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ETNOMUSICOLOGIA EN COLOMBIA Po, SAMUEL MARTI

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ETNOMUSICOLOGIA EN COLOMBIA

Po, SAMUEL MARTI

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Colombia es uno de los países más ricos de l~s Américas,no solamente en recursos naturales sino también en el campo dela arqueología, de la etnología y de la musicología. Al igual queBrasil, Colombía disfruta del privilegio de nutrir su música na­cional con el aporte de las prestigiosas culturas africanas, ade­más de las autóctonas y de las de origen europeo. Pero no cabeduda de que el músico colombiano de ascendencia negra juega,y seguirá jugando, un papel tan predominante como los creado­res del "Spiritual" en la música de los Estados Unidos del Norte.

En cuanto a la música indígena, el impacto de la conquístaespañola en los señoríos fue tan fuerte que casi acabó con sushabitantes. Recordemos que los sabios y artistas nativos eran a

, la vez, sacerdotes y grandes señores. Después ha seguido aniqui­lándose la expresión más vital del indígena: su música y susdanzas.

Afortunadamente han logrado sobrevivir núcleos aislados co­mo los Kamsás e Ingas del Putumayo, los Páez y Guambianos deTierradentro, los Cunas y Guajiros del litoral Atlántico, y algu­nos grupos de la Sierra de Santa Marta, que siguen conservandorasgos importantes de la gran tradición musical autóctona.

Las observaciones que siguen son el resultado de una invi­tación del Instituto Colombiano de Antropología para sondear estetesoro musical y para colaborar en la organización de su Secciónde Grabaciones.

Huelga decir que todas las grabaciones en cinta magnética,como las de la Expedición Anglo-Colombiana, 1961, las de la Ex­pedición Radio Nacional, Conservatorio, Institúto, 1961, al Chocó;las del doctor Zapata Olivella y las del técnico del Instituto, se­ñor Carlos Garibello, están a disposición de los investigadores,

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los músicos y los estudiosos. Este valioso material, que hasta lafecha comprende varias horas de grabaciones a siete y medio,podría llegar a ser uno de los mejores en el continente con lasaportaciones de los particulares y canjes con otras Instituciones,nacionales e internacionales.

Nuestras labores se iniciaron durante un invierno torrencialen Pasto, Departamento de Nariño. En esta importante pobla­ción la poca música vernácula que se escucha en las calles, casisiempre tocada en radios y sinfonolas a todo volumen, es de ori­gen ecuatoriano. Lo mismo se puede decir de la artesanía popularque ofrecen las tiendas a los turistas. Sólo los objetos- tejidosen palma pintada de colores brillantes, hechos en La Unión, ylos pararrayos de latón, fabricados en Pasto, se destacan por suauténtico gusto y artesanía popular. Estos objetos y los aven­tadores "chinas" o "sopladores", y las cajitas tejidas de huascau hoja de totora por unas cuantas tejedoras en Sibundoy, debe­rían fomentarse antes de que desaparezcan por falta de estímulo.No nos fue posible localizar a los dos músicos que, según mecOlI,taron, cultivan la música autóctona en Pasto. A escasas treshoras de Pasto, y por buena carretera, se encuentra el paradi­síaco Valle de Sibundoy, que fue el asiento de los Kamsás. Ac­tualmente estos indígenas se hallan desplazados hacia las lade­ras y tierras pantanosas cercanas a la cordillera.

Los Sibundoy o Kamsás, constituyen una comunidad homo­génea, bien organizada y con una tradición cultural antigua, talvez única en Colombia. Su comportamiento cortés y sus regiasruanas o túnicas, tejidas por las mujeres, con rayas rojas o ne­gras sobre un fondo blanco; así como los grandes collares decuentas blancas que usan, les dan un aspecto varonil, señorialy vistoso. El traje y porte de las mujeres, que también se ador­nan con collares, es menos espectacular..

En Sibundoy, con la venia de la jerarquía eclesiástica, selogró la ayuda del Gobernador del Cabildo, don Ramón Juaji­biuoy. Don Ramón es el único medio de poder trabajar con losKamsás, y fue él quien se encargó de mandar traer a los músicos,lo cual demuestra hasta qué grado se conserva el principio deautoridad y de la organización social de la comunidad.

El conjunto de músicos, formado por tres flautas diatónicastraveseras -hechas de carrizo, con seis agujeros, y de sesenta ytres centímetros de largo (una de ellas es más larga y actúa

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como bajol, una caja o tambor de doble parche, una slrmga,antara o flauta de Pan con diez y seis carrizos de tres a diezcentímetros de largo, probablemente de origen ecuatoriano, unoscascabeles de semillas secas que toca el siringuero, y el bomboo tambor grande, registró cerca de dos horas de música y can­ciones. Las grabaciones incluyen comentarios por el Gobernadorsobre la música y costumbres del grupo; dos solos para flautaejecutados por el mismo Gobernador; dos versiones del "Carna­val", y algunas piezas tradicionales, entre ellas unas con ritmosy melodías de mucho interés musical.

En esta música alegre y vital se aprecia una influencia eu­ropea en las armonizaciones y contracantos de las flautas, perodentro de un sentimiento e interpretación autóctonos. Las flautastraveseras son de origen europeo y más seguras en la emisióny afinación de los sonidos que la flauta nativa. Las flautas· tra­dicionales son verticales y con embocadura de Pico o Silbato,como la de la flauta dulce o "Recorder". Estas flautas son llama­das en el área Aimará y Quechua, Pinquillo o Pinkullo; y enMéxico y Centro América, simplemente "Pito". En Colombia: sola­mente se encuentra la flauta travesera en la zona de la costaAtlántica, un singular instrumento de lengüeta sencilla del mis­mo tipo, llamado "Flauta o Caña de Millo". Esta observaciónes válida para los núcleos civilizados y no los selváticos. La Si­ringa o Rondador, juega un papel secundario, casi desapercibido,pues sólo dobla en un registro agudo la melodía de la flautaprincipal.

El "Carnaval", con su festiva y .contagiosa heterefonía y lossolos de flauta con sus frases contrastadas, tienen carácter au­tóctono. Aún más puro es el metro y ritmo de los acompaña­mientos del tambor, entre los cuales admiramos efectos polirrít­micos logrados por el mismo músico que golpea el parche y elarmazón simultáneamente, con gran destreza y musicalidad.

Algunos días después, en San Andrés, a tres kilómetros deSantiago, uno de los cuatro pueblos del Valle de Sibundoy, segrabó cerca de hora y media de música con el conjunto nativodel lugar. Esta valiosa aportación se logró con la entusiasta ayu­da del joven Cura de Santiago, Padre Juan Bautista, y del abne­gado Hermano Domingo, Director de la Escuela de los Herma­nos Maristas, si es que se le puede llamar escuela al edificio des-

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vencijado y casi sin equipo, donde reciben instrucción primariala mayoría de los niños índígenas y algunos blancos del pueblo.

Al entusiasmo de las cuatro monjitas, que casi sin ayudasostienen en pie la escuela, la clínica y el templo de San Andrés,en esta comunidad, se debe el empeño que los músicos pusieronen sus interpretacíones. Los Ingas de San Andrés, aunque vistenigual que los Kamsás, tienen su propio idioma y afrontan losmismos problemas en tierras menos productivas, así que su situa­ción es aún más angustiosa. Es urgente un estudío socio-econó­mico del Valle de Sibundoy, con el fin de plantear sus problemasen forma científica e integral y aplicar soluciones inmediatas.

La música de los rngas es pobre como ellos, pero su aliento,al igual que el del pueblo, es vigoroso y tiene momentos de bellainspiración. Sobresale la alegre algarabía de su Carnaval, esafiesta en que el indígena da rienda suelta a sus sentimientos yresentimientos. y se siente libre para recordar sus costumbres.Las observaciones respecto a la música de los Kamsás, son vá­lidas para la de los Ingas. Cabe anotar la fínura y delicadezade las canciones en Inga, pero de evidente origen ecuatoriano,en las cuales suele acompañarse el cantor con una guitarra. Setrata de música y letra romántica, nostálgica y cautivadora.

El conjunto, según se describe en la cinta correspondiente,consiste de tres flautas traveseras de carrizo con seis orificios,tambor de doble parche y cascabeles, "fututo" o trompeta decacho o cuerno y de dos doncellas que tocan, o mejor dicho, sue­nan rondines metálicos modernos.

Las edades de los músicos confirman la costumbre nativa deincluír jóvenes en sus conjuntos para que asimilen las melodías,los ritmos y el estilo de tocar. Estos novatos empiezan escuchan­do y tocando los cascabeles y tambores, y con el tiempo llegan acntonar las melodías tradicionales que han aprendido de los vie­jos flauteros. Rara es la ocasión en que reciben enseñanza formal.

El recorrido entre Pasto y Popayán se hace cómodamenteen siete horas. Al día siguiente se va de Popayán a Tierradentroen otras tantas horas que se deslizan insensiblemente gracias alpaisaje fascinante en que se conjugan volcanes, montañas, ríos,cascadas, nubes y la sabrosa charla de los vecinos y compañerosde viaje.

La personalidad de San Andrés, enclavada en las encruci­jadas y quebradas de Tierradentro, Departamentos de Cauca y

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de Huila, donde se encuentran las famosas Tumbas Pintadas,está integrada principalmente por nativos del grupo Páez. Esdecir, los descendientes de los aguerridos guerreros que obliga­ron a Belalcázar y a sus huestes a abandonar Tierradentro du­rante el siglo diez y seis. La comunidad se halla en un abandonobochornoso y bajo una intensa campaña de los Belalcázares ac­tuales, para arrebatarles las tierras que han logrado retener des­de hace muchos siglos.

No obstante las condiciones de abandono y apatía oficial,es admirable ver cómo conserva la comunidad su unidad, su orga­nización ancestral y su música. El conjunto, fonnado por tresflautas traveseras de carrizo con seis agujeros, un tambor obombo, y un tambor más pequeño, que llaman "redoblante" aun­que le faltaban las cuerdan del vibrador en el parche inferior,grabó casi una hora de música tradicional, incluyendo un saludoen lengua Páez y-comentarios en español sobre los instrumentosy música que tocaban.

La homogeneidad del grupo deja que desear y los trozos notienen títulos, sino que, como en otras comunidades, se trata demúsica funcional y ritual que se toca en detenninadas ocasio­nes durante la fiesta: "marcha para la fiesta", "música para re­cibir al fiestero", uvísperas de la misa", Ha la entrada a la misa",y a la "novena del entierro". Lo mejor son dos melodias "para elNiño Dios", o sea, música de Navidad. La fiesta indígena secelebra el 30 de noviembre y la de los blancos el 3 de diciembre.

Como es acostumbrado entre los músicos nativos, antes deempezar a tocar le dan su "chicha" a las flautas. Esta costum­bre, además de sus connotaciones religiosas, tiene su razón muypráctica, pues humedece el carrizo y cierra cualquier desperfectoque tenga, y éste "suena más mejor". Suelen iniciar cada trozocon un arpegio tocado por la primera flauta; como en vías de afi­nación siguen la segunda y la tercera, y luégo empieza a tocar lapercusión. Los diseños melódicos y las annonías a base de ter­ceras y sextas, así como las cadencias, recuerdan raíces euro­peas, pero el estilo de las melodías es autóctono. Entre los tro­zos finales se aprecia una melodía extraordinaria de pura cepaandina.

No obstante una noche de aguaceros continuos y una tra­vesía nocturna por plena sierra, se presentó el conjunto de laparcialidad de Calderas, donde radica otro núcleo Páez. Después

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de un refrigerio y harta chicha para reponer sus energias, grabóeste excelente grupo una hora de su música. El conjunto consistede tres flautas traveseras de carrizo con seis agujeros que pro­ducen la escala diatónica con sus semitonos caracteristicos entreel tercero y el cuarto, y el séptimo y octavo grados. El instru­mento mide alrededor de sesenta y tres centimetros de largo yparece ser la flauta tipica de los conjuntos autóctonos de Colom­bia, con excepción del grupo Guajiro, en la frontera con Vene­zuela, que usa la flauta vertical. Entiéndase que hablamos delos grupos no selváticos.

Acompañan las flautas un bombo y un tambor más pequeño,también de doble parche y de afinación por tracción, y un trián­gulo. Este último instrumento les fue obsequiado por los Her­manos Maristas y, desde luego, es de origen oriental europeoy de empleo muy reciente.

Este fue el mejor conjunto que escuchamos durante el viaje:homogéneo, disciplinado, afinado y seguro de su extenso reper­torio. Sus cuatro fiestas principales son: Semana Santa; dia deSan Juan (24 de junio); dia de la Virgen (8 de diciembre), yla fiesta de Navidad. Esta última la organizan las Hermanitasde la Madre Laura, con las limosnas que recogen los indigenas.La música para el "Niño Dios" la suelen tocar con todo elconjunto.

En todas sus fiestas acostumbran sacrificar una o más reses,con cierto ritual que va acompañado de su respectiva música,para antes y para después de la muerte del animal. Indudable­mente, que como en las corridas de toros que se celebran duran­te las fiestas, se trata de la supervivencia de un rito de fecun­didad de la tierra por medio de la sangre del animal, o del hom­bre, cuando se trata de capeas. Suelen comentar que entre más"muertitos" hay durante las capeas, "mejor salió la fiesta". Noacostumbran música amorosa o de enamoramiento como entre losQuechuas y Aztecas. Las melodias que tocan las dos flautas "ala novena del entierro" son excepcionales por su musicalidad,belleza y sentimiento.

Llaman la atención las melodias de indudable origen incaicoque -se aprecian tanto en la música tradicional de San Andréscomo en la de Calderas. En ambos casos se trata de melodiasde gran carácter autóctono, línea melódica señorial y de singu­lar belleza e interés musical y etnológico. Estas melodias tienen

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cierta similitud con el famoso himno al Inca que se escucha ac­tualmente, con textos religiosos .católicos, desde el norte de Ar­gentina hasta el norte del Ecuador. ¿Se trata de relaciones comer­ciales-culturales antes de la llegada del europeo? ¿Se trata deMitimaes? ¿Qué relaciones existieron entre los poderosos Incasy los Páez para que éstos últimos llegaran a adoptar la músicaceremonial incaica?

Debido a los aguaceros constantes y al mal estado de loscaminos, no fue posible registrar la música del conjunto de Avi­rama, parcialidad que se encuentra cerca de Belalcázar y queen condiciones normales es de fácil acceso. En Silvia, a treshoras de Popayán, nos informaron las autoridades que haciadiez años que había desaparecido el conjunto musical indigena.Afortunadamente existen grabaciones hechas en discos por Ga­briel Ospina y Gregorio Hernández de Alba, en 1943, que se con­servan en el archivo del Instituto. Según el Jefe de la Comisiónde Asuntos Indigenas, en Silvia aún queda un conjunto Guam­biano, en Jambaló. Se le llama "Chirimía" y está formado portres flautas y tres tambores de diferente tamaño, y tocan en lafiesta un repertorio de tres o cuatro piezas "largas o monótonas".

El viaje de regreso a Popayán fue sin novedad, salvo los des­lizamientos y un asalto a mano armada a un jeep de un finqueroantes de llegar a La Plata. Nuestra siguiente meta fue la costaAtlántica, vía Avianca de Bogotá a Barranquilla. Los diluviosdiarios y los pocos días disponibles, solamente nos permitieronun sondeo de la zona costera. No se necesita mucho tiempo paradarse cuenta de que el abandono material y espiritual en que setiene al músico y al artista popular, tanto a los negros como alos nativos y a los criollos, está produciendo una degeneracióny mistificación de la música y del arte tradicional en un pueblomusical y artista por excelencia. A esta desorientación del gustopopular contribuyen las radiodifusoras, las sinfonolas, .las casasde música (?), y las camionetas de propaganda comercial que in·vaden las calles y los hogares con sus melodías exóticas, ramplo­nas y vulgares. Ultimamente la moda de alquilar altoparlanteselectrónicos para. las fiestas particulares y públicas, tiende adesplazar la música y el músico popular. Se habla mucho y sehace mucha literatura sobre música y bailes con nombres suges­tivos y pintorescos, pero al tratar de recopilarlas se encuentrauno con que solamente existen en versiones improvisadas de gru-

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pos heterogéneos que surgen durante la época de carnavales, so­bre todo el de Barranquilla. Pero aun este carnaval está cayendoen manos de los agentes de publicidad, que lo utilizan con fineslucrativos.

Esta situación resulta más lamentable aún, pues no cabeduda de que el litoral Atlántico en general, y las regiones deGuajira, Magdalena, Sinú y Chocó, en particular, conservan unacervo valiosísimo de música indígena, negra y criolla, y unaartesanía popular artísticas con enormes posibilidades turísticasy económicas. El doctor Manuel Zapata Olivella y su hermana,Delia Zapata, han divulgado extensamente la música y la danzade estas regiones.

La cerámica, totumas decoradas y las tallas de madera deSan Martín de Loba; los tejidos, verdaderas filigranas, en pal­ma fina, de Usiacurí; los vistosos sombreros de San Andrés (Bo­lívar), y las mochilas o "carrieles" de piel de nutria, de Antio­quia, entre otros muchos objetos, se pueden comparar en buengusto, técnica y originalidad, con los de cualquier otro país. Perourge defenderlos del mal gusto y del comercialismo, fomentán­dolos por medio de un museo de arte popular.

En Barranquilla se logró, con la valiosa ayuda del señorEfraín Mejía, registrar la música del pueblo cercano de Sole­dad. Dos horas de excelentes interpretaciones del músico y maes­tro Alejandro Barceló y de la entusiasta "Cumbia Soledeña", quedirige y anima el señor Mejía con grandes sacrificios y esfuerzos,fue el resultado de esta excursión nocturna al simpático pueblo.Mencionemos que Efraín Mejía y su hermana forman la mejorpareja de la Cumbia en la región de Barranquilla. Cumbia esun término genérico que se aplica al baile y al conjunto de bai­ladores y músicos. Según Manuel Zapata Olivella, también lellaman cumbiamba.

La grabación se hizo en la noche, porque los miembros delconjunto son agricultores que trabajan durante el día. Actuaronuna "flauta de millo o caña de millo", instrumento singular,hecho de carrizo con lengüeta sencilla y cuatro orificios, que setoca como la flauta travesera, pero por medio de aspiracionesy de soplo directo. El instrumento mide escasamente cuarentacentímetros y produce sonidos agudos con un timbre nasal pa­recido al oboe. Acompañan esta "flauta" el "tambor alegre" yel "llamador", tambores cónicos de tipo africano hechos de tron-

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cos de "coco" o sea, palma. Son de parche sencillo de piel de"chiva hembra", y afinados por tracción. Manuel Zapata los de­nomina "tambores macho y hembra". También tomaban partemaracas, un sonajero guasá o guache, en este caso moderno, esdecir, fabricado de lámina, y la "tambora" o bombo.

El maestro Barceló, sucesor del famoso músico D. AntonioPacheco, muerto a principios de año por un taxi, inició la jor­nada con algunos toques antiguos admirablemente bien ejecuta­dos en la "flauta de millo", con una afinación segura, belleza desonido y un gran estilo. Estos toques acusan un fondo indigenay reminiscencias morisco-españolas, lo cual nos indica el posibleorigen del instrumento. Las frases están muy bien construídasy son desarrolladas con gran vigor, colorido e imaginación. Sonmelodías, que, como el instrumento en que se interpretan, tienensus propias características, de mucho valor musical y etnológico.

El maestro Barceló, quien fabrica y domina todos los ins­trumentos del conjunto, nos brindó dos ejecuciones electrizantesde un toque tradicional en el tambor alegre o macho. Es unainterpretación extraordinaria y alucinante en que los dedos má­gicos del viejo músico se apoderan de la imaginación y emocióndel oyente. El mismo maestro nos proporcionó datos importantessobre la fabricación de los instrumentos y sobre la música deantaño, y, como upilón", nos tocó dos versiones de un u porro"que aprendió en su primera juventud.

Después de registrar la escala fundamental de la flauta demillo y el timbre de cada instrumento, se grabaron varias obrastocadas por el conjunto y los toques de carnaval, de distintoslugares, según explica en la cinta el señor Mejía. Finaliza la gra­bación con dos versiones de la cumbia, en las cuales la parejaMejía hizo alarde de gracia, ritmo, plasticidad e imaginación enlas diferentes evoluciones. Se trata de un baile de pareja suelta,durante el cual ella lleva con donaire una velita o esperma encen­dida en la mano derecha. La cumbia es un baile afro-criollo, deantecedentes relacionados con la fecundidad, ella esquiva los em­bates del hombre, quien la requiere con pasos, gestos y actitu­des sugestivas y plásticas. I!ay momentos en que los papeles secambian y el hombre es el que parece desdeñar los coqueteosde la mujer. Según Efrain Mejía, la cumbia está cayendo en elolvido entre el pueblo, debido a los altoparlantes y a que los co­merciantes han aumentado veinte veces el precio de las velas que

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se emplean en gran cantidad duranté la noche. Cuando tomanparte muchas parejas, la luz de las velas produce una estela fan­tasmagórica, vibrante y sonora, que indica la disciplina y agili­dad de los danzantes.

La coreografía y evoluciones de la cumbia tienen grandes po­sibilidades en el desarrollo de un ballet colombiano.

Como de costumbre, la sesión terminó en medio de un granjúbilo y algarabía de los chicos y adultos del barrío, que se con­gregaron al son de los tambores y de la flauta mágica del viejoartista. La tibíeza de la madrugada a nuestro regreso a Barran­quilla, parecía acentuar la presencia de las melodías de la flautay la vivencia de un pueblo sano, trabajador y alegre, empeñadoen un noble esfuerzo de superación espiritual y material.

Bogotá, díciembre de 1961.

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Músicos del Conjunto de Calderas (Tierradenlro).

Conjunto de músIcos de San Andrés (Putumayo).

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EL CARNAVALlTO

ENTRE LOS INDIGENAS INGANOS

DE YUNGUILLO

Po, VIDAL ANTONIO ROZO

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En la margen derecha del Alto Caquetá y en territorio dela Comisaría Especial del Putumayo, se encuentra situado el res­guardo indígena de Yunguillo, que comprende una extensión decinco mil hectáreas de tierra casi virgen y un pequeño poblado,con unas veinte casas, iglesia y escuela, que se levantan sobreuna pintoresca planada elevada sobre el nivel del río y a qui­nientos metros de dístancia de éste. El Caquetá, ya caudalosoy veloz, comienza a ser navegable en partes y pone a pruebala destreza de los indígenas en el manejo de sus rudímentariasbalsas. Por la parte sur del poblado corre la quebrada de Tirin­guára que por varias bocas rinde su caudal al río y contribuye

•a la economía y esparcimiento de los luganos con su variada ri­queza pesquera y la tranquilidad y limpidez de sus aguas.

En este sitio vive y labora un grupo compuesto por cercade seiscientos indígenas que, a diferencia de otros grupos de lamisma tribu ingana establecidos en distintas regiones al ser des­plazados por la colonización blanca, ha logrado permanecer máso menos unificado. Su organización en resguardo y el relativoaislamiento en que han permanecido por la naturaleza selváticade su territorio y por la falta de adecuadas vías de penetración,han sido factores que en parte los mantienen a salvo de muchasinfluencias extrañas. Han podído conservar así, algo de su acervocultural, exteriorizado en manifestaciones folclóricas que comola fiesta y danza del "carnavalito" trataremos de describir acontinuación.

Esta fiesta es común, con algunas variantes, a las que tienenotras agrupaciones indígenas del Putumayo, como la lugano dela región de Santiago y los Kamsás que habitan en las vecinda­des de la población de Sibundoy, en el valle del mismo nombre.Es, además, la única fiesta profana que estos grupos conservan

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todavía, donde la danza es solamente motivo de diversión, ya queal parecer han olvidado las que, seguramente, con carácter ritual,celebraban sus antepasados.

Tiene lugar en los primeros días de diciembre, época de ve­rano en aquellas regiones, y los preparativos se inician con va­rios días de anticipación. Hombres y mujeres se dedican a arre­glar los atavíos que orgullosamente han de lucir: reparan lascoronas que desde el año anterior han tenido guardadas; limpiany ensartan las innumerables y vistosas cuentas de vidrio parasus collares; las mujeres tejen los chumbes que deben ponersealrededor de la cintura y las fajas que han de sujetar la cusmade los hombres. Con el mayor esmero se preparan: la chicha dejugo de caña fermentado y los masatos de yuca, plátano o chon­taduro, masatos hechos de la masa que resulta de moler estosalimentos, mezclada con panela yagua, que después se deja fer­mentar. Se reúnen los alimentos a consumir en los días que dureel carnaval, tales como yuca, plátano, maíz, ñame, batata, todolo cual, unido a las carnes de cerdo y gallina o producto de lacacería, se come condimentado con ají.

La víspera de iniciarse la fiesta, una comisión compuestapor el gobernador indígena y los alguaciles, precedidos por unconjunto de cuatro músicos que van tocando dos flautas trave­seras, un tambor pequeño y uno grande, visitan al cura con elobjeto de llevarle el "camarico" (conjunto de regalos consisten·te 'en gallinas y huevos), y de pedirle permiso para hacer la fies­ta. Obtenido éste y después de ejecutar algunas piezas musicales,se retiran para ultimar los preparativos del baile que ha de ini­ciarse al día siguiente, que siempre es un sábado. En la mañanade este día, la animación reina en todas partes. Los estrechoscaminos vecinales se alegran con el bullicio de las familias quevistosamente ataviadas se dirigen al pueblo. Las mujeres, pinta­da la cara con achiote, la cintura y las caderas ceñidas con grancantidad de chumbes (fajas de algodón con motivos decorativosgeométricos de muchos colores); al cuello, collares o chaquirasde cuentas de vidrio, que demuestran la situación económica desu poseedora según la cantidad y peso que cada una lleve; en lacabeza una corona de hilos de lana tejidos en forma de trenzay con una cauda de cintas de colores; en las muñecas más cha­quiras y la "pacha" (falda) y el "topulle" (blusa) nuevos o re­cién teñidos de negro o azul oscuro. Los hombres con sus cusmas

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blancas prensadas en la cintura por la faja de algodón, y las mu­ñecas envueltas en cordones blancos que terminan en pequeñasborlas de colores; en el cuello no ha de faltar un pañuelo de sedade vibrante color. Algunos llevan coronas de cintas o de plumas.Todos, hombres y mujeres, portan algún instrumento- musical oalgún aparato para producir ruido. No usan máscaras de nin­guna clase.

En casa del Gobernador se organizan en dos grupos, uno dehombres y otro de mujeres; cada uno bajo la dirección de unabanderado. El que comanda el grupo femenino es un hombrevestido de mujer. Corriendo se dirigen a la plaza, que en losdias anteriores las mujeres se han encargado de desyerbar ylimpiar convenientemente, gritando y haciendo sonar cada cualel instrumento o los instrumentos que lleve; los abanderados ha­ciendo ondear las banderas que por un lado son blancas y porel otro negras; ya en el centro de la plaza, los dos grupos for­man círculos de dos filas concéntricas y comienzan a girar haciala izquierda, al mismo tiempo que bailan, cantan y tocan. Así,cada individuo es al mismo tiempo bailarín, músico y cantor.Los instrumentos musicales principalmente usados son: la flautahorizontal o travesera, la flauta de Pan llamada "rondador", eltambor pequeño, al que le dicen "caja"; un instrumento de vi­bración hecho de la caparazón de una tortuga pequeña; el cuer­no o cacho, y el "churo", una especie de pito hecho con la conchade un caracol de tierra y que es tocado preferentemente por lasmujeres; además, usan una sarta de cuentas vegetales que almoverse rítmicamente producen un sonido similar al de las ma­racas. Los que no disponen de ninguno de estos instrumentos,producen la música golpeando tarros de lata o silbando en fras­cos de vidrio vacíos.

Siguiendo a los abanderados, los dos círculos giran incesan­temente, desplazándose por la plaza, sin dejar de tocar un solomomento, algunos llevan el son con un canto de una estrofa, querepiten sin cesar en lengua inga y que traducido dice:

"Carnavalito con un palito,aquí amigo, te venimos a visitar,saludamos al señor gobernadory dentro de un año nos volveremos a ver".

Completamente poseídos, siguen el monótono ritmo con la mi­rada en el suelo, el cuerpo echado un poco hacia adelante y mo-

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viendo la cabeza hacia uno y otro lado. Bailan por horas y horas ,y, aunque se les note el cansancio por el sudor y la congestiónque el ejercicio les produce, la danza sigue hasta cuando losabanderados ponen las banderas recostadas contra la gran cruzde madera que hay en el centro de la plaza y todos se sientan-en el suelo a su alrededor. Después de unas cuantas libacionesse continúa el baile, que dura todo el día y sigue en la noche,hasta que ya embriagados por los efectos de las bebidas, los gru­pos se desorganizan y terminan por mezclarse hombres y mUJe­"res; entonces no es extraño que se presenten díscusiones y enoocasiones se provoquen riñas. Esta promiscuidad en que por logeneral terminan los bailes, ha sido la causa para que última­mente los misioneros los hayan prohibido. La fiesta continúaen los dos días siguientes, pero ya el baile no es en la plaza sinoen la casa del gobernador, el segundo día, y en casas particula­res, el último.

Aunque todas las personas que toman parte en el baile, eje­cutan su papel sin distinguirse especialmente ninguna a excep­ción de los abanderados, que solamente se limitan a encabezarlas ruedas y dirigir la marcha, hay dos personajes que se des­tacan dentro del conjunto y que al mismo tiempo que bailan cum­plen una función diferente: son dos indígenas que conveniente­mente dísfrazados y pintados, representan un matrimonio de ne­:gros; el marido porta una cerbatana con dardos, y la mujer, que"es otro hombre vestjdo con" prendas femeninas, lleva colgado ala espalda un canasto que contiene algunos alimentos y un muñe­"co de madera que representa su hijo. Este par de personajes du­rante el baile van siguiendo al grupo de mujeres a las cuales cl:hombre dispara dardos con su cerbatana. Cuando una mujer estocada por un dardo, la negra corre, la alcanza, le da un gran gol­"pe con la mano por la espalda y simula asir la presa que se supo­:ne cazada por el negro, sin lograrlo nunca. De pronto hacen una:pantomima de riña, en la cual el hombre le reclama airadamen­"te a la mujer por no haber logrado coger ninguna de las muje­res que él ha cazado; llegan a las manos y en las incidencias dela pelea, arrojan al suelo todas las cosas que portan y termi­nan por huir, la mujer seguida por el negro, entre las risas yburlas de todos.

El baile indígena conserva en el carnavalito la mayoria delas condíciones ancestrales de las danzas incontaminadas por in-

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fluencias extrañas. Por varias de estas características se reconocesu condición autóctona. Asi, los hombres y las mujeres bailanen grupos separados, sin existir la costumbre de tomarse porparejas, ni aun cuando, desorganizados por los efectos de la be­bida, los dos grupos se mezclan; el movimiento del conjunto encirculos giratorios, que según algunos autores, es una reminis­cencia de las danzas de carácter lunar; la gran sencillez de lospasos, que únicamente hacen que el cuerpo se levante y baje alritmo del movimiento de las piernas; los brazos y manos casiquietos, sólo se mueven lo necesario para poder hacer sonar losinstrumentos musicales; la repetición constante y casi guturalde la elemental letra que van canturreando, etc.... pero se pue­den observar algunas caracteristicas de introducción posteriorcomo: la figuración de la pareja de negros que representa un pa­pel tan desairado dentro del conjunto; esta ridiculización de losnegros, es notoria también en otras danzas indigenas de distin­tas regiones de Suramérica, especialmente entre los grupos delos Andes Perú-Bolivianos, y del Ecuador; el uso de algunos ins­trumentos musicales como el tambor de doble membrana, quees considerado por muchos como de introducción post-colombina;la utilización de recipientes de lata y frascos de vidrio como im­provisados instrumentos, y por último, el mismo nombre de "car­navalito" con el que designan esta fiesta y que no tiene equiva­lente en la lengua inga.

Instrumentos musicales. Los instrumentos musicales más co­múnmente usados por los Inganos en la danza del carnavalito,son:

La flauta horizontal o travesera, denominada por ellos "flau­ta de cachupendo", por llamarse asi la planta de la familia de lasgramineas de donde la hacen; cortan el tallo verde y lo guar­dan por una buen tiempo; cuando consideran que está bastanteseco, proceden a cortarlo del tamaño conveniente que ha de te­ner la flauta, por lo regular de 55 a 60 centimetros de largo;tapan la caña por un extremo con un corto taco de madera ycon un objeto puntudo y caliente le abren el orificio para la bocaa dos centimetros del mismo extremo y los registros para losdedos, que son seis y ocupan un poco más de la mitad de lalongitud de la flauta. El conjunto musical de Yunguillo, com­puesto por cuatro músicos, que son los encargados de acompañar

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las procesiones religiosas y tocar en la iglesia durante la misay en otras festividades, utiliza dos de estas flautas acompaña­das de un tambor pequeño y uno grande. En el poblado hay 3o 4 individuos que la saben tocar con verdadera habilidad.

La flauta de Pan, es llamada "rondador" y la usan única­mente como instrumento acompañante. La fabrican de diferen­tes tamaños y de variado número de canutillos. Este tipo de flau­ta, uno de los más típicos entre los indigenas, es conocido porcasi todos los grupos. de Suramérica y se le designa con dife­rentes nombres.

El tambor de doble parche, llamado "caja". Este pequeñotambor, que se toca golpeándolo con un pequeño palo, es de undiámetro aproximado de veinte centímetros y de igual altura. Sefabrica utilizando una sección, vaciada al fuego, de un troncoque se cubre en los dos lados por sendos pedazos de piel de ve­nado o cerrillo (cerdo de monte), templados por la presión dedos aros de chonta superpuestos, los que van sujetos por cuer­das de moriche pasadas de arriba a abajo formando triángulosy que rema,tan en dos vueltas alrededor de la parte media delcilindro; de alli mismo se desprende la cuerda que sirve parasujetarlo a la cintura o al hombro del, músico. El pequeño ta­maño del tambor permite manejarlo con comodidad al mismotiempo que se -baila. .

_ El c¡tcho: Es'un instrumento hecho de un cuerno de ganadovacuno, al que se le abre una perforación cerca a la parte másaguda, por la cual se introduce la columna de aire que ha deproduCir el sonido, que es parecido al de un pito de vapor. LosInganos lo usan para convocar a la gente al pueblo o para lla­mar a los individuos que han de tomar parte en las mingas,ya que por su gran sonoridad permite que se escuche a grandesdistancias. En la fiesta del carnavalito se usa como instrumentoacompañante, haciéndole producir un sonido corto y continuo.

El churo: Es mí silbato construído utilizando la concha deun pequeño cara,7ol de tierra; es usado preferentemente por lasmujeres.

La tortuga: Este instrumento se fabrica de la caparazón deuna tortuga pequeña, en uno de cuyos extremos inferiores se co­loca un pedazo de neme muy endurecido. Al hacer rosar fuer­temente el dorso de la mano sobre este pedazo de neme, se pró-

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INSTRUMENTOS MUSICALES USADOS EN EL 'CARNAVALITO"

2

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Flauta de "cachupendo"

4· Tortuga

2· Rondador.

!S - Cojo.

4

6

3 - Cuerno o cacho_

6 - Churo.

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duce un sonido vibratorio aumentado por la resonancia de lacaja que forma el caparazón de la tortuga.

Nota: las anteriores observaciones fueron hechas en la po­blación de Yunguillo, durante la permanencia en esa localidadde la comisión enviada por el Instituto Colombiano de Antro­pología a las regiones del Alto Caquetá y Putumayo, en los mesesde junio y julio de 1961.

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