evaluación y optimización del tratamiento de los tumores

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1 Universidad de Barcelona Facultad de Medicina Departamento de Medicina Evaluación y optimización del tratamiento de los tumores hepáticos primarios de pequeño tamaño (< 2 cm) Carlos Rodríguez de Lope López Trabajo de tesis doctoral para optar al grado de Doctor en Medicina por la Universidad de Barcelona. Directores de tesis: Jordi Bruix Tudó Alejandro Forner González

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1

Universidad de Barcelona

Facultad de Medicina

Departamento de Medicina

Evaluación y optimización del tratamiento de

los tumores hepáticos primarios de pequeño

tamaño (< 2 cm)

Carlos Rodríguez de Lope López

Trabajo de tesis doctoral para optar al grado de Doctor en Medicina por la

Universidad de Barcelona.

Directores de tesis: Jordi Bruix Tudó

Alejandro Forner González

2

3

El Dr. Jordi Bruix Tudó y el Dr. Alejandro Forner González del Hospital Clínic de Barcelona,

certifican que la tesis doctoral “Evaluación y optimización del tratamiento de los tumores hepáticos primarios de pequeño tamaño (< 2 cm)”, realizada por Carlos Rodríguez de Lope López, reúne las condiciones necesarias para su presentación y defensa ante el Tribunal correspondiente, para optar al grado de Doctor. Fdo: Fdo: Dr. Jordi Bruix Tudó Dr. Alejandro Forner González Barcelona a 10 de mayo de 2017

4

5

A mis padres y hermana, A Ainara, Mikel y Danel.

6

7

AGRADECIMIENTOS

Agradecimientos

8

A mis padres, por su amor y paciencia, por ayudarme siempre a seguir adelante y no darme

por vencido. Todo se lo debo a ellos.

A mi hermana Laura, por el apoyo y cariño que he recibido de ella desde que nací.

A Ainara, mi mujer, por su inestimable apoyo y paciencia. Con su alegría y optimismo la vida se

vuelve más fácil. A Mikel y Danel, mis mayores fuentes de alegría y estímulo para mejorar cada

día.

A Jordi Bruix, director de esta tesis, jefe y mentor, por todas las enseñanzas, consejos y ayuda

recibidas tanto a nivel académico como personal, siempre amigable y cercano.

A Alejandro Forner, co-director de esta tesis, compañero, mentor y amigo. Por toda la ayuda y

consejos recibidos, por su disponibilidad y paciencia ilimitadas, y por los buenos momentos

que hemos compartido durante mi estancia en el BCLC.

A todos los compañeros del BCLC: A María, Neus, Ingrid, Adela por acogerme como uno más

del grupo y compartir tantos buenos momentos en el despacho y la consulta. A Nuria por su

inestimable ayuda en todo momento. A todos los compañeros de cirugía, anatomía patológica

y radiología, en especial a Ramón Vilana, sin cuya ayuda no habría podido completar esta tesis;

a Conxita, Luis, Ángeles, Jordi, Anna, Carmen, ambas Martas, Josep, Manel y Rosa, a quienes

tantas veces acudí para pedir ayuda, revisar imágenes y casos clínicos y siempre estuvieron

disponibles y motivados. Todos ellos contribuyeron a obtener los resultados de esta tesis.

A todos mis compañeros de residencia por los buenos momentos que hemos compartido.

Agradecimientos

9

Al instituto de Salud Carlos III, por el apoyo económico imprescindible para la realización de

este proyecto.

A todos los pacientes, que día tras día siguen siendo el mayor estímulo para estudiar y sin los

que nada de esto tendría sentido.

10

ÍNDICE

Indice

11

ÍNDICE Lista de Abreviaturas ............................................................................................ 16 Introducción .......................................................................................................... 19

1. Epidemiología ........................................................................................ 20 2. Prevención y cribado ............................................................................. 21 3. Diagnóstico ............................................................................................ 24 4. Tratamiento del carcinoma hepatocelular en estadio muy inicial ........ 25 5. Colangiocarcinoma intrahepático: una entidad emergente ................. 27

Hipótesis y objetivos ......................................................................................30 Material y Métodos ........................................................................................34

Estudio 1 – Pacientes y métodos ..........................................................35

1. Diseño del estudio ..................................................................... 35 2. Aspectos éticos .......................................................................... 35 3. Volumen tumoral total preoperatorio ....................................... 35 4. Marcadores tumorales preoperatorios ..................................... 36 5. Tumores incidentales ................................................................. 36 6. Tratamiento tumoral preoperatorio .......................................... 36 7. Criterios de trasplante ............................................................... 36 8. Análisis histopatológico ............................................................. 37 9. Seguimiento postoperatorio ...................................................... 37 10. Análisis estadístico ................................................................... 37

Estudio 2 – Pacientes y métodos ..........................................................39

1. Criterios de inclusión ................................................................. 39

Indice

12

2. Definición de hipertensión portal clínicamente significativa .... 40

3. Tratamiento ............................................................................... 40

4. Evaluación de la respuesta ......................................................... 42

5. Seguimiento y retratamiento ..................................................... 43

6. Análisis estadístico ..................................................................... 43

7. Aspectos éticos .......................................................................... 43 Resultados .....................................................................................................45

Resultados – Estudio 1 .........................................................................46

1. Población de estudio .................................................................. 46 2. Características preoperatorias de los pacientes ........................ 46 3. Hallazgos patológicos en el explante ......................................... 46 4. Recurrencia tumoral .................................................................. 47 5. Supervivencia ............................................................................. 47 6. Tumores incidentales ................................................................. 47 7. Análisis del grupo con CCI “muy inicial” .................................... 48 8. Factores asociados a recurrencia tumoral ................................. 48

Resultados - Estudio 2 .........................................................................49

1. Características clínicas ............................................................... 49

2. Tratamiento del CHC .................................................................. 50

3. Recurrencia ................................................................................ 51

4. Supervivencia ............................................................................. 52

5. Supervivencia en pacientes potencialmente candidatos a resección quirúrgica ....................................................................... 53

Tablas:

Indice

13

Tabla 1.1. Características demográficas, preoperatorias, hallazgos anátomo-patológicos y resultados de los pacientes del estudio 1 ................................................................................... 55

Tabla 1.2. Descripción de los pacientes del grupo CCI “muy inicial” ............................................................................................ 58

Tabla 1.3. Factores de riesgo de recurrencia tumoral................... 59

Tabla 2.1. Características basales de los pacientes ....................... 60

Tabla 2.2. Características relacionadas con el tratamiento y la respuesta .................................................................................... 62

Tabla 2.3. Análisis univariable de factores basales asociados con supervivencia .......................................................................... 63

Tabla 2.4. Análisis multivariable mediante regresión de Cox de factores basales asociados con supervivencia. Modelo 1 ....... 65

Tabla 2.5. Análisis multivariable mediante regresión de Cox de factores basales asociados con supervivencia. Modelo 2 ....... 66

Figuras:

Figura 1.1. (A) Supervivencia actuarial de los pacientes diagnosticados de CCI en el explante (n=29). (B) Supervivencia actuarial de los pacientes del grupo CCI “muy inicial” frente a los pacientes con CCI > 2 cm ................................ 67

Figura 1.2. Riesgo acumulado de recurrencia de pacientes en el grupo CCI “muy inicial” frente a pacientes con CCI único > 2 cm o multinodulares. .................................................................. 68

Figura 2.1. Diagrama de flujo de pacientes ................................... 69

Figura 2.2. Tiempo hasta recurrencia estimado mediante el método de Kaplan-Meier ............................................................... 70

Figura 2.3. Supervivencia estimada mediante el método de Kaplan-Meier .................................................................................. 71

Figura 2.4. Supervivencia estimada mediante el método de Kaplan-Meier comparando pacientes potencialmente operables (Child-Pugh A sin HTPCS) .............................................. 72

Indice

14

Discusión ........................................................................................................74 Conclusiones ..................................................................................................86

Estudio 1 .................................................................................................... 87 Estudio 2 .................................................................................................... 87

Bibliografía .....................................................................................................89 Anexos ...........................................................................................................97

ESTUDIO 1. ‘‘Very Early’’ Intrahepatic Cholangiocarcinoma in Cirrhotic Patients: Should Liver Transplantation Be Reconsidered in These Patients? ...............................................................................98 Otras publicaciones ........................................................................... 107

15

16

LISTA DE ABREVIATURAS

17

LISTA DE ABREVIATURAS

Abreviatura Significado

AFP Alfa-fetoproteína

ALAT Alanin-aminotransferasa

ASAT Aspartato-aminotransferasa

BCLC Barcelona Clínic Liver Cáncer

CBP Colangitis Biliar Primaria

CCI Colangiocarcinoma intrahepático

CEUS Contrast-enhanced ultrasound – ecografía con contraste

CHC Carcinoma hepatocelular

DAA Direct Acting Antivirales – antivirales de acción directa

FA Fosfatasa alcalina

GGT Gamma glutamil transpeptidasa

GPVH Gradiente de presión venoso hepático

HDA Hemorragia Digestiva Alta

HTPCS Hipertensión portal clínicamente significativa

INR International Normalized Ratio

MELD Model for End-Stage Liver disease

MWA Microwave ablation – ablación por microondas

NAFLD Non-alcoholic fatty liver disease (Enfermedad por hígado graso no alcohólico)

PBE Peritonitis bacteriana espontánea

PEI Percutaneous ethanol injection – inyección percutánea de etanol

RFA Radiofrequency ablation – Ablación por radiofrecuencia

RM Resonancia magnética

TC Tomografía computerizada

TOH Trasplante ortotópico hepático

VHB Virus de la hepatitis B

VHC Virus de la hepatitis C

VTT Volumen tumoral total

18

19

INTRODUCCIÓN

Introducción

20

1.- Epidemiología

Los tumores primarios hepáticos suponen un grave problema de salud a nivel mundial,

representando la segunda causa de muerte por cáncer en varones (1). En el año 2012 se

diagnosticaron aproximadamente 782.500 nuevos tumores primarios hepáticos, y fallecieron

unas 745.500 personas por esta causa (1). La mayor parte de estos tumores primarios

hepáticos, hasta el 90% aproximadamente, son carcinomas hepatocelulares (CHC), seguido en

frecuencia por el colangiocarcinoma intrahepático (CCI) (1).

La hepatopatía crónica, en particular en estadio de cirrosis, es un factor de riesgo para el

desarrollo de tumores primarios hepáticos. En los pacientes con cirrosis, el riesgo anual de

desarrollar CHC está entre 1 y 8% (2, 3). En esta población, el desarrollo de un CHC se ha

identificado como la principal causa de muerte (4).

Existen grandes diferencias en cuanto a incidencia dependiendo del área geográfica, lo que

responde a diferente exposición a factores de riesgo, así existen áreas de alta incidencia como

el sudeste asiático, norte de áfrica o áfrica occidental en las que existe una elevada prevalencia

de infección por el virus de la hepatitis B (VHB), y áreas de baja incidencia como América y

norte de Europa (5).

España se sitúa en un área de incidencia intermedia con unos 10 casos por 100.000 habitantes

y año y los factores de riesgo más frecuentes son la cirrosis hepática relacionada con el virus

de la hepatitis C (VHC) y con el alcohol (6, 7). La enfermedad por hígado graso (NAFLD; Non-

alcoholic fatty liver disease) se ha convertido en una causa relevante de cirrosis hepática y CHC

en países desarrollados (8, 9). Existe una evidencia creciente basada en estudios retrospectivos

que soportan la asociación entre el síndrome metabólico y sus componentes individuales

(diabetes y obesidad) y el desarrollo de CHC (10-12). El tabaco se asocia a un riesgo aumentado

(13) mientras que el consumo de café reduce el riesgo de CHC (14).

Introducción

21

2.- Prevención y cribado

La mejor estrategia para combatir el cáncer hepático es la prevención primaria, evitando la

exposición a factores de riesgo. En este sentido, la vacunación frente al VHB resulta eficaz en

prevenir la infección por dicho virus, lo que se ha asociado a una clara disminución de la

incidencia del CHC, tal como muestran los estudios realizados en Taiwan y Alaska (15-17). Esta

vacuna está incluida en el programa de vacunación en nuestro país de forma universal para

todos los recién nacidos. Para prevención de la transmisión del VHB y VHC también pueden

emplearse programas de reducción de daños en los que se incluyen programas de

distribución/intercambio de jeringuillas; educación sexual; y campañas para la promoción de

hábitos de vida saludables para disminuir el consumo de alcohol y promover dieta saludable y

ejercicio como medida de prevención de aparición de los factores de riesgo del síndrome

metabólico.

Una vez que se ha adquirido el factor de riesgo la prevención secundaria consistiría en evitar la

progresión de la enfermedad a cirrosis mediante tratamiento. En este sentido el tratamiento

antiviral ha demostrado reducir la incidencia de CHC en la hepatitis B (18-20). La evaluación del

beneficio del tratamiento antiviral en el caso de la hepatitis C, con tratamientos basados en

interferón, tiene ciertas dificultades ya que factores de riesgo de desarrollar CHC como son un

grado de fibrosis más avanzado, un mayor grado de hipertensión portal, y marcadores

indirectos de ello como son un número más reducido de plaquetas, o valores más altos de

fibroscan, son también factores que pueden limitar la aplicación del tratamiento o se asocian a

una peor respuesta al mismo. Por esto puede ser difícil de confirmar si la respuesta viral

sostenida es un buen marcador indirecto de pronóstico, es decir, puede ser difícil valorar si el

beneficio observado se debe a la erradicación del VHC o a una selección de aquellos pacientes

con mayor probabilidad de respuesta al mismo, que a su vez tienen un menor riesgo de

desarrollar CHC. Pese a ello, varios estudios han demostrado que la respuesta viral sostenida

Introducción

22

es un factor pronóstico independiente del grado de fibrosis, que no sólo reduce el riesgo de

desarrollar CHC si no también el riesgo de descompensación de la hepatopatía y la mortalidad

por cualquier causa (21-23). En aquellos pacientes VHC que no alcanzan una respuesta

virológica sostenida el tratamiento de mantenimiento con interferón no ha demostrado una

reducción de la incidencia de CHC (24, 25). Parece lógico pensar que con los nuevos antivirales

de acción directa (DAA), con los que se consiguen unas tasas de respuesta viral sostenida

superiores al 90% con apenas efectos adversos, se consiga reducir aún más el riesgo de CHC.

Sin embargo, aunque faltan datos a más largo plazo, algunas publicaciones sugieren que la

incidencia de CHC de novo en pacientes que han recibido tratamiento con nuevos antivirales

de acción directa no está significativamente reducida respecto a los pacientes no tratados (26,

27), e incluso algunos autores han descrito que en pacientes tratados de un CHC que reciben

tratamiento con DAA podría haber una mayor recurrencia del CHC y de forma precoz (28, 29),

Esta variabilidad podría obedecer en parte a diferencias en el perfil de paciente tratado

actualmente con estos antivirales, que dada su excelente tolerancia y escasos efectos

secundarios se aplica más a pacientes con cirrosis, y en muchos sitios incluso se ha iniciado el

tratamiento con preferencia a dichos pacientes con cirrosis o fibrosis avanzada. Al ser

pacientes con mayor riesgo de desarrollar CHC incluso en situación basal, si se compara este

perfil de paciente con el que alcanzaba respuesta viral sostenida con tratamientos basados en

interferón, su riesgo basal de desarrollar CHC seguramente son diferentes. Sin embargo,

existen estudios experimentales que han demostrado cambios en la inmunidad que

determinan una disminución de la inmuno-vigilancia que determinaría la progresión tumoral

de clonas celulares que previamente al tratamiento con DAA estaban en un estado latente

(30). En cualquier caso aún no existen resultados a largo plazo con estos tratamientos que

permitan confirmar estas suposiciones. Lo que parece evidente es que en pacientes con

cirrosis establecida, incluso si se alcanza una respuesta viral sostenida, independientemente

Introducción

23

del tratamiento, el riesgo de desarrollar CHC no desaparece y por tanto son pacientes que

tienen que seguir vigilándose periódicamente (21, 26-29).

En los casos en los que ya se ha desarrollado una cirrosis, la única manera de reducir la

mortalidad por CHC sería intentar detectarlo precozmente, en estadio inicial, cuando es

factible realizar tratamientos radicales con intención curativa. El diagnóstico precoz es posible

mediante la implementación de programas de cribado.

El CHC cumple con todos los requisitos para poder ofrecer un programa de cribado. Es una

enfermedad frecuente con una reconocida morbi-mortalidad y existe una población de riesgo

bien establecida que serían los pacientes con hepatopatía crónica avanzada, cuyo riesgo anual

de desarrollar CHC oscila entre 1-8%. La técnica de cribado recomendada (ecografía

abdominal) es una exploración inocua y bien aceptada por los pacientes que tiene una

aceptable sensibilidad y especificidad de 60-80% y 90% respectivamente (31). Además, existe

un algoritmo diagnóstico ante la detección de un nódulo en la ecografía bien definido y

externamente validado. Finalmente, como se ha comentado anteriormente, el diagnóstico

precoz permitiría aplicar tratamientos con intención curativa y con indiscutible impacto en la

supervivencia. La eficacia del cribado de CHC en pacientes con hepatopatía crónica se ha

demostrado en múltiples estudios de cohortes (32-34), coste-eficacia (35-37) y en un ensayo

clínico aleatorizado realizado en China (38). En dicho ensayo clínico se incluyeron 18.816

pacientes infectados por VHB que fueron aleatorizados en bloque a screening con ecografía

abdominal y determinación de AFP cada 6 meses (n=9.373) o control (n=9.443). A pesar de la

baja adherencia (60%), la mortalidad asociada a CHC fue significativamente menor en el grupo

de screening que en el grupo control (83,2/100.000 y 131,5/100.000 habitantes,

respectivamente), con una razón de mortalidad de 0,63 (IC 95% 0,41-0,98), que traduce a una

reducción de mortalidad por CHC del 37% mediante la práctica de screening (38).

Introducción

24

3.- Diagnóstico

Una vez detectado el nódulo en ecografía, la confirmación diagnóstica del CHC puede hacerse

de 2 maneras: 1) por técnicas de imagen dinámicas (tomografía computerizada [TC) o

resonancia magnética [RM]), cuando se cumplen los criterios de captación de contraste en fase

arterial, seguido de lavado del contraste (wash-out) en fases venosas; 2) por cito-histología

tras biopsia del nódulo (2, 3).

No obstante, el diagnóstico precoz de CHC en un paciente con cirrosis hepática puede ser

altamente complejo, especialmente para diagnosticar CHC en estadio muy precoz, cuando son

lesiones únicas menores de 2 cm. Desde el punto de vista histológico, los tumores < 2 cm

pueden dividirse en tumores vagamente nodulares y claramente nodulares. Los tumores

vagamente nodulares representan aproximadamente la tercera parte de los CHC < 2 cm, son

hipovasculares en pruebas de imagen, bien diferenciados (85%), prácticamente sin invasión

vascular microscópica (5%) y sin metástasis intrahepáticas. Estas lesiones corresponden a lo

que en otras neoplasias se conoce como carcinoma in-situ. El diagnóstico del CHC en este

estadio tan precoz es un reto clínico. El diagnóstico no invasivo es técnicamente inviable dado

que en muchos casos estas lesiones no presentan la característica irrigación arterial, siendo

lesiones no hipervasculares por imagen, Además, el diagnóstico histológico está limitado por la

dificultad en muchos casos de obtener material adecuado y la dificultad de distinguir estas

neoplasias tan iniciales con nódulos displásicos (39, 40). Por el contrario, los tumores

claramente nodulares son tumores hipervasculares y presentan un claro patrón nodular,

frecuentemente con una fina cápsula y septos fibrosos; estos tumores además tienen un

mayor grado de desdiferenciación siendo moderadamente diferenciados en su mayoría (sólo

15% bien diferenciados), y pueden tener invasión vascular hasta en el 27% y metástasis

intrahepáticas en el 10% (41, 42). Estos tumores son un estadio más avanzado que los

anteriores y a pesar de su pequeño tamaño, tienen riesgo de diseminación y no es infrecuente

Introducción

25

que el paciente presente recurrencia de la enfermedad tras tratamiento con intención curativa

con resección quirúrgica o ablación percutánea.

4.- Tratamiento del carcinoma hepatocelular en estadio muy inicial

La generalización del cribado con ecografía abdominal en pacientes con cirrosis ha permitido

que cada vez más CHC se diagnostiquen en una fase muy precoz cuando son nódulos únicos <

2 cm de diámetro. En España en 2014-2015 del total de CHC diagnosticados en cribado 22.5%

eran tumores únicos < 2 cm frente a sólo 7.7% en aquellos diagnosticados fuera de programas

de cribado (p<0.001) (43).

La resección quirúrgica es el tratamiento clásicamente considerado de elección para pacientes

con CHC. Lamentablemente, su aplicabilidad queda limitada por la coexistencia de una

hepatopatía hepática crónica. Los candidatos ideales para resección hepática son aquellos

pacientes sin hepatopatía crónica o cirróticos con excelente función hepática (Child-Pugh A 5

puntos con bilirrubina sérica < 1 mg/dL) y sin hipertensión portal clínicamente relevante

(definida como gradiente de presión venoso hepático (GPVH) < 10 mmHg) y tumores únicos

(44-48). La mayoría de los grupos restringen la resección a aquellos pacientes con tumores

únicos dado que la multifocalidad se asocia a mayor tasa de recurrencia y menor supervivencia

(44). El tamaño no es un factor limitante, pero el riesgo de invasión vascular y de diseminación

aumenta con el tamaño (49).

En aquellos pacientes con tumores únicos menores de 2 cm, la supervivencia a 5 años es

superior al 80% y comparable a la obtenida con trasplante hepático (50, 51).

En aquellos pacientes con disfunción hepática y/o, hipertensión portal clínicamente relevante,

la resección quirúrgica se asocia con una probabilidad muy elevada de descompensación

hepática en el postoperatorio inmediato (52) y a una supervivencia a los 5 años del 25-55%

(44, 48, 52-54). En estos pacientes es preciso plantear otras alternativas terapéuticas, siendo el

Introducción

26

trasplante hepático la opción que ofrece mayores opciones de supervivencia a largo plazo.

Desafortunadamente, la aplicabilidad del trasplante hepático está limitada por la

disponibilidad de órganos, y en la mayoría de centros se aplican unos criterios de priorización

que determinan un escaso acceso a órganos en aquellos pacientes con CHC < 2cm.

Los pacientes con CHC en estadio muy inicial en los que se ha descartado la resección

quirúrgica por los argumentos anteriormente descritos y el trasplante hepático no es factible,

el tratamiento de elección es la ablación percutánea. Esta modalidad terapéutica es menos

invasiva, con menos efectos secundarios y precisa menor tiempo de hospitalización (55, 56).

En los últimos años diferentes autores han reportado supervivencias a 5 años con ablación

percutánea similares a las obtenidas mediante resección quirúrgica en pacientes con CHC en

estadio muy inicial, sugiriendo que esta modalidad terapéutica podría considerarse la primera

opción en un subgrupo de pacientes (55-57). Lamentablemente, hasta la fecha existen pocos

ensayos clínicos comparando la resección quirúrgica con la ablación percutánea, con

resultados contradictorios. Además, la información sobre pacientes con tumores únicos < 2 cm

en dichos ensayos es limitada o inexistente (58-60). Los estudios retrospectivos comparando

ambas opciones generalmente favorecen a la resección quirúrgica, pero están limitados por un

claro sesgo de selección producido por la presencia de parámetros clínicos que traducen peor

pronóstico (edad avanzada, presencia de hipertensión portal, disfunción hepática,

comorbilidades, etc.) en aquellos pacientes que reciben tratamiento con ablación percutánea

en comparación con la resección quirúrgica (61, 62). Por último, modelos de coste-eficacia

sugieren que la ablación percutánea seguida de resección quirúrgica en caso de imposibilidad

de obtener necrosis completa de la lesión sería la estrategia terapéutica que ofrecería la mejor

supervivencia al menor coste y con menor tasa de efectos secundarios (63).

El diseño de un estudio comparativo entre resección quirúrgica y ablación percutánea para

nódulos únicos < 2 cm, sería prácticamente imposible por varios motivos. Dadas las cifras de

Introducción

27

supervivencia reportadas en la literatura, el número de pacientes necesario para encontrar

diferencias, sería elevadísimo. Por el contrario, el diagnóstico de CHC con tamaño <2 cm es

relativamente poco frecuente. Además para realizar un estudio prospectivo los pacientes

deberían cumplir criterios para realizar ambos tipos de tratamiento, lo que reduce aún más la

cifra de potenciales candidatos. Todo esto haría un tiempo de reclutamiento inasumible, y

generaría la necesidad de realizar el estudio de manera multicéntrica. Teniendo en cuenta los

diferentes grados de experiencia en cada técnica de cada centro, haría que los resultados

fueran muy difíciles de interpretar.

Por todo ello no es previsible que se generen estudios prospectivos aleatorizados en este

sentido, y la información relativa a los resultados con ambas técnicas, se obtendrá a partir del

análisis minucioso de los resultados obtenidos, preferentemente en centros de referencia con

amplia experiencia.

5.- Colangiocarcinoma intrahepático: Una entidad emergente

El colangiocarcinoma intrahepático (CCI) es una neoplasia que ha experimentado un aumento

sostenido de su incidencia en los últimos años. Además, la cirrosis hepática y factores como el

alcohol, el virus de la hepatitis C (VHC) y la hepatitis B (VHB), y el síndrome metabólico, entre

otros, son factores de riesgo para desarrollar CCI (64). Por tanto, ante el desarrollo de un

nódulo hepático en un paciente afecto de cirrosis hepática, una de las posibilidades

diagnósticas es el CCI. A diferencia del CHC, que presenta un patrón vascular específico por

RM/TC que permite realizar el diagnóstico no invasivo sin necesidad de realizar una biopsia, el

CCI no presenta un patrón específico. Además, el CCI puede mostrar un patrón vascular

indistinguible del CHC mediante ecografía con contraste (CEUS; Contrast-enhanced

ultrasound), lo que limita aún más el diagnóstico no invasivo de esta entidad (65, 66). Por

tanto, el diagnóstico definitivo del CCI debe basarse en anatomía patológica.

Introducción

28

Lamentablemente, en algunas ocasiones los pacientes presentan un deterioro grave de la

función hepática, con desarrollo de ascitis y/o coagulopatía, o el nódulo presenta una

localización que impiden la realización de una biopsia.

Al igual que en el CHC, la resección quirúrgica es el tratamiento de elección para el CCI, pero su

aplicabilidad viene determinada por el grado de disfunción hepática y la presencia de

hipertensión portal clínicamente significativa.

El CCI se considera una contraindicación absoluta para la realización de trasplante hepático

dada la elevada tasa de recidiva (35-80%) y pobre supervivencia (10-40% a 5 años) descrita por

diversos autores (67-71). No obstante, se han reportado resultados satisfactorios para

pacientes con colangiocarcinoma hilar sometidos a quimio-radioterapia y a una riguroso

estadiaje incluyendo una laparotomía para exploración abdominal con biopsias de adenopatías

perihiliares y adenopatías sospechosas (72). Este dato hace pensar que podría existir un grupo

de pacientes afectos de CCI que podrían tener unos resultados aceptables tras el trasplante

hepático. Esta información es relevante dado que en la práctica clínica habitual no es

infrecuente encontrarse con pacientes con indicación de trasplante hepático por cirrosis

descompensada que presente un nódulo hepático < 2 cm sospechoso, pero sin criterios de

imagen concluyentes de CHC, en el que, teniendo en cuenta la localización de la lesión y riesgo

de complicaciones puede considerarse no indicada la realización de una biopsia. Esta situación

puede llevar en ocasiones a realizar un trasplante hepático a pacientes con un supuesto CHC

que finalmente resulta ser un colangiocarcinoma intrahepático (CCI) o un hepato-

colangiocarcinoma (73), neoplasias que en la mayoría de centros se consideran una

contraindicación para recibir un trasplante hepático.

29

30

HIPÓTESIS Y OBJETIVOS

Hipótesis y Objetivos

31

La presente Tesis Doctoral va dirigida a evaluar la actitud terapéutica ante la detección de una

lesión hepática única menor de 2 cm.

Como se ha expuesto previamente en la introducción, el objetivo principal de los programas de

cribado es identificar lesiones de pequeño tamaño, preferentemente cuando son menores de

2 cm, dado que en este estadio de la enfermedad es posible aplicar tratamientos con intención

curativa y obtener unos excelentes resultados a largo plazo en términos de supervivencia. Sin

embargo, en el manejo de estas lesiones de pequeño tamaño nos enfrentamos a dos grandes

retos clínicos:

1.- En una relevante proporción de casos (entre un 40-50%) no es posible llegar a un

diagnóstico concluyente de la lesión por imagen. En estos casos es preciso la obtención de una

biopsia para confirmar el diagnóstico. Sin embargo, no siempre es posible la realización de una

biopsia por la localización de la lesión, por presencia de ascitis y/o por trastornos de la

coagulación. Además, no es infrecuente que pacientes con una disfunción hepática severa con

criterio para plantear un trasplante hepático presenten estos nódulos de pequeño tamaño no

caracterizables por imagen. El principal diagnóstico diferencial es el CCI, neoplasia con una alta

capacidad de diseminación incluso en estadios iniciales, considerada por muchos centros como

una contraindicación absoluta para trasplante hepático. Dado que en el CHC, el diagnóstico en

estadio muy inicial (únicos menores de 2 cm) se asocia a un excelente pronóstico a largo plazo

y un tercio de estas lesiones no presentan diseminación (CHC vagamente nodular), muy

probablemente el CCI diagnosticado en estas fases muy iniciales no haya presentado

diseminación neoplásica y por tanto tenga también un excelente pronóstico a largo plazo tras

la realización de un trasplante hepático.

Hipótesis y Objetivos

32

2.- Clásicamente, la resección quirúrgica se ha considerado el tratamiento de elección de

aquellos pacientes con un CHC en estadio muy inicial con una cirrosis hepática compensada sin

hipertensión portal clínicamente relevante. La ablación percutánea se relega a aquellos

pacientes no candidatos a resección quirúrgica, bien por disfunción hepática, presencia de

hipertensión portal clínicamente relevante o comorbilidades asociadas que desaconsejan el

tratamiento quirúrgico. Sin embargo, estudios recientes sugieren que la ablación percutánea

podría ser comparable a la resección quirúrgica en términos de supervivencia, en pacientes

con CHC único < 2 cm, cuando se aplica a pacientes en igualdad de condiciones que la

resección.

Con todo lo anteriormente expuesto, los objetivos de la presente Tesis Doctoral son los

siguientes:

1.- Objetivos del primer estudio

- Establecer posibles factores de riesgo de recurrencia en pacientes trasplantados en

los que se encontró un colangiocarcinoma de forma incidental en el explante.

- Identificar el subgrupo de pacientes en los que el trasplante hepático podría ofrecer

una supervivencia similar a la de aquellos pacientes trasplantados por otras etiologías

(por ejemplo cirrosis avanzada o CHC dentro de criterios de Milán).

2.- Objetivos del segundo estudio

- Analizar la supervivencia y tasa de recurrencia de los pacientes con CHC <2 cm,

tratados mediante ablación percutánea en un centro de referencia.

- Analizar los de factores pronósticos asociados a supervivencia en este grupo de

pacientes

Hipótesis y Objetivos

33

- Identificar el subgrupo de pacientes que presente una supervivencia a 5 años

equiparable a la obtenida mediante resección quirúrgica.

34

MATERIAL Y MÉTODOS

Material y Métodos

35

ESTUDIO 1 – PACIENTES Y MÉTODOS

1.- Diseño del estudio.

Se diseñó un estudio de cohortes retrospectivo, multicéntrico en el que participaron 16

centros de trasplante en España. Todos los pacientes incluidos en el estudio debían haber sido

diagnosticados de cirrosis (excluyendo la colangitis esclerosante primaria como etiología) y

haber recibido un trasplante hepático. La indicación para el trasplante hepático podía haber

sido un CHC o disfunción hepática con reconocimiento de nódulos hepáticos radiológicamente

antes del trasplante; los tumores incidentales detectados exclusivamente en el estudio

anátomo-patológico también se incluyeron en el estudio. El grupo de estudio se compuso de

pacientes en los que se encontró un colangiocarcinoma intrahepático (CCI) en el estudio

anátomo-patológico.

2.- Aspectos éticos.

Todos los pacientes incluidos en programas de trasplante en España dieron su consentimiento

informado para revisar y utilizar la información de sus registros médicos con fines de

investigación.

3.- Volumen tumoral total preoperatorio.

El volumen tumoral total (VTT) se calculó como la suma de los volúmenes de cada tumor. El

volumen de cada tumor se calculó mediante la fórmula [4/3] π r3 asumiendo que cada lesión se

aproxima a una esfera, donde r representa el radio que se calculó como la mitad del diámetro

mayor de la lesión.

Material y Métodos

36

4.- Marcadores tumorales preoperatorios.

Todos los pacientes tenían medida la AFP en el momento del diagnóstico del tumor y antes del

trasplante hepático. No se recogieron datos sobre CA19.9.

5.- Tumores incidentales.

Los pacientes que recibieron un trasplante en los que no se había reconocido previamente

ningún nódulo hepático en las pruebas de imagen antes del trasplante, pero se encontró un

CCI en el explante, se consideraron tumores incidentales. Aquellos pacientes en los que se

sospechaba un CHC pero finalmente se confirmó un CCI en el explante no se consideraron

incidentales.

6.- Tratamiento tumoral preoperatorio.

Los pacientes en los que se preveía un tiempo en lista de espera superior a 6 meses, podrían

recibir tratamiento con ablación percutánea (RFA o PEI) o quimioembolización (TACE).

7.- Criterios de trasplante.

En la mayoría de los centros de trasplante, la inclusión en lista de trasplante está limitada a los

pacientes que cumplen los criterios de Milán (nódulos únicos hasta 5 cm o hasta 3 nódulos que

ninguno supere los 3 cm, en ausencia de invasión vascular ni diseminación extrahepática)(74).

Sin embargo, en algunos centros, los criterios se expandían hasta lo definido por la Universidad

de California San Francisco (UCSF) (nódulo único < 6.5 cm de diámetro o 2 lesiones < 4.5 cm

con un diámetro tumoral total < 8 cm)(75). También se incluyeron en el estudio 2 pacientes

que sobrepasaron los criterios de UCSF.

Material y Métodos

37

8.- Análisis histopatológico.

Debido a la naturaleza retrospectiva del estudio, el análisis del explante se realizó en cada

centro por su propio patólogo. Este hecho podría conducir a un sesgo, porque el número y

tamaño de los tumores podría estar infraestadiado. El diagnóstico de CCI se basó en criterios

morfológicos estándar (76). Las características tumorales en los explantes se revisaron de

forma retrospectiva y fueron: tamaño tumoral, número de lesiones, grado de diferenciación de

acuerdo a la clasificación de Edmonson-Steiner (1 – Bien diferenciado; 2 – Moderadamente

diferenciado; 3 – Póbremente diferenciado) (77), presencia de lesiones satélite y presencia o

ausencia de invasión vascular. El VTT del explante se calculó de la misma manera que el VTT

preoperatorio.

9.- Seguimiento postoperatorio.

Todos los pacientes incluidos en el estudio fueron seguidos de acuerdo al protocolo de cada

centro. Una vez diagnosticada la recurrencia, se completaba el estudio de extensión y la

decisión de tratamiento se individualizaba.

10.- Análisis estadístico.

Los datos se expresaron como media y desviación estándar o como mediana y rango cuando se

detectó una distribución no normal. Se utilizó t-test de Student para las variables numéricas.

Para las variables numéricas con distribución no normal se utilizó un test no paramétrico (U de

Mann-Whitney). Para las variables categóricas se utilizó el test de Chi cuadrado con corrección

de Fisher. La supervivencia se estimó mediante el método de Kaplan-Meier y las

comparaciones se realizaron mediante el log-rank test. Todas las variables se dicotomizaron

para realizar un análisis univariable de recurrencia mediante regresión de Cox; debido al

pequeño tamaño muestral se utilizaron la corrección de Firth y la estimación de la probabilidad

Material y Métodos

38

del perfil de los límites de confianza (78). Se realizó un análisis univariable exploratorio de las

variables con significado clínico. El análisis estadístico se realizó con SPSS v15.0 (SPSS, Inc.,

Chilcago, IL) y SAS 9.2 (SAS Institute, Inc., Cary, NC). Se consideró estadísticamente significativo

un valor de p < 0.05. Todos los datos se recogieron de forma prospectiva y fueron analizados

retrospectivamente. El seguimiento se realizó hasta enero de 2012.

Material y Métodos

39

ESTUDIO 2 - PACIENTES Y MÉTODOS

1.- Criterios de inclusión.

Se ha realizado una revisión retrospectiva de los pacientes con CHC único <2 cm

diagnosticados y tratados en nuestro centro desde 1998 hasta enero de 2015. A partir del año

2003, el registro de estos pacientes se ha realizado de forma prospectiva dentro de un

proyecto diseñado para evaluar el rendimiento de la ecografía con contraste y la RM en el

diagnóstico de lesiones ocupantes de espacio <2 cm en pacientes con cirrosis hepática (65, 79-

82)

El diagnóstico se realizó por biopsia o por métodos no invasivos de acuerdo a las

recomendaciones disponibles en cada período de tiempo (2, 83, 84). Todos los pacientes se

habían realizado una ecografía abdominal y se completó el estudio de extensión mediante TC o

RM. Se excluyeron aquellos pacientes con nódulos < 2 cm indeterminados y que tras un

periodo de seguimiento finalmente fueron diagnosticados con tamaño > 2 cm.

Se incluyeron únicamente aquellos pacientes que fueron tratados con ablación en cualquiera

de sus modalidades. Se excluyeron del análisis aquellos pacientes en los que la ablación

percutánea se hizo como tratamiento puente durante el tiempo de espera para trasplante

hepático.

Se registraron las siguientes variables: fecha de nacimiento, sexo, presencia de enfermedad

hepática y etiología, descompensaciones previas y actuales de la hepatopatía (ascitis,

encefalopatía hepática, peritonitis bacteriana espontánea [PBE], hemorragia por varices

esofágicas), presencia varices esofágicas y esplenomegalia, medición del gradiente de presión

venoso hepático (GPVH) en aquellos pacientes con estudio hemodinámico, parámetros

Material y Métodos

40

analíticos (bilirrubina, albumina, aspartato aminotransferasa [ASAT], alanin-aminotransferasa

[ALAT], fosfatasa alcalina [FA], gamma-glutaril transpeptidasa [GGT], creatinina, sodio,

hemograma con recuento plaquetario, actividad de protrombina, INR, alfa-fetoproteína [AFP];

Child-Pugh, MELD; características tumorales (fecha de diagnóstico y método diagnóstico,

tamaño, presencia de invasión vascular o diseminación a distancia), tipo de tratamiento

recibido y fecha del mismo, número de sesiones y ciclos de tratamiento, respuesta radiológica

inicial, aparición de recurrencia y su localización, sucesivos retratamientos tras detección de la

recurrencia, presencia de seeding; fecha de final de seguimiento y estado al final del mismo.

2.- Definición de hipertensión portal clínicamente significativa

Para diagnosticar la presencia de hipertensión portal clínicamente significativa hemos utilizado

la presencia de un GPVH >10 mmHg, o en aquellos casos que no dispongan de medición del

GPVH, la presencia de signos indirectos como varices esofágicas, ascitis, o esplenomegalia

junto con plaquetopenia < 100000 x109/L. Los pacientes sin medición del GPVH que cumplan

alguna de estas condiciones se considerarán como pacientes con hipertensión portal

clínicamente significativa.

3.- Tratamiento

La ablación por radiofrecuencia (RFA) se realizó bajo sedación consciente, de forma

percutánea y guiada por ecográfica. Se utilizaron 3 equipos:

1) Generador eléctrico RF 2000 system, RadioTherapeutics Corp., Mountain View, CA ,

con electrodo de punta térmica expandible;

2) Generador eléctrico Radionics, Inc., Burlington, MA, con electrodo monopolar de 17

G de grosor, con refrigeración interna de la punta con una punta térmica de 2 o 3 cm;

Material y Métodos

41

3) Generador eléctrico Amica, Hospital Service, Italia, con electrodo monopolar de 17 G

de grosor, con punta térmica de 2-3 cm, refrigerada.

La potencia aplicada varió entre 100 – 150 W y el tiempo promedio de la duración del

tratamiento fue de 15-20 minutos. Al finalizar el tratamiento se realizó cauterización del

trayecto para evitar complicaciones hemorrágicas y posible diseminación tumoral. El

tratamiento consistía en una única sesión, quedando el paciente ingresado 24 h.

Excepcionalmente debido a la localización de la lesión o interposición de vísceras en el

trayecto de la aguja, se eligió un abordaje laparoscópico en cuyo caso se realizaba el

procedimiento en quirófano, bajo anestesia general.

La ablación por microondas (MWA) se realizó bajo sedación consciente, de forma percutánea

y guiado por ecografía. Se utilizó el equipo Amica (Hospital Service, Aprilia, Italia) con un

generador de energía a 2450 Mhz . El electrodo de termocoagulación tenía un calibre de 16 G

con punta refrigerada internamente. La potencia aplicada varió entre 60 – 80 W y la duración

media del tratamiento fue de 10 minutos. Al finalizar el tratamiento se realizó cauterización

del trayecto y cada tratamiento consistía en una única sesión, permaneciendo el paciente

ingresado 24 h.

Para la inyección percutánea de etanol (PEI) los pacientes permanecían hospitalizados y se

realizaba la inyección de etanol en días separados, de forma percutánea y bajo control por

ecografía. En un primer periodo inicial se realizaba utilizando anestesia local y analgesia ev,

mientras que posteriormente pasó a realizarse bajo sedación consciente. Se utilizó una aguja

de 22 G que se introducía en el tumor y a través de la cual se inyectaba etanol al 100%. Las

inyecciones de alcohol se repetían en diferentes áreas tumorales hasta conseguir una

Material y Métodos

42

infiltración tumoral completa. El procedimiento se repetía varios días hasta un máximo de 5

sesiones (cada sesión en días sucesivos) por cada ciclo de tratamiento.

La elección de una técnica u otra dependió fundamentalmente de la localización de la lesión,

realizando de forma preferente RFA (o más recientemente MWA) y la PEI fundamentalmente

en tumores subcapsulares o adyacentes a la vesícula biliar, al hilio hepático o a una estructura

intestinal.

4.- Evaluación de la respuesta

La valoración de la respuesta inicial se realizó un mes después de cada ciclo de tratamiento de

acuerdo con el protocolo local de nuestro centro.

La técnica de imagen para evaluar la respuesta fue inicialmente el TC dinámico, pero desde

2007 los pacientes se evaluaban mediante ecografía con contraste (CEUS) tras confirmar

mediante un estudio realizado en nuestro centro que mediante esta técnica se evaluaba a los

pacientes adecuadamente (85). Los pacientes que en dicha exploración presentaban tumor

residual se consideraban para retratamiento hasta un máximo de 3 ciclos. En aquellos

pacientes en los que el tumor continuaba viable tras 3 ciclos se consideró fracaso del

tratamiento.

La respuesta inicial se definió como la evaluación obtenida un mes después del último ciclo de

tratamiento.

La respuesta inicial completa se definió como la ausencia de captación de contraste en el

tumor tratado, lo que refleja una necrosis completa, un mes después del último ciclo de

tratamiento.

Material y Métodos

43

5.- Seguimiento y retratamiento

Los pacientes fueron seguidos al menos cada 6 meses con TC o RM tras confirmar la respuesta

completa. En los casos en los que se sospechaba recurrencia, se realizaron estudios de imagen

adicional o biopsia según fuese preciso para confirmar el diagnóstico. Una vez detectada la

recurrencia se consideró individualmente la indicación y tipo de tratamiento sucesivo.

Se estableció la fecha de final de seguimiento en 18 de marzo de 2017.

6.- Análisis estadístico

Se realizó una descripción de las características de los pacientes, expresando las variables

cuantitativas mediante mediana y rango intercuartil. Las variables categóricas se representan

mediante número total de casos y porcentaje del total.

Los análisis de la supervivencia y la tasa de recurrencia acumulada se realizaron mediante el

método de Kaplan-Meier. Para realizar comparaciones entre subgrupos se utilizó el Log-Rank

test. Para el análisis de los factores pronósticos basales se realizó mediante regresión de

riesgos proporcionales de COX. Las variables basales cuantitativas se introdujeron en el

modelo dicotimizadas de acuerdo a su mediana. Se consideró estadísticamente significativo un

valor de p <0.05.

7.- Aspectos éticos

Esta tesis doctoral está enmarcada en un estudio prospectivo iniciado en 2003 cuyo objetivo

era evaluar el diagnóstico y la evolución clínica de nódulos únicos <2cm detectados mediante

ecografía. El estudio fue aprobado por el comité de ética del Hospital Clínic de Barcelona.

Todos los pacientes incluidos en el estudio firmaron un consentimiento informado autorizando

el uso de información con fines de investigación. Los datos de los pacientes diagnosticados y

tratados antes del 2003 fueron obtenidos de un estudio realizado en nuestro centro evaluando

Material y Métodos

44

el impacto de la obtención de respuesta tras ablación en la supervivencia. Dicho estudio fue

aprobado por el comité de ética del Hospital Clínic (Sala et al. Hepatology 2004). Los datos se

registraron de forma anónima en una base de datos a la cual solo tenía acceso el investigador.

45

RESULTADOS

Resultados

46

RESULTADOS (Estudio 1)

1. Población de estudio

Entre enero de 2000 y diciembre de 2010, se realizaron 7876 trasplantes hepáticos en los 16

centros participantes en el estudio. En el momento de la indicación del trasplante hepático,

2301 (29,2%) pacientes presentaban LOEs en el estudio pretransplante catalogados como

sospechosos de CHC. Veintitrés de estos pacientes (1%) fueron diagnosticados de CCI en el

explante. Además, en 6 pacientes adicionales se detectó un CCI de forma incidental en el

explante. Por tanto, el grupo de estudio estuvo compuesto por los 29 pacientes en los que se

encontró un CCI en el explante. Ocho de estos pacientes presentaron tumores únicos < 2 cm,

lo que se denominó grupo CCI “muy inicial”.

2. Características preoperatorias de los pacientes

Todos los datos de las características preoperatorias se resumen en la Tabla 1.1. La mayor

parte de los pacientes tenían tumores que cumplían los criterios de Milán (91.3%). Dos

pacientes excedían los criterios de UCSF (eran tumores únicos de 8,7 y 9 cm respectivamente).

3. Hallazgos patológicos en el explante

Todos los hallazgos patológicos analizados se muestran en la Tabla 1.1. La mayoría de los

pacientes tenían tumores únicos con un tamaño mediano de 3.2 (1-11) cm. Se estableció un

punto de corte de VTT de 15 cm3 de acuerdo al valor de la mediana de todos los pacientes. Se

observó invasión vascular microscópica en 10.3% y lesiones satélite en 7.7%. La mayoría de los

tumores fueron bien o moderadamente diferenciados. Seis de los tumores se detectaron de

forma totalmente incidental en el explante. Siete de 13 pacientes que habían recibido

tratamiento antes del trasplante no mostraron necrosis en el estudio anatomo-patológico,

Resultados

47

mientras que los 6 restantes presentaron < 30% de necrosis en 3 casos; 30-60% de necrosis en

2 y 60-90% en 1 caso.

En el examen anatomo-patológico, 82,8% de los tumores estaban dentro de los criterios de

Milán, mientras que 13,8% estaban fuera de los criterios de UCSF.

4. Recurrencia tumoral (Tabla 1.1)

El tiempo de seguimiento mediano fue de 36.4 meses (1.8 – 117.8). Durante el seguimiento se

detectó recurrencia en 7 de los 29 pacientes (24.1%), con un tiempo hasta la recurrencia

mediano de 14.6 meses (3.7-24.8). El riesgo acumulado de recurrencia a 1, 3 y 5 años fue 11%,

29% y 29%.

5. Supervivencia

Al final del seguimiento, 16 de los 29 pacientes (55%) había fallecido. La principal causa de

mortalidad en estos pacientes fue la recurrencia tumoral (Tabla 1.1). La supervivencia actuarial

a 1, 3 y 5 años fue 79%, 61% y 45% (Figura 1.1A).

6. Tumores incidentales

Seis pacientes recibieron un trasplante sin haberse identificado previamente en las pruebas de

imagen ningún nódulo sospechoso. Todos fueron tumores únicos con un tamaño mediano de

1,7 cm (1-4). Sólo uno de estos pacientes presentó invasión vascular microscópica, ninguno

tenía lesiones satélite y la mayoría fueron bien o moderadamente diferenciados.

Ninguno de los pacientes con tumores incidentales presentó recurrencia durante el

seguimiento en comparación con 30.4% de recurrencia en aquellos no incidentales.

Resultados

48

7. Análisis del grupo con CCI “muy inicial”

Ocho pacientes formaron este grupo con tumores únicos < 2 cm en el explante. De estos, 4

eran incidentales; sus características se especifican en la tabla 1.2. Ninguno de estos pacientes

presentó recurrencia al final del seguimiento en comparación con aquellos con tumores únicos

> 2 cm o tumores multifocales (0% vs 36.4%, p = 0.02). Las diferencias en el riesgo de

recurrencia se muestran en la figura 1.2.

La supervivencia a 1, 3 y 5 años fue mejor en estos pacientes que en aquellos con tumores

únicos > 2 cm o en aquellos con tumores multifocales, aunque no se alcanzó la significación

estadística (100%, 73% y 73% vs 71%, 43% y 34%; p = 0.2) (Figura 1.1B).

8. Factores asociados a recurrencia tumoral

La tabla 1.3 muestra que el riesgo de recurrencia se asoció de forma significativa con tumores

más grandes, así como con un mayor VTT, con invasión vascular microscópica y con un grado

de diferenciación pobre.

Resultados

49

RESULTADOS (Estudio 2)

Se registraron datos de 235 pacientes con diagnóstico de CHC < 2 cm, tratados con ablación

como primer tratamiento. En 35 pacientes la ablación percutánea se realizó como tratamiento

puente durante el tiempo de espera para un trasplante hepático y fueron eliminados del

análisis. Por tanto, un total de 200 pacientes tratados con ablación fueron incluidos en el

análisis (Figura 2.1).

1. Características clínicas

Las características basales de los pacientes se describen en la Tabla 2.1. La mayoría de los

pacientes fueron varones (n = 122, 61%). La edad mediana fue 68.7 años (rango 37.6 – 81.6).

Todos los pacientes excepto uno presentaban cirrosis hepática (n = 199, 99.5%). La etiología

principal de la hepatopatía fue la infección crónica por el VHC (n = 143, 71.5%), seguido del

alcohol (n = 28, 14%) y de la suma de VHC y alcohol (n = 13, 6.5%). La mayoría presentaban una

función hepática preservada; 156 pacientes presentaban una categoría Child-Pugh A (78%) y la

puntuación mediana del MELD fue 10 (6 – 22).

Ciento sesenta y dos pacientes (81%) presentaban hipertensión portal clínicamente

significativa. Setenta y tres (36.5%) pacientes tenían historia previa de descompensación de la

hepatopatía entre las que se incluyen ascitis (n = 64, 32%), encefalopatía hepática (n = 13,

6.5%), hemorragia por varices (n = 24, 12%), o peritonitis bacteriana espontánea (n = 6, 3%).

El diagnóstico de CHC se confirmó mediante citología o histología en 138 (69%). En el resto el

diagnostico se basó en criterios no invasivos. El tamaño tumoral mediano fue de 16 mm (8 –

20). La AFP mediana fue 9 ng/ml (1 – 1154).

Resultados

50

2. Tratamiento del CHC

La tabla 2.2 resume los datos relacionados con el tratamiento y la respuesta al mismo.

Entre los 200 pacientes, 92 (46%) recibieron tratamiento con radiofrecuencia percutánea

(RFA); 102 (51%) con inyección percutánea de etanol (PEI); 2 (1%) pacientes recibieron una

combinación de RFA y PEI; y 2 (1%) pacientes se trataron con RFA mediante abordaje

laparoscópico. Dos pacientes (1%) recibieron ablación con microondas (MWA). A efectos del

análisis de supervivencia y recurrencia, los pacientes tratados con RFA, RFA laparoscópica, RFA

+ PEI y MWA se consideraron como un grupo único (termoablación) frente al grupo de PEI

(ablación química).

El número mediano de ciclos de tratamiento recibido para todos los pacientes fue 1 (1-3). Para

los pacientes que recibieron PEI, el número mediano de sesiones totales fue de 4 (1 – 12) en

una mediana de 1 ciclo (1 – 3). Los pacientes tratados con RFA recibieron una sesión por cada

ciclo de tratamiento y por esta razón el número de sesiones y ciclos es la misma 1 (1 – 2).

Entre los 200 pacientes cuya primera opción de tratamiento fue la ablación, 7 de ellos

recibieron un trasplante hepático más adelante por aparición de recurrencia tumoral (n = 5;

2.5%) o por disfunción hepática (n = 2; 1%) tras una mediana de seguimiento de 31 meses.

Estos 7 pacientes sí se incluyeron en el análisis de recurrencia y supervivencia, censurando el

tiempo de seguimiento en el momento del trasplante.

Se constató respuesta completa inicial en 184 pacientes (92%). Entre los 16 pacientes que no

alcanzaron respuesta completa inicial: En 3 casos se obtuvo necrosis completa de la lesión

tratada pero habían aparecido nuevas lesiones a distancia, en 12 pacientes se objetivó

persistencia tumoral y en un caso se objetivo fracaso local y aparición de nuevos focos. Si

consideramos exclusivamente la respuesta local de la lesión tratada, se consiguió necrosis

Resultados

51

completa de la lesión en 187 pacientes (93.5%). De los restantes pacientes con fracaso del

tratamiento, 4 pacientes adicionales alcanzaron una respuesta completa con sucesivos

tratamientos de ablación, si bien fueron considerados como fracaso inicial del tratamiento por

conseguirse tras haber cambiado la técnica de ablación o bien por haber precisado más de 3

ciclos. No obstante, teniendo esto en cuenta, y sin considerar el límite de 3 ciclos de ablación o

cambio en la técnica de ablación empleada, se obtuvo respuesta completa en 191 pacientes

(95,5%).

3. Recurrencia

Tras un seguimiento mediano de 44.2 meses (2.4 – 215.9), 124 casos (67,4%) de los 184

pacientes que obtuvieron respuesta completa inicial presentaron recurrencia durante el

seguimiento. La mediana de tiempo hasta la recurrencia fue de 30.2 meses (IC 95% 23.6 –

36.8). La tasa de recurrencia acumulada a 1, 3 y 5 años fue de 24.4%, 56.3% y 70.4%

respectivamente (Figura 2.2).

La localización de la recurrencia fue local en 49 pacientes (39.5%); a distancia de la lesión

tratada en 59 (47.6%); y en 16 pacientes (12.9%) la recurrencia fue simultáneamente local y a

distancia. Tres pacientes (1.5%) presentaron diseminación en el trayecto de la aguja (seeding).

El tiempo mediano hasta la detección del seeding fue 12 meses (10.2, 12 y 28.8 meses

respectivamente). Dos de los 3 pacientes con seeding habían recibido al menos una biopsia

previa.

Entre los 124 pacientes que presentaron recurrencia, 95 pacientes recibieron tratamiento

adicional: PEI (n = 50), RFA (n = 21), RFA + PEI (n = 3), RFA laparoscópica (n = 2), Microondas (n

= 1), TACE (n = 5), sorafenib (n = 1), Radioembolización con Itrio-90 (n = 1), tamoxifeno (n = 5),

Resultados

52

transplante hepático (n = 3), resección (n = 2) de las cuales una de ellas fue una resección de

una lesión que apareció en el trayecto de la aguja (seeding).

4. Supervivencia

Durante el seguimiento fallecieron 138 pacientes (69%). La supervivencia mediana fue de 55.4

meses (IC 95% [46.3 – 64.3]). La supervivencia estimada a 1, 3, y 5 años fue 93.5%, 68.1% y

45.5% respectivamente (Figura 2.3).

El análisis univariado está resumido en la tabla 2.3. Las variables asociadas estadísticamente

con supervivencia fueron: Edad: < 68.7 vs > 68.7 años (60.9 vs 47.9 meses; 0.019); Sexo:

mujeres vs hombres (72.8 vs 52.7 meses; 0.050); bilirrubina: < 1.2 vs > 1.2 mg/dl (73.4 vs 41.7

meses; 0.013); Albúmina: < 37 vs > 37 g/L (46.3 vs 74 meses; 0.006); Actividad de protrombina:

< 79% vs > 79% (45.6 vs 73.6 meses; 0.033); recuento plaquetario: < 97500 vs > 97500 x109/L

(47.7 vs 73.6 meses; 0.036); descompensación hepatopatía: No vs Sí (72.8 vs 36.1 meses;

0.003); Ascitis: No vs Sí (70 vs 33.7; 0.011); Encefalopatía hepática: No vs Sí (56.7 vs 36.1;

0.004); Hemorragia digestiva: No vs Sí (58.5 vs 36.1; <0.001); Hipertensión portal clínicamente

significativa: No vs Sí (89.3 vs 48.3; 0.024); Child – Pugh: A vs B vs C (60.9 vs 28.4 vs 14.7 meses;

0.002); MELD: < 10 vs > 10 (72.8 vs 43.4 meses; 0.002).

Se realizó un análisis multivariable mediante regresión de Cox, incluyendo las variables

significativas en el modelo univariable a excepción de aquellas variables compuestas por otras

también significativas (p. ejemplo Child-Pugh, MELD, descompensaciones global).

En este primer modelo salieron significativas la edad (> 68.7 años: HR 2.084 [IC 95% 1.437 –

3.023], p < 0.001), el sexo (hombre vs mujer: HR 1.597 [IC 95% 1.082 – 2.305], p 0.018), la

presencia de encefalopatía hepática (HR 2.252 [IC 95% 1.022 – 4.961], p 0.044) y el

Resultados

53

antecedente de hemorragia digestiva por varices esofágicas (HR 1.972 [IC 95% 1.173 – 3.313],

p 0.010) (Tabla 2.4).

Teniendo en cuenta que el recuento plaquetario bajo y la hemorragia por varices esofágicas

son consecuencia de la hipertensión portal realizamos un segundo modelo excluyendo el

recuento plaquetario y el antecedente de hemorragia por varices esofágicas. Además

sustituimos las variables individuales albúmina, bilirrubina, actividad de protrombina y

descompensaciones previas por la variable compuesta Child–Pugh que es lo que

habitualmente se utiliza para seleccionar potenciales candidatos para cirugía. Utilizamos la

variable edad en forma continua e incluimos en este mismo modelo la AFP en forma continua

dado que estudios previos han identificado este parámetro como factor pronóstico

independiente de supervivencia. En este modelo 2 (Tabla 2.5) encontramos que se asociaban

de manera significativa con supervivencia las siguientes variables: Hipertensión portal

clínicamente significativa (HR 1.951 [IC 95% 1.178 – 3.230], p 0.009); Edad (HR 1.043 [IC 95%

1.017 – 1.069], p 0.001); Sexo (hombre vs. mujer: HR 1.940 [IC 95% 1.301 – 2.891], p 0.001);

Child Pugh C vs B vs A (HR 1.981 [IC 95% 1.294 – 3.032], p 0.002); AFP, continua (HR 1.001 [IC

95% 1.000 – 1.002], p 0.031).

5.- Supervivencia en pacientes potencialmente candidatos a resección quirúrgica

Basándonos en estos hallazgos y teniendo en cuenta que las mismas variables pronósticas

habitualmente empleadas para seleccionar pacientes para cirugía resultaban estadísticamente

significativas en el Modelo 2, realizamos un análisis de supervivencia de acuerdo con el Child –

Pugh y con la presencia o ausencia de hipertensión portal clínicamente significativa.

Resultados

54

Aquellos pacientes Child–Pugh A, sin hipertensión portal clínicamente significativa (n = 38)

presentaron una supervivencia mediana de 89.3 meses (IC 95% 64.1 – 114.5) y una

supervivencia a 1, 3 y 5 años de 97.4%, 83.4% y 67.7% respectivamente. Sin embargo, aquellos

pacientes Child–Pugh A con hipertensión portal clínicamente significativa (n = 118)

presentaron una supervivencia mediana de 56.7 meses (IC 95% 50.4 – 62.9) y una

supervivencia a 1, 3 y 5 años de 96.6%, 73.2% y 45.7% respectivamente. Por último, los

pacientes Child – Pugh B y C (n = 44), todos ellos con hipertensión portal clínicamente

significativa, presentaron una supervivencia mediana de 28.4 meses (IC 95% 23.2 – 33.5) y una

supervivencia a 1, 3 y 5 años de 81.6%, 38.9% y 24% respectivamente. Log Rank 0.002. (Figura

2.4).

Resultados

55

Tabla 1.1. Características demográficas, preoperatorias, hallazgos anátomo-patológicos y resultados de los pacientes del estudio.

Características demográficas n = 29

Edad (años) 59 (37 - 69)

Sexo, varón / mujer 79.3% / 20.7%

Etiología de la cirrosis:

VHC

VHB

Alcohol

Otros

6/29 (20.7%)

4/29 (13.8%)

15/29 (51.7%)

4/29 (13.8%)

MELD en el momento de inclusión en lista de espera 11 (6 – 24)

Child – Pugh

A

B

C

17/29 (58.6%)

6/26 (20.7%)

6/26 (20.7%)

Tiempo en lista de espera (meses) 3.4 (0.5 – 18)

Características tumorales preoperatorias n =23

Biopsia preoperatoria

Concluyente de CHC

No concluyente de CHC

5/23 (21.7%)

3 (60%)

2 (40%)

Número de nódulos 1 (1 – 3)

Uninodular

Multinodular

18 (78.3%)

5 (21.7%)

Resultados

56

Tamaño mediano del nódulo mayor (cm) 3 (1 – 9)

Dentro de criterios de Milán

Fuera de criterios UCSF

21 (91.3%)

2 (8.7%)

AFP al diagnóstico 4.1 (1.2 – 97.9)

AFP en el momento de inclusión en lista de espera 4.6 (1.2 – 97.9)

Tratamiento pre-trasplante

TACE

RFA

PEI

13/29 (44.8%)

8/13 (61.5%)

3/13 (23.1%)

2/13 (15.4%)

Hallazgos anátomo-patológicos n = 29

Tumores incidentales 6/29 (20.7%)

Número de nódulos 1 (1 – 5)

Uninodular

Multinodular

25/29 (86.2%)

4/29 (13.8%)

Tamaño mediano del nódulo mayor (cm) 3.2 (1 – 11)

Invasión vascular microscópica 3/29 (10.3%)

Invasión vascular macroscópica 2/29 (6.9%)

Satelitosis 2/26 (7.7%)

Necrosis tumoral (%)

0%

<30%

30 – 60%

60 – 90%

13/24 (54.2%)

6/24 (25%)

2/24 (8.3%)

3/24 (12.5%)

Grado de diferenciación

Resultados

57

Bien diferenciado

Moderadamente diferenciado

Pobremente diferenciado

10/19 (52.6%)

8/19 (42.1%)

1/19 (5.3%)

Tumores bilobares 2/29 (6.9%)

Dentro de criterios de Milán

Dentro de criterios de UCSF

Fuera de criterios UCSF

24/29 (82.8%)

25/29 (86.2%)

4/29 (13.8%)

Resultados n = 29

Recurrencia 7/29 (24.1%)

Localización de la recurrencia

Hepática

Extrahepática

Ambas hepática y extrahepática

3/7 (42.9%)

1/7 (14.3%)

3/7 (42.9%)

Mortalidad global 16/29 (55.2%)

Causas de mortalidad

Recurrencia tumoral

Recurrencia de la enfermedad hepática

Complicaciones relacionadas con el trasplante

Otros

7/16 (43.8%)

2/16 (12.5%)

5/16 (31.3%)

2/16 (12.5%)

Resultados

58

Tabla 1.2. Descripción de los pacientes del grupo CCI “muy inicial”

Resultados

59

Tabla 1.3. Factores de riesgo de recurrencia tumoral

Análisis univariable

Factores de riesgo HR IC 95% p

Meses en lista de espera 1.02 0.88 – 1.15 0.71

Más de 3 meses en lista 1.42 0.35 – 6.36 0.62

Tratamiento pre-TOH 0.74 0.16 – 3.05 0.67

Biopsia pre-TOH 2.29 0.41 – 9.65 0.30

Tamaño en explante

> 2 cm

> 3 cm

> 5 cm

1.48

10.1

5.35

6.94

1.13 – 1.94

1.23 – 1313.9

1.11 – 51.51

1.22 – 29.49

0.005

0.03

0.036

0.03

TTV > 15 cm3 en explante 5.33 1.11 – 51.51 0.04

Invasión vascular microscópica 25.2 3.25 – 282.9 0.003

Exceder criterios de Milán 12.9 2.94 – 60.57 0.001

Pobre diferenciación 14.9 1.24 – 184.56 0.03

Resultados

60

Tabla 2.1. Características basales de los pacientes. Las variables cuantitativas están expresadas con medianas (rango intercuartílico) y las variables cualitativas con número absoluto (porcentaje).

N 200

Edad (años) 68.7 (63.2 – 74.1)

Sexo, varón / mujer 122 / 78 (61% / 39%)

Grado de hepatopatía:

Hepatopatía crónica

Cirrosis hepática

1 (0.5%)

199 (99.5%)

Etiología de la hepatopatía

VHC

Alcohol

VHC + Alcohol

VHB

VHC + VHB

VHB + Alcohol

CBP

Hemocromatosis

Criptogénica

Hepatitis autoinmune

143 (71.5%)

28 (14%)

13 (6.5%)

5 (2.5%)

2 (1%)

1 (0.5%)

2 (1%)

1 (0.5%)

3 (1.5%)

2 (1%)

ASAT (UI/L) 82.5 (50.8 – 128)

ALAT (UI/L) 72 (43 – 118)

Bilirrubina (mg/dl) 1.2 (0.8 – 1.7)

Albúmina (g/L) 37 (34 – 41)

Fosfatasa alcalina (UI/L) 249 (196.3 – 315.3)

Resultados

61

GGT (UI/L) 58 (37 – 133)

Plaquetas (x109/L) 97.500 (73.500 – 130.750)

Actividad de Protrombina 79 (68 – 87)

INR 1.15 (1.09 – 1.27)

Creatinina (mg/dl) 0.9 (0.8 – 1.1)

Sodio (mg/dl) 140 (138 – 142)

Child-Pugh A / B / C 156 / 40 / 4 (78% / 20% / 2%)

Child-Pugh 5 (5 – 6)

MELD 10 (8 – 12)

HTPCS 162 (81%)

Descompensaciones de la hepatopatía 73 (36.5%)

Ascitis 64 (32%)

Encefalopatía hepática 13 (6.5%)

Hemorragia por varices 24 (12%)

Peritonitis bacteriana espontánea 6 (3%)

AFP (ng/ml) 9 (5 – 24)

Tamaño tumoral (mm) 16 (14 – 19)

Confirmación cito-histólogica 138 (69%)

Resultados

62

Tabla 2.2. Características relacionadas con el tratamiento y la respuesta. Las variables cuantitativas están expresadas con medianas (rango intercuartílico) y las variables cualitativas con número absoluto (porcentaje).

Técnica de ablación, n (%)

RFA

PEI

RFA + PEI

RFA laparoscópica

MWA

92 (46%)

102 (51%)

2 (1%)

2 (1%)

2 (1%)

Número de ciclos 1 (1 – 1)

Número de sesiones 1 (1 - 4)

Número de sesiones (sólo PEI) 4 (3 – 5)

Número de sesiones (sólo RFA) 1 (1 – 1)

Respuesta completa inicial 184 (92%)

Respuesta completa inicial local 187 (93.5%)

Resultados

63

Tabla 2.3. Analisis univariado de factores basales asociados con supervivencia.

Mediana (IC 95%) Log Rank

Edad:

< 68.7 años

> 68.7 años

60.9 (40.4 – 81.6) 47.9 (34.6 – 61.3)

0.019

Sexo:

Mujeres

Hombres

72.8 (46.4 – 99.2) 52.7 (45.4 – 60.0)

0.050

Etiología:

VHC

Otras etiologías

56.0 (46.3 – 65.8) 53.9 (43.3 – 64.7)

0.754

Técnica ablación:

Termoablación

PEI

60.4 (42.4 – 78.3) 47.7 (33.6 – 61.8)

0.177

Tamaño tumoral:

< 16 mm

> 16 mm

55.9 (46.3 – 65.6) 53.9 (33.3 – 74.6)

0.352

Respuesta radiológica inicial:

Respuesta completa

Fracaso tratamiento

56.0 (44.9 – 67.2) 41.7 (30.4 – 53.0)

0.325

AFP:

< 9 ng/ml

> 9 ng/ml

53.9 (44.6 – 63.4) 56.0 (33.2 – 78.9)

0.792

Bilirrubina:

< 1.2 mg/dl

> 1.2 mg/dl

73.4 (52.3 – 94.5) 41.7 (30.2 – 53.3)

0.013

Albúmina:

< 37 g/L

> 37 g/L

46.3 (31.9 – 60.7) 74.0 (53.2 – 94.9)

0.006

Actividad de Protrombina:

< 79%

> 79%

45.6 (35.3 – 55.8) 73.6 (49.2 – 97.9)

0.033

ALAT:

< 72 UI/L

> 72 UI/L

52.7 (39.5 – 65.9) 58.2 (42.8 – 73.7)

0.677

ASAT:

< 82.5 UI/L

> 82.5 UI/L

58.5 (42.9 – 73.9) 48.2 (40.2 – 56.3)

0.283

FA:

< 249 UI/L

> 249 UI/L

70.1 (52.9 – 87.3) 48.2 (39.5 – 56.9)

0.122

GGT:

< 58 UI/L

> 58 UI/L

58.5 (33.1 – 83.9) 53.9 (46.5 – 61.5)

0.368

Creatinina:

< 0.9 mg/dl

> 0.9 mg/dl

54.8 (43.4 – 66.3) 55.9 (40.0 – 71.9)

0.549

Sodio:

Resultados

64

< 140 mg/dl

> 140 mg/dl

46.6 (40.4 – 52.7) 64.1 (48.3 – 79.9)

0.097

Plaquetas:

< 97500

> 97500

47.7 (35.8 – 59.6) 73.6 (46.0 – 101.1)

0.036

Descompensación hepatopatía:

No

72.8 (58.7 – 86.9) 36.1 (26.3 – 45.9)

0.003

Ascitis:

No

70.0 (56.6 – 83.4) 33.7 (24.4 – 43.1)

0.011

Encefalopatía hepatica:

No

56.7 (44.6 – 68.8) 36.1 (25.9 – 46.3)

0.004

Hemorragia digestiva:

No

58.5 (44.6 – 72.3) 36.1 (18.8 – 53.5)

<0.001

Peritonitis bacteriana espontánea:

No

55.4 (46.6 – 64.2) 18.6 (. - .)

0.296

Hipertensión portal clínicamente significativa:

No

89.3 (64.1 – 114.5) 48.3 (41.4 – 55.2)

0.024

Child – Pugh:

A

B

C

60.9 (47.4 – 74.5) 28.4 (24.2 – 32.5) 14.7 (. - .)

0.002

MELD:

< 10

> 10

72.8 (53.9 – 91.7) 43.4 (27.6 – 59.1)

0.002

Modo diagnóstico:

Cito/histología

No invasivo

54.6 (42.3 – 66.9) 58.2 (49.9 – 66.6)

0.586

Resultados

65

Tabla 2.4. Análisis multivariado mediante regresión de Cox de factores basales asociados con supervivencia. Modelo 1: Introduciendo las variables individuales identificadas como significativas en el estudio univariado. Análisis Multivariable

Variable HR (95% CI) p

Hipertensión portal clínicamente

significativa, Sí vs No

1.474 (0.817 – 2.660) 0.197

Edad, > 68.7 2.084 (1.437 – 3.023) <0.001

Sexo, hombre vs. mujer 1.597 (1.082 – 2.305) 0.018

Bilirrubina, > 1.2 mg/dl 1.041 (0.700 – 1.546) 0.844

Albúmina, > 37 g/l 0.776 (0.522 – 1.154) 0.210

Actividad de protrombina, > 79% 0.816 (0.528 – 1.262) 0.362

Recuento plaquetario, >97500x109/L 0.823 (0.551 – 1.229) 0.341

Ascitis, Sí vs No 1.071 (0.680 – 1.686) 0.769

Encefalopatía hepatica, Sí vs No 2.252 (1.022 – 4.961) 0.044

HDA por varices esofágicas, Sí vs No 1.972 (1.173 – 3.313) 0.010

Resultados

66

Tabla 2.5. Análisis multivariado mediante regresión de Cox de factores basales asociados con supervivencia. Modelo 2: Introduciendo el Child-Pugh como parámetro que incluye bilirrubina, albúmina, actividad de protrombina, ascitis y encefalopatía hepática y añadiendo la AFP como parámetro que de forma repetida ha demostrado valor pronóstico de supervivencia. Análisis Multivariable

Variable HR (95% CI) p

Hipertensión portal clínicamente significativa,

Sí vs No

1.951 (1.178 – 3.230) 0.009

Edad, años 1.043 (1.017 – 1.069) 0.001

Sexo, hombre vs. mujer 1.940 (1.301 – 2.891) 0.001

Child Pugh C vs B vs A 1.981 (1.294 – 3.032) 0.002

AFP, ng/mL 1.001 (1.000 – 1.002) 0.031

Resultados

67

Figura 1.1. (A) Supervivencia Actuarial de los pacientes diagnosticados de CCI en el explante (n=29). (B) Supervivencia Actuarial de los pacientes del grupo CCI muy “inicial” frente a los pacientes con CCI >2 cm.

Resultados

68

Figura 1.2. Riesgo acumulado de recurrencia de pacientes en el grupo CCI “muy inicial” frente a pacientes con CCI único > 2 cm o multinodulares.

Resultados

69

Figura 2.1. Diagrama de flujo de pacientes.

Resultados

70

Figura 2.2. Tiempo hasta recurrencia estimado mediante el método Kaplan-Meier. El seguimiento (meses) se realizó hasta desarrollo de recurrencia, muerte o trasplante hepático.

Resultados

71

Figura 2.3. Supervivencia estimada mediante el método Kaplan-Meier. El seguimiento (meses) se realizó hasta la muerte o trasplante hepático.

Resultados

72

Figura 2.4. Supervivencia estimada mediante el método Kaplan-Meier comparando aquellos pacientes potencialmente operables (Child-Pugh A sin HTPCS).

73

74

DISCUSIÓN

Discusión

75

La mejoría en las técnicas de imagen y aplicación de los programas de cribado consigue

diagnosticar los tumores primarios hepáticos en estadios más iniciales, y cada vez más cuando

son tumores únicos menores de 2 cm de diámetro.

El trasplante hepático es el tratamiento que ofrece los mejores resultados para el tratamiento

del hepatocarcinoma inicial en pacientes con cirrosis hepática con mala función hepática y/o

con hipertensión portal clínicamente significativa. Sin embargo, el número de donantes es

limitado y además, las actuales políticas de priorización dificultan el acceso al trasplante

hepático en aquellos pacientes con hepatocarcinoma en estadio muy inicial. Por tanto, en

estos pacientes es preciso evaluar otras opciones que tengan impacto en la supervivencia. Las

dos opciones disponibles son la resección quirúrgica y la ablación percutánea. La resección

quirúrgica se ha considerado el tratamiento de elección en pacientes con CHC único < 2 cm con

función buena función hepática y en ausencia de hipertensión portal clínicamente significativa,

pero no queda claro si la ablación percutánea puede ofrecer resultados similares con menor

coste económico y menos morbilidad.

Por otra parte, esta limitación de donantes y los malos resultados obtenidos con trasplante en

colangiocarcinoma han hecho que el colangiocarcinoma intrahepático se considere una

contraindicación para recibir un trasplante hepático en la mayoría de centros de trasplante.

Además, en muchas ocasiones llegar a diferenciar un hepatocarcinoma de un

colangiocarcinoma intrahepático puede resultar complicado, ya que entre otras cosas

comparten factores de riesgo y muchas veces el colangiocarcinoma aparece sobre pacientes

con cirrosis hepática. Esto puede suponer una limitación a la hora de aplicar tratamiento

quirúrgico y por tanto una reducción significativa en la expectativa de vida de dichos pacientes.

En teoría, si se realizase un trasplante hepático para un colangiocarcinoma antes de desarrollar

diseminación vascular microscópica, podría llegar a curarse la enfermedad, y esta hipótesis es

Discusión

76

más probable cuanto más precoz se diagnostique el CCI. Al igual que con el CHC < 2 cm, no

está claro cuál es el tratamiento ideal para el CCI < 2 cm en pacientes con cirrosis hepática no

candidatos a resección quirúrgica.

ESTUDIO 1

En los pacientes con cirrosis hepática puede ser complicado distinguir un CHC de un CCI.

Ambas lesiones acostumbran a ser hipervasculares, y comparten factores de riesgo como la

hepatopatía crónica por VHC, alcohol o VHB. Además, en determinados pacientes con

disfunción hepática, ascitis y coagulopatía secundaria a su enfermedad hepática, la biopsia

hepática para intentar diferenciar entre ambos tipos de tumores supone un riesgo más

elevado de complicaciones, que puede suponer incluso el fallecimiento de estos pacientes.

Esta limitación afecta en especial medida a aquellos pacientes con indicación de trasplante

hepático por disfunción hepática severa en los que con frecuencia se encuentran nódulos

hepáticos no caracterizables por imagen, en los que la biopsia hepática está contraindicada, lo

que determina que en ocasiones se trasplanten pacientes con sospecha de CHC que

finalmente resultan ser CCI.

La experiencia del trasplante hepático en pacientes con cirrosis hepática en los que se

diagnostica un CCI de forma incidental en el explante o bien reciben un trasplante por un

colangiocarcinoma conocido previamente es muy limitada, y los estudios existentes incluyen

pocos pacientes (67, 68, 70, 73, 86-89). Otros estudios que evalúan factores pronósticos

incluyen CCI y colangiocarcinoma extrahepático o incluyen pacientes con y sin cirrosis hepática

(70, 88, 90), lo que impide evaluar la hipótesis de nuestro estudio que es que aquellos CCI de

pequeño tamaño posiblemente presenten una evolución equiparable a la obtenida con el

trasplante hepático del CHC.

Discusión

77

Con el objetivo de registrar el mayor número de pacientes cirróticos trasplantados con ICC, se

diseñó este estudio retrospectivo multicéntrico en el que participaron 16 centros de trasplante

hepático de España, registrando aquellos pacientes trasplantados con cirrosis hepática en los

que se detecta en el explante un colangiocarcinoma intrahepático no conocido previamente.

En este estudio se realizó un análisis exploratorio de factores de riesgo de recurrencia. Entre

los resultados se encontró que el tamaño tumoral se relaciona con el riesgo de recurrencia. En

el estudio, ningún paciente con CCI único < 2 cm presentó recurrencia durante el seguimiento.

Aunque únicamente 8 pacientes cumplían esta característica, el paciente con menor

seguimiento tenía más de 1 año y medio de seguimiento, mientras que los otros 7 tenían todos

un tiempo de seguimiento superior a los 3 años. También el volumen tumoral total de forma

absoluta o utilizando los criterios de Milán, se relacionaron de forma directa con el riesgo de

recurrencia. Otros factores de riesgo de recurrencia fueron la invasión vascular microscópica o

un tumor pobremente diferenciado.

Otro dato relevante fue que la supervivencia global de toda la cohorte fue de 45% a 5 años,

confirmando los resultados de otros autores y justificando la decisión de no indicar TOH en

este grupo de pacientes dada la supervivencia inferior a los valores aceptados en trasplante

hepático por una neoplasia (91). Sin embargo, en el grupo de pacientes trasplantados por CCI

único < 2 cm la supervivencia es muy prometedora (73% a 5 años), comparable a la del

trasplante para CHC dentro de los criterios de Milán (92, 93). Estos resultados eran esperables

dado que, a pesar de la mayor capacidad de diseminación que tiene el CCI respecto al CHC,

cuando la lesión es de pequeño tamaño, menor de 2 cm, aún no ha desarrollado la capacidad

de diseminación y metastatización responsables de la alta tasa de recurrencia del CCI tras el

TOH.

Los resultados de este estudio son similares a los publicados por otros grupos (90, 94),

sugiriendo que quizá dichos pacientes podrían beneficiarse de recibir un trasplante hepático.

Discusión

78

Además, el excelente pronóstico tras el TOH de aquellos pacientes trasplantados en los que en

el explante se halló un CCI menos de 2 cm fue confirmado en un estudio multicétrico

internacional que identificó un total de 15 CCI únicos menores de 2 cm con una supervivencia

a 5 años de 65% y un riesgo acumulado de recurrencia a 5 años de 18% tras una mediana de

seguimiento de 35 meses (95).

Otra de las conclusiones importantes de este estudio es que, en aquellos pacientes con clara

indicación de trasplante hepático por disfunción hepática severa, el diagnóstico diferencial

entre CHC y CCI en un nódulo pequeño de menos de 2 cm no caracterizable por técnicas de

imagen es poco relevante dado que el hipotético diagnóstico de CCI no tendría un impacto

aparente en la evolución post-trasplante. Sin embargo, esta afirmación no es trasladable si la

lesión es de mayor tamaño o multifocal, dado que en este escenario la presencia de un CCI

tiene unas importantes implicaciones pronósticas.

El estudio tiene limitaciones evidentes para sacar conclusiones sólidas como son el reducido

número de pacientes y la naturaleza retrospectiva del análisis que además se basa en los

hallazgos en el explante hepático. En este sentido, no se dispone información de aquellos

pacientes incluidos en lista de trasplante por un presunto CHC que en realidad era un CCI y

fueron excluidos de la lista por progresión rápida. Por supuesto únicamente de forma

prospectiva se podría analizar el impacto que tendría el incluir pacientes con CCI detectado en

pruebas de imagen y con diagnóstico concluyente previo al trasplante, así como su evolución

durante el tiempo en lista de espera. A pesar de ello, la ausencia de recurrencia en los 8

pacientes del estudio con CCI único < 2 cm con una supervivencia superior al 70% a 5 años

como mínimo permite abrir el debate de si estos pacientes deben seguir excluyéndose de la

indicación de trasplante hepático. Evidentemente, la aceptación de TOH en pacientes con CCI <

2 cm implicaría la necesidad de otorgar prioridad a estos pacientes con la finalidad de evitar la

progresión de esta neoplasia a estadios más avanzados.

Discusión

79

ESTUDIO 2

Como se mencionó anteriormente, no está claro cuál es la mejor opción de tratamiento para

pacientes con CHC único < 2 cm, no candidatos a trasplante hepático y con buena función

hepática sin hipertensión portal clínicamente significativa.

Los ensayos clínicos que comparan la resección con ablación percutánea aportan información

muy limitada en relación con este subgrupo de pacientes (58-60). Sin embargo, dos de estos

ensayos no muestran diferencias entre ambas técnicas y precisamente es en las lesiones

menores de 2 cm donde la ablación puede ofrecer los mejores resultados por varios motivos:

mayor probabilidad de conseguir ablación completa incluso conseguir un margen de ablación

periférico adecuado; menor probabilidad de diseminación microscópica y desdiferenciación

cuanto menor es la lesión. Si esto le sumamos que con esta técnica los tiempos de

hospitalización son más cortos, y que existen menores efectos adversos en comparación con la

resección quirúrgica, parece razonable plantear la duda de cuál de estas técnicas es la más

apropiada para estos pacientes.

En la última década varios autores han reportado los resultados a largo plazo de pacientes

tratados con ablación y en algunos casos también específicamente en el subgrupo de pacientes

con tumores únicos < 2 cm (55, 56).

El estudio descrito en esta tesis es una de las series más grandes publicadas reportando datos

de supervivencia y recurrencia de CHC únicos < 2 cm tratados con ablación en un único centro,

por lo que añade una información muy valiosa a este campo.

En nuestro estudio el 69 % de los pacientes tenían confirmación cito/histológica, lo que reduce

el riesgo de incluir pacientes sin un diagnóstico definitivo que podría incluir nódulos

displásicos, lo que hace más fiable aún los resultados. Además el hecho de que no existan

diferencias ni en la tasa de recurrencia (27.2 vs 31.5 meses, p 0.435) ni en la supervivencia

(54.6 vs 58.2 meses, p 0.586) entre los pacientes diagnosticados con cito/histología y los

Discusión

80

pacientes diagnosticados mediante criterios no invasivos nuevamente confirma la fiabilidad

del diagnóstico en estos últimos.

Otro punto fuerte del estudio es el hecho de que la mayor parte de los pacientes habían sido

incluidos de forma prospectiva en un protocolo de estudio local para el diagnóstico de las

lesiones ocupantes de espacio < 2 cm que inicialmente incluía la realización de biopsia de las

lesiones hepáticas como parte del protocolo diagnóstico. De esta forma podemos estar

seguros de que el riesgo de un sesgo de selección de los pacientes se reduce de forma

significativa al tener a casi todos los pacientes recogidos desde el momento del diagnóstico y

no recopilados de forma retrospectiva.

El objetivo de la ablación es conseguir una necrosis completa del tumor y un margen de

seguridad periférico, que en las pruebas de imagen dinámicas de control se detecta como una

ausencia de captación de contraste. En nuestro estudio, la respuesta inicial no se asoció de

forma estadísticamente significativa con la supervivencia, aunque sí se observó una tendencia

a una mayor supervivencia en el grupo que sí alcanzó una respuesta completa inicial (56 vs

41.7 meses, p 0.325). El motivo por el que esto no fue significativo sin duda guarda relación

con que sólo había 16 pacientes que no lograron una respuesta completa inicial y además 4 de

ellos sí lo consiguieron con sucesivos tratamientos con otra técnica de ablación o con ciclos de

tratamiento adicionales, lo que diluye aún más las diferencias.

Tampoco encontramos diferencias estadísticamente significativas entre las principales técnicas

de ablación (termoablación vs PEI) ni en tiempo a recurrencia (36.9 vs 27.2 meses, p 0.169) ni

en supervivencia (60.4 vs 47.7 meses, p 0.177), aunque también se observó una tendencia

hacia unos mejores resultados con termoablación. Tal y como otros autores han sugerido,

probablemente la ventaja de RFA en comparación con PEI no es tan evidente en tumores

Discusión

81

pequeños < 2 cm (96), aunque la RFA sigue considerándose la técnica de elección, siempre que

la localización lo permita.

En cuanto al análisis de los factores pronósticos relacionados con supervivencia encontramos

que se asociaron con peor pronóstico: la edad más avanzada, el sexo masculino, una

bilirrubina más elevada, una albúmina más baja, una actividad de protrombina más baja o INR

más elevado, recuento plaquetario más bajo, la presencia de descompensaciones de la cirrosis

como la ascitis, encefalopatía hepática y la hemorragia digestiva, la presencia de hipertensión

portal clínicamente significativa, un mayor estadio de Child – Pugh y un MELD más elevado.

En el análisis multivariado encontramos que únicamente la edad más avanzada, el sexo

masculino, y los antecedentes de encefalopatía hepática y de hemorragia digestiva por varices

esofágicas se asociaron de forma independiente con un peor pronóstico.

No es sorprendente que la edad y el sexo masculino estén asociados a una peor supervivencia

dado que se asocian estrechamente a otras comorbilidades que actúan como riesgo

competitivo de muerte. El resto de variables se asocian con el grado de disfunción hepática o

con el grado de hipertensión portal. De hecho, en el análisis univariado todas las variables

incluidas en el Child – Pugh demostraron estar estadísticamente asociadas con supervivencia.

Teniendo esto en cuenta, realizamos un segundo modelo de regresión multivariable más

enfocado hacia la práctica clínica utilizando variables compuestas con la intención de analizar

nuestros pacientes con los criterios habitualmente utilizados para seleccionar pacientes para

cirugía. De esta manera, en el segundo modelo utilizamos la variable compuesta Child-Pugh y

la variable hipertensión portal clínicamente significativa, además de la edad, el sexo, e

incluimos la AFP ya que en múltiples estudios ha demostrado ser un marcador pronóstico (97,

98). Todas las variables incluidas en el modelo 2 se asociaron de manera independiente y

significativa con supervivencia.

Discusión

82

En nuestro centro los criterios para resección del CHC en pacientes con cirrosis hepática son:

que la lesión sea técnicamente resecable sin precisar hepatectomías de gran volumen; que

sean tumores únicos; Child – Pugh A, sin descompensaciones y ausencia de hipertensión portal

clínicamente significativa determinada por un gradiente de presión venoso hepático < 10

mmHg y ausencia de comorbilidad grave que pueda conllevar un riesgo de complicaciones

post-operatorias inaceptable. Aquellos pacientes con signos indirectos de hipertensión portal

clínicamente significativa (ascitis, varices esofágicas o recuento plaquetario < 100000 x 109/L

con esplenomegalia), o aquellos pacientes de edad avanzada o con comorbilidades

significativas, o con CHC en localizaciones centrales que precisarían hepatectomías extensas,

no son considerados para resección quirúrgica.

Por esta razón en nuestra cohorte tenemos un grupo de pacientes (n= 38) que incluso siendo

Child – Pugh A y sin signos evidentes de hipertensión portal clínicamente significativa no

fueron candidatos a resección por ser candidatos subóptimos, bien por comorbilidades

significativas, edad avanzada, o por localización de la lesión. Es importante señalar que las

localizaciones complejas para cirugía (habitualmente lesiones centrales) acostumbran también

a ser subóptimas para ablación bien por dificultad de acceso por interposición de estructuras

vasculares o por una menor probabilidad de respuesta completa, por ejemplo en lesiones

próximas a grandes estructuras vasculares en las que puede verse ausencia de respuesta

completa o recidiva en la zona adyacente al vaso probablemente por un efecto de dispersión

del calor durante el tratamiento que evita alcanzar temperaturas óptimas para obtener una

necrosis en dicha zona.

Incluso con este perfil desfavorable, en nuestro estudio los pacientes Child – Pugh A sin

hipertensión portal clínicamente significativa alcanzaron una supervivencia a 5 años de 67.7%

lo que es comparable a las supervivencias reportadas en series quirúrgicas (44, 99) y la

Discusión

83

publicada en estudios evaluando la supervivencia en pacientes con CHC very early tratados con

ablación (55). Los pacientes Child-Pugh A con hipertensión portal clínicamente significativa y

los pacientes Child B/C tuvieron una supervivencia a 5 años significativamente peores (45.7% y

24% respectivamente; Log Rank 0.002) lo que también es comparable con datos previos.

La tasa de recurrencia estimada a 5 años en nuestro estudio es de 70.4%, comparable a la

reportada en CHC en estadio inicial con otras series quirúrgicas y de ablación (100, 101) pero

superior a la esperada teniendo en cuenta que incluimos pacientes con CHC único menores de

2 cm que teóricamente en muchos casos no han presentado diseminación en forma de

invasión microvascular ni satelitosis. Sin embargo, esta tasa de recurrencia está justificada por

múltiples razones. En primer lugar, los pacientes tratados en nuestra cohorte son pacientes

con una enfermedad hepática claramente más avanzada que la de los pacientes con CHC muy

inicial tratados mediante resección quirúrgica y es de sobra conocido que la gravedad de la

enfermedad hepática se asocia a un mayor riesgo de desarrollo de CHC. Además, nuestro

estudio engloba un amplio periodo de tiempo y muy posiblemente, aquellos pacientes

etiquetados como CHC muy inicial hace más de 10 años no es descartable que tuvieran otros

focos de CHC no detectados mediante las técnicas de imagen disponibles en aquella época.

Una ventaja de la resección con respecto a la ablación es la posibilidad de evaluar factores

predictores de supervivencia y de recurrencia como son la invasión vascular microscópica, el

grado de diferenciación o la presencia de satelitosis. Actualmente, dada la ausencia de

tratamientos adyuvantes eficaces para prevenir la recurrencia, la única aplicación clínica de

conocer esta información sería la posibilidad de incluir a los pacientes con alto riesgo de

recurrencia en programas de trasplante hepático (49, 102, 103). Si asumimos que la

probabilidad de recurrencia y supervivencia es similar tras la resección y la ablación, aquellos

pacientes que tengan contraindicaciones para un trasplante hepático desde un principio, no se

obtendría ningún beneficio adicional por el hecho de conocer estos datos de peor pronóstico

Discusión

84

de antemano ya que no se cambiará la actitud terapéutica. Por ello, en estos pacientes la

ablación percutánea podría obtener los mismos resultados de supervivencia y recurrencia, con

un riesgo menor de efectos adversos y menor hospitalización.

Esta ha sido la filosofía detrás de la última modificación en el sistema de clasificación y

algoritmo de tratamiento del BCLC (61, 62) en la que se posiciona la ablación como la primera

opción de tratamiento en aquellos pacientes con CHC < 2 cm que tienen de entrada

contraindicaciones para recibir un trasplante hepático, dejando la resección como una

posibilidad a considerar como segunda opción en caso de que la ablación fracase.

Por supuesto que estos hallazgos deberían confirmarse de forma prospectiva en ensayos

clínicos aleatorizados, pero teniendo en cuenta la información disponible, llevar a cabo un

ensayo clínico de tales características sería extremadamente complejo. En primer lugar, el

tamaño muestral de dicho estudio sería muy grande teniendo en cuenta la excelente

supervivencia a largo plazo y las pocas diferencias que habría entre ambas técnicas. Como los

pacientes deberían ser candidatos a ambas técnicas para poder participar en dicho estudio, el

reclutamiento sería muy complejo. La escasez de candidatos obligaría a realizar dicho estudio

de forma multicéntrica, con lo que intervienen diferencias en la experiencia de cada

tratamiento en cada centro. Además el seguimiento necesario sería muy largo, y el

tratamiento aplicado después de la recurrencia también afectaría el pronóstico final, haciendo

las comparaciones aún más complicadas. Por todas estas razones parece poco probable que un

ensayo clínico de semejantes características se lleve a cabo.

Nuestro estudio tiene algunas limitaciones. En primer lugar, el hecho de ser un estudio

retrospectivo es una fuente potencial de sesgos, aunque como se ha mencionado previamente

desde el año 2003 todos los pacientes diagnosticados de CHC < 2 cm se recogen de forma

prospectiva, minimizando un sesgo de selección. De todos modos, queda claro que aquellos

Discusión

85

pacientes potencialmente quirúrgicos que fueron tratados con ablación presentaban ciertas

características, muchas de ellas no registradas, que los convertían en malos candidatos para

resección quirúrgica y estas comorbilidades que determinaban contraindicación para cirugía

también actúan como riesgo competitivo de muerte. Por tanto, es imposible comparar

nuestros resultados con aquellos publicados en series quirúrgicas. Además, en las series

quirúrgicas retrospectivas, el estadiaje se confirma en el acto quirúrgico, descartando aquellos

pacientes que, aunque diagnosticados como CHC muy inicial por pruebas de imagen pre-

operatorias, presentan nódulos adicionales identificados durante la ecografía intraoperatoria.

De esta forma, la comparación está claramente sesgada a favor de la resección quirúrgica.

Otra limitación del estudio es la ausencia de recogida sistemática de los efectos adversos

secundarios al tratamiento. La única complicación registrada intencionadamente fue la

ocurrencia de siembra tumoral, que en nuestra cohorte fueron tres pacientes. Destacar que

dos de estos tres pacientes fueron diagnosticados tras una biopsia, por lo que no es posible

discernir si la siembra tumoral fue secundaria al tratamiento o a la biopsia previa. No obstante

estudios con registro sistemático de efectos adversos han reportado un riesgo de

complicaciones severas secundaria a ablación inferior al 5%, mientras que el riesgo de efectos

adversos graves tras la resección quirúrgica oscila entre 28-55% (58, 59).

86

CONCLUSIONES

Conclusiones

87

ESTUDIO 1.

En nuestro estudio los pacientes con cirrosis hepática que reciben un trasplante hepático en

los que se detecta en el explante un colangiocarcinoma intrahepático < 2 cm tienen un

pronóstico comparable a los pacientes trasplantados por CHC dentro de los criterios de Milán.

Nuestros resultados plantean la posibilidad de valorar el trasplante hepático dentro de

estudios prospectivos para estos pacientes con cirrosis hepática y CCI < 2 cm no candidatos a

resección quirúrgica.

ESTUDIO 2.

En conclusión nuestros resultados confirman la alta eficacia de la ablación como tratamiento

para CHC único < 2 cm, y sugieren que la supervivencia con esta técnica podría competir con la

obtenida tras resección quirúrgica en igualdad de condiciones en candidatos óptimos. Los

pacientes en esta serie tienen un perfil subóptimo para la cirugía que hace imposible la

comparación directa con los pacientes que han recibido resección quirúrgica. Sin embargo, a

pesar de estas limitaciones, la supervivencia de nuestra cohorte se superpone con los

resultados obtenidos en pacientes tratados con resección. Esto refuerza que la ablación podría

ser la primera opción terapéutica en pacientes con CHC único < 2 cm y función hepática

conservada que no sean candidatos a trasplante hepático, dejando la resección como una

opción de segunda línea en caso de que la ablación fracase.

88

89

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96

97

ANEXOS

Anexos

98

ESTUDIO 1. ‘‘Very Early’’ Intrahepatic Cholangiocarcinoma in Cirrhotic Patients: Should Liver

Transplantation Be Reconsidered in These Patients?

Sapisochin G, Rodríguez de Lope C, Gastaca M, Ortiz de Urbina J, Suarez MA, Santoyo J,

Castroagudín JF, Varo E, López-Andujar R, Palacios F, Sanchez Antolín G, Perez B, Guiberteau A,

Blanco G, González-Diéguez ML, Rodriguez M, Varona MA, Barrera MA, Fundora Y, Ferron JA,

Ramos E, Fabregat J, Ciria R, Rufian S, Otero A, Vazquez MA, Pons JA, Parrilla P, Zozaya G,

Herrero JI, Charco R, Bruix J.

American Journal of Transplantation 2014 Mar; 14(3): 660–667. doi: 10.1111/ajt.12591. Epub

2014 Jan 10.

Impact factor (JCR 2015): 5.669.

‘‘Very Early’’ Intrahepatic Cholangiocarcinoma inCirrhotic Patients: Should Liver Transplantation BeReconsidered in These Patients?

G. Sapisochin1,*, C. Rodrıguez de Lope2,M. Gastaca3, J. Ortiz de Urbina3, M. A. Suarez4,J. Santoyo4, J. F. Castroagudın5, E. Varo5,R. Lopez-Andujar6, F. Palacios6,G. Sanchez Antolın7, B. Perez8, A. Guiberteau9,G. Blanco9, M. L. Gonzalez-Dieguez10,M. Rodriguez10, M. A. Varona11, M. A. Barrera11,Y. Fundora12, J. A. Ferron12, E. Ramos13,J. Fabregat13, R. Ciria14, S. Rufian14, A. Otero15,M. A. Vazquez15, J. A. Pons16, P. Parrilla17,G. Zozaya18, J. I. Herrero19, R. Charco1

and J. Bruix20,*

1Department of HBP Surgery and Transplantation,Hospital Universitario Vall d’Hebron, UniversidadAutonoma de Barcelona, Barcelona, Spain2Barcelona Clinic Liver Cancer (BCLC) Group, Liver Unit,ICMDM, Hospital Clınic, IDIBAPS, University ofBarcelona, Barcelona, Spain3Liver Transplantation Unit, Hospital Universitario deCruces, Universidad del Paıs Vasco, Bilbao, Spain4Department of General, Digestive and TransplantSurgery, Hospital Carlos Haya, Malaga, Spain5Liver Transplantation Unit, Hospital Universitario deSantiago, Santiago de Compostela, Spain6Department of HBP Surgery and Transplantation,Hospital Universitario La Fe, Valencia, Spain7Liver Transplant Unit, Hospital Universitario Rio Hortega,Valladolid, Spain8Department of HBP Surgery and Liver Transplantation,Hospital Universitario Rio Hortega, Valladolid, Spain9Liver Transplant Unit, Hospital Universitario InfantaCristina, Badajoz, Spain10Liver Unit, Department of Gastroenterology, HospitalUniversitario Central de Asturias, Oviedo, Spain11Department of HBP Surgery and Liver Transplantation,Hospital Universitario Nuestra Se~nora de Candelaria,Santa Cruz de Tenerife, Spain12HBP Surgery and Transplantation Unit, HospitalUniversitario Virgen de las Nieves, Granada, Spain13Liver Transplant Unit, Hospital Universitario deBellvitge, L’Hospitalet, Spain14Unit of HBP Surgery and Liver Transplantation-IMIBIC,Hospital Universitario Reina Sofıa, Cordoba, Spain15Hepatology and Liver Transplantation Unit, HospitalUniversitario de A Coru~na, A Coru~na, Spain16Liver Transplant and Hepatology Unit, Centro deInvestigacion Biomedica en Red de Enfermedades

Hepaticas y Digestivas (CIBERehd), Hospital UniversitarioVirgen de la Arrixaca, Murcia, Spain17Liver Transplant and Hepatology Unit, Department ofSurgery, Centro de Investigacion Biomedica en Red deEnfermedades Hepaticas y Digestivas (CIBERehd),Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, Murcia, Spain18Department of General Surgery, Clınica Universidad deNavarra, Pamplona, Spain19Liver Unit, Clınica Universidad de Navarra,Centro de Investigacion Biomedica en Red deEnfermedades Hepaticas y Digestivas (CIBERehd),Pamplona, Spain20Barcelona Clinic Liver Cancer (BCLC) Group, Liver Unit,ICMDM, Hospital Clınic, IDIBAPS, University ofBarcelona, Centro de Investigacion Biomedica en Red deEnfermedades Hepaticas y Digestivas (CIBERehd),Barcelona, Spain�Corresponding authors: Gonzalo Sapisochin,[email protected], and Jordi Bruix, [email protected]

A retrospective cohort multicenter study was con-ducted to analyze the risk factors for tumor recurrenceafter liver transplantation (LT) in cirrhotic patientsfound to have an intrahepatic cholangiocarcinoma(iCCA) on pathology examination. We also aimed toascertain whether there existed a subgroup of patientswith single tumors �2 cm (‘‘very early’’) in whichresults after LT can be acceptable. Twenty-ninepatients comprised the study group, eight of whomhad a ‘‘very early’’ iCCA (four of them incidentals). Therisk of tumor recurrence was significantly associatedwith larger tumor size as well as larger tumor volume,microscopic vascular invasion and poor degree ofdifferentiation. None of the patients in the ‘‘very early’’iCCA subgroup presented tumor recurrence comparedto 36.4% of those with single tumors >2 cm ormultinodular tumors, p¼ 0.02. The 1-, 3- and 5-yearactuarial survival of those in the ‘‘very early’’ iCCAsubgroup was 100%, 73% and 73%, respectively. Thepresent is the firstmulticenter attempt to ascertain therisk factors for tumor recurrence in cirrhotic patientsfound to have an iCCA on pathology examination.Cirrhotic patients with iCCA �2 cm achieved excellent5-year survival, and validation of these findings byother groupsmay change the current exclusion of suchpatients from transplant programs.

Keywords: Intrahepatic cholangiocarcinoma, livertransplantation, outcome, ‘‘very early’’

American Journal of Transplantation 2014; 14: 660–667Wiley Periodicals Inc.

�C Copyright 2014 The American Society of Transplantationand the American Society of Transplant Surgeons

doi: 10.1111/ajt.12591

660

Abbreviations: AFP, alpha-fetoprotein; HCC, hepato-cellular carcinoma; HCC-CC, mixed hepatocellular-cholangiocarcinoma; iCCA, intrahepatic cholangiocar-cinoma; LT, liver transplantation; PEI, percutaneousethanol injection; RFA, radiofrequency ablation; TACE,transarterial chemoembolization; TTV, total tumorvolume; WL, waiting list

Received 09 September 2013, revised and accepted forpublication 12 November 2013

Introduction

Intrahepatic cholangiocarcinoma (iCCA) constitutes the

second most common primary liver tumor after hepatocel-

lular carcinoma (HCC) and its incidence is rising in western

countries (1). This rise is probably related to the increase in

chronic hepatitis C virus infection that has been recognized

as a risk factor for the development of iCCA (2).

At most transplant centers worldwide, iCCA continues to

be a formal contraindication for liver transplantation (LT) due

to low patient survival and high recurrence rates (3,4).

However, patients diagnosed with an iCCA are not trans-

planted according to the results published, which analyzed

a reduced number of patients (4–9). On the other hand,

excellent results have been reported for patients with hilar

cholangiocarcinoma with strict selection criteria and under

a neoadjuvant treatment protocol (10). Although the risk

factors for tumor recurrence after liver resection for iCCA

have been described (11), risk factors in patients trans-

planted for iCCA have not been well studied.

The radiologic diagnosis of iCCA in cirrhotic patients poses a

challenge. These tumors can show increased contrast

uptake during the arterial phase on dynamic imaging as do

HCC; however, iCCA do not show contrast washout in

delayed/venous phases on computed tomography or

MRI (12,13). Due to the difficulties in diagnosis and

avoidance of diagnostic biopsy due to potential complica-

tions, a number of patients treated by LT because of end-

stage liver disease or suspected HCC were found to have

either mixed hepatocellular-cholangiocarcinoma (HCC-CC)

or iCCA on pathology examination (14).

The outcome of patients diagnosed of HCC-CC on

pathology examination after LT was stated to be contro-

versial in the different studies published to date (14,15). The

number of patientswith iCCA prevented a robustmessage;

nevertheless, the data set provided an insight into the

outcome of iCCA patients treated by LT and described the

parameters significantly linked to disease recurrence. Thus,

in this study, we aimed to establish possible risk factors for

tumor recurrence in patients transplanted and found to

have an iCCA on pathology examination. Furthermore, we

aimed to identify a group of patients in whom LT could

provide a comparable outcome for those transplanted

without malignancy.

Patients and Methods

Study design

A retrospective cohort multicenter study was designed in which 16 Spanish

transplant centers participated. All patients included in the study had to have

been diagnosed with cirrhosis (with etiologies other than primary sclerosing

cholangitis) and received a first liver transplant. The indication for LT could

have beenHCC, or liver dysfunctionwith pretransplant radiologic recognition

of a hepatic nodule; incidental tumors detected only on pathology

examination were also included in the present study. The study group

was composed of patients found to have an iCCA on pathology examination.

Ethical requirements were ensured by each transplant center, taking into

account that patients in all transplant programs in Spain give their informed

consent for their records to be reviewed for research purposes.

Preoperative total tumor volume

Total tumor volume (TTV) was calculated, as previously reported (16), as the

sum of volumes of all tumors ([4/3]pr3, where r is the maximum radius of

each tumor).

Preoperative tumor biomarkers

All patients had alpha-fetoprotein (AFP) values at the time of tumor diagnosis

and prior to LT. CA19.9 data were not collected.

Incidental tumors

Patients transplanted without pretransplant radiologic recognition of a

hepatic nodule and found to have an iCCA on pathology were considered

incidentals. Patients suspected of having an HCC, but diagnosed with iCCA

on pathology examination were not registered as incidentals.

Preoperative tumor treatment

Patientswith an expectedwaiting list (WL) time of over 6months could have

been treated with transarterial chemoembolization (TACE), radiofrequency

ablation (RFA) or percutaneous ethanol injection (PEI) (17).

LT criteria

In most transplant programs, enlistment for transplantation is limited to

patients within theMilan criteria (18). However, at some centers, the criteria

are expanded to UCSF definitions (19). Since the present study was an

exploratory analysis, two patients beyond UCSF criteria were also included

in the study cohort.

Histopathologic analysis

Due to the retrospective nature of the study, each center had its own

pathologist to analyze the explant. This fact may have led to a bias, as the

number and size of tumors may have been understaged. The diagnosis of

iCCA was based on morphology according to standard criteria (20). Tumor

characteristics in liver explants, such as tumor size, number of tumors,

degree of differentiation according to the Edmonson–Steiner criteria (21) ([1]

well-differentiated, [2] moderately differentiated and [3] poorly differentiat-

ed), presence of satellite lesions and presence or absence of vascular

invasion, were retrospectively retrieved. The pathology TTV was also

calculated in the same manner as the preoperative TTV.

Postoperative surveillance

All patients included in the study were followed up according to the protocol

of each center. Once tumor recurrence was diagnosed, complete tumor

staging was performed and treatment decision individualized.

‘‘Very Early’’ Intrahepatic Cholangiocarcinoma

661American Journal of Transplantation 2014; 14: 660–667

Statistical analysis

Data were expressed as means and standard deviation or as median and

range when an abnormal distribution of data was identified. Student’s t-test

was used for numerical variables. A nonparametric test (Mann–Whitney U)

was used for numerical variables when an abnormal distribution was

identified. Chi-squared test with Fisher’s correction was employed for

categorical variables. Patient survival rates were estimated with the Kaplan–

Meier method and compared with the log-rank test. All variables were

dichotomized for a univariate analysis of recurrence to be made using Cox

regression; due to the small sample size, both Firth’s correction and profile

likelihood estimation of confidence limits were used (22). Univariate analysis

was performed as an exploratory analysis and only on variables with clinical

significance. Statistical analyses were made with SPSS 15.0 (SPSS, Inc.,

Chicago, IL) and SAS 9.2 (SAS Institute, Inc., Cary, NC). A p-value<0.05was

considered statistically significant. All data were prospectively collected and

retrospectively analyzed. Follow-up was carried out until January 2012.

Results

Study populationBetween January 2000 and December 2010, 7876 LTs

were performed at the 16 transplant centers participating in

the current study. Diagnosis at the time of transplant

indication included HCC, or suspicion of it, in 2301 (29.2%)

while the indication for transplant could have been end-

stage liver disease or HCC itself. Twenty-three of these

patients (1%) were diagnosed of an iCCA on pathology

examination. In addition, during the same study period, six

patients were found to have an incidental iCCA on

pathology study. Finally, the study group comprised 29

patients who were found to have an iCCA on pathology

examination. Eight of these patients, according to patho-

logic findings, comprised the ‘‘very early’’ iCCA group

(single tumors �2 cm).

Table 1: Demographics, preoperative characteristics, pathologic

findings and outcome of patients in the study group

Demographics n¼29

Median age (years) 59 (37–69)

Sex (M/F) 79.3%/20.7%

Cause of cirrhosis

HCV 6/29 (20.7%)

HBV 4/29 (13.8%)

Alcoholic disease 15/29 (51.7%)

Others 4/29 (13.8%)

Median real MELD score

at the time of inclusion

on the WL

11 (6–24)

Child-Pugh status

A 17/29 (58.6%)

B 6/29 (20.7%)

C 6/29 (20.7%)

Median time on the WL (months) 3.4 (0.5–18)

Preoperative tumor characteristics n¼23

Preoperative tumor biopsy 5/23 (21.7%)

Biopsy conclusive of HCC 3 (60%)

Biopsy nonconclusive of HCC 2 (40%)

Median number of nodules 1 (1–3)

Uninodular (%) 18 (78.3%)

Multinodular (%) 5 (21.7%)

Median size of the largest nodule (cm) 3 (1–9)

Within Milan criteria (%) 21 (91.3%)

Out of UCSF criteria (%) 2 (8.7%)

Median AFP value at

diagnosis (ng/mL)

4.1 (1.2–97.9)

Median AFP value at

the time of LT (ng/mL)

4.6 (1–139.9)

Preoperative tumor treatment 13/29 (44.8%)

Types of tumor treatment

TACE 8/13 (61.5%)

RFA 3/13 (23.1%)

PEI 2/13 (15.4%)

Pathology findings n¼29

Incidental tumors (%) 6/29 (20.7%)

Median number of nodules 1 (1–5)

Uninodular (%) 25/29 (86.2%)

Multinodular (%) 4/29 (13.8%)

Median size of the largest

nodule (cm)

3.2 (1–11)

TTV �15 cm3 15/29 (51.7)

Microvascular invasion 3/29 (10.3%)

Macrovascular invasion 2/29 (6.9%)

Satellitosis 2/26 (7.7%)

Tumor necrosis (%)

0 13/24 (54.2%)

<30 6/24 (25%)

30–60 2/24 (8.3%)

60–90 3/24 (12.5%)

Tumor differentiation

Well-differentiated 10/19 (52.6%)

Mod-differentiated 8/19 (42.1%)

Poorly differentiated 1/19 (5.3%)

Bilobar tumors (%) 2/29 (6.9%)

Within Milan criteria (%) 24/29 (82.8%)

Within UCSF criteria (%) 25/29 (86.2%)

Table 1: Continued

Pathology findings n¼29

Out of UCSF criteria (%) 4/29 (13.8%)

Outcome n¼29

Tumor recurrence (%) 7/29 (24.1%)

Location of recurrence

Hepatic 3/7 (42.9%)

Extrahepatic 1/7 (14.3%)

Both hepatic and extrahepatic 3/7 (42.9%)

Overall mortality (%) 16/29 (55.2%)

Causes of mortality

Tumor recurrence 7/16 (43.8%)

Recurrence of primary liver disease 2/16 (12.5%)

LT-related complications 5/16 (31.3%)

Others 2/16 (12.5%)

AFP, alpha-fetoprotein; HBV, hepatitis B virus; HCC, hepatocellular

carcinoma; HCV, hepatitis C virus; LT, liver transplantation; MELD,

Model for End-Stage Liver Disease; PEI, percutaneous ethanol

injection; RFA, radiofrequency ablation; TACE, transarterial chemo-

embolization; TTV, total tumor volume; WL, waiting list.

Sapisochin et al

662 American Journal of Transplantation 2014; 14: 660–667

Preoperative characteristics of patientsAll data on preoperative characteristics are summarized in

Table 1. Most of the patients in the study group had

preoperative tumors within the Milan criteria (91.3%).

Nevertheless, two patients were out of UCSF criteria

(single tumors of 8.7 and 9 cm).

Explant pathologic findingsAll pathologic findings analyzed are shown in Table 1. The

majority of patients had uninodular tumors with a median

size of 3.2 (1–11) cm. A TTV cutoff value of 15 cm3 was

established according to the median TTV of all patients.

Microvascular invasionwas observed in 10.3%and satellite

lesions in 7.7%. Most tumors were well or moderately

differentiated. Six incidental tumors were diagnosed on

pathology examination. Seven of the 13 patients in whom

the tumors were treated preoperatively showed no tumor

necrosis on pathology examination while the remaining six

showed <30% necrosis in three cases: 30–60% in two

cases and 60–90% in one.

On pathology examination, 82.8% of tumors remained

withinMilan criteria,while 13.8%were out of UCSF criteria.

Outcome of patients

Tumor recurrence (Table 1): Median follow-up was

36.4 months (1.8–117.8). During follow-up, tumor recur-

rencewas observed in 7/29 patients (24.1%),with amedian

time to recurrence of 14.6months (3.7–24.8). The 1-, 3- and

5-year cumulative risk of recurrence was 11%, 29% and

29%.

Survival: At the end of follow-up, 16/29 patients (55%)

had died. Tumor recurrence was the main cause of death in

these patients (Table 1). Their 1-, 3- and 5-year actuarial

survival was 79%, 61% and 45% (Figure 1A).

Incidental tumorsSix patients had been transplanted without pretransplant

radiologic recognition of a suspicious hepatic nodule. All

were single tumorswith amedian size of 1.7 cm (1–4). Only

one patient had microvascular invasion, none had satellites

and most were well or moderately differentiated.

None of the patients with incidental tumors presented

tumor recurrence during follow-up compared to 30.4% of

those with nonincidental tumors.

Analysis of the ‘‘very early’’ iCCA groupEight patients comprised the group with single tumors

�2 cm on pathology examination. Of these, four had

incidental tumors; their characteristics are depicted in

Table 2. None of the patients presented tumor recurrence

at the end of follow-up in contrast to those with single

tumors >2 cm or multinodular tumors (0% vs. 36.4%,

p¼ 0.02). Differences in the cumulative risk of recurrence

are shown in Figure 2.

The 1-, 3- and 5-year actuarial survival was better in these

patients than in those with single tumors >2 cm or

multinodular tumors, although it did not reach statistical

significance (100%, 73%and 73%vs. 71%, 43%and 34%,

p¼ 0.2) (Figure 1B).

Factors associated with tumor recurrenceTable 3 shows that the risk of recurrence was significantly

associated with larger tumor size, as well as larger tumor

volume, microscopic vascular invasion and poor degree of

differentiation.

Discussion

HCC represents the most frequent indication for LT for

malignancy (23). In cirrhotic patients, it can be difficult to

Figure 1: (A) Actuarial survival of patients diagnosed of an iCCA on pathology examination (n¼29). (B) Actuarial survival of patients in the

‘‘very early’’ iCCA group versus patients with iCCA >2 cm. iCCA, intrahepatic cholangiocarcinoma.

‘‘Very Early’’ Intrahepatic Cholangiocarcinoma

663American Journal of Transplantation 2014; 14: 660–667

differentiate liver nodules such as HCC, iCCA or HCC-CC

with current imaging tools (12,13), and liver biopsy may not

be possible in high-risk patients. Moreover, these entities

share similar predisposing factors, rendering their differen-

tiation more difficult (24). Patients with advanced decom-

pensated cirrhosis, with an indication of liver transplant,

may also have nonspecific liver nodules considered to be

dysplastic or suspicious of HCC not exceeding transplant

criteria. These patients are not usually biopsied due to the

high risk of complications. For this reason, there are a

number of patients who are found to have iCCA or HCC-CC

on pathology examination after transplant (14,15).

The experience with LT for cirrhotic patients diagnosed

with iCCA on pathology examination (incidental tumors or

patients misdiagnosed with HCC) or patients transplanted

with a known iCCA is limited and available studies included

few patients (4–9,14,15,25,26). This fact may explain why,

to our knowledge, the present study is one of the few to

analyze the risk factors for tumor recurrence post-LT in

cirrhotic patients with iCCA on pathology examination and

is probably the largest series with these characteristics

published to date although the number of patients remains

limited. Other studies that attempted to describe risk

factors included patients with both iCCA and extrahepatic

cholangiocarcinoma and patients with and without liver

cirrhosis (6,9,27). Though risk factors for tumor recurrence

in patientswith iCCAmay be expected to be similar to those

for HCC, this has not been analyzed to date.

In the current study, we made an exploratory analysis of

possible risk factors for tumor recurrence. Due to the small

number of patients and variables to be analyzed, we

decided to perform only a univariate analysis, the results of

which revealed interesting data.Table

2:Descriptionofpatients

inthe‘‘very

early’’iCCAgroup

Age

Sex

Causeof

cirrhosis

Preoperative

number

ofnodules

Preoperative

tumor

size(cm)

Incidental

Sizeat

pathology(cm)

Tumor

differentiation

Microvascular

invasion

Satellitosis

Recurrence

Current

status

Survival

(months)

Patient1

56

Male

Alcoholic

11

No

1Well

No

No

No

Deceased

(cardiovascular

disease)

47.3

Patient2

37

Male

HCV

––

Yes

1–

No

No

No

Deceased

(HCVrecurrence)

18.9

Patient3

62

Female

Alcoholic

––

Yes

1Well

No

No

No

Alive

47.7

Patient4

60

Male

Alcoholic

11.3

No

1.2

Moderately

No

Yes

No

Alive

36.4

Patient5

65

Male

HBV

––

Yes

1.4

–No

No

No

Alive

57.5

Patient6

53

Male

Alcoholic

––

Yes

2Well

No

No

No

Alive

76.8

Patient7

56

Male

Alcoholic

12

No

2Well

No

No

No

Alive

56

Patient8

68

Male

Alcoholic

13

No

2–

No

Yes

No

Deceased

(cardiovascular

disease)

82.6

HBV,hepatitisBvirus;HCV,hepatitisCvirus;iCCA,intrahepaticcholangiocarcinoma.

Medianfollow-up:51.9

months(18.9–82.56).

Minim

um

follow-up:18.9

months.

Figure 2: Cumulative risk of recurrence in patients in the ‘‘very

early’’ iCCA group versus patients with iCCA >2 cm. iCCA,

intrahepatic cholangiocarcinoma.

Sapisochin et al

664 American Journal of Transplantation 2014; 14: 660–667

Tumor size on pathology examination had an impact on

tumor recurrence after LT. A cutoff of 2 cmwas found to be

a prognostic factor in patients with iCCA. Differences in

tumor size accepted for HCC are probably related to the

well-known more aggressive biology of these tumors. TTV

also had an impact on tumor recurrence. All these data

suggest that, as with HCC, patients with ‘‘very early’’ iCCA

have a lower risk of recurrence.

Due to the small number of patients and tumors and the

great heterogeneity in preoperative tumor treatments, no

conclusions can be drawn as to the effectiveness of these

treatments in patients with iCCA.

To date, iCCA has been a formal contraindication for LT at

most transplant centers due to poor results in terms of

tumor recurrence and patient survival (3). In our study, we

attempted to identify a group of cirrhotic patients that could

benefit from LT even if they had an iCCA. Interestingly,

despite the 5-year cumulative risk of recurrence for the

whole group being high as previously described (4–

9,11,14,15), patients with tumors �2 cm did not present

tumor recurrence with a minimum follow-up of approxi-

mately 2 years. In fact, although the number of patientswas

low and four of them had incidental tumors, those with

small tumors had a much lower risk of recurrence than

patients with larger tumors. This was confirmed in our

univariate analysis where tumor size and TTV had an impact

on recurrence.

The survival achieved for the entire group cannot be

accepted in the current era for patients transplanted for

malignancy (28). However, the survival of patients with

‘‘very early’’ iCCA was significantly encouraging: 73%

survival at 5 years. This is an excellent survival rate that

compareswith that of patientswithHCC transplantedwithin

Milan criteria and better than the 5-year survival of patients

with HCC transplanted with extended criteria (29,30).

Previous reports attempted to demonstrate that patients

with iCCA at an early or very early stage may be good

candidates for LT. In a recent study by Friman et al (27)

including both extrahepatic cholangiocarcinoma and iCCA,

it was reported that patients with a TNM stage 1 or 2 had

better 5-year survival than thosewith a stage 3 or 4. Another

case report from Sotiropoulos et al (31) suggested that

patients with small iCCA could benefit from LT.

Our study offers new information regarding cirrhotic

patients with iCCA confirmed on pathology study. Despite

the limited number of patients, it provided intriguing

information. On the basis of our results, the question of

whether patients with single iCCA �2 cm should still be

excluded from LT could be open to debate. Certainly, if

these data are confirmed by other groups or with a larger

cohort, there should be a reappraisal of the indication of LT

in cirrhotic patients with small iCCA. The most important

challenge in that case would be to be able to identify an

iCCA in the preoperative setting. In fact, we found four of

eight patients with tumors �2 cm to be incidentals.

Nevertheless, as imaging improves the number of small

lesions identified in the preoperative setting increases and

studies are starting to identify specific radiologic features of

iCCA in cirrhotic patients (11,12).Weexpect, therefore, that

the number of incidental tumorswill decrease. According to

current guidelines, if a nodule in a cirrhotic patient does not

have specific characteristics on imaging, the patient should

undergo a biopsy (32) and thismay force to balance the risks

and benefits of liver biopsy in those groups still reluctant to

such a diagnostic intervention.

One of the open issues that should be considered is thatwe

cannot affirm that the outcome of patients preoperatively

diagnosed of an iCCA will be the same as that of patients

diagnosed on pathology examination. Furthermore, no

intention-to-treat analysis is feasible and it may be that

some patients with undiagnosed iCCA, but wrongly

suspected of having HCC, may have progressed rapidly

on the WL and been excluded. As a consequence, it would

be optimal to have the same analysis carried out by other

groups and, if the message is reinforced, conduct a

prospective study in the subgroup of patients with iCCA

diagnosed at a very early stage.

This study had certain limitations, the most important of

which was the number of patients analyzed, particularly

taking into account those with tumors�2 cm. Although the

outcome in those patients was very good, only eight were

analyzed and, in fact, half of them were incidentals.

Moreover, from a statistical point of view, hazard ratios

may be magnified due to the scant number of cases and

events, as for patientswith tumors�2 and>2 cm. Thismay

produce instability of estimations, although it would not

affect the direction of the association. Thus, it can be

argued that the results of this experiencemay not impact on

practice. Nevertheless, this was the first multicenter

attempt to analyze the outcome of these small iCCA after

Table 3: Risk factors for tumor recurrence

Risk factors

Univariate analysis

HR 95% CI p

Months on the WL 1.02 0.88–1.15 0.71

More than 3 months on the WL 1.42 0.35–6.36 0.62

Preoperative tumor treatment 0.74 0.16–3.05 0.67

Preoperative tumor biopsy 2.29 0.41–9.65 0.30

Tumor size at pathology 1.48 1.13–1.94 0.005

iCCA >2 cm 10.1 1.23–1313.9 0.03

iCCA >3 cm 5.35 1.11–51.51 0.036

iCCA >5 cm 6.94 1.22–29.49 0.03

Pathology TTV �15cm3 5.33 1.11–51.51 0.04

Microvascular invasion 25.2 3.25–282.9 0.003

Out of Milan criteria 12.9 2.94–60.57 0.001

Poor differentiation 14.9 1.24–184.56 0.03

CI, confidence interval; HR, hazard ratio; iCCA, intrahepatic

cholangiocarcinoma; TTV, total tumor volume; WL, waiting list.

Univariate analysis (n¼29).

‘‘Very Early’’ Intrahepatic Cholangiocarcinoma

665American Journal of Transplantation 2014; 14: 660–667

LT and may lead to future prospective analyses that could

really impact on patients diagnosed with such tumors

preoperatively who currently should not access transplant

lists.

In summary, the present study was the first attempt to

ascertain the risk factors for tumor recurrence in cirrhotic

patients found to have an iCCA on pathology examination.

The risk factors for tumor recurrence are similar to those

described for HCC: tumor size, microvascular invasion and

tumor differentiation. Cirrhotic patients with iCCA �2 cm

achieved excellent 5-year survival, and validation of these

findings by other groupsmay address the current exclusion

of such patients from transplant programs.

Acknowledgments

We thank the Spanish Society of Liver Transplantation (SETH) and its

scientific committee for valuable help in conducting the present study.

CIBERehd is funded by Instituto de Salud Carlos III. Carlos Rodrıguez de

Lope was supported by a grant from the Instituto de Salud Carlos III (PFIS:

FI09/00510). We thank Christine O’Hara for valuable English language

revision.

Disclosure

The authors of this manuscript have no conflicts of interest

to disclose as described by the American Journal of

Transplantation.

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S13. Review.

Sapisochin et al

666 American Journal of Transplantation 2014; 14: 660–667

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‘‘Very Early’’ Intrahepatic Cholangiocarcinoma

667American Journal of Transplantation 2014; 14: 660–667

Anexos

107

Otras publicaciones:

Durante la realización de este proyecto científico para optar al título de Doctor en Medicina he

participado en la publicación de los siguientes artículos:

Impact factor total (JCR 2015): 181,417

1.- TRABAJOS ORIGINALES:

1.- “Evaluation of Tumor Response After Locoregional Therapies in Hepatocellular Carcinoma.

Are Response Evaluation Criteria in Solid Tumors Reliable?”. A. Forner, C. Ayuso, M. Varela, J.

Rimola, AJ. Hessheimer, C. Rodriguez de Lope, M. Reig, L. Bianchi, JM. Llovet, J. Bruix. Cancer

2009 Feb 1;115(3):616–23. IF (JCR 2015): 5.649.

2.- “Cholangiocarcinoma in cirrhosis: absence of contrast washout in delayed phases by

magnetic resonance imaging avoids misdiagnosis of hepatocellular carcinoma” J. Rimola, A.

Forner, M. Reig, R. Vilana, C. Rodríguez de Lope, C. Ayuso, J. Bruix. Hepatology 2009

Sep;50(3):791-8. IF (JCR 2015): 11.711.

3.- “Intrahepatic peripheral cholangiocarcinoma in cirrhosis patients may display a vascular

pattern similar to hepatocellular carcinoma on contrast-enhanced ultrasound” Vilana R, Forner

A, Bianchi L, García-Criado A, Rimola J, de Lope CR, Reig M, Ayuso C, Brú C, Bruix J. Hepatology.

2010 Jun;51(6):2020-9. IF (JCR 2015): 11.711.

4.- “Prospective validation of an immunohistochemical panel (glypican 3, heat shock protein 70

and glutamine synthetase) in liver biopsies for diagnosis of very early hepatocellular

carcinoma”. Tremosini S, Forner A, Boix L, Vilana R, Bianchi L, Reig M, Rimola J, Rodríguez-Lope

C, Ayuso C, Solé M, Bruix J. Gut. 2012 Oct;61(10):1481-7. IF (JCR 2015): 14.921.

Anexos

108

5.- “Non-invasive diagnosis of hepatocellular carcinoma <2cm in cirrhosis. Diagnostic accuracy

assessing fat, capsule and signal intensity at dynamic MRI”. Rimola J, Forner A, Tremosini S,

Reig M, Vilana R, Bianchi L, Rodríguez-Lope C, Solé M, Ayuso C, Bruix J. Journal of Hepatology

2012 Jun;56(6):1317-23. Epub 2012 Feb 4. IF (JCR 2015): 10.590.

6.- “Survival of patients with hepatocellular carcinoma treated by transarterial

chemoembolization (TACE) using Drug Eluting Beads. Implications for clinical practice and trial

design”. Burrel M, Reig M, Forner A, Barrufet M, Rodríguez de Lope C, Tremosini S, Ayuso C,

Llovet JM, Real MI, Bruix J. Journal of Hepatology. 2012 Jun;56(6):1330-5. Epub 2012 Feb 5. IF

(JCR 2015): 10.590.

7.- “Prevalence and risk factors of infections by multiresistant bacteria in cirrhosis: a

prospective study”. Fernández J, Acevedo J, Castro M, Garcia O, de Lope CR, Roca D, Pavesi M,

Sola E, Moreira L, Silva A, Seva-Pereira T, Corradi F, Mensa J, Ginès P, Arroyo V. Hepatology.

2012 May;55(5):1551-61. doi: 10.1002/hep.25532. Epub 2012 Apr 4. IF (JCR 2015): 11.711.

8.- “A Phase-1b study of tivantinib (ARQ 197) in adult patients with hepatocellular carcinoma

and cirrhosis”. Santoro A, Simonelli M, Rodriguez-Lope C, Zucali P, Camacho LH, Granito A,

Senzer N, Rimassa L, Abbadessa G, Schwartz B, Lamar M, Savage RE, Bruix J. Br J Cancer. 2013

Jan 15;108(1):21-4. doi: 10.1038/bjc.2012.556. Epub 2013 Jan 3. IF (JCR 2015): 5.569.

9.- “Phase I study investigating everolimus combined with sorafenib in patients with advanced

hepatocellular carcinoma”. Richard S. Finn, Ronnie T.P. Poon, Thomas Yau, Heinz-Josef

Klümpen, Li-Tzong Chen, Yoon-Koo Kang, Tae-You Kim, Carlos Gomez-Martin, Carlos

Rodriguez-Lope, Tiffany Kunz, Thierry Paquet, Ulrike Brandt, Dalila Sellami, Jordi Bruix. Journal

of Hepatology 2013 vol. 59: 1271–1277. IF (JCR 2015): 10.590.

10.- "Intrahepatic cholangiocarcinoma or mixed hepatocellular-cholangiocarcinoma in patients

undergoing liver transplantation. A spanish matched cohort multicenter study". G. Sapisochin,

Anexos

109

C. Rodríguez de Lope, M. Gastaca, J. Ortiz de Urbina, R. López-Andujar, F. Palacios, E. Ramos, J.

Fabregat, J.F. Castroagudín, E.Varo, JA. Pons, P. Parrilla, ML. González-Diéguez, M. Rodriguez,

A. Otero, MA. Vazquez, G. Zozaya, JI. Herrero, G. Sanchez, B. Perez, R. Ciria, S. Rufian, Y.

Fundora, JA. Ferron, A. Guiberteau, G. Blanco, MA. Varona, MA. Barrera, MA. Suarez, J.

Santoyo, J. Bruix, R. Charco. Ann Surg. 2014 May;259(5):944-52. doi:

10.1097/SLA.0000000000000494. IF (JCR 2015): 8.569.

11.- Postprogression survival of patients with advanced hepatocellular carcinoma. Rationale

for second line trial design. Reig M, Rimola J, Torres F, Darnell A, Lope CR, Forner A, Llarch N,

Ríos J, Ayuso C, Bruix J. Hepatology. 2013 Dec;58(6):2023-31. doi: 10.1002/hep.26586. Epub

2013 Oct 29. IF (JCR 2015): 11.711.

12.- "Very Early" Intrahepatic Cholangiocarcinoma in Cirrhotic Patients: Should Liver

Transplantation Be Reconsidered in These Patients? Sapisochin G, Rodríguez de Lope C,

Gastaca M, Ortiz de Urbina J, Suarez MA, Santoyo J, Castroagudín JF, Varo E, López-Andujar R,

Palacios F, Sanchez Antolín G, Perez B, Guiberteau A, Blanco G, González-Diéguez ML,

Rodriguez M, Varona MA, Barrera MA, Fundora Y, Ferron JA, Ramos E, Fabregat J, Ciria R,

Rufian S, Otero A, Vazquez MA, Pons JA, Parrilla P, Zozaya G, Herrero JI, Charco R, Bruix J. Am J

Transplant. 2014 Mar;14(3):660-7. doi: 10.1111/ajt.12591. Epub 2014 Jan 10. IF (JCR 2015):

5.669.

13.- Early dermatologic adverse events predict better outcome in HCC patients treated with

sorafenib. Reig M, Torres F, Rodriguez-Lope C, Forner A, LLarch N, Rimola J, Darnell A, Ríos J,

Ayuso C, Bruix J. J Hepatol. 2014 Aug;61(2):318-24. doi: 10.1016/j.jhep.2014.03.030. Epub

2014 Apr 2. IF (JCR 2015): 10.590.

14.- “Lack of arterial hypervascularity at contrast-enhanced ultrasound should not define the

priority for diagnostic work-up of nodules < 2 cm”. Alejandro Forner, Ramón Vilana, Luis

Bianchi, Carlos Rodríguez-Lope, María Reig, M Ángeles García-Criado, Jordi Rimola, Manel

Anexos

110

Solé, Carmen Ayuso, Concepció Bru, Jordi Bruix. J Hepatol. 2015 Jan;62(1):150-5. doi:

10.1016/j.jhep.2014.08.028. IF (JCR 2015): 10.590.

15.- “Clinical characteristics of hepatocellular carcinoma in Spain. Comparison with the 2008-

2009 period and analysis of the causes of diagnosis out of screening programs. Analysis of 686

cases in 73 centers”. Rodríguez de Lope C, Reig M, Matilla A, Ferrer MT, Dueñas E, Mínguez B,

F Castroagudín J, Ortiz I, Pascual S, Lledó JL, Gallego A, Arenas JI, Aracil C, Forne M, Muñoz C,

Pons F, Sala M, Iñarrairaegui M, Martin-Llahi M, Andreu V, Garre C, Rendón P, Fuentes J,

Crespo J, Rodríguez M, Bruix J, Varela M; en representación del Grupo de Estudio de Cáncer

Hepático (GECH). Med Clin (Barc). 2017 Mar 6. pii: S0025-7753(17)30096-9. doi:

10.1016/j.medcli.2016.12.048. [Epub ahead of print]. IF (JCR 2015): 1.267.

2.- EDITORIALES:

1.- "Failure of interferon to prevent disease progression and liver cancer in hepatitis C virus

infection: proof of absence or absence of proof?” de Lope CR, Bruix J. Gastroenterology. 2010

Feb;138(2):777-9. Epub 2009 Dec 21. IF (JCR 2015): 18.187.

3.- REVISIONES:

1.- “Diagnóstico precoz del cancer primario de hígado: imagen versus genética”. Forner A,

Rodríguez de Lope C, Reig M, Rimola J, Varela M. Revista Española de enfermedades Digestivas

2008 Jul;100(7): 423-429. IF (JCR 2015): 1.008.

2.- “Tumores hepáticos benignos: Manejo del paciente con masa hepática detectada

incidentalmente”. A. Forner, C. Rodríguez de Lope. Gastroenterología y Hepatología

continuada Enero-Febrero 2009, Vol 8, Nº1: 17-21.

3.- “Treatment of advanced hepatocellular carcinoma” Forner A, Rodríguez De Lope C, Reig M,

Bruix J. Gastroenterol Hepatol. 2010;33(6):461-468. IF (JCR 2015): 0.800.

Anexos

111

4.- “Treatment of early hepatocellular carcinoma: Towards personalized therapy” Tremosini S,

Reig M, Rodríguez de Lope C, Forner A, Bruix J. Dig Liver Dis 2010 Jul;42 Suppl 3:S242-8. IF (JCR

2015): 2.719.

5.- “Current strategy for staging and treatment: the BCLC update and future prospects” Forner

A, Reig ME, de Lope CR, Bruix J. Semin Liver Dis. 2010 Feb;30(1):61-74. Epub 2010 Feb 19. IF

(JCR 2015): 5.667.

6.- “Resultados del trasplante hepático en el hepatocarcinoma” Rodríguez de Lope C, Forner A.

Gastroenterología y Hepatología Continuada. Mayo-Junio 2011;10:103-7.

7.- “Treatment of Hepatocellular Carcinoma” Forner A, Tremosini S, Rodríguez de Lope C, Reig

M. European Gastroenterology & Hepatology Review, 2011;7(3):194-7.

8.- “Management of HCC”. Rodríguez de Lope C, Tremosini S, Forner A, Reig M, Bruix J. Journal

of Hepatology. 2012;56 Suppl 1:S75-87. IF (JCR 2015): 10.590.

9.- “Approach of the patient with a liver mass”. Carlos Rodríguez de Lope, María E Reig, Anna

Darnell, Alejandro Forner. Frontline Gastroenterology. 2012;3:252–262. doi:10.1136/flgastro-

2012-100146.

10.- “Natural History and Staging for HCC”. Alejandro Forner, Carlos Rodríguez-Lope, María

Reig. Clin Liver Disease. 2012. Vol. 1, No. 6, December. doi: 10.1002/cld.129.

Anexos

112

11.- “New challenges in clinical research on hepatocellular carcinoma”. Álvaro Díaz-González,

Alejandro Forner, Carlos Rodríguez de Lope, María Varela. Rev Esp Enferm Dig 2015.doi:

10.17235/reed.2015.4012/2015. [Epub ahead of print]. IF (JCR 2015): 1.008.

12.- “Indicaciones de la biopsia hepática”. C. Rodríguez de Lope, A. Puente, S. Álvarez, P. Ruiz-

Bueno, J. Crespo García. Medicine - Programa de Formación Médica Continuada acreditado,

2016; 12(9):515-519. DOI: 10.1016/j.med.2016.04.005.

13.- “Afectación hepática en enfermedades infecciosas. Hepatopatías en pacientes

inmunodeficientes”. M.T. Arias-Loste, A. Puente, P. Ruiz-Bueno, C. Rodríguez de Lope, J.

Crespo García. Medicine - Programa de Formación Médica Continuada acreditado, 2016; 12(9):

505-514. DOI:10.1016/j.med.2016.04.004.

14.- “Protocolo diagnóstico de la elevación aguda de las transaminasas en el paciente

inmunocompetente”. J.I. Fortea, C. Rodríguez de Lope, S. Álvarez, J. Crespo García. Medicine -

Programa de Formación Médica Continuada acreditado, 2016; 12(9): 529-535.

DOI:10.1016/j.med.2016.04.007.

4.- CAPÍTULOS DE LIBROS:

1.- “Chapter 20. Hepatocellular carcinoma”. Forner A, Rodríguez de Lope C, Varela M, Bruix J.

Falk Foundation Symposium 157. Springer, 2007. ISBN-13 978-1-4020-6522-4. 229-242.

2.- “Chapter 104. Tumors of the liver”. Forner A, Rodríguez de Lope C, Reig M and Bruix J.

Textbook of clinical Gastroenterology and Hepatology. Second edition. 2012. ISBN-13: 978-1-

4051-9182-1; ISBN-10: 1-4051-9182-1.

Anexos

113

3.- “Chapter 80. Hepatocellular Carcinoma”. Forner A, Reig ME, Rodríguez de Lope C and Bruix

J. Blumgart’s Surgery of the liver, biliary tract and pancreas. Fifth edition. 2012. ISBN: 978-1-

4377-1454-8.

4.- Capitulo 67. Hepatocarcinoma. Gastroenterología y Hepatología. Problemas Comunes en la

Práctica Clínica. 2ª Edición. Editorial: Jarpyo Editories. Asociación Española de

Gastroenterología. Año 2012. ISBN: 978-84-92982-31-9.