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  • 7/26/2019 El Sindicalismo Combativo en La Unin Obrera Metalrgica Villa Constitucion y El Desafio de Su Reorganizacion en

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    El sindicalismo combativo en la Unin Obrera Metalrgica VillaConstitucin y el desafo de su reorganizacin en el retorno de la

    democracia 0F*

    The militant unionism in the Metal Workers Union Villa Constitution and thechallenge of reorganization in the return of democracy

    Agustn Prospitti1F**

    ResumenEl objetivo principal del artculo es reconstruir el modo en que loslderes y activistas sindicales identificados con la combativa ListaMarrn de la Unin Obrera Metalrgica Villa Constitucin (UOMV.C.) recuperaron el proyecto sindical de los aos setenta duranteel transcurso del gobierno alfonsinista. En este sentido, se analizacules fueron los cambios en la participacin poltica del gremiometalrgico villense, y de sus dirigentes, en una coyuntura dereformulacin de las identidades y prcticas polticas.Palabras claves: sindicalismo combativo UOM VillaConstitucin recuperacin sindical retorno a la democracia

    AbstractThe main aim of this article is to reconstruct the way in which theleaders and activists identified with the militant Brown List ofVilla Constitucin Labor Metallurgical Union (UOM V.C.)recovered the seventies syndical project during the course ofAlfonsins government. Here, we analyze which were the changesin the political participation of Villas metallurgical union and of itsleaders, in a context of reformulation of identities and politicalpractices.

    Keywords: militant unionism UOM Villa Constitucin syndical recovery return to democracy

    *Una versin preliminar de este trabajo fue presentada como ponencia en el V Congreso Regional de Historia

    e Historiografa, Santa Fe, mayo de 2013, Universidad Nacional del Litoral. Facultad de Humanidades yCiencias.**Argentino, Licenciado en Ciencia Poltica y Doctor en Ciencia Poltica por la Universidad Nacional de

    Rosario (UBR). Docente en la Facultad de Ciencia Poltica y RRII de la UNR y en la Facultad de TrabajoSocial de la Universidad Nacional de Entre Ros. Becario Postdoctoral del CONICET en el ISHIR/CESOR.Virasoro 1031 3 piso. Rosario CP 2000. E-mail: [email protected]

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    Presentacin

    Desde los aos 40 el movimiento obrero en la Argentina alcanz un alto nivel deorganizacin, homogeneidad y capacidad de negociacin y lucha, tanto en el terreno socialcomo en la arena poltica, que lo destac a nivel latinoamericano, y su trayectoria

    repercuti an ms all de las fronteras del continente.Este papel protagnico del sindicalismo en la vida social, legado por el peronismo, ysus implicancias tanto en las relaciones capital-trabajo como en el sistema poltico, gestaronun actor con capacidad para discutir y conseguir permanentes mejoras en sus salarios ycondiciones de trabajo, as como tambin lograra condicionar los ensayos posperonistas entiempos de proscripcin, y participar de la mesa de negociaciones polticas en las dbilesexperiencias democrticas a partir de 1958.

    Dicho peso social puso en entredicho la reproduccin capitalista, y su legitimacinen un rgimen poltico estable, al punto de generarse una crisis de hegemona en la clasedominante.2F1 El intento ms profundo y sistemtico de su superacin lo constituy elproyecto refundacional que inspir el Golpe de Estado de 1976.

    Los objetivos de la empresa dictatorial protagonizada por las tres armas queconstituan las Fuerzas Armadas Argentinas implicaban un corte quirrgico con el pasadoreciente, una eliminacin lisa y llana de aquellos a quienes se responsabilizaba de subvertirel orden y amenazar a la nacin, y una reforma econmica profunda.3F2En este esquema decatalogar a los culpables, el movimiento obrero y las juventudes militantes de los partidosrevolucionarios fueron los principales apuntados, pero no los nicos.

    En cuanto a la clase obrera, se persegua su desmovilizacin, despolitizacin yfragmentacin socio-espacial. Los argumentos apuntaban tanto al poder alcanzado poraquella, como a su importante politizacin; en particular con el desarrollo de una corrientecombativa que a fines de los sesenta desarroll una lnea ideolgica anti burocrtica, antipatronal, anti imperialista, y en algunos casos anticapitalista.4F3 sta significaba un serio

    desafo para los intereses patronales y una amenaza velada hacia la propiedad privada delos medios de produccin.Por ello el activismo gremial de izquierda, peronista y no peronista, fue identificado

    en los marcos de la Doctrina de la Seguridad Nacional con el enemigo interno a exterminar.La metodologa aplicada consisti en intervenciones a los sindicatos, federaciones oseccionales, detenciones, asesinatos y desapariciones de obreros, activistas, delegados,miembros de comisiones internas y directivas.

    1Para profundizar el anlisis sobre el peso social adquirido por la clase obrera durante el peronismo, y suhertico impacto para la reproduccin del sistema capitalista ver Daniel James. Resistencia e integracin.El peronismo y la clase trabajadora argentina 1946-1976. Buenos Aires: Siglo XXI. 2005. En referencia a la

    crisis de hegemona o empate hegemnico entre 1955 y 1976 ver Juan Carlos Portantiero. Economa ypoltica en la crisis argentina (1958-1973), en Waldo Ansaldi y Jos Luis Moreno Estado y sociedad en elpensamiento nacional. Antologa conceptual para el anlisis comparado. Buenos Aires: Cntaro. 1989. pp.301 a 346.2 Para una explicacin exhaustiva de los objetivos del Proceso de Reorganizacin Nacional y de lametodologa del Terrorismo de Estado ver Hugo Quiroga.El tiempo del 'Proceso'. Conflictos y coincidenciasentre polticos y militares. 1976-1983. Rosario: HomoSapiens.2004.3Esta corriente, que encuentra sus races identitarias en la experiencia de la resistencia peronista y en losProgramas de La Falda y Huerta Grande, cobr forma a partir de la experiencia de la CGT de los Argentinosen 1968 y germin en el desarrollo de una lnea de liberacin nacional y otra clasista.

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    En el plano del ataque a las bases organizativas del movimiento obrero el Procesode Reorganizacin Nacional logr cumplir parcialmente uno de sus principales objetivos.El saldo de la aplicacin de los mtodos del Terrorismo de Estado fue una importante,aunque no total, desmovilizacin y un disciplinamiento por la prdida de dirigentes yactivistas sindicales, las cadas en los niveles de participacin en los conflictos y el terror

    sembrado en las consecuencias de la represin.5F

    4

    En este marco pocas experiencias de sindicalismo combativo iniciadas a fines de lossesenta o a comienzos de los setentas pudieron soportar el impacto de la represin y serretomadas con el retorno de la democracia en el 83.

    Para aquellos que pudieron sobrevivir a la dictadura procesista y buscaron retomarlos proyectos sindicales a partir del triunfo de Alfonsn, los aos ochenta presentarongrandes desafos en sus prcticas sociopolticas, fundamentalmente en la reconstruccin dela organizacin institucional y activista de los sindicatos que fueron duramente atacados yen la re discusin de sus clivajes ideolgicos.

    Con este panorama la pretensin principal de este artculo es reconstruir el modo enque los lderes y activistas sindicales identificados con la combativa Lista Marrn de laUnin Obrera Metalrgica Villa Constitucin (UOM V.C.) recuperaron el proyecto sindicalde los aos setenta durante el transcurso del gobierno alfonsinista. Para ello se adopta comomtodo de exposicin un anlisis de caso.

    En este sentido, el trabajo busca explicar cules fueron los cambios en laparticipacin poltica del gremio metalrgico villense, y de sus dirigentes, en un tiempohistrico de reformulacin de las identidades y prcticas polticas progresistas y deemergentes desafos estructurales para la clase obrera. A tales efectos se recurre a unabatera de fuentes, por una parte, escritas (mayoritariamente editas) constituidas por prensaperidica (nacional y local), publicaciones polticas y sindicales, y por otra parte, por unasignificativa presencia de entrevistas a dirigentes y militantes metalrgicos. En este sentidoes clave en el proceso investigativo no slo la triangulacin de las fuentes, sino tambin lareflexin sobre las distintas formas en que ambos tipos de fuentes se construyen e incidenen el anlisis.

    Los sueos no olvidados de la Marrn (resurgen en los escombros de larepresin)

    El 20 de marzo de 1975 se ejecut una operacin planificada de las fuerzas deseguridad interior del Estado sobre el cordn industrial localizado a la vera del ro Paran.Las autoridades nacionales buscaban desactivar un supuesto complot subversivo conepicentro en Villa Constitucin. El operativo serpiente roja del Paran buscaba paralizarla regin que an permanecan con un alto nivel de activismo gremial y poltico, a travs

    del desplazamiento de las conducciones sindicales de los gremios mas importantes en lazona industrial comprendida entre Campana (al norte de la provincia de Buenos Aires) y lalocalidad de San Lorenzo (al norte de Rosario en la provincia de Santa Fe). 6F5

    4Hctor Palomino. Los cambios en el mundo del trabajo y los dilemas sindicales en Juan Suriano (Dir.)Dictadura y democracia (1976-2001).Buenos Aires: Sudamericana / Nueva Historia Argentina. 2005.5 La intervencin de la delegacin metalrgica villense permiti contener un amplio pliego de demandas

    provenientes desde las bases, facilitando la definicin de las negociaciones en las convenciones colectivas detrabajo entre la cpula sindical burocratizada y la patronal. Un desarrollo ms amplio y pormenorizado de los

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    Desde la expulsin de los dirigentes de la Lista Marrn de la conduccin de la seccional metalrgicavillense en marzo del 75 se atac, persigui y asesin no slo a sus militantes sino tambin a su proyecto dedemocratizacin de las prcticas sindicales. La dictadura encabezada por Videla profundiz esas condicionesy rompi temporalmente el vnculo establecido entre esa vanguardia obrera y el pueblo local. Pero ms all deestas condiciones el ideario gremial construido en los primeros aos setenta no sera abandonado.

    En siete aos de intervencin de la seccional metalrgica villense, las polticas represivas queafectaron a los trabajadores de la zona y el encarcelamiento de gran parte de la dirigencia sindical local nolograron impedir la reorganizacin del activismo gremial en los mbitos fabriles de Villa Constitucin,aunque dicha aspiracin no se presentaba como una tarea fcil.

    An en tiempos de los gobiernos de facto del Proceso esta dinmica reconstructiva comenz aponerse en marcha. En el plano nacional, en la primera huelga general de 1979 (organizada por la Comisinde los 25) se iniciaba una creciente manifestacin de demandas obreras y un dialogo entre la jefatura sindicaly las FFAA (representada en la Comisin Nacional de Trabajo), en un contexto general de clausura de laactividad poltico-sindical que sigui vigente hasta la asuncin del presidente constitucional Ral Alfonsn.La realidad socio-laboral de los trabajadores, de las comunidades vinculadas al mundo de la produccin y alas reas industriales estaba atravesada tambin por las consecuencias del plan econmico neoliberal deMartnez de Hoz; segn Julio Godio Como consecuencia del programa econmico neoliberal, la industriamanufacturera fue seriamente afectada: el PBI industrial de 1983 era equivalente al 90% del similar de 1973;el volumen fsico de la produccin se contrajo entre 1976-1980 en un 10%; la cantidad de obreros ocupadosen la industria se redujo en ms de un tercio (34,3%); las horas-obrero trabajadas disminuyeron en 30,4%.

    Pero la productividad media de la mano de obra aumenta en un 37,6% entre los obreros ocupados, al tiempoque el salario real y el costo salarial disminuyen un 17,3% y 18,6%, respectivamente, lo cual indica unacreciente apropiacin del excedente por el sector empresarial, apropiacin que se produce en condiciones deestancamiento del PBI, pero posible por la suspensin de las actividades sindicales.7F6

    Este marco general caracterizado por la desindustrializacin, la contraccin de la economa nacionaly el desempleo creciente, la prohibicin de la actividad sindical y la ms dura represin, era el teln de fondosobre el que se inici el proceso de reactivacin de la lucha gremial y de reorganizacin de la corrientecombativa de Villa Constitucin. ste fue en sus comienzos clandestino, lento y gradual e implic elengranaje, la articulacin de varias circunstancias que fueron desarrollndose de manera paralela.

    Ahora bien, un primer paso fue en el ao 78, con la apertura de la posibilidad para algunosmetalrgicos presos de marchar al exterior. Los que iniciaron el camino al exilio asumieron con su partida elcompromiso de denuncia y testimonio sobre los hechos y la historia reciente de la clase obrera villense. Entrealgunos de ellos estaba Pascual DErrico y ngel Porcu, miembros de la Comisin Interna de Acindar; y

    Zenn Snchez y Victorio Pauln del Comit de Lucha de marzo de 1975.Las tareas desarrolladas en el exilio apuntaron a conseguir la solidaridad internacional de lascentrales sindicales y organismos internacionales defensores de los derechos humanos, para lograr la libertadde los detenidos y denunciar los crmenes del Terrorismo de Estado en la Argentina. De este modo, se elevun informe al Comit de Libertad Sindical que sesion en la 64a. Conferencia de la OrganizacinInternacional del Trabajo (OIT). Tambin se publicaron algunos trabajos que reunan los hechos y testimoniosde violaciones a los derechos bsicos denunciados, por ejemplo en Francia se public Lettres dInformation con prlogo de Victorio Pauln, un trabajo del historiador alemn Werner Wurtele y unapublicacin del Centro de Estudios y Documentacin Latinoamericana de msterdam realizado por BernardoGallitelli, ex delegado de la UOM San Nicols y protagonista de la historia obrera de la zona.

    Otro cause abierto hacia el reagrupamiento del activismo combativo se gener a partir de la libertadtransitoria otorgada a varios de sus referentes, despus de cumplir ms de cinco o seis aos de detencin endistintas crceles del pas a disposicin del Poder Ejecutivo Nacional. Entre ellos Alberto Piccinini, el lder

    hechos de 1975 son analizados en los siguientes trabajos: Bernardo Gallitelli, La huelga de VillaConstitucin; En Ernesto Rodrguez y Oscar Videla (Comp.).El Villazo. La experiencia de una ciudad y sumovimiento obrero. Tomo I, Rosario: Revista Historia Regional. 1999. Pg. 81-104; Andrea Andujar.Combates y experiencias: las luchas obreras en Villa Constitucin (1974-1975) en Taller. Revista deSociedad, Cultura y Poltica. Buenos Aires, Asociacin de Estudios de cultura y sociedad, Vol. 3, N 6. 1998;Agustn Prospitti.Los metalrgicos de Villa Constitucin: sindicalismo y poltica en los conflictivos aos 70.Tesis de grado, indito. Rosario. 2005.6Julio Godio. El movimiento obrero argentino (1955-1990). De la resistencia a la encrucijada menemista.Buenos Aires: Legasa. 1991.

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    sindical ms reconocido de Villa Constitucin desde las luchas obreras de comienzos de los setenta y por su(breve) cargo de Secretario General de la seccional UOM Villa Constitucin, quien obtuvo su libertaddefinitiva en 1981 tras cinco aos de crcel y ocho meses de libertad vigilada.

    Piccinini, como los otros dirigentes de la Marrn que dejaban a sus espaldas la crcel, saba que suliberacin estaba condicionada por una estricta vigilancia de organismos de inteligencia y su libertad era muyendeble, pero an bajo esa presin fue paulatinamente reencontrndose con sus compaeros del sindicato.Como un modo de volver a conectarse con la vida gremial se iniciaron reuniones clandestinas, donde exdirigentes sindicales, activistas, y algunos obreros de las fbricas locales dialogaban e intercambiabanvisiones sobre la realidad laboral y sindical de la ciudad, en relacin con el proceso interrumpido con laintervencin a la UOM V.C. de marzo de 1975.

    Por otra parte, debe agregarse al conjunto de hechos que tuvieron importancia en la posteriorrecuperacin de la seccional, a manos de su ltima conduccin electa en las urnas, el ingreso de una nuevageneracin de trabajadores a las plantas metalrgicas de Villa Constitucin con posterioridad a los despidosdel 75. Piccinini calcula que entre el cincuenta y sesenta por ciento de la nueva masa proletaria habaingresado en la etapa del Proceso de Reorganizacin Nacional, en base a una estrategia patronal de recambioy depuracin de personal, destacndose los (aproximadamente) 700 obreros empleados por Acindar conmotivo de la inauguracin de la Planta Integral en 1978. 8F7

    Esta camada de metalrgicos comenz su rutina laboral experimentando los duros ritmos ycondiciones laborales que se impusieron en la acera (a diferencia de otros sectores de la planta) de la empresams importante de la regin, las jornadas extendidas de trabajo que superaban largamente las ocho horas

    establecidas en los convenios colectivos y la rigidez de los controles militarizados al interior de las plantas.Las patronales tenan la expectativa de que estos nuevos trabajadores no se politizaran. Pero,

    siguiendo sus lgicas expectativas de progreso econmico, estos jvenes trabajadores comenzaron aplantearse la necesidad de elevar a la patronal los reclamos por salarios, condiciones de trabajo, etc. Talesinquietudes de las nuevas cuadrillas metalrgicas se fueron cruzando con la historia reciente del sindicatolocal y los novatos fueron incorporando de manera muy paulatina a travs de la transmisin oral una historiade luchas y reivindicaciones, fueron descubriendo una cultura gremial de lucha en la UOM V.C., que se habainterrumpido, soterrado, silenciado, con la intervencin de la seccional y la dictadura pero que no habadesaparecido.9F8

    Algunos testimonios de trabajadores metalrgicos que se incorporaron a la vida fabril en medio de ladictadura, y no haban vivido las luchas del primer quinquenio de los setenta, as lo manifiestan; en palabrasde Eduardo: Con respecto al problema de la recuperacin del sindicato ah tuvo mucho que ver toda la nuevavanguardia que empieza a surgir dentro de la fbrica. 10F9Jaime, otro asalariado de corta edad en los aos del

    Proceso, describe la conjuncin entre viejos y nuevos obreros en el mismo sentido: cuando hablamos de doscorrientes: el activismo de los compaeros antiguos, ellos conocan por haberlo vivido, lo del sindicato, y apartir de diciembre del 82 y posteriormente, comenzamos a juntarnos, o sea comienza una bsqueda, a pesarde la represin, del miedo, de todo lo dems [] despus de la derrota de Las Malvinas (sic), es decir hayhechos nacionales que nos van diciendo todos vamos sintiendo que hay un poquito de mayor espacio paramovernos.11F10

    Ahora bien, el entretejido de hechos, movimientos y situaciones que marcaban la voluntad deretomar la actividad permaneca an en un grupo cerrado, no haba tomado estado pblico, hasta el 6 dediciembre de 1982. La decisin de retomar el proyecto inconcluso de autonoma y democratizacin para laUOM V.C. de los referentes de la Marrn, un conjunto de obreros jvenes con inquietudes por la mejora desus ingresos, y una dictadura en retirada tras la derrota de Malvinas fueron las circunstancias que secombinaron ese da de diciembre del 82, junto a un acontecimiento decisivo en esta reconstruccin histrica:el paro nacional convocado por la CGT Brasil y la CGT Azopardo que fue desconocido por la UOM V.C.

    Ese da que adquiri una profunda densidad histrica por lo que estaba en juego, Alberto Piccinini yun puado de sus viejos compaeros decidieron parar a los colectivos cargados de obreros en el ingreso a la

    planta de Acindar para arengarlos y convencerlos de la necesidad de adherirse a la jornada de protesta. A

    7 Alberto Piccinini, en Mercedes Balech La lucha por la democracia sindical en la UOM de VillaConstitucin.Luchas obreras argentinas, ao II N 7. Buenos Aires: Experiencias. 1985.8Entrevista a Rubn Pereyra, Ex miembro de Comisin Interna de Acindar. Villa Constitucin, 12/1/12.9En Balech, Op. Cit., 1985.10Ibd.

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    travs de una asamblea se logr que los trabajadores no ingresaran a ocupar su puesto de trabajo y que seplegaran a la medida de fuerza decretada a nivel nacional.

    Uno de los dirigentes de mayor trayectoria en la UOM V.C., Juan Actis, reconstruye aquella jornadaque sera un punto de inflexin para la historia futura del sindicalismo en Villa Constitucin: El Grupo de los25 convoca a un paro a nivel nacional [] y Tito Martn [Dirigente ferroviario y referente del PartidoComunista en Villa Constitucin] a la maana temprano lo encuentra al Pichi [Piccinini] y dice, mira estconvocado un paro nacional y es una vergenza que en Villa los metalrgicos estn trabajando. A todo esto laintervencin que estaba en el sindicato haba puesto un cartel que se trabajaba normalmente y que no seadheran al paro [] As que hicimos todos los preparativos [] cinco ramos. Nos aparecimos una y mediaall a la rotonda de [entrada a la portera de] Acindar, y en la medida en que iban viniendo los colectivos lebamos haciendo seas que paren, nos subamos arriba, los arengamos, pero con un cagazo brbaro, que pasasi no nos dan bola, era el funeral nuestro. 12F11

    Tambin Piccinini, principal protagonista de ese suceso hace hincapi en la peripecia y el arrojo deenfrentarse cara a cara con los trabajadores despus de tantos aos de crcel y ausencia en la ciudad: []entonces vamos, nos distribuimos y me pongo en el medio de la ruta por donde iban a pasar los compaerosy ah vienen los recuerdos ah me acord del Gallego Soto porque en la Patagonia [Rebelde], en la pelcula,cuando el Gallego vuelve despus de un tiempo se pone a arengar a la gente y la gente le pasa al lado y no leda bolilla, no se acuerda ms de l entonces yo cuando me par en la ruta donde iba a pasar el colectivo me

    pregunt qu va a pasar con la gente haban pasado siete aos me van a dar pelota o me va a pasar lomismo que el Gallego Soto. De alguna manera eso defini mi vida, y cuando me subo al primer colectivo y

    caras desconocidas todos los compaeros y empiezo a arengar que como puede ser que los compaeros deVilla entren a laburar en un paro y pasaron unos minutos y algunos compaeros viejos se levantaron, meabrazaron y bue les dije bajen, bajen, discutan en asamblea a ver si van a entrar o no. Se baj un colectivo,se baj el segundo y cuando lleg la cana ya haba dos colectivos abajo cayeron dos mviles de la cana yquisieron llevarme preso y la gente no los dej te imaginas para m eso que significaba a partir de ahme di cuenta que yo no tena lugar para el retroceso. 13F12

    En la jornada siguiente al paro, que fue finalmente cumplido, los dirigentes que reaparecieron en laescena pblica organizaron un acto, con formato de asamblea, en una plaza pblica muy prxima al local dela seccional metalrgica al que concurrieron tres mil trabajadores para exigir la devolucin del sindicato. Estamanifestacin pblica se constituy en un paso clave para la recuperacin de la lista Marrn, al retomar la

    prctica del vnculo con el espacio y con los pobladores de su comunidad. All floreca tambin el encuentrogeneracional entre las dos camadas de trabajadores que se fusionaron bajo un objetivo comn, elegir susrepresentantes a travs del voto. Para Actis este hecho en los ms jvenes tena el mismo sentido que lo

    experimentado por su generacin a comienzos de los setenta, la lucha por tener dirigentes genuinos y fielesrepresentantes de los intereses proletarios. 14F13La respuesta afirmativa de una gran mayora de los obreros que decidieron adherirse al paro nacional

    y acompaar el reclamo de normalizacin del sindicato fue tambin un acto de reafirmacin del liderazgo deAlberto Piccinini sobre los obreros metalrgicos villenses, tras su salida de la crcel.

    Por ello, este acontecimiento en las puertas de la principal fbrica de Villa Constitucin tuvocaractersticas refundacionales para la lista Marrn, porque se comenz a escribir un nuevo captulo en lahistoria de las luchas de los metalrgicos villenses, con la argamasa de la sangre joven, viejos trabajadoresy la experiencia de una dirigencia que pese a sufrir la crcel, el exilio, las detenciones y persecuciones noabandon su lucha y sus ideales.

    Este encuentro generacional y cultural form parte del relato (y de la construccin mitolgicasubsiguiente)15F14 que acompa la recuperacin de la seccional y reafirm un clivaje identitario en torno a lalista Marrn. Una publicacin de laAgrupacin Metalrgica 6 de Diciembre Lista Marrntitulada 25 Aosde Lucha as lo rememora: hay dos historias que se encuentran. La de la marrn perseguida, reprimida,

    prohibida, y la realidad de siete aos de represin y autoritarismo patronal sobre los trabajadores. Cuando

    11 Entrevista a Juan Actis, Ex Secretario General UOM Villa Constitucin y miembro de la ComisinDirectiva de la Lista Marrn. Villa Constitucin, 13/1/12.12Entrevista a Alberto Piccinini, Ex Secretario General de la UOM Villa Constitucin por la Lista Marrn.Villa Constitucin, 17/11/2005.13Entrevista a Juan Actis, Op. Cit., 13/1/12.14Estos rasgos mitolgicos operaron en la formacin de las memorias construidas posteriormente por los

    protagonistas de esta historia y tuvieron repercusin en la vida gremial local hasta el presente.

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    seres humanos maduros, acostumbrados a soportar y callar quiebran la barrera del llanto es porque algo muyprofundo se desgarra en su interior. Cuando los viejos compaeros del setenta se enteraron en los vestuariosque el Pichi estaba afuera haciendo una asamblea con el turno tarde para adherir al paro, muchos de elloslloraban conmovidos. Los nuevos, invadidos por la curiosidad, queran conocer directamente lo que habanescuchado en voz baja en las horas de la comida. 16F15

    En este sentido, otro de los jvenes que ingres a Acindar en aquellos aos de la ltima dictadurarecrea un ejemplo de cmo se comenz a gestar en lo cotidiano esta mixtura generacional, en el marco de laclandestinidad que obligaba la poca: despus lo que comienza, posterior al 6 de Diciembre del 82, [son] lasreuniones donde nos juntbamos a jugar al ftbol y en realidad nos juntbamos para discutir cuestiones de lafbrica.17F16 Este tipo de experiencias compartidas fueron importantes para transmitir la relacin entre lasluchas y los objetivos de la Marrn que quedaron incumplidos por la intervencin de la Seccional y los

    problemas que vivan los obreros recientemente incorporados a las plantas metalrgicas de la zona ante lasduras condiciones de trabajo, la negativa que imponan las patronales a atender las demandas y la inaccin delos interventores de la seccional.

    Militares en retirada. Cambios en el escenario poltico nacional y local.

    Los nuevos vientos de apertura y movilizacin que comenzaron a soplar en Villa Constitucin, con lareaparicin de la dirigencia sindical de los setenta en el espacio pblico, fueron coincidentes con el retorno delas expectativas de cambio en la poblacin argentina, con la inevitable salida democrtica y la sensacin de lafinalizacin del perodo ms oscuro que, con el Proceso, haba atravesado la Argentina.

    Desde el fracaso castrense en la aventura blica del Atlntico Sur hasta las elecciones del 83 lapoltica como prctica colectiva y ciudadana vivi una etapa de reverdecer. Se multiplic la participacin y elcompromiso con la reorganizacin de las estructuras partidarias y los espacios sociales y comunitarios msdiversos, que se poblaban de renovada militancia, como los organismos de Derechos Humanos, centros deestudiantes, sindicatos, etc. Como afirma Jos Luis Romero Durante ese ao y medio, la sociedad argentinano slo revivi y se expres con amplitud sino que se ilusion con las posibilidades de la recuperacindemocrtica. 18F17

    La juventud se vio especialmente movilizada por el entusiasmo en participar de la gesta de larecuperacin de la democracia y en la tarea de desplazar a los militares del poder, incorporndose en grannmero principalmente a los dos partidos ms importantes del pas. Por un lado el peronismo que resurgacomandado por los cuadros partidarios y sindicales ligados a la ltima etapa del gobierno de Isabel. Y en laUCR se impona, tras la muerte de Balbn, la corriente renovadora caracterizada por representar nuevas

    posturas al interior del partido, a travs de las cuales se identificaron los jvenes con la prdica denuncista yanti autoritaria de Ral Alfonsn, en lo que se conocera en adelante como la primavera alfonsinista.

    La clave del discurso de campaa de Alfonsn, que marcara su decidido y tajante corte con el pasadoreciente de la Argentina, fue la polmica denuncia sobre un presunto pacto sindical-militar. Esta estrategiaimplic emparentar a la principal estructura de poder del peronismo, el sindicalismo, en una actitud decomplicidad con los crmenes cometidos por las FFAA, en momentos en que algunos de los jefes sindicalesnegociaban con el gobierno castrense el retiro de los interventores de algunos sindicatos importantes y la

    prrroga de mandatos de las Comisiones Directivas previas a las intervenciones o el nombramiento decomisiones normalizadoras a partir de la Ley laboral N 22.105 dictada por el rgimen militar. 19F18

    El pacto de impunidad sobre los denominados excesos de la guerra sucia, colocaba a los sindicatosen un incmodo vnculo con el pasado que se trataba de superar. A ello se sumaban los supuestosacercamientos de lderes partidarios del justicialismo con la jerarqua castrense en un dilogo que implicarala bsqueda de una transicin negociada, sin revisin ni juzgamiento de la actuacin militar durante el

    Proceso.La impronta de campaa del peronismo, aunque muchos no lo advirtieran en la efervescenciaproselitista, ya preanunciaba sus dificultades para la contienda electoral. Siguiendo el anlisis de Godio: El

    15Publicacin 25 Aos de lucha. Agrupacin Metalrgica 6 de Diciembre Lista Marrn s/f.16Entrevista a Aldo Strada, Ex delegado y miembro de Comisin Directiva UOM V.C. Rosario, 16/10/10.17Jos Luis Romero.Breve Historia de la Argentina. Buenos Aires: Fondo de Cultura Econmica.2002.18Ernesto Villanueva (coord.). Conflicto obrero. Transicin poltica, conflictividad obrera y comportamientosindical en la Argentina, 1984-1989. Bernal: Universidad Nacional de Quilmes.1994.

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    peronismo, cuya frmula encabezaba el Dr. talo Luder, se presentaba frente al electorado sin ninguna imagenautocrtica superadora de los caticos y tormentosos tiempos de Isabel Pern, dando la imagen a una parte dela poblacin de ser la continuidad constitucional del mismo Proceso. El peronismo presenta una imagenautoritaria, exactamente lo que la mayora de la poblacin deseaba dejar atrs para siempre. La imagen de un

    peronismo que no estaba interesado en juzgar a las FFAA por el genocidio, y en cambio interesado enestructurar una nueva alianza entre el PJ y los militares, fue inteligentemente utilizada por Ral Alfonsn. 20F19

    El ltimo golpe de efecto del camino a la derrota en las urnas para el peronismo lo produjo el propiopartido al cerrar su campaa electoral con la quema de un atad envuelto en la bandera radical por parte delsindicalista Herminio Iglesias, constituyndose en un smbolo de la intolerancia autoritaria que la sociedad

    buscaba dejar atrs.En su denuncia del pacto militar-sindical Alfonsn remarcaba las crticas a una tradicin sindical que

    asociaba con el verticalismo, el privilegio de intereses corporativos y la sumisin de las herramientasgremiales del conjunto de los trabajadores a los objetivos de un partido poltico, que en parte haban

    provocado las recurrentes crisis polticas de la Argentina contempornea.Este posicionamiento del lder radical, que planteaba la democratizacin de la vida sindical y la

    garanta del pluralismo en su armado, despertaba simpatas y generaba expectativas en aquellos referentessindicales que desde la dcada del setenta venan cuestionando el estilo sindical peronista dominante, desde

    posturas anti burocrticas y democratizadoras de las estructuras de representacin de los intereses obreros.Sobre la base de la idea de la reconstruccin de la democracia, que era el eje del discurso

    alfonsinista, se hallaba el proyecto de profundizar su alcance ms all de las instituciones polticas, bajo la

    conviccin de que para alcanzar los objetivos propuestos era necesario penetrar en el mbito de lascorporaciones. En particular con respecto a la estructura sindical propugnaba una democratizacin sindical

    para garantizar la convivencia democrtica y ahuyentar definitivamente la cultura autoritaria de las relacionessociales.

    Este desafo a la estructura del poder sindical implicaba para el candidato radical la necesidad deestablecer acuerdos y acercamientos con otras tendencias al interior del movimiento obrero que cuestionaranla concentracin de poder y los vnculos de la jefatura sindical peronista con los militares y el Estado, y que

    pudieran constituirse en promotores de un nuevo ordenamiento sindical basado en el pluralismo, lademocratizacin y apertura de los sindicatos en el pas. Este proyecto de reordenamiento encontrabainspiracin en el fracasado intento democratizador de la estructura sindical impuesto por el ex presidenteArturo Illia, que cont con un apoyo muy minoritario dentro de los mbitos gremiales y result fuertementerechazado por los sindicalistas afectados.

    Para evitar este problema Alfonsn comenz a estrechar vnculos con dirigentes opuestos a las 62

    Organizaciones Peronistas e identificados con posturas independientes o alternativas a las dos lneas de laCGT. De all provienen los dilogos y la ayuda brindada por el lder de la UCR a Piccinini y los referentes dela Marrn.

    Tras su salida de la crcel Piccinini retom la actividad gremial pero tuvo que atravesar algunasdificultades en este camino del retorno al sindicalismo. Particularmente su afiliacin como metalrgico y sucondicin de obrero de Acindar, que fueron negadas tanto por la intervencin del sindicato como por laempresa.

    Es frente a estos problemas que Alfonsn le brind ayuda a Piccinini para que pudiera reincorporarselegalmente a la UOM. Las gestiones del dirigente radical le permitieron incorporarse al lder metalrgicocomo trabajador del taller Borrs-Alas ubicado en la localidad de Alcorta (incluida en el rea de la SeccionalUOM V.C.), cuyo propietario estaba vinculado con el radicalismo. De este modo el hombre ms importanteen el gremialismo de la ltima dcada en Villa Constitucin pudo presionar a las autoridades de la UOM paraser reconocido como un miembro de la seccional en condiciones de presentarse a elecciones.

    Otro desafo importante para recomponer la organizacin sindical era la prdida de cuadros por lasconsecuencias de la dictadura y la falta de formacin de los jvenes obreros. Piccinini plantea el cuadro desituacin: Sigue de algn modo vigente la [Ley] 22.105 y hay un delegado cada cien trabajadores y no unocada treinta, como dice el estatuto metalrgico. Esto dificulta la tarea de representacin sindical. Adems,como durante tanto tiempo no hubo actividad sindical, la gente que entr a trabajar en los ltimos aos

    prcticamente no tiene experiencia gremial. A la vez que reorganizamos los cuadros de delegados ycomisiones internas, debemos hacer una tarea de formacin de compaeros, para que la experiencia anteriorsirva a quienes se inician. Tenemos que reconocer que se ha golpeado muy duramente al movimiento obrero

    19Godio, Op. Cit., 1991.

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    durante los ltimos aos y necesitamos un perodo de recuperacin, de acumulacin de fuerzas que hagaposible esbozar un proyecto nuevo, de renovacin, que nos permita jugar el papel que corresponde a la claseobrera.21F20

    La reconstruccin de mbitos organizadores para la normalizacin sindical

    El clima de entusiasmo y movilizacin en torno al avance de la revitalizacin de la agrupacin listaMarrn fue acompaado por la necesaria canalizacin institucional de la militancia gremial metalrgica con lacreacin del Centro de Estudios de Formacin Sindical (CEFS) en 1982. Este centro fue el primer espacio deorganizacin y encuentro entre los obreros y activistas de Villa Constitucin que buscaban retomar el

    proyecto sindical de los setenta. Los sucesos en torno a la huelga del 6 de diciembre del 82 aceleraron eseproceso organizativo en ciernes, en el camino hacia la recuperacin sindical.

    El CEFS tena como objetivo crear un mbito de formacin y debate poltico-sindical, de estudio delas transformaciones realizadas durante el Proceso en el mundo laboral y en su legislacin. A su vez se

    buscaba abrir espacios para la preparacin de los nuevos dirigentes sindicales y generar una apertura a lacirculacin de ideas y proyectos.22F21

    La formacin de un dirigente gremial, la incorporacin de un conjunto de competencias bsicas sobrela dinmica de las luchas sociales y el arte de la negociacin implican un proceso largo. El saldo trgico de ladictadura que haba diezmado una generacin de militantes sindicales y polticos demandaba la preparacin y

    promocin de los jvenes obreros y activistas que se sentan atrados por la posibilidad de incorporarse a lalucha gremial, pero que carecan de experiencia sindical y poltica. En este sentido, la vieja dirigencia eraconsciente de la necesidad irreemplazable de esta formacin para generar cuadros sindicales con capacidad deliderazgo en los conflictos, de toma de decisiones y de negociacin con las patronales, que implicaba un

    proceso performativo.Este desafo fue el asumido con la creacin del centro de formacin sindical, como lo explica

    Piccinini: La represin de estos aos nos ha dejado con una carencia muy grande de cuadros sindicales.Muchos han sido muertos, otros exiliados, otros desaparecidos, despedidos [] Por lo tanto hay querecomponer esos cuadros. Por eso vimos la necesidad de crear una estructura, sin ningn sello partidario, en laque pudieran confluir los compaeros que quisieran trabajar, al margen de sus ideas polticas, por la claseobrera. Es bien unitario y pluralista, no estamos con el sectarismo [] El centro nace como un proyecto para

    permitir a los trabajadores formarse, orientarse y adquirir conocimientos para defender mejor sus intereses.23F22El lanzamiento del CEFS fue impulsado por Alberto Piccinini, Juan Actis, Luis Segovia, Alberto O.

    Gonzlez y acompaado por otros referentes sindicales nacionales de trayectoria como Alfredo Bravo,

    Raymundo Ongaro, etc.24F23El CEFS fue la expresin institucional de la reorganizacin gremial de la Marrn y el smbolo de la

    perspectiva sociocultural que acompaaba tal aspiracin. Se planteaba como indispensable para la luchasindical la formacin de los obreros y de los nuevos dirigentes en el conocimiento de los procesos de trabajo ysu relacin con el contexto histrico nacional y mundial, se trazaba una nueva relacin entre la clase obrera ylos intelectuales, y se estableca un nuevo vnculo con los partidos y sindicatos de orientacinsocialdemcrata, en sintona ideolgica con los tiempos de lucha por la recuperacin democrtica.

    La capacitacin a travs de los cursos que se dictaban en el CEFS abordaba esta preocupacin poruna formacin integral. As lo expresa Piccinini: Sirvi como una herramienta para capacitar, formar a loscompaeros en el ambiente sindical, y tambin para organizar la recuperacin de los sindicatos. Ese es eltrabajo que hizo el CEFS: capacitar, formar a los compaeros, dar cursos para los delegados, para loscompaeros nuevos [] tratamos de compartir con los compaeros que venamos de alguna experiencia

    20Alberto Piccinini, en RevistaDemocracia Sindical, Junio de 1984.21Historia del CEFS. Enhttp://www.cefs.redcta.org.ar/article40.html22Entrevista de Mona Moncalvillo a Alberto Piccinini, En RevistaHumor, Buenos Aires, Agosto de 1983.23Ibd. La comisin fundadora estaba integrada por Piccinini (metalrgico), Actis (metalrgico), Al (grfico),Segovia (metalrgico), Bravo (docente), Aragn (metalrgico), Campbell (viajante) y Ejea (carne). Estecentro de formacin y sus objetivos fueron tomados como ejemplo por otros sindicatos, y su trascendencia enel mbito sindical implic que el mismo fuera trasladado a Buenos Aires para permitir una mayor capacidadde aporte a la preparacin de los nuevos cuadros sindicales y de reapertura a las discusiones sobre el modelosindical dominante.

    http://www.cefs.redcta.org.ar/article40.htmlhttp://www.cefs.redcta.org.ar/article40.htmlhttp://www.cefs.redcta.org.ar/article40.htmlhttp://www.cefs.redcta.org.ar/article40.html
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    sindical propiamente dicha. Hubo una etapa de bonanza en el CEFS, cuando haba algunos recursos y habaaportes, en la cual ste contaba con compaeros profesionales, economistas, abogados [] Haba variosniveles. Estaban los compaeros que tenan que aprender a ser delegados y los que tenan que estudiar algunasnociones bsicas de economa. O sea que no solamente enseamos a los compaeros como recuperar elsindicato, cmo tena que moverse un delegado en la fbrica, en los lugares de trabajo, sino que tambintratamos de dar cursos que fueran capacitando y formando a los compaeros ms profundamente en nociones

    bsicas de la economa, lo que pasaba con los sectores de la industria, de los servicios. O sea, una nocin bienamplia para saber dnde estbamos parados. Es importante que un sindicato maneje lo que son los modeloseconmicos porque no puede salir a pelear contra una ley que lo perjudica si no se da cuenta, por el origen deesa ley, a que intereses beneficia, con quien tiene que pelear, quines son sus aliados, quienes van a ser susenemigos concretos. Por eso la cosa siempre termina politizndose, en el buen sentido de la palabra. Yo creoque es inevitable.25F24

    Este espacio novedoso se transform tambin en un mbito de promocin de las discusiones que elsector opositor a la cpula sindical peronista comenzaba nuevamente a plantear, en el contexto de lanormalizacin de los sindicatos y de la actividad gremial, que abri un marco formal para la crtica delmodelo sindical. Como lo plantea Hernn Harspe, otro protagonista de los primeros pasos del centro deformacin Haba una idea de recuperar la Memoria, no perder el hilo conductor y construir un nuevo modelosindical. Democrtico. A eso ayudaban los cursos de formacin. Los cursos sindicales en Villa eranquincenales o mensuales. En aquella poca lo principal era la metodologa de trabajo. Un curso sindical no se

    puede basar en la lectura de textos o simplemente en exposiciones de tipo estadsticas. En largas y

    complicadas letanas Y haba que basarse en la experiencia concreta, en la sabidura de los propiostrabajadores en su lugar de trabajo, que es siempre superior a la que cualquier profesor puede transmitir. Y,naturalmente, a la ma. No se trataba de dar o bajar lnea [] Lo nuestro era generalizar experiencias.Potenciarlas. La actividad consista mucho ms que volcar conocimientos en dar seguridad. Confianza en las

    propias fuerzas del compaero y en la accin colectiva.26F25Con respecto a las caractersticas de los cursos, los mismos tenan una dinmica que parta de un

    fuerte contacto con la experiencia cotidiana de los trabajadores y desde all se ampliaba la discusinincorporando elementos tericos y cuestiones prcticas para comprender y aprehender la tarea derepresentacin de los intereses obreros. Era una modalidad flexible, qu consista en que los cursantes eleganlos temas y el plan de cursos segn sus necesidades y preocupaciones cotidianas, una de ellas era la funcindel Delegado, de la [Comisin] Interna, sobre lo cual no hay bibliografa valedera. Ni ley. Otro el estudio del

    puesto de trabajo, del proceso de trabajo, los movimientos, las cadencias Otro tema era la estructuraproductiva de la regin industrial que va de Zrate a San Lorenzo, que era y es un mundo industrial aparte,

    que mira hacia el exterior. Con puertos. Otra Argentina. Otra clase obrera. Otra forma de negociar. Eransecretos pblicos, pero tiles para tener y juntar fuerzas. Otro curso era sobre la estructura sindicalargentina, la historia obrera. Otros temas eran el papel esencial de la Mujer en las luchas obreras o el de laseguridad y la Higiene en el trabajo. Tambin haba cursos de que era Argentina, su historia social, lascorporaciones. La Sociedad Rural, la UIA, la CGE, la Iglesia, las fuerzas armadas [] Incorporamos eldebate sobre Taylorismo, Fordismo, Toyotismo, que sirve hasta ahora. De esa conjuncin de cursos, de lavida sindical, de la experiencia concreta de cada uno surgieron cuadros sindicales, delegados, dirigentes de laUOM, de otros sindicatos. 27F26

    Como se ha evidenciado, el CEFS fue un importante avance en el camino de la reorganizacin de laagrupacin. Desde aquel mtico momento de reencuentro entre el puado de lderes sindicales de los setenta ylos obreros en actividad en la puerta de Acindar, a finales de diciembre del 82, los miembros de la Marrncomenzaron un trabajo de rearmado de la agrupacin, de captacin de activistas y simpatizantes que pudierantrasladar al conjunto de los trabajadores las propuestas e ideas con las que se acompaaba la firme decisin deluchar para recuperar la seccional metalrgica.

    El CEFS se transform en el lugar de encuentro de esta nueva militancia gremial, que se fueorganizando y formando durante el ao ochenta y tres para la llegada de la nueva etapa democrtica y para latarea poltico-gremial que se desarrollara a partir de entonces. Tambin permiti un intercambio con las

    24Alberto Piccinini, en: Isabel Rauber. Profetas del cambio: CTA una experiencia de construccin de poderpopular en Argentina. Cuba: Pasado y presente XXI. 1997.25Hernn Harspe, en Jorge Winter.La clase trabajadora de Villa Constitucin. Subjetividad, estrategias deresistencia y organizacin sindical. Buenos Aires: Reunir. 2010.26Ibid.

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    tradiciones intelectuales provenientes de los aos setenta, que refuncionalizaron los contenidos de la tradicinsindical y poltica combativa de la etapa previa, ante los cambios de poca, en la argamasa que se gestaba enel contacto inter generacional.

    El triunfo de Alfonsn en las elecciones de octubre del 83 y el retorno de la democracia hizo crecerla confianza de los metalrgicos en la recuperacin de una dirigencia honesta y representativa. El temordisminua al mismo tiempo que aumentaban las protestas pblicas y los pedidos de normalizacin de lossindicatos y seccionales intervenidas.

    El 10 de diciembre de 1983 asumi el electo presidente Ral Alfonsn. Los dirigentes de la Marrnaprovecharon el nuevo contexto y retornaron a la tradicional prctica de convocatoria a asambleas abiertas y amarchas hacia el sindicato local de la UOM en reclamo de la restitucin de la seccional a las ltimasautoridades electas en el ao 1974.

    Alberto Piccinini describe detalladamente los detalles de la movilizacin en pos de la recuperacinde la seccional: nosotros habamos previsto que a partir del 12 de diciembre, o sea el lunes siguiente de latoma del nuevo gobierno, las condiciones se iban a empezar a dar y fuimos con un grupo de compaerosdespedidos; cerca de 200 compaeros a las puertas de fbrica a traer un petitorio a la empresa, solicitando lareincorporacin y tambin aprovechamos el momento, el horario -que lo hicimos ex profeso- para juntarnoscon los compaeros que salan y realizar una asamblea ah noms, en la puerta y proponer a los compaerosque tenamos que luchar por la reincorporacin de los cesantes y adems por la recuperacin de nuestrosindicato. Volvimos a hacer otra asamblea y a la segunda asamblea vinimos hasta el sindicato a decirles a losinterventores que queramos la devolucin del sindicato. Por supuesto que no nos atendieron, o sea, recibieron

    nuestro pedido pero no nos dieron ninguna satisfaccin y cursamos algunas notas a la UOM Nacional.Tampoco tuvimos respuesta y por lo tanto realizamos dos asambleas ms y en la ltima, vinimos con loscompaeros frente al sindicato, trajimos una escribana y se oblig a los interventores a renunciar []Tambin logramos mediante esa movilizacin que se acordara un mtodo poco usual, diramos indito, en laeleccin de los normalizadores, ya que nuestra eleccin fue hecha a travs del voto secreto y directo. 28F27

    La recuperacin de la iniciativa gremial y el importante apoyo de los trabajadores a los referentes dela Marrn fueron reafirmando su influencia sobre la clase obrera a nivel local y regional. El camino de lanormalizacin fue garantizado por el nuevo gobierno radical y las autoridades nacionales del sindicatometalrgico, restando el veredicto de los comicios en la seccional metalrgica como instancia fundamentalratificadora del apoyo obrero a la lista Marrn.

    En la eleccin de enero de 1984 para constituir la comisin normalizadora, la AgrupacinMetalrgica 6 de Diciembre Lista Marrn llevaba como candidatos a: Alberto Piccinini - Delegadonormalizador (Borrs-Alas), Elvio Nardoni - Secretario de Organizacin (Metcon), Mario Aragn - Secretario

    administrativo (Borrs-Alas), Luis Lascano - Secretario de asistencia social (Acindar).Con la votacin de 4.250 afiliados metalrgicos a la UOM V.C., los das 16, 17 y 18 de enero serealizaron los comicios que arrojaron para la lista Marrn un triunfo por el ochenta y cuatro por ciento de lossufragios. El resultado en nmeros refleja esta amplia diferencia, 3.605 votos fueron para la Marrn, 618votos para la Lista Amarilla (identificada con la intervencin y el Secretariado Nacional de la UOM) y 26votos resultaron impugnados.29F28

    Esta victoria en las urnas ratific el apoyo masivo que reciba la Marrn entre la comunidadmetalrgica de Villa Constitucin. Tambin implic la posibilidad de participacin gremial para ese nuevogrupo de jvenes trabajadores que se haban incorporado a la actividad metalrgica con posterioridad a lasluchas de los setenta.

    La era democrtica. Las reglas de la poltica en revisin

    El proceso de recuperacin democrtica promovi un profundo debate sobre lasconcepciones y prcticas de los actores polticos y sociales que estuvo permeado por unnuevo clima de ideas que adjudicaba a la experiencia poltica previa al quiebre institucional

    27Alberto Piccinini, en Balech, Op. Cit., 1985.28Winter, Op. Cit., 2010.

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    la agitacin de las pasiones, el mesianismo y las utopas redentoras postuladas en losgrandes relatos. Tras ese diagnstico, se estableci en el imaginario colectivo la necesidadde aliviar la poltica de los compromisos tico-religiosos, origen de la anteriorintransigencia y de expectativas desmesuradas, se buscaba descargar la sobrecargadapoltica democrtica.30F29 Dicha postura hacia los 80s se transform en hegemnica en el

    Cono Sur, sobre la base de una vuelta a la poltica democrtica entendida en un sentidominimalista, institucionalista y procedimentalista.Esta impronta no sera ajena a la experiencia de reconstitucin del sistema

    democrtico que iniciara Ral Alfonsn en 1983. El lder de la UCR, quien se asuma comoel mejor prospecto para instaurar una democracia genuina resguardada de las desmesuras ydisputas del pasado, deba afrontar un conjunto de problemticas econmicas y sociales engran medida heredadas del Proceso y a la vez garantizar el funcionamiento del nuevorgimen de gobierno. Sus discursos de campaa enfatizaban la denuncia a los actorescorporativos dominantes (militares y sindicalistas) como los responsables de la debaclenacional y al mismo tiempo incitaba a los argentinos, en su condicin de ciudadanos -entrminos de individuos, no ya de pueblo-, a reconstruir el poder civil.

    La estabilidad y el crecimiento econmico, por un lado, y la normalizacin de losvnculos con las Fuerzas Armadas, por el otro, aparecan como los desafos cruciales paraviabilizar la democracia renaciente.31F30A ello se sumara la performanceelectoral, dada lacentralidad y el peso otorgado a las instituciones tradicionales como el parlamento y elsistema de partidos, transformndose en mbitos decisorios claves en esta nueva etapapoltica.

    Frente a estos retos Alfonsn se vio sometido a una fuerte tensin con actoressociales y polticos. En primer lugar ante los desafos militares al orden constitucional, ensegundo trmino por la puja distributiva entre empresarios y sindicatos en un marco decrisis econmica. Y como tercera cuestin de peso se presentaba la necesidad deacumulacin de fuerza propia en el Poder Legislativo y la construccin de un vnculosistmico con la oposicin.

    Las respuestas a esa agenda poltica del partido gobernante terminaran con lasancin de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, luego de los episodios dellevantamiento cara pintadade la Semana Santa del 87, que cerraran el ciclo de condena alos responsables del Terrorismo de Estado, provocando una prdida de confianza en lafigura presidencial y una crisis de gobernabilidad.

    A su vez, tras el naufragio del proyecto de Ley Mucci de reordenamiento sindical,cedera ante las presiones sindicales por aumentos salariales y el mantenimiento de susespacios de poder (Obras Sociales, Ley de Asociaciones Profesionales). Tampoco lograracerrar un acuerdo con el sector empresario que evitara el aumento de precios, marcando laimposibilidad de controlar las principales variables econmicas.

    Y junto a estos reveses con los actores sociales perdera en las urnas en reiteradasoportunidades frente a su histrico rival (87 y 89), condicionando el accionar de unejecutivo que rehus en gran medida del uso de los mecanismos presidenciales (como los

    29Norbert Lechner. La democratizacin en el contexto de una cultura posmoderna, incluido en NorbertLechner. Cultura poltica y democratizacin. Buenos Aires: Humanitas. 1987.30 Mark Jones. Una evaluacin de la democracia presidencialista argentina: 1983-1995, en ScoutMainwaring, y M. S. Shugart (eds). Presidencialismo y democracia en Amrica Latina. Buenos Aires: Paids.2002. p. 214.

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    decretos de necesidad y urgencia, etc.) en pos de afianzar la legitimidad de las decisionespolticas y fortalecer el sistema democrtico.

    Ahora bien, pese a las dificultades atravesadas por el radicalismo en su gestin degobierno se establecieron los puntales bsicos del sistema poltico que permitieron alcanzarun piso de estabilidad institucional con el recambio de autoridades electas en todo el pas.

    Este logro se recuesta en una serie de objetivos alcanzados que refuerzan ycomplementan el carcter fuertemente presidencialista de nuestra constitucin nacional y denuestra tradicin institucional, que permitieron enfrentar y resolver graves crisis entrminos de polticas. Ellos son, la afirmacin de un sistema bipartidista (dos partidosdominantes) que otorgaba un fuerte respaldo del Parlamento al ejecutivo, un grado elevadode disciplina partidaria y paralelamente espacio para la disidencia y autonoma opositoragarantizada en las instancias federales establecidas en nuestra Constitucin. 32F31

    La contracara de estos avances institucionales fueron los intentos de fortalecer lainstancia decisionista del ejecutivo para garantizar la gobernabilidad, que despuntaran conAlfonsn y se agravaran a partir de 1989 en la presidencia de Menem, a partir de la prdidade poder y autonoma de las provincias y la subordinacin y dependencia de los poderesjudicial y legislativo al mandato imperativo del poder ejecutivo. 33F32

    Cambios en la relacin Estado-Sindicatos con el radicalismo en el gobierno

    Desde la campaa electoral que llev al lder radical a ocupar la primeramagistratura del pas ya se haban jugado las cartas del tipo de relacin que el radicalismoplanteaba hacia la columna vertebral del peronismo, los sindicatos y sus dirigentes msencumbrados. La eliminacin o disminucin del poder corporativo de los gremios a partirde inyectarles nuevas conductas con el suero del pluralismo y la democratizacin de lasestructuras organizativas.

    Por su parte los sindicalistas concentraron sus esfuerzos en volver a tomar posesin

    de los gremios y sostener las posiciones logradas. Buscaran tambin revertir el corpus legalregresivo implantado por el Proceso, reinstaurando la negociacin a partir de convenioscolectivos por rama de actividad y la gestin de las obras sociales. 34F33

    Este horizonte de agendas de actuacin y expectativas tan diferenciadas demarcabalas tensiones que recorreran la relacin Estado-sindicatos durante la presidencia de RalAlfonsn. El fracaso de una norma que reordenara el funcionamiento y la vida internasindical (proyecto de ley Mucci) oblig al lder radical a asumir una postura de negociaciny cuasi resignacin frente al poder gremial.

    Los cambios estructurales que haba sufrido la economa nacional en el transcursode la ltima dictadura, los condicionamientos a la misma que generaba la deuda externa y lainflacin, chocaban contra la pretensin de los asalariados de recuperar su poderadquisitivo. De todos modos las luchas salariales marcaron la segunda etapa deconflictividad entre los sindicatos y el gobierno. En agosto de 1984 se llevaba a cabo elprimer paro general convocado por la CGT y se comenzaba a perfilar en su conduccin eldirigente cervecero Sal Ubaldini.

    31Jones, Op. Cit., 2002. p. 215.32dem. p.216.33Palomino, Op. Cit., 2005.

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    El gobierno busc infructuosamente en reiteradas oportunidades el camino de laconcertacin, pero el dilogo no lograra evitar la movilizacin y la reiteracin de los parosgenerales de actividades que tanto impactaban en la actividad econmica y en lalegitimidad poltica del gobierno. En el otro lado del mostrador la cpula cegetistaorientada por Lorenzo Miguel volva a poner en prctica la aeja pero efectiva tctica

    vandorista, golpear y negociar. As, nuevamente utilizaba su capacidad de presincontrolando las caractersticas de las convocatorias y la frecuencia de la movilizacinobrera y presionando al gobierno radical con mayor intensidad que a los propios patrones,al extremo de coincidir empresarios y sindicalistas en algunas coyunturas en reclamosconjuntos al Estado por diferencias con el rumbo econmico del pas.

    Otro factor que incidi en las estrategias sindicales peronistas del perodo fue eldoble juego nuevamente asumido por estos, tanto en la representacin de los interesessectoriales de los trabajadores como en la encarnacin simblica del partido peronista. Porello, la relacin con el oficialismo tambin atraves los vaivenes de las coyunturaselectorales y provoc alejamientos y manifestaciones ms duras en pocas cercanas a lasconvocatorias a las urnas.

    La dirigencia metalrgica villense entre lo gremial y lo poltico: elautonomismo y sus tensiones

    Para tener una mirada precisa de los posicionamientos estratgicos y discursos ideolgicos asumidospor los dirigentes de la Marrn a comienzos de los 80 es necesario plantearse cuales fueron los principiosorganizativos y cosmovisiones que se recuperaron del pasado y como se vincularon con la nueva realidad

    poltica y el recambio generacional de obreros que tuvo lugar en las fbricas de Villa Constitucin.El hecho de que la reconstitucin del proyecto de la Marrn haya sido impulsada por un grupo chico

    pero muy simblico de las luchas del setenta, encabezados por Alberto Piccinini, marca la continuidad de lasaspiraciones de consolidar una prctica gremial bajo los principios del pluralismo, la democracia sindical, elanti burocratismo, la honestidad de los dirigentes, y la confrontacin del modelo sindical dominante.

    Estos principios rectores del proyecto inconcluso de los setenta estaban caracterizados en general por

    una fuerte impronta de autonoma sindical para ser ejercidos. Ahora bien, como les sucediera a los dirigentescegetistas a principios de los aos 40 en tiempos de la aparicin de Pern en la escena nacional y de fuertestensiones en relacin con un apoyo poltico explcito a su figura a expensas de la autonoma, para losdirigentes de la Marrn el cambio de coyuntura implicaba tomar posicin en la disputa poltica nacional ycomplejizaba el sostenimiento de una postura independiente a ultranza. La relacin con las bases, en sumayora polticamente identificadas con el peronismo, tambin promovera discusiones en torno a los

    posicionamientos de la agrupacin.La adopcin de ciertas posturas ms cercanas o distantes con el alfonsinismo marcaran desde el

    comienzo las discusiones al interior de la Marrn y la readecuacin de los postulados combativos, antiburocrticos y anti gubernamentales a la nueva coyuntura poltica marcada por el retorno de la democracia yla prdida de poder global de la clase obrera.

    Como fuera mencionado anteriormente Alfonsn deposit en la UOM V.C. la expectativa de contarcon un aliado tctico para su proyecto de reordenamiento sindical y en su lucha para disminuir el peso de la

    jefatura sindical peronista. No slo brind ayuda a Piccinini para que pudiera ser reconocido comometalrgico sino que visit personalmente al gremialista en Villa Constitucin35F34y le abri las puertas a losespacios sindicales que el radicalismo vena fomentando para confluir con la rama sindical de tradicinindependiente y opositora al modelo gremial hegemnico. Tambin Piccinini manifiesta haber recibido

    propuestas de candidaturas y cargos del radicalismo, y tambin de la izquierda.36F35Frente a estas iniciativas auspiciadas desde el radicalismo como el Movimiento de Renovacin

    Sindical, con preceptos cercanos a los esbozados por la Marrn, Piccinini se mantuvo expectante sin descartar

    34Entrevista a Alberto Piccinini, Op. Cit., 17/11/2005.35

    Pgina 12, Buenos Aires, 5 de Abril de 1988.

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    de plano su participacin pero priorizando la recuperacin de la seccional metalrgica villense. El mismoPiccinini reconoci conversaciones con ese sector impulsado por Antonio Mucci (futuro ministro de trabajode Alfonsn) del gremio grfico, Yasiuc (sic) de los ferroviarios y Fernndez de Gas del Estado (sic), y si

    bien afirm en una entrevista tenemos coincidencias en cuanto a la democratizacin de los sindicatos []los que lo impulsan quieren crear una corriente pluralista, democrtica, e independiente de cualquier partido

    poltico, tambin remarc Yo no formo parte de ese movimiento.37F36Finalmente la seccional metalrgica de Villa Constitucin participara del armado de un bloque o

    espacio sindical de dirigentes asociados con la tendencia combativa al interior del movimiento obrerodenominado Encuentro de Trabajadores Argentinos (ENTRA), junto a Julio Guilln de FOETRA y FranciscoBarba Gutirrez de la UOM Quilmes.

    Este reposicionamiento en el escenario sindical argentino de la Marrn fue afirmado tras la victoriadefinitiva en las urnas en noviembre de 1984 por el 88% de los votos, 4.144 para la Lista Marrn y 529 parala Lista Azul y Blanca identificada con las 62 Organizaciones (dirigidas entonces por Lorenzo Miguel)38F37, conun porcentaje de participacin en los comicios superior al 90%. Este triunfo confirm la conduccin de laAgrupacin 6 de Diciembre Lista Marrnsobre la seccional UOM V.C.

    La lista Marrn, que gan tras un comps de nueve aos de ausencias de elecciones sindicales,estuvo conformada por activistas y dirigentes muy ligados a su referente ms importante, Alberto Piccinini. 39F38

    Con la Seccional normalizada definitivamente y los liderazgos legitimados comenz para la regionalmetalrgica una nueva etapa de fortalecimiento de la organizacin interna y de vinculacin poltico-gremialhacia afuera del mbito villense. En esa lnea Victorio Pauln manifiesta que la UOM de Villa

    [Constitucin] transita los ochenta con una fuerte impronta de rescate de la memoria de los DerechosHumanos, de conocer lo que haba pasado, de la CONADEP. Un fuerte compromiso con la democracia. Enese momento Villa fue muy protagonista cuando fueron los levantamientos carapintadas, por ejemplo un parde vigilias que se hicieron en la plaza durante toda la noche, en los momentos ms crticos. 40F39

    En el plano sindical, a la ya mencionada participacin en el ENTRA se agreg tambin la estrategiareplicada de los setenta de trabajar en constituir un nucleamiento gremial fuerte en la regin. Como describePauln la UOM V.C. Se empieza a integrar al movimiento [] al conjunto del movimiento sindical a partirde la experiencia de la CGT Regional. En la etapa de [Sal] Ubaldini existan los plenarios nacionales de laCGT, pero existan los plenarios regionales donde participaban los delegados de base, los sindicatos locales.Y ah empieza una experiencia donde nos empezamos a encontrar con otras experiencias de renovacinsindical que se haban dado a la salida de la dictadura, en un momento de relativa fragilidad del aparato

    burocrtico. Para darte una idea, en las elecciones de la UOM del 84 hubo nueve seccionales que estabanfuera de la rbita del esquema de Lorenzo Miguel. 41F40

    Las formas de organizacin y praxis gremial en la recuperada seccional UOM de Villa Constitucinfueron una continuacin de las experiencias de organizacin esbozadas en los setenta y se plasmaron en lainstitucionalizacin de una prctica gremial democrtica, a partir del principio de la unidad obrera y de la

    participacin colectiva. De este modo la asamblea se convirti en el rgano decisorio principal y el sindicatolocal era la instancia organizativa fundamental desde donde se estructuraba la representacin de clase. Este

    proceso al interior de la seccional no estuvo exento de tensiones internas y disputas por lgicas y formas dedesempear la representacin del mandato del conjunto de los obreros de las plantas metalrgicas de VillaConstitucin.

    36Entrevista de Mona Moncalvillo a Alberto Piccinini, Op. Cit.37RevistaDemocracia Sindical. Bs. As. Junio de 1984.38La misma estaba integrada de la siguiente forma: Secretario General - Alberto Piccinini; Secretario Adjunto

    - Mario Aragn; Secretario de Organizacin Elvio Nardoni; Secretario de Administracin - Luis Lascano;Tesorero - Luis Ramrez; Pro tesorero - Victorio Pauln; Secretario de Actas - Jorge Galdo; Secretario deAccin Social - Pedro Parada; Secretario de Prensa y Cultura - Dante Manzano. La nmina se completaba conlos Vocales: 1 Miguel Lezcano; 2 Carlos Vzquez; 3 Benito Ojeda; 4 rico Schneider; 5 Ral Alomar; 6Carlos Cabrera; 7 Walter Contreras; 8 Obdulio Ros; 9 Jos Alba Fernndez. Electores NacionalesTitulares: Ramn Crdoba, Julio Zapata y Hctor Totro. Electores Nacionales Suplentes: Salvador Metz,Francisco Fernndez y Santos Reche.39Entrevista a Victorio Pauln, Ex Secretario General UOM V.C. y miembro del Comit de Lucha de 1975.Villa Constitucin, 11/03/11.40Ibd.

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    Si bien la unidad en la accin reivindicativa cohesionaba al activismo al interior de la Marrn, laexistencia de diferentes identidades polticas y generacionales se manifestaron en la dinmica interna decoexistencia de esas heterogeneidades. Cuestiones como los posicionamientos polticos clsicos del tipo

    peronismo-anti peronismo que regan los debates obreros desde mediados de siglo reaparecieron en lasdiscusiones al interior de la clase obrera metalrgica villense. Las posiciones del sindicato local frente algobierno de Alfonsn y a las estrategias gremiales del titular de la CGT Sal Ubaldini eran materia constantede disputas sobre los posicionamientos de la seccional.

    Estas diferencias polticas existentes tensionaron el proceso de participacin interno. As porejemplo, los obreros del sector acera de Acindar reclamaron a la Comisin Directiva de la UOM V.C.encabezada por Piccinini que la eleccin de la Comisin Interna de la fbrica se realizara a travs del votodirecto, y no a criterio nico del Secretario General. No obstante, las asambleas continuaron siendo el marcode estas discusiones internas. En una de ellas se produce [] la ruptura con la Marrn de un grupo que eranoventa por ciento de la acera rompe con Piccinini, por alguna cuestin generacional, indudablementeramos todos muy jvenes, estamos hablando de 1984-86.42F41

    Otro factor de discusin al interior de la Marrn fue la postura de la seccional frente a las medidas defuerza convocadas por la CGT. As lo manifiesta el por entonces joven activista metalrgico: nosotrosdiscutamos mucho cuando comienzan los paros de Ubaldini en contra de Alfonsn. En dos oportunidades nose moviliza a Buenos Aires, la UOM no moviliza y nosotros decamos, no, hay que ir a Buenos Aires, hay queir [] y ah empieza toda una discusin de peronismo-anti peronismo adentro del sindicato. 43F42

    De esta ruptura interna surgi un nuevo agrupamiento de obreros de identidad peronista y sintona

    poltica con el liderazgo sindical nacional de Sal Ubaldini. Se arm as la Lista Verde, con un fuertecomponente del sector acera de Acindar, que competa electoralmente con el sector de Piccinini y disputabala influencia de ste sobre el Cuerpo de Delegados.

    Uno de los dirigentes de la generacin joven e integrante de esa nueva lista vinculada a la renovacinperonista, Aldo Strada, plantea que la conformacin de una lnea opositora al oficialismo surgi del cuerpo dedelegados del sector acera que entr rpidamente en contradiccin con la direccin del sindicato. Ese

    proceso despus tiene otra expresin que son las elecciones en el 88 donde se elige la nueva ComisinDirectiva, nosotros armamos otra lista, la Lista Verde donde participan estos compaeros que venan del

    peronismo. 44F43En ese contexto, influye sobre las elecciones de la seccional local el fuerte impulso que haba

    adquirido la renovacin al interior del peronismo y genera una ruptura transitoria al interior de la Marrn.Siguiendo a Strada: La Lista Verde se forma [] en el 87. Porque en realidad se rompe parte de laComisin Directiva, o sea, ah lo que yo te deca, o sea,Luisito Ramrez y varios compaeros ms que eran de

    la Comisin Directiva, que venan del peronismo, que eran peronistas, que haban armado una agrupacinperonista tambin, porque ellos tambin estaban en el proceso de renovacin partidaria. Inclusive te digo ms,Luisito llega a ser el presidente del PJ [Partido Justicialista] en Villa [] la Lista Verde se arma con unncleo que tena que ver fundamentalmente con sectores del peronismo y sectores independientes y quedan alcostado los compaeros que haban transitado parte de nuestro camino, que venan del socialismo y laizquierda y todo lo dems. Tampoco integraron la Lista Marrn porque ellos haban discutido junto connosotros, pero terminaron apoyando y votando a la Lista Marrn.45F44

    El proceso de competencia interna entre las dos lneas de accin sindicalidentificadas con las consignas anti burocrticas y democratizadoras durara hasta el iniciode los fuertes conflictos con la patronal por la introduccin de los nuevos mtodos detrabajo. Las luchas que se desarrollaron a principios de los noventa por resistir laimposicin de la flexibilidad laboral unificaron nuevamente a los activistas de la seccional

    bajo la referencia de la agrupacin 6 de Diciembre-Lista Marrn.

    Reflexiones finales

    41Entrevista a Aldo Strada, Op. Cit., 16/10/10.42Ibd.43Ibd.44Ibd.

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    A partir de lo analizado pudimos observar que a mediados de los aos setenta la represinadquiri en la Argentina una centralidad excluyente como modo de resolver los conflictos ylas tensiones sociales. Ello impact particularmente en el mundo de los trabajadores ya quecomo resultado de la represin descargada contra la clase obrera provoc un cambio en lasituacin global de la misma, es decir una prdida de su capacidad de discutir las

    condiciones de las relaciones capitalistas y de participar en la arena poltica.Este legado, que dej su huella en Villa Constitucin, implic una gran dificultadpara la recuperacin de la lucha gremial en la transicin hacia la democracia de los aosochenta. No obstante, pese a la crcel, a la persecucin y a las vctimas de la represin, lossueos incumplidos de la vanguardia obrera villense reaparecieron entre los escombros delrgimen militar implosionado tras la Guerra de Malvinas.

    El proceso de recuperacin del proyecto de democratizacin sindical de los lderes yactivistas de la Agrupacin lista Marrn, que comenz durante el ocaso de la dictadura, fueclandestino, lento y capilar. Una combinacin de factores voluntarios e involuntarios, entrelos que marcamos el exilio de algunos dirigentes a los que se les concedi esa posibilidad ysu tarea de denuncia en el exterior, la libertad de los dirigentes sindicales presos y suretorno a la militancia gremial, la renovacin generacional de los obreros que trabajaban enlas plantas metalrgicas villenses, y otros hechos de la coyuntura poltica nacional,generaron las condiciones para que aquellos decidieran retomar las banderas de unsindicalismo combativo.

    La lucha por reconquistar el sindicato estuvo tambin atravesada por el encuentro dedos generaciones, los viejos referentes setentistas que protagonizaron los conflictossindicales del primer quinquenio de los 70 y los nuevos activistas que ingresaron en lafbrica en tiempos dictatoriales y comenzaron a familiarizarse, por la transmisin oral y lasreuniones clandestinas, con la historia de luchas y los proyectos de la generacin anterior.

    En este proceso de vinculacin de los intereses y aspiraciones, de los valores eideales de dos generaciones paridas en momentos histricos muy divergentes, fuefundamental el rol cobrado como mbito de encuentro por el CEFS, que aport de manerasignificativa tanto en la reorganizacin de la militancia gremial, como en la formacin delos nuevos cuadros sindicales tanto en lo referente al mbito gremial como aconocimientos sociopolticos ms generales- que se sumaron a participar en la actividadsindical al calor del clima de laprimavera alfonsinista.

    Por otra parte, en relacin con los cambios en la participacin poltica del gremiometalrgico villense, y de sus dirigentes, en un tiempo histrico de reformulacin de lasidentidades y prcticas polticas, los postulados gremiales de la agrupacin sindical semantuvieron inalterados aunque las estrategias para alcanzarlos fueron variando, deposturas radicalizadas a posiciones ms reformistas, dado el clima defensivo de los ochentay la influencia de la ideologa socialdemcrata que fue asumida por los lderes histricos deVilla Constitucin.

    Estas nuevas tramas identitarias incorporadas por aquellos estuvieron atravesadaspor las discusiones con las nuevas camadas sobre la actuacin sindical y poltica del gremioa partir de la clsica disputa peronismo-anti peronismo, que se reprodujeron en lascontroversias al interior de la Marrn y marcaron diferencias tanto generacionales comopolticas, que llevaron a una ruptura transitoria de la agrupacin sindical.

    Mas all de estas divisiones internas, el amplio triunfo (71% de votos) en las elecciones de laSeccional UOM V.C. de 1988, tuvo una importancia especial porque signific la consolidacin del procesoabierto con la reorganizacin de la Marrn a comienzos de los aos ochenta, en plena dictadura.

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    El desafo de sostener la conduccin sobre la regional metalrgica a partir de la relegitimacin delproyecto gremial en las urnas era una circunstancia no atravesada en su trayectoria por la dirigencia local eimplicaba demostrar el fortalecimiento de la construccin gremial, mas all de las diferencias internas queemergieron con el grupo de activistas identificados con la corriente de la renovacin peronista.

    En este sentido, la Marrn logr durante los aos ochenta reconquistar y sostener un amplio dominioen la poltica gremial metalrgica de la zona, y pudo recomponer la trama organizativa del activismo obreroque fue duramente reprimido y perseguido por la dictadura.

    Por otra parte, estas reflexiones finales tambin permiten arriesgar algunas preguntas sobre losfuturos desafos con los que se encontraron los metalrgicos villenses en los aos posteriores a larecuperacin de la seccional metalrgica, en particular con dos coyunturas indudablemente clave en suhistoria sociopoltica: por una parte la experiencia de la profunda reconversin productiva que encaran lasempresas del sector (Acindar en particular) en el contexto de la imposicin de una nueva matriz neoliberalque impuls el menemismo y su impacto en la conciencia y el accionar de los metalrgicos villenses.

    Por otro lado, mucho mas reciente, pero posiblemente tan central como aquella coyuntura son losaos en curso donde la histrica lista Marrn (o por lo menos sus herederos mas conspicuos) pierden enelecciones democrticas la conduccin de la seccional a manos de lderes mas identificados con el nuevogobierno peronista, pero que tambin proclaman su identificacin con aquella t radicin.

    En ambas coyunturas los desafos a una identidad obrera construida sobre la reivindicacin de unpasado combativo estn a la orden del da: qu y cmo se resignifica esa memoria heroica, que ya en eseentonces portaba tensiones (polticas, ideolgicas), son dilemas en tanto los actores los perciben como

    necesarios para articular y legitimar sus prcticas. Indudablemente estas preguntas estn mas all de poder serrespondidas en estas pginas, no obstante nos pareca por lo menos pertinente traerlas a colacin como

    potencial agenda de investigacin para futuros trabajos.

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    Recibido: 30 marzo 2015 Aceptado: 9 junio 2015