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Mat 1:1-Estas son las crónicas de Iehoshúa Ben David Ben Avraham. (2) Avraham engendró a Itzjaq; Itzjaq engendró a Iaaqov; Iaaqov engendró a Iehudá y a sus hermanos. (3) Iehudá engendró Peretz y Zeraj de Tamar, Peretz engendró a Jetzron, Jetzron engendró a Ram. (4) Ram engendró a Aminadav, Aminadav engendró a Najshon, Najshon engendró a Salmon. (5) Salmon engendró a Bóaz de Rajav, Bóaz engendró a Oved de Rut, Oved engendró a Ishaí. (6) Ishaí engendró a David. David engendró a Shlomó, de la mujer de Uriyá. (7) Shlomó engendró a Rjavam, Rjavam engendró a Aviyá, Aviyá engendró a Asa. (8) Asa engendró a Iehoshafat, Iehoshafat engendró a Ioram, Ioram engendró a Uziyá. (9) Uziyá engendró a Iotam, Iotam engendró a Ajaz, Ajaz engendró a Jizqiyá. (10) Jizqiyá engendró a Menashe, Menashe engendró a Amon, Amon engendró a Ioshiyáhu. (11) Ioshiyáhu engendró a Iejanyá y a sus hermanos en exilio de Bavel. (12) Después del exilio de Bavel, Iejanyá engendró a Sh'altiel, Sh'altiel engendró a Zrubavel. (13) Zrubavel engendró a Avihud. Avihud engendró a Elyaqim, Elyaqim engendró a Azur. (14) Azur engendró a Tzadoq, Tzadoq engendró a Aqim, Aqim engendró a Elihud. (15) Elihud engendró a El'azar, El'azar engendró a Matan, Matan engendró a Iaaqóv, (16) e Iaaqóv engendró a Ioséf -este es Ioséf el esposo de Miryam, la madre de Iehoshúa llamado el Mashíaj-. (17) De esta manera todas las generaciones desde Avraham hasta David son catorce generaciones, y desde David hasta el exilio de Bavel, catorce generaciones, y desde el exilio de Bavel hasta Iehoshúa, catorce generaciones. (18) El nacimiento de Iehoshúa fue de esta manera: Sucedió que cuando su madre estaba desposada a Ioséf, antes que conviviera con ella, fue hallada fecundada por el poder del Eterno. (19) Ioséf, su esposo, era un hombre justo y no quería morar con ella. pero tampoco exponerla a verguenza, ni atarla a la muerte, sino que fue su voluntad cubrirla. (20) Y mientras él pensaba en su corazón sobre este asunto, he aquí un mensajero apareció ante él en un sueño diciendo: Ioséf Ben David no temas tomar a tu mujer Myriam porque por el poder del Eterno ella ha sido fecundada. (21) Ella dará a luz un hijo y tú llamarás su nombre Iehoshúa, porque él liberará a Mi pueblo de sus iniquidades. (22) Todo esto fue para completar lo que fue escrito por el profeta, según el Eterno: (23) He aquí la virgen ha concebido y dará a luz un hijo y ella llamará su nombre Imanuel, que quiere decir "con nosotros está Elohim". (24) Despertó Ioséf de su sueño e hizo todo lo que el mensajero del Eterno le ordenó, y tomó a su esposa. (25) Pero no la

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Mat 1:1-Estas son las crónicas de Iehoshúa Ben David Ben Avraham. (2) Avraham engendró a Itzjaq; Itzjaq engendró a Iaaqov; Iaaqov engendró a Iehudá y a sus hermanos. (3) Iehudá engendró Peretz y Zeraj de Tamar, Peretz engendró a Jetzron, Jetzron engendró a Ram. (4) Ram engendró a Aminadav, Aminadav engendró a Najshon, Najshon engendró a Salmon. (5) Salmon engendró a Bóaz de Rajav, Bóaz engendró a Oved de Rut, Oved engendró a Ishaí. (6) Ishaí engendró a David. David engendró a Shlomó, de la mujer de Uriyá. (7) Shlomó engendró a Rjavam, Rjavam engendró a Aviyá, Aviyá engendró a Asa. (8) Asa engendró a Iehoshafat, Iehoshafat engendró a Ioram, Ioram engendró a Uziyá. (9) Uziyá engendró a Iotam, Iotam engendró a Ajaz, Ajaz engendró a Jizqiyá. (10) Jizqiyá engendró a Menashe, Menashe engendró a Amon, Amon engendró a Ioshiyáhu. (11) Ioshiyáhu engendró a Iejanyá y a sus hermanos en exilio de Bavel. (12) Después del exilio de Bavel, Iejanyá engendró a Sh'altiel, Sh'altiel engendró a Zrubavel. (13) Zrubavel engendró a Avihud. Avihud engendró a Elyaqim, Elyaqim engendró a Azur. (14) Azur engendró a Tzadoq, Tzadoq engendró a Aqim, Aqim engendró a Elihud. (15) Elihud engendró a El'azar, El'azar engendró a Matan, Matan engendró a Iaaqóv, (16) e Iaaqóv engendró a Ioséf -este es Ioséf el esposo de Miryam, la madre de Iehoshúa llamado el Mashíaj-. (17) De esta manera todas las generaciones desde Avraham hasta David son catorce generaciones, y desde David hasta el exilio de Bavel, catorce generaciones, y desde el exilio de Bavel hasta Iehoshúa, catorce generaciones. (18) El nacimiento de Iehoshúa fue de esta manera: Sucedió que cuando su madre estaba desposada a Ioséf, antes que conviviera con ella, fue hallada fecundada por el poder del Eterno. (19) Ioséf, su esposo, era un hombre justo y no quería morar con ella. pero tampoco exponerla a verguenza, ni atarla a la muerte, sino que fue su voluntad cubrirla. (20) Y mientras él pensaba en su corazón sobre este asunto, he aquí un mensajero apareció ante él en un sueño diciendo: Ioséf Ben David no temas tomar a tu mujer Myriam porque por el poder del Eterno ella ha sido fecundada. (21) Ella dará a luz un hijo y tú llamarás su nombre Iehoshúa, porque él liberará a Mi pueblo de sus iniquidades. (22) Todo esto fue para completar lo que fue escrito por el profeta, según el Eterno: (23) He aquí la virgen ha concebido y dará a luz un hijo y ella llamará su nombre Imanuel, que quiere decir "con nosotros está Elohim". (24) Despertó Ioséf de su sueño e hizo todo lo que el mensajero del Eterno le ordenó, y tomó a su esposa. (25) Pero no la conoció hasta que ella dio a luz a su hijo primogénito y él llamó su nombre Iehoshúa. (2:1) Sucedió que cuando nació Iehoshúa en Bet Léjem de Iehudá, en los días de Horodos el Rey, he aquí Astrónomos del Este vinieron a Ierushaláim (2) diciendo: ¿Dónde está el Rey de los descendientes del reino de Judá que ha nacido?, hemos visto su astro en el Este -y vinieron con regalos importantes para reverenciarlo. (3) Horodos el rey escuchó y se aterrorizó, y con él todos los moradores de Ierushaláim. (4) Reunió a todos sus nobles y averiguó de ellos si conocían en donde nacería el Mashíaj. (5) Entonces le respondieron: En Bet Léjem de Iehudá, como está escrito según el Naví: (6) Y tú, Bet Léjem de Iehudá, Efrata, tierra de Iehudá, tu eres insignificante entre miles de Iehudá, de tí saldrá para Mí un gobernador en Israel. (7) Entonces Horodos el Rey llamó en secreto a los que pronostican por medio de las constelaciones y les preguntó con diligencia sobre el tiempo en que les había sido dada la visión del astro. (8) Los envió a Bet Léjem y les dijo: Vayan y pregunten con diligencia acerca del niño y cuando lo encuentren avísenme, y también yo iré a él para reverenciarlo. (9) Ellos escucharon al Rey y se fueron, y he aquí el astro que vieron en el Este iba ante ellos hasta que llegaron al lugar. (10) Pues cuando entraron en Bet Léjem en el lugar donde estaba el niño, el astro resplandeció exactamente en ese momento, y cuando ellos vieron el astro se alegraron con gran gozo en sobre manera. (11) Entraron a la casa, lo encontraron a él, y a Myriam su madre, se arrodillaron ante él reverenciándolo y abrieron sus costales, y le trajeron regalos de oro, incienso y mirra. (12)

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Entonces fueron ordenados en un sueño por el mensajero quien les dijo que no volvieran a Horodos, de manera que regresaron a su tierra por otro camino. (13) Mientras ellos se iban he aquí el mensajero del Eterno apareció a Ioséf diciendo: Levantate, toma al niño y a su madre, huye a Mitzraím y permanece allí hasta que yo te diga, según esta destinado, porque Horodos buscará matar al niño. (14) Así que levantándose, tomó al niño y a su madre en la noche y fue a Mitzraím. (15) Estuvo allí hasta la muerte de Horodos, para completar lo que fue dicho por el Naví: "De Mitzraím llamé a Mi hijo". (16) Entonces Horodos se dio cuenta de que aquellos que pronostican por medio de las constelaciones se habían burlado de él, se irritó mucho contra sí y dolió a su corazón; de manera que ordenó y envió a todos sus principales para matar a todos los niños que estaban en Bet Léjem y sus alrededores, a los nacidos de dos años o menos, según el tiempo en que los que pronostican por medio de las constelaciones le dijeron que había nacido el niiño. (17) Entonces fue completada la palabra que dijo Irmyá Hanaví: (18) Voz fue escuchada en Ramá, lamento y llanto amargo, Rajel llora por sus hijos, etc. (19) Sucedió que cuando murió Horodos entonces el mensajero del Eterno apareció en sueño a Ioséf en Mitzraím diciendo: (20) Levántate toma al niño y a su madre y ve a la tierra de Israel, porque muertos están los que buscaban matar al niño. (21) Así que se levantó, tomó al niño y a su madre, y regresaron a la tierra de Israel. (22) Entonces escuchó que Arjelaos reinaba en Iehudá en lugar de Horodos su padre. de manera que temió ir allí; pero le agilizó el mensajero en sueño, y regresó a la tierra de Galil. (23) Entonces vino y habitó en la ciudad llamada Natzrát, para cumplir lo que dijo el Naví: Natzrát se llamará. (3:1) En aquellos días vino Iojanán Hamatbil enseñando en el desierto de Iehudá. (2) El decía: Regresen con arrepentimiento, porque el Reino de los Cielos está pronto a venir. (3) Para cumplir lo que fue dicho por Ieshayáhu Hanaví: Voz de uno que clama: En el desierto preparen camino al Eterno, hagan una senda recta en la tierra árida para nuestro Elohim. (4) He aquí que Iojanán estaba vestido con lana de camello y cuero negro ceñido en la cintura, su alimento era langosta y miel de los bosques. (5) Entonces vinieron a él de Ierushaláim, de toda Iehudá, y de todo el reino alrededor del Iarden, (6) y confesaban sus pecados y eran sumergidos en el Iarden por su palabra. (7) Iojanán vio que muchos de los P'rushím y los Tzadoquím vinieron a su inmersión, y les dijo: Simiente de serpientes, quien les enseño a huir de la furia que viene del Poderoso. (8) Hagan fruto de un completo retorno (9) y no digan en sus corazones: 'Nuestro padre es Avraham". Ciertamente yo les digo que Elohim puede levantar a su hijo Avraham de estas piedras. (10) Ya el hacha ha alcanzado a la raíz del árbol, quien no haga buen fruto será cortado y en el fuego incendiado. Las compañias le preguntaron: Si es así ¿qué debemos hacer? Iojanán les contestó: Quien tenga dos camisas, que le de al que no tiene. Así que vino el pueblo para ser sumergido. Y le preguntaron: ¿Rabénu, que debemos hacer? Y él les contestó: No hagan sufrir a ningún ser humano ni los maltraten, estén felices con vuestra porción. (11) Todo el pueblo pensaba y meditaba en sus corazones circuncidados: Iojanán es Iehoshúa. Pero Iojanán dijo a todos ellos: Cierto es que yo los sumerjo a ustedes en los Días de Arrepentimiento, pero viene otro más fuerte que yo, a quien yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia. El los sumergirá con el fuego de la ruaj haqodesh. (12) En su mano está el aventador para limpiar su era, y juntará el cereal en su granero y la paja será quemada con fuego que no se extingue. (13) Entonces vino Iehoshúa de Galil al Iarden para ser sumergido por Iojanán. (14) Iojanán estaba dudoso de sumergirlo, y dijo: Yo debo ser sumergido por tí ¿y tú vienes a mí? (15) Respondió Iehoshúa y le dijo: Deja que sea así, pues nosotros debemos llevar a efecto todo lo que se ha demandado; entonces Iojanán lo sumergió. (16) Enseguida que subió de las aguas, se abrió para él los cielos y vio la ruaj de Elohim descender como paloma y le asistía. (17) Entonces he aquí que una voz de los cielos decía: Este es Mi hijo, Mi amado, muy muy amado, Mi

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complacencia está en él. (4:1) Entonces fue tomado por el poder del Eterno al desierto para ser probado por el satan. (2) Ayunó cuarenta días y cuarenta noches, y después de esto tuvo hambre. (3) Se acercó la prueba y le dijo: Si tú eres el Rey de Israel di que estas piedras se tornen en pan. (4) Iehoshúa respondió y le dijo: Está escrito, no solo de pan vivirá el hombre, etc. (5) Entonces le tomó el satan a la ciudad sagrada y lo paró en el lugar más alto de todo el Miqdásh. (6) Y le dijo: Si tu eres el Rey de Israel salta abajo, como está escrito: Pues El encargará a Sus mensajeros que se ocupen de ti, guardándote en todos tus caminos, etc. (7) Iehoshúa le respondió otra vez: También está escrito: No pondrás a prueba a el Eterno tu Elohim. (8) Entonces el satan lo levantó a una montaña muy alta, mostrándole todos los reinos de la tierra y su gloria. (9) Y le dijo: Todo esto te daré si para mí descubres tu cabeza. (10) Entonces le respondió Iehoshúa: Vete satan porque está escrito: Al Eterno oraré y a El, solo a El, servirás. (11) Entonces el satan lo abandonó, y he aquí mensajeros se le acercaron y le asistieron. (12) Sucedió que en aquellos días Iehoshúa escuchó que Iojanán había sido puesto en prisión, y se fue a Galil. (13) Pasó por Natzrát y habitó en K'far Najum Ramatá, en el borde de la tierra de Zvulun. (14) Para cumplir lo que dijo Ieshayáhu Hanaví: (15) Tierra de Zvulun y tierra de Naftalí, camino del mar, del otro lado del Iarden, Galil de las naciones. (16) El pueblo que camina en la oscuridad ha visto una gran luz, los moradores en tierra de sombra de muerte, luz ha brillado sobre ellos. (17) De aquí en adelante Iehoshúa comenzó a enseñar y a decir: Regresen con arrepentimiento porque el Reino de los Cielos está cerca. (18) Iehoshúa caminó a la orilla del mar de Galil y vio dos hermanos, Shim'ón, el llamado Kefa, y Guever su hermano, echando sus redes en el mar pues eran pescadores. (19) Entonces él les dijo: Síganme y los haré pescadores de hombres. (20) Ellos dejaron sus redes en aquella hora y le siguieron. (21) Se volvió de allí y vio a otros dos hermanos, Iaaqóv e Iojanán, -los hermanos hijos de Zavdiel- su padre estaba en el barco preparando sus redes cuando él los llamó, (22) y apresurados dejaron sus redes y a su padre, y le siguieron. (23) Iehoshúa fue alrededor de la tierra de Galil, enseñando en sus comunidades y anunciándoles el buen regalo del Reino de los Cielos, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. (24) Así que su informe corrió por toda la tierra de Siria de tal manera que llevaban a él todos los enfermos de todas las diferentes clases, aquellos sujetos por shedím, los turbados de ruaj raá y los que temblaban, y él los sanaba. (25) Venían muchos desolados de Decapolis, de Galil, Ierushaláim, Iehudá, y del otro lado del Iarden. (5:1) Sucedió después de esto que por aquel tiempo cuando vio las compañias, subió la montaña y se sentó, entonces se acercaron sus discípulos (2) y él comenzó a enseñar, y les habló diciendo: (3) Dichosos los humillados de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. (4) Dichosos los que esperan, porque serán consolados. (5) Dichosos los mansos, porque ellos heredarán la tierra. (8) Dichosos los puros de corazón, ellos verán a Elohim. (9) Dichosos los que persiguen la paz, porque B'ne Elohim serán llamados. (10) Dichosos los que son perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. (11) Dichosos son ustedes cuando sean perseguidos y les insulten diciendo toda clase de mal por mi causa pero falsamente. (12) Regocíjense y alégrense porque vuestra recompensa es muy grande con el Eterno, pues así persiguieron a los N'viím. (13) Por aquel tiempo dijo Iehoshúa a sus discípulos: Ustedes son sal en el mundo, si la sal cesara de cumplir su función con respecto a su sabor ¿con qué se salaría? No sirve para nada, sino para ser echada afuera, y ser pisoteada con los pies. (14) Ustedes son fuente de luz en el mundo. Una ciudad construida sobre la montaña no podrá estar escondida. (15) No encienden una luz para ponerla en un lugar escondido donde no alumbre, sino que la pondrán sobre la Menorá para que alumbre a todos los de la casa. (16) Que así alumbre vuestras fuentes de luces ante todo ser humano, para mostrarles vuestras buenas obras que son de alabanzas y glorias para vuestro

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Padre que está en los cielos. (17) Por aquel tiempo dijo Iehoshúa a sus discípulos: No piensen que vine a dejar sin efecto la Torá sino a llevarla a su término. (18) En verdad yo les digo que antes se fundirán los cielos y tierra, que una letra o un punto de la Torá y de los N'viím cese de cumplir su función, porque todo será preservado. (19) Quien transgreda un decreto de estos mandamientos y enseñe a otros, 'vano' será llamado en el Reino de los Cielos, pero el que preserva y el que enseña, 'grande' será llamado en el Reino de los Cielos. (20) Por aquel tiempo dijo Iehoshúa a sus discípulos: En verdad yo les digo que si vuestra justicia no es mayor que la de los P'rushím y los Jajamím, no entrarán en el Reino de los Cielos. (21) Pueden entender literalmente lo que fue dicho a los antiguos: No asesinarás, y que esto significa: Quien asesine merece ser condenado a muerte. (22) Pero yo les digo: El que provoca a ira a su compañero, ya merece ser condenado, y quien llame a su hermano 'ínferior', merece ser condenando en la Asamblea, y quien lo llame 'tonto' merece el fuego del Guehinóm. (23) Si acercas tu ofrenda al altar y recuerdas que tienes un pleito con tu compañero y él se está quejando de ti por cualquier causa, (24) deja tu ofrenda allí frente al altar y ve primero a mostrarle benevolencia y después ofrece tu ofrenda. (25) Entonces dijo Iehoshúa a sus discípulos: Es conveniente que te apresures a tratar con benevolencia a quien te odia mientras que andas con él por el camino, no sea que te entregue al juez y el juez al siervo para ponerte en la cárcel. (26) En verdad yo te digo que no saldrás de allí hasta que sea entregada la última p'ruta. (27) También les dijo: Pueden entender literalmente lo que fue dicho a los antiguos: No adulterarás. (28) Pero yo les digo: Todo el que ve a una mujer y la codicia, ya adultera con ella en su corazón. (29) Si te incita tu ojo derecho, sácalo y échalo fuera de ti; (30) y si te incita tu mano córtala. Mejor te es que pierdas uno de tus miembros a que todo tu cuerpo en el Guehinóm. (31) Iehoshúa dijo a sus discípulos: Pueden entender literalmente lo que fue dicho a los antiguos: [en referencia a la carta de divorcio: Cuando un hombre tomare mujer y se casa con ella, pero sucede que ella no halla gracia en los ojos de él pues él halla en ella algo inmoral, le escribirá un acta de divorcio, se lo entregará en su mano y la despedirá de su casa.] Que todo el que abandona a su mujer y la despide le de carta de divorcio. (32) Pero yo les digo: Todo el que abandona a su mujer tiene que darle carta de divorcio [antes de despedirla]; sino es así, en la cuestion de adulterio él es el adultero, y el que la toma a ella adultera. (33) Pueden entender literalmente lo que fue dicho a los antiguos: No juraran por Mi Nombre falsamente, y que esto significa: Devolverás al Eterno tus juramentos. (34) Pero yo les digo: No jurar en vano en ningún asunto, ni por los cielos porque es el trono de Elohim. (35) Ni por la tierra porque es el estrado de Sus pies, ni por Ierushaláim porque es la ciudad de Elohim. (36) Ni por tu cabeza porque no puedes hacer un cabello blanco o negro. (37) Sino que sean en vuestras palabras el sí, sí, y de igual manera el no, no. Todo lo adicionado a esto es malo. (38) Pueden entender literalmente lo que fue dicho por la Torá: Ojo en lugar de ojo y diente en lugar de diente. (39) Pero yo lo es digo: No restituir mal en lugar de mal, sino que al que golpea en tu mejilla derecha, prepárale la izquierda. (40) Quien desee compartir contigo en juicio y robar tu camisa, abandona para él tu manto. (41) Quien te pida ir con él mil pasos, ve con él dos mil. (42) Al que te pida dale y al que desea tomar prestado de ti no le niegues. (43) Iehoshúa dijo a sus discípulos: Pueden entender literalmente lo que fue dicho a los antiguos [sobre el amor, y que esto significa]: Amarás al que te ama y aborrecerás al que te aborrece. (44) Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y hagan el bien al que les aborrece y provoca a ira, oren por quienes les persiguen y oprimen, (45) para que ustedes sean hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que saca su sol sobre buenos y malos, y hace llover sobre malvados y justos. (46) Si aman a los que los aman a ustedes ¿Cuál es vuestra recompensa?, ¿a caso los desvergonzados no aman a aquellos que los aman? (48) Sean piadosos en el más alto nivel tal como vuestro Padre es piadoso.

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(6:1) Guárdense no sea que hagan vuestra justicia delante de los hombres para que les alaben, si así lo hacen no habrá para ustedes recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. (2) Iehoshúa también les dijo: Ustedes cuando hagan justicia no deseen hacer proclama y tocar trompetas como los que manipulan la Torá, que hacen su justicia en las calles y en los mercados para que los hombres los vean. Ciertamente yo les digo que ya ellos recibieron su recompensa. (3) Pero tu, cuando hagas justicia: No sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, (4) para que tú dadiva sea en secreto, y tu Padre que ve las cosas secretas te recompensará completamente. (5) Por aquel tiempo dijo Iehoshúa a sus discípulos: Cuando oren no alcen la voz y no sean como los tristes manipuladores de la Torá, que aman orar en las sinagogas y en las esquinas de los patios, que oran con altivez para ser escuchados y reverenciados por los hombres. Ciertamennte yo les digo que ya ellos recibieron su recompensa. (6) Pero tú, cuando ores ve a tu lecho y cierra tras de ti tus puertas, y ora a tu padre que está en los cielos en secreto, y tu Padre que ve en secreto te recompensará completamente. (7) Ustedes cuando oren no multipliquen palabras como los sectarios quienes piensan que por la multitud de palabras serán escuchados. (8) ¿No ven que vuestro Padre que está en los cielos conoce vuestras palabras antes que ustedes oren y pidan? (9) Así oren: Padre nuestro, santificado sea Tu Nombre (10) y bendito sea Tu reino; Tu voluntad sea hecha en los cielos y en la tierra. (11) Da nuestro pan constante. (12) Perdónanos nuestras faltas como nosotros perdonamos a los que cometen faltas contra nosotros, (13) no nos hagas llegar a la prueba y guárdanos de todo mal, amen. (14) Si perdonan a los hombres sus iniquidades, vuestro Padre que está en los cielos les perdonará vuestras iniquidades. (15) Pero si ustedes no los perdonan a ellos, no se les perdonará a ustedes vuestras las iniquidades. (16) También les dijo: Cuando ayunen no sean como los tristes manipuladores de la Torá quienes aparentan asimísmo estar tristes y cambian sus rostros para mostrar sus ayunos a los hombres; ciertamente yo les digo que ya ellos recibieron su recompensa. (17) Pero ustedes en sus ayunos laven sus cabezas (18) para que no demuestren a los hombres que están ayunando, sino a tu Padre quien está en secreto, y tu Padre quien está en secreto te recompensará completamente. (19) También les dijo: No acumulen tesoros en la tierra con el fin de que se lo coma la podredumbre y el gusano, o excaven los ladrones y se lo roben. (20) Hagan tesoros con el Eterno, en el lugar donde larva y gusano no comen, en el lugar donde los ladrones no excavan y roban. (21) En el lugar donde está tu tesoro, allí estará tu corazón. (22) La lámpara de tu cuerpo son tus ojos; si tus ojos al frente miran de seguro que tu cuerpo no estará en oscuridad. (23) Pero si la luz que está en ti se oscurece, todos tus caminos estarán oscuros. (24) Por aquel tiempo Iehoshúa dijo a sus discípulos: No puede el hombre servir a dos señores, excepto que a uno aborrezca y al otro ame, o que a uno honre y al otro menosprecie, ustedes no pueden servir al Poderoso y a lo mundano. (25) Por eso yo les digo que no estén preocupados por la comida de vuestra alma, ni del vestido para vuestros cuerpos, porque el alma es más preciosa que el alimento, y el cuerpo que el vestido. (26) Observen en las aves de los cielos que no siembran, ni siegan, ni acumulan tesoros, y vuestro Padre Supremo las alimenta, ¿no son ustedes más preciados que ellas? (27) ¿Quién de ustedes, de los que están preocupados, pueden añadir en su estatura un codo? (28) Si es así, ¿por qué están preocupados por la vestimenta? Miren la rosa de Sharon, en el crecimiento no hila ni teje (29) pero yo les digo que el Rey Shlomó en toda su gloria no se vistió como ella. (30) Si la hierba que se queda en el campo, que hoy está fresca pero mañana seca y la arrojan en el horno, el Poderoso la viste, cuanto más a ustedes pequeños en fidelidad. (31) Si es así como el Poderoso piensa de ustedes, entonces no se preocupen diciendo ¿qué comeremos o que beberemos?, (32) porque todas estas cosas las buscan los cuerpos. Pero vuestro Padre sabe que ustedes necesitan todas estas cosas. (33) Cumplan

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primeramente el Reino de Elohim y su justicia, y todas estas cosas les serán dadas. (34) Por lo tanto no se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana se preocupará del mismo, bástale a cada día su propio aprieto. (7:1) No juzguen no sea que sean juzgados. (2) Conforme al juicio con que juzguen y conforme a la medida con que midan se les retribuirá a ustedes. (3) ¿Por qué miras la paja en el ojo de otra persona y no miras la viga que está en tus ojos? (4) ¿Cómo dices a otra persona: Espérame un momento y saco la paja de tus ojos, cuando he aquí la viga está en tus ojos? (5) Manipulador de la Torá, saca antes la viga de tus ojos y después saca la paja del ojo de otra persona. (6) También les dijo: No den carne sagrada a los perros, y no pongan vuestras perlas ante el cerdo; no sea que las devasten antes vuestros ojos y retornen a ustedes para destrozarlos. (7) Pidan al Poderoso y les dará, busquen y hallaran, toquen y les abrirá, (8) pues todo el que pide recibirá. Para quien busca se hallará, y para el que llama se abrirá. (9) ¿Quién entre ustedes a quien su hijo le pidiere rebanarle pan, le dará piedra? (10) o ¿si le pidiere pescado le daría serpiente? (11) Si ustedes siendo malos vienen a dar buenas dádivas a sus hijos, cuanto más vuestro Padre que está en los cielos dará Su buena inspiración a los que Le buscan. (12) Todo lo que deseen que les hagan a ustedes los seres humanos. Háganles a ellos, ésta es la Torá y las palabras de los N'viím. (13) Por aquel tiempo Iehoshúa dijo a sus discípulos: Entren por el portón estrecho, porque el portón de la destrucción es ancho, profundo y muchos pasan por él. (14) ¡Cuan estrecho es el portón y cuan pesado es el camino que lleva derecho a la vida, pero pocos son los que lo encuentran! (15) También les dijo: Cuidense de los falsos profetas que vienen a ustedes con ropas de lana, semejantes a ovejas pero por dentro son lobos rapaces. (16) Por sus obras ustedes los conocerán, pues ¿recoge el hombre de los espinos uvas, o de los abrojos higos? (17) Todo árbol bueno da fruto bueno, y todo árbol malo da fruto malo. (18) El árbol bueno no puede dar fruto malo, ni el árbol malo puede dar fruto bueno. (19) Todo árbol que no de fruto bueno en el fuego será quemado. (20) Por tanto es conforme a los frutos, o sea por sus obras que ustedes los conocerán. (21) Porque todo el que me diga 'señor' no entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad del Padre que está en los cielos, ese es el que entrará en el Reino de los Cielos. (22) Muchos me dirán en aquel día: Señor, señor, ¿no profetizamos en tu nombre, en tu nombre sacamos shedím, y en tu nombre muchas señales hicimos? (23) Entonces les diré: Nunca los conocí, apártanse de mí todos los hacedores de iniquidad. (24) También les dijo: Todo el que escucha estas palabras y las pone en practica es semejante a un hombre sabio que construye su casa sobre la peña. (25) Descendió la lluvia sobre ella y los vientos la golpearon, pero no cayó porque su fundamento es piedra. (26) Pero todo el que escucha estas, mis palabras, y no las pone en practica es semejante a un hombre débil mental que construyó su casa sobre la arena. (27) Descendieron lluvias, vinieron tormentas y arremetieron contra ella de manera que fue grande su caída. (28) Mientras que Iehoshúa estaba hablando estas palabras, todo el pueblo estaba grandemente sorprendido de su buena conducta, (29) porque él les estaba enseñando con gran autoridad, no como el resto de los Jajamím. (8:1) Sucedió que cuando descendió Iehoshúa de la montaña, muchas compañías le seguían. (2) Entonces he aquí un metzorá vino reverenciándolo y diciendo: Señor mio ¿puedes curarme? (3) Iehoshúa extendió su mano y lo tocó diciendo: Yo quiero que quedes limpio; y en aquella hora el metzorá fue limpio de él mismo y de su tzaraat. (4) Entonces Iehoshúa le dijo: Cuida de no narrarlo a alguien, sino que ve al Kohen para ofrecer tus ofrendas como mandó Moshe en la instrucción concerniente a ustedes. (5) Sucedió que entró en K'far Najum Haramatá y vino a él un Jefe de Centenas rogándole (6) diciendo: Señor mío, mi hijo está tirado en mi casa de la enfermedad de encogimiento la cual le provoca estremecimiento. (7) Iehoshúa le dijo: Yo iré y lo sanaré. (8) Respondió el Jefe de Centenas y le dijo: Señor mío, yo no soy

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digno de que entres bajo mi techo, tan solo decreta algo para que se sane. (9) Pues yo siendo una persona pecadora aún así tengo dominio, bajo mi mando tengo jinetes, y digo a uno de ellos ve y él va, y a otro ven y él viene, y a mis siervos les digo hagan esto y lo hacen. (10) Iehoshúa escuchó, se asombró y dijo a los que seguían tras él: Ciertamente yo les digo que no he hallado en Israel alguien con una perseverancia tan grande en la verdad como en este. (11) Yo les digo que vendrán muchos del Este y del Oeste, y descansarán con Avraham, con Itzjaq y con Iaaqóv en el Reino de los Cielos; (12) pero los gobernantes serán echados en las tinieblas del Guehinóm y allí será el llanto y el crujir de dientes. (13) Entonces Iehoshúa dijo al Jefe de Centenas: Ve y conforme a la perseverancia te será hecho. Así fue sanado el muchacho en aquella hora. (14) Por aquel tiempo Iehoshúa fue a la casa de Kefa y he aquí que su suegra estaba acostada con fiebre. (15) El tocó su mano y la fiebre la dejó. Entonces ella se levantó y le asistió. (16) Sucedió que en la hora de la tarde le trajeron a sujetados por shedím, y él los sanaba solamente con su decreto, y a todos los enfermos sanaba (17) para completar lo que fue dicho según Ieshayá Hanaví: Ciertamente nuestras enfermedades él llevó y nuestros dolores él cargó. (18) Sucedió después de esto que Iehoshúa vio muchas compañías alrededor de él, y ordenó ir más allá del mar. (19) Entonces se acercó un Jajam y le dijo: Señor mío, te seguiré a todo lugar que vayas. (20) Iehoshúa le respondió: Para los zorros hay cuevas, para las aves hay nidos, pero para el hombre hijo de la virgen no hay lugar donde introducir su cabeza. (21) Uno de sus discípulos le dice: Déjame que vaya y entierre a mi padre. (22) Iehoshúa le dijo: Sígueme y deja a los muertos enterrar a sus muertos. (23) Sucedió que cuando Iehoshúa entró en el barco, vinieron sus discípulos siguiéndolo. (24) Hubo gran tempestad en el mar, las olas venían en gran manera y el barco estaba punto de romperse. (25) Entonces se le acercaron sus discípulos y le pidieron diciendo: ¡Señor nuestro, auxilianos no sea que perezcamos! (26) Pero él les dijo: ¿Por qué se miran unos a otros pequeños en fidelidad? Se paró y ordenó al mar y a los vientos que se tranquilizaran y enseguida se tranquilizaron. (27) Cuando los hombres estaban allí miraron, se sorprendieron y dijeron: ¿Quién es este, que los vientos y el mar hacen su voluntad? (28) Sucedió que cuando cruzó el mar y pasó por la región que está más allá del mar, en el reino gaderita, arremetieron contra el dos sujetados por shedím saliendo de las tumbas, agrediendo hasta el punto que nadie podía pasar por ese camino. (29) Le gritaron diciendo: ¿Qué hay entre tú y nosotros Iehoshúa, el Ungido Rey de Israel? ¿Haz venido antes del tiempo para afligirnos y exterminarnos? (30) Iehoshúa les dijo: Salgan de allí campamento malo. Allí cerca de ellos había rebaños de muchos cerdos pastando, (31) por esto salieron al encuentro de él los shedím [diciendo]: Ya que tenemos que salir de aquí, autorizanos a ir dentro de estos cerdos. (32) El les dijo: Vayan. Entonces los shedím salieron de los hombres y fueron a los cerdos; todo el ganado anduvo aterrorizado, cayeron en el mar y murieron en las aguas. (33) Los pastores temieron, huyeron y narraron todo en la ciudad. (34) Por esto retumbó toda la ciudad y salieron al encuentro de Iehoshúa. Lo vieron y comenzaron a enfrentarlo para que no cruzara sobre los límites [de la ciudad]. (9:1) Entonces Iehoshúa entró en el barco y entró en su ciudad. (2) Le trajeron un enfermo de encogimiento tirado en su cama. Iehoshúa vio la perseverancia que ellos tenían de tal manera que dijo al enfermo: Ten valor hijo mío. Es por la perseverancia en el Poderoso que han sido perdonados tus iniquidades. (3) Pero una parte de los Jajamím decía en sus corazones: Este blasfema. (4) Iehoshúa vio sus pensamientos y les dijo: ¿Por qué piensan mal en sus corazones? (5) ¿Qué es más facil de decir. Tus iniquidades son perdonadas, o levántate y camina? (6) Solamente para anunciarles que el ser humano puede en la tierra perdonar iniquidades - entonces dijo al enfermo-: Levántate, toma tu cama y camina. (7) Entonces se levantó y se fue a su casa. (8) Vieron las compañías y temieron grandemente, y alabaron al Poderoso que da poder

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a los hombres para hacer de igual manera. (9) Sucedió que cuando Iehoshúa cruzó de allí, vio un varón de nombre Matityá sentado en la mesa de intercambio y le dijo: Sígueme. Se levantó y le siguió. (10) Entonces lo llevó a su casa para comer. Sucedió que mientras comían he aquí muchos rebeldes y malvados estaban en la mesa y he aquí que estaban comiendo con Iehoshúa y sus discípulos. (11) Pero los P'rushím lo vieron y le dijeron a sus discípulos: ¿Por qué vuestro Rav se sienta y come con los rebeldes y los malvados? (12) Iehoshúa escuchó y dijo: Los sanos no necesitan medicina, sino los enfermos. (13) Vayan y aprendan lo que está escrito: "Deseo bondad incondicional y no sacrificio"; no he venido para hacer volver a los justos, sino a los malvados. (14) Entonces se le acercaron los discípulos de Iojanán y le dijeron: ¿Por qué nosotros y los P'rushím ayunamos muchas veces y tus discípulos no ayunan? (15) Iehoshúa les respondió y dijo: No pueden los compañeros del novio llorar y ayunar mientras que él está con ellos. Vendrán los días que el novio será tomado de ellos y entonces ayunarán. (16) Nadie deja perecer un pedazo de vestido nuevo en un vestido viejo porque la fuerza del pedazo nuevo estirará el vestido gastado y se desgarrará más.. (17) No ponen vino nuevo en recipientes viejos, no sea que se rompan los recipientes, se derrame el vino y los recipientes no sirvan más. Solamente el vino nuevo va en recipiente nuevo y ambos se conservarán. (18) Mientras les hablaba a ellos se acercó un oficial de una sinagoga y reverenciándolo le dijo: Señor mío, mi hija acaba de morir. Ven por favor, pon tu mano sobre ella y vivirá. (19) Se levantó Iehoshúa y fue, él y sus discípulos juntamente. (20) De repente he aquí una mujer con flujo de sangre por doce años vino detrás de él y tocó el tzitzit de su ropa. (21) -Ella decía en su corazón: Si solamente tocara su vestido, inmediatamente sería sana-, (22) Volvió su rostro y le dijo a ella: Hija mía fortalécete en el Eterno, porque tu perseverancia en la verdad es tu cura. Y en aquella hora fue sanada. (23) Sucedió que cuando entró en la casa del oficial de la sinagoga vio a muchos hombres llorando. (24) Entonces les dijo: Salgan todos afuera y no lloren porque la muchacha está dormida, no muerta. Pero a los ojos de ellos él era como uno que se burlaba; y decían: A caso no hemos visto que ella está muerta. (25) Cuando los sacó fuera, Iehoshúa fue a ella, tocó su mano y se levantó la muchacha. (26) Este reporte salió por toda aquella tierra. (27) Iehoshúa pasó de allí, y he aquí dos ciegos corriendo detrás de él y gritándole: ¡Ten misericordia de nosotros Ben David! (28) Fue a la Casa de Estudio y se le acercaron los ciegos. (29) Entonces él dijo: Vuestra perseverancia en la verdad los sanará. (30) Se abrieron los ojos de los dos inmediatamente y vieron. El les ordenó diciendo: Tengan cuidado no sea que este asunto sea conocido. (31) Pero ellos salieron y lo revelaron por toda aquella región. (32) Iehoshúa salió de allí y trajeron ante él a un hombre mudo y el shed en medio de él. (33) Sacó el shed y el mudo habló. Se maravillaron las compañias y dijeron: No hemos visto algo como esto en Israel. (34) Pero los P'rushím dijeron: La realidad es que en el nombre de los shedím él saca a los shedím. (35) Se fue alrededor de todas las ciudades y las estradas, enseñando en las sinagogas y anunciándoles buenas nuevas, sanando todas las enfermedades y toda dolencia. (36) Iehoshúa vio las compañías y tuvo compasión de ellas porque estaban fatigadas y acostándose como ovejas que no tienen pastor. (37) Entonces dijo a sus discípulos: La mies es mucha y los segadores son pocos. (38) Pidan el favor del Dueño de la mies que envíe muchos segadores para segar Su mies. (10:1) Entonces Iehoshúa llamó a sus Doce discípulos y les dio poder sobre toda ruaj tum'a, para sacarlas del ser humano, curar toda enfermedad y toda plaga. (2) Estos son los nombres de Los Doce Emisarios Representantes: Shim'ón llamado Kefa y su hermano Guever, (3) Peresh y Bar Talmon, Iaaqóv y su hermano Iojanán, hijos de Zavdiel, Tomá y Matityá cuya reputación era prestamista con interés, Iaaqóv Ben Ilfai y Tadai, (4) Shim'ón el mercader e Ieudá Isqorti, quien después de esto le entregaría. (5) Iehoshúa envió a estos Doce y les ordenó diciendo: A países

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extranjeros no vayan y en las ciudades de los shomroním no entren. (6) Vayan a las ovejas que se han apartado de la Casa de Israel (7) y anúncienles que se cumplirá el Reino de los Cielos. (8) Sanen a los enfermos y revivan a los muertos, limpien a los leprosos y saquen los shedím de los hombres. No reciban salario. De gratis recibieron, de gratis den. (9) No acumulen plata, ni oro, ni dinero en sus bolsillos, (10) ni mudas de vestidos, ni zapatos, ni bastón en sus manos. El obrero es digno de recibir suficiente para su comida. (11) En toda ciudad y en toda estrada que vayan pregunten quien es el varón bondadoso entre ellos y allí permanezcan hasta que se vayan. (12) Al entrar en la casa denles shalom diciendo: Shalom en esta casa, shalom a todos los que residen en ella. (13) Si esa casa fuese digna, vuestro shalom vendrá sobre ella, pero si no fuese digna, vuestro shalom retornará a ustedes. (14) Si no les reciben o si no les escuchan, salgan de esa casa o de esa ciudad y sacudan sus pies del polvo. (15) Ciertamente yo les digo que mejor será para Sedom y para Amora en aquel día que para esa ciudad. (16) He aquí yo los envio a ustedes como las ovejas en medio de los lobos, sean astutos como serpientes y mansos como palomas. (17) Estén prevenidos de la gente, pues ellos no los entregarán a ustedes en sus comunidades o en sus sinagogas, sino a gobernantes y reyes. (18) Ustedes podrán por mi causa ser testimonio a ellos y a las naciones. (19) Cuando ellos los atrapen a ustedes no piensen en que dirán, porque en la hora que ustedes estén necesitados, una respuesta vendrá a ustedes. (20) No serán ustedes los que hablarán, sino la ruaj haqodesh del Padre hablará por ustedes. (21) El hermano entregará a la muerte a su hermano, y el padre a su hijo, se levantarán los hijos contra sus padres y los traerán hasta la muerte. (22) Ustedes vendrán a ser burla y horror para todos los pueblos por mi nombre, y quien soporte hasta el tiempo del fin será liberado. (23) Iehoshúa dijo a sus discípulos: Cuando ellos los persigan a ustedes en esta ciudad huyan a otra; ciertamente yo les digo que no terminarán de rodear las ciudades de Israel hasta que venga el Hombre. (24) No es el discípulo más grande que su Rav, ni es el siervo más grande que su amo. (25) Es suficiente para el discípulo ser como su Rav, y para el siervo ser como su amo. Si ellos al dueño de la casa llaman Báal Zevúv, cuanto más a todos los de su casa. (26) No les teman, porque no hay nada que no haya de ser visto, ni escondido que no haya de ser sabido. (27) Lo que yo les digo en la oscuridad díganlo en la luz, y lo que ustedes escuchan al oído cuéntenlo en el portón. (28) No teman a los que matan el cuerpo, porque no pueden matar el alma, solamente teman de Aquel que tiene el poder de destruir el alma y el cuerpo en el Guehinóm. (29) ¿No se venden dos pajarillos por una p'rutá y ninguno de ellos caerán sobre la tierra excepto por la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos? (30) ¿No están enumerados todos los cabellos de vuestras cabezas? (31) No teman porque mejores que los pajarillos son ustedes. (32) El que me elogie delante de los hombres, yo lo elogiaré delante del Padre que está en los cielos. (33) Pero quien me niegue delante de los hombres, yo lo negaré delante del Padre que está en los cielos. (34) En aquella hora Iehoshúa dijo a sus discípulos: No piensen que yo vine para poner paz en la tierra, sino espada. (35) He venido a separar al humano, el hijo de su padre, y la hija de su madre. (36) Los enemigos serán los amados. (37) El que ama a su padre y a su madre más que a mí, yo no soy conveniente para él. (39) El que ama su vida la perderá y el que la pierda por mí, la encontrará. (40) El que los reciba a ustedes me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. (41) El que recibe un profeta por causa del profeta, recibirá la recompensa del profeta, y el que recibe un justo por causa del justo, recibirá la recompensa del justo. (42) El que de un recipiente de agua fría a uno de mis pequeños discípulos por causa de mi discípulo, ciertamente yo les digo que no perderá su recompensa. (11:1) Sucedió que cuando Iehoshúa terminó de dar instrucciones a sus Doce discípulos se fue de allí y les ordenó a enseñar y a amonestar en sus ciudades. (2) Mientras Iojanán estaba encarcelado escuchó

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sobre los hechos de Iehoshúa (3) y envió dos de sus discípulos diciendole: ¿Eres tú quien estaba destinado a venir o esperamos a otro? (4) Vayan y narren a Iojanán lo que ustedes han visto y escuchado: (5) Los ciegos ven, los cojos caminan, los leprosos están siendo limpios, los sordos escuchan, los muertos viven y los mansos son absueltos. (6) Dichoso es quien no sea confundido por mí. (7) Sucedió que mientras ellos se iban Iehoshúa comenzó a hablar a las compañías acerca de Iojanán. ¿Qué salieron a ver ustedes en el desierto, una caña tirada por el viento? (8) ¿O qué vinieron a ver? ¿Piensan que Iojanán es alguien vestido con ropas nobles? He aquí que aquellos que visten con ropas nobles están en la casa de los reyes. (9) Si es así, ¿Qué salieron a ver, un profeta? En verdad yo les digo que este es mayor que un profeta. (10) Este es aquel sobre quien está escrito: He aquí Yo envío Mi mensajero, y él preparará el camino delante de Mí.. (11) Iehoshúa dijo a sus discípulos: En verdad yo les digo que entre todos los nacidos de mujer no se ha levantado uno mayor que Iojanán Hamatbil. (12) Desde sus días hasta ahora, el Reino de los Cielos ha estado oprimido y los insensatos lo desgarran. (13) Porque todos los N'viím y la Torá hablaron acerca de Iojanán. (14) Si desean recibir el Reino de los Cielos, él es Eliyá el destinado a venir. (15) Quien tenga oídos para escuchar, que escuche. (16) Iehoshúa dijo: Esta generación la compararé a niños sentados en la plaza llamándose el uno al otro (17) y diciendo: Cantamos para ustedes y no danzaron; nos golpeamos en el pecho en señal de duelo y no lloraron. (18) Porque vino Iojanán sin comer ni beber, y dicen sobre él: Está sujeto por shedím. (19) Pero el hombre vino comiendo y bebiendo y dicen sobre él: Es un glotón y un bebedor, un amigo para los rebeldes y pecadores; así los tontos juzgan a los sabios. (20) Entonces Iehoshúa comenzó a declarar q'lalá a las ciudades en que fueron hechas sus señales y no regresaron con arrepentimiento. (21) ¡Ay de ti Korazim y ay de ti Bet Tzayada porque si en Tzor y Tzidon se hubieran hecho las señales que se hicieron en ustedes, ellas hubieran regresado con arrepentimiento en aquel tiempo, en cilicio y ceniza! (22) Ciertamente yo les digo que será más fácil para Tzor y Tzidon que para ustedes. (23) Tú, K'far Najum, si ascendieras a los cielos, desde allí descenderás. Porque si en Tzidon se hubieran hecho las señales que se hicieron en ti, quizá hubiese permanecido. Hasta el sheol descenderás. (24) Ciertamente yo te digo que será más fácil para la tierra de Tzidon en el día del juicio que para ti. (25) Por aquel tiempo se levantó Iehoshúa con la inspiración del Eterno y dijo: Alabado seas Padre mío, creador de los cielos y la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios y los entendidos, y las has revelado a los humildes. (26) Ciertamente Padre mío porque así es correcto delante de Tí. (27) Todo me ha sido dado por mi Padre, y al Padre nadie conoce sino el hijo y a quien el hijo desea revelarlo. (28) Vayan a El todos los fatigados y cargados de trabajo, y yo los ayudaré a cargar vuestro yugo. (29) Lleven mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, consideren que soy humilde, bondadoso y puro de corazón, y encontrarán tranquilidad para vuestras almas (30) porque mi yugo es suave y mi carga liviana. (12:1) Por aquel tiempo atravesó Iehoshúa por los sembrados en el día de Shabat, sus discípulos hambrientos comenzaron a arrancar espigas, a desmenuzarlas entre sus manos y a comerlas. (2) Los P'rushím los vieron y le dijeron: He aquí que tus discípulos están haciendo algo que no es correcto hacer en el día de Shabat. (3) Iehoshúa les contestó: ¿No han leído lo que hizo David cuando tuvo hambre, y también sus hombres (4) en la Casa de Elohim, que comieron del pan de la proposición el cual no es para ser comido sino por los Kohaním? (5) ¿También en la Torá no han leído que los Kohaním en el Bet Hamiqdásh a veces hacen cosas comunes en los días de Shabat y son sin culpa? (6) Ciertamente yo les digo que el Miqdásh es mayor que esto [que hacen los Kohaním]. (7) Si conocieran que significa "Deseo bondad incondicional y no sacrificio", ustedes no hubieran culpado a los inocentes. (8) Porque el ser humano es señor del Shabat. (9) Sucedió que al final de los días Iehoshúa cruzó de allí y entró en las

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sinagogas del lugar. (10) Estaba allí una persona con su mano seca; y entonces le preguntaron diciendo: ¿Es permisible sanarlo en Shabat? (11) El les dijo: ¿Quién entre ustedes que tenga una oveja y cayera en un hoyo en el día de Shabat no la sacaría? (12) ¿Cuánto más bueno es el ser humano que la oveja? Por lo tanto es permisible hacerlo, y además es necesario en el Shabat que el ser humano haga más que bueno. (13) Entonces le dijo al hombre: Extiende tu mano. Extendió su mano y se restauró como la otra. (14) Entonces los P'rushím conspiraron y tramaron contra él para darle muerte. (15) Sucedió después de esto que Iehoshúa conoció lo que tramaban, de manera que se volvió de allí y fueron tras él muchos enfermos y él los sanó a todos, (16) pero les ordenó diciendo que no lo revelaran a él, (17) para cumplir lo que fue dicho por Ieshayá: (18) He aquí Mi siervo, a quien he escogido, Mi escogido en quien Me complazco, pondré Mi Ruaj sobre él y él declarará justicia a las naciones. (19) No temerá, ni correrá, ninguno oirá su voz en la calle. (20) No quebrantará la caña cascada, ni apagará el pabilo que todavía arde; hasta que ponga justicia para siempre, (21) y en su nombre las naciones esperan. (22) Entonces trajeron ante él una persona ciega, muda, y el shed dentro de él; y lo sanó. (23) Las compañías vieron, se maravillaron y dijeron: ¿No es este el Ben David? (24) Los P'rushím fueron rápidos en escuchar esto y dijeron: Este no saca los shedím sino por Báal Zevuv, el Báal de los shedím. (25) Iehoshúa conoció sus pensamientos y les dijo en parábola: Todo reino que dentro de ustedes este dividido será desolado, y así de igual manera toda ciudad o casa que le caiga división dentro ella no se mantendrá en pie. (26) Si el satan saca a otro satan, habrá división entre ellos, ¿cómo entonces se mantendrá en pie su reino? (27) Si yo saco a los shedím por Báal Zevuv, ¿Por qué vuestros hijos no los sacan? Por esto ellos serán vuestros jueces. (28) Pero si yo saco los shedím por la Ruaj de Elohim, en verdad llegó el fin del dominio [de la adversidad]. (29) ¿Cómo puede alguien entrar en casa de un hombre fuerte para tomar todos sus bienes si primero no lo ata? Es después de esto que despojará su casa. (30) Quien no está conmigo está contra mí. El que no se asocia conmigo me niega en la labor. (31) Por eso yo les digo que toda falta o blasfemia les será perdonada a los hombres, pero la blasfemia de la Ruaj no se perdonará. (32) Todo el que diga una palabra contra la Ruaj haqódesh no se le perdonará, ni en la Era Presente ni en la Era Venidera. (33) Haz el árbol bueno acorde al fruto bueno, o el árbol malo acorde al fruto malo, porque la verdad es: Del fruto se conocerá el árbol. (34) Familia de cobras, ¿cómo pueden hablar cosas buenas cuando ustedes son malos? Cuando la boca despierta el corazón habla. (35) Un ser humano bueno del tesoro de un corazón bueno sacará lo bueno, pero un ser humano malo del tesoro de un corazón malo sacará lo malo. (36) Yo les digo que de todas las palabras que el ser humano habla estará obligado a dar cuenta en el día del juicio. (37) Según tus palabras serás juzgado y según tus obras serás condenado. (38) Por aquel tiempo, algunos P'rushím y Jajamím vinieron a Iehoshúa diciendo: Queremos ver por tu causa una señal de los Cielos. (39) Entonces él les dijo: Una generación mala y que manipula la Torá busca una señal, pero no le será dada señal excepto la señal de Ioná. (40) Porque así como estuvo en el vientre del pez tres días y tres noches, así estará el Hombre enterrado en el vientre de la tierra tres días y tres noches. (41) Los hombres de Nínive se levantarán para el juicio con esta generación y la condenarán porque regresaron con arrepentimiento a las palabras de Ioná, y yo soy más grande que Ioná. (42) La Reina de Sheva se levantará para el juicio con esta generación y la condenará porque vino desde el fin de la tierra para escuchar la Sabiduría de Shlomó y he aquí yo soy más grande que Shlomó. (43) Cuando la ruaj tumá sale del ser humano va por tierra seca buscando descanso, pero no halla. (44) Entonces dice: Volveré a mí casa de la cual salí, y va y la encuentra vacía, segura y lista. (45) Entonces toma siete rujot más malos que él, y van juntas y habitan allí, de manera que el estado posterior del ser humano es más malo que el primero. Así será

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para esta generación mala. (46) Mientras hablaba con todas las compañías, he aquí su madre y sus hermanos estaban parados afuera buscándolo para hablar con él. (47) Entonces una persona le dijo: He aquí que tu madre y tus hermanos buscan verte. (48) Respondió al que le habló: ¿Quiénes son mis hermanos y mi madre? (49) Extendió la palma de su mano sobre sus discípulos y le dijo: Estos son mi madre y mis hermanos. (50) Todo el que hace la voluntad del Padre que está en los cielos es mis hermanos, mis hermanas y mi madre. (13:1) En aquel día Iehoshúa salió de la Casa de Estudio, y se sentó a la orilla del mar. (2) Entonces se unieron a él compañías hasta que nesecitó entrar en la barca, y todo el grupo estaba de pie afuera. (3) Les habló muchas cosas en parábolas y les dijo: Un hombre salió de su casa en la mañana para sembrar su semilla. (4) Al sembrar, de ella cayó en el camino y se la comieron las aves. (5) De ella cayó en la roca donde no hay densidad de suelo y cuando brotó se secó, porque allí no había mucho suelo. (6) Cuando acaloró el sol sobre ella se incendió y se secó porque no tenía raíz. (7) De ella cayó entre los espinos y los espinos crecieron y la opacaron. (8) De ella cayó en tierra buena e hizo fruto y produjo. La primera 100, la segunda 60 y la tercera 30. (9) Quien tenga oídos para escuchar que escuche. (10) Entonces se acercaron sus discípulos y le dijeron: ¿Por qué les hablas en parábolas? (11) Y dijo: A ustedes ha sido dado a conocer el Reino de los Cielos pero no a ellos. (12) Quien tenga le será dado otra vez, pero quien no tenga, aquello que piensa que tiene, le será quitado. (13) Por esto yo hablo en parábolas, porque ellos ven pero no ven, escuchan pero no escuchan, (14) para completar lo que fue dicho según Ieshayá Hanaví: Ve y di a este pueblo: Escuchen pero no entiendan; miren pero no percibirán. (15) Embota el corazón de este pueblo, endurece sus oídos y cierra sus ojos no sea que vean con los ojos, etc. (16) Dichosos son vuestros ojos que ven y vuestros oídos que escuchan. (17) Ciertamente yo les digo que muchos profetas y hombres justos desearon ver lo que ustedes ven pero no lo vieron, y escuchar lo que ustedes escuchan, pero no lo escucharon. (18) Por lo tanto, ustedes escuchen la parábola del sembrador. (19) El sembrador es el Hombre, y la semilla que cayó en el camino es todo el que escucha el Reino de los Cielos y no discierne. Vendrá el satan y arrebatará de su corazón todo lo que fue sembrado en él. Esta es la semilla que cayó sobre el camino. (20) La que cayó sobre la piedra es el que escucha la Palabra del Poderoso y la recibe con alegría. (21) Pero está sin raíz y en confusión, y al venir a ellos un pequeño pesar y un aprieto, el satan les hará olvidar de sus corazones la Palabra del Poderoso. (22) La que cayó entre los espinos es el que escucha la Palabra y en su codicia de juntar riqueza, el satan le hará olvidar la Palabra del Poderoso y no hará fruto. (23) La que cayó en tierra buena es el que oye la Palabra, la discierne y hace fruto, o sea buenas obras. Saca de la primera 100, de la segunda 60 y de la tercera 30. El de 100 es el purificado de corazón y santificado de cuerpo. El de 60 es el separado de mujer, y el de 30 es el santificado en matrimonio, en cuerpo y en corazón. (24) Presentó ante ellos otra parábola: El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que siembra en su campo semilla buena. (25) Sucedió que cuando las personas dormían, vino el que lo odiaba y sembró cizaña sobre los trigos y se fue, (26) pero cuando creció la planta para dar fruto, él vio la cizaña. (27) Entonces se le acercaron los siervos del Dueño del campo y le dijeron: Señor nuestro, ¿no sembraste semilla buena? ¿De dónde vino la cizaña? (28) Les dijo: El que me odia hizo esto; sus siervos le dijeron: Arrancaremos la cizaña. (29) Pero él les dijo: No, no sea que arranquen el trigo. (30) Déjenlos que ambos crezcan hasta la cosecha, y en el tiempo de la cosecha diré a los segadores: Arranquen la cizaña primero y atenlas en paquetes individuales para quemar, y el trigo pónganlo en el granero. (31) Presentó ante ellos otra parábola: El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que una persona tomó y sembró en el campo. (32) Es el más fino de todas las semillas pero en su crecimiento crecerá por encima de todas las plantas y vendrá a ser un gran árbol

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hasta que las aves de los cielos tomen de sus ramas. (33) Les dijo otra parábola: El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que la mujer pone en tres medidas de harina y se leuda toda. (34) Todas estas parábolas habló Iehoshúa a las compañías y sin una parábola no les hablaba, (35) para cumplir lo que fue dicho según el Naví: En parábolas abriré mi boca y proferiré enigmas de la antiguedad. (36) Entonces Iehoshúa se apartó de las compañías y fue a la Casa de Estudio. Se acercaron a él sus discípulos y le pidieron que les explicara la parábola de la cizaña. (37) Les contestó y les dijo: El que siembra semilla buena es el Hombre, (38) el campo es la Era Presente, el buen fruto son los justos y la cizaña son los malvados. (39) El que odia y la sembró es el satan, el campo al final es la Era Venidera y los segadores son los mensajeros. (40) Como los segadores arrancan la cizaña para quemarla, así será en los Ultimos Días. (41) El Hombre enviará de sus mensajeros para arrancar de su reino a todo malvado y a todos los obradores de iniquidad, (42) y serán echados en la hoguera de fuego y allí será el lloro y el crujir de dientes. (43) Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. Quien tenga oídos para escuchar que escuche. (44) Iehoshúa dijo a sus discípulos: El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que saca un tesoro que había estado escondido y por el gozo del valor, vende todo lo que tiene y compra el campo para si mismo. (45) El Reino de los Cielos es semejante a un hombre comerciante que busca piedras preciosas. (46) Cuando encuentra una buena, vende todo lo que tiene y la compra. (47) El Reino de los Cielos es semejante a una red en el medio del mar que recoge en ella a toda clase de peces. (48) Cuando está llena la sacan fuera, luego los pescadores salen y eligen los buenos para sus canastos y los malos los tiran afuera. (49) Así será en los Ultimos Días, saldrán los mensajeros y apartarán los malvados de entre los justos. (50) Los echarán en la hoguera de fuego y allí será el lloro y el crujir de dientes. (51) El les dijo: ¿Entendieron esto? Ellos dijeron: Sí. (52) Por esto, todo Sabio de la Torá en el Reino de los Cielos se asemeja a un hombre, padre de niños, que saca de su tesoro cosas nuevas y también viejas. (53) Sucedió después de esto, que cuando terminó estas palabras se fue de allí. (54) Vino a su tierra y estaba enseñando a los hombres en las sinagogas. Los P'rushím estaban maravillados y decían en sus corazones: ¿De dónde le vino a este la sabiduría y la autoridad para hacer estas obras? (55) ¿No es este el hijo del herrero y Miryam? ¿No conocen ustedes a su madre Miryam, sus hermanos Iaaqóv, Ioséf, Shim'ón e Iehudá y a sus hermanas? (56) ¿No conocen ustedes que todos estos están con nosotros? ¿De dónde le vino a este todo esto? (57) Estaban confundidos a causa de él. Pero Iehoshúa les contestó: No hay profeta sin gloria, excepto en su tierra, en su ciudad y en su casa. (58) Entonces no quiso hacer allí ninguna señal por la escasez de confianza de ellos. (14:1) En aquel tiempo, Horodos el Tetrarca escuchó el informe concerniente a Iehoshúa. (2) Y dijo a sus siervos: Yo creo que Iojanán Hamatbil está haciendo estas maravillas. (3) Esto sucedió porque Horodos había capturado a Iojanán en aquellos días y lo había entregado en prisión porque lo amonestaba a no tomar a Horodya por esposa pues ella era la esposa de su hermano. (4) Iojanán le estaba diciendo: No es debida para ti. (5) Entonces Horodos quiso matarlo pero no pudo por temor del pueblo porque Iojanán era un Naví entre ellos. (6) Pero en el banquete del cumpleaños de Horodos, llamó a los nobles del reino a comer con él, y mientras ellos estaban comiendo, su hija danzó entre ellos y agradó a Horodos. (7) Entonces juró darle a ella cualquier cosa que le pidiera. (8) La muchacha, instigada por la madre, pidió la cabeza de Iojanán Hamatbil en un tazón. (9) El Rey se incomodó mucho por el juramento que había hecho delante de los invitados, pero ordenó que se hiciera así (10) y mandó a degollar a Iojanán en la cárcel. (11) Trajeron la cabeza de Iojanán en un tazón, se la dieron a la muchacha y la muchacha se la dio a su madre. (12) Entonces vinieron los discípulos de Iojanán, levantaron el cuerpo, lo enterraron y los discípulos narraron el asunto a Iehoshúa. (13) Cuando

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Iehoshúa escuchó esto partió de allí en una barca y fue al desierto de Iehudá. Y cuando las compañías se enteraron, lo siguieron por todas las provincias. (14) Entonces cuando salieron vio detrás a mucha gente, plantó sobre él una bondad incondicional y sanó todas sus enfermedades. (15) Y en la hora de la tarde se acercaron a él sus discípulos y le dijeron: Este lugar es angosto y la hora avanza, deja ir a las compañías para que vayan a los lugares altos y tomen lo necesario para ellos. (16) Entonces Iehoshúa les respondió: Ellos no tienen que irse, ustedes denle de comer. (17) Ellos respondieron: No tenemos nada aquí, excepto cinco tortas de pan y dos pescados. (18) El les dijo: Tráiganmelos. (19) Entonces ordenó que la gente se sentara sobre la hierba. Y cuando se sentaron, tomó las cinco tortas de pan y los dos pescados y teniendo la mirada a los cielos bendijo, los dividió y los dio a sus discípulos, y los discípulos los repartieron a los grupos. (20) De manera que comieron todos ellos y estuvieron satisfechos, y de los pescados comieron cuanto quisieron. Después de haber comido recogieron los pedazos sobrantes y completaron de ellos 12 cestos, (21) y el número de los que comieron fue cinco mil hombres aparte de las mujers y los niños. (22) Después de esto, ordenó a sus discípulos a reunirse en una barca y los envió antes que él a la ciudad donde las compañías estaban yendo. (23) Después que dejó las compañías subió sobre la montaña y oró a solas; llegó la hora de la tarde y estaba parado solo. (24) La barca estaba en el medio del mar y las olas del mar estaban impulsándola porque el viento estaba contrario. (25) A la cuarta vigilia de la noche Iehoshúa fue a ellos caminando sobre el mar. (26) Cuando sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar se alarmaron pensando que era un shed, y del gran susto estaban gritando. (27) Entonces Iehoshúa les respondió diciéndoles: ¡Tengan confianza que soy yo, no teman! (28) Kefa respondió y le dijo: Señor mío, si eres tú, ordename ir a ti sobre las aguas. (29) Entonces Iehoshúa le dijo: Ven, Kefa descendió del barco, y caminó sobre el mar y fue a Iehoshúa. (30) Pero cuando vio la fuerza del viento se asustó mucho y mientras comenzaba a hundirse gritaba y decía: ¡Señor mío, auxíliame! (31) Inmediatamente Iehoshúa extendió su mano, lo tomo y le dijo: Hombre de poca perseverancia. ¿Por qué dudaste? (32) Cuando subieron a la barca se tranquilizó el viento, (33) y aquellos en la barca lo reverenciaron y le dijeron: En verdad tu eres el Rey de Israel elegido por el Eterno. (35) Y cuando lo reconocieron los hombres de aquel lugar, enviaron de aquella región y le trajeron todos los enfermos de todo tipo de dolencia. (36) Y le suplicaban que fuera su voluntad dejarles tocar el borde de su manto; y todo aquel que lo tocaba se sanaba. (15:1) Entonces los Jajamín y los P'rushím vinieron a Iehoshúa y le dijeron: (2) ¿Por qué tus discípulos transgreden las reglas antiguas por no lavarse sus manos antes de comer? (3) Iehoshúa les dijo: ¿Por qué ustedes transgreden los decretos del Poderoso por vuestras reglas? (4) Porque el Poderoso dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y quien hiriere a su padre o su madre morirá. (5) Pero ustedes dicen que la iniquidad que comete el ser humano al decir cualquier cosa a su padre o su madre, queda cubierta cuando da cualquier donación voluntaria por ese pecado. (6) [De esta manera] él no honra a su padre y a su madre, y ustedes desprecían los decretos del Poderoso por vuestras reglas. (7) ¡Ay manipuladores de la Torá!, he aquí Ieshayá profetizó de ustedes y dijo: (8) Así dice el Eterno: Por cuanto este pueblo se acerca con su boca y Me honran con sus labios, pero aleja su corazón de Mí, (9) y el temor reverente de ellos hacia Mí, que se enseña, es mandamientos de hombres. (10) Iehoshúa llamó a los grupos y le dijo: Escuchen y consideren. (11) Lo que entra por la boca no ensucia al ser humano, sino lo que sale de la boca es lo que ensucia al ser humano. (12) Entonces sus discípulos se acercaron a él y le dijeron: Sabes que los P'rushím están perplejos por esta palabra. (13) Iehoshúa les respondió: Toda plantación que no haya plantado el Padre que está en los cielos se arruinará. (14) Déjenlos a ellos porque los ciegos están guiando a los ciegos, y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en la fosa. (15) Kefa le respondió:

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Señor mío, explícanos este enigma. (16) Iehoshúa les respondió: ¿Aún ustedes están sin entender? (17) ¿No enteinden que todo lo que entra por la boca va al vientre y todo va a su lugar natural? (18) Pero lo que sale por la boca es movido por el corazón, y esto es lo que ensucia al ser humano. (19) Porque el corazón profano saca el engaño, el asesinato, los adulterios, los robos, testimonios falsos, y las maldiciones. (20) Todas estas cosas son las que ensucian al ser humano. Lo cierto es que comer sin lavarse las manos no ensucia al ser humano. (21) Después que Iehoshúa dijo esto se fue a la región de Tzor y Tzidón. (22) Vino ante él una mujer mercader, proveniente de las tierras del Este, gritándole: Señor mío, Ben David, ten misericordia de mí porque mi hija está sujeta por shedím. (23) Pero Iehoshúa no rspondió una palabra. Sus discípulos se acercaron a él y le dijeron: Señor nuestro ¿por qué permites a esta mujer gritar tras nosotros? (24) Iehoshúa les respondió: No me enviaron sino a las ovejas pérdidas de la Casa de Israel. (25) La mujer lo reverenció y le dijo: Señor mío, ayúdame. (26) Iehoshúa le dijo: No es bueno que un hombre tome el pedazo de pan de sus hijos y se lo de a los perros. (27) La mujer respondió: Muchas veces los perros comen los pedazos que caen de la mesa de su señor. (28) Entonces Iehoshúa le respondió: Mujer, grande es tu perseverancia, que sea hecho para tí según tu pides. De aquel tiempo en adelante su hija fue sanada. (29) Cuando Iehoshúa se fue de allí, fue al otro lado de Galil a una montaña. (30) Parado desde allí vio mucha gente entre quienes habían muchos invalidos, enllagados, cojos, y muchos otros; y cayeron a sus pies y él los sanó. (31) La gente estaba sorprendida de como los mudos estaban hablando, los cojos caminando y los ciegos viendo; y todos ellos alababan al Poderoso. (32) Entonces dice Iehoshúa a sus discípulos: Tengo compasión de ellos, porque han permanecido conmigo estos dos días desde que cruzaron, y no tienen que comer. No quiero que se vayan en ayuna, no sea que se debiliten por el camino (33) Le contestaron sus discípulos: ¿De dónde podemos sacar pan en este desierto para satisfacer a la gente? (34) Iehoshúa contestó y les dijo: ¿Cuántas tortas de pan tienen? Ellos contestaron: Siete y unos pocos pescados. (35) Entonces Iehoshúa ordenó a la gente sentarse sobre la hierba, (36) Tomó las siete tortas de pan, dio gracias al Poderoso y las partió, las dio a sus discípulos y ellos las dieron a la gente. (37) Todos ellos comieron y estuvieron satisfechos, y de lo que sobró completaron siete cestos. (38) Los que estaban comiendo fueron en número cuatro mil hombres, aparte de las mujeres y los ninõs. (39) Después de esto, Iehoshúa entró en el barco y fue a la región tzaidonita. (16:1) Vinieron a él los Jajamím y los P'rushím probándolo a que les enseñara alguna señal de los cielos. (2) Iehoshúa les contestó: Manipuladores de la Torá, ustedes dicen en la tarde: Mañana será un día claro porque los cielos están rojos; (3) y en la mañana dicen: Hoy lloverá porque los cielos están oscuros. Si es así, entonces ustedes conocen el procedimiento con respecto a las apariencias de los cielos, sin embargo no conocen el procedimiento de los tiempos. (4) Una descendencia de hombres malos pide señal pero no se le dará señal alguna, sino solo la señal de Ioná Hanaví. Entonces se separó y se fue. (5) Cuando Iehoshúa fue a la orilla del mar dijo a sus discípulos que prepararan pan, y él entró al barco con sus discípulos pero sus discípulos se olvidaron y no trajeron ningún pan. (9) Entonces Iehoshúa les dijo: Ustedes están escaso de discernimiento si piensan que no tienen pan. ¿No recuerdan las cinco tortas de pan, (10) los cuatro mil hombres, y cuantos cestos sobraron? (11) Por lo tanto, entiendan que yo no estoy hablando de los panes naturales, (12) sino que yo les estoy diciendo a ustedes que se cuiden de la conducta de los P'rushím y los Tzadoqím. (13) Iehoshúa salió hacia la tierra de Siria, la tierra de Filipos, y preguntó a sus discípulos diciendo: ¿Qué dice la gente acerca de mí? (14) Le dijeron: Algunos dicen: él es Iojanán Hamatbil, otros dicen: él es Eliyáhu y otros: Irmyáhu o uno de los Profetas. (15) Iehoshúa les dijo: ¿Y ustedes que dicen acerca de mí? (16) Shim'ón, llamado Kefa, contestó y dijo: Tu eres el Mashíaj, el Rey de Israel elegido

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por Elohim viviente que has venido a este mundo. (17) Iehoshúa le dijo: Dichoso eres Shim'ón bar Ioná porque carne y sangre no te lo han revelado, sino el Padre que está en los cielos. (18) Yo te digo que tú eres una piedra y sobre ti yo edificaré mi Bet T'fillá, y los portones del Guehinóm no podrán estar ante ti (19) porque yo te daré las llaves del Reino de los Cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los Cielos; y así todo lo que permitas en la tierra será permitido en los Cielos. (20) Entonces ordenó a sus discípulos a no decir que él es Mashíaj. (21) De aquí en adelante comenzó Iehoshúa a revelar a sus discípulos que le era necesario ir a Ierushaláim y cargar la injusticia de muchos de los Kohaním y Ancianos del pueblo, hasta que lo maten, pero que al día tercero sería levantado. (22) Kefa lo tomó aparte en privado y comenzó a amonestarlo diciendo: ¡Lejos esté de tí que te suceda así señor! (23) Entonces Iehoshúa se volvió, lo miró y le dijo: Vete satan, no seas rebelde a mi orden, porque tú no tomas en cuenta la palabra del Poderoso, sino las palabras de los hombres. (24) Entonces Iehoshúa habló a sus discípulos: Quien quiera venir tras de mí, despreciese asimismo, tome el urdimbre y la trama, es decir ofrezcase a sí mismo a morir e ir tras de mí. (25) Todo el que quiera salvar su alma la perderá por mí causa, y el que pierde su vida en la Era Presente por mí, salvará su alma para la vida en la Era Venidera. (26) ¿Qué provecho hay para el ser humano si ganara todo lo mundano pero perdiera su alma para siempre? ¿Qué buen cambio haría el ser humano sí por las cosas presentes que se pierden, él da su alma para el juicio del Guehinóm? (27) Por que el Rey de Israel elegido por el Eterno vendrá con sus mensajeros en la gloria de su Padre que está en los cielos para devolver a todo hombre acorde a su obra. (28) Ciertamente yo les digo a ustedes que hay de los que están parados aquí que no probarán la muerte hasta que vean al Rey de Israel venir en su Reino. (17:1) Después de seis días Iehoshúa tomó a Kefa, también a Iaaqóv y a Iojanán su hermano, y los trajo a una montaña alta donde el pudiera orar. (2) Mientras oraba fue cambiado ante ellos, y la piel de su rostro resplandeció como el sol, y sus vestiduras se emblanquecieron como la nieve. (3) Entonces les fue revelado Moshe y Eliyáhu mientras hablaban con él, y le narraban a Iehoshúa todo lo que le acontecería en Ierushaláim. (4) Kefa y sus compañeros estaban profundamente dormidos. Dormidos, pero no dormidos, despiertos pero no despiertos. [Los discípulos] vieron su cuerpo y dos hombres con él. Y cuando se fueron, Kefa dijo a Iehoshúa; Señor mío, bueno es estar aquí. Hagamos tres moradas, una para tí, una para Moshe y una para Eliyá, -porque no sabía lo que estaba diciendo-. (5) Mientras hablaba he aquí una nube que los cubre y se aterraron en gran manera, y mientras estaban bajo la nube escucharon del medio de la nube una voz que hablaba y decía: He aquí este es Mí hijo, Mi amado, Mi complacencia está en él, a él escuchen. (6) Escucharon los discípulos, cayeron sobre sus rostros a la tierra, y tuvieron gran temor. (7) Cuando la voz cesó Iehoshúa les dijo: Levántense y no teman. (8) Ellos levantaron sus ojos y no vieron sino solo a Iehoshúa. (9) Iehoshúa bajó de la montaña y les ordenó diciendo: No cuenten a nadie la visión que vieron, hasta que el Hombre sea levantado de la muerte. (10) Sus discípulos le preguntaron diciendo: ¿Por qué los Jajamím dicen que Eliyá vendrá primero? (11) El les contestó y dijo: Verdaderamente Eliyá vendrá y liberará a todo el mundo, (12) pero yo les digo que ya vino y no le tomaron en cuenta, e hicieron con él acorde a sus deseos. Así también harán con el Hombre. (13) Entonces los discípulos entendieron que esto lo decía con respecto a Iojanán Hamatbil. (14) Sucedió que cuando vinieron las compañías, vino ante él un hombre hincándose de rodillas (15) y le dijo: Señor mío, ten misericordia de mí y compasión de mi hijo, porque está atormentado de una ruaj raá, está muy enfermo, cruje sus dientes y hecha espuma por la boca; cae de donde está a la tierra, algunas veces cae en el fuego y algunas veces cae en las aguas. (16) Lo he traído a tus discípulos pero no pudieron curarlo. (17) Iehoshúa contestó y dijo: Ay de ustedes, generación mala y renegada, ¿hasta cuándo estaré con ustedes, hasta cuando llevaré sus

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problemas? Tráiganmelo. (18) Se lo trajeron e inmediatamnete que Iehoshúa lo vio, el satan lo sometió y lo tiró a la tierra, y comenzó a esparcir polvo y echar espuma. Iehoshúa preguntó al padre del muchacho: ¿Cuánto tiempo hace que el satan lo ha tomado? El padre le respondió: Desde hace un tiempo en adelante. Muchas veces lo tira al fuego y a las aguas para destruirlo si pudiera. Pero si tú, señor, de alguna forma puedes ayudarlo, ayúdanos. El hombre halló gracia en sus ojos y entonces Iehoshúa se llenó de piedad por él y le dijo: Si tú puedes perseverar firme en la verdad todas las cosas podrás llevar a cabo, porque para el que persevera en la verdad todas las cosas a su alredeor le son fáciles. Inmediatamente el padre del muchacho llora con clamor y dice: Señor, yo persevero en verdad, ayúdame acorde a mí perseverancia. Cuando Iehoshúa vio que la gente se juntó, ordenó al shed y le dijo: Duro y sordo, te ordeno a salir de aquí, y de aquí en adelante no vuelvas más. El satan salió gritando e infligiendo dolor, y el muchacho quedó como muerto de manera que muchos decían que estaba muerto. Pero Iehoshúa lo tomó de la mano, lo levantó y lo sostuvo. (19) Cuando Iehoshúa entró en la Casa de Estudio, los discípulos se le acercaron en secreto y le dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos sacarlo? (20) El les dijo a ellos: Por vuestra escasez de perseverancia. Ciertamente yo les digo que si hubiera en ustedes perseverancia como un grano de mostaza, si permanecieran firmes en la verdad dirían a esta montaña: Apártate, y se apartaría; ninguna cosa sería imposible para ustedes, (21) pues esta clase de shedím no sale sino con oración y ayuno. (22) Ellos estaban en Galil cuando Iehoshúa les dijo: El Hombre será entregado en manos de los seres humanos. (23) Lo matarán pero al tercer día se levantará. (24) Llegaron a K'far Najum Ramatá y los cobradores del tributo se acercaron a Kefa y les dijeron: Vuestro Rav no sigue la costumbre de pagar tributo. Así dijeron. (25) Kefa entró en la Casa de Estudio, pero Iehoshúa lo anticipó: ¿Cuál es tu opinión Kefa, de quienes los reyes de la tierra toman tributo, de sus hijos o de los extanjeros? (26) Le contestó: De los extranjeros. Iehoshúa les dice: Si es así, entonces los hijos están libres, (27) y dijo: No se precipiten por esto. Entonces dijo a Kefa: Ve al mar, lanza el anzuelo y pesca con el, porque tomarás en la boca del primero que saques una moneda de plata, esta darás por nosotros. (18:1) Por aquel tiempo los discípulos se acercaron a Iehoshúa y le dijeron: ¿Quién piensa usted que es el mayor en el Reino de los Cielos? (2) El llamó a un niño pequeño, lo puso en el medio de ellos (3) y dijo: Yo digo que si no se vuelven para ser como este niño, no entrarán en el Reino de los Cielos. (5) El que recibe un niño como este en mi nombre, me recibe a mí. (6) Pero quien haga tropezar a uno de estos pequeños niños, que me son leales, bueno le sería que se atara una piedra de molino sobre su cuello y se tirara al fondo del mar. (7) ¡Ay de los habitantes del mundo por las confusiones, porque es necesario que las confusiones vengan! (8) Entonces dijo: ¡Ay del hombre que venga a causa de esto! Si tu mano o tu pie te hace tropezar extermínalo y sácalo de tí. Mejor te es entrar en la Vida ciego o cojo, que teniendo dos manos y dos pies para ser entregado al fuego eterno. (9) Mejor te es entrar en la Vida con un ojo, que tener los dos ojos pero ser entregado al Guehinóm. (10) Estén prevenidos, no sea que sentencien a uno de los pequeños niños. Yo les digo que sus mensajeros contemplan siempre el rostro del Padre que está en los cielos. (11) Pero el ser humano ha cesado de auxiliar a los enemigos. (12) ¿Cuál es vuestra opinión si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas huye, no abandonará las noventa y nueve en las montañas e irá a buscar la que se ha apartado.? (13) Y si la encuentra, ciertamente yo les digo que él se alegrá por esta más que por las noventa y nueve que no se apartaron. (14) Así, el Padre que está en los cielos no desea que se pierda uno de estos niños. (15) Por aquel tiempo Iehoshúa dijo a Shim'ón, llamado Kefa: Si tu hermano cometiere una falta contra tí, amonéstalo entre él y tú. Si te escucha has ganado a tu hermano. (16) Pero si no te escucha, amonéstalo en presencia de otro, y si con todo esto no te escucha, añade aún uno o dos testigos, [para

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que sea] ante dos o tres testigos, porque por boca de dos o tres testigos un asunto será confirmado. (17) Pero si con todo esto no escucha, dilo en la comunidad, y si no escucha en la comunidad, considéralo como un anatema, enemigo y cruel. (18) Ciertamente yo les digo que todo lo que ustedes prohiban en la tierra, será prohibido en los cielos, y todo lo que permitan en la tierra será permitido en los cielos. (19) También yo les digo que si dos de ustedes desean poner shalom en la tierra, todo lo que pidan les será concedido del Padre que está en los Cielos. (20) En todo lugar que se unan dos o tres en mí nombre, yo estoy entre ellos. (21) Entoces Kefa se le acercó diciendo: Señor mío, si mi hermano cometiere falta contra mí, hasta siete veces lo perdono. (22) Entonces Iehoshúa le dijo: No te digo que hasta siete, sino hasta setenta y siete. (23) Por aquel tiempo Iehoshúa dijo a sus discípulos: El Reino de los Cielos es semejante a un Rey que se sentó para ajustar cuentas con sus siervos y ministros. (24) Cuando comenzó a pensar, vino uno que debía como 10,000 piezas de oro, (25) pero no tenía nada para dar, y su señor ordenó que lo vendieran a él, a sus hijos, y todo lo que tenía para así pagar el dinero. (26) Cayó el siervo ante su señor y le imploró que le tuviera piedad y que le tuviera paciencia pues él pagaría todo. (27) Entonces su señor se compadeció de él y le perdono todo. (28) Pero aquel siervo se fue y encontró uno de sus compañeros que le debía 100, y lo retuvo (29) y le rogó diciendo: Compadécete de mí y tenme paciencia, y todo te lo pagaré. (30) Pero no aceptó escucharlo, y lo llevó a la cárcel hasta que le pagara todo. (31) Los siervos del Rey vieron lo que hizo y se enfadaron tanto que fueron y lo narraron a su señor. (32) Entonces su señor lo llamó y dijo: Siervo maldito, ¿no te perdoné todo lo que me debías cuando me aplacaste? (33) ¿Por qué no perdonastes a tu siervo cuando te suplicó, así como yo te perdoné? (34) Ardió de su señor ira contra él y ordenó que lo afligieran hasta que le pagara todo lo que debía. (35) Así hará con ustedes, el Padre que está en los cielos, si no perdona cada hombre a su hermano de todo corazón. (19:1) Sucedió que cuando Iehoshua terminó estas palabras cruzó de Galil y fue a los extremos de la tierra de Iehudá que están cruzando el Iarden. (2) Fueron tras él muchas compañías y él los sanaba a todos ellos. (3) Entonces se acercaron los P'rushím para probarlo. Le preguntaron si es permisible que alguien deje a su mujer por cualquier cuestión y darle acta de divorcio. (4) El les contestó: ¿No han leído que El que los hizo desde la antiguedad, varón y hembra los creó? (5) -Y dijo- Por esto dejará el hombre a su padre y su madre, y se adherirá a su mujer, y serán una carne. (6) Si es así, ellos no son dos, sino una carne, y lo que el Creador une, no puede el hombre dividirlo. (7) Entonces le dijeron: Si es así, ¿Por qué Moshe ordenó dar acta d divorcio y despedirla de la casa de él? (8) El les dijo: Por la perversidad de vuestros corazones fue que Moshe les habló acerca de dejar a vuestras mujeres, pero desde la eternidad no fue así. (9) Yo les digo que todo el que deja a su mujer y toma otra, si no es por causa de adulterio, él es adultero, y el que toma a la que fue expulsada [sin ser por causa de adulterio] es adultero. (10) Entonces sus discípulos le dijeron: Si es así el asunto del hombre con su mujer, no es bueno tomarla a ella. (11) El les dijo: Este asunto [de no tomar mujer] no es para todos, sino para aquellos a quienes les ha sido dado. (12) Porque hay eunucos de nacimiento, estos son aquellos que no han pecado y hay eunucos hechos por el hombre. Pero hay eunucos que a sí mismos se hicieron, que someten sus deseos por causa del Reino de los Cielos, estos son aquellos que entrarán en la gran exaltación. Quien pueda entender que entienda. (13) Entonces le trajeron niños para que pusiera su mano sobre ellos y para que orara por ellos, pero sus discípulos los expulsaban. (14) Entonces Iehoshúa les dijo: Dejen a los niños venir a mí y no se lo impidan, porque de ellos es el Reino de los Cielos. En verdad yo les digo que no se entrará en el Reino de los Cielos si no se es como estos. (15) Entonces puso su mano sobre ellos y se fue de allí. (16) Se acercó a él un joven reverenciándololo, y le dijo: ¿Rabí, qué bueno haré para adquirir la vida de la Era

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Venidera? (17) El le contestó: ¿Por qué preguntas acerca de lo bueno? No hay ser humano bueno, solo el Poderoso es bueno. Pero si quieres entrar en la vida guarda los mandamientos. (18) Entonces él le dijo: ¿Cuáles son? Iehoshúa le dijo: No asesinarás, no adulterarás, no robarás, no levantarás falso testimonio contra tu prójimo. (19) Honra a padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo. (20) El sabio le dijo: Todo esto lo he guardado, ¿qué me falta aún? (21) Iehoshúa le dijo: si quieres ser piadoso en el más alto nivel, ve vende todo lo que tienes, dáselo a los pobres y tendrás tesoro en los Cielos, y sígueme. (22) Sucedió que cuando el sabio escucho esto se fue angustiado porque no tenía muchas propiedades. (23) Iehoshúa dijo a sus discípulos: Ciertamente yo les digo que es difícil para un rico entrar en el Reino de los Cielos. (24) Aún más, yo les digo que es más fácil para el camello entrar en el ojo de la aguja, que para el rico en el Reino de los Cielos. (25) Escucharon los discípulos, se asombraron en gran manera y dijeron a Iehoshúa: Si es así ¿quién puede liberar[los del amor al dinero]? (26) Se volvió a ellos y les dijo: Ante el ser humano el asunto es difícil, pero ante Elohim todo es fácil. (27) Kefa contesta y dice: He aquí nosotros hemos dejado todo para ir tras de tí; ¿qué será de nosotros? (28) Iehoshúa dijo: Ciertamente yo les digo que ustedes los que me siguen, en el día del juicio cuando el Hombre se siente sobre el trono de su gloria, se sentarán también ustedes sobre los doce tronos de las doce tribus de Israel. (29) Todo el que deje su casa, sus hermanos, sus hermanas, su padre, su madre, su mujer y sus hijos por mí nombre, recibirá cien como ellos y heredará el Reino de los Cielos. (30) Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos serán primeros. (20:1) Después de esto Iehoshúa dijo a sus discípulos: El Reino de los Cielos es semejante a un hombre único, señor de su casa, que se levantó temprano en la mañana para contratar obreros para su viña. (2) Los contrató por un denario al día, y los envió a su viña. (3) Salió a la hora tercera del día y vio a otros parados en el mercado sin nada que hacer. (4) Entonces les dijo: Vayan ustedes también a mí viña y lo que es digno les daré, y se fueron. (5) Salió otra vez al medio día y también en la hora novena, e hizo lo mismo. (6) A la hora undécima salió y también encontró a otros parados, y les dijo: ¿Por qué están parados sin nada que hacer todo el día? (7) Le contestaron: Porque ningún hombre nos ha contratado. Pero él les dijo: Vayan también ustedes a mi viña. (8) Entonces llegó la hora del atardecer y el Dueño de la viña le dijo al encargado de los obreros: Llámalos y entregales su salario. Comenzó con los últimos y terminó con los primeros. (9) Así los últimos recibieron un denario. (10) Los primeros pensaron recibir más pero él dio a todos solo un denario. (11) Entonces los primeros murmuraron en contra del Dueño de la viña (12) diciendo: Estos últimos trabajaron una hora y los has hecho iguales a nosotros que trabajamos todo el día al calor. (13) Le contestó a uno de ellos: Amigo, no te he hecho injusticia ¿Acaso no te contraté por un denario? (14) Tómalo y vete. Si yo deseo dar a este último como a tí, ¿no puedo hacerlo acorde a mí deseo? (15) ¿Hay mal en tus ojos cuando yo soy bueno? (16) Así los últimos serán primeros, y los primeros serán últimos. Muchos son los llamados pero pocos los elegidos. (17) Iehoshúa se acerca a Ierushaláim y toma a sus Doce discípulos en secreto y les dice: (18) He aquí nosotros estamos subiendo a Ierushaláim y el Hombre será entregado a los Principales de los Kohaním y a los Jajamím, y ellos lo condenarán a muerte. (19) Lo entregarán a gente de otras naciones para golpearlo y para que lo hagan cesar, pero al tercer día se levantará. (20) Entonces vino la esposa de Zavdiel con sus hijos reverenciando y haciéndole una petición. (21) El le dijo: ¿Qué deseas? Y ella le dijo: Que en tu Reino ordenes sentarse a estos dos hijos míos, al primero a tu derecha y al segundo a tu izquierda. (22) Pero Iehoshúa respondió: Ustedes no saben lo que piden. ¿Ustedes pueden soportar los sufrimientos y la muerte a la que yo estoy destinado padecer?Dijeron: Podemos. (23) Entoces él les dijo: Beban mi copa, pero el sentarse a mí derecha y a mí izquierda no me corresponde a mí dárselos, sino para aquel que ha

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sido preparado delante de mi Padre. (24) Los diez escucharon y hubo enojo en sus ojos en relación a los dos hermanos. (25) Entonces Iehoshúa los acercó a él y les dijo: Ustedes sepan que los príncipes de las otras naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes buscan conquistarlas. (26) No será así entre ustedes. Porque el que desee ser grande entre ustedes les servirá a ustedes. (27) Quien desee entre ustedes ser primero será vuestro siervo (28) así como el Hombre no vino para que lo sirvan sino para servir y darse a sí mismo como paga por el rescate de la Comunidad de Israel. (29) Entraron en Ierijó y fue tras él una compañía, (30) y he aquí dos ciegos salieron junto al camino. Escucharon voces de la muchedumbre y preguntaron que podría ser eso. Les fue dicho: ¡Viene el profeta, Iehoshúa de Natzrát! Entonces clamaron diciendo: ¡Señor Ben David, ten misericordia de nosotros! (31) La compañía los reprendía pero a pesar de eso ellos seguían clamando y diciendo: ¡Señor Ben David, ten misericordia de nosotros! (32) Entonces Iehoshúa se detuvo, los llamó y dijo: ¿Qué desean que haga por ustedes? (33) Ellos dijeron: Señor, que sean abierto nuestros ojos. (34) Iehoshúa tuvo compasión de ellos, tocó sus ojos y les dijo: Es vuestra perseverancia en la verdad la que les ha sanado. Inmediatamente vieron, dieron gracias al Poderoso y siguieron tras Iehoshúa, entonces toda la gente dio gracias al Poderoso por esto. (21:1) Se acercaron a Ierushaláim y llegaron a Bet Pagué en Har Hazetím, entonces Iehoshúa envió a dos de sus discípulos. (2) Les dijo: Vayan a la fortaleza que está frente a ustedes y enseguida encontrarán una asna y un pollino con ella. Desátenlos y traíganmelos. (3) Si un hombre les dice algo, díganle que el señor los necesita y enseguida los dejará ir. (4) Todo esto fue es para cumplir la palabra que dijo el Naví: (5) Dile a la hija de Tzion: "He aquí, tu Rey viene a tí, justo y victorioso es él, humilde y montado sobre un asno, un pollino hijo de asna". (6) Entonces fueron e hicieron tal como Iehoshúa les había mandado. (7) Le trajeron el asna y el pollino, entonces Iehoshúa se montó sobre ellos y ascendieron. (8) Muchos de la compañía tendían sus vestidos en el camino y otros cortaban ramas de los árboles y las arrojaban frente a él y detrás de él, (9) proclamando diciendo: ¡Por favor liberanos, libertador del mundo, bendito es el que viene en el Nombre del Eterno, por favor libéranos libertador nuestro, se glorificado en los cielos y en la tierra! (10) Sucedió después de esto que cuando Iehoshúa entró en Ierushaláim, toda la ciudad tembló de miedo diciendo: ¿Quién es este? (11) Y la gente se dijo una a la otra: Es Iehoshúa el Naví de Natzrát que está en Galil. (12) Iehoshúa entró en la Casa del Eterno y encontró allí a los compradores y a los vendedores. Volcó las mesas de los cambistas y los asientos de los vendedores de palomas. (13) Les dijo: Está escrito: Mi Casa, será llamada casa de oración para todos los pueblos, pero ustedes la han hecho cueva de salteadores. (14) Entonces se acercaron a él ciegos y cojos en el Miqdásh y los sanó. (15) Entonces los Principales de los Kohaním y los Jajamím vinieron a ver las maravillas que había hecho. En el Miqdásh los niños estaban proclamando y diciendo: ¡Sea elogiado el Rey de Israel! (16) Pero los Jajamím se burlaron y le dijeron: ¿No escuchas lo que estos están diciendo? Y él les contestó diciendo: Yo los escucho, ¿y ustedes no han leído: "Por boca de niñitos y de niños de pecho has establecido tu fortaleza"? (17) Abandonándoles salió afuera a Bet Jananyá en donde pasó la noche, y allí les enseñaba acerca del Reino del Poderoso. (18) Y sucedió que en la mañana regresó a la ciudad hambriento. (19) Vio una higuera al lado del camino, se acercó a ella y no encontró sino sólo hojas. Entonces le dijo: Que jamás brote de tí fruto, e inmediatamete se secó la higuera. (20) Los discípulos vieron, se asombraron y dijeron: ¿Cómo es que la higuera se secó inmediatamente? (21) Iehoshúa les respondió y les dijo: Si hubiera en ustedes perseverancia en la verdad sin duda, no solamente a la higuera hicieran así sino que dijeran a esta montaña que se mueva y se vaya al mar, y así se haría. (22) Todo lo que pidan en oración y permaneciendo firme, recibirán. (23) Fue al Miqdásh para enseñar y se acercaron a él los Principales de los Kohaním y los Dignatarios del

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pueblo diciendo: ¿Con qué autoridad actúas, y quién te dio este beneficio? (24) Iehoshúa les contestó y les dijo: Yo también les haré una pregunta y si me la contestan, también yo les contestaré a ustedes con que autoridad actúo. (25) ¿La inmersión de Iojanán, de donde proviene, de los Cielos o de los hombres? Se contrariaron entre ellos mismos diciendo: ¿Qué diremos? Si decimos 'de los Cielos' nos dirán: ¿Por qué no fueron fieles? (26) Pero si decimos 'de los hombres', tememos de la compañía, porque todos están seguros de que Iojanán fue un profeta. (27) Así que dijeron: No sabemos. Entonces él les dijo: Tampoco yo les diré con qué autoridad actúo. (28) En aquella tarde Iehoshúa dijo a sus discípulos [con respecto a Principales de los Kohaním y los Jajamím], ¿Cuál es vuestra opinión? Un hombre tenía dos hijos, acercó a uno y le dijo: Hijo mío, hoy ve a trabajar en mi viña, (29) pero este le dijo: Yo no quiero. Pero después cambió de parecer y fue. (30) Dijo al otro hijo de la misma manera y este le contestó: Heme aquí señor, mas sin embargo no fue. (31) ¿Quién de los dos hizo la voluntad del padre? Ellos les dijeron: El primero. Entonces Iehoshúa les dijo: Ciertamente yo les digo que los rebeldes y las prostitutas les preceden a ustedes en el Reino de los Cielos. (32) Porque Iojanán les trajo a ustedes el camino de la justicia, pero ustedes no le obedecieron. Sin embargo los rebeldes y las prostitutas si le obedecieron, y ustedes vieron esto y no regresaron con arrepentimiento, y aún así, después de esto, no cambiaron de parecer para obedecerle. Quien tenga oídos para escuchar que escuche con verguerza. (33) Por aquel tiempo Iehoshúa dijo a sus discípulos y a una facción de la gente de Iehudá: Escuchen por favor la parábola del sembrador. Un hombre honorable plantó una viña, la cercó alrededor, edificó una torre en medio de ella, también labró en ella un lagar. Se la encargó a los trabajadores y se fue a su camino. (34) Llegó la hora de la cosecha del producto y envió a sus siervos a los trabajadores para recibir su producto. (35) Pero los trabajdores atraparon a sus siervos, golpearon a uno, asesinaron al segundo, y al tercero lo apedrearon con piedras. (36) De nuevo envió muchos más siervos que los primeros pero les hicieron lo mismo. (37) Finalmente les envía a su hijo diciendo: Quizás repeten a mí hijo. (38) Los trabajadores vieron a su hijo y se dijeron unos a otros: Este es el heredero, vayamos y asesinésmoslo, y lo desposeeremos de su herencia. (39) Así que lo atraparon, lo sacaron de la viña y lo asesinaron. (40) Pero ahora, ¿cuándo el Dueño de la viña venga, qué les hará a ellos? (41) Ellos le contestaron diciendo: Los malos perecerán en maldad y su viña él dará a otros trabajadores que inmediatamente le darán la porción de su producto. (42) Iehoshúa les dijo: ¿No han leído la Escritura: "La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser la principal del ángulo, obra del Eterno es esto; admirable a nuestros ojos"? (43) Por esto yo les digo que el Reino de los Cielos será arrancado de ustedes y será dado a una generación que produza fruto. (44) El que cae sobre esta piedra será derribado y quien caiga derribado sobre ella se partirá. (45) Los Principales de los Kohaním y los Jajamím escucharon sus parábolas y conocieron que él hablaba con respecto a ellos. (46) Entonces procuraron matarlo pero temieron de las compañías para quienes él era un Naví. (22:1) Iehoshúa contestó y les habló de nuevo en parábolas. (2) El Reino de los Cielos es semejante a un Rey que hizo una boda. (3) Envió sus siervos a los que habían sido invitados para la boda, pero los invitados no quisieron ir. (4) De nuevo envió a otros siervos diciendo: Díganles a los invitados: He aquí preparé el banquete, he sacrificado bueyes, aves y todo está listo. Vengan a la boda. (5) Pero ellos lo despreciaron y se fueron, unos a la ciudad y otros a sus negocios. (6) Los demás tomaron a los siervos, lo maltrataron y los asesinaron. (7) Cuando el Rey escuchó esto, se incendió su ira, expulsó a esos asesinos e incendió sus casas con fuego. (8) Entonces dijo a sus siervos: La boda está lista solamente que los invitados no eran dignos. (9) Ahora salgan a los caminos e inviten a la boda a todo el que encuentren. (10) Sus siervos salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y se llenó la

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boda de gente comiendo. (11) Vino el Rey para ver a los que estaban comiendo, y vio allí a un hombre que no estaba vestido con las ropas de boda, (12) de manera que le dijo: Amigo, ¿Cómo viniste aquí sin la ropa de boda? Pero él guardó silencio. (13) Entonces el Rey dijo a sus ministros: Amárrenle sus manos y pies y envíenlo abajo al sheol, y allí será el lloro y crujir de dientes. (14) Los invitados son muchos, pero los elegidos son pocos. (15) Entonces los P'rushím fueron y determinaron atraparlo en algo. (16) Así que le enviaron algunos de sus discípulos junto con los P'rushím de Horodos diciendo: Rabí, sabemos que eres alguien leal, que enseñas con perseverancia el Camino de Elohim, no temes a nada y eres imparcial. (17) Dinos cuál es tu opinión: ¿Es correcto dar tributo al Cesar o no? (18) Iehoshúa conoció sus engaños y dijo: ¿Por qué me prueban manipuladores de la Torá? (19) Muéstrenme una moneda del tributo. Le trajeron una moneda simple. (20) Entonces él les dijo: ¿De quién es esta impresión e inscrito? (21) Dijeron: Del Cesar. Entonces Iehoshúa les dice: Devuelvan al Cesar lo que es del Cesar, y a Elohim lo que es de Elohim. (22) Escucharon y se asombraron, lo dejaron y se fueron. (23) En aquel día le salieron al encuentro los Tzadoqím y los que niegan la resurreción de los muertos. Le preguntaron diciendo: (24) Rabí, dinos. Moshe dijo: Cuando hermanos habiten juntos y uno de ellos muere y no halla tenido hijo, que su hermano tome a su mujer para preservar la descendencia de su hermano. (25) He aquí habían siete hermanos; el primero tomó una mujer y murió sin descendencia pero su hermano cumplió con su esposa [el deber de cuñado]. (26) Así [sucedió] el segundo, y el tercero hasta el cuarto. (27) Después de ello la mujer muere. (28) Ya que ella fue para todos ¿de cuál de los siete será mujer [en la resurreción]? (29) Iehoshúa contestó y les dijo: Ustedes pecan por ignorancia y no entienden los Rollos ni el poder de Elohim. (30) En el día de la resurreción los hombres no tomarán mujeres ni las mujeres hombres, sino que serán como los mensajeros de Elohim en los cielos. (31) ¿No han leído acerca de la resurreción de los muertos que el Eterno les habló a ustedes diciendo: (32) Yo soy el Eterno, "Elohim de Avraham, Elohim de Itzjaq y Elohim de Iaaqóv". Si es así, El no es Elohim de los muertos, sino Elohim de los vivos. (33) La compañía escuchó y se asombró de su sabiduría. (34) Cuando los P'rushím vieron que los Tzadoqím no tenían respuesta se juntaron. (35) Entonces un Jajam le preguntó probándolo: (36) Rabí, di cual es el mandamiento más importante de la Torá. (37) Le dijo: "Amarás al Eterno tu Elohim con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu fuerza. (38) Este es el primero. (39) El segundo es semejante: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". (40) Sobre estos dos mandamientos cuelgan toda la Torá y los N'viím. (41) Se reunieron los Prushím e Iehoshúa les preguntó diciendo: (42) ¿Cuál es vuestra opinión acerca del Mashíaj, de quién será hijo? Le dijeron: Hijo de David. (43) El les dijo: ¿Cómo es que David por la inspiración del Eterno lo llama 'señor', como está escrito: (44) "Dicho del Eterno a mi señor: Siéntate a mí diestra hasta que haga a tus enemigos estrado para tus pies" (45) Si David lo llama señor, ¿cómo será su hijo? (46) No pudieron contestarle una palabra, y desde ahí en adelante temían preguntarle algo. (23:1) Entonces Iehoshúa habló al pueblo y a sus discípulos (2) diciendo: Sobre el Kisé Moshe se sientan los P'rushím y los Jajamím. (3) Ahora, todo lo que él les diga a ustedes guárdenlo y háganlo, pero no lo hagan conforme a las reglas y prácticas de ellos, porque ellos dicen pero no hacen. (4) Interpretan y dan grandes cargas que los hombros del ser humano no pueden llevar, que incluso ellos ni siquiera con sus dedos desean mover. (5) Todas sus prácticas las hacen solo por apariencias; visten ropas costosas y tzitziot largos. (6) Aman estar reclinados del primer lugar en las salas de los banquetes y estar sentados en primer lugar en las sinagogas; (7) el postrarse en las calles y ser llamados Rabaním. (8) Pero ustedes no deseen ser llamados 'Rabaním'. Uno es vuestro Rav y todos ustedes son hermanos. (9) No llamen Av a nadie sobre la tierra, porque uno es vuestro Av, el que está en los cielos. (10) No sean llamados Rabaním, porque

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uno es vuestro Rav, el Mashíaj. (11) El mayor entre ustedes les servirá. (12) Quien se exalte a sí mismo, será humillado, pero quien se humille será exaltado. (13) Ay de ustedes, los P'rushím y los Jajamím, que manipulan la Torá, porque ustedes cierran el Reino de los Cielos ante la gente, ustedes no entran y a los que desean entrar no los dejan. (14) Ay de ustedes, los P'rushím y los Jajamím que manipulan la Torá, porque ustedes devoran y dividen las poseciones de las mujeres viudas con un discurso largo, por esto cargarán un castigo largo. (15) Rodean el mar y la tierra seca para atar el corazón de un hombre en lo que ustedes perseveran, y cuando lo atan lo hacen el doble de malo que era antes. (16) Ay de ustedes, concilios de ciegos, que dicen que el que jure por el Hejal no está obligado, pero el que haga un voto por cualquier cosa consagrada a la estructura del Hejal está obligado a pagar; (17) equivocados y ciegos, ¿qué es mayor, el Hejal o aquello que está consagrado al Hejal? (18) También dicen: El que jure por el altar no está obligado, pero el que jure que traerá una ofrenda está obligado a darla. (19) ¿Qué es mayor, la ofrenda o el altar, el Miqdásh o la ofrenda? (20) El que jure por el altar, jura por él y por todo lo que está en él. (22) El que jura por el Trono de Elohim, jura por el Trono y por El que está sentado sobre el Trono. (23) Ay de ellos, de los Jajamím y de los P'rushím que diezman la hierbabuena, el eneldo, la granada, pero roban cuando abandonan lo que es de mayor peso, esto es, los requisitos de la Torá, que son: el altruísmo, la verdad y la perseverancia. Estos decretos son dignos de hacer y no deben de olvidarse. (24) Descendencia de líderes ciegos, son estrictos en el asunto del mosquito pero se tragan el camello. (25) Ay de ustedes, los P'rushím y los Jajamím que limpian las copas y los platos por fuera pero dentro de ellos están llenos de podredumbre e impureza. (26) Manipulador de la Torá, limpia lo que está dentro para que lo que está por fuera esté puro. (27) Ay de ustedes, los Jajamím y los P'rushím que manipulan la Torá, los semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera perecen ser bonitos a la gente, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de inmundicias. (28) Así, ustedes parecen por fuera justos a la gente, pero por dentro están llenos de corrupción de Torá e injusticia. (29) Ay de ustedes, los que manipulan la Torá, los P'rushím y los Jajamím que construyen las tumbas de los N'viím y glorifican los monumentos de los justos. (30) Ustedes dicen: Si hubiéramos estado en los días de nuestros padres no hubiésemos dejado dar muerte a los N'viím. (31) En esto ustedes son testigos contra ustedes mismos, porque ustedes son los hijos de quienes asesinaron a los N'viím (32) y se comportan acorde a la obra de sus padres. (33) Serpientes, descendencia de víboras, ¿cómo escaparán del juicio del Guehinóm si no retornan con arrepentimiento? (34) Por aquel tiempo Iehoshúa dijo a las compañías de Iehudá: He aquí yo les envio profetas, sabios y escribas. Algunos de ellos los matarán, a otros afligirán en las sinagogas y los perseguirán de ciudad en ciudad. (35) Para que sea puesta sobre ustedes la sangre de todo justo derramada sobre la tierra, desde la sangre de Hevel el justo hasta la sangre de Zejaryá Ben Berejyá, a quien mataron entre el Hejal y el altar. (36) En verdad yo les digo que todas estas cosas vendrán sobre esta generación (37) y sobre Ierushaláim la que mata a los N'viím y expulsa a los enviados. ¡Cuantas veces quise juntar a tus hijos como la gallina junta sus pollitos bajo sus alas, y no quisites! (38) Por eso, ustedes dejarán sus casas desoladas. (39) En verdad yo les digo: No me verán de aquí en adelante hasta que digan: ¡Bendito es nuestro libertador! (24:1) Sucedió que cuando Iehoshúa salió del Miqdásh, mientras caminaba, sus discípulos se acercaron para mostrarle los edificios del Miqdásh, (2) pero él les dijo: ¿Ven todo esto? Ciertamente yo les digo que todo será destruído y no quedará piedra sobre piedra. (3) Al sentarse en el Har Hazetím frente al Bet Hamiqdásh, le preguntaron en secreto Kefa, Iojanán y Guever: ¿Cuándo serán todas estas cosas? ¿Cuál será la señal cuando todas estas cosas tomen lugar? o ¿Cuándo comenzarán? ¿Cuándo será el Tiempo del fin de la era? ¿Y cuándo será tu venida? (4) Iehoshúa les respondió: Estén

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atentos, no sea que alguien los engañe, (5) porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: Yo soy el Mashíaj, y engañarán a la Comunidad de Israel. (6) Pero ustedes, cuando escuchen las guerras y una unión de ejércitos, estén atentos, no sean que se llenen de vanas esperanzas, porque todo esto está destinado a venir, pero aún no es el Tiempo del fin (7) Se levantarán nación contra nación, reino contra reino, habrá muchos disturbios, grave hambruna y alboroto en [diferentes] lugares. (8) Todo esto es el comienzo de los dolores. (9) Entonces ellos los atarán a ustedes a tribulaciones, los matarán y serán una verguenza para todos los pueblos por causa de mí nombre. (10) Entonces muchos serán conmovidos, se traicionarán los unos a los otros y estarán enfurecidos entre ellos mismos. (11) Se levantarán falsos profetas y desviarán a la Comunidad de Israel. (12) Cuando se multipliquen las injusticias, el amor de muchos quedará debilitado. (13) Pero quien espere hasta el Tiempo del fin será liberado. (14) Esta buena nueva se expondrá en toda la tierra [de Israel] para testimonio de mí a todas las naciones y entonces vendrá el Tiempo del fin. (15) Este es el ídolo detestable que desola, mencionado por Daniel, parado en el lugar santo; el que lee entienda. (16) Entonces aquellos en Iehudá huyan a las montañas. (17) El que esté sobre la casa no baje a arreglar nada de su casa. (18) El que esté en el campo no regrese a recoger su túnica. (19) ¡Ay de las que queden en cinta y de las que estén criando en aquellos días! (20) Oren al Poderoso para que vuestra huída no suceda en otoño y en Shabat. (21) Porque entonces habrá una tremenda desgracia que no ha sucedido desde la creación del mundo hasta ahora, ni sucederá. (22) Si aquellos días no fueran pocos, nínguna carne se salvaría, solo por causa de los elegidos aquellos días serán pocos. (23) En aquel tiempo, si alguien les dijera: 'He aquí está el Mashíaj', o 'allí está', no tengan eso por cierto. (24) Porque se levantarán falsos mesías y falsos profetas y darán señales y grandes prodigios, para si fuere posible desviar a los elegidos. (25) Entonces si les dijeran a ustedes: 'él está en el desierto', no salgan, y: 'él está en las habitaciones interiores', no tengan eso por cierto. (26) He aquí se los digo antes que suceda. (27) Iehoshúa dijo a sus discípulos: Como el relámpago sale del Este y es visto en el Oeste, así será la venida del Hombre. (28) En cualquier lugar que esté el cadáver, allí se juntarán los buitres. (29) En aquella hora, después de aquellos días el sol se oscurecerá, la luna no dará su luz, las estrellas caerán de los cielos y el ejercito de los cielos huirá. (30) Entonces aparecerá la señal del Hombre en los cielos y llorarán todas las familias de la tierra y verán al Hombre en las nubes de los cielos con un gran ejército y fortificada apariencia. (31) Enviará a sus mensajeros con un shofar y con gran voz para juntar a sus elegidos de los cuatro vientos de los cielos, desde un extremo de los cielos hasta el otro. (32) Del árbol de la higuera aprendan la parábola; cuando vean sus ramas y broten sus hojas, (33) sepan que él está cerca a los portones. (34) Ciertamente yo les digo que no pasará esta generación hasta que todas estas cosas sucedan. (35) Los cielos y la tierra pasarán, (36) pero de aquel día y de aquella hora no hay quien sepa, ni los mensajeros de los cielos, sino el Padre. (37) Iehoshúa dijo a sus discípulos: Como en los días de Nóaj, así será en los días del Hombre. (38) Así como antes del diluvio estaban comiendo, bebiendo, fructificándose y multiplicándose hasta el día que Nóaj entró en el arca. (39) Así como ellos no comprendieron hasta que vino el diluvio sobre ellos y los destruyó, así será la venida del Hombre. (40) Entonces si estuvieren dos arando en un campo, un justo y un malvado, uno será tomado y el otro dejado. (41) Dos mujeres moliendo en un molino, una será tomada y la otra dejada. Esto será porque en el Tiempo del fin de la era, los mensajeros quitarán las piedras de tropiezo del mundo y separarán los buenos de los malos. (42) Entonces Iehoshúa dijo a us discípulos: Velen conmigo porque no saben a que hora vuestro señor vendrá. (43) Sepan esto, si alguien sabe a que hora el ladrón viene, estará velando y no lo dejará entrar en su casa. (44) Así ustedes deben estar preparados porque no saben a que hora el Hombre está

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destinado a venir. (45) ¿Qué piensan ustedes del siervo que es fiel y sabio, al cual su señor lo puso a cargo de sus pequeños para darles comida en su tiempo? (46) Dichoso es el siervo aquel, que cuando su señor venga lo encuentre haciendo así. (47) Ciertamente yo les digo que sobre sus bienes lo pondrá. (48) Pero si el siervo aquel fuere malo y dijera en su corazón: 'Mí señor tardará para venir', (49) y empezara a golpear al siervo de su señor, a comer y a beber con glotones, (50) su señor vendrá el día que no lo espera y a la hora que no sabe. (51) Lo separará y pondrá su porción con los manipuladores de la Torá, allí será el llanto y el crujir de dientes. (25:1) Iehoshúa dijo a sus discípulos: El Reino de los Cielos es semajante a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del novio y la novia. (2) Cinco de ellas eran perezosas y necias y cinco de ellas eran ágiles y sabias. (3) Las cinco perezosas trajeron sus lámparas pero no trajeron aceite con ellas. (4) Las cinco sabias trajeron aceite en sus recipientes y sus lámparas. (5) El novio demoró y he aquí todas ellas se rezagaron y se durmieron. (6) Fue la media noche y he aquí una voz fue escuchada: ¡He aquí el novio viene, vengan a su encuentro! (7) Entonces vinieron todas las vírgenes y prepararon sus lámparas. (8) Pero las vírgenes necias dijeron a las sabías: Dennos de su aceite porque nuestras lámparas se extinguen. (9) Entonces las sabias contestaron diciendo: Vayan ahora a los vendedores y compren para ustedes, porque no hay suficiente aceite para ambas, tememos que nos falte a nosotras. (10) Sucedió que cuando fueron a comprar, vino el novio y las que estaban preparadas fueron con él a la boda y el portón fue cerrado. (11) Después de esto vinieron las necias y llamaron al portón diciendo: Señor nuestro, ábrenos. (12) Pero él les contestó: En verdad yo les digo que no se quienes son ustedes. (13) Por esto, estén atentos, porque no saben el día y la hora que el novio vendrá. (14) Iehoshúa dijo a sus discípulos otro ejemplo: El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que se va a un viaje lejano, llamó a sus siervos y repartió su dinero. (15) A uno le dio cinco monedas de oro, al segundo dos monedas de oro y al tercero una; a cada uno le dio como era debido y se fue a su viaje. (16) El que recibió cinco monedas de oro fue y ganó otras cinco. (17) Como él, también el que recibió dos, compró, vendió y ganó otras dos. (18) Pero el que recibió una fue cavó en la tierra y escondió el dinero de su señor. (19) Después de muchos días vino el señor de esos siervos y averiguó de ellos el ajuste de cuenta del dinero. (20) Se acercó el que recibió cinco monedas de oro y le dijo: Señor mío, cinco monedas de oro que me diste y he aquí para tí hay otras cinco que he ganado. (21) Su señor le dijo: Ciertamente eres un siervo bueno y fiel. Porque has sido fiel en lo poco, sobre lo mucho te pondré, entra en el gozo de tu señor. (22) También se acercó el que recibió dos monedas de oro y dijo: Señor mío, dos monedas de oro me diste, he aquí otras dos que he ganado. (23) Su señor le dijo: Ciertamente eres un siervo bueno y fiel. Porque has sido fiel en lo poco, sobre lo mucho te pondré, entra en el gozo de tu señor. (24) Entonces se acercó el que recibió una y dijo: Señor mío, yo se que tu eres fuerte y duro, que siegas lo que no sembrastes y que recoges lo que no repartiste. (25) De manera que en temor a tí fui y escondí tu moneda de oro, y he aquí tienes lo que es tuyo. (26) Pero su señor contestó y le dijo: Siervo malo y perezoso, después de saber que yo siego lo que no sembré y recojo lo que no esparcí, (27) precisamente por esto tú debiste haber dado mi posesión a mis cambistas y a mí venida hubiera recibido lo que es mío con la ganancia. (28) Por lo tanto, quítale la moneda de oro y densela al que ganó las cinco monedas de oro. (29) Al que tiene le será dado, y al que no tiene, aún lo que merece se le quitará. (30) Al siervo perezoso, envíenlo a la oscuridad de los lugares bajos, allí será el llanto y el crujir de dientes. (31) Iehoshúa dijo a sus discípulos: Cuando el Hombre venga en su revelación con sus mensajeros, entonces se sentará sobre su trono de gloria. (32) Y serán reunidas ante él todas las naciones, y hará una separación entre ellas como el pastor separa entre los corderos y los cabritos. (33)

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Colocará a los corderos a su derecha y a los cabritos a su izquierda. (34) Entonces dirá a aquellos de su derecha: Vengan benditos, benditos de mi Padre y hereden el Reino de los Cielos preparado para ustedes desde la creación del mundo hasta ahora. (35) Porque estuve hambriento y ustedes me dieron de comer, estuve sediento y me dieron de beber, estuve lejos y me alojaron, (36) desnudo, y me vistieron; enfermo y me visitaron, estuve en la cárcel, y vinieron a mí. (37) Entonces los justos responderán: ¿Señor nuestro, cuándo te vimos hambriento y te saciamos, sediento y te dimos de beber, (38) desnudo y te cubrimos, enfermo y te visitamos, (39) o en la cárcel y fuimos a tí? (40) Y el Rey contestará y les dirá: Ciertamente yo les digo que todas las veces que lo hicieron a uno de estos hermanos míos necesitados, aún los pequeños como estos, me lo hicieron a mí. (41) Pero también dirá a aquellos de su izquierda: Apártense de mí malditos y vayan al fuego eterno, al lugar preparado para ustedes con el satan y sus mensajeros, (42) porque me vieron hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, (43) estuve lejos y no me alojaron, desnudo y no me vistieron, enfermo y en la cárcel y no me visitaron. (44) Entonces también ellos responderán y me dirán: ¿Señor nuestro, cuándo te vimos hambriento, sediento o lejos, desnudo, enfermo o en la cárcel y no estuvimos contigo sirviéndote? (45) El Rey les contestará y les dirá: Yo les digo que todas las veces que no lo hicieromn a uno de estos necesitados, aún los pequeños como estos, no me lo hicieron a mí. (46) Entonces estos irán al horror eterno, pero los justos a la vida de la Era Venidera. (26:1) Sucedió que cuando Iehoshúa terminó de hablar todas estas cosas, dijo a sus discípulos: (2) ¿Saben ustedes que después de dos días será la Pesaj y el Hombre será entregado por medio de la gente de Iehudá a la crucifixión? (3) Entonces se reunieron los suplentes de los Kohaním y los Principales del pueblo en la corte del Dirigente de los Kohaním, llamado Qayafá. (4) Determinaron juntos prender a Iehoshúa con alevosía y asesinarlo. (5) Pero dijeron: Que no sea en la celebración, no sea que halla un alboroto en el pueblo. (6) Sucedió que cuando Iehoshúa estaba en K'far Jananyá, en casa de Shim'óm el piadoso (7) se le acercó una mujer con un frasco de unción y lo derramó sobre su cabeza mientras que él estaba sentado a la mesa. (8) Pero esto disgustó mucho a los que allí estaban [y dijeron:] ¿Por qué esta perdida? (9) se hubiese podido vender a gran precio y [la ganancia] darla a los pobres. (10) Iehoshúa, que tenía conocimiento de todo asunto en relación a cualquier cosa que se haga, les dijo: ¿Ustedes están acusando a esta mujer? Ciertamente una maravillosa buena obra ella ha hecho conmigo. (11) Porque los pobres estarán con ustedes siempre, pero yo no estaré con ustedes siempre. (12) El poner esto en mi cuerpo alude a mi sepultura. (13) Ciertamente yo les digo que en todo lugar del mundo donde se proclame esta buena nueva, se dirá en memoria de mí lo que esta mujer ha hecho. (14) Uno de Los Doce, el llamado Ieudá Isqorti, fue a los Principales de los Kohaním (15) y dijo: ¿Qué me darán para que yo les entregue a Iehoshúa? Ellos decidieron con él treinta piezas de plata (16) y de ahí en adelante buscaba algo para entregarle. (17) En el primer día de la Celebración de los Panes sin levadura los discípulos vinieron a Iehoshúa diciendo: ¿Dónde te preparamos la cena de Pesaj? (18) El les dijo: Vayan a la ciudad al hombre cuyo corazón estará dispuesto hacerlo, y díganle: Así dice el Rav: 'Mi tiempo se ha acercado, junto a ti haré la Pesaj con mis discípulos'. (20) Atardeció y él estaba sentado a la mesa con sus Doce discípulos. (21) Mientras comían él les dijo: Yo les digo que uno de ustedes me entregará. (22) Ellos se entristecieron mucho y cada uno le habló diciendo: ¿Señor mío, soy yo ese? (23) Y él les respondió: El que mete su mano conmigo en el plato, ese es el que me venderá. Pero todos estaban comiendo de un solo plato, de manera que no lo reconocieron, porque si lo hubieran reconocido lo hubieran destruído. (24) Iehoshúa les dijo: La verdad es que el Hombre se va como está escrito acerca de él; ¡Ay de aquella persona por medio de la cual el Hombre sea entregado! Bueno le

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fuera a esa persona no haber nacido. (25) respondió Iehudá, el que lo vendió, y le dijo: ¿Rabí, ese soy yo? El le dijo: Tú has hablado. (26) Mientras ellos comían, Iehoshúa tomó pan, bendijo, lo dividió, se los dio a sus discípulos y dijo: Tomen y coman, este es mi cuerpo. (27) Tomó la copa, dio alabanzas a su Padre, la dio a ellos y dijo: Beban de ella todos ustedes. (28) Esta es mi sangre de la Nueva Alianza, que será derramada en razón de la Comunidad de Israel para expiación de las iniquidades. (29) Yo les digo que de aquí en adelante no beberé más de este fruto de la vid hasta el día que lo beba de nuevo con ustedes en el Reino de los Cielos. (30) Entonces retornaron y salieron al Har Hazetím. (31) Iehoshúa dijo a sus discípulos: Vengan, esta noche todos ustedes se entristecerán por mí, porque así está escrito: "Hiere al pastor y se dispersarán las ovejas". (32) Pero después de mi levantamiento de los muertos seré revelado a ustedes en Galil. (33) Kefa le responde y le dice: Aunque todos se entristezcan por ti yo nunca me habré de entristecer. (34) Iehoshúa dijo: Ciertamente yo te digo que en esta noche antes del canto del gallo me negarás tres veces. (35) Kefa le dijo: Si está determinado que yo muera contigo aún así no te negaría. Así le dijeron todos los discípulos. (36) Entonces Iehoshúa fue con ellos a la aldea Gue Shmaním y dijo: Por favor siéntense hasta que vaya allí y ore. (37) Tomó a Kefa y a los dos hijos de Zavdiel, comenzó a entristecerse y angustiarse. (38) Entonces les dijo: Estoy triste hasta la muerte, apóyenme y velen conmigo. (39) Fue lentamente bajando y cayó sobre su rostro, oraba y decía: Padre mío, por favor, si es posible remueve de mí esta copa, pero ciertamente que no se haga de acuerdo a mí voluntad, sino según Tu voluntad. (40) Fue a los discípulos, los encontró durmiendo y le dijo a Kefa: ¿Así que no puedes velar conmigo una hora? (41) Velen y oren, no sea que entren en una prueba, porque la verdad es que lo espiritual está listo para ir a su Creador, pero la carne es débil y enfermiza. (42) Fue por segunda vez a orar diciendo: Si no puedes remover esta copa, excepto que yo la beba, que se haga conforme a Tu voluntad. (43) Después de esto retorna y los encuentra durmiendo porque sus ojos estaban pesados. (44) Los dejó y se fue a orar por tercera vez con palabras similares a las anteriores. (45) Iehoshúa fue a donde estaban sus discípulos y les dijo: Duerman y descansen, he aquí se acerca la hora y el Hombre será entregado en mano de pecadores. (46) Levántense, vamos, he aquí el que me entrega está cerca. (47) Mientras todavía hablaba he aquí Ieudá Isqorti, uno de sus doce discípulos, vino y con él un gran grupo con espadas y látigos, enviados de los Principales de los Kohaním y los Dignatarios del pueblo. (48) El que lo entregó les dio una señal: Al hombre que yo bese, es a quien deben arrestar. (49) Enseguida se aproximó a Iehoshúa y le dijo: Shalom, Rabí, y entonces lo besó. (50) Iehoshúa le dijo: Amigo mío, ¿qué has hecho? Entonces ellos se acercaron, le echaron mano y lo arrestaron. (51) Y he aquí uno de los que estaba con Iehoshúa extendió su mano, sacó su espada e hirió a uno de los siervos de los Kohaním cortándole su oreja. (52) Iehoshúa le dijo: Guarda tu espada a su envoltura porque los que sacan la espada, caerán por la espada. (53) ¿No comprendes que yo puedo enfrentar a mis enemigos y ciertamente habría ahora mismo más de doce legiones de mensajeros a mí disposición? (54) ¿Pero entonces como se completarían las Escrituras? Así debe hacerse. (55) Después Iehoshúa dijo a la compañía: Como si fuéramos ladrones han venido para arrestarme, con espadas y látigos. ¿No estaba con ustedes todos los días en el Miqdásh enseñándoles y no me lo impidieron? (56) Verdaderamente, todo esto fue hecho para completar los escritos de los N'viím. Entonces todos sus discípulos lo dejaron y huyeron. (57) Llevaron a Iehoshúa a la casa de Qayafá, el Principal de los Kohaním, y todos los Escribas y los P'rushím se reunieron. (58) Kefa estaba siguiéndolo a cierta distancia hasta la casa del Principal de los Kohaním. Entró a la casa y se sentó cerca de los artesanos hasta ver en que terminaba aquello. (59) Los Principales Kohaním y los P'rushím querían encontrar falsos testigos contra Iehoshúa para poder matarlo, (60) pero no encontraron ni siquiera a uno de los

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muchos falsos testigos que habían preparado contra Iehoshúa. Finalmente vinieron dos falsos testigos, (61) los cuales dijeron: Este dijo: Tengo el poder de destruir el Miqdásh del Poderoso y después de tres días reparalo. (62) El Principal de los Kohaním se levantó y le dijo: ¿No tienes alguna respuesta para rebatir el testimonio que estos dan en contra de ti? (63) Pero Iehoshúa no respondía una palabra. Entonces el Principal de los Kohaním le dijo: Yo te hago jurar por el Poderoso viviente que nos digas si tú eres el Rey de Israel elegido por el Poderoso. (64) Iehoshúa les respondió: Tú lo dices, pero algo más yo les digo: Verán al Rey de Israel sentarse a la diestra de la fortaleza del Poderoso, viniendo en las nubes del firmamento. (65) Entonces el Principal de los Kohaním rasgó sus vestiduras y dijo: Este maldijo a Elohim. ¿Qué necesidad tenemos de otros testigos? He aquí todos ustedes han escuchado como maldijo al Poderoso. (66) ¿Qué piensan ustedes que se le deba hacer? Ellos respondieron: Merece la muerte. (67) Entonces lo escupieron en su cara, lo azotaron en su espalda y otros le daban bofetadas (68) diciendo: Dinos Mashíaj ¿quién te golpeó? (69) Mientras Kefa estaba parado a la entrada de la corte, se acercó a él una sierva y le dijo: ¿No estabas tu parado con Iehoshúa el de Galil? (70) Kefa la engaño en presencia de todos y le dijo: Mujer yo no se que estas diciendo. (71) Cuando pasó a través del portón lo vio otra sierva y ella dijo a los que estaban parados allí: Este hombre estaba parado con Iehoshúa de Natzrát. (72) Y así otra vez engañó acerca de Iehoshúa con juramento diciendo que no lo conocía. (73) Después de un pequeño tiempo se acercaron a Kefa los que estaban parados en la corte y le dijeron: Tú eres de la compañía de este Naví, porque por tu hablar se reconoce que tú eres de ellos. (74) Entonces comenzó a negarlo y a jurar que en ningún momento lo conocía, e inmediatamente el gallo cantó (75) y Kefa recordó lo que le había dicho Iehoshúa, que antes del canto del gallo lo negaría tres veces. Entonces salió a fuera y lloró con profunda amargura. (27:1) Sucedió que por la mañana todos los Principales de los Kohaním y los Ancianos tomaron concilio contra Ieoshúa para asegurarse de que muera (2) y atado lo llevaron a casa de Pontios Pilatos, que era el magistrado. (3) Entonces cuando Ieudá Isqorti vio que Iehoshúa había sido condenado, comenzó a retornar con arrepentimiento, regresó los treinta denarios al Principal de los Kohaním y a los Ancianos del pueblo, (4) y dijo: He cometido un error, porque he derramado sangre inocente. Pero ellos dijeron: ¿Y a nosotros qué?, allá tu. (5) Entonces tiró las monedas en el Miqdásh, se fue, tomó una cuerda y se colgó él mismo. (6) Cuando los Principales de los Kohaním tomaron las monedas dijeron: No está permitido que pongamos estas monedas en el Miqdásh pues son fruto de sangre ya que fueron dadas por la sangre de Iehoshúa. (7) Tomaron un acuerdo y las dieron por un campo de un alfarero, para sepultar allí a los extranjeros. (8) Por eso ese campo es llamado hasta hoy Ohel Dam. (9) Entonces fue completado el dicho de Zejaryá Hanaví: "Y les dije: Si les parece bien, den mi paga; y si no, déjenla. Y pesaron mi salario de treinta piezas de plata. Entonces el Eterno me dijo: Arrójalas al alfarero"; (10) esto es en referencia del alfarero, como ordenó Adonai. (11) Iehoshúa estaba parado ante Pilatos el cual le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los descendientes del reino de Judá? Iehoshúa dijo: Tú lo has dicho. (12) Cuando Iehoshúa estaba siendo acosado por los Principales Kohaním y los Ancianos del pueblo, en relación a cualquier cosa que dijeran contra él, él no respondía. (13) Entonces Pilato le dijo: ¿No ves cuanto testimonio hay en tu contra? (14) Pero Iehoshúa no le contestaba ni una palabra, y Pilatos estaba muy asombrado por esto. (15) En el día de la celebración gloriosa de Pesaj, era su costumbre que el magistrado de la ciudad diera a la gente uno de los prisioneros que ellos quisieran. (16) En manos de Pilatos había un hombre encerrado que estaba casi demente, su nombre era Bar Aba, y había sido puesto en prisión por un caso de muerte, de tal manera que lo tenía puesto en una fosa. (17) Entonces cuando se reunieron Pilatos les dijo: ¿A cuál de estos desean que libere, Bar Aba o Iehoshúa el llamado Mashíaj Rey de Israel? (18) -

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Esto hizo Pilatos porque sabía que lo habían arrestado por odio sin fundamento.- (19) Mientras él estaba sentado en el trono su mujer le envió un mensajero diciendo: Te suplico que por ningún motivo vayas a hablar algo en contra de este justo porque en esta noche he sufrido muchas cosas en una visión a causa de él. (20) Los Principales de los Kohaním y los Ancianos del pueblo reunieron a la gente y le dijeron que pidieran a Bar Aba y que dieran muerte a Iehoshúa. (21) Entonces Pilatos les dijo: ¿A cuál de ellos desean que liberemos? Ellos dijeron a Bar Aba. (22) Y Pilatos les dijo: Si es así, ¿qué haré entonces con Iehoshúa el llamado Mashíaj Rey de Israel? Todos respondieron: Que sea colgado. (23) Pero Pilatos les dijo: ¿Qué mal ha hecho? Y ellos gritaron con fuerza: ¡Cuélguenlo, cuélguenlo! (24) Cuando Pilatos vio que no había resistencia y que no había podido llevar a término nada con ellos, antes de que se levantara una gran trifulca entre la gente, tomó agua, lavó sus manos ante la gente y dijo: Yo soy inocente de la sangre de Iehoshúa, tengan cuidado de lo que hacen. (25) Entonces toda la gente contestó diciendo: Que su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestra descendencia. (26) Entonces les soltó a Bar Aba y les entregó [a los jinetes de la corte] a Iehoshúa para aflicción y tortura, para que lo cuelguen. (27) Los jinetes de la corte tomaron a Iehoshúa bajo guardia y lo reunieron ante una gran asamblea de mucha gente. (28) Vistieron a Iehoshúa con ropa de seda y lo cubrieron con un manto de seda verde. (29) Hicieron una corona de espinas y se la pusieron sobre su cabeza, le pusieron una vara en la mano derecha y se arrodillaban burlándose de él y diciendo: Paz a ti, Rey de la gente de Judá. (30) lo escupían en su cara, y tomaban la vara y golpeaban su cabeza. (31) Cuando se burlaron bastante de él, le quitaron el manto y lo vistieron con su ropa y dieron ordenes de colgarlo. (32) Mientras salían fuera de la ciudad [de Ierushaláim] arremetieron en contra del varón llamado Shim'ón el mercader y le forzaron a que llevara la estructura de la crucifixión, es decir, el urdimbre y la trama. (33) Llegaron al lugar llamado Gal Goatá (34) y le dieron vino mezclado con algo amargo. Pero cuando comenzó a beberlo sintió [lo que era] y no quiso tomarlo. (35) Después de haberlo puesto en la estructura de la crucifixión, (36) dividieron su vestido por suerte. (37) Después pusieron sobre su cabeza un escrito que decía: Este es Iehoshúa de Natzrát, el Rey de Israel. (38) Entonces colgaron con él a dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda, (39) y los que pasaban se burlaban de él meneando la cabeza (40) y decían: Mira, ¿es posible destruir el Miqdásh del Poderoso y dentro de tres días construirlo?, auxiliate a ti mismo, y si eres el Rey de Israel baja de la estructura de la crucifixión. (41) Los Principales de los Kohaním y los Ancianos del pueblo estaban burlandose de él y diciendo: (42) A otros auxilió pero él mismo no se puede auxiliar. Si es el Rey de Israel, que baje de la estructura de madera y tomaremos eso como cierto. (43) Ya que confía en el Poderoso, que lo auxilie ahora si desea, pues él dijo que es el Rey de Israel. (44) Palabras similares a estas le decían los ladrones que estaban colgados con él. (45) A la hora sexta hubo oscuridad en todo el mundo y así permaneció hasta la hora novena. (46) Iehoshúa gritó a gran voz recitando las escrituras, ¿Elí Elí por qué me has abandonado? (47) Uno de los que estaban allí parados dijo: Este llama a Eliyá, (48) y enseguida tomó una esponja la llenó de vinagre y se la dio para beber. (49) Otros estaban diciendo: Veamos si Eliyá viene y lo auxilia. (50) Una vez más Iehoshúa gritó a gran voz y envió su neshamá a su Padre. (51) Al instante la cortina del Miqdásh se rasgó en dos de arriba abajo, tembló la tierra y piedras se partieron. (52) Los sepulcros fueron abiertos y muchos de los que dormían en el polvo de la tierra se levantaron y salieron de sus sepulcros, (53) y después de revivir fueron a la ciudad sagrada y se dieron a conocer a muchos. (54) El Jefe de Cien y los que estaban parados con él velando a Iehoshúa, vieron los temblores de la tierra y las cosas que sucedieron, se asustaron mucho y dijeron: En verdad este era un justo. (55) Estaban allí muchas mujeres paradas a distancia, entre ellas las que habían asistido a Iehoshúa desde Galil hasta entonces.

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(56) Entre ellas estaban Miryam Magdalaá, Miryam la madre de Iaaqóv e Ioséf, y la madre de los hijos de Zavdiel. (57) A la hora del atardecer vino un hombre rico que era de Ramatáim, discípulo de Iehoshúa cuyo nombre era Ioséf. (58) Este fue a Pilatos y le pidió el cuerpo de Iehoshúa. Pilatos ordenó que se lo dieran (59) y entonces Ioséf lo tomó y lo envolvió en ropa de seda muy especial. (60) Lo puso en su propio sepulcro el cual recientemente había sido cavado de piedra, y puso una gran piedra sobre la entrada del sepulcro (62) Al día siguiente de Pesaj, los Principales de los kohaním y los P'rushím fueron a Pilatos (63) y le dijeron: Señor nuestro, ahora recordamos que este mentiroso dijo mientras estaba vivo que al final de tres días se levantaría y viviría. (64) Por lo tanto, ordena cuidar su sepulcro hasta el tercer día, no sea que cualquiera de sus discípulos vaya y lo robe. Después dirán a la gente que se levantó de la muerte y si ellos lo hacen, esta última iniquidad sería mayor que la primera. (65) Entonces Pilatos les dijo: Busquen guardias y cuiden lo mejor que puedan. (66) Entonces ellos completaron la estructura del sepulcro, lo sellaron y pusieron allí guardias. (28:1) En el primer día de la semana, por la mañana, fueron Miryam Magdalaá y la otra Miryam a ver el sepulcro. (2) Entonces la tierra tembló porque un mensajero del Eterno bajo de los cielos al sepulcro, volteó la piedra y se quedó allí. (3) Su apariencia era como el sol y su vestidura como la nieve. (4) Los guardias se desmayaron del susto y quedaron como muertos (5) y el mensajero dijo a las mujeres: No se assusten porque yo se que ustedes buscan a Iehoshúa el que fue colgado, (6) pero él no está aquí pues vive como él les había dicho. Vengan, vean el lugar de donde se levantó el señor (7) y vayan inmediatamente y digan a sus discípulos que ya el señor se ha levantado de aquí. El estará ante ustedes y allí lo verán tal como él les dijo. (8) La mujeres salieron del sepulcro con temor por haber visto al mensajero, pero con gran alegría porque el señor estaba con vida. Entonces corrieron para decirles a sus discípulos, (9) y mientras iban Iehoshúa cruzó frente a ellas diciendo: El Eterno las ayude. Ellas se acercaron, lo reverenciaron y se inclinaron. (10) Entonces Iehoshúa les dijo: No se asusten; díganle a mis hermanos que iré a Galil y allí me verán. (11) Pero mientras ellas iban, algunos de los guardias fueron a la ciudad y narraron a los Principales de los Kohaním todo lo sucedido. (12) Ellos se reunieron para planear con los Ancianos del pueblo, y dieron gran cantidad de dinero a los jinetes [que estuvieron de guardia], (13) y les dijeron: Ustedes digan que sus discípulos vinieron por la noche y lo robaron mientras ustedes dormían (14) y si esto llega a oídos de Pilatos nosotros le diremos que los deje en paz. (15) Entonces ellos tomaron el dinero y dijeron tal como les instruyeron. Y este es el asunto que hasta el día de hoy permanece en secreto entre la gente de Iehudá. (16) Después de esto, cuando sus Doce discípulos fueron a Galil, él se les apareció a ellos en la montaña donde habían orado, (17) y cuando lo vieron lo reverenciaron, pero habían algunos de ellos que dudaban de él. (18) Entonces Iehoshúa se acercó a ellos y les dijo: A mí se me ha dado todo el poder en los cielos y en la tierra, (20) vayan con ellos y enséñenles a preservar todas las cosas que yo les he ordenado a ustedes por siempre.