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El Espacio Protegido del Diálogo La familia y la pareja ante el reto de crecer con cada nueva crisis. â Copyright Sergio & Rosario Michel: Oct./2008. CIPRE (462) 624-38-85. Correo: [email protected]

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Libro del Dr. Sergio Michel y la Dra. Rosario Chávez en donde se abordan temas de comunicación

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PRIMERA PARTE

Rosario Chvez y Sergio Michel 34 35 Los Caminos del Dilogo

El Espacio Protegido del Dilogo

La familia y la pareja ante el reto de crecer con cada nueva crisis.( Copyright Sergio & Rosario Michel: Oct./2008.

CIPRE (462) 624-38-85.

Correo: [email protected] PRESENTACINLa lectura del El Camino del Dilogo me dej una agradable sensacin y la certeza de que Sergio y Rosario han tocado de manera magistral el tema, tanto del origen como de la salida del caos fragmentador que en nuestras relaciones vivimos actualmente los humanos en el planeta tierra. Me parece que retratan el conflicto humano fundamental entre al tener y el ser, de manera muy directa, profunda y tan simple como sucede en la cotidianeidad, desde el nivel individual hasta el global, pasando por el familiar y el comunitario.

Ponen el dedo en la llaga al afirmar con claridad y contundencia, tal vez de manera despiadada aunque necesaria, que para revertir los patrones dolorosos, destructivos y tristemente repetitivos presentes en todos los niveles de la relacin humana, es necesario mucho ms que una simple buena intencin, es necesario invertir en un proceso de desarrollo de la conciencia personal. Mirar hacia adentro, observarse a s mismo es la clave para sortear la tentacin de la salida fcil: voltear hacia fuera y culpar a todo y a todos por lo que no podemos obtener. Los padres de corazn grande y conciencia chiquita suelen creer inocentemente en el poder absoluto de la buena intencin y del amor romntico o en el favor divino que solucione los conflictos ms terribles sin que haya que tomar decisiones o experimentar procesos difciles y dolorosos. Ponen el dedo en la llaga al denunciar la triangulacin en la que los padres incurren al utilizar a los hijos como rehenes y embarrarlos abierta o sutilmente de sus limitaciones al momento de enfrentar sus diferencias.

En general veo que su descripcin sobre la guerra cotidiana, abiertamente enconada o hbilmente soterrada, tanto en el nivel familiar como el de pareja, es una copia fiel del conflicto de la dualidad, que nos impregna a nivel social, nacional e internacional en esta poca. A travs del texto puedo ver la forma en que la experiencia cotidiana refuerza el modelo fragmentado y dual, y puedo inferir cmo ste, a su vez, configura las relaciones humanas cotidianas.

Me parece que Sergio y Rosario exponen perfectamente tanto la ignorancia ingenua como la pobreza de comunicacin en la vida cotidiana de las parejas y de las familias. Ignorancia y pobreza que a su vez son estimuladas por un sistema que se promueve el vivir ms hacia fuera.

En cuanto a la propuesta para romper este crculo destructivo, veo que va dirigida directamente al origen del problema, justo al espacio-territorio en el que el caos puede ser neutralizado de manera sustentable y efectiva: el espacio interior de cada individuo y el territorio de su propia experiencia, es decir, su propio organismo, dado que a travs de ste entra en relacin con su mundo interno y con todo lo que le rodea. La forma en la que se concatenan los ocho temas para el desarrollo de una conciencia facilitadora me clarific y me gust especialmente.El planteamiento de promover a la familia como un sistema inteligente y autorregulable, en proceso de mejora continua y crecimiento sostenible, me parece sumamente estimulante, necesario e inspirador. Slo enfatizara que el origen de un sistema de esta magnitud, en mi opinin personal, se encuentra en el sistema de la pareja formada a partir del auto conocimiento personal.

El captulo uno me pareci un compendio muy sencillo, claro y significativo de la comunicacin humana efectiva, esa que se basa en la intencin sana y real de entrar en contacto con el mundo del otro, partiendo de sus antecedentes, caractersticas y elementos bsicos. Algo que tuve la oportunidad y el privilegio de vivir y aprender directamente con Sergio y Rosario como su alumno en el entrenamiento para Facilitador del Aprendizaje, en la maestra en Desarrollo Humano y en los talleres de Paz Interior, adems de vivirlo como un conspirador en la aplicacin de este conocimiento en una experiencia pionera en el campo guanajuatense.

Como alumno, lector y conspirador de ese mundo que Sergio y Rosario avizoran en este excelente libro, me siento muy agradecido, estimulado e inspirado tanto por el contenido, claridad y sencillez en la exposicin de las ideas y las vivencias, como por el compromiso y testimonio profesional y de vida de sus autores.

Gonzalo Daz Garmendia.Consultor en Desarrollo Comunitario, Comunidad Educativa Del Bosque: Irapuato Gto. Junio 2008

INTRODUCCINLas crisis que, en diferentes niveles, vive hoy el ser humano lo impactan de diversas maneras. Hay quienes ven tocadas su conciencias por las condiciones de pobreza extrema de una gran proporcin de pobladores de nuestro pas y de nuestro mundo; hay quienes ven con alarma los cambios climticos y la contaminacin que nos desborda con sus mltiples orgenes y manifestaciones; En el nivel social, abunda la corrupcin, la drogadiccin, el pandillerismo, el suicidio, la violencia intrafamiliar, el abuso sexual, la inestabilidad. Como comn denominador, a travs de los diferentes niveles socioeconmicos los seres humanos muestran una gran dificultad para mantener relaciones interpersonales, especialmente en la pareja y la familia, por lo menos medianamente estimulantes y constructivas.Los caminos explorados han sido igualmente variados: Hay quienes buscan con urgencia cambios en el mundo exterior; promueven vivienda digna, mayor productividad, creacin de fuentes de trabajo, leyes y protocolos para la proteccin ecolgica, hbitos de consumo moderados, retorno a los valores tradicionales, la prctica de la oracin, leyes y castigos ms severos contra los infractores y los corruptos, pena de muerte a los secuestradores, etc., etc.

Como observadores de los medios de comunicacin ya no nos sorprende la pobreza de los modelos de interaccin humana ah exhibidos. Basta con asomarnos a cualquier hogar con televisor y seguir, por ejemplo, alguno de esos concursos dirigido por buenas conciencias primitivas que en su bsqueda de audiencia montan modernos circos romanos y de manera sana e inofensiva maltratan, ofenden, hostigan o expulsan a los aspirantes a convertirse un da en el nuevo dolo o cantante de moda. Esta es la manera de prepararlos para la vida; entre mayor es el hostigamiento mayor es la popularidad del programa cuyo modelo educativo promueve y a la vez se alimenta de conciencias primitivas. Cualquier espacio pblico, o privado, una cenadura, un parque, el comedor de algn hogar es testigo silencioso de las pobres relaciones familiares. La familia puede estar fsicamente cercana pero distante en el afecto y la confianza. Usualmente pap est distrado, mam ocupada corrigiendo a los hijos que a su vez terminan lo ms pronto posible sus alimentos para buscar un lugar ms atractivo donde estar. Detrs de esta serie de interacciones cotidianas y aparentemente inofensivas, se encuentra en juego, como un virus destructivo, una serie de heridas, hbitos, creencias y miedos trasmitidos con sigilosa eficiencia de padres a hijos por generaciones y generaciones. La velocidad con la que se lleva a cabo esta transmisin de patrones destructivos cargada de dolor, soledad, violencia, abandono, inseguridad, etc., es tal que cualquier tratamiento teraputico individual o familiar representa tan slo un grano de arena de una inmensa playa social infectada. Algunos casos tratados individualmente tal vez llegan a ser curados de vez en vez pero eventualmente su impacto se pierde en la inmensidad. La eficiencia con la que un terapeuta tal vez sane una herida es insignificante cuando se compara con la rapidez epidmica con la que se propaga el trauma familiar y social en todos los niveles. Prcticamente en cada familia de cada pueblo y de cada pas adems de la ya de por s grave inseguridad social y de la contaminacin de los medios masivos de comunicacin existe un hijo lastimado y o abandonado, un pap ausente, alguien que manipula, alguien que es manipulado, alguien que lastima, alguien que es herido, alguien que prefiere no decir la verdad de sus sentimientos, alguien que se calla con la boca pero ejerce la violencia de palabra obra u omisin, alguien que desconfa, alguien que invalida, alguien que, como si fuera un deporte, practica el hostigamiento o corrompe con el chantaje, etc. Quien puede decir que de manera intencional o involuntaria no ha jugado algunos o seguramente varios de estos papeles. Generalmente el que lastima es el mismo que fue lastimado. Las terapias, consejos, libros, conferencias, sermones dominicales, y numerosos programas preventivos apenas rascan la superficie de una salud mental de la familia en lo particular y de la sociedad en lo general tan cotidianamente pobre que ya nos parece normal. Finalmente una familia atrapada en sus propias relaciones destructivas, es el primer eslabn de un ciclo ms que se recrea por generaciones y se manifiestan en todas las esferas: Lo que somos y aprendemos en la familia, finalmente lo reproducimos en todos los mbitos de nuestras relaciones posteriores. Ahora bien: Qu nos toca hacer ms all de sentirnos objetos lanzados por la inercia de tantos hbitos destructivos en sta nuestra comunidad, nuestro pas y nuestra aldea global? ste es el reto que nos ocupa en este libro!

Sugieren los pioneros del movimiento Simple living: Piensa globalmente pero acta localmente. Para nosotros actuar localmente significa comenzar ya, de una manera humildemente poderosa y concreta, a partir del hogar. Se trata de convertir a la familia en un espacio de crecimiento emocional sustentable. S, de crecimiento sustentable lo cual quiere decir que nos perdonen por la blasfemia nuestros colegas profesionales de la salud mental que no se requiere construir una dependencia, otra ms, de un especialista o agente ajeno para mantener un proceso de sanacin y desarrollo continuo en la familia. Sostenemos que la familia posee un gran potencial; la capacidad de salir adelante por s misma y reencontrar su funcin original de ser espacio privilegiado de desarrollo a travs del recurso viable y de gran impacto tema de este libro: El espacio protegido del dilogo (ver Cp. VIII).

La historia de la humanidad da cuenta de revoluciones gestadas en la esperanza de cambios profundos y de la construccin de un mundo mejor. Sin embargo, cuando dichas revoluciones bien intencionadas con su pretendida transformacin de estructura (social, poltica, econmica, religiosa, etc.) no ocurren en paralelo con un desarrollo de la conciencia personal, el cambio pretendido se diluye en la retrica. Observamos discursos brillantes e ideas innovadoras en bocas de personas atrapadas y limitadas por sus propias reas ciegas, por sus propias limitaciones modeladas tempranamente en el seno familiar. Hay lderes que hacia afuera predican el camino de los valores, de la democracia, de la emancipacin, de la defensa de los derechos fundamentales, de la hermandad, el amor, etc.; pero al interior de su organizacin y de sus propios hogares resultan autoritarios, adictos al poder, incapaces de escuchar, de resolver conflictos de manera verdaderamente constructiva y respetuosa. En las cmaras legislativas aparecen iniciativas, proyectos de ley, y reformas muchas veces valiosas e interesantes, surgen debates que eventualmente degeneran en espectculos deplorables. En la televisin las declaraciones de los bandos polticos enemigos muestran que cada bando, desde su paranoia, ve con toda claridad slo al gandalla de afuera. La verdadera ansia de poder desmedido est en el otro, en el malo de enfrente. Cada estacin del ao trae versiones nuevas o recicladas de pugnas entre figuras pblicas jugando el ancestral pleito de verduleras. Desafortunada y trgicamente, ninguna de las partes en pugna es capaz de verse en el espejo del enemigo; ninguno de los contrincantes est dispuesto a reconocer su realidad interior. Los humanos parecemos desarrollar una conciencia muy parcial y sobre todo proyectada hacia el exterior; lo cual alimenta la percepcin de ser organismos separados con membresa en diferentes partidos, ideologas, prcticas religiosas, nivel socio-econmico, color de piel, etc. El ser humano de conciencia primitiva no se reconoce en muchos aspectos que slo ve afuera. En el fondo los adversarios polticos se la pasan peleando con el reflejo de si mismos; se reconocen y no se soportan porque padecen de lo mismo incluidas sus conciencias primitivas. Los nombres pueden variar y asimismo las formas del conflicto y hasta los partidos protagonistas, pero en el fondo la queja es la misma: cuidado con el otro! es peligroso, ha secuestrado al pas, tiene ansias de poder desmedido, es tramposo, es deshonesto, es hipcrita e incongruente, es manipulador slo quiere su propio beneficio. Es tan fcil ver todo esto afuera y tan difcil reconocerlo en s mismo, reflejado en el mismsimo espejo del enemigo aparente. En las cmaras legislativas es bastante comn observar como lo ms natural la cultura del antidilogo. El debate de ideas, de pronto se convierte en una verdaderamente grotesca tertulia entre los oyentes que alegremente hablan por su telfono mvil o dan campantemente la espalda al orador en turno, discuten, se ren, se rascan las orejas y se sacan discretamente los mocos, en fin hacen todo menos escucharse con respeto. En el discurso, tal como se muestra en sus promocionales desplegados con mercadotecnia impecable, se mencionan orgullosamente los valores de la democracia, de la tolerancia, la pluralidad, sin embargo, cuando se trata de traducir los conceptos a conductas observables, aparece el lado feo de la incongruencia. Las entrevistas y disertaciones pblicas pueden ser bonitas y conmovedoras; finalmente se pueden pulir, pensar y repensar, con inteligencia para el momento de salir al escenario, sin embargo, las reacciones de irrespeto e intolerancia son tan automticas tan cotidianas y tan indiscretamente autenticas y reveladoras que finalmente terminan deslizndose en el momento menos oportuno. Se habla con quisquillosa certeza de la esquizofrenia, el autoritarismo, la intolerancia, el ansia de poder del otro pero que difcil es reconocer todo ello como propio. Slo el desarrollo de la conciencia el autoconocimiento es capaz de enfrentar a cada quien con sus propias reacciones automticas con sus propias reas ciegas para trascenderlas. El ejercicio del poder silenciosamente corroe a las personas y las convierte sin su consentimiento en verdaderas adictas a l. Sin embargo, cuando ni siquiera se es capaz de reconocer las propias adicciones, como al alcohlico le ocurre, difcilmente se puede aspirar a la desintoxicacion.No nos sirve de nada escandalizarnos por la corrupcin que nos ha penetrado profundamente como sociedad desde los niveles ms bajos hasta los ms altos. No basta vociferar con indignacin ante la violencia y la inseguridad del secuestrador y del narcotraficante de afuera, tenemos la obligacin y la oportunidad de reconocer con la claridad que surge de la conciencia que la corrupcin, el trafico de influencia, la manipulacin la deshonestidad se maman en la familia pero no en la familia del vecino sino en la propia. Por ejemplo, yo no tengo derecho de sealar con indignacin la falta de transparencia de un funcionario que oculta informacin para proteger a su padrino o compaero de partido etc., cuando la interior de mi propio hogar mi pareja, por ejemplo, me preguntan que me pasa y yo, a pesar de mi resentimiento, digo nada. Cuando veo la falta de transparencia afuera, pero no veo la ma propia, y entonces juego al mudo que oculta informacin y en lugar de confesar mnimamente que no estoy en este momento dispuesto a abrirme contigo con la mayor impunidad digo nada y despus de un par de horas aparece inadvertidamente la primera manifestacin de mi corrupcin; se me sale sin querer como si fuera un pedo inoportuno un comentario sarcstico o agresivo contra la persona con la que no pude expresarme de manera constructiva y transparente. Claro! cuando tengo tanto temor a ser rechazado, criticado, sealado, prefiero callar con mi boca aunque despus mi conducta hable de manera destructiva. Quienes practican alguna forma de cristianismo probablemente han odo de una consigna bblica curiosa y desde luego aplicable exclusivamente a los dems: Si tu hermano te ofendi no dejes que se meta el sol sin ir a hablar con l. Cmo voy a hablar con el hermano que me ofendi si ni siquiera estoy conectado con mi conciencia? es decir, si ni siquiera la reconozco, si no me doy cabalmente cuenta de lo que me ha lastimado.

El camino para iniciar la construccin de un mundo menos corrupto, ms transparente y constructivo; el camino de la sanacin de las relaciones fracturadas; el camino del autoconocimiento curiosamente est ms cerca de lo que las personas se imaginan. Est precisamente en el espacio privilegiado del dilogo con quien tenemos a un lado. Quienes nos producen ms escozor, ms dificultad, ms sentimientos incmodos, son potencialmente nuestros mejores maestros en el camino del desarrollo de la conciencia. Para nosotros, autores de esta obra, los problemas referidos incluido la depredacin ecolgica con todas sus manifestaciones han sido fabricados por el hombre y por ello una cuestin fundamental es iniciar el proceso de adentro hacia fuera; explorar y buscar soluciones a partir del hombre mismo. Todos los problemas mencionados, de diferente manera, son a la vez sntomas y causas. Algunos de ellos requieren desde luego atencin inmediata, sin embargo, llegar a la raz requiere algo ms que soluciones urgentes; requiere de un trabajo de tejido permanente y silencioso con los hilos magicos de la conciencia y el dilogo.

Gabriel Marcel y de manera casi simultanea Erick Fromm, y despus otros muchos pensadores han apuntado a las dos orientaciones existenciales bsicas de la conciencia humana: el tener o el ser. Los humanos solemos evaluar a los dems y a nosotros mismos por lo que tenemos en trminos de: la apariencia, el dinero, el estatus, el grado acadmico, etc. Gastamos nuestra energa en la vida buscando cosas y logros que ciertamente tienen su importancia relativa pero perdemos de vista lo esencial: independientemente de cuanto tenemos, llevamos a cuestas existencias pobres cargadas de relaciones pobres donde ni siquiera parecemos tener permiso de ser nosotros mismos.

Este libro responde a la inquietud surgida de observar un fenmeno que por cotidiano y normal poco a poco ha dejado de sorprendernos: las relaciones de familia y de pareja no solamente son pobres sino con frecuencia francamente destructivas. Violeta Parra cantaba en los aos setentas slo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente; Para nosotros, la construccin de una cultura de la paz, de la solidaridad, de la convivencia constructiva y respetuosa, se lleva a cabo cotidiana e inadvertidamente al interior de las relaciones familiares. Por eso nuestra propia cancin inspirada en aquel viejo tema dira: Que la guerra cotidiana e invisible al interior de mi familia no me sea indiferente; Que no llegue un da a considerar como algo natural, aunque estadsticamente sea normal, el relacionarme con los mos a la defensiva; que jams acepte al interior de mi familia como algo irremediable la agresin entre padres, hijos y hermanos a veces explosiva que hiere abiertamente, o en ocasiones encubierta pero igualmente destructiva con sus mltiples modalidades como: la invalidacin y el juicio sistemtico, el chantaje, la desconfianza, el distanciamiento, el sarcasmo, el reclamo permanente, la indiferencia.Resultan tan limitados, a pesar de las buenas intenciones de los padres, los intentos por construir al interior de sus familia un ambiente estimulante, de respeto y a la vez de libertad para expresar, para escuchar, para sentir, y para permitir el desarrollo de lo mejor de cada quien es decir, su vocacin, su capacidad de disfrutar la vida, el acceso a relaciones constructivas con los dems. Independientemente de ingresos y nivel educativo, la mayora de las familias viven relaciones poco gratificantes y de una triste pobreza emocional. Nos confronta profundamente, como autores de esta obra, constatar cmo los seres humanos de todas las condiciones viven inmersos en una carrera sin freno tratando supuestamente de mejorar. Finalmente las personas encuentran, al alcanzar cada pequea o gran meta al aumentar sus ingresos, al adquirir el ansiado auto, la casa, el ttulo, el ascenso, el viaje anhelado, o el encuentro con la pareja ideal, al superar la ultima crisis econmica que el esfuerzo realizado no se traduce, tristemente, ms all del instante efmero, en mejora alguna en su calidad de vida. Cuando el resultado anhelado no llega, nos sentimos justificadamente desdichados; pero cuando, por otro lado, logramos algo y el futuro anhelado se convierte finalmente en presente igualmente seguimos experimentando la misma miseria del pasado. Parece ser que buscamos soluciones en el lugar equivocado. El vaco y la falta de sentido interior no se puede arreglar con intentos bien intencionados de cambiar al mundo exterior. No pretendemos con nuestra propuesta promover la calidad de vida ignorando las condiciones estructurales de inequidad donde la distribucin de la riqueza, y la explotacin de seres humanos y recursos naturales son slo dos de los principales sntomas de nuestra manera de funcionar como sociedad global. Sin embargo, coincidimos con el planteamiento hecho por Duanne Elgin que en su libro, ya clsico, Simple Living invita a una vida interiormente rica y exteriormente sencilla como la opcin apremiante para mantener un equilibrio saludable en la bsqueda de la calidad existencial, tanto en el nivel individual como en el familiar y el global. Buscamos, en otras palabras promover la construccin sustentable de un mundo con viviendas mejores y ms accesibles; con mejores leyes de salud y seguridad, con mejor educacin y menos violencia, con mas democracia y equidad, etc., pero comenzando ya, simultneamente, justo ahora en el nivel micro o individual y no hasta que llegue la nueva legislacin y mejore la imparticin de justicia, ni cuando cambiemos de presidente o se resuelva la ltima crisis financiera, o cuando estemos ms legtimamente representados todos los pases en las Naciones Unidas (y deje de estar secuestrada por el grupo elite de naciones o consejo de seguridad que democrticamente deciden y vetan) Sociedades de padres de familia, de maestros, lderes e instancias gubernamentales de Desarrollo (humano, social, rural, econmico, etc.) han intentado promover la calidad de vida a partir del acceso a recursos financieros, proyectos productivos y capacitacin para el trabajo de sus gentes pero sin transitar antes, o por lo menos paralelamente por el desarrollo autnticamente humano. Familias emigradas de pronto tienen cosas que nunca antes tuvieron; Pueblos y comunidades un da se llegan a ver beneficiados con importantes derramas econmicas: A partir de un nuevo camino pavimentado, del establecimiento de una nueva empresa, de un nuevo programa de apoyo gubernamental, de un maravilloso crdito a la palabra, de un apoyo a proyectos productivos, de la aparicin de un yacimiento, etc., los habitantes de una comunidad, rural o urbana, un da viven una efmera bonanza; multiplican sus ingresos significativamente pero individualmente siguen funcionando desde su conciencia primitiva; nunca crecieron internamente y ahora se enfrentan a problemas muchas veces ms serios de desintegracin, alcoholismo, violencia comunitaria, enredos, envidias y rias que finalmente destruyen el espritu comunitario existente antes del afortunado evento.

Los programas oficiales de desarrollo, participacin social y apoyo a la familia con frecuencia tienen un impacto pobre en la realidad cotidiana, en la calidad de vida de las familias y en el desarrollo de la conciencia de sus miembros. Las relaciones interpersonales de pareja, por ejemplo, siguen la inercia de generaciones; suelen tornarse con el transcurso del tiempo, y una vez pasada la luna de miel, en conflictivas y pobres; la conciencia de cada miembro de la familia slo alcanza para culpar y querer cambiar al otro persona pero no para voltear hacia adentro; para autodescubrirse y aprender de sus propios errores y reas ciegas. En obras anteriores hemos tocado estas cuestiones en el contexto de la organizacin y la escuela. En esta ocasin nos toca explorar la dimensin de las relaciones interpersonales y el desarrollo humano con conciencia en el seno del hogar a travs de un recurso viable y poderoso el espacio protegido del dilogo. En general los criminlogos sostienen que las crceles a pesar de su intencin rehabilitadora terminan convirtindose en escuelas del crimen; Con los hogares disfuncionales ocurre lo mismo. Si bien la familia es el espacio privilegiado donde se fomenta de diversas maneras; la autoestima, la confianza en s mismo y en los dems, la seguridad, los valores de justicia, honestidad, solidaridad, respeto, etc.: es tambin en la familia donde llegan a ocurrir buena parte de los aprendizajes ms destructivos y las grandes heridas de la infancia que difcilmente se borran con el paso del tiempo para convertirse tarde o temprano en herencias invisibles; en problemas que contaminan a toda la sociedad a travs de generaciones y generaciones. Los padres finalmente transmiten a sus hijos de diversas maneras, y a pesar de su buena intencin, toda su inseguridad, ansiedad, depresin, falta de sentido de vida, baja autoestima, su ausencia de reglas consistentes y razonables, su propensin a la violencia intrafamiliar y a las adicciones, etc. Hay un descubrimiento harto comn para cualquier adulto con un mnimo de capacidad de auto observacin:

De pronto me doy cuenta con horror que en momentos de crisis, de tensin, de frustracin, etc., repito con mis hijos esas conductas que tanto me lastimaron durante mi infancia; Me sorprendo a m mismo cuando agredo, soy impulsivo, grito, desconfo, critico, juzgo, ofendo, hablo mal de mi pareja frente a mis hijos, exijo desmesuradamente, etc. exactamente como lo hicieron conmigo; exactamente como un da me jur a m mismo jams repetir.

Por lo pronto nos damos cuenta que ante la dimensin y complejidad del problema no podemos quedarnos regodendonos en el pesimismo; nos vemos invitados a enfrentar el reto, desde nuestra trinchera, con audacia, con creatividad, con consistencia y con esperanza.

Hace algunas dcadas los indicadores internacionales de desarrollo de un pas giraban alrededor de su producto interno bruto o de su ingreso per cpita. Posteriormente se establecieron en Naciones Unidas indicadores ms completos: de educacin, de salud y de servicios bsicos para conformar un ndice general que representase una apreciacin ms completa del desarrollo de cada nacin. Ms recientemente se han hecho esbozos de propuestas que ubiquen tanto a las personas como a los pases en un continuo que trascienda los indicadores clsicos de educacin y salud para llegar a un modelo an ms evolucionado, a una perspectiva que incluya a la conciencia como indicador del desarrollo de personas y pases. La consolidacin de un Desarrollo Humano desde ste enfoque de la conciencia, sin embargo, es todava muy incipiente y poco conocida incluso para los responsables de programas gubernamentales de desarrollo social y humano.

Antes de esbozar propuestas para la creacin de un clima de desarrollo en los hogares, es necesario reconocer que stos han sido severamente golpeados en sus diferentes estratos socioeconmicos; desde la familia campesina especialmente vulnerable a la desintegracin cuando el padre emigra al norte en busca de oportunidades de un trabajo ausente en su propio pas hasta las familias urbanas cuyos padres con variados niveles de ingreso viven igualmente horarios de trabajo exhaustivos y por tanto con una disposicin limitadsima de tiempo y energa para la convivencia familiar de calidad.

No importa pues la ocupacin profesores de educacin media o bsica, funcionarios pblicos, campesinos, jornaleros, burcratas, acadmicos, profesionistas independientes, empleados diversos, comerciantes, etc la gran mayora de los padres de familia, saturados de trabajo y por lo general totalmente absortos en la lucha por completar sus ingresos, cuando ocasionalmente logran disponer de tiempo para disfrutar a sus hijos, no saben hacer otra cosa que relacionarse con ellos a travs de las mismas viejas frmulas que aprendieron en la infancia a travs de sus propios padres. Un nmero creciente de cabezas de familia trabajan turnos dobles y cada vez es ms frecuente sobre todo en algunos gremios como el de empleados de gobierno y en el magisterio que la mujer divida sus actividades entre el hogar y el trabajo:

Queremos darles lo mejor a nuestros hijos y por eso trabajamos tanto suelen decir con impotencia muchos padres y no tenemos tiempo disponible para estar con ellos, y cuando lo tenemos nuestra energa est tan drenada que apenas nos alcanzan las fuerzas para vegetar penosamente frente al aparato de televisin o peor an, nos dedicamos a descargar todo el cansancio y frustracin en nuestros hijos con reproches, sermones desproporcionados y en ocasiones hasta golpes.

Abrumados por diversas presiones pasando por la econmica aun los padres prfugos del televisor cuando eventualmente logran disponer de algo de tiempo con sus hijos, lo hacen de una manera pobre y limitada. Despus de largas jornadas en trabajos poco estimulantes que con frecuencia apenas dan para solventar los gastos ms apremiantes, muchos padres de familia al llegar a casa se encuentran cargados de intolerancia y malhumor. Ellos creen en un primer momento que tal estado es debido a que los hijos, pelean demasiado entre s, desobedecen, no cooperan en labores de la casa, no estudian, son flojos, vagos, irresponsables, impuntuales, etc., pero en realidad no se han dado cuenta de que en un nivel ms profundo se encuentran tan indispuestos, al llegar a casa, ms bien por razones de su estado emocional que por las conductas propias de sus hijos. El que un nio sea travieso e inquieto con frecuencia no es un problema del pequeo, sino del padre y de su intolerancia. Un padre que realiza un trabajo poco estimulante y mal remunerado con frecuencia, sin ser muy conciente de ello, se encontrar resentido y lastimado por la vida e inevitablemente experimentar falta de consistencia y de energa amorosa y aceptante para con sus hijos y su pareja. Un padre ansioso, inseguro, frustrado, y para colmo de males de conciencia pequea, con frecuencia no distingue entre una falta seria y una travesura irrelevante; sus reacciones y castigos dependern ms de su estado de nimo en ese momento o de sus propias heridas que de la gravedad de la falla. La capacidad de auto-observacin el desarrollo de su conciencia le permite a un padre dar la respuesta adecuada en el momento adecuado, es decir atreverse a poner y sostener limites razonables cuando as toca y a escuchar con total atencin y respeto cuando es tiempo de hacerlo. Un padre de conciencia primitiva, es decir, un padre sin capacidad de auto-observarse, funciona de manera totalmente reactiva y su mente no cesa de brincotear: Cuando es tiempo de poner limites se siente culpable y se falta a s mismo al respeto al prometer pero no cumplir; y cuando es tiempo de escuchar tampoco lo hace bien, termina regaando y reclamando. Por otra parte, independientemente de sus condiciones econmicas y laborales, los padres se conducen con intolerancia y torpeza simple y llanamente por imitacin esa tendencia humana a repetir patrones de relacin observados durante la infancia. En otras palabras, pap y mam no pueden darles a sus hijos lo que ellos mismos no aprendieron ni estn dispuestos a aprender. Los padres heredaron de sus propios padres su historia, sus heridas personales y sus carencias que llegado el momento tambin depositarn en sus hijos. Una hija de padre alcohlico, mujeriego, golpeador, etc., de pronto, sin saber porqu, se encuentra siendo atrada por pretendientes muy parecidos a pap y que tarde o temprano repiten el patrn y sacan el cobre. Los hijos de madres sumisas o autoritarias tambin inexplicablemente se ven atrados por una especie de esposa-mam parecida. Pareciera que todo es cuestin de una fatdica qumica de la atraccin, sin embargo, dicha qumica no es ms que parte de un aprendizaje, que aunque manifiesto de generacin en generacin, no es ni inevitable ni irreversible.

No basta pues que un hijo en su infancia o adolescencia se diga a s mismo: esto que hacen mis padres, yo jams lo voy a hacer con mis hijos. Para revertir el proceso, para poder escapar de estos tristes patrones repetitivos, de esta herencia desafortunada que suele transmitirse silenciosamente a travs de generaciones y generaciones, en algo que Bozormengy-Nagy ha llamado lealtades invisibles, (o memes segn Cziczenmilhayi) es necesario mucho ms que una simple buena intencin; Es necesario un proceso de desarrollo de la conciencia personal y una disposicin a invertir cada vez ms atencin en observarse a s mismos. La buena intencin de no repetir lo mismo con los hijos no basta para actuar diferente. Adems de una buena intencin es necesario desarrollar la capacidad de mirar hacia adentro. Quien no ha aprendido a observarse a si mismo y a dedicarle tiempo y energa a su propio crecimiento est condenado a repetir los mismos patrones que aprendi: quien fue abandonado, suele abandonar; quien sufri abuso sexual suele abusar; quien fue agredido fsica o mentalmente suele ser asimismo ser agresivo.

Ante los problemas interpersonales cotidianos el ser humano sin desarrollo de conciencia suele utilizar el nico recurso aprendido y disponible: En lugar de voltear hacia adentro, le echa la culpa al mundo: Se convierte en experto en el arte de mirar hacia el otro en busca del error y la falla; hacia ese prjimo de all afuera que hizo o dej de hacer. Por ejemplo, nios con dficit de la atencin conocidos inicialmente como hiperactivos se convierten en fuertes candidatos a delincuentes del futuro si pap o mam no son capaces de ir ms all de sus viejas respuestas; de dar ms de lo mismo; ms castigos, ms regaos y ms represin. En contraste, la alternativa del Desarrollo Humano consiste en voltear hacia adentro para revisar lo que ya no sirve y programar, por ejemplo, ms actividades constructivas y sobre todo ms tiempo de calidad para escuchar no en lugar, sino adems del establecimiento consistente de limites y consecuencias razonables. Una madre que reniega constantemente del marido porque no la cuida, porque no la atiende, porque ya no tiene los detalles de antes, porque es desobligado, etc., es probable que un da observe a su hija sintindose abandonada por el novio que por trabajar fuera viene poco a visitarla. Sentir enojo contra ese desgraciado aspirante a yerno que no le da lugar a su hija. Sin embargo, tal vez nunca se de cuenta de algo que slo aparece con el desarrollo de la conciencia: Que paralelamente a la realidad tangible de mi pareja no me cuida existe tambin otra realidad menos visible pero igualmente real: Yo tampoco me cuido. La mam primero y despus tambin la hija esperan que el otro las cuide pues no son capaces de tomar la responsabilidad de hacerse cargo de la persona ms importante ellas mismas y llevarlas; al concierto, al curso, al cine, al viaje, a la conferencia, etc., y a todo lo que para ellas es verdaderamente significativo: Estoy tan ocupada viendo todo lo que tu no me cuidas que no alcanzo a ver todo lo que yo me descuido parece ser la consigna de la mujer descuidada.Otro de los escenarios trgicos, que trataremos ms adelante en este libro, se refiere a los padres que, viviendo juntos o separados, no han resuelto ni hablado suficientemente sus problemas de pareja; son incapaces de escucharse a travs de un verdadero dilogo y entonces convierten a sus hijos en rehenes de sus conflictos constantes. Este fenmeno, llamado triangulacin, ocurre cuando los esposos le depositan o mejor dicho le embarran y contaminan al hijo lo que no pudieron hablar entre ellos: La madre, por ejemplo, frente a los hijos ofende, desacredita y habla mal del padre y ste a su vez contesta de la misma forma: ofende e invalida a la madre de manera pblica. La triangulacin puede ser asimismo ms discreta pero igualmente destructiva: La madre se lleva al hijo a la cocina y le sirve su desayuno especial mientras amorosamente le pone la mano sobre el hombro y le comenta que su padre ya anda con otra vieja, o que su padre sigue tomando, o que su padre no le da dinero, etc. El joven termina odiando al padre mientras la madre en medio de sus sollozos sonre interna, casi inconcientemente por su triunfo: Se veng del marido a costa de embarrarle mierda a su hijo.

En un escenario menos trgico pero ms cotidiano, no necesariamente existe una guerra abierta entre pap y mam. La no agresin no significa paz y armona. El distanciamiento, el silencio, el sarcasmo, los comentarios casi imperceptiblemente agresivos o el simple alejamiento afectivo son tambin formas de intercambiar rechazo entre los padres que los hijos finalmente perciben y cargan en sus espaldas.

Los padres de corazn grande y conciencia chiquita suelen creer inocentemente en el poder absoluto de la buena intencin y del amor romntico; Con frecuencia se preparan en escuelas tcnicas, universidades y centros de capacitacin para el trabajo a fin de adquirir herramientas para su vida laboral. Algunos de estos padres leen libros y hasta asisten a conferencias y cursos pero con muy raras excepciones estn dispuestos a invertir algo ms que espordicas acciones en desarrollar con disciplina su conciencia. Eso de disciplinar y promover su conciencia suena extrao y hasta esotrico; no tiene nada que ver con la educacin de sus hijos; de plano no entra en sus planes pues siempre hay cosas ms importantes o urgentes que hacer.

Quieren ser mejores pero con pura buena intencin. Estos padres de buena voluntad y conciencia pequea fomentan muy a su pesar ambientes familiares con una calidad de convivencia no solamente deficiente sino a menudo de plano destructiva, tanto que a veces parecera preferible mejor no promover relacin alguna. Con la bandera de la buena intencin, de hacer lo mejor por los hijos, muchos padres caen en la educacin del demasiado; Segn les fue en la vida de pronto son demasiado estrictos o suaves, demasiado disciplinadores o consecuentes, demasiado preocupados o protectores, etc.; No se dan cuenta aunque para el resto del mundo sea ms que evidente que a pesar de lo bien intencionado,el demasiado en cualquier direccin es contraproducente. Tampoco tienen la ms remota idea de que para reconocer su propio demasiado es necesario mirar no hacia fuera, sino hacia adentro. As, mientras ms, estos padres, prisioneros y a la vez ignorantes de sus propios demasiados tratan de cambiar y mejorar a sus hijos, no slo fracasan en sus intentos de ayudarlos a crecer sino que deterioran cada vez ms la relacin con ellos. Las intenciones suelen ser buenas, pero las formas son pobres. La buena intencin ya no es suficiente. Un padre que, por ejemplo, cuando nio sufri acoso sexual, generalmente presenta una de dos posibilidades: Estar condenado, como ya se mencion, a repetir con otros nios el mismo patrn de acoso que en su momento tanto lo lastim o, por el contrario, tratar demasiado de proteger de posibles agresiones y peligros a su hija la cual terminar siendo una nia sobreprotegida e insegura ante la vida y por lo tanto, paradjicamente, ms expuesta a algn tipo de hostigamiento.

Un pap que vivi privaciones y sabe que su nica manera de sobrevivir fue el trabajo duro ser probablemente estricto con su hijo y no escatimar en usar agresiones fsicas o psicolgicas, claro con la buena intencin de que el nio aprenda algo til. Otro padre que fue golpeado o agredido verbalmente elegir una de dos opciones: O agredir demasiado a sus hijos o por el contrario no se atrever a ponerles reglas razonables ni siquiera a interpelarlos porque pueden sufrir demasiado como yo sufr. Los demasiados, dan lugar a patrones de relacin extremos y obsoletos. Ser demasiado estricto o demasiado blando se originan por igual en heridas o experiencias del pasado que el padre jams ser capaz de reconocer y menos de liberarse de su carga si no voltea hacia adentro justo en esos momentos en los que est experimentando un sentimiento perturbador.

Reconocer, compartir y explorar en un ambiente de respeto como se ver ms adelante estos momentos de sentimiento fuerte es uno de los recursos ms poderosos para crecer en la conciencia; para deshacer los nudos de tantas lealtades invisibles y de tantos patrones destructivos en las relaciones familiares. En los prximos captulos describimos y elaboraremos ms sobre los elementos de este proceso; los cmos de la creacin de espacios protegidos para crecer en el dilogo.

Las relaciones cotidianas

Independientemente de la existencia de conflictos en la familia resulta trgico que el reducidsimo espacio disponible aun a los padres bien intencionados para convivir con sus hijos, sea totalmente desperdiciado con intervenciones interpersonales totalmente irrelevantes y pobres.

Ya llegu

Donde andabas?

En casa de Chepe

Quienes ms fueron? Los de siempre

Que hicieron?

Lo mismo

Como se la pasaron?

Equis

Ta bueno

Nos vemos.

El factor econmico tambin interviene en el deterioro de las relaciones. Con frecuencia observamos una carencia creciente de tiempo en las familias donde ambos padres tienen que trabajar para aportar al sustento del hogar y para mantener con gran esfuerzo un nivel de vida siempre insuficiente. A veces con un gran esfuerzo, robando tiempo a sus apretados horarios, un padre o un esposo logra dedicarle a su hijo o a su pareja cinco minutos, media hora o excepcionalmente toda una tarde a la semana y, sin embargo, el tiempo cronolgico invertido en los tiempos libres resulta ser, con honrosas excepciones, un espacio conflictivo, tenso, fro o en el mejor de los casos simplemente inspido y poco estimulante.

Algunas familias y parejas afortunadas a lo ms que llegan cuando disponen de unas vacaciones o fines de semana para convivir de manera agradable y constructiva, es a ver algn programa o pelcula juntos o a la distraccin del juego: Juegan a las cartas, al domin, a la pelota, al turista, etc. Desde luego que el juego tiene su parte atractiva y divertida. El juego tiene ciertamente la funcin de compartir momentos agradables y fomenta la interaccin social. Sin embargo, el juego y la distraccin tambin en ocasiones slo sirven para matar el tiempo o hacerlo transcurrir sin demasiado aburrimiento. El juego y la distraccin con frecuencia fungen como el nico recurso disponible de convivencia y funciona en lugar de, no adems del dilogo. La gente que slo sabe jugar y distraerse, en el fondo tal vez tiene miedo de abrirse y arriesgarse y entonces, por decirlo metafricamente, eligen la joyera de fantasa, las perlitas de plstico en lugar del regalo de los diamantes; Toman las migajas y renuncian al banquete de compartir experiencias significativas, de conocerse, de sanar resentimientos, de perdonarse, de acercarse y estrechar lazos, de aprender y crecer en las diferencias y de tantas experiencias gratificantes que se dan naturalmente al calor estimulante del dilogo.

Cada familia tiene derecho al banquete grande de la vida, al pastel completo y no nada ms a las migajas!

El grupo musical de promocin humana Viva la Gente cantaba el siglo pasado en una de las estrofas de su tema musical: ...las cosas son importantes pero la gente lo es ms. Con frecuencia los padres atrapados en su exceso de trabajo, en sus propios aprendizajes dolorosos y obsoletos, en su incapacidad para escuchar, en sus exigencias e inseguridades llegan, a pesar de todo su amor y buena intencin, a enviar un mensaje contradictorio a sus hijos o a sus parejas: Las cosas son ms importantes que t. Muchos hijos, a travs de toda su vida, pueden contar con los dedos de una sola mano las veces que han experimentado un momento de cercana e intimidad con sus padres, es decir, una verdadera experiencia de comunicacin humana cuya lectura implcita es: soy importante, soy aceptado, soy querido, soy profunda-mente entendido. De estos de por s escasos momentos valiosos, la mayora suelen ocurrir solamente en crisis dolorosas o en la cercana de la muerte cuando ante la inminencia del ultimo da hay finalmente una disposicin para expresar, para escuchar, para perdonar y para pedir perdn. Es triste tal escasez de momentos significativos al interior de las familias. Inclusive en ocasiones ni siquiera al final de la vida se da el espacio para cerrar asuntos inconclusos; para sanar heridas aejas, para la reconciliacin. Todo un campo de aplicacin teraputica, de hecho, se ha desarrollado recientemente alrededor de esta cuestin: La Tanatologa (el arte de despedirse y de cerrar ciclos para el bienmorir). Los padres pues en funcin de su propio estilo e historia personal, en funcin de sus propios aprendizajes cuando fungieron como hijos no hacen otra cosa que desaprovechar, exactamente igual que sus padres lo hicieron con ellos, las escasas oportunidades de convivencia familiar que se presentan. En lugar de construir espacios de calidad y desarrollo humano, es decir en lugar de escuchar, cuando llega el tiempo de hacerlo, de manera respetuosa estimulante y clida, se dedican alegremente, y con la mejor intencin, a persuadir a fiscalizar, cuestionar, dar regaos, invalidar, sermonear, aconsejar, criticar y a ofrecer sugerencias y ctedras profusas contundentes y eruditas acerca de diversos temas.

Al igual que lo hacen sistemticamente muchas parejas entre s, los padres sin ser plenamente concientes de ello, transmiten desconfianza a travs de su manera de no escuchar es decir a travs de sus interroga-torios fiscalizadores y de otras muchas y variadas formas naturales y cotidianas de bloquear la comunicacin interpersonal de calidad. Lo paradjico de este tipo de respuestas es que aunque de manera verbal, como es el caso de las preguntas, se transmita una invitacin a expresar y dialogar con libertad, la forma de hacerlo transmite exactamente lo contrario; no expreses, no sientas, no seas. Cuando una persona expresa un sentimiento positivo o negativo o una preocupacin cualquie-ra, y a cambio recibe un consejo, una crtica un sermn, una pregunta para distraer, etc. es como si le dijeran en este momento tus sentimientos no son importantes. Hay esposos, esposas, padres que se quejan amargamente de que el otro no comparte nada, que est casi mudo, sin embargo si se pudieran grabar ojala lo pudieran hacer se daran cuenta con horror que la ltima vez que el o ella intent expresar es que no me quieres; quieres ms a mi hermana que a mi;, me siento decepciona, etc., les sali el cobre de la no escucha, ofrecieron de todo menos el regalo de un humilde platcame ms de eso para entenderte seguido de un maravilloso si-len-cio acogedor para permitir que el otro termine de expresar lo que siente, no lo que debera de sentir. Si pudieran gravarse y observarse podran ver con claridad no slo un lado de la moneda: el hecho que el otro no habla sino tambin el reverso interior: cuando el eventualmente lo ha hecho yo no lo escucho.Este libro no pretende disuadir a nadie sobre las virtudes de la tenacidad, el conocimiento, el trabajo arduo, la disciplina, la organiza-cin, la negociacin y otros recursos variados e importantes para el desarrollo de la familia y la obtencin de logros materiales, acadmicos, etc. El reconocimiento y la adquisicin no depredadora del medio ambiente de bienes materiales puede ciertamente contribuir a una vida de mayor calidad pero, no nos podemos engaar: Es ms factible acceder a una vida de calidad sustentada en una buena y estimulante relacin interpersonal aunque con condiciones econmicas modestas, que con grandes recursos econmicos y una pobre comunicacin y conciencia personal.

En este libro nos proponemos como objetivo invitar al lector a poner su disciplina, su tenacidad, su disposicin su corazn en aras de construir relaciones de calidad. En otras palabras, estamos presentando una propuesta bsica y de un alto potencial de impacto para desarrollar de manera sistemtica y viable espacios de interaccin estimulantes, significativos y enriquecedores al seno de la familia dentro del espritu del dilogo, de la comprensin y de la expresin honesta de necesidades (ver Lafarga 1976; D. Bohm, 1994, Rosemberg, 2002). Aunque no tratamos de manera explicita en esta obra temas como la negociacin, la disciplina, los valores, la responsabidad, etc., creemos que el dilogo es como dira Bergson el Elain o impulso vital de la evolucin de la conciencia y de las personas y de las sociedades. Para Gabriel Marcel el vaco existencial tan presente en la sociedad es precisamente una de las consecuencias de estar orientada al tener en contraste con la orientacin al ser-- de los seres humanos. Gary Foreman ha sostenido que existe en nuestras sociedades una epidemia caracterizada por la bsqueda crnicamente insatisfecha de tener ms y ms. Este mal social llamado Afluencia representa una verdadera adiccin que todo lo consume con graves sntomas como la soledad, deudas en constante aumento, periodos ms y ms largos de trabajo, contaminacin ambiental, conflictos familiares y un consumismo y comercialismo frenticos.

La calidad de vida pues, no es un producto natural de la acumula-cin cualquiera que sta sea: de bienes, de prestigio, de poder, de conocimientos, de grados acadmicos etc.; La vida de calidad a pesar y en contra de todo lo enseado en nuestra cultura del tener se construye con el trabajo interior; con el desarrollo de la conciencia, de la capacidad de auto observarse y de la capacidad de aprovechar, de disfrutar, y de vivir en comunidad experiencias cotidianas en el presente. Una relacin de calidad no es el fruto natural del amor romntico con el que llegan tantas parejas al matrimonio para, al cabo de unos pocos meses o aos, descubrirse decepcionados, frustrados, engaados. El amor romntico, como sentimiento, desde luego que es hermoso, tierno e incluso deseable sobre todo al inicio de la construccin de una relacin de calidad; pero no es en lo absoluto suficiente. Una relacin de calidad requiere mucho ms que una buena intencin, una "buena qumica o un estado de enamoramiento inicial. La historia de las familias est plagada de ejemplos de parejas enamoradas que al cabo de los aos parecen deteriorarse irremediablemente.

Una relacin de calidad slo puede cultivarse en el interior de la familia cuando existe disposicin para establecer con regularidad espacios de intimidad, de confianza y de respeto, es decir, espacios de libertad para expresar y de genuino inters para escuchar. Estos dos elementos: escuchar y expresar son bsicos e imprescindibles, como lo veremos ms adelante en cualquier relacin de calidad tanto en tiempos de paz y armona como los tiempos de crisis y desacuerdos. Desafortu-nadamente, tanto escuchar como expresar son elementos muy escasamente promovidos al interior de la comunidad familiar tradicional.La capacidad de una familia para establecer relaciones estimulantes o en contraparte, pobres, deterioradas y destructivas, determina de manera importantsima la calidad de vida de cada uno de sus miembros. En este libro, nos concentramos especialmente en explorar las condiciones para promover ambientes de calidad en la familia. Reitera-mos pues nuestra propuesta: Sin renunciar a mejorar de manera sustentable nuestras condiciones materiales necesitamos construir con urgencia ya! espacios protegidos de dilogo donde las personas dejen de destruirse y comiencen a crecer al calor de relaciones constructivas.ADVERTENCIA: Slo si el lector est dispuesto a recorrer el camino, con consistencia, con disciplina y con compromiso, este libro desde luego! le ofrece la posibilidad real de establecer con su pareja y familia, una relacin estimulante, de calidad y sobretodo promotora del ser humano. Sin embargo, si el lector est permanentemente ocupado en cosas ms importantes y urgentes; si no est dispuesto a invertir de manera sistemtica un espacio semanal o por lo menos quincenal para ejercitar la comunicacin constructiva al interior de su relacin de pareja y de familia, le aconsejamos amistosamente que no pierda su precioso tiempo ni gaste su dinero en la obtencin de este material ni en la bsqueda de espacios de desarrollo a travs del dilogo o cosas parecidas. Los cambios no ocurren de manera mgica. Le recomendamos que siga con su vida conyugal y acepte con cristiana resignacin el intercambio ms o menos frecuente de reclamos, manipulaciones, mentirillas, resentimientos, distanciamientos emocionales, agresiones de diversos tipos incluida la ley del hielo, el enfriamiento sexual, el sarcasmo, las indirectas, la descalificacin, las invasiones metiches a la privacidad del otro y otras tantas formas de convivir perfectamente habituales entre las parejas comunes y corrientes de este mundo. La mayora de las parejas finalmente son comunes y corrientes y usted, lector, ciertamente no tiene la obligacin de ser ni menos comn ni menos corriente que el resto de la poblacin. Despus de todo el trmino normal viene de norma que en el lenguaje estadstico el trmino se refiere a ese rasgo presente en la mayor parte de la gente.

Es posible asimismo que el candidato a lector de esta obra sea una persona verdaderamente capaz y preparada y conozca de fsica quntica, de negocios, de finanzas, de medicina molecular, de filosofa, de postmodernismo, de literatura contempornea, de agricultura, de informtica, de mecnica, de arte, etc., etc., etc., sin embargo, si la soberbia lo ha intoxicado y le impide reconocer su incapacidad para relacionarse con sus seres queridos con cercana, con calidez, con respeto, es decir, con un mnimo de calidad y de paz interior, entonces si no es capaz de reconocer sus limitaciones no tiene nada que aprender porque para hacerlo se requiere de humildad para aceptar que existen detrs de los errores verdaderas reas de oportunidad. O tal vez este libro tampoco sea para usted independientemente de sus pocos o muchos aos de escuela formal-- si est aferrado a eso que aprendi muy en el fondo y en algn perodo de su infancia: que una relacin de calidad es un lujo al que usted no tiene acceso ni derecho y lo que uno cree con conviccin dogmtica, como una declaracin sagrada e intocable, se convierte en realidad. Finalmente tampoco este material es para el lector que no est dispuesto a revisar y cuestionar esa creencia profunda que supone, el amor es cuestin de una cierta atraccin que se siente o no se siente pero no se puede forzar. Este no es un libro para quien cree que irremediablemente a veces por esas extraas cosas de la vida el amor se acaba y entonces ya no hay ms que hacer excepto buscar nueva pareja con la cual volver a sentir por un tiempo esas mariposas del enamoramiento en el estmago. Nosotros cuestionamos esta posicin. Creemos que ciertamente el amor se acaba y se va muriendo pero ello no es algo mgico o fatal; ni se debe a que as son los hombres y las mujeres. Usualmente el amor se acaba cuando ocurre algo muy concreto y observable algo de lo que la pareja es responsable: dejar de atreverse a expresar con honestidad y a escuchar con respeto y empata.

As pues, tener una pobre relacin de pareja con su correspondiente pobre capacidad de dilogo es algo, por desgracia, absolutamente normal en los cinco continentes; algo que usted puede experimentar como ciudadano del mundo sin sentirse bicho extrao. Si ste es su caso pues le recomendamos darle servicio de mantenimiento a su auto cada cinco o quince mil kilmetros ms o menos a su casa hay que cambiarle llaves o empaques cuando empiecen a gotear, a la azotea impermeabilizante, etc., etc. Por favor! dle mantenimiento a sus variadas pertenencias; a su bicicleta o a su moto pero no a su relacin. Despus de todo, una relacin comn y sobre todo corriente no necesita de gran cosa para seguir siendo como es.

Si el lector, por otro lado, de verdad quiere construir nuevas realidades; si est dispuesto a invertir de manera consistente, es decir disciplinadamente, un tiempo y una serie de recursos que ya describiremos ms adelante, para construir y para darle mantenimiento a su relacin, entonces este libro es para l-ella. Al escribir este libro, entendemos que cada historia es diferente; sabemos que cada miembro de la pareja lo reconozca o no tiene sus propias heridas y aprendizajes producto de su historia. Estos aprendizajes que dan forma a las distintas maneras de experimentar el mundo se repiten y en algn nivel de la conciencia siguen vigentes aunque ya no sirvan, aunque ya no resulten tiles como tal vez lo fueron en el pasado. Aprendi el padre de familia en su infancia, por ejemplo: a desconfiar, a hacerse el fuerte, a no expresar sentimientos y quedarse callado, a esperar a que el otro adivine, a esperar el abandono, a auto-exigirse de manera brutal o sutil, a culparse de todo, a competir entre hermanos, a experimentar celos, inseguridades, a controlar al otro por su bien, desde luego, etc., etc. En este libro no negamos ni minimizamos dichas huellas de la historia personal; por el contrario, proponemos el establecimiento de condiciones para que dichos elementos de la historia personal que se manifiestan en el presente a travs de los sentimientos puedan expresarse con apertura y honestidad en la forma y momento adecuado. Cuando el intercambio de sentimientos difciles se desarrolla en un espacio protegido de dilogo; entonces su expresin se transforma verdaderamente en un maravilloso elemento de acercamiento, de crecimiento mutuo y en ocasiones de sanacin de viejas heridas, en lugar de lo que en la vida de la pareja a travs de generaciones y generaciones ha llegado a representar: un prembulo para el distanciamiento y la ruptura.

En este libro encontrar el lector, pautas que le pueden ser de gran utilidad de manera que un da, despus de andar el camino aqu propuesto, pueda identificarse plenamente con el testimonio de un graduado de los espacios protegidos:

Por mucho tiempo estuve convencido que hablar de ciertos temas resultaba peor para la relacin; cada vez que los tocbamos, salamos ms lastimados, ms alejados. Durante mucho tiempo prefer evitarlos, al grado de que a veces noms me paraba de la silla y me iba; Simplemente le deca todo indignado si vas a volver con tu mismo tema de siempre, mejor me voy. Y me largaba sin importar dejar toda trabada a mi pareja. Mi relacin, cuando estaba bien era pobre y distante; cuando estaba mal era francamente dolorosa y hasta violenta: en cualquier momento inevitablemente poda alguno de los dos decir, hacer o dejar de hacer algo que nos disparaba una pequea o gran crisis y al final slo nos quedaba, una vez ms, el sabor de la amargura y la impotencia.

Nos asomamos la principio con escepticismo a esto del espacio protegido del dilogo; finalmente que podamos perder? ya peor no podamos estar. Poco a poco, sin embargo, nos pudimos escuchar y acompaar. Aprendimos a dialogar primero en momentos cotidianos y agradables de nuestra vida, de manera que cuando fueron llegando las crisis, los verdaderos momentos difciles, los temas espinosos e incmodos de esos que usualmente destruyen o daan irreversiblemen-te una relacin estbamos preparados, a pesar de la crisis, o tal vez gracias a ella, para seguir creciendo como pareja y sentirnos, para sorpresa nuestra, de manera natural ms cercanos y a gusto el uno con el otro. Descubrimos algo mgico; que podamos construir espacios protegidos para nuestra comunicacin aun en los momentos difciles.

En este libro reconocemos ciertamente pues los mltiples factores que inciden en la calidad de una vida salud, vivienda, recreacin, educacin, etc, sin embargo, elegimos concentrarnos en uno especialmente poderoso y viable: Un recurso que tenemos a la mano todos los seres humanos aqu y ahora; Nuestra propuesta no implica renunciar a la bsqueda de bienestar econmico y material y, sin embargo, no est supeditado a conseguir algo de afuera para yo ser feliz. Si alguien, motivado por alguna lectura de moda, quiere dejar de ser un padre pobre para convertirse en padre rico; est perfecto. Esta invitacin, sin embargo, va en otra direccin, se refiere ms bien a la riqueza interior a travs de la calidad de relacin; Algo poderoso y simple; ambicioso y a la vez tan viable, tan difcil y a la vez tan posible que cualquier persona, familia o pareja pueden iniciar independientemente de su actual situacin social y financiera; independientemente de si son padres pobres o ricos, si estn en crisis o en armona temporal, si tienen hijos pequeos o grandes, si estn empezando o terminando el ciclo de la vida, si tienen o no casa propia, si son gordos o flacos, conservadores o liberales, ledos o rsticos, cristianos, budistas o musulmanes. Proponemos una experiencia de impacto que s depende! de cada persona y familia; que puede iniciarse, no maana que algunas cosas se arreglen, sino hoy mismo. Invitamos al lector a travs de la lectura de las siguientes pginas a un proceso de desarrollo de su persona y su conciencia; a la construccin de sistemas inteligentes. Lo retamos a hacer un viaje por los estimulantes y sanadores espacios protegidos del dilogo.

Distribucin del Contenido.Presentamos en este libro siete captulos referentes al desarrollo de una comunicacin facilitadora: Los dos primeros se refieren a las competencias bsicas escuchar y expresar que a pesar de ser ampliamente referidas por mltiples autores especialistas en comunicacin interpersonal y ser supuestamente conocidas por cualquier persona comn, en realidad son raramente muy raramente entendidas y manejadas en su significado ms profundo al interior de una relacin comn y corriente. Los cinco siguientes, vinculan las competencias bsicas con el desarrollo o subdesarrollo de la conciencia personal. En ellos se exploran recursos o limitaciones internos que facilitan, dificultan, matizan la prctica del dilogo y del antidilogo en sus mltiples versiones. El lector est invitado a explorar siete temas, todos interconectados que nos permiten explorar diferentes perspectivas de la comunicacin interpersonal en la familia. Finalmente el ltimo captulo est pensado como una recapitulacin, pero tambin como el momento del cmo. El capitulo VIII es tambin para aquellos lectores ms impacientes con deseos de ir directo al grano y probar travs de su propia experiencia si este recurso es verdaderamente tan humildemente poderoso como se pregona. Para ellos es una invitacin y un reto, no basta leerlo hay que probar con alguien cercano la experiencia deliciosa de los espacios protegidos del dilogo. No crean todo lo que decimos pero dense la oportunidad por lo menos de una prctica y despus decidan si vale la pena.El libro todo aunque construye sobre lo bsico de la comunicacin interpersonal, representa el proceso de cambio de de paradigma de dos terapeutas, los autores, cuyo proceso nos ha llevado a pasar de la terapia individual que aunque seguimos practicando con vocacin, sabemos, es totalmente insuficiente si aspiramos a dejar una huella mayor en la sociedad. En nuestro formacin acadmica por ejemplo aprendimos que cualquier terapia seria no puede hacerse con los parientes cercanos, que un hijo no pude dar terapia a su madre ni un esposo a su esposa ni un hermano a su hermana. En un sentido y en un rango de aplicacin esto es cierto slo relativamente. En otro nivel, independientemente del nombre que le demos a este proceso, hemos constatado, un verdaderamente insospechado potencial de sanacin y crecimiento dentro de la pareja y de la relacin familiar cuando se respetan las condiciones mnimas para el dilogo protegido descritas en el capitulo VIII. Este efecto sanador lo hemos tambin verificado en los salones de clase cuando por ejemplo algn maestro, inicialmente de conciencia pequea y limitada como cualquier otro poblador de nuestro sistema educativo, pone en prctica los Crculos de Aprendizaje Interpersonal y despus de un par de meses cuando regresamos a visitar su comunidad encontramos una transformacin de conciencia gradual; un cambio en la manera de ver el mundo, de percibir a los dems y a s mismo. Eventualmente estos maestros, en proceso de transformacin a travs del dilogo sostenido con sus alumnos, dejan de sentirse vctimas indefensas de las condiciones de carencia circundante y comienzan a ser cada vez ms protagonistas que independientemente de las contradicciones del sistema pueden comenzar a hacer la diferencia ah donde estn. Los ocho temas tratados en el libro son los siguientes:1. La capacidad de entrar al mundo del otro (escuchar experiencialmente, es decir, de manera emptica a travs de reconocer y reflejar sentimientos).

2. La capacidad de expresarse de manera clara, directa y personal tambin conocida como comunicacin asertiva.

3. El Funcionamiento automtico y adictivo

4. La dimensin bsica del auto-conocimiento o conciencia.

5. Presencia de asuntos inconclusos y resentimientos no expresados.

6. Triangulacin.7. El pasaje o trnsito a la accin, es decir: Lo que no se habla se acta

8. La alternativa: El dilogo en espacio protegido y el lenguaje experiencial.

El libro, en resumen, considera el potencial de la familia como un sistema inteligente y autorregulable, en proceso de crecimiento continuo. En esta obra proponemos un camino alternativo que contrasta, como ya lo hemos mencionado, con la funcin tristemente tpica de la familia, ms bien y a pesar de las buenas intenciones y excepciones, como la perpetuadora de conductas disfuncionales, heredera y transmisora de experiencias traumticas, pobre autoestima y comunicacin deficiente. Este libro plantea las dos opciones posibles que los padres de familia tienen entre s y para sus hijos: O facilitan y contribuyen a formar mejores personas o contagian de sus carencias, heridas y miedos a quienes tienen cerca de pesar de todo su amor. En esta obra, finalmente, nos referimos con mayor frecuencia a las relaciones familiares, sin embargo, aunque el contexto es mayormente de pareja, la propuesta es aplicable en general a la construccin de relaciones significativas en diferentes contextos (entre padres e hijos, hermanos, socios, amigos, etc.)

I.- ENTRAR AL MUNDO DEL OTRO.

Uno de los pioneros ms destacados en el mbito de la psicoterapia y de la Psicologa Humanista, Carl Rogers, estudi a mediados del siglo XX un recurso de gran valor y vigencia para el mundo de la psicoterapia actual. Las investigaciones de Rogers sobre las condiciones necesarias y suficientes para el cambio constructivo de la personalidad establecen que cuando tres elementos bsicos congruen-cia, empata y aceptacin incondicional estn presentes con un mnimo de consistencia en una relacin, se estimula un cambio positivo (ver Lafarga & Gmez del Campo 1978, 1986). La promocin de dichas condiciones en el campo de la psicoterapia dio a Rogers renombre mundial como lder en la ciencia y arte de promover el cambio a travs de un recurso poderoso y sencillo a la vez: la creacin de un clima de seguridad psicolgica. Marshall Rosemberg, autor y lder mundial en el rea de la comunicacin no violenta, y Juan Lafarga, promotor y pionero del Desarrollo Humano en Mxico, son slo dos ejemplos de impacto de Rogers en el surgimiento de la segunda generacin de formadores del dialogo con conciencia social.

La psicoterapia de Rogers, de hecho, consiste en un ejercicio bsico, eficaz y humilde. Sesin tras sesin el terapeuta no hace otra cosa ms que escuchar; su atencin completa est puesta en la experiencia de la persona. A lo largo de todo el proceso, el terapeuta se limita a reproducir lo que escucha, es decir, a ofrecer una especie de eco de la experiencia del otro. No hay consejos, no hay juicios, no hay interpretaciones, ni siquiera hay preguntas. El terapeuta graduado en este modelo llamado Centrado en la persona se limita a hacer algo poderosamente humilde: acompaa la experiencia del paciente quien poco a poco, al reconocer sus sentimientos y necesidades, va aclarando y encontrando su propio camino, sus propias soluciones. La persona va develando dentro de s, respuestas; va descubriendo mayor armona, aceptacin e integracin personal. El recurso bsico utilizado en el proceso de escuchar es el Reflejo trmino utilizado por Carl Rogers en su terapia de la empata. Autores diversos dentro y fuera de la psicologa humanista como Kohut, Gendlin, Rimm, etc., han reconocido por igual la importancia bsica de la empata en el trabajo teraputico. Ms recientemente Mahrer (1997) ha utilizado el trmino escuchar experiencial para ir dos pasos ms all de la empata y resonar an ms con el mundo del otro. Cuando un adolescente llega a su primera sesin de terapia centrada en la persona, agobiado por algn problema propio de su edad, de manera gradual e imperceptible cada vez que expresa algo que en otro contexto sera cuestionado, censurado, criticado o simplemente recibido con un bonito y bien intencionado consejo o pequeo sermn de pronto se encuentre ante una inesperada respuesta de escucha emptica. El joven recibe una respuesta de aceptacin y reconocimiento a su experiencia no importa si expresa un sentimiento positivo o negativo, claro o confuso, maduro o inmaduro; razonable o irracional Odio la escuela; a la maestra Teresa; no soporto a mi mam, a mi hermana, todo mundo me rechaza, no me gusta que critiquen a mi amigo Juan, mi novio es el nico que me entiende, etc., etc. El reflejo no transmite aprobacin ni tampoco censura, simplemente aceptacin incondicional.

Al final de su sesin de terapia el joven X es capaz sorpresivamente de expresar sentimientos difciles; de abrir su corazn con ese previamente desconocido que se limita simplemente a tratar de entender y se abstiene de juzgar. Cuando el terapeuta al final de la sesin pregunta:

De esto has podido platicar con tu padre o con tu madre?

Claro que no! responde el joven cuando intento hablar de esto, me critican o me sermonean, y mejor me callo, mejor les doy el avin; de estas cosas no se puede hablar con ellos. A mi mam no le gusta mi novio, a mi pap no le gusta mi msica, mis amigos, etc. Mi pap el otro da me dijo muy serio a ver mijito dime con confianza que te molesta de m, yo al principio le dije que nada pero luego me insisti y me insisti y pues me anim a decirle me molesta que prefieras a mi hermana, y le des tantos privilegios. l, antes de cinco segundos de yo haber empezado a hablar, me interrumpi me dijo que no era cierto, que no era justo que yo pensara as, que a los dos nos ofreca los mismos premios pero yo los desaprovechaba con mi flojera y mi irresponsabilidad para estudiar. Lo vi como gesticulaba y hablaba y hablaba y hablaba. Despus de ms de veinte minutos volvi a hacer una pausa y me volvi a preguntar O no crees que tengo razn? Entonces yo me qued callado y alc los hombros como diciendo no s o ms bien, como diciendo t no quieres que conteste lo que yo siento, t quieres que conteste lo que para ti es lgico, razonable y vlido. Mis sentimientos a la mejor son inmaduros, irracionales y pendejos, pero por lo pronto as son y tal vez me gustara que los entendieras antes de quererlos cambiar. A veces siento que con sus palabras me dice habla con libertad, pero por debajo de la mesa con su manera de interrumpirme cada cinco segundos me dice: no expreses, no sientas lo que sientes. Cuando entonces me vuelvo a quedar callado y respondo con un gesto, con un equis, con un no s o algo as. Pap entonces de nuevo se molesta y me dice: ya ves como nunca quieres hablar; no nos tienes confianza. Siento que si hablo me calla, y si no hablo me regaa; haga lo que haga estoy mal. Lo peor es que ni siquiera se da cuenta de lo que sin decirme, me dice por debajo de la mesa.

Muchas personas; brillantes profesionistas, exitosos empresarios y comerciantes, empleados dedicados y talentosos, esposos proveedores y padres comprometidos, casi todos, a pesar de su capacidad indiscutible en mltiples reas de su funcionamiento, resultan estrepitosamente torpes; totalmente reprobados en el manejo de una de las reas bsicas de la inteligencia emocional: la empata sobre todo cuando se trata de aplicarla en el seno de la propia familia.

La respuesta de escucha emptica llamada reflejo, como su nombre lo sugiere, funciona como un espejo frente a la persona que expresa sus sentimientos, percepciones, incongruencias, deseos, intenciones, peticiones, puntos de vista, y hasta reclamaciones. El espejo tiene la funcin de reflejar, lo que ve, de repetir los sentimientos que se escuchan sin quitar ni agregar nada. El reflejo se mantiene fiel a lo que la otra persona expresa. El reflejo es una de las manifestaciones ms puras de la empata.

Para quienes prefieren una metfora ms auditiva que visual el trmino propuesto para la escucha emptica es eco. La funcin del eco o reflejo est pues limitada a repetir o reflejar lo que se escucha, a amplificar los sentimientos que a menudo se encuentran por debajo de las palabras, en los gestos, en el tono de voz, etc. As, en el proceso de escuchar por medio del reflejo poco a poco se van elucidando los sentimientos experimentados con la mayor precisin posible. El reflejo no quita ni pone, tampoco interpreta, no aprueba ni reprueba, slo reporta y acepta.

Al principio, sin embargo, cuando se est desarrollando la capacidad de escuchar es posible que los eco-reflejos sean demasiado literales y que de hecho parezcan ms bien una repeticin acartonada y fra, una especie de perico repitiendo el mensaje literal del emisor. Al principio por ejemplo cuando la adolescente expresa espontneamente a la madre:

La maestra de Biologa es una vieja regaona e injusta

La madre contesta casi de manera literal

Es regaona e injusta tu maestra

Gradualmente los eco-reflejos se van haciendo ms sintticos y ms sensibles especialmente a los sentimientos incluso a aquellos no expresados verbalmente. Eventualmente la madre es capaz de responder ms bien al sentimiento que al contenido:

Ests enojada con la maestra hija?

O tal vez:

Realmente te molesta la maestra?

Una de las instrucciones bsicas para desarrollar una verdadera escucha facilitadora es precisamente la de centrarse especialmente en los sentimientos ms que en el contenido literal y los detalles externos del relato. La escucha fracasa cuando la persona deja de estar atento a la experiencia del otro; cuando deja de percibir y reconocer los sentimientos de la persona por irracionales y arbitrarios que parezcan.

Cuando en el caso arriba mencionado el joven le dice a su padre:

T siempre prefieres a mi hermana

Pap tiene ciertamente la opcin de responder con la vieja y conocida respuesta de dar argumentos lgicos, es decir de contestar en lugar de reflejar. Por otro lado, puede intentar la alternativa inversa: reflejar en lugar de contestar:Me imagino que te molesta, o tal vez te duele cuando t sientes un trato que no es parejo.

En dicho momento hipottico tal vez el joven por primera vez en su vida escucha de su padre, no del terapeuta, por medio de un reflejo de sentimiento, un algo no verbal que si se pudiera traducir dira: Por un momento independientemente de mi opinin o percepcin, respeto tus sentimientos, slo quiero entenderlos, no quiero cambiarte ni convencerte de lo contrario.

El espritu de este mensaje, enviado a travs de un eco-reflejo emptico, transmite pues respeto, aceptacin y confianza; dicho mensaje se encuentra ms all de las palabras en algo que metafricamente llamamos debajo de la mesa y puede tambin ser traducido como: No necesito cambiarte para quererte.

La capacidad de escuchar de manera tcnicamente apropiada como cualquier otra habilidad, se puede adquirir a travs del estudio y de la prctica disciplinada. En relacin a la habilidad de escuchar hay suficiente material de referencia (ver PET de Gordon, Rogers, etc., Michel y Chvez 2002). Desgraciadamente, a pesar de la amplia variedad de material disponible en el tema de la empata, vivimos inmersos en una cultura de anti-escucha cuyas races no pueden ser removidas con solamente comprensin intelectual o dominio tcnico del reflejo emptico. La cultura de la anti-escucha est ms directamente relacionada con las etapas primitivas del desarrollo de la conciencia en el ser humano. Una conciencia subdesarrollada, tambin llamada primitiva o de primer orden, es bastante comn y, como ya se ver ms adelante, se caracteriza por el nfasis en querer cambiar al mundo de afuera antes de iniciar siquiera pequeas dosis de observacin interior y reconocimiento de los propios sentimientos, carencias, heridas, etc.

As por ejemplo, cuando un miembro de la familia expresa cualquier esbozo de sentimiento honesto, la respuesta automtica de la contraparte suele ser, a pesar de la buena intencin: de broma cuando no de burla, de crtica, de consejo, de sugerencia, de contraataque, etc. Cuando la joven adolescente del ejemplo previo expresa su opinin y sentimientos de incomodidad sobre la maestra de Biologa, su madre puede estar tcnicamente entrenada y preparada para responder con una respuesta emptica de reflejo al sentimiento

Me imagino hija que no te sientes nada bien con esa maestra verdad?.

Sin embargo, igual que en el primer caso del padre sermoneador, si dicha madre no ha experimentado un proceso mnimo de desarrollo interior, es probable que en un instante desaparezca de su mente todo lo aprendido e insista, sin darse cuenta, en sus viejas respuestas automticas comprensibles pero finalmente bloqueadoras de querer cambiar al otro, de cuestionarlo, de desconfiar:

Algo has de haber hecho

Tienes que poner ms de tu parte para no meterte en problemas

Y de verdad estudiaste?

Todo el fin de semana no tocaste un libro.

Ya vamos a empezar con problemas otra vez.

As pues, una de las dificultades importantes que surgen en el momento de tratar de poner en prctica el arte de la escucha para el dilogo no es precisamente la falta de comprensin intelectual del concepto de empata. Despus de todo reflejar consiste bsicamente en reproducir con la mayor precisin lo que dice el otro; Slo parece cuestin de echar mano de un poco de atencin y de la memoria suficiente para reproducir en forma de relejo lo recin escuchado. Reflejar pues no requiere de complicadas operaciones ni mayores demandas intelectuales. Sin embargo, cuando estamos frente a una persona, especialmente cercano e importante en nuestra historia, dicha facilidad se desvanece y aun la persona ms brillante y emptica se llega a comportar como el ms torpe escuchador.

Otro de los obstculos en el proceso de escuchar, es la creencia de considerar como sinnimos la aprobacin y la aceptacin. Quien escucha verdaderamente es capaz y totalmente libre de aceptar que el otro pueda tener sus propios sentimientos, creencias, y maneras de pensar sin que ello implique el estar de acuerdo o aprobar. En otras palabras se puede escuchar a alguien y por consecuencia aceptarlo solamente cuando se es capaz de renunciar a cambiarlo-a. Con gran frecuencia naufragan los intentos de dilogo cuando alguno de los miembros involucrados cae en la tentacin de deslizar inocentemente cualquiera de las llamadas respuestas automticas bloqueadoras RABs (aconsejar, sugerir, sermonear, bromear, consolar, etc.) cuyo mensaje implcito es finalmente para m es mucho ms importante cambiarte que entenderte.

Cuando el dilogo, como forma de relacin, fracasa, las familias se quedan instaladas en formas automticas disfuncionales y pobres; Las parejas en especial se limitan a utilizar los recursos disponibles y preferidos por las conciencias primitivas: la agresin abierta o soterrada, verbal o fsica, el sarcasmo, el distanciamiento emocional, etc. Este tipo de intercambios disfuncionales producen cotidiana e inadvertidamente heridas cada vez ms dolorosas que a su vez reducen an ms la capacidad de escucha.

Cuando me siento dolido, no te escucho, entonces t te sientes dolida al no ser escuchada y una vez ms tampoco me escuchas y al t no escucharme yo an menos te escucho... y as hasta el infinito en un cuento de nunca acabar.

Este crculo vicioso termina por asfixiar cualquier relacin, especialmente la de pareja. Entre ms se siente lastimada una persona al ser no escuchada, menos calidad de dilogo es capaz de proporcionar y entre menos dilogo experimenta, es menos capaz de escuchar a su vez, pues est ms enredada en procesar las ofensas, roces y heridas que inevitablemente surgen al calor de cualquier relacin.

Para entender el mundo del otro no se requiere de una formacin acadmica como terapeuta, ni siquiera de largos y costosos entrenamientos: se requiere simplemente de crecer como persona, y paralelamente desarrollar una cualidad bsica: escuchar con respeto. Escuchar verdaderamente no significa complacer al otro, ni resolverle sus problemas, no significa tampoco estar de acuerdo con su manera de ver las cosas, ni cargar con sus problemas.

Escuchar experiencialmente significa que puedo resonar con el otro, entrar a su mundo y entender que se sinti lastimado cuando yo hice, dije, dej de hacer o de decir algo; Escuchar significa asomarme al dolor, frustracin, decepcin del otro, de una manera concentrada exclusivamente en entender como se sinti aunque ello sea totalmente diferente a como yo supongo que se debera de sentir.

En otras palabras en el momento de escuchar a mi pareja, a mi hijo, o a mi padre, es mucho ms importante que intentar cambiarlo, entender su experiencia, entrar a su mundo, ponerme en sus zapatos, imaginarme a m mismo vestido con sus sentimientos y sus pensamientos. S! entender los sentimientos del otro es muchas veces ms importante que conven-cerlo de su error o sentirme culpable y defenderme.

Cuando al tratar de escuchar al otro me siento culpable, entonces probablemente me ponga a la defensiva y no podr escuchar, pues defenderme o justificarme es algo totalmente incompatible con escuchar. Reiteramos: escuchar no significa ni estar de acuerdo ni cargar la culpa del sentimiento ajeno, escuchar significa simplemente reproducir lo que el otro expres de manera provisional; escuchar significa entender a alguien con inocente frescura; alguien a quien quiero descubrir y veo con profundo inters. Cuando escucho me asomo al mundo del otro como lo hara si fuese la primera vez que veo y escucho a dicha persona; como lo hara ante alguien que no me ha lastimado y a quien tampoco he lastimado; como lo hara finalmente ante quien no quiero verdaderamente no me interesa cambiar. Cuando quiero cambiar al otro a toda costa, pronto empiezo a sugerir, aconsejar, criticar, etc., y entonces difcilmente lo escucho. Escuchar y querer cambiar al otro son funciones incompatibles: la energa que pongo en querer cambiar al prjimo es energa que dejo de utilizar en entenderlo y viceversa: Cuando yo empiezo a querer cambiar al otro, ya sea abierta o sutilmente, dejo de escuchar; y de manera complementaria cuando me concentro en escuchar con autntico inters, cuando estoy absorto en la experiencia del otro, en esa medida me olvido de quererlo cambiar por su bien.

Al querer cambiar al otro, dejo de escucharlo y al no ser escuchado de manera paradjica el otro experimenta ms resistencia al cambio: Esta es la tragedia de las interacciones entre conciencias primitivas: se estimulan entre s para no escucharse, para resistirse al cambio a fuerza de quererse cambiar mutuamente.Cuando puedo escuchar bien a alguien con total atencin, soy capaz de frenar provisionalmente mis bien intencionadas RABs (respuestas automticas bloqueadoras) y entonces ambos interlocutores experimen-tamos apertura y accedemos de manera natural a un nuevo aprendizaje.

Cualquier experiencia iluminada y penetrada con el faro de la escucha respetuosa y aceptante se transforma en oportunidad de aprendizaje y crecimiento para la relacin.

Escuchar puede ser un ejercicio sorprendentemente fcil slo si existe la disposicin de asomarme al mundo del otro sin pretenderlo cambiar durante al menos algunos humildes y poderosos minutos. Escuchar es asomarse al mundo de alguien aunque sea mi pareja de toda la vida provisionalmente como si fuera la primera vez, como si nos acabramos de conocer, como si nunca hubisemos esperado nada, ni nos hubisemos lastimado, ni presionado. Durante el tiempo de escucha es ms importante captar el mundo del otro desde su realidad por distorsionada e irracional que me parezca que defender la ma propia. Escuchar por otro lado puede ser la labor ms difcil si la persona se mantiene obsesionada en cambiar al otro; si insiste en corregirlo, en informarlo, en defenderse, en seguir viendo el mundo desde los propios zapatos para ni siquiera provisionalmente intentar meterse en los zapatos del otro.

T tienes derecho a tener expectativas acerca de m

Tienes derecho a esperar que te ayude

O que te aplauda

O que te adivine el pensamiento

Pero lo que t esperes de m,

Te pertenece a ti

Y as puedo verlo

Como algo tuyo

Y como algo tuyo

Puedo aceptarlo.

Por mi parte, lo que yo puedo hacer

Es escucharte con respeto, atencin y empata

Y escucharte de esta manera

No significa una adhesin

No significa que apruebo, que estoy de acuerdo

Significa algo mucho ms importante

Significa que puedo entrar a tu mundo.

Y entenderlo tal como existe para ti.

R. y S Michel (Aprender a Ser Vol. I. 2002)

Con frecuencia la persona que supuestamente escucha no est dispuesta internamente a entender antes que cambiar el dolor emocional ajeno y entonces clasifica automticamente cualquier expresin de incomodidad del otro como una oportunidad para sacar a relucir al rescatador o a la doctora corazn interior. En algunos casos cuando la persona quejosa se siente compadecida o rescatada inicia entonces el juego interior de la pobre vctima.T eres una gente valiosa chale ganas

No, no es cierto, soy un estpido, no sirvo para nada

No es cierto

Si es cierto

Etc., etc.

En otras ocasiones la persona que supuestamente escucha la expresin emocional del otro se siente ms bien atacada, acusada, reclamada:

Siento que no te importo nada, ayer estuve esperando tu llamada todo el da y nunca te dignaste llamarme como habamos quedado, me dijeron que te vieron con

Internamente se desliza entonces por inercia una especie de dilogo interior, ocupado totalmente en defenderse, en justificarse y en contraatacar.

"Me dices estas cosas para hacerme sentir mal, o tal vez me lo dices porque te aconseja tu mam o tu hermana o alguna de tus amigas controladoras y chismosas que quieren tener a sus maridos vigilados todo lo que me expreses lo interpreto con una intencin de controlarme o de lastimarme, de meterte en mi vida, y siendo as, cualquier cosa que me digas no me sirve para nada. Cuando t te diriges a m de esa forma yo no me siento dispuesto a revisar ni mucho menos a cambiar mi comportamiento. Por el contrario debo protegerme de ti, debo defenderme, justificarme, contraatacar. Otras veces cuando mi estado de nimo se encuentre menos contestatario y rebelde entonces en lugar de sacar la espada, optar sentirme mal conmigo, me sentir basura, vctima, incomprendido, etc. ...en fin, estar tan ocupado escuchando mis propias vocecillas internas, tan obsesionado en la defensa de mi ego, tan enredado en mis sentimientos de insuficiencia, depresin, victimez o enojo, que podr suceder cualquier cosa, menos que yo escuche que simplemente te sientes mal y menos an podr suceder que yo est dispuesto a revisar, a reconocer, a cambiar".

La persona que escucha un reclamo suele entrar en contacto, en algn lugar de su conciencia, con su propia experiencia de ser atacada, exigida o tal vez humillada o lastimada en algn momento lejano o cercano de su historia; Desde ese lugar, lleno de ruido interior, no puede entonces percibir la expresin de un sentimiento ajeno como el simple acto de expresin de un sentimiento; no puede hacer algo aparentemente tan sencillo: limitarse a ofrecer un humilde acuse de recibo, a escuchar y reflejar los sentimientos del otro y despus guardar silencio, nada ms:Me imagino que te quedaste muy preocupada y hasta enojada, llena de dudas, con todo lo que te dijeron durante todo ese da que no recibiste ni una llamada ma.

Ms bien responde desde la nica forma automtica e inevitable a su alcance: de manera defensiva de acuerdo a sus propias voces, ruidos y heridas. As, desde su dilogo interno se deslizan algunas frases que contaminan al dilogo exterior con lo cual a su vez se estimular ms frustracin en la otra parte:

T nunca confas en mYa vas a empezar

Le crees ms a la gente que a m

Me robaron el celular

De seguro que tu hermana te fue con ese chisme, ella cree que todos son como su marido.

Desde dicho espacio, la pareja se encuentra de pronto tan enredada en sus propias reacciones emocionales de santa indignacin y justa clera que le resulta imposible llevar a cabo una revisin interna honesta, un aprendizaje constructivo, un verdadero dilogo reparador.

Los sentimientos desagradables que las personas experimentan en el transcu