el jak mexicano

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J ak Mexicano fue un asesino en serie que estremeció a la sociedad mexicana en los años 60. Sobre sus víctimas, autoridades policiacas con- firmaron dos, pero otras investiga- ciones refieren que Macario Alcalá Canchola asesinó a 12 mujeres más antes de ser aprehendido. Macario procedía de una familia de escasos recursos y sólo cursó la educación básica. Era muy poco agraciado físicamente y no había lo- grado nada significativo en su vida, esto hubo de engendrar en él un te- rrible complejo de inferioridad. En el transcurso de las investi- gaciones se pudo saber que era policía preventivo; su número de placa era el 2301 y su nombre en la institución Fernando Ramírez Luna, aunque su verdadero nom- bre era Macario Alcalá Canchola. Fue soldado de infantería en las Guardias Presidenciales, pero su ineptitud y mala conducta lo de- jaron fuera. Intentó ser boxeador y fracasó. Había sido dado de baja del cuerpo de policía por abuso de autoridad. Su esposa declararía más tarde que Macario se sentía superior a todo aquel que le rodeara. El 20 de septiembre de 1962 fue encontrado el cadáver de una mujer en un cuarto de hotel, se trataba de la última víctima de este asesino se- rial. Macario la había abordado para contratar sus servicios sexuales. A las 11:30 de la noche entraron a un hotel y Alcalá fue quien pagó la ha- bitación; se registró bajo el nombre falso de Fernando García. La escena del crimen que la poli- cía encontraría parecía el escenario de una puesta escénica: el cuerpo fue colocado desnudo sobre la cama tendida; en la habitación se habían eliminado todos los indicios de lu- cha; el responsable se había llevado toda la ropa de la víctima, excepto sus tacones y su bolso (dentro del bolso se encontraba una identifica- ción, el criminal quería que fuera identificada). El asesino fue cuida- doso al no dejar huellas dactilares, y en uno de los espejos de la habita- ción había escrito con lápiz labial la leyenda: “Jak, reto a Cueto” (Cueto era el apellido del jefe de policías). Según la autopsia, al asesino le ha- bía bastado una sola mano para es- trangular a su víctima. Por su parte, los investigadores encontraron en el bolso de la mujer una tarjeta con la dirección de un amigo de ésta, quien resultó llamarse Julia Gon- zález Trejo, trabajadora del cabaret “Imperial” . Autoridades policiacas se enfoca- ron en este crimen y lograron esta- blecer, por parte de un psicólogo del Instituto de Investigación Crimina- lística, un perfil de “Jak”: El asesino actuó con serenidad. Se trata tam- bién de un individuo de bajo estrato, pues ni siquiera supo escribir bien su nombre… Es posible que vuelva a matar” . Más tarde, detectives localizaron a tres ex compañeros sentimentales de Julia. Se interrogó a los sujetos, se les detuvo, se ampliaron las pesquisas a centros nocturnos, se ubicó a com- pañeras de la extinta, se elaboraron retratos hablados y finalmente hubo resultados positivos. Junto con Jak fueron detenidos los policías Ernesto Quijano Chávez y Marcos Reza Vera. Además de Isaías Alonso “el Niño” . Macario Alcalá Canchola o “Jak Mexicano” fue declarado culpable; además, sus compañeros dieron a conocer que un día después del cri- men se reunieron con Ramírez Luna, en el bar “Imperial” , quien les dio a conocer la muerte de una mujer en un hotel, no obstante los diarios no decían nada de ello, por lo que em- pezaron a sospechar de éste. Después de su detención, Jak con- fesaría que al estar solos en el cuar- to 216, Julia le pidió los cien pesos por adelantado, él se negó: “la sujeté para amedrentarla. Así, con la mano derecha, girando los dedos hacia la derecha de su cuello. Vi que se des- mayaba […] Salí sin correr y le dije al velador que la despertara a las 5 o 6 de la mañana. Durante tres días seguí la parranda” . Otro de sus crímenes ocurrió en la habitación 21 del hotel “Ámbar” . Una mujer que nadie supo recono- cer fue encontrada desnuda en el piso del baño: fractura en la laringe y tres costillas rotas; se trataba de otra víctima de Jak. Las últimas investigaciones reve- laron que al menos una docena más habían sido asesinadas en cuartu- chos de hotel por Macario Alcalá Canchola o “Jak Mexicano” . Jak Mexicano Macario Alcalá Canchola El asesino cuidó no dejar huellas dactilares, pero en uno de los espejos de la habitación escribió con lápiz labial: “Jak, reto a Cueto” (Cueto era el apellido del jefe de policías). Se trataba de un individuo de bajo estrato, pues ni siquiera supo escribir bien el nombre de Jack... Así, con la mano derecha, girando los dedos hacia la derecha de su cuello. Vi que se desmayaba […] Salí sin correr y le dije al velador que la despertara a las 5 o 6 de la mañana. Durante tres días seguí la parranda”.

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El Jak Mexicano

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Jak Mexicano fue un asesino en serie que estremeció a la sociedad mexicana en los años 60. Sobre sus víctimas, autoridades policiacas con-

firmaron dos, pero otras investiga-ciones refieren que Macario Alcalá Canchola asesinó a 12 mujeres más antes de ser aprehendido.

Macario procedía de una familia de escasos recursos y sólo cursó la educación básica. Era muy poco agraciado físicamente y no había lo-grado nada significativo en su vida, esto hubo de engendrar en él un te-rrible complejo de inferioridad.

En el transcurso de las investi-gaciones se pudo saber que era policía preventivo; su número de placa era el 2301 y su nombre en la institución Fernando Ramírez Luna, aunque su verdadero nom-bre era Macario Alcalá Canchola.

Fue soldado de infantería en las Guardias Presidenciales, pero su ineptitud y mala conducta lo de-jaron fuera. Intentó ser boxeador y fracasó. Había sido dado de baja del cuerpo de policía por abuso de autoridad. Su esposa declararía más tarde que Macario se sentía

superior a todo aquel que le rodeara.El 20 de septiembre de 1962 fue

encontrado el cadáver de una mujer en un cuarto de hotel, se trataba de la última víctima de este asesino se-rial. Macario la había abordado para contratar sus servicios sexuales. A las 11:30 de la noche entraron a un hotel y Alcalá fue quien pagó la ha-bitación; se registró bajo el nombre falso de Fernando García.

La escena del crimen que la poli-cía encontraría parecía el escenario de una puesta escénica: el cuerpo fue colocado desnudo sobre la cama tendida; en la habitación se habían eliminado todos los indicios de lu-cha; el responsable se había llevado toda la ropa de la víctima, excepto sus tacones y su bolso (dentro del bolso se encontraba una identifica-ción, el criminal quería que fuera identificada). El asesino fue cuida-doso al no dejar huellas dactilares, y en uno de los espejos de la habita-ción había escrito con lápiz labial la leyenda: “Jak, reto a Cueto” (Cueto era el apellido del jefe de policías).

Según la autopsia, al asesino le ha-bía bastado una sola mano para es-trangular a su víctima. Por su parte,

los investigadores encontraron en el bolso de la mujer una tarjeta con la dirección de un amigo de ésta, quien resultó llamarse Julia Gon-zález Trejo, trabajadora del cabaret “Imperial”.

Autoridades policiacas se enfoca-ron en este crimen y lograron esta-blecer, por parte de un psicólogo del Instituto de Investigación Crimina-lística, un perfil de “Jak”: El asesino actuó con serenidad. Se trata tam-bién de un individuo de bajo estrato, pues ni siquiera supo escribir bien su nombre… Es posible que vuelva a matar”.

Más tarde, detectives localizaron a tres ex compañeros sentimentales de Julia. Se interrogó a los sujetos, se les detuvo, se ampliaron las pesquisas a centros nocturnos, se ubicó a com-pañeras de la extinta, se elaboraron retratos hablados y finalmente hubo resultados positivos.

Junto con Jak fueron detenidos los policías Ernesto Quijano Chávez y Marcos Reza Vera. Además de Isaías Alonso “el Niño”.

Macario Alcalá Canchola o “Jak Mexicano” fue declarado culpable; además, sus compañeros dieron a

conocer que un día después del cri-men se reunieron con Ramírez Luna, en el bar “Imperial”, quien les dio a conocer la muerte de una mujer en un hotel, no obstante los diarios no decían nada de ello, por lo que em-pezaron a sospechar de éste.

Después de su detención, Jak con-fesaría que al estar solos en el cuar-to 216, Julia le pidió los cien pesos por adelantado, él se negó: “la sujeté para amedrentarla. Así, con la mano derecha, girando los dedos hacia la derecha de su cuello. Vi que se des-mayaba […] Salí sin correr y le dije al velador que la despertara a las 5 o 6 de la mañana. Durante tres días seguí la parranda”.

Otro de sus crímenes ocurrió en la habitación 21 del hotel “Ámbar”. Una mujer que nadie supo recono-cer fue encontrada desnuda en el piso del baño: fractura en la laringe y tres costillas rotas; se trataba de otra víctima de Jak.

Las últimas investigaciones reve-laron que al menos una docena más habían sido asesinadas en cuartu-chos de hotel por Macario Alcalá Canchola o “Jak Mexicano”.

Jak MexicanoMacario Alcalá Canchola

El asesino cuidó no dejar huellas dactilares, pero en uno de los espejos de la habitación escribió con lápiz labial: “Jak, reto a Cueto” (Cueto era el apellido del jefe de policías). Se trataba de un individuo de bajo estrato, pues ni siquiera supo escribir bien el nombre de Jack...

Así, con la mano derecha, girando los dedos hacia la

derecha de su cuello. Vi que se desmayaba […] Salí sin correr y le dije al velador que la despertara a las 5 o 6 de la mañana. Durante tres días seguí la parranda”.