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EL MADRID ROMÁNTICO Margarita Simó Presentación En la misma Plaza de Chueca abre sus puertas Azul profundo, un espacio creado por el chef Andrés Madrigal. Cita ineludible para los amantes de la cocina de autor, el restaurante cambia constantemente de carta. Entre sus delicias ofrece curiosos platos como el Humus de garbanzo triturado. Yogur de remolacha con tepenade de

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EL MADRID ROMÁNTICO

Margarita Simó

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Presentación El movimiento Romántico en el Madrid del siglo XIX estuvo muy vinculado a la burguesía y comprendía aspectos políticos, filosóficos, sociales y artísticos. Las zonas de Tribunal y de las Salesas fueron profundamente reformadas en el siglo XIX con el fin de crear nuevas barriadas para gentes acaudaladas y acomodadas. Los edificios de estos nuevos barrios, pegados a las calles de Sagasta, de Génova, de Barquillo, y, entre otras, de la Plaza de las Salesas constituyen un buen ejemplo de la estética de aquel Madrid romántico isabelino. Se llama Tribunal a parte de esta zona por la presencia del Tribunal de Cuentas, que se encuentra en la calle de Fuencarral, enfrente del antiguo Hospicio de San Fernando, hoy sede del Museo Municipal. Muy cerca, en la calle de San Mateo, se encuentra el Museo Romántico, antes Palacio del Marqués de Matallana. Y es que en esta zona residían no pocos aristócratas y burgueses acaudalados. En la calle de la Beneficencia se encuentra el palacio que perteneció al Conde de Villagonzalo, y en Fernando VI el financiero y político Javier González Longoria se construyo un palacio de trazas vanguardistas (1902-1903), actualmente sede de la Sociedad de Autores y Editores. Hoy en día, toda esta zona, con el barrio de Chueca a la cabeza, se ha convertido en la zona más multicolor, moderna y vanguardista de toda España. Todo ello propiciado por la pujanza del movimiento gay, que ha sabido crear en estas calles un espacio de tolerancia y respeto que ha traído consigo un desarrollo comercial y de diversión sin precedentes. La “neo-movida” madrileña. Lo que hace unos años era una zona olvidada, se ha convertido de un tiempo a esta parte en el barrio más vanguardista y moderno de la ciudad. Nadie apostaba por Chueca, cuando el colectivo gay empezó a poblar sus calles y a recuperar los viejos establecimientos para convertirlos en lo más “cool” de Madrid. Hoy, la zona es foco de la modernidad española, un exclusivo paraíso de ocio y diversión, donde todo tiene cabida. El origen de Chueca como centro de la comunidad homosexual se remonta a la existencia en la plaza homónima de unos baños públicos que eran en lal época de la represión franquista uno de sus lugares secretos de reunión. Era la época de la marginalidad. Sin embargo, la visibilidad del movimiento gay fue haciendo poco a poco del barrio una de las zonas más concurridas de la capital. Gracias al espíritu emprendedor del colectivo, fueron abriéndose poco a poco negocios que no necesariamente tenían que visitarse de noche y a hurtadillas. La década de los 90 marcó que los gay se empezaran a dejar ver a cada descubierta a cualquier hora del día. Así, empezaron a abrirse restaurantes, tiendas o cafés que han hecho de Chueca una zona imprescindible, ésa que algunas guías turísticas denominan ya el “Soho madrileño”. En las principales arterias comerciales de la zona, las calles de Fuencarral y Hortaleza, uno se puede encontrar con los locales más originales de la modernidad madrileña. Hay boutiques con ropa de los diseñadotes más innovadores. Firmas como Custo Barcelona, Diesel, Energie, Gas o Puma han elegido estas calles para sus sedes en Madrid. Además, han proliferado negocios enfocados directamente hacia el público homosexual, como librerías o agencias de viaje. En la calle de Augusto Figueroa destaca la oferta de calzado, con una gran cantidad de zapaterías de muestrario, que ofrecen productos de diseño a precios muy asequibles. Estrechamente ligado al barrio está el Mercado de Fuencarral (Fuencarral, 45), una concepción novedosa de centro comercial que nació cuando Chueca “no tenía nada de atractivo” –señala Pilar Rodríguez, responsable de administración del centro- y que se ha convertido en punto de referencia de la zona. Además de tiendas de ropa, calzado, complementos y decoración que harán las delicias de los fashion victims más atrevidos, este zoco de la modernidad ofrece de manera continuada actividades culturales de vanguardia. En la cafetería del centro hay habitualmente sesiones de dics-jockeys, pero también exposiciones en la galería de arte y proyecciones de cine y representaciones teatrales en la antigua sala de cine. Restaurantes Además de lo puramente comercial, esta zona ofrece una amplia oferta gastronómica. En Augusto Figueroa, 47 es La Bardemcilla, propiedad de la familia Bardem, donde uno puede encontrarse con algún miembro de este clan de actores mientras degusta una tapa de cocina española con nombre de película como sus conocidas croquetas Jamón, jamón o los Huevos de oro. Un ambiente más sofisticado es el que ofrece Lombock (Augusto Figueroa, 32), propiedad del presentador televisivo Jesús Vázquez: comida internacional en un marco de diseño, ideal para disfrutar de una charla íntima. En la misma Plaza de Chueca abre sus puertas Azul profundo, un espacio creado por el chef Andrés Madrigal. Cita ineludible para los amantes de la cocina de autor, el restaurante cambia constantemente de carta. Entre sus delicias ofrece curiosos platos como el Humus de garbanzo triturado. Yogur de remolacha con tepenade de

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aceituna o Sushi de jurel integrado en gelatinas golosas. Entre los restaurantes ya clásicos se la zona destacan El Armario (San Bartolomé, 7) cuyo nombre evoca la famosa “salida del armario” (reconocimiento público de la propia homosexualidad) o Divina la cocina (Colmenares, 13), que destaca por su cocina de autor y agradable ambiente. Orgullo gay En esta comunidad de vecinos tan poco ortodoxa que es Chueca, la vida se hace de puertas para afuera. Prácticamente a cualquier hora del día las terrazas de la plaza de Chueca están llenas. Las calles siempre tienen bullicio, pero es a finales de junio cuando el barrio entero se vuelca. Durante siete días se celebra la Semana del Orgullo Gay que reúne cada año a más de un millón de personas. Conciertos, espectáculos de danza y teatro, tertulias, fiestas, exposiciones y muchas más actividades para conmemorar el inicio de la lucha por los derechos de gay y lesbianas. El acto más multitudinario de esta semana es la Manifestación del Orgullo Gay, reivindicación realizada en tono festivo y repleta de carrozas y gente vestida de manera multicolor que inunda las principales calles de Madrid con la bandera del arco iris (emblema de la comunidad gay y lesbiana). Además, de una gran variada oferta comercial y lúdica, Chueca ofrece toda una filosofía de vida donde la ausencia de tapujos y la falta de convencionalismos son las tónicas dominantes. Chueca es un lugar para ver y ser visto, para empaparse de modernidad y para dar rienda suelta a las ganas de diversión. Los monumentos Teatro María Guerrero Este teatro, sede del Centro Dramático Nacional, originalmente llamado de la Princesa, fue construido entre 1884 y

1885 por el arquitecto Agustín Ortiz de Villajos y financiado por el Marqués de Monasterio. Este fue el tercer teatro que construyó Ortiz de Villajos en Madrid, después del de la Comedia y el de Price, sobre un solar cuadrangular y siguiendo las tendencias del eclecticismo. El patio de butacas se desarrolla en una tradicional forma de herradura, la estructura de la sala presenta soportes de fundición y la decoración interior se realiza con motivos mudéjares. La fachada, que no se corresponde con el eje longitudinal de la sala, es de estilo neorrenacentista y esta provista de pilastras de orden gigante, destacando el porche adosado y rematado con frontón del cuerpo central, que

antiguamente se utilizaba como acceso de carruajes. Los camerinos, las oficinas técnicas del teatro y otras dependencias que habitualmente se encuentran junto al escenario, fueron originalmente instalados en otros lugares por falta de espacio. Por este motivo se decidió ampliar el teatro en 1918, encargándose al arquitecto Pablo Aranda la construcción de una nueva planta en el edificio, a pesar de cambiar el aspecto original de la fachada. Con otras reformas posteriores se integró el porche exterior en el vestíbulo y se alteró el diseño de la sala. El nombre actual se debe a que desde 1908 y durante mucho tiempo después fue titular del teatro la compañía de María Guerrero. Dirección: Tamayo y Baus, 4. Palacio de Justicia

Está situado sobre el antiguo Monasterio de las Salesas Reales, fundado en 1748 para la educación de niñas nobles por la reina doña Bárbara de Braganza, mujer de Fernando VI. El edificio, construido entre 1750 y 1757, fue obra de los arquitectos Francisco Carlier y Francisco Moradillo, consagrándose ese mismo año la iglesia por el inquisidor general don Manuel Quintano. En este lugar estuvieron las monjas hasta que el 28 de octubre de 1870 se firmó el decreto de exclaustración y el convento se transformó en Palacio de Justicia. En un principio se instalaron en el edificio algunos juzgados, pero posteriormente pasó a albergar la sede del Tribunal Supremo, trasladándose

desde su antiguo emplazamiento en el palacio del duque de Uceda, actual Capitanía General de la calle Mayor.

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Durante el mandato de José Canalejas, el antiguo monasterio de las Salesas también sirvió como sede de la Presidencia del Consejo de Ministros, en concreto utilizando la estancia que había sido destinada a residencia del presidente del Supremo. En cuanto al edificio, las Salesas Reales fue el monasterio más grandioso de los construidos en la ciudad durante el Antiguo Régimen y su construcción llegó a costar una desorbitada cifra para su época. Ruiz de Salces la estimó en 50 millones, hecho que suscitó no pocas críticas, mofas y dichos entre los madrileños, como, por ejemplo, aquel que decía “Bárbara reina, bárbaro gusto, bárbara obra, bárbaro gasto”. Para su conversión en Palacio de Justicia, durante los años del sexenio revolucionario el arquitecto Antonio Ruiz de Salces realizó una primera reforma en el edificio, pero la más importante se produjo a raíz del gran incendio que se produjo en 1915, encargándose Joaquín Rojí de su restauración y de darle su aspecto actual, un tanto desequilibrado con la vecina parroquia de Santa Bárbara. Dirección: Calle de Bárbara de Braganza, 3 y 5. Iglesia Parroquial de Santa Bárbara

Se trata de la iglesia del antiguo Monasterio de la Visitación de religiosas de San Francisco de Sales, más conocido como las Salesas Reales, y que fue fundado en 1748 por la reina Bárbara de Braganza, mujer de Fernando VI. Las obras de la iglesia de Santa Bárbara, junto a las del convento, fueron realizadas por el arquitecto Francisco Carlier, con la colaboración de Francisco Moradillo, y se concluyeron en 1757. El 28 de octubre de 1870, durante los años del sexenio revolucionario la iglesia y el monasterio fueron exclaustrados. El Estado se incautó del monasterio y lo destinó a Palacio de Justicia, mientras que la iglesia siguió abierta al culto. En el arreglo parroquial de 1891, la iglesia se convirtió en

parroquia, función que continúa desempeñando en la actualidad. En cuanto al edificio, se levanta sobre una planta de cruz latina coronada con una gran cúpula de tambor sobre pechinas. Del exterior, destaca la decoración de la fachada con pilastras de orden compuesto y las estatuas de San Francisco de Sales y Santa Juana Francisca Fremiot (fundadores de la Orden de la Visitación), realizadas por Alfonso Giraldo Vergaz. En el interior, se encuentran los sepulcros de Fernando VI y Bárbara de Braganza, realizados por el arquitecto Francisco Sabatini y el escultor Francisco Gutiérrez por encargo de Carlos III. También se encuentra el sepulcro del general Leopoldo O´Donnell, primer duque de Tetuán, obra de García Suñol. Dirección: Calle de Bárbara de Braganza, 1 y 3. Convento de las Góngoras

Por último, es de destacar el disparate absoluto del nombre de la calle donde está situado el convento. Como hemos visto, el sobrenombre del convento y de la antigua calle provenía de su fundador Juan Jiménez de Góngora, y no del famoso escritor Luis de Góngora y Argote, a quien el Ayuntamiento erróneamente le dedicó esta calle en 1961.

Dirección: Calle de Luis de Góngora 5 y 7.

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Convento de Santa María Magdalena

Por último, es de destacar el disparate absoluto del nombre de la calle donde está situado el convento. Como hemos visto, el sobrenombre del convento y de la antigua calle provenía de su fundador Juan Jiménez de Góngora, y no del famoso escritor Luis de Góngora y Argote, a quien el Ayuntamiento erróneamente le dedicó esta calle en 1961. Dirección: Calle de Luis de Góngora 5 y 7.

Escuelas Pías de San Antón Tras el establecimiento de los Escolapios en Madrid en 1729, y la fundación de su primer colegio en Lavapiés

cuatro años después –las Escuelas Pías de San Fernando-, la Orden fundada por San José de Calasanz decidió en 1753 establecer un segundo colegio en la ciudad. Para tal efecto, y en virtud de una donación otorgada por un tal Fermín de Vicuña, seis religiosos provenientes del colegio de San Fernando compraron unas casas en la calle San Mateo donde el 12 de junio de 1755 abrieron el llamado Colegio Calasancio. Por otra parte, cerca del colegio, existía un antiguo hospital de leprosos que había estado a cargo de los clérigos regulares de San Antonio Abad, y que se

encontraba vacío desde agosto de 1787, tras haber sido suprimida la Orden por el Papa Pío VI. En estas circunstancias, los padres escolapios –que sucesivamente habían sido trasladados primero a la calle Hortaleza, y más tarde a la de Fuencarral-, solicitaron que les fuera otorgado aquel antiguo hospital. La cesión se verificó el 2 de mayo de 1793, y el 5 de julio del año siguiente, el rector escolapio Hipólito Lerén tomaba posesión de la casa, que a partir de esos momentos se empezó a denominar Escuelas Pías de San Antón. Lo más interesante del edificio es la iglesia, realizada a mediados del siglo XVIII por el arquitecto Pedro de Ribera, pero tras ser adquirido por los escolapios todo el conjunto fue objeto de una profunda reforma, llevada a cabo por el arquitecto Francisco Rivas. Los nuevos tintes neoclásicos que adquirió el edificio se hicieron a costa de eliminar las decoraciones barrocas que había realizado Ribera, sobre todo en la fachada y en el altar mayor. Por último, destacar que en uno de los altares laterales de la iglesia estuvo el magnífico cuadro que Goya pintó en 1819 sobre la Última Comunión de San José de Calasanz, y que actualmente se encuentra en el Museo Calasancio de la calle Gaztambide. Dirección: Calle de Hortaleza, 69. Real Academia de Farmacia Sus orígenes se remontan a comienzos del siglo XIX, cuando el Colegio de Boticarios de Sevilla estableció en Madrid una Cátedra de Botánica Farmacéutica. Durante años esta Cátedra -germen de la Facultad de Farmacia- estuvo deambulando por diversos edificios de la ciudad, y no muy adecuados para sus funciones. Así, primero estuvo en la calle de Atocha, luego en la calle de Alcalá –junto a la iglesia del convento del Carmen- y desde 1814 en la del Barco. Para acabar con el trasiego de la institución, Agustín José Mestre abrió una suscripción nacional

entre los farmacéuticos para comprar un terreno en la calle San Juan (hoy Farmacia) y construir su sede definitiva. Finalmente, en 1827 se puso la primera piedra del edificio que se destinaría a albergar la que ya era Facultad de Farmacia. El edificio fue proyectado y construido por Pedro Zengotitabengoa entre 1827 y 1830, con trazas neoclásicas. Desde 1967 alberga la Real Academia de Farmacia, previo traslado de la Facultad a su nuevo emplazamiento en la Ciudad Universitaria.

Dirección: Calle de la Farmacia 9 y 11.

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Edificio del Hospicio de San Fernando Los orígenes del Hospicio se remontan al 25 de marzo de 1668, cuando fue fundado por la Congregación del Santo Nombre de María en un pequeño local de la calle Santa Isabel -donado para tal efecto por el Conde del Puerto-, y cuyo objetivo era el de recoger a toda clase de pobres, dándoles una ocupación. Debido a las malas condiciones de su emplazamiento, no tardó el Hospicio en trasladarse a la calle Alta de Fuencarral, más concretamente a unas casas propiedad de don Carlos Goveo donde entraron el 1 de mayo de 1674. Debió ser por esa época cuando la reina gobernadora Mariana de Austria lo

tomó a su cargo y lo favoreció mucho, pues se creó una nueva Hermandad titulada del Ave María y San Fernando con el fin de regentar la institución. En 1721, estas casas fueron demolidas para construir el edificio definitivo. Obra cumbre del barroco madrileño, fue construido por Pedro de Ribera entre 1721 y 1726. El edificio, de grandes proporciones, tenía capacidad para albergar a más de tres mil asilados. Lo más destacado es la fachada que da a la calle Fuencarral, más propia de un palacio que de un centro benéfico. En ella se encuentra la magnífica portada que realizó Ribera, y ha sido considerada como su obra cumbre, estando por encima de otras muy notables como las que realizó para los palacios de Perales, Ugena, o para el Cuartel del Conde-Duque. El grupo que representa a San Fernando recogiendo las llaves de Sevilla, situado en el nicho de la portada, fue realizado por Juan Ron, quien ya había ayudado a Ribera en la construcción del Puente de Toledo. Declarado Monumento Nacional en 1919, el Hospicio cesó en sus funciones en 1922. El edificio fue adquirido por el Ayuntamiento de Madrid y restaurado profundamente por el arquitecto Luis Bellido. Tras su restauración, en 1929 se dedicó a albergar las dependencias del Museo Municipal, función que en la actualidad continúa desempeñando. Dirección: Calle de Fuencarral, 76 Tribunal de Cuentas Los orígenes de esta institución se remontan a la Edad Media, con la creación de la “Casa de Cuentas” en 1436, y las Ordenanzas -que a petición de los procuradores de las ciudades y villas del reino- dio Juan II de Castilla a la Contaduría Mayor de Cuentas entre 1437 y 1442.

Tras separar los Reyes Católicos las Contadurías Mayores de Hacienda y Cuentas, fue Felipe II quien creó un Tribunal de Contaduría con la función de resolver los contenciosos que surgieran en la gestión económica de la Corona. Tras la llegada de los Borbones, en los años 1713, 1715 y 1718 fueron modificadas muchas de sus ordenanzas, y su competencia fue incluida en el Consejo Supremo de Castilla, en donde estuvo hasta que en 1726 se separó, considerándose en la parte contenciosa como una sala del Consejo de Hacienda.

El siguiente paso fue la creación -por Real Cédula de 10 de noviembre de 1828- del Tribunal Mayor de Cuentas, que se configuró como autoridad superior gubernativa y judicial para los asuntos de control y fiscalización de las cuentas de la administración y de las rentas de la hacienda nacional. Este Tribunal estuvo vigente hasta que en 1851 se aprobó la creación del Tribunal de Cuentas, que reorganizado por Ley de 25 de junio de 1870 estuvo en vigor hasta que el 19 de junio de 1924 se estableció el Tribunal Supremo de la Hacienda Pública. En 1934 se estableció el Tribunal de Cuentas de la República, y tras la Guerra Civil fue adaptado a los nuevos presupuestos del régimen franquista. Por último, tras la promulgación de la Constitución de 1978 fue de nuevo adaptado al sistema constitucional. En cuanto a su ubicación, primero estuvo en el Palacio de los Consejos de la calle Mayor y luego pasó a la antigua Casa del Platero, frente a la parroquia de Santa María. Por último, se situó sobre el solar del antiguo palacio del conde de Aranda de la calle Fuencarral, sobre un edificio construido entre 1860 y 1863 por el arquitecto Francisco Jareño y Alarcón, realizado con trazas clásicas y estructurado entorno a un patio interior.

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Dirección: Calle Fuencarral, 81. Fuente de la Fama

Construida entre 1738 y 1742 por el arquitecto Pedro de Ribera -en un estilo claramente churrigueresco- está formada por un pilón circular en donde se puede ver una alegoría de la Fama acompañada de delfines, y rodeada de niños, conchas y hornacinas con floreros. Situada actualmente en los Jardines del Arquitecto Ribera, en un principio estuvo situada en la Plazuela de Antón Martín, y posteriormente en el Parque del Oeste. Dirección: Jardines del Arquitecto Ribera, s/n.

Cine Barceló Situado en la calle Barceló, fue construido por el arquitecto Luis Gutiérrez Soto en 1930, con un marcado acento racionalista aunque con ligeros toques de expresionismo y Art Decó.

El edificio, cuya principal aportación es la ubicación en diagonal a la planta, contaba con una sala de fiestas, patio de butacas y con un anfiteatro donde se proyectaban las películas, y al que se accedía por una entrada que Soto situó en el Chaflán. En 1980, el edificio pasó a convertirse en una sala de fiestas perteneciente a la conocida cadena de discotecas Pachá, siendo reformado su interior por el arquitecto Jordi Goula. Dirección: Calle de Barceló, 11.

Palacio del Duque de Veragua Fue construido entre 1860 y 1862 por el arquitecto Matías Laviña Blasco para residencia de los Duques de Veragua. El proyecto original consistía en un edificio de trazas clásicas de dos alturas, con dos fachadas que daban respectivamente a las calles de la Beneficencia y de San Mateo, y estaba rematado en su parte central por un templete sobreelevado y encolumnado.

A los duques no les gustó mucho la composición final de la fachada, por lo que al mismo tiempo que concluían las obras del proyecto original, se volvió a pedir licencia al ayuntamiento (1861) para añadir un piso más al palacio y así conseguir que el templete quedara a la misma altura que el resto de la fachada. No obstante, para destacar la singularidad del templete se remató con un frontón clásico, cuyas trazas proyectó el mismo Matías Laviña y se encargó de construir Luis Martín y Menéndez. Durante la segunda mitad del siglo XX el palacio se convirtió en la sede del Servicio Nacional de Productos Agrarios.

Dirección: Calle de la Beneficencia, 8, c/f Calle de San Mateo, 7. Palacio del Marqués de Matallana Fue construido en 1776 como casa palacio del teniente general Rodrigo de Torres y Morales, marqués de Matallana, y de quien el edificio ha adoptado el nombre. El proyecto y su ejecución fue obra del arquitecto Manuel Martín Rodríguez, sobrino de Ventura Rodríguez, siguiendo una concepción arquitectónica clásica, aunque también introdujo algunos elementos barrocos.

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En 1850 pasó a la propiedad de Francisco de Paula Fernández de Córdoba, conde de la Puebla del Maestre, y en 1920, el edificio fue alquilado por Benigno de la Vega-Inclán y Flaquer, II marqués de la Vega-Inclán, para instalar la Comisaría Regia de Turismo. En 1924, el propio marqués convirtió el edificio en el Museo Romántico, donando para tal efecto su colección personal de muebles, cuadros, porcelanas, libros, y otros interesantes recuerdos de los personajes, escritores y artistas de aquella agitada época romántica. Adquirido por el Estado en 1927, el 1 de marzo de 1962 tanto el edificio como sus colecciones fueron declaradas Monumento Histórico Artístico, pasando a depender del Patronato Nacional de Museos en agosto de 1968.

Dirección: Calle de San Mateo, 13, c/f Calle de la Beneficencia. Iglesia Reformista Episcopal Fue construida entre 1892 y 1893 por el arquitecto Enrique Repullés Segarra para albergar una capilla protestante. La inauguración de este edificio fue bastante problemática. En 1893 una comisión de pastores de la Iglesia Española Reformada solicitó la apertura de este templo evangélico en la calle de la Beneficencia, pero pronto empezaron las protestas de una sociedad todavía contraria a la tolerancia religiosa. El suceso fue de una gran trascendencia; asociaciones y diversos prelados incluido el Arzobispo de Toledo protestaron enérgicamente contra la apertura de la capilla y acordaron establecer a cada lado dos escuelas católicas para contrarrestar sus perniciosos efectos. Frente a éstos, los liberales, especialmente los estudiantes, se manifestaron en varias ocasiones para que se cumpliera el precepto constitucional. La capilla, que finalmente se inauguró el 18 de marzo de 1893, actualmente alberga las dependencias de la Escuela Profesional de Sordomudos, así como la Iglesia Española Reformada Episcopal. En cuanto al edificio, realizado en un estilo arquitectónico de influencias góticas, consta de una iglesia de una sola nave, flanqueada a su izquierda por una construcción de cuatro pisos que se destinó a cátedras para seminaristas, mientras que a la derecha, se realizó la residencia y demás dependencias del seminario. Dirección: Calle de la Beneficencia, 18. Palacio del Conde de Villagonzalo

Coincidiendo con la ordenación urbana de la zona de las Salesas, el arquitecto Juan de Madrazo y Kunt construyó entre 1862 y 1866 este palacio para residencia del conde de Villagonzalo, siguiendo las tendencias racionalista y neogóticas que el arquitecto francés Viollet-le-Duc impulsó en su obra «Entretiens sur l´Architecture». En contraposición a lo clásico, se trataba de recuperar una estética medieval de origen centroeuropeo imitando sus composiciones arquitectónicas –aleros, balcones dobles, miradores, rejerías, canalones de cinc-, con predominio del ladrillo, la pizarra, la piedra tallada y la madera labrada. El palacio ocupa una amplia manzana de forma triangular comprendida entre

las calles de Hortaleza, San Mateo y la Plaza de Santa Bárbara. La planta se adapta a la forma de la manzana y está retranqueada por la parte que da a la Plaza de Santa Bárbara con el fin de resaltar la fachada principal y el acceso porticado. El interior está organizado entorno a un patio central y presenta una distribución sujeta a una galería de comunicaciones.

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Muchos autores han atribuido la titularidad de este palacio al Conde de la Unión de Cuba pero se trata de un error, puesto que el supuesto propietario únicamente se encargó de solicitar la licencia de obras, y, en todo caso, nunca con el título de conde, ya que esta dignidad nobiliaria no existe como tal, sino como duque. Dirección: Plaza de Santa Bárbara, s/n, c/v Calle de Hortaleza, 85 c/v Calle de Mejía Lequerica, c/v Calle de San Mateo, 35. Palacio Longoria Conocido hoy en día por albergar a la Sociedad General de Autores y Editores, este magnífico palacio modernista

fue construido por el arquitecto catalán y discípulo de Gaudí, José Grases Riera, entre 1902 y 1903 como Casa-Palacio del financiero y político Javier González Longoria. El edificio, que fue levantado sobre un solar de esquina cuadrado, está compuesto por dos cuerpos rectangulares unidos mediante un torreón cilíndrico situado en la esquina. En el exterior destaca la fachada, embellecida por multitud de formas sinuosas muy al estilo catalán, entre las que resaltan los nervios, la decoración vegetal y las rejerías. Pero sin ninguna duda lo más bello del edificio es la escalera principal situada en el interior, construida de hierro, bronce y mármol, y que constituye una auténtica joya del modernismo madrileño.

En 1919, el edificio fue adquirido por la Compañía Dental Española, quien lo tuvo en propiedad hasta que en 1946 es vendido a la empresa Construcciones Civiles S.A. Por último, el 8 de marzo de 1950 fue adquirido por el compositor Jacinto Guerrero como presidente de la Sociedad General de Autores y Editores, cuya sede central continúa hoy en día albergando. Dirección: Calle de Fernando VI, 4.

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Los monumentos

- Teatro María Guerreo - Palacio de Justicia - Iglesia Parroquial de Santa Bárbara - Convento de las Góngoras - Convento de Santa María Magdalena - Escuelas Pías de San Antón - Real Academia de Farmacia - Edificio del Hospicio de San Fernando - Tribunal de Cuentas - Fuente de la Fama - Cine Barceló - Palacio del Duque de Veragua - Palacio del Marqués de Matallana - Iglesia Reformista Episcopal - Palacio del Conde de Villagonzalo - Palacio Longoria