el limbo de los libros -...

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SI SE ECHAN CUENTAS DE TODO LO QUE SE HA PU ? BLICADO en los últimos tres siglos (por acotar un perio- do con criterio industrial), la cifra resulta descomunal; y pensar en cuántos de esos libros se han olvidado por el ca- mino es un ejercicio vertiginoso. aunque ciertamente in- teresante, pues proporciona al libro un significado enig- mático que trasciende su mera utilidad, y lo convierte en un objeto deseable y misterioso. Hay diferentes razones por las cuales un libro deja de existir, pero su rastro perdura y basta que haya quien se em- peñe en seguirlo para llegar a él y rescatarlo de las som- bras. Pero hay otros que existieron y ya no existen, o al me- nos eso se cree a tenor de las pocas evidencias o las pis- tas falsas que testimonian su existencia. son los que el edi- tor y escritor italiano Giorgio van Straten llama “libros per- didos” , y de ocho de ellos habla en este breve aunque en- jundioso ensayo publicado por Pasado & Presente. Van straten aclara en la introducción que entiende por libros perdidos “aquellos que el autor escribió, aunque en alguna ocasión no llegó a terminarlos; son libros que al- guien vio, tal vez incluso leyó, y que luego fueron destrui- dos y nunca más se supo de ellos” . ocho son los libros que incluye el escritor italiano en esta obra: Il viale, de romano bilenchi; las Memorias, de Lord byron; los relatos de juventud de ernest Hemingway; El Mesías , de bruno schulz; la continuación de Almas muer- tas, de nikolái gógol; In ballast to the White Sea, de Mal- colm Lowry; Double exposure, de sylvia Plath; y el escu- rridizo y misterioso manuscrito que se cree portaba Wal- ter benjamin en la pesada maleta que arrastró hasta su exi- lio en Port bou. cada uno de estos libros posee una historia, y cada una de ellas es el argumento perfecto para una novela. no es ni mucho menos el propósito de Van straten, que se limita a narrar las circunstancias que rodearon la pérdida de esas obras, con esa pasión que sólo quien vive entre libros pue- de destilar. Pero basta con imaginar la escena en la que los albaceas de byron deciden quemar las Memorias por mie- do a las revelaciones que contenían; o compartir la fatiga de un estragado benjamin atravesando los Pirineos, car- gando con una maleta negra que se negaba a abandonar, y que luego de morir en españa desapareció sin dejar ras- tro; sentir el dolor de bruno schulz castigado por los na- zis, hasta procurarle una muerte absurda; la amarga ali- maña que movió la mano de sylvia Plath cuando giraba la espita del gas que inhaló hasta entregarle la vida; u ob- servar las llamas de la estufa donde se supone que un cria- do quemó el manuscrito de la gran obra de gol, aque- jado del mal de la perfección; la misteriosa terquedad de la mujer a la que amó bilenchi, cuando se negó a que fue- se publicada la obra en la que narraba su idilio; o sentir el calor que desprenden las llamas que arrasaron la cabaña donde Lowry escribía su obra definitiva, mientras lucha- ba contra el demonio del alcohol; y, cómo no compade- cerse de la atribulada esposa de Hemingway, a quien un desconocido le robó la maleta donde llevaba todos los re- latos que por entonces eran el único material al que el in- signe escritor se podía aferrar en su periplo literario. Van straten no sólo habla de esos libros perdidos, sino de las personas que los escribieron, de las epocas que les tocó vivir, de los males del tiempo y la condición huma- na, de la vida y la muerte, del fuego y el olvido, del miedo y la audacia, de la enfermedad y la estupidez. todo da for- ma a un relato épico, profundo, sentimental y apasionante que consigue embrujar al lector. también es una declaración de amor por los libros, por ese sortilegio que se esconde entre sus páginas y que eli- ge a quienes son dignos de su lectura. Y por eso, el autor no escatima críticas hacia quienes decidieron enterrar la obra que heredaron: ¿por qué hurtarla al lector si el escritor quiso que le sobreviviese a su muerte? Van straten propone esa y otras muchas cuestiones para la reflexión, pues en el mundo de los libros es el escritor el soberano, pero también el lector a quien van destina- das esas obras. Y al final deja una ventana abierta a la es- peranza, pues quizás alguno de esos libros perdidos pue- dan aparecer el día menos esperado y ofrecernos una de esas sorpresas difíciles de olvidar. El escritor y editor italiano Giorgio van Straten El limbo de los libros Este es uno de esos libros que merece varias lecturas, pues en cada una de ellas es posible descubrir algo nuevo. Giorgio van Straten declara su amor por la literatura mediante una interesante investigación que lleva al lector en busca de una serie de libros perdidos a lo largo del tiempo y por todo el mundo. EN LA RESE A DE AL LADO HABLO DE BYRON, y de cómo desaparecieron sus Memorias por el miedo de quie- nes aparecían en ellas a ciertas revelaciones un tanto in- cómodas o peligrosas, según se mire. La nómina de libros que acabaron destruidos o proscritos por esos motivos es larga, y desde luego todo el mundo tiene derecho a pre- servar su intimidad evitando que se aireen asuntos que es mejor mantener en secreto; pero todo tiene un límite y no se puede frivolizar con estos asuntos tan delicados. Viene esto a propósito de la polémica sobre la nueva no- vela de Elvira Navarro, Los últimos días de Adelaida Gar- cía Morales, tras el artículo publicado por Víctor erice, viu- do de la escritora y director de la adaptación al cine de su novela más afamada, El sur. sin entrar a valorar las razones de erice para criticar con esa acritud la in- tención de nava- rro con esta no- vela, no puedo decir después de leerla que exista en ella ni un mo- tivo que induzca al incomodo, pues la escritora andaluza trata a garcía Morales con una delica- deza extraordi- naria, haciéndola partícipe de una historia trágica pero necesaria, en la que retrata a la perfección el abismo que se abre bajo los pies de quienes con- sagran su vida a la creación artística, en un país cada vez más hostil hacia la cultura. navarro ha conseguido así convertir a garcía Morales en un sím- bolo de esa lucha encarnizada por reconocer los méritos de quienes protegen la civilización. así que no es para po- nerse así. sí en cambio es de lamentar la pérdida de uno de los titanes de las letras de todos los tiempos, como lo fue (lo es) Dario Fo. el dramaturgo y novelista italiano murió a los 90 años después de haberse convertido en uno de los escritores más agudos y libres de los últimos tiempos. su voz incómoda con la iglesia y el poder político se tradu- jo en numerosas obras memorables, y últimamente he- mos podido disfrutar de su ingenio con dos novelas muy peculiares, en las que desmitificaba las figuras de sendos personajes históricos bastante controvertidos como lo fue- ron Lucrecia borgia y el rey danés christian Vii, ambas pu- blicadas por la editorial Siruela. en ambas obras, construidas con un estilo más cerca- no al documental y con una carga teatral extraordinaria, Fo reivindica un análisis menos apasionado de la Histo- ria, al presentar a sus personajes desde una perspectiva más amplia en la que sus supuestas desviaciones no son sino aspectos secundarios de una personalidad mucho más compleja que la que se ha transmitido a lo largo del tiempo por cronistas poco escrupulosos. ganador de uno de los premios nobel más merecidos y congruentes de los últimos tiempos, Fo deja su cuerpo mortal para ingresar en el territorio de la memoria im- perecedera donde habitan los grandes de la literatura. G iorgio van Straten EL LIBRO DE LA SEMANA / Ensayo Por A. J. U. giorgio Van straten Historia de los libros perdidos Traducción de María Pons PASADO & PRESENTE Vida interior “Los libros perdidos tienen algo que todos los demás no poseen: nos dejan a nosotros, los lectores, la posibilidad de imaginarlos, de contarlos, de reinventarlos” Vuelta de hoja Antonio J. Ubero Tampoco era para ponerse así 5 PASADO & PRESENTE Dario Fo. SIRUELA LaOpinión sábado, 15 de octubre, 2016

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Page 1: El limbo de los libros - pasadopresente.compasadopresente.com/images/press/vanstraten_laopinióndemurcia.pdf · cada uno de estos libros posee una historia, y cada una de ellas es

SI SE ECHAN CUENTAS DE TODO LO QUE SE HA PU?BLICADOen los últimos tres siglos (por acotar un perio-do con criterio industrial), la cifra resulta descomunal; ypensar en cuántos de esos libros se han olvidado por el ca-mino es un ejercicio vertiginoso. aunque ciertamente in-teresante, pues proporciona al libro un significado enig-mático que trasciende su mera utilidad, y lo convierte enun objeto deseable y misterioso.

Hay diferentes razones por las cuales un libro deja deexistir, pero su rastro perdura y basta que haya quien se em-peñe en seguirlo para llegar a él y rescatarlo de las som-bras. Pero hay otros que existieron y ya no existen, o al me-nos eso se cree a tenor de las pocas evidencias o las pis-tas falsas que testimonian su existencia. son los que el edi-tor y escritor italiano Giorgio van Straten llama “libros per-didos”, y de ocho de ellos habla en este breve aunque en-jundioso ensayo publicado por Pasado & Presente.

van straten aclara en la introducción que entiende porlibros perdidos “aquellos que el autor escribió, aunque enalguna ocasión no llegó a terminarlos; son libros que al-guien vio, tal vez incluso leyó, y que luego fueron destrui-dos y nunca más se supo de ellos”.

ocho son los libros que incluye el escritor italiano en estaobra: Il viale, de romano bilenchi; las Memorias, deLord byron; los relatos de juventud de ernest Hemingway;El Mesías, de bruno schulz; la continuación de Almas muer-tas, de nikolái gógol; In ballast to the White Sea, de Mal-colm Lowry; Double exposure, de sylvia Plath; y el escu-rridizo y misterioso manuscrito que se cree portaba Wal-ter benjamin en la pesada maleta que arrastró hasta su exi-lio en Port bou.

cada uno de estos libros posee una historia, y cada unade ellas es el argumento perfecto para una novela. no esni mucho menos el propósito de van straten, que se limitaa narrar las circunstancias que rodearon la pérdida de esasobras, con esa pasión que sólo quien vive entre libros pue-de destilar. Pero basta con imaginar la escena en la que los

albaceas de byron deciden quemar las Memorias por mie-do a las revelaciones que contenían; o compartir la fatigade un estragado benjamin atravesando los Pirineos, car-gando con una maleta negra que se negaba a abandonar,y que luego de morir en españa desapareció sin dejar ras-tro; sentir el dolor de bruno schulz castigado por los na-zis, hasta procurarle una muerte absurda; la amarga ali-maña que movió la mano de sylvia Plath cuando girabala espita del gas que inhaló hasta entregarle la vida; u ob-servar las llamas de la estufa donde se supone que un cria-do quemó el manuscrito de la gran obra de gógol, aque-jado del mal de la perfección; la misteriosa terquedad dela mujer a la que amó bilenchi, cuando se negó a que fue-se publicada la obra en la que narraba su idilio; o sentir elcalor que desprenden las llamas que arrasaron la cabañadonde Lowry escribía su obra definitiva, mientras lucha-ba contra el demonio del alcohol; y, cómo no compade-cerse de la atribulada esposa de Hemingway, a quien undesconocido le robó la maleta donde llevaba todos los re-latos que por entonces eran el único material al que el in-signe escritor se podía aferrar en su periplo literario.

van straten no sólo habla de esos libros perdidos, sinode las personas que los escribieron, de las epocas que lestocó vivir, de los males del tiempo y la condición huma-na, de la vida y la muerte, del fuego y el olvido, del miedoy la audacia, de la enfermedad y la estupidez. todo da for-ma a un relato épico, profundo, sentimental y apasionanteque consigue embrujar al lector.

también es una declaración de amor por los libros, porese sortilegio que se esconde entre sus páginas y que eli-ge a quienes son dignos de su lectura. Y por eso, el autorno escatima críticas hacia quienes decidieron enterrar laobra que heredaron: ¿por qué hurtarla al lector si el escritorquiso que le sobreviviese a su muerte?

van straten propone esa y otras muchas cuestiones parala reflexión, pues en el mundo de los libros es el escritorel soberano, pero también el lector a quien van destina-das esas obras. Y al final deja una ventana abierta a la es-peranza, pues quizás alguno de esos libros perdidos pue-dan aparecer el día menos esperado y ofrecernos una deesas sorpresas difíciles de olvidar.

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El limbo de los libros

Este es uno de esos libros que merecevarias lecturas, pues en cada una de ellases posible descubrir algo nuevo. Giorgiovan Straten declara su amor por laliteratura mediante una interesanteinvestigación que lleva al lector en buscade una serie de libros perdidos a lo largodel tiempo y por todo el mundo.

EN LA RESE�A DE AL LADO HABLO DE BYRON, y decómo desaparecieron sus Memorias por el miedo de quie-nes aparecían en ellas a ciertas revelaciones un tanto in-cómodas o peligrosas, según se mire. La nómina de librosque acabaron destruidos o proscritos por esos motivos eslarga, y desde luego todo el mundo tiene derecho a pre-servar su intimidad evitando que se aireen asuntos quees mejor mantener en secreto; pero todo tiene un límitey no se puede frivolizar con estos asuntos tan delicados.

viene esto a propósito de la polémica sobre la nueva no-vela de Elvira Navarro, Los últimos días de Adelaida Gar-cía Morales, tras el artículo publicado por víctor erice, viu-do de la escritora y director de la adaptación al cine de sunovela más afamada, El sur.

sin entrar a valorar las razones de erice para criticar conesa acritud la in-tención de nava-rro con esta no-vela, no puedodecir después deleerla que existaen ella ni un mo-tivo que induzcaal incomodo,pues la escritoraandaluza trata agarcía Moralescon una delica-deza extraordi-naria, haciéndolapartícipe de unahistoria trágicapero necesaria,en la que retrata ala perfección elabismo que seabre bajo los piesde quienes con-

sagran su vida a lacreación artística,

en un país cada vez más hostil hacia la cultura. navarroha conseguido así convertir a garcía Morales en un sím-bolo de esa lucha encarnizada por reconocer los méritosde quienes protegen la civilización. así que no es para po-nerse así.

sí en cambio es de lamentar la pérdida de uno de lostitanes de las letras de todos los tiempos, como lo fue (loes) Dario Fo. el dramaturgo y novelista italiano murió alos 90 años después de haberse convertido en uno de losescritores más agudos y libres de los últimos tiempos. suvoz incómoda con la iglesia y el poder político se tradu-jo en numerosas obras memorables, y últimamente he-mos podido disfrutar de su ingenio con dos novelas muypeculiares, en las que desmitificaba las figuras de sendospersonajes históricos bastante controvertidos como lo fue-ron Lucrecia borgia y el rey danés christian vii, ambas pu-blicadas por la editorial Siruela.

en ambas obras, construidas con un estilo más cerca-no al documental y con una carga teatral extraordinaria,Fo reivindica un análisis menos apasionado de la Histo-ria, al presentar a sus personajes desde una perspectivamás amplia en la que sus supuestas desviaciones no sonsino aspectos secundarios de una personalidad muchomás compleja que la que se ha transmitido a lo largo deltiempo por cronistas poco escrupulosos.

ganador de uno de los premios nobel más merecidosy congruentes de los últimos tiempos, Fo deja su cuerpomortal para ingresar en el territorio de la memoria im-perecedera donde habitan los grandes de la literatura.

G iorgio van Straten

EL LIBRO DE LA SEMANA / EnsayoPor A. J. U.

giorgio van stratenHistoria de los libros perdidos

Traducción de María PonsPASADO & PRESENTE

Vida interior“Los libros perdidos tienen algo

que todos los demás no poseen:nos dejan a nosotros, los lectores,la posibilidad de imaginarlos, decontarlos, de reinventarlos”

Vuelta de hoja

Antonio J. Ubero

Tampoco era paraponerse así

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Dario Fo. SIRUELA

LaOpinión sábado, 15 de octubre, 2016