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La historia no sabe mejor que nosotros hacia dónde se diri- ge, ni utiliza a las mujeres y a los hombres para llevar a cabo sus objetivos. Lo cual equivale a decir que no podemos confiar en la historia más de lo que confiemos en nosotros mismos. De hecho, confiar en nosotros mismos no es un acto subjeti- vo, descontextualizado del mundo. Durante las últimas déca- El Viejo Topo / 39 Ya se ha hablado suficientemente de la crisis de la izquierda, y parte de lo que se ha dicho ha hecho las veces de profecía que acarrea su propio cumplimiento. La fatiga mortal de la historia es la fatiga mortal de las muje- res y hombres que hacen la historia en sus vidas diarias. Por otro lado, cuando el hábito de pensar que la his- toria está de nuestro lado se pone en cuestión, nos sentimos inclinados a pensar que la historia está irreme- diablemente en contra de nosotros. El Foro Social Mundial y la Izquierda Global INFORME Boaventura de Sousa Santos

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Page 1: El Foro Social Mundial y la Izquierda Global · 2019-12-03 · superar la crisis degenerativa que ha estado asediando a la iz-quierda durante los últimos cuarenta años. El Foro

La historia no sabe mejor que nosotros hacia dónde se diri-ge, ni utiliza a las mujeres y a los hombres para llevar a cabosus objetivos. Lo cual equivale a decir que no podemos confiar

en la historia más de lo que confiemos en nosotros mismos.De hecho, confiar en nosotros mismos no es un acto subjeti-vo, descontextualizado del mundo. Durante las últimas déca-

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Ya se ha hablado suficientemente de la crisis de la izquierda, y parte de lo que se ha dicho ha hecho las vecesde profecía que acarrea su propio cumplimiento. La fatiga mortal de la historia es la fatiga mortal de las muje-res y hombres que hacen la historia en sus vidas diarias. Por otro lado, cuando el hábito de pensar que la his-toria está de nuestro lado se pone en cuestión, nos sentimos inclinados a pensar que la historia está irreme-diablemente en contra de nosotros.

El Foro Social Mundial y la Izquierda Global

INFORME

Boaventura de Sousa Santos

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das, la hegemonía política y cultural del neoliberalismo hadado lugar a una concepción del mundo que lo presenta obien como demasiado perfecto como para permitir la intro-ducción de ninguna novedad consecuente, o como demasia-do fragmentario como para permitir que, hagamos lo que ha-gamos, ello tenga consecuencias capaces de compensar losriesgos que asumamos tratando de cambiar el statu quo.

Los últimos treinta o cuarenta años del pasado siglo puedenconsiderarse años de crisis degenerativa del pensamiento y dela práctica de la izquierda global (Santos, 2006a). Natural-mente que hubo crisis antes, pero no sólo no eran globales, li-mitadas como estaban al mundo eurocéntrico, lo que hoy lla-mamos el Norte Global, y compensadas por –desde la décadade 1950 en adelante– el éxito de las luchas por la liberación delas colonias; fueron fundamentalmente vividas como desgra-cias en una historia cuya trayectoria y racionalidad daban aentender que la victoria de la izquierda (revolución, socialis-mo, comunismo) era segura. Así fuecomo se vivió la división del movi-miento obrero al principio de la Pri-mera Guerra Mundial, igual que la de-rrota de la revolución alemana (1918-1923), y luego el nazismo, el fascismo,el franquismo (1939-1975) y el salaza-rismo (1926-1974), los procesos deMoscú (1936-1938), la guerra civil enGrecia (1944-1949), e incluso la inva-sión de Hungría (1956). Este tipo de cri-sis está muy bien caracterizado en lasobras del Trotsky del exilio. Trotsky fue desde muy prontoconsciente de la gravedad de las desviaciones de la revoluciónpor parte de Stalin, hasta el punto de que se negó a protagoni-zar la oposición, como le propusieron Zinoviev y Kamenev en1926. Pero nunca, ni por un momento, dudó de que la historiaiba en el mismo sentido que la revolución, igual que los verda-deros revolucionarios iban en el mismo sentido que la histo-ria. El autor que, desde mi punto de vista, más brillantementedescribe el esfuerzo cada vez más sisífico para salvaguardar elsignificado histórico de la revolución antes del cenagal de losprocesos de Moscú, es Maurice Merleau-Ponty en Humanismeet terreur (1947).

Las crisis del pensamiento y de la práctica de la izquierda delos últimos treinta o cuarenta años son de otro tipo. Por un la-do, son globales, aunque se produzcan en diferentes paísespor razones específicas: el asesinato de Lumumba (1961); elfracaso del Che en Bolivia y su asesinato (1966); el movimien-to estudiantil de Mayo del 68 en Europa y en las Américas, y suneutralización; la invasión de Checoslovaquia (1968); la res-

puesta del imperialismo americano a la revolución cubana; elasesinato de Allende (1973) y las dictaduras militares latinoa-mericanas durante las décadas de 1960 y 1970; la brutal repre-sión de la izquierda en la Indonesia de Suharto (1965-1967); ladegradación o liquidación de los regímenes nacionalistas,desarrollistas y socialistas del África subsahariana salidos delos procesos de independencia (1980s); la emergencia de unanueva/vieja derecha militante y expansionista, con RonaldReagan en EEUU y Margaret Thatcher en el Reino Unido (1980s);la globalización de la forma más antisocial del capitalismo, elneoliberalismo, impuesta por el Consenso de Washington(1989); el complot contra Nicaragua (1980s); la crisis del Par-tido del Congreso en la India y el surgimiento del hinduismopolítico (comunalismo) (1990s); el colapso de los regímenesde la Europa central y del este, simbolizado por la caída delMuro de Berlín (1989); la conversión del comunismo chino enla más salvaje forma de capitalismo, el estalinismo de merca-

do (que empezó Deng Xiaoping a prin-cipios de los ochenta); y finalmente, enlos noventa, el surgimiento paralelo delIslam político y del cristianismo políti-co, ambos fundamentalistas y conten-ciosos.

Además, la crisis del pensamiento yde la práctica de la izquierda de los úl-timos treinta o cuarenta años pareceser degenerativa: los fracasos parecenser el resultado del agotamiento mortalde la historia, bien porque la historia ya

no tiene significado ni racionalidad, bien porque el significa-do y la racionalidad de la historia han optado finalmente porla consolidación permanente del capitalismo, este últimoconvertido en la traducción literal de una naturaleza humanainmutable. Revolución, socialismo, comunismo e incluso re-formismo parecen haber sido escondidos en los cajones másaltos del armario de la historia, allí donde sólo llegan los colec-cionistas de desgracias. El mundo está bien hecho, sostiene eldiscurso neoliberal; el futuro finalmente ha llegado al presen-te para quedarse. Este acuerdo sobre los fines es el fondo in-discutible del liberalismo, sobre el cual es posible respetar ladiversidad de opiniones acerca de los medios. Ya que los me-dios son políticos solamente cuando están al servicio de dife-rentes fines, las diferencias relativas al cambio social son aho-ra técnicas o jurídicas y, en consecuencia, pueden y deben serdiscutidas independientemente de la fisura que separa a laizquierda de la derecha.

A mediados de los noventa, sin embargo, la historia de dichahegemonía empezó a cambiar. La otra cara de esta hegemonía

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NUESTRO tiempo está asistiendo a la crisis final de la

hegemonía del paradigma sociocultural de la modernidad

occidental y, por tanto, ha llegadoel momento

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han sido las prácticas hegemónicasque, durante las últimas décadas, hanintensificado la exclusión, la opresión,la destrucción de los medios de subsis-tencia y sostenibilidad de grandespoblaciones del mundo, que las ha lle-vado a situaciones extremas en las quela inacción o el conformismo significa-rían la muerte. Estas situaciones con-vierten la contingencia de la historia enla necesidad de cambiarla. Estos sonlos momentos en los que las víctimasno sólo lloran, sino que reaccionan.Las acciones de resistencia a las que setradujeron estas situaciones, junto conla revolución en las tecnologías de lainformación y la comunicación que tu-vieron lugar mientras tanto, permitie-ron el establecimiento de alianzas enlugares distantes del planeta y articularlas luchas mediante lazos locales/glo-bales.

La insurrección zapatista de 1994 esun importante momento en esta cons-trucción, precisamente porque apuntaa uno de los instrumentos de la globa-lización neoliberal, el Acuerdo Norte-americano de Libre Comercio, y por-que su objetivo es articular diferentesescalas de lucha, desde la local y la na-cional hasta la global, desde las mon-tañas de Chiapas, pasando por Ciudadde México, hasta el mundo solidario,recurriendo a nuevas estrategias políti-cas y discursivas, y a las nuevas tecno-logías de la información y la comunica-ción disponibles. En noviembre de1999, los manifestantes de Seattleconsiguieron paralizar la reunión ministerial de la Orga-nización Internacional del Comercio [OIC] y más tarde, otrasmuchas reuniones del Banco Mundial, el Fondo MonetarioInternacional, la OIC y el G-8 se vieron afectadas por lasmanifestaciones de protesta de las organizaciones no guber-namentales y de los movimientos sociales decididos a de-nunciar la hipocresía y la destructividad del nuevo desordenmundial. En enero de 2001, el FSM [Foro Social Mundial] sereunió por vez primera en Porto Alegre (Brasil) y a esta la si-guieron otras muchas reuniones: foros globales, regionales,

temáticos, nacionales, subnacionales, locales.Así se fue construyendo gradualmente una globalización

alternativa, alternativa a la globalización neoliberal, una glo-balización contrahegemónica, una globalización desde abajo.Puede decirse que el Foro Social Mundial representa hoy, entérminos de organización, la manifestación más consecuentede la globalización contrahegemónica. En este sentido, el Foroproporciona el contexto más favorable para interrogarse enqué medida está emergiendo, de estas iniciativas, una nuevaizquierda –una izquierda auténticamente global, capaz de

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El zapatismo dio el primer aldabonazo.

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superar la crisis degenerativa que ha estado asediando a la iz-quierda durante los últimos cuarenta años.

El Foro Social Mundial es el conjunto de iniciativas de inter-cambio transnacional entre movimientos sociales, ONG y susprácticas y conocimientos sobre las luchas sociales locales,nacionales y globales llevadas a cabo de conformidad con laCarta de Principios de Porto Alegre contra las formas de exclu-sión e inclusión, discriminación e igualdad, universalismo yparticularismo, imposición cultural y relativismo, provocadaso posibilitadas por la actual fase del capitalismo conocidacomo globalización neoliberal.

El Foro Social Mundial es un nuevo fenómeno social y polí-tico. El hecho de que tenga antecedentes no disminuye su no-vedad, todo lo contrario. El Foro Social Mundial no es unacontecimiento, ni una mera sucesión de acontecimientos,aunque sí trata de dramatizar los encuentros formales quepromueve. No es una conferencia académica, aunque en ellaconvergen las contribuciones de muchos académicos. No esun partido ni una internacional de partidos, aunque en ella to-man parte militantes y activistas de muchos partidos de todoel mundo. No es una ONG ni una confederación de ONG, aun-que su concepción y organización debe mucho a las ONG. Noes un movimiento social, aunque a menudo se designa a símismo como el movimiento de los movimientos. Aunque sepresenta a sí mismo como un agente del cambio social, el ForoSocial Mundial rechaza el concepto de un sujeto histórico y noconfiere ninguna prioridad a ningún actor social específico eneste proceso de cambio social. No tiene una ideología clara-

mente definida, ni en la defi-nición de lo que rechaza ni enla de lo que afirma. Dado queel Foro se concibe a sí mismocomo un instrumento de lu-cha contra la globalizaciónneoliberal, ¿se trata de una lu-cha contra una forma dada decapitalismo o contra el capi-talismo en general? Dado quese ve a sí mismo como una lu-cha contra la discriminación,la exclusión y la opresión,¿presupone el éxito de estalucha una sociedad poscapi-talista, socialista, un horizon-te anarquista o, por el contra-rio, presupone que no hay enabsoluto ningún horizonteclaramente definido? Dado

que la inmensa mayoría de quienes toman parte en el Foro seidentifican a sí mismos como partidarios de una política deizquierdas, ¿cuántas definiciones diferentes de “izquierda”caben en el FSM? ¿Y qué decir de quienes rechazan ser defini-dos porque creen que la dicotomía izquierda-derecha es unaforma de particularismo nortecéntrico u occidentecéntrico, ybuscan definiciones políticas alternativas? Las luchas socialesque encuentran expresión en el Foro no encajan adecuada-mente en ninguno de los modos de cambio social sanciona-dos por la modernidad occidental: reforma y revolución.Aparte del consenso sobre la no violencia, sus modos de luchason sumamente diversos y parecen distribuirse en un conti-nuum situado entre el polo de la institucionalidad y el de lainsurgencia. Incluso el concepto de no violencia está abierto auna gran variedad de interpretaciones. Finalmente, el ForoSocial Mundial no está estructurado de acuerdo con ningunode los modelos de organización política modernos, ya sea elcentralismo democrático, la democracia representativa o lademocracia participativa. Nadie lo representa ni está autoriza-do a hablar y mucho a menos a tomar decisiones en su nom-bre, aunque se considera a sí mismo un foro que facilita las de-cisiones de los movimientos y de las organizaciones que to-man parte en él.1

Posiblemente esas características no son nuevas, ya que al-gunas de ellas, al menos, se asocian con lo que convencional-mente se conoce como “nuevos movimientos sociales”. La ver-dad es, sin embargo, que estos movimientos, ya sean locales,nacionales o globales, son temáticos. Los temas, en cuanto

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campos de confrontación política concreta, exigen una defini-ción –y por tanto una polarización– tanto si es relativa a lasestrategias y tácticas como a las formas de organización o delucha. Los temas funcionan, por tanto, como atracción y comorepulsión. Ahora bien, lo que es nuevo acerca del Foro SocialMundial es el hecho de que es inclusivo, tanto por lo que res-pecta a su escala como a sus temáticas. Lo que es nuevo es elconjunto que constituye, no sus partes constitutivas. El Foroes global por cuanto alberga movimientos locales, nacionalesy globales, y por el hecho de ser intertemático e incluso trans-temático. Es decir, dado que los convencionales factores deatracción y repulsión no funcionan por lo que respecta al ForoSocial Mundial, o bien desarrolla otros factores de atracción yrepulsión más fuertes, o bien se las arregla sin ellos, e inclusopuede derivar su fuerza de la no existencia de los mismos. Enotras palabras, si el Foro es posiblemente el “movimiento demovimientos”, no es un movimiento más. Es un tipo diferentede movimiento. El problema con los nuevos movimientossociales es que, para hacerles justicia, se necesitan una nuevateoría social y nuevos conceptos analíticos. Dado que ni unani otros emergen fácilmente de lainercia de las disciplinas, el riesgo deque puedan ser subteorizados o sub-valorados es considerable.2 Este ries-go es tanto más serio cuanto que elForo Social Mundial, dado su alcancey su diversidad interna, no sólo cons-tituye un reto para las teorías políti-cas dominantes y las varias discipli-nas de las ciencias sociales conven-cionales, sino que también pone encuestión al conocimiento científicocomo único productor de racionali-dad social y política. Para decirlo de otro modo, el Foro plan-tea cuestiones no sólo analíticas y teóricas, sino también epis-temológicas. Esto se expresa en la idea, ampliamente compar-tida por los participantes del Foro, de que no habrá justiciasocial global si no hay antes una justicia cognitiva global. Peroel reto que plantea el Foro tiene aún otra dimensión más. Másallá de las cuestiones teóricas, analíticas y epistemológicas,plantea un nuevo tema político: se propone realizar la utopíaen un mundo carente de utopías. Esta voluntad utópica se ex-presa en la consigna “Otro mundo es posible”. Pero lo que estáen juego no es tanto un mundo utópico, sino un mundo quepermita la utopía.

En este artículo, empezaré analizando las razones del éxitodel Foro Social Mundial, comparándolo con los fracasos de laizquierda convencional en las últimas décadas. Intentaré lue-

go plantear la cuestión de la sostenibilidad de dicho éxito. Fi-nalmente, identificaré los retos que el proceso del Foro plan-tea tanto a la teoría crítica como al activismo político de iz-quierdas.

Preguntas fuertes y respuestas débilesContrariamente a Habermas (1990), para quien la moderni-

dad occidental sigue siendo un proyecto incompleto, yo heargumentado que nuestro tiempo está asistiendo a la crisisfinal de la hegemonía del paradigma sociocultural de la mo-dernidad occidental, y que, por tanto, ha llegado el momentode un cambio de paradigma.3 Y lo propio de las épocas de tran-sición es el hecho de ser un tiempo de preguntas fuertes y res-puestas débiles. Las preguntas fuertes se refieren no sola-mente a nuestras opciones de vida individual y colectiva, sinotambién y principalmente a las raíces y fundamentos que hancreado el horizonte de posibilidades entre las que es posibleelegir. Son, por tanto, preguntas que provocan un tipo parti-cular de perplejidad. Las respuestas débiles son las que no

pueden acabar con esta perplejidad yque incluso pueden incrementarla.Preguntas y respuestas varían en fun-ción de la cultura y de la región delmundo de que se trate. Sin embargo, ladiscrepancia entre la fuerza de las pre-guntas y la debilidad de las respuestasparece ser muy común. Deriva de laactual variedad de zonas de contactorespecto a culturas, religiones, econo-mías, sistemas sociales y políticos, yestilos de vida, como resultado de loque ordinariamente llamamos globali-

zación. Las asimetrías de poder en estas zonas de contacto sontan grandes hoy, si no más, como en el período colonial, y sonmás numerosas y están más extendidas. La experiencia delcontacto es siempre una experiencia de límites y fronteras. Enlas condiciones actuales es la experiencia de contacto la queda lugar a la discrepancia entre preguntas fuertes y respuestasdébiles.

En mi opinión, una de las razones del éxito del Foro SocialMundial está en la disyunción entre preguntas fuertes y res-puestas débiles. Pero antes de profundizar en este tema, serequiere una precisión conceptual. Hay dos tipos de respues-tas débiles. El primer tipo es lo que yo llamo la respuesta fuer-te-débil. Parafraseando a Lucien Goldmann (1966, 1970), estarespuesta representa el máximo de conciencia posible de unaépoca determinada. Transforma la perplejidad causada por la

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REVOLUCIÓN, socialismo,comunismo e incluso reformismo

parecen haber sido escondidos en los cajones más altos del

armario de la historia, allí dondesólo llegan los coleccionistas

de desgracias.

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pregunta fuerte en una energía y un valor positivos. En vez depretender que la perplejidad es absurda o que puede ser eli-minada por una simple respuesta, transforma la perplejidaden un síntoma de complejidad subyacente. De acuerdo conello, la perplejidad se convierte en la experiencia social de unnuevo campo abierto de contradicciones en el que se produceuna competición entre diferentes posibilidades inacabadas yno reguladas. Y como los resultados de dicha competición sonmuy inciertos, hay mucho espacio para la innovación políticay social una vez que la perplejidad se transforma en la capaci-dad de viajar sin mapas fiables. El otro tipo de respuesta débiles la respuesta débil-débil. Representa la conciencia mínimaposible de una época determinada. Descarta y estigmatiza laperplejidad como el síntoma de la incapacidad para entenderque lo real coincide con lo posible y para valorar el hecho deque las soluciones hegemónicas son el resultado “natural” de lasupervivencia del más apto. Perplejidad equivale a un rechazoirracional a viajar siguiendo los mapas históricamente verifica-dos. Pero ya que la perplejidad proviene en primer lugar delcuestionamiento de dichos mapas, larespuesta débil-débil es una invita-ción al inmovilismo. La respuesta dé-bil-fuerte, al contrario, es una invita-ción a moverse asumiendo un altoriesgo.

El éxito del Foro Social Mundial estáen que es una respuesta débil-fuerte ados preguntas fuertes de nuestrotiempo. Formulo la primera de la siguiente manera: Si no haymás que una humanidad, ¿por qué hay tantos principios dife-rentes relativos a la dignidad humana y a la justicia social,todas ellas supuestamente únicas y sin embargo a menudocontradictorias entre sí? En la base de esta pregunta está laverificación, hoy más equívoca que nunca, de que la compren-sión del mundo excede ampliamente la comprensión occi-dental del mundo. Una de las respuestas débiles-débiles másextendidas a esta pregunta es la forma convencional de enten-der los derechos humanos. Banaliza la perplejidad postulandola universalidad abstracta de la concepción de la dignidadhumana que subyace a tales derechos. El hecho de que estaconcepción sea de base occidental se considera irrelevante,pues la historicidad de los derechos humanos no interfierecon su estatus ontológico. Es igualmente irrelevante quemuchos movimientos sociales que luchan contra la injusticiay la opresión no formulen sus luchas en función de los dere-chos humanos, y que incluso a menudo las formulen en tér-minos que contradicen los principios en que se basan los de-rechos humanos. La flecha del tiempo está aquí para garanti-

zarnos que este es un defecto provisional o de transición enestos movimientos.

Esta respuesta débil-débil ha sido totalmente aceptada porla izquierda convencional, particularmente en el Norte Glo-bal. Se ha vendado ella misma los ojos, por tanto, a las nuevasrealidades que están surgiendo en los países del Sur Global.Han surgido y florecido movimientos de resistencia, tanto vio-lentos como no violentos, contra la opresión, la marginaliza-ción y la exclusión, cuyas bases ideológicas no tienen nadaque ver con las que fueron la referencia de la izquierda duran-te el siglo XX (marxismo, socialismo, desarrollismo, naciona-lismo antiimperialista). Se fundamentan más bien en unasidentidades históricas y culturales multiseculares y/o en lamilitancia religiosa. No es sorprendente, por tanto, que estasluchas no puedan definirse de acuerdo con la división dere-cha/izquierda. Lo que es actualmente sorprendente es que laizquierda hegemónica como un todo no dispone de instru-mentos teóricos y analíticos para posicionarse en relación conellos, y que no considera una prioridad hacerlo. Aplica la

misma receta abstracta de los dere-chos humanos de una forma general,confiando que con ello la naturalezade las ideologías alternativas o de losuniversos simbólicos quedará reduci-da a especificidades locales sin ningúnimpacto en el canon universal de losderechos humanos. Sin tratar de serexhaustivo, mencionaré tres de estos

movimientos, de significados políticos muy distintos: los mo-vimientos indígenas, particularmente en América Latina; el‘nuevo’ surgimiento del tradicionalismo en África; y la insur-gencia islámica. A pesar de las enormes diferencias existentesentre ellos, estos movimientos tienen en común el hecho deque todos ellos arrancan de unas referencias políticas y cultu-rales que son no-occidentales, aunque estén constituidas porla resistencia a la dominación occidental. Las dificultades deevaluación política experimentadas por la izquierda derivan,por un lado, del fracaso de no saber prever una sociedad futu-ra como alternativa a la sociedad capitalista liberal y, por elotro, del universo cultural y epistemológico nortecéntrico oeurocéntrico que ha presidido a la izquierda.

En mi opinión, el Foro Social Mundial es hasta ahora la res-puesta débil-fuerte más convincente a esta pregunta. A pesarde sus limitaciones y de las críticas internas y externas, el Forose ha constituido de un modo creíble como un espacio globalabierto, un grupo de encuentro para los movimientos y orga-nizaciones más diversos, procedentes de los lugares más dis-tantes del planeta, implicados en las luchas más diversas,

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¿Es la mezcla de debilidad y fortaleza de la respuesta del

Foro sostenible a la larga?

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expresándose en una canti-dad babélica de idiomas, an-clados en filosofías y formasde conocimiento occidenta-les y no occidentales, defen-diendo diferentes concep-ciones de la dignidad huma-na, exigiendo una variedadde otros mundos que ten-drían que ser posibles. ElForo no responde a la cues-tión del por qué de dicha di-versidad, ni a la del para qué,en qué condiciones y en be-neficio de quién. Pero ha te-nido el acierto de hacer estadiversidad más visible y másaceptable para los movi-mientos y las organizaciones;las ha hecho conscientes delcarácter incompleto o parcialde sus luchas, políticas y filo-sofías; ha creado una nuevanecesidad de inter-conoci-miento, inter-reconocimien-to e inter-acción; ha fomentado coaliciones entre movimien-tos hasta entonces separados y que sospechaban unos deotros. En suma, ha convertido la diversidad en un valor positi-vo, una fuente potencial de energía para la transformaciónsocial progresiva.

El éxito del Foro Social Mundial se basa en que celebra unadiversidad que hasta ahora no ha sido totalmente teorizada niconvertida en el motor de una acción colectiva globalmentecoherente y localmente arraigada de transformación socialprogresiva. En determinado sentido el Foro representa lamáxima conciencia posible de nuestro tiempo. Dialécti-camente, su debilidad (la no discriminación entre diversassoluciones) no puede separarse de su fortaleza (la celebraciónde la diversidad como valor en sí mismo) y viceversa. El Foroes tan de transición como nuestra época y llama la atenciónhacia las posibilidades latentes de dicha transición. En esoreside su éxito.

La segunda cuestión fuerte para la cual el Foro Social Mun-dial proporciona una respuesta fuerte-débil puede formularseasí: ¿Hay lugar para la utopía en nuestro mundo? ¿Existe real-mente una alternativa al capitalismo? Después del fracaso his-tórico de tantos intentos de construir una sociedad no capita-lista, con unas consecuencias tan trágicas, ¿no deberíamos

buscar como mucho alternativas dentro del capitalismo envez de alternativas al capitalismo? La perplejidad causada poresta cuestión se debe a tres factores. Primero, a la teoría de lahistoria subyacente. Si todo lo que existe en la historia es his-tórico, es decir, si tiene un comienzo y un final, ¿por qué elcapitalismo tendría que ser diferente? Segundo, el pensamien-to hegemónico que desacredita la búsqueda de una alternati-va al capitalismo es el mismo que promueve cierto tipo de ca-pitalismo, el neoliberalismo, como el único tipo posible decapitalismo. En otras palabras, también desacredita la idea delas alternativas dentro del capitalismo. Tercero, la perplejidadproviene de unos hechos un tanto alarmantes. ¿No hay al-ternativa a un mundo en el que los 500 individuos más ricostienen más ingresos que los 40 países más pobres, lo que equi-vale a 416 millones de personas, y en el que la catástrofe eco-lógica es una posibilidad cada vez menos remota? ¿Hay queasumir como algo inevitable que los problemas causados porel capitalismo solamente pueden resolverse con más capitalis-mo, que la economía del altruismo no es una alternativa creí-ble a la economía del egoísmo, y que la naturaleza no se mere-ce ninguna otra racionalidad que la irracionalidad con que latrata el capitalismo?

La crisis de la política de izquierdas de los últimos treinta o

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Foto Skasuga. Karachi, 2005

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cuarenta años deriva en parte de las respuestas débiles-débi-les que la izquierda convencional ha dado a esta pregunta. Laconcepción de una sociedad alternativa y la lucha por hacerlarealidad han sido las columnas vertebrales tanto de la teoríacrítica como de la política de izquierdas durante todo el sigloXX. Dicha concepción, a pesar de su vaguedad, fue lo suficien-temente consistente como para servir de criterio de evalua-ción de las condiciones de vida de la clase obrera, los grupossociales excluidos y las víctimas de la discriminación. Sobre labase de esta visión alternativa y la posibilidad creíble de ha-cerla realidad, sería posible considerar el presente como vio-lento, intolerable y moralmente repugnante. La fuerza delmarxismo reside en esta capacidad única de articular el futu-ro alternativo con la forma oposicional de vivir el presente.

Durante las últimas décadas, sin embargo, el conservaduris-mo neoliberal se volvió tan dominante que la política de iz-quierdas, particularmente en el Norte Global, se dividió en doscampos, ninguno de los cuales, paradójicamente, se situó enla izquierda. Por un lado, estaban quienes consideraban que laerradicación de la idea de una sociedad alternativa había su-puesto un fracaso tan devastador que solamente había queda-do espacio para el viejo centrismo dominado por la derecha“más ilustrada”; por el otro, estaban aquellos que, en ausencia

de una alternativa, veíanuna victoria capaz dedar alas a un nuevocentrismo, esta vez do-minado por la izquier-da (la tercera vía delpartido laborista britá-nico y sus desarrollosen América Latina). Es-tos dos campos res-pondían a la perpleji-dad causada por la pre-gunta negando que hu-biese ningún motivo deperplejidad. En reali-dad, como se está ha-ciendo cada vez másevidente, estos dos cam-pos eran dos formas deanunciar la muerte de laizquierda, y de hecho,acabaron siendo difí-ciles de distinguir. Aambos les faltaba algo:sin una concepción de

una sociedad alternativa y sin la lucha políticamente orga-nizada para hacerla realidad, el presente, a pesar de ser vio-lento e intolerable, sería despolitizado y, como consecuencia,dejaría de ser una fuente de movilización para la revuelta y laoposición. Este hecho no ha escapado ciertamente a la dere-cha. Teniendo esto en mente, la derecha ha basado su gobier-no, desde la década de los ochenta, no tanto en el consenso delas víctimas cuanto en su resignación.

El Foro Social Mundial, por contraste, ofrece una respuestadébil-fuerte a la pregunta. Se toma en serio la perplejidad yafirma con firmeza que hay alternativas. Pero no define el con-tenido de dichas alternativas y, de acuerdo con algunos de suscríticos más radicales, ni siquiera responde a la pregunta de sise trata de alternativas al capitalismo o de alternativas dentrodel capitalismo. También afirma la legitimidad del pen-samiento utópico, pero de un tipo diferente del que fue domi-nante durante el cambio de siglo, del XIX al XX. Más que refe-rirse a las concepciones que durante todo el siglo XX expre-saron la idea de una sociedad alternativa –socialismo, comu-nismo, desarrollismo, nacionalismo– insiste en que “otromundo es posible”. En abstracto, esto parece muy poca cosa,pero en el contexto en el que surge equivale a una utopía deun tipo nuevo.4

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La concepción hegemónica de nuestra época que, como hedicho, ha sido aceptada por la izquierda convencional, es queel capitalismo, en la forma de la globalización neoliberal, es ala vez el único presente que cuenta y el único futuro posible.Lo que es actualmente dominante en términos políticos y so-ciales es infinitamente expansivo, por lo que abarca todas lasposibilidades futuras. El control total del estado actual de lascosas se considera imposible gracias a unos poderes y conoci-mientos extraordinariamente eficaces. En esto consiste la ne-gación radical de alternativas a la realidad del presente. Este esel contexto subyacente a la dimensión utópica del Foro, queconsiste en afirmar la existencia de alternativas a la globaliza-ción neoliberal.

Como dice Franz Hinkelammert, vivimos en una época deutopías conservadoras cuyo carácter utópico reside en su ra-dical negación de alternativas a la realidad del presente (2002).La posibilidad de alternativas se discute precisamente por elhecho de ser utópica, idealista, poco realista. Todas las utopíasconservadoras se sustentan en unalógica política basada en un solo cri-terio de eficiencia que rápidamentese convierte en el criterio ético su-premo. De acuerdo con este criterio,solamente lo que es eficiente tienevalor. Cualquier otro criterio ético esdevaluado como ineficiente. El neo-liberalismo es una de estas utopíasconservadoras para las que el únicocriterio de eficiencia es el mercado olas leyes del mercado. Su carácterutópico reside en la promesa de quesu realización o aplicación total cancela todas las utopías. Se-gún Hinkelammert, “esta ideología deriva de su desesperadoantiutopismo, la promesa utópica de un nuevo mundo. La te-sis básica es: aquello que destruye la utopía, la realiza” (2002:278). Lo que distingue a las utopías conservadoras de las uto-pías críticas es el hecho de que se identifican a sí mismas conla realidad del presente y descubren su dimensión utópica enla radicalización o en la realización completa del presente.Además, los problemas o dificultades de la realidad del pre-sente no son la consecuencia de las carencias o límites de loscriterios de eficiencia, sino que más bien resultan del hechode que la aplicación de los criterios de eficiencia no ha sido losuficientemente total. Si existe desempleo y exclusión social,si hay hambre y muerte, esto no es la consecuencia de lascarencias o límites de las leyes del mercado; resulta más biendel hecho de que dichas leyes todavía no han sido totalmenteaplicadas. El horizonte de las utopías conservadoras es así un

horizonte cerrado, un final de la historia.Este es el contexto en el que tiene que entenderse la dimen-

sión utópica del Foro Social Mundial. El Foro significa la ree-mergencia de una utopía crítica, es decir, la crítica radical dela realidad del presente y la aspiración a una sociedad mejor.Esto ocurre, sin embargo, cuando la utopía antiutópica delneoliberalismo es dominante. La especificidad del contenidoutópico de esta nueva utopía crítica, si la comparamos con lade las utopías críticas dominantes al final del siglo XIX y co-mienzos del siglo XX, deviene clara. El Foro pone en cuestiónla totalidad del control reclamado por el neoliberalismo (co-mo conocimiento y como poder) solamente para afirmar deun modo creíble la posibilidad de alternativas. De ahí la natu-raleza abierta de las alternativas. En un contexto en el que lautopía conservadora prevalece de un modo absoluto, es másimportante afirmar la posibilidad de alternativas que definir-las. La dimensión utópica del Foro consiste en afirmar la posi-bilidad de una globalización contrahegemónica. En otras

palabras, la utopía del Foro se afir-ma a sí misma más como negativi-dad (la definición de aquello quecritica) que como positividad (la de-finición de aquello a lo que aspira).En esto consiste la mezcla de debili-dad y fuerza de su respuesta a lapregunta fuerte acerca de la posibi-lidad de alternativas.

La especificidad del Foro SocialMundial como utopía crítica tieneotra dimensión. El Foro es la prime-ra utopía crítica del siglo XX y se

propone romper con la tradición de las utopías críticas de lamodernidad occidental, muchas de las cuales se convirtieronen utopías conservadoras: de afirmar alternativas utópicas anegar alternativas con la excusa de que la realización de lautopía estaba en marcha. El carácter abierto de la dimensiónutópica del Foro corresponde al intento de este último deescapar a esta perversión. Para el Foro, la afirmación de alter-nativas es plural, tanto por lo que respecta a la forma de la afir-mación como por lo que respecta al contenido de las alterna-tivas. La afirmación de las alternativas va de la mano con laafirmación de que hay alternativas a las alternativas. El otromundo posible es una aspiración utópica que comprendediversos mundos posibles. El otro mundo posible puede sermuchas cosas, pero nunca un mundo sin alternativa.

La utopía del Foro Social Mundial es una utopía radical-mente democrática. Es la única utopía realista después de unsiglo de utopías conservadoras, algunas de las cuales son el

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DADO que la inmensa mayoría de quienes toman parte en el Foro se

identifican a sí mismos como partidarios de una política de

izquierdas, ¿cuántas definiciones diferentes de “izquierda” caben

en el FSM?

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resultado de unas utopías críticas pervertidas. Este diseñoutópico, cimentado en la negativa del presente más que en ladefinición del futuro, centrado en los procesos de intercambioentre los movimientos más que en la valoración del contenidopolítico de los movimientos, es el principal factor de cohesióndel Foro. Contribuye a maximizar lo que une y a minimizar loque divide, a celebrar el intercambio más que las disputas depoder, a ser una presencia fuerte y no a tener una agenda fuer-te. Este diseño utópico, que es también un diseño ético, privi-legia el discurso ético, muy evidente en la Carta de Principiosdel Foro, cuyo objetivo es lograr el consenso más allá de lasdivisiones políticas e ideológicas entre los movimientos y lasorganizaciones que lo componen. Los movimientos y organi-zaciones ponen entre paréntesis las divisiones que los sepa-ran, pues ello es necesario para afirmar la posibilidad de unaglobalización contrahegemónica.

La naturaleza de esta utopía ha sido la más adecuada para elobjetivo inicial del Foro: afirmar la existencia de una globali-zación contrahegemónica. Esta no es una utopía vaga. Es másbien una utopía que contiene en símisma la concreción que es adecuadaen esta fase de la construcción de la glo-balización contrahegemónica. Quedapor ver si la naturaleza de esta utopía esla más adecuada para guiar los próxi-mos pasos, si es que hay próximos pa-sos. ¿Es la mezcla de debilidad y fortale-za de la respuesta del Foro sostenible ala larga? Una vez que la globalización contrahegemónica sehaya consolidado y por consiguiente que la idea de que otromundo es posible se haya vuelto creíble, ¿será posible hacerrealidad esta idea con el mismo nivel de democracia radicalque contribuyó a formularla? Esta es la pregunta que WaldenBello ha planteado recientemente y a la que me referiré másabajo.

Una sensación de urgencia y una sensación de cambios civi-lizatorios

Otro motivo del éxito del Foro es la forma en que ha abor-dado el carácter paradójico de nuestra época, probablementeotro síntoma de su naturaleza transicional.

El pensamiento crítico y la práctica transformadora estánactualmente desgarrados por dos temporalidades extremas ycontradictorias que se disputan el marco temporal de la ac-ción colectiva. Por un lado, hay una sensación de urgencia, laidea de que es necesario actuar ahora porque mañana seráprobablemente demasiado tarde. El calentamiento global y lainminente catástrofe ecológica, la conspicua preparación de

una nueva guerra nuclear, la evanescente sostenibilidad vitalde vastas poblaciones, el descontrolado impulso por la guerraeterna y la violencia y la injusta destrucción de vidas humanasque ello causa, el agotamiento de los recursos naturales, elcrecimiento exponencial de la desigualdad social que da lugara nuevas formas de despotismo social, regímenes sociales sóloregulados por extremas diferencias de poder, todos estoshechos parecen exigir que se dé absoluta prioridad a la accióninmediata o a corto plazo, ya que el largo plazo puede inclusono llegar a existir si las tendencias expresadas en estos hechosse dejan evolucionar sin control. Ciertamente la presión de laurgencia se encuentra en diferentes factores en el Norte Glo-bal y en el Sur Global, pero parece estar presente en todas par-tes.

Por otro lado, hay una sensación de que nuestro tiemporeclama una serie de cambios civilizatorios profundos y alargo plazo. Los hechos mencionados más arriba son síntomasde estructuras y agencias profundamente arraigadas a las queno es posible hacer frente mediante un intervencionismo a

corto plazo, ya que este último formaparte del paradigma civilizatorio en lamisma medida que aquello que comba-te. El siglo XX demostró con una cruel-dad inmensa que tomar el poder no essuficiente, que más que tomar el poderes preciso transformarlo. Las versionesmás extremas de esta temporalidad in-cluso reclaman la transformación del

mundo sin la toma del poder (Holloway, 2002).La coexistencia de estas temporalidades polares está produ-

ciendo una gran turbulencia en viejas discusiones y fisurascomo las existentes entre táctica y estrategia, o entre reformay revolución. Mientras la sensación de urgencia pide táctica yreforma, la sensación de cambio de paradigma civilizatoriopide estrategia y revolución. Pero el hecho de que ambas sen-saciones coexistan y que ambas sean acuciantes desfigura lostérminos en que se plantean las distinciones y las fisuras y losconvierte en más o menos insignificantes o irrelevantes. En elmejor de los casos se convierten en significantes imprecisospropensos a apropiaciones contradictorias. Hay procesosreformistas que parecen revolucionarios (Hugo Chávez), pro-cesos revolucionarios que parecen reformistas (neozapatis-mo) y proyectos reformistas sin práctica reformista (Lula). Lacaída del muro de Berlín, al tiempo que asestaba un golpe me-diático mortal a la idea de revolución, asestaba un golpe silen-cioso no menos letal a la idea de reforma. Desde entonces vivi-mos en un tiempo que, por un lado, convierte el reformismoen un contrarreformismo y que, por el otro, es o bien dema-

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EL FSM todavía no ha llevadoa cabo su “tarea histórica”,

todavía no ha agotado su potencial.

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siado tardío para ser post-revo-lucionario o demasiado prema-turo para ser pre-revolucionario.Como consecuencia de ello, laspolarizaciones políticas se vuel-ven relativamente poco regula-das y con unos significados quetienen muy poco que ver con losnombres que se les dan.

En mi opinión, el Foro SocialMundial capta muy bien estatensión no resuelta entre tem-poralidades contradictorias. Nosolamente en cuanto aconteci-miento sino también en cuantoproceso, el Foro ha fomentado laplena expresión de ambas sen-saciones (la de urgencia y la decambio civilizatorio) yuxtapo-niendo en un mismo panel cam-pañas, coaliciones de discursosy prácticas que se centran en laacción inmediata y en la trans-formación a largo plazo. Las lla-madas a favor de una cancela-ción inmediata de la deuda se articulan con campañas de máslarga duración de educación popular relativa al SIDA/VIH; lasdenuncias ante los tribunales de la criminalización de la pro-testa social de los pueblos indígenas van de la mano con lalucha por el reconocimiento de la identidad cultural y de losterritorios ancestrales de estos mismos pueblos; la lucha porel acceso inmediato al agua potable suficiente por parte delpueblo de Soweto, después de la privatización del suministrode agua, se convierte en parte de una larga estrategia paragarantizar un acceso sostenible al agua en todo el continenteafricano, como lo ilustra la constitución del Africa Water Net-work en Nairobi durante el FSM-2007.

Estos diferentes marcos temporales de lucha coexisten pací-ficamente en el FSM por tres principales razones. Primero, setraducen ellos mismos en luchas que comparten un mismoradicalismo, tanto si se refieren al máximo obtenible hoy co-mo si se refieren al máximo obtenible a la larga. Y los mediosde acción pueden ser igualmente radicales. Este es un cambioconsiderable respecto a la izquierda convencional del sigloXX. Para esta última, la lucha por objetivos de corto alcance seenmarcaba en un gradualismo legal y, en consecuencia, seconcebía como una acción institucional, no radical. Segundo,el conocimiento mutuo de estas diversas temporalidades en-

tre movimientos y organizaciones ha llevado a la idea de quelas diferencias entre ellos son mucho mayores en teoría que enla práctica. Una acción inmediata radical puede ser la mejormanera de dar credibilidad a la necesidad de un cambio civi-lizatorio, aunque sólo sea por los insuperables obstáculos conlos que va seguramente a chocar mientras el paradigma civili-zatorio siga siendo el mismo. Esto explica por qué algunosmovimientos importantes han sido capaces de combinar ensus estrategias globales lo inmediato y lo civilizatorio. Este esel caso del MST (el movimiento de los trabajadores rurales sintierra del Brasil) que combina la ocupación ilegal de tierraspara alimentar a los campesinos hambrientos, con accionesmasivas de educación política popular cuyo objetivo es unatransformación mucho más amplia del estado y la sociedadbrasileños. La razón final de la coexistencia de temporalidadescontradictorias es que el FSM no establece prioridades entreellas; simplemente abre el espacio para las discusiones y laconstrucción de coaliciones entre los movimientos y las orga-nizaciones, cuyos resultados pueden ser de lo más diverso. Unsentido absoluto de un propósito común, por muy vagamentedefinido que sea, el de construir otro mundo posible, tiende aquitar importancia a las polarizaciones que se dan entre movi-mientos e invita a estos últimos a concentrarse en la construc-

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Foto Igualque. Karachi, 2005

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ción de coaliciones más intensas con los movimientos con losque tienen más afinidades. La selectividad en la construcciónde coaliciones se convierte en una forma de evitar polariza-ciones innecesarias.

Una relación fantasmagórica entre teoría crítica y prácticasizquierdistas

La tercera razón para el éxito del FSM está en la forma enque aborda el abismo existente entre las prácticas izquierdis-tas y las teorías clásicas de la izquierda, que hoy es mayorque nunca. Esta es probablemente otra característica propiade la naturaleza transaccional de nuestro tiempo. Desde elEZLN en Chiapas a la elección de Lula en Brasil, desde lospiqueteros argentinos al MST, desde el movimiento indígenaen Bolivia y Ecuador hasta el Frente Amplio de Uruguay y lassucesivas victorias de Hugo Chávez, así como, más reciente-mente, la elección de Evo Morales, desde la lucha continen-tal contra el ALCA5 al proyecto alternativo de integraciónregional dirigido por Hugo Chávez, nos vemos confrontadoscon unas prácticas políticas que son generalmente reconoci-das como de izquierdas, pero que no fueron previstas por lasprincipales tradiciones teoréticas de la izquierda, o que in-cluso las contradicen. Como consecuencia de ello pareceestar emergiendo una especie de ceguera mutua entre la teo-ría y la práctica –de la práctica respecto a la teoría y de la

teoría respecto a la práctica.La razón de ello reside en el

hecho de que mientras el pen-samiento crítico y la teoría deizquierdas fueron desarrolla-dos en el Norte global, en reali-dad en cinco o seis países delNorte global, las prácticas deizquierda más innovadoras ymás efectivamente transforma-doras de las últimas décadas sehan ido produciendo en el Surglobal. Podría argumentarseque este no es un fenómenocompletamente nuevo en lamedida en que las luchas anti-coloniales y el movimiento delos países no alineados, funda-do en Bandung en 1955, tam-bién contribuyó con importan-tes conceptos e ideas al guiónizquierdista hegemónico nor-tecéntrico. Esto es verdad hasta

cierto punto. Pero contrariamente a lo que sucedió entonces,las nuevas prácticas de izquierda no sólo se dan en lugarespoco familiares y son llevadas a cabo por pueblos extraños,sino que también hablan en unos idiomas no coloniales muyextraños (aymara, quechua, guaraní, indi, urdu, árabe, ki-zulu,ki-kongo) o en idiomas coloniales menos hegemónicos (comoespañol y portugués), y sus referencias culturales y políticasson no occidentales. Además, cuando traducimos sus discur-sos a un lenguaje colonial, a menudo no hay indicios de losconceptos familiares con los que se construyó históricamentela política de izquierdas de base occidental, como revolución,socialismo, clase obrera, capital, democracia o derechos hu-manos, etc. En vez de ello, encontramos conceptos como tie-rra, agua, territorio, racismo, dignidad, respeto, opresión cul-tural y sexual, pachamama, umbuntu, control de los recursosnaturales, pobreza y hambre, pandemias como el SIDA/VIH,identidad cultural, violencia. El pensamiento de izquierdagenerado en el Norte global se provincianiza con la emergen-cia de una práctica crítica y una forma de entender el mundoque no encajan con la práctica crítica y la forma de entenderel mundo de Occidente. No es por tanto nada sorprendenteque el pensamiento de izquierda nortecéntrico no reconocecomo perteneciente a la izquierda algunas de las prácticas crí-ticas y de las formas de entender el mundo que están emer-giendo en el Sur global, y que estas últimas a menudo se nie-

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Foto Norma. Nairobi, 2006

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guen a incluir sus experiencias en esta oposición binaria iz-quierda/derecha, una oposición nortecéntrica de acuerdo conalgunas de ellas.

Los efectos salvajes del juego de espejos entre las teoríasciegas y las prácticas invisibles fueron llevados a su clímax enel Foro Social Mundial. El Foro, que es la primera reunión in-ternacionalista del siglo XXI, se originó en el Sur global a par-tir de unas premisas políticas y culturales que desafiabantodas las tradiciones hegemónicas de la izquierda. Su nove-dad, que se vio reforzada cuando el Foro se trasladó desdePorto Alegre a Mumbai y más tarde a Nairobi, se debe a que lastradiciones hegemónicas de la izquierda, en vez de ser descar-tadas, fueron invitadas a estar presentes pero no en sus pro-pios términos, es decir, como las únicas tradiciones legítimas.Fueron invitadas junto con otras muchas tradiciones de cono-cimiento crítico, práctica transformadora y concepciones deuna sociedad mejor. El hecho de que unos movimientos yorganizaciones procedentes de tra-diciones críticas dispares –unidaspor un propósito muy ampliamentedefinido de luchar contra la globali-zación neoliberal por una aún másampliamente definida aspiraciónde que “otro mundo” es “posible”–pudiesen interactuar durante variosdías y planificar acciones de cola-boración, tuvo un impacto profun-do y multifacético en la relación entre la teoría y la práctica.

La ceguera de la teoría resulta en la invisibilidad de la prác-tica, y de ahí su subteorización, mientras que la ceguera de lapráctica resulta en la irrelevancia de la teoría. La ceguera de lateoría puede verse en la forma en que los partidos de laizquierda convencional y los intelectuales a su servicio se hannegado tozudamente a prestar atención al FSM o han minimi-zado su significado. La ceguera de la práctica, a su vez, estáobviamente presente en el desprecio que manifiestan la granmayoría de activistas del FSM por la rica tradición teórica dela izquierda y por el desprecio militante por su posible reno-vación. Esta ceguera recíproca produce, en el plano práctico,una oscilación extrema entre el espontaneísmo revolucionarioy un posibilismo inocuo y autocensurado, y, en el plano teóri-co, una oscilación igualmente extrema entre el celo recons-tructivo post-factum y la indiferencia arrogante por todoaquello que no está incluido en dicha reconstrucción.

En estas condiciones, la relación entre la teoría y la prácticaasume unas características extrañas. Por otro lado, la teoría yano está al servicio de las futuras prácticas que potencialmentecontiene, y más bien sirve para legitimar (o no) las prácticas

pasadas que han emergido a pesar de ella. Así, el pensamien-to de vanguardia tiende a ir a la zaga de la práctica de reta-guardia. Deja de ser orientación para convertirse en ratifica-ción de los éxitos obtenidos por defecto o en confirmación delos fracasos preanunciados. Por otro lado, la práctica se justi-fica a sí misma recorriendo a una especie de bricolage teóricopegado a las necesidades del momento, hecho de conceptos ylenguajes heterogéneos que, desde el punto de vista de la teo-ría, no son más que racionalizaciones oportunísticas de ejer-cicios retóricos. Desde el punto de vista de la teoría, el bricola-ge teórico nunca es considerado como una teoría. Desde elpunto de vista práctico, una teorización a posteriori es meroparasitismo.

Como he dicho más arriba, la experiencia del FSM ha teni-do un impacto profundo y multifacético en la relación entre lateoría y la práctica.

En primer lugar, ha dejado claro que la discrepancia entre laizquierda en los libros y la iz-quierda en la práctica es másque nada un problema occiden-tal. En otras partes del mundo, eincluso en Occidente entre laspoblaciones no occidentales (co-mo los pueblos indígenas) sedan otras formas de entender laacción colectiva para las cualesdicha discrepancia no tiene sen-

tido. El mundo en general está lleno de experiencias transfor-madoras y de agentes que no han sido educados en la izquier-da occidental. Además, el conocimiento científico, que en loslibros de la izquierda occidental ha tenido siempre una priori-dad absoluta, en el espacio abierto del FSM es una forma deconocimiento entre otras muchas. Es más importante paraciertos movimientos y causas que para otros, y en muchasocasiones se recurre a él articulándolo con otros conocimien-tos: laico, popular, urbano, campesino, indígena, femenino,religioso.

De este modo, el FSM planteó una nueva cuestión episte-mológica: si las prácticas sociales y los agentes colectivosrecurren a diferentes tipos de conocimiento, una evaluaciónadecuada de su valor para la emancipación social se funda-menta en una epistemología que, contrariamente a las epis-temologías hegemónicas en Occidente, no concede una su-premacía a priori al conocimiento científico (producido sobretodo en el Norte), permitiendo de este modo una relación másjusta entre diferentes tipos de conocimiento. En otras pala-bras, no hay una justicia social global sin una justicia cogniti-va global. En consecuencia, para capturar la inmensa variedad

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LA derecha ha basado su gobierno,desde la década de los ochenta,

no tanto en el consenso de las víctimas cuanto en

su resignación.

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de prácticas y discursos críticos, y para valorizar y maximizarsu potencial transformador, se necesita una reconstrucciónepistemológica. Esto significa que no necesitamos tanto al-ternativas cuanto una forma alternativa de pensar las alter-nativas.

Dicha reconstrucción epistemológica tiene que empezarcon la idea de que el pensamiento hegemónico de izquierda yla tradición crítica hegemónica, además de ser nortecéntricas,son colonialistas, imperialistas, racistas y sexistas. Para supe-rar esta condición epistemológica, y por consiguiente paradescolonizar el pensamiento y la práctica de izquierda, es im-perativo dirigirse al Sur y aprender del Sur, pero no del Surimperial (que reproduce en el Sur la lógica del Norte como sifuera universal), sino más bien del Sur anti-imperial (la metá-fora del sufrimiento humano sistemático e injusto causadopor el capitalismo global y por la resistencia contra el mismo).Dicha epistemología en absoluto sugiere que el pensamientocrítico y la política de izquierdas nortecéntricas tengan que serdescartadas y arrojadas al cubo de la basura de la historia. Supasado es en muchos sentidos un pa-sado honorable y ha contribuido sig-nificativamente a la liberación delSur global. Lo que es más bien im-perativo es empezar un diálogo inter-cultural y una traducción entre di-ferentes prácticas y conocimientoscríticos: surcéntrica y nortecéntrica,popular y científica, religiosa y secu-lar, femenina y masculina, urbana yrural, etc., etc. A esta traducción intercultural yo la llamo laecología de los conocimientos (Santos 2004, 2006a, 2007).

El segundo impacto del FSM en la relación entre la teoría yla práctica, y probablemente más decisivo para su éxito, es laforma en que ha valorado la diversidad de filosofías, discursos,estilos de acción y objetivos políticos presentes en sus reunio-nes. Dos aspectos tienen que ser puestos de relieve en estesentido. Por un lado, el FSM ha evitado hasta ahora el peligrode reducir su carácter abierto por mor de la eficacia o de lacoherencia política. Como explico más abajo, hay un intensodebate en el interior del Foro sobre este tema, pero, en mi opi-nión, la idea de que no hay una teoría general de la transfor-mación social capaz de capturar y de clasificar la inmensadiversidad de ideas y prácticas oposicionales presentes en elFSM ha sido una de las decisiones más innovadoras y produc-tivas. Por otro lado, esta inclusividad potencialmente incondi-cional ha contribuido a crear una nueva cultura política que,como he mencionado más arriba, privilegia las comunalida-des en detrimento de las diferencias, y fomenta la acción

común incluso en presencia de diferencias ideológicas pro-fundas una vez que los objetivos, por muy limitados que seanen su alcance, son claros y han sido adoptados por consenso.

En las antípodas de la idea de una teoría general omnicom-prensiva o de una línea correcta dictada desde arriba, las coa-liciones y articulaciones hechas posibles entre los movimien-tos sociales son generadas de abajo a arriba, tienden a serpragmáticas y duran mientras se considera que promuevenlos objetivos de cada movimiento. En otras palabras, mientrasque en la tradición de la izquierda convencional, particular-mente en el Norte global, politizar un tema era equivalente apolarizarlo, lo que a menudo llevaba al faccionalismo, en elFSM parece estar emergiendo otra cultura política en la que lapolitización va de la mano con la despolarización, con la bús-queda de un terreno común y de unos límites consensuadosrespecto de la pureza ideológica y de la confusión ideológica.En mi opinión, la posibilidad de una acción colectiva globalreside en el desarrollo de esta cultura política (me extenderémás sobre este punto más abajo).

La autorreflexividad compulsiva yla tarea inacabada del FSM

Desde sus comienzos, el Foro So-cial Mundial ha sido objeto de unintenso debate, tanto desde dentro,entre sus participantes, como desdefuera, principalmente entre miem-bros de la izquierda convencional,

que desde el nacimiento del Foro lo han mirado con suspica-cia. Los temas de debate son numerosos: la naturaleza políti-ca del FSM; su relación con las luchas nacionales histórica-mente llevadas a cabo por la izquierda; objetivos explícitos eimplícitos; composición ideológica; democracia interna; lími-tes de su carácter global; base sociológica a la luz del perfil desus participantes; exclusiones; dependencia financiera; trans-parencia de las decisiones por parte de órganos que aparente-mente no tienen poder de decisión; relaciones entre ONG ymovimientos sociales; autonomía política y organizativa res-pecto a determinados estados y partidos de izquierdas; repre-sentatividad; eficacia a la hora de cambiar las estructuras depoder del mundo; el papel de los intelectuales; etc., etc. Du-rante este tiempo, los debates y las evaluaciones a que handado lugar han llevado a importantes cambios organizativos.He dicho en otra parte que, contrariamente a la opinión de suscríticos, el FSM ha demostrado tener una notable capacidadpara reformarse a sí mismo (2006a). Las cuestiones organiza-tivas y de representación han sido el principal campo en el

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A mi modo de ver, la lucha por otro mundo posible estará hecha

de una rica e internamente diversificada constelación de luchas.

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que dicha capacidad se hapuesto en juego. En mi opi-nión, las limitaciones de laauto-reforma no han esta-do tanto en el propio FSMcomo en las condiciones es-tructurales globales y na-cionales en las que se desa-rrolla.

Los debates explotarondespués del FSM 2005 y fue-ron una presencia conspi-cua en el FSM 2007, en Nai-robi. A partir del 2005, losdebates empezaron a cen-trarse en el futuro del FSM.Pueden identificarse dosdebates diferentes. Uno deellos se centra en los profun-dos cambios que el FSM de-berá llevar a cabo para estara la altura de las energíastransformadoras que ha de-sencadenado. ¿De un espa-cio abierto a un movimiento de movimientos? ¿De foro de dis-cusión a acción colectiva? ¿Partido político global? ¿Profundoscambios en la Carta de Principios que permitan tomar postu-ra sobre los principales problemas globales, como la invasiónde Iraq, la reforma de las Naciones Unidas o el conflicto pales-tino-israelí? ¿Del consenso a la votación? El otro debate secentra en si el FSM tiene algún futuro, en si ha agotado supotencial, si tiene que darse por concluido dejando el campoabierto para otros tipos de agregación global de resistencia yalternativa. Este segundo debate adquirió una notoriedad par-ticular con un reciente artículo de Walden Bello en el que sepregunta (2007):

Habiendo llevado a cabo su función históricade agregar y vincular entre sí los diversos con-tramovimientos generados por el capitalismoglobal, ¿ha llegado acaso el momento de que elFSM líe los bártulos y dé paso a nuevos modosde organización global de resistencia y transfor-mación?

Antes de intentar responder a esta pregunta, me gustaríaresponder a otra relativa a la sociología del debate: ¿por qué hasido tan intenso el debate y por qué cuanto más radicalmente

se ha cuestionado al FSM menos consecuencias ha tenidopara el desarrollo del proceso del FSM? Habiendo seguidomuy de cerca desde el principio la evolución del Foro, he lle-gado a tres conclusiones.

Primero, el debate ha sido muy intenso desde la primeraedición del FSM y los temas discutidos pertenecen a dos cate-gorías distintas. Por un lado están los temas que expresan laresistencia a reconocer la novedad que representa el FSM res-pecto a las tradiciones de la izquierda convencional. Son lostemas de la eficacia, la composición ideológica, los objetivospolíticos, etc. Por otro lado están los temas que, aún recono-ciendo la novedad del FSM, cuestionan determinados aspec-tos o características que pueden poner en entredicho estanovedad. Son los temas del alcance global y de la representa-tividad, de la democracia interna y de la transparencia, de lasrelaciones con los estados y las agencias de financiación. Enmi opinión, en ambas instancias la intensidad de los debatesconfirma la novedad del FSM en el paisaje global de la políti-ca de izquierdas. Por un lado, dada esta novedad, ha sido difí-cil trazar el mapa del FSM dentro de este paisaje, y cualquierdesajuste se convierte en un déficit en el que el peso de laprueba recae sobre el Foro. Por otro lado, la novedad exige uncambio radical respecto a las experiencias pasadas: la frustra-ción causada por el pasado es tal que cualquier “impureza” o

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Foto Daniel Spillere. Brasil

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rendimiento por debajo de lo esperado se convierte fácilmen-te en una sospechosa venganza del pasado, en una señal deque dicho cambio no ha sido lo suficientemente radical. Enambos casos, es la novedad la que moviliza la crítica y en cier-to sentido la confirma. Nuestra época, tanto en la derechacomo en la izquierda, está tan impregnada de la ideologíaneoliberal del NHA (No Hay Alternativa) que cualquier nove-dad institucional y política parece verse condenada a la auto-rreflexividad impulsiva.

Mi segunda conclusión es que las críticas que empezaron apartir de la premisa de la novedad del Foro llevaron por logeneral a cambios e innovaciones cuyo objetivo era corregirlas deficiencias admitidas. Las reuniones del Consejo Inter-nacional de los últimos tres años constituyen una prueba losuficientemente abundante de ello. De hecho, no se me ocu-rre ninguna otra organización de la izquierda en la que lacapacidad de autorreforma haya sido tan consistente.

Mi tercera conclusión es que los debates más radicales,aquellos que exigen una transformación radical del FSM o suextinción, tienen muy pocas consecuencias y raramenteabandonan los lugares en los que tienen lugar para convertir-se en temas de conversación entre los activistas que se han idouniendo al proceso del FSM. Experimenté esto especialmenteen Nairobi, en enero de 2007, la reunión en la que más mesasredondas se organizaron para discutir el futuro del Foro. Sibien en estas mesas redondas tuvieron lugar discusiones muyvehementes, fuera, los campesinos de Tanzania y de Ugandase reunían por vez primera con sus camaradas de Kenya bajo

los auspicios de Vía Campesina y cele-braban el “sorprendente” hecho de quetodos ellos compartían los mismos pro-blemas causados por los mismos fac-tores; mujeres de todo el mundo semostraban muy activas preparando elsegundo borrador del Manifiesto sobrelos derechos reproductivos y sexuales,tratando de superar las dificultades deúltima hora derivadas de las diferenciasexistentes en la conciencia y la culturafeminista de varios continentes, en estaocasión centradas particularmente en la‘sensibilidad’ de las feministas africa-nas; habitantes de diferentes ciudadesdel planeta estaban planeando accionescolectivas contra los desahucios forzo-sos y la privatización del suministro deagua; líderes comunitarios de diversaspartes de África estaban organizando la

Africa Water Network y, junto con varias ONG y movimientosy organizaciones en pro de la salud y los derechos humanos detodo el mundo, estaban planeando la más exhaustiva campa-ña contra el SIDA/VIH.

Hay algo en la estructura y en la práctica del FSM que lohace inmune al cuestionamiento radical. O mejor aún, el Forono es una entidad en la que la capacidad para el cuestiona-miento radical tenga consecuencias reales. El espacio abiertoy el proceso puesto en marcha por el FSM tienden a despola-rizar las diferencias, a reformarse a sí mismo a la luz de las crí-ticas constructivas y a ignorar aquellas que se identificancomo potencialmente destructivas. Esta resistencia es, en miopinión, una señal de que el FSM todavía no ha llevado a cabosu “tarea histórica”, todavía no ha agotado su potencial.

Esta conclusión me lleva al artículo de Walden Bello “El Foroen la encrucijada”.6 Tras reconocer todos los logros del FSM,muy en consonancia con los análisis que yo he hecho másarriba, Bello afirma, sin embargo, que una de las críticas encontra del Foro se ha vuelto especialmente relevante: “se tratade la acusación de que el FSM como institución no está sufi-cientemente anclado en las luchas políticas globales reales yse está convirtiendo en un festival anual con un impacto sociallimitado”. Está de acuerdo con aquellos para quienes la con-cepción liberal del “espacio abierto” defendida por muchos delos fundadores del FSM –es decir, la idea de que el Foro nopuede respaldar ninguna postura política o lucha particular,aunque los grupos que lo constituyen sí tienen libertad parahacerlo–, ha creado la ilusión de que el FSM puede estar au

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dessus de la mêlée, convirtiéndose en una especie de foro neu-tral en el que las discusiones estarán cada vez más aisladas dela acción, consumiendo “la energía de las redes de la sociedadcivil [que] deriva de su implicación en las luchas políticas”.Esta crítica ha sido dirigida al FSM desde el momento mismode su constitución, y yo mismo la he suscrito (Santos, 2006b).Pero mientras yo veo en ella solamente otra oportunidad deautorreforma, Bello considera que dicta la sentencia de muer-te del Foro. El argumento central es que el FSM correspondíaa una fase de la lucha anticapitalista que ya ha concluido. Sutarea histórica consistía en reunir los viejos y los nuevos movi-mientos y llevarlos a “comprender que se necesitaban unos aotros en la lucha contra el capitalismo global, y que la fuerzadel movimiento global en ciernes estaba en una estrategia deramificación descentralizada que sefundamentaba no en la creenciadoctrinal de que una clase estabadestinada a dirigir la lucha, sino enla realidad de la común marginali-zación de prácticamente todas lasclases, estratos y grupos subordina-dos bajo el reinado del capital glo-bal”. Esto se ha llevado finalmente acabo y efectivamente el Foro se haquedado rezagado respecto a otrasluchas más avanzadas.

Implícita en el argumento está laidea de que la continuación del FSM puede incluso convertir-se en un obstáculo para estas luchas. El ejemplo que poneBello de estas luchas es Hugo Chávez y la revolución boliva-riana. De acuerdo con él, el policéntrico FSM de 2006 en Ca-racas fue tan “vigorizante y estimulante” porque “insertó aunos 50.000 delegados en el centro de la tormenta de una lu-cha en curso contra el imperio, en la que se mezclaron con losmilitantes venezolanos, en su mayoría pobres, enzarzados enun proceso de transformación social, mientras observabancómo otros venezolanos, mayormente de la élite y las clasesmedias, erigían una enconada oposición”. En consecuencia,“Caracas fue una estimulante prueba de realidad”, es decir,mostró que “el Foro está en una encrucijada”. Para hacer esteargumento todavía más explícito, Bello afirma que “HugoChávez captó la esencia de la coyuntura cuando advirtió a losdelegados en enero de 2006 del peligro de que el FSM se con-virtiera simplemente en un foro de ideas sin una agenda parala acción. Dijo a los participantes que no tenían otra elecciónque plantearse la cuestión del poder. “Necesitamos una estra-tegia de ‘contrapoder’. Nosotros, los movimientos sociales ypolíticos hemos de ser capaces de ocupar espacios de poder a

nivel local, nacional y regional”. Para Bello, el logro históricodel FSM reside en el hecho de haber creado las condicionespara que estas luchas tengan ahora más probabilidades detriunfar

Desarrollar una estrategia de contrapoder ode contrahegemonía no significa necesariamen-te recaer en los viejos modos de organizaciónjerárquicos y centralizados propios de la viejaizquierda. De hecho, como mejor puede poten-ciarse dicha estrategia es mediante la intercone-xión en red horizontal y a múltiples niveles quelos movimientos y organizaciones representadosen el FSM han puesto de manifiesto con sus

luchas particulares. Arti-cular estas luchas en ac-ción significará forjar unaestrategia común que ex-traerá su fuerza de la di-versidad.

Estoy completamente de acuer-do con Bello en que América La-tina está hoy a la vanguardia de lalucha contra el imperialismo yque Hugo Chávez representa elmomento más avanzado de dicha

lucha, que también está en marcha en Bolivia y Ecuador. Ade-más, creo que el FSM, emergiendo en América Latina, ha con-tribuido en gran manera a ello. Sin embargo, todavía hay dospreguntas que deben plantearse. Primero, ¿interfiere negati-vamente la continuación del FSM en los futuros resultados deestas luchas? Segundo, ¿son las transformaciones en la políti-ca de izquierdas llevadas a cabo por el FSM realmente tan ex-tensas y, si lo son, son también sostenibles?

Respecto a la primera cuestión, pienso que el FSM nunca haafirmado que la corrección de los errores del pasado implica-se la aceptación de una única alternativa. De hecho, la ideanuclear subyacente en el FSM es la celebración de la diversi-dad de las luchas contra la exclusión y la opresión con el obje-tivo de extraer de esta celebración energía y fuerza adicionalespara las luchas existentes y creatividad adicional para desarro-llar otras nuevas. Suponer que el FSM puede llegar a ser perju-dicial para el éxito de las luchas más avanzadas presupone,primero, que hay un solo e inequívoco criterio para establecerqué es más y qué es menos avanzado, y, segundo, que la coe-xistencia de luchas de diferentes tipos, escalas y grados deavance es perjudicial para el objetivo global de construir otro

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El otro debate se centra en si el FSMtiene algún futuro, en si ha agotado su potencial, si tiene que darse por

concluido dejando el campo abierto para otros tipos de agregación

global de resistencia y alternativa.

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mundo posible. En mi opinión, ninguno de estos supuestos escorroborado por la realidad. Las dudas relativas a la adopciónde este simple criterio, y la frustración con el registro históricode algunos de los candidatos a este estatus privilegiado, seencuentran en el centro del éxito del FSM. Además, inclusoasumiendo que un acuerdo general sea posible en el seno dela izquierda global acerca de lo que es más o menos avanzado,es muy difícil pensar que sea posible progresar a la mismavelocidad en las diferentes luchas contra los diferentes tiposde opresión en las diferentes partes del mundo. Al contrario, eldesarrollo desigual y combinado de las diferentes luchas anti-capitalistas –probablemente más evidente ahora gracias alFSM– reflejará siempre el desarrollo desigual y combinado delcapitalismo global. Para decirlo con las palabras de Whitakeren su respuesta a Bello, las encrucijadas del FSM son de hechodos caminos paralelos que pueden coexistir como fuentes deinspiración mutuas. Incluso asumiendo que el FSM ha sidodesbordado por otras concepciones y prácticas de resistenciay alternativa, es importante que el FSM continúe proporcio-nando un sostén a las luchas que todavía lo necesitan, y tam-bién que reduzca el impacto y la frustración causadas por laeventual derrota de las luchas más avanzadas.

En una reciente evaluación del Foro Social norteamericano,y a pesar de argumentarque dicho Foro ha “demos-trado la exactitud de los ar-gumentos tanto de Bellocomo de Whitaker, afir-mando la importancia decontinuar el proceso delForo Social pero sobre unabase política mucho másinnovadora y decisiva”, Pon-niah admite que, en últimainstancia, la riqueza de laidea del FSM como espacio abierto recibió una robusta con-firmación en el Foro Norteamericano. Según él (2007),

El Foro Social Norteamericano ha creado un espacioabierto que ha permitido la convergencia de los diferen-tes movimientos populares de los Estados Unidos. Porvez primera, diversos activistas de todo el país pudieronrelacionarse colectivamente de una forma horizontal,no jerárquica, que hizo hincapié en la comprensiónmutua. La infraestructura de Espacio Abierto hizo posi-ble el encuentro de una gran variedad de movimientos.Si el espacio hubiese estado dominado por una ideolo-gía, por ejemplo el socialismo, o si hubiese estado domi-

nado por una estrategia, por ejemplo, el estatalismo, se-guramente no hubiera atraído a tantos movimientos...El Espacio Abierto permitió a los activistas dejar de cen-trarse en las diferencias entre movimientos sociales yhacerlo en cambio en los objetivos comunes.

Incluso si pensáramos que fue la debilidad o el atraso de laizquierda norteamericana, combinados con su multiculturali-dad, lo que hizo que el formato del FSM encajase tan bien enel Foro Norteamericano, esto no haría sino confirmar la conti-nua utilidad del FSM. Particularmente si consideramos lo cru-cial que es reforzar a la izquierda norteamericana para acabarcon el imperialismo norteamericano.

Para responder la segunda pregunta necesitamos hacer unaevaluación del impacto del FSM. A ello dedico la siguiente sec-ción de este artículo.

El Foro Social Mundial y la izquierda globalDado lo corto que fue el periodo de maduración del FSM, la

indagación sobre su contribución a la transformación de lateoría crítica y la izquierda global no puede dejar de ser algoespeculativa. Es posible, no obstante, identificar algunos de

los problemas de la izquier-da puestos de relieve por elFSM, así como algunas delas soluciones hechas po-sibles o más creíbles a laluz de su experiencia. Porsu propia naturaleza, elFSM no tiene una líneaoficial sobre su propio im-pacto en el futuro de la iz-quierda, y sospecho quemuchos de los movimien-

tos y organizaciones que forman parte del mismo no estánpreocupados por ello. Lo que apunto aquí es una reflexiónpersonal basada en mi propia experiencia del FSM.

En mi opinión, las características más destacadas de la con-tribución del FSM son las siguientes, sin que ello impliqueningún criterio de prioridad: el paso de un movimiento políti-co a una política inter-movimientos, es decir, a una políticabasada en la idea de que ningún movimiento social en solita-rio puede tener éxito en la realización de sus objetivos sin lacooperación de otros movimientos; una concepción ampliadel poder y la opresión; una política reticular basada en lasrelaciones horizontales y en la combinación de autonomía yagregación; naturaleza intercultural de la izquierda y del con-

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ESTOY completamente de acuerdo con Bello en que América Latina está hoy a la

vanguardia de la lucha contra elimperialismo y que Hugo Chávez representa el

momento más avanzado de dicha lucha.

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cepto mismo de lo que es consideradocomo ‘la izquierda’, así como, de acuer-do con ello, la idea de una justicia cog-nitiva que funciona como un impor-tante criterio político; una nueva cul-tura política que gira en torno de la di-versidad; diferentes concepciones dela democracia (demodiversidad) y suevaluación respecto a criterios trans-nacionales y transculturales de demo-cracia radical concebida como latransformación de unas relaciones depoder desiguales en unas relaciones deautoridad compartida en todos loscampos de la vida social; una luchacombinada por el principio de igual-dad y por el principio del reconoci-miento de la diferencia; privilegiar larebelión, el no conformismo y la insur-gencia frente a la reforma y a la re-volución; un esfuerzo sostenido parano convertir a los militantes en funcionarios; una combina-ción pragmática de agendas a corto y largo plazo; articulaciónentre las diferentes escalas de la lucha, local, nacional y global,junto con una conciencia intensificada de la necesidad deconfrontar el capitalismo global con un anticapitalismo glo-bal; un poner el foco sobre la transversalidad tanto en cuantoa temas como en cuanto a procesos; una concepción ampliade los medios de lucha con la coexistencia de la acción legal yla ilegal (excluyendo la violencia ilegal contra las personas), dela acción directa y la institucional, de la acción dentro y fueradel estado capitalista; una concepción pragmática de las dife-rencias y de los objetivos comunes, con un mayor énfasis enestos últimos; rechazo de las líneas correctas, las teorías gene-rales y los mandos centralizados a favor de los acuerdos sobrelas agregaciones y las pluralidades despolarizadas.

La última contribución es probablemente la más decisiva ynecesita una mayor elaboración.7 Pero antes de ello, y asu-miendo que estas diferentes contribuciones a la reinvenciónde la izquierda en el siglo XXI son importantes, debemos dar-nos cuenta de que el final del FSM estará plenamente justifi-cado si y cuando estas contribuciones hayan sido completa-mente interiorizadas por la izquierda en todo el mundo, y par-ticularmente por la izquierda involucrada en las luchas másavanzadas. Si esto es aceptado como criterio para decidir si elFSM tiene un futuro o no, creo que no puede afirmarse razo-nablemente que la tarea histórica del FSM habrá sido comple-tada. Sería incluso excesivamente optimista pensar que las

transformaciones habidas en la izquierda bajo el impacto delFSM han sido muy extensas y que están totalmente presentesen las luchas más avanzadas. Y mucho menos puede argu-mentarse que las contribuciones interiorizadas hasta ahorahan sido interiorizadas de un modo sostenible. Al contrario,creo que, a la luz de este criterio, la tarea del FSM está lejos dehaber sido completada.

Además, creo que la contribución del FSM (con todos loscambios que podrían mejorar su actuación) será todavía máscrucial en los años venideros. Principalmente por dos razones.Primero, en los últimos años la globalización está asumiendola forma de una regionalización. En las Américas, en África, enAsia y por supuesto en Europa, están emergiendo nuevos tiposde pactos regionales y, en algunos casos, están asumiendo laforma de un nuevo tipo de nacionalismo que yo califico de na-cionalismo transnacional. Al igual que la globalización, la re-gionalización puede ser hegemónica o contrahegemónica.Pero en ambos casos, y por diferentes razones, ello puede con-tribuir a aislar a los movimientos y organizaciones progresis-tas de una región de los de otras regiones. Puede aducirse quela otra cara de este aislamiento recíproco será el fortaleci-miento de la construcción de coaliciones dentro de una mis-ma región, que probablemente contribuirá al surgimiento deluchas más avanzadas a nivel regional. Creo, sin embargo, queen la medida en que el capitalismo siga siendo global en sualcance, el regionalismo será en última instancia instrumentalpara profundizar su naturaleza global. En ese caso, sería

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desastroso para la construcción de este otro mundo que es po-sible que las posibilidades de establecer unos lazos transregio-nales y una acción colectiva –como los que ofrece el FSM– sevieran reducidos. Segundo, sospecho que estamos abocados aunos tiempos aún más difíciles. La ideología securitaria y beli-cista que se está apoderando tanto de la política interior comode la internacional va a hacer que cada vez sea más difícil quelos activistas se organicen, y aún más que puedan cruzar lasfronteras. La criminalización de la protesta social ya está enmarcha. La vocación global del FSM será aún más necesariacuando se vuelva decisivo hacer visible y denunciar las limita-ciones impuestas a las organizaciones y a las movilizacionesque tratan de implementar su acción a una escala global.

La sostenibilidad del impacto del FSM en la política de laizquierda global es una cuestión abierta que depende de lasformas en que el FSM se reformará y se reinventará a símismo, a medida que vayan surgiendo nuevas circunstanciasy nuevos retos. Me gustaría concluir este artículo llamando laatención hacia la más valiosa contribución del FSM, la quemás inequívocamente exige la dinámica continuación delFSM.

La izquierda del siglo XXI: pluralidades despolarizadas y tra-ducción intercultural

Una de las más remotas fuentes de la fantasmagórica rela-

ción existente entre teoría yacción que, como hemos señala-do más arriba, ha llegado a hacer-se extrema durante las últimasdécadas, ha sido, a mi modo dever, el virulento extremismo teóri-co que ha dominado a la izquier-da convencional a lo largo de todoel siglo XX. Como resultado deello, la política de izquierdas fueperdiendo gradualmente contac-to con las aspiraciones y opcionesprácticas de los activistas com-prometidos en la acción políticaconcreta. Entre la acción políticaconcreta y el extremismo teóricose formó un vacío, una terranullius en la que se reunió unadifusa voluntad de unir fuerzas encontra de la avalancha del neoli-beralismo y de admitir que ellosería posible sin tener que resol-ver todos los debates políticos

pendientes. La urgencia de la acción se volvió en contra de lapureza de la teoría, como si dijéramos. El FSM es el resultadode este Zeitgeist de la izquierda, o más bien de las izquierdas,a finales del siglo XX y principios del XXI.

En este contexto, el pragmatismo combinado con la recon-ceptualización de la diversidad como una fuerza más quecomo un handicap se convirtió en una fuente tremenda deenergía y creatividad política. El FSM mostró elocuentementeque ninguna totalidad puede contener la inagotable diversi-dad de las teorías y prácticas de la izquierda mundial actual.En consecuencia, la diversidad, más que un obstáculo para launidad, se ha convertido en una condición para la unidad. A lavista del enorme peso del pasado, esta no es una tarea fácil yexige una vigilancia y un refuerzo continuos. Se basará en dospilares: las pluralidades despolarizadas y la traducción inter-cultural. Dada su novedad y contrafactualidad ambas puedenser fácilmente pervertidas y convertidas en sus opuestos, nue-vas polarizaciones y nuevas imposiciones monoculturales.Aunque el FSM no es ninguna garantía de que esto no vaya aocurrir, sin él o sin alguna otra entidad con un perfil similaresto es exactamente lo que más probablemente podría ocu-rrir.

Pluralidades despolarizadasComo ya he mencionado más arriba, el FSM ha creado un

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entorno político en el que la politización puede darse por me-dio de la despolarización. Esto es particularmente decisivo enel caso de la acción colectiva global o transnacional, es decir,la acción que trasciende las fronteras y culturas nacionales.Consiste en dar prioridad a la construcción de coaliciones yarticulaciones para las prácticas colectivas concretas, y en dis-cutir las diferencias teóricas exclusivamente en el ámbito dedicha construcción. El objetivo es convertir el reconocimientode diferencias en un factor de agregación e inclusión privandoa las diferencias de la conspicua capacidad de frustrar las ac-ciones colectivas. En otras palabras, se trata de crear contextospara el debate en los que el impulso para la unión y la simila-ridad puedan tener al menos la misma intensidad que el im-pulso para la separación y la diferencia. Las acciones colecti-vas gobernadas por las pluralidades despolarizadas fomentanuna nueva concepción de ‘unidad en la acción’ en la medidaen que la unidad deja de ser la expresión de una voluntadmonolítica para convertirse en el punto de encuentro más omenos vasto y duradero de unapluralidad de voluntades. Equi-vale a un nuevo paradigma deacción transformadora y progre-siva.

La construcción de pluralidadesdespolarizadas solamente puedetener lugar en el proceso de deci-dir acerca de las acciones colecti-vas concretas. La prioridad confe-rida a la participación en accionescolectivas, mediante la articula-ción o la coalición, tiene una pri-mera consecuencia que es muy valiosa a la luz de la herenciafaccionalista de la izquierda: permite la suspensión de la cues-tión del sujeto político en abstracto. En este sentido, si sola-mente hay acciones concretas en marcha, solamente hay suje-tos concretos en marcha también. La presencia de sujetosconcretos no anula la cuestión del sujeto abstracto, sea este laclase obrera, el partido, el pueblo, la humanidad o la gente dela calle, pero impide que esta cuestión interfiera de un mododecisivo en la concepción o el despliegue de la acción colecti-va. Efectivamente, esta última nunca puede ser el resultado deunos sujetos abstractos. A la luz de mi reconstrucción de lacontribución del FSM a la izquierda del siglo XX, dar priori-dad a la participación en acciones colectivas concretas signifi-ca lo siguiente:

1. Las disputas teóricas tienen que tener lugar en el contex-to de las acciones colectivas concretas.

2. Cada movimiento participante, organización, campaña,

etc., deja de reclamar que las únicas acciones colectivas co-rrectas o importantes son exclusivamente las concebidas uorganizadas por ellos mismos. En un contexto en el que losmecanismos de explotación, exclusión y opresión se multipli-can y se intensifican, es particularmente importante no des-perdiciar ninguna experiencia social de resistencia por partede los explotados, excluidos u oprimidos, y de sus aliados.

3. Cuando un sujeto colectivo determinado tiene que poneren cuestión su participación en una acción colectiva, su reti-rada deberá producirse de modo que debilite lo menos posi-ble la posición de los sujetos todavía involucrados en laacción.

4. Dado que la resistencia nunca se produce en abstracto,las acciones colectivas transformadoras empiezan dándosesobre el terreno y en función de los conflictos establecidos porlos opresores. El éxito de las acciones colectivas se mide por suhabilidad para cambiar el terreno y los términos del conflictodurante la lucha. Esto es, por la transformación concreta de

las relaciones de poder desigualesen unas relaciones de autoridadcompartidas en el campo socialespecífico en el que la acción colec-tiva tiene lugar. El éxito, a su vez, esel único baremo creíble de la co-rrección de las posturas teóricasadoptadas.

5. Hay tres dimensiones impor-tantes en la construcción de plura-lidades despolarizadas en el inte-rior de las acciones transforma-doras colectivas: la despolarización

mediante la intensificación de la comunicación y la inteligibi-lidad mutua; la despolarización mediante la búsqueda de for-mas organizativas inclusivas; y la despolarización mediante laconcentración en las cuestiones productivas.

A mi modo de ver, la lucha por otro mundo posible estaráhecha de una rica e internamente diversificada constelaciónde luchas. En la medida en que las luchas colectivas globalesformarán parte de esta constelación, las pluralidades despola-rizadas serán una condición de posibilidad necesaria dedichas luchas.

Traducción interculturalLa otra gran contribución del FSM a la reinvención de la iz-

quierda global en el siglo XXI es efectivamente una promesa,la creación de una necesidad que hasta ahora no ha sido satis-fecha. Se refiere a la metodología para maximizar la coheren-cia y la fuerza de las pluralidades despolarizadas. Con el FSM

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LA ceguera de la teoría puede verse en la forma en que los partidos de la

izquierda convencional y los intelectuales a su servicio se

han negado tozudamente a prestar atención al FSM o han minimizado

su significado.

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quedó claro que la izquierda global es multicultural. Esto sig-nifica que las diferencias que dividen a la izquierda escapan alos términos políticos que las formularon en el pasado.Subyacentes a algunas de ellas son las diferencias culturalesque una izquierda emergente global no puede sino reconocer,ya que no tendría sentido luchar por el reconocimiento y elrespeto de las diferencias culturales “en el exterior”, en lasociedad, y no reconocerlas o respetarlas “en casa”, en el inte-rior de las organizaciones y movimientos. Se ha creado así uncontexto para actuar bajo el supuesto de que las diferenciasno pueden eliminarse por medio de resoluciones políticas. Esmejor vivir con ellas y convertirlas en un factor de fortaleza yenriquecimiento colectivo.

Como ya he mencionado más arriba, la teoría política de lamodernidad occidental, tanto en su versión marxista como ensu versión liberal, construyó la diversidad como un obstáculoa la unidad, y construyó la unidad de acción desde la unidaddel agente. De acuerdo con ello, la coherencia y el significadodel cambio social estuvieron siempre basados en la capacidaddel agente de cambio privilegia-do, ya fuera la burguesía o las cla-ses obreras, para representar latotalidad de la que derivaban lacoherencia y el significado. Deesta capacidad de representaciónderivaban tanto la necesidadcomo la operatividad de una teo-ría general del cambio social.

La utopía y la epistemologíasubyacentes al FSM lo colocan enlas antípodas de dicha teoría.Como ya he dicho, la extraordina-ria energía de atracción y agregación manifestada por el FSMreside precisamente en su rechazo de la idea de una teoríageneral. La diversidad que encuentra refugio en ella está libredel temor de ser canibalizada por los falsos universalismos olas falsas estrategias únicas propuestas por toda teoría gene-ral. El FSM avala la idea de que el mundo es una totalidadinagotable, por cuanto contiene muchas totalidades, todasellas parciales. Por lo tanto, no tiene sentido intentar captar elmundo mediante una sola teoría general, porque dicha teoríasiempre presupondrá la monocultura de una totalidad dada yla homogeneidad de sus partes. El tiempo en que vivimos,cuyo pasado reciente estuvo dominado por la idea de una teo-ría general, es tal vez un tiempo de transición que puede defi-nirse del siguiente modo: no tenemos necesidad de una teoríageneral, pero todavía necesitamos una teoría general de laimposibilidad de una teoría general. En otras palabras, necesi-

tamos un universalismo negativo: un acuerdo general sobre elhecho de que ningún individuo, ninguna teoría individual,ninguna práctica singular tiene la receta infalible para conce-bir otro mundo posible y para hacerlo realidad.

En mi opinión, la alternativa a una teoría general es la obrade la traducción. La traducción es el procedimiento que haceposible la inteligibilidad mutua entre las experiencias delmundo sin poner en peligro su identidad y autonomía; enotras palabras, sin reducirlas a entidades homogéneas.

El FSM es el testigo de la amplia multiplicidad y variedad deprácticas sociales contrahegemónicas que tienen lugar entodo el mundo. Su fuerza deriva de haber correspondido odado expresión a la aspiración de agregación y articulación dediferentes movimientos sociales y ONG, una aspiración quehasta entonces había sido solamente latente. Los movimien-tos y ONG se constituyen en torno a un número de objetivosmás o menos limitados, crean sus propias formas y estilos deresistencia, y se especializan en ciertas clases de prácticas ydiscursos que los distinguen de los demás. Su identidad se

crea por tanto sobre la base de loque los separa a ellos de losdemás. El movimiento feministase ve a sí mismo como algo muydistinto del movimiento obrero, yviceversa; ambos se distinguen así mismos del movimiento indige-nista o del movimiento ecologista,etcétera. Todas estas distincionesy separaciones se han traducidoactualmente en diferencias muyprácticas, si no a veces en contra-dicciones que contribuyen a frag-

mentar el movimiento y a alimentar rivalidades y faccionalis-mos. De ahí derivan la fragmentación y la atomización queson la cara oculta de la diversidad y la multiplicidad.

Recientemente esta cara oculta ha sido inequívocamentereconocida por los movimientos y las ONG. La verdad es, sinembargo, que ninguno de ellos individualmente ha tenido lacapacidad o la credibilidad para hacerle frente, porque, deintentarlo, correría el riesgo de convertirse en una víctima dela situación que estaría tratando de remediar. De ahí elextraordinario paso dado por el FSM. Tiene que admitirse, sinembargo, que la agregación/articulación hecha posible por elFSM es de baja intensidad. Los objetivos son limitados, amenudo están circunscritos al conocimiento mutuo o, comomucho, a reconocer las diferencias y a hacerlas más explícitasy mejor conocidas. En estas circunstancias, la acción conjun-ta no puede ser sino limitada.8

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LA ceguera de la práctica está obviamente presente en el desprecio que manifiestan la gran mayoría de

activistas del FSM por la rica tradiciónteórica de la izquierda y por el

desprecio militante por su posible renovación.

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El desafío al que la globalización con-trahegemónica tiene que hacer frenteactualmente puede formularse delsiguiente modo. Las formas de agrega-ción y articulación que ha hecho posi-bles el FSM eran suficientes para alcan-zar los objetivos de la fase que puedeestar actualmente llegando a su fin. Laprofundización de los objetivos del Foroen una nueva fase requiere formas deagregación y articulación de una mayorintensidad. Dicho proceso incluye laarticulación de luchas y alternativas, asícomo la potenciación de alternativascada vez más consistentes y de mayoralcance. Estas articulaciones presupo-nen combinaciones entre los diferentesmovimientos sociales y ONG que losobligarán a cuestionar su propia identi-dad y autonomía tal como las han con-cebido hasta ahora. Si el proyecto es elde promover prácticas contrahegemó-nicas que combinen el movimiento eco-logista, el pacifista, el indigenista, elfeminista, el obrero y otros movimientos, y hacerlo de unmodo horizontal y que respete la identidad de cada movi-miento, se requerirá un enorme esfuerzo de reconocimientomutuo, diálogo y debate para llevar a cabo la tarea.

Esta es la única forma de identificar más rigurosamente loque divide y lo que une a los movimientos, para basar las arti-culaciones de las prácticas y conocimientos en lo que los uney no en lo que los divide. Dicha tarea comporta un amplioejercicio de traducción para expandir la inteligibilidad recí-proca sin destruir la identidad de sus socios de traducción. Lacuestión es crear, en cada movimiento u ONG, en cada prácti-ca o estrategia, en cada discurso o conocimiento, una zona decontacto que pueda hacerlos porosos y por tanto permeablesa otras ONG, prácticas, estrategias, discursos y conocimientos.El ejercicio de traducción tiene como objetivo identificar yreforzar lo que es común en la diversidad del impulso contra-hegemónico. Eliminar lo que separa es imposible. El objetivoes hacer que la diferencia-huésped sustituya a la diferencia-fortaleza. Mediante la obra de traducción se celebra la diversi-dad, no como un factor de fragmentación y aislacionismo,sino más bien como una condición para el intercambio y lasolidaridad. La obra de traducción incumbe tanto a los cono-cimientos como a las acciones (objetivos estratégicos, organi-zación, estilos de lucha y acción). Naturalmente, en la prácti-

ca de los movimientos, conocimientos y acciones son insepa-rables. Sin embargo, a efectos de la traducción, es importantedistinguir entre zonas de contacto en las que las interaccionesse centran principalmente en los conocimientos, y zonas decontacto en las que las interacciones se centran principal-mente en las acciones.9

La obra de traducción intercultural e interpolítica acaba deempezar entre algunos de los movimientos que participan enel FSM. La práctica ha mostrado que esta obra es necesaria nosólo para hacer más densa la red de prácticas transformadorasentre los movimientos, sino también en el interior de unmismo movimiento, es decir, entre sus diferentes expresionesnacionales o regionales. En este sentido, el movimiento femi-nista es probablemente el más avanzado. Es imperativo que elFSM conceda en el futuro mayor prioridad a la obra de tra-ducción mutua entre movimientos y dentro de cada uno deellos.

ConclusiónEl Foro Social Mundial es indiscutiblemente el primer gran

movimiento progresivo internacional después de la reacciónneoliberal de principios de la década de los ochenta. Su futu-ro es el futuro de la confianza en una alternativa a la penséeunique [pensamiento único]. Este futuro es completamente

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Page 24: El Foro Social Mundial y la Izquierda Global · 2019-12-03 · superar la crisis degenerativa que ha estado asediando a la iz-quierda durante los últimos cuarenta años. El Foro

desconocido, y solamente puede ser objeto de especulación.Depende tanto de los movimientos y organizaciones que com-

ponen el FSM como de las metamorfosis de la globa-lización neoliberal. El hecho de que esta última,obsesionada por la seguridad, haya ido adquiriendoun componente belicoso, afectará sin duda a la evo-lución del Foro. El futuro del Foro depende en partede la evaluación de la estrategia que ha seguidohasta ahora y de las conclusiones que se extraigan deella, con la mirada puesta en el objetivo de ampliar yprofundizar su eficacia contrahegemónica. Una cosaparece clara: todavía es demasiado pronto para decirque, después del FSM, la izquierda global ya no vol-verá a ser lo mismo. En definitiva, esta es la razón porla que el Foro tiene que continuar■

Boaventura de Sousa Santos alterna su labor docente en Universidad de Coimbra, University of

Wisconsin-Madison y University of Warwick.

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Notas1. Para una mejor comprensión del carácter político y de los objeti-

vos del Foro Social Mundial, véase la Carta de Principios enhttp://www.forumsocialmundial.org.br.

2. Uno de los ejemplos más paradigmáticos es la pobreza –desme-sura conceptual combinada con un positivismo estrecho y exangüe-de las corrientes dominantes de la sociología norteamericana de losmovimientos sociales (McAdam, McCarthy, Zaid, 1996; McAdam,Tarrow, Tilly, 2001).

3. Véase Santos, 1995.4. Por ‘utopía’ entiendo la exploración de nuevos modos de posibi-

lidad humana y estilos de voluntad, y el uso de la imaginación parahacer frente a la aparente inevitabilidad de lo que existe con algo radi-calmente mejor por lo que vale la pena luchar, y para lo que la huma-nidad está completamente capacitada (Santos, 1995: 479).

5. Área de Libre Comercio de las Américas6. Esta ponencia suscitó un intenso debate en el Consejo In-

ternacional del FSM. Véase por ejemplo, Whitaker (2007).7. Véase la siguiente sección.8. Un buen ejemplo fue el primer Foro Social Europeo celebrado en

Florencia en noviembre del 2002. Las diferencias, rivalidades y faccio-nalismos que dividen a los varios movimientos y ONG que lo organi-zaron son bien conocidos y tienen una historia que es imposibleborrar. Esta fue la razón de que, en su respuesta positiva a la peticióndel FSM de organizar un Foro Social Europeo, los movimientos y ONGque asumieron la tarea sintieron la necesidad de afirmar que las dife-rencias existentes entre ellos eran tan profundas como siempre y quese unían solamente con un objetivo muy limitado en mente: organi-zar el Foro y una Marcha por la Paz. El Foro se organizó efectivamen-te de forma que las diferencias quedasen bien explícitas.

9. Trato este tema con mayor detalle en Santos 2006a.

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