el santuario argentino de los extraterrestres r-007 nº020 - año cero - vicufo2

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En las inmediaciones de la localidad argentina de Ca' oiíli oel lllonte se producen toda clase -de fenómenos ñáránormales y ufüógicos, que han atraído tanto a se. riáiinuestiqadores cómo a'santones que esperan el iiñ Oe[mrní0, Según los contactistas más celebrados, ;n tas énUanas dé Cerro Uritorco se encuentra la ciu' ááO oeiOiOá de Erks, donde los extraterrestres fabri' can algún estrafalario ingenio' lexto y fotos: ALEJAIIDRO CÉSEn AGoSTINEIL¡ ABER visitado CaPi- lla del Monte hace diez años, cuando todavía no se había convertido en la sede de los extra- tenestres en la Ar- qÑnr, otorga una cierta sensación de flrivilegio La-amabi]idad de. su gente la iranou'ltiOaO de la villa, eran bienes impo- iiol.b O. mensurar. Durante aquellos tiámpo. la puntualidad de la siesta era el finicb tactoi que marcaba el ritmo del oueblo. Nada oe OVNIs: el placer era es- tar. Allíno existla cbieto más inútil que el ráloi. Era un lugar donoe as nnáximas as- pir.á'cion.. pa§aban por Io anocino Por ántonces, lbs capillenses recibían un tu- iismo distendido, que apenas sidisfruta- ba el éxtasis de contemplar la belleza rus- tica del paisaie, chapoteando ríos o pa- iaoeanOb el 'vivificánte sabor de sus águas minerales. Sol, cuevas, lagunas, =.# r* \{

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Page 1: El Santuario Argentino de Los Extraterrestres R-007 Nº020 - Año Cero - Vicufo2

En las inmediaciones de la localidad argentina de Ca'

oiíli oel lllonte se producen toda clase -de

fenómenos

ñáránormales y ufüógicos, que han atraído tanto a se.

riáiinuestiqadores cómo a'santones que esperan el

iiñ Oe[mrní0, Según los contactistas más celebrados,

;n tas énUanas dé Cerro Uritorco se encuentra la ciu'

ááO oeiOiOá de Erks, donde los extraterrestres fabri'

can algún estrafalario ingenio'

lexto y fotos: ALEJAIIDRO CÉSEn AGoSTINEIL¡

ABER visitado CaPi-lla del Monte hace

diez años, cuandotodavía no se había

convertido en lasede de los extra-

tenestres en la Ar-

qÑnr, otorga una cierta sensación de

flrivilegio La-amabi]idad de. su gente la

iranou'ltiOaO de la villa, eran bienes impo-

iiol.b O. mensurar. Durante aquellos

tiámpo. la puntualidad de la siesta era el

finicb tactoi que marcaba el ritmo del

oueblo. Nada oe OVNIs: el placer era es-

tar. Allíno existla cbieto más inútil que el

ráloi. Era un lugar donoe as nnáximas as-

pir.á'cion.. pa§aban por Io anocino Por

ántonces, lbs capillenses recibían un tu-

iismo distendido, que apenas sidisfruta-

ba el éxtasis de contemplar la belleza rus-

tica del paisaie, chapoteando ríos o pa-

iaoeanOb el 'vivificánte sabor de sus

águas minerales. Sol, cuevas, lagunas,

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Page 2: El Santuario Argentino de Los Extraterrestres R-007 Nº020 - Año Cero - Vicufo2

bosques, pesca, huertas, picnics, hele-

chos, buena sombra, claveles del aire...Y el silencioso ceno Uritorco presidiendola escena. Casi el paraíso, encarnado en

un sencillo balneario serrano. Nostalgiasde un tiempo que no sólo por pasado fuemejor. cPor qué? Porque de pronto lleganlos extraterrestres y dejan una improntabrutal sobre una de las laderas de lasierra del Pajarillo.

Nadie hubiera imaginado que de las

entrañas de un pueblo tan pequeñito ma-naría alguna vez tamaña catarata de mis-terios. Buena parte de los cuales -con-viene anticipar- no lo son, sino que lo

parecen. Los enigmas de la nueva cultu-ra que se está gestando alrededor del

Uritorco -antiguamente llamado "cerromacho" o cerro de los loros-, totalizanuna historia larga, compleja y colorida: loque viene a demostrar que, cuando el

folklore mágico de un pueblo especialsintoniza con la liturgia alienígena, los da- >

Vista de Capilla delMonte desde el mítico

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tos comienzan a emerger con una slngu-

lar ornamenlación, enriquectdos con una

vigorosa carga simbÓlica. Es que allí se

feste¡a una mitología amena, pero que

también puede ser mal utilizada.

Capilla del Monte es, a la vez, un derro-

che de imágenes deslumbrantes. Exterio-

res e interiores. Ya que invitan a las bue-

nas gentes a meditar sobre asuntos sen-

sibleé. Alí conviven monstruos de la la-

ouna, bomberos fantasmales, supuestas

óiudades extra-dimensionales, culturas

indígenas desaparecidas, dinosaurios re-

divivos y vecinos teletransportados, junto

con trof'eos y supersticrones de la poesía

hermética. Ahora, la magia alucinante delplatillo volante está haciendo germinar

una diminuta revoluclón neorreligiosa.

Que nadie cometa el sacrilegio de dudar.

Los efectos especiales están para ser

disfrutados.

Elcerro de la mancha

Todo comenzó a mediados de enero

de 1986. La noticia se desparramó: un

OVNI de enormes dimensiones había es-

tampado su firma en el cerro E Pajarillo

a escasos kilómetros del U'itorco De un

díia para otro, el pueblo se despertó lnva-

didó por corresponsales de todo el caÍs

¿Oué había sucedido? El 16 de ese n" s-

mo mes una vieiecita Esperanza ?e\za --

de Gómez, de ochenta años, acomoa^a- =da por su nieto Gabriel, de once, recibe 3

una delegación oficlal encabezada oor E

Diego Sez, por entonces intendente de

Capilta. Le cuentan que a las 22.00 horas

del iueves 9, desde su vivienda en Que-

braóa de Luna, habían visto un intenso

resplandor rojizo, "grande como la Luna',

sobre el cerro Aspero. Manuel Gómez,

propietario de la hacienda, no estuvo en

basa la noche en que su familia vio la ex-

traña luminosidad. Pero al día siguiente

descubrió el imponente ósculo circular di-

buiado en el ceno. Contrariamente a lo

imáginable. no exlstió ninguna relación vi-

suaf entre las luces observadas por los

Gómez y la huella de El Pajarillo. Sin em-

bargo, las fechas coinctden y ambas cir-

cunstancias peftenecen a la misma geo-qrafía. Otras trazas "significativas" pronto

ée encadenaron. "Cuando llegué a la fin-

ca -sostuvo don Manuel- ví que uno

de los sauces estaba como disecado.Debajo del tronco había un colchón de

hojas'resecas, que todavía seguían ca-

yendo". A un mes de los sucesos, las

ámarillentas hojas permanecían al pie del

árbol, aunque éste ya había comenzadoa reverdecer. Laverdad es que nadie rea-

lizó ningún estudio para establecer si ese

efecto no pudo obedecer a causas natu-

rales. Normal: es preferible pensar que

los extraterrestres se dedican a succionarla savia de los sauces de la Punilla.

A la semana siguiente, el misterio se

60 / ÁÑO CERO

oficializa. En conferencia de prensa, el in-

tendente declara que el incendio produ-

cido en las sierras del Pajarillo es inexpli-

cable: "EI calor fue producido desde ani-ba -aseguró-, como si un objeto gi-

gantesco se hubiera asentado,. Al mis-

mo tiempo, el lnstituto Planificador de En-

cuentros Cercanos (IPEC) de Buenos Ai-

res revela que su entidad había estrena-

do el año merodeando los arrabales deesas mismas serranías. El grupo místico

rastrillaba la sierra Chica con la ilusión dedescorrer el enigmático velo que cubre Ia

ciudad perdida de Erks cuando vieronpasar estas culosas tuces serpenteandopor las quebradas. Faul Somma y Dante

De derecha, aizquierda JorgeSuárez, Diego Sezv HeraclioÁrgañará2, loscuales formaronparte de lacomitiva queolicializó lanoticia de que unOVNI habíaaterrizado en lassierras delPaiarillo. Derodillas, GabrielGómez, un testigodel fenómeno.

TI'RI§MO LOCAL,

APILIA del Monte,ubicada en Ia sierrasde Córdoba, a 979

metos sobre el nivel del mar,

siempre fue un lugar que motivó extrañas convocatorias.Pero nunca habían sido asÍ de

masivas. La afluencia tu¡Ísü-ca que experimenta desdehace seis años amenaza conbatir todos los récords. ¿Gra-cias a quién? A los extra-terrestres, por supuesto. Has-ta diciembre de 1985 Ia ma-rea de visitantes nunca habíaIlegado a rebasar la cifra dehabitantes estables (unas7.000 personas). Pero el Pres-tigio ufológico de los ultimosaños dio lugar a una invasióntrufstica sÍn precedentes: uncomunicado de prensa con elmembrete de Ia SecretarÍa deTu¡ismo, inJormaba que du-

rante Ios días Punta de Ia tem-

porada de 1988 (cuando elauge platillista habÍa alca¡za-do su apogeo) Ia provincia de

Córdoba habÍa recibido400.000 turistas, 55.000 de loscuales recalaron en la regiónde las Sierras Chicas (que in-

c§e otras varias ciudadésde los al¡ededores de CaPilla). Natrualmente, Ia inftaes-truchua hotelera caPüenserara vez da abasto Y es Poreso gue cunde la hospitalidaden las casas de famiJia y exis-te plena libertad para acam-par donde se pueda. Ni faltague hacÍa aclararlo: el 40 Porciento del huismo que llega ala villa serrana (sin contar losque llegan en vehÍculos Propios o en «autostoP») son mochileros.

El único recluso con que

cuentan los caPüenses Paratener un número aProximario

EXTRADIMENSIONALE INTERPI"ENETARIO

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de visitantes es registando lagente gue llega a la terminalde buses. Duante ese veranodel 88 habÍan recalado 3.600personas. Jorge Vásquez, unamable ufólogo losal, aprovechó su ventajoso empleo enuna empresa de transportespara realizar una reveladoraestadística. Ente el l5 de di-ciembre y el 30 de enero, el20 por ciento de los recién llegados (720 del total) confesóacudir ataído por el <<halo

marciano>» que se posa sobrela región. El 1l por ciento (?9)eran extranjeros (Brasü, Uru-guay, Peru, Colombia, Cana-dá, Estados Unidos, Médco,Füpinas y Japón). En números, 310 llegaron para visuali-zar y, de ser posible, fotogra-Iiar OVI,IIs; I28 cargaban conIa ilusión de entra¡ en contac-to con los exEaterresües guecircundan o habitan el cerroUritorco; 65 para ver con suspropios ojos Ia popular man-cha de las sierras del Pajari-llo; 60 para obtener informa-ción sobre Ia ciudad perdida

de Erkq 29 para recibi¡ laconsabida <<energÍa cósmicay electromagmética» que poseerÍa la zorra 27 para medi-tar en la cumb¡e del cerro sa-grado y los 77 restantes fueron convocados por moüvosplaüIlistas poco claros o sur-tidos. Es deci¡: interesados enhalla¡ rastos astroargueolégicos o buscadores de vesti-gios de misteriosos animalesantidiluvianos. EI contingentese completaba con un $upoformado por 16 muchachotes,equipados a 1o Ra¡nbo, dis-puestos a interceptar mundosparalelos. QuerÍan confirma¡una noticia relativamentefresca: una oscura grieta delcerro Monteros serÍa, en rea-tidad, un pasadizo capaz devulnerar Ia mezquina rigidezdel espaciotiempo. A la vuel-ta, no sin cierta resigrnación,Ie confesaron a Vásquez gueles faltó tiempo para concretar la hazaña. Tenían que vol-ver al colegio. Como todos losque pisan por primera vez Ca-pilla, prometieron regresar.

Vista de Cerro Franch, jefes del clan contactrsta, se

^uri!9rc9 !99de. enorgullecían por haber estado al frenteCapilla del Monte. de liprimera dxpedición que llegó a la la-

dera.

De arriba hacia abajo

Desde entonces, buena parte de losaficionados que tuvieron la paciencia deascender la sierra hasta el lugar dondeprendiÓ el fuego, fueron descartando laposibilidad de un incendio natural. ¿Cuá-les eran sus argumentos? La mancha,decían, era perfectamente circular. Perola alegría giraba alrededor de un hechoque consideraban sorprendente: .Lospastizales -repetían- están quemadosde aniba hacia abajo,. Con una colec-ción de fotografías aéreas de la manchay detallados mapas topográficos de la re-gión se determinó, a c¡encia cierta, quela huella medía exactamente 115 metrosde longitud por 57 metros de ancho Lanmancha" no era circular, sino un elipsoi-de irregular con aspecto de "pincelada".Todo apuntaba a sospechar que el incen-dio comenzó en la base. Luego se pro-pagó hasta lamer la cúspide del ceno: las

cañas y el espartillo sólo aparecíian cha-muscados en uno de sus costados y de

,/llo ctno / et

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EI MONSTRUOUBÉN «Guru» Mora-les fue uno de los Pocos sabuesos de los

misterios caPillenses que repa¡ó en el folklore mágico delcerro Uritorco. Pero en vez de

sonsultar bibüogrrafÍa hablócon la gente. É1 recogió -Y enparte, protagonüó- una histqria vivida por el bombero Pan-

cho Lobos. Para situarse en laescena es necesa¡ia una ca-

minata ascendente de cuatohoras, partiendo de la basedel Uritorco. No demasiado

lejos del cu¡so del rfo LaToma y a la vuelta de unos

mator:ales de PePerina, emer-ge, imponente, el Dique Los

Alazanes. El dique está emPla-

zado en un lugar escondido,

casi secreto. La desconlianzade algunos pescadores en revelar el sitio está enteramentejustificada. La consbrucción,reflejada en el esPejo de agua,

se eleva en un entorno excesi-

vo. Alguno dtÍa que suatridi-mensional, porque ningiunapostal es caPaz de contenercabalmente ese bello rincóndel paisaje serano,

Una indeterminada nocheen 1987, Pancho Y otros siete

amigos deciden ir al dique apescar. Habian llevado ca¡ne

DEI DIQUEpara una parrillada. Al tlegar,descubren con disgtusto que

la carne se habÍa descom-puesto. No les guedó más remedio que tirarla al agua. Los

ióvenes se distribuYeron en

ias orillas del lago lanzandocada cual su línea' Al cabo de

un rato, un sector del lago comenzó a burbujear. EI grruPo

se unió con cu¡iosidad Paraver de qué se tataba. El agrua

hervÍa. O allí había algo en

movimiento. Sin embargo,ninguno de los muchachos al-

canzó a distingnrir cual PodÍaser la causa. En un momentodado, Ia efervescencia se in-

crementó y el lago comenzó a

escupir tozos de alga sobreel rosto aterrorizado de lospescadores. Cuenta Panchoque uno de ellos se acercó a

la orilla un poco más Para ilu-mina¡ el agua con una linter-na náutica. DisPuesto a en-

tenta¡se a 1o gue fuera, desenvainó con Ia diesta su ma-

chete. En ese mismo actocayó con violencia de esPal-

das, soltando Ia linterna, que

fue a parar a1 iago. Una vez

repuesto, dijo a sus comPañ+ros gue ai tomar ei arma sin'

tió «algo gue Io agarraba de

Ias muñecas Y tobillos, tiran-

dolo como una bolsa haciaatrás». Cuando volvie¡on Iavista al lago, el esPectáculocontinuaba, con el fantasma-górico añadido de que la lin'terna plástica danzaba encen-dida sobre las agitadas 1iagnras. No les alcanzaron las apiemas para escapar hacia elpueblo. DÍas después, resol-vieron regrresar. Esta vez, Per-trechados con un eguiPo debuceo, armas, y hasta un micrófono sumergible para es-

cucha¡ los sonidos subacuáti'cos. Algunos dudaban, Perootos estala¡ segr:ros: allí v!-

vía un monstruo y habÍa que

capturarlo, Los jóvenes rePi- -tieron Ia escena de aquella inoche y comen¿ó una vigüa §nerviosa, interminable. Las frhoras corzÍan y la decePción Py el cansancio les Pesaba en

los piírpados. A las cuatro de

la madrugada decidieron renunciar. Mienüas gruardaban

el aparataje en las mochilas,a ulo se le ocurrió mencionargue el agua parecÍa burbu-jear... La tagicómica estamPi'da fue el remate de la segrun-

da y ütima odisea de PanchoLobos y sus temerarios caza-monstruos.

¿PodrÍa uatarse de gas 1o

V¡sta del Dique los Alazanes,trecuente escenario

de prodigios sobrenaturales,

ninguna manera, de "arriba hacia aba1o".

Durante la madrugada del 10 de enero

lloviznó varias horas V una capa de nu-

bes cubrió Quebrada de Luna. Esto ex-

plicaría cómo se extinguió el fuego cPero

i:odría explicar además, cómo fue gene-

i'ado? Una marca en forma de "V', halla-

da sobre la base inferior de la mancha,

podría ser la evidencia de un eventual im-

bacto. ¿Pudo ser aquello el rastro de un

ravo olobular? Las condiciones climáticas

erán "orooicias. Pero existían otras pre-

ounta's tanto o más atinadas: ¿Un rayo de

- Iol oue atravesó una botella abandona-

da. convertida en una accidental lupa?

¿Un incendio intencionado para atraer al

turismo, como diio alguien que prometiÓ

probar sus afirmáciones? ¿O místicos en

busca de Publicidad?Pese a que las hipótesis simples so-

braban, el tema siguió motivando una

controversia apaslonada, devocional'

Casitodos los ufólogos rechazaron cada

una de esas posibilidades. Para el grupo

" IPEC, que había acampado en La Que-

brada de Macedo -a pocos kilÓmetros

de aquel lugar- , alcanzaba con lmagi--=t nar el aterriiaje de una formidable nave

Q madre oue manchÓ un poco las sierras

á .on la cómbustión de sus motores y lue-

62 / A¡iO CERO

go emprendiÓ la fuga, vertiginosamente,

ántes be que su proximidad se hiciese

ávidente. Áún noy cualqúiera puede ser

testioo de la huella, que descansa en paz

á uñ costado del Camino Provincial

ñ.'lz. rt mismo camino que, cinco kiló-

metros más allá, conduce a las grutas de

Onqamira, un cofre arqueológico que

ateéora las ruinas de los comechingones,

antiouos dueños de la regrón El incendio

qudhabía prendioo en el lugar justo, en

el momento justo, convertía a las sienas

del Paiarillo en distrito de santoral. La fie-

bre olátillista va se habÍa apoderado de

Caoilla del Mónte. Y su tradicional sosie-

qo se había desvanecido definitivamente'" Si los periodistas fueron los primeros

en abalahzarse sobre la región, los si-

ouientes fueron los esotéricos, una cater-

üa de curiosos ;l, sobre todo, muchos,

muchos ufólogoé. Tantos, que nadie po-

día exolicarse-de dónde habían salido' Al-

árnod se presentaban como licenciados,

ét,oé coro profesores Y la maYoría'

como simples estudlosos. Al pnnclplo,

los vecinos de Capilla no se deiaron con-

uencer con facilidád. Les resultó sospe-

choso el repentino interés que su pueblo

había concitado entre persona¡es de una

verbonagia docta, pero en cuyas caras,

UzF

og

Carlos Salerno, a la izquiercla, aseguraestar en contacto con los

ertraterrestrés. Junto a é1, el prglgsorMonir Addur, que ha comPilado los

misterios antropológicos de la region'

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g¡e ocasionaba las burbujas?«Si así fuera, alf deberfa existir un yacimiento» -repücóPanche. «En la zon4 el ter-malismo tampoco existe»r,asesora el geólogo AngelDíaz. El episodio, además, fueaislado. Las tres hipótesisconspiraban conta Ia posibiIidad de hallar una soluciónlógrica. ¿Pero puede quedarsin respuesta un suceso semejante? Pancho hizo notarun dato curioso, acaso revela-dor: Ia carne podrida hablasido arojada justo en el sitiodonde después se agitaronlas aguas. Rubén Morales,empecinado en encontrar unaexplicación racional al fenómeno, le preguntó si un con-junto de tr¡chas o iguanasdisputándose la comida nopoüÍan haber causado eldesparramo. Pancho no sedejó seducir por esta idea.Quüá, por considera¡la demasiado simpie. Guni Mora-les, a quien en alguna medidatambién le costaba renunsia¡a la hipótesis fartástica ahora vacilaba ¿OV!§I o monstruo anfibio? H mismo Pan-cho asegura que las truchasdel lago tienen un tamaño ma-yor al normal debido a «las

radiaciones de las rocas rua-níferas». ¿ApuntalarÍa estedato la posibiüdad del <<mons-

tuo»?

U¡a foto tacasada

En enero de 1988 el sol ca]-cinaba. Gum levantó la vistay recu:ió a un arroyito deaguas tÍas gue le devolüeronlas fuenas después de Ia ca-minata" Junto al embalse ha-bía un único á¡bol con buenasombra Para Ia ocasión, car-gaba con una bolsa de carneen mal estado y su cámara fotográñca. La bolsa se perdióen el agua. Mientas tanto,Morales juntó coraje, pacien-cia y se dispuso a esperar. Lamáguina, lista para disparar,temblaba témula en su manoderecha. El animal se negó aemerger. <<ta verdad {ijodespués-, no pretendía unafoto espectaanlar de las fawces abiertas del mo¡rskuo Iacustse. Me hubiera conformado con una foto fuera de foco,tal vez movida, gue muesÍesu cola escamosa emergien-do del lago. Una vez más-concluyó Guru- Ia cienciahabfa fracasado.>»

sln embargo, se percibíia cierta expresiónde desamparo. Y acuñaron un simpáticoneologismo. Comenzaron a llamarlos los

"ólogos". La variedad, en realidad, erapareja: de un lado, los que investigabany los que hacían que investigaban; delotro, los que aprovechaban para predicarsu evangelio y, por último, los inefables,que conversaban con la secretaría de Tu-rismo para tratar de usar como sala deconferencias el cine de la ciudad.

Bajo elcerro mág¡co

Así comenzó la epopeya. Con el conerde los años se fue transformando en ollade un peculiar caldo de cultivo. Florecie-ron congresos y jornadas brujeriles y en-gordaron sus arcas sospechosísimos cu-randeros, neo espirit¡stas, videntes, rab-domantes, milagregros, pitonisas y gu-rúes. Y pronto fue centro de "recreációñ"de no pocas sectas peligrosas. A tal pun-to que, en seguida, se volvió común quelos organismos especializados recomen-daran a los padres atajar, empezandopor Capilla, para encontrar a sus hijoscuando habían sido captados por algúnculto extrañoide. Pintoresquismos so-ciológicos al margen, para que una villaserrana, no demasiado diferente deotras, se conviertiera en lo que es hacíanfalta algunos condimentos naturales. Ca-pilla es Capilla, tanto por la singular topo-grafiia que nace en cada serranía, comopor el inquietante acervo folklórico que seesconde en sus recovecos. Y apuntando >

e¡lo czno/a

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al corazón del misterio, el cerro Uritorco.

La fascinación del lugar está al alcan-ce de cualquiera que se detenga a con-templar el panorama desde el centro de

la ciudad. Entonces se comprende porqué es impensable cruzar los valles del

Uritorco sin sentir una leve sensación de

sumisión. Podría parecer que con sus

medianas características - 1 .950 metros

del altura- no es montaña caPaz de

subyugar nt al menos guapo de los mor-

tale's. -Sin

embargo, el criollo RubénnGurú, Morales, que en su libro El San'

tuario Extraterresfre compiló, alelado de

toda pretensiÓn mesiánica, el mejor tes-

timonio hasta ahora escrito sobre el

asunto capillense, confesaba: *Su escar-pada faz y su cumbre emPinada se im-

ponen prepotentes al sentimiento huma-

no dejándonos la inevitable alternativa

de someternos a su dominio". Así es.

Desde donde se lo mire. Aún cuando se

trate del cerro más alto de las SierrasChicas (su base, La Toma, se aleja a es-

casos cuatro kilómetros del pueblo), el

peso psicológico que ejerce esa gran

mole verduzca, jalonada de quebradas,

es inesistible. Para formarse una idea ca-

bal acerca oe cualquier cerro sagrado

-quizá por el aura de subjetivdad que

ellos suscitan-, no basta con su des-cripción orográfica. No obstante merece

la pena indicar que la falla frontal ouecortó a pico su fachada es la que Ie otor-ga el aspecto de una colosal pirámidenatural.

Tradición esotérica

La tradición esotérica de Capilla viene

de antaño. Cuando en la Argentina co-

menzaban a ponerse de moda las prác-

ticas hinduistas y yoguis (alrededor de

1950), el cetro fue asiduamente visitadopor grupos que suscribían distintas doc-

trinas orientales. Por entonces, la atrac-

ción del Uritorco tenía que ver con ema-naciones de una indefinida *energía su-perion, que éste destilaba. Los peregri-

nos atribuían sus poderes al «prana» ge-

nerado gracias a una *oculta combina-ción de fuerzas con eje en el cerro".Aquellos comentarios sintonizan con opi-niones menos religtosas -pero tampo-co cientÍficas- que desde 1986 circulande boca en boca en la región. Por ejem-plo, no faltan los visitantes que afirman

haber podido constatar que el cerro es

rico en uranio, siendo ese mineral el res-

ponsable del aire saludable que se res-pira a la sombra del Uritorco. La presun-

ta presencia de uranio, al mismo tiempo,incentiva la escalada de especulacionesde los contactados, los cuales presumenque su interior es hueco. Así lo sugiere

el profesor Guillermo Terrera. En varias

de sus obras describe la fantástica arqui-

64 / Ário CERO

Francisco Checchi, gurú delgrupo Alfa, asegura que en- Capilla del Monte Pudo

presenciar a Jesúsdescendiendo de una nave.

Éste, y otros iluminados, hanconvértido CaPilla del Monte

en un gran centro de atracciónturística, como queda Patente

en la loto de la derecha.

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tectura de Erks, tal como pudo contem-plarla en una de sus mÚltiples y fantásti-cas videncias.

Pero no es éste el único escenario in-

trigante. El Dique los Alazanes es otro deellos. Allí, Juan V., en sus tiempos deadolescente, dijo haber vivido un episo-dio que pocos cederían a la tentación decatalogarlo como teleportación. Paseabalas sienas con unos amigos, en direc-ción al dique, cuando una neblina blan-cuzca los envolvió por completo. Era tan

espesa que el paisaje había desapareci-do. Lejos de asustarse, Juan stguió ca-minando, casi por instinto y en su mente

comenzaron a desfilar pensamientos

agradables. De pronto, esa niebla se di-

sipó y pudieron verse las caras. Sin sa-

ber cómo, habían llegado a Los Alaza-

nes El bombero y guÍa de turismo, Pan-

cho Lobos le contó a Rubén Morales un

hecho más reciente. Durante el invierno

de 1988, los incendios -a causa de la

extrema sequía- se hicieron monedacorriente. En varias ocasiones Panchopudo ver un extraño individuo, que no

respondía a las llamadas ni se dejaba al-

canzat, Corría con agilidad y se escurría

velozmente entre los yuyales encendi-dos. lba tan rápido que parecía colgarsede lianas que, cuando investigaban, no

eran halladas, Pensaron en un bomberofantasma, porque eta capaz de proezas

increíbles entre las lenguas de fuego'yporque sus pies no deiaban rastros en el

suelo quemado. Como si Capilla no tu-viera sufiente, ahora se añadía un nuevopersonaje sobrehumano: el abominablehombre de los incendios.

Erks bien vale una misa

El ya disuelto IPEC no sólo fue el pri-

mer grupo espiritualista en llegar al cenoEl Palarillo. También fue el precursor de

una saga que se renueva año tras año

buscar Erks, la legendaria ciudad perdi-

da que según algunos, se oculta bajo el

cerro Uritorco, según otros, bajo el Dicue

Los Alazanes pero que, a juzgar por ras

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La seriefotográfica

contigua de unovNl,

sometida atodo tipo de

pruebas,incluido el

análisis 6 SW,corresponde

al casoYacanto

ocurrido el 3de julio de

1960,realizado por

Hugo Niotti.

evidencias que exhiben los defensoresde ambas alternativas, lo más probablees que sólo haya cobrado existenciádesde que se convirtió en dato .unifica-

don,del inconsciente colectivo. Sin em-bargo, desde que los mÍsticos del IPEC

iniciaran su .operación" el B de enero de1986, dos días antes que apareciera laalevosa huella del Pajarillo, es un hechomás curioso todava. Los capitostes dela insólita cofradía (que casi terminan en

la cárcel tras una denuncia colectiva porfraude suscrita por catorce excursionis-tas) habian anunciado su iniciativa en va-rios medios locales poco antes de su lle-gada, Y proclamaron a viva voz su inten-ción de localizar la caverna subtenáneadonde repostan las "luces cósmicas,,activando las secreciones mágicas de laepidermis argentina y fomentando ex-pectativas platillistas en torno a Capilla.

No todos los contactos le presumen aErks una presencia física. Afirman, en

cambio, que esa fabulosa metrópoli seencuentra en otro plano de realidad, na-vegando en una paradimensionalidadajena al entendimiento humano, perocuya llave o puerta de acceso se en-cuentra en el Uritorco. Eso dice, porejemplo, el próspero gurú brasileño Tri-guerinho, quren en su libro Erks, mundointerno, habla de un heterogéneo pan-teón de seres incorpóreos que pernocta-ría bajo el cerro. Sin embargo, el mesías

de Minas Gerais -que vaticina el apo-calipsis para 1999- exhibe a modo deprueba una colección de fotografías to-madas .in situ" que fueron tachadascomo burdos fraudes por los ufólogosClaudier Covo y Marco Antonio Petit. Losapóstoles del veterano pastor de las es-trellas permanecen imperturbables. Enuna patética vuelta de tuerca a la fraseque inmortalizó a Marshall Mcluhan, res-ponden: .Lo importante no es el mediosino el mensaje...".

Para otros, Erks es una ciudad dema-srado invisible, El profesor Monir Addur*que fue asesor cultural de la munici-palidad de Capilla- defiende esa hipó-tesis con una investigación personal: du-

rante años se comentó que había unaentrada secreta a la ciudad llamada.chi-menea térmica". Uno de los primeros re-latos recogidos por Monir era bastantepreciso. La primera fuente provenía deun campesino cordobés que se basabaen el dato de un amigo que intentó en-trar a una de las famosas "cuevas sinfondo". Según é1, la puerta secreta delUritorco no es una caverna común, sinouna especie de pozo. "Su entrada es di-fícil de encontrar -decía-, porque losárboles que están en el borde inclinansus copas hacia adentro, ocultándola.En cuanto uno se acerca, se siente unfuerte olor a azufre. Si se tira una piedraen el pozo, no se la oye tocar fondo: elpozo es infinito. Al tratar de entrar, las lin-

ternas se apagan inemediablemente." Alcabo de un prolijo seguimiento de per-sonas que dijeron haberla visto, Addurconcluyó que se trataba de un simple ru-mor: el último eslabón de la cadena le

conducía al primero y el último, otra vez

al primero. Morales pudo localizar un ve-cino que condimentó el anecdotario conun ingrediente sorprendente: "Hubo unavez un hombre que consiguió entrar enesa ciudad subtenánea. Pero salió com-pletamente loco,. Como ocune en todaleyenda, algunos elementos de la reali-dad aparecen entremezclados. Ciertasnoches, cuidadores de ganado vecinosal Uritorco salen de sus óasas sobresal-

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lván Karica Durán, tundador de laHermandad Cósnica Hamir pretendíaconstruir la nueva Jerusalén en Capilla

del Monte.

centro de sus reuniones místicas, que

también tenían el propósito de unificar

las naciones indígenas. No es extrañoque en 1992 elGrupo Alfa -Centro para

elHombre Nuevo-, liderado por elneo-ourú Francisco Checchi, la Fundación

Éara el Encuentro Cósmico (FUPEC),

que dirige Dante Franch, Bienaventuran-

zá Cósmica, del contactado Sergio de

los Santos y el Comando Ashtar, organi-

cen, en el mismo lugar, cada uno de susconoresos, destinados a exaltar los be-

nefióos de la "ciencia cósmica". (Permí-

tame una leve digresión: los verdaderos

espíritus religiosos no tienen ninguna ne-

cesidad de usar disfraces científicos

oara reforzar su credo).

Los rumores mágicos que Prosperanen Caoilla cumplen-con todos los requi-

srtos óara sumárse al folklore local. Hay

quienbs creen que el cerro tiene ciertas

zonas sensibles. Y si uno golpea la roca,

suena a hueco. E imaginan una cueva

oue une al Uritorco con Malargüe (Men-

cioza), otra que correría bajo la cordillera

hasta lleoar a PerÚ, que a su vez se unl-

ría con..lPero también circulan otro tipo

de versiones. Monir Addur cuenta que en

1985. Capilla fue visitada por tres cientí-

ficos rusós que habían terminado de po-

ner en mariha unas turbinas hidroeléc-

tricas en Buenos Aires' Cuando estuvie-

ron al día con sus asuntos, los rusos le

oidieron a su primo -un ingeniero del

bomoleio-, que los llevara hasta un

cerró, dt Uritorco. "Mi primo no tenía la

más remota idea de dónde quedaba ese

c€n'o" -cueflta Addur-. "Hizo apresu-

radas averiguaciones y, al día sguiente,

los cuatro tómaron un vuelo a Córdoba'

En Pajas Blancas alquilaron un taxi y se

vrn¡eron de Córdoba a Capilla (110 kiló-

metros). Ni bien llegados, los rusos em-

pezaron a sacar fotos del cerro Pregun-

iaron desde dónde lo Podían ver más

cerca v el taxista enfiló hacia La Toma'

Úna v'ez allí, volvieron a ametrallar al

cerro con sus cámaras. Tomaron cente-

nares de fotografías. Luego, de vuelta al

taxi v al avión Todo el operativo se cum-

olró en un solo día." El primo de Monir,

muy intrigado, no dudÓ en pedir explica-

cioÁes. P:ero ia respuesta que recibió es-

tuvo lejos de conformarle: le di¡eron que

to fotoirafiaban porque en la Unión So-

viética-había un cerro muy parecido'

Adiós al santuario

Sin embargo, de haber sido así, no ha-

bía por qué1xtrañarse. Casi todos los

pueÜlos iobiian su propio santuario má-

oico. Ocune que, a veces, nunca son re-

óescubiertos El Uritorco, sin duda, era

un lugar sagrado mucho ante_s que c9-

brara impulso hace ya sels anos' cuan-

do la historia de su vecino de las sierras

del Pajarillo le devolvió las ganas de vi-

vir. Sólo había que darle una nueva 0p0r-

tunidad. Ahora vuelve a emerger, reiuve-

necido, junto con la fascinante mitología

de los olatillos volantes. Era de esperar.

Son tieinpos en que la idea de moderni-

dad parece tener bastante que ver con

creer en dioses que usan escafandra, vi-

sualizar monstruos marinos en los espe-jos de agua, buscar ciudades subterrá-

heas y pérderse en el entrecelo de guías

extratórrestres que nos invitarán a tomar

unas cooas entie elTriángulo Mágico de

Terrera y la dimensión desconocida Que

no es poca cosa. Q

. ¡..,.,r-i"r-::::::iiL,:ii,a".1:1':i,: j.i!,r:i::a!::..l:ta:.'j,':.ii _i..:_ i::: i::!:trrA.. .: . :! ::i.i;.1:':l:i.:.;:\

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llna de tas tantas fotos de supuestosOVNts tomadas en CaPilla del Monte'

tados. Y aseguran que el cerro cruie, con

Jn tronar forñidabte, como si se estuvie-

ra astillando en pedazos. iAcaso un

tenemoto? A la mañana siguiente, dicen,

no hay una piedra que no esté fuera cie

lugar.btra de las tantas puertas de acceso

oue oromete la ciudad de Erks es el ljr-

ciue Los Alazanes. En las noches sere-

nas -según los místicos- se escuchan

ruidos mónótonos, maquinales, que, con

toda seguridad, pertenecen a una laofl-

ca aliení-gena. Para el geólogo {ngel ADíaz -que ha estudiado esos valles con

é.crrprio.o rigor científrco- *sería más

serto'oroclamár que se trata del clamor

áá ta'pacnamamá lMadre Tierra)" Que

ás, .ona de las sienas de Córdoba sea

sacudida por pequeños movimientos

sísmicos nó obedece a ningún milagro,

sino a una actividad contante y sonante'.Con alguna frecuencia -aftrma Díaz-se reoisiran temblores leves o muy leves,

de oiado 1ó2v muchos microsismos,

corio sin ruidos subterráneos" El rumor

de las maquinas, sin embargo, sólo es

audible para los elegidos. Para los que

- están diipuestos a creer y "deiarse pe-

netrar ooi la luz". Claro que esta explica-

,. ción no alcanzaría para explicar ctertas. voces. Por las madrugadas, meditado-

: res v otras almas sensibles oyen los mur-

mul'los de "la gente que vive y trabaja de-

, baio de la tierra, extrayendo materiales

raáioactivos". Algunos lo han llegado a

iurar oor el mismísimo Ashtar Sheran''n ' En' CaPilla del Monte, el cÚmulo de

" sorprendente que, para atar ciertos ca-

- bos. sólo hace falta tener uso de razon'" A principios de siglo, nattvos pertene-

cientes a distintas tribus del cono sur ell-

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66 / A¡lO CERO

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#ryocEnoDirector: Eroique de Vicente.Directc adlulo: SalvadorHemáez, Redactor ,efer JoséLeón Cano. Radacclóu YolandaBejarano. §ceiuia deRedacclór Inés Ce¡ezo.Dl¡ector de Árle: Tilo Cuazo.Dlrector de publicidad. José. LuisCalvo. Pú¡lcldad Mad¡ld:Motrtse Cumia. FotógrafcEnrique Balari, Cillos Bullejos,Oscar Bwriel, Paco Higroera, KimPedrós, Dlbujut6r Francisco L.F¡ontán, Angel Navas, J. M.Ponce. Colaboradores:Alejandro Agosti¡elli, Migue]Blanco, Manuel Caballal,Gabriel Carrión, RaJael Casares,Sebastián D'fubó, Hilary Evans,Miguel G. Aracil, Angeles G,Estalayo, Jesús Garcfa, FranciscoGaülán, Marysol OonzálezSterling, Josep Guijuro, A-belardoHemández, Isabela Herranz,Guiliermo Herera, ThamilaHormaechea, Antonio Hueeus,Rafael Lavilla, FranciscoLópez-Seiyane, tuis Maqgi, JoséArtonio Mayo, Piotr Melnikov,Vicente Moros, Ramos Perera,Luis Racionero, Antonio Ribera,fuiel Rosales, Javier Ruiz,Alejandro Sacristán, MiguelSegul, javier Sierra.¡tr,92.PotcoE¡p8ls¡óE Te¡ccr S. ;-C/ San Romualdo, 26 2803?Maddd, FotoE*áEica Duyial.C/ A]fonso Góme4 42. 4' planta.2803? Mad¡id lBprime:Rivadeneyra, Cuesta de SanVicente,28, Madrid,

NUEVÁ DIRECCIÓNRedacclón, pubücldad ysG6lpclme$ C/ Miguei Yuste,26, 2803? Mad¡id, Tel (91)304 55 42. Fu: (91) 327 2402.

4Fronteras de la ci€ncla

La mente puede glrar o matar

16Civiliz**xre rhaparecidas

ka ryé sirve una momia

24Claves dél Año Ceró

En busca de iñteligenciasextratefreslrgs

Las mfuuinas dr lafelicidadHablán los goriles

34Col8ph¡elone§

Lo que r¡adie sabía de lamuette dá &nnody

KENNEDYEs el mito de los años sesenta, especialmente

para guienes creÍan en su «sueño amerisano» guepemitirÍa avanzar al mundo hacia una «nueva era»de progreso y convivencia. Un mito gue aún sigruevivo, independientemente de Ias turbias aguas guecorrÍan bajo los pÍes de barro de aquel héroe de car-ne y hueso. Porque /.,8 K. supo encarnar como po-cos personajes modernos un papel arguetÍpico tanviejo como el hombre: el del héroe divinizado quedebe morir de forma tágica, oftecido como chivo ex-piatodo para «pugar los pecados» de la sociedadque ha liderado. La función de todo sÍmbolo mitoló-gico viviente es precisamente impactar en el incons-ciente colecüvo, encauzando las emociones profun-das en unq determinada di¡ección. Este es un papelgue han jugado a su manera los grandes moviliza-dores de masas. y qJe volverán a encarnar los nuevos portadores de arquetipos, cuya potencia conduc-tora de la historia se anuncia ya, en el horizonte deun mundo desorientado, como esperanza o comodesgrracia Recordalc y tomar conciencia de su sig-ni.ficado proir:r,do nos permitirá entender lo venid+ro. cor,prer.diendo que cuanto sucede en el exteriores n'rero reflejo de Ia lucha de titanes gue se libraen el fondo de nosotos mismos y recordando gueIa más pegueña chispa de luz siempre vence a lamás tupida oscuridad.

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5=üÉffi¡ali.hd

ffiE§|AEdlta: América Ibérica.P¡e¡ldente: Germán SánchezRuipérez. Preeldelte Eieofivo:Gustavo González Lewis,Consjsro Delegado: JavierMañas Rueda. Dlrector Gerenie:Cillos Conzález Galán,Dtectora Eütorlal: Sandra delRlo de Onúzil, DLector dedl¡trlbsslóu A.lJonso EstaLdch.Düeetor de Mulet¡¡g: AlfonsoAcebal, Düecto¡a Prodseló¡¡Cuadalupe Gisbeñ, Rosa MdfaMartfnez (Aludmte), Dlrectorde rumi¡rclorer: RafaeLCaballero. Digti¡brdóuGesdisa, C/ Miguel Y6te, 26.Maddd, Tel, (91) 304 1345,Depósito Legal M-27522-1991,Precio Cililias, Ceuta y Meli1la:290 ptas. incluida sobre tasaaérea.

¡¡to III o y." 29Soltcitado conttol de O.l.D.«Reseryados todos los dereóhos.De conJorEidad con lo dispuestoen el ar"t. 534bú dei CódigoPenal vige:te, podrán sercastigados co. penó de multa yprivación de lib€dad guenesreprodujeril c piag'iilen, entodo o en paf e, ua obraliteraria, añfstÍca o cientfiicafijada en cualquier tipo desoporte sin Ia preceptivaautorización,»

r6SILENCIO,

HABIAN I"f,S, MOMIASI¿os ultimos descubrimientossobre el misterioso mundo de

las momias ponen en evidenciaIa posible conexión entre

culturas alejadas en el tiempo y

50RUNAS: Et Tfi,ROT

DE PIEDRACon las runas gue Ie regalamospuede ejecutar el antiguo ritual

adivinatorio nórdico paradescubrir los enigmas del

Universo y fortalecer elmagnetismo personal.

58ET SANTUARIO

ARGENTINODE LOS

EXTRATERRESTRESEn Ia localidad argentina

de Capilla del Montese producen toda clase defenómenos paranormales y

ufológicos que atraen tanto acuriosos como a santones de

todo el mundo.

Mktedos

ENRIOUEIDE VICENTE

el espacio.

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