evocacion de lagun a

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EVOCACION DE LAGUN A PO R AGUSTIA MORENO RODRIGUE Z Charla dada en el Centro Segoviano, de Madrid , el día 18 de Diciembre de 1959 . En diciembre de 1959, próximo a la fecha en que se cum- plía el centenario de la extinción de aquella antorcha del sabe r y de la bondad, que en vida se llamó el doctor Andrés Fernán- dez Laguna, gloria de nuestro terruño segoviano, tuvieron luga r en la suya y nuestra ciudad natal de Segovia, diversos actos e n su honor y sesiones dedicadas al culto de su recuerdo y reme- moración de los valiosos estudios y trabajos que absorbieron l a vida de tan preclaro conterráneo ; organizados y llevados a cab o por otros segovianos eméritos y personalidades ilustres, com o se exponen en la presente publicación, que a ello fueron invita - dos por la Junta Organizadora del predicho homenaje . Un miembro activo de la misma, don Ildefonso Moren o Herrero, sobrino carnal del que suscribe, atendiendo a los de- seos de la Junta Directiva del Centro Segoviano de Madrid, e n unión de los señores Marqués de Lozoya, Sacristán, delegad o de Cultura del Centro y doctor don Valentía Cardiel, socio d e Honor del mismo, requirieron mi modesta contribución en pri- meros de diciembre, para dar una conferencia sobre nuestr o inolvidable e incomparable segoviano, doctor Laguna . He ah í el origen o motivación del acto que con dicho fin tuvo lugar e l 18 de diciembre de 1959, en la Casa-sede del Centro Segovian o de Madrid . Se inició el acto, siendo las ocho de la noche del día preci - con extraordinaria y selecta concurrencia, en la que abun - daron muchas damas, esposas, hijas y familiares de distinguida s familias de nuestra tierra, pregoneras así de la fina sensibilida d de nuestras mujercitas, así como muchos varones del elenco cultural segoviano y de jóvenes anhelosos de conocer o reme - morar la interesante biografía del doctor Laguna ; figura prócer , que, aunque toda comparación sea peligrosa de error, cierta- 2031

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EVOCACION DE LAGUN APO R

AGUSTIA MORENO RODRIGUEZ

Charla dada en el Centro Segoviano, de Madrid ,el día 18 de Diciembre de 1959.

En diciembre de 1959, próximo a la fecha en que se cum-plía el centenario de la extinción de aquella antorcha del sabe ry de la bondad, que en vida se llamó el doctor Andrés Fernán-dez Laguna, gloria de nuestro terruño segoviano, tuvieron luga ren la suya y nuestra ciudad natal de Segovia, diversos actos e nsu honor y sesiones dedicadas al culto de su recuerdo y reme-moración de los valiosos estudios y trabajos que absorbieron l avida de tan preclaro conterráneo ; organizados y llevados a cabopor otros segovianos eméritos y personalidades ilustres, com ose exponen en la presente publicación, que a ello fueron invita-dos por la Junta Organizadora del predicho homenaje .

Un miembro activo de la misma, don Ildefonso MorenoHerrero, sobrino carnal del que suscribe, atendiendo a los de-seos de la Junta Directiva del Centro Segoviano de Madrid, e nunión de los señores Marqués de Lozoya, Sacristán, delegadode Cultura del Centro y doctor don Valentía Cardiel, socio d eHonor del mismo, requirieron mi modesta contribución en pri-meros de diciembre, para dar una conferencia sobre nuestr oinolvidable e incomparable segoviano, doctor Laguna. He ahíel origen o motivación del acto que con dicho fin tuvo lugar e l18 de diciembre de 1959, en la Casa-sede del Centro Segovian ode Madrid .

Se inició el acto, siendo las ocho de la noche del día preci- con extraordinaria y selecta concurrencia, en la que abun-

daron muchas damas, esposas, hijas y familiares de distinguida sfamilias de nuestra tierra, pregoneras así de la fina sensibilida dde nuestras mujercitas, así como muchos varones del elencocultural segoviano y de jóvenes anhelosos de conocer o reme -morar la interesante biografía del doctor Laguna ; figura prócer,que, aunque toda comparación sea peligrosa de error, cierta-

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mente nos atrevemos a juzgar, que fué quizá la personalidad d emás relevante prestancia y resonancia internacional de las alta stierras arévacas, que con el nombre de Tierra de Segovia, so nhistóricamente conocidas .

Y como dijo el poeta granadino Manuel Paso : «\o se can-san de dar flores los jardines de la Alhambra», así tenemos par adar y tomar también en nuestros tiempos hombres esclarecidos,para nuestras actuaciones tesoneras en evocar nuestras figura shistóricas ; cabiéndole la satisfacción al que suscribe, de ve rautorizado el acto en que cupo el inmerecido honor de ser por-tavoz pregonera de Laguna, ante una mesa presidencial de lCentro, en que alrededor del Vicc-presidente, don Salvado rBernal, tomaran asiento, entre otras personalidades, los doctore sTeófilo Hernando, Valentín y Mariano Cardiel y Esteban Arán-guez; el General de Aviación, Luis Gonzalo Vitoria, y el seño rSacristán, no estando en el sitial presidencial, el del Centro ,Excmo. Sr. D. Juan Contreras y López de Ayale, Marqués de Lo -zoya, por obligación ineludible de honrar otro acto en el mis-mo día y hora, en la Embajada del Perú, nuestro país herman oibero-americano .

Después de unas bellas, cordiales y efusivas palabras en elo -gio de mi persona y labor por mí ofrendada, pronunciadas po rdon Salvador Bernal, cuya hipérbole en el juicio hacia mí, sólopueden perdonarse por el hecho de ser en tiempos ¡ay! ya re -motos, no ex-alumno vulgar de mi cátedra, sino discípulo es -clarecido y por ello selecto y dilecto, comencé mi actuación ,con el siguiente exordio justificativo de la conferencia y expli-cación del proceso de afección que me llevó a darla, en la for-ma que sigue :

Excmo. Señor, señoras y señores:

_¿Por qué me hallo aquí hoy? ¿Soy yo o mi fantasma el qu e

os habla evocando a otro fantasma con el que a solas, desd ehace muchos años, me gusta evocar y aún :conversar? Real -mente lo más sensato sería el que yo no os hablase de éste n ide nada. Por viejo, por sobrado atareado, más que quisiera yme conviniese, por convicción de la inexorable disyunciónmental y social entre los viejos y los jóvenes que advienen a la

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vida, hasta por higiene e instinto de conservación, hace tiemp otengo ante mi mente el sabio consejo de Cajal, en su bello e im-presionante Iibro «La vida a los ochenta años» : «Viejo, escón-dete». Pero he aquí que no he sabido resistirme a la amable in-vitación del Centro Segoviano, para mí tan amado, y de su JuntaDirectiva, que mostrándose conocedores de mi afecto entra-ñable, no sólo friamente intelectualista, sino cordial por Lagu-na, me invitó hace pocos días a hablar sobre él, y creí un peca-do de ingratitud, como naturalista, como médico y como sego-vfallo, el negarme a ella . Mi modesta persona tiene el honor ol eestar sumada, hace muchos años, al círculo muy crecido d emédicos, farmacéuticos y humanistas, entusiastas del culto a lrecuerdo del doctor Laguna, que hoy forma legión en el mun-do, singularmente en Madrid, Segovia y París, como son entreotros los que por ello fueron invitados a tomar parte en los ac-tos del Centenario de nuestro heroe . Aq uí y también allende e lPirineo, el doctor Bataillon (hijo del insigne biólogo del mismonombre), el humanista emérito Marcel, y en Escaña, los docto -res Tapia, Gila, Hernando, Marañón, etc., sabían y saben de miviejo afecto por Laguna, en cuya selecta vida he pensado mu-cho, investigado algo y soñado mucho más . Baste decir que haceaños, tengo incluso sobre el telar de mi magín, un ensayo nove-lístico sobre él, que por amor de otras tareas acuciantes meno sgratas, no he tenido tiempo de ultimar, a cuya realización h esido invitado varias veces a terminar, aceptándose en principi opor el activo e inteligente cineasta, señor Del Amo, a la elabo-ración de un guión cinematográfico basado en la dicha noveli-ta, para un film evocador de la vida de nuestro Laguna ; bello ,pero sólo con el enorme inconveniente de lo costoso de lleva ra la práctica .

Y sin embargo, a la hora de rendirle un debido homenaj ede recuerdo en el IV Centenario de su desaparición de entre lo svivientes, iba teniendo la suerte holgona y plácida de que no s eacordasen de mí para actuar entre los distinguidos conferen-ciantes invitados a hacerlo en Segovia ; olvido piadosa y com-prensivamente interpretado, por lo bastante inestable de m ivida, entregado por precisión vital a menesteres menos gratosque el ocio divino del ágora, que dirían los helenos, a un vaga -

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bundeo indeseable e indeseado, que hacen de mi vida, trasunt osegún el dicho popular del alma de Garibay, estimándose mu-chas veces por los segovianos que viven en Madrid 5- por otrosmadrileños que viven en Segovia o Riaza ; siendo así, que gra-cias a Dios, aún aliento habitualmente en olvidado rincón ma-drileño, eso sí, con el consuelo estimable para un segoviano, d eresidir cerca de la Virgen de la Fuencisla, en mi parroquia d eSantiago de la Villa y Corte.

Los designados para hablar han sido personas merilisimasy supieron hacer bellos discursos, lo que siento no haber goza-do de escuchar . Ahora sí, no quiero dejar de lamentar el qu eno hayan tomado parte en dicho honorífico certamen, persona-lidades que con muchos más títulos al menos que el que os ha-bl_a, he echado mucho de menos su ausencia. De Lu una se hanocupado con fortuna, muchos hombres respetables de varia sépocas, segovianos especialmente y naturalmente algunos far-macéuticos de renombre . Para só:o citar ayunos: el canónigoBaeza, Vega Arango, Vera de la Torre y ilodr g 'ez Escorial, yotros muchos, entre los cuales me cuento, con artículos periodis -ticos, cartas, monografías, etc ., pero todos, como diríamos, d11-

minores ante la labor mucho más exhaustiva, como h oy se dice ,y profunda del doctor Olmedilia y Paignafama, de profesor dela Facultad de Farmacia, ya extinto, cuyo libro poseo, docto ren Farmacia y Medicina y licenciado en Ciencias, cual el queos habla lo es doctor en Ciencias Naturales y en Medicina, qu emenester es cultivar estos saberes para valorar debidamente l alabor ingente de Laguna, y aún los que los posean se queda nsiempre cortos, pues para juzgar a Laguna, como, para todojuicio integral de un hombre, hay primero que conocer la figu-ra histórica que se evoco, y Laguna es, además de lo dicho, filó -logo, filósofo y humanista, como en el siglo xvi se podía aún ser .

Entre otros que más recientemente y con fortuna se ocu-paron de estudiar a Laguna, se cuenta al doctor Blanco .Tuste ,que justamente como catedrático de Farmacia de Madrid ,corno hombre culto y cíe fina sensibilidad, dió y publicó un aconferencia bellísima, que tuve el gusto de escuchar hace año sen el Colegio de Médicos de Segovia, presentado por don Za-carías Llorente, presidente del Colegio de Farmacéuticos . Y en-

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tre otros que de Laguna se han ocupado en el extranjero,. sedestacan en grado sumo en Francia, el doctor Dubler, y el ilus-tre ex-Catedrático de Liceo, en Burdeos, y más tarde de Histo-ria de la Literatura, en la Universidad de Argel, y desde 1937 .secretario permanente y profesor del Colegio de Francia, sit oen la Soborna, el doctor Bataillon.

En cuanto a mí, lo mejor hubiera sido, que no hubiese sur-gido mi recuerdo, disfrutando sin interrupción, el sosiego hedo-nítico, grato a mis años, porque además lo grave es que ya es-taban repartidos y bien repartidos, entre los diversos destaca-dos oradores, todos los aspectos visibles de Laguna, y me vien ea. las mientes el tremendo recuerdo y experiencia que hube d evivir hará unos treinta años o así, en que celebrándose el cen-tenario de Pestalozzi, y una vez repartidos todos los papeles d ela representación, acudieron los promotores al director del Ins-tituto segoviano de Segunda Enseñanza, señor Bernabé Pedra-zuela, quien recargado de trabajo, acudió a mí, para que pro -curase dejar en ello airoso al instituto de nuestro terruño . Masentonces yo era un hom=ere en la plenitud de vida y años d ecombate, resolviendo el expediente del único modo ya posible ,esto es, metiéndose por las buenas con Pestalozzi, trayendo acolación sus defectos y cosas criticables, y viendo cómo él, su-perándolas en destacadas ocasiones, creó una Pedagogía mara-villosa . Pero en el caso de Pestalozzi, como el de Lutero, Napoleó ny otros varios de los llamados por el doctor Magnán, «Degene-rés superieurs», era admisible el seguir tal proceder; mas no as íen el caso de Laguna, que es un hombre genial, pero perfecta -mente equilibrado, siendo pruebas cumbres de ello, entre otras ,dos: Una, según pienso, perdómnenme las damas, el conservar -se soltero toda la vida, sin dar realmente que decir, al meno sque se sepa, de sus devaneos; los cuales si les hubo, debieron d eser discretos y estimables. Y otra prueba, que no sé si compar-tiréis todos, pues al menos merecidamente nuestro querido pre-sidente Marqués de Lozoya, es vivo ejemplo de lo contrario .Recuerdo la donosa interpretación que hizo alguna vez conmi-go, otro inolvidable y genial segoviano, el doctor Segundo Gila ,el que me decía una vez: «Mira, Laguna fué un hombre mu yamante de Segovia, pero sabedor de que nadie es fácil sea pro -

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feta en su patria, salió joven de Segovia y sólo retorno en con-tadas ocasiones y por poco tiempo, para rendir los tributos d eafecto y veneración a la memoria de su padre, al saberle difun-to». Y algo de esto desgraciadamente es verdad, pues que e ntierras castellanas, ya que toledanas, se le levantó una fea y abo -minable calumnia, la de haber creado un mal ambiente al doc-tor Villalobos, médico de la Cámara Real, el cual cesó con oca-sión de intervenir entre algún otro, por intrigas supuestas d eLaguna, en el alumbramiento que le costó la vida a la excelen-te señora doña Isabel de Avis, esposa del César Carlos V .

Sólo me cabe, pues, en esta texitura obrar de esta manera :Primero, dando lectura del más abreviado resumen de la vidade Laguna, de lo que fué Laguna, como tendremos la ocasió nde escuchar de los labios de mi hijo Ismael, qne me presta est eauxilio vicariante y de descanso, para que los socios, que aú nmuy jóvenes o no segovianos no hayan tenido ocasión de in -formarse de ello, conozcan un resumen publicado por mí e n

i un artículo del «Boletín del Instituto Provincial de Higiene deSegovia», en el año 1930, por ser el mas breve v no abusar de ltiempo, que leyendo por ejemplo el folleto algo más extensoy bellamente editado con el mismo fin en el año 1950, por lo sseñores Vera y Rodríguez Escorial, así como por el mismo mo-tivo de brevedad, suprimimos la lectura del indice de obra sdebidas a la pluma de Laguna, que se insertaba al fin de amba spublicaciones; índice que pueden leer los que les interese enellas, y renunciando, más que mucho nos duela, al análisis ,siquiera fuese a vuela pluma, de la obra más útil y que (lió ma snombradía universal a Laguna, «Comentarios al libro de Mate-ria médica de Dioscórides Anazarbeo», que por si sólo justifi-caría, no una conferencia, sino un cursillo sobre Laguna y l aMedicina en el siglo xvr .

A continuación se inserta el «Curriculum vitae» de Laguna ,leído con clara y entonada voz por Ismael Moreno Páramo ,que fué escuchado con interés .

Nace Laguna de padres acomodados y ennoblecidos por lalabor de un esfuerzo personal y continuo, en lucha heróic acontra el dolor y la muerte . Su padre, don Diego FernándezLaguna, es doctor en Medicina corzo él, empero hombre seden.-

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v tario, Segovia fué su vida y su sudario . La madre es doña Cata -lina Velázquez . Un hermano sacerdote, don Melchor, llegó a se robispo electo de Plasencia y antes fué previsor de Toledo .Seguramente por influjo de su hermano, es como Andrés llegóa ser el médico de Cámara del emperador Carlos V y delpapa Julio 1II .

Vió Laguna la luz del día en la parroquia de San Migue lde la ciudad de Segovia ; cursó el latín y las primeras letras ,con singular aprovechamiento en igual lugar, y en Salamancase hizo bachiller en Artes, aprendiendo dialéctica con el portu-gués Enríquez . Marchó a París, donde cursó Medicina y se hiz oun gran helenista . Con la base filológica que poseía no pued eextrañarse que llegara a poseer a la perfección el hebreo, fran-cés, tudesco, flamenco, italiano e inglés . Su labor científica d eoriginal y traducciones, fué copiosa .

Como médico y como diplomático, su vida fué la de u ntrotamundos. Hasta la muerte fué hombre dispuesto siempr ea sacrificar comodidades y existencia por su patria, por su ssemejantes o en holocausto de ideas nobles y levantadas em-presas .

Abreviemos su «Curriculum vitae», como hogaño se estil adecir .

No se sabe con certeza la fecha de su nacimiento, pero fu éa fines del siglo xv . En 1536, ya médico, regresa de París a Se-govia y de aquí marchó a Alcalá, donde le es confiada un acátedra . En 1539 llega a Toledo para asistir a la emperatri zen su alumbramiento . Poco afortunado en esta ocasión, la en-ferma muere, pero él conserva sus merecidos prestigios y e lafecto del emperador, con quien y en cuyo cortejo triunfalmarcha a Gante, donde será acosado con consultas y visita sprofesionales o políticas, sin concederse un sólo momento a lvagar y casi al descanso, pues, al igual que recién médico, e nsólo tres meses tradujo al latín, la «Phisionomia» de Aristóte-les, ahora en otros seis escasos traducirá la «Filosofía» d eGaleno .

En 1540 se traslada a Metz, reclamado acuciosamente poraquella ciudad, que le llamará su salvador . En 1542—dice Bae-7.a-contuvo aún la peste del protestantismo, de la inmoralida d

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y de las guerras de religión o civiles, que reinaban en aquello spaíses, mereciendo—creemos debe subrayarse este hecho—qu esiendo Laguna firme católico, diese una conferencia en el para-ninfo de la Universidad de Colonia, llamando a todos a la tem-planza y a la concordia . Fué un solemne discurso sobre la scalamidades públicas ocasionadas por la epidemia, los terremo-tos y las guerras de religión, en el cual exhortó a los flamencos ,hugonotes y ortodoxos que llenaban el salón a la tolerancia, l acomprensión v la concordia . Admirable lección de cultura y ci-Tilidad dada en pleno siglo del humanismo.

En el año 1545 pasa a Nancy, a ruego del Duque de Lorena ,gravemente enfermo . De allí marchó a Roma, pasando po rColonia. En Roma es nombrado doctor «honoris causa», y e lpapa, por su ciencia y su esfuerzo en defensa de la verdad l enombra Soldado de San Pedro, Caballero de la Espuela de Or oy Conde Palatino, al par que médico de su Cámara, dignida dque también le concedió el renombrado cardenal don Franciscode Bobadílla y Mendoza. Médico y profesor de la Universida dde Roma, fué hasta 1549, fecha en la cual, asociado a la comitiv adel cardenal Mendoza, va a París a recibir a Felipe II.

En 1550 traduce en Roma, directamente del griego al cas-tellano, la obra más conocida de todos sus trabajos, el «Pedazi oDioscórides Anazarbeo», primer tratado de materia médica-far-macéutíca, escrito de un modo sistematizado y digno de ta lnombre. El relatar la serie de atisbos geniales de dicha obra,sobre tantos y tantos conomientos que hoy preocupan e inquie-tan a los doctos, sobre opoterapia, farmacognosia, de medica-mentos de origen vegetal, animal, etc ., sería tarea prolija . Igual -mente lo sería el querer valorar a estilo norteamericano e ldinero y esfuerzo invertidos por Laguna en la confección de ta lobra, las expediciones que para ello hubo de realizar, los dibu-jos que ejecutó (muchos debidos a su propia mano), los viajes ,las consultas, etc. Baste decir que corrigió setecientos errore s'que contenía el original, y que su primera edición, bastant ecopiosa pronto agotada, fué subseguida de una segunda, im-presa en Lisboa, en 1561, admirablemente editada, de la qu e-conocemós ejemplares que son estimados como verdadero stesoros bibliográficos.

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Pero la misión de Laguna no se interrumpe en tanto alienta .En 1556 marcha a asistir a las tierras de Flandes y Bravante afli -gidas por la peste bubónica, entonces llamada «peste» por auto-nomasia .Fruto del estudio de aquella desoladora epidemia habí ade ser su hermoso trabajo «Discurso político-legal sobre la cura -ción y preservación de la peste», editado en 1560, en Amberes .

En este mismo año de 1560, en cuya fecha su última obrave la luz, también se dobla el último recodo dé la vida del via-jero. Aceptada deferente invitación de su rey y egregio clienteFelipe II, Andrés Laguna abandona el reposo, paz y añoranza sbuscados y encontrados en su ciudad natal, para formar partedel cortejo receptor de la princesa Isabel de Valois que casarí aen breve con su católica Magestad . En el trayecto le llega e lmomento del tránsito . El doctor Laguna muere por un vulgarataque hemorroidario en un pueblo cuyo nombre no mencion ala historia . Modernas investigaciones apuntan a Galapagar .

Luchas, controversias, discencias, ciudades, paisajes, labo rcumplida, su cadáver continuará el viaje peregrino de quienmurió en ruta de quehacer .

Traído el cadáver, embalsamado a Segovia, es inhumad oen San Miguel, en la capilla que fundó su linaje y en las tumba sque para sí y los suyos él mandó erigir e inscribir, con sentida sleyendas de bronces, plenas de amor filial . El enterramiento esviolado, con ocasión de acomodar una imagen de la Virgen ,procedente de lincendiado convento de la Merced, y, más tarde,el Gobierno revolucionario de 1869 acuerda su traslación aSan Francisco el Grande de Madrid, en espera de que form eparte del panteón en ciernes de hombres ilustres . Como trans-curriese el tiempo sin que tuviese una sepultura decorosa, a ini-ciativa de don Mariano Llovet Castelo, farmacéutico segovian o .y de clon Ildefonso Moreno Velasco, médico y ambos diputados ,en moción presentada a la Corporación provincial, se acuerda l arepatriación de las cenizas de Laguna, las cuales en procesió ncívica y solemne son llevadas a San Miguel, donde yacen lo srestos de este hombre, de amplios horizontes por tierras y co-nocimientos, a quien nada de lo humano le fué ajeno, una vid avocacionada al servicio de altos ideales, con plenitud de acció n-y de sacrificio,

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Después de este «hiatus» a larga interrup -

Ideales que se nos ción dedicada al «Curriculum vitae», d eaparecen como vo- nuestro héroe, proseguimos diciendo algo ,cacíón y guía de la no de lo que Laguna hizo, sino de lo qu evida de Laguna .

Laguna intentó hacer, de más relieve y dignode inmortalizar su memoria y en un ciert o

sentido escatológico, digno de :salvar su alma, como la de todoser humano, siempre con alguna imperfección o falta. Esto es ,de lo que el doctor Laguna hubiera querido ser y hacer, de l ainterpretación posible de sus sentires y motivaciones, de algu-nos de sus sublimes modos de obrar, orígenes y fundamento sético-psicológicos de su proceder . Quisiéramos iniciar al meno sel estudio íntimo de su personalidad, algo así como si intentá-semos hacer un análisis espectroscópico de sus motivacione sinteriores, del cómo y por qué fué lo que fué y cómo fué, pues ,como hemos visto precedentemente e insistimos ahora, Lagunano fué sólo un hombre famoso, sino un hombre genial y a lmismo tiempo glorioso .

Dice el eximio filósofo Kempis («Imitación de Cristo») :«Lo que eres, eres, no menos porque te zahieran o calumnien ,ni más porque te ensalcen» . Y Laguna es glorioso, porque n osólo es sabio en tantos saberes médicos, naturalísticos, filológi-cos, filosóficos, etc ., esto es, plenamente un humanista prócer ,sino porque es básicamente bueno, hasta la osadía, hasta el he-róico atrevimiento, como podemos probarlo con dos o tres evo-caciones inolvidables de su vida. Una, la de su conducta ejem-plar en la peste de Metz, otra el discurso Eulantímerúmeueso sermón, más que discurso, a la Europa atormentada por lasgraves y bélicas disidencias religiosas, provocadas por la Refor -ma. Otra también, la conducta seguida en la elaboración y pro-pagación del Dioscórides . Respecto a la primera cuestión, o se aa la asistencia a los apestados de Metz, consta fidedignament eque hecha ya su despedida de Metz, sabedor del recrudecimien-to de la peste bubónica, volvió a Metz y Colonia, trabajand ointensamente contra ella ; asi como luego, utilizando su ascen-diente como médico de caridad tan cristiana, como potente porella para apaciguar en dichas ciudades y en Gante las pertur-baciones por las acerbas luchas entre católicos y luteranos .

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Conocidos son los conflictos religiosos creados por la rebeliónde Lutero, sus groseros insultos al Papa y la insurrección d emuchos pueblos, obligando al emperador a intervenir y siendomuy beneficiosa la actuación de nuestro Laguna, ya que ade-más su puesto neutral en dichas luchas, atento sólo al cumpli-miento de sus deberes médicos, le granjearon generales mues-tras de simpatía, al par que de beligerancia ante Carlos V, parapronunciar aquel famoso discurso de «Eutantimorúmenes »que antes hemos citado, y el cual tuvo lugar en sesión solemn een la Universidad de Colonia el 22 de Enero de 1543, a cuy aperoración concurrieron los príncipes de la Iglesia, los docto -res más reputados y todas las eminencias científicas y literarias .A las siete de la noche, cubiertas todas las paredes de cortina snergas y con un túmulo en el centro, costeados todos los gasto spor Laguna, apareció éste revestido de una loba (1) de riguros oluto, como lo requería el acto, y pronunció un discurso impre-sionante, que hoy sería quizá calificado por espíritus criticone sque no críticos, de discurso algo barroco ; forma de oratoriatípica de los semitas a cuya raza pensamos y hoy parece pao-bado, pertenecieron los ancestrales de Laguna .

Es esta actitud noble y valiente actuación suya de toleran -cia, humanismo y caridad cristiana, pero expuesta en época d eviolentas luchas a disgustar a los imperialistas y a los rebelde sflamencos . Sólo el genio y la bondad logran estos éxitos y seatreven a arrostrar las consecuencias terribles de estas decisio-nes. Es a ello, como se refiere el propio Laguna, haciéndol oconstar en ocasión que estimamos memorable, en las siguiente spalabras del Prólogo-Dedicatoria del libro Dioscórides, al Sere-nísimo Inclilo y muy poderoso Sr . D. Philipe II, por la divinaclemencia Reg de Inglaterra, España, N6j'oles, etc., etc . ; en cuyasexta página de la edición de Salamanca de 1566, que poseo (2) ,dice así como verán, robando la constancia y lealtad de su afec -to, pero haciendo valer su servicio ad modem semilam por s i

(1) Loba era una especie de bata o abrigo talar, gualdrapeado de piele scon un alto y vuelto cuello delantero .

(2) Este ejemplar heredé de mi padre político el doctor julio Páramo 'siendo interesante también por las tachaduras requísitoriales en asuntos sos-pechosos de brujería

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fuera menester: «De la cual constancia, dice Laguna, no quier oalegar testigos idos o muertos, sino a la mesma Cesaren Mages -tad del Emperador nuestro Rey y Señor, la cual entre otras co-sas de no pequeño momento, tiene bien entendido, que mien-tras que residí en la ciudad de Metz que fueron cinco años, l aconservé los ánimos de todos los ciudadanos, en devoción ,obediencia y oficio ; que si mi industria y solicitud no intervi-niera, no se vieran en aquella república hoy por ventura n ialtares ni templos . Reciba pues V. M. con benigno rostro la de -dicatoria de este libro de Dioscórides, cuya difusión a vos en -comiendo» . Por último, prueba del proceder en plena carida dde Laguna son las varias ediciones que hace de un libro precio -so para el saber y curar las dolencias de las gentes, en vez de lproceder cicatero de tantos otros, que restringieron las edicio-nes de los suyos y no se gastaron el capital ni sufrieron lostrabajos y molestias que sufrió Laguna por esclarecer las cali-dades, localizaciones y modo de utilizar las diferentes planta sy animales que recolectó, siendo a él debida una rica colecció nde plantas en herbario, y la fundación, bajo la égida de Felipe II ,del primer Jardín Botánico en el Soto de Migas calientes, y la ssetecientas correcciones hechas al Dioscórides ; debiéndosel etambién la traducción directa del griego de dicho libro (mu ymejorada y corregida sobre la latina de que se sirvieron otrasnaciones) a nuestra lengua española, con la copiosa etimologí ay sinonimia de nombres de cada sustancia al latín, griego, pro-venzal, francés, italiano, árabe, hebreo muchas veces, y desdeluego al tudesco o alemán, como entonces era designado . Y porcierto que el ejemplar griego, por lo visto muy escaso, le fu ésolamente a él proporcionado por el doctor Juan Páez de Cas-tro, cuyo segundo apellido es de muy presumible procedenci asefardí, cual el de Laguna ; que él une directamente a . su nom-bre, como guardando estimación del de la abuela, ya que él s ellamó Andrés Fernández Velázquez, siendo su padre el docto rdon Diego Fernández Laguna (posiblemente más conocido po rel segundo apellido, menos vulgar), y su madre doña Catalin aVelázquez, de claro linaje y seguramente de cristianos viejos ,en tanto que el de Laguna (véanse los estudios del doctor Batai -llon) debe de ser de procedencia hebraica, por venir de su s

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abuelos paternos conversos ya (según aparece constar en lista sde los libros verdes de las parroquias de San Miguel y San An-drés), cuyos registros se llevaron con bastante rigor hasta bas-tante bien entrado el siglo xvii, en que fueron suprimidos porFelipe IV. En puridad de verdad, más aún que por ser convers ode tercera generación, por el hecho de su viva y ardiente cari-dad y por las constantes y fervorosas declaraciones de su f ereligiosa, Laguna fué católico sincero y practicante, y merece-dor de ser juzgado profundamente cristiano, pues la caridad e sel signo inconfundible de ello . Es por todo ello, que justament ele honraron los Papas Paulo III y Julio III, tanto concediéndol elos títulos de Caballero de la Espuela de Oro, Conde Palatinoy Soldado de San Pedro, sólo otorgados a hombres de ortodo-xia muy probada .

Fué formado Laguna en un hogar de virtudes hondament ereligiosas. No olvidemos que si el catolicismo forma estos ho-gares, el hebraismo le supo formar también, en contraste co nlos hogares paganos de la antigüedad y aún de la actualidad ; noes extraño que así haya procedido toda su vida y que precisa -mente por su mentalidad superior supo valorar en toda su al-tura y profundidad, la del pensamiento y los sentimientos cris-tianos; siendo éstas, se me ha ocurrido pensar así muchas ve -ces, algunas de las causas de la mala suerte de Laguna, en lasdebidas demostraciones de culto a su memoria . Durante mu-cho tiempo—estas cosas han ocurrido y perdurado bastante—el hecho de ser descendiente de cristianos nuevos, pudo habe rsido motivo de silenciar su elogio o recuerdo ante los cristia-nos viejos y también ante los persistentes o recalcitrantes a l aconversión, juzgándole como marrano (1) o renegado de lo ssuyos. Porque, cuando se producen conmociones tan profun-das de tipo ético-religioso, acrecidas también por motivos d eíndole económióo-social_ cuales fueron las que motivaron e lexilio hebreo en . 1492, no muy anteriores a la fecha del naci-miento de Laguna, los motivadores de la expulsión y los afec-tos por ella, toma varias posiciones, según su modo de ser, con-:veniencias o alteza de miras. La gran turbamulta de los beat i

(1) Maranatha que quiere decir eso: Renegados . Por corrupción,marranos .

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possidenles vulgares, emigran pragmáticamente adonde cree ndisfrutar de más paz, otros, en cambio, desamparados de la for -tuna, pero vehementes, marchan adonde pueden, corno puedeny con lo que pueden ; emigraciones respectivas a Inglaterra ,Holanda y Portugal, de los primeros; así como los segundosemigraron a Marruecos, Túnez y los Balkanes, y por fin, lo sconformistas quedáronse en la Península, siguiendo los má savisados consejos de SantángeI (1), dedicándose a las profesione sque dan más mando en los negocios y aún en las conciencias ,que ya muchos venían ejerciendo : la medicina, fes de hechos onotarios, comerciantes, etc ., conservando como nexo con lo semigrantes, la lengua española, como lengua familiar y alg oeriptocomercial ; pero los más selectos—¿,por qué no?—hay qu eadmitir, que estudiaron la religión cristiana y fueron sincera-mente conversos, en dicha santa fe formaron a sus descendien-tes y trataron de influir en los reclacitrantes, mirando por e lbien de su alma con todo fervor, otros con la ejemplaridad d esu vida y actuación profesional, cual probablemente nuestr oLaguna . Mas le era de una parte imposible renunciar a su con-dición de psicología étnica, la cual persiste aún más que el va-lor del índice craneal racial ; siendo de otra parte a su vez in-fluidos por la psicología del país de origen, España, y de aqué-llos a donde fueron algunos en su éxodo o diáspora.

Y es evidente que España ha impregnado a todas las ra-zas que por ella pasaron, cual la hebrea, una prueba de ello ;los sefardíes, judíos asentados en España en tiempos anterioresa Cristo, destacan siempre que pueden entre los suyos una pro-sapia o señorío típicamente ibéricos, de que no están dispues-tos a renunciar nunca, y que en el israelita común, es sabid ono es el norte de sus aspiraciones la prestancia, sino más bie nel dominio positivo, siquiera sea menos espectacular del mun-do, por la habilidad, la sutileza, la agilidad y el ingenio en alle -gar riquezas y formas muy activas del desenvolvimiento comer-cial, instrumento el más seguro de dominar y enseñorearse d ela Tierra .

Mucho podríamos seguir diciendo de algunas de sus inves -

(1) Santángel, tesorero de los Reyes Católicos, hombre de excelente inte-ligencia, posición social y económica .

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ligaciones, de la índole racial de su carácter, de su preclar avida; pero esto sería tarea de nunca acabar o por lo menos d emucho durar, al par que requeridora de mejores talentos, dis-posiciones y tiempo de los que yo puedo ofrendar e impropiode esta ocasión .

Sólo quiero destacar, para despedirme, el mostraros el re -trato de Laguna (1), típico spécimen semita y el recuerdo d euna poesía suya, de invectivas a una parra, que le privaba d ever a su amada. Esta poesía—seguramente obrita de plen ajuventud—nos revela otro nuevo aspecto del doctor, el román-tico y poseedor de una vena poética, y eso sí, composición re-veladora en su barroquismo manifiesto, de unas invectivas ,propias de los maldiciones bíblicas; siendo éstos los primerosrasgos físicos y barruntos psicológicos que me hicieron medita r—;hace ya unos cuarenta años!—en la progenie de Laguna, co nanterioridad (¿por qué no confesarlo?) a otras investigacionesmás serias, meritorias y probativas que estos primeros atisbosmíos y de Ios cuales tardé más de veinte años en tener conoci-miento, confirmándome las primeras intuiciones sobre la pro-genie y carácter psicológizo del genial segoviano .

VERSOS, NO INTEGROS, SINO EXTRACTOS DE LAINVECTIVA A LA PARRA DE LAGUN A

Parra por mí mal nacid aque ansí me tienes mi amoreclipsadode camellos seas pacid ay tu tronco en su vigo rsea talado .

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Esrne más triste y odios aque el maldito árbol de Adá ntu presenci apues que me esconde la ros aque desterraba mí afá nen tu ausencia .

(1) Que exhibimos, que es el que figura en la tercera hoja del Dioscóri-des, edición de Salamanca, que poseo.

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Tu beldad y tu verdur aque se deleita en me darafliciónse convierta en negruray véala yo torna ren carbón.

Tus ramas tan extendida stus hojas encaramada shacía el cíel ovéalas yo desparcida svéalas yo derramada spor el suelo .

Andes siempre entre los piésde tal fuego seas quemadacual Sodoma .No la zarza de Moisé so véate yo tornad aen carcoma .

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Y porque más no persiga sbellaca mal inclinad alos humano sseas roída de hormiga sy de orugas horadadao de gusanos.

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El agua y eI sol te falte ndeseche de sí la tierratus raigones,furiosos rayos fe asalten ,seas podada con sierray azadones .

Seas en tallos comid apues que me encubres la fa zdeseada ;véate yo consumid ay antes de tener agra zseas helada .

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Noé, gran culpa tuvist ecuando la parra plantastetan mañero .Con ella me destruist eaunque sus daños probast etú el primero .

Mas pues Febo es el auto rque esta planta mal criad atanto crezca ,parece tiene temorque la estrella allí encerradala oscurezca .

En el Dioscórides que poseo no aparecen, ni el libro d eOlmedilla, más estrofas de la composición poética .

Para terminar, debernos procurar saldar los segoviano snuestra deuda con Laguna inmortalizándole, a ser posible e ntestimonios pétreos, qua ciertamente son los más perdurables ,como dice un sabio y conmovedor epitafio, que he leído en un ade las tumbas que se conservan en Vitoria del cementerio he -breo (Campo de Judizmendi), con inscripción hebraica, italia-na y española : «Si a los héroes la vida muerte menguas, no a s uvirtud podrás menguar la gloria, que eternizando al mundo s umemoria, aún las más duras hiedras se hacen lenguas» .

Por ejemplo, se nos ocurren varias cosas que pudiera nhacerse: Una, la realización del proyecto que hace años abrigu éy presenté una solicitud al Ayuntamiento segoviano, para po-ner en la plaza donde estuvo la iglesia de San Pablo (Plazuelade los Contreras), delante de donde estuvo entonces el Institut oprovincial de Higiene, de un busto (1)—ya se hicieron por ges-tiones mías unos bustos en yeso que podrían servir de guía—yunos bancos y un armario con libros referentes a Laguna, suvida y su obra ; con folletos de divulgación de su memoria .

Debe ponerse una lápida en la calle de la Judería Viej a(calle del Sol o de los hermanos La Paz), donde debió de esta rsu casa .

(1) Poco después hemos recibido la alegría de saber, que el afamado es -cultor segovíano don Florentino Trapero está ya haciendo una estatua, segúnel acuerdo de la junta organizadora del Centenario .

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Otra lápida conmemorativa o algún otro monumento sen-ciIlo en la Cuesta de los Hoyos (antiguo cementerio sefardfe) ,recordando cómo allí hizo sus primeros estudios de herboriza -ción y donde practicándoles con nuestros alumnos del Instituto ,tantas veces leemos evocado su recuerdo .

Y aceptando cualquier otra idea noble dedicada a perpe-tuar lla memoria de Laguna, el que corno habéis visto, fué u nnaturalista excelso, un eminente médico, un destacado filólogo,un humanista emérito, un hombre de genial expresión y po rello estimable diplomático y con muchos atisbos de filósofo ,y por encima de todo, un hombre bueno, cuya condición d epiedad llevada a veces hasta el peligro y sacrificio, le hacen u nhombre glorioso .

He ahí cómo hemos creído sintetizar los tres puntos impor -tantes en la vida de todo hombre, en Laguna . Lo que la histori adice que fué—más bien pragmáticamente lo que hizo—, lo qu een realidad logró ser, y quedándonos siempre la incógnita, l oque el propio héroe deseó ser . En este caso, y por ello pensa-mos logró ser un hombre ponderado y equilibrado mental .Porque lo que él parece aspiró a ser, fué con todo lo que logr órealizar, sintiéndose satisfecho de si mismo, importándole y amenos seguramente el juicio que de su vida se pudiese formar ;pues que a todo hombre sensato lo que le importa es el juici oque de si mismo forme, barrunto de conciencia de lo que e nconciencia pensamos ser ante el juicio inexorable de Dios .Y en esto, como dijo Schopenhauer, en «Parerga y Paralipó-mena», el juzgar personal es certero más que el juicio de l amuchedumbre .

Y para concluir, por fin . Os pido perdón por el largo tiem-po que he abusado de vuestra atención, tiempo que sin em-bargo pienso, que ni moral, ni mental, ni socialmente, y desd eluego nunca como segovianos, hemos perdido, lamentando sól oser yo el desafortunado cantor de éstas nuestras verdadera sglorias locales.