el poder de las creencias

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El poder de las creencias por Peter Shepherd Nuestras creencias influyen en nuestro comportamiento. Nos motivan y le dan forma a lo que hacemos. Por ejemplo, es difícil aprender algo sin creer que será agradable y en nuestro beneficio. Pero, ¿qué son las creencias?, ¿cómo se conforman y cómo las mantenemos? Las creencias son nuestros principios rectores, los mapas internos que usamos para darle sentido al mundo. Nos proporcionan equilibrio y continuidad; son datos estables que nos ayudan a establecer orden dentro de la confusión. Las creencias compartidas nos dan un sentido más profundo de confianza e integración con nuestra comunidad. Nuestro Mapa de la Realidad Las creencias provienen de muchas fuentes: crianza, imitación de personajes significativos, conclusiones como resultado de traumas del pasado, y experiencias repetitivas. Establecemos nuestras creencias al generalizar nuestras experiencias del mundo y las de otras personas. Algunas creencias nos llegan ya establecidas por la cultura y el medio ambiente en el que nacimos. Cuando somos jóvenes, creemos lo que se nos dicen acerca de nosotros mismos y del mundo, porque no tenemos forma de comprobarlo, y estas creencias pueden persistir sin modificarse por nuestros logros posteriores, porque provenían de la autoridad paterna. Estamos predispuestos a creer lo que nos dicen, lo que leemos y lo que vemos en la televisión, y tratamos de adaptar esa nueva información para que encaje en nuestro sistema de creencias, si es que podemos. Si no podemos conseguirlo, nos negamos a creer esa información. Estos son los filtros y prejuicios a través de los cuales percibimos nuestra realidad. Cuando creemos en algo actuamos como si fuera cierto; entonces hemos realizado una inversión de esfuerzo. Esto hace que sea difícil de refutar; las creencias actúan como filtros perceptuales: los eventos se interpretan en términos de la creencia y "las excepciones sirven para confirmar la regla". Las creencias no son sólo mapas de lo que pasó, sino directrices para realizar acciones en el futuro. Las creencias positivas son concesiones que nos hacemos para activar nuestras capacidades, concesiones para jugar y explorar en el mundo de las posibilidades. Las creencias limitantes, por el contrario, en general giran en torno a: "Yo no

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Nuestras creencias influyen en nuestro comportamiento. Nos motivan y le dan forma a lo que hacemos. Entenderlas nos ayudaran en nuestro camino de vida

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Page 1: El Poder de Las Creencias

El poder de las creenciaspor Peter Shepherd

Nuestras creencias influyen en nuestro comportamiento. Nos motivan y le dan forma a lo que

hacemos. Por ejemplo, es difícil aprender algo sin creer que será agradable y en nuestro

beneficio. Pero, ¿qué son las creencias?, ¿cómo se conforman y cómo las mantenemos?

Las creencias son nuestros principios rectores, los mapas internos que usamos para darle

sentido al mundo. Nos proporcionan equilibrio y continuidad; son datos estables que nos ayudan

a establecer orden dentro de la confusión. Las creencias compartidas nos dan un sentido más

profundo de confianza e integración con nuestra comunidad.

Nuestro Mapa de la Realidad

Las creencias provienen de muchas fuentes: crianza, imitación de personajes significativos,

conclusiones como resultado de traumas del pasado, y experiencias repetitivas. Establecemos

nuestras creencias al generalizar nuestras experiencias del mundo y las de otras personas.

Algunas creencias nos llegan ya establecidas por la cultura y el medio ambiente en el que

nacimos. Cuando somos jóvenes, creemos lo que se nos dicen acerca de nosotros mismos y del

mundo, porque no tenemos forma de comprobarlo, y estas creencias pueden persistir sin

modificarse por nuestros logros posteriores, porque provenían de la autoridad paterna.

Estamos predispuestos a creer lo que nos dicen, lo que leemos y lo que vemos en la televisión, y

tratamos de adaptar esa nueva información para que encaje en nuestro sistema de creencias, si

es que podemos.

Si no podemos conseguirlo, nos negamos a creer esa información. Estos son los filtros y

prejuicios a través de los cuales percibimos nuestra realidad.

Cuando creemos en algo actuamos como si fuera cierto; entonces hemos realizado una

inversión de esfuerzo. Esto hace que sea difícil de refutar; las creencias actúan como filtros

perceptuales: los eventos se interpretan en términos de la creencia y "las excepciones sirven

para confirmar la regla". Las creencias no son sólo mapas de lo que pasó, sino directrices para

realizar acciones en el futuro.

Las creencias positivas son concesiones que nos hacemos para activar nuestras capacidades,

concesiones para jugar y explorar en el mundo de las posibilidades. Las creencias limitantes, por

el contrario, en general giran en torno a: "Yo no puedo..." Esto puede haber parecido una

declaración válida en algún momento del tiempo en el pasado, pero creer que es una

descripción de nuestra capacidad ahora y en el futuro programa nuestra mente para el fracaso,

ya que evitará que descubramos nuestras capacidades potenciales.

Las creencias pueden ser una cuestión de elección. Estas cambian y se desarrollan. Podemos

tener nuevos compañeros a los que escuchamos, nuevas figuras de autoridad e influencias.

Pensamos en nosotros mismos de otra manera, nos casamos, nos divorciamos, cambiamos de

amistades y actuamos de manera diferente debido a nuestro cambio de creencias. Podemos

crear nuevas creencias limitantes o podemos crear unas nuevas que nos habiliten.

Page 2: El Poder de Las Creencias

Nuestra vida no está prederminada, ya que conservamos nuestra libertad de elegir. Hemos

creado muchas creencias acerca de nuestras posibilidades y lo que es importante en la vida, pero

podemos cambiarlas.

Nuestras creencias, por supuesto, no aplican a las declaraciones de otras personas o a los

dogmas, pero aplican a nuestros propios juicios sobre otras personas y situaciones... "¡Esto es

intolerable!" "¡No puedo soportar esto por más tiempo!" "¡Es horrible que sea así!" "¡Todo el

mundo está en mi contra!" Cuando las exageramos y sobregeneralizamos, se convierten en

creencias irracionales y nocivas a las cuales nos aferramos. En particular, son autodestructivas.

Nuestras interpretaciones producen nuestras emociones. Cuando tenemos interpretaciones

habituales, éstas se convierten en creencias con las que nos identificamos y, en consecuencia,

nuestras respuestas emocionales se vuelven igualmente fijas y suelen ser muy estresantes e

inadecuadas, determinando nuestras acciones.

Sí, todos cometemos errores

Todos hacemos cosas de las que no nos sentimos orgullosos, no seríamos humanos si no nos

equivocáramos. Algo con lo que afectamos a los demás de una manera en la que no estaríamos

dispuestos a experimentar en nosotros mismos. A veces optamos por actuar de una manera que

sabemos que no es fiel a nosotros mismos, pero que parece ser una solución a nuestra situación.

O tal vez nos

sentimos tentados a poner en primer lugar nuestros propios intereses. Otras veces nos dejamos

llevar por emociones de ira o celos, y hacemos algo que podemos lamentar más tarde.

O dejamos de hacer algo para ayudar a un amigo que realmente lo necesitaba. También podemos

tener las mejores intenciones pero que las cosas no salgan según lo previsto, cometemos un

error, o nos damos cuenta de que algo que hemos hecho fue perjudicial, aunque no fuese nuestra

intención.

Este tipo de acciones puede hacer que nos sintamos avergonzados y deprimidos, y puede que

lleguemos a cargar con nuestra culpa por muchos años, pero si queremos vivir una vida feliz,

tenemos que asumir la responsabilidad por las consecuencias de nuestro comportamiento y

seguir adelante.

Hacernos responsables

Sentirnos culpables no lo debemos confundir con hacernos responsables de nuestro pasado.

Responsabilidad significa hacer un esfuerzo por cambiar el patrón de comportamiento que resultó

en una elección equivocada, y mantener las creencias y sentimientos que sustenten ese cambio.

Tenemos que seguir adelante y hacer las paces con nuestro pasado.

La tendencia natural cuando hacemos algo que no fue íntegro, es tratar de justificar nuestras

acciones y tener la razón. O podemos decir que nuestra acción se la merecía el otro porque

estaba equivocado. Ambas actitudes evaden la realidad al negar nuestro sentido de la verdad y la

responsabilidad por nuestras acciones. Evadimos nuestros sentimientos de culpa pretendiendo

que no fue un error o una elección equivocada, sino que actuamos de forma "correcta". Evadimos

Page 3: El Poder de Las Creencias

nuestros sentimientos de vergüenza (sentirnos mal acerca de cómo nos perciben los demás) al

pretender que es el otro quien debería estar avergonzado.

El problema no es la acción que hace daño o el cometer un error, que ya pasó y no se puede

deshacer; el problema es lo que nos decimos después. Podemos ser honestos o engañarnos a

nosotros mismos. Pero es la mentira lo que daña nuestra propia integridad y el futuro de nuestras

relaciones con aquellos a los que hemos hecho el mal. Asi que debemos bajar la guardia,

abandonar las mentiras que nos hemos dicho a nosotros mismos para ocultar la verdad, enfrentar

la realidad de nuestras acciones y sus consecuencias, y perdonarnos a nosotros mismos.

Hay una gran ventaja en el ser realista y veraz: podemos aprender la valiosa lección que nos

ofrece la experiencia. De hecho, es sólo cuando hemos aprendido esa lección que podemos dejar

de lado el error del pasado y vivir nuestra vida honestamente con nosotros mismos en el

presente. Para perdonarnos a nosotros mismos tenemos que aprender la lección. El perdón no

tiene nada que ver con sentir lástima o pedir perdón, ninguna de las cuales cambia nada en

realidad. Desde una perspectiva más elevada no existe el bien o el mal. Hay opciones y

experiencias. Está la causa y su efecto. El perdón no nos lo debe dar algún otro, nos lo tenemos

que conceder nosotros mismos. A menos que realmente podamos perdonarnos a nosotros

mismos, nunca podremos seguir adelante y liberarnos del pasado.

Lo que se interpone en el camino del perdón es el juzgar que somos una mala persona. Tenemos

que aprender a separar nuestra valía inherente de nuestras acciones. Somos fundamentalmente

seres amorosos. En realidad, ni siquiera somos nuestros pensamientos y sentimientos. Los

creamos y, debido a nuestra ignorancia o equivocación, los creamos inapropiadamente, por lo

que nuestras acciones, en consecuencia, pueden haberle ocasionado un daño a los demás.

Entonces lo mejor que podemos hacer es aprender de ello para que en el futuro podamos ser más

consecuentes con nuestra verdadera naturaleza. Debemos darnos cuenta de que la elección

anterior fue resultado de nuestra ignorancia. No sabíamos lo que ahora podemos ver a partir de la

lección de la experiencia.

Seguir adelante

La transformación personal ocurre cuando somos libres de reflexionar y revisar nuestras

creencias. Esto es más fácil de hacer cuando las soluciones, verdades asumidas y decisiones del

pasado, han sido identificadas como irreales y autodestructivas. Es por eso que cada error, falta o

equivocación que cometemos, es una oportunidad ideal de aprendizaje en el presente.

La vida es un viaje de aprendizaje, y el aprendizaje que más vale la pena proviene de nuestras

experiencias personales. Cuando las cosas marchan como queremos, cuando contamos con

buena información y creencias apropiadas, entonces nuestro aprendizaje se refuerza por el

resultado positivo. Cuando las cosas van a la deriva porque nos falta información y tenemos

creencias equivocadas, entonces sufrimos nosotros y aquellos a quienes afectamos por nuestras

acciones. Pero con ello tenemos la oportunidad de aprender algo nuevo. Mucho de nuestro nuevo

aprendizaje y crecimiento personal es resultado de experiencias dolorosas; siempre que

tengamos la disposición de aprender de esas lecciones.

Si deseamos crecer y aprovechar nuestras experiencias en nuestro beneficio, es muy importante

Page 4: El Poder de Las Creencias

que nos enfoquemos en lo que podemos aprender en lugar de resistirnos al evento que nos

ocurrió. Piense en algo que hizo (o falló al hacer) con lo que todavía se siente mal, que lamenta o

que le hace sentirse avergonzado. Ahora empiece a encontrar valor y significado en esa

experiencia. Pregúntese: "¿Qué me ha enseñado esta experiencia de mí mismo, de los demás y

de la vida?" Basado en esa lección, identifique qué creencias necesita cambiar, de qué ideas fijas

se puede deshacer y qué suposiciones hizo que ya no le son de utilidad.