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EL CARGO Y DESCARGO UN DISPOSITIVO DE ALINEACIÓN DE INTERESES ENTRE AGENTES Y PRINCIPAL DE LOS CABILDOS CATEDRALICIOS HISPANOS EN LA EDAD MODERNA Gago Rodríguez, S. (1996):La relación de agencia en la empresa. Análisis y control de los costes de agencia, ICAC, Madrid. Susana Villaluenga de Gracia Universidad de Castilla-La Mancha [email protected] Inmaculada Llibrer Escrig Universidad Católica de Valencia [email protected] HISTORIA DE LA CONTABILIDAD El cargo y descargo como la cuantificación numérica de la relación contractual entre el principal y agente recogida en la carta de compromiso. RESUMEN Este trabajo analiza, desde la Teoría de la Agencia Positiva, la relación entre cabildos y gestores en las catedrales hispanas en la Edad Moderna, a través de los registros contables de la entidad elaborados por cargo y descargo. El trabajo aporta a la literatura científica en Contabilidad, y en particular a la Historia de esta disciplina, evidencias históricas de cómo la contabilidad por cargo y descargo puede limitar, con garantía jurídica, las deviaciones de intereses entre principal y agente, orientando la conducta del agente hacia los objetivos del principal. Además, al incorporar un tercer elemento, un juez-contador con capacidad para responsabilizarlos, la relación se convierte en triangular en orden a equilibrar y finalizar la relación. La importancia del trabajo reside en aplicar la Teoría de la Agencia a la interpretación este tipo de contabilidad por partida simple utilizada frecuentemente en múltiples organizaciones a lo largo de la Historia.

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EL CARGO Y DESCARGO UN DISPOSITIVO DE ALINEACIÓN DE INTERESES

ENTRE AGENTES Y PRINCIPAL DE LOS CABILDOS CATEDRALICIOS

HISPANOS EN LA EDAD MODERNA

Gago Rodríguez, S. (1996):La relación de agencia en la empresa. Análisis y control de

los costes de agencia, ICAC, Madrid.

Susana Villaluenga de Gracia

Universidad de Castilla-La Mancha

[email protected]

Inmaculada Llibrer Escrig

Universidad Católica de Valencia

[email protected]

HISTORIA DE LA CONTABILIDAD

El cargo y descargo como la cuantificación numérica de la relación contractual entre el

principal y agente recogida en la carta de compromiso.

RESUMEN

Este trabajo analiza, desde la Teoría de la Agencia Positiva, la relación entre cabildos y gestores

en las catedrales hispanas en la Edad Moderna, a través de los registros contables de la entidad

elaborados por cargo y descargo.

El trabajo aporta a la literatura científica en Contabilidad, y en particular a la Historia de esta

disciplina, evidencias históricas de cómo la contabilidad por cargo y descargo puede limitar,

con garantía jurídica, las deviaciones de intereses entre principal y agente, orientando la

conducta del agente hacia los objetivos del principal. Además, al incorporar un tercer elemento,

un juez-contador con capacidad para responsabilizarlos, la relación se convierte en triangular

en orden a equilibrar y finalizar la relación.

La importancia del trabajo reside en aplicar la Teoría de la Agencia a la interpretación este tipo

de contabilidad por partida simple utilizada frecuentemente en múltiples organizaciones a lo

largo de la Historia.

PALABRAS CLAVE: Catedral, Historia de la contabilidad, Teoría de la Agencia, Cargo y

descargo.

1.- INTRODUCCIÓN

La historia es fundamental para entender la contabilidad porque las prácticas y las preguntas de

hoy inevitablemente han tenido un pasado (Walker, 2004: 5). En este sentido, los

procedimientos contables utilizados a lo largo del tiempo en sus diferentes versiones han ido

proporcionando información a los órganos decisores para operar y resolver conflictos internos

y externos de cada organización. En este complejo universo de relaciones se conforma el

devenir histórico, es por ello que la comunicación entre la Contabilidad y la Historia es todavía

muy pequeña a pesar de la sinergia entre ambas disciplinas (Bricker y Chandar, 1998: 486).

Según se deduce de distintos trabajos en el ámbito de la Historia de la Contabilidad, el

procedimiento de cargo y descargo surge cuando la actividad económica de la organización era

confiada a un agente, sobre todo en entidades públicas, religiosas y no lucrativas (Hernández

Esteve, 2007). Este trabajo estudia este tipo de registros contables desde la perspectiva de la

Teoría de la Agencia, como un paradigma bajo el cual interpretar los valores recogidos en ellos,

evidenciando su capacidad para mostrar los intereses contrapuestos entre principal y agente y

equilibrarlos. En concreto, se ha recurrido a la Teoría Positiva de la Contabilidad por ser un

enfoque metodológico positivo de la Teoría de la Agencia aplicado a los sistemas de

información contable (Ochoa et al. 2010: 72).

Desde la óptica de la Historia de la Contabilidad, los trabajos sobre los cabildos catedralicios

hispanos han demostrado la existencia de una organización dividida en centros gestores de

rentas al frente de las cuales había un mayordomo, pavorde, receptor, procurador o cajero

encargado de manejar acervos de rentas autónomos. Entre los cabildos y sus gestores se

evidencia una relación de intereses que puede ser estudiada desde la óptica de la Teoría de la

Agencia, donde la corporación de clérigos se constituye como el principal y el gestor como el

agente.

El objetivo de la Teoría de la Agencia es orientar el comportamiento de los agentes hacia los

objetivos del principal, entendiéndose la organización como una ficción legal en cuyo seno

surgen relaciones contractuales (Jensen y Meckling, 1976: 311). Desde un punto de vista

empírico, la Teoría de la Agencia explica los conflictos de intereses por la separación entre

propiedad y gestión cuando, el agente, al recibir la autorización del principal para ejercer la

gestión, decide maximizar su utilidad en lugar de la de la organización.

Entre los autores que desarrollan la Teoría de la Agencia se advierten dos líneas metodológicas:

la normativa1 y la positiva. La segunda emplea el método hipotético deductivo para, partiendo

de un modelo simple de comportamiento en un entorno contractual, exponer hipótesis

susceptibles de contrastar con la realidad, con el fin de corroborarlas o refutarlas (Azofra y

Prieto, 1996: 11). También pretende identificar situaciones en las que el principal y el agente

entran en conflicto, estudiando mecanismos que permitan limitar o sirvan para alinear el

comportamiento del agente.

En este sentido, este trabajo estudia las herramientas para la alineación de intereses entre

principal y agente y presenta el cargo y descargo como una herramienta clave para resolver los

problemas de agencia, convirtiendo la relación entre ambos en una relación triangular

incorporando la presencia de un tercero, un contador, capaz de responsabilizar legalmente a las

partes de los compromisos adquiridos al objeto de equilibrar intereses.

2.- LITERATURA PREVIA

La elección de la Teoría de la Agencia y la Teoría Positiva de la Contabilidad como el marco

teórico2 que sustenta esta investigación se fundamenta en su coherencia lógica y su capacidad

hipotético-deductiva respecto de las situaciones que se dan en el seno las organizaciones.

Ambos enfoques tienen el mismo punto de partida: cualquier organización puede ser

considerada como una red de contratos entre sus integrantes para conseguir un objetivo global

(Villasalero, 1999: 761). En el transcurso de la relación contractual aparecen situaciones en las

que pueden surgir conflictos por la diferencia de intereses que ambos tienen, en estos casos el

sistema contable se configura como un instrumento que visualiza los intereses de ambas partes.

Es este punto el que permite a Watts y Zimmerman (1979: 274) elaborar la Teoría Positiva de

la Contabilidad que estudia cuál es el papel de la teoría contable en la determinación de la

1 La normativa se centra en lo que debería ser, estudiando los incentivos, el riesgo y su distribución. Los incentivos permiten hacer óptima la relación entre principal-agente. Siguen una orientación matemática y no empírica, ya que las posiciones normativas no son refutables por naturaleza (Watts y Zimmerman, 1986). Asimismo, el riesgo y su distribución entre principal y agente son objeto de su investigación centrado en el estudio de las características entre las partes para hacer óptimos los contratos (Prieto et al. 2007: 1884). 2 La American Accounting Asociation en su informe Empirical Resarch in Accounting: A Metodological Viewpoint (1979) sostenía que el método científico comienza con una teoría bien formulada (Ryan et al 2004: 50).

práctica en un contexto de delegación del principal en el agente, en orden a poder predecir y

explicar ésta.

La Teoría Positiva de la Contabilidad y la Teoría de la Agencia3 se han empleado en numerosos

trabajos de investigación contable como los de Baiman (1990), Giner (1990), Pina (1991),

Azofra y Prieto (1996), Cañibano (1997), Monterrey (1998), Larringa (1999), Escobar y Lobo

(2001, 2002) y Facin et al. (2008), que han servido de referencia a otros muchos trabajos de

investigación en la mayoría de las áreas la contabilidad.4

En España Gago (1996) empleó esta teoría para analizar la relación de agencia en el ámbito de

la empresa y Álvarez (1999) estudió cómo influyen las relaciones de agencia en las

cooperativas, unas entidades en las que los trabajadores ostenten la propiedad. Los trabajos de

Cárcaba (2001) y Romero (2007) analizan el papel de la información contable en las relaciones

de agencia entre los usuarios de ésta en la Administración Local y el gobierno de las

fundaciones. El trabajo de Ochoa et al. (2010) analiza la valoración de los intangibles desde la

óptica de la Teoría Positiva de la Contabilidad.

Otro grupo de trabajos se centra en aplicar estas teorías al ámbito de la contabilidad de gestión,

en concreto toman de la Teoría de la Agencia como base metodológica de sus investigaciones,

entre otros se puede citar los de Santidrian (2001), Miguel y Pintado (2002, 2004, 2005), Azofra

et al. (2003) y Valladares (2007).

En el ámbito de la Historia de la Contabilidad al que pertenece este trabajo, no son muchas las

investigaciones que analizan los sistemas contables y las relaciones entre propiedad y gestión.

Tomando como hilo conductor el ámbito temporal de los registros contables analizados Mc

Lean (1997) examinó, desde la Teoría de la Agencia, la contabilidad y el sistema de costes

usados en una plantación de algodón durante la revolución industrial.5 La contabilidad fue un

3 Hasta ahora, el trabajo seminal de Jensen y Meckling ha sido estudiado en diversas áreas de conocimiento de las ciencias económicas como lo ponen de manifiesto, entre otros, los trabajos de Hernángomez (2009) en el área de Organización; En las finanzas: Ricart (1986), Pérez Calatayud (1996), Rivera (1998), Frydman (2010), Lozano y de Miguel (2002, 2004, 2005), Palacín (1998), Azofra y Prieto (1996), Azofra et al. (2007), Bona (2008), Herrera et al. (2012), Lajara y Mateos (2012). Giner Manso (2005); En Economía: Arruñada (1993), Palacín (1998); En historia: López y Robledo (2004): En Ética aplicada a los negocios Argandoña (2004); e incluso en el ámbito educativo Fernández (2009) y Parraquez y Hoffmann (2011). 4 En el ámbito internacional de la contabilidad financiera existen trabajos como los de de Healy (1985) y Holthausen (1995) que analizan cómo las emisiones de bonos conducen a los gerentes a seleccionar prácticas contables que aumenten el valor de la entidad, evidenciando la preferencia de determinadas prácticas contables asociadas a los intereses del agente; O los trabajos de Bies (2010) y Olson (2000) que aplican la teoría de la agencia a entidades sin fines lucrativos y en universidades y centros educativos. 5 El autor se propone tres objetivos: demostrar que el uso de los costes no fue un logro de la revolución industrial, ni la contabilidad de costes nació en un entono fabril y que el uso de la contabilidad fue clave en la relación entre un propietario ausente y su agente, concretamente el propietario la empleó para proteger sus intereses.

instrumento en la relación entre principal y agente, el sistema contable fue clave para que el

principal defendiera sus intereses proporcionándole información sobre la gestión y la capacidad

de estimar incentivos que poder ofrecer al agente para alinear intereses.

En España Álvarez y Capelo (2003 y 2004) analizan los registros contables que acontecieron

en una pequeña empresa familiar siglos XVIII y XIX. Desde la Teoría de la Agencia estudian

los cambios contables que se realizaron en el seno de la entidad, los factores que lo propiciaron

y la rendición de cuentas que, al final de cada ejercicio contable, se realizaba ante la propiedad.

En el segundo trabajo las autoras justifican la introducción de la partida doble en el interés del

gestor para generar una mayor reputación y por consiguiente con el objeto de asegurar su

puesto.

Asimismo, perteneciente al ámbito temporal del siglo XIX, Macías (2002) analiza la

privatización del monopolio de tabaco español. La autora se centra en dos aspectos: En primer

lugar los efectos de la privatización en la contabilidad, donde la principal cuestión examinada

es la diferencia de enfoque entre propiedad privada y pública respecto a la rendición de cuentas

que ofrece la gestión a la propiedad y su impacto sobre los informes contables. En segundo

lugar, estudia las innovaciones contables. La autora evidencia en este trabajo el papel de la

contabilidad entendiendo y cambiando la naturaleza de rendir cuentas.

Todavía en el siglo XIX pero incluyendo en su análisis información perteneciente a las primeras

décadas del XX, Chamorro (2011 y 2016) analiza el monopolio del arrendamiento del tabaco,

y en concreto la trasmisión del riesgo del principal al agente, y el papel que jugó la contabilidad

dentro de los sistemas de control e incentivos.

Bujaki (2010) estudia las relaciones de agencia entre el gobierno y los militares que se pusieron

de manifiesto en la construcción del Canal Rideau en Canadá en el siglo XIX y cómo el uso del

análisis coste-beneficio CBA ofreció información relevante para tomar decisiones en el

contexto de las relaciones de agencia.

Uno de los primeros autores en aplicar la Teoría de la Agencia a la Historia de la Contabilidad

fue Briker (1998), su trabajo se centró en estudiar el rol de los informes contables en las

decisiones de los inversores de fondos en los mercados de capital a principios del siglo XX. El

trabajo de Gwilliam (2000) empleó el marco teórico de la Teoría de la Agencia para explicar

las asimetría de información y los conflictos de intereses entre los participantes en el mercado

de capitales en las últimas décadas del siglo XX y para reflexionar sobre la información

contable y la auditoría que surgen por la influencia en el mercado financiero de los seguros.

Como puede apreciarse, estos trabajos estudian la contabilidad desde la perspectiva de la Teoría

de la Agencia en los tres últimos siglos. Sin embargo, en la actualidad no existen trabajos

referidos a un período tan importante en la historia como el siglo XVI, en un momento histórico

en el que la partida doble y el procedimiento de cargo y descargo se empleaban

simultáneamente. Es decir, en este entorno convivía un sistema contable de incipiente

desarrollo con un matiz básicamente informativo como la partida doble, con el cargo y

descargo, un sistema tradicional de connotaciones jurídicas que enfrentaba intereses de

principales y agentes; el primero vigente, el segundo hoy perdido.

3. EVIDENCIAS EMPÍRICAS DERIVADAS DEL ESTUDIO ENTRE

PRINCIPALES Y AGENTES EN LAS CATEDRALES.

Las relaciones de agencia están presentes en diferentes aspectos de la vida económica, siempre

que haya posibilidad de ganancias derivadas de la cooperación o especialización. El fruto de la

ventaja comparativa es una situación de sinergia en la que ambos ganan (Ricart, 1986: 3).

En el siglo XVI las Catedrales se organizaban administrativamente en torno a varias cajas o

receptorías independientes, cada una de las cuales tenía asignado un grupo de activos capaces

de generar ingresos periódicos para atender gastos concretos. El cobro y el pago se cedían a un

agente sin capacidad de decisión, la cesión era temporal, por un periodo preestablecido, al final

del cual debía rendir cuentas ante los contadores del principal. En este diseño institucional se

puede identificar, desde el punto de vista de la Teoría de la Agencia, a un principal (Cabildo) y

a un agente (gestores). En el transcurso de esta delegación controlada podían aparecer conflictos

de agencia por el enfrentamiento de intereses.

3.1. Intereses de principal y agente

a) El principal: el cabildo

La toma de decisiones incumbía primeramente al obispo, que controlaba la actuación de la

comunidad mediante las Constituciones y las visitas pastorales según los cánones y concilios.

Jerárquicamente y por debajo del obispo estaba el Cabildo, compuesto en sentido estricto por

los canónigos (ver Figura 1), y en sentido amplio por las dignidades y racioneros (Teruel, 1993:

32).6

6 La composición de los Cabildos variaba según la Catedral, en la de Valencia el Cabildo lo formaban 24 canónigos y el obispo.

El Cabildo era el mayor órgano de decisión de la Catedral, como colegio de clérigos tenía una

doble misión: velar por el culto litúrgico de la Catedral; y cooperar con el obispo en la

administración de la diócesis sustituyéndole en caso de vacante o ausencia (Fernández, 1999:

24).

Figura 1. Composición del Cabildo de Toledo

Fuente: elaboración propia.

El Cabildo estaba compuesto por los canónigos que reunidos en capítulo discutían y votaban

para tomar decisiones, conformando un órgano ejecutivo autónomo, a pesar de encontrarse bajo

la autoridad del obispo. En el ámbito económico, estas corporaciones pretendían la moderación

y seguridad en la gestión, evitando la especulación y sin buscar un lucro inmoderado (López,

1984: 89) respetando las normas de los concilios y la doctrina de la Iglesia,7 razón por la cual

las inversiones eran, casi siempre, adquisiciones de bienes inmuebles (Montañés, 1965: 165),

pues el objeto de la Iglesia era la preservación por encima de la rentabilidad.

Por lo que se refiere a la gestión de las rentas que generaban los bienes de inversión, se debían

mantener, percibir, guardar y colocarlas debidamente (Montañés, 1964: 193). Estas funciones

se delegaban en el agente, sometido a la vigilancia del principal, que al final valoraba el cobro

de las rentas y su colocación en el fin previsto.

La misión del principal era administrar su patrimonio buscando la optimizando de sus recursos

(eficiencia), así como la consecución del fin previsto (eficacia), se pueden resumir los intereses

del Cabildo como:

- Salvaguarda del patrimonio capitular.

7 En la Iglesia la propiedad de los bienes y derechos adscritos correspondían a Dios y a los pobres pero la tradición delegaba su administración en el obispo como administrador perpetuo (Riesco, 1968).

Canónigos: 40 canónigos

Dignidades: 14 dignidades

Dignidad Deán

Dignidades del coro del arzobispo: Chantre, Tesorero, Arcediano de

Toledo, de Talavera, de Calatrava, Abad de Santa Leocadia y Vicario

del Coro.

Canónigos del coro del arzobispo (20 canónigos)

Dignidades del coro del deán: Maestrescuela, Arcediano de Madrid, de Guadalajara, de

Alcaraz, de San Vicente y Capellán mayor del coro.

Canónigos del coro del deán (20 canónigos)

- Que el agente cobrara puntualmente y el máximo posible.

- Que se atendieran los pagos.

- Que los gastos no fueran a un precio elevado.

b) El agente: el receptor

El agente recibió diversos nombres dependiendo de la ubicación de la catedral, en la Corona de

Castilla8 o en la de Aragón9, aunque su función era la misma: manejar el efectivo en una caja

propia. Eran únicamente nombrados para recibir, receptar, rentas y distribuirlas, no tenían

capacidad reconocida para tomar decisiones.

Integrados en el organigrama administrativo, los agentes llevaban el peso de la actividad

económica de la corporación. Los agentes recibían un salario por su trabajo reconocido en la

carta de compromiso que firmaban con el Cabildo. En Toledo los receptores eran nombrados

normalmente entre racioneros, tras oír los informes y realizar las averiguaciones sobre su

idoneidad. En la catedral de Valencia, el puesto era ocupado por canónigos sólo durante un año

y con turnos rotatorios para cada caja.

Entre los intereses de los agentes estaban:

- Salvaguardar su patrimonio impuesto en garantía.

- Cobrar lo antes posible de los deudores del Cabildo.

- Retrasar el pago para asegurar el efectivo.

- Emplear las rentas en el fin convenido.

- Recibir su sueldo.

En orden a lo anterior, la caja estaba vinculada directamente al agente. Esta era una caja única

donde muchas veces confluía el efectivo de la receptoría y el personal del agente, como se

prueba en la Catedral de Toledo al estudiar la contabilidad del receptor Gutierre Hurtado.10

8 Mayordomo en la catedral de Sevilla (Hernández Borreguero, 2002) o Segovia (Cillanueva, 2008), o receptor en Toledo (Villaluenga, 2012). 9 Pavorde en Barcelona (Fatjó, 2001) o en Mallorca (Sastre, 2010) y administrador o procurador en Valencia (Llibrer, 2013). 10 En esta caja se manejaba junto al efectivo de la Obra, el de la receptoría de vestuarios y el particular. En este último caso, en los mayores de este receptor de 1533-1539 (ACT, OF-1263, 1264 y 1265), aparecen, entre otras, las siguientes cuentas: 14/ Juan de la Torre, mi sobrino; 99/ Bernardino de Torres, mi criado; 94/ El Jurado, mi sobrino; 202/ Juan de la Torre, mi sobrino; etc.

3.2. Información asimétrica

De acuerdo a lo anterior, el interés del principal (el Cabildo) era garantizar la eficacia y

eficiencia en la gestión y también que el agente cobrara y pagara a tiempo según los plazos

previstos (ACT, OF-799: 2r-3v). En cambio, el interés del agente le llevaba a dilatar el pago

para asegurar la liquidez y poder generar el líquido necesario para pagar con holgura.

Considerando los intereses de ambos sujetos (principal y agente) la ventaja informativa estaba

en conocer el estado de la caja. A este respecto, por el estudio de la contabilidad diaria de los

agentes en los manuales, sabemos que éste estaba al tanto del estado de las cuentas con deudores

y acreedores y especialmente de la caja. Esta contabilidad era de uso particular y solía

desaparecer cuando los contadores tomaban la cuenta al agente por cargo y descargo. Es decir,

no estaba al alcance del principal, salvo a posteriori y si existía algún error o se cayera en un

litigio que obligara a la confiscación de los libros.

El método de registro de estos libros es posible que no estuviera normalizado, atendiendo a los

conocimientos contables del receptor. Así, entre estos libros hallamos manuales o diarios con

rudimentarios procedimientos de apuntación; y otros por el moderno método de partida doble

(ACT, OF-1255, OF-1263, 1264 y 1265). Estos últimos libros se solían acompañar

necesariamente de mayores, donde figuran las cuentas de deudores, acreedores y la cuenta de

caja, cuyo saldo en lo que respecta a la receptoría era coincidente con el alcance del cargo y

descargo que los contadores hacían al agente, como hemos sostenido más arriba.

De todo esto se deduce que, a priori, existía una asimetría en la información en beneficio del

agente. Sin embargo, esta información era conocida a posteriori cuando los contadores

elaboraban la cuenta por cargo y descargo.

4.- LAS RELACIONES ESTIPULADAS EN EL CONTRATO.

En el caso estudiado la relación entre principal y agente descansaba sobre una relación

contractual recogida en una carta de compromiso que contenía varias cláusulas con la finalidad

de anular los conflictos de intereses que pudieran surgir entre ambos sujetos tal y como sostiene

Jensen (1983), aunque este ejemplo difiere de las sociedades actuales en las que no existe un

contrato entre los accionistas y la dirección que determine cómo se deben comportar éstos en

cada acción (Rivera, 1998: 143).

Las cláusulas del contrato limitaban el comportamiento del agente y, aunque suponía un coste

de negociación para el principal, 11 éste lo asumía porque le compensaba del coste en tiempo y

esfuerzo de analizar la naturaleza de las personas contratadas evaluando hasta qué punto estaban

firmando el contrato con objetivo de defraudar, riesgo moral (López y Robledo, 2004: 112).

Era comprensible que el principal valorara la elección del agente asignándole tareas que podrá

comprobar a posteriori. Esto conduce a analizar las cláusulas del contrato que firmaban los

receptores tal como se detallan en la Tabla 1 en la que se recogen los procesos de elección y

contratación en cinco receptorías del Cabildo de Toledo en el siglo XVI, destacando una serie

de cuestiones que pasamos a considerar.

a) La condición del agente (seglar o clero).

Aunque no solía aparecer en los contratos, al principio la normativa interna y la doctrina de la

Iglesia impedían nombrar ecónomos entre laicos12. De hecho, en un primer momento, en los

cabildos estos puestos solían recaer en un miembro de la corporación.

Desde la perspectiva de la Teoría de la Agencia, esta circunstancia reducía la distancia entre

principal y agente al tener éste unos intereses más cercanos a los del principal.

11 Surgen del tiempo perdido en negociar y formalizar el contrato pagando los costes de su redacción (López y Robledo, 2004: 112). 12 El II Concilio de Sevilla (a. 619, c. IX) ordenaba no nombrar ecónomos entre laicos (Vives, 1963: 169).

11

Tabla 1. Cláusulas de los contratos de receptores de la catedral de Toledo (Siglo XVI)

RECEPTOR TIPO NOMBRAMIENTO FIANZAS SALARIO/PORC

ENTAJE

ASUNCI

ON DE

RIESGO

CAPACIDAD

DE

DECISIÓN

HORARIO RENDICIÓN

DE CUENTAS

PRINCIPAL

Refitor Clero

seglar

Cabildo Llanas y abonadas. Salario y ayuda de

costas

SÍ con

límites

NO SI Cargo y descargo Cabildo

Granero Clero Cabildo No se pedían Salario NO NO - Cargo y descargo Cabildo

Receptor de

vestuarios

Clero

seglar

Cabildo Llanas y abonadas. Salario pagado por

los canónigos

Sí NO. Opinaba

sobre las

fianzas

- Cargo y descargo Cabildo

Receptor de

la Obra

Clero

seglar

Arzobispo

recomendado por el

Obrero

Llanas y abonadas. Salario Sí con

límites

SI (limitada) SI Cargo y descargo Obra

Receptor

general del

subsidio

Clero

Seglar

Cabildo Llanas y abonadas. Salario revisable y

ayuda de costas

SÍ NO - Cargo y descargo Cabildo y rey

Elaboración propia: a partir de las cláusulas de los contratos.

12

Sin embargo, los miembros de los cabildos solían recibir estos encargos con desagrado,13 salvo

excepciones, lo que unido en muchos casos a su incapacidad para asumir el riesgo, hizo cada

vez más frecuente que el puesto recayera entre seglares.14

b) El Afianzamiento y el riesgo asumido por el agente.

Además de las exigencias personales a los agentes se les exigía que presentaran fianzas al

nombramiento, un requisito motivado por la implicación del agente en el manejo de dinero, por

otra parte esto era una práctica habitual en todas las catedrales15 y en los oficios públicos en la

época. Desde la óptica de la Teoría de la Agencia, la fianza es uno de los costes en los que

incurre el agente para compensar al principal por los daños y perjuicios derivados de su

conducta (Jensen y Meckling, 1976: 308).

En la mayoría de los contratos se especificaba que las fianzas fueran llanas y abonadas, es

decir, que los fiadores fueran personas sin privilegio, y con solvencia económica, pudiendo ser

revisadas en cualquier momento.16 Mediante esta garantía los agentes y fiadores quedaban

obligados mancomunadamente, cubriendo con su patrimonio las posibles pérdidas por

conductas negligentes, entendiendo por ésta no ejecutar los cobros del presupuesto de ingresos,

no pagar los gastos librados o no hacer frente al alcance a favor del Cabildo.17

c) Remuneración del agente y residencia

Una forma de limitar las deviaciones entre los objetivos del principal y del agente podía ser

mediante un adecuado sistema de incentivos que motivase al agente a perseguir las metas

trazadas por el principal incurriendo en la primera fuente de costes (Pina, 1991: 112). Así, a los

13 En la catedral de Canarias la mayoría de los mayordomos fueron buenos gestores y hábiles comerciantes, cumpliendo a veces sus funciones como una carga, según se deduce de su falta de residencia (Quintana, 1995: 154). En Toledo al refitor se le obligaba a aceptar el nombramiento bajo pena de perder su asignación (Lop, 2003: 290) 14 En el siglo XVI en la catedral de Granada, tres canónigos desempeñaron el puesto de mayordomo de la mesa capitular (Marín, 1998: 415) Y en Toledo en la receptoría de la Obra, en un periodo de 70 años, 43 ocuparon el puesto seglares y en como refitores en un periodo de 90 años 56 fueron seglares. 15 Por citar algunos ejemplos: en el cabildo de Segovia (S. XIII y XIV) a los mayordomos (Barrio, 1982: 300; Santamaría Lancho, 1982: 514); en Burgos (S. XV) a los oficios administrativos y de gestión (Casado, 1980: 94); en Sevilla (S. XVII) a los mayordomos de las fábricas (Hernández Borreguero, 2002: 47); y a los responsables económicos en capillas (Lillo y Álvarez, 2006: 84), parroquias (Calvo et al. 2007: 6-7) y administraciones económicas de las diócesis, etc. 16 En Toledo, cuando el refitor era un beneficiado las constituciones de 1539 prohibían que los compañeros fueran fiadores (ACT, AC, v. 18: 231v). 17 Las fianzas del refitor en la Catedral de Toledo en el XVI rondaban los 12.000 ducados (ACT, OF-909: 15r) aproximadamente el alcance del tiempo que estuviera en el puesto.

13

agentes se les reconocía un salario fijo por sus funciones en la mayoría de las catedrales y en

todas las receptorías de la Catedral de Toledo.18

Los agentes realizaban sus funciones a regañadientes en la mayoría de los casos tal como se

puede constatar en los continuos requerimientos que se les hacía desde el Cabildo a residir:

cuando eran miembros del Cabildo por su escasa motivación para desempañar estos cargos,

salvo excepciones; y en el caso de los seglares al compatibilizar sus funciones con otros

negocios personales.

Para acabar con estas faltas de residencia, por ejemplo, en la Catedral de Toledo al refitor se le

exigía estar a diario dos horas por la mañana y dos por la tarde, excepto en fiesta y estando

enfermo (ACT, OF-909: 21r), no pudiendo faltar salvo con licencia del Cabildo.

d) Capacidad de decisión

En todos los casos estudiados, aunque manejaban el dinero de cada centro, el agente únicamente

estaba autorizado a receptar las rentas del acervo a su cargo y darlas el destino previsto, no tenía

la misión de administrar, que correspondía al Cabildo. Los agentes debían limitarse a realizar

adecuadamente esas acciones, limitando las posibilidades de fraude.19 Precisamente, una de las

aportaciones más importantes de la Teoría Positiva de la Agencia es fundamentar en el

conocimiento y en la información la separación entre derechos de propiedad, o sobre el residual,

y derechos de decisión (Perís, et. al 2012: 109).

e) La rendición de cuentas por cargo y descargo

Otra forma de limitar las deviaciones que se pudieran producir entre los objetivos del principal

y del agente vendrá representada por los costes de supervisión que genera el seguimiento de la

labor del agente con el fin de cerciorarse de que no se producen desviaciones de las directrices

trazadas (Pina, 1991: 112).

En las catedrales existía un potente sistema de supervisión física y contable a través de los

denominados visitadores y contadores o racionales, respectivamente. En este último caso, todos

18 Al Refitor (ACT, OF-909: 19v); granero (ACT, OF-500: 226v y 290v); y receptor de vestuarios (A.C.T. OF-1454: 27r). 19 Rodríguez (2002: 255) para el Hospital de Santa Cruz (Toledo) aclara esta diferencia cuando señala que se nombraba un receptor y no un administrador para evitar fraudes. Sobre las consecuencias negativas de la labor de un administrador se manifiesta Troche y Zuñiga (1835: 172) al hablar de los terratenientes.

14

los agentes, con independencia de su condición (clero o seglar) debían rendir cuentas ante el

principal al final del ejercicio económico.20

El procedimiento prescrito para la toma de cuentas en todos los casos era el de cargo y descargo.

Éste suponía poner en contra, o en cargo, sin ningún justificante por parte del agente de los

importes de los derechos recibidos en gestión de cobro. Luego se redactaba el descargo, o data,

con los importes justificados (libramiento con la orden de pago y el recibí que justificaba el

pago) y los cargos no cobrados, a favor del agente y en contra del principal. Finalmente, por

diferencia entre el cargo y descargo se obtenía el alcance, coincidente con el saldo de la cuenta

de caja en la contabilidad por partida doble (Villaluenga, 2010).

Tabla 2. Contenido de una cuenta por cargo y descargo

Cuenta

Cargo Derechos a cobrar

Descargo Derechos no cobrados

Pagos efectuados

Saldo de caja

Alcance Cargo >Descargo = Alcance en contra del receptor

Cargo < Descargo = Alcance a favor del receptor

Fuente: (Villaluenga, 2013b)

5.- EL CARGO Y DESCARGO COMO HERRAMIENTA PARA ALINEAR

INTERESES ENTRE PRINCIPAL Y AGENTE

Como se ha puesto de manifiesto en otros trabajos, el cargo y descargo era un documento de

naturaleza jurídica. El contenido de la cuenta se daba como cosa juzgada, con la obligación

20 En la catedral de Palencia (Sánchez, 1976: 524); Huesca (Latorre, 1982: 23); Granada (Díaz, 1988: 48), Sevilla (Hernández Borreguero, 2011); Córdoba (Sanz, 2000: 205); Segovia (Cillanueva, 2008: 5); Toledo (Villaluenga, 2012); Valencia (Llibrer, 2013: 53).

15

legal que tiene el dador de la cuenta de entregar o restituir lo mal llevado, cuya sustancia se

enmarca en el derecho de obligaciones (Villaluenga, 2013a).

En la carta cuenta se juzgaba por parte de un tercero afín al principal (juez-contador) la relación

entre el principal y agente, cuyas posturas quedaban enfrentadas por cargo y descargo. Es decir,

la relación entre el principal y agente quedaba equilibrada con la intervención de un tercero,

que juzgaba en consecuencia y dirimía el resultado a favor o en contra de uno o de otro. Así, a

priori la relación entre agente y principal se podría resumir en el siguiente esquema triangular

(ver Figura 2):

Fuente: Elaboración propia

El cargo actuaba en contra del agente y ponía de manifiesto su encargo, es decir, o sobre lo que

el agente recibía en responsabilidad, como recibía al que se le encomendaba un oficio encargo

del mismo (Covarrubias, 1611). Por el contrario, se tenía como descargo el hecho de “descargar

la conciencia, restituir lo mal llevado” o “desembarazo de los que cargan la conciencia”. Es

decir, en el descargo se daba satisfacción, respuesta o excusa del cargo hecho (Villaluenga,

2013a).

En definitiva, la clave del cargo y descargo, está en la carga u obligación aneja a un estado,

empleo u oficio y en esto estaba la mayor responsabilidad y, por tanto, la obligación de rendir

cuentas al final. Del enfrentamiento de ambas posturas podemos considerar las siguientes

situaciones, con el consiguiente resultado:

Jueces-contadores Cargo y descargo

Agente: cajeros

Relación contractual Principal: Cabildo

Información contable

Figura 1. Relación triangular entre principal, agente y contadores

16

Tabla 3. Relación entre principal-agente en la cuenta por cargo y descargo

Principal Agente

Cargo A favor En contra

Descargo En contra A favor

Alcance = Cargo - Descargo

Cargo > Descargo A favor En contra

Cargo < Descargo En contra A favor

Fuente: elaboración propia

6.- CONCLUSIONES

Las relaciones de agencia están presentes en diferentes aspectos de la vida económica. Siempre

que haya posibilidad de ganancias derivadas de la cooperación o especialización es posible que

aparezca una situación en la que algún agente trabaja en beneficio de otro (principal). Si

tenemos en cuenta el diseño institucional de los cabildos catedrales hispanos en la Edad

Moderna se puede identificar una relación de intereses enfrentados entre Cabildos (principal),

como órganos ejecutivos, y receptores, cajeros, mayordomos, procuradores o pavordes

(agentes), encargados de los cobros y de los pagos, así como una diferencia de información que

beneficia al agente.

A lo largo de los diferentes trabajos se han puesto de manifiesto diferentes herramientas que

permiten limitar las deviaciones entre los objetivos del principal y del agente, muchas veces

recogidas en las cláusulas de los contratos y en la normativa interna donde se recogían las

obligaciones de los agentes. Sin embargo no se había identificado una herramienta que

permitiera eliminar la asimetría de información y dirimir las diferencias entre los intereses de

ambos sujetos y la simetría de información. Estos objetivos se logran con la cuenta que

elaboraban los contadores por cargo y descargo.

La cuenta por cargo y descargo era el documento contable donde se enfrentaban los intereses

del principal (el Cabildo) con el agente (receptor, cajero, mayordomo o pavorde) convirtiéndose

ésta en una herramienta clave para alinear los intereses de ambos. A través de este

procedimiento la relación de intereses enfrentados pasaba a una relación triangular donde los

contadores se convertían en jueces con plena capacidad de responsabilizar a las partes de los

compromisos adquiridos materializado en el alcance. Éste permitía, aunque a posteriori,

17

conocer el estado de la liquidez o el saldo de caja del agente, del que era conocedor el agente.

Esta circunstancia permitía acabar también con la asimetría de información.

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