f20 - paranoide
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Esquizofrenia paranoide
La esquizofrenia paranoide es una enfermedad mental que no conlleva
alteración anatómica observable, y cuya principal característica es que afecta a
la personalidad del individuo, así como a áreas de su psicología. Este trastorno
suele ir unido a otros en la afectividad y en el pensamiento. El estado
consciente del enfermo es normal. Su actitud psíquica se caracteriza por el
egocentrismo y el aislamiento, y expresa una pérdida de contacto con la
realidad. Manifiesta ideas delirantes (persecución, intentos de envenenamiento,
influencias extrañas, etc.) y trastornos de la percepción (alucinaciones de tipo
auditivo, en las que «oye» voces amenazadoras o críticas). Las causas pueden
ser varias. Al parecer, intervienen factores generales, psicológicos y
socioculturales. La edad más frecuente de aparición se sitúa entre los 15 y 35
años y afecta por igual a ambos sexos. La personalidad se altera de forma
gradual o repentina; el contacto con el paciente resulta cada día más difícil y
éste se retrae cada vez más en su propio mundo. Es muy difícil distinguir de
otras formas de psicosis los síntomas de la esquizofrenia, por lo que existe un
rechazo general a usar el término esquizofrenia.
Tipos de esquizofrenia
Paranoide: Es el más común. Sus síntomas son delirios (percepciones o
creencias falsas) y alucinaciones auditivas frecuentes.
Catatónica: Los esquizofrénicos catatónicos pueden quedarse inmóviles por
mucho tiempo a pesar de estar conscientes de lo que pasa a su alrededor son
hiperactivos y duermen muy poco.
Residual: Es cuando una persona ha sufrido un episodio esquizofrénico en el
pasado pero que en el presente no presentan síntomas prominentes de la
enfermedad.
Desorganizada: Quien la padece es incoherente al hablar, actúa de manera
extraña y las reacciones emocionales pueden ser absurdas
Indiferenciada: Presenta una mezcla de síntomas de esquizofrenia que no
pueden diferenciarse bien como parte de alguno de los subtipos anteriores. Por
ejemplo: delirios y problemas motores.
Definición de esquizofrenia paranoide
La esquizofrenia paranoide es aquella enfermedad que se caracteriza
por los siguientes síntomas: predominio de ideas delirantes y alucinaciones,
lesiones graves a uno mismo y a los demás, alteraciones de la personalidad.
Es la más frecuente y suele iniciarse entre los 15 y 30 años.
Etapas de la enfermedad
Etapa prepsicótica:
Se caracteriza por rasgos semejantes a los que más tarde, pasada la etapa de
psicosis activa, se instalan definitivamente y con mayor intensidad: son los
llamados síntomas negativos (anhedonia,embotamiento afectivo, etc.).
También pueden aparecer dificultades de relación interpersonal, alteraciones
cognitivas, dificultades de adaptación escolar, etc. Sin embargo, no es raro
encontrar enfermos en los que no hay ninguna alteración durante su etapa
premórbida.
Etapa psicótica florida:
que es nueva o se superpone a la anterior. Suelen presentarse síntomas
positivos (delirios y alucinaciones). El estrés suele ser un factor importante en
su aparición.
Etapa residual:
es una etapa prolongada en la que predominan los síntomas negativos y de la
que puede haber reactivaciones similares a la etapa psicótica florida. Estos
síntomas negativos se caracterizan por pobreza del lenguaje y pensamiento,
aplanamiento afectivo, enlucimiento y bajo nivel de actividad.
Síntomas y manifestaciones de la esquizofrenia paranoide
Las manifestaciones básicas consisten en una mezcla de signos y síntomas
característicos que ha estado presentes durante un periodo de tiempo
importante a lo largo de 1 mes, con algunos de los signos del trastorno que
persisten durante un mínimo de 6 meses. Los síntomas afectan a múltiples
procesos psicológicos,, como la percepción ( alucinaciones), ideación,
comprobación de la realidad ( delirios), procesos de pensamiento
( asociaciones laxas), sentimientos ( aplanamiento afectivo, afecto
inapropiado), conducta ( catatonia, desorganización), atención, concentración,
motivación (abulia, deterioro de la intención y la planificación) y juicio.1 Estas
características psicológicas y conductuales se asocian a diversos tipos de
deterioro de la función laboral o social. Aunque puede haber un notable
deterioro con dificultades en múltiples dominios funcionales, el trastorno se
caracteriza por una mayor heterogeneidad entre los distintos individuos y una
variabilidad en cada uno de ellos a lo largo del tiempo. También se asocia a un
aumento de la incidencia de enfermedades médicas generales, y de
portabilidad, especialmente por suicidio, que se da en un 10% de los pacientes.
Los síntomas de la esquizofrenia se ha clasificado en dos categorías (síntomas
positivos y negativos), a las que recientemente se ha añadido una tercera, la de
desorganización, ya que los análisis estadísticos han mostrado que esta
dimensión es independiente de la categoría de los síntomas positivos en la que
se incluía anteriormente. Los síntomas positivos consisten en delirios y
alucinaciones. Los síntomas de desorganización incluyen el habla
desorganizada y falta de atención. Los síntomas negativos consisten en una
limitación de la gama e intensidad de las expresiones emocionales
(aplanamiento afectivo), una reducción de la productividad del pensamiento y el
habla (alogia), anhedonía y una reducción del inicio de comportamiento dirigido
a un objeto (abulia). En el subtipo paranoide, las ideas delirantes o las
alucinaciones auditivas son características prominentes.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico de la esquizofrenia se lleva a cabo cuando aparecen en el
supuesto paciente uno o dos síntomas a través de episodios repetidos con
frecuencia variable a lo largo de un mes o más. Dependiendo de la frecuencia
de los episodios, de las características psíquicas de éstos y de la gravedad, se
diagnostica esquizofrenia y se determina de qué tipo se trata. Los síntomas o
características de la esquizofrenia paranoide son los siguientes:
• Manía persecutoria.
• Celos.
• Sentimiento de misión especial en la vida.
• Sentimiento de transformación corporal.
• Alucinaciones auditivas sin sentido, ininteligibles.
• Alucinaciones de otra índole (olfatoria, gestatorias, sexuales…). .Sentimiento
de ser espiado, perseguido, investigado, mirado, etc. .Creencia y
alucionaciones referidas al tema de que alguien podría leer la propia mente,
mediante telepatia, raras conexiones, alguna tecnología avanzada, o muchas
otras explicaciones que resultan extrañas para la intersubjetividad.
Principios del tratamiento
El plan de tratamiento debe involucrar al paciente y a su familia a través de
colaboraciones activas, además de plantear intervenciones farmacológicas,
psicoterapéuticas psicosociales y de rehabilitación adecuadas. Muchos
enfermos requieren una asistencia general y de por vida, además el psiquiatra
no sólo actúa como tal, sino como punto de apoyo durante el tratamiento del
paciente, además de actuar como miembro de un equipo que trabaja
colaborativamente.
Actualmente no existe curación para la esquizofrenia, aunque el tratamiento
puede reducir considerablemente sus síntomas. Los objetivos de cualquier
tratamiento son la reducción de la frecuencia, la gravedad y consecuencias de
los episodios de esquizofrenia. Los específicos dependen de la fase en la que
se encuentra la enfermedad o de las características propias del paciente.
Asistencia psiquiátrica
La asistencia o tratamiento incluye una serie de intervenciones, unas de
carácter clínico y otras de carácter psicoterapéutico. Se deben conocer los
factores biológicos, interpersonales, sociales y culturales que determinan al
paciente. Además, se le debe informar sobre su enfermedad.
Elementos del tratamiento
Establecimiento y mantenimiento de un vínculo terapéutico:
Tiene que tener carácter de apoyo, para permitir que el psiquiatra conozca el
estado de su paciente.
Vigilancia del estado psiquiátrico del paciente:
Atención constante a los cambios psicológicos del paciente, con la
colaboración de la familia.
Educación sanitaria para la esquizofrenia su tratamiento:
Fomenta el conocimiento del paciente sobre su enfermedad, su aceptación y la
relación con la familia y el entorno.
Investigación de los factores que influyen en los episodios:
Disminuir los efectos psicosociales que dificultan las actividades del paciente,
de tipo laboral, social, familiar, académico y económico, a través de ayuda
terapéutica.
Recursos en los sistemas de asistencia de salud mental:
Trabajos, proyectos y ayudas basadas en el apoyo, en la reinserción y
rehabilitación del paciente, así como terapias de orientación.
Intervenciones psicosociales específicas durante el tratamiento
Aunque las intervenciones psicosociales y terapéuticas mejoran notablemente
el transcurso de la enfermedad, es recomendable aplicar un tratamiento
farmacológico ya que se producirá una reducción casi de más del 50% de los
síntomas durante el proceso de la enfermedad. La perfecta combinación para
lograr un buen tratamiento de esta enfermedad es aquella en la que se tiene en
cuenta el tratamiento farmacológico, el biológico, el social, el psicosocial y el
terapéutico.
Ámbito de tratamiento
La elección de tratamiento depende y se basa en la situación clínica del
paciente, de su estado de enfermedad, de su criterio y de su familia, así como
de las exigencias y características del contexto del tratamiento y de éste
mismo.
Fases del tratamiento aplicado
Fase aguda:
El objetivo en esta fase es reducir los síntomas agudos. Se quiere prevenir los
daños, controlar la alteración de la conducta, fomentar la recuperación,
establecer y reforzar la relación y el vínculo familiar, además de establecer
planes de tratamiento a corto y a largo plazo. Durante esta fase el paciente
debe recibir información sobre la enfermedad que padece.
Empleo de la TEC: En pacientes resistentes al tratamiento de fase aguda,
basada en el uso de clozapina.
Fase de estabilización:
El objetivo del tratamiento es reducir el estado de estrés que padece el
paciente, fomentar su adaptación en la comunidad. Las intervenciones
psicoterapéuticas continúan, pero no están tan estructuradas como en la fase
aguda. En esta fase los programas de educación para la esquizofrenia son
adecuados ya que fomentan el autocontrol del propio paciente.
Fase estable:
El tratamiento durante esta fase se plantea para mejorar el proceso y para
asegurar al máximo la seguridad de progreso en el tratamiento y las
consecuencias de los episodios.
La TEC en la fase estable:
En esta fase la TEC se aplica sólo por la continuidad y el mantenimiento de la
mejora del paciente.
Hospitalización
Normalmente y una vez diagnosticados, se trata a estos enfermos con
diversos medicamentos antipsicóticos. De forma general, estos fármacos o
neurolépticos suelen dar resultados muy positivos, pero desafortunadamente,
en ciertas ocasiones, pueden llegar a producir efectos secundarios e
indeseables.
Ahora bien, ¿qué ocurre cuando, a pesar de la medicación, el paciente
se autolesiona, agrede a otras personas o bien sufre delirios muy fuertes? El
enfermo que presente estos rasgos, deberá ser hospitalizado, ya que el
tratamiento en el hospital tiene la ventaja de proporcionar un entorno seguro y
supervisado. Además, esto permite que el psiquiatra lleve un control diario del
paciente. Es conveniente mencionar que estos centros deben organizarse de
una manera determinada, ya que dichos enfermos suelen presentar
normalmente un control de la realidad desorganizado y deteriorado. Por ello,
deben contar con calendarios y relojes claramente visibles, y con profesionales
que se comuniquen con aquéllos de forma clara y lenta ... Otra alternativa es la
«hospitalización de día» pero, en este caso, el paciente no debe presentar
riesgo de causar daño a sí mismo o a otros, y debe colaborar mínimamente en
el tratamiento.
Incidencias
Las recaídas en muchos de los casos son inevitables, pues en algunos
sujetos se producen de forma espontánea y, además, se deben a factores
externos a la esquizofrenia. Los episodios propios de esta enfermedad
presentan cierta tendencia a repetirse. Sin embargo, las posibilidades de
recaída son más elevadas en aquellas personas que consumen drogas tales
como estupefacientes y alcohol, o en aquellas que dejan el tratamiento antes
de lo establecido.
Sin embargo, una persona que tenga incluso una medicación, puede encontrar
obstáculos que conlleven una recaída. En estos casos las recaídas no se
producen de forma repentina. Ciertos cambios de conducta en el enfermo son
signos de que la enfermedad ha empeorado. Aprender a detectar dichos signos
es fundamental para su prevención y ayuda.
Signos de alarma de una recaída:
Existen signos prácticamente generales, es decir, que los sufren prácticamente
todas las personas con esquizofrenia. Por otra parte, existen signos que
pueden ser únicos en una persona determinada.
Uno de los principales rasgos de ciertos signos son los cambios de conducta.
Tras reconocer esta señal de alarma, se ha de acudir al médico. En ocasiones,
el sujeto puede estar tan enfermo que no es consciente de su propia recaída,
por lo que necesitará ayuda (familia, amigos, etc.). En otros casos, las recaídas
se deben a que los esquizofrénicos abandonan la medicación.
Si el médico actúa con rapidez avisado previamente por algún familiar, puede
suministrarse al esquizofrénico una nueva medicación mejor adaptada para
evitarle posibles daños.
Muchas veces los signos de alarma no son detectados por el propio enfermo
debido a la gravedad de aquélla, por lo que para mantenerse en alerta ante
cualquier recaída es de vital importancia la empatía y la comunicación. De ahí
que cuanta mayor comunicación se tenga con el esquizofrénico, más fácil
resultará distinguir entre las emociones normales y las señales de una recaída.
Situaciones claras de recaída
El sujeto escucha voces.
No es capaz de cuidarse.
Se siente abrumado y desesperanzado con facilidad.
Siente que no puede salir de casa.
Percibe cosas irreales (generalmente se trata de alucinaciones auditivas
verbales; más raramente, también visuales, táctiles olfatorias).
Desvirtuación de la realidad y de sí mismo.
Complicaciones que llevan a las recaídas
Incumplimiento de la medicación recetada por el especialista.
Entre los esquizofrénicos se presentan promedios elevados de enfermedades
físicas debidas al tratamiento psiquiátrico (como efectos secundarios de los
fármacos) y a las condiciones de vida asociadas con la discapacidad crónica.
Estas pueden pasar inadvertidas por la falta de comunicación tanto con
familiares como con el propio médico.
Otro problema habitual que afecta a los esquizofrénicos es el alto riesgo de
desarrollar un problema de drogodependencia coexistente y el consumo de
alcohol u otro tipo de tóxicos.
Todo esto aumenta aún más la posibilidad de recaídas de un enfermo
esquizofrénico.
Factores psicológicos
Pero las recaídas, no sólo se deben a factores físicos sino, como es de
esperar, también son de índole psicológica e inherentes a la propia
enfermedad. Los factores de mayor importancia para estas recaídas, son los
mentales.
La depresión es un problema real y riguroso para las personas con
esquizofrenia. Los esquizofrénicos tienen tendencia a caer en depresiones
severas durante episodios sicóticos. En términos numéricos se afirma que dos
de cada diez personas con esquizofrenia tratan de suicidarse y
aproximadamente la mitad de ellas lo acaban consiguiendo, convirtiéndose de
esta forma en la primera causa de muerte en personas jóvenes con esta
enfermedad. Pero el por qué de esta depresión y que, en último término, los
lleve al suicidio son muy variadas. En un número pequeño, la persona actúa
bajo la influencia de los delirios y alucinaciones, como por ejemplo oír voces
que les piden que se suiciden. Pero habitualmente el suicidio ocurre cuando la
persona con esquizofrenia está pensando más claramente, es decir, cuando es
consciente de su enfermedad, de las consecuencias que tiene y, sobre todo, en
la persona en la que se convierte cuando sufre episodios sicóticos.
Prevención de las recaídas
Una de las primeras formas para prevenir dichas recaídas es tomar la
medicación estipulada sin interrupción (ya que la interrupción de la misma,
aunque no sea completa puede llevar a un agravamiento de la enfermedad).
Como ya se mencionó, los efectos secundarios producidos por los
antipsicóticos causa ese rechazo, ya que es difícil para la persona tolerar estos
efectos durante largos períodos de tiempo y, en especial, cuando ya se siente
bien. Por este motivo es de gran importancia encontrar y suministrar la
medicación adecuada, así como las dosis necesarias para controlar los
síntomas sin producir efectos secundarios.
También es importante la conveniencia del número de veces que el
sujeto ha de tomar los fármacos, ya que para algunas medicaciones han de ser
varias veces al día y otras una sola vez. El número de veces que ha de
medicarse una persona puede adaptarse a sus preferencias o necesidades. Es
decir muchos enfermos recuerdan mejor el medicarse una sola vez al día,
mientras aquellos que tiene ayuda familiar prefieren medicarse varias veces,
pues el medicamento no es tan severo. Por otro lado por comodidad y para no
sentirse atado a la esquizofrenia, hay personas que prefieren medicarse a
través de una inyección al mes, que obviamente es de larga duración.
Otro de los rasgos que deben controlarse es la hiperactividad del
paciente, causada por la medicación o por los cambios de humor constantes.
Para regular las sustancias químicas que hay que suministrar es muy
importante que el paciente tenga control médico regular, para así ajustar el
tratamiento, mantenerse bien o contar con protección para afrontar los
estresares vitales. Es decir, la óptima dosis para el sujeto es la que prescriben
en conjunto el médico con la familia y el propio paciente.
Principales problemas a reducir
Rehospitalización causada por las recaídas
Está demostrado que con cada recaída el paciente se vuelve más
vulnerable a su enfermedad y a la posibilidad una nueva recaída. por lo que
tratar cada nuevo episodio es cada vez más complicado, el paciente sufre más
y se agudiza la esquizofrenia en sí.
Se ha de intentar retrasar o prevenir el conocido ciclo de la «puerta de
ida-y-vuelta». Con una correcta medicación este fenómeno de continuas
recaídas y empeoramientos se podrán evitar. Pero un error en esta fase de la
dolencia puede tener consecuencias irreparables para el sujeto en cuestión.
Se ha de evitar el consumo de drogas y alcohol.
El médico ha de realizar el procedimiento conocido como «diagnóstico-doble»,
es decir reconocimiento y diagnóstico rápido.
Suicidios y otras enfermedades mentales.
A fin de evitar estas recaídas es necesario que el enfermo reciba orientación y
ayuda profesional, de parte de psicólogos y médicos especializados. Por otra
parte es importante el apoyo principalmente familiar. Sin este, el esquizofrénico
puede sentirse desorientado cuando recupera la lucidez tras los brotes
psicóticos, desconocerse o llegar a verse como un «monstruo». El apoyo de la
familia y amigos es necesario en el camino a superar la enfermedad a la vez
que progresan física y mentalmente. Se ha de tener en cuenta que las primeras
manifestaciones pueden aparecer o tener su origen en la infancia, pero es en
esta etapa adolescente, donde suelen producirse los primeros episodios. Las
recaídas e incidencias son parte de la propia esquizofrenia, que tanto el
paciente como la sociedad ha de tener cuenta para el trato al enfermo y evitar
sus empeoramientos.
Terapia y rehabilitación
Terapia individual
La psicoterapia individual de apoyo es la forma más conocida. Los psiquiatras
utilizan terapias que combinan técnicas y estrategias diferentes y variadas. Los
resultados obtenidos en estas terapias son difíciles de determinar.
Terapias familiares
El proceso de colaboración por parte de la familia forma parte de uno de los
principios más destacables durante el proceso de tratamiento. El hecho de que
el paciente se sienta apoyado por su familia favorece la evolución del
tratamiento a nivel psicoterapéutico. El objetivo de la terapia familiar es facilitar
la interacción en términos positivos entre los miembros de la familia del
paciente identificado y él mismo paciente identificado, promoviendo sinergias
que favorezcan, y no dificulten, la evolución positiva de la sintomatología
descrita como problemática.
Terapia de grupo
La terapia de grupo permite la variedad de técnicas terapéuticas, tales como el
consejo del grupo y su psicoterapia. Los objetivos son potenciar la resolución
de problemas, la planificación de objetivos, la medicación, y las interacciones
sociales. Puede ser utilizada para fomentar la enseñanza y las relaciones
sociales e interpersonales.
Terapia y recuperación cognitiva
Existen dos tipos de terapias para la recuperación cognitiva del paciente. El
primer tipo pretende sofocar síntomas de carácter cognitivo como la
distracción, los problemas de memoria, falta de vigilancia, y la falta de
capacidad para tomar decisiones y planificar situaciones. El segundo, en
cambio, pretende utilizar intervenciones cognitivas para sofocar la depresión.
Estos aspectos se trabajan en gran medida desde los talleres de Terapia
Ocupacional, donde se busca la actividad más adecuada para cada paciente
(actividades cognitivas para mejorar la memoria, atención, concentración...) o
actividades motoras o psicomotrices para mejorar la coordinación, pero
también aspectos como la postura y el estado físico de los pacientes.
BIBLIOGRAFIA
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Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Barcelona,
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CALCEDO BARBA, Alfredo Luis: Conducta violenta y esquizofrenia paranoide.
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