el simbolismo fascista en chipilo
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Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Facultad de Filosofía y Letras
EL SIMBOLISMO
FASCISTA EN CHIPILO: Su impacto en una comunidad italiana en México, 1922-1942
Tesis presentada para obtener el título de Licenciatura en Historia
Presenta: Viridiana Rivera Solano
Dirigido por: Dra. Montserrat Galí Boadella
NOVIEMBRE, 2014
GENERACIÓN MINERVA 2009
1
A mis padres, quienes me apoyaron en todo momento con
paciencia y sabiduría.
A la Dra. Montserrat Galí Boadella, quien ahora forma
en mí una gran influencia y un ejemplo a seguir.
A Arturo Berra Simoni, Eduardo Crivelli Minutti y Moisés
Zanella, quienes me abrieron las puertas y me dieron
amable acceso a la documentación de Chipilo.
A mi hermano, familia y amigos, quienes han creído
siempre en mí y en mi trabajo.
2
Índice
Introducción…………………………………………………………………...3
Antecedentes Generales……………………………………………………...24
Boia chi Molla!: la hora del fascismo italiano en México…………………...48
Chipilo de Fco. Javier Mina: una comunidad italiana nostálgica…………...72
La fascistización de Chipilo: escuadrismo, educación y símbolos…………..94
Epílogo……………………………………………………………………...116
Fuentes bibliográficas y archivísticas………………………………………130
3
Introducción
Los seres humanos siempre nos hemos comunicado a través de expresiones intelectuales,
emocionales e ideológicas, en las que se entretejen símbolos y signos que pertenecen a un
imaginario social. El resultado de ello es una gran herencia material e inmaterial,
compuesta de diversos objetos como lo son las artes, la fotografía, e incluso las festividades
y rituales manifestadas en una cultura. Esa misma comunicación nos ha ayudado a
entendernos como una sociedad multicultural, específicamente hablando del caso de
México. Toda esa multiculturalidad llena de rituales y símbolos que se expresan a través de
tradiciones y costumbres, es un amplio camino que a la ciencia histórica, hoy en día, le
compete recorrer.
La Historia ha profundizado en darle voz a esas fuentes simbólicas multiculturales
que si bien pueden insertarse o no dentro de una clasificación artística o cultural, tienen un
fuerte significado histórico y social. Entre ellas se encuentran la heráldica, emblemas,
numismática, marcas tipográficas, ilustraciones en libros de texto, vestimenta, etc.; fuentes
que ciencias como la Historia del Arte, la Estética y la Semiótica siempre las ha utilizado.
Esa necesidad de repensar en aquellas fuentes simbólicas, a su vez ha llevado a la ciencia
histórica a otras como la contextualización de un objeto simbólico. Es decir, entenderlo
como un objeto que tiene la intención de comunicar algo en un determinado tiempo y lugar,
hacia un grupo específico de la sociedad, o a la sociedad en general.
Éste trabajo pretende orientarse dentro de esa línea de investigación que implica una
labor interdisciplinaria entre la Historia y la Historia del Arte. El contexto que se abordará,
tiene que ver con una ideología política que se reforzó bajo una fuerte difusión estética y
artística en su cultura: el fascismo italiano, difundido e implementado en México. Si bien,
el tema del fascismo trasatlántico ha despertado el interés de varios investigadores en
Latinoamérica, en México apenas unos cuantos investigadores (de los cuales hablaremos
más adelante) han empezado a hacerse notar, a diferencia de Brasil, Chile o Argentina, en
4
donde la experiencia del fascismo tuvo más impacto en el imaginario social, que en la
sociedad mexicana. Es por ello que éste trabajo busca profundizar en qué sucedió con el
fascismo italiano, su instauración y desarrollo en México.
Retornando a las características multiculturales de México, es bien sabido que en
nuestro país residen una infinidad de mundos: desde comunidades de origen indígena hasta
grupos de migrantes provenientes de otros países, con otros rasgos ideológicos y culturales.
En este trabajo se tomará precisamente a un microcosmos peculiar. Se trata de una
comunidad italiana fundada en 1882: Chipilo, al principio nombrado como la colonia
“Fernández Leal”, y después como Chipilo de Francisco Javier Mina.
En torno a la problemática del fascismo transnacional y el fascismo
italiano en México
En Chipilo, ubicado a unos 12 km al sur de la ciudad de Puebla, en la región central de
México, en el año de 1924 el embajador Giovanni Guiriati comunicó a Benito Mussolini
sobre la bienvenida que les prepararon los chipileños en su llegada a México y a la
comunidad. Rumbo al pueblo, el carro en el que se transportaban se atascó en el lodo, y
más tarde, llegó un grupo de chipileños cabalgando para auxiliarlos y escoltarlos hasta su
destino. Llegando al lugar, los pueblerinos los recibieron con banderas tricolores, gritando
fervorosamente “¡Viva l’Italia!”. Acto seguido el embajador le obsequió a la comunidad
una piedra del Monte Grappa, que simbolizaba el sacrificio de los soldados italianos en la
Gran Guerra; mientras tanto, una banda de música interpretaba el famoso canto fascista de
la Giovinezza1.
¿Cómo es que en una comunidad, de la cuál pensaríamos que estaba “aislada” de los
acontecimientos europeos, pudo recibir tan cálidamente a un grupo de diplomáticos
fascistas, recién terminada la etapa caudillista de la Revolución Mexicana? Ésta comunidad
italiana, más adelante, se convirtió en uno de los centros más importantes de la política
1 Franco Savarino. México e Italia. Política y diplomática en la época del fascismo, 1922-1942., México,
SRE, 2003, pág. 65; “Un pueblo entre dos patrias. Mito, historia e identidad en Chipilo (1912-1943)” en
Cuicuilco, Vol.13, N° 036, ENAH, México, 2006, pág.279.
5
fascista a nivel nacional. Incluso el mismo Guiriati reconocía que Chipilo era una
comunidad italiana “modelo” en el marco trasatlántico del fascismo. Entonces,
pensaríamos, ¿por qué en Chipilo se evidenció tal éxito, y no en otras comunidades
italianas hermanas que fueron fundadas en el mismo año de 1882?
Existe todavía un vacío historiográfico sobre la experiencia del fascismo en México,
que puede deberse al desconocimiento de su impacto en otras regiones o localidades de
origen italiano, así como en ciudades que no fueron exactamente comunidades de italianos,
pero que se mantuvieron hasta la Segunda Guerra Mundial. Influye mucho también el
hecho de que no todas las fuentes históricas (y simbólicas, como las que analizaremos a lo
largo del trabajo) han salido a la luz por cuestiones de miedo o de causar polémica. Sobre
todo las investigaciones que más han tomado protagonismo son acerca de las relaciones
diplomáticas entre México y la Italia de Mussolini. Si bien estos trabajos nos ilustran sobre
todos los proyectos traídos desde Europa y las estrategias de su instauración, nos deja la
inquietud por saber qué sucedía en los lugares en donde penetró el fascismo italiano en ese
entonces.
La inquietud por resolver esas dudas surgió precisamente porque en un trabajo de
campo, nos encontramos con una gran colección de vestigios fascistas que la misma
comunidad fue resguardando durante estos años. En ella están presentes un buen número de
los libros de educación fascista en italiano, fotografías sobre la vida cotidiana de la época, e
incluso un carnet y los pines de los Camisas Negras que residían allí. Asimismo, en la
comunidad aún sigue en pie la Casa d’Italia2, aunque actualmente es un centro de
recreación cultural. La iglesia salesiana que rinde culto a la Inmaculada Concepción tiene
frente a ella una cremería, fundada desde inicios del siglo XX, llamada “La Nave Italia”,
cuyo nombre fue tomado de la primera embarcación fascista – junio de 1924 – que partió
desde el puerto de La Spezia y arribó a suelos mexicanos en agosto de ése año.
No vemos uno, sino varios elementos simbólicos aún presentes en la comunidad,
que con el tiempo han perdido su fuerza pero que contextualizándolos a los años veinte y
treinta, pudieron tener bastante peso en ella. Es por eso que para poder comprender el éxito
2Las cuales eran secretarías regionales del fascismo. Más adelante abordaremos su función dentro de Chipilo.
6
obtenido por el fascismo en Chipilo, se ha decidido realizar a lo largo de la investigación un
análisis del simbolismo – materializado o inmaterial, es decir, lo que podemos indagar a
través de los reportes de los cónsules y embajadores sobre las celebraciones y
conmemoraciones oficiales –, y el significado que para los vénetos3 tuvo. Se debe partir
indudablemente de las estrategias del fascismo para la educación de sus italianos
emigrados, que estuvo fuertemente basada en símbolos y empleando un lenguaje
iconográfico que pudiera ser comprendido, asimilado y aceptado por un público que
difícilmente tenía las habilidades de la lectura y la escritura.
Una de las vías más conocidas fue el uso del cine como una vía de educación y de
propaganda. Cuando se creó el Instituto Internacional de Cine Educativo, Italia participó
con el Instituto de Roma, creado precisamente por Mussolini y con el objetivo de buscar,
además de una “educación” de su comunidad transnacional, la propaganda del “éxito” de su
régimen y la intención de propagar sus alcances a los italianos de México y de América
Latina en general4. El trabajo de Fabián Herrera es uno de los preámbulos del proyecto de
investigación, porque si bien sólo se basa en el análisis de las relaciones cinematográficas
entre México y el Instituto Roma, permite analizar la recepción que tuvo el país ante los
filmes educativos fascistas. Dentro de éste margen también se encuentra el trabajo de Laura
Branciforte, que cuando habla de las relaciones culturales mexicano-itálicas durante el
fascismo, hace un análisis sobre el tipo de cultura que se estaba queriendo promover,
sostenida en los principios básicos del nacionalismo fascista: la latinidad, el mito de la
romanitá y asumirse como herederos del gran Imperio romano5, haciendo su raza única y
preponderante.
Otro trabajo que nos auxilió bastamente fue el de Federico Finchelstein, que a pesar
de profundizar en el fascismo italiano en Argentina, nos ayudó a comprender el concepto
de imperio cultural que el régimen promovió a través de una cultural simbólica. Su trabajo
ensalza la forma en que Argentina adoptó las ideologías a tal modo de incorporarlas a su
3 Los habitantes de Chipilo provienen de la región del Véneto, ubicado al norte de Italia. Más adelante,
cuando tratemos sobre la fundación de las colonias de finales del siglo XIX entre las que se encuentra Chipilo,
hablaremos sobre ello. 4 Véase Fabián Herrera, “La colaboración de México con el Instituto Roma, 1927-1937”, en Primer Coloquio
Universitario de Análisis Cinematográfico, México, 15-18 noviembre, 2011, págs 1-11. 5 Laura Branciforte, “Las relaciones culturales y diplomáticas entre México e Italia (del siglo XVI al
presente)” en Studia histórica. Historia contemporánea, N° 23, 2006, págs. 269-296.
7
sistema político durante los mismos años que la Italia fascista. A raíz de ello, sus aportes
giran en torno a las políticas culturales en relación con la ideología fascista, y asimismo
desarrolló un concepto de fascismo argentino y sus diferencias con el italiano6.
Estos aspectos nos permiten justificar la apertura de nuestro análisis a todas las
herramientas mencionadas anteriormente, que pertenecen a una cultura de símbolos que
buscaron la construcción de un nacionalismo italiano, y el reconocimiento internacional del
mismo. Pero éstos no se podrían comprender si no abrimos el panorama hacia las formas en
cómo llegó el fascismo en Chipilo, y los tipos de proyectos que se implementaron. A partir
de éste punto y de manera más desarrollada, podremos conocer los primeros acercamientos
que tuvieron los chipileños con el fascismo y viceversa.
A raíz de estas dudas, se desarrolló otro objetivo: el de la apropiación chipileña del
proyecto cultural fascista. En éste punto podremos analizar de manera más minuciosa a las
fuentes simbólicas ya antes mencionadas, y por ello se vuelve a retomar al análisis de los
símbolos y signos como un primer paso para entender cómo es que la comunidad asimiló al
fascismo. En la medida en que vayamos comprendiendo el significado del mensaje que
estos objetos quisieron comunicar en su momento, al igual que el que quisieron dejar todos
rituales implementados (y de hecho adoptados) por los fascistas, podremos comprender y
mirar el impacto del simbolismo fascista en la comunidad. Y esto podría abrirnos la
ventana hacia otro aspecto; el que posiblemente los chipileños hayan adoptado de tal
manera al fascismo como una forma de reafirmar una italianidad que ya se había
construido desde su llegada a México.
Ahora bien, tomando en cuenta a sus antecedentes, Chipilo se vio envuelto en una
maraña de conflictos no sólo con los pueblos vecinos, sino con los mismos gobiernos
locales, ¿acaso simbolismo fascista y su resultado en el pueblo pudo traer alguna
repercusión conflictiva? Hay que recordar que a lo largo de la Revolución Mexicana, se
promovió una cultura de la xenofobia, catalogando a todos los extranjeros como los
6 Federico Finchelstein. Fascismo trasatlántico. Ideología, violencia y sacralidad en Argentina y en Italia,
1919-1945., Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2010.
8
principales grandes propietarios de tierras y de la explotación de los indios o mestizos7.
Incluso la Constitución de 1917 estableció una Ley de Inmigración, que más bien fue una
ley anti-inmigrante en donde se restringía mucho la posibilidad de seguir residiendo en
México a los extranjeros8. Por otra parte, podríamos preguntarnos si la fascistización de los
chipileños los orilló a tener algún tipo de conflicto social por la misma naturaleza racista e
intolerante del fascismo italiano9.
En torno a la historiografía de Chipilo
El tema de Chipilo ha sido trabajado desde muchas áreas del conocimiento como la
psicología, la lingüística y la antropología, e incluso desde la ingeniería agrónoma. No
obstante, para los fines de este estudio, se retomaron únicamente aquellos trabajos que
tengan un carácter histórico o que nos auxilien en la reconstrucción del contexto previo del
período de nuestro análisis, ya que estos trabajos tienen otros objetivos que en su mayoría
no nos contribuyen al trabajo que buscamos hacer en este momento. Por ello, dentro del
marco de referencias indispensables se decidió hacer una selección de aquellos trabajos que
pudieran auxiliar al proyecto, aquellos trabajos de Chipilo que pudieran contribuir al tema
con los antecedentes y con el contexto específico a tratar.
Las crónicas locales son una forma de acercarse a la comunidad, viéndolas como un
primer acercamiento a la memoria histórica que existe en nuestro presente. Ellas se
encuentran indudablemente en el trabajo de Agustín Zago10, cronista de la comunidad, en
donde se recopila la memoria e incluso el imaginario de los chipileños a través de la
7 Moisés González Navarro. Xenofobia y xenofilia en la Revolución Mexicana. Colegio de México. En:
http://codex.colmex.mx:8991/exlibris/aleph/a18_1/apache_media/UNC11L53F16M4NHTCHB7QNS1YEBL
MR.pdf. 8 Pablo Yankelevich. “Extranjeros indeseables en México (1911-1940). Una aproximación cuantitativa a la
aplicación del artículo 33 constitucional.” en Historia Mexicana, Vol. LIII, N° 003, El Colegio de México, México, págs. 693-744. 9Podríamos matizar la propuesta del Franco Savarino para el estudio del fascismo en América Latina, en
donde menciona que no debemos catalogar las experiencias americanas dentro de la visión política occidental
de izquierda y derecha. A nivel regional, ésta catalogación nos sigue siendo útil porque así nos permitiría ver
los conflictos ideológicos (y por ende, en las prácticas cotidianas) entre diversos grupos. Franco Savarino.
“Fascismo en América Latina: la perspectiva italiana (1922-1943)” en Diálogos, Vol. 14, N°1, 2010, págs.
39-81. 10 José Agustín Zago B. Los cuah’tatarame de Chipíloc., Puebla, BUAP, 1999, págs. 153-174.
9
oralidad. Incluso éste trabajo puede ser visto como una fuente primaria porque, a pesar de
que es una reinterpretación de sus propias fuentes, el autor brinda también su testimonio de
los acontecimientos más relevantes de la historia de su pueblo. En sus dos títulos que
referenciamos constantemente, Zago nos habla de la historia de la fundación de Chipilo, así
como de las costumbres, frases célebres, tradiciones culinarias, entre otros aspectos de
importancia para aclimatarnos al contexto chipileño. En este trabajo retomaremos su
versión sobre los acontecimientos más relevantes para el análisis del contexto en el cual nos
encontramos.
Benigno Zilli11 rescató algunos documentos importantes de todas las colonias
italianas, ya sean las fundadas en 1882 o anteriores. El filósofo de origen italiano recupera
una cantidad abundante de documentación oficial que puede ser útil para el proyecto. En
general, toda la obra de Zilli fue de utilidad para el proyecto, porque fue el primer científico
humanista que se preocupó por el rescate de la memoria de todos los italianos en México,
desde los de la comunidad de la Villa Luisa, hasta los braceros.
Entre otros trabajos con más sostén académico está la tesis de licenciatura de José
Luis Vázquez Castillo12, que si bien no trata al período como tal, menciona algunos datos
importantes sobre los inicios del período Revolucionario. Lo interesante de su propuesta es
que es el primer historiador en analizar la documentación de la presidencia auxiliar de la
localidad, la cual todos los trabajos existentes sobre Chipilo habían dejado pasar por alto,
tomando solamente la documentación oficial a escala nacional (proveniente de la Secretaría
de Relaciones Exteriores, de Santa Isabel Cholula, del Archivo notarial de Puebla, etc.). Por
otra parte, Castillo realizó un análisis sobre la sociabilidad chipileña a inicios de siglo,
sobre los medios de producción y menciona algunas familias prominentes en su contexto, y
que a lo largo de los años mantuvieron su importancia en el pueblo.
11 J. Benigno Zilli Manica. Braceros italianos para México., Veracruz, Universidad Veracruzana, 1986; La
Villa Luisa de los italianos: un proyecto liberal., Veracruz, Universidad Veracruzana, 1997; La estanzuela:
historia de una cooperativa agrícola de los italianos en México., Veracruz, Gobierno de Veracruz-Llave,
1998; Italianosen México: documentos para la historia de los colonos italianos en México., Veracruz,
Ediciones Concilio, 2002. 12 José Luis Castillo. Chipilo: los primeros años (1882-1910). Tesis para obtener el grado de Licenciatura en
Historia. Puebla, 2007. De hecho, esta tesis fue asesorada por Benigno Zilli Mánica.
10
Asimismo, como antecedentes del contexto del lugar, tenemos la tesis de maestría
de Araceli Rojas Alonso, donde hace una comparación de las tradiciones y costumbres que
se siguen practicando en la comunidad durante los siglos XIX y XX. Lo valioso del trabajo
de Rojas13 es que analiza la práctica de la endogamia, analizando unos casos particulares en
donde el esquema tradicionalista se rompe. La autora ofrece algunas referencias del
Archivo del Registro Civil de Santa Isabel Cholula, en el cuál aparece la documentación
más antigua de los chipileños sobre los nacimientos, los matrimonios y las defunciones.
Este, entre otros aspectos, nos dará un panorama sobre cómo funcionó la endogamia en la
región, sobre el rol del padrinazgo y ello nos ayudará para indagar en el punto de las
familias más importantes, y que estuvieron dentro de las dinámicas políticas.
Con respecto a la lengua del véneto, el trabajo más prominente es el de Patrizia
Roman14, que ofrece un análisis desde la lingüística del dialecto, y además nos da un
panorama de datos importantes para la comprensión de su perdurabilidad desde la
fundación hasta el presente. Dentro de los estudios los grafemas del véneto, su estructura y
morfosintaxis se encuentra el trabajo de Eduardo Montagner15, quien posiblemente sea de
los pocos trabajos que se han encargado de rescatar la escritura del véneto; esto a su vez,
nos permite ver cómo el dialecto es un elemento identitario que distingue a los chipileños
de otras colonias extranjeras, que tanto al perder su endogamia como su dialecto originario,
presentan un alto índice del mestizaje que tanto se buscó en las políticas de colonización
extranjera del siglo XIX. Chipilo fue, sin lugar a dudas, una excepción notable que incluso
el mismo embajador Guiriati reportó en sus cartas a Mussolini.
James MacDonald, por su parte, nos brinda un análisis sobre la conformación de
una comunidad italiana nacida de Chipilo: “La Perla de Chipilo”, en el estado de
Guanajuato. Su trabajo resulta interesante ya que, además de explicar la formación de dicha
comunidad en los años 60’s, se remonta al pasado de Chipilo para justificar su existencia.
Su creación se debe a que un grupo de chipileños de nuevas generaciones no se adaptaron a
las prácticas tradicionalistas de los vénetos, tales como la endogamia, la producción y
13 Araceli Rojas Alonso. Cambios y permanencias en una colonia de italianos en Puebla: Chipilo a fines de los
siglos XIX y XX., Puebla, BUAP, 2005. 14 Patrizia Romani. Conservación del idioma en una comunidad italo-mexicana., México, INAH, 1992. 15 Eduardo Montagner/Ana María González Hernández. Funcionalismo contra connotación gráfica en la
escritura del véneto en Chipilo: correspondencias fonema/grafema, Puebla, BUAP, 2006.
11
comercio local, o la presencia del racismo en la vida cotidiana16. Enfatiza mucho en la
experiencia de la Revolución Mexicana, lo cual resulta significativo para el proyecto
porque éste período además de tener un vacío historiográfico, carece de fuentes que nos
permitan acercarnos para el rescate de la historia local, además de no ser nuestro principal
objeto de estudio.
Sin duda, las aportaciones que citamos muy a menudo fueron las de Franco
Savarino. Fue el primer historiador en estudiar e investigar la difusión del fascismo italiano
en México, y se preocupó principalmente por profundizar en la perspectiva italiana y el
proyecto fascista desde los acuerdos diplomáticos con México. Su obra tiene muchos
puntos que retomamos en este trabajo: en primer lugar, hizo un balance historiográfico
sobre el establecimiento de los italianos en México para poder analizar de lleno un censo de
población italiana considerable, del que el gobierno fascista ya debía tener conocimiento
para el proceso de conversión al fascismo. Además, rescató la mayoría de sus fuentes
documentales el Archivio Centrale Dello Stato y el Archivio Storico del Ministero degli
Affari Esteri, sobre las relaciones de México con Italia a partir del régimen fascista. Hizo la
ardua labor de traducir los documentos de mayor relevancia para su trabajo. También, el
autor desarrolla la perspectiva italiana del México de 1922, en el estudio de campo del
gobierno italiano para llevar a cabo los planes políticos transnacionales. No solamente
rescató esa perspectiva de los miembros del gobierno, sino que también hace referencia a la
prensa italiana para hacer un esbozo de cómo la misma sociedad percibía al México de
Obregón, al México recién aliviado del fuerte caudillismo, pero con un ascenso “peligroso”
al “bolchevismo” al cual debían neutralizar estratégicamente para poder expandir el
fascismo en sus tierras.
No obstante, y por los claros alcances de su obra, Savarino no toca el proceso de
asimilación y apropiación del fascismo a nivel regional. Si bien cita al caso de Chipilo
como un ejemplo que muestra el resultado de los proyectos, no profundiza en la experiencia
del fascismo en Chipilo desde el análisis de su simbolismo y su conexión con la
comunidad. No obstante, la definición de fascismo que nos propone es muy útil y, al
16 James H MacDonald. “Historia, economía y transformación de la identidad étnica entre los inmigrantes
italianos en México” en Relaciones, Vol. XVIII, N°. 71, 1997, págs. 157-199.
12
contrastarla con otras definiciones, nos ayudó a la creación de un concepto que pueda
ampliar los horizontes del estudio del caso de Chipilo.
De igual manera en este trabajo resaltó la gran aportación de Walter Martínez, quien
hizo el primer acercamiento al Chipilo fascista. En su investigación de suma importancia, él
profundiza no nada más en el concepto del fascismo italiano propiamente, sino en un
análisis de la ideología y cómo es que esta se llevó a cabo en Italia y en Chipilo. Hizo un
breve esbozo sobre el efímero pero no menos relevante Partido Nacional Mexicano, así
como la contextualización del creciente bolchevismo que México empezó a adoptar en sus
políticas, en relación con la Italia fascista y los movimientos sociales que antecedieron al
ascenso de Benito Mussolini. Asimismo trata el caso de Chipilo, al igual que Savarino,
como una muestra del éxito que tuvieron las políticas y además, las creaciones ideológicas
del fascismo, así como su difusión en masas.
Sin embargo, en el trabajo de Martínez el ejercicio comparativo de Chipilo con
otros fascios17 quedó limitado, y es por ello que una de las interrogantes principales en
nuestro trabajo es ¿por qué en esta comunidad se tuvo tal éxito y no en otros lugares en
donde se fundaron otras secretarías del fascio? En complemento con la contribución de
Martínez, en esta investigación se pretende ahondar en que Chipilo, a diferencia de otras
Secretarías del Fascio, fue la única comunidad de italianos que se fascistizó por completo,
mientras que otras secretarías fueron instaladas en ciudades capitales de diversos estados de
la república que a continuación mencionaremos, y en donde no se ubicaba ninguna colonia
de italianos previo a la llegada de los fascistas. Otra cuestión en la que pretendemos
complementar el trabajo de Martínez es el análisis de los libros de educación, en relación
directamente con las fotografías de la comunidad, así como el entender que el éxito del
fascismo en Chipilo no solamente se debió a las estrategias ideológicas del fascismo, sino a
las condiciones de tradicionalidad que la misma población ya tenía.
Como el tema de los extranjeros en México ha despertado el interés de algunos
historiadores, contamos con algunas investigaciones que nos sirvieron para su
contextualización. Existen también pocos trabajos sobre los extranjeros en México de
17 En la documentación expedida en México, las secretarías aparecen registradas como fascios. Sin embargo,
en los documentos expedidos en italiano recibieron el nombre de fascis.
13
carácter histórico. Al menos en la comunidad estudiantil, aún existen muchos prejuicios
sobre el estudio de los extranjeros, que reside generalmente en que sólo los descendientes
de las comunidades italianas, francesas, alemanas, estadounidenses, menonitas, judías,
chinas, por mencionar algunas, son los únicos que pueden realizar dichos estudios. Esto,
porque nosotros al no estar emparentados o relacionados con nuestros sujetos históricos, no
podemos apropiarnos de ellos. Sin embargo, las aportaciones epistemológicas de la otredad
son los cuales usamos en este trabajo para poder desarrollar nuestros objetivos.
La breve reflexión anterior nos llevó a elegir a ciertos autores que se acerquen al
estudio de los extranjeros en el contexto del proyecto, ya que han surgido un gran número
de estudios que abarcan desde el período virreinal, hasta el Porfiriato. A partir de la
Revolución Mexicana en adelante, la historiografía se ha desactualizado y por ello, el
trabajo de Moisés González Navarro18, quien desde la colonización hasta el
avilacamachismo rescata las relaciones migratorias de México con diversos países (entre
los que destaca Italia) fue un referente constante para entender el contexto internacional en
el que se encontraba México. A nivel mundial, y a lo largo de la historia de las migraciones,
Italia fue uno de los países que más migrantes envió a América Latina, y la relación que
tenía con ellos era estrecha.
Dichas relaciones se daban por medio de la embajada y el consulado, pero también
por medio de la prensa. Italia enviaba constantemente corresponsales a México para
reportar noticias sobre los italianos. Cuando cesó la Revolución Mexicana, hubo un
importante descenso en la demografía de los extranjeros, debido a lo cual los italianos se
vieron considerablemente afectados. Uno de estos trabajos los ha desarrollado Elisabetta
Bertola19, en donde cita numerosos periódicos de la época posrevolucionaria, ayudando a
ampliar la percepción del gobierno italiano y la cercanía que tenía hacia los migrantes
italianos en México.
18 Moisés Gonzalez Navarro, Los extranjeros en México y los mexicanos en el extranjero, 1821-1970.,
México, El Colegio de México, 1993. 19 Elisabetta Bertola. “La revolución mexicana en el ocaso de la hegemonía europea, los reportajes de un
corresponsal italiano.” en Historias, N° 4, abril-diciembre, 1989, págs.29-47.
14
Instrumental teórico-metodológico
Entrando de lleno al instrumental teórico específico, es indispensable el desarrollo de
categorías específicas para el estudio de las fuentes en las que se centró éste trabajo. Pero
primero, hay que partir de una justificación teórica del por qué el análisis de un grupo de
fuentes, cuando el tema del fascismo puede ser abordado desde muchos aspectos como la
historia social, política, económica, etc.
El trabajo interdisciplinar que se realizó en este estudio fue a través del uso de
metodologías y herramientas teóricas de la historia del arte, la cual también es una
disciplina histórica pero que tiene una metodología propia y muy diferente a la de la ciencia
histórica. Si entendemos entonces a la historia del arte como una disciplina que tiene por
objeto el estudio a una obra artística, y reconocerla como un hecho histórico pero además
estético20, los objetivos del historiador pueden abrirse a una tesis con una mirada más
global de un suceso histórico. A pesar de que muchos trabajos de Historia ya se han basado
en el estudio de la imagen, estos sólo se han centrado en usar a un recurso artístico como
una manera de evidenciar algo que ya se ha determinado a través de fuentes y análisis
históricos21.
El caso de los recursos visuales de fascistización es digno de ser un objeto de un
estudio histórico pero también reconocer el impacto que tuvo, desde su naturaleza estética,
en el imaginario de una sociedad. Aunque si tomamos en cuenta que una obra artística es
un producto que se caracteriza por su artificialidad (es decir, creada estrictamente por el ser
humano), su artisticidad (cuando tiene la intención de ser contemplado para comunicar
algo y fungir como un vehículo de comunicación22, y puede ser además estético) y su
autenticidad (originalidad, creatividad, oponiéndose al plagio o a la imitación), también es
un hecho histórico23. Es decir, la obra artística deviene de una serie de circunstancias
contextuales que la llevaron a su nacimiento. Lo que se debe aclarar es que simplemente,
20 José Fernández Arenas. Teoría y metodología de la Historia del Arte., Barcelona, Anthropos, 1990, págs.
24-38. 21Véase Carlo Ginzburg. Mitos, emblemas e indícios: morfologia e historia, Barcelona, Gedisa, 1994. 22 Erwin Panofsky. El significado en las artes visuales., México, Alianza Forma, 1983, págs. 27-29. 23 José Fernández Arenas, Óp. Cit., págs. 26-27.
15
una obra no puede existir sin una intención de comunicar una idea, un mensaje, o tener una
funcionalidad en la sociedad.
Y los recursos del fascismo para la politización de su sociedad, tales como son los
libros de educación, así como la misma estética difundida en propaganda y en algunos
elementos de carácter cotidiano tuvieron también el mismo objetivo. No obstante se podría
pensar en el hecho de que un objeto propagandístico que siempre va dirigido a grandes
grupos de personas, carecería de autenticidad por el simple hecho de estar reproducido en
masa. Aunque profundizando más en una autoría intelectual más que manual, podemos ver
al gobierno fascista como el núcleo ideológico-intelectual creador de la composición
simbólica de la propaganda, y en éste caso la autenticidad seguiría presente tanto en los
libros de educación, como en los elementos emblemáticos. Así que, podríamos catalogar a
las fuentes que si bien no propiamente como obras artísticas, sí son “un producto original
elaborado por el hombre (en éste caso, sus autores intelectuales) artificialmente, con la
intención de comunicar algo”24. Asimismo, ésta catalogación nos permite entrar a la
definición de nuestras categorías indispensables para el análisis contextual.
Una vez tocado el punto de la razón de ser de estas fuentes, al tener una intención de
comunicar un mensaje o un concepto, estos objetos tienen un público que espera por
comprender todos los elementos que los conforman. Sus “objetivos” se ven conformados
por una serie de “estrategias” que permitan hacer más armónica la convivencia de los
componentes de la obra en su totalidad. Permiten que el proceso de la imaginación25 del ser
humano se active y, a través de él, el público que los aprecie asimile y se apropie del
mensaje. Estamos hablando de los signos y símbolos, los cuales aparecen en la mayoría de
los objetos artísticos.
Cuando se habla de símbolo, dice Chevalier, comienza un brote de confusión entre
éste y otras formas figuradas, como lo son el emblema, la alegoría, los atributos, la
metáfora, entre otros. El problema es que si bien, por ejemplo, en la alegoría la presencia
del símbolo remarca otros planos de consciencia que hacen vislumbrar el misterio, todas
estas expresiones tienen en común el carecer la facultad de rebasar el plano de su
24 Ibid. pág. 27. 25 Jean Chevalier / Alain Gheerbrandt. Diccionario de Símbolos., Barcelona, Herder, 2003, pág. 15.
16
significación26. Es decir, si bien logran el objetivo de comunicar algo, ése algo sigue
teniendo el mismo significado original sin sufrir alguna otra interpretación.
El símbolo, en cambio, se distingue del signo en que la relación entre el significante
y el significado es ajena una de la otra, y están en otro nivel o plano de significación. Dicha
relación es un proceso de integración en que los dos elementos dan un sentido totalmente
distinto al original. El símbolo rebasa el plano de significación; el símbolo es la
representación de una idea abstracta, que sobrepasa el nivel de significado y puede incluso
no guardar relación alguna con ella.
Su proceso de interpretación es estrictamente personal; sin embargo, Carl Jung
descubrió que los símbolos no son un proceso hermenéutico que acontece solo en el
individuo. Los arquetipos, definidos por Jung como un conjunto de símbolos que son
profundamente penetrados en el inconsciente, obedecen a un proceso hermenéutico en
sociedad, y se manifiestan como estructuras psíquicas, innatas o heredadas, como una
consciencia colectiva, a través de símbolos particulares que llevan consigo significado de
gran valor para quien los recibe27. Las que permanecen constantes son estas estructuras, ya
que los símbolos tienen una condición cambiante de acuerdo a los diversos contextos, y a la
variabilidad de causales28.
Quizás el simbolismo fascista no haya alcanzado el grado de ser una estructura
arquetípica en la sociedad chipileña. Lo que es innegable es la presencia de todo un
conjunto de símbolos, y posiblemente de algunos arquetipos, en todo el simbolismo
fascista. Algunos de los ideales fascistas se remontan a tiempos de la Antigüedad, que ya
habían sido empleados bajo el imperio romano. El origen del término fascismo surge
precisamente del fasces, un haz proveniente de la unión de 30 varas atadas con una cinta de
cuero rojo, formando un cilindro, que a su vez se conformaba de una hacha común29.
El mismo término fascismo se vio apoyado en éste símbolo, que aunque con los
etruscos y con los romanos fue empleado como un atributo, éste elemento se convirtió en
26 Ibíd., pág. 18. 27 Carl Jung. El hombre y sus símbolos., Barcelona, Paidós, 1997, págs. 19-23. 28 Chevalier, pág. 20. 29 Líneas adelante, explicaremos el simbolismo histórico del Littorio.
17
símbolo al cambiar totalmente su plano de significación inicial. Ahora bien, si hablamos de
una colectividad que se apropió de éste símbolo y que lo mantuvo vivo a lo largo de varios
años, está presente e interiorizada la conformación de una consciencia colectiva a través del
símbolo30. Éste tipo de análisis se pretende realizar en el contexto chipileño, tomando la
experiencia aparentemente aislada del fascismo en la comunidad; aunque realmente, y a
pesar de la ubicación geográfica y las condiciones sociales que ésta colonia italiana
mantenía, ellos estaban más cercanos al proceso fascista de lo que pudiéramos imaginar.
El proceso del fascismo, por los objetivos de su política y por su naturaleza, cabe
dentro de una historia transnacional (global history), ya que sus dinámicas partieron, en
tiempos y espacios, de lo global a lo local31. Fue un proceso centralizado que buscó su
penetración a diversos ámbitos locales, y precisamente una de sus estrategias fue el recurso
del simbolismo para la proliferación de la fascitización local. El caso chipileño fue, dentro
de estas dinámicas, un espacio local que participó activamente en una política de orden
mundial, internacional, y por tanto no podría considerarse como un fenómeno jerarquizado
o subordinado. Más bien, consideramos que la experiencia chipileña fue un bastión de
politización del cual se pudieron desprender otros tipos de impactos, tanto en las mismas
Casas d’Italia de toda la república, como con los franquistas, los nazis y también
personajes de pensamiento de izquierda.
Otra característica que puede reafirmar esta hipótesis es la misma política del
fascismo transnacional, que buscaba la creación de un fascio a imagen y semejanza de los
de Europa, manteniendo informados a los italianos de México a través de la prensa y de las
noticias comunicadas a través de los cónsules. Por eso, también el caso chipileño se puede
prestar a una historia global comparada32, que permite el contraste con las demás
experiencias no sólo entre las mismas colonias italianas de México, sino con las
experiencias del fascismo en otros países. A pesar de que en México Chipilo pudo ser el
único ejemplo exitoso de la política cultural fascista en comunidad, el mismo suceso
histórico estuvo sumergiendo a México dentro de un fenómeno transnacional, desvendando
30 E. H. Gombrich, Los usos de las imágenes. Estudios sobre la función social del arte y la comunicación
visual., México, Fondo de Cultura Económica, 2003, págs. 162-183. 31 Maurel, Chloé. “A history of Global History” en Analele UniversităŃii din Oradea, Seria RelaŃii
InternaŃionale si Studii Europene, Tom. III, 2011, págs. 38-47. 32 Óp, Cit., pág. 41.
18
los ojos que antes habían visto al fascismo como un proceso aislado, y más en un país en
donde el “bolchevismo” y las ideologías de izquierda estaban brotando después de la
experiencia revolucionaria culminada con el ascenso de los constitucionalistas y el
maximato33.
Para comprender mejor dichas políticas transnacionales es necesario el desarrollo de
otra de las categorías teóricas que constantemente aparecerán en el trabajo: el fascismo
italiano. Los problemas que giran en torno a los estudios del fascismo se pueden dividir en
dos objetivos principales: los que buscan el estudio de una política transnacional, es decir,
que los modelos de los fascismos originarios se trasladen a otros contextos – en este caso, a
América Latina, y de manera más local, a México –, sin perder los objetivos principales de
su transnacionalización de su política; y por otro lado, están las investigaciones que indagan
sobre los fascismos que surgieron en el contexto americano, tales como el fascismo
argentino, y en el caso de México, Jean Meyer ha clasificado incluso al sinarquismo como
un proceso fascista que no alcanzó formalidad, al igual que el Partido Fascista Mexicano34.
El caso de ésta investigación está orientado hacia el primer grupo, partiendo de otra
hipótesis que tiene que ver más con los procesos de asimilación de la política fascista.
Sobre todo, porque el contexto de los chipileños, a pesar de que la intención del gobierno
fascista era no mantenerlos aislados del régimen, al vivir en América éstos italianos no
tuvieron el mismo proceso de apropiación que los italianos europeos. Vivir un proceso a
distancia, incluso, pudo haber facilitado la tarea de la fascitización, no dejando de lado que
la sociedad chipileña se vio muy afectada a lo largo del siglo XIX e inicios del XX.
33 Comparándolo, por ejemplo, con la experiencia del fascismo en Argentina, en donde incluso surgió un
fascismo argentino que devino de un nacionalismo criollo. A pesar de que éste país, diplomáticamente se
mantuvo “parcial” en las decisiones internacionales del fascismo italiano por su intención de imperialismo, su
sistema simpatizaba más con él que con cualquier otro sistema mundial. El sentimiento anti-yankee más adelante, promovió tanto el rechazo de un bloque liberal (estadounidense), como el de un bloque comunista
(la URSS), orientándose a estrechar relaciones con Italia a través del intercambio económico por medio de las
políticas de migración. Véase Andrés H Reggiani. “Depopulation, fascism and eugenics in 1930’s Argentina”
en Hispanic American HistoricalReview, Vol. 90, Mayo de 2010, págs. 283-318. 34 Jean Meyer. “Le sinarquisme: un fascisme mexicain? 1937-1947” en Annales. Économies, sociétés,
civilisations, Vol. 35, N° 6, 1980, págs. 1220-1222 ; Javier MacGregor Campuzano. “Orden y justicia: El
Partido Fascista Mexicano, 1922-1923” en Signos Históricos, junio, Vol. 1, N° 001, UAM-Iztapalapa, 1999,
págs. 150-180.
19
A nivel mundial, tomar el estudio del fascismo italiano (al igual que el nazismo y el
franquismo) había resultado polémico por las consecuencias traumáticas y desastrosas de
sus políticas, previamente y durante la Segunda Guerra Mundial. Por otro lado, ha dado la
apertura a los curiosos para retomar el tema tan controvertido, y que dejó a muchas
sociedades lastimadas, sobre todo a las que vivieron directamente en los regímenes. No
obstante, en 1969 apareció por primera vez un estudio sobre el fascismo publicado por
Renzo de Felice. A partir de allí, en Europa brotó una inquietud por comprender qué fue el
fascismo italiano y por qué su política arrastró a desatar una de las guerras más sangrientas
y la que más descenso demográfico trajo como consecuencia. Dentro de estas líneas de
investigación, surgió el trabajo de Ernst Nolte35, quien por primera vez abordó al fascismo
como una corriente ideológica que podría y que debía contrastarse con el comunismo para
su mejor comprensión.
Entonces, se puede definir al fascismo italiano como un sistema político que,
basándose en los principios del conservadurismo, propuso una forma revolucionaria de
nacionalismo exasperado, y que fusionó al pueblo en una dinámica comunidad nacional
bajo el mando de nuevas élites infusas en los valores heroicos, monopolizando la
representación política y formando un encuadramiento unitario de una sociedad en crisis
dentro de tal comunidad. De igual manera, fue un contragolpe frente a los ordenamientos
estatales y sociales comunistas y socialistas, así como frente a los liberal-democráticos36.
El fascismo buscó, además, la trascendencia de su política ideológica no solamente
en el tiempo, sino desde el aspecto geopolítico. El imperialismo significó “un pensar sobre
un futuro” para Mussolini y la élite allegada. Dado que el fascismo se basó en un
nacionalismo exacerbado, una forma de alimentarlo era la rememoración histórica; el
imperialismo fascista se presentaba entonces como una herencia de la tradición imperial
romana. Sin embargo, a diferencia de los antiguos romanos, el fascismo pretendió
promover la guerra como una acción preventiva para fortalecer el liderazgo de Italia en el
35Aunque François Buret mencionó que la postura de Nolte pudo resultar algo polémica, ya que justificó el
genocidio de judíos por parte de Hitler. François Furet/ Ernst Nolte. Fascismo y comunismo., México, Fondo
de Cultura Económica, 1999, pág. 18-23. 36Es una construcción conceptual en base a los conceptos ya dados por Norberto Bobbio, François Furet,
Jorge Saborido y Elena Hernández Sandoica.
20
mundo, como una reacción contra los “imperios plutocráticos”37. El imperialismo fue la
base para que el fascismo se revitalizara constantemente, y una forma de evitar su
extinción.
Pero, ¿qué sucedió en América Latina? Es cierto que Mussolini incluyó a la
violencia dentro del orden social y como una forma natural de actuar del Estado, y que
incluso justificó su necesidad en la sociedad; pero ésa experiencia se mantuvo
exclusivamente para el contexto europeo, y para el mayor control de los italianos. El
control de los italianos americanos fue distinto, ya que si bien la ideología fascista tuvo
éxito en Europa, faltaba propagar dicha ideología a los colonos italianos de América. Para
Italia, México era visto como “un bastión” en contra de la penetración norteamericana hacia
el sur38. Y fue por ello que el arma más eficaz para poder difundir el fascismo fue la
propaganda a través del cartel, del cine, e incluso dentro de la misma prensa. Pero no sólo
eso, también fue importante el empleo de material “didáctico” de educación, las fiestas
conmemorativas y toda una cultura de símbolos fascistas.
Para entender más estas estrategias político-demagógicas del fascismo italiano,
debemos remontarnos a sus orígenes. Si bien el fascismo, como se mencionó anteriormente,
fue un contragolpe al comunismo y al liberalismo democrático, igualmente fue el resultado
del vanguardismo y del futurismo, cuando en la Italia de los años diez y veinte surgió un
movimiento de artistas que en respuesta a la crisis de la Confederación Italiana, redactó un
Manifiesto. Allí no sólo expresaron los fundamentos de la corriente artística, sino que
justificaron su nacimiento con la necesidad de un grupo de pensadores que politizara a la
población analfabeta a través de la producción artística. Cultural e ideológicamente, el
futurismo criticó a la política en general, y en ése ambiente es como surgieron los primeros
pensadores fascistas, incluso la formación ideológica de Mussolini39.
Por otra parte, una relación dialéctica entre “hegemonía-subalternidad” se da
precisamente a través de la creación de las tradiciones. Hobsbawm menciona que las
37 Federico Finschelstein. Fascismo trasatlántico. Ideología, violencia y sacralidad en Argentina y en Italia,
1919-1945., Argentina, Fondo de Cultura Económica, 2010, pág. 71. 38 Franco Savarino. “Fascismo en América Latina: la perspectiva italiana (1922-1943)” en Diálogos, Vol. 14,
N° 1, 2010, pág. 70. 39 Mario de Micheli. La vanguardias artísticas del siglo XX., Madrid, Alianza, 2001, págs. 229-254, 369-382.
21
tradiciones inventadas son un grupo de prácticas, gobernadas por reglas de carácter ritual o
simbólico, que intentan conectarse con un pasado histórico que le sea adecuado a una
sociedad. Es un proceso de formalización y ritualidad caracterizado por éste pasado, y que
busca la repetición constante40. El fascismo buscó la revitalización no sólo de su régimen,
sino del pasado histórico en el que construyeron su nacionalismo y por ello, consolidó su
régimen a través de la propaganda, a través de una cultura de símbolos que se había
establecido desde antes del nacimiento del fascismo.
Esto incluso puede verse como una raíz que dio a luz una nueva manera de difundir
una ideología; aunque se debe retomar que previo al nacimiento del fascismo ya se había
establecido el régimen comunista en Rusia, que ya había empleado a la propaganda como
una forma de difundir y de legitimar a su política. El uso de la imagen, en todas sus
manifestaciones, ha sido, además de un vehículo de comunicación, un vehículo de poderes
y vivencias. Las imágenes no sólo tienen un origen estrictamente sensible; las políticas de
las imágenes cambian el sentido total, así como la intencionalidad y la razón de ser de un
objeto o recurso artístico41. Y éste es precisamente el origen de nuestras fuentes: un sentido
de politización de una sociedad a través del empleo del simbolismo.
En resumen, el objetivo de la transnacionalización del fascismo era fortalecer un
imperialismo que revitalizara la justificación de su existencia, y así evitar su extinción a
través de un discurso simbólico expresado a través de herramientas conmemorativas e
iconográficas. Pero ¿cómo se dio exactamente ésta política de instauración del régimen?
Una vez consolidado el gobierno italiano, surgieron un sinnúmero de instituciones para el
control de la sociedad y su educación hacia el fascio. Cada secretaría era destinada para los
principales intereses de la nueva Italia triunfante; la ampliación de mercados y fuentes de
abastecimiento, y por el otro lado el establecimiento de una política cultural que exaltara la
latinidad en las comunidades italianas.
40 Eric Hobsbawm / Terence Ranger. La invención de la tradición., Madrid, Crítica, 2002, págs. 7-21. 41 Serge Gruzinzki, La Guerra de las imágenes. De Cristóbal Colón a “Blade Runner” (1492-2019), México,
Fondo de Cultura Económica, 1994, págs. 12-16.
22
Fuentes documentales y simbólicas
A grandes rasgos, el pasado chipileño pudo haber causado complicaciones en el sentido de
pertenencia de los miembros de la comunidad sobre el territorio mexicano. Si bien el
gobierno porfirista dio todas las facilidades de instalación a los italianos, con la Revolución
Mexicana y el ascenso de Carranza se rompió y prendió la mecha para que se desarrollaran
conflictos políticos entre chipileños y mexicanos, que se desenvolvieron en aspectos
sociales e incluso económicos. Es muy posible que su reconocimiento hacia el gobierno
mexicano como propio fuera disminuyendo cada vez más. Esta pequeña sociedad de
italianos se encontraba en una crisis política y social, teniendo el gobierno de Mussolini una
fácil intervención para la expansión de una educación fascista a través de diversos
símbolos, tales como los existentes en la comunidad hoy en día: la Casa d’Italia, el Monte
Grappa y la Chesa42.
Se espera cubrir el proceso de fascistización en su totalidad a través de tres aspectos
ya mencionados a lo largo del proyecto: el símbolo, su intencionalidad política y su
asimilación. Se busca encontrar, a través de estos elementos, una explicación para la
comprensión de tradiciones y costumbres que acentuaron la identidad italiana por sobre la
mexicana, dentro de un contexto en donde el gobierno se esforzó por la construcción de una
identidad mexicana, sin importar que dentro de la heterogeneidad de su sociedad se
encontraban grupos de europeos que aún resistieron en conservar su identidad originaria.
Asimismo, las consecuencias de éste proceso pretenden ser alcanzadas con el fin de poder
abrir nuevas perspectivas del contexto constitucionalista, el maximato y el cardenismo
desde el estudio de una comunidad italiana.
Para poder cumplir con estos objetivos, uno de los datos más importantes a
consultar son los reportes de los cónsules regionales, en específico los de Carlo Mastretta,
quien vivió de forma más cercana los proyectos de fascitización. Otro dato que se considera
indispensable retomar es la relación entre el Estado Mexicano y Chipilo, ya que pensamos
que las rupturas entre ambos hicieron que el fascismo fuera el régimen reconocido por
42 Llamada así en véneto.
23
sobre el Mexicano. Se piensa, asimismo, en centrar éste análisis en la implementación del
nacionalismo italiano en la colonia, con herramientas como la educación, la celebración de
efemérides, el cambio de la estructura urbana, entre otros.
Las fuentes más inmediatas son los vestigios del fascismo que la comunidad fue
guardando, tales como los libros de educación fascista, los pines de los Camisas Negras
chipileños, documentos de la época, fotografías de la época, ubicadas en la localidad y
digitalizados. Todas estas fuentes fueron resguardadas por el Archivo Histórico,
Sociocultural y Lingüístico de Chipilo. La estructura urbana también funge como un
documento histórico, sobre todo cuando hablamos de los monumentos; el más notorio en la
comunidad es la Casa d’Italia, así como el Monte Grappa y las lápidas del panteón que se
vieron influenciadas por el futurismo fascista y su simbolismo.
Asimismo, se cuenta con algunos documentos de la región en el Archivo de Chipilo,
aunque la mayoría de las fuentes se piensan encontrar más en el Archivo de la Secretaría de
Relaciones Exteriores (así como su sección de Fototeca Histórica) y el Archivo General de
la Nación. Se piensa investigar la prensa de la época en la Hemeroteca Juan Nepomuceno
Troncoso y en la Hemeroteca Nacional de México. También se pretende agotar las fuentes
que podamos recuperar del Archivo Histórico del Agua para poder consolidar el contexto
económico, así como el Archivo Judicial del Estado y el Archivo Histórico del Instituto
Nacional de Antropología e Historia para la identificación de problemas judiciales.
24
Antecedentes generales
En este primer apartado, se explicará las relaciones entre México y otros países a raíz de la
inmigración. Se considera importante, ya que es ahí en donde surgen las relaciones entre
México e Italia, así como la conformación de redes diplomáticas a lo largo del país. Más
adelante, se hablará del producto de la inmigración legal, que implicó proyectos de
colonización, planificados estratégicamente por el Gobierno mexicano. A través de las
colonias, podremos tener claros los lugares en donde se encontraban los italianos, previo a
la llegada del fascismo.
México y sus relaciones internacionales migratorias: el caso de Italia
Un argumento que se pretende sostener es la comprensión de la migración italiana en
México, y sus particularidades culturales, sociales y sobre todo, diplomáticas. A raíz de esta
premisa, se pretende hacer una pequeña comparativa del caso italiano con otros, como el de
los franceses, alemanes y españoles. Estimamos que en dicho contexto se encuentra una de
las justificaciones por las cuales, el fascismo italiano vio facilitado su imperialismo en
suelos mexicanos. En conjunto con otros tres juicios sometidos a desarrollar en breve, la
inserción de los italianos (o la falta de ella) en nuestra sociedad permitió que la doctrina
fascista se adoptara, en el caso particular de las colonias italianas como Chipilo.
La inmigración extranjera durante el siglo XIX y XX ha sido un tema digno de
seguir escarbando en sus entrañas. El flujo migratorio fue un suceso que marcó estrategias
políticas, económicas y sociales a lo largo de los países del continente Americano. Los más
afectados estadísticamente por la llegada de migrantes extranjeros, como lo agregan varios
estudiosos del caso como Ernesto Rodríguez o Delia Salazar, fueron Estados Unidos, Brasil
y Argentina, en el lapso transcurrido de 1880 a 1946. México, a pesar de recibir un número
25
escaso de foráneos, en su mayoría estadounidenses y europeos, no pudo evitar contagiarse
de todo el panorama utópico e idealizado de la inmigración extranjera.
Desde el siglo XVI hasta casi todo el XIX, no existió registro sistemático del
ingreso de los migrantes en las fronteras del país, ni tampoco se compiló un control
estadístico sobre ellos. De entre los dispersos documentos en los que se les registró,
predominaban los españoles, franceses y estadounidenses, la población más numerosa de
extranjeros antes de los años ochenta. Desde 1880 hasta 1910, se le puede considerar como
una de las etapas de migración más activa en el país. Esto fue debido al momento en que el
gobierno mexicano estimuló constantemente la migración, a los extranjeros se les dio más
libertades y menos rigor en la presentación de documentos, o sus legalizaciones de los
países de origen43.
Se estima que en dichos años, alrededor de 350 000 individuos llegaron
principalmente al Distrito Federal, Chiapas, Veracruz, Sonora, Chihuahua, Coahuila,
Yucatán, Puebla, Tamaulipas y Nuevo León. Podemos apreciar que el destino se concentró
principalmente en las zonas fronterizas, y en las principales capitales de producción del
centro del país. Los estadounidenses se asentaron en la región fronteriza del norte, mientras
que el resto de los extranjeros poblaron el centro sur. Por lo general, los extranjeros se
instalaban en lugares como los centros mineros e industriales, en campos petroleros y zonas
de cultivo extensivo (es decir, las que producían algodón, henequén, café, azúcar, tabaco,
entre otros)44. Aunque el rol de los extranjeros varió mucho, es de importancia saber los
destinos que les ofreció el gobierno mexicano a los inmigrantes, y sobre todo la oferta
laboral, que en muchos de los casos, fue un fracaso.
La mayoría de los extranjeros que residían en el país fueron españoles,
guatemaltecos y estadounidenses. Los alemanes, franceses, italianos y libaneses
pertenecieron al segundo grupo de extranjeros instalados en el país. Sin embargo, se debe
resaltar la distinción entre cada uno de los grupos. En primer lugar, ya es bien conocida la
residencia de guatemaltecos y españoles en México desde la época novohispana, aunque en
43 Delia Salazar Anaya. Xenofobia y Xenofilia en la historia de México, siglos XIX y XX. Homenaje a Moisés
González Navarro., México, INM – CEM, INAH, DGE-Ediciones, 2006, págs. 56-58. 44Óp. cit., págs. 61-67.
26
esta etapa no se les reconocía como extranjeros, sino como súbditos del virreinato de la
Nueva España. Su flujo migratorio se diferenciaba del segundo grupo, en que tanto
guatemaltecos, como españoles y estadounidenses45permanecían más tiempo en México, en
distinción con el segundo grupo, el cual tuvo una movilidad más constante de México hacia
el país de origen.
Un claro ejemplo es el de los franceses y los alemanes, quienes se movilizaron
principalmente en el sector industrial, lo que les permitió mantener una fuerte endogamia, y
mantener relaciones económicas con su madre patria. Los barcelonnettes, franceses de los
Bajos Alpes, mantuvieron la corriente migratoria a través de la coordinación, en cadenas de
paisanos-parientes, estableciéndose en las capitales de los estados, y en otras comunidades
de importante actividad económica. La gran mayoría se dirigió a la ciudad de México
decidiendo establecer sus negocios a través del parentesco, para resguardar los ingresos
entre los congéneres. La producción barcelonnette giró alrededor de la producción de
textiles, de la cual su manufactura y su distribución realizada en el país, era expuesta y
vendida en la Provenza, Marsella, Piamonte y en Flandes46.
Posiblemente el caso de los alemanes fue el que más se asemejó al de los italianos,
por los procesos políticos de cada uno de estos países. Alemania en el siglo XIX, vivió un
crecimiento industrial significativo, promovido por el gobierno de Bismarck. Sin embargo,
la abundancia de mercancías hizo que los precios del mercado cayeran, provocando varias
crisis de 1870 a 1901. A su vez, el Estado creó nuevos impuestos para equilibrar la vida
productiva y social, a la par de un crecimiento demográfico, que dio como resultado la
emigración hacia otros países. Muchos de estos alemanes trabajaron en las industrias
45 Aunque bien no hay que generalizar los casos. El empresario español Antonio Basagoiti y Artera fue una de
las excepciones, quien retornaba constantemente a España por cuestiones de negocios, y regresaba a México
para estar al pendiente de su patrimonio. Carlos Marichal, “Empresarios españoles de ida y vuelta en el
México porfiriano y en la España de la Restauración” en Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers
ALHIM,17 | 2009, Publicado el 25 février 2010, consultado el 25 septembre 2013. [Disponible: http://alhim.revues.org/3178], págs. 149-169. También, para las cuestiones de hispanofobia e hispanofilia,
véase Dolores Pla Brugat. “Ser español en México, para bien y para mal.”, Delia Salazar, Óp., Cit. págs. 135-
159. Para el caso de los guatemaltecos en México, véase Manuel Ángel Castillo/ Mario Vázquez Olivera.
“Los inmigrantes guatemaltecos en México” en Ernesto Rodríguez Chávez (Coord.). Extranjeros en México:
Continuidades y nuevas aproximaciones., México, Centro de estudios migratorios-INM, DGE, 2010, págs.
237-245. 46 Véase Leticia Gamboa Ojeda. Los barcelonnettes en México; miradas regionales, siglos XIX y XX., Puebla,
BUAP-ICSyH, 2008.
27
nacionales e internacionales como obreros47. Los lazos que creaban entre connacionales
eran por medio de las costumbres48, para recrear la madre patria en el contexto trasatlántico.
A pesar de las dificultades de registro mencionadas, se conocen algunos desde la
época de la Nueva España, de italianos que migraron a suelos mexicanos, ya sea en el papel
de conquistadores, en los sectores artesanales, como destacados gestores de imprenta, como
ingenieros, miembros de la milicia, o dentro de la Iglesia Católica, entre otros motivos49.
Italia, de 1820 a 1870 vivió un largo proceso de unificación; hasta 1860, estaba dividida en
pequeños reinos: el Ducado de Toscana, las Dos Sicilias, los Estados Pontificios, el Reino
de Cerdeña, además de territorios que pertenecían al Imperio Austriaco. Posteriormente,
Giuseppe Mazzini y Giuseppe Garibaldi encabezaron un movimiento nacionalista, para
conseguir la unificación de los Estados Italianos bajo una Monarquía
Constitucional50.Guerras y conquistas incorporaron a nuevos ciudadanos en su territorio,
careciendo a su vez de la capacidad de control de la población y su distribución laboral.
Uno de los problemas que tuvo la Italia unida fue una infraestructura estatal débil, incapaz
de resolver conflictos locales de ciudadanos. Después de que las regiones del Véneto, el
Trentino y Lombardía fueran anexadas al país, muchas diferencias culturales y políticas
propiciaron el disgusto de los pobladores, acostumbrados a las dinámicas tradicionalistas
del Imperio Austriaco.
A raíz de las Guerras Balcánicas y la Primera Guerra Mundial, éste país vio cerrada
la posibilidad de ganar territorios suficientes para la colonización económica. Entonces, la
industrialización y la creación de lazos comerciales y mercantiles en el exterior
compensaron el rezago económico. Mientras que en el norte creció fuertemente la actividad
47 Los sectores en donde laboraron en toda la república, fueron en el minero y en la industria textil. Algunos
de ellos fueron escalando de rango socioeconómico y llegaron a emprender industrias relacionadas a los
ferrocarriles y las vías férreas, la minería, la ladrillería, como vendedores de importaciones, por dejar
aquellos que fueron cónsules y diplomáticos directos de Alemania. Véase Ana Luisa Rojas Marín. Del bosque a los árboles. Miradas a los alemanes residentes en la ciudad de Puebla, 1821-1910., Puebla, BUAP,
2011. 48 En las que se incluyen los problemas de religión, ya que la mayoría de los alemanes que arribaban a México
eran protestantes. 49 Antonio Peconi. Italianos en México: la emigración a través de los siglos, México, Instituto Italiano di
Cultura, 1998, pág. 77. 50 A este evento se le conoce como Il Risorgimento italiano, un suceso que retomó el Fascismo para la
creación de algunas tradiciones que hacen alusión a él y que en capítulos posteriores lo explayaremos.
28
industrial, la población iba creciendo constantemente, hasta llegar al punto de rebasar el
equilibrio económico. Eso permitió que Italia, a pesar del descontento del parlamento
italiano por la participación de sus ciudadanos en la colonización extranjera en México51,
pudiera establecer una relación migratoria también a nivel Latinoamérica, así como en los
otros continentes.
México, por otra parte, tenía un gran territorio, desconocido y poco poblado, en
donde se pudieran trabajar tierras. El control poblacional se vio trastocado por diversas
revueltas urbanas y sociales, sitios y epidemias que salieron de las manos de los políticos
mexicanos. Asimismo, la planeación de una nueva Nación estaba en curso, la
reestructuración de un sistema político y por tanto, de nuevas formas de forjar a una “buena
ciudadanía”. El buen ciudadano debía ser capaz de producir eficazmente, estar dispuesto a
trabajar lo que la población indígena no laboraba. Es cierto que las políticas de inmigración
tuvieron un fuerte trasfondo racista, ya que tanto liberales como conservadores tenían la
creencia de que el indígena no permitiría que México pudiese insertarse dentro de los
proyectos de la Modernidad, porque naturalmente no era capaz de lograrlo.
Con los aspectos y necesidades de México hacia el mundo y viceversa, surgieron las
políticas de colonización extranjera, el cual fue ideado inmediatamente después de la
Independencia de México, consolidando el primer proyecto para 1823. De antemano, el
país temía por una reconquista española, y por tanto, se quería que su reciente
independencia fuera legítima ante el resto de los países para resaltar su solidez política,
entre ellos Estados Unidos. Por ello, la promoción de un país soberano, nacido
recientemente y con fuertes vías de desarrollo por ofrecer52. A través de los acuerdos
diplomáticos de migración, se pudieron haber reforzado las alianzas y legitimaciones de
México con la dinámica internacional de otros países. La mayoría de los escenarios que se
tomaron en cuenta para la colonización, oscilaron entre las regiones fronterizas, y aquellas
51 Moisés González Navarro. Los extranjeros en México y los mexicanos en el extranjero, 1821-1970., Vol. II,
El Colegio de México, México; D.F., 1993, pág. 270. 52 Evelyne Sánchez. “Les enjeux territoriaux des politiques migratoires et de colonisation intérieure dans le
Mexique postcolonial, 1823-1880, Les colonies européennes dans l’Etat de Veracruz”, Amérique Latine
Histoire et Mémoire (ALHIM) Les Cahiers 15 | 2008, [En línea], Puesto en línea el 30 juin 2009. URL:
http://alhim.revues.org/2894.
29
en donde los grupos étnicos estaban fuertemente fragmentados – criollos, mestizos e
indígenas –.
La intención era la unificación, la solidificación de una Nación que pudiera repetir
los ideales de su independencia: la igualdad y la libertad de los ciudadanos. Sin embargo, es
bien sabido que las intervenciones extranjeras, en conjunto con los cambios constantes de
proyectos políticos en el Ejecutivo, hicieron de México un país débil, en el que el descenso
poblacional iba incrementando. A la par, el país sufrió un aislamiento diplomático después
de la muerte de Maximiliano de Habsburgo y la caída del Segundo Imperio. En 1864, se
establecieron por primera vez las relaciones diplomáticas entre México y el joven Reino de
Italia. La compatibilidad entre ambos países radicaba en su gobierno anticlerical, y se
acentuó durante la presidencia de Sebastián Lerdo de Tejada53.
Aunque desde 1825, algunas embarcaciones piamontesas llegaban a los puertos de
Veracruz, Tampico y Ciudad del Cármen, las relaciones no eran del todo satisfactorias, por
lo que el Ministro de Asuntos Exteriores Camillo Benso, conde de Cavour, decidió
estipular un tratado que reglamentara las competencias consulares en México. En 1848, a
raíz de este asunto, se abrió el primer consulado piamontés54. En 1855, el cónsul general
Raffaele Benzi, enviado extraordinario del Reino de Cerdeña para suscribir el primer
Tratado de Amistad, Navegación y Comercio con Estados Unidos, logró recabar datos
sobre los italianos residentes en México. Hay que destacar que dichos italianos se
encontraban dispersos a lo largo del país, cuando para 1833, ya existía un primer proyecto
de colonización que había resultado exitoso. San Rafael Jicaltepec, una colonia francesa
ubicada en el estado de Veracruz había sido fundada por Stéphane Guénot, a raíz de una
recomendación del Marqués de Lafayette a Antonio López de Santa55.
53 Franco Savarino Roggero. México e Italia. Política y diplomática en la época del fascismo, 1922-1942., México, SRE, 2003, pág. 22. 54Legislación mexicana o colección completa de las disposiciones legislativas expedidas desde la
Independencia de la República, t. VII, México, 1989, pág. 51, óp. cit. en José Benigno Zilli Mánica, Los
menos malos: los colonos italianos, en Veracruz. Puerto de llegada, Veracruz, Ayuntamiento de Veracruz,
2000, pág. 130. 55 Véase Jaime Olveda. “Proyectos de colonización en la primera mitad del siglo XIX”, Relaciones. Estudios
de Historia y Sociedad, vol. XI, núm. 42, 1990, págs. 23-47; y Evelyne Sánchez. “Identidad, tierra y conflicto
en la colonia francesa de Jicaltepec (Veracruz, México), siglo XIX.” Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Debates,
30
Sin restarles importancia, debemos recordar el caso de los italianos que bajo la
protección del pabellón francés llegaron a México. Italia en la primera mitad del siglo XIX
se vio conmovida e influenciada (como otros países europeos y americanos) por la
Revolución Francesa y el gobierno napoleónico decidió intervenir a favor de los primeros
movimientos revolucionarios en los albores de la Unificación de Italia. Muchos italianos
que residían en París, entre ellos algunos artistas reconocidos en la historia del arte
mexicano (e italiano) como Claudio Linati, pelearon bajo los ideales del Liberalismo en
contra de aquellos que defendían el Antiguo Régimen. Fue una lucha entre italianos a favor
de la revolución contra otros en desacuerdo, y estos lucharon en diferentes guerras dentro
del ejército francés de Napoleón. Linati, junto con otros italianos expatriados como Gaspar
Franchini y Fiorenzo Galli llegaron a México en la década de los veintes del XIX (quienes
más tarde fundaron El iris, una reconocida revista literaria e ilustrada)56. Estos italianos
podrían reconocerse como los primeros italianos que se establecieron en el país si bien no
en colonias, sí a manera de grupo, ya que como habíamos mencionado, antes arribaban pero
de manera muy aislada y en muchas ocasiones regresaban a su madre patria.
En el caso de la formación de colonias italianas, fue hasta 1856 en donde se
estableció un proyecto para la creación de cuatro colonias entre Xalapa y Veracruz, de la
cual solamente resultó la colonia “modelo” de Papantla. El decreto fue firmado por Ignacio
Comonfort, y “para asegurar el éxito de la colonia, el gobierno seleccionó cuidadosamente
a los posibles emigrantes y firmó un contrato con un italiano para que mandara a más de
doscientos ciudadanos suyos”. Se tenía la meta de que ésta colonia modelo hiciera
palpables las ventajas de la inmigración extranjera en la República. En el 58 llegó a
Tecolutla una embarcación con unos 232 emigrantes genoveses y lombardos57, para su
reubicación en la nueva colonia.
Con dicho proyecto surgió la etapa formal de migración, en la que los colonos
viajaban a México con el fin de trabajar sus tierras, y no como artesanos, profesionistas o
Online since 27 October 2012, connection on 03 September 2013. [Disponible en:
http://nuevomundo.revues.org/64269] 56 Véase Montserrat Galí Boadella. “Artistas y artesanos franceses en el México Independiente” en ALHIM.
Les Cahiers. Le Mexique terre de migration, N° 17, 2009, págs. 45-74 y “ Modelos de afrancesamiento en los
albores del México Independiente: Claudio Linati y El Iris”, en prensa. 57 Dieter George Berninger, La inmigración en México (1821-1857), México, Sep/Setentas, 1974, pág. 176.
31
empresarios principalmente. A pesar de las legislaciones y leyes que se decretaron para la
fácil instalación de los extranjeros en sus colonias, numerosas deficiencias en la logística de
colonización terminaron por hacer fracasar los proyectos. En una primera instancia, los
italianos no se adaptaron a las condiciones climáticas y geográficas de los lugares tomados
para las colonias, y algunos llegaron a fallecer por la falta de atención de las autoridades58.
A los sobrevivientes los trasladaron al rancho de El Cristo, en donde las tierras eran más
aptas para la agricultura. Algunos productos elaborados por los colonos eran el maíz,
aquellos que provinieran del ganado y la vainilla. La mayor parte de las primeras colonias
fueron cimentadas en el estado de Veracruz, por la proximidad a la frontera marítima.
Alrededor de unos 15 millones de italianos emigraron entre 1870 y 1913, y aunque
casi todos ellos llegaron a Estados Unidos, Brasil y Argentina, México no pasó
desapercibido en su recepción. Después de la tragedia de Papantla, los proyectos de
colonización habían cesado, pero las relaciones diplomáticas entre la República Mexicana y
el Reino de Italia no fueron perjudicadas. No fue sino hasta 1880 bajo el gobierno de
Manuel González, cuando se retomaron los proyectos, promovidos principalmente por el
ministro de Fomento, Carlos Pacheco. Ante tanta planeación y legislación en la
inmigración, el gobierno italiano sintió una fuerte presión por sus migrantes, y para
mantener un mejor control sobre ellos para asegurar el flujo económico del extranjero a su
país, intentó garantizar condiciones de asistencia a sus emigrantes. Se establecieron
consulados a lo largo de la república, y se hicieron negociaciones entre ambos gobiernos
para acordar, a través de contratos de colonización y trabajo, la protección diplomática de
los que expatriaban. Entre otros acuerdos, también se aprovechó el paso a la exportación de
productos italianos.
Sobre todo, existía un compromiso ideológico para seguir cuidando a sus migrantes,
y para seguir manteniendo las relaciones con el exterior. Creían, a raíz del Risorgimento, en
una primacía italiana, lo cual significaba que “la unidad de Italia era la quintaesencia de un
ideal de justicia internacional, progreso y civilización de los pueblos”. Creían en el mito de
Roma, que consideraba a una nación como la heredera de la antigua Roma. Y finalmente la
58 José Benigno Zilli Mánica, La Villa Luisa de los Italianos. Un proyecto liberal., Xalapa, Universidad
Veracruzana, 1997, pág. 19.
32
idea romántica de que Italia estaba llamada a cumplir una “misión mundial”, que la
comprometía a propagar la civilización latina por el mundo59. Eran vastas las razones, por
las cuales el gobierno peninsular debía seguir estrechando las manos con México. A
diferencia del caso de los barcelonettes, quienes eran un grupo de franceses que migraron a
la república con fines empresariales, sosteniéndose a base de la endogamia económica y
familiar, los italianos estuvieron fuertemente vigilados en las actividades que realizaban.
Incluso existió mucho patrocinio por parte del gobierno italiano para aquellos compatriotas
del extranjero que emprendieran algún consorcio. Los barcelonettes, por su parte,
sostuvieron su patrimonio por sí mismos, y que si bien tuvieron protección de sus cónsules,
el trato era más indirecto que los italianos60.
No obstante, a pesar del proteccionismo para los italianos, aquellos que habían sido
formados bajo una profunda formación política anticlerical, como herencia de los
movimientos nacionalistas de Garibaldi, y quienes fueron los primeros que viajaron a
México y se instalaron en algunos pueblos, sufrieron desacuerdos con los vecinos o incluso
con la sociedad en donde se instalaron. Los problemas entre italianos y mexicanos se
debieron al rechazo de las iglesias católicas en las colonias61, o por diferencias culturales,
del idioma, entre otros. En el caso de los colonos provenientes de Alemania, algunos
disturbios entre ambos bandos se suscitaron por la diferencia entre protestantismo y el
catolicismo mexicano, el cual guarda particularidades por la compatibilidad y adaptación
del cristianismo católico a las costumbres prehispánicas.
La solución sería que a través de la colonización, se pudieran eliminar la idolatría62,
la pereza, la ebriedad del indio, y se mejorara la economía del país, junto con la ciudadanía
que repoblaría los espacios vacíos de trabajo. Carlos Pacheco aún dudaba de que los
italianos fueran el mejor ejemplo de blanco para la formación de las colonias; sin embargo,
sus generalizaciones apuntaban a la región sur de la península, y la mayor parte de los
59 Franco Savarino Roggero, Óp. Cit., pág. 31. 60 Véase Leticia Gamboa Ojeda / Guadalupe Rodríguez. Franceses del México colonial al contemporáneo.,
Puebla, BUAP-ICSyH, 2011. 61 Evelyne Sánchez. “Una ciudadanía experimental. La creación de colonias rurales desde el Porfiriato hasta
los años 1940.” en Naveg@mérica. Revista electrónica de la Asociación Española de Americanistas., n° 3,
2009, pág. 8. 62 El término “idolatría” fue empleado por muchos intelectuales de la primera mitad del siglo XIX, tales como
Francisco Pimentel, José María Luis Mora, Lorenzo de Zavala, por mencionar algunos.
33
grupos que llegaron para cumplir con el proyecto, provenían de regiones del norte, en
donde la población se hallaba en estado de miseria, enferma, viviendo en tugurios
infectados, con salarios insuficiente y ocasionales: “Aún entonces se debe poner como
condición que los inmigrantes serán del Norte de Italia, es decir, piamonteses, lombardos o
ligures”63. Los colonos ideales eran aquellos que comprobaran sus habilidades agrícolas,
que fueran buenos hombres de familia, robustos, congénitamente honrados, que amaran el
trabajo, que estuviera privados de ambiciones políticas y que fuesen respetuosos64. Esa era
la visualización e idealización del gobierno mexicano sobre la nueva sociedad
“blanqueada” (para luego convertirse en una sociedad “mestiza”), insertada en las buenas
costumbres progresistas.
Por tales motivos, la mayor parte de los italianos que migraron de 1880 a 1884
provenían del norte de Italia. Dicha región fue controversial, ya que recientemente habían
pertenecido al Imperio Austriaco, que les permitía fortalecer la identidad local y conservar
tradiciones y costumbres regionales. Con la unificación de la zona, como ya mencionamos,
se inició una política industrial y la población creció hasta superar los límites de
distribución económica. El gobierno mexicano les prometió lotes de terrenos en varias
colonias, que variaban de diez a quince hectáreas. Según Battisti, un trentino promedio
apenas contaba con una hectárea y media de terreno cultivable para sobrevivir. Las ofertas
mexicanas por ende fueron atractivas, y alrededor de 45 familias de trentinos, junto con 58
de la región del Véneto embarcaron hacia Veracruz65. La mayoría eran mayores de 12 años,
y menores de 40, ya que el fin de las colonias era que inmediatamente se instalaran a
trabajar.
Cuando arribaron a tierras mexicanas, fueron trasladados a la primera colonia de
italianos cimentada, la “Manuel González”, ubicada en Huatusco, Veracruz. Otros fueron
trasladados a la colonia “Barreto” en Morelos, sin embargo dicha colonia fue un fracaso, ya
que los colonos sufrieron problemas con los pueblos vecinos a causa de la disputa de
63 J. B. Zilli Mánica. Italianos en México. Documentos para la historia de los colonos italianos en México,
Xalapa (Ver.), Ediciones Concilio, 2002, págs. 68-75. 64 Dieter George Berninger, Óp. Cit. pág. 185. 65 La historia de la Colonia Manuel González en R Tommasi/J. B. Zilli Mánica. Tierra y libertad:
l’emigrazionetrentina in Messico/ La emigración trentina hacia México, Trento, Provincia Autonoma di
Trento, 2001, págs. 83-84.
34
tierras. Para el 82, llegaron unos 1513 colonos a las colonias “Aldana” en la ciudad de
México que desapareció a inicios del siglo XX, la “Carlos Pacheco” en Mazatepec en
Puebla, otros a la “Barreto” de Morelos, y a la colonia “Díez Gutiérrez” en San Luis Potosí.
La última oleada de instalación se concluyó en septiembre de 1882, llevaba consigo a unos
605 italianos, quienes se iban a instalar en la colonia “Fernández Leal”, la cual después
recibiría el nombre de Chipilo de Francisco Javier Mina66.
Las colonias tendrían como objeto la fusión de la cultura la indígena y la europea,
para lograr como resultado una raza que reuniera las virtudes de los dos; la mestiza.
Durante casi todo el siglo XIX, al indio se le asoció con la ignorancia, la pobreza, la
delincuencia, y sobre todo el vicio. Además, este desprecio lo sumergiría en su
inadaptabilidad por sus facultades limitadas en la industrialización y en general de todo el
proyecto de la Modernidad, tal como lo decía el intelectual Francisco Pimentel67. A pesar
de algunas medidas de negociación entre el gobierno y las comunidades indígenas, se
cambió la idea de su integración a la sociedad mexicana. Con los recientes tumultos
presentados en Yucatán (la Guerra de Castas), los intentos de independencia en la zona del
Soconusco, el istmo de Tehuantepec y Chiapas, era totalmente evidente que las élites
liberales y conservadoras querían mantener un control sobre ellos. Aunque ya existían
algunas comunidades rurales que se adaptaron a las nuevas normas de comercialización y
de producción68, la prevención se reflejó cabalmente en el proyecto de colonización.
Es así que la unificación entre los diversos grupos englobó una serie de estrategias
para mejorar y justificar cada vez más la colonización. El estudio de las etnias, la
antropología física y criminal, y el mismo estudio de la lengua indígena sirvieron como una
forma de integración, de manera que así pudieran educar al indio de la misma manera que
al blanco. Por ello, en cada colonia no solamente se instalaban extranjeros, en éste caso,
italianos; también había miembros de comunidades indígenas, aledañas o foráneas, para
66 José Agustín Zago,, Breve historia de la fundación de Chipilo, Chipilo; Puebla. 1982. Id., Los
Cuah’tatarame de Chipiloc, Chipilo; Puebla, 1998. 67 Pimentel, Francisco. “Memoria sobre las causas que han originado la situación actual de la raza indígena de
México y medios para remediarla” en Enrique Semo. Dos obras de Francisco Pimentel., México,
CONACULTA, 1995, pág. 164. 68 Véase Alejandro Tortolero Villaseñor. “Agua y Revolución en Morelos”, págs. 161-183, y “Tierra, agua y
bosques en la cuenca de México”, págs. 121-149 en Notarios y agricultores. Crecimiento y atraso en el
campo mexicano, 1780-1920., México, UAM, 2008.
35
lograr el efecto mestizaje. Se quería lograr una sociedad moderna, con espíritu
emprendedor, versatilidad, jovialidad, lujo, ambición, dinamismo y prosperidad69; es decir,
una sociedad mestiza.
Hasta ahora se puede apreciar que la migración italiana se posicionó como una de
las más numerosas del continente europeo, precedido por la española y la francesa, por las
condiciones económicas que presentaba Italia. También podemos hacer la comparativa
entre la protección de Italia por sus migrantes, distinguiéndose de los demás extranjeros
migrantes. En el caso de algunos franceses, como los barcelonettes, o el de los alemanes,
los cuales migraron aisladamente de una comunidad, no tuvieron la misma relación y
protección diplomática de sus países de origen, tal como lo tuvieron los italianos. Si bien
existieron consulados distribuidos en cada una de las capitales de los estados, sin duda los
consulados italianos fueron los más demandados y los más concurridos desde la instalación
de las colonias. Los objetivos de la diplomacia de la joven Italia liberal, como lo menciona
Medici, eran la “conservación de la patria del emigrante, y la difusión de la lengua y el
pensamiento italiano”70, además no se debe ignorar que dicho proteccionismo se debía a
que Italia acababa de formarse como Estado Nacional, y a pesar de la migración debía
cuidar la unidad nacional recientemente consolidada.
Podemos tomar la política exterior italiana en México, y las relaciones diplomáticas
del siglo XIX como un antecedente a lo que sería el proyecto imperialista fascista. El
mismo patrón de fascistización exitosamente se repitió en países como Argentina y Brasil;
es más que obvio que en Estados Unidos, el fascismo italiano fue constantemente vigilado,
por la divergencia de posturas. En el caso de los países latinoamericanos, como el fascismo
italiano no afectó a la población al grado de formar sublevaciones o intentos de golpes de
Estado, fue más fácil lograr su supervivencia hasta antes de la Segunda Guerra Mundial.
México, como ya se explicó anteriormente, fue un bastión para evitar que el imperialismo
yankee conquistara a los italianos americanos. Y como las autoridades competentes a
69 Guillermo Zermeño. Mestizaje: arqueología de un arquetipo de la mexicanidad., México, El Colegio de
México, 2004-2005, pág. 12. 70 Lorenzo Medici. Dalla progapangda alla coperazione. La diplomazia culturale italiana del secondo
dopoguerra (1944-1950), Italia, Peschiera Borromeo, 2009, pág 11.
36
Relaciones exteriores de ambos países ya estaban instaladas, fue más fácil la instalación del
proyecto fascista en México.
Los italianos en México: la utopía del mestizaje y la modernización biológica e intelectual
Para muchos intelectuales mexicanos, que contribuyeron en la política de colonización, los
“menos malos” eran los italianos. La fuerte hispanofobia hizo de los españoles los menos
solicitados para la formación de colonias agrícolas; los franceses se vieron estigmatizados
por la Intervención francesa, así como por su predominio en los sectores industriales,
quitándoles oportunidad a los mestizos de entrar a ese campo; los estadounidenses también
fueron víctimas de las etiquetas del expansionismo de su país, por la reciente Invasión
norteamericana, que le costó a México la pérdida de gran parte de su territorio. Las
cualidades de los italianos radicaban en que eran “blancos” y católicos sin ningún
antecedente político que afectara los intereses de la nación mexicana.
Como explicamos anteriormente, los esporádicos registros de migración nos brindan
datos de italianos que incluso llegaron en la tripulación de Hernán Cortés. Desde el
virreinato hasta inicios del siglo XIX, venían individualmente, o se conglomeraban por
familias. Algunas de las familias de italianos más importantes del país, fueron los
Lombardo en Puebla, los Ferrara en el norte, los Cusi71en el occidente, los Lodigiani en el
resto del país, por mencionar los más importantes. Este grupo de italianos se dedicó a los
negocios, la industria, las artes plásticas y vivieron en las capitales de los estados.
Sin embargo, el grupo que es de nuestro interés es el de los colonos. Los primeros
proyectos, fundados principalmente en Coatzacoalcos, Veracruz, al igual que la colonia de
Texas, resultaron un desastre. A raíz de los primeros avances fallidos, el Estado decidió
organizar la colonización a través del establecimiento de instituciones gubernamentales,
tales como la Dirección de colonización de 1846, que en 1854 sería parte del Ministerio de
71 Véase Ezio Cusi. Memorias de un colono., México, JUS, 1969.
37
Fomento72.La primera Ley de Colonización Europea se expidió el 16 de febrero de 1854,
haciendo el llamado a la inmigración con la garantía de ofrecer terrenos cultivables,
brindados por Fomento73, y brindar auxilios pecuniarios para el transporte de los migrantes.
Manuel Siliceo tres años más tarde reafirmó en sus Memorias, que la colonización debía
mantenerse centralizada, ya que las entidades no tuvieron la facultad de manejar los
problemas de inadaptabilidad. A partir de esta postura, la colonización implementada
durante el Porfiriato fue manejada exclusivamente desde el Ministerio de Fomento74,
negándoles a los gobiernos locales su intervención en el manejo de lindes y terrenos
baldíos.
La colonización patrocinada por la Secretaría de Fomento.
Fueron seis barcos de colonos los que arribaron a costas mexicanas desde mediados del
XIX hasta inicios del XX. El Tecolutla, con 200 colonos en el año del 58; el Atlántico I,
hasta el 81 con 428; el Casus, al año siguiente con 180; el Messico, en ese mismo año con
1513 colonos; el Atlántico II, en septiembre del 82, con 605 colonos; y finalmente el
Espagne, en 1924 con 300 italianos. Asimismo se deben agregar los que llegaron como
braceros a trabajar en los centros ferrocarrileros. El Ministerio de Fomento expidió un
decreto para el establecimiento de 4 colonias en el camino de Jalapa a Veracruz: El Chico,
Rinconada, Paso de Ovejas y Tejería.
La idea era que cada colonia estuviera compuesta por un espacio en donde los
colonos residieran, y otro en donde se diera la repartición de tierras de cultivo por cada uno.
Sin embargo, el gobierno no pudo conseguir los terrenos, y disponer de los lugares que se
tenían planeados. Así que se pensó en una primera colonia modelo, bajo aquellas nuevas
normas, situada en el mismo estado, en la región de Papantla; Veracruz era visto como el
más óptimo para la experimentación de las colonias, ya que además de tener una
biodiversidad virtuosa digna de trabajar, era una frontera que permitía el contacto directo
con los países occidentales y modernos, de donde se querían traer migrantes. El contratista
72 Francisco de la Maza. Código de colonización y terrenos baldíos de la República Mexicana, años de 1851
a1892., México, Secretaría de Fomento, 1893. 73 El ministerio previamente realizaba una averiguación sobre los terrenos, para realizar su deslinde y levantar
planos de dichas tierras para hacer la repartición. Véase en Zilli. Los italianos en México., págs. 23-25. 74 Evelyne Sanchez. “Una ciudadanía”, pág. 4.
38
de dicha colonia fue el coronel Luis Masi, quien se comprometió a reunir 200 colonos
“agricultores, sobrios y laboriosos”.
Se le llamó la “Villa Luisa”, y fue habitada por la embarcación que arribó en la
embarcación Tecolutla en 1858. El discurso urbano de las colonias es interesante, ya que va
a caracterizar a todas las colonias italianas fundadas desde 1880 hasta 1910. La iglesia, la
escuela, el palacio municipal y la plaza se tenían que centrar en el corazón de la colonia; las
calles llevaban los nombres de los héroes nacionales, como una forma de instrucción para
los inmigrantes. No obstante, la mayoría de estos colonos genoveses, habían luchado en
Italia junto a Garibaldi, y bajo su postura anticlerical, rechazaron la instalación de una
iglesia en la colonia. Finalmente, el proyecto fracasó por la Guerra de Reforma y el
abandono de la Villa Luisa por el Estado, así como la inadaptabilidad de los italianos a las
condiciones climáticas. Además, se sospechaba de los colonos, etiquetándolos como
mercenarios traídos para apoyar la causa liberal. Más tarde, se les trasladó a la
congregación de El Cristo, cerca de Gutiérrez Zamora75.El fracaso de la colonia modelo,
junto con las malas estrategias que el gobierno mexicano había empleado para la atracción
de inmigrantes, llevaron a planear nuevos proyectos de colonización.
Para 1878, Fomento consiguió un monto de 250 000 pesos para los gastos,
incluyendo el pago de las compañías exploradoras de terrenos. Con todos los puntos a su
favor, el Ministerio firmó el contrato Conti con la Casa Barbieri de Génova para la
fundación de la colonia Nueva Italia. Sin embargo, el representante mexicano en Italia,
Emilio Velasco, informó a Relaciones Exteriores que la Junta de Beneficencia Italiana se
oponía a esta migración, porque no había garantías en el contrato. Por otra parte, Velasco
informó a su gobierno que Conti, el representante de Barbieri, no había pagado un giro,
además de haber encontrado un historial desfavorable sobre él. Con todos los malos
entendidos, Vicente Riva Palacio dejó de apoyar la colonización italiana, porque además
75Véase J. B. Zilli Mánica. La Villa Luisa…, págs. 22-75.
39
los italianos que llegarían venían de un contexto decadente, del cual nada se le podría sacar
provecho, aunque realmente el panorama de Italia se asemejaba al de México76.
No fue sino hasta tres años después, entre 1881 y 1882 con la administración de
Manuel González, que renació el interés por los colonos italianos. Carlos Pacheco lo veía
como una oportunidad de asegurar su ascenso a la presidencia, y así fue como a través de
Juan Sánchez Azcona, representante mexicano en Roma, se firmó un convenio con la
sociedad Rovatti y Cía., para la fundación de colonias agrícolas en los estados considerados
más despoblados y con mayor número de tierras trabajables. La expectativa era la llegada
de 200 000 migrantes, pero sólo llegaron poco más de 3 000 y la mitad de ellos migró para
Estados Unidos o regresaron a Italia. Al final, las colonias que se fundaron tuvieron lugar
en San Luis Potosí (la colonia Diez Gutiérrez), Morelos (la Porfirio Díaz), el Distrito
Federal (la Aldana), Puebla (Fernández Leal o Chipilo-Carlos Pacheco) y de nuevo el
estado de Veracruz (la Manuel González)77.
Comenzaremos por exponer el caso de la colonia “Manuel González” en el pueblo
de Huatusco, fundada a proposición Sánchez Azcona. Los italianos llegaron en el Altántico
I, y aunque serían recibidos jubilosamente en el puerto de Veracruz, los terrenos aún no
estaban listos para su instalación inmediata. Fue integrada por 113 familias que hacían un
total de 576 personas. La misma estructura urbana de la Villa Luisa se iba a repetir en este
conjunto de colonias; el gobierno invirtió un total de 1 239 pesos para la construcción de la
iglesia, la escuela, el palacio municipal, y las moradas de los colonos. El jefe de la
Comisión fundacional de la colonia fue el Ingeniero Juan B. Ochoa, quien obtuvo 6 ranchos
en los municipios de Zentla y Huatusco: “Rancho Refugio”, “Rancho de José M. Suárez”,
“Rancho Zocapa de Florencio Suárez” y el “Rancho la Sábana de Antonio”.El primer
visitador fue Santiago Ramírez, quien informó a Pacheco que las casas prometidas aún no
estaban construidas. Ésta colonia, con sus altas y bajas, fue realmente la colonia modelo del
prototipo legal que promovió el Estado Mexicano. Se cumplieron todas las expectativas,
tales como que los colonos se dedicaran a la agricultura y cumplieran con el pago del
76 Moisés González Navarro, Los extranjeros en México y los mexicanos en el extranjero, 1821-1970., Vol. II,
México, El Colegio de México, 1994, págs. 203-204. 77 Íbid., pág. 205.
40
contrato y con los ingresos para la nación; y sobre todo, hubo mestizaje entre italianos y
mexicanos, que era la expectativa utópica del mejoramiento de la raza78. Pero, ¿qué sucedió
con las demás colonias?
Evidentemente surgieron problemas que rebasaron el control de Fomento sobre los
colonos. En la mayoría de los casos, los italianos que migraron no cubrieron las
expectativas de “blancos ejemplares”, y terminaron por migrar a otras colonias italianas, o
bien, regresar a Italia. Otros terminaron mendigando, o pidiendo limosna, saliéndose de las
colonias y dirigiéndose por cuenta propia a las ciudades en búsqueda de trabajo. La prensa
mexicana terminó por juzgar no sólo al gobierno mexicano y en específico a Fomento, sino
a los mismos italianos que vinieron a hacer nada. No obstante, a pesar de que algunos
italianos se segregaron del grupo, las comunidades no terminaron por diseminarse, ya que
el Gobierno se encargó de seguir cumpliendo con el contrato establecido en el momento de
las fundaciones79.
Si bien la diseminación de los italianos fue inevitable, esta pudo deberse no sólo al
carácter de los colonos, sino a la realidad geográfica de los proyectos. Se les echaba la
culpa a los ingenieros que no supieron ubicar en un buen lugar a las colonias. Las colonias
se encontraban un tanto incomunicadas. La Carlos Pacheco se encontraba en la sierra norte
de Puebla, a una hora y media del ferrocarril de Puebla a San Juan de los Llanos; Chipilo, a
una hora de Cholula y a 4 de Puebla; la Díez Gutiérrez estaba a dos horas y media de la
Ciudad del Maíz, que a su vez estaba distante de la capital del estado y la única vía de
llegada era por ferrocarril; la Aldana se encontraba al noroeste de la capital; y la Porfirio
Díaz distaba nueve leguas de Cuernavaca, la capital de Morelos. Por otra parte, las tierras
que componían las colonias no eran demasiado fértiles, pero tampoco eran imposibles de
trabajar; algunas eran áridas (como por ejemplo, las de la colonia Porfirio Díaz, ubicada en
Jojutla, Morelos, una zona muy seca, inadecuada para el cultivo), o eran tan irregulares que
tenían piedras que impedían una superficie llana para hacer el barbecho. Y a pesar de las
dificultades de las tierras, los italianos que se quedaron en las colonias aprendieron a
78María del Rosario Juan Mendoza. La colonización extranjera en Veracruz durante el Porfiriato. Un
acercamiento a través del discurso y la representación. Tesis Maestría, UAM-Azcapotzalco, 2012, págs.116-
122. 79 M. González Navarro, pág. 211.
41
trabajarlas, ya sea con la ayuda de los mexicanos vecinos o colonos (ya que la mayoría de
las colonias fueron mixtas, para lograr el mestizaje), o para saldar la deuda que tenían que
pagar al gobierno80.
El contrato de estas colonias se celebró entre el secretario de Fomento, el general
Carlos Pacheco, y don Francisco Rizzo, representante de A. Fulcheri, quien era un
empresario propietario de algunos negocios de la Ciudad de México y quien patrocinó el
proyecto de colonización. En él se estableció principalmente que el gobierno solicitaba al
señor Rizzo a traer doscientas familias de italianos al puerto de Veracruz. En el artículo 2°
del contrato, se describían las características y virtudes de los italianos, y sobre todo, que
debían estar sanos para que no existieran percances de enfermedades, o para evitar el
fallecimiento de alguno de ellos. Rizzo recibiría una indemnización de los gastos del viaje,
y para mantener a los colonos que arribarían. Se estipuló la cantidad de 60 pesos por cada
italiano mayor de 12 años, y 30 pesos por los mayores de 5 años, mientras que la prima de
15 y 10 pesos iba destinada para cada adulto, varones y mujeres respectivamente81.
Los malos calificativos pasaron a marcar sólo una primera impresión de las
colonias, puesto que años después, su función económica y su esfuerzo comenzaron a
notarse. Cada colonia comenzó a cultivar de acuerdo al medio, y la producción de todas
juntas fue muy diversa. En general, todas se dedicaban a la cría del ganado para la
producción de carnes, embutidos y lácteos, principalmente la mantequilla, la leche y el
queso, sobre todo en la colonia Aldana, que además ascendió su cosecha a 72 488 kilos en
1896. Por ejemplo, la colonia Manuel González se caracterizó por la producción de piña,
naranjo y plátano, frutos que no se pudieran haber pensado cosechar en la Díez Gutiérrez,
que se dedicó más a la cosecha de leguminosas y cereales, como el frijol, maíz, garbanzo, y
también otros frutos de climas más hostiles, como la vid, el chile, el tabaco y la morera. El
problema con ésta última colonia fue el clima extremo, que provocó una sequía en 1896
que terminó con lo que se había logrado. Lo interesante se encuentra que en el escenario
que presentó Carlos Pacheco en la adquisición de dichos terrenos, nunca se prejuzgó una
debilidad sobre ellos:
80Óp. Cit., pág. 214. 81 J. B. Zilli Mánica. Italianos en México…págs.139-148.
42
“Las condiciones de los terrenos de ‘Ojo de León’ (Hacienda de, Ciudad del Maíz,
S. L. P.) son inmejorables para la colonización, pues a la fertilidad de ellos se aduna el
clima sano y templado del que gozan, y su proximidad a la carretera de San Luis Potosí a
Tampico, que muy pronto se convertirá en una de las más importantes vías férreas de la
República.”82
En el trasfondo, las colonias agrícolas se convertirían también en colonias
mercantiles, que activarían el flujo comercial comunicado por vías férreas a lo largo de la
república. El “excedente de producción” de algunas colonias como la Porfirio Díaz, la
Fernández Leal, Carlos Pacheco y la Manuel González, fueron los que hicieron creíble el
proyecto de colonización – aunque con una esperanza de vida relativamente corta –, por
sobre los problemas de los italianos “perezosos” ya mencionados. Esto nos deja la
impresión de que la supervivencia de las colonias fue un tanto forzada por Fomento, en vez
que de cada colonia siguiera un curso natural de avances y retrocesos. Aunque eso era de
esperarse, porque la imagen de México ante el mapa internacional debía mostrar un país
con la capacidad de alojar y recibir inmigrantes, además de la fuerte competencia con
países como Estados Unidos, Argentina y Brasil, en donde las condiciones de inmigración
fueron fuertemente marcadas y demandadas por varios países europeos, además de Italia.
No era solamente dudar de la política de inmigración mexicana, sino de la riqueza del país,
que tanto proclamaban varios expedicionarios extranjeros a lo largo del siglo XIX, como
Alexander von Humbolt, quien presentó ante el continente europeo, la riqueza geográfica
de México.
Quizás las únicas colonias que resultaron ser “exitosas” en el sentido de la
producción que se especulaba, fueron la Manuel González y la Fernández Leal (Chipilo).
Sin embargo, sólo la primera cumpliría con los estándares del mestizaje, y la segunda
cerraría sus relaciones sociales exclusivamente al ámbito económico, propiciando la
endogamia. Estas, junto con la colonia Aldana, fueron convertidas más tarde en
presidencias auxiliares gracias al crecimiento económico y demográfico. En general, el
mestizaje y la incursión a la sociedad mexicana fue un proceso que vivieron todas las
82 Carlos Pacheco, Tomo I, 1885, pág. 9.
43
colonias, a excepción de la Fernández Leal, ya que vivió sucesos particulares que
conllevaron a la colonia a aislarse socialmente de los pueblos circunvecinos.
Los italianos empresarios: la idealización porfiriana del extranjero en México y la formación de cooperativas agrícolas.
Hasta éste punto se ha hablado de los italianos que vinieron individualmente, y los que
vinieron por colonias. Pese a esto, existió otro grupo de importancia, que marcaría una
nueva etapa de la inmigración italiana: la colonización privada. Si bien como vimos
anteriormente, la colonización de finales del siglo XIX e inicios del XX fue patrocinada por
el Ministerio de Fomento, para los años de 1900 a 1910 comenzarían a establecerse no
colonias de italianos, sino “comunidades agrícolas” con integrantes italianos. Las más
ejemplares fueron la Nueva Italia y Lombardía, en Michoacán. Dicha colonia surgió por
Dante Cusi y Luis Brioschi, ambos grandes empresarios que llegaron a México en 1885
para el arrendamiento de unas propiedades situadas cerca de Apatzingán, Michoacán. Con
un total de 4 000 hectáreas de tierra plana y sin labrar desde años, Cusi y Brioschi se
dedicaron a reconstruir canales para comenzar con su siembra planeada de arroz.
Inmediatamente, comenzaron a producir y a vender en las localidades, haciéndose de
vínculos comerciales desde entonces. Para 1900, Cusi figuraba dentro de los productores de
arroz más importantes del país y décadas después se convirtió en uno de los empresarios
mejor posicionados en las redes políticas83.
Más tarde, Cusi adquirió dos haciendas que se llamarían Lombardía y Nueva Italia.
En 1903 compró la primera, con un total de 28 000 hectáreas, a las que los sembradores
trabajaban para el cultivo de maíz y frijol de temporal, la caña de azúcar en los lugares más
cercanos a la irrigación, y al ganado vacuno. Seis años después obtuvieron una hacienda
llamada “Ojo de Agua”, rebautizada por los Cusi como la Nueva Italia. Esta propiedad
contaba con 35 000 hectáreas, y también de una gran ausencia de irrigación que impedía su
explotación. Los hijos de Cusi se dedicaron a la supervisión sobre la reparación de redes de
riego, y trabajaban la mayor parte del tiempo en las haciendas. Pronto la Nueva Italia84 se
83 Martín Sánchez Rodríguez. Entre campos de esmeralda. La agricultura de riego en Michoacán.,
Michoacán, El Colegio de Michoacán, 2002, pág. 171-172. 84Óp. Cit, pág. 173.
44
hizo destacar por los ingresos que les daba a los Cusi, la cual se compuso de la siembra de
arroz, a la par de la crianza de ganado, que era llevado a los sembradíos para eliminar la
maleza y fertilizar el cultivo.
En general, el sistema de cultivo de la Nueva Italia fue muy distinto al de las
colonias de Fomento: Cusi estableció el peonaje en sus plantaciones, como la mayoría de
los hacendados del país. Pero, su distinción de entre todos los latifundistas, radicaba en que
el italiano visionario trabajaba todos los días en la hacienda, supervisando a los agrícolas e
ingenieros. Incluso formó una sociedad formal con sus hijos, quienes desde pequeños
colaboraban y aprendían las enseñanzas de su padre; se agruparon legalmente como la
Negociación Agrícola del Valle del Marqués. Otra característica fue que las grandes
extensiones de tierra que explotaba no conocían el monocultivo. Además del arroz, se le
anexaron 3 500 hectáreas de árboles de limón, y se exportaba a Estados Unidos para la
extracción del aceite de limón, que a su vez era vendido a Nueva York y a París85.
Agregando la excelente comunicación que tuvieron ambas colonias, y que además Dante
Cusi se preocupó por la incursión de instrumentos modernizadores que innovaran la
producción para hacerla crecer, las colonias parecían más bien localidades. En resumidas
cuentas, la Nueva Italia y Lombardía, más que colonias, fueron una congregación agrícola
exitosa, el prototipo del “extranjero ideal” modelado por Porfirio Díaz.
Se debe destacar que éstas cooperativas agrícolas fueron mixtas; es decir, la
habitaron y trabajaron tanto jornaleros italianos, como mexicanos, y de hecho predominó
más la población mexicana, aprovechando el número de manos libres que se encontraran en
la región. Podemos apreciar que en el caso de los Cusi, al igual que de otras familias que
llegaron a sobresaltar en la élite italo-mexicana, cambiaron el rol del italiano a no sólo
identificarse como un agricultor o ganadero, sino a proponerse vender su producción y
establecer redes comerciales y políticas para lograr que su mercado se ampliara a contextos
internacionales. Ésta era la prosperidad anhelada y soñada por los italianos en México,
aunque no todos tuvieron todas las herramientas que bien los Cusi construyeron por sí
mismos. A diferencia de los empresarios franceses o alemanes, que se desarrollaron
85Ibíd., págs. 175-180.
45
principalmente en los textiles (fabricados y prefabricados), los italianos pertenecieron al
grupo de latifundistas, entre los que resaltaban los estadounidenses.
La colonización privada: el último respiro del sueño mexicano.
Otro ejemplo de colonización privada, y con una vida más trágica que la de la Nueva Italia
y Lombardía, fue la de la cooperativa agrícola San Cristóforo. Conocida asimismo como
“La Estanzuela”, se consolidó en 1924. Más que de una colonia, se trataba igualmente de
una cooperativa agrícola, pero para emigrantes italianos. Estaba inspirada en las
cooperativas que se formaron en Italia en la posguerra, que se encargaron de rehabilitar
aquello que había quedado destruido. Se formaron asociaciones nacionales para la causa, no
obstante cuando terminaron su misión, la emigración era la siguiente salida. Entre 1921 y
1922 se formó la Cooperativa di emigrazione Agricola Trentina S. Cristoforo86, quienes
presentaban su futura empresa con las siguientes finalidades:
Procurar a los agricultores emigrantes, y a sus afines, un trabajo sano y
remunerativo en la agricultura, que, además de ser cosa muy deseada en el
extranjero, sirve para conservar íntegras las costumbres y los buenos hábitos de
nuestra tierra, junto con la religión y la lengua de nuestra patria […]87
Atisbando las últimas líneas, es evidente que la integración de los italianos a la
sociedad mexicana no era uno de los planes, muy a diferencia otros los proyectos de
colonización que se presentaron anteriormente. México, a pesar de que durante este
período, no vivía una estabilidad muy redituable ante los ojos del mundo, para la
cooperativa era un lugar ideal porque se encontraba entre el Pacífico y el Atlántico; es
decir, entre el mundo oriental y el occidental, visto como una “central del comercio
mundial”, además de situarse bajo los Estados Unidos, potencia mundial de la época.
La bienvenida de México a los italianos tuvo lugar en un banquete organizado por la
nuevamente nombrada Secretaría de Agricultura y Fomento. El presidente de la cooperativa
86 No se sabe si estos italianos eran fascistas, aunque se cree que no lo eran por la región proveniente. La zona
del Trentino aún no había sido conquistada totalmente por el fascismo, ya que la fascistización de Italia
comenzó en los alrededores de Roma y el centro del país. 87 J. B. Zilli Manica. La Estanzuela. Historia de una cooperativa agrícola de italianos en México., Xalapa,
Gobierno del Estado de Veracruz, 1998, pág. 36.
46
era Silvino Pontalti, y quien compró la hacienda de La Estanzuela fue PrietroBeltrami.
Cuando los italianos llegaron al lugar, se encontraron con tierras en muy malas
condiciones, con falta de buena irrigación y un ganado desnutrido. Resultó que la inversión
pensada para la fundación de la cooperativa, incrementó su precio casi al doble, por la
reparación y la adecuación del inmueble para su trabajo inmediato. Los miembros se
quejaron, a lo que Pontalti tuvo que viajar a México para escuchar y resolver los problemas
con la cooperativa. Tristemente, la esperanza de vida de dicha cooperativa, establecida en el
estado de Jalisco, fue muy corta ya que la cooperativa se desintegró en 1926. A pesar de la
planeación minuciosa, la participación abundante de inversionistas, el contexto en México
fue consumiendo cada vez más los esfuerzos por estabilizar las instalaciones, y muchos de
los miembros terminaron emigrando a Estados Unidos y al norte del país. Se concentraron
sobre todo en Tijuana y Sonora, aunque dispersos88.
Realmente la literatura sobre los italianos, ya sea de las colonias de Fomento, de los
empresarios prominentes del Porfiriato, los de las cooperativas agrícolas, de los artistas
plásticos, los científicos, es escasa. Aunque se han seguido realizando investigaciones, la
limitación de las fuentes se ha convertido en un problema, a causa de la misma dispersión
de los italianos por todo el país. Sobre todo, el caudillismo durante el período
revolucionario terminó con mucha documentación en las colonias que aún sobrevivían
entre 1910 y 1922, además de que también hubo muchas muertes. Este fue un momento de
xenofobia, surgida a raíz de contagiar y desprestigiar las inversiones extranjeras en el país,
en su mayoría inglesas, estadounidenses y francesas. Los italianos se vieron víctimas de
dichos ataques, teniendo un total de 2 595 muertos en 1910, y 2 289 para 192189.
El pensamiento xenófobo terminó afectando a todos los extranjeros en México,
específicamente a los chinos (propagada por los hermanos Magón) y estadounidenses,
porque además de conformar la mayoría de la población, existió un rechazo especial por
cualquier “colonizador” que usurpara los lugares de trabajo de los mexicanos. En cambio
88 Ibíd., págs. 79-110. 89 Moisés González Navarro. Xenofobia y xenofilia en la Revolución Mexicana. Colegio de México.
[Disponible en:
http://codex.colmex.mx:8991/exlibris/aleph/a18_1/apache_media/UNC11L53F16M4NHTCHB7QNS1YEBL
MR.pdf. Consultado 13/09/2012]
47
los italianos pertenecían a una población media, pero que no dejaba de acaparar las
vacantes laborales tanto en los sectores industriales (sea como obreros, sea como
empresarios), como los rurales (sea como latifundistas, o como ganaderos o agricultores).
Incluso, el pensamiento xenófobo se propagó a través de la constitución de 1917, en donde
se limitaba la entrada a los extranjeros, verbigracia la oferta laboral, implementando cuotas
extras y trámites para su control y registro oficial90.
A pesar de que Ramón P. De Negri – propuesto por Álvaro Obregón como
secretario de Agricultura – hizo todo lo posible por venderle a Italia un México próspero,
en total equilibrio, que siempre recibiría con los brazos abiertos a los migrantes italianos, el
panorama en el que llegó el fascismo a México no dejaba de ser turbio. Podríamos
cuestionarnos qué fue lo que impulsó a esta cooperativa a instaurarse en el país, ya que los
italianos se mantenían informados de la situación en las décadas de los diez y los veintes.
Barzini, fue un corresponsal de la prensa italiana que relataba atrocidades sobre la violencia
gestada por el caudillismo, así como la xenofobia promovida por Venustiano Carranza:
Carranza es el patriarca de la revolución […] Este inmenso desorden, este
ciclón de ferocidad que ha arrasado regiones tan vastas como Europa Oriental,
tiene lejos una diplomacia, una representación civil, una especie de gabinete que
envía notas, que habla un lenguaje humano, sensible y generoso, que discute
principios sagrados de democracia, que defiende la Constitución con dignidad, con
nobleza y patriotismo. Carranza es la representación, el gabinete, la diplomacia de
la revolución. Da la espalda al rumor y muestra al mundo una cara de profeta91.
Sin embargo, si el tema de la colonización italiana carece de nuevas investigaciones
y propuestas, el de los italianos en la Revolución Mexicana está casi ignorado por los
historiadores. Como podemos apreciar, posiblemente el fascismo haya llegado como una
salvación para los italianos que en muchas ocasiones, quedaron abandonados por el Estado,
ya que no se les proporcionó ayuda necesaria – o mejor dicho, la atención necesaria – para
90 Véase Pablo Yankelevich. “Extranjeros indeseables en México (1911-1940). Una aproximación cuantitativa
a la aplicación del artículo 33 constitucional.” en Historia Mexicana, Vol. LIII, N° 003, El Colegio de
México, México, 2004, págs. 695-696. 91 Elisabetta Bertola. “La revolución mexicana en el ocaso de la hegemonía europea, los reportajes de un
corresponsal italiano.” en Historias, Núm. 4, abril-diciembre, 1989, pág. 46.
48
protegérseles de los ataques revolucionarios. Las colonias de Fomento fueron
estigmatizadas con la misma etiqueta de “los europeos burgueses que expropian los
recursos de México”. No obstante, estos italianos no llegaron a ser grandes empresarios, ni
siquiera grandes propietarios. Los conflictos que las colonias tuvieron con los pueblos
indígenas desde su instalación, se agudizaron en la época revolucionaria.
Boia chi Molla!92:La hora del fascismo italiano en México.
Los regímenes fascistas, en específico el fascismo italiano, buscaron la reconstrucción de
una Nación, que recayera marcadamente en el pueblo, aún más que en el Estado, a
diferencia de la mayoría de los sistemas políticos construidos a lo largo del siglo XIX. Sus
bases ideológicas criticaron tanto al sistema liberal, como al socialista, rechazando así a
toda cultura política que descendiera de los ideales de la Revolución Francesa93. Los ideales
de libertad, igualdad y el primar al individuo, no figuraron dentro de las dinámicas sociales
buscadas y anheladas por el fascismo italiano. Para lograr crear una sociedad corporativista,
que navegara en las aguas de un nacionalismo exacerbado, era necesario crear medios de
fascistización de la población.
Hablar de fascismo, implica recordar particularidades que deambulan desde ser una
corriente ideológica “matriz” de los fascismos europeos, hasta la génesis de proyectos
políticos endémicos de carácter fascista (sobre todo en el caso latinoamericano). Lo
importante es recalcar que los procesos fascistas de origen europeo, no permanecieron
estáticos y buscaron destacarse ante un contexto mundial. Mientras que el
nacionalsocialismo veía en el imperialismo una forma de fortalecer geopolíticamente a la
92 Boia chi Molla! Es una frase fascista que en español significa “Verdugo al que abandona”, dando a
entender sobre la sentencia a los infieles al régimen. 93 Graciela Ossenbach / Alejandro Tiana Ferrer/ Florentino Sanz Fernández. Historia de la educación (Edad
Contemporánea), Madrid, UNED, 2002, págs. 220-222.
49
Alemania Nazi, la falange española buscó la legitimidad política externa en América
Latina. El fascismo italiano, si bien incluyó un cierto imperialismo dentro de sus proyectos
de Nación, no miró a América Latina (ni a ningún otro continente que no fuera el europeo y
africano) como una alternativa para lograr sus objetivos.
Es por ello que se ha decidido desarrollar una observación especial al fenómeno del
caso italiano, cuyas relaciones con América latina consistieron en el transporte cultural y
político del modelo nacional. Por tales motivos se explicarán las características ideológicas
(plasmadas en proyectos de carácter político, económico y social), para comprender la
relación de Italia con América Latina, y así entrar de lleno al tema de México.
La exportación del fascismo: una mirada a la problemática del fascismo italiano y europeo, y su impacto en América Latina y México
Renglones atrás, hablamos de aquella Italia liberal que mantuvo el interés de proteger a los
italianos, pero sin establecer una política formativa de los italianos expatriados. Después,
en los inicios de su ascenso al poder, Mussolini veía en la emigración italiana, como una
debilidad que denigraba a la Nación94. Él apoyaba la idea de la anti-migración, no solo
como una medida de asegurar la mano de obra que la nación necesitaba, sino de mantener
un control social de los ciudadanos y de demostrar ante el mundo que dicho país era fuerte
económica y políticamente. Sobre todo, el objetivo inicial que se decidió emprender fue el
del establecimiento de una red cultural, que incentivara los valores culturales del fascismo
en todas las comunidades de italianos que se encontraran fuera del continente europeo.
A partir de 1927 se formalizaron los programas para comenzar a trabajar en la
italianización y fascistización de los ítalo-americanos. Sin embargo, el régimen reconocía al
migrante como un individuo que se marchaba íntegro y con amplia libertad de su destino,
esperando que los fines económicos por los cuales emigraba, no acabaran con la memoria y
el sentido de pertenencia hacia la patria. Con el fascismo, se retomó éste enfoque, pero
reconociendo a la emigración como un problema político, ya que la salida del italiano al
94 Emilio Gentile. El culto al Littorio. La sacralización de la política en la Italia fascista., Buenos Aires, XXI
Siglo Veintiuno Editores, 2007, pág. 355.
50
extranjero significaba un empobrecimiento de la “estirpe itálica”. Tanto el régimen liberal
como el fascista, hicieron hincapié en el valor de la italianidad, utilizada para definir la
pertenencia tanto a la ciudadanía como al Estado, con un significado más complejo: para
tejer la conciencia de ser parte de la nación italiana. Los italianos que se encontraban fuera
de la patria debían preservar y mantener, en la sucesión de generaciones, lazos del idioma,
la cultura y el sentimiento de afecto al país de origen95.
En los primeros años del fascismo, se mantuvieron fuertes líneas de continuidad con
el pasado liberal, alentando la emigración al extranjero. Sin embargo, con el fin de mejorar
la imagen del italiano fuera de la patria, se perfeccionaron programas para la preparación
técnica del futuro migrante para hacerlos más “aceptables”. Al mismo tiempo, el régimen
incrementó la migración de intelectuales, a quienes se les encomendó la tarea de dar
prestigio al país, y combatir con la imagen del “inmigrante italiano humilde”96.
En ese año, también se difundió la anti-migración, en paralelo con el inicio de la
política de crecimiento de la población en Italia. En ésta lógica, el fascismo hizo esfuerzos
por obtener el control de las comunidades italianas en el extranjero, para que se
convirtieran en instrumentos de política exterior, como “sus fuerzas en la lucha imperialista
contra otras naciones”. En el caso de América Latina, el mismo Mussolini clasificaba, con
una visión de determinismo, a las regiones del continente que más le favorecían al régimen,
catalogando a México como un país perdido por el comunismo, pero en donde se debían
rescatar a los patriotas de su imperialismo, e insertarlos a la Italia. Y aunque Italia se vio
más interesada en la “América blanca” – es decir, países en donde más patriotas se
refugiaban, como Argentina, Uruguay y el sur de Brasil97 –, México era un punto clave para
que ésa América Blanca, y la gente que también se encontraba en México, no se
contaminara del “indoamericanismo”, del caudillismo y por supuesto, del imperialismo
norteamericano.
95 Matteo Pretelli. “La risposta del fascismo aglio stereotipi deglio italiani all’estero.”, en Altreitalie, Edición
de la Fundación Giovanni Agnelli,enero-junio, 2004, pág. 48. 96 Óp. Cit., pág. 49. 97 Federico Finchelstein. Óp. Cit, pág. 75.
51
Fue así como el antiguo Commissariato generale dell’emigrazione, fue reemplazado
por la Direzione Generale degli italiani all’estero (DGDIE), un organismo encargado de
coordinar las actividades que debían integrar al “italiano en el extranjero”, un término
compuesto que sustituyó fascistamente al “emigrante”98. Un amplio contenido cultural y
político tenían los programas de la DGDIE, que trabajaba junto con la Opera Nazionale
Doppolavoro (Obra Nacional para Después del Trabajo), la Opera Nazionale Balilla y la
Segretaria dell’Educazzione, y por supuesto con el PNF. Todas apostaron a la propaganda
como el medio infalible de fascistización, que en general implicó la instrucción de la nueva
cultura italiana, a través de cine, la radio y el folklore99. Por razones obvias, en México
solamente se vivió la transmisión de material fílmico y las manifestaciones folclóricas, ya
que eran más “transportables” en su sentido de implantación.
Es interesante reflexionar sobre el concepto de imperialismo del fascismo, del cual
Mussolini decía:
En la doctrina del fascismo, el imperio no es solamente una expresión territorial,
militar o mercantil, sino que es espiritual o moral. Se puede pensar en un imperio,
es decir, en una nación que directamente o indirectamente guíe otras naciones sin
necesidad de conquistar un solo kilómetro cuadrado de territorio. Para el fascismo,
la tendencia al imperio, es decir, la expansión de las naciones, es una manifestación
de vitalidad; su contrario, los pies en casa, es signo de decadencia. Los pueblos que
surgen o resurgen son imperialistas; los pueblos que mueren son renunciatarios. El
fascismo es la doctrina más adecuada para representar las tendencias, los estados
de ánimo de un pueblo como el italiano que resurge después de muchos siglos de
abandono o de servidumbre extranjera. Pero el imperio exige disciplina,
coordinación de los esfuerzos, deber y sacrificio100.
Es decir, la nación recaía en el fervor de sus ciudadanos, y no en un territorio, y
podía ser una “Nación extramuros”, la cual justifica y re justifica su existencia a través del
“resurgimiento”. Los actos conmemorativos, junto con la apropiación del fascismo como
98 Mateo Pretelli, Op. Cit, pág. 50. 99 Armando Cassigoli,. Antología del fascismo italiano., México, UNAM-FCPS, 1976, págs. 232-234. 100 Benito Mussolini. “Doctrina del fascismo”, Óp. Cit. págs. 247-248.
52
una religión y como una forma de vivir, fueron los principales incentivos de la instrucción
de la doctrina. Asimismo, a diferencia del concepto de Estado proveniente del liberalismo y
el socialismo, el Estado fascista penetraba en cada miembro de su pueblo, a tal punto que su
hegemonía debía ser practicada individualmente. El concepto de libertad del antiguo
sistema pre-fascista se fundamentaba en que la relación entre Estado e individuo debía
separarse. Mussolini creía que la libertad tenía que normarse bajo la ley del Estado, porque
es el cuerpo que le brinda las herramientas para alcanzar la libertad, expresándolo bajo
estas palabras: “El arte de gobernar es el arte de conciliar estos dos términos (Estado e
individuo), de tal forma que, la máxima libertad converge con la soberanía permitida por la
ley. Porque siempre la máxima libertad, coincide con la máxima fuerza del Estado”101.
Se puede considerar, por sus orígenes, como un fenómeno europeo y producto del
occidentalismo de inicios del siglo XX. Sin embargo, no por ello se aisló de los contextos
internacionales, porque además de haber surgido por ellos, el fascismo italiano traspasó los
límites geopolíticos. A pesar de que originalmente, tendió con mayor fuerza al anti-
internacionalismo, su concepto de Nación fue lo que le permitió expandirse en los
contextos latinoamericanos. A diferencia del liberalismo y el socialismo, el fascismo hizo
recaer la Nación en su pueblo. Y si su pueblo se encontraba en contextos trasatlánticos, fue
natural que su Nación acompañara (o se introdujera) a donde los migrantes italianos
estuviesen. Era evidente que, ante Italia, el pueblo ítalo-americano la necesitaba, porque
además de que la mayoría de las colonias italianas de América vivían bajo regímenes
hostiles y xenófobos, la Italia debía resolver y defender a sus colonos a través de los
consulados, como mencionamos anteriormente.
El fascismo buscó, además, la trascendencia de su política ideológica no solamente
en el tiempo, sino desde el aspecto geopolítico. El imperialismo significó “un pensar sobre
un futuro” para Mussolini y la élite allegada. Como el fascismo se basó en un nacionalismo
exacerbado, una forma de alimentarlo era la rememoración histórica; el imperialismo
fascista se presentaba entonces como una herencia de la tradición imperial romana. Sin
embargo, a diferencia de los antiguos romanos, el fascismo pretendió promover a la guerra
como una acción preventiva para fortalecer el liderazgo de Italia en el mundo, como una
101 Michel Ostenc, pág. 23.
53
reacción contra los “imperios plutocráticos”102. El imperialismo fue la base para que el
fascismo se revitalizara constantemente, y una forma de evitar su extinción.
Esto hace del fascismo es un fenómeno de carácter transnacional, ya que podemos
apreciar que su concepto de imperio parte de lo global a lo local103. Mediante el empleo de
la centralización, creó una forma de penetración ideológica a los ámbitos locales. Por eso,
el interés en América Latina, más que para una dominación político-ideológica, radicaba en
sacar ventaja de los patriotas que ya vivían en ella, y recrear el culto del littorioy la Italia
fascista en su máxima expresión, de tal forma que no se sintiesen fuera de Italia, sino que la
llevasen consigo como una práctica, como un ritual. El término littorio proviene del
fasciolittorio o fasces, el símbolo del imperio romano ya mencionado anteriormente. El
fascismo se convirtió en una especie de “religión laica”, en la cual se sacralizaba al Estado,
y se difundía un culto político en las masas, para plasmar un ideal de ciudadano virtuoso
que se dedicaría a la Nación en cuerpo y alma. Estos aspectos se pueden encontrar en Los
diez mandamientos del Combatiente fascista (ya que cada ciudadano era un miembro activo
de la milicia): “1. Dios y Patria: todo otro sentimiento y deber viene después. 2. Quien no
esté listo para darse en cuerpo y alma por su país, y servir al Duce sin discusión, no es
digno de llevar la Camisa Negra. El fascismo repudia una fe tibia y un carácter débil. […]
10. Día tras día, da gracias a Dios por haberte hecho fascista e italiano” 104. Es decir, como
cualquier otra religión, el fascismo se convirtió en una forma de comprender el mundo, en
una explicación a la existencia humana (o al menos, de la existencia de la sociedad italiana,
excavando en su historia), y en una nueva forma de vivir.
Dichas particularidades hacen del fascismo italiano el primer modelo fascista
exitoso, del cual surgieron otros movimientos de extrema derecha en Europa, como el
nazismo (otro régimen exitoso), entre otros que tuvieron un impacto menor en la sociedad.
Según Robert Paxton, el fascismo se desarrolló dentro de cinco estadios de consolidación
en las regiones: “la creación de movimientos, su arraigo en el sistema político, su toma del
102 Federico Finschelstein, Óp. Cit., pág. 71. 103 Chloé Maurel. “A history of Global History” en Analele UniversităŃii din Oradea, Seria RelaŃii
InternaŃionale si Studii Europene, Tom. III, 2011, págs. 38-47. 104 En Armando Cossigola, pág. 234. Para comprender mejor “la religión fascista”, véase Gentile, Emilio. El
culto al Littorio. La sacralización de la política en la Italia fascista., Argentina, XXI Siglo Veintiuno
Editores, 2007.
54
poder, el ejercicio del poder y la larga duración en la cual los regímenes fascistas optaron
por la radicalización o por una entropía”105. Por supuesto que en el contexto trasatlántico,
dichos estadios no se completaron, ya que existió un régimen que absorbía el clima de las
localidades en donde se intentó implementar el fascismo.
Esta ideología es una de las primeras rupturas estructurales del siglo XX, y aunque
nuevos enfoques han decidido clasificarla como extrema derecha, anticomunismo
extremista, o como una régimen totalitario, la realidad es que el fascismo fue un evento
coyuntural. Intentó proponer un nuevo modelo conductor hacia la modernidad, retando a
los nuevos paradigmas escarbando en los proyectos del pasado: “la regulación estatal de la
economía, la lucha de civilizaciones, la mitología política movilizadora, el poder político de
los símbolos, el liderazgo carismático, etc.”106 Fue una vía alternativa, que si bien criticó
principalmente a los modelos liberales y socialistas, propuso nuevos métodos de
sociabilidad, de conglomeración económica, de política diplomática, y de implementación
del nacionalismo y el sentido de pertenencia.
Algunas de estas características ideológicas, son bien compartidas con otros
regímenes de origen fascista, como el nacionalsocialismo o la falange española. Bien cabe
hablar sobre las diferencias entre estos procesos históricos y su experiencia en México. El
caso de Alemania, por ejemplo, difiere bastante del italiano en el sentido ideológico del
imperialismo y el imperio. Hitler, a diferencia de Mussolini, tenía la intención de convertir
a Alemania en una potencia mundial, a través de la conquista bélica primordialmente del
continente europeo, y después del resto del mundo. De igual manera pensaba en convertir a
las sociedades extranjeras (sean de origen alemán o no), a la ideología nazi, poniendo por
sobre todas ellas, la hegemonía del Tercer Reich.
Eso hizo de la experiencia del nazismo en México, algo totalmente diferente a la del
fascismo italiano. Alemania, a diferencia de Italia, trajo al continente americano un
sinnúmero de agentes de espionaje, que se encargaran de penetrar en el sistema
105 En Federico Finschelstein. Fascismo trasatlántico. Ideología, violencia y sacralidad en Argentina y en
Italia, 1919, 1945., Buenos Aires, FCE, 2010. 106 Franco Savarino Roggero. “Fascismo en América Latina: la perspectiva italiana (1922-1943)” en
Diálogos, Vol. 14, Núm. 1, 2010, pág. 41.
55
norteamericano de intelligentia. Los antecedentes tanto del imperialismo alemán, como del
interés de este país por México, bien los ha desarrollado Friedrich Katz en su obra La
Guerra secreta en México. Con base endocumentación de archivos de Alemania, y de los
archivos de la Intelligentia secreta norteamericana, revelados en 1985, desarrolla la
experiencia del nazismo, incluyendo al período de 1914 a 1917 como los preámbulos del
interés alemán por México, que consistió básicamente en la obtención de hidrocarburos
para la guerra, y en la penetración a Estados Unidos y la conversión al nazismo107.
Otro trabajo de suma importancia es el de Juan Alberto Cedillo, en donde expone a
personajes alemanes de espionaje específicos, de diversos sectores sociales, que se
infiltraron incluso con el gobierno mexicano, sobre todo en el sexenio de Manuel Ávila
Camacho. Su extenso ensayo de carácter periodístico nos abre un panorama hacia los
horizontes de la increíble corrupción con la que se manejó la red nazi no sólo compuesta
por espías, sino por diplomáticos y políticos mexicanos que permitieron manejar dicho
escenario. Cedillo revisó los informes del Departamento de Inteligencia Naval, en donde se
exponen los informes de agentes estadounidenses que iban registrando a los miembros de la
policía secreta de Hitler (Gestapo)108.
Alemania, desde el siglo XIX, mantuvo una migración porosa y dispersa en
América Latina, y de igual manera en otros continentes y países. Lo que caracterizó al
período nazi del período decimonónico fue que la migración impulsada por Hitler debía
cumplir con dos propósitos. El primero, conseguir una forma de sustraer el petróleo
mexicano y materias primas de origen mineral, para la elaboración de su armamento
militar; después de la Primera Guerra Mundial, Alemania quedó débil tanto socialmente,
como bélicamente, y por ello Hitler estaba desesperado por comprar productos baratos para
reforzar su ejército. Lo destacable de este hecho, es que cualquiera pudiera pensar que no
participaron empresarios de origen estadounidense, lo cual no fue así. Entre los
norteamericanos que más se destacaron estuvieron Jean Paul Getty, quien trabajó para el
107 Friedrich Katz. La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la revolución mexicana., México,
Ed. Era, 1998. 108 Véase Juan Alberto Cedillo,. Los nazis en México., México, Editorial Debate, 2007.
56
gobierno alemán con el fin de garantizar un flujo de hidrocarburos mexicanos, sin importar
que Estados Unidos mostrara una postura hostil ante Alemania109.
Otro personaje que se destacó no solo en el espionaje alemán, sino en la
construcción de relaciones y negociaciones entre la inteligencia y el gobierno mexicano,
fue la actriz Hilda Krueger. Se involucró con el entonces Secretario de Gobernación,
Miguel Alemán, con el Secretario de Relaciones Exteriores, Ezequiel Padilla y otros
funcionarios y políticos cercanos a Ávila Camacho. Es una figura interesante, ya que
también se involucró con importantes políticos nazis e incluso con empresarios
estadounidenses que le permitían entrar y salir libremente de ese país, sin sospecha alguna.
Finalmente el FBI pudo capturar a todos los espías alemanes, incluyendo a esa “exuberante
actriz”, registrando sus actividades y las redes que formaron de México hacia Estados
Unidos, y de México a América del Sur.
La falange española, por su parte, estableció nexos fuertemente vinculados tanto al
fascismo italiano como al nazismo. Esto involucró a una exportación de individuos que más
bien representaban a la Falange Española Tradicionalista, y que a su vez conformaron una
comitiva en México en el cual involucraban a la sociedad mexicana simpatizante del
movimiento. El hispanismo fue la doctrina que más penetró en la falange, y consistía en
recuperar aquella hegemonía cultural producto del antiguo imperio español. La “patria
espiritual” de la que tanto hablaba el hispanismo, planteaba que España fue capaz de crear
su propio ser, así como a los territorios conquistados en la época imperial. Por tanto,
España se postulaba así misma como una “hegemonía espiritual”, que tenía una autoridad
moral sobre las colonias independizadas, por otorgarles los cimientos de la formación de su
sociedad en todos los aspectos, incluso en el religioso. Su imperialismo radicaba, entonces,
en la reconstrucción de una patria espiritual conformada por lo que anteriormente fue el
imperio español110.
109 Óp. Cit., pág. 53. 110 Ricardo Pérez Montfort, “Hispanismo y Falange. El México conservador recibe a los trasterrados” en
Omnia. Revista de la Coordinación General de Estudios de Posgrado, UNAM, año 5, núm. 13-14, diciembre-
marzo1988-89, págs. 2-3.
57
Por otra parte, el activismo de la Falange giró en torno a su interés por seguir
manteniendo un contacto, en un papel de jerarquización con los países hispanoamericanos,
en especial con México. Sus actividades, al igual que en el fascismo italiano, radicaron en
un gran flujo de publicidad de la Falange y del régimen de Franco. La diferencia entre
ambos es que mientras que el fascismo producía para sus hijos italianos y sin el propósito
de convertir a la doctrina a nadie que no fuera italiano, la Falange trató de que el gobierno
mexicano expulsara todos los ideales de izquierda, y que la sociedad mexicana simpatizara
con el falangismo. Incluso, menciona Pérez Monfort que la propaganda fue difundida por
varios comerciantes mexicanos, al mayoreo y al menudeo, en la ciudad de México111. Esto
puede evidenciar que la Falange trató no sólo de escabullirse entre las relaciones políticas y
diplomáticas, sino que traspasó los límites culturales, al punto de vender su discurso entre
la sociedad mexicana, sin importar los estratos.
El hispanismo no fue profesado exclusivamente entre los miembros de la Falange.
En México surgieron grupos de oposición de derecha, algunos mucho antes de que llegara
la Falange en 1937, tales como la Confederación de la Clase Media, la Asociación
Mexicanista Revolucionaria, la liga Pro-Raza, la Unión Nacional Sinarquista y por
supuesto el Partido Acción Nacional, para los años treinta. Estas asociaciones políticas,
que en su mayoría fueron efímeras y otras perduran hasta nuestros días, surgieron como una
crítica al régimen cardenista, y provinieron generalmente de las clases medias-altas, de
sectores comerciales y políticos.
Hubo un grupo en específico que antecedió a todos los ya mencionados, y que
mantuvo una cercanía más estrecha con el fascismo italiano, que con cualquier otro
régimen de derecha. El Partido Nacional Fascista, creado en la ciudad de Jalapa en 1923
por Gustavo Sáenz de Sicilia, es un caso no muy trabajado por la historiografía. Se
establecieron 420 agencias en toda la república, con 36 agentes que recorrían el país para
hacer propaganda y para difundir periódicos que hablaran sobre la organización. Dicho
Partido, junto con la Liga Política Nacional, apoyó la candidatura del contrincante de
Plutarco Elías Calles, Angel Flores, propuesta inicialmente con el Sindicato Nacional de
Agricultores. Asimismo lanzó un “Manifiesto del Partido Fascista Mexicano a la Nación”
111 Óp. Cit., págs. 4-9.
58
en diciembre de 1922, un mes antes de su formación, así como los “Principios
Fundamentales del Fascismo Nacional Mexicano”, de abril de 1923112.
En el primer documento, la organización se postuló a favor de los profesionistas,
empleados, particulares – omitiendo casi por completo al sector campesino –, mencionando
la importancia de que cada cual respete su rol social, con el fin de conservar el equilibrio
entre los miembros, y en específico se oponían al capital sobre el trabajo, y al trabajo sobre
el capital. Se emprendieron a combatir el bolchevismo a través de grandes esfuerzos de
campaña, ya que durante los años veinte igual se dio una gran promoción de las propuestas
comunistas en el país. Los fascistas mexicanos pensaban en el bolchevismo como la causa
artificial del caos en el que estaba sumido el país, y que la misión del fascismo era hacerle
frente a los problemas nacionales. La estrategia principal era la movilización de las masas
desde abajo, a diferencia de los grupos de la derecha mexicana, que sólo se concentró en las
minorías113.
Por supuesto que el manifiesto dejó en claro algunas propuestas, que para el
fascismo italiano hubieran sido impensables. Por ejemplo, el PFM apoyaba incluso a los
grupos sindicales, incluyéndolos como un grupo importante de la sociedad al cuál se le
debía atender sus problemas. El fascismo italiano, por el contrario, segregó a los sindicatos,
e incluso hizo todo lo posible por erradicarlos, ya que ahí germinaban los pensamientos
socialistas y las organizaciones que giraban en torno a la izquierda. También el PFM abogó
por seguir los principios revolucionarios del sufragio efectivo, no reelección, mientras que
en el fascismo, hablar de un Duce era hablar de dictadura, y aceptarla como algo natural en
las dinámicas políticas. Sin embargo, las coincidencias radican en que ambos, además de
proclamarse en contra del liberalismo y el comunismo y estar íntimamente relacionados con
la Iglesia Católica, tuvieron la intención de movilizar a las masas, para obtener legitimación
política en la sociedad, y en el caso del fascismo, para tener un mejor control poblacional.
Dicho partido se difundió de Jalapa a la ciudad de México, Tampico, Guadalajara,
Puebla, por mencionar algunas ciudades. Sin embargo, el mismo año de 1923 el Partido
112 Javier MacGregor Campuzano. “Orden y justicia: El Partido Fascista Mexicano, 1922-1923” en Signos
Históricos, junio, Vol. 1, N° 001, UAM-Iztapalapa, 1999, págs. 152-154. 113Óp. Cit., pág. 156.
59
entró en decadencia, y terminó por disolverse en los organismos que se mencionaron
anteriormente, principalmente en la CCM y en la UNS. Un aspecto que se debe tomar muy
en cuenta, es que el término “fascismo”, en el sentido que ahora se conoce, es una
construcción hecha a partir de los diversos estudios que se han germinado, sobre las
doctrinas proclamadas por algunos líderes europeos, tal como el caso de Mussolini. Sin
embargo, aunque la sociedad asimiló las dinámicas propuestas por cualquiera de los
fascismos que tratemos, no sabían en términos generales los elementos ya conocidos dentro
del gremio académico pos-guerra y actual114.
Más bien, formaron grupos de disidencia, que respondían a las necesidades de
quienes simpatizaban con los movimientos; precisamente por ello, al fenómeno del PFM no
se le puede encasillar como un proceso fascista, si no como un acontecimiento que mostró
la difusión internacional de los procesos fascistas en Italia, así como posiblemente en la
Alemania Nazi. En la documentación, el fascista era el nazi, el franquista, el de derecha, el
sinarquista, el disidente de la izquierda. Y precisamente esa asimilación que para nosotros
nos podría sonar “ambigua”, se practicó también en América Latina. Esto mismo dio a luz a
los fascismos criollos115, como los designa Savarino, que fueron ante todo una respuesta en
contra de los sistemas fallidos de cada región, y a favor del fascismo como la alternativa de
salvación de una sociedad en crisis.
Para el caso de Argentina, por ejemplo, de hecho surgió un fascismo argentino que
devino de un nacionalismo criollo. A pesar de que éste país diplomáticamente se mantuvo
“imparcial” ante otros gobiernos de otros países en las decisiones internacionales que llegó
a tener con el fascismo italiano, simpatizaba más con él que con cualquier otro sistema
114Brubaker apunta sobre la acuñación del concepto de la identidad, realizada como una interpretación, en una
postura de otredad de los sujetos históricos a los cuales se les estudia. Desarrolla que la identidad en la
mayoría de las ciencias sociales, es una construcción que los investigadores designan desde la mirada
académica, dejando de lado la interiorización de sujetos que son nuestro objeto de estudio. En el caso del
fascismo y sus simpatizantes, si bien conocían al fascismo como una alternativa política y cultural, el concepto de la época difiere de la complejidad académica con la cual se ha incluso designado al fascismo
como una corriente política que engloba a otras, y no como una postura diferente que es como pudiera verlo
una persona del contexto. Véase Rogers Brubaker. “Au-delà de l’identité”, en Actes de la recherche en
sciences sociales, vol. 139, septiembre 2001, págs. 66-85. [Disponible:
http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/arss_0335_5322_2001_num_139_1_3508] 115Savarino realiza un análisis de los fascismos americanos, retomando el caso principalmente de Argentina,
Brasil, Chile y México. Véase Franco Savarino. “Fascismo en América Latina: la perspectiva italiana (1922-
1943)” en Diálogos, Vol. 14, N°1, 2010, págs.39-81.
60
mundial. El sentimiento anti-yankee más adelante promovió tanto el rechazo de un bloque
liberal (estadounidense), como el de un bloque comunista (la URSS), orientándose a
estrechar relaciones con Italia a través del intercambio económico por medio de las
políticas de migración116. Pero también fue un país de interés para Mussolini, porque era
quien había recibido mayor cantidad de italianos desde el siglo XIX hasta los veintes. Los
fascistas veían en la Argentina a una “hija del fascismo”, además de ser la población “más
blanca” de Latinoamérica, que no degeneraría a la stirpe itálica en caso de mestizaje.
Por su parte, Brasil fue visto como un país con una gran riqueza natural, que podría
abastecer a Italia, y poder entablar un intercambio tanto político, como cultural. Desde el
siglo XIX, la Italia liberal tenía una estrecha relación diplomática con el gobierno brasileño,
al grado de ser uno de los países que recibiera en mayores cantidades, grupos de migrantes
italianos. Ya en los años treinta, cuando la dictadura de Getulio Vargas estaba a flor de piel,
las ventajas de este país por sobre otros aumentó, ya que existían posturas compatibles
entre ambos regímenes, como la aplicación del militarismo y el totalitarismo en diversos
sectores sociales, sin importar las clases. La entrada del fascismo italiano en Brasil, al igual
que en Argentina, fue legal y acordada desde negociaciones entre ambos gobiernos117.
Hemos visto las particularidades de las migraciones fascistas europeas en México y
en América Latina, destacando a la italiana, por sobre la alemana y la española, por su
carácter exclusivo y cerrado preferentemente hacia los italianos y simpatizantes, y que
decidió trasladar la cultura italiana del contexto peninsular, a las comunidades locales. El
fascismo por sí solo, obtuvo simpatía de mexicanos que no eran compatibles ni con los
preceptos de la Revolución Mexicana, ni con el sistema de izquierda de Lázaro Cárdenas. Y
a diferencia del nazismo y el falangismo, su doctrina al extranjero si bien no les cerró las
puertas a quien quisiera formar parte del culto del littorio, si mantuvo con candado a sus
Camisas Negras y patriotas italianos, aislados de la participación política del lugar en donde
residieran.
116 Véase Andrés H Reggiani. “Depopulation, fascism and eugenics in 1930’s Argentina” en Hispanic
American HistoricalReview, Vol. 90, Mayo de 2010, págs. 283-318. 117João Fábio Bertonha. “La diplomacia paralela de Mussolini en Brasil: vínculos culturales, emigratorios y
políticos en un proyecto de poder (1922-1943)” en Revista de Historia Contemporánea, N° 11, 2012, págs.
71-92.
61
Debemos destacar y diferenciar el interés de México con el de los países de América
del Sur. México fue visto como un punto intermedio entre Estados Unidos, Europa, Asia y
Sudamérica, de los cuales estos últimos países eran vistos como un medio de extracción de
materia prima, de intercambio cultural y de expandir la doctrina fascista, involucrándola
con los gobiernos locales. En cambio México sólo fue visto como un bastión estratégico,
que serviría para contrastar el imperialismo yankee y contagio a los buenos italianos que
residían en continente Americano. A continuación, se presentará el caso específico de
nuestro país, desarrollando algunos aspectos de la ideología fascista, así como algunas
dinámicas políticas con las cuales se implantó el régimen en las comunidades italianas
existentes en México.
México: el bastión fascista contra el imperialismo yankee.
Los ideólogos fascistas, como Lombardo Radice, creían en la composición del fascismo
como un cuerpo, en el que los diversos miembros y órganos hacían funcionar un todo, cada
uno reconociendo una labor específica. Decían que estas eran sus regiones, las cuales
tuvieron un pasado y una base cultural histórica sólida, que se necesitaba revivir. Por tanto,
la Nación era una síntesis de actividades regionales, ricas y originales contribuciones de la
vida ordinaria. La cultura de la gente, la poesía, el arte y el propio dialecto (tesoro
espiritual para cada familia de la raza italiana), en su conjunto hacían funcionar a la Italia
fascista118. Los grupos ítalo-americanos, hayan o no sufrido una aculturación de la sociedad
en donde se establecieron, seguían conservando características propias que el régimen debía
rescatar, para evitar que su cultura perdiera el “toque de latinidad”. Tanto en Italia como en
América, se optó por la centralización para tener una mejor administración, y se sustituyó el
antiguo sistema de diputaciones provinciales, por las Provveditorati regionais; a su vez, se
redujo el personal de los Ministerios para la solución rápida de los asuntos locales.
En América, se cambió todo el personal que conformaba las legaciones y los
consulados locales y nacionales, por gente que perteneciera al Partido Nazionale Fascista,
118 José Silvério Baia Horta. “A educação fascista na Itália fascista: as reformas de Gentile (1922-1923)”, em
História da Educação, v. 12, n. 24, Jan/Abr 2008. [Disponible en: http//fae.ufpel.edu.br/asphe], págs. 186-
189.
62
con el fin de asegurar que cumplieran con lo que el régimen les ordenaba. Asimismo, las
legiones fascistas americanas se les llamaron fascis, y según el Statuto dei fasci all’Estero,
redactado por el mismo Mussolini119:
Los fascis all”Estero son las organizaciones de italianos residentes en el
extranjero, que han elegido en virtud de su vida privada y civil la obediencia al
Duce y la Ley del Fascismo y ocuparse de reunir entorno al signo del Littorio a las
colonias de italianos viviendo en un país extranjero120.
Aunque se puede cuestionar sobre esta supuesta “libre elección” de la adopción del
fascismo en las colonias italianas, ya que el Statuto obligaba a defender la italianidad, y a
cumplir con lo que el régimen normaba. La obediencia era un valor que se debía inculcar, y
el nuevo compromiso de los ítalo-americanos que tenían para con su “sociedad fascista”,
era defender la latinidad en el pasado y en el presente. Fue una construcción de una
identidad sin muchas alternativas de elección, la cual se facilitó con el manejo de la
saturación de símbolos que fueron aceptados e interiorizados por la sociedad fascistizada.
El proceso de la conformación de una identidad mantiene su complejidad, en cuanto a que
los actores se autodefinen de acuerdo a una práctica. Si bien la identidad121 ha sido vista
como una categoría de poder, ya que los intelectuales somos los que la nombramos y desde
una postura, la imponemos, también existe un cuadro de autodefinición de los actores que
debemos tomar en cuenta incluso por sobre las categorías que desde la ciencia nosotros
pudiésemos aplicar. Resultaría muy fácil decir que todos los italianos de América se
convirtieron al fascismo por la naturaleza de las políticas del fascismo trasatlántico. Sin
embargo, eso implicaría no sólo silenciar a aquellos italianos anti-fascistas que lucharon en
contra del régimen desde su lugar de residencia en América (y en este caso, en México),
119 Una vez que Mussolini ascendió al poder, él mismo se nombró como Ministro de Asuntos Exteriores, ya que quería cerciorarse del buen funcionamiento de la política internacional, y de entramar las relaciones con
otros países no solo de Europa, sino de Latinoamérica. Su cargo comenzó en 1922 cuando fue nombrado jefe
de gobierno, y lo conservó hasta 1929. 120Fasci all’Estero sono l’organizzazione degli italiani residenti all’Estero, che hanno eletto a norma della
loro vita privata e civile l’obbedienza al Duce e la Legge del Fascismo e intendono raccogliere attorno al
segno del “Littorio” le colonie degli italiani viventi in paese straniero. Archivo General de la Nación (AGN),
DGIPS, Caja 331, exp. 33, foja 69b. 121 Rogers Brubaker, Óp. Cit., págs. 66-85.
63
sino también ignorar el por qué en ciertos puntos del país el fascismo tuvo éxito, mientras
que en otros las secretarías del fascio desaparecieron.
Y uno de los sucesos más importantes, sino es que el principal, fue la llegada de los
ministros fascistas. En 1924, llegó la tripulación en La Nave Italia a suelos mexicanos, con
el fin no sólo de establecer vínculos diplomáticos, sino de visitar todas las colonias italianas
de América Latina, y realizar la fascistización de cada una, así como de las instituciones
diplomáticas y culturales italianas. Iban alrededor de 700 personas, junto con numerosos
productos de la industria y las artes italianas, así como documentos expedidos tanto por
Mussolini como por el rey Víctor Manuel III dirigidos a los gobernantes latinoamericanos.
Su destino se extendió hacia países de América del Sur como Argentina, Uruguay, Brasil,
Chile, Perú, Ecuador y Panamá, en donde el embajador extraordinario Giovanni Guiriati
visitó “personalmente más de 60 comunidades italianas”. En agosto de ese año, la
embarcación arribó al puerto de Veracruz. La noticia causó conmoción en los italianos por
la llegada ostentosa de los fascistas; y por otra parte, rechazo total en sindicatos de obreros,
en organizaciones de formación socialista y en grupos disidentes del fascismo que ya se
encontraban residiendo en el país. Por dichos problemas, el presidente Obregón había
ordenado a la milicia veracruzana que impidiesen ataques o “actos de hostilidad” hacia los
recién llegados122.
La Legación italiana se encargaría de coordinar todas las actividades italianas en el
país, en las que quedaron como representantes Umberto Fabbri en el ámbito comercial,
Giovanni di Giura en los negocios internos, Gino Macchioro Vivalba y Gianfranco
Viganotti Giusti ya para el período que oscila de 1931 al 1932. Comenzaron a recaudar
información sobre los italianos en México, iniciando por un censo de los residentes en el
país, y una base de datos con la información política, social y económica necesaria para
asegurar los intereses y el renombre de Italia. Se establecieron en 1926 consulados y
agencias consulares en las siguientes ciudades: México, Veracruz, Monterrey, Acapulco,
122 Franco Savarino. México e Italia, págs. 64-65
64
Chihuahua, Culiacán, Gómez Palacio, Guadalajara, Guaymas, Laguna de Términos,
Mazatlán, Mérida, Orizaba, Puebla, Salina Cruz, San Luis Potosí, Tampico y Uruapan123.
En 1928, se creó la sección mexicana de los balilla y piccole italiane. Ésta fue una
institución fue creada en 1926, como una adición al sistema educativo, y con la intención
de formar a los niños y jóvenes en la experiencia militar. La ley amparó su actividad en la
escuela, con funciones asistenciales y de instrucción militar en las edades de 8 a 18 años.
En la ONB actuaron capellanes, que colaboraban en la instrucción de los niños con los
hombres de la Milicia fascista y los profesores de gimnasia. En 1934, se amplió la actividad
de la ONB a los niños de 6 años, y se insistió en la implicación de las niñas, de forma
separada y vistiendo una camisa blanca en lugar de una negra, en los desfiles y actividades
deportivas, aunque ésta regla ya se llevaba a cabo desde su fundación en 1926124.
Pronto el personal diplomático consultar incrementó y formó redes que estrecharon
lazos con las instituciones y asociaciones italianas en el país. La más importante fue la
orden de los Salesianos, seguido por la Sociedad Dante Alighieri, la Sociedad Italiana de
Beneficencia y la Cámara de comercio. Inmediatamente, se les instruyó a los italianos,
mediante un clima simbólico de patriotismo, latinidad, conmemoraciones y noticias, la
ideología fascista. Asimismo, estaba el Instituto de Roma, el cual se encargó de la
educación fascista por medio del cine. Tomando en cuenta que la mayoría de los colonos
italianos eran analfabetos, y no alcanzaban más que el grado de primaria a secundaria en su
formación, el lenguaje visual fue vital para la fascistización. Más tarde Italia se retiraría del
Instituto Internacional de Cinematografía Educativa por las sanciones internacionales que
se les impuso a causa de sus intentos expansionistas en Etiopía.125La Sociedad Dante
Alighieri fue muy importante ya que se encargó principalmente de la difusión cultural y de
la impartición de la lengua italiana. En el mismo inmueble, se encontraba la UNUCI
(Oficiales de Reserva) y el Dopolavoro. Estas organizaciones eran militares, y se
123 Op. Cit. pág. 66. 124 Rhiannon Eves. Divergent fascisms: Gentile, Bottai de Vecchi and the 1935 debate over Italian education.
Tesis, University of New Brunswick, Canada, 2004, pág. 21. 125 Véase Fabián Herrera. “La colaboración de México con el Instituto Roma, 1927-1937”, en Primer
Coloquio Universitario de Análisis Cinematográfico, México, 15-18 noviembre, 2011, págs. 1-11.
65
encargaban de actividades culturales y principalmente deportivas, y se decía que realizaban
ejercicios militares126.
De hecho, los tres principales organismos de la educación fascista que se
establecieron en México, eran fuertemente militares, y se enfocaban siempre a los niños y
jóvenes: la Asociación de Combatientes, la Unión de Oficiales y la GILE (Giuventù Italiani
di Lictor all’Estero, conformada por Balillas, Vanguardistas, Jóvenes fascistas, Hijos de
Loba, y entre ellos, el Fascio femenino, coordinado por María Fontanot Ferlunga a nivel
nacional).127 Una Nación joven, conformada la juventud que construiría una nueva sociedad
civil, donde contribuirían a eliminar las disensiones antipatrióticas, y acabarían por
transformarse en un grupo movilizado, animando y dando vigor a la acción del Estado. Ésa
era la idealización de la juventud, que destinó a todos los niños al adiestramiento
paramilitar, en batallones escolares al servicio del Estado, en cualquier evento de
emergencia civil o de defensa del bien común128.
126AGN, DGIPS, Caja 331, exp. 33, foja 2a. 127AGN, DGIPS, Caja 331, exp. 33, foja 3. 128 Óp. Cit., pág. 46.
Fig. 1.
Conmemora-
ción fascista,
captada por el
periódico El
Popular. AGN,
DGIPS, Caja
331, exp. 33,
foja 21
66
Esos jóvenes debían soñar con el belicismo de las hazañas de los arditi de la
Armada Italiana de la Gran Guerra, y seguir su ejemplo de valentía y honor por la Nación.
Jóvenes que debían llevar al Escuadrismo129 dentro de sí, como una forma de activismo
político que legitimaba a la violencia como el único medio de disciplina, y de alcanzar el
bienestar social. Esa era la Giovinezza, la primavera di belleza130. Querían ver manifestada
y materializada la idealización de la Nación joven. Pese a que ésta tradición se inyectó en la
población casi de manera involuntaria, el régimen mussoliniano no reprimió violentamente
el inconformismo cono en la Alemania Nazi, aunque ello no suprimiera la exclusión y la
persecución.
La juventud idealizada no sólo fue un principio básico para los fascistas, sino para
un grupo de intelectuales en Pedagogía, que participaron en las reformas de educación
fascista en 1923 en Italia: los pedagogos idealistas, bajo la batuta de Giovanni Gentile.
Estos pedagogos no solo pensaron en la instrucción de conocimiento, sino en el
escuadrismo. Dicha tradición era una herencia del garibaldismo del siglo XIX, y de los
129 Marco Fincardi, “Italia: primer caso de disciplinamiento juvenil de masas.”, en HISPANIA. Revista
Española de Historia, v. LXVII, n. 225, enero-abril, 2007, pág. 61. 130Giovinezza, giovinezza, primavera di bellezza, nel Fascismo è la salvezza, della nostra libertà. “Juventud,
juventud, la belleza de primavera, en el Fascismo está la salvación, de nuestra libertad”, fue el coro del himno
fascista Giovinezza, añadiéndole los dos últimos versos a la versión de los arditi de 1917. De hecho, ésta
canción fue más entonada por la población fascista, que la Marcia Reale d’ordinanza.
Fig. 2. Muestra de
adiestramiento
militar en una
ceremonia,
captada por el
periódico El
Popular. AGN,
DGIPS, Caja
331, exp. 33,
foja 25.
67
militares que lucharon en la Primera Guerra Mundial. El fascismo necesitaba tener a una
población pasiva, pero que estuviera sumergida políticamente dentro de su ideología. La
educación fue un medio por el cual se logró converger al escuadrismo juvenil, con la
conversión de la sociedad al fascismo. Éste proceso, a pesar de haber nacido antes de la
instauración del régimen, persistió como una forma de sociabilidad en los jóvenes, pero
también en los intelectuales.
Cada fasci con sede en los estados mencionados, estaban regulados bajo las órdenes
del Segretario degli Fascios, que tenía su sede en Roma. Tenía la facultad de nombrar a los
Inspectores de Zona y a los Secretarios de todos los fascios locales. Las actividades en cada
uno de ellos estaban supervisadas y dirigidas a través de la Legación italiana, desde Roma.
La expedición de credenciales, entre otros permisos que se requerían para el ejercicio de
conmemoraciones o festividades, se autorizaba desde Italia. Asimismo cada fasci contaba
con sus Casas d’Italia, las cuales dependían directamente del fasci de la ciudad de México,
por la proximidad a las instancias de Relaciones Exteriores y el Consulado Italiano. Cada
una de éstas estaba conformada por un delegado y un inspector del PNF y de la Segretaria
Generale dei Fasci all’Estero, que se encontraban en constante comunicación con los
ministros locales131.
La Casa d’Italia era la cuna de la instrucción fascista. Ahí se les educaba a los hijos
de los italianos radicados en el país, y a los niños de algunos mexicanos y extranjeros de
otras nacionalidades que simpatizaban con la doctrina de Mussolini. Pero no se limitaba
únicamente a la instrucción infantil. Funcionaba como una academia, con el objeto de hacer
superar la capacidad técnica de los empleados y comerciantes italianos. Todas las prácticas
se hacían frente a la Secretaría de Educación Pública, a fin de eludir el cumplimiento del
artículo III de la Constitución132.
Allí mismo se proyectaban películas que contuvieran los discursos de Mussolini,
entre otros que tuvieran que ver con el régimen. La legación italiana primero mandaba una
notificación a la SRE de las cintas que se iban a mandar, con el total de metros de cada una.
131Ibíd., foja 2b. 132AGN, DGIPS, Caja 331, exp. 6, foja 2-4.
68
El contenido de los filmes que mandaba el régimen a los ítalo-mexicanos resulta
interesante: en 1938, entraron 4 cintas: Cronache dell’Etiopia (Crónicas de Etiopía), La
mietitura del grano nella campagna romana (La cosecha del trigo en el campo romano),
Saggio ginnastico al Foro Mussolini (Ensayo gimnástico en el Foro Mussolini) y
Assistenza alla Maternitá e all’Infanzia (Asistencia a la maternidad y a la infancia).
Asimismo, el material pasaba al Departamento Autónomo de Prensa y Publicidad, para la
expedición de su registro. La SRE atendió la demanda y resolvió que no tenía ningún
inconveniente en la autorización de la proyección de los filmes133.
Se puede apreciar que en las Casas d’Italiano solamente se educaba a la población
italiana. Se informaba a los colonos sobre lo que estaba pasando en Italia, sobre lo que
hacía Mussolini y los resultados de su trabajo. Es obvio que la noticias que se exponían
sobre Italia no eran los malos augurios que su nación estaba consiguiendo, a consecuencia
de las divergencias políticas hacia los países liberales y socialistas, ni su alianza el
nacionalsocialismo. Dentro de la fascistización, se debía manejar un discurso de
convencimiento, que hiciera que el contexto italiano no estuviera alejado de las colonias
americanas. También, la imagen de Mussolini siempre será la de un líder, que representa el
ejemplo del italiano fascista que deben seguir los demás patriotas, y a él le gustaba posar
como un hombre de pueblo. Por ello se le filmaba o fotografiaba haciendo deporte,
bailando en fiestas populares, en las tierras a punto de cultivar134, además de sus retratos en
las famosas “asambleas oceánicas” y sus discursos. Es importante resaltar que todos los
eventos auspiciados en cada fascio eran “de italianos para italianos”. En uno de los
artículos del Statuto, se obligaba a los miembros a realizar el culto al fascismo dentro del
fasci. La norma también iba dirigida a aquellos que fueran simpatizantes, aunque no fueran
italianos propiamente.
La prensa fascista fue otra vía de comunicación, de transmisión de noticias, e
incluso de educación para los miembros de cada fasci, difundidas igualmente por medio de
las Casas d’Italia. En 1929, se establecieron nexos para la publicación del periódico Italia
nova, en donde se describe como un medio en el que los italianos en México, tenían la
133 Archivo Histórico Genaro Estrada-Secretaría de Relaciones Exteriores (AHGE-SER), III-172-II, fojas 2-5. 134Véase Smith, Denis Mack. Mussolini., España, Fondo de Cultura Económica, 2001.
69
oportunidad de estar pendientes de los cambios de gabinete, y problemas políticos de Italia
hacia el mundo. Tenía un carácter totalmente “clandestino”, y era enviado en sobres, para
ser procesado en el país a través de alguna imprenta perteneciente a empresarios italianos,
con afinidades fascistas. Sin embargo, solo se editaron dos números de dicho periódico, ya
que Nanni Leone Castelli, alto encargado de la Unión Democrática Italiana – una
organización de corte liberal y disidente del fascismo – en México y Centroamérica,
denunció las altas difamaciones que se hacían en esas publicaciones, sobre la sociedad
mexicana y sobre el General Calles135. No obstante, otros periódicos se seguían difundiendo
libremente en los fascis, con una versión en italiano y otra en castellano, como Il popolo
d’Italia.
Mencionamos las ubicaciones de los fascis, fundados inicialmente en 18 ciudades
importantes a lo largo y ancho de la república. Cada uno tenía un nombre en particular; el
de la ciudad de México era llamado “Mario Dentoni”, el de Chipilo “Giovanni Guiriati”, el
de Monterrey “Mario Mina”136, por mencionar a los más importantes. Los últimos registros
hacen notar que el número se redujo a la supervivencia de solo 8. Los consulados de Italia
se establecieron en el D. F., Tampico, Veracruz y Monterrey, mientras que las agencias
real-consulares en Mazatlán, Puebla, Tijuana y San Luis Potosí137. Queda por demás decir
que el fasci de la ciudad de México fue uno de los más destacados en la república, ya que
quedaba próximo al consulado principal de Italia, además de estar en conexión con otros
grupos fascistas como los representantes nazis o lo miembros de la Falange. Su secretario
administrativo fue Giuseppe Puppo.
Otros fascis que parecieron tener una gran importancia fueron el de Monterrey y el
de Tampico, ya que se tiene abundante documentación de los reportes de sus actividades.
Los secretarios del fascio eran Augusto Massa y Blas Brandi respectivamente. Sin duda, el
fascista más prominente fue Francisco Baldi Raffaelli, quien fue el vocero principal de
Mussolini desde 1924 hasta 1943, cuando se erradican a las comunidades del país. Estaba
casado, y fue registrado como Inspector viajero de zona, era proveniente de Lucca, Italia, y
135 AGN, DGIPS, Caja 331, exp. 34, fojas 2-8. 136 Posiblemente los nombres de los ministros de la tripulación “Nave Italia” en 1924. 137 AGN, DGIPS, Caja 331, exp. 33, foja 78.
70
hablaba español y francés, además del italiano. Como Jefe Supremo de los Fascios en
México, se encargaba de dirigir los grupos de logística de fascistización a nivel nacional:
Lorenzo Armand era vice-comandante de la Juventud Fascista, Ernesto Riccardi era el
encargado de la Difusión de propaganda, Guglielmo Perina era el Presidente de la
Asociación de Combatientes, María Fontanot Ferlunga era la Jefa del Fascio Femenil, entre
otros personajes traídos desde Italia – y pertenecientes al PNF –138.
En el presente mapa podemos apreciar los estados federativos en donde se
localizaron los primeros fascis en México. Hay que resaltar algunos puntos que son dignos
de retomar en una investigación más profunda. En primer lugar, las entidades, sobre todo
las ciudades que se eligieron, se localizaban en alguna frontera, ya sea hacia Estados
Unidos, el Golfo de México, el Caribe o el Pacífico, a excepción de la ciudad de México y
Chipilo en Puebla. Ahora bien, es importante tomar en cuenta que a excepción de Veracruz,
la ciudad de México, Puebla y Michoacán, los lugares elegidos para establecer los fascis no
tenían ninguna comunidad italiana. Como recordaremos, en el capítulo anterior abordamos
las colonias fundadas en el siglo XIX e inicios del XX, localizadas en esas regiones.
138 Ibíd., fojas. 35-36.
Fascis restantes registrados de 1936
a 1940.
Estados de los Fascis fundados de 1924-1927.
71
En segundo lugar, el presente trabajo, no pretende desarrollar el caso de cada fasci
fallido o exitoso, pero si pretende plantear algunos puntos de partida para su estudio.
Debemos plantear que posiblemente, los fascis fallidos no fueron bien ubicados, ya sea por
las asperezas del clima, o la hostilidad de los vecinos, y también la carencia de italianos en
ellos. Por otra parte, los fascis logrados, en específico el de la Ciudad de México y el de
Chipilo, tuvieron la ventaja de no sólo tener comunidades italianas en las cuales establecer
la fascistización, sino que ambas tuvieron facilidades de comunicación hacia los italianos,
hacia el gobierno italiano, y del centro a la provincia (aunque en realidad este último punto
se podría discutir de acuerdo a los objetivos de difusión del fascismo).
Aquellas secretarías del fascio que lograron sobrevivir hasta 1940 ubicadas en el
norte, como Monterrey y Tampico, vivieron un proceso diferente ya que sus objetivos
como fascis fue distinto. Quizás su principal ventaja, fue estar ubicados en lugares
fronterizos, uno con comunicación marítima, y otro muy próximo a los Estados Unidos,
foco de combate principal del fascismo para evitar el imperialismo yankee. Asimismo, en la
zona norte se encontraban algunas familias importantes de ascendencia italiana, ya
mencionados anteriormente, en su mayoría empresarios y comerciantes que se ubicaban en
esas ciudades para su fácil exportación e importación de productos. Hace falta indagar
sobre los casos particulares, ya que se podría explicar cada contexto y las reacciones de los
miembros ya sea de las comunidades, o de los grupos fascistas. Mientras tanto, en las
siguientes líneas nos encargaremos del caso particular de Chipilo, ya que además de haber
sido reconocido como el fasci más importante y ejemplar de México, tuvo características
que favorecieron la adopción del littorio por sobre otras regiones.
72
Chipilo de Fco. Javier Mina: una comunidad italiana nostálgica
Fundada en el transcurso de 1882 a 1884, la comunidad de Chipilo es una de las
comunidades rurales más particulares del Altiplano Central. Peculiaridades como la
comida, las costumbres, la lengua (el véneto), la arquitectura (enfatizada en la iglesia sobre
todo), los monumentos, o la misma gente, han distinguido a Chipilo no sólo de sus
alrededores, sino de algunas colonias coetáneas, como la comunidad de Huatusco o la
colonia francesa de Jicaltepec, ambas ubicadas en el estado de Veracruz. Las características
que distinguen a esta colonia de las demás, giran en torno al tradicionalismo, a la
persistencia por conservar tradiciones que se establecieron desde su llegada a suelos
mexicanos.
En líneas siguientes se hablará brevemente de los antecedentes históricos de la
comunidad, previos al período fascista. Se tiene como intención principal identificar
aquellos comportamientos sociales clave que se adoptaron desde la fundación, y otros que
se fueron desarrollando hasta los años 20’s, los cuales permitieron y facilitaron la llegada y
adopción del fascismo. Para ello no solo se hablará de las actividades económicas,
culturales y políticas más importantes de la zona, sino de ciertos conflictos dados tanto por
problemas de agua o tierra, como por invasiones de foráneos a la comunidad. Básicamente,
este período se divide en dos etapas: la fundación, de 1882 a 1910, en la cual se registraron
los primeros avances y huellas de la prosperidad; y la época Revolucionaria, en donde se
enfatizaron más los conflictos entre Chipilo y algunos pueblos vecinos, que hicieron
remarcar el carácter cerrado.
Posteriormente, se profundizará en la experiencia fascista de la colonia, después
convertida en presidencia auxiliar y para el período de nuestro interés, en un fasci italiano.
A pesar de la escasez de documentación de la época, ya que el archivo fue incendiado y se
73
perdió gran parte del acervo desde 1910 hasta 1950, las fuentes recabadas gracias a la
administración del Archivo Histórico, Sociocultural y Lingüístico de Chipilo139 componen
un cúmulo de fotografías, libros de documentación y de educación, así como los vestigios
arquitectónicos que se conservan hoy en día. La primera parte del análisis se enfocará en la
educación, como el arma de fascistización infalible del fascismo italiano, y en donde se
baña a la población de un conjunto de símbolos que se reflejarán constantemente en la vida
cotidiana. La segunda parte del análisis, que se pretende desarrollar más a profundidad en
futuros proyectos, es el de la apropiación del símbolo a través del monumento, y cómo es
que los símbolos difundidos en la educación, pasan a tener protagonismo no sólo en la traza
urbana, sino en diversas ceremonias que Chipilo adoptó y repitió de Italia. Estos dos
últimos preámbulos nos permitirán ver no sólo el cómo llegó el fascismo, sino la forma en
que se manifestó y fue apropiado por los chipileños.
La Colonia Fernández Leal: la idealización de la colonia extranjera en México
Recordando lo que abordamos en el primer capítulo, la colonización buscaba básicamente
promover la explotación agrícola por medio de la formación de pequeñas comunidades, que
implementaran algún ingreso. Chipilo fue una de las colonias hermanas que se formaron en
1882, junto con la colonia de Huatusco, la Carlos Pacheco, la Ciudad del Maíz y la colonia
Aldana. Se formó gracias a la compra de las haciendas de San Diego Chipiloc (es por esta
hacienda la comunidad adopta el nombre de “Chipilo”) y de San Antonio Tenamaxtla,
ubicadas en el municipio de Cholula, por el Secretario de Fomento, Carlos Pacheco. A lo
largo del siglo XIX, comunidades de raíz cultural netamente indígena – entre ellas, San
Gregorio Atzompa, Sta. María Tonantzintla, Sta. Isabel Cholula, San Fco. Acatepec, San
Bernabé Temoxtitla, entre otros –, prestaron sus servicios para estas haciendas. A partir de
esta mala elección de haciendas, es cuando comienzan los conflictos entre chipileños e
indígenas desde su instalación en la colonia.
139 Bajo la administración y organización de Arturo Berra Simoni, Eduardo Crivelli y Moisés Zannella,
quienes han realizado un trabajo de gran valor patrimonial al rescatar fuentes en el archivo de Chipilo.
74
Desde el virreinato, estas haciendas tenían problemas desde su arrendamiento, hasta
los empleados, por ciertos reclamos de derechos de agua y tierras, para el caso de la
hacienda de Tenamaxtla. Ya en el siglo XIX, la explotación de los jornaleros en la hacienda
de Chipiloc propició que algunos de ellos se escaparan y que incluso, algunos se unieran al
bandolerismo140. Sin lugar a dudas, son comportamientos sociales que se van heredando, y
que durante la instalación de los en su mayoría vénetos, se iban a manifestar a través del
rechazo o la hostilidad.
Ahora bien, dichas haciendas fueron abandonadas aunque no se tiene aún el dato
exacto desde cuándo; a su vez, el territorio fue comprado como uno solo, cuando tiempos
atrás, cada hacienda trabajaba independientemente. Por otra parte, la descripción que hacen
los chipileños sobre estas tierras, como en la mayoría de las colonias extranjeras, difiere
con la que hace Carlos Pacheco a Gobernación. Se describe un territorio en pocas áreas
fértiles, con una superficie llana, con enormes piedras que impiden la siembra, y desigual
en la distribución del agua:
Los italianos establecidos en la tierra de este Estado tienen la perspectiva de un
lisonjero porvenir. Pero los establecidos en Chipilo tienen que trabajar mucho la
tierra para ganar un mal sustento. La tierra del lugar es demasiado pobre, reseca,
sin arborescencia y expuesta a la intemperie, porque ninguna colina la cubre de los
vientos del norte que son perjudiciales en el valle sur de esta capital. Los naturales
del país, acostumbrados a trabajar mucho y a comer pan de maíz, sujetándose a un
jornal muy reducido, no pudieron permanecer en Chipilo por falta de elementos de
vida y bienestar141
Según las crónicas, los italianos tuvieron que adecuar las aproximadamente 684
hectáreas de terreno infértil para poder labrarlas, ya sea para la agricultura o la ganadería, o
ambas. El reparto se dio de a 6 hectáreas por familia, aunque conforme avanzaron los años,
algunas familias terminaron teniendo 13 hectáreas, mientras que otras se quedaban con sólo
140 José Luis Vázquez Castillo. Chipilo, los primeros años (1882-1910). Asesorado por Dr. José Benigno Zilli
Mánica., Puebla, BUAP-Colegio de Historia, octubre de 2007, pág, 11. 141Periódico El Día, 19 de septiembre de 1883, en José Agustín Zago B. Los cuah’tatarame de Chipíloc. Pue.,
1999, pág. 89.
75
media hectárea. La inversión era un flujo de dinero entre la Secretaría de Fomento, la cual
pagaba a los empleados y a los colonos sus sueldos durante dos años, mientras la colonia se
terminaba de establecer por completo. Sin embargo, durante estos primeros años, Chipilo
dependió de Sta. Isabel Cholula en cuanto a los servicios municipales necesarios. Algunos
de estos eran el Registro Civil, el Panteón, cuerpos de Policía, entre otros. Los tres primeros
directores de la colonia fueron Manuel Calderón (1882-1883), Eduardo Olvera (1883-1884)
y Rafael Tlapanco, quien duró de 1884 hasta 1908. También contaron con sus propios
jueces de paz, entre quienes estuvieron Sánchez Caballero, Román Quechol y Ambrosio
Márquez142, quienes se encargaron de la relación entre Sta. Isabel y Chipilo, sobre todo
para agilizar cualquier trámite que se liara con la cabecera.
Algunos servicios con los que contaba la comunidad fue el de los “jefes de ronda”,
quienes funcionaron como policías comunitarios, un médico, un farmacéutico con su
botiquín y algunos profesores. Sin embargo al finalizar el subsidio, tanto algunos
profesores como el médico sufrieron escasez de sueldos, y se fueron de Chipilo. Esto nos
habla realmente de la atención de Fomento sobre la colonia, que a diferencia de la fundada
en Huatusco, Chipilo pasó un tanto desapercibida en cuanto al presupuesto recibido143. De
hecho, los mismos colonos participaron en la construcción de sus edificios: “Ayer salieron
a trabajar el camino 73 italianos y hoy 10 más se ocupan de la albañilería y carpintería. Ay
33 enfermos, sin ninguno de gravedad. Enfermedad dominante: fiebre inminente. Fueron
vacunados hoy 9 niños”144. Indudablemente, y anexando los problemas que antecedían la
llegada de los extranjeros en la región, era de esperarse que los colonos se volvieran
herméticos con los pueblos vecinos, a pesar de que en la colonia residieran 8 familias
mexicanas (con un total de 39 individuos).
En cuanto a la cuestión económica, como la mayoría de los colonos eran del noreste
de Italia, una región enteramente ganadera y agrícola, les fue familiar el trabajo de la tierra.
Sin embargo, el terreno ya no tenía la fertilidad para obtener una buena siembra, y debido a
ello algunos chipileños (aunque en realidad fueron pocos casos) decidieron probar suerte al
142 José Luis Vázquez Castillo, Óp. Cit., págs. 21-27. 143 José Agustín Zago B., Óp. Cit., págs. 78-85. 144 José Agustín Zago B., Breve Historia de la Fundación de Chipilo., pág. 58.
76
mudarse a otras colonias. Asimismo, las tierras deslindadas pasaban a manos de los
miembros de la localidad, o bien, a nuevos colonos provenientes de otras colonias que no
tuvieron éxito y se fragmentaron (como el caso de la colonia fundada en el estado de
Morelos). Iniciándose las actividades en el campo en 1883, se enviaron a la colonia 200
estacas de morera blanca, asimismo se decidió sembrar olivos y viñedos. Un año más tarde,
las tierras se estaban preparando para la siembra de trigo, maíz, frijol, sobre todo para la
temporada de lluvias. Es en éste punto en donde se generaron las principales rivalidades
entre la comunidad indígena de San Gregorio Atzompa y Chipilo.
En 1896 se creó una junta para realizar mejoras en la colonia; entre los miembros se
encontraron Aurelio Mion (juez propietario), Ángel Zanella, Juan Martín, Antonio
Zechinel, Juan Facinetto, Francisco Berra, Andrés Mazzocco y Fioravante Bortolotto,
designando a Zanella como el presidente de la junta. Dicha junta tuvo como objetivo
entablar varias negociaciones que trajeran beneficios para los colonos. Entre ellos destaca
la reducción de la cuota de agua en San Gregorio Atzompa, ya que los colonos pagaban un
monto para la riega de sus siembras. No obstante, el comisionado del reparto de agua de
Atzompa, dirigido por Antonio Rojas, decidió duplicar dicha cuota, argumentando que “no
han tenido razón para quejarse por el aumento de la cuota”145. Aunque Vázquez Castillo no
ahonda en el caso, es evidente que esto causó una disputa, que aunque de manera muy
diplomática, iba a ser un referente para los problemas entre ambas comunidades.
A través de este caso también podemos identificar las primeras familias de
preeminencia de la colonia; los Zanella, en específico don Ángel Zanella fue el colono más
destacado durante esta primera fase de Chipilo. De ascendencia véneta, y junto con el
lombardo Stefano Colombo, fueron los individuos que más participaron en la toma de
decisiones y en las negociaciones para el poblado. Incluso Zanella fue el puente de
comunicación entre mexicanos y chipileños cuando el idioma resultó ser una dificultad para
la aclaración de problemas. Fue un hombre que, según Zago, era capaz de encarar a los
principales representantes de los pueblos aledaños, que aunque se constituyera en él a una
145 Otras mejoras que se lograron fue la construcción de acueductos, para conducir agua de Tenamaxtla a la
población de la colonia. Sin embargo sólo se logró la autorización, más no un apoyo económico por parte de
la Secretaría de Fomento y la de Gobernación. José Luis Vázquez Castillo, Óp. Cit., pág. 58.
77
figura de liderazgo, también cierto rechazo de los colonos por su forma de ser. Por otro lado
el señor Colombo, fue conocido como una persona muy polémica, con una activa
participación en los asuntos políticos de Chipilo. Fue una persona reconocida por ser
trabajadora, logrando acumular la mayor cantidad de ganado de toda la comunidad. Su
legado reside en ser un ejemplo a seguir para muchos chipileños146.
Ahora bien, hemos descrito las relaciones entre chipileños y otras comunidades en
función de las necesidades de la localidad. Pero también es relevante resaltar la relación
entre ellos mismos como colonos, que en realidad fue armoniosa, a pesar de que algunas
familias fueron escalando económicamente por sobre otras. Una forma de evidenciar tal
armonía fue la marcada endogamia que se ejerció desde la fundación. El primer matrimonio
registrado, celebrado en 1882 dos meses después de la instalación oficial, fue entre Luis
Novella de 24 años y Elizabeth Montagner147. A diferencia de otras colonias de italianos
como Huatusco, en donde el mestizaje se manifestó como una manera de rápida integración
social, en Chipilo se optó por la endogamia.
Según Rojas Alonso, en 1891 se registró a una mestiza de nombre María Cruz
Nanni (apellido chipileño) en Sta. Isabel, cuyos padres son Viviano Nanni de 25 años, y
Felipa Tlahuel de 19. Sin embargo, en el Archivo del Registro Civil de la localidad, no se
encontró el acta de matrimonio de dicha pareja148. A pesar de ser el único caso registrado,
ya que casi todos los casamientos durante este período son entre colonos, podríamos inferir
sobre la importancia que tenía para la comunidad que un chipileño se casara con una mujer
de la colonia, y de ascendencia italiana preferentemente. Esta es una característica que
Chipilo mantendrá hasta el siglo XX, de lo cual se hablará líneas abajo.
Pero el mestizaje que se intentó consolidar en las colonias extranjeras, en muchos
trascendió de lo racial a lo cultural. En Chipilo, por ejemplo, se adoptó el maíz como parte
de su dieta alimenticia. En un principio, el engerimiento de dicho cereal fue por medio de la
146Ibíd., pág 74. Véase también José Agustín Zago B págs. 99-135. 147 Archivo general del Estado de Puebla (AGEP), Registro Civil de Sta. Isabel Cholula, Caja 1, Libro de
Matrimonios de 1882 y 1883. Véase también la referencia en Araceli Rojas Alonso. Cambios y permanencias
en una colonia de italianos en Puebla. Chipilo: finales de los siglos XIX y XX. Tesis de Maestría en Historia,
ICSyH-BUAP, Puebla, 2005. 148Óp. Cit., págs. 72-73.
78
polenta, un pan a base de maíz endémico del Véneto. Araceli Rojas sugiere que como en un
principio no se tenía el presupuesto suficiente para la compra de harina de trigo (mientras
ellos intentaban cosecharlo), se optó por el consumo del maíz. A su vez, algunas amas de
casa contrataban sirvientas de origen indígena, quienes además de realizar labores
domésticas, hacían tortillas y así se convirtió en una adopción alimenticia149. Si bien la
tortilla si pudo adoptarse por dichos motivos, la polenta ya era un alimento proveniente de
Italia y no fue una readaptación al consumo del maíz a la llegada de los chipileños en
México, como se refiere Rojas.
Chipilo se convirtió en una colonia exitosa en el sentido económico, ya que pronto
proveería a los pueblos aledaños de productos como la madera, ganado, y algunas cosechas
que no se daban en la región. En este aspecto, los hombres eran quienes entablaban las
relaciones con otros pueblos, mientras que las mujeres se quedaban dentro del poblado, sin
oportunidad de participar dentro de cualquier actividad que implicara un trato con alguien
foráneo. Esto se manifestó en los pocos matrimonios mixtos, realizados entre hombres
chipileños y mujeres indígenas, pero no entre mujeres chipileñas y hombres indígenas. Otro
dato importante es que si bien los matrimonios se registraron en Sta. Isabel, era posible que
dicho matrimonio no viviera en la comunidad150. Sin embargo estos ocurrirían hasta
después de 1905, de los cuales se hablará en los siguientes renglones.
Esto es un preámbulo de algunos comportamientos sociales que permiten
comprender a un Chipilo aislado. Sea por cuestiones conflictivas, por una mala adaptación
al medio, por malas relaciones entre el poblado y los vecinos indígenas, por una falta de
atención de Fomento sobre la colonia, etc., esta colonia se distinguió de las demás gracias a
su evidente falta de interés por insertarse en la sociedad mexicana. Los conflictos fueron
incrementando hasta el estallido de la Revolución Mexicana, que puede ser calificado como
“la gota que derramó el vaso”; y sería el preámbulo principal, a nuestro parecer, para la
llegada del fascismo.
149 Ibíd., pág. 61. 150 Óp. Cit., pág. 73.
79
Chipilo y la Revolución Mexicana: las marcas oscuras de la violencia xenófoba.
Como lo describieron Ezio Cusi y Eugène Cuzin, los extranjeros sufrieron varios ataques
durante la Revolución Mexicana. Sea por el ideal de derrocar a las haciendas, o incluso por
una xenofobia implícita de la cual hablamos líneas anteriores, los ataques de rebeldes hacia
extranjeros no pudieron pasar desapercibidos, sea desde la vía constitucional hasta la fuerza
armada151. Chipilo no fue la excepción; por su ubicación geográfica, fue un punto clave de
estancia en la ruta de los zapatistas en camino hacia Atlixco, Cholula y Puebla,
refiriéndonos específicamente la toma de Tlaxcala por Domingo Arenas, jefe militar al
mando de Emiliano Zapata152. En este paso, se detuvieron para poder abastecerse de
alimento y descanso, y según los testimonios orales recopilados por Zago, los miembros de
la localidad inicialmente mostraron hospitalidad hacia los rebeldes153.
No obstante, muchos de los ideales revolucionarios iban dirigidos al rechazo de los
extranjeros, ya que se les consideraba como una posible oligarquía o como uno de los
grupos favorecido por sobre sus derechos agrarios, y es por eso que:
La Revolución y el agrarismo confundirán a las colonias italianas con el
latifundismo que se intenta erradicar. Los colonos que ‘habían venido para
impulsar la legión de los pequeños propietarios’, ahora eran identificados con el
hacendado, contra quien ellos mismos no habían podido prevalecer. Así se
acabarán las colonias y sus miembros pasaron a integrarse en la trama del país
en las más diversas ocupaciones. Muchos de ellos pasarán rápidamente al
151 Venustiano Carranza, en la Constitución de 1917, promulgó una ley en antiinmigrante. Para más datos,
véase, Pablo Yankelevich. “Extranjeros indeseables en México (1911-1940). Una aproximación cuantitativa a
la aplicación del artículo 33 constitucional.” en Historia Mexicana, Vol. LIII, N° 003, El Colegio de México,
México, 2004, págs. 693-744. 152 Para más información sobre el zapatismo en Tlaxcala, véase Raymond Buve. El movimiento
revolucionario en Tlaxcala., Universidad Autónoma de Tlaxcala, México; D.F., 1994. 153José Agustín Zago B, pág. 155.
80
comercio, y de allí a la industria, y a las profesiones donde actualmente se
encuentran los hijos de sus hijos154
Hay que distinguir una vez más a Chipilo, como una comunidad agrícola más no
latifundista; no obstante la xenofobia revolucionaria usó la etiqueta del latifundismo sin
distinción para todo extranjero que trabajase en México. En febrero de 1912, los chipileños
fueron atacados por unos supuestos grupos “zapatistas”, y pidieron auxilio al Gobierno de
Puebla. De hecho el ministro italiano Cambiaggio invitó a la Secretaría de Relaciones
Exteriores a que se uniera en las atenciones de los problemas suscitados en la comunidad.
Recibieron armas para poder defenderse ante otros posibles ataques, y los bandidos fueron
aprehendidos el 5 de marzo en Chalchihuapan155.
No se tiene la certeza de que aquellos “zapatistas” realmente fuesen los bandidos
que asaltaron por primera vez a la comunidad. Según la perspectiva de una gran parte de la
sociedad revolucionaria, Villa y Zapata eran vistos como bandidos. Asimismo, no se debe
olvidar que además de las brigadas zapatistas y villistas, surgieron grupos que sólo
buscaron el saqueo de los pueblos, y mucha gente los confundía con zapatistas y villistas, o
inclusive se hacían pasar bajo cualquiera de estos nombres156. Los chipileños le enviaron
sus quejas directamente a Zapata sobre los asaltos y saqueos de casas que sufrieron gracias
los supuestos hombres de su brigada en Cholula. Zapata, según las memorias recabadas por
Zago, les aclaró que el pillaje y los comportamientos bandoleros no formaban parte de las
disciplinas implementadas en sus ejércitos. De hecho, éste mismo les aconsejó que se
armaran para poder defenderse157, e inclusive, el mismo Zapata envió un aviso a la cabecera
154 José Benigno Zilli Mánica, Braceros italianos para México. La historia olvidada de la huelga de 1900,
Xalapa, Universidad Veracruzana, 1986, pág. 12 155 Franco Savarino., “Un pueblo entre dos patrias. Mito, historia e identidad en Chipilo (1912-1943)” en
Cuicuilco, enero-abril, año/vol.13, número 036, ENAH, D.F., México, 2006, pág.279 156 Para un trabajo antecedente al período revolucionario en la región central, véase las conclusiones de Carlos
Barreto., Rebeldes y bandoleros en el Morelos del siglo XIX (1856-1876). Un estudio histórico regional.,
Morelos; Mex, Gobierno del Estado de Morelos, 2011, págs. 247-252. 157José Agustín Zago B. Los cuah’tatarame de Chipíloc., Pue., 1999, pág. 159
81
municipal de Cholula para que esta avisase a todas las localidades aledañas, sobre la
próxima presencia de sus hombres en sus tierras158.
Más tarde, en agosto de 1914, Carranza lanzó un decreto el día 22 que privó a los
ciudadanos del uso de armas sin autorización, afectando directamente a los chipileños. Días
después de este suceso, sufrieron un saqueo de aproximadamente 5 mil pesos,
protagonizado por supuestas “tropas irregulares”. La información llegó hasta Roma a la
MAE (Ministerio de Asuntos del Exterior). Es entonces que el ministro italiano visitó a
Carranza y a la SRE pidiendo que se arregle el incidente.159A pesar de la fuerte atención de
Italia hacia el pueblo de Chipilo, los ataques persistieron.
En noviembre de 1914 y en febrero de 1915 se repitieron los saqueos y robos. Sólo
que en esta ocasión, se presentó violencia y se registraron algunas personas que fallecieron
(fueron tres italianos, según un comunicado del ministro italiano Cambiaggio).Algunos
chipileños pidieron citas con Carranza para arreglar los problemas. Lograron que se
realizara una de ellas en febrero de 1916, y así, el Presidente les proporcionó armamento
nuevo para defenderse de cualquier ataque, ya que el Gobierno no quiso enviar una brigada
de militares, o simplemente intervenir en resolver el grupo de policía que le correspondía a
la comunidad. Jacobo Berra, vecino de la localidad, fue elegido para comandar las
estrategias y adiestramientos necesarios ante cualquier nuevo ataque que se presentara160.
Desde el punto de vista de los chipileños, Zapata no fue el único culpable de estos
saqueos. Zago recabó información sobre Juan Uvera, quien era habitante de un pueblo
cercano, el cuál atacaba constantemente a Chipilo robándole vacas y otros bienes
materiales161. Para el 25 de enero de 1917, hubo un nuevo atentado. Pero esta vez, los
chipileños tomaron justicia por su propia mano. El mencionado Uvera atacó con varios
hombres que había reunido, y gracias “a las estrategias y a la preparación adecuada, los
158Los documentos del Archivo de Chipilo aún se encuentran en proceso de ordenación, por lo que mucha de
la información encontrada además de no estar fechada (por estar separada de algún expediente completo), no
pertenecen a alguna caja, serie o fondo, por lo que se decidió citar de acuerdo al tema y a las condiciones de
búsqueda. Archivo Histórico, Sociocultural y Lingüístico de Chipilo (AHSLC), serie Revolución, documento
no fechado. 159 Franco Savarino. “Un pueblo…” pág. 280 160Zago, Agustín, pág. 161. 161Óp. Cit., págs. 158-160.
82
chipileños resultaron triunfantes en la batalla, a pesar de que [sólo] contaban con alrededor
de cien hombres.”162Lo importante es ver a este acontecimiento, como el resultado de dos
fenómenos: ni el gobierno local (correspondiente a Cholula y al Gobierno del Estado de
Puebla) ni al Nacional, les importaron los sucesos consecutivos de Chipilo, provocando que
la comunidad se defendiera y se organizara de manera “autónoma”; como consecuencia,
esto terminó de romper los lazos entre las autoridades mexicanas con las de la comunidad y
por tanto, un total desconocimiento de Chipilo sobre las sociedad mexicana en general.
Ante tal situación de violencia, el MAE decidió mandar a un cónsul en Puebla, que
se hiciera cargo directamente de Chipilo; este cónsul sería Carlo Mastretta, uno de los
principales difusores del fascismo en México. Éste tendría la obligación de informar al
gobierno italiano sobre cualquier atentado que llegase a sufrir en Chipilo, teniendo la
ventaja de vivir más cerca de la comunidad, sin necesidad de trasladarse desde la ciudad de
México hasta el estado de Puebla163. También, tendría la obligación de mantener contacto
con las autoridades gubernamentales y militares del Estado, por lo que su instalación debía
darse en la ciudad de Puebla. Cambiaggio se encargó de enviar el mismo año de 1915 desde
la Legación Real de Italia en México, la patente de nombramiento de Carlo Mastretta,
teniendo el cargo específico de “Agente Real Consular de Puebla” en México164.
Ante todos estos disturbios también los chipileños reaccionaron violentamente
contra los pobladores vecinos. En Tonantzintla, por ejemplo, el ciudadano Sebastián
Gómez denunció, ante la Presidencia de Fco. Javier Mina, una agresión hacia él y hacia su
yerno Albino Tecuatl de parte de dos chipileños, quienes estaban armados con carabinas y
caballos165.De igual manera, también hubo robos por parte de los chipileños hacia estas
162 No se tiene un dato exacto de cuántos hombres atacaron a Chipilo. Varían desde mil hasta quinientos,
incluso se tienen datos de cuatro mil. José Agustín Zago B., Óp. Cit., págs. 160-165/ Franco Savarino, Óp.
Cit. págs. 281-282. 163Ibídem., pág.281 164 Archivo Histórico Genaro Estrada- Secretaría de Relaciones Exteriores (AHGE-SER), Exp. 41-2-31, fojas
1-6. 165 Este documento pertenece a una copia de expedientes que no se encuentran en el Archivo Histórico de
Tonantzintla, bajo la custodia de un vecino de Sta. María Tonantzintla que decidió no proporcionarnos su
nombre para hacer referencia exacta del documento. Sin embargo, muy amablemente nos permitió consultar
la documentación que resguarda y que no se encuentra en el archivo. Al parecer el documento original no se
encuentra en el Archivo Histórico, y es por ello que nos resulta importante hacer mención de la referencia.
Archivo Particular (APT), Tonantzintla, Pue. copia de expediente de documentos de 1900-1917.
83
comunidades vecinas; y no solamente en el período revolucionario, sino desde antes. Hubo
incluso el caso de un chipileño que fue denunciado por robar unos cerdos a pesar de ser una
persona acomodada, y que no tenía la necesidad del robo166. También hubo otra denuncia
por robo de zacate en contra del vecino de Javier Mina Francisco Merlo, quien había
acordado por medio de trato pagarle al ciudadano Margarito Quechol167.
Además de la violencia, Chipilo sufrió un rompimiento de costumbres posiblemente
como una forma de defensa ante tal clima de descontento: el rompimiento de la endogamia.
Aunque los casos desde 1910 hasta 1921 fueron sólo tres, esto nos habla de que dichos
problemas suscitados llevaron a algunos miembros de la comunidad a salir definitivamente
de Chipilo. En el siguiente cuadro, se presentará un breve registro de los matrimonios a
partir del año de 1908 hasta 1921: 168
Año 1908 1909 1910 1911 1915* 1916* 1917* 1919 1921
N°
Presentaciones
Matrimoniales
1 4 4 2 1 1 0 20 2
N° Matrimonios 2 4 2 4 0 2 1 16 2
*En estos años se registraron matrimonios NO endogámicos
Como se puede apreciar, después de los tres matrimonios no endogámicos, hubo
una gran cantidad de matrimonios, aunque cuatro no se consumaron. Algunas
presentaciones matrimoniales se registraban a finales de año, y el matrimonio como tal se
celebraba hasta inicios de su año consecuente. Desde la Ley de Matrimonio Civil de 1859
se estipulaba que el mínimo de tiempo en el que se están expuestas las presentaciones sería
166 Archivo Histórico de Tonantzintla, Sección Justicia, Caja 4, Legajo 3, 4 de Enero de 1900 167 APT, documento fechado de 1 de Diciembre de 1917. 168 Los libros de registro de 1913 y 1920 están extraviados. Por lo que respecta al año de 1912 no se
encontraron matrimonios. Asimismo, el primer matrimonio de 1908 no tiene Presentación Matrimonial; esto
es porque su Presentación quizá se registró en Santa Isabel Cholula.
84
de dos meses, y éste mínimo de meses se justificaría en caso de que “Cuando se trate de
personas que no tienen domicilio fijo, el acta permanecerá en los parajes públicos por dos
meses”169.
En el primer caso no endogámico el pretendiente, Arnulfo Cervantes, es originario
de Atlixco y es “vecino de Javier Mina”. La contrayente, María Mazzoco, es chipileña.
Cervantes es “campista” y el oficio de la pretendiente no está escrito. Son bastante jóvenes,
pues al contraer matrimonio ya tenían cumplidos veintiuno años el contrayente, y la
segunda veinte. Los testigos de la presentación matrimonial no coinciden con el de la
celebración oficial, pero los testigos presentes fueron originarios de Chipilo, a excepción de
Nicolás Tlahuel, originario de San Gregorio Atzompa170. El caso siguiente es de Pedro
Zanella, quien es “originario de Italia y vecino de Javier Mina”, con Julia Riquelme,
originaria de Chalchicomula. El señor es viudo de 49 años y la pretendiente de veintiocho
años. Tiene la misma estructura del matrimonio anterior, y los cuatro testigos son
originarios de Chipilo. Éste es un ejemplo de aquellos chipileños que no quisieron cambiar
su nacionalidad a la mexicana171.
En 1917 también hubo otro matrimonio, aunque es peculiar ya que se realizó con
tanta premura que no se hicieron las presentaciones matrimoniales. Fue el matrimonio del
Coronel Antonio Martínez matrimonio con la señorita Herlinda Vancini, El coronel tenía
33 años de edad, mientras que la mujer tenía sólo 16 años y por ser menor de edad tuvo la
aprobación de los padres para la consumación del matrimonio. Como durante estos años los
chipileños fueron atacados por tropas o grupos irregulares, se raptaban mujeres de la
comunidad172. Asimismo, el matrimonio se consumó en octubre de ese año en curso,
cuando unos meses antes los chipileños habían sido atacados. Ante un nuevo ataque la
chipileña tendría que haber huido de aquel escenario turbulento. También, Tomemos en
cuenta que el origen del Coronel es de Piedras Negras, Coahuila. En muchos casos, las
169 Esta ley tuvo vigencia hasta el año de 1950. Ley de Matrimonio Civil del 23 de junio de 1859. Digitalizado
en http://www.biblioteca.tv/artman2/publish/1859_146/Ley_de_matrimonio_civil_258.shtml 170AHPSGA, Cholula, Pue., Libro de 1916, Número 3, Matrimonio de Arnulfo Carvantes y la señorita María
Mazzoco. 171AHPSGA Cholula, Pue., Libro de 1916, Número 6, Matrimonio de José Pedro Zanella y la señorita María
Julia Riquelme. 172 José Agustín Zago B., pág. 156.
85
operaciones militares solicitaban estrategas del norte, pues los ejércitos estaban bien
preparados para el ataque a las tropas irregulares.
Como el matrimonio no endogámico era muy mal visto e incluso por algunos
miembros de la comunidad hoy en día173, nos pareció que estos casos matrimoniales no
debían pasar desapercibidos. Aunque el objetivo de este trabajo no es el análisis de las
rupturas de endogamia en Chipilo, si nos saltó a la vista que fuera exactamente durante la
Revolución Mexicana que la endogamia llegase a romperse al menos en 3 casos legales. Y
mencionamos a los casos “legales”, porque es muy posible que se hayan dado casos en
donde algunas parejas clandestinas decidieron romper con la tradición por el clima de
violencia por el que estaba rodeado Chipilo y en general todo el país.
La endogamia es uno de los rasgos culturales que más han marcado a Chipilo desde
su fundación. Al mirar esta ruptura de esta tradición, aunque sea por un momento pequeño
pero importante por merodearse de un clima tormentoso, nos da una idea de que incluso las
necesidades básicas de la sociedad local se estaban rompiendo. Junto con los asaltos de los
bandoleros, los pleitos personales entre chipileños y miembros de otras comunidades
aledañas, era de esperarse que se sintieran hasta cierto punto en conflicto con su identidad,
con sus tradiciones y costumbres en contraposición con las de la sociedad mexicana, que en
ese entonces estaba más preocupada por sus problemas locales y nacionales que por las
comunidades de origen extranjero. Este es el panorama de rupturas, una sociedad en crisis
política, económica y hasta cultural previo a la llegada del régimen fascista, ése régimen
que por su parte, marcaría a la comunidad desde el aspecto político, sí, pero también desde
su identidad.
El período fascista en Chipilo: la italianidad dibujada con fasces.
Como vimos en el capítulo II, el objetivo de la transnacionalización del fascismo era
fortalecer un imperialismo “cultural” que revitalizara la justificación de su existencia, y así
173 James H. MacDonald, “Historia, economía y transformación de la identidad étnica entre los inmigrantes
italianos en México” en Relaciones, Vol. XVIII, N°. 71, 1997, págs. 157-199.
86
evitar su extinción. Pero ¿cómo se dio exactamente ésta política de instauración del
régimen? Una vez consolidado el gobierno italiano, surgieron un sinnúmero de
instituciones para el control de la sociedad y su educación encaminándolos hacia el
fascismo. Cada comitiva era destinada para los principales intereses de la nueva Italia
triunfante; la ampliación de mercados y fuentes de abastecimiento, y por el otro lado el
establecimiento de una política cultural que exaltara la “latinidad” en las comunidades
italianas:
Dar a las poblaciones de América Latina la precisa sensación de nuestra
potencialidad y de la renovada invencible voluntad de acción, que anima nuestro
país, y confirmar en nuestros compatriotas que viven y trabajan en América
Latina el legítimo orgullo de sentirse hijos de esta tierra, excelsa entre todas a lo
largo de los siglos por la excelencia de sus inteligencias y el fervor de sus
obras174
Recordemos la primera expedición fue realizada en 1924, en la ya mencionada
embarcación llamada “La Nave Italia”, en la cual viajaban alrededor de 700 fascistas que
residirían a lo largo de la república, así como miembros de las instancias gubernamentales y
representantes directos del Duce. Entre ellos se encontraba el embajador Giovanni Giuriati,
quien llevaba consigo cartas de Mussolini y del rey Víctor Manuel III emitidas a los
gobernantes de Latinoamérica. Cuando arribaron a costas mexicanas el 23 de agosto, se
prohibió a los italianos bajar con sus camisas negras, ya que eso iba a causar polémica entre
organizaciones disidentes presentes para manifestarse en protesta de dicho acto. Sin
embargo, el encuentro con los italianos mexicanos fue muy bueno, ya que hubo
presentaciones y banquetes tres días después del arribo175.
No fue hasta el día 29 de agosto cuando la excursión llegó a Chipilo, preparado todo
por Carlo Mastretta, el cónsul italiano de Puebla. Como mencionamos en nuestra
introducción, Giuriati comunicó a Mussolini y al rey Víctor Manuel III lo que sucedió:
llegó un grupo de jinetes que escoltaron a los autos que se habían atascado por la
174 Franco Savarino. México e Italia. Política y diplomática en la época del fascismo, 1922-1942., México,
SRE, 2003, pág. 61. 175Óp. Cit., pág. 63.
87
irregularidad del suelo; los chipileños, al llegar los fascistas, los recibieron con banderas
itálicas, gritando “¡Viva l’Italia!”. Giuriati, como ya mencionamos en un principio, les
entregó a los vénetos una piedra del Monte Grappa, que simbolizaba el sacrificio de los
soldados en la Gran Guerra, y una banda de música tocó la Giovinezza (el himno
fascista)176. Sin duda alguna, esto conmovió a los chipileños, ya que ésa misma piedra la
instalaron en una lomilla, en la cual se defendieron de aquél último ataque de bandoleros en
su contra en el año de 1917.
Ya se ha hecho mención sobre aquellas instituciones que difundieron el fascismo,
como la Sociedad Dante Alighieri, el Instituto Roma, entre otros. En Chipilo, la principal
institución promotora del fascismo fue la Casa d’Italia177; se debe recordar que todas las
Casas d’Italia dependían directamente del fascio de la ciudad de México, por la proximidad
a las instancias de Relaciones Exteriores y el Consulado Italiano, así como de instituciones
que avalaban ciertas actividades, como el caso de la SEP para las cuestiones educativas.
Cada una de éstas estaba conformada por un delegado y un inspector del Partito Nazionale
Fascista, que se encontraban en constante comunicación con los ministros locales. Ya para
1930, Chipilo era el centro del fascio más importante en el país, ya que se organizaban
constantemente actos y celebraciones y enviaban con regularidad mensajes oficiales y
comunicativos178; una de esas celebraciones era la del 4 de noviembre cuando se
conmemoraba el sacrificio de 680 mil soldados muertos en la Gran Guerra, y los chipileños
celebraban vestidos de uniforme, saludando con el brazo tendido y cantando himnos
nacionalistas fascistas.
Esta celebración parece ser el inicio de los cultos de origen fascista adoptados en la
comunidad. Se relacionó directamente con uno de los hechos más importantes
inmortalizados en su cultura; la leyenda del Monte Grappa. Este acontecimiento surgió
después de la guerra entre Italia y Austria-Hungría, obteniendo su triunfo el 9 de noviembre
de 1917. Dicho acontecimiento fue inmortalizado por el fascismo como una manera de
resaltar la heroicidad de los soldados de la línea del Piave, pasando a formar parte de las
176 Ibíd., 2003, pág. 65. 177 La Casa D’Italia de Chipilo actualmente es un centro cultural en donde se presentan obras de teatro,
conmemoraciones, entre otros eventos. 178Franco Savarino, 2003, pág. 69.
88
conmemoraciones y de la historia oficial. Incluso ya en 1932 se erigió un monumento, obra
maestra de Giovanni Greppi y Giannino Castiglioni, honrando a los héroes partícipes de
dicho suceso bélico-heroico en donde fallecieron más de 12 mil soldados italianos. En la
época fascista fue considerado como uno de los principales “santuarios” más
representativos del país, conmemorando con peregrinaciones el día del 4 de noviembre179.
El asalto más trascendental que sufrió la comunidad en el período revolucionario
fue rescatado por los fascistas llegados de la embarcación de la Nave Italia, como un
acontecimiento comparado con la batalla del 4 de noviembre en Italia. Como en ambos
contextos los soldados italianos resultaron triunfantes, se convirtió en un mito chipileño
fascistizado en la comunidad. En honor a dicho sincretismo, Giuriati les otorgó a los ítalo-
mexicanos dos obsequios, además de la correspondencia de Mussolini y de las nuevas
indicaciones que seguiría el pueblo; uno de ellos fue una escultura de la Virgen del Piave, y
el otro fue una piedra del Monte Grappa. Como ya mencionamos anteriormente, Mastretta
fue dado de alta en su cargo con la misión de informar al gobierno mexicano sobre los
problemas que la comunidad llegase a tener, y es por ello que cuando los fascistas arribaron
al país, ya tenían conocimiento de los asaltos que habían sufrido durante la Revolución
Mexicana. Gracias al centenario de la fundación de Chipilo, se recopiló una serie de
documentación sobre el levantamiento de los 3 monumentos, titulado el Libro de la
Madoninna del Grappa, en honor a la virgen del Piave, la patrona representante de Italia, y
en especial de la épica hazaña de la batalla del Monte Grappa en Italia180.
En este expediente, se encuentran algunos boletines del Ejército Italiano que
trataban la temática de la batalla, reconociendo a “la pequeña comunidad pérdida del
Segusino Italiano” como un bastión del patriotismo y el nacionalismo que vivió Italia
durante y después de la Primera Guerra Mundial. En 1926, el Consiglio Provinziale di
Treviso, dirigió asimismo a la comunidad algunos recursos para iniciar el primer escenario
sacro que conmemorara y honrara la memoria de los soldados chipileños, simbolizando y
haciendo un paralelismo con lo acontecido en Italia. La Diputazione Provinziale di Belluno
179 Walter Martínez Hernández. Chipilo de Mina: La pequeña Italia fascista. Tesis de Licenciatura en
Historia., México, FFyL-UNAM, 2006, págs. 96-97. 180AHSyLC, Acervo Digital, Serie Fascismo, exp. Libro de la Madoninna del Grappa-Centenario de la
Fundación de Chipilo, fojas 1-73.
89
también participó en el apoyo de recursos para el nuevo poblado hermano y alejado
italiano; les otorgó la estatua de la Madoninna, así como el reconocimiento real de la región
del Treviso a los habitantes por seguir manteniendo en su memoria a aquellos soldados. La
Administrazione Provinziale di Vicenza no se quedó atrás, ya que también cubrió los gastos
de embarcación de dichos regalos, además de su misma felicitación por seguir manteniendo
los ideales culturales italianos, ahora revitalizados con la transformación de monumentos en
el poblado.
La fotografía es un retrato del momento en que se realizó la celebración de la
construcción del monumento del Monte Grappa, sosteniendo la piedra obsequiada por
Mussolini, y el apenas en construcción monumento de la Virgen del Piave. Todo esto nos
permite apreciar cuán legítimo se vio el régimen fascista por sobre el Obregonista, el
Callista, el Triunvirato y el Cardenismo. El sentirse reconocidos, aceptados y sobre todo
representados, hizo formarse una idea de legitimidad del chipileño hacia el fascismo,
Fig. 3.
Fotografía de
monumento del
Monte Grappa.
Archivo
Histórico,
Sociocultural y
Lingüístico de Chipilo, Acervo
Digital, Serie
Fascismo
90
incluso antes de conocer en esencia la ideología del régimen italiano. El pasado chipileño
hizo ver, en primera instancia, a una Italia pobre, devastada y sin recursos que no prometía
nada para sus habitantes, y por ello tuvieron la necesidad de emigrar. Sin embargo, cuando
ascendió el fascismo, ascendió también el nacionalismo italiano de los migrantes que
encontraban en el nuevo gobierno una vía alterna de auxilio para reparar las secuelas que
dejó la Revolución Mexicana.
Puede ser que de manera subconsciente (e incluso inconsciente), la Casa d’Italia no
ha suplido su nombre por otro, o que aquella cremería (la cual lleva el nombre de la Nave
Italia) enfrente de la iglesia de la Inmaculada Concepción, o que aún sigan en pie los
monumentos sobre el Monte Grappa, y que el mismo monte lleve aún ese nombre. Aunque
el trabajo de campo quedó limitado por los alcances de éste trabajo, hay que recordar que
hasta la fecha algunas de las prácticas que se realizaban años atrás siguen vivas tales como
la forma en que se concibe la endogamia, los modos tradicionalistas de producción, la
perdurabilidad de la lengua, algunas tradiciones vigentes que surgieron durante la política
fascista, etc181. Evidentemente, existe una memoria colectiva que permite que estos
elementos sigan vigentes.
La fundación se consolidó hasta 1928 y con ello se implementó una “alfabetización
política” de pueblo italiano, con la idea de revitalizar a los italianos sin importar su edad,
sexo o condiciones para construir una “comunidad política”, ideológica y étnicamente
convertida al fascismo. Según Walter Martínez, la idea era que se brindara al sujeto las
herramientas y conocimientos necesarios para que cada individuo pudiera regenerarse de
sus defectos y debilidades, revitalizándose para entregarse “en cuerpo y alma a su nación”.
Esa “alfabetización política” era el objetivo más importante en la ruptura de paradigmas
que implicó el fascismo para la consolidación de una nación nueva. Fue una política de
masas que debía estar adecuadamente organizada para la politización social, pero también
para la difusión de otras actividades más enérgicas como las demostraciones deportivas y
los espectáculos artísticos. Al mismo PNF se le denominaba como el “Gran Pedagogo”, ya
181 A pesar de que en el estado de Guanajuato se formó otra comunidad “hija”, llamada “La Perla de Chipilo”,
que precisamente fue formada por chipileños disidentes de algunas prácticas tradicionalistas de la comunidad.
Véase, James H MacDonald. págs. 157-199.
91
que este partido estaba subordinado al Estado y a su vez sujeto a todas las actividades de
conversión política necesarias para lograr que el fascismo retuviera y reencendiera su
fuerza e influencia en todos los italianos del mundo182. Ante ello, inmediatamente todos los
miembros de la sociedad chipileña se involucraron en la “manía del carnet”, en la cual los
individuos oficializaban su fascistización a través de la afiliación al régimen. El Estado
promovió este ritual como una manera de afirmar la italianidad y formalizarla a través de
algo que pudiese comprobarlo. Uno de estos carnets aún se encuentra resguardado en el
Archivo. En total acuerdo con Martínez, este posiblemente no sea el único carnet fascista
en la comunidad (véase Fig. 5)
182 Íbid. págs. 107-111.
Fig. 4.
Fotografía del
carnet de
Eduardo
Mazzoco
anverso y
reverso.
AHSyLC,
Acervo
Digital, Serie
Fascismo
Fig. 5. Pines
de Camisas
Negras de
Chipilo.
AHSyLC,
Acervo
Digital, Serie
Fascismo
92
En las imágenes anteriores, se muestra un carnet fascista perteneciente a Eduardo
Mazzocco, quien según la descripción era agricultor y se inscribió al fascio desde 1927. En
la parte posterior del carnet, se encuentra una leyenda que en español significa “Sea
poderosa la raza romana, por el valor italiano”. Vemos que precisamente como apunta
Martínez, el carnet en sí mismo es una muestra del orgullo de un chipileño por reconocerse
a sí mismo como italiano, como miembro de la nación italiana fortalecida que tanto
promovió el régimen fascista183, y que además está adscrito a su madre patria a través de un
documento oficial. La oficialización no implicaría solamente un reconocimiento del Estado
hacia el individuo al tener un registro; es un reconocimiento en colectivo, ya que todo
miembro de los fascis debía registrarse de tal manera, y este aspecto es importante puesto
que uno de los valores que el fascismo recobró y que lo antepuso a los valores del
liberalismo (en los cuales estaba sumergido la “Italia fracasada” antes del ascenso de
Mussolini al poder) fue la idea de la colectividad por sobre el individuo.
183 Íbid., pág. 112.
Fig. 6.
Carnet de
Eduardo
Mazzocco,
interior..
AHSyLC,
Acervo
Digital,
Serie
Fascismo
93
El hecho de que cada miembro de la comunidad, en estos momentos designada
como una Segretaría del fascio184, tuviera un carnet y que además posara vistiendo una
camisa negra, así como portando un pin del PNF (como los pines personalizados de las
imágenes anteriores), era reconocerse así mismo no solo como un individuo italiano, sino
como un miembro de una colectividad italiana. Pero por sobre la legitimación ante su
nación, fue una oficialización de su identidad para la misma comunidad de Chipilo; es
decir, Chipilo y su gente ya eran reconocidos ante una nación fuerte, y todos sus habitantes
también. Y de hecho en la siguiente fotografía, se mira a los chipileños ya uniformados
como los Camisas Negras, la cual fue tomada dentro de la Casa d’Italia de Chipilo. Todas
estas fuentes han sido resguardadas por la misma comunidad, y como ya mencionamos,
desgraciadamente muchos de estos documentos se han perdido por diversos motivos.
184 Que además, la credencial nos proporciona un dato muy importante, el nombre del secretario del fascio
que era el Ing. G. Galeazzi. Este dato sería merecedor de un trabajo más exhaustivo para investigar a
profundidad sobre el papel de este personaje, del cual por el momento no se tiene ningún dato, al igual que el
de dueño del carnet.
94
La fascistización de Chipilo: escuadrismo, educación y
símbolos
La historia de la educación ha definido al acto educativo, como aquel proceso en el que se
pueden reconocer los proyectos culturales de una sociedad185. Es en donde se expresa la
idealización de ella y las prácticas culturales desde el ámbito político, económico y social.
Es la herramienta que todo Estado usa para aglutinar a su pueblo, dentro de un conjunto de
normas y de conocimiento que les permitirá a los ciudadanos, poderse insertar en la Nación.
El contexto educativo no tiene la intención de aislar a los individuos de su realidad
histórica; mediante la educación, el ser humano encuentra ese medio en el cuál interioriza
el nacionalismo186.
Una de las políticas más importantes en el fascismo fueron las de Educación; era “la
más fascista de las reformas fascistas”, según Mussolini187. Fue inminente la unión de tres
grupos de intelectuales, a pesar de sus divergencias: los llamados “pedagogos idealistas”,
los “artistas futuristas”, y por supuesto, los políticos e ideólogos fascistas. De 1922 a 1923,
se impulsó el primer gran paquete de reformas del gobierno de Mussolini; entre ellos, el de
la Educación. Su unión consolidó las bases de la fascistización: Política, Educación y
Cultura del símbolo; todas ellas a través de actos propagandísticos, y diplomacia directa del
gobierno italiano con los gobiernos internacionales. Para alcanzar el progreso, Italia debía
crear una Nación joven, que recordara constantemente su glorioso pasado latino, y que
exaltara sus orígenes culturales para hilvanar un futuro que honrara su italianidad.
185 Carmen García Ruiz. “La enseñanza de la historia nacional en la Italia fascista y la España franquista” en
Clio ’92. Associazione di insegnanti e ricercatori sulla didattica della Storia., Università di Bologna, 2004,
págs. 1-2. 186 Eric Hobsbawm. Naciones y nacionalismo desde 1780., Barcelona, Crítica, 1992, pág. 23. 187Morente Valero, Francisco. “Los fascismos europeos y la política educativa del franquismo.”, en Historia
de la Educación, n. 24, Universidad de Salamanca, 2005, pág. 181.
95
Esto nos llevó a desarrollar el contexto italiano, y comprender su ejercicio en
Chipilo que, a pesar de acatarse a la jurisdicción mexicana, se identificó más con la cultura
italiana por sobre la mexicana188. Chipilo buscó reencontrar su italianidad a través del
fascismo, y asimismo pudo exaltar su identidad chipileña. Por supuesto, detrás de la
bienvenida comunitaria al régimen, existió una logística transnacional que estableció
relaciones diplomáticas entre Italia y México. Pero el éxito del fascismo en Chipilo se
manifestó porque tanto chipileños como fascistas desearon reestructurar su sociedad, con
un nacionalismo exacerbado basado en la latinidad exaltada.
Así, se decidió investigar, ampliar y analizar el papel que los “idealistas”, y los
“futuristas” jugaron en esas políticas. Las fuentes son dos libros de educación, con
diferentes propósitos pero nacidos de la misma raíz. Uno es el libro de la IV Classe189, de la
Scuole Italiane all’Estero, perteneciente a la Direzione Generale degli Italiani
all’Estero190. Trataremos de analizar esta fuente escolar a la par de fotografías de la época
sobre los alumnos en la escuela, la documentación del archivo “Genaro Estrada” de la
Secretaría de Relaciones Exteriores, así como los expedientes de Chipilo en el Archivo
General de la Nación.
La primera parte del análisis se basará en el contenido ideológico de la educación,
en base a las reformas de 1923. Después, podremos abrirnos camino al análisis del estilo
futurista en base a la metodología de la Historia del arte de Frederick Antal, quien define al
estilo “como un resultado de la expresión de una sociedad”191. De igual manera, Ernst
Cassirer192 menciona que la sociedad interpreta a su realidad mediante formas simbólicas,
188 Chipilo, a diferencia de otras colonias italianas como Huatusco que se mestizaron inmediatamente una vez
instaladas, vivió un proceso hermético de fundación, manifestado por ejemplo en la práctica de la endogamia. 189 Archivo Histórico de Chipilo, Acervo digital, Serie Fascismo, IV Classe, foja. 90. Desde ahora, referencia
AHC. 190 El segundo es I GrandiNavegatoriItaliani, sin embargo se omitirá su análisis en esta versión por fines de
síntesis. AHC, Acervo digital, Serie Fascismo, I Grandi Navigatori Italiani, foja. 90. 191 En su trabajo El mundo florentino, se cuestiona sobre la coexistencia del clasicismo y del “gótico tardío”
en la sociedad renacentista de los pintores Masaccio y Gentile di Fabriano, concluyendo que los estilos no son
solo el producto de una realidad artística, sino de una realidad histórica. Frederick Antal. El mundo florentino
y su ambiente social: la república burguesa anterior a Cosme de Medicis, siglos XIV-XV., Madrid, Ediciones
Guadarrama, 1963, págs. 12-26. 192 Ernst Cassirer. Filosofía de las formas simbólicas., México, FCE, 1979.
96
que son construidas en base a un proceso hermenéutico, en donde el signo y el símbolo son
una construcción de la realidad que la gente forma.
La juventud letrada con el corazón de guerra: los pedagogos gentilianos y la política de Mussolini
Una consigna fascista popular decía “Libro y mosquete, fascista perfecto.”193. En general,
un fascista culto, encaminado hacia los ideales del régimen, era considerado no sólo
patriota, sino superior a otras razas y pueblos. El PNF194 pensaba que la escuela tenía por
objetivo “formar personas capaces de hacer crecer el progreso económico e histórico de la
Nación, elevar el nivel moral y cultural de masas y promover los mejores elementos de
todas las clases para garantizar la renovación continua de capas dirigentes”195. La escuela,
entonces, debía preparar física y moralmente a los “futuros soldados de Italia”, y a la
población en general.
Sin embargo, el PNF sólo había idealizado el papel del Estado sobre la vida pública,
pero no había sido capaz de crear un programa escolarizado para la educación del país, y
Mussolini estaba consciente. Por eso, dentro del Fascio della Educazione Nazionale,
pedagogos idealistas y fascistas estrecharon lazos para establecer nuevas políticas
educativas196. Mussolini quería contar con el apoyo de intelectuales que no sólo
contribuyeran al Risorgimento197 que había quedado interrumpido con la Unificación, sino
193Libro e moschetto, fascista perfetti. Armando Petrucci. Libros, escrituras y bibliotecas., España,
Universidad de Salamanca, 2011, pág. 25. 194Partido Nazionale Fascista. 195 José Silvério Baia Horta. “A educação fascista na Itália fascista: as reformas de Gentile (1922-1923)”, em
História da Educação, v. 12, n. 24, Jan/Abr 2008, pág. 182. [Disponible en: http//fae.ufpel.edu.br/asphe] 196 Michel Ostenc, “L’éducation en Italie pendant le fascisme. Bilant et perspectives de recherches”, en
Histoire de l’éducation, n. 30, 1986, págs. 14-17. [Disponible en:
http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/hedu_0221-6280_1986_num_30_1_1407]
197 Así se le conoce también a la Unificación Italiana, en la cual a lo largo del siglo XIX se llevó a cabo la
unión geopolítica de todos los estados monárquicos existentes en la península, ya que algunos pertenecían a
otras casas reales, de las cuales la casa Habsburgo tuvo mucho protagonismo. La unificación no sólo política,
sino también en los usos y costumbres, así como la lengua, fue uno de los ideales principales de dicho
proceso. En 1847 fue asimismo el movimiento nacionalista creado por el ministro Cavour, Massimo D’
Azeglio y Balbo, promovido a través de la difusión cultural y un periódico que llevaba el mismo nombre del
Risorgimento, previo al movimiento popular de Garibaldi.
97
que participaran con este objetivo cultural oficial. A su vez, los pedagogos vieron la
oportunidad de poner en práctica su proyecto.
Para 1922, el PNF atrajo a los idealistas, bajo el liderazgo de Giovanni Gentile. Se
creó el Gruppo di competenza per l’instruzione en el PNF, en donde se integraron
orgánicamente al fascismo. Otros partícipes fueron Giuseppe Lombardo Radice y Ernesto
Codignola. Mussolini nombró a Gentile como su primer Ministro de Instrucción Pública,
quien designó a su vez a Lombardo Radice como Director General de Enseñanza Primaria.
Codignola, fue asignado como asesor personal de Gentile, mientras otros pedagogos poco a
poco acapararon altos cargos del Ministerio198. Esto correspondió a la primera etapa de las
políticas educativas de Mussolini.
Bajo la creencia de que la autoridad estatal fascista sería un medio de liberación
humana, ambos bandos creían en dar peso a la autoridad, la libertad y espontaneidad.
Gentile, al igual que Mussolini y el resto de los fascistas, creía que la libertad tenía que
normarse bajo la ley del Estado, porque: “El arte de gobernar es el arte de conciliar estos
dos términos (Estado e individuo), de tal forma que, la máxima libertad converge con la
soberanía permitida por la ley. Porque siempre la máxima libertad, coincide con la máxima
fuerza del Estado”199. Entonces, si Gentile primaba al individuo, y el fascismo al
corporativismo, ¿cómo pudieron compaginar? Gentile resaltó la rigurosidad en los
exámenes, dando preferencia a la meritocracia y al fomento de la desigualdad en las
“habilidades cognoscitivas” de cada quién. El fascismo se basó en un sistema social que
reconocía las diferencias entre diversos grupos. Fue una sociedad basada en la desigualdad,
en donde la convivencia entre individuos se estrechaba a través del reconocimiento de las
particularidades de cada grupo200.
Asimismo, la reforma de Gentile abogó por la libertad didáctica docente, pero
aumentó la centralización y el autoritarismo en las escuelas201. Éste fue la segunda etapa de
198 Francisco Morente Valero, pág. 183. 199 Michel Ostenc, Op. Cit., pág. 23. 200 Norberto Bobbio. Derecha e Izquierda, Madrid, Taurus, 1995, pág. 50. 201 Rhiannon Eves. Divergent fascisms: Gentile, Bottai de Vecchi and the 1935 debate over Italian education.
Tesis, University of New Brunswick, Canada, 2004, pág.29.
98
la política, en donde a partir de 1924, comenzó la fascistización del sistema educativo. La
influencia de Mussolini por la Nuova Scuola facilitó la creación de una escuela en contra
del método tradicional de memorización y enciclopedismo. El activismo en la enseñanza
(en particular de la Historia oficial), quería conducir a la población hacia el patriotismo, y
para ello decidieron militarizar la educación. Consistía en la valorización de la emotividad,
frente a la racionalidad, y se pretendía alimentar el espíritu patriótico para lograr una
enseñanza más efectiva202.
La Opera Nazionale Balilla fue el resumen de fascismo y gentilianismo. Creada en
1926, fue una adición al sistema educativo que formaba a niños y jóvenes militarmente de 8
a 18 años. La ley amparó su actividad en la escuela. En la ONB actuaron capellanes, que
colaboraban en la instrucción de niños con militares y los profesores de gimnasia. En 1934,
como ya se dijo, se amplió la actividad de la ONB a los niños de 6 años, y se insistió en
incluir a las niñas pero separándolas y vistiéndolas con una camisa blanca en lugar de una
negra, en los desfiles y actividades deportivas, aunque ésta regla ya se llevaba a cabo desde
su fundación en 1926 (Fig. 7). No obstante, tanto Gentile como Lombardo Radice no
estaban de acuerdo con la utilización de la escuela como transmisora de valores fascistas.
Mussolini insistía en convertir a la escuela “fascista en todos sus grados y en todas sus
enseñanzas, [...] y a vivir en el clima histórico creado por la revolución fascista”203.
202 Carmen García Ruiz, pág. 15. 203 Elisa Gavari Starkie. “Los principios rectores de la política educativa italiana contemporánea.”, en
Educación XX1, n. 6, 2003, pág. 252.
Fig. 7.
Fotografía
digital de los
ballila y las
picole italiane
de Chipilo.
AHSyLC,
Acervo Digital, Serie
Fascismo
99
La italianidad del fascismo fue entendida como un elemento compuesto de varios
órganos (es decir, provincias, regiones) que consolidaban una gran riqueza cultural. El
régimen no oficializó el idioma italiano, más que en la lengua de los libros. Chipilo fue uno
de estos órganos, y en él es posible que se haya permitido la práctica del véneto, y los usos
y costumbres; lo único que se implantó fueron las costumbres fascistas, como el 4 de
noviembre. Inclusive, los chipileños se apropiaron de esa celebración, empleándola en la
conmemoración a los guerrilleros que pelearon contra el asalto de los bandidos en 1917 en
la comunidad.
Continuando con otras características de la educación – y que pudieron haber sido
las más controversiales –, las reformas instauraron el Catolicismo en la enseñanza. Se
reservaron una o dos horas a la semana para la instrucción de la religión, no solo como
elemento cultural, sino como un elemento importante para la enseñanza204. En Chipilo,
desde la fundación de la colonia, la Iglesia tuvo un papel importante en la escuela local. La
parte de la hacienda fue destinada para la construcción de la escuela, y las madres
salesianas fueron las que instruyeron hasta la llegada del fascismo. La Figura 8 nos ilustra
una fotografía de las niñas del “Colegio Unión” de Chipilo, junto con sus instructoras. En el
centro, la profesora está portando un cuadro de Don Bosco. Sabemos que miembros de la
Iglesia Católica, tales como los salesianos, participaron en el sistema educación de los
italianos a nivel regional205. Chipilo tuvo una gran influencia salesiana, que se percibe de
primer momento en el estilo arquitectónico de su iglesia. El nombre de la profesora que está
portando el retrato era Edvige Ferraris Accattino206, llegó en la embarcación de fascistas el
7 de noviembre de 1922, llegó aproximadamente a la edad de entre 21 y 22 años
cumplidos; provenía de Viarigi, Italia, se tiene registros de haber viajado constantemente a
su madre tierra. Esto nos muestra que dentro de los migrantes fascistas no sólo estaban
presentes los ministros o miembros del PNF, sino también profesoras. Por otra parte, entre
los idiomas que Ferraris dominaba estaba el español (y por supuesto el italiano), lo que nos
204 Rhiannon Eves, pág. 32. 205 Savarino, Franco. México e Italia. Política y diplomática en la época del fascismo, 1922-1942., México,
SRE, 2003, pp. 92-94. 206 AGN, Departamento de Migración, Subserie 26, Italianos, Caja 6, exp. 45.
100
indica que la educación de libros en italiano hacia los alumnos era a través del español,
pero como ya hemos repetido, respetando la tradicionalidad del véneto.
Los trazos de la violencia: el arte futurista y la educación fascista
Los artistas futuristas, al igual que fascistas e idealistas, surgieron en el núcleo de las
brigadas paramilitares, y fueron parte de movimientos sociales que criticaron a la Italia
posbélica. A pesar de que los tres grupos, junto con veteranos milaneses, sindicalistas,
socialistas, republicanos o anarquistas no compartieron una ideología definida, el objetivo
de construir una nueva Nación fue lo que los unió. Todos ellos compartieron las ideas
mesiánicas que ofrecía Mussolini en relación con la crisis, la revolución, la violencia y la
guerra207.
Quizás, el grupo más híbrido de todos fue el de los futuristas, ya que sin importar
si su público era socialista, fascista, católico o liberal, su participación política fue mediante
207 Federico Finchelstein. Fascismo trasatlántico. Ideología, violencia y sacralidad en Argentina y en Italia,
1919-1945., Buenos Aires, FCE, 2010, pág. 47.
Fig. 8.
Fotografía del
Colegio
Unión con las
Picole
Italiane, 1932 AHSyLC,
Acervo
Digital, Serie
Fascismo
101
de la politización a través del arte. No solo existía una crisis económica; el arte ya había
sido afectado también. El ocaso de la creatividad del arte oficial llevó al surgimiento del
verismo social, una corriente estilística que criticó el estancamiento del arte oficial, y del
futurismo que fue una antítesis violenta tanto del arte oficial, como del verismo. Nació por
la aspiración de modernidad, siendo capaz de unir fines estilísticos y políticos. Muchos de
estos futuristas eran anarcosindicalistas, nacionalistas e incluso comunistas. Pero su único
fin era expresar el sentir de aquellos artistas, que también eran ciudadanos:
Nosotros cantaremos a las grandes muchedumbres agitadas por el trabajo, por el
placer o la revuelta; cantaremos las marchas multicolores y polifónicas de las
revoluciones en las capitales modernas; cantaremos el vibrante fervor nocturno
de los arsenales y de los astilleros incendiados por violentas lunas eléctricas; las
estaciones glotonas, devoradoras de serpientes humeantes; las fábricas colgadas
de las nubes por los retorcidos hilos de sus humos208
Aquí podemos leer un poco del discurso fascista; algunos estudios aluden al
futurismo como el movimiento social e ideológico precursor del fascismo. Inclusive, al
igual que Mussolini, Filippo Tomaso Marinetti, el futurista autor del Manifiesto del
futurismo en 1909, fue nombrado Oficial y participó en la Primera Guerra Mundial,
quedando lastimado de una ingle. El período de entreguerras fue un punto de efervescencia
para la unidad del pueblo, y de los líderes políticos, en donde los intelectuales más
renombrados fueron partícipes de hechos bélicos: fueron los patriotas que la nueva Italia
necesitaba.
El estilo futurista idealizó a la modernidad bajo un valor: la Acción. El movimiento,
la violencia, eran aquellos objetos de glorificación, de veneración, al igual que la guerra, la
cual creían “la única higiene del mundo”. El militarismo debía ser una forma de vida, tal
como el mismo Mussolini lo pensaba. En la lucha encontraban la única belleza que podía
existir; pero también, la belleza se encontraba en la velocidad. Se hacían llamar
“centauros” aludiendo al automóvil, y “ángeles” para referirse al aeroplano. Pero no sólo
208 Manifiesto del futurismo, 1909. En Mario de Micheli. Las vanguardias artísticas del siglo XX., España,
Alianza Forma, 2002, pág. 205.
102
aplaudieron a la violencia y al dinamismo; el futurismo detestaba el raciocinio, al igual que
los pedagogos idealistas.
La afinidad por desechar “lo que no sirva”, lo antiguo, lo atrasado, y de destruirlo,
viene del pensamiento nietzscheano. El superhombre de Así hablaba Zaratustra revelaba
la imagen sorprendente del hombre que debía estar en contra de los valores más conocidos
y civilizados, que debía superar el atraso de la sociedad proveniente del liberalismo,
especialmente de grupos sociales considerados como “acomodados”. Y también asumieron
la idea de que ellos, más que producir arte, debían ser la obra de arte, tal como lo
reflexionaba Friedrich Nietzsche.
Resulta contradictorio que el anarquismo del cual surgió el movimiento estilístico,
haya sido domado por el fascismo. Sin embargo, podemos ver que la estrategia de
negociación radicó en el discurso de la “unidad escuadrista juvenil” para la jerarquización.
Con ello, la negociación se consolidó por la legitimación recibida de los artistas, y por la
satisfacción de sus necesidades de expresión. Esa actitud que debía ser inculcada en la
sociedad, se convertiría en la inspiración del arte, en una exaltación estética. Su uso reflejó
la imagen del fascismo, pero también la de los futuristas. He aquí en donde nace el
simbolismo del régimen, con el propósito de crear patriotismo en la población, a través de
la crítica nihilista de los regímenes que provienen del liberalismo y del socialismo.
El arte es una expresión, representación y comunicación de valores y visiones de la
experiencia humana. Se ha transformado para redefinir sus vínculos con las organizaciones
sociales, manteniendo y reestructurando sus códigos de representación a través de
símbolos, así como de instrumentos culturales209. La función del arte es cultural, social, y
en éste caso, política. La dinámica consiste en relaciones simbólicas que infieren tanto en
un individuo, como en el imaginario de una sociedad, y alcanzan su plenitud a través de la
experiencia estética. Su comprensión se logra mediante el estudio de los sectores sociales
209 Mitchel, David. “Marinetti. Futurist and fascist”, en History Today, vol. 25, 1975,págs. 704-705.
103
de donde provienen, reconstruyendo sus conceptos filosóficos y penetrando así, en la
esencia de su arte210.
El futurismo, entonces, fue un estilo artístico que rompió con los esquemas sociales
y artísticos, ejerciendo su crítica mediante diversas reproducciones artísticas, recreando
una nueva percepción estética de la realidad211 y empleándola para la politización de la
sociedad italiana. Querían también una Nación joven, fascista, y ahora, de símbolos. Fue
una estrategia para transmitir la ideología, el discurso político, así como la implementación
de nuevos lazos de sociabilidad. En él existe la mejor forma de manifestar el totalitarismo
y el autoritarismo. Puede que en los libros de educación, la imagen haya sido un objeto
prodigioso, capturado de una reflexión que se traslada del texto a la imagen, y de la imagen
al texto212.
Dentro de su objetivo de “transformación”, estaba la reconstrucción de la Nación
joven, fascista, y ahora también, de símbolos. Por eso, el empleo del arte en la educación
formó parte de una política de gran relevancia, para la apertura de estas nuevas vías de
implicación y desarrollo profesional de nuevos “agentes educativos”. Fue una estrategia
para transmitir la ideología, el discurso político, así como la implementación de una nueva
estructura social, de nuevos lazos de sociabilidad. Es por ello que en el fascismo se da la
mejor forma de impacto cultural, de manifestar el totalitarismo y el autoritarismo.
Y no solo la imagen; en los libros podemos ver gran número de poesía y literatura
futurista, acompañada de ilustraciones y tipografía del mismo estilo. Un poema de Vicenzo
Cardarelli, en la página 59 del libro de la IV Classe dice:
Oh Italia […] no pensaste en la guerra y fuiste hecha para encontrarte en
ella. En tu color de muerte se reconoce ahora, la expuesta juventud. […] Y los
Camisas Negras que avancen, con violencia y con voz de huracán, teniendo la
210 Abad, Javier. “Usos y funciones de las artes en la educación y el desarrollo humano.” en Jiménez, L/
Aguirre, I. /Pimentel, L. G. Educación artística, cultura y ciudadanía., Madrid, OEI/Fundación Santillana,
2009, pág. 1. 211Antal, Frederick., págs. 24-25. 212 Serge Gruzinski,. La guerra de las imágenes. De Cristobal Colón a “BladeRunner” (1492-2019).,México,
FCE, 2010, págs. 129.
104
insignia, el grito, el paso, el orden de la antigua legión. […] Cuánta sangre fue
consagrada, camisa histórica. Y estuvo en tu paño como la sangre, de una
golondrina asesinada. Ahora eres la gloriosa, vestida decente de la Italia nueva.
Bendito el que es digno de tomarte, a capo descubierto, a lo largo del camino
soleado.213
Vemos una exaltación estética de la gloria que recibirá Italia, con joven generación
los Camisas negras, herederos de la legión de los arditi. Las Camisas Negras tienen un
significado histórico para Italia, y son la viva imagen de la violencia, la violencia de un
huracán; una violencia destructiva, natural, incontrolable. Italia no sabía que en sus
entrañas, llevaba una sangre impulsiva e impetuosa, la sangre de su gente. Italia, entonces,
tenía como “destino histórico”, ser vehemente, y eso la conduciría por los senderos de la
gloria y la plenitud.
El poema, a su vez, va acompañado de una ilustración con tipografía (Figura 8), que
lleva como slogan el coro de la Giovinezza. Es una letra214 gruesa, grande, que va en
escalas de pequeña a grande, como las voces que gritaran cantando, la frase escrita en
mayúsculas “Giovinezza, giovinezza, primavera di belleza”. Es una letra penetrante, que no
tiene delicadeza alguna y que tampoco puede pasar desapercibida ante los ojos del lector.
La tipografía futurista se caracterizó por el control de las formas y los tamaños, convirtiendo a las
letras en un símbolo verbal, así como el empleo de la tipografía romana, como el reemplazo de los
números arábigos por los romanos. Asimismo, los futuristas buscaron la forma de crear poesía
visual, empleando a la tipografía como un arma artística de composición. Las letras van
acompañadas por unas flores rojas, color sangre. Pareciera que los colores aluden a la
guerra, pero también a la bandera de Italia; verde y rojo, en contraste con el blanco. Ésta es
la manifestación de la exaltación del belicismo y la juventud, la exaltación del
nacionalismo fascista.
213O Italia dispersa e proletaria, non pensavi alla guerra ed eri fatta per ritrovarti in lei. Nel tuo color di
morte si riconosce ormai la fiera gioventù. Ruggono al vento le Fiamme Nere. E le Camicie Nere che
s’avanzano con violenza e voce d’urugano hanno le insegne, il grido, il passo, l’ordine delle antiche legioni.
Quale cammino il tuo! Da quanto sangue fosti consacrata, camicia storica. Ed era sul tuo panno come il
sangue d’una rondine uccisa. Ora sei la gloriosa, decente veste dell’Italia nuova. Beati chi sia degno di
portarti a capo soperto, lungo la vie soleggiate. AHSyLC, Acervo digital, Serie Fascismo, IV Classe, foja. 27. 214Cundy, David. “Marinetti and Italian Futurist Typography.”, en Art Journal. College Art Association.,
diciembre 1981, págs. 349-352.
105
El libro, a su vez, en su gran mayoría está compuesto de Geografía, Literatura,
Tecnología, Ciencias Naturales (aunque éstos dos últimos, redactados de forma muy
lírica), las propuestas culturales del fascismo como el Deporte; y de algunos
“conocimientos generales” como el Juramento a Mussolini, el Decálogo del Balilla y por
supuesto, de hechos históricos relevantes para el régimen. Al igual que las demás
corrientes de extrema derecha, como el nazismo en Alemania o el falangismo en España el
fascismo italiano empleó a la Historia para el uso de su enseñanza, con una función
enteramente integradora, y considerándola un medio para socializar en valores215.
La Historia era el único conocimiento capaz de darle una justificación a la
existencia del fascismo216. Por tanto, ya que la cultura italiana de Mussolini le dio gran
peso a la historia de su país, su sistema educativo estuvo empapado de anécdotas de ella,
que se pueden ver claramente en los libros. Algunos de estos episodios históricos son el
mito de Rómulo y Remo, la Antigua Italia, y por supuesto, la Marcha de Roma, un hecho
coyuntural para el nacimiento de la Era Fascista, y que está representado de diversas
formas en el libro. El libro destinó tres páginas para hablar de la gloriosa Marcia su Roma,
la cual aconteció un 28 de Octubre de 1922. Narra la historia de que toda Italia marchó,
215 Por supuesto, los nuevos valores nihilistas fascistas. 216 Carmen García Ruiz, Óp. Cit., pág. 2
Fig. 8.
Fragmento del
poema en el
Libro de la IV
Classe.
AHSyLC,
Acervo
digital, Serie
Fascismo
106
desde el pueblo de Sicilia, “el pueblo más viejo y fiel del país”, y desde Piamonte217, la
cual estaba “apenas liberada de la fábrica”, hacia el corazón de Italia, hacia Roma, la
ciudad madre, donde se custodia la milenaria gloria latina.
Por supuesto, la organización de la Marcha de Roma fue un acto de legitimación
que creó el PNF para manifestar el inicio del régimen fascista. Con la metáfora de “toda
Italia”, prácticamente debemos revisar que no “toda Italia” estaba de acuerdo con el
régimen; el discurso no integra a los antifascistas, socialistas y anarquistas que estaban en
contra del movimiento fascista218. Tutta Italia eran Mussolini, el PNF, su gabinete y la
población marginal que se dejó envolver fácilmente por las promesas y las críticas de
aquella nueva oleada ideológica revolucionaria, hacia el régimen parlamentario que les
heredó la crisis, misma de la que surgió el fascismo como el salvador de los italianos.
Éste acontecimiento se identificó con dos ilustraciones simbólicas. La primera (Figura
9), es más explícita, e ilustra el texto que relata la Marcha de Roma. Es una representación
de los Camisas Negras, caminando con estandartes fascistas hacia un arco del triunfo que
simboliza a la ciudad de Roma. El camino envuelto de movimiento, se resalta como una
alfombra roja que muestra la bienvenida de la ciudad a los Camisas Negras, que provenían
de varios puntos regionales de Italia219, y que buscaban como un punto de convergencia, la
capital de su madre patria. Todos están vestidos de negro, yendo en posición de guerra, con
estandartes que dicen “¡A nosotros!”, y con fasces dorados, y atribuyéndose a sí mismos
con una corona triunfal220. Pero hay un fasce que se destaca de los demás; el estandarte que
lleva un lazo tricolor, el que representa a la bandera de Italia. Es muy posible que
Mussolini haya sido representado como ese sujeto que llevó el fascismo al corazón de
Italia. Mussolini era el fascismo en persona.
217 Días antes de la organización de la Marcha de Roma, Italia había erradicado el socialismo en el norte de
Italia, forzando a todas las autoridades locales a renunciar. 218The New York Times, 31 de Octubre de 1922.Online [Disponible: http://query.nytimes.com/mem/archive-
free/pdf?res=9802E6DD1F39EF3ABC4950DFB6678389639EDE] También véase Renzo de Felice. El
fascismo. Il fascismo. Le interpretazioni dei contemporanei e degli storici., Roma, Editori Laterza, 1970,
págs. 663-665. 219 Renzo de Felice, pág. 664. 220 La corona de laurel era una concesión de distinción a los generales triunfantes que llegaban a Roma,
durante el Imperio, pero también era el signo de consagración de los dioses. Jean Chevalier/Alain
Gheerbrandt. Diccionario de los símbolos., Barcelona, Editorial Herder, 1986, págs. 348-349.
107
Mussolini era visto más que simplemente Il Duce, era visto como una deidad, que
encarnaba el fascismo. Era el superhombre de Nietzsche, capaz de crear un sistema con sus
propios valores, capaz de someter a los débiles a través de una “moralidad esclava”. Ese
individuo que sustituía valores para implantar aquellos que lo definieran221. Era superior, y
su superioridad era justificada, porque en la sociedad fascista, la jerarquización social debe
estar coordinada por un jefe, por un líder, por un Mussolini. Ésta representación del Duce
fuerte, imponente y superior, es precisamente la segunda forma de simbolizar la Marcha de
Roma: gracias a Mussolini, el fascismo existe.
En la Figura 10, podemos ver a Mussolini, retratado sin expresión alguna, pero a la
vez, de tal forma que luzca majestuoso, imponente, como un monumento, como un busto
romano. A sus espaldas se percibe la silueta de unas fasces, como si fuera el reflejo de su
sombra. Las fasces o haz de lictores (de donde surge el término fascismo), eran un haz, con
una atadura roja que contenía 30 varas de abedul o de olmo. Son un símbolo romano, que
representaba el ejercicio de una función pública. Simbolizaban el poder de un magistrado
para infligir castigos corporales. Asimismo, las portaban los lictores que acompañaban a los
221 Mary Anne Frese Witt. The search for modern tragedy. Aesthetic fascism in Italy and France., EUA,
Cornell University, 2001, pág. 141.
Fig.9. Figura
tomada de la
Marcha de
Italia en Libro
de IV Classe.
AHSyLC,
Acervo
digital, Serie
Fascismo.
108
reyes, emperadores, dictadores o cónsules222. Por otro lado, su nombre, usando la “V” en
vez de la “U”, hace alusión al alfabeto romano, la exaltación de la latinidad. Y ella se ve
aún más, con la frase que resalta a su costado derecho, DUX, que significa “líder” en latín.
La palabra Duce es precisamente una derivación latina de la palabra DUX, y fue el
seudónimo con el que se dio a conocer Mussolini desde 1924, hasta 1945, año de su derrota
y su muerte223.
Mussolini era la viva imagen de un líder, pero también se idealizaba como un
Cesare. El fascismo deseaba revivir el Imperio Romano; en los italianos quedaba la
herencia de la gloriosa antigüedad romana. Y el gobierno italiano hizo lo posible para que
sus patriotas, residentes en América, vivieran el contexto peninsular en cada lugar en donde
se encontraran, dando a cada población la sensación de la nueva potencia italiana, e
implementar el orgullo de sentirse como “hijos” de su tierra224. Ya hemos mencionado la
llegada del ministro Giovanni Guiriati, con miembros del PNF, en 1924 en la Nave Reale
Italia, quienes tenían el propósito de la instauración del régimen tanto institucionalmente,
como culturalmente.
222 Graham Speake. Historia del mundo antiguo., Madrid, Ediciones Akal, 1999, pág. 161. 223 Edward Townley. Mussolini and Italy, Londres, Heinemann, 2002, pág. 173. 224 Franco Savarino, págs. 65-67.
Fig. 10. Ai
fanciulli
d’Italia, en
Libro IV
Classe.
AHSyLC,
Acervo
digital, Serie
Fascismo
109
Dichas dinámicas se formalizaron a partir de 1927, ya que la Italia liberal, a pesar de
que mantenía estrecho contacto con sus compatriotas en América, tenía poco interés en la
lucha por la formación del estereotipo del italiano en el extranjero. Sin embargo, el régimen
reconocía al migrante como un individuo que se marchaba íntegro y con extensa libertad de
su destino, esperando que los fines económicos por los cuales emigra, no extinguieran la
memoria y el sentido de pertenencia hacia la patria. Con el fascismo, se retomó éste
enfoque, pero reconociendo a la emigración como un problema político, ya que la salida del
italiano al extranjero significaba un empobrecimiento de la “estirpe itálica”. Ambos
regímenes hicieron hincapié en el valor de la italianidad, utilizada para definir la
pertenencia tanto a la ciudadanía como al Estado, con un significado más complejo: para
tejer la conciencia de ser parte de la nación italiana. Los italianos que se encontraban fuera
de la patria debían preservar y mantener, en la sucesión de generaciones, lazos del idioma,
la cultura y el sentimiento de afecto al país de origen225.
En los primeros años del fascismo, se mantuvieron fuertes líneas de continuidad con
el pasado liberal, alentando la emigración al extranjero. Sin embargo, con el fin de mejorar
la imagen del italiano fuera de la patria, se perfeccionaron programas para la preparación
técnica del futuro migrante para hacerlos más “aceptables”. Al mismo tiempo, el régimen
incrementó la migración de intelectuales, a quienes se les encomendó la tarea de dar
prestigio al país, y combatir con la imagen del “inmigrante italiano humilde”226.
Para 1927, se difundió la anti-migración, en paralelo con el inicio de la política de
crecimiento de la población en Italia. En ésta lógica, el fascismo hizo esfuerzos por obtener
el control de las comunidades italianas en el extranjero, para que se convirtieran en
instrumentos de política exterior, como “sus fuerzas en la lucha imperialista contra otras
naciones”. En el caso de América Latina, el mismo Mussolini clasificaba, con una visión de
determinismo, a las regiones del continente que más le favorecían al régimen, catalogando
a México como un país perdido por el comunismo, pero en donde se debían rescatar a los
patriotas de su imperialismo, e insertarlos a la Italia. Y aunque Italia se vio más interesada
225 Matteo Pretelli. “La risposta del fascismo aglio stereotipi deglio italiani all’estero.”, en Altreitalie, Edición
de la Fundación Giovanni Agnelli,enero-junio, 2004, pág. 48. 226 Óp. Cit., pág. 49.
110
en la “América blanca” – es decir, países en donde más patriotas se refugiaban, como
Argentina, Uruguay y el sur de Brasil227 –, México era un punto clave para que ésa América
Blanca, y la gente que también se encontraba en México, no se contaminara del
“indoamericanismo”, del caudillismo y por supuesto, del imperialismo norteamericano.
Fue así como el antiguo Commissariato general e dell’emigrazione, fue
reemplazado por la Direzione Generale degli italiani all’estero (DGDIE), un organismo
encargado de coordinar las actividades que debían integrar al “italiano en el extranjero”, un
término compuesto que sustituyó fascistamente al “emigrante”228. Los italianos fascistas en
el extranjero, en conjunto las secciones jóvenes, las mujeres y las Casas d’Italia, se
convirtieron en instrumentos de política para proteger a los miembros de la comunidad
italiana, y para su adoctrinamiento. Asimismo, se debían organizar en administraciones a
nivel local, y a nivel de la República, mediante el Segretario del fascio, quien recibía
órdenes de la DGDIE.
La reproducción de las ilustraciones y del texto fue coordinada en exclusiva por la
DGDIE229, la imagen de la contraportada tiene el emblema de Scuole Italiane all’estero.
Estos libros se diferenciaron de los otros, en que el contenido de éstos dedicó una sección
exclusiva para los estudiantes del extranjero. La sección contiene pasajes sobre algunos
italianos que migraron, como el de Matteo Pompignoli. Se encontraban juntos Arnaldo, y
su compañero de aventuras, Predappio; Arnaldo le recordó a su amigo la historia de Matteo
Pompognoli, quien partió de Cagnano Varano a Brasil, a quien su familia le lloró
desconsoladamente. Pompignoli, según Arnaldo – quien está relatando la historia –, era
ahora un condotiero de la nueva Italia230.
La ilustración (Figura 11) de dicho relato muestra una escena de nostalgia, de
despedida, pero también de reconocimiento a los italianos migrantes. Es la despedida de
una familia conformada por un padre, una madre, dos niños y un bebé. La perspectiva no
muestra los sentimientos, sólo sus sombras, es la partida de un padre de familia, de un
227 Federico Finchelstein, pág. 75. 228 Mateo Pretelli, pág. 50. 229 AHSyLC, Acervo digital, Serie Fascismo, IV Classe, foja. 90. 230Op. Cit., foja. 85.
111
mercenario italiano que embarcaría a América a cumplir sus objetivos. Pero en él se lleva a
Italia, se lleva sus raíces, y sabría que Mussolini no lo desampararía ni a él, ni a todos los
italianos en el extranjero: “Benito Mussolini nunca olvidó el espectáculo de aquellos
inmigrantes que andaban por el mundo para la conquista de un pan. Y cuando fue el Capo
de nuestra Patria, resurgió el dedicar con toda su pasión infatigable para redimirlos y
hacerlos italianos en el extranjero, orgullosos y fieles”231.
Los libros ejercían la función de convertir a todos los italianos, entre ellos a los
chipileños, en Matteo Pompagnoli. Era una de las formas de traer la Italia fascista al
territorio americano, y en éste caso, al mexicano. Y para ello, además de la creación de
instituciones con papeles y misiones específicas, incluyeron a los habitantes de las
comunidades, como los partícipes principales de su fascitización. Por tal razón, y como los
idealistas gentilianos decían, hizo de la educación un instrumento de “conversión
ideológica”, que debía adaptarse a las necesidades de la comunidad, así como incluir en ella
sus usos y costumbres. En un reporte de los principales fascios en México y sus
características, menciona que la enseñanza era post-escolar, y que la mayor parte de los
231Ibíd., foja 85b.
Fig.11. Capítulo
.Italianiall’Es
tero en Libro
IV Classe
AHSyLC,
Acervo
digital, Serie
Fascismo
112
cursos de carácter fascista eran impartidos en las noches232. Al menos, en Chipilo233, esto
debió ser favorable, ya que la vida de la comunidad, al ser principalmente ganadera y
agrícola, ha concentrado la mayor parte de sus actividades laborales por las mañanas, y
destinaba la resolución de asuntos, entre otras ocupaciones, a la noche.
Otra forma de integrar a la población en las dinámicas educativas fue a través de las
efemérides. Al inicio del libro de la IV Classe, se resaltan las “fechas que deben ser
recordadas”, tales como el 28 de octubre (la Marcha sobre Roma), el 4 de noviembre (la
victoria del ejército italiano en la Primera Guerra Mundial), 11 de noviembre (natalicio del
rey Víctor Manuel III)234, el 11 de febrero (Pactos lateranenses), el 29 de julio (nacimiento
de Benito Mussolini) y el 12 de octubre (descubrimiento de América), entre otros235.
Ésta última fecha es particular, ya que no deviene de las tradiciones inventadas por
el fascismo, o de las que rememoran los acontecimientos desde la Unificación, hasta el
período de la primer postguerra. Es una fecha que conmemora al glorioso Renacimiento
italiano, al florecimiento de las ciencias y de las artes, y en particular, al aporte de los
grandes navegadores que tuvieron la batuta en el concierto de las expediciones más
importantes del Mundo Moderno. El libro I Grandi Navigatori Italiani, es una fuente que
nos expone la más clara muestra de la sed de imperialismo que se tuvo en el régimen. La
edición del Archivo Histórico de Chipilo data de 1931 (año IX de la era fascista), y fue
impreso en el Instituto poligráfico dello Stato. Éste libro fue escrito por Giovanni Fanciulli,
un pedagogo italiano, e ilustrado por Beryl Tumiati, del cual se sabe únicamente, que fue
232 AGN, DGIPS, Caja 331, Exp. 33, foja. 3. 233 Asimismo, haber destinado las actividades fascistas a las noches, debió ser propicio para que los niños
pudieran asistir a la escuela del sistema educativo mexicano. Éste capítulo, por su alcance, no retomará los
datos de todos los chipileños que asistían a esa escuela, sin embargo, se considera de suma importancia rastrear la lista de asistencia de los niños para hacer una comparativa. 234 De hecho, la Legación de Italia en México ordenaba, cada año, realizar preparativos para la celebración del
natalicio del Rey. No obstante, parece que antes del régimen fascista, sólo se informaba la suspensión de
labores en Italia, sin ningún motivo de celebración en las colonias italianas de México. Podemos apreciar que
el fascismo hizo del natalicio, una tradición que se debía celebrar en los contextos trasatlánticos. SRE,
Archivo histórico “Genáro Estrada”, Archivo General, 41-25-8, foja 1. Eric Hobsbawm / Terence Ranger. La
invención de la tradición., Barcelona, Crítica, 2002, pág. 8. 235 AHC, Acervo digital, Serie Fascismo, IV Classe, foja. 3b.
113
creador de diversos posters para obras de teatro como la Rappresentazione di Santa
Uliva236.
Lo primero que llama la atención en éste libro, es la participación de Mussolini en la
primera portadilla del libro. Él menciona que la mitad del mundo pertenecería a Italia si:
[…] reclamáramos todas las tierras descubiertas por los italianos, tales como el
famoso viajero veneciano Marco Polo y Giovanni Caboto, el genovés Cristóbal
Colón y los hermanos Vivaldi, y Américo Vespucio. Italia ha dado al mundo sus
grandes navegantes y viajeros, y el legado que han dejado aún inflama los
corazones de sus nietos. Su memoria también nos hace pensar en el nacimiento de
los imperios y en la dominación del mundo […] El espíritu de los grandes
navegantes que hicieron la grandeza de una Nación se manifiesta en los grandes
hombres de un País.237
Y aunque el financiamiento del descubrimiento de América fue brindado por los Reyes
Católicos, el “autor intelectual” fue Colón, y gracias a un italiano, América tiene dicho
nombre. Un discurso como éste, a cualquier italiano que vive en un contexto trasatlántico,
conmociona y llena de orgullo, al poderse sentir como un viajero italiano más. El viajar,
pertenece a la misma gama de verbos en donde la acción, la aventura, los peligros y el anti-
sedentarismo, están presentes. Ésa afinidad de sentir gloria por pertenecer a una nación que
ha navegado a través de los siglos. Los italianos en el extranjero son igualmente,
navegantes de la Italia.
Éste libro, a diferencia del de la IV Classe, no busca la fascitización y por tanto no
contiene literatura fascista; pero sí busca la creación de la italianidad, a través de la
rememoración de la Historia. Las ilustraciones no contienen ningún símbolo fascista, ni
236 Veronique Domínguez. Renaissance du téâtre médiéval. XII Colloque de la Société internationale du téâtre medieval, Lille, Au fil des oeuvres, 2007, pág. 58. 237[...] reclamassimo tutte le terre scoperte da Italiani. Che dire infatti dei famosi viaggi dei veneziani Marco
Polo e Giovanni Caboto, dei genovesi Cristoforo Colombo e fratelli Vivaldi e del fiorentino Amerigo
Vespucci. L’Italia ha dato al mondo i suoi grandi navigatori e viaggiatori e l’eredità da essi lasciata
infiamma ancora i cuori dei loro nipoti. Il loro ricordo ci fa anche pensare alla nascita degli Imperi e alla
dominazione del Mondo. [...] Lo spirito dei grandi navigatori che hanno fatto la grandezza di una Nazione si
incarna nei grandi uomini di un Paese. AHSyLC, Acervo Digital, Serie Fascismo, I Grandi Navigatori
Italiani, foja. 2.
114
algún retrato del rey Víctor Manuel III, o de Mussolini; sin embargo, el Duce no dejó de
compartir un discurso en el prefacio. La excepción, aunque con una función más
institucional, se encuentra en su contraportada, la cual tiene el escudo de la Scuole italiane
all’estero, compuesto por una corona mural, unas fasces debajo y una estrella arriba de ella
(Figura 6). La corona mural fue empleada como la síntesis de la Italia Turrita, la alegoría
que personifica a Italia. La estrella de cinco puntas solía acompañar a la Italia turrita, como
un símbolo de protección a la Nación. Ambos símbolos fueron retomados del
Risorgimiento y de la Unificación, sobre todo del período en donde Garibaldi y el rey
Víctor Manuel II unieron sus triunfos238. El mismo símbolo de la corona mural se plasmó
en el libro de la IV Classe, en el apartado de L’Italia e il Re (Figura 12), así como en su
contraportada también (Figura 13).
Quizás, la instrucción de la identidad mexicana en los italianos americanos tuvo
mucho menor alcance que la italianidad. No obstante, podría cuestionarse si la adopción
de ella era por demás autoritaria e impuesta, ya que dentro del Statuto del fasciall’estero,
defender la italianidad era una obligación que debían cumplir los buenos fascistas. Como la
obediencia era un valor que también la escuela debía inculcar, el compromiso de los
alumnos con su “sociedad fascista”, era defender la italianidad en el pasado y en el
238 Es una mujer, portando una corona, y portando en sus manos mazorcas de maíz. En el período fascista, las
guirnaldas fueron sustituidas por fasces. Rosa Maria Dessi. “L’invention du « Bon Gouvernement ». Pour une
histoire des anachronismes dans les fresques d’Ambrogio Lorenzetti (XIVe-XXe siècle)”, en Bibliothèque de
l'école des chartes, vol. 165, núm. 2, 2007, pág. 454. [Disponible :
http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/bec_0373-6237_2007_num_165_2_463542]
Fig. 12. AHSyLC, Acervo
digital, Serie Fascismo, IGNI Fig. 13. AHSyC, Acervo digital,
Serie Fascismo, libro IV Classe. Fig. 14. AHC, Acervo digital,
Serie Fascismo, libro IV Classe
115
presente239. Fue una construcción de una identidad sin libertades, que inconscientemente,
el manejo de saturación de símbolos hizo de este proceso, un camino relativamente fácil,
desde la perspectiva del Estado fascista. El proceso de la conformación de una identidad
mantiene su complejidad cuando los actores se autodefinen de acuerdo a una práctica. Si
bien la identidad ha sido vista como una categoría de poder, ya que los intelectuales somos
los que la nombramos y desde una postura la imponemos, también existe un cuadro de
autodefinición de los actores que debemos ser capaces de identificar240.
Se ha discutido que el régimen fascista es un totalitarismo, ya que el Estado es
capaz de penetrar en la sociedad hasta el punto de volverse una especie de “religión” o de
“dogma”. Se establecieron un sinnúmero de instituciones, políticas, tradiciones,
costumbres, estrategias artísticas, entre otros elementos para hacer que los individuos casi
comulgaran, comieran, bebieran y soñaran con el fascismo. Es cierto que existió represión
en la península itálica, y que todo aquel italiano que fuera enemigo de la Nación tenía que
ser eliminado a como diese lugar. Pero eso se manifestó más sangrienta y explícitamente
en Italia. En el caso de América, aunque en el caso de Argentina la situación fue distinta ya
que allí el gobierno intentó aplicar una especie de fascismo argentino, los italianos
decidieron convertirse al régimen, el control de los italianos no simpatizantes no podía
tener el mismo efecto ya que el gobierno no podía actuar libremente sobre ellos por el
simple hecho de residir en otro país.
Si es que incluso hubo mexicanos que no fueran de origen italiano y que se
involucraron en cada fasci de México, entonces los italianos que residían allí pudieron
tener la misma libre opción de aceptar al régimen como ya mencionamos líneas atrás:
como un símbolo de la madre patria. Posiblemente los miembros de las Camisas Negras si
se involucraron más ideológicamente, pero la interiorización del fascismo pudo ser fue
muy diferente en el resto de la sociedad ya que es evidente que se identificaron más por el
sentido de la representación y sobre todo, por el reconocimiento a su identidad, a sus
239 AGN, DGIPS, Caja 331, exp. 33, foja 69b. 240 Rogers Brubaker. “Au-delà de l’identité”, en Actes de la recherche en sciences sociales, vol. 139,
septembre 2001, págs. 66-85. [Disponible:
http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/arss_0335_5322_2001_num_139_1_3508]
116
tradiciones, a su lengua, a sus particularidades culturales que el gobierno mexicano no
reconocía.
Epílogo
A lo largo del trabajo se ha expuesto a un Estado totalitario (Italia) que trata de
influir sobre los emigrantes tiene un extenso control de su población sin importar el
contexto en el cuál se encuentren, y que busca diversas vías de imposición de una identidad
exacerbada – en el sentido de que el fascismo idealiza la realidad, pero no afronta los
problemas reales de la crisis de su Nación –, entre ellas, el empleo de herramientas
simbólicas, visuales o literarias, discursivas o discretas. Por otro lado, una sociedad que
traía consigo una serie de prácticas que los definían como italianos, pero que en realidad
fue rebasada por su identidad local, la chipileña, por sobre otras categorías. Cuando
tenemos un testimonio de algún acontecimiento, sólo atisbamos una faceta de tantas que en
una comunidad, o en una persona, se pueden tener241. En éste caso, la faceta del chipileño
que más destaca en este momento es la fascista, pero junto con ésta, también coexistió la
del italiano, la del joven, la del hombre activo, la del italiano en el extranjero, y por
supuesto, la del chipileño.
Si bien la educación fue la principal arma de fascistización de la sociedad, también
las ceremonias, las fiestas cívicas, la celebración de efemérides, entre otros mecanismos,
también buscaron el mismo objetivo. La rememoración de los hechos históricos, buscaban
evitar la extinción del mismo fascismo. Por otra parte, dicho proceso debía estar plagado
de símbolos, como los que apreciamos en los libros de educación, en los uniformes, y lo
atributos de los partícipes. El símbolo fascista fue un vehículo de poderes, que le dio un
sentido de politización a una sociedad débilmente alfabetizada – fuere en el italiano, o en el
241Op. Cit., pág. 73.
117
español –. El objetivo, si bien era el de encender el amor por el fascismo italiano, también
buscaba revitalizar el pasado histórico que justificaba el nacimiento de lo que para los
italianos europeos (y posiblemente para los americanizados) era la nueva Primavera
d’Italia.
Aunque por la pérdida242 de gran parte de la documentación de este período no se
pueden exponer una gran cantidad de ejemplos, los vestigios arquitectónicos y materiales
que se resguardan en la comunidad no pasan desapercibidos. Los monumentos tales como
la Casa d’Italia, las lápidas del panteón de la comunidad, la réplica natural del Monte
Grappa y sus tres monumentos, son una muestra de la materialización y del resultado de la
apropiación del fascismo por parte de los chipileños. Aunque por ahora no vamos a
profundizar en ello, creemos útil o necesario referirnos a todos estos monumentos y el
impacto no sólo local, sino internacional que tuvieron, tomando en cuenta a los promotores
y gestores de los mencionados.
El Monte Grappa de Chipilo (Véase Fig. 10 y Fig. 11), como hemos mencionado,
es uno de los monumentos que más valor histórico243 tiene en la comunidad ya que
representa la heroicidad de aquellos vénetos que lucharon en contra de los bandoleros o
caudillos revolucionarios y salvaron a su pueblo, al igual que los italianos victoriosos de la
Batalla del Vittorio Veneto244 en donde hicieron frente desde el Monte Grappa en Italia. De
acuerdo con Aloïs Riegl, el valor histórico es una valorización científica que recae en la
reflexión intelectual; éste reside en que el monumento representa una etapa determinada en
alguno de los campos creativos de la humanidad, y suele interesar no por sus huellas de
242 Y por la continuación del exhaustivo trabajo de catalogación y digitalización de documentos en el archivo
de Chipilo, aún no han salido a la luz varios oficios expedidos desde Italia con correspondencia para la
comunidad. Por ahora, el Lic. Arturo Berra Simoni (director del Archivo Histórico, Sociocultural y
Lingüístico de Chipilo), en coordinación con el Lic. Eduardo Crivelli y el Ing. Moisés Zanella, se encuentran
en el proceso de ordenamiento y clasificación de la gran documentación que se encuentra resguardada en el
archivo, que va desde siglo XIX hasta los años cincuenta. 243 Hablar del valor de antigüedad, del valor estético, del valor rememmorativo competería a una
investigación de amplitud, en perspectiva y comparación con la apropiación del monumento que se empleó
por otras sociedades que se vieron trastocadas por el fascismo o las ultra-derechas. Para el concepto de “valor
histórico”, véase Aliös Riegl. El culto moderno a los monumentos., Madrid, Visor Distribuciones S. A., 1987. 244 La Batalla del Vittorio Veneto fue un enfrentamiento entre el Reino de Italia y el Imperio Austrohúngaro
durante la Primera Guerra Mundial; fue un acto heróico en donde la derrota del Imperio llenó de regocijo a los
italianos, pero específicamente a la región del Segusino y la historia oficial italiana dio cabida la
monumentalización de dicho acto. Véase Walter Martínez Hernández, págs. 96-98.
118
erosión natural como otros monumentos, sino por su génesis y por lo que en sí mismo
representa245.
Y es que este monumento tiene tanto significado histórico que incluso causó todo
un revuelo en la misma Italia. Existe en la comunidad un libro de correspondencia
procedente del Consiglio di Treviso, de la Diputazione Provinciale di Belluno, la
Amministrazione Provinciale di Vicenza dentro de las instituciones gubernamentales, y el
245 Aliös Riegl, págs. 54-60.
Fig. 16.
Monumentos
actuales del
Monte Grappa, la Mandoninna
Di Grappa,
Cristo Redentor.
Fotografía
tomada por la
autora.
Fig. 15. Los tres
monumentos del
Monte Grappa.
De izquierda a
derecha: La Piedra del Monte
Grappa de Italia,
Cristo
crucificado y la
Mandoninna Di
Grappa,.
Fotografía de la
época fascista.
AHSyLC,
Acervo Digital,
Serie Fascismo
119
Consiglio di Amministrazione del Monte di Pietà di Treviso, la Cassa Nazionale d’assi
curazione per Gl’infortuni sul Lavoro, la Unione Insustriali Commercianti Esercenti, la
Associazione Nazionale Combattenti, la Anonima Elettrica Trevigiana, la Comune di Ponte
di Piave, por mencionar las organizaciones sociales más significativas a nuestro parecer,
que contribuyeron con 1, 2, 5 y hasta 10 liras para el otorgamiento a la Colonia Veneta di
Chipilo para obsequiarle una Virgen María Auxiliadora, como símbolo de honor a la
rememoración de la batalla del Monte Grappa como una analogía de la batalla del Vittorio
Veneto246. Esto no solamente nos muestra el impacto simbólico en la comunidad, sino la
resonancia que se obtuvo hasta las provincias, diputaciones y organizaciones sociales de
Italia, lo cual nos conduce a pensar en la reciprocidad, hermandad e incluso intercambios
diplomáticos e ideológicos entre la comunidad con las regiones y las localidades de la
península itálica. Sin embargo, parece que el tema de la creación de monumentos a través
de los cuales se dan la apropiación y reelaboración de símbolos que proceden de Italia, si
bien se cimentó a través de políticas estratégicas como la educación simbólica, el arte y la
propaganda, es también un acto de establecimiento de una identidad particular sobre otra
nacional, la cual no corresponde a las necesidades y realidades locales chipileñas.
Podemos apreciar nuevamente en ambas imágenes, la primera es una fotografía de
la etapa fascista del Monte Grappa, la segunda es contemporánea. Es evidente la
remodelación restauración en los monumentos, lo cual hace notar que el significado que
tiene para la sociedad local es especial en el sentido histórico y de su memoria. Si no
tuviera significado alguno simplemente los monumentos quedarían como vestigios de la
etapa fascista, así como se hubiesen abandonado o incluso, se hubiesen destruido. Esto no
nos hace determinar que los chipileños hasta la fecha muestran un sentimiento fascista; nos
muestra una rememoración de un acto de valentía de sus paisanos ante un asalto en un
contexto turbulento (la Revolución Mexicana), y que además, el acto fue una especie de
analogía con un suceso parecido su madre patria. Incluso, a pesar de estar presente la
Virgen del Piave y la piedra del Monte Grappa allí, actualmente se encuentra un Cristo
246 El libro fue el resultado de la conmemoración del centésimo aniversario de la fundación de la comunidad,
en los años ochenta, teniendo a representantes del Véneto dentro de la participación de dicho evento. Archivo
Histórico, Sociocultural y Lingüístico de Chipilo, Acervo Digital, Serie Fascismo, Libro Mandoninna del
Grappa, fojas sin foliar (89)
120
Redentor, un elemento escultórico muy característico no sólo de México, sino de
Latinoamérica.
Es así como la identidad rebasa los planos locales para insertarse en un marco
internacional, y esa misma identidad lleva a los sujetos a familiarizarse con un contexto
que se encuentra a kilómetros de distancia, y apropiarse de él sin que siga reglas
específicas. A pesar de que las reglas de instrucción de fascismo eran claras y rígidas de
parte de Benito Mussolini, fue inevitable su adaptación en contextos ajenos al itálico. Es
por ello que el discurso visual del fascismo se convirtió en un concierto de símbolos
socialmente aceptados por la comunidad. Si bien puede existir una imposición de parte del
régimen italiano, porque el fascismo se caracterizó por la imposición de la cultura en
muchos casos, es cierto que también hubo una respuesta de aceptación, al menos, en la
comunidad de Chipilo. Se daban todas las características de una sociedad en crisis de
identidad, política y económica, preocupada por mantener sus rasgos tradicionales como
una forma de preservar su identidad en el seno Imperio Austriaco, del que formaban parte
desde tiempo atrás. Por la empatía de los chipileños hacia los fascistas, así como
seguramente se vivió en Argentina o Brasil, es que se reforzaron las estrategias de
politización y de integración de italianos residentes en América.
Es un intercambio de necesidades tanto para la consolidación de un imperio
“cultural” como se veía así mismo el fascismo, como para una pequeña comunidad de
italianos que se encontraba en un contexto ajeno a su mentalidad, sus costumbres y
tradiciones, e incluso a su historia. Es por ello que consideramos la etapa del fascismo
italiano en Chipilo como aquella en la que se revivió no sólo la identidad italiana, sino
parte de la historia del pueblo. Viendo este intercambio como una manera de apropiación,
los chipileños participaron en la construcción de este régimen transnacional, político y
cultural fascista. Sin embargo no hay que olvidar que a lo largo de todo el país existieron
italianos de ideales socialistas o más apegados al pensamiento comunista que al fascista,
como el caso de Nanni Leone Castelli, encargado de la Unión Democrática Italiana en
América y México247. A pesar de la existencia de italianos de izquierda, el éxito del
247 AGN, DGIPS, Caja 331, Expediente 2, foja 4.
121
fascismo transnacional tiene que rendir crédito a la cantidad de personas que, incluso a
pesar de no ser italianos, sintieron empatía por la ideología.
En México en donde se estaba consolidando el Nacionalismo mexicano después del
proceso turbulento del caudillismo revolucionario y los cambios políticos realizados
durante la Revolución; los contextos locales si bien se ven influenciados por un
sentimiento de nacionalismo general, también a su vez se está viviendo un reforzamiento
de sus identidades locales. Lo interesante es que no todas las identidades locales
correspondieron a la integración de un nacionalismo en común, sino que surgieron casos
específicos como el de Chipilo, que respondió más a un nacionalismo extranjero que a uno
local.
Regresando al caso de Chipílo, fue tanta la apropiación de los símbolos fascistas,
que incluso existe un conjunto de arte funerario en la comunidad que lo plasma. Un
símbolo como el de las fasces, así como la misma tipografía futurista, se ven representados
en algunas lápidas del panteón local. En la imagen expuesta anteriormente miramos unas
Fig. 17. Tumba
de Luigi Merlo
en el panteón
local. Fotografía
tomada por la
autora.
122
claras fasces en la tumba de Luigi Merlo, que al parecer fue un destacado personaje en la
comunidad248. El impacto del simbolismo fascista, ideado y creado artísticamente por los
futuristas, al que Mussolini prestó gran atención, se manifestó en el arte mortuorio. Es
cierto que existía todo un culto al littorio, en el cuál a los valientes soldados o a aquellos
que participaran en una especie de batalla se les consideraba héroes y se les mitificaba a
través de su monumentalización249.
El arte tampoco pasó desapercibido en la apropiación simbólica del chipileño. La
tipografía futurista se plasmó en varias tumbas, como vemos esta comparación del
emblema de la tumba de Eugenio Mazzoco, uno de los Canicies Neres de Chipilo, con las
letras de las figuras antes analizadas, junto con el título del decálogo del Balilla en el libro
de la IV Classe, perteneciente a un chipileño. La fuerza y vigor de la tipografía futurista del
248 “De acuerdo con la leyenda, el señor Merlo, dedicado a la producción de lácteos, murió a manos de un
grupo de bandidos que pretendían despojarlo de sus ganancias mientras repartía leche en una de las
poblaciones aledañas; ―como buen fascista‖, defendió su honor y patrimonio hasta el último aliento”,
Testimonio de Eduardo Crivelli. Véase Walter Martínez Hernández, págs. 158-159. 249 Véase Emilio Gentile. El culto del littorio: la sacralización de la política en la Italia fascista., México,
Siglo Veintiuno Editores, 2007.
Fig. 18. Tumba
de Eugenio
Mazzoco.
Fotografía
tomada por la
autora.
Fig. 19. Capítulo
Decálogo del
balilla en
Libro IV
Classe.
AHSyLC,
Acervo
digital, Serie
Fascismo,
Libro de la IV
Classe
123
artista Marinetti mencionada anteriormente, recobró vida en el arte fúnebre de la
comunidad. Incluso tanto los italianos como los franceses han sido reconocidos por su arte
fúnebre. Una gran cantidad de escultores italianos, desde el siglo XIX, residieron en
América y expandieron su arte fúnebre por todo el continente250. México no fue la
excepción e incluso en la ciudad de Puebla el arte fúnebre en mármol estuvo altamente
trabajado por franceses pero también por italianos desde la época del Porfiriato.
Y la tradición artística se mantuvo aún en la etapa fascista, ya que incluso algunos
emblemas fueron labrados en italiano y no en español a pesar de que, como vimos, la
educación fascista y en general todos los medios de fascistización se mantuvieron en
español. Se encontró en dos lápidas con tipografía futurista la firma de Augusto Bonfigli.
Según Leticia Gamboa, César y Augusto Bonfigli fueron dos escultores que trabajaron
para “La Ciudad de Carrara”, una empresa establecida en 1897 por Franco Gamboa, quien
trabajó con ellos. Ellos poseían las máquinas más modernas de la época y eran preferidos
por la “fineza” de sus trabajos, y trabajaban mármoles y otros materiales “importados
directamente de Italia”251. Se interiorizó tanto el futurismo tipográfico en el arte fúnebre
que al parecer, algunos rehicieron las lápidas en donde el emblema llevaba el nombre de
los primeros fallecidos que estaban enterrados en las tumbas, actualizándolas al “estilo
fascista” (véase Fig. 20 y 21). En la Figura 14 se puede ver la lápida de una tumba en
donde están enterradas varias personas que fallecieron en diferentes años, entre los más
“recientes” están los dos Luis Zago, uno pereciendo en 1936 y el segundo en 1937. Fue
durante estos años en donde se vivió el esplendor del fascismo en Chipilo, como pudimos
apreciar en capítulos anteriores. Asimismo podemos apreciar en la Figura 15 que la
tipografía de la firma de Augusto Bonfiglio es futurista, al igual que la de sus varias
lápidas esculpidas en varias tumbas del panteón de Chipilo. Aunque se necesita otro
250 Rodrigo Gutierrez Viñuales. “El patrimonio funerario en Latinoamérica. Una valoración desde la historia
del arte contemporáneo” en Apuntes, vol. 18, núm. 1-2, 70-89. 251 Por su parte menciona Elvia Sánchez que en 1943 el mismo Augusto Bonfigli esculpió un monumento
erigido a los egresados de la extinta Escuela de Aviación “5 de mayo”, mandado a levantar por Maximino
Ávila Camacho. Indagar en este personaje iba a implicar ampliar la investigación. Sin embargo, no se descarta
en un futuro dicha ambición. Véase Leticia Gamboa Ojeda, “Une necropole assez singulière: le cimètiere
francais de Puebla (Mexique)” en México Francia. Presencia, influencia, sensibilidad, pág. 19. [Disponible
en: http://www.mexicofrancia.org/articulos/p9.pdf], y Elvia Sánchez de la Barquera. “La aviación hecha
monumento” en Aristas de la ciudad. La Jornada de Oriente., Puebla, miércoles 9 de agosto de 2006
[Disponible: http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2006/08/09/puebla/c1elv15.php]
124
trabajo para seguirle la pista a este personaje, es importante hacer mención que esta
persona también era simpatizante del fascismo, conocía el estilo futurista muy bien y a su
vez trabajaba para otros individuos que no pertenecieran precisamente a un fasci.
Como bien dice Carl Jung, el símbolo debe ser socialmente aceptado, y en este caso
la sociedad chipileña es una muestra de ello. Y aunque por otro lado Hobsbawm menciona
que las tradiciones inventadas – en este caso las fascistas – son un ejercicio de poder las
cuales a lo largo de varias generaciones se “naturalizan” primero a lo largo de varias
generaciones, volviéndose socialmente aceptadas, en este caso la imposición de las
tradiciones fascistas no necesitaron de varias generaciones para imponerse252. Incluso
podemos cuestionarnos qué tanta imposición hubo de dicho mundo simbólico, ya que hay
que recordar que ellos recibieron a los ministros fascistas mucho antes de tener noción de
que el régimen fascista se implementaría allí mismo. Por otra parte el pueblo chipileño
estaba aislado de su matriz italiana, y además se debe recordar que la zona del Véneto, de
donde son provenientes, fue una región históricamente en disputa. Aunque la identidad
italiana del chipileño se avivó con el fascismo, coexistió con la identidad local e incluso la
identidad véneta. Las teorías sobre la otredad nos pueden permitir cuestionar y entender
252 Véase Eric Hobsbawm / Terence Ranger. La invención de la tradición., Madrid, Editorial Crítica, 2002,
págs. 19-21.
Fig. 20. Tumba de Regina
Agostineto, Luis
Zago, Luis Zago
C. y Silvio Zago.
Fotografía
tomada por la
autora.
Fig. 21. Placa con
la firma de Augusto
Bonfigli en la
tumba de Ernesto
Mazzocco
Zequinel.
Fotografía tomada
por la autora.
125
esta relación e interacción cultural e ideológica entre una fuerza hegemónica (lejana) y un
grupo de personas aisladas en su contexto253, pero hasta cierto punto más libres a nivel
local. Estar en la comunidad nos permite observar el grado de libertad con la cual los
chipileños pudieron continuar con sus tradiciones, tales como la endogamia y el seguir
hablando el dialecto véneto. La otredad “es una postura epistemológica que explora
discursivamente la imagen de las culturas que hicieron su espacio en la periferia u otros
espacios culturales intermedios” y que nos permite observar las “diferencias [que] se
encuentran subsumidas en un lenguaje homogéneo integrado en categorías sustanciales
como “clase” y “nación”254.
Por ello es que fue necesario comprender el pasado y los antecedentes inmediatos
de la formación de la colonia, para determinar la razón del por qué Chipilo fue la única
“colonia de italianos” que se convirtió completamente al fascismo. Como observamos, la
formación de la colonización italiana en México se consolidó de manera heterogénea y que
en su mayoría las colonias no se establecieron como el gobierno mexicano había previsto.
Chipilo fue un caso en el cuál se cimentó con fuerza económica, cultural y socialmente y
ese aislamiento permitió que los chipileños no perdieran su sentido de identidad fundado
en su procedencia, aunque por supuesto se les intentó imponer la educación gubernamental
y el nacionalismo mexicano en los albores de la formación del Estado-Nación mexicano.
Aunque hasta cierto punto la sociedad de Chipilo se distanció de todo nacionalismo
mexicano, usaron ese mecanismo como una defensa después de la derrota de Italia en la
Segunda Guerra Mundial, como se puede observar que se expone a continuación.
El señor Humberto Orlansino, que al parecer fue presidente auxiliar de Chipilo
durante el año de 1945, se dirigió por correspondencia al Licenciado Ezequiel Padilla,
253 Y también podemos cuestionarnos hasta qué punto los chipileños también pudieron automarginarse como
una manera de rechazo de ellos hacia la misma cultura mexicana. El evidente choque cultural se mantienen
hasta la fecha, porque aunque los chipileños ya se han adaptado a la sociedad mexicana, aún existen prácticas que chocan con las mexicanas. Este tema es bastante complejo y es merecedor de un trabajo aparte, sin
embargo nos pareció importante sacarlo a la luz como una coyuntura que pudo haberse reforzado en la etapa
que nosotros analizamos en este trabajo. 254En este estudio, la autora realiza una justificación epistemológica de la aplicación de la otredad como una
herramienta metodológica que puede trabajarse en el estudio de una comunidad, sin caer bajo los cánones de
aquellos conceptos que no permiten comprender completamente a nuestros sujetos de estudio. Elizabeth Sosa.
“La otredad: una visión del pensamiento latinoamericano contemporáneo” en Letras, vol. 51, núm. 80, págs.
349-372.
126
secretario de Relaciones Exteriores en aquel entonces, solicitando en representación de los
chipileños que el nombre de “Chipilo” fuera sustituido por el de “Roméxica”
argumentando que:
Esta hija de la Roma gloriosa y del México viril, después de haber sido llamada
por sesenta y tantos años con los nombres poco apropiados de: “Colonia
Fernández Leal” y “Pueblo de Francisco Javier Mina” y…Chipilo (?) reclama el
derecho de llevar para siempre los nombres de sus autores inmortales en un solo
nombre: ROMÉXICA.
Roméxica es el suceso de trascendencia sin límite entre Roma y México.
[…]Roma y México: dos nombres destinados
por Dios a fundirse en la composición más felíz y sonora de un solo nombre:
Roméxica…Símbolo de unión de dos pueblos que tantos motivos tienen para
simpatizarse, para entenderse, para atraerse y servirse mutuamente.
Roméxica es un eslabón más en la unificación del mundo…de ese mundo que
ya está tomando la forma tanto sonada en el ideal de las generaciones…255
El anterior testimonio nos deja muy claro que los chipileños se sabían a sí mismos
como un fenómeno internacional, trascendente entre México e Italia, pero también se
asumían como herederos fervientes de la gloriosa Roma. Reafirmaron tanto su identidad,
que solicitaron al Licenciado Padilla que fuera el padrino del bautizo de la comunidad, a lo
cual el secretario respondió sin dudar que el proyecto debía ser consultado con las
cabeceras municipales. Ante un clima turbulento en el cuál México rompió lazos
diplomáticos con Italia en el año del 43256, la derrota de Italia y la persecución e
investigación de actividades fascistas en México desde el Cardenismo hasta 1945, los
255 AHGE-SRE, III-730-19, fojas 2-3 256 Incluso, previo al rompimiento de los lazos diplomáticos, Italia difundió propaganda contra México por el
régimen “comunista” (así calificado por los fascistas) de Lázaro Cárdenas. AHGE-SER, III-242-4, fojas 1-36.
127
chipileños tuvieron que mantenerse al margen de las circunstancias y bajarle el tono a su
identificación fascista para poder negociar con el proyecto nacional de Estado257.
Pudimos observar que la etapa fascista reafirmó la identidad chipileña al grado de
despojar los nombres que el gobierno mexicano les asignó y con los cuales no se sintieron
identificados. Como mencionamos anteriormente, el respeto a la heterogeneidad que de
alguna manera se propagó en el fascismo permitió que los chipileños se calificaran a sí
mismos como un producto valioso de las relaciones internacionales entre México e Italia, y
que ellos eran una especie de “sincretismo” entre el esplendor de Roma y las fortalezas de
México. Ahora bien, se refirieron a Italia más por la capital que por la nación; eso quiere
decir que tenían aún el concepto de la herencia de Roma que fue fuertemente divulgada e
implementada por la ideología y la politización fascista. Así, ellos mismo se autodefinieron
como un “símbolo de unión de dos pueblos”.
Aún existe documentación que no ha salido a la luz porque se encuentra extraviada
dentro del mismo archivo, que se encuentra en gran parte desordenado. El gran trabajo que
han realizado los organizadores del Archivo Histórico de Chipilo ha quedado rebasado por
la gran cantidad documental que se encuentra en el acervo, así como por los diversos
testimonios familiares que aún conservan los documentos. De igual manera, la
investigación del fascismo italiano en México se ve limitada porque a pesar de que existe
documentación en el Archivo General de la Nación y en el Archivo Genaro Estrada de
Relaciones Exteriores, los casos particulares de cada secretaría del fascio se conservan en
diferentes repositorios y, en consecuencia, se han fragmentado. Si bien se tiene
documentación sobre la fundación de cada una, y sobre la llegada de los fascistas a nuestro
país, aún falta indagar en cada ciudad en donde dichas organizaciones se mantuvieron
vigentes hasta la derrota de Italia en la Segunda Guerra Mundial.
El tema rebasa algunos de los objetivos previos a la realización de la investigación,
como indagar en los conflictos de los chipileños con los miembros de los pueblos aledaños
a raíz del fascismo, los posibles conflictos de la comunidad con el Gobierno Mexicano,
257 Se encontró un dato de 1943 sobre la declaración de los chipileños en prensa poblana de que ellos no eran
fascistas, sino que tenían un orgullo mexicano bastante enraizado por el gran acogimiento de México.
128
entre otros. Sin embargo podemos concretar que el impacto del fascismo y de sus símbolos
en la comunidad definió y afirmó su identidad local no solamente en el ámbito regional,
sino también en el marco nacional e internacional. Por otra parte, y centrándonos en
reflexiones epistemológicas y metodológicas, el arte fascista fue la vía más utilizada para
tener éxito de politización y conversión, de acuerdo con las normas establecidas por
Mussolini para la “conversión” al fascismo en América. Vemos que el arte futurista, desde
sus bases ideológicas y sus antecedentes históricos, buscó la integración de los italianos
con ciertos ideales artísticos, a través de los cuales se lograba la politización de la
sociedad. En este caso, tuvimos dos tipos de fuentes artísticas: las directamente
ideológicas, es decir, las contenidas en los libros de educación y las políticas de
establecimiento del régimen; y las sociales, aquellas que muestran el resultado de la praxis
cultural fascista, tales como los monumentos ya mencionados y las lápidas del panteón.
En el presente, todos los monumentos se han mantenido en pie y las gestiones de la
comunidad se han orientado al mantenimiento del patrimonio local. Se está rescatando el
archivo local aunque con muy poco presupuesto – el cuál en lo personal creo que debería
ser apoyado –, se está haciendo promoción de sus tradiciones, productos y costumbres para
darse a conocer a diversos lugares258. La gente de la comunidad, hasta cierto punto, está
interesada en rescatar su historia local ya que la historia oficial evidentemente no
corresponde a las aspiraciones de los chipileños. Es a través de la historia oral, los
habitantes saben acerca de la fundación de la colonia, e incluso de la etapa fascista, aunque
sin tratando de matizar el tema. Por ello es que el meritorio rescate documental, material y
de la cultural intangible, realizado por el licenciado Arturo Berra Simoni, junto con el
licenciado Eduardo Crivelli Minutti y el ingeniero Moisés Zanella de rescatar sus fuentes
históricas, debe ser compensado con estudios de la comunidad que contribuyan desde una
mirada externa, a una mayor y mejor comprensión de la historia y características de
Chipilo.
258 En cada quema de la Vecchia Béfana se hace propaganda y mucha gente de diversos lugares del país e
incluso del mundo, vienen a presenciar esta tradición rescatada en los años ochenta. La propaganda se da
desde la difusión por medios de comunicación masiva, hasta la internet. Actualmente se usan las redes
sociales para la publicación de fotografías antiguas, la difusión de eventos culturales en la comunidad, entre
otros.
129
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