“el dÌa 16 - eruizf.com

84
Segunda parte Todo empezó en Octubre del 74, en el campamento de la compañía AMOCO, en Requena, era más o menos las ocho de la noche cuando el radio operador le comunicó al Técnico “Chauchilla” Villalobos que debía acercarse a la estación de radio para recibir órdenes de Lima. - ¿Qué pasa que me están llamando, hay algún problema, no pueden vivir sin mí? – preguntó Villalobos, con su proverbial buen humor - No sé para qué, sólo me han dicho que te llame - respondió el radio operador, sonriendo - Barra 4, barra 4, Tco Villalobos presente en la estación - llamó por el micrófono, por unos segundos no hubo otra respuesta que el crepitar en los parlantes - Chauchilla, aquí el Jefe de Mantenimiento - Adelante mi mayor, buenas noches - Hola, buenas noches; escucha - hizo una pausa - Mañana debes pasar a Iquitos, y si hay algún vuelo continúas de inmediato a Intuto; vas a ser el ingeniero de vuelos del MI – 8 633 - hizo otra pausa, como pensando - hay que traerlo a Lima para su inspección; el piloto es el teniente La Rosa, cambio y corto. - Comprendido mi mayor, buenas noches - La orden estaba dada, al día siguiente partiría a Intuto y de ahí a Lima. Felizmente, pensó, no me han alargado la comisión, estos zancudos me tiene harto. - ¿Qué tripulación está en el 633? - preguntó al radio operador - Está el teniente “Mañuco” La Rosa, el colorado, el hijo del “Pucacuro“, con el capitán Daniel Gutiérrez de copiloto y un “trinche” (bisoño) el suboficial Gibaja - ¿Gutiérrez, qué Gutiérrez? - No recordaba a ningún Gutiérrez

Upload: others

Post on 20-Nov-2021

5 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: “EL DÌA 16 - eruizf.com

S e g u n d a p a r t e

Todo empezó en Octubre del 74, en el campamento de la compañía AMOCO, en Requena, era más o menos las ocho de la noche cuando el radio operador le comunicó al Técnico “Chauchilla” Villalobos que debía acercarse a la estación de radio para recibir órdenes de Lima.

- ¿Qué pasa que me están llamando, hay algún problema, no pueden vivir sin mí?

– preguntó Villalobos, con su proverbial buen humor - No sé para qué, sólo me han dicho que te llame - respondió el radio operador,

sonriendo

- Barra 4, barra 4, Tco Villalobos presente en la estación - llamó por el micrófono, por unos segundos no hubo otra respuesta que el crepitar en los parlantes

- Chauchilla, aquí el Jefe de Mantenimiento - Adelante mi mayor, buenas noches - Hola, buenas noches; escucha - hizo una pausa - Mañana debes pasar a Iquitos,

y si hay algún vuelo continúas de inmediato a Intuto; vas a ser el ingeniero de vuelos del MI – 8 633 - hizo otra pausa, como pensando - hay que traerlo a Lima para su inspección; el piloto es el teniente La Rosa, cambio y corto.

- Comprendido mi mayor, buenas noches - La orden estaba dada, al día siguiente

partiría a Intuto y de ahí a Lima. Felizmente, pensó, no me han alargado la comisión, estos zancudos me tiene harto.

- ¿Qué tripulación está en el 633? - preguntó al radio operador - Está el teniente “Mañuco” La Rosa, el colorado, el hijo del “Pucacuro“, con el

capitán Daniel Gutiérrez de copiloto y un “trinche” (bisoño) el suboficial Gibaja

- ¿Gutiérrez, qué Gutiérrez? - No recordaba a ningún Gutiérrez

Page 2: “EL DÌA 16 - eruizf.com

2

- Casi de su talla, buena gente, le dicen “Danny” – Hizo una pausa - no lo conoces creo, es un piloto de Mirage, moreno, de nariz delgada.

- A mí no me tocaba hacer ese traslado ¿Quién estaba de ingeniero de vuelos en

ese fierro?

- El técnico Gastón, pero escuché que ya tiene muchos días en el monte y está regresando a Lima vía Iquitos.

- ¿Y yo “pago pato”? Ya tengo hasta mi pasaje reservado; no me gusta eso de

cambiar tripulación a última hora.

El Twin Otter acuatizó en la boca del Tapiche, un río de aguas negras y tan tranquilas que parecían inmóviles; abordó el avión, que regresaba a Iquitos, y se puso a conversar con el mecánico; ese día ya no había vuelo a Intuto, tendría que esperar un día en Iquitos. Después de almuerzo se dirigió al hotel en el que estaba alojado para asearse y salir a comprar las cosas de siempre, mantequilla Red Feather, queso holandés de bola que tanto les gustaba a sus hijas, jabones Phebo para la señora y sardinas españolas para sus piqueos; en fin, pequeños engreimientos para la familia. Cuando llegó a su habitación la encontró caliente como un horno, al salir se había olvidado de dejar abiertas las ventanas y ese era el resultado; pronto empezó a sudar, se metió bajo el agua de la ducha esperando refrescarse pero no encontró alivio.En ropa interior se tendió sobre la cama para descansar un poco antes de salir al bochorno de las encementadas calles de la ciudad; mientras reposaba pensó que nunca se acostumbraría al calor, en Chincha, donde nació, también hacía mucho calor, y ni se diga de Talara donde había prestado servicio por unos años, además como tripulante de helicópteros había estado en diversos lugares de la selva y siempre le parecía, donde se encontrara, que en ese lugar sentía más calor que nunca. Después de unos minutos se puso de pie, colocó su maleta sobre la cama y sacó la ropa que usaría esa tarde; su ropa americana, el sonido del cierre y la textura del nylon de la maleta le traían recuerdos de los buenos momentos pasados en Estados Unidos, su estadía de siete meses para capacitarse en el Twin 212 había sido ciertamente provechosa y placentera, como lo demostraba también los kilos ganados y que ya no había logrado bajar ¿Sería por eso que sentía tanto calor?

Page 3: “EL DÌA 16 - eruizf.com

3

Quien sabe, allá estaba todo el día con aire acondicionado, comiendo más de la cuenta y sin actividad física. Empezó a vestirse con calma mientras cavilaba sobre la misión asignada, hacía como dos años que volaba solamente Twin y ahora lo designaban para trasladar un MI-8, claro que no era ningún misterio, él había recibido instrucción de los rusos directamente y fue seleccionado por ellos mismos para cumplir la primera misión con tripulación peruana, también lo habían calificado como instructor, así que por conocimientos y experiencia no quedaba; tal vez por eso el Jefe de Mantenimiento lo había designado para ese traslado. De todas maneras no le gustaba la misiòn.

INTUTO Como el día anterior, el avión que lo transportaría a Intuto era un Twin Otter del Grupo Aéreo 42 que le daba servicio a Petro Perú; salieron un poco retrasados por razones del clima pero a las ocho ya estaban en el aire; el vuelo fue tranquilo, sobre el colchón de nubes bajas y lluviosas que se extendía hasta sabe Dios donde. Aterrizaron en Intuto, en el aeródromo de tierra sobre la margen del río Tigre y rápidamente se estacionaron muy cerca al campamento, entre la gente que acudió a recibir los pasajeros y bajar la carga distinguió al teniente, el “colorado” Manuel La Rosa, y a su costado un oficial también en overol de vuelo. El contraste entre ambos era hasta cierto punto gracioso, mientras La Rosa era de piel blanca, casi rosado, el oficial a su lado era trigueño y mas bien bajo de estatura, estaba con las mangas remangadas, tenía puesto el jockey y calzaba anteojos ahumados aunque en realidad no los necesitaba porque no había sol. - Hola “Chauchilla”, el capitán Daniel Gutiérrez - dijo el Tnte. La Rosa, señalando

al capitán -

Page 4: “EL DÌA 16 - eruizf.com

4

- Buenos días, mi capitán, soy el técnico Alfonso Villalobos Mansilla. Ingeniero de vuelos de MI-8 - se cuadró marcialmente

- Hola, buenos días ¿Mañana nos vamos a Lima? - Supongo que sí, mi capitán, voy a revisar el “fierro” (helicóptero) y le informo

Desde el comienzo hubo una corriente de simpatía entre ambos, su expresión franca y sus ojos vivaces infundían confianza, pensó que podrían conformar una buena tripulación y trabajar en equipo. El tiempo confirmaría, con creces, esa primera impresión. - Bueno, el teniente dice que confía en ti, así es que ¿Qué voy a hacer pues?

Tendré que confiar nomás - dijo en tono y actitud de broma, riéndose y rompiendo el hielo del primer contacto.

- ¿No le ha gustado Intuto, mi capitán? - preguntó, siguiendo la broma mientras

caminaban hacia el campamento. - No es eso, la experiencia de volar con ustedes es excelente, bueno no tanto,

pero.... la comida es buena - sonreía mientras hablaba - el alojamiento no será el de un centro vacacional pero es suficiente, el personal.......

- ¿Entonces pues, mi capitán? ¿De qué se queja? Si quiere dejo el “fierro”

inoperativo un par de días y.....- el tono de chanza empleado hizo sonreír al capitán

- ¿Estás loco? ¡¡ Los zancudos relevan a los mosquitos esos de la “manta blanca”

a las seis de la tarde, y uno tiene que estar metido en el comedor hasta la hora de acostarse!!! - Siguieron conversando y riéndose hasta llegar a las instalaciones del campamento.

Quince minutos después Chauchilla se acercó al rechoncho helicóptero; la amplia cabina, equipada con 24 asientos laterales, tipo militar, llevaba dos tanques auxiliares para 915 litros de combustible cada uno; por lo demás estaba prácticamente vacía, apenas unas cuantas cajas pequeñas y nada más. La cabina de tripulantes, desocupada en ese momento, contaba con asientos para piloto, copiloto y, al medio de los dos, un asiento para el ingeniero de vuelos, cuyo respaldo era la puerta de acceso a la cabina de pasajeros. El segundo mecánico, un joven suboficial, se cuadró e hizo el saludo militar permaneciendo en atención; en la mano izquierda sujetaba una libreta de mantenimiento.

Page 5: “EL DÌA 16 - eruizf.com

5

- Buenos días mi técnico, soy el suboficial de tercera Hugo Gibaja Mendizàbal, segundo mecánico del helicóptero 633. - Hola “trinche“(bisoño) yo soy el técnico Alfonso Villalobos Mancilla - Sí lo conozco, mi técnico, usted es al que le dicen “Chauchilla” - Villalobos miró fijamente a su subordinado - ¡Oiga “trinche” eso de “Chauchilla” es para mis amigos! ¿Comprendido? - lo dijo aparentando una seriedad que no sentía y con una sonrisa que desdecía sus palabras - Vamos a hacer un prevuelo al helicóptero Se asomó a la cabina de carga y lo primero que vio, cerca de la puerta, fue una caja de cartón con unas botellas llenas con un líquido granate oscuro, casi marrón - Oye “trinche” ¿Y estas botellas, son de sangre de grado? - Sí, mi técnico, se las he cambiado a un ashuar (aborigen); me las acaban de traer, enseguida las guardo - Pero ¿Tres? ¿Vas a venderlas, o qué? - No, mi técnico, son para los muchachos del Grupo - OK, considérame entre los "muchachos" - dijo Villalobos, riéndose, luego

continuó - ¿Cómo está el fierro? ¿Algo en especial? - No mi técnico, el fierro está muy bien, pero las baterías están como para botarlas - ¿Por qué, qué pasa con las baterías? - No aguantan carga, no dan ni para un arranque; ayer las puse en carga lenta

toda la noche, pero no dan, ya no sirven - dijo con cara de preocupación - ¿Y cómo están operando? - Arrancamos motores con la planta externa AP-4, cada vez que tenemos que

arrancar utilizamos la planta. - Estás aprendiendo mucho “trinche” ¿De dónde eres, cómo has resultado por acá?

Page 6: “EL DÌA 16 - eruizf.com

6

- ¿En la FAP, mi tècnico?....... “Yo soy el tercero de diez hermanos, nací en Puno, en Juliaca en realidad, un primero de diciembre de 1949, mis primeros recuerdos están relacionados con el frío y con mi padre Aurelio Gibaja Campana, sargento primero licenciado del Ejército que por esa época estaba trabajando en la Circunscripción Territorial de Azàngaro y que cada domingo hacía formar a los licenciados para practicar orden cerrado, ejercicios que yo, con mis ocho años, también hacía No sé porqué mi padre se levantaba todos los días a las cinco y media de la mañana, incluso los domingos cuando toda la familia quería dormir hasta más tarde y. por supuesto , yo también pero, cosa rara, era el único día que me despertaba sin que me llamaran, el poco ruido que hacía mi padre al levantarse, pese a que trataba de evitarlo, era suficiente para mí; lo primero que hacíamos era él limpiar sus pesados botines y yo mis zapatos escolares, en silencio me iba pasando los cepillos, el betún, el trapo para sacar lustre y cuando terminaba esperaba a que yo lo hiciese , entonces salíamos juntos a lavarnos. Al salir al corral, detrás de la casa, dejando el calorcito del interior en el frío de la madrugada me parecía que las orejas se me partían pero él parecía no sentirlo, parsimoniosamente se lavaba con el agua tan helada que me dolían las manos y me hacían tiritar, mientras él me miraba de reojo. Mi madre, Aurora Mendizábal Quintanilla, nos esperaba con el desayuno listo, huevo frito, pan serrano un jarro de té, calientes; entonces empezaba la discusión dominical que yo me sabía casi de memoria porque siempre era lo mismo, como un guión de película mejicana - ¡Pero mujer, para qué te has levantado tan temprano, hoy es domingo! – empezaba mi padre -¡Para darles el desayuno pues, para qué va a ser! – le respondía mi madre - Pero si podemos tomar desayuno en el mercado y... . -¿Acaso no tienes mujer, acaso Hugo no tiene mamà? - lo interrumpía mi madre, haciéndose la molesta, entonces mi padre decía algo, más para no quedarse callado que para verdaderamente decir algo, porque yo lo veía hincharse como un pavo, orgulloso de ser atendido por su mujer: luego, seguía el discurso de siempre - No sé para qué te llevas a Hugo, y tan temprano, debería estar durmiendo y no.....

Page 7: “EL DÌA 16 - eruizf.com

7

- El viene porque quiere - interrumpía mi padre - ¿Acaso yo lo despierto? Además así aprende cómo es la vida en le Ejército y en ....... -¿Acaso va a ser del Ejército, cómo sabes? ¡Todavía es chico! Luego venían los reclamos porque yo regresaba cubierto de polvo de pies a cabeza, y claro que no podía ser de otra manera porque yo me colocaba detrás de la última línea de licenciados y me comía todo el polvo que hacían al practicar giros y más giros y descaso y atención que levantaban una polvareda tremenda, pero el domingo siguiente sucedía casi exactamente lo mismo. Terminé el colegio en Calca, en el Cusco, mi inclinación por las artes me llevó a la Escuela de Arte Diego Quispe Tito también en el Cusco, luego en 1970 me fui a Lima para estudiar en la Escuela Nacional de Bellas Artes y lo primero que aprendí fue que los artistas y bohemios debíamos usar pelo y patillas largos y lentes ahumados, moda que adopté inmediatamente ; por esas cosas del destino, en el mes de mayo tuve que someterme a una operación de vesícula así que tuve que abandonar los estudios. El 31 de ese mes fue el terremoto del Callejón de Huaylas, la tierra se movía espantosamente, los cuadros colgados de las paredes se caían, salí a la calle y vi a gentes presas del pánico correr sin saber a dónde mientras otras se arrodillaban clamando a Dios. En los días siguientes me enteré de lo terrible de la situación, especialmente en el nortea zona norte y de la ayuda internacional que llegaba en buques y aviones; también supe que un avión ruso que venía trayendo ayuda se había perdido en el Atlántico y pensé que la aviación era una buena carrera y que me postularía a la Escuela de Suboficiales. Confiado en que tenía buena preparación académica no me preocupé de los trámites para postular, continué frecuentando a mis amigos artistas, pintores, poetas y escritores, algunos se la daban de bohemios y se pasaban la noche en blanco bebiendo y fumando, aunque no creo que eso les haya servido para pintar mejor o escribir bien, lo cierto es que yo no probaba el alcohol por lo de la operación pero como me sobraba el tiempo dejaba pasar los días y los meses ocioseando. La víspera del cierre de las inscripciones para postular a la ESOFAP me dirigí muy temprano a Las Palmas para entregar mis documentos, me había asegurado que estuvieran completos y en regla, cumplía los requisitos en exceso así que estaba confiado; llegué antes de las siete y media de la mañana pero ya habían como treinta o cuarenta postulantes con documentos en mano, algunos habían formado corrillos esperando pacientemente a que el oficial de guardia autorice el ingreso. Fue la primera vez que vi de cerca la ceremonia del izamiento de la bandera, todo fue muy marcial y hasta elegante, los avioneros marcharon a un solo paso, como si

Page 8: “EL DÌA 16 - eruizf.com

8

estuvieran unidos por una cuerda invisible, no sé si fue el recuerdo de cuando hacía ejercicios detrás de los licenciados, allá en mi tierra, pero me sentí muy emocionado. Cuando terminó la ceremonia un tècnico nos hizo formar en columna de a tres y luego se fue a dar cuenta al oficial; con mi terno muy bien planchado, camisa blanca, de cuello y corbata, los zapatos relucientes y el pelo y patillas muy bien peinados, me sentía confiado; se acercaron el oficial y el tècnico y este último mandó girar, de manera que quedé en primera línea, el oficial recorrió con la mirada la línea de postulantes hasta que llegó a mi y .... - Ese pelucón ¡Venga!- Había levantado la voz mirándome directamente a mi, pero aun así dudé y no me moví - ¡Oiga, usted, sí, usted, no se haga el tonto ¡Venga! - Ya no había duda, era a mí al que estaba llamando, me acerqué rápidamente mientras el oficial continuaba hablando ásperamente - ¿Usted viene a postular a la Escuela de Suboficiales de la FAP? – Inicialmente no entendí el sentido de la pregunta, pero rápidamente me lo hizo entender - ¿Con ese pelo? ¿Usted cree que es un internado para mujercitas? ¡Retírese y venga mañana con pelo corto! - Pero.... - ¡Retírese, le he ordenado! - no había duda, tuve que retirarme Al día siguiente llegue más temprano aun, era el último día para presentar los documentos y quise asegurarme, se repitió la misma rutina de formar y demás, era el mismo oficial que el día anterior así que me puse en primera fila para que me viera, con el pelo recortado a la forma tradicional y con otra corbata, bien al terno y zapatos brillando me reconoció de inmediato - Ese postulante de la peluquita ¡Venga! - no le podía ver los ojos por los anteojos ahumados, pero el tono de voz me sonó normal, me acerqué inmediatamente y me cuadré tan marcialmente como pude, seguro de que quedaría satisfecho con mi corte de pelo - ¡Presente, señor oficial, ya me corté el cabello! - Se dice “mi alférez” ¿Comprendido? Muy bien - su tono amable me dio confianza, ahora sí estoy bien, pensé, y continuó - Dígame una cosa - sonrió socarrón- ¿Y esas patillitas tan largas? - me lo dijo amablemente, sin levantar la voz ni nada - ¿Está imitando a Nino Bravo, a Elvis Presley o a quien? – No supe qué contestarle,

Page 9: “EL DÌA 16 - eruizf.com

9

me quedé callado y él continuó con su voz tranquila, suave – Vaya a cortarse las patillas, ahora, en este momento, si no regresa en media hora no postula - iba a protestar por lo corto del plazo que me daba, pero entones lo escuché nuevamente - ¿COMPRENDIDO? - el grito me hizo dar un respingo, pero inmediatamente res pondí - ¡Comprendido, mi alférez! - y salí corriendo a comprarme una máquina de afeitar para cortarme las patillas, en seco por supuesto. Así fue mi primer contacto con la FAP. Ese año, mejor dicho 1971, ingresé a la Escuela de Suboficiales en uno de los primeros puestos y desde el inicio fui designado a la especialidad de Mantenimiento de Helicópteros; al pasar al tercer y último año de alumno nos enviaron a Panamá por cinco meses, y me gradué a fines de 1973, esa fue la primera vez que salía al extranjero y en la Escuela de las Américas recibimos muy buena instrucción con instructores de varios países, fue una buena experiencia. En enero de este año me nombraron al Grupo 3 junto con otros 23 suboficiales, me designaron para calificarme en el helicóptero 47G, y ahí nomás, en febrero, me casé con mi novia Amelia, luego....” - Aguanta ¿Te casaste o te casaron? – lo interrumpió Villalobos, sonriendo - ¡Me casé, mi tècnico, me casé, a mi nadie me ha casado! – Gibada se puso serio - ¿Y cuantas comisiones tienes en MI - 8? - Esta es la segunda, mi tècnico, la primera fue el mes pasado, para calificarme como segundo mecánico y.....aquí estoy. Mas o menos una hora después “Chauchilla” Villalobos había terminado de inspeccionar minuciosamente el helicóptero y fue en busca de los pilotos, a los que, como suponía, encontró en el comedor; sobre la mesa, frente a ellos, se encontraban las cartas de navegación, el teniente le estaba explicando al capitán, que seguía con los anteojos puestos, los detalles del vuelo que deberían hacer al día siguiente - Entonces mi capitán, recapitulando - dijo el teniente La Rosa, sin interrumpirse

por la llegada del tècnico, la primera pierna la hacemos Intuto - Trompeteros, recargamos sin apagar, continuamos hasta chequear el cruce del Pastaza, chequeando a la cuadra el lago Rimachi, nos tomará una hora y veinte de vuelo, mas el tiempo de recarga; del cruce del Pastaza al cruce de la cordillera de los Campanquiz, dejando el pongo de Manseriche al norte, nos tomará 40 minutos o algo menos porque estaremos más livianos - hizo una pausa, dando tiempo a que el capitán mirara con atención la carta

Page 10: “EL DÌA 16 - eruizf.com

10

- De los Campanquiz a la vertical de El Milagro, cerquita a Bagua, nos tomará

media hora - continuó con el mismo tono - El Milagro es el campamento del Ejército, ahí decidiremos si continuamos a Chiclayo directo o si bajamos; hasta Chiclayo nos tomará 50 minutos, así que sobre El Milagro debemos tener combustible para mínimo una hora veinte para poder seguir directo - concluyó

- Hola Chauchilla ¿Qué novedades me traes? ¿Todo listo? - preguntó La Rosa - Mi teniente, el único problema que he encontrado es que las baterías no sirven

para nada, habría que cambiarlas pero no tenemos; claro que podemos volar, pero tendríamos problemas para la recarga en la ruta porque si apagamos motores ya no podremos arrancar.

- OK, mira, el vuelo lo vamos a hacer así: vamos con los dos tanques auxiliares

para recargar “full” en Trompeteros, y con eso tendremos autonomía más que suficiente para ir directo a Chiclayo chequeando El Milagro; si el tiempo no nos ayuda sobre la vertical decidimos qué hacer, continuamos o bajamos en El Milagro; luego continuamos a Chiclayo.

- ¿A qué hora vamos a decolar, mi teniente? - A las siete de la madrugada - en su rostro rubicundo se dibujó, sin disimulo, una

sonrisa amable - eso depende de cómo amanezca. Esa noche, sin nada más qué hacer, los cuatro tripulantes se quedaron a hacer sobremesa hablando trivialidades hasta que en un momento dado surgió la pregunta inevitable - Oye “Chauchilla” ¿De dónde sale esa” chapa”? - Preguntó Gutiérrez - Esa es una historia antigua, mi capitán...... “Nací en Chincha Alta un 26 de diciembre del año 1932, cuando yo tenía siete años mi familia se trasladó a Lima, me matricularon el colegio José Granda, ahora Ricardo Bentìn, yo quería ser médico y me gustaba mucho la anatomía, pero cuando estaba en tercero de media me encontré con dos amigos que habían ingresado a la Escuela de Suboficiales de la FAP que me convencieron de postular, ingresé el año 1954 y por mis notas me clasificaron para la especialidad de Mantenimiento; en 1956, al pasar a tercer año de alumno me designaron, junto con otros 14 compañeros, para especializarnos en motores a reacción; eso me valió que me nombren a Talara

Page 11: “EL DÌA 16 - eruizf.com

11

donde presté servicios por cuatro años dando mantenimiento a los F86, incluso nos hacían volar en los T33 en los que tengo más de cincuenta horas ; en Talara había un tècnico que dicen que yo me parecía a él, y de ahí heredé el apodo de “Chauchilla” En 1961 me nombraron a la Escuela de Oficiales para desempeñarme como mecánico de los T-37que eran los aviones que volaban los cadetes, pero solo estuve dos años porque el año 1963 me nombraron al Grupo 8 para ser mecánico y tripulante de helicópteros; a fines de 1965 llegaron los helicópteros Bell UH-1D, que eran los mismos que usaban los gringos en Viet Nam, con equipos de radio y navegación completísimos, incluso con equipos de comunicaciones que no teníamos y nunca tuvimos, lo mejor de esto es que con los nuevos helicópteros pudimos hacer el abastecimiento efectivo a las guarniciones de nuestro Ejército en la Cordillera del Cóndor, lo que llamábamos Operación “Ch V” o sea Chávez Valdivia. En Mayo de 1970 se produjo el terremoto y aluvión del Callejón de Huaylas, y como parte de la ayuda internacional nos llegaron tres helicópteros rusos MI-8, los más grandes que habíamos visto, y tuve la suerte de ser designado para recibir instrucción directamente de los rusos; al término del curso fui seleccionado para formar parte de la primera tripulación peruana que cumpliría una misión; también fui calificado Instructor. Posteriormente, en XXXX, fui designado `para recibir instrucción de los helicópteros Bell Twin 212, el curso tuvo dos partes, una se hizo en Fort Worth, Texas, y la otra parte fue en Hartfort, Connecticut, y desde que regresamos estoy operando con los Twin” - ¿Cómo has dicho......Conèricot? - Preguntó Gutiérrez, sonriendo - ¡Claro pues, mi Capitàn! Así se dice en Inglés........Conècticut será en peruano - Villalobos sonreía socarronamente pues había recalcado la pronunciación precisamente para provocar la situación - Bromas aparte, Villalobos ¿Hace cuanto tiempo que no vuelas el MI-8? - Como dos años, mi capitán, pero no se preocupe, no hay problema, el “fierro” está bien y además lo conozco a fondo - Gutiérrez se quedó en silencio, el rostro inescrutable y los ojos Invisibles detrás de las negras lunas.

Page 12: “EL DÌA 16 - eruizf.com

12

LA PARTIDA Al día de siguiente, once de Octubre del 74, las condiciones meteorológicas estuvieron mejor que el día anterior pero no tan buenas como les hubiera gustado, estuvieron listos para decolar a las siete de la mañana, el cielo estaba cubierto por nubes bajas y algunas lloviznas en los alrededores; el teniente decidió esperar a que mejoren las condiciones, las 09:00 sería la hora límite para partir, prolongar la espera suponía contar con menos tiempo para completar la travesía. Antes de utilizar la planta externa Chauchilla sugirió hacer un intento de arranque con las baterías, sólo para ver cómo reaccionaban; fue un completo fracaso. Arrancaron los motores con ayuda de la planta externa, hicieron los chequeos correspondientes y llamaron a la torre de control - Intuto, este es el 633 - llamó el capitán - Adelante 633, este es Intuto - respondió la torre - Autorización para decolar según plan de vuelo - 633 autorizado a decolar, no tiene tráfico en la ruta - Intuto, el 633 en el aire a las 08:20 para cruzar visual con destino a Trompeteros

para recarga de combustible y continuar a Chiclayo posterior a Lima; estimamos chequear vertical El Milagro a las 11:40 QAB Chiclayo

- 633 Intuto recibido, en el aire a las 09:20. Informamos a Barra 4 (Lima), buen

vuelo Las condiciones eran solamente regulares, había una capa de nubes bajas, con lluvia ligera mas o menos dispersas que les limitaba la visibilidad horizontal, sobre ellos otra capa de nubes, más alta; conforme se habían ido alejando también se

Page 13: “EL DÌA 16 - eruizf.com

13

habían ido perdiendo las señales de los radiofaros de los campamentos petroleros, que eran de poca potencia, de modo que las erráticas señales de sus instrumentos de navegación les eran totalmente inútiles; a lo lejos vieron la Cordillera de los Campanquiz por debajo de la capa superior de nubes El capitán Gutiérrez, con los anteojos puestos pese a que estaba nublado, mantenía la carta geográfica desplegada siguiendo con dificultad la navegación sobre el terreno, ambos se percataron que estaban derivando hacia el norte pero no sabían cuánto y ya no tenían la certeza de estar en la posición estimada, reportando sobre cada punto de chequeo de acuerdo al tiempo volado, sin recibir respuesta. Cruzaron los Campanquiz y empezaron a ascender preparándose para atacar la Cordillera de los Andes; conforme avanzaban, tomando altura, iban encontrando condiciones menos favorables, las nubes bajas se habían cerrado casi por completo y sólo de vez en cuando veían algunos manchones verdes que no les indicaban nada; cuando alcanzaron la base de las nubes de la capa superior se mantuvieron bajo ella hasta el momento en que estimaron que ya estaban cerca de El Milagro. - Mañuco, ya debemos estar sobre el punto de chequeo pero no lo tengo a la vista ¿Tú lo ves por tu lado? - No, no tengo referencias, pero tenemos que cruzar el colchón para atacar la cordillera en vuelo visual, sobre el tope; voy a poner rumbo al Cuello de Porculla. - No puedo captar el radiofaro de Chiclayo, la cordillera nos hace cortina, pero creo que estamos ligeramente al norte de Bagua - Cuando crucemos la cordillera recién podremos captar el radiofaro - La Rosa no quitaba los ojos del horizonte, las nubes los obligaba a tomar cada vez más altura para mantenerse en vuelo visual, apenas si sobresalían de las nubes y ya estaban entrando a la cordillera, como lo demostraban las cumbres desnudas que veían por momentos; al volar en dirección a la costa

les era imprescindible mantener el contacto visual, aproximadamente a las 11:30 ya habían alcanzado los 4,000 metros y continuaban ascendiendo, lentamente pero ascendiendo y derivando hacia la derecha, hacia el norte.

Page 14: “EL DÌA 16 - eruizf.com

14

¡EMERGENCIA! Conforme iban alcanzando mayor altura, menor era el régimen de ascenso y más lentamente ganaban los pocos metros que necesitaban para mantenerse fuera de las nubes, sólo por momentos alcanzaban a estar apenas sobre el tope y pronto se encontraron definitivamente sin visibilidad. Angustiosamente el piloto, el teniente La Rosa, levantó ligeramente la nariz del

helicóptero con la esperanza de ganar algo más de altura y salir de las nubes, ya habían alcanzado

los 4,500 metros que era el límite de operación de los motores; ante la necesidad de no

sobrepasar esta altitud inició un suave viraje hacia la derecha, hacia donde parecía que las nubes

estaban algo más bajas, cuando dos luces de color ámbar empezaron a titilar en el panel derecho,

al lado del copiloto. - ¡¡Mi técnico, el limitador!! - gritó Jibaja, segundo mecánico, que estaba de pie a

espaldas de Villalobos, al ver las luces que indican que los motores han alcanzado su limite de temperatura; no tuvieron tiempo de decir nada, ambos motores se apagaron y la nariz del helicóptero giró violentamente hacia la derecha; apenas si se oía la rotación de las enormes palas.

- ¡¡ Autorrotaciòn!! - exclamó el teniente La Rosa, al tiempo que controlaba la

máquina Empezaron a descender dentro de las nubes, hilillos de agua corrían sobre el parabrisas, guiándose solo por los instrumentos el piloto se concentró en mantener el control del helicóptero; el ingeniero de vuelos se movió con rapidez y precisión - ¡Tranquilos, todavía estamos en el valle! - se escuchó la voz del piloto - ¡Vete atrás Jibaja! - ordenó, enérgico, el ingeniero de vuelos, y continuó -

Manetas de combustible, cortadas........switches de generadores, cortados......... switches de baterías, cortados......, interruptores eléctricos, cortados.......- su voz era calmada, sin estridencias, precisa

Page 15: “EL DÌA 16 - eruizf.com

15

El copiloto, Gutièrrez, abrió más los ojos y estiró el cuello, como si esos pocos centímetros le ayudaran a perforar las nubes; antes de quince segundos, que les parecieron una eternidad, empezaron a percibir el verdor de la vegetación y salieron de las nubes; se encontraron descendiendo sobre los contrafuertes de la cordillera en terreno ondulado de colinas boscosas dentro de una quebrada angosta. Estando ya en contacto visual y con el helicóptero bajo control, Gutièrrez empezó a lanzar por radio la llamada de emergencia, el tiempo le alcanzó para lanzar la llamada de auxilio hasta por dos veces antes de prepararse para el contacto final ¿Lo habrían escuchado? Estaban enfrentados a la pendiente del lado norte, demasiado cerca y con mucha velocidad como para hacer un arborizaje con éxito; el piloto levantó la nariz del helicóptero y al sobrepasar la cumbre se encontró ya en otra quebrada algo más abierta, giró hacia la parte interna de la quebrada, cuesta arriba. No había terreno plano a la vista, de manera que no había otra opción que prepararse para arborizar; nuevamente la cabina quedó en silencio, el copiloto y el ingeniero de vuelos se mantuvieron callados mientras el piloto ejecutaba el planeo escogiendo el lugar que le parecía más apropiado y daba las órdenes finales. - ¡Ajústense bien los arneses! ¿Todo apagado? - preguntó el teniente - ¡Todo apagado! - respondió el ingeniero El piloto se mantuvo sereno y calmo en todo momento, con la situación bajo control, escogió su punto de contacto, una ladera de unos 30 grados de inclinación cercana a la cumbre, con poca vegetación y salpicada de árboles delgados - Chauchilla, vamos a entrar en esa ladera - Ahí está bien Mañuco, ese sitio está bien ¡¡ Tú la tienes!! - ¡¡Ahí vamos!! - su voz era firme, sin dudar. Al encontrarse en una situación de

emergencia, en el medio de la nada y la inminencia de un de grave peligro, afloró la confianza mutua del profesional y amigo y se olvidaron de los grados.

Mientras descendían planeando el ingeniero de vuelos pensaba que si las baterías hubieran estado buenas hubieran podido, por lo menos, intentar un arranque en el aire, habían tenido tiempo suficiente, pero no era momento de para pensar en otra cosa que no fuera la emergencia.

Page 16: “EL DÌA 16 - eruizf.com

16

Planeando en medio de ominoso silencio ya no había más que hablar y apenas si se escuchaba el girar del rotor principal, parecía que estaban flotando; enfrentaron el punto para el planeo final y se prepararon para el contacto. La hora, las 11:40 Las preguntas se arremolinaban en su cabeza ¿Chocarán las palas? ¿Si chocan, golpearán la cabina? Si el rotor se va hacia adelante fácilmente puede rebanar toda la cabina de tripulantes, ya antes había ocurrido en otros lugares ¿Rodará el helicóptero? las preguntas y temores surgían uno tras de otro. Tenemos los tanques dentro de la cabina, y si nos volteamos o rodamos nos podemos incendiar aunque haya apagado todo el sistema eléctrico; los motores están muertos y no hay peligro de temperatura, pero sí de chispa por choque de metal con metal. Se aproximaron a tierra y el piloto, con mano exquisita, disminuyó suavemente la velocidad y descendió vertical, con maestría; un sacudón, el golpeteo de las palas al chocar con ramas, una explosión de hojas que salían volando, un ligero deslizamiento y ¡¡Eso fue todo!! Apenas si se sintieron unos ruidos amortiguados cuando se posaron sobre la vegetación achaparrada y húmeda. “Yo estaba parado detrás del técnico Villalobos, Ingeniero de Vuelos, se notaba que el helicóptero estaba como “colgado”, medio inestable, con poca velocidad y poca potencia, pero pensé que pronto estaríamos volando sobre la nubes. De pronto se encendieron las luces del limitador de ambos motores; casi no tuve tiempo de advertir al ingeniero cuando la nariz del helicóptero giró fuertemente hacia la derecha y yo me encontré volando dentro de la cabina, aferrado a la puerta de acceso a la cabina de tripulantes. Comprendí que estábamos planeando en autorrotación y que debía prepararme para el impacto, traté de dirigirme hacia la cola, lo más atrás posible, pero me era imposible poner pie firmemente, continuaba como flotando dentro de la cabina; en determinado momento sentí que el helicóptero iniciaba un ascenso, lo que me permitió apoyarme firmemente por unos segundos; rápida, desesperadamente, traté de correr hacia atrás buscando un lugar aparente cuando nuevamente me sentí flotar por unos segundos, luego la presión contra el piso al momento en que el piloto vuelve a levantar la nariz antes de chocar. Mi siguiente recuerdo es escuchar a lo lejos unas voces que me llamaban y que cada vez se hacían más nítidos hasta convertirse en gritos, volví a la realidad de la emergencia, me palpé rápidamente pero no sentí que tuviera nada roto, apenas si tenía un poco de dolor en las piernas; me incorporé y me dirigí a la puerta de salida que estaba abierta; abajo, mis compañeros me seguían llamando a gritos mientras

Page 17: “EL DÌA 16 - eruizf.com

17

se preparaban para subir hacia la puerta que había quedado casi a tres metros del suelo, me descolgué con su ayuda y nos confundimos en apretado abrazo dando gracias a Dios porque estábamos vivos e ilesos”.

Page 18: “EL DÌA 16 - eruizf.com

18

PRIMER DIA Unas hojas que flotaban en el aire parecían hacer cabriolas. Por un instante hubo silencio, quietud, asombro; el tiempo parecía haberse detenido, para luego desatarse el frenesí, manos que vuelan a soltarse las hebillas, gritos que se confunden con otros gritos, movimientos atropellados El helicóptero había quedado inclinado hacia la izquierda y con la nariz pronunciadamente hacia arriba, de modo que la puerta quedó a tres metros del suelo, en medio de plantas de poco grosor pero abundantes, típica vegetación de las zonas altas. Se descolgaron uno por uno, primero el ingeniero, Villalobos, que había estado más próximo a la puerta, luego el copiloto, capitán Gutiérrez y final mente el teniente La Rosa, piloto del helicóptero; se alejaron rápidamente unos metros pero al percatarse que faltaba el segundo mecánico retornaron y empezaron a llamarlo a gritos, no parecía haber peligro de incendio así que se prepararon para regresar a buscar al suboficial Jibaja, La Rosa y Villalobos empezaban a ayudar a Gutiérrez a alcanzar la puerta cuando apareció Jibaja, pálido pero aparentemente indemne. Rápidamente lo ayudaron a bajar y, sin decirse una sola palabra, los cuatro se abrazaron fuertemente, en silencio, después de unos segundos se soltaron y empezó el parloteo - ¿Qué te pasó, por qué no salías, estás bien? - Gutiérrez lo interrogaba con

interés - Me he desmayado con el golpe, mi capitán, pero estoy bien, sólo me he golpeado

las piernas pero no tengo nada más - A ver, déjame ver, no vaya a ser que sea más serio de lo que dices - Gutiérrez,

por primera vez, se quitó los anteojos ahumados dejando ver fea cicatriz que le deformaba ligeramente la ceja derecha, elevándola.

Jibaja se quedó sorprendido, hacía ya muchos días que eran tripulación y nunca había visto al capitán sin sus anteojos ahumados, entonces comprendió la razón; se remangó las piernas del pantalón, los hematomas parecían ser superficiales, menos uno que era evidentemente más extenso pero sin mayor complicación. Luego de asegurarse de que los cuatro estaban bien volcaron su atención al helicóptero, recién se percataron de que el aparato no había rodado hacia abajo porque un tronco lo atravesaba completamente, como a un grillo gigantesco; había

Page 19: “EL DÌA 16 - eruizf.com

19

ingresado en sentido oblicuo, de adelante hacia atrás y casi rozando el asiento de “Chauchilla” precisamente por el lugar que momentos antes ocupaba Jibaja; se miraron unos a otros .... - ¿Qué tienes? ¿Estás temblando o me parece? - Gutiérrez se rió - Chauchilla ¿Y

tú también? - ¿Ah, yo nomás? - todos se rieron un rato, disipando la adrenalina. Poco a poco se fueron calmando y empezaron a comentar lo sucedido - Mañuco, me has hecho “quemar” (preocuparse) con esa autorotación, de buena

nos hemos escapado - Hemos tenido suerte de encontrar un sitio más o menos aparente, mi capitán, mi

preocupación era que nos rodáramos.... con tanto combustible a bordo..... - ¿Han visto el tronco que ha atravesado el helicóptero? ¡Eso es lo que nos ha

aguantado! -¡Ese tronco casi lo agarra a usted mi técnico! - intervino Gibaja ¡Chauchilla, ibas a terminar empalado! - dijo La Rosa - o tú Gibaja, como anticucho si no te ibas para atrás; estuvimos con suerte - Se rieron exageradamente, con risa nerviosa. La conversación se prolongó por un rato, hasta que Gibaja se levantó y se puso a dar vueltas alrededor del helicóptero, luego subió a la cabina. - Chauchilla, he visto que te persignabas ¿De quién eres devoto? – preguntó

Gutiérrez - Soy hermano y cargador del Señor de los Milagros, mi capitán, desde hace

muchos años - Claro, he visto que tienes un detente de color morado - Así es mi capitán, ahora estamos en Octubre, mes morado, y ya viene el día en

que sale el Señor en procesión; ojalá llegue a tiempo para cargar - ¿Qué día sale la procesión? - El dieciocho mi capitán; después de éste susto ojalá llegara a tiempo para

agradecerle al Señor la suerte que hemos tenido - el capitán no añadió palabra, se quedó como ensimismado por unos segundos

Page 20: “EL DÌA 16 - eruizf.com

20

- Bueno, se acabó la fiesta, vamos a organizarnos antes que nos gane la hora;

tenemos que tomar las previsiones para dormir esta noche - el capitán Gutiérrez empezó a organizar las acciones - con toda seguridad que ya nos declararon en emergencia pero no creo que nos busquen hoy día, además que está tapado y no nos verían. ¿Tú qué dices Mañuco?

- Estoy de acuerdo, mi capitán, no creo que nos busquen hoy día, nadie nos ha contestado cuando hemos reportado los puntos de chequeo, así que no sabemos si nos han escuchado siquiera

- Escuchen; hagamos una evaluación de la situación, los cuatro estamos ilesos,

no tenemos ni un rasguño, si bien yo tengo el mando debemos intercambiar ideas para decidir lo más conveniente, cada uno debe aportar lo que pueda, somos tripulación, empezamos esto juntos y juntos vamos a salir de esto. Empecemos de una vez ¿Quien tiene alguna sugerencia? - Gutiérrez habló con determinación. Era el jefe el que estaba hablando.

- Mi capitán, creo que sería conveniente ver la condición del equipo de radio para

estar listos a comunicarnos en cuanto escuchemos algún motor - dijo el teniente La Rosa, y luego, viendo que el capitán asentía con la cabeza, se dirigió al ingeniero de vuelos - Chauchilla, revisen los cables, no vayamos a tener chispas y se incendie el “fierro”, ahí sí que nos fregamos porque no tendríamos dónde guarecernos.

- De acuerdo, vayan a revisar el cableado del radio El terreno era bastante más irregular de lo que parecía, la vegetación era mayormente de arbustos y árboles de poca altura en nada comparables con los de la selva baja, de las ramas más gruesas colgaban, como flecos, las que parecían raíces aéreas, además de plantas parásitas y musgo, lo que daba un aspecto algo tétrico. Gutiérrez y La Rosa se alejaron dirigiéndose a una zona algo más despejada pero de gradiente más pronunciada, alfombrada de pequeñas plantas apenas húmedas y árboles retorcidos; ascendieron casi media hora para tener un panorama más amplio de la zona donde se encontraban. - Mira, hemos subido sólo un poco y fíjate, apenas si se ve el helicóptero; creo que

no va a ser fácil que nos ubiquen - La rosa asintió con la cabeza, pero no hizo comentario alguno.

Page 21: “EL DÌA 16 - eruizf.com

21

Ambos técnicos revisaron minuciosamente los cables, aislaron todos los otros circuitos con la idea de no tener fugas de corriente y aprovechar al máximo lo que pudieran dar las baterías; improvisaron un soporte para la antena y encendieron el VHF, no escucharon ninguna comunicación, por lo que supusieron – optimistamente - que el equipo de radio estaba bien pero que no había ninguna aeronave en los alrededores; esperarían a escuchar algún sobrevuelo, que casi seguramente sería al día siguiente, antes de encender el radio. A las tres de la tarde, Jibaja se apareció con unas latas que había sacado de la cabina del helicóptero, sardinas, mantequilla, queso, fruta al jugo y jamón; comieron con fruición, las horas transcurridas desde el desayuno, la tensión del vuelo y el susto del aterrizaje forzoso parecía haberles estimulado el apetito, pero también la sed y no tenían para beber mas que el jugo de las conservas. Al caer la tarde, por encontrarse en la cara este de la montaña, las sombras empezaron a crecer rápidamente, hicieron una fogata aprovechando el combustible, cartones y algunas ramas que parecían estar secas pero que no sirvieron para el propósito, echaban algo de humo y se consumían sin arder.

Page 22: “EL DÌA 16 - eruizf.com

22

LA BÚSQUEDA Intuto, que estaba a la espera de recibir los reportes del 633, no había recibido información alguna desde que decolò a las nueve de la mañana al iniciar su travesía; según el estimado reportado al partir ya deberían haber chequeado El Milagro pero ninguna aeronave lo había escuchado; Barra 4, la estación central en Lima pedía insistentemente información del helicóptero ¿Qué información podían dar, si ellos tampoco habían recibido reporte alguno? Como si se hubiesen puesto de acuerdo, todos los pilotos de la zona petrolera guardaban silencio, alertas y con la esperanza de escuchar a los camaradas del 633; temiendo lo peor se acabaron las bromas y los comentarios risueños, sólo los reportes indispensables rompían el silencio radial. La preocupación se transformó en alarma, pidieron a todas las estaciones que restrinjan sus comunicaciones por si había algún reportaje, a helicópteros y aviones se les ordenó permanecer atentos en la frecuencia de ruta y utilizar el radio sólo para lo indispensable. Lima se enlazó con la central de comunicaciones del Ejército pidiéndole información acerca de algún avistamiento sobre El Milagro en la hora estimada del paso del MI 8, pero los resultados fueron negativos, reportaron no haber visto ni escuchado helicóptero alguno. Se dio la alerta, sólo quedaba esperar. La torre de control de Chiclayo pidió a un avión comercial que estaba próximo a llegar que llamara al FAP 633 aprovechando que al encontrarse en altura elevada tenía mayor alcance de transmisión y recepción, sin resultado alguno; conforme pasaban los minutos se hacía evidente que la situación era grave. Cumplida la hora estimada de arribo del helicóptero se le declaró en emergencia. La maquinaria empezó a andar. El coronel llamó a su secretario y marcó el número que su ayudante le había alcanzado anotado en un papel - Aló, habla el Comandante del Grupo 3, comuníqueme con el doctor La Rosa El doctor La Rosa escuchó un abrir y cerrar de puertas, voces quedas, cuchicheos, alguien que preguntaba por él, prestó atención porque le pareció raro ese ajetreo fuera de lo común pero no tuvo tiempo de pensar en nada más porque en ese momento se abrió la puerta de su consultorio - Doctor, tiene una llamada, creo que es urgente - el suboficial parecía nervioso

Page 23: “EL DÌA 16 - eruizf.com

23

- ¿Urgente, de quién, qué pasa? – Se sobresaltó, algo le decía que esa llamada era portadora de malas nuevas, con el corazón en la boca tomó el auricular para atender la llamada, mentalmente rechazó la idea de una mala noticia pero ¿Que lo llame personalmente el coronel? - Alò, habla el doctor La Rosa, mi coronel, buenos días - Las palabras del coronel le cayeron - como un baldazo de agua helada - Doctor, le habla el Comandante del Grupo Aéreo 3 ¿Me escucha usted bien? - Sí, mi coronel, le escucho perfectamente ¿Qué sucede? – antes que el coronel

le contestara intuyó de qué se trataba, entonces escuchó lo que nunca hubiera querido escuchar

- - Doctor, lamento comunicarle que el helicóptero MI- 8 633 que estaba al mando

del teniente La Rosa decolò de Intuto a las nueve de la mañana con destino a Chiclayo, pero no ha llegado y lo hemos declarado en emergencia

- ¿Esta mañana...... a qué hora? ¿MI 8 qué número? ¿633?....... ¿De dónde sa lió? ¿A Chiclayo? Las preguntas las hacía mecánicamente, casi repitiendo la información que le daban - Sì doctor, debió llegar a Chiclayo y no tenemos ninguna información, no hemos

recibido reporte alguno de su parte y en los puntos intermedios tampoco - - ¿Ya los están buscando, mi coronel? - Su voz era algo más que un susurro,

sonaba apagada, como resignada - Sí doctor, ya empezó la búsqueda, cualquier novedad se la comunico

inmediatamente. - Gracias, mi coronel, por favor no dejen de comunicarme si es que saben algo - colgó el teléfono y, abatido, se sentó en el sillón detrás del escritorio, apoyó los codos sobre el tablero y colocó la cabeza entre las manos, con los ojos cerra dos permaneció inmóvil, en silencio, el suboficial se retiró cerrando la puerta tras de sí. La noticia lo dejó anonadado ¡Perdido, desaparecido, su hijo Mañuco estaba perdido! ¡No puede ser, Mañuco no puede estar perdido! Su cabeza era un torbellino de ideas y pensamientos contradictorios, no sabía qué hacer, su experiencia como

Page 24: “EL DÌA 16 - eruizf.com

24

médico asimilado a la Fuerza Aérea le decía que no cabía duda en cuanto a la noticia que acababan de darle, le habían dicho que la búsqueda ya se había iniciado pero ¿Qué decirle a su mamà, a sus hermanos? Su hermana Malena era su adoración, eran tan unidos y engreidotes entre sí ¿Cómo lo tomaría? Su hermano Ricardo, cadete naval, era más un amigo que hermano ¿Lo toleraría mejor? Yo no sabía que iba a traer un helicóptero de la selva, pensaba angustiado ¿Habrá tenido una emergencia, una falla mecánica que lo haya obligado a aterrizar? ¿Se habrá accidentado, estará vivo? ¿Estará herido, necesitará ayuda? Mil y un pensamientos y preguntas lo atormentaban ¿Cómo les digo a su madre, a sus hermanos? Un extraño silencio se había apoderado de las oficinas cercanas, apenas se escuchaba uno que otro ruido, puertas que abrían y cerraban con delicadeza, llamadas telefónicas que se respondían a media voz, algunos cuchicheos y nada más; con su respetuoso silencio sus compañeros se aunaban a él en ese difícil trance, todos

sabían ya la noticia y sabían también que en esos casos, desaparecidos en la selva, son pocas las esperanzas.

Abatido por la angustia apoyó la cabeza sobre los brazos cruzados dejándose llevar por los recuerdos, empezó a llorar, en silencio, sin hacer esfuerzo alguno por contener las lágrimas que brotaban sin cesar, sollozos contenidos le sacudieron los hombros por unos momentos; suspiró profundamente, con mano trémula sacó el pañuelo del bolsillo trasero, se secó los ojos, carraspeó un poco para recuperar la compostura quedándose con la mirada en el vacío. Le decían Mañuco para diferenciarlos pues ambos, padre e hijo, siguiendo la vieja tradición familiar llevaban el mismo nombre: Manuel. Le pareció que el tiempo había transcurrido demasiado pronto, apenas ayer lo vio salir, en pantalón corto, de la mano de su mamà y arrastrando su pequeña maleta escolar repleta de libros rumbo al colegio La Salle, “su” colegio. Siempre conductuoso, alegre y palomilla pero también alumno aplicado muy pocas veces lo había visto leyendo alguno de los textos escolares y sin embargo siempre tenía buenas notas, los hermanos lasallistas Hipólito y Jaime, sus profesores, le tenían muy buen concepto, y es que además de ser buen alumno era también muy apegado a la religión, infaltable a las misas dominicales; nacido el cinco de mayo, mes mariano, era devoto de la Virgen y a ella se encomendaba. Con cuanta ilusión había cursado sus años de cadete con sus alegrías y desencantos, los difíciles exámenes académicos, las preocupaciones de los cursos de vuelo en los cuales muchos habían fracasado, las fiestas a las cuales concurría con sus compañeros, las cordiales y a veces jocosas discusiones que sostenía con su hermano Ricardo, cadete naval - recordaba cada una de ellas – engeridor y orgulloso de su hermana Malena esta lo hizo padrino de Lourdes, su primera hijita, con lo cual le hizo un verdadero regalo, nunca faltó a los cumpleaños de su hermana

Page 25: “EL DÌA 16 - eruizf.com

25

aun durante los cuatro años que ella vivió en Talara ¿Y ahora, qué le diría a Malena ? Alegre como era le encantaba celebrar su cumpleaños, y hasta se atrevía a cantar canciones criollas pero, la verdad, era medio desentonado aunque a él parecía importarle poco pues igual se lanzaba a cantar; cuando volvía de sus vuelos en la selva era seguro que tenía alguna nueva anécdota que contaba siempre con buen humor, que si las hormigas, que si las tortugas tomaban sol sobre los troncos que sobresalían en el río, que si había visto un otorongo tomando agua en una playa y cosas así, siempre tenía algo que contar ¿Y ahora? Perdido, sin noticias. ¿Cuántos años han pasado, cuatro...? Me parece verlo el día que me comentó que pronto saldría de comisión de vuelos, la primera a la zona petrolera, junto con su amigo el “Chivo” Barrantes para recibir instrucción en un helicóptero pequeñito para dos personas apenas y sus intentos por restarle importancia – No te preocupes papá, así es el procedimiento, todos pasamos por lo mismo - trataba de mostrar seguridad, como si se tratara de un piloto experimentado – Esta vez nos toca al “Chivo” y a mí, por quince días, vamos a Teniente López. ¡Quince días! ¡Nunca se cumplió eso! Desde hace años les dicen que salen por quince días y se quedan más, dieciocho, veinte, y encima cuando regresan deben hacer y pagar servicios y vuelven a salir ¡Y su esposa, tan jovencita ¡ Tan enamorados que se les ve, diecinueve años apenas y tener que afrontar un momento tan duro ! Su hijita Patty tiene apenas seis meses y ni siquiera la han bautizado todavía ¡Qué terrible, Señor, ilumíname! Ese día. once de octubre de 1974 lo llevaría marcado a fuego por el resto de su vida. Apenas decretada la emergencia Lima nombró un Jefe de Búsqueda, JEBUS, en la zona; la responsabilidad recayó en el mayor “Eco Bravo”, piloto experimentado y que conocía bien la zona de inmediato dispuso la salida de un helicóptero con la misión de hacer el vuelo siguiendo la ruta que debía haber seguido el 633 hasta El Milagro; a bordo llevaba un médico, un sanitario y dos mecánicos, proporcionar ayuda y auxilio médico oportuno era de suma urgencia, podía ser cuestión de vida o muerte. La orden fue clara “Sobrevolar la ruta, sin aterrizar, salvo que localizaran al 633”, sin olvidar las limitaciones de hora para el aterrizaje en El Milagro, las condiciones meteorológicas y la disponibilidad de combustible; la seguridad es lo primordial” Terminó el día 11 sin que se consiguiera información alguna, nadie parecía haberlo visto o escuchado, ni las estaciones de tierra ni las aeronaves que volaban en la zona; ¿Por qué nadie había escuchado reporte alguno? Una posibilidad era que se hubieran visto obligados a aterrizar y a apagar los motores; con los motores

Page 26: “EL DÌA 16 - eruizf.com

26

apagados y las baterías en mal estado era probable que no los pudieran escuchar; si es que habían aterrizado. La otra posibilidad era que hubieran tenido una emergencia sin tiempo de reportar su situación, lo cual significaba algo grave, tal vez muy grave. Al llegar sobre El Milagro el MI - 8 debía haber tenido altitud suficiente para “atacar” la cordillera, lo cual les daba mayor alcance radial, pero no los habían escuchado y tampoco los habían visto sobrevolar, si habían llegado hasta ese punto. ¿Habrían ingresado a la cordillera, sin alcanzar a cruzarla? La conclusión fue hacer búsqueda intensa, con helicópteros, entre Intuto y El Milagro, hasta los contrafuertes de la cordillera, lo que constituiría la línea divisoria; a partir de esa línea, hacia la costa, la búsqueda la harían los aviones.

“Eran ya casi las once de la noche y ya estábamos todos acostados cuando escuchamos que llamaban a la puerta ¿Quien podría ser, y a esa hora? No esperábamos a nadie, intrigada por lo extraño de la hora corrí presurosa; al abrir la puerta me di con la sorpresa de ver a mi madre, mi padre, mis tíos y mi cuñada; solo atiné a hacerlos pasar, me di cuenta que algo pasaba pero no sabía qué, nos acomodamos en la sala, nadie hablaba, hasta que mi papá rompió el silencio. No recuerdo cómo es que empezó a tratar de decirnos algo que no llegábamos a entender, hasta que después de dar vueltas y hablarnos acerca de no sé qué del destino y de la vida por fin nos dijo lo que se le atragantaba en la garganta: el helicóptero que pilotaba mi hermano Mañuco, con otros tres tripulantes, no había llegado a Chiclayo que era su punto destino. Extrañamente no recuerdo con mucha precisión las palabras de mi papá, pero nunca podré olvidar su expresión de dolor, como si en esas palabras se le fuera la vida; la habitación se volvió un caos, las preguntas de mi madre, de mi cuñada y mías se repetían una y otra vez mientras mi padre procuraba, inútilmente, mantener la compostura y calmarnos un poco. ¿Qué ha pasado? ¿A qué hora ha sido? ¿Qué te han dicho? ¿No tienen ninguna noticia? ¿Has vuelto a preguntar? ¿Los están buscando? ¿Quienes los están buscando? Las preguntas eran repetidas una y otra vez y las respuestas de mi padre eran siempre las mismas: sólo se sabe que salieron y no llegaron, no hay otras noticias, los están buscando desde que se declaró la emergencia, no sé cuantos son los que están buscando pero lo están haciendo con aviones y helicópteros.

Page 27: “EL DÌA 16 - eruizf.com

27

Al escuchar la mala noticia de labios de mi padre me sentí caer en un pozo negro, sin fondo, no podía pensar, el dolor y la angustia me ahogaban ¡Mi hermano Mañuco estaba desaparecido! ¡No es cierto ¡ ¡No puede ser cierto!........ Anteayer, después del terremoto que remeció Lima me había llamado para averiguar por el estado de la familia y por los daños que pudieran haberse producido..... le conté que por nuestra parte no había pasado de un buen susto pero nada más.... se despidió tranquilizado por mis palabras y yo contenta de haberle dado tranquilidad.... ¡Y ahora, perdido! Pronto tuve que volver a la realidad, mi madre y mi cuñada me necesitaban, haciendo un enorme esfuerzo me tragué las lágrimas para consolarlas y no perdieran el control, pero ¿Cómo consolar a una madre en un momento como ese? Y mí cuñada ¡Tan jovencita, tiene apenas 19 años, no puede ser cierto lo que está sucediendo! ¡Recién tienen un año y medio de casados! ¡Su hijita Patty tiene sólo seis mesecitos¡ ¿No va a conocer a su padre? Desde ese día estuvimos siempre acompañados, a mi casa llegaban mis padres, mi hermano, mis tíos, primos, amigos, compañeros y colegas, todos con palabras de aliento y esperanza, pero los días pasaban y la respuesta era siempre la misma: no tenemos noticias. No sé cómo se enteró, seguramente a través de los diarios, pero sin anunciarse, como un amigo más, llegó el padre Salvador Piñeiro; en esas circunstancias tan duras para todos pero en especial para mí, se presentó a sí mismo manifestándome que era condiscípulo del Colegio La Salle, sus palabras fueron un bálsamo para mi alma dolorida, no trató de darnos falsas esperanzas ni disfrazar la situación, pero nos ayudó a encontrar resignación y aceptar los designios del Señor, fue la roca sobre la cual nos apoyamos, fue el amigo que escuchó mis cuitas, fue el hermano que nos condujo espiritualmente. Aferrados a la fe, estando en el mes del Señor de lo Milagros, íbamos a pedirle de rodillas que los protegiera y los trajera pronto a casa; hicimos cadenas de oración para pedir el pronto regreso del hijo amado, del hermano tan querido, del amigo sin igual; pero los días transcurrían sin cambios, sin noticias, nuestras fuerzas y esperanzas eran cada vez menos, la angustia, el miedo, la desesperanza nos traspasaba el alma “

Page 28: “EL DÌA 16 - eruizf.com

28

PRIMERA NOCHE Las nubes habían descendido más, a pocos metros sobre sus cabezas y la humedad se hacía notar; se sentaron alrededor del fuego para cenar el único menú disponible, sardinas, queso, galletas de soda y fruta al jugo. La conversación se centró en la necesidad de buscar agua a como diera lugar; una primera idea fue cavar unos hoyos para tratar de que se almacene algo de agua y luego hervirla antes de beberla, pero era obvio que esa era una solución parcial, de emergencia, era necesario pensar en otra alternativa. Pasados unos minutos se quedaron ensimismados en sus pensamientos y cayeron en pesado silencio hasta que Gutiérrez se puso de pie, se alejó unos pasos en la oscuridad y encendió un cigarrillo; intermitentemente se avivaba la brasa del cigarrillo cada vez que el capitán daba una pitada. Se alejó de la fogata al tiempo que sacaba su cajetilla de cigarrillos, le quedaban pocos, seis o siete, no más. Cavilaba sobre lo sucedido, nunca se imaginó que siendo piloto de caza se encontraría en ese trance, accidentarse en helicóptero, en un lugar perdido, desconocido. Había seguido la navegación pero no sabía donde se encontraban exactamente Lo único claro, hasta ese momento, era que se encontraban al este de la cordillera ¿Alguien los habría visto? Ojalà. Durante el planeo no tuvo tiempo para mirar los alrededores, su atención había estado puesta en el lugar donde caerían; afortunadamente los cuatro estaban ilesos, ninguno había resultado herido. Desde el momento del accidente había asumido la grave responsabilidad de velar por la integridad de los cuatro tripulantes y mantenerlos unidos y con la moral alta hasta que los rescataran ¿Y si no nos ubican? - pensaba Gutiérrez en silencio - ¿Cuánto tiempo debemos esperar antes de tratar de salir por nuestros propios medios? mañana haremos un buen reconocimiento del terreno para decidir qué hacer; por el momento respetaremos la regla principal en caso de accidente “Permanecer lo más cerca posible de la aeronave accidentada” La aeronave es más grande y visible que las personas, no solo por el tamaño sino también por el color anaranjado que destaca sobre el terreno. La Rosa permaneció sentado cerca de la fogata, la casaca le daba suficiente abrigo y no sentía frío pero el calor de las llamas le resultaba agradable; una y otra vez le daba vueltas en la cabeza la misma pregunta ¿Hubiera sido mejor esperar una hora más para partir? - se frotó los ojos, como si tuviera sueño - Tal vez hubiera sido mejor para cruzar la cordillera pero, si hubieran tenido que aterrizar en El Milagro ¿No se les hubiera hecho tarde para continuar a Lima? - dobló las rodillas y se

Page 29: “EL DÌA 16 - eruizf.com

29

abrazó las piernas - en Chiclayo igualmente no hubiéramos tenido cómo arrancar motores y hubiéramos tenido que continuar a Lima de todas maneras, o apagar y esperar que les envíen baterías, que no hay ¿entonces? - permaneció en esa posición, en

silencio, sin moverse, cavilando.

Villalobos y Jibaja conversaban en voz baja, al parecer querían mantener cierta discreción. - Es cierto lo que te digo, anteanoche tuve una pesadilla de lo más rara, yo muy

pocas veces tengo pesadillas y las peores son esas en que aparece mi suegra, felizmente eso no pasa a cada rato - Jibaja, el segundo mecánico, que lo había estado escuchando atentamente, se dio cuenta que era una broma del técnico - lo malo es que no me acuerdo qué fue lo que soñé - concluyó.

- Entonces pues mi técnico ¿Qué tiene que ver su pesadilla, esa que no se

acuerda, y la plantada de motores? - Nada pues, sólo te estoy contando ja ja ja - se rió Villalobos - No se pase pues mi técnico, yo prestándole atención a lo que me cuenta y resulta

que eso no tiene nada que ver, se pasó mi técnico - parecía medio molesto. - Oye “trinche” - dijo Villalobos, en tono serio - hemos salido sanitos del forzoso,

el palo ese casi me atraviesa y tú te pones serio por una broma; hoy estamos aquí, sanos, mañana veremos si nos están buscando o qué sé yo. - Hizo una pausa, como pensando lo que iba a decir - Te apuesto a que el capitán está pensando qué es lo mejor que podemos hacer, espérate y vas a ver ¿Por qué crees que no ha dicho nada todavía?

- No sé, mi técnico - se quedó en silencio un momento y luego preguntó - Mi

tècnico ¿Vio la cicatriz que tiene el capitán? Primera vez que se la veo ¿Qué la habrá pasado?

- - A ti qué te importa - Jibaja guardó silencio A poco el capitán se dirigió al helicóptero, solo, tras de él fueron los otros tres camaradas; cada uno ocupó el lugar que había preparado en la amplia cabina, y se prepararon para dormir. El sueño no llegaba, sin embargo. Habían sucedido muchas cosas en las últimas horas transcurridas desde que se levantaron a las seis de la mañana. Por un buen rato se escucharon los ligeros ruidos que causaban los cuatro insomnes; esa primera noche sería larga y agotadora, cada uno, en el lugar escogido, se revolvían en silencio; poco a poco, uno por uno fueron cayendo en inquieto sueño. Había terminado el primer día.

Page 30: “EL DÌA 16 - eruizf.com

30

Gutiérrez, aunque estaba con los ojos abiertos no podía ver nada, la obscuridad era absoluta, por un rato escuchó a sus camaradas revolviéndose inquietos tratando de encontrar una posición cómoda, o al menos que les permitiera dormir; el silencio se hizo total y su pensamiento voló a su casa, a su familia, en inquieto duermevela. En su imaginación vio a Betty, nuevamente de colegiala, sonrió recordando las peripecias de la época de enamorados, lo afable que era su suegra y la fría cortesía de su suegro y el contraste de estaturas, ella muy alta y él mas bien bajo ¿Lo habrían fastidiado mucho sus compañeros? Seguro que sí, ellos son los primeros en tomarles el pelo a los amigos. Y quién creyera que la nana de Betty, que en esa época lo fastidiaba tanto se había vuelto su incondicional, cuando se casaron ella decidió acompañarlos porque no podía dejar sola a “su niña”, Betty seguía siendo su adoración, y más aun sus hijos, Danny no sabía quien de las dos los engreía más ¿Cómo estarán los chicos? ¿Qué les habrá dicho Betty? Los tres están tan pequeños todavía, mi “negrita” tiene apenas cuatro añitos, Javiercito menos todavía, pero Danielito ya tiene cinco y se da cuenta de todo ¿Cómo estará mi mamà? Seguro que va a Misa todos los días a rezar por mí, y buena falta que me hace ¿Y mi papá? ¿Cómo seguirá con su asma? El, que es tan parco, debe estar sufriendo en silencio, por lo menos mi mamà conversa con mis hermanas, pero mi papà ¿Nos encontrarán rápido? ¡Ojalà! Yo creo que tal vez sea mejor intentar salir caminando, los cuatro estamos ilesos, si seguimos la quebrada vamos a encontrar gente, o la carretera. Por momentos se veía en el colegio, luego en Talara con Cleopatra, el puma hembra engreída del coronel que caminaba libre por donde se le antojara y cuya diversión era treparse a un arbolito cercano al edificio y con las zarpas quitarles la gorra a los desprevenidos que pasaban por debajo ¿Habrá pumas por acá? Sólo tengo mi pistola. Ese año regresé a Lima para ser instructor de cadetes

Page 31: “EL DÌA 16 - eruizf.com

31

SEGUNDO DÍA “Chauchilla” Villalobos se despertó sobresaltado, había tenido la misma pesadilla que en Iquitos pero esta vez pudo recordarla nítidamente; en ella se veía en una selva oscura, de plantas inmóviles, no se escuchaba sonido alguno, ni el canto de algún ave, o el croar de alguna rana, nada. A pesar de haberse despertado por la pesadilla, esta vez no se sintió asustado, solo curioso ¿Qué significaría eso? Trató de seguir durmiendo pero le fue imposible, su mente divagaba pensando, ora en la situación que estaba viviendo, ora en su familia o en cosas triviales; a poco empezó a clarear, sobre los cristales de las ventanas corrían hilillos de agua, una lluvia menuda lo empapaba todo. La escena que había visto en su pesadilla volvía una y otra vez ¿Qué significaría? ¿Por qué se le seguía presentando esa escena de una selva oscura, húmeda, silenciosa? Mejor olvidarla, hay otras cosas más urgentes e importantes en qué pensar que en un mal sueño. Decidió levantarse, se sentía muy incómodo en el improvisado lecho y, a pesar de incorporarse con cuidado, hizo algo de ruido que fue suficiente para que los otros tres empezaran también a desperezarse. - ¡Buenos días muchachos, a levantarse! ¿Qué tal han dormido? - era el capitán

Gutiérrez instándolos a despertarse y ya con los anteojos puestos. - Buenos días mi capitán, yo he dormido muy mal, esta “cama” no es muy cómoda

que digamos - respondió el teniente, desperezándose - ¿Y tú Chauchilla? - le preguntó al técnico - Bien, mi capitán, tranquilo - ¿Tú Jibaja? - Muy mal mi capitán, casi no he dormido - contestó, en tono

quejumbroso............... - ¿Quéééé? - intervino Villalobos - Oye, anoche creí que un otorongo se había

metido al “fierro”, y eras tú que roncabas a pierna suelta ¿y encima dices que casi no has dormido?

Page 32: “EL DÌA 16 - eruizf.com

32

- Bueno mi técnico yo no me acuerdo, estaba dormido - respondió riéndose Continuaron conversando por un rato esperando a ver si amainaba la llovizna, pero las condiciones no tenían trazas de mejorar; comieron dentro del helicóptero y luego procedieron a hacer un inventario de los víveres disponibles; calcularon que racionando con prudencia tenían para mantenerse más de un mes. - Mi capitán - exclamó Villalobos - creo que podremos solucionar lo del agua - ¿Si, qué has pensado? - - Las tapas de las tomas de aire de los motores, sólo habría que lavarlas bien - ¿Crees que sirvan, cómo piensas usarlas? - La Rosa estaba intrigado - Las lavamos bien, para que el agua no agarre sabor a combustible, y las usamos

para juntar agua de lluvia, parecen unas bateas - Villalobos sonreía contento mientras hablaba

- Buena idea Chauchilla - y luego, dirigiéndose a Gibaja - ¡¡Acción “trinche”!!

(bisoño) ponlas en un lugar adecuado, sitio no te va a faltar - dirigió la mirada a La Rosa - Mañuco, saca las cartas, hay algo que quiero verificar junto contigo

- Aquí las tengo, mi capitán - dijo La Rosa, al tiempo que las sacaba de uno de

los bolsillos del mameluco de vuelos y las desplegaba. - Según el planeamiento que hiciste debimos chequear vertical de El Milagro, pero

lo hemos visto a la izquierda, eso quiere decir que estamos a la derecha de la ruta

- Sí, pero no es gran cosa - A mi modo de ver creo que estamos fuera de la ruta, porque además, después

de El Milagro hemos seguido derivando hacia el norte - La Rosa no hizo comentario alguno - pero bueno, lo importante es tratar de ubicar nuestra posición actual - concluyó Gutiérrez.

Gibaja limpió cuidadosamente las tapas y las dejó dispuestas para recibir la lluvia que pudiera caer en las horas siguientes; alrededor de las cuatro de la tarde amainó la lluvia, pero el cielo permaneció encapotado; desesperanzados vieron morir el día, las horas habían transcurrido sin que escucharan otros sonidos que sus propias voces, ni aviones u otro indicio de que los estuvieran buscando.

Page 33: “EL DÌA 16 - eruizf.com

33

En las tapas se había acumulado un poco de agua pero, a pesar del esmero puesto al hacer la limpieza, sobre la superficie se veía flotar rasgos aceitosos y muchos mosquitos y mariposas; decidieron que era mejor aprovechar esa poco agua para hacer una nueva limpieza y si a la mañana siguiente no había agua suficiente bajarían por la quebrada hasta encontrarla; tendrían que aguantarse la sed hasta el día siguiente. TERCER DIA Desde su aterrizaje de emergencia tomaron sus puestos junto al radio y a los cartones y palos que habían juntado para hacer una fogata que ayudara a que los localicen, pero esperaron por horas y ni una sola vez escucharon ni vieron nada, aparte de los cerros que los rodeaban - Gibaja, llama al técnico Villalobos, vamos a conversar mientras almorzamos;

Mañuco, tenemos que tomar una determinación ¿Tú qué opinas acerca de salir por nuestros propios medios?

- Estoy de acuerdo, mi capitán, hasta el momento no hemos escuchado ni aviones

ni helicópteros, por dónde nos estarán buscando. Los cuatro, sentados dentro de la cabina viendo caer la lluvia, con el cuchillo de Jibaja abrieron dos latas de sardinas y dos paquetes de galletas; ese cuchillo era el único instrumento con que contaban para abrir las latas, afortunadamente Gibaja lo llevaba siempre consigo, que de no ser así no les hubiera sido fácil abrirlas; permanecieron en silencio hasta que habló el capitán

Page 34: “EL DÌA 16 - eruizf.com

34

- Bueno muchachos - dijo Gutiérrez empezando la conversación - llegó la hora de

las decisiones, escuché sus opiniones así que voy a decirles mis conclusiones y el porqué; les repito que en esto estamos todos, somos una tripulación, un equipo que debe estar totalmente de acuerdo con la decisión que se tome y bajo una sola idea.

Se quedó en silencio, como buscando las palabras más adecuadas para lo que tenía que decir, miró a sus subordinados y continuó - Considero que debemos de salir solos, por nuestros propios medios, caminando,

nadando o como sea - hizo una nueva pausa para ver el efecto de sus palabras; todos parecieron estar de acuerdo, se quedaron en silencio, expectantes a que reanude la explicación - Lo más importante es que estamos sanos y todavía fuertes, en buena condición física, de manera que este es el momento de salir caminando, tenemos víveres suficientes para intentarlo ¿Correcto? - La Rosa y Gibaja asintieron en silencio, moviendo la cabeza en señal de aprobación, en tanto que Villalobos permaneció serio, en silencio, sin aprobar ni rechazar la propuesta - En segundo lugar, tenemos un curso de agua que si lo seguimos nos llevará a un curso mayor y luego a otro, hasta salir.

- - No estoy de acuerdo , mi capitán - dijo Villalobos bruscamente –` la búsqueda

se hace por quince días y recién tenemos tres, debemos permanecer en el helicóptero , como manda el manual de supervivencia

- Miren alrededor – dijo Gutiérrez haciendo un movimiento circular con el brazo

extendido, luego señaló la parte más baja del terreno, donde la quebrada se perdía en una curva oscura y por donde discurría el agua en su camino hacia el lejano río - ése es el único camino que tenemos para salir de aquí; no hemos percibido nada que nos dé un indicio de que nos están buscando ¿Qué vamos a esperar? ¿Un milagro? No tenemos que llevar agua - continuó – lo cual es una gran ventaja, podríamos aguantar algunos días sin comer, pero no sin tomar agua; lo que tenemos para comer, sardinas, queso, mantequilla, son productos con mucha sal ¡Agua¡ ¡Agua es la clave! - pareció reflexionar por unos segundos y continuó - tenemos víveres, pero debemos llevarlos con nosotros, y esas latas pesan, mucho cuidado con ese detalle ¿Estás de acuerdo, Villalobos?

- No ........yo no estoy de acuerdo, mi capitán – Gutiérrez lo miró, sorprendido, pero

lo dejó continuar - creo que deberíamos esperar cinco días siquiera, pero si los tres creen que es lo mejor yo acato – luego, cambiando de tema, se dirigido nuevamente a Gutiérrez – ¿Se acuerda del accidente de esa chica Julianne Koepcke, la que sobrevivió al accidente a Pucalpa un 24 de Diciembre, mi capitán?

Page 35: “EL DÌA 16 - eruizf.com

35

- Claro ¿Por qué? - Gutiérrez esperaba que Villalobos fundamentara su posición de esperar cinco días, pero este continuó explayándose en el caso Koepcke

- Mi capitán, yo participé en ese rescate, y por mi experiencia en el monte le puedo

decir que lo ideal es tener las manos libres y llevar una vara gruesa para ayudarse

- Sí, ese es un detalle importante, cada uno llevará los víveres que crea va a

consumir; calculemos para ocho días, si llevamos mucho peso será más dificultoso, no sabemos cómo será el terreno más adelante y solo contamos con mi pistola, el cuchillo de Jibaja y ese machete viejo y con el mango roto ¡El colmo que ustedes que viven volando en la selva, lo hagan sin equipo de supervivencia! Ni un machete siquiera.

- La Rosa hizo un gesto de disgusto por las palabras de Gutiérrez - pero no dijo

nada - la cosa es que estamos aquí, y solos, por ahora saludables, pero con esta comida iremos de más a menos, no tenemos nada de harinas y estamos racionados, así que cuanto antes mejor

- ¿Cuándo partimos, mi capitán, mañana? - Preguntó Jibaja - Sí, mañana temprano, y ya que estamos de acuerdo empecemos a prepararnos En tanto seleccionaban las cosas que consideraban apropiadas para la caminata que les esperaba, Gutiérrez y La Rosa conversaban sobre las posibles contingencias que podrían encontrar, de lo cual surgió un amargo comentario - Mañuco, no tenemos una sola ayuda, sólo tenemos el machete que estaba en el

helicóptero de casualidad, el cuchillo personal de Jibaja y mi pistola - guardó silencio unos segundos y continuó - sigo sin entender cómo es que ustedes vuelan así, mes tras mes, sin lo mínimo indispensable para supervivencia sabiendo que en cualquier momento lo pueden necesitar.

La Rosa no respondió una sola palabra, apretó los labios y guardó hermético silencio. PRIMER INTENTO

Page 36: “EL DÌA 16 - eruizf.com

36

El día 14 amaneció algo menos nublado que los días anteriores y no había llovido mucho, optimistas tomaron el consabido desayuno de sardinas y galletas preparándose para partir, cada uno había escogido de entre sus pertenencias la ropa que le pareció más aparente para los días que les esperaban; habían calculado que con víveres para seis días sería suficiente, mas una pequeña reserva, no fuera a ser que a las finales les faltar comida; cada uno distribuyó las latas en los bolsillos de las ropas que estaban usando y en un pequeño atado que llevarían consigo. - Bueno, llegó la hora ¿Estamos listos? ¿Alguna pregunta antes de partir? ¿No se

olvidan de nada? - Todos asintieron, estaban listos Pasadas las ocho empezaron a caminar, el descenso era más o menos pronunciado pero no difícil, ninguno tenía ropa de protección para la lluvia y la vegetación, cargada de agua por la lluvia de la noche anterior, pronto los dejó empapados; a poco, conforme iban descendiendo la vegetación fue cambiando, más frondosa y de troncos más gruesos, y algo que no habían visto, ni sentido, antes de bajar: enormes tábanos marrones que los acosaban y picaban a través de la ropa, especialmente en la espalda. Cuando llegaron al fondo de la quebrada, dos horas después de partir, se encontraron en un ambiente lóbrego, la quebrada era muy angosta y las plantas prácticamente los cubría totalmente, descansaron unos minutos antes de emprender la marcha siguiendo el curso del agua; ya en ese momento supieron que cada gramo llevado demás pesaba demasiado. A la cabeza, como más joven, iba Gibaja abriendo trocha con el machete, no lo necesitaba permanentemente pero al tener el mango roto se le dificultaba cogerlo con fuerza, le había colocado un pañuelo para protegerse la mano, pero no tenía suficiente protección y constantemente tenía que ajustar el pañuelo para poder golpear. Una hora y media más tarde escucharon un rumor de agua que caía, siguieron avanzando, curiosos, y de pronto se encontraron con que el curso de agua caía formando una cascada de más de veinte metros de altura, vertical, sin posibilidad de bajar caminando. Desconcertados exploraron los alrededores buscando un paso para continuar; tras media hora de explorar se convencieron que no les sería posible sortear la caída, grandes peñascos cubiertos de musgo y helechos hacían peligrosa la exploración, un par de resbalones y la oscuridad reinante los convenció de que para poder continuar sería necesario bajar por la cascada misma.

Page 37: “EL DÌA 16 - eruizf.com

37

- Mi capitán, el helicóptero tiene un winche de rescate - Gibaja estaba entusiasmado - el cable es bastante largo, más que suficiente para la altura de la cascada, y podríamos bajar con el arnés.

- No hay más que hablar, descansemos media hora y ¡Media vuelta! a regresar al

helicóptero, lástima que no lo pensamos antes ¡Chauchilla, carga tu maleta nomás!

Dos horas después llegaron al punto por donde habían ingresado a la quebrada; el lugar, de por sí oscuro, estaba ya casi en penumbra, les faltaba aproximadamente otras tres horas de caminata, subiendo, por lo que decidieron pernoctar en el sitio y emprender el ascenso al día siguiente; en poco tiempo la oscuridad se hizo total, no veían a medio metro de distancia así que buscaron acomodo para pasar la noche donde estaban. Alrededor de las once de la noche empezó a llover, como no habían preparado refugio alguno ni tenían ropa impermeable, se cubrieron como mejor pudieron pero en contados minutos estuvieron hechos una sopa, la lluvia inmisericorde se les colaba por el cuello sin que pudieran evitarlo, se juntaron unos a otros buscando inútilmente algo calor y esperaron estoicamente hasta el amanecer; esa jornada les dejaría varias lecciones que aprovecharían posteriormente. Apenas la escasa luz del día lo permitió emprendieron el ascenso, caminaban sin hablar deseosos de llegar cuanto antes, acezaban deteniéndose cuando les faltaba el aire, con las piernas entumecidas por el esfuerzo y agarràndose de los arbustos y ramas para ayudarse; casi tres horas les tomó la subida. Una vez en el lugar todos se dirigieron al helicóptero, treparon a la cabina, se pusieron ropa seca y, sin ponerse de acuerdo, se echaron a descansar; derrengados, pronto los cuatro estuvieron profundamente dormidos. Ese día, 15 de octubre, Gibaja se sintió mal, empezó con unos retortijones que precedieron a accesos de diarrea que se repitieron una y otra vez durante el día, hasta seis veces; durante la noche no volvió a evacuar y no tuvo dolores, sin embargo en la mañana del día 16, en cuanto comió un pedazo de queso le volvió la diarrea, entonces dejó de comer. Todos estaban preocupados pues no tenían remedio alguno y sólo les quedaba esperar a ver si el organismo de Jibaja superaba el cuadro espontáneamente, de lo cual tenían dudas ya que no había posibilidad de cambiar la dieta; en 24 horas el

Page 38: “EL DÌA 16 - eruizf.com

38

malestar estomacal se hizo sentir, el suboficial estaba algo ojeroso y bastante pálido, la deshidratación era evidente. Gutiérrez observó con preocupación que el enfermo no presentaba cólicos abdominales, simplemente sentía urgencia de evacuar ¿Sería cólera o algo así? - Gibaja ¿Cómo te sientes? - Mi capitán, yo me siento bien, ya no me duele el estómago, pero tengo que

decirle que esta mañana evacué pura agua y algo como flema...... y sangre..... - Mi capitán - intervino Villalobos - yo sugiero que tome sangre de grado ¿Tú qué

dices “trinche”? Es buena para las úlceras estomacales, cicatrizante de heridas, tal vez con eso lo mejore ¿Qué dices “trinche”?

- Yo creo que sí debo tomar sangre de grado, mi capitán, daño no me va a hacer

y además no tenemos otra cosa ¿No? ¿Cuánto tengo que tomar, mi técnico? - Se toma poquito, solamente en las heridas se echa directamente; yo creo que

con seis gotas diluidas en agua tres veces al día, puede ser suficiente; mi capitán, no creo que le haga daño, probemos.

- Si tú estás de acuerdo, Gibaja, probemos y empecemos de una vez. Gibaja tomó las gotas a media mañana y luego en la tarde; el resto del día lo pasó sin molestia alguna. Gutiérrez, preocupado, no le quitaba el ojo de encima y vio que sacaba unos cables eléctricos y alguna otra cosa ¿Qué estaría haciendo? Como si le adivinara el pensamiento Gibaja se le aproximó con los cables y unas cubiertas de plástico - Mi capitán, creo que podemos hacer unas mochilas que nos servirán para no

cargar con estos ataditos y llevar la carga a la espalda - Eso sería excelente ¿Cuántas se pueden hacer, hay material para todos? ¿De

dónde has conseguido ese plástico? - Es el tapiz de los asientos que lo he despegado, hay más que suficiente para

los cuatro y las costuras las hacemos con alambre de frenar delgado Esa tarde empezaron a fabricarse sus propias mochilas, excepto Villalobos que prefería llevar sus cosas en su maleta de nylon.

Page 39: “EL DÌA 16 - eruizf.com

39

Al día siguiente, 16 de Octubre, terminaron de hacer las mochilas utilizando cables eléctricos y las fundas de los asientos del helicóptero; en la tarde, metidos en la cabina para protegerse de la lluvia, la conversación derivó al día de partida; Gutiérrez tomó la palabra, dirigiéndose a los tres restantes. - ¿Qué les parece si definimos cuándo partimos? - Los otros tripulantes dirigieron

su atención al capitán y en silencio aguardaron sus palabras - Chauchilla, que es hermano cargador del Señor de los Milagros - continuó - me dijo que pasado mañana, 18, sale el Señor en procesión; descansamos hoy y mañana ¿No les parece que es un buen día para partir? - Los tres estuvieron de acuerdo, partirían el 18.

LOS AGUARUNAS Desde el segundo día de búsqueda la orden para los pilotos de los helicópteros fue aterrizar en los puntos de su sector donde vieran población y pedir información de hora, dirección del vuelo, altura, etc., lo más detallado posible. Cada día los reportes de los pilotos de los aviones eran los mismos: no hay novedad, no se ha detectado rastro alguno. Transcurrieron cinco días y no se tenía resultado, se había sobrevolado una y otra vez los mismos lugares y empezaron a llegar versiones contradictorias unas y fantasiosas otras, y hasta hubo un incidente anecdótico protagonizado por Eco Bravo y su tripulación, y que él mismo relataría después. “Vimos un campo de fútbol, varias chozas, una de ellas, más grande que las otras ubicada adyacente al campo de fútbol; cuando sobrevolamos el lugar toda la gente, dividida en cuatro o cinco grupos, nos hicieron señas con los brazos, unos con más énfasis que otros pero todos, sin excepción, nos hacían señas para bajar. Aterrizamos en el centro del campo para afectar lo menos posible las chozas, aseguré y trabé los mandos y dejando los motores en mínimo descendí del helicóptero y me fui a darle el encuentro al grupo de gente que se dirigía hacia nosotros; mi preocupación era que no se acercaran mucho al rotor cola y se produjera un accidente, mejor era detenerlos a cierta distancia. Conmigo iban dos mecánicos, así que uno se paró cerca de la cola y el otro se quedó junto a la puerta del piloto.

Page 40: “EL DÌA 16 - eruizf.com

40

Pronto me dí cuenta que me había metido en un avispero, prácticamente todos tenían el rostro pintado y el pelo largo, unos con alguna pieza de ropa occidental, camisa o pantalón en extraña mescolanza con cushmas, camisetas y adornos de plumas en el hirsuto pelo; hasta ese momento todo estaba bien, no tenía nada de raro, el problema fue cuando llegaron a mi lado, hedían espantosamente, lo cual no me importaba, pero además todos estaban “masateados”, borrachos. En el primer grupo que se aproximó destacaba un aguaruna de pelo corto, al estilo occidental, vestido con pantalón y camisa ,descalzo pero reloj pulsera dorado y anteojos ahumados con grueso marco plateado, parece que no consiguió otros con marco más llamativo pero el que usaba era lo suficiente para darse pisto. Tratando de mostrarme amistoso, y con la esperanza de obtener alguna información le extendí el brazo al anteojudo con la intención de estrecharnos las manos, pero él puso su mano en la mía, flojamente, como si fuera un pescado, muy desagradable. Todos alrededor mío parloteaban en su lengua, de la cual por supuesto no entendí una sola palabra, así que me dirigí al anteojudo pero este también parecía no entenderme; después de unos cuantos intentos saqué la conclusión de que era el profesor y que estaban celebrando sabe Dios qué, el hecho era que apareció y me ofrecieron un “pate” de bordes negruzcos, a medio llenar de masato rosado. Pretendí “hacerme el sueco” y pasar el pate sin beber, pero el profesor insistió con gesto adusto; igual actitud asumieron los aguarunas que nos rodeaban así que hice de tripas corazón y me bebí tres largos tragos; habían hecho silencio pero cuando bebí y pasé el “vaso” de masato estallaron en risas y reiniciaron el parloteo. Durante cinco minutos traté de hacerme entender, pero no estoy seguro de haberlo conseguido; por mi parte no entendí lo que el profesor trataba de decirme, hablaba algo de castellano pero todo se volvía incoherente cuando, por no encontrar la palabra requerida, le metía palabras en su lengua nativa. Una vez más, extranjero en mi propio país.” LA VÍSPERA

Page 41: “EL DÌA 16 - eruizf.com

41

Ese día, 17 de octubre se despertaron más temprano que los anteriores, desayunaron lo de costumbre y de inmediato se dedicaron a prepararse para la partida, pero eran tan pocas las cosas que llevarían que prácticamente ya estaba todo listo casi antes de comenzar. Una hora más tarde dividieron lo escogido en cuatro grupos iguales, lo acomodaron en las mochilas y quedaron listos para partir - Mi capitán, creo que todo está listo - dijo La Rosa, que había asumido el control

y distribución de la impedimenta. - Si, creo que estamos listos - Gutiérrez permaneció en silencio unos instantes, y

continuó - no sé si ustedes piensan lo mismo, esto es un asunto personal, pero yo voy a escribir una carta, si ustedes lo hacen ya verán a quien se la dirigen para que cuando encuentren el helicóptero, si lo encuentran, sepan mas o menos qué pasó; Mañuco, hay que dejar un papel diciendo que bajaremos siguiendo el curso del agua, así les haremos más fácil la búsqueda.

Era noche cerrada, oscura, boca de lobo que le llaman; Chauchilla pensaba sobre cómo sería al día siguiente que emprenderían la marcha en busca de la civilización, de la salvación. Poco a poco el cielo se fue cubriendo de estrellas, al principio, tímidamente, se fueron asomando las más luminosas, brillaban como diamantes sobre terciopelo negro, después fueron apareciendo otras, más pequeñas, y otras y otras, hasta que la noche se hizo clara -.Si las noches van a ser como esta la caminata no será tan difícil como dice Gutiérrez, pero sería mejor todavía si saliera una buena luna nueva, o llena, me da lo mismo - Como si hubiese sido una orden empezó a mostrarse la luna iluminando todo con su luz plateada, mientras las estrellas desaparecían como avergonzadas ante tal luminosidad - Esto me hace recordar la vez que el Mono se perdió en la trocha de Teniente López regresando del barrio civil - Se había escapado para irse a “chelear” al barrio civil y al regresar salió de la trocha para orinar y ya no pudo encontrarla aunque estaba a solo dos metros , el monte le parecía igual por cualquier lado, asustado decidió no moverse hasta que amaneciera - Qué risa, hizo bien en no moverse ¿ Dónde estaría ahora,? Todavía perdido seguro - las carcajadas le sacudían los hombros, se atoró con su propia saliva y empezó a toser, alguien le dio unas fuertes palmadas en la espalda - ¡¡¡ Chauchilla, Chauchilla, despierta, estás soñando!!! - ¿Qué, qué, qué pasa? - en la oscuridad de la cabina era imposible ver su

expresión de desconcierto - Nada, chistoso, estabas soñando en sabe Dios qué y te has puesto a reír y a

toser como un loco; ya déjanos dormir.

Page 42: “EL DÌA 16 - eruizf.com

42

OCTAVO DÌA - LA PARTIDA Día 18 de Octubre de 1974, octavo día desde su aterrizaje forzoso, siete y treinta de la mañana; iniciaron su caminata, más preocupados que la primera vez, en su fuero interno todos se hacían la misma pregunta ¿encontraremos otros barrancos, más difíciles que el que sorpresivamente hemos hallado? Paso a paso fueron avanzando hacia la garganta por la cual habían descendido anteriormente, casi al unísono, sin ponerse de acuerdo, antes de perderlo de vista, los cuatro voltearon a mirar por ultima vez a “su helicóptero“que ahora yacía como muerto, inmóvil, solitario y silencioso, abandonado ¿Lo ubicarían alguna vez? Descendieron por la misma ruta que habían seguido antes, prácticamente caminaron sobre sus propias huellas pues el terreno no les permitía desviarse; el descenso fue tan agotador como la primera vez pero urgidos por la necesidad de llegar cuanto antes a la cascada trataron de avanzar lo más rápido posible, sólo se detenían cuando les era imprescindible, querían llegar e iniciar el descenso de la cascada lo más temprano posible, les preocupaba que no hubiera horas de luz suficientes para completar la operación con seguridad, el entorno era de por sí muy oscuro y en la zona de la cascada más aun , la quebrada se angostaba y la vegetación la cubría de un lado al otro como una cúpula impenetrable impidiendo la entrada de la luz del sol. Al llegar se detuvieron a descansar, cansados y sudorosos; Gutiérrez miró la hora y comprobó lo que se temía: habían ganado solamente quince minutos al tiempo que habían calculado, si se podía llamar tiempo ganado, ya que todos estaban casi agotados; Gibaja se había mantenido todo el tiempo a la cabeza del grupo caminando lo más rápido siguiendo lo planeado, pero era evidente que no había sido lo más conveniente. - ¿Cuántos años tienes Gibaja? - el suboficial miro extrañado al capitán - Veinticinco, mi capitán, soy del año 1959 - ¿Cuándo saliste de la Escuela de Suboficiales?

Page 43: “EL DÌA 16 - eruizf.com

43

- En enero de este año, mi capitán - Con razón corres como un gamo ¿Haces algún deporte? - Paleta frontón mi capitán, todos los días en la base - ¡Y encima seguro que eres de la sierra! - Si, mi capitán; soy de Calca, en Cuzco Como más joven, y deportista, Gibaja se repuso antes que sus compañeros y, casi de inmediato, se puso a preparar lo necesario para la operación que deberían realizar; desenrolló el cable y lo revisó buscando hilos rotos, lo extendió para evitar que se enrede y preparó el arnés para el descenso; un par de minutos después el grupo estaba reunido discutiendo la mejor forma de efectuar el descenso. Después de examinar concienzudamente el lugar decidieron que el mejor lugar era por el centro de la cascada, al estar libre de vegetación podían vigilar mejor los puntos de apoyo por donde correría el cable y así disminuir las posibilidades de que se enganche o se trabe durante el descenso; el problema no era el agua, ya que por la quebrada corría apenas unos treinta centímetros, y la cascada era en realidad muy pequeña, el verdadero problema era que el hombre que estuviera descendiendo estaría literalmente en manos de sus compañeros, no tendría puntos de apoyo, colgado a una altura de aproximadamente veinte metros y con el agua cayéndole encima. Quisieron hacer una especie de polipasto utilizando las rocas para disminuir el esfuerzo, pero sólo les fue posible hacer dos curvas seguras, los descensos tendrían que hacerse prácticamente a pulso; en ese momento se hizo evidente otro problema: el cable, al ser tan delgado, les cortaría la piel si no tenían la protección adecuada, lo que los haría soltarlo y la persona que estaba suspendida con el arnés terminaría estrellándose en el fondo rocoso. - Gibaja, tú serás el primero en bajar ¿Algún inconveniente? – dijo Gutiérrez - Ninguno, mi capitán ¿Puedo llevar el machete? - Sí, está bien, lleva el machete, pero deja tu cuchillo Rápidamente Gibaja se colocó el arnés sin dudar, se metió al agua y se ubicó boca abajo con los pies hacia el borde de la caída, se estremeció de frío cuando el agua, helada, entró por el cuello y le mojó la espalda; miró al capitán y levantó el pulgar de

Page 44: “EL DÌA 16 - eruizf.com

44

la mano derecha, el capitán le hizo un gesto de aprobación con la cabeza y devolvió el saludo con el pulgar. Los tres se protegieron las manos con sus propias ropas sacadas de las mochilas, se acomodaron para asentar bien los pies y tensaron el cable; Gibaja los miró por última vez y se descolgó de espaldas al vacío, desde ese momento su suerte quedó en manos de sus compañeros, poco a poco fue descendiendo, lentamente, deteniéndose de cuando en cuando mientras el torrente le caía encima empapándolo íntegramente; en una última parada, cuando estaba casi tocando las piedras con los pies se detuvo el descenso, desesperado, cayéndole el agua empezó a gritarles para que suelten el poco cable que faltaba, pero con el ruido de la cascada era imposible que lo escucharan. A pesar de haberse envuelto las manos con varias vueltas de ropa esa protección era absolutamente insuficiente, el delgado cable les hacía daño, soportaron estoicamente los primeros metros deteniéndose cuando el dolor era ya intolerable; por la cantidad de cable que habían soltado suponían que Gibaja ya estaría cerca del fondo, pero no sabían cuan cerca porque previamente no habían medido la distancia ¿A un metro, a medio metro, a dos metros? Detuvieron el descenso para aliviar por un momento la presión del cable que se clavaba inmisericorde; descansaron cerca de un minuto y luego reiniciaron el descenso, grande fue su sorpresa cuando vieron que no habían soltado ni un metro cuando este se aflojó indicando que Gibaja había alcanzado su destino. En segundo término hicieron descender a Villalobos, ya con la experiencia anterior tomaron otras precauciones haciendo que el descenso fuera más controlado, hasta que faltando algo menos de medio metro creyeron que ya había llegado al fondo y soltaron el cable sorpresivamente, Villalobos terminó echado en el cauce , y con él su maleta “americana” Para el descenso de La Rosa y Gutiérrez invirtieron los papeles, el extremo libre del cable se lo lanzaron a los que estaban abajo y ellos sirvieron de contrapeso para los que estaban descendiendo, en último término bajó Gutiérrez. Todos estaban empapados, cansados por el esfuerzo y por la tensión del descenso, la tarde caía rápidamente y la luz era cada vez más pobre, era preciso reorganizarse y una vez más Gutiérrez dio órdenes precisas - Chauchilla, recoge el cable y el arnés, Gibaja, corta unas ramas para hacer el

soporte de un refugio para la lluvia, Mañuco, vamos a sacar unas hojas grandes y ramas para hacer el techo, este remojón nos puede hacer daño, y peor si esta noche llueve; pónganse ropa seca, si encuentran.

Page 45: “EL DÌA 16 - eruizf.com

45

Todos se pusieron en acción frenéticamente, no querían que los gane la oscuridad y pronto estuvieron amarrando palos y ramas para hacer el refugio; terminaron aun con algo de luz, buscaron entre sus ropas alguna que estuviera seca pero no tuvieron mucho éxito, todo estaba mojado, total o parcialmente; no tenían combustible, ni leña seca ni fósforos, esa noche sería terrible. Se acomodaron bajo el techo del refugio y se prepararon para su primera comida del día: dos latas de sardinas para los cuatro, no era mucho; transcurrieron las horas monótonamente, se juntaron unos a otros en procura de calor que no conseguìan, hasta que aproximadamente a las diez de la noche empezó a llover bastante fuerte, por unos breves segundos les pareció que no se mojarían pero el agua empezó a escurrirse entre las hojas y pronto estuvieron bajo casi una ducha. Esa noche fue una de las muchas noches de tortura; si no era la lluvia eran los tábanos, insistentes, molestos, o los zancudos, o ambos. Amanecieron mojados y ateridos, doloridos, se sentían como si los hubieran golpeado y las perspectivas no eran buenas, recién empezaban y no sabían cuantas noches iguales, o peores, les aguardaban. Y fueron muchas.

LA TRAVESÍA El día 19 iniciaron la jornada con nuevos ánimos, sentían que haber salvado el obstáculo que significaba la cascada era haber empezado verdaderamente a acercarse a la civilización, por lógica la quebrada iría ampliándose y seguramente pronto encontrarían campesinos; después de ver minuciosamente las cartas el capitán Gutiérrez había dicho que estaba seguro que en tres o cuatro días estarían a salvo, y confiaban que así sería. Si bien la vegetación era abundante y abigarrada, en este punto parecía más densa aun, era sumamente difícil avanzar en medio de esas zarzas que les rasgaban la ropa y la piel y que llegaban prácticamente hasta el borde de la quebrada; tuvieron que caminar un buen trecho por el agua, sólo por momentos se podía caminar por la orilla, en vez de abrirse la quebrada parecía cerrarse sobre ellos, ya casi parecía un túnel por lo oscuro del ambiente. Y el frío, siempre el frío. El día 20 no fue muy distinto, excepto por un incidente que podría haber sido hasta cómico si no fuera por la gravedad de la situación; avanzaban por la orilla, que era cada vez más difícil para caminar cuando vieron que al fin la quebrada parecía abrirse; donde parecía terminar la parte más angosta y donde el agua era más tumultuosa, y como para facilitarles las cosas, vieron un puente natural, un grueso

Page 46: “EL DÌA 16 - eruizf.com

46

tronco que iba de lado a lado de la quebrada, justo cuando les era obligado cruzarla; Gutiérrez, dando el ejemplo como siempre, subió y empezó a caminar lentamente, un paso tras otro, Gibaja se aprestó a seguirlo pero retrocedió cuando vio a Gutiérrez empezar a sacudirse frenéticamente las piernas, enormes hormigas, grandes y negras, le subían por la ropa, sin pensarlo dos veces se lanzó al agua para librarse de los peligrosos insectos y sus dolorosas mordidas; el agua no era profunda, apenas unos treinta centímetros pero igual terminó nuevamente empapado; sus tres compañeros prefirieron cruzar por el agua. Llovía casi día por medio y después de esa primera oportunidad no volvieron a intentar siquiera hacer otro refugio, en las noches se agrupaban y se sentaban espalda con espalda hasta el amanecer para darse algo de calor, las lluvia les caía casi directamente, no tenían forma de guarecerse cubriéndose como podían y con lo que podían, que no era mucho, los tábanos y zancudos los acosaban día y noche y las plantas les destrozaban la ropa , especialmente a Gibaja, que era el que siempre iba en punta y a quien Gutiérrez le regaló un overol de vuelos, color naranja, porque el suyo estaba ya inservible. Gibaja había llevado consigo dos botellas pequeñas, de bebidas gaseosas, llenas con sangre de grado que había demostrado su utilidad cuando estuvo enfermo del estómago y cuando Gutiérrez se cortó la cara con el machete mientras abría trocha, él mismo no sabía cómo es que la hoja rebotó y le hizo un corte superficial, algo similar le sucedió a Villalobos que se hizo un corte en la mano y en ambos casos la solución fue la sangre de grado, las heridas curaron rápidamente y no hubo infección y, aunque era incómodo su transporte, las cuidaban con es mero pues no sabían cuándo podrían necesitarlas. Ante el temor de encontrarse aun lejos de la salida decidieron disminuir las raciones, al punto de consumir solamente una lata de sardinas entre los cuatro en todo el día; a eso se sumó la repugnancia que desarrolló Villalobos hacia los enlatados, tanto al jamón como a las sardinas y al queso, aducía que le caía mal y que le provocaba náuseas; se negaba a comer y pronto se notó que estaba debilitándose rápidamente, en las noches se dormía temprano con un sueño pesado hasta la mañana siguiente, sin interrupción, y había que despertarlo con algo de brusquedad. El día 21 la situación se puso tensa, Villalobos era ya definitivamente una rémora, cuando se retrasaba demasiado Gutiérrez disimuladamente disminuía el ritmo de marcha para darle oportunidad a que se acerque al grupo, pero sus paradas eran cada vez más frecuentes y Gutiérrez decidió enfrentar directamente el problema - Villalobos ¿te sientes muy cansado? - Un poco mi capitán, pero con un poco de descanso se me pasa

Page 47: “EL DÌA 16 - eruizf.com

47

- Cada vez te retrasas más, no podemos avanzar como deberíamos, estamos

comiendo poco pero tú comes menos todavía ¿Crees que vas a poder seguir así? ¿Por qué no comes?

- Me dan náuseas mi capitán, no puedo tragarlo - ¿Te das cuenta que estás cada vez peor, por qué no dejas esa maleta que

arrastras como si tuvieras un tesoro? - Noo mi capitán, de ninguna manera la voy a dejar - respondió secamente con

terca actitud - ¡Tú verás, nosotros no te vamos a cargar tu maleta, allá tú!

Durante los días de convivencia en Intuto se había desarrollado una fuerte relación personal entre Gutiérrez y La Rosa, ambos de buen carácter pero de acendrada formación militar se complementaron perfectamente entablando una amistad franca y sincera que se había puesto de manifiesto en más de una oportunidad y que pronto se vería sometida a prueba. Después de la áspera conversación sostenida entre Gutiérrez y Villalobos el ambiente quedó enrarecido, Gibaja se apartó del grupo permaneciendo taciturno y pensativo, como si algo le molestara interiormente y que no se animaba a expresarlo; con cada minuto que transcurría era más evidente la debilidad de Villalobos, pronto colapsaría ¿ Y entonces? - Mi capitán - dijo Gibaja de sopetón, mientras se acercaba - estamos perdiendo

tiempo, yo me voy a adelantar para buscar ayuda - ¿Cómo dices? ¿Que te vas a adelantar? - Gutiérrez se puso de pie y lo enfrentó,

La Rosa igualmente se incorporó permaneciendo a la expectativa - ¡Estamos juntos y juntos vamos a continuar! Sigue descansando que yo te avisaré cuando sea necesario.

- ¡Pero es que estam........ – Gutiérrez lo interrumpió sin dejarlo continuar - ¡Yo te voy a avisar cuando se tome otra decisión! - Jibaja mantuvo la mirada un

par de segundos y se apartó sin decir más.

Gutiérrez y La Rosa se volvieron a sentar, Gibaja se alejó unos metros y se sentó, solo, apartado de los dos oficiales y de Villalobos que dormía pesadamente.

Page 48: “EL DÌA 16 - eruizf.com

48

- ¿Qué opinas Mañuco? - Gutiérrez estaba preocupado, aunque no lo demostraba.

- Me parece que la situación se agrava, a Gibaja lo veo muy inquieto, medio

desesperado ¿Qué vamos a hacer si Chauchilla “se echa”? - No sé, ya veré cuando se dé la situación, solamente una precisión que creo que

es hasta innecesario preguntarte ¿Me vas a apoyar en la decisión que tome en ese momento?

- ¡Daniel, mi capitán! Claro que no era necesario preguntármelo, pero me alegro

que lo hayas hecho porque así tengo la oportunidad de decírtelo directamente, te apoyaré hasta las últimas consecuencias, las que sean, tenlo por seguro

- Sabía que esa iba a ser tu respuesta; este es un primer campanazo de una

situación que puede llegar a la insubordinación. Ya veremos. Se quedó sumamente preocupado, la crisis era inminente y Gutiérrez quería estar preparado; era más que evidente que Villalobos estaba a punto de desfallecer, las alucinaciones que había tenido eran la demostración de que estaba cerca del colapso, quizás fuera ese mismo día. Ojalá no fuera así. De otro lado, Mañuco también denotaba agotamiento, desde el día anterior se retrasaba y su respiración era algo entrecortada y sibilante ¿Tendría fiebre? Parecía tener alguna afección a los bronquios y el rostro lucía algo encendido, aunque él decía que era por la caminata y que se sentía bien. Cansado pero muy lejos de estar agotándose, la energía y entusiasmo del capitán no decayeron un instante y constantemente los animaba a no desmayar; Gibaja era el que mejor aspecto tenía, era evidente que los días de frío, lluvia y hambre no le habían afectado tanto como a los otros. Si Villalobos se rendía ¿Qué hacer? ¿Abandonarlo? Nunca ¿Cargarlo? Imposible! ¿Dejarlo acompañado, mientras los otros dos continuaban en busca de ayuda? ¿Dejar que Gibaja, por estar en mejores condiciones, parta solo en busca de ayuda? ¿Cuántos días podrían soportar? ¿Qué hacer? Estas y otras preguntas lo atormentaban, sabía que sería una decisión muy difícil ¿A cuantos condenar, a uno o a dos? ¿Y a quien?

Page 49: “EL DÌA 16 - eruizf.com

49

VERSIONES CONTRADICTORIAS El día 20 de Octubre en la tarde, décimo desde la desaparición del MI - 8, llegaron a la zona de búsqueda un hermano y un cuñado del capitán Gutiérrez, venían directamente de Lima y estaban ansiosos por conocer la información que pudieran proporcionarles; el oficial que los recibió les informó brevemente que Eco Bravo, Jefe de Búsqueda o JEBUS , en ese momento se encontraba volando pero que regresaría en una hora aproximadamente y que sería él quien les daría toda la información posible, mientras tanto podrían alojarse y descansar. Por supuesto que lo que querían no era descansar sino recibir alguna información que les diera luces respecto de la búsqueda, por lo que antes de diez minutos estuvieron reunidos con el oficial que los recibió a su llegada. En Lima habían sido informados en términos generales de lo que se estaba haciendo, pero la angustia de no saber el paradero del hermano los había empujado a constituirse en el campamento base de la búsqueda y querían, necesitaban, cerciorarse de que se estaba haciendo lo posible por ubicar a la tripulación desaparecida, mientras charlaban miraban constantemente el reloj hasta que les avisaron que el helicóptero llegaría en diez minutos. No habían transcurrido tres minutos aun cuando un “montaraz” señaló en una dirección determinada y anunció que el helicóptero ya estaba cerca, todos aguzaron el oído pero nadie escuchaba el característico sonido de las palas; un par de minutos más tarde recién se empezó a escuchar el “flapeo” del rotor acercándose al campamento por la dirección que antes había indicado el montaraz El rotor no se había detenido aun cuando “Eco Bravo” descendió del helicóptero y se dirigió directamente al grupo formado por los hermanos, el oficial que los recibió y otros miembros del equipo de búsqueda - Hola, buenas tardes, soy el JEBUS - Eco Bravo se acercó extendiendo la mano

para saludarlos - Hola Mayor, buenas tardes ¿Le avisaron de Lima que veníamos? - la pregunta

parecía haber sido hecha más por compromiso que otra cosa, tal vez no sabían cómo enfocar el tema directamente.

- Sí, claro, en Lima les habrán informado de lo que estamos haciendo acá - Eco

Bravo encabezó la marcha hacia las instalaciones - vamos conversando por el camino - dijo, mientras se dirigía hacia el comedor, lugar de las reuniones diarias después de los vuelos

Page 50: “EL DÌA 16 - eruizf.com

50

Al llegar al comedor se sentaron los cuatro alrededor de una mesa, Eco Bravo, el oficial que los acompañaba y los dos hermanos; el empleado se acercó solícito para ofrecerles algo de beber y los cuatro se inclinaron por pedir café; durante veinte minutos el JEBUS les fue informando, carta en mano, los detalles de la búsqueda - Ahora las cosas se han puesto más difíciles, espero que lo comprendan; como

hemos sobrevolado varias veces por la misma zona, los pobladores caen en confusión y nos informan que han visto un helicóptero tal día, a tal hora en tal punto; como ven, llevamos un registro detallado de nuestros vuelos y hemos comprobado, más de una vez, que se trata de alguno de nuestros propios vuelos de búsqueda - los hermanos escuchaban atentamente y hacían preguntas cuando querían alguna precisión - además esta gente confunden los días transcurridos, y al final no saben precisar si lo que vieron fue hace tres o cuatro días, tú les preguntas

- “Entonces ¿fue hace tres o hace cuatro días? “ - “Si, hace tres o cuatro días “ - “¿Hace tres días? “ - “Sí, hace tres días “ - “¿Tres o cuatro días?” - “Sí, hace cuatro días” - Parece que para ellos lo importante no es el día, sino el hecho en sí ¿Cómo

confiar en lo que nos dicen? - continuó Eco Bravo - ahora mismo, esta mañana, hubo una supuesta información que trajo una aguaruna

- ¿Qué, qué decía la aguaruna? - preguntó el hermano - Desde el comienzo sonó fantasioso, pero no quise dejar de averiguar si había

algo de cierto - ¿Pero qué decía la aguaruna? - se impacientó el cuñado. - Cuando vino al campamento primero habló con un técnico y él la llevó a mi

presencia, lo delicado fue que ella había venido expresamente, surcando dos días, para contarme que su marido le había dicho que “había visto caer el helicóptero al medio de una laguna”, y que ella sabía que allí vivían unos indios malos que se comen a los humanos

Page 51: “EL DÌA 16 - eruizf.com

51

- ¿Y qué pasó? - Lo que pasó fue que cuando hice venir al marido este salió con que a él le habían

contado de la existencia de esa cocha y esos indios malos pero que él nunca había ido por ahí; o sea un cuento chino. ¿Qué hacer? No podemos desestimar dato alguno, especialmente si no tenemos ninguna información.

- Mayor, el panorama que nos ha pintado es muy pesimista, prácticamente nos ha

dicho que no saben qué más hacer ¿Es así? - Sí, así es - el Jefe de Búsqueda hizo una pausa, los rostros de los hermanos

se nublaron, anonadados guardaron silencio unos segundos. - ¿Entonces.....? ¿No se puede hacer nada más? ¿Pero van a seguir buscando,

no? - Sí, por supuesto, pero.....- el mayor parecía dudar entre continuar o guardar

Silencio - Por favor, si tiene algo que decirnos hágalo ahora, para eso hemos venido - Está bien, escuchen; por ley vamos a seguir buscando una y otra vez, hasta por

quince días, pero ese no es el punto - el mayor tragó saliva, tomó aire y continuó - ustedes han visto cómo es el terreno, variado pero siempre difícil, podrían estar en cualquier lugar y nosotros no verlos, y ya llevamos diez días buscándolos sin resultado alguno, no hemos conseguido ni un solo indicio o información, prácticamente estamos dando palos de ciego

- Y eso ¿qué significa? - Mi opinión personal, por mi experiencia, y disculpen si soy muy crudo - lo dijo de

corrido y continuó sin pausa - si ellos no salen por sus propios medios sus posibilidades son casi nulas, ya ha pasado demasiado tiempo. Lo siento.

Los hermanos se miraron entre si, en silencio, abatidos guardaron silencio asimilando lo que acababan de escuchar - Entonces ¿qué nos sugiere? - - Si quieren pueden quedarse con nosotros, eso no es problema, me gustaría

decirles otra cosa pero en realidad no nos ayudarían en nada - los hermanos se levantaron e hicieron un aparte para conversar entre sí.

Page 52: “EL DÌA 16 - eruizf.com

52

- Mayor, vamos a conversarlo entre nosotros y luego le avisamos qué vamos a hacer

Diez minutos más tarde buscaron al mayor para comunicarle su decisión; regresarían a Lima al día siguiente.

DESILUSIÓN El día 24 de octubre, catorce desde el accidente, empezó con cierto pesimismo, a Villalobos hubo que sacudirlo varias veces y enérgicamente para que despertara y cuando lo hizo parecía no entender muy bien dónde se encontraba. El grupo se aprestó a partir, con la ropa sucia y rota su aspecto era realmente deplorable, mientras los otros se acomodaban las mochilas Villalobos se puso en pie con dificultad, cogió su maleta y se aprestó a partir; poco a poco se iba rezagando del grupo obligándolos a esperarlo, en su caminar vacilante se notaba el esfuerzo que hacía para no rendirse, pero era evidente que las fuerzas lo iban abandonando rápidamente. Ese día apenas si avanzaron, más o menos al medio día se percataron que la vege tación se hacía menos densa conforme avanzaban, esto les dio ánimo suponiendo que ya estaban cerca a algún lugar poblado y continuaron avanzando lo más rápi do que las fuerzas se los permitía; por una hora caminaron con la ilusión de la próxima salida pero al llegar se encontraron con una zona despejada de vegeta ción pero ninguna señal que les hiciera ver que era obra de la mano del hombre; desilusionados se sentaron a descansar en tanto que Gibaja volvía sobre sus pa sos para ayudar a Villalobos, y su maleta - Mañuco, hoy te he visto más preocupado que otros días - No sé por qué hoy me he acordado mucho de Amalia mi esposa y de mi hijita,

Patty, tiene solamente seis meses - pero no le dijo que, además, sentía fuertes escalofríos y que cuando aceleraba un poco el paso le faltaba el aire hasta casi ahogarse.

“Siento que ya no puedo más, no sé si Danny se ha dado cuenta y no me dice nada o es que realmente no lo ha notado, no puedo decirle que yo también quisiera descansar más pero eso sería dejarlo solo, y a Gibaja lo veo muy inquieto y malhumorado, no puedo bajar la guardia, aguantaré lo más que pueda ¿Acaso en

Page 53: “EL DÌA 16 - eruizf.com

53

este monte va a encontrar una farmacia o un médico para que me ayude? Estos bronquios siempre me han hecho pasar malos ratos, ojalà no se me cierre más el pecho ¡Aguanta, aguanta! - Te persignas con frecuencia ¿Eres muy devoto, de quien? – preguntó Gutièrrez - Soy devoto de la Virgen, siempre lo he sido - ¿De dónde nace esa devoción, tu familia es muy católica? - Mi familia es católica, todos somos practicantes, yo nací el 5 de Mayo, mes

consagrado a la Virgen y he estudiado en el La Salle, hay mucha devoción - Así que ellas dos son las mujeres de tu vida - Noo, también está mi sobrinita Lourdes, hija de mi hermana Malena, ellas son

mis chocheras - por el tono de voz y las inflexiones Gutiérrez comprendió que estaba cayendo en terreno peligroso, La Rosa se estaba poniendo melancólico, exactamente lo que quería evitar el capitán, trató de darle un tono más ligero a la conversación

- Oye Mañuco ¿El “Pucacuro” también va a misa? - lo dijo sonriendo, invitando a

La Rosa a tomarlo como, una broma; este lo tomó así y respondió de la misma forma, arrastrando las palabras en tono igualmente informal

- Sìììì mi capitán, mi papá, el “co-man-dan-te“ La Rosa, también va a misaaaa –

ambos se rieron francamente; esa risa tuvo un efecto mágico, fue suficiente para recupera el ánimo; se quedaron en silencio por un rato hasta que La Rosa volvió a hablar

- Danny ¿No crees que todo esto que nos está pasando es casi un milagro? - No lo sé, pero si no lo es está muy cerca de serlo, mira la cantidad de cosas que

nos han sucedido y aquí estamos - Yo pienso lo mismo, y además me ha dado la oportunidad de conocernos como

personas, como hombres, y me siento muy orgulloso de saber que somos amigos, amigos especiales porque en situaciones especiales como esta es cuando se ven a los hombres en su real dimensión y calidad - Gutiérrez lo miró intrigado, mientras La Rosa continuaba hablando - en estos días me he dado cuenta de lo que vales, y vales mucho.

Page 54: “EL DÌA 16 - eruizf.com

54

- Gracias Mañuco, he tratado de hacer las cosas lo mejor posible, nada más, pero si bien las cosas en algún momento se pusieron difíciles tu apoyo constante me ha ayudado mucho, lo cual te agradezco

- Lo que yo quería decirte, Danny, es que me harías un gran honor si aceptaras

ser padrino de mi hijita cuando regresemos a Lima, a mi señora le encantará cuando le cuente las que hemos pasado y todo lo que has hecho por el grupo

Gutiérrez guardó silencio unos segundos mientras La Rosa, expectante, aguardaba su respuesta - Mañuco, efectivamente nos hemos conocido y estamos viviendo algo especial,

el honor será para mi, sé cuanto significa un primer hijo y me has hablado tanto y con tanta ilusión de tu hijita que la quiero sin siquiera conocerla ¡Claro que quiero ser el padrino! ¡Tremenda fiesta que vamos a hacer!

- ¿Y tú Danny, cuántos hijos tienes? - Yo tengo tres, dos hombres y una mujercita que es la segunda, esa es mi engre Ìda, yo le digo “mi negrita”, es una castañuela y siempre está alegre; ya la vas a conocer – Gutiérrez comprendió que, sin querer, él también estaba cayendo en la trampa de la soledad y la nostalgia y cortó la conversación, cerró los ojos y perma neció en silencio, la incertidumbre lo hacía dudar ¿Estarían cerca del ansiado río? ¿Alcanzarían a salir? ¿Mañuco y Chauchilla tendrían fuerzas suficientes? ¡Los ten go que sacar de esto como sea! Ambos se quedaron encerrados en sus pensa mientos

Gibaja ayudó a Villalobos a acomodarse, lo recostó en un tronco cerca del capitán y el teniente y se sentó a su lado en silencio, no había pasado ni medio minuto y ya Villalobos dormía plácidamente; el suboficial se puso en cuclillas - Mi capitán, yo lo veo muy agotado a Chauchilla; apenas puede caminar, me

parece que los pies ya no le dan más, mire, ya se quedó dormido - Gibaja, su situación se está volviendo crítica, por más que le damos vueltas no

encontramos alternativas; fíjate que no hemos escuchado a ningún “fierro” que nos esté buscando, no tenemos cómo hacer señales para que nos vean, si acaso alguno viene, la vegetación es muy cerrada y no nos verían así pasaran sobre nosotros, o sea que no podemos quedarnos aquí ¿Sí o no? - no esperó respuesta y continuó - tenemos que seguir avanzando y ojalá encontremos a alguien; estuve estudiando la carta y si tenemos suerte podremos llegar a la carretera a

Page 55: “EL DÌA 16 - eruizf.com

55

Tamborapa, ahí detenemos al primer carro que pase y aunque sea a punta de pistola nos llevan

- ¿Usted cree, mi capitán? - dijo Gibaja - Sigamos caminando, ten confianza, acompaña a Villalobos - se quedó en silencio

un momento esperando que Gibaja se alejara y prosiguió - la preocupación en este momento es Chauchilla, yo no creo que aguante un día más y entonces ¿Qué haremos? No podemos dejarlo, y no podemos llevarlo ¿Dividir el grupo? ¿Quien se queda con él? Si dividimos el grupo el que acompañe a Villalobos no sabrá si logramos salir y viene el auxilio en camino o qué ha sucedido.

- Creo que solo nos queda tratar de seguir hasta donde podamos, y ahí veremos

qué es lo que debemos hacer, yo creo que ya estamos por salir, ojalá aguantemos, yo también me siento ya muy cansado y lo de Chauchilla es una mala señal

- No, Mañuco, tú estás entero todavía, Villalobos está que no puede ya casi

caminar por el dolor de pies, es más viejo que nosotros y encima no quiere comer nada; creo que lo único que lo mantiene en pie es su fuerza de voluntad.

- No Danny, no me siento muy bien, y hasta creo que estoy un poco afiebrado,

esto de estar todo el tiempo con la ropa mojado por la lluvia me ha fregado, la nariz me destila como un caño y siento el pecho medio cerrado, debo estar mal de los bronquios, al salir para esta comisión me bombardearon con antibióticos, tal vez demasiado.

- Tienes que aguantar Mañuco, estoy seguro que ya estamos próximos a salir.

- Claro que voy a aguantar, no te preocupes Esperaron media hora más, con esfuerzo despertaron a Villalobos y reemprendieron la marcha, esta vez a ritmo más lento para no separase mucho; en las horas de día que les quedaba apenas si avanzaron, el terreno por el que caminaban era bastante mejor, la quebrada era más ancha y ya no tenían que caminar por el agua, como tantas veces lo habían hecho antes ¿Sería eso lo que había afectado los pies de Villalobos? Desde que partieron no se habían descalzado una sola vez, las botas estuvieron siempre húmedas, cuando no mojadas o llenas de agua. - ¡¡ ESCUCHEN!! - Gibaja se había detenido con una mano en la oreja tratando

de escuchar algo que nadie más había oído - parece como golpes, pero se detienen

Page 56: “EL DÌA 16 - eruizf.com

56

Se detuvieron tratando de oír algún sonido o ruido fuera de lo normal, pero por más que aguzaban el oído no escucharon nada extraño, sin embargo Gibaja insistió hasta por dos veces más con los mismos negativos resultados; decidieron dar voces de alarma por si fuera cierto lo de los golpes que ellos no habían escuchado y gritaron varias veces a coro, pero nunca recibieron respuesta. Ese día caminaron hasta cuando la luz lo permitió; Villalobos sacaba fuerzas de flaqueza y, aunque lentamente, continuaba caminando, se detenía con frecuencia paro se negaba a rendirse......y a abandonar su maleta. “Me siento muy, muy cansado, ya no aguanto los pies, pero ¿Que deje mi maleta? ¡Que deje mi maleta, que deje mi maleta! ¡No la voy a dejar! Estos creen que es por la ropa americana que traje ; claro que quería conservarla, pero eso fue al comienzo, no entienden que en la situación en que nos encontramos mi maleta “tiene” que estar conmigo, no se dan cuenta que dejarla sería rendirme, y eso de ninguna manera, aunque sea arrastrándome yo voy a seguir........... Si no como es porque de sólo oler las sardinas me dan arcadas ¿No entienden que no puedo? ¡No puedo! y menos mantequilla sola ¿Por qué me da tanto sueño, estaré muy débil? El Señor de los Milagros me va a ayudar, van a ver...... ah, y no me creen que he visto a alguien en el monte........yo he sentido que me miraban y cuando he volteado alguien se escondió, no sé si es mujer o un hombre de pelo largo, tal vez son los indios ¡Tres veces! Y no me creen porque dicen que ellos no han visto nada ¿Y entonces por qué gritan pidiendo ayuda si no hay nadie? No estoy viendo visiones ¡Ellos son los que están mal!”

Page 57: “EL DÌA 16 - eruizf.com

57

LOS ESPIRITISTAS Durante todo ese día, 24 de Octubre, los helicópteros volaron nuevamente las mismas zonas ya conocidas, las órdenes para los pilotos habían sido aterrizar sólo si estaban seguros de haber ubicado al helicóptero desaparecido o a alguno de los tripulantes, las informaciones que llegaban eran contradictorias, confusas, cuando no fantásticas; para variar se esparció el rumor de que los aguarunas los tenían prisioneros, otros decían que estaban heridos pero atendidos por los aguarunas en un lugar desconocido, y así mil y un historias fantásticas que sabe Dios dónde se habían originado. Habían transcurrido ya catorce días de búsqueda sin resultado alguno y nadie abrigaba esperanzas de ubicarlos, sólo habían quedado dos helicópteros para las operaciones de los últimos días de búsqueda, los mecánicos y el radio operador ya habían preparado el repliegue y sólo mantenían el material indispensable fuera de las cajas. A las siete de la noche el radio operador de la estación instalada en El Milagro recibió de Barra 4 Lima, la orden de que Eco Bravo, Jefe de Búsqueda, se apersone para recibir instrucciones - Barra 4, el JEBUS al habla - llamó Eco Bravo - “Eco Bravo” ¿Qué tal me escuchas? - a través del parlante se escuchó una voz

conocida - Hola Juliette Alfa, te escucho fuerte y claro, adelante - respondió - Mira, hemos estado siguiendo el plan de búsqueda tanto de tus “fierros” como

de los aviones y pensamos que no hay mucho más que puedas hacer ¿Estás de acuerdo?

- Totalmente, no sé qué más podemos hacer - ¿Tienes tu carta de navegación a la mano? - sin esperar respuesta, continuó -

ubica en tu carta el siguiente punto - y leyó unas coordenadas - hemos recibido la visita de unos espiritistas - y como para aclarar la figura añadió - a los que no hemos llamado, pero que nos han traído esta información

- Pero ese punto está totalmente fuera de la ruta, el tiempo no ha estado como

para que se hayan visto obligados a desviarse tanto, en todo caso hubieran podido aterrizar en “El Milagro” ¿No te parece?

Page 58: “EL DÌA 16 - eruizf.com

58

- Mira, como te dije, no nos queda más por hacer así que mañana manda tu otro

”fierro” a esa zona, total no perdemos nada y no nos quedamos con esa duda - OK, recibido, mañana a primera hora volamos esa zona, cambio y corto - Espera, hay algo más; ellos dicen que nos apuremos porque los cuatro están

ilesos y caminando - hizo una pequeña pausa - pero que uno de ellos corre peligro de muerte, eso es todo. Cambio y corto

Eco Bravo se alejó hacia el comedor pensando en la que acababa de recibir. ¿Espiritistas, de dónde cuernos han salido estos gallos? Pero dijo que ellos se presentaron por su cuenta o sea que nadie los ha llamado, esto me hace recordar esas llamadas mal intencionadas que algunos “chistosos” hacen para reportar falsas emergencias. Bueno, como dijo JA no perdemos nada descartando esa posibilidad. Bah, espiritistas. - Al llegar al comedor hizo llamar al piloto del otro helicóptero - “Chino” José, mañana vas a este punto para buscar al “fierro” de Mañuco La

Rosa, Lima dice que tienen un dato que les han dado los espiritistas - le señaló el punto al cual debía ir - si ya sé, ya sé, es medio raro pero vamos a hacerlo, es la última esperanza, después de eso “Buenas noches los pastores” - cerró la carta y continuó - Te llevas cuatro cilindros a bordo para que recargues en el punto que creas conveniente; la idea es que vayas a ese punto y desde ahí recorras las quebradas hasta la parte baja y abierta, mantén contacto radial permanente.

- Mi mayor ¿usted cree que los espiritistas nos van a ayudar a encontrarlos? De

repente tienen razón y están por ese lado Recordó la advertencia de los espiritistas en cuanto al peligro de muerte de uno de los desaparecidos y decidió no decírselo a José, La Rosa era de una promoción anterior y mantenían una amistad más estrecha - Seguridad, seguridad, no quisiera ir a recogerte por ahí, no vayas a hacer tonterías ¿Está claro?

PEÑAS BLANCAS Ese día, 24 de octubre, 14 desde el accidente, Gutiérrez se despertó con las primeras luces del amanecer, en silencio volvió la mirada hacia sus compañeros sorprendiéndose al encontrarse con la mirada de Gibaja, se saludaron con gestos

Page 59: “EL DÌA 16 - eruizf.com

59

de cabeza y se incorporaron sin hacer ruido, apartándose un poco de los camaradas dormidos. - Buenos días mi capitán ¿por qué se ha despertado tan temprano? - Estoy muy preocupado por Villalobos, que ya estamos en una situación muy

crítica, no creo que resista un día más, está de pie depuro macho, se nota que los pies lo están matando, él ni se queja pero veo que ya no da más y no hay ninguna señal.

- Mi capitán, estoy seguro que ayer he escuchado como golpes, no una sino tres

veces, no me puedo equivocar tres veces. - ¿Estás seguro? porque ni el teniente La Rosa ni yo hemos escuchado nada. - Estoy completamente seguro, mi capitán, le apuesto que ya estamos por salir,

deje que me adelante. - Yo también creo que ya estamos por salir, pero mira, seguimos metidos en este

monte oscuro que no deja ver bien, ni siquiera pasa el sol, eso es lo que me hace dudar de si estamos tan cerca como creemos. Yo te voy a decir cuándo te vas a adelantar

El cuchicheo de la conversación despertó al teniente que, al verlos ya en pie, se incorporó rápidamente, despertaron a Villalobos y, tras desperezarse, emprendieron la marcha antes de las siete; se notaba el cansancio pero no perdían el ánimo. Iniciaron la caminata con paso lento, Villalobos no se había recuperado lo suficiente y caminaba con dificultad, sus pies doloridos y la falta de energía le hacían la marcha muy dificultosa, sus compañeros se turnaban para ayudarlo pero aun así el progreso era muy lento, a la media hora tuvieron que detenerse para descansar por diez minutos y luego otra media hora de lento caminar, volver a caminar media hora y descansar, volver a caminar............. A las nueve de la mañana se detuvieron por cuarte vez, Villalobos, y su maleta, seguía atrasándose y retrasando a los demás; Jibaja impaciente se dirigió a Gutiérrez - Mi capitán, déjeme que me adelante para ver si detecto algo que nos ayude,

estamos perdiendo demasiado tiempo por gusto.... - Tomemos un descanso más, después veremos qué hacemos, por el momento

debemos permanecer juntos

Page 60: “EL DÌA 16 - eruizf.com

60

- ¡Pero mi capitán, estamos per... ! - ¡Vamos a permanecer juntos por una hora más!- lo interrumpió Gutiérrez; el

suboficial no contestó nada y se apartó mohíno. Gutiérrez se sentó con el ceño fruncido, La Rosa, que no había escuchado el corto diálogo, se sorprendió de ver el rostro adusto del capitán, él que siempre estaba de buen ánimo, enérgico pero no gruñón, siempre inquieto, vivaz - ¿Qué pasa mi capitán, por qué esa cara? - La Rosa intuyó que algo delicado

sucedía - Ha llegado el momento que temíamos......... Gibaja quiere adelantarse -

permaneció en silencio, cavilando - adelantarse, o sea irse......Villalobos ya no da más .......Si nos quedamos todos no sirve de nada, débil como está y sin comer nada sólo le queda esperar la muerte, y nada podemos hacer........yo les dije que estábamos juntos en esto, que salíamos todos o no salía nadie..........¿Cuántos días podrá aguantar? No lo puedo abandonar en este monte, como a un perro......a un perro le pego un tiro y listo....... ¿Quien se quedaría con él ?........¡¡ Qué dilema!! ......el que se quede estaría también prácticamente condenado........ ¡ Y Gibaja !...... me da la impresión que está a punto de insubordinarse....... claro él es muchacho y está fuerte, es lógico que quiera avanzar más rápido y estoy seguro que si encuentra ayuda regresaría inmediatamente pero..... creo que en cualquier momento se nos larga

- Mi capitán....mi capitán - ya tenemos veinte minutos aquí, vámonos de una vez

– era Gibaja insistiendo Nuevamente reiniciaron la penosa marcha, poco a poco se fueron espaciando a lo largo de veinte metros, con Gibaja siempre adelante y Villalobos retrasado acompañado por La Rosa que trataba de ayudarlo. De pronto Gibaja se detuvo en seco, volteó la cabeza en una y otra dirección con las manos haciendo pantalla a los costados de las orejas, Gutiérrez se le acercó intrigado - ¡¡ Mi capitán, he vuelto a escuchar golpes como los de ayer!! - estaba

excitadísimo - ¿Seguro, yo no escucho ningún golpe ni.......

Page 61: “EL DÌA 16 - eruizf.com

61

- ¡Lo he escuchado clarísimo, mi capitán! - parecía un galgo sujeto por la traílla - voy a subir a esa parte alta para oír mejor - diciendo esto partió a la carrera sin esperar respuesta

“Yo estaba seguro que ayer había escuchado golpes, no sé por qué no me hicieron caso, subí corriendo, enredándome y raspándome con las ramas, pero qué me importaba, empecé a escuchar los golpes otra vez y me detuve a escuchar para orientarme, los golpes los sentía diferente sin saber de dónde venían hasta que me dí cuenta que lo que estaba escuchando era mi corazón que latía como loco por la carrera; de todas maneras seguí avanzando hasta que encontré unos arbolitos con unos frutitos verdes y rojos que me parecieron que eran cultivados porque en todos esos días no habíamos visto ni uno de esos árboles, y además parecían alineados, así que me eché a la boca dos de esos frutitos rojos, y llamé al capitán Gutiérrez“ Al escuchar los gritos, Gutiérrez subió tan rápido como le fue posible encontrando a Gibaja masticando unas bolitas rojas que este había cogido de unos arbustos cercanos - ¿Qué estás comiendo, estás loco, y si son venenosos? - No creo mi capitán, a mi me parecen cultivados... están dulces y ¡¡ Mire mi

capitán un árbol de plátanos!! - Por aquí hay gente, yo voy a llamarlos para que suban Gutiérrez empezó a bajar para buscar a sus compañeros, en tanto Gibaja se dirigió hacia la parte más alta, había bajado apenas unos diez metros cuando escuchó unos gritos desaforados - ¡¡ Mi capitààán, mi capitáààn........ nos salvamos mi capitáààn, nos salvamos!! “Cuando el capitán Gutiérrez regresó al escuchar mis gritos, le salí al encuentro para mostrarle lo que había encontrado: una trocha, recién ahí lo vi verdaderamente emocionado, y sonreír, lo que no hacía desde unos días atrás, yo creo que preocupado por Chauchilla, nos abrazamos y creo que hasta gritamos “ - ¡¡ Nos salvamos”trinche”, nos salvamos!! Voy a traer a La Rosa y Villalobos, tú

sigue un poco más la trocha a ver qué encuentras

Page 62: “EL DÌA 16 - eruizf.com

62

“El capitán se fue a buscarlos y yo empecé a correr por la trocha, pronto encontré una bifurcación, escogí la del lado izquierdo, no sé por qué, y ahí nomás, cerquita, vi una chocita; preferí no acercarme hasta avisarle al capitán, así que regresé para ayudarlos a subir. Los encontré ya en los arbolitos esos, y lo que me llamó la atención fue que todos parecían renovados, hasta Chauchilla, con su maleta, caminaba rapidito, cojeando pero rapidito; con el capitán nos adelantamos para ver si había alguien en la chocita pero cuando llegamos sólo encontramos unos montículos de café sin tostar; el capitán se lanzó sobre uno de ellos y se echó como si fuera arena, luego se paró y empezó a lanzar al aire el café, yo hice lo mismo riéndonos a carcajadas, parecíamos locos. Fue muy gracioso. Pronto apareció una mujer, que nos miró asustada, yo no entendía por qué se había asustado, hasta que me dí cuenta que nuestro aspecto era terrible, con las barbas crecidas, el capitán con una pistola y yo con mi overol naranja todo manchado con sangre de grado parecíamos unos bandoleros; el capitán le preguntó si había alguien más, pero como no contestaba le preguntó si hablaba castellano y ella le contestó que no, en castellano, pero que su marido estaba más arriba cortando leña con dos peones. Salimos del secadero, eso nos dijo la señora que era, y nos pusimos a llamar a su marido a gritos; ahí nomás llegaron el teniente y Chauchilla, y un rato después se presentaron tres campesinos machete en mano en actitud claramente agresiva, el capitán les contó lo que nos había sucedido, les mostramos nuestros documentos y ellos enfundaron sus machetes Ya era medio día, así que les pedimos que nos den algo de comer, que les pagaríamos, pero su respuesta nos dejó mudos. Ahí la plata no servía de nada porque no había donde comprar nada, que ellos eran pobres y que no tenían qué darnos. Me quedé impresionado de la pobreza de esa gente, de paso nos informaron que esos frutitos rojos era.... café Finalmente nos dijeron que habíamos caído en el cerro Corcovado, y que ellos no nos podían dar de comer pero que ahí “cerquita” había un caserío que se llamaba Peñas Blancas, que ahí conseguiríamos todo y que nos podían acompañar; en realidad sin ellos no hubiéramos podido llegar. Chauchilla parecía haber perdido las últimas fuerzas y los dos peones tuvieron que llevarlo casi cargado, mientras el dueño del secadero le llevaba su maleta. El viaje duró casi tres horas, caminando un poco lento porque había que casi cargar a Chauchilla “

Page 63: “EL DÌA 16 - eruizf.com

63

Peñas Blancas era un grupo de apenas unas veinte casas, lo más saltante era la omnipresente cancha de fútbol, los cuatro o cinco perros chuscos, flacos como sus dueños, y unos cuantos pollos y gallinas que deambulaban picando donde les placiera. La llegada de los forasteros fue por cierto una novedad, no del día sino quizás de sus vidas, el patrón de los campesinos los llevó directamente a una casucha un poco más grande que el resto, en la puerta estaba parada una mujer de edad indefinible, podía tener cincuenta como setenta años - Doña Rosa, ¿está don Domingo Samaniego? Aquí vengo con unos amigos que

necesitan comer y descansar - No está, pero enseguida viene, pase usted, están en su casa, pasen señores -

los cuatro se sentaron alrededor de una mesa rústica, hecha de madera cruda, sobre unos bancos gruesos y pesados hechos igualmente de madera basta, parecía que se trataba de la pulpería del pueblo; a poco de sentarse les trajeron una jarra de guarapo fresco de caña recién molida que les supo a gloria.

Villalobos parecía haberse recuperado como por encanto, porque rápidamente tomó la iniciativa. - Señora ¿Señora, pude prepararnos una gallinita? - Claro joven ¿Estofada? - por la respuesta parecía que podía prepararla de varias

formas, pero a todos les pareció bien la propuesta, sin embargo Chauchilla especificó algo más

- Señora, pero con sus papitas, su ajicito y....– se les hacía agua la boca de sólo

pensar que iban a tener una comida caliente, la primera en catorce días Se sentaron a la mesa, excepto Gutiérrez que, siempre dinámico, estaba conversando con unos pobladores fuera de la casa; cansados, casi derrengados, bebieron unos vasos de guarapo fresco, de caña recién molida, mientras discutían las posibilidades de salir el día siguiente a la punta de carretera; Villalobos parecía estar a punto de dormirse, luchaba con el sueño que parecía que lo vencería en cualquier momento pero se recuperó de inmediato en cuanto sirvieron los humeantes platos de estofado de gallina. Comieron con fruición, con calma, saboreando cada bocado; ellos que habían fantaseado tanto con ese momento, con repetir diez veces si fuera posible y sin embargo aun no habían concluido ese primer, y único plato, y ya estaban satisfechos

Page 64: “EL DÌA 16 - eruizf.com

64

¿Se les habrían achicado el estómago? Catorce días comiendo poquísimo eran muchos días. Apenas si habían concluido cuando Villalobos apoyó la cabeza sobre los brazos y se quedó profundamente dormido, trataron de despertarlo, sin mucha insistencia, pero viéndolo tan agotado decidieron recostarlo en una cama sobre la cual había una frazada y una piel negra, de pelos largos, lo descalzaron y lo cubrieron con la piel que había sobre la cama. Los tres salieron de la casa, el sol brillaba luminoso en un ambiente tibio, que invitaba al reposo y al sueño; Gutiérrez se dirigió a sus dos camaradas - Mañuco, ustedes quédense aquí a descansar, yo me voy a buscar al Teniente

Gobernador con los tres peones, voy a buscarlo para pedirle que nos ayude a salir de aquí; dicen que vive a hora y media a pie, así que me voy.

Por primera vez en catorce días se quitaron las botas, el largo tiempo de tener los pies remojándose tuvo sus consecuencias, los pies estaban cubiertos de una capa blanquecina, casi gelatinosa que no sabían cómo manejar; asustados no atinaron a otra cosa que exponerlos al sol para que se sequen. “Estábamos tomando sol, como lagartos, mirando cómo nuestros pies se iban secando, comentando con el teniente La Rosa algunos de los momentos más difíciles pasados en esos días cuando me acordé de algo que me había llamado la atención - Mi teniente ¿Su esposa se llama Amalia? - La Rosa, intrigado, volteó a mirarme - Sí ¿por qué? - Es que mi señora se llama Amelia, y me llamó la atención el parecido - Hugo - esta vez me llamó por mi nombre – esto que nos está sucediendo es casi

un milagro, del accidente salimos ilesos, y mira cuántas cosas nos han pasado en el camino, la bendita cascada esa en la que casi soltamos a Chauchilla porque el cable nos cortaba las manos, el Chauchilla mismo que ya no quería ni comer, que ya no hubiera podido caminar un día más y justo nos encontramos con esta gente que nos está ayudando

- Hugo, ya no me digas “mi teniente”, desde ahora debemos tratarnos de

“hermanos” y como hermanos, mira todo lo que nos ha pasado y aquí estamos, vivitos y completos, es casi un milagro ¿Sí o no?

Page 65: “EL DÌA 16 - eruizf.com

65

- Sí, hemos tenido mucha suerte; cada uno tiene su hora, eso es cierto - Claro que hemos tenido mucha suerte, yo soy devoto de la Virgen y cada noche

le rezaba un rosario pidiéndole que nos ayude a salir con bien y que cuide a mi Amalia y a mi hijita; ya no nos falta nada

Después nos quedamos dormidos, y yo soñando con mi Amelia” “El capitán se había ido a pie a la casa del Teniente Gobernador, acompañado de los tres campesinos de la chacra de café; había ido como a las cuatro de la tarde y ya eran casi las siete de la noche y no regresaban, el teniente y yo estábamos preocupados ya. Estábamos preguntando quien podría acompañarnos a buscarlo, cuando a eso de las siete y media se escuchó que llegaban unos caballos y unas voces medio desentonadas cantando a voz en cuello; era el capitán acompañado del Teniente Gobernador, que había resultado ser su tocayo, lo cual fue motivo para que se tomen unas copitas de cañazo, y de paso ponerse de acuerdo para el viaje a Bagua Al día siguiente, 25 de Octubre, estuvimos en pie a las seis y media de la mañana, tomamos desayuno los cuatro juntos que fue cuando el capitán le comunicó a Chauchilla su decisión de que se quedara hasta que viniera alguien a recogerlo; Villalobos trató de convencer al capitán para continuar todos juntos pero el capitán fue inflexible, Chauchilla, y su maleta, se quedaría. A las siete partimos, a pie, a la casa de Daniel Segundo Herrera, Teniente Gobernador de San José del Alto, Provincia de Jaén; nos estaban esperando con un buen desayuno, que no pudimos desairar, así como con fiambres para todos y caballos; seríamos cuatro los de la partida, el teniente gobernador, el capitán Gutiérrez, el teniente La Rosa y yo”. QUINCE DIAS A las seis de la mañana del 25 de Octubre, décimo quinto y último día de búsqueda, decoló el "Chino " José, quería aprovechar el día al máximo explorando sistemáticamente cada quebrada de la nueva zona de búsqueda, de inmediato empezó a tomar altura para dirigirse directamente al punto indicado.

Page 66: “EL DÌA 16 - eruizf.com

66

Conforme iba tomando altura la visibilidad iba disminuyendo, pronto se encontró envuelto en una atmósfera entre plomiza y azulada, la causa era evidente pues por toda la campiña se veían grandes columnas de humo, una recientes y otras ya consolidadas; era la época de quema del rastrojo para preparar la tierra y dejarla lista y abonada para la temporada de siembra. El humo se encontraba estabilizado a una cierta altura formando una capa uniforme, sin solución de continuidad, sobre ella la visibilidad era excelente horizontalmente, con algunas nubes dispersas; el problema era que verticalmente se veía muy bien pero mirando en diagonal, hacia abajo, la visibilidad era pésima y ¿cómo buscar con esa limitación? Llegado al punto dio varias vueltas tratando de descubrir algo pero el campo visual era muy reducido y tuvo que limitarse a mirar lo que estaba casi exactamente debajo de su helicóptero; no obstante siguió el curso de una y otra quebrada, desde la cumbre hasta llegar al llano, sin resultado alguno. Buscó en el valle una zona aparente para aterrizar y descendió; una vez en tierra apagó el motor pero no bajó del helicóptero, permaneció sentado y sacó de su maletín de vuelos un manual de tapas rojas del que pasó las hojas hasta encontrar una en particular; mientras tanto los dos observadores que lo acompañaban ayudaban al mecánico a bajar los cilindros de combustible. Permaneció sentado con el manual abierto sobre las piernas, con el dedo índice de la mano derecha recorrió las líneas de unos gráficos, parecía no estar contento con el resultado de lo que hacía porque hizo lo mismo por tres veces - Mi teniente ¿Cuánto le ponemos de “caldo”? - No le pongas nada, tenemos combustible para una hora y cuarto, acérquense,

voy a explicarles - los tres suboficiales se acercaron expectantes - hemos volado casi media hora ¿Han visto algo, no verdad? Yo tampoco, y no vamos a ver nada, con este humo de los cañaverales que están quemando no puedo descender, volar a esa altura es perder el tiempo, vamos a volar por abajo

- Mi teniente, por abajo está el humo ¿Cómo vamos a hacer? - Ya he revisado las tablas de operación, y con poco peso podemos operar con

agilidad y seguridad, no nos vamos a poner en peligro ¿ Están de acuerdo ? El que no quiera ir se puede quedar a cuidar el combustible - todos estuvieron de acuerdo y pronto estuvieron en el aire

Page 67: “EL DÌA 16 - eruizf.com

67

Esta vez empezaron a revisar las quebradas desde el valle hacia la cumbre, subiendo y bajando una y otra vez, una y otra vez, los virajes se sucedían interminablemente, sea para seguir el contorno del terreno o para volver hacia el valle cuando no podían continuar; siguieron volando y recargando combustible hasta casi las dos de la tarde. Comieron frugalmente unas galletas y aguas gaseosas que habían llevado, volvieron a recargar para lo que sería el último intento antes de volver al campamento y antes de las tres de la tarde estuvieron nuevamente en el aire reiniciando la búsqueda. La entrada a la quebrada no era muy amplia, un tanto curvada pero nada más; fueron avanzando confiadamente, mirando y mirando cuando de pronto, casi al llegar a la curva, uno de los observadores lanzó un grito

- ¡A la derecha, a la derecha, nos estamos pasando! - de inmediato el otro

observador se colocó también en el lado derecho de la cabina - ¿Dónde, que no veo nada, qué has visto? - preguntaba a gritos el mecánico,

sentado en el asiento del copiloto, al lado derecho. - ¡Ahí, ahí, junto a ese tronco roto, algo se movía con fuerza! José, sentado en el lado derecho maniobró para poder mirar el lugar señalado, por un instante descuidó el panorama sin percatarse que la curva hacia la cual se dirigía terminaba abruptamente; cuando levantó la mirada se encontró casi metido en un embudo formado por las paredes que se cerraban, el humo apenas por encima del helicóptero y el áspero terreno del suelo; el mecánico se percató de la situación y apenas si atinó a gritar - ¡Cuidado! – advirtiéndole del peligro; los observadores, al escuchar el grito del mecánico, se volvieron para mirar hacia delante quedándose en silencio sin saber qué hacer. Calmadamente el “Chino” José levantó un poco la nariz del helicóptero mientras aumentaba la potencia, la aguja del velocímetro oscilaba mientras la velocidad disminuía poco a poco; el helicóptero vibró por un momento y luego se quedó estático cuando el velocímetro indicaba cero; suspendido en el aire giró lentamente hacia la derecha, inspeccionó lo que resultó ser una falsa alarma, tal vez un animal, y continuó girando, cuando estuvieron enfrentados a la salida de la quebrada el piloto inclinó la nariz tomando velocidad para iniciar el retorno. A las cinco de la tarde abandonó la zona, se sintió acongojado al pensar en la situación en que podrían estar los camaradas perdidos, tal vez con su partida se esfumaba para ellos la última esperanza; la caída del sol y el humo hacían ya

Page 68: “EL DÌA 16 - eruizf.com

68

peligroso el vuelo y no le quedó alternativa, emprendió el regreso a su base deseándoles suerte si aun estaban vivos. - ¿Cómo te fue? No te veo muy satisfecho, siéntate - el mayor le señaló una silla

frente a él - Mal, mi mayor, llegué al punto señalado pero no se ha podido hacer una

búsqueda efectiva - el piloto se mostraba contrariado - Sigue, qué pasó - Mi mayor, esta es época de quema y hay humo por todo sitio, el humo asciende

hasta determinada altura y ahí se estabiliza por la temperatura; por encima de eso todo está claro, una que otra nube nada más - guardó silencio mientras sacaba de su mameluco de vuelos la carta de navegación, la abrió y continuó - toda esta zona es puro humo, la visibilidad vertical excelente, pero la visibilidad horizontal, pésima

- Ajá, sigue ¿Qué hiciste? - La búsqueda ha sido muy puntual y muy limitada, no he podido entrar en las

quebradas porque no se veía, tendría que haber pasado casi exactamente encima del “fierro” para poderlos ver.

- Esta es la época de quema, así que eso va a continuar mañana y muchos días

más, comprendo tu frustración pero no hay nada más que podamos hacer. Hoy hemos cumplido quince días de búsqueda y mañana nos replegamos. Punto.

LA CABALGATA A las seis de la mañana del 25 de Octubre Gutiérrez escuchó unos ruidos en la habitación contigua, parecía ser el entrechocar de platos, u ollas, o ambos ¿qué importaba? Por un instante creyó que se encontraba todavía en el monte, se sentía descansado y el extraño olor de los pellejos y pieles, de sabe Dios qué animal, que le habían servido de colchón y cobijas ya no le pareció tan molesto ¿Qué me importa que huelan a diablos? Seguramente yo no huelo tampoco muy bien, ya son quince días de estar con la misma ropa, tantas veces sudada, tantas veces mojadas, y no se habían cambiado ¿de qué serviría? Lo importante es que estamos a salvo - se incorporó y se puso de pie, desperezándose.

Page 69: “EL DÌA 16 - eruizf.com

69

- A levantarse muchachos que hoy nos vamos a Lima - palmeó con fuerza -

vamos, vamos, ociosos, nos deja el carro ¿Cómo has amanecido Chauchilla, muy hinchado? - se acercó al camastro de Villalobos - ¿Te duelen los pies? A ver cómo siguen

Los pies del mecánico seguían tan hinchados como la víspera, pero algo amoratados, definitivamente no estaba en condiciones de hacer una cabalgata de varias horas con los pies colgando, se tendría que quedar a esperar que le envíen ayuda. Los tres salieron para asearse, la mañana estaba fresca y luminosa y hacía rato que el sol brillaba iluminando el valle, ese día sería sin duda un día de cielo despejado y caluroso; se sentaron a la mesa para tomar desayuno, huevos fritos y yucas, que les supo a gloria, y café caliente; la pulpera quiso llevarle a Chauchilla el desayuno a la cama, pero él se levantó cojeando y con ayuda de Jibaja se sentó con sus compañeros. Gutiérrez quería arreglar con la pulpera el pago por los víveres consumidos pero esta se resistía aduciendo que era de cristianos ayudar al prójimo, y además ellos era de la aviación; fue muy emotivo ver cómo en medio de su evidente pobreza se mostraban generosos. - Señora, por favor cuiden al técnico Villalobos, denle lo que solicite, el grupo que

venga a llevárselo pagará sus gastos, no se preocupe usted por eso - No se preocupe, señor capitán, nosotros lo cuidaremos, tan bueno que es el

señor Villalobos - este comentario le valió algunas bromas de despedida - Buena Chauchi, provecho con la conquista, aprovecha para pedir doble rancho

- durante un rato siguieron las bromas, hasta que a las nueve estuvieron listos para partir

Apenados por dejar atrás a Villalobos, compañero de tantas vicisitudes, emprendieron la caminata hacia la casa del teniente gobernador acompañados por los peones; este los esperaba ¡con otro desayuno! rancho frío para los cuatro y caballos para el viaje. El viaje hacia la punta de carretera lo iniciaron sobre un camino de herradura marcado por miles de pisadas de las cabalgaduras de otros viajeros; flanqueados por árboles que les daban sombra la jornada no parecía difícil, los tres aviadores estaban exultantes y, a voz en cuello, se pusieron a cantar “Allá en el Rancho Grande, allá .........

Page 70: “EL DÌA 16 - eruizf.com

70

Pronto dejaron atrás la protección de los árboles y pudieron ver en toda su dimensión el viaje que les aguardaba, el camino se veía como un tajo que subía por la ladera desnuda; durante varias horas estarían expuestos al sol de la mañana y el único que tenía sombrero era Daniel, el teniente gobernador, en tanto que ellos no tenían con qué protegerse, los pocos árboles espaciados y raquíticos que habían de vez en cuando a la vera del camino no los protegería en absoluto, la cosa era muy diferente a como les pareció inicialmente. Con paso cansino los caballos ascendían siguiendo el sendero bañados por el sol de la mañana, por ratos las curvaturas del terreno les permitía estar a la sombra lo que les daba breves minutos de alivio pero pronto llegaron a una amplia curva que los dejó a merced del inclemente sol. Habían transcurrido más de tres horas, siempre en subida al paso que cada cabalgadura había adoptado, por lo que se habían espaciado un poco, a la cabeza el teniente gobernador, luego Gutiérrez , La Rosa y finalmente Jibaja, cuyo caballo parecía ser más viejo, o el más remolón; habían calculado que en un primer tramo irían hasta alcanzar la cumbre del abra, en donde tomaron un descanso y almorzaron ; permanecieron en el lugar algo más de media hora y de inmediato reanudaron la marcha, esta vez cuesta abajo. Paulatinamente los caballos se distanciaron y nuevamente quedaron en la misma posición, los dos Daniel iban a la cabeza, casi juntos, un poco más atrás, algo retrasado iba La Rosa y finalmente, bastante retrasado iba Jibaja. “Poco a poco me fui rezagando, y es que mi caballo era lerdo y yo que nunca antes había montado no sabía cómo apurarlo; aproximadamente tres horas después llegamos a terreno más o menos llano y a la distancia vi que se apearon el teniente gobernador y el capitán, poco después llegó el teniente y se reunieron junto a un puquio al que nos había llevado nuestro guía. De lejos vi. que el capitán y el teniente se lavaban la cara, y luego el teniente La Rosa se puso a beber agua; alcancé a decirle al capitán que mejor no tomaran agua ni se mojaran la cabeza porque el agua seguramente era muy fría y eso les podía hacer daño; el capitán me hizo caso y no bebió más que un par de sorbos pero La Rosa ya había bebido abundantemente, y algo que me llamó la atención fue que el teniente, que era bien blanco, un poco rosado, estaba con la cara encendida, casi roja. Luego partimos los cuatro. No había transcurrido ni media hora y los caballos se mantenían juntos, seguramente porque el camino era muy angosto y el barranco muy profundo, cuando

Page 71: “EL DÌA 16 - eruizf.com

71

el teniente empezó a dar muestras de no encontrarse bien; decía que no sentía las piernas; inmediatamente desmontamos y empezamos a caminar, sujetando a los caballos por las riendas, con la idea de activar un poco la circulación. El teniente La Rosa pareció sentirse mejor así que volvimos a montar pero a los pocos minutos empezó a gritar ¡Me caigo! ¡Me caigo! aunque se mantenía firme en el caballo; asustados por lo angosto del camino y lo profundo del barranco desmontamos inmediatamente y sujetamos al teniente, lo ayudamos a bajar y lo tendimos en el suelo, no había sombra alguna para protegerlo del sol así que le dimos un poco de sombra con nuestros cuerpos. El teniente Gobernador dijo que estábamos cerca de un caserío y que mejor era que él vaya a pedir ayuda; en esa espera, que se nos hizo eterna, el teniente La Rosa empezó a delirar, murmuraba palabras ininteligibles, a cantar y a dar voces ¡Virgen del Carmen, si me han hecho un hechizo, perdónalos, perdónalos! Se quedó en silencio por un rato, hasta que empezó a murmurar algunas palabras que al comienzo no lograba entender hasta que dijo algo claramente ¡Amén! ¡Había estado rezando! Luego elevó la voz y se puso a cantar “Salve salve, cantaba María, quien más pura.......” al terminar entonó otra canción religiosa “El trece de mayo la Virgen María....“ Nuevamente se quedó en silencio por un rato y de pronto empezó a clamar ¡Amaliaaaa, Amaliaaaa! Después, pareció quedarse dormido, con la respiración anhelante, algo angustiosa, murmurando entrecortadamente ...llena eres de gracia..... tú eres entre todas..... de tu vientre Jesús........ruega por nosotros los .....Y en la hora de nuestra .........¡Madre mía ..... El teniente gobernador se demoró más de una hora en regresar acompañado de tres hombres, premunidos de unas varas largas y una frazada con las cuales hicieron una parihuela para llevar al teniente; caminamos casi veinte minutos hasta llegar a la primera casucha, a la entrada del pueblo, en donde pusimos al teniente, que respiraba con dificultad, sobre una tarima en lo que parecía ser una de las dos habitaciones de que contaba la casa. El capitán conversó un momento con el teniente gobernador y luego se dirigió a mí - Jibaja, debo partir de inmediato para buscar ayuda, nada hago mirando a

Mañuco; en cuanto pueda, yo regreso con ayuda, yo mismo los voy a traer, no sé qué voy a hacer pero voy a regresar con ayuda; acompaña al teniente La Rosa, cuídalo en lo que puedas.

- De acuerdo, mi capitán, buena suerte, aquí lo esperamos.

Page 72: “EL DÌA 16 - eruizf.com

72

EN BUSCA DE AYUDA El capitán Gutiérrez comprendió que la situación era desesperada, no había tiempo que perder, el aspecto y el comportamiento del teniente no dejaba lugar a dudas, su condición era grave y haría todo lo humanamente posible para conseguir ayuda, cada minuto era precioso y por eso decidió partir de inmediato, rogaba porque sus esfuerzos tuvieran un buen final. Cuando el Teniente Gobernador regresó acompañado de los porteadores, llevó también cuatro pastillas de antalgina que Gutiérrez trató que La Rosa las tome, pero éste las escupió; el capitán las recogió, las molió y a la fuerza, con una cuchara, lo obligaron a tragarlas; luego, acompañado del guía, partió hacia Tamborillo que era la punta de carretera. El otro Daniel, su guía, le comentó que en el caserío cercano vivía un tal Máximo López que tenía un tambo en el que vendía algunas medicinas, y hacia allí se encaminaron; la tienda era un batiburrillo de mercancías y detrás del rústico mostrador estaba un hombrecito de mirada vivaz que reconoció al teniente gobernador de Peñas Blancas, mirando con curiosidad a Gutiérrez sin dar muestras de sorpresa. - Máximo, aquí el capitán de la FAP del que te hablé quiere comprar unas

medicinas - Dígame qué....qué.... qué busca mi capitán - había resultado ser tartamudo el

tendero - Mira, necesito muy urgente algo para bajar la fiebre, lo que tengas, lo más fuerte - Tengo inyecciones de...de....de....antalgina mi capitán, pe... pe...pe....

- ¿Sabes poner inyecciones? - lo interrumpió Gutiérrez

- No, pe....pe... pero tengo el...tengo el...tengo el.... inyector

- ¿Pero has visto cómo se pone, sí o no?

Page 73: “EL DÌA 16 - eruizf.com

73

- Sí mi....mi....mi capitán - a pesar de su tartamudez no daba señales de nerviosismo, se notaba el ánimo de colaborar.

- Por favor, más atrás he dejado a un teniente que está con una fiebre altísima, anda lo más rápido que puedas y le pones la inyección, pregunta por el suboficial Jibaja.

- Enseguida voy, mi capitán, sólo voy a cerrar la puerta - de inmediato revolvió un cajón y sacó una cajita metálica que contenía el inyector, de otro cajón sacó una caja de zapatos que contenía, a su vez, una serie de medicamentos de entre los cuales tomó la antalgina - Listo mi capitán, me voy corriendo - salieron de la casita y el tendero, con una gruesa llave de fierro cerró la puerta - Ji...ji...ji...Jibaja me dijo mi capitán ¿no? -

Los Danieles montaron en sus jamelgos y se alejaron en dirección opuesta al tendero tartamudo, hacia Tamborillo; les esperaba una cabalgada de cuatro horas. Pronto se acabó la conversación y Gutiérrez, en la monotonía del desolado paisaje y el cansino paso de las bestias se fue hundiendo en sus pensamientos ¿Encontraría alguna ayuda en Tamborillo? Su tocayo le había dicho que no siempre se encontraban camiones en el lugar, a veces pasaban dos o tres días sin que llegara alguno; ojalá tuvieran suerte, pero si no era así ¿qué hacer? ¿Sólo esperar y rezar? El tiempo es vital para Mañuco - y yo lo veo bastante mal - y quiere que sea el padrino de su hijita, de seis mesecitos nomás ¿Llegaremos a tiempo? ¿Cómo estarán en mi casa? Pobre Betty ¿Cómo les habrá dicho a los chicos? ¡Y mis viejos! Deben estar deshechos con la incertidumbre y yo sin poder hacer nada ¡Este caballo de miércoles parece que tuviera reumatismo, camina que parece que en cualquier momento se cae! Hacía rato que el sol había caído y ya no sabía ni qué hora era, su tocayo prácticamente lo había obligado a detenerse para descansar un poco, eran ya muchas horas cabalgando pero no quería detenerse para no perder tiempo; cuando desmontó, el movimiento de pasar la pierna sobre el lomo de su cabalgadura fue torpe y doloroso, le pareció que sus piernas estaban medio anquilosadas, como trabadas, le dolían las articulaciones de la cadera y las posaderas y las rodillas casi le flaquearon; se frotó las nalgas y se estiró todo lo que pudo. Apenas si comieron, de pie, un pedazo de pan y una presa de pollo, pequeña; su cuerpo agradeció los pocos minutos que permanecieron detenidos, especialmente cuando hizo unas flexiones y estiramientos de rodillas y piernas; sentía dolorida la parte lumbar y aunque la cintura le pedía descanso a gritos él se empeñó en continuar de inmediato, su tocayo, el Teniente Gobernador , desistió en su intento por convencerlo de descansar unos minutos más pues sabía que era inútil, Gutiérrez

Page 74: “EL DÌA 16 - eruizf.com

74

solamente deseaba continuar, sin descansar si fuera posible, para llegar cuanto antes a la civilización y pedir ayuda para su subordinado y amigo, una fuerza interior parecía empujarlo sin tregua. En las tinieblas de la noche le pareció ver el titilar de unas lucecitas amarillentas - Daniel - exclamó Gutiérrez – mira esas luces, ya estamos cerca.

- No tocayo, todavía estamos lejos, parece cerca pero nos falta más de una hora

- ¿Más de una hora? ¡No puede ser! No estamos tan lejos - Gutiérrez, impaciente,

se sintió molesto, desilusionado

- De noche es así tocayo, tenga paciencia. Por fin, efectivamente más de una hora después llegaron a Tamborillo, un villorrio apenas más grande que Peñas Blancas. Se dirigieron directamente al lugar donde habían tres camiones estacionados, uno al lado del otro, frente a la puerta, abierta de par en par, de un almacén iluminado por una lámpara que funcionaba con gasolina gasificada cuya mecha parecía una gasa que arrojaba una luz blanca y brillante; muchos bichos revoloteaban muy cerca en locas evoluciones chocando con el cristal y a veces con la ardiente tapa metálica, entonces caían achicharrados; la alfombra formada por los pequeños cadáveres de los insectos indicaba que hacía ya unas horas que la lámpara había sido encendida. En una de las esquinas cuatro hombres jugaban a las cartas con unos naipes grasientos y arrugados; cuando Gutiérrez, con su aspecto casi de bandolero, se acercó a la mesa los hombres se pusieron tensos - Buenas noches señores - saludó el capitán - ¿Alguno de los camiones va a salir

ahora, quien es el chofer? - Nosotros no vamos a salir, recién hemos llegado - el sujeto que había contestado

volteó a mirar sus cartas y prosiguió casi desentendiéndose de Gutiérrez - la carga la bajamos mañana, pregúntele a él - hizo un gesto hacia otra mesa que estaba en el otro extremo de la habitación, ocupada por dos hombres - él sale mañana

Los dos Danieles se acercaron a la pareja de camioneros, estaban tomando una sopa que parecía ser de gallina, en platos que repletos de fideos, papas y una pierna de pollo; la mesa, cubierta con el clásico hule a cuadros blancos y rojos, mostraba las huellas de la sopa derramada. Frente a ellos, entre los dos, una fuente de humeantes yucas gordas, blancas y algodonosas invitaban a servirse

Page 75: “EL DÌA 16 - eruizf.com

75

- Buenas noches ¿Alguno es el chofer del camión que va a salir mañana? - uno

de ellos, gordo, de rostro sudoroso y mal encarado, se quedó con la cuchara a medio camino entre el plato y la boca, levantó la cabeza y enfrentó a Gutiérrez

- Sí, yo soy ¿Por....? - el gordo sudoroso se lo quedó mirando directamente

- Mire, soy capitán de la Fuerza Aérea - Gutiérrez sacó su carnet mientras hablaba

- he tenido un accidente y necesito que salgamos ahora para.....

- Nooo, yo salgo mañana temprano - lo interrumpió el gordo, sin dejarlo continuar - a las cinco de la ma...... - esta vez fue Gutiérrez el que no dejó continuar

El capitán se transfiguró, el gesto y voz amables habían desaparecido, con rápido movimiento sacó la pistola y la rastrilló en la cara del gordo sudoroso - ¿No me has escuchado? ¡Soy capitán de la Fuerza Aérea, hemos tenido un

accidente en un helicóptero y mi gente está herida esperando que les lleve ayuda ¿Me entendiste? Vamos a salir ahora ¡Ahorita! ¡Y te voy a denunciar por negarte a prestar ayuda a la fuerza armada habiendo vidas en peligro!

- Pero...pero...mi capitán, claro que lo voy a llevar, pero todavía no hemos comido

y son bastantes horas, mejor coma usted también y nos vamos, siéntese mi capitán, coma con nosotros y después nos vamos.

La carretera no era tan mala, estaba en regulares condiciones, aunque de vez en cuando tenían que pasar lentamente en algunos baches bastante grandes; el monótono ruido del motor y el bamboleo del camión hicieron su trabajo, el cansancio de las muchas horas a caballo y la tensión de las últimas horas se apoderó de Gutiérrez, los párpados se le caían como si fueran de plomo y por más esfuerzos que hizo por mantenerse despierto pronto cayó profundamente dormido Sintió que el camión se detenía con una violenta frenada que lo lanzó hacia delante hasta casi impactar el parabrisas con la cabeza, cansado y amodorrado como estaba, el chofer no escuchó las voces de advertencia - ¡Alto...quien vive! - no hubo respuesta, el camión siguió avanzando

- ¡Alto, quien vive....identifíquese! - no hubo respuesta, el camión siguió

avanzando y el centinela rastrilló su arma

- ¡Alto o disparo! - diciendo y haciendo, el centinela disparó al aire; el camión se detuvo en el acto; habían llegado al campamento El Milagro, del ejército

Page 76: “EL DÌA 16 - eruizf.com

76

EL DIA 16 “ Después de informarme de los pormenores de la búsqueda del día nos quedamos conversando un buen rato; como es de suponer todos estábamos mortificados y algo tristes, el “Chino” José se sentía frustrado porque las condiciones de visibilidad habían sido malas, incluso en algún momento se puso en situación peligrosa por tratar de ver algo que le pareció podía ser lo que buscábamos pero que resultó siendo un tronco cubierto de hojas rojizas; comprendió que si era necesario arriesgar lo haría, como en otros casos habíamos hecho, pero solo si la situación lo ameritaba y este no era el caso; comprendía su pesar, se habían cumplido quince días y la búsqueda había terminado, la última esperanza se había desvanecido, al día siguiente, 26 de octubre, dejaríamos la zona sin saber el destino corrido por nuestros camaradas. Apenas si cené algo, casi no había comido en todo el día pero no tenía apetito, me retiré al alojamiento que los camaradas del Ejército me habían asignado y después de tomar una ducha me tendí sobre la cama, rendido, requintando del olor de los benditos espirales repelentes de zancudos que te dejaban la ropa “perfumada” por varios días. En el silencio de la noche, entre sueños, escuché voces agitadas, nerviosas, y pasos presurosos que se acercaban, mientras trataba de pensar qué sucedía los pasos se detuvieron delante de mi puerta al tiempo que unas manos aporreaban la madera - ¡Mayorr, mayor.......abra la .... del helicóptero... yorrrr - las voces se

confundían, eran varios los que llamaban a gritos. Me incorporé y rápidamente abrí la puerta, había seis u ocho personas, unos uniformados y alguno de civil, y delante de ellos, al centro y frente a mí.... - ¡Danny! ¿Qué haces aquí? - en mi desconcierto hice la pregunta más

estúpida del mundo, pero Gutiérrez me trajo a la realidad con su hermosa respuesta

- ¡Mi mayor, abráceme siquiera! - me sentí avergonzado de mi reacción y de

mi estupidez; Gutiérrez estaba con la barba crecida, desliñado y con las botas muy sucias, pero su rostro resplandecía.

Page 77: “EL DÌA 16 - eruizf.com

77

Recuperado de la sorpresa nos sentamos conversar; eran las tres de la mañana del 26 de octubre. - ¿Dónde está la tripulación, cómo están? - Mi mayor estuvimos juntos hasta ayer 25, estábamos todos bien, en buen

estado y sanos; anteayer nos encontramos con unos campesinos que nos llevaron a un caserío que se llama Peñas Blancas, allí pernoctamos pero a Villalobos se le hincharon mucho los pies, tanto que ya no pudo ponerse las botas, así que ayer que partimos para dirigirnos a la punta de carretera, tuvimos que dejarlo al cuidado de la gente del pueblo; partimos a eso de las nueve de la mañana, a caballo, el problema fue que Mañuco La Rosa se enfermó en el camino y lo tuve que dejar en una casita de un poblado, al cuidado del suboficial Jibaja; creo que le ha dado una insolación porque empezó a desvariar, entonaba canciones a la Virgen y murmuraba algo que no entendíamos.

- Cuando lo dejaste ¿Cómo lo notaste? ¿Coherente, te dijo algo? - No, mi mayor; estaba delirando y yo partí de inmediato con el teniente

gobernador para procurar ayuda, en el tambo sólo tenían un par de pastillas y nada más; decidí que lo mejor era partir de inmediato.

- Sigue ¿Cómo has llegado hasta aquí, y a esta hora? - Cabalgamos varias horas hasta que llegamos a la punta de carretera, ahí

encontramos varios camiones, como tres, así que me vine en el primero que salió de regreso; al comienzo no quisieron apoyar pero lo convencí a uno, que es el que me ha traído hasta la prevención; y aquí estoy.

- Ya tengo todo claro, vamos a preparar el helicóptero para ir a buscar a la

tripulación; ¡Chino! que el radio operador no informe ni una letra hasta que yo vea personalmente el estado de salud de la tripulación - luego continuó la conversación.

- Danny, el “fierro” está listo, vamos a esperar un poco, unos quince

minutos antes del amanecer partimos hacia el lugar donde dejaste a Mañuco, en una hora mas o menos, ahora cuéntame cómo fue el accidente, qué pasó.

Mientras esperábamos la hora de partir el capitán Gutiérrez me relató detalladamente lo que había sucedido hasta el momento en que se vio

Page 78: “EL DÌA 16 - eruizf.com

78

precisado a dejar a los dos tripulantes en una casa, lo que me dio una idea muy clara de la situación. José, que había estado en silencio escuchando a Gutiérrez intervino con una pregunta: - Mi capitán, más o menos a las cuatro o cinco de la tarde de ayer ¿no

escuchó el vuelo de un helicóptero? el sonido de las palas se escucha bastante lejos.

- Creo que sí, pero no estoy seguro porque se escuchaba sólo por momentos

y a lo lejos ¿Estuviste por esa zona? - Sí mi capitán, y seguro que nos escuchaba solo por momentos porque

estábamos metidos en las quebradas subiendo y bajando, como ayer fue el día quince y Último de la búsqueda quería buscar en cada quebrada, creo que no estábamos tan lejos, pero el tiempo y el humo me limitaron demasiado.

Todos nos quedamos en silencio Durante la explicación que me daba Gutiérrez hubo algo que surgió con mucha fuerza: la ubicación del helicóptero accidentado coincidía, casi exactamente, con lo dicho por los espiritistas, y había un segundo detalle más extraño y preocupante, habían dicho también que los cuatro tripulantes estaban vivos y en buenas condiciones pero que nos apresuremos porque uno estaba en peligro de muerte, y hasta la víspera, 25 de Octubre en la mañana, los cuatro estaban muy bien, pero en la tarde La Rosa había caído abatido y Gutiérrez lo había dejado delirando. La víspera se habían cumplido los 15 días de búsqueda oficial, estibamos ya en el día 16 ¿Se cumpliría también esta segunda parte?”

Page 79: “EL DÌA 16 - eruizf.com

79

LA NOCHE TRISTE “Sin más demora partieron ambos, el capitán y el teniente gobernador, hacia la punta de carretera en busca de ayuda; diez minutos después apareció un hombre que se dirigió directamente a mí. - ¿Técnico Gibaja? me envía el teniente gobernador para que le ponga una

inyección al teniente, el capitán dice que está con fiebre muy alta así que le voy a poner una antalgina R a ver si eso lo ayuda - bajó la mirada, como avergonzado del desamparo en que vivían

El samaritano del pueblo sacó un estuche de metal dentro del cual había un inyector de vidrio y los aditamentos para armar un hornillo y hacer hervir el inyector y la aguja, todo eso se veía muy antiguo pero era lo único que había y generosamente nos lo ofrecía. Pasaron quince minutos y no veíamos efecto alguno, el teniente continuaba respirando con una respiración que apenas percibíamos, el rostro sereno y pálido, sin moverse, parecía estar durmiendo. Pasados unos minutos, y al ver la inmovilidad del teniente, tratamos de encontrar una clara señal de vida pero no lo conseguimos, no le sentimos el pulso ni escuchamos el palpitar del corazón, tomamos un espejo pero no se empañó cuando lo pusimos bajo su nariz. Era cerca de las cinco de la tarde de ese 25 de octubre de 1974. El teniente Manuel La Rosa, mi superior, mi piloto, mi amigo, mi hermano como me pidió que lo llamara, había partido. Me sentí desolado, impotente, habíamos llegado tan lejos, pasado tantas privaciones, sustos y sinsabores, ayudado mutuamente durante esas noches de lluvia y zancudos, casi sin comer, dándonos ánimo uno al otro, estábamos ya tan cerca de volver a ver a nuestras familias, me había hecho tantas confidencias que ya conocía a su familia casi tanto como a la mía y ahora había partido ¿Qué le diría a su Amalia? El buen samaritano, cuyo nombre se ha borrado de mi memoria, me ofreció su casa para velar al teniente; al llegar encontramos con que nuestro amigo, que se había adelantado, había previsto una mesa cubierta de con una tela blanca sobre la cual pusimos el cuerpo, cuatro velas para uso doméstico y cinco mujeres de mediana edad completaba el cuadro. La mujer de mayor edad sacó un rosario y dirigió el rezo, lo hizo serenamente, sin lamentos ni lloros; terminadas las oraciones todas se quedaron en completo silencio

Page 80: “EL DÌA 16 - eruizf.com

80

y así permanecieron hasta las nueve de la noche en que, como si se hubieran puesto de acuerdo, se levantaron, se despidieron una a una de mi y se marcharon; a continuación se marchó el dueño de casa y nos quedamos solos, el teniente y yo, por el resto de la noche. Me acomodé en una silla para pasar la noche, por ratos dormitaba, cabeceando, y por ratos me dormía profundamente; en algún momento soñé que estaba en la cascada y el agua que me caía encima, ahogándome, y me desperté sobresaltado; volví a quedarme dormido y me vi en el helicóptero en autorrotación, hasta me pareció escuchar el sonido característico de las palas, hasta que me desperté y me di cuenta que el ”flapeo” que escuchaba no era producto de mi imaginación sino que era un helicóptero que se acercaba. No era todavía ni las seis de la mañana cuando el helicóptero pasó, a poca altura, se elevó haciendo un giro sobre el lugar donde yo me encontraba, acomodándose para aterrizar; corriendo me dirigí al río cercano, único sitio que permitía el aterrizaje, sentí el agua muy fría cuando me metí con botas y todo, pero no me importó, ya estaba casi en la civilización, en mi casa, con mi familia. Dirigí el aterrizaje mediante las señales convencionales y, en cuanto estuvo firmemente asentado en tierra, me dirigí hacia el capitán Gutiérrez a quien vi que descendía del helicóptero; había cumplido su palabra, había regresado con ayuda”. MAÑUCO “ Decolamos diez minutos antes de la aurora siguiendo el valle del río Chinchipe, pronto empezó a aclarar y, con las indicaciones de Gutiérrez, nos internamos en la quebrada de Peñas Blancas; en pocos minutos vimos que desde un islote nos hacían las clásicas señales para dirigir el aterrizaje de un helicóptero; desde la cabina reconocí al suboficial Jibaja. Rápidamente aterrizamos en uno de los islotes por entre los cuales corría el agua que bajaba por la quebrada; mientras completaba los procedimientos de apagado de la turbina el suboficial Jibaja se dirigió hacia el capitán Gutiérrez que ocupaba el asiento contiguo al mío, le dijo algo que no alcancé a escuchar y luego, rodeando la nariz del helicóptero se dirigió hacia mi posición. - Mi mayor, no pude hacer nada - tenía los ojos cuajados de lágrimas, se le

quebró un poco la voz pero de inmediato se rehízo - no pudimos encontrar

Page 81: “EL DÌA 16 - eruizf.com

81

más ayuda y no pude hacer nada; el teniente La Rosa falleció ayer, mi mayor

Pensé que estaba preparado para recibir la noticia que me temía si acaso resultaba de esa forma, lamentablemente no era la primera vez que me encontraba en trances similares, pero en ese momento me sentí vacío, bajé la cabeza, tal vez para que no vieran mis ojos preñados de lágrimas, completé los procedimientos, aseguré los mandos y descendí del helicóptero. Nos dirigimos presurosos al tambo; encontré a Mañuco tendido sobre una mesa, cubierto con una sábana blanquísima, impecable, dos mujeres mayores rezaban el rosario paradas a un costado del cuerpo; el rostro pálido, sereno, parecía estar durmiendo. Los dos médicos del ejército que habían ido con nosotros revisaron el cuerpo brevemente y coincidieron en que la causa más probable era bronconeumonía fulminante; comisioné a uno de ellos para que se hiciera cargo del traslado al lugar donde habíamos aterrizado en tanto el otro iría conmigo a Peñas Blancas, no había tiempo que perder, lo urgente era partir cuanto antes. En pocos minutos estuvimos en el lugar, no sé de dónde salió tanta gente pero había no menos de cincuenta personas; pasada la polvareda apareció “Chauchilla“ Villalobos en la puerta de una de las casas , de inmediato, sonriendo, se dirigió al helicóptero y subió ayudado por los lugareños; se sorprendió cuando, sin moverme de mi asiento y sin mayor efusividad apenas si lo saludé, con gestos lo urgí a que subiera y partimos de regreso para recoger a los que habíamos dejado atrás. Con Chauchilla nos conocíamos desde hacía más de diez años, juntos habíamos cumplido muchas misiones y compartido algunos momentos difíciles, vi su desconcierto por mi actitud pero no quise ser yo quien le informara de la muerte de Mañuco; no sé quién se lo comunicó, tal vez el médico, pero no lo sé porque no quise voltear y enfrentar su mirada, tampoco sé si los sollozos que escuché eran de él. A mi mente acudieron los recuerdos de mi amigo Mañuco; habíamos congeniado desde su llegada al Grupo Aéreo 3 como alférez, su sonrisa siempre a flor de labios, su don de gentes y bonhomía pronto le ganaron la simpatía de todos. Lo había visto evolucionar como persona y como piloto, lo tuve bajo mi mando directo en la zona petrolera y en más de una oportunidad habíamos conversado de temas personales que tuvo la generosidad de compartir

Page 82: “EL DÌA 16 - eruizf.com

82

conmigo, lo veía casi como a un hermano menor al que ahora me tocaba acompañar en el tramo final. Durante el vuelo de retorno al aeródromo El Valor no pude menos que recordar lo que habían dicho los espiritistas “el helicóptero no está donde lo están buscando, está en este lugar, los cuatro están vivos y caminando, en buenas condiciones, pero apresúrense porque uno está en peligro de muerte Cuando aterrizamos ya estaba un Búfalo esperándonos, mucha gente se acercó a mi helicóptero y se hicieron cargo de nuestros cuatro camaradas, no tuve tiempo ni de despedirme de ellos; por señas le ordené al "Chino" José que arranque su "fierro" mientras veía como el Búfalo hacía su carrera de decolaje dejando una nube de polvo; luego, llamé por radio - Chino, aquí Eco Bravo - Adelante , Eco Bravo - Voy de guía, pégate a mi derecha, formación cerrada - Recibido, voy de dos Decolamos y sin más comunicaciones tomamos altura; ya en formación, en silencio, como un modesto homenaje al camarada que había partido en el vuelo sin retorno hicimos un pasaje a baja altura sobre El Milagro. Luego, continuamos vuelo hacia la zona petrolera, nuestra labor no conocía de descansos ni de duelo.

E P Ì L O G O

Page 83: “EL DÌA 16 - eruizf.com

83

Por este hecho el Capitàn Daniel J Gutiérrez Espinoza fue condecorado por la Fuerza Aérea, en ceremonia especial, con la Cruz Peruana al Mérito Aeronáutico por la causal de VALOR, al haber puesto de manifiesto valor y liderazgo en circunstancias especiales; continuó exitosamente su carrera y ya con el grado de mayor fue nombrado como Adjunto a la Agregaduría Aérea en la Embajada del Perú en Francia. A su retorno fue nombrado a Chiclayo, por un año, y luego a Piura donde falleció en un accidente aéreo el 31 de enero de 1979; por esas crueles jugarretas del destino, ese día estuvo de servicio Walter Gottfried a quien le cupo la dolorosa tarea de rescatar los restos de su entrañable amigo. El técnico Alfonso Villalobos Mansilla continuó su carrera en la institución hasta alcanzar el grado máximo de Tècnico Supervisor, pasando a la situación de Retiro después de 35 años de servicio ininterrumpidos. El suboficial Hugo Gibaja Mendizábal continuó volando unos años más como tripulante de helicópteros y, tras sufrir otros dos accidentes aéreos, pidió su pase a la situación de Retiro.

Page 84: “EL DÌA 16 - eruizf.com