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PROGRAMA DE FORMACIÓN DE DIRIGENTES EN GESTIÓN PÚBLICA Y SOCIAL Universidad Nacional de Lanús / Vicerrectorado / Campus Virtual UNLa / 2019 AUTOR: Mario Oporto EL PENSAMIENTO NACIONAL Y LA UNIDAD LATINOAMERICANA

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Programa de formación de dirigentes en gestión Pública y social

Universidad nacional de lanús / Vicerrectorado / campus Virtual Unla / 2019

Autor: Mario oporto

EL PENSAMIENto NACIONAL Y LA uNIDAD LATINOAMERICANA

Universidad Nacional de Lanús

rectora Dra. Ana Jaramillo

Vicerrector

Dr. Nerio Neirotti

responsable académico

Mg. Aarón Attias Basso

responsable de comunicación

Lic. Nicolás Canosa

responsable administrativa

Vanesa Mlot

© Universidad nacional de lanús

campus Virtual Unla

dirección campus Virtual Unla

Prof. laura Virginia garbarini

diseño gráfico

equipo del campus Virtual Unla

agosto 2019

Índice de íconos 5

Historia y polÍtica: formas diferentes de pensar nuestra Historia 6

los pensadores nacionales y la producción de conocimiento a partir de nuestros problemas 7

la idea de nación 8

pensamiento nacional y américa latina 9

la idea de unidad 10

dependencia y modernidad 11

federalismo y unidad 12

nacionalismo, socialismo e imperialismo en américa latina 13

a modo de cierre 21

íNDIcE

5

tarea

foro

lectura obligatoria

lectura recomendada

Para ampliar

importante

Para pensar

multimedia

íNDIcE DE ícoNoS

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EL PENSAMIENTO NACIONAL Y LA uNIDAD LATINOAMERICANA

“¿Por qué la originalidad que se nos admite sin reservas en la literatura se nos niega con toda clase de suspicacias en nuestras tentativas tan difíciles de cambio social? ¿Por qué pensar que la justicia social que los europeos de avanzada tratan de imponer en sus países no puede ser también un objetivo latinoamericano con métodos distintos en condicio-nes diferentes?”.

GABrieL GArCíA MárqUez

“Nosotros aquí no venimos a juzgar, venimos a acusar, por-que no somos jueces, somos fiscales, y el día que nosotros tengamos la misma cantidad de calles que ustedes, la misma cantidad de plazas que ustedes, las mismas cátedras que ustedes, las mismas editoriales que ustedes, y el mismo apa-rato cultural que ustedes, emparejamos y largamos”.

ArtUro JAUretChe

Historia y política: formas diferentes de pensar nuestra historia

1. Una pregunta que circuló siempre es: ¿quién es el sujeto de la historia? ¿es el indi-viduo o es la sociedad? este es un interrogante de tipo social que ha estado pre-sente a lo largo de toda la historia argentina, del mismo modo que el tema de lo nacional se ha hecho visible al pensar la historia latinoamericana en su conjunto. Sobre esta discusión, podemos pensar algunas cuestiones. Por ejemplo, que si el pueblo es el sujeto de la historia, lo es construyéndose dentro del campo popular, desde el pluralismo, y apuntando a los problemas nacionales y continentales. es una posición contraria a la idea de que la historia es el producto de la acción de algunos ciudadanos virtuosos que realizan pactos democráticos para lograr el bien-estar general.

2. otra discusión en los países de América Latina es acerca de si lo prioritario es la lucha de clases o la independencia nacional. De ahí surge otra cuestión importan-te: ¿la independencia nacional debe correr por cuenta de una sola clase o de muchas? Alcira Argumedo afirma que en el modelo clásico marxista de la lucha de clases —en el Manifiesto Comunista, Marx dice que la historia de las socieda-des humanas es la historia de la lucha de clases, y habla de amos y esclavos; seño-

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res y siervos—, aun en esa lucha de clases, lo que hay es lucha entre sociedades. Porque el esclavo era un prisionero de guerra —nadie esclavizaba a los propios miembros de la comunidad—, mientras que los señores feudales nacen como pro-ducto de las invasiones bárbaras y del enfrentamiento entre sociedades.

3. es una interesante discusión política que plantea cuáles son los sectores que pue-den construirla nación independiente, y cuáles sus prioridades. A veces se tiende a simplificar la historia y trazar líneas de sentido a partir de determinadas asocia-ciones. entonces aparece, por ejemplo, la línea san martín-rosas-Perón, o Mayo-Caseros. Debemos tener claro que estas líneas sólo cumplen una función ordena-dora y que, cuando uno profundiza en ellas, el orden sólo es aparente o funcional. Por ejemplo, podemos tomar como línea ordenadora el bloque de los caudillos, pero hay que profundizar en ella y revisar cuáles eran sus dudas, sus enfrenta-mientos, sus visiones del país. Y, en este caso, también deberíamos tener en cuen-ta la tensión primaria entre el interior y los intereses de Buenos Aires, algo que seguramente condiciona las contradicciones secundarias del caudillismo.

Los pensadores nacionales y la producción de conocimiento a partir de nuestros problemas 4.A lo largo de la historia hubo distintos autores o pensadores políticos vinculados a la unidad continental. Muchos escribieron como producto de su actividad política, otros fueron intelectuales que hicieron de su trabajo un compromiso político mili-tante. No eran pensadores “temáticos”, sino que para ellos la unidad americana formaba parte de un problema más amplio.

5.mariano moreno planteó ciertas problemáticas treinta o cuarenta años antes que algunos europeos de mediados del siglo XiX. ¿Por qué hay un efecto de contem-poraneidad en autores europeos y, por el contrario, hay solo pasado en los autores latinoamericanos? ¿Por qué no volver a leer a belgrano como economista? ¿Por qué no podemos tener un doctrinario del federalismo como dorrego o un pensador como alberdi? eso también forma parte de nuestra derrota cultural: no poder encontrar una línea de pensamiento criolla, original, que nos sirva mucho más para entender nuestras problemáticas que el recorrido por otras realidades. 6.todos estos pensadores plantearon caminos concretos en la búsqueda de la uni-dad americana de a cuerdo con su tiempo histórico: en la época de la indepen-dencia, para evitar lo que después ocurrió, que fue la desarticulación o el desmem-bramiento de América latina —o de la América española—; y en una etapa poste-rior a la derrota militar y política, al intentar otros caminos posibles en pos de dicha unidad. estos pensadores se preocuparon no solo por cómo organizar la comuni-dad, sino por el modo en que debería lograrse una mejora en la vida del pueblo.

Manuel Belgrano

Mariano Moreno

Manuel Dorrego

Juan B. Alberdi

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7. reconstruir la identidad argentina implica leer, también -desde otro punto de vista y desde otro ángulo-, a aquellos autores que fueron considerados «antinacionales». No para sostener por comodidad que todos los próceres o todos los pensadores valen lo mismo, sino para buscar en otras corrientes de pensamiento algunos hechos positivos. hay que aclarar que, si bien el trabajo cultural de los pensado-res nacionales y del revisionismo histórico —político y sociológico— tuvo como objeto desmontar el aparato cultural de la oligarquía y establecer una resignifica-ción frontal de sus héroes históricos, también intentó desmontar —como parte de ese aparato cultural de la oligarquía— el papel de algunos sectores de la izquier-da. Se escribieron libros muy contundentes contra el papel de las izquierdas, en los que se ofrecen también nuevos y variados conceptos: la izquierda «cipaya», la izquierda «liberal», la izquierda «portuaria», la izquierda «mitrista», la izquierda «antinacional».

8.Casi todas las obras importantes de esa época —las de Jauretche, Hernández arregui, Jorge abelardo ramos o rodolfo Puiggrós— persiguen el objetivo de des-montar el papel que tuvo la “izquierda” en la historia argentina. ese hecho, total-mente necesario para la época, tal vez impidió después releer y rescatar a algunos hombres que, desde el marxismo, el trotskismo, el anarquismo o la lectura de gramsci, hicieron aportes muy interesantes al pensamiento argentino. Lo mismo ocurre con el nacionalismo: muchas veces se considera en un mismo bloque al nacionalismo más aristocrático, menos democrático o más reaccionario, y a un nacionalismo representado por autores que también han hecho aportes sobre Amé-rica Latina.

La idea de Nación 9.Una inquietud que siempre aparece cuando hablamos de estos temas está dada por nuestra curiosidad acerca de cómo se escribió la historia, cómo se construye esa escritura y cómo construye la historia la categoría de Nación en nuestros paí-ses. en general, las corrientes historiográficas en la Argentina se clasifican de manera amplia: la de los liberales, los revisionistas, los marxistas. Podríamos agre-gar también a los historiadores formados en las ciencias sociales. todos ellos, al abordar la historia, parten de una definición de Nación y de una toma de posición sobre cuándo comenzó la Nación. 10.hay quienes sostienen que la Nación comenzó antes de la llegada de los españo-les. otros dicen que la Nación es hispana, y que por lo tanto nació con la llegada de los españoles (o que nació antes de la llegada de los españoles pero no en Amé-rica, sino en españa, y que ahí hay que buscar las raíces nacionales). también están aquellos que identifican Nación con la independencia y por lo tanto la sitúan

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en 1810 o en 1816; y otros más que afirman que la Nación nace como estado nacional burgués a fines del siglo XiX. Cabe resaltar que, de cada idea de nación, surge un concepto diferente de unidad.

11.Uno de los temas que deberíamos revisar es la relación que sostuvimos —y sos-tenemos—con españa. Las ideas de ruptura o continuidad con españa abre uno de los grandes debates: ¿hispanismo o anti hispanismo? ¿españa como continui-dad o la españa denigrada, como antítesis de la revolución de Mayo? ¿La revolu-ción de Mayo fue una ruptura antiespañola o significó la continuidad de la tradición de españa en suelo americano? hay una línea histórica que sostuvo que la gesta por la independencia o la revolución de Mayo fue jacobina —es decir francesa— pero, a su vez, librecambista —y por lo tanto inglesa—. Y hasta se ha establecido algún tipo de vínculo con los movimientos ocurridos en estados Unidos. Pero otra línea, que se enfrenta a la anterior, plantea que los revolucionarios americanos eran simplemente revolucionarios españoles en América y que su liberalismo era mucho más español que inglés o francés. estos interrogantes nos llevan a profundizar aún más y a intentar visualizar dónde nace la Nación.

Pensamiento nacional y América Latina

12.el pensamiento argentino sobre América Latina es un discurso del que hay que res-tituir y actualizar en su tradición perdida. No está de ninguna manera totalmente ausente, pero lo encontramos disperso, desconectado entre sus partes vitales, y algo debilitado a pesar del poder de los textos y los actos políticos que lo han cons-tituido. Se trata de un trabajo de arqueología y revisionismo, pero sobre todo de un ejercicio de memoria histórica acerca de cómo se imaginó, y aún se imagina, la unión cultural y política del continente. 13. es un hecho comprobado que por varias generaciones los americanos “no anglo-sajones”, o mejor dicho los americanos «pobres, dependientes y periféricos», nos llamamos a nosotros mismos “latinoamericanos”. Por lo tanto, hoy sería un error político cambiar de nombre y de concepto. Decir América Latina —por más que uno rescata en el nombre histórico también intereses imperiales— es un hecho asumido. hemos elegido el uso popular. América Latina siempre tiene aires de la América periférica, de la América rebelde, de la América antiimperialista, de la América popular. 14. entre los nombres vinculados a la unidad está el de indoamérica que se refiere a la tradición originaria de esta América indígena, enfrentada a lo que podría consi-derarse la invasión española del siglo XVi. también aparecen frecuentemente los nombres de «Provincias Unidas del río de la Plata» y «Provincias Unidas del Sud». Y en el imaginario de los pueblos y de los dirigentes de 1810 existía la percepción

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del «ser americano», una idea previa a la construcción de los estados nacionales. Al lado de estos nombres también aparecen otros, por ejemplo los de «Federación» y «Confederación». es muy interesante rastrear en el pensamiento argentino cómo el federalismo está unido frecuentemente a la idea de unidad. América del sud o Sudamérica o estados Unidos de la América del Sur se muestran como contraca-ra de aquella unidad que sí lograron en el norte los americanos anglosajones des-pués, fundamentalmente, de la Guerra de Secesión. Unión Americana e iberoamé-rica son otros nombres interesantes, que hacen a la unidad de dos espacios como son la América portuguesa y la América española, que forman iberia o la penínsu-la ibérica en europa. Algunos pensadores, como el uruguayo methol ferré, plan-tean desde la unidad iberoamericana que, desde 1580 hasta1640, momento clave de la colonización y de las estructuras institucionales-coloniales, españa y Portugal fueron un solo reino y que, por lo tanto, la unión iberoamericana constituía una unidad natural. Aparece hispanoamérica, para quienes creen que la unidad debe darse no como unión con la América portuguesa sino separado de ella, con los países hispanoparlantes, con la antigua América española, y hasta sosteniendo una posición de enfrentamiento con la América portuguesa. Más tarde, los con-ceptos de «continentalismo», «tercer Mundo», «no alineados» o «Mercosur» tam-bién generan en el imaginario colectivo y en la práctica política la idea de unidad. Pero tal vez la palabra más romántica, el concepto más criollo y más tradicional, herencia de los libertadores, sea el de «Patria Grande» o “Nuestra América”.

15. Si miramos los documentos básicos de la conformación de la nacionalidad argen-tina —Mayo, el Acta de la independencia, el himno Nacional—, en todos aparece la idea que va desde las Provincias Unidas del río de la Plata a las Provincias Uni-das del Sud. Ambas podrían identificarse con el antiguo virreinato del río de la Plata o con la unidad de Sudamérica, hasta llegar a una categoría mayor que es la de los estados Unidos de América latina, desde el río Grande mexicano hasta el sur en Magallanes. esa es la idea que recorre el continente, y este es el tema que deseamos restituir en el campo de una discusión actual. Si profundizamos en su concepto, podríamos decir que en América latina no ingresa el Canadá francés, que es América y es latino. el nombre muchas veces utilizado es el de «América Latina y el Caribe», porque sí ingresan en el imaginario latinoamericano países angloparlantes, como por ejemplo Jamaica. entonces, la designación «América Latina» fue adoptada arbitrariamente, aunque el uso frecuente y masivo del nom-bre la ha impuesto de manera casi definitiva.

La idea de Unidad

16. La unidad de hoy no es la que pensaron los revolucionarios de Mayo, ni los fede-rales del siglo XiX, ni los románticos antiimperialistas de entre siglos, y probable-mente no sea igual a la que tenían como proyecto los movimientos nacionales pos-teriores a la segunda Guerra Mundial que se dieron en América Latina. Perón decía, pensando siempre en ese triángulo formado por Chile, Brasil y Argentina,

(1929-2009) escritor,

periodista, docente de

historia y filosofía,

historiador, filósofo y

teólogo uruguayo.

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como núcleo de adhesiones posteriores, que «Ni Argentina, ni Brasil, ni Chile ais-ladas pueden soñar con la unidad económica indispensable para enfrentar un des-tino de grandeza. Unidas forman, sin embargo, la más formidable unidad a caba-llo sobre los dos océanos de la civilización moderna».

17.No hay unidad si no hay independencia nacional y no hay independencia nacional si no hay justicia social, entendida desde la liberación de la servidumbre en el siglo XiX hasta la cuestión obrera en el siglo XX. en este marco, en el siglo XXi, el Mer-cosur no puede quedar limitado a un mercado común solo vinculado al intercam-bio comercial. Además, se necesita construir cierta pluralidad: hay que analizar todo de nuevo, incluir distintas corrientes de pensamiento, reanudar debates, des-terrar prejuicios. 18.otro problema que puede verse a lo largo del pensamiento del siglo XiX y que hace a los temas del presente es el de la cuestión social y la cuestión nacional. No hay cuestión nacional sin cuestión social, y no se resuelven los temas sociales si no se resuelve la independencia del continente, que no es solo producto de las relacio-nes de clase internas, sino también de las relaciones entre países periféricos y los intereses de las potencias hegemónicas. toda posibilidad de desarrollo autónomo de América Latina depende de cómo se resuelve la cuestión del nacionalismo, y de diferenciar entre ser nacionalista en un país desarrollado e imperial y ser nacio-nalista en un país dependiente. Ser nacionalista en una Nación hegemónica es estar a favor de una política intervencionista, pero ser nacionalista en América lati-na es defender el principio más importante de la soberanía: la autodeterminación de los pueblos.

Dependencia y modernidad

19.habría que mirar a América latina desde un punto de vista que nos revele la lucha que han tenido los pueblos por su soberanía, lucha que se enfrenta a los proyec-tos oligárquicos vinculados al modelo agro minero exportador que hizo que en el continente crecieran algunas regiones mientras otras se sumergían en el atraso. 20.La cuestión cultural vincula la discusión entre modernidad o atraso que, a su vez, interroga acerca de si los sectores que se vinculan con el mercado mundial son los que deben llevar realmente la civilización a los lugares atrasados o «bárbaros». Se trata de una reactualización del tópico «civilización o barbarie», presentado desde una perspectiva económica. es decir, la vieja disputa política que inmorta-lizó Sarmiento, traducida a la teoría económica conocida vulgarmente como «teo-ría del derrame», cuya realidad sería la de que los imperios coloniales contribuyen al crecimiento y modernización, sin que exista ninguna posibilidad de resistencia o reserva respecto de sus fórmulas.

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21. estas experiencias políticas están relacionadas directamente con la interpretación de la modernidad. Podríamos mirar la modernidad desde la visión de los pueblos dependientes, desde el punto de vista de lo que en algún momento de la historio-grafía latinoamericana se llamó «visión de los vencidos». De lo contrario, veríamos solamente la evolución o el desarrollo histórico a partir de la óptica de los pueblos triunfantes. 22.La modernidad tiene, por supuesto, dos caras: la del progreso y la del atraso. La combinación de ambas forma su realidad. No es que los sectores que han queda-do en el atraso se hayan negado a modernizarse o civilizarse. es bueno recordar que la modernidad, se hizo a costa de la destrucción de las culturas autóctonas latinoamericanas y de la sustracción de las riquezas de áfrica y Asia. áfrica, Asia, América Latina —esa otra cara de la modernidad— fueron sometidas a la servi-dumbre y la esclavitud, y sirvieron como modelos de desarrollo basados en la des-trucción de su materia prima o en la explotación de su mano de obra. Como sos-tiene alcira argumedo, la constitución de la historia como historia universal a par-tir del siglo XVi y el ingreso desgarrante de las sociedades americanas a la moder-nidad europea conformaron a lo largo de los tres primeros siglos un mapa socio-cultural con características inéditas en la historia humana.

Federalismo y unidad

23.La discusión entre federalismo y unitarismo en la Argentina es la discusión entre Buenos Aires y el interior y, en el fondo, la discusión de la relación de esta tierra con el resto de América Latina. Surgen dos preguntas asociadas: ¿se podía luchar por la unidad americana sin ser federal? ¿en la era pos-revolucionaria, en medio de las guerras civiles, se podía mantener la unidad sin un gobierno fuerte? esa era la gran disyuntiva para los principales decisores políticos de la primera mitad del siglo XiX. 24.No es casual que el sueño de la unidad americana haya sido siempre una propie-dad mental de los sectores populares, federales, industrialistas, de los que quieren un desarrollo autónomo y creen en la soberanía popular. Los sectores vinculados a los intereses minoritarios siempre soñaron con una unidad de mercado, es decir una unidad parcializada que beneficie solo a los productos que ese mercado ambi-ciona. entonces fueron secesionistas, unitarios o dictatoriales con el fin de imponer un modelo que beneficie a una minoría.

25.estos sectores no fueron separatistas solo en relación a América Latina sino inclu-so a costa del resquebrajamiento de la nacionalidad nacida luego de la guerra de la independencia. ese separatismo, que en la historia tiene como acontecimiento

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culminante en la separación de Buenos Aires de la Confederación Argentina, hoy sigue vigente en los intentos de escisión de los estados ricos de Bolivia. en virtud de estos asuntos se debería abordar en profundidad la construcción del capitalis-mo en América Latina, sobre el que han girado siempre las discusiones del campo nacional y popular.

Nacionalismo, socialismo e imperialismo en América Latina

26. La historiografía ha debatido con intensidad si españa trajo a América el feudalis-mo o el capitalismo. es una discusión política, además de una discusión académi-ca. Muchos autores que han observado este fenómeno no dudan en afirmar que la construcción de la unidad y el desarrollo autónomo están vinculados a la cons-trucción del capitalismo en América Latina. La transición de América Latina en la segunda mitad del siglo XiX hacia un capitalismo dependiente desmembró la uni-dad, frustró el desarrollo autónomo, valoró el monocultivo y potenció algunas regio-nes en desmedro de otras.

27.Para muchos pensadores, toda posibilidad de desarrollo autónomo de América Latina depende de cómo se resuelve la cuestión del nacionalismo, y de diferenciar entre ser nacionalista en un país desarrollado e imperial y ser nacionalista en un país dependiente. Ser nacionalista en una potencia hegemónica es estar a favor de la política intervencionista y ser nacionalista en América latina es defender el principio más importante de la soberanía: la autodeterminación de los pueblos. Se trata de un proceso que va del congreso bolivariano de Panamá de 1826 a la cons-trucción del canal de Panamá a principios del siglo XX. Parte de Panamá, en 1826, como congreso unificador, para llegar a la creación de Panamá como nación “inde-pendiente”–presionada por estados Unidos y arrebatada a Colombia– donde se va a construir el canal que estados Unidos controló hasta hace muy pocos años.

28.Los planes de la unificación cambian de sentido y de materia. Ya no es una idea de los ejércitos americanos liberadores, sino una realidad que ocurre en el campo de la diplomacia o en el de la literatura, al tiempo que se van reafirmando los nue-vos estados nacionales. Un período que coincide con el triunfo de Mitre en Pavón, la guerra de la triple Alianza —y la destrucción del Paraguay— y la Guerra de sece-sión de estados Unidos. Son acontecimientos contemporáneos, que tuvieron lugar en una etapa histórica en la cual comienza a cerrarse el ciclo de las nacionalida-des, a tal punto que podríamos decir que el siglo XiX se inicia con la independen-cia de los estados Unidos y se cierra con la unidad de Alemania o de italia.

29. Con la llamada segunda revolución industrial, a partir de 1850, empieza a apare-cer una nueva relación entre centro y periferia, o entre países poderosos y países

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semicoloniales, que han logrado su independencia política formal pero les ha que-dado pendiente su independencia económica. Distintos autores que trabajaron sobre la historia económica de América latina han planteado una serie de concep-tos sobre este tema. en general han caracterizado a este proceso como una tran-sición hacia el capitalismo dependiente, mientras que otros lo han considerado como el resultado de una época de reformas liberales y de la formación de los estados nacionales. Surgen conceptos menos técnicos y más literarios. Comienza la era de la «chilenidad», de la «peruanidad » y de la «argentinidad», y de los sis-temas educativos que reafirman tanto la nueva nacionalidad como a sus héroes, desvinculándolos de los próceres de otras naciones con los que, paradójicamente, lucharon juntos por la independencia.

hay una relectura nacional de la historia que enfrenta entre sí a los libertadores de América, estableciendo fronteras de competencia y rivalidad allí donde pocos años antes se postulaba la unidad

30.el imperialismo ya no solo se manifiesta a través de una potencia colonialista que toma territorios. Ahora ha mutado y se presenta como una red de capitales finan-cieros que invierten sus recursos en la periferia para obtener no solo lo que no tie-nen, sino aquello que tienen pero no les alcanza. entonces aparece el rescate de las economías templadas, el surgimiento del trigo y la carne con posibilidades de exportación, el proceso de congelado, la revolución de los transportes y, por lo tanto, lo que Lenin supo sintetizar tan bien: el imperialismo como fase superior del capitalismo. Por lo tanto, las contradicciones que se predecían para los países más desarrollados de europa se trasladan a la periferia como una contradicción princi-pal que ya no es entre clases dentro de un mismo país, sino entre países desarro-llados y países que no han logrado su desarrollo autónomo.

31.en la segunda mitad del siglo XiX, la tensión principal descansa en la «balcaniza-ción». es el final de las guerras de la independencia, que empiezan a transformar-se en guerras interestatales entre los nuevos estados en los que deviene la Amé-rica española. Se produce el triunfo de los separatismos de las oligarquías expor-tadoras y, por lo tanto, el fin del ciclo de los unificadores de América. el término «balcanización» alude a un concepto histórico, que se vincula a la fragmentación de los Balcanes, y que se utiliza como categoría para definir en forma sucinta las divisiones nacionales en cualquier espacio geográfico. Por lo tanto, la “balcaniza-ción de América latina” puede ser vista como consecuencia de una derrota o un fracaso después de haber obtenido la independencia. el resultado que se alcanza al finalizar la guerra de independencia es que aquella América Latina Unida que soñaron los libertadores o, más humildemente, las cuatro estructuras estatales de los cuatro grandes virreinatos se convierten en un conjunto de países que tienen más relación con europa o con estados Unidos que entre ellos mismos. La balca-nización o la fragmentación de América latina —o el fracaso de la unidad— vienen acompañadas por el dominio de las oligarquías locales y la burguesía comercial. Dadas las circunstancias, se puede sostener que estas sociedades —la argentina,

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la peruana, la chilena o la venezolana, porque en todas ellas había tanto desarro-llo como atraso— reproducían en su interior las diferencias que en el mundo tenían los países desarrollados con los que no lo eran. 32.Desde un punto de vista cultural es el paradigma de civilización y barbarie; la lla-mada civilización ha llegado a aquellas zonas que se han podido desarrollar por-que se conectaron con el mundo, mientras que la supuesta barbarie sobrevive en las economías tradicionales que no se han vinculado al mercado internacional ni a la división internacional del trabajo. Aclaremos que la antinomia sarmientina de civilización o barbarie es por supuesto cuestionable. en su Manual de zonceras argentinas, Jauretche la considera «la zoncera madre». es una buena calificación, porque si planteamos este tema desde el punto de vista económico, social y de las relaciones internacionales, no se están generando sociedades duales en donde las partes civilizadas del Perú, de Chile o de la Argentina vayan incorporando la moder-nidad a la barbarie. ocurre todo lo contrario: se desarrollan sociedades desiguales, de desarrollo combinado y siempre vinculadas a los intereses externos. en ese esquema, los cereales y la carne en la Argentina y en el Uruguay representan lo que representa el café en Brasil, el cobre en Chile, el estaño en Bolivia, el cacao en ecuador, el café en Colombia, la minería en México, las frutas tropicales en Centro América o el petróleo en Venezuela.

33.es, además, una modernidad que tiene otras contradicciones. Por ejemplo, la esclavitud en estados Unidos se prolonga por todo el siglo XiX, mientras que la discriminación racial incluye el siglo XX. Las clases sociales dominantes ingresan a la modernización, y el resto pareciera entregado a una voluntad de atraso cuan-do lo que ocurre, en realidad, es que no puede ingresar a la modernidad porque la misma lógica de la modernidad se lo impide. en este contexto, se da el nuevo fracaso de la unidad de América latina. en el río de la Plata, el imperialismo inglés se va a prolongar casi hasta la segunda guerra mundial. Pero en el Caribe y en México, la aparición de estados Unidos es un tema definitorio: la idea de la Doc-trina Monroe acerca del Caribe como “mare nostrum” de los norteamericanos. Surgen de este modo un antiimperialismo inglés y un antiimperialismo norteame-ricano; y la misma tensión que nosotros vimos en la independencia entre españa e inglaterra vamos a verla ahora en la rivalidad entre estados unidos e inglaterra.

34.Los datos sobre estados Unidos son conocidos. recordemos simplemente que le arrebató el 50% del territorio a México. Se siente el heredero natural de españa en el Caribe, y este proceso de sustitución del imperio español por el imperialismo norte americano en Centro América y en las Antillas va a cerrarse con el siglo XiX, a través de la guerra contra españa y la firma del tratado de París, el 10 de diciem-bre de 1898, por el que Cuba se independiza del imperio español y Filipinas, Guam y Puerto rico fueron cedidos a estados Unidos.

escrito en 1968, el

Manual de zonceras

argentinas es una de

las obras más

conocidas de Arturo

Jauretche.

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35.Desde fines del siglo XiX, y adelantando las discusiones políticas del siglo XX, los temas sociales se centran en la tensión entre imperialismo, nacionalismo y socia-lismo. Uno de los ejes de estas polémicas es la cuestión del nacionalismo en los países de América Latina, pensando el nacionalismo como una fuerza democráti-ca y revolucionaria. Porque también hay un nacionalismo conservador, aristocra-tizante y anti inmigratorio, que en muchos casos va a terminar siendo un naciona-lismo liberal en relación con la economía, y conservador en lo social y cultural. A fines del siglo XiX nace la Unión Cívica radical y se crea el Partido Socialista en la Argentina. La UCr, que surge como consecuencia de la revolución del noventa, tendrá dos personajes protagónicos: leandro n. alem, su primer líder, hombre de la ciudad de Buenos Aires, e Hipólito yrigoyen, cuyo liderazgo tiene característi-cas bonaerenses. Ambos están vinculados estrechamente al rosismo por la ads-cripción política de su familia de origen (el padre de Alem, abuelo de irigoyen, fue un mazorquero que murió en la horca después de Caseros.) el nacionalismo popu-lar de Yrigoyen y el socialismo, cuyo dirigente más notorio a fines del siglo XiX es Juan b. Justo, son parte constitutiva de una tensión de época.

36.en este sentido podemos plantear una serie de interrogantes: ¿Ser nacionalista en un país periférico era ser conservador o era ser democrático? ¿el nacionalismo, en los países latinoamericanos representaba un atraso o un avance frente al inter-nacionalismo socialista? ¿el paradigma civilización o barbarie estaba también ins-cripto en el socialismo? Y ese socialismo naciente, al traspasar la discusión euro-pea, ¿era un ala del liberalismo argentino? Un gran tema de discusión durante todo el siglo XX es en torno a la posición que la izquierda iría adoptando frente a los movimientos nacionales por un lado, y los límites de cierto nacionalismo para plantear las cuestiones sociales por otro.

37.en esta etapa de avance del imperialismo hay, sin duda, un vacío en el ideal lati-noamericano y en la lucha por la unidad. observamos, en cambio, un afianzamien-to de las nacionalidades. en este sentido, es llamativo ver cómo el sistema educa-tivo va a construir el modelo de la nacionalidad: las fiestas patrias, los héroes, los próceres, los símbolos, cierto lenguaje. Son elementos que empiezan a perder de vista la patria vieja, la patria grande o la patria criolla. el nacionalismo como anti-imperialismo, la autodeterminación de los pueblos, la defensa del territorio frente al avance de las potencias extranjeras, la negación a que las deudas puedan cobrarse con territorio y la no intervención van a ser, sin embargo, discusiones per-manentes de la época. Por un lado, el paisaje político es el de un nacionalismo latinoamericano, antiimperialista y anti oligárquico; y, por el otro, hay una tenden-cia hacia el socialismo.

38.La denominada generación del 900 se caracteriza por vivir el fin del roquismo, el inicio del yrigoyenismo y la aparición del socialismo, influenciada por el positivismo como filosofía de época. esta generación actúa en una sociedad que ya ha visto

Juan B. Justo

(1865-1928).

hombre público que

sobresalió como

sociólogo, economista,

político y cirujano.

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desaparecer a los principales caudillos. Peñaloza, Felipe Varela, López Jordán y Urquiza han sido asesinados, y con sus muertes se ha terminado el ciclo de las luchas de los caudillos del interior. Se trata de una generación entre cuyos gran-des autores se encuentran manuel Ugarte, José ingenieros y alfredo Palacios, quienes fueron contemporáneos de Lugones, Aristóbulo del Valle, Payró y del Valle iberlucea. Si bien la discusión del momento giraba alrededor de la posición de América latina frente al imperialismo, hay que señalar que era una discusión que se dividía en dos vertientes: el socialismo y el nacionalismo. Ante esa duda, Pala-cios, ingenieros y Ugarte eligen ingresar al Partido socialista, donde se enfrentan con el ala liberal positivista de Juan B. Justo para constituir lo que podríamos lla-mar el ala nacional del Partido Socialista, compuesta por un grupo de representan-tes muy heterogéneo. Las problemáticas relacionadas con lo nacional y lo social recorren esta vez todo el debate político que se da en el campo popular del siglo XX. La cuestión nacional enfrenta a los objetivos de las grandes potencias, y la cues-tión social, a las desigualdades. De este modo, el debate se vuelve más complejo.

39.Para un sector del socialismo, ser nacionalista era ser reaccionario y retrógrado, en oposición al internacionalismo. exaltar el nacionalismo era exaltar las diferen-cias con los pueblos hermanos preocupados por la lucha de clases, la clase obre-ra y la lucha anti burguesa. también era mirar superficialmente la historia de la patria, los problemas reales y las relaciones sociales que se daban en el continen-te. Los nacionalistas —para quienes los socialistas eran europeizantes— veían en los avances de la clase obrera una amenaza a sus privilegios, que los llevaba a añorar la Argentina oligárquica. De este modo unos descuidaban lo social por hacer hincapié en lo nacional; y otros, por estar demasiado atentos a la lucha obre-ra internacional, olvidaban las cuestiones nacionales. Lo cierto es que esas posi-ciones eran extremas o incompletas. hacía falta una síntesis para formular un punto de vista nuevo, aquel que sostuviera que no iban a poder resolverse los pro-blemas sociales del continente si primero no se entablaba una lucha contra el imperialismo y a favor de la independencia y la unidad. es decir que había que «unir la revolución Francesa con la revolución rusa» y recrear sus contenidos en este continente. esa era la tarea que tenían los intelectuales de la época.

40.el socialismo, en general, hacía una lectura de la historia argentina desde el uni-tarismo. Los socialistas —que fueron rivadavianos y mitristas, y creyeron en la civi-lización europea como progreso— mayoritariamente representaban al sector urba-no de Buenos Aires y, por lo tanto, veían que la lucha contra los caudillos del inte-rior —contra la barbarie— era la lucha de la burguesía progresista contra el feu-dalismo. De esta manera, al caracterizar al interior como territorio feudal, la etapa histórica que se avecinaba remitía a la lucha de la burguesía comercial porteña y progresista contra el interior retrasado, feudal, conservador, católico e hispanista. Sin embargo, las masas populares de la Argentina estaban en el interior, y muchos de los obreros que empezaban a migrar hacia los primeros talleres de una industria incipiente provenían también del interior, que sostenía luchas muy fuertes contra el puerto y a favor de un federalismo justo en el reparto de las rentas aduaneras y

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agrarias. Para algunos, antiimperialismo y lucha anti burguesa era lo mismo. Para otros, el antiimperialismo implicaba un frente más allá de la clase obrera, que incluía a la burguesía existente, débil y dependiente.

41.era un momento en que se hacía difícil pensar la unidad latinoamericana fuera de una postura antiimperialista, básicamente anti yanqui, que frenara los atropellos, las invasiones y los saqueos de estados Unidos a los países de América latina. Así lo entendió Manuel Ugarte y, desde otras perspectivas, José ingenieros y Alfredo Palacios. Para todos fue el gran tema de su generación. estos hombres actuaron en una sociedad «europeizada» que había olvidado la historia común del conti-nente. Por esa razón, el trabajo que ellos emprendieron tiene un doble valor, ya que sus pensamientos no se dieron apoyados por un clima de época que los favo-reciera. La idea de hispanoamericanismo o de latinoamericanismo estaba en reti-rada, y lo que prevalecía era la afirmación de las nacionalidades independientes y desconectadas entre sí, influidas por cierto panamericanismo que tendía a avalar la hegemonía de estados Unidos sobre el continente, una intención que su propio presidente, herbert hoover, no tuvo pudor en divulgar cuando dijo que los límites de su país debían llegar hasta tierra del Fuego. Manuel Ugarte, ingenieros y Pala-cios, entre otros autores, se ubican en este contexto, que también incluye a la Pri-mera Guerra Mundial, la revolución rusa y el yrigoyenismo.

42.rodolfo Puiggrós comenta esta situación:

“el plafón institucional construido por los doctrinarios del 53, con el fin de organizar a la Argentina bajo las formas jurídico-políticas de la democracia liberal, funcionó desde 1862 hasta 1930 con bastante eficacia. No hubo en ese lapso ninguna alteración o interrupción en el renovamiento regular de los poderes públicos. Los presidentes cumplieron sus mandatos sexenales o fue-ron sustituidos por los vicepresidentes en los casos de muerte o renuncia.” también observó: “el estatus legal no se modificó con los estallidos de violen-cia de 1874, 1880, 1890, 1893 y 1905. Y al movimiento popular opositor acaudillado por hipólito Yrigoyen, los gobernantes conservadores le abrieron las puertas del poder, al sancionar el voto secreto con la ley Sáenz Peña. Ante la opinión pública mundial, la Argentina configuraba el ejemplo de una nación organizada, respetuosa de la ley, en constante progreso, que inspiraba con-fianza a los inversores y atraía a los inmigrantes. Vista con las lentes de la concepción liberal-positivista de la historia era indiscutible que había supera-do definitivamente los cuartelazos y tiranías de estilo latinoamericano.”

43.Un hito histórico fue la reforma universitaria de 1918, cuya agenda tiene como eje principal la unidad espiritual de América latina, pensada desde el conocimien-to y la cultura. Pueden destacarse cuatro puntos fundamentales: revolución demo-crática, unificación de América latina, democratización universitaria y formación de intelectuales y de técnicos para una nueva nación. Los estudiantes universita-

rodolfo Puiggrós

(1909-1980).

historiador, político,

periodista y catedrático.

Uno de los

intelectuales argentinos

más destacados del

siglo XX.

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rios reformistas sostenían una postura anti oligárquica y democrática desde una mirada que no se circunscribía a la Argentina, sino que se extendía hacia América Latina. hasta entonces las universidades eran oligárquicas, cerradas, clericales y conservadoras; no penetraban en ellas los aires del yrigoyenismo ni los de los sec-tores medios, tampoco las nuevas ideas progresistas que ya circulaban por el país y el continente. Yrigoyen va a apoyar a los estudiantes del dieciocho en el clima de las contradicciones que generó la irrupción del radicalismo como movimiento nacional y popular en la Argentina.

es interesante de la reforma el modo en que se propaga por toda América Latina. es un movimiento fundamentalmente pequeño-burgués de estudiantes con pos-turas nacionales, cuya conciencia está vinculada a la revolución agraria mexicana, a la guerra interimperialista de 1914, a la revolución rusa, a la aparición de nue-vas clases sociales y a la balcanización

44.respecto a las consecuencias de la reforma de 1918, podemos decir que en el caso de la Argentina, de aquel pensamiento antiimperialista, anti oligárquico, democrático y latinoamericano solo quedó el gobierno tripartito y la universidad como “isla democrática”. en otros países, como ocurre con Perú, por la influencia del APrA se combinó con el nacimiento de movimientos nacionales y populares. Gabriel del Mazo, presidente de la Federación universitaria Argentina, fue muy importante en la difusión de los postulados reformistas en todo el continente. en 1920 se vinculó con universitarios peruanos para apoyar la idea de las universida-des populares y el americanismo. Un tratado similar se realizó con los universita-rios chilenos, y más tarde tuvo lugar el Primer Congreso Nacional de estudiantes del Perú donde, entre otras cosas, se postuló la creación de la universidad Popu-lar. Los congresos, encuentros y vínculos se extendieron por toda América latina, y el sistema de relaciones políticas del estudiantado continental, que existió y se difundió porque todas las comunidades universitarias enfrentaban las mismas necesidades tuvo uno de sus momentos más importantes en el Primer Congreso internacional de estudiantes de México, en 1921. Allí no solo se habló de política universitaria, sino también de una lucha común a favor de un sistema político y económico más justo.

45.en la primer mitad del siglo XX hubo fraudes electorales —paradójicamente llama-dos «patrióticos» por los gobiernos conservadores— pero también importantes movimientos populares en América Latina como la revolución Mexicana en 1910, la gestación del movimiento nacionalista revolucionario en Bolivia (1935-1942), la aparición de líderes históricos como el nicaragüense Augusto César Sandino (1895-1934), Farabundo Martí (1893-1932) en el Salvador, Luis Carlos Prestes (1898-1990) y Getulio Vargas (1882-1954) en Brasil; Carlos ibáñez del Campo (1877-1960) en Chile y Juan Perón entre otros.

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46.Producto de la crisis económica que comienza con el crack de 1929, se profun-diza el conflicto y la contradicción entre el imperialismo inglés y el imperialismo norteamericano. Lo que había ocurrido a principios de siglo en el Caribe, ahora va a ocurrir en América del sur, donde el imperialismo inglés comienza a ser reem-plazado por el imperialismo norteamericano. esta es una época de derrota ideoló-gica y social, crisis económica, escepticismo, escasa visión del futuro y desapari-ción del radicalismo, al tiempo que el socialismo se afianza como un partido de la élite urbana. hay un debate profundo en las izquierdas, y una extrema postura reaccionaria del nacionalismo y de los movimientos antiliberales en todo el mundo. Se da un proceso de inmensa conmoción en el estado que había nacido a fines del siglo XiX en europa y en América latina. es la época en la que estados Unidos desarrolla al máximo sus políticas de “buen vecino” e impone culturalmente en todo el continente “el american way life”.

47.en este contexto histórico aparece, en 1935, la Fuerza de orientación radical de la Joven Argentina —ForJA—, que se disuelve diez años después, el 17 de octu-bre de 1945. Su origen es producto de la crisis y del golpe de estado del 1930, cuando el sector militar reaperece en la historia de los argentinos para derrocar al presidente Yrigoyen con el auxilio de la propia crisis del radicalismo, del sistema político argentino y del nuevo orden mundial posterior a la Primera Guerra, ade-más del crack de 1929. ForJA expresa una discusión dentro del radicalismo, que tiene como objetivo rescatar la doctrina originaria de Yrigoyen, su líder reciente-mente muerto, y su enfrentamiento con el sector conducido por Marcelo de Alvear, quien está llevando al radicalismo a integrarse al sistema para transformarlo en un partido del régimen. ForJA busca ser el lugar donde se reconstruya no simple-mente una fuerza electoral, sino un espacio desde el cual se difunda un pensa-miento político. Con la aparición del peronismo, este sector consideró que el radi-calismo, aquel Movimiento cívico Nacional representado por el Yrigoyenismo ya no tenía destino histórico en la Argentina, por lo que plantearon la disolución de ForJA. Juan José hernández Arregui elogia a estos jóvenes de ForJA y les dedi-ca buena parte de sus libros. es hernández Arregui quien desarrolla esa mentada frase de ForJA acerca de que la salvación de la América es su pueblo. Él plantea, a partir de allí, un concepto que alcanzará otra dimensión: «lo americano es lo popular» y desarrolla la idea de que no hay posibilidad de una cultura nacional y popular si no hay una cultura con visión americana.

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A modo de cierre

“cada siglo lleva en sí el germen de los sucesos que van a desenvolverse en el que sigue. cada época extraordinaria, así en la naturaleza como en el orden social, anuncia una inmediata de fenómenos raros y de combi-naciones prodigiosas. la revolución del mundo americano ha sido el desarrollo de las ideas del siglo XViii y nuestro triunfo no es sino el eco de los rayos que han caído sobre los tronos, que desde la europa domi-naba el resto de la tierra. la independencia que hemos adquirido es un acontecimiento que, cam-biando nuestro modo de ser y de existir en el universo, cancela todas las obligaciones que nos había dictado el espíritu del siglo XV y nos señala las nuevas relaciones en que vamos a entrar, los pactos de honor que debemos contraer y los principios que es preciso seguir para establecer sobre ellos el derecho público que rija en lo sucesivo los estados inde-pendientes, cuya federación es el objeto de este ensayo y el término en que coinciden los deseos de orden y las esperanzas de libertad. ningún designio ha sido más antiguo ende los que han dirigido los nego-cios públicos, durante la revolución, que formar una liga general contra el común enemigo y llenar con la unión de todos, el vacío que encontra-ba cada uno en sus propios recursos.” Ensayo sobre la necesidad de una Federación General entre los Estados his-panoamericanos y plan de su organización. bernardo de monteagudo.

“la historia de los argentinos se desenvuelve sobre un territorio que abrazó un día la mitad de américa del sur. ¿de dónde proceden nuestros límites actuales? el origen de estas fronteras ¿responde acaso a una razón histórica legítima? ¿nos separa una barrera idiomática, cierta muralla racial evidente? ¿o es, por el contrario, el resultado de un infor-tunio político, de una vicisitud de las armas, de una derrota nacional? sin duda aparece como fruto de una crisis latinoamericana, puesto que américa latina fue en un día no muy lejano nuestra patria grande. somos un país porque no pudimos integrar una nación y fuimos argenti-nos porque fracasamos en ser americanos. aquí se encierra todo nuestro drama y la clave de la revolución que vendrá.” Revolución y contrarrevolución en la Argentina. Jorge abelardo ramos

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“la categoría de pensador incluye a la de intelectual y la sobrepasa, y resulta completamente consustancial a las formas en que el pensamien-to americano encontró sus portavoces. lo característico de nuestros pensadores es que lo fueron “también”, es decir, además de cumplir con toda una serie de compromisos sociales emanados de la necesidad de subsistir y del imperativo de formar parte del debate social. nada más alejado de la imagen del hombre que piensa al reparo de su torre de marfil, indiferente a los problemas del mundo, de su patria y aldea. todos nuestros pensadores se valieron de diversas formas de la escritura, comenzando por el periodismo; muchos fueron también poetas y autores de literatura de ficción. ejercieron la cátedra y dictaron conferencias. fungieron como diplomáticos, pero conocieron por lo general esas for-mas menos doradas de la lejanía de la patria a las que llamamos destie-rro o exilio. muchos se aventuraron en las turbias aguas de la política, sin temor a manchar sus togas por el sencillo motivo de que nunca las usaron. más de uno cambió episódicamente el combate de ideas por el de armas, y alguno dejó la vida jugando esa partida. Vivieron una condi-ción de hombres americanos a los que no se les mezquinaron amarguras, pero a los que no les faltó la alegría desbordante de ver alguna parte de sus sueños cumplida. conforman nuestra tradición, parece difícil que nuestra américa reniegue de ellos y, tardíamente, se invente otra forma de pensarse”. Pensadores Latinoamericanos del siglo XX. Ideas, utopía y destino. carlos Piñeiro iñiguez