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Capítulo 8: Equilibrio general. Jorge Bernal 177 8 Equilibrio general. 1. Introducción. Los hombres, durante toda su evolución y así la historia nos demuestra, han pretendido dominar y manipular al equilibrio en sus distintas formas. El equilibrio obtenido de manera adecuada e ingeniosa resulta llamativo y agradable. Lo encon- tramos en todas las expresiones del arte y de las ciencias creadas por el hombre. Podemos hablar de una pintura bien lograda como algo armónico y también de un vehículo que puede desarrollar elevadas velocidades y mantenerse estable. Todo es equilibrio. Pero es la Naturaleza nuevamente la que nos da muestras de proporciones admirables para los equilibrios de sus creaciones. Las alas desplegadas de un águila suspendida en el aire planeando con un equilibrio dinámico, o la majestuosidad del álamo con el aplomo y la mesura de un equilibrio estático. Este último tipo de equilibrio, el estático, el quieto y fijo es el que a noso- tros, los constructores nos interesa para lograr edificios seguros y estables. Mucho se ha estudiado y escrito sobre el equilibrio que han logrado los antiguos construc- tores con aquellas grandes y monumentales obras que aún perduran a varios siglos de su ejecución. Muchas de ellas poseen un valor histórico inapreciable y otras marcan etapas del arte de construir en sus distintas manifestaciones. Las obras monumentales, las de los reyes, príncipes, emperadores y papas, fueron y son muestras de poder, opulencia y en el uso de los materiales demostra- ron liberalidad y largueza. Esa edificatoria fue sobre todas las cosas espectacular en su tamaño y ornamento. En raras ocasiones demuestran el ingenio y la inventiva para lograr eficiencia estructural: con menos material más resistencia. Todas esas majestuosas manifestaciones han sido realizadas con coeficientes de seguridad excesivamente grandes, justamente para que perduren por siglos. Figura 8.1 Comparemos la estabilidad de las pirámides de Egipto con la choza más simple de varillas y pieles e imaginemos el coeficiente de seguridad entre ambas (figura 8.1). El cobijo más elemental como el esquematizado en la figura, eviden- cian proporciones en sus formas y un arreglo en los materiales que resulta llamati- vo. La choza primitiva de los indígenas nómadas, realizadas con ramas y cubiertas

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Capítulo 8: Equilibrio general. Jorge Bernal

177

8

Equilibrio general.

1. Introducción.

Los hombres, durante toda su evolución y así la historia nos demuestra, han

pretendido dominar y manipular al equilibrio en sus distintas formas. El equilibrio

obtenido de manera adecuada e ingeniosa resulta llamativo y agradable. Lo encon-

tramos en todas las expresiones del arte y de las ciencias creadas por el hombre.

Podemos hablar de una pintura bien lograda como algo armónico y también de un

vehículo que puede desarrollar elevadas velocidades y mantenerse estable. Todo es

equilibrio.

Pero es la Naturaleza nuevamente la que nos da muestras de proporciones

admirables para los equilibrios de sus creaciones. Las alas desplegadas de un águila

suspendida en el aire planeando con un equilibrio dinámico, o la majestuosidad del

álamo con el aplomo y la mesura de un equilibrio estático.

Este último tipo de equilibrio, el estático, el quieto y fijo es el que a noso-

tros, los constructores nos interesa para lograr edificios seguros y estables. Mucho

se ha estudiado y escrito sobre el equilibrio que han logrado los antiguos construc-

tores con aquellas grandes y monumentales obras que aún perduran a varios siglos

de su ejecución. Muchas de ellas poseen un valor histórico inapreciable y otras

marcan etapas del arte de construir en sus distintas manifestaciones.

Las obras monumentales, las de los reyes, príncipes, emperadores y papas,

fueron y son muestras de poder, opulencia y en el uso de los materiales demostra-

ron liberalidad y largueza. Esa edificatoria fue sobre todas las cosas espectacular en

su tamaño y ornamento. En raras ocasiones demuestran el ingenio y la inventiva

para lograr eficiencia estructural: con menos material más resistencia. Todas esas

majestuosas manifestaciones han sido realizadas con coeficientes de seguridad

excesivamente grandes, justamente para que perduren por siglos.

Figura 8.1

Comparemos la estabilidad de las pirámides de Egipto con la choza más

simple de varillas y pieles e imaginemos el coeficiente de seguridad entre ambas

(figura 8.1). El cobijo más elemental como el esquematizado en la figura, eviden-

cian proporciones en sus formas y un arreglo en los materiales que resulta llamati-

vo. La choza primitiva de los indígenas nómadas, realizadas con ramas y cubiertas

Capítulo 8: Equilibrio general. Jorge Bernal

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en algunos casos con pieles u hojas, analizadas ahora a miles de años de su genera-

lizada utilización nos presenta un sistema reticulado espacial, de alta resistencia y

con un empleo mínimo de materiales (figura 8.2).

Figura 8.2

Observamos que el triángulo, la figura indeformable elemental, se encuentra

presente en todos los cortes, tanto de planta como transversales; la triangulación

está en el espacio.

Figura 8.3

Si examinamos la pieza individual estructural, resulta ser una viga inclinada

(figura 8.3). Soporta cargas uniformes del viento y posee apoyo simple articulado

en la parte superior donde se une a las otras vigas. En la parte inferior un empotra-

miento generado por la tierra compactada que la rodea. Esta primaria construcción

destinada a proteger al hombre del rigor y crudeza del clima, demuestra un

equilibrio óptimo en la forma, el uso de los materiales y las uniones o apoyos de

cada pieza.

Frente a los dos extremos de la construcción de todos los tiempos; por un la-

do la arquitectura majestuosa y en el otro extremo la vivienda simple, sencilla y

que ha servido de protección por siglos, podemos establecer distintos grados de

equilibrios que surgen de la jerarquía, de la vida útil de la obra y de la seguridad

buscada. El grado de equilibrio lo establece el coeficiente de seguridad de la estruc-

tura, este tema lo analizamos en extenso en párrafos siguientes.

Las pirámides de Egipto fueron construidas con la seguridad de una montaña

monolítica, con un grado de seguridad miles de veces superior al de la choza de

ramas y pieles. Qué ironía, la primera para albergar muertos y la segunda para co-

bijar vida.

Nuestro objetivo es lograr encontrar entre esos extremos de grados de equi-

librios, aquel suficiente y necesario para brindar seguridad y protección al usuario

de las obras y especialmente de las viviendas. En la actualidad el aspecto econó-

mico es un parámetro fundamental en el diseño de las obras y derrochar material

Capítulo 8: Equilibrio general. Jorge Bernal

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para mostrar inútil fortaleza, podría afectar hasta la posibilidad de realización de

la obra misma.

2. Tipos de equilibrios.

2.1. General.

Al equilibrio lo estudiamos desde diferentes ciencias. Desde la Estática en

la relación de las acciones externas y las reacciones sin interesarnos el material y la

forma. En las características mecánicas del material participa la ciencia Resisten-

cia de los Materiales. Otra ciencia que concurre es la Química junto a la Termo-

dinámica; estudian los cambios a nivel atómico que se producen en el material

ante el ataque de factores agresivos, por ejemplo la carbonatación y la corrosión.

La última en ingresar con pasos muy largos y rápidos es la Mecánica de Fractu-

ras, ella utiliza los conceptos de trabajo y energía. Trataremos de explicar la parti-

cipación de cada una de ellas en el equilibrio estructural.

2.2. Estática desde ejemplos simples.

Es común imaginar el fenómeno del equilibrio como una balanza con el fiel

en vertical y los platos en la horizontal. Pero esa manifestación es solo una de las

formas de estudiar el equilibrio y es el que nos interesa en este estudio. Analiza el

estado de reposo de un cuerpo sin tener en cuenta la variable tiempo. Esta ciencia

resuelve la estabilidad de una viga con la relación entre las fuerzas externas y las

reacciones en sus apoyos. Ahí termina sus consideraciones. Sin embargo el equili-

brio de la termodinámica es universal y participan todos los fenómenos del univer-

so, entre ellos el del tiempo.

Los esquemas representan los análisis clásicos simplificados que utiliza la

estática para representar los diferentes estados de equilibrios (figura 8.4).

Figura 8.4

El equilibrio inestable es la esfera en la parte superior de una superficie

convexa; cualquier perturbación la hará caer. Se puede presentar en una estructura

que se encuentra al límite de su resistencia, en el instante que actúa cualquier fuer-

za el sistema falla, colapsa. También se lo puede representar mediante la placa que

cuelga en inversa de un hilo (figura 8.5):

Capítulo 8: Equilibrio general. Jorge Bernal

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Figura 8.5

En el indiferente la esfera está sobre una superficie plana, si es perturbada,

cambia de posición y luego vuelve a ese equilibrio. Se lo puede mostrar como una

caja de cartón vacía sobre un terreno plano, cualquier fuerza que actúe, lo desplaza

a otro lugar, pero la caja no se rompe, sigue manteniendo sus cualidades. Solo ha

cambiado de lugar. En la placa si es colgada desde su baricentro; puede adoptar

cualquier posición, es indiferente (figura 8.6).

Figura 8.6

En el estable la esfera ocupa la posición más baja de una superficie cóncava.

Las Ciencias de la Construcción buscan que se cumpla la última situación, la de

equilibrio estable; es aquél que luego de una perturbación de una fuerza, el cuerpo

regresa a su posición original. Un fuerte viento hace oscilar algo un edificio, pero

cuando cesa la perturbación, el edificio vuelve a su estado original de reposo. En la

representación de la placa el equilibrio es estable si es colgada del extremo supe-

rior, ante cualquier alteración volverá a su posición original (figura 8.7).

Figura 8.7

2.3. Desde la configuración longitudinal.

Es la rotura de la configuración recta original de una pieza sometida a com-

presión en aumento, es el caso de las columnas esbeltas. Desde la teoría fue inves-

tigado de manera genial por Euler a mediados del siglo XVIII y luego desde ensa-

yos en laboratorios por Timoshenko en el XX. Vemos las formas que puede mos-

trar una columna que ingresa en pandeo según las características de sus apoyos

extremos (figura 8.8).

Capítulo 8: Equilibrio general. Jorge Bernal

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Figura 8.8

La curva de flexión en el pandeo aumenta en la medida que se pierden gra-

dos de libertad en los apoyos. Este tema lo estudiamos en el Capítulo 21 "Pandeo".

Destacamos que en estos casos las columnas esbeltas presentan dos tipos diferentes

de rotura; la primera el cambio brusco de la configuración geométrica longitudinal

y la otra la rotura del material.

2.4. Desde la fisura.

En las piezas sometidas a flexión las fisuras o fracturas poseen diferentes ca-

tegorías según el tipo de material. En el caso de una viga de madera o hierro la

inesperada presencia de una fisura es el aviso de una rotura próxima.

Sin embargo en las vigas de hormigón armado no sucede lo mismo, es más,

el cálculo se hace con el supuesto de viga fisurada. En estas piezas las zonas com-

primidas son homogéneas, pero en la región de máxima tracción el hormigón que

rodea a las barras de acero se fisura. La singularidad de este fenómeno reside en la

diferencia del módulo de elasticidad entre ambos materiales. Se fisura el hormigón,

pero las barras siguen resistiendo (Capítulo 24 "Hormigón Armado")

Figura 8.9

En el dibujo superior se muestran distintos tipos de fisuras en una viga de

hormigón armado según el tipo de esfuerzo; cerca del apoyo las provocadas por

esfuerzos de corte y en la zona central las generadas por la flexión (figura 8.9).

2.5. Desde la mecánica de fracturas.

Esta ciencia acepta las fisuras en todos las piezas estructurales. Las estudia

desde el intercambio de las energías que existen dentro de su masa. Energía elástica

acumulada, energía de inicio de fractura, energía de prolongación de fisura. Según

el flujo de esas energías determina la "longitud crítica", si la fisura está por debajo

de esa longitud el sistema posee equilibrio, si la supera ingresa a un equilibrio ines-

table de aumento descontrolado de la fractura que termina en colapso.

En la ingeniería aeronáutica y naval la ciencia de las fracturas avanzó tanto

que en la actualidad se ubica como la principal. En la ingeniería de la construcción

está ingresando de manera tímida pero sostenida, en algunas sistemas constructivos

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se la usa para establecer el grado de resilencia (capacidad de acumular energía elás-

tica).

2.6. Desde el tipo de material.

Los tres tipos de materiales utilizados en los sistemas estructurales son la

madera, el hierro y el hormigón armado. La madera es elástica, el hierro además de

elástico es dúctil y el hormigón armado ninguna de esas cualidades porque es

frágil, solo soporta cargas de compresión.

Desde las características del material empleado en una estructura podemos

pronosticar el tipo de colapso que se producirá en el momento de la salida de servi-

cio. La madera y el hierro con elevadas deformaciones anticipan el quiebre el equi-

librio final, mientras que en el hormigón armado, en especial aquellas piezas que

fallan desde el hormigón, la rotura es brusca, sin aviso.

Lo vemos en los ensayos de compresión realizadas en las probetas de hor-

migón, en laboratorio. La masa en compresión genera un estallido brusco cuando

disipa toda su energía acumulada tal como lo muestra la figura (figura 8.10).

Figura 8.10

2.7. Desde la química.

Otro equilibrio es el estado del material

desde su composición química. Una viga de

hormigón armado en un ambiente agresivo,

como pueden ser zonas cercanas al mar, a los

pocos años de su construcción, puede mostrar

síntomas de carbonatación en el hormigón y

corrosión en las armaduras, se quiebra el equi-

librio químico o electro químico (figura 8.11).

Figura 8.11

En la figura superior las armaduras en proceso de corrosión se expanden y

desprenden el recubrimiento de hormigón. Este fenómeno es estimulado por el

ambiente salino que los rodea.

2.8. Desde la termodinámica o entropía.

La termodinámica considera al edificio en estado “inestable” ante la “flecha

del tiempo” donde todo envejece. Los diferentes estados se clasifican según la en-

tropía que poseen. Por ejemplo la luna tiene más entropía que la tierra, allí nada se

altera, el desordenado polvo de superficie está desde miles de miles de años. Nada

se mueve, todo está muerto; por ello posee mayor entropía que la tierra.

Capítulo 8: Equilibrio general. Jorge Bernal

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Veamos los sucesos en una barra de hierro con la variable del transcurso del

tiempo (figura 8.12):

En sus inicios fue óxido de hierro contenido de manera desordenada en las

piedras de las montañas, en un estado de equilibrio por millones de años.

Luego es extraído y enviado a los altos hornos, allí con fuego y energía or-

denan al material y aparece el hierro o acero, pero ahora inestable.

Porque con los años ese hierro comienza a oxidarse y según el grado de

mantenimiento aparece la corrosión que acorta su tiempo de existencia.

Por último volverá a ser óxido de hierro, otra vez mezclado en la tierra o

en las montañas.

El horizonte de equilibrio natural es nivel de terreno, donde se encuentran las

piedras y suelos con óxidos, hacia arriba se presentan las alteraciones y reducción

del equilibrio termodinámico.

Figura 8.12

Si observamos al edificio y le aplicamos la razón del tiempo pasado y futuro

podremos construir el esquema parecido al anterior (figura 8.13).

Figura 8.13

Cada material que compone al edificio fue obtenido de la tierra, de excava-

ciones o túneles y su historia desde la termodinámica es la siguiente:

Equilibrio estable: Estaban en la quieta oscuridad con temperatura y presión

constante, nada los agredía.

Capítulo 8: Equilibrio general. Jorge Bernal

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Equilibrio inestable: Son extraídos de su reposo y otra vez con calor y energ-

ía se transforman en hierro, cal, cemento, cerámico y muchos otros. Llegan a la

obra por separado, el camión que trae el cemento, otro arena, un semirremolque

con las barras de hierro. Con ellos se construye el edificio empleando de nuevo

energía y calor.

De vuelta al equilibrio estable: Todos los materiales del edificio con los si-

glos o milenios volverán a su estado natural: arcillas, limos, arenas, piedras o petró-

leo.

Desde la termodinámica y la química los edificios están construidos por ma-

teriales temporales, permanecen sosteniendo al edificio por cierto tiempo; son ines-

tables con la variable de tiempo que no la tienen en cuenta las ciencias de la Estáti-

ca ni la de Resistencia de Materiales.

2.9. Resumen.

Destacamos que en el universo, así como en el planeta Tierra todas las enti-

dades que lo componen se encuentran en un estado de permanentes cambios de

equilibrios. Como veremos más adelante, las estructuras de los edificios no escapan

a esa ley de cambios; es el envejecimiento, la segunda ley de la termodinámica. El

equilibrio desde la estática de las fuerzas es solo uno de todos y es temporario.

Con los razonamientos anteriores demostramos que no basta con aplicar las

ecuaciones del equilibrio de la estática para la vida útil del edificio. Desde hace

unas décadas ha surgido una nueva ciencia la “Patología de la Construcción” que

investiga y trata de prolongar el equilibrio de la termodinámica: edificios más du-

rables.

En resumen, la Estática es la ciencia que estudia el equilibrio de los cuerpos

de manera atemporal. Sus conclusiones se corresponden con el período de estudio,

se proyecta al futuro sobre hipótesis falsas; las cargas no varían y el material es

rígido y eterno. Sin embargo la Patología de las Construcciones utiliza todas las

ciencias disponibles para su investigación, lo estudia al edificio desde el pasado, el

presente y el futuro. En varias y muchas de sus especulaciones utiliza al tiempo

como variable. Esta nueva ciencia investiga los dos equilibrios: el estático y el

termodinámico.

3. Equilibrio y centro de gravedad.

3.1. Simetría en vertical.

Al observar cualquier edificio podemos imaginar la zona de masa baricéntri-

ca en su espacio. Desde un eje vertical de referencia ese baricentro varía de altura

según la cantidad de pisos del edificio. Pero desde ejes horizontales que forman las

plantas horizontales del edificio ese baricentro en general no cambia.

El centro de gravedad de los edificios y la fuerza resultante que genera su

masa por la gravitación terrestre en general deben coincidir. Con ejemplos muy

simples analizamos la relación entre centro de gravedad de una geometría dada y el

equilibrio.

En la imagen se pueden observar los edificios más altos de la ciudad de

Buenos Aires. Todos sin excepción muestran un eje vertical que contiene el centro

de masa de cada uno de sus niveles (figura 8.14).

Capítulo 8: Equilibrio general. Jorge Bernal

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Figura 8.14

Los edificios más bajos tienen una altura promedio de cien metros, mientras

que los más altos llegan a los doscientos metros.

3.2. Simetría en planta.

El plano de planta de arquitectura muestra simetría de forma y su baricentro

se ubica en el cruce de las diagonales. De esta manera se produce un equilibrio en

las fuerzas verticales de masa; no existe ex-

centricidades que generen esfuerzos parásitos

(figura 8.15).

Figura 8.15

Los edificios más bajos tienen una altu-

ra promedio de cien metros, mientras que los

más altos llegan a los doscientos metros. El

correcto manejo de las región baricéntrica de

los edificios es parte del buen diseño estructu-

ral.

Mediante el esquema elemental de una mesa distinguimos el baricentro de

superficie sobre el tablero (en el plano) y el centro de gravedad de todo el sistema

(en el espacio) (figura 8.16) .

Figura 8.16

Capítulo 8: Equilibrio general. Jorge Bernal

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4. Estados de servicio y el equilibrio.

Existe una relación inseparable entre el coeficiente de seguridad de una pieza

y su estado de servicio. Recordemos que los estados se servicio pueden ser estudia-

dos desde una pieza estructural única o de la totalidad del edificio.

El estado elástico de servicio es el común de todas las estructuras. Frente a

variaciones de cargas horizontales o verticales muestran pequeñas deformaciones

que desaparecen junto a la fuerza de alteración. Estamos frente a un equilibrio es-

table que se recupera luego de la perturbación.

El equilibrio plástico se da con el aumento de las cargas; el material

pasa del período elástico al plástico y las deformaciones son permanentes luego del

cese de las cargas que lo produjeron. Este fenómeno se presenta en materiales

dúctiles como el hierro, no así con la madera que posee una largo período elástico y

casi nulo plástico. En el hormigón simple y las paredes de ladrillos cerámicos, la

rotura es inmediata luego de un muy corto fragmento elástico.

El estado de equilibrio límite de servicio se presenta cuando los descensos o

la deformaciones son tan elevadas que aparecen fisuras. Esa situación alerta a los

usuarios y temen, tiene miedo de permanecer bajo esa estructura. Entonces cuando

la estructura deja de ser usada, sale de servicio. El sistema no colapsó, pero no

puede ser utilizada hasta tanto se realicen trabajos de recuperación o estabilización.

Es otro estado de equilibrio indiferente más intenso que el anterior.

El estado límite de uso es similar al anterior con la diferencia de que en este

caso es imposible la recuperación de la estructura. Los daños son tan elevados que

es más conveniente demoler la estructura y construir una nueva, en vez de reparar

la existente.

En los casos de siniestros inesperados como grandes huracanes o sismos, es

común el ingreso al estado de colapso en cortos períodos de tiempo con falla total

del sistema y víctimas fatales.

Del análisis realizado vemos que el elemento estructural se ha manifestado

frente al aumento progresivo de las cargas de diferentes formas. De todas ellas, las

únicas que se aceptan dentro del proyecto y cálculo es la primera: estado estable,

que puede ser en estado elástico total o parcial con reducidas zonas plastificadas.

Además se deben controlar las elásticas o vibración de la pieza, por la cuestión de

confort del usuario. Esta verificación se la realiza en la fase de diseño o cálculo

mediante expresiones matemáticas que logran pronosticar las deformaciones.

5. El equilibrio y los apoyos.

5.1. General.

La teoría clásica de la estática considera solo tres tipos de apoyos: articulado

móvil, articulado fijo y empotrado. A todos ellos los considera extremos, es decir

perfectos; la articulación no debe ofrecer ninguna resistencia al giro, así como el

empotramiento debe ejercer imposibilidad total al giro. No hay términos medios.

Con esos tres modelos teóricos se puede considerar a una viga simple de tres mane-

ras (figura 8.17).

Capítulo 8: Equilibrio general. Jorge Bernal

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Figura 8.17

Con estas hipótesis simples es posible construir una teoría con ecuaciones

matemáticas (teoría clásica) que se aproxima a la realidad. Es interesante el estudio

porque allí observaremos cómo la matemática, con su lenguaje interpreta el contex-

to de las piezas estructurales en función de los supuestos simplistas de apoyos.

La columna también posee sus esquemas simples de la teoría, a la izquierda

se muestra una columna empotrada en el suelo en su parte inferior y en el superior

una articulación, mientras el esquema de la derecha la columna es articulada en los

dos extremos (figura 8.18).

Figura 8.18

Antes del cálculo y dimensionado de una columna debemos establecer en

esquemas gráficos la forma de los apoyos en sus extremos tal como lo hacemos con

las vigas.

5.2. Viga empotrada de perfil de hierro.

Para cada una de las combinaciones de apoyo existe un estado de equilibrio

particular. Lo explicamos desde la formación de las rótulas plásticas que se pueden

formar en una viga de perfil estándar de hierro (figura 8.19).

Figura 8.19

Capítulo 8: Equilibrio general. Jorge Bernal

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El dibujo de arriba es una viga de apoyos simples articulados, es suficiente

que se forme una sola rótula para quebrar el equilibrio. En el dibujo de abajo la

misma viga si la construimos con fuertes empotramientos rígidos en los apoyos, la

carga para romperla en el medio será mayor que la del caso anterior. Antes del

colapso deben formarse las rótulas en los apoyos empotrados; la viga se transforma

en una de apoyos articulados. Luego con aumento de carga se forma la rótula en el

medio y sobreviene el colapso.

6. Aplicaciones.

6.1. Elementos de madera.

En los párrafos que siguen se muestran diferentes estados de equilibrio según

los apoyos y el material. Volvemos a repasar los elementos que constituyen un

entrepiso de maderas (figura 8.20). Distinguimos cada pieza y las estudiamos en su

función y también en sus apoyos.

1. Tablones de madera de piso (vigas continuas).

2. Vigas secundarias donde apoyan las tablas (empotrada articulada).

3. Viga primaria de apoyo de las secundarias (articulada articulada).

4. Columnas (empotradas articuladas.

Figura 8.20

El piso se construye con tablas machihembradas que se apoyan como una

viga continua sobre el cabio o viga secundaria. La deformación de esta viga tabla

se transmite de un tramo a otro, en el apoyo gira la tabla. Este apoyo permite el

giro parcial de la tabla (figura 8.21).

Figura 8.21

La viga secundaria tiene el extremo izquierdo empotrado en la pared que le

impide girar libremente. En el otro extremo, en el derecho se apoya de manera libre

sobre la viga principal.

Capítulo 8: Equilibrio general. Jorge Bernal

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El dibujo que sigue muestra en la parte superior el esquema teórico del cabio

empotrado articulado y a la derecha el esquema de la viga principal articulada arti-

culada (figura 8.22).

Figura 8.22

La viga principal; además de su peso propio tiene las cargas concentradas

que transmiten las de vigas secundarias. Este ejemplo del entrepiso de madera nos

sirve para conceptualizar y distinguir los apoyos.

6.2. Piezas en hierro.

Los apoyos de piezas de hierro se adaptan mejor a las condiciones de borde

para el equilibrio con ellas es posible confeccionar piezas más adecuadas. Los

grandes sistemas reticulados de acero, las cargas producen flechas y giros, además

los diferenciales térmicos generan desplazamientos horizontales, estos movimien-

tos pueden generar fuerzas que modifican el equilibrio (figura 8.23).

Figura 8.23

En este ejemplo es una viga de longitud mayor a los 15 metros, para crear las

condiciones necesarias de apoyos, a principios del siglo pasado se utilizaban rodi-

llos de acero. Mediante diseños especiales se lograban articulaciones fijas o móvi-

les que permitían el giro o el desplazamiento, anulando así las fuerzas de apoyos

rígidos. Estos tipos de apoyos aún los podemos observar en algunos viejos puentes

metálicos del ferrocarril (figura 8.24).

Articulado fijo Articulado móvil.

Figura 8.24

Capítulo 8: Equilibrio general. Jorge Bernal

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Estos antiguos apoyos tienen el inconveniente del mantenimiento. El óxido,

la arena o tierra si ingresan en su nicho pueden impedir el libre giro o desplaza-

miento. En la actualidad estos tipos de apoyos han sido sustituidos no sólo en la

forma de ejecución sino también en el material utilizado.

En la actualidad se colocan planchas de caucho sintético de alta resistencia

(neopreno). Con espesores de varios centímetros que actúan como “amortiguador”

y permiten giros y desplazamientos (figura 8.25).

Figura 8.25

Con las posibilidades que nos brindan los diferentes tipos de soldaduras se

pueden construir sistemas metálicos de tipo pórticos, donde las uniones de las vigas

con las columnas son rígidas (figura 8.26).

Figura 8.26

El sistema de la figura 8.26 es un pórtico hiperestático. La viga se encuentra

rígidamente unida a las columnas y en ese caso sus apoyos son empotrados (poseen

cupla), los giros o desplazamientos están restringidos. La columna a su vez se en-

cuentra empotrada en la parte inferior con una base rígida.

Los grados de rigidez en el sistema de pórtico se diseñan de distintos tipos:

a) Pórtico articulado en su parte inferior. Empotrado arriba. El sistema está en

equilibrio, es estable.

b) Pórtico articulado en la parte superior e inferior. Es inestable, no posee equili-

brio firme, cualquier fuerza horizontal provoca su caída. Necesita de otros ele-

mentos auxiliares o estructuras vecinas para mantenerse en equilibrio.

c) Pórtico empotrado en la parte inferior y articulado en su parte superior; el sis-

tema posee equilibrio estable.

Los apoyos de todos los elementos estructurales, deben ser diseñados en sus

apoyos de manera cuidadosa para que no produzcan solicitaciones extrañas a las

determinadas originalmente (figura 8.27).

Figura 8.27

Capítulo 8: Equilibrio general. Jorge Bernal

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6.3. Piezas en hormigón armado.

En las estructuras de hormigón las articulaciones y apoyos especiales son

difíciles de visualizar en forma directa, porque el hormigón recubre a las armaduras

que son las que definen los distintos tipos de apoyos. Es por ello necesario hacer de

la observación de las estructuras de hormigón un hábito permanente para imaginar

las formas escondidas de sus apoyos. Las articulaciones o empotramientos en el

hormigón es posible descubrirlas si observamos con especial cuidado las micro

fisuras que presenta su superficie.

Losas de entrepisos.

Un entrepiso constituido por dos losas que apoyan sobre vigas, fueron dise-

ñadas como simplemente apoyadas, es decir que en sus apoyos no existe cupla o

momento flector, pueden girar de manera libre junto a la elástica (figura 8.28).

Figura 8.28

Figura 8.29

Cada una de las losas se deforma independiente de la otra. Para que esto su-

ceda las armaduras de ambas losas deben finalizar en los apoyos, sin continuidad,

en especial en la parte superior a efectos de no generan cupla de apoyo (figura

8.29).

Al ser sometidas a cargas, se deforman levemente y en la parte superior del

apoyo central se pueden producir micros fisuras, casi imperceptibles a vista directa.

Esa fisura nos indica que allí, ese apoyo actuó como una articulación.

Vigas y columnas.

En hormigón armado la unión entre vigas o éstas con columnas, para que

crear un apoyos simple articulado los hierros deben ser colocados de forma tal de

evitar cuplas resistentes; anular los posibles momentos flectores internos (figura

8.30). En la imagen el caso de una viga sobre columna, vemos que en caso de car-

gas, la viga posee elástica y debe girar libre en su apoyo, por ello las barras son

discontinuas en la zona de tracción del nudo de apoyo.

Capítulo 8: Equilibrio general. Jorge Bernal

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Figura 8.30

En caso de necesitar un empotramiento para el equilibrio, debemos colocar

los hierros de manera continua para que columna y viga puedan intercambiar sus

cuplas internas (figura 8.31). El extremo superior de la columna resulta empotrado

por la viga que transmite los esfuerzos de flexión.

Figura 8.31

Los esfuerzos internos los representamos en la figura mediante el diagrama

de momentos flectores. En el pórtico, el nudo transmite los esfuerzos. La columna,

además de la carga de compresión, recibe momentos flectores de la viga. Vemos

que las partes externas del nudo están en tracción y en el extremo inferior el flector

es nulo (figura 8.32).

Figura 8.32

Para lograr esa articulación las barras dentro del hormigón podrían tener la

configuración mostrada en los esquemas (figura 8.33).

Capítulo 8: Equilibrio general. Jorge Bernal

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Figura 8.33

En el caso anterior, el flector interno de la columna es nulo en la unión con

la base. Para que ello suceda se deben interponer una articulación. En el hormigón

armado se consiguen cruzando todas las barras verticales de la columna en un lugar

muy cercano de la base. Ese cruce elimina la cupla y no se transmiten esfuerzos de

flexión.

6.4. Equilibrio desde la termodinámica.

En la parte inferior de la columna de primer plano se observa desprendi-

miento del hormigón de recubrimiento y las barras quedan sin la protección alcali-

na del hormigón (figura 8.34).

Figura 8.34

En la imagen ( figura 8.35) las barras longitudinales y los estribos ingresa-

ron en el periodo de corrosión del acero. En ese proceso aumentan su volumen por

el óxido y desprende al hormigón de recubrimiento.

Figura 8.35

Capítulo 8: Equilibrio general. Jorge Bernal

194

Estamos en presencia de un desequilibrio termodinámico y químico. En ge-

neral se presenta en las columnas de cocheras o subsuelos donde la humedad está

presente de manera constante y los gases de escape de los automóviles aceleran el

proceso de carbonatación del hormigón y el de corrosión de las barras.

Además en la historia de las columnas de cocheras hay una cuestión humana.

De la obra fueron las primeras estructuras en hormigonar, en el tiempo donde los

técnicos y obreros recién se iniciaban, además la obra estaba en proceso de organi-

zación. Los capataces y jefes de cuadrillas comenzaban a conocer las capacidades

individuales de los obreros. En estas situaciones es común la falla humana, como

las que muestran estas columnas luego de unos 20 años de haber sido construidas.