el resentimiento “alimentado” del delincuente

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El resentimiento “alimentado” del delincuente ¿Por qué un delincuente mata, cuando la víctima no opone resistencia y entrega todo lo que se le pide? Un elemento, del que pocos, o nadie habla, es “el resentimiento”. Durante los últimos 12 años kirchneristas, en los que se fomentó la marginalidad, se inculcó un enorme resentimiento desde el "Estado", a los sectores que la comprenden. Los discursos sectarios, y agresivos contra las “clases sociales pudientes”, no solo construyó la mentada “grieta”; sino que dividió a la sociedad en “quienes pueden tener” y “quienes son impedidos de tener”. Bajo el resentido y demagogo discurso del “mal reparto de la riqueza”, se esconde este perverso fin: “Tú no tienes, porque el otro tiene”. Con lo cual, se le inculca a las clases pobres que lo que no tiene, es porque el que tiene "impide" que él tenga. Es decir, que haya clases "ricas", "impide" que las clases pobres "tengan" (se quedan con la mayor porción de la “torta”). Ante esto, el delincuente roba viendo al otro como un "enemigo"; como el que genera su condición de marginalidad. Es decir, el otro no es "un par", uno como yo, pero en otro lugar; sino que es el que hace que "yo viva así" (Yo no tengo, porque él tiene). En el “injusto reparto de la riqueza”, entra a tallar un concepto desvirtuado, la "legitimidad" de “posesión de los bienes”. La "legítima riqueza" ya no es ganar el dinero honestamente, porque el sólo hecho de "tener” (en demasía, o simplemente tener más que “otro” -cualquiera toque en suerte comparar-), es de por sí "ilegítimo" (mal reparto de la torta, una vez más). Entonces lo legítimo se desvirtúa. Deja de ser legítimo ganar dinero honestamente, y da a lugar a ser invocado como "enemigo del pobre"; aunque haya habido gran

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El resentimiento “alimentado” del delincuente

¿Por qué un delincuente mata, cuando la víctima no opone resistencia y entrega todo lo que se le pide?

Un elemento, del que pocos, o nadie habla, es “el resentimiento”.

Durante los últimos 12 años kirchneristas, en los que se fomentó la marginalidad, se inculcó un enorme resentimiento desde el "Estado", a los sectores que la comprenden. Los discursos sectarios, y agresivos contra las “clases sociales pudientes”, no solo construyó la mentada “grieta”; sino que dividió a la sociedad en “quienes pueden tener” y “quienes son impedidos de tener”. Bajo el resentido y demagogo discurso del “mal reparto de la riqueza”, se esconde este perverso fin: “Tú no tienes, porque el otro tiene”. Con lo cual, se le inculca a las clases pobres que lo que no tiene, es porque el que tiene "impide" que él tenga. Es decir, que haya clases "ricas", "impide" que las clases pobres "tengan" (se quedan con la mayor porción de la “torta”).

Ante esto, el delincuente roba viendo al otro como un "enemigo"; como el que genera su condición de marginalidad. Es decir, el otro no es "un par", uno como yo, pero en otro lugar; sino que es el que hace que "yo viva así" (Yo no tengo, porque él tiene).

En el “injusto reparto de la riqueza”, entra a tallar un concepto desvirtuado, la "legitimidad" de “posesión de los bienes”. La "legítima riqueza" ya no es ganar el dinero honestamente, porque el sólo hecho de "tener” (en demasía, o simplemente tener más que “otro” -cualquiera toque en suerte comparar-), es de por sí "ilegítimo" (mal reparto de la torta, una vez más). Entonces lo legítimo se desvirtúa. Deja de ser legítimo ganar dinero honestamente, y da a lugar a ser invocado como "enemigo del pobre"; aunque haya habido gran esfuerzo por tener lo que se tiene (Se es enemigo por tener, y por ser "impedidor" de que el “otro” no tenga).

El resentimiento es una de las peores formas de la naturaleza humana. Con eso hizo "política" el kirchnerismo. Con eso hace "política" el chavismo. Dos construcciones políticas que fracasaron, haciendo un enorme daño cultural, muy difícil de reparar. Cuando se ve al “otro” con resentimiento, prolifera el odio. Cuando dejamos de ver al otro como un “par”, y lo vemos como un “impedidor”, como “quien nos convierte en marginales”, estamos viendo a un “tirano que esclaviza nuestro progreso”. ¿Cómo no matar al tirano que nos esclaviza?. ¿Cómo no hacerlo, cuando se ensalzan las revoluciones violentas?. Si no

comenzamos a trabajar en comprender que no debe haber resentimiento entra las clases, que somos “pares”, y que en lugar de ser sectores “enemigos”, son sectores que se necesitan unos a otros para su propio desarrollo (no para el desarrollo de unos en detrimento de otros), no habrá solución para las “grietas”, y los delitos violentos.

Juan Manuel Ortíz

04/09/2016