el silencio de un corazon combativo

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Primera publicación de este escritor de nacionalidad Chilena. Se trata de una recopilacion de poemas en un texto simple pero hermoso. Un poemario que mezcla prosa y verso con matices diversos. Una obra que no dejara de llamar la atención.

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El SILENCIO DE UN CORAZÓN COMBATIVO

CÉSAR BELMAR BASCUR

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EL SILENCIO DE UN CORAZÓN COMBATIVO

© César Berlmar Bascur Primera Edición, noviembre 2013 Registro de Propiedad Intelectual: 235.014 ISBN: 978-956-353-407-8

Edición general y dirección de arte: Cristián Fuica C.Diseño y diagramación: Mauricio Alvarado R.

Todos los derechos reservados.Queda prohibida la reproducción total o parcialde la obra mediante cualquier sistema derecuperación de información, sea mecánico,electrónico, magnético, reprográfico o cualquier otro,sin la autorización escrita del autor.

Camino del Ciego ProyectosCondell 542 Los Ángeles Chilewww.caminodelciego.com

Impreso en Dimacofi Negocios Avanzados S.A., Santiago de Chile.

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Para mis abuelos, Pedro y Ernestina.A mis padres Ruth y Ricardo,

por la magia generacional que albergaron dentro de mi mente.A Elizabeth, gracias por convertir mi espíritu en el resultado rebelde

de esta hermosa metamorfosis.Para Exequiel y Cristián, por su amistad incondicional.

Para todos ellos: No me rendiré jamás.

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Soy un corazón rebeldeque comparte las fuerzas

de la existencia interminable.

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Pequeña mía, blanca y blanda,margarita de manos de harina,¿son tus manos las cenizas del fuegoque tocan quemantes mi piel tosca?También ellas rozan mis labios amarillos y amargosy depositan en ellos su fruto meloso.Pequeña, ¿es tu piel un murmullo en el alba?¿Son acaso tus pechos los que se elevancomo complejas curvas contrarias a la luna?Pequeña, ¿es el oasis en tu cuello o tu cuello doblando lasdunas del oasis?Pequeña, ¿es acaso tu cuerpo un margen trazador de lunareshúmedos, dispuestos a ser bebidos por mis labios partidos?Pequeña mía, te alzas ante mis ojos lanzando la ira de tus labios,violentándome con la mortal estocada de un beso,mientras mis manos se deslizan entre tus dedos templados,preparando la explosión de tus cimientos.Mientras, en medio de la cocina tus cabellos son liberados y saltan contra mí, desbocados, sin jinetes, más que la esperanza que yo los dome para caer sobre tu piel labradora de hortalizas y misterios.Pequeña, esos cabellos no resisten el combate de nuestros labiosy se rinden ante los jinetes de mis manos enviados para cumplir mi cometido, encarcelándolos detrás de tus oídos diminutos.Pequeña, ¿es tu sonrisa la claridad del camino, del fondo del campo que dirige los arados del sur del Bío Bío?Has encontrado en mis labios un pie¿para arrimar el fruto de nuestros hijos?Pequeña mía, déjame trabajar la arcilla de tus muslos,juro que mis piernas abrirán el paso hacia la fragancia de las aceitunas embetunadasen tu piel obrera de pétalos de margaritasy deja por fin, pequeña mía,que el vaivén de las olas causadas por tus pechosdeshagan las curvas del amor moldeado por el labrador del placer.

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Me invitaste a tu boca,dirigiendo mis pasos a través de las calles dulces de tu aliento,tomaste mis lágrimas que alguna vez te recordaron y con las sábanas cubriste tus pechos.Me cobijaste consintiéndome antes de mi escape matinal,volaste sobre mí y aterrizaste sobre mi piel desolada,sólo tú eres capaz de sanar tantas heridas.No pensaste en ahuyentarme, comprendiste que no me quedaría solohasta que mis dedos tocaran por última vez tu piel.Entonces, mis toscas manos se derramaron sobre ti,se atascaron y congelaron en medio de tus cabellos.Recordé en ese punto la calidez de tus manos,los besos furtivos que nos dimos en medio de la huérfana vela,desistí por instantes del olvido y recordé todo lo que soñé y aprendí contigo,de aquellos secretos, de la magia que sepultamosal final de la puerta del jardín de los cerezos.Pero ya eso no importa.Sólo quiero escuchar por última vezcomo recuerdo póstumo de un soldado que fue presa del enemigo,como aquella campanada llamando a la última clase,¡el clamor de tu boca intoxicada en la delicia!

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Me dejaste una tarde,no tuve tiempo para darme cuenta,flotaba sobre las estrellas oscuras descubiertas entre la muralla rota.Las heridas las comencé a sanar con aguay rayos atrapados de una tormenta solar…¡las heridas que debilitan mi mente de labriego!Esa tarde, la soledad alucinó en mis pensamientos.Alguna vez forjé caminos sin salida,en medio de la encrucijada de tus besos,recuerdo entonces abrir paso con mi pala, cavando caminos entre los matorrales espesos de tu corazón.Tuve la luz un instante entre mis manos y la perdí aquella tarde,¡la luz del amor no estaba ya conmigo!El veneno de la angustia comenzó a derramarse entre mis venas,¡la sangre del obrero estaba contaminada!Ahora, aniquilando al labrador impacientete vas al fin, lejos, con la mano del olvido,con la risa en tus labios castigada por los recuerdos bellos del hombre que esculpió tus caricias.

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Mujer, bella especie marina,tu piel es nácar de las entrañas de un nenúfar,tus pies son como plantas, tu aroma nocturno es brisa submarina y las playas minúsculas de tu sonrisadesembocan tus besos gigantes y la diminuta sensación de tu fragilidadolvida que puedes ser sol, ave y maravillas.La infantil aparición del hombre rompió las nubes con sus terribles espectros,pero allí estás tú, siempre fuerte, rescatando todo,rescatándome, tocándome con tu voz.Tus ojos son cristal de arcilla, creación del alfarero en el Olimpo,ellos cubren todo, son dos alas que se deslizandesde el cielo tomando el fuego, dejando seda.Tus cabellos son algas de marfil,ellos me envuelven, no me dejas defensa,me dejan sólo con un trozo de aliento, y la luna hizo de tus pechos las fronteras de la vida, del bien, de la paz; de la inmortalidad del ser humano, la esencia del fruto de la fertilidad del ángel submarino…Son tus piernas playa en mi islala espuma de la vida,la claridad de tu compañía,el sendero del destino, el trópico carnal.

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Amo las castañas claras de azúcar,de la miel y agua, de brisas y caricias,amo los cabellos enmarañados de mujer,los baños puros de mis dedos enredados en la seda de la piel.Amo la sublime ecuación de los sentidosde tus sueños animales,el galope fantasmal de tus pechos en la cuenta regresiva de mis sueños,el pago de la naturaleza a mi esforzada laborde obrero buscador de belleza.Amo la intimidad destrozada por el cañonazo de los deseos sutiles de la flor plantada sobre la densidad de tus columnas,el arco fatal de tu ombligo,el camino sensual del hambriento,la dicha del amor, la fatalidad de la maldad,la frialdad eliminada, el orificio final escarbado en el sol.Amo la metáfora de tus ojos,el cielo deslizado entre tus hombros,la poza de agua partida por tus pies,las caricias jamás entregadas,los besos cercanos,las palabras de amor.

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Con la sangre amarilla entre mis dedos, decidí cubrir el espacio entre las orillas del puenteque cruza nuestras ilusiones,del otro lado estabas tú,cada colorido tentáculo de la flor extraña se desangraba,la madre tierra estaba sufriendo.Ya el hombre de la pala y el arado no transitan por las vírgenes latitudes, las garras del desperdicio humano están hundiendo sus tentáculos en la hiedra,yo te descubrí dando la lucha por la rendición de las tropas carnívorasque lamen los frutos de la tierra,¡mientras alentabas las huestes almacenadas en el corazón humano!Las manos de los presos lanzaban risas contra mí,intentaba describir la razón, la primavera, ¡la sabiduría de tu belleza!Entonces, las ánimas de los campos helados lanzaron gritos desesperados,lamentos anticipados, soplidos trágicos de las raíces, espantando enemigos.Ya el puñal endurecido falló sobre las piedras de Japón y el mar fue desollado; en América, el caníbal está contaminando la sabia de nuestra cepa de vino,la mesa está de luto, la luna ya no se encuentra con la vela pasional y en tus ojos comencé a crear las increíbles y míticas historias futuras de tus hijos enmarañados, niños agrupados y sentados frente a la hoguera de tu canto,música de miel, ¡néctar del mundo abatido!Te descubrí buscando el sol a las aves, luna a las medusas,montañas de insectos a los frutos del árbol perdido,miel al océano, besos a las sombras de las rocas, magia al racimo,¡agua a las ciénagas plantadas con la vida!

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Encontré tu cintura desconocida, la luz del resguardo mundial y el interruptor caído de la pasión floreció en mí,tembloroso y pensativo te seguiré, desconfiado de tu lucha, esperaré como el tigrela mano de etiqueta que salvará nuestros destinos,la moda colonial está en el centro de tus pies desnudos,espero que junto a la salvación de la especiesalves la oscuridad empeñada en someterme,creo en la frente marchita que se revitaliza con el amor,creo en ti, en tus manos, en tus descalzas caminatas sobre la arena submarina,en la espera de la curva en tu cintura,en la valiosa fuerza de adolescente,creo en ti, desde tu encuentro, desde el fondo de tus ojos,desde el fondo de tu lucha,desde el fondo de tu lengua, desde el fondo del calor de la delicia.

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Amor, ¿cuántos senderos conoces hasta tu bienaventurada libertad?¿Has visto la avenida entre las paredes sucias y espesasque separan nuestras caricias?Confieso que he buscado aquellos caminos antiguos,mapas indescriptibles, horizontes subterráneos,misiles de espesa tinta indescifrables sobre las paredes del cielo.¿Dónde estás?He perdido la sensibilidad en la distancia y cada centímetro se vuelve una centuria tosca e inertey en cada dimensión aparecen tus recuerdos como cantos indeterminados.Amor, ¿cómo es que el fuego ocultó los rastros de tu figura?

¿Es que la felicidad está huyendo de nuestro lado?Amor, si encuentras el camino no dudes, tómalo,estaré esperando tu rescate.Si escuchas tu nombre sobre el mío, alcanza mi mano,si miras bajo el agua y está la salida, entrégamela,porque me aferraré a ella sin temor,tan fuerte que la felicidad no abandonará nuestros besoshasta que al fin logremos vulnerar los caminos difusos que separan tus pies de los míos,hasta reunirnos en una plena y maravillosa armonía de nuestras voces enamoradas.

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Señora mía, es usted infinita y perfecta,bella, extensa, tanto que mis dedos no bastan para girar entorno a los caminos misteriosos de su rostro,es que su cara es la manifestación de la docilidad acanelada.Señora, es que hoy vengo dispuesto a convenir mi muerte en sus manos.Señora, ¿es que acaso el caudal dulce del amor puede explotar su misericordia?¡Ay! Creo que los vientos de tus diminutos labios envolvieron mi corazón errantey luego de suplicar este crepuscular amorfui absorbido por los efectos de las gotas de vino del valle central,y entre los cantos crocantes del cristal estrellado escuché al fin esas melodías que invitaban a correr junto al amor.Señora, ¡hoy es por fin sólo mía!¿Qué arsenal podría someterle más que la de una palabra de amormientras me escurro entre sus piernas?Señora mía, ¡hoy es usted la presa de mi flagelado cariño incondicional!Aquí, sobre su piel temblorosa, sedienta de placervengo por fin a cubrir las migajas de cariño olvidado y entre sus montañas redondeadas como faros celestialesme aplasta, ¡y me dejan devorar las cimas del placer!Señora mía, ¿son estos sus latidos la participacióndulce de la ensaladera de su boca?Ahora que reposa sobre mi piel trato de limitar el alientoy por fin logro circunscribirlo con todas las fuerzas de mi almapara impedir que escape durante el despertar un “te quiero”.

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Un cobarde desesperado huyendo sin sus botas,las ha olvidado en tu puerta.Mientras tú, amiga mía, estás sola, triste, sentada sobre una roca con tus pies húmedos y congelados,pero no es culpa de Neptuno, son las gotas saladas del mar maldito de tus ojos moribundos.Le pregunto a los albatros por qué lloras, pero me enfrentan en silencio,entonces, con la médula impulsada por el viento me acerco,como un espectro intento levantarte y llenar el jardín de tus labios con las margaritas de la alegría.Amiga, no hay por qué morir.No te preocupes, hoy, la tierra por ti al fin amanece,no quiero que en tus ojos siga lloviendo,no estás lejos de la vida para que abandones su búsqueda feliz,no sin antes haberte bautizado con el fruto del olvido.Toma mi mano, deja que el mezquino se aleje,conviértelo en el embustero olvidado,sacia tu hambre de amor en mí.Ya que el agua pasará entre sus ojos como una capa gris que el hombre desechó,porque hoy vendrá a buscarnos el calor del olvidopara llevarnos lejos de la ruta que el hombre rompió.

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Mi mano está en la rienda,el impulso azota el arado y rompe la tierra oscura por el barro y la piedra.Bajo el olivo canta el zorzal junto a la lloica, engendrando alegría sobre las semillas.Frente a ellos estás tú, bien amada, contemplando aquella opera majestuosa.El tren humeante resuena sobre el campo,a lo alto, se divisan sus quemantes bocanadas de humo desaparecer junto a la voz ronca deslizada por la mano fiel del maquinista.Sus campanas rechinan invitándonos a entrelazar nuestras manos,buscamos bajo la luz tenue del crepúsculo la torre de agua, es ahí, donde el vasto metal mordido por el óxidosujeta su soberbia estructura de madera florecida por el moho.Por un minuto intentamos huir de ese paraíso,pero fuimos detenidos por el sauce, el tiempo y el olivo distantes.Los girasoles nos ilustran una celestial vista sobre sus pétalos,y en medio de su vientre las semillas nos preguntan:¿dónde irá la confección del hombre sobre la mesa del pan,si mis manos dejan las riendas del arado?Le respondo: ¡que no sé cubrir todo lo que aquí hemos encontrado!pero la madre tierra es sabia al responder por el girasol,y me muestran las marcas que tus manos diminutas tapan cuando están sobre las mías,¡son hechas por el sudor a causa de la misma tierra!Comprendo, y te pido bien amada que no las cubras más que sólo para amarnos,y también comprendo que debemos sacrificar las brisas del tiempoa cambio de los frutos de la tierra y de tus besos que alimentarán mi corazón errante.

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Oscura, eres morena belleza bajo las tinieblas del sol, oscura, en medio de los salones intelectuales creces,enredándome en tu atezada belleza,eres morena como la arena del café,como el trigo engendrado en la cayana balanceada por las manos sacrificadas del campesino;como el noble carbón en los pulmones del minero de Lota.Oscura, hoy he venido a pedir que te desnudes para ver la claridad de tus pechos diminutos,contemplar el traje carnal de tus cenicientas dimensiones,benditos de los campos fríos del sur de Chile.He perseguido hasta aquí la belleza oscura de tu sonrisa ylas marcas de la suavidad de tus dedos me llevaron a ti, ¡porque tus manos son las cómplices de levantar mis pasos hasta los claros sonidos de tu corazón moreno!Quizás pida un poco de tu morena belleza amada mía, quizás, impregnarme de tu oscuridad para sanar mi soledad y liberar los pensamientos malditos de huir de esta vida en pleno desamparo.Morena, oscura, tiñe mi rostro con un beso,inúndame con un suave baño de tus cabellos,oculta mi palidez infantil con un disfraz de ángel nocturno,riega cada uno de mis poros con la tinta dulce de tus labios,enrédame en tu boca por siempre,complétame por fin con un beso,mézclame con tus brazos, destrúyeme si quieres con una mirada.¡Oscura, eres miel regada por el mundo!Morena, oscura, con tu mirada has conquistado enormes y gloriosos días enfermos por la indomable fuerza de tu carbonífera belleza.Oscura, he venido aquí por ti,yo no quiero quedarme sin abrir la puerta de la madrugada sin un pequeño pedazo de tu silueta morena.Ahora, que seguimos amparados por la soledad de la tierray hemos desalojado por fin el día,

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quiero que camines hacia mí como un lince hambriento,como la madera de los cerros que en invierno se desprende,como feroces avalanchas de lodo, roca y ramas;si quieres puedes tomar el aire de mi alma,coger mi vida y dejar que me traguen las cenizas desnutridas,pero por favor morena mía, oscura mía,deja que mis retinas puedan cargar un sólo segundo al menostu íntima belleza morena.

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Esta tarde quiero que cierres tus ojos,te acompañaré en la espera de la prometida y cómplice nochepresentada por su desnudez crepuscular.Esta tarde el mundo estará en medio de tus brazosy sus voces pedirán que me oculte entre tus vestidos.Puedes escuchar con los ojos cerradosel tic-tac con el que se mueve paso a paso la lunay cada vez sus reflejos proyectan firmes cada detallede tu silueta sobre las sabanas y el sudor.Intento mirar atentamente tus cerrados ojos,pero me aterro y cierro los míos en un intento de ocultarme de tus rayos de ternura,imagino entonces que soy un pez,aleteo y nado sobre tus profundidades, descubriendo los espacios ocultos de tu intimidad.Nuestras narices inician de pronto un combate y las caricias de nuestros pechos silencian al cañón moribundo del hombre.Suavemente, como una sigilosa flecha perdida,comenzamos a desconectarnos del universo,mi sangre comienza a pintar tu cálido manantial,tus brazos se rinden y caen sobre mi cuerpo,imitando una cascada silenciosa.De pronto, un crujido retumba desde tu voz,¡como una colisión violenta de trenes desbocados!Descubres al fin que has cosechadolas recompensas floridas de la carne.

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Cuando toco los disparos provocándote,cuando abrazo tu sonrisa de relámpago,ahogado en los recuerdos de tu aliento, me defiendo,pero ya no trepas, como enredadera hasta mis besos.Antes de marcharte fuiste diluvio en mi mente, obsesionaste tu mirada entre mentiras, y aunque todo fue dejado atrásaún persigo tus maltrechas palabras de afecto.Ahora sólo pido un rescate desde el cielo y busco una máquina de papel,un soldado de algas, un ciempiés de laurel. Busco la sombra de tus muslos de miel,¡las coplas del bienaventurado jinete!He aprendido del dolor y de la espera,del juego maldito de la fortunael pleno poder del amor.Fuimos fuertes al oírnos por las mañanasy cobardes por dejarnos solos y abatidos.Juro que no olvidaré los surcos en las riberas de tus senosy el brindis de miel en tus labios.No te preocupes, ya he vivido como un espantapájaros, ahora, voy por ti.No bloquees los campos cenicientos de tu almohada,no arrebates las sienes pálidas de tu conciencia,ya he puesto la marcha incansable del amor,ya soy la rueda carnal que marcha sobre tu cintura.Mantente tibia, tranquila, no te preocupes,evita los chasquidos turbios del silencio metálico,porque somos poder juntos y aunque la verdad de la mañana fue envenenada estoy dispuesto a perdonar.

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Amor, eres blanca aurora,a veces cierro los ojos y en la ceguera admiro esa oculta belleza que inmortalizas sobre mi alma.¿Qué gran desequilibrio a la oscuridad traes en esta vida mía?Sólo quiero esta tarde coronarme entre tus cabellos como príncipe de tu sonrisa, mientras, suenan suavemente los cantos con que la noche traerá la luna,y los colores de tus ojos nutrirán de alegría los espesos matorrales,abriendo paso a la fiesta de las gotas del rocío en el aromo.Ya no habrá más tormentas,sólo el olor espeso de la humedad del crepúsculo,del invierno que revitalizará mi autóctona infancia…Quédate esta tarde conmigo,quiero verte nacer sobre mi piel, compañera,quiero que el caudal del Bío Bío tome tus manosque tocaron hermosas la porcelana de Penco.Amor, sólo vengo con un puñado de letras sucias por el polvo del camino del litre,manchadas por el tinte de las viñas, de los cerros de greda del cordón de Santa Fe,sólo quiero lavar mis pies con el pozode tu jardín con olor a trébol,sólo quiero decir que fuiste mía una tarde de inviernoenvueltos por el rocío del Bío Bío.

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Cuando nos visita la primavera,trae consigo a las golondrinas y también los cantos de los árboles y la vida de los pétalos paridos con delicadeza en las esquinas de sus ramas.Fue entonces, una mañana de primavera,que al abrir la ventana sentí el horror:¡Había fallecido una golondrina!La tomé antes que el puño hambriento del aguiluchoy del peuco trazaran un vuelo en picada hacia su pecho frío,cobijé ese minúsculo cuerpo entre mis brazos y lo envolví en una pequeña bandera,como homenaje póstumo a esas bellasdamas arrasantes de la estación del amor.Tomé su cabeza y observé sus ojos,eran pardos y a la vez cristalinos.Pensé en la cantidad de locos poetas que alguna vez quisieron ¡esos ojos de luciérnaga!Pensé en adornarlos como una platería fina, llevarlos a su sepultura con los mismos honores de losamantes legionarios de ciudades arcanas.Recordé de pronto, en secreto, el amor platónico,pensé en sus labios carnosos, en sus ojos negros,en su maravillosa mirada que me desesperaba cada vez que abordé el barco de su silueta prohibida,pero comprendí de pronto que nunca estarías ahí.¡Bien amada, le dije al ave pensando en ella!¿Cuántas latitudes diversas y extrañas habrás recorrido?¿Dónde irá ahora el aroma fresco de la primavera?Tú que has tocado las fronteras libres,¡las cabelleras firmes de la araucaria!Pienso entonces, mientras cargo esa pequeña víctimaa su sepulcro… pienso…Pienso en mi bien amada, ¿Cuántas recompensas tendré que robarme sólo para sentir un minúsculo beso?

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Miro entonces el ave, y ya no encuentro consuelo,pasan los trenes de la tierra agricultora de nuestra sangre guerrera.De pronto algo sucedió, las plumas se erizaron como magnífica especie inmortaly como guerrillera comenzó a moverse.Entonces, una brisa de esperanzas se apoderó de mí,sentí como resucitaba esta compañera,pensé entonces en los antiguos amantes desterrados de sus musas, ¡de las manos del amor!Esos magníficos hombres que alguna vez esculpieron en feroces combates los remotos sueños de la primavera,¡los sueños del amante en tus ojos negros!Comencé a contar las innumerables plumas de la golondrina,pero fue demasiado tarde, ella estaba viva y yo, que la creí muerta iba a sepultarla¡con vida aún en su corazón gitano!Mientras me calcinaba el pensamiento de asesino, ella escapó,mis manos no fueron capaces de contenerla,estaba triste por su huida, por no tenerla más…Un sonido de pájaros estalló entre los árboles,fueron acordes entonados en gratitud por haberle salvado del depredador salvaje, del aguilucho y del peuco.Fui feliz entonces y pensé en salvarte a ti,mi amada, mi bella musa,quiero arrebatarte también del depredador,del ladrón de tu piel, del que sólo desea pronto despojarte de tu niñezolvidar tu nombre remoto, nombre soberano de pueblo aislado.Leí entonces, entre las ramas florecidas del durazno y del ciruelo,en las tonadas misteriosas del coro de las golondrinasel mensaje de persistencia,¡por fin decidí buscarte para ser tuyo!Buscaré en tu rostro el cielo extraviado por los albatros,quiero encontrar tu voz extraviada ya de mi mente,de convertir un puñado de barro en magníficos versos sólo para ti,amiga, mi bien amada.

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Pero por fin buscaré la profundidad de la vida, la eternidad de tus pies obreros, porque en sus marcas dejadas por el trabajo ceniciento te encontraré.No dejaré de entonar los gloriosos cantos de las golondrinas,aves hermosas, bellas musas, pequeños corazones de la primavera,pequeñas carpinteras de la esperanza y de los sonidos purpúreos de la tierra,de la esperanza del amor resucitado,de los ángeles de la primavera aproximándose por la avenidadel recuerdo del amante invencible,del pájaro tierno que nunca te abandonó.

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Una palabra se ha perdido,se ha borrado por las gotas de agua, por los dedos del sol,veo aquí tus ojos, con lágrimas cristalizadascon el fuego de tus manos en tu cabeza,arrancando tus trenzas largas como una pradera.Nadie habla de esa palabra que se ha perdido,porque está también prohibiday mientras en la esquina no huela a jazmín,en un tronco seguirá tallado su nombre ruin.Tus labios de cera están pegados con miel,el camino moreno de la ceniza de tu camaya no está abierto hacia el centro de las dos palomasdel reloj de tu pecho.Y yo muero por cambiar el botón de la puerta del cuerpo hecho delicia, para que me deje entrarcomo el aire perdido de ese jazmín.Este lápiz no ha escrito y tu cintura de madera quiebra la hermosura del canto conmigobajo la luz de la pintura grabada en mis ojos,que nos rodean entre sueños maravillosos sellados por el tulipán.No quería que terminara esto así,las palabras ahora son lejanas.y tu piel canela no me deja tocar el susurro del amor sobre tu ser.Comeremos las piedras del manantialpara castigar mis pensamientos negros que te dañaroncomo un alfiler lanzado hacia ti.Sólo quiero navegar hacia ti,en un simple soplo de la vista del amor y que con tus besos me devuelvas la risay olvidemos esa palabra al fin.Dejemos olvidado el privilegio de morir.

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¡Será posible dejar de amarte?Olvidarme de tus labios lanzados al aire,de tus manos tomando la pluma machacando el papel,de los pensamientos sueltos en el patio del laurel.

¿Por qué antes que marches ya te siento ausente?Giro mis ojos pero aún estás ahí,yo, mientras, inerte busco mi sosiego,la docilidad, la paz, ¡la inconsciencia!

La botella de vino abre el camino de la incongruencia,la vida ha cubierto el vaso tintoy mientras tú, resuenas la tierra con tus pasos de despedida.

No pretendí destruirte, tampoco desechar los boletos del tren del amor.Ahora, la muerte toca la última luz de mi puerta, me retuerzo, buscando en tus recuerdos el consuelo y el perdón.

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En el jardín habita un nogal,cada vez que bajo de él me recuesto y soy capaz de tocar en un simple suspiro cada aroma de sus alientos,a veces, cuando estalla el sonido tormentoso de la gran manzana,el nogal me permite hundirme en su silencio.Una tarde, refugiado en medio de sus grandes manos y desplomado entre sus hojas inmortales comencé a recordarte, amiga mía,y mientras tomaba un fruto verde brillantesentí la claridad de esos ojos alegres que una vez robécon la chispa de una mirada invulnerable.Aquel romance ya no existe, como la fruta verde que arranqué sin piedad de este árbol, nuestro amor no llegó a madurar.Mi corazón salvaje ahora te mantiene en el anonimato,ya no vives aquí, ¡no puedes existir!Son muchos los versos que ocultamos en una caja de cartónbajo este nogal y sólo él, con esas enormes manos verdes inmortales fue testigo de la conspiración que aquella vez provocó el amor,sabes que no podemos llegar a ser pasión, delirio y amor.La belleza de este nogal lo impidió una vez y ahoraretornas en un pequeño suspiro por lo que fuiste.¡Ay! Es que siempre mantendrás viva esa mirada verde,color madre nuez, tu inextinguible belleza está autografiada en los susurros de las hojas del nogal cuando el viento traza sus balas entre sus manos inmortales.No puedo demorar más en tu camino,no puedo ser tuyo, la temible muerte sólo nos podría reuniren la balsa de los lamentos, pero mientras, me pregunto si el amor es como las hojas del nogal,se mantienen en el tiempo y las estaciones y no son capaces con sus ejércitos climáticos de vencerle.Yo sólo quiero mantener nuestro pequeño secreto del engaño.¡La esperanza no es enemiga del olvido!viene caminando junto de la mano con él por los senderos del universo.

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Ahora, tras las puertas de maderaen el jardín del nogal se oculta un pequeño ciprés,crece con la luna menguante que nos descubrió ocultosbajo las miradas inocentes de cada nuez.Ellas no consiguieron callar, se marcharon, hasta quelas desconocidas mesas las callaron.Amiga, distante, retornaré esta tarde a mi cuarto dondeella me espera, sabes que juntos somos el bien fortalecidos enel amor de la miseria y la mentira.Camino lento, mientras dejo caer la madre nuez bajo la falda del nogal me pregunto nuevamente si este recuerdo tuyo será como las hojas inmortales de este noble árbol con los pies sepultados en mi jardín.

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Extraña, aquí eres púrpura dulzura, vienes del océano, de sus infinitas profundidades,apareces de las entrañas del mar y me sigues,quieres empaparme con la humedad del jardín de tus cabellos.

Huraña, tomas el sonido de la boca del faro del oestey te acercas mientras olfateo el aroma de tus labios,pero escapo a través de las sombras del sol,arrojadas por la brisa de los álamos, de los campos ocultos del mar.

Me detengo de pronto, escucho una canción,es del horizonte desconsolado que desea mi retorno,está tocando en las profundidades de sus dominios.

Los campos y sus trigales lejanos nos alientan, bailaremos,pero yo no quiero fundirme en tus piernas,no quiero navegar entre los sones de tu cintura.

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Te encontré una mañana sobre las pizarras púrpuras del Bío Bío,jugabas con un dibujo de esclavos y conquistadores,¡la sangre libertina del valiente araucano se trazó con tu mano y la tiza!Cada punzada concentrada de historia describía la ternura y la violencia con la que marcaron los juegosde los míticos niños, hijos del laurel y el olivo.Tú engendraste la sabiduría entre nosotros,como la madre tierra algún día dio a luz a centenares de guerreros,que cubrieron con barro sus manos machacadas para sanar con su poder glorioso y mineral, la tierra indómita del Bío Bío.Entonces, mientras descubrías los sueños libertarios de la araucaria,tus pálidas manos reverenciaban cada partícula de tinta en la greda de tus fogones, resucitando el último aliento del moreno guerrero.Eras el ángel reivindicado de la historia, eras la esperanza carnal del fuego ancestral;eras la manzana de la sabiduría,la hija de Arauco, del Bío Bío y la cordillera, la decente hija del Puelche y del boldo,la plenitud mestiza del hacha y los libros húmedospor las cenicientas gotas de agua lanzadas por las roqueríos del gigante Bío Bío.

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Soledad, ¿qué dolorosa compañía traes a través de las aguas cristalinasdel río helado de la montaña?¿Dónde podré dormir esta nochesin que los pinos se separen de mis ojos tristes y desamparados?Son las preguntas que el olvidado hombrese realiza día y noche.Amor, la enfermedad combate sin parar ylos sueños infantes se quedaron nuevamenteen la cajita feliz de los juguetes con que una vez abrieron la mesa de tu compañía.La madre naturaleza deja de tocar los tambores de aves y animales,el silencio enfurece la mente del hombre,la locura venidera está sobre lasrocas del estigio,mientras, el barquero espera por la preciada moneda de oro y sus remos se preparan para cruzar al cobarde.Tengo destrezas aprendidas en las luchas desenterradas de la historia de los hombres malvados,tengo el valor obtenido por las victoriascumplidas en los campos heredados del patriota independizado,pero lo que no heredé fue la calma para sostenercada segundo mis lágrimas por ti.Ya no canta el gallo en las mañanas, la flor se mudó a las coronas que me esperan,las cenicientas avenidas esperan el surco de sangreque por ti derramaré…Oh, bien amada, róbame esta soledad maltrecha,cúbreme por piedad con la luna y el universo,toca las trompetas y las campanadas del amor y calcina con tus manos delicadas el cólera de mi abandono.¿Qué por qué te fuiste?, se preguntarán entonces,yo no soy el maestro de las respuestas,

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tampoco el mago furioso para develar el secretode lo que nos pasó.El hombre está nuevamente abandonado,tal como sus padres lo dejaron al partir ellos tambiénpor los mismos caminos custodiados por el barquero Caronte.Yo no quiero que llueva el fuego de mis lágrimasangustiadas y maltratadas, el impacto causado por el silenciose siente como una explosión subterránea.Hace tiempo caminó este hombre codo a codobeso a beso junto a tu gloriosa compañía,juntos dejamos el sudor hecho miel bajo los sones de la bienaventurada cama,¡tus piernas fueron el timonel del amor!Soledad, vuelco mis últimos esfuerzos en desenmascararte, el único culpable soy yo,también que debo pagar con el suspiro agónicodel condenado por los pecados inconfesos,pero lo último que te pido mientras voy por el caminoal puerto del balsero,como última suplica misericordiosa,que te apiades de este hombre, obrero y compañero,sólo una palabra tuya podrá detenerme,sólo tu consuelo, la irrupción al silencio, la dicha podrá manifestar que aún soy bien amado, porque aún hay oportunidad de detener al forajido que su arma cargada espera por mi cabeza,aún es tiempo de alentarle a seguir por los caminos perdidos entre los confines de la ruta del amor.Aún es tiempo soledad mía, aún hay tiempo para el amor.

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Bien amada, eres magia en plena noche,tomas mi alma y la desvaneces hasta que me transformas en viento, con una sola mirada elevas mis ojoshasta tus recónditos cuentos,mis manos las divides suavemente,deslizándolas a través de tu cuerpo… así,cada vez que tu risa se entrega a la desnudez de luz nocturnainvoluntariamente, como acto reflejo,tus labios vacilan hasta mi frente, y la envuelves entonces de manera decidida,¡la vida de mis sueños está protegida entonces!Bien amada, ¿por qué esa magia me desvanece en tu piel canela?Ya no puedo seguir convertido en ateo,si cada vez que tus manos me tocany mis brazos se esfuerzan hasta contraerse contigo comoun cinturón carnal, como una hierba enredadera,mis pasos se aproximan más al entendimiento,¡el convencimiento de la sed carnal!En ciertos momentos amor mío,me oculto entre tus cabellos,me da miedo ahuyentar la verdadera magia ¡del espíritu devastador del amor!Yo siempre quisiera sentir esa magia,¡las plegarias de mi desnudo corazón te aclaman!Rogaré siempre ser consumido entre las arenas de tu pecho, en las ruedas de tu boca,en los manantiales de tus piernas,en los vaivenes de tu espalda,en el movimiento de tu voz cada vez que te toco;he aquí mi plegaria, ¡pido por siempre la hechicería!la matriz de las condenas carnales,la inmensidad de las naciones ocultas en el calor de tu cuerpo,la conspiración de placer,la existencia caníbal de tu corazón hechicero.

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La razón te busca,mis manos frías no te tocan,el niño asustado en mí, llora.¿Por qué escapas del hombre?¿Acaso el secuestrador descubrió nuestro secreto?Me arrodillaré ante la cama en que alguna vez juntos nos amamosy mis plegarias serán por ti.No hay razón para continuar con el extraño,con la atadura del brillante en tu dedo,pronto te encontraré,mendigaré tu libertad,vendrás conmigo,tomarás mi mano, compañera,y tendrás el lugar del amor.Aprenderé contigo las letras del amor,olvidaremos en la arena las letras del pasado,se borrarán simplemente.Vendrás a mí entonces,los sueños escondidos volverán, y por fin,como un viejo recuerdo sin importancia,sin la hipocresía de los inicios,sin las migajas que me corresponden,sin derecho a olvidarnos,sin más que amarnos irás conmigopor los senderos de las raíces del amor.

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El Puelche trajo consigo la sorpresa,el regalo bendito de tu secreta compañía.Tus ojos fueron los dioses que soltaron los encajes frágiles y tambaleantes de cada centímetro de mi cuerpo enamorado,te bauticé entonces como medusa.Frente a ti, existía la nada,nunca sentí tanto miedo y entonces maldije la angustia,la estupidez me venció y como un niño golpeado por el amor infameno logré gesticular palabra algunaque me hiciere ver coherente…Había preparado centurias palabrasen medio del discurso universal,pero tus labios indómitos me observaban,impidiendo encontrar los botones de la oportunidad para recordarlas.Es que sus suaves azotes brillantesme encandilaron en medio de la lluviamientras, aturdido y enamorado,no logré ponerme de pie frente a esa sonrisa.

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Pequeña, diminuta,en ti parece no caber un hijo,tus piernas penden como un hilo y tu cuerpo parece la transparenciade las hojas de una parra.Mi mano callosa te tomay resuenas como cristal partido.Pequeña, amo la sencillez de tu piel morena,parece que tu pelo fuera un ejército de afilados cuchillos,cuando me acerco y se encierran en mi bocasiento sus cortadas interminables…Pequeña, hoy mis dedos se vuelven ciegosy se deslizan por tu cara,pero con tus manos de látigo los desterraste al infinito.Pequeña, eres una esculpida belleza,para ti, la greda fue violeta en las tardes donde dejó nacer el aromadel amor escondido en tu diminuto corazón,ahora, pequeña mía, que aún no puedo tenerte en mis manos heridas por el campo vengo a reivindicar mi derecho de morir por amor.

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Me gusta observar el vaivén de los fantasmasen las aguas de tus caderas,ver el sol suplicándoles abrir la libertad de tu piel,los tejidos dislocados por el frío invernal con que mis ojos sembraron esas ficticias noches de verano.Te admiro, también la música con que tus dedos delinean la blanca cordillera de Los Andes, en los tejidos blancos donde el pincelvendrá a depositar sus hijos.Te observo, simplemente te pido en mis sueños,pido tus ojos cubiertos por tus ondulantes cabellos,regocijados por la siembra de tus mejillastejidas por la razón de las flores rosadas;los pigmentos de tu sonrisame hacen volar en la última parada de tus labios, esperando que me pierda en la sublime dulzura de sus besos.Cuando al fin, luego de mirarte escucho tu voz,enviándome a la humanidad de la creación, el horizonte entonces queda atrás y no pienso escapar,no dejo de mirar y sentir entoncestu delgada y frágil inocenciaen el jardín del perfume de nuestras historias plenas,de los amantes desconocidos.

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Amor mío, sólo vengo porque tú así lo decidiste, porque deseas que te recuerden que eres la gota en la tierra que permiten a las hojas navegar hasta los pétalos de la existencia,porque deseas confirmar que tú, amor,eres la materia primacon que el vapor de la caldera de mi corazón permite que las células marchen,porque deseas que te digaque eres el extremo de mi planeta dibujado sólo para que tú, amor mío, aparecieras de pronto con tu rostro frío y tiernocon que el arcoíris se refleja en los pantanos de los árbolesque alguna vez negociaron sus gotas de piel interminables.

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Amor, vengo a buscarte,quiero que me colapses sólo con tu mirada,me dejes estático y perdidoen los caminos donde deseo llevarte.He dejado mis pies en las habitaciones,oscuras y deshabitadas, donde las puertas aún no son acariciadas por el amor.Es tarde, me pierdo en misteriosos caminos invadidos por el miedo,habitan aquí las pálidas aguas donde se plantaron alguna vez las construccionesde la ternura en que el hombre indeterminadote cubrió con sus brazos,pero no me importa, mis manos pinchan las huellas de tu espalda y no respiro,no viviré un sólo minuto más, si no te encuentro, compañera.Tan sólo si creyera en Dios, le suplicaría un milagro,pero te llamaré a voz viva, con la misma vitalidad del amante eterno.

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Con libertad invocoel cantar disimulado del extranjero que no dejó recordar el tiempo de tu plenitud,los versos que cantaron tus cabellos,la plata y el aire con que tomaron tu silueta que se entregópor convertir los sueños maternales.No dejaré de cantar,ayudaré a librar tu sonrisa sumergida en los océanos de la tristeza,entonaré de pronto una nota que llegue a tu boca,un cálido ritmo que truene en tus ojos manchados por el cobrey tus mejillas tocadas por los demonios y sus invenciones.

Busco la letra que defina la nariz con el respiro del placer, el grito eufórico con la nota alta del túnel emancipador de lo engendrado,dejaré que tu voz de medusaclame tu nombre real y despierto,serás reina en las tierras de la pureza,podrás tocar la voz del amor desinteresado,de la compañía gratuita,del sudor del trabajo honesto,porque recuerda que tu nombreserá necesario para construir la verdad,extinguir la miseria y el dolor,olvidar que fuiste la esclava del deseo, y que vendrás como el término de mi canción,victoriosa y transparente.

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Amor, ¿cuántas noches sin tus caricias?sin tu risa despertándome en las madrugadas frías asistidas por el corazón del aromo florecido.Ya casi olvido los tiernos besoscon que tus labios me amaron más de una vez,el aire ya no huele a las estrellas que elegimos el día en que nos prometimos vivir con la luna prestada en medio de nuestra habitación.El tiempo también se extingue y tú te vas,ya no seguirán tus pasos por la angustia,tu machacado cuerpo por la enfermedadestá dormido, yo pago a la muerte que te siguió estos años en contra de mi voluntad y haciendo frente a nuestras luchas.Fuimos separados aquella tardepor la luz blanca del sanatorio y no fue suficiente,¡maldigo mil veces y maldigola voluntad de la vida!Fuera de mi puerta, junto a mi ventanacaminarás por última vez,tu casa eterna espera tal como tus deseos engendraron alguna vez.Mientras, yo,aún contra mi voluntad he trazado los límites de tu cama eterna,sobre las nubes, tu cuerpo mirará las estrellas más cercas,lloverá violentamente, pero no temasya no mojarás más ese dolor caminantedesnudo hacia el duro calvario de la agonía,¡padre nuestro!

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Morena, extraña está tú cara entre calles y pasajes,prisionera desconocida de los besos diversos y los amantes malditos.Estamos aquí,buscamos la risa lívidadesahogada en el clamor carnal,puedo alcanzar la neblina de nuestra intimidad húmeda,cambio el alma por una palabrade cariño verdadero,pero no vuelves las miradasque las estrellas me han robado en esos breves momentos de tu compañía.Deposito entonces en tu rostro un beso,me devoras nuevamente como lo último que harás en vida,te toco, sólo mis dedos entienden el idioma de tu piel,el panorama de tus senos hace levitar con fuerza mis intenciones,busco luego una botella,en el interior, la uva envía los pensamientos oscuros a mi mente,entrelazamos los pies y recupero el ánimo y las fuerzas del deseo.Planto el néctar sobre los jardines de tu intimidad,pero se extingue el tiempo y te vas,otro amante volverá.

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Junto a ti puedo atacar los jardinesde la soberanía de tu existencia,tomo el abrazo que llevaste sepultadodurante estos años de soledad, porque tu nombre combatió en las trincheras del desamor.El tiempo ahora es socavado profundamentepor el vuelo de la piel amante,eliges los minutos y me guíasentre los confines de tus piernas,¡los senderos del cielo!el sol nos clava en la tierraavivada por el arado y la semilla,donde crece el trigo,las siluetas de las aves cantando;donde la hoguera del invierno se extinguió con la primavera,en la estampada pared de la parra,donde el aire es la esperanza de la vida del grano,el encanto de nuestras cariciasocultas por los cantos de las espigas que dejaron de dormir por nuestro amor,de la patria del álamo,el enjambre de la ciruela,la calidez del durazno,la sangre de la sandía,la dislocada fruta arrojada por su madurezen el rincón de nuestra tierra,en el aroma de la tierra que permitió la creación de la semilla depositada,en ella y en ti.Ya no seremos simplemente dos.

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Toca la puerta el obrero,llega mirándome,llega preguntándome:¿Qué sucedió con las ideas queabandonamos en el camino?¿Dónde están ahora?¿Cuántas promesas hechas sin cumplir?¿Cuántas miradas a mis ojos negros?¿Dónde observaste el reflejo de tu invención?Sólo soy un maldito que no te comprendió, respondo,pienso así las noches frías,cuando llegabas embarrado, húmedo,con tus piernas cansadas y enfermas,con ganas de recibir un abrazo,un beso, una caricia.Yo no te entregué más que el odio,la ira del adolescente,el mal desenfrenado sin oficio que la justificase.Pienso entonces en dar las gracias,encontrar el amor perdido en ti,justo ahora, que ya estás débil,que se nos escapa con prisa el tiempo,que se nos queda atrás la comunión,que tus pasos cansadossilenciosamente me siguen y aún cuidan los rincones de tu pertenencia.Ahora que tus agotadas manos siguen en faenas del labriego de mis caricias,ahora que vienes a mí como el humilde obrero,declaro mi amor tardío,declaro así, el amor del hijo orgulloso,el amor del heredero,el amor del tu inconfundible imagen y semejanza,el amor de tu hijo maldito que te odió alguna vez.No seré tu quimera,no terminará el tiempo entre ambos,pasa, obrero, agricultor, proletario,pasa ahora a los cobijos de mi alma.

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Cierra los ojos esta tarde, amiga,esperaremos juntos la prometida novia oscura de la luna,se nos presentará en medio de tu desnudez,en medio de los dos planetasestáticos entre tus brazos soberanos.Las voces de sus pueblos clamanporque me refugié del frío entre tus vestidos.Amiga mía, con tus ojos cerradospodrás contener el sonido del movimiento carnal,mientras, los reflejos del amigo amantetomarán los reflejos proyectados entre las sabanas del placer y el sudor.Con tus ojos cerrados,trato de conservar los míos abiertos,me aterro y los cierro me oculta en los golpes de tu ternura,es que no quiero cerrar el pestillo de las ventanas de nuestro encuentro.En los vaivenes de los movimientos de nuestro encuentro,el motor de la imaginación se enciende,pienso de pronto en convertirme en pez,aleteo en las corrientes dulces de tu ternura,me despierto rápidamente del imaginario,nuestras narices colisionan,nuestra piel, en un segundo,silencia el grito del cañón del hombre sin corazón,nos desconectamos del odio,brota la sangre de la tierra un segundo,un segundo sirve para llenar la vida,para convertirla en amor,un segundo nos muestra el amor,nos alivia del llanto,nos susurra la plenitud de la vida,de pronto tus brazos caen muertos,

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tu voz se derrite en cascada luego del crujido retumbante,tus piernas son entonces el choque violento del tren desbocado del amor,y el rescate se realizará a los pasajeros de la estación de la vida.

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Los recuerdos atados a mi pecholiberan a mis ojos los rastros de tus labios diminutos.Sentado, en medio de la luz matinal,bajo el nogal del jardín recuerdo tu nombre,comprendo entonces y resuelvo los reflejosocultos en mi cabeza.Allí, entre esos reflejos convergen losespejismos en encrucijadas,en medio de la sangre,en medio de la arena de la vida,en los recuerdos de tus ojos,en los recuerdos de tus pies tibios,en los recuerdos propios de tu amor.Y entonces, en medio de mi cabeza torpe,con ayuda del aroma del nogal florecidoen los sones de la primavera,con la demora en la comprensión de tus recuerdos con los reflejos en mi contra,culmina mi paz para terminar con los gritospor el regreso de tu amor.

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Cierro en ocasiones mis ojos,los valles de tu piel regresan,la colonización recupera las fuerzasque el invasor abandonó enla sangre araucana.No puedo levantarme,los cristales rotos de las botellas desnudas en casa del pintor me rodean,no puedo llegar a ti,necesito de tu ayuda,necesito los dulces lazos que alguna veznos unieron bajo las estrellas del campo,necesito que podamos besar el cielo,necesito impregnarme otra vez en ti.

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Amor, cada vez que sólo me dejas,quedo sintiéndome naufrago y flotando en las estrellas negras del silencio.Mi mente se debilita,la corriente quemante de tu partida me toma,sin salida dejas mis caminos por un minuto,no puedo abrir los portones para librarme de la soledad.Espero entonces.¿Volverás?La amarga espera del inseguro me invade,la angustia pincha su veneno,mi cuerpo se enciende,la culpa me colmay mi condición de hombre celosollegan de pronto.Lucho, doy pelea,hasta verte otra vez,me detengo entonces y silencio mis ideas malditas; finalmente,gano la batalla contra el otro yo,contra el celoso inseguro.

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Envío mi alma al viento,me albergo en cuentos fantásticos.Mis manos de pronto son miles,mientras la risa fabrica los destellos en la noche.Mis dedos de pronto hablan,mi frente se vuelve púrpura,las palabras mutan en sueños surreales,todo deriva en un canto desvanecido.En las ventanas, la hierba crece sigilosa,sigo en las faenas de confección de cinturonesmágicos y misteriosos.Los colores comienzan a aplastar el suelo maltrecho,lo reviven finalmente, la tierra se esfuerza,la magia florece, la inteligencia llega,los caballos galopan y galopan en las ideas;las riendas sueltan las imaginarias,quedan los desiertos, lagos, océanos, montañas y la pradera hermosa.El hechizo continúa, no se termina,sigo soñando con el pincel, dibujando alegría.

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¿Amiga, como comprender el lenguaje usado en el pueblo del amor?¿Me podrás enseñar a subir las colinasdonde puestas las cabañas habita tu ternura?¿Me puedes ilustrar el cielo con las luciérnagas,guiándome al edén de tu compañía?Hoy, bajo las letras del cielo,inundando las calles de tu morada busco las caderas escondidas bajo tus montañas,busco el viento soplando firme sobre el sabor de los labios que jamás compartieron otro amante;busco los colores y el aroma de tus ropas, de tus cabellos,de tus enmarañadas raíces.Amor, los surcos del cielodibujarán los rayos en el mar de tus ojos, mientras la tierra acariciará hasta el fin tus diminutos pies,mientras el tiempo toma partido en el envejecimiento de los vaivenes de tus pechos,en lo resequida de tu voz,en las cicatrices de nuestro amor, seré en ese lapso eterno, simplemente tuyo.

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Los golpes de las olas atrapan tus cabellos,nos cobijaremos a orillas del mar,no habrá que temer aquí, seremos fuertesy los fantasmas estarán lejos muy pronto.Aquí, ocultos,volveré a reconquistar los átomos de tu naturaleza,la gloria de nuestros labios se estrellará en un beso,el amor puro, por fin llegará.Entonces, preguntaré por las púrpuras ventanas de tus ojos,por la solitaria noche y por la compañía de la luna, preguntaré si quieres conservarlas,preguntaré si quieres conservar el impacto de nuestro amor sincero.

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El fuego golpea los maderos, abrazando las astillas del raulíque iluminan tus ojos.Conseguí la madera, como lo hice con tu amor,los traje desde bosques lejanos,de latitudes ocultas,desde el lugar en que cae el rayopara pisar la naturaleza virgen.La madre tierra no me niega esas sustancias,recojo los troncos muertosde los antiguos padres enraizados al alma del universo que se inmolaron para encender el fuego con que se cocinará el pan amasado,el alimento del campesino, el hijo del trigo.Siembro las pequeñas ramas en la estufa,la temperatura está a punto, la cocción está creando vida,las hortalizas toman sabor con las especies impregnadas en la carne,mientras, mis manos preparan los distintos manjares,me miras y tus cabellos juegan en tus dedos,de pronto, en medio de los aromasdisfruto uno de tus besos,¡oh naturaleza indómita que me premias con esta vida!puedo pensar en la muerte algún día en paz,por ti, por mí, por el hombre de las praderas y del arado; por el raulí, por el fuego en la cocina,agradezco el sudor a la madre tierra,porque el árbol abatido por los años con que estamos alimentando el fuego,porque el hombre asesino de las hojas sobre miles de bosques se extingan,porque la libertad de la vida en sus ramas se conserve,porque el recolector de su crimen permanezca en el anonimato,

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porque a pesar de ser feliz me cuestiono,me convierto en partícipe de la destrucción,aunque mi conciencia tranquila me consuele que los maderos benditos que canto son frutos de la muerte natural del árbol sin la mano cruel del hombre,vengo a condenar de todos modos al asesino.

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Tal vez llegó tarde el tren a la estación del amor,pero aún así tomo mis maletas y golpeo las puertas de tu corazón enamorado.Es que cada día que te busco, encuentro un nuevo pétalo de rosa sobre el polen de tu piel de nácar, mientras la estación está cubierta por el aroma nocturno de los batallones malditos del amor no correspondido y siento entonces que cada minúsculo espacio,cada trozo de las entrañas de mi serestán machacadas por las manos de la luz del amor.Me siento de pronto bajo las nubes blancasde los pulmones de la cuncuna metálica,los callejones estériles del vagón del carbónsiguen inmunes a la melancolía de mis suspiros.Recuerdo entonces tu frágil sonrisa,una esencia infantil, una aparición dulce en medio de las nubes y mis espectros.Ya es tarde, el tren se marchó por los caminos felices del edén,mientras, alucino que vienes a buscarme,entre el cristal fino de las campanadas de la estación que ha dado la partida a los sones de las ruedas del olvido,me resisto y fuerzo mi memoria.Aquí es donde la seda y el fuego de tus labios rojosaterrizan y cubren los recuerdos,puedo sentir la resonancia en los pilares de cementocuando el sonido de tus manos envuelven tus cabellos,busco entonces a través del aire aislado un tono simple de tu aliento pero no lo encuentro,es que nunca fui el mercenarioque robara un beso de la fuente del deseo.Yo no puedo alcanzar más que tus recuerdos ¡y cada baldosa de la estación que cuento es un paso máslejano de las gloriosas praderas de tu compañía!No me queda elección y me decido a tomar el siguiente tren hasta la estación del olvido.

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El incansable alfarerodelinea la marina silueta de tu piel,en su mente se cruza el aire, el mary desembarca en tu pueblo para caminarpor sus calles perdidas.Tus ojos los fabricó delicadamente,tu voz la sacó de un destello en su mente,¡las clandestinas calles de la mujer nocturna!ideó las forma permanente de tus senos y cintura,pero más orgulloso se sintió cuando al fin te descubriópor completo, ¡la creación magnifica de la existencia humana!Saltó entonces contigo en sus brazos,galopando en la tierra como infante guerrero,caminó en los olvidados bosques,Bebió del Bío Bío,talló en las rocas de las montañas, como lo hizo con las planicies canelas de tus senos.¡La existencia ha logrado su cometido!no sabe si es tu boca de fuego,los destellos de tu sonrisa en los salones del taller del amor, si es la silueta espigada,si es la ternura de tu personalidadlo que comprometió su vida como el amante sincero,la fortaleza llegó de la mano de su creación,la vida apareció finalmente en las puertas de su morada,se convirtió en el caballero,en el sonámbulo,en el ángel de alas perdidas,en el soporte del aire,en las manos del agua,en la pólvora de las raíces de la vegetación del sur,en la figura que comprendióque no serías para él más que una elaborada creación.

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