer lugar, ha de recordarse que las de sus propios postulados y hastav in d ic a c io n e s fe min is ta s s o n -ma lg ré q u é p u n to e s ta s mis ma s p e c u l ia r id a d e smuchos ilustrados- producto genuino son sintomáticas de contradicciones yde lo que Javier Muguerza llama «la tensiones internas en la Ilustraciónc a ra ro má n t i c a » d e la I l u s t ra ció n - s u s mis ma . El f e min is mo , d e e s te mo d o , v ieideales emancipatorios- frente a su ne a ser una llave de acceso a una de« c ru z p o s i t i v i s ta » .1 El f e min is mo c o mo la s v e ta s má s r i c a s d e la I l u s t ra c ió n ,c u e rp o c o h e re n te d e v in d ic a c io n e s s ó lo n o s p e rmi te to ma r le e l p u ls o d e ma n epudo articularse teóricamente (deja- ra que podamos descubrir sus puntosmo s a q u í a l ma rg e n la c u e s t ió n d e la s má s v u ln e ra b le s a s í c o mo a q u é l lo s e nc o n d ic io n e s s o c ia le s d e s u p o s ib i l i d a d , q u e la d in á mic a d e s u s v i r t u a l i d a d e slo que no quiere decir -todo lo con- liberadoras es más irreversible. Entrario- que la minimicemos) á partir cualquier caso, una lectura desde el fed e la s p re mis a s i l u s t ra d a s , ra d ic a l i z a n - min i s mo d e l f e n ó me n o i l u s t ra d o d ad o lo s d i s c u rs o s d e e s te n u e v o c o n s p e c - c u e n ta c a b a lme n te d e s u c o mp le j i d a dto . En s e g u n d o lu g a r , p o r s u mis ma g é - a u n a n u e v a lu z , v o l v ie n d o imp o s ib len e s is , e l f e min is mo s e c o n s t i t u y e e n u n a ta n to e x a l ta c io n e s in g e n u a s c o mo a ju sperspectiva privilegiada sobre la Ilus- tes de cuentas demasiado sumarios.tración. La ve, precisamente, desde susesgo más complejo y paradójico, al po- Una senda tortuosader captar a la vez el juego lógico-ideológico de la nueva concepción de la uni- La reconstrucción, aún meramentev e rs a l i d a d e n u n o d e s u s a s p e c to s má s a p ro x ima t i v a y a g ra n d e s ra s g o s , d e l i t icríticos y los puntos ciegos que impi- nerario que describe el .feminismo end e n e l l i b re d e s e n v o lv imie n to d e s u s im- e l c o mp le jo I l u s t ra c ió n- ro ma n t i c i smoplicaciones. En tercer lugar, podemos -como es sabido, las complicidades en

    por esta razón considerar el feminismo tre ambos conspectos ideológicos vuelcomo un significativo test de la Ilustra- ven simplista una separación neta tanción: nos podremos preguntar, al hilo to desde una consideración sincrónicade los avatares que sufren las vindi- como diacrónica- reserva ciertas sorISEGORÍA/1 (1990) 139

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    NOTASY DISCUSIONESpresas. En principio, cabría esperar contrar en la Revolución francesa -laquizá la radicalización de las vindica- defensa del derecho de ciudadanía parac io n e s fe min is ta s c o mo u n fe n ó me n o e l s e x o fe me n in o y e l p ro y e c to d e in sprogresivo, que se produciría a medida trucción pública de Condorcet, cuyasque la Ilustración fuera desarrollando propuestas se orientaban hacia el iguay explicitando sus propios presupues- litarismo, así como la Declaración detos, de tal manera que comenzaría por los Derechos de la Mujer y de la Ciudalas expresiones más tímidas y, poco a dana de Olympe de Gouges-6 no supepoco, extraería derivaciones más osa- ran formalmente el techo ideológicodas. (Nos ceñimos aquí deliberadamen- marcado por Poullain de la Barre. Aquíte al itinerario ideológico, haciendo abs- habría no obstante que hacer algunastracción, a falta de poder dar al tema precisiones: Olympe de Gouges pideel tratamiento que merece, de las impli- que la mujer tenga derecho a declararcaciones sociales.) Por el contrario, su- quién es el padre de su hijo -tema quecede que las expresiones más radicales no trata Poullain-, mientras que reivinaparecen muy pronto: en 1673, el car- dicaciones tales como la del sacerdotesiano Frangois Poullain de la Barre cio y el mariscalato se encuentran prep u b l i c a De 1 é g a l i t é d e s d e u x s e x e s ,z c i s a me n te e n lo s C a h ie rs d e d o lé a n c e stratado donde se extraen con una lógi- femeninos considerados apócrifos porca impecable las derivaciones, en rela- la crítica, precisamente en función delción con los derechos de las mujeres, criterio -entre otros de carácter texde la lucha cartesiana contra el prejui- tual- del desinterés de las mujeres porcio, el argumento basado en la autori- tales vindicaciones, utilizadas para cadad, la costumbre y la tradición. Sobre ricaturizar las quejas y peticiones quee s ta s b a s e s , a s í c o mo s o b re la i d e a d e la s p ro p ia s mu je re s fo rmu la b a n e n laque «1'esprit n'a pas de sexe» -o, si se literatura que se tiene por auténtica.?prefiere, «1'esprit est de tout sexe»,3 co- Y si analizamos la obra, tan difundirolario del dualismo cartesiano mente- da en su tiempo, de Mary Wollstonecuerpo-, se argumentan reivindicacio- craft, A Vindication of the Rights of Won e s fe min is ta s c o mo la d e l s a c e rd o c io , ma n (1 7 9 2 ) , q u e l l e v a u n a s ig n i f i c a t i v ael ejercicio de la judicatura, del poder dedicatoria a Talleyrand y expresa enpolítico, el desempeño de las cátedras clave feminista la recepción de la Revouniversitarias, el acceso a los altos car- lución francesa por el círculo de los ragos del ejército: todo ello apoyado, en dicales ingleses, nos aparecerá en suss u ma , e n u n a e d u c a c ió n to ta lme n te a le g a to s má s t ímid a y mo d e ra d a q u e e ligualitaria. Apuntemos solamente que cartesiano francés: destina toda su vila obra de Poullain, fruto ideológico del brante argumentación ilustrada a pedirc a r te s ia n is mo, t i e n e c o mo s u c o n te x to p a ra la s mu je re s la e d u c a c ió n q u e d esocial el difamado movimiento precio- ben recibir los seres racionales, toman

    sista,4 en cuyo medio se desarrolló do al autor de La Educación de Sofíacomo un tópico la llamada «querelle -volveremos sobre ello- como su pundes femmes» -pendant francés de la to de referencia polémico.«controversia popular sobre la mujer» En la Aufklárung podemos encontrarque tuvo lugar en Inglaterra al hilo de un exponente interesante de la recepla revolución puritana. Las posiciones ción del tópico de la «querelle des femv in d ic a t i v a s má s ra d ic a le s e n lo c o n c e r - me s » a s í c o mo d e la s v o c e s v in d ic a t i v a sniente a las mujeres que podemos en- de la Revolución francesa -brutalmen140 ISEGORÍA/1 11990)

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    NOTASY DISCUSIONESte acalladas por el cierre de los clubs dario era Cordelia, «la madre de losde mujeres en 1793, entre otras contun- Gracos».d e n te s me d id a s , c o mo la e je c u c ió n d e En a s p e c to s fu n d a me n ta le s , e l t r a taOlympe de Gouges. Se trata de la obra miento de Hippel de la igualdad es dede Theodor von Hippel Über die bürger- fil iación ilustrada y se inscribe en la líliche Verbesserung der Weiber (1793). nea de Poullain de la Barre. Es difícilHippel, que vivió y desarrolló su acti- saber si leyó a Poullain o si semejanzasv id a d e n Kó n ig s b e rg d e s d e lo s q u in c e l l a ma t i v a s e n t re a mb o s a u to re s s e d eaños, perteneció al círculo de Kant y de ben a que eran tributarios en lo concerHamann. Muestra su profunda decep- niente al tema de cierta tópica que poción por lo cicatera que la Revolución dríamos llamar hermenéutica bíblicaha sido con las mujeres: «¿Cómo pudo feminista ilustrada. (Dicha tópica, comoun pueblo que existe "par et pour" el lo hemos podido ver en el caso de Corsexo bello en la mundialmente celebra- nelio Agrippa von Nettesheim, se reda Igualdad dejar de lado a un género? monta al Renacimiento, así como a laLa nueva constitución merece que re- Reforma protestante.) «Si bien Adánpita mis reproches, porque da por bue- tuvo el honor de ser creado el primero,no el no considerar a toda una mitad argumenta Hippel, fue compensadade la na ció n [.. .]. T odo s los se res h um a- Eva al n ace r de una co sti lla d e Adá n, nos t ien en lo s mis mos d ere cho s. To dos m ien tra s que és te fu e crea do de l barr o. los franceses,hombresymujeres,de- [...].Ningunodeelloscreóal otro;porben serlibresy ciudadanos».8De Fran- estarazóna ningunodeellosseleocuciaa Alemania,laRevoluciónpasaderrióelevarseporencimadelotro.»1°lametonimiaa lametáfora,detalmodoEnDe1 éxcellencedeshommesafirmaquehabráque«destruirlaBastilladebanuestrocartesiano:«Adamaétécréélagalanteríaen laqueseencuentraelapr és la bo ue, i l est s ort i de la bo ue et be llo s exo » par a que «l a mit ad de la s du lim on de la terr e; ains i la terre et la fu erza s human as» no se vea des perd i - bouesontplusnoblesquelui.Et sije ciadae infravalorada.Es significativa,veuxraisonerparconvenance,c'está desdeestepuntodevista,lacríticade direpardesraisonsimaginaires,jedi Hippelalderechoromano:«Losdere- raiá montour:Dieuacréélapremiérechoscivilesquelosgriegosylos roma- femme[...]eta formésoncorpsd'unenosconcedieronalasmujeresfueronmatiéreplusdureetplusforteetmémeunapartemí nim a de lo q ue le s cor res - plus n obl e, pu isq ue c' éta it d' une c óte p ond e por n atu ral eza , y que n ing ún tr i- d'h omm e, au li eu qu' Ada m n'a et é fai t buna l, ni bu eno ni m alo , les pu ede ar re- quedeboue[...]».11Si delahermeneubatar».9Convienenoolvidarqueensisbíblicapasamosa lasexplicacionesla retóricajacobina -taninfluidaporhistóricaslaicas,paraPoullain,«quandRousseau-mediantelacualsetratódeonconsideresincerementleschoseshujustificaren laRevoluciónfrancesalamainesdanslepasséetdanslepresent,negaciónalasmujeresdelosderechosontrouvequ'elles sont toutes semblade ciudadanía, se in vocaba fundamen- bles en un poi nt, qui est que la rai son ta lmente el m odelo d e la matrona roma- a toújours esté la plus foible; et il semna, libre de las virtudes cívicas, ama- bl e que toutes les hi stoires r' ay ent es té ma ntadora de lo s ciud adanos -razónfaites,quepourmontrercequechacunporlacualellanodebíaser,asuvez;voiddesontemps,quedepuisqu'ily ciudadana-,cuyoparadigmalegen- adeshommes,laforceatoújourspré-ISEGORÍA/1 (1990) 141

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    NOTASY DISCUSIONESvalu. Les plus grands Empires de 1'Asie res basada en este tipo de argumentaont esté dans leur commencement ciones, nuestro autor, como lo señala 1'ouvrage des usurpateurs et des bri- María Luisa Pérez Cavana, enfatiza la gands [...]. Cette conduite n'est pas naturaleza peculiar y las virtudes dife-mo in s v i s ib le d a n s to u te s le s s o c ie te s : r e n c ia le s d e l s e x o fe me n in o . Co n s id e raet si les hommes en usent aisi á Pégard que «por naturaleza» tiene una capade leurs pareils, il y a grande apparen- cidad innata para educar a los niños,ce qu'ils 1'ont fait d'abord á plus forte pues «en nosotros domina la reflexión,raison, chacun a 1'égard de la fem- en las mujeres el sentimiento», y «sume». 12 La causa del feminismo se iden- virtud es más pura que la nuestra». Patifica de ese modo para él con la de la rece como si en Hippel las transicioracionalidad. También Hippel atribuye nes de la Ilustración al Romanticismo,a la opresión de la mujer un lugar cla- tan bien analizadas por Ripalda14 en lave desde el punto de vista de los intere- Au f klürung al hilo de una recepción deses emancipatorios de la humanidad: Rousseau ad modus recipientis -en«¿Es acaso exagerado, dirá, si afirmo este caso, las inflexiones críticas pecuque la opresión de las mujeres ha dado liares de la Ilustración alemana-, selugar a la opresión en el mundo en ge- plasmarán, desdoblándose, precisaneral? ». No considera, por su parte, que mente en la conceptualización de la mula causa de la subordinación de la mu- jer. «Mientras las mujeres no tengan

     jer s ea la infe rior idad de fu erza físi ca: m ás que priv ileg ios y no der echos , nolas mujeres trabajan más que los hom- podrán ejercer la profesión que la nabres en muchísimas culturas y, dentro turaleza les ha asignado, es decir, ser lade la sociedad burguesa, en las propias mujer de su marido, la madre de sus hiclases trabajadoras. 13 Escribe un siglo jos y, por medio de estas nobles determás tarde que el autor de De 1 égalité. minaciones, el sex una ciudadana delParece, por otro lado, seguir el plantea- estado.»15 Hay que abolir LAncien Rémiento de Poullain al negar «una dife- gime con respecto a las mujeres, si bienrencia en las almas determinada por el para que desempeñen sus ejemplaressexo». Los varones pretenden inferirla cualidades específicamente femeninasdel hecho de que las mujeres no han ob- a la altura de la «schóne Seele» de as

     jeti vado sus t alent os. A lo cu al, a demá s cen denc ia ro usse aunia na, f emin izad adel catálogo, de rigor dentro del géne- en Hippel y en Kant.ro «De l éxcellence de la femme», de En el autor de la Crítica de la Razónlas mujeres ilustres excepcionales -gé- Práctica, sin embargo, como en Rousnero que se remonta a Agrippa y a seau y a diferencia de su contemporáMmlle. de Gournay, la hija adoptiva de neo Hippel, la mujer, al igual que losMontaigne-, Hippel contrapone el ar- niños -«por naturaleza» y no sólo porgumento, muy esgrimido por los radi- no ser propietaria- se verá excluidacales ingleses y recurrente en Mary del derecho de ciudadanía. 16 Llegamos,Wollstonecraft, de que los individuos pues, a un punto crítico en que se pos o n p ro d u c to d e s u a mb ie n te y d e s u n e n d e ma n i f i e s to l o s l e g a d o s d e la s te n

    medio cultural: «¿pueden acaso brotar dencias marcadas respectivamente porlos gérmenes y crecer sin una mano Poullain de la Barre y Rousseau: el feb o n d a d o s a q u e lo s c u id e ? » . min i s mo d e c u ñ o i l u s t ra d o -p u e s Po uCo n to d o , a l l a d o d e la s d e ma n d a s d e l l a in l e d a ju s ta me n te a l c a r te s ia n is moigualdad civil entre hombres y muje- una inflexión ilustrada al considerar el142 ISEGORÍA/1 (1990)

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    NOTASY DISCUSIONESbon sens como una fuerza de reforma bra. ¿Qué hombre bárbaro podrá rede la mente y de la sociedad- y la mi- sistir a la voz del honor y de la razónsoginia pre-romántica. Y encontrare- en la boca de una tierna esposa, y nomo s q u e a mb a s d i re c c io n e s s e c o n f ig u - d e s p rec ia rá e l v a n o lu jo v ie n d o la s e nra n s e g ú n lo s u s o s id e o ló g ic o s q u e v a n c i l l e z y mo d e s t ia d e v u e s t ra c o mp o sa ser explotados dentro de la retícula tura, que, juzgando por el brillo queconceptual que gira en torno a la idea en vosotras tiene, parece la más favode «naturaleza». rable a la belleza? A vuestro cuidadocorresponde mantener siempre, porUn eslabón perdido vuestro amante e inocente imperio ypor vuestra persuasiva inspiración, elEl juego del concepto de naturaleza en amor de las leyes en el Estado y lael complejo ideológico de la Ilustra- concordia entre los ciudadanos; reuc ió n y e l Ro ma n t i c i s mo s e p o n e d e n i r p o r fe l i c e s ma t r imo n io s a fa mi l i a smanifiesto con particular complejidad divididas y, sobre todo, corregir pore n Ro u s s e a u . De fo rma mu y e s q u e má - e l s u a v e c o n v e n c imie n to d e v u e s t ra stica, se podría decir que «la naturale- lecciones, y por los modestos encanz a » c o mo p a ra d ig ma le g i t ima d o r e s to s d e v u e s t ra c o n v e rs a c ió n , l o s re s auna idea que cobra en Rousseau el bios que nuestras jóvenes adquierenmayor realce -como es sabido, el «es- en otros países, de donde en lugar detado de la naturaleza» rousseauniano tantas cosas útiles de que podrían saes el ideal regulador conforme al cual car provecho, no adquieren otra cosase valoran, o son criticadas por aleja- que, con tono pueril y aire ridículo,miento y disconformidad, las diferen- aprendidos entre mujeres perdidas, lates formas de sociedad constituidas. admiración de no sé qué pretendidasLa mujer, en este contexto, es natura- grandezas, frívolos resarcimientos deleza en cuanto debe ser guardiana de la servidumbre, que no valdrán nunciertos valores prístinos, cuya preser- ca lo que la augusta libertad. Sed,v a c ió n s e le e n c o mie n d a d a d o q u e , p o r p u e s , p a ra s ie mp re lo q u e s o is : c a s ta s ,su inmediatez, en ella se proyecta sim- guardadoras de las buenas costumbresb ó l i c a me n te la n o s ta lg ia d e lo s o r íg e - y s u a v e s v ín c u lo s d e p a z , y c o n t in u a dnes. De este modo, se dirige Rousseau haciendo valer en todas las ocasionesalas ciudadanas de Ginebra: «¿Podría los derechos del corazón y de la natuolvidarme de esta preciosa mitad de la raleza en beneficio del deber y la virRepública que hace la felicidad de tud »." Pero, por otra parte, la mujerla otra mitad, y cuya prudencia y dul- no es sujeto del contrato social ni parz u ra ma n t ie n e n la p a z y l a s b u e n a s t i c ip a e n la c o n s t i t u c ió n d e la v o lu nc o s tu mb re s ? Ama n te s y v i r t u o s a s c iu - t a d g e n e ra l , p u e s s u mis ma in me d iadadanas, lo que mejor hará siempre tez hace de ella un ente precívico y

    vuestro sexo será dirigir el nuestro. determina su aptitud como forjadora,¡Dichosas vosotras cuando vuestro en el espacio privado, de las condicioc a s to p o d e r , e je r c id o s o la me n te e n la n e s d e p o s ib i l i d a d d e lo c í v i c o , e s d eunión conyugal, no se hace sentir más cir, como reproductora del ciudadaque para la dicha del Estado y el bien no." Ahora bien, para asegurar quep ú b l i c o ! As í e s c o mo la s mu je re s g o - c u mp la c o mo g u a rd ia n a d e la fu n c ió nbernaban en Esparta, y así es comó reguladora de los valores del estadovosotras merecéis gobernar en Gine- de naturaleza, los varones deberánISEGORÍA/1 (1990) 143

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    NOTASY DISCUSIONESc o n s t i t u i r s e e n s u s g u a rd ia n e s : p u e s p a c id a d d e a ju s t i c ia r a l « s e x o d e mola inmediatez, por la que la mujer asu- níaco».mía las connotaciones de naturaleza En el «estado de naturaleza» rousp a ra d ig má t i c a, j u s t i f i c a a l mis mo s e a u n ia n o n o h a y , c o mo ta mp o c o e ntiempo que se la haga objeto de una Poullain de la Barre, división sexualeducación diferencial y altamente re- del trabajo, sino indiferenciación: lapresiva. «Las niñas deben ser activas razón suficiente, en el sentido de Leiby diligentes, pero eso no es todo; des- niz, de la diferenciación de las tareasde muy temprano han de ser propen- no es sino la sociedad. «Cada familiasas a saber contenerse. Esta desven- vino a ser una pequeña sociedad, tantura, en caso de que lo sea realmente, to mejor unida cuanto que la mutuae s in s e p a ra b le d e s u s e x o , y n u n c a s e a d h e s ió n y l a l i b e r ta d e ra n lo s ú n ic o shan librado de ella sino para sopor- vínculos; y entonces fue sin dudatar infortunios mayores. Deben some- cuando se estableció la primera difeterse al decoro durante toda su vida, rencia en el modo de vivir de los dosq u e e s e l f r e n o má s s e v e ro y c o n s ta n - s e x o s , l o s c u a le s s ó lo u n a h a b ía n tete. Es necesario, por tanto, acostum- nido hasta entonces. Pronto las mujebrarlas desde pequeñas a esta limita- res se hicieron más sedentarias y sec ió n , n o s e a q u e d e s p u é s le s c u e s te a c o s tu mb ra ro n a g u a rd a r l a c h o z a ydemasiado caro. En lo que respecta a los hijos, mientras que el hombre ibala s u p re s ió n d e c a p r i c h o s , d e b e n e s - e n b u s c a d e la s u b s is te n c ia c o mú n .» 2 °tar dispuestas a aceptar el deseo de Ahora bien, en la medida en que, peselo s d e má s . Si , p o r e je mp lo , l e s g u s ta a s e r mu y c r í t i c o d e la s o c ie d a d c iestar siempre trabajando, hay que im- vi1,21 Rousseau estima imposible lapulsarlas a que lo dejen de vez en vuelta al estado de naturaleza y buscuando. Demasiada indulgencia las co- ca como sucedáneo la regeneración derrompe y pervierte con la disipación, la sociedad mediante expedientes dela vanidad y la inconstancia, que son «renaturalización»,22 la diferencia solos vicios a los que son más propen- cialmente instituida es irreversible,sas. Para prevenir estos abusos debe- ergo, en el remedo del paradigma permos enseñarlas, ante todo, a saber dido en que la «renaturalización» pamantenerse en los límites debidos. La rece consistir, ambos sexos recibiránvida de una mujer modesta se redu- propuestas diferenciales; es más, se race, debido a todas nuestras institucio- dicalizará su diversidad funcional, ennes absurdas, a un perpetuo conflicto el sentido anteriormente expuesto.consigo misma. Pero esto es justamen- Emilio será educado para ejercer dete porque de alguna manera deben ciudadano y sujeto del contrato socialparticipar en los sufrimientos que su -pues sólo la constitución de la vos e x o d e mo n ía c o n o s h a c a u s a d o .» 1 9 As í l u n ta d g e n e ra l , a l me n o s e n c u a n to d e

    p u e s , e s a mis ma in me d ia te z la a p ro - s id e ra tu m re g u la d o r, r e d ime d e lo sx ima a la s c o n n o ta c io n es q u e la n a tu - ma le s d e la s o c ie d a d c i v i l . Aq u í e s d iraleza tenía en la Patrística: lo que ha fícil saber hasta qué punto la mujerde ser dominado, encauzado y contro- tiene afinidad con el mal por estarlelado por la religión y en la cultura vedado por razones utilitarias el acce-a pesar de que la cultura, «nuestras so a la autonomía requerida para serinstituciones absurdas», no tiene con- 'partícipe de la voluntad general -dinotaciones positivas salvo por su ca- cho de otro modo, por ser un ente pre-144 ISEGORÍA/1(1990)

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    NOTASY DISCUSIONEScívico-, o bien tal participación le es pero no en el privado. Como el domiprohibida porque su «sexo demonía- nio político no está abierto a Sofía,co» la convierte en un ser inframoral: son evidentes los límites a su iguafipara Rousseau no hay moral fuera de tarismo: la igualdad es un principiola política, luego la regeneración de la para el gobierno de las relaciones enmujer sólo podrá venir por la vía de tre los hombres, no entre los hombressu colaboración a producir en la esfe- y las mujeres». 23 Esta misma autorara p r i v a d a la s c o n d ic io n e s d e l e s p a c io h a p u e s to d e ma n i f i e s to c ó mo la s c lac ív i c o , c u mp l ie n d o u n a fu n c ió n v ig i - v e s ú l t ima s d e l Emi l i o s o la me n te p u elante de las costumbres para que el den ser adecuadamente interpretadasciudadano esté a la altura de sí mis- concediendo todo su realce al libro Vmo -es decir, del ideal que él mismo -que trata, como es sabido, de la eduse ha fijado. El ciudadano, pues, me- cación de Sofía-, viendo sintomáticadiante el control de la mujer -que mente desde ahí el concepto rousseaudebe obedecerle siempre- no hace niano de la ,educación como un todos in o e x ig i r q u e d i c h a s c o n d ic io n e s s e u n i ta r io e n re la c ió n c o n e l « mo d e lo d ecumplan, es decir, exigirse a sí mis- la producción» -en lugar del tópicomo, por lo cual, para el varón, ser un «del crecimiento»-, a la vez que íntibuen padre, un buen esposo -en la mamente conectado con sus más promedida en que se deriva de lo pri- fundas convicciones políticas. Estemero- y un buen ciudadano se iden- tipo de hermenéutica feminista tienetifican. Ella es, en cierto modo, la la ventaja de no hacer de la misogiguardiana de un guardián que vigila nia de Rousseau un añadido ad hocque lo vigilen- creando así la para- que puede ser enfatizado o minimizad ó j i c a re la c ió n d e « d o b le v ín c u lo » : e l d o d e s d e p o s ic io n e s id e o ló g ic a s , s in ociudadano adulto quiere autónoma- que cobra importancia teórica articumente ser como un niño para que le lándose orgánicamente en el conjungaranticen ser padre. Pero de esta en- to de la interpretación del filósofo.marañada madeja -la mujer debe Es bastante común descalificar la«constreñir al varón a hallar su fuer- hermenéutica feminista por anacróniza» y así «el uno triunfa de la victo- ca -cuando no se le pueden enconria que el otro le hace conseguir»- trar otros defectos-, argumentando:no saldrá, sin embargo, una situación lo que los filósofos dicen sobre la mude simetría. «Por medio de la peque- jer estaba condicionado por la situaña patria que es la familia, el corazón ción de la mujer en su época, y erase une a la grande», dice Rousseau. imposible percibir las cosas de otroPero ni el referente de «el corazón» ni modo. Además de lo discutible que rela mo d a l id a d d e la u n ió n s o n lo s mis - s u l ta e s te h i s to r i c i s mo d e te rmin is ta u nmos para ambos sexos: la «ciudadana» tanto trivial, en lo que concierne al

    sólo lo será de forma vicaria, en cuan- tema de la mujer -como en tantasto parte del varón, en el mejor de los otras cosas-, arrogancia es ignoranc a s o s , s i « le s a le » u n Emi l i o a d e c u a - c ia : q u ie n e s d e s p a c h a n e l a s u n to c o ndamente «renaturalizado» según el este tipo de objeciones lo ignoran todoprograma. Como lo ha señalado Jane sobre la historia del patriarcado, delRoland Martin, «el ideal igualitario ; trabajo y la educación de la mujer, de por el que es famoso Rousseau se pue- la familia; para ellos, todo es plano de mantener en el dominio político, hasta la actualidad, en que no puedénISEGORÍA/1 (1990) 145

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    NOTASY DISCUSIONESnegar la existencia del movimiento fe- tonomasia, de manera que, si éste eramin is ta c o mo mo v imie n to s o c ia l c o n - s u s c e p t ible d e s e r d e s a rma d o p o r l atemporáneo, y atribuyen entonces a crítica racional, a fortiori lo sería cualproyección retrospectiva de las femi- quier otro que comprometiese en menistas de hoy en día las críticas ideo- nor medida intereses profundamenteló g ic a s a lo s d i s c u rs o s f i l o s ó f i c o s d e l a r ra ig a d o s; e l d e b a te d e 1 é g a l i t é d e s s epasado. Es curioso que pasen por alto xes se convertía de este modo en una es-desde un punto de vista estrictamen- pecie de test de la viabilidad del prograte intratextual, sin buscar más infor- ma cartesiano de someter todasma c ió n a c e rc a d e « la s i t u a c ió n d e la n u e s t ra s c re e n c ia s y c o n v ic c io n e s a lamujer en la época», cual si de algo regla de la evidencia, a la contrastaciónmonolítico se tratare- el carácter pal- con las ideas claras y distintas. «Entremariamente polémico de los textos en todos los prejuicios, dirá Poullain, noque filósofos e ideólogos se refieren hemos encontrado ningún otro mása las mujeres. Cuando la situación de adecuado a nuestro propósito (probarla mu je r s e te ma t i z a , n o s e n c o n t ra mo s la n e c e s id a d d e d e s e mb a ra z a rn o s d e lde forma recurrente con un referente prejuicio para adquirir conocimientosp o lé mic o q u e s e s u e le s i l e n c ia r , a l q u e fu n d a me n ta d o s e n la e v id e n c ia ) q u e e ln o s e d a b e l i g e ra n c ia c o mo in te r lo c u - q u e c o mú n me n te s e t i e n e a c e rc a d e lator/a y que solamente aparece, en todo desigualdad de ambos sexos.» 24caso, de forma alusiva. Dirá, por su parte, Rousseau: «SosteEl autor del Emilio se guarda mu- ner vagamente que los dos sexos sonc h o d e e x p l i c a r c u á l e s s u re fe re n te ig u a le s , y q u e s u s d e b e re s s o n lo s mispolémico al afirmar en el libro V: mos, es perderse en declamaciones va«Cuando la mujer se queja de la in- gas []». ¿Conoció Rousseau la obra de

     just a des igua ldad en qu e la h a pue sto P oull ain, en qu e la tesi s de 1 égal ité s eel hombre, comete un error (digamos somete al más impecable «ordre despues, entre paréntesis, que él reconoce raisons» cartesiano, o era él más bienque en su época las mujeres se queja-, el que tenía referencias vagas? (Quizában -al menos las suficientes como . para no ser una excepción a aquello depara tomarse la molestia de refutar- que, con respecto al pensamiento femilas-, verbalizando su queja en términos nista, todo el mundo ha oído campanasde "injusta desigualdad"); esta desi- sin tomarse la molestia de saber dóngualdad no es una institución humana, de.) Porque Rousseau, sin duda, pudoo al menos no es la obra del prejuicio, tomársela: su repique se tuvo que oírsino de la razón». ¿Acaso había dicho en Ginebra, adonde Poullain se retiróalguien que la «injusta desigualdad»era en 1690 tras haberse pasado al protesobra del prejuicio? Justamente es ésa tantismo. O quizá no se tomó la de dela tesis del -¡tan injustamente!- cir dónde: se limita a contraponer sus

    olvidado filósofo cartesiano Frangois propias tesis a la «manera de arguPoullain de la Barre. De 1 égalité des mentar de los galantes partidarios deld e u x s e x e s l l e v a s ig n i f i c a t i v a me n te b e l l o s e x o » . Sin e mb a rg o , e l p a la d íncomo subtítulo Discours physique et de 1 égalité había comenzado así -premoral ou 1 ón voit 1'importance de se dé- monitoriamente- su discurso: «Nofaire des prejugés, y fue reeditado en hay nada más delicado que explicar1676, 1679 y 1691. Poullain veía en el se acerca de las Mujeres. Cuando unprejuicio del sexo el prejuicio por an- varón habla a favor de ellas, la gente146 ISEGORIA/1(1990)

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    NOTASY DISCUSIONESse im agi na ens egu ida q ue lo ha ce por c onf orm e a la exp eri enc ia, y m ues tra l a gal ant erí a o por am or [. ..] ».2 5 Per o no van ida d de las d isp uta s sobr e la pre fepor ello logró curarse en salud el ami - renciao laigualdadde lossexos».29goPoullain.Pornuestraparte,afaltaRousseauno estáaquí,sinmás, refledepoderprobarpositivamente26quejandosuépoca,sinocontradiciendoaRousseauleyósuslibros,nostomare- alguienenrelaciónconalgoqueensu moslamolestia -sibienaquínoespo- épocasediscutía.(Y,de paso,cometiensiblepresentarmásqueunpequeñobo- douna fl agr ant e fala cia na tur ali sta en tó n de mues tra - de proce der a una su «a rgu men tac ión »,3 ° por ll ama rla de su mar ia con tra sta ció n intr ate xtu al de alg una ma ner a.) Poulla in afirmaba taambosautores.Poullainse refiere,porxativamente«queladiferenciadelosejemplo,a quelaspropiasmujeres,en sexosconciernesolamentealcuerpo,virtuddelacostumbrey lainterioriza- sinafectarpropiamentemásqueaesa cióndelprejuicio,percibenysoportanpartequesirveparalaproduccióndesucondicióncomoalgo«natural».loshombres;ycomolamentenohaceCreen«quesusmen tes s on ta n dif ere n- sin o pre sta r a ell o su con sen tim ien to, t es co mo su s cue rpo s, y qu e deb e ha- y lo ha ce en t odo s de la m is ma ma neb er ent re amb os sex os en tod as las fu n- ra,sepuedeconcluirquela menteno cionesdela vidalamismadiferenciatienesexo».Pues«DiosuneelEspírituqueexisteentrelasqueleson particu- alCuerpodelamujerdelmismomodolares».27 YRousseauconstata,enun quealdelhombre,ylo hacesegúnlastextodenotablesresonanciascartesia- mismasleyes».31ParaRousseau,porelnas:«Entodocuantonocorrespondealcontrario,«un a mujer per fec ta y un sexo , la mu jer es hom bre ; ella pos ee los hom bre per fec to no deben ase mej ars e mism os órga nos , las mism as nece sid a- másen lamente queen elrostro».Todo des,lasmismas facultades;la máqui- loquetienende diferentehombrey munaestáconstruidadela mismamane- jernoes«de laespecie,sinodelsexo»,ra,laspiezassonlasmismas,eljuegoseconcede.Pero,enrigor,la«diferendelaunaesel delotro,la caraseme- cia»espropiadelsexosóloenelcasojante;y encualquierrespectoenquesede lamujer,pues:«Noexisteningunaloscon sid ere , no difie ren entr e sí en par ida d ent re los dos sexo s en cuant o nad a imp ort ant e. En tod o lo que se re- a la consecuencia del sexo. El macho laciona al sexo, la mujer y el hombre sólo es macho en ciertos instantes,latienenentodorelacionesy entododi- hembraeshembratodasuvida,o almeferencias:la dificultadparacomparar- nostodasujuventud;todolellamasinlasderivadedeterminarenla consti- cesarasu sexo[...]».32Luegonoesquetucióndelunoy delotroloquese debeelhombreylamujertengan -comoesalsexoy loquenodependedeél ».28obvio-dif ere nci as en re lac ión a l os se Re spe cto d e est a cue sti ón, « la ún ic a xos re spe cti vos : la di fer enc ia co nsi ste c osa q ue sa bem os co n cer te za es que en tener o no tener una relación defitodoloqueellostienendecomúnesde nitoriaconsusexocorrespondiente.En laespecieyquetodoloquetienendeel varón,larelaciónesmeramentepundiferenteeselsexo».Hastaaquítodotualyaccidental,mientrasqueenlapareceestarclaro.SóloqueRousseaumujeresesencial:la unasedefinepordirápocosrenglonesdespuésque«es- ;su diferenciasexualyelotrono.De tasdiferenciasdeben influir sobre la nuevo, el masculino se solapa con el moral; esta consecuencia es sensible, neutro, como lo instituyera Hesíodo,33ISEGORÍA/1 11990) 147

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    NOTASY DISCUSIONESy asume lo genéricamente humano, que, tíficos, hay que reconocer «que su proen el discurso ilustrado, se define por fesión no les compromete a informarla universalidad, por la igualdad de to- se con tanta exactitud de lo que sond o s lo s s u je to s , q u e lo s o n e n la me d i - l a s c o s a s e n s í mis ma s , q u e s o n s u f id a e n q u e n o e s tá n s u je to s a l s e x o , c o mo c ie n te s la a p a r ie n c ia y l a v e ro s imi l ilas mujeres -por la misma razón, tam- tud para los Poetas y los Oradores, elpoco son individuos. testimonio de la Antigüedad para losPara Rousseau, en contraposición al Historiadores, y la costumbre paraautor de De I égalité, la superioridad de los jurisconsultos en orden a sus prola fuerza física del varón fundamenta pios objetivos; ahora bien, en lo queun poder legítimo, de lo cual se sigue concierne al sentir de los Filósofos,« q u e la mu je r e s tá h e c h a e s p e c ia lme n te n o d e s p a c h a re mo s e l a s u n to c o n ta npara complacer al hombre», por aque- ta facilidad, pues parece que están porl l o d e q u e la a c t i v id a d y l a p a s iv id a d , l a e n c ima d e to d a s la s c o n s id e ra c io n e sfuerza y la resistencia, por «ley de la na- como efectivamente deberían estarlo,tu ra le z a» - to ma a h o ra c o mo mo d e lo e l y p a s a n p o r e x a min a r l a s c o s a s má sparadigma mecanicista para plausibi- de cerca». El vulgo toma de este modol i z a r s u a s e r to te le o ló g ic o- s o n c o m- s u s ju i c io s p o r re g la d e lo s s u y o s , « s inplementarias. Extraña complementar¡- darse cuenta de que casi todos los Fidad, pues el varón, al no definirse por lósofos tienen al propio vulgo por únicasu actividad sexual, transita sin proble- regla y no es precisamente la cienciama s d e s d e lo s i n te rmi te n te s d e s e mp e - a q u e l lo s o b re c u y a b a s e s e p ro n u nñ o s d e s u s fu n c io n e s s e x u a le s a l a s d e - c ia n , p r in c ip a lme n te e n la ma te r ia d emás actividades propias de su no-sexo. la que se trata []. [En las escuelas]Pero la mujer, «aun cuando hubiere en- no se les dice ni una palabra acercatre los embarazos tan largos intervalos de los Sexos; se da por supuesto quecom o se supon e ¿cam bia rá [.. .] por el lo los co noc en lo bas tan te bie n; lej os de bru sca y alt ern ati vam ent e de mane ra exa mi nar en re lac ión co n ello s su cadevivirsinpeligroysinriesgo?[...],pacidady sudiferenciaverdaderay ¿cambiarádetemperamentoy degus- natural,locuales unodelos asuntostoscomouncamaleóndecolores?;¿pa- máscuriososy quizástambiéndelossarádegolpedelasombrade lareclu- másimportantesde laFísicayla Mosióny deloscuidadosdomésticosa lasral.Pasanañosenteros,yalgunostodainjuriasdelaire[...]?»,34sepreguntarásuvida,ocupados en bagatelas, en losel paladín de la vida campestre Seres de razón, y rumiando si hay mása l lá d e l mu n d o e s p a c io s ima g in a r io sEl « te s t Po u l la in » y s i l o s á to mo s o e l p o lv i l l o q u e a p a« L o q u e c o n f i rma a l v u lg o e n s u re c e e n lo s ra y o s d e l So l e s d i v i s ib leconcepción sobre las mujeres es que al infinito. ¿Qué confianza se puedese ve apoyado por el sentimiento de otorgar a lo que dicen esta clase delos sabios», decía Poullain de la Ba- sabios cuando se trata de cosas seriasrre. El argumento de autoridad, basa- e importantes? ».35 Para Poullain,do a su vez en el prejuicio, refuerza pues, el feminismo -avant la lettrede este modo el prejuicio de la des- era un verdadero test de filosofía, deigualdad de los sexos. Pero la cuestión ; honestidad epistemológica y de autoees todavía más grave en el caso de los xigencia ética y cultural. Sigamos, filósofos. Pues, con respecto a los cien- pues, pasando revista a nuestros filó-

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    NOTASY DISCUSIONESsofos, a los que han dado expresión a ver si queda títere con cabeza tras la autoconciencia de nuestra especie aplicarles «el test Poullain». Será claen diferentes momentos históricos, a rificador.NOTAS1. Cfr. Javier Muguerza: Desde la perplejidad. applaudissement, disant qu'on leur faisait quelDe próxima aparición en Fondo de Cultura Eco- que justice; d'autres le firent valoir surtout parnómica. ce qu'il flattait leur vanité; mais tout le reste par2. F Poullain de la Barre: De 1 égalité des deux la comme d'une paradoxe qui avait plus desexes, en Corpus des Oeuvres de Philosophie en galanterie que de vérité [ ]». La cita procede deLangue Franpaise, París, Fayard, 1984. una segunda obra de Poullain: De 1 éxcellence des3. Véase sobre esta cuestión, el interesante ar- hommes contre 1 égalité des sexes, París, Jean dutículo de Geneviéve Fraisse, «Poullain de la Ba- Puis, 118-119; ejemplar microfilmado del de larre ou le procés des prejugés», en Corpus des Bibliothéque Nationale.Oeuvres de Philosophie en Langue Franjarse, Pa- 5. Cfr. Roberto Hamilton: La liberación de larís 1 (mayo 1985), 27-41. La novedad que aporta mujer, Barcelona, Península, 1980, cap. III (HomoPoullain en este punto es el lenguaje y la argu- sociologicus).mentación cartesianos para replantear un deba- 6. Cfr. Alicia Puleo (ed.): Feminismo ilustrate del que encontramos ya una significativa ex- do y Revolución francesa, Antología de textos.presión en la obra del mago, alquimista y De próxima aparición en la editorial Anthropos.escéptico, Cornelio Agrippa von Nettesheim, ti- 7. Cfr. Paule-Marie Duhet: Las mujeres y la retulada De Nobilitale Mulieris (1529). En el pri- volución, Barcelona, Península, 1974, cap. II. Asimer capítulo de este curioso texto, puede leerse mismo, Alicia Puleo, «Cuadernos de quejas y reilo siguiente: «Dieu, qui a engendré toutes cho- vindicaciones de las mujeres: los auténticos y losses et qui a comblé de biens 1'un et 1'autre sexe, apócrifos», ponencia inédita presentada en lasa c ré é L 'h o mme á s o n ima g e , e t 1 'a fa i t má le e t J o rn a d a s « Fe min is mo : má s a c á y má s a l l á d e lafemelle». (En el comentario del editor francés de Revolución francesa», Instituto de Investigaciola obra Roétitg, se interpreta este pasaje del gé- nes Feministas de la Universidad Complutense,nesis en el sentido de que Adán era en el origen 18-19 de mayo de 1989.hermafrodita, interpretación en consonancia con 8. Los datos, así como la traducción de los texla tradición gnóstica.) «La différence des sexes, tos sobre Hippel, están tomados del trabajo iné-continúa nuestro autor-, ne consiste que dans dito de María Luisa Pérez Cavana: «Sobre el mera différente position des parties du corps, et cet- joramiento civil de las mujeres»: Theodorte différence est nécessaire pour la génération. Gottlieb von Hippel o las contradicciones de laMais Dieu a donné au mále et á la femelle une Ilustración, Bonn, 1989. El texto citado por Caame entiérement semblable, et sans distinction vana corresponde a T.G. Hippel, op. cit., p. 121.de sexe. Le méme esprit, la méme raison, la 9. Ibíd., p. 82, cit. por Cavana en op. cit.méme usage de la parole, ont été accordés á la 10. Ibíd., p. 26, cit. por Cavana en op. cit.femme et á 1'homme.» (Nuestra cita está toma- 11. Poullain de la Barre, De 1 éxcellence desda de la traducción francesa del propio Roétitg hommes, ed. cit., pp. 17-18.de la obra de Agrippa, De 1 éxcellence et de la 12. Poullain de la Barre, De 1 égalité des deuxsupériorité de la femme, París, Louis, 1801; ejem- sexes, ed. cit., pp 20-21. No obstante, para Pou

    plar microfilmado del de la Bibliothéque Na- llain, la opresión de las mujeres no se encontrationale.) ba en los orígenes -hay en él, como lo hemos4. Sobre la relación de Poullain con el precio- mostrado en otra parte, una concepción del essismo contamos con el testimonio del propio tado de naturaleza de tinte pre-rousseaunianoautor: «Les femmes sont elles-mémes si forte- que se caracteriza, sin embargo, por la presenciament convaincues de leur inégalité et de leur in- del «bon sens» cartesiano. La superioridad decapacité, qu'elles se font une vertu non seule- la fuerza física varonil comenzó a ser oprimenment de supporter la dépendance ou elles sont, te para la mujer con la institución de la familiamais encore de croire qu'elle est fondée sur la extensa -que nosotros llamaríamos patriarcal-,différence que la nature a mise entre elles et les la propiedad, el gobierno, la guerra y el Estado,h o mme s . J e me s o u v ie n s e n c o re fo r t b ie n q u e lo q u e c o n s t r i ñ ó a la s mu je re s a d e s p o s a rs e c o nlorsque le livre de I'égalité comenca á paraitre extranjeros (cfr. op. cit., pp. 21-22).il n 'y cut que les Précieuses qui le recurent avec 13. Op. cit., p. 33, cit. por Cavana en loc. cit. ElISEGORÍA/1 (1990) 149

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    NOTASY DISCUSIONESfeminista alemán considera que los orígenes de la Barre succedera et que Rousseau mentionnela subordinación femenina se encuentran en la dans ses Confessions, avait été membre de la védivisión sexual del trabajo: el hombre se dedicó nérable compagnie des Pasteurs á t'époque oúa la caza y la mujer a los cuidados domésticos, Poullain fut recruté au Collége de Genéve; ilconvirtiéndose «en el primer animal doméstico aurait pu posséder les ouvrages de notre auteurella misma», op. cit., p. 60., cit. en ídem. [ ]. Por otra parte, «1'hypothése d'une influence14. J.M. Ripalda: La nación dividida, Madrid, de Poullain sur Rousseau á Pépoque oú ce derFondo de Cultura Económica, 1978. nier remplit la fonction de secrétaire chez Ma15. Op. cit., p. 45, cit. en ibíd. Subrayados míos. dame Dupin n'est pas á exclure; Madame Dupin16. I. Kant: Teoría y práctica, en R. Rodríguez en effect avait lu sans connaitre le nom de

     Aram ayo, J .M. P alaci os y F . Pér ez (ed s.), Madri d, 1' auteur le tr aité D e l'é gali té d es de ux se xes; desTecnos, 1986, p. 34. Agradezco la referencia a Án- manuscrits Dupin-Rousseau conservés á 1'univergeles Jiménez Perona, que ha trabajado'especial- sité du Texas á Austin attestant de cette lectumente este punto. re». Cfr. Christine Fauré, «Poullain de la Barre,17. J.J. Rousseau: Discurso sobre el origen y sociologue et libre penseur», en Corpus deslos fundamentos de la desigualdad entre los hom- Oeuvres de Philosophie en Langue Franpaise, ed.bres, en Escritos de Combate (trad. y notas de cit., p. 45.Salustiano Masó), Madrid Alfaguara, 1979, pp. 27. De 1'égalité des deux sexes, ed. cit., p. 10.137-138. Trad. mía.18. Cfr. Cristina Molina: Elementos para una 28. Emile, libro V, ed. cit., p. 465.dialéctica feminista de la Ilustración. De próxi- 29. Ibíd., p. 466. Subrayado mío.ma publicación en la editorial Anthropos. 30. Esta falacia suscitará la indignación del19. J.J. Rousseau: Emile ou de 1'éducation, Li- buen sentido ilustrado de Mary Wollstonecraft:bro V, París, Garnier-Flammarion, 1966, p. 481. «Niego la existencia de virtudes propias de unTrad. mía. sexo [ ]». Si «el sublime encanto de la mujer,20. J.J. Rousseau: Discurso sobre el origen y según lo describen los poetas y novelistas, exigelos fundamentos de la desigualdad, ed. cit., p. que se le sacrifiquen la verdad y la sinceridad,184. la virtud se convierte entonces en una noción re21. Cfr. L. Colletti: «Rousseau, crítico de la lativa, sin más fundamento que su utilidad, y"sociedad civil"», en Ideología y sociedad (trad. esta utilidad es la que los hombres pretendencastellana de A.A. Bozzo y J.R. Capella), Barce- juzgar arbitrariamente, según su conveniencia.lona, Fontanella, 1975. [ ]. Apelaré al buen sentido de la humanidad22. Tomo la expresión de Rosa Cobo, cuya te- para saber si el objeto de la educación que presis de doctorado sobre Rousseau será leída pró- para a las mujeres para que sean esposas virximamente. tuosas y madres sensatas a partir del entonteci23. Jane Roland Martin: «Estudio de un caso miento de la razón y la inmoralidad refinada -elde prejuicio sexista en la historia del pensamien- método recomendado en [ ] (La educación de So-to educativo». Presentado al Coloquio del Mary fía)- es el que mejor se ha estudiado para alIngraham Bunting Institute, del Radcliffe Colle- canzar aquellos fines». En su refutación de Rous

    ge, marzo, 1981. seau, viene a restituir en buena medida los24. Poullain de la Barre, op. cit., p. 10. argumentos de Poullain, cuya obra conoció la25. Ibíd, p. 9. autora de Vindicación. Las citas son de la traduc26. Como hemos tenido ocasión de mostrarlo ción castellana de Charo Ema y Mercedes Barat,en otra parte, hay sorprendentes coincidencias Madrid, Tribuna Feminista, Editorial Debate,c o n Ro u s s e a u e n la d e s c r ip c ió n d e l « e s ta d o d e p . 1 0 0 y 1 6 7 , re s p e c t i v a me n te .naturaleza» y en la crítica de las ciencias y las 31. P. de la Barre, De I égalité, ed. cit., pp. 59-60.artes -positividades que se desvían y se alejan 32. Rousseau, op. cit., p. 470.del bon sens cartesiano-, señaladas ya por 33. Cfr. Inmaculada Cubero: Poder sexual oHenry Grappin («Notes sur un féministe oublié, control de reproducción entre el mitos y el Tole cartésien Poullain de la Barre», Revue d'his- gos. Análisis de los relatos de Hesíodo. Tesis doctorie littéraire de la France, 2 [1919], p. 864), en- toral inédita, Universidad Complutense de Matre otros críticos. Pero existen además otros in- drid, 1987.dicios. Según afirma Christine Fauré, «La pas- 34. J.J. Rousseau, op. cit., p. 472.teur Lamberciei-, á qui le fils de Poullain de 35. F. Poullain de la Barre, op. cit., pp. 55-56.150 ISEGORÍA/1(1990)