enseñar a argumentar

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Introducción: Enseriar a argumentar: un desafío para la escuela actual Anna Camps y Joaquim Dolz Los estudios que hemos reunido en este monográfico sobre la argumentación y su enseñanza sugieren toda una gama de posibilidades que ese tipo de discurso puede jugar en la educación ética del ciudadano moderno y en el aprendizaje de la expresión oral y escrita. La razón de ser de toda argumentación es la de exponer un punto de vista, des- tacarlo y justificarlo, tratando de convencer a uno o varios interlocutores o «adversa- rios» de su valor. Desde 1958, gracias principalmente a los trabajos de ChaYm Perelman y de Stephen EdelsonToulmin, el interés teórico y práctico de la argumentación no ha dejado de aumentar. Después de un largo período de eclipse, la retórica, «el arte de persuadir con el discurso» como la definían los clásicos, ha sido redescubierta en los últimos decenios y se considera nuevamente como un método que permite examinar los procedimientos argumentativos y las interacciones entre los interlocutores. Los trabajos de la «nueva retórica» interesaron primeramente a los publicita- rios y a los políticos y sólo en epocas más recientes a los educadores y a los profesores de lengua; la enseñanza de la argumentación apenas tenía espacio hasta ahora en los programas de lengua en nuestro país. Sin embargo su importancia en todos los dominios de la vida social es comúnmente reconocida en la actualidad. Por ello, el dominio de la argumentación empieza a ser hoy un objetivo de enseñanza en los pro- gramas de primaria y de secundaria. Aprender a argumentar en una sociedad democrática No es una novedad para nadie que en las situaciones habituales de lectura y escritura en la enseñanza primaria y secundaria predominan las actividades sobre la narración. La enseñanza metódica de la argumentación apenas se contempla en los programas o se introduce tarde y con resultados considerados poco satifactorios por los profesores de bachillerato, por los profesores universitarios y por la sociedad en general. No sólo no se enseña a los estudiantes a expresar sus opiniones oralmente o por escrito, a discutir y a debatir temas controvertidos, sino que muy pocos manua- les de lectura presentan textos argumentativos. A pesar de ello, niños y jóvenes viven inmersos en una sociedad de la persua- sión en que se intenta influir en la opinión de los ciudadanos y también en la de ellos a través de todos los medios de comunicación orales y escritos. Incluso los cuentos y la fábulas dirigidos a los más pequeños intentan transmi- tir, más o menos directamente, juicios de valor y opiniones morales. Ya La Fontaine justificaba el interés de la ficción para transmitir valores morales con el argumento siguiente: «Una máxima moral desnuda aporta aburrimiento. El cuento lleva a aceptar sutilmente el precepto.» 1995 by Aprendizaje, ISSN: 0214-7033 Comunicación, Lenguaje y Educación, 1995, 25, 5-8

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  • Introduccin: Enseriar a argumentar:un desafo para la escuela actualAnna Camps y Joaquim Dolz

    Los estudios que hemos reunido en este monogrfico sobre la argumentacin ysu enseanza sugieren toda una gama de posibilidades que ese tipo de discursopuede jugar en la educacin tica del ciudadano moderno y en el aprendizaje de laexpresin oral y escrita.

    La razn de ser de toda argumentacin es la de exponer un punto de vista, des-tacarlo y justificarlo, tratando de convencer a uno o varios interlocutores o adversa-rios de su valor.

    Desde 1958, gracias principalmente a los trabajos de ChaYm Perelman y deStephen EdelsonToulmin, el inters terico y prctico de la argumentacin no hadejado de aumentar. Despus de un largo perodo de eclipse, la retrica, el arte depersuadir con el discurso como la definan los clsicos, ha sido redescubierta en losltimos decenios y se considera nuevamente como un mtodo que permite examinarlos procedimientos argumentativos y las interacciones entre los interlocutores.

    Los trabajos de la nueva retrica interesaron primeramente a los publicita-rios y a los polticos y slo en epocas ms recientes a los educadores y a los profesoresde lengua; la enseanza de la argumentacin apenas tena espacio hasta ahora en losprogramas de lengua en nuestro pas. Sin embargo su importancia en todos losdominios de la vida social es comnmente reconocida en la actualidad. Por ello, eldominio de la argumentacin empieza a ser hoy un objetivo de enseanza en los pro-gramas de primaria y de secundaria.

    Aprender a argumentar en una sociedad democrtica

    No es una novedad para nadie que en las situaciones habituales de lectura yescritura en la enseanza primaria y secundaria predominan las actividades sobre lanarracin. La enseanza metdica de la argumentacin apenas se contempla en losprogramas o se introduce tarde y con resultados considerados poco satifactorios porlos profesores de bachillerato, por los profesores universitarios y por la sociedad engeneral. No slo no se ensea a los estudiantes a expresar sus opiniones oralmente opor escrito, a discutir y a debatir temas controvertidos, sino que muy pocos manua-les de lectura presentan textos argumentativos.

    A pesar de ello, nios y jvenes viven inmersos en una sociedad de la persua-sin en que se intenta influir en la opinin de los ciudadanos y tambin en la de ellosa travs de todos los medios de comunicacin orales y escritos.

    Incluso los cuentos y la fbulas dirigidos a los ms pequeos intentan transmi-tir, ms o menos directamente, juicios de valor y opiniones morales. Ya La Fontainejustificaba el inters de la ficcin para transmitir valores morales con el argumentosiguiente:

    Una mxima moral desnuda aporta aburrimiento.El cuento lleva a aceptar sutilmente el precepto.

    1995 by Aprendizaje, ISSN: 0214-7033

    Comunicacin, Lenguaje y Educacin, 1995, 25, 5-8

  • La literatura infantil tuvo en en sus orgenes intencin moralizadora y didcti-ca y en nuestros das muchas obras para jvenes e incluso para nios les enfrenta aconflictos sociales y personales que exigen juicio moral. Vemos pues que la narracinpuede presentar una orientacin argumentativa. Ocurre, sin embargo, que en estetipo de obras se argumenta indirectamente sin que, en general, el autor tome expl-citamente la responsabilidad de la opinin que defiende. Las experiencias actualessobre la enseanza precoz de la argumentacin relativizan la posicin de La Fontaine.De un lado, las narraciones de ficcin no son los nicos textos que interesan a losalumnos. Por otro lado, tratar de transmitir valores ticos sin precisar quin toma laresponsabilidad de los mismos, sin pasar por un debate, no parece ser la forma deeducacin cvica ms adecuada en una sociedad democrtica.

    En el momento actual asistimos, a todos los niveles de la enseanza, a un rena-cimiento del inters por la argumentacin. Sin embargo existen, quizs no del todoexplcitas, algunas cuestiones que inciden en la decisin de incluir o no la enseanzadel discurso argumentativo en primaria y en secundaria:

    Aceptar la sociedad que confrontemos al alumnado con verdaderas situa-ciones polmicas?

    Puede ser la argumentacin una fuente de conflictos?Es la argumentacin contraria a la neutralidad deseable de la escuela

    democrtica?Es ticamente aceptable ensear en la escuela estrategias para persuadir, y

    de alguna manera manipular, al destinatario?Es verdad que toda argumentacin surge de una situacin polmica, de una

    controversia, de un desacuerdo, de un conflicto de intereses. Sin embargo argumen-tar es justamente lo contrario de aferrarse a un punto de vista. Si el argumentadorpretende conseguir su objetivo (ya sea crear una opinin favorable sobre un tema, yasea modificar la posicin del interlocutor), no le quedar ms remedio que:

    1. reconocer un tema polmico y ser consciente de los diversos puntos devista que existen sobre l;

    2. discutir los diferentes puntos de vista y los recursos argumentativos posi-bles para defenderlos;

    3. tener su propia opinin sobre el tema discutido;4. valorar los argumentos contrarios;5. justificar su punto de vista con un conjunto de argumentos adecuados;6. utilizar de manera rigurosa y consciente los argumentos;7. tratar desarrollar estrategias para atraer los sentimientos de los otros;8. reconocer los argumentos del oponente y saberlos refutar;9. aceptar e incorporar algunos de los argumentos del adversario como con-

    cesiones;10. saber negociar una posicin de compromiso.Este pequeo declogo no es ms que una lista abierta para mostrar la comple-

    jidad de las conductas argumentativas y la dificultad de su gestin autnoma. Com-prender lo que est en juego en las situaciones sociales en las que se vive un conflictode opiniones constituye un objetivo educativo en si, sin el cual dificilmente se puedeaprender a argumentar.

    HACIA UNA DIDCTICA DE LA ARGUMENTACIN

    Por lo que se refiere a la comprensin de los discursos argumentativos pode-mos formulamos diversas preguntas: Qu comprenden los alumnos de primariacuando leen un texto de opinin? Qu comprenden los alumnos de secundariacuando leen un editorial de prensa, un artculo de opinin, un texto de filosofa, un

  • 7panfleto, un documento histrico? Cmo leen los eslgans publicitarios incitando aconsumir alcohol o a comprar un coche?

    A veces, los alumnos no comprenden ni el carcter de la controversia, ni losintereses que representan los diferentes actores sociales. No son capaces de identificarla posicin del argumentador, ni la del adversario. No comprenden el razonamientosubyacente, las ironas, los contra-argumentos, les concesiones, etc. Saturados demensajes contradictorios, se ven sometidos a presiones idelogicas, se dejan influen-ciar sin poder justificar su eleccin o son incapaces de tomar una decisin autnoma.

    As pues el profesorado debe plantearse cuestiones como las siguientes: Cmohacer para desarrollar una lectura crtica? Cmo ensearles a interpretar las presu-posiciones y los argumentos implcitos de la publicidad?

    ComprInder cmo funciona la argumentacin supone la constitucin de uncorpus de textos argumentativos (orales o escritos) destinado a servir de referenciapara el profesor y para el alumno. Aprender a argumentar supone pasar por activida-des de lectura, de observacin, de comparacin y de anlisis de textos autnticospublicados por la prensa (editoriales, cartas de los lectores, artculos de opinin),

    . fragmentos de obras de la literatura clsica y contempornea, anuncios difundidos enlas campaas publicitarias o textos escritos por los propios alumnos. La seleccin dedicho corpus es una de las tareas ms difciles y delicadas Cuatro tipos de criteriosintervienen en la seleccin:

    a) el inters del contenido temtico para el alumnado, desde el punto de vistade la motivacin;

    b) la aceptabilidad del contenido temtico, desde el punto de vista tico;c) la presencia de recursos argumentativos y de caractersticas lingstico -

    discursivas que se pretende estudiar;d) la posibilidad de intervencin didctica sobre los mismos.Desde el punto de vista de la produccin surge una pregunta crucial: Pode-

    mos ensear a argumentar sin confrontar a los nios y jvenes con situaciones con-trovertidas, con los textos polmicos? Tanto las unas como los otros nos parecenindispensables. Leyendo atentamente el declogo anterior, se llega rapidamente a laconclusin que la controversia es la base misma de la argumentacin. Saber argu-mentar constituye, para todos los actores de una democracia, el medio fundamentalpara defender sus ideas, para examinar de manera crtica las ideas de los otros, pararebatir los argumentos de mala fe y para resolver muchos conflictos de intereses. Paraun joven o un adolescente, saber argumentar puede ser an ms importante: consti-tuye el medio para canalizar, a travs de la palabra, les diferencias con la familia y lasociedad. As pues surge la conveniencia de crear situaciones reales o simuladas enque los nios o los jvenes tengan posibilidades de llevar a cabo todas las operacionespropias de la argumentacin y ejercitarse en las estrategias implicadas

    Los criterios discursivos y didcticos (puntos c y d) sern los aspectos centralestratados en este monogfico, lo cual no significa que los otros no tengan su impor-tancia. En cuanto a los contenidos ticos vehiculados por los textos (punto b), alabordar ciertos temas delicados sera aconsejable seleccionar las controversias en fun-cin del nivel de madurez de los alumnos y del contexto social en el que viven. Esnecesario sobre todo fomentar, en la medida de lo posible, la confrontacin de textospresentando puntos de vista distintos sobre el mismo problema.

    De lo que hemos dicho hasta ahora se desprende que no slo es razonable sinonecesario que en la escuela se ensee a argumentar y para ello ser necesario confron-tar a los alumnos con situaciones de argumentacin en dos aspectos: el de la com-prensin de los argumentos que se vehiculan a travs de los discursos sociales, oralesy escritos y a travs de la creacin de situaciones de argumentacin en que ellosdeban poner en prctica las esteategias a que hacan referencia los 10 puntos citadosanteriormente.

  • 8EL CONTENIDO DE ESTE MONOGRFICO

    Un buen conocimiento del funcionamiento del discurso argumentativo consti-tuye una condicin necesaria (aunque no suficiente!) para la elaboracin de un proyec-to didctico sobre la enseanza y el aprendizaje de la argumentacin. Desde ese puntode vista, el lector encontrar en las contribuciones de Jean-Michel Adam y de MariaJosep Cuenca una exposicin terica y una serie de proposiciones metodolgicas paraanalizar los textos argumentativos, ilustradas con numerosos ejemplos. Mientras queel trabajo de Adam se centra en la estructura elemental que, segn su hiptesis, tienetoda argumentacin, el estudio de Cuenca aborda de manera ms detallada el funcio-namiento de los principales mecanismos lingsticos y discursivos de la misma.

    Para conseguir una enseanza eficaz y diversificada de la lectura y de la escri-tura de textos argumentativos, es necesario examinar y seleccionar los contenidosque parecen ms adecuados para organizar su enseanza. En la contribucin deDominique Guy Brassart, los profesores encontrarn una discusin sobre la perti-nencia de una serie de nociones para abordar los problemas complejos de compren-sin y produccin de textos argumentativos.

    Discutir un punto de vista en pblico, participar en un debate contradictorio,escribir un texto para justificar una decisin, dirigir una carta a un peridico pararefutar los argumentos de un editorial, argumentar en defensa de una tesis, escribirun texto de protesta, etc. son actividades verbales que deberan ocupar un puestoimportante en los currculos escolares. Los autores de este monogrfico parecen todosde acuerdo en la necesidad de abordar la argumentacin en la escuela, pero la coinci-dencia de pareceres sobre esa cuestin va mucho ms all. Para aprender a argumen-tar, no basta con crear situaciones de argumentativas interesantes para los alumnos,es preciso organizar de forma sistemtica las intervenciones didcticas.

    Se trata, en primer lugar, de observar y analizar las capacidades de los alumnoscuando leen o escriben un texto argumentativo; en segundo lugar, de proponersecuencias didcticas adaptadas a las capacidades iniciales observadas; y, una vezexperimentadas las secuencias, evaluar los progresos realizados por los alumnos. Laspropuestas didcticas de Anna Camps, Jany Cotteron y Joaquim Dolz, destinadas aalumnos de primaria y de secundaria van en esa direccin. Los puntos ms relevantesde las nuevas propuestas didcticas son los siguientes:

    creacin de medios para comprender y analizar las situaciones de comuni-cacin en las que se argumenta;elaboracin de ejercicios y actividades sobre algunos de los recursos lin-gsticos caractersticos de la argumentacin;reflexin sobre las strategias y procedimientos retricos;busqueda de una articulacin entre los usos lingsticos y las actividadesde reflexin sobre la lengua.diversificacin de las actividades sobre la planificacin del texto argumen-tativo.

    La contribucin de Ana Cros merece mencin aparte por su originalidad Crosanaliza los argumentos de autoridad y otras estrategias persuasivas tpicas del discur-so educativo del profesor para ganar la benevolencia del alumnado y despertar suinters. Muchos de nuestros lectores se reconocern en las observaciones de Cros y almismo tiempo descubriran la dimensin argumentativa del discurso acadmico.

    Hemos querido en esta breve introduccin mostrar el inters que suscita hoy adiversos niveles un tema como el de la argumentacin y de su enseanza. Esperamosque este nmero de Comunicacin, Lenguaje y Educacin ofrezca a cada uno la posi-bilidad de continuar su reflexin.